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cuál es la relación que establece Soteriou entre (a) la tesis de acuerdo con la cual la
percepción visual normal incluye un registro de ausencias, esto es, la percepción de
regiones de espacio como vacías de objetos visibles (Cf. 116) y (b) la tesis según la cual
toda experiencia visual involucra un campo espacial visual, que constituye un rasgo
estructural de dicha experiencia. En el tratamiento de lo anterior, se sugirieron algunas
preguntas, cuyo efecto podría ser poner en cuestión algunos de los supuestos de Soteriou.
Reinterpretadas y reformuladas, estas preguntas son las siguientes: (1) ¿no podría
pensarse que en la experiencia visual normal no es tan clara la distinción entre espacios y
objetos y que se asemeja a la experiencia de percibir una fotografía como un todo? ¿Qué
pasaría para el punto de Soteriou si esto fuera así? (2) ¿Qué implicaciones podría tener
para el punto de Soteriou el hecho de que sea posible percibir objetos sin percibir un
espacio que los contiene? El propósito de este comentario consiste en explorar estas
preguntas.
Este texto está compuesto por dos partes. La primera está dedicada a pregunta (1). En
ella, primero, trato de sugerir que hay razones para pensar que la percepción normal no
involucra una distinción clara entre objetos y espacios (como sostiene Soteriou) y, luego,
abordo la pregunta de qué impacto tendría que esto fuera así para su punto. La segunda
parte está dedicada a la pregunta (2). Inicio caracterizando el síndrome de Balints y,
posteriormente, me centro en qué desafíos tiene la existencia de este síndrome para la
tesis de Soteriou.
Esto demuestra que es posible percibir visualmente sin percibir espacios vacíos.
Para saber qué impacto tendría para Soteriou el hecho de que lo sugerido sea correcto,
hay que hacerse dos preguntas. Por un lado, si argumentativamente puede sostenerse la
idea de un campo visual sin necesidad de que nuestra experiencia visual involucre la
percepción de espacios vacíos. Por otro lado, si al sostener esto no se elimina uno de los
aspectos constitutivos del campo visual que a Soteriou le interesa postular.
Dejaré abierta la segunda pregunta, a saber, si al negar que toda percepción visual implica
la percepción de espacios vacíos se elimina una característica importante del campo visual
sostenido por Soteriou. Mi intuición es que sí.
Robertson ilustra el síndrome de Balints con base en la pintura Calle parisina en un día
lluvioso de Caillebotte de la siguiente manera. Un perceptor normal de este cuadro
tendría la posibilidad de percibir cada uno de los elementos retratados, así como las
relaciones que se establecen entre ellos y su posición en el espacio de la pintura. Una
persona con el síndrome de Balints, por el contrario, solamente podría ver un objeto a la
vez, por ejemplo, vería exclusivamente la sombrilla y nada más, y “esta sombrilla parecería
llenar todo tu mundo visual” (5). Luego de percibir la sombrilla, esta persona,
repentinamente, vería exclusivamente el arete de perla de la señora o cualquiera de los
otros objetos presentes. El campo visual estaría reducido, en cada caso, al objeto que se
percibe y la persona no podría advertir que hay algo además de él. Adicionalmente, quien
posee el desorden no sabe dónde está el objeto que percibe, si está a la izquierda o a la
derecha, si está lejos o está cerca, etc.
Creo, sin embargo, que el desorden sí puede ser problemático para Soteriou, pero por
otra razón. Como se mencionó, los límites de la percepción de los pacientes que poseen el
síndrome mencionado no están dados por los límites sensoriales de estos, sino por los de
los objetos que en cada caso se perciben. Que esto sea así tiene como consecuencia que
el campo sensorial no es una característica estructural invariante de toda experiencia,
porque no está determinado por la manera como se establece la relación psicológica con
los objetos, sino por los objetos percibidos. En virtud de lo anterior, se desdibujaría la
diferencia que a Soteriou le interesa trazar entre la visión y la propiocepción. En ambos
casos el objeto percibido determinaría los límites de la percepción. Por supuesto, una
salida para Soteriou sería decir que este es un caso anormal de percepción y que en la
experiencia perceptiva normal los límites del campo visual no están determinados por los
objetos percibidos, sino por nuestros límites sensoriales.
Referencias
French, C. Bálint’s síndrome, object seeing, and spatial perception. Mind & Language, 33,
221-241. 2018.
Robertson, L. C. Space, Objects, Minds, and Brains. Nueva York: Psychology Press. 2004.
Soteriou, M. “Structural Features of Perceptual Acquaintance”. En The Mind’s
Construction: The Ontology of Mind and Mental Action.