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Nociones Fundamentales del Derecho Agrario

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• Concepto de Derecho Agrario
Para definir o conceptualizar el derecho agrario, es necesario partir de los conceptos manejados por
autores nacionales y extranjeros:
El jurista venezolano Román José Duque Corredor en su obra Derecho Agrario. Estudios
Seleccionados, define al derecho agrario como:
Es aquella rama del Derecho, que persigue ajustar las relaciones jurídicas de carácter
agrario a los dictados de la justicia social, con el objeto de facilitar y crear las condiciones
necesarias para llevar a cabo una auténtica Reforma Agraria Integral, o sea, para lograr un
aumento de la producción agrícola y para hacer posible una más justa y equitativa
distribución de la propiedad agraria.

El autor Alí José Venturini Villarroel, en su obra clásica Derecho Agrario Venezolano, establece
diversas maneras de definir al derecho, y dentro de lo que denomina definiciones fundamentales
comienza hablando de lo peligroso que es toda definición en derecho; y nos enseña un aserto de la
escuela americana, según la cual:
Quien ha aprendido un poco de humanidad abandona la tentativa de definir el Derecho,
circunstancia por otra parte, pues así como ningún físico se entretuvo en buscar una
definición exacta de la electricidad, sino en comprobar sus efectos, de la misma manera, el
jurista debe ocuparse de los efectos vivencionales de Derecho y no de su definición.

Sin embargo, se hace necesario precisar que es el derecho agrario para poder comprenderlo.
Este autor concluye estableciendo como la noción más cónsona del derecho agrario aquella que lo
identifica como: “lus propium de la actividad agraria en sentido lato, vinculada al aprovechamiento,
conservación y justa distribución de los Recursos Naturales Renovables… “.
Concluyendo que el derecho agrario valora y regula el uso de los recursos naturales renovables y que
cubre de modo omnicomprensivo todos lo matices de la actividad agraria, tomando en cuenta tanto al
campesino como a los demás productores, según su peculiar situación institucional, afirma que el
derecho agrario venezolano está condicionado por la naturaleza, historia y los valores; es pluralista, no
clasista, porque así lo mandala Constitución Nacional; protege primordial, pero no exclusivamente a
los campesino; propugna el incremento de la producción nacional como exigencia de la soberanía
económica del país, atiende a las defensas de los recursos naturales renovables, y por ende la del
sistema ecológico, permitiendo así la explotación de éstos, con un racional respeto hacia el principio
dinámico económico que lo constituye y, finalmente es un impulsor permanente de reforma agraria
para promover el cambio de la estructura latifundista por un sistema justo de propiedad y tenencia.
El autor merideño Ramón Vicente Casanova, tiene una concepción del derecho agrario que lo vincula
necesariamente a la conservación de los recursos naturales renovables, y establece en su obra Derecho
Agrario, que este tipo de derecho:
Intenta ordenar las relaciones jurídicas que se originan en la tenencia y aprovechamiento de
los recursos naturales renovables, concebidos como unidad en la figura de la propiedad
territorial (del Estado o de las particulares. individual o colectiva), con miras a establecer
una convivencia humana que sea al mismo tiempo convivencia con la naturaleza.

El autor mexicano José Ramón Medina Cervantes en su obra Derecho Agrario, lo define de la siguiente
manera:
Es una rama específica, en este caso la agraria, es indispensable que recoja los fundamentos
históricos, sociológicos, económicos de Estado en cuestión (México). A fin de estructurar la
normatividad que regule las relaciones Jurídicas de las instituciones agrarias, los sujetos
agrarios, el régimen de propiedad agraria, las modalidades jurídicas agrarias, la
organización para la producción rural con base en las instituciones agrarias, los
procedimientos y la magistratura agraria, y otros aspectos que hagan posible la
conceptualización y definición del derecho agrario.

Esta definición es una idea circunscrita a lo que sería el derecho agrario mexicano. El mismo autor hace
señalamientos de autores de su patria entre los cuales incluye al maestro Raúl Lemus García que lo
define como:
Es el conjunto de principios, preceptos e instituciones que regulan las diversas formas de
tenencia de la tierra y los sistemas de explotación agrícola, con el propósito teleológico de
realizar la justicia social, el bien común y la seguridad jurídica.

El autor colombiano Joaquín Vanin Tello en su obra Derecho Agrario (Teoría General), define el
derecho agrario en los siguientes términos:
Es la rama jurídica de naturaleza mixta que disciplina la tenencia y el uso de la tierra, la
actividad agraria y el desarrollo rural, con el fin de lograr principalmente una adecuada
estructura de la propiedad rústica, el aprovechamiento racional y la conservación de los
recursos naturales renovables, lo mismo quo el bienestar de la población, especialmente la
campesina, todo ello conjugando crecimiento económico y justicia social.

Con estos criterios se puede observar las diversas concepciones que toman en torno al derecho agrario
y como se coloca el énfasis en algunos aspectos; para algunos el derecho agrario tiene como sentido
fundamentalla Justadistribución de la riqueza, para otros la empresa agraria, para algunos la referencia
esencial está centrada por la conservación de los recursos naturales renovables.
En oportunidad de publicarla Universidadde Carabobo el anuario correspondiente a la edición de 1992,
le correspondió publicar un trabajo al Autor Núñez Alcántara como profesor dela Facultadde Derecho,
sobre el Derecho Agrario Constitucional, en el cual sugirió una definición de derecho agrario que ahora
citamos:
El Derecho Agrario es la conformación jurídica de las normas sustantivas y adjetivas que
vinculan la actividad agrícola, pecuaria, conservacionista agroindustrial, con el desarrollo
económico de la sociedad, expresado en leyes, doctrinas, costumbres y jurisprudencia.

• Antecedentes Históricos
El análisis, comprensión y utilización de las instituciones jurídicas supone necesariamente el estudio de
sus orígenes, incluyendo las razones histórico-económicas y políticas de su creación, el desarrollo de
las mismas en el devenir temporal y la razón de su permanencia en los actuales tiempos lo cual justifica
su existencia positiva; porque el derecho en el mundo moderno, cargado de prisa y rápida evolución, se
justifica en la medida en que útil al hombre, en tanto y en cuanto ciertamente cumpla con su misión
natural de regular la vida de éste en sociedad.
El desarrollo de la actividad agrícola y pecuaria, por parte del hombre como elemento para la creación
y conservación de vida y como factor explotación económica para la subsistencia propia de él, nace
lógicamente en los inicios de la humanidad. El homo sapiens en su necesidad de producir los alimentos
suficientes para su manutención y para la subsistencia de la raza humana, realiza labores de explotación
en las faenas agrícolas y pecuarias desde sus mismos inicios. Este hecho humano ha sido regulado por
el derecho desde los albores del tiempo como corresponde al desarrollo de la labor cultural jurídica.
Esta comenzó a crear normas desde los mismos comienzos de la existencia humana, y produjo normas
tendientes a orientar la vida social del hombre, cual es el objetivo final del derecho como ente
regulador de la vida social.
 Así el derecho común o civil tiene respuesta para prácticamente toda la problemática que se produce
como consecuencia de la vida social, incluyendo la relativa a la actividad agrícola y pecuaria. Sin
embargo, podemos afirmar un conjunto de normas destinadas a regular el hecho agrícola o pecuario
como tal, con sus principios y una filosofía propia, que atienda a estos actos como fenómenos
económico-jurídicos, sólo nace con los comienzos de la segunda década del siglo pasado. En efecto, es
con motivo de la aparición dela Revistade Derecho Agrario, bajo la conducción de Giangastone Bolla,
en Florencia, Italia, cuando se comienza a establecer lo que es el ius agrarium como rama científica del
derecho, destinado a regularlo como un fenómeno económico.
Si bien pudiera pensarse que el derecho agrario nace en los primeros tiempos de la humanidad ello no
es así, por cuanto el concebirlo como aquel destinado a la creación y conservación de vida animal y
vegetal con sentido de explotación económica, es un concepto de reciente data, que va más allá de
reglas destinadas a regular las relaciones entre los sujetos que intervienen en la labor productiva, para
convertirse en un derecho que atiende a problemas colectivos de economía, abastecimiento y seguridad
nacional.
El autor Ramón Vicente Casanova, en su obra Derecho Agrario establece: 
Para la mejor comprensión de nuestra tesis, importa mucho hacer un poco de historia en
torno a la vigencia de Derecho agrario, ya que esa historia nos señalará los objetivos de
nuestra materia en cada uno de los estudios que ha conocido. Desde luego que normas de
Derecho agrario existieron en todas las legislaciones de la antigüedad, pero es en Roma
donde adquieren mayor relieve, hasta el punto que, como muy bien lo apunta Bailarín
Marcial,la Leyde las XII Tablas, la mas vieja compilación de normas latinas, tiene la
consistencia de un verdadero código agrario. Eso sí, se trata del código en el cual la
propiedad de la tierra alcanza la total plenitud de facultades y crece bajo el absoluto
dominio de los terratenientes. No obstante, allí tuvo lugar una modificación del concepto de
propiedad, traducida en limitaciones y en propuesta de redistribución, que le plantearon
nuevos cometidos al Derecho agrario, si bien sus mejores postulaciones perecieron con los
Gracos. Desaparecido el imperio romano, con éste cae el monumento a la juridicidad que
levantara su pueblo y, en su lugar, se constituye un Derecho amparado en el poder de los
grandes señores de la tierra, en el poder de los señores feudales, quienes se desempeñan
como autoridad. Con ellos el Derecho agrario se torna al Derecho feudalista y se pone de
espaldas a los trabajadores rurales, a quienes regala a la servidumbre. Pasa el feudalismo,
adviene la revolución francesa y, porque el Derecho romano ejerce gran influencia sobre los
políticos de la época, la concepción antigua de la propiedad renace, pero muere el Derecho
agrario, yugulado por el extraordinario auge que el Código Napoleónico le proporciona al
Derecho civil. Y tienen que transcurrir muchos años, más de cien para que aquél reviva,
ahora con las características de un Derecho clasista, de un Derecho de los campesinos.

En doctrina agraria se ha visto la presencia de dos escuelas en torno a lo que es el nacimiento u origen
del derecho agrario, para algunos el principio del mismo pertenece al inicio mismo de la humanidad,
para otros pertenece o comienza con la estructuración científico-jurídica de lo que es el derecho
agrario, conceptualizado como conjunto de normas destinado a regular la vida del hombre en sus
relaciones con el aspecto económico y técnico del campo.
Ambas posturas son perfectamente conciliables. En un comienzo el derecho agrario pertenece a la
generalidad del mundo humano, prácticamente la vida del hombre gira en torno a la vida rural, más que
a la vida urbana, con el transcurso del tiempo se comienza a producir un mayor acercamiento del
hombre hacia las ciudades, y con ellas nace un derecho destinado a regular unas relaciones jurídicas
distintas. Así el derecho avanza hacia la conformación de una norma destinada a regular la vida del
hombre urbanizado y comienza a perder fuerza la existencia rural frente a la urbana.
Es en esta etapa final cuando surge un derecho agrario destinado a regular al fenómeno jurídico
económico y técnico que se deriva de las relaciones del hombre con el campo, ahora deslindando vida
rural de vida urbana; y aquella en minoría numérica frente a las grandes urbes que existen.
Si se quiere estudiar lo relativo a la parte histórica del derecho agrario se debe revisar, siguiendo las
enseñanzas de los autores Antonio Carrozza y Ricardo Zeledón Zeledón, que el derecho agrario
analizado por quienes lo ven desde los tiempos inmemoriales tiene etapas que van desde los mundos
organizados como Babilonia con el Código de Hammurabi o el derecho egipcio, el chino, el judaico o
el griego, en los cuales hay ideas sobre la manera de manejar conceptos que, hoy en día, pudieran
pertenecer al derecho agrario como se ha explicado: obedece su existencia a las necesidades de
aquellos tiempos sin conceptualizársele como si fuese diferente del derecho urbano.
El decaimiento del derecho agrario primigenio u original se produce con la presencia de la codificación
napoleónica del Código Civil de 1804, que tiene como aplicación máxima y último fin establecer el
derecho a la propiedad, visto éste como una forma de expresión de la libertad patrimonial, señalándose
que la propiedad tiene un carácter ius naturalista lo cual lo hace sagrado, inviolable, absoluto y
fundamental.
Puede concluirse en este aspecto de la evolución histórica del Derecho Agrario que los tres elementos
impulsores del mismo, fueron el nacimiento del capitalismo como la respuesta burguesa frente al
individualismo liberal, el establecimiento de la ruptura de la unidad del derecho privado napoleónico y
la constitucionalización de los Estados como aporte al derecho social, constituyen los tres elementos
que definitivamente le dan forma al mundo del ius agrarium moderno.
Todo lo antes explicado contribuye entonces a la determinación de por qué se habla del derecho agrario
como nacido en la segunda década del siglo pasado, como se ha expresado antes; con los hechos
puntuales de haber existido desde 1922la Revistade Derecho Agrario, que dirigía Giangastone Bolla, y
cuya discusión pública durante los siguientes diez años constituye el elemento que desde el punto de
vista doctrinario conforma la existencia y materialización del derecho agrario como una expresión
jurídica que se desprende del tronco común civil, para estructurar una nueva concepción jurídica con
principios y fórmulas propias.
• Principios del Derecho Agrario
 La discusión original sobre el derecho agrario tuvo como objetivo fundamental la búsqueda de los
principios generales, para poder llegar al concepto de autonomía o especialidad, pero finalmente se ha
determinado que ello no es lo esencial para su caracterización, que es más importante hacer el estudio
de las instituciones que conforman al derecho agrario. Sin embargo autores que analizan la materia, con
mucha frecuencia siguen planteando problema de los principios que la regulan y de las expresiones
materiales legislativas que tienen éstos.
Sobre este aspecto resulta pertinente tomar la opinión de los autores venezolanos Román José Duque
Corredor y Alí José Venturini Villarroel:
La palabra principio, en el mundo forense, significa aquello que concede sustancia a la
norma o a la institución. Sobre él se le construye, forma parte de su esencia. Así, el
principio antifatifundista tan caro al derecho agrario  latinoamericano, está en su sustancia;
o el del mínimun vital, poco desarrollado en la práctica pero persistente en la conformación
de la ley, son ellos ejemplos de esta concepción.

En esta ocasión, se utiliza como “idea fundamental que acompaña a la norma o institución desde su
nacimiento hasta su finalización. Entonces, en este sentido, el antilatifundismo, el minimun vital, así
como principios adjetivos, como la concentración, la brevedad o a economía procesal, asisten al
derecho agrario durante toda su existencia.
Más adelante se desarrollarán los principios sustantivos agrarios que tienen carácter universal, que
responden a concepciones para el derecho agrario ecuménico, pero se hará utilizando para ello la
expresión legislativa que tiene el Estado venezolano sobre estos principios; es decir, se van a emplear
las leyes venezolanas para analizar los principios universales el derecho agrario, representándolos y
viéndolos inmersos en estas normas de derecho positivo.
• Características del moderno Derecho Agrario Latinoamericano
La doctrina universal ha pretendido darle características propias al derecho agrario latinoamericano,
señalando que éste pone énfasis en los asuntos referentes a la reforma agraria.
Ello parece así por cuanto normalmente las legislaciones positivas que se han producido en países
como México, Perú, Colombia y Venezuela, colocan su atención sobre el problema de la reforma
agraria, por ello es importante destacarle como un principio fundamental, incluso supralegislativo, en el
sentido de que constituye un objetivo de los Estados latinoamericanos atender al problema de la
distribución de la tierra y de la riqueza.
La preferente atención al problema agrorreformista en Latinoamérica, consigue su justificación en la
necesidad de “enderezar entuertos” que nacen con la conquista (repartimientos, bulas), con las guerras
civiles (adjudicaciones militares) o de la corrupción administrativa, que han creado grandes capitales
(latifundios, verbigratia) y empobrecido vastos sectores sociales. Hoy día, la reforma agraria puede
jugar un papel fundamental en el mejoramiento económico del país, si se le redimensiona y deslastra de
prácticas atávicas y políticas que la han conducido a un estado de postración. Debe pensarse en la
descentralización de la actividad agraria, la despartidización de los organismos administrativos y
sindicales del agro, aplicación de principios de gerencia pública, fórmulas de autogestión económica,
etc., como vías para su relanzamiento y justificación actual.
Por ello la mayoría de los autores latinoamericanos, a diferencia de los autores europeos, en sus textos
afrontan el problema de la reforma agraria.
Una prueba evidente de que así ha sido permanente, sin menoscabo de los cambios que se vienen
produciendo en la concepción agrarista latino americana, es que en Venezuela la primera ley procesal
que se dicta con ocasión del proceso de la reforma agraria estaba destinada exclusivamente para esa
rama.
Era una ley ideada para resolver los problemas derivados de la reforma agraria. Es en 1982 cuando
conla Ley Orgánicade Tribunales y Procedimientos Agrarios se amplía el contenido de la competencia
procesal agraria para llevarlo a los asuntos que van más allá de la reforma agraria:
En este cambio es justo reconocer la labor concientizadora y de trabajo constante por parte de algunos
autores nacionales, entre otros, Román José Duque Corredor, AIí Venturini e Israel Argüello, quienes
pusieron la nota que ha llevado al mejoramiento indiscutible de lo que es la competencia agraria.
El Congreso aqrarista de Goinia, recomienda sobre la reforma agraria:
La reforma agraria debe ocurrir en todos los casos de concentración excesiva de propiedad
que comporte acumulación de poder político, con perjuicio para una auténtica democracia
política y a su vez siempre que fuera incumbencia de los propietarios el deber de cultivar y
mejorar (en su doble aspecto económico y humano) inherente a la función social.

La reforma agraria ha de realizarse en favor de empresas familiares y comunitarias, en un proceso


general de desenvolvimiento, con aportes de capital, créditos, tecnología; mejor comercialización e
industrialización de los productos, mejora educacional y de formación profesional, utilizando al
máximo para ello, las estructuras cooperativas, revitalizando, donde estén previstas, las cooperativas
integrales de reforma agraria.
• Teorías del Derecho Agrario
Como el punto de partida para el nacimiento del derecho agrario moderno, se puede decir que nace al
fragor de una discusión establecida en los siguientes términos:
El derecho agrario es autónomo: En tal sentido se habla por parte del autor Giangastone Bolla, quien
establece que el Derecho Agrario es autónomo. Como contraparte de esta postura figura el autor Ageo
Arcangelli, quien creó una escuela que por el contrario piensa que el derecho agrario es un derecho
especial, derivado del tronco común del derecho civil, pero que no tiene expresiones de orden
autónomo frente al derecho general. No es un  nuevo derecho que se pueda comparar en el mismo
rango del derecho civil, del derecho mercantil o del derecho penal.
Discusión Doctrinaria al Respecto
La discusión sobre el tema planteado atiende fundamentalmente a la necesidad de examinar el
instrumento real, a la vida cierta, que en este momento se maneja como consecuencia de los tres
factores que contribuyeron a su nacimiento.
La tesis de la autonomía pretende establecer fronteras claras entre el derecho agrario y las otras ramas
del derecho; mientras que la teoría de la especialidad reconoce que el mundo agrario jurídico está
inmerso tronco común del derecho civil, pero que tiene particularidades concretas que lo hacen ser
susceptible de análisis jurídicos diferentes del resto de las reglas que regulan los otros derechos
derivados también del civil.
Teoría Autonómica del Derecho Agrario de Giangastone
Este autor, enla Revistade Derecho Agrario del año1928 a1953, citado por los autores Carroza y
Zeledón, sostuvo lo que se ha dado en llamar  la teoría técnica en la materia agraria, que lo condujo a la
autonomía, y en tal sentido precisó:
El tecnicismo todo particular de la actividad agraria, la especial función y la consecuente
disciplina de los factores aplicables a la producción agrícola (tierra-trabajo-capital), la
peculiaridad de algunos institutos jurídicos que llevados a la especial economía adquieren
una condición propia aconsejan no retardar más la investigación.

Para establecer a posteriori que la disciplina de la actividad agrícola (agraria) se diferencia del derecho
común, pues tiene como fundamento
(…) la unidad económica del fundo, factor esencial que moldea sus relaciones porque la
hacienda de la economía agraria moderna se une al fundo instrumento de los romanos y al
conjunto de bienes organizados para el ejercicio de la actividad agrícola, donde confluyen
todas las relaciones técnicas y jurídicas para establecer la sistemática del derecho agrario
debe apoyarse sobre esta realidad económica e histórica y el ius proprium de la agricultura
debe ser… el reglamento jurídico del rus y del fundus (el suelo y la hacienda agraria) como
institutos específicos que ocupan un puesto preeminente en la producción agrícola (…).
Sostiene, entonces, el autor Bolla que el derecho agrario debe tomar en cuenta los elementos históricos,
criterios económicos y motivos ideológicos para establecer el propio principio de la materia y la forma
de construir un sistema lógico en ésta.
Para concretar la concepción de Giangastone Bolla exponemos las siguientes conclusiones:
Confluencia de instrumentos históricos, criterios económicos y motivos ideológicos; características que
hemos analizado de manera general en el párrafo reseñado anteriormente.
Autonomía en relación con el sistema; sostiene la necesidad de un sistema coherente, completo y
orgánico, para establecer una coordinación entre las normas del derecho privado y del derecho público
para poder interpretar al ius agrarium y darle solución a los problemas prácticos en su concepción. Por
ello Bolla sostiene como principal fuente del derecho agrario a la costumbre como una forma de
mantener el ambiente histórico y económico propio del mundo agrario, negando la posibilidad de
recurrir analógicamente en caso de ausencia de normas agrarias, “ (…) todo esto porque el tecnicismo
de la materia determina una específica importancia de las normas consuetudinarias.”
Asimismo en materia de contratos agrarios estima que éstos están presentes en el nacimiento de la
disciplina agraria y que están íntimamente ligados a factores técnicos económicos, y de allí que la
interpretación que se da para los contratos no nace necesariamente del legislador sino de los fenómenos
productivos.
En cuanto al fundo sostiene que éste no es sólo objeto de un bien definido por su función, sino que
existe la obligación por parte del propietario de conducirlos según las buenas normas técnicas y la
necesidad de su progreso. Asimismo el autor va a establecer que las normas del derecho agrario tienen
un sentido teleológico relacionado fundamentalmente con el momento objetivo y subjetivo de la
actividad económica. Carrozza y Zeledón dicen entonces:
(…) se puede afirmar que las líneas fundamentales del ius proprium de la agricultura tienen
en Bolla no sólo un espíritu de búsqueda para responder afirmativamente a la tesis de la
autonomía del derecho agrario, sino, principalmente la necesidad de fundar -bajo el
tecnicismo- un criterio sistemático y metodológico por el cual demostrar la existencia y
completez del entero sistema (…).

El autor Román José Duque Corredor en su obra Derecho Agrario. Estudios seleccionados, cuando se
refiere a la teoría del autor Giangastone Bolla, establece lo siguiente:
Modernamente, y debido al influjo de las corrientes jurídicas que surgieron de ese concepto
nuevo de justicia del de justicia clásica llamado justicia social, empieza a retomar un nuevo
Impulso y un mayor interés los estudios jurídicos por los problemas de la tierra, por los
problemas del agro; sobre todo por los estudios referentes a la propiedad territorial; por lo
que ya a principios de siglo, comienza a hablarse de nuevo Derecho especial referido a la
agricultura, a lo rural, a la actividad agraria y al agricultor. Tal modernización comenzó en
Italia, con una serie de juristas, cuyos trabajos han sido verdaderas fuentes de inspiración
para el Derecho Agrario de otros países. Basta citar a uno sólo de ellos, como un homenaje
póstumo a su memoria: Giangastone Bolla.
Teoría de la Especialidad de Ageo Arcangelli
Frente a la teoría autonomista de Bolla surge la teoría de la especialidad, cuyo principal exponente es el
autor Ageo Arcangelli, quien habla de la especialidad de la materia agraria en contraposición a la teoría
antes establecida. En los años que van de1928 a1931 este autor discutió a través de las páginas dela
Revistade Derecho Agrario de Bolla su posición sobre la materia con aquél.
Comencemos por releer la definición de lo que en su opinión es el derecho agrario: “El complejo de las
normas que regulan los sujetos, los bienes, las relaciones jurídicas referidas a la agricultura; sean éstas
de derecho público o privado”.
Definición lata que, cuando lleva a su sentido más estricto y propio, conceptúa como:
En sentido lato define al derecho agrario como “el complejo de las normas que regulan los
sujetos, los bienes, las relaciones jurídicas, referidas a la agricultura, sean éstas de derecho
público o de derecho privado”, y en sentido más estricto y propio como “el conjunto de las
normas de derecho privado, que regulan los sujetos, los bienes, las relaciones jurídicas
referidas a la agricultura”. (Arcangelli, Ageo, “Il Diritto Agrario e la sua Autonomía”,
RDAgr, 1928-6/ 7).

 En opinión de este autor el estudio del derecho de la agricultura como consecuencia de su abandono
doctrinal, tiene una elaboración menos amplia y profunda que el derecho civil y comercial, y que debe
estar aliado de éstos conformando en forma entera el sistema de derecho privado. Obsérvese que este
autor define al derecho agrario como parte integrante del derecho privado, a diferencia del autor Bolla
para quien el derecho agrario no conforma parte de aquél.
Los principales aspectos de la doctrina de Arcangelli se corresponden con las siguientes ideas:
a) La autonomía del derecho agrario no es un problema de forma, sino de fondo, y sostiene lo siguiente:
Lo que da el carácter de autonomía es la existencia de principios generales comunes a todas
las materias y propios o especiales a ella, que valgan para conferirle unidad y distinguirla
de las otras materias… estos principios generales deben ser comunes porque de lo contrario
los institutos de la disciplina estarían libres de todo vínculo y sería imposible su unidad, y
deben ser propios o especiales porque sólo de esa forma le darían el carácter de autónoma a
la rama, de lo contrario habrá que afirmar que el conjunto de la rama jurídica es lo
autónomo y no ellas entre sí.

La no creencia por parte del autor de que estas características se den en el Derecho agrario, es lo que
determina que establezca como elemento conformador en su criterio que el derecho agrario es un
derecho especial y no es un derecho autónomo.
b) Arcangelli muestra su preocupación porque muchos juristas que afirman la autonomía en diferentes
ramas del derecho conllevarían una consecuencia dañosa, por cuanto se tiende a aminorar el valor y la
eficiencia de los principios generales; por eso, explican Carroza y Zeledón, asume una posición de
defensa de la unidad del derecho privado y combate vigorosamente la tesis de la autonomía del derecho
agrario, porque establece corno necesario para ella la presencia de principios propios, comunes o
especiales para declarar la existencia de la referida autonomía.
El autor en comentario sostiene: “Ninguno entre todos los que han participado en la discusión ha sabido
hasta ahora indicar un sólo principio general, propio de la materia e idóneo para justificar la pretendida
autonomía doctrinal del derecho agrario”.
c) Arcangelli también opina respecto del problema del método y de las fuentes. Habla de la necesidad
de que las fuentes, cualesquiera que ellas fueren tienen necesariamente que haber sido tomadas en
cuenta por  el legislador y haber sido traducidas en normas jurídicas, para poder verificar el análisis de
los institutos fundamentales del derecho agrario, que emplean, generalmente, las doctrinas generales
del derecho público, en tanto y en cuanto el agrario constituye un elemento conformador del derecho
privado que es el continente y de lo cual aquél es el contenido.
Sostiene, pues, que no hay problemas en cuanto al método, ya que el que utiliza, el derecho agrario es
el mismo que cualquiera otra rama de derecho público, y así señala:
El método en el estudio del derecho es uno sólo, aun cuando luego en las aplicaciones este
asume actitudes particulares según las exigencias propias de cada materia; pero la
diferencia, que de éste resultan, son accidentales y no tocan la sustancia. En esta forma “La
necesidad del conocimiento concreto de los institutos a su función social y económica y en
su estructura técnica… no es exclusiva de esta o aquella rama, sino que vale en general para
todo el derecho.

En general sostiene que las fuentes se utilizarán en la medida en que sean producto de haberse
expresado en una norma jurídica concreta que resuelva la situación. Por ello dice que el derecho agrario
de ser autónomo tendría normas que fijaran las jerarquías de sus propias fuentes, pero que como no es
así, se recurren a los principios generales para resolver el problema de las fuentes, porque el derecho
agrario no puede establecer un nexo jerárquico de las normas que lo rigen, ya que eso es privativo del
ámbito propio del derecho público y en tal sentido en la práctica se sigue lo que establece el Codice
Civile, por ello las normas consuetudinarias se aplican en la medida en que así lo establezca y como lo
establezca el Codice Civile Italiano.
Terminan los autores que le citan, hablando de las diferencias que mantiene el autor con el tecnicismo
autonómico de Bolla.
En la misma tendencia de Arcangelli se consigue la posición del autor C. Vitta, quien defendiendo la
unidad del derecho sostiene la no autonomía el derecho agrario, por no haber principios generales que
le den cuerpo propio a este.
Teoría de la Agrariedad de Carroza y Zeledón
Carrozza y Zeledón dicen que a pesar de ser numéricamente la teoría de la especialidad una tesis
minoritaria en cuanto a sus acompañantes, a partir de 1935 con posterioridad a la muerte de Arcangelli
y durante varias décadas hay un triunfo del criterio de la especialidad, y autores como Giovanni
Carrara, Antonio Cicu, G. Palazzo, y Bassanelli, siguen la tendencia, de Arcangelli y se apartan del
criterio de Giangastone Bolla, y así sostienen, “… la tesis Civilista, formalista, pero al final coherente,
de Arcangelli”.
Ello ocurre porque no pudieron los autonomistas demostrar la existencia de los principios generales y
realmente se planteó un problema para Ia determinación de los principios generales del derecho
agrario, lo cual influyó en la preeminencia de la especialidad frente a la autonomía.
Se pudiera entonces hablar de una época clásica, conceptualizada en la discusión entre Arcangelli y
Bolla en torno al derecho agrario y al gran problema de la necesidad de precisar la existencia de
principios generales que contribuyeran a establecer la autonomía del derecho agrario.
En la época reciente, a partir de 1962, autores como Romagnoli, Irti, Grossi y Carrozza, partidarios de
la escuela de Bolla comienzan a establecer un mantenimiento y una ruptura, al mismo tiempo frente a
la doctrina clásica. Carozza fundamentalmente comienza a hablar de una nueva tesis Ius agrarista una
tesis moderna en la cual sugiere que lo Importante no es buscar principios generales, sino el estudio de
los institutos que conforman el derecho agrario, lo cual vendrá a determinar la existencia y
determinación de otro tipo de principios -menos universales y generales- profundos que permiten
reestructurar todo un sistema para justificar la existencia del derecho agrario.
Se sostiene que con esto hay une salida científica y metodológica que desmitifica  el problema de los
principios generales. No se combate frontalmente la tesis formalista de Arcangelli, sino que la
redimensiona, sin embargo se deduce de su criterio que la búsqueda de los principios generales, tales
como los planteó Ageo Arcangelli, no es el camino para buscar la explicación de la existencia del
derecho agrario.
 Si se habla de una escuela técnica económica de Bolla y de una escuela jurídica de Arcangelli, también
se conoce la tesis del maestro Carrozza, pues se ha desarrollado como producto de un doble origen
científico, siendo profesor tanto de derecho agrario como de derecho privado, lo cual en la doctrina le
da una visión agraria sólidamente afianzada.
En el año 1972, luego de la muerte de Giangastone Bolla, Carrozza plantea la teoría de la agrariedad,
haciéndolo en su trabajo “La noción de lo agrario” (agrariedad: fundamento y extensión) publicado en
el volumen Jornadas Italo-Españolas de Derecho Agrario, págs, 305-329.
La teoría de la agrariedad se conceptualiza dando una noción extrajurídica del fenómeno agrario,
consistente en:
El desarrollo de un ciclo biológico, vegetal o animal, ligado directa o indirectamente al
disfrute de las fuerzas o de los recursos naturales, y que se resuelve económicamente en la
obtención de frutos, vegetales o animales, destinados al consumo directo, sea como tales o
bien previa una o múltiples transformaciones.

Así, pues, se dice que Giangastone Bolla científicamente resucita en la concepción de Carrozza quien
pone el acento en el aspecto técnico económico y logra resolver el dilema de la vieja discusión agraria.
En síntesis, pudiéramos hablar de la época clásica del derecho agrario moderno situado en los años que
van de1922 a1931, y de la nueva escuela moderna del derecho agrario a partir de 1962, con un ítem
importante en 1972, con la presentación de la teoría de la agrariedad y que se mantiene en la fecha
como la teoría actual, en la que convergen los criterios de los especialistas en esta materia.
EL DERECHO AGRARIO VENEZOLANO
• Fuentes del Derecho Agrario
El proceso agrario utiliza a la jurisprudencia y los principios generales del Derecho como fuentes de
derecho; lo hace para interpretar el contenido de las normas y resolver las dudas del juzgador del
usuario del sistema judicial. También en este tópico el legislador agrario venezolano se apartó del
asunto y de esa manera le resta eficacia al proceso agrario venezolano. No existe referencia a este tema
en la nueva ley agraria.
En el caso venezolano, y como una referencia parcial a un método hermenéutico que permitiría la
aplicación de estas fuentes de derecho en el ámbito agrario, el artículo 335 constitucional faculta ala
Sala Constitucionaldel Tribunal Supremo de Justicia para que interprete el contenido y alcance de las
normas y principios constitucionales, en cuyo caso su criterio es obligatorio para todos los tribunales
dela República. Detodos modos la inobservancia legislativa es evidente. De esta forma la
jurisprudencia, aliada con la doctrina, puede cumplir la función que se les ha negado a los jueces
agrarios en la ley.
• Objetivos
Escribe el profesor Ricardo Zeledón en “Los Desafíos del Derecho Agrarios”, que el objeto de esta
importante rama del Derecho puede desdoblarse en una doble vertiente, uno, el aspecto formal
constituido por las normas y otro, el material, que se conforma por hechos y valores. Teóricamente,la
Leyde Tierras y Desarrollo Agrario, como columna vertebral del Derecho Agrario Nacional, persigue el
cumplimiento de las líneas gruesas trazadas por el constituyente en 1999, como es el establecimiento de
estrategias y planes para el desarrollo rural integral y sustentable, con la finalidad mediata de dar
cumplimiento a la garantía de la seguridad alimentaria de la población, lo que se define a su vez como
la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional, aunado a la capacidad de la
población para adquirir los bienes requeridos para su dieta diaria. Para cumplir con este objetivo macro
de la ley, deben combinarse factores de diversa índole como financieros, comerciales, tecnológicos,
crediticios, tenencia, previsiones de importación de insumos, etc., lo que implica el trazado y ejecución
de armoniosas políticas de Estado.
Todas las otras orientaciones de la norma bajo especial en materia agraria en Venezuela, como
desarrollo rural integral y sustentable, justa distribución de la riqueza, planificación estratégica y
participativa, aseguramiento de la biodiversidad, protección del medio ambiente, etc., son en efecto,
conceptos incorporados a la tutela del Derecho Agrario moderno, que ya no tiene exclusivamente una
orientación a la protección subjetiva, pero para el cabal cumplimiento de su fines requiere, ante todo,
conciliación entre los agentes de esta rama, entre los productores, el Estado y los sujetos potenciales de
la adjudicación como mecanismo necesario para la paz social.
• Contenido y Naturaleza
Ha señalado Antonio Carrozza “el contenido de nuestro derecho se convierte cada vez más complejo en
nuestros días”, sobre todo por efecto de la penetración de elementos ambientales que luchan por relevar
la existencia de un sector consagrado a su tutela y conservación, impacto que no ha dejado de provocar
opiniones diversas, cuando no contradictorias, cuyo grado de acierto y exactitud conviene investigar y
que en definitiva atañen directamente al contenido y a los límites o confines de nuestro derecho,
cuando no a su autonomía científica que fue objeto durante mucho tiempo de serios cuestionamientos,
finalmente superados por relevante doctrina americana y europea.
Además, no han sido pocos los agraristas de distintos países que han insistido en señalar los perfiles
todavía inciertos y las fronteras móviles de esta disciplina que resultan del advenimientode nuevos
institutos, de sus transformaciones y también del envejecimiento y desactualización de otros, lo que ha
hecho decir a Antonio Carrozza que el derecho, como lo vemos hoy, tenderá tal vez a disolverse, pero
solamente para ser recompuesto sobre otras bases, subsistiendo siempre la centralidad del fenómeno
productivo y su sustancia e identidad en cuanto la agricultura tiene y tendrá que ver siempre con la
vida, fueron eminentes maestros argentinos quienes lo han advertido por primera vez en brillante labor
interdisciplinaria- y por otra parte los productos agrícolas son el resultado de este proceso agro-
biológico, la conjunción de la naturaleza y vida. Tampoco faltan quienes niegan la existencia de un
objeto y contenido propio del derecho agrario o de los que sostienen una multiplicidad de objetos.
• Principios Inspiradores
Principio Anti-latifundista
Durante mucho tiempo, la más destacada doctrina del derecho agrario ha sostenido que el latifundismo
consiste en el acaparamiento de las tierras en pocas manos, colocando a la población campesina al
margen de la actividad agropecuaria, por lo tanto, tal forma de tenencia de la tierra produce graves
impactos sociales, económicos y ambientales.
El derecho agrario, principalmente el venezolano y latinoamericano en general, tiene como un principio
orientador fundamental el anti-latifundismo, y así observamos que el artículo 307 dela Constitucióndela
República Bolivarianade Venezuela establece: “El régimen latifundista es contrario al interés social. La
ley dispondrá lo conducente en materia tributaria para gravar las tierras ociosas y establecerá las
medidas necesarias para su transformación en unidades económicas productivas, rescatando igualmente
las tierras de vocación agrícola.”
La nueva Ley de Tierras desarrolla el principio constitucional regulando todo lo referente a esta
materia.
El nuevo instrumento agrario fija un criterio cuantitativo y de uso para definir el latifundio. El artículo
7 dela Leyde Tierras y Desarrollo Agrario, señala taxativamente: “A los efectos del presente Decreto
Ley, se entiende por latifundio, toda porción de terreno rural, ociosa o inculta, que exceda de cinco mil
hectáreas (5.000 ha) en tierras de sexta y séptima clase o sus equivalencias, según que al efecto se
desarrolle en el Reglamento de este Decreto Ley”. Como se puede observar para que un fundo pueda
ser considerado como latifundio, debe tener una superficie mayor a las cinco mil hectáreas, a su vez,
tiene que ser de sexta y séptima clase y que el propietario lo mantenga ocioso o inculto.
El artículo 72 del Decreto Ley declara de utilidad pública o interés social la eliminación del latifundio,
conforme a lo previsto en el artículo 307 dela Constitución Bolivarianade Venezuela. En tal sentido, el
INTI procederá a la expropiación de las tierras privadas que fueran necesarias para la ordenación
sustentable de las tierras de vocación agrícola. Para asegurar su potencial agroalimentario, queda
subrogado en todos los derechos y obligaciones que de conformidad con el Decreto Ley puedan
corresponder a la República. 
• Principios Agrarios Constitucionales
 El cuerpo normativo agrario dela Constitución Bolivariana de Venezuela aborda como preceptos
básicos cuatro aspectos de la estructura agraria nacional. Primero, la naturaleza sustentable de la
agricultura. Segundo, la importancia de la seguridad alimentaria. Tercero, la participación del Estado en
el desarrollo agrario. Cuarto, el derecho de propiedad.
  Agricultura sustentable
La Constitución de 1999, en el artículo 305, señala: “El Estado promoverá la agricultura sustentable
como base estratégica del desarrollo rural integral a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la
población”. En una primera lectura del texto constitucional se observa cómo el constituyente incorpora
el concepto de agricultura sustentable como base del desarrollo. De esta manera se impone una nueva
dinámica en el ámbito productivo, el modelo tradicional de productivismo da paso a una nueva
concepción de crecimiento donde la protección del medio ambiente es parte integrante del desarrollo.
Este planteamiento de identificar ambiente y desarrollo tiene especial significación, no sólo por haber
sido una constante permanente en los últimos años en distintos foros y congresos internacionales, sino
por los efectos que genera en una nueva concepción del desarrollo, por ello dedicaremos algunos
párrafos al análisis de su origen y consecuencias.
Seguridad alimentaria
En el mismo artículo 305, se observa que el constituyente bolivariano, vincula la estrategia de
desarrollo integral basada en una agricultura sustentable con la seguridad alimentaria de la población.
Concibe esta última como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el
acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. La norma constitucional
concilia la necesidad de una ingesta alimentaria adecuada y suficiente con el autoabastecimiento, al
señalar que la seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y privilegiando la producción
agropecuaria interna, entendiéndose como tal, la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria,
pesquera y acuícola.
Participación del Estado en el desarrollo agrícola
El artículo 307 dela Constitución Bolivariana enuncia como precepto fundamental del ordenamiento
jurídico agrario, las principales acciones que debe emprender el Estado para fomentar y promover la
actividad agrícola y el uso óptimo de la tierra mediante la dotación de las obras de infraestructura,
insumos, créditos, servicios de capacitación y asistencia técnica. Destaca el artículo la importancia de
la actividad agrícola como medio de generar empleo y garantizar          a la población campesina un
nivel adecuado de bienestar. El espíritu, propósito y razón del precepto constitucional obliga a ciertas
reflexiones y consideraciones en torno a la percepción que se debe tener sobre la función del Estado en
el desarrollo agrícola.
Derecho de Propiedad
La Constitución Bolivariana de Venezuela en el Capítulo VII, artículo 115, referido a los Derechos
Económicos, garantiza el derecho de propiedad. Este precepto forma parte de lo que AIí Venturini
denomina normas preambulares o programáticas indicativas; es decir, se establece como premisa del
sistema un postulado constitucional, en este caso, el Estado venezolano reconoce, el derecho de
propiedad como reiterativamente lo ha venido admitiendo en todas las constituciones desde 1811,
inspiradas en el precepto consagrado en el articulo 544 del Código Napoleónico de 1804, que
textualmente señalaba: “La propiedad es el derecho de disfrutar y disponer de las cosas de la manera
más absoluta, siempre que no se haga de ellas un uso prohibido por las leyes o los reglamentos”.
Joaquín De Camps y Arboix, señala, que a partir de esta norma la propiedad está ya asistida por la
triple prerrogativa de ser inviolable, sagrada y absoluta, conjunto que hermana con el concepto
categórico tan conocido del derecho justinianeo.
El texto dela Constitución Bolivarianade 1999, tiene la particularidad de que elimina la definición y
referencia del derecho de propiedad en orden de la función social, como estaba consagrado en el
artículo 99, dela Constituciónde 1961, que textualmente señalaba: “El Estado garantiza el derecho de
propiedad. En virtud de su función social, la propiedad estará sometida a las contribuciones,
restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general”. En
cambio,la Constitucióndela República Bolivarianade Venezuela, en su artículo 115, establece: “Se
garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de
sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que
establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad pública o
interés social, mediante sentencia, firma y pago oportuno de justa indemnización podrá ser declarada la
expropiación de cualquier clase de bienes”.
De esta manera se vuelve a la concepción civilista de describir las facultades del propietario, al indicar
que toda persona tiene el derecho al uso, goce y disposición de sus bienes (ius utendi, fruendi et
abutendi), tal como lo consagra el artículo 545 del Código Civil vigente, al señalar: “La propiedad es el
derecho de usar, gozar y disponer de una cosa de manera exclusiva, con las restricciones y obligaciones
establecidas en la ley”. No obstante, se limita la potestad jurídica absoluta de la propiedad, al indicarse
que ésta estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con
fines de utilidad pública o de interés general. 
BIBLIOGRAFÍA
Jiménez, J. (2008). Comentarios a Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. Barquisimeto-Venezuela:
Editorial Librería J. Rincón.
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. (2005). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela N° 5.771 Extraordinario. Fecha: Mayo 18, de 2005.
Núñez, E. (1999). Derecho Agrario: Contenido Sustantivo y Procesal. Valencia-Venezuela: Vadell
Hermanos Editores C.A.
Núñez, E. (2003). El Nuevo Proceso Agrario Venezolano. Valencia-Venezuela: Vadell Hermanos
Editores C.A.
Soto, O. (2006). La Cuestión Agraria en Venezuela. Tomo II. Mérida-Venezuela: Universidad de los
Andes.

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