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  Ricardo Bosque | 23 de setembre de 2019

 
 
 

“A quemarropa”, de Àlex Martín Escribà y Jordi Canal i Artigas

Jordi Canal i Artigas, director desde 1999 de la Biblioteca la Bòbila de L’Hospitalet de Llobregat,
donde se alberga un fondo especialmente dedicado a la literatura negra y policíaca. Creador y
conductor del primer club de lectura de novela negra en España. Organiza numerosas actividades
de difusión del género negro como el Club de lectura Guido Brunetti, el Club de lectura para el
joven Flanagan, o la exposición Detectius para las red de bibliotecas de la provincia de Barcelona.
También es responsable del fanzine L’H Confidencial y coordina el Premio internacional de la
novela negra L’H Confidencial. Organiza numerosas presentaciones literarias, ciclos de cine negro
y publica documentos relacionados con la novela negra. Ha sido miembro de numerosos jurados
literarios y también ha sido requerido a nivel internacional, colaborando en la última edición del
imprescindible diccionario de Claude Mesplède: Dictionnaire des littératures policières.

Ález Martín Escribà, doctor en literatura catalana por la Universidad de Salamanca e investigador
del género negro y policiaco, tema sobre el que ha publicado varios ensayos y artículos en
monografías y revistas científicas. Desde 2005 codirige en dicha universidad —junto a Javier
Sánchez Zapatero— el Congreso de Novela y Cine Negro, reunión anual dedicada al estudio del
género negro que se ha convertido en punto de referencia indiscutible para aficionados, creadores
y expertos. Crítico literario en varios medios de comunicación, en la actualidad dirige la colección
de novela negra en lengua catalana crims.cat de la editorial Alrevés.

Si dos sujetos con este historial decidieran unir fuerzas y conocimientos para publicar un ensayo
sobre el género negro, ¿qué podría salir mal? Absolutamente nada, y prueba de ello es este A
quemarropa, editado por Alrevés, en el que se trata de responder —o aportar luz o, al menos,
poner algo de orden— a esa pregunta tan repetida en todo festival del género que se precie de
serlo: ¿qué es la novela negra?

Arranca el ensayo admitiendo lo incuestionable, y es que, en el fondo, todo esto no es más que
una cuestión de terminología que, en ocasiones y en algunos países, no hace otra cosa que
confundir al consumidor de lo que, en definitiva y en todas partes, no deja de ser sino literatura
de crímenes, entendiendo el negro y policíaco como un macrogénero en el que tiene cabida
corrientes y etiquetas tan variadas como la novela enigma, los detectives de sillón, la habitación
cerrada, la novela psicológica, la carcelaria, el thriller, el hard boiled o lo que los puristas
reconocen estrictamente como novela negra entre otras muchas variedades en torno al mismo
tema (a modo de curiosidad, apunta el ensayo y señalo yo, que en castellano, la denominación
“novela negra” aparece por primera vez en 1952, si bien el término se usa en Europa desde el siglo
XIX pero con un contenido bien distinto del actual, pues se refería a los relatos góticos ingleses
de horror). No faltan, por supuesto, unos párrafos dedicados a una de las últimas etiquetas
aparecidas en España y acuñada por el tándem Paco Camarasa-Montse Clavé, ese negrocriminal
que responde a una acertada propuesta comercial pero un tanto confusa como denominación —
redundante en mi opinión, porque, ¿qué novela negra no es en sí criminal?—. Así pues, el ensayo
firmado por Jordi Canal y Àlex Escribà responde más a la necesidad de poner orden en todo este
maremagnum de subgéneros que a la de fijar terminología que varía según los países, aunque sí
trata de acotar en el tiempo eso que todos —o muchos— intuimos que es la novela negra en esencia
y que nace con el hard boiled de los años veinte para morir —según autores como Ricardo Piglia—
con El largo adiós de Chandler (1953), si bien otros críticos la dejan sobrevivir hasta el Himes de
finales de los sesenta.

Merecido capítulo aparte se dedica al excepcional George Simenon y el modo de entender el


mundo del crimen de este autor de quien se ha dicho que es intemporal y universal hasta la raíz,
así como otro para hablar de los compañeros de viaje que han ido surgiendo con el tiempo: espías,
true crime, suspense, thriller…

En definitiva, A quemarropa es un necesario ensayo de unas 150 páginas a las que hay que añadir
una serie de listas de lecturas imprescindibles elaboradas por diferentes autores e instituciones
así como una colección de portadas muy bien elegidas —bastantes de las cuales, me llena de
orgullo y satisfacción decirlo, tengo el gusto de poseer en mi personal biblioteca del crimen.

A quemarropa
Àlex Martín Escribà y Jordi Canal i Artigas
Alrevés
 
 

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