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Desde cuando nos preocupa la paz

La preocupación del ser humano por un estado de paz a nivel individual o por un
ambiente de paz, a nivel colectivo, ha de ser tan antigua como la historia de la humanidad. Sobre
este particular existen posiciones distintas, pues algunos autores sostienen que en la naturaleza
del ser humano siempre ha existido la lucha como instrumento de la supervivencia, al igual que
en los animales, pero no debe confundirse lucha con violencia o agresividad. Al respecto, señala
Fernández (2003) que en la mayoría de las especies animales, incluyendo al hombre, la
confrontación entre los congéneres raramente desemboca en la muerte o lesión grave de uno de
los contendientes. La agresividad, la lucha, la violencia, la hostilidad no son lo mismo que la
guerra. (Cita no textual por lo que se reconoce la autoría colocando el apellido y fecha de la
publicación para referenciarlo).
La definición de la Paz ha ocupado el tiempo y la creatividad de muchos autores
(García, 2003; Organización de las Naciones Unidas, 2005, entre otros.) quienes han iniciado su
trabajo desde la etimología del término, del latín pax, absentia belli, pero son tantos otros autores
que han coincidido en que la paz no es sólo ausencia de guerra pues, definido de este modo, sería
un concepto muy frágil y negativo, ya que sería indicativo de una cultura de violencia.
Otros autores como Rodríguez (2007) han intentado clasificar la la paz positiva,
entendida como “la posibilidad de consolidar una convivencia justa, también denominada paz
plena. Por otro lado, la paz negativa, entendida como el fin de la contienda o guerra, ésta también
es entendida como paz mínima.”(p.34). (Cita textual con menos de 40 palabras va entre
comillas, al final número de la página de donde se extrajo entre paréntesis) Otras
clasificaciones van desde el aspecto filosófico hasta el sociológico y se refiere ésta última a la paz
privada y a la paz pública, relacionándola con el individuo y el Estado, respectivamente. Otras
acepciones conocidas de la Paz, en el campo socio-político son: la paz pasiva, que en el ámbito
personal se define como falta de asertividad o falta de participación y democracia, quien lleva
una vida tranquila; por otro lado, la paz activa, que vive las confrontaciones inherentes al ser
humano de manera positiva, como un instrumento para forjar la propia personalidad.
Desde el punto de vista ético, García (2007) sostiene que la paz se reduce a la no
agresión a un individuo y se suele confundir con el pacifismo, lo cual se tratará en la sección
sobre Cultura de Paz.
Como puede observarse, definir la paz no es tarea sencilla y se convierte en una labor
muy compleja cuanto más se investiga sobre ella; la posibilidad de asumir un concepto de paz y
creer que se ha culminado con la tarea es ignorar su significado. Del mismo modo sería
ignorancia creer que el concepto de paz es algo acabado y que debe ser aceptado, una vez que se
logra definirlo. (En la intertextualidad el autor analiza y contrasta las citas, pues estas
permiten la construcción de su propio texto)
En el I Simposio Internacional sobre movimientos por la paz y la educación en zonas de
conflictos, Swee-Hin, (2002) señaló que:
el reto de resolver los conflictos y construir la paz debe enmarcarse dentro de un
marco holístico de educación para la paz, la solución de conflictos no termina con la
firma o negociación de acuerdos o tratados entre gobernantes, entre patrones y
trabajadores o entre particulares. Otro aspecto relevante del conflicto es que las
causas no surgen única y exclusivamente de la relación entre individuos dentro de
una organización, es necesario reconocer la influencia externa. (p.96).
(Cita de más de 40 palabras va sangrada, sin comillas y a espacio sencillo, al
final se coloca el número de la página de donde se extrajo entre paréntesis)
Efectivamente, la solución “temporal” de un conflicto en el cual se da respuesta a una
parte de aquello que lo causó, no determinará su fin. Así como es complejo el ser humano en su
constitución física, también lo es en su actuación social, por ello de la relación entre los
individuos, son multidimensionales los aspectos a tomar en cuenta. De allí que las diferencias,
discrepancias o desavenencias que surjan también habrán de ser multidimensionales.
De lo anterior podemos deducir que una pedagogía de la paz orientadora en la solución
de conflictos organizacionales debe partir de un modelo de convivencia, donde los individuos se
interrelacionen con incidencia significativa no sólo en lo afectivo e intelectual sino en el respeto a
los valores y a las diferencias individuales.
Lopera (2005) también sostiene que la inclinación hacia el bien es un apetito que va
unido al conocimiento. Por ello, desde el punto de vista educativo, la valoración es una acción
compuesta de varios factores determinantes:

1. La percepción inicial sensitiva: obedece a los estímulos sensoriales estimulados por los
cinco sentidos.
2. La percepción intelectual.
3. La reacción emotiva.
4. La percepción valorativa.
5. La adhesión al bien por la voluntad.
Según lo expuesto anteriormente el (la) educador(a) debe reflejar un bien a ser percibido
como valor no solamente por vía intelectual, sino también por vía emotiva o por vía sensorial,
pues son muchos los valores que tienen impacto en los sentidos o en los sentimientos que en la
inteligencia. (El autor analiza las citas para sentar postura e ir hilando su texto)
Por otra parte, la solidaridad conduce al camino del reconocimiento de una necesidad de
convivencia o de coexistencia, la coexistencia se trata de un ethos que procura traer armonía a
partir del conflicto, unidad a partir de la ruptura y se basa más en “nosotros” que en mí. (El autor
aporta sus propias ideas)
El reconocimiento de un “nosotros”, lleva a la existencia de un “yo” y el (la) “otro(a)”
por lo que se estudiarán los aportes sobre alteridad, entre otros estudios, los realizados por García
(2007), y que fundamentalmente se aplica al descubrimiento que el “yo” hace del “otro”, lo que
hace surgir una amplia gama de imágenes del “otro”, del “nosotros”, así como visiones del “yo”.
Así, sostiene este autor que “el discurso de la diversidad es el discurso de la legitimidad del otro y
la otra, hasta que esto no se comprende, no se compromete uno con lo que significa la
diversidad”.
Las referencias anteriores conllevan necesariamente a la consideración integral de los
elementos: solidaridad, justicia, cooperación, libertad, respeto, tolerancia, diversidad, diálogo y
participación, considerados como valores y actitudes necesarias para la construcción de una
cultura de paz.
Finalmente, (Conectivo que permite el cierre del ensayo) es conveniente señalar que la
mayoría de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, especialmente las
agencias internacionales, como el caso de la UNESCO, muy especialmente en el Programa de
Acción para la Cultura de Paz, ha centrado su atención fundamentalmente en el aspecto de la
educación formal, lo cual es una muy sana intención a futuro pero, la realidad reclama la atención
a quienes ya egresaron del sistema formal.

REFERENCIAS
Ya no se usa el término “Bibliografía” porque las fuentes son de diferente tipo: de libros
son fuentes bibliográficas efectivamente, pero las hay hemerográficas alusivas publicaciones
periódicas; legales cuando corresponden a instrumentos jurídicos, electrónicas cuando son
extraídas de repositorios digitales en la web, etc.

Fernández, A. (2003). El signo de Caín. Agresión y naturaleza humana. España: Eikasia.


García, A. (2003). Un aula pacífica para una cultura de paz. Revista electrónica
Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 1 (1). [Disponible en http://
www.uva.es/aufop].
García, R. (2007). Sobre el concepto de paz. Revista electrónica El Catoblepas, [Revista en línea]
Disponible en http://www.elcatoblepas.mx.
Rodríguez, J. (2007). Educación y cultura de paz. [Libro en línea] Disponible en
http://www.organizacióndelosestadosiberoamericanos.gov].
Lopera, A. (2005). El lado humano del conflicto. Bogotá: Intermedio.
Llanes, R. (2001). Como enseñar y transmitir los valores. Guía para padres y maestros. México:
Trillas.
Swee-Hin , T. (2002). Construcción de la paz y educación para la paz: experiencias locales y
reflexiones.Disponiblehttp://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/archive/Publicatio
ns/Prospects/ProspectsPdf/121s/121stoh.pdf. [Consulta: 2016, Julio 23]

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