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ECLESIOLOGÍA DE LAS CARTAS DE SAN PABLO

En el judaísmo:
Hay que observar la cita de Is 5,2 y su interpretación: la viña designa a
Israel, y la torre en su centro, el Templo. Los textos insisten en la relación
entre plantar/edificar (vistos como promesa de solidez eterna) y la necesaria
santidad del pueblo elegido: las imágenes tienen como función subrayar la
actuación absolutamente gratuita de Dios en favor de Israel y la exigencia
moral y religiosa que se deduce de ello.

3. Importancia de las imágenes para la eclesiología


a) Para Pablo y la comprensión de su ministerio
La forma como Pablo describe su vocación es bien conocida (Gál 1,15;
cf. Jr 1,5), pero las dificultades de su ministerio también son descritas con
acentos jeremianos: sufrimientos, oposiciones, etc. No se trata sólo de una
semejanza retóricamente explotada: Pablo se ha percatado de que ha sido
enviado para anunciar la actuación definitiva de Dios y la constitución de-
finitiva de los elegidos de Dios.

b) Para las Iglesias y la comprensión de su estatus (1 Cor 3; 2 Cor 6,16)


Las imágenes adquieren una coloración escatológica y recogen los com-
ponentes jeremianos, para mostrar que:
– la Iglesia, en su ser y su crecimiento, depende completamente de
Dios (igual que Israel para Jeremías); la insistencia se pone en el
cuidado de Dios por su plantación (los creyentes). En otros térmi-
nos, nada sucede en la Iglesia que no provenga de Dios;
– los ministros (apóstoles, etc.) son servidores (diakonoi) y nada más.
Han sido llamados para servir y no para ser servidos (cf. 1 Cor 3,7);
– hay diversidad de funciones, todas complementarias; por tanto, no
sirve de nada compararlas para oponerlas, exaltando unas y degra-
dando otras. La de Pablo es plantar, la de Apolo regar, una es an-
terior a la otra, pero el acento no recae en este aspecto, sino sólo en
la actuación divina, sin la cual estas funciones no desembocarían en
nada.

c) Para la relación de la Iglesia con Cristo


El fundamento crístico de la Iglesia es esencial, ya que sin cimiento un
edificio no se sostiene. Así pues, la descripción teológica de la Iglesia como
templo o Iglesia de Dios no es exhaustiva, y tampoco la descripción espiri-
tual como comunidad de santos, de espirituales, etc.
Cristo es fundamento (1 Cor 3,11), en presente, en el tiempo de las
comunidades; dicho de otra manera, como resucitado. Pero también lo es

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LA ECLESIOLOGÍA DE LAS PROTOPAULINAS: 1 CORINTIOS

como crucificado (cf. 1 Cor 1,23), porque si la comunidad no vive del


escándalo de la cruz, entonces pierde su fundamento.
d) Para la identidad cristiana
No deberíamos subestimar la importancia de la imagen de la oikodomê
y del naos (de Dios) para la identidad cristiana. En realidad, los étnico-cris-
tianos ya no podían frecuentar los templos paganos (esto habría supuesto
un retorno a la idolatría) ni podían entrar en el Templo de Jerusalén, por
ser incircuncisos. Definir al grupo cristiano como morada o templo de Dios
implica que ese grupo es el lugar donde Dios habita11. La Iglesia se convierte
entonces en el lugar en el que Dios puede ser encontrado y conocido, don-
de se ofrecen sacrificios que agradan a Dios, etc. ¡Inaudita vocación!
e) Para la relación de la Iglesia con el Espíritu de Dios 12
La formulación del v. 16 es ambigua. En efecto, Pablo dice a los corintios:
«El Espíritu de Dios habita en hymin», pudiendo significar este último sintag-
ma griego «en cada uno de vosotros» o «en vosotros» (dicho de otra manera,
en vuestra comunidad). Como Pablo dice en otro lugar en la misma carta
que el cuerpo de cada bautizado es el templo del Espíritu (1 Cor 6,19), es-
taríamos tentados de dar al sintagma un sentido distributivo («en cada uno
de vosotros»). Sin embargo, el contexto permite inclinarse por el segundo
sentido: «En la comunidad que formáis», ya que, desde el comienzo de la
unidad retórica (1 Cor 3,5), Pablo considera a la comunidad como una en-
tidad específica. La inhabitación del Espíritu denota implícitamente aquí la
santidad, que es y debe ser la de la comunidad13.
f) Para las relaciones estructurantes de la Iglesia
Pablo define a la comunidad en relación con Dios (campo, templo, casa
de Dios), con Cristo (su fundamento) y con el Espíritu de Dios (que habita
en ella). De las diferentes imágenes utilizadas en esta argumentación, la de
la morada es la más fecunda, pues permite describir esta triple relación con
Dios, con Cristo y con el Espíritu.

4. La eclesiología del pasaje


En esta perícopa, el estatus dado por Pablo a la comunidad de Corinto,
¿vale para ella y sólo para ella o existen indicios que indican que los vv. 9 y
16-17 se aplican también a todas las comunidades? Si los vv. 6a y 10a no

11
Cf. la designación del v. 17: «En efecto, el templo de Dios es santo, y vosotros lo sois».
12
Sobre el tema, cf. J. R. LEVISON, «The Spirit and the Temple in Paul’s Letters to the
Corinthians».
13
El Espíritu es santo (Rom 5,5; 9,1; 14,17; 15,13.16; 1 Cor 6,19; etc.).

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pueden aplicarse a todas las Iglesias, sino sólo a las fundadas por Pablo, es
imposible rechazar que todas las comunidades sin excepción, fundadas o
no por Pablo, tengan como único fundamento a Cristo y sean una cons-
trucción de Dios, un templo del Espíritu14. A fin de cuentas, los apelativos
utilizados en los vv. 9 y 16 no van precedidos de artículo definido, que im-
plicaría la unicidad; Pablo no dice a los corintios: «Vosotros (y sólo vosotros)
sois el campo de Dios, la morada y el templo de Dios», sino «un campo de
Dios, una morada de Dios», dando así a entender que procede por com-
prensión y no por designación, que, por tanto, la insistencia está en el ser y
el estatus y no en el hecho de que los títulos formulados no se apliquen
más que a la comunidad de Corinto. Se objetará que el artículo reaparece
en el v. 17: «El templo de Dios es santo, (y ese templo) sois vosotros». Esto es
cierto, pero sólo en un segundo momento, y en relación con el atributo de
santidad, para significar a los corintios que ese atributo se aplica a su
comunidad. En resumen, los atributos o apelativos empleados en estos
versículos valen para todas las comunidades cristianas.
Observemos también la complementariedad de las imágenes. Las Iglesias
son descritas en relación con Dios (el Padre), con Cristo y con el Espíritu.
Una reflexión completa sobre las Iglesias no puede hacerse sino en referencia
a los tres. Dicho esto, la relación con Dios Padre, con Cristo o con el Espí-
ritu depende de lo que Pablo quiere mostrar.
La cita de las imágenes tomadas del topos desarrollado por Jeremías a
propósito de Israel suscita indirectamente el problema de la relación entre
las Iglesias e Israel: si Dios y su Espíritu habitan a partir de ahora en ellas,
¿reemplazan las Iglesias (y por tanto la Iglesia) al pueblo de Israel? Pablo
no dice nada de ello aquí, y habrá que esperar a Rom 9–11 para saber más
sobre esta cuestión.
¿Cuál es el valor respectivo de las imágenes presentes en 1 Cor 3?
¿Cuál describe mejor a la Iglesia? Como ha indicado la exégesis de los ver-
sículos, la de la morada es la más englobante, pues permite describir la tri-
ple relación con Dios, con Cristo y con el Espíritu. En 1 Cor 3, la imagen de
la Iglesia/cuerpo está ausente. Esto tiene que ver con el tipo de argumenta-
ción desarrollado por el apóstol, como veremos a contrario donde aparezca:
en 1 Cor 10 y 12. Su ausencia muestra no obstante que no es ni la única ni
necesariamente la más fundamental, y habrá que examinar las razones por las
que Pablo la utiliza.

14
Todos los comentaristas admiten que el genitivo theou («de Dios») no es explicativo, si-
no posesivo (= campo, morada y templo que pertenecen a Dios).

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