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Harry Potter
Y los Métodos de la Racionalidad

Por Eliezer Yudkowsky


Traducido al español por Rhaidot
Libro 2: Harry James Potter-Evans-Verres y las Sombras de la Muerte

Basado en los libros de Harry Potter creados por J. K. Rowling

Encuentra el original en Inglés en: http://hpmor.com


Encuentra la traducción al español en: https://www.rhaidot.blogspot.com

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Contenidos
1. Pecado Cardinal...........................................................................................................Página 7
2. Pretendiendo Ser Sabio, Parte 1................................................................................Página 14
3. Pretendiendo Ser Sabio, Parte 2................................................................................Página 30
4. Anulación Directa.....................................................................................................Página 34
5. Coraje........................................................................................................................Pagina 40
6. Humanismo, Parte 1..................................................................................................Página 47
7. Humanismo, Parte 2..................................................................................................Página 63
8. Humanismo, Parte 3..................................................................................................Página 66
9. Humanismo, Parte 4..................................................................................................Página 74
10. Teoría de la Personalidad.........................................................................................Página 84
11. Prioridades utilitarias.............................................................................................Página 108
12. Información Previa................................................................................................Página 115
13. Egocentrismo.........................................................................................................Página 125
14. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 1.....................................................Página 133
15. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 2.....................................................Página 140
16. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 3.....................................................Página 148
17. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 4.....................................................Página 151
18. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 5.....................................................Página 163
19. El Experimento de la Prisión Stanford, Optimización Restringida, Parte 6.........Página 178
20. El Experimento de la Prisión Stanford, Cognición Restringida, Parte 7..............Página 187
21. El Experimento de la Prisión Stanford, Cognición Restringida, Parte 8..............Página 197
22. El Experimento de la Prisión Stanford, Curiosidad, Parte 9................................Página 207
23. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 10.................................................Página 218
24. El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 11, Secretos y Sinceridad............Página 226
25. Experimento de la Prisión Stanford, Final..........................................................Página 240
26. El Experimento de la Prisión Stanford, Conclusiones........................................Página 251

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Capítulo 1
El Pecado Cardinal
...
Brillante el sol, brillante el aire, brillante los estudiantes y brillantes sus padres, limpio el suelo
pavimentado de la Plataforma 9.75, el Sol de invierno paseando no muy alto en el cielo a las 9:45AM
de la mañana de Enero 5, 1992. Algunos de los estudiantes más jóvenes vestían bufandas y guantes,
pero la mayoría simplemente se cubrían son sus túnicas; eran magos, después de todo.
En cuanto Harry llegó a la plataforma de descenso, se quitó su bufanda y abrigo, abrió un
compartimiento de su baúl, y metió allí sus cosas de invierno.
Por un largo momento, se quedó de pie permitiendo que el aire de Enero lo mordiera, nada más para
ver qué se sentía.
Harry sacó su túnica de mago, las pasó por encima de sus hombros.
Y finalmente, Harry extrajo su varita; y no pudo evitar pensar en los padres a los que acababa de decir
adiós con un beso, del mundo cuyos problemas estaba dejando atrás...
Con una extraña sensación de culpa inevitable, Harry pronunció, "Thermos."
La calidez descendió a través de él.
Y el Niño-Que-Vivió había regresado.
Harry bostezó y se estiró, sintiéndose más letárgico que cualquier otra cosa al final de sus vacaciones.
No tenía ganas de leer sus libros de clase, ni siquiera alguna ciencia ficción seria, ésta mañana; lo que
necesitaba era algo completamente frívolo para ocupar su atención...
Bueno, eso no sería difícil de lograr, si estaba dispuesto a renunciar a cuatro Knuts.
Además, si el Diario el Profeta estaba corrompido y el Quibbler era el único periódico competente,
podría haber alguna noticia real y censurada por allí.
Harry regresó al mismo quiosco de periódicos de la última vez, preguntándose si el Quibbler podía
superar el encabezado que había visto antes.
El vendedor empezó a sonreír cuando Harry se aproximó, y entonces la expresión del hombre cambió
de repente, al captar un vistazo de la cicatriz.
"¿Harry Potter?" jadeó el vendedor.
"No, Sr. Durian," dijo Harry, ojos saltando brevemente a la etiqueta con el nombre del sujeto, "no soy
más que una asombrosa imitación -"
Y entonces la voz de Harry se detuvo en su garganta, cuando atrapó el encabezado sobre el Quibbler
doblado.
VIDENTE BORRACHA ESCUPE SECRETOS:
EL SEÑOR OSCURO VA A REGRESAR,
Por tan sólo un instante, Harry intentó enmascarar su expresión, antes de darse cuenta de que no estar

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conmocionado sería igual de revelador, en otro sentido -
"Disculpe," Harry dijo. Su voz sonaba algo alarmada, y él ni siquiera sabía si eso era revelar
demasiado, o nada más lo que su reacción normal debería ser si él desconociera todo. Había pasado
demasiado tiempo al lado de los Slytherins, estaba olvidando cómo ocultar secretos de las personas
ordinarias. Cuatro Knuts golpearon el contador. "Una copia del Quibbler, por favor."
"¡Oh, no se preocupe, Sr. Potter!" exclamó el vendedor apresurado, agitando sus manos. "Es – no
importa, sólo -"
Un periódico voló a través del aire y tocó los dedos de Harry, y él lo desdobló.
VIDENTE BORRACHA ESCUPE SECRETOS:
EL SEÑOR OSCURO VA A REGRESAR,
PARA CASARSE CON DRACO MALFOY
"Es gratis," propuso el vendedor, "para ti, me refiero -"
"No," Harry rechazó, "iba a comprar uno de todos modos."
El vendedor cogió las monedas, y Harry leyó.
"Cielos," Harry espetó tras un minuto y medio, "pones ebria a una vidente con seis tragos de whisky
Escocés y ella soltará todo tipo de cosas secretas. O sea, ¿quién hubiera pensado que Sirius Black y
Peter Pettigrew eran en secreto la misma persona?"
"No yo," respondió el vendedor.
"Incluso pusieron una foto de los dos juntos, para que sepamos quién es secretamente la misma
persona."
"Aja," comentó el vendedor. "Un disfraz muy sagaz, ¿no es así?"
"Y en secreto tengo sesenta y cinco años de edad."
"Usted no luce ni la mitad de eso," el vendedor felicitó con amabilidad.
"Y estoy comprometido a Hermione Granger, y Bellatrix Black, y Luna Lovegood, y oh sí, Draco
Malfoy también..."
"Va a ser una boda interesante," reconoció el vendedor.
Harry levantó la vista del periódico, y explicó en voz placentera, "Sabe, al principio escuché que Luna
Lovegood estaba loca, y dude si en verdad lo estaba, o si nada más estaba inventando cosas y riéndose
a solas todo el tiempo. Entonces cuando leí mi segundo titular del Quibbler, decidí que ella no podía
estar loca, porque, no podía ser fácil inventar ese tipo de cosas, no podías hacerlo por accidente. ¿Y
ahora sabe qué es lo que pienso? Creo que debe estar loca después de todo. Cuando la gente ordinaria
intenta inventar cosas, no resultan así. ¡Algo tiene que estar realmente malo dentro de tu cabeza antes
de que empieces a crear barbaridades como ésta!"
El vendedor contempló a Harry.
"En serio," dijo Harry. "¿Quién lee esta cosa?"

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"Tú," respondió el vendedor.
Harry se alejó para leer su periódico.
No se sentó en la misma mesa cercana en la que se había sentado con Draco, la primera vez que se
preparó para abordar este tren. Eso era como tentar a la historia para que se repitiera.
No era sólo que su primera semana en Hogwarts hubiera sido, a juzgar por el Quibbler, de cincuenta y
cuatro años de duración. Era que, en la humilde opinión de Harry, su vida no necesitaba nuevos
enredos de complejidad.
Así que Harry encontró una pequeña silla de hierro en algún otro lugar, distante de la muchedumbre
principal y los ocasionales crujidos apagados de los padres Apareciendo con sus hijos, y se sentó y leyó
el Quibbler para ver si contenía alguna noticia censurada.
Y además de la obvia locura (que los socorrieran los cielos si algo de eso era real) había un montón de
sarcástico rumores románticos; pero nada que realmente fuera importante de ser verdad.
Harry estaba leyendo sobre la propuesta para la ley matrimonial del Ministerio, prohibir todos los
matrimonios, cuando -
"Harry Potter," saludó una voz de seda que envió una sacudida de adrenalina corriendo a través de la
sangre de Harry.
Harry levantó la vista.
"Lucius Malfoy," Harry replicó, su voz alerta. La próxima vez iba hacer lo más inteligente, y esperar
afuera en la parte Muggle de King's Cross hasta las 10:55am.
Lucius inclinó su cabeza con cortesía, mandando su largo cabello blanco a la deriva por encima de sus
hombros. El hombre seguía cargando el mismo bastón, lacado en negro con la cabeza de una serpiente
plateada como encabezado; y algo sobre su silencioso agarre insinuaba ésto es un arma de poder letal,
no soy débil y me estoy apoyando en ésto. Su cara no tenía expresión.
Dos hombres se hicieron a sus costados, sus ojos escaneando continuamente, sus varitas ya sujetas por
sus manos y apuntando hacia abajo. Los dos se movían como un único organismo con cuatro piernas y
cuatro brazos, los adultos Crabbe-y-Goyle, y Harry pensó que podía adivinar cual era cuál, sin embargo
eso no era en verdad importante. Ellos eran meros apéndices de Lucius, tan cierto como si hubieran
sido los dos dedos más a la derecha de su pie izquierdo.
"Me disculpo por interrumpirlo, Sr. Potter," habló la suave, sedosa voz. "Mas usted no ha contestado a
ninguno de mis búhos; y esta, considero, podría ser mi única oportunidad de encontrarlo."
"No he recibido ninguno de sus búhos," Harry aclaró con calma. "Dumbledore los interceptó, presumo.
Pero no los hubiera contestado de tener que hacerlo, excepto a través de Draco. Para mí lidiar con usted
directamente, sin conocimiento de Draco, sería traspasar nuestra amistad."
Por favor váyase, por favor váyase...
Sus ojos verdes brillaron hacia él. "Es esa su pose, entonces..." dijo el Malfoy adulto. "Bueno. Deberé
seguir la corriente por un rato. ¿Cuál fue su propósito al maniobrar a su buen amigo, mi hijo, en hacer
una alianza pública con esa chica?"

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"Oh," Harry replicó ligeramente, "eso es obvio, ¿no es así? Al trabajar Draco al lado de Granger se dará
cuenta que los hijos de Muggle son humanos después de todo. Mua. Ja. Ja."
Un delgado rastro de sonrisa movió los labios de Lucius. "Sí, eso suena como uno de los planes de
Dumbledore. Lo cual no es."
"En efecto," reconoció Harry. "Es parte de mi juego con Draco, y no trabajo de Dumbledore, y eso es
todo lo que explicaré."
"Dispense para nosotros los juegos," espetó el Malfoy adulto, los ojos grises de repente endurecidos.
"Si mis sospechas son verdaderas, usted difícilmente haría la voluntad de Dumbledore en cualquier
caso, Sr. Potter."
Se produjo una corta pausa.
"Así que lo sabes," Harry declaró, su voz helada. "Cuéntame. ¿En qué punto, exactamente, te diste
cuenta?"
"Cuando leí su respuesta al pequeño discurso del Profesor Quirrell," contestó el hombre de cabello
blanco, y soltó una carcajada baja y siniestra. "Estaba confundido, al principio, porque parecía no ser
por su propio interés; me demoré días para entender qué interés estaba siendo servido, y entonces
finalmente se volvió claro. Y también es obvio que eres débil, en algunas formas sino en otras."
"Muy sagaz de tu parte," felicitó Harry, todavía frío. "Pero quizá confundes mis intereses."
"Tal vez lo hago." Un indicio de acero se introdujo a su voz de seda. "Cierto, eso es precisamente lo
que temo. Usted está haciendo extraños juegos con mi hijo, para un propósito que no puedo adivinar.
Ese no es un acto amistoso, ¡y usted no puede esperar otra cosa que mi preocupación!"
Ahora Lucius estaba apoyándose sobre su bastón con ambas manos, y las dos manos blancas, y sus
guardias de repente se habían puesto tensos.
Algún instinto dentro de Harry afirmó que sería una muy mala idea demostrar su miedo, permitir que
Lucius viera que podía ser intimidado. Estaban en una estación de tren pública al fin y al cabo -
"Encuentro curioso," Harry habló, poniendo acero en su propia voz, "que tú creas que me puedo
beneficiar de hacerle daño a Draco. Sin embargo es irrelevante, Lucius. Él es mi amigo, y yo no
traiciono a mis amigos."
"¿Qué?" susurró Lucius. Su expresión era de pura sorpresa.
Entonces -
"Compañía," anunció uno de los secuaces, y Harry pensó, por la voz, que debía ser el Crabbe adulto.
Lucius se enderezó y se giró, entonces dejó escapar un siseó de desaprobación.
Neville se estaba acercando, con expresión temerosa pero determinada, remolcado por una mujer alta
que no se veía nada amedrentada.
"Madam Longbottom," Lucius saludó fríamente.
"Sr. Malfoy," retornó la mujer con igual hielo. "¿Está siendo una molestia para nuestro Harry Potter?"
El ladrido de risa que surgió de Lucius parecía extrañamente amargo. "Oh, mucho creo que no. Han

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venido a protegerlo de mí, ¿verdad?" La cabeza de cabello blanco se volteó hacia Neville. "Y éste debe
ser el leal teniente del Sr. Potter, el último heredero de Longbottom, Neville, auto-estilizado de Caos.
Que extraño resulta el mundo. A veces pienso que debe haberse vuelto loco."
Harry no tenía ni idea de que decir a eso, y Neville se mostraba confundido, y asustado.
"Dudo que sea el mundo el que haya enloquecido," comentó Madam Longbottom. Su voz adquirió un
tono de regodeo. "Aparenta estar de un pobre humor, Sr. Malfoy. ¿Acaso el discurso de nuestro querido
Profesor Quirrell le costó unos cuantos aliados?"
"Fue una difamación de mis habilidades lo suficientemente astutas," Lucius admitió con frialdad,
"aunque únicamente efectiva con aquellos tontos que creen que yo era un verdadero Mortífago."
"¿Qué?" espetó Neville.
"Estaba bajo el Imperius, jovencito," dijo Lucius, oyéndose cansado. "El Señor Oscuro difícilmente
podría haber iniciado su reclutamiento entre las familias de sangre pura sin el apoyo de la Casa Malfoy.
Yo me opuse, y él simplemente se aseguró conmigo. Sus propios Mortífagos no lo supieron hasta
después, por eso cargo con una falsa Marca; mas como yo no di mi consentimiento genuino, no me
obliga a nada. Algunos Mortífagos siguen creyendo que yo era de los principales entre sus números, y
por la paz de ésta nación dejé que lo pensaran, para mantenerlos controlados. Sin embargo yo no fui tan
tonto como para apoyar ese aventurero con un destino tan aciago por elección propia -"
"Ignóralo," Madam Longbottom interrumpió, la instrucción dirigida tanto a Harry como a Neville. "Él
debe pasar el resto de su vida pretendiendo, por miedo de su testimonio bajo Veritaserum." Terminó
con maliciosa satisfacción.
Lucius le dio la espalda despectivamente, y encaró de nuevo a Harry. "¿Le pedirá a ésta bruja anciana
que se vaya, Sr. Potter? "
"No lo creo," respondió Harry con voz seca. "Prefiero lidiar con la parte de la Casa Malfoy que tiene
mi propia edad."
Hubo una larga pausa, en ese momento. Los ojos grises lo auscultaron.
"Por supuesto..." murmuró Lucius lentamente. "Sí me siento como un bobo ahora. Todo este tiempo
usted nada más estuvo pretendiendo que no tenía ni idea de lo que estábamos hablando."
Harry confrontó su mirada, y no soltó palabra.
Lucius elevó su bastón unos pocos centímetros y aporreó con fuerza el suelo.
El mundo desapareció en una pálida neblina, todos los sonidos desaparecieron, no había nada en el
universo excepto Harry y Lucius Malfoy y el bastón con cabeza de serpiente.
"Mi hijo es mi corazón," dijo el Malfoy adulto, "la última cosa valiosa que me queda en éste mundo, y
esto lo comento en un espíritu de amistad: si él fuera lastimado, daría mi vida por la venganza. Pero
siempre y cuando mi hijo no resulte perjudicado, le deseo la mejor de las suertes en sus esfuerzos. Y
como usted no me ha pedido nada más, yo no pediré nada más de usted."
Entonces la pálida neblina se desvaneció, mostrando a una furiosa Madam Longbottom que estaba
siendo bloqueada en su avance por el Crabbe adulto; su varita estaba en su mano, ahora.

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"¡Cómo se atreve!" ella siseó.
La oscura túnica de Lucius se batió a su alrededor, también su cabello blanco, cuando se volteó para
encarar al Goyle adulto. "Regresamos a la Mansión Malfoy."
Hubo tres estallidos de Aparición, y se había ido.
Un silencio siguió.
"Queridos cielos," exclamó Madam Longbottom. "¿Qué fue todo eso?"
Harry se encogió de hombros impotente. Entonces miró a Neville.
Había sudor sobre la frente de Neville.
"Muchas gracias, Neville," agradeció Harry. "Tú ayuda fue enormemente apreciada, Neville. Y ahora,
Neville, creo que deberías sentarte."
"Sí, General," farfulló Neville, y en lugar de ir a una de las sillas cerca de Harry, él semi-colapsó en una
postura de sentado sobre el pavimento.
"Has traído muchos cambios sobre mi nieto," protestó Madam Longbottom. "Apruebo algunos, mas no
otros."
"Envíeme una lista de cual es cual," solicitó Harry. "Veré lo que puedo hacer."
Neville gimió, sin embargó no pronunció palabra.
Madam Longbottom se rió. "Debería, jovencito, agradecerte." Bajó su voz. "Sr. Potter... el discurso
dado por el Profesor Quirrell es algo que nuestra nación necesitaba escuchar desde hace tiempo. No
puedo opinar lo mismo sobre su comentario al respecto."
"Tomaré su parecer como un consejo," Harry declaró suavemente.
"Realmente espero que así lo haga," pidió Madam Longbottom, y se giró hacia su nieto. "Es necesario
que yo -"
"Está bien que te vayas, Abuela," se despidió Neville. "Estaré bien por mi cuenta, esta vez."
"Eso sí es algo que apruebo," ella señaló, y estalló y se desvaneció como una pompa de jabón.
Los dos chicos se sentaron en silencio por un momento.
Neville habló primero, su voz precavida. "¿Vas a intentar arreglar todos los cambios que ella apruebe,
correcto?"
"No todos," Harry respondió inocentemente. "Nada más quiero asegurarme de que no te estoy
corrompiendo."
...
Draco se veía muy preocupado. Su cabeza fisgoneando a todos lados, a pesar del hecho de que Draco
había insistido en que bajaran al baúl de Harry, y que usaran un verdadero Encantamiento Silenciador y
no sólo la barrera que obstruía el sonido.
"¿Qué le dijiste a Padre?" espetó Draco, en el momento en que el Encantamiento Silenciador se activó
y los sonidos de la Plataforma 9 3/4 cesaron.

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"Yo... mira, ¿puedes contarme qué te reveló él a ti, antes de que te trajera?" preguntó Harry.
"Que yo debería expresar de inmediato si alguna vez parecía que me amenazabas," contestó Draco.
"¡Que debía informarle en el acto si había algo que yo estaba haciendo que podía ser un riesgo para ti!
Padre piensa que eres peligroso, Harry, ¡lo que sea que le hayas dicho hoy lo asustaste! ¡No es buena
idea asustar a Padre!"
Oh, demonios...
"¿De qué hablaron?" demandó Draco.
Harry se recostó con cuidado sobre la pequeña silla que se podía desdoblar en el fondo de la caverna de
su baúl. "Sabes, Draco, al igual que la pregunta fundamental de la racionalidad es '¿Qué creo que sé y
cómo creo que lo sé?', hay también un pecado cardinal, una forma de pensar que es opuesta a esa.
Como los antiguos filósofos Griegos. Ellos no tenían ni una pista de lo que sucedía, así que iban por
allí afirmando cosas como 'Todo es agua' o 'Todo es fuego', y ellos mismos nunca se cuestionaron a sí
mismos, 'Esperen un minuto, aún si todo es agua, ¿cómo podría ser posible que yo conozca eso?' No se
interrogaron a sí mismos si poseían la evidencia que podía discriminar esa posibilidad de todas las
otras posibilidades que tú pudieras imaginar, evidencia que era muy improbable contrariar si la teoría
no era verdadera -"
"Harry," Draco lo cortó, con voz constreñida, "¿De qué hablaste con mi Padre?"
"No lo sé, de hecho," replicó Harry, "así que es muy importante que yo no vaya por ahí inventando
cosas -"
Harry nunca antes había escuchado a Draco chillar horrorizado en un tono tan agudo.

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Capítulo 2
Pretendiendo Ser Sabio, Parte 1
...
Fiu. Ras. Zzzzz. Din. Glub. Plop. Plas. Tilín. Toc. Puf. Dilín. Burp. Bip. Pum. Crac. Uf. Ssshhh. Pfff.
Crash.
...
El Profesor Flitwick le había pasado silenciosamente a Harry un pergamino doblado durante la clase de
Encantamiento ese Lunes, y la nota decía que Harry debía visitar al Director para su conveniencia y en
tal forma que nadie más se diera cuenta, especialmente no Draco Malfoy o el Profesor Quirrell. Su
clave de un-uso para la gárgola sería "quebrantahuesos aprensivos". Esto había sido acompañado por
un dibujo en tinta extremadamente artístico del Profesor Flitwick mirándolo severamente, los ojos del
cual parpadeaban ocasionalmente; y al fondo de la nota, subrayado tres veces, estaba la frase NO TE
METAS EN PROBLEMAS.
Y así Harry había finalizado la clase de Transformación, y estudiado con Hermione, y comido la cena,
y hablado con sus tenientes, y finalmente, cuando el reloj dio las nueve, se volvió invisible y regresó a
las 6PM y cansina y penosamente se fue hacia la gárgola, las escaleras giratorias en espiral, la puerta de
madera, el cuarto lleno de pequeños y quisquillosas cosas, y la figura de barba plateada del Director.
Esta vez, Dumbledore se veía bastante serio, la sonrisa acostumbrada ausente; y estaba vistiendo
pijamas de un oscuro y más sobrio purpura que el usual.
"Gracias por venir, Harry," saludó el Director. El anciano mago se levantó de su trono, empezando a
caminar lentamente a través del cuarto y los extraños objetos. "Primero, ¿tienes contigo las notas del
encuentro de ayer con Lucius Malfoy?"
"¿Notas?" espetó Harry.
"De seguro lo has escrito..." titubeó el anciano mago, y su voz se fue apagando.
Harry se sintió muy avergonzado. Sí, si tú te tropezabas con una conversación misteriosa llena de pistas
significantes que tú no entendías, la maldita cosa más obvia para hacer era escribir todo
inmediatamente después, antes de que la memoria se desvaneciera, para que así pudieras intentar
descubrirlo después.
"Está bien," reparó el Director, "de memoria entonces."
Harry tímidamente recitó tan bien como pudo, y llegó casi a la mitad hasta que comprendió que no era
inteligente nada más ir y contarle todo al posiblemente-loco Director, al menos no sin haberlo pensado
primero, pero claro Lucius era definitivamente un tipo malo y el oponente de Dumbledore así que
probablemente era una buena idea informarle, y Harry ya había iniciado a explicar y era demasiado
tarde para calcular las cosas ahora...
Harry finalizó su relato honestamente.
La expresión de Dumbledore se había vuelto más remota a medida que Harry seguía, y al final había
una mirada de antigüedad sobre él, una severidad en el aire.

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"Bueno," concluyó Dumbledore. "Le sugiero que tome las mejores de las precauciones para que el
heredero de Malfoy no sufra daño, entonces. Y yo haré lo mismo." El Director estaba petrificado, sus
dedos tamborileando sin producir sonido a través de la superficie de tinta negra de un plato inscrito con
la palabra Leliel. "Y creo que sería extremadamente sabio para ti evadir toda interacción con Lord
Malfoy de ahora en adelante."
"¿Usted sí interceptó los búhos que eran para mí?" preguntó Harry.
El Director contempló a Harry por un largo momento, entonces asintió reluctante.
Por alguna razón Harry no se estaba sintiendo tan ofendido como debería haber estado. Tal vez no era
otra cosa que Harry encontraba muy fácil simpatizar con el punto de vista del Director ahora mismo.
Incluso Harry podía comprender por qué Dumbledore no querría que él tuviera interacción con Lucius
Malfoy; no parecía un acto malvado.
A diferencia del chantaje del Director sobre Zabini... para el cual ellos sólo tenían la palabra de Zabini,
y Zabini era salvajemente no-confiable, de hecho era difícil ver otra cosa que Zabini no contando la
mejor historia para obtener la mayor cantidad de simpatía de parte del Profesor Quirrell...
"Que tal si, en lugar de protestar, yo admito que entiendo su punto de vista," continuó Harry, "¿y usted
sigue interceptando mis búhos, mas usted me informa de quién?"
"He interceptado una gran cantidad de búhos para ti, me temo," Dumbledore respondió sobriamente.
"Tú eres una celebridad, Harry, y recibes una docena de cartas al día, algunas de afuera y muy lejos de
éste país, yo no las regresé."
"Eso," Harry replicó, empezando a sentir un poco de indignación, "es ir demasiado lejos -"
"Muchas de esas cartas," el anciano mago interrumpió con calma, "te pedirán cosas que tú no puedes
dar. No las he leído, por supuesto, nada más las regreso a sus remitentes sin haber sido entregadas. Sin
embargo sé lo que contienen, por que yo mismo he recibido cartas similares. Y eres demasiado joven,
Harry, para tener tu corazón roto seis veces antes del desayuno cada mañana."
Harry bajo la vista a sus zapatos. Debería insistir sobre leer las cartas y juzgar por sí mismo, pero...
había una pequeña voz de sentido común dentro de él, y estaba gritando muy fuerte ahora mismo.
"Gracias," Harry farfulló.
"La otra razón por la que te pedí venir aquí," siguió el anciano mago, "es que deseaba consultar tu
genio único."
"¿Transformación?" inquirió Harry, sorprendido y halagado.
"No, no ese genio único," corrigió Dumbledore. "Dime, Harry, ¿qué maldad podrías lograr si se le
permitiera a un Dementor penetrar dentro de los terrenos de Hogwarts?"
...
Sucedió que el Profesor Quirrell había solicitado, o más bien demandado, que sus estudiantes probaran
sus habilidades contra un Dementor de verdad después de haber aprendido las palabras y gestos para el
Encantamiento Patronus.
"El Profesor Quirrell es incapaz de lanzar el Encantamiento Patronus por sí mismo," continuó

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Dumbledore, al tiempo que caminaba lentamente a través de los dispositivos. "Lo que nunca es una
buena señal. Sin embargo, él voluntariamente me reveló aquello para exigir que instructores externos
fueran traídos para enseñar el Encantamiento Patronus a todo estudiante que deseara aprenderlo; se
ofreció a pagar el gasto por sí mismo, si yo no lo hacía. Eso me impresionó enormemente. Pero insiste
en traer a un Dementor -"
"Director," Harry dijo con calma, "El Profesor Quirrell cree firmemente en pruebas de fuego-en-vivo
bajo condiciones de combate realistas. Querer ingresar un Dementor de verdad está completamente en
carácter para él."
Ahora el Director le estaba otorgando a Harry una mirada extraña.
"¿En carácter?" preguntó el anciano mago.
"Me refiero a que," respondió Harry, "es enteramente consistente con la forma que el Profesor Quirrell
actúa usualmente..." Harry perdió el hilo. ¿Por qué lo había puesto de ese modo?
El Director asintió. "Así que tienes la misma sensación que yo tengo; que es una excusa. Una excusa
muy razonable, para estar seguro; más de lo que podrías darte cuenta. A menudo, magos aparentemente
incapaces de lanzar un Encantamiento Patronus tendrán éxito en la presencia de un Dementor
verdadero, yendo de ni siquiera un único amago de luz hasta un Patronus totalmente corpóreo. Por qué
esto ocurre, nadie lo sabe; sin embargo es así."
Harry se quedó paralizado. “Entonce realmente no veo por qué tiene usted sospechas -"
El Director extendió sus manos como gesto de impotencia. "Harry, el Profesor de Defensa me ha
pedido que deje pasar a la más oscura de todas las criaturas a través de las puertas de Hogwarts. Yo
debo tener sospechas." El Director suspiró. "Y aún así el Dementor estará vigilado, con protecciones
mágicas, en una jaula muy poderosa, yo mismo estaré allí para observarlo todo el tiempo – No puedo
pensar en ninguna maldad que pudiera ser hecha. Mas quizá meramente soy incapaz de verlo. Y por
eso te lo estoy solicitando."
Harry contempló al Director con la boca abierta. Estaba tan conmocionado que ni siquiera se podía
sentir halagado.
"¿Yo?" inquirió Harry.
"Sí," contestó Dumbledore, sonriendo ligeramente. "Hago mi mayor esfuerzo para anticipar a mis
enemigos, para igualar sus retorcidas mentes y predecir sus pensamientos malvados. Pero yo nunca
hubiera imaginado afilar los huesos de los Hufflepuff para usarlos como armas."
¿Iba Harry alguna vez a dejar eso atrás?
"Director," Harry alegó con precaución, "sé que no se oye muy bien, mas en toda seriedad: no soy
malo, nada más soy muy creativo -"
"No afirmé que fueras malo," Dumbledore corrigió seriamente. "Hay aquellos que aseveran que
comprender el mal es volverse malo; sin embargo todo lo que hacen es pretender que son sabios. Más
bien maldad es lo que no conoce el amor, y no se atreve a imaginar el amor, y nunca puede entender el
amor sin cesar de ser malo. Y sospecho que tú puedes imaginar tu camino dentro de las mentes de los
Magos Oscuros mejor de lo que yo nunca podría, al tiempo que sigues conociendo el amor por ti
mismo. Por lo que, Harry." Los ojos del Director eran intensos. "Si estuvieras en los zapatos del

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Profesor Quirrell, ¿que perjuicios podrías lograr tras haberme engañado al permitir que un Dementor
penetrará en los terrenos de Hogwarts?"
"Un momento," pidió Harry, y con una especie de carrerilla se lanzó sobre la silla en frente del
escritorio del Director, y se sentó. Era una larga y confortable silla en esta ocasión, no un taburete de
madera, y Harry pudo sentirse envuelto en cuanto se hundió en ella.
Dumbledore le estaba pidiendo ser más listo que el Profesor Quirrell.
Punto uno: Harry le tenía mucho más cariño al Profesor Quirrell que a Dumbledore.
Punto dos: La hipótesis era que el Profesor de Defensa estaba planeando hacer algo malo, y en ese caso
subjuntivo, Harry estaba obligado a ayudar al Director a prevenirlo.
Punto tres...
"Director," Harry dijo, "si el Profesor Quirrell está tramando algo, no estoy seguro de que yo pueda
superar su ingenio. Él tiene mucha más experiencia que yo."
El anciano mago sacudió su cabeza, de algún modo logrando parecer muy solemne a pesar de su
sonrisa. "Te subestimas a ti mismo."
Esa fue la primera vez que alguien le había dicho eso a Harry.
"Recuerdo," el anciano mago prosiguió, "a un jovencito en esta misma oficina, frío y controlado
cuando se enfrentó al Jefe de Casa de Slytherin, chantajeando a su propio Director para proteger a sus
compañeros de clase. Y creo que ese jovencito es más astuto que el Profesor Quirrell, más astuto que
Lucius Malfoy, que crecerá para ser el igual del propio Voldemort. Es a él a quien deseo consultar."
Harry suprimió el escalofrío que lo recorrió ante ese nombre, mirando pensativa y fijamente al
Director.
¿Cuánto sabe él...?
El Director había visto a Harry agarrándose a su misterioso lado oscuro, más profundamente de lo que
se había sumergido antes. Harry todavía recordaba lo que había sido observar, invisible y con
Giratiempo, a su yo pasado enfrentando a los Slytherins mayores; el chico con la cicatriz en la frente
que no actuaba como los otros. Por supuesto el Director había notado algo raro sobre el chico en su
oficina...
Y Dumbledore había concluido que su héroe mascota tenía astucia para compararse a su enemigo
destinado, el Señor Oscuro.
Lo que no era demandar mucho, considerando que el Señor Oscuro había puesto una Marca Oscura
claramente visible sobre todos los brazos izquierdos de sus sirvientes, y que había asesinado a un
monasterio entero que enseñaba el arte marcial que él había querido aprender.
Suficiente astucia para enfrentar al Profesor Quirrell sería un tipo de problema completamente
diferente.
Pero también era claro que el Director no estaría satisfecho hasta que Harry se pusiera totalmente frío y
oscuro, e inventara alguna clase de respuesta que sonara impresionante e inteligente... que mejor no
fuera a estorbar el método de enseñanza de Defensa del Profesor Quirrell...

17
Y por supuesto Harry acudiría a su lado oscuro y pensarlo desde esa dirección, nada más para ser
honesto, y nada más por si acaso.
"Dígame," Harry dijo, "todo sobre cómo va a ser traído el Dementor, y cómo va a estar protegido."
Las cejas de Dumbledore se arquearon por un momento, y entonces el anciano mago empezó a hablar.
El Dementor sería transportado a los terrenos de Hogwarts por un trío de Aurores, los tres conocidos
personalmente por el Director, y los tres capaces de lanzar un Encantamiento Patronus corpóreo. Serían
recibidos al borde de los terrenos por Dumbledore, quien haría entrar al Dementor a través de las
protecciones de Hogwarts -
Harry preguntó si el pase era permanente o temporal – en caso de que alguien pudiera traer el mismo
Dementor de nuevo al día siguiente.
El pase era temporal (replicó el Director asintiendo con la cabeza de manera aprobadora), y la
explicación siguió: El Dementor estaría dentro de una celda con barras de titanio sólido, no
Transformadas sino verdaderamente-forjadas; tras un tiempo en presencia de un Dementor el metal
sería corroído hasta ser polvo, pero no en un mismo día.
Los estudiantes esperando su turno aguardarían muy alejados del Dementor, detrás de dos Patronus
corpóreos mantenidos por dos de los tres Aurores en todo momento. Dumbledore esperaría al lado del
Dementor con su Patronus. Sólo un estudiante se aproximaría al Dementor; y Dumbledore disiparía su
Patronus; y el estudiante intentaría lanzar su propio Encantamiento Patronus; y si fallaban, Dumbledore
restauraría su Patronus antes de que el estudiante pudiera sufrir cualquier daño permanente. El
anteriormente campeón de duelo Profesor Flitwick también estaría presente mientras hubiera
estudiantes cerca, únicamente para añadir un margen de seguridad.
"¿Por qué sólo usted esperando al lado del Dementor?" inquirió Harry. "O sea, no deberían ser usted
además de un Auror -"
El Director negó con su cabeza. "Ellos no podrían tolerar la repetida exposición al Dementor, cada vez
que disipe mi Patronus."
Y si el Patronus de Dumbledore fallaba por alguna razón, mientras uno de los estudiantes estuviera
cerca del Dementor, el tercer Auror lanzaría otro Patronus corpóreo y lo enviaría a escudar al
estudiante...
Harry pinchó y cortó, mas no pudo ver ninguna debilidad en la seguridad.
Por lo que Harry respiró profundamente, se sumergió dentro de la silla, cerró sus ojos, y recordó:
"Y eso serán... ¿cinco puntos? No, que sean diez puntos de Ravenclaw por replicar."
El frío descendió con mayor lentitud, más reluctante, Harry no había estado llamando mucho su lado
oscuro últimamente...
Harry tuvo que recorrer la sesión entera de Pociones en su mente, antes de que su sangre se congelara
en algo cercano a la claridad cristalina y letal.
Y entonces pensó en el Dementor.
Y fue obvio.

18
"El Dementor es una distracción," Harry dijo. La frialdad clara en su voz, ya que eso era lo que
Dumbledore quería y esperaba. "Una gran, sobresaliente amenaza, pero al fin y al cabo directa, y de la
cual sería fácil defenderse. Así que mientras toda tu atención esté enfocada en el Dementor, el plan real
estaría pasando en otro lugar."
Dumbledore contempló a Harry por un momento, y entonces concedió un lento asentir con la cabeza.
"Sí..." dudó el Director. "Y creo saber de qué podría ser una distracción, si el Profesor Quirrell pretende
algún mal... gracias, Harry."
El Director seguía mirando a Harry, con una extraña expresión en aquellos ojos antiguos.
"¿Qué?" preguntó Harry con una pizca de molestia, el frío aún presente en su sangre.
"Tengo otra inquietud jovencito," contestó el Director. "Es algo que yo mismo he meditado por mucho
tiempo, mas he sido incapaz de comprender. ¿Por qué?" Había un trazo de dolor en su voz. "¿Por qué
alguien deliberadamente se convertiría en un monstruo? ¿Por qué hacer mal sólo por maldad? ¿Por qué
Voldemort?"
...
Crash, zzzzz, ras; din, puf, plas...
Harry miró al Director sorprendido.
"¿Cómo voy a saberlo yo?" cuestionó Harry. "¿Se supone que mágicamente entenderé al Señor Oscuro
porque soy un héroe, o algo así?"
"¡Sí!" exclamó Dumbledore. "Mi propio gran enemigo fue Grindelwald, y a él lo entendía muy bien en
efecto. Grindelwald era mi espejo oscuro, el hombre que fácilmente pude haber sido, de haber cedido a
la tentación de creer que yo era una buena persona, y que por lo tanto siempre estaba en lo correcto.
Por el bien mayor, ese era su gran eslogan; y en verdad él creía en sí mismo, incluso cuando partió a
Europa como un animal herido. Y a él, lo derroté al final. Sin embargo tras él llegó Voldemort, para
destruir todo lo que yo había protegido en Bretaña." La herida era patente en la voz de Dumbledore,
expuesta sobre su cara. "Él cometió actos mucho peores que lo peor de Grindelwald, horror por el mero
horror. Yo sacrifiqué todo únicamente para contenerlo, ¡y todavía no sé por qué! ¿Por qué, Harry? ¿Por
qué lo hizo? Él nunca fue mi enemigo destinado, sino tuyo, por lo que si tienes cualquier tipo de
suposición, Harry, ¡por favor cuéntame! ¿Por qué?"
Harry bajó la vista a sus manos. La verdad era que Harry no había leído aún algo sobre el Señor
Oscuro, y ahora mismo no tenía la más mínima pista. Y de algún modo esa no era parecía una respuesta
que el Director quisiera escuchar. "Demasiados rituales Oscuros, ¿tal vez? Al principio pensó que podía
hacer uno solo, pero sacrificó parte de su lado bueno, y eso lo hizo menos reluctante a realizar otros
rituales Oscuros, así que hizo más rituales en un ciclo de retroalimentación positiva que finalizó con un
monstruo tremendamente poderoso -"
"¡No!" Ahora la voz del Director era agónica. "¡No puedo creer eso, Harry! ¡Tiene que haber algo más
que sólo eso!"
¿Por qué debería haberlo? pensó Harry, mas él no pronunció palabra, porque era claro que el Director
creía que el universo era una historia y tenía un plan, y que a las grandes tragedias no se les permitía
pasar excepto por igualmente grandes, significantes razones. "Lo siento, Director. El Señor Oscuro no

19
parece un espejo oscuro para mí, para nada. No hay ni siquiera una cosa que encuentre lo más mínimo
interesante sobre clavar las pieles de la familia Yermy Wibble en la pared de una sala de prensa."
"¿No tienes sabiduría para compartir?" preguntó Dumbledore. Había suplica en la voz del anciano
mago, casi mendicidad.
El mal pasa, pensó Harry, no significa ni nos enseña algo, ¿excepto no ser malos? El Señor Oscuro
probablemente no era más que un bastardo egoísta a quien no le importaba los que fueran lastimados,
o un idiota que cometió errores estúpidamente evitables que luego crecieron como una bola de nieve.
No hay destino detrás de los males del mundo; si a Hitler se le hubiera permitido entrar en la escuela
de arquitectura como él quería, la historia completa de Europa hubiera sido diferente; si viviéramos
en un mundo donde cosas horribles pasaran por buenas razones, sólo no sucederían en el primer
lugar.
Y nada de eso, obviamente, era lo que el Director deseaba oír.
El anciano mago seguía viendo a Harry por encima de un complicado aparato que era como un chorro
de humo congelado, una penosa desesperación en aquellos antiguos, expectantes ojos.
Bueno, sonar sabio no era difícil. Era mucho más fácil que ser inteligente, de hecho, ya que no tenías
que pronunciar algo sorprendente o inventar alguna nueva perspectiva. Tan sólo permitías que el
software de buscador-de-patrones de tu cerebro completara el cliché, usando cualquier Profunda
Sabiduría que hubieras guardado previamente.
"Director," Harry habló solemnemente, "preferiría no definirme por mis enemigos."
De algún modo, aún en el medio de todo ese rompimiento y rasgueo, hubo algún tipo de silencio.
Eso había resultado un poco más Profundamente Sabio de lo que Harry había pretendido.
"Podrías ser muy sabio, Harry..." el Director murmuró lentamente. "Desearía... que yo hubiera podido
ser definido por mis amigos." El dolor en su voz había crecido profusamente.
La mente de Harry buscó apresuradamente por algo más Profundamente Sabio que añadir que
suavizara la fuerza no intencional del golpe anterior -
"O tal vez," Harry sugirió más blandamente, "es el enemigo el que hace al Gryffindor, como es el
amigo el que hace al Hufflepuff, y la ambición lo que hace al Slytherin. Yo sé que es siempre, en cada
generación, el rompecabezas lo que hace al científico."
"Es un destino aterrador al que condenas a mi Casa, Harry," comentó el Director. La pena seguía en su
voz. "Porque ahora que lo señalas, yo sí creo que fui prácticamente hecho por mis enemigos."
Harry contempló sus propias manos, yaciendo sobre sus rodillas. Quizá él debía callarse mientras
estuviera ganando.
"Sin embargo has respondido mi pregunta," concluyó Dumbledore con menos dureza, como pensando
en voz alta. "Debí darme cuenta que esa sería la clave de un Slytherin. Por su ambición, todo por el
bien de su ambición; y eso lo sé, aunque no el por qué..." Por un tiempo Dumbledore miró hacia la
nada; luego se enderezó, y sus ojos parecieron enfocarse de nuevo sobre Harry.
"Y tú, Harry," prosiguió el Director, "¿te nombras a ti mismo un científico? " Su voz estaba atada con
sorpresa y desaprobación.

20
"¿No le gusta la ciencia?" preguntó Harry un poco fatigado. Había esperado que Dumbledore tuviera
apego a las cosas Muggle.
"Supongo que puede ser útil a aquellos sin varitas," contestó Dumbledore, haciendo una pausa. "Pero
me parece una cosa extraña para definirse a uno mismo. ¿Es la ciencia tan importante como el amor?
¿Como la amabilidad? ¿Como la amistad? ¿Es la ciencia lo que hace que le tengas aprecio a Minerva
McGonagall? ¿Es la ciencia lo que hace que te importe Hermione Granger? ¿Será la ciencia a la que
acudas, cuando intentes encender con calidez el corazón de Draco Malfoy?"
Sabes, la cosa más triste es que, probablemente piensas que acabas de soltar alguna clase de
argumento increíblemente sabio para noquear.
Ahora, cómo parafrasear el contra en tal manera que también sonara increíblemente sabio...
"Usted no es Ravenclaw," Harry dijo con calmada dignidad, "y por ello podría no haber pensado que
para respetar la verdad, y buscarla todos los días de tu vida, también podría ser un acto de gracia."
Las cejas del Director se elevaron. Y luego suspiró. "¿Cómo te convertiste tan sabio, tan joven...?" El
mago anciano se oía triste, en cuanto pronunciaba. "Tal vez probará ser valioso para ti."
Únicamente para impresionar magos antiguos que están sobre-impresionados consigo mismos, pensó
Harry. De hecho estaba algo decepcionado de la credulidad de Dumbledore; no era que Harry hubiera
mentido, sino que Dumbledore se mostraba demasiado impresionado con la habilidad de Harry de
parafrasear las cosas para que sonaran profundas, en lugar de ponerlas en términos simples como
Richard Feynman había hecho con su sabiduría...
"El amor es más importante que la sabiduría," propuso Harry, nada más para probar los limites de
tolerancia de Dumbledore por los clichés obviamente cegadores completados por puro encaje de
patrones sin ninguna clase de análisis detallado.
El Director asintió gravemente, y añadió, "En efecto."
Harry se levantó de la silla, y estiró sus brazos. Bueno, mejor me voy y amo algo, entonces, eso está
destinado a ayudarme a derrotar al Señor Oscuro. Y la próxima vez que usted me pida consejo, mejor
sólo le doy un abrazo -
"Este día me has ayudado mucho, Harry," continuó el Director. "Y además hay una última cosa que
quisiera indagar contigo jovencito."
Grandioso.
"Cuéntame, Harry," inició el Director (y ahora su voz se escuchaba simplemente intrigada, aunque
había un indicio de dolor en sus ojos), "¿por qué los Magos Oscuros le tienen un miedo tan grande a la
muerte?"
"Eh," respondió Harry, "lo siento, tengo que respaldar a los Magos Oscuros en esta ocasión."
...
Uf, ssshhh, tilín; glub, plop, burp -
"¿Qué?" espetó Dumbledore.
"La muerte es mala," dijo Harry, descartando la sabiduría por el bien de una comunicación clara. "Muy

21
mala. Extremadamente mala. Tener miedo a la muerte es igual a estar asustado a causa de un enorme y
grande monstruo con garras venenosas. En realidad tiene mucho sentido, y en cambio no, de hecho,
indica que tengas un problema psicológico."
El Director lo estaba contemplando como si se hubiera convertido en un gato.
"De acuerdo," prosiguió Harry, "déjeme ponerlo de este modo. ¿Usted quiere morir? Porque de ser así,
hay una cosa Muggle llamada linea de prevención de suicidios -"
"Cuando sea el momento," el mago anciano aclaró con calma. "No antes. Nunca buscaría apresurar ese
día, ni lo voy a rehusar cuando llegue."
Harry estaba frunciendo el ceño con severidad. "¡Eso no suena como que usted tenga una fuerte
voluntad para vivir, Director!"
"Harry..." La voz del mago anciano empezaba a oírse algo impotente; y caminó hasta un lugar donde su
barba blanca, sin notarlo, había penetrado dentro de la cristalina pecera de vidrio de un pez dorado, y
estaba adquiriendo lentamente un tinte verdoso que se deslizaba hasta su cabello. "Creo que no me he
hecho entender. Los Magos Oscuros no se sientes ansiosos por vivir. Ellos temen la muerte. Ellos no se
alzan para tocar la luz del sol, sino que huyen ante la llegada de la noche dentro de cavernas
infinitamente oscuras hechas por ellos mismos, sin lunas ni estrellas. No es vida lo que desean, sino
inmortalidad; ¡y están tan desesperados por obtenerla que sacrificarían sus propias almas! ¿Quieres
vivir por siempre, Harry?"
"Sí, y usted también," respondió Harry. "Quiero vivir un día más. Mañana todavía querré seguir
viviendo otra día más. Por lo tanto quiero vivir por siempre, probado por la inducción de enteros
positivos. Si usted no quiere morir, significa que usted desea vivir por siempre. Si usted no quiere vivir
por siempre, significa que quiere morir. Usted tiene que hacer uno o el otro... No me estoy haciendo
comprender, ¿verdad?"
Las dos culturas se observaron entre sí a través de un enorme espacio de inconmensurabilidad.
"He vivido ciento diez años," el mago anciano inició con calma (extrayendo su barba de la pecera, y
agitándola para sacudirse el color). "He visto y hecho muchas cosas grandiosas, demasiadas de las
cuales nunca hubiera querido ver o hacer. Y aún así no me arrepiento de estar con vida, porque ver a
mis estudiantes crecer es una alegría que no ha empezado a cansarme. ¡Pero no desearía vivir hasta
cuando eso suceda! ¿Qué harías tú con la eternidad, Harry?"
Harry respiró profundamente. "Conocer a todas las personas interesantes en el mundo, leer todos los
buenos libros y entonces escribir algo aún mejor, celebrar el cumpleaños número diez de mi primer
nieto en la Luna, celebrar el cumpleaños número cien de mi primer tátara-tátara-tátara nieto en los
Anillos de Saturno, aprender las más profundas y definitivas reglas de la Naturaleza, entender la
naturaleza de la consciencia, descubrir si algo existe en primer lugar, visitar otras estrellas, descubrir
extraterrestres, crear extraterrestres, reunirme con todos en una fiesta al otro lado de la Vía Láctea una
vez que la hayamos explorado por completo, encontrarme con todos los demás que nacieron en la Vieja
Tierra para ver el Sol desaparecer finalmente, y solía preocuparme por encontrar una forma de escapar
este universo antes de que se le acabara la negatoentropía sin embargo me siento mucho más
esperanzado ahora que he descubierto que las tan-llamadas reglas de la física no son más que guías
opcionales."

22
"No entendí mucho de eso," dijo Dumbledore. "Pero debo preguntar si estas son cosas que en verdad
deseas tan desesperadamente, o si nada más te las imaginas así para no imaginarte estar cansado,
mientras corres y corres de la muerte."
"Vida no es una lista de cosas finitas que vas marcando antes de que se te permita morir," Harry habló
firmemente. "Es vida, sólo vas y la vives. Si no estoy haciendo esas cosas es porque encontré algo
mejor."
Dumbledore suspiró. Sus dedos tamborilearon sobre un reloj; mientras lo tocaban, los numerales
cambiaron a una escritura indescifrable, y brevemente las manecillas aparecieron en posiciones
diferentes. "En el improbable evento que se me permita quedarme hasta los ciento cincuenta,"
argumentó el mago anciano, "no creo que me importe. Sin embargo doscientos años sería por completo
demasiado de algo bueno."
"Sí, bueno," Harry replicó, su voz algo seca al pensar en su Mamá y Papá y su recortado lapso si Harry
no hacía algo al respecto, "Sospecho, Director, que si usted viniera de una cultura donde las personas
estuvieran acostumbradas a vivir durante cuatrocientos años, que morir a los doscientos parecería igual
de trágico y prematuro que morir a los, por ejemplo, ochenta." La voz de Harry se endureció, sobre la
última palabra.
"Quizá," al mago anciano admitió pacíficamente. "No desearía morir antes que mis amigos, ni vivir
después de que todos ellos se hayan ido. El tiempo más difícil es cuando aquellos a los que más amas
se han ido antes que tú, y aún así otros siguen viviendo, por cuyo bien debes quedarte..." Los ojos de
Dumbledore estaban fijos sobre Harry, y aumentando su tristeza. "No me lamentes exageradamente,
Harry, cuando mi tiempo llegue; estaré con aquellos a quienes desde hace mucho extraño, en nuestra
siguiente gran aventura."
"¡Oh!" Harry exclamó con repentina comprensión. "Usted cree en una vida después de la muerte.
¿Tenía la impresión de que los magos no tenían religión?"
...
Toc. Bip. Pum.
"¿Cómo puedes tú no creerlo?" interrogó el Director, mostrándose enteramente asombrado. "Harry,
¡eres un mago! ¡Has visto fantasmas!"
"Fantasmas," Harry murmuró, su voz monótona. "Te refieres a esas cosas como retratos, memorias
guardadas y personalidades sin consciencia o vida, accidentalmente impresas en los materiales
cercanos por la explosión mágica que acompaña la muerte violenta de un mago -"
"He escuchado esa teoría," lo interrumpió el Director, con voz más afilada, "repetida por magos que
confunden el cinismo con la sabiduría, que creen que mirar a otros hacia abajo es elevarse ellos
mismos. ¡Es una de las ideas más tontas que he escuchado en ciento diez años! Sí, los fantasmas no
aprenden o crecen, ¡porque no es aquí donde pertenecen! Las almas tienen que seguir avanzando, ¡no
hay vida para ellos aquí! Y si no por los fantasmas, ¿entonces qué hay del Velo? ¿Qué hay de la Piedra
de la Resurrección?"
"De acuerdo," Harry clamó, procurando mantener su voz calmada, "Escucharé su evidencia, porque es
lo que un científico hace. Mas antes, Director, permita que le cuente una pequeña historia." La voz de
Harry estaba temblando. "Sabe, cuando llegué aquí, cuando me bajé del tren en King's Cross, no me

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refiero a ayer sino en Septiembre, cuando me bajé del tren entonces, Director, yo nunca había visto un
fantasma. Yo no estaba esperando fantasmas. Así que cuando los vi, Director, hice algo realmente tonto.
Salté a conclusiones. Yo, yo pensé que había una vida después de la muerte, creí que nadie jamás moría
en verdad, creí que todos los que la especie humana había perdido desde siempre estaban bien después
de todo, creí que los magos podían hablar con las personas que habían muerto, que nada más se
necesitaba el hechizo correcto para invocarlos, que los magos podían hacer eso, pensé que podía
conocer a mis padres que habían muerto por mí, y contarles que había escuchado sobre su sacrificio y
que había empezado a llamarlos mi madre y padre -"
"Harry," susurró Dumbledore. Agua resplandeció en los ojos del mago anciano. Él se adelantó un paso
a través de la oficina -
"Y entonces," espetó Harry, la furia surgió totalmente en su voz, la ira fría hacia el universo por ser
como era y consigo mismo por ser tan estúpido, "le pregunté a Hermione y ella dijo que no son más
que imágenes residuales, quemadas dentro de la piedra del castillo por la muerte de un mago, como las
siluetas dejadas en las paredes de Hiroshima. ¡Y yo debí haberlo sabido! ¡Debí saberlo sin tan siquiera
preguntar! ¡No debí haberlo creído ni siquiera durante esos treinta segundos! Porque si las personas
tuvieran almas no había tal cosa como el daño cerebral, si tu alma pudiera seguir hablando después de
que todo tu cerebro se hubiera ido, ¿cómo podría el daño al hemisferio cerebral izquierdo quitar la
habilidad para hablar? Y la Profesora McGonagall, cuando me contó sobre cómo murieron mis padres,
ella no actuó como si nada más se hubieran ido a un largo viaje en otro país, como si hubieran
emigrado a Australia en los tiempos de los barcos de vela, que es como las personas actuarían si de
hecho supieran que la muerte sólo es ir a otro lugar, si tuvieran evidencia fehaciente para la vida
después de la muerte, en vez de inventar cosas para consolarse a sí mismos, cambiaría todo, no
importaría que todos hubieran perdido a alguien en la guerra, ¡sería algo triste pero no horrible! ¡Y ya
había visto personas en el mundo mágico que no actuaban así! ¡Por lo que tenía que haberlo sabido! Y
ahí fue cuando supe que mis padres realmente estaban muertos y se habían ido para siempre jamás, que
no quedaba nada de ellos, que nunca tendría una oportunidad de conocerlos y, y, y los otros niños
pensaron que yo estaba llorando porque le tenía miedo a los fantasmas -"
La expresión del mago anciano era horrorizada, abrió su boca para hablar -
"¡Así que dígame, Director! ¡Informe a mi persona sobre la evidencia! Sin embargo no se atreva a
exagerar ni siquiera un fragmento, porque si me da falsas esperanzas de nuevo, y luego descubro que
usted me mintió o exageró las cosas aunque fuera un poco, ¡jamás lo perdonaré! ¿Qué es el Velo?"
Harry levantó la mano y se limpió sus mejillas, mientras que las cosas de vidrio en la oficina dejaron de
vibrar a causa de su último grito.
"El Velo," informó el mago anciano únicamente con un ligero temblor en su voz, "es un gran arco de
piedra, guardado en el Departamento de Misterios; un portal a la tierra de los muertos."
"¿Y cómo sabe alguien eso?" preguntó Harry. "No me cuente lo que usted cree, ¡cuénteme lo que ha
visto!"
La manifestación física de la barrera entre los mundos era un gran arco de piedra, antigua y alta y
llegando a una punta afilada, con un andrajoso velo negro igual a la superficie de una piscina de agua,
alargado entre las rocas; ondulando, siempre, del constante camino de ida que servía de pasaje a las
almas. Si te ponías de pie al lado del Velo podías escuchar las voces de los muertos llamando, siempre

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llamando en susurros apenas en el lado equivocado de la comprensión, sonando más fuertes y más
numerosas si te quedabas e intentabas escuchar, como si procuraran comunicarse; y si escuchabas
demasiado tiempo, irías a encontrarlos, y en el momento que tocaras el Velo serías succionado por ahí,
y nunca se escucharía de ti de nuevo.
"Eso ni siquiera suena como un fraude interesante," Harry dijo, su voz más calmada ahora que no había
nada que lo hiciera tener esperanzas, o enojarse por tener sus esperanzas aplastadas. "Alguien
construyó un arco de piedra, hizo una pequeña superficie negra ondulante en el medio que Desvanecía
cualquier cosa que tocara, y lo encantó para susurrar a las personas e hipnotizarlas."
"Harry..." el Director susurró, comenzando a verse muy preocupado. "Puedo contarte la verdad, pero si
te rehúsas a escucharla..."
Tampoco es interesante. "¿Qué es la Piedra de la Resurrección?"
"No te lo revelaría," el Director inició con lentitud, "salvo que temo lo que esta incredulidad podría
hacerte... así que escucha, entonces, Harry, por favor escucha..."
La Piedra de la Resurrección era una de las tres legendarias Reliquias de la Muerte, emparentada con la
capa de Harry. La Piedra de la Resurrección podía llamar las almas de los muertos – traerlas de regreso
al mundo de los vivos, aunque no como solían ser. Cadmus Peverell usó la piedra para llamar a su amor
perdido de entre los muertos, sin embargo su corazón permaneció con los muertos, y no en el mundo de
los vivos. Y con el tiempo eso lo volvió loco, y se mató a sí mismo para estar con ella de verdad una
vez más...
Con total cortesía, Harry alzó su mano.
"¿Sí?" el Director preguntó reluctante.
"La prueba obvia es ver si la Piedra de la Resurrección realmente llama a los muertos, o nada más
proyecta una imagen de la mente del usuario, es plantear una duda cuya respuesta usted desconozca,
mas la persona muerte sí sepa, y que eso pueda ser verificado definitivamente en este mundo. Por
ejemplo, llamar -"
Entonces Harry hizo una pausa, porque esta vez se las arregló para pensar un paso adelante de su
lengua, tan rápido como para no pronunciar el primer nombre y prueba que surgió en su mente.
"...su esposa muerta, e inquirir en dónde ella dejó sus aretes perdidos, o algo por el estilo," Harry
finalizó. "¿Acaso alguien hizo alguna prueba como esa?"
"La Piedra de la Resurrección ha estado perdida durante siglos, Harry," el Director informó en voz baja.
Harry se encogió de hombros. "Bueno, soy un científico, y siempre estoy dispuesto a ser convencido.
Si en verdad cree que la Piedra de la Resurrección llama a los muertos – entonces debe creer que una
prueba como esa tendría éxito, ¿correcto? ¿Así que sabe algo sobre dónde hallar la Piedra de la
Resurrección? Ya poseo una Reliquia de la Muerte debido a circunstancias altamente misteriosas, y,
bueno, ambos sabemos cómo el ritmo del mundo funciona con este tipo de cosas."
Dumbledore contempló a Harry.
Harry miró al Director del mismo modo.
El mago anciano pasó una mano a través de su frente y murmuró, "Esto es locura."

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(De alguna forma, Harry se las arregló para evitar reírse.)
Y Dumbledore le dijo a Harry que sacara la Capa de Invisibilidad de su monedero; bajo la dirección del
Director, Harry contempló adentró del revés de la capucha hasta que la vio, débilmente dibujada sobre
una incrustación plateada en tono escarlata que se desvanecía como sangre seca, el símbolo de las
Reliquias de la Muerte: un triangulo, con un circulo trazado adentro, y una linea dividiendo ambos.
"Gracias," Harry clamó con educación. "me aseguraré de mantener un ojo abierto para una piedra con
esa marca. ¿Usted tiene alguna otra evidencia?"
Dumbledore aparentaba estar luchando internamente consigo mismo. "Harry," el mago anciano retomó,
su voz elevándose, "es peligroso el camino que estás caminando, no estoy seguro de hacer lo correcto
al decir esto, ¡pero debo apartarte de este sendero! Harry, ¿cómo podría Voldemort haber sobrevivido
la muerte de su cuerpo si no poseyera un alma?"
Y ahí fue cuando Harry se dio cuenta que desde un principio había exactamente una persona que
originalmente le contó a la Profesora McGonagall que el Señor Oscuro seguía con vida; y que era el
Director loco de su manicomio de escuela, quien pensaba que el mundo funcionaba con clichés.
"Buena pregunta," Harry respondió, tras un debate interno sobre cómo proceder. "Tal vez él descubrió
alguna forma de duplicar el poder de la Piedra de la Resurrección, sólo que el la cargó por adelantado
con una copia completa de su estado cerebral. O algo por el estilo." Harry estaba de repente muy
inseguro de estar intentando inventar una explicación para algo que de hecho había pasado. "En
verdad, ¿puede usted nada más seguir y revelarme cómo sobrevivió el Señor Oscuro y qué podría
necesitarse para matarlo?" Si es que tan siquiera todavía existe aparte de ser un titular en el Quibbler.
"No me estás engañando, Harry," protestó el mago anciano; su rostro viéndose cansado, y delineado
por más que unos años. "Sé por qué estás indagando esa cuestión realmente. No, no he leído tu mente,
no tengo que hacerlo, ¡tú titubeó te delata! ¡Buscas el secreto de la inmortalidad del Señor Oscuro para
poder usarlo contigo mismo!"
"¡Equivocado! ¡Quiero el secreto de la inmortalidad del Señor Oscuro para poder usarlo con todos!"
...
Ras, crac, pfff...
Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore únicamente se quedó allí de pie mirando a Harry con su
boca abierta tontamente.
(Harry se premió a sí mismo con una calificación alta para el Lunes, ya que había logrado explotar la
mente de alguien antes del final del día.)
"Y en caso de que no quede claro," añadió Harry, "por todos también me refiero a los Muggles, no sólo
todos los magos."
"No," espetó el mago anciano, sacudiendo su cabeza. Su voz alzada. "¡No, no, no! ¡Esto es locura!"
"¡Mua ja ja!" se mofó Harry.
La expresión del mago anciano era repleta de ira y preocupación. "Voldemort robó el libro del cual
recogió su secreto; no estaba allí cuando fui a buscarlo. Pero esto sí lo sé, y esto es lo que te diré: su
inmortalidad nació de un ritual terrible y Oscuro, ¡más negro que el más negro de los tonos! Y fue

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Myrtle, la pobre y dulce Myrtle, quien murió por ello; su inmortalidad requirió sacrificio, requirió
asesinato -"
"¡Bueno obviamente no voy a popularizar un método de inmortalidad que requiere el asesinato de las
personas! ¡Eso derrotaría el propósito por completo!"
Se produjo una pausa sobresaltada.
Lentamente la cara del mago anciano se relajó hasta quedarse sin ira, aunque seguía habiendo
preocupación allí. "No usarías un ritual que requiera sacrificios humanos."
"No sé que piensa usted de mí, Director," Harry habló con frialdad, su propia rabia creciendo, "¡sin
embargo no olvidemos que soy yo quien desea que las personas vivan! ¡Aquel que quiere salvar a
todos! ¡Usted es el que cree que la muerte es asombrosa y que todos estamos obligados a morir!"
"Me perdiste, Harry," afirmó el mago anciano. Sus pies una vez más empezaron a pasear a través de su
extraña oficina. "Desconozco qué debo decir." Cogió una bola de cristal que parecía contener una mano
rodeada de flamas, la miró con expresión triste. "Únicamente que he sido grandemente malentendido
por ti... ¡No quiero que todos mueran, Harry!"
"¡Nada más no quiere que todos sean inmortales," Harry replicó con considerable ironía. Era como si
las tautologías lógicas elementales como Todo x: Muere(x) = No Existir x: No Morir(x) estuvieran más
allá de las habilidades razonadoras del mago más poderoso del mundo.
El mago anciano asintió. "Tengo menos temor que antes, mas sigo bastante preocupado por ti, Harry,"
él reconoció con calma. Su mano, un poco envejecida por el tiempo, pero aún fuerte, ubicó la bola de
cristal firmemente sobre su repisa. "Porque el miedo a la muerte es una cosa amarga, una enfermedad
del alma por la cual las personas son retorcidas y deformadas. Voldemort no es el único Mago Oscuro
que ha descendido por ese camino desolador, aunque temo que él lo ha llevado más lejos que
cualquiera antes que él."
"¿Y usted cree que usted no le tiene miedo a la muerte?" Harry inquirió, sin tan siquiera intentar
enmascarar la incredulidad en su voz.
El rostro del mago anciano era pacífico. "No soy perfecto, Harry, sin embargo creo que he llegado a
aceptar mi muerte como parte de mí mismo."
"Aja," Harry carraspeó. "Verá, hay una pequeña cosa llamada disonancia cognitiva, o en términos
simples, uvas agrias. Si las personas fueran golpeadas en sus cabezas con cachiporras una vez al mes, y
nadie pudiera hacer nada al respecto, muy pronto habría todo tipo de filósofos, pretendiendo ser sabios
como usted dice, que encontrarían toda clase de increíbles beneficios de ser golpeado en la cabeza con
una cachiporra una vez al mes. Por ejemplo, que te hace más rudo, o te hace más feliz en los días en
que no estás siendo golpeado con una cachiporra. Mas si usted fuera con alguien que no estuviera
siendo golpeado, y usted le preguntara si quiere iniciar, a cambio de esos maravilloso beneficios, él
diría que no. Y si usted no tuviera que morir, si usted proviniera de un lugar que ni siquiera ha llegado a
escuchar alguna vez sobre la muerte, y yo le sugiriera a usted que sería una sorprendente y fantástica y
grandiosa idea para las personas arrugarse y envejecer y eventualmente cesar de existir, en ese caso,
¡usted haría que me encerraran en un asilo para lunáticos! ¿Así que por qué posiblemente alguien
pensaría algo tan tonto como que la muerte es algo bueno? Porque le tiene miedo, porque usted en
verdad no quiere morir, y ese pensamiento le duele tanto por dentro que tiene que racionalizarlo para

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hacerlo a un lado, hacer algo para anestesiar el dolor, para que no tenga que pensar sobre ello -"
"No, Harry," el mago anciano lo cortó. Su expresión era gentil, su mano recorrió una luminosa pileta de
agua que producía campanillas musicales en cuanto sus dedos la movían. "Aunque puedo entender
cómo tú debes pensar eso."
"¿Usted quiere comprender a los Magos Oscuros?" Harry preguntó, con voz dura y siniestra. "Entonces
miré dentro de la parte de usted mismo que huye no de la muerte sino del miedo a la muerte, que halla
el miedo tan insoportable que abraza a la Muerte como una amiga y se engaña con eso, intentando
convertirse en uno solo con la noche para poder pensar en usted mismo como el maestro del abismo.
¡Tienes que tomar los más terribles de todos los males y llamarlos bien! Con nada más que un ligero
cambio esa misma parte suya mataría inocentes, y lo llamaría amistad. Si usted puede nombrar la
muerte mejor que la vida entonces puede girar su compás moral para que apunte a cualquier lado -"
"Creo," dijo Dumbledore, sacudiéndose gotas de agua de su mano al sonido del titilar de las
campanillas, "que tú comprender a los Magos Oscuros muy bien, sin ser tú uno de ellos." Fue
expresado con perfecta seriedad, y sin acusación. "Pero tu comprensión de mí, me temo, brilla por su
ausencia." El mago anciano estaba sonriendo, y había una gentil risa en su voz.
Harry estaba procurando no enfriarse más de lo que ya estaba; de algún lugar manaba dentro de su
mente una resplandeciente furia de resentimiento, ante la condescendencia de Dumbledore, y toda las
risas que los viejos sabios tontos habían usado en lugar de argumentos. "Lo divertido, sabe, es que
pensé que iba ser igual de imposible hablar con Draco Malfoy, y en vez de eso, en su infantil inocencia,
él era cien veces más fuerte que usted."
Una mirada de confusión cruzó el rostro del mago anciano. "¿A qué te refieres?"
"Me refiero," Harry explicó, con voz mordaz, "a que Draco en verdad tomaba sus propias creencias
seriamente y procesó mis palabras en lugar de tirarlas por la ventana al sonreír con gentil superioridad.
Usted es tan viejo y sabio, ¡ni siquiera puede notar nada de lo que digo! ¡No entender, notar!"
"Te he escuchado, Harry," protestó Dumbledore, mostrándose más solemne ahora, "pero escuchar no
siempre es lo mismo que concordar. Desacuerdos a un lado, ¿qué es lo que crees que yo no
comprendo?"
Que si usted realmente creyera en la vida después de la muerte, usted iría a San Mungo y asesinaría a
los padres de Neville, Alice y Frank Longbottom, así ellos podrían avanzar a su próxima gran
aventura, en vez de dejarlos dilatarse aquí en su estado perturbado -
Harry apenas, apenas se contuvo de hablar en voz alta.
"De acuerdo," Harry declaró con frialdad. "Contestaré su pregunta original, entonces. Usted inquirió
por qué los Magos Oscuros le tienen miedo a la muerte. Pretenda, Director, que usted realmente creyera
en las almas. Pretenda que cualquiera pueda verificar la existencia de las almas en todo momento,
pretenda que nadie llora en los funerales porque saben que sus seres amados siguen con vida. ¿Ahora
puede usted imaginarse destruyendo un alma? Rasgándola en pedazos hasta que no quede nada para ir a
su próxima gran aventura? ¿Puede imaginar que cosa tan terrible sería, el peor crimen que jamás se
haya cometido en la historia del universo, por el cual usted haría cualquier cosa para evitar que
sucediese tan siquiera una vez? Porque eso es lo que la Muerte es en realidad - ¡La aniquilación de un
alma!"

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El mago anciano estaba observándolo, una expresión triste en sus ojos. "Supongo que ahora sí
entiendo," él dijo en voz baja.
"¿Oh?" dudó Harry. "¿Entender qué?"
"Voldemort," respondió el mago anciano. "Al fin lo comprendo. Porque para creer que el mundo es
verdaderamente así, debes creer que no hay justicia alguna, que está tejido de oscuridad hasta el núcleo.
Te pregunté por qué él se convirtió en un monstruo, y no pudiste darme razón alguna. Y si pudiera
interrogarlo a él, supongo, que su respuesta sería: ¿Por qué no?"
...
Se quedaron de pie sumergidos en los ojos del otro, el mago anciano dentro de su túnica, y el jovencito
con la cicatriz en forma de rayo sobre su frente.
"Contesta, Harry," pidió el mago anciano, "¿te convertirás tú en un monstruo?"
"No," replicó el chico, con una certeza de hierro en su voz.
"¿Por qué no?" insistió el mago anciano.
El jovencito estaba de pie muy enderezado, su mandíbula levantada alta y con orgullo, y declaró: "No
hay justicia en las leyes de la Naturaleza, Director, no hay espacio para la justicia en las ecuaciones del
movimiento. El universo no es malvado, ni bueno, simplemente no le importa. A las estrellas no les
importa, o al Sol, o al cielo. ¡Pero no tienen por qué! ¡A nosotros nos importa! ¡Hay luz en el mundo, y
somos nosotros!"
"Quiero saber en que te convertirás, Harry," concluyó el mago anciano. Su voz era suave, con un
extraño asombro y arrepentimiento. "Es suficiente para hacerme desear vivir y poder verlo."
El chico hizo una reverencia con pesada ironía, y se fue; y la puerta de roble se cerró tras él con un
portazo.

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Capítulo 3
Pretendiendo Ser Sabio, Parte 2
...
Harry, sosteniendo la taza de té en la forma exactamente correcta que el Profesor Quirrell había
necesitado demostrar tres veces, bebió un pequeño, cuidadoso sorbo. Al otro lado de la larga, ancha
mesa que era la pieza central del Cuarto de Mary, el Profesor Quirrell tomó un sorbo de su propia copa,
haciendo que se viera mucho más natural y elegante. El te en sí mismo era algo cuyo nombre ni
siquiera podía pronunciar, o al menos, cada vez que Harry había intentado repetir las palabras Chinas,
el Profesor Quirrell lo había corregido, hasta que finalmente Harry se había rendido.
Harry había maniobrado hasta obtener un vistazo de la cuenta la última vez, y el Profesor Quirrell había
permitido que él se saliera con la suya.
Antes sintió un impulso de beber Comedia-Té.
Aún teniendo eso en cuenta, Harry casi pierde la piel por la conmoción.
Y para él seguía sabiendo como, bueno, té.
Había una silenciosa, regañona sospecha en la mente de Harry de que el Profesor Quirrell era
consciente de esto, y que deliberadamente estaba comprando un té ridículamente caro que Harry no
podía apreciar nada más para molestarlo. Al propio Profesor Quirrell podría no gustarle tanto que
digamos. Tal vez a nadie le gustaba ese té en realidad, y su único punto era ser ridículamente caro y
hacer que la víctima sintiera que no lo apreciaba. De hecho, quizá era sólo un té ordinario, sólo que tú
lo solicitabas en un cierto código, y ellos ponían un falso precio gigantesco en la cuenta...
La expresión del Profesor Quirrell era estirada y pensativa. "No," el Profesor Quirrell dijo, "no debiste
haberle contado al Director sobre tu conversación con el Señor Malfoy. Por favor procure pensar más
rápido la próxima vez, Sr. Potter."
"Lo siento, Profesor Quirrell," Harry comentó con docilidad. "Sigo sin verlo." Había unas veces en las
que Harry se sentía como un impostor, pretendiendo ser astuto en la presencia del Profesor Quirrell.
"El Señor Malfoy es el oponente de Albus Dumbledore," explicó el Profesor Quirrell. "Al menos por el
tiempo presente. Toda Bretaña es su tablero de ajedrez, todos los magos sus piezas. Considere: El Señor
Malfoy amenazó con hacer todo a un lado, abandonar su juego, para tomar venganza en usted si el Sr.
Malfoy es herido. ¿En cuyo caso, Sr. Potter...?"
Harry requirió más largos segundos para entenderlo, pero era claro que el Profesor Quirrell no le iba a
dar más pistas, no que Harry las quisiera.
Entonces la mente de Harry finalmente hizo la conexión, y quedó horrorizado. "Dumbledore asesina a
Draco, lo hace parecer como que yo lo hice, ¿y Lucius sacrifica su juego contra Dumbledore para llegar
a mí? Eso... no parece ser el estilo del Director, Profesor Quirrell..." La mente de Harry regresó a una
escena con una advertencia similar de parte de Draco, que había hecho que Harry pronunciara lo
mismo.
El Profesor Quirrell se encogió de hombros, y sorbió su té.
Harry sorbió su propio té, y se quedó sentado en silencio. El mantel puesto sobre la mesa tenía un

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patrón muy pacífico, pareciendo al principio una tela sin gracia, pero si la contemplabas por suficiente
tiempo, o guardabas silencio por un rato largo, empezabas a ver un débil rastro de flores
resplandecientes encima; las cortinas del cuarto habían cambiado su patrón para combinar, y parecía
brillar como si fuera una brisa silenciosa. El Profesor Quirrell estaba en un humor contemplativo ese
Sábado, e igual estaba Harry, y el Cuarto de Mary, aparentemente, no había sido negligente en notarlo.
"Profesor Quirrell," Harry dijo de repente, "¿hay una vida después de la muerte?"
Harry había escogido la pregunta cuidadosamente. No, ¿usted cree en la vida después de la muerte?
Sino simplemente, ¿hay una vida después de la muerte? Lo que las personas realmente creían no se
presentaban a ellos como creencias. Las personas no pronunciaban, '¡Fuertemente creo que el cielo es
azul!' Nada más aseveraban, 'el cielo es azul'. Lo que era tu mapa interno del mundo se sentía igual que
la forma en que era el mundo...
El Profesor de Defensa alzó su taza de nuevo antes de contestar. Su expresión era pensativa. "Si la hay,
Sr. Potter," replicó el Profesor Quirrell, "entonces una gran cantidad de magos han desperdiciado una
gran cantidad de esfuerzo en sus búsquedas por la inmortalidad."
"Esa no es una respuesta real," Harry observó. Ya había aprendido a darse cuenta de ese tipo de cosas
cuando hablaba con el Profesor Quirrell.
El Profesor Quirrell descansó su taza de té con un pequeño, agudo sonido de viscosidad sobre su
platillo. "Algunos de esos magos eran razonablemente inteligentes, Sr. Potter, así que usted podría
tomar eso como indicativo de que una existencia después de la muerte no es obvia. Yo mismo he
investigado en ese asunto. Ha habido muchas afirmaciones de ese tipo que esperan producir esperanza
y temor. Entre aquellos reportes cuya veracidad no está en duda, no hay nada que no pueda ser el
resultado de mera magia. Hay ciertos dispositivos que dicen sirven para comunicarse con los muertos,
sin embargo estos, sospecho, únicamente proyectan una imagen de la mente; el resultado parece
indistinguible de la memoria porque es la memoria. El supuesto espíritu no cuenta secretos que sabían
en vida, ni que podrían haber aprendido después de la muerte, que no sean conocidas por el portador -"
"Razón por la cual la Piedra de la Resurrección no es el artefacto mágico más valioso en el mundo,"
supuso Harry.
"Precisamente," concordó el Profesor Quirrell, "aunque no le negaría una oportunidad para intentarlo."
Hubo una seca, fina sonrisa en sus labios; y algo frío, más distante, en sus ojos. "También hablaste con
Dumbledore de eso, asumo."
Harry asintió.
Las cortinas estaban tomando un tenue patrón azul, y un turbio rastro de elaborados copos de nieve
parecía ponerse visible sobre el mantel. La voz del Profesor Quirrell se oía muy calmada. "El Director
puede ser muy persuasivo, Sr. Potter. Espero que no lo haya persuadido a usted."
"Rayos no," infirmó Harry. "No me engañó ni por un segundo."
"Espero que no," reiteró el Profesor Quirrell, todavía con un tono muy sosegado. "Estaría
extremadamente descompuesto si descubriera que el Director lo ha convencido de desperdiciar su vida
en algún tonto plan al contarle que la muerte es la próxima gran aventura."
"No pienso que el Director mismo lo crea, de hecho," Harry opinó. Sorbió su té de nuevo. "Me

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preguntó que podría hacer yo con la eternidad, me dio la linea usual sobre que sería aburrido, y
aparentemente no vio ningún conflicto entre eso y su propia declaración de tener un alma inmortal.
Además, me dio todo un discurso sobre qué tan horroroso era querer la inmortalidad antes de reclamar
que tenía un alma inmortal. No puedo visualizar del todo que debió estar sucediendo dentro de su
cabeza, pero no creo que él tenga un verdadero modelo de sí mismo continuando eternamente en la
vida después de la muerte..."
La temperatura del cuarto parecía estar descendiendo.
"Usted percibe," dijo una voz como el hielo al otro lado de la mesa, "que Dumbledore realmente no
cree en lo que habla. No es que él haya comprometido sus principios. Es que nunca los tuvo desde el
inicio. ¿Se está volviendo cínico, Sr. Potter?"
Harry bajó sus ojos a la taza de té. "Un poco," Harry respondió hacia su posiblemente-ultra-de-gran-
calidad, quizá-ridículamente-costoso té Chino. "Ciertamente me estoy volviendo un poco frustrado
con... lo que sea que esté fallando dentro de las cabezas de las personas."
"Sí," afirmó esa voz helada. "Yo también lo encuentro frustrante."
"¿Hay alguna forma de hacer que las personas no actúen así?" inquirió Harry hacia su taza de té.
"Hay en efecto un hechizo ciertamente útil que puede resolver el problema."
Ante eso Harry alzó la vista esperanzado, y vio una fría, fría sonrisa sobre la cara del Profesor de
Defensa.
Entonces Harry lo captó. "O sea, aparte de Avada Kedavra."
El Profesor de Defensa se rió. Harry no lo hizo.
"Como sea," Harry añadió apresuradamente, "Yo sí pensé lo suficientemente rápido como para no
sugerir la idea obvia sobre la Piedra de la Resurrección en frente de Dumbledore. ¿Ha visto alguna vez
una piedra con una linea, dentro de un circulo, dentro de un triangulo?"
El escalofrío mortal pareció retroceder, doblarse sobre sí mismo, al tiempo que el ordinario Profesor
Quirrell replicó. "No que yo lo recuerde," el Profesor Quirrell añadió después de un rato, una pensativa
mueca sobre su rostro. "¿Esa es la Piedra de la Resurrección?"
Harry dejó a un lado su taza de té, entonces dibujó sobre su platillo el símbolo que había sobre el
reverso de su capa. Y antes de que Harry pudiera extraer su varita para lanzar el Encantamiento
Levitador, el platillo se fue flotando oblicuamente a través de la mesa hacia el Profesor Quirrell. Harry
realmente quería aprender esa cosa de la magia sin varita, sin embargo eso, aparentemente, estaba muy
por encima de su actual currículum.
El Profesor Quirrell estudió el platillo para té de Harry por un momento, luego sacudió su cabeza; y un
momento después, el platillo se fue flotando de regreso a Harry.
Harry puso su taza de té de regreso en el platillo, notando de manera ausente que el símbolo que había
dibujado se había desvanecido. "Si por casualidad ve una piedra con ese símbolo," dijo Harry, "y sí
habla con los que ya han muerto, déjeme saberlo. Tengo unas cuantas preguntas para Merlín o
cualquiera que viviera en los tiempos de Atlantis."
"Comprendo," comentó el Profesor Quirrell. Luego el Profesor de Defensa levantó su taza de té otra

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vez, y la sorbió hasta finalizar todo lo que quedaba allí. "Por cierto, Sr. Potter, me temo que tendremos
que acortar la visita de hoy al Callejón Diagon. Estaba esperando que sería – pero ya no importa. Que
quede claro que hay algo más que debo hacer ésta tarde."
Harry asintió, y acabó su propio té, entonces se levantó de su silla al mismo tiempo que el Profesor
Quirrell.
"Una última pregunta," Harry añadió, mientras el abrigo del Profesor Quirrell se elevaba a sí mismo del
perchero e iba flotando hacia el Profesor de Defensa. "La magia está suelta en el mundo, y ya no confío
en mis propias suposiciones como alguna vez lo hice. Así que sobre su propia y mejor suposición y sin
pretender ser sabio, ¿usted cree que hay una vida después de la muerte?"
"Si lo hiciera, Sr. Potter," replicó el Profesor Quirrell pasándose el abrigo sobre sus hombros, "¿seguiría
yo aquí?"

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Capítulo 4
Anulación Directa
...
El mordiente viento de Enero aulló alrededor de los vastos, limpios muros de piedra que demarcaban
los limites materiales del castillo de Hogwarts, susurrando y silbando con extraños movimientos
mientras soplaba contra ventanas cerradas y torres de piedra. La nieve más reciente había desaparecido
casi por completo, pero ocasionalmente parches de derretido y recongelado hielo seguían pegándose a
la superficie de piedra y destellaban con la reflejada luz del sol. Desde la distancia, debía verse como si
Hogwarts estuviera parpadeando con cientos de ojos.
Un repentino golpe de viento hizo retroceder a Draco, e intentó, imposiblemente, presionar su cuerpo
un poco más a la piedra, que se sentía como hielo y olía como hielo. Un instinto completamente inútil
parecía convencido de que iba a ser arrojado a los muros exteriores de Hogwarts, y que la mejor forma
de prevenir eso era retorcerse alrededor con reflejos involuntarios y posiblemente vomitar.
Draco estaba intentando muy fuerte para no pensar en los seis pisos de aire vacío por debajo de él, y
enfocarse, más bien, en cómo iba a matar a Harry Potter.
"Sabe, Sr. Malfoy," dijo la jovencita a su lado con una voz convencional, "si una vidente me hubiera
revelado que algún día estaría colgando de los dedos en los muros de un castillo, intentando no bajar la
mirada o pensar en qué tan duro gritaría Mamá si me pudiera ver, no hubiera tenido ni idea de cómo
sucedería, excepto que sería la culpa de Harry Potter."
...
Antes:
Los dos Generales aliados pasaron por encima del cuerpo de Longbottom, sus botas pisando el suelo
casi en perfecta sincronía.
Únicamente un soldado permanecía entre ellos y Harry, un chico de Slytherin llamado Samuel
Clamons, cuya mano estaba blanca y aferrada sobre su varita, sostenida hacia arriba para mantener su
Muro Prismático. La respiración del chico era muy agitada, sin embargo su expresión mostraba la
misma fría determinación que encendía los ojos de su general, Harry Potter, quien estaba de pie atrás
del Muro Prismático en un corredor sin salida que estaba al lado de una ventana abierta, con sus manos
misteriosamente ocultas atrás de su espalda.
La batalla había sido ridículamente difícil, para un enemigo que estaba siendo superado en número dos-
a-uno. Debió haber sido fácil, el Ejército Dragón y el Regimiento Rayo de Sol se habían combinado
fácilmente en las sesiones de práctica, habían combatido el uno contra el otro lo bastante como para
conocerse muy bien en efecto. La Moral estaba alta, ambos ejércitos sabían que en esta ocasión no
estaban solamente luchando para ganar para sí mismos, sino peleando por un mundo libre de traidores.
A pesar de las sorprendidas protestas de ambos generales, los soldados del ejército fusionado
insistieron en llamarse a sí mismos el Ejérmiento Drayo Dramione, y produjeron parches para sus
insignias con una carita feliz envuelta en llamas.
Mas los soldados de Harry habían oscurecido sus propias insignias – no se veía como pintura, más
como si hubieran quemado esa parte de sus uniformes – y lucharon a través de los niveles superiores de

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Hogwarts con una furia desesperada. La fría ira que Draco a veces había visto en Harry parecía haber
introducido dentro de sus soldados, y combatieron como si no se hubiera tratado de un juego. Y Harry
había vaciado entera su bolsa de trucos, como las diminutas bolas de metal (Granger las había
identificado como "bolas rodadoras") sobre los pisos y las escaleras, haciéndolas intransitables hasta
que fueran limpiadas, sólo que el ejército de Harry ya había practicado el Encantamiento Levitador
coordinado y podían hacer volar a sus propios miembros justo sobre los obstáculos que habían hecho...
No podías traer al juego dispositivos de afuera, pero podías Transformar cualquier cosa que desearas
durante el juego, siempre y cuando fuera seguro. Y eso no era justo cuando estabas combatiendo a un
chico criado por científicos, que conocía cosas como bolas rodadoras y patinetas y cuerdas elásticas.
Y así habían llegado a esto.
Los sobrevivientes de las fuerzas aliadas habían arrinconado los últimos remanentes del ejército de
Harry Potter en un corredor sin salida.
Weasley y Vincent se habían lanzado sobre Longbottom al mismo tiempo, moviéndose juntos como
habían practicado por semanas en vez de horas, y de algún modo Longbottom había logrado
maldecirlos a ambos antes de desfallecer.
Y ahora eran Draco y Granger y Padma y Samuel y Harry, y por la expresión de Samuel, su Muro
Prismático no podía durar mucho más.
Draco ya había levantado su varita hacia Harry, esperando a que el Muro Prismático cayera bajo su
propio peso; no había necesidad de desperdiciar un Maleficio Perforador antes de eso. Padma alzó su
propia varita a Samuel, Granger apuntó la suya a Harry...
Harry seguía escondiendo sus manos detrás de su espalda, en lugar de apuntarlos con su varita; y
mirándolos con una cara que podría haber estado labrada en hielo.
Podría haber sido una finta. Probablemente no lo era.
Hubo un breve, tenso silencio.
Y ahí fue cuando Harry habló.
"Soy el villano ahora," el jovencito amenazó con frialdad, "y si creen que los villanos son fáciles de
acabar, mejor piénsenlo de nuevo. Si me derrotan cuando estoy luchando seriamente, permaneceré
derrotado; mas si pierden, estaremos haciendo esto una y otra vez."
El chico trajo sus manos adelante, y Draco vio que Harry estaba usando guantes extraños, con un
material grisáceo sobre las puntas de los dedos, y hebillas que ajustaban los guantes a sus muñecas con
firmeza.
A un lado de Draco, la General Rayo de Sol quedó con la boca abierta por el horror; y Draco, sin tan
siquiera preguntar por qué, disparó un Maleficio Perforador.
Samuel se tambaleó, dejó escapar un grito al trastabillar, sin embargo mantuvo el Muro; y si Padma o
Granger disparaban ahora, gastarían sus propias fuerzas tanto que podrían haberlo perdido todo.
"¡Harry!" gritó Granger. "¡No puedes hacerlo en serio!"
Harry ya estaba en movimiento.

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Y mientras se escabullía por la ventana abierta, su voz fría dijo, "Avancen si se atreven."
...
El viento helado aulló alrededor de ellos.
Las brazos de Draco estaban comenzando a sentirse cansados.
...Había resultado que, ayer, Harry le había demostrado a Granger cuidadosamente exactamente cómo
Transformar los guantes que él estaba usando ahora mismo, que usaban algo llamado 'setas gecko'; y
cómo pegarlas a parches Transformados del mismo material a las puntas de sus zapatos; y Harry y
Granger habían, en un inocente juego de niños, intentado trepar alrededor de las paredes y del techo.
Y que, también ayer, Harry había equipado a Granger con un gran total de exactamente dos dosis de
Poción de Caída de Pluma para que cargara con ella en su monedero, "sólo por si las dudas".
No que Padma los hubiera seguido, de todos modos. Ella no estaba loca.
Draco despegó la mano derecha con maña, la estiró tanto como pudo, y la estampó sobre la piedra otra
vez. A su lado, Granger hizo lo mismo.
Ya habían tragado la Poción de Caída de Pluma. Era doblar los limites de las reglas del juego, pero la
poción no se activaría a menos que uno de ellos cayera realmente, y siempre y cuando no cayeran ellos
no estaban usando el objeto.
El Profesor Quirrell los estaba observando.
Los dos estaban perfectamente, completamente, absolutamente a salvo.
Harry Potter, por otro lado, iba a morir.
"Me pregunto por qué Harry está haciendo esto," comentó la General Granger en un tono reflexivo, al
tiempo que despegaba las puntas de los dedos de una mano en la pared con un sonido viscoso. Su mano
volvió a bajar para pegarse casi tan pronto como la había levantado. "Tendré que preguntarle eso
después de que lo mate."
Era asombroso lo mucho que ellos dos estaban encontrando tener en común.
Draco en verdad no tenía ganas de hablar, sin embargo se las arregló para mascullar, a través de los
dientes apretados, "Podría tratarse de venganza. Por la cita."
"En serio," dudó Granger. "Después de todo este tiempo."
Pega. Despega.
"Muy dulce de su parte," añadió Granger.
Pega. Despega.
"Supongo que encontraré alguna forma verdaderamente romántica de agradecérselo," juró Granger.
Pega. Despega.
"¿Qué tiene él contra ti?" preguntó Granger.
Pega. Despega.

36
El viento helado aulló a su alrededor.
...
Uno podría pensar que se sentiría más seguro tener suelo bajo tus pies de nuevo.
Pero si el suelo era un techo inclinado de azulejos con listones de madera sin aserrar, el cual tenía
mucho más hielo que el que había en las paredes de piedra, y estabas corriendo por ahí a toda
velocidad...
Entonces estarías tristemente equivocado.
"¡Luminos!" gritó Draco.
"¡Luminos!" exclamó Granger.
"¡Luminos!" clamó Draco.
"¡Luminos!" bramó Granger.
La figura distante estaba esquivando y virando al tiempo que corría, y ni uno solo de sus tiros lo
alcanzó, sin embargo estaban ganando terreno.
Hasta que Granger se resbaló.
Era inevitable, en retrospectiva, en la vida real no era posible correr sobre tejados inclinados y
congelados a una gran velocidad.
Y también inevitable, porque sucedió sin la más mínima reflexión, que Draco se giró y agarró el brazo
derecho de Granger, y la atrapó, sólo que ella ya había perdido demasiado balance, ella estaba cayendo
y arrastrando a Draco consigo, todo pasó tan rápido -
Se produjo un fuerte, doloroso impacto, por el peso de Draco al pegarse contra el tejado sumado al peso
de Granger también, y si ella hubiera caído un poco más cerca del borde lo podrían haber logrado, mas
en vez de eso su cuerpo se inclinó otra vez y sus piernas se resbalaron y su otra mano sujetó
frenéticamente...
Y así fue como Draco terminó sosteniendo el brazo de Granger en un agarre desesperado, mientras que
la otra mano de ella se asía frenéticamente del borde del tejado y las puntas de los zapatos de Draco se
habían clavado en medio de una teja.
"¡Hermione!" la voz de Harry chilló distante.
"Draco," susurró la voz de Granger, y Draco bajó la vista.
Eso podría haber sido un error. Había mucho aire debajo de ella, nada excepto aire, estaban en el borde
de un tejado que sobresalía de los muros principales de Hogwarts.
"Él va a venir a ayudarme," murmuró la chica, "sin embargo primero va a usar Luminos con nosotros
dos, no hay forma de que no lo haga. Tienes que dejarme ir."
Debió haber sido la cosa más fácil del mundo.
No era más que una sangre sucia, sólo una sangre sucia, ¡una mera sangre sucia!
¡Ni siquiera iba a salir lastimada!

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...El cerebro de Draco no estaba escuchando a nada de lo que Draco estaba diciendo ahora.
"Hazlo," Hermione Granger susurró, sus ojos brillando sin una pizca de temor, "hazlo, Draco, hazlo, ¡tú
puedes vencerlo por tu cuenta tenemos que ganar Draco!"
Se produjo el sonido de alguien corriendo y que se estaba acercando.
Oh, se racional...
La voz en la cabeza de Draco se escuchaba horrendamente similar a las lecciones impartidas por Harry
Potter.
¿...vas a permitir que tu cerebro gobierne tu vida?
...
Conclusión, 1:
Estaba requiriendo un poco de esfuerzo para Daphne Greengrass mantenerse a sí misma callada,
mientras Millicent Bulstrode recontaba la historia en el cuarto común de las chicas de Slytherin (un
lugar confortable y templado en los calabozos que cruzaban debajo del Lago de Hogwarts, con
pescados nadando al lado de cada ventana, y muebles en los que podías acostarte si lo querías).
Principalmente porque, en la opinión de Daphne, era una historia perfectamente buena sin todas las
mejoras de Millicent.
"¿Y entonces qué?" corearon Flora y Hestia Carrow.
"La General Granger alzó la vista hacia él," Millicent continuó dramáticamente, "y pronunció, '¡Draco!
¡Tienes que dejarme ir! No te preocupes por mí, Draco, ¡prometo que estaré bien!' ¿Y qué suponen
ustedes que Malfoy hizo entonces?"
"¡Él respondió '¡Nunca!'," gritó Charlotte Wiland, "¡y la agarró con más firmeza!"
Todas las chicas que estaban escuchando excepto Pansy Parkinson asintieron.
"¡No!" reveló Millicent. "Él la dejó caer. Y luego dio un salto y le disparó al General Potter. El fin."
Hubo una pausa paralizante.
"¡No puedes hacer eso!" protestó Charlotte.
"Ella es una sangre sucia," opinó Pansy, sonando confundida. "¡Por supuesto que la dejó caer!"
"Bueno, Malfoy no debió haberla sujetado en primer lugar, ¡entonces!" replicó Charlotte. "Pero una vez
que la agarró, ¡él tenía que seguir sosteniéndola! ¡Especialmente en la cara de un cierto peligro
aproximándose!" Tracey Davis, sentada al lado de Daphne, estaba asintiendo para mostrar que estaba
de acuerdo.
"No veo por qué," dijo Pansy.
"Eso es porque no tienes ni la más mínima pizca de romance dentro de ti," replicó Tracey. "Además, no
se puede andar por ahí dejando caer a las chicas. Un chico que bota a una chica de ese modo... él
dejaría caer a cualquiera. Él te botaría a ti, Pansy."
"¿A qué te refieres, botarme?" Pansy preguntó.

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Daphne ya no lo pudo resistir más. "Sabes," Daphne añadió siniestramente, "estás desayunando un día
en nuestra mesa, y sin previo aviso, Malfoy te suelta, ¡y estás cayendo de lo más alto de Hogwarts!
¡Eso es lo que pasa!"
"¡Sí!" concordó Charlotte. "¡Él es un tirador de brujas!"
"¿Sabes por qué cayó Atlantis?" se mofó Tracey. "Porque alguien como Malfoy la dejó caer, ¡ese es el
por qué!"
Daphne bajo su voz. "De hecho... que tal si fue Malfoy el que hizo que Hermione, o sea la General
Granger, ¿se resbalara en primer lugar? ¿Qué tal si se ha revelado para hacer que todos los hijos de
Muggle se tropiecen y caigan?"
"¿Estás insinuando que - ?" Tracey se quedó con la boca abierta.
"¡Correcto!" Daphne exclamó dramáticamente. "¿Qué tal si Malfoy es – el heredero de Resbaladín?"
"¡El próximo Señor Resbalón!" aulló Tracey.
Lo que era una linea demasiado buena para que alguna se quedara callada, así que al caer la noche se
había esparcido por todo Hogwarts, y a la mañana siguiente era el encabezado del Quibbler.
...
Conclusión, 2:
Esa tarde Hermione se aseguró de ir al acostumbrado salón de clases bien temprano, sólo para poder
estar a solas, en una silla, pacíficamente leyendo un libro, cuando Harry llegara allí.
Si había alguna forma en que una puerta crujiera de manera apologética, así fue como crujió la puerta
al abrirse.
"Este," inició la voz de Harry Potter.
Hermione siguió leyendo.
"Yo, este, como que lo siento, no era mi intención que en verdad te cayeras del techo o algo así..."
Había sido una experiencia bastante entretenida, en realidad.
"Yo, ah... no tengo mucha experiencia pidiendo disculpas, me arrodillaré si lo deseas, o te voy a
comprar algo costoso, ¿Hermione no sé cómo disculparme contigo por esto qué puedo hacer nada más
dime?"
Ella siguió leyendo el libro en silencio.
No era como si ella tuviera idea de cómo podía disculparse Harry, tampoco.
Ahora mismo únicamente estaba sintiendo una especie de rara curiosidad por lo que sucedería si seguía
leyendo su libro por un rato más.

39
Capítulo 5
Coraje
...
"¿Romántico?" Hermione dijo. "¡Ambos son chicos!"
"Vaya," Daphne replicó, sonando algo sorprendida. "¿O sea que los Muggles realmente sí odian eso?
Pensé que era algo que los Mortífagos habían inventado."
"No," añadió una chica mayor de Slytherin que Hermione no reconoció, "es verdad, tienen que casarse
en secreto, y si alguna vez son descubiertos, los queman en una estaca juntos. Y si eres una chica que
cree que es romántico, te queman también."
"¡Eso no puede ser!" objetó una chica de Gryffindor, mientras Hermione intentaba descubrir que
pronunciar ante eso. "¡No quedaría ninguna chica Muggle entonces!"
Ella había seguido leyendo en silencio, y Harry Potter había seguido procurando disculparse, y así se
había interiorizado en Hermione que Harry se había dado cuenta, posiblemente por primera vez en su
vida, que había hecho algo molesto; y que Harry, definitivamente por primera vez en su vida, estaba
aterrorizado al pensar que la había perdido como una amiga; y ella comenzó a sentirse (a) culpable y
(b) preocupada por la dirección que los crecientes ofrecimientos desesperados de Harry estaban
tomando. Pero ella seguía sin idea de qué tipo de disculpa era apropiada, así que decidió que las chicas
de Ravenclaw votarían al respecto – y esta vez ella no arreglaría el resultado, aunque no mencionó esa
parte – a lo cual Harry había accedido instantáneamente.
Al día siguiente, prácticamente cada chica en Ravenclaw por encima de los trece años había votado que
Draco debía dejar caer a Harry.
Hermione se había sentido medianamente decepcionada de que fuera tan simple, sin embargo era
obviamente justo.
Ahora mismo, como fuera, de pie justo afuera de las grandes puertas del castillo en medio de la mitad
de la población femenina de Hogwarts, Hermione estaba empezando a sospechar que había cosas
pasando aquí que ella no entendía y que desesperadamente esperaba que ninguno de sus compañeros
generales hubiera escuchado jamás.
...
No podías ver realmente los detalles desde allá arriba, nada más el hecho general de un mar de rostros
femeninos expectantes.
"No tienes ni idea de qué va esto, ¿o sí?" preguntó Draco, sonando divertido.
Harry había leído una buena cantidad de libros que no se suponía que leyera, sin mencionar unos
cuantos encabezados del Quibbler.
"¿Niño-Que-Vivió embaraza a Draco Malfoy?" propuso Harry.
"De acuerdo, sí sabes de que se trata," confirmó Draco. "¿Pensé que los Muggles odiaban eso?"
"Únicamente los que son idiotas," contestó Harry. "Sin embargo, este, no somos, ah, ¿un poco
jóvenes?"

40
"No demasiado jóvenes para ellas," respondió Draco. Espetó. "¡Chicas!"
Caminaron silenciosamente hacia el borde del techo.
"Entonces yo estoy haciendo esto para vengarme de ti," dijo Draco, "¿pero por qué estás haciendo esto
tú?"
La mente de Harry hizo un calculo a la velocidad de la luz, sopesando los factores, si aún era
demasiado pronto...
"¿Honestamente?" preguntó Harry. "Porque quería que ella trepara las paredes de hielo, pero no era mi
intención que cayera del techo. Y, este, como que realmente sí me siento mal al respecto. O sea,
supongo que en verdad empecé a verla como una rival amistosa después de un tiempo. Así que ésta es
una disculpa real hacia ella, no un complot ni nada."
Hubo una pausa.
Entonces -
"Sí," admitió Draco. "Lo comprendo."
Harry no sonrió. Puede ser que hubiera sido la no-sonrisa más difícil de su vida.
Draco observó el borde del techo, e hizo una mueca. "Esto va a ser mucho más complicado de hacer a
propósito que por accidente, ¿no es así?"
...
La otra mano de Harry agarró el techo a causa de un reflejo aterrorizado, sus dedos blancos sobre la
fría, fría piedra.
Podías saber con tu mente consciente que habías bebido la Poción de Caída de Pluma. Saberlo con tu
mente inconsciente era un asunto enteramente diferente.
Era tan aterrador como Harry había pensado que debió ser para Hermione, lo que era justicia.
"Draco," habló Harry, controlar su voz no era fácil, pero las chicas de Ravenclaw les habían pasado un
guión, "¡Tienes que dejarme ir!"
"¡De acuerdo!" exclamó Draco, y soltó el brazo de Harry.
La otra mano de Harry araño el borde, y entonces, sin tomar ninguna decisión, sus dedos fallaron, y
Harry cayó.
Hubo un breve momento cuando el estómago de Harry intentó saltar hacia su garganta, y su cuerpo
intentó orientarse desesperadamente ante la ausencia de alguna forma posible para hacerlo.
Hubo un breve momento cuando Harry pudo sentir la Poción de Caída de Pluma surtiendo efecto,
comenzando a bajar la velocidad, una especie de temblorosa, mullida sensación.
Y entonces algo jaló a Harry y lo aceleró otra vez hacia abajo más rápido que la gravedad -
La boca de Harry ya estaba abierta y empezó a gritar mientras una parte de su cerebro intentaba pensar
en algo creativo que pudiera hacer, parte de su cerebro se esforzaba por calcular cuánto tiempo le
quedaba para ser creativo, y una diminuta parte trasera de su cerebro se daba cuenta de que ni siquiera
iba a finalizar el calculo sobre el tiempo que le quedaba antes de estrellarse contra el suelo -

41
...
Harry estaba intentando desesperadamente controlar su hiperventilación, y no estaban ayudándolo los
chillidos de las chicas, ahora yaciendo por grupos sobre el suelo y las unas sobre las otras.
"Santos cielos," dijo el hombre desconocido, el de las ropas viejas y cara ligeramente cicatrizada, quien
estaba sosteniendo a Harry en sus brazos. "De todas las formas que imaginé en que podríamos
reencontrarnos algún día, no esperé que sería contigo cayendo del cielo."
Harry recordó la última cosa que había visto, el cuerpo desfalleciendo, y logró jadear, "Profesor...
Quirrell..."
"Él estará bien dentro de un par de horas," informó el hombre desconocido que cargaba a Harry. "Nada
más está exhausto. No hubiera pensado que fuera posible... tiene que haber derribado como a
doscientas estudiantes sólo para asegurarse que había alcanzado a quien fuera que te hubiera echado el
maleficio..."
Gentilmente, el hombre bajó a Harry y lo puso de pie, apoyándolo por un rato.
Harry cuidadosamente se balanceó a sí mismo, y asintió al hombre.
Él lo soltó, y Harry prontamente se cayó.
El hombre lo ayudó a pararse de nuevo. Cerciorándose, a cada momento, de ubicarse entre Harry y las
chicas que se estaban levantando del suelo, su cabeza constantemente observando en esa dirección.
"Harry," el hombre inquirió en voz baja, y muy seriamente, "'¿tienes alguna idea de por qué estas chicas
podrían haber querido matarte?"
"No asesinato," corrigió una voz cansada. "Únicamente estupidez."
Esta vez fue el hombre desconocido quien pareció a punto de desmayarse, conmoción total sobre su
rostro.
El Profesor Quirrell ya estaba sentado sobre la hierba en la que había caído.
"¡Santos cielos!" espetó el hombre. "Usted no debería estar -"
"Sr. Lupin, su preocupación es exagerada. Ningún mago, sin importar qué tan poderoso, lanza un
Encantamiento tal usando meramente la fuerza. Uno debe hacerlo siendo eficiente."
Sin embargo, el Profesor Quirrell no se puso de pie.
"Gracias," Harry susurró. Y luego, "Gracias," hacia el hombre que estaba a su lado.
"¿Qué sucedió?" interrogó el hombre.
"Debí haberlo previsto por mí mismo," el Profesor Quirrell explicó, su voz erizada con desaprobación.
"Algún número de chicas quiso invocar al Sr. Potter hacia sus propios, particulares brazos.
Individualmente, supongo, todas ellas pensaron que estaban siendo gentiles."
Oh.
"Considérelo una lección sobre la preparación, Sr. Potter," advirtió el Profesor Quirrell. "De no haber
yo insistido en que hubiera más de un adulto testificando este pequeño evento, y que ambos tuviéramos
nuestras varitas afuera, el Sr. Lupin no hubiera estado disponible para hacerlo descender lentamente, y

42
usted hubiera sido gravemente lastimado."
"¡Señor!" protestó el hombre – el Sr. Lupin, aparentemente. "¡No debería pronunciar tales cosas al
niño!"
"Quién es -" Harry empezó a hablar.
"La única otra persona que estaba disponible para vigilar, aparte de mí," explicó el Profesor Quirrell.
"Le presento a Remus Lupin, quien está aquí temporalmente para instruir a los estudiantes en el
Encantamiento Patronus. Aunque se me ha dicho que ustedes dos ya se habían conocido."
Harry estudió al hombre, intrigado. Hubiera recordado esa cara ligeramente cicatrizada, esa extraña,
gentil sonrisa.
"¿Dónde nos conocimos?" preguntó Harry.
"En el Valle de Godric," respondió el hombre. "Cambié varios de tus pañales."
...
La oficina temporal del Sr. Lupin era un pequeño cuarto de piedra con un diminuto escritorio de
madera, y Harry no podía ver sobre qué estaba sentado el Sr. Lupin, sugiriendo que era un pequeño
banquillo igual al que estaba en frente de su escritorio. Harry supuso que el Sr. Lupin no estaría en
Hogwarts por mucho tiempo, ni que fuera a usar mucho ésta oficina, así que él le pidió a los elfos de
casa que no desperdiciaran esfuerzos. Enseñaba bastante de una persona el que intentara no molestar a
los elfos de casa. Específicamente, revelaba que había sido Seleccionado en Hufflepuff, ya que, hasta
donde Harry sabía, Hermione era la única no-Hufflepuff que se preocupaba sobre molestar a los elfos
de casa. (El propio Harry consideraba que sus reparos eran harto tontos. Quien fuera que hubiera
creado a los elfos de casa en primer lugar había sido un malvado innombrable, obviamente; pero eso no
significaba que Hermione estaba haciendo lo correcto ahora al negar a seres conscientes el trabajo
penoso que ellos habían sido moldeados para disfrutar.)
"Por favor toma asiento, Harry," el hombre solicitó en voz baja. Su túnica formal era de baja calidad,
no del todo andrajosa, sin embargo visiblemente gastada por el pasar del tiempo en una forma que el
simple Encantamiento Reparador no podía arreglar; raída era la palabra que llegaba a la mente. Y a
pesar de eso, de algún modo, había una dignidad sobre él que no hubiera podido ser obtenida por
túnicas más finas y costosas, eso no hubiera encajado con túnicas finas, esa era la exclusiva propiedad
de lo raído. Harry había escuchado sobre la humildad, mas nunca antes había visto la cosa real – nada
más la modestia satisfecha de las personas que pensaban que era parte de su estilo de vida y querían
que tú lo notaras.
Harry se sentó sobre el pequeño banquillo de madera en frente del corto escritorio del Sr. Lupin.
"Gracias por venir," el hombre apuntó.
"No, gracias a usted por salvarme," recató Harry. "Déjeme saber si alguna vez necesita que se realice
algo imposible."
El hombre pareció titubear. "Harry, puedo... ¿hacerte una pregunta personal?"
"Puede preguntar, ciertamente," Harry contestó. "Tengo muchas inquietudes para usted, también."
El Sr. Lupin asintió. "Harry, ¿tus padrastros te están tratando bien?"

43
"Mis padres," Harry corrigió. "Tengo cuatro. Michael, James, Petunia, y Lily."
"Ah," suspiró el Sr. Lupin. Y luego, "Ah" otra vez. Estaba parpadeando con mucha fuerza. "Yo... es
bueno escuchar eso, Harry, Dumbledore no le contó a ninguno de nosotros dónde estabas... Temía que
él hubiera pensado que estabas obligado a tener padrastros malvados, o algo por el estilo... "
Harry no estaba del todo seguro de que la preocupación del Sr. Lupin hubiera estado equivocada,
considerando su primer encuentro con Dumbledore; pero todo había resultado bastante bien, así que no
mencionó nada. "Qué hay de mis..." Harry buscó una palabra que no los pusiera ni por encima ni por
debajo... "¿otros padres? Quiero conocer, bueno, todo."
"Una ardua tarea," Expresó el Sr. Lupin. Pasó una mano a través de su frente. "Bueno, comencemos por
el principio. Cuando naciste, James estaba tan feliz que no podía tocar su varita sin que brillara de color
dorado, durante una semana entera. Y aún después de eso, cada vez que te cargaba, o veía que Lily te
cargaba, o con tan sólo pensar en ti, ocurriría de nuevo -"
...
Cada cierto tanto Harry miraba su reloj, y hallaba que otros treinta minutos habían pasado. Se sentía
ligeramente mal por hacer que Remus se perdiera la cena, especialmente porque el propio Harry nada
más regresaría a las 7pm después, sin embargo eso no era suficiente para detener a ninguno de los dos.
Finalmente Harry reunió a base de fastidio suficiente coraje para inquirir el tema crítico, mientras
Remus estaba en el medio de un discurso extendido sobre el maravilloso Quidditch de James que Harry
no tenía el corazón para aplastar más directamente.
"Y fue ahí cuando," Remus explicó, sus ojos brillando resplandecientes, "¡James logró hacer un triple
Zambullido Mulhanney en reversa con un giro hacia atrás extra! Toda la muchedumbre enloqueció,
incluso algunos de los Hufflepuffs estaban gritando -"
Supongo que tenías que estar ahí, Harry pensó – no que haber estado ahí hubiera ayudado en modo
alguno – e intervino, "¿Sr. Lupin?"
Algo en la voz de Harry debió alcanzar al hombre, porque se detuvo a la mitad de la frase.
"¿Era mi padre un abusón?" interrogó Harry.
Remus observó a Harry por un momento largo. "Por un tiempo," Remus respondió. "Se le pasó
bastante rápido. ¿Dónde escuchaste eso?"
Harry no replicó, estaba intentando pensar en algo verdadero para decir que desviara la sospecha, sin
embargo no pensó tan rápido.
"No importa," continuó Remus, y suspiró. "Puedo deducir quién." La cara débilmente cicatrizada
estaba arrugada por la desaprobación. "Que cosa para comentarle a un -"
"¿Mi padre tenía alguna circunstancia extenuante?" Harry insistió. "Una pobre vida en el hogar, ¿o algo
por el estilo? O él era sólo... ¿naturalmente repugnante?" ¿Frío?
La mano de Remus peinó su cabello, el primer gesto nervioso que Harry le había visto. "Harry," Remus
dijo, "¡no puedes juzgar a tu padre por lo que hizo cuando era un niño!"
"Yo soy un niño," Harry replicó, "y me juzgo a mí mismo."

44
Remus parpadeó dos veces ante eso.
"Quiero saber por qué," Harry prosiguió. "Quiero comprender, porque para mí, ¡parece que no hay
ninguna excusa posible para eso!" La voz temblando un poco. "Por favor dígame cualquier cosa que
sepa sobre por qué lo hizo, aún si no suena bien." Así yo no caeré en la misma trampa, sea cual sea.
"Era lo que tú hacías si pertenecías a Gryffindor," Remus declaró, lentamente, reluctante. "Y... Yo no lo
pensé así en el pasado, creí que era lo contrario, pero... pudo haber sido Black quien hizo que James se
aficionara a eso, en verdad... Black deseaba tanto mostrarle a todos que estaba en contra de Slytherin,
veras, todos queríamos creer que la sangre no era el destino -"
...
"No, Harry," rechazó Remus. "desconozco el por qué Black persiguió a Peter en vez de correr. Fue
como si ese Black realizara una tragedia nada más por el bien de la tragedia." La voz del hombre era
inestable. "No hubo pista, ni advertencia, todos nosotros pensamos – pensar lo que iba a ser -" La voz
de Remus se cortó.
Harry estaba llorando, no podía evitarlo, dolía más cuando lo escuchabas de la boca de Remus que otra
cosa que hubiera sentido antes. Harry había perdido dos padres que no recordaba, conocidos
únicamente a través de historias. Remus Lupin había perdido a sus cuatro mejores amigos en menos de
veinticuatro horas; y para la perdida del último amigo que le quedaba, Peter Pettigrew, no había
existido razón alguna.
"A veces me duele pensar que está en Azkaban," Remus finalizó, su voz era casi un susurro. "Estoy
feliz, Harry, de que a los Mortífagos no se les permita tener visitantes. Significa que no tengo que
sentirme avergonzado por no ir."
Harry tuvo que tragar saliva varias veces antes de poder hablar. "¿Puede contarme sobre Peter
Pettigrew? Él era el amigo de mi padre, y parece – que yo debería saber, que debería recordarlo -"
Remus asintió, agua titilando en sus propios ojos. "Creo, Harry, que si Peter hubiera sabido que
terminaría de ese modo -" la voz del hombre se atragantó. "Peter le tenía más miedo al Señor Oscuro
que cualquiera de nosotros, y de haber sabido que terminaría así, no creo que lo hubiera hecho. Sin
embargo Peter conocía el riesgo, Harry, conocía que el riesgo era real, que podía pasar, y aún así
permaneció al lado de James y Lily. Cuando estuve en Hogwarts solía cuestionarme por qué Peter no
había sido seleccionado en Slytherin, o quizá Ravenclaw, porque Peter adoraba tanto los secretos, no
podía resistirlos, descubriría cosas de las personas, cosas que querrían mantener escondidas -" Una
expresión burlona y seca recorrió brevemente la cara de Remus. "Mas él no usaba esos secretos, Harry.
Él sólo quería saber. Y entonces la sombra del Señor Oscuro cayó sobre todo, y Peter se quedó con
James y Lily y puso sus talentos para un buen uso, y comprendí por qué el Sombrero lo había enviado a
Gryffindor." La voz de Remus se puso fiera, y orgullosa. "Es fácil estar del lado de tus amigos si eres
un héroe como Godric, intrépido y fuerte como las personas creen que tendrían que ser los Gryffindors.
Pero si Peter tenía más miedo que todos nosotros, ¿no lo hace eso también el más valiente?"
"Sí lo hace," Harry concordó. Su propia voz se le iba casi al punto de no poder hablar. "Si pudiera, Sr.
Lupin, si tiene tiempo, hay alguien más que creo debería escuchar la historia de Peter Pettigrew, un
estudiante de primer año en Hufflepuff, llamado Neville Longbottom."
"El hijo de Alice y Frank," dijo Remus, su voz poniéndose triste. "Ya veo. No es una historia feliz,

45
Harry, pero puedo contarla de nuevo, si crees que lo ayudara."
Harry asintió.
Cayó un breve silencio.
"¿Acaso Black tenía algún asunto sin terminar con Peter Pettigrew?" Harry preguntó. "¿Algo que lo
haría buscar al Sr. Pettigrew, aún si no era un asunto de vida o muerte? ¿Como un secreto que el Sr.
Pettigrew conociera, que Black quería también averiguar, o querría matarlo para esconderlo?"
Algo brilló en los ojos de Remus, sin embargo el hombre maduro sacudió su cabeza, y respondió, "No
realmente."
"Eso significa que sí hay algo," dedujo Harry.
Esa sonrisa burlona y seca apareció de nuevo por debajo del bigote parcialmente gris. "Tienes un poco
de Peter dentro de ti, ya veo. Mas no es importante, Harry."
"Soy un Ravenclaw, no se supone que resista la tentación de los secretos. Y," Harry añadió seriamente,
"si era algo digno de provocar que Black fuera capturado, no puedo evitar pensar que podría ser
importante."
Remus asintió con mucha incomodidad. "Supongo que te lo podría revelar cuando seas mayor, pero en
serio, Harry, ¡no es importante! Nada más algo de nuestros días de escuela."
Harry no estaba seguro de qué lo había llevado en la dirección correcta; pudo haber sido algo en el tono
nervioso de Remus, o la forma en que el hombre pronunció cuando seas mayor, lo que encendió el
repentino salto de intuición de Harry...
"De hecho," declaró Harry, "pienso que ya lo descubrí, lo siento."
Remus levantó sus cejas. "¿Lo hiciste?" Se oía un poco escéptico.
"Eran amantes, ¿no es así?"
Se produjo una pausa incomoda.
Remus asintió lenta, gravemente.
"Una vez," Remus explicó. "Hace mucho tiempo. Un asunto triste, que terminó en una vasta tragedia, o
así nos pareció cuando estábamos jóvenes." La infeliz confusión era palpable en su rostro. "Sin
embargo había pensado que desde hace tiempo eso había quedado finalizado y enterrado bajo una
amistad adulta, hasta el día en que Black asesinó a Peter."

46
Capítulo 6
Humanismo, Parte 1
...
El gentil sol de Enero brilló sobre los campos helados a las afueras de Hogwarts.
Para algunos estudiantes era una hora de estudio, y otros habían sido dejados por fuera de clase. Los de
primer año que se habían apuntado estaban practicando un cierto hechizo, un hechizo que era mejor
aprendido en el exterior, debajo del sol y un cielo azul y despejado, en vez de estar confinado dentro de
un salón de clases. Galletas y limonada también eran considerados provechosos.
Los gestos iniciales del hechizo eran complicados y precisos; girabas tu varita una, dos, tres, y cuatro
veces con pequeñas inclinaciones exactamente en los ángulos relativos correctos, desplazabas tu dedo
índice y pulgar exactamente a las distancias correctas...
El Ministerio consideraba que esto significaba que era fútil intentar enseñar a cualquier el hechizo antes
de llegar a quinto año. Habían algunos casos de niños jóvenes que lo aprendieron, y esto había sido
descartado como "genialidad".
Podría no haber sido una forma muy amable de ponerlo, pero Harry estaba empezando a ver por qué el
Profesor Quirrell había declarado que el Comité Curricular del Ministerio hubiera sido de mayor
beneficio para los hechiceros de haber sido usados como relleno sanitario.
Así que los gestos eran complicados y delicados. Eso no impedía que lo aprendieras cuando tenías
once. Significaba que tenías que ser extra cuidadoso y practicar cada parte mucho más de lo usual, eso
era todo.
La mayoría de Encantamientos que únicamente podían ser aprendidos por estudiantes mayores eran de
ese modo porque requerían más fuerza mágica de lo que cualquier estudiante joven podía reunir. Sin
embargo ese no era el caso del Encantamiento Patronus, no era difícil porque necesitara demasiada
magia, era difícil porque requería más que mera magia.
Necesitaba de los cálidos, felices sentimientos que guardabas cerca de tu corazón, las memorias
amorosas, un tipo diferente de fuerza que no requerías para los hechizos ordinarios.
Harry giró su varita una, dos, tres y cuatro veces, movió sus dedos exactamente a las distancias
correctas...
"Buena suerte en la escuela, Harry. ¿Crees que te compré suficientes libros?"
"Nunca puedes tener suficientes libros...mas ciertamente lo intentaste, fue realmente, realmente, de
verdad un buen intento..."
Había traído lágrimas a sus ojos, la primera vez que Harry lo había recordado e intentó poner eso
dentro del hechizo.
Harry extrajo la varita y la esgrimió, un gesto que no tenía que ser preciso, únicamente audaz y
desafiante.
"¡Expecto Patronum!" gritó Harry.
Nada pasó.

47
Ni siquiera una chispa de luz.
Cuando Harry alzó la vista, Remus Lupin seguía estudiando la varita, una expresión más bien turbada
sobre su cara ligeramente cicatrizada.
Finalmente Remus sacudió su cabeza. "Lo lamento, Harry," el hombre comentó con calma. "Tus
movimientos de varita fueron exactamente correctos."
Y no se produjo un chispazo de luz en ningún otro lugar, tampoco, porque todos los de primer año que
se suponía debían practicar sus Encantamientos de Patronus en su lugar habían estado fisgoneando de
reojo a Harry.
Las lagrimas amenazaban con regresar a los ojos de Harry, y no eran lágrimas felices. De todas las
cosas, de todas las cosas, Harry nunca había esperado esto.
Había algo horriblemente humillante sobre ser informado que no eras lo suficientemente feliz.
¿Qué tenía Anthony Goldstein dentro que Harry no, que hacía que la varita de Anthony brillara con esa
luz tan resplandeciente?
¿Acaso Anthony amaba más a su propio padre?
"¿Qué pensamiento estabas usando para invocarlo?" inquirió Remus.
"Mi padre," Harry dijo, su voz temblando. "Le pedí que me comprara algunos libros antes de venir a
Hogwarts, y lo hizo, y eran costosos, y entonces me preguntó si eran suficientes -"
Harry no procuró explicar el lema de la familia Verres.
"Descansa un poco antes de intentar con un pensamiento diferente, Harry," explicó Remus. Hizo un
gesto hacia donde estaban sentados algunos otros estudiantes que estaban sentados sobre el suelo,
viéndose decepcionados o avergonzados o arrepentidos. "No serás capaz de lanzar un Encantamiento
Patronus mientras te sientas avergonzado de no estar lo suficientemente agradecido." Había gentil
compasión en la voz del Sr. Lupin, y por un momento, Harry sintió deseos de golpear algo.
En vez de eso Harry se giró, y se arrastró hacia donde los otros fracasos estaban sentados. Los otros
estudiantes cuyos movimientos de varita también habían sido proclamados perfectos, y quienes ahora
se suponían debían estar buscando por pensamientos más felices; a juzgar por su apariencia no estaban
haciendo mucho progreso. Había muchas túnicas con bordes azules, y un puñado de rojas, y una
solitaria chica de Hufflepuff que seguía llorando. Los Slytherins ni siquiera se habían molestado en
aparecer, excepto por Daphne Greengrass y Tracey Davis, quienes todavía estaban esforzándose por
aprender los gestos.
Harry se dejó caer sobre la muerta y fría hierba del invierno, al lado de la estudiante cuyo fracaso lo
había sorprendido más.
"Así que no pudiste hacerlo tampoco," Hermione apuntó. Ella había abandonado el campo al principio,
pero había regresado al rato, y tenías que ver de cerca sus ojos enrojecidos para observar que había
estado llorando.
"Yo," Harry titubeó, "yo, probablemente me sentiría mucho peor al respecto si tú no hubieras fallado, tú
eres la más bondadosa, persona que yo conozco, que jamás conocí, Hermione, y si tú tampoco puedes
hacerlo, significa que yo todavía podría ser, ser bueno..."

48
"Debí haber ido a Gryffindor," Hermione susurró. Parpadeó un par de veces, pero no se limpió los ojos.
...
El chico y la chica caminaron juntos, definitivamente no cogidos de las manos, mas cada uno
extrayendo un tipo de fuerza de la presencia del otro, algo que les permitía ignorar los susurros de sus
compañeros de año, mientras caminaban a través del pasillo aproximándose a las grandes puertas de
Hogwarts.
Harry no había sido capaz de lanzar el Encantamiento Patronus sin importar que pensamiento feliz
intentara. Las personas no parecieron sorprendidas por eso, lo que lo hacía mucho peor. Hermione
tampoco había sido capaz de hacerlo. Las personas habían estado muy sorprendidas por eso, y Harry
había visto que ella empezaba a recibir las mismas miradas de reojo que él. Los otros Ravenclaws que
habían fallado no estaban recibiendo esas miradas. Sin embargo Hermione era la General Rayo de Sol,
y sus fans la estaban tratando como si les hubiera fallado, de algún modo, como si hubiera roto una
promesa que nunca hizo.
Los dos habían ido a la biblioteca para investigar el Encantamiento Patronus, que era la forma de
Hermione para lidiar con el estrés, como también era a veces la de Harry. Estudiar, aprender, procurar
comprender por qué...
Los libros habían confirmado lo que el Director le había contado a Harry; a menudo, magos que no
eran capaces de lanzar el Encantamiento Patronus durante las practicas serían capaces de hacerlo en
presencia de un Dementor real, yendo desde una falla absoluta hasta lograr un Patronus corpóreo
completo. Desafiaba toda la lógica, el aura de temor del Dementor debería hacer más complicado
esgrimir un pensamiento feliz; pero así es como eran las cosas.
Así que los dos iban a darle un último intento, no era posible que ninguno de los dos no lo intentara una
vez más.
Era el día en que el Dementor fue a Hogwarts.
Antes, Harry había Transformado la roca de su padre de donde descansaba usualmente sobre el anillo
de su dedo meñique en la forma de un diminuto diamante, y ubicó la enorme piedra gris de vuelta en su
monedero. Nada más en caso de que la magia de Harry le fallara por completo, cuando confrontara a
las más oscuras de todas las criaturas.
Harry ya había comenzado a sentirse pesimista, y él ni siquiera estaba en frente de un Dementor
todavía.
"Apuesto que tú puedes hacerlo y yo no," Harry declaró murmurando. "Apuesto que eso pasa."
"Se sintió incorrecto para mí," Hermione anunció, su voz aún más baja que la de él. "Lo intenté esta
mañana y me di cuenta. Cuando estaba agarrando la varita al final, aún antes de pronunciar las
palabras, se sintió incorrecto."
Harry no replicó nada. Había sentido lo mismo, desde el inicio, aunque había necesitado otros cinco
intentos usando otros cinco pensamientos felices antes de que hubiera sido capaz de reconocerlo. Cada
vez que sostenía su varita, se sentía hueco; el hechizo que estaba procurando aprender no encajaba
consigo mismo.
"No quiere decir que vamos a ser Magos Oscuros," habló Harry. "Muchas personas que no pueden

49
lanzar el Encantamiento Patronus no son Magos Oscuros. Godric Gryffindor no era un Mago Oscuro..."
Godric había vencido Magos Oscuros, luchado para proteger a los comunes de las Casas Nobles y a los
Muggles de los magos. Había tenido muchos amigos verdaderos, y perdido no menos que la mitad en
una buena causa u otra. Escuchaba los gritos de los heridos, en los ejércitos que construyó para
defender a los inocentes; jóvenes magos de coraje se habían reunido ante su llamada, y después él los
había enterrado. Hasta que finalmente, cuando su hechicería había empezado a fallarle a causa de la
avanzada edad, agrupó a los otros tres magos más poderosos de su era para elevar a Hogwarts desde el
suelo desnudo; el gran logro del nombre de Godric no era sobre la guerra, cualquier tipo de guerra, sin
importar que tan justa. Fue Salazar, y no Godric, quien enseñó la primera clase de Batalla Mágica en
Hogwarts. Godric había enseñado la primera clase de Herbología en Hogwarts, la magia de hacer
brotar vida verde.
Hasta el final de sus días él nunca fue capaz de invocar el Encantamiento Patronus.
Godric Gryffindor había sido un buen hombre, no uno feliz.
Harry no creía en la angustia, no podía soportar leer sobre héroes llorones, sabía que un billón de otras
personas en el mundo hubieran dado cualquier cosas para intercambiar lugares con él, y...
Y en su lecho de muerte, Godric le había contado a Helga (porque Salazar lo había abandonado, y
Rowena murió antes que él) que no se arrepentía de nada, y no iba a advertir a nadie de que no siguiera
sus pasos, nadie debía aseverar jamás que él había pedido que no siguieran sus pasos. Si había sido lo
correcto de hacer para él, entonces no le diría a nadie que escogiera incorrectamente, ni siquiera al más
joven estudiante en Hogwarts. Y para aquellos que de todos modos sí siguieran sus pasos, esperaba que
recordaran que Gryffindor le había explicado a su Casa que estaba bien para ellos ser más felices que
él. Que rojo y dorado serían colores brillantes y cálidos, de ahora en adelante.
Y Helga le había prometido, sollozando, que cuando ella fuera Directora se aseguraría de ello.
Una vez que Godric murió, no dejó un fantasma detrás suyo; y Harry había empujado el libro de vuelta
a Hermione y se alejó un poco, para que ella no lo viera llorar.
No hubieras pensado que un libro con un título tan inocente como "El Encantamiento Patronus: Magos
Que Podían y No Podían" sería el libro más triste que Harry había leído jamás.
Harry...
Harry no quería eso.
Estar en ese libro.
Harry no quería eso.
El resto de la escuela parecía pensar que No Patronus indicaba Mala Persona, directo y simple. De
algún modo el hecho de que Godric Gryffindor tampoco había sido capaz de lanzar el Encantamiento
Patronus no parecía repetirse. Tal vez las personas no hablaban de eso para respetar su último deseo,
Fred y George probablemente no lo sabían y Harry ciertamente no quería contarles. O tal vez las otras
fallas no lo mencionaban porque era menos vergonzoso, la perdida menor de orgullo y reputación, que
pensaran que eran Oscuro en vez de infeliz.
Harry vio que Hermione, a su lado, estaba parpadeando con fuerza; y se preguntó si ella estaría

50
pensando en Rowena Ravenclaw, quien también amaba los libros.
"De acuerdo," Harry susurró. "Pensamientos más felices. Si lograras hacer un Patronus totalmente
corpóreo, ¿cuál animal crees que sería?"
"Una nutria," Hermione dijo en el acto.
"¿Una nutria?" Harry murmuró con incredulidad.
"Sí, una nutria," repitió Hermione. "¿Qué hay de ti?"
"Halcón peregrino," Harry informó sin titubear. "Puede caer en picada a más de trescientos kilómetros
por hora, es la criatura viviente más rápida que hay." El halcón peregrino había sido el animal favorito
de Harry desde siempre. Harry estaba determinado a convertirse en Animago algún día, sólo para
conseguir esa forma, y volar por la fuerza de sus propias alas, y ver la tierra desde arriba con ojos más
finos... "¿Pero por qué una nutria?"
Hermione sonrió, mas no explicó nada.
Y las vastas puertas de Hogwarts se abrieron de par en par.
Caminaron por un rato, los niños, sobre un sendero que llevaba hacia el bosque prohibido, y
continuaron a través del bosque mismo. El Sol estaba bajando cerca al horizonte, las sombras largas, la
luz solar filtrada por las ramas desnudas de los árboles invernales; porque era Enero, y los de primer
año los últimos en aprender, ese día.
Entonces el camino serpenteó y cogió una nueva dirección, y todos lo vieron en la distancia, el claro en
el bosque, y el seco suelo invernal, amarillenta hierba seca emblanquecida por unos cuantos remanentes
de nieve.
Las figuras humanas todavía pequeñas a la distancia. Los dos puntos de confusa luz blanca proveniente
de los Patronus de los Aurores, y el punto de luz plateada más brillante del Director, al lado de algo...
Harry entrecerró los ojos.
Algo...
Debió ser puramente la imaginación de Harry, porque no podía ser posible para un Dementor tener
alcance más allá de tres Patronus corpóreos, sin embargo él pensó que podía sentir un toque de vacío
cepillando su mente, cepillando directo el suave centro interior de sí mismo sin ningún respeto por las
barreras de Oclumancia.
...
Seamus Finnigan estaba pálido y tembloroso cuando se reunió con los estudiantes nerviosos sobre la
mojada, nevada y manchada hierba. El Encantamiento Patronus de Seamus había sido exitoso, pero
estaba ese intervalo cuando el Director disipaba su propio Patronus y cuando se suponía que debías
lanzar el tuyo propio, cuando encarabas el miedo del Dementor sin escudo.
Hasta veinte segundos de exposición a cuatro metros de distancia era ciertamente seguro, aún para un
mago de once años con resistencia débil y un cerebro todavía en desarrollo. Había mucha variedad en
qué tan duro el poder de un Dementor golpeaba a las personas, lo que era otra cosa no comprendida del
todo; pero veinte segundos era definitivamente seguro.

51
Cuarenta segundos de exposición al Dementor a cuatro metros posiblemente sería suficiente como para
causar daño permanente, aunque únicamente en los sujetos más sensibles.
Era un entrenamiento arduo incluso para los estándares de Hogwarts, donde la forma de aprender a
volar sobre un hipogrifo era arrojarte contra uno y que te ordenaran avanzar. Harry no era un amigo de
la sobre-protección, y si te fijabas entre la diferencia de madurez entre un Hogwarts de cuarto año y un
Muggle de catorce años, era claro que los Muggles estaban mimando a sus niños... sin embargo el
propio Harry había comenzado a preguntarse si ésto era pasarse de la raya. No toda herida podía
curarse al final.
Mas si no podías lanzar el hechizo bajo estas condiciones, significaba que no podías confiar en usar el
Encantamiento Patronus para defenderte a ti mismo; el exceso de confianza era mucho más peligroso
en los magos que en los Muggles. Los Dementores podían drenar tu magia y tu vitalidad física, no sólo
los pensamientos felices, lo que indicaba que podrías no ser capaz de Desaparecer si esperabas
demasiado, o si no reconocías el temor cercano hasta que el Dementor estuviera dentro del rango del
ataque. (Durante su lectura, Harry había descubierto con considerable horror que algunos libros
afirmaban que el Beso del Dementor devoraría tu alma y que esta era la razón para el permanente
coma inconsciente en que quedaban las víctimas. Y que los magos que creían en esto habían usado
deliberadamente el Beso del Dementor para ejecutar criminales. Era cierto que algunos tan llamados
criminales eran inocentes, y aún si no lo fueran, ¿destruir sus almas? Si Harry hubiera creído en almas,
él habría... pantalla en blanco, nada más no podía pensar en una respuesta apropiada para eso.)
El Director estaba tomando la seguridad seriamente, e igualmente lo hacían los tres Aurores en guardia.
Su líder era un hombre de aspecto Asiático, solemne sin ser siniestro, Auror Komodo, cuya varita
nunca abandonaba su mano. Su Patronus, un orangután de sólida luz de luna, caminaba de un lado al
otro entre el Dementor y los de primer año aguardando su turno; a un lado del orangután se movía una
resplandeciente pantera blanca del Auror Butnaru, un hombre con una expresión perforadora, largo
cabello negro en cola de caballo, y una larga barba trenzada de chivo. Aquellos dos Aurores, y sus dos
Patronus, estaban todos contemplando al Dementor. En el lado opuesto de los estudiantes estaba
esperando en descanso el Auror Goryanof, alto y delgado y pálido sin afeitar, sentado sobre una silla
que había conjurado sin palabra o varita, y manteniendo una cara de poker de mente ausente mientras
escaneaba la escena entera. El Profesor Quirrell se había presentado no mucho después de que los de
primer año iniciaran sus intentos, y sus ojos nunca se alejaron demasiado de Harry. El diminuto
Profesor Flitwick, quien había sido un campeón duelista, estaba jugueteando con su varita sin fijarse; y
sus ojos, asomándose desde adentro de la enorme barba esponjosa que servía como su cara,
permanecían enfocados sobre el Profesor Quirrell.
Y debió ser la imaginación de Harry, mas el Profesor Quirrell parecía flaquear ligeramente cada vez
que el Patronus del Director se desvanecía para probar al siguiente estudiante. Tal vez el Profesor
Quirrell estaba imaginando el mismo efecto placebo que Harry, esa resaca de una caricia vacía en su
mente.
"Anthony Goldstein," llamó la voz del Director.
Harry caminó con calma hacia Seamus, al tiempo que Anthony empezó a acercarse al fénix de brillante
plata, y... lo que fuera que estaba debajo de la capa andrajosa.
"¿Qué viste?" Harry le preguntó a Seamus en voz baja.

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Muchos estudiantes no le habían respondido a Harry, cuando intentó reunir los datos; sin embargo
Seamus era Finnigan de Caos, uno de los tenientes de Harry. Quizá no era justo, pero...
"Muerte," declaró Seamus con un susurro, "grisácea y resbalosa... muerte dejada dentro del agua por
mucho tiempo... "
Harry asintió. "Eso es lo que muchas personas ven," Harry afirmó. Proyectaba confianza, aunque era
falsa, porque Seamus la necesitaba. "Ve y come algo de chocolate, te sentirás mejor."
Seamus asintió y se arrastró hacia la mesa de dulces sanadores.
"¡Expecto Patronum!" chilló la voz de un joven niño.
Hubo gritos de conmoción, incluso de los propios Aurores.
Harry se giró para mirar -
Había una brillante ave plateada ubicada entre Anthony Goldstein y la jaula. El ave levantó su cabeza y
soltó un chillido, y el chillido también era plateado, tan luminoso y duro y tan bello como el metal.
Y algo en la parte de atrás de la mente de Harry dijo, si ese es un halcón peregrino, voy a estrangularlo
mientras duerme.
Silencio, Harry le espetó al pensamiento, ¿quieres que seamos un Mago Oscuro?
¿Cuál es el punto? Vas a terminar como uno eventualmente.
Eso... no era algo que Harry hubiera pensado usualmente...
Es el efecto placebo, Harry se repitió a sí mismo. El Dementor de hecho no puede llegar hasta mí a
través de tres Patronus corpóreos, nada más estoy imaginando lo que yo creo que es. Cuando en
verdad encare al Dementor, se sentirá completamente diferente, y entonces sabré que yo estaba siendo
un tonto antes.
Un ligero escalofrío descendió por la espina dorsal de Harry, porque tenía el presentimiento de que sí,
sería completamente diferente, y no en una dirección positiva.
El resplandeciente fénix de plata se cristalizó de nuevo en existencia desde la varita del Director, el ave
menor desapareció; y Anthony Goldstein empezó a retroceder.
El Director estaba acompañando a Anthony en vez de llamar el siguiente nombre, el Patronus
esperando atrás para vigilar al Dementor.
Harry miró hacia donde Hermione estaba de pie, justo detrás de la luminosa pantera. El turno de
Hermione hubiera sido el siguiente, mas aparentemente acababa de ser retrasado.
Ella se veía estresada.
Antes, ella le había pedido amablemente a Harry que por favor dejara de intentar calmarla.
Dumbledore estaba sonriendo ligeramente al escoltar a Anthony de regreso con los otros; únicamente
sonriendo ligeramente, porque el Director se veía muy, muy cansado.
"Increíble," dijo Dumbledore con una voz que sonaba mucho más débil que su acostumbrado tronido.
"Un Patronus corpóreo, en su primer año. Y un asombroso número de éxitos entre otros estudiantes
jóvenes. Quirinus, debo reconocer que has probado tu punto."

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El Profesor Quirrell inclinó su cabeza. "Una deducción lo suficientemente simple, debo creer. Un
Dementor ataca a través del miedo, y los niños son menos temerosos."
"¿Menos temerosos?" inquirió el Auror Goryanof desde donde estaba sentado.
"Eso mismo dije yo," respondió Dumbledore. "Y el Profesor Quirrell señaló que los adultos tienen más
coraje, no menos para temer; pensamiento que, confieso, nunca se me había ocurrido antes."
"Esa no fue mi frase precisamente," el Profesor Quirrell corrigió secamente, "pero explica lo necesario.
¿Y el resto de nuestro acuerdo, Director?"
"Como acordamos," Dumbledore contestó reluctante. "Admito que no estaba esperando perder esa
apuesta, Quirinus, sin embargo has demostrado tu sabiduría."
Todos los estudiantes estaban mirándolos, intrigados; excepto Hermione, quien estaba contemplando en
dirección de la jaula y la alta túnica decadente; y Harry, quien estaba vigilando a todos, ya que se
estaba imaginando a sí mismo sintiéndose paranoico.
El Profesor Quirrell explicó, con un tono que no invitaba a más comentarios, "Se me permite enseñar la
Maldición Asesina a los estudiantes que deseen aprenderlo. Lo que los pondrá considerablemente más a
salvo de Magos Oscuros y otras pestes, y es tonto pensar que de todos modos ellos no conocerán
magias peligrosas." El Profesor Quirrell hizo una pausa, sus ojos entrecerrados. "Director,
respetuosamente observaré que usted no tiene buen aspecto. Sugiero que deje el resto de las tareas del
día al Profesor Flitwick."
Dumbledore sacudió su cabeza. "Casi hemos terminado, Quirinus. Yo aguantaré."
Hermione se había aproximado a Anthony. "Capitán Goldstein," ella pidió, y su voz tembló nada más
un poco, "¿puede darme algún consejo?"
"No tengas miedo," Anthony declaró con firmeza. "No pienses sobre nada que intente hacerte pensar.
No sólo estas agarrando la varita en frente de ti como un escudo contra el miedo, estás esgrimiendo una
varita para alejar el miedo, así es cómo conviertes un pensamiento feliz en algo sólido..." Anthony se
encogió de hombros impotente. "O sea, escuché todo eso antes, mas..."
Otros estudiantes estaban comenzando a congregarse alrededor de Anthony, con sus propias preguntas.
"'¿Señorita Granger?" el Director llamó. Su voz podría haber sido gentil, o solamente cansina.
Hermione enderezó sus hombros, y lo siguió.
"¿Qué viste bajo el manto?" Harry le preguntó a Anthony.
Anthony miró sorprendido a Harry, sorprendido, y entonces respondió, "Un hombre muy alto que
estaba muerto, o sea, más o menos con la forma y el color de la muerte... dolía verlo y sabía que eso era
el Dementor intentando llegar a mí."
Harry devolvió la vista a donde Hermione estaba confrontando la jaula y el manto.
Hermione levantó su varita en posición para los primeros gestos.
El fénix del Director parpadeó y dejo de existir.
Y Hermione dio un pequeño, patético chillido, se tambaleó -

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- dio un paso hacia atrás, Harry pudo ver su varita moviéndose, y entonces ella la esgrimió y exclamó
"¡Expecto Patronum!"
Nada pasó.
Hermione se giró y corrió.
"¡Expecto Patronum!" invocó la voz más profunda del Director, y el fénix de plata resplandeció de
vuelta a la vida.
La joven niña trastabilló, y siguió corriendo, extraños sonidos empezando a surgir de su garganta.
"¡Hermione!" Susan gritó, y Hannah, y Daphne, y Ernie, y todos comenzaron a correr hacia ella; al
igual que Harry, quien siempre estaba pensando un paso adelante, se giró en sus talones y corrió hacia
la mesa sobre la que había chocolate.
Aún después de que Harry había incrustado el chocolate dentro de la boca de Hermione y lo masticó y
tragó, ella seguía respirando en grandes bocanadas y llorando, sus ojos todavía sin enfocarse en nada.
Ella no puede haber sido Dementada permanentemente, Harry pensó desesperadamente hacia la
confusión dentro de él, el horrible temor y la letal furia empezando a girar el uno sobre el otro, no le
puede haber pasado, no estuvo expuesta ni siquiera durante diez segundos mucho menos cuarenta -
Pero podía haber sido Dementada temporalmente, como Harry se dio cuenta en ese momento, no había
regla alguna que estableciera que no podías ser temporalmente herido por un Dementor en justamente
diez segundos si eras lo suficientemente sensible.
Entonces los ojos de Hermione parecieron enfocarse, y a buscar a su alrededor, y se posaron sobre él.
"Harry," ella jadeó, y los otros estudiantes guardaron silencio. "Harry, no. ¡No!"
De repente Harry tuvo miedo de preguntar qué era lo que no debía hacer, ¿estaba él en sus peores
memorias, o alguna pesadilla durmiente que ahora ella estaba viviendo despierta?
"¡No te acerques a eso!" suplicó Hermione. Su mano se estiró, lo sujetó por la solapa de la túnica. "¡No
debes ir cerca de eso, Harry! Me habló, Harry, te conoce, ¡sabe que estás aquí!"
"Qué -" Harry dijo, y entonces se maldijo a sí mismo por preguntar.
"¡El Dementor!" clamó Hermione. Su voz se elevó hasta ser un chirrido. "¡El Profesor Quirrell quiere
que te coma!"
En medio del repentino murmullo, el Profesor Quirrell se acercó unos cuantos pasos; pero no se
aproximó más (Harry estaba allí, después de todo). "Señorita Granger," él opinó, y su voz era grave,
"Creo que debería comer más chocolate."
"¡Profesor Flitwick, no deje que Harry lo intenté, ¡hágalo retroceder!"
El Director había llegado para entonces, y estaba intercambiando miradas preocupadas con el Profesor
Flitwick.
"No escuché al Dementor hablar," el Director comentó. "Aún así..."
"Sólo pregunte," intervino el Profesor Quirrell, sonando algo cauteloso.
"¿El Dementor te explicó cómo iba atrapar a Harry?" inquirió el Director.

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"Todas sus partes más deliciosas primero," contestó Hermione, "haría – se comería -"
Hermione parpadeó. Algo de cordura parecía haber regresado a sus ojos.
Ahí comenzó a llorar.
"Fuiste demasiado valiente, Hermione Granger," el Director señaló. Su voz era gentil, y claramente
audible. "Mucho más valiente de lo que yo comprendí. Deberías haber dado la espalda y corrido, no
soportarlo y procurar completar tu Encantamiento. Cuando seas mayor y más fuerte, Señorita Granger,
sé que lo va intentar de nuevo, y sé que tendrá éxito."
"Lo siento," Hermione espetó boqueando, "Lo siento, lo siento, lo siento... Lo siento, Harry, no puedo
contarte lo que vi, yo no vi dentro de eso, no me atreví a verlo, sabía que era demasiado horrible para
ser visto una vez..."
Debió ser Harry, sin embargo él dudó, porque sus manos estaban todas achocolatadas; y entonces Ernie
y Susan estaban allí, ayudando a Hermione desde donde había caído en la hierba, llevándola hacia la
mesa de los bocadillos.
Cinco barras de chocolate después, Hermione parecía estar mejor otra vez, y fue a disculparse con el
Profesor Quirrell; mas ella siempre estaba observando a Harry, cada vez que él se fijaba en Hermione.
Dio un paso hacia ella una vez, y se detuvo cuando Hermione retrocedió el mismo paso. Con los ojos
ella se había disculpado silenciosamente, y silenciosamente le suplicó que la dejara ser.
...
Neville Longbottom había visto algo muerto y medio disuelto, rezumando y andando con una
expresión de esponja aplastada.
Era la peor cosa que cualquiera hubiera visto y descrito. Neville había sido capaz de producir una
pequeña vacilación de luz desde su varita antes, sin embargo él se había, inteligentemente y con gran
presencia de mente, girado y huido en vez de intentar lanzar su propio Encantamiento Patronus.
(El Director no le dijo nada a los otros estudiantes, no le pidió a nadie ser menos valiente; pero el
Profesor Quirrell había observado con calma que si cometías el error después de haber sido advertido,
ahí era cuando la ignorancia se convertía en estupidez.)
"¿Profesor Quirrell?" Harry inquirió en voz baja, habiéndose acercado al Profesor de Defensa tanto
como se atrevía. "¿Qué ve usted cuando - ?"
"No preguntes." La voz era muy uniforme.
Harry asintió respetuosamente. "¿Cuál fue su frase original para el Director, si puedo indagar?"
Secamente. "Nuestras peores memorias únicamente pueden crecer peor a medida que envejecemos."
"Ah," Harry comentó. "Lógico."
Algo extraño titiló en los ojos del Profesor Quirrell, en ese momento, cuando miró a Harry.
"Permitámonos esperar," argumentó el Profesor Quirrell, "que tenga éxito en este intento, Sr. Potter.
Porque si lo hace, el Director podría enseñarle su truco de usar un Patronus para enviar un mensaje que
no puede ser falsificado o interceptado, y su importancia militar es imposible de sobrestimar. Sería una
tremenda ventaja para la Legión del Caos, y algún día, sospecho, para el país entero. Mas si no lo

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consigue, Sr. Potter... bueno, yo lo entenderé."
...
Morag MacDougal había espetado, con voz temblorosa, "Ouch", y Dumbledore había vuelto a invocar
su Patronus en el acto.
Parvati Patil había producido un Patronus corpóreo en la forma de un tigre, más grande que el fénix de
Dumbledore, aunque ni de cerca tan brillante. Hubo un gran estallido de aplausos de parte de todos los
observadores, sin embargo no hubo la misma sorpresa que cuando Anthony lo había hecho.
Y fue el turno de Harry.
El Director llamó el nombre de Harry Potter, y Harry tenía miedo.
Harry sabía, sabía que iba a fallar, y era consciente de que iba a doler.
Sin embargo tenía que intentarlo; porque a veces, en la presencia de un Dementor, un mago iba de ni un
haz de luz hasta un Patronus completamente corpóreo, y nadie entendía por qué.
Y porque si Harry no podía defenderse a sí mismo de los Dementores, tenía que ser capaz de reconocer
su acercamiento, reconocer el sentimiento en su mente, y escapar antes de que fuera demasiado tarde.
¿Cuál es mi peor memoria...?
Harry había esperado que el Director le diera una mirada de preocupación, o una expresión
esperanzadora, o un consejo de profunda sabiduría; pero en vez de eso Albus Dumbledore nada más lo
contempló con silenciosa calma.
Él cree que voy a fallar, mas no me va a sabotear expresándolo, pensó Harry, si tuviera verdaderas
palabras de coraje para compartir, las pronunciaría...
La jaula se acercó. Ya estaba reseca, pero no oxidada hasta ser nada, no todavía.
El manto se acercó. Estaba desintegrado y agujereado con hoyos sin coser; había sido nuevo esta
mañana, dijo el Auror Goryanof.
"¿Director?" Harry interrogó. "¿Qué ve usted?"
La voz del Director también era calmada. "Los Dementores son criaturas del miedo, y a medida que tu
temor hacia los Dementores disminuye, igualmente lo hace lo aterrador de su forma. Veo un hombre
alto, delgado, desnudo. No se está pudriendo. No es más que un poco penoso de contemplar. Eso es
todo. ¿Qué ves tú, Harry?"
...Harry no podía ver debajo del manto.
O eso no era correcto, era que su mente se rehusaba a ver lo que estaba debajo del manto...
No, su mente estaba intentando ver lo equivocado debajo del manto, Harry podía sentirlo, sus ojos
procurando forzar un error. Sin embargo Harry había hecho lo mejor para entrenarse a sí mismo para
descubrir esa diminuta sensación de confusión, para brincar automáticamente antes de inventarse cosas;
y cada vez que su mente quería iniciar la invención de una mentira sobre lo que estaba debajo del
manto, ese reflejo era lo suficientemente rápido como para evitarlo.
Harry miró bajo el manto y encontró...

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Una pregunta abierta. Harry no permitiría que su mente viera algo falso, así que no veía nada, como si
esa parte de su corteza visual que recibía la señal nada más dejara de existir. Había un punto ciego bajo
el manto. Harry no podía saber lo que había allí debajo.
Sólo que era mucho peor que cualquier momia pudriéndose.
El invisible horror subyacente al manto estaba muy cercano, ahora, mas la resplandeciente ave
compuesta de luz de luna, el fénix blanco, se erguía entre ellos.
Harry quería huir como algunos de los otros estudiantes. La mitad de los que no habían tenido suerte
con sus Encantamientos Patronus ni siquiera se habían presentado el día de hoy. De los que sí habían
venido, la mitad había escapado antes de que el Director hubiera tan siquiera disipado su propio
Patronus, y nadie había dicho ni una palabra. Hubo algunas risas cuando Terry se giró y se alejó antes
de que fuera su turno; y Susan y Hannah, quienes habían ido antes, les gritaron a todos que se callaran.
Pero Harry era el Niño-Que-Vivió, y perdería mucho respeto si veían que se rendía sin tan siquiera
intentarlo...
Orgullo y roles parecían disminuir y desaparecer, en la presencia de lo que fuera que se escondía debajo
del manto.
¿Por qué sigo aquí?
No era por la vergüenza de que otros pensaran que él era un cobarde, eso mantenía los pies de Harry en
ese lugar.
No era la esperanza de reparar su reputación lo que alzó su varita.
No era el deseo de dominar el Encantamiento Patronus como magia, lo que movió sus dedos en la
posición inicial.
Fue algo más, algo que tenía que oponerse a lo que fuera que yaciera por debajo del manto, esta era la
verdadera oscuridad y Harry tenía que descubrir lo que fuera que estuviera adentro, el poder para
alejarlo.
Harry había planeado intentar una última vez el pensamiento de su compra de libros salvaje con su
padre, pero en lugar de eso, en el minuto final, encarando al Dementor, se le ocurrió una memoria
diferente, algo que no había intentado antes; un pensamiento que no era cálido ni feliz en un modo
ordinario, mas se sentía más correcto, por alguna razón.
Y Harry recordó las estrellas, las recordó ardiendo terriblemente brillantes y sin parpadear en la Noche
Silenciosa; permitió que esa imagen lo llenara, lo llenara por completo como una barrera de
Oclumancia a través de su mente entera, volviéndose una vez más la consciencia incorpórea del vacío.
El resplandeciente fénix de luminosa plata desapareció.
Y el Dementor se estrelló contra su mente como el puño de Dios.
MIEDO / FRÍO / OSCURIDAD
Hubo un instante cuando las dos fuerzas chocaron parejas, cuando la pacifica memoria de la luz de las
estrellas aguantó contra el miedo, al tiempo que los dedos de Harry comenzaban los movimientos de
varita, practicados hasta ser automáticos. No eran cálidos ni felices, esos puntos destellantes de luz

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dentro de la oscuridad perfecta; sin embargo era una imagen que el Dementor no podía perforar
fácilmente. Porque las silenciosas estrellas ardientes eran vastas y sin temor, y brillar dentro del frío y
la oscuridad era su estado natural.
Pero hubo un punto débil, una resquebradura, una linea de falla en el objeto inamovible procurando
resistir esa fuerza irresistible. Harry sintió una pizca de ira hacia el Dementor por querer alimentarse de
él, y fue como resbalarse sobre hielo mojado. La mente de Harry empezó a deslizarse hacia los lados,
dentro de la amargura, la negra furia, el mortal odio -
La varita de Harry llegó a la postura final.
Se sintió incorrecto.
"Expecto Patronum," su voz habló, las palabras huecas y vacías.
Y Harry cayó dentro de su lado oscuro, descendió en su oscuridad, más allá y más rápido y más
profundo que nunca antes, abajo abajo abajo mientras el resbalón aceleraba, al tiempo que el Dementor
se aferraba sobre sus partes expuestas y vulnerables para alimentarse, devorando la luz. Un tenue
reflejo luchó por la calidez, mas incluso cuando una imagen de Hermione llegó hasta él, o una imagen
de Mamá y Papá, el Dementor las retorció, mostrando a Hermione muerta sobre el suelo, los cadáveres
de su madre y su padre, y entonces eso también fue absorbido.
Dentro del vació se alzó la memoria, la peor memoria, algo olvidado hace tanto tiempo que los
patrones neuronales ni siquiera tendrían que haber seguido existiendo.
"¡Lily, toma a Harry y vete! ¡Es él!" gritó la voz de un hombre. "¡Vete! ¡Corre! ¡Yo lo detendré!"
Y Harry no pudo evitar pensar, dentro del profundo vacío de su lado oscuro, que excesiva y
ridículamente confiado había sido James Potter. ¿Detener al Señor Voldemort? ¿Con qué?
Entonces la otra voz habló, aguda como el siseó de una tetera, y era como hielo seco punzando cada
nervio de Harry, como una barra de metal congelado a la temperatura del helio líquido y puesto sobre
cada parte suya. Y la voz dijo:
"Avadakedavra."
(La varita voló de los dedos sin nervios al tiempo que su cuerpo comenzó a convulsionar y caer, los
ojos del Director abiertos de par en par por la alarma mientras iniciaba su propio Encantamiento
Patronus.)
"No Harry, no Harry, ¡por favor no Harry!" gritó la voz de la mujer.
Lo que fuera que quedara de Harry escuchó con toda su luz drenada de su persona, dentro del muerto
vacío de su corazón, y se preguntó si acaso pensaba que el Señor Voldemort se detendría porque ella
lo pedía amablemente.
"¡Hazte a un lado, mujer!" demandó la estridente voz del hielo ardiente. "No he venido por ti,
únicamente por el niño."
"¡No Harry! Por favor... ten misericordia... ten misericordia..."
Lily Potter, Harry pensó, parecía no comprender qué tipo de personas se convertían en Señores
Oscuros en primer lugar; y si ésta era la mejor estrategia que podía concebir para salvar la vida de su

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hijo, esa era su falla final como madre.
"Te otorgo esta rara oportunidad para huir," insistió la voz estridente. "Sin embargo no voy a pasar
apuros para reducirte, y tu muerte aquí no salvará a tu niño. Hazte a un lado, tonta mujer, ¡si es que
tienes por lo menos una pizca de sensatez!"
"A Harry no, por favor no, tómame a mí, ¡mátame en su lugar!"
La cosa vacía que era Harry se preguntó si Lily Potter seriamente se imaginaba que el Señor
Voldemort respondería que sí, matarla a ella, y entonces partir sin lastimar a su hijo.
"Muy bien," anunció la voz de la muerte, oyéndose fríamente divertida, "Acepto el trato. Tú morirás, y
el niño vivirá. Ahora baja tu varita para que pueda asesinarte."
Se produjo un silencio horroroso.
El Señor Voldemort empezó a reírse, una risa horrible y desdeñosa.
Y entonces, por último, la voz de Lily Potter chilló con un odio desesperado, "Avada ke-"
La voz letal acabó primero, la maldición rápida y precisa.
"Avadakedavra."
Una llamarada cegadora de verde marcó el final de Lily Potter.
Y el niño en la cuna lo vio, los ojos, aquellos dos ojos escarlatas, pareciendo arrebolar con un rojo
brillante, resplandecer como soles miniaturas, llenando toda la visión de Harry cuando se posaron
sobre él -
...
Los otros niños contemplaron a Harry Potter caer, escucharon a Harry Potter gritar, un fino y agudo
chillido que perforó sus oídos como cuchillos.
Hubo un luminoso rayo de plata en cuanto el Director bramó "¡Expecto Patronum!" y el destellante
fénix regreso a existir.
Pero los horrible gritos de Harry Potter siguieron y siguieron y siguieron, aún cuando el Director cargó
al chico en sus brazos y lo jaló lejos del Dementor, incluso cuando tanto Neville Longbottom como el
Profesor Flitwick fueron por el chocolate al mismo tiempo y -
Hermione lo sabía, ella lo sabía en cuanto lo veía, sabía que su pesadilla había sido real, se estaba
volviendo verdad, de algún modo se volvía verdadera.
"¡Denle chocolate!" demandó la voz del Profesor Quirrell, inútilmente, porque la diminuta figura del
Profesor Flitwick ya estaba yendo como una bola de cañón hacia donde el Director corría hacia los
estudiantes.
Hermione se estaba empujando hacia adelante, aunque no sabía que otra cosa se proponía hacer -
"¡Llamen Patronus!" exclamó el Director, cuando trajo a Harry detrás de los Aurores. "¡Todos los que
puedan! ¡Hay que ponerlos entre Harry y el Dementor! ¡Todavía se alimenta de él!"
Ocurrió un momento de horror congelado.

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"¡Expecto Patronum!" rugieron el Profesor Flitwick y el Auror Goryanof, y luego Anthony Goldstein,
pero falló la primera vez, y entonces Parvati Patil, quien tuvo éxito, y ahí Anthony lo intentó de nuevo
y su ave plateada abrió sus alas y le gritó al Dementor, y Dean Thomas aulló las palabras como si
hubieran sido escritas en letras de fuego y su varita dio nacimiento a un oso blanco tan alto como una
torre; había ocho Patronus resplandecientes formando una linea entre Harry y el Dementor, y Harry
seguía chillando y chillando cuando el Director lo posó sobre la hierba seca.
Hermione no podía lanzar un Encantamiento Patronus, así que corrió hacia donde yacía Harry. En su
mente, se esforzó por adivinar cuánto tiempo había pasado ya. ¿Eran veinte segundos? ¿Más?
Había una agonía terrible y desconcierto sobre el rostro de Albus Dumbledore. Su larga varita negra
estaba en su mano, pero no pronunciaba hechizos, nada más bajó la vista horrorizada hacia el cuerpo
convulsionante de Harry -
Hermione no sabía qué hacer, ella no sabía qué hacer, no comprendía qué estaba pasando, y el mago
más poderoso del mundo parecía igual de perdido.
"¡Usa tu fénix!" exclamó el Profesor Quirrell. "¡Aléjalo del Dementor!"
Sin una sola palabra el Director cargó a Harry en sus brazos y desapareció con un crujido de fuego
junto a Fawkes que había aparecido de repente; y el Patronus del Director se desvaneció con un
parpadeó, de donde había estado vigilando al Dementor.
Horror y confusión e inesperado balbuceo.
"El Sr. Potter debería recuperarse," dijo el Profesor Quirrell, levantando su voz, mas su tono era
calmado otra vez, "Creo que apenas fueron unos veinte segundos."
Entonces el resplandeciente fénix blanco apareció de nuevo, como si hubiera llegado volando de algún
otro lugar, hacia Hermione Granger llegó la criatura de luz lunar, y le gritó en la voz de Albus
Dumbledore:
"Se sigue alimentando de él, ¡incluso aquí! ¿Cómo? Si lo sabes, Hermione Granger, ¡debes contarme!
¡Cuéntamelo!"
El Auror más viejo si giró para fijar la mirada sobre ella, y así lo hicieron muchos estudiantes. El
Profesor Flitwick no se volteó, ahora estaba alzando su varita hacia el Profesor Quirrell, quien estaba
enseñando sus manos vacías.
Lo segundos siguieron pasando, sin ser contados.
Ella no lo podía recordar, no podía recordar la pesadilla con claridad, no podía recordar por qué había
pensado que era posible, por qué había tenido tanto miedo -
Hermione se dio cuenta qué era lo que debía hacer, y fue la decisión más difícil de su vida.
¿Qué tal si lo que le había pasado a Harry, también le pasaba a ella?
Todas sus extremidades tan frías como la muerte, su visión oscurecida, miedo aplastando todo; ella
había visto morir a Harry, a Mamá Y Papá muriendo, todos sus amigos muriendo, todos muriendo, para
que así al final, cuando ella muriera, estuviera sola. Esa era la pesadilla secreta que nunca le había
revelado a nadie, que le había dado poder al Dementor sobre ella, la cosa más solitaria era morir sola.

61
No quería ir de nuevo a ese lugar, ella, ella no quería, ella no quería quedarse allí para siempre -
Tienes suficiente coraje como para Gryffindor, dijo la voz calmada del Sombrero Seleccionador en su
memoria, sin embargo harás lo que es correcto en cualquier otra Casa que te ofrezca. Aprenderás,
serás fiel a tus amigos, en cualquier Casa que elijas. Así que no tengas miedo, Hermione Granger, sólo
decide a dónde perteneces...
No había tiempo para decidir, Harry estaba muriendo.
"No lo puedo recordar ahora," explicó Hermione, su voz desfalleciendo, "pero espere un poco, iré en
frente del Dementor otra vez..."
Empezó a correr hacia el Dementor.
"¡Señorita Granger!" chilló el Profesor Flitwick, mas no hizo ningún movimiento para detenerla,
meramente mantuvo su varita sobre el Profesor Quirrell.
"¡Todos!" ordenó el Auror Komodo con una voz de comando militar. "¡Quiten sus Patronus del
camino!"
"¡FLITWICK!" estalló el Profesor Quirrell. "¡INVOQUE LA VARITA DE POTTER!"
Para cuando Hermione comprendió, el Profesor Flitwick ya estaba gritando "¡Accio!" y ella vio el palo
de madera levitando desde donde había estado yaciendo casi tocando la jaula del Dementor.
...
Los ojos se abrieron, muertos y secos.
"¡Harry!" jadeó una voz en el mundo descolorido. "¡Harry! ¡Háblame!"
La cara de Albus Dumbledore se asomó dentro de su campo de visión, que antes había estado ocupada
por un techo de mármol distante.
"Eres molesto," opinó la voz vacía. "Deberías morir."

62
Capítulo 7
Humanismo, Parte 2
...
"Fawkes," pidió Albus Dumbledore, su voz quebrándose, "dale ayuda, por favor -"
Una criatura brillante de rojo-dorado penetró en el campo de visión, con expresión curiosa; y empezó a
canturrear.
Los chirridos sin sentido se resbalaron sobre el vacío, no había nada de lo que se pudiera agarrar.
"Eres ruidoso," dijo la voz, "deberías morir."
"Chocolate," Albus Dumbledore espetó, "necesitas chocolate, y a tus amigos – pero no me atrevo a
llevarte de regreso -"
Entonces un cuervo reluciente llegó, y habló con la voz del Profesor Flitwick; allí Albus Dumbledore
se quedó con la boca abierta por la repentina comprensión, y maldijo su propia estupidez en voz alta.
La cosa vacía se rió ante eso, porque había retenido la capacidad de divertirse.
Y un momento después todos desaparecieron con otro destello de fuego.
...
Nada más fue por un momento, pareció, entre que el cuervo de Flitwick voló a otro lado, y cuando
Albus Dumbledore reapareció con otro crujido de fuego rojo y dorado con Harry en sus brazos; pero de
algún modo en ese tiempo Hermione ya se las había arreglado para llenar sus manos con chocolate.
Antes de que Hermione hubiera llegado allí, el chocolate había brincado desde la mesa directo hacia el
interior de la boca de Harry, por ello una pequeña parte de su mente protestó señalando que era injusto,
él había tenido la oportunidad de hacerlo por ella -
Harry escupió el chocolate.
"Váyanse," demandó una voz tan vacía que ni siquiera era fría.
...
Todo pareció congelarse, todos los que habían estado avanzando hacia Harry se detuvieron, todos los
movimientos rotos por la conmoción de esa palabra muerta.
Entonces: "No," replicó Albus Dumbledore, "No lo haré," y el tiempo volvió a correr, cuando otra pieza
de chocolate levitó de la mesa hasta llegar dentro de la boca de Harry.
Hermione estaba lo suficientemente cerca como para ver la expresión de Harry inundándose de más
odio, mientras su boca masticaba con un mecánico, innatural ritmo.
La voz del Director era tan severa como el hierro. "Filius, llama a Minerva, avísale que tiene que venir
de inmediato."
El Profesor Flitwick le susurró a su cuervo de plata, y voló hacia el aire y desapareció.
Otra pieza de chocolate flotó dentro de la boca de Harry, y el mecánico masticar continuó.

63
Más estudiantes se fueron reuniendo alrededor del Director quien observaba a Harry con ojos
endurecidos: Neville, Seamus, Dean, Lavender, Ernie, Terry, Anthony, ninguno se atrevió a
aproximarse más cerca de lo que Hermione lo hizo.
"¿Qué podemos hacer?" inquirió Dean con voz temblorosa.
"Retrocedan y denle más espacio -" dijo la voz seca del Profesor Quirrell.
"¡No!" interrumpió el Director. "Déjenlo estar rodeado por sus amigos."
Harry tragó su chocolate, y pronunció con esa voz vacía, "Ellos son estúpidos. Deberían
morirmmmppphhh" al tiempo que otro pedazo de chocolate entraba en su boca.
Hermione contempló las miradas de sorpresa que cruzó por sus caras.
"Él no siente eso, ¿o sí?" Seamus preguntó como si estuviera suplicando.
"No lo entiendes," Hermione intervino, su voz rompiéndose, "ese no es Harry -" y se calló antes de
revelar algo más, pero ya había dicho demasiado.
Ella vio por la expresión en su rostro que Neville lo entendió, y también observó que los otros lo no
hicieron. Si Harry realmente nunca hubiera pensado algo como eso, entonces haber sido expuesto a un
Dementor por menos de un minuto no lo hubiera hecho decir eso. Eso es lo que estaban pensando.
Menos de un minuto de exposición a un Dementor no podía crear de la nada a una persona
completamente nueva y malvada dentro de ti.
Mas si esa persona ya estaba allí -
¿Acaso el Director lo sabe?
Hermione levantó la vista hacia el Director, y encontró que Albus Dumbledore la estaba vigilando a
ella, y que sus ojos azules se habían vuelto perforadores de repente -
Las palabras llegaron a su mente.
No hables de ello, le pidió a ella la voluntad de Dumbledore.
Usted sabe, pensó Hermione. Sobre su lado oscuro.
Lo sé. Sin embargo esto está incluso más allá de eso. La canción de Fawkes no lo puede alcanzar, allá
donde está perdido.
Qué podemos nosotros -
Tengo un plan, envió el Director. Paciencia.
Algo sobre el tenor de ese pensamiento hizo que Hermione se pusiera nerviosa. ¿Qué clase de plan?
Es mejor que no lo sepas, envió el Director.
Ahora Hermione estaba poniéndose realmente nerviosa. Desconocía cuánto sabía el Director sobre el
lado oscuro de Harry -
Un punto justo, envió el Director. Te lo voy a explicar; prepárate para no reaccionar. ¿Estás lista?
Bien. Voy a pretender lanzar la Maldición Asesina sobre la Profesora McGonagall – ¡NO
REACCIONES, Hermione!

64
Eso requirió trabajo. ¡El Director estaba loco de verdad! Eso no alejaría el lado oscuro de Harry, Harry
perdería los estribos por completo, asesinaría al Director -
Pero eso no es oscuridad verdadera, envió Albus Dumbledore. Eso es una actitud protectora, eso es
amor. Fawkes será capaz de llegar a él, entonces. Y cuando Harry vea que Minerva está viva después
de todo, regresará a ser él mismo por entero.
El pensamiento se le ocurrió a Hermione -
Dudo que eso funcione, envió el Director, y podría no gustarte la forma en que él reaccione si lo
intentas. Sin embargo puedes intentarlo si lo deseas.
¡Ella no lo había pensado seriamente! Era demasiado -
Entonces sus ojos se movieron, rompiendo el contacto visual con el Director, yendo hacia el chico
contemplando su alrededor con vacíos, detestables ojos al tiempo que su boca seguía masticando y
tragando una barra de chocolate tras otra sin efecto. Su corazón se comprimió, y en ese instante muchas
cosas no parecieron importar, sólo que había una oportunidad.
...
Había una compulsión para masticar y tragar chocolate. La respuesta para la compulsión era asesinar.
Las personas se habían reunido a su alrededor y lo observaban. Eso era molesto. La respuesta para lo
que era molesto era asesinar.
Otras personas estaban hablando a lo lejos. Eso era insolente. La respuesta para la insolencia era infligir
dolor, mas teniendo en cuenta que ninguno de ellos era útil, asesinarlos sería más simple.
Matar a tantas personas sería difícil. Pero muchos de ellos no confiaban en Quirrell, quien era fuerte.
Encontrar el disparador correcto causaría que todos se asesinaran entre ellos.
Entonces una persona penetró sobre su campo de visión e hizo algo totalmente extraño, algo que
pertenecía a un modo de pensamiento alienígena, para lo cual únicamente había una sola respuesta
guardada en un lugar -
...
Ella oyó las respiraciones contenidas a su alrededor, y eso no importó, mantuvo el beso sobre esos
labios untados de chocolate mientras las lágrimas inundaban sus propios ojos.
Y los brazos de Harry se levantaron y la empujaron, y sus labios gritaron, "¡Te dije, sin besos!"
...
"Creo que ya está bien," el Director opinó, mirando a donde Harry estaba llorando con grandes y
miserables sollozos. "Excelentemente hecho, Señorita Granger. ¿Sabe, que ni siquiera yo hubiera
esperado que eso funcionara en realidad?"
La canción del fénix no estaba dirigida para ella, Hermione era consciente, mas todavía la podía
consolar, porque la necesitaba, porque su vida estaba acabada oficialmente.

65
Capítulo 8
Humanismo, Parte 3
...
La canción de Fawkes gentilmente divagó hacia la nada.
Harry se sentó desde donde había estado acostado, sobre la hierba golpeada por el invierno, Fawkes
todavía posado sobre su hombro.
Hubo respiraciones contenidas a su alrededor.
"Harry," dijo Seamus con voz temblorosa, "¿estás bien?"
La paz del fénix seguía dentro de él, y la calidez, provenía desde donde Fawkes reposaba. Calidez,
esparciéndose a través suyo, y la memoria de la canción, todavía viva ante la presencia del fénix. Cosas
terribles le habían sucedido, pensamientos terribles lo habían recorrido. Había recuperado una memoria
imposible, a cambio de todo lo que el Dementor había hecho que él mismo profanara. Una extraña
palabra seguía haciendo eco en su mente. Y todo eso podía ser puesto en espera, mientras el fénix
todavía brillara rojo y dorado bajo el sol poniente.
Fawkes le canturreó.
"¿Algo que yo tengo que hacer?" Harry le preguntó a Fawkes. "¿Qué?"
Fawkes ladeó su cabeza en dirección al Dementor.
Harry miró el horror invisible aún dentro de su jaula, y luego de nuevo al fénix, confundido.
"¿Sr. Potter?" inquirió la voz de Minerva McGonagall detrás de él. "¿Está usted bien?"
Harry se puso de pie y se giró.
Minerva McGonagall lo estaba observando, con expresión muy preocupada; Albus Dumbledore al lado
de ella lo estudiaba cuidadosamente; Filius Flitwick se mostraba tremendamente aliviado; y todos los
estudiantes no hacían otra cosa que mirar.
"Creo que sí, Profesora McGonagall," Harry contestó calmadamente. Casi había pronunciado Minerva
antes de frenarse. Mientras Fawkes estuviera sobre su hombro, al menos, Harry estaría bien; podría ser
que colapsara un momento después de que Fawkes se fuera, pero por alguna razón pensamientos como
esos no parecían importantes. "Creo que estoy bien."
Debió haber gritos de alegría, o suspiros de alivio, o algo, sin embargo nadie sabia que decir, ninguno
de ellos.
La paz del fénix se alargó.
Harry se volteó. "¿Hermione?" él llamó.
Todos con la más mínima pizca de romance en sus corazones contuvieron su aliento.
"Realmente no sé cómo expresar mi agradecimiento apropiadamente," Harry explicó en voz baja, "no
más de lo que sé sobre cómo disculparme. Todo lo que puedo afirmar es que si te preguntas si fue o no
lo correcto para hacer, es que sí lo fue."

66
El niño y la niña se miraron directamente a los ojos.
"Lo siento," Harry dijo. "Sobre lo que va a pasar a continuación. Si algo que pueda hacer -"
"No," Hermione replicó. "No hay nada que puedas hacer. Sin embargo, está bien." Entonces le dio la
espalda a Harry y se alejó caminando, hacia el camino que llevaba a las puertas de Hogwarts.
Un número de chicas observaron a Harry con expresión intrigada, y luego la siguieron. Mientras
avanzaban, podías escuchar el inicio del excitado interrogatorio.
Harry las vio partir, se giró para contemplar a los otros estudiantes. Lo habían visto en el suelo,
gritando, y...
Fawkes acarició su mejilla, brevemente.
...y eso los ayudaría, algún día, comprender que el Niño-Que-Vivió también podía ser herido, podía
estar angustiado. Así cuando ellos estuvieran heridos y angustiados, recordarían haber visto a Harry
gimoteando en el suelo, y sabrían que su propio dolor y problemas no significaba que nunca iban a
lograr nada. ¿Había calculado el Director eso, cuando había permitido que otros estudiantes se
quedaran y observaran?
Los ojos de Harry fueron de regreso hacia el alto manto andrajoso, casi sin pensar, y sin estar realmente
consciente de qué estaba hablando, Harry pronunció, "No debería existir."
"Ah," comentó una seca, precisa voz. "Pensé que podría pensar algo así. Lamento mucho comunicarle,
Sr. Potter, que los Dementores no pueden ser asesinados. Muchos lo han intentado."
"¿En serio?" Harry inquirió, todavía con la mente ausente. "¿Qué intentaron?"
"Hay un cierto hechizo extremadamente peligroso y destructivo," el Profesor Quirrell informó, "cuyo
nombre no revelaré aquí; un hechizo de fuego maldito. Es lo que usarías para destruir un artefacto
antiguo como el Sombrero Seleccionador. No tiene efecto sobre los Dementores. Ellos son
imperecederos."
"No son imperecederos," rechazó el Director. Las palabras dulces, su expresión afilada. "No poseen la
vida eterna. Son heridas en el mundo, y atacar una herida únicamente la hace más grande."
"Mmm," Harry preguntó. "¿Supongamos que lo arrojamos al Sol? ¿Sería destruido?"
"¿Arrojarlo al Sol?" chilló el Profesor Flitwick, viéndose como si fuera a desmayarse.
"Parece improbable, Sr. Potter," el Profesor Quirrell opinó secamente. "El Sol es muy extenso, después
de todo; dudo que el Dementor tenga algún efecto sobre el Sol. Pero no es una prueba que yo quisiera
intentar, Sr. Potter, sólo por si las dudas."
"Ya veo," Harry espetó.
Fawkes canturreó una última vez, agitó sus alas alrededor de la cabeza de Harry, y luego despegó
apartándose de Harry. Se lanzó a sí mismo derecho hacia el Dementor, soltando un enorme y perforador
grito de desafío que hizo eco alrededor del campo. Y antes de que cualquiera pudiera reaccionar, se
produjo un fogonazo de fuego, y Fawkes había desaparecido.
La paz se desvaneció, un poco.
La calidez se desvaneció, un poco.

67
Harry respiró profundamente, y exhaló de nuevo.
"Aja," Harry dijo. "Todavía vivo."
Otra vez el silencio, una vez más la ausencia del animo; nadie parecía saber cómo responder -
"Es bueno saber que se ha recuperado totalmente, Sr. Potter," el Profesor Quirrell apuntó con firmeza,
como negando cualquier otra posibilidad. "Ahora, ¿creo que era el turno de la Señorita Ransom?"
Eso inició otra discusión, en la cual el Profesor Quirrell estaba en lo correcto y todos los demás estaban
equivocados. El Profesor de Defensa señaló que, a pesar de las comprensibles emociones de todos los
involucrados, la oportunidad de que un problema similar le ocurriera a otro estudiante estaba cerca de
lo infinitesimal; más aún porque ya conocían la forma de evitar accidentes con las varitas. Y mientras
tanto, había otros estudiantes que necesitaban aprovechar su mejor oportunidad para lanzar un
Encantamiento Patronus, o aprender la sensación de un Dementor para que así pudieran huir, y
descubrir su propio grado de vulnerabilidad...
Al final resultó que Dean Thomas y Ron Weasley de Gryffindor eran los únicos que seguían dispuestos
a acercarse al Dementor, lo que simplificó el entuerto.
Harry echó un vistazo en dirección al Dementor. La palabra hizo eco en su mente de nuevo.
De acuerdo, Harry pensó para sí mismo, si el Dementor es un acertijo, ¿cuál es la respuesta?
Y con tan sólo eso, fue obvio.
Harry contempló la deslustrada, ligeramente corroída jaula.
Vio lo que yacía debajo del alto, agujereado manto.
Eso era, entonces.
La Profesora McGonagall se acercó y habló con Harry. Ella no había visto lo peor, así que nada más
había un poco de agua resplandeciente en sus ojos. Harry le comunicó que necesitaba conversar con
ella después e inquirir una cuestión que él había demorado desde hace tiempo, pero que eso no tenía
que ocurrir ya mismo, si ella estaba ocupada. Ella produjo una cierta expresión que sugirió que le
habían alejado de algo importante; y Harry se lo manifestó, y añadió que honestamente ella no tenía por
qué sentirse culpable sobre irse. Esto le mereció una mirada afilada, mas entonces ella se fue,
presurosa, con la promesa de que hablarían más adelante.
Dean Thomas invocó su oso blanco otra vez, incluso ante la presencia del Dementor; y Ron Weasley
puso un adecuado escudo de niebla chispeante. Lo que concluyó el día, al menos hasta donde a todos
les importaba, y el Profesor Flitwick empezó a guiar a los estudiantes de regreso a Hogwarts. Cuando
fue claro que Harry tenía el propósito de quedarse atrás, el Profesor Flitwick lo observó de manera
inquisitiva; y Harry, por su parte, fijó la vista de manera significante hacia Dumbledore. Harry no supo
que concluyó el Profesor Flitwick de eso, pero tras una afilada mirada de advertencia, su Jefe de Casa
partió.
Y así únicamente permanecieron Harry, el Profesor Quirrell, el Director Dumbledore, y un trío de
Aurores.
Hubiera sido mejor deshacerse del trío primero, sin embargo a Harry no le se ocurrió una buena manera
de lograrlo.

68
"De acuerdo," dijo el Auror Komodo, "vamos a llevarlo de regreso."
"Disculpen," Harry arguyó. "Me gustaría tener otra oportunidad con el Dementor."
...
La petición de Harry halló una cierta cantidad de oposición de la variedad estás completamente loco,
aunque sólo fue el Auror Butnaru quien de hecho lo expresó en voz alta.
"Fawkes me pidió que lo hiciera," Harry declaró.
Eso no venció toda la oposición, a pesar de la expresión de sorpresa que produjo en el rostro de
Dumbledore. El argumento siguió, y estaba empezando a desgastar la paz remanente del fénix, lo que
molestó a Harry, mas nada más un poco.
"Vean," Harry explicó, "estoy muy seguro de qué fue lo que hice mal antes. Hay un tipo de persona que
tiene que usar una clase diferente de pensamiento cálido y feliz. Sólo permitan que lo intente, ¿de
acuerdo?"
También esto demostró no ser persuasivo.
"Me parece," el Profesor Quirrell señaló finalmente, observando a Harry con ojos como rendijas, "que
si no lo dejamos hacer esto bajo supervisión, él podría, en algún punto u otro, fugarse y buscar a un
Dementor por su cuenta. ¿Lo acuso falsamente, Sr. Potter?"
Hubo una pausa horrorizada ante esto. Pareció un buen momento para jugar su carta del triunfo.
"No me importa si el Director mantiene su propio Patronus activo," Harry propuso. Porque yo estaré
ante la presencia de un Dementor de todos modos, Patronus o no.
Esto produjo confusión, incluso el Profesor Quirrell se mostró intrigado; pero el Director finalmente
accedió, ya que no era probable que Harry pudiera ser herido a través de cuatro Patronus.
Si el Dementor no pudiera atravesar tu Patronus en algún nivel, Albus Dumbledore, no verías un
hombre desnudo al cual es doloroso ver...
Harry no lo pronunció en voz alta, por razones obvias.
Y empezaron a avanzar hacia el Dementor.
"Director," Harry inquirió, "suponga que la puerta de Ravenclaw le pregunta a usted este acertijo: ¿Qué
yace en el centro de un Dementor? ¿Qué respondería?"
"Miedo," dijo el Director.
Era un error bastante simple. El Dementor se aproximaba, y te provocaba miedo. El miedo dolía,
sentías el miedo debilitarte, querías que el miedo se fuera.
Era natural pensar que el temor era el problema.
Así que concluyeron que el Dementor era una criatura de temor puro, que no había más allí que temer
que el miedo mismo, que el Dementor no podía dañarte si no tenías miedo...
Pero...
¿Qué yace en el centro de un Dementor?

69
Miedo.
¿Qué es tan horrible que la mente se rehúsa a verlo?
Miedo.
¿Qué es imposible de matar?
Miedo.
...no encajaba del todo, una vez que lo considerabas.
Aunque era lo bastante claro por qué las personas estarían reluctantes a mirar más allá de la primera
respuesta.
Las personas comprendían el miedo.
Las personas sabían lo que supuestamente debían hacer con el miedo.
Así que, enfrentado con un Dementor, no sería exactamente confortante preguntar: '¿Qué tal si el temor
no es más que un efecto secundario en vez de el problema principal?'
Llegaron muy cerca de la jaula del Dementor protegida por cuatro Patronus, cuando se produjeron
cuatro inhalaciones violentas provenientes de los tres Aurores y el Profesor Quirrell. Todas las caras se
voltearon para contemplar al Dementor, como si escucharan; había horror sobre el rostro del Auror
Goryanof.
Entonces el Profesor Quirrell levantó su cabeza, con expresión dura, y escupió hacia el Dementor.
"No le gustó que le arrebataran su presa, supongo," Dumbledore comentó con calma. "Bueno. Si se
vuelve necesario, Quirinus, siempre habrá refugio para ti en Hogwarts."
"¿Qué fue lo que pronunció?" inquirió Harry.
Todos giraron la cabeza hacia él.
"¿No lo oíste...?" Dumbledore dudó.
Harry sacudió su cabeza.
"Se dirigió a mí," explicó el Profesor Quirrell, "dijo que me conocía, y que me cazaría algún día, a
donde fuera que intentara esconderme." Su rostro era rígido, sin señal de estar atemorizado.
"Ah," Harry comentó. "No me preocuparía por eso, Profesor Quirrell." No es como si los Dementores
pudieran hablar de verdad, o pensar; la estructura que tienen la toman prestada de tu propia mente y
expectativas...
Ahora todos lo estaban mirando con expresiones muy raras. Los Aurores se ojeaban nerviosamente
entre ellos, al Dementor, a Harry.
Y se quedaron de pie directamente en frente de la jaula del Dementor.
"Son heridas en el mundo," Harry declaró. "No es más que una corazonada, pero supongo que el que
pronunció eso fue Godric Gryffindor."
"Sí..." admitió Dumbledore. "¿Cómo lo sabes?"

70
Es una confusión común, pensó Harry, que los mejores racionalistas eran Seleccionados en Ravenclaw,
sin dejar otros para otras Casas. Esto no es así; ser Seleccionado en Ravenclaw indica que tu virtud
más fuerte es la curiosidad, inquirir y desear conocer la respuesta verdadera. Y esta no es la única
virtud que un racionalista necesita. A veces tienes que trabajar duro en un problema, y perseverar por
un tiempo. A veces necesitas un plan ingenioso para resolverlo. Y a veces lo que necesitabas más que
nada para ver la respuesta, es el coraje para enfrentarlo...
La vista de Harry fue hacia lo que yacía debajo del manto, el horror que era mucho peor que cualquier
momia en descomposición. Rowena Ravenclaw también podría haberlo sabido, porque era un acertijo
bastante obvio una vez que lo veías como acertijo.
Y también era obvio porque los Patronus eran animales. Los animales no lo sabían, y por eso estaban
protegidos del miedo.
Sin embargo Harry sabía, y siempre lo sabría, y nunca sería capaz de olvidar. Intentó enseñarse a sí
mismo a enfrentar la realidad sin retroceder, y aunque Harry todavía no había dominado ese arte, de
todos modos esas ranuras habían sido impresas dentro de su mente, el reflejo aprendido de contemplar
hacia el pensamiento doloroso en lugar de huir. Harry nunca sería capaz de olvidar al pensar en
pensamientos cálidos y felices sobre algo más, y por eso el hechizo no había funcionado para él.
Así que Harry pensaría en un pensamiento cálido y feliz que no era sobre algo diferente.
Harry extrajo su varita que el Profesor Flitwick le había devuelto, puso sus pies en la postura inicial
para el Encantamiento Patronus.
Dentro de su mente, Harry descartó los últimos remanentes de paz del fénix, puso a un lado la calma, el
estado ensoñado, recordó más bien el grito perforador de Fawkes, y se preparó a sí mismo para la
batalla. Llamó a todas las piezas y elementos de sí mismo a despertar. Elevó dentro de sí mismo todas
las fuerzas que el Encantamiento Patronus requería cada vez, para ponerse en el punto mental correcto
para el cálido y feliz pensamiento final; recordó todas las cosas brillantes.
Los libros que su padre le había comprado.
La sonrisa de su Mamá cuando Harry había hecho a mano su tarjeta para el día de la madre, una cosa
elaborada que había usado media libra de partes electrónicas sobrantes del garaje para producir luces
destellantes y timbrar con una suave tonada, y le había llevado tres días en construir.
La Profesora McGonagall afirmando que sus padres había muerto bien, protegiéndolo. Como en efecto
había sido.
Darse cuenta que Hermione estaba manteniendo su ritmo e incluso yendo más rápido que él, que
podían ser verdaderos rivales y amigos.
Embaucando a Draco afuera de la oscuridad, observarlo lentamente caminar hacia la luz.
Neville y Seamus y Lavender y Dean y todos los demás que lo veían como un ejemplo a seguir, todos
por los él pelearía para defender si algo amenazaba a Hogwarts.
Todo lo que hacia la vida digna de ser vivida.
Su varita se levantó hacia la posición inicial para el Encantamiento Patronus.
Harry pensó en las estrellas, la imagen que casi contuvo al Dementor aún sin un Patronus. Sólo que esta

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vez, Harry añadió el ingrediente perdido, él no lo había visto realmente mas había visto las fotos y el
vídeo. La Tierra, resplandeciendo azul y blanca reflejando la luz del sol mientras flotaba en el espacio,
en medio del vacío negro y los brillantes puntos de luz. Pertenecía ahí, dentro de esa imagen, porque
era lo que le daba un significado a todo lo demás. La Tierra era lo que hacía las estrellas significantes,
las hacía más que incontrolables reacciones en fusión, porque era la Tierra la que algún día colonizaría
la galaxia, y cumpliría la promesa del cielo nocturno.
¿Seguirían plagados por los Dementores, los hijos de los hijos de los hijos, los distantes descendientes
de la raza humana al viajar de una estrella a otra? No. Por supuesto que no. Los Dementores no eran
más que pequeñas molestias, palideciendo hacia la nada bajo la luz de la promesa; no eran imposibles
de asesinar, ni invencibles, nada de eso. Tenías que sobreponerte a las pequeñas molestias, si eras uno
de los pocos afortunados y desafortunados en nacer sobre la Tierra; en la Antigua Tierra, como sería
recordada algún día. Eso también era parte de lo que significaba estar vivo, si eras uno del pequeño
manojo de seres conscientes nacidos al principio de todas las cosas, antes de que la vida inteligente
llegara totalmente a la cima del poder. Que el mucho más vasto futuro dependía de lo que tú hicieras
aquí, ahora, en los primeros días del amanecer, cuando todavía había tanta oscuridad para combatir, y
molestias temporales como los Dementores.
Mamá y Papá, la amistad de Hermione y el viaje de Draco, Neville y Seamus y Lavender y Dean, el
cielo azul y el brillante Sol y las otras cosas resplandecientes, la Tierra, las estrellas, la promesa, todo lo
que la humanidad era y todo lo que se convertiría...
Sobre la varita, los dedos de Harry se movieron en las posiciones iniciales; estaba listo, ahora, para
pensar el tipo indicado de pensamiento cálido y feliz.
Y los ojos de Harry se fijaron directamente a lo que permanecía por debajo del manto agujereado, miró
recto hacia lo que había sido nombrado Dementor. El vacío, la ausencia, el hueco en el universo, la
falta de color y espacio, la herida abierta a través de la cual se escapaba la calidez del mundo.
El miedo que exudaba robaba todos los pensamientos felices, su cercanía drenaba tu poder y fuerza, su
beso destruiría todo lo que eras.
Te conozco ahora, Harry pensó al tiempo que su varita giraba una, dos, tres y cuatro veces, mientras
sus dedos se deslizaban hacia las distancias correctas, he comprendido tu naturaleza, simbolizas la
Muerte, mediante algunas leyes de la magia tú eres una sombra que la Muerte lanza sobre el mundo.
Y la Muerte es algo que yo nunca aceptaré.
Sólo es una cosa de niños, de la cual la especie humana aún no ha madurado.
Y algún día...
La superaremos...
Y las personas ya no tendrán que decir adiós nunca más...
La varita se alzó y apuntó directo hacia el Dementor.
"¡EXPECTO PATRONUM!"
El pensamiento explotó de él como una represa rota, descendió desde su brazo hacia su varita, explotó
desde ahí como un relámpago de luz blanca. Luz que se volvió corpórea, tomó una forma y substancia.

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Una figura con dos brazos, dos piernas, y una cabeza, de pie; el animal Homo sapiens, la apariencia de
un ser humano.
Destellando más y más brillante mientras Harry proyectaba toda su fuerza en el hechizo,
resplandeciendo con luz incandescente más luminosa que el sol ocultándose, los Aurores y el Profesor
Quirrell protegieron sus ojos sorprendidos -
Y algún día cuando los descendientes de la humanidad se hallan esparcido de estrella a estrella, no les
contarán a los niños sobre la historia de la Antigua Tierra hasta que sean lo suficientemente mayores
para poderlo tolerar; ¡y cuando aprendan al respecto llorarán al conocer que tal cosa como la Muerte
existió tan siquiera una vez!
La figura de un humano se iluminó más brillante que el Sol del mediodía, tan radiante que Harry podía
sentir el calor reflectándose sobre su piel; y Harry envió todo su desafío a la sombra de la Muerte,
abriendo todas las compuertas dentro de sí para hacer más fulgurante esa brillante forma y aún más
luminosa y todavía más resplandeciente.
No eres invencible, y algún día la especie humana de acabará.
Te eliminaré si puedo, por el poder de la mente y la magia y la ciencia.
No me arrodillaré por temor a la Muerte, no mientras tenga una oportunidad de ganar.
No permitiré que la Muerte me toque, no permitiré que la Muerte toque a aquellos que amo.
Y aún si me eliminas antes de que yo te elimine,
Otro tomará mi lugar, y luego otro,
Hasta que la herida en el mundo sea sanada al final...
Harry bajó su varita, y la destellante figura humana se desvaneció.
Lentamente, exhaló.
Como si despertara de un sueño, como si abriera sus ojos tras haber dormido, la mirada de Harry se
alejó de la jaula, contempló alrededor y vio a todos los que lo estaban observando.
Albus Dumbledore lo estaba mirando fijamente.
El Profesor Quirrell lo estaba mirando fijamente.
El trío de Aurores lo estaban mirando fijamente.
Todos lo estaban contemplando como si él acabara de destruir un Dementor.
El manto desgarrado yacía vacío dentro de la jaula.

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Capítulo 9
Humanismo, Parte 4
...
El último rayo de Sol se estaba hundiendo bajo el horizonte, la luz roja desvaneciéndose de las copas
de los árboles, únicamente el cielo azul iluminando a las seis personas de pie sobre la seca hierba de
invierno cubierta con nieve, cerca de una jaula vacía sobre cuyo suelo reposaba un hueco, agujereado
manto.
Harry se sintió... bien, normal de nuevo. Cuerda-mente. El hechizo no había deshecho el día y su daño,
no había hecho como si las heridas nunca hubiera ocurrido, pero su daño había sido... ¿vendado,
aliviado? Era difícil de describir.
Dumbledore también se veía más saludable, aunque no totalmente restaurado. La cabeza del anciano
mago se giró por un momento, cruzó sus ojos con los del Profesor Quirrell, entonces se giró a mirar a
Harry. "Harry," Dumbledore dijo, "¿estás apunto de colapsar exhausto y posiblemente morir?"
"No, lo que es bastante extraño," Harry comentó. "Eso tomó algo de mí, sin embargo fue mucho menos
de lo que pensé." O quizá le devolvió algo, al igual que se llevó algo... "Honestamente, estaba
esperando que mi cuerpo golpeara la tierra a estas alturas."
Se produjeron otros sonidos de cuerpos-golpeando-la-tierra.
"Gracias por encargarte de eso, Quirinus," le comunicó Dumbledore al Profesor Quirrell, quien ahora
se erguía sobre y detrás de las formas inconscientes de los tres Aurores. "Confieso que todavía me
siento un poco mareado. Aún así yo mismo voy a manejar los Encantamientos de Memoria."
El Profesor Quirrell inclinó su cabeza, y entonces miró a Harry. "Omitiré un buen montón de inútil
incredulidad," habló el Profesor Quirrell, "apuntes al efecto de que el propio Merlín falló en hacer algo
así, etcétera. Vayamos directamente a realizar la pregunta importante. ¿Por las dulces serpientes
deslizándose qué fue eso?"
"El Encantamiento Patronus," Harry respondió. "Versión 2.0."
"Me da gusto ver que de nuevo se comporta de manera usual," celebró Dumbledore. "Sin embargo
usted no va a ir a ninguna parte, joven Ravenclaw, hasta que me cuente exactamente cuál fue ese
pensamiento cálido y feliz."
"Mmm..." dudó Harry. Se tocó su mejilla con un dedo contemplativo. "¿Me cuestiono si debería?"
De repente el Profesor Quirrell se rió maliciosamente.
"¿Por favor?" insistió el Director. "¿Un dulce por favor con azúcar en la cima?"
Harry sintió un impulso y decidió seguirlo. Era peligroso, mas podría no haber una mejor oportunidad
hasta el final de los tiempos.
"Tres sodas," Harry invocó de su monedero, entonces levantó la vista hacia el Profesor de Defensa y el
Director de Hogwarts. "Caballeros," Harry exclamó, "Compré estas sodas durante mi primera visita a la
Plataforma Nueve y Tres-Cuartos, en el día que entré a Hogwarts. Las he guardado para ocasiones
especiales; hay un encantamiento menor en ellas para asegurarse de que sean bebidas en el momento

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justo. Estas son las últimas que tengo, pero no creo que nunca vuelva a haber una ocasión más propicia.
¿Empezamos?"
Dumbledore tomó una soda en lata de Harry, y Harry le arrojó otra al Profesor Quirrell. Los dos
hombres mayores murmuraron encantamientos idénticos sobre la lata y se paralizaron brevemente por
el resultado. Harry, por su parte, simplemente levantó la tapa y bebió.
El Profesor de Defensa y el Director de Hogwarts cortésmente imitaron el gesto.
Harry dijo, "Pensé en mi rechazo absoluto de la muerte como un orden natural."
Podría no ser el tipo de correcto de sentimiento cálido que necesitabas para lanzar un Encantamiento
Patronus, pero iba a estar en el Top 10 de Harry de todos modos.
Las expresiones que obtuvo brevemente del Profesor de Defensa y del Director hicieron que Harry se
pusiera nervioso, al tiempo que el escupido Comedia-Té se desvanecía de la existencia; sin embargo los
dos se miraron entre ellos y aparentemente decidieron cada uno por su cuenta que no podían salirse con
la suya si le hacían algo realmente feo a Harry en la presencia del otro.
"Sr. Potter," dijo el Profesor Quirrell, "incluso yo sé que no es así como se supone que funcionen las
cosas."
"En efecto," concordó Dumbledore. "Explíquese."
Harry abrió su boca, y entonces, en cuanto se dio cuenta, rápidamente volvió a cerrar su boca. Godric
no se lo había enseñado a nadie, ni lo había hecho Rowena si es que también lo sabía; podría haber un
buen número de magos que lo habían descubierto y se quedaron con sus bocas cerradas. No lo podías
olvidar si sabías que eso era lo que estabas tratando hacer; una vez que te dabas cuenta de cómo
funcionaba, la forma animal del Encantamiento Patronus nunca serviría para ti otra vez – y la mayoría
de los magos no tenían la crianza correcta para ir en contra de los Dementores y destruirlos -
"Eh, lo siento por esto," titubeó Harry. "Mas acabo de darme cuenta que explicarlo podría ser una idea
increíblemente mala a menos que ustedes mismos hayan comprendido ciertas cosas por su propia
cuenta."
"¿Es esa la verdad, Harry?" Dumbledore replicó lentamente. "O nada más estás pretendiendo ser sabio
-"
"¡Director!" exclamó el Profesor Quirrell, sonando genuinamente sorprendido. "¡El Sr. Potter ha
afirmado que este hechizo no debe ser discutido con aquellos que no lo pueden lanzar! ¡No se presiona
a un mago sobre tales asuntos!"
"Si se los contara -" Harry inició.
"No," el Profesor Quirrell lo interrumpió, oyéndose bastante severo. "No nos explique por qué, Sr.
Potter, simplemente señale que no debemos conocerlo. Si desea elaborar una pista, lo hace
cuidadosamente, en su tiempo libre, no en el medio de la conversación."
Harry asintió.
"Pero," protestó el Director. "Pero, ¿pero que le voy a contar al Ministro? ¡Un Dementor no se puede
perder así como así!"

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"Informe que yo me lo comí," propuso el Profesor Quirrell, causando que Harry se ahogara con la soda
que sin pensar se había llevado a sus labios. "A mí no me importa. ¿Deberíamos regresar ya, Sr.
Potter?"
Los dos empezaron a caminar el sucio camino de regreso a Hogwarts, dejando atrás a Albus
Dumbledore contemplando tristemente la jaula vacía y a los tres Aurores durmientes esperando sus
Encantamientos de Memoria.
...
Conclusión, Harry Potter y el Profesor Quirrell:
Anduvieron por un rato antes de que el Profesor Quirrell hablara, y todo el ruido de trasfondo se
convirtió en silencio en cuanto lo hizo.
"Eres excepcionalmente bueno matando cosas, mi estudiante," felicitó el Profesor Quirrell.
"Gracias," Harry expresó con sinceridad.
"No quiero ser entrometido," continuó el Profesor Quirrell, "¿mas para descartar que fuera sólo al
Director a quien no le querías confiar el secreto...?"
Harry consideró esto. El Profesor Quirrell ya carecía la capacidad para invocar un Encantamiento
Patronus animal.
Sin embargo no podías des-revelar un secreto, y Harry aprendía con la suficiente velocidad como para
darse cuenta que su obligación era por lo menos considerarlo un tiempo antes de liberar esto por el
mundo.
Harry sacudió su cabeza, y el Profesor Quirrell asintió en señal de aceptación.
"Por mera curiosidad, Profesor Quirrell," teorizó Harry, "si el que usted trajera un Dementor a
Hogwarts hubiera sido parte de un plan malévolo, ¿cuál hubiera sido su objetivo?"
"Asesinar a Dumbledore mientras estuviera debilitado," el Profesor Quirrell contestó sin tan siquiera
dudarlo. "Mmm. ¿El Director le confió que tenía sospechas de mí?"
Harry no dijo nada por un segundo mientras intentaba pensar en una respuesta, y entonces se rindió
cuando se dio cuenta que ya había contestado.
"Interesante..." el Profesor Quirrell concluyó. "Sr. Potter, no está fuera de cuestión que había un plan en
funcionamiento el día de hoy. Su varita acabando tan cerca de la jaula del Dementor pudo haber sido un
accidente. O uno de los Aurores pudo actuar influenciado al estar bajo el Imperius, la Confusión, o la
Legeremancia. Flitwick y yo mismo no podemos ser excluidos como sospechosos, en sus cálculos. Es
de notar que el Profesor Snape canceló todas sus clases para el día de hoy, y sospecho de que es lo
bastante poderoso como para usar el Encantamiento Desilusionador en sí mismo; los Aurores lanzaron
encantamientos de detección al principio, pero no los repitieron justo antes de su turno. Mas lo más
fácil de todo, Sr. Potter, es que el suceso pudo haber sido planeado por el propio Dumbledore; y si él lo
hizo, entonces, él podría también haber dado pasos por adelantado para llevar sus sospechas a otro
lado."
Caminaron por un rato.

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"¿Pero por qué lo haría?" Harry inquirió.
El Profesor de Defensa guardó silencio por un momento, y entonces pronunció, "Sr. Potter, ¿qué pasos
ha tomado para investigar el carácter del Director?"
"No muchos," contestó Harry. Apenas se había dado cuenta recientemente... "Ni de cerca los
necesarios."
"Entonces observaré," añadió el Profesor Quirrell, "que no hallará todo lo que hay para saber de un
hombre al preguntarle solamente a sus amigos."
Ahora fue el turno de Harry de andar en silencio sobre el camino ligeramente cubierto por el mugre que
llevaba de vuelta a Hogwarts. De verdad se suponía que él tendría que saber eso a estas alturas.
Prejuicio de confirmación era el termino técnico; indicaba, entre otras cosas, que cuando escogías
fuentes de información, había una notable tendencia a elegir fuentes de información que estuvieran a
favor de tus opiniones actuales.
"Gracias," Harry dijo. "De hecho... no lo expliqué antes, ¿o sí? Gracias por todo. Si otro Dementor lo
llega a amenazar de nuevo, o incluso, si lo molesta aunque sea un poco, nada más déjemelo saber y yo
le presentaré al Señor Persona Resplandeciente. No me gusta cuando los Dementores molestan ni un
poco a mis amigos."
Eso lo hizo conseguir una mirada indescifrable del Profesor Quirrell. "¿Destruiste el Dementor porque
me amenazó?"
"Mmm," Harry carraspeó, "Más o menos lo decidí antes de eso, sin embargo sí, eso hubiera sido una
razón suficiente por sí sola."
"Ya veo," prosiguió el Profesor Quirrell. "¿Y qué hubieras hecho sobre la amenaza hacia mí si tu
hechizo no hubiera funcionado para destruir el Dementor?"
"Plan B," respondió Harry. "Encerrar al Dementor dentro de metal denso cuyo punto de fusión fuera
alto, probablemente tungsteno, arrojarlo dentro de un volcán activo, y esperar que termine debajo del
manto de la Tierra. Ah, todo el planeta está lleno con lava derretida bajo la superficie -"
"Sí," lo interrumpió el Profesor Quirrell. "Lo sé." El Profesor de Defensa estaba usando una sonrisa
muy rara. "Realmente debí haber pensado en eso yo mismo, considerándolo todo. Cuénteme, Sr. Potter,
si usted quisiera perder algo en donde nadie pudiera volverlo a encontrar, ¿dónde lo pondría?"
Harry consideró esta pregunta. "Supongo que no debo cuestionar qué se encontró que necesita ser
perdido -"
"Correcto," señaló el Profesor Quirrell, como había esperado Harry; y entonces, "Quizá le contaré
cuando sea mayor," lo que Harry no había anticipado.
"Bueno," prosiguió Harry, "además de intentar ponerlo en el núcleo de lava del planeta, también
podrías enterrarlo en roca sólida un kilómetro bajo la superficie en una localización escogida al azar –
tal vez teletransportarse allí, si hay alguna forma de hacerlo al azar, o perforar un hoyo y volverlo a
llenar después; lo importante es no dejar ninguna pista que lleve allí, para que no sea más que un metro
cúbico anónimo sobre la corteza terrestre. Podrías tirarlo en la Fosa de las Marianas, que es la más
profunda de las profundidades del océano en el planeta – o sólo escoger cualquier otra fosa oceánica al
azar, para hacerlo menos obvio. Si pudieras hacerlo flotante e invisible, entonces podrías expulsarlo a

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la estratosfera. O idealmente llevarlo al espacio, con un manto contra la detección, y un factor de
aceleración fluctuante al azar que lo lleve por fuera del Sistema Solar. Y al final, por supuesto, te
Desmemorizas a ti mismo, para que así ni tú mismo sepas dónde están exactamente."
El Profesor de Defensa se estaba carcajeando, y sonaba aún más raro que su sonrisa.
"¿Profesor Quirrell?" Harry preguntó.
"Todas son excelentes sugerencias," comentó el Profesor Quirrell. "Pero dígame, Sr. Potter, ¿por qué
esos cinco lugares exactamente?"
"¿Oh?" dudó Harry. "Nada más parecen como el tipo de ideas obvias."
"¿Oh?" replicó el Profesor Quirrell. "Sin embargo hay un patrón interesante en ellos, ya ve. Uno podría
pensar que se oye como una especie de acertijo. Debo admitir, Sr. Potter, que aunque tuvo sus altos y
bajos, en totalidad, este ha sido un día inesperadamente bueno."
Y continuaron caminando por el camino descendente que llevaba a las puertas de Hogwarts, una
distancia bastante larga; el algún momento Harry, sin tan siquiera pensarlo, permaneció
automáticamente lo más lejos posible del Profesor de Defensa para no activar esa sensación de peligro,
la que por alguna razón ahora estaba más fuerte de lo usual.
...
Conclusión, Daphne Greengrass:
Hermione se había rehusado a responder cualquier pregunta, y tan pronto como pasaron por la grieta
que las dirigía a los calabozos de Slytherin, Daphne y Tracey se alejaron en el acto, andando tan rápido
como podían. Los rumores viajaban veloces en Hogwarts, así que tenían que ir a los calabozos de
inmediato si querían ser las primeras en contarle la historia a todos.
"Y recuerda," advirtió Daphne, "no vayas a soltar lo del beso en cuanto entremos, ¿de acuerdo?
Funciona mejor si contamos la historia completa en orden."
Tracey asintió con excitación.
Y tan pronto como penetraron en la sala común de Slytherin, Tracey Davis respiró profundamente y
gritó, "¡Todos! ¡Harry Potter no pudo invocar el Encantamiento Patronus y el Dementor casi se lo
come y el Profesor Quirrell lo salvó mas Potter se volvió absolutamente malvado hasta que Granger lo
trajo de regreso con un beso! ¡De seguro es amor verdadero!"
Era algún tipo de narración ordenada, supuso Daphne.
Las noticias fracasaron en cuanto a producir la reacción esperada. La mayoría de las chicas levantaron
la vista y no se movieron de sus sofás, y los chicos simplemente siguieron leyendo en sus sillones.
"Sí," dijo Pansy agriamente, desde donde estaba sentada con los pies de Gregory sobre su regazo,
recostada y leyendo lo que parecía ser un libro para colorear, "Millicent ya nos contó."
Cómo -
"¿Por qué no lo besaste tú primero, Tracey?" preguntaron Flora y Hestia Carrow desde sus sillones.
"¡Ahora Potter se va a casar con una chica sangre sucia! ¡Tú pudiste haber sido su verdadero amor y ser
parte de una rica Casa Noble y todo lo demás si tan sólo lo hubieras besado primero!"

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El rostro de Tracey era la imagen de alguien que acababa de comprender repentinamente.
"¿Qué?" chilló Daphne. "¡El amor no funciona así!"
"Por supuesto que sí," sentenció Millicent desde donde estaba practicando alguna clase de
Encantamiento al tiempo que miraba por una ventana hacia las agitadas aguas del Lago de Hogwarts.
"El primer beso consigue al príncipe."
"¡No fue su primer beso!" espetó Daphne. "¡Hermione ya era su verdadero amor! ¡Por eso es que ella
lo pudo traer de regreso!" Entonces Daphne se dio cuenta de lo que acababa de pronunciar y se contrajo
de dolor internamente, pero como rezaba el dicho, tenías que encajar la lengua en la oreja.
"Guau, guau, guau, ¿qué?" exclamó Gregory, quitando sus pies del regazo de Pansy. "¿Cómo así? La
Señorita Bulstrode no mencionó esa parte."
Todos los demás también estaban mirando a Daphne, en ese momento.
"Oh, sí," explicó Daphne, "Harry la empujó y gritó, '¡Te dije, sin besos!' Entonces Harry gritó como si
fuera a morir y Fawkes empezó a cantarle – No estoy segura de cual de esos pasó primero, realmente -"
"Eso no suena como amor verdadero para mí," opinaron las gemelas Carrow. "Eso se oye como que lo
besó la persona equivocada."
"Se suponía que fuera yo," susurró Tracey. Su rostro seguía paralizado. "Se suponía que yo fuera su
amor verdadero. Harry Potter es mi general. Yo debí, yo debí combatir a Granger para ganarlo a él -"
Daphne se giró hacia Tracey, indignada. "¿Tú? ¿Quitarle Harry a Hermione?"
"¡Sí!" replicó Tracey. "¡Yo!"
"Estás loca," Daphne afirmó con convicción. "Aún si lo hubieras besado primero, ¿sabes en qué te
convertiría eso? La triste chiquilla enamorada que muere al final del Acto Dos."
"¡Retira tus palabras!" estalló Tracey.
Mientras tanto, Gregory había cruzado el cuarto hacia donde Vincent estaba haciendo su tarea. "Sr.
Crabbe," Gregory habló en voz baja, "creo que el Sr. Malfoy necesita conocer sobre esto."
...
Conclusión, Hermione Granger:
Hermione contempló el sobre de papel sellado con cera, sobre cuya superficie simplemente estaba
inscrito el número 42.
Descubrí por qué no podíamos invocar el Encantamiento Patronus, Hermione, no tiene nada que ver
con que nosotros no seamos lo suficientemente felices. Pero no puedo contarte. Ni siquiera se lo pude
revelar al Director. Necesita ser más secreto que la Transformación parcial, por ahora, al menos. Mas
si alguna vez necesitas pelear contra los Dementores, el secreto está escrito aquí, de manera críptica,
así que si alguien no sabe que es sobre Dementores y el Encantamiento Patronus, no entenderá lo que
significa...
Ella le dijo a Harry sobre verlo morir, sus padres muriendo, todos sus amigos muriendo, todos
muriendo. No le confesó su terror de morir sola, por alguna razón eso seguía siendo demasiado
doloroso.

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Harry le había explicado que recordó a sus padres muriendo, y que había pensado que eso era gracioso.
No hay luz en el lugar al cual te lleva el Dementor, Hermione. No hay calidez. Nada te importa. Es un
lugar donde ni siquiera puedes comprender la felicidad. Hay dolor, y miedo, y esos todavía pueden
conducirte. Puedes odiar, y disfrutar al destruir aquello que odias. Puedes reír, cuando ves a otras
personas sufriendo. Sin embargo nunca puedes ser feliz, ni siquiera puedes recordar lo que es que eso
ya no esté allí... No creo que haya una forma en que te pueda explicar de qué me salvaste. Usualmente
estoy avergonzado de poner a otras personas en problemas, usualmente no puedo soportar cuando las
personas hacen sacrificios por mí, pero esta vez observaré que sin importar cuánto terminara
costándote el haberme besado, nunca dudes ni por un segundo que era lo más correcto por hacer.
Hermione no se había dado cuenta de lo poco que la había tocado el Dementor, qué tan pequeña y
hueca había sido la oscuridad en que la habían metido.
Había visto morir a todos, y eso había sido suficiente para herirla.
Hermione puso el papel de vuelta en el monedero, como estaba obligada a hacerlo cualquier niña
buena.
En verdad quería leerlo, sin embargo.
Le tenía miedo a los Dementores.
...
Conclusión, Minerva McGonagall:
Se sentía petrificada; no debió sentirse tan conmocionada, no debió encontrar tan difícil encarar a
Harry, mas tras lo que él había pasado... Había buscado alguna señal de Dementación en el niño frente
a ella, y no pudo encontrar ninguna. Pero algo sobre la calma con que le había hecho una pregunta tan
clarividente parecía profundamente preocupante. "¡Sr. Potter, no me es posible hablar de tales asuntos
sin el permiso del Director!"
El niño en su oficina recibió esto sin cambiar expresión. "Preferiría no perturbar al Director con este
asunto," Harry Potter dijo calmadamente. "Insisto en no molestarlo, de verdad, y usted prometió que
nuestra conversación sería privada. Así que permita que lo ponga de este modo. Sé que hubo, de hecho,
una profecía. Sé que usted fue quien originalmente la escuchó de la Profesora Trelawney. Sé que la
profecía identificó al hijo de James y Lily como alguien peligroso para el Señor Oscuro. Y yo sé quien
soy, en efecto todos conocen quién soy yo, por lo que no está revelando nada nuevo o peligroso, si nada
más me cuenta lo siguiente: ¿Cuáles fueron las palabras exactas que me identificaron a mí, el hijo de
James y Lily?"
La voz retumbante de Trelawney hizo eco en su mente -

NACIDO DE AQUELLOS QUE LO HAN DESAFIADO TRES VECES,


Y NACERÁ CUANDO EL SÉPTIMO MES MUERA...

"Harry," replicó la Profesora McGonagall, "¡No me es posible hablar de eso contigo!" Le heló los

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huesos que Harry ya supiera tanto, ni siquiera se podía imaginar cómo es que Harry había aprendido -
El niño la contempló con extraños, tristes ojos. "¿No puede estornudar sin el permiso del Director,
Profesora McGonagall? Porque yo prometo que tengo una buena razón para preguntar, y una buena
razón para querer mantenerlo privado."
"Por favor no, Harry," ella susurró.
"De acuerdo," Harry espetó. "Una cuestión simple. Por favor. ¿Fue mencionada por nombre la familia
Potter? ¿Acaso la profecía señala literalmente 'Potter'?"
Ella fijo la mirada en Harry por un rato. Ella no podría haber explicado por qué o de dónde le venía la
sensación de que ese era un punto crítico, al cual no se podía rehusar tan a la ligera, ni tampoco acceder
tan a la ligera -
"No," ella habló finalmente. "Por favor, Harry, no me interrogues más."
El niño sonrió, con algo de tristeza aparente, y añadió, "Gracias, Minerva. Eres una buena y verdadera
mujer."
Y mientras su boca seguía abierta por la pura conmoción, Harry Potter se levantó y abandonó la
oficina; y sólo entonces ella entendió que Harry había acogido su negativa como una respuesta, y la
respuesta verdadera a eso -
Harry cerró la puerta detrás de él.
La lógica se presentaba a sí misma con una claridad igual a la del diamante. Harry no estaba seguro de
si vino a él durante la canción de Fawkes, o quizá antes de eso.
El Señor Voldemort había asesinado a James Potter. Había preferido perdonar la vida de Lily Potter.
Había continuado su ataque, por lo tanto, con el único propósito de asesinar a su infante hijo.
Los Señores Oscuros normalmente no le tenían miedo a los niños pequeños.
Así que había una profecía sobre Harry Potter siendo peligroso para el Señor Voldemort, y el Señor
Voldemort había conocido esa profecía.
"Te otorgo esta rara oportunidad para huir. Sin embargo no voy a pasar apuros para reducirte, y tu
muerte aquí no salvará a tu niño. Hazte a un lado, tonta mujer, ¡si es que tienes por lo menos una
pizca de sensatez!"
Había sido un capricho, ¿darle esa oportunidad? Pero entonces el Señor Voldemort no la hubiera
procurado persuadir. ¿La profecía había advertido al Señor Voldemort en contra de matar a Lily Potter?
En ese caso el Señor Voldemort sí hubiera pasado apuros para reducirla. El Señor Voldemort había
estado medianamente inclinado a no matar a Lily Potter. La preferencia había sido más fuerte que un
capricho, mas no tanto como una advertencia.
Así que supón que alguien a quién el Señor Voldemort consideraba un aliado menor o un sirviente, útil
pero no indispensable, le había suplicado al Señor Oscuro que perdonara la vida a Lily. La de Lily, sin
embargo no la de James.
Esta persona había sabido que el Señor Voldemort atacaría la casa de los Potter. Había conocido tanto
sobre la profecía, y el hecho de que el Señor Oscuro la conocía. De otro modo no habría pedido por la

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vida de Lily.
De acuerdo a la Profesora McGonagall, además de ella, los otros dos que sabían sobre la profecía eran
Albus Dumbledore y Severus Snape.
Severus Snape, quien había amado a Lily antes de que fuera Lily Potter, y odiaba a James.
Severus, entonces, había aprendido sobre la profecía, y se la contó al Señor Oscuro. Lo que él había
hecho porque la profecía no había descrito a los Potter por nombre. Había sido un acertijo, y Severus
había resuelto ese acertijo demasiado tarde.
Mas si Severus había sido el primero en oír la profecía, y estaba dispuesto a contársela al Señor
Oscuro, ¿por qué también se la revelaría a Dumbledore o a la Profesora McGonagall?
Por lo tanto Dumbledore o la Profesora McGonagall la habían escuchado antes.
El Director de Hogwarts no tenía razón obvia para informar a la Profesora de Transformación sobre una
profecía extremadamente sensible y crucial. Sin embargo la Profesora de Transformación tenía todas
las razones para informar al Director.
Parecía probable, por lo tanto, que la Profesora McGonagall había sido la primera en escucharla.
Las probabilidades preferentes señalaban que había sido la Profesora Trelawney, la vidente residente en
Hogwarts. Los videntes eran raros, así que si contabas la mayoría de segundos que la Profesora
McGonagall había pasado ante la presencia de una vidente en el curso de su vida, la mayoría de esos
videntes-segundos serían Trelawney-segundos.
La Profesora McGonagall se lo había comunicado a Dumbledore, y no le hubiera comentado a nadie
más sobre la profecía sin permiso.
Por lo tanto, fue Albus Dumbledore quien había arreglado que Severus Snape de algún modo
aprendiera de la profecía. Y el mismo Dumbledore había resuelto el acertijo exitosamente, o no hubiera
elegido a Severus, quien una vez amó a Lily, como el intermediario.
Dumbledore había arreglado deliberadamente que el Señor Voldemort escuchara la profecía, con la
esperanza de traerlo hacia su muerte. Tal vez Dumbledore había organizado que Severus aprendiera
sólo una parte de la profecía, o había otras profecías de las cuales Severus había permanecido
inocente... de alguna forma Dumbledore había sabido que un ataque inmediato sobre los Potter
provocaría la derrota inmediata del Señor Voldemort, aunque el mismísimo Señor Voldemort no había
creído esto. O quizá no había sido más que un golpe de suerte de la locura de Dumbledore, su agrado
por los planes bizarros...
Severus había terminado sirviendo a Dumbledore después; a lo mejor los Mortífagos no mirarían con
buenos ojos a Severus si Dumbledore revelaba su rol en su derrota.
Dumbledore había intentado acomodar que la madre de Harry fuera perdonada. Pero esa parte de su
plan había fallado. Y conscientemente había condenado a James Potter a su muerte.
Dumbledore era responsable de la muerte de los padres de Harry. Si toda la cadena de lógica era
correcta. Harry no podía, en justicia, concluir que finalizar la Guerra Mágica no contara como
circunstancias atenuantes. Sin embargo esto todavía... lo molestaba bastante.
Y era tiempo y desde hace rato que lo había sido de preguntarle a Draco Malfoy lo que el otro lado de

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la guerra tenía para describir al personaje de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

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Capítulo 10
Teoría de la Personalidad
...
Hay un punto en cada complot en donde la víctima empieza a sospechar; y mirar hacia atrás, y ve un
rastro de eventos que señalan hacia la misma dirección. Y cuando ese punto llega, Padre había
explicado, el prospecto de la perdida podía parecer insoportable, y admitirse a uno mismo que habías
sido engañado podía presentarse tan humillante, que la víctima seguiría negando el complot, y el juego
podría continuar mucho más allá.
Padre la había advertido a Draco que no hiciera eso de nuevo.
Primero, sucedió, que él permitió que el Sr. Avery acabara de comerse todas las galletas que había
estafado a Draco, mientras Draco observaba y lloraba. El jarrón entero lleno de amorosas galletas que
Padre le había dado apenas unas horas antes, porque Draco había perdido todas ellas con el Sr. Avery,
hasta la última.
Así que fue un sentimiento familiar el que Draco había sentido en el fondo de su estómago, cuando
Gregory le contó sobre El Beso.
A veces mirabas hacia atrás, y veías cosas...
(En un salón de clases sin iluminar – ya no podías llamarlo sin usar, ya que había sido usado
semanalmente por los últimos meses – un niño se sentó envuelto con un manto de capucha, con un
globo de cristal sin encender sobre el escritorio en frente suyo. Pensando en silencio, pensando en
oscuridad, esperando por una puerta abierta que dejara entrar la luz.)
Harry había empujado a Granger y dicho, ¡Te dije, sin besos!
Harry probablemente explicaría algo como, Ella nada más lo hizo para molestarme, la última vez,
igual que con la cita a la que me hizo ir.
Pero la historia verificada era que Granger había estado dispuesta a enfrentar al Dementor de nuevo
para ayudar a Harry; que había besado Harry, llorando, cuando él estaba perdido en las profundidades
de la Dementación; y que su beso lo había traído de regreso.
Eso no sonaba como rivalidad, ni siquiera una amistosa rivalidad.
Eso sonaba como el tipo de amistad que usualmente no veías ni en las obras de teatro.
¿Entonces por qué Harry había hecho que su amiga trepara las heladas paredes de Hogwarts?
¿Porque eso era el tipo de cosas que Harry Potter hacia a sus amigos?
Padre le había dicho a Draco que para desentrañar un plan extraño, una técnica era observar que
sucedía al final, asumir que ese era el resultado que se había buscado, y plantearse quién salía
beneficiado.
Lo que había terminado pasando como resultado de Draco y Granger combatiendo juntos a Harry
Potter... era que Draco había empezado a sentirse mucho más amistoso hacia Granger.
¿Quién se beneficiaba de que el heredero de Malfoy se convirtiera en amigo de una bruja sangre sucia?

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¿Quién se beneficiaba, que era famoso por exactamente ese tipo de plan?
¿Quién se beneficiaba, que pudiera estar jalando los hilos de Harry Potter?
Dumbledore.
Y si eso era verdad entonces Draco tendría que ir con Padre y contarle todo, sin importar que pasara
después de eso, Draco no podía imaginar que ocurriría después de eso, era horroroso más allá de lo
imaginable. Lo que lo hacia quererse agarrar desesperadamente de la última fibra de esperanza de que
todo no fuera como aparentaba ser...
...Draco recordaba eso, también, de la lección del Sr. Avery.
Draco no había planeado confrontar a Harry todavía. Seguía intentando pensar en una prueba
experimental, algo a través de lo cual Harry no pudiera ver y falsear. Pero entonces Vincent había
llegado con el mensaje de que Harry quería encontrarse más temprano esta semana, el Viernes en vez
del Sábado.
Así que ahí estaba Draco, en un cuarto de clases oscuro, con un globo de cristal sin iluminar sobre su
escritorio, esperando.
Minutos pasaron.
Pisadas se aproximaron.
La puerta emitió un gentil crujido al abrirse en el salón de clases, revelando a Harry Potter vistiendo su
propio manto con capucha; Harry penetró dentro del salón de clases a oscuras, y la robusta puerta se
cerró tras él con un leve clic.
Draco golpeó suavemente el globo de cristal, y el salón de clases se iluminó con una brillante luz verde.
La luz verde proyectó sombras del escritorio sobre el suelo, y le devolvió la mirada curvada del
espaldar de la silla, fotónes rebotando de la madera en tal manera que el angulo de incidencia era igual
al angulo de reflexión.
Al menos eso que había aprendido probablemente no era una mentira.
Harry había titubeado cuando la luz se encendió, parando por un momento, entonces reasumió su
acercamiento. "Hola, Draco," Harry pronunció en voz baja, echando hacia atrás su capucha cuando
llegó al escritorio de Draco. "Gracias por venir, sé que no es nuestro tiempo usual -"
"Con mucho gusto," Draco replicó categóricamente.
Harry arrastró una de las sillas para encarar a Draco al otro lado de su escritorio, las piernas haciendo
un ligero chirrido sobre el suelo. Él volteó la silla para que quedara al revés, y se sentó a ahorcajadas,
sus brazos cruzados sobre el espaldar de la silla. El rostro del niño era pensativo, con el ceño fruncido,
serio, viéndose muy adulto aún para Harry Potter.
"Tengo que hacerte una pregunta importante," anunció Harry, "pero hay algo más que quiero que
hagamos antes de hacer eso."
Draco no comentó nada, sintiendo una cierta alarma. Parte de él sólo quería terminar con todo de una
vez.
"Cuéntame, Draco," inquirió Harry. "¿Por qué los Muggles nunca dejan un fantasma al morir?"

85
"Porque los Muggles no tienen almas, obviamente," Draco respondió. Ni siquiera se dio cuenta hasta
después de que lo pronunció que ésto podría contradecir las políticas de Harry, y para entonces no le
importó. Además, era obvio.
El rostro de Harry no mostró sorpresa. "Antes de hacerte mi pregunta importante, quiero ver si puedes
aprender el Encantamiento Patronus."
Por un momento la pura incongruencia dejó perplejo a Draco. El viejo y bueno imposible-de-predecir-
o-entender Harry Potter. Había veces cuando Draco dudaba si Harry hacia esto deliberadamente como
una táctica desorientadora.
Entonces Draco comprendió, y se puso de pie y se apartó de su escritorio con un solo movimiento
enojado. Eso era todo. Era el final. "Como los sirvientes de Dumbledore," espetó.
"Como Salazar Slytherin," Harry sostuvo con firmeza.
Draco casi se tropieza sobre sus propios pies a la mitad de su primer zancada hacia la puerta.
Lentamente, Draco se giró hacia Harry.
"No sé de dónde se te ocurrió eso," arguyó Draco, "pero es incorrecto, todos saben que el
Encantamiento Patronus es un hechizo de Gryffindor -"
"Salazar Slytherin podía invocar un Encantamiento Patronus corpóreo," Harry lo interrumpió. La mano
de Harry rebuscó entre su túnica, extrajo un libro cuyo titulo estaba escrito en blanco sobre verde, y por
lo tanto era casi imposible de leer bajo la luz verde; mas se veía viejo. "Descubrí eso cuando estaba
investigando sobre el Encantamiento Patronus. Y hallé la referencia original y saqué el libro de la
biblioteca por si no me creías. El autor de este libro no piensa que haya algo inusual sobre que Salazar
fuera capaz de invocar un Patronus, tampoco; la creencia de que los Slytherins no pueden hacerlo debe
ser reciente. Y como nota histórica adicional, aunque no tengo el libro conmigo, Godric Gryffindor
nunca pudo."
Tras las primeras seis veces que Draco hubo intentado acusar a Harry de fanfarrón, más seis ocasiones
sucesivamente más ridículas, él se dio cuenta que Harry simplemente no mentía sobre lo que estaba
dentro de los libros. De todos modos, cuando las manos de Harry abrieron el libro y apuntaron a un
espacio con un marcador de lectura, Draco se adelantó y estudió el lugar donde el dedo de Harry
señalaba.
Entonces los fuegos de Ravenclaw cayeron sobre la oscuridad que había ocultado el ala izquierda del
ejército del Señor Foul, dispersándola, y fue revelado que el Señor Gryffindor había hablado la
verdad; el miedo que todos ellos sentían no era natural en su fuente, sino que provenía de tres docenas
de Dementores, a quienes se les había prometido las almas de los derrotados. En unisono la Dama
Hufflepuff y el Señor Slytherin llamaron a sus Patronus, un enorme tejón y una brillante serpiente de
plata, y los defensores alzaron sus cabezas al tiempo que las sombras salieron de sus corazones. Y la
Dama Ravenclaw se rió, remarcando que el Señor Foul era un gran tonto, porque ahora su propio
ejército sería subyugado por el miedo, mas no los defensores de Hogwarts. Aún así el Señor Slytherin
agregó, "No es un tonto él, eso de seguro lo sé." Y el Señor Gryffindor a su lado estudió el campo de
batalla con el ceño fruncido sobre su rostro...
Draco levantó la mirada. "¿Y?"

86
Harry cerró el libro y lo puso dentro de su monedero. "Caos y Rayo de Sol ambos tienen soldados que
pueden invocar Encantamientos Patronus corpóreos. Los Patronus Corpóreos pueden ser usados para
entregar mensajes. Si no puedes aprender el hechizo, el Ejército Dragón estará en una severa desventaja
militar -"
A Draco no le importaba eso ahora mismo, y así se lo dijo a Harry. Su voz fue más afilada de lo que
debió ser.
Harry ni parpadeó. "Entonces voy a usar el favor que me debes por esa vez que evité que se desatara un
amotinamiento, en nuestro primer día de lecciones de escoba. Voy a intentar enseñarte el
Encantamiento Patronus, y como mi favor, quiero que hagas lo mejor que puedas honestamente para
aprenderlo y llamarlo. Confío por el honor de la Casa Malfoy que lo harás."
Draco sintió cierta alarma de nuevo. De Harry haber pedido eso en cualquier otra ocasión, habría sido
un trato justo para devolver un favor, dado que no fuera en realidad un hechizo de Gryffindor. Pero...
"¿Por qué?" Draco preguntó.
"Para descubrir si puedes hacer esta cosa que Salazar Slytherin podía hacer," Harry replicó uniforme.
"Esta es una prueba experimental, y no te contaré lo que significa antes de que lo hayas hecho. ¿Lo
harás?"
...Probablemente era una buena idea desembarazarse de ese favor en algo inocuo, aún más si era
tiempo de separarse con Harry Potter. "De acuerdo."
Harry extrajo la varita de su túnica, y la apoyó sobre el globo. "No es realmente el mejor color para
aprender el Encantamiento Patronus," Harry dijo. "La luz verde es el tono exacto de la Maldición
Asesina, me refiero. Sin embargo la plata es un color de Slytherin también, ¿no es así? Dulak." La luz
se apagó, y Harry susurró las primeras dos frases del encantamiento de Luz Continua, relanzando esa
parte del hechizo, aunque ninguno de ellos pudo haber realizado el hechizo completo por sí mismos.
Entonces Harry golpeó el globo otra vez, y el cuarto se iluminó con una radiación plateada, brillante
pero suave y gentil. El color regresó a los escritorios y las sillas, y la ligeramente sudorosa cara de
Harry debajo de su desgreñado cabello negro.
Le tomó todo eso a Draco para darse cuenta de la implicación. "¿Viste una Maldición Asesina desde la
última vez que nos vimos? Cuándo - cómo -"
"Invoca el Encantamiento Patronus," Harry insistió, viéndose más serio que nunca, "y te lo explicaré."
Draco presionó sus manos sobre sus ojos, escondiendo la luz plateada. "Sabes, ¡realmente debería
recordar que eres demasiado raro para cualquier plan normal!"
Dentro de su auto-impuesta oscuridad, escuchó el sonido de Harry riéndose ligeramente.
...
Harry observó de cerca mientras Draco finalizó su último recorrido de los gestos preliminares, la parte
del hechizo que era difícil de aprender; el gesto final y la pronunciación no tenían que ser precisas. Los
últimos tres ensayos habían sido perfectos hasta donde Harry podía ver. Harry también había sentido un
extraño impulso de ajustar cosas sobre las que el Sr. Lupin no había dicho nada, como el angulo del
codo de Draco o la dirección en que su pie estaba apuntando; pudo haber sido enteramente su propia
imaginación, y probablemente lo era, pero Harry había decidido seguir su impulso por si las dudas.

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"De acuerdo," Harry dijo con calma. Había una tensión dentro de su pecho que hacía un poco difícil
hablar. "No tenemos un Dementor aquí con nosotros, mas eso está bien. No necesitaremos uno. Draco,
cuando tu padre habló conmigo en la estación de tren, él afirmó que eras la cosa más preciosa para él
en todo el mundo, y amenazó con mandar todos sus planes por la borda para tomar venganza sobre mí,
si alguna vez salías lastimado."
"Él... ¿qué?" Hubo ahogo en la voz de Draco, y una rara expresión sobre su rostro. "¿Por qué me estás
contando eso?"
"¿Por qué no lo haría?" Harry no permitió que su expresión cambiara, aunque pudo deducir que estaba
pensando Draco; que Harry había estado planeando separar a Draco de su padre, y no debería
mencionar cualquier cosa que los acercara más. "Siempre ha habido una persona que te importa más
que nadie, y yo sé exactamente que pensamiento cálido y feliz te permitirá invocar el Encantamiento
Patronus. Me lo dijiste en la estación de tren antes del primer día de escuela. Una vez te caíste de una
escoba y te rompiste las costillas. Te dolió más que cualquier cosa antes, y pensaste que ibas a morir.
Pretende que ese miedo se acerca a ti creado por un Dementor, de pie frente a ti, vistiendo un manto
negro agujereado, mostrándose como una cosa muerta dejada en el agua. Y entonces lanza el
Encantamiento Patronus, y cuando esgrimas la varita para alejar el Dementor, piensa en cómo tu padre
sostuvo tu mano, para que no tuvieras miedo; y entonces piensa en cuánto te ama, y en cuánto lo amas
tú, y pon todo eso dentro de tu voz cuando llames Expecto Patronum. Por el honor de la Casa Malfoy, y
no sólo porque me prometiste un favor. Muéstrame que no mentiste ese día en la estación de tren
cuando me explicaste que Lucius era un buen padre. Enséñame que puedes hacer lo que Salazar
Slytherin podía hacer."
Y Harry retrocedió, a espaldas de Draco, fuera del campo de visión de Draco, para que Draco
únicamente tuviera de frente el empolvado escritorio de profesor y el tablero en el salón de clases sin
usar.
Draco echó un vistazo hacia atrás, esa extraña mirada en su cara, y entonces se giró para ver hacia
adelante. Harry contempló la exhalación, la inhalación. La varita giró una, dos, tres, y cuatro veces. Los
dedos de Draco se deslizaron junto con la varita, exactamente las distancias correctas -
Draco bajó su varita.
"Esto es demasiado -" Draco titubeó, "No puedo pensar esto de forma adecuada, mientras me estás
observando -"
Harry se volteó y empezó a caminar hacia la puerta. "Regresaré en un minuto," Harry informó. "Nada
más mantén tu pensamiento feliz, y el Patronus se quedará."
...
Detrás de Draco llegó el sonido de la puerta abriéndose otra vez.
Draco escuchó los pasos de Harry entrando al salón de clases, mas no se volteó a verlo.
Harry no comentó nada tampoco. El silencio se alargó.
Finalmente -
"¿Qué significa esto? " Draco preguntó. Su voz tembló un poco.

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"Significa que amas a tu padre," La voz de Harry dijo. Que era justo lo que Draco había estado
pensando, e intentar no llorar en frente de Harry. Era demasiado cierto, demasiado cierto -
Ante Draco, sobre el piso, estaba brillando la forma brillante de una serpiente que Draco reconoció; una
Krait Azul, una serpiente que en principio fue traída a la mansión por el Señor Abraxas Malfoy tras una
visita a una tierra muy lejana, y Padre había mantenido una Krait Azul en el ofidiario desde entonces.
Lo importante sobre el Krait Azul era que la mordida no dolería mucho. Padre había dicho eso, y le
ordenó a Draco nunca acercarse a acariciar a la serpiente, sin importar quien lo acompañara. El veneno
mataba tus nervios tan rápido que no tenías tiempo de sentir dolor mientras se esparcía la ponzoña.
Podías morir incluso después de usar Encantamientos Sanadores. Se comía otras serpientes. Era tan
Slytherin como ninguna otra criatura podría llegar a ser.
Por eso la cabeza de una Krait Azul había sido forjada en la empuñadura del bastón de Padre.
La resplandeciente serpiente mostró su lengua, que también era plateada; y pareció sonreír de algún
modo, en una manera más cálida de la que cualquier reptil debería ser capaz.
Y entonces Draco se dio cuenta -
"Pero," Draco expuso, todavía contemplando a la bella y radiante serpiente, "tú no puedes llamar el
Encantamiento Patronus." Ahora que el propio Draco lo había invocado por sí mismo, entendió por qué
eso era importante. Podías ser malvado, como Dumbledore, y a pesar de ello lanzar el Encantamiento
Patronus, siempre y cuando te quedara algo iluminando tu interior. Mas si Harry Potter no tenía ni un
solo pensamiento que brillara así dentro de él -
"El Encantamiento Patronus es más complicado de lo que crees, Draco," Harry afirmó seriamente. "No
todos los que fallan al invocarlo son malas personas, ni infelices. Sin embargo, yo puedo llamarlo. Lo
logré en mi segundo intento, tras darme cuenta qué había hecho mal al enfrentar al Dementor la
primera vez. Pero, bueno, mi vida se vuelve algo peculiar a veces, y mi Patronus resultó extraño, y voy
a mantenerlo como secreto por ahora -"
"¿Y se supone que nada más debo creerte?"
"Puedes interrogar al Profesor Quirrell si no confías en mí," contestó Harry. "Inquiere si Harry Potter
puede lanzar un Patronus corpóreo, y dile que yo te pedí que hablara contigo. Él sabrá que la petición
es de parte mía, nadie más lo sabría."
Oh, ¿y ahora Draco debía confiar en el Profesor Quirrell? Sin embargo, conociendo a Harry, podría ser
verdad; y el Profesor Quirrell no mentiría por razones triviales.
La luminosa serpiente giró su cabeza hacia adelante y atrás, como si buscara una presa que no estaba
allí, y entonces se enroscó en sí misma dentro de un circulo, como para descansar.
"Tengo la duda," Harry prosiguió suavemente, "cuando fue, en que año, que generación, que los
Slytherins dejaron de aprender el Encantamiento Patronus. Cuando fue que las personas comenzaron a
creer, que los propios Slytherins empezaron a creer, que ser astuto y ambicioso era lo mismo que ser
frío e infeliz. Y si Salazar llegara a saber que sus estudiantes ni siquiera se volvieron a molestar con
aparecer para aprender el Encantamiento Patronus, me pregunto, ¿habría deseado nunca haber nacido?
Quisiera saber cómo todo se puso tan mal, cuando la Casa de Slytherin se puso tan mala."
La criatura fulgurante parpadeó, el conflicto creciendo dentro de Draco haciendo imposible sostener el

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Encantamiento. Draco giró hacia Harry, tuvo que controlarse para no alzar su varita. "¿Qué sabes tú
sobre la Casa de Slytherin o Salazar Slytherin? Tú nunca fuiste Seleccionado en mi Casa, qué te da el
derecho para -"
Y ahí fue cuando Draco finalmente se dio cuenta.
"¡Sí fuiste Seleccionado en Slytherin!" Draco exclamó. "Así fue, y entonces tú, de alguna forma,
chasqueaste tus dedos -" Draco una vez le había preguntado a Padre si sería astuto ser Seleccionado en
alguna Casa diferente para que todos confiaran en ti, y Padre había sonreído y confesado que él había
pensado eso mismo a la edad de Draco, pero que no había manera de engañar al Sombrero
Seleccionador...
...no hasta que llegó Harry Potter.
¿Cómo se había tragado aunque fuera por un minuto que Harry era un Ravenclaw?
"Una hipótesis interesante," Harry replicó ecuánime. "¿Sabes, que eres la segunda persona en Hogwarts
que ha llegado a una teoría similar? Al menos eres la segunda que de hecho me lo suelta en mi cara -"
"Snape," Draco dedujo con certeza. Su Jefe de Casa no era un tonto.
"El Profesor Quirrell, por supuesto," corrigió Harry. "Aunque ahora que lo pienso, Severus sí inquirió
cómo me las arreglé para quedarme por fuera de su Casa, y si yo tenía algo que el Sombrero
Seleccionador deseaba. Supongo que puedo aseverar que fuiste el número tres. Oh, sin embargo la
teoría del Profesor Quirrell era un poco diferente de la tuya, realmente. ¿Puedo tener tu palabra de que
no la vas a repetir?"
Draco asintió sin tan siquiera considerarlo. ¿Qué se suponía que debía hacer, decir que no?
"El Profesor Quirrell pensó que Dumbledore no estaba feliz con la elección del Sombrero para el Niño-
Que-Vivió."
Y en el instante en que Harry lo pronunció, Draco supo, supo que era verdad, era simplemente obvio.
¿A quién pensaba Dumbledore que iba lograr engañar?
...bueno, además de a cada persona en Hogwarts aparte de Snape y Quirrell, el propio Harry podría
creerlo...
Draco se fue tropezando hasta llegar a su escritorio a toda prisa, y se sentó con tanta fuerza que se
lastimó un poco. Este tipo de situación pasaba con Harry una vez al mes, y no había ocurrido en Enero,
así que ya era tiempo.
Su compañero Slytherin, quien podría o no pensar que era un Ravenclaw, se recostó en la silla que
había usado antes, sentándose con las piernas cruzadas, y mirando intensamente a Draco.
Draco no sabía qué debía hacer a continuación, si tenía que intentar persuadir al niño Slytherin perdido
de que, no, él no era realmente un Ravenclaw... o procurar descubrir si Harry estaba colaborando con
Dumbledore, aunque de repente eso parecía menos probable... pero entonces por qué Harry había
elaborado todo el asunto con Granger y él...
De verdad debió recordar que Harry era demasiado raro para cualquier plan normal.
"Harry," dijo Draco. "¿Deliberadamente te opusiste a la General Rayo de Sol y a mí para que

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trabajáramos juntos contra ti?"
Harry asintió sin titubear, como si fuera la cosa más normal en el mundo, y nada por lo cual estar
avergonzado.
"Toda la situación con los guantes y hacernos trepar las paredes de Hogwarts, el único punto era hacer
que Granger y yo fuéramos más amistosos entre nosotros. Y aun antes de eso. Lo has estado planeando
desde hace un largo tiempo. Desde el principio."
De nuevo asintió.
"¿POR QUÉÉÉÉÉ?"
Las cejas de Harry se alzaron por un momento, solamente esa reacción le había mostrado a Draco quien
había chillado tan ruidosamente en el salón de clases que había lastimado sus propios oídos. POR QUÉ,
POR QUÉ, POR QUÉ Harry Potter HACÍA este tipo de cosas...
Entonces Harry respondió, "Para que los Slytherins sean capaces de invocar el Encantamiento Patronus
otra vez."
"Eso... no... tiene... ¡SENTIDO!" Draco era consciente de que estaba perdiendo control de su voz, mas
no le era posible detenerse a sí mismo. "¿Qué tiene eso que ver con Granger?"
"Patrones," Harry contestó. Su rostro era serio, y muy grave. "Como que un cuarto de los niños nacidos
de parejas Squib resultaran siendo magos. Un simple, inequívoco patrón que reconocerías
instantáneamente, si supieras qué estabas buscando; sin embargo, si no lo supieras, ni siquiera te darías
cuenta de que era una pista. El veneno en la Casa de Slytherin es algo que se ha visto antes en el mundo
de los Muggle. Esta es una predicción por adelantado, Draco, pude haber escrito esto antes de nuestro
primer día de escuela, nada más por lo que escuché de ti en la Estación King's Cross. Permite que
describa unos tipos de personas realmente patéticas que se la pasan alrededor de las reuniones políticas
de tu padre, familias de sangre pura que nunca serían invitadas a una cena en la Mansión Malfoy. Ten
en cuenta que yo nunca los he conocido, nada más estoy prediciendo al reconocer el patrón de lo que
está sucediendo en la Casa de Slytherin -"
Y Harry Potter procedió a describir a los Parkinsons y Montagues y Boles con una precisión calmada y
cortante que Draco ni siquiera se atrevería a pensar en caso de que pudiera haber un Legeremante por
ahí, iba más allá del insulto, asesinarían a Harry si alguna vez lo oyeran...
"Para resumir," Harry finalizó, "ellos no tienen ningún poder en sí mismos. No tienen riqueza alguna
por sí mismos. Si no tuvieran hijos de Muggles para odiar, si todos los hijos de Muggles desaparecieran
en la manera que ellos dicen querer, despertarían una mañana y encontrarían que no tienen nada. Mas
siempre y cuando puedan afirmar que los sangre pura son superiores, ellos se pueden seguir sintiendo
superiores, se pueden sentir como parte de una clase dominante. Aún cuando tu padre ni soñaría en
invitarlos a cenar, aún cuando no hay ni un Galeón en sus bóvedas, aún si lo hicieron peor en sus
TIMOs que el más malo de los hijos de Muggles en Hogwarts. Aún si ya no son capaces de lanzar el
Encantamiento Patronus. Para ellos todo es culpa de los hijos de Muggles, tienen alguien aparte de sí
mismos para culpar por sus propias fallas, y eso los hace todavía más débiles. Eso es lo que la Casa de
Slytherin se está volviendo, patética, y la raíz del problema es odiar a los hijos de Muggles."
"¡El mismo Salazar Slytherin dijo que los sangre sucia necesitaban ser expulsados! Que estaban
debilitando nuestra sangre -" la voz de Draco creció hasta ser un grito.

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"¡Que Salazar estaba equivocado es un simple hecho! ¡Sabes eso, Draco! Y que el odio está
envenenando tu Casa entera, ¡no podrías invocar el Encantamiento Patronus usando un pensamiento
así!"
"¿Entonces por qué podía Salazar Slytherin realizar el Encantamiento Patronus?"
Harry se estaba limpiando el sudor de su frente. "¡Porque las cosas han cambiado entre entonces y
ahora! Escucha, Draco, hace trescientos años podías encontrar grandes científicos, tan grandes
científicos como Salazar a su propio modo, que te habrían afirmado que otros algunos Muggles eran
inferiores a causa del color de su piel -"
"¿Color de piel?" preguntó Draco.
"Lo sé, color de piel en lugar de cualquier otra cosa importante como la pureza de la sangre, ¿no es
algo ridículo? Pero entonces algo sucedió y el mundo cambió, y ahora no puedes encontrar grandes
científicos que sigan pensando que el color de piel debería importar, únicamente perdedores como las
que te describí. Salazar Slytherin cometió el mismo error que todo los demás, porque creció creyendo
en ello, no porque estuviera desesperado por odiar a alguien. Hubo unos cuantos que lo hicieron mejor
que todos los demás a su alrededor, y ellos fueron excepcionalmente buenos. Mas los que simplemente
aceptaban lo que todos los demás pensaban no eran excepcionalmente malos. El hecho más triste es que
la mayoría de personas no notan un problema moral a menos que alguien más se los señalé; y cuando
son tan mayores como lo era Salazar cuando conoció a Godric, ya han perdido la habilidad para
cambiar sus mentes. Sólo entonces Hogwarts fue construida, y Hogwarts empezó a enviar cartas de
aceptación a los hijos de Muggles como Godric insistió, y más y más personas empezaron a descubrir
que los hijos de Muggles no eran tan diferentes. Ahora es un gran asunto político en vez de algo que
todos nada más creen sin considerarlo. Y la respuesta correcta es que los hijos de Muggles no son más
débiles que los sangre pura. Así que ahora las personas que solían estar de acuerdo con lo que alguna
vez Salazar creyó, o son personas que crecieron en ambientes muy cerrados de sangre pura como tú, o
personas que son tan patéticas que están desesperados por sentirse superiores, personas que aman
odiar."
"Eso no... eso no suena correcto..." la voz de Draco pronunció. Sus orejas escucharon, e inquirieron si
no se le podía ocurrir algo mejor que argumentar.
"¿No suena correcto? Draco, sabes que no hay nada malo con Hermione Granger. Tuviste problemas
para dejarla caer del tejado, escuché. Aún cuando sabías que ella había bebido una Poción de Caída de
Pluma, aún cuando sabías que ella estaría a salvo. ¿Qué clase de persona crees que quiere matarla, no
porque ella les haya hecho algo malo, sino porque es una hija de Muggles? Aún cuando ella es, no es
más que una chica que les ayudaría con su tarea en un segundo, si alguna vez se lo pidieran," La voz de
Harry se rompió, "¿qué clase de persona desea que ella muera?"
Padre -
Draco se sintió dividido en dos, como si tuviera un problema de visión dual, Granger es una sangre
sucia, ella debería morir y una chica colgando de su mano sobre el techo, como viendo doble, viendo
doble -
"Y cualquiera que no quiera que Hermione Granger muera, ¡no querrá estar al lado del tipo de personas
que sí lo desean! Eso es lo que todos piensan que es Slytherin ahora, no astutos planes, no intentar
alcanzar la grandeza, ¡sólo odiar a los hijos de Muggles! Le pagué a Morag un Sickle para que le

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preguntara a Padma por qué no había ido a Slytherin, ambos sabemos que ella tuvo la opción. Y Morag
me contó que Padma nada más la miró y dijo que ella no era una Pansy Parkinson. ¿Ves? Los mejores
estudiantes con las virtudes de más de una Casa, los estudiantes con elecciones, van bajo el Sombrero
pensando cualquier lugar excepto Slytherin, y alguien como Padma termina en Ravenclaw. Y... creo
que el Sombrero Seleccionador intenta mantener un balance en la Selección, para llenar las filas de
Slytherin con cualquiera que no esté asqueado por todo ese odio. Así que en lugar de Padma Patil,
Slytherin recibe una Pansy Parkinson. No es muy astuta, y no es muy ambiciosa, mas es el tipo de
persona a la que no le importa en lo que Slytherin se está convirtiendo. Y mientras más Padmas van a
Ravenclaw y más Pansys van a Slytherin, más se acelera el proceso. ¡Eso está destruyendo la Casa de
Slytherin, Draco!"
Todo sonaba horriblemente cierto, Padma había pertenecido a Slytherin... y en vez de eso Slytherin
consiguió a Pansy... Padre incentivaba familias menores como los Parkinsons porque eran fuentes
convenientes de apoyo, sin embargo Padre no se había dado cuenta de las consecuencias de asociar el
nombre de Slytherin con ellos...
"No puedo -" Draco dudó, mas él mismo ni siquiera estaba seguro qué era lo que no podía hacer -
"¿Qué quieres de mí?"
"No estoy seguro de cómo curar la Casa de Slytherin," Harry declaró con lentitud. "Mas sé que es algo
que tú y yo tendremos que hacer al final. Le llevó siglos a la ciencia expandirse sobre el mundo
Muggle, únicamente pasó lentamente, pero mientras más fuerte se volvió la ciencia, más lejos se fue
esa clase de odio." La voz de Harry estaba más calmada ahora. "No sé exactamente por qué funciona de
ese modo, sin embargo así sucedió históricamente. Como si la ciencia tuviera algo por dentro similar al
brillo del Encantamiento Patronus, expulsando todo clase de oscuridad y locura, no de inmediato, pero
parece seguir a la ciencia a donde quiera que vaya. La Ilustración, así fue como se le llamó en el mundo
Muggle. Tiene algo que ver con buscar la verdad, creo... con ser capaz de cambiar tu mente para
separarte de aquellas creencias con las que creciste... con el pensamiento lógico, te das cuenta de que
no hay razón para odiar a alguien porque su color de piel es diferente, al igual que no hay razón para
odiar a Hermione Granger... o tal vez hay algo que ni siquiera yo entiendo. Pero la Ilustración es algo a
lo que tú y yo ya pertenecemos, los dos. Arreglar la Casa de Slytherin es solamente una de las cosas
que tenemos que hacer."
"Déjame pensar," Draco solicitó, su voz salió algo resquebrajada, "por favor," y descansó su cabeza
entre sus manos, y pensó.
...
Draco reflexionó por un tiempo, con las palmas sobre sus ojos para apagar el mundo, ningún sonido
excepto las respiraciones de Harry y la suya. Todo el persuasivo razonamiento de lo expuesto por
Harry, los evidentes granos de verdad que contenía; y contra eso, lo obvio, la perfecta y enteramente
obvia hipótesis de lo que estaba ocurriendo en realidad...
Tras un tiempo, Draco finalmente alzó su cabeza.
"Suena correcto," Draco dijo con calma.
Una enorme sonrisa rompió el rostro de Harry.
"Entonces," Draco continuó, "¿es aquí donde me llevas hasta Dumbledore, para hacerlo oficial?"

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Él mantuvo su voz muy casual mientras lo preguntó.
"Oh, sí," Harry contestó. "Esa era la cosa sobre la que te iba a cuestionar, de hecho -"
La sangre de Draco se congeló en sus venas, se congeló hasta solidificarse y luego se hizo pedazos -
"El Profesor Quirrell me reveló algo que me hizo pensar, y, bueno, sin importar cómo respondas a este
asunto, ya soy un estúpido por no haber inquirido esto mucho antes. Todos en Gryffindor creen que
Dumbledore es un santo, los Hufflepuffs creen que está loco, todos los Ravenclaws se sienten
orgullosos por haber adivinado que él solamente pretende estar demente, pero nunca indagué con nadie
de Slytherin. Se supone que soy los suficientemente listo como para hacer ese tipo de error. Mas si
incluso tú piensas que está bien incluir a Dumbledore para conspirar en el arreglo de la Casa de
Slytherin, deduzco que no me perdí nada importante."
...
...
...
"Sabes," Draco espetó, con voz considerablemente calmada, teniendo en cuenta todas las cosas, "cada
vez que me preguntó si tú haces cosas nada más para molestarme, me reiteró a mí mismo que tiene que
ser accidental, nadie podría hacer este tipo de cosas a propósito aún si intentara hasta que le sangraran
los oídos. Esa es la única razón por la que no te voy a estrangular ahora mismo."
"¿Eh?"
Y después estrangularse a sí mismo, porque Harry había crecido con Muggles, y luego Dumbledore lo
había desviado sigilosamente de Slytherin hacia Ravenclaw, así que era perfectamente plausible que
Harry podría no conocer nada de nada, y Draco nunca había pensado en contarle.
O por otro lado Harry había deducido que Draco no se uniría con Dumbledore tan fácilmente, y esto en
sí mismo no era más que el siguiente paso en el plan de Dumbledore...
Sin embargo si Harry realmente no sabía sobre Dumbledore, entones advertirlo tenía precedencia por
sobre todo lo demás.
"De acuerdo," Draco habló, tras haber tenido la oportunidad de organizar sus pensamientos. "No sé
dónde iniciar, así que nada más empezaré en algún lugar." Draco respiró profundamente. Esto iba a
demorar un largo tiempo. "Dumbledore asesinó a su hermana menor, y se salió con la suya porque su
hermano no testificó contra él -"
...
Harry escuchó con preocupación y desmayo creciente. Harry había estado preparada, había pensado,
para recibir el lado de la historia de los puristas de sangre con un grano de sal. El problema era que aún
después de añadir una enorme cantidad de sal, todavía no se oía bien.
El padre de Dumbledore había sido condenado por usar Maldiciones Imperdonables sobre niños, y
murió en Azkaban. Eso no era un pecado de Dumbledore, pero sería parte del registro público. Harry
podía revisar esa parte, y ver si todo esto había sido inventado de la nada por los puristas de la sangre.
La madre de Dumbledore había muerto misteriosamente, poco antes de que su hermana menor muriera

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en lo que los Aurores habían decretado ser asesinato. Supuestamente esa hermana había sido violentada
por Muggles y nunca volvió hablar tras eso; lo que, Draco señaló, sonaba bastante a una
Desmemorización mal hecha.
Después de las primeras interrupciones de Harry, Draco pareció captar el principio general, y ahora
estaba presentando las observaciones primero y las inferencias al final.
"- así que no tienes que creer solamente en mi palabra," dijo Draco, "puedes verlo, ¿cierto? Cualquiera
en Slytherin puede. Dumbledore esperó para combatir a Grindelwald hasta el momento exacto cuando
se viera mejor para Dumbledore, después de que Grindelwald había arruinado la mayoría de Europa y
se había construido una reputación como el Mago Oscuro más terrible en la historia, y justo cuando
Grindelwald había perdido el oro y los sacrificios de sangre que estaba recibiendo de sus lacayos
Muggles y estaba apunto de iniciar su descenso. Si Dumbledore realmente fuera el mago noble que
pretende ser, habría combatido a Grindelwald mucho antes de eso. Dumbledore probablemente quería a
Europa arruinada, probablemente era parte de su plan juntos, él únicamente atacó a Grindelwald
cuando su títere le falló. Y ese legendario duelo no fue real, no hay forma en que dos magos estén tan
exactamente igualados que tengan que pelear por veinte horas enteras hasta que uno de ellos se
derrumbara por el cansancio, eso no fue otra cosa que Dumbledore haciéndolo ver más espectacular."
Aquí la voz de Draco se llenó de indignación. "¡Y eso le consiguió a Dumbledore convertirse en Jefe
de Magos del Wizengamot! ¡La Linea Irrompible de Merlín, corrompida tras mil quinientos años! Y
entonces encima de eso se volvió Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos, y ya tenía
Hogwarts para usarla como una fortaleza – Director y Jefe de Magos y Jefe Supremo, ninguna persona
normal intentaría hacer todo a la vez, ¿cómo puede alguien no darse cuenta de que Dumbledore está
tratando de apoderarse del mundo?"
"Pausa," Harry pidió, y cerró sus ojos para pensar.
No era mucho peor que lo que pudiste haber escuchado sobre el Oeste bajo la Rusia de Stalin, y nada
de eso había sido verdad. Aunque los puristas de sangre no serían capaces de salirse con la suya para
inventar cosas por completo... ¿o sí? El Diario el Profeta tenía una marcada tendencia a elaborar cosas
de la nada... sin embargo, cuando metieron el cuello demasiado lejos dentro del compromiso Weasley,
se les había llamado la atención y habían quedado avergonzados...
Harry abrió sus ojos, y vio que Draco lo estaba contemplando con una fija, anhelante mirada.
"Así que cuando me preguntaste si era tiempo de unirse con Dumbledore, eso no era más que una
prueba."
Draco asintió.
"Y antes de eso, cuando expresaste que sonaba correcto -"
"Suena correcto," explicó Draco. "Mas no sé si puedo confiar en ti. ¿Se va a quejar porque lo ponga a
prueba a usted, Sr. Potter? ¿Va a alegar que lo engañé? ¿Qué lo embauqué?"
Harry sabía que debía sonreír como un buen deportista, pero realmente no pudo, era demasiada
decepción.
"Estás en lo correcto, es justo, no me puedo quejar," Harry respondió más bien. "¿Y qué hay de Aquel-
Que-No-Debe-Ser-Nombrado? ¿No tan malo cómo lo hicieron quedar?"

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Draco lo miró con amargura, ante eso. "Así que crees que se trata de hacer quedar bien el bando de
Padre y al bando de Dumbledore como el malo, y que yo creo todo eso porque mi Padre me lo contó."
"Es una posibilidad que estoy considerando," Harry aseveró igualmente.
La voz de Draco era baja e intensa. "Ellos sabían. Mi padre lo sabía, sus amigos lo sabían. Eran
conscientes de que el Señor Oscuro era malvado. ¡Sin embargo él era la única oportunidad que
cualquiera tenía contra Dumbledore! ¡El único mago en cualquier lugar que era lo suficientemente
poderoso como para combatirlo! Algunos de los Mortífagos eran verdaderamente malvados también,
como Bellatrix Black – Padre no es así – mas Padre y sus amigos tenían que hacerlo, Harry, tenían que
hacerlo, Dumbledore se estaba apoderando de todo, ¡el Señor Oscuro era la última esperanza que les
quedaba!"
Draco estaba contemplando con fuerza a Harry. Harry enfrentó sus ojos, procurando pensar. Nadie
jamás pensó en sí mismo como el villano de su propia historia – quizá el Señor Voldemort lo hizo,
quizá Bellatrix lo hizo, pero Draco ciertamente no lo hizo. Que los Mortífagos eran tipos malos no
estaba en duda. La pregunta era si ellos eran los tipos malos; si había nada más un villano en la historia,
o dos...
"No estás convencido," Draco dedujo. Se veía preocupado, y un poco enojado. Lo que no sorprendió a
Harry. Estaba muy seguro de que el propio Draco sí creía todo esto.
"¿Debería que estar convencido?" Harry cuestionó. No desvió la vista. "¿Nada más porque tú lo crees?
¿Eres un racionalista tan fuerte que tu creencia ahora es una evidencia fuerte para mí, porque sería
improbable que lo creyeras si no fuera verdad? Cuando te conocí, no eras así de fuerte. Todo lo que me
contaste, ¿lo volviste a repensar después de que despertaste como un científico, o no es más que una
creencia con la que creciste? ¿Puedes verme a los ojos y jurar sobre el honor de la Casa Malfoy que de
haber una falsedad enterrada en lo que dijiste, una cosa que fue añadida sólo para hacer que
Dumbledore pareciera peor, lo habrías notado?"
Draco empezó a abrir su boca, y Harry lo interrumpió, "No. No manches el honor de la Casa Malfoy.
No eres así de fuerte todavía, y deberías saberlo. Escucha, Draco, yo mismo he comenzado a darme
cuenta de algunas cosas preocupantes. Sin embargo no hay nada definitivo, nada que sea una certeza,
todas son deducciones e hipótesis y testigos en los que no se puede confiar...Y no hay nada cierto en tu
historia, tampoco. Dumbledore pudo haber tenido alguna buena razón para no luchar contra
Grindelwald años antes – aunque tendría que ser una excusa muy buena, especialmente considerando
lo que estaba pasando en el lado Muggle de las cosas... mas aún así. ¿Hay alguna cosa claramente
malvada que Dumbledore haya hecho con certeza, para que así yo no tenga que dudar?"
La respiración de Draco era rasposa. "De acuerdo," Draco declaró con voz irregular, "Te revelaré lo que
Dumbledore hizo." De la túnica de Draco salió una varita, y Draco exclamó "Quietus", y de nuevo
"Quietus", pero la pronunciación le salió mal una segunda vez, y finalmente Harry sacó su propia varita
y lo hizo.
"Listo," dijo Draco con voz ronca, "había una vez allí, había una chica, y su nombre era Narcissa, y ella
era la más hermosa, la más inteligente, la mas astuta chica que llegó ser Seleccionada en Slytherin, y
mi padre la amaba, y ellos se casaron, y ella no era un Mortífago, ella no era una luchadora, lo único
que ella hizo fue amar a Padre -" Draco se detuvo ahí, porque estaba llorando.
Harry se sintió mal del estómago. Draco nunca había hablado sobre su madre, ni una vez, debió haberlo

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notado antes. "Ella... ¿se interpuso en el camino de una maldición?"
La voz de Draco surgió como un grito. "¡Dumbledore la quemó en su propia cuarto hasta matarla!"
...
En un salón de clases lleno de una suave luz plateada, un niño estaba mirando a otro niño, quien estaba
sollozando, secándose los ojos frenéticamente con las mangas de su túnica.
Era difícil para Harry permanecer balanceado, seguir manteniendo un buen juicio, era demasiado
emocional, había algo que quería o bien empezar a derramar lagrimas de sus propios ojos por simpatía
con Draco, o saber que no era verdad...
¡Dumbledore la quemó en su propia cuarto hasta matarla!
Eso...
...no sonaba como el estilo de Dumbledore...
...pero sólo podías tener ese pensamiento un número de veces, antes de que comenzaras a dudar sobre
la fiabilidad del completo concepto de 'estilo'.
"Eso, eso debió doler terriblemente," Draco prosiguió, su voz temblando, "Padre nunca habla de eso, ni
siquiera hablas sobre ello en frente de él, sin embargo el Sr. Macnair me contó, había marcas de
quemaduras por todo el cuarto, de cómo Madre debió retorcerse mientras Dumbledore la hizo arder en
vida. ¡Esa es la deuda que Dumbledore tiene con la Casa Malfoy y tendremos su vida por ello!"
"Draco," Harry habló, dejando que la ronquera inundara su propia voz, habría sido incorrecto oírse
calmado, "lo siento, lamento tener que preguntar, mas tengo que saber, cómo sabes que fue Dumble-"
"Dumbledore lo reconoció, ¡le explicó a Padre que era una advertencia! Y Padre no pudo testificar bajo
Veritaserum porque era un Oclumante, ni siquiera pudo poner a Dumbledore en juicio, los propios
aliados de Padre no le creyeron cuando Dumbledore simplemente negó todo en público, pero nosotros
lo sabemos, los Mortífagos lo saben, Padre no tiene ninguna razón para mentir sobre eso, Padre
quisiera que nosotros tomáramos venganza en la persona indicada, ¿no puedes ver eso Harry?" La voz
de Draco era la de un salvaje.
A menos que el propio Lucius lo hiciera, por supuesto, y encontrara mas conveniente culpar a
Dumbledore.
Aunque... tampoco parecía el estilo de Lucius. Y si él había asesinado a Narcissa, habría sido más
inteligente clavar la culpa en una víctima más sencilla que perder capital político y credibilidad para
perseguir a Dumbledore...
Al rato, Draco dejó de llorar, y miró a Harry. "¿Bueno?" dijo Draco, sonando como si quisiera escupir
las palabras. "¿Es eso lo suficientemente malvado para usted, Sr. Potter?"
Harry bajo la vista a donde sus brazos reposaban sobre la silla. Ya no podía ver a Draco a los ojos, el
dolor sobre ellos era demasiado crudo. "No estaba esperando escuchar eso," Harry declaró suavemente.
"Ya no sé qué pensar."
"¿Ya no sabes?" La voz de Draco subió hasta ser un chillido, y se levantó abruptamente de su escritorio
-

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"Recordé al Señor Oscuro asesinando a mis padres," Harry interrumpió. "Cuando fui frente al
Dementor la primera vez, eso fue lo que yo recordé, la peor memoria. Aún cuando fue hace tanto
tiempo. Los escuché morir. Mi madre le suplicó al Señor Oscuro que no me matara, no Harry, por
favor no, tómame a mí, ¡mátame en su lugar! Eso fue lo que ella pidió. Y el Señor Oscuro se burló, y se
rió. Entonces, yo recordé, el relámpago de luz verde -"
Harry alzó la vista hacia Draco.
"Así que podríamos pelear," Harry continuó, "nada más seguir con la misma lucha. Podrías afirmar que
fue apropiado que mi madre muriera, porque era la esposa de James, quien asesinó a un Mortífago.
Pero fue malo que tu madre muriera, porque ella era una inocente. Y yo podría replicar que fue correcto
que tu madre muriera, que Dumbledore debió tener alguna razón para hacer bueno hacerla arder con
vida en su propia recamara; sin embargo fue malo que mi madre muriera. Mas sabes, Draco, de
cualquier modo, ¿no sería obvio que sólo estamos llenos de prejuicios? Porque la regla asevera que
está mal matar gente inocente, esa regla no puede encenderse para mi madre y apagarse para la tuya, y
no puede encenderse para tu madre y apagarse para la mía. Si me dices que Lily era una enemiga de los
Mortífagos y que está bien matar a tus enemigos, entonces la misma regla aplica para que Dumbledore
estuviera bien en matar a Narcissa, ya que ella era su enemiga." La voz de Harry se puso ronca. "Así
que si los dos nos vamos a poner de acuerdo en algo, va a ser en que ninguna de sus muertes estuvo
bien y que la madre de nadie debería morir nunca más."
...
La furia hirviendo dentro de Draco era tan grande que apenas podía detenerse para no salir a la loca del
cuarto; todo lo que lo paraba era el reconocimiento de un momento crítico; y un pequeño remanente de
amistad, un diminuto rayo de simpatía, porque él se había olvidado, se había olvidado, que la madre y
el padre de Harry fueron asesinados por la mano del Señor Oscuro.
El silencio se estiró.
"Puedes hablar," Harry comentó, "Draco, háblame, no me molestaré – estás pensando, no lo sé, ¿que la
muerte de Narcissa fue mucho peor que la de Lily? ¿Qué está mal para mí tan siquiera hacer la
comparación?"
"Supongo que yo fui estúpido también," Draco expresó. "Todo este tiempo, todo este tiempo olvidé que
debías odiar a los Mortífagos por matar a tus padres, odiar a los Mortífagos de la misma manera que yo
odio a Dumbledore." Y Harry nunca se había quejado de nada, nunca reaccionó cuando Draco habló
sobre los Mortífagos, lo mantuvo oculto - Draco era un tonto.
"No," Harry rechazó. "No es – no es así, Draco, yo, yo ni siquiera sé como explicártelo, excepto que
para declarar un pensamiento como ese, tú no," la voz de Harry se ahogó, "nunca serías capaz de
usarlo, invocar el Encantamiento Patronus..."
Draco sintió un palpito repentino en el corazón, indeseado pero lo sintió. "¿Pretendes que solamente te
vas a olvidar de tus propios padres? ¿Estás insinuando que nada más debería olvidarme de Madre?"
"¿Entonces tú y yo tenemos que ser enemigos?" Ahora la voz de Harry era igualmente desaforada.
"¿Qué nos hemos hecho entre nosotros para que tengamos que ser enemigos? ¡Me rehúso a estar
atrapado de ese modo! ¡Justicia no significa que ambos debamos atacarnos, eso no tiene sentido!"
Harry se paró, respiró profundamente, atravesó con sus dedos el deliberado revoltijo de su cabello – los

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dedos regresaron sudados, Draco pudo ver. "Draco, escucha, no podemos esperar estar de acuerdo
sobre todo de inmediato, tú y yo. Así que no te pediré que digas que el Señor Oscuro estuvo mal al
matar a mi madre, tan sólo acepta que fue... triste. No discutiremos sobre si fue necesario o no, si
estuvo justificado o no. Únicamente te solicito que digas que fue triste lo que sucedió, que la vida de mi
madre era valiosa también, nada más pronuncia eso por ahora. Y yo afirmaré que fue triste que Narcissa
muriera, porque su vida valía algo. No podemos esperar ponernos de acuerdo sobre todo de inmediato,
mas si iniciamos declarando que cada vida es preciosa, que es triste cuando cualquiera muere, entonces
sé que nos pondremos de acuerdo algún día. Eso es lo que quiero que expreses. No quién estaba en lo
correcto. No quién estaba equivocado. Sólo que fue triste cuando tu madre murió, y triste cuando mi
madre murió, y sería triste si Hermione Granger muriera, toda vida es preciosa, podemos ponernos de
acuerdo en eso y dejar que el resto se vaya por ahora, ¿es suficiente si estamos de acuerdo en eso?
¿Podemos, Draco? Eso parece... más como un pensamiento que podría invocar un Encantamiento
Patronus."
Había lágrimas en los ojos de Harry.
Y Draco se estaba enojando otra vez. "Dumbledore asesinó a mi Madre, ¡no es suficiente decir que es
triste! No entiendo qué piensas tú que debes hacer, ¡sin embargo los Malfoys tienen que conseguir
venganza!" No vengar las muertes de la familia iba más allá de la debilidad, más allá del deshonor,
igualmente podrías no existir.
"No voy a discutir con eso," Harry admitió con calma. "¿Pero al menos reconocerás que la muerte de
Lily Potter fue triste? ¿Tan sólo decir eso?"
"Eso es..." Draco tenía problemas para hallar las palabras de nuevo. "Lo sé, sé cómo te sientes, mas no
lo comprendes Harry, aún si meramente expreso que la muerte de Lily Potter fue triste, ¡ya estaría
yendo en contra de los Mortífagos!"
"Draco, ¡tienes que ser capaz de declarar que los Mortífagos estaban mal sobre algunas cosas! Tienes
que, no puedes progresar como un científico de otro modo, habrá un obstáculo en tu camino, una
autoridad que no puedes contradecir. No todo cambio es una mejora, sin embargo toda mejora es un
cambio, no puedes hacer nada mejor a menos que te las arregles para hacerlo diferente, ¡tienes que
permitirte ser mejor que otras personas! Incluso que tu padre, Draco, incluso él. Tienes que ser capaz
de señalar a algo que tu padre hizo y decir que fue un error, porque él no era perfecto, y si no puedes
hablar así, no puedes hacerlo mejor."
Padre le había advertido, cada noche antes de irse a dormir un mes antes de ingresar a Hogwarts, que
habría personas con esta meta.
"Estás intentando separarme de Padre."
"Intentando separar una parte de tu atadura," explicó Harry. "Procurando dejarte que arregles algunas
cosas que tu Padre hizo mal. Intentando permitir que tú lo hagas mejor. Pero no... ¡no procurar destruir
tu Patronus!" La voz de Harry se suavizó. "Yo no querría romper algo tan brillante como eso. Quien
sabe, reparar la Casa de Slytherin podría requerir de eso, también..."
Estaba llegando a Draco, esa era la cosa, a pesar de todo estaba llegando a él, tenías que ser realmente
cuidadoso alrededor de Harry porque sus argumentos sonaban tan convincentes aún cuando estaba
equivocado. "Y lo que no estás admitiendo es que Dumbledore te dijo que podías vengar la muerte de
tus padres al quitarle el hijo al Señor Malfoy -"

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"No. No. Esa parte es simplemente incorrecta." Harry respiró profundamente. "No sabía quién era
Dumbledore, o quién era el Señor Oscuro, o quiénes eran los Mortífagos, o cómo murieron mis padres,
hasta tres días antes de venir a Hogwarts. El día que tú y yo nos conocimos por primera vez en la tienda
de ropa, ese fue el día en que yo me enteré. Y a Dumbledore ni siquiera le gusta la ciencia Muggle, o el
afirma que no le gusta, tuve la oportunidad de comprobar eso una vez. El pensamiento de obtener
venganza sobre los Mortífagos a través tuyo nunca cruzó por mi mente, ni siquiera una vez hasta ahora.
Desconocía quiénes eran los Malfoys cuando nos encontramos en la tienda de ropas, y entonces me
agradaste."
Hubo un largo silencio.
"Desearía poder confiar en ti," Draco habló. Su voz estaba temblando. "Si tan sólo pudiera saber que
estabas contando la verdad, todo sería mucho más simple -"
Y de repente le vino a Draco.
La forma de saber si Harry Potter en verdad significaba todo lo que él decía, sobre desear reparar la
Casa de Slytherin, sobre estar triste por la muerte de Madre.
Sería ilegal, y ya que tendría que hacerlo sin la ayuda de Padre, sería peligroso, ni siquiera podía
confiar en que Harry Potter le ayudara, sin embargo...
"De acuerdo," Draco continuó. "He pensado en un experimento definitivo."
"¿Qué sucede?"
"Quiero darte una gota de Veritaserum," Draco propuso. "Nada más una gota, para que no puedas
mentir, mas no suficiente como para hacer que respondas todo. No sé dónde lo conseguiré, mas
ciertamente haré que sea seguro -"
"Este," Harry intervino. Había una expresión de impotencia sobre su rostro. "Draco, este -"
"No lo digas," Draco protestó. Su voz era firme y calmada. "Si te niegas, ese es mi resultado
experimental justo ahí."
"Draco, soy un Oclumante -"
"OH ESO ES UNA MENTIRA TAN -"
"Fui entrenado por el Sr. Bester. El Profesor Quirrell lo arregló todo. Mira, Draco, beberé una gota de
Veritaserum si puedes conseguirla, nada más te advierto que soy un Oclumante. No soy un Oclumante
perfecto, pero el Sr. Bester aseveró que estaba poniendo una barrera completa, y probablemente podría
vencer el Veritaserum."
"¡Estás en tu primer año en Hogwarts! ¡Eso es demente!"
"¿Conoces un Legeremante en el que puedas confiar? Felizmente te lo demostraré - mira, Draco, lo
siento, ¿mas no vale algo el hecho de que te lo contara? Yo pude haber dejado simplemente que lo
hicieras, sabes."
"¿POR QUÉ? ¿Por qué siempre eres así, Harry? ¿Por qué tienes que poner todo patas arriba aún
cuando es IMPOSIBLE? Y deja de reír, ¡esto ni siquiera es divertido!"
"Lo siento, lo siento, sé que no es divertido, yo -"

100
Le llevó un rato a Draco ponerse bajo control.
Sin embargo Harry estaba en lo correcto. Harry pudo haber dejado que Draco le administrara el
Veritaserum. Si es que realmente era un Oclumante... Draco no conocía a quién le podía pedir un favor
de Legeremante, mas al menos podía preguntarle al Profesor Quirrell si era verdad... ¿Podía Draco
confiar en el Profesor Quirrell? Quizá el Profesor Quirrell diría cualquier cosa que Harry le solicitara.
Entonces Draco recordó la otra cosa que Harry le había sugerido indagar con el Profesor Quirrell, y
consideró una prueba diferente.
"Sabes," habló Draco. "tú sabes lo que me cuesta, si estoy de acuerdo en que el veneno dentro de la
Casa de Slytherin es el odio a los hijos de Muggles, y afirmar que la muerte de Lily Potter fue triste. Y
eso es parte de tu plan, no digas que no lo es."
Harry no pronunció nada, lo que fue sabio de su parte.
"Hay algo que quiero a cambio de parte tuya," explicó Draco. "Y antes de eso, una prueba experimental
que quiero intentar -"
...
Draco abrió con un empujón la puerta a la cual los habían dirigido los retratos, y en esta ocasión era la
puerta correcta. Ante ellos había un lugar pequeño y vacío hecho de piedra ubicado contra el cielo
nocturno. No era un techo como el del cual había dejado caer a Harry, sino un apropiado y diminuto
patio, muy por arriba del suelo. Con las barandillas correctas, elaboradas tracerías de piedra que
enrojecían a la perfección... Cuánto arte había sido imbuido en la creación de Hogwarts era algo que
todavía asombraba a Draco cada vez que pensaba en ello. Debió haber alguna forma de hacerlo todo de
una sola vez, nadie pudo haber detallado tanto pieza por pieza, el castillo cambiaba y cada nueva pieza
era de ese modo. Era algo tan superior a la hechicería de estos diluidos días que nadie lo podría creer de
no tener el propio Hogwarts como una prueba ante sus propios ojos.
Sin nubes y helado, el cielo nocturno de invierno; se ponía oscuro antes del toque de queda para los
estudiantes, eran los últimos días de Enero.
Las estrellas resplandeciendo brillantemente, y el aire limpio.
Harry había aseverado que estar bajo las estrellas lo ayudaría.
Draco tocó su pecho con su varita, deslizó sus dedos hacia el movimiento practicado, y exclamó,
"Thermos." El calor se esparció a través de él, empezando desde su corazón; el viento siguió soplando
sobre su cara, pero ya no tenía frío.
"Thermos," dijo la voz de Harry detrás de él.
Se acercaron juntos a la barandilla, para bajar la vista al lejano suelo. Draco procuro descubrir si
estaban en alguna de las torres que podían ser vistas desde afuera, y halló que en este mismo momento
no podía recordar del todo como se vería Hogwarts desde afuera. Sin embargo el terreno abajo era
siempre el mismo; podía ver el Bosque Prohibido como un contorno lejano, y la luz de luna reluciendo
sobre el lago de Hogwarts.
"Sabes," la voz de Harry pronunció con calma desde donde sus brazos estaban apoyados al lado de
Draco, "una de las cosas en que los Muggles están realmente equivocados, es que no todos apagan las

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luces en la noche. Ni siquiera por una hora cada mes, ni siquiera por quince minutos una vez al año.
Los fotónes se desperdigan en la atmósfera y lavan todo excepto las estrellas más brillantes, y el cielo
nocturno no se ve igual, a menos que te vayas muy lejos de cualquier ciudad. Una vez que has
contemplado el cielo sobre Hogwarts, es difícil imaginar vivir en una ciudad Muggle, donde no serías
capaz de observar las estrellas. Ciertamente no querría pasar tu vida entera en ciudades Muggle, una
vez que has visto el cielo nocturno sobre Hogwarts."
Draco le echó un vistazo a Harry, y encontró que Harry estaba estirando su cuello para ver hacia donde
la Vía Láctea cruzaba en forma de arco la oscuridad.
"Por supuesto," Harry continuó, todavía con voz serena, "nunca puedes ver las estrellas apropiadamente
desde la Tierra, tampoco, el aire siempre se interpone en el camino. Tienes que ver desde algún lugar
más allá, si quieres contemplar la cosa real, las estrellas ardiendo fuertes y luminosas, como lo que en
verdad son. ¿Has deseado alguna vez que pudieras lanzarte hasta el cielo nocturno, Draco, e ir a
observar qué hay alrededor de otros Soles aparte del nuestro? ¿De no haber limite al poder de tu magia,
es esa una de las cosas que tú harías, si pudieras hacer cualquier cosa?"
Se produjo un silencio, y entonces Draco se dio cuenta de que se esperaba su respuesta. "No lo
consideré antes," Draco contestó. Sin ninguna decisión consciente, su voz salió tan suave y susurrante
como la de Harry. "¿En serio crees que alguien será capaz alguna vez de hacer eso?"
"No pienso que vaya a ser fácil," replicó Harry. "Sin embargo estoy seguro de que no es mi intención
pasar mi vida entera sobre la Tierra."
Debió ser algo de lo que reírse, si Draco no supiera que ya algunos Muggles ya se habían ido, sin tan
siquiera usar magia.
"Para pasar tu prueba," Harry declaró, "voy a tener que explicar que significa para mí, ese pensamiento,
todo el asunto, no la versión corta que intenté exponerte antes. Mas debes ser capaz de ver que es la
misma idea, únicamente más general. Así que mi versión del pensamiento, Draco, es que cuando
salgamos hacia las estrellas, podríamos encontrar otras personas allí. Y de ser así, ciertamente no se
verán como nosotros lo hacemos. Podría haber cosas allá afuera que hayan crecido de cristal, o grandes
masas palpitantes... o podrían estar hechas de magia, ahora que lo pienso. Así que con toda esa rareza,
¿cómo reconoces a una persona? No por la forma, ni por cuantos brazos o piernas tiene. Ni por el tipo
de sustancia de la cual está hecho, sea carne o cristal o alguna cosa que no puedo imaginar. Tienes que
reconocer a las personas por sus mentes. Y aún si sus mentes no funcionan como las de nosotros. Pero
cualquier cosa que viva y piense y sea consciente de sí misma y no quiera morir, es triste, Draco, es
triste que esa persona tenga que morir, porque no lo desea. Comparado a lo que podría haber allá
afuera, cada humano que ha existido, todos somos como hermanos y hermanas, apenas y podrías
diferenciarnos. Los que nos conozcan allá afuera a nosotros, no nos verán como Británicos o Franceses,
ellos no serían capaces de ver la diferencia, nada más verían un ser humano. Humanos que pueden
amar, y odiar, y reír, y llorar; y para ellos, los que están allá afuera, eso nos haría como guisantes que
están dentro de una misma vaina. Ellos serían diferentes, sin embargo. Realmente diferentes. Pero eso
no nos detendría, y no los detendría a ellos, si ambos queremos ser amigos juntos."
Harry alzó su varita entonces, y Draco le dio la espalda, y miró para otro lado, como había prometido;
miró hacia el piso de piedra y el muro de piedra sobre el cual estaba ubicada la puerta. Porque Draco
había prometido no observar, y no contarle a nadie de lo que Harry le había confiado, o cualquier cosa

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de lo que había pasado esta noche, aunque él desconocía por qué tenía que ser tan secreto.
"Tengo un sueño," explicó la voz de Harry, "que un día los seres conscientes serán juzgados por los
patrones de sus mentes, y no sus colores o la forma o la cosa de la cual están hechos, o quiénes fueron
sus padres. Porque si podemos llevarnos bien con cosas de cristal algún día, que tonto sería no
llevarnos bien con los hijos de Muggles, quienes tienen una forma como la nuestra, y piensan como
nosotros, ¿tan similares a nosotros como los guisantes en una vaina? Las cosas de cristal ni siquiera
serían capaces de decir la diferencia. ¿Cuán imposible es imaginar que vale la pena llevar el odio
envenenando a la Casa de Slytherin hasta las estrellas? Cada vida es preciosa, todo lo que piensa y sabe
sobre sí mismo y no quiere morir. La vida de Lily Potter era preciosa, y la vida de Narcissa Malfoy era
preciosa, aún cuando es demasiado tarde para ellas, fue triste cuando murieron. Mas hay otras vidas
que todavía existen por las que se puede luchar. Tu vida, y mi vida, y la vida de Hermione Granger,
todas las vidas de la Tierra, y todas las vidas más allá, para ser defendidas y protegidas, ¡EXPECTO
PATRONUM!"
Y hubo luz.
Todo se volvió plateado bajo esa luz, el suelo de piedra, el muro de piedra, la puerta, las barandillas, tan
destellantes en su mero reflejo que apenas y los podías distinguir, incluso el aire parecía brillar, y la luz
intensificó su resplandor, y más resplandeciente, y más resplandeciente -
Cuando la luz terminó fue como una conmoción, la mano de Draco automáticamente se introdujo en su
túnica para coger su pañuelo, y sólo ahí se dio cuenta de que estaba llorando.
"Hay está tu resultado experimental," la voz de Harry habló con calma. "Lo dije en serio, ese
pensamiento."
Draco lentamente se volteó hacia Harry, quien ya había bajado su varita.
"Eso, eso tiene que ser un truco, ¿verdad?" Draco preguntó. No podía soportar más sorpresas como
estas. "Tu Patronus – no puede ser realmente tan brillante -" Y aún así había sido luz de Patronus, una
vez que sabías qué estabas mirando, no podías confundirlo con ninguna otra cosa.
"Esa fue la verdadera forma del Encantamiento Patronus," Harry aclaró. "Algo que te permite poner
toda tu fuerza dentro del Patronus, sin que desgaste tu interior. Y antes de que me interrogues, no lo
aprendí de Dumbledore. Él no conoce el secreto, y no podría invocar la forma verdadera aún si lo
supiera. Resolví el acertijo por mi cuenta. Y supe, una vez que lo comprendí, que este hechizo es uno
del cual no se debe hablar. Por tu bien, he tomado tu prueba; sin embargo no debes hablar de ello,
Draco."
Draco ya no sabía nada, desconocía en dónde se encontraba la fuerza verdadera, o las cosas correctas.
Doble visión, doble visión. Draco quería llamar debilidad a los ideales de Harry, tonterías de
Hufflepuff, el tipo de mentira que los gobernantes le cuentan al populacho y que Harry había sido lo
suficientemente tonto para creerlo por sí mismo, estupideces tomadas seriamente y elevadas a alturas
dementes, proyectadas hasta las estrellas mismas -
Algo bello y escondido, misterioso y brillante -
"Seré yo," susurró Draco, "¿capaz de invocar un Patronus como ese, algún día?"
"Si siempre sigues buscando la verdad," Harry dijo, "y si no te rehúsas a los pensamientos cálidos

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cuando los encuentres, entonces estoy seguro de que lo harás. Creo que una persona podría llegar a
cualquier lugar si sigue avanzando el tiempo suficiente, incluso a las estrellas."
De nuevo Draco secó sus ojos con el pañuelo.
"Deberíamos regresar adentro," Draco propuso con voz inestable, "alguien pudo haber visto, toda esa
luz -"
Harry asintió, y se movió hacia y a través de la puerta; y Draco levanto la vista hacia el cielo nocturno
una última vez antes de seguirlo.
¿Quién era el Niño-Que-Vivió, que ya era un Oclumante, y podía invocar la forma verdadera del
Encantamiento Patronus, y hacer otras cosas extrañas? ¿Qué era el Patronus de Harry, por qué debía
permanecer oculto?
Draco no hizo esas preguntas, porque Harry podría haber respondido, y Draco ya no podía resistir más
sorpresas el día de hoy. Simplemente no podía. Una sorpresa más y su cabeza se iba a desprender de
sus hombros e irse rebotando, rebotando, rebotando hacia abajo por los corredores de Hogwarts.
...
Se agazaparon dentro de una pequeña alcoba, en vez de recorrer todo el camino hacia el salón de
clases, por petición de Draco; se estaba sintiendo demasiado nervioso para para esperar mucho más.
Draco puso una barrera de Silencio, y entonces miró a Harry con un silencio inquisidor.
"He estado pensando al respecto," Harry habló. "Lo haré, pero hay cinco condiciones -"
"¿Cinco?"
"Sí, cinco. Entiende, Draco, un compromiso como este simplemente está rogando por salir
terriblemente mal de algún modo, sabes que iría mal si fuera una obra -"
"¡Bueno, no lo es!" Draco protestó. "Dumbledore asesinó a Madre. Él es malo. Es una de esas cosas de
las que hablas que no tiene que ser complicada."
"Draco," Harry explicó, su voz cuidadosa, "todo lo que sé es que tú afirmas que Lucius afirma que
Dumbledore afirma que mató a Narcissa. Para creer eso incondicionalmente, tendría que confiar en ti y
en Lucius y Dumbledore. Así que como dije, hay condiciones. La primera es que en cualquier punto tú
puedes liberarme del compromiso, si es que ya no parece una buena idea. Tiene que ser una decisión
deliberada y con intención de tu parte, por supuesto, no un truco de parafrasear o algo así."
"De acuerdo," dijo Draco. Eso sonaba lo bastante seguro.
"Condición dos es que solicito tomar como enemigo a quien realmente haya matado a Narcissa, como
sea determinado mediante lo mejor de mi honesta habilidad como racionalista. Sea ese Dumbledore, o
alguien más. Y tienes mi palabra de que ejerceré mi mejor habilidad como racionalista para mantener
ese juicio honesto, como una cuestión que es un simple hecho. ¿De acuerdo?"
"No me gusta," contestó Draco. No le gustaba, lo importante era asegurarse que Harry nunca se fuera
con Dumbledore. Aún así, si Harry era honesto, atraparía muy pronto a Dumbledore; y si era
deshonesto, ya había roto su palabra... "Pero acepto."
"Condición tres es que Narcissa tuvo que haber sido quemada en vida. Si esa parte de la historia resulta

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ser algo exagerado nada más para hacerlo sonar peor, entonces puedo decidir por mi mismo si seguir o
no con el compromiso. Las personas buenas a veces tienen que matar. Sin embargo nunca torturan a
otras personas hasta morir. Es porque Narcissa fue quemada con vida que sé que quién fuera que lo
hiciera era malvado."
Draco controló su temperamento, apenas.
"Condición cuatro es que si Narcissa ensució sus manos, y, por ejemplo, le hizo el Cruxiatus al hijo de
alguien hasta enloquecerlo, y esa persona quemó a Narcissa por venganza, el trato también se puede
cancelar. Porque si bien estaría mal para ellos haberla quemado, nada más debieron asesinarla sin
dolor; mas no es malvado en la misma forma que por ser solamente el amor de Lucius que nunca hizo
nada, como expusiste. Condición cinco es que si quien fuera que asesinó a Narcissa fue engañado de
algún modo para hacerlo, entonces mi enemigo es quien sea que los haya engañado, no la persona que
fue engañada."
"Todo esto suena como que en realidad están planeando retirarte del pacto -"
"Draco, no tomaría a una persona buena como enemiga, ni por ti ni por nadie. En verdad tengo que
creer que estaba haciendo lo incorrecto. Pero reflexioné al respecto, y me pareció que si Narcissa ni
hizo ningún mal con sus propias manos, nada más se enamoró de Lucius y eligió permanecer como su
esposa, entonces quien fuera que la quemara con vida en su propia recámara no es probable que sea un
tipo bueno. Y juro que lo tomaré como mi enemigo a quien fuera que hiciera pasar eso, ya sea
Dumbledore o cualquier otro, a menos que tú deliberadamente me liberes del juramento. Tengo la
esperanza de que esto no salga mal como sucedería en una obra de teatro."
"No estoy feliz," reconoció Draco. "Sin embargo está bien. Juras tomar al asesino de mi madre como tu
enemigo, y yo -"
Harry esperó, con una mirada paciente sobre su rostro, mientras que Draco procuraba hacer que su voz
funcionara de nuevo.
"Te ayudaré a arreglar el problema con que la Casa de Slytherin odie a los hijos de Muggle," Draco
finalizó con un susurró. "Y yo afirmaré que fue triste que Lily Potter muriera."
"Así sea," concluyó Harry.
Y se había terminado.
La ruptura, Draco supo, se acababa de anchar un poco más. No, no un poco, mucho. Tenía una
sensación de irse a la deriva, de estar perdido, más y más lejos de la costa, lejos y más lejos del hogar...
"Disculpa," Draco dijo. Le había dado la espalda a Harry, y luego intentó calmarse, tenía que hacer esta
prueba, y no quería fallar por estar nervioso o avergonzado.
Draco alzó su varita hacia la posición inicial para el Encantamiento Patronus.
Recordó caer de su escoba, el dolor, el miedo, imaginó que venía en forma de una figura alta con
capucha, que parecía una cosa muerta abandonada en el agua.
Y entonces Draco cerró sus ojos, para rememorar mejor a su Padre sosteniendo sus pequeñas, frías
manos con su propia y tibia fuerza.
No tengas miedo, hijo mio, estoy aquí...

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La varita giró con un amplio gesto, para espantar el miedo, y Draco estuvo sorprendido por la fuerza
con que surgió; y recordó en ese momento que Padre no estaba perdido, nunca estaría perdido, siempre
estaría ahí y fuerte en su propia persona, sin importar lo que le sucediera a Draco, y su voz gritó,
"¡Expecto Patronum!"
Draco abrió sus ojos.
Una resplandeciente serpiente le devolvió la mirada, no menos brillante que antes.
Detrás de él, escuchó a Harry exhalar un suspiro, como si estuviera aliviado.
Draco contempló la luz blanca. Parecía que él no estaba completamente perdido, después de todo.
"Eso me recuerda," comentó Harry al rato. "¿Podemos probar mi hipótesis de cómo usar un Patronus
para enviar mensajes?"
"¿Va a sorprenderme?" preguntó Draco. "No quiero más sorpresas el día de hoy."
...
Harry había declarado que la idea no era tan extraña y no veía cómo podía llegar a sorprender a Draco
de algún modo, lo que hizo que Draco se sintiera aún más nervioso, de alguna forma; sin embargo
Draco podía ver cuán importante era tener una forma de enviar mensajes en caso de emergencia.
El truco – o así teorizó Harry – era querer esparcir las buenas nuevas, queriendo que el receptor
conociera la verdad de cual fuera el pensamiento feliz que habías usado para invocar el Encantamiento
Patronus. Únicamente que en vez de contarlo al receptor en palabras, el Patronus en sí mismo era el
mensaje. Al querer que ellos vieran eso, el Patronus iría hacia ellos.
"Informa a Harry," habló Draco a la luminosa serpiente, aún cuando Harry estaba a unos pocos pasos al
otro lado del cuarto, "que, este, cuidado con el mono verde," esto era una señal de una obra que Draco
había visto una vez.
Y entonces, justo como en la estación de King's Cross, Draco quería que Harry supiera que Padre
siempre se había preocupado por él; sólo que esta vez no intentó pronunciar las palabras, sino que
deseaba decirlo con el pensamiento feliz en sí mismo.
La brillante serpiente se deslizó a través del cuarto, pareciendo más como si se deslizara a través del
aire y no sobre la piedra misma; llegó hasta Harry tras viajar la corta distancia -
- y le habló a Harry, con una voz extraña que Draco reconoció cómo probablemente el debía sonar para
otras personas, "Cuidado con el mono verde."
"Hsssss ssss sshsshssss," replicó Harry.
La serpiente se arrastró de regresó a través del piso hacia Draco.
"Harry informa que el mensaje ha sido recibido y reconocido," relató la resplandeciente Krait Azul con
la voz de Draco.
"Ah," Harry comentó. "Conversar con un Patronus se siente raro."
...
...

106
...
...
"¿Por qué me estás mirando de ese modo?" inquirió el Heredero de Slytherin.
...
Conclusión:
Harry contempló a Draco.
"Te refieres a serpientes mágicas solamente, ¿verdad?"
"N-no," explicó Draco. Se veía bastante pálido, y todavía seguía tartamudeando, mas al menos se las
había arreglado para detener los incoherentes ruidos que había estado haciendo antes. "Eres un Lengua
de Serpiente, puedes hablar la lengua Parsel, es el lenguaje de todas las serpientes en todo el mundo.
Puedes entender a cualquier serpiente cuando sisea, y ellas pueden comprenderte cuando les hablas a
ellas... Harry, ¡no es posible que creas que fuiste Seleccionado dentro de Ravenclaw! ¡Eres el Heredero
de Slytherin!"
...
...
...
...
...
"¿LAS SERPIENTES SON PENSANTES?"

107
Capítulo 11
Prioridades Utilitarias
...
Era Sábado, la primera mañana de Febrero, y en la mesa de Ravenclaw, un niño con un plato de
desayuno repleto de vegetales inspeccionaba nerviosamente su alimento en busca del más mínimo
rastro de carne.
Podría haberse tratado de una reacción exagerada. Tras haber superado la conmoción inicial, el sentido
común de Harry había despertado y elaborado la hipótesis de que la "lengua Parsel" probablemente no
era más que una interfase lingüística para controlar a las serpientes...
...después de todo, las serpientes realmente no podían tener un nivel de inteligencia humano, alguien ya
lo habría notado a estas alturas. Las criaturas con los cerebros más pequeños que Harry había llegado a
escuchar alguna vez con algo similar a una habilidad lingüística eran los loros grises Africanos
entrenados por Irene Pepperberg. Y eso era una proto-lengua sin estructura, en una especie que
realizaba complejos juegos de adulterio y requería modelar otros loros. Mientras que de acuerdo a lo
que Draco había sido capaz de recordar, las serpientes hablaban a los Lengua de Serpiente con lo que
sonaba como un lenguaje humano normal – por ejemplo, una gramática sintáctica recursiva en toda
regla. Eso le había llevado tiempo a los homínidos para evolucionar, con enormes cerebros y fuertes
presiones sociales selectivas. Las serpientes no tenían realmente algo que se pudiera llamar sociedad
hasta donde Harry había oído. Y con miles y miles de especies diferentes de serpientes por todo el
mundo, ¿cómo podían usar todas ellas la misma versión de su supuesto lenguaje, "Parsel"?
Por supuesto todo eso no era más que mero sentido común, en el cual Harry estaba empezando a perder
su fe por completo.
Sin embargo Harry estaba convencido de que había escuchado serpientes sisear en la televisión en
algún punto – después de todo, en algún lado había aprendido cómo era el sonido – y eso no le había
parecido un lenguaje entonces, lo que había logrado calmarlo bastante...
...al principio. El problema era que Draco también había aseverado que los Lengua de Serpiente podían
enviar serpientes en misiones extensas y complejas. Y de ser eso verdad, entonces los Lengua de
Serpiente hacían que las serpientes se hicieran consistentemente inteligentes al hablar con ellas. En el
peor de los casos eso haría que las serpientes se volvieran conscientes de sí mismas, como lo que Harry
le había hecho accidentalmente al Sombrero Seleccionador.
Y cuando Harry hubo ofrecido esa hipótesis, Draco había declarado que podía recordar una historia -
Harry esperaba por la gracia de Cthulhu que esta historia no fuera más que un cuento de hadas, sonaba
como una, mas había una historia - sobre Salazar Slytherin enviando una valiente y joven víbora en una
misión para recolectar información entre otras serpientes.
Si cualquier serpiente a la que un Lengua de Serpiente hablara, podía hacer que otras serpientes se
volvieran conscientes de sí mismas al comunicarse con ellas, entonces...
Entonces...
Harry ni siquiera sabía por qué su mente se estaba yendo por el "entonces... entonces..." cuando él
conocía perfectamente cómo funcionaría la progresión exponencial, sólo era el puro horror moral lo

108
que hacía su mente estallar.
¿Y que tal si alguien había inventado un hechizo igual a ese para hablar con las vacas?
¿Qué tal si había un Lengua de Gallina?
O en tal caso...
Harry se quedó congelado al darse cuenta repentinamente justo cuando el tenedor atiborrado de
zanahorias estaba a punto de entrar en su boca.
Eso no podía, no era posible que pudiera ser verdad, de seguro ningún mago sería tan estúpido como
para hacer ESO...
Y Harry supo, con un espantosa sensación de hundimiento, que por supuesto ellos serían así de
estúpidos. Salazar Slytherin probablemente nunca había considerado las implicaciones morales de las
serpientes inteligentes ni tan siquiera por un segundo, justo como no se le había ocurrido a Salazar que
los hijos de Muggles fueran lo suficientemente inteligentes como para merecer los mismos derechos
que las personas. La mayoría de personas no veían los problemas morales a menos que alguien más se
los señalara...
"¿Harry?" inquirió Terry a su lado, oyéndose como si tuviera miedo de arrepentirse por preguntar.
"¿Por qué estás contemplando tu tenedor de ese modo?"
"Estoy empezando a creer que la magia debería ser ilegal," respondió Harry. "Por cierto, ¿has
escuchado alguna historia sobre magos que pudieran hablar con las plantas?"
...
Terry no había escuchado nada que se le pareciera a eso.
Tampoco ninguno de los Ravenclaws de séptimo año a los que Harry había interrogado.
Y Harry había regresado a su lugar, pero no había vuelto a sentarse, contemplando su plato de vegetales
con una expresión apesadumbrada. Le estaba dando más hambre, y más tarde ese mismo día iba a
visitar el Lugar de María para recibir uno de sus increíblemente sabrosos platos... Harry se estaba
hallando gravemente tentado a simplemente revertirse a los hábitos alimenticios del día de ayer y dar
todo por acabado.
Tienes que comer algo, argumentó su Slytherin interior. Y es igual de probable que alguien le
estornudara consciencia del ser tanto a gallinas como a plantas, así que siempre y cuando estés
comiendo algo que tenga una consciencia cuestionable de cualquier modo, ¿por qué no devorar esas
deliciosas tajadas fritas de Diricawl?
No estoy del todo convencido de la validez utilitaria de esa lógica, hay -
Oh, ¿quieres lógica utilitaria? Una orden de lógica utilitaria viene en el acto: Aún en el improbable
caso de que algún tonto sí se las arreglara para conferirle consciencia del ser a las gallinas, es tu
investigación la que tiene la mejor oportunidad de descubrir ese hecho y hacer algo al respecto. Si
puedes completar tu trabajo aunque sea un poquito más rápido al no jugar con tu dieta, entonces,
contraintuitivo como podría parecer, lo mejor que puedes hacer para salvar el mayor número de
posibles-seres-pensantes-quién-sabe-cuántos es no desperdiciar el tiempo en suposiciones azarosas
sobre qué podría ser inteligente. No es como si los elfos de casa ya no tuvieran la comida preparada,

109
sin importar qué te sirvas en el plato.
Harry consideró esto por un momento. Era una linea de razonamiento bastante seductiva -
¡Bien! felicitó Slytherin. Me alegra que veas que la cosa más moral por hacer ahora es sacrificar las
vidas de los seres pensantes para tu propia conveniencia, alimentar tus terribles apetitos, para obtener
el enfermizo placer de poderlos despedazar con tus dientes -
¿Qué? Harry pensó indignado. ¿De lado de quién estás aquí?
La voz mental de su Slytherin interior fue siniestra. Algún día también abrazaras la doctrina... de que
el fin justifica las carnes. Esto fue seguido por una risa mental algo disimulada.
Desde que Harry había empezado a preocuparse porque las plantas pudieran ser también pensantes, sus
componentes no-Ravenclaw habían comenzado a tener problemas para acoger sus precauciones
morales con seriedad. Hufflepuff estaba vociferando ¡Canibalismo! Cada vez que Harry procuraba
pensar en cualquier objeto de comida fuera cual fuera, y Gryffindor se visualizaría gritando mientras él
comiera, incluso si era, digamos, un sándwich -
¡Canibalismo!
AAAAYYYY NO ME COMAS -
Ignora los llantos, ¡cómelo de todos modos! Es seguro comprometer tu ética en el servicio de un bien
mayor, todos los demás creen que está bien comer sándwiches así que no puedes usar tu usual
racionalización sobre una pequeña probabilidad de un gran inconveniente si eres atrapado -
Harry dio un suspiro mental, y pensó, Siempre y cuando estés de acuerdo con que seamos comidos por
monstruos gigantes que no hicieron suficiente investigación sobre si eramos pensantes o no.
Estoy de acuerdo con eso. ¿Están todos de acuerdo con eso? (Asentimientos de cabeza mentales.)
Genial, ¿podemos ya volver a las rodajas fritas de Diricawl?
No hasta que haya hecho más investigación sobre lo que es pensante y lo que no. Ahora a callarse. Y
Harry le dio la espalda firmemente a su plato lleno de oh-tan-tentadores vegetales para dirigirse hacia la
biblioteca -
Simplemente comete a los estudiantes, propuso Hufflepuff. No hay duda alguna de que son pensantes.
Sabes que quieres, continuó Gryffindor. Apuesto que los mas jóvenes son los más sabrosos.
Harry estaba empezando a cuestionarse si el Dementor de alguna forma había dañado sus
personalidades imaginarias.
...
"Honestamente," protestó Hermione. La voz de la joven niña sonó un poco amargada al escanear las
estanterías de la sección de Herbología en la biblioteca de Hogwarts. Harry le había dejado un mensaje
pidiéndole si podía venir a la biblioteca después de haber terminado su desayuno, el cual Harry se había
saltado; pero entonces cuando Harry la había introducido al tema del día ella se había mostrado muy
poco perturbada. "¿Sabes cuál es tu problema, Harry? No tienes sentido de la prioridad. Una idea se te
mete en la cabeza y sales corriendo directo tras ella."
"Tengo un enorme sentido de las prioridades," dijo Harry. Su mano se extendió y agarró Astucia

110
Vegetal por Casey McNamara, y comenzó a pasar las páginas iniciales, buscando la tabla de
contenidos. "Por eso es que quiero descubrir si las plantas pueden hablar antes de comer mis
zanahorias."
"¿No crees que tal vez los dos tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos?"
Suenas igual a Draco, Harry pensó, pero por supuesto no lo pronunció en voz alta. En voz alta expresó,
"¿Qué podría ser más importante que las plantas resultando ser pensantes?"
Hubo un embarazoso silencio a su lado, mientras los ojos de Harry descendían por la tabla de
contenidos. Había en efecto un capítulo sobre el Lenguaje de las Plantas, causando que el corazón de
Harry se saltara un latido; y entonces sus manos iniciaron rápidamente el giro de las páginas,
dirigiéndose al número de página apropiado.
"Hay días," señaló Hermione Granger, "cuando realmente, verdaderamente, absolutamente no tengo ni
idea de qué es lo que pasa por esa cabeza tuya."
"Mira, es una cuestión de multiplicación, ¿de acuerdo? Hay muchas plantas en el mundo, si no son
pensantes no son importantes, mas si las plantas son personas entonces tienen más peso moral que
todos los seres humanos combinados del mundo. Ahora, por supuesto tu cerebro no se da cuenta de eso
en un nivel intuitivo, sin embargo eso es porque el cerebro no puede multiplicar. Como si fueras y le
preguntaras a tres grupos separados de amas de casa Canadienses cuánto pagarían para salvar a dos mil,
veinte mil, o doscientos mil aves de morir en estanques de petroleo, los tres grupos responderían
respectivamente que están dispuestos a pagar setenta y ocho, ochenta y ocho, y ochenta dolares. No hay
diferencia, en otras palabras. A eso se le llama insensibilidad por aproximación. Tu cerebro se imagina
una sola ave luchando dentro del estanque de petroleo, y esa imagen crean alguna cantidad de emoción
que determina tu voluntad para pagar. Pero nadie puede visualizar dos mil de cualquier cosa, así que la
cantidad simplemente es arrojada por la ventana. Ahora intenta corregir ese prejuicio con respecto a
cientos de trillones de tallos de hierba, y te darás cuenta de que esto podría ser miles de veces más
importante de lo que solíamos pensar que era toda la especie humana... oh gracias Azathoth, aquí dice
que sólo las mandrágoras pueden hablar y lo hacen gritando en un lenguaje humano regular, no que
haya algún hechizo que te permita hablar con cualquier planta -"
"Ron se me acercó ayer a la hora del desayuno," Hermione dijo. Su voz resonaba con algo de reserva,
un poco de tristeza, tal vez algo de miedo. "Afirmó que se sintió horrorosamente sorprendido de verme
besarte. De que lo pronunciado por ti mientras estabas Dementado debió mostrarme cuánto mal estabas
escondiendo por dentro. Y que si yo iba a ser una seguidora de un Mago Oscuro, entonces él no estaba
tan seguro de querer seguir permaneciendo en mi ejército."
Las manos de Harry dejaron de girar páginas. Parecía que el cerebro de Harry, a pesar de todo su
conocimiento abstracto, seguía siendo incapaz de apreciar la extensión de cualquier nivel real
emocional, porque eso había redirigido forzosamente su atención lejos de los posiblemente-pensantes
trillones de tallos de hierba que podrían estar sufriendo o muriendo al tiempo que hablaban, hacia la
vida de una sola ser humana que estaba más cerca y era más querida.
"Ron es el más gigantesco imbécil del mundo," Harry apuntó. "No van a imprimir eso en los periódicos
pronto, porque no es algo nuevo. Así que después de que lo despediste, ¿cuántos de sus brazos y
piernas rompiste?"
"Intenté explicarle que no era así," Hermione siguió con la misma voz reservada. "Procuré enseñarle

111
que tú no eras así, y que no había algo así entre nosotros, pero eso sólo lo hizo ser más... más como él
es."
"Bueno, sí," Harry argumentó. Estaba sorprendido de no sentirse más enojado con el Capitán Weasley,
sin embargo su preocupación por Hermione estaba sobreponiendo a eso, por ahora. "Mientras más te
esfuerzas por justificarte a ti mismo con personas que son así, más reconoces que tienen el derecho de
cuestionarte. Demuestra que tú piensas que ellos merecen ser tus inquisidores, y una vez que le
concedes a alguien esa clase de poder, nada más te empujan más y más." Esta fue una de las lecciones
de Draco Malfoy que Harry había considerado en verdad ser muy inteligente: las personas que
intentaban defenderse a sí mismos eran interrogados en cada pequeño detalle y nunca podían satisfacer
a sus interrogadores; mas si dejabas claro desde el inicio que eras una celebridad y por encima de las
convenciones sociales, las mentes de las personas no se molestarían por seguir la mayoría de las
violaciones. "Por eso es que cuando Ron se me acercó a mí estando yo sentado en la mesa de
Ravenclaw, y me exigió que me alejara de ti, alcé mi mano casi al ras del suelo y le dije, '¿Ves cuán alto
estoy sosteniendo mi mano? Tu inteligencia tiene que ser al menos así de alta para que me hables.'
Entonces me acusó de, cito, chuparte hacia la oscuridad, fin de la cita, así que apreté los labios e hice
brrrrrrr, y después de eso su boca seguía haciendo ruidos de conversación así que levanté un
Encantamiento Silenciador. No creo que vuelva a tener uno de sus discursos conmigo."
"Comprendo por qué hiciste eso," Hermione habló, con voz ligera, "yo también quería que se largara,
pero realmente deseo que no lo hubieras hecho, ¡eso hará las cosas más difíciles para mí, Harry!"
De nuevo Harry alzó la vista de Astucia Vegetal, no estaba logrando nada de lectura a ese ritmo; y vio
que Hermione seguía leyendo cual fuera el libro que tuviera, sin mirarlo a él. Sus manos pasaron otra
página incluso cuando él la observaba.
"Creo que estás tomando por completo la aproximación incorrecta para defenderte," Harry expresó.
"En verdad pienso eso. Tú eres lo que eres. Eres amiga de quien tú escojas. Dile eso a cualquiera que te
haga preguntas para pasarte por encima."
Hermione sacudió su cabeza, y giró otra página.
"Opción dos," Harry prosiguió. "Ve con Fred y George y pídeles que tengan una pequeña charla con su
descarriado hermano, esos dos son genuinos tipos buenos -"
"No es solamente Ron," Hermione lo interrumpió casi con un susurro. "Muchas personas lo están
murmurando, Harry. Incluso Mandy me está dando miradas de preocupación cuando cree que no la
estoy viendo. ¿No es gracioso? Me sigo preocupando porque el Profesor Quirrell te esté llevando a ti a
la oscuridad, y ahora las personas me están advirtiendo del mismo modo en que he procurado advertirte
a ti."
"Bueno, sí," replicó Harry. "¿No te hace eso sentir más tranquila con respecto a mí y el Profesor
Quirrell?"
"En una palabra," respondió Hermione, "no."
Hubo un silencio que duro lo suficiente como para que Hermione volteara otra página, y entonces su
voz, un susurro real en esta ocasión, "Y, y Padma va por ahí informando a todos de que, ya que no pude
invocar el Encantamiento P-Patronus, nada más debo estar p-pretendendiendo ser b-buena..."
"¡Padma ni siquiera lo intentó!" Harry exclamó indignado. "Si fueras una Bruja Oscura que nada más

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está pretendiendo, ni siquiera lo habrías intentado en frente de todos, ¿piensan que eres estúpida?"
Hermione sonrió un poco, y parpadeó un par de veces.
"Oye, yo tengo que preocuparme por volverme malvado de verdad. Aquí el peor escenario es que las
personas crean que eres más mala de lo que realmente eres. ¿Eso te va a matar? Me refiero, ¿es acaso
tan malo?"
La joven chica asintió, su expresión estropeada de lo apretada.
"Mira, Hermione... si te preocupa tanto lo que los demás piensen, si eres infeliz cada vez que otras
personas no te visualizan exactamente de la misma forma en que te ves a ti misma, desde ahí ya te estás
condenando a ser infeliz por siempre. Nadie piensa sobre nosotros del mismo modo en que lo hacemos
nosotros."
"No sé cómo explicarlo," Hermione dijo con una triste y suave voz. "No estoy segura de que sea algo
que tu puedas llegar a entender jamás, Harry. Todo lo que se me ocurre expresar es, ¿cómo te sentirías
si yo pensara que tú eres malo?"
"Este..." Harry lo visualizó. "Sí, eso dolería. Un montón. Sin embargo tú eres una buena persona que
piensa en este tipo de cosas inteligentemente, tú te ganaste ese poder sobre mí, significaría algo si tu
creyeras que me he ido por el mal camino. No se me ocurre ni un sólo estudiante, aparte de ti, cuya
opinión me importe del mismo modo -"
"Tú puedes vivir con eso," murmuró Hermione Granger. "Yo no puedo."
La chica había avanzado por otras tres páginas en silencio, y Harry había regresado sus ojos a su propio
libro para recuperar su su enfoque, cuando Hermione finalmente pronunció, con una voz diminuta,
"¿Estás convencido de que no debo conocer cómo llamar al Encantamiento Patronus?"
"Yo..." Harry había tenido que tragar saliva de repente. Se vio a sí mismo desconociendo por qué el
Encantamiento Patronus no funcionaba con él, incapaz de mostrárselo a Draco, nada más afirmando
que había una razón, y nada más. "Hermione, tu Patronus resplandecería con la misma luz pero no sería
normal, no se vería como las personas creen que deberían verse los Patronus, cualquiera que lo
observara sabría que algo extraño está pasando. Aún si te reveló el secreto no se lo podrías demonstrar
a nadie, a menos que hicieras que miraran para otro lado y que sólo contemplaran el reflejo de la luz,
y... y la parte más importante de todo secreto es el conocimiento de que un secreto existe, únicamente
se lo podrías mostrar a uno o dos amigos si juran guardar el secreto..." la voz de Harry se apagó por la
impotencia.
"Tomaré el riesgo." La voz de ella seguía opaca.
Era muy difícil no soltar allí mismo el secreto, justo ahí en la biblioteca.
"Yo, yo no debería, realmente no debería, es peligroso, Hermione, ¡podría hacer mucho daño si el
secreto se descubre! ¿No has escuchado el dicho, tres pueden guardar un secreto si dos están muertos?
¿Que contárselo a tu amigo más cercano es lo mismo que contárselo a todos, porque no sólo se lo estás
confiando a ellos, estás confiando en todos los que ellos confían? Es demasiado importante, demasiado
riesgo, ¡no es el tipo de decisión que debería ser tomada para arreglar la reputación de alguien en la
escuela!"
"De acuerdo," Hermione dijo. Cerró el libro y lo puso de regreso en la estantería. "No me puedo

113
concentrar ahora mismo, Harry, lo siento."
"Si hay algo más que pueda hacer -"
"Se más amable con todos."
La niña no miró hacia atrás mientras se alejó caminando de las estanterías, lo que pudo haber sido algo
bueno, porque el niño estaba petrificado en el mismo lugar, inmóvil.
Tras un rato, el niño comenzó a pasar las páginas otra vez.

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Capítulo 12
Información Previa
...
Un niño espera en una pequeña área despejada al borde del bosque-no-prohibido, justo donde hay un
camino de tierra que lleva hacia las puertas de Hogwarts por un lado, y hacia la lejana distancia por el
otro. Hay un carruaje cercano, y el niño se está manteniendo lo más lejos posible de éste,
contemplándolo, sus ojos desviándose temblorosos hacia la dirección del carruaje por cuenta propia.
En la distancia, una figura se aproxima por el camino de tierra: Un hombre vistiendo túnica de profesor,
andando lenta y penosamente con los hombros caídos, sus zapatos formales pateando pequeñas nubes
de polvo al avanzar.
Medio minuto después, el niño lanza otra mirada rápida hacia él antes de regresar a su vigilancia; y este
vistazo muestra que los hombros del hombre de han enderezado, su cara desperezado, y que sus zapatos
ya caminan con mayor ligereza por la tierra, sin dejar tras de sí un rastro de polvo en el aire.
"Hola, Profesor Quirrell," Harry saludó sin dejar que sus ojos se apartaran otra vez de la dirección del
carruaje.
"Saludos," dijo la voz calmada del Profesor Quirrell. "Parece que está guardando su distancia, Sr.
Potter. ¿Supongo que no encuentra algo extraño sobre nuestro transporte?"
"¿Extraño?" Harry hizo eco. "Vaya no, no puedo afirmar que encuentre algo extraño. Veo números
perfectos de todo. Cuatro sillas, cuatro ruedas, dos enormes caballos esqueléticos con alas..."
Un esqueleto envuelto con piel se giró para mirarlo y mostró los dientes brillantes, sólidos y blancos
dentro de esa boca cavernosa, como para indicar que estaba tan encariñado con Harry como Harry lo
estaba de él. Los otros caballos esqueléticos de cuero negro echaron la cabeza hacia atrás como si
fueran a relinchar, pero no hubo sonido.
"Ellos son Thestrals, y siempre han arrastrado el carruaje," el Profesor Quirrell explicó, oyéndose
bastante imperturbable al tiempo que trepaba en la banca frontal del carruaje, sentándose tan a la
derecha como le fue posible. "Únicamente son visibles a aquellos que han visto la muerte y la han
comprendido, una defensa útil contra la mayoría de los animales depredadores. Mmm. Supongo que la
primera vez que estuvo en frente del Dementor, ¿su peor memoria resultó ser la noche de su encuentro
con El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado?"
Harry asintió sombríamente. Era la deducción correcta, aún si había sido por las razones incorrectas.
Aquellos que habían visto la Muerte...
"¿Recordó algo de interés, quizá?"
"Sí," Harry respondió, "Lo hice," sólo eso y nada más, porque él no estaba listo todavía para hacer
acusaciones.
El Profesor de Defensa sonrió con una de sus secas sonrisas, e hizo señas con un dedo impaciente.
Harry cerró la distancia y trepó dentro del carruaje, pestañeando. La sensación de destrucción había
crecido con mayor fuerza desde el día del Dementor, aún cuando se había venido debilitando días
antes. La distancia más grande que el carruaje le permitía mantener entre el Profesor Quirrell y él ya no

115
era lo suficientemente lejana.
Entonces los caballos esqueléticos comenzaron a trotar y el carruaje inició su movimiento, llevándolos
hacia los limites externos de Hogwarts. Al mimo tiempo, el Profesor Quirrell se derrumbó de nuevo en
su modo-zombi, y la sensación de destrucción disminuyó, aunque siguió flotando al borde de las
percepciones de Harry, sin poderse ignorar...
El bosque fue pasando mientras el carruaje siguió rodando, los árboles pasando a una velocidad que era
positivamente glacial en comparación a las escobas o incluso los carros. Había algo raramente
relajador, Harry pensó, sobre viajar así de lento. Ciertamente había relajado al Profesor de Defensa,
quien yacía desplomado con un pequeño chorro de saliva surgiendo de su perezosa boca y enturbiando
su túnica.
Harry todavía no había decidido qué se le permitía comer para el almuerzo.
Su investigación en la biblioteca no había dado ninguna señal de magos hablando con plantas no
mágicas. O cualquier animal no mágico aparte de las serpientes, sin embargo Hechizo y Habla por Paul
Breedlove había relatado el probablemente mítico cuento de una hechicera llamada la Dama de las
Ardillas Voladoras.
Lo que Harry quería hacer era preguntarle al Profesor Quirrell. El problema era que el Profesor
Quirrell era demasiado inteligente. Al juzgar por lo que Draco había dicho, el asunto del Heredero de
Slytherin era un gran bombazo, y Harry no estaba seguro de desear que alguien más lo supiera. Y en el
instante en que Harry lo interrogara sobre la lengua Parsel, el Profesor Quirrell fijaría sobre él esos
pálidos ojos azules y pronunciaría, 'ya veo, Sr. Potter, así que le enseñó al Sr. Malfoy el Encantamiento
Patronus y accidentalmente habló con su serpiente.'
No importaba que no existiera suficiente evidencia para localizar la verdadera explicación como una
hipótesis, menos aún superar la dificultad de la improbabilidad previa. De algún modo el Profesor de
Defensa lo deduciría de todos modos. Había veces que Harry sospechaba que el Profesor Quirrell tenía
mucho más información de fondo de lo que revelaba, su información previa era simplemente
demasiado buena. A veces él conseguía deducciones correctas increíbles incluso cuando sus razones
eran incorrectas. El problema era que Harry no podía ver cómo el Profesor Quirrell podía hallar pistas
extras de la mitad de las cosas que adivinaba. Sólo una vez a Harry le habría gustado hacer alguna clase
de deducción asombrosa de algo dicho por el Profesor Quirrell que pudiera coger a éste fuera de
guardia por completo.
...
"Ordenaré un plato de sopa de lenteja verde, con salsa de solla," el Profesor Quirrell solicitó a la
camarera. "Y para el Sr. Potter, un plato de chili de la familia Tenorman."
Harry titubeó con repentino desmayo. Había resuelto quedarse con los platos vegetarianos por el
momento, pero se le había olvidado en sus deliberaciones que el Profesor Quirrell era quien ordenaba
la comida - y sería incómodo si protestaba ahora -
La camarera les hizo una inclinación, y se giró para irse -
"Eh, disculpe, ¿en eso hay algo de carne de serpiente o de ardilla voladora?"
La camarera apenas y parpadeó, nada más se volteó para quedar de frente a Harry, negó con su cabeza,

116
hizo una inclinación amable hacia él otra vez, y reasumió su caminar hacia la puerta.
(Las otras partes de Harry se estaban riendo de él. Gryffindor hacía comentario sardónicos sobre como
algo de incomodidad social era suficiente para recurrir al ¡Canibalismo! (gritado por Hufflepuff), y
Slytherin estaba remarcando que tan bueno era que las éticas de Harry fueran flexibles cuando se
trataba de metas importantes como mantener su relación con el Profesor Quirrell.)
Después de que la camarera cerró la puerta tras ella, el Profesor Quirrell agitó su varita para deslizar el
pestillo, pronunció los Cuatro encantamientos usuales para asegurar su privacidad, y entonces dijo,
"Una duda interesante, Sr. Potter. ¿Me preguntó por qué la tuvo?"
Harry mantuvo su rostro sereno. "Antes estuve buscando algunos datos sobre el Encantamiento
Patronus," él respondió. "De acuerdo a El Encantamiento Patronus: Magos que Podían y No Podían,
resulta que Godric no podía y Salazar sí podía. Estaba sorprendido, así que investigué la referencia, en
Cuatro Vidas de Poder. Y entonces descubrí que Salazar Slytherin podía hablar con las serpientes
supuestamente." (Secuencia temporal no era lo mismo a causalidad, no era culpa de Harry si el
Profesor Quirrell desconocía eso.) "Una investigación más profunda me enseñó una antigua historia
sobre un tipo de diosa madre que podía hablar con las ardillas voladoras. Estaba un poco preocupado
por la idea de comer algo que pudiera hablar."
Y Harry bebió un sorbo casual de su agua -
- justo cuando el Profesor Quirrell expresó, "Sr. Potter, ¿sería correcto suponer que usted también es un
Lengua de Serpiente?"
Cuando Harry terminó de toser, puso su vaso de agua sobre la mesa, fijó su vista sobre la mandíbula del
Profesor Quirrell en vez de contemplarlo a los ojos, y acusó, "Así que usted es capaz de realizar
Legeremancia a través de mis barreras de Oclumancia, entonces."
El Profesor Quirrell estaba sonriendo ampliamente. "Tomaré eso como un cumplido, Sr. Potter, pero
no."
"Eso ya no me lo creo," Harry insistió. "No hay forma en que haya llegado a esa conclusión basado en
esa evidencia."
"Por supuesto que no," replicó el Profesor Quirrell ecuánime. "Había planeado hacerle esa pregunta
hoy de todos modos, y simplemente escogí un momento oportuno. He sospechado desde Diciembre, de
hecho -"
"¿Diciembre?" interrumpió Harry. "¡Yo lo descubrí ayer!"
"Ah, ¿así que usted no se dio cuenta de que el mensaje del Sombrero Seleccionador fue dicho en lengua
Parsel?"
En la segunda ocasión el Profesor de Defensa había calculado exactamente, también, hablar justo
cuando Harry estuviera tomando un trago de agua para despejar su garganta de la tos de la primera vez.
Harry no se había dado cuenta, no hasta ahora. Por supuesto fue obvio en el instante en que el Profesor
Quirrell lo explicó. Claro, la Profesora McGonagall incluso le había pedido no hablar con serpientes
donde nadie pudiera verlo, mas él pensó que se refería a ser visto hablando con cualquier estatua o
figura arquitectónica en Hogwarts que tuviera forma de serpiente. Doble ilusión de transparencia, él
creyó que la entendía a ella, ella creyó que él la entendía – sin embargó cómo rayos -

117
"Entonces," Harry observó, "usted realizó Legeremancia sobre mí durante mi primera clase de Defensa,
para descubrir qué sucedió con el Sombrero Seleccionador -"
"En ese caso no lo habría descubierto en Diciembre." el Profesor Quirell recostó la espalda en su
asiento, sonriendo. "Este no es un acertijo que pueda resolver por su cuenta, Sr. Potter, así que revelaré
la respuesta. Alrededor del día festivo invernal, me alertó el hecho de que el Director había llenado una
solicitud para un panel judicial cerrado para revisar el caso de un Sr. Rubeus Hagrid, a quien usted
conoce como el Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts, y quien fue acusado del asesinato de
Abigail Myrtle in 1943."
"Oh, por supuesto," comentó Harry, "eso hace completamente obvio que soy un Lengua de Serpiente.
Profesor, qué en el nombre de las dulces y deslizantes serpientes -"
"El otro sospechoso por ese asesinato era el Monstruo de Slytherin, el legendario habitante de la
Cámara de los Secretos de Slytherin. Por lo cual ciertas fuentes me alertaron del hecho, y por lo que
atrajo mi atención lo suficiente como para que gastara una buena cantidad de dinero sobornador para
aprender los detalles del caso. Ahora un hecho puntual, Sr. Potter, es que el Sr. Hagrid es inocente.
Ridícula y obviamente inocente. Él es el espectador inocente que más descaradamente ha llegado a ser
condenado por el sistema legal de la Bretaña mágica desde que la Confusión que Grindelwald le hizo a
Neville Chamberlain le fue atribuida a Amanda Knox. El Director Dippet presionó a un estudiante
títere para que acusara al Sr. Hagrid porque Dippet necesitaba un chivo expiatorio para cargarle la culpa
de la muerte de la Señorita Myrtle, y nuestro maravilloso sistema de justicia estuvo de acuerdo con que
esto era lo suficientemente plausible como para merecer la expulsión del Sr. Hagrid y el que se
rompiera su varita. Nuestro actual Director necesita meramente proveer un nuevo objeto de evidencia
que sea tan significativo como para reconvenir el caso; y con Dumbledore aplicando la presión en lugar
de Dippet, el resultado es una conclusión anticipada. Lucius Malfoy no tiene una razón particular para
temer la vindicación del Sr. Hagrid; por lo tanto Lucius Malfoy únicamente resistirá hasta cuando
pueda hacerlo sin costos con el propósito de imponer costos sobre Dumbledore, y Dumbledore está
claramente dispuesto a proseguir el caso de todos modos."
El Profesor Quirrell tomó un sorbo de su agua. "Pero divago. La nueva evidencia que el Director
promete proveer es exhibir un hechizo previamente no detectado sobre el Sombrero Seleccionador, que,
el Director asevera, él ha determinado personalmente sólo responde a los Slytherins que también
hablen Parsel. El Director además arguye que esto favorece la interpretación de que la Cámara de los
Secretos fue en efecto abierta en 1943, aproximadamente el periodo de tiempo correcto en que Aquel-
Que-No-Debe-Ser-Nombrado, un conocido hablador de Parsel, tuvo que haber asistido a Hogwarts. Es
una lógica bastante cuestionable, sin embargo un panel judicial podría concluir que hace tambalear el
caso lo bastante como para hacer dudar de la culpabilidad del Sr. Hagrid, si es que logran mantener un
rostro impávido mientras lo pronuncian. Y ahora hemos llegado a la pregunta principal: ¿cómo hizo el
Director para descubrir el hechizo escondido sobre el Sombrero Seleccionador?"
Ahora el Profesor Quirrell estaba sonriendo débilmente. "Bueno, supongamos que hubo un Lengua de
Serpiente en los estudiantes nuevos de este año, un potencial Heredero de Slytherin. Usted debe
admitir, Sr. Potter, que usted sobresale como una posibilidad siempre que se consideran personas
extraordinarias. Y si además me preguntara a mí mismo que nuevo Slytherin sería el más probable para
ser invadido en su privacidad mental por el Director, específicamente cazando las memorias de su
Seleccionador, entonces, usted sobresale aún más." La sonrisa desapareció. "Así que verá usted, Sr.

118
Potter, no fui yo quien invadió su mente, aunque no le pediré que se disculpe. No es su culpa que usted
haya creído las protestas de Dumbledore en cuanto a respectar su privacidad mental."
"Mis más sinceras disculpas," Harry dijo, manteniendo su rostro inexpresivo. El rígido control era una
confesión en sí mismo, al igual que el sudor cubriendo su frente; pero no pensó que el Profesor de
Defensa fuera a tomar ninguna evidencia de eso. El Profesor Quirrell nada más pensaría que Harry
estaba nervioso al haber sido descubierto como el Heredero de Slytherin. En vez de que estaba nervioso
porque el Profesor Quirrell pudiera darse cuenta que Harry había traicionado deliberadamente el
secreto de Slytherin... lo que ahora ya no parecía un movimiento astuto.
"Así que, Sr. Potter. ¿Algún progreso en el descubrimiento de la Cámara de los Secretos?"
No, pensó Harry. Mas para mantener una negación plausible, necesitabas un política general de a veces
evitar las preguntas incluso cuando no tienes nada que ocultar... "Con todo respeto, Profesor Quirrell,
de haber hecho tal progreso, no es del todo obvio para mí por qué se lo debería contar."
El Profesor Quirrell bebió un sorbo de su vaso de agua otra vez. "Bien entonces, Sr. Potter, debería
contarle libremente lo que yo sé o sospecho. Primero, creo que la Cámara de los Secretos es real, al
igual que el Monstruo de Slytherin. La muerte de la Señorita Myrtle no fue descubierta hasta horas
después de su desaparición, aún cuando las protecciones del castillo tendrían que haber alertado al
Director instantáneamente. Por lo tanto el asesinato fue realizado por el Director Dippet, lo que es
improbable, o por alguna otra entidad que Salazar Slytherin escondió con un nivel de seguridad
superior al del propio Director. Segundo, supongo que contrario a la leyenda popular, el propósito del
Monstruo de Slytherin no era deshacerse de los hijos de Muggles en Hogwarts. A menos que el
Monstruo de Slytherin fuera lo suficientemente poderoso como para derrotar al Director de Hogwarts y
a todos los profesores, no podría triunfar por fuerza. Múltiples asesinatos secretos resultarían en el
cierre de la escuela, como casi pasó en 1943, o en la construcción de nuevos hechizos de protección.
¿Así que para qué el Monstruo de Slytherin, Sr. Potter? ¿Qué propósito verdadero sirve?"
"Ah..." Harry bajó su mirada a su vaso de agua e intentó pensar. "Para matar a cualquiera que penetrara
en la Cámara y no perteneciera allí -"
"¿Un monstruo tan poderoso como para derrotar a un equipo de magos que pudieran romper las
mejores protecciones que Salazar pudo ubicar en su Cámara? Poco probable."
Harry ya se estaba sintiendo un poco presionado. "Bueno, la llaman la Cámara de los Secretos, ¿así que
tal vez el Monstruo tiene un secreto, o es un secreto?" Considerándolo, ¿qué clase de secretos había en
la Cámara de los Secretos en primer lugar? Harry no había hecho mucha investigación al respecto, en
parte porque había tenido la impresión de que nadie sabía nada -
El Profesor Quirrell estaba sonriendo. "¿Por qué simplemente no escribir el secreto?"
"Ahhh..." arguyó Harry. "Porque si el Monstruo hablara la lengua Parsel, ¿eso aseguraría que
únicamente un verdadero descendiente de Slytherin pudiera escuchar el secreto?"
"Bastante fácil programar las protecciones en la Cámara de los Secretos a una frase hablada en lengua
Parsel. ¿Por qué pasar por el problema de crear al Monstruo de Slytherin? No puede haber sido fácil
crear una criatura con un tiempo de vida de siglos. Vamos, Sr. Potter, debería ser obvio; ¿cuáles son los
secretos que pueden ser contados de una mente viviente a otra, y sin embargo nunca escritos?"
Harry lo vio entonces, con un chorro de adrenalina que hizo correr su corazón, su respiración más

119
acelerada. "Oh."
Salazar Slytherin había sido muy sagaz en efecto. Tan sagaz como para inventar una forma de
sobrepasar el Interdicto de Merlín.
Las magias poderosas no podían ser transmitidas a través de libros o fantasmas, pero si podías crear
una criatura pensante de larga vida con una memoria muy buena -
"Me parece muy probable a mí," dijo el Profesor Quirrell, "que Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado
comenzó su ascenso al poder con secretos obtenidos del Monstruo de Slytherin. Ese conocimiento
perdido de Salazar es la fuente de la extraordinaria hechicería de Quien-Tú-Sabes. De ahí mi interés en
la Cámara de los Secretos y el caso del Sr. Hagrid."
"Ya veo," Harry comentó. Y si él, Harry, podía hallar la Cámara de los Secretos de Salazar... entonces
todo el conocimiento perdido que el Señor Voldemort había obtenido sería suyo también.
Sí. Así era justo como la historia debería proceder.
Añadir la inteligencia superior de Harry y alguna investigación mágica original y algunos lanza misiles
Muggle, y la pelea resultante sería completamente injusta, que era exactamente como Harry la quería.
Harry estaba sonriendo maliciosamente, una mueca muy malvada. Nueva prioridad: Hallar todo en
Hogwarts que luzca remotamente como una serpiente y procurar hablarle. Iniciar con todo lo que ya
has intentado, sólo que esta vez asegúrate de usar lengua Parsel en vez de Español – haz que Draco te
permita ingresar a los dormitorios de Slytherin -
"No se ponga demasiado excitado, Sr. Potter," prosiguió el Profesor Quirrell. Su rostro se había vuelto
inexpresivo, ahora. "Debe continuar pensando. ¿Cuáles fueron las palabras de despedida del Señor
Oscuro para el Monstruo de Slytherin?"
"¿Qué?" Harry protestó. "¿Cómo podríamos saberlo nosotros?"
"Visualice la escena, Sr. Potter. Deje que su imaginación llene los detalles. El Monstruo de Slytherin –
probablemente alguna gran serpiente, para que únicamente le pueda hablar a un Lengua de Serpiente –
ha terminado de impartir todo el conocimiento que posee a Él-Que-No-Debe-Ser-Nombrado. Le
entrega a él la bendición final de Salazar, y le advierte que la Cámara de los Secretos deber permanecer
cerrada hasta que el próximo descendiente de Salazar demuestre ser lo suficientemente astuto como
para abrirla. Y él quien se convertirá en el Señor Oscuro asiente, y exclama -"
"Avada Kedavra," concluyó Harry, sintiendo su estómago pesado de repente.
"Regla Doce," el Profesor Quirrell explicó con calma. "Nunca dejar la fuente de tu poder yaciendo por
ahí donde alguien más la pueda encontrar."
La vista de Harry descendió hasta el mantel de la mesa, que se había decorado a sí mismo con un
melancólico patrón de flores negras y sombras. De alguna forma eso parecía... demasiado triste para ser
imaginado, la gran serpiente de Slytherin nada más deseaba ayudar al Señor Voldemort, y el Señor
Voldemort simplemente la había... había algo insoportablemente pesaroso sobre ello, qué clase de
persona le haría eso a un ser que no le había ofrecido otra cosa que amistad... "Usted sí cree que el
Señor Oscuro habría -"
"Sí," el Profesor Quirrell declaró categóricamente. "Él-Que-No-Debe-Ser-Nombrado dejó un rastro de

120
cuerpos detrás suyo, Sr. Potter; dudo que haya omitido ese. Si quedaban allí algunos artefactos que
pudieran ser movidos, el Señor Oscuro también se los habría llevado consigo. Podría haber todavía
algo digno de ver en la Cámara de los Secretos, y encontrarla demostraría que usted es el verdadero
Heredero de Slytherin. Pero no eleve sus esperanzas demasiado alto. Sospecho que todo lo que hallará
son los restos del Monstruo de Slytherin descansando en paz en su tumba."
Se sentaron en silencio por un rato.
"Podría equivocarme," dijo el Profesor Quirrell. "Al final sólo es una suposición. Sin embargo deseaba
advertirle, Sr. Potter, para que no quedara gravemente decepcionado."
Harry asintió poco después.
"Uno incluso podría arrepentirse de la victoria de su yo infantil," señaló el Profesor Quirrell. Su sonrisa
torcida. "Si únicamente Quien-Tú-Sabes hubiera vivido, usted podría haberlo persuadido de enseñarle
algo del conocimiento que habría sido su herencia, de un Heredero de Slytherin a otro." La sonrisa se
torció aún más, como para burlarse de la obvia imposibilidad, teniendo en cuenta la premisa.
Nota para mi mismo, pensó Harry, con un ligero escalofrío y una punzada de ira, asegurarse de extraer
mi herencia de la mente del Señor Oscuro, de una forma o de otra.
Hubo otro silencio. El Profesor Quirrell estaba viendo a Harry como si esperara que preguntara algo.
"Bueno," habló Harry, "ya que estamos en el tema, puedo indagar cómo cree funciona todo el negocio
de la Lengua de Serpiente -"
Se produjo un llamado a la puerta, entonces. El Profesor Quirrell alzó un dedo precavido, entonces
abrió la puerta agitando la varita. La camarera entró, balanceando una enorme bandeja con sus comidas
como si todo el montón no pesara nada (lo que probablemente era cierto). Le entregó al Profesor
Quirrell su plato de sopa verde, y un vaso de su usual Chianti; y depositó frente a Harry un plato de
pequeñas tiras de carne rociadas con una salsa que se veía espesa, además un vaso de su acostumbrada
soda de melaza. Entonces hizo una reverencia, logrando hacer que pareciera sincero respeto en vez de
un reconocimiento superficial, y partió.
Cuando se había ido, el Profesor Quirrell levantó un dedo silenciador otra vez, y extrajo su varita.
Y entonces el Profesor Quirrell comenzó a realizar una cierta serie de encantamientos que Harry
reconoció, haciendo que respirara bruscamente. Eran las series y arreglos que el Sr. Bester había usado,
el conjunto total de veintisiete hechizos que usarías antes de discutir algo de verdadera gran
importancia.
Si la discusión de la Cámara de los Secretos no había contado como importante -
Cuando el Profesor Quirrell había terminado – él ejecutó treinta hechizos, tres de los cuales Harry no
había escuchado antes – el Profesor de Defensa pronunció, "Ahora no seremos interrumpidos por un
tiempo. ¿Puede guardar un secreto, Sr. Potter?"
Harry asintió.
"Un secreto serio, Sr. Potter," el Profesor Quirrell insistió. Sus ojos eran intensos, su rostro grave. "Uno
que podría potencialmente enviarme a Azkaban. Piense antes de responder."
Por un momento Harry no vio por qué la pregunta debía ser tan difícil, teniendo en cuenta su creciente

121
colección de secretos. Entonces -
Si este secreto podía enviar al Profesor Quirrell a Azkaban, eso significaba que él había hecho algo
ilegal...
El cerebro de Harry realizó unos cuantos cálculos. Cual fuera el secreto, el Profesor Quirrell no
pensaba que su acto ilegal se reflejaría mal ante los ojos de Harry. No había ventaja que ganar al no
escucharlo. Y si revelaba algo malo con el Profesor Quirrell, entonces era una gran ventaja para Harry
el enterarse, aún si había prometido no contárselo a nadie.
"Nunca he tenido mucho respeto por la autoridad," Harry declaró. "Autoridad legal y gubernamental
incluidas. Guardaré su secreto."
Harry no se molestó en inquirir si la revelación era digna del riesgo que representaba para el Profesor
Quirrell. El Profesor de Defensa no era estúpido.
"Entonces debo comprobar si es en realidad un descendiente de Salazar," dijo el Profesor Quirrell, y se
levantó de su silla. Harry, movido más por el reflejo y el instinto que el calculo, se levantó también de
su silla.
Se produjo una difuminación, un cambio, un movimiento repentino.
Harry abortó su pánico a la mitad del salto hacia atrás, dejándolo con los brazos haciendo aspavientos e
intentando no caer, un frenético flujo de adrenalina corriendo a través suyo.
Al otro lado del cuarto se balanceaba una serpiente de un metro de alto, verde brillante e
intrincadamente vendada en blanco y azul. Harry no conocía suficiente sobre serpientes como para
reconocerla, pero sabía que 'coloreada brillantemente' era igual a 'venenosa'.
La constante sensación de amenaza había disminuido, muy irónicamente, después de que el Profesor de
Defensa de Hogwarts se había convertido en una serpiente venenosa.
Harry tragó con fuerza y habló, "Saludos - ah, ssss, no, ah, saludoss."
"Assí," siseó la serpiente. "Tú hablass, yo esscuchó. ¿Yo hablo, tú escuchass?"
"Ssí, yo oígo," silbó Harry. "¿Ussted ess un Animago?"
"Obviamente," siseó la serpiente. "Treinta y ssiete reglass, número treinta y cuatro: Volversse un
Animago. Todass lass perssonass ssenssatass lo hacen, ssi pueden. Ademáss, muy raro." Los ojos de la
serpiente eran superficies planas instaladas dentro de abismos oscuros, finas pupilas negras dentro de
campos de color gris oscuro. "Essta ess la máss ssegura forma para hablar. ¿Lo vess? Ningún otro
puede entendernoss."
"¿Aún ssi sson sserpientes Animagoss?"
"No a menoss que el heredero de Sslytherin lo permita." La serpiente soltó una serie de silbidos cortos
que el cerebro de Harry tradujó como una risa sardónica. "Sslytherin no esstúpido. Sserpiente Animago
no ess lo missmo que Lengua de Sserpiente. Ssería una gran falla en el essquema."
Bueno eso definitivamente argumentaba que la lengua Parsel era una magia personal, no que hiciera a
las serpientes conscientes con un lengua que se podía aprender -
"No esstoy regisstrado," siseó la serpiente. Los oscuros abismos de sus ojos contemplaron a Harry.

122
"Animagoss deben regisstrarsse. Casstigo ess doss añoss de prissión. ¿Guardarass mi ssecreto,
chico?"
"Ssí," siseó Harry. "Nunca rompería promessa."
La serpiente pareció paralizada, como si estuviera conmocionada, y entonces comenzó a balancearse de
nuevo. "Regressamos aquí en ssiete díass. Trae capa para passar ssin sser vissto, trae reloj de arena
para moversse a travéss del tiempo -"
"¿Ussted ssabe?" silbó Harry sorprendido. "Cómo -"
De nuevo la serie de silbidos cortos que se traducían como una risa sardónica. "Llegass a mi primera
classe mientrass ssigues en otra classe, derribass a un enemigo con passtel, doss bolass de memoria -"
"No importa," siseó Harry. "Inquietud esstúpida, olvidé que ussted era lissto."
"Algo tonto de olvidar," dijo la serpiente, mas el silbido no parecía ofendido.
"Reloj de arena esstá resstringido," Harry explicó. "No puedo ussarlo hassta la hora novena."
La serpiente retorció su cabeza, un asentimiento de cabeza serpentino. "Muchass resstriccioness.
Bloqueado para tu usso perssonal, no puede sser robado. No puede teletranssportar otross humanoss.
Ssin embargo sserpiente cargada dentro de monedero, yo ssospecho sservirá. Pienssa possible
ssostener el reloj de arena ssin ir a mover dentro del caparazón, ssin perturbar lass protecciones,
mientrass girass el caparazón alrededor. Lo probaremoss en ssiete díass. No hablaremoss de planess
máss allá de essto. No dicess nada, a nadie. No dass sseñal de expectativa, ninguna. ¿Entendisste?"
Harry asintió.
"Ressponde con palabrass."
"Ssí."
"¿Haráss como yo ordene?"
"Sí. Pero," Harry soltó un carraspeó tambaleante que fue como su mente tradujo un titubeante 'Ahhh' en
serpentino, "Yo no prometo hacer lo que ssea que ssea essto, ussted no lo ha explicado -"
La serpiente se estremeció y eso la mente de Harry lo tradujo como una mirada severa. "Por ssupuesto
que no. Disscutiremoss lass esspecificacioness en la próxima reunión."
La difuminación y el movimiento se revirtieron en sí mismos, y el Profesor Quirrell estaba allí de pie
una vez más. Por un momento el propio Profesor de Defensa pareció balancearse, al igual que lo había
hecho la serpiente, y sus ojos eran fríos y planos; entonces sus hombros se enderezaron y era humano
otra vez.
Y el aura de peligro había regresado.
La silla del Profesor Quirrell se apresuró a llegar detrás de él, y él se sentó en ella. "No tiene sentido
dejar que esto se desperdicie," el Profesor Quirrell habló al tiempo que levantaba su cuchara, "aunque
por el momento preferiría mucho más un ratón vivo. Uno nunca puede separar del todo la mente del
cuerpo que usa, verá usted..."
Lentamente Harry cogió su asiento y empezó a comer.

123
...
"Así que la linea de Salazar no murió con Quien-Tú-Sabes después de todo," continuó el Profesor
Quirrell al rato. "Parece que ya hay rumores comenzando a esparcirse, entre nuestro fino cuerpo
estudiantil, de que usted es Oscuro; me preguntó qué pensarían, si supieran eso."
"O si supieran que destruí un Dementor," Harry replicó, y se encogió de hombros. "Supongo que todo
el alboroto duraría hasta la próxima vez que yo haga algo interesante. Hermione está teniendo
problemas, sin embargo, y quería saber si usted podría tener alguna sugerencia para ella."
El Profesor de Defensa se comió varías cucharadas de sopa en silencio, entonces; y cuando habló de
nuevo, su voz era extrañamente monótona. "En verdad te importa esta chica."
"Sí," Harry contestó con calma.
"¿Supongo que es por eso que ella fue capaz de sacarte de tu Dementación?"
"Más o menos," respondió Harry. La frase era cierta en una forma, sólo que no exacta; no era que a su
yo Dementado le importara, sino que había estado confundido.
"Yo no tuve ningún amigo así cuando fui joven." Todavía la misma voz sin emoción. "¿Qué habría sido
de ti, tengo curiosidad, de haber estado solo?"
Harry tuvo un escalofrío antes de poder detenerse.
"Debes sentirte agradecido con ella."
Harry nada más asintió. No del todo exacto, pero verdadero.
"En ese caso esto es lo que yo podría haber hecho a tu edad, de haber existido alguien por quien hacerlo
-"

124
Capítulo 13
Egocentrismo
...
Padma Patil había finalizado su cena un poco tarde, cerca de las siete y media, y ahora estaba dando
zancadas rápidas para salir del Gran Comedor en su camino hacia los dormitorios y los cuartos de
estudio de Ravenclaw. Esparcir rumores era divertido y destruir la reputación de Granger era aún más
divertido, pero podía distraer del trabajo escolar. Se había retrasado con un ensayo de seis pulgadas
sobre la madera de *lomillialor que era para la clase de la mañana de Herbología, y necesitaba acabarlo
esta misma noche.
Fue mientras estaba cruzando un largo, retorcido, y estrecho corredor de piedra que el susurro llegó,
sonando como si estuviera proviniendo justo detrás de ella.
"Padma Patil..."
Ella se giró tan veloz como el rayo, su varita ya extraída de un bolsillo entre su túnica y saltando a sus
manos, si Harry Potter creía que podía ser sigiloso y asustarla a ella tan sencillamente -
No había nadie allí.
Instantáneamente Padma se volteó y miró en la otra dirección, si había sido un Encantamiento de
Ventriloquia -
No había nadie allí, tampoco.
El murmullo susurrante llegó otra vez, suave y peligroso con un ligero siseo subyacente.
"Padma Patil, chica Slytherin..."
"Harry Potter, chico Slytherin," ella dijo en voz alta.
Ella había combatido a Potter y su Legión del Caos una docena de veces, y ella sabía que esto era obra
de Harry Potter de alguna forma...
...aún cuando el Encantamiento de Ventriloquia únicamente funcionaba hasta el alcance de la vista, y en
el tortuoso corredor, ella podía ver fácilmente todo el camino hasta el sesgo más cercano tanto hacia
adelante como hacia atrás, y no había nadie allí...
...no importaba. Ella conocía a su enemigo.
Se produjo una risa susurrante, ahora llegando de su lado, y ella se giró y apuntó su varita hacia el
murmullo y gritó "¡Luminos!"
El voltio rojo de luz se estrelló contra la pared, lo que la iluminó con un resplandor escarlata que pronto
se desvaneció.
Realmente no había esperado que funcionara. No era posible que Harry Potter fuera invisible, no
invisible de verdad, esa era magia que la mayoría de adultos no podían hacer, y ella nunca creía ni
nueve décimas de las historias sobre él.
La voz susurrante se rió de nuevo, esta vez al lado contrario.

125
"Harry Potter se sostiene en el precipicio," murmuró la voz, oyéndose muy cerca de su oreja, "él está
tambaleando, sin embargo tú, tú ya estás cayendo, chica Slytherin..."
"¡El sombrero nunca llamó mi nombre para Slytherin, Potter!" Ella puso su espalda contra la pared, así
no tendría que ver detrás suyo, y elevó su varita en posición de ataque.
Otra vez la risa suave. "Harry Potter ha estado en la sala común de Ravenclaw por la última media
hora, ayudando a Kevin Entwhistle y Michael Corner a recordar recetas de Pociones. Pero eso no
importa. Estoy aquí para entregar una advertencia para ti, Padma Patil, y si eliges ignorarla, es tu propia
responsabilidad."
"De acuerdo," ella dijo fríamente. "Adelante y dame tu advertencia, Potter, no te tengo miedo."
"Slytherin era una gran Casa, hace tiempo," explicó el murmullo; ahora sonaba triste. "Slytherin fue
alguna vez una Casa que habrías estado orgullosa de escoger, Padma Patil. Sin embargo algo salió
malo, algo se echó a perder; ¿sabes que salió mal con la Casa de Slytherin, Padma Patil?"
"No, ¡y no me importa!"
"Mas debería importarte," replicó el susurro, oyéndose como si proviniera detrás de su cabeza donde
yacía casi presionada contra la pared. "Porque tú aún eres esa niña a la que el Sombrero Seleccionador
le ofreció esa elección. ¿Crees que nada más elegir Ravenclaw significa que no eres Pansy Parkinson, y
jamás te convertirás en Pansy Parkinson, sin importar cómo te conduzcas?"
A pesar de todo, ahora, pequeños escalofríos de miedo estaban esparciéndose desde su columna y
recorriendo su piel. Había escuchado aquellas historias sobre Harry Potter también, que en secreto era
un Legeremante. Pero siguió enderezada, y puso todo el veneno que pudo en su voz cuando habló, "Los
Slytherins se volvieron Oscuros para obtener poder, al igual que tú lo hiciste, Potter. Y yo no lo haré,
jamás."
"Sin embargo intrigas viciosos rumores sobre una niña inocente," murmuró la voz, "aún cuando no te
ayudará a conseguir ninguna de tus ambiciones, y sin considerar que ella tiene poderosos aliados que
podrían sentirse ofendidos. Ese no es el orgullo del Slytherin de los antiguos días, Padma Patil, ese no
es el orgullo de Salazar, ese es el Slytherin que se pudrió, Padma Parkinson no Padma Malfoy..."
Ella se estaba sintiendo más aterrada de lo que nunca se había sentido en su vida, y la posibilidad de
que pudiera tratarse en realidad de un fantasma estaba comenzando a ganarla. No había escuchado que
los fantasmas pudieran esconderse de este modo, mas quizá no lo hacían usualmente – sin mencionar
que la mayoría de fantasmas no eran así de horripilantes, después de todo no eran más que gente
muerta - "¿Quién eres tú? ¿El Barón Sangriento?"
"Cuando Harry Potter fue abusado y golpeado," la voz murmuró, "él ordenó a todos sus aliados que se
refrenaran de la venganza; ¿recuerdas eso, Padma Patil? Porque Harry Potter se tambalea, pero todavía
no ha perdido; él está luchando, él mismo sabe que está en peligro. Sin embargo Hermione Granger no
hizo tal petición a sus propios aliados. Harry Potter está enojado contigo ahora, Padma Patil, más
enojado de lo que habría estado jamás si se tratara de él... y él tiene aliados propios."
Un temblor descendió a través suyo, ella supo que era visible y se odió a sí misma por ello.
"Oh, no tengas miedo," exhaló la voz. "No te voy a lastimar. Verás, Padma Patil, Hermione Granger es
verdaderamente inocente. Ella no está cerca del precipicio, no está cayendo. Ella no le solicitó a sus

126
aliados de refrenarse de herirte, porque el pensamiento ni siquiera se le ocurrió como una posibilidad. Y
Harry Potter sabe muy bien que si te lastima a ti o causa que estés lastimada, por el bien de Hermione
Granger, entonces ella nunca le volvería a hablar hasta que el Sol dejara de arder y la última estrella
fallé en el cielo nocturno." La voz estaba muy triste. "Ella en realidad es una niña amable, una persona
tal que yo únicamente puedo desear ser..."
"¡Granger no puede invocar el Encantamiento Patronus!" exclamó Padma. "Si realmente fuera tan
buena como pretende ser -"
"¿Puedes tú invocar el Encantamiento Patronus, Padma Patil? Ni siquiera te atreviste a intentarlo,
tuviste miedo de cuál podría ser el resultado."
"¡Ese no es verdad! ¡No tuve tiempo, eso es todo!"
El susurro continuó. "Pero Hermione Granger sí lo intentó, abiertamente en frente de sus amigos, y
cuando su magia falló ella estaba sorprendida y consternada. Porque hay secretos para el
Encantamiento Patronus que muy pocos conocen, y quizá nadie los conoce ahora aparte de mí." Una
suave, risa entre dientes. "Que conste que no es una mancha en su espíritu lo que impide que su luz
surja. Hermione Granger no puede invocar el Encantamiento Patronus por la misma razón que Godric
Gryffindor, quien levantó estas paredes, nunca pudo."
El corredor se estaba poniendo más frío, ella estaba segura, como si alguien estuviera usando el
Encantamiento Enfriador.
"Y Harry Potter no es el único aliado de Hermione Granger." Había un tono subyacente de seca alegría
en ese susurro, le recordó de repente y amenazadoramente al Profesor Quirrell. "Filius Flitwick y
Minerva McGonagall la aprecian mucho, creo. ¿Se te ocurrió que si alguno de ellos dos descubre lo
que has estado haciendo a Hermione Granger, podrían llegar a apreciarte menos? Podrían no intervenir
abiertamente, tal vez; sin embargo podrían ser más reticentes a concederte Puntos de Casa, un poco
lentos para guiar las oportunidades en tu camino -"
"¿Potter me delató?"
Una risa fantasmal, un seco jeh-jeh-jeh. "¿Crees que esos dos son estúpidos, sordos y ciegos?" Con un
triste murmullo, "¿Piensas que Hermione Granger no es preciosa para ellos, que no la verán sufriendo?
Así como pudieron estarlo de ti alguna vez, su joven y brillante Padma Patil, mas tú lo estás
desechando..."
La garganta de Padma estaba reseca. Ella no había considerado eso, para nada.
"Me pregunto cuántas personas quedarán al final que se preocupen por ti, Padma Patil, en esta senda
que ahora transitas. ¿Vale la pena, nada más para distanciarte un poco más de tu hermana? ¿Para ser la
sombra de la luz de Parvati? Tu miedo más profundo siempre ha sido caer en armonía con ella, de
regreso a la armonía debería decir; ¿pero vale la pena herir a una niña inocente, nada más para hacerte
mucho más diferente? ¿Debes ser la gemela malvada, Padma Patil, no puedes encontrar un bien
diferente que perseguir?"
Su corazón estaba taladrando su pecho. Ella no había, ella nunca había platicado sobre eso con nadie -
"Siempre me he preguntado por qué los estudiantes se abusan entre ellos," suspiró la voz. "Cómo los
niños se hacen la vida difícil para sí mismos, cómo convierten sus escuelas en prisiones con sus propias

127
manos. ¿Por qué los seres humanos hacen sus propias vidas tan poco placenteras? Puedo darte una
parte de la respuesta, Padma Patil. Es porque las personas no se detienen a pensar antes de causar dolor,
si no se imaginan que también podrían resultar lastimados, que también podrían resultar heridos por sus
propias malas acciones. Pero tú sufrirás, oh, sí, Padma Patil, sufrirás, si te quedas en este camino.
Sufrirás el mismo dolor de la soledad, el mismo dolor del miedo y la desconfianza de otros, que hora
infliges en Hermione Granger. Sólo que en tu caso es merecido."
Su varita estaba temblando en su mano.
"No escogiste un bando cuando fuiste a Ravenclaw, niña. Escoges tu bando por la forma en que vives
tu vida, lo que haces a otras personas y lo que te haces a ti misma. ¿Vas a iluminar las vidas de otros, o
las vas a oscurecer? Esa es la elección entre Luz y Oscuridad, no alguna palabra gritada por el
Sombrero Seleccionador. Y la parte difícil, Padma Patil, no es decir 'Luz', la parte difícil es decidir cuál
es cuál, y admitirte a ti mismo cuando comienzas a descender por el camino equivocado."
Hubo silencio. Siguió por un largo tiempo, y Padma se dio cuenta de que la habían despachado.
Padma casi dejo caer su varita, cuando intentó ponerla de vuelta en su bolsillo. Casi se cayó, cuando
dio un paso para alejarse de la pared, y se giró para irse -
"No siempre he escogido correctamente entre la Luz y la Oscuridad," el susurro expresó, fuerte y
brusco directamente dentro de su oído. "No tomes mi sabiduría como la palabra final, niña, no tengas
miedo de cuestionarla, pues aunque lo he intentado a veces he fallado, oh, sí, he fallado. Sin embargo tú
estás lastimando a un verdadero inocente, y no alcanzarás ninguna de tus ambiciones con ello, no es
para ningún plan astuto. Estás infligiendo dolor puramente por el placer que eso te trae. No siempre he
escogido correctamente entre la Luz y la Oscuridad, mas al menos sé que eso es oscuridad, de seguro.
Estás hiriendo a una niña inocente, y escapas la retribución únicamente porque ella es demasiado
amable para tolerar que sus aliados se muevan en contra tuya. No puedo dañarte por eso, así que
entérate de que no puedo respetarlo. No eres digna de Slytherin; ¡ve y haz tu tarea de Herbología, niña
de Ravenclaw!"
El susurro final fue como un fuerte siseo que sonó casi como una serpiente, y Padma huyó, huyó por
los corredores como si los Lethifolds la estuvieran persiguiendo, corrió sin importarle las reglas que
prohibían correr en los corredores, aún cuando pasó al lado de otros estudiantes que la miraron
sorprendidos, ella no se detuvo, corrió directo hasta los dormitorios de Ravenclaw con el pulso
golpeando en su cuello, la puerta le preguntó "¿Por qué brilla el Sol de día en lugar de la noche?" y le
llevó tres intentos lograr que su respuesta fuera coherente, y entonces la puerta se abrió y vio -
- unas cuantas niñas y niños, algunos jóvenes y otros mayores, todos contemplándola, y en una esquina
en la mesa pentagonal, Harry Potter y Michael Corner y Kevin Entwhistle, viéndola por encima de sus
libros escolares.
"¡Dulce Merlín!" exclamó Penelope Clearwater, levantándose de un sofá. "¿Qué te sucedió, Padma?"
"Yo," tartamudeó ella, "yo, yo escuché – un fantasma -"
"No fue el Barón Sangriento, ¿o sí?" inquirió Clearwater. Ella extrajo su varita y un momento después
estaba sosteniendo un vaso, y entonces un Aguamenti después el vaso estaba lleno con agua. "Aquí,
bebe esto, siéntate -"
Padma ya estaba marchando hacia la mesa pentagonal. Miró a Harry Potter, quien la estaba observando

128
fijamente, con calma y gravedad y un poco de tristeza.
"¡Tú hiciste esto!" Padma exclamó. "Cómo – tú – ¡cómo te atreves!"
Hubo un repentino cuchicheo en el dormitorio de Ravenclaw.
Harry nada más la miro.
Y cuestionó, "¿Hay algo con lo que te pueda ayudar?"
"No lo niegues," Padma insistió, con voz temblorosa, "tú enviste ese fantasma hacia mí, eso dijo -"
"Hablo en serio," Harry la interrumpió. "¿Puedo ayudarte con algo? Conseguirte algo de comer, o
traerte una gaseosa, o ayudarte con tu tarea, ¿o algo así?"
Todos los estaban contemplando a los dos.
"¿Por qué?" Padma espetó. No se le ocurría otra cosa que decir, ella no lo entendía.
"Porque algunos de nosotros estamos de pie frente al precipicio," Harry respondió. "Y la diferencia es
lo que hagas por otras personas. ¿Dejaras que te ayude con algo, Padma, por favor?"
Ella se lo quedó viendo, y supo, en ese momento, que él había recibido su propia advertencia, al igual
que ella.
"Yo..." ella contestó. "Tengo que escribir seis pulgadas sobre el lomillialor -"
"Permite que suba a mi dormitorio y traiga mis cosas de Herbología," Harry anunció. Se levantó de la
mesa pentagonal, miró a Entwhistle y Corner. "Lo siento, chicos, los veré después."
Ellos no dijeron nada, nada más observaron, junto con todos los demás en el dormitorio, al tiempo que
Harry Potter caminaba hacia las escaleras.
Y justo cuando el comenzaba a subir, pronunció, "Y nadie debe molestarla con preguntas inútiles a
menos que ella quiera hablar al respecto, ¿espero que todos lo hayan entendido?"
"Lo entendimos," respondieron la mayoría de los de primer año y algunos estudiantes más mayores,
unos cuantos sonando bastante asustados.
...
Y ella conversó sobre muchas cosas con Harry Potter además de la madera lomillialor – incluso su
miedo de volver a caer en armonía con Parvati, del cual ella nunca antes había hablado con nadie, pero
no importaba porque el aliado fantasmal de Harry ya lo sabía. Y Harry había cogido su monedero y
extrajo unos libros raros, prestados con la condición de guardar completo silencio, aseverando de que
si ella podía comprehender aquellos libros eso cambiaría sus patrones de pensamiento lo suficiente
como para que nunca jamás volviera a caer en armonía con Parvati...
A las nueve en punto, cuando Harry declaró que tenía que irse, el ensayo iba a la mitad.
Y cuando Harry hizo una pausa, y la volteó a mirar antes de salir, y afirmó que él la consideraba digna
de Slytherin, la hizo sentir bien por un minuto entero antes de darse cuenta de lo que le acababan de
decir y quién se lo había dicho.
...

129
Cuando Padma bajó a desayunar, esa mañana, observó a Mandy verla y susurrar algo a la chica que
estaba sentada a su lado en la mesa de Ravenclaw.
Ella miró a la chica levantarse de la banca y caminar hacia ella.
La noche anterior Padma se había alegrado de que la chica durmiera en el otro dormitorio; mas ahora
que lo reflexionaba, esto era peor, ahora tenía que hacerlo en frente de todos.
Aunque Padma estaba sudando, sabía lo que tenía que hacer.
La chica se acercó -
"Lo siento."
"¿Qué?" exclamó Padma. Esa era su linea.
"Lo siento," repitió Hermione Granger. En voz alta para que todos la pudieran escuchar. "Yo... yo no le
solicité a Harry que hiciera eso, y me enojé con él cuando lo descubrí, y le hice prometer que no
volvería hacer algo así a nadie, y no le voy a hablar durante una semana... Yo real, realmente lo siento,
Señorita Patil."
La espalda de Hermione Granger estaba rígida, su expresión era rígida, podías ver el sudor en su rostro.
"Este," espetó Padma. Sus propios pensamientos se habían revuelto, ahora...
La vista de Padma se desvió a la mesa de Ravenclaw, donde un niño las contemplaba con ojos
entrecerrados y sus manos apretadas sobre su regazo.
...
Antes:
"¡Te pedí que fueras más amable!" chilló Hermione.
Harry estaba empezando a sudar. Nunca había escuchado a Hermione gritarle antes, y fue bastante
fuerte en el salón vacío.
"Yo – pero – ¡pero yo fui amable!" Harry protestó. "Prácticamente la he redimido, ¡Padma iba por el
mal camino y yo la saqué de ahí! ¡Probablemente cambié toda su vida para que sea más feliz! Además,
tendrías que haber escuchado la versión original de lo que sugirió el Profesor Quirrell para mí -" en ese
punto Harry se dio cuenta de lo que iba a revelar y cerró su boca un segundo demasiado tarde.
Hermione agarró sus rizos castaños, un gesto que Harry no le había visto hacer antes. "¿Qué propuso
él? ¿Matarla?"
El Profesor de Defensa había sugerido que Harry identificara a todos los estudiantes claves que
tuvieran influencia dentro y fuera de su año y procurara ganar control absoluto de la fabrica de rumores
en Hogwarts, remarcando que este era un reto generalmente útil y divertido para cualquier Slytherin
verdadero atendiendo Hogwarts.
"Nada de eso," Harry replicó rápidamente, "él nada más dijo de manera general que debía conseguir
influencia sobre las personas esparciendo rumores, y yo decidí que la versión amable de eso sería sólo
informar a Padma directamente sobre las implicaciones de lo que ella estaba haciendo, y las posibles
consecuencias de sus acciones, en vez de intentar amenazarla o algo así -"

130
"¿Llamas a eso no amenazar a alguien?" Las manos de Hermione ahora estaban jalando su cabello.
"Este..." Harry titubeó. "Supongo que ella pudo sentirse un poco amenazada, pero Hermione, las
personas harán cualquier cosa cuando crean que pueden salirse con la suya, no les importa cuán
lastimadas puedan resultar otras personas si no les duele a ellos mismos, si Padma piensa que no hay
consecuencias por esparcir mentiras sobre ti entonces por supuesto que ella simplemente lo seguirá
haciendo -"
"¿Y crees que no va a haber consecuencias por lo que tú hiciste?"
De repente Harry tuvo un malestar en su estómago.
Hermione tenía la mirada más enojada que él le hubiera llegado a ver. "¿Qué crees que piensan los
otros estudiantes de ti ahora, Harry? ¿De mí? Si a Harry no le gusta la forma en que hablas sobre
Hermione, conseguirás que te ataquen los fantasmas, ¿es eso lo que querías que ellos sintieran?"
Harry abrió su boca y ninguna palabra surgió, él sólo... no había pensado sobre eso de esa forma,
realmente...
Hermione se agachó para recoger sus libros de la mesa donde los había dejado caer. "No te voy a hablar
durante una semana, y le contaré a todos que no voy a hablar contigo por una semana, y les contaré por
qué, y quizá eso reparará algo de lo que hiciste. Y después de esa semana, yo voy a – yo decidiré
entonces qué hacer, supongo -"
"¡Hermione!" La voz de Harry se alzó hasta ser un chillido de desesperación. "¡Estaba intentando
ayudar!"
La niña se giró y lo contempló al tiempo que abrió la puerta del salón de clases.
"Harry," ella pronunció, y su voz tembló un poco a causa de la ira, "el Profesor Quirrell te está
empujando a la oscuridad, en verdad lo está haciendo, lo digo en serio, Harry."
"Esto... no fue él, esto no fue lo que él propuso, esto sólo fui yo -"
La voz de Hermione ya era casi un susurro. "Algún día vas a ir a almorzar con él, y será tu lado oscuro
el que regrese, o tal vez tú ni siquiera regreses."
"Te prometo," Harry declaró, "que regresaré del almuerzo."
Ni siquiera estaba pensando cuando habló.
Y Hermione tan sólo se volteó y tras una zancada cerró la puerta con un portazo.
Vaya forma de invocar las leyes de la ironía dramática, tarado, observó el Crítico Interno de Harry.
Ahora vas a morir este Sábado, tus últimas palabras serán 'Lo siento, Hermione', y ella siempre se
arrepentirá de que la última cosa que hizo fue aporrear la puerta -
Oh, cállate.
...
Cuando Padma se sentó con Hermione a desayunar, y explicó en una voz lo suficientemente alta como
para que otros la oyeran que el fantasma le había dicho cosas que era importante que ella escuchara, y
Harry Potter había estado en lo correcto al hacerlo, hubo algunos personas que quedaron con menos
temor, y algunos que quedaron más temerosos.

131
Y después las personas dijeron menos cosas feas sobre Hermione, al menos en primer año, al menos en
publico donde Harry Potter podría escucharlo.
Cuando el Profesor Flitwick le preguntó a Harry si él era el responsable por lo sucedido a Padma, y
Harry respondió que sí, el Profesor Flitwick le informó que debía servir dos días de detención. Aún si
únicamente había sido un fantasma y Padma no había sido herida, aún así, ese no era un
comportamiento aceptable para un estudiante de Ravenclaw. Harry asintió y afirmó que comprendía
por qué el Profesor tenía que hacerlo, y no protestaría; mas considerando que eso parecía haber hecho
cambiar a Padma, ¿el Profesor Flitwick realmente creía, extraoficialmente, que él había hecho lo
incorrecto? Y el Profesor Flitwick hizo una pausa, pareciendo de hecho considerarlo, y entonces le
explicó a Harry, con una chillona voz solemne, que necesitaba aprender a relacionarse con otros
estudiantes en la forma normal.
Y Harry no pudo evitar pensar que este era un consejo que el Profesor Quirrell nunca le daría.
Harry no pudo evitar pensar que de haberlo hecho al estilo del Professor Quirrell, la forma normal de
Slytherin, una mezcla de incentivos positivos y negativos para lograr que Padma y los otros traficantes
de rumores quedaran bajo su control explicito, entonces Padma no habría hablado al respecto, y
Hermione nunca lo habría descubierto...
...en cuyo caso Padma no habría sido redimida, habría seguido en el mal camino, y habría sufrido por
ello eventualmente. No era como si Harry le hubiera mentido a Padma de alguna forma, cuando usó el
Giratiempo estando invisible y usando el Encantamiento de Ventriloquia.
Harry todavía no estaba seguro de si había hecho lo correcto, o una cosa correcta, y Hermione no había
cedido en cuanto no hablarle – aunque estaba hablando bastante con Padma. Había dolido más de lo
que Harry había esperado, regresar a estudiar por su cuenta; como si su cerebro ya hubiera olvidado su
largamente-afilada habilidad de estar solo.
Los días restantes para el almuerzo del Sábado con el Profesor Quirrell parecían avanzar muy, muy
lentamente.

132
Capítulo 14
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 1
...
Sábado.
Harry había tenido problemas para quedarse dormido en la noche del Viernes, lo que él había
anticipado podría pasar, así que había decidido tomar por adelantado la obvia precaución de comprar
una poción para dormir; y para evitar que eso pudiera constituir un signo visible de que estaba
nervioso, había decidido comprarla a Fred y George un par de meses antes. (Estar preparado, esa es la
canción de marcha de los Boy Scout...)
Por lo tanto Harry estaba completamente descansado, y su monedero contenía casi todo lo que poseía y
era concebible que llegara a necesitar. Harry había, de hecho, alcanzado el limite de volumen del
monedero; y teniendo en cuenta que necesitaría guardar una serpiente enorme, y podría llegar a
necesitar guardar quién-sabía-qué-más, había removido algunos de los objetos más voluminosos, como
la batería de carro. Había llegado al punto en que podía Transformar algo hasta tener el tamaño de la
batería de un carro en cuatro minutos exactos, así que no era una gran perdida.
Harry se había quedado las bengalas de emergencia y la antorcha de oxiacetileno y el tanque de
gasolina, ya que no podías Transformar cosas que fueran a ser quemadas.
(Estar preparado, mientras vas marchando a lo largo de la vida...)
El Lugar de Mary.
Después de que la mesera había tomado su orden y hacerles una reverencia y salir del cuarto, el
Profesor Quirrell había realizado solamente cuatro Encantamientos, y entonces hablaron sobre nada
que tuviera vastas consecuencias, nada más la compleja tesis del Profesor Quirrell sobre cómo la
maldición del Señor Oscuro sobre la posición de Defensa había llevado a la declinación del duelo y
cómo esto había cambiado las costumbres sociales de la Bretaña mágica. Harry escuchó y asintió y
pronunció cosas inteligentes, mientras intentó controlar el palpitar de su corazón.
Entonces la mesera entró de nuevo trayendo su comida, y esta vez, un minuto después de que la mesera
se había ido, el Profesor Quirrell le hizo un gesto a la puerta para cerrarla y bloquearla, e inició el relato
de los veintinueve Encantamientos de seguridad, esta vez dejando por fuera uno de los que aparecía en
la secuencia del Sr. Bester, lo que confundió un poco a Harry.
El Profesor Quirrell finalizó sus Encantamientos -
- se levantó de su silla -
- se difuminó en una serpiente verde, con anillos azules y blancos -
- silbó, "¿Hambriento, niño? Come tu porción velozmente, necessitamoss tanto fuerza como tiempo."
Los ojos de Harry estaban algo abiertos, pero siseó, "Comí bien al dessayuno," y entonces rápidamente
comenzó a usar el tenedor para meter fideos en su boca.
La serpiente lo observó por un momento, con aquellos ojos llanos, y entonces silbó, "No desseo
explicarlo aquí. Prefiero esstar en otro lugar primero. Necessitamos irnoss ssin sser obsservadoss, ssin

133
sseñal de que alguna vez ssalimoss de esste cuarto."
"Para que assí nadie pueda rasstrearnoss," siseó Harry.
"Ssí. ¿Confíass tanto en mí, niño? Pienssa antess de ressponder. Te haré una importante petición, que
requiere confianza; ssi vass a decir no, entoncess debess hacerlo ahora."
Harry dejó caer su mirada de los planos ojos de la serpiente, y volvió a ver sus fideos untados de salsa,
y comió otra mordida, luego otra, mientras pensaba.
El Profesor de Defensa... era una figura ambigua, para ponerlo suavemente; Harry consideró que había
revelado algunas de sus objetivos, mas otros permanecían misteriosos.
Sin embargo el Profesor Quirrell había derribado doscientas chicas para detener a las que estaban
atrayendo a Harry. El Profesor Quirrell había deducido que el Dementor estaba drenando a Harry a
través de su varita. El Profesor de Defensa había salvado la vida de Harry, dos veces, en un periodo de
dos semanas.
Lo que podía indicar que el Profesor de Defensa nada más estaba salvando a Harry para después, que
había motivos ulteriores. En efecto, era cierto que había motivos ulteriores. El Profesor Quirrell no
estaba haciendo esto por capricho. Pero entonces el Profesor Quirrell también había supervisado que
Harry aprendiera Oclumancia, le había enseñado a Harry cómo perder... si el Profesor de Defensa
quería hacer un uso de Harry Potter, era un uso que requería a un fortalecido Harry Potter, no a uno
debilitado. Eso era lo que significaba ser usado por un amigo, que querría que el uso te hiciera más
fuerte en vez de más débil.
Y si había a veces una fría atmósfera sobre el Profesor de Defensa, amargura en su voz o vacío en su
mirada, entonces Harry era el único al cual el Profesor Quirrell le permitía contemplarlo.
Harry no sabía del todo cómo describir en palabras la sensación de camaradería que sentía con el
Profesor Quirrell, excepto afirmar que el Profesor de Defensa era la única persona de pensamiento
claro que Harry había encontrado en el mundo de los magos. Tarde o temprano todos los demás
empezaban a jugar Quidditch, o a no poner escudos protectores sobre sus maquinas del tiempo, o creer
que la Muerte era su amiga. No importaban que tan buenas fueran sus intenciones. Tarde o temprano, y
usualmente temprano, demostraban que algo en lo profundo de sus cerebros estaba confundido. Todos
excepto el Profesor Quirrell. Era un vinculo que iba más allá de las deudas que tenían entre ellos, o
incluso algo de gusto personal, que los dos estuvieran solos en el mundo de los magos. Y si el Profesor
de Defensa ocasionalmente parecía un poco aterrador o un poco Oscuro, bueno, eso era justo la misma
cosa que algunas personas aseveraban sobre Harry.
"Confío en ussted," siseó Harry.
Y la serpiente explicó la primera parte del plan.
...
Harry cogió un tenedor final repleto de fideos, mastico. A su lado, el Profesor Quirrell, de nuevo en
forma humana, estaba comiendo su sopa plácidamente, como si nada de interés especial estuviera
ocurriendo.
Entonces Harry tragó, y en el mismo momento se levantó de su silla, ya sintiendo su corazón
comenzando a martillar con dureza su pecho. Las precauciones de seguridad que estaban tomando eran

134
literalmente las más rigurosas posibles...
"¿Está listo para probarlo, Sr. Potter?" El Profesor Quirrell preguntó con calma.
No era una prueba, mas el Profesor Quirrell no iba a pronunciar eso, no en voz alta en lenguaje
humano, incluso en este cuarto protegido hasta el limite que el Profesor Quirrell había asegurado aún
con más Encantamientos.
"Ajá," Harry respondió tan casualmente como pudo.
Paso uno.
Harry llamó "Capa" a su monedero, extrajo la Capa de la Invisibilidad, y entonces desatascó el
monedero de su cinturón y lo arrojó al otro lado de la mesa.
El Profesor de Defensa se levantó de su propio asiento, sacó su varita, se agachó, y tocó el monedero
con su varita, murmurando un silencioso conjuro. El nuevo encantamiento aseguraría que el Profesor
Quirrell podía entrar al monedero en su propia forma de serpiente, y salir por voluntad propia, y
escuchar lo que ocurría afuera mientras estaba dentro del monedero.
Paso dos.
Cuando el Profesor Quirrell se enderezó para separarse del monedero, y alejó su varita, su varita
terminó apuntando en la dirección de Harry, y hubo una breve sensación de arrastramiento sobre el
pecho de Harry cerca de donde reposaba el Giratiempo, como si algo horripilante hubiera pasado muy
cerca de él sin tocarlo.
Paso tres.
El Profesor de Defensa se convirtió en una serpiente otra vez, y la sensación de destrucción disminuyó;
la serpiente se arrastro hacía el monedero y entró allí, la boca del monedero abriéndose para admitir la
forma verde, y cuando la boca se cerró detrás de la cola, la sensación de destrucción disminuyó todavía
más.
Paso cuatro.
Harry sacó su varita, siendo cuidadoso de no moverse de donde estaba parado mientras lo hacía, para
que así el Giratiempo no se moviera de donde el Profesor Quirrell había anclado el reloj de arena
dentro del caparazón en su actual orientación. "Wingardium Leviosa," murmuró Harry, y el monedero
empezó a flotar hacia él.
Lentamente, lentamente, como lo había instruido el Profesor Quirrell, el monedero comenzó a flotar
hacia Harry, quien esperó alerta por alguna señal de que el monedeo se fuera abrir, en cuyo caso Harry
debía usar el Encantamiento Levitador para tirarlo lejos de él tan rápido como fuera posible.
Cuando el monedero llegó a un metro de Harry, la sensación de destrucción regresó.
Cuando Harry volvió a atar el monedero a su cinturón, la sensación de destrucción era más fuerte de lo
que nunca antes había sido, sin embargo no era aplastante; era tolerable.
Aún con la forma de Animago de Profesor Quirrell yaciendo dentro del espacio extendido del
monedero descansando sobre la mismísima cadera de Harry.
Paso cinco.

135
Harry enfundó su varita. Su otra mano todavía sosteniendo la Capa de la Invisibilidad, y Harry echó la
capa sobre sí mismo.
Paso seis.
Y así en ese cuarto escudado de toda forma posible de augurio, que el Profesor Quirrell había
asegurado aún más personalmente, no fue hasta después de que Harry estaba vistiendo la verdadera
Capa de Invisibilidad que él fue hasta debajo de su camisa y giró el caparazón exterior del Giratiempo
una sola vez.
El reloj de arena interior del Giratiempo permaneció anclado y sin moverse, el mecanismo girando
alrededor -
La comida se desvaneció de la mesa, las sillas brincaron de nuevo a sus lugares, la puerta abierta de par
en par.
El Cuarto de Mary estaba vacío, como debió haber sido, porque antes el Profesor Quirrell había
contactado el Lugar de Mary bajo un nombre falso para inquirir si el cuarto estaría disponible a esta
hora – no para reservarlo, para que no quedara una reservación cancelada que podría ser notada,
solamente una averiguación.
Paso siete.
Permaneciendo bajo la Capa de Invisibilidad, Harry salió a través de la puerta abierta. Navegó los
pasillos embaldosados del Lugar de Mary hacia el bien dotado bar que recibía a los que recién
entraban, atendido por el propietario, Jake. Había unas pocas personas en el bar, en la mañana antes de
que fuera la hora indicada para el almuerzo, y Harry tuvo que esperar invisible cerca de la puerta
durante varios minutos, escuchando el murmullo de conversaciones y el gargarear del alcohol, antes de
que la puerta se abriera para admitir a un genialmente inmenso Irlandés, y mientras entraba Harry se
deslizó hacia afuera silenciosamente.
Paso ocho.
Harry caminó por un rato. Estaba muy lejos del Lugar de Mary cuando el Callejón Diagon se convirtió
en un callejón más pequeño, al final del cual había una tienda que estaba oscura, la ventana encantada
para oscurecer.
Paso nueve.
"Espada pescado melón amigo," Harry habló la frase para pasar la cerradura, y se abrió con un clic.
Dentro de la tienda también había oscuridad, la luz de la puerta abierta brevemente iluminando para
mostrar un enorme, cuarto vacío. La tienda de muebles que una vez había operado aquí había caído en
bancarrota unos meses atrás, de acuerdo al Profesor de Defensa, y la tienda había sido embargada, pero
todavía no había sido revendida. Las paredes estaban pintadas con un blanco simple, el piso de madera
rayado y sin pulir, una sola puerta cerrada ubicada en la pared de atrás; esto había sido una sala de
exposición, alguna vez, mas ahora no mostraba nada.
La puerta se cerró detrás de Harry, y entonces la oscuridad era total y completa.
Paso diez.
Harry extrajo su varita y dijo "Lumos," iluminando el cuarto cono luz blanca; cogió su monedero de su

136
cinturón (la sensación de destrucción incrementándose de a poco en cuanto la rozó con sus dedos) y
ligeramente lo arrojó al lado opuesto del cuarto (la sensación de destrucción se desvaneció casi por
entero). Y entonces empezó a quitarse la Capa de Invisibilidad, al tiempo que su voz siseaba, "Esstá
hecho."
Paso once.
Del monedero se asomó una cabeza verde, seguida prontamente por un metro largo de cuerpo verde
mientras la serpiente se arrastraba hacía afuera. Un momento después, la serpiente reverberó hasta
convertirse en el Profesor Quirrell.
Paso doce.
Harry esperó en silencio mientras el Profesor de Defensa recitó treinta Encantamientos.
"De acuerdo," el Profesor Quirrell expresó con calma, cuando hubo finalizado. "Si alguien nos sigue
observando ahora, ya estamos condenados en todo caso, así que hablaré francamente y en forma
humana. La lengua Parsel no se me ajusta del todo, me temo, ya que no soy un descendiente de Salazar
ni una verdadera serpiente."
Harry asintió.
"Entonces, Sr. Potter," prosiguió el Profesor Quirrell. Su mirada intensa, sus pálidos ojos azules
oscurecidos y ensombrecidos por la luz blanca proviniendo de la varita de Harry. "Estamos solos y sin
ser observados, y tengo una pregunta importante que hacerte."
"Adelante," comentó Harry, su corazón iniciando un acelerado palpitar.
"¿Cuál es su opinión del gobierno de la Bretaña mágica?"
Eso no era del todo lo que Harry había estado esperando, sin embargo estaba lo suficientemente cerca,
así que Harry respondió, "Basado en mi conocimiento limitado, afirmaría que tanto el Ministerio como
el Wizengamot parecen ser estúpidos, corruptos, y malvados."
"Correcto," concordó el Profesor Quirrell. "¿Comprende por qué se lo pregunto?"
Harry respiró profundamente, y miró al Profesor Quirrell directo a los ojos, sin apartar la vista.
Finalmente Harry había descubierto que la manera de hacer asombrosas deducciones a partir de escasa
evidencia era conocer la respuesta de antemano, y él había adivinado ésta respuesta por completo desde
hace una semana. Únicamente necesitaba un ligero ajuste...
"Usted está a punto de invitarme a unirme a una organización secreta llena de personas interesantes
como usted," expuso Harry, "de las cuales una de las metas es reformar o derrocar al gobierno de la
Bretaña mágica, y sí, me voy a unir."
Se produjo una ligera pausa.
"Me temo que no es ahí exactamente a donde quiero dirigir esta conversación," dijo el Profesor
Quirrell. Las esquinas de sus labios se estaban retorciendo débilmente. "Meramente planeaba pedirle su
ayuda para hacer algo extremadamente traicionero e ilegal."
Maldición, pensó Harry. Sin embargo, el Profesor Quirrell no lo había negado del todo... "Prosiga."
"Antes de hacerlo," explicó el Profesor Quirrell. No había levedad en su voz, ahora. "¿Está usted

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abierto a semejante petición, Sr. Potter? Le reitero que si es probable que diga no a pesar de todo, debe
pronunciarse ese no en este momento. Si su curiosidad lo impele a hacer lo contrario, aplaste dicha
curiosidad."
"Traición e ilegalidad no me molestan," afirmó Harry. "Los riesgos me molestan y los obstáculos
necesitarían ser conmensurados, pero no puedo imaginarlo a usted tomando riesgos de manera frívola."
El Profesor Quirrell asintió. "No lo haría. Es un terrible abuso de mi confianza con usted, y tal
confianza que es puesta en mi posición como educador en Hogwarts -"
"Puede saltarse esta parte," Harry interrumpió.
Los labios se curvaron de nuevo, y luego se quedaron rectos. "Entonces me la saltaré. Sr. Potter, a veces
usted hace un juego el mentir con verdades, jugar con palabras para ocultar su significado a plena vista.
Yo, también, he sido conocido por encontrar eso divertido. Mas con tan sólo contarle lo que espero que
hagamos el día de hoy, Sr. Potter, usted mentirá al respecto. Usted mentira de frente, sin titubear, sin
juegos de palabras o pistas, a cualquiera que lo interrogue, sean enemigos o amigos cercanos. Le
mentirá a Malfoy, a Granger, y a McGonagall. Usted hablara, siempre y sin dudar, en la forma exacta
en que hablaría si no supiera nada, sin preocuparse por su honor. Así también es cómo debe ser."
Hubo silencio, entonces, por un tiempo.
Ese era un precio medido en una fracción del alma de Harry.
"Sin revelarlo todavía..." cuestionó Harry. "¿Puede usted informarme si la necesidad es desesperada?"
"Hay alguien que tiene el más terrible deseo de su ayuda," el Profesor Quirrell aclaró con simpleza, "y
no hay nadie que pueda ayudar aparte de usted."
Hubo otro silencio, pero no por mucho tiempo.
"De acuerdo," Harry declaró con calma. "Dígame la misión."
La túnica oscura del Profesor de Defensa pareció borrarse contra la sombre en la pared, creada por su
silueta bloqueando la luz blanca de la varita de Harry. "El Encantamiento Patronus ordinario, Sr. Potter,
protege del miedo contra el Dementor. Sin embargo los Dementores aún pueden verte a través de la luz,
saben que estás allí. Excepto su Encantamiento Patronus. Los ciega, o incluso más que eso. Lo que yo
vi debajo de la capa ni siquiera estaba mirando en nuestra dirección mientras usted lo mataba; como si
hubiera olvidado nuestra existencia, aún cuando moría."
Harry asintió. Eso no era una sorpresa, no cuando confrontas un Dementor en el nivel de su verdadera
existencia, más allá del antropomorfismo. La muerte podría ser el último enemigo, mas no era un
enemigo consciente. Cuando la humanidad había eliminado a la varicela, la varicela no había
contraatacado.
"Sr. Potter, la rama principal de Gringotts está resguardada por cada hechizo alto y bajo que los
duendes conocen. Aún esas bóvedas han sido robadas exitosamente; porque lo que puede hacer la
hechicería, la hechicería puede deshacer. Y a pesar de eso nadie ha escapado jamás de Azkaban. Nadie.
Por cada Encantamiento hay un contra-Encantamiento, por cada defensa hay una brecha. ¿Cómo puede
ser que nadie haya sido rescatado jamás de Azkaban?"
"Porque Azkaban tiene algo invencible," Harry contestó. "Algo tan terrible que nadie puede derrotarlo."

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Esa era la clave de su seguridad perfecta, tenía que ser, nada humano. Era Muerte lo que vigilaba en
Azkaban.
"A los Dementores no les gusta que les quiten sus comidas," el Profesor Quirrell espetó. La frialdad
había entrado en esa voz, ahora. "Ellos saben si alguien lo intenta. Hay más de cien Dementores allí, y
ellos hablan con los guardias también. Es así de simple, Sr. Potter. Si usted es un mago poderoso
entonces Azkaban no es difícil de entrar, y no es difícil de salir. Siempre y cuando usted no busque
tomar algo que le pertenezca a los Dementores."
"Sin embargo los Dementores no son invencibles," dijo Harry. Podría haber invocado el Encantamiento
Patronus con ese pensamiento, en ese mismo momento. "Nunca creas que lo son."
La voz del Profesor Quirrell estaba muy baja. "¿Recuerda lo que sintió cuando estuvo antes el
Dementor, la primera vez, cuando falló?"
"Recuerdo."
Y entonces con un repentino y doloroso calambre en su estómago, Harry supo a dónde iba esto; debió
haberlo visto antes.
"Hay una persona inocente en Azkaban," el Profesor Quirrell anunció.
Harry asintió, se produjo una quemante sensación en su garganta, pero no lloró.
"La persona de quien hablo no estaba bajo la Maldición Imperius," explicó el Profesor de Defensa, su
túnica oscura silueteada contra una sombra más grande. "Hay formas más seguras de romper la
voluntad que el Imperius, si tienes el tiempo para tortura, y Legeremancia, y rituales que no voy a
mencionar. No puedo revelar cómo sé esto, cómo sé algo de esto, no puedo darle una pista ni siquiera a
usted, tendrá que confiar en mí. Sin embargo hay una persona en Azkaban que ni una sola vez escogió
servir al Señor Oscuro, que ha pasado años sufriendo a solas en la más fría y terrible oscuridad
imaginable, y nunca mereció ni un minuto de ello."
Harry lo vio con un salto de intuición, su boca corriendo casi por delante de sus pensamientos.
No hubo pista, ni advertencia, todos pensamos -
"Una persona con el nombre de Black," Harry concluyó.
Hubo silencio. Silencio, mientras los pálidos ojos azules lo contemplaron.
"Bueno," reconoció el Profesor Quirrell al cabo de un rato. "Ahí queda lo de no contarle el nombre
hasta que hubiera aceptado la misión. Le preguntaría si está leyendo mi mente, mas eso es totalmente
imposible."
Harry no dijo nada, pero era lo bastante simple si creías en el proceso de la democracia moderna. La
persona más obviamente inocente en Azkaban era aquella que no había recibido un juicio -
"Estoy ciertamente impresionado, Sr. Potter," reconoció el Profesor Quirrell. Su expresión era grave.
"Sin embargo este es un asunto serio, y si hay alguna manera en que otros puedan hacer la misma
deducción, debo saberlo. Así que dígame, Sr. Potter. ¿Cómo en el nombre de Merlín, de Atlantis, y el
vacío entre las estrellas, adivinó usted que yo me refería a Bellatrix?"

139
Capítulo 15
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 2
...
La adrenalina ya estaba fluyendo en las venas de Harry, su corazón ya martillando en su pecho, allí en
esa oscurecida tienda en bancarrota. El Profesor Quirrell había acabado de explicar, y en una mano,
Harry sostenía una diminuta rama de madera que sería la llave. Este era, este era el día y el momento
cuando Harry empezaba a actuar la parte. Su verdadera primera aventura, un calabozo para ser
perforado, un gobierno malvado para ser desafiado, una damisela en apuros para ser rescatada. Harry
debió haber estado más aterrado, más reluctante, pero en vez de eso sólo sentía que ya era el tiempo y
lo había sido desde hace rato para iniciar la conversión hacía las personas sobre las cuales había leído
en sus libros; comenzar su viaje hacia lo que el siempre había sabido estaba destinado a ser, un héroe.
Tomar el primer paso en el camino que llevaba a Kimball Kinnison y al Capitán Picard y a Liono de
Thundera y definitivamente no Raistlin Majere. Hasta donde el cerebro de Harry sabía a partir de
observar caricaturas muy temprano en la mañana, cuando tú crecías se suponía que ganabas
asombrosos poderes y salvabas el universo, eso era lo que el cerebro de Harry había visto hacer a los
adultos y adoptado como su modelo de rol para el proceso de la maduración, y Harry quería empezar a
crecer muchísimo.
Y si el patrón de la historia demandaba que el héroe perdiera una parte de su inocencia, como el
resultado de su primera aventura; entonces por ahora, al menos, en este momento todavía inocente,
parecía tiempo y lo había sido desde hace rato para experimentar el dolor. Como quitarse ropas
demasiado pequeñas para él; o como avanzar finalmente al siguiente nivel del juego, tras haber estado
atrapado durante once años en el mundo 3, nivel 2 de los Hermanos Súper Mario.
Harry había leído suficientes novelas como para sospechar que no se sentiría tan entusiasmado después,
así que estaba disfrutándolo mientras durara.
Se produjo un sonido de estallido cuando algo cercano a Harry desapareció, y entonces no hubo más
tiempo para melancolías heroicas.
La mano de Harry partió en dos la pequeña rama de madera.
Un gancho jaló sin moverse el abdomen de Harry cuando se activó el traslador, sintiéndose como un
jalón más fuerte en ésta ocasión que los pequeños transportes entre los terrenos de Hogwarts y el
Callejón Diagon -
- y lo tiró en medio de una enorme sucesión de truenos desvaneciéndose, y un latigazo de fría lluvia
azotando su rostro, el agua cubriendo los anteojos de Harry y cegándolo en un instante, volviendo el
mundo un borrón incluso antes de iniciar el descenso hacia las furiosas olas del océano muy abajo.
Él había llegado alto, alto, alto sobre el vacío Mar del Norte.
La conmoción de la violencia tormenta casi hizo que Harry dejará ir la escoba que el Profesor Quirrell
le había dado, lo que no hubiera sido una buena idea. Casi le tomó un segundo entero a Harry recuperar
su compostura y traer su escoba de regreso con un sencillo envión.
"Estoy aquí," dijo una voz nada familiar proviniendo de un parche vacío de aire sobre él; baja y
gravillosa, la voz del hombre barbado espigado y cetrino en el cual el Profesor Quirrell se había

140
transformado usando la Poción Multijugos antes de usar el Encantamiento Desilusionador consigo
mismo y su escoba.
"Estoy aquí," Harry habló debajo de la Capa de Invisibilidad. Él no había usado la Poción Multijugos
en sí mismo. Vestir un cuerpo diferente entorpecía tu magia, y Harry podría necesitar todo lo de su
pequeña magia consigo; además el plan requería que Harry permaneciera invisible casi todo el tiempo,
en lugar de Transformado.
(Ninguno de ellos había hablado el nombre del otro. Simplemente no usabas tu nombre en ningún
momento durante una misión ilegal, aún estando invisible y flotando sobre un pedazo anónimo de agua
en el Mar del Norte. Simplemente no lo hacías. Sería estúpido.)
Manteniendo cuidadosamente su agarre sobre la escoba con una mano, mientras la lluvia y el viento
aullaban alrededor de él, Harry alzó su varita con un agarre igualmente cuidadoso y uso Impervius en
sus anteojos.
Entonces, con los lentes despejados, Harry miró alrededor.
Él estaba rodeado por viento y lluvia, podían ser hasta cinco grados Celsius si es que estaba de suerte;
ya tenía un Encantamiento Calentador conjurado sobre sí mismo nada más para protegerse del exterior
en Febrero, pero eso no bastaba contra las torrenciales y frías gotas. Peor que la nieve, la lluvia mojaba
cada superficie expuesta. La Capa de la Invisibilidad te volvía completamente invisible, sin embargo no
te cubría a ti en lo absoluto, y eso significaba que no te protegía para nada de la lluvia. La cara de
Harry estaba expuesta a la fuerza completa del agua torrencial, y estaba cayendo directo en su cuello y
mojando el interior de su camisa, también las mangas de su túnica y las puntas de su pantalón y los
bordes de sus zapatos, el agua cogió cada pedazo de ropa como una avenida por la cual colarse.
"Por aquí," dijo la voz Metamorfoseada, y una chispa de luz verde se encendió en frente de la escoba de
Harry, y entonces se disparó en una dirección que a Harry le pareció idéntica a cualquier otra dirección.
A través de la cegadora lluvia, Harry la siguió. La perdió a veces, la pequeña chispa verde, y cada vez
que lo hizo, Harry gritó, y la chispa volvió a reaparecer en frente de él unos segundos después.
Cuando Harry le cogió el truco a seguir la chispa, ésta aceleró, y Harry pateó la escoba hasta que
alcanzó máxima velocidad y la siguió. La lluvia lo azotó más fuerte, sintiendo lo que Harry imaginó
sería como sentir un escopetazo de perdigones en el rostro, mas sus gafas permanecieron claras y
protegieron sus ojos.
No fue más que unos pocos minutos después, con la escoba a toda velocidad, que Harry tuvo un vistazo
de una enorme sombra a través de la lluvia, alzándose muy por encima de las aguas.
Y sintió un distante, hueco eco de vacío irradiando de donde esperaba la Muerte, aguando la mente de
Harry y separándose en el acto, como una ola que se rompía sobre una piedra. Ésta vez Harry conocía a
su enemigo, y su voluntad era de acero y por completo de luz.
"Ya puedo sentir los Dementores," informó la la voz gravemente Metamorfoseada de Quirrell. "No
esperaba esto, no tan pronto."
"Piense en las estrellas," Harry propuso, sobrepasando el retumbo de un trueno distante. "No permita
que haya ira dentro de usted, nada negativo, sólo piense en las estrellas, lo que se siente olvidarse de
uno mismo y caer incorpóreo a través del espacio. Sostenga ese pensamiento como una barrera de

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Oclumancia cruzando toda su mente. Los Dementores tendrán problemas para pasar a través de eso."
Hubo silencio por un momento, seguido de un, "Interesante."
La chispa verde se alzó, y Harry inclinó su escoba ligeramente hacia arriba para seguirla, aún cuando se
dirigía a un banco de niebla, una nube flotando bajo sobre las aguas.
Pronto estuvieron flotando por encima y ligeramente oblicuos al gran edificio de metal de tres lados,
que se cernía muy abajo. El triangulo de acero era hueco, no sólido, era una construcción de tres
delgadas paredes sólidas sin centro. Los Aurores en vigilancia se acuartelaban en el nivel superior y en
el lado sur del edificio, el Profesor Quirrell había explicado, protegidos por sus Encantamientos
Patronus. La entrada legal para Azkaban estaba en el techo de la esquina sureste del edificio. Que ellos
dos no iban a usar, por supuesto. En su lugar usarían un corredor que pasaba directamente por debajo
de la esquina norte del edificio. El Profesor Quirrell bajaría primero, y perforaría un hoyo en el techo y
las protecciones mágicas justo en el extremo norte, dejando atrás una ilusión para cubrir la abertura.
Los prisioneros eran mantenidos en un lado del edificio, en niveles correspondientes a sus crímenes. Y
al fondo, en la profundidad más al centro de Azkaban, yacía un nido con más de cien Dementores.
Montones de basura eran tirados ocasionalmente para mantener el nivel sin deshacerse, pues la materia
directamente expuesta a los Dementores se destruía hasta volverse barro y nada...
"Espera un minuto," pidió la ruda voz, "sígueme velozmente, y cruza con cuidado."
"Lo entiendo," Harry replicó despacio.
La chispa desapareció con un parpadeo, y Harry empezó a contar, mil, dos mil, tres mil...
...sesenta mil, y Harry se zambulló, el viento chillando alrededor mientras descendía, abajo hacia la
vasta estructura de metal, abajo hacia donde podía sentir las sombras de la Muerte esperando por él,
absorbiendo luz e irradiando vacío, mientras que la estructura de metal se hacía más y más grande.
Plana y sin arreglos se cernía la vasta forma gris, solamente una solitaria estructura de caja alzada en la
esquina suroeste. La esquina norte era un muro simple, el hoyo del Profesor Quirrell era indetectable.
Harry maniobró finamente al aproximarse a la esquina norte, dándose a sí mismo más margen de
seguridad del que se molestaría en tomar en clases de vuelo, mas no demasiado. Tan pronto como pisó
el freno, comenzando a bajar lentamente su escoba de nuevo, hacia lo que se veía como el sólido techo
de la esquina al extremo norte.
Descender a través del techo ilusorio mientras estaba invisible fue una experiencia extraña, y luego
Harry se halló a sí mismo en un corredor de metal iluminado por una luz naranja oscurecida – la cual,
Harry se dio cuenta tras un vistazo, provenía de una lampara de gas pasada de moda cubierta por un
manto...
...porque la magia fallaría, sería drenada después de un tiempo, en la presencia de los Dementores.
Harry desmontó su escoba.
La atracción del vacío se había vuelto más fuerte, como si se apartara y flotara alrededor de Harry sin
tocarlo. Estaban distantes pero eran muchos, las heridas en el mundo; Harry podía señalarlas con sus
ojos cerrados.
"Ssaca tu Patronuss," silbó una serpiente desde el suelo, viéndose más descolorida que verde bajo la

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tenue luz naranja.
La nota de estrés surgió incluso en la Lengua Parsel. Harry estaba sorprendido; el Profesor Quirrell
había afirmado que los Animagos en sus formas de Animagos eran mucho menos vulnerables a los
Dementores. (Por la misma razón que los Patronus eran animales, Harry asumió.) Si el Profesor
Quirrell tenía tantos problemas en su forma de serpiente, ¿qué le había estado pasando mientras estaba
en la forma humana que le permitía usar su magia...?
La varita de Harry ya se estaba levantando en su mano.
Este sería el inicio.
Aún si no era más que una persona, sólo una persona que él podía salvar de la oscuridad, aún si no era
tan poderoso como para teletransportar a todos los prisioneros de Azkaban para ponerlos a salvo y
quemar el triangulo infernal hasta que no quedaran más que fragmentos de rocas...
A pesar de todo era el comienzo, era el principio, era el primer pago por todo lo que Harry se proponía
alcanzar con su vida. No más espera, no más esperanzas, no más una mera promesa, todo empezaría
aquí. Aquí y ahora.
La varita de Harry con un tajo descendió para apuntar a donde los Dementores lo esperaban muy por
debajo.
"¡Expecto Patronum!"
La resplandeciente figura humanoide se iluminó en cuanto apareció. No era la cosa tan-brillante-como-
el-sol que había sido antes... probablemente porque Harry no había podido evitar pensar en todos los
otros prisioneros en sus celdas, aquellos por los que él no estaba aquí para salvar.
Podía ser lo mejor, sin embargo. Harry necesitaría mantener su Patronus funcional por un buen rato, y
podría ser mejor si no era tan brillante.
El Patronus mermó un poco, ante ese pensamiento; y luego mermó de nuevo, pues Harry intentaba
poner menos de su fuerza en ello, hasta que finalmente la brillante figura humanoide estaba
resplandeciendo sólo con un poco más de luz que el más luminoso de los Patronus animales, y Harry
sintió que no podía arriesgarse a disminuirlo más sin arriesgarse a perderle por completo.
Y entonces, "Ess esstable," Harry siseó, y comenzó a alimentar a su monedero con la escoba. Su varita
permaneció en su mano, y un ligero, sostenible flujo proveniente de sí mismo remplazó la parte que
había perdido de su Patronus.
La serpiente reverberó hasta coger la forma de un larguirucho, cetrino hombre, sosteniendo la varita del
Profesor Quirrell en una mano y una escoba en la otra. El hombre larguirucho trastabilló al volver a
aparecer, y se tuvo que apoyar contra la pared por un momento.
"Bien hecho, aunque quizás un poco lento," murmuró la gravosa voz. La sequedad del Profesor Quirrell
era perceptible, aún cuando no le encajaba a la voz, ni tampoco la grave expresión en el rostro
densamente poblado por barba. "No los puedo sentir para nada, ahora."
Un momento después, la escoba se metió dentro de la túnica del hombre y desapareció. Luego el
hombre alzó su varita y golpeó suavemente su cabeza, y con un sonido similar al de un cascarón de
huevo rompiéndose desapareció otra vez.

143
En el aire floreció una tenue chispa verde, y Harry, todavía envuelto en la Capa de la Invisibilidad, lo
siguió.
Si hubieras estado viendo desde afuera, no habrías visto nada excepto una pequeña chispa verde
flotando a través del aire, y un resplandeciente humanoide plateado caminando detrás.
...
Ellos bajaron, y bajaron, y bajaron, pasando lampara de gas tras lampara de gas, y la ocasional puerta
de metal enorme, descendiendo dentro de Azkaban con lo que parecía silencio total. El Profesor
Quirrell había levantado un tipo de barrera que le permitía a él oír lo que ocurriera cerca, pero ningún
sonido saldría hacia afuera, y ningún sonido podía alcanzar a Harry.
Harry no había sido capaz de impedir que su mente se preguntara por el por qué del silencio, o evitar
que su mente le diera la respuesta. La respuesta que él ya había conocido en algún nivel de anticipación
sin palabras que lo había lanzado a intentar no pensar sobre ello futilmente.
En algún lugar detrás de esas enormes puertas de metal, había personas gritando.
La plateada figura humanoide titubeó, encendiéndose y apagándose, cada vez que Harry pensó al
respecto.
A Harry se le había indicado invocar un Encantamiento de Casco-Burbuja sobre sí mismo. Para
prevenir que oliera cualquier cosa.
Todo el entusiasmo y heroísmo se habían desvanecido, como Harry había sabido que pasaría, había
ocurrido rápido incluso para sus estándares, el proceso se había completado la primera vez que habían
pasado frente a una de aquellas puertas de metal. Cada puerta de metal estaba asegurada con un gran
candado, un candado de metal sin magia que no habría detenido a un estudiante de Hogwarts de primer
año – si todavía tenías una varita, si aún tenías tu magia, que los prisioneros no tenían. Esas puertas de
metal no eran las puertas de celdas individuales, el Profesor Quirrell había informado, cada una abría
hacia un corredor en el cual habría un grupo de celdas. De alguna manera eso ayudó un poco, el no
considerar que cada puerta correspondía directamente a un prisionero que estaba esperando justo detrás
de ella. En vez de eso podría haber más de un prisionero, lo que disminuyo el impacto emocional; al
igual que el estudio que mostró que las personas contribuían más cuando les era requerida una cantidad
de dinero para salvar la vida de un niño, que cuando se les decía que la misma cantidad se necesitaba
para salvar a ocho niños...
Harry estaba encontrando arduo no pensar sobre ello, y cada vez que lo hacía, la luz de su Patronus
fluctuaba.
Llegaron al lugar donde el pasillo giraba a la izquierda, a la esquina de la construcción triangular. Una
vez más hubo pasos de metal al descender, otro tramo de escaleras; de nuevo volvieron a bajar.
Meros asesinos no eran puestos en las celdas más bajas. Siempre había un lugar más bajo al cual podías
ir, e incluso un castigo peor que temer. Sin importar cuán bajo te hubieras hundido, el gobierno de la
Bretaña mágica tenía alguna amenaza aguardando contra ti si hacías algo peor.
Sin embargo Bellatrix Black había sido la Mortífaga que inspiró más temor que cualquiera excepto el
propio Señor Voldemort en persona, una bella y letal hechicera absolutamente leal a su maestro; ella
había sido, si tal cosa era posible, todavía más sádica y malvada que Quien-Tú-Sabes, como si se

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propusiera superar a su maestro...
...eso era lo que el mundo sabía de ella, lo que el mundo creía de ella.
Mas antes de eso, el Profesor Quirrell le había contado a Harry, antes del debut de la sirviente más
terrible del Señor Oscuro, había existido una chica en Slytherin que había sido callada, que casi
siempre andaba sola, sin lastimar a nadie. Después hubo historias inventadas sobre ella, memorias
cambiadas en retrospectiva (Harry conocía bien la investigación sobre eso). Pero en ese tiempo,
mientras ella aún asistía a la escuela, la más talentosa bruja en Hogwarts había sido conocida como una
chica gentil (el Profesor Quirrell había aseverado). Sus pocos amigos se sorprendieron cuando ella se
unió a los Mortífagos, y habían estado más sorprendidos de que hubiera estado escondiendo tanta
oscuridad detrás de esa triste, sabia sonrisa.
Esa era quien Bellatrix había sido una vez, la bruja más prometedora de su propia generación, antes de
que el Señor Oscuro la robara y la rompiera, la fragmentara y la reformara, atándola a él en un nivel
más profundo y con artes más oscuras que cualquier Imperius.
Diez años había servido Bellatrix al Señor Oscuro, asesinado a quien él señalara para asesinar,
torturando a quien el señalara para torturar.
Y entonces el Señor Oscuro finalmente había sido derrotado.
Y la pesadilla de Bellatrix había continuado.
En algún lugar dentro de Bellatrix podría haber algo que seguía gritando, que había estado gritando
todo el tiempo, algo que un Sanador psiquiátrico podría traer de regreso; o podría ser que no, el
Profesor Quirrell no tenía forma de conocerlo. Mas de cualquier forma, ellos podían...
...ellos podían al menos sacarla de Azkaban...
Bellatrix Black había sido puesto en el nivel más bajo de Azkaban.
Harry estaba teniendo problemas para no imaginar lo que vería cuando llegaran a su celda. Bellatrix no
debió tener casi nada de miedo a la muerte, en el principio al menos, si es que todavía seguía con vida.
Descendieron otro tramo de escaleras, acercándose mucho más a la Muerte y a Bellatrix, el cloqueo de
sus zapatos invisibles era el único sonido que Harry podía escuchar. Tenue luz naranja proviniendo de
las luces de gas, la débil chispa verde vagando por el aire, la luminiscente figura siguiendo con su luz
plateada fluctuando de tiempo en tiempo.
...
Tras descender muchas veces, llegaron finalmente a un corredor que no acababa en escaleras, y a una
última puerta de metal, y la chispa verde se detuvo allí.
El corazón de Harry se había calmado un poco, a medida que se adentraron más en las profundidades
de Azkaban sin que ocurriera nada. Pero de nuevo estaba martillando en su pecho. Estaban en el fondo,
y las sombras de la Muerte estaban muy al alcance de la mano.
Un suave clic metálico surgió de la cerradura, así el Profesor Quirrell abrió el camino.
Harry respiró profundamente y recordó todo lo que el Profesor Quirrell le había explicado. La parte
difícil no sería lograr la personalidad pretendida exacta para engañar a Bellatrix Black, la parte difícil

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sería mantener su Patronus funcionando al mismo tiempo...
La chispa verde parpadeó, y un momento después una serpiente de un metro de largo apareció con un
resplandor, ya no más invisible.
La puerta de metal se movió con un crujiente y lento sonido al tiempo que Harry la empujó con su
mano invisible, la entreabrió un poco, y echó un vistazo.
Observó un corredor recto que terminaba en piedra sólida. No había luz excepto la que se deslizaba del
Patronus de Harry. Ese era el brillo suficiente para que pudiera ver los barrotes exteriores de las ocho
celdas ubicadas en el corredor, sin embargo él no podía ver el interior; más importante, sin embargo,
era que no veía a nadie en el corredor.
"No sse ve nada," siseó Harry.
La serpiente salió disparada hacia adelante, retorciéndose rápidamente a través del suelo.
Tras un momento -
"Ella esstá ssola," silbó la serpiente.
Quedate, Harry le envió el pensamiento a su Patronus, el cual asumió posición a un lado de la puerta,
como si la fuera a proteger; y luego Harry empujó la puerta más, y siguió adentrándose.
La primera celda a la que Harry se asomó contenía un cuerpo disecado, piel que se había vuelto gris y
jaspeada, carne desgastada en ciertos lugares para exponer el hueso subyacente, sin ojos -
Harry cerró sus ojos. Todavía podía hacer eso, seguía siendo invisible, no estaba traicionando nada al
cerrar sus ojos.
Ya sabía, porque lo había leído en la página seis de su libro de Trannsformación, que permanecías en
Azkaban hasta que tu condena terminara. Si morías antes de que se cumpliera el tiempo era deber de
ellos mantenerte aquí hasta que tu cadáver fuera liberado. Si tu condena era de por vida, dejaban tu
cuerpo en la celda hasta que fuera necesitada, punto en el cual tu cuerpo era arrojado al nido de los
Dementores. Mas seguía siendo impresionante ver, ese cadáver había sido una persona que había sido
abandonada allí sin más -
La luz en el cuarto titubeó.
Calma, pensó Harry en su núcleo. No sería bueno para el Profesor Quirrell si ese Patronus desaparecía
a causa de sus pensamientos tristes. Así de cerca de los Dementores el Profesor de Defensa podía caer
muerto ahí mismo. Calma, Harry James Potter-Evans-Verres, ¡calma!
Con ese pensamiento, Harry abrió sus ojos otra vez, no había tiempo que perder.
La segunda celda que miró sólo contenía un esqueleto.
Y detrás de los barrotes de la tercera celda vio a Bellatrix Black.
Algo precioso e irreemplazable dentro de Harry se marchitó como hierba seca.
Podías decir que la mujer no era un esqueleto, que su cabeza no era una calavera, porque la textura de
la piel seguía siendo diferente de la textura del hueso, sin importar cuán blanca y pálida se había vuelto
ella, esperando a solas en la oscuridad. O la estaban alimentando poco, o lo que comía, las sombras de
la Muerte se lo drenaban; porque sus ojos parecían hundidos por debajo de parpados, sus labios se

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mostraban demasiado marchitos para cerrarse por encima de su dentadura. El color parecía haberse
filtrado de la ropa negra que había traído a prisión, como si los Dementores hubieran drenado eso
también. Se suponían que fueran desafiantes, esa ropa, ahora apenas y yacía sobre un esqueleto,
exponiendo piel marchitada.
Estoy aquí para salvarla, estoy aquí para salvarla, estoy aquí para salvarla, Harry pensó para sí
mismo, desesperadamente, una y otra vez con un esfuerzo similar al de la Oclumancia, disponiendo su
Patronus a no irse, a quedarse y proteger a Bellatrix de los Dementores -
En su corazón, en su núcleo, Harry se sujetó a toda su lastima y compasión, su voluntad para salvarla
de la oscuridad; el resplandor plateado que se colaba a través de la puerta abierta se incrementó, al
tiempo que pensó lo anterior.
Y otra parte de él, como si estuviera dejando que otra parte de su mente se encargará de un habito sin
poner mucha atención a ello...
Una expresión fría cayó sobre la cara de Harry, invisible debajo de la capucha.
"Hola, mi querida Bella," saludó un susurró helado. "¿Me extrañaste?"

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Capítulo 16
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 3
...
El cadáver de una mujer abrió sus ojos, y los orbes hundidos inexpresivos miraron al vacío.
“Loca,” murmuró Bellatrix con voz rota. “Parece que la pequeña Bella se está volviendo loca...”
El profesor Quirrell había instruido a Harry, con calma y precisión, cómo debía actuar en presencia de
Bellatrix; cómo formar la pretensión que habría de mantener en su mente.
Encontraste conveniente, o quizás sólo divertido, hacer que Bellatrix se enamorase de ti, para atarla a
tu servicio.
Ese amor habría persistido a través de Azkaban, el Profesor Quirrell había explicado, porque para
Bellatrix éste no era un pensamiento feliz.
Ella te ama total, completamente, con todo su ser. Tú no le correspondes, sin embargo la consideras
útil. Ella sabe esto.
Ella era el arma más letal que poseías, y la llamabas tu querida Bella.
Harry recordó la noche en la que el Señor Oscuro mató a sus padres biológicos: la fría alegría, la risa
complacida, esa voz aguda de odio mortal. No parecía difícil imaginar lo que el Señor Oscuro
pronunciaría.
“Espero que no estés loca, mi querida Bella,” habló el susurro gélido. “La locura no es útil.”
Los ojos de Bellatrix se entrecerraron, intentando enfocarse sobre el aire vacío.
“Mi… Señor… Te esperé mas no regresaste… Te busqué pero no te pude encontrar… usted está
vivo…” Todas sus palabras salieron en un bajo murmullo, y si había emoción en ellas, Harry no lo
pudo notar.
“Muesstrale tu rosstro,” siseó la serpiente a los pies de Harry.
Harry se quitó la Capa de Invisibilidad.
La parte de Harry que se mantuvo en control de su expresión facial miraba a Bellatrix sin la menor
muestra de lástima, nada más un helado, calmado interés. (Mientras que para sus adentros, Harry
pensó, te salvaré, te salvaré sin importar qué...)
“La cicatriz…” murmuró Bellatrix. “Ese niño…”
“Es lo que todos creen,” dijo la voz de Harry, soltando una pequeña carcajada. “Me buscaste donde no
debías, querida Bella.”
(Harry le había preguntado al Profesor Quirrell por qué no actuaba él la parte del Señor Oscuro, y el
Profesor Quirrell simplemente le había respondido que no había razón plausible para que él fuese
poseído por la sombra de El-Que-No-Debía-Ser-Nombrado.)
Los ojos de Bellatrix se mantuvieron fijos en Harry, sin pronunciar palabra.
“Di algo en Párssel,” silbó la serpiente.

148
El rostro de Harry se volteó hacia la serpiente, para dejar claro a quién se dirigía, y siseó, “Uno, doss,
tress, cuatro, cinco, sseiss, ssiete, ocho, nueve, diez”.
Hubo otro silencio.
“Aquellos que no le temen a la oscuridad…” murmuró Bellatrix.
La serpiente silbó, “Serán consumidos por ella.”
“Serán consumidos por ella,” susurró la gélida voz. Harry no quería pensar particularme sobre cómo el
Profesor Quirrell había conseguido ese código. Su cerebro, que lo pensó de todos modos, sugirió que
probablemente involucraba a un Mortífago, un lugar aislado y discreto, y un tubo de plomo hecho de
Legeremancia.
“Tu varita,” murmuró Bellatrix, “la tomé de la casa de los Potter y la escondí, mi Señor… debajo de la
lápida que está a la derecha de la tumba de tu padre… me matarás, ahora, si eso era todo lo que querías
de mí… creo que siempre deseé que fueras tú quien me asesinara… pero ya no puedo recordarlo, debió
ser un pensamiento alegre…”
El corazón de Harry se destrozó dentro de él, era insoportable, y – y no podía llorar, no podía dejar que
se desvaneciera su Patronus -
El rostro de Harry mostró una pizca de desdén, y su voz fue afilada al hablar, “Basta de tonterías.
Vendrás conmigo, querida Bella, a menos que prefieras la compañía de los Dementores.”
El rostro de Bellatrix se retorció en un breve momento de duda, pues sus miembros deteriorados no le
respondían.
“Deberass levitar ssu cuerpo fuera de la celda,” Harry le siseó a la serpiente. “Ella ya no puede
penssar en esscapar.”
“Ssí,” silbó la serpiente, “máss no la ssubesstimess, ella fue la máss letal de loss guerreross." La
cabeza verde se alzó en advertencia. “Ssería ssabío temerme, chico, inclusso cuando me muera de
hambre y essté nueve décimass partess muerto; ten cuidado con ella, no permitass ni una ssola
debilidad en tu pretenssión.”
La serpiente verde salio por la puerta deslizándose suavemente.
Poco después, un hombre con piel curtida y expresión temerosa sobre su rostro barbado se encogió para
entrar en la habitación con su varita en la mano.
“¿Mi Señor?” el sirviente inquirió en tono vacilante.
“Haz lo que se te ordenó,” susurró el Señor Oscuro con esa voz sombría, sonando aún más terrible al
salir del cuerpo de un niño. “Y no dejes que tu Patronus desaparezca. Recuerda, si no regreso no habrá
recompensa para ti, y pasará mucho tiempo antes de que a tu familia se le permita morir.”
Habiendo pronunciado esas palabras aterradoras, el Señor Oscuro se puso la capa de invisibilidad, y
desapareció.
El sirviente encogido abrió la puerta de la celda de Bellatrix, y sacó una pequeña aguja de su túnica con
la que pinchó al esqueleto humano. La única gota de sangre producida pronto fue absorbida en un
pequeño muñeco, qué yacía en el suelo, y el sirviente empezó un cántico en un susurro.

149
Pronto otro esqueleto vivo yacía en el suelo, inmóvil. Después el sirviente pareció dudar por un
momento, hasta que el aire vacío siseó una orden impaciente. Entonces el sirviente apuntó a Bellatrix y
dijo algo, y después el esqueleto viviente que yacía en la cama estuvo desnudo, y el esqueleto que yacía
sobre el piso vestía su gastado vestido.
El sirviente arrancó un pedazo de tela del vestido, mientras yacía sobre el supuesto cadáver; y de su
propia túnica, el temeroso hombre produjo entonces un frasco de cristal vacío con pequeñas muestras
de fluido dorado aferradas en su interior. El frasco fue escondido en una esquina, con el pedazo de tela
sobre ella, ya que la tela desteñida casi se confundía con la pared color gris metálica.
Con otra floritura de la varita del sirviente, el esqueleto vivo que estaba en la cama flotó en el aire, y
casi con el mismo movimiento la vistió con una nueva túnica negra. Una botella con apariencia
ordinaria de leche de chocolate se le colocó en sus manos, y un frío susurro le ordenó a Bellatrix que la
tomara y que la bebiera, cosa que hizo, con una expresión de intriga en su rostro.
Entonces el sirviente volvió a Bellatrix invisible, y después a sí mismo, y se fueron. La puerta se cerró
detrás de ellos e hizo un chasquido al cerrarse, dejando el corredor en tinieblas una vez más, con
ninguna diferencia, más que el pequeño frasco escondido en la esquina de una celda, y un cadáver
fresco en su suelo.
...
Antes, en la tienda desierta, el Profesor Quirrell le había dicho a Harry que ellos iban a cometer el
crimen perfecto.
Sin pensarlo, Harry había empezado a repetirse el mantra estándar de que no existía un crimen perfecto,
antes de que pensara de verdad en ello por dos tercios de un segundo, y recordó un proverbio más
sabio, y cerró su boca a media frase.
¿Qué crees que sabes y cómo crees que lo sabes?
Si lograras cometer el crimen perfecto, nadie se enteraría de ello nunca – así que, ¿cómo podría saber
alguien posiblemente que no existían los crímenes perfectos?
Y en cuanto lo vieras desde ese punto de vista; te dabas cuenta que probablemente se cometieran
crímenes perfectos todo el tiempo, y el forense afirmó que murió de causas naturales, o que el periódico
informaba que el negocio nunca fue muy rentable y que finalmente cesaron sus funciones…
Cuando se descubriera el cadáver de Bellatrix Black la mañana siguiente, en la prisión de Azkaban de
la que (todos sabían) nadie había escapado, no se molestarían en hacerle una autopsia. Nadie lo
pensaría dos veces. Solo cerrarían el corredor y se irían, y el diario El Profeta lo reportaría en la
sección del obituario al día siguiente…
…ése fue el crimen perfecto que planeó el Profesor Quirrell.
Y no fue el Profesor Quirrell quien lo echó a perder.

150
Capítulo 17
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 4
...
Una tenue chispa verde se adelantó para marcar el ritmo, y detrás suyo la seguía una brillante figura
plateada, las otras entidades invisibles. Habían atravesado cinco corredores, girado a la derecha cinco
veces y subido cinco tramos de escaleras; y cuando Bellatrix había finalizado su segunda botella de
leche achocolatada, se le habían dado cinco barras de sólido chocolate para comer.
Fue tras la tercera barra de chocolate que extraños ruidos comenzaron a provenir de la garganta de
Bellatrix.
Le requirió un momento a Harry entender, procesar los sonidos, no se oía como algo que él hubiera
escuchado antes; el ritmo era roto, casi irreconocible, le tomó todo eso darse cuenta que Bellatrix
estaba llorando.
Bellatrix Black estaba llorando, la más terrible arma del Señor Oscuro estaba llorando, ella era invisible
mas podías oírlo, pequeños sonidos patéticos que ella intentaba suprimir, incluso ahora.
"¿Es real?" preguntó Bellatrix. La tonalidad había regresado a su voz, ya no era más un susurro muerto,
se elevó al final para formar la pregunta. "¿Es real?"
Sí, pensó la parte de Harry que simulaba ser el Señor Oscuro, ahora guarda silencio -
No lograba hacer pasar esas palabras por sus labios, simplemente no podía.
"Sabía – que usted – vendría por mí – algún día," la voz de Bellatrix tembló y se fracturó mientras ella
tomó aire para silenciar los sollozos, "Sabía – que estabas vivo – que regresarías – a mí – mi Señor..."
hubo una larga inhalación como si estuviera boqueando, "y que aún así – cuando vinieras – todavía no
me amarías – nunca – nunca me amarías como yo te amo – por eso es que – ellos no pudieron quitar –
mi amor por ti – aún cuando no puedo recordar – no puedo recordar muchas otras cosas – aunque no sé
qué olvidé – pero recuerdo cuánto te amo, Señor -"
Había un cuchillo clavado a través del corazón de Harry, nunca había escuchado algo tan terrible,
quería perseguir al Señor Oscuro y matarlo sólo por ésto...
"¿Todavía – tiene un uso para mí – mi Señor?"
"No," chilló la voz de Harry, sin tan siquiera pensar, parecía estar operando en automático, "Entré a
Azkaban por mero capricho. ¡Por supuesto que tengo uso para ti! No hagas preguntas estúpidas."
"Sin embargo – soy débil," protestó la voz de Bellatrix, y se le escapó un sollozo integro, sonó
demasiado ruidoso en los corredores de Azkaban, "No puedo matar para ti, mi Señor, lo siento, se lo
comieron todo, toda me comieron, soy demasiado débil para pelear, para qué puedo servirte ahora -"
El cerebro de Harry buscó desesperadamente alguna forma de confortarla, algo que pudiera salir de los
labios de un Señor Oscuro que nunca pronunciaría una sola palabra de amor.
"Fea," declaró Bellatrix. Su voz dijo la palabra como si fuera el clavo final en su ataúd, la ultima
desesperación. "Soy fea, ellos también se comieron eso, yo soy, ya no soy linda, ni siquiera podrá, ser
capaz, de usarme, como una recompensa, para tus sirvientes – ni siquiera los Lestranges, no querrán,

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herirme, ya no más -"
La brillante figura de plata dejó de caminar.
Porque Harry había dejado de caminar.
El Señor Oscuro, él... La parte del propio Harry que era suave y vulnerable estaba gritando con
incrédulo horror, intentando rechazar la realidad, rehusándose a comprender, al tiempo que una parte
más fría y dura completaba el patrón: Ella lo obedeció en eso así como lo obedeció en todas las cosas.
La chispa verde se agitó con urgencia, lanzándose hacia adelante.
El humanoide plateado permaneció en su lugar.
Bellatrix estaba llorando con más fuerza.
"Yo soy, yo no soy, no puedo ser, útil, ya no más..."
Manos gigantes estaban estrujando el pecho de Harry, exprimiéndolo como si fuera ropa mojada,
procurando aplastar su corazón.
"Por favor," susurró Bellatrix, "sólo mátame..." Su voz pareció calmarse, una vez que pidió eso. "Por
favor Señor, mátame, no tengo razón para vivir si no soy de uso para ti... Nada más quiero que se
detenga... por favor hiéreme una última vez, mi Señor, hiéreme hasta que yo pare... Yo te amo..."
Fue la cosa más triste que Harry había llegado a escuchar.
La resplandeciente forma plateada del Patronus de Harry titubeó -
Titiló -
Brilló más -
La furia que estaba alzándose dentro de Harry, su ira contra el Señor Oscuro que había hecho ésto, la
rabia contra los Dementores, contra Azkaban, contra el mundo que permitía tanto horror, todo pareció
estarse derramando directamente por su brazo y hacia su varita sin que hubiera alguna forma de
bloquearlo, intentó detenerlo por voluntad y nada ocurrió.
"¡Mi Señor!" susurró la disfrazada voz del Profesor Quirrell. "¡Mi hechizo está yéndose de control!
¡Ayuda, mi Señor!"
Más brillante el Patronus, más y más brillante, se estaba aclarando más rápido que el día que Harry
había destruido un Dementor.
"¡Mi Señor!" la silueta dijo con un murmullo aterrado. "¡Ayuda! Todos lo sentirán, ¡mi Señor!"
Todos lo sentirán, pensó Harry. Su imaginación ya se lo mostraba claramente, los prisioneros en sus
celdas animándose en cuanto el frío y la oscuridad se desvanecieran, reemplazados por luz sanadora.
Cada superficie expuesta ahora ardía como un sol blanco donde se pudiera reflejar, sobre la silueta
esquelética de Bellatrix y el muy visible hombre cetrino dentro del resplandor, el Encantamiento
Desilusionador incapaz de igualarse con el brillo que no era de éste mundo; sólo la Capa de
Invisibilidad que era una Reliquia de la Muerte podía soportarlo.
"¡Mi Señor! ¡Debe pararlo!"

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Pero Harry ya no podía detenerlo, él ya no quería detenerlo. Podía sentirlo, más y más de las chispas de
la vida en Azkaban siendo escudadas por su Patronus, como si desdoblara al igual alas de luz solar
abiertas de par en par, el aire convertido en absoluta plata mientras lo pensaba, Harry sabía lo que
tenía que hacer.
"¡Por favor, mi Señor!"
Las palabras no fueron escuchadas.
Estaban lejos de él, los Dementores en su pozo, sin embargo Harry sabía que podía destruirlos incluso
a esa distancia si la luz resplandecía con suficiente fuerza, sabía que la Muerte misma no podría
contra él si dejaba de contenerse, que si él liberaba los sellos de todas las compuertas dentro suyo y se
hundía en la fuente de su hechizo dentro de las partes más profundas de su espíritu, toda su mente y
toda su voluntad, y entregaba absolutamente todo al hechizo -
Y en el interior del Sol, una apenas contorneada sombra se acercó, extendiendo una mano suplicante.
EQUIVOCADO
NO
La repentina sensación de destrucción chocó contra la determinación de acero de Harry, temor e
incertidumbre esforzándose contra el fulgurante propósito, nada más podría haberlo alcanzado excepto
eso. La silueta se acercó un paso y luego otro, la sensación de destrucción llegando a un punto de
terrible catástrofe; y empapado por el agua helada, Harry lo vio, se dio cuenta de las consecuencias de
lo que estaba haciendo, el peligro y la trampa.
De haber visto aquello desde el exterior habrías visto el interior del Sol aumentando y disminuyendo...
Aumentando y disminuyendo...
...y finalmente apagándose, desvaneciéndose, reduciéndose hasta ser la luz de luna ordinaria que en
contraste parecía la oscuridad absoluta.
Dentro de la oscuridad de esa luz de luna estaba de pie un hombre cetrino con su mano estirada
suplicando, y el esqueleto de una mujer, yaciendo sobre el piso, con una mirada confundida sobre su
rostro.
Y Harry, todavía invisible, cayó sobre sus rodillas. El gran peligro había pasado, y ahora Harry estaba
intentando no colapsar, mantener el hechizo en un nivel bajo. Algo le había sido drenado, y esperaba no
haberlo perdido – debió haberlo sabido, debió recordarlo, que no era mera magia lo que alimentaba el
Encantamiento Patronus -
"Gracias, mi Señor," susurró el hombre cetrino.
"Tonto," dijo la voz dura de un niño pretendiendo ser un Señor Oscuro. "¿No te previne que el hechizo
resultaría fatal si no lograbas controlar tus emociones?"
El Profesor Quirrell no abrió los ojos de más, por supuesto.
"Sí, mi Señor, entiendo," declaró el sirviente del Señor Oscuro con una voz temblorosa, y se giró hacia
Bellatrix -
Ella ya se estaba levantando a sí misma del suelo, lentamente, como una anciana, una anciana mujer.

153
"Que divertido," Bellatrix murmuró, "casi fuiste asesinado por un Encantamiento Patronus..." Una
risilla que sonó como si estuviera desempolvando su tubería de risillas. "Podría castigarte, quizá, si mi
Señor te congelara allí donde estás y yo tuviera cuchillos... ¿tal vez pueda ser útil después de todo? Oh,
me siento algo mejor ahora, tan extraño..."
"Guarda silencio, querida Bella," Harry ordenó con voz helada, "hasta que te pida que hables."
No hubo replica, lo que era obediencia.
El sirviente levitó al esqueleto humano, y la hizo invisible una vez más, seguido prontamente por su
propia desaparición con el sonido de otro huevo al romperse.
Pasaron a través de los corredores de Azkaban.
Y Harry supo que al pasar ellos, los prisioneros se animaban en sus celdas mientras el miedo se
apartaba de ellos por un precioso momento, quizá llegando a sentir un pequeño toque de sanación
cuando su luz pasaba cerca de ellos, y entonces colapsaban de nuevo cuando el frío y la oscuridad los
aplastaban de nuevo.
Harry estaba esforzándose mucho para no pensar en ello.
De otro modo su Patronus se blanquearía hasta quemar a cada Dementor en Azkaban, resplandeciendo
tanto como para destruirlos desde ésta distancia...
De otro modo su Patronus se blanquearía hasta quemar a cada Dementor en Azkaban , tomando toda la
vida de Harry como combustible.
...
En los cuarteles de los Aurores en la cima de Azkaban, un trío de Aurores estaba roncando en las
barracas, un trío de Aurores estaba relajándose en la sala de descanso, y un trío de Aurores estaba en
deber en el cuarto de comando, manteniendo su vigilancia. El cuarto de comando era simple pero
grande, con tres sillas al fondo donde se sentaban tres Aurores, sus varitas siempre en mano dando vida
a sus tres Patronus, mientras las brillantes formas blancas caminaban en frente de la ventana abierta,
protegiéndolos por completo del temor a los Dementores.
Ellos tres usualmente se quedaban en el fondo, y jugaban poker, y no miraban por la ventana. Podías
ver algo de cielo por ahí, por supuesto, e incluso una o dos horas donde podías ver algo de sol todos los
días, sin embargo desde esa ventana también podías bajar la vista y ver el centro del pozo infernal.
No fuera a ser que flotara un Dementor y hablara contigo.
De ninguna manera el Auror Li habría accedido cumplir con su deber aquí, con o sin triple paga, de no
ser porque tenía una familia a la cual alimentar. (Su nombre real era Xiaoguang, en cambio todos lo
llamaban Mike; había nombrado a sus hijos Su y Kao, lo que con suerte les serviría mucho mejor.) Su
único consuelo, además del dinero, era que al menos sus compañeros jugaban una excelente partida de
Poker Dragón. Aunque sería difícil que no fuera así, a estas alturas.
Era su juego número 5,366 y Li tenía la que probablemente sería su mejor mano entre unas 5300. Era
un Sábado de Febrero y había tres jugadores, lo que le permitía cambiar el traje de cualquier carta
hueca excepto un dos, tres, o siete; y eso era suficiente como para permitirle construir un Cuerpo a
Cuerpo con Unicornios, Dragones, y sietes...

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Al otro lado de la mesa, Gerard McCusker desvió la vista de las cartas en dirección a la ventana, con la
mirada fija.
La sensación de malestar llegó al estómago de Li con velocidad sorprendente.
Si su siete de corazones era golpeado por un Modificador de Dementor y se convertía en un seis,
quedaba rebajado directamente a dos pares y McCusker podría vencer eso -
"Mike," dijo McCusker, "¿qué le pasa a tu Patronus?"
Li giró su cabeza y observó.
Su tejón de suave plata se había alejado de su vigilancia sobre el pozo y estaba contemplando algo
hacia abajo que sólo él podía ver.
Un momento después, el pato de luz lunar de Bahry y el brillante oso hormiguero de McCusker lo
imitaron, mirada baja y fija en la misma dirección.
Todos intercambiaron miradas, y entonces suspiraron.
"Yo les cuento," declaró Bahry. El Protocolo requería que se enviarán los tres Aurores que no estaban
en servicio y sin dormir para investigar cualquier anomalía. "Tal vez ir en lugar de uno de ellos y tomar
la espiral C, si a ustedes dos no les importa."
Li intercambió una mirada con McCusker, y ambos asintieron. No era muy complicado penetrar en
Azkaban, si tenías suficiente dinero como para contratar a un mago poderoso, y lo suficientemente
buen intencionado como para reclutar a alguien que pudiera invocar el Encantamiento Patronus. Las
personas con amigos en Azkaban harían eso, entrar para tan sólo darle a alguien medio día de tiempo
de Patronus, una oportunidad para que tuvieran algunos sueños de verdad en vez de pesadillas. Dejarles
una provisión de chocolate escondida en su celda, para incrementar la oportunidad de que vivieran a
través de su sentencia. Y los Aurores en guardia... bueno, aún si te atrapaban, probablemente podías
convencer a los Aurores de que lo dejaran pasar, a cambio del soborno correcto.
Para Li, el soborno correcto tendía a estar entre el rango de dos Knuts y un Sickle de plata. Él odiaba
este lugar.
Sin embargo Bahry Una-Mano tenía una esposa y la esposa tenía las facturas de un sanador, y si podías
permitirte contratar a alguien para que entrara en Azkaban, entonces podías permitirte engrasar
fuertemente la palma que le quedaba a Bahry, si él era el único que te atrapaba.
Por acuerdo tácito, ninguno de ellos mostró debilidad alguna al proponer que dejarán la partida
inconclusa, los tres acabaron con su mano de poker primero. Li ganó, ya que ningún Dementor había
aparecido en realidad. Y para entonces los Patronus ya habían dejado de mirar hacia abajo y regresaron
a su patrulla normal, así que probablemente no era nada, sin embargo el procedimiento era
procedimiento.
Después de que Li saqueó el botín, Bahry les dirigió a todos saludos de cabeza formales, y se levantó
de la mesa. Las trenzas blancas del anciano se rozaron contra su fina túnica roja, su túnica rozó el piso
de metal del cuarto de comando, mientras Bahry cruzó la puerta que llevaba hacia los Aurores
anteriormente fuera de deber.
Li había sido Seleccionado en Hufflepuff, y a veces se sentía un poco intranquilo por éste tipo de

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negocios. Pero Bahry les había mostrado todas las fotos, y tenías que dejar a un hombre hacer lo que
pudiera por su pobre y enferma mujer, especialmente cuando estaba apenas de siete meses de alcanzar
su retiro.
...
La débil chispa verde flotó a través de los corredores de metal, y el humanoide plateado, viéndose algo
disminuido ahora, siguiendo la chispa. A vece la figura brillante reluciría más, específicamente cuando
pasaban una de las grandes puertas de metal, mas siempre volvía a apagarse un poco.
Meros ojos no habrían visto a los otros invisibles: el Niño-Que-Vivió de once años, y el esqueleto
viviente que era Bellatrix Black, y el Profesor de Defensa de Hogwarts transformado con Poción
Multijugos, todos viajando juntos por Azkaban. Si ese era el principio de un chiste, Harry no le veía la
gracia.
Habían subido cuatro tramos de escaleras antes de que la ruda voz del Profesor de Defensa anunciara,
simplemente y sin énfasis, "Auror acercándose."
Le tomó demasiado, un segundo entero quizá, para Harry comprender, para que el chorro de adrenalina
bombeara por su sangre, y para que recordara lo que el Profesor Quirrell ya había discutido con él y le
ordenó hacer en éste caso, y entonces Harry giro sobre sus talones y voló de regreso por donde habían
venido.
Harry alcanzó el tramo de escaleras, y frenéticamente se acostó en el tercer escalón de la escalera, el
frío metal percibido duro a pesar de su capa y túnica. Intentar alzar su cabeza, para fisgonear por el
borde de la escalera, demostró que no podía ver al Profesor Quirrell; y eso indicaba que Harry estaba
fuera de la linea de cualquier fuego cruzado.
Su fulgurante Patronus lo siguió, y se acostó a su lado en el escalón por debajo del suyo; tampoco debía
ser visto.
Se produjo un tenue sonido de viento o murmullo, y luego el sonido del cuerpo invisible de Bellatrix
llegando a descansar en un escalón aún más bajo, ella no tenía lugar en ésto excepto -
"Quédate quieta," comandó con el susurró frío y altisonante, "quédate en silencio."
Hubo quietud, y silencio.
Harry presionó su varita contra un lado del escalón de metal que estaba por encima de él. De haber sido
cualquier otro él habría necesitado sacar un Knut de su bolsillo... o arrancar un pedazo de tela de su
túnica... o arrancar un pedazo de uña con una mordida... o hallar una porción de roca tan grande como
para que pudiera ver y tan sólida como para permanecer en un lugar y orientación mientras tocaba su
varita. Pero con el poder todopoderoso de Harry de la Transformación parcial, ésto no era necesario; él
se podía saltar ese paso en particular de la operación y usar cualquier material a la mano.
Treinta segundos después Harry era el orgulloso nuevo dueño de un espejo curvado, y...
"Wingardium Leviosa," Harry susurró tan bajo como pudo.
...lo estaba levitando justo por encima de las escaleras, y mirando, en esa superficie curvada, casi todo
el corredor donde el invisible Profesor Quirrell esperaba.
Harry escucho en la distancia, entonces, el sonido de pisadas.

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Y vio la forma (un poco difícil de ver en el espejo) de una persona dentro de una túnica roja,
descendiendo las escaleras, penetrando el corredor aparentemente vacío; acompañado por un pequeño
Patronus animal que Harry no pudo descifrar del todo.
El Auror estaba protegido por un brillo azul, era difícil ver los detalles sin embargo Harry pudo ver al
menos lo siguiente, el Auror ya tenía escudos levantados y fortalecidos.
Maldición, pensó Harry. De acuerdo al Profesor de Defensa, el arte esencial del duelo era intentar alzar
defensas que bloquearían cualquier cosa que fuera probable que alguien te lanzaran, al tiempo que se
procuraba atacar en forma tal que fuera probable atravesar las defensas actuales del otro. Y de lejos la
manera más fácil de ganar cualquier tipo de pelea real – el Profesor Quirrell había explicado ésto una y
otra vez – era disparar al enemigo antes de que pudieran levantar un escudo en primer lugar, ya fuera
por detrás o de un rango lo suficientemente cercano como para que no se pudiera ser esquivado o
repelido a tiempo.
Aunque el Profesor Quirrell todavía podría ser capaz de disparar desde atrás, si -
Mas el Auror se detuvo tras dar tres pasos en el corredor.
"Buen Desilusionador," dijo una dura voz masculina que Harry no reconoció. "Ahora muéstrate, o
estarás en problemas serios."
La forma cetrina, del hombre barbado se volvió visible entonces.
"Y tú con el Patronus," ordenó la voz dura. "Da la cara. Ahora."
"No sería inteligente," replicó la voz gravosa del hombre cetrino. Ya no era la voz aterrada del sirviente
del Señor Oscuro; de repente se convirtió en la intimidación profesional de un criminal competente.
"No quieres observar al que está detrás de mí. Confía en mí, no lo quieres. Quinientos Galeones, frío
dinero en efectivo por adelantado, si te giras y te vas. Grandes problemas para tu carrera si no lo
haces."
Se produjo una pausa larga.
"Mira, quien quiera que sea," declaró la voz dura. "Pareces estar confundido sobre cómo funciona ésto.
No me importa si el que está detrás de ti es Lucius Malfoy o Albus sangriento Dumbledore. Todos
ustedes dan la cara, yo los escaneo por completo, y entonces discutimos cuánto les va a costar ésto -"
"Dos mil Galeones, oferta final," propuso la gravosa voz, adquiriendo un subyacente tono de
advertencia. "Eso es diez veces más que el soborno actual y más de lo que harías en un año. Y créeme,
si ves algo que no deberías, vas a lamentar no haber aceptado eso -"
"¡Cierra la boca!" gruñó la voz dura. "Tienes exactamente cinco segundos para tirar la varita antes de
que yo te haga tirarla. Cinco, cuatro -"
¿Qué está haciendo, Profesor Quirrell? Harry pensó frenético. ¡Ataque primero! ¡Al menos invoque un
escudo!
"- tres, dos, ¡uno! ¡Stupefy!"
...
Bahry se quedó con la mirada fija, un escalofrío descendiendo por su espalda.

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La varita del hombre se había movido tan rápido que fue como si hubiera Aparecido de la nada, y el
paralizador de Bahry ahora estaba chispeando mansamente en su punta, no bloqueado, no
contraatacado, no deflectado, atrapado como una mosca en miel.
"Mi oferta ha vuelto a bajar a quinientos Galeones," dijo el hombre con una fría, y más formal voz.
Sonrió secamente, y la sonrisa se veía incorrecta en ese rostro barbudo. "Y tendrás que aceptar un
Encantamiento de Memoria."
Bahry ya había alterado las armonías de sus escudos para que su propio paralizador no le pudiera ser
regresado, ya había inclinado su varita en posición defensiva, ya había levantado su fortalecida mano
artificial en posición de bloquear cualquier cosa que se pudiera bloquear, y ya estaba pensando
encantamientos sin pronunciar para poner más capas en sus escudos -
El hombre no estaba mirando a Bahry. En vez de eso estaba tocando con curiosidad el paralizador de
Bahry que seguía ondeando al final de su varita, extrayendo chispas rojas y sacudiéndolas con sus
dedos, desbaratando lentamente el maleficio como si fuera el rompecabezas de un niño.
El hombre no había levantado ningún escudo.
"Cuéntame," el hombre habló con voz desinteresada que no parecía encajar del todo con esa garganta
tan rasposa - Multijugos, Bahry habría concluido, de haber considerado que alguien podía realizar
magia tan delicada estando dentro del cuerpo de alguien más - "¿qué hiciste en la última guerra?
¿Ponerte en medio del peligro, o alejarte de los problemas?"
"En medio del peligro," contestó Bahry. Su voz conservó la calma de hierro de un Auror con casi cien
años completos en la fuerza, a siete meses del retiro obligatorio, Ojo Loco Moody no podría haberlo
expresado con más dureza.
"¿Luchaste con algún Mortífago?"
Eso hizo surgir una sonrisa siniestra en la propia cara de Bahry. "Dos a la vez." Dos de los propios
guerreros asesinos de Quien-Tú-Sabes, personalmente entrenados por su maestro oscuro. Dos
Mortífagos a la vez contra Bahry sin refuerzos. Había sido la batalla más difícil en la vida de Bahry, sin
embargo él quedó de pie, y se fue de allí habiendo perdido solamente su mano izquierda.
"¿Los mataste?" El hombre sonaba vagamente curioso, y continuó cogiendo hebras de fuego del mucho
más disminuido voltio paralizador todavía cautivo al final de su varita, sus dedos sacudiendo pequeños
patrones de la propia magia de Bahry antes de dispersarlos con un chasquido.
Nació sudor sobre la piel de Bahry debajo de su túnica. Su mano de metal descendió como el rayo,
arrancando el espejo de su cinturón - "¡Bahry a Mike, necesito apoyo!"
Hubo una pausa, y silencio.
"¡Bahry a Mike!"
El espejo yació plano y sin vida dentro de su mano. Lentamente, Bahry lo puso de regreso en su
cinturón.
"Ha pasado bastante tiempo desde que tuve una pelea seria con un oponente serio," el hombre afirmó,
aún sin levantar la vista hacia Bahry. "Procura no decepcionarme demasiado. Puedes atacar cuando sea
que estés listo. O puedes irte con quinientos Galeones."

158
Hubo un largo silencio.
Entonces el aire gritó como metal cortando vidrio al tiempo que Bahry azotó su varita hacia abajo.
...
Harry apenas y podía verlo, apenas y podía distinguir algo a través de las luces y los relámpagos, su
espejo curvado era perfecto (habían practicado antes esa táctica en la Legión Caos) pero la escena
seguía siendo demasiado pequeña, y Harry tenía la sensación que no hubiera sido capaz de comprender
incluso de haber observado desde un metro de distancia, todo estaba pasando demasiado rápido,
explosiones rojas deflectandose desde escudos azules, barras verdes de luz chocando entre sí, oscuras
formas apareciendo y desvaneciéndose, ni siquiera podía descifrar quién estaba invocando qué, excepto
que el Auror estaba gritando encantamiento tras encantamiento y esquivando frenéticamente mientras
que la forma del Profesor Quirrell bajo la Poción Multijugos se quedaba de pie en un mismo lugar y
agitaba su varita, mayormente en silencio, sin embargo pronunciando palabras en lenguajes
irreconocibles de vez en cuando que ponían blanco el espejo por completo y mostraban la mitad del
escudo del Auror partido a la mitad y haciéndolo retroceder.
Harry había visto duelos de exhibición entre los estudiantes más fuertes de séptimo año, y ésto estaba
tan por encima de aquello que la mente de Harry se sintió atolondrada, mirando cuánto camino le
faltaba por recorrer. No había ni un solo estudiante de séptimo año que hubiera podido durar medio
minuto contra el Auror, los tres ejércitos completos de séptimo año juntos podrían no ser capaces de
poner un rasguño sobre el Profesor de Defensa...
El Auror había caído al suelo, una rodilla y una mano soportando su peso mientras la otra mano hacía
gestos a toda prisa y su boca exclamaba palabras desesperadas, los pocos encantamientos que Harry
reconoció eran todos hechizos de escudos, y un enjambre de sombras giraban alrededor del Auror como
un tornado de navajas.
Y Harry vio la forma del Profesor Quirrell bajo la Poción Multijugos deliberadamente apuntar su varita
hacia donde el Auror estaba arrodillado y combatiendo los últimos momentos de su batalla.
"Debes rendirte," exigió la gravosa voz.
El Auror espetó algo inenarrable.
"En ese caso," replicó la voz, "Avada -"
El tiempo pareció moverse muy lentamente, como si hubiera tiempo para escuchar las silabas
individualmente, Ke, y Da, y Vra, tiempo para ver al Auror empezar a tirarse desesperadamente hacia
un lado; y aunque todo eso estaba pasando tan lentamente, de algún modo no había tiempo para hacer
algo, no había tiempo para que Harry abriera sus labios y gritara NO, no había tiempo para moverse,
quizá ni había tiempo para pensar.
Sólo había tiempo para un deseo desesperado de que un hombre inocente no debiera morir -
Y una resplandeciente figura plateada de pie delante del Auror.
Allí de pie justo una fracción de segundo antes de que la luz verde diera en el blanco.
...
Bahry estaba girando desesperado hacia un lado, sin saber si lo iba a lograr -

159
Sus ojos estaban enfocados sobre su oponente y su muerte inminente, así que Bahry únicamente le echó
un vistazo breve al trazo de la brillante silueta, el Patronus más luminoso que cualquier otro que
hubiera visto antes, lo vio apenas el tiempo suficiente como para reconocer la forma imposible, antes
de que la luz verde y plateada chocaran y ambas luces desaparecieran, ambas luces desaparecieron, la
Maldición Asesina había sido bloqueada, y entonces los oídos de Bahry fueron perforados a la vez que
observó a su terrible oponente gritar, gritar, gritar, agarrando su cabeza y gritando, empezando a caer
cuando Bahry ya había estado cayendo -
Bahry golpeó el suelo, interrumpiendo su propio salto frenético, y su hombro izquierdo dislocado y su
costilla rota chillaron en protesta. Bahry ignoró el dolor, se las arregló para erguirse temblando sobre
sus rodillas, levantó su varita para paralizar a su oponente, no entendía lo que estaba pasando pero
sabía que ésta era su única oportunidad.
"¡Stupefy!"
El voltio rojo salió disparado hacia el cuerpo del hombre que seguía cayendo, y fue deshecho en la
mitad del aire y disipado – y no por algún escudo. Bahry pudo verlo, las ondas en el aire que rodearon a
su caído y gritador oponente.
Bahry pudo sentirlo como una presión letal sobre su piel, el flujo de magia acumulándose y
acumulándose y acumulándose hacia algún terrible punto de quiebre. Sus instintos le gritaron que
saliera corriendo antes de que llegara la explosión, ésto no era un Encantamiento, ni Maldición, ésto era
magia salvaje, sin embargo antes que Bahry pudiera tan siquiera acabar de ponerse de pie -
El hombre arrojó su varita lejos de sí mismo (¡él tiró su varita!) y un segundo después, su forma se
desdibujó y desvaneció por completo.
Una serpiente verde yació inmóvil sobre el suelo, sin moverse aún antes de que el siguiente hechizo
paralizador de Bahry, disparado por puro reflejo, la golpeara sin resistencia.
Mientras el mortal flujo y la presión empezaron a disiparse, mientras la hechicería salvaje fue
reduciéndose, la mente aturdida de Bahry notó que el grito continuaba. Sólo que se oía diferente, como
el grito de un joven niño, proveniente de las escaleras que llevaban al próximo nivel inferior.
El gritó se ahogó también, y hubo silencio excepto por la agitada respiración de Bahry.
Sus pensamientos eran lentos, confusos, desordenados. Su oponente había sido locamente poderoso,
eso no había sido un duelo, había sido como su primer año de Auror en entrenamiento intentando
combatir a Madam Tarma. Los Mortífagos no habían sido ni una décima parte así de buenos, Ojo Loco
Moody no era sí de bueno... ¿y quién, qué, cómo en el nombre de las bolas de Merlín había alguien
bloqueado una Maldición Asesina?
Bahry se las arregló para invocar la energía para presionar su varita contra su costilla, murmurar el
hechizo curador, y luego presionar de nuevo contra su hombro. Tomó más de él de lo que tendría que
haber sido, extrajo demasiado de él, su magia era apenas y un aliento de completo cansancio; no le
quedaba nada para sus raspaduras y cortes menores y menos para reforzar los rescoldos que le
quedaban a su escudo. Eso era todo lo que podía hacer sin dejar ir a su Patronus.
Bahry respiró profunda, pesadamente, estabilizó su aliento todo lo que pudo antes de hablar.
"Tú," Bahry dijo. "Quien quiera que seas. Sal afuera."

160
Hubo silencio, y se le ocurrió a Bahry quien fuera que fuera podría estar inconsciente. No entendía lo
que acababa de pasar, pero había escuchado el grito...
Bueno, había una forma de comprobarlo.
"Sal afuera," repitió Bahry, poniendo más dureza en su voz, "o empezaré a usar maldiciones con área
de efecto." Probablemente no podría lanzar ni una sola de intentarlo.
"Espere," pidió la voz de un niño, la voz de un chico joven, aguda y fina y temblorosa, como alguien
que estaba luchando contra las lagrimas o el cansancio. La voz pareció pasar de cerca a encima suyo.
"Por favor espere. Estoy acercándome -"
"Baja la invisibilidad," gruñó Bahry. Estaba demasiado exhausto para molestarse con Encantamientos
anti-Desilusionadores.
Un momento después, el rostro de un joven niño emergió de una desdoblada capa de invisibilidad, y
Bahry vio el cabello negro, los ojos verdes, las gafas, y la muy roja cicatriz de relámpago.
De haber tenido menos de veinte años de experiencia bajo su cinturón podría haber parpadeado. En vez
de eso él espetó algo que probablemente no debió pronunciar en frente de el Niño-Que-Vivió.
"Él, él," la voz temblorosa del niño explicó, su joven rostro se veía asustado y agotado y lágrimas
seguían descendiendo por sus mejillas, "él me secuestró, para hacerme invocar mi Patronus... él
amenazó con matarme si no lo hacía... sólo que no podía permitir que lo matara a usted..."
La mente de Bahry seguía atontada, sin embargo las cosas fueron encajando en su lugar con lentitud.
Harry Potter, el único mago que había sobrevivido a una Maldición Asesina. Bahry podría haber sido
capaz de esquivar la muerte verde, ciertamente lo estaba intentando, mas si el asunto llegaba ante el
Wizengamot, se juzgaría que era una deuda de vida hacia una Casa Noble.
"Ya veo," Bahry habló con un gruñido mucho más gentil. Empezó a caminar hacia el niño. "Hijo,
lamento por lo que has pasado, pero necesito que sueltes la capa y también la varita."
El resto de Harry Potter emergió de la invisibilidad, mostrando la sudada túnica de Hogwarts con
bordes azules, y su mano derecha sujetando una varita de acebo de once pulgadas con tanta fuerza que
sus nudillos estaban blancos.
"Tu varita," Bahry reiteró.
"Lo siento," susurró el niño de once años, "aquí," y sostuvo la varita hacia Bahry.
Bahry apenas y se contuvo de regañar al traumatizado niño que acaba de salvar su vida. En vez de eso
se sobrepuso al impulso con un suspiro, y simplemente estiró una mano para coger la varita. "Mira,
hijo, se supone que realmente no debes apuntar la varita hacia -"
La punta de la varita giró ligeramente hacia la mano de Bahry justo cuando el niño susurró,
"Somnium."
...
Harry contempló el cuerpo derribado del Auror, no hubo sentido del triunfo, nada mas una aplastante
sensación de desesperación.
(Aún en ese momento podría no haber sido demasiado tarde.)

161
Harry se volteó para mirar a donde yacía la inmóvil serpiente verde.
"¿Professor?" siseó Harry. "¿Amigo? ¿Por favor, esstáss vivo?" Un horrible temor se estaba
apoderando del corazón de Harry; en ese momento se le había olvidado por completo que acababa de
ver al Profesor de Defensa intentar asesinar a un oficial de policía.
Harry apuntó su varita hacia la serpiente, y sus labios empezaban a formar la palabra Innervate, antes
de que su cerebro lo alcanzara y le gritara.
No se atrevía a usar magia sobre el Profesor Quirrell.
Harry lo había sentido, el ardiente, desgarrador dolor en su cabeza, como su cerebro estaba apunto de
partirse en dos. Lo sintió, su magia y la magia del Profesor Quirrell, igualadas y anti-armonizadas en un
ciclo de muerte. Esa era la terrible y misteriosa cosa que pasaría si Harry y el Profesor Quirrell llegaban
a acercarse demasiado el uno con el otro, o si conjuraban magia sobre el otro, o si sus hechizos
llegaban a tocarse alguna vez, su magia resonaría fuera de control -
Harry contempló a la serpiente, no podía saber si estaba respirando.
(Los últimos segundos se fueron yendo.)
Se giró para mirar al Auror, quien había visto al Niño-Que-Vivió, quien sabía.
La total magnitud del desastre se hundió dentro de Harry como miles de cientos de toneladas, se las
había arreglado para paralizar al Auror sin embargo no había nada más por hacer, no había manera de
recuperarse, la misión había fallado, todo había fallado, él había fallado.
Conmocionado, consternado, desesperado, no pensó en ello, no vio lo obvio, no recordó de dónde
provenían los sentimientos desesperanzados, no se dio cuenta de que todavía necesitaba volver a
conjurar el Encantamiento del Verdadero Patronus.
(Y entonces ya era demasiado tarde.)
...
El Auror Li y el Auror McCusker habían vuelto a acomodar sus sillas alrededor de la mesa, así que
ambos vieron al mismo tiempo, el desnudo, esquelético flaco horror elevándose para flotar por fuera de
la ventana, el dolor de cabeza ya golpeándolos por tan sólo verlo.
Ambos escucharon la voz, como si un cadáver muerto hace mucho tiempo hubiera pronunciado
palabras que también hubieran envejecido y muerto.
El discurso del Dementor hirió sus oídos y dijo, "Bellatrix Black está fuera de su celda."
Se produjo medio segundo de horrorizado silencio, y luego Li brincó de su silla, dirigiéndose al
comunicador para pedir refuerzos del Ministerio, al tiempo que McCusker agarró su espejo y empezó
frenéticamente a intentar contactar a los tres Aurores que se habían ido a patrullar.

162
Capítulo 18
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 5
...
En un destrozado y arruinado corredor, alumbrado por débiles luces de gas, un niño reptó lentamente,
una mano estirada, hacia la inmóvil serpiente que era el cuerpo de su profesor.
Harry estaba a sólo un metro de distancia del cuerpo de la serpiente cuando lo sintió, cosquilleando al
borde de su percepción.
Nunca había estado tan débil, una sensación de destrucción...
El Profesor Quirrell estaba vivo, después de todo.
El pensamiento no engendró un sentimiento de alegría, nada más una especie de desesperación vacía.
Harry sería capturado pronto de todos modos, y sin importar cómo intentara explicarlo, no había forma
de que se viera bien. Nadie volvería a confiar en él, pensarían que sería el siguiente Señor Oscuro, no lo
ayudarían cuando llegara el tiempo de combatir al Señor Voldemort, Hermione se rendiría con él,
incluso Dumbledore probablemente buscaría otro héroe...
...quizá solamente lo enviarían al hogar de vuelta a sus padres.
Él había fallado.
Harry observó el derrumbado cuerpo del oficial de policía que había paralizado, la sangre ya secándose
de los cortes y rasguños menores, los lugares quemados sobre la túnica roja intrínsecamente bordada.
Él había sido un estúpido. No debió haber paralizado al oficial de policía, debió quedarse con su
historia original sobre haber sido secuestrado por el Profesor Quirrell...
Podría no ser demasiado tarde, susurró una voz en su interior. Todavía podrías ser capaz de reparar tu
error. El Auror te vio, él recuerda que lo paralizaste... pero si estuviera muerto, si el Profesor Quirrell
estuviera muerto, si Bellatrix estuviera muerta, no habría nadie para contradecir tu historia.
Lentamente, la mano de Harry empezó a levantarse, apuntando con su varita al oficial de policía y -
La mano de Harry se detuvo.
Tuvo la sensación distante de que se comportaba de manera no característica para él. Como si hubiera
olvidado algo, algo importante, sin embargo tenía problemas para recordar qué era, exactamente.
Oh. Era cierto. Él era alguien que creía en el valor de la vida humana.
Una sensación de confusión acompañó el pensamiento, no podía recordar del todo por qué las vidas de
otras personas parecían tener valor...
De acuerdo, dijo la parte lógica de él, ¿por qué ha cambiado mi mente entre el antes y el ahora?
Porque él estaba en Azkaban...
Y se había olvidado de volver a invocar el Encantamiento Patronus...
Hacer cualquier cosa, por alguna razón, parecía requerir un tremendo esfuerzo, como si el pensamiento
de la acción misma fuera una carga demasiado pesada para alzar; sin embargo parecía una buena idea

163
volver a invocar el Encantamiento Patronus, porque todavía podía sentir temor por los Dementores. Y
aunque no podía recordar lo que era ser feliz, sabía que ésto no lo era.
La mano de Harry se levantó para sostener su varita delante suyo, sus dedos tomando las posiciones
iniciales.
Y entonces Harry se pausó.
Él no podía... recordar del todo... qué solía usar como su pensamiento feliz.
Eso era raro, había sido algo muy importante, realmente debería ser capaz de recordarlo... ¿algo que ver
con la muerte? Pero eso no era algo feliz...
Su cuerpo estaba temblando, Azkaban no había parecido tan frío antes, y era como si se pusiera aún
más frío mientras lo pensaba. Era demasiado tarde para él, ya se había hundido demasiado profundo,
ahora nunca sería capaz de lanzar el Encantamiento Patronus -
Esa podría ser la Dementación hablando en vez de un estimado preciso, observó la parte lógica de sí
mismo, hábito que había sido codificado para que fuera un reflejo puro, que no requería energía para
activarse. Piensa en el miedo del Dementor como un prejuicio cognitivo, y procura superarlo de la
misma forma que superarías cualquier otro prejuicio cognitivo. Tus sentimientos de desesperanza
podrían no indicar que la situación es de verdad desesperanzadora. Podría únicamente indicar que
estás en la presencia de Dementores. Todas las emociones negativas y los estimados pesimistas ahora
deben ser considerados sospechosos, falacias hasta probadas validas.
(Si tú hubieras visto al niño mientras pensaba, habrías visto una distante, abstracta, confundida arruga
moverse a través de su rostro, por debajo de las gafas y la cicatriz de relámpago. Su mano permaneció
en la posición inicial para el Encantamiento Patronus, y no se movió.)
La presencia de los Dementores interfiere con la parte de ti que procesa la felicidad. Si no puedes
alcanzar tus pensamientos felices mediante la asociación nemotécnica sobre la clave de la felicidad,
quizá puedas llegar a la memoria de otro modo. ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con alguien
sobre el Encantamiento Patronus?
Harry no podía recordar tampoco eso.
Una aplastante ola de desesperación cayó sobre él, y fue disipada por la parte lógica de él como no
confiable, externa, no-Harry, el peso aturdidor seguía presionando sobre él mas su mente siguió
pensando, no requería mucho esfuerzo pensar...
¿Cuándo fue la última vez que hablaste con alguien sobre los Dementores?
El Profesor Quirrell había dicho que ya era capaz de sentir la presencia de los Dementores, y Harry le
había explicado al Profesor Quirrell... le explicó al Profesor Quirrell...
...sujetar la memoria de las estrellas, de la caída incorporal a través del espacio, como una barrera de
Oclumancia a través de toda su mente.
Su segunda clase de Defensa del año, un Viernes, ahí fue cuando el Profesor Quirrell le había mostrado
las estrellas, y una vez más en Navidad.
No le tomó mucho esfuerzo recordarlas, los nítidos puntos de blancura contra la perfecta oscuridad.

164
Harry recordó la gran nube blanqueada de la Vía Láctea.
Harry recordó la paz.
Algo del frío en los bordes de sus extremidades pareció retroceder.
Había palabras que él había hablado en voz alta en el primer día que había invocado el Encantamiento
Patronus, su mente podía recordar los sonidos y el discurso aunque los sentimientos se mostraran
distantes...
...Pensé en mi absoluto rechazo de la muerte como el orden natural.
Invocas el Verdadero Encantamiento Patronus al pensar sobre el valor de la vida humana.
...Pero hay otras vidas que siguen con vida por las que luchar. Tu vida, y mi vida, y la vida de
Hermione Granger, todas las vidas de la Tierra, y todas las vidas más allá, para ser defendidas y
protegidas.
Entonces la idea de matar a todos... ese no había sido su verdadero ser, esa había sido la Dementación
hablando...
La desesperación era la influencia de los Dementores.
Donde hay vida, hay esperanza. El Auror sigue con vida. El Profesor Quirrell sigue con vida. Bellatrix
sigue con vida. Yo sigo con vida. Nadie ha muerto todavía en realidad...
Ahora, Harry podía visualizar la Tierra, en el medio de un campo de estrellas, el orbe azul-blanco.
¡...y no permitiré que mueran!
"¡Expecto Patronum!"
Las palabras salieron un poco atropelladas, y cuando la figura humana ardió en existencia era tenue al
principio, luz de luna en vez de luz solar, blanca en vez de plateada.
Sin embargo se fortaleció, lentamente, al tiempo que Harry respiró con ritmo deliberado,
recuperándose. Dejando que la luz alejara la oscuridad de su cabeza. Recordando las cosas que casi
había olvidado, y enfocándolas de nuevo dentro de su Encantamiento Patronus.
Aún cuando la luz resplandeció por completo y era plateada una vez más, iluminando el corredor con
más brillo que las lamparas de gas, desapareciendo en su totalidad el frío, los miembros de Harry
seguían conmocionados. Eso había estado demasiado cerca.
Harry respiró profundamente. De acuerdo. Era tiempo de reconsiderar la situación ahora que sus
pensamientos ya no estaba siendo oscurecidos artificialmente por los Dementores.
Harry repaso la situación.
...seguía viéndose bastante desesperanzadora, de hecho.
No era la aplastante desesperación de antes, mas Harry todavía se sentía tembloroso, para ponerlo a
medias. No se atrevía a volverse oscuro y era su lado oscuro el que tenía la habilidad de encargarse con
un problema de este nivel de un trancazo. Era su lado oscuro el que se hubiera reído desdeñosamente
ante el concepto de rendirse nada más porque había perdido al Profesor Quirrell y estaba aislado en las
profundidades de Azkaban y había sido visto por un oficial de policía. El Harry ordinario no era capaz

165
de encargarse de éste tipo de cosas de un solo golpe.
Pero no había opción alguna excepto seguir adelante como fuera. No podías llegar a ser más inútil que
al rendirte antes de haber perdido.
Harry miró alrededor.
Luces tenues de gas iluminaban un corredor de metal gris, cuyos lados y suelo y techo estaban
rasguñados por doquier, destrozados y derretidos, contando a cualquiera que se dignara a mirar que
había ocurrido una batalla aquí.
El Profesor Quirrell lo podría haber reparado fácilmente, si él...
La sensación de traición golpeó a Harry con toda la fuerza, en ese momento.
Por qué... por qué él hizo... por qué...
Porque él es malvado, afirmaron Gryffindor y Hufflepuff, con calma y tristeza. Te lo dijimos.
¡No! Pensó Harry desesperadamente. No, no tiene sentido, íbamos a cometer el crimen perfecto, el
Auror podría haber sido Desmemorizado, el corredor reparado, ¡no era demasiado tarde sin embargo
hubiera SIDO demasiado tarde si hubiera muerto!
Mas el Profesor Quirrell nunca planeó cometer el crimen perfecto, intervino la siniestra voz de
Slytherin. Él quería que el crimen fuera notado. Él quería que todos supieran que alguien había
asesinado a un Auror y sacado a Bellatrix Black de Azkaban. Él hubiera preparado alguna clase de
evidencia, alguna prueba que le permitiera revelar tu participación, para usarlo como chantaje contra
ti; y habrías estado atado a él para siempre.
El Patronus de Harry casi se apagó.
No... Harry pensó.
Sí, replicaron las otras tres partes de él con pesar.
No. Todavía no tiene sentido. El Profesor Quirrell tenía que saber que yo me opondría a él en el
instante en que asesinara a un Auror. Que yo podría muy bien ir a confesar ante Dumbledore,
esperando defender el hecho verdadero de que yo fui engañado. Y... en términos de chantaje, ¿logra su
asesinato de un Auror contra mi voluntad, en verdad añade más al hecho de sacar a Bellatrix de
Azkaban por mi propia voluntad? Hubiera sido más astuto mantener la evidencia de mi involucración
con el crimen básico, pero todavía pretendiendo ser mi aliado por tanto tiempo como pudiera,
guardando lo del chantaje para ser usado únicamente de volverse necesario...
Racionalización, replicó Slytherin. ¿Entonces por qué lo hizo el Profesor Quirrell?
Y Harry pensó con una pizca de desesperación - sabiendo, aún mientras lo pensaba, que estaba
motivado en parte por el deseo de rechazar la realidad, y así no era como la técnica se suponía que
debía ser usada – caigo en cuenta de que estoy confundido.
Se produjo un silencio interno. Ninguna de sus partes parecía tener algo más para añadir.
Y Harry continuó en la valoración de lo que parecía una situación moderadamente desesperada.
¿Necesitaba Harry revaluar la probabilidad de que Bellatrix fuera malvada?

166
...no en ningún sentido relevante para la misión. Se daba por descontado que Bellatrix era mala en la
actualidad. El que ella fuera una inocente que se había vuelto así por tortura y Legeremancia y rituales
inenarrables, o si ella lo había escogido por voluntad propia, no tenía mucho peso en la situación actual.
El hecho clave era que mientras Bellatrix pensara que Harry era el Señor Oscuro, ella lo obedecería.
Ese era un recurso, entonces. Sin embargo Bellatrix estaba desnutrida y nueve-decimos muerta...
'Oh, me siento un poco mejor ahora, que extraño...'
Bellatrix había dicho eso, con su voz echa pedazos, después de que el Patronus de Harry hubiera
brillado sin control.
Harry pensó, y el no podría haber explicado del todo por qué pensó esto, pudo haber sido sólo su mente
inventando cosas, pero... parecía probable que lo quitado por los Dementores desde hace mucho tiempo
estaba perdido para siempre. Mas lo que los Dementores hubieran quitado de ti recientemente, el
Verdadero Encantamiento Patronus podría recuperarlo. Como la diferencia entre vaciar una copa, y la
copa sin usar desvaneciéndose. Bellatrix, entonces, podría haber recuperado lo perdido en la última
semana más o menos. No las memorias felices, esas fueron comidas años atrás. Sin embargo cualquier
fuerza y magia que le hubiera sido drenada en la semana pasada, la podría recuperar. Como el
equivalente de conseguir una semana de descanso, una semana para fortalecer su magia de nuevo...
Harry observó la forma de serpiente del Profesor Quirrell.
...tal vez suficiente como para un Innervate.
Si despertar al Profesor Quirrell era, en realidad, una cosa inteligente por hacer.
Algo de la desesperación regresó a Harry. No podía confiar en el Profesor Quirrell, no podía confiar en
que revivirlo fuera sabio, no después de lo que acababa de pasar.
Con calma, Harry pensó para sí mismo, y contempló la forma desmayada del Auror.
Bellatrix también podría arreglárselas para hacer un Encantamiento de Memoria.
Ese podía ser el paso uno, de todos modos. No era exactamente sacar a todos a salvo de Azkaban, y los
Aurores sabrían que algo extraño había ocurrido, podrían tener sospechas sobre el cuerpo de Bellatrix
y realizar una autopsia. Sin embargo era un paso.
¿...y sería tan difícil salir de Azkaban? Si podían regresar a la cima de Azkaban con suficiente rapidez,
antes de que el Auror debiera regresar a reportarse, antes de que alguien notara que estaba perdido,
entonces podrían volar a través del hoyo que había hecho el Profesor Quirrell, y alejarse lo necesario de
Azkaban para activar el traslador que Harry ya tenía en su posesión. (Tanto el Profesor Quirrell y Harry
tenían trasladores, y ambos eran tan poderosos como para transportar a dos humanos, más o menos una
serpiente. Junto con su doblemente oculta salida del Cuarto de Mary, el Profesor Quirrell había puesto
tal margen de seguridad en sus planes que hasta lograba impresionar a Harry.)
Bellatrix podía cargar la forma de serpiente del Profesor Quirrell, la cual Harry no se atrevía a tocar ni
levitar.
Harry se giró y trotó con velocidad a donde Bellatrix estaba aguardando en las escaleras. Pudo sentir su
espíritu reviviendo un poco. Empezaba a verse como un buen plan, y no había tiempo para perder en
ejecutarlo.

167
¿Qué hacer con el Profesor Quirrell, o con Bellatrix, después de que el traslador los llevara a donde se
suponía que tenían que entregar a Bellatrix al sanador psiquiatra... bueno, Harry podía resolver eso en
el camino. Harry probablemente tendría que embaucar al sanador en hacer algo – lo que iba a requerir
una embaucada grandiosa, y Harry ni siquiera estaba seguro de qué era lo que quería – mas él y
Bellatrix tenían que seguir moviéndose ya.
El problema principal que Harry vio, tan pronto como recorrió todo el proceso hacia adelante en su
imaginación, vendría cuando alcanzaran el techo. Se suponía que el Profesor Quirrell iba a deslizarse
por ahí invisible y Confundir a los monitores que descubrirían a los visitantes en los alrededores aéreos
de Azkaban, causando que vieran una repetición del escenario por unos minutos. El Profesor Quirrell
había explicado que él no podía Desilusionar el Patronus de Harry; y si apagaban el Patronus, los
Dementores notarían que Bellatrix estaba desaparecida, y alertarían a los Aurores...
El tren de pensamiento de Harry se estrelló.
Había veces en que 'Oh, rayos' no alcanzaba para describir algo.
...
Las manos de Li estaban firmes a pesar de la adrenalina, mientras él desbloqueaba las barras en el
Armario Evanescente que enlazaban Azkaban a un muy bien custodiado cuarto en el interior del
Departamento de Refuerzo de la Ley Mágica. (Un Armario Evanescente que era sólo de un camino, por
supuesto. Las protecciones permitían unas cuantas formas rápidas para entrar en Azkaban, todas
altamente restringidas, y ninguna manera rápida para salir.)
Li retrocedió bastante, apuntó con su varita al Armario, pronunció el encantamiento "Harmonia
Nectere Passus" y menos de un segundo después -
La puerta del Armario se abrió de par en par con un estruendo, y dentro del cuarto penetró una fornida,
bruja de mandíbula cuadrada con cabello gris cortado al ras. No vestía ninguna joya ni ornamento, sólo
la túnica ordinaria de un Auror era lo que consideraba digno para agraciarse a sí misma: la Directora
Amelia Bones, jefa del Departamento de Refuerzo de la Ley Mágica de quien se decía era la única
bruja en el DRLM que podía enfrentarse a Ojo-Loco Moody en una lucha justa (no que alguno de esos
dos fuera de los que luchaban sin hacer trampas). Li había escuchado rumores de que Amelia podía
Aparecer dentro de los limites del DRLM, y esto era el tipo de cosas que le daba origen a rumores
como ese, él había llamado la alarma apenas hace cincuenta y cinco segundos.
"¡Vayan al aire, ahora!" Amelia le ladró por encima del hombro al trío femenino de Auroras que la
seguían por detrás con escobas de policías, debieron estar ahí todas apeñuscadas, esperando a que Li
activara el Armario. "¡Quiero más cobertura aérea en éste lugar! ¡Y asegúrense de mantener sus
Encantamientos anti-Desilusionadores!" Entonces su cabeza se giró hacia él. "¡Reporte, Auror Li!
¿Sabemos cómo penetraron ellos?"
Otro trío de Aurores sosteniendo escobas se materializó dentro del Armario Evanescente y corrió tras
ellos mientras Li empezaba a hablar.
Fueron seguidos por un trío de Magos de Ataque con equipo de batalla completo.
Luego otro trío de Magos de Ataque.
Luego otro equipo de escobas.

168
...
La demacrada forma que era Bellatrix Black descansaba sin moverse sobre las escaleras cuando Harry
llegó allí, ojos cerrados, y cuando Harry le preguntó con un frío, agudo susurro si estaba despierta, no
obtuvo respuesta.
Una breve contracción de pánico fue contraatacada por el pensamiento de que el Profesor Quirrell la
había noqueado para evitar que escuchara al sumiso sirviente del Señor Oscuro convertirse de repente
en un endurecido criminal y después un experto mago de batalla. Lo que era bueno, porque ella no
había escuchado la voz de Harry diciendo 'Expecto Patronum'.
Harry retiró la capucha de la Capa, apuntó su varita a Bellatrix, y murmuró con tanta gentileza como
pudo, "Innervate."
Por la forma en que el cuerpo de Bellatrix se retorció, Harry no creyó que hubiera logrado ser lo
suficientemente gentil.
Los hundidos ojos oscuros se abrieron.
"Bella querida," Harry explicó con su fría, aguda voz, "me temo que nos hemos encontrado con un
pequeño problema. ¿Te has recuperado lo suficiente como para hacer magias pequeñas?"
Hubo una pausa, y luego la pálida cabeza de Bellatrix asintió.
"Muy bien," Harry habló con sequedad. "No te pediré que camines sin ayuda, Bella querida, pero me
temo que tendrás que caminar." Apuntó su varita hacia ella. "Wingardium Leviosa."
Harry rebajó el flujo de fuerza a algo que pudiera mantener por un rato largo, y aún así estaba
levantando como dos tercios del peso actual de su peso. Ella era... delgada.
Lentamente, como si fuera la primera vez en años, Bellatrix Black se irguió a sí misma con sus propios
pies.
...
Amelia ingresó como una tromba al cuarto del deber, el Auror Li y su tejón plateado siguiéndola de
cerca. Ella había girado su Giratiempo en el momento en que escuchó la alarma, y luego pasó una tensa
hora preparando sus fuerzas para entrar. No podías regresar en el tiempo dentro del propio Azkaban, el
futuro de Azkaban no podía interactuar con su pasado, así que ella no había podido llegar ante de que el
DRLM hubiera recibido el mensaje, mas creía haber llegado a tiempo...
Sus ojos fueron directo al cadáver, sin manto y viéndose muy muerto, flotando más allá de la ventana
visible.
"¿Dónde está Bellatrix Black?" Amelia demandó, sin mostrar miedo ante la criatura del miedo.
Incluso su propia sangre se congeló por un instante, cuando el cadáver separó sus labios, y gorgoteó,
"No se sabe."
...
Harry observó, de nuevo totalmente invisible, como Bellatrix se agachó con lentitud, cogió la varita del
Profesor Quirrell (que Harry no se atrevió a tocar), y despacio se enderezó otra vez.
Entonces Bellatrix apuntó con la varita a la serpiente, y dijo, su voz precisa aunque seguía siendo un

169
susurro, "Innervate."
La serpiente no reaccionó.
"¿Debería intentarlo una vez más, mi Señor?" ella murmuró
"No," Harry contestó. Se tragó su sensación de malestar. Harry había decidido enviar todo al infierno y
procurar revivir al Profesor Quirrell después de darse cuenta que los Dementores probablemente habían
alertado a los Aurores a estas alturas. Su aguda, fría voz prosiguió, sin perturbar, "¿Crees ser capaz de
realizar un Encantamiento Desmemorizador, querida Bella?"
Bellatrix hizo una pausa, y luego habló, titubeando, "creo que sí, mi Señor."
"Elimina la última media hora de la memoria del Auror," Harry comandó. Él pensó en una justificación
en caso de que Bellatrix le cuestionara porque no simplemente lo mataban, en cuyo caso Harry le
explicaría que estaban pretendiendo ser un grupo de poder diferente y entonces le diría que se callara -
Sin embargo Bellatrix simplemente apuntó con su varita al Auror, se quedó de pie en silencio por un
rato, y al final murmuró, "Obliviate."
Ella tambaleó, mas no se cayó.
"Muy bien, mi querida Bella," Harry declaró, y se rió un poco. "Y te pediré que cargues esa serpiente."
De nuevo, la mujer no dijo nada, no demandó explicaciones, no inquirió por qué Harry o el
aparentemente-invisible invocador del Patronus no podía hacerlo. Ella nada más se arrastró adonde
yacía la larga serpiente, se agachó con lentitud, la recogió, y la pasó por encima de su hombro.
(Una pequeña parte de Harry observó que era muy relajante tener un secuaz que siguiera tus ordenes
sin cuestionar, e incluso llegó tan lejos como pensar que él podía llegar a acostumbrarse a tener un
secuaz como Bellatrix, antes de que esa fracción-mental fuera silenciada a gritos por el resto de sí
mismo ofendido moralmente.)
"Sigue," el niño le ordenó a su secuaz, y empezó a caminar.
...
Comenzaba a ponerse apretado el cuarto del deber, casi demasiado apretado como para respirar, aunque
seguía habiendo espacio alrededor de la propia Amelia; si la necesidad de respirar significaba que
tenías que apretarte al lado de la Directora Bones, era mejor no respirar.
Amelia miró hacia donde Ora estaban discutiendo asuntos triviales con el espejo del Auror McCusker.
"Especialista Weinbach," ladró, causando que la joven bruja diera un brinco. "¿Alguna respuesta del
espejo de Una-Mano?"
"Ninguna," Ora contestó nerviosa, "es... o sea tiene que estar trucado, no muerto, trucado con cuidado
porque no activó las alarmas, pero la linea está tan blanca que daría lo mismo si el espejo estuviera
roto..."
Amelia no permitió que su expresión cambiara, aunque la parte de ella que ya estaba plañendo a Una-
Mano se puso un poco más triste y mucho más furiosa. Siete meses, tenía siete meses hasta su retiro
tras casi cien años de servicio. Ella lo recordaba como un ansioso joven Auror, hace tanto tiempo, y
toda su carrera él había servido al DRLM con perfecta lealtad, al menos cuando se trataba de algo

170
realmente importante...
Alguien iba a arder por esto.
El Dementor seguía flotando afuera de la ventana, lanzando su inútil sombra de pavor sobre sus
operaciones; todo lo que la criatura podía hacer era gorjear su falta de conocimiento o fracasar por
completo en replicar, cuando se la hacían preguntas como '¿Escapó Bellatrix Black?' y '¿Por qué no la
puedes encontrar?' y '¿Cómo la están escondiendo?' Amelia empezaba a preocuparse que los criminales
ya se hubieran ido, cuando -
"¡Hallamos un hueco en el techo encima de la espiral C!" alguien gritó desde la puerta. "¡Sigue abierto,
las protecciones circundantes aún activas!"
Los labios de Amelia se abrieron hacia atrás como las mandíbulas de un lobo abriéndose para comer.
Bellatrix Black todavía en Azkaban.
Y en Azkaban, Bellatrix Black permanecería por siempre.
Ella trotó hacia la ventana, ignorando al Dementor esta vez, y levantó la mirada hacia el cielo, para
revisar con sus propios ojos las escobas patrullando. No podía ver todo el cielo desde aquí, mas
observó diez escobas pasar en un patrón de patrulla y eso debía ser suficiente para atrapar a cualquiera,
aunque tenía la intención de poner cada escoba que pudiera en el aire. Sus Aurores estaban equipados
con las escobas de carrera más rápidas en el mercado actual, la Nimbus 2000; ninguna persecución
infructuosa para su gente.
Amelia le dio la espalda a la ventana, y se quedó paralizada. El cuarto se estaba poniendo ridículamente
amontonado, y dos tercios de aquellas personas ni siquiera necesitaban estar allí, nada más querían
estar cerca del centro de la acción. Si había una cosa que Amelia no podía tolerar, eran personas que
hicieran lo que quisieran en vez de lo que se necesitaba.
"¡De acuerdo, todos ustedes!" Amelia les aulló. "¡Dejen de haraganear por aquí y empiecen a asegurar
el nivel superior de cada espiral! Es correcto," ella dijo a las miradas de sorpresa, "¡los tres! Ellos
podrían hacer un túnel a través de un piso o un techo para su escape, ¡en caso de que no se les haya
ocurrido! ¡Vamos a bajar nivel por nivel hasta que los atrapemos! Yo me encargaré de la espiral C,
Scrimgeour, tú estás en la B..." Hizo una pausa, entonces, recordó que Ojo-Loco se había retirado el
año pasado, a quién podía... "Shacklebolt, tú estás en la espiral A, ¡vayan con los luchadores más
fuertes! ¡Revisen cada conjunto de celdas que pasen, miren bajo las sabanas, hagan el grupo completo
de Encantamientos de detección en cada corredor! Nadie abandona Azkaban hasta que los criminales
sean atrapados, ¡nadie! Y..." Las personas miraron a Amelia sorprendidos de que hubiera perdido el
hilo.
Los criminales habían inventando alguna manera de prevenir que los Dementores pudieran hallar a
Bellatrix Black.
Eso tendría que haber sido imposible.
Le enfrió la sangre, contemplar que. Era como si...
Amelia respiró profundamente, y habló una vez más, ordenando con voz de acero. "Y cuando los
atrapen, estén condenadamente seguros de que son los criminales reales y no nuestra propia gente
forzada a tomar poción Multijugos. Cualquiera que se comporte raro, revísenlos contra la Maldición

171
Imperius. Manténganse los unos a los otros bajo vigilancia constante. No asuman que un uniforme de
Auror es amistoso si no reconocen la cara." Se giró hacia los especialistas de comunicación. "Digan a
las escobas. Si una de las escobas se cae sin razón, la mitad de ellas deben cazarla mientras el resto
sigue patrullando. Y cambien los armónicos en todo lo que sea cambiable, es posible que hayan robado
nuestras llaves." De nuevo se dirigió al resto del cuarto. "Ningún Auror está libre de sospechas a menos
que no les quede familia que pueda ser amenazada."
Ella lo vio, las frías miradas cayendo sobre los rostros viejos, observó que algunos Aurores jóvenes
tambalearon, y supo que habían entendido.
Mas lo reiteró en voz alta, nada más para asegurarse.
"Hoy estamos luchando la vieja Guerra Mágica, todos. Nada más porque Ustedes-Saben-Quien esté
muerto no significa que los Mortífagos hayan olvidado sus trucos. ¡Ahora vayan!"
...
Harry caminó en silencio a través del corredor gris iluminado por gas, invisible al lado de Bellatrix y la
figura plateada siguiéndolos, procurando en pensar un mejor plan.
Al principio, cuando se dio cuenta que probablemente los Aurores ya sabían, y lo peor, el Profesor
Quirrell no estaba despertando...
Sus pensamientos se habían congelado ahí, por un segundo.
Y ahí se quedaron congelados, aún cuando se había puesto a Bellatrix y a sí mismo a caminar hacia
abajo, para comprar tanto tiempo como fuera posible; los Aurores, Harry se figuró, empezarían desde la
cima y bajarían nivel por nivel. Los Aurores podían permitirse moverse con lentitud y seguridad; sabían
que su presa no tenía forma de escapar.
Harry no había sido capaz de pensar en ninguna forma de salir.
Hasta que Harry se preguntó a sí mismo, bueno, de no ser más que un juego de guerra, ¿que haría el
General Caos?
Lo cual fue seguido por una respuesta instantánea.
Y luego Harry había pensado, pero si fuera así de fácil, ¿porque nadie ha escapado de Azkaban antes?
Y tras darse cuenta del posible problema: De acuerdo, ¿qué haría el General Caos sobre eso?
Después de lo cual el General Caos había hecho una rectificación a su primer plan.
Era...
Era la cosa más locamente Gryffindor que Harry jamas había...
Así que ahora estaba intentando pensar en un mejor plan, sin tener nada de suerte.
Exigente exigente exigente, dijo Gryffindor. ¿Quién era el que se estaba quejando por no tener ningún
plan un minuto antes? Deberías estar alegre de que al menos tengamos algo, Señor Ahora-Estamos-
Perdidos.
"Mi Señor," Bellatrix susurró con vacilación, mientras navegaba la siguiente sección de escaleras
descendentes, "¿voy a regresar a mi celda, mi Señor?"

172
El cerebro de Harry estaba distraído, por lo que le tomó bastante procesar las palabras, y luego otro
momento procesar el horror, mientras Bellatrix continuó hablando.
"Yo preferiría... por favor, mi Señor, yo por sobretodo preferiría morir," su voz anunció. Y luego,
bajando la voz, un murmullo que apenas estaba allí, "sin embargo regresaré si me lo pides, mi Señor..."
"No vamos a regresar a tu celda," siseó la voz de Harry, en automático. A nada de lo que sentía se le
permitió alcanzar su cara.
Este... intervino Hufflepuff. ¿Seriamente acabas de pensar, 'Tú deberías trabajar para mí, yo sí te
apreciaría?'
Incluso una piedra respondería a ese nivel de lealtad, Harry replicó. Aún si pensarlo es incorrecto, no
puedo evitarlo pero -
Ella es la leal asesina y torturadora del Señor Oscuro, y la supuesta razón por la que es leal es porque
una chica inocente fue rota en pedazos y usada como materia prima para crearla, prosiguió
Hufflepuff. ¿Se te olvidó?
Si alguien me muestra tanta lealtad, aunque sea por error, hay una parte de mí que no puede evitar
sentir algo. El Señor Oscuro debió haber sido... malvado no parece una palabra tan fuerte como para
ser adecuada, debió haber estado vacío... para no apreciar su lealtad, artificial o no.
Las mejores partes de Harry no tenían mucho más para agregar.
Y fue ahí cuando Harry lo oyó.
Inició débil, y se volvió más ruidoso con cada paso que daban hacia adelante.
Una voz de mujer, distante, indistinta.
Sus orejas, automáticamente, se esforzaron para comprender las palabras.
"...por favor no..."
"...no era mi intención..."
"...no mueras..."
Entonces su cerebro supo a quién estaba escuchando, y en casi el mismo momento, se figuró qué estaba
oyendo.
Porque el Profesor Quirrell ya no estaba allí para mantener el silencio, y Azkaban no estaba, de hecho,
silencioso.
Débilmente la voz de la mujer, repitió:
"No, no era mi intención, ¡por favor no mueras!"
"No, no era mi intención, ¡por favor no mueras!"
Se volvió más ruidoso con cada paso que Harry tomó, ahora podía escuchar las emociones en las
palabras, el horror, el remordimiento, la desesperación de...
"No, no era mi intención, ¡por favor no mueras!"
...la peor memoria de la mujer, repitiéndose una y otra vez...

173
"No, no era mi intención, ¡por favor no mueras!"
...el asesinato que la había enviado a Azkaban...
"No, no era mi intención, ¡por favor no mueras!"
...donde estaba sentenciada por los Dementores a observar a quien fuera que hubiera asesinado, morir y
morir en un ciclo que continuaba sin fin. Aunque no debía llevar mucho tiempo en Azkaban, a juzgar
por la cantidad de vida que le quedaba en su voz.
Harry tuvo el pensamiento, entonces, de que el Profesor Quirrell había pasado esas puertas, oído
aquellos sonidos, sin dar la más mínima señal de perturbación; y Harry lo habría llamado una prueba
positiva de maldad, de no ser porque los propios labios de Harry permanecieron cerrados en la
presencia de Bellatrix, su respiración regular, mientras algo dentro de él gritaba y gritaba y gritaba.
El Patronus resplandeció, no fuera de control, pero se iluminó más, con cada paso que Harry dio hacia
adelante.
Brilló aún más a medida que Harry y Bellatrix iban descendiendo las escaleras, ella trastabilló y Harry
le ofreció su brazo izquierdo por fuera de la Capa, soportando la sensación de destrucción que provenía
de estar tan cerca de la serpiente enrollada en el cuello de ella. Hubo una expresión de sorpresa en su
cara, mas ella aceptó, y no dijo nada.
Ayudó a Harry, ser capaz de ayudar a Bellatrix, pero no fue suficiente.
No cuando vio la enorme puerta de metal en el centro del corredor de ese nivel.
No cuando se acercaron, y la voz de la mujer se silenció, porque ahora había un Patronus cerca, y ella
ya no estaba reviviendo su peor memoria.
Bueno, dijo una voz dentro de sí. Eso fue el paso uno.
Los pasos de Harry lo cargaron inevitablemente hacia la puerta de metal.
Y...
Ahora a desbloquear la puerta -
...Harry siguió caminando...
¿Qué crees que estás haciendo? ¡Regresa y sácale de allí!
...siguió caminando...
¡La tienes que salvar! ¿Qué estás haciendo? ¡Ella está sufriendo LA TIENES QUE SALVAR!
El traslador que Harry llevaba podía trasportar a dos humanos, sólo dos, más o menos una serpiente. De
haber tenido el traslador del Profesor Quirrell también... sin embargo no era así, La forma humana de
Profesor Quirrell lo estaba cargando, no había manera de conseguirlo... Harry nada más podía salvar
una persona el día de hoy, y había únicamente una persona en el nivel más bajo de Azkaban, con la
necesidad más desesperada...
"¡NO TE VAYAS!" La voz vino con un grito por detrás de la puerta de metal. "No, no, no, no te vayas,
no te lo lleves, no no no -"
Había una luz en el corredor y se volvió más brillante.

174
"Por favor," lloró la voz de mujer, "por favor, ya no recuerdo los nombres de mis niños -"
"Siéntate, Bella," la voz de Harry ordenó, de alguna manera mantuvo su voz en un frío susurro, "Debo
lidiar con esto," el Encantamiento Levitador disminuyendo y apagándose en cuanto Bella se sentó
obediente, su figura esquelética oscura contra el aire brillante.
Moriré, pensó Harry.
El aire siguió resplandeciendo.
Después de todo, no era una certeza que Harry iba a morir.
No era más que una probabilidad de muerte, ¿y no había algunas cosas que merecían una probabilidad
de muerte?
El aire siguió iluminándose, el Patronus más grande estaba empezando a coger forma a su alrededor, la
brillante figura humana se iba volviendo indistinguible dentro del aire caliente, a medida que la vida de
Harry alimentaba el fuego.
Si eliminó a los Dementores, entonces aún si salgo con vida, sabrán que fui yo, que fui yo quien hizo
ésto... perderé mi apoyo, perderé la guerra...
¿Sí? Replicó la voz interna que lo urgía a seguir. ¿Después de que destruyas todos los Dementores en
Azkaban? Creo que eso probaría tus credenciales como un Señor de la Luz, en realidad, así que LA
TIENES QUE SALVAR LA TIENES QUE SALVAR LA TIENES QUE SALVAR -
La forma humanoide ya no podía ser vista como una entidad separada.
El corredor ya no podía ser visto.
El propio cuerpo de Harry era invisible dentro de la Capa.
Únicamente había un punto visible sin cuerpo dentro de una extensión infinita de luz plateada.
Harry podía sentir la vida que lo abandonaba, alimentando el hecho; muy lejos, pudo sentir las sombras
de la Muerte empezando a destrozarse.
Pretendo conseguir más con mi vida que ésto... iba a combatir al Señor Oscuro, iba a combinar los
mundos de los magos y los Muggles...
Metas sublimes parecen muy distantes, muy abstractas, comparadas a una mujer que ruega por ayuda,
no era una certeza que Harry alguna vez iba a hacer algo más importante que ésta única cosa, ésta única
cosa que él podía hacer aquí y ahora.
Y con lo que pudo ser su último aliente, Harry pensó:
Hay otros Dementores, probablemente otros Azkabans... si voy a hacer ésto, debería hacerlo cuando
esté cerca del pozo central, tomará menos de mi vida de ese modo, lo que incrementa la probabilidad
de que sobreviviré para destruir a otros Dementores... aún asumiendo que ésta es la cosa optima por
hacer, si hay un lugar y tiempo correcto para hacerlo, no es aquí y ahora, ¡NO ES AQUÍ Y AHORA!
¿Qué? Dijo la otra parte suya con indignación, como si buscara un contra-argumento que no existía -
Con lentitud la luz fue muriendo, mientras que Harry se concentraba en ese hecho indiscutible, la obvia
verdad de que no estaba en el lugar optimo, el tiempo no podía ser ahora...

175
Despacio la luz fue muriendo.
Parte de la vida de Harry regresó hacia él.
Parte había sido perdida como radiación.
Sin embargo Harry había tenido suficiente como para permanecer de pie, y mantener la forma humana
en un plateado brillante; y cuando el brazo en que sostenía la varita se levantó y su voz murmuró
"Wingardium Leviosa", la magia fluyó obediente de sí mismo hacia los pies de Bellatrix. (Porque no
era magia lo que él había gastado, nunca había sido su magia lo que alimentaba el Encantamiento
Patronus.)
Juro, Harry pensó, respirando con tanta regularidad como podía ante la presencia de Bellatrix, mientras
caían lagrimas sobre sus mejillas invisibles, juro sobre mi vida y mi magia y mi arte como racionalista,
juro por todo lo que considero sagrado y por todas mis memorias felices, doy mi promesa de que algún
día terminaré éste lugar, por favor, por favor pueda yo ser perdonado...
Y los dos siguieron caminando, al tiempo que la voz de una asesina gritaba y suplicaba por alguien que
regresara y la salvara.
Debió haber más tiempo, debió haber una ceremonia, para el sacrificio de una pieza del propio Harry,
sin embargo Bellatrix estaba a su lado y por ello Harry tuvo que seguir avanzando sin pausa, sin
pronunciar palabra, respirando con normalidad.
Así que Harry caminó, dejando una pieza de sí mismo detrás. Viviría en éste lugar y tiempo por
siempre, lo sabía. Aún después de que Harry regresará algún día en compañía de otros invocadores del
Verdadero Patronus y destruyeran a todos los Dementores aquí. Aún si derretía la construcción
triangular y quemaba la isla tan bajo como para que el mar le pudiera pasar por encima, sin dejar rastro
de tal lugar como si nunca hubiera existido. Aún entonces no la iba a recuperar.
...
El conjunto de criaturas luminosas dejó de mirar hacia abajo, y empezaron a patrullar el corredor de
metal como si nada hubiera sucedido.
"¿Igual que la última vez?" Espetó la Directora Bones en la dirección del Auror Li, y el joven Auror
replicó, "Sí, señora."
La Directora disparó otra serie de preguntas a los Dementores para ver si ahora podían hallar a su
objetivo, y no mostró sorpresa al escuchar la respuesta negativa unos segundos después.
Emmeline Vance estaba sintiéndose desgarrada entre sus lealtades.
Emmeline ya no era un miembro de la Orden del Fénix, se habían desbandado tras el final de la última
guerra. Y durante la guerra, ella había sabido, todos lo habían sabido, que el Director Crouch había
aprobado en silencio su batalla por-fuera-de-los-libros.
La Directora Bones no era Crouch.
Mas ahora estaban cazando a Bellatrix Black, quien había sido una Mortífaga, y quien ciertamente
estaba siendo rescatada por Mortífagos. Sus Patronus se estaban comportando de manera extraña –
todas las criaturas brillantes se detenían y bajaban la mirada, antes de regresar a seguir a sus maestros.
Y los Dementores no podían encontrar a su objetivo.

176
Le parecía a ella que sería un tiempo extremadamente bueno para consultar a Albus Dumbledore.
¿Debería sugerir a la Directora Bones que contactaran a Dumbledore? Pero si la Directora Bones no lo
había contactado ya...
Emmeline dudó por un rato, probablemente demasiado largo, y al final se decidió. Al infierno con todo,
ella pensó. Todos estamos en el mismo bando, necesitamos mantenernos juntos le guste a la Directora
Bones o no.
A un pensamiento, su gorrión plateado revoloteó sobre su hombro.
"Quédate atrás para proteger nuestra retaguardia," Emmeline le murmuró con suavidad, casi sin mover
sus labios, "espera hasta que nadie te esté mirando directamente, entonces ve con Albus Dumbledore.
Si no está a solas, esperas hasta que lo esté. Y dile lo siguiente: Bellatrix Black está escapando de
Azkaban, y los Dementores no pueden encontrarla."

177
Capítulo 19
El Experimento de la Prisión Stanford, Optimización Restringida, Parte 6
...
Silenciosa, por fortuna estaba silenciosa, la puerta de metal en el siguiente nivel inferior. O bien no
había alguien detrás de ella, o estaban sufriendo en silencio, quizá estaban gritando pero su voz ya se
había rendido, o estaban susurrándose a sí mismos en voz baja en la oscuridad...
No estoy seguro de que pueda hacer ésto, Harry pensó, y tampoco pudo culpar a los Dementores por el
pensamiento desesperado. Hubiera sido mejor estar más abajo, era más seguro estar más abajo, su plan
requeriría tiempo para implementarse y los Aurores probablemente ya estaban en la labor de bajar. Mas
si Harry tenía que pasar más de esas puertas de metal al mismo tiempo que se quedaba callado y
mantenía su respiración perfecta y regular, se iba a enloquecer; si tenía que dejar un pedazo de sí
mismo detrás de cada una, pronto no habría nada de él para dejar -
Un gato luminoso como la luna apareció de la nada y brincó en frente del Patronus de Harry. Harry casi
gritó, lo que no le habría ayudado con su imagen ante Bellatrix.
"¡Harry!" dijo la voz de la Profesora McGonagall, sonando más alarmada de lo que Harry la había
llegado a escuchar. "¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¡Éste es mi Patronus, responde!"
Con un esfuerzo convulsivo, Harry aclaró su garganta, cambió el propósito de su garganta, forzó la
calma, cambió a una personalidad diferente como si fuera una barrera de Oclumancia. Le tomó un par
de segundos y esperó ansioso que la Profesora McGonagall no notara un problema con eso gracias a un
retraso en la comunicación, al igual que esperaba con ansias que los Patronus no reportaran nada sobre
los alrededores.
Una inocente y joven voz de niño anunció, "Estoy en el Lugar de Mary, Profesora, en el Callejón
Diagon. Yendo al restaurante de hecho. ¿Qué hay de malo?"
El gato desapareció con un salto, y Bellatrix comenzó a carcajear por lo bajo, una polvorienta risa de
apreciación, sin embargo cerró la boca abruptamente cuando Harry le siseó.
Un momento después el gato regreso, y habló con la voz de la Profesora McGonagall, "Voy a recogerte
ahora mismo. No vayas a ningún lado, si no estás cerca del Profesor de Defensa no regreses con él, no
le hagas ningún comentario a nadie, ¡estaré allí tan pronto como pueda!"
Y el brillante gato siguió avanzando hasta volverse borroso y se desvaneció.
Harry bajó la mirada a su reloj, fijándose en la hora, para que después de sacar a todos de aquí, y que el
Profesor Quirrell anclara el Giratiempo de nuevo, pudiera regresar y estar en el Lugar de Mary en el
momento apropiado...
Sabes, intervino la parte de su cerebro que resolvía problemas, hay un limite a cuántas restricciones
puedes añadir a un problema antes de que sea realmente imposible, ¿sabes eso?
No debió haber importado, y en verdad no lo hacía, no se comparaba al sufrimiento de un solo
prisionero en Azkaban, y aún así Harry se halló a sí mismo sintiéndose muy consciente de que si su
plan no acababa con él siendo recogido en el Lugar de Mary como si nunca se hubiera ido, y el
Profesor de Defensa viéndose completamente inocente de cualquier posible crimen, la Profesora

178
McGonagall iba a asesinarlo.
...
Mientras su equipo se preparaba para comer otra mordida del territorio de la espiral C, escudando y
escaneando antes de desencantar el escudo previo en su retaguardia, Amelia estaba golpeando sus
caderas con sus dedos y preguntándose si debía consultar al experto obvio. Si tan sólo él no fuera tan -
Amelia escuchó el familiar crujido de fuego y supo lo que vería antes de voltearse.
Un tercio de sus Aurores se estaban girando y alzando sus varitas hacia el anciano mago con gafas de
media luna y una larga barba plateada que había aparecido justo en medio de ellos, con un brillante
fénix de color rojo y dorado sobre su hombro.
"¡No disparen!" La Poción Multijugos hacía sencillo forjar una cara, sin embargo falsear el viaje de
fénix hubiera sido mucho más difícil – las protecciones la permitían como una de las formas rápidas
para ingresar a Azkaban, aunque no servía como vía rápida para salir.
La anciana bruja y el anciano mago se contemplaron el uno al otro por un largo momento.
(Amelia se cuestionó, en la parte trasera de su mente, cuál de sus Aurores había enviado la palabra,
había varios antiguos miembros de la Orden del Fénix con ella; procuró recordar si había visto el
gorrión de Emmeline o el gato de Andy alejarse del conjunto de criaturas resplandecientes; pero supo
que era fútil. Podría no haber sido ninguno de su propio grupo, pues el viejo entrometido a veces sabía
cosas que no tenía forma de haber conocido.)
Albus Dumbledore inclinó su cabeza hacia Amelia en señal de cortes gesto. "Espero ser bienvenido
aquí," el anciano declaró con calma. "Estamos todos en el mismo bando, ¿no es así?"
"Eso depende," Amelia replicó con dura voz. "¿Estás aquí para ayudarnos a atrapar criminales, o para
protegerlos de las consecuencias de sus acciones?" ¿Estás aquí para intentar evitar que la asesina de
mi hermano reciba su bien merecido Beso, viejo entrometido? De lo que Amelia había escuchado,
Dumbledore se había vuelto más listo al final de la guerra, en especial gracias a los constantes regaños
de Ojo-Loco; mas había regresado a su tonta misericordia en el instante en que el cuerpo de Voldemort
fue encontrado.
Una docena de pequeños puntos de blanco y plata, reflejos de los fulgurantes animales, destellaron
desde las gafas de media luna del anciano al hablar. "Aún menos que tú desearía ver yo liberada a
Bellatrix Black," el anciano mago afirmó. "Ella no debe dejar ésta prisión con vida, Amelia."
Antes de que Amelia pudiera volver a hablar, aún para expresar su sorprendida gratificación, el anciano
mago hizo un gesto con su larga varita negra y un brillante fénix plateado brotó en existencia, más
luminoso que todos los otros Patronus puestos juntos. Era la primera vez que ella había visto ese
hechizo lanzado sin palabras. "Ordena a todos tus Aurores que cancelen su Encantamiento Patronus por
diez segundos," pidió el anciano mago. "Lo que la oscuridad no pueda encontrar, la luz podría hallar."
Amelia espetó la orden al oficial de comunicaciones, quien notificaría a todos los Aurores mediante sus
espejos, comandando que la voluntad de Dumbledore fuera hecha.
Eso requirió unos momentos, y se volvió una periodo de horrible silencio, ninguno de los Aurores se
había atrevido a hablar, mientras Amelia intentaba sopesar sus propios pensamientos. Ella no debía
dejar ésta prisión con vida... Albus Dumbledore no se convertiría en Bartemius Crouch sin una razón

179
fuerte. Si su intención fuera contarle el por qué, ya lo habría hecho; pero ciertamente no era una señal
positiva.
Aún así, era bueno saber que serían capaces de trabajar juntos en éste caso.
"Ahora," dijeron un coro de espejos, y el resto de Encantamientos Patronus parpadearon y
desaparecieron excepto por el fulgurante fénix plateado.
"¿Hay otro Patronus todavía presente?" el anciano mago le preguntó con claridad a la resplandeciente
criatura.
La brillante criatura ladeó su cabeza en asentimiento.
"¿Puedes encontrarla?"
La cabeza plateada asintió otra vez.
"¿Lo recordarás, en caso de que se vaya y regrese?"
Una afirmación de cabeza final de parte del luminoso fénix.
"Está hecho," anunció Dumbledore.
"Suficiente," ordenaron todos los espejos un momento después, y Amelia alzó su varita y comenzó a
invocar de nuevo su propio Patronus. (Aunque le tomó algo de concentración extra, con esa sonrisa
lobuna ya en su cara, pensar en la primera vez que Susan había besado su mejilla, en vez de regodearse
en el oscuro destino de Bellatrix Black. Ese otro Beso era un pensamiento feliz en efecto, pero no del
tipo correcto para el Encantamiento Patronus.)
...
No habían ni siquiera llegado al final de ese corredor antes de que el Patronus de Harry alzara su mano,
con educación, como si estuviera en un salón de clases.
Harry pensó con rapidez. La cuestión era cómo – no, eso también era obvio.
"Parece," Harry explicó con una voz divertida y fría, "que alguien ha instruido éste Patronus para
compartir su mensaje únicamente conmigo." Se rió. "Bien entonces. Perdóname, Bella querida.
Quietus."
De inmediato el humanoide plateado pronunció con la misma voz de Harry, "Hay otro Patronus que
busca éste Patronus."
"¿Qué?" exclamó Harry. Y entonces, sin hacer pausa para pensar en lo que estaba a punto de suceder,
"¿Lo puedes bloquear? ¿Evitar que te encuentre?"
El humanoide plateado negó con su cabeza.
...
En cuanto Amelia y los otros Aurores acabaron de relanzar sus Encantamientos Patronus, entonces -
El fulgurante fénix plateado salió volando, y el verdadero fénix rojo-dorado lo siguió, y el anciano
mago dio calmados pasos largos detrás de los dos con su larga varita apretada con fuerza y apuntando
hacia abajo.

180
Los escudos alrededor de su territorio se abrieron como agua al paso del anciano mago, y se cerraron
detrás de él con apenas y un murmullo.
"¡Albus!" gritó Amelia. "¿Qué piensas que estás haciendo?"
Pero ella ya lo sabía.
"No me sigan," la voz del anciano mago replicó con severidad. "Puedo protegerme a mí mismo, no
puedo proteger a otros."
La grosería que Amelia soltó tras él hizo que incluso sus propios Aurores retrocedieran.
...
¡Ésto no es justo, no es justo, no es justo! ¡Hay un limite a cuántas restricciones añadir a un problema
antes de que sea realmente imposible!
Harry bloqueó los pensamientos inútiles, ignoró la fatiga que sentía, y forzó su mente a confrontarse
con los nuevos requerimientos, tenía que pensar rápido, usar la adrenalina para seguir la cadena de
lógica con velocidad y sin titubear, en vez de perder tiempo en la desesperación.
Para que la misión tuviera éxito,
(1) Harry tendría que desconvocar a su Patronus.
(2) Bellatrix necesitaba estar escondida de los Dementores después de que el Patronus fuera
desconvocado.
(3) Harry necesitaba resistir la absorción de los Dementores después de que su Patronus fuera
desconvocado.
...
Si resuelvo ésto, demandó el cerebro de Harry, quiero una galleta cuando todo acabe, y si tú haces el
problema más difícil de lo que ya es, aun si es nada más un poquito más difícil, voy a salir trepando de
tu cabeza y me iré para Tahití.
Harry y su cerebro consideraron el problema.
Azkaban había sido invencible durante siglos, confiando en la imposibilidad de evadir la mirada de los
Dementores. Así que si Harry encontraba otra forma de esconder a Bellatrix de los Dementores, iba a
confiar en su conocimiento científico o en que se había dado cuenta de que los Dementores eran
Muerte.
El cerebro de Harry sugirió un camino obvio para detener a los Dementores de ver a Bellatrix que
consistía en evitar que siguiera existiendo, por ejemplo, asesinándola.
Harry felicitó a su cerebro por pensar por fuera de lo establecido y le dijo que continuara buscando.
Asesinarla y luego traerla de regreso, llegó la siguiente sugerencia. Usa Frigideiro para enfriar a
Bellatrix hasta el punto en que su actividad cerebral se detenga, después la calientas usando Thermos,
al igual que las personas que caen dentro de agua muy fría y pueden ser revividas media hora después
sin daño cerebral notable.
Harry consideró ésto. Bellatrix podría no sobrevivir con su estado tan débil. Y podía ser que no evitara

181
que la Muerte la viera. Y él tendría problemas para llegar lejos cargando a una fría e inconsciente
Bellatrix. Y Harry no podía recordar la investigación sobre en qué punto exacto la temperatura corporal
era no-fatal pero detenía el cerebro temporalmente.
Era otra buena idea por fuera de lo común, sin embargo Harry le pidió a su cerebro que siguiera
pensando en...
...formas de esconderse de la Muerte...
Una arruga se movió por el rostro de Harry. Había escuchado algo así, en algún lugar.
Uno de los requisitos para volverse un mago poderoso es una excelente memoria, había dicho el
Profesor Quirrell. La clave para un rompecabezas es con frecuencia algo que leíste veinte años atrás
en un pergamino viejo, o un anillo peculiar que viste en el dedo de un hombre que nada más conociste
una vez...
Harry se enfocó tan duro como pudo, mas no lo pudo recordar, estaba en la punta de su lengua; así que
le pidió a su subconsciente que procurara recordarlo, y volvió a enfocar su atención en la otra mitad del
problema.
¿Cómo puedo protegerme a mí mismo de los Dementores sin un Encantamiento Patronus?
El Director había estado expuesto repetidamente a un Dementor a unos cuantos metros de distancia,
una y otra vez a través de todo el día, y sólo había resultado meramente cansado. ¿Cómo había hecho el
Director eso? ¿Podía Harry hacer eso también?
Podía ser que fuera una cosa azarosa de la genética, en cuyo caso Harry estaba perdido. Mas asumiendo
que el problema tuviera solución...
Entonces la respuesta obvia era que Dumbledore no le tenía miedo a la muerte.
Dumbledore en verdad no le tenía miedo a la muerte. Dumbledore honestamente, en realidad creía que
la muerte era la siguiente gran aventura. Lo creía desde el interior, no eran palabras convenientes
usadas para suprimir una disonancia cognitiva, no solamente pretender ser sabio. Dumbledore había
decidido que la muerte era natural y un orden normativo, y cualquier pequeño miedo restante que
quedara dentro de él, había requerido un largo tiempo y exposición repetida para que el Dementor lo
drenara a través de esa pequeña falla.
Ese camino estaba cerca de Harry.
Y entonces Harry consideró el otro lado, la pregunta inversa obvia:
¿Por qué soy mucho más vulnerable que el promedio? Otros estudiantes no se desmayaron cuando
enfrentaron al Dementor.
Harry tenía la intención de destruir la Muerte, eliminarla si podía. Pretendía vivir por siempre, si podía;
tenía esperanza de ello, el pensamiento de la Muerte no le traía una sensación de desesperación ni creía
que fuera inevitable. No estaba atado ciegamente a su propia vida; de hecho le había tomado esfuerzo
no quemar toda su vida ante la necesitad de proteger a otros de la Muerte. ¿Por qué las sombras de la
Muerte tenían tanto poder sobre Harry? Él no habría pensado que tenía tanto miedo.
¿Había estado Harry, desde un principio, haciendo razionalización? ¿Era él quien en secreto le tenía
tanto miedo a la muerte que había estado retorciendo sus propios pensamientos, como Harry había

182
acusado a Dumbledore?
Harry consideró ésto, evitando para sí mismo la opción de huir. Se sentía incomodo, pero...
Mas...
Sin embargo los pensamientos incómodos no siempre eran la verdad, y éste en particular no sonaba
exactamente correcto. Como si hubiera un grano de verdad, pero no se estaba escondiendo donde se
decía que estaba la hipótesis -
Y ahí fue cuando Harry se dio cuenta.
Oh.
Oh, ya lo entiendo.
El que tiene miedo, es...
Harry le preguntó a su lado oscuro sobre lo que pensaba de la muerte.
Y el Patronus de Harry parpadeó, se redujo, casi desapareció en un instante, por ese desesperado,
lloroso, terror aullador, un indecible miedo que haría cualquier cosa para no morir, hacer todo a un lado
para no morir, que no podía pensar con regularidad o sentir con regularidad ante la presencia del horror
absoluto, que no podía mirar dentro del abismo de la no-existencia al igual que no hubiera podido mirar
directo al Sol, una cegada y terrible cosa que únicamente quería hallar una esquina oscura y esconderse
y no tener que pensar más al respecto -
La figura plateada se había oscurecido hasta ser una luz de luna, estaba vacilando como una vela
agonizante -
Todo está bien, pensó Harry, todo está bien.
Se visualizó a sí mismo arrullando a su lado oscuro como si fuera un niño asustado en sus brazos.
Es correcto y apropiado estar aterrorizado, porque la muerte es horrible. No tienes por qué esconder
tu horror, no tienes por qué sentir vergüenza por ello, puedes llevarlo como una medalla de honor, a
plena luz del sol.
Era extraño, sentirse partido en dos así, el rastro de sus pensamientos que daba confort, el rastro de sus
pensamientos que seguía a su lado oscuro para quien era incomprehensible la forastera forma ordinaria
de pensar de Harry; todas las cosas que su lado oscuro asociaba con su propio temor de la muerte, la
única cosa que nunca se había imaginado o esperado que podría encontrar, era aceptación y alabanza y
ayuda...
No tienes que luchar solo, Harry afirmó en silencio a su lado oscuro. El resto de mí te apoyará en ésto.
No me permitiré morir, y tampoco dejaré que mis amigos mueran. Ni tú/yo, ni Hermione, ni Mamá o
Papá, ni Neville o Draco ni nadie, ésta es la voluntad para proteger... Visualizó alas de luz solar, como
las alas del Patronus que tenía que abrir de par en par, para dar protección a ese asustado niño.
El Patronus brilló otra vez, ¿el mundo giraba alrededor de Harry o era su propia mente la que estaba
girando?
Toma mi mano, Harry pensó y lo visualizó, ven conmigo, y haremos ésto juntos...
Hubo una vacilación en la mente de Harry, como si su cerebro hubiera dado un paso a la izquierda, o el

183
universo hubiera dado un paso a la derecha.
Y en un resplandeciente corredor de Azkaban, con pequeñas luces de gas que eran sobrepasadas por la
estable e inconmovible luz de un Patronus con forma humana, un niño invisible estaba de pie con una
diminuta y rara sonrisa en su cara, apenas temblando un poco.
Harry supo, de algún modo, que acaba de hacer algo significativo, algo que iba más allá de fortalecer
su resistencia a los Dementores.
Y más que eso, había recordado. Pensar en la Muerte como una figura antropomórfica había logrado el
truco, bastante irónico. Ahora Harry lo recordaba, qué tenía la reputación de esconder a alguien de la
mirada de la propia Muerte...
...
En un corredor de Azkaban, un mago que daba largas zancadas se detuvo abruptamente; porque la
luminosa cosa plateada que era su guía, se había detenido en medio del aire, batiendo sus alas con
estrés. El brillante fénix blanco ladeó su cabeza, viendo hacia atrás y hacia adelante como si estuviera
confundido; y luego se giró hacia su maestro y sacudió su cabeza en señal de disculpa.
Sin otra palabra, el anciano mago se volteó y dando pasos largos regresó por donde había venido.
...
Harry se quedó de pie recto y erguido, sintiendo que el miedo se desprendía y se caía de él. Algunas
pequeñas partes suyas podrían haber sido corroídas un poco por las olas de vacío que se habían
estrellado continuamente contra su roca inamovible, sin embargo sus extremidades no estaban frías, y
su magia estaba con él. Con el tiempo esas olas podrían haberlo corroído y consumido, deslizándose
por cualquier parte diminuta suya que siguiera acobardada ante la Muerte en vez de usar su miedo para
darse energía a sí mismo durante la batalla. Mas esa destrucción hubiera llevado tiempo, con las
sombras de la Muerte muy lejos y sin preocuparse por él. La debilidad, la fisura, la linea de fallo que
estaba adentro suyo había sido reparada, y las estrellas resplandecieron luminosas en su mente, vastas y
sin temor, y fulgurantes en medio del frío y la oscuridad.
Para los ojos de cualquier otra persona, hubiera parecido que el niño estaba de pie y a solas en un
corredor de metal pobremente alumbrado, exhibiendo esa extraña sonrisa.
Porque Bellatrix Black y la serpiente enrollada alrededor de sus hombros estaban ocultas por la Capa
de la Invisibilidad, una de las tres Reliquias de la Muerte y con la reputación de esconder a su usuario
de la mirada de la propia Muerte. El acertijo cuya respuesta había estado perdida, y que Harry había
encontrado de nuevo.
Y Harry sabía, ahora, que la ocultación de la Capa era más que la mera transparencia del
Desilusionador, que la Capa te mantenía escondido y no solamente invisible, imposible de ver como los
Thestrals para los que no conocían la muerte. Y Harry también supo que era sangre de Thestral lo que
pintaba el símbolo de las Reliquias de la Muerte en el interior de la Capa, atando en la capa esa porción
del poder de la Muerte, permitiendo a la Capa confrontar a los Dementores en su propio nivel y
bloquearlos. Se había sentido como adivinar, y al mismo tiempo una deducción certera, el
conocimiento llegando a él en el instante de resolver el acertijo.
Bellatrix seguía transparente dentro de la Capa, sin embargo ya no estaba escondida para Harry, sabía

184
que ella estaba allí, igual de obvio para él que un Thestral. Porque Harry nada más había prestado su
Capa, no regalado; y había logrado comprehender y dominar la Reliquia de la Muerte que había pasado
de generación en generación en la linea Potter.
Harry miró directamente a la mujer invisible, y preguntó, "¿Pueden alcanzarte los Dementores, Bella?"
"No," respondió la mujer con una suave, curiosa voz. Luego, "Pero mi Señor... tú..."
"Si pronuncias alguna tontería, me molestará," Harry la interrumpió con frialdad. "¿O estás bajo la
impresión de que me sacrificaría por ti?"
"No, mi Señor," la sirviente del Señor Oscuro replicó, oyéndose confundida, y quizá maravillada.
"Sigue," habló el helado susurro de Harry.
Y continuaron su viaje hacia abajo, mientras el Señor Oscuro cogió su monedero, y tomó una galleta, y
se la comió. Si Bellatrix hubiera inquirido, Harry habría declarado que era por el chocolate, mas ella no
lo interrogó.
...
El anciano mago dio zancadas largas hasta quedar en medio de los Aurores, el fénix plateado y el rojo-
dorado siguiéndolo de cerca.
"Tú -" Amelia empezó a bramar.
"Han desactivado su Patronus," anunció Dumbledore. El anciano mago no alzó su voz pero sus
palabras calmadas de alguna forma superaron las de ella. "Ya no puedo encontrarlos."
Amelia apretó los dientes, y puso un buen numero de mordaces afirmaciones en espera, y se dirigió al
oficial de comunicaciones. "Digan al cuarto del deber que le pregunten a los Dementores otra vez si
pueden sentir a Bellatrix Black."
El especialista de comunicaciones habló con su espejo por un momento, y unos pocos segundos
después, levantó la vista, sorprendido. "No -"
Amelia ya estaba espetando groserías violentas en su mente.
"- sin embargo pueden ver a alguien más en los niveles inferiores que no es un prisionero."
"¡Perfecto!" exclamó Amelia. "¡Diga a los Dementores que una docena de su clase están autorizados
para entrar a Azkaban y atrapar a quienquiera que sea y a cualquiera en su compañía! ¡Y si ven a
Bellatrix Black, deben darle el Beso de inmediato!"
Amelia se giró y fijó sus ojos directo sobre Dumbledore, retándolo a que discutiera; mas el anciano
mago sólo le devolvió una mirada un poco triste, y se quedó en paz.
...
El Auror McCusker terminó de hablar con el cadáver que flotaba a la deriva afuera de la ventana,
pasando las ordenes de la Directora.
El cadáver le otorgó una sonrisa letal que casi le desencajó sus miembros, y luego descendió flotando.
Poco después, una docena de Dementores se levantó de donde habían estado divagando en el centro del
foso de Azkaban, y se dirigieron al exterior, hacia las paredes de la vasta estructura de metal que se

185
erguía sobre ellos.
Entrando a través de hoyos ubicados en la base de Azkaban, las más oscuras de las criaturas iniciaron
su marcha del horror.

186
Capítulo 20
El Experimento de la Prisión Stanford, Cognición Restringida, Parte 7
...
Harry tenía la esperanza de haber alcanzado la fusión con su lado oscuro y que sería capaz de invocar
todos los beneficios sin ninguna de las desventajas, invocar la prístina claridad y la voluntad indómita
con un mero comando, sin necesitar ponerse frío o enojado.
Una vez más, había sobrestimado el progreso que había hecho. Algo había pasado, pero Harry seguía
teniendo un misterioso lado oscuro, aún separado de él, y su yo ordinario todavía era domable. Y a
pesar del trabajo de reparación que había hecho en el temor de la muerte que poseía a su lado oscuro,
no se atrevía a sumergirse en dicha oscuridad mientras estuviera desprotegido en Azkaban, eso era
tentar demasiado al destino.
Lo que era infortunado, porque un poco de ese indómito ser le habría venido muy útil en ese momento.
Lo que lo hacía más difícil era que no podía estrellarse contra una pared, no podía romper en lágrimas,
ni siquiera podía soltar un suspiro. Su querida Bella lo estaba observando y esas no eran el tipo de
cosas que haría su Señor Oscuro.
"Mi Señor -" Bellatrix dijo. Su voz baja y extenuada. "Los Dementores – están llegando – puedo
sentirlos, mi Señor -"
"Gracias, Bella," replicó una voz seca, "ya lo sé."
Harry no podía sentir los huecos en el mundo de la misma forma que cuando había estado usando la
Reliquia de la Muerte, sin embargo podía sentir el depresivo vacío incrementando su intensidad. Al
principio lo había confundido con el resultado de descender por la escalera, hasta que él y Bellatrix ya
no siguieron descendiendo y el vacío siguió creciendo. Luego bajó, mientras los Dementores se movían
junto con la espiral, y volvió a crecer cuando ellos subieron otro tramo de escaleras... Ahora había
Dementores dentro del propio Azkaban, e iban por él. Por supuesto que lo iban a hacer. Harry podía
haberse vuelto resistente, mas no estaba escondido.
Nuevo requisito, Harry le comunicó a su cerebro. Encuentra una manera de derrotar a los Dementores
que no involucre a mi Encantamiento Patronus. Alternativamente, encuentra otra forma más de
esconder a alguien de los Dementores, a parte de la Capa de la Invisibilidad -
Renunció, anunció su cerebro. Busca tú mismo otra pieza de substrato de computación para resolver
tus problemas ridícula y excesivamente restringidos.
Lo digo en serio, pensó Harry.
Yo también, afirmó su cerebro. Levanta tu Encantamiento Patronus y espera que los Aurores te
encuentren. Se sensato. Se acabó.
Rendirse...
El vacío abrumador pareció jalar con más fuerza, mientras pensaba aquello; y Harry se dio cuenta de lo
que sucedía, se concentró más intensamente en las estrellas, alejó su mente de la desesperación -
Sabes, observó la parte lógica de sí mismo, si no te permites considerar ningún pensamiento negativo

187
porque eso le abrirá tu mente a los Dementores, eso también es un prejuicio cognitivo, ¿cómo sabrás
de verdad cuando sea el momento de rendirse?
Un desesperado grito lloroso provino de abajo, palabras mezcladas con un "no" y "váyanse". Los
prisioneros sabían, los prisioneros lo podían sentir.
Los Dementores se aproximaban.
"Mi Señor, usted – no debería arriesgarse por mí – vuelva a coger su Capa -"
"Guarda silencio, tonta," siseó una voz enojada. "Cuando decida sacrificarte te lo haré saber."
Ella tiene un punto válido, intervino Slytherin. No deberías arriesgarte por ella, de ninguna forma la
vida de ella vale más que la tuya.
Por un instante Harry consideró sacrificar a Bellatrix para salvarse a sí mismo -
Y en ese momento, algo de la tenue luz naranja de gas abandonó el corredor, un toque de frío trepó por
las puntas de los dedos de Harry. Y supo, entonces, que pensar en entregar a Bellatrix a las sombras de
la Muerte, lo haría vulnerable una vez más. Incluso en el momento de hacer la decisión, podía ser que
se volviera incapaz de invocar el Encantamiento Patronus, porque habría renunciado al pensamiento
que lo había salvado antes.
Se le ocurrió a Harry que todavía podía tomar la Capa de Bellatrix después, aún si no podía lanzar el
Encantamiento Patronus; por lo que tuvo que atornillar sus pensamientos lejos de esa opción, enfocarse
firmemente en su decisión de no hacerlo, o podría haberse desmayado ahí mismo. Porque el vacío
torbellino girando a su alrededor ahora era mortalmente fuerte; había gritos proviniendo de arriba, y
los gritos de abajo se habían detenido.
Ésto es ridículo, dijo su parte lógica. Los agentes de la racionalidad no tendrían que aguantar ésta
clase de proceso razonador tan censurado, todos los teoremas asumen que tu manera de pensar no
afecta la realidad como sí lo hacen tus acciones, por lo cual eres libre de escoger un algoritmo optimo
sin preocuparte de cómo tus pensamientos interaccionan con los Dementores -
...
Esa es realmente una idea tonta, opinó Gryffindor. Incluso yo creo que es una idea tonta y yo soy tu
parte Gryffindor. Seriamente no vas a limitarte a quedarte aquí de pie y -
...
"¡Tenemos una señal fija!" gritó Ora, sosteniendo su espejo mágico en señal de triunfo. "El Dementor
afuera de la pared interior apuntó al nivel siete, de la espiral C, ¡ahí es donde están!"
Sus Aurores la estaban mirando con expectación.
"No," Amelia expresó con voz neutral. "Ahí es donde uno de ellos está. Los Dementores todavía no
pueden hallar a Bellatrix Black. No vamos a salir corriendo y permitir que ella se escape a través de la
confusión, y no vamos a dividir nuestras fuerzas para que nos hagan una emboscada. Siempre y cuando
nos movamos con precaución, no podemos perder. Digan a Scrimgeour y Shacklebolt que sigan
bajando nivel por nivel, igual que antes -"
El anciano mago ya estaba dando zancadas largas hacia adelante. Amelia ni se molestó en insultarlo,

188
ésta vez, pues de nuevo sus escudos cuidadosamente construidos se partieron como agua y ondularon
gentilmente en su partida.
...
Harry esperó al principio del corredor, justo al lado de las escaleras que llevaban hacia arriba. Bellatrix
y la serpiente estaban detrás de él, escondidos por la Reliquia de la Muerte que Harry había dominado;
él sabía, aunque no la podía ver, que la demacrada hechicera estaba sentada en las escaleras, recostada,
ya que Harry había retirado su Encantamiento de Levitación para liberar su mente y magia.
Los ojos de Harry estaban fijos en el otro lado del corredor, en las escaleras que llevaban hacia abajo.
Ya no en su mente, sino en la realidad verdadera, la luz en el corredor se había reducido, la temperatura
había descendido. El miedo tronaba sobre él y a su alrededor como un mar azotado por vientos
huracanados, y el vacío abrumador se había vuelto un aullido que lo arrastraba hacia un hoyo negro que
se aproximaba.
En lo más lejano de las escaleras al otro lado, flotando con suavidad a través del aire moribundo,
llegaron los vacío, las ausencias, las heridas en el mundo.
Y Harry esperó que se detuvieran.
Con toda la voluntad y enfoque que disponía, Harry esperó que se detuvieran.
Anticipó que se iban a detener.
Creyó que se iban a detener.
...esa era la idea, de todos modos...
Harry cerró los peligrosos pensamientos errantes, y espero que los Dementores se detuvieran. Ellos no
tenían inteligencia propia, no eran más que heridas en el mundo, su forma y estructura era tomada por
las expectativas de los demás. Las personas habían sido capaces de negociar con ellos, ofrecerles
victimas a cambio de cooperación, nada más porque ellos creyeron que los Dementores harían un
intercambio. Así que si Harry lo creía con suficiente fuerza los vacíos se girarían y se irían, se girarían
y se irían.
Sin embargo las heridas en el mundo siguieron acercándose, el miedo arremolinándose como si ya
fuera una cosa sólida, el vacío desgarrando la materia tanto como la mente, tanto la substancia como el
espíritu, podías ver el metal empezando a erosionarse a medida que los hoyos en el mundo iban
pasando.
Un pequeño sonido provino detrás suyo, desde Bellatrix, mas ella no pronunció palabra, porque se le
había instruido a permanecer callada.
No pienses en ellos como criaturas, piensa en ellos como objetos psíquicamente sensible, pueden ser
controlados si me controlo a mí mismo -
El problema era que no se podía controlar a sí mismo tan fácilmente, no podía forzarse a sí mismo a
creer que el azul era verde por un mero acto de voluntad. No podía suprimir aquellos pensamientos
sobre cuán irracional era hacerte creer algo a ti mismo. Qué tan imposible era engañarte a ti mismo
para creer en algo si sabías que eso era lo que estabas haciendo. Todo el entrenamiento que Harry se
había dado a sí mismo contra el auto-engaño se rehusaba a desactivarse sin importar qué tan dañino

189
fuera en éste caso único y especial -
Las sombras de la Muerte cruzaron el punto medio del corredor, y Harry levantó su mano, dedos
separados, y comandó con voz firme y confiada, "Alto."
Las sombras de la Muerte se detuvieron.
Detrás de Harry, Bellatrix dejó escapar un resoplido ahogado, como si se lo estuvieran desgarrando.
Harry le hizo un gesto, la señal que le había indicado por adelantado y que significaba, repite lo que
escuchaste decir a los Dementores.
"Ellos dijeron," Bellatrix informó, su voz temblorosa, "ellos dijeron, 'Bellatrix Black nos fue
prometida. Revela dónde se esconde, y serás perdonado.'"
"¿Bellatrix?" Harry replicó, haciendo que su voz se oyera divertida. "Ella escapó hace mucho."
Un momento después, Harry se dio cuenta que en vez de eso debió afirmar que Bellatrix estaba entre
los Aurores en el nivel superior, eso habría causado más confusión -
No, era incorrecto pensar en los Dementores como personas que pudieran ser engañadas, eran meras
cosas, eran controlados únicamente por las expectativas -
"Ellos dicen," Bellatrix declaró con voz rota, "dicen que saben que estás mintiendo."
Los vacíos empezaron a avanzar otra vez.
Las anticipaciones de ella son creencias más sólidas que las mías; ella los está controlando, sin querer
-
"No te resistas," Harry ordenó, apuntando su varita hacia atrás.
"Yo, te amo, adiós, mi Señor -"
"Somnium."
Había ayudado, de forma extraña, escuchar aquellas particulares y horrendas palabras, entender el error
de Bellatrix; le recordó a Harry porqué estaba peleando.
"Alto," Harry demandó de nuevo. Bellatrix ya estaba dormida; ahora sólo su propia voluntad, más bien
sus propias expectativas, deberían controlar a las esferas de la aniquilación -
Sin embargo siguieron flotando hacia adelante, y Harry no pudo evitar preocuparse porque quizá la
experiencia previa había dañado su confianza, lo que significaba que ya no sería capaz de detenerlos, y
se dio cuenta de que estaba pensando en eso, tuvo aún más dudas – necesitaba más tiempo para
prepararse, primero debió practicar controlar a un Dementor enjaulado -
Nada más quedaba un cuarto de corredor entre Harry y las sombras de la muerte, los vacíos vientos
eran tan fuertes que Harry pudo sentir la erosión iniciando entre las grietas de sí mismo.
Y a Harry le llegó el pensamiento de que quizá estaba equivocado, tal vez los Dementores sí tenían sus
propios deseos y capacidad de planeación. O podía ser que fueran controlados por la forma en que
todos pensaban sobre ellos y su funcionamiento, no sólo por quien estuviera cerca de ellos. Y en
cualquier caso -
Harry sacó su varita y se ubicó en la posición inicial del Encantamiento Patronus, y habló.

190
"Uno de ustedes fue a Hogwarts y no regresó. Ya no existe; esa Muerte está muerta."
Los Dementores se pararon en seco, una docena de heridas en el mundo se quedaron quietas, mientras
los vacíos gritaban a su alrededor como un viento mortal que no provenía de ningún lado.
"Dense vuelta y no le cuenten a nadie sobre ésto, pequeñas sombras, o los destruiré también."
Los dedos de Harry se deslizaron hacia la posición inicial del Encantamiento Patronus, y se preparó
para invocarlo; en su mente, la Tierra resplandecía entre las estrellas, el lado diurno brillaba azul por el
reflejo de la luz solar, el lado nocturno titilando con la luz de las ciudades humanas. Harry no estaba
fingiendo, no estaba intentando hacer algo para engañar sus pensamientos. Las sombras de la Muerte
avanzarían y serían aniquiladas, o se irían, estaba igualmente preparado para cualquiera de las dos...
Y los vacíos se retiraron tan velozmente como llegaron, los vientos de la nada disminuyendo con cada
metro que se alejaban, mientras retrocedían por las escaleras que descendían, y se fueron.
Ya fuera que en verdad tuvieran su propia pseudo-inteligencia, o si Harry finalmente había tenido éxito
en tener la expectativa de que se fueran... eso, Harry no lo sabía.
Pero se habían ido.
Harry se tomó un momento para sentarse al lado de la inconsciente Bellatrix en las escaleras, y se dejó
caer al suelo al igual que ella, cerrando sus ojos por un rato, nada más un poco, por supuesto que no
estaba planeando quedarse dormido en Azkaban, mas necesitaba tomarse ese instante. Los Aurores
seguirían descendiendo despacio, esperaba Harry, así que no le iba a hacer daño tomarse tan sólo cinco
minutos para descansar. Harry fue lo suficientemente cuidadoso como para mantener sus pensamientos
positivos, felices, vaya, nada más voy a tener un poco de descanso reparador por aquí, y entonces me
sentiré mejor, en vez de, digamos, vaya, simplemente colapsar por el cansancio emocional y físico,
porque los Dementores todavía no se retiraban muy lejos.
Y por cierto, Harry le comunicó a su cerebro, estás despedido.
...
"¡Lo encontré!" gritó la voz del anciano mago.
¿A quién? pensó Amelia, al tiempo que se giró para ver el retorno de Dumbledore, cargando en sus
brazos -
- la única aparición, la única persona, que ella nunca habría esperado contemplar -
- un hombre envuelto en una túnica roja desgarrada, viéndose quemado como si hubiera combatido en
una pequeña guerra, sangre seca sobre muchos cortes. Sus ojos estaban abiertos, y estaba masticando
una barra de chocolate, sostenida por su única mano con vida.
Bahry Una-Mano estaba con vida.
Un grito de alegría se elevó, sus Aurores comenzaron a bajar sus varitas, algunos de ellos ya hasta
estaban corriendo hacia adelante.
"¡Permanezcan en guardia!" aulló Amelia. "Revísenlos para Poción Multijugos – escaneen a Bahry en
busca de un Animago pequeño o trampas -"
...

191
"Innervate. Wingardium Leviosa."
Hubo una pausa. Harry sintió, aunque no podía ver del todo, que la mujer invisible estaba poniéndose a
sí misma de pie, y girando su cabeza para mirar alrededor. "¿Estoy... con vida...?"
Harry estuvo bastante tentado a decir no, nada más para ver cómo reaccionaba ella ante eso. En su
lugar siseó, "No hagas preguntas estúpidas."
"¿Qué sucedió?" susurró Bellatrix.
Y el Señor Oscuro soltó una salvaje, aguda carcajada, y explicó, "Asusté a los Dementores, mi querida
Bella."
Hubo una pausa. Harry deseó poder ver el rostro de Bellatrix; ¿había pronunciado algo incorrecto?
Tras un rato, con voz temblorosa, "Podría ser, mi Señor, que en tu nueva forma, has empezado a
preocuparte por mí -"
"No," Harry la cortó con frialdad, y le dio la espalda (aunque mantuvo su varita sobre ella), y empezó a
caminar. "Y encárgate de no ofenderme otra vez, o te abandonaré aquí, sirvas o no sirvas. Ahora
sígueme, o quédate atrás; yo tengo trabajo que hacer."
Harry dio zancadas largas, sin prestar atención a los sonidos de jadeos que venían detrás suyo; sabía
que Bellatrix lo estaba siguiendo.
...porque lo último que esa mujer necesitaba, la última de las cosas que necesitaba comenzar a pensar
antes de que el sanador psiquiátrico iniciara el tratamiento para desprogramarla, era creer que el Señor
Oscuro podía llegar a amarla alguna vez.
...
El anciano mago se peinó su barba plateada de modo contemplativo, observando hacia donde el Auror
Bahry estaba siendo cargado fuera del cuarto por dos Aurores fuertes.
"¿Entiendes ésto, Amelia?"
"No," ella respondió simplemente. Ella sospechaba de alguna trampa que no habían sido capaces de
imaginar, por lo que el Auror Bahry iba a ser mantenido por fuera del grupo principal y resguardado.
"Tal vez," el anciano mago expuso, "quien sea que entre ellos pueda invocar el Encantamiento
Patronus, es más que un mero rehén. ¿Alguien que fue traído mediante engaños, quizá? Por la razón
que sea, dejaron a tu Auror con vida; no vayamos a ser los primero en esgrimir maldiciones mortales,
cuando los encontremos -"
"Ya veo," declaró la anciana bruja dándose cuenta de repente, "ese era su plan. No les costaba nada usar
Obliviate con él y dejarlo con vida, y nos hace a nosotros titubear -" Amelia asintió con decisión, y le
ordenó a su gente, "Avanzamos al igual que antes."
El mago anciano suspiró. "¿Alguna noticia de parte de los Dementores?"
"Si te cuento," Amelia espetó, "¿saldrás corriendo otra vez?"
"No te cuesta nada, Amelia," el mago anciano contestó con calma, "y podría salvar de la pelea a uno de
los tuyos."

192
Me cuesta nada excepto mi oportunidad de venganza -
Sin embargo eso era nada comparado a lo otro, el molesto mago anciano con frecuencia estaba en lo
correcto al fin de cuentas, eso era parte de lo que lo hacía tan impertinente.
"Los Dementores han cesado de responder preguntas sobre la otra persona que dijeron haber visto,"
Amelia le reveló, "y no nos informan del por qué, ni del dónde."
Dumbledore se giró hacia el rutilante fénix plateado sobre su hombro, cuya luz iluminaba todo el
corredor, y recibió una silenciosa sacudida de cabeza como respuesta. "Yo tampoco los puedo detectar,"
comentó Dumbledore. Luego se encogió de hombros. "Supongo que tendré que caminar por la espiral
completa desde la cima hasta el fondo y ver si resulta algo, ¿correcto?"
Amelia le habría comandado no hacerlo, de pensar que eso haría la más mínima diferencia.
"Albus," habló Amelia al tiempo que el mago anciano se volteaba para partir, "incluso tú puedes ser
emboscado."
"No digas disparates, querida mía," el mago anciano se despidió animado al volver a alejarse con sus
zancadas largas, agitando su varita de quince pulgadas de desconocida madera gris-oscura como si
fuera una advertencia, "Yo soy invencible."
Hubo una pausa.
("Él no acaba de pronunciar eso -" susurró la Auror más nueva que estaba presente, una joven señorita
todavía remilgada que respondía al nombre de Noelle Curry, al miembro con más experiencia de su
trío, el Auror Brooks. "¿O sí?")
("Puede salirse con la suya," Isabel le murmuró a ella, "él es Dumbledore, ni siquiera el Destino se lo
puede tomar en serio a éstas alturas.")
"Y eso," Amelia señaló con pesadez, para el beneficio de los Aurores más jóvenes, "es por lo que nunca
lo llamamos para nada a menos que absolutamente no tengamos otra opción."
...
Harry se quedó acostado muy quieto sobre el duro camastro que servía como cama en esa celda, una
manta puesta sobre él, permaneciendo sin moverse tanto como pudo mientras esperaba que regresará el
miedo. Había un Patronus aproximándose, y uno poderoso. Bellatrix estaba escondida por una Reliquia
de la Muerte, ningún Encantamiento sencillo iba a penetrar eso; mas Harry no sabía que otras artes los
Aurores podrían emplear para detectar a su propia persona, y no se atrevía a mostrar su ignorancia al
preguntarle a ella. Por lo que Harry yació sobre la cama dura, en una celda con una puerta bloqueada, y
la poderosa puerta de metal cerrada detrás de él, en la más absoluta oscuridad, con una diminuta manta
cubriéndolo, esperando que fuera quién fuera no echaría una mirada adentro, o que no miraría
demasiado cerca si lo hacían -
Ese no era un punto que Harry pudiera afectar, realmente, esa parte de su destino reposaba enteramente
en las manos de las Variables Desconocidas. La mayor parte de su mente se estaba concentrando en la
Transformación que estaba realizando.
Escuchando en el silencio, Harry oyó los rápidos pasos aproximarse; hicieron una pausa afuera de su
puerta, y después -

193
- continuaron avanzando.
Pronto el miedo regreso.
Harry no se permitió a sí mismo darse cuenta de su propio alivio, no más de lo que se permitía darse
cuenta del miedo. Estaba sosteniendo en su mente la figura de un dispositivo Muggle mucho más
grande que una batería de carro, y lentamente aplicando esa Forma a la substancia de un cubo de hielo
(que Harry había congelado usando Frigideiro sobre el agua de una botella que tenía en su monedero).
No se suponía que Transformaras cosas que fueran a ser quemadas, sin embargo entre que la sustancia
original fuera de agua, y el Encantamiento Casco-Burbuja para proteger su suplemento de aire, Harry
esperaba que ésto no lo haría enfermar a él u otra persona.
Ahora era cuestión de si tendría o no tiempo suficiente antes de que los Aurores hicieran una búsqueda
detallada en su celda, para que Harry finalizara éste Transformación, y la Transformación parcial que
haría después de eso -
...
Cuando el mago anciano regresó con pasos largos y las manos vacías, incluso Amelia comenzó a sentir
una pizca de preocupación. Ella y los otros dos equipos de Aurores habían recorrido un tercio del
camino hacia abajo de las tres espirales, en sincronía para no permitir ninguna abertura en su redada
que pudiera ser aprovechada al cortar a través de una celda y saltar hacia el techo, y aún así no habían
hallado ni una pista.
"¿Puedo pedir tu reporte?" Amelia inquirió, dejando la agudeza por fuera de su voz.
"Primero hice una simple caminata desde la cima hasta el fondo," informó el mago anciano. Estaba
haciendo muecas, su cara más arrugada de lo usual. "Examiné la celda de Bellatrix, y hallé una muñeca
muerta en su lugar. Se suponía que éste escape no fuera descubierto, creo. Hay algo escondido en la
esquina debajo de un montón de ropa; dejé eso sin perturbar para que lo examinen tus Aurores. En el
viaje de regreso, abrí cada puerta y miré dentro de las celdas. No vi nada que estuviera bajo el
Encantamiento Desilusionador, únicamente los prisioneros -"
Fueron interrumpidos por el grito de un fénix rojo-dorado, y todos los Aurores de ella tambalearon por
su causa. Condenación había en aquel grito, y una urgente demanda que casi hizo que Amelia saliera
corriendo del corredor en el acto.
"- en condiciones bastante estresantes," Dumbledore continuó con calma. Por un momento los ojos
azules estuvieron muy fríos bajo las gafas de media luna. "¿Alguno de ustedes me hablará de las
consecuencias de sus acciones?"
"Yo no sabía que -" Amelia inició.
"Lo sé," la cortó el mago anciano. "Mis disculpas, Amelia." Él suspiró. "Algunos de los prisioneros
más recientes tienen rezagos de su magia, cuando miré sobre ellos, mas no sentí poder que no estuviera
comido; al más fuerte le quedaba tanta magia como a un niño de primer año. Escuché a Fawkes gritar
estresado muchas veces, pero nunca a manera de reto. Parece que tendrás que continuar tu búsqueda;
ellos se pueden esconder lo suficientemente bien como para escapar de mi mera percepción."
...
Cuando Harry finalizó su primera Transformación, se sentó, se quitó la sabana que lo había cubierto,

194
lanzó un Lumos rápido, observó su reloj, y se sorprendió de ver que había pasado casi una hora y
treinta minutos. Cuánto de ese tiempo había pasado desde que alguien había abierto la puerta y la había
vuelto a cerrar – Harry no había estado mirando en esa dirección, por supuesto - eso, Harry no lo podía
adivinar.
"¿Mi Señor...?" murmuró la voz de Bellatrix, blanda y muy dudosa.
"Puedes hablar ahora," Harry indicó. Le había ordenado permanecer en silencio mientras trabajaba.
"Era Dumbledore quien nos echó una ojeada."
Pausa.
"Interesante," Harry dijo neutral. Estaba feliz de no haberlo notado en ese momento. Eso se oía como
una afeitada demasiado cercana.
Harry le comunicó una palabra a su monedero, y comenzó a extraer el dispositivo mágico que iba a
combinar con el producto de una hora de su labor. Luego, cuando eso fue extraído, otra palabra sacó un
tubo de pegamento de fuerza industrial; antes de usarlo, Harry invocó el Encantamiento Casco-Burbuja
sobre Bellatrix y sobre sí mismo, e hizo que Bellatrix lanzara el mismo Encantamiento sobre la
serpiente, para que los humos del pegamento en la celda cerrada no los fueran a lastimar.
Cuando el pegamento había empezado a secarse, uniendo tecnología a la magia, Harry la dejó caer
sobre la cama, y se sentó sobre el piso, permitiendo que su magia y voluntad descansaran por un rato
antes de ensayar la siguiente Transformación.
"Mi Señor..." Bellatrix habló con titubeos.
"¿Si?" replicó la voz seca.
"¿Qué es ese dispositivo que hiciste?"
Harry pensó con rapidez. Parecía ser una buena oportunidad para revisar sus planes para ella, bajo la
pretensión de preguntas instructivas.
"Considera, mi querida Bella," inició Harry con suavidad. "¿Cuán difícil es para un mago poderoso
cortar las paredes de Azkaban?"
Hubo una pausa, y luego la voz de Bellatrix surgió, lenta y confundida, "¿Nada difícil, mi Señor...?"
"En efecto," concordó la seca, aguda voz del maestro de Bella. "Supongamos que alguien fuera a hacer
ésto, cruzar por el hoyo, volar en una escoba, y remontarse e irse. Rescatar a un prisionero de Azkaban
parecería ser fácil entonces, ¿o no?"
"Sin embargo mi Señor..." opinó Bella. "Los Aurores harían – ellos tienen sus propias escobas, mi
Señor, de las veloces -"
Harry escuchó, era como él lo había planeado. El Señor Oscuro replicó, de nuevo en tonos de suave
inquietud Socrática, y Bellatrix realizó una pregunta más, que Harry no había esperado, pero la propia
contra-pregunta de Harry demostró que eso no importaría al final. Y en respuesta al último interrogante
de Bellatrix, el Señor Oscuro sólo sonrió, y dijo que ya era tiempo de regresar a su trabajo.
Y luego Harry se levantó del piso de la celda, fue hacía la pared más profunda, y puso su varita sobre la
dura superficie de la pared – el muro de Azkaban, el sólido metal que los separaba del contacto directo

195
con el pozo de los Dementores.
Y Harry inició una Transformación parcial.
Éste hechizo sería más rápido, esperaba Harry. Había pasado horas y horas practicando la magia única,
lo que la había hecho rutinaria, no mucho más difícil para él que la Transformación ordinaria. La forma
que estaba cambiando no tenía tanto volumen en total, la figura Transformada iba a ser alta y larga, mas
era muy delgada. Medio milímetro, Harry había pensado, que sería suficiente, considerando la perfecta
lisura...
Sobre la larga banca que servía como cama de prisión, donde Harry había depositado el dispositivo
tecnológico Transformado y el objeto de combinación mágica para que se secara el pegamento,
pequeñas letras en escritura dorada brillaban sobre el artefacto Muggle. Harry no había planeado
realmente que estuvieran allí, sin embargo habían seguido corriendo en la parte de atrás de su mente, y
así se habían convertido en parte de la forma Transformada.
Había muchas cosas diferentes que Harry podría pronunciar antes de usar éste particular triunfo del
ingenio tecnológico. Cualquier número de cosas que serían, en un sentido u otro, apropiadas. O al
menos cosas que Harry podría haber exclamado, que habría gritado a los cuatro vientos, si Bellatrix no
hubiera estado ahí.
Sin embargo había una sola cosa que decir, que Harry únicamente tendría la oportunidad de usar en ésta
ocasión, y probablemente no tendría una mejor oportunidad para expresarlas nunca más. (O pensarlas,
como fuera, si no las podía hablar en voz alta.) No había visto la película en realidad, pero había visto
un avance, y por alguna razón la frase se había quedado pegada en su mente.
Las pequeñas letras doradas sobre el dispositivo Muggle rezaban así,
¡Bien, chiflados primitivos! ¡Prestad atención!

196
Capítulo 21
El Experimento de la Prisión Stanford, Cognición Restringida, Parte 8
...
Nota del Autor: Un avance de la película Ejercito de las Tinieblas, semejante al que vio Harry, está en
yCEgf2e_rYg en YouTube.
La cita clave es como sigue, hablada por un hombre de los tiempos modernos a unos espectadores de la
Edad Media:
"¡Bien, chiflados primitivos! ¡Prestad atención! ¿Ven ésto? Ésto... ¡es mi escoba de fuego!"
...
En la oscuridad absoluta, un niño estaba de pie sosteniendo su varita contra la sólida pared de metal de
Azkaban, ensayando una magia que sólo otras tres personas en el mundo habrían creído posible, y que
ninguna excepto él podía esgrimir.
Por supuesto un mago poderoso podría cortar a través de la pared en segundos, con un gesto y una
palabra.
Para un adulto promedio podría haber sido cuestión de minutos de esfuerzo, y después habrían quedado
agotados.
Sin embargo para lograr lo mismo siendo un estudiante de primer año en Hogwarts, tenías que ser
eficiente.
Por fortuna - bueno, no fortuna, la suerte no tenía nada que ver con ésto - concienzudamente, Harry
había practicado Transformación por una hora extra cada día, hasta el punto en que ya estaba por
delante incluso de Hermione en esa única clase; había practicado Transformación parcial hasta el punto
en que sus pensamientos habían empezado a tomar el verdadero universo como algo concedido, así que
sólo requería un poco más de esfuerzo mantener su intemporal naturaleza cuántica en mente, aún
cuando mantenía una firme separación mental entre el concepto de Forma y el concepto de substancia.
Y el problema con que ese arte se hubiera vuelto rutina...
...era que Harry podía pensar sobre otras cosas mientras lo estaba haciendo.
De alguna manera sus pensamientos se las habían arreglado para no ir allí, para no confrontar lo obvio,
hasta que fue confrontado con el prospecto de en realidad llevarlo a cabo en unos cuantos minutos.
Lo que Harry estaba a punto de hacer...
...era peligroso.
Realmente peligroso.
Alguien-podría-ser-genuina-y-realmente-llegar-a-ser-asesinado peligroso.
Enfrentar doce Dementores sin un Encantamiento Patronus había sido aterrador, pero meramente
aterrador. Harry podía haber invocado el Encantamiento Patronus, lo habría lanzado tan pronto como
pensara que estuviera en peligro de poder hacerlo así, tan pronto como sintiera que su resistencia
empezaba a fallar. E incluso si eso no había funcionado... aún así, a menos que a los Dementores se les

197
hubiera dado la orden de Besar a cualquiera que encontraran, fallar no tendría porque haber sido fatal.
Ésto era diferente.
El dispositivo Muggle Transformado podía explotar y asesinarlos.
La interface entre la tecnología y magia podía fallar en un gran número de maneras y matarlos.
Los Aurores podían tener un tiro de suerte.
Era únicamente, bueno...
Seriamente peligroso.
Harry había atrapado su mente intentando discutir consigo misma para hacerse creer que era seguro.
Y claro, todo el asunto podría funcionar, sin embargo...
Mas aún dejando de lado que a los racionales no se les permitía convencerse a sí mismos en creer en
algo a base de engaños, Harry sabía que no era posible llegar a convencerse de estimar una
probabilidad inferior a un 20% de riesgo de morir.
Pierde, opinó Hufflepuff.
Pierde, concordó la voz del Profesor Quirrell en su mente.
Pierde, concluyeron sus modelos mentales de Hermione y la Profesora McGonagall y el Profesor
Flitwick y Neville Longbottom y, bueno, básicamente todos a los que Harry conocía excepto por Fred y
George, quienes lo habrían hecho en menos de un segundo.
Nada más tendría que ir y encontrar a Dumbledore y entregarse. Debía, realmente en serio debería, era
la única cosa cuerda para hacer en este punto.
Y de haber estado Harry solo en la misión, nada más su propia vida en riesgo, de seguro lo haría; de
seguro se habría rendido.
La parte que casi le estaba causando perder su concentración en la Transformación parcial que estaba
realizando, la parte que amenazaba con abrirlo a los Dementores...
...era el Profesor Quirrell, todavía inconsciente, todavía una serpiente.
Si el Profesor Quirrell iba a Azkaban por su parte en el escape, moriría. Probablemente no duraría ni
una semana. Él era demasiado sensible.
Era así de simple.
Si Harry perdía aquí...
Perdía al Profesor Quirrell.
Aún cuando es probable que sea malo, dijo su parte Hufflepuff en voz baja. ¿Aún así?
No era una decisión que Harry hubiera hecho de una manera consciente. Simplemente no era capaz de
hacerlo. Perder era para los puntos de Casa, no para las personas.
Si crees que tu propia vida es tan valiosa que no estás dispuesto a tomar un ochenta por ciento de
probabilidad de morir para proteger a todos los prisioneros en Azkaban, observó su lado Slytherin, no

198
hay forma en que puedas justificar un veinte por ciento para tu vida con tal de salvar a Bellatrix y al
Profesor Quirrell. La matemática no encaja, no puedes asignar utilidades consistentes teniendo en
cuenta tales resultados.
La parte lógica de él se dio cuenta que Slytherin acababa de ganar el argumento.
Harry mantuvo la Forma en su mente, siguió lanzando el hechizo. Siempre podía abortar la misión
cuando hubiera completado la Transformación, no quería perder el esfuerzo que ya había invertido.
Y luego Harry consideró algo más que de repente hizo muy difícil hacer que la magia siguiera
fluyendo, muy difícil sostener su resistencia contra los Dementores.
¿Qué tal si el traslador no nos lleva donde el Profesor Quirrell afirmó que nos llevaría?
Fue obvio en retrospectiva en el momento que lo pensó.
Aún si el escape planeado salía totalmente bien, aún si el dispositivo Muggle funcionaba y no
explotaba y no interaccionaba perjudicialmente con el objeto mágico combinado, incluso si los Aurores
no conseguían un tiro de suerte, aún si Harry lograba llegar lo suficientemente lejos de Azkaban como
para usar el traslador...
...podría no haber un sanador psiquiatra al final de aquello.
Eso era algo que Harry había creído cuando confiaba en el Profesor Quirrell, y se le había olvidado
revaluar después de que el Profesor Quirrell ya no le pareciera de confianza.
No puedes hacelo, opinó Hufflepuff. A éstas alturas estamos hablando de mera estupidez.
El frío se esparció por el cuarto, mas Harry siguió con la Transformación, incluso cuando su resistencia
contra los Dementores flaqueaba.
No puedo perder al Profesor Quirrell.
Él intentó asesinar a un oficial de policía, recordó Hufflepuff. Ya lo perdiste, en ese momento. Bellatrix
probablemente es lo que todos piensan que es. Nada más recupera tu Capa, encuentra a Dumbledore e
informa que fuiste engañado.
No, pensó Harry desesperado, no sin hablar con el Profesor Quirrell, podría haber una explicación, no
lo sé, tal vez él estaba ubicado demasiado lejos de mi Patronus y lo influenciaron los Dementores... No
comprendo, no tiene sentido como ninguna hipótesis, por qué él haría eso... es que no puedo...
Harry alejó su mente de esa cadena de pensamientos antes de que rompiera por completo su resistencia
al miedo, porque no podía pensar en alimentar a los Dementores con el Profesor Quirrell y permanecer
resuelto contra la Muerte, era una imposibilidad incognitiva.
Tu razonamiento artificial está desajustado, observó la parte lógica de sí mismo con calma, encuentra
una manera de ajustarlo.
De acuerdo, vamos a generar alternativas, Harry pensó. No elegir, no sopesar, ciertamente no
comprometerse... nada más pensar sobre qué otra cosa podría yo hacer además del plan original.
Y Harry siguió cortando el hueco en la pared. Estaba usando la Transformación parcial sobre una
concha delgada cilíndrica y de metal, dos metros de diámetro y medio milímetro de grueso, que
atravesaba la pared de lado a lado. Estaba Transformando ese medio milímetro de grosor de metal en

199
aceite de motor. El aceite de motor era un líquido y no debías Transformar líquidos porque se podían
evaporar, pero él y Bellatrix y la serpiente todos tenían el Encantamiento Casco-Burbuja. Y Harry
lanzaría un Finite sobre el aceite inmediatamente después, anulando su propia Transformación...
...tan pronto como el separado y lubricado pedazo de metal se desgajó de la pared y cayó sobre el piso
de la celda, lo inclinó para que la gravedad lo jalara, una vez que la Transformación terminara.
Si Harry y Bellatrix no salían sobre su escoba a través del hueco resultante en la pared...
El cerebro de Harry sugirió que podía Transformar una superficie de cobertura sobre el hoyo en la
pared, dejando un espacio para que Bellatrix y el Profesor Quirrell se escondieran, vistiendo la Capa,
mientras que Harry se entregaba. Y el Profesor Quirrell eventualmente despertaría, y él y Bellatrix
podían intentar descubrir cómo salir de Azkaban por sus propios medios.
Era, primero que todo, una idea tonta, y segundo, todavía habría un gran pedazo de metal sobre el piso
de la celda, que lo delataría.
Y entonces el cerebro de Harry vio lo obvio.
Deja que Bellatrix y el Profesor Quirrell usen la ruta de escape que inventaste. Tú te quedas atrás, y te
entregas.
Bellatrix y el Profesor Quirrell eran los que tenían sus vidas en riesgo.
Ellos estaban ganando, no perdiendo, de tomar el riesgo.
Y no había razón, ninguna razón cuerda, para que Harry fuera con ellos.
Una calma llego sobre Harry cuando lo pensó, el frío y la oscuridad que habían estado ondeando
alrededor de los margenes de su mente se retiraron. Sí, eso era, esa era la ruta creativa por fuera de lo
común, esa era la tercera alternativa escondida. La falsedad del dilema era obvia en retrospectiva. Si
Harry se entregaba, no tenía porque entregar a Bellatrix y al Profesor Quirrell. Si Bellatrix y el Profesor
Quirrell tomaban una ruta de escape peligrosa, Harry no necesitaba ir con ellos.
Harry ni siquiera tenía que afrontar la vergüenza de admitir que lo habían engañado, si le ordenaba a
Bellatrix remover la memoria. Todos asumirían que había sido secuestrado, incluyendo al propio Harry.
Admitiendo, que no había razón plausible para que el Señor Oscuro alguna vez le pidiera hacer eso a
Bellatrix; sin embargo Harry podía simplemente sonreír y decir a Bellatrix que a ella no se le permitía
saber, y así quedaría todo...
...
Su equipo de Aurores había recorrido tres cuartos del camino de descenso hacia Azkaban, al igual que
los otros dos equipos en las otras dos espirales. Amelia ya se estaba sintiendo más tensa, aunque
apostaba que los criminales se estaban escondiendo en el segundo nivel de abajo hacia arriba, parte de
ella deseaba que Dumbledore hubiera pensado en revisar ese piso específico con más atención y parte
de ella estaba alegre de que él no lo hubiera hecho.
Y luego se produjo un sonido distante, como un golpe proveniente de muy lejos. Como un sonido muy
ruidoso que surgía del segundo nivel de abajo hacia arriba, digamos.
Amelia miró a Dumbledore antes de darse cuenta, antes de ser capaz de detenerse a sí misma.

200
El mago anciano se encogió de hombros, le dedicó una pequeña sonrisa, y declaró, "Ya que tú lo pides,
Amelia," y se alejó una vez más.
...
"Finite Incantatem," Harry pronunció al aceite revistiendo el gigante pedazo de metal sobre el piso.
Apenas y se escuchó a sí mismo hablar, sus orejas seguían pitando a causa del gigantesco estruendo del
sólido metal deslizándose por fuera de la pared y cayéndose. (Debió haber levantado un Encantamiento
Silenciador, en retrospectiva, aunque eso no iba a evitar que el ruido se esparciera a través del sólido
piso de metal.) Y luego Harry lo volvió a comandar, "Finite Incantatem" al aceite cubriendo el hueco
de dos metros en la pared, esparciendo el efecto a lo ancho; era su propia magia la que Harry estaba
cancelando, por lo que el hechizo casi no requería esfuerzo. Harry ya se estaba sintiendo un poco
cansado, mas ese era el último uso de magia que iba a necesitar. Ni siquiera hubiera tenido que hacerlo,
realmente, pero Harry no quería dejar líquido Transformado por ahí tirado, y tampoco quería traicionar
el secreto de la Transformación parcial.
Parecía muy... incitador, ese hueco de dos metros llevando a la libertad.
La luz que provenía de afuera... no era exactamente el Sol brillando sobre su cara, sin embargo era más
brillante que cualquier otra luz en el interior de Azkaban.
Harry estuvo tentado a seguir adelante, nada más saltar en la escoba con Bellatrix y la serpiente. Lo
más probable era que salieran de allí a salvo. Y sí salían de allí a salvo, y Harry se iba con ellos,
entonces el Profesor Quirrell y él podían regresar en el tiempo y verse perfectamente inocente, todo
podía regresar a la normalidad.
Si Harry se quedaba atrás y se entregaba... entonces si incluso todos asumían que Harry había sido un
rehén, asumían que Harry le había mentido al Patronus de la Profesora McGonagall mientras lo
apuntaban con una varita... incluso si al propio Harry no lo castigaban tan severamente, bueno...
No era probable que el Profesor de Defensa volviera a enseñar en Hogwarts.
El Profesor Quirrell habría alcanzado el final predestinado de su carrera, en Febrero del año escolar.
Y sí, la Profesora McGonagall asesinaría a Harry, y sí, sería lento y doloroso.
Pero quedarse atrás era la cosa sensata, segura, y cuerda por hacer, y Harry se sentía más relajado que
arrepentido.
Harry se giró hacia Bellatrix; abrió su boca para darle una instrucción por última vez -
Y se produjo un silbido, un silbido débil, un silbido que sonaba lento y confundido, y el silbido
preguntó,
"¿Qué fue... esse ssonido?"
...
A través del corredor el mago anciano dio zancadas largas. Llegó a una puerta de metal y la abrió,
sabiendo ya de memoria que las celdas adentro estaban vacías.
Siete poderosos y expertos encantamientos el mago pronunció entonces, antes de avanzar; haría el
esfuerzo máximo final, con tan pocas celdas que quedaban por revisar.

201
...
"Professor," Harry siseó. Tantas emociones acumulándose dentro de él, todas al mismo tiempo. Sabía,
aunque no podía ver, que la serpiente verde alrededor de los hombros de Bellatrix, estaba alzando su
cabeza lentamente para mirar alrededor. "¿Esstá ussted... abssolutamente bien, Professor?"
"¿Professor?" surgió el débil, confundido silbido. "¿Dónde ess éssto?
"Prissión," Harry siseó, "la prissión con loss comedoress de vida, ibamoss a resscatar a una mujer,
ussted y yo. Ussted intentó assesinar al hombre protector, yo bloqueé ssu maldición assesina, hubo una
ressonancia entre nossotross... ussted cayó inconssciente, tuve que derrotar al hombre protector yo
missmo... mi Encantamiento guardián fue desshecho, loss comedoress de vida informaron a loss
protectoress que la mujer había esscapado. Hay alguien aquí que puede ssentir mi Encantamiento
guardián, probablemente el director... assí que tuve que desshacer mi Encantamiento guardián, hallar
forma diferente de essconderlo a ussted y a la mujer de loss comedoress de vida ssin Encantamiento
guardián, aprender a protegerme a mí missmo sin Encantamiento guardián, assustar a loss
comedoress de vida ssin Encantamiento guardián, luego elaborar un nuevo plan de esscape para
ussted y la mujer, y finalmente, cortar hoyo ssobre la gruessa pared de metal de la prissión aún cuando
no ssoy máss que un esstudiante de primer año. No hay tiempo de explicar, debess irte ahora. Ssi
alguna vez noss encontramoss de nuevo, professor, entoncess esstuve feliz de conocerlo por un tiempo,
inclusso ssi ess probable que ussted ssea malvado. Ess bueno tener oportunidad de decir al menoss
ésto: Adióss."
Y Harry cogió la escoba y se la presentó a Bellatrix, simplemente ordenando, "Súbete."
Había decidido guardar las memorias. Por un lado, eran importantes. Por el otro, el Profesor de Defensa
y él habían empezado a planear ésto desde una semana atrás, y Harry no iba a perder una semana
entera, o explicar a Bellatrix exactamente lo que necesitaba ser borrado. Probablemente Harry podía
engañar al Veritaserum, y si Dumbledore insistía en que Harry bajara sus escudos de Oclumancia para
un examen más profundo... bueno, Harry había actuado heroicamente de cabo a rabo.
"¡Alto!" habló la serpiente. Su voz ya estaba más fuerte. "¡Alto, alto, alto! ¿A qué te refieress, adióss?"
"Plan de esscape ess riessgosso," contestó Harry. "Mi vida no esstá amenazada, ssólo la ssuya y la de
ella. Assí que me voy a quedar, entregar a mí missmo -"
"¡No!" exclamó la serpiente. El siseó era forzado. "¡No debess! ¡No permitido!"
Bellatrix montó la escoba; Harry pudo sentir (pero nunca ver) su cabeza girando para verlo a él, ella no
pronunció palabra. Esperándolo a él, quizá, o meramente aguardando a sus ordenes.
"Ya no confío en ussted," Harry siseó simplemente. "No dessde que intentó assessinar al hombre
protector."
Y la serpiente silbó, "¡Yo no intentaba assessinar al hombre protector! ¿Eress tonto, niño?
¡Assessinarlo no tendría ssentido, ssiendo malvado o no!"
La Tierra cesó de girar sobre su eje, hizo una pausa sobre su órbita alrededor del Sol.
El silbido de la serpiente le pareció a Harry más furioso que lo que jamás había escuchado del Profesor
Quirrell como humano. "¿Assessinarlo? ¡De haber busscado assessinarlo él hubiera esstado muerto
en pocoss ssegundoss, niño tonto, él no era rival para mí! Yo busscaba ssubyugar, dominar, forzarlo a

202
bajar ssuss esscudoss mentaless, necessitaba leerlo, para ssaber quién essperaba ssu resspuessta,
aprender detalless para el hechizo de memoria -"
"¡Ussted lanzó la maldición assessina!"
"¡Ssabía que el essquivaría!"
"¿Valía ssu vida tan poco? ¿Qué tal ssi él no hubiera essquivado?"
"¡Lo habría empujado a un lado con mi propia magia, niño esstúpido!"
Otra vez la pausa en el giro del planeta. Harry no había considerado eso.
"Zopenco consspirador y ssin ingenio," silbó la serpiente, tan enojada que los silbidos se sobreponían y
deslizaban sobre la cola del anterior, "imbécil asstuto, idiota ssagaz, Sslytherin tonto y ssin entrenar, tu
dessconfianza mal ubicada ha arruinado -"
"Ésste no ess un momento jussto para disscutir," Harry observó suavemente. La fuente de alivio
intentando fluir a través de él era cancelada por el incremento de la tensión. "Ya que no puedo
molesstarme apropiadamente con ussted, ssin abrirme a loss comedoress de vida. Debemoss
apressurarnoss, alguien podría haber esscuchado el ssonido -"
"Explica el plan de esscape," la serpiente ordenó imperiosamente. "¡Rápido!"
Harry explicó. La Lengua Parsel no tenía palabras para la tecnología Muggle, mas Harry le describió la
función y el Profesor Quirrell pareció entender.
Hubo unos cuantos silbidos, el equivalente serpentino de una estruendosa risa sorprendida, y luego
espetó comandos. "Ordena a la mujer que mire para otra lado, invoca al hechizo de ssilencio, pon el
Encantamiento guardián afuera de la puerta. Me transsformaré a mí missmo, haré unass cuantass
mejorass a tu invento, le daré a la mujer una poción de emergencia para que pueda esscudarnoss, me
transsformaré de nuevo antess de que desshagass el Encantamiento. El plan sserá máss sseguro,
entoncess."
"Y debo creer," Harry siseó, "¿que el ssanador para la mujer realmente aguarda por nossotross?"
"¡Ussa la ssenssatez, niño! Ssupón que yo ssea malvado. Acabar el usso de tu perssona aquí ess
obviamente lo que no planeo. La missión ssurgió por la oportunidad, inventada desspuéss de ver tu
Encantamiento guardián, todo el assunto no debía sser desscubierto, esscondersse bien cuando
dejáramoss el lugar de comida. ¡Obviamente veráss perssona pretendiendo sser un ssanador al llegar!
¡Desspuéss de esso regressar al lugar de comida, el plan original continua ssin perturbación!"
Harry se quedó mirando a la serpiente invisible.
Por un lado, expuesto de ese modo Harry se sentía bastante tarado.
Y por el otro, no era exactamente tranquilizador.
"Assí," Harry siseó, "¿cuál ess tu plan para mí, precissamente?"
"Dijisste que no había tiempo," surgió el silbido de la serpiente, "pero el plan ess que tú gobierness
paíss, evidentemente, incluso tu joven y noble amigo ya lo ha entendido a esstas alturass, pregúntale
ssi desseas al regressar. No explicaré máss por ahora, ess tiempo de volar, no de ssocializar."
...

203
El mago anciano llegó hasta otra puerta de metal, del otro lado provino un interminable murmullo
agónico, "Yo no soy serio, yo no soy serio, yo no soy serio..." El fénix rojo-dorado sobre su hombro ya
estaba gritando con urgencia, y el mago anciano ya estaba parpadeando, cuando -
Otro grito desgarró el corredor, como si fuera un fénix mas no el verdadero llamado del fénix.
La cabeza del mago se giró, miró a la resplandeciente criatura de plata sobre su otro hombro, al tiempo
que las garras efímeras y sin sustancia lanzaron la entidad-hechizo dentro del aire.
El falso fénix descendió por el corredor.
El mago anciano salió corriendo detrás, piernas alborotadas como si fuera un ágil jovenzuelo de
sesenta.
El verdadero fénix gritó una vez más, dos veces, y una tercera vez, flotando ante la puerta de metal; y
luego, cuando fue claro que su maestro no regresaría a pesar de sus llamados, voló reluctante detrás de
él.
...
El Profesor Quirrell había asumido su verdadera forma, ésta vez – la Poción Multijugos únicamente
duraba una hora si no se repetía la dosis – y aunque el Profesor de Defensa estaba pálido, apoyándose
contra las barras de metal de la celda más cercana, su magia fue lo suficientemente fuerte como para
invocar su varita sin una palabra, al tiempo que Bellatrix se quitaba la Capa y la ubicaba
obedientemente sobre la mano expectante de Harry. La sensación de destrucción se estaba acumulando
una vez más, aunque no con la intensidad total, pues el poder del Profesor de Defensa estaba
regresando, los resquicios de su vasto poder chocando con la pequeña aura infantil de Harry.
Harry describió en voz alta su aparato Muggle, nombrándolo para el mago observador, y luego un
Finite de Harry convirtió todo su trabajo duro en un cubo de hielo. El Profesor Quirrell no podía lanzar
hechizos sobre algo que Harry había Transformado, porque eso sería una interacción, aunque fuera
pequeña, entre sus magias, sin embargo -
Tres segundos después, el Profesor Quirrell estaba sosteniendo su propia versión Transformada del
dispositivo Muggle. Una sola palabra espetada y un movimiento de su varita, y el residuo de
pegamento ya no estaba en el objeto mágico; tres encantamientos después, lo mágico y lo tecnológico
estaban fusionados juntos como si fueran una sola cosa, y Encantamientos Irrompibles y de
funcionamiento perfecto habían sido lanzados sobre el aparato Muggle.
(Harry se sintió mucho mejor de hacer ésto bajo supervisión adulta.)
Una poción fue arrogada a Bellatrix, y tanto el Profesor Quirrell como Harry comandaron, "Bebe,"
como si estuvieran hablando con la misma voz. La demacrada mujer ya había estado elevándola a sus
labios, sin esperar; pues era evidente para cualquiera que el Animago serpiente era un sirviente del
Señor Oscuro, y uno poderoso y confiable.
Harry terminó de cubrirse la cabeza con la capucha de la Capa de la Invisibilidad.
Una breve y terrible magia arremetió desde la varita del Profesor de Defensa, agrandando el hoyo en la
pared, desgarrando el gran pedazo de metal que yacía en el medio de cuarto; a petición de Harry,
argumentando que el método que había usado lo podría delatar.

204
"Guante mano izquierda," Harry le pidió a su monedero, y lo extrajo, y se lo puso.
Un gesto de parte del Profesor de Defensa hizo aparecer un arnés sobre los hombros de Bellatrix, y
otro, dispositivo de tela más pequeño en su mano, y algo así como unas esposas para sus muñecas,
mientras la mujer finalizaba de tomar la poción.
Un extraño, insalubre color pareció sobreponerse en el pálido rostro de Bellatrix, ella se enderezó, sus
hundidos ojos se hicieron más brillantes y mucho más peligrosos...
...pequeñas volutas de vapor estaban surgiendo de sus orejas...
(Harry decidió no pensar sobre esa parte.)
...y Bellatrix Black se rió, entonces, repentina risa enloquecida que resonó con demasiada fuerza en
medio de las pequeñas celdas de prisión en Azkaban.
(Muy pronto, el Profesor de Defensa explicó, Bellatrix caería inconsciente y permanecería de ese modo
por un buen rato, el precio de la poción que había ingerido; pero por unos momentos recuperaría una
veinteava parte del poder que alguna vez había esgrimido.)
El Profesor de Defensa arrojó su varita hacia Bellatrix, y en un instante se difuminó hasta volverse una
serpiente verde.
Un instante después de eso el temor a los Dementores regresó al cuarto.
Bellatrix titubeó nada más ligeramente, atrapó la varita, y gesticuló sin pronunciar palabra; la serpiente
voló y fue insertada dentro del arnés en su espalda.
Harry ordenó "¡Arriba!" a la escoba.
Bellatrix ubicó la varita dentro de la funda sobre su mano.
Harry brincó en el asiento delantero de la escoba para dos.
Bellatrix lo siguió detrás, cogió los aparatos que eran como esposas sobre sus muñecas y encadenó sus
manos a las empuñaduras de la escoba, mientras que la mano derecha de Harry metió su varita dentro
de su monedero.
Y los tres salieron disparados a través del hueco en la pared -
- emergiendo en el aire libre, directamente sobre el pozo de los Dementores, en el interior del vasto
prisma triangular que era Azkaban, el cielo azul claramente visible sobre ellos, irradiando su luz de día.
Harry apuntó la escoba y empezó a acelerar, hacia arriba y directo al centro del espacio triangular. Su
mano izquierda, enguantada para prevenir contacto directo entre su piel y algo que el Profesor Quirrell
había Transformado, sostenía el mando para controlar el dispositivo Muggle.
Muy lejos por encima de ellos, sonaron gritos distantes.
¡Bien, chiflados primitivos!
Aurores montados en veloces escobas de carrera se descolgaron del cielo, zambulléndose directo hacia
ellos, débiles chispas de luz ya destellando hacia ellos pues eran disparados los primeros ataques.
¡Prestad atención!

205
"¡Protego Maximus!" gritó Bellatrix con una poderosa, voz rota, seguida por una agitada carcajada al
tiempo que un reluciente campo azul los rodeaba.
¿Ven ésto?
Del decadente pozo en el centro de Azkaban, más de cien Dementores se elevaron hacia el aire,
apareciendo para algunos como una gran masa de cadáveres, un cementerio volador; asemejando para
otro un conglomerado de ausencias que parecían formar un gran desgarro en el mundo mientras se
deslizaban en ascenso.
Ésto...
La voz de un mago antiguo y poderoso bramó un terrible conjuro, y un gran estallido de fuego blanco-
dorado surgió del hueco en la pared de Azkaban, sin forma por nada más un momento antes de
comenzar a producir alas.
Es...
Y los Aurores activaron el Maleficio Anti-Anti-Gravedad que había sido construido en los terrenos de
Azkaban, desactivando todos los hechizos de vuelo cuyo encantamiento no hubiera sido lanzado con la
frase código recientemente cambiada.
La ascensión en la escoba de Harry se apagó.
La gravedad, por otro lado, permaneció.
La elevación de su escoba se hizo lenta, empezando a desacelerar, iniciando el proceso de convertirse
en una caída.
Mi...
Sin embargo los encantamientos que mantenían la escoba apuntando en una dirección y que permitían
que se pudiera maniobrar, los encantamientos que mantenían a los jinetes pegados y de alguna manera
protegidos de la aceleración, esos encantamientos seguían funcionando.
¡ESCOBA!
Harry activó el mando de ignición del General Technics, modelo Berserker PFRC, Clase-N, compuesto
propulsor de amonio y perclorato, cohete de combustible sólido que había sido fusionado a su escoba
Nimbus X200 para dos personas.
Y hubo bullicio.

206
Capítulo 22
El Experimento de la Prisión Stanford, Curiosidad, Parte 9
...
Las escobas habían sido inventadas durante lo que un Muggle hubiera llamado la Edad Oscura,
supuestamente por una legendaria bruja de nombre Celestria Relevo, proclamada la tatara-tatara-nieta
de Merlín.
Celestria Relevo, o quien fuera la persona o grupo que había inventado realmente aquellos
encantamientos, no sabían ni una maldita cosa sobre los mecanismos Newtonianos.
Las escobas, por lo tanto, funcionaban bajo la física Aristotélica.
Iban hacia donde las apuntaras.
Si querías moverte directamente hacia adelante, las apuntabas directo hacia adelante; no te preocupabas
por mantener algo del impulso yendo hacia abajo para cancelar el efecto de la gravedad.
Si girabas en una escoba, toda su nueva velocidad estaba en la nueva dirección que estaba apuntando,
no iba hacia los lados basado en su anterior empuje.
Las escobas tenían máxima velocidad, no máxima aceleración. No por algo que ver con la resistencia al
aire, sino porque una escoba tenía algunos ímpetus Aristotélicos máximos que sus encantamientos
podían ejercer.
Harry nunca se había dado cuenta explícitamente de eso antes, a pesar de ser lo suficientemente diestro
como para conseguir las mejores calificaciones en clase de vuelo. Las escobas funcionaban tanto como
la mente humana instintivamente esperaban que funcionaran que su cerebro había logrado pasar por
alto su absurdidad física por entero. Harry, en su primer Jueves de lecciones de escoba, había estado
distraído por fenómenos que parecían más interesantes, palabras escritas sobre el papel y una bola
resplandeciente de color rojo. Así que su cerebro simplemente suspendió su incredulidad, marcó la
realidad de las escobas como aceptada, y procedió a divertirse, sin jamás llegar a pensar ni una vez la
pregunta cuya respuesta hubiera sido obvia. Porque es un triste hecho que sólo meditamos sobre una
pequeña fracción de todos los fenómenos que vamos encontrando...
Esa es la historia de cómo Harry James Potter-Evans-Verres fue casi asesinado por su propia falta de
curiosidad.
Porque los cohetes no funcionaban bajo la física Aristotélica.
Los cohetes no funcionaban como la mente humana instintivamente pensaba que debía funcionar el
vuelo.
Una escoba asistida por cohete, por lo tanto, no se movía como las escobas mágicas sobre las cuales
Harry era tan buen volador.
Nada de ésto pasó realmente por la mente de Harry en ese momento.
Por un lado, el más grande ruido que hubiera llegado a escuchar en toda su vida evitaba que incluso se
escuchara pensar a sí mismo.
Por otro lado, acelerar hacia arriba a cuatro veces la gravedad significaba que tenía más o menos dos

207
segundos y medio, en total, para ir desde el fondo hasta la cima de Azkaban.
Y aún si hubieran sido los dos segundos y medio más largos en la historia del Tiempo, eso no daba
mucho margen para pensar.
Nada más hubo tiempo para ver las luces de las maldiciones de los Aurores lanzándose a él, ladear
ligeramente la escoba para evadir, darse cuenta de que la escoba simplemente continuaba con la mayor
parte del mismo empuje en vez de ir en la dirección que apuntaba, y activar los conceptos sin
pronunciar de
*rayos*
y
*Newton*
después de lo cual Harry ladeó la escoba con mucha más fuerza y entonces empezaron a aproximarse a
la pared muy rápidamente así que la volvió a ladear de nuevo en otra dirección y hubo más luces
descendiendo y los Dementores estaban deslizándose suavemente hacia arriba junto con alguna clase
de criatura gigante alada hecha de flama blanco-dorada por lo que Harry torció la escoba de vuelta al
cielo pero aún seguía dirigiéndose a otra pared por lo que inclinó la escoba ligeramente y ya no estaba
acercándose mas estaba demasiado cerca por lo que la inclinó de nuevo y entonces los Aurores
distantes sobre sus escobas ya no estaban tan lejos y se iba a estrellar con una mujer por lo que giró su
escoba lejos de ella y al siguiente instante se dio cuenta que su cohete era un lanzallamas
extremadamente poderoso y en una fracción de segundo estaría apuntando directamente a la Auror así
que giró la escoba lateralmente al tiempo que seguía subiendo y no pudo recordar si estaba apuntando a
algún Auror pero al menos ya no le estaba apuntando a ella.
Harry falló otro Auror por un metro, pasando a su lado como un relámpago sobre un lanzallamas que
apuntaba lateralmente y moviéndose hacia arriba a, Harry deduciría después, alrededor de los 300
kilómetros por hora.
Si hubo más gritos de Aurores asados él no los escuchó, sin embargo ésto no era evidencia ni a favor ni
en contra, porque todo lo que Harry estaba escuchando en ese momento era un ruido extremadamente
abrumador.
Un par de segundos después más calmados si bien no silenciosos, no parecía haber ningún Auror
alrededor, o Dementores, o alguna criatura gigante de flamas y alada, y el vasto y terrible edificio de
Azkaban se veía increíblemente pequeño desde esa altura.
Harry puso la escoba en dirección al Sol, apenas visible a través de las nubes, no estaba alto en el cielo
a esa hora del día y del mes de invierno, y la escoba aceleró por otros dos segundos en esa dirección y
alcanzó una cantidad de velocidad sorprendente muy pronto antes de que el combustible sólido para
cohete se quemara por completo.
Tras eso, una vez que Harry se pudo escuchar a sí mismo pensar otra vez, cuando no hubo otra cosa
que el ulular del viento a causa de su ridícula velocidad, y los dedos de Harry sosteniendo la escoba y
asistidos con encantamientos que apenas estaban resistiendo el desacelerado arrastre de moverse mucho
más rápido que la velocidad terminal, fue ahí cuando Harry de hecho pensó en todas las cosas sobre los
mecanismos Newtonianos y la física Aristotélica y las escobas y los cohetes y la importancia de la
curiosidad y como nunca iba a hacer algo tan Gryffindor nunca más o al menos no hasta después de

208
aprender el secreto de la inmortalidad del Señor Oscuro y por qué había escuchado al Profesor Quirinus
"Te asseguro, niño, que no intentaría éssto ssi no anticipara mi propia ssupervivencia" Quirrell en vez
de al Profesor Michael "Hijo, si intentas cualquier cosa con cohetes por tu cuenta, me refiero a
cualquier cosa sin un profesional entrenado acompañándote, morirás y eso pondrá triste a Mamá"
Verres-Evans.
...
"¿QUÉ?" Le chilló Amelia al espejo.
...
El viento se había reducido hasta un nivel soportable a medida que la resistencia al aire los iba
haciendo más lentos, dando a Harry la gran oportunidad de escuchar el zumbido, el sonido de
campanilleo que pareció llenar todo su cerebro.
Se suponía que el Profesor Quirrell lanzaría un Encantamiento Silenciador sobre el escape del cohete...
aparentemente había limites a lo que un Encantamiento Silenciador podía hacer... en retrospectiva,
Harry debió Transformar un par de tapones para los oídos, no confiar únicamente en el Encantamiento
Silenciador, aunque probablemente eso no hubiera bastado tampoco...
Bueno, la magia sanadora probablemente tenía algo para tratar el daño permanente del oído.
No, realmente, la magia sanadora debía tener algo para tratar eso. Había visto estudiantes ir donde
Madam Pomfrey con heridas que sonaban mucho peor...
¿Hay alguna manera de trasplantar una personalidad imaginaria a la cabeza de alguien más?
Preguntó Hufflepuff. Ya no quiero seguir viviendo en la tuya.
Harry empujó todo a la parte trasera de su mente, en verdad no había nada que él pudiera hacer al
respecto ahora mismo. Había algo sobre lo que él debiera estar preocupado -
Entones Harry echó una mirada para atrás, recordando por primera vez revisar si Bellatrix o el Profesor
Quirrell habían sido tirados de la escoba.
Sin embargo la serpiente verde seguía en su arnés, y la demacrada mujer seguía aferrada a la escoba, su
cara todavía cargada con el insalubre color y sus ojos todavía brillantes y peligrosos. Sus hombros
seguían temblando como si ella estuviera riéndose de forma histérica, y sus labios se estaban moviendo
como si fuera a gritar, mas ningún sonido estaba saliendo -
Oh, cierto.
Harry se quitó la capucha de su capa, se tocó las orejas para dejarla saber que no la podía escuchar.
Tras lo cual Bellatrix agarró su varita, apuntó a Harry, y de repente el tintineo en sus orejas disminuyó,
la podía escuchar.
Un momento después se arrepintió de ello; las imprecaciones que ella estaba gritando a Azkaban, los
Dementores, los Aurores, Dumbledore, Lucius, Bartemy Crouch, algo llamado la Orden del Fénix, y
todo lo que se interpusiera en el camino de su Señor Oscuro, etcétera, no eran adecuados para los
espectadores más jóvenes y sensibles; y su risa estaba lastimando sus recién sanados oídos.
"Suficiente, Bella," Harry dijo finalmente, y su voz se detuvo al instante.

209
Hubo una pausa. Harry se volvió a cubrir la cabeza con la Capa, sólo por principio general; y se dio
cuenta en el mismo instante que ellos podrían tener telescopios allá abajo o algo por el estilo, en
retrospectiva quitarse la capucha por tan siquiera un momento había sido un movimiento
increíblemente tonto, esperaba que la misión entera no acabara de fallar por culpa de ese único error...
Realmente no servimos para ésto, ¿o sí? observó Slytherin.
Oye, Hufflepuff objetó por puro reflejo, no podemos tener la expectativa de hacer cualquier cosa
perfectamente la primera vez, probablemente necesitamos más práctica OLVIDA QUE YO
PRONUNCIÉ TAL COSA.
Harry miró de nuevo hacia atrás, vio a Bellatrix mirando alrededor con una confundida, inquisitiva
mirada sobre su rostro. Su cabeza seguía girando, girando.
Y finalmente Bellatrix preguntó, su voz más baja, "Mi Señor, ¿dónde estamos?"
¿A qué te refieres? Fue lo que Harry hubiera querido replicar, sin embargo el Señor Oscuro nunca
admitiría no comprender algo, por lo que Harry espetó, con sequedad, "Estamos sobre una escoba."
¿Acaso cree que está muerta, que ésto es el Cielo?
Las manos de Bellatrix seguían atadas a la escoba, por lo que nada más un dedo se movió y apuntó
cuando habló, "¿Qué es eso?"
Harry siguió la dirección del dedo y contempló... nada en particular, de hecho...
Entonces Harry se dio cuenta. Tras ascender muy alto, no había ninguna nube para mantenerlo
escondido.
"Ese es el Sol, Bella querida."
Salió grandiosamente controlado, el Señor Oscuro sonando con calma perfecta y quizá un poco de
impaciencia con ella, incluso cuando las lagrimas empezaron a descender por las mejillas de Harry.
En el frío sin fin, dentro de la más total oscuridad, el Sol de seguro habría sido...
Una memoria feliz...
La cabeza de Bellatrix siguió girando.
"¿Y esas cosas almidonadas?" ella indagó.
"Nubes."
Hubo una pausa, y entonces Bellatrix añadió, "¿Pero qué es lo que son?"
Harry no le respondió, no había manera de que su voz estuviera firme, todo lo que podía hacer era
mantener su respiración perfectamente regular mientras lloraba.
Tras un rato, Bellatrix respiró, tan suavemente que Harry casi no la oye, "Lindas..."
Su cara se relajó lentamente, el color abandonando su palidez casi tan pronto como había aparecido.
Su esquelético cuerpo se desparramó contra la escoba.
La varita prestada colgó sin vida de la correa atada a su mano inmóvil.

210
TIENES QUE ESTAR BROMEANDO -
La mente de Harry recordó entonces, que la poción Pimentónica venía con un costo; Bellatrix dormirá
por un conssiderable tiempo, el Profesor Quirrell había explicado.
Y en el mismo instante otra parte de Harry se convenció por completo, al volver a contemplar a la
demacrada mujer blanca como la tiza, pareciendo más muerta bajo la brillante luz solar que cualquier
otra cosa que Harry hubiera visto antes con vida, que ella estaba muerta, que acababa de pronunciar su
última palabra, que el Profesor Quirrell no había calculado bien la dosis -
- o había sacrificado deliberadamente a Bellatrix para proteger su propio escape -
¿Está respirando?
Harry no podía ver si estaba respirando.
No había forma, sobre la escoba, de alcanzarla y tomar su pulso.
Harry miró hacia adelante para asegurarse de que no se iban a estrellar contra alguna roca voladora,
siguió inclinando la escoba hacia al Sol, el niño invisible y la mujer posiblemente muerta cabalgando
hacia el atardecer, mientras que sus dedos agarraron la madera con tanta fuerza que se pusieron
blancos.
No podía alcanzarla y realizar respiración artificial.
No podía usar nada de su equipo sanador.
¿Confiar en que el Profesor Quirrell no la había puesto en peligro?
Extraño, era extraño, que aún creyendo de forma genuina que el Profesor Quirrell no tenía intención de
asesinar al Auror (porque hubiera sido estúpido), considerar los argumentos del Profesor de Defensa en
sí mismo ya no lo tranquilizaban.
Entonces se le ocurrió a Harry que tenía que revisar -
Harry miró hacia atrás, y siseó, "¿Professor?"
La serpiente no se retorció dentro del arnés, y no dijo palabra alguna.
...tal vez la serpiente, al no ser un verdadero jinete, no había sido protegido de la aceleración. O quizá
acercarse demasiado a los Dementores sin un escudo, aunque fuera por un momento en forma de
Animago, había dejado inconsciente al Profesor de Defensa.
Eso no era bueno.
Era el Profesor Quirrell quien tenía que informar a Harry cuando era seguro usar el traslador.
Harry inclinó la escoba con dedos emblanquecidos, y pensó, pensó con mucho esfuerzo durante una
pequeña cantidad de tiempo sin mesurar, durante la cual Bellatrix podría o no haber estado respirando,
durante la cual el propio Profesor Quirrell podría no haber estado respirando desde un rato aún más
largo.
Y Harry decidió que mientras era posible recuperarse del error de desperdiciar el traslador en su
posesión, no era posible recuperarse del error de permitir que un cerebro estuviera demasiado tiempo
sin oxigeno.

211
Por lo que Harry cogió el siguiente traslador en la secuencia que estaba dentro de su monedero, al
tiempo que redujo la velocidad de la escoba hasta detenerse en el brillante aire azul (Harry no sabía,
cuando lo consideró, si la habilidad de un traslador para ajustarse sobre la rotación de la Tierra también
incluía la habilidad de igualar la velocidad en general con sus nuevos alrededores), tocó la escoba con
el traslador, y...
Harry hizo una pausa, sosteniendo todavía la rama, la compañera de la rama que él había partido lo que
parecía hace dos semanas. De repente sintió una reluctancia; su cerebro parecía haber aprendido la
regla, por algún proceso operante de condicionamiento puramente neuronal, que Partir las Ramas Es
Una Mala Idea.
Sin embargo eso no era realmente lógico, por lo que Harry partió la rama de todos modos.
...
Hubo una explosión estruendosa desde el otro lado de la cercana puerta de metal, causando que Amelia
dejara caer el espejo que sostenía y diera la vuelta con la varita en la mano, y entonces esa puerta
estalló para revelar a Albus Dumbledore, de pie y frente a un gran hueco humeante en la pared de la
prisión.
"Amelia," explicó el mago anciano. No había trazo de su acostumbrada ligereza, sus ojos eran duros
como zafiros debajo de sus gafas de media luna. "Debo abandonar Azkaban y debo hacerlo ahora.
¿Hay alguna manera más rápida que una escoba para salir del área de las protecciones?"
"No -"
"Entonces demando tu escoba más rápida, ¡de inmediato!"
El lugar en donde Amelia quería estar era con la Auror que había sido lastimada por ese Fuego
Demoníaco o lo que fuera que hubiera sido.
Lo que ella necesitaba hacer era descubrir lo que Dumbledore ya sabía.
"¡Ustedes!" la bruja anciana le ladró al equipo a su alrededor. "Sigan limpiando los corredores hasta
que lleguen al fondo, podría ser que no todos ellos hayan escapado!" Y entonces, para el mago anciano,
"Dos escobas. Puedes informarme en cuanto estemos en el aire."
Se produjo un concurso de miradas, pero no fue uno largo.
...
Un agobiante y fuerte jalón atrapó el abdomen de Harry, considerablemente más fuerte que el jalón que
lo transportó a Azkaban, y en ésta ocasión la distancia recorrida fue tan grande como para que pudiera
escuchar un instante de silencio, observar el oculto espacio entre espacios, la grieta entre un lugar y
otro.
...
El Sol, que había iluminado a los dos por un breve momento, fue rápidamente oculto por nubes de
lluvia cuando salieron disparados muy lejos de Azkaban, en la dirección del viento y más veloces que
el viento.
"¿Quién está detrás de ésto?" gritó Amelia a la escoba volando a su lado.

212
"Una de dos personas," Dumbledore dijo a su vez, "Desconozco, en éste instante, quién. Si es el
primero, entonces estamos en problemas. Si es el segundo, todos nosotros estamos en problemas aún
más grandes."
Amelia no desperdició aliento suspirando. "¿Cuándo lo sabrás?"
La voz del mago anciano era severa, calmada y de alguna manera se elevaba por encima del viento.
"Tres cosas necesita para la perfección, si es el primero: La carne del sirviente más fiel del Señor
Oscuro, la sangre del más grande enemigo del Señor Oscuro, y acceso a una cierta tumba. Había
pensado que Harry estaba seguro, que su intento contra Azkaban fracasaría – aunque de todos modos
puse guardias sobre él – mas ahora en verdad tengo miedo. Él tiene acceso al Tiempo, alguien con un
Giratiempo está enviando mensajes para él; y sospecho que el intento de secuestro contra Harry Potter
tuvo lugar hace un par de horas. Razón por la cual todavía no hemos escuchado sobre ello, al estar en
Azkaban donde el Tiempo no puede atarse consigo mismo. Ese pasado ocurrió después de nuestro
propio futuro, verás."
"¿Y si es el segundo?" exclamó Amelia. Lo que ya había escuchado parecía ser bastante preocupante de
por sí; eso sonaba como el más oscuro de los rituales Oscuros, y centrado alrededor del mismísimo y
muerto Señor Oscuro.
El mago anciano, con rostro incluso más grave, no pronunció palabra, nada más sacudió su cabeza.
...
Cuando el jalón del traslador hubo amainado, el Sol apenas estaba asomándose por encima del
horizonte, pareciendo más ocaso que amanecer, y su escoba flotaba no muy alto sobre una extensión de
arena y rocas de color naranja-oscuro, acomodadas en colinas grumosas como si alguien hubiera
amasado la masa de la tierra y luego se hubiera olvidado de que la tenía que desenrollar para poderla
aplanar. En la distancia cercana, las olas se meneaban en una interminable vista de agua, aunque la
tierra sobre la cual la escoba levitaba estaba por encima del mar al menos por unos metros.
Harry parpadeó ante los colores del ocaso, y se dio cuenta que el traslador había sido internacional.
"¡Anda!" surgió un enérgico, femenino grito detrás suyo, y Harry giró sobre la escoba para observar.
Una dama de mediana edad estaba sosteniendo una mano sobre la boca en un deliberado gesto de
llamada, y aproximándose rebosante. Sus bondadosos rasgos, ojos estrechos, y piel ocre oscura
marcaban una raza que no era familiar para Harry; estaba revestida con una túnica purpura brillante de
un estilo que Harry no había visto antes; y cuando sus labios se abrieron de nuevo ella habló con un
acento que Harry no pudo ubicar, pues él no había viajado mucho. "¿Dónde estabas? ¡Llegas con dos
horas de retraso! Casi me rendí contigo... ¿Hola?"
Hubo una breve pausa. Los pensamientos de Harry se movieron con extrañeza, demasiado lentos, todo
se sentía distante, como si hubiera un grueso vidrio de cristal entre él y el mundo, y otro grueso vidrio
de cristal entre él y sus sentimientos, por lo que podía ver, mas no tocar. Había caído sobre él tras ver la
luz del ocaso y a la amable bruja, y pensar que todo parecía un final apropiado para la aventura.
Entonces la bruja se adelantó corriendo y sacando su varita; una palabra murmurada cortó las esposas
que ataban a la demacrada mujer a la escoba, y Bellatrix fue bajada flotando sobre la arenosa roca con
sus brazos de esqueleto y piernas pálidas colgando como cosas sin vida. "Oh, Merlín," susurró la bruja,
"Merlín, Merlín, Merlín..."

213
Parece preocupada, pensó una abstracta, cosa distante entre dos vidrios de cristal. ¿Es eso lo que
pronunciaría una sanadora real, o es lo que diría alguien a quien le pidieron actuar como tal?
Como si no fuera Harry quien habló, sino otra parte de él que provenía de otro vidrio de cristal, un
susurro surgió de sus labios. "La serpiente verde sobre su espalda es un Animago." No era un susurro
agudo, ni frío, sólo calmado. "Está inconsciente."
La cabeza de la bruja se sacudió, para mirar hacia donde parecía que hablaba una voz donde no había
más que aire, y luego bajó los ojos de regreso a Bellatrix. "Usted no es el Señor Jaffe."
"Ese sería el Animago," murmuraron los labios de Harry. Oh, pensó el Harry detrás del vidrio,
escuchando el sonido de sus propios labios, eso tiene sentido; el Profesor Quirrell debe haber usado un
nombre diferente.
"Desde cuándo es él un – bah, olvídalo." La bruja apoyó su varita sobre la nariz de la serpiente por un
momento, entonces sacudió su cabeza con agudeza. "Nada mal con él que un día de descanso no vaya a
curar. Ella..."
"¿Puede despertarlo ya?" murmuraron los labios de Harry. ¿Es esa una buena idea? Pensó Harry, pero
sus labios definitivamente lo creían así.
Otra vez el agudo movimiento de cabeza. "Si un Innervate no funcionó con él -" inició la bruja.
"Yo no intenté uno," susurraron los labios de Harry.
"¿Qué? Por qué - oh, no importa. Innervate."
Hubo una pausa, y entonces una serpiente lentamente se arrastró por fuera de su arnés. Despacio la
cabeza de la serpiente se levantó, para observar sus alrededores.
Un borrón después, el Profesor Quirrell estaba de pie, y un momento después se había hundido sobre
sus rodillas.
"Acuéstate," dijo la bruja sin levantar la mirada de Bellatrix. "¿Estás completo allí, Jeremy?"
"Sí," declaró el Profesor de Defensa con voz muy ronca, al tiempo que se acostó con cuidado sobre un
pedazo de naranja roca arenosa relativamente plano. No estaba tan pálido como Bellatrix, sin embargo
a su cara le faltaba sangre bajo la tenue luz del ocaso. "Saludos, Señorita Camblebunker."
"Te pedí," replicó la bruja, con voz afilada y una ligera sonrisa sobre su rostro, "que me llamaras
Crystal, ésto no es Bretaña y no tendremos nada de tu formalidad por aquí. Y ahora es Doctora, no
Señorita."
"Mis disculpas, Doctora Camblebunker." Ésto fue seguido por una carcajada seca.
La sonrisa de la bruja se hizo un poco más ancha, su voz mucho más afilada. "¿Quién es tu amigo?"
"No necesitas saberlo." Los ojos del Profesor de Defensa estaban cerrados, mientras yacía sobre el
suelo.
"¿Qué tan mal fue?"
Con mucha sequedad en efecto: "Puedes leer sobre ello mañana en cualquier periódico con una sección
internacional."

214
La varita de la bruja estaba dando golpes ligeros por aquí, y por allá, pinchando y auscultando por todo
el cuerpo de Bellatrix. "Te extrañé, Jeremy."
"¿En verdad?" replicó el Profesor de Defensa, sonando ligeramente sorprendido.
"Ni siquiera un poco. Si no fuera porque estoy en deuda contigo -"
El Profesor de Defensa empezó a reír, y luego se convirtió más en una tos ahogada.
¿Qué piensas? Le habló Slytherin al Crítico Interno, mientras Harry escuchaba detrás de las paredes de
cristal. ¿Actuación, o realidad?
No puedo decirlo, comentó el Crítico Interno de Harry. No estoy en mi mejor forma crítica en éste
momento.
¿Puede alguien pensar en una buena maniobra para reunir más información? Solicitó Ravenclaw.
De nuevo el susurro proveniente del aire vacío encima de la escoba: "¿Cuáles son las probabilidades de
deshacer todo lo que le hicieron a ella?"
"Oh, vamos a ver. ¿Legeremancia y rituales Oscuros desconocidos, sufridos durante diez años para que
se cimentaran, seguido por diez años de exposición a los Dementores? ¿Deshacer eso? Estás por fuera
de tus cabales, Señor Quien-Quiera-Que-Seas. La pregunta es si queda algo, y diría que tal vez hay una
oportunidad de una en tres -" La bruja de repente se interrumpió. Su voz, cuando habló de nuevo, era
más sosegada. "Si fuiste su amigo, antes... entonces no, nunca la vas a recuperar. Es mejor que
comprendas eso ahora."
Voy a votar por actuación, opinó el Crítico Interno. Ella no expondría todo eso en respuesta a una sola
pregunta a menos que estuviera esperando una oportunidad para ello.
Anotado, pero voy a poner poco peso de confianza en eso, manifestó Ravenclaw. Es muy difícil no
dejar que tus sospechas controlen tu percepción cuando intentas sopesar evidencia así de sutil.
"¿Qué poción le diste?" la bruja preguntó abriendo la boca de Bellatrix y echando un vistazo adentro,
su varita resplandeciendo con múltiples colores de iluminación.
El hombre que yacía en el suelo contestó con calma, " Pimentónica -"
"¿Estabas demente acaso?"
Otra vez la risa con tos.
"Ella dormirá durante una semana si tiene suerte," la bruja pronunció, y chasqueó su lengua. "Te
enviaré un búho cuando abra los ojos, supongo, para que puedas regresar y convencerla para que haga
ese Juramento Inquebrantable. ¿Tienes algo que impida que me asesine en cuanto me vea, si es que se
las arregla para moverse antes de que pase un mes?"
El Profesor de Defensa, ojos aún cerrados, sacó una hoja de papel de su túnica; un momento después,
empezaron a aparecer palabras sobre dicho papel, acompañadas por diminutas volutas de humo.
Cuando el humo dejó de alzarse, el papel flotó hacia la mujer.
La mujer observó el papel con las cejas alzadas, soltó un bufido sardónico. "Mejor que ésto funcione,
Jeremy, o mi última voluntad y testamento dirá que todo lo que poseo se convertirá en una recompensa
por tu cabeza. Y hablando de ello -"

215
El Profesor de Defensa metió de nuevo la mano entre su túnica y le arrojó a la bruja una bolsa que
producía un sonido metálico. La bruja lo atrapó, lo sopesó, hizo un ruido de complacimiento.
Entonces se levantó, y la mujer pálida y esquelética flotó del suelo para ponerse a su lado. "Voy a
regresar," informó la bruja. "No puedo iniciar mi trabajo aquí."
"Espera," pidió el Profesor de Defensa, y con un gesto retiró su varita del arnés y de la mano de
Bellatrix. Entonces con su varita en mano apuntó a Bellatrix, y la movió en un pequeño gesto circular,
acompañada por un "Obliviate" dicho en voz baja.
"Eso es todo," espetó la bruja, "me la llevo lejos de aquí antes de que cualquiera le haga más daño -"
Uno de sus brazos abrazó la huesuda forma de Bellatrix Black por un lado, y las dos desaparecieron
con el sonoro crujido de la Aparición.
Y hubo silencio en ese espacio grumoso, excepto por la gentil acometida de las olas al pasar, y una
pequeña brisa de viento.
Creo que la actuación ha acabado, manifestó el Crítico Interno. Le doy dos estrellas y media de cinco
posibles. Probablemente ella no es una actriz muy experimentada.
¿Me pregunto si un sanador real parecería más falso que un actor al que se le pidiera interpretar uno?
Se preguntó Ravenclaw.
Como ver un programa de televisión, así fue como lo sentí, como ver un programa de televisión con
personajes con los que no pudiste tener empatía, eso fue todo lo que pude ver y sentir detrás de las
paredes de cristal.
De alguna manera, Harry se las arregló para mover sus propios labios, enviar su propia voz dentro del
aire que todavía era de ocaso, y estuvo sorprendido de escuchar su propia inquietud. "¿Cuántas
personas diferentes eres, de todos modos?"
El pálido hombre que yacía en el suelo no sonrió, sin embargo desde la escoba los ojos de Harry vieron
los lados de los labios del Profesor Quirrell curvarse hacia arriba, el previo a esa familiar y sardónica
sonrisa. "No puedo afirmar que me haya tomado el trabajo de mantener la cuenta. ¿Cuántas eres tú?"
No debió sacudir tanto el interior de Harry, escuchar esa respuesta, y aún así se sintió – sintió –
inestabilidad, como si su propio centro hubiera sido substraído -
Oh.
"Disculpe," declaró la voz de Harry. Ahora se oía tan distante y despegada como el propio y
desvanecido Harry se sentía. "Voy a desmayarme en unos pocos segundos, creo."
"Usa el cuarto traslador que te di, el que dije que sería nuestro refugio de emergencia," sugirió el
hombre yaciendo sobre el suelo, con calma mas sin perder tiempo. "Será más seguro allí. Y prosigue
vistiendo tu capa."
La mano libres de Harry retiró otra rama de su monedero y la partió en dos.
Hubo otro jalón de traslador, largamente internacional, y entonces él estuvo en algún lugar a oscuras.
"Lumos," hablaron los labios de Harry, alguna parte de él buscaba que todo fuera seguro.
Estaba dentro de lo que parecía una bodega Muggle, una abandonada.

216
Las piernas de Harry se bajaron de la escoba, se acostó sobre el piso. Sus ojos cerrados, y alguna
fracción ordenada de sí mismo permitió que su luz se apagara, antes de que la oscuridad lo tomará a él.
...
"¿A dónde vas a ir?" gritó Amelia. Ya casi estaban por fuera de las protecciones.
"De regreso en el tiempo para proteger a Harry Potter," contestó el mago anciano, y antes de que
Amelia pudiera abrir sus labios para preguntarle si quería ayuda, ella sintió que cruzaron el limite de las
protecciones.
Hubo una explosión de Aparición, y el mago y el fénix desaparecieron, dejando la escoba prestada atrás
de ellos.

217
Capítulo 23
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 10
...
"Despierta."
Los ojos de Harry se abrieron a toda prisa pues se despertó con un jadeo asfixiante, un sacudido inicio
para su cuerpo prono. No podía recordar sueño alguno, tal vez su cerebro había estado demasiado
exhausto para soñar, parecía que acababa de cerrar sus ojos y luego escuchado esa palabra al momento
siguiente.
"Debes despertar," dijo la voz de Quirinus Quirrell. "Te dí tanto tiempo como pude, pero sería sabio
guardar al menos un uso de tu Giratiempo. Pronto debemos regresar cuatro horas al Lugar de Mary,
aparentando en toda manera que no hemos hecho nada interesante este día. Deseaba hablar contigo
antes de eso."
Harry lentamente se sentó en el medio de la oscuridad. Su cuerpo dolía, y no solamente en los lugares
donde había yacido sobre el duro concreto. Las imágenes se tropezaban unas con otras en su memoria,
todo su cerebro inconsciente había estado demasiado cansado para descartar todo en una pesadilla
propiamente dicha.
Doce terribles vacíos flotando y descendiendo por un corredor de metal, deslustrando el metal a su
alrededor, luz disminuida y temperatura cayendo a medida que los vacíos procuraban succionar toda la
vida de éste mundo -
Piel blanca como la tiza, estirada justo por encima del hueso que había quedado después de que la grasa
y el musculo hubieran desaparecido -
Una puerta de metal -
La voz de una mujer -
No, no era mi intención, por favor no mueras -
Ya no puedo recordar los nombres de mis hijos -
No te vayas, no te lo lleves, no no no -
"¿Qué era ese lugar?" Harry preguntó con voz ronca, con una voz empujada por fuera de su garganta
como agua forzada a través de una tubería demasiado delgada, en la oscuridad casi sonaba como la rota
voz que había tenido Bellatrix Black. "¿Qué era ese lugar? ¡Eso no era una prisión, eso era un
INFIERNO!"
"¿Infierno?" comentó la calmada voz del Profesor de Defensa. "¿Te refieres a la fantasía de castigo
Cristiana? Supongo que hay una similitud."
"Cómo - " La voz de Harry estaba bloqueada, había algo enorme hospedado en su garganta. "Cómo –
cómo pueden ellos - " Personas habían construido ese lugar, alguien había hecho Azkaban, lo habían
hecho a propósito, lo habían hecho deliberadamente, esa mujer, ella tenía hijos, niños que no
recordaría, algún juez había decidido que eso le pasara a ella, alguien había necesitado arrastrarla
dentro de esa celda y bloqueado la puerta mientras ella gritaba, alguien la había alimentado cada día y

218
se había alejado sin dejarla salir -
"¿CÓMO PUEDEN LAS PERSONAS HACER ESO?"
"¿Por qué no deberían?" replicó el Profesor de Defensa. Una pálida luz azul iluminaba la bodega, en
aquel momento, enseñando un alto, cavernoso techo de concreto, y un polvoriento piso de concreto; y
al Profesor Quirrell sentándose algo distante de Harry, apoyando su espalda contra una pared pintada;
la pálida luz azul convertía las paredes en una superficie glaciar, el polvo en el piso en nieve moteada, y
al hombre delante suyo en una escultura de hielo, envuelto en la oscuridad en las partes cubiertas por su
túnica. "¿De qué uso son los prisioneros de Azkaban para ellos?"
La boca de Harry se abrió para graznar. Ninguna palabra salió.
Una débil sonrisa torció los labios del Profesor de Defensa. "Sabe, Sr. Potter, si Aquel-Que-No-Debe-
Ser-Nombrado hubiera llegado a gobernar sobre la Bretaña Mágica, y construido un lugar como
Azkaban, la habría construido porque disfrutaba ver sufrir a sus enemigos. Y si en vez de eso él hubiera
empezado a encontrar su sufrimiento desagradable, por la razón que fuera, habría ordenado que
Azkaban fuera destrozada al día siguiente. En cuanto a aquellos que sí hicieron Azkaban, y aquellos
que no la destruyeron, mientras pregonan sublimes sermones e imaginan que ellos mismos no son
villanos... bueno, Sr. Potter, creo que si tuviera la elección de tomar té con ellos, o de tomar té con
Quien-Usted-Sabe, encontraría mis sensibilidades menos ofendidas por el Señor Oscuro."
"No lo comprendo," Harry dijo, su voz temblaba, había leído sobre el clásico experimente de la
psicología de las prisiones, los ordinarios estudiantes de universidad que se habían convertido en
sádicos tan pronto como les fue asignado el rol de guardas de prisión; sólo que ahora él se daba cuenta
que el experimento no había examinado la pregunta correcta, la pregunta que era la más importante, no
habían observado a la gente clave, no los guardas de prisión sino todos los demás, "Realmente no
entiendo, Profesor Quirrell, cómo pueden las personas quedarse ahí y permitir que esto pase, por qué el
país de Bretaña mágica está haciendo esto -" la voz de Harry se detuvo.
Los ojos del Profesor de Defensa aparecían del mismo color que siempre, bajo la pálida luz azul, pues
la luz era del mismo color que los irises de Quirinus Quirrell, esas esquirlas de hielo que nunca se
derretían. "Bienvenido, Sr. Potter, a su primer encuentro con las realidades políticas. ¿Qué tienen las
desdichadas criaturas dentro de Azkaban para ofrecer a cualquier facción? ¿Quién se beneficiaría de
ayudarlas? Un político que abiertamente se aliará con ellos sería asociado con criminales, con la
debilidad, con cosas desagradables que las personas prefieren no pensar. Alternativamente, los políticos
podrían demostrar su fuerza y crueldad al pedir sentencias más largas; hacer una muestra de fuerza
requiere una victima a la que puedas aplastar bajo tus pies, después de todo. Y la población aplaude,
porque su instinto es apoyar al ganador." Una fría y divertida carcajada. "Vera usted, Sr. Potter, nadie
cree que ellos mismos irán a Azkaban, así que no ven daño para ellos mismos. En cuanto a lo que hacen
a otros... ¿Supongo que alguna vez le enseñaron que las personas se preocupan por ese tipo de cosas?
Es una mentira, Sr. Potter, a las personas no les importa en lo más mínimo, y de no ser porque usted
tuvo una infancia muy resguardada ya lo habría notado hace un largo tiempo. Consuélese a sí mismo
con esto: aquellos que ahora son prisioneros en Azkaban votaron por los mismos Ministros de Magia
que solicitaron que sus celdas se movieran más cerca de los Dementores. Admito, Sr. Potter, que veo
poca esperanza para la democracia como una forma efectiva de gobierno, pero admiro la poesía de
cómo hace que sus víctimas sean cómplices en su propia destrucción."

219
El recientemente coherente ser de Harry amenazaba con destrozarse en fragmentos otra vez, las
palabras cayendo como martillazos sobre su conciencia, haciéndolo retroceder, paso a paso, hacia el
precipicio donde acechaba algún vasto abismo; y él estaba intentando salvarse a sí mismo, con alguna
ingeniosa replica que pudiera refutar las palabras, pero la replica no surgía.
El Profesor de Defensa observó a Harry, su mirada reflejando más curiosidad que autoridad. "Es muy
simple, Sr. Potter, comprender cómo Azkaban fue construido, y cómo continua siendo. A los hombres
les importa lo que, ellos mismos, esperan sufrir o ganar; y por tanto tiempo han esperado no repetirlo
sobre ellos mismos, que su crueldad y descuido no tiene limites. Todos los otros magos de éste país no
son tan diferentes por dentro de aquel que juró gobernar sobre ellos, Quien-Usted-Sabe; lo único que a
ellos les hace falta es su poder y su... franqueza."
Las manos del niño estaban apretadas en puños tan cerrados que las uñas estaban cortando sus palmas,
si sus dedos eran blancos o su rostro pálido no se podía ver, pues la reducida luz azul lanzaba hielo o
sombra sobre todo eso. "Usted una vez me ofreció apoyo si mi ambición era convertirme en el
siguiente Señor Oscuro. ¿Es ese el por qué, Profesor?"
El Profesor de Defensa inclinó su cabeza, una fina sonrisa sobre sus labios. "Aprenda todo lo que tengo
para enseñarle, Sr. Potter, y con el tiempo usted dominará éste país. Entonces usted podrá desgarrar la
prisión que la democracia construyó, si encuentra que Azkaban todavía ofende sus sensibilidades. Le
guste o no, Sr. Potter, el día de hoy usted ha visto que su propia voluntad entra en conflicto con la
voluntad del pueblo de éste país, y que usted no baja la cabeza y no se rinde ante sus decisiones cuando
eso ocurre. Así que para ellos, lo sepan o no, y sea que usted lo reconozca o no, usted es su próximo
Señor Oscuro."
Bajo la monocromática luz, imperturbable, tanto el niño como el Profesor de Defensa parecían estáticas
esculturas de hielo, los irises de sus ojos reducidos a colores similares, viéndose como la misma
persona bajo esa luz.
Harry contempló directamente aquellos ojos pálidos. Todas las preguntas largamente suprimidas, las
que él se había convencido que ponía en espera hasta los Idus de Mayo. Eso había sido una mentira,
Harry lo sabía ahora, un auto-engaño, él había guardado silencio por temor de lo que pudiera escuchar.
Y ahora todo salía de sus labios, todo al mismo tiempo. "En nuestro primer día de clases, usted procuró
convencer a mis compañeros de que yo era un asesino."
"Usted lo es." Animadamente. "Mas si su pregunta es por qué se los conté a ellos, Sr. Potter, la
respuesta es que usted hallará que la ambigüedad es una gran aliada en su camino hacia el poder. De
una señal de Slytherin un día, y contradiga aquella señal con otra de Gryffindor al día siguiente; y los
Slytherins serán capaces de creer lo que desean, mientras que los Gryffindors discutirán consigo
mismos para apoyarlo también. Siempre y cuando haya incertidumbre, las personas pueden creer lo que
parezca ser para su propia ventaja. Siempre y cuando usted aparezca fuerte, siempre y cuando parezca
estar ganando, sus instintos les dirán que su ventaja yace con usted. Camine siempre entre las sombras,
y tanto la luz como la oscuridad lo seguirán."
"Y," dijo el niño, su voz controlada, "¿qué quiere obtener usted de todo esto?"
El Profesor Quirrell se había apoyado más contra la pared donde se había sentado, poniendo su cara en
las sombras, sus ojos cambiando del pálido hielo a las rendijas oscuras más propias de su forma de
serpiente. "Deseo que Bretaña se vuelva más fuerte bajo un líder fuerte; ese es mi deseo. En cuanto a

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mis razones para ello," el Profesor Quirrell sonrió sin alegría, "creo que permanecerán conmigo."
"La sensación de destrucción que siento alrededor suyo." Las palabras se iban volviendo más difíciles
de pronunciar, pues el tema iba danzando cada vez más cerca hacia algo terrible y prohibido. "Usted
siempre supo que significaba."
"Tenía varias suposiciones," comentó el Profesor Quirrell, su expresión era inescrutable. "Y no revelaré
todo lo que deduje. Pero si te diré por lo menos lo siguiente: es tu destrucción la que se asoma cuando
nos acercamos, no la mía."
Por una vez el cerebro de Harry se las arregló para marcar esto como una afirmación cuestionable y una
posible mentira, en vez de creer todo lo que había escuchado. "¿Por qué a veces se convierte en un
zombi?"
"Razones personales," respondió el Profesor Quirrell sin nada de humor en la voz.
"¿Cuál fue su motivo ulterior para rescatar a Bellatrix?"
Hubo un breve silencio, durante el cual Harry procuró con esfuerzo controlar su respiración,
mantenerla estable.
Finalmente el Profesor de Defensa se encogió de hombros, como si no fuera importante. "Todo al
respecto lo he dicho para usted, Sr. Potter. Le conté todo lo que necesitaba saber para deducir la
respuesta, de haber sido usted lo suficiente maduro para considerar de primera esa obvia pregunta.
Bellatrix Black era la sirviente más poderosa del Señor Oscuro, su lealtad era la más confiable; ella era
la única persona con la mayor probabilidad de que se le entregara alguna parte de las artes ocultas de
Slytherin que debieron ser para usted."
Lentamente la ira trepó sobre Harry, lenta la cólera, algo terrible empezando a hervir en su sangre, en
unos cuantos momentos él diría algo que no debería salir de su boca mientras los dos estuvieran a solas
en una bodega abandonada -
"Sin embargo ella era inocente," prosiguió el Profesor de Defensa. No estaba sonriendo. "Y el grado
hasta el cual todas sus opciones le fueron arrebatadas, es tan grande que ella nunca tuvo una
oportunidad de sufrir por sus propios errores... me resulta aquello excesivo, Sr. Potter. Si ella no le
cuenta nada que pueda usar -" El Profesor de Defensa volvió a encogerse de hombros ligeramente. "No
consideraré que fue este un día de trabajo desperdiciado."
"Que altruista de su parte," Harry espetó con frialdad. "Si todos los magos son por dentro como Quien-
Usted-Sabe, ¿es usted una excepción a eso, entonces?"
Los ojos del Profesor de Defensa seguían dentro de la sombra, oscuros pozos que no podían ser
penetrados. "Diga que es un capricho, Sr. Potter. A veces me ha divertido jugar la parte de un héroe.
Quien sabe si Quien-Usted-Sabe afirmaría lo mismo."
Harry abrió su boca una última vez -
Y descubrió que no podía hablar, no podía realizar la pregunta final, la última y más importante
cuestión, no podía hacer que salieran las palabras. Aún cuando rehusarse de ese modo era prohibido
para alguien racional, pues por todo lo que había recitado la Letanía de Tarski o la Letanía de Gendlin o
jurado que todo lo que pudiera ser destruido por la verdad debería serlo, en ese único momento, no
pudo obligarse a sí mismo a decir su última pregunta en voz alta. A pesar de saber que estaba pensando

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de manera incorrecta, aún cuando se suponía que él debía ser mejor que esto, a pesar de todo no pudo
pronunciarlo.
"Ahora es mi turno de interrogarte." La espalda del Profesor Quirrell se separó de la pared glacial
pintada de concreto donde se había apoyado. "Me estaba preguntando, Sr. Potter, si usted tenía algo
para decir sobre el hecho de casi asesinarme y arruinar nuestros esfuerzos mutuos. Entiendo que una
disculpa, en tales casos, es considerada una señal de respeto. Sin embargo usted no me ha ofrecido
ninguna. ¿Es que acaso no sabe cómo hacerlo, Sr. Potter?"
El tono era calmado, el silencioso filo tan fino y cortante que te cortaría por la mitad antes de darte
cuenta que te estaban asesinando.
Y Harry simplemente observó al Profesor de Defensa con ojos fríos que nunca retrocederían ante nada;
ni siquiera ante la muerte, de ahora en adelante. Ya no estaba en Azkaban, ya no le tenía miedo a la
parte suya que no le tenía miedo a nada; y la sólida piedra preciosa que era Harry había rotado para
enfrentarse al estrés, girando con suavidad de una faceta a otra, de la luz hacia la oscuridad, del calor al
frio.
¿Una táctica calculada de su parte, para hacerme sentir culpable, ponerme en una posición donde me
debo subyugar?
¿Emoción genuina de su parte?
"Ya veo," comentó el Profesor Quirrell. "Supongo que eso responde -"
"No," lo interrumpió el niño con una helada, compuesta voz, “usted no va a controlar la conversación
tan fácilmente, Profesor. Llegué a considerables extremos para protegerlo a usted y sacarlo de Azkaban
a salvo, después de que pensé que usted había intentado asesinar a un oficial de policía. Eso incluyó
encarar a doce Dementores sin un Encantamiento Patronus. Me pregunto, de haberme disculpado
cuando usted lo demandó, ¿habría usted dicho gracias a cambio? ¿O estoy en lo correcto al pensar que
era mi sumisión lo que usted demandaba, y no solamente mi respeto?"
Hubo una pausa, y luego la voz del Profesor Quirrell surgió en replica, abiertamente helada y con
peligro que no era velado. "Parece que usted sigue siendo incapaz de perder, Sr. Potter."
La oscuridad salió de los ojos de Harry sin tambalear, el propio Profesor de Defensa reducido a una
cosa mortal dentro de ellos. "Oh, ¿y está usted reflexionando ahora, sobre si usted debería pretender
perder ante mí, y pretender humillarse ante mi propia ira, con el objetivo de preservar sus propios
planes? ¿Acaso el pensamiento de una calculada y falsa disculpa le cruzó por su mente? A mí tampoco,
Profesor Quirrell."
El Profesor de Defensa se rió, bajo y sin humor, más vacío que el vacío entre las estrellas, tan peligroso
como cualquier vacío saturado con radiación dura. "No, Sr. Potter, usted no ha aprendido su lección,
para nada."
"Pensé en perder muchas veces, en Azkaban," declaró el niño, su voz nivelada. "Que yo simplemente
debía rendirme, y entregarme a los Aurores. Perder habría sido la cosa sensata para hacer. Escuché su
voz indicándolo, en mi mente; y lo habría hecho, si sólo se hubiera tratado de mí. Mas no fui capaz de
perderle a usted."
Hubo silencio, entonces, por un tiempo; como si ni siquiera el Profesor de Defensa pudiera pensar del

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todo en qué responder ante eso.
"Tengo curiosidad," dijo el Profesor Quirrell al fin. "¿Por qué cree que debería yo disculparme,
precisamente? Le di instrucciones explicitas en el evento de una pelea. Usted debía estar agachado,
permanecer fuera del camino, lanzar ninguna magia. Usted violó aquellas instrucciones y arruinó la
misión."
"No tomé decisión alguna," el niño declaró sin alzar la voz, "no hubo elección, sólo el deseo de que el
Auror no tuviera que morir, y mi Patronus estaba allí. Para que ese deseo nunca ocurriera, usted debió
haberme advertido que podría llegar a hacer una finta usando la Maldición Asesina. Automáticamente,
asumí que si su varita apuntaba a alguien y pronunciaba Avada Kedavra, es porque usted lo quiere
muerto. ¿No debería ser esa la primera regla de la Seguridad para las Maldiciones Imperdonables?"
"Las reglas son para los duelos," contestó el Profesor de Defensa. Algo de la frialdad había regresado a
su voz. "Y los duelos son un deporte, no una rama de la Batalla Mágica. En un combate real, una
maldición que no puede ser bloqueada y que debe ser esquivada es una táctica indispensable. Había
considerado que esto era obvio para usted, pero parece ser que juzgué mal su intelecto."
"También me parece imprudente," habló el niño, continuando como si el otro no hubiera dicho nada,
"no contarme nada sobre el hecho de que lanzar cualquier hechizo sobre usted podría matarnos a
ambos. ¿Qué tal si usted hubiera sufrido algún percance, y yo hubiera intentado un Innervate, o un
Encantamiento Levitador? Esa ignorancia, que usted permitió por propósitos que no puedo suponer,
también jugó parte en esta catástrofe."
Hubo otro silencio. Los ojos del Profesor de Defensa se volvieron como rendijas, y hubo una fugaz
mirada de confusión sobre su rostro, como si hubiera encontrado una situación completamente
desconocida; y el hombre prosiguió sin pronunciar palabra.
"Bueno," opinó el niño. Sus ojos no se había desviado de los del Profesor de Defensa. "Ciertamente me
arrepiento de haberlo lastimado, Profesor. Sin embargo no creo que la situación requiera que yo me
subyugue ante usted. Realmente nunca comprendí el concepto de disculpa, menos aún si aplica a una
situación como esta; ¿si usted cuenta con mi arrepentimiento, mas no mi sumisión, cuenta eso como
decir lo siento?"
Una vez más esa fría, helada risa, más oscura que el vacío entre las estrellas.
“No lo sabría," reconoció el Profesor de Defensa, "Yo, también, nunca entendí el concepto de disculpa.
Esa táctica sería fútil entre nosotros, parece, con los dos siendo conscientes de que sería una mentira.
No hablemos más de ello, entonces. Las deudas se saldarán entre nosotros a su debido tiempo."
Hubo silencio por un rato.
"Por cierto," arguyó el niño. "Hermione Granger nunca habría construido Azkaban, sin importar quién
fuera a ser puesto allí adentro. Y ella habría muerto antes de lastimar a un inocente. Nada más lo
menciono, ya que usted aseveró que todos los magos son como Quien-Usted-Sabe por dentro, y eso no
es más que una falsedad pretendiendo ser un simple hecho. Me habría dado cuenta antes de no haber
estado," el niño dejó escapar una breve y siniestra sonrisa, "estresado."
Los ojos del Profesor de Defensa estaban medio cerrados, su expresión distante. "El interior de las
personas no siempre es como su exterior, Sr. Potter. Quizá ella únicamente desea que otros piensen que
es una buena niña. Ella no es capaz de usar el Encantamiento Patronus -"

223
"Ja," interrumpió el niño; su sonrisa parecía más real ahora, más caliente. "Ella está teniendo problemas
exactamente por la misma razón que yo. Hay suficiente luz dentro de ella como para destruir
Dementores, estoy seguro. Ella no sería capaz de evitar destruir Dementores, aún a costa de su propia
vida..." El niño se sumió en sus pensamientos, y cuando su voz regresó dijo. "Puede que yo no sea tan
buena persona, tal vez; pero las personas buenas existen, y ella es una de ellos."
Con sequedad. "Ella es joven, y hacer una exhibición de amabilidad le cuesta poco."
Hubo una pausa ante esto. Entonces el niño habló, "Profesor, tengo que preguntar, cuando usted ve algo
totalmente oscuro y melancólico, ¿no se le ocurre nunca intentar mejorarlo de algún modo? Por
ejemplo, sí, algo sale terriblemente mal en las cabezas de las personas que los hace pensar que es
grandioso torturar criminales, sin embargo eso no significa que ellos sean verdaderamente malvados
por dentro; y quizá si usted les enseñará las cosas correctas, les mostrara lo que ellos estaban haciendo
mal, usted podría cambiar -"
El Profesor Quirrell se rió, entonces, y no con el vacío de antes. "Ah, Sr. Potter, a veces olvido lo joven
que es usted. Sería más fácil cambiar el color del cielo." Otra carcajada, esta vez más fría. "Y la razón
por la cual es fácil para usted perdonar tales tonterías y pensar bien de ellos, Sr. Potter, es que usted
mismo no ha sido gravemente herido. Pensará con menos cariño de los idiotas del común tras la
primera intervención de ellos que le cueste a usted algo querido. Ojalá sean cien Galeones de su propio
bolsillo, en vez de las agonizantes muertes de cientos de extraños." El Profesor de Defensa estaba
sonriendo débilmente. Extrajo un reloj de bolsillo de entre su túnica, le echó una ojeada. "Partamos
ahora, si no hay nada más para conversar entre nosotros."
"¿No tiene ninguna pregunta sobre las cosas imposibles que realicé para sacarnos de Azkaban?"
"No," contestó el Profesor de Defensa. "Creo que ya he resuelto la mayoría de ellas. En cuanto al resto,
es muy raro que encuentre a una persona que no puede descifrar inmediatamente con un solo vistazo,
sea amigo o enemigo. Resolveré los rompecabezas sobre usted por mi cuenta, a su debido tiempo."
El Profesor de Defensa se empujó a sí mismo para arriba, apoyándose en la pared de atrás con ambas
manos hasta ponerse de pie, con agilidad aunque quizá muy despacio. El niño, con menos gracia, hizo
lo mismo.
Y el niño espetó la última y más terrible cuestión que antes había sido incapaz de pronunciar; como si
decirla en voz alta la hiciera real, y como si no fuera, a estas alturas, nefastamente obvia.
"¿Por qué no soy como los otros niños de mi edad?"
...
En un camino apartado del Callejón Diagon, donde restos de basura sin Desvanecer podían ser vistas
amontonadas en los bordes de la calle de ladrillos y la construcción cuyos lados eran ladrillo blanco,
junto con desperdigados restos de suciedad y otras señales de negligencia, un mago antiguo y su fénix
Aparecieron en existencia.
El mago ya iba a coger el reloj de arena dentro de su túnica cuando, por habito, sus ojos saltaron a un
espacio al azar entre el camino y la pared, para memorizarlo -
Y el mago anciano parpadeo sorprendido; había un pedazo de pergamino en ese lugar.
Una arruga cruzó la cara de Albus Dumbledore al tiempo que dio un paso hacia adelante y lo cogió,

224
procediendo a desdoblar el arrugado recorte.
Dentro había una sola palabra "NO", y nada más.
Lentamente el mago lo dejó deslizar de entre sus dedos. Ausente se acercó al pavimento, y recogió el
más cercano pedazo de pergamino, que se veía notablemente similar al que él acababa de tomar; lo tocó
con su varita, y un momento después tenía inscrito la misma palabra "NO", con la misma escritura, que
era la suya propia.
El mago anciano había planeado regresar tres horas a cuando Harry Potter llegó en primer lugar al
Callejón Diagon. Ya había observado, mediante sus instrumentos, que el niño dejaba Hogwarts, y eso
no podía ser deshecho (su único intento de engañar a sus propios instrumentos, y de controlar el
Tiempo sin alterar su apariencia para sí mismo, había terminado con un desastre tal que lo convenció
de nunca procurar semejante truco). Había esperado retirar al niño en el primer momento posible tras
su llegada, y llevarlo a otro lugar seguro, tal vez no Hogwarts (porque sus instrumentos no habían
mostrado el regreso del niño). Pero ahora -
"¿Una paradoja si lo retiro inmediatamente después de que él llegue al Callejón Diagon?" murmuró el
mago anciano para sí mismo. "Quizá ellos no pusieron sus planes en marcha para robar Azkaban, hasta
después de que confirmaron su llegada aquí... o a lo mejor... tal vez..."
...
Concreto pintado, piso duro y techo distante, dos figuras encarándose una a la otra desde lados
opuestos. Una entidad vestía la figura de un hombre al final de sus treinta que ya estaba quedándose
calvo, y otra mente que vestía la forma de un niño de once años de edad con una cicatriz sobre su
frente. Hielo y sombre, pálida luz azul.
"No lo sé," admitió el hombre.
El niño se lo quedó mirando. Y luego dijo, "¿Oh, en serio?"
"De verdad," reiteró el hombre. "No sé nada, y de mis suposiciones nada hablaré. Aún así al menos diré
esto -"

225
Capítulo 24
El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 11, Secretos y Sinceridad
...
A través de la flama verde se arremolinaron, a través de la red Floo giraron, el corazón de Minerva
corriendo con un latido de horror que no había sentido en diez años y tres meses, los corredores entre el
espacio los tosieron y escupieron en el vestíbulo de Gringotts (el receptor Floo más seguro en el
Callejón Diagon, la conexión más difícil de interceptar, el camino más rápido para salir de Hogwarts
sin un fénix). Un asistente duende se giró hacia ellos, sus ojos se ensancharon, él comenzó una
inclinación ligeramente respetuosa -
¡Determinación, Destinación, Deliberación!
Y los dos Aparecieron en el callejón justo en la parte trasera del Lugar de Mary, varitas afuera y
alzadas, girando espalda contra espalda y las palabras de un Encantamiento Anti-Desilusionador ya
surgiendo de los labios de Severus.
El callejón estaba vacío.
Cuando ella se giró para ver a Severus, su varita ya estaba golpeando su propia cabeza produciendo un
sonido similar al del romper un huevo, al tiempo que sus labios conjuraban palabras de invisibilidad; él
adquirió los colores que lo rodeaban, se convirtió en un difuminado de lo que estaba alrededor, el
borrón se movía y se igualaba con lo que había detrás de él y entonces ya no hubo nada allí.
Ella bajó su varita y dio un paso adelante para recibir su propio Desilusionador -
Atrás de ella, el inconfundible sonido de una explosión de fuego.
Ella giró y vio a Albus allí, su larga varita ya esgrimida y levantada en su mano derecha. Sus ojos
estaban ensombrecidos bajo sus gafas de media luna, y Fawkes sobre sus hombros había desplegado
sus alas coloreadas por el fuego dispuesto para volar y pelear.
"¡Albus!" ella exclamó. "Pensé -" Ella acababa de verlo partir para Azkaban, y pensó que ni siquiera un
fénix podía regresar de allí con tanta facilidad.
Entonces se dio cuenta.
"Ella escapó," confirmó Albus. "¿Tu Patronus lo alcanzó?"
El latido en su corazón creció en fuerza, el horror en sus venas se solidificó. "Él dijo que estaba aquí,
en el lavabo -"
"Tengamos la esperanza de que haya hablado con la verdad," la interrumpió Albus, la varita golpeó
suavemente su cabeza produciendo una sensación de agua goteando sobre ella, y un momento después
los cuatro (incluso Fawkes había sido vuelto invisible, aunque a veces veías un chasquido de algo como
fuego en el aire) estaban corriendo hacia el frente del restaurante. Hicieron una pausa ante la puerta
mientras Albus susurró algo, y un momento después uno de los clientes visibles a través de la ventana
se levantó con una expresión vaga sobre su rostro y abrió la puerta como si fuera a echar una mirada
rápida en busca de algún amigo; y los tres entraron por ahí, pasaron corriendo a un lado de los
inocentes clientes (Severus ya estaba identificando sus caras, sabía Minerva, y Albus descubriría
cualquier Desilusionador) hacia la señal que apuntaba al lavamanos -

226
Una envejecida puerta de madera marcada con la señal de un inodoro, se abrió de par en par con un
portazo, y los cuatro rescatadores invisibles penetraron en el lugar.
El pequeño aunque limpio cuarto de madera estaba vacío, se veían frescas gotas de agua en el
fregadero, sin embargo no había rastro de Harry, únicamente una hoja de papel dejada sobre la tapa
cerrada del inodoro.
Ella no pudo respirar.
La hoja de papel se elevó en el aire pues Albus la cogió, y un momento después fue arrojada en su
dirección.
M: ¿Qué me pidió el sombrero que le dijera?
-H
"Ah," Minerva pronunció en voz alta por la sorpresa, su mente requiriendo un momento para ubicar la
pregunta, no era el tipo de cosa que olvidabas mas ella no había estado pensando en ese modo,
realmente – "Soy una jovenzuela impúdica y que debía salirme de sus dominios."
"¿Eh?" titubeó en el aire la voz de Albus, como si incluso él pudiera ser sorprendido.
Y luego la cabeza de Harry Potter apareció, suspendida en el aire a un lado del inodoro, su rostro frío y
alerta, el Harry demasiado-adulto que ella había visto a veces, ojos que apuntaban para atrás y adelante
y alrededor.
"Qué está pasando -" el niño inició.
Albus, visible una vez más junto con ella y Fawkes, avanzó hacia adelante en un instante, su mano
izquierda se extendió y arrancó un cabello de la cabeza de Harry (produciendo un chillido asombrado
por parte del niño), Minerva aceptó el cabello en su propia mano, y un momento después Albus levantó
al niño mayormente invisible en sus brazos y hubo un estallido de fuego rojo-dorado.
Y Harry Potter estaba a salvo.
Minerva dio unos cuantos pasos hacia adelante, se apoyó contra la pared donde Albus y Harry habían
estado, intentando recuperar su serenidad.
Ella había... perdido algunos hábitos, en diez años desde que la Orden del Fénix se había disuelto.
A su lado, Severus brillo hasta ser visible. Su mano derecha ya estaba extrayendo el matraz de entre su
túnica, su mano izquierda ya estirándose hacia ella demandante. Ella le dio el cabello de Harry, y tras
un momento, lo soltó dentro del matraz de la inacabada Poción Multijugos, que de inmediato empezó a
fermentar y burbujear al tiempo que alcanzaba la potencia que le permitiría a Severus actuar su parte
como la carnada.
"Eso fue inesperado," el Maestro de Pociones dijo lentamente. "¿Por qué nuestro Director no retiró al
Sr. Potter antes, me preguntó, si iba a llegar tan lejos como para retorcer el Tiempo? No debió haber
nada previniendo que lo hiciera así... en efecto, tu Patronus debió haber hallado al Sr. Potter ya a
salvo..."
Ella no había pensado en eso, un descubrimiento diferente había saltado al frente de su mente. No era
ni de cerca tan horroroso como el que Bellatrix Black hubiera escapado de Azkaban, sin embargo -

227
"¿Harry tiene una capa de invisibilidad? " ella espetó.
El Maestro de Pociones no respondió; se estaba encogiendo.
...
Tick-snick, drip-blip, ding-ring-ting-
Todavía la molestaba, aunque se había relegado fuera de su atención tras un tiempo; y cuando y si ella
se volvía Directora, tenía el propósito de Silenciarlos a todos. ¿Cuál Director de Hogwarts, ella se
cuestionaba, había sido el primero en ser tan inconsiderado como para crear un dispositivo que hacía
ruido, para pasarlo a sus sucesores?
Estaba sentada en la oficina del Director usando un escritorio que ella misma había Transformado
rápidamente, haciendo algunos de las cientos de pequeños papeleos necesarios que mantenían a
Hogwarts girando sin parar; se podía perder en ello fácilmente, y evitaba que pensara en otras cosas.
Albus había señalado una vez, sonando más bien burlón, que Hogwarts parecía funcionar con mayor
agilidad cuando había una crisis externa sobre la cual ella intentaba no pensar...
...hace diez años, esa fue la última vez que Albus había pronunciado eso.
Hubo un campaneo que indicaba a un visitante que se aproximaba.
Minerva siguió leyendo su pergamino actual.
La puerta se abrió de par en par, revelando a Severus Snape, quien dio tres pasos hacia adentro y
demandó sin hacer pausa alguna, "¿Alguna palabra de parte de Ojo-Loco?"
Albus ya se estaba levantando de su silla, al tiempo que ella guardó sus pergaminos y deshizo el
escritorio. "El Patronus de Moody se está reportando al yo que está en Azkaban," Albus declaró. "Su
Ojo no vio nada; y si el Ojo de Vance no ve una cosa, entonces tal cosa no existe. ¿Tu reporte?"
"Nadie ha intentado tomar mi sangre por la fuerza," Severus respondió. Entregó una rápida mueca de
una sonrisa. "Excepto el Profesor de Defensa."
"¿Qué?" exclamó Minerva.
"Me vio como un impostor antes de que yo pudiera abrir mis labios, y con bastante razón me atacó de
inmediato, demandando saber la localización del Sr. Potter." Otra mueca como imitación de sonrisa.
"Gritar que yo era Severus Snape no pareció tranquilizarlo, por alguna razón. Creo que ese hombre me
mataría por un Sickle y daría a cambio cinco Knuts. Tuve que paralizar a nuestro buen Profesor
Quirrell, lo que no fue sencillo, y entonces él reaccionó pobremente al maleficio. 'Harry Potter',
naturalmente alarmado, salió corriendo y le dijo al propietario, y el Profesor de Defensa fue llevado a
San Mungos -"
"¿San Mungos?"
"- donde dijeron que él probablemente había estado trabajando demasiado durante semanas antes de
colapsar, tal era su estado de agotamiento. Tu precioso Profesor de Defensa está bien, Minerva, el
paralizador puede haberle ayudado al forzarlo a tomar un par de días de descanso. Después decliné la
oferta de usar un Floo a Hogwarts, y regresé al Callejón Diagon y anduve por ahí; pero nadie parece
haber querido tomar la sangre del Sr. Potter el día de hoy."

228
"Nuestro Profesor de Defensa está en las mejores manos, de eso estoy seguro," declaró Albus. "Asuntos
más importantes comandan nuestra atención, Minerva."
Le requirió considerable esfuerzo traer su atención de vuelta, mas al final volvió a sentarse, y Severus
hizo un gesto para conjurar una silla para sí mismo, y los tres se sentaron juntos para iniciar su concilio.
Se sentía como un impostor que había usado Poción Multijugos, sentada entre aquellos dos. La guerra
no era su arte, ni la intriga. Ella tenía que esforzarse para mantenerse un paso por delante de los
gemelos Weasley, y a veces fallaba en eso. Estaba sentada aquí, en últimas, únicamente porque había
escuchado la profecía...
"Enfrentamos," el Director habló primero, "un misterio realmente alarmante. Sólo puedo pensar en dos
magos que hayan organizado este escape."
Minerva apenas y logró respirar. "¿Hay una oportunidad de que no sea Quien-Tú-Sabes?"
"Me temo que sí," reiteró el Director.
Ella echó una mirada a su lado y vio que Severus parecía tan confundido como ella misma. ¿Temer que
el Señor Oscuro no estuviera de regreso? Ella habría dado casi cualquier cosa para que eso fuera
verdad.
"Así que," Albus expuso pesadamente, "nuestro primer sospechoso es Voldemort, levantándose de
nuevo y en busca del poder para resucitarse a sí mismo. He estudiado muchos libros que desearía no
haber leído, investigando cada posible opción para regresar, y he hallado no más que tres. Su camino
más fuerte para la vida es la Piedra Filosofal, que Flamel asevera ni siquiera Voldemort podría crear por
su cuenta; por ese camino se elevaría más grande y más terrible que antes. No hubiera pensado que
Voldemort fuera capaz de resistirse a la tentación de la Piedra, todavía menos porque una trampa tan
obvia es un reto a su inteligencia. Sin embargo su segunda opción es casi tan poderosa: La carne de su
sirviente, dada por voluntad; la sangre de su enemigo, tomada por la fuerza; y el hueso de su ancestro,
legado sin saberlo. Voldemort es un perfeccionista -" Albus le echó una ojeada a Severus, quien asintió
para mostrar su acuerdo, "- y ciertamente él buscaría la combinación más poderosa: la carne de
Bellatrix Black, la sangre de Harry Potter, y el hueso de su padre. La opción final de Voldemort es
seducir a una victima y drenar su vida por un largo periodo de tiempo; en cuyo caso Voldemort sería
débil comparado a su poder anterior. Su motivación para llevarse misteriosamente a Bellatrix es clara.
Y si la está manteniendo a ella en reserva, para usarla nada más en caso de que no pueda obtener la
Piedra, eso explicaría por qué ningún intento de secuestro fue hecho sobre Harry éste día."
Minerva miró otra vez de reojo a Severus, lo vio escuchando atentamente pero sin sorpresa.
"Lo que no es claro," el Director continuó, "es cómo Voldemort pudo haber organizado éste escape.
Una muñeca muerta fue dejada en lugar de Bellatrix, se suponía que su escape pasara desapercibido; y
aún cuando eso salió mal, los Dementores no pudieron encontrarla tras su primera advertencia.
Azkaban ha permanecido impenetrable durante siglos, y no puedo imaginar medio alguno por el cual
Voldemort podría haber logrado esto."
"Eso significa poco," Severus dijo, sin expresión. "Para que el Señor Oscuro haga lo que nosotros no
podemos imaginar requiere solamente que él tenga una mejor imaginación."
Albus asintió con severidad. "Infortunadamente hay ahora otro mago que se ríe de las imposibilidades.
Un mago quien, no hace mucho, desarrolló un nuevo y poderoso Encantamiento que pudo haber

229
cegado a los Dementores ante el escape de Bellatrix Black. Y está implicado por otras razones,
también."
El corazón de Minerva estaba perdiéndose algunos latidos, no supo cómo, o por qué, pero una terrible
aprehensión estaba cayendo sobre ella en cuanto a quién -
"¿Quién sería ese?" inquirió Severus, sonando confundido.
Albus se recostó en el asiento y pronunció las fatales palabras, las mismas que ella tanto temía: "Harry
James Potter-Evans-Verres."
"¿Potter?" cuestionó el Maestro de Pociones, lo más conmocionado que ella lo había llegado a
escuchar con esa voz que usualmente era como la seda. "Director, ¿es acaso uno de sus chistes? ¡Él está
en su primer año en Hogwarts! Un berrinche y unas cuantas bromas infantiles con una capa invisible no
lo hacen -"
"No es un chiste," intervino Minerva, su voz apenas por encima de un murmullo. "Harry ya está
haciendo descubrimientos originales en Transformación, Severus. Aunque desconocía que también
estaba investigando Encantamientos."
"Harry no es un estudiante de primer año ordinario," el Director declaró solemnemente. "Él está
marcado como el igual del Señor Oscuro, y tiene poder que el Señor Oscuro no conoce."
Severus la estaba contemplando, y tenías que conocerlo bien para reconocer que su mirada era
suplicante. "¿Debo tomar esto seriamente?"
Minerva simplemente asintió.
"¿Alguien más conoce éste... nuevo y poderoso Encantamiento?" Severus interrogó.
El Director le lanzó una mirada apologética -
De alguna manera ella supo, lo supo antes que él lo revelara, y tuvo deseos de gritar con toda la fuerza
de sus pulmones.
- y él contestó, "Quirinus Quirrell."
"Por qué," ella clamó, con una voz que debió haber derretido la mitad de los dispositivos en la oficina,
"el Sr. Potter tan siquiera le CONTÓ a nuestro Profesor de Defensa sobre este nuevo y brillante
Encantamiento para salir de prisiones -"
El Director pasó una mano fatigada y arrugada a través de su frente igualmente arrugada. "Quirinus
estaba ahí por casualidad, Minerva. Ni siquiera yo lo vi como algo malo en su momento." El Director
titubeó. "Y Harry afirmó que este Encantamiento era demasiado peligroso para ser explicado a alguno
de nosotros; y cuando le volví a preguntar, este día, insistió que todavía no lo había explicado a
Quirinus, ni había bajado sus barreras de Oclumancia ante la presencia del Profesor de Defensa -"
"¿El Sr. Potter es un Oclumante? ¿Le diste una capa de invisibilidad y es inmune al Veritaserum y es
amigo de los gemelos Weasley? Albus, ¿tienes alguna idea de lo que has soltado sobre ésta escuela?" Su
voz era ya casi un grito. "¡Para su séptimo año no quedará nada de Hogwarts excepto un hueco
humeante en el suelo!"
Albus volvió a recostarse en su gran silla acolchada, y comentó, sonriendo, "No te olvides del

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Giratiempo."
Ella gritó entonces, pero en voz baja.
Severus arrastró las palabras, "¿Debería enseñarle a fabricar Poción Multijugos, Director? Pregunto
únicamente en aras de ser exhaustivo, en caso de que no esté satisfecho con la magnitud de su desastre
local."
"Quizá el próximo año," respondió Albus. "Mis queridos amigos, la pregunta ante nosotros es si Harry
Potter ha participado en la salida de Bellatrix Black de Azkaban, que es demasiado espíritu juvenil
incluso para mis tolerantes estándares."
"Excúseme, Director," Severus declaró con una de las sonrisas más secas que ella le había visto dirigir
hacia Albus, "sin embargo registraré mi opinión de que la respuesta para eso es no. Éste es el trabajo
del Señor Oscuro, puro y simple."
"Entonces por qué," Albus replicó, y ahora no había nada de humor en su voz, "cuando planeé retirar a
Harry inmediatamente después de su llegada al Callejón Diagon, ¿descubrí que esto resultaría en una
paradoja?"
Minerva se hundió aún más dentro de su silla, dejó caer su codo izquierdo encima del brazo duro y sin
acolchar, apoyó su cabeza dentro de su mano, y cerró sus ojos en desesperación.
Había un proverbio que circulaba, entre unos pocos, que rezaba que sólo un Auror entre treinta estaba
calificado para investigar casos que involucraban Giratiempos; y que de aquellos pocos, la mitad que
ya no estaban locos, pronto lo estarían.
"Así que usted sospecha," la voz de Severus conjeturaba, "que Potter fue del Callejón Diagon a
Azkaban, entonces regresó en el tiempo al Callejón Diagon después para ser recogido por nosotros -"
"Precisamente," explicó la voz de Albus. "Aunque también es posible que Voldemort o sus sirvientes
observaran para asegurarse de que Harry si llegó al Callejón Diagon, antes de que ellos iniciaran su
intento contra Azkaban. Y que tuvieran a alguien con un Giratiempo que pudiera enviar el mensaje de
su éxito, para dar inicio al secuestro. En efecto, fue mi sospecha de esta posibilidad que causó que yo te
enviara a ti y a Minerva en su propia misión, antes de que yo mismo fuera a Azkaban. Pensé que su
fuga fracasaría, mas si retirar a Harry Potter significara observar el hecho de su eventual fracaso,
entonces yo mismo no podría haber ido a Azkaban tras haber interaccionado con él, pues el futuro de
Azkaban no puede tocar su pasado. Cuando, dentro de Azkaban, no recibí reporte alguno de tu parte o
de Minerva, ni de Flitwick a quien le pedí que intentara contactarse con ustedes, supe que su
interacción con Harry Potter había sido una interacción con el futuro de Azkaban, indicando que
alguien estaba enviando mensajes a través del tiempo -"
Entonces la voz de Albus se detuvo.
"Pero Director," arguyó Severus, "usted regresó del futuro de Azkaban e interactuó con nosotros..."
La voz del Maestro de Pociones se apagó.
"Sin embargo Severus, si yo hubiera recibido reporte de tu parte y de Minerva sobre la seguridad de
Harry, yo no habría, en primer lugar, regresado en el tiempo para -"
"Director, creo que debemos dibujar diagramas para ésto."

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"De acuerdo, Severus."
Hubo el sonido de pergaminos siendo esparcidos sobre la mesa, y luego las plumas garrapateando, y
más argumentos.
Minerva se quedó sentada en su silla, cabeza reposando dentro de su mano, ojos cerrados.
Había una historia que ella había escuchado una vez sobre un criminal que había poseído un
Giratiempo que el Departamento de Misterios había sellado para él, en un caso extremo de mal juicio
sobre quien necesitaba uno; y hubo un Auror que había sido asignado a rastrear a éste desconocido
criminal del tiempo, a quien también se le dio un Giratiempo; y la historia terminó con ambos en el ala
de San Mungo para Demencias Totalmente Irrecuperables.
Minerva sentada allí con sus ojos cerrados, esforzándose por no escuchar, intentando no pensar sobre
ello, y procurando no enloquecerse.
Tras un rato, cuando la discusión pareció haber mermado, ella habló en voz alta, "El Giratiempo del Sr.
Potter está restringido a las horas entre las nueve PM y la medianoche. ¿Acaso el caparazón fue
alterado, Albus?"
"No según mis Encantamientos más discernidores," contestó Albus. "Pero los caparazones son cosas
nuevas; y derrotar las precauciones de los Innombrables sin dejar rastro de la derrota... podría no ser
imposible."
Ella abrió sus ojos, y contempló a Severus y al Director mirando con intensidad a un pergamino
cubierto con garabatos enredados que sin duda alguna la habrían enloquecido de haberlos comprendido.
"¿Han llegado ustedes a alguna conclusión?" Minerva preguntó. "Y por favor no me revelen cómo
llegaron hasta allí."
Severus y el Director se miraron entre sí, entonces se giraron para verla a ella.
"Hemos concluido," el Director explicó con gravedad, "que bien Harry estuvo involucrado o no lo
estuvo; que bien Voldemort tiene acceso a un Giratiempo o no lo tiene; y que sin importar lo que
pudiera haber pasado dentro de Azkaban, nadie habría visitado la tumba de Little Hangleton durante el
periodo en que Moody la estuvo vigilando dentro de mi propio pasado."
"En resumen," arrastró Severus las palabras, "no sabemos nada, querida Minerva; aunque al menos
parece probable que otro Giratiempo estuvo involucrado, de alguna manera. Mi propia sospecha es que
Potter ha sido sobornado, engañado, o amenazado para que envíe mensajes de regreso en el tiempo,
quizá incluso sobre éste escape de prisión. No haré la sugerencia obvia de quién está jalando sus hilos.
Pero sugiero que a las nueve de la noche de hoy, comprobemos si Potter es capaz de viajar las seis
horas completas hacia atrás hasta las tres de la tarde, para ver si había usado su Giratiempo."
"Eso parece sabio de hacer en cualquier caso," reconoció Dumbledore. "Mira que se haga, Minerva, y
ordena a Harry que vaya a mi oficina al tiempo que le convenga, después de eso."
"¿Sin embargo ustedes todavía sospechan que Harry haya estado involucrado directamente en el escape
mismo de la prisión?" Minerva inquirió.
"Posible mas improbable," contestó Severus, al mismo tiempo que Albus respondió, "Sí."
Minerva se pinchó la punta de su nariz, respiró profundamente, lo dejó salir. "Albus, Severus, ¡qué

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posible razón tiene el Sr. Potter para hacer semejante cosa!"
"Ninguna que yo pueda pensar," admitió Albus, "sin embargo es un hecho que solamente la magia de
Harry, de todos los medios conocidos para mí, podrían haber -"
"Alto," pidió Severus. Toda expresión desaparecida de su cara. "Un pensamiento se me ocurre, debo
revisar -" El Maestro de Pociones cogió un puñado de polvos Floo, cruzó con zancadas largas el cuarto
hacia la chimenea – Albus agitó su varita a toda prisa para encenderla – y luego tras una flama verde, y
las palabras "Oficina del Jefe de la Casa de Slytherin," Severus se había ido.
Ella y Albus se miraron entre sí y se encogieron de hombros; y Albus regresó a estudiar el pergamino.
Fueron sólo unos minutos después que Severus surgió por fuera del Floo, sacudiendo rastros de ceniza
de sí mismo.
"Bueno," expresó el Maestro de Pociones. Otra vez un rostro sin emociones. "Me temo que el Sr. Potter
sí tiene un motivo."
"¡Habla!" solicitó Albus.
"Encontré a Lesath Lestrange en la sala común de Slytherin, estudiando," expuso Severus. "No fue
reluctante a verme a los ojos. Y parece que al Sr. Lestrange no le gustaba pensar en sus padres dentro
de Azkaban, dentro del frío y la oscuridad, con los Dementores chupando su vida, hiriéndolos cada
segundo de cada día, y le dijo así al Sr. Potter con tales palabras, y le suplicó a él que los sacara de allí.
Ya que, ven ustedes, el Sr. Lestrange había escuchado que el Niño-Que-Vivió podía hacer cualquier
cosa."
Ella y Albus intercambiaron oteadas.
"Severus," Minerva opinó, "de seguro... ni siquiera Harry... tiene más sentido común que eso..."
Su voz se fue apagando.
"El Sr. Potter piensa que es un Dios," Severus afirmó sin expresión, "y Lesath Lestrange se arrodilló
ante él para rezar y llorar de todo corazón."
Minerva se quedó observando a Severus, sintiendo el estómago revuelto. Había estudiado religión
Muggle – era la razón más común para necesitar el Encantamiento Desmemorizador para los padres
Muggles de algunos magos – y ella sabía suficiente como para comprender lo que Severus acababa de
explicar.
"En cualquier caso," prosiguió el Maestro de Pociones. "Busqué dentro del Sr. Lestrange para ver si
sabía cualquier cosa sobre el escape de su madre. No había escuchado nada. Pero en el instante que lo
descubra, concluirá que la persona responsable fue Harry Potter."
"Ya veo..." Albus habló despacio. "Gracias, Severus. Estas son buenas noticias."
"¿Buenas noticias?" Minerva espetó.
Albus la oteó, su rostro ahora tan inexpresivo como el de Severus; y ella recordó, conmocionada, que el
propio Albus – "Es la mejor razón posible que puedo imaginar para remover a Bellatrix de Azkaban,"
Albus señaló con calma. "Y si no es Harry, recordemos, que entonces ciertamente se trata del propio
Voldemort haciendo sus primeros movimientos. Sin embargo no seamos apresurados a juzgar mientras

233
hay tanto que desconocemos todavía, mas pronto lo sabremos."
Albus una vez más se levantó de su escritorio, dio zancadas largas para llegar a la chimenea aún
encendida, lanzó otro puñado de polvo verde, y metió su cabeza dentro de las flamas. "Departamento
de Refuerzo de la Ley Mágica," él pronunció, "Oficina de la Directora."
Tras un momento, la voz de Madam Bones surgió clara y afilada, "¿Qué ocurre, Albus? Estoy algo
ocupada."
"Amelia," dijo Albus, "Te suplicó que compartas cualquier descubrimiento que hayas hecho con
relación a éste asunto."
Hubo una pausa. "Oh," replicó la fría voz de Madam Bones desde el resplandeciente fuego, "¿y es esa
una vía en doble sentido entonces, Albus?"
"Podría serlo," el mago anciano declaró con serenidad.
"Si cualquier Auror muere a causa de tu reticencia, viejo entrometido, te haré el completo responsable."
"Entiendo, Amelia," Albus arguyó, "sin embargo no deseo dar un inicio innecesario a la alarma e
incredulidad -"
"¡Bellatrix Black ha escapado de Azkaban! ¿Qué alarma o incredulidad piensas que yo llamaría
innecesaria, en vista de los acontecimientos?"
"Puede ser que te haga recordar tus palabras," comentó el mago anciano dentro de las flamas verdes.
"Porque si descubro que mis temores no son infundados, yo te lo revelaré. Ahora, Amelia, te suplico, si
has hallado cualquier cosa sobre este asunto, por favor compártela."
Hubo otra pausa, y luego la voz de Madam Bones añadiendo, "Tengo información que conseguí dentro
de cuatro horas en el futuro, Albus. ¿Aún la quieres?"
Albus hizo una pausa -
(sopesando, Minerva sabía, la posibilidad de que él podría querer regresar más de dos horas a partir de
este instante; pues no se podía enviar información más que seis horas para atrás en el tiempo, sin
importar la cadena de Giratiempos,)
- y finalmente dijo, "Sí, por favor."
"Tuvimos un golpe de suerte," declaró la voz de Madam, "una de las Aurores que atestiguó el escape
era una hija de Muggles, y ella nos contó que el hechizo de Fuego-Volador, como lo estábamos
llamando, podría no ser ningún hechizo en realidad, sino un artefacto Muggle."
Como un puño en el estómago, así fue como se sintió, y la pesadez en la panza de Minerva se redobló.
Cualquiera que observara una batalla de la Legión del Caos sabía de que manos se trataba...
La voz de Madam Bones continuó. "Trajimos a Arthur Weasley de la Oficina Contra el Uso Incorrecto
de los Artefactos Muggles – él sabe más sobre artefactos Muggle que cualquier otro mago con vida – le
dimos la descripción de los Aurores en la escena, y lo descifró. Fue un artefacto Muggle llamado un
cabezón, y lo llaman así porque tienes que estar mal de la cabeza para pilotar uno. Apenas hace seis
años uno de sus cabezones explotó, asesinó cientos de Muggles en un instante y casi hace arder la Luna
en llamas. Weasley afirma que los cabezones usan un tipo especial de ciencia llamada reacción opuesta,

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así que el plan es desarrollar un maleficio que evitará que esa ciencia funcione alrededor de Azkaban."
"Gracias, Amelia," Albus manifestó gravemente. "¿Es eso todo?"
"Voy a revisar si obtenemos algo para dentro de seis horas," contestó la voz de Madam Bones, "de ser
así no me lo comentarán a mí, pero les ordenaré que te lo informen a ti. ¿Tienes tú algo que quieras
revelarme, Albus? ¿Cuál de las posibilidades será?"
"No aún, Amelia," Albus respondió, "mas podría tener una palabra para ti pronto."
Se levantó del fuego, entonces, que volvió a convertirse en ordinarias llamas amarillas. Cada minuto de
los años del mago anciano, casa segundo natural desde su nacimiento y cada segundo que el
Giratiempo había añadido, todo eso más unas cuantas décadas extras por el estrés, fue visible sobre las
lineas de su cara.
"¿Severus?" el mago anciano preguntó. "¿Qué fue en realidad?"
"Un cohete," afirmó el mestizo Maestro de Pociones, quien había crecido en el pueblo Muggle de
Spinner's End. "Una de las más impresionantes tecnologías Muggle."
"¿Qué tan probable es que Harry conozca tales artes?" inquirió Minerva.
Severus arrastró las palabras, "Oh, un niño como el Sr. Potter conoce todo sobre los cohetes; eso,
querida Minerva, es una certeza. Debes recordar que las cosas se hacen diferente en el mundo Muggle."
Severus hizo una mueca. "Sin embargo los cohetes son peligrosos, y costosos..."
"Harry ha robado y escondido una cantidad desconocida de dinero de su bóveda en Gringotts, quizá
miles de Galeones," comentó el Director, recibiendo sendas miradas gemelas de desaprobación, "Ese
no fue mi plan, pero cometí el error de enviar al Profesor de Defensa a supervisar a Harry en el retiro
de cinco Galeones para regalos de Navidad..." El Director se encogió de hombros. "Sí, estoy de
acuerdo, pura tontería en retrospectiva, continuemos."
En silencio Minerva golpeó su cabeza unas cuantas veces contra el respaldo de su silla.
"A pesar de todo, Director," Severus expuso. "Sólo porque los Mortífagos nunca usaron artefactos
Muggle en la primera guerra, eso no significa que él sea ignorante. Cayeron cohetes sobre Bretaña
como armas, en el lado Muggle de la guerra de Grindelwald. Si él pasó el verano de aquellos años en
un orfanato Muggle, como usted nos contó, Director... entonces él, también, ha escuchado de los
cohetes. Y si ha estado oyendo reportes del Sr. Potter y sus batallas burlescas usando artefactos
Muggle, ciertamente aprendería las fuerzas de su enemigo e intentaría multiplicarlas para sí mismo.
Justo así es como él piensa; cualquier poder que vea él procurará tomar para sí mismo."
El mago anciano seguía de pie quieto, completamente inmóvil, incluso los pelos de su barba
congelados como si fueran cables sólidos; y le llegó el pensamiento a Minerva, el pensamiento más
aterrador que ella había tenido en su vida, que Albus Dumbledore estaba petrificado en ese lugar por el
horror.
"Severus," Albus Dumbledore clamó, con voz casi rota, "¿te das cuenta de lo que afirmas? ¡Si Harry
Potter y Voldemort luchan su guerra con armas Muggle no quedará nada de este mundo excepto
fuego!"
"¿Qué?" espetó Minerva. Ella había escuchado de las pistolas, por supuesto, mas esas ni siquiera eran

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tan peligrosas para una bruja experimentada -
Severus habló como si ella no estuviera en el cuarto. "Entonces quizá, Director, él está enviando una
advertencia deliberada a Harry Potter de exactamente eso; diciendo que cualquier ataque con armas
Muggle será respondido con retaliación similar. Comande al Sr. Potter cesar su uso de tecnología
Muggle en sus batallas; eso le mostrará que el mensaje ha sido recibido... y no le de más ideas."
Severus hizo una mueca. "Aunque, pensando en ello, el Sr. Malfoy – y por supuesto la Señorita
Granger – bueno, pensándolo mejor parece más sabio una prohibición total sobre la tecnología -"
El mago anciano presionó ambas manos contra su frente, y de sus labios surgió una voz inestable,
"Comienzo a esperar que sea Harry quien esté detrás de éste escape... oh, Merlín nos defienda a todos,
qué he hecho, qué he hecho, ¿qué sucederá con el mundo?"
Severus se encogió de hombros. "De los rumores que he escuchado, Director, las armas Muggle son
apenas ligeramente peores que los más... recónditos aspectos de la hechicería -"
"¿Peores?" Minerva se quedó con la boca abierta, y luego la cerró forzosamente.
"Peor que cualquier peligro en estos años de declinación," añadió Albus. "No peor que aquello que
borró a Atlantis del Tiempo."
Minerva se lo quedó mirando fijamente, sintiendo el sudor deslizarse por toda su espina dorsal.
Severus continuó, todavía dirigiéndose a Albus. "Todos los Mortífagos excepto Bellatrix lo habrían
traicionado, todos los que lo apoyaban le habrían dado la espalda, todos los poderes del mundo
convergerían para destruirlo, de haber sido él imprudente con cualquier potencia verdaderamente
peligrosa. ¿Es ésto acaso tan diferente, entonces?"
Algo de movimiento, algo de color, había regresado al rostro del mago anciano. "Quizá no..."
"Y en cualquier caso," Severus dijo con una sonrisa ligeramente condescendiente, "las armas Muggle
no son fáciles de obtener, no por miles de Galeones o miles de miles."
¿Acaso Harry no sólo Transforma los dispositivos que usa en sus batallas? pensó Minerva, pero antes
de que ella pudiera abrir su boca para preguntar -
La chimenea eructó llamas verdes, en ese momento, y la cara de Pius Thicknesse, el asistente de
Madam Bones, apareció allí adentro. "¿Jefe Supremo?" interrogó Thicknesse. "Tengo un reporte para
usted, transmitido desde -" Los ojos de Thicknesse titubearon sobre Minerva y Severus, "hace seis
minutos."
"Seis horas en el futuro, te refieres," aclaró Albus. "Éstos dos lo pueden escuchar; entrega tu reporte."
"Sabemos cómo fue hecho," expuso Thicknesse. "En la celda de Bellatrix Black, escondida en una
esquina, había un vial de pociones; y comprobando los rastros de fluidos remanentes mostró que se
trataba de una poción de Animago."
Hubo una larga pausa.
"Ya veo..." Albus concluyó con pesadez.
"¿Disculpe?" inquirió Minerva. Ella no entendía.
La cabeza de Thicknesse se giró hacia ella. "Un Animago, Madam McGonagall, en su forma Animal,

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son de menor interés para los Dementores. Todos los prisioneros son revisados antes de su ingreso a
Azkaban; y de ser Animagos, su forma Animal es destruida. Sin embargo no habíamos considerado que
alguien protegido por un Encantamiento Patronus mientras tomaba la poción y realizaba la meditación,
podría ser capaz de convertirse en Animal después de estar dentro de Azkaban -"
"Hasta donde sé," Severus interrumpió, luciendo su cara de desprecio acostumbrada, "la meditación de
Animago requiere considerable tiempo."
"Bueno, Sr. Snape," ladró Thicknesse, "los registros enseñan que Bellatrix Black era una Animaga
antes de ser sentenciada a Azkaban y su forma fue destruida; ¡por lo que tal vez su segunda meditación
no necesitó tanto tiempo como la primera!"
"No habría considerado que fuera posible para ningún prisionero de Azkaban hacer tal cosa..." Albus
reflexionó. "Mas Bellatrix Black era una hechicera poderosa antes de su encarcelamiento, y ella podría
haberlo hecho si cualquier bruja podía hacerlo. ¿Puede Azkaban ser protegido contra éste método?"
"Sí," afirmó la confiada cabeza de Pius Thicknesse. "Nuestro experto asevera que es casi inimaginable
que una meditación de Animago pudiera ser realizada en menos de tres horas, sin importar la
experiencia. Todas las visitas a los prisioneros que se les permita recibirlas serán limitadas a dos horas
de ahora en adelante, y los Dementores nos informarán si cualquier Encantamiento Patronus es
mantenido en las áreas de la prisión por más tiempo que eso."
Albus se mostró infeliz ante eso último, pero asintió. "Ya veo. No habrá más intentos de esa clase, por
supuesto, mas no relajen su vigilancia. Y cuando a Amelia se le cuente sobre ésto, dile que tengo
información para ella."
La cabeza de Pius Thicknesse se desvaneció sin otra palabra.
"¿No habrá más intentos...?" preguntó Minerva.
"Porque, querida Minerva," Severus arrastró las palabras, no habiéndose quitado del todo su habitual
desprecio, "si el Señor Oscuro hubiera planeado liberar algún otro de sus sirvientes de Azkaban, él no
habría dejado el vial de poción para indicarnos cómo fue hecho." Severus hizo una mueca. "Confieso
que... a pesar de todo no veo por qué ese vial fue dejado allí."
"Es algún tipo de mensaje..." Albus habló despacio. "Y no puedo ver qué significa, para nada..." Él
tamborileó con sus dedos sobre el escritorio.
Por un largo minuto o tres, el mago anciano se quedó contemplando la nada, con una arruga en el
rostro; mientras Severus también se quedó sentado en silencio.
Entonces Albus sacudió su cabeza por la desesperación, e inquirió, "Severus, ¿comprendes tú ésto?"
"No," respondió el Maestro de Pociones, y con una sonrisa sardónica, "lo que probablemente es mejor
para todos nosotros; lo que sea que él pretendía que concluyéramos de ello, esa parte de su plan ha
fallado."
"Están seguros, ahora, de que se trata de Quien-Tú... ¿es Voldemort?" interrogó Minerva. "¿No podría
ser otro Mortífago que concibió éste astuto plan?"
"¿Y que supiera también sobre cohetes?" Severus replicó secamente. "No creo que los otros Mortífagos
estuvieran tan encariñados con los Estudios Muggle. Se trata de él."

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"Ajá, es él," Albus expuso. "Azkaban ha permanecido impenetrable durante años, para caer únicamente
ante una poción de Animago ordinario. Es demasiado astuto y también imposible, lo que fue desde
siempre la firma de Voldemort desde que era conocido como Tom Riddle. Cualquiera que desee forjar
esa firma tendría que ser tan inteligente como el propio Voldemort. Y no hay nadie más en el mundo
que accidentalmente sobrestimaría mi ingenio, y dejarme un mensaje del cual yo no puedo comprender
nada."
"A menos que él lo haya evaluado con exactitud," Severus explicó con tono neutral, "en cuyo caso todo
ésto es justamente lo que él pretendía que usted pensara."
Albus suspiró. "En efecto. Pero aún si él me ha engañado perfectamente, podemos al menos estar
confiados en la conclusión de que no fue Harry Potter."
Debió haber sido un alivio, y aún así Minerva sintió el escalofrío recorrer su espina dorsal y sus venas,
sus pulmones y sus huesos.
Ella recordaba conversaciones como ésta.
Ella recordaba conversaciones como ésta hace diez años atrás, de un tiempo cuando la sangre había
corrido a chorros través de Bretaña, cuando los magos y brujas a los que había enseñado alguna vez en
clase habían sido masacrados por cientos, recordaba las casas ardiendo y los gritos de los niños y los
destellos de luz verde -
"¿Qué le dirás a Madam Bones?" ella susurró.
Albus se levantó de su escritorio y caminó hasta el centro del cuarto, su mano tocando ligeramente los
dispositivos, aquí un instrumento de luz, por allí un instrumento de sonido; ajustó sus gafas con una
mano, usó la otra mano para acomodar la larga barba plateada contra su túnica, y entonces finalmente
el mago antiguo dio la vuelta y los encaró.
"Le contaré lo poco que conozco sobre el Arte Oscura llamada horrocrux, por la cual una alma es
privada de la muerte," explicó Albus Dumbledore, con una voz suave que pareció llenar todo el cuarto,
"y le revelaré lo que podría ser hecho con la carne de la sirviente."
"Le informaré que voy a reconstituir la Orden del Fénix."
"Le diré que Voldemort ha regresado."
"Y que la Segunda Guerra Mágica ha empezado."
...
Algunas horas después...
El anticuado reloj sobre la pared en el despacho de la Subdirectora tenía manecillas doradas, y números
plateados que conformaban la cara del reloj; sin hacer sonido cosquilleaba y se sacudía a través de sus
movimientos, pues tenía un encantamiento Silenciador sobre sí.
La mano dorada de la hora se aproximaba al número nueve, la mano dorada del minuto hacia lo mismo,
los dos componentes enlazados del Tiempo acercándose entre ellos, pronto estarían en el mismo lugar y
nunca colapsarían.
Eran las 8:43 PM, y se acercaba el momento cuando el Giratiempo de Harry se abriría, para ser

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comprobado en la única forma que ningún hechizo imaginable podía engañar, a menos que el hechizo
pudiera sobrepasar las leyes del Tiempo mismo. Ningún cuerpo o mente, ningún conocimiento o
substancia, podía alargar unas siete horas extras en un mismo día. Ella improvisaría un mensaje, y le
pediría a Harry llevar el mensaje de regreso en seis horas para el Profesor Flitwick a las 3PM, y ella le
preguntaría al Profesor Flitwick si lo había recibido a esa hora.
Y el Profesor Flitwick le indicaría que en efecto él lo había recibido a las 3PM.
Y ella le diría a Severus y Albus que tuvieran un poco más de fe en Harry la próxima vez.
La Profesora McGonagall invocó el Encantamiento Patronus, y le ordenó a su resplandeciente gato,
"Ve donde el Sr. Potter, y pronuncia lo siguiente para él: Sr. Potter, por favor venga a mi oficina tan
pronto como escuche ésto, sin hacer nada más en el camino."

239
Capítulo 25
El Experimento de la Prisión Stanford, Final
...
Minerva echó un vistazo al reloj, las manos doradas y los números plateados, el movimiento circular.
Los Muggles lo habían inventado, y hasta que lo hicieron, a los magos no les había importado saber la
hora. Campanas, sincronizadas con un reloj de arena, habían servido a Hogwarts para sus primeras
clases cuando fue construida. Era una de las cosas que los puristas de sangre deseaban que no fueran
verdad, y por lo tanto Minerva lo sabía.
Ella había recibido un Sobresaliente en sus É.X.T.A.S.I.S. en sus Estudios Muggle, lo que ahora
parecía ser una marca de vergüenza, considerando cuán poco ella sabía. Su yo más joven se había dado
cuenta, incluso entonces, que la clase era una estafa, enseñada por un sangre pura, supuestamente
porque los hijos de Muggle no podían apreciar lo que los hijos de magos necesitaban que les contaran,
y de hecho la Junta de Gobernadores no aprobaba a los Muggles para nada. Pero cuando ella tenía
diecisiete el grado de Sobresaliente era lo que le importaba principalmente, lo recordaba con tristeza...
¡Si Harry Potter y Voldemort luchan su guerra con armas Muggle no quedará nada de este mundo
excepto fuego!
Ella ni siquiera podía imaginarlo, y la razón por la cual no podía imaginarlo era que no podía imaginar
a Harry combatiendo con Quien-Tú-Sabes.
Ella había enfrentado al Señor Oscuro cuatro veces y sobrevivió cada vez, tres veces con Albus para
protegerla y una vez con Moody a su lado. Ella recordaba el daño, la cara como serpiente, las tenues
escamas verdes desperdigadas sobre la piel, los ojos rojos brillantes, la voz que se reía con un siseo
agudo y no prometía nada excepto crueldad y tormento: el monstruo puro y completo.
Y Harry Potter era fácil de visualizar en su mente, la expresión luminosa sobre la cara de un joven niño
que tambaleaba entre tomar lo ridículo seriamente y lo serio ridículamente.
Y pensar en los dos encarándose a punta de varita era demasiado doloroso para ser imaginado.
No tenían derecho, ningún derecho de poner todo eso sobre un niño de once años. Ella sabía lo que el
Director había decidido para él el día de hoy, porque le habían contado los arreglos; y de haber sido ella
a la misma edad habría rabiado y gritado y llorado y sentido inconsolable durante semanas, y...
Harry no es un estudiante de primer año ordinario, Albus había aseverado. Él está marcado como el
igual del Señor Oscuro, y tiene poder que el Señor Oscuro no conoce.
La terrible y hueca voz explotando desde la garganta de Sybill Trelawney, la profecía verdadera y
original, haciendo eco una vez más a través de su mente. Ella tenía la sensación de que no significaba
lo que el Director pensó, mas no había forma de poner la diferencia en palabras.
Y aún si parecía ser verdad, que si había algún niño de once años en la Tierra entera que podía soportar
ésta carga, ese niño se aproximaba a su oficina ahora. Y si ella pronunciaba algo como 'pobre Harry'
enfrente de él... bueno, a él no le gustaría.
Así que ahora tengo que hallar la forma de matar a un Mago Oscuro inmortal, Harry había hablado en
el primer día que lo descubrió. Realmente desearía que me lo hubiera dicho antes de que iniciara mis

240
compras...
Ella había sido Jefa de la Casa de Gryffindor por suficiente tiempo, había visto suficientes amigos
morir, para saber que había algunas personas que no podías salvar de convertirse en héroes.
Hubo un llamado a la puerta, y la Profesora McGonagall pronunció, "Pase."
Cuando Harry entró, su cara tenía la misma fría, alerta mirada que le había visto en el Lugar de Mary; y
se preguntó por un instante si él había estado vistiendo esa misma mascara, esa misma identidad, todo
el día.
El joven niño se sentó en la silla frente a su escritorio, y habló, "¿Así que ya es momento de que me
informen qué está pasando?" Las palabras neutrales, no las palabras afiladas que debieron acompañar a
esa expresión.
Los ojos de la Profesora McGonagall se alzaron por la sorpresa antes de que los pudiera detener, y
exclamó, "¿El Director no le contó nada, Sr. Potter?"
El niño sacudió su cabeza. "Sólo que él había recibido una advertencia de que yo podría estar en
peligro, pero que ahora estaba a salvo."
Minerva estaba teniendo problemas para encontrar su mirada. ¿Cómo le podían hacer esto a él, cómo
podían cargar esto sobre un niño de once años, esta guerra, este destino, esta profecía... y ellos ni
siquiera confiaban en él...
Se forzó a sí misma a contemplar a Harry directamente, y vio que sus ojos verdes estaban calmados
mientras se posaban sobre ella.
"¿Profesora McGonagall?" el niño inquirió con calma.
"Sr. Potter," arguyó la Profesora McGonagall, "me temo que no es mi derecho explicar, sin embargo si
después de ésto el Director todavía no le cuenta nada, usted puede venir conmigo y yo le gritaré a él
por usted."
Los ojos del niño se abrieron de par en par, algo del Harry real mostrándose a través de una hendidura
antes de que la mascara se volviera a acomodar.
"En cualquier caso," la Profesora McGonagall explicó enérgicamente. "Lamento la molestia, Sr. Potter,
mas necesito pedirle que use su Giratiempo para regresar seis horas hasta las tres de la tarde, y darle el
siguiente mensaje al Profesor Flitwick: Plata en el árbol. Demande al Profesor que anote el tiempo en el
que usted le dio ese mensaje. Después de eso el Director desea encontrarse con usted cuando a usted le
convenga."
Hubo una pausa.
Entonces el niño habló, "¿Soy sospechoso de hacer un uso incorrecto de mi Giratiempo, entonces?"
"¡No por mí!" La Profesora McGonagall respondió a toda prisa. "Lamento el inconveniente, Sr. Potter."
Hubo otra pausa, y entonces el joven niño se encogió de hombros. "Va a desbaratar mi agenda de sueño
pero supongo que no se puede evitar. Por favor permita que los elfos de casa sepan que si pido un
desayuno madrugador a las, digamos, tres A.M., debo recibirlo."
"Por supuesto, Sr. Potter," ella concedió. "Gracias por entender."

241
El niño se levantó de su silla y le dirigió una inclinación de cabeza formal, luego se deslizó hasta la
puerta con su mano ya yendo debajo de su camisa en donde aguardaba su Giratiempo; y ella casi lo
llamó ¡Harry! Sólo que no sabía qué más decir después de eso.
En vez de eso esperó, sus ojos sobre el reloj.
¿Cuánto necesitaba esperar para que Harry Potter regresara en el tiempo?
No necesitaba esperar nada, en realidad; si él ya lo había hecho, entonces ya había pasado...
Minerva sabía, entonces, que ella lo estaba dilatando porque estaba nerviosa, y darse cuenta de ello la
entristeció. Travesuras, sí, travesuras inenarrables impensables con toda la prudencia y precaución de
una roca cayendo – ella no sabía cómo el niño había engañado al Sombrero para que no lo Seleccionara
en Gryffindor donde él obviamente pertenecía – sin embargo nada oscuro o dañino, jamás. Bajo esas
diabluras su bondad corría tan profunda y verdadera como la de los gemelos Weasley, aunque ni
siquiera la Maldición Cruciatus habría logrado que ella lo reconociera en voz alta.
"Expecto Patronum," ella invocó, y luego, "Ve con el Profesor Flitwick, y trae su respuesta tras
preguntarle lo siguiente: '¿El Sr. Potter te dio un mensaje de mi parte, cuál fue ese mensaje, y cuándo lo
recibiste?'"
...
Una hora antes, habiendo usado el último giro de su Giratiempo tras ponerse la Capa de Invisibilidad,
Harry plegó el reloj de arena de vuelta dentro de su camisa.
Y se dirigió a los calabozos de Slytherin, con zancadas tan largas y rápidas como se lo permitieron sus
piernas invisibles, aunque sin correr. Por fortuna la oficina de la Subdirectora ya estaba en un nivel bajo
de Hogwarts...
Unas cuantas escaleras después, devorando dos escalones a la vez mas no tres, Harry se detuvo en un
corredor cuya vuelta final llevaba a la entrada de los dormitorios de Slytherin.
Harry tomó un pedazo de pergamino (no de papel) de su rollo, cogió una Pluma Vuelapluma (no un
bolígrafo) de su monedero, y le indicó a la pluma, "Escribe estas letras exactamente como te las digo:
Z-P-G-B-S-Y, espacio, F-V-Y-I-R-E-B-A-G-U-R-G-E-R-R."
Había dos clases de códigos en la criptografía, códigos que evitaban que tu hermano menor leyeran tus
mensajes y códigos que prevenían que los grandes gobiernos leyeran tus mensajes, y éste era el primer
tipo de código, pero era mejor que nada. En teoría, nadie debía leerlo de todos modos; y aún si lo
hacían, no recordarían nada interesante a menos que lo descifraran primero.
Harry entonces puso esa pieza de pergamino dentro de un sobre cerrado, y con su varita derritió un
poco de cera verde para sellarlo.
En principio, por supuesto, Harry pudo haber hecho todo eso horas antes, sin embargo por alguna razón
esperar hasta después de haber escuchado el mensaje de los propios labios de la Profesora McGonagall
se parecía menos a Molestar Al Tiempo.
Entonces Harry puso el sobre dentro de otro sobre, que ya contenía otra hoja de papel con otras
instrucciones, y cinco Sickles plateados.
Cerró ese sobre (que ya tenía un nombre escrito en el exterior), lo selló con más cera verde, y presionó

242
un último Sickle dentro de ese sello.
Luego Harry puso ese sobre dentro del último sobre en el cual estaba escrito con largas letras el nombre
"Merry Tavington".
Y Harry asomó la cabeza en la vuelta de la esquina donde el retrato ceñudo que servía como puerta a
los dormitorios de Slytherin aguardaba; como él no deseaba que el retrato recordara no haber visto a
alguien invisible, Harry usó el Encantamiento Levitador para hacer que el sobre flotara hacia el hombre
ceñudo, y lo golpeó suavemente con el sobre.
El hombre ceñudo observó el sobre, contemplándolo a través de un monóculo, suspiró, y se giró para
darle la cara hacia el interior de los dormitorios de Slytherin, y llamó, "¡Mensaje para Merry
Tavington!"
Ahí fue cuando al sobre se le permitió caer al suelo.
Unos cuantos momentos después la puerta del retrato se abrió, y Merry recogió el sobre del piso.
Ella lo abriría y hallaría un Sickle y un sobre dirigido a una estudiante de cuarto año llamada Margaret
Bulstrode.
(Los Slytherins hacían éste tipo de cosas todo el tiempo, y un Sickle definitivamente constituía una
orden apremiante.)
Margaret abriría su sobre, y encontraría cinco Sickles junto con un sobre para ser dejados en un salón
de clases sin usar...
...después de que ella usara su Giratiempo para regresar cinco horas...
...donde ella se toparía con otros cinco Sickles esperándola, si llegaba allí pronto.
Y un invisible Harry Potter estaría esperando en ese cuarto entre las tres PM y las tres treinta, sólo en
caso de que alguien intentara la prueba obvia.
Bueno, había sido obvia para el Profesor Quirrell, al menos.
También había sido obvio para el Profesor Quirrell que (a) Margaret Bulstrode tenía un Giratiempo y
que (b) ella no era muy estricta sobre cómo lo usaba, por ejemplo al decirle a su hermana menor buenas
piezas de chisme "antes" que alguien más las hubiera escuchado.
Algo de la tensión se fue de Harry mientras se alejó del retrató en la puerta, todavía invisible. De
alguna forma su mente se las había arreglado para preocuparse sobre el plan, incluso sabiendo que ya
había tenido éxito. Ahora sólo faltaba la confrontación con Dumbledore, y su día habría acabado... iría
a las gárgolas del Director a las 9PM, ya que hacerlo a las 8PM parecería más sospechoso. De éste
modo el podía clamar que simplemente había malentendido lo que la Profesora McGonagall había
querido decir con "después"...
El oscuro dolor se agarró al corazón de Harry al pensar una vez más en la Profesora McGonagall.
Por lo que Harry se retiró un poco más dentro de su lado oscuro, que había vestido la expresión de
calma y mantenido la fatiga fuera de su rostro, y siguió caminando.
Habría un ajuste de cuentas, mas a veces tenías que tomar prestado todo lo que pudieras el día de hoy, y
dejar que los pagos llegaran mañana.

243
...
Incluso el lado oscuro de Harry se estaba sintiendo exhausto para cuando la escalera en espiral lo hubo
llevado a la gran puerta de roble que era el portal final a la oficina de Dumbledore; pero ya que Harry
ahora estaba legalmente cuatro horas más allá de su hora natural para ir a la cama, era seguro mostrar
algo de esa fatiga, la física aunque no la emocional.
La puerta de roble se abrió de par en par –
De antemano los ojos de Harry ya se habían enfocado en la dirección del gran escritorio, en el trono
detrás de aquello; así que le tomó un momento registrar que el trono estaba vacío, el escritorio desolado
en el centro excepto por un solitario volumen encuadernado en cuero; y entonces Harry cambió su
mirada de dirección para ver al mago de pie a un lado de sus horribles cosas, los desconocidos y
misteriosos aparatos amontonados en una esquina del escritorio. Fawkes y el Sombrero Seleccionador
ocupaban sus respectivos percheros, una brillante y fogosa llama crujía en un rincón que Harry hasta
ahora se daba cuenta era una chimenea, y había dos sombrillas y tres pantuflas rojas para el pie rojo.
Todas las cosas en su lugar y apariencia acostumbrada excepto el mago anciano en sí mismo, de pie y
alto vestido con una túnica negra muy formal. Fue una conmoción para sus ojos, esa túnica sobre esa
persona, era como si Harry hubiera visto a su padre luciendo un traje de negocios.
Muy antigua era la apariencia de Albus Dumbledore, y afligida.
"Hola, Harry," saludó el mago anciano.
Dentro de una identidad alterna auto-mantenida como una construcción de la Oclumancia, un Harry-
inocente que absolutamente no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo inclinó su cabeza fríamente, y
pronunció, "Director. Espero que ya haya escuchado la confirmación de parte de la Subdirectora
McGonagall, así que si está bien por usted, realmente quisiera saber qué está pasando."
"Sí," concordó el mago anciano, "es hora, Harry Potter." La espalda se enderezó, nada más un poco
pues el mago ya estaba de pie; pero de alguna forma incluso ese pequeño cambio hizo que el mago
pareciera una cabeza más alto, y más fuerte aunque no más joven, formidable aunque no peligroso, su
potencia reunida sobre él como un manto. Con una clara voz, entonce, él habló: "Éste día tu guerra
contra Voldemort ha iniciado."
"¿Qué?" exclamó el Harry exterior que no sabía nada, mientras algo viendo desde adentro pensó más o
menos lo mismo sólo que con mucha más profanidad de por medio.
"Bellatrix Black ha sido tomada de Azkaban, ella escapó de una prisión de la que no se podía escapar,"
el mago anciano explicó. "Es una hazaña que carga la firma de Voldemort como ninguna otra que
hubiera visto antes; y ella, su más fervorosa sirviente, es uno de los tres requisitos que él debe obtener
para revivir con un nuevo cuerpo. Tras diez años el enemigo que derrotaste ha regresado, como fue
predicho."
Ninguna parte de Harry pudo pensar que pronunciar ante eso, al menos no durante los pocos segundos
antes de que el mago anciano continuara.
"No cambia mucho para ti, por ahora," explicó el mago anciano. "He empezado a reconstituir la Orden
del Fénix que te servirá, he alertado a las pocas almas que pueden y deberían entender: Amelia Bones,
Alastor Moody, Bartemius Crouch, ciertos otros. De la profecía – sí, hay una profecía – yo no les he
contado, pero saben que Voldemort ha regresado, y saben que tú jugarás un rol vital. Ellos y yo

244
lucharemos tu guerra en sus etapas iniciales, mientras tú creces en fuerza, y quizá sabiduría, aquí en
Hogwarts." Las manos del mago anciano se alzaron, como si estuviera suplicando. "Así que para ti,
por ahora, sólo hay un cambio, y te imploro que comprendas su necesidad. ¿Reconoces el libro sobre
mi escritorio, Harry?"
La parte interna de Harry estaba gritando y golpeando su cabeza contra paredes imaginarias, mientras
el Harry exterior se giró y contempló a lo que resultó ser -
Hubo una pausa bastante larga.
Entonces Harry respondió, "Es una copia de El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien."
"Reconociste una frase de ese libro," prosiguió Dumbledore, mirada intensa en sus ojos, "por lo que
asumo que lo recuerdas bien. Si estoy equivocado, por favor corrígeme."
Harry nada más se lo quedo viendo.
"Es importante entender," expuso Dumbledore, "que éste libro no es una descripción realista de una
guerra mágica. John Tolkien nunca luchó contra Voldemort. Tu guerra no será como en los libros que
has leído. La vida real no es como en las historias. ¿Comprendes, Harry?"
Harry, muy lento, asintió sí; y luego sacudió su cabeza en un no.
"En particular," declaró Dumbledore, "hay una cosa ciertamente tonta que Gandalf hace en el primer
libro. Él comete muchos errores, así actúa el mago de Tolkien; sin embargo hay un error que es el más
imperdonable. Ese error es éste: Cuando Gandalf tuvo la primera sospecha, aunque fuera momentánea,
de que Frodo poseía el Anillo Único, debió llevarse a Frodo para Rivendell en el acto. Podría haber
pasado una vergüenza, ese mago anciano, de haber resultado sus sospechas falsas. Podría haber
encontrando embarazoso comandar a Frodo, y Frodo habría estado grandemente incómodo,
necesitando hacer a un lado muchos otros planes y pasatiempos. Mas un poco de vergüenza, y
embarazo, e incomodidad, es nada comparado a la perdida de toda tu guerra, cuando los nueve Nazgul
descendieron en picada sobre la Comarca mientras tú estabas leyendo viejos pergaminos en Minas
Tirith, y se llevan el Anillo sin perder el tiempo. Y no sería Frodo solamente quien habría sufrido; toda
la Tierra Media habría caído en la esclavitud. De no haberse tratado de una mera historia, Harry, ellos
habrían perdido su guerra. ¿Captas a qué me refiero?"
"Eh..." contestó Harry, "no exactamente..." Había algo sobre Dumbledore cuando se comportaba así,
que hacía difícil permanecer apropiadamente frío; su lado oscuro tenía problemas con lo raro.
"Entonces lo diré con todas sus letras," concluyó el mago anciano. Su voz era severa, sus ojos estabas
tristes. "Frodo debió haber sido movido a Rivendell de inmediato por el propio Gandalf – y Frodo
nunca debió haber dejado Rivendell sin guardia. No tendría porque haber ocurrido la noche de terror en
Bree, no Quebradas de los Túmulos, no Amon Sûl donde Frodo fuera herido, pudieron haber perdido su
guerra por completo en cualquiera de esas veces, ¡por el descuido de Gandalf! ¿Entiendes ahora a qué
me refiero, hijo de Michael y Petunia?"
Y el Harry que nada sabía lo comprendió.
Y el Harry que nada sabía vio que era la más ingeniosa, sabia, inteligente y sensata, la acción correcta
por hacer.
Y el Harry que nada sabía pronunció justo lo que un inocente Harry habría hablado, mientras el

245
observador silencioso gritaba por la confusión y agonía.
"Usted se refiere," Harry contestó, su voz temblando pues las emociones internas iban traspasando
hacia la calma exterior, "a que no voy a ir a casa de mis padres en vacaciones."
"Los verás de nuevo," el mago anciano se apresuró a explicar. "Les pediré que vengan aquí para estar
contigo, les extenderé cada cortesía durante su visita. Sin embargo no vas a ir a casa para las
vacaciones, Harry. No vas a ir a casa para el verano. Ya no irás a almorzar en el Callejón Diagon, ni
siquiera con el Profesor Quirrell para cuidarte. Tu sangre es el segundo requisito que Voldemort
necesita para alzarse tan fuerte como antes. Por lo que nunca volverás a dejar los limites de las
protecciones de Hogwarts sin una razón vital, y con un guarda lo suficientemente fuerte como para
repeler cualquier ataque durante el tiempo suficiente como para que tú llegues a un lugar seguro. "
El agua estaba empezando en las esquinas de los ojos de Harry. "¿Es eso una petición?" inquirió su voz
tambaleante. "¿O una orden?"
"Lo lamento, Harry," el mago anciano respondió con suavidad. "Tus padres verán la necesidad, espero;
pero si no... Me temo que no tienen otra opción; la ley, aunque equivocada, no los reconoce como tus
guardianes. Lo siento, Harry, y entenderé si me desprecias por ello, mas debe ser hecho."
Harry le dio la espalda, miró la puerta, ya no podía contemplar más a Dumbledore, no podía confiar en
su propio rostro.
Éste es el costo para ti mismo, opinó Hufflepuff dentro de su mente, es justo porque tú impusiste costos
sobre otros. ¿Cambiará eso tu perspectiva de todo el asunto, en la forma en que el Profesor Quirrell
cree que cambiará?
Automáticamente, la mascara del inocente Harry exclamó exactamente lo que habría dicho: "¿Están
mis padres en peligro? ¿Necesitan ellos ser movidos aquí?"
"No," replicó la voz del mago. "No lo creo así. Los Mortífagos aprendieron, hacia el final de la guerra,
a no atacar a las familias de la Orden. Y si Voldemort ahora está actuando sin sus antiguos compañeros,
él todavía sabe que soy yo quien toma las decisiones por el momento, y él conoce que no le daré nada
por cualquier amenaza hacia tu familia. Le enseñé que no me rindo ante el chantaje, y por eso él no lo
intentará."
Harry lo volvió a encarar, y vio frialdad en la cara del mago anciano que combinaba con el cambio de
su voz, los ojos azules de Dumbledore tras las gafas se habían endurecido como el acero, no encajaban
con la persona mas sí con la formal túnica negra.
"¿Es eso todo, entonces?" cuestionó la voz temblorosa de Harry. Después él pensaría sobre ésto,
después pensaría en alguna respuesta astuta, después le preguntaría al Profesor Quirrell si había alguna
manera de convencer al Director de que estaba equivocado. En ese momento, mantener la mascara
requería toda la atención de Harry.
"Voldemort usó un artefacto Muggle para escapar de Azkaban," el mago anciano dijo. "Él te está
observando y aprendiendo de ti, Harry Potter. Pronto un hombre llamado Arthur Weasley por orden del
Ministerio impondrá un edicto para que cese todo el uso de artefactos Muggle en las batallas del
Profesor de Defensa. En el futuro, cuando tengas una buena idea, guárdala para ti mismo."
No parecía importante por comparación. Harry nada más asintió, y preguntó una vez más, "¿Es eso

246
todo?"
Hubo una pausa.
"Por favor," suplicó el mago anciano con un susurro. "No tengo derecho a pedir tu perdón, Harry James
Potter-Evans-Verres, pero por favor, al menos dime que entiendes el por qué." Había agua en los ojos
del mago anciano.
"Lo entiendo," afirmó la voz del Harry exterior que sí entendía, "O sea... Ya había estado pensando en
algo así... reflexionando si podía lograr que mis padres y usted me permitieran quedarme en Hogwarts
durante el verano como los huérfanos, para poder leer en la biblioteca de aquí, como sea todo es más
interesante en Hogwarts..."
Un ahogado sonido surgió de la garganta de Albus Dumbledore.
Harry se giró otra vez hacia la puerta. No era un escape indemne, mas era un escape.
Dio un paso hacia adelante.
Su mano cogió el pomo de la puerta.
Un grito desgarrador partió el aire -
Como si fuera en cámara lenta, al tiempo que Harry se giró, vio al fénix ya lanzándose a través del aire
y aleteando hacia él.
Desde el verdadero Harry, el que conocía su verdadera culpa, salió un asomó de pánico, pues no había
pensado en eso, no lo había anticipado, se había preparado para encarar a Dumbledore mas se había
olvidado de Fawkes -
Aleteo, aleteo, y aleteo, tres veces las alas del fénix aletearon como el estallido y apagón de un fuego,
la duración parecía pasar demasiado lento mientras Fawkes se remontaba por encima de los misterios
dispositivos para llegar hacia donde Harry aguardaba de pie.
Y el ave roja-dorada estaba flotando frente a él con gentiles movimientos de ala, balanceándose en el
aire como la flama de una vela.
"¿Qué sucede, Fawkes?" inquirió el falso Harry confundido, observando al fénix a los ojos, como lo
haría si fuera inocente. El Harry real, sintiendo el mismo malestar horrendo que sintió cuando la
Profesora McGonagall había expresado su confianza en él, pensó: ¿Me volví malvado el día de hoy,
Fawkes? Yo no creí que fuera malvado... ¿Me odias ahora? Si me convierto en algo que un fénix odia,
quizá debería rendirme sin más, rendirme ahora y confesar -
Fawkes gritó, el más terrible chillido que Harry hubiera llegado a escuchar, un chillido que puso todos
los dispositivos a vibrar e hizo despertar a todas las figuras que dormían dentro de sus retratos.
Perforó a través de todas las defensas de Harry como si fuera una espada caliente cortando mantequilla,
todas sus capas colapsaron como globos estallados con agujas, reajustaron sus prioridades en un
instante pues él recordó la única cosa que era importante; las lágrimas empezaron a verterse libremente
por los ojos de Harry, bajando por sus mejillas, su voz ahogada pues las palabras salían de su garganta
como si estuviera tosiendo lava -
"Fawkes dice," la voz de Harry pronunció, "él quiere que yo, haga, algo, sobre, los prisioneros, en

247
Azkaban -"
"¡Fawkes, no!" exclamó el mago anciano. Dumbledore se adelantó, acercándose al fénix con una mano
suplicante. La voz del mago anciano era casi tan desesperada como había sido el grito del fénix. "¡No
puedes pedirle eso, Fawkes, no es más que un niño!"
"Usted fue a Azkaban," Harry susurró, "usted llevó a Fawkes consigo, él vio – usted vio – usted estuvo
ahí, usted vio - ¿POR QUÉ NO HIZO NADA? ¿POR QUÉ NO LOS DEJÓ SALIR?"
Cuando los instrumentos dejaron de vibrar, Harry se dio cuenta que Fawkes había gritado al mismo
tiempo que él, que ahora el fénix estaba volando al lado de Harry y encarando a Dumbledore a su lado,
la cabeza rojo-dorada a la altura de la suya.
"Puedes," murmuró el mago anciano, "¿puedes en verdad escuchar la voz del fénix tan claramente?"
Harry estaba llorando tan fuerte que casi no podía hablar, por todas las puertas de metal que había
pasado, las voces que había escuchado, las peores memorias, las desesperadas suplicas que oía al
caminar, todo había explotado dentro de su mente como una flama a causa del grito del fénix, todos los
bastiones internos derribados. Harry no sabía si en realidad podía escuchar la voz del fénix claramente,
si habría entendido a Fawkes sin haberlo sabido de antemano. Todo lo que Harry sabía era que tenía
una excusa plausible para mencionar las cosas que el Profesor Quirrell le había dicho que nunca debía
comentar en una conversación desde hoy en adelante; porque esto era justamente lo que un inocente
Harry habría dicho, lo que habría hecho, de haber escuchado con tanta lucidez. "Ellos están sufriendo –
tenemos que ayudarlos – "
"¡Yo no puedo!" lloró Albus Dumbledore. "¡Harry, Fawkes, no puedo, no hay nada que yo pueda
hacer!"
Otro grito desgarrador.
"¿POR QUÉ NO? ¡NADA MÁS VAYA Y SÁQUELOS!"
El mago anciano retiró su vista del fénix, sus ojos se posaron sobre los de Harry. "Harry, ¡explica a
Fawkes de mi parte! ¡Cuéntale que no es tan simple! Los fénix no son meros animales mas son
animales, Harry, no pueden asimilar -"
"Yo tampoco lo comprendo," Harry declaró, con voz temblorosa. "¡No comprendo por qué están
alimentando a los Dementores con prisioneros! ¡Azkaban no es una prisión, es una cámara de tortura
y ustedes están torturando a esas personas hasta la MUERTE!"
"Percival," argumentó el mago anciano con voz ronca "Percival Dumbledore, mi propio padre, Harry,
¡mi propio padre murió dentro de Azkaban! ¡Lo sé, sé que es un horror! ¿Pero que quieres de mí?
¿Destrozar Azkaban por la fuerza? ¿Quieres que declare una abierta rebelión contra el Ministerio?"
¡CAW!
Hubo una pausa, y la voz temblorosa de Harry dijo, "Fawkes no sabe nada sobre los gobiernos, él nada
más quiere que usted – saque a los prisioneros afuera – de sus celdas – y él le ayudará a pelear, si
alguien se interpone en su camino – y – ¡y yo también lo haré, Director! ¡Iré con usted y destruiré
cualquier Dementor que se acerque! Nos preocuparemos sobre las consecuencias políticas después,
apuesto que usted y yo juntos podemos salirnos con la nuestra -"

248
"Harry," murmuró el mago anciano, "los fénix no entienden cómo ganar una batalla puede perder una
guerra." Las lagrimas descendían por las mejillas del mago anciano, secándose dentro de su barba
plateada. "La batalla es todo lo que conocen. Son buenos, sin embargo no son sabios. Por eso es que
escogen a los magos para que sean sus maestros."
"¿Puede usted traer a los Dementores donde yo pueda atacarlos?" La voz de Harry ya era suplicante.
"Tráigalos en grupos de a quince – creo que puedo destruir esa cantidad a la vez sin lastimarme a mí
mismo – "
El mago anciano negó con su cabeza. "Fue bastante difícil pasar la perdida de uno – podrían darme uno
más, pero nunca dos – son considerados posesiones nacionales, Harry, armas en caso de guerra – "
La furia destelló entonces en Harry, resplandeció como el fuego, podría haber venido del hombro
donde reposaba un fénix, y podría haber venido de su propio lado oscuro, y las dos iras se mezclaron
dentro de él, la fría y la caliente, y fue una extraña voz la que surgió desde su garganta, "Dime algo.
¿Qué tiene que hacer un gobierno, qué tienen que hacer los votantes con su democracia, qué tienen que
hacer las personas de un país, antes de que me vea forzado a decidir que ya no estoy en el mismo lado
de ellos?"
Los ojos del mago anciano se abrieron por completo al observar al niño con un fénix sobre el hombro.
"Harry... son aquellas tus palabras, o las del Profesor de Defensa – "
"Porque tiene que haber algún punto, ¿no es así? Y si no es Azkaban, ¿dónde es, entonces?"
"Harry, escucha, por favor, ¡óyeme! ¡Los magos no podrían vivir juntos si cada uno declarara rebelión
contra los demás, cada vez que difieren! Siempre habrá algo – "
"¡Azkaban no es un mero algo! ¡Es malvado!"
"¡Sí, incluso malvado! ¡Incluso algunos males, Harry, pues los magos no son perfectamente buenos! Y
de todos modos es mejor que vivamos en paz, que en caos; y si tú y yo acabáramos con Azkaban por la
fuerza ese sería el principio del caos, ¿no lo puedes ver?" La voz del mago anciano era suplicante. "¡Y
es posible oponerse a la voluntad de tus iguales abiertamente o en secreto, sin odiarlos, sin declararlos
malvados y enemigos! ¡No creo que las personas de éste país merezcan eso de ti, Harry! E incluso si
algunos de ellos lo merecen – ¿qué hay de los niños, qué hay de los estudiantes en Hogwarts, que hay
de las muchas buenas personas mezcladas con las malas?"
Harry contempló hacia su hombro donde Fawkes se había posado, vio los ojos del fénix observándolo a
su vez, no brillaban y aún así iluminaban, flamas rojas en un mar de fuego dorado.
¿Qué piensas, Fawkes?
"¿Caw?" Dijo el fénix.
Fawkes no comprendía la conversación.
El joven niño miró al mago anciano, y habló con densa voz, "O tal vez los fénix son más sabios que
nosotros, más listos que nosotros, quizá ellos nos siguen por ahí esperando que algún día los
escuchemos, que algún día lo entendamos, que algún día simplemente saquemos, los prisioneros,
afuera, de sus celdas -"
Harry se giró, abrió la puerta de roble y atravesó la escalera y cerró con un portazo la puerta tras él.

249
El hueco de la escalera empezó a rotar, Harry empezó a descender, y él puso su cara dentro de sus
manos, y principio a llorar.
No fue hasta que estuvo a la mitad del fondo que notó la diferencia, se dio cuenta del calor que seguía
esparciéndose a través de él, y percibió que -
"¿Fawkes?" Harry susurró.
- el fénix seguía sobre su hombro, acomodado ahí como lo había visto unas cuantas veces sobre
Dumbledore.
Harry volvió a ver dentro de los ojos, flamas rojas dentro de fuego dorado.
"Tú no eres mi fénix ahora... ¿o sí?"
¡Caw!
"Oh," Harry dijo, su voz temblando un poco, "Me alegra escuchar eso, Fawkes, porque no creo – que el
Director – no creo que él lo merezca -"
Harry se detuvo, respiró profundamente.
"No creo que él se merezca eso, Fawkes, estaba intentando hacer lo correcto..."
¡Caw!
"Pero estás enojado con él y quieres probar un punto. Lo comprendo."
El fénix acarició su cabeza contra el hombro de Harry, y la gárgola de piedra se hizo suavemente a un
lado para permitir que Harry pasara hacia los corredores de Hogwarts.

250
Capítulo 26
El Experimento de la Prisión Stanford, Conclusiones
...
Conclusión, Hermione Granger:
Ella estaba empezando a cerrar sus libros y guardar su tarea para prepararse para dormir, Padma y
Mandy hacían otro tanto con sus propios libros al otro lado de la mesa, cuando Harry Potter ingresó
caminando a la sala común de Ravenclaw; y fue sólo entonces cuando ella se dio cuenta, que no lo
había visto desde el desayuno.
Esa sorpresa fue rápidamente sobrepasada por una mucho más alarmante.
Había una criatura alada rojo-dorada sobre el hombro de Harry, una brillante ave de fuego.
Y Harry se veía triste y agotado y realmente cansado como si el fénix fuera la única cosa que lo
mantenía de pie, pero todavía quedaba algo de calor sobre él, si te cruzabas con sus ojos podrías haber
pensado que estabas mirando al Director de alguna manera, ese fue la impresión que recorrió la mente
de Hermione aunque no tenía ningún sentido.
Harry Potter atravesó la sala común de Ravenclaw con largas zancadas, pasó sofás llenos de niñas
observadoras, pasó círculos de cartas de niños contempladores, dirigiéndose a ella.
En teoría ella no estaba hablando con Harry Potter todavía, su semana no acababa hasta mañana, sin
embargo lo que fuera que estuviera pasando era claramente más importante que eso -
"Fawkes," Harry dijo, justo cuando ella estaba a punto de abrir la boca, "esa niña de ahí es Hermione
Granger, no está hablando conmigo ahora mismo porque soy un idiota, mas si quieres estar sobre el
hombro de una buena persona ella es mejor que yo."
Tanta fatiga y dolor en la voz de Harry Potter -
Pero antes de que ella pudiera descubrir qué hacer al respecto, el fénix saltó del hombro de Harry como
un fósforo en cámara rápida, resplandeciendo hacia ella; había un fénix volando frente a sí y con la
mirada fija sobre ella con ojos de luz y flama.
"¿Caw?" cuestionó el fénix.
Hermione se lo quedó mirando, sintiendo que estaba enfrentando una pregunta en un examen para el
cual había olvidado estudiar, la pregunta más importante y ella había estado toda su vida sin estudiar,
no sabía qué responder.
"Yo -" ella comentó. "Nada más tengo doce, no he hecho nada todavía -"
El fénix simplemente planeó a su alrededor, rotando alrededor sólo con la fuerza de las puntas de sus
alas como el ser de luz y aire que era, y se remontó de vuelta al hombro de Harry Potter, donde se
asentó con bastante firmeza.
"Niño tonto," dijo Padma al frente de ella, viéndose indecisa entre reír o hacer una mueca, "los fénix no
son para niñas inteligentes que hacen su tarea, son para idiotas que se lanzan directo contra cinco
abusones de Slytherin más grandes. Hay una razón por la que los colores de Gryffindor son el rojo y el
dorado, sabes."

251
Hubo muchas risas amistosas en la sala común de Ravenclaw.
Hermione no fue una de las que se rió.
Tampoco Harry.
Harry había puesto una mano sobre su propia cara. "Dile a Hermione que lo lamento," le pidió a
Padma, su voz casi cayendo a un susurro. "Explícale que olvidé que los fénix son animales, no
entienden de tiempo y planeación, no comprenden a las personas que van a hacer cosas buenas más
adelante – no estoy seguro de que tan siquiera entiendan lo que una persona es, todo lo que ven es lo
que la gente hace. Fawkes no sabe lo que significa doce. Di a Hermione que lo siento – yo no debí –
nada me sale bien hoy, ¿no es así?"
Harry se giró para irse, el fénix todavía sobre su hombro, empezando a arrastrarse lentamente hacia la
escalera que llevaba a su dormitorio.
Y Hermione no podía dejarlo así, simplemente no podía dejarlo así. No sabía si era por su competición
con Harry o algo más. Nada más no podía permitir que acabara con el fénix dándole la espalda.
Ella tenía que -
Su mente interrogó frenéticamente a toda su excelente memoria, encontrando sólo una cosa –
"¡Iba a correr en frente del Dementor para intentar salvar a Harry!" gritó un poco desesperada al ave
rojo-dorada. "O sea, ¡de hecho comencé a correr y todo! Eso fue estúpido y valiente, ¿correcto?"
Con un trino tronador el fénix se lanzó una vez más desde el hombro de Harry, de vuelta hacia ella
como una llamarada esparciéndose, le dio la vuelta tres veces como si fuera el centro de un infierno, y
por tan sólo un momento rozó su mejilla con su ala, antes de remontarse de vuelta a Harry.
Hubo murmullos en la sala común de Ravenclaw.
"Te lo dije," Harry pronunció en voz alta, y entonces inició la subida de las escaleras hacia su
dormitorio; parecía trepar con mucha velocidad, como si sus pies fueran más ligeros por alguna razón,
por lo que tras un parpadeó Fawkes y él se habían ido.
Hermione levantó una mano temblorosa hasta su mejilla donde Fawkes la había tocado con su ala, un
poco de calor residía ahí como un pequeño pedazo de piel que había sido encendido en llamas
gentilmente.
Había respondido la pregunta del fénix, ella supuso, sin embargo se sintió como si hubiera pasado el
examen raspando, como si hubiera obtenido un 62 y hubiera podido obtener un 104 de haberse
esforzado más.
Si tan siquiera lo hubiera intentado.
Ella no lo había estado intentando de verdad, cuando reflexionó al respecto.
Nada más haciendo su tarea -
¿A quién has salvado?
...
Conclusión, Fawkes:

252
Pesadillas, el niño había esperado, gritos y suplicas y aullidos huracanados de desolación, el descargo
de los horrores que yacían en su memoria, y de esa forma, quizá, volverse parte del pasado.
Y el niño sabía que las pesadillas llegarían.
La próxima noche, llegarían.
El niño soñó, y en sus sueños el mundo estaba en llamas, Hogwarts estaba en llamas, su casa estaba en
llamas, las calles de Oxford estaban en llamas, todas resplandeciendo con flamas doradas que brillaban
mas no consumían, y todas las personas caminando a través de las iluminadas calles estaban
resplandeciendo con una luz blanca más radiante que el fuego, como si ellos mismos fueran flamas, o
estrellas.
Los otros niños de primer año fueron a la cama, y lo vieron por sí mismos, la maravilla cuyo rumor
ellos ya habían escuchado, que en su cama Harry Potter yacía silencioso y sin movimiento, una sonrisa
gentil sobre su cara, mientras acomodado sobre su almohada un ave rojo-dorada lo observaba, con alas
luminosas que aleteaban sobre él como una manta sobre su cabeza.
El ajuste de cuentas había sido pospuesto una noche más.
...
Conclusión, Draco Malfoy:
Draco alisó su túnica, asegurándose de que el borde verde estuviera alineado. Agitó su varita sobre su
propia cabeza y pronunció un Encantamiento que Padre le había enseñado mientras otros niños seguían
jugando con el lodo, un Encantamiento que lograba que ni una sola mota de polvo o hilo deshilachado
fuera a ensuciar su túnica de mago.
Draco recogió el misterioso sobre que Padre le había enviado mediante búho, y lo guardó dentro de su
túnica. Ya había usado Incendio y Everto sobre la misteriosa nota.
Y entonces se dirigió al desayuno, para sentarse exactamente cuando la aguja del reloj señalara el
momento en que apareciera la comida, si lo podía lograr, para que así pareciera que los demás habían
estado esperando su aparición para comenzar a comer. Porque cuando eres el heredero de Malfoy eras
el primer en todo, incluyendo el desayuno, ese era el por qué.
Vincent y Gregory estaban esperando por él a las afueras de su cuarto privado, listos antes de que él lo
estuviera – aunque no, por supuesto, vestidos tan finamente.
La sala común de Slytherin estaba desierta, de todos modos cualquiera que se hubiera levantado tan
temprano se dirigía directo a desayunar.
Los pasillos del calabozo estaban silenciosos excepto por sus propios pasos, vacío y retumbante.
El Gran Comedor era un alboroto de alarma a pesar de que habían llegado pocos, algunos niños
pequeños lloraban, los estudiantes corrían de un lado para otro entre las mesas o de pie y agrupados se
gritaban los unos a los otros, un prefecto de bordes rojos estaba parado entre dos estudiantes de bordes
verdes y les gritaba y Snape daba largas zancadas hacia el desastre -
El ruido disminuyó un poco en cuanto las personas vieron a Draco, pues algunas de las caras se giraron
para contemplarlo, y guardaron silencio.

253
La comida apareció sobre las mesas. Nadie la miró.
Y Snape se giró sobre sus talones, abandonó su objetivo, y se dirigió directo hacia Draco.
Un nudo de temor sujetó el corazón de Draco, le había sucedido algo a Padre – no, de seguro Padre le
habría dicho – lo que fuera que estuviera sucediendo, por qué Padre no le había contado -
Había bolsas de fatiga bajo los ojos de Snape, Draco vio a su Jefe de Casa acercarse, el Maestro de
Pociones nunca se había vestido finamente (por decir lo menos) sin embargo su túnica estaba más sucia
y más desarreglada esta mañana, manchada con grasa extra.
"¿No has escuchado?" cuchicheó su Jefe de Casa al aproximarse. "Por el amor de Merlín, Malfoy, ¿no
te llega el periódico?"
"Qué pasa, Profe-"
"¡Bellatrix Black escapó de Azkaban!"
"¿Qué?" preguntó Draco conmocionado, al tiempo que Gregory atrás de él pronunció algo que
realmente no debió y Vincent nada más quedó con la boca abierta.
Snape lo estaba mirando fijamente con ojos como rendijas, entonces asintió bruscamente. "Lucius no te
contó nada, entonces. Ya veo." Snape soltó un bufido, le dio la espalda -
"¡Profesor!" exclamó Draco. Las implicaciones empezaban a caer sobre él, su mente girando
frenéticamente. "Profesor, qué debería hacer yo – Padre no me instruyó -"
"Entonces le sugiero," Snape lo cortó en tono burlón, sin dejar de dar zancadas largas, "que usted les
comunique eso, Malfoy, ¡como su padre deseaba!"
Draco volvió a observar a Vincent y Gregory, aunque no supo por qué se tomó la molestia, por
supuesto que se veían más confundidos de lo que él estaba.
Y Draco caminó hacia la mesa de Slytherin, y se sentó en un extremo lejano, que todavía seguía vacío
de comensales.
Draco puso una tortilla de salchichas sobre su plato, comenzando a comer con movimientos
automáticos.
Bellatrix Black había escapado de Azkaban.
¿Bellatrix Black había escapado de Azkaban...?
Draco no sabía que hacer con eso, era tan totalmente inesperado como el Sol apagándose – bueno, se
esperaba que el Sol se apagara en seis billones de años pero esto era tan inesperado como el Sol
apagándose mañana. Padre no lo habría hecho, Dumbledore no lo habría hecho, nadie debería haber
sido capaz de hacerlo – qué significaba – ¿de qué uso le sería Bellatrix a cualquiera tras diez años en
Azkaban – incluso si volvía a ser fuerte, para qué servía una hechicera poderosa que estaba
completamente loca y fanáticamente devota a un Señor Oscuro que ya no estaba por los alrededores?
"Oiga," dijo Vincent desde su asiento al lado de Draco, "No lo comprendo, jefe, ¿por qué hicimos eso?"
"¡Nosotros no lo hicimos, imbécil!" espetó Draco. "Oh, en el nombre de Merlín, si incluso tú crees que
nosotros – ¿tu padre nunca te contó alguna historia sobre Bellatrix Black? Ella torturó a Padre una vez,
ella torturó a tu padre, ella torturó a todos, ¡el Señor Oscuro le ordenó una vez que se hiciera Crucio a

254
sí misma y ella lo hizo! Ella no hacía cosas locas para inspirar miedo y obediencia en el populacho,
¡ella hacía cosas locas porque es una loca! ¡Es una perra eso es lo que es!"
"Oh, ¿en serio?" preguntó una voz incensada a espaldas de Draco.
Draco no levantó la vista. Gregory y Vincent estarían cuidando su espalda.
"¡Hubiera pensado que estarías feliz -"
"- al escuchar que una Mortífaga había sido liberada, Malfoy!"
Amycus Carrow había sido siempre una de las otras personas problemáticas; Padre le había dicho a
Draco que se asegurará de nunca estar a solas en el mismo cuarto con Amycus...
Draco se giró y le dio a Flora y Hestia Carrow su mueca despreciativa Número Tres, la que indicaba
que él pertenecía a una Casa Noble y Más Antigua y que ellas no y sí, eso importaba. Draco habló en su
dirección general, ciertamente no los iba a dignificar al dirigirse a ellas en particular, "Hay Mortífagos
por un lado y hay Mortífagos por el otro," y entonces se giró de nuevo hacía su comida.
Hubo dos jadeos rabiosos en unisono, y luego dos pares de zapatos salieron como trombas hacia el otro
lado de la mesa de Slytherin.
Fue unos pocos minutos después que Millicent Bulstrode corrió hacia ellos, visiblemente sin aliento, y
explicó, "Sr. Malfoy, ¿ya escuchó?"
"¿Sobre Bellatrix Black?" replicó Draco. "Sí -"
"No, ¡sobre Potter!"
"¿Qué?"
"Potter iba por ahí con un fénix sobre su hombro ayer en la noche, parecía como si lo hubieran
arrastrado por cincuenta kilómetros de lodo, ¡dicen que el fénix lo llevó a Azkaban para intentar
detener a Bellatrix y que luchó a duelo con ella e hicieron explotar la mitad de la fortaleza!"
"¿Qué?" exclamó Draco. "Oh, no hay forma de que eso sea -"
Draco se paró en seco.
Había dicho eso un número de veces sobre Harry Potter y había empezado a notar un patrón.
Millicent salió corriendo para informar a alguien más.
"Usted no cree que en verdad -" inició Gregory.
"Honestamente ya no sé que creer," concluyó Draco.
Unos pocos minutos después, después de que Theodore Nott se hubiera sentado a su lado y William
Rosier se hubiera ido a sentarse con las gemelas Carrow, Vincent lo codeó suavemente y añadió, "Allí."
Harry Potter había entrado al Gran Comedor.
Draco lo observó con atención.
No se veía alarma sobre el rostro de Harry, ni sorpresa o conmoción, nada más parecía...
Era la misma mirada distante, absorbida que Harry vestía cuando estaba intentando descubrir la

255
respuesta a una pregunta que Draco aún no podía comprender.
Draco se levantó a toda prisa de la banca en la mesa de Slytherin, ordenando "Quédense atrás," y
caminó con toda la decorosa velocidad hacia Harry.
Harry pareció darse cuenta de su acercamiento justo cuando estaba dirigiéndose hacia la mesa de
Ravenclaw, y Draco -
- le dio una rápida ojeada a Harry -
- y luego siguió de largo, directo a la salida del Gran Comedor.
Fue un minuto después que Harry se asomó alrededor de la esquina del pequeño recoveco de piedra
donde Draco había esperado, podría no engañar a todos mas crearía una negación plausible.
"Quietus," pronunció Harry. "Draco, qué -"
Draco extrajo el sobre de su túnica. "Tengo un mensaje para ti de parte de Padre."
"¿Eh?" soltó Harry, y recibió el sobre de Draco, y lo abrió rasgándolo en una manera no muy pulcra, y
sacó una hoja de pergamino y la desdobló y -
Harry ingirió una profunda bocanada de aire.
Luego Harry observó a Draco.
Entonces Harry bajo de nuevo la vista al pergamino.
Hubo una pausa.
Harry preguntó, "¿Lucius te pidió que reportaras mi reacción ante esto?"
Draco se pausó por un momento, sopesando, y luego abrió su boca -
"Veo que lo hizo," dijo Harry, y Draco se maldijo a sí mismo, debió ser mejor, sólo que había sido
difícil decidirse. "¿Qué le vas a contar?"
"Que estabas sorprendido," contestó Draco.
"¿Sorprendido," Harry replicó categóricamente. "Sí. Bueno. Informa eso."
"¿Qué está sucediendo?" inquirió Draco. Y luego, cuando vio a Harry con cara de conflicto, "Si estás
lidiando con Padre a mis espaldas -"
Y Harry, sin una palabra, le dio a Draco el papel.
Había escrito:
Sé que fuiste tú.
"QUÉ RAYOS -"
"Iba a preguntarte eso a ti," pronunció Harry. "¿Tienes alguna idea de lo que pasa con tu Papá?"
Draco contempló a Harry.
Entonces Draco cuestionó, "¿Lo hiciste?"
"¿Qué?" clamó Harry. "Qué posible razón tendría yo – cómo lo haría -"

256
"¿Lo hiciste, Harry?"
"¡No!" Harry respondió. "¡Por supuesto que no!"
Draco había escuchado con cuidado, pero no había detectado ninguna duda o temor.
Así que Draco asintió, y añadió, "No tengo ni idea de lo que Padre está pensando mas no puede, o sea
no hay posibilidad de que pueda ser bueno. Y, este... las personas también dicen por ahí que..."
"¿Qué están diciendo, Draco?" preguntó Harry con cautela
"En verdad un fénix te llevó a Azkaban para intentar evitar que Bellatrix Black escapara -"
...
Conclusión, Neville Longbottom:
Harry apenas y acababa de sentarse en la mesa de Ravenclaw por primera vez, esperando agarrar una
porción de comida rápida. Sabía que necesitaba irse y reflexionar sobre cosas, mas había un pequeño
remanente de la paz del fénix (incluso después del encuentro con Draco) a la cual quería seguirse
aferrando, un bello sueño del cual no recordaba nada excepto que había sido hermoso; y la parte de él
que no se sentía pacífica estaba esperando que todos los yunques terminaran de caer sobre él, para que
cuando se alejara para pensar y estar a solas por un tiempo, pudiera procesar todos los diversos
desastres de una sola vez.
La mano de Harry cogió un tenedor, levantó una porción de puré de papás hacia su boca –
Y hubo un chillido.
A cada rato alguien más gritaba cuando escuchaba las noticias, pero las orejas de Harry reconocieron
éste en particular -
Harry se levantó de la banca en un instante, dirigiéndose hacia la mesa de Hufflepuff, una horrible
pesadez hundiéndose en el fondo de su estómago. Fue una de esas cosas que no consideró cuando
decidió cometer el crimen, porque el Profesor Quirrell había planeado que nadie lo supiera; y ahora,
después, Harry justo – no lo había considerado –
Esto, Hufflepuff comentó con amarga intensidad, también es tu culpa.
Mas para cuando Harry llegó allí, Neville estaba sentado y comiendo empanadas y salchichas fritas con
Salsa de Higo Chiflado.
Las manos del niño de Hufflepuff estaban temblando, sin embargo cortó la comida, y la comió, sin
dejarla caer.
"Hola, General," Neville saludó, su voz tan sólo un poco insegura. "¿Tuviste un duelo con Bellatrix
Black anoche?"
"No," Harry contestó. Su voz también era insegura, por alguna razón.
"No pensé que fuera verdad," repuso Neville. Hubo un sonido de raspado mientras su cuchillo cortó la
salchicha de nuevo. "Voy a cazarla y asesinarla, ¿puedo contar con tu ayuda?"
Hubo varias bocas abiertas provenientes de la masa de Hufflepuffs que se había reunido alrededor de
Neville.

257
"Si ella viene por ti," Harry declaró con voz ronca, si todo fuera un terrible error, si todo fuera una
mentira, "te defenderé incluso con mi vida," no permitiré que salgas herido por lo que hice, sin
importar qué, "pero no te ayudaré a perseguirla, Neville, los amigos no se ayudan a cometer suicidio
entre ellos."
El tenedor de Neville hizo una pausa en su camino hacia la boca.
Luego Neville puso la porción de comida dentro de su boca, masticando otra vez.
Y Neville tragó.
Y Neville dijo, "No me refería a ahora mismo, me refiero a después de que me gradúe de Hogwarts."
"Neville," Harry replicó, manteniendo su voz bajo un muy cuidadoso control, "Creo, que incluso
después de graduarte, eso podría ser simplemente una idea estúpida. Tienen que haber Aurores mucho
más experimentados que la están rastreando – " oh, espera, eso no es bueno –
"¡Escúchale!" exclamó Ernie Macmillan, y luego una chica de Hufflepuff que se veía mayor y estaba
de pie cerca de Neville añadió, "Nevvy, por favor, piensa el respecto, ¡él está en lo correcto!"
Neville se levantó.
Neville dijo, "Por favor no me sigan."
Neville se alejó caminando de todos ellos; Harry y Ernie estiraron una mano hacia él
involuntariamente, y algunos otros Hufflepuffs también lo hicieron.
Y Neville se sentó en la mesa de Gryffindor, distantemente (pues se tuvieron que esforzar para
escuchar) oyeron a Neville expresar, "Voy a cazarla y asesinarla después de que me gradúe, ¿alguien
quiere ayudar?" y al menos cinco voces respondieron "Sí" y entonces Ron Weasley añadió fuertemente,
"Pónganse en la fila, todos ustedes, recibí un búho de Mamá esta mañana, ella me pidió que le avisara a
todos que ella la reclamó primero" y alguien replicó "¿Molly Weasley contra Bellatrix Black? A quién
cree ella que está bromeando -" y Ron cogió un plato y arrojó un pastelillo –
Alguien tocó suavemente a Harry en el hombro, y él se giró y vio a una desconocida chica de bordes
verdes mayor que él, quien le entregó un sobre de pergamino y rápidamente se alejó.
Harry contempló el sobre por un momento, luego empezó a caminar hacia la pared más cercana. Eso no
era muy privado, pero debía bastar, y Harry no quería dar la impresión de tener mucho que esconder.
Esa había sido una entrega del Sistema Slytherin, lo que usabas si querías comunicarte sin que alguien
más se pudiera enterar de que ustedes dos habían hablado. El remitente le daba un sobre a alguien que
tuviera reputación de ser un mensajero confiable, junto con diez Knuts; esa primera persona tomaría
cinco Knuts y pasaría el sobre a otro mensajero junto con los otros cinco Knuts, y el segundo
mensajero abriría ese sobre y hallaría otro sobre con un nombre escrito en este y entregaría ese sobre a
esa persona. De ese modo ninguno de los dos que pasaban el mensaje podían conocer tanto el remitente
como al destinatario, por lo que nadie más sabía que esos dos habían estado en contacto...
Cuando Harry llegó a la pared, puso el sobre dentro de su túnica, lo abrió poniéndolo sobre los
dobleces de la tela, y con cuidado echó un vistazo al pergamino que extrajo.
Decía,

258
Salón de clases a la izquierda de Transformación, 8 de la mañana.
- LL.
Harry se lo quedó mirando, procurando recordar si conocía a alguien con las iniciales de LL.
Su mente buscó...
Buscó...
Encontró -
"¿La chica del Quibbler?" Harry susurró incrédulo, y entonces cerró su boca. Ella nada más tenía diez
años, ¡ni siquiera debería estar en Hogwarts!
...
Conclusión, Lesath Lestrange:
Harry estaba de pie en el desusado salón de clases al lado de Transformación a las 8AM, esperando, al
menos se las había arreglado para meter algo de comida dentro de sí mismo antes de encarar el
siguiente desastre, Luna Lovegood...
La puerta del salón de clases se abrió, y Harry vio, y se dio a sí mismo una fuerte patada mental.
Una cosa más que no había considerado, una cosa más que realmente debió ver venir.
La túnica formal de bordes verdes del chico estaba desarreglada, había manchas rojas sobre ella que se
parecían bastante a pequeños puntos de sangre seca, y una esquina de su boca tenía la apariencia de
haber sido cortada y sanada, por Episkey o algún otro Encantamiento médico menor que no borraba el
daño del todo.
La cara de Lesath Lestrange estaba cubierta de lagrimas, lagrimas frescas y lagrimas medio secas, y
había agua en sus ojos, una promesa de que había más por venir. "Quietus," pronunció el chico mayor,
y luego "Homenum Revelio" y algunas otras cosas, mientras Harry pensó frenéticamente y con poca
suerte.
Y entonces Lesath bajó su varita y la enfundó dentro de su túnica, y despacio esta vez, el chico mayor
se puso de rodillas sobre el polvoriento piso del salón de clases.
Inclino su cabeza por completo, hasta que su frente también tocó el polvo, y Harry habría dicho algo
mas estaba mudo.
Lesath Lestrange habló, con una voz rota, "Mi vida es tuya, mi Señor, y mi muerte también."
"Yo," Harry titubeó, había un gran bulto en su garganta y tenía problemas para hablar, "yo -" no tuve
nada que ver con ello, debía afirmar eso, debía aseverarlo ahora mismo, pero de todos modos incluso el
Harry inocente habría tenido problemas para hablar también -
"Gracias," susurró Lesath, "gracias, mi Señor, oh, gracias," el sonido de un sollozo ahogado surgió
desde el chico arrodillado, Harry nada más podía ver de él el cabello de la parte de atrás de su cabeza,
nada de su cara. "Soy un tonto, mi Señor, un bastardo desagradecido, indigno de servirte, no puedo
humillarme lo necesario, porque yo – le grité a usted tras recibir su ayuda, porque pensé que usted me
estaba rechazando, ni siquiera me di cuenta hasta ésta mañana que había sido un idiota total por
pedírselo en frente de Longbottom -"

259
"No tuve nada que ver con eso," Harry declaró.
(Fue muy difícil decir una mentira grande como esa.)
Lentamente Lesath levantó su cabeza desde el suelo, miró a Harry.
"Comprendo, mi Señor," replicó el chico mayor, su voz temblando un poco, "usted no confía en mí
astucia, y en efecto me mostré a mí mismo como un tarado... Nada más quería comunicarle, que no soy
un desagradecido, que sé que debe haber sido muy complicado salvar a una sola persona, que ellos
estarán alerta ahora, que usted no puede – sacar a Padre – sin embargo no soy desagradecido, nunca
seré un desagradecido con usted de nuevo. Si alguna vez tiene un uso para un sirviente indigno como
yo, llámeme en donde quiera que esté, y yo responderé, mi Señor -"
"Yo no estuve involucrado de ninguna manera."
(Mas se volvía más fácil cada vez.)
Lesath levantó la vista hacia Harry, dijo inseguro, "¿Puedo retirarme de tu presencia, mi Señor...?"
"No soy tu Señor."
Lesath replicó, "Sí, mi Señor, comprendo," y se levantó a sí mismo del suelo, se enderezó e hizo una
reverencia profunda, luego se alejó sin dar la espalda a Harry hasta que se giró para abrir la puerta del
salón de clases.
Cuando la mano de Lesath tocó el pomo, hizo una pausa.
Harry no pudo ver el rostro de Lesath, cuando el chico más grande que él preguntó, "¿La envió con
alguien que la cuide bien? ¿Ella inquirió por mí de algún modo?"
Y Harry contestó, su voz perfectamente calmada, "Por favor deja de hacer eso. No estuve involucrado
de ninguna manera."
"Sí, mi Señor, lo siento, mi Señor," se despidió la voz de Lesath; y el chico de Slytherin abrió la puerta
y salió y la cerró detrás de él. Sus pies aceleraron pues empezó a correr, pero no tan rápido como para
que Harry no pudiera escuchar que empezaba a sollozar.
¿Lloraría? Se preguntó Harry. De no saber nada, de ser inocente, ¿lloraría en este momento?
Harry no lo sabía, por lo que simplemente siguió mirando la puerta.
Y una parte increíblemente burda de sí mismo pensó, Ajá, completamos una misión y obtuvimos un
secuaz -
Cállate. Si alguna vez quieres volver a votar en cualquier cosa... cállate.
...
Conclusión, Amelia Bones:
"Entonces su vida no está en peligro, supongo," concluyó Amelia.
El sanador, un viejo hombre de ojos severos quien vestía una túnica blanca (era un hijo de Muggle y
hacía honor a alguna extraña tradición de Muggles, de la cual Amelia nunca había cuestionado nada,
aunque en privado consideraba que lo hacía parecer demasiado a un fantasma), negó con su cabeza y
declaró, "Definitivamente no."

260
Amelia miró a la forma humana reposando inconsciente sobre la cama del sanador, la carne quemada y
arrancada, que una delgada tela cubría por mera modestia y que acababa de ser removida porque ella lo
había ordenado.
Podría ser que hiciera una recuperación total.
Podría ser que no.
El sanador había afirmado que era demasiado pronto para saberlo.
Entonces Amelia miró a la otra bruja en el cuarto, la detective.
"Y tu afirmas," Amelia resumió, "que la materia ardiente fue Transformada a partir de agua, y es
presumible que fuera en la forma de un hielo."
La detective asintió con su cabeza, y añadió, sonando confundida, "Pudo haber sido mucho peor, de no
ser por -"
"Que amable de su parte," ella espetó, y luego presionó una mano temblorosa contra su frente. No... no,
se había hecho con la intención de ser amable. Para la etapa final del escape no tenía sentido intentar
seguirlos engañando. Quién fuera que hubiera hecho ésto, entonces, había estado procurando mitigar el
daño – y había estado pensando en términos de los Aurores respirando el humo, no en que alguien fuera
a ser atacado con el fuego. De haber seguido estado en control, sin duda, habría maniobrado el cabezón
con más misericordia.
Sin embargo Bellatrix Black había montado el cabezón para salir de Azkaban sola, todos los Aurores
observando se habían puesto de acuerdo en eso, tenían activados sus Encantamientos Anti-
Desilusionadores y únicamente había una mujer en ese cabezón, aunque el cabezón tenía asientos para
dos.
Alguna persona buena e inocente, capaz de invocar el Encantamiento Patronus, había sido engañada
para rescatar a Bellatrix Black.
Algún inocente había combatido contra Bahry Una-Mano, subyugando con cuidado a un Auror
experimentado sin herirlo de manera significativa.
Algún inocente había Transformado el combustible para el artefacto Muggle sobre el cual se suponía
que los dos debían montar para salir de Azkaban, haciéndolo a partir de agua congelada para el
beneficio de sus Aurores.
Y entonces su utilidad para Bellatrix Black había acabado.
Habrías esperado que cualquiera capaz de subyugar a Bahry Una-Mano habría podido ver venir esa
parte. Pero desde un principio no habrías esperado que alguien capaz de invocar el Encantamiento
Patronus intentara rescatar a Bellatrix Black.
Amelia bajó su mano por encima de sus ojos, cerrándolos por un momento en un silencio afligido. Me
pregunto quién era, y cómo Quien-Tú-Sabes lo habrá manipulado... qué historia habría podido llegar
a contar...
Ella ni siquiera se dio cuenta hasta un momento después que el pensamiento indicaba que estaba
empezando a creer. Quizá porque, sin importar cuán difícil fuera creer en Dumbledore, se estaba
volviendo más arduo no reconocer la mano de esa fría, oscura inteligencia.

261
...
Conclusión, Albus Dumbledore:
Pudo haber sido tan sólo cincuenta y siete segundos antes de que acabara el desayuno y haber
necesitado cuatro giros de su Giratiempo, mas al final, Albus Dumbledore lo había logrado.
"¿Director?" chilló la correcta voz del Profesor Filius Flitwick, al tiempo que el anciano mago pasó a
su lado para llegar a su asiento. "El Sr. Potter dejó un mensaje para usted."
El mago anciano se paró en seco. Miró de forma inquisitiva al Profesor de Encantamientos.
"El Sr. Potter declaró que tras despertar, se dio cuenta de cuán injustas habían sido las cosas que había
dicho después de que Fawkes gritó. El Sr. Potter clarificó que no se refería a nada más, únicamente se
disculpaba por esa parte."
El mago anciano siguió mirando a su Profesor de Encantamientos, y aún no habló.
"¿Director?" chilló Filius.
"Dile que lo agradezco," pidió Albus Dumbledore, "pero que es más sabio escuchar a un fénix que a los
astutos magos ancianos," y se sentó en su lugar tres segundos antes de que toda la comida
desapareciera.
...
Conclusión, Profesor Quirrell:
"No," Madam Pomfrey espetó al niño, "¡usted no puede verlo! ¡Usted no puede molestarlo! ¡Usted no
podrá hacerle ni siquiera una pequeña pregunta! ¡Él debe guardar cama y no hacer nada durante tres
días al menos!"
...
Conclusión, Minerva McGonagall:
Ella se dirigía a la enfermería, y Harry Potter se iba de allí, cuando se cruzaron entre sí.
La mirada que él le dirigió no fue de rabia.
Ni de tristeza.
No decía mucho realmente.
Era como... como si él la observara justo el tiempo suficiente como para dejar en claro que no estaba
evitando verla deliberadamente.
Y entonces miró para otro lado antes de que pudiera descubrir que mirada darle a cambio; como si él la
quisiera liberar de eso, también.
Él no pronunció nada mientras la pasó caminando.
Ella tampoco.
¿Qué hubiera sido posible decir?
...

262
Conclusión, Fred y George Weasley:
En realidad sí gritaron muy fuerte, cuando giraron en la esquina y vieron a Dumbledore.
No fue porque el Director hubiera aparecido de la nada y los estuviera contemplando con expresión
severa. Dumbledore siempre estaba haciendo eso.
Sin embargo el mago estaba vestido con una túnica negra formal y se veía muy antiguo y muy poderoso
y les estaba dedicando a los dos una AFILADA MIRADA.
"¡Fred y George Weasley!" habló Dumbledore con una Voz de Poder.
"¡Sí, Director!" ellos respondieron, poniéndose bien derechos y dándole un rasposo saludo militar que
habían visto en alguna foto vieja.
"¡Escúchenme bien! Ustedes son amigos de Harry Potter, ¿no es así?"
"¡Sí, Director!"
"Harry Potter está en peligro. No debe ir más allá de las protecciones de Hogwarts. Escúchenme, hijos
de Weasley, les suplico que me oigan: saben que soy tan Gryffindor como ustedes mismos, que yo
también sé que hay reglas por encima de las reglas. Sin embargo ésta, Fred y George, ésta única cosa es
de la más terrible importancia, no debe haber excepción en ésta ocasión, ¡pequeña o grande! ¡Si ayudan
a Harry a abandonar Hogwarts él podría morir! Si los envía a ustedes en una misión, pueden irse, si les
pide que le traigan objetos, pueden ayudarlo, mas si les solicita que saquen a su persona de contrabando
por fuera de Hogwarts, ¡deben rehusarse! ¿Lo comprenden?"
"¡Sí, Director!" Ellos respondieron sin tan siquiera pensarlo, realmente, y entonces intercambiaron
miradas inciertas entre ellos -
Los brillantes ojos azules del Director se intensificaron sobre ellos. "No. No sin pensarlo. Si Harry les
pide que lo saquen, se deben rehusar, si les solicita que le señalen el camino, deben negarse. No les voy
a ordenar que lo reporten ante mí, porque sé que ustedes nunca lo harían. Pero díganle de parte mía que
puede acudir a mí, si es de tan tamaña importancia, y yo lo protegeré en su salida. Fred, George,
lamento cargar su amistad así, mas se trata de su vida."
Los dos se miraron entre sí por un largo rato, sin comunicarse, sólo pensando las mismas cosas al
mismo tiempo.
Volvieron a contemplar a Dumbledore.
Pronunciaron, con un escalofrío sacudiéndolos al mencionar el nombre, "Bellatrix Black."
"Pueden asumir con seguridad," reconoció el Director, "que al menos es así de malo."
"De acuerdo -"
"- entendido."
...
Conclusión, Alastor Moody y Severus Snape:
Cuando Alastor Moody había perdido su ojo, había comandado los servicios de un gran erudito
Ravenclaw, Samuel H. Lyall, de quien Moody desconfiaba ligeramente menos que lo promedio porque

263
Moody se había refrenado de reportarlo como un hombre lobo sin registrar; y había pagado a Lyall para
que compilara una lista de cada ojo mágico conocido, y cada pista conocida sobre su localización.
Cuando Moody recibió la lista, no se molesto en leer la mayoría; porque en la cima de la lista estaba el
Ojo de Vance, datado de una era anterior a Hogwarts, y en ese momento en la posesión de un poderoso
Mago Oscuro que gobernaba algún pequeño hoyo infernal olvidado que no estaba en Bretaña o algún
otro lugar donde tuviera que preocuparse sobre tontas reglas.
Así fue como Alastor Moody había perdido su pie izquierdo y adquirido el Ojo de Vance, y cómo las
oprimidas almas de Urulat habían sido liberadas por un periodo de dos semanas antes que otro Mago
Oscuro llegara aprovechando el vacío de poder.
Consideró ir en busca del Pie Izquierdo de Vance, pero se había decidido en contra tras darse cuenta
que sería justo lo que ellos esperarían.
Ahora Ojo-Loco Moody se estaba girando lentamente, siempre girando, inspeccionando el cementerio
de Little Hangleton. Debería haber sido mucho más siniestro, ese lugar, mas bajo la clara luz del día no
parecía más que un herboso lugar marcado por lapidas ordinarias, demarcadas por las rejas torcidas de
frágil metal, fáciles de escalar que los Muggles usaban en vez de protecciones mágicas. (Moody no
podía comprender lo que los Muggles estaban pensando en ese punto, si estaban pretendiendo tener
protecciones, o qué, y había decidido no preguntar si los criminales Muggles respetaban la pretensión.)
Moody en realidad no necesitaba girar para estudiar el cementerio.
El Ojo de Vance veía todo el globo del mundo en cada dirección a su alrededor, sin importar a dónde
estuviera apuntando.
Sin embargo no había una razón en particular para permitir que un otrora Mortífago como Severus
Snape supiera eso.
A veces las personas llamaban a Moody 'paranoico'.
Moody siempre les replicaba que sobrevivieran a cien años de cazar Magos Oscuros y luego volvieran
a decirlo en su cara.
Ojo-Loco Moody había reflexionado una vez cuánto le había demorado, en retrospectiva, alcanzar lo
que ahora consideraba un nivel de precaución decente – sopesando cuánto le había tomado volverse
bueno en vez de afortunado – y había empezado a sospechar que la mayoría de personas morían antes
de llegar allí. Moody había expresado una vez este pensamiento a Lyall, quien había hecho algo de
cifras y análisis, y le contó a su vez que un típico cazador de Magos Oscuros moriría, en promedio,
ocho veces y media en el camino para volverse 'paranoico'. Esto explicaba bastante, asumiendo que
Lyall no estuviera mintiendo.
Ayer, Albus Dumbledore había informado a Ojo-Loco Moody que el Señor Oscuro había usado artes
oscuras innombrables para sobrevivir la muerte de su cuerpo, y ahora estaba despierto y a sus anchas,
buscando recuperar su poder e iniciar una nueva Guerra Mágica.
Alguien más podría haber reaccionado con incredulidad.
"No puedo creer que nunca me hablaras sobre esta cosa de la resurrección," Ojo-Loco Moody dijo con
considerable acerbo. "¿Te das cuenta de cuánto me voy a tardar haciéndolo a la tumba de cada ancestro
de cada Mago Oscuro que he asesinado y que fuera lo suficientemente listo como para hacer un

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horrocrux? No acabas de hacerme ésto, ¿o sí?"
"Refuerzo la dosis anualmente," Severus Snape explicó con calma, quitando la tapa al tercer frasco de
diecisiete según lo que el hombre había declarado, y empezó a sacudir su varita sobre éste. "Las otras
tumbas ancestrales que hemos sido capaces de localizar fueron envenenadas con sólo las sustancias de
larga duración, ya que algunos de nosotros no tenemos tanto tiempo libre como usted."
Moody observó el fluido cayendo en espiral por fuera del vial y desapareciendo, para aparecer dentro
de los huesos donde alguna vez hubo médula. "Mas crees que vale la pena el esfuerzo de la trampa, en
vez de solamente desaparecer los huesos."
"Él tiene otros caminos para la vida, de percibir que ésta está bloqueada," Snape comentó secamente,
descorchando una cuarta botella. "Y antes de que pregunte, debe ser la tumba original, el lugar del
primer entierro, el hueso removido durante el ritual y no antes. Por lo tanto él no puede retirarlo antes;
y tampoco tiene sentido sustituir el esqueleto de un ancestro más débil. Él se daría cuenta de que ha
perdido toda potencia."
"¿Quién más sabe sobre ésta trampa?" Moody demandó.
"Usted. Yo. El Director. Nadie más."
Moody soltó un bufido. "Bah. ¿Albus le contó a Amelia, Bartemius, y a esa mujer McGonagall sobre el
ritual de resurrección?"
"Sí -"
"Si Voldie descubre que Albus sabe sobre el ritual de resurrección y que Albus les contó, Voldie
descubrirá que Albus me lo dijo a mí, y Voldie sabe que yo pienso en éste tipo de cosas." Moody
sacudió su cabeza en disgusto. "¿Cuáles son los otros caminos por los que Voldie puede regresar a la
vida?"
La mano de Snape hizo una pausa en la quinta botella (todo se hacía bajo el Encantamiento
Desilusionador, por supuesto, pero eso significaba menos que nada para Moody, sólo te marcaba dentro
de su Ojo como intentando-esconderse), y el otrora Mortífago respondió, "Usted no necesita saberlo."
"Estás aprendiendo, hijo," declaró Moody con moderada aprobación. "¿Qué hay dentro de las
botellas?"
Snape abrió la quinta botella, hizo un gesto con su varita para que la sustancia empezara a flotar hacia
la tumba, y dijo, "¿En ésta? Un narcótico Muggle llamado LSD. Una conversación que tuve ayer puso
en mi mente cosas Muggle, y el LSD parecía la opción más interesante, así que me apresuré a obtener
un poco. De ser incorporado dentro de la poción de resurrección, sospecho que sus efectos serán
permanentes."
"¿Qué es lo que hace?" inquirió Moody.
"Se dice que los efectos son imposibles de describir a alguien que no la haya usado," Snape arrastró las
palabras, "y yo no la he usado."
Moody asintió con aprobación al tiempo que Snape abrió el sexto vial. "¿Qué hay de ese?"
"Poción de amor."

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"¿Poción de amor?" replicó Moody.
"No del tipo estándar. Su objetivo es activar un vinculo de doble vía entre una irresistiblemente dulce
mujer Veela llamada Verdandi quien el Director espera podría ser capaz de redimir incluso a alguien
como él, de sentir entre ellos amor verdadero."
"¡Bah!" espetó Moody. "Ese puñetero tonto y sentimental -"
"De acuerdo," Severus Snape concordó con calma, su atención enfocada en su trabajo.
"Dime que al menos tienes algo de veneno de Malaclaw ahí."
"Segundo vial."
"Polvo de iocaina."
"En la botella catorce o quince."
"Estupefacción de Bahl," Moody dijo, nombrando un narcótico extremadamente adictivo con efectos
colaterales interesantes sobre las personas con tendencias de Slytherin; Moody había visto una vez a un
Mago Oscuro adicto a tomar medidas ridículas para lograr que una victima pusiera sus manos sobre un
cierto traslador específico, en vez de solamente hacer que alguien le arrojara al objetivo un Knut con
trampa en su próxima visita al pueblo; y tras pasar por todo ese trabajo, el adicto había hecho el
esfuerzo aún mayor de poner un segundo Portus, en el mismo traslador, que había, al ser tocado por
segunda vez, transportado a la victima de regreso a un lugar seguro. Hasta el día de hoy, incluso
teniendo en cuenta la droga, Moody no podía imaginar lo que posiblemente había estado pasando
dentro de la mente del hombre al momento de lanzar el segundo Portus.
"Décimo vial," respondió Snape.
"Veneno de Basilisco," ofreció Moody.
"¿Qué?" espetó Snape. "¡El veneno de serpiente es un componente positivo de la poción de
resurrección! ¡Sin mencionar que disolvería el hueso y todas las otras substancias! Y dónde podríamos
nosotros conseguir -"
"Cálmate, hijo, nada más estaba revisando si podíamos confiar en ti."
Ojo-Loco Moody continuó su (secretamente innecesario) lento girar, estudiando la tumba, y el Maestro
de Pociones continuó vertiendo.
"Un momento," Moody habló de repente. "Cómo sabes que aquí es realmente donde -"
"Porque tiene escrito 'Tom Riddle' sobre la lápida mortuoria fácilmente movible," Snape declaró con
sequedad. "Y acabo de ganarle diez Sickles al Director, quien apostó que usted lo pensaría antes de la
quinta botella. Ahí quedó la vigilancia constante."
Hubo una pausa.
"Cuánto le llevó a Albus darse cuen-"
"Tres años después de que descubrimos el ritual," contestó Snape, en un tono que no era del todo su
sardónico arrastrar de palabras. "En retrospectiva, debimos haberte consultado antes."
Snape destapó la novena botella.

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"Envenenamos todas las otras tumbas también, con sustancias de larga duración," remarcó el otrora
Mortífago. "Es posible que estemos en la tumba correcta. Él podría no haber planeado por adelantado
cuando estaba masacrando a su familia, y él no puede mover la tumba por sí mismo -"
"La verdadera localización ya no tiene la apariencia de una tumba," Moody señaló categóricamente. "Él
movió las demás tumbas aquí y usó el Encantamiento de Memoria con los Muggles. Ni siquiera a
Bellatrix Black se le informaría hasta un momento antes de iniciar el ritual. Nadie conoce la verdadera
localización excepto él."
Ellos continuaron con su fútil trabajo.
...
Conclusión, Blaise Zabini:
La sala común de Slytherin podía ser descrita exacta y precisamente como una zona remilitarizada; el
momento en que atravesaras el hueco en el retrato verías que la mitad izquierda de la sala estaba
Definitivamente No Hablando con la mitad de la derecha y viceversa. Era muy claro, no necesitaba ser
explicado a nadie, que no tenías la opción de no elegir un lado.
En la mesa que estaba justo en la mitad del cuarto, Blaise Zabini se sentó solo, sonriendo satisfecho al
realizar su tarea. Ahora tenía una reputación, y tenía la intención de conservarla.
...
Conclusión, Daphne Greengrass y Tracey Davis:
"¿Vas a hacer algo interesante hoy?" preguntó Tracey.
"No," respondió Daphne.
...
Conclusión, Harry Potter:
Si ibas lo suficientemente alto en Hogwarts, no veías muchas personas alrededor, nada más corredores
y ventanas y escaleras y el ocasional retrato, y de vez en cuando una vista interesante, como una estatua
de bronce de una criatura peluda que parecía un niño pequeño, sosteniendo una peculiar lanza plana...
Si ibas lo suficientemente alto en Hogwarts, no veías muchas personas alrededor, lo que le caía como
anillo al dedo a Harry.
Había lugares mucho peores para estar atrapado, Harry supuso. De hecho no se podía pensar de un
lugar mejor para estar atrapado que un castillo antiguo con una estructura fractal siempre cambiante
que significaba que nunca se te acabarían los lugares para explorar, lleno de personas interesantes y de
libros interesantes y conocimiento importante desconocido para la ciencia Muggle.
Si a Harry no le hubieran dicho que no se podía ir, probablemente le habría saltado encima a la
oportunidad de pasar más tiempo en Hogwarts, habría hecho planes y conspirado para conseguirlo.
Hogwarts era literalmente optimo, no en todos los reinos de posibilidades quizá, pero ciertamente sobre
el planeta Tierra, era la Localización de Diversión Máxima.
Cómo podía el castillo y sus terrenos parecer mucho más pequeños, mucho más confinado, ¿cómo
podía el resto del mundo volverse mucho más interesante e importante, en el instante en que a Harry le

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habían informado que no se le permitía irse? Había pasado meses aquí y no había sufrido de
claustrofobia entonces.
Conoces la investigación al respecto, observó alguna parte de sí mismo, no es más que los efectos del
estándar de la escasez, como esa vez que tan pronto que un país volvió ilegal los detergentes de
fosfato, personas a las que nunca le importó condujeron al país más próximo para comprar grandes
cantidades de detergente de fosfato, y las encuestas demostraron que calificaban los detergentes de
fosfato como más gentiles y efectivos e incluso más fáciles de colar... y si le dabas a elegir a niños de
dos años entre un juguete al frente de ellos y uno protegido por una barrera a la que tenían que dar la
vuelta, ignorarían el juguete fácil de alcanzar e irían por el que estaba detrás de la barrera... los
vendedores saben que pueden vender cosas con tan sólo informar al cliente que podría no estar
disponible... todo estaba en el libro Influencia de Cialdini, todo lo que estás sintiendo en este
momento, la hierba es siempre más verde en el lado que no está permitido.
Si a Harry no le hubieran ordenado que tenía que quedarse, probablemente habría saltado a la
oportunidad de quedarse en Hogwarts durante el verano...
...pero no por el resto de su vida.
Ese era justamente el problema, realmente.
¿Quién sabía si todavía había un Señor Oscuro Voldemort que él tuviera que derrotar?
¿Quién sabía si Él-Que-No-Debe-Ser-Nombrado seguía existiendo fuera de la imaginación de un mago
posiblemente-no-sólo-pretendiendo-estar-loco?
El cuerpo del Señor Voldemort había sido hallado quemado como un chicharrón, realmente no podía
haber tal cosa como las almas. ¿Cómo podía el Señor Voldemort seguir con vida? ¿Cómo sabía
Dumbledore que él seguía con vida?
Y si no había un Señor Oscuro, Harry no podía derrotarlo, y estaría atrapado dentro de Hogwarts para
siempre.
...tal vez se le permitiría escapar legalmente tras graduarse de su séptimo año, dentro de seis años y
cuatro meses y tres semanas más. No era tan largo al compararlo con otras longitudes de tiempo, nada
más parecía el tiempo suficiente como para que decayeran los protones.
Sin embargo no se trataba de sólo eso.
No era únicamente la libertad de Harry la que estaba en juego.
El Director de Hogwarts, Jefe de Magos del Wizengamot, Jefe Supremo de la Confederación
Internacional de Magos, estaba sonando silenciosamente la alarma.
Una alarma falsa.
Una alarma falsa que Harry había disparado.
Sabes, opinó la parte de él que refinaba sus habilidades, ¿no llegaste a reflexionar, una vez, como cada
diferente profesión tiene una forma diferente de ser excelente, como un excelente profesor no es igual a
un excelente plomero; pero todos tienen en común ciertos métodos para no ser estúpidos; y que la más
importante de tales técnicas es encarar tus pequeños errores antes de que se conviertan en GRANDES
errores?

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...aunque esto ya parecía calificar como un GRAN error, de hecho...
El punto es, prosiguió su monitor interior, es que se está poniendo literalmente peor cada minuto. La
forma en que los espías llevan a las personas a su bando es que, hacen que cometan un pequeño
pecado, y luego usaban el pequeño pecado para chantajearlos y hacerlos cometer un pecado más
grande, y entonces ellos usaban ESE pecado para obligarlos a hacer cosas aún más grandes y
entonces el chantajista se apoderaba de sus almas.
¿No llegaste a pensar una vez sobre cómo la persona que estaba siendo chantajeada, de haber sido
capaces de prever todo el camino, simplemente habrían decidido recibir el puño en el primero paso,
recibir el golpe de exponer ese primer pecado? ¿No decidiste que harías eso, si cualquiera alguna vez
intentaba chantajearte para hacer algo mayor con el propósito de ocultar algo pequeño? ¿Ves la
similitud aquí, Harry James Potter-Evans-Verres?
Únicamente que no era pequeño, ya no era pequeño, habría un montón de personas muy poderosas
extremadamente enojadas con Harry, no sólo por la falsa alarma también por liberar a Bellatrix de
Azkaban, si el Señor Oscuro sí existía y sí venía tras él después, esa guerra ya podría estar perdida -
¿No crees que estarían impresionados por tu honestidad y racionalidad y clarividencia al detener esta
bola de nieve antes de que siga creciendo?
De hecho, Harry no lo creía así; y tras un momento de reflexión, cual fuera la parte de sí mismo con la
que estaba hablando, tuvo que admitir que eso era un optimismo absurdo.
Sus pies errantes lo llevaron cerca de una ventana abierta, y Harry fue para allá, y apoyó sus brazos
sobre el borde, y bajó la mirada a los terrenos de Hogwarts desde las alturas.
Café que pertenecía a los árboles infructuosos, amarillo que pertenecía a la hierba muerta, hielo-
colorado que pertenecía a los riachuelos y arroyos congelados... quien fuera el oficial escolar que lo
hubiera nombrado 'El Bosque Prohibido' en verdad no había entendido el mercadeo, el nombre te hacía
dar más ganas de ir allá. El sol se estaba hundiendo en el cielo, pues Harry ya había estado pensando
durante algunas horas, pensando principalmente los mismos pensamientos una y otra vez, mas con
claves diferentes en cada ocasión, no como si sus pensamientos estuvieran yendo en círculos, sino
trepando una espiral, o la estuvieran descendiendo.
Todavía no podía creer que hubiera pasado por todo Azkaban – había apagado su Patronus antes de que
robara toda su vida, había paralizado a un Auror, descubrió cómo esconder a Bella de los Dementores,
había encarado a doce Dementores y los había hecho retroceder espantados, inventó la escoba asistida
por cohete, y la montó – había pasado por todo eso sin tan siquiera darse ánimos a sí mismo aunque
fuera una vez al pensar, tengo que hacer esto... porque... ¡le prometí a Hermione que regresaría del
almuerzo! Se sintió como una oportunidad irrevocablemente perdida; como si, al haberlo hecho mal
esa vez, él nunca sería capaz de hacerlo correctamente sin importar qué tipo de reto enfrentara la
próxima ocasión, o qué promesa hiciera. Porque entonces lo estaría haciendo incómoda y
deliberadamente para compensar por haberlo olvidado la primera vez, en lugar de hacer las
declaraciones heroicas que podría haber hecho de haber recordado su promesa a Hermione. Como si
ese único giro equivocado fuera irrevocable, nada más tenías una oportunidad, tenías que hacerlo
correctamente desde el primer intento...
Debió recordar la promesa a Hermione antes de ir a Azkaban.

269
Una vez más, ¿por qué había decidido hacer eso?
Mi hipótesis en desarrollo es que eres estúpido, dijo Hufflepuff.
Ese no es un análisis de fallo útil, pensó Harry.
Si quieres un poco más de detalle, replicó Hufflepuff, el Profesor de Defensa de Hogwarts estaba en
modo '¡Saquemos a Bellatrix Black de Azkaban!' y tú eras como '¡Claro!'
Un momento, ESO no es justo -
Oye, notó Hufflepuff, ¿te diste cuenta, que una vez que ves todo desde la cima, y los árboles
individuales como que se desenfocan juntos, que puedes ver la verdadera forma del bosque?
¿Por qué lo había hecho...?
No por algún calculo de costo-beneficio, de eso seguro. Había estado demasiado avergonzado como
para sacar una hoja de papel y empezar a calcular utilidades esperadas, le preocupó que el Profesor
Quirrell dejara de respetarlo si decía que no o si tan siquiera dudaba demasiado en ayudar a una
damisela en peligro.
Había pensado, en algún lugar muy profundo de sí mismo, que si tu misterioso profesor te ofrecía la
primera misión, la primera oportunidad, la llamada a la aventura, y lo rechazabas, entonces tu
misterioso profesor se alejaría de ti disgustado, y nunca recibías otra oportunidad de ser un héroe...
...sí, eso había sido. En retrospectiva, de eso se trataba. Había ido y empezado a pensar que su vida
tenía una trama y que se le presentaba un giro en el argumento, en vez de, oh, vaya, aquí hay una
propuesta para liberar a Bellatrix Black de Azkaban. Esa había sido la verdadera y original razón para
la decisión en el medio segundo donde había sido tomada, su cerebro reconociendo perceptiblemente la
narrativa donde el decía 'no' como disonante. Y cuando reflexionabas al respecto, esa no era una forma
racional de tomar decisiones. El motivo ulterior del Profesor Quirrell de obtener los últimos remanentes
del conocimiento perdido de Slytherin, antes de que fueran olvidados irrevocablemente al morir
Bellatrix, parecían muy impresionantes y cuerdos por comparación; un beneficio conmensurado con lo
que había parecido en su momento como un pequeño riesgo.
No parecía justo, no parecía justo, que ésto era lo que sucedía si él perdía su dominio sobre la
racionalidad aunque fuera por una pequeña fracción de segundo, la diminuta fracción de un segundo
requerido por su cerebro para decidir estar más confortable con argumentos de 'sí' que con argumentos
de 'no' durante las discusiones que habían seguido.
Desde muy alto, tan alto que los árboles individuales se desenfocaban hasta parecer uno, Harry miró
más allá del bosque.
Harry no quería confesar y arruinar su reputación para siempre y conseguir que todos se enojaran con
él y quizá acabar siendo asesinado por el Señor Oscuro después. Él preferiría estar atrapado en
Hogwarts durante seis años que enfrentar eso. Así era como se sentía. Y por lo tanto era de hecho útil,
un alivio, ser capaz de aferrarse a un solo factor decisivo, que era que si Harry confesaba, el Profesor
Quirrell iría a Azkaban y moriría allí.
(Una pausa, un paro, un tartamudeo en la respiración de Harry.)
Si lo parafraseabas de ese modo... vaya, incluso podías pretender ser un héroe, en vez de un cobarde.

270
Harry levantó sus ojos del Bosque Prohibido, los alzó hacia el claro azul cielo prohibido.
Contempló más allá de los paneles de cristal hacia la gran cosa brillante y ardiente, las cosas
esponjadas, el misterioso azul sin fin en el cual estaban incrustados, ese nuevo y extraño lugar
desconocido.
Eso... de hecho sí ayudaba, ayudaba bastante, pensar que sus propios problemas no eran nada en
comparación a estar en Azkaban. Que había personas en el mundo que tenían verdaderos problemas y
Harry Potter no era una de ellas.
¿Qué iba a hacer con respecto a Azkaban?
¿Qué iba a hacer con respecto a la Bretaña mágica?
¿... en cuál lado estaba él, ahora?
Bajo la brillante luz del día, todo lo que Albus Dumbledore había dicho ciertamente sonaba mucho más
sabio que lo expresado por el Profesor Quirrell. Mejor y más brillante, más moral, más conveniente,
sería lindo de ser verdad. Y la cosa para recordar era que Dumbledore creía en las cosas porque
sonaban lindas, pero el Profesor Quirrell era el que estaba cuerdo.
(Otra vez esa pausa en su respiración, sucedía cada vez que pensaba en el Profesor Quirrell.)
Sin embargo solamente porque algo sonara lindo, no necesariamente lo hacía incorrecto.
Y si el Profesor de Defensa sí tenía una falencia en su cordura, era que su perspectiva de la vida era
demasiado negativa.
¿Realmente? Inquirió la parte de Harry que había leído dieciocho millones de resultados
experimentales sobre las personas siendo demasiado optimistas y confiadas en exceso. ¿El Profesor
Quirrell es demasiado pesimista? ¿Tan pesimista que sus expectativas de manera rutinaria se quedan
cortas con la realidad? Hay que rellenarlo y ponerlo en un museo, es único. ¿Cuál de ustedes dos
planeó el crimen perfecto, y además puso todo el margen de error y contra-medidas que terminaron
salvando tu trasero, sólo en caso de que saliera algo mal con el crimen perfecto? Pista pista, su
nombre no era Harry Potter.
Mas "pesimista" no era la palabra correcta para describir el problema del Profesor Quirrell – si es que
era un problema realmente, y no la sabiduría superior de la experiencia. Pero para Harry parecía como
si el Profesor Quirrell constantemente estuviera interpretando todo bajo la peor luz posible. Si le
entregabas al Profesor Quirrell un vaso que estuviera 90% lleno, él afirmaría que el 10% vacío probaba
que a nadie realmente le importaba el agua.
Esa era una muy buena analogía, ahora que Harry lo pensaba. No toda la Bretaña mágica era como
Azkaban, ese vaso estaba lleno bien por encima de la mitad...
Harry alzó la vista hacia el resplandeciente cielo azul.
...aunque, siguiendo con la analogía, si Azkaban existía, entonces quizá sí probaba que la parte 90%
buena estaba ahí por otras razones, las personas intentando hacer una exhibición de amabilidad como
lo había puesto el Profesor Quirrell. Porque de ser ellos verdaderamente amables no habrían construido
Azkaban, habrían atacado la fortaleza para destrozarla... ¿no era así?
Harry se quedó mirando fijamente el fulgurante cielo azul. Si querías ser racional tenías que leer un

271
montón de documentos sobre las falencias de la naturaleza humana, y algunas de esas falencias eran
fallas inocentes de la lógica, y algunas se veían mucho más oscuras.
Harry miró hacia el rutilante cielo azul, y pensó sobre el experimento de Milgram.
Stanley Milgram lo había hecho para investigar las causas de la Segunda Guerra Mundial, para intentar
comprender por qué los ciudadanos de Alemania habían obedecido a Hitler.
Por lo que había diseñado un experimento para investigar la obediencia, para ver si los Alemanes eran,
por alguna razón, más propensos a obedecer ordenes dañinas provenientes de figuras de autoridad.
Primero realizó una versión piloto de su experimento con sujetos Americanos, como prueba de control.
Y después de eso no se había molestado en intentarlo en Alemania.
Aparato experimental: Una serie de 30 interruptores ubicados en una linea horizontal, con etiquetas que
iniciaban en '15 voltios' y terminaban llegando hasta '450 voltios', con clasificaciones para cada grupo
de cuatro interruptores. El primer grupo de cuatro tenía la clasificación de 'Descarga Ligera', el sexto
grupo clasificado como 'Descarga de Extrema Intensidad', el séptimo grupo clasificado como 'Peligro:
Descarga Severa', y a los dos últimos interruptores nada más se les había escrito 'XXX'.
Y un actor, un cómplice del experimentador, quien los verdaderos sujetos del experimento pensaban era
alguien como ellos: alguien que había respondido a la misma publicidad para participar en un
experimento de aprendizaje, y quien había perdido una (amañada) lotería y había sido amarrado en una
silla, junto con los electrodos. Los verdaderos sujetos del experimento habían recibido una ligera
descarga de los electrodos, sólo para que pudieran ver que funcionaban.
Al verdadero sujeto del experimento se le había indicado que el experimento trataba sobre los efectos
del castigo sobre el aprendizaje y la memoria, y que parte de la prueba era ver si hacía una diferencia el
tipo de persona que administraba el castigo; y que la persona amarrada a la silla procuraría memorizar
conjuntos de palabras en par, y que cada vez que el 'estudiante' se equivocara, el 'profesor' debía
administrar exitosamente una descarga más fuerte.
Al nivel de 300-voltios, el actor dejaría de intentar acertar las respuestas y empezaría a patear la pared,
tras lo cual el experimentador instruiría a los sujetos que tratara la falta de respuestas como respuestas
incorrectas y continuara.
Al nivel de 315-voltios los golpes en la pared serían repetidos.
Después de eso no se volvería a oír nada.
Si el sujeto objetaba o se rehusaba a presionar un interruptor, el experimentador, manteniendo un
comportamiento impasible y vestido con un bata gris de laboratorio, diría 'Por favor continué', luego 'El
experimento requiere que usted continué', después 'Es absolutamente esencial que usted continué', y
por último 'Usted no tiene otra elección, debe seguir adelante'. Si el cuarto estimulo no funcionaba, se
detenía el experimento allí.
Antes de proceder con el experimento, Milgram había descrito el proceso del experimento, y luego le
preguntó a catorce estudiantes de último año de psicología qué porcentaje de sujetos consideraban ellos
llegarían hasta el nivel máximo de los 450-voltios, qué porcentaje de sujetos presionaría los dos últimos
interruptores marcados con XXX, después de que la victima hubiera dejado de responder.

272
La respuesta más pesimista había sido 3%.
De hecho el número había sido 26 de entre 40.
Los sujetos habían sudado, quejado, tartamudeado, reído nerviosamente, mordido sus labios, clavaron
sus uñas dentro de su propia carne. Pero ante la incitación del experimentador, ellos habían, la mayoría
de ellos, seguido administrando lo que creían era dolorosas, peligrosas, descargas eléctricas
posiblemente letales. Todo el camino hasta el final.
Harry podía escuchar al Profesor Quirrell riéndose, dentro de su mente; la voz del Profesor de Defensa
arguyendo algo más o menos así: Vaya, Sr. Potter, incluso yo no había sido tan cínico; sabía que los
hombres traicionarían sus más atesorados principios a cambio de dinero y poder, sin embargo no me
di cuenta que una mirada severa también bastaría.
Era peligroso, intentar hacer suposiciones con la psicología evolutiva si no eras un psicólogo evolutivo
profesional; mas tras haber leído Harry sobre el experimento de Milgram, se le ocurrió el pensamiento
de que situaciones como esa se habían presentado muchas veces en el ambiente ancestral, y que la
mayoría de ancestros potenciales que intentaron desobedecer la Autoridad fueron asesinados. O que
habían, al menos, sobrevivido menos que los obedientes. Las personas pensaban sobre sí mismas como
buenas y morales, pero cuando se veían entre la espada y la pared, algún interruptor se cambiaba dentro
de su cerebro, y de repente era mucho más difícil de lo que habían pensado desafiar heroicamente la
Autoridad. Aún si podías hacerlo, no sería fácil, no sería una muestra de heroísmo sin esfuerzo.
Temblarías, tu voz se quebraría, tendrías miedo; ¿serías capaz de desafiar la Autoridad incluso
entonces?
Harry parpadeó, en ese momento; porque su cerebro acababa de hacer la conexión entre el experimento
de Milgram y lo que Hermione había hecho en su primer día en la clase de Defensa, se había rehusado
a disparar a un compañero estudiante, incluso cuando la Autoridad le había dicho que era su deber,
había temblado y tenido miedo y aún así ella se había rehusado. Harry había visto suceder eso en frente
de sus ojos y de todos modos no había realizado la conexión hasta ahora...
Harry bajó la mirada hacia el horizonte rojizo, el Sol se estaba hundiendo por debajo, el cielo
desvaneciéndose, oscureciendo, incluso si la mayor parte del cielo seguía siendo azul, pronto se
convertiría en la noche. Los colores dorado y rojo del Sol y del ocaso le recordaron a Fawkes; y Harry
se preguntó, por un instante, si debía ser una cosa triste ser un fénix, y llamar y llorar y gritar sin ser
escuchado.
Sin embargo Fawkes nunca se rendiría, tantas veces como muriera él siempre renacería, pues Fawkes
era un ser de luz y fuego, y se lamentaba de que Azkaban perteneciera a la oscuridad tanto como lo
sufría el propio Azkaban.
Si te daban un vaso medio vacío y medio lleno, entonces así es como era la realidad, esa era la verdad y
era inmutable; mas de todos modos podías elegir cómo sentirte al respecto, ya fuera que sintieras
desesperación por la mitad vacía o regocijo por el agua que estaba allí.
Milgram ciertamente había intentado otras variaciones de su prueba.
En el experimento dieciocho, el sujeto experimental sólo había necesitado pronunciar en voz alta las
palabras para la victima amarrada en la silla, y grabar las respuestas, mientras alguien más presionaba
los interruptores. Era el mismo sufrimiento aparente, el mismo golpeteo frenético seguido por el

273
silencio; pero no eras tú presionando el interruptor. Tú nada más lo veías pasar, y leías las preguntas a
la persona que estaba siendo torturada.
37 de los 40 sujetos habían continuado su participación en ese experimento hasta el final, hasta los 450-
voltios marcados con 'XXX' al final.
Y si tú fueras el Profesor Quirrell, podrías haber decidido sentirte cínico al respecto.
Sin embargo 3 de los 40 sujetos se habían rehusado a participar hasta las últimas consecuencias.
Las Hermiones.
Sí existían, en el mundo, las personas que no dispararían un Maleficio de Golpe Simple a un
compañero estudiante incluso si el Profesor de Defensa les ordenaba hacerlo. Aquellos que habían dado
refugio a los Gitanos y a los Judíos y a los homosexuales en sus áticos durante el Holocausto, y a veces
llegaron a morir por ello.
¿Y eran esas personas de otra especie diferente a la humanidad? ¿Tenían algún engranaje dentro de sus
cabezas, algún pedazo adicional de circuitos neurales, que los mortales inferiores no poseían? Sin
embargo eso no era probable, teniendo en cuenta la lógica de la reproducción sexual que decía que los
genes para una maquinaria compleja serían perturbados más allá de toda reparación, a menos que
fueran universales.
Cuales fueran las partes que habían constituido a Hermione, todos tenían aquellas partes dentro de sí
mismos en algún lado...
...bueno, esa era un lindo pensamiento mas no era estrictamente verdadero, pues había tal cosa como
daño cerebral literal, las personas podían perder genes y la compleja maquina podría dejar de
funcionar, había sociópatas y psicópatas, las personas que carecían del engranaje para que les
importara. Quizá el Señor Voldemort había nacido de ese modo, o tal vez había conocido el bien y aún
así escogió el mal; en éste punto ya no importaba en lo más mínimo. Pero una súper-mayoría de la
población debía ser capaz de aprender de lo que Hermione y la resistencia del Holocausto hizo.
Las personas que habían participado del experimento de Milgram, que habían temblado y sudado y
reído nerviosamente al tiempo que terminaban presionando los interruptores marcados como 'XXX',
muchos de ellos habían escrito para agradecer a Milgram, después, por lo que habían aprendido sobre
ellos mismos. Esa, también, era parte de la historia, la leyenda de ese experimento legendario.
El Sol casi se había hundido debajo del horizonte, una punta dorada final asomándose sobre las remotas
cimas de los árboles.
Harry la miró, esa punta del Sol, se suponía que sus gafas eran a prueba de rayos ultravioleta por lo que
debía ser capaz de mirarlo directamente sin dañar sus ojos.
Harry lo contempló directamente, esa diminuta fracción de la Luz que no había sido obscurecida y
bloqueada y escondida, incluso si no eran más que 3 partes de un total del 40, las otras 37 partes
estaban en algún otro lugar. El 7.5% del vaso que estaba lleno, que demostraba que a las personas
realmente les importaba el agua, aún si esa fuerza de preocuparse que estaba dentro de ellos era
derrotada demasiado a menudo. Si a las personas en verdad no les importara, el vaso habría estado del
todo vacío en realidad. Si todos hubieran sido como Quién-Tú-Sabes por dentro, secreta e
ingeniosamente egoístas, no hubiera existido ni siquiera una persona que ayudara a otros durante el

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Holocausto.
Harry observó al ocaso, en el segundo día del resto de su vida, y supo que había cambiado de bando.
Porque ya no podía creerlo, no realmente, no tras haber ido a Azkaban. No podía hacer lo que 37 de 40
personas votarían para que él hiciera. Todos podrían tener dentro de sí lo que se requería para ser
Hermione, y algún día podrían aprender; pero algún día no era ahora, no aquí, no hoy, no en el mundo
real. Si estabas en el bando de las 3 de 40 personas que no eran una mayoría política, y el Profesor
Quirrell había estado en lo correcto, Harry no bajaría su cabeza en sumisión cuando eso sucediera.
Había una especie de horrenda corrección en ello. No deberías ir a Azkaban y regresar sin haber
cambiado tu mente sobre algo importante.
¿Así que el Profesor Quirrell está en lo correcto, entonces? Preguntó Slytherin. Dejando por fuera si él
es bueno o no, ¿está en lo correcto? ¿Eres tú, para ellos, ya sea que lo sepan o no, su próximo Señor?
Dejemos la parte de Oscuro por fuera, eso es él siendo cínico otra vez. ¿Mas es tu intención de ahora
en adelante gobernar? Tengo que reconocer, que incluso a mí eso me pone nervioso.
¿Crees que se te puede confiar poder? Inquirió Gryffindor. ¿No hay una regla de que las personas que
quieren poder no deberían tenerlo? Tal vez deberíamos hacer a Hermione la gobernante en vez de
nosotros.
¿Crees que eres digno de manejar una sociedad sin conseguir que colapse en el caos total en menos de
tres semanas? Opinó Hufflepuff. Imagina cuán ruidosamente nos gritaría Mamá si escuchara que te
han elegido Primer Ministro, ahora debes cuestionarte a ti mismo, ¿estás seguro de que ella se
equivocaría al respecto?
De hecho, dijo Ravenclaw, no hace falta señalar que todo este asunto político suena abrumadoramente
aburrido. ¿Qué tal si dejamos todas las elecciones a Draco y nos quedamos apegados a la ciencia? Es
en lo que realmente destacas, y se ha demostrado que también logra mejorar la condición humana, ya
sabes.
Más despacio, pensó Harry hacia todos sus componentes, no tenemos que decidir todo ahora mismo.
Se nos permite reflexionar el problema tanto como podamos antes de llegar a una solución.
La última parte del Sol se hundió bajo el horizonte.
Era extraña, ésta sensación de no saber del todo quién eras, en qué lado estabas, de no haberte decidido
ya sobre algo tan grande como eso, había una sensación desconocida de libertad en ello...
Y eso le recordó lo que el Profesor Quirrell había respondido a su última pregunta, lo que le recordó al
Profesor Quirrell, lo que le hizo difícil respirar una vez más, inició esa sensación ardiente en la
garganta de Harry, enviar sus pensamientos alrededor de ese ciclo de movimiento espiral de nuevo.
¿Por qué estaba tan triste, cada vez que pensaba en el Profesor Quirrell? Harry estaba acostumbrado a
conocerse a sí mismo, y desconocía por qué se sentía tan triste...
Se sentía como si hubiera perdido al Profesor Quirrell para siempre, perdido en Azkaban, así era como
se sentía. Tan seguro como si el Profesor de Defensa hubiera sido devorado por los Dementores,
consumido dentro de los vacíos desolados.
¡Perdido! ¿Por qué lo perdí? ¿Porque pronunció Avada Kedavra y había de hecho una razón

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perfectamente buena incluso si no la vi durante un par de horas? ¿Por qué no pueden las cosas
regresar a como eran antes?
Pero no había sido por el Avada Kedavra. Eso podría haber jugado una parte en el colapso irreversible
de una estructura de racionalizaciones y acobardamientos y no pensar sobre ciertas cosas
cuidadosamente. Sin embargo no había sido el Avada Kedavra, esa no había sido la cosa perturbadora
que Harry presenció.
¿Qué fue lo que vi...?
Harry observó al cielo descolorido.
Había visto al Profesor Quirrell convertirse en un criminal endurecido al enfrentar a un Auror, y el
aparente cambio de personalidades había sido sin esfuerzo, y completo.
Otra mujer había conocido al Profesor de Defensa como 'Jeremy Jaffe'.
¿Cuántas personas diferentes es usted, de todos modos?
No puedo decir que me haya molestado en mantener la cuenta.
No podías evitar preguntarte...
...si el 'Profesor Quirrell' no era más que otro nombre en la lista, únicamente otra persona en la que se
había convertido, inventada al servicio de alguna meta indescifrable.
De ahora en adelante Harry siempre se lo estaría cuestionando, cada vez que hablara con el Profesor
Quirrell, si se trataba de una mascara, y qué motivo estaba detrás de la mascara. Con cada sonrisa seca,
Harry estaría intentando ver qué estaba jalando las palancas de esos labios.
¿Es así cómo otras personas empezarán a pensar de mí, si me vuelvo demasiado Slytherin? ¿Si
manipulo demasiados planes, nunca seré capaz de sonreír a nadie más, sin que ellos se pregunten qué
es lo que realmente siento?
Tal vez había alguna manera de restaurar una confianza en la superficie de las apariencias y construir
una relación humana posiblemente de nuevo, mas a Harry no se le ocurría cuál era esa manera.
Así fue como Harry había perdido al Professor Quirrell, no a la persona, sino la... conexión...
¿Por qué eso había dolido tanto?
¿Por qué ahora se sentía tan solitario?
¿De seguro había otras personas, quizá mejores personas, para confiar y tener amistad? La Profesora
McGonagall, el Profesor Flitwick, Hermione, Draco, sin mencionar a Mamá y Papá, no era como si
Harry estuviera realmente a solas...
Sólo que...
Una sensación de ahogamiento creció en la garganta de Harry cuando lo comprendió.
Únicamente la Profesora McGonagall, el Profesor Flitwick, Hermione y Draco, a veces conocían cosas
que ignoraba, pero...
Ellos no se desempeñaban sobre Harry dentro de su propia esfera de poder; la genialidad que ellos
poseían no era como su propio genio, y su genialidad no era como la de ellos; podría observarlos como

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sus iguales, mas nunca los podría ver con reverencia como sus superiores.
Ninguno de ellos había sido, ninguno de ellos podría llegar a ser...
El mentor de Harry...
Ese era quien el Profesor Quirrell había sido.
Esa fue la persona que Harry había perdido.
Y la manera en que había perdido a su primer mentor podría o no permitir a Harry que alguna vez lo
llegara a recuperar. Quizá algún día conocería todos los motivos ocultos detrás del Profesor Quirrell y
las dudas entre ellos desaparecerían; sin embargo aún si eso parecía posible, no parecía del todo
probable.
Hubo una ráfaga de viento, a las afueras de Hogwarts, dobló los árboles vacíos, hizo ondular el corazón
del lago que seguía sin congelar, produjo un sonido susurrante al deslizarse por la ventana que miraba
hacia el mundo medio-crepuscular, y los pensamientos de Harry divagaron por un tiempo.
Entonces regresaron al curso otra vez, el siguiente paso de la espiral.
¿Por qué soy diferente de los otros niños de mi edad?
Si la respuesta del Profesor Quirrell a eso había sido una evasión, entonces fue una muy bien calculada.
Lo suficientemente profunda y compleja, bastante llena de sugerencias y propósitos escondidos, para
servir como trampa para un Ravenclaw que no podía ser engañado por menos. O tal vez el Profesor
Quirrell tenía el propósito de responder honestamente. ¿Quién sabía qué motivo podría haber
manipulado las manivelas de aquellos labios?
Al menos diré esto, Sr. Potter: Usted ya es un Oclumante, y creo que en poco tiempo se convertirá en
un Oclumante perfecto. La identidad no significa, para los que son como nosotros, lo que significa
para otras personas. Cualquiera que podamos imaginar, podemos ser; y la verdadera diferencia sobre
usted, Sr. Potter, es que posee una imaginación excepcionalmente buena. Un dramaturgo debe
contener a sus personajes, debe ser más grande que ellos para poder representarlos dentro de su
mente. Para un actor o espía o político, el limite de su propio diámetro es el limite de quién estén
pretendiendo ser, el limite de lo que puedan usar como una mascara. Mas para usted y para mí,
cualquiera que podamos imaginar, podemos ser, en la realidad y no en la pretensión. Mientras usted se
imaginó ser un niño, Sr. Potter, usted fue un niño. Aún así hay otras existencias que usted puede
recrear, existencias más grandes, si lo desea. ¿Por qué es usted tan libre, y tan grandioso dentro de su
circunferencia, cuando otros niños de su edad son pequeños y constreñidos? ¿Por qué puede usted
imaginar y convertirse en otras identidades más adultas de lo que un mero niño realizando una obra
de teatro debería ser capaz de componer? Eso no lo sé, y no debo revelar lo que supongo. Sin embargo
lo que usted tiene, Sr. Potter, es libertad.
Si eso era una pantalla de humo era una endiabladamente buena para distraer.
Y el pensamiento todavía más preocupante era que el Profesor Quirrell no se había dado cuenta de
cuán perturbado estaría Harry, cuán incorrecto ese discurso sonaría para él, cuánto daño le haría a su
confianza en el Profesor Quirrell.
Debería haber siempre una persona real que eras realmente, en el centro de todo...

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Harry contempló la noche descendiente, la oscuridad reunida.
¿...no era así?
...
Era casi la hora de dormir cuando Hermione escuchó las respiraciones contenidas y levantó la vista de
su copia de Beauxbatons: Una Historia para ver al niño perdido, el niño que no había sido ubicado a la
hora del almuerzo ese Domingo, cuya no aparición a la cena había sido acompañada por rumores – y
ella no los había creído porque eran completamente ridículos, pero sintió un poco de nauseas por dentro
– que se había retirado de Hogwarts para cazar a Bellatrix Black.
"¡Harry!" ella chilló, ni siquiera se dio cuenta de que estaba hablando con él directamente por primera
vez en una semana, ni notó cómo algunos estudiantes se la quedaron mirando ante el sonido de su grito
a través de la sala común de Ravenclaw.
Los ojos de Harry ya se había dirigido hacia ella, ya estaba caminando hacia ella, por lo que se detuvo a
medias por fuera de su silla -
Unos pocos segundos después, Harry estaba sentado frente a ella, y estaba guardando su varita tras
invocar una barrera de Silenciador a su alrededor.
(Y una gran cantidad de Ravenclaws estaban intentando aparentar que no estaban mirando.)
"Oye," Harry saludó. Su voz tembló. "Te extrañé. Tú... ¿vas a hablar conmigo de nuevo, a partir de
ahora?"
Hermione asintió, nada más asintió, no se le ocurría qué decir. Ella extrañaba a Harry también, sin
embargo se estaba dando cuenta, con una especie de sentimiento culpable, que podría haber sido mucho
peor para él. Ella tenía otros amigos, Harry... no se sentía justo, a veces, que Harry únicamente hablara
con ella de ese modo, por lo que se sentía obligada a hablar con él; mas Harry tenía una mirada que
expresaba que cosas injustas le habían estado ocurriendo a él, también.
"¿Qué ha estado pasando?" ella inquirió. "Hay toda clase de rumores. Había personas afirmando que
escapaste para combatir a Bellatrix Black, había otros aseverando que escapaste para unirte con
Bellatrix Black -" y esos rumores agregaban que Hermione simplemente había inventado la cosa sobre
el fénix, y ella gritó que toda la sala común de Ravenclaw lo había visto, por lo que el siguiente rumor
había reclamado que también esa parte era inventada por ella, lo que era una estupidez de nivel tan
inconcebible que la dejó completamente asombrada.
"No puedo hablar al respecto," Harry respondió con apenas un susurro. "No puedo hablar sobre muchas
cosas. Desearía poder contártelo todo," su voz tembló, "pero no puedo... supongo, si ayuda para algo,
que ya no voy a almorzar más con el Profesor Quirrell..."
Harry puso sus manos sobre su rostro, entonces, cubriendo sus ojos.
Hermione sintió la nausea recorriendo todo su estómago.
"¿Estás llorando" preguntó Hermione.
"Ajá," respondió Harry, su voz sonando un poco jadeante. "No quiero que nadie más lo vea."
Hubo un pequeño silencio. Hermione quería ayudar pero no sabía qué hacer sobre un niño que lloraba,

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y desconocía lo que estaba pasando; sentía como si grandes cosas ocurrieran a su alrededor – no,
alrededor de Harry – y de saber cuáles eran probablemente estaría asustada, o alarmada, o algo, sin
embargo no sabía nada.
"¿El Profesor Quirrell hizo algo equivocado?" ella interrogó al final.
"No es por eso que ya no puedo seguir almorzando con él," Harry contestó, todavía con ese apenas
susurro con sus manos presionadas sobre sus ojos. "Esa fue la decisión del Director. Mas es cierto, que
el Profesor Quirrell dijo algunas cosas que me hicieron confiar menos en él, supongo..." La voz de
Harry sonaba muy inestable. "Me estoy sintiendo solitario ahora mismo."
Hermione puso su mano sobre la mejilla donde Fawkes la había tocado el día del ayer. Seguía pensando
sobre ese toque, una y otra vez, quizá porque quería que fuera importante, que significara algo para
ella...
"¿Hay alguna manera en que pueda ayudar?" ella cuestionó.
"Quiero hacer algo normal," Harry declaró desde atrás de sus manos. "Algo muy normal para
estudiantes de primer año de Hogwarts. Algo que los de once y doce años como nosotros se suponen
deben hacer. Como jugar una partida de Naipes Explosivos o algo así... ¿Supongo que en realidad no
tienes los naipes o conoces las reglas?"
"Este... no conozco las reglas, de hecho..." replicó Hermione. "Sé que explotan."
"¿Entonces que tal a Gobstones?" propuso Harry.
"No conozco las reglas y te escupen. ¡Son juegos de hombres, Harry!"
Hubo una pausa. Harry restregó sus manos contra su cara para limpiarla, y entonces retiró sus manos; y
la miró directamente, viéndose un poco impotente. "Bueno," Harry siguió, "¿qué hacen los magos y
hechiceras de nuestra edad, cuándo juegan, ya sabes, la clase de tontos juegos sin sentido que se
supone debemos jugar a nuestra edad?"
"¿Rayuela?" habló Hermione. "¿Saltar la cuerda? ¿Ataque Unicornio? ¡Yo no lo sé, yo leo libros!"
Harry empezó a reír, y Hermione comenzó a carcajearse junto con él aunque no sabía muy bien por
qué, pero era gracioso.
"Creo que eso ayudó un poco," añadió Harry. "De verdad pienso que ayudó más que lo que habría
logrado jugando Gobstones durante una hora, así que gracias por ser tú misma. Y sin importar nada, no
voy a hacer que alguien me Desmemorice todo lo que sé de cálculo. Preferiría morir."
"¿Qué?" espetó Hermione. "Por qué - ¿por qué alguna vez llegarías a querer semejante cosa?"
Harry se levantó de la mesa, y hubo un repentino ruido restaurado de trasfondo pues su levantamiento
rompió el Encantamiento Silenciador. "Estoy un poco somnoliento así que me voy a la cama," Harry
dijo, ahora su voz era ordinaria y sardónica, "tengo algo de tiempo perdido que debo compensar, pero
te veré al desayuno, y luego en Herbología, si todo sale bien. Sin mencionar que no sería justo echarte
encima toda mi depresión. Buenas noches, Hermione."
"Buenas noches, Harry," ella se despidió, sintiéndose muy confundida y alarmada. "Que tengas sueños
placenteros."

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Harry tambaleó un poco cuando ella habló, y luego continuó hacia las escaleras que llevaban a los
dormitorios de los niños de primer año.
...
Harry encendió el Encantamiento Silenciador al máximo, sobre la cabecera de su cama, para que no
fuera a despertar a nadie si gritaba.
Puso su alarma para que lo despertará para el desayuno (en caso de que ya no se hubiera levantado para
esa hora, si era que lograba dormir algo).
Se tendió en la cama, cuan largo era -
- sintió el bulto debajo de su almohada.
Harry levantó la mirada hacia el toldo por encima de su cama.
Siseó bajó su respiración, "Oh, tienen que estar bromeando..."
Pasaron vario segundos antes de que Harry pudiera reunir el corazón para sentarse en la cama, cubrirse
a sí mismo con la sabana para ocultar el evento de los otros niños, invocar un Lumos de baja intensidad
y ver lo que estaba debajo de su almohada.
Había un pergamino, y una baraja de jugar cartas.
En el pergamino se leía,
Una pequeña ave me contó que Dumbledore ha cerrado la puerta de tu jaula.
Debo admitir, en ésta ocasión, que Dumbledore puede tener la razón. Bellatrix Black ha sido liberada
sobre el mundo una vez más, y esas no son buenas noticias para ninguna persona buena. De estar en
los zapatos de Dumbledore, podría haber hecho lo mismo.
Sólo por si las dudas... El Instituto de las Brujas de Salem en América también acepta niños, a pesar
del nombre. Son buenas personas y te protegerían incluso de Dumbledore, si lo necesitas. Bretaña
sostiene que necesitas permiso de Dumbledore para emigrar a la América mágica, sin embargo la
América mágica no está de acuerdo. Por lo que ante una necesidad extrema, sal por fuera de las
protecciones de Hogwarts y parte en dos al Rey de Corazones de la baraja de cartas.
El que deberías recurrir a ésto únicamente como medida radical se da por descontado.
Buena salud, Harry Potter.
- Papá Noel.
Harry bajo la mirada hacia el paquete de cartas.
No podía llevarlo a ningún otro lugar, no ahora mismo, los trasladores no funcionaban aquí.
Pero se sintió nervioso sobre el prospecto de recogerlo, incluso para esconderlo dentro de su baúl...
Bueno, ya había cogido el pergamino, que podría haber sido encantado con una trampa igualmente, de
haberse tratado de una trampa.
Aún así.
"Wingardium Leviosa," Harry susurró, e hizo Levitar el paquete de cartas hasta un lado de donde su

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reloj alarma descansaba dentro de un bolsillo de la cabecera de la cama. Lidiaría con aquello mañana.
Y luego Harry volvió a recostarse en su cama, y cerró los ojos, para soñar sin ningún fénix para
protegerlo, y pagar sus cuentas atrasadas.
...
Fue despertando con un jadeo de horror, no un grito, todavía no gritó esa noche, sin embargo su sabana
estaba toda enredada sobre el hueco que había dejado al retorcerse en su sueño donde corría, intentando
alejarse de las bocas abiertas en el espacio que lo estaban persiguiendo a través del corredor de metal
iluminado por una débil lampara de gas, un largo corredor de metal apenas iluminado por una lampara
de gas que no tenía fin, y él no había sabido, en el sueño, que tocar aquellos vacíos significaba morir
horriblemente y dejar atrás su cuerpo que aún respiraba a pesar de estar vacío, todo lo que había sabido
era que tenía que correr y correr y correr de aquellas heridas en el mundo que se deslizaban en pos de él
-
Harry empezó a llorar otra vez, no fue por el horror de la persecución, sino porque corrió mientras
alguien más detrás de él estaba gritando pidiendo ayuda, gritando para que regresara y la salvara, para
que la ayudara, a ella se la estaban comiendo, ella iba a morir, y en el sueño Harry había corrido en vez
de ayudarla.
"¡NO TE VAYAS!" La voz surgió como un grito detrás de la puerta de metal. "No, no, no, no te vayas,
no te lo lleves, no no no -"
¿Por qué Fawkes había reposado sobre su hombro? Él había huido. Fawkes debería odiarlo.
Fawkes debería odiar a Dumbledore. Él había huido.
Fawkes debería odiar a todos -
El niño no estaba despierto, no estaba soñando, sus pensamientos estaban revueltos y confusos dentro
de las tierras de las sombras que limitan entre el estar despierto y el estar dormido, desprotegido por los
rieles que su mente despierta había impuesto sobre sí misma, las cuidadosas reglas y censuras. En esa
tierra de las sombras su cerebro había despertado lo suficiente como para pensar, mas algo más estaba
demasiado adormilado para actuar; sus pensamientos corrían libres y salvajes, sin restricciones por
parte de su propio concepto de sí mismo, sus ideas personales de lo que no debería pensar cuando
estuviera despierto. Esa era la libertad de los sueños de su cerebro, mientras su concepto de sí mismo
dormía. Libre para repetir, una y otra vez, la nueva y peor pesadilla de Harry:
"¡No, no era mi intención, por favor no mueras!"
"¡No, no era mi intención, por favor no mueras!"
"¡No, no era mi intención, por favor no mueras!"
Una rabia creció dentro de él junto con el auto-aborrecimiento, una terrible furia caliente / helado y frío
odio, por el mundo que le había hecho eso a ella / por sí mismo, y en su estado medio-despierto Harry
fantaseó con escapes, fantaseó formas de superar el dilema moral, se imaginó a sí mismo flotando sobre
el vasto horror triangular de Azkaban, y susurrando un encantamiento con silabas que nadie había
llegado a escuchar sobre la Tierra, murmullos que hacían eco por todo el cielo y eran escuchados al
otro lado del mundo, y hubo una llamarada de Patronus plateados que asemejaban una explosión
nuclear que desgarraban a todos los Dementores en un instante y partían las paredes de metal de

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Azkaban, destrozaban los largos corredores y todas las débiles luces naranjadas, y un momento después
su cerebro recordó que había personas adentro, y reescribió la fantasía soñada a medias para mostrar a
todos los prisioneros riéndose al tiempo que salían volando en grupos alejándose de la ardiente ruina de
Azkaban, la luz plateada restaurando la carne de sus miembros mientras volaban, y Harry empezó a
llorar más fuerte contra su almohada, porque no podía hacerlo, porque no era Dios -
Juro sobre su vida y magia y su arte de la racionalidad, juró por todo lo que consideraba sagrado y por
todas sus memorias felices, ahora había dado su juramento por lo que tenía que hacer algo, tenía que
hacer algo, tenía que HACER ALGO -
Quizá era inútil.
Tal vez intentar seguir las reglas no tenía sentido.
A lo mejor nada más tenías que quemar Azkaban a como diera lugar.
Y de hecho había jurado que lo haría, por lo que eso era lo que tenía que hacer.
Simplemente haría lo que fuera para deshacerse de Azkaban, eso era todo. Si eso implicaba gobernar
Bretaña, estaba bien, si eso significaba encontrar un hechizo para susurrar que hiciera eco a través del
cielo, como fuera, lo importante era destruir Azkaban.
Ese era el lado en el que estaba ahora, ese era quien él era, por lo que sí, estaba hecho.
Su mente despierta demandaría muchos más detalles antes de aceptar eso como una respuesta, pero en
su estado medio-durmiente se sintió como una resolución suficiente para permitir a su cansada mente
caer verdaderamente dormida una vez más, y soñar con la siguiente pesadilla.
...
Conclusión Final:
Despertó con un jadeo de horror, una interrupción de su respiración que la dejó sintiéndose privada de
aire y aún así sus pulmones no se movieron, ella despertó con un grito sin proferir en sus labios y no
pronunció palabras, ninguna palabra surgió, pues ella no podía entender lo que había visto, no podía
entender lo que había visto, era demasiado grande para que ella lo abarcara y seguía tomando forma,
no podía poner palabras a esa figura sin forma y ella no pudo descargarlo, no pudo descargarlo y se
volvió inocente e ignorante una vez más.
"¿Qué hora es?" ella murmuró.
Su reloj despertador con joyas de oro, el bello y mágico y costoso reloj alarma que el Director le había
dado como regalo cuando la contrató en Hogwarts, susurró a su vez, "Alrededor de las dos de la
mañana. Vuelve a dormir."
Sus sabanas estaban empapadas por el sudor, su ropa de noche empapada en sudor, por lo que ella
cogió su varita de debajo de la almohada y se limpió antes de intentar volver a dormir, procuró regresar
a dormir y eventualmente tuvo éxito.
Sybill Trelawney volvió a dormir.
...
El presente libro fue formateado por Rhaidot.

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La historia continua en el libro 4: Hermione Jean Granger y la Llamada del Fénix.

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