Un pensar sobre el pensar

Un día jueves 23/04/2020 un viejo llamado Omar recordó una cita del señor González C (1997) que
decía “pensar no es del gusto de nuestra época” al parecer, pocas personas quieren abordar el barco
que conduce a la profundidad de los asuntos, barco que presenta unos requerimientos para poder
embarcarse en él, es necesario comprender que su dirección no está definida, solo te posibilita
moverte de ese puerto donde estas a salvo y protegido por todas esas fantasmagorías que se
muestran como verdades absolutas que no solo impiden emprender el viaje, nublan la mirada a un
océano de infinitas posibilidades y de miles de caminos que sin prometer fines concretos si te
ofrecen un camino, dicho camino podría ser más importante que la certeza de un fin concreto.

El pensar podría ser metafóricamente hablando, dirigirse a la profundidad del océano donde las
certezas quedan desnudas y se convierten en entes que ofrecen monedas que solo tienen su valor en
la historia, poro que algunos navegantes prefieren quedarse cerca de esos entes por miedo a la
incertidumbre que genera abandonar eso que en muchas oportunidades solo es la imposición de
otros dispositivos como la cultura y sus múltiples tentáculos que te sostienen o te atan inculcando
un miedo al castigo por querer salir a navegar.

Al fin de cuentas, los barcos están seguros en los puertos, pero su propósito o su diseño es para
navegar, se podría preguntar entonces ¿por qué se teme tanto inscribirse en el pensar? Es acaso un
miedo a lo desconocido, o es la zona de confort la que te seduce para no abandonar la playa y salir a
nadar o navegar, ese viejo llamado Omar creía que más bien es un miedo al cambio, un miedo al
que muchos y muchas prefieren no enfrentar porque desde niños se instauran creencias de apego
que en algunas ocasiones son cadenas que atan y no permiten caminar, mismas cadenas que pueden
romperse si se está dispuesto a soportar la incertidumbre de emprender el viaje de la deconstrucción
del ser.

Omar Orrego