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María Paula Susana

Giraldo Sánchez
201516547
Literatura
La enfermedad del
tiempo
El tiempo es el mayor
de los males, es
incontrolable e
indetenible. Analizando
el epígrafe del
libro: “Cualquier clase
de inhumanidad se
convierte, con el
tiempo, en
humana”(Kawabata
Yasunar) se expondrá
queSalón de belleza de
Mario Bellatin es una
lectura sobre el
transcurso
del tiempo,haciendo
énfasis en la perdida
de la vida y la belleza
como consecuencia de
la
enfermedad indetenible
que es el tiempo y en
cómo se usa la figura
de los peces en el texto.
Salón de bellezaes
una novela que
muestra lo trágico
del tiempo y su
inevitable
avance, su narración
está cargada de
ejemplos que lo
demuestran. En primer
lugar el libro
introduce la
opulencia, la
narración comienza
con dos palabras
importantes
“acuarios” y
“Salón de belleza”
palabras que hacen
referencia a adornos,
en el interés por
mostrarse y
decorarse. Un acuario
grande llenode peces es
un lujo que solo pueden
darse ciertos lugares
que pretenden ser
vistosos. Las personas
en su afán por lucir
mejor y atraer a otros
acuden, si
tienen dinero, a un
salón de belleza. En el
libro ambas figuras son
el centro de atención en
la
narración, comenzando
por que se muestra el
adorno excesivo en los
primeros años del salón
de belleza haciendo
énfasis en el gusto del
protagonista por los
acuarios y los peces.
Sin
embargo la novela va
directo al punto sobre la
pérdida de la opulencia
como consecuencia del
paso del tiempo: en el
mismo primer párrafo
se introduce como el
salón de belleza ha
dejado
de ser un lugar donde la
gente va a adornarse
para ser un lugar donde
la gente va a morir.
“Ahora que el salón se
ha convertido en un
Moridero, donde van a
terminar sus días
quienes
no tienen dónde
hacerlo, me cuesta
mucho trabajo ver
cómo poco a poco los
peces han ido
desapareciendo”[CITATI
ON Mar13 \p 11 \l
3082 ]también se ve
cómo se relaciona la
pérdida
de la opulencia de los
primeros años con la
muerte de los peces.
Sin embargo la
opulencia de la novela
no solo se relaciona con
tener mucho dinero,
sino que también es
una comparación con la
juventud. La riqueza
que existe en tener
mucho
tiempo y vida también
son una analogía de
juventud y belleza,
sobretodo la belleza
que está
relacionada a ser
saludable. El personaje
principal hace especial
énfasis en como la
belleza de
su juventud lo llevo a
conseguir los medios
para fundar el salón,
conseguir amantes, y
hacerse
amigos. También se
muestra cuando se
narra que uno de los
pocos moribundos con
los que el
hombre estableció lazos
sentimentales era
particular mente joven
y bella, era tan especial
que
consiguió el cariño del
protagonista.
No obstante en “de un
momento a otro dejó
de interesarme por
completo. Por esa
razón, en determinado
momento retiré la
pecera del lado de su
cama”[CITATION
Mar13 \p 18
\l 3082 ] se ve como el
tiempo, la enfermedad
sin nombre, también
arrebata la belleza de la
juventud con el paso de
la vida, vuelve a las
cosas bellas cotidianas
y después simplemente
las
olvida. El hecho de que
los peces marquen el
desinterés es una
referencia a la perdida
de la
opulencia que significa
la juventud y la belleza.
El desinterés juega un
papel importante en la
novela debido a que es
el síntoma más grande
de la enfermedad que
nunca se menciona: el
tiempo que, al igual
que el sida, no mata
por sí solo, sino por lo
que su influencia hace
al
enfermo vulnerable
ante otras cosas. En el
caso de la novela el
tiempo hace que las
cosas se
vuelvan rutinarias y
quita la “magia” que
hay en ellas, las ensucia
al igual que las peceras.
Por otro lado, la
vigorosidad de la
juventud también se
asocia con la
sexualidad. En la
novela se ve como el
paso del tiempo afecta
la vida sexual de
protagonista. Desde el
inicio la
homosexualidad del
personaje se muestra
a través de las
descripciones de los
lugares de
encuentro sexual: los
baños de vapor y las
esquinas de ciertas
calles, lugares
determinados
como “solo para
hombres”. En este
espacio también se
ve como la figura de
los peces
muestra cierto tipo de
exceso u opulencia en
los lugares que se
prestan para los
encuentros
sexuales del
protagonista. Primero
en los baños “Había allí
un mostrador decorado
con peces
multicolores y con
dragones rojos tallados
en alto relieve”
[CITATION Mar13 \p
13 \l 3082 ]
la descripción de los
baños está cargada de
detalles que enmarcan
el exceso de la
sexualidad.
Ahora bien hay cierta
analogía a los peces
en las salidas
nocturnas para buscar
hombres
debido al vestuario
que utiliza el
protagonista en estos
encuentros: vestidos
vistosos de
lentejuelas, las
lentejuelas entonces
hacen la parte del
adorno, la muestra del
exceso, que hace
referencia a las
escamas y el color de
ciertos peces.
Por otro lado, la que
parece ser la mayor
consecuencia del
tiempo en el texto es
la
humanización de las
cosas. La humanización
en la novela se centra
en dejar de ser visto por
los otros, es por eso
que el salón de belleza
deja de admitir
invitados cuando se
convierte en
un moridero. Es por lo
mismo que la belleza
deja de ser el propósito
del establecimiento y
ahora lo es la muerte. El
papel de la vista, y aun
más, del público es
esencial en la novela
porque es el factor
principal de la
inhumanidad, la
búsqueda de la
perfección. Las cosas
que
parecen hacer
imperfectos a los
personajes son las
características que los
revelan como
humanos: las arrugas,
vejez, enfermedad,
brotes. La gente va a un
salón de belleza para
curar
la enfermedad del
tiempo, sin embargo,
es el tiempo mismo lo
que convierte el salón
de
belleza de la novela en
un salón de la muerte,
en un salón de lo
imperfecto, en una
muestra de
la mortalidad.
En la historia la figura
de los peces también
expone como se
manifiestan los
síntomas
de la enfermedad
del tiempo, las
peceras que en sus
inicios eran grandes,
coloridas, y
opulentas; ahora se
reducen a una pequeña
pecera tan sucia que no
se sabe cuántos peces
hay
dentro. Se muestra
como la vigorosidad de
la juventud se agota y
deja el cuerpo a merced
del
tiempo, haciendo que
se vuelva feo, sucio,
enfermo, mortal. La
vejez es en la novela la
que
revela la humanidad al
personaje, la que
vuelve la muerte una
rutina que debe estar
apartada
de los ojos del público.
Por último, la narración
propiamente también
es víctima del tiempo.
Al principio de la
novela las descripciones
que hace el personaje
principal siempre son
ricas, detalladas, casi
excesivas; pero
mientras avanza la
novela se dejan de lado
las descripciones de
espacios para
dar paso a las
descripciones de los
sueños y
pensamientos del
protagonista. Cuando
la
enfermedad lo ataca
las descripciones
cambian, ahora se
habla de lo que será
del salón de
belleza cuando él
muera, de lo que él
quiere hacer antes de
morir, y de sus
reflexiones. Por
ejemplo cuando dice:
“cuando estaba viendo
la pecera del agua
verdosa, me di cuenta
de que
la desaparición de un
pez no le importa a
nadie” [CITATION
Mar13 \p 33 \l 3082 ]
se ve
como el tiempo es la
peor de las
enfermedades, que
despoja de cualquier
objeto la belleza, la
vuelve rutinaria y
después la condena al
olvido, donde ya no hay
público que la vea o la
recuerde.
Bibliografía
Bellatin, Mario. Salón de
belleza . Mexico D.F.:
Alfaguara , 2013.
María Paula Susana
Giraldo Sánchez
201516547
Literatura
La enfermedad del
tiempo
El tiempo es el mayor
de los males, es
incontrolable e
indetenible. Analizando
el epígrafe del
libro: “Cualquier clase
de inhumanidad se
convierte, con el
tiempo, en
humana”(Kawabata
Yasunar) se expondrá
queSalón de belleza de
Mario Bellatin es una
lectura sobre el
transcurso
del tiempo,haciendo
énfasis en la perdida
de la vida y la belleza
como consecuencia de
la
enfermedad indetenible
que es el tiempo y en
cómo se usa la figura
de los peces en el texto.
Salón de bellezaes
una novela que
muestra lo trágico
del tiempo y su
inevitable
avance, su narración
está cargada de
ejemplos que lo
demuestran. En primer
lugar el libro
introduce la
opulencia, la
narración comienza
con dos palabras
importantes
“acuarios” y
“Salón de belleza”
palabras que hacen
referencia a adornos,
en el interés por
mostrarse y
decorarse. Un acuario
grande llenode peces es
un lujo que solo pueden
darse ciertos lugares
que pretenden ser
vistosos. Las personas
en su afán por lucir
mejor y atraer a otros
acuden, si
tienen dinero, a un
salón de belleza. En el
libro ambas figuras son
el centro de atención en
la
narración, comenzando
por que se muestra el
adorno excesivo en los
primeros años del salón
de belleza haciendo
énfasis en el gusto del
protagonista por los
acuarios y los peces.
Sin
embargo la novela va
directo al punto sobre la
pérdida de la opulencia
como consecuencia del
paso del tiempo: en el
mismo primer párrafo
se introduce como el
salón de belleza ha
dejado
de ser un lugar donde la
gente va a adornarse
para ser un lugar donde
la gente va a morir.
“Ahora que el salón se
ha convertido en un
Moridero, donde van a
terminar sus días
quienes
no tienen dónde
hacerlo, me cuesta
mucho trabajo ver
cómo poco a poco los
peces han ido
desapareciendo”[CITATI
ON Mar13 \p 11 \l
3082 ]también se ve
cómo se relaciona la
pérdida
de la opulencia de los
primeros años con la
muerte de los peces.
Sin embargo la
opulencia de la novela
no solo se relaciona con
tener mucho dinero,
sino que también es
una comparación con la
juventud. La riqueza
que existe en tener
mucho
tiempo y vida también
son una analogía de
juventud y belleza,
sobretodo la belleza
que está
relacionada a ser
saludable. El personaje
principal hace especial
énfasis en como la
belleza de
su juventud lo llevo a
conseguir los medios
para fundar el salón,
conseguir amantes, y
hacerse
amigos. También se
muestra cuando se
narra que uno de los
pocos moribundos con
los que el
hombre estableció lazos
sentimentales era
particular mente joven
y bella, era tan especial
que
consiguió el cariño del
protagonista.
No obstante en “de un
momento a otro dejó
de interesarme por
completo. Por esa
razón, en determinado
momento retiré la
pecera del lado de su
cama”[CITATION
Mar13 \p 18
\l 3082 ] se ve como el
tiempo, la enfermedad
sin nombre, también
arrebata la belleza de la
juventud con el paso de
la vida, vuelve a las
cosas bellas cotidianas
y después simplemente
las
olvida. El hecho de que
los peces marquen el
desinterés es una
referencia a la perdida
de la
opulencia que significa
la juventud y la belleza.
El desinterés juega un
papel importante en la
novela debido a que es
el síntoma más grande
de la enfermedad que
nunca se menciona: el
tiempo que, al igual
que el sida, no mata
por sí solo, sino por lo
que su influencia hace
al
enfermo vulnerable
ante otras cosas. En el
caso de la novela el
tiempo hace que las
cosas se
vuelvan rutinarias y
quita la “magia” que
hay en ellas, las ensucia
al igual que las peceras.
Por otro lado, la
vigorosidad de la
juventud también se
asocia con la
sexualidad. En la
novela se ve como el
paso del tiempo afecta
la vida sexual de
protagonista. Desde el
inicio la
homosexualidad del
personaje se muestra
a través de las
descripciones de los
lugares de
encuentro sexual: los
baños de vapor y las
esquinas de ciertas
calles, lugares
determinados
como “solo para
hombres”. En este
espacio también se
ve como la figura de
los peces
muestra cierto tipo de
exceso u opulencia en
los lugares que se
prestan para los
encuentros
sexuales del
protagonista. Primero
en los baños “Había allí
un mostrador decorado
con peces
multicolores y con
dragones rojos tallados
en alto relieve”
[CITATION Mar13 \p
13 \l 3082 ]
la descripción de los
baños está cargada de
detalles que enmarcan
el exceso de la
sexualidad.
Ahora bien hay cierta
analogía a los peces
en las salidas
nocturnas para buscar
hombres
debido al vestuario
que utiliza el
protagonista en estos
encuentros: vestidos
vistosos de
lentejuelas, las
lentejuelas entonces
hacen la parte del
adorno, la muestra del
exceso, que hace
referencia a las
escamas y el color de
ciertos peces.
Por otro lado, la que
parece ser la mayor
consecuencia del
tiempo en el texto es
la
humanización de las
cosas. La humanización
en la novela se centra
en dejar de ser visto por
los otros, es por eso
que el salón de belleza
deja de admitir
invitados cuando se
convierte en
un moridero. Es por lo
mismo que la belleza
deja de ser el propósito
del establecimiento y
ahora lo es la muerte. El
papel de la vista, y aun
más, del público es
esencial en la novela
porque es el factor
principal de la
inhumanidad, la
búsqueda de la
perfección. Las cosas
que
parecen hacer
imperfectos a los
personajes son las
características que los
revelan como
humanos: las arrugas,
vejez, enfermedad,
brotes. La gente va a un
salón de belleza para
curar
la enfermedad del
tiempo, sin embargo,
es el tiempo mismo lo
que convierte el salón
de
belleza de la novela en
un salón de la muerte,
en un salón de lo
imperfecto, en una
muestra de
la mortalidad.
En la historia la figura
de los peces también
expone como se
manifiestan los
síntomas
de la enfermedad
del tiempo, las
peceras que en sus
inicios eran grandes,
coloridas, y
opulentas; ahora se
reducen a una pequeña
pecera tan sucia que no
se sabe cuántos peces
hay
dentro. Se muestra
como la vigorosidad de
la juventud se agota y
deja el cuerpo a merced
del
tiempo, haciendo que
se vuelva feo, sucio,
enfermo, mortal. La
vejez es en la novela la
que
revela la humanidad al
personaje, la que
vuelve la muerte una
rutina que debe estar
apartada
de los ojos del público.
Por último, la narración
propiamente también
es víctima del tiempo.
Al principio de la
novela las descripciones
que hace el personaje
principal siempre son
ricas, detalladas, casi
excesivas; pero
mientras avanza la
novela se dejan de lado
las descripciones de
espacios para
dar paso a las
descripciones de los
sueños y
pensamientos del
protagonista. Cuando
la
enfermedad lo ataca
las descripciones
cambian, ahora se
habla de lo que será
del salón de
belleza cuando él
muera, de lo que él
quiere hacer antes de
morir, y de sus
reflexiones. Por
ejemplo cuando dice:
“cuando estaba viendo
la pecera del agua
verdosa, me di cuenta
de que
la desaparición de un
pez no le importa a
nadie” [CITATION
Mar13 \p 33 \l 3082 ]
se ve
como el tiempo es la
peor de las
enfermedades, que
despoja de cualquier
objeto la belleza, la
vuelve rutinaria y
después la condena al
olvido, donde ya no hay
público que la vea o la
recuerde.
Bibliografía
Bellatin, Mario. Salón de
belleza . Mexico D.F.:
Alfaguara , 2013.
María Paula Susana Giraldo Sánchez

201516547

Literatura

La enfermedad del tiempo

El tiempo es el mayor de los males, es incontrolable e indetenible. Analizando el epígrafe del

libro: “Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana”(Kawabata

Yasunar) se expondrá queSalón de belleza de Mario Bellatin es una lectura sobre el transcurso

del tiempo,haciendo énfasis en la perdida de la vida y la belleza como consecuencia de la


enfermedad indetenible que es el tiempo y en cómo se usa la figura de los peces en el texto.

Salón de bellezaes una novela que muestra lo trágico del tiempo y su inevitable

avance, su narración está cargada de ejemplos que lo demuestran. En primer lugar el libro

introduce la opulencia, la narración comienza con dos palabras importantes “acuarios” y

“Salón de belleza” palabras que hacen referencia a adornos, en el interés por mostrarse y

decorarse. Un acuario grande llenode peces es un lujo que solo pueden darse ciertos lugares

que pretenden ser vistosos. Las personas en su afán por lucir mejor y atraer a otros acuden, si

tienen dinero, a un salón de belleza. En el libro ambas figuras son el centro de atención en la

narración, comenzando por que se muestra el adorno excesivo en los primeros años del salón

de belleza haciendo énfasis en el gusto del protagonista por los acuarios y los peces. Sin

embargo la novela va directo al punto sobre la pérdida de la opulencia como consecuencia del

paso del tiempo: en el mismo primer párrafo se introduce como el salón de belleza ha dejado

de ser un lugar donde la gente va a adornarse para ser un lugar donde la gente va a morir.

“Ahora que el salón se ha convertido en un Moridero, donde van a terminar sus días quienes

no tienen dónde hacerlo, me cuesta mucho trabajo ver cómo poco a poco los peces han ido

desapareciendo”[CITATION Mar13 \p 11 \l 3082 ]también se ve cómo se relaciona la pérdida

de la opulencia de los primeros años con la muerte de los peces.

Sin embargo la opulencia de la novela no solo se relaciona con tener mucho dinero,

sino que también es una comparación con la juventud. La riqueza que existe en tener mucho

tiempo y vida también son una analogía de juventud y belleza, sobretodo la belleza que está

relacionada a ser saludable. El personaje principal hace especial énfasis en como la belleza de

su juventud lo llevo a conseguir los medios para fundar el salón, conseguir amantes, y hacerse

amigos. También se muestra cuando se narra que uno de los pocos moribundos con los que el

hombre estableció lazos sentimentales era particular mente joven y bella, era tan especial que

consiguió el cariño del protagonista.

No obstante en “de un momento a otro dejó de interesarme por completo. Por esa

razón, en determinado momento retiré la pecera del lado de su cama”[CITATION Mar13 \p 18

\l 3082 ] se ve como el tiempo, la enfermedad sin nombre, también arrebata la belleza de la

juventud con el paso de la vida, vuelve a las cosas bellas cotidianas y después simplemente las
olvida. El hecho de que los peces marquen el desinterés es una referencia a la perdida de la

opulencia que significa la juventud y la belleza. El desinterés juega un papel importante en la

novela debido a que es el síntoma más grande de la enfermedad que nunca se menciona: el

tiempo que, al igual que el sida, no mata por sí solo, sino por lo que su influencia hace al

enfermo vulnerable ante otras cosas. En el caso de la novela el tiempo hace que las cosas se

vuelvan rutinarias y quita la “magia” que hay en ellas, las ensucia al igual que las peceras.

Por otro lado, la vigorosidad de la juventud también se asocia con la sexualidad. En la

novela se ve como el paso del tiempo afecta la vida sexual de protagonista. Desde el inicio la

homosexualidad del personaje se muestra a través de las descripciones de los lugares de

encuentro sexual: los baños de vapor y las esquinas de ciertas calles, lugares determinados

como “solo para hombres”. En este espacio también se ve como la figura de los peces

muestra cierto tipo de exceso u opulencia en los lugares que se prestan para los encuentros

sexuales del protagonista. Primero en los baños “Había allí un mostrador decorado con peces

multicolores y con dragones rojos tallados en alto relieve” [CITATION Mar13 \p 13 \l 3082 ]

la descripción de los baños está cargada de detalles que enmarcan el exceso de la sexualidad.

Ahora bien hay cierta analogía a los peces en las salidas nocturnas para buscar hombres

debido al vestuario que utiliza el protagonista en estos encuentros: vestidos vistosos


de

lentejuelas, las lentejuelas entonces hacen la parte del adorno, la muestra del exceso, que hace

referencia a las escamas y el color de ciertos peces.

Por otro lado, la que parece ser la mayor consecuencia del tiempo en el texto es la

humanización de las cosas. La humanización en la novela se centra en dejar de ser visto por

los otros, es por eso que el salón de belleza deja de admitir invitados cuando se convierte en

un moridero. Es por lo mismo que la belleza deja de ser el propósito del establecimiento y

ahora lo es la muerte. El papel de la vista, y aun más, del público es esencial en la novela

porque es el factor principal de la inhumanidad, la búsqueda de la perfección. Las cosas que

parecen hacer imperfectos a los personajes son las características que los revelan
como

humanos: las arrugas, vejez, enfermedad, brotes. La gente va a un salón de belleza para curar

la enfermedad del tiempo, sin embargo, es el tiempo mismo lo que convierte el salón de
belleza de la novela en un salón de la muerte, en un salón de lo imperfecto, en una muestra de

la mortalidad.

En la historia la figura de los peces también expone como se manifiestan los síntomas

de la enfermedad del tiempo, las peceras que en sus inicios eran grandes, coloridas, y

opulentas; ahora se reducen a una pequeña pecera tan sucia que no se sabe cuántos peces hay

dentro. Se muestra como la vigorosidad de la juventud se agota y deja el cuerpo a merced del

tiempo, haciendo que se vuelva feo, sucio, enfermo, mortal. La vejez es en la novela la que

revela la humanidad al personaje, la que vuelve la muerte una rutina que debe estar apartada

de los ojos del público.

Por último, la narración propiamente también es víctima del tiempo. Al principio de la

novela las descripciones que hace el personaje principal siempre son ricas, detalladas, casi

excesivas; pero mientras avanza la novela se dejan de lado las descripciones de espacios para

dar paso a las descripciones de los sueños y pensamientos del protagonista. Cuando
la

enfermedad lo ataca las descripciones cambian, ahora se habla de lo que será del salón de

belleza cuando él muera, de lo que él quiere hacer antes de morir, y de sus reflexiones. Por

ejemplo cuando dice: “cuando estaba viendo la pecera del agua verdosa, me di cuenta de que

la desaparición de un pez no le importa a nadie” [CITATION Mar13 \p 33 \l 3082 ] se ve

como el tiempo es la peor de las enfermedades, que despoja de cualquier objeto la belleza, la

vuelve rutinaria y después la condena al olvido, donde ya no hay público que la vea o la

recuerde.

Bibliografía

Bellatin, Mario. Salón de belleza . Mexico D.F.: Alfaguara , 2013.


Crear mundos, de eso va la literatura, de construir y describir situaciones, algunas
veces éstas se ponen al límite en mundos cerrados con personajes sin nombre,
pero con situaciones claras, determinantes, actuales y complejas. Todo esto lo
digo por el libro que reseñamos esta semana se trata de Salón de Belleza de
Mario Bellatin.
Mario Bellatin nació en la Ciudad de México en 1960 hijo de padres peruanos,
nació sin el brazo derecho, a los cuatro años de edad se fue con su familia a Perú,
donde estudió Teología durante dos años en el seminario Santo Toribio de
Mogrovejo y, después, Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima,
además de una especialidad en Cine.
Tiene más de cuarenta libros publicados y está traducido a más de 15 idiomas.
Entre sus premios destacan el Xavier Villaurrutia, el Barbara Gittings Literature
Award y el Antonin Artaud. Es considerado uno de los escritores contemporáneos
latinoamericanos experimentales, su manera de narrar y jugar con la realidad y la
ficción provoca situaciones inverosímiles, pero al mismo tiempo cercanas.
Salón de Belleza es una novela corta publicada originalmente en 1994, para
realizar esta reseña revisamos la edición de Alfaguara publicada en 2016, que
aparece titulado como edición definitiva y el autor da fe de presentar una versión
actualizada, compara al libro con una analogía sobre el césped recién cortado,
una forma de refrescar lo narrado.
Suelo ser repetitiva con mi propia analogía de sentir cuando un libro te golpea en
la cara, debo repetirla en este caso, esta novela corta es eso, un knock out que te
deja tirada en el piso y hay que levantarse poco a poquito. Ya son 3 lecturas las
que he realizado de este juego entre peceras, salones de belleza y morideros, y
siento una impotencia, aunque algo relajada cuando siento que un detalle se me
escapa. La primera lectura fue voraz, insaciable y desesperada la hice en una sala
de espera antes de una consulta médica, las otras dos han sido en casa, con
calma, explorando.
Y es que no hay otra forma de acercarse a este entramado, de entrada sin
nombres, los personajes sobre todo el principal que funge como narrador no nos
dice quién es, nos menciona a personas que le rodearon de alguna forma, no se
detiene mucho en detalles de la vida, pero si en vivencias que nos van dando
claves para construir nuestra propia idea de lo que representa quien nos habla.
De entrada podemos decir que un estilista que entendemos que es homosexual y
que gusta de travestirse, decide transformar su Salón de Belleza en un Moridero
cuando descubre que padece una enfermedad que lo consume y que en poco
tiempo morirá, en tanto cuidará de otros enfermos terminales solo con cuidados
paliativos: un poco de caldo de pollo, agua, nada de medicinas, ni visitas, sólo
varones, generalmente jóvenes, sin dramas.
En el momento de esplendor del Salón de Belleza este hombre vivía obsesionado
con los acuarios y los peces, los detalles que Bellatin describe son maravillosos
entre Guppys Reales, Carpas Doradas, Monjitas, Escalares, Ajolotes y hasta
Pirañas Amazónicas. Mientras se lee la novela, el relato de los enfermos y el de la
afición por los peces se alternan para dotarla de cierto simbolismo en torno a la
belleza, la fugacidad de la vida, la enfermedad y la muerte.
Salón de Belleza alterna con saltos de tiempo y nombra pocas cosas, entre ellas
no mencionar cuál es esa terrible enfermedad, aunque nosotros al leer sabemos
de qué se trata, y eso es creo lo que más me gusta de este balazo literario, decir
todo sin decir mucho, con  metáforas preciosas, con peces que nadan y combaten
a muerte, en un lugar donde se erige el culto a la belleza máxima aspiración social
convertida en un moridero.
Creo que es un ejercicio complejo no caer en detalles cuando leemos esta
maravillosa obra y aun así, cosa rara, no estamos dando spoilers porque se le
puede mirar y leer desde muchos lados, desde dónde su bagaje, ideología,
contexto les permitan. Salón de Belleza es pues una obra que quien lee, completa.
Cerramos con un fragmento: hace algunos años mi interés por los acuarios me
llevó a decorar el salón de belleza con peces de distintos colores. Ahora que
el salón se ha convertido en un Moridero, donde van a terminar sus días
quienes no tienen dónde hacerlo, me cuesta mucho trabajo ver cómo poco a
poco los peces van desapareciendo…

Salón de belleza es una novela del escritor peruano-mexicano Mario Bellatin, publicada por
vez primera en 1994. Ha sido traducida a 18 lenguas y fue elegida, en 2007, como una de las
cien mejores novelas escritas en español durante los últimos veinticinco años previos.

Argumento[editar]
A los dieciséis años de edad, el protagonista escapa de la casa de su madre y, por consejo de
un amigo, emprende un viaje al norte del país para trabajar e instalarse en un hotel para
hombres. Seis años después, habiendo acumulado algún capital, regresa a su lugar de origen
y decide inaugurar un salón de belleza que pronto goza de una nutrida clientela femenina. Por
las noches, cuando éste cierra, el dependiente y sus dos empleados se visten de mujeres y
salen en busca de hombres a las principales avenidas de la ciudad. Entretanto, una
desconocida enfermedad comienza a cobrar víctimas con rapidez, motivo por el cual el
protagonista siente la necesidad de hospedar en el salón de belleza a unos cuantos
moribundos. Así, el salón, poco a poco, es convertido en un Moridero, cuya labor no es la de
rehabilitar enfermos sino la de ofrecerse como un sitio para que éstos pasen sus últimos días.
De manera paralela a lo anterior, el protagonista cultiva un incipiente gusto por la crianza de
peces de acuario: Guppys Reales, Carpas Doradas, Monjitas, Escalares, Ajolotes y hasta
Pirañas Amazónicas, gozan de los cuidados que los enfermos carecen. Mientras se lee la
novela, el relato de los enfermos y el de la afición por los peces se alternan para dotarla de
cierto simbolismo en torno a la belleza, la fugacidad de la vida, la enfermedad y la muerte.
Cuando el mismo protagonista revela que comparte la enfermedad de sus huéspedes,
sabemos que todo el relato corresponde a los días previos a su agonía, cuando éste intuye
que, en total soledad, le sucederá lo peor.

Estructura[editar]
La novela está dividida en dos partes y cuenta con un narrador-protagonista. Primero se narra
el proceso de transformación del salón de belleza en Moridero, así como la naciente afición
del protagonista por la crianza de peces y la amistad de éste con dos de sus empleados. La
segunda parte enmarca a la primera temporalmente, pues en ella se conoce el origen familiar
del personaje principal, la apertura del salón de belleza y su posterior declive.
El anonimato destaca como aspecto que condiciona varios elementos narratológicos de la
obra, tales como el tiempo, el espacio y los personajes, ya que nunca se menciona una fecha,
un lugar o el nombre de algún personaje. Asimismo, jamás se sabe cuál es la enfermedad
padecida por los huéspedes del salón de belleza.

Mario Bellatin. Tusquets Editores, 2000.

Es una novela alegórica que muestra el poder de la muerte por sobre el de la


vida. El protagonista es homosexual y travesti, dueño de un salón de belleza al
que convierte más tarde en un moridero. Allí recibe a personas desahuciadas a
muerte para ayudarlas durante la última fase de su enfermedad, una peste a la
que nunca pone nombre pero que pareciera ser el sida. ¿Por qué alegórica?
Porque las ideas no se exponen directamente sino que se alude a ellas a
través de imágenes; porque los desahuciados a muerte se encierran en un
espacio artificial aislándose totalmente del mundo, por ciertas escenas de la
calle y de los baños de vapor, y por último y principal motivo, por los acuarios.

Explico. La muerte nos aparece apartada de toda otra influencia que la


pretenda contrarrestar. El narrador cree que nada ni  nadie podrá hacer
recuperar la salud a esos enfermos, y bajo esta convicción no quiere que se les
ofrezca  falsas esperanzas, ni que se invierta tiempo ni recursos en una causa
inútil, ni siquiera se les permite la visita de sus seres queridos. La muerte nos
aparece así en su total crudeza y dominio. Así la acepta el narrador, sin luchar
contra ella,  acompañando impasiblemente a los enfermos a recibir su muerte,
nada más.

En la calle, las imágenes de los «matacabros», ciertos actos de la policía y la


intolerancia o incomprensión de algunos ciudadanos así como las relaciones
entre los hombres que asisten a los baños de vapor son muestras de la
violencia sufrida por los homosexuales en su vida cotidiana;  la dureza de esta
carga de violencia se constata cuando ésta llega incluso a terminar en muerte.

La alegoría de la muerte es más evidente aun cuando observamos que los


acuarios y lo peces ocupan un espacio importante en la novela y que el
narrador pasa de los enfermos a los peces y viceversa como si hablara de una
misma secuencia, como si no estuviera cambiando de tema. ¿Y qué dice de
ellos? Nos habla de su ambiente,  ese encierro en sus propias paredes  (los
acuarios) y fundamentalmente de su mortandad, ya sea por falta de cuidados,
por el ataque de los peces más fuertes a los más débiles, o porque alguna
enfermedad se apodera de ellos.

El hecho de que el narrador sea travesti, que viva en un barrio pobre, y que
sólo reciba enfermos terminales en la última etapa de su mal, al parecer todos
homosexuales, podría ser otro empeño para enviarnos imágenes de
desamparo. Esta novela es, sin duda, lacerante y nos enfrenta a la fragilidad
de la vida.
Mario Bellatin, Salón de belleza, Tusquets, México, 1999.
Por: Alan Abarca Saint Martin
(alumno del Programa de Escritura Creativa)

Despiertas un día y decides hacer un cambio en tu corte de cabello. Sales de casa y caminas hacia el
salón de belleza de costumbre. Hay mucha gente afuera, pareciera que tardarías en entrar, sin
embargo la gente no va por un corte. Pancartas, gritos y movimientos a favor de la defensa de los
derechos es lo que adornan el espectáculo. Observas un aviso del gobierno en la puerta del mismo que
dice “CLAUSURADO POR INSANIDAD” y la típica banda amarilla de los policías “PROHIBIDO EL PASO”.
¿Qué es lo que ocurre aquí? Preguntas a uno de los manifestantes. El salón se ha convertido en un
Moridero y lo están clausurando, te contesta. ¿Moridero, qué es eso? Mario Bellatin nos responderá esa
pregunta.
Salón de belleza (Tusquets, 1999) es una nouvelle que nos narra la historia de un peluquero sin nombre
cuyo salón de belleza se convierte en un Moridero. Para saber exactamente qué es esto, le doy la
palabra al narrador de la historia: Hace algunos años, mi interés por los acuarios me llevó a decorar mi
salón de belleza con peces de distintos colores. Ahora el salón se ha transformado en un Moridero,
donde van a terminar sus días quienes no tienen dónde hacerlo, me deprime ver cómo poco a poco los
peces han ido desapareciendo . Algunas personas consideran este caso como algo humano, otros, como
el gobierno, intentan clausurarlo por romper con las normas de higiene. ¿Por qué el salón de belleza se
convierte en un Moridero? Una extraña peste brota en la ciudad, sin embargo no se sabe con exactitud
qué es.
Con comparaciones entre las distintas peceras que adornan el salón, Bellatin nos adentra a un mundo
donde la unidad y el apoyo es lo importante. Con elementos como la lectura en abismo, el lector
observara la situación y muerte de los peces, pero no sólo de ellos, sino también de las personas que
se encuentran allí. El autor juega con la estructura de la nouvelle al ir intercalando la situación de los
peces con la de los humanos.
El lector experimentará distintas sensaciones con respecto a esta forma de morir tan común en la Edad
Media. La nouvelle parece que cuenta la historia del peluquero, pero poniendo mayor atención, el
personaje principal es el Moridero mismo. El peluquero sólo es el pretexto para contar la historia. De
ahí que no tenga nombre alguno.
En Salón de belleza confluyen distintos aspectos de la vida humana: la ayuda, la tolerancia, las
distintas actividades filantrópicas y, sobre todo, el amor de las personas que pareciera no existir en los
personajes del Moridero, sin embargo hay una intensa carga de sentimientos por parte de los vivos
como de los moribundos.
Este libro es recomendable para aquellas personas que busquen un alivio en la ayuda del prójimo. A
pesar de que el peluquero llega a dudar de la decisión que tomó al recoger al primer enfermo e
intentar escapar, al final decide compartir su poca vida que le queda con ellos. La decisión de morir
asemeja la única salvación. Novela de tolerancia, novela de enfermedad y novela de muerte, Salón de
belleza se inserta en una época donde las enfermedades no logran ser vencidas por los adelantos
científicos.

Por Majo Ramírez


Salón de Belleza se publicó por primera vez en 1999, en esta breve novela
el autor nos presenta una historia un tanto desesperanzadora: la noticia de
una mortal enfermedad no era lo único que escandalizaba al mundo,
algunos de los que la padecían, tenían un estilo de vida que muchos
rechazaban: la homosexualidad. Las dificultades de ser gay y ser travesti
son poco tratadas por el narrador, éste no se arrepiente de su pasado ni de
sus costumbres. Si bien en alguna ocasión menciona el peligro que significa
encontrarse con la Banda de Matacabros, no existe, en realidad, alguna
declaración de culpabilidad ni remordimientos, ni siquiera existe un asomo
de miedo.
La cita de Kawata Yasunami, que utiliza Bellatin para dar comienzo a su
novela, es clave para entender de qué va la trama:
“cualquier clase de inhumanidad
se convierte, con el tiempo, en humana”.
¿A qué se refiere  con esto, es parte de la decisión de solo dirigir un
moridero? La historia se trata, básicamente, de cómo un salón de belleza se
transforma en un lugar para morir sin prolongar la agonía del enfermo. En el
Moridero está estrictamente prohibido llevar medicinas, remedios, doctores
o curanderos: nadie debe evitar lo inevitable. El lugar ofrece una muerte
digna, sin tratamientos que prolonguen el sufrimiento. De igual forma, a este
sitio solo pueden acceder aquellos que se encuentren en la etapa final de la
enfermedad. No se admiten mujeres, esto no se debe a que no le agraden
al director del Moridero, sino a que se niega a ver cómo la belleza, en la que
tanto trabajó, desaparece.
Antes de la epidemia de “los gérmenes”, cuando el salón de belleza era
próspero, todo en ese lugar estaba cubierto con acuarios. ¿Por qué la
afición del protagonista por los peces? ¿Las peceras en el salón de belleza
son parte de un mal presagio? Sus compañeros de trabajo “afirmaban que
traían mala suerte”. Cuando el salón de belleza se encuentra en la cumbre
de su esplendor, los peces y los espejos son sumamente importantes:
representan belleza y la reproducción de ella, recuerdan la época del éxito y
esplendor del protagonista. En cuanto el narrador-personaje presenta los
primeros síntomas del “mal” solo le queda una pecera con unos cuantos
peces Guppys, los peces sobreviven sin que les dé el cuidado que
necesitan y se mantienen con el agua verdosa; la atmósfera del lugar debe
cambiar. Antes de que la enfermedad se desarrollara en el cuerpo del
protagonista, el espacio cambia: las grandes peceras son ocupadas por las
pertenencias de los enfermos, sólo un acuario permanece, uno con peces
de color blanco y negro –quizás sean símbolo de la muerte, de lo podrido,
de la soledad; o acaso se relacionan con la misión del protagonista–. En
cuanto desparecen las Monjitas, reaparecen los Guppys: el último recuerdo
de vida.
Parece que los peces se relacionan directamente con el ánimo del
personaje, en alguna ocasión menciona cómo el color dorado –que se
relaciona con las Carpas Doradas– le daba seguridad para salir a la ciudad;
el color de la buena suerte (salvarse de la Banda de Matacabros), de la
atracción (enganchar a hombres atractivos), de la juventud y del éxito.
Incluso, el personaje compara los acuarios con sus visitas a los baños de
vapor: los cuerpos se confunden, y en los movimientos se siente una
atmósfera parecida a la de las peceras.

Temas principales:
Considero que en estelibro se aborda principalmente
la discriminación a las personas enfermas, ya que los
vecinos no son solidarios con ellos, además trata
valores como: la tolerancia, la amistad y el respeto,
ya que elpersonaje principal es lo que pretende
demostrar con el resto de los moribundos.

Personajes principales y secundarios, función y


carácter:
Nombre Adjetivo1 Adjetivo2
Protagonista SolidarioTolerante
Compañeros del salón Amigables Fraternales
Vecinos Desconsiderados Groseros
Hermanas de la caridad Conscientes Solidarias

Resumen del argumento:


• Salón belleza
• Acuarios
• Vida nocturna• Enfermedad
• Moridero

Lugares de la narración (país, región, ciudad,


ambientes):
En un salón de belleza, ubicado en el (D.F). En una
colonia semi-conflictiva. Que de día es tranquila,
pero denoche se puede esperar todo (pandillas,
prostitución, robos, etc.)

Medio social en que se desenvuelve la acción:


De acuerdo a la descripción parece una colonia de
clase media, que colinda conlugares conflictivos.

Épocas en que sucede la acción:


Considero que la obra se desarrolla en la época
actual, por que no esta alejado de la realidad que se
vive hoy en día, además la imagen que senos da del
salón de belleza es muy moderna por todos sus
implementos y sobre todo por los acuarios, que en
años pasados no eran muy comunes.
OBRE EL AUTOR

Mario Bellatin es un escritor peruano-mexicano nacido


en 1960. A los 10 años escribió su primer libro inspirado en
los perros. Es un escritor prolífico y de gran energía creativa.
Su obra fue traducida a varios idiomas y es considerado uno
de los escritores latinoamericanos más importantes. Estudió
en la universidad de Lima Ciencias de la Comunicación y
actualmente es director de la Escuela Dinámica de Escritores
en la Ciudad de México. Ha obtenido varios premios y ha
escrito entre otros: Mujeres de sal (1986), Condición de las
flores (2008), Disecado (2011), Gallinas de madera (2013).

MI LECTURA

La novela trata de un hombre, el dueño de un salón de


belleza en las afueras de una ciudad que posteriormente ha
sido convertido en un lugar de exclusión de los enfermos, de
una dolencia contagiosa que no se menciona, donde son
abandonados o asisten para morir cuando ya no hay
esperanza.

Lo que no tiene nada de divertido es la cantidad cada vez


mayor de personas que han venido a morir al salón de
belleza.

Ya no solamente amigos en cuyos cuerpos el mal está


avanzado, sino que la mayoría son extraños que no tienen
donde morir.
Durante la obra, aparece la fascinación del protagonista,
el narrador, por la cría de peces. A través del
comportamiento de los peces, logra aproximarse al
comportamiento humano. Los peces acompañan la
transformación y decadencia a través del proceso de agonía y
de muerte.
La obra se inicia con la bella pero dura frase de
Kawabata: "Cualquier clase de inhumanidad se convierte,
con el tiempo, en humana". Esta frase nos adentra en la
temática de la obra: el abandono de los enfermos, la
exclusión y el señalamiento. El antiguo salón  funciona como
un espacio cerrado, una clausura social. Me recordó a
los leprosarios y a los geriátricos, ambos sitios de espera
de la muerte, donde la esperanza ya no tiene cabida y donde
la sociedad excluye para preservar, paradójicamente, la vida
del afuera. Esos cuerpos ahí depositados, ya no sujetos sino
tan solos cuerpos, están ya muertos, en un tiempo futuro sin
futuro que se vuelve presente.  No valen las medicinas, los
recursos, el esfuerzo. Así, un pensamiento tan práctico, tan
inhumano, se transforma en pura humanidad.

Todos no son más que cuerpos en trance de desaparición.

Paradójicamente, el salón de belleza se transforma en


sitio de muerte. De belleza no resta ni una pecera. La visión
del protagonista es cruda, fría pero, en otros momentos,
cobra una extrema lucidez para analizar el comportamiento
de los demás y el propio. Él es directo, duro, sin metáforas ni
lirismo, describe las cosas cómo las ve, con frialdad y hasta
con objetivismo, incluso cuando narra su propio padecimiento
y su incertidumbre ante la soledad.

Querían vivir a pesar de que no existía modo de atemperar


sus males, a pesar de que el frío del invierno se colaba por
las rendijas de las ventanas. A pesar de que era cada vez
menor la ración de sopa que les servía.
         Por otro lado, él se hace responsable de aquellos que ya
la sociedad rechaza, los deja en la puerta, los abandona.
También están quienes asisten por sí mismos impulsados por
el temor al rechazo y a la muerte en la soledad debajo de un
puente o en la vía pública, ignorado, borrado. El protagonista
no sale a buscarlos, ellos llegan a su puerta. ¿Qué más podría
hacer? ¿Cerrar la puerta? ¿Dejarlos morir en la calle, bajo un
puente?

Si me hubieran hecho ese pedido en otro momento, jamás


habría permitido que mi salón de belleza se convirtiera en un
Moridero.

A medida que leemos, la obra nos permite movernos en


dos polos: la compasión y la crueldad. Al leer sentía que se
me tambaleaba el pensamiento párrafo a párrafo. ¿Es cruel
alargar el sufrimiento de quien va a morir sin esperanza? ¿Es
justo que para que no sufran quienes siguen viviendo tenga
que ser a costa de abandonar a quien muere? ¿No sucede con
los enfermos terminales que dado la agonía y el hundimiento
deseamos que no sufra más a costa de morirse ahí mismo?
¿No terminan siendo una carga para los parientes que luego
se echan en cara que yo hago más, que vos hacés menos,
como si el enfermo ya fuera un bulto sin volición que pesa y
molesta? Durísimo, pero ¿cuánto se silencia? La voz del
protagonista es eso, una voz que rompe el silencio del pacto
social de invisibilidad.

Prolongando los sufrimientos con la apariencia de la bondad


cristiana. Y lo peor, tratando a toda costa de demostrar lo
sacrificada que era la vida cuando era ofrecida a los demás.

Aquí nadie está cumpliendo ningún sacerdocio. La labor


obedece a un sentido más humano, más práctico y real.
         El libro me impactó por la forma de narrar un tema tan
difícil pero sobre todo por lo mucho que dice en pocas
páginas. La voz del narrador por momentos me hacía pensar
que estaba ante un asesino serial o ante el ser más
compasivo. Muchos de quienes llegan son aquellos
abandonados que no tienen donde morir, porque las familias
tienen miedo de contagiarse, porque los han arrojado a la
calle y porque la única opción es morir debajo de un puente.
Recordé los antiguos leprosarios, esos espacios de exclusión
donde recaía todo el peso de la sociedad, el estado de
concentración de los pecados, el castigo. Incluso el narrador
se refiere al a enfermedad como “mal”. La enfermedad como
castigo divino, quizás, la enfermedad como purga de la
sociedad toda. El protagonista también podría mimetizarse
con la imagen de los flagelantes itinerantes quienes iban de
ciudad en ciudad expiando en sus propios cuerpos el pecado
de los demás.

Y testigos hieráticos del mal, logran su salvación en esta


misma exclusión y gracias a ella: con una extraña
reversibilidad que se opone a la de los méritos y plegarias,
son salvados por la mano que no les es tendida. El pecador
que abandona al leproso en su puerta, le abre las puertas de
la salvación. (Michel Foucault)

Los pobres, los vagabundos, los muchachos de correccional,


y las “cabezas alienadas”, tomarán nuevamente el papel
abandonado por el ladrón, y veremos qué salvación se espera
de esta exclusión, tanto para aquellos que la sufren como
para quienes los excluyen. Con un sentido completamente
nuevo, y en una cultura muy distinta, las formas subsistirán,
esencialmente esta forma considerable de separación
rigurosa, que es exclusión social, pero reintegración
espiritual. (Michel Foucault)
La enfermedad quizás sea el sida pero no se la nombra
más. Tampoco tiene nombre el protagonista. Esta falta de
nombre posibilita la generalidad de cualquier enfermedad, ya
sea el sida u otra. Y él cobra un rostro anónimo, el de nadie y
el de todos. Igual para los que llegan a morir. La
ambivalencia persiste también en los sentimientos que me
sucedieron mientras leía: el moridero como sitio de
compasión y el  moridero como sitio de crueldad.
         Me fue inevitable pensar en la resignificación de la
muerte. De la muerte como recapitulación de la vida, como
momento de pacto con dios y de arrepentimiento hasta la
muerte como proceso negado e invisibilizado como en el hoy,
como se lee en el libro de Philippe Ariès, Morir en Occidente.

Acabamos de ver cómo la sociedad moderna privó al hombre


de su muerte y cómo sólo se la restituye sino la utiliza para
perturbar a los vivos. Recíprocamente, prohíbe a los vivos
que se muestren emocionados por la muerte de los otros, no
les permite ni llorar a los difuntos ni demostrar extrañarlos.

Poco a poco, el interés o la piedad se desplazaron del


moribundo a la familia y los sobrevivientes.

El moridero puede ser cualquier lugar. La sala de


terapia intensiva es un moridero donde uno no puede entrar
a ver a los parientes, donde se ocultan detrás de un muro, se
los tapa para que no sean vistos e incluso podemos pensar
que nosotros los hemos “dejado” allí, están allí con nuestro
consentimiento, están allí para morir. Una sala de velorios
también es la consecuencia de un moridero, de una muerte
que pasa a ser tabú, muerte contaminante, en tensión con la
vida, la gran destructora. Y está San La Muerte, la muerte en
forma de santo a quien rezan para pedir una buena muerte.
Una buena muerte es una muerte rápida. Hay miedo a la
agonía, al sufrir, al no poder morir, al perdurar. “Por suerte
ya se fue”, “por suerte ya no sufre”, y demás dichos que uno
ha escuchado en los velorios. La muerte como la suspensión
del sufrimiento, ya no un pacto con un dios, ya no es el
momento de evaluar la vida; la muerte es una cuchillada
compasiva.

MENSAJES

-Hay varias maneras de morir y el abandono también es


muerte
-La invisibilidad de ciertos procesos para ocultar al resto de
la sociedad constituido en un  en un acto entre liberatorio e
irresponsable
-La esperanza a veces no alcanza
-Los “morideros” cambian el contenido pero siguen siendo
morideros.
-No es más compasivo alargar el sufrimiento de un ser
humano
-La soledad de los excluidos y rechazados, la soledad de los
enfermos.

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