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PRIMER CONGRESO PROVINCIAL DE EDUCACIÓN INICIAL

“Las voces de las infancias en el tercer milenio y los nuevos desafíos”

- TALLER: 5- “EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LOS NIÑOS”.

Jueves 25 de agosto
16 a 18 hs
Salón Coliseo

Lic. Lucas Malaisi

En la actualidad se evidencian algunas de las problemáticas que presentan los niños y adolescentes de hoy,
tales como conductas agresivas, delictivas, suicidas, adictivas, depresivas, evasivas, desafiantes, entre otras.

Concretamente, se puede decir que, en la Argentina actualmente las tasas de suicidio de adolescentes varones
entre 10 a 14 años se han duplicado, existen otros, casi cuatrocientos mil, con trastorno Negativista
Desafiante y hasta seiscientos mil con trastorno Disocial del Comportamiento; en el ámbito educativo
además de un altísimo índice de ausentismo y un gran número de niños que no están escolarizados, en
el año 2006 pudo registrarse quinientos once mil niños que repiten anualmente y otro medio millón que
abandona la escuela poniéndose en evidencia la crisis educativa por la que estamos atravesando como
comunidad. Asimismo, se ha registrado un aumento de la depresión infantojuvenil, con aparición de su
sintomatología a edades cada vez más tempranas, como también se observan niños con angustia crónica.

Por otro lado puede mencionarse la incapacidad de algunos padres para educar; el agotamiento que sufren, el
abuso, la fragmentación familiar, la desintegración de las redes de apoyo comunitario, la urbanización, la
implacable inseguridad social, los cambios económicos, la inequidad, marginación y discriminación social, la
sobreexposición a la violencia gráfica, condiciones de hacinamiento, etc. Al mismo tiempo se observan
cambios valórico-culturales que fomentan el consumismo, individualismo, materialismo, hedonismo, relativismo,

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permisividad, masificación, frivolidad, búsqueda del placer inmediato, culto de la imagen, entre innumerables
situaciones que influyen adversamente, haciendo más difícil la adaptación de los niños al mundo actual. Sin
embargo, la gravedad de todo ello reside en que se está experimentando un proceso de naturalización o
acostumbramiento, donde ya no se percibe el peligro de la situación haciéndose cada vez más lejana la
necesidad de hacer algo para cambiar.

Está comprobado que los patrones de comportamiento familiar en general se transmiten de generación en
generación, donde si por ejemplo existió abuso, este tiende a repetirse. Lo mismo ocurre con la violencia,
física o verbal, abandono emocional, entre otras situaciones. Situaciones que, ya sea por un aumento
demográfico o porque empeora el escenario, cada vez son más frecuentes y en su mayoría terminan
judicializándose sin resolver el problema, muy por el contrario, a menudo empeorándolo. Estas intervenciones
judiciales no despliegan en toda su extensión una función educativa que permita evitar el problema, pues
llegan tarde, cuando el daño ya está causado. Es por ello menester llegar antes a aquellos en situación de
riesgo y a aquellos que todavía no lo están también, asegurándonos que se mantendrán sanos y bajo control
consciente de sus actos.

El fracaso del modelo educativo actual, basado en paradigmas obsoletos que no se condicen a las
necesidades actuales, queda evidenciado por los constantes y perniciosos cambios y reformas que insisten en
lo mismo: modificar una y otra vez proyectos y metodologías que se centran en lo cognitivo, ignorando la
importancia de una sana vida emocional del niño y sus tutores (padres y docentes). Es por ello de vital
importancia que al niño se le provean las herramientas para ser consciente de su situación, sentimientos y
pensamientos; proporcionarle otros ejemplos donde pueda percibir y discernir entre lo que está bien y lo que
está mal. Porque si sólo percibe su realidad familiar, creerá que es la única realidad, la que indudablemente
replicará en sus relaciones sociales, repitiéndose así esta funesta situación, entrampado en un círculo vicioso.

Históricamente, se los educó en lo académico, con asignaturas como matemática, lengua, geografía, etc.; en lo
físico, con educación física; en lo artístico, con artes plásticas y música, pero jamás se atendió el aspecto
emocional de las personas en el sistema educativo. Dicha formación es hoy de trascendental importancia para
un desarrollo armónico y sano de la persona y consecuentemente de la comunidad en su totalidad. Para ello
se busca realizar formación de formadores referente a la Educación Emocional como medida certera para

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mitigar los flagelos que experimentan los niños de hoy, y así prepararlos cuando llegue la hora de nuestro
relevo.

OBJETIVOS GENERALES:
1. Favorecer, en los docentes, el conocimiento de la Inteligencia Emocional y Social y su importancia.
2. Incrementar, en los docentes, el reconocimiento de la importancia de las emociones en la vida de las
personas, sus características y los medios para expresarlas y manejarlas adecuadamente.
3. Facilitar la toma de conciencia, en los docentes, de la problemática por la cual atraviesa la juventud hoy,
sus riesgos y la necesidad de implementar dicha temática como medida preventiva.

OBJETIVOS PARTICULARES:
1. Disminuir a futuro los comportamientos sintomáticos de los niños, tales como conductas delictivas,
adictivas, depresivas, suicidas, agresivas, evasivas, deserción escolar, repitencia, etc.
2. Potenciar el reconocimiento de las propias emociones en los niños.
3. Favorecer el autodominio.
4. Facilitar el reconocimiento de las emociones ajenas (empatía).
5. Potenciar el desarrollo del diálogo interior y la conciencia de uno mismo, favoreciendo la expresión de las
emociones y su comunicación (corporal, gestual, verbal).
6. Fomentar e incrementar el desarrollo de las habilidades de comunicación verbal y no verbal acordes a
cada situación.
7. Favorecer la simbolización de las emociones.
8. Favorecer a la capacidad de auto-motivación de los niños para la consecución de sus objetivos.
9. Lograr un isomorfismo de las habilidades transmitidas entre la escuela y las familias de los alumnos.

CONTENIDOS/DESCRIPCIÓN GENERAL:

En estos días estamos asistiendo a cambios sociales y culturales que requieren de una preparación en los
niños que excede la practicada hasta el momento; se necesita de una formación emocional, que permita
que puedan afrontar situaciones sociales que no tienen precedentes.

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No es raro hoy en día, escuchar noticias o saber de menores que toman drogas, alcohol, roban, no respetan
las normas, son agresivos, no se responsabilizan por sus tareas escolares, no respetan a los mayores,
permanecen la mayor parte del día en un cyber, etc. Es evidente la situación en la que están. Pareciera ser
que por intentar escapar de sus problemas entran aun más profundamente en ellos, más se los estigmatiza y
trata como tales, alejándose así cada vez más las posibilidades de vislumbrar un cambio positivo.

Se plantea entonces la siguiente pregunta como propuesta de éste trabajo: “¿Qué se puede hacer para educar
niños más felices y saludables?”. Se propone como ayuda para solucionar la problemática expuesta la
realización de promoción de la salud desde un ámbito educativo, en donde se les brinde Educación
Emocional.

Dado que cada vez más niños no reciben en la vida familiar un apoyo seguro para transitar por la vida
debido a la soledad en la que transcurre la infancia de muchos niños, en parte esto ocasionado por la
situación económica que a menudo obliga a ambos padres a salir a trabajar; también el embarazo no
deseado de madres adolescentes que no se responsabilizan de sus hijos, la violencia intrafamiliar, por
mencionar algunas causas; la escuela pasa a ser un lugar hacia el cual pueden volverse las comunidades en
busca de correctivos para las deficiencias de los niños en sus aptitudes sociales y emocionales.

No significa que la escuela por si sola pueda suplantar a todas las instituciones sociales, pero, desde el
momento en que prácticamente todos los niños concurren a ella, ofrece un ámbito donde se pueda brindar
lecciones de vida, llegando a todos los niños, transmitiendo herramientas vitales para afrontar situaciones
difíciles de la vida, herramientas que sabemos necesitarán y por tanto utilizarán.

Hoy por hoy las circunstancias cambian rápidamente, los valores, las modas, las costumbres, la economía, etc.
Tenemos internet, drogas, pornografía, más permisos, sexualidad prematura, culto de la imagen, consumismo,
alcohol y demás tentaciones al alcance de todos los jóvenes que no existían en tal medida hace diez años.
De este modo docentes y padres no pueden echar mano a sus experiencias o al “sentido común” para
aconsejar y ayudar a sus hijos o alumnos, porque ellos nunca atravesaron situaciones siquiera parecidas,
hallándose así extraviados y confundidos. Así, estos cambios requieren de nuestros cambios en el sistema

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educativo para pre-parar al niño para un mundo totalmente distinto de aquel para el cuál fuimos preparados
los adultos. No puede concebirse que la educación pretenda continuar igual, prescindiendo de una Formación
Emocional de los niños, cuando el mundo cambió y cambia constantemente. El costo, en cuanto a inversión,
esfuerzo y bienestar, de hacer Educación Emocional es muy bajo comparado con aquel que pagaríamos de no
hacerla. El negar, desde su omisión, la Educación emocional en el aula y sobredimensionar la disciplina, tal
como se hizo y hace en la educación tradicional, constituyen acciones erróneas, que posiblemente sirvan de
explicación del nocivo y creciente fenómeno social que padecemos.

La inteligencia académica no ofrece prácticamente ninguna preparación para los trastornos o las oportunidades
que acarrea la vida. Sin embargo, aunque un coeficiente intelectual elevado no es garantía de prosperidad,
prestigio, ni felicidad en la vida; nuestras escuelas y nuestra cultura, que promulgan una educación integral del
niño, se concentran en las habilidades académicas e ignoran la Inteligencia Emocional y Social. En otras
palabras: siempre se enseñó el mundo en sus diferentes aspectos (geográfico, histórico, simbólico, etc.) en
tanto aquello que existe de la piel del educando hacia afuera; pero nunca en la educación básica se instruyó
al niño para conocer y descubrir aquello que existe de su piel hacia adentro: sus emociones, necesidades y
pensamientos. Dicha educación lo llevará a descubrir su vocación, sus gustos, sus habilidades, sus intereses,
la persona que es y quién quiere ser, en fin, auto-descubrirse. Logrando, de este modo, cultivar la autoestima,
base de la confianza en sí mismo y escudo protector que lo ayudará a reaccionar ante los desaciertos, las
pérdidas, la vergüenza, inmunizándolo ante tentaciones que le permitan desestimar invitaciones a consumir
drogas, alcohol o embarcarse en riñas o comportamientos riesgosos; podrá manejar sentimientos dolorosos
como la tristeza, la furia, el miedo, ganando una seguridad interior que le ayudará a enfrentarse al mundo en
que vive, conquistando una mayor autonomía (libertad) sobre su vida, estableciendo lazos afectivos auténticos
con sus pares y tutores. Hablar con los niños sobre sentimientos les enseña que es normal sentirse enfadado
o triste y hasta tener miedo. Cuando el niño puede identificar sus sentimientos, puede resolver sus problemas
y elegir mejor. Igualmente, tolera mejor los sentimientos dolorosos y se vuelve más libre para disfrutar de la
vida, asumiendo compromisos y abnegando placeres efímeros y vacuos que hoy abundan, en pos del
cumplimiento de su proyecto personal.
El conocer sus pensamientos le permitirá reflexionar, diseñar estrategias de resolución de conflictos, establecer
nexos entre conductas y consecuencias; pudiendo de este modo anticiparse al producto de sus
comportamientos, como también seleccionar y pulir aquellas acciones que lo llevarán a obtener los resultados

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que ansía. En fin, la balanza de la educación debe ahora equilibrarse con el descubrimiento del propio mundo,
aquel que existe de la piel hacia adentro.

La vida emocional es un ámbito que, al igual que las matemáticas y la lectura, es aprendido. Esta
aseveración descansa sobre años de investigaciones. Pero el liberador e importantísimo valor de esto, es que
si son aprendidas, pueden enseñarse. El Coeficiente Emocional puede incrementarse mediante la educación y
práctica desde las escuelas.

Una comprensión del problema del niño nos orientará en la tarea de ayudarlo en su desarrollo, ampliando el
conocimiento de éste desde nuevas perspectivas. De esta manera, esta visión más abarcadora y comprensiva
de su conflictiva, nos permitirá implementar adecuadamente estas nuevas propuestas que favorecerán a su
sano desarrollo, permitiendo que despliegue sus potencialidades en toda su extensión y adquiera habilidades
emocionales para sobreponerse a las situaciones adversas del mundo actual, brindándole la oportunidad de
tener un repertorio de respuestas más amplio y variado para resolver problemas y tomar su vida por la astas,
siendo capaz de resilir y elegir quién ser; con la finalidad de evitar que en años subsiguientes este fenómeno
empeore o aumente considerablemente.

Numerosos estudios demuestran que los niños con capacidades en el campo de la Inteligencia Emocional son
más felices, más confiados y tienen más éxito en la escuela. Igualmente importante es el hecho de que
estas capacidades se convierten en la base para que estos se vuelvan adultos responsables, atentos, seguros
de sí mismos y productivos. Actualmente existe un cuerpo creciente de experimentos que muestran de modo
unánime que el desempeño académico de los niños se incrementa cuando los factores sociales y emocionales
son tratados explícita y sistematizadamente. De hecho, actuales descubrimientos corroboran que el 80% del
éxito está basado en las habilidades emocionales. Esto es así, pues aquel niño que puede expresar lo que
siente mediante el habla, tiene a su disposición recursos expresivos y no necesita recurrir a comportamientos
sintomáticos para hacer catarsis. Este es el conocido “poder curador de la palabra”, donde la persona al tener
recursos simbólicos para decir lo que le sucede, evita exponer su cuerpo como vehículo de la emoción
(evitando afecciones psicosomáticas como úlceras, asma, cutáneas, cáncer, obesidad, etc.), como también se
hace innecesario la impulsividad o acting out, pudiendo disponer de toda su energía para la consecución de
sus objetivos. Así como aquél país que vive en conflicto bélico, está paralizado, estancado, imposibilitado de

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abocarse a sus necesidades sociales, pues sus recursos son consumidos por la guerra; el niño atrapado en
sus conflictos y sentimientos de odio, tristeza, miedo, angustia, no puede ocuparse de sus estudios,
responsabilidades ni de lo más esencial: jugar y reír. De ahí la gran importancia de aprender a simbolizar o
verbalizar las emociones, como medio para resolver sus problemas y así poder reír y jugar en paz.

Se expone en el presente trabajo un panorama de la situación actual de los niños de la Argentina, como
inicio a una sensibilización y comprensión de la problemática de los niños por parte de los padres, docentes,
directivos de escuela y autoridades gubernamentales. Asimismo, se define y explica qué es Educación
Emocional, Inteligencia Emocional y Social y sus características, también se ahonda en la naturaleza de las
emociones, su importancia, función y características, el concepto de cambio, el lenguaje del cambio, y
finalmente se proponen 14 técnicas y 18 modalidades de trabajo para implementar dicha educación en las
actividades cotidianas del docente regular de escuela, pues el énfasis está puesto en la praxis de este nuevo
paradigma educativo.

También, se hará referencia a la importancia de hacer Escuela para Padres, donde se les enseña a los
padres y tutores los mencionados contenidos y aquellos referentes al ciclo vital de toda familia, situaciones de
duelo, crisis inesperadas, entre otros, para que como familia estén mejor preparados y sepan cómo remediar
crisis, sin que devengan en problemas o patologías. Asimismo, se incluye a la familia en la Educación
Emocional como una manera de integrarla estratégicamente para ayudar mejor a los niños de hoy. Es
necesario trabajar, desde las escuelas, con las familias de los alumnos para poder instruirlos en cómo
incrementar el Coeficiente Emocional de los padres, aprendizaje crucial para poder mejorar la calidad de vida
de la comunidad en su totalidad.

Esta disciplina es la respuesta a la gran incertidumbre y consternación de los docentes y tutores que ven
obsoleto, en cuanto a contenido y forma, el enfoque educativo aplicado a los niños del mundo actual.

ALCANCES:

Se intenta dar al maestro la formación necesaria para que pueda enseñar y transmitir al niño sano,
herramientas básicas para el manejo, simbolización y expresión de sus emociones, permitiendo que el niño

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desarrolle habilidades emocionales y sociales, de comunicación, focalización en objetivos y motivación,
resolución de problemas, tolerancia a la frustración y empatía; siendo todas éstas, herramientas vitales para
hacer frente al mundo actual. De esta manera, el presente trabajo es una estrategia de promoción de la
salud, que busca despertar los recursos de las personas para que sean defensoras de su salud, pudiendo
mantenerla, ampliarla y transmitirla.

No es objetivo de este trabajo proveer al maestro recursos para trabajar con la patología del niño, dado que
esa es tarea de los profesionales pertenecientes al gabinete psicopedagógico y particulares.

“EDUCACIÓN EMOCIONAL DEL DOCENTE EN SU ROL PROFESIONAL”

La Educación Emocional es “El proceso de enseñanza de las habilidades emocionales mediante el


acompañamiento y apuntalamiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento de la mismas”. Es a
través de ella que, buscamos, de manera sistematizada, incrementar la Inteligencia Emocional en las personas.

La Educación Emocional se centró principalmente en el incremento de las habilidades emocionales del


educando, pero recientes cambios sociales hicieron que la tarea de educar a los niños sea cada vez más
difícil y extenuante. Por ello proponemos trabajar de modo didáctico la “Educación Emocional del Docente en
su rol profesional”, centrándonos en una reflexión de sus emociones, necesidades y pensamientos; actitud ante
la vida e Inte-eligencia – saber elegir internamente lo mejor para sí-, potenciando así su auto-conocimiento y
motivación.

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