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FORO

CARLOS ALBERTO MORALES MUÑOZ

1. A raíz de la crisis financiera global; 2008-2012, el mundo de la ciencia económica del


siglo XXI se ha visto ponderosamente impactada y alarmada por dos preocupaciones
que ha trascendido a escala planetaria con la resonancia del movimiento Occupy Wall
Street, algo que estremeció los mercados financieros globales, en particular el de New
York. En una dimensión mas amplia y persistente, está la responsabilidad con que se
ha asumido la presión por el cambio climático cuya externalidad negativa potencia la
destrucción de la economía global de manera acelerada.
Estos dos fenómenos propio del siglo XXI ha provocado que el análisis económico haya
incorporado los adjetivos calificativos como crecimiento sostenido, crecimiento
equilibrado, crecimiento duradero de largo plazo, crecimiento inteligente, crecimiento
inclusive, crecimiento ecológico inclusive y crecimiento responsable. Cuando se
observa la relevancia que se le ha dado a estos conceptos, de manera automática se
plantea la interrogante ¿Que clase de crecimiento se requiere en el siglo XXI? La
respuesta sigue siendo una tarea pendiente muy difícil, dado que en la actualidad la
humanidad está inmersa en lo que se reconoce como crisis de la pobreza, las
ascendentes desigualdades, el preocupante cambio climático, la vulnerabilidad de los
mercados financieros y otros malestares en una economía global. Hoy, los economistas
y líderes políticos del mundo, interpretan que la única forma de enfrentar estos
flagelos es invocando la eficiencia económica, la productividad y el crecimiento
económico pura y simple, como si las matemáticas económicas por si sola resuelven
estos problemas.
En la economía del siglo XXI, los países en desarrollo siguen siendo los principales
impulsores del crecimiento mundial y representan aproximadamente el 60% del
crecimiento del PIB mundial del mundo, fruto de políticas macroeconómicas
responsables. Pero la irracionalidad e incoherencia en la aplicación de estas en los
países en vía de desarrollo explican en una alta proporción que el crecimiento del PIB
se mantenga muy por debajo del 7%.
La competencia global ha elevado las normas de desempeño en muchos sentidos,
entre otros en la calidad, el costo, la productividad, el tiempo para introducir productos
y la eficiencia operativa. Es más, estas normas no son estáticas: son imperativas y
requieren que una empresa y sus empleados mejoren constantemente. Las compañías
que acepten los desafíos que plantean estas elevadas normas tendrán que mejorar sus
capacidades, mientras que los trabajadores deberán perfeccionar sus habilidades. Por
lo tanto, en el panorama de la competencia del siglo XXI, sólo aquellas empresas que
sean capaces de cumplir, por no decir que superar, las normas globales, serán las que
alcancen la competitividad estratégica.

2. La globalización aumenta la interdependencia de los países, como bien refleja el flujo


de bienes y servicios, capital financiero y conocimiento a través de las fronteras
nacionales. En los mercados y las industrias globales, el capital financiero quizás
provenga de un mercado nacional y se use para comprar materias primas en otro. El
equipo fabril comprado en un tercer mercado se puede usar para fabricar productos
que se venderán en un cuarto mercado. Así, la globalización aumenta la ganancia de
oportunidades al alcance de las empresas que compiten en el panorama competitivo
del siglo XXI.

Referencias:
https://listindiario.com/puntos-de-vista/2018/04/19/511309/la-economia-del-siglo-xxi
https://www.monografias.com/trabajos84/economia-siglo-xxi/economia-siglo-xxi.shtml

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