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SEMINARIO MAYOR “SAN JOSÉ” DE LA DIÓCESIS

DE VERACRUZ

2do. Filosofía

EL PROBLEMA DE LA FE Y LA RAZÓN: ARMONIA


O CONFLICTO. UN BREVE EXCURSUS HISTÓRICO
DE LA ANTIGÜEDAD A LA MODERNIDAD.

Trabajo de Ensayo

Asesor: Lic. José Manuel Luna Conde


Alumno: Juan Carlos Flores Pérez

Veracruz, Veracruz, México, 22 de marzo de 2020

1
ÍNDICE

Introducción

1. Breve análisis histórico sobre el problema del “divorcio” entre la fe y


la razón en la historia de la filosofía.

1.1Filosofía Antigua

1.2Edad Media

1.3Modernidad.

2
INTRODUCCIÓN

3
1. La razón y la fe en Clemente de Alejandría

1.1 Contexto histórico


En este primer apartado analizaremos la figura de Clemente Alejandría a
partir de su obra los Stromata, concretamente el libro I sobre la Religión y
la Cultura.
Nuestro punto de partida será la cita de Hch 17,32 el famoso discurso de
Pablo en el Areópago en el que se da de acuerdo a M. Merino 1 por primera
vez la conciencia del delicado problema de las relaciones entre razón y fe.
El problema de éstas relaciones es analizado no sólo en ése pasaje del
texto sagrado, sino también la misma literatura sapiencial, concretamente en
el libro de la Sabiduría en el que de acuerdo con M. Tábet 2, el autor
posiblemente quiso entablar un diálogo con el mundo pagano-helenista para
ofrecer una enseñanza de la magnificencia de la religión judía.
Con esto damos por sentado que nuestro autor (Clemente de Alejandría)
vivió en la época donde precisamente el cristianismo estaba en una guerra
de discusión teológica similar a la que Pablo en su tiempo vivió en la que se
buscaba conciliar y hacer entender a los paganos que el cristianismo como
religión revelada por Dios, no era contrario a la razón.
Por su parte, M. Merino señala dos circunstancias históricas que nos
ayudan a situarnos frente al contexto en el que vivió Clemente, a saber: el
encuentro de Grecia y Roma y la integración del cristianismo a la cultura
grecorromana.3
Ante la pretensión de algunos de que la filosofía no sirve para la fe y/o
para la vida4, Clemente afirma siguiendo a Aristóteles en su Protréptico:
“… para suponer que la filosofía es inútil al menos sería útil establecer la
afirmación de su inutilidad”5
¿en qué sentido podríamos decir que la filosofía es inútil? Puesto que el
simple hecho de preguntarnos su inutilidad, estamos ya haciendo filosofía,
aunque sea paradójico. Por tanto, es indudable su utilidad y más aún en su
función propedéutica como lo analizaremos más adelante.
M. Merino afirma sobre lo anterior: “… antes que la utilidad de la
filosofía por parte de un creyente que mira a la razón, se encuentra la
1
M. Merino, Razón y fe en Clemente de Alejandría en revista Teología y Vida, Vol.LII (2011), 53.
2
M. Tabet, Introducción al Antiguo Testamento, Tomo III Libros poéticos y sapienciales,
3
M. Merino, Op. Cit., 58-59.
4
Cf. Clemente, Strom., I, 20,2. Citado en M. Merino p. 64
5
Clemente de Alejandria, Stromata, I, cap II, 19.1

4
cuestión de la utilidad de la razón por parte de un filósofo que mira a la fe
[…] no es solo un problema de uso… sino sobre todo de naturaleza.
Analizando quizá anacrónicamente ésta última proposición del
Alejandrino, el principal problema de nuestro trabajo habrá de ser un error
metodológico en el que no se sabe distinguir qué objetivo persigue cada
ámbito, es decir, el de la fe y el de la razón.

1.2 La razón clementina


¿qué entendía Clemente por razón? Ciertamente la filosofía entendida como
ciencia de la verdad y del bien en sí mismos6 sirve a modo de preparación para
la fe revelada, mejor aún dispone la mente para concebirle y así poder
demostrarla.
Clemente afirma: “…puesto que la filosofía es una imagen clara de la
verdad, un regalo divino concedido a los griegos… además, no nos separa de
la fe, como embaucados por un arte engañoso, sino que, por decirlo de alguna
manera, nos predispone con un más amplio bagaje que sirve como de
gimnasio común en la demostración de la fe”.7
Por su parte, J. Sanguinetti expone que también la filosofía puede ser
entendida como paideia:

[…] la filosofía es vista por Clemente esencialmente como paideia, educación, cosas
que eran consideradas en la escuela helenística de filosofía y en los grandes clásicos
como Sócrates y Platón […] En cuanto a la paideia ésta incluye toda la cultura, la
ciencia y las artes, de las cuales, la filosofía ocupa el centro en cuanto que es la
búsqueda de la verdad en su más profunda realidad, la cual, para Clemente, en
continuidad con gran parte del pensamiento clásico es Dios.8

Además de que nos dispone a la apología, es decir a la defensa de la fe, no


existe contradicción entre ambas como dice el Alejandrino:

[…]la razón en el pensamiento de Clemente, está abierta a la fe por su misma naturaleza;


no se pone al lado de la fe, en paralelo, concordando con ella por una fortuita

6
Cf. Stromata I, 93,4. citado en M. Merino, Op. Cit., 62
7
Clemente, Stromata 20.1-.3
8
J.J.Sanguinetti, Il senso de la filosofía nella prospettiva di Clemente alessandrino, Pontificia Università
della Santa Croce, pubblicato in A. Acerbi, F. F. Labastida, G. Luise (a cura di), La filosofia come Paideia,
Armando, Roma 2016, pp. 35-50: “La filosofia è vista da Clemente essenzialmente come paideia, educazione,
così come era considerata nelle scuole ellenistiche di filosofia e anche dai grandi classici quali Socrate e
Platone. In quanto paideia include tutta la cultura, cioè le scienze e le arti, di cui la filosofia occupa il centro
in quanto è la ricerca della verità più profonda sulla realtà, che per Clemente, in continuità con gran parte
del pensiero classico, è Dio”.

5
coincidencia o armonía preestablecida, sino sobre todo porque la fe comienza donde
termina la razón, en perfecta continuidad, en perfecta coherencia, creando una simbiosis
que en vez de ser una pérdida de la naturaleza o de la sobre-naturaleza, de la razón o de
la fe, es un provecho para ambas , una potencialidad entre ambas, porque cada una
cumple con su misión propia, querida por Dios mismo, autor de una y otra.9

Ya que se da por sentada la no-contradicción entre ambas (la fe y la razón)


se puede comprender ahora cuál es la finalidad la cooperación de las mismas:
defensa de la fe contra los ataques del error 10. Es por ello que, en ésta época,
que es posterior al concilio de Nicea (año 325 d.C) se desataron, como
decíamos más arriba, discusiones apologéticas entre los cristianos y los
paganos cultos, en los que se debatía si acaso la filosofía griega podía ser
compatible con “el escándalo de la cruz” como decía Pablo, propuesto por el
cristianismo, es decir si es razonable o no adherirse a la fe en Dios.

1.3. La fe como pistis


El término pistis nos es familiar en autores anteriores a Clemente, por
ejemplo, en Platón y Aristóteles. M. Merino11 afirma que éste término a partir
del Alejandrino tendrá un giro bastante significativo, se refiere que, si bien en
Platón la pistis designaba un conocimiento inferior (conjetura o eikasia), en
Aristóteles como un medio para el juicio (archaí), ahora para Clemente la
pistis constituirá un fundamento de conocimiento para el hombre, de ahí que
la fe será pues “un bien interior que confiesa la existencia de Dios, aunque sin
abarcarlo, pero lo glorifica como existente”.12
Ahora bien, Clemente resalta una doble función de la misma, a saber: una
de preconcepción, la cual es anterior al razonamiento y otra de asentimiento la
cual consiste en sí deliberado y es posterior.13 Siguiendo los Stromata
clementinos en el capítulo V citado en la tesis doctoral de Luis Jiménez, Pablo
de Tarso ya había demostrado éstos dos funciones en su carta a los Romanos:

El Apóstol parece, pues, anunciar una doble fe (Rm l:13), o mejor, una fe única que
recibe su acrecentamiento y perfección. La una que es la fe común se halla establecida: a
los que deseaban ser curados y se morían por la fe el Señor les decía: “Tu fe te ha
salvado” (Mt. 9:22). La otra fe, más imperfecta y edificada sobre la primera se concluye
en el creyente y se completa con lo que viene de la enseñanza y del cumplimiento de los
preceptos: tales eran los apóstoles, de los cuales se ha dicho que su fe era capaz de
9
M. Merino, Op. Cit., 70.
10
Cf. Stromata I, 100,1 citado en M. Merino, Op. Cit., 70
11
Cf. M. Merino, Op.Cit., 78
12
Cf. Ibid, 78-79.
13
Cf. Ibid, 82.

6
transportar montañas y transportar los árboles (Cf., Mt 17:20). Así cuando comprendían
la grandeza de su poder, pedían al Señor les aumentase su fe, que como el grano de
mostaza echa útiles raíces en el alma y crece fuertemente en ella, de tal suerte, que con
los discursos de los misterios celestes reposan en ella14

Las anteriores funciones vendrán a ser respuesta a las objeciones por parte
de los filósofos y hetedorodoxos15 de su tiempo; lo que aquí afirma Clemente
es que la fe es un acto libre que parte de la voluntad y en ese sentido como
exigencia de esa libertad de existir de suyo, un bien conocido, es decir la
pistis.
En esencia, la filosofía en su relación con la pistis cumple una función
instrumental, es decir ayuda al hombre a reconocer que la razón no es capaz
de abarcar la totalidad, incluso a Dios, sino antes bien, por la pistis el hombre
será capaz de acceder a Él. Cabe resaltar que al decir instrumental no se quiere
afirmar que la filosofía sea, como dirán los medievales: ancilla theologiae,
debido a que en tiempos de Clemente no existía una distinción entre filosofía
y teología debido a que ésta última aún no era conocida como ciencia, sino
hasta el medievo16. Sobre ésta cuestión profundizaremos más adelante.

2. ¿Philosophia ut ancilla theologiae aut theologia


ancilla philosophie?
Desde el siglo IV hasta el alta escolástica (siglos XII-XIV) prevaleció la
armonía entre la fe y la razón, e incluso podemos afirmar que el medievo
consistió básicamente en establecer las bases para hacer de la teología una
ciencia en sentido estricto. Los autores de éste periodo tendrán como objetivo
profundizar en las cuestiones de fe, ejemplo de éstos tenemos a San Agustín,
San Anselmo, Santo Tomás de Aquino, entre otros.
En éste apartado analizaremos el aforismo philosophia ancilla theologiae
citado por el papa Juan Pablo II en Fides et Ratio n° 77, el cual afirma:

[…]la filosofía ya desde la edad patrística, fue llamada ancilla theologiae. El titulo no
fue aplicado para indicar una sumisión servil o un papel meramente funcional de la
filosofía en relación con la teología. Se utilizó más bien en el sentido con que Aristóteles
14
Stromata, V,1,2-3 citado en L. Felipe Jiménez, Gnosticismo y cristianismo: el cuerpo humano y los
orígenes de la pedagogía cristiana, Madrid, 1998, 228.
15
Cf. Ibidem: Los filósofos postulaban que la pistis consistía un grado inferior de conocimiento según la
visión platónica, mientras que los heterodoxos negaban que la fe fuese una cuestión de libre.
16
J.J.Sanguinetti, Op. Cit,4: “in Clemente non esiste una distinzione tra filosofia e teologia, anche perché
non era ancora conosciuta la teologia come scienza”

7
llamaba a las ciencias experimentales como siervas de la filosofía primera. La
expresión[…] ha servido para indicar la necesidad de las dos ciencias y la imposibilidad
de su separación17.

Ahora bien, de acuerdo con lo explicación de J. Luis Illanes 18, el aforismo


en cuestión tiene ya sus antecedentes en la Patrística, concretamente en
autores como Filón de Alejandría y el mismísimo Clemente de Alejandría, del
cual ya hemos hablado anteriormente.
El aforismo se encuentra explícito en la obra de Pedro Damián De divina
omnipotentia en el cual se lee: “Si en algún momento se acude, para tratar de
los dichos divinos, a lo que deriva de la pericia del arte humano, esta pericia
no debe pretender arrogantemente un derecho de magisterio, sino ofrecer un
servicio humilde y sumiso, al modo como actúa una esclava respecto de su
señora”.19
E. Gilson considera que Pedro Damián considera aquí a la filosofía en clave
de esclavitud e incluso mera utilización20. El problema que hay de fondo –
siguiendo a J.Illanes21- es que el término “teología” que aparece en el aforismo
no es considerado por Pedro Damián como lo entendía la Patrística, es decir,
como vida de comunión con Dios sino en el sentido moderno del término, a
saber: como ciencia.
Ahora bien, no sería correcto desechar el aforismo, sino más bien
reivindicar su sentido y darle una adecuada dirección como bien sugiere
J.Illanes: nemo theologus, nisi philosophus22.
En síntesis, el aforismo debe entenderse adecuadamente para evitar caer en
equívocos y debemos recordar que ambas ciencias no son servidoras una de la
otra, sino que cada una tiene su ámbito al cual debe responder.

17
Juan Pablo II, Fides et Ratio,77
18
Cf. J. Illanes, Philosophia ancilla theologiae: Limites y avatares de un adagio en Scripta Theologica
36(2004/1), 15. A propósito de Filón de Alejandría en De Congresu eruditionis gratia, 14,79-80 citado en
Illanes: “La filosofía-escribe el judío alejandrino- es la búsqueda de la sabiduría y la sabiduría es el
conocimiento de las cosas divinas y humanas y de sus causas. De modo semejante a como la cultura
obtenida a través del ciclo de estudios es la sierva de la filosofía así la filosofía es la sierva (doúle) de la
sabiduría.
19
Pedro Damián, De divina omnipotentia, c.5 (PL 145.603) citado en J. Illanes, Op. Cit., 23
20
E. Gilson, La servante de la theologiae cap II citado en J.Illanes, Op. Cit., 23
21
Cf. J.Illanes, Op. Cit., 23
22
“no se llega a ser teólogo sin antes ser filósofo”. Cf. Ibíd., p. 27.

8
3.El Positivismo y Neo-positivismo: ruptura entre
filosofía y teología.
Daremos un paso gigantesco a la época moderna, nos situaremos
ahora a mediados del siglo XIX para abordar el asunto del “positivismo”
que ha sido ampliamente estudiado no sólo a modo de buscar sus causas
sino más bien, estudiando los efectos que ha provocado en los sucesivos
pensadores de occidente y el impacto en lo que hoy conocemos como la
sociología. El positivismo está circundado por acontecimientos
históricos que sin duda ha marcado la historia no sólo del pensamiento
filosófico sino de la humanidad. Podríamos destacar brevemente dos: los
efectos de la revolución francesa de finales del 1700 y las dos guerras
mundiales (1917 y 1945) respectivamente.
3.1 Cuestiones esenciales sobre el positivismo.
El positivismo propiamente dicho no es una doctrina sistemática
atribuida a un solo autor, sino que es bastante amplio y se puede abordar
desde diversos ámbitos. Siguiendo la distinción cronológica-temática
de C. Moulines23 podemos vislumbrar el positivismo en tres periodos de
la historia, a saber: el “proto-positivismo” francés de los geómetras24
anteriores a Comte ; el positivismo clásico de Comte y Stuart Mill; y el
positivismo crítico surgido en Alemania y Gran Bretaña con autores
como Mach y otros predecesores del positivismo lógico del Circulo de
Viena.
Hasta éste punto podemos ahora preguntarnos ¿qué es en sí el
positivismo? El mismo C. Moulines nos ilustra a éste respecto diciendo:
“el positivismo no consiste en un conjunto de tesis establecidas por
escrito en algún sitio, sino más bien en una determinada actitud que ha
evolucionado mucho a través del tiempo”25.
3.1.1 Concepto y distinciones.
Primero que todo, el término “positivismo” -como bien señala N.
Abbagnano-, “fue adoptado por primera vez por Saint-Simon para
designar el método exacto de las ciencias y su extensión a la filosofía”
26
. Por su parte Auguste Comte siguiendo a éste último decide utilizar
ése término para elaborar su discurso filosófico.
23
C. Ulises Moulines, “La génesis del positivismo en su contexto científico”in Diánoia, vol. 21, no.21,1975,
31-49.
24
Por geómetras entiéndase aquellos físicos-matemáticos del siglo XVIII formados bajo la influencia de
tres corrientes: la física newtoniana, el mecanicismo geométrico cartesiano y el empirismo británico.
25
C. Ulises Moulines, Op.Cit., 31.
26
N. Abbagnano, Dicc. Filosofía, 936

9
Podemos secundar el tema de la distinción conceptual sobre el
positivismo con la realizada por J. Ferrater Mora 27, el cual señala (con
algunas diferencias con la distinción de C. Moulines que hemos citado)
primero el positivismo clásico donde figuran autores como el mismo
Comte, John Stuart Mill y Herbert Spencer; el positivismo inglés con el
empirismo de Hume, el positivismo idealista de Vaihinger y el
sensacionismo de Mach; y por último, el lógico o también llamado neo-
positivismo o neo-empirismo forjado a partir del Circulo de Viena con
Moritz Schlick a la cabeza. De ésta última cuestión hablaremos más
adelante.
Tratemos de entender en esencia lo qué es el positivismo haciendo
una antítesis con el humanismo renacentista del siglo XV: así como en el
renacimiento la humanidad era exaltada por sobre todas las cosas, ahora
en el positivismo-siguiendo a N. Abbagnano- “se exalta la ciencia como
la única guía de la vida particular del hombre, es decir como único
conocimiento, única moral, y única religión”28.
3.2 La ley de los tres estadios.
Auguste Comte el que una vez fuese estudiante de L’ècole
polytechnique (Francia) en el año de 1844 publica su discurso sobre el
espíritu positivo el cual es considerado por J.Marías como un “breve
libro que encierra vigorosamente lo esencial del pensamiento
comtiano”.29
Dentro de su discurso es de resaltar la “ley de los tres estadios” la cual
expone de la siguiente manera:

Según esta doctrina fundamental, todas nuestras especulaciones, cualesquiera,


están sujetas inevitablemente, sea en el individuo, sea en la especie, a pasar
sucesivamente por tres estados teóricos distintos, que las denominaciones
habituales de teológico, metafísico y positivo podrán calificar aquí
suficientemente, para aquellos, al menos, que hayan comprendido bien su
verdadero sentido general […] el primer estado debe considerarse siempre, desde
ahora, como provisional y preparatorio; el segundo, que no constituye en realidad
más que una modificación disolvente de aquél, no supone nunca más que un
simple destino transitorio, a fin de conducir gradualmente al tercero; en éste, el
único plenamente normal, es en el que consiste, en todos los géneros, el régimen
definitivo de la razón humana.30

27
Cf. J. Ferrater, “positivismo” pp.455-456.
28
N. Abbagnano, Op. Cit., 936.
29
Disc. Sobre el E. Pòsitivo, prologo, p.2
30
J. Marías, Prólogo. A. Comte, Discurso sobre el espíritu positivo, . § 2

10
En el desarrollo del discurso, el filósofo de Montpellier explica cada uno de
éstas etapas por las que la humanidad ha pasado. Dentro del estadio teológico
o ficticio como él le llama, menciona y distingue tres fases: el fetichismo, el
politeísmo y el monoteísmo31. En éstas fases el ser humano ha partido desde el
hecho de crearse imágenes consideradas por ellos “sagradas”, “tótems”
(fetichismo), etc.; pasando por la época politeísta, por ejemplo, podemos citar
la cultura griega o egipcia de índole politeísta hasta el grado en que la
humanidad ha adoptado la creencia en un solo Dios (monoteísmo).
Respecto al estadio metafísico o abstracto cabe resaltar el “desprecio” que
le dirige al grado de llamarle “enfermedad crónica”. En éste punto, Comte la
critica severamente por su manera tan abstracta de abordar los fenómenos y
por el uso excesivo de funciones quiméricas o imaginativas 32. Cabe añadir a
éste respecto la exclusión de la causalidad (el porqué, y el para qué de las
cosas) y el enaltecimiento del cómo de las cosas33.
Por último, el estadio más importante para Comte: el positivo o real. Su
regla fundamental es la siguiente: “toda proposición que no puede reducirse
estrictamente al mero enunciado de un hecho, particular o general, no puede
ofrecer ningún sentido real e inteligible”34.En otras palabras, la demostración o
verificación empírica de los hechos particulares constituye el criterio único de
certeza o mejor dicho de positividad, con ello se pretende derrumbar los
estadios anteriores (teológico y metafísico). Ésta última proposición nos
ayudará a comprender la doctrina del positivismo lógico o neo-positivismo.
M. Artigas resume de manera sintética la ley propuesta por Comte:

Según su famosa ley de los tres estadios, la humanidad ha pasado por tres fases. La
primera es la mítico teológica; en ella, el hombre inventaba dioses y causas
sobrenaturales para explicar los fenómenos naturales que no entendía, para encontrar
cierta seguridad. En la segunda, la metafísica, el razonamiento abstracto de las teorías
filosóficas sustituyó a la religión. Por fin, la tercera y definitiva, la fase científica o
positiva, se ha hecho posible gracias a la ciencia moderna, que permite al hombre
desechar los mitos religiosos y las teorías metafísicas como inservibles y controlar las
fuerzas naturales gracias a un conocimiento científico que prescinde de buscar
explicaciones últimas y se limita a observar los hechos y a relacionarlos entre sí35.

31
Discurso, §4-6.
32
Cf. Discurso § 9-10.
33
J. Ferrater, “positivismo” p.456
34
Discurso, § 12
35
M. Artigas, Ciencia, Razón y Fe, p. 19.

11
La conjetura comtiana sobre el establecer la positividad 36 en el ámbito de la
ciencia, la política y la religión y a la vez de unificarlos resulta algo
problemático a la hora de estudiarlo pues ,nos daremos cuenta más adelante
que no todos los seguidores de Comte continuaron con la doctrina positiva en
su totalidad, sino solamente en algunos aspectos.
3.3Crítica al Positivismo de Comte: Neopositivismo y su eco en la
actualidad.
Es de tener muy en cuenta que después de Comte, es decir en el periodo del
positivismo crítico (mediados del siglo XIX) surgen diferencias y semejanzas
notables entre la doctrina comtiana y el pensamiento de los autores
posteriores. Cabe decir que son mayores las diferencias y de eso nos daremos
cuenta en las conclusiones a éste subtema. Para poder ahondar en ésta
circunstancia de manera sintética tomaremos en cuenta las reflexiones de E.
Agazzi37 en su artículo sobre “los cien años de la muerte de Comte”.
Agazzi menciona tres puntos de divergencia: la religión de la humanidad ,
la concepción comtiana de la psicología; y uno de semejanza hasta cierto
punto38(la actitud anti metafísica) entre el llamado positivismo clásico y el
positivismo subsecuente39.
Respecto a la religión de la humanidad cabe recordar el propósito del
filósofo de Montpellier de establecer una religión de la humanidad con los
criterios de la ciencia, es decir universales e inmutables. Éste fue precisamente
el error de Comte, es decir, el hecho de estar convencido de que una serie de
leyes fijadas para la sociedad servirán para dotarla de aquella paz que la
guerra les había robado, puesto que “sabemos que el ser humano no es un ser

36
Entiéndase por positivo aquello que designa lo real en oposición a lo quimérico (i.d aquello que existe
sólo en la imaginación) Cf. A. Comte, Op. Cit., §31)
37
E. Aggazi, “CENTO ANNI DALLA MORTE DI COMTE DAL POSITIVISMO DI COMTE AL NEOPOSITIVISMO.”
Rivista Di Filosofia Neo-Scolastica, vol. 49, no. 5/6, 1957, pp. 385–422. JSTOR,
www.jstor.org/stable/43067630. Accessed 19 Apr. 2020.
38
Para éstas referencias véase G. Reale et D. Antiseri, Historia del pensamiento filosófico y científico III:
Del Romanticismo hasta hoy, Herder, Barcelona, 298-299. Asevero que hasta cierto punto pues, autores
como H. Spencer y Stuart Mill no adquieren la actitud anti-metafísica, sino todo lo contrario. Ejemplo de ello
es H. Spencer que hace estudios relacionados al papel de la evolución dentro de la religión y su
complemetariedad.
39
“Questa brevissima rassegna dei principali positivismi post-comtiani è suffficiente a farsi vedere che, se
è vero che a certe tesi di Comte fu dato crédito da molti, nessuna riscosse l’umanimità dei consensi, e
alcune, furono addirittura quasi unánimemente respinte[…] Fra quelle respinte da tutti viene in primo luogo
la religione del l’umanità […] Una seconda teoría pure universalmente respinta fu la concezione comtiana
della psicología[…] Oltre a questi punti sui qualiE. Agazzi, Op.Cit., 391-393

12
estable, sino que se encuentra en constante cambio y que éste último está en
función de la cultura y demás factores”40

40
Curso de Historia de la filosofía contemporánea, Lección sobre la ley de los tres estadios y la sociología
de A. Comte, marzo de 2019, 10:00 hrs.

13

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