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ORACIÓN INICIAL

PROMOTOR:

Ven, Espíritu Santo,


llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu
y todas las cosas serán creadas
y se renovará la faz de la tierra.

EQUIPO:

Oh Dios, que has instruido los corazones


de tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
danos a saber rectamente la verdad
según tu mismo Espíritu
y gozar para siempre de tus consuelos.
Por Jesucristo nuestro Señor.

PROMOTOR:

Reina de los apóstoles,

EQUIPO:

Ruega por nosotros.


ORACIÓN DEL PROMOTOR

Ven, Espíritu Santo,


a esta reunión que tenemos,
para prepararnos a servirte,
sirviendo a los demás.

Danos la capacidad de percibir tu verdad


y de no querer imponer la nuestra.

La inteligencia para cooperar en el


descubrimiento de tu verdad y no deformarla.

La luz en la reflexión con nuestros hermanos


para orientar nuestros pasos hacia ti.

Danos el valor para decir que “SÍ” a lo que


tú quieres y la docilidad a tu Espíritu para
optar y decidir por tus valores.

Danos la fuerza para comprometernos en


seguir tu camino.

El fuego de tu amor para aceptar con amor


a nuestros hermanos y ser un buen
promotor del Evangelio.

Danos la paz que viene de ti para sembrar


con ella la semilla de tu palabra.
Movimiento Familiar Cristiano

Curso de

Capacitación
M. F. C.  Integral
católico
Progresiva II

equipo coordinador nacional mexicano 2010-2013


TEMARIO

TEMA
0  Introducción. 5
TEMA
1  Ser y Hacer del Laico. 8
TEMA
2  La Mística del M.F.C. 16
TEMA
3  El promotor del CBF. 27
TEMA
4  Comunicación y diálogo. 36
TEMA
5  El Equipo Zonal. 46
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

 0. Introducción

PRÓLOGO

Una sociedad moderna y desarrollada se caracteriza fundamentalmente por el


rendimiento de las instituciones que la integran y de los hombres que realizan las
actividades que ellas implican. La persona que se precie de llevar a cabo alguna acción
en beneficio propio y de los demás, necesita prepararse para que su actividad rinda
frutos. Hablamos de la formación, de la preparación, de la capacitación.

En el MFC sabemos que en las parejas que integran los equipos —en sus diferentes
niveles— existe una riqueza invaluable, porque llegan buscando un camino de formación.
Quienes participan en un curso de capacitación, manifiestan claramente esta inquietud,
dejan sentir que aceptan y hacen suya la responsabilidad de esta hermosa tarea y
participan su deseo de difundirla.

El Señor espera que cada pareja que entra a nuestro apostolado dé una respuesta
convencida y plena a la pregunta que él hace a cada uno de sus hijos: Tú ¿qué quieres
saber? ¿Qué quieres hacer? ¿Quién quieres ser? A nosotros, promotores y sacerdotes
asistentes responsables de la operación del Ciclo Básico, nos pide que seamos los
primeros en dar una respuesta generosa a esta pregunta: que le digamos que tenemos
un deseo inmenso de ser promotores de valores. Queremos actuar inspirados por el mismo
Espíritu; vivir una mística que nos lleve a ser Iglesia, a ser discípulos del Señor que lo quieren
manifestar a los demás. Ahí está la eficacia. Y de esto debemos ser capaces, con esa
capacidad que sólo da el Señor a quienes se ponen dócilmente en sus manos. El Señor
dará eficacia a nuestro trabajo si nosotros preparamos todo para que Jesucristo reine en
el Equipo, en la Zona, en el Sector, en el MFC.

El promotor del MFC busca afanosamente la sed de Dios, la sed de amor de los
matrimonios de su equipo y busca con ellos cómo saciarla. No bebe el agua él por ellos;
no los anula, sino los promueve.

No paternaliza, pues él no es padre ni maestro; los sirve, porque es un hermano cuya


ilusión es llegar a no ser indispensable como promotor, porque las parejas de su equipo
ya crecieron, ya son capaces de hacer con su propia iniciativa lo que aprendieron en su
periodo de formación en el MFC.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 5 de 54│
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

 0. Introducción

PRESENTACIÓN DEL MÓDULO II

Dentro del Programa de Revisión y Actualización del Material de Formación que el Equipo
Coordinador Nacional 2010-2013 está llevando a cabo, se incluyeron los Módulos I y II de
Capacitación Integral Progresiva para poner al día su contenido.

Siguiendo con los planes de capacitación, ahora ponemos en sus manos este nuevo
instrumento de formación dentro del concepto de la CAPACITACION INTEGRAL
PROGRESIVA. Este módulo II tiene el propósito de capacitar a los matrimonios integrantes de
los Equipos Zonales y/o de Sector, Asistentes Eclesiales y a todos aquellos matrimonios
equiperos que terminaron el estudio del módulo I y que deseen seguir capacitándose para
ofrecer un mejor servicio.

La forma de impartir este curso es variable, según las necesidades de cada Diócesis; puede
ser en un fin de semana a manera de retiro, en tres o más sábados, en tres o más domingos,
o en reuniones por las noches alternando con las del Ciclo Básico, tantas como sean
necesarias.

El Equipo Responsable de la capacitación planeará cuidadosamente el curso preparando


de antemano el material necesario para las reflexiones en mesas de trabajo y las dinámicas,
papelería impresa, cuadernos, lápices, gis, borrador, pizarrón, rotafolio, equipo de sonido,
manuales del curso, café, refrescos, galletas, etc. Fijarán las fechas adecuadas,
acondicionarán el lugar y, sobre todo, promoverán el curso y motivarán a toda la
membresía a fin de lograr la mayor asistencia posible.

No es necesario entregar a cada matrimonio participante, este módulo II, ya que son
únicamente para los matrimonios dirigentes de la capacitación.

Hagan siempre oración para que el señor ilumine su trabajo apostólico y haga germinar en
los matrimonios participantes la semilla que ustedes pretenden sembrar.

La forma de impartir el curso consistirá en la exposición de cada uno de los temas, que
será preparado con apoyos audiovisuales, y posteriormente a esta exposición se realizarán
las dinámicas o ejercicios pertinentes.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 6 de 54│
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 0. Introducción

Objetivo General del Módulo II

• Brindar a todos los matrimonios


equiperos, a los que presten un servicio
y a los Asistentes Eclesiales, la
información básica para conocer más al
M.F.C. a fin de valorarlo y amarlo más.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 7 de 54│
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TEMA
0  Introducción. 5
TEMA
1  Ser y Hacer del Laico. 8
TEMA
2  La Mística del M.F.C. 16
TEMA
3  El promotor del CBF. 27
TEMA
4  Comunicación y diálogo. 36
TEMA
5  El Equipo Zonal. 46

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 8 de 54│
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 1. Ser y Hacer del Laico

Quiéranlo o no, el hombre en ocasiones se pregunta a sí mismo: ¿Qué hago yo aquí en el


mundo? ¿Quién me ha puesto en el mundo? ¿Para qué vine yo al mundo? ¿Adónde se
dirige mi existencia?
La creación sólo adquiere sentido con la aparición del hombre. Paradójicamente, este
mismo hombre se experimenta a veces miserable y pecador. No consigue lo que se
propone. Buscador empedernido de la felicidad, la encuentra siempre incompleta y lejana.
Se siente condenado a luchar y a trabajar, pero no ceja en su empeño, porque presiente
que al final tiene que haber una salvación que dé cumplimiento a sus deseos más hondos.
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces
del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles. Y creó Dios al hombre
a su imagen; a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo
Dios: Crezcan, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a
las aves del cielo y a todos los vivientes que restan sobre la tierra” (Gen. 1, 26 al 28).
La semejanza divina significa que el hombre se parece a Dios, como el hijo se parece a su
padre. Concretamente la imagen de Dios se realiza en el hombre por el hecho de que éste
posee una inteligencia y una voluntad que lo hacen capaz de conocer y amar de modo
parecido a como conoce y ama Dios.
El hombre también es imagen de Dios por el dominio que se le ha concedido sobre el
universo creado. Se desprende de aquí que el dominio del mundo que se le ha concedido
al hombre no debe limitarse a su aspecto estático, como si todo se redujera a la posesión
de un título nobiliario, “ser dueño del mundo” o “rey de la creación”. Tiene un aspecto
dinámico que es el más importante; significa que Dios ha puesto en manos del hombre la
creación entera para que la explote, la perfeccione y sepa darle un sentido, que no es otro
que la glorificación de Dios.
Si es cierto que el mundo está al servicio del hombre, no lo es menos que el hombre tiene la
misión de dedicarse a él, trabajando para hacerlo cada día mejor. De esta manera, el
hombre se convierte en colaborador de Dios en la obra de la creación. Aparece así con
toda nitidez la misión del hombre sobre la tierra, que el Vaticano II ha expresado con las
siguientes palabras: “Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar
el mundo en justicia y santidad, sometiendo así la tierra y cuanto en ella se contiene y de
orientar a Dios la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios como creador
de todo. De modo que con el sometimiento de todas las cosas al hombre, sea admirable el
nombre de Dios en el mundo” (GS. 34).

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 9 de 54│
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 1. Ser y Hacer del Laico

Vemos a Dios presente en el camino de los hombres, el hombre y su destino, el camino de


la humanidad hacia Cristo, como Jesucristo es el centro de la historia y nos lleva a hablar
del hombre en el mundo del laico, del seglar.
La jerarquía no es la única que cuenta en la Iglesia. También cuenta el laico cristiano, sin
cuya participación en la vida de la Iglesia no se puede hablar de comunidad cristiana viva.
Los seglares son miembros activos del pueblo de Dios; también son Iglesia. En el Nuevo
Testamento dice: “No sois ya extranjeros ni peregrinos, sino que sois conciudadanos de los
Santos y miembros de la familia de Dios” (Ef 2,19).
“Sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo de su patrimonio. En un tiempo
no érais su pueblo, más ahora sois Pueblo de Dios” (I Pe 2, 9-10).
El Vaticano II ha elaborado una descripción de la personalidad del seglar en la Iglesia:
“Por el nombre de laicos se entiende aquí a todos los fieles cristianos, a excepción de los
miembros que han recibido el orden sacerdotal y los que están en estado religioso
reconocido por la Iglesia; es decir, los fieles cristianos que por estar incorporados a Cristo
mediante el bautismo, constituidos en Pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la
función sacerdotal, profética y real de Jesucristo, ejercen, por su parte, la misión de todo el
pueblo cristiano en la Iglesia y el mundo” (Lumen Gentium 31).
La personalidad activa del seglar en la Iglesia se fundamenta en la participación de los
dones que Cristo comunica a todo el Pueblo de Dios a partir del bautismo de los fieles; el
profetismo, el sacerdocio y la realeza de Cristo. Revestidos con estos dones, los seglares no
son un “accidente”, un peso que la Iglesia, Jerárquica tuviera que arrastrar; los seglares,
profetas, sacerdotes y servidores de la comunidad son promotores responsables de su
dinamismo.

1.1 El compromiso del Laico Cristiano

El cumplimiento de la misión salvífica de la Iglesia no es tarea exclusiva de la Jerarquía,


sino que los seglares, como cooperadores, han de asumir también esta responsabilidad.
“Los sagrados pastores saben que ellos no fueron constituidos por Cristo para asumir por
sí solos toda la misión salvífica de la Iglesia acerca del mundo, sino que su excelsa función
es apacentar de tal modo a los fieles y de tal manera reconocer sus servicios y carismas,
que todos a su modo cooperen unánimemente a la obra común” (LG 3D).

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 10 de 54│
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 1. Ser y Hacer del Laico

Esta corresponsabilidad de los seglares se polariza en un doble objetivo, que corresponde


a la doble vertiente en que se proyecta la misión del Pueblo de Dios: la edificación de la
Iglesia en el mundo y la inspiración cristiana del orden temporal.

“El laico deberá buscar y promover el bien común en


la defensa de la dignidad del hombre y de sus
derechos inalienables en la protección de los más
débiles y necesitados, en la construcción de la paz,
de la libertad, de la justicia; en la creación de
estructuras más justas y fraternas” (Puebla 792).

Todo seglar, por los mismos dones que le han sido conferidos por Cristo mediante su
incorporación sacramental a la Iglesia, se convierte en testigo e instrumento operante de
este proceso de edificación del Pueblo de Dios en el mundo. Los seglares no necesitan
ningún “mandato” especial de la jerarquía para realizar esta tarea, sino que están
capacitados para ella a partir de su misma promoción sacramental.

Así pues, los seglares, en mayor o menor grado, con una dedicación plena o menos
intensa, según las posibilidades de su situación concreta, han de actuar como testigos e
instrumentos de toda misión salvífica de la Iglesia.

“Para el cristiano no basta la denuncia de las injusticias, a él se le pide ser en verdad


testigo y agente de la justicia” (Puebla 793).

“La fidelidad y la coherencia con las riquezas y exigencias de su ser, le dan su identidad
de hombre de Iglesia en el corazón del mundo y de hombre del mundo en el corazón de
la Iglesia” (Puebla 786).

Una falta de conciencia eclesial y una visión empobrecida de lo que es el apostolado en


la Iglesia, había contribuido a crear el malentendido de que la actividad apostólica era
algo exclusivo de seglares muy fervorosos o muy privilegiados en dotes espirituales y
humanos, o tal vez de seglares muy clericalizados. También se ha cifrado la obra del
apostolado en “apuntarse” en alguna organización, asistir a reuniones, círculos de
estudio, conferencias, etc.

Para contrarrestar estos malentendidos, los seglares tienen que ser conscientes de que su
acción apostólica es tarea muy vinculada a sus compromisos sacramentales, a su estado
de vida común al Pueblo de Dios y a sus condiciones vitales de existencia en el mundo.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 11 de 54│
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 1. Ser y Hacer del Laico


“Aun así existen grandes sectores del laicado latinoamericano que no han tomado con-
ciencia plena de su pertenencia a la Iglesia y viven afectados por la incoherencia entre
la fe que dicen profesar el compromiso real que asumen en la sociedad. Divorcio entre
fe y vida agudizado por el secularismo y por un sistema que antepone el tener más al ser
más” (Puebla 783).

1.2 El Laico como ciudadano en el mundo

La ciudadanía en el mundo pertenece al seglar por derecho propio: “El carácter secular
es propio y peculiar de los laicos” (LG 31) pues, por su condición de vida, el seglar está
insertado en esta situación intramundana temporal, vive en el siglo, es decir, en todas y
cada una de las actividades y profesiones, así como en las condiciones ordinarias de la
vida familiar y social, con las que su existencia está como entretejida” (LG 31).

Como seglar, el bautizado tiene unos derechos y unas responsabilidades que no sólo
radican en su bautismo, sino en su estado secular de vida, por el que se cualifica no sólo
como hombre de la Iglesia, sino también como hombre activo y comprometido en la
comunidad humana.

“Los fieles han de aprender diligentemente a distinguir entre los derechos y obligaciones
que les corresponden por su pertenencia a la Iglesia, y aquéllos otros que les competen
como miembros de la sociedad humana” (LG 36).

Esto no quiere decir que los seglares puedan separar su vida como ciudadanos de su vida
como cristianos, por el contrario, los seglares han de realizar una síntesis existencial de
ambas dimensiones de su vida.

“Se equivocan los cristianos, que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente,
pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin
darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga a un más perfecto
cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada uno. Pero no es menos
grave el error de quienes, por el contrario, piensan que pueden entregarse totalmente a
los asuntos temporales, como si éstos fuesen ajenos del todo a la vida religiosa, en la
creencia que ésta se reduce a ciertos actos de culto y al cumplimiento de determinadas
obligaciones morales. El cristiano que falta a sus obligaciones temporales falta a sus
deberes con el prójimo, falta, sobre todo, a sus obligaciones con Dios y pone en peligro
su eterna salvación” (Vaticano II, GS 43).

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 12 de 54│
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 1. Ser y Hacer del Laico

La pasividad en la Iglesia, es bien claro, no es la actitud propia de los seglares. Somos


Iglesia y tenemos que actuar como protagonistas de la historia. Una historia que está muy
condicionada por el nivel y el sentido que tenga la intervención de los seglares en el
cumplimiento de su misión salvífica. Por eso, es muy importante que tomemos conciencia
de la tarea que tenemos que realizar como miembros vivos del Pueblo de Dios. La
incorporación del laicado en las tareas de la Iglesia es el signo más sintomático de un
catolicismo adulto.

Hay que tomar en cuenta que tenemos el don profético propio de los seglares; nuestra
actitud no se puede concretar sólo a escuchar sino que también hay que hablar y
hacernos escuchar. El seglar tiene que decir una palabra de iluminación de las realidades
en las que está viviendo por su estado propio. Es muy importante su opinión e información
al Obispo y sacer-dotes. El Vaticano II ha insistido en la exigencia de diálogo en la Iglesia,
sugiriendo incluso que se creen estructuras para hacerlo.

“Escuchen con gusto a los seglares, considerando fraternalmente sus deseos y


aceptando su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad
humana a fin de poder reconocer, juntamente con ellos, los signos de los tiempos”
(Vaticano II, 9).

“La formación de un laicado adulto dará a la Iglesia y al mundo un núcleo creciente de


cristianos “convertidos”, cultivados en la fe con un deseo sincero de autenticidad en su
vida cristiana; libres y responsables; que asumen su compromiso temporal según sus
circunstancias existenciales” (Inst. Pastoral A.A. Laicos,15).

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 13 de 54│
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

 1. Ser y Hacer del Laico

Por nuestra situación en el mundo somos los responsables directos de la presencia eficaz
de la Iglesia en cuanto a la organización de la sociedad en conformidad con el espíritu
del Evangelio.

Un primer grado de este compromiso apostólico consiste en la inserción cristiana de los


seglares en el mundo, mediante el cumplimiento de sus deberes de estado. Un aspecto
fundamental es el testimonio, exigencia común para todos los bautizados, para que de
ese testimonio pueda decirse que se lleva una vida cristiana. Esto es lo que cualifica a un
auténtico militante del Reino de Dios. De ahí la importante inserción de los seglares en la
sociedad humana para promover un estado cristiano de estructuras políticas y sociales.
La insistencia de este tipo de apostolado seglar es una de las características del Vaticano
II: “Los seglares han de procurar, en la medida de sus fuerzas, sanear las estructuras y los
ambientes del mundo”.

Todo hace prever que la Iglesia se enfrente con un porvenir en el que, contando con
menor número de sacerdotes, necesitará urgentemente el mayor número posible de
seglares conscientes de su misión eclesial; de seglares evangelizadores y catequistas,
profetas y testigos del Reino de Dios a nivel de la comunidad cristiana, situada en medio
del mundo para engendrar la nueva humanidad en Cristo y en la Iglesia.

“Para que el laico cumpla su misión en la Iglesia y en el mundo, es urgente que reciba
una sólida formación humana en general, formación doctrinal, social y apostólica”
(Puebla 794).

1.3 El Laico y la Espiritualidad

“Un aspecto importante de esta formación es el que concierne a la profundización en una


espiritualidad más apropiada a su condición de laico. Dimensiones esenciales de esta
espiritualidad son, entre otras, las siguientes:
• Que el laico no huya de las realidades temporales para buscar a Dios, sino
que persevere, presente y activo, en medio de ellas y allí encuentre al Señor.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 14 de 54│
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 1. Ser y Hacer del Laico


• Dé a tal presencia y actividad, una inspiración de fe y un sentido de caridad
cristiana.

• Por la luz de la fe, descubra en esa realidad la presencia del Señor.

• En medio de su misión, a menudo conflictiva y llena de tensiones para su fe,


busque renovar su identidad cristiana en el contacto con la palabra de Dios,
en la intimidad con el Señor por la Eucaristía, en los Sacramentos y en la
oración” (Puebla 796-798).

Tal espiritualidad deberá ser capaz de dar a la Iglesia y al mundo “cristianos con vocación
de santidad, sólidos en su fe, seguros en la doctrina propuesta por el Magisterio auténtico,
firmes y activos en la Iglesia, cimentados en una densa vida espiritual, perseverantes en el
testimonio y acción evangélica, coherentes y valientes en sus compromisos temporales,
constantes promotores de paz y justicia, contra la violencia u opresión, agudos en el
discernimiento crítico de las situaciones e ideologías a la luz de las enseñanzas sociales de
la Iglesia, confiados en la esperanza en el Señor” (Juan Pablo II, Alocución a laicos)
BIBLIOGRAFÍA: CHRISTIFIDELES LAICI.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 15 de 54│
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TEMA
0  Introducción. 5
TEMA
1  Ser y Hacer del Laico. 8
TEMA
2  La Mística del M.F.C. 16
TEMA
3  El promotor del CBF. 27
TEMA
4  Comunicación y diálogo. 36
TEMA
5  El Equipo Zonal. 46

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 16 de 54│
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 2.La Mística del M.F.C


2.1 La Mística

Uno de los factores más importantes dentro de un movimiento es su mística, ya que de ésta
depende la acción apostólica y el compromiso de sus miembros.

Es difícil definir el concepto de mística, pero se pueden dar algunos de los elementos que
sirven de motor y entusiasmo para promover a un grupo a la acción. El principal origen de la
mística de todo movimiento es su carisma propio, dentro del cual se deben reflejar los
principios, los criterios y las líneas que motivan y dan a sus miembros sentido de pertenencia
y cohesión. La base de este espíritu no radica sólo en las ideas, sino también en un sentimiento
compartido.

La palabra Mística, viene del griego, “mistikos” que significa: algo que encierra un misterio o
una razón secreta.

Es algo intangible en su esencia, como lo es el espíritu, es la energía sobrenatural y el motor


de la evangelización.

• El principal origen de la mística es su Carisma.

• El carisma del MFC es la “espiritualidad conyugal y familiar”

2.2 El Carisma

La palabra CARISMA viene del vocablo griego jaris, que quiere


decir “don espiritual gratuito”, explicado por san Pablo, como
un don del Espíritu Santo, concedido a la Iglesia, para el bien
de todo el Cuerpo de Cristo. Es un don personal o de grupo,
que se da para hacer crecer el cuerpo de la Iglesia en el
Espíritu de Cristo. En el caso del MFC, es un don concedido a
la familia latinoamericana para bien de la Iglesia.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 17 de 54│
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

 2.La Mística del M.F.C


2.3 Características del Carisma tradicional del M.F.C.

El MFC nace como un movimiento pionero en el que se acentúa el valor de la vocación


específica de los casados. Dentro de sus características se destacan:

• La valoración del concepto del amor conyugal.

o El trabajar la pareja de casados en un movimiento de laicos fue una nueva


modalidad en el apostolado. Esto trajo además la valoración de la mujer como
persona, pues en el MFC siempre fue esencial la conciencia de igualdad del
hombre y la mujer, y por esto los cargos y responsabilidades fueron compartidos.

• El laico apóstol

o El MFC fue, desde su fundación, un promotor del laico, buscando que sus
miembros asumieran la acción apostólica de la Iglesia en forma madura. En
equipos eclesiales, sacerdotes y laicos, procuraban descubrir la espiritualidad
de la familia y el apostolado familiar.

• La pastoral familiar

o El MFC no fue el único, pero sí el primer movimiento que presionó en América


Latina para que se viera la necesidad de la pastoral familiar y su organización.
La presencia de algunos de sus miembros en el concilio Vaticano II, y luego en
la reunión del CELAM de Medellín, dieron aportes valiosos como representantes
de la familia latinoamericana.

• La liturgia implicada en la vida

o Desde un principio se dio gran importancia a la liturgia y su implicación en la


vida familiar, especialmente a través de liturgias domésticas y en las reuniones
de equipo.

• El peregrinar carismático y el hospedaje

o Desde su fundación, el MFC nació y cobró fuerza gracias a matrimonios y


sacerdotes que recorrían los diferentes lugares llevando un mensaje y eran
recibidos y alojados en casas de familia para compartir la vida y los ideales
cristianos. Entonces y ahora, siempre habrá gente que sale en misión, enviada
por el MFC, al igual que hicieron los apóstoles en los primeros tiempos del
cristianismo.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 18 de 54│
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

 2.La Mística del M.F.C


• La preparación al matrimonio

o Desde sus comienzos, el MFC se caracterizó por encauzar la preparación al


matrimonio como una necesidad sentida en la sociedad, ante los cambios que
ha venido sufriendo la familia.

2.4 El Carisma Hoy

El MFC continúa trabajando y valorando el carisma original que le dio fuerza en un principio
y se sigue apoyando en estas necesidades de la familia y de la Iglesia. Pero como todo
movimiento de laicos, el MFC no tiene su fin en sí mismo y, por tanto, debe acomodarse y
actualizarse ante los nuevos desafíos de la Iglesia y de la familia. Por esto, con el correr del
tiempo fue asumiendo los cambios que anotaron el Vaticano II, Medellín y Puebla para ser un
medio en el que la familia pueda encontrar respuesta a estas nuevas situaciones. Esto es lo
que llamamos el carisma hoy.
Desde su fundación, el MFC asume que el amor del hombre y la mujer no es un fenómeno
que afecta exclusivamente a los dos, sino que en todas las épocas y culturas es un hecho
social. Pero con el tiempo se busca que la familia comprenda que su misión no termina en el
interior de ella misma, sino que debe ser constructora de la sociedad y, por tanto, solidaria
con la misión social de la Iglesia. Pasa así de ser un refugio para salvar a las familias, a tratar
de que la familia se convierta en salvadora de la comunidad, siendo ésta la mejor manera
de salvarse a sí misma.
El MFC va entreviendo que el cambio que la Iglesia pide está no sólo en el corazón del
hombre, sino también en las estructuras sociales injustas y quiere preparar a la familia a asumir
su papel en estos cambios. Por esto se anotó “que el MFC es un movimiento de laicos cuyas
familias asumen la Doctrina Social de la Iglesia del Vaticano II y Medellín y para sus miembros
esto implica un compromiso consciente y permanente con la Iglesia” (V ELA de Chile).

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2.5 Familia y cambio social

“Existe una estrecha relación entre el amor en la familia y el proceso de transformación de


América Latina, por cuanto la sociedad debe descubrir los valores humanos a través de los
cuales descubrirá a Cristo, que es liberación, y que nos exige concretar nuestra vida como
respuesta a las carencias de la familia latinoamericana” (VII ELA de Quito).
“El amor vivido en la fe implica el hacernos conscientes de que somos hijos de Dios, formamos
un pueblo y somos agentes de la historia de salvación, lo que nos obliga a comprometernos
con un cambio hacia la justicia, el cual se hará con los cristianos o sin ellos. Se requiere un
auténtico sentido de comunidad en sus expresiones de fraternidad, justicia y solidaridad y es
preciso hacer que el MFC lleve a las familias a que contribuyan a ellos a través del mismo”
(VII ELA de Quito).
La familia es el corazón del Pueblo de Dios. La Iglesia como Pueblo de Dios está en la historia
para vivir y para comunicar algo que le es propio: su concepción integral del hombre y su
destino eterno. En esta dimensión la familia es el corazón de este pueblo. Todo aquello que
impida la realización del hombre en condiciones de vida injustas, de opresión, debe ser un
motivo de denuncia del cristiano y de anuncio del Evangelio, para buscar estructuras en
función de una humanidad más justa.

2.6 Espiritualidad Conyugal y Familiar

El matrimonio y su consecuencia, la familia, son, ante todo, una realidad humana,


condicionada por la realidad histórica y cultural en que están envueltas.
En el Antiguo Testamento, el matrimonio fue uno de los medios usados por el Señor para
revelar la alianza de amor entre él y su pueblo. Algunos profetas explicaron esta alianza con
el ejemplo del amor nupcial e hicieron de la dinámica esposo-esposa la figura de la relación
del Señor con el Pueblo de Israel. Esta relación, basada en la fidelidad constante del Señor,
fue vivida por el pueblo escogido en su contexto histórico, con las limitaciones provocadas
por factores globales (históricos, políticos, socio-económicos y culturales) y por factores
inherentes al propio hombre: dudas, avances y retrocesos, aceptación y rechazo,
disponibilidad y desconfianza, entrega y traición.
Basándose en el Antiguo Testamento, san Pablo coloca la vivencia conyugal dentro del
contexto de la salvación y del misterio de Cristo y dice que esta realidad humana es “un gran
misterio”, que tiene como punto de referencia la relación de Cristo con su Iglesia (Ef 5,32). os

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La Espiritualidad conyugal-familiar, tiene su raíz en el Sacramento del matrimonio. Cristo
bendice el amor de los esposos, sale a su encuentro y permanece con ellos para que con su
mutua entrega se amen fielmente como Él ama a su Iglesia entregándose por ella. El
Sacramento del matrimonio une profunda e indisolublemente a los esposos quienes junto a
sus hijos son testigos del amor de Dios y de la salvación.

2.7 Doble perspectiva: realidad humana y sacramento

El amor conyugal, que hace de los dos una sola carne, como Cristo y su Iglesia, sin perder
nada de su autenticidad humana, se transforma en signo y testimonio, portador real y eficaz
del amor salvador de Cristo por su Iglesia. Por eso, el amor conyugal vivido por los cristianos,
en cualquier contexto sociológico y cultural, es sacramento, signo transmisor del amor que lo
trasciende y en él se realiza.
Esta doble perspectiva del matrimonio, que es una realidad humana y a la vez sacramento-
misterio de salvación, no ha sido siempre comprendida a través de la historia. En la catequesis,
en la teología del matrimonio y en la propia moral conyugal se ha marcado, muchas veces,
uno sólo de estos aspectos.
No comprendemos fácilmente cómo una realidad, que por ser humana es relativa e
imperfecta, puede ser, al mismo tiempo un sacramento de salvación y por tanto permanente
y perfecto. Por esto situamos muchas veces su dimensión sacramental en una línea
conceptual desvinculada e independiente de la realidad vivida y asumida día a día por los
cónyuges.
El sacramento no santifica las formas sociales y culturales del matrimonio, sino la interrelación
personal, que en cada pareja se vive y expresa en forma diferente.
Para la vivencia de la espiritualidad conyugal es necesario profundizar en el amor humano
entre hombre y mujer, con todas sus implicaciones, como el MFC lo ha hecho desde su
fundación. Este amor, que puede ser analizando en sus diversos aspectos (sexualidad,
amistad, socialización) forma un todo, una realidad integral.

La sexualidad, atracción por el otro sexo, es un don específico del Señor, que hace clamar al
hombre de todos los tiempos: “Esto sí es carne de mi carne y huesos de mis huesos”, y
constituye un vehículo fundamental de comunicación entre el hombre y la mujer. Pero por
un concepto dualista de la naturaleza, se puede llegar a dos extremos: o a una desfiguración
angelista que toma la sexualidad solamente como instrumento para la procreación, o a una
concepción exclusivamente erótica y materialista del hombre, que hace de la sexualidad
sólo un instrumento de placer. La atracción de la sexualidad va encaminada a la

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comunicación, la donación, la aceptación y la complementariedad y amistad conyugales
de dos seres humanos que alcanzan su máxima expresión en el hijo, y debe ser recolocada
en su lugar verdadero y fundamental dentro de la naturaleza humana.

La sexualidad no es una dimensión parcial del hombre; no es simplemente biológica, ni puede


reducirse ‘tampoco al encuentro del acto conyugal. El hombre, varón y mujer, es siempre un
ser sexuado, y por esto la sexualidad ha de tomarse en relación a toda la persona, en sus
dimensiones de corporeidad, intimidad, relación con el otro y consigo mismo, comunión,
creación, construcción de la sociedad, comunicación. Ésta, así entendida, eleva al ser
humano en toda su integridad de persona y sitúa al hombre y a la mujer en un proceso de
liberación en el que conjuntamente afrontan los interrogantes que plantean la afectividad,
el amor, la vida, el sacramento. El placer, dentro de la esencia constitutiva de la sexualidad,
escapa a muchos cristianos como consecuencia de ideas adversas y de una catequesis en
la que no se le valoraba positivamente; éste debe ser entendido en su totalidad, como un
elemento bueno y deseable que expresa y celebra el placer de la unión conyugal. Así, el
acto conyugal marcado por la afectividad, la unidad, la entrega, la alegría de vivir unidos,
el placer de estar juntos en la vida en común, la comunicación, la interrelación personal, es
una celebración de todas las realidades del amor del hombre y la mujer, en una dimensión
profunda del matrimonio sacramento. Dada la realidad en la que se ha venido utilizando a
la mujer para satisfacer los instintos del hombre, debe destacarse el valor y dignidad humana
de ambos, en una nueva formulación de la sexualidad, en toda su amplitud, como expresión
de plenitud y de entrega, pero que también puede convertirse en instrumento de poder, de
dominación y de manifestación de egoísmo.

Expresión social del matrimonio

El amor del hombre y la mujer no es un fenómeno que afecta exclusivamente a los dos, sino
a toda la sociedad. En consecuencia, en todas las épocas y culturas, la unión conyugal ha
sido y es un hecho social.

Si el amor conyugal es manifestación y presencia del amor del Señor a su Iglesia, cada
matrimonio cristiano debe saber descubrir en cada una de las facetas de su vida los valores
que la trascienden, para hacer de ellos camino y expresión de su espiritualidad: de tal forma
que en la manifestación de entrega de una persona a otra —a pesar de su limitación e
inseguridad ante el futuro— se dé la señal de entrega definitiva y sin reservas totalmente al
otro, a Dios.

En el matrimonio cristiano es fundamental una manifestación externa y pública de los dos,


que se ofrecen como testigos del amor de Cristo a su Iglesia, y de la comunidad que los recibe
y apoya en este nuevo compromiso eclesial y humano.

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El amor de los esposos es un amor existencial y dinámico,
no conceptual y estático, que se va construyendo a lo
largo de los años, de los días y de las horas, en la dinámica
de la interrelación personal y familiar. Y esta dinámica
amorosa, constituida de totalidad y limitaciones; del sí, del
no, del tal vez; de riqueza y pobreza; de fidelidad y de
faltas, es señal, testimonio portador real y eficaz
(sacramento) del misterio de la salvación del Señor. Como
la Iglesia, sacramento de Cristo, santa y necesitada de
purificación, el matrimonio camina entre la gracia y el
pecado, entre la limitación y la plenitud, ansiosamente
perseguida pero nunca alcanzada, manifestando en
diversos grados y formas su valor trascendente.

El matrimonio de los esposos cristianos, legítimamente constituido, no siempre manifiesta


claramente el misterio de Cristo y su Iglesia, que es amor fiel, fecundo hasta la muerte “y
muerte de cruz”. También puede ocurrir que el amor de los cónyuges, cuya unión no está
legítimamente establecida, sea una manifestación de la bondad del Señor, cuando en ellos
“hay valores de unidad, fidelidad y responsabilidad” (Puebla 578). Esto implica un fuerte
llamado del Señor y de la comunidad para todo matrimonio cristiano a una vivencia más
plena de su amor; y, al mismo tiempo, a una comprensión de todas las demás parejas que
viven el amor conyugal.
Factores globales que condicionan la familia

Igualmente, el matrimonio (amor humano y sacramento de salvación) permanece


condicionado por factores globales (culturales, sociales, políticos y económicos), adquiriendo
expresiones y tipos diversos de familia.

El sacramento no está ligado a una forma determinada de familia, de tal manera que
podamos llamarla “familia cristiana”, sino a la propia dinámica del amor, donación y
aceptación mutua.

Los factores globales condicionantes, aunque a veces han sido enriquecedores, como es el
descubrimiento más profundo de la psicología del ser humano y la naturaleza de la
sexualidad, son en nuestra sociedad muchas veces opresores y empobrecedores, como los
que enumeran los obispos en el documento de Puebla. Éstos son los retos a los que
permanentemente tiene que responder cada matrimonio y el MFC como institución en su
misión de hacer posible la vivencia conyugal más plena.

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Nuevos caminos pastorales

Los caminos pastorales, asumidos hoy por la Iglesia y por el MFC como movimiento de laicos,
deben ayudar a las familias a descubrir que la vivencia del sacramento del matrimonio no
supone la existencia de familias idealmente perfectas. Supone, eso sí, la existencia de
auténticas familias humanas, dispuestas a dar al amor que une a sus miembros la amplitud
de la dimensión sacramental; que es señal del amor salvífico del Señor en el contexto
concreto en que está envuelta.

Por esto, los caminos pastorales buscarán:

• Colocar a las familias dentro del actual proceso de evolución global o cultural que hoy
las delimita y las sitúa.

• Llevarlas a revisar constantemente este proceso, actualizándolo y criticándolo con los


siguientes puntos de referencia:
o Aspiraciones fundamentales de los esposos y de sus familias.
o Aspiraciones y llamadas del mundo de hoy.
o Exigencias evangélicas.

Estas exigencias evangélicas, fundamentadas en el mandamiento del amor, tienen una


respuesta concreta para cada pareja, por el hecho de ser señal y presencia del amor de
Cristo a su Iglesia, que es una entrega total, con una fidelidad dinámica que lo hace crecer
cada día y, por tanto, tiene como consecuencia ser un amor para siempre. “Nadie tiene
mayor amor que aquel que da su vida por el amigo”.

2.8 Familia, Iglesia doméstica

La familia “ha merecido muy bien en los diferentes momentos de la historia y en el Concilio
Vaticano II el hermoso nombre de Iglesia doméstica. Esto significa que en cada familia
cristiana deberían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia entera” (E.N. 71), lo cual supone
la vivencia familiar de la fe, la esperanza y el amor, que se han de expresar entre otras formas
en la liturgia familiar, en la comunión, la participación y la reconciliación.

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En la familia cristiana encuentran su pleno


desarrollo cuatro relaciones fundamentales de la
persona humana: “paternidad, filiación,
hermandad y nupcialidad. Estas mismas cuatro
relaciones componen la vida de la Iglesia:
experiencia de Dios como Padre, experiencia de
Cristo como hermano, experiencia de ser hijos en,
con y por el Hijo, experiencia en Cristo como es-
poso de la Iglesia. La vida en familia produce y
participa en pequeño de estas cuatro
experiencias fundamentales; cuatro rostros del
amor humano” (Pue 583).

Porque ”La familia es imagen de Dios, que en su misterio más íntimo no es soledad, sino una
familia. Es una alianza de personas a la que se llega por vocación amorosa del Padre, que
invita a los esposos a una íntima comunidad de vida y de amor” (Pue 582). Lo y anterior
manifiesta la importancia de la espiritualidad conyugal para la Iglesia doméstica, que hunde
sus raíces en el misterio trinitario.

En la trama de la existencia familiar se dan a la vez luces y sombras, dolores y gozos, fracasos
y esperanzas, que son participación de la familia en el misterio pascual de Cristo: misterio de
muerte y resurrección.
La familia, Iglesia doméstica, se va haciendo evangelizadora tanto dentro de ella como
hacia la comunidad, anunciando la Buena Nueva a través del testimonio, la proclamación
explícita del mensaje de Jesús, en unión con la Iglesia, y como partícipe en la construcción
del Reino
“La familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y
desde donde éste se irradia” (E.N. 71). La familia, es una comunidad de fe, esperanza y
caridad. Por eso le podemos llamar Iglesia doméstica.
Así como Dios es creador, la familia comparte con Él esa obra, al procrear y educar a los hijos.
¡Qué gran dignidad tiene la familia que se asemeja a Dios en su obra creadora!
Dentro, pues, de la familia, todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados.
Los padres no sólo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos
este mismo Evangelio profundamente vivido” (E.N. 71).

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 2.La Mística del M.F.C

El MFC busca ser un medio eficaz para que la familia vaya entendiendo lo que significa la
espiritualidad conyugal y la Iglesia doméstica, capacitándola para que viva esta
espiritualidad entre sus miembros, y también con otras familias, con el fin de que puedan servir
a la misión que toda la Iglesia tiene que realizar (Cfr.A. A. 19).

Con este fin procura:

• Buscar medios para que viva la espiritualidad conyugal.

• Tratar de que sus miembros logren una vida integral en la que se rompa el dualismo fe y
vida.

• Hacer conscientes a sus miembros de lo que significa que la familia es Iglesia doméstica,
donde se viva el vínculo del amor, de comunidad de vida de fe y de oración, de
testimonio y compromiso.

• Encontrar medios para que la familia —Iglesia doméstica— no sea una isla sino que debe
integrarse a otras familias, para vivir una auténtica vida de comunidad cristiana.

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TEMA
0  Introducción. 5
TEMA
1  Ser y Hacer del Laico. 8
TEMA
2  La Mística del M.F.C. 16
TEMA
3  El promotor del CBF. 27
TEMA
4  Comunicación y diálogo. 36
TEMA
5  El Equipo Zonal. 46

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 3. El Promotor del CBF


3.1 El rol del Promotor de Equipo Básico

El Promotor de Equipo Básico ayuda a cada uno de sus equiperos, a descubrir sus valores
humanos, cristianos y familiares, esto es, vamos a ayudar a que cada persona, pareja y familia
desarrolle sus valores. Por lo tanto, la primera labor del Promotor consistirá en ayudar a cada
uno a descubrir lo que para él es valioso. Muchas veces estamos tan acostumbrados a las
bendiciones, que el Señor nos ha otorgado que las damos por sentadas y no nos detenemos
a apreciarlas, agradecerlas y mucho menos merecerlas. Un ejemplo: es natural que los esposos
se quieran. El amor —supremo valor del hogar— llega a ser algo olvidado por ser de todos
conocido. Si no nos detenemos a pensar qué sería de nosotros sin el amor, si no buscamos
cómo agradecerlo, aumentarlo y corresponderlo, podrá llegar el momento en que ese amor
disminuya o cese. Y así sucede con los demás valores de la familia.

El promotor del MFC es ante todo una persona —y una pareja— en proceso constante y
consciente de conversión, de superación, de maduración personal, conyugal, familiar y
comunitaria. Es una pareja que avanza, que crece, que sabe que el crecimiento humano-
cristiano no tiene más límite que nuestra propia miseria e indiferencia.

El promotor no es un maestro que da la lección o toma la tarea: él mismo es una lección viva,
un mensaje encarnado. Con sus acciones dice con san Pablo: “Creo, por eso hablo”. Oigamos
lo que nos dice la Palabra de Dios cuando san Pablo nos habla de la vida de todo apóstol:
No nos predicamos a nosotros, predicamos que Jesús el Mesías es el Señor y
nosotros siervos de ustedes por Jesús; pues el Dios que dijo “brille la luz del seno
de las tinieblas”, la ha encendido en nuestros corazones...

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 3. El Promotor del CBF


Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza
tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros. Nos aprietan por todos
lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados;
acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; pasamos
continuamente en nuestro cuerpo el suplicio de Jesús, para que también la vida
de Jesús se transparente en nuestra carne mortal...
Sin embargo, poseyendo el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto
de la Escritura, “creo, por eso hablo”, también creemos nosotros y por eso
hablamos, sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a
nosotros con Jesús y nos colocará con ustedes a su lado...
Por esa razón no nos acobardamos, no; aunque nuestro exterior va decayendo,
lo interior se renueva de día en día; porque nuestras penalidades momentáneas
y ligeras nos producen una riqueza eterna, una gloria que las sobrepasa sin
medida, y nosotros no ponemos la mira en lo que se ve, sino en lo que no se ve,
porque lo que se ve es transitorio y lo que no se ve es eterno...
Por consiguiente, nosotros ya no apreciamos a nadie por la apariencia. Donde
hay un cristiano, hay una humanidad nueva; lo viejo ha pasado; miren, existe
algo nuevo.
2 Corintios 4, 5-17.

Las personas que buscan la ayuda del MFC sienten, como lo describe san Pablo, que las
aprietan por todos lados; se ven apuradas y perseguidas, se sienten derribadas. Igual que
nosotros, tienen problemas, decepciones, ilusiones que no saben cómo hacer realidad. Buscan
una respuesta que les satisfaga, una ayuda que les permita no sólo salir de esos apuros y
tristezas sino que les permita avanzar y les llene de esperanza y paz.
Y, al llegar al MFC, esas personas, igual que nosotros cuando entramos a nuestro primer equipo,
encuentran a sus promotores.
Promotores de equipo y de zona, su Asistente Eclesial y las demás personas responsables de
servirlas, y descubren en la vida de ellos, en su testimonio, que ellos tampoco son perfectos,
que también se sienten derribados y perseguidos, pero que nunca se quedan derrotados, sino
que vuelven a ponerse en pie y a avanzar hacia Dios que los llama. En el testimonio de sus
promotores, los nuevos miembros del MFC encuentran el sentido profundo de la vida cristiana:
superar la debilidad y el pecado con la gracia de Cristo, fortalecerse en la fe y vivir la
esperanza para no acobardarse, sino crecer cada día en los valores eternos que no se ven,
pero que hacen de nosotros personas nuevas. En una palabra, encuentran el seguimiento de
Jesús.

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 3. El Promotor del CBF


Resulta totalmente cierto lo que dice San Pablo: cuando vivimos un proceso de conversión,
quienes nos miran ven que la vida de Jesús se transparenta en nuestra carne.
Un promotor del MFC es una persona y un matrimonio que quieren tener y desarrollar las
actitudes que los identifiquen como discípulos de Cristo. Esto es indispensable; es el motor que
hará posible promover el avance de otros. Las otras cualidades —organización, saber, etc.—
son necesarias siempre, pero de poco o nada servirán si no tienen como fundamento la actitud
del discípulo de Cristo.
Porque, amigos, vamos a promover aquello en lo que creemos con todo nuestro ser, con
nuestro corazón, inteligencia y voluntad. Vamos a llevar a los demás la buena noticia del amor
de Dios a cada uno de nosotros, a cada pareja, a cada hogar. Y mal podríamos creer en el
amor de Dios si no dejamos que nos vaya transformando —convirtiendo— diariamente,
haciéndonos un poco mejores a pesar de nuestras miserias; volviéndonos más transparentes a
pesar de nuestras limitaciones. El que la vida de Jesús se transparente en nosotros es puro
regalo, puro amor de Dios. No es algo que debamos presumir, pues no lo hemos hecho
nosotros. Nuestro mérito —si es que tenemos alguno— es habernos dejado trabajar por Dios,
habernos hecho dóciles a su inspiración, y aun eso es obra del Espíritu Santo en nosotros.

El objetivo no se limita a servir a nuestros equipos


El objetivo del movimiento nos lleva a todos los ámbitos de la
comunidad. Es indispensable que nos demos cuenta de que nuestro
objetivo no se agota sirviendo a nuestros equipos, ni tampoco se
acaba en el campo específicamente familiar. Como una piedra
que cae en el agua y provoca círculos concéntricos en toda su
superficie, así la acción del MFC va directamente a las familias, pero
a través de ellas sirve a toda la comunidad.
Un equipo, una zona, una diócesis y todo el Movimiento nacional
sabrán si está cumpliendo su objetivo, si sus miembros influyen en la
comunidad, sin cerrarse en sí mismos sino actuando como fermento
de valores en todos los ambientes.
¿Qué tan grande es nuestro objetivo? Así, escrito en un papel, es muy grande, muy importante,
de enorme responsabilidad. Es aún más grande y generoso cuando está escrito en nuestros
corazones y realizado en nuestras vidas. El Movimiento, como ya hemos visto antes, está hecho
de todos nosotros. Somos sus manos, sus pies, su cerebro y su corazón. El Movimiento tendrá el
tamaño y la influencia que nosotros queramos. Crecerá si nosotros lo hacemos; servirá si nos
convertimos al servicio a los hermanos.

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 3. El Promotor del CBF


Un objetivo o un buen propósito escrito en un papel es sólo el punto de arranque. Si se queda
allí, será letra muerta. Pero si nosotros lo hacemos realidad, entonces será un motor en la
comunidad que logrará realizaciones muy hermosas.
Nuestro México será diferente y mejor si hoy nosotros encarnamos el objetivo del MFC.
Entonces, como dice san Pablo, existirá algo nuevo, una humanidad nueva. De nosotros,
promotores del MFC, depende que esa novedad no sea sólo una meta, un ideal, sino una
hermosa realidad vivida diariamente en nuestra comunidad.

3.2 Funciones del Promotor Eficaz

El buen promotor debe saber que su función principal es promover, pero que para hacerlo
debe saber coordinar y dirigir.
Promover

• Ya vimos al analizar el objetivo que el verbo principal del


MFC es promover. Sabemos, pues, que promover significa
lograr el avance de alguien, ayudarlo a progresar y a
madurar.
Coordinar

• Significa disponer las cosas según un método; ordenar junto


con otros, planear conjuntamente, avanzar conjuntamente
hacia una meta bajo la guía de un miembro del grupo.
Dirigir
• Significa enderezar, llevar rectamente una cosa hacia un
término o lugar señalado; quiere decir guiar, mostrando un
camino; encaminar la intención y las acciones hacia
determinado fin.

Un promotor de muy buena voluntad, que no conozca el plan total de formación del Ciclo
Básico y cómo debe hacerse llegar al equipo; que no sea capaz de lograr que las reuniones
se desarrollen ordenadamente para llegar a su objetivo; que no logra la participación de
todos, descubrirá que su buena voluntad es casi inútil sin un conocimiento profundo de lo que
el grupo se propone, y sin un orden y un método.
Si realiza puntualmente las reuniones pero no las preparó antes en el Equipo Zonal, o si no revisa
posteriormente si la reunión alcanzó su objetivo, no tendrá elementos para saber si los miembros
del equipo están promoviéndose con buen éxito. Su equipo no tendrá brújula. La buena
voluntad no cuajará en acciones eficaces.

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 3. El Promotor del CBF

3.3 Características del Promotor de Equipo Básico

El promotor de Equipo Básico cumple con un papel con muchas facetas. Finalmente, todas
éstas facetas están muy relacionadas entre sí.
En principio, el promotor:
• Ayuda a cada uno a descubrir los valores humanos, cristianos y familiares.

• Aprecia y agradece las Bendiciones del Señor.

• Un promotor será eficiente, en la medida en que él quiera capacitarse,


promoverse, superarse y vivir los valores que ama y aprecia.

A detalle, podemos describir las características del Promotor (y al hablar del promotor nos
estamos refiriendo siempre al Matrimonio Promotor), con los siguientes puntos.

a) Da ejemplo

El Promotor debe dar su propio ejemplo a los miembros del equipo. Es responsable de
ayudar a que su equipo busque y encuentre el tesoro de los valores humano-cristianos y
familiares; por tanto, a él mismo debe interesarle encontrar ese tesoro y hacerlo suyo.

b) Vive el amor

El Promotor no podrá dar testimonio si no vive el amor. Sin amor, será un signo vacío. Amor
al cónyuge y a los hijos, al equipo, a todos los prójimos. Lo que hace que el Promotor
convenza y arrastre, que enamore a los demás de los valores evangélicos, es su vida
dedicada al amor.

c) Da todos sus talentos

Así como el Promotor es exigente en su vida conyugal y familiar, lo es también en su


actuación en el MFC. Busca dar lo mejor de sí mismo. Es el primero en hacer de las seis
exigencias básicas del MFC seis exigencias de vida para él. No se conforma con ser
Promotor mediocre; sabe que el Señor lo llamó a ser fermento en un equipo y da a su
labor todo su talento, su estudio, su dedicación y cariño.

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d) Hace de su formación un instrumento

No sólo busca hacer bien las cosas, sino busca cuáles son las cosas que deben hacerse.
Hay muchas cosas buenas que un equipo puede hacer, pero no todas lo hacen avanzar
hacia su objetivo común. Además, de toda la formación que el MFC ofrece a sus
miembros, hay elementos que su equipo necesitará más, y habrá otros que requieran
adaptación, explicación o modificación para responder a las necesidades de ese equipo
concreto. Por eso el Promotor no sólo “repite” o “transmite” el Ciclo Básico, como si fuera
un disco grabado. No; su labor es mucho más importante y exigente. Debe tomar la
formación y hacer con ella el instrumento que su equipo necesita. Esto, evidentemente,
no es una labor de ratos perdidos: requiere de toda su dedicación.

e) Es una pareja evangelizadora

El Promotor del MFC sabe que va mucho más allá de cualquier instrumento. Los
instrumentos del Movimiento —estructuras, temarios, reuniones, etc.— son sólo medios y
herramientas para construir nuestro ideal, nuestro objetivo. El Promotor ni es medio ni es
herramienta: es una persona, un matrimonio, y por tanto es un fin en sí mismo. El objetivo
debe cumplirse en él igual que en los otros miembros del equipo. Es una persona y una
pareja evangelizadora, que cumple una misión pastoral. Es compañero de camino de sus
hermanos en el equipo.

f) Utiliza los instrumentos del Ciclo Básico

El Promotor del Ciclo Básico no pierde de vista que su objetivo es que sacie la sed de
amor, de integración conyugal y familiar, la sed de felicidad, la sed de Dios, con que las
parejas llegan al MFC. Es el Espíritu Santo mismo que los llama a crecer en el amor, la
integración y el servicio.

g) Deja ser a los demás

El Promotor del Ciclo Básico es un adulto que trabaja con adultos. Por tanto, no
paternaliza, no da respuestas hechas, no hace lo que el equipo debe hacer por sí mismo.
Ayuda, alienta, inspira, da ejemplo. Pero su finalidad es ser cada vez menos necesario
como Promotor, porque el equipo ha crecido y ha aprendido a hacer las cosas por sí
mismo. Busca, al mismo tiempo, ser cada vez más necesario como hermano, amigo,
miembro de la comunidad cristiana reunida en un equipo del MFC.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 33 de 54│
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 3. El Promotor del CBF


Por eso los instrumentos de formación no pueden ser textos únicos ni recetas que
uniformen a todos los miembros del equipo. Si el MFC pretendiera formar dando recetas
y respuestas prefabricadas, no formaría, sino uniformaría. Y no necesitaría para nada de
su elemento más valioso, que es el Promotor. Le bastaría enviar por correo textos e
instrucciones sobre qué hacer y cómo hacerlo. Pero como su labor es evangelizadora,
necesita imprescindiblemente del encuentro y el diálogo entre personas; del testimonio,
del amor en el equipo. Necesita del Equipo Zonal, para que allí la formación se
personalice, se adapte, incluso se “invente” para ser un buen vaso que ayude a calmar
la sed de los equipos.

El verdadero promotor no busca que, al terminar su formación, el equipo diga: “todo esto
se lo debemos a nuestros promotores”. Por el contrario, su mayor ilusión es que, al término
del Ciclo Básico, sus hermanos digan: “esto lo hemos hecho nosotros mismos, todos
juntos”.

h) Anima a su equipo para que se comprometan en acciones apostólicas

Un elemento importante en la vida del MFC es la formación por la acción. El compromiso


apostólico de todo cristiano debe cumplirse diariamente. Por tanto, el Promotor debe
animar a su equipo para que se comprometa en acciones apostólicas para responder a
necesidades concretas que observa a su alrededor.

La acción es un elemento formativo de gran eficacia. Al comprometerse en algún


apostolado en el MFC, o quizás fuera de él, las parejas crecen, aprenden, se fortalecen,
y lo que es más importante, responden desde ahora a su vocación apostólica.
i) Sirve a los demás

Ser Promotor del MFC no es un favor que se hace a otros, dándoles algo de tiempo,
conocimientos o interés. Tampoco es privilegio de los más listos o ilustrados. No es una
distracción que nos permite hacer buenos amigos, ni es una aureola con la que nos
paseamos sintiéndonos apóstoles. Asimismo, no es una forma de conducir o manipular a
otras personas para que adopten nuestras propias ideas o modos de vivir.

El Promotor es el que responde a una vocación de servicio a sus hermanos. Es el que sabe
que, aunque está entre ellos como el que sirve (Lc 22,26-27); no ha venido solamente a
dar, sino también a recibir lo que él mismo necesita vitalmente. Cualquier Promotor del
MFC que se haya tomado en serio su labor nos dirá que ha recibido mucho más de lo
que ha dado; que su mejor recompensa es un inmenso enriquecimiento humano-cristiano
y la alegría in-comparable de ser cristiano en comunidad fraterna.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 34 de 54│
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 3. El Promotor del CBF

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TEMA
0  Introducción. 5
TEMA
1  Ser y Hacer del Laico. 8
TEMA
2  La Mística del M.F.C. 16
TEMA
3  El promotor del CBF. 27
TEMA
4  Comunicación y diálogo. 36
TEMA
5  El Equipo Zonal. 46

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 4. Comunicación y diálogo.
4.1 Elementos de la Comunicación

Comunicarse es hacer conocer a otras personas nuestros conocimientos o pensamientos.


La comunicación es elemento y factor de desarrollo humano, familiar, comunitario y social. Es
esencial en el trato interpersonal y muy importante y riesgoso en lo social. De la
comunicación y su utilización depende la capacidad de un grupo; de su fuerza, limpieza,
claridad, apertura y calidad depende la vida de un grupo y su carácter.
Para que exista comunicación, se necesita un transmisor y un receptor, además de un código.
El transmisor utiliza un canal o medio para enviar un mensaje, el receptor lo recibe y para ello
se utiliza un código que es el lenguaje empleado. Si alguno de estos elementos falla, se dice
que se ha producido una interferencia y no podrá establecerse la comunicación
Para que la comunicación sea eficaz, es necesario que el receptor, al recibir el mensaje, dé
una respuesta que sirva de retroalimentación al transmisor; además es necesario que el
lenguaje utilizado sea entendible para transmisor y receptor.
Existen tres niveles de comunicación:
• Se comunican ideas. (Ejemplo: esto es una silla).
• Se comunican sentimientos (Ejemplo: me siento feliz con tu compañía).
• Se comunican valores. (Ejemplo: tú puedes lograrlo).
En algunas ocasiones nos quedamos en la comunicación de ideas y no llegamos a la
comunicación de sentimientos y valores.
La diferencia entre la simple plática superficial y el diálogo fecundo es que este último nos lleva
a actuar, a evolucionar.

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 4. Comunicación y diálogo.

4.2 El Diálogo en equipo

Quizá el problema más importante del hombre actual para poder tener comunicación
profunda con sus semejantes, sea la soledad y el aislamiento a que lo conducen las presiones
de la sociedad contemporánea. Aunque muchas veces se tiene contacto con otras personas,
paradójicamente es difícil establecer un diálogo provechoso con ellas. Podemos decir que
muy frecuentemente el hombre de hoy está aislado entre una multitud.
El hombre de hoy es tímido, cerrado, limitado y reducido, sin interés y con miedo a comunicarse
con otros.
Su solución es desarrollar actitudes para escuchar y expresarse, buscar con sinceridad el
diálogo con su cónyuge, con su familia y con el grupo humano más próximo a él.

Para que los equipos del MFC tengan vida es necesario aprender a comunicarnos sincera y
profundamente. El primer paso es aprender a dialogar. Muchas veces creemos que al platicar
ya estamos dialogando, sin embargo, aunque al platicar la comunicación existe, no siempre
es útil para alimentar la comprensión y el cariño y muchas veces se desperdicia el diálogo y
sus posibilidades de instrumento de auténtica comunicación y perfeccionamiento.

Para un promotor de equipo básico es importante dominar esta técnica ya que la mayor parte
del tiempo de las reuniones se trabaja como “dialogo en equipo”. A continuación veremos
las reglas para un buen dialogo, que se recomienda que el matrimonio promotor establezca
desde el primer día.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 38 de 54│
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 4. Comunicación y diálogo.

4.3 Decálogo del Diálogo en Equipo

1. Regalar nuestra confianza al grupo y aceptar la confianza de los demás,


creando un clima de afecto, respeto, libertad y tolerancia.

2. Lo más importante es la participación de todos, es decir, que cada quien


diga su opinión sobre el tema en un lenguaje llano y sencillo.

3. Todos respetaremos y escucharemos con atención a quien hable.

4. Para eso necesitamos que las intervenciones sean breves y directas, (como
suele decirse: "al grano”).

5. El Matrimonio Promotor debe vigilar que no haya desviaciones del tema, ni


monólogos, ni discusiones repetitivas.

6. La verdad se construye entre todos. Nadie impone su criterio, ni siquiera el


matrimonio Promotor. El diálogo debe ser abierto y crítico.

7. Pensar diferente o tener un punto de vista distinto no debe romper el


afecto ni la unidad. Se vale disentir, pero amando.

8. El espacio y la actitud corporal deben favorecer el diálogo.

9. Todos debemos guardar absoluta discreción de lo que se hable en el


equipo.

10. Si hubiera algún conflicto (chisme, ofensa o actitud negativa), todos


debemos frenarlo de inmediato y practicar el perdón cristiano.

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 4. Comunicación y diálogo.
4.4 La discusión en el equipo del MFC

El diálogo es la más común de las comunicaciones humanas; la discusión es un diálogo que se


realiza con el fin de lograr el conocimiento de la verdad y de las maneras de actuar a través
de la experiencia y el conocimiento que aportan los participantes.
La función de una discusión genuina es examinar: las ideas, los sentimientos, las actitudes, las
opiniones, las experiencias y las aptitudes de los demás.
Para llevar a cabo una discusión, se recurre a los argumentos.
Argumentar significa buscar claridad. El método de discusión se
caracteriza por la promoción del pensamiento y experiencias
individuales, pero siempre hay que tener en mente que la discusión
debe servir para aclarar ideas, por lo tanto hay que evitar que se
convierta en una argumentación personal donde cada quien
defiende su propio orgullo o desestima a los demás.

Par el éxito de la discusión, es necesario que no exista individualismo y que cada uno sienta
que hace falta en el grupo y a su vez necesita a los demás.

Para aclarar ideas y buscar la verdad, el equipo debe trabajar en conjunto de la siguiente
manera:
• Plantear un problema
• Evaluarlo
• Desmenuzarlo
• Resolverlo a la luz de la
experiencia, la ciencia y la fe.

4.5 Desarrollo de la discusión

Al iniciar una discusión, el coordinador debe explicar a los miembros del equipo lo siguiente:
• El promotor actuará sólo como guía y no como juez o dictador.
• Una vez entendido lo anterior, se explicará que tienen libertad de expresión, pero
siempre sabiendo respetar las opiniones de los demás.

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 4. Comunicación y diálogo.

• Existirá un orden para solicitar la palabra y tomarla.


• Se deberán evitar las conversaciones privadas, ya que a todos les interesa lo que cada
uno quiere decir.
• Las opiniones deberán ser expresadas en forma breve y clara.

Una vez explicados los puntos anteriores, será más fácil llevar la discusión por buen camino. Es
muy común que en todos los equipos existan personas que desde el comienzo de la discusión
quieran colocarse en primer término y que les guste dar la impresión de saberlo todo y de tener
la máxima experiencia, así como también las hay que tienen miedo a expresarse por no querer
exponerse al ridículo; será tarea del promotor, haciendo uso de mucho tacto y prudencia, pero
sobre todo, con mucha claridad, hacer que los tímidos y los agresivos descubran qué parte les
toca desempeñar en el nuevo juego.
Después de unas cuantas reuniones, los miembros del equipo habrán asimilado esta nueva
experiencia de saber discutir; se habrán confiado al grupo ya que comprobarán que no
necesitan defenderse, puesto que nadie los ataca; los comentarios se irán haciendo más
reflexivos, se irán dando cuenta de que no daban importancia a puntos medulares, que
habían cometido errores, y les nacerá la idea de cambiar para mejorar.

Los instrumentos de una discusión para el promotor serán:

• Conocimiento del tema.

• Formulación adecuada de preguntas, tomando en cuenta la


personalidad de cada uno de los miembros del equipo.

• El conocimiento de posibles errores que puede cometer el


coordinador.

• Tácticas y estrategias que se utilizan en la discusión.

• Tratamiento de casos individuales.

Trataremos en el siguiente apartado cada uno de los instrumentos mencionados.

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 4. Comunicación y diálogo.

4.6 Instrumentos de la discusión.

Conocimiento del tema.


El matrimonio promotor no puede coordinar de manera cabal una reunión de su equipo
sin haber asistido a la reunión de preparación en su Equipo Zonal, durante la cual vivirá
cada tema, lo conocerá a fondo y adquirirá los elementos necesarios para llevar al
equipo básico por buen camino.

Formulación adecuada de preguntas.


Preguntar es un medio eficaz de orientar y estimular las discusiones. En los equipos, el
preguntar constituye un verdadero arte que puede dirigirse al grupo como un todo o
individualmente, para motivar y estimular el pensamiento, para obtener respuestas
específicas o generales.

Las preguntas deben ser cuidadosamente seleccionadas y utilizadas con propósitos


precisos, por ejemplo, para orientar la discusión, para estimular el interés, para promover
las ideas, para lograr la participación individual, para terminar o limitar discusiones, etc.

Las preguntas más comúnmente utilizadas son:

• La pregunta general: Ésta es la que se dirige al Equipo y se usa comúnmente


para iniciar discusiones.
• La pregunta directa: Ésta tiene valor cuando se dirige a personas que se niegan
a expresar su opinión por timidez.
• La pregunta afirmativa o negativa: Busca respuesta monosilábica: SÍ o NO, sin
explicaciones.

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 4. Comunicación y diálogo.

• La pregunta revertida o dirigida: Las preguntas que se hacen al promotor se


pueden dirigir a otro participante. Ejemplo: “Pedro, tú tenías algo que decir al
respecto hace poco, ¿quieres responder a esta pregunta? En lugar de afirmar,
con frecuencia es más aconsejable llevar la discusión por medio de preguntas
para no dar impresión de ser sabelotodo, e ir creciendo junto con los demás.
• Para llamar la atención a un punto que no ha sido considerado. Por ejemplo:
¿Cuál ha sido tu modo de pensar con respecto a esta parte del tema?
• Para señalar que la discusión se está desviando del tema. Por ejemplo: ¿Cuál
es el tema o punto que estamos considerando ahora?
• Para buscar puntos de acuerdo. Por ejemplo: ¿Hasta qué grado estamos de
acuerdo todos en este punto?

Conocimiento de posibles errores en que puede caer el promotor:


• Contradecir.
• Advertir o amenazar.
• Llevar la discusión a sus propios fines.
• Forzar las respuestas.
• Tomar lugar en los bandos.
• Usar ironías.
• Hacer juicios morales de las personas. Culpar.
• No tratar de entender qué se oculta detrás de lo que están
diciendo.
• No tratar de comprender por qué un grupo de asistentes no toma
parte en la reunión.
• No alentar a los participantes de la reunión con afecto y aprecio a
sus opiniones.

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 4. Comunicación y diálogo.

Tácticas y estrategias de la discusión

Algunas ideas prácticas que ayudan al promotor a orientar la discusión son:

• Procurar que ninguno hable muy poco ni muy largo.

• Utilizar las preguntas adecuadas para estimular o limitar la discusión.

• Evitar que las respuestas se dirijan a él; deben dirigirse a todos los
miembros del Equipo.

• Mantener el tema principal en todo momento; evitar que se desvíen


demasiado del tema central.

• Evitar las discusiones acaloradas.

• Aclarar las ideas o hacer síntesis de lo expuesto cuando se


entremezclaron varias ideas, se originaron antagonismos, se
desviaron del tema o se desea integrar una conclusión para cambiar
de tema.

• Estar informado del tema y del objetivo que se desea alcanzar.

• Apegarse a la carta descriptiva correspondiente al tema.

• Evitar dar opiniones personales sobre los problemas que están siendo
discutidos.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 44 de 54│
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 4. Comunicación y diálogo.

Tratamiento de casos individuales

El que habla mucho.


Si la discusión se convierte en diálogo entre el promotor y un asistente, los demás
perderán interés; en casos como éste, se deberá hacer una pregunta a todo el
equipo, pero si esto no lo hace comprender, se deberá tener una plática privada
para solicitarle que le ayude a lograr que los demás también tomen parte en la
discusión.

El que habla poco.


Frecuentemente hay algún participante que se queda callado porque es tímido o
porque siente que no tiene nada que ofrecer al equipo. En casos como éste, se
pueden buscar puntos que le interesen o meterlo a la discusión por medio de
preguntas directas.

El que dice cosas que no debe.


Algunos participantes querrán discutir sólo sus propios problemas o una sola fase
del tema, en la cual tienen particular interés. Dichas situaciones pueden
frecuentemente ser manejadas preguntando: ¿están de acuerdo en que este
punto deber ser discutido en este momento?

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 45 de 54│
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TEMA
0  Introducción. 5
TEMA
1  Ser y Hacer del Laico. 8
TEMA
2  La Mística del M.F.C. 16
TEMA
3  El promotor del CBF. 27
TEMA
4  Comunicación y diálogo. 36
TEMA
5  El Equipo Zonal. 46

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 46 de 54│
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 5. El equipo zonal.
5.1 La Zona

Se le llama “zona” al conjunto de equipos básicos de un mismo nivel y de una determinada


área geográfica. La responsabilidad de la promoción y logro de objetivos del MFC en la zona,
descansa sobre el “equipo zonal”, el cual está formado por:
• Los matrimonios o jóvenes promotores de equipo.
• El matrimonio o joven financiero.
• El Sacerdote asistente o Asistente Eclesial.
• El matrimonio o joven promotor de zona.

5.2 El equipo zonal

Un Promotor de Equipo Básico no podría por sí mismo dar el servicio eficaz que se espera de él
si no fuera al mismo tiempo miembro del Equipo Zonal. Allí encuentra elementos
importantísimos para su labor. Las reuniones de preparación y revisión hacen posible que el
Promotor adapte la formación del MFC a las necesidades de su equipo.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 47 de 54│
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 5. El equipo zonal.

El Equipo Zonal le ofrece al Promotor de Equipo Básico una valiosa ayuda cuando su equipo
no ha alcanzado el objetivo de alguna reunión. Los Financieros de Zona le dan elementos para
promover los valores de justicia y solidaridad. El apoyo del Asistente Eclesial llega al Equipo
Básico a través del contacto del Promotor con el Asistente, en el Equipo Zonal.
Lo que manda en una Zona es el servicio a las personas en los Equipos Básicos; sus necesidades
de formación son la autoridad que los Promotores deben obedecer. Y para obedecerlas
deben primero conocerlas y comprenderlas. “Dirigir” en el Equipo Zonal es orar, reflexionar,
dialogar, preparar, adaptar, revisar, para que los instrumentos del MFC —los mismos en todo el
país—, lleguen a ser instrumentos eficaces, dirigidos especialmente a las necesidades y
aspiraciones de cada persona en cada Equipo Básico.

El Equipo Zonal, en sus reuniones de preparación y revisión, vive


cada tema, busca alcanzar cada objetivo. Es una comunidad de
formación, donde los Promotores reciben lo que van a dar en los
Equipos Básicos. Así, un Equipo Zonal es “fermento del fermento”.

Cuando dentro de una Zona los miembros del Equipo Zonal son los únicos que trabajan
apostólicamente y los Equipos Básicos se limitan a recibir, sin buscar y poner en práctica su
vocación apostólica, la formación no les está llegando bien. Se les está aislando de la realidad.
El Equipo Zonal debe ser el motor que impulse el apostolado de todos los miembros de la Zona.
Se trata de aprender sirviendo y servir aprendiendo. Ésta es la formación en la acción,
característica fundamental del Ciclo Básico.

Uno de los errores que puede dañar la eficiencia del Equipo Zonal es que éste se entienda a sí
mismo como una unidad de administración, no de formación. Cuando las reuniones del Equipo
Zonal se dedican a planear eventos, hacer listas, ordenar elementos, no le queda tiempo para
formarse como fermento él mismo y por tanto no puede convertir a sus miembros en fermento.
Es importante que todo esté funcionando sin tropiezos, pero si el orden y la administración le
quitan el tiempo que debe dedicar a crecer y vivir valores, estará fallando a su misión principal,
y el objetivo del Ciclo Básico no se cumplirá en los equipos, no importa cuánto trabaje el Equipo
Zonal. Se trata de trabajar para ser más, no para hacer más.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 48 de 54│
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 5. El equipo zonal.

5.3 La Asistencia Eclesial

La asistencia eclesial ha sido fundamental desde el inicio del Movimiento Familiar Cristiano.

Los Sacerdotes -no como miembros, sino como asistentes del


MFC- desde la caridad pastoral, ayudan a discernir cuales son los
nuevos desafíos que la realidad eclesial y social plantean al
carisma del MFC.

Sin un Equipo Zonal que funcione bien no se puede tener


verdadero Asistente Eclesial, pues el Asistente no puede ni debe
estar en todas las reuniones de los Equipos Básicos. Su presencia
y su acción les llegan a través de los Promotores de equipo.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 49 de 54│
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 5. El equipo zonal.

Los Asistentes Eclesiales se integran a los diferentes equipos, brindándoles su triple ministerio
sacramental de sacerdote, profeta y pastor:

• Iluminando doctrinalmente los temas del Ciclo


Básico de Formación.
• Formando a los emefecistas como verdaderos
agentes de Pastoral Familiar.
• Acompañándolos en el crecimiento de su vida
espiritual.
• Fomentando la unidad interna y externa del MFC.
• El Sacerdote Asistente al participar en las reuniones
de equipo, al mismo tiempo que brinda lo anterior y
evangeliza generosamente a las familias, recibe
también de ellas un testimonio evangelizador.

Es muy importante que el Asistente conozca el objetivo y los medios del MFC, sus Bases
Constitutivas y su Ciclo Básico; que ame las parejas y familias del MFC, que conozca
perfectamente la espiritualidad específica de los laicos, del matrimonio y de la familia y que
esté dispuesto a trabajar hombro con hombro con el laico en la promoción de la Pastoral
Familiar.

La presencia del Asistente significa estar dentro como hermanos entre hermanos; así comparte,
convive y participa. Por otra parte, la presencia del Asistente debe ser constante en los equipos
dirigentes, y esporádica en los equipos de base. Porque la asistencia es más necesaria entre
los promotores, debido a que el Asistente es fermento de fermentos.

Es necesario que cada Equipo Zonal cuente con un Asistente Eclesial y es básica la integración
del Asistente con el Matrimonio Promotor de Zona.

En cada Diócesis el Equipo Coordinador Diocesano cuenta con un Asistente Eclesial


Diocesano, que debe ser sacerdote. La reunión de los Asistentes Eclesiales de los Equipos
Zonales, de los Asistentes, de los equipos de servicio a la comunidad y del Sacerdote Asistente
Diocesano, formará el Colegio Diocesano de Asistentes. Este grupo de sacerdotes apoyarán
al obispo en la Pastoral Familiar, proyectos y realizaciones.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 50 de 54│
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 5. El equipo zonal.
5.4 Justicia y Solidaridad

Hablar del Área III (El MFC comprometido con la justicia y la solidaridad), no es sólo hablar de
pesos y centavos, ingresos y egresos y administración, sino sobre todo de un espíritu y una
mística. Sólo así será un verdadero apostolado, mismo que está encaminado a cumplir el
objetivo del MFC en la promoción de los valores de justicia, solidaridad y pobreza evangélica.
“Para el cristiano, el término “pobreza” no es solamente expresión de privación y marginación
de las que debamos liberarnos. Designa también un modelo de vida que ya aflora en el
Antiguo Testamento en los “pobres de Yahvé” y es vivido y proclamado por Jesús como
Bienaventuranzas. San Pablo concretó esta enseñanza diciendo que la actitud del cristiano
debe ser la del que usa de los bienes de este mundo (cuyas estructuras son transitorias), sin
absolutizarlas, pues son sólo medios para llegar al Reino. Este modelo de vida pobre se exige
en el Evangelio a todos los creyentes en Cristo, y por eso podemos llamarlo pobreza
evangélica” (Puebla 1148).

“La pobreza evangélica se lleva a la práctica también con la comunicación y participación


de los bienes materiales y espirituales; no por imposición sino por amor, para que la abundancia
de unos remedie la necesidad de los otros” (Puebla 1150).

Es difícil ser verdadero cristiano en un mundo donde reina la desigualdad y la injusticia, el abuso
y la opresión; pero nosotros, miembros del MFC, debemos ser fermento de justicia y solidaridad
ante esta realidad de nuestro México. Tenemos que ser factor para que las personas
descubran la dignidad del otro, la necesidad del otro, y que sepamos utilizar los talentos que
cada uno ha recibido gratuitamente del Señor para administrarlos siguiendo su voluntad.

Que nuestra conversión y nuestro actuar dentro de la justicia, nos permitan transformar la
situación actual, en la que prácticamente todos los recursos del mundo están distribuidos sin
equidad, y así la paz y la armonía reinarán en nuestra tierra como Jesús siempre lo ha querido.

En el MFC no se pretende acostumbrar a los miembros sólo a


dar, sino a ayudarles a ser capaces de amar; se busca que
la persona descubra a su prójimo, reconozca su dignidad
fundamental como persona y como hijo de Dios y la
considere en un plano de igualdad; digno de disfrutar de los
bienes de este mundo para desarrollarse y realizarse.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 51 de 54│
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 5. El equipo zonal.
En el MFC hay familias de todos niveles económicos. No se trata, pues, de que los que tienen
aprendan a dar y los menos favorecidos reciban. El MFC sostiene que todos pueden dar algo,
en la medida de sus posibilidades, y que no debe quitarse a nadie el privilegio de dar.

Sobreproteger a los matrimonios ocultándoles la necesidad de que aporten una pequeña


parte de sus bienes para la operación del MFC a nivel diocesano y nacional y para la difusión
del Evangelio, del amor conyugal y familiar en la comunidad, es quitarles uno de los más
valiosos elementos de promoción humana y cristiana. Es privarlos de una de las oportunidades
básicas de formación de la que hablamos en el ciclo de preinscripción. Significa también frenar
el crecimiento del MFC y complicar su operación económica.

Sin embargo, es muy común escuchar en los equipos: “si les decimos que tienen que aportar,
no entran”, “mis equiperos son tan pobres que no tienen posibilidades de dar nada”.

Debe evitarse el planteamiento de que “cada quien debe cubrir sus gastos”. Los servicios del
MFC no se venden, e incluso los más valiosos de ellos son proporcionados gratuitamente por
matrimonios y sacerdotes. Es de justicia que cada quien aporte en la medida de sus
posibilidades, ya sea que su aportación exceda o no cubra los gastos que ocasiona al
Movimiento.

La aportación económica debe ser: anónima, puntual y responsable:

Anónima

Porque la aportación que hacen los matrimonios la deciden ellos mismos libremente sin
que se entere nadie; lo hacen en un diálogo conyugal, según su generosidad y
posibilidades y sabiendo que es para el sostenimiento del MFC (Debemos recordar que
el anonimato es con respecto a los compañeros de equipo, ya que el promotor sí está
enterado de la aportación de todo su equipo).

Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha. No publiques el bien que haces.
No te exhibas para que otros te elogien. Haz el bien sólo ante la mirada de Dios. Las
cuotas en el MFC son anónimas precisamente por generosas y por auténticas.

Puntual

Porque los matrimonios, al comprometerse a dar sus aportaciones, las entregarán


mensualmente, sin que haya necesidad de que los matrimonios encargados del Área III
tengan que recordarles su compromiso. El que las cosas funcionen así, será una muestra
del crecimiento de los matrimonios en formación.

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 52 de 54│
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

 5. El equipo zonal.
Responsable

Porque al aceptar el compromiso de aportar para el sostenimiento del MFC, los


matrimonios lo harán con madurez y formalidad, adquiriendo en ese momento la
obligación de cumplir con dicha aportación, facilitando de esta manera que el MFC
opere con presupuestos ordenados y regulares, pues se tendrá la seguridad de contar
con la solidaridad de todos sus miembros.

El dinero que se recibe en los Equipos Diocesanos, así como el que recibe el Equipo Coordinador
Nacional, es utilizado con austeridad en la consecución del objetivo general del MFC. Los
matrimonios integrantes del Equipo Diocesano y del Equipo Coordinador Nacional no reciben
sueldo ni ingreso alguno por el servicio que prestan. Tanto el Equipo Coordinador Nacional como
el Equipo Diocesano y de Sector, deberán informar de sus ingresos y gastos.

Es también conveniente precisar que en este proceso financiero del MFC, el dinero aportado
por cada matrimonio miembro tiene una distribución parcial en cada una de las estructuras del
MFC, pues una parte se destina a los gastos del sector, otra a los de la diócesis y otra que
administra el Equipo Coordinador Nacional que a su vez contribuye para el Secretariado de
Latinoamérica

El promotor del equipo básico es responsable de la recaudación de las aportaciones en su


equipo. Puede delegar esta función en algún miembro del equipo, pero él es responsable de
que se recauden oportunamente y se hagan llegar al financiero de la zona

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 53 de 54│
│Movimiento Familiar Cristiano │ Curso │ Capacitación Integral Progresiva II │

ORACIÓN POR LA FAMILIA

Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste


un modelo perfecto de vida familiar
vivida en la fe y la obediencia a tu voluntad.
Ayúdanos a ser ejemplo de fe y amor a tus mandamientos.
Socórrenos en nuestra misión de transmitir la fe a nuestros hijos.
Abre su corazón para que crezca en ellos
la semilla de la fe que recibieron en el bautismo

Fortalece la fe de nuestros jóvenes


para que crezcan en el conocimiento de Jesús.
Aumenta el amor y la fidelidad en todos los matrimonios,
especialmente aquellos que pasan por momentos
de sufrimiento o dificultad.
Unidos a José y María, te lo pedimos
por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.

Agradecemos las sugerencias, aclaraciones y correcciones al presente manual

│ Elaboró: ECN 2010-2013 │ Revisó y Validó: Matrimonio Secretario Nacional de Área IV 2013-2016 │ Versión: 02 │ Fecha: 20-MAYO-2013 │ Hoja: 54 de 54│

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