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Antropología de Las Adicciones PDF
Antropología de Las Adicciones PDF
Educación,
Psicoterapia,
Rehumanización
2ª edición
Antropología de las adicciones
Educación,
Psicoterapia,
Rehumanización
2ª edición
Dykinson
2015
ISBN: 978-84-9085-591-1
Dedico la presente edición a
Juan José Soriano,
magnífico educador y terapeuta, y gran amigo.
ÍNDICE
PRIMERA PARTE
LA PERSONA ADICTA
9
4. PROCESOS DE REGRESIÓN Y PROCESOS DE
MADURACIÓN DE LA PERSONA ADICTA .................. 116
L
.......................................................................... 118
D .................. 121
D ....................................... 122
S 4 ............................................................................ 125
SEGUNDA PARTE
FILOSOFÍA Y ADICCIONES
Índice 10
TERCERA PARTE
PSICOLOGÍA Y ADICCIONES
CUARTA PARTE
EDUCACIÓN Y ADICCIONES
11 Índice
10. SOCIEDAD EDUCATIVA Y ADICCIONES ..................... 308
L S C E ........................ 311
— Educar para la salud, la paz y la solidaridad .............. 317
A .................................... 319
V .D
................................................ 322
— El debate sobre el Sida ................................................. 327
— La familia como sociedad rehumanizadora ................ 330
V ............................................ 334
S 10 .......................................................................... 337
QUINTA PARTE
LA PERSONA ADICTA Y SU REHUMANIZACIÓN
Índice 12
NOTA A LA PRESENTE EDICIÓN
Esta obra empieza y finaliza con una premisa sencilla: sólo una
antropología esperanzadora puede dar esperanza de salir de su esclavi-
tud a la persona adicta. En este postulado lo primero que aparece es el
concepto de persona singular, y no el de ‘hombre’ abstracto y genérico,
porque solo la persona tal como la concebimos aquí es el ser capaz de
‘volver a nacer’ o ‘volver a ser persona’. Ciertamente para alcanzar este
objetivo no estamos solos. Contamos con la antropología filosófica ac-
tual apoyada en la amplia tradición humanista y personalista a lo largo
de la historia del pensamiento.
Para empezar, la persona adicta no es el sujeto, mucho menos el
objeto, ni el individuo, ni el paciente, ni el usuario, ni el cliente, ni el
consumidor, etc., tal como se la trata, no sólo en el plano coloquial sino
en el discurso académico y en los manuales científicos. Cierto que pue-
de ser eso, pero es mucho más que todo eso: es persona. Simplemente.
Partimos del presupuesto antropológico básico de que ser persona
es anterior a ser persona adicta. En esta afirmación encontramos que la
persona es sobre todo un ser único en el mundo dotada de una dignidad
previa a todo otro fenómeno añadido. Buscando las causas de los fenó-
menos adictivos llegaremos a la conclusión de que son causas existen-
ciales que están en la persona adicta pero no son constitutivas de su ser
esencial. O dicho de otra manera: las encontramos instaladas de muy
variadas formas en las personas esclavas de sí mismas, según mostra-
remos la diversidad de adicciones, pero no de forma fatal e inexorable
para siempre.
Veremos que en su ser esencial la persona no está condicionada
ni de forma absoluta ni irremediable en contra de su libertad, antes
bien en su estructura constitutiva hallamos procesos de maduración o
perfección, así como de regresión o imperfección. Sólo partiendo de la
afirmación radical de su libertad podemos entender que la persona elija
construirse (maduración) o destruirse (regresión). De hecho, junto a esa
libertad esencial desde el primer momento aparece nítida en ella su res-
ponsabilidad a la hora de tomar opciones en favor de un camino u otro,
opuestos. Otras elecciones posteriores podrán estar muy condicionadas
por la presión ambiental o la tara genética, pero la disyuntiva inicial
Prefacio 16
no es su verdadera realidad, y que en todo caso esa realidad sólo es “un
vocablo y una figura”, como diría Francisco de Quevedo.
En efecto, la persona que aparece aquí nos lleva en primer lugar a
hacer un recorrido filosófico por el pensamiento contemporáneo y por
las principales corrientes del pensamiento actual, donde encontraremos
muchos autores e ideas que nos van a dar la visión antropológica uni-
versal del fenómeno adictivo y de su posible superación. A continua-
ción, una mirada psicológica nos aporta las claves del comportamiento
de la persona adicta y, sobre todo, de las técnicas psicoterapéuticas más
eficientes en orden a la restructuración de su ‘paisaje del alma’. Y desde
la perspectiva educativo-preventiva, después de recorrer los actuales
modelos o corrientes pedagógicas, llegaremos a una propuesta educati-
va novedosa coherente con este modelo de persona que hemos llamado
“Pedagogía Rehumanizadora”. Finalmente, todo ello nos va a orientar
hacia una filosofía de la rehumanización, piedra angular del nuevo
edificio antropológico personalista que pretendemos construir aquí.
Bajo el concepto de rehumanización, apuntado a mediados del siglo
pasado por el conocido psiquiatra vienés Viktor E. Frankl, en la actuali-
dad emerge una línea de trabajo e investigación fecunda para ayudar a
las personas esclavas de su propio yo, eso es ser adicto, a bandonar sus
esclavitudes y ser personas libres. Si consideramos que la persona adicta
es una persona des-humanizada, la lógica que supone dejar de ser adicta
nos permite concluir que si lo consigue será una persona re-humanizada.
Por otro lado, vamos a ver que esta persona nueva no sólo se reconstruye
a sí misma y su historia personal, también reconstruye la sociedad en la
que vive, principalmente a su familia. Igual que la persona adicta no sólo
se destruye a sí misma sino que contribuye a desestructurar la comunidad
en la que está inserta, la rehumanización veremos que también abre una
perspectiva esperanzadora para la cultura y la historia venideras de la
Humanidad.
La antropología rehumanizadora, en fin, abre nuevos caminos a las
personas más necesitadas de la sociedad, caminos de auténtica libera-
ción. Si, como dijo el poeta alemán Friedrich Novalis, «las teorías son
redes y sólo quien lance cogerá», en último término esta propuesta sólo
intenta lanzar una red para ayudar a las personas adictas a salir de su
esclavitud existencial y llevarlas a su rehumanización total como perso-
nas libres, y ello en definitiva servirá para la construcción de sociedades
auténticamente libres.
José Luis Cañas Fernández.
Madrid, 6 de enero de 2015
17 Prefacio
«Necesitamos libros que hagan en nosotros
el efecto de una desgracia, que nos duelan,
un libro tiene que ser el hacha para el mar helado
que llevamos dentro»
(Franz Kafka).
1
Algunos ejemplos: Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD), Fundación de Ayuda
Contra la Drogadicción (FAD), en España; los Centros asociados a la Comisión In-
teramericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD); National Institute on
Droug Abuse (NIDA), en USA; y, en general, los Organismos oficiales e Institucio-
nes coordinadoras de políticas sobre drogas en todos los países.
2
Cf. «La filosofía en la crisis de la humanidad europea» (Husserl 1991, 323-358).
3
Cf. El loto y el robot (The lotus and the robot, 1960); El fantasma en la máquina
(The ghost in the machine, 1967); Las call-girls (The call-girls, 1972); etc.
3
Son paradigmáticas tres obras originales en lengua francesa, ampliamente di-
fundidas: El extranjero, de A. Camus (L’étranger, 1942), La cantante calva, de E.
Ionesco (La cantatrice chauve, 1950), y Esperando a Godot, de S. Beckett (En at-
tendant Godot, 1952).
4
A propósito de la soledad, Albert Camus hace exclamar a su personaje Calígula el
deseo de llevar una vida subhumana, así: «¡La soledad! ¿Acaso tú conoces la soledad?
[...]¡Tú no sabes que propiamente solo no se está nunca! Y que a todas partes nos acom-
paña el mismo peso de porvenir y de pasado. Los seres a quienes uno ha matado están
con nosotros [...] ¡Solo! ¡Si al menos en lugar de esta soledad envenenada de presencias
que es la mía pudiera gustar la verdadera, el silencio y el temblor de un árbol! Mi soledad
está poblada de un crujir de dientes y en toda ella resuenan ruidos y clamores perdidos»
(Camus 1957, 90, s.n.).
5
Aunque nuestro deseo es que no contenga nada nuevo, según la sabia advertencia de
R. Spaemann de que «cuando se trata de la vida recta sólo lo falso puede ser realmente
nuevo» (1989, 9).
6
Adolf von Reinach siempre destacó de la fenomenología su aspecto metódico como
la aportación más definitiva de Husserl al pensamiento: «la fenomenología no es un siste-
ma de proposiciones y verdades filosóficas sino un método de filosofar que viene exigido
por los problemas de la filosofía» (1986, 21, s.n.). Y Martin Heidegger, en Ser y Tiempo,
sentenció que «la expresión ‘fenomenología’ significa primariamente el concepto de un
método» (1980, 38).
7
Puede verse su importante obra metodológica Position et approches concrètes
du Mystère Ontologique (Marcel, 1987), del año 1933, muy difundida y traducida a
varios idiomas.
8
«Hay tres categorías decisivas en todo análisis filosófico relativo al proceso hu-
mano de conocimiento: inmediatez, distancia y presencia […] De la interacción mu-
tua de cada forma de inmediatez con cada forma de distancia surge un modo especí-
fico de presencialidad» (López Quintás 1971, 59-60, s.n.). Mediante los triángulos
que podemos llamar ‘cerrados’ (pp. 77-86) se explican las distintas experiencias que
subyacen en la vida de las personas adictas, mientras que los ‘triángulos abiertos’
(pp. 87-109) nos permiten comprender las experiencias básicas de las personas en
vías de rehumanización. Un amplio estudio sobre esta metodología puede verse en
«La hermenéutica personalista de Alfonso López Quintás» (Cañas 2008, 199-255).
SINOPSIS 1
Hemos visto:
Que si queremos comprender de verdad el complejo fenómeno
adictivo hemos de sustituir los conceptos de sujeto, individuo,
paciente, usuario, cliente, consumidor, etc., omnipresentes en el
lenguaje científico actual, por el concepto de persona sin más.
Cómo la persona adicta por el hecho de ser adicta no deja de ser
persona singular y única.
Cómo el auténtico problema adictivo no es la adicción a algo
(sustancias) ni a alguien (conductas), sino la persona total ‘rota’
en su integridad.
Que más allá de lo genético y de lo ambiental y social, la perso-
na (adicta) apunta a una estructura constitutiva trascendente.
Que la metodología fenomenológica personalista resulta muy
apropiada para explicar tanto las experiencias adictivas como
las de rehumanización.
—Sectadependencia y sexodependencia
«A » :
—Drogadicción hoy
SINOPSIS 2
3. ESTRUCTURA ANTROPOLÓGICA DE LA PERSONA ADICTA
A -
L -
C -
V -
E -
SINOPSIS 3
4. PROCESOS DE REGRESIÓN Y DE MADURACIÓN DE LA
PERSONA ADICTA
L
SINOPSIS 4
12
«Un modelo humanizante en la recuperacion de toxicomanos». Centro Proyec-
to Hombre de Málaga-España (1994).
– Depresión
Las personalidades depresivas, llamadas border-line podemos en-
tenderlas mejor si las definimos como personalidades adictivas, sin más13.
Algunos psicoanalistas y especialistas en Psiquiatría Social actuales,
como P. Tony Anatrella, llegan a decir que la adicción es una «depresión
existencial», y que el recurso a la droga entre las jóvenes generaciones
oculta esta problemática cuando buscan calmarse interiormente con las
distintas sustancias, porque en el fondo luchan contra una depresión exis-
tencial que proviene en gran medida del rechazo de aceptar y de entrar
en la vida. El problema de fondo siempre es el mismo para todas las
– Muerte
La realidad de la muerte, vista desde las situaciones-límite adicti-
vas y desde la depresión que provoca la adicción, es una realidad más
cercana a estas personas y, por lo demás, tema de abordaje inevitable
para toda fundamentación antropológica de las adicciones. Una visión
trascendente de la vida afirma que con la muerte del ser personal algo se
pierde en el universo que ya nunca será posible reemplazar. La muerte
de un ser muy amado como nuestra madre, por ejemplo, está dicien-
do que aunque haya muerto sigue siendo un ser único en nuestra me-
moria. ¿De dónde viene a nuestra experiencia cotidiana esta realidad?
14
Ciudad del Vaticano (noviembre de 2003), con de representantes de 62 países.
15
Cf. Popper y Eccles (1977). Apud E. Lukas (2002, 69-70).
16
G. Marcel acuñó por primera vez la frase «amar a un ser es decirle: —tú, no
morirás» por boca del personaje Antoine Framont, en su obra teatral Le Mort de
demain (Trois Piéces, 1931, 161), y después fue muy repetida y celebrada en otras
obras suyas posteriores: Diario Metafísico, 1969, 117; Homo Viator, 1963, 194; En
chemin vers quel éveil?, 1971, 194; El misterio del ser, 1971a, 217; etc.
«N »
17
Los factores de predisposición al sectarismo son múltiples, no excluyentes en-
tre sí y susceptibles de actuar de forma combinada, y tienen su origen en diferentes
aspectos del proceso biográfico de una persona englobados en seis bloques: edad;
sistema familiar disfuncional; trastornos de personalidad; dificultades de adaptación
social; búsqueda religioso-espiritual; y desconocimiento de los factores de vulne-
«A »
Así como las adicciones sin sustancias o sin drogas están marcando
un cambio cualitativo en las sociedades, por su extensión y por el núme-
ro de personas afectadas como hemos visto, las adicciones con drogas
o “clásicas” no han dejado de marcarlo. A comienzos del siglo la ONU,
a través de un informe mundial elaborado por la Oficina para el Con-
trol de Drogas sobre las anfetaminas y las drogas sintéticas, como las
pastillas de «éxtasis» o metilendioximetanfetamina (MDMA), alertaba
de que su consumo crecía de modo exponencial y advertía desastrosas
consecuencias sobre la salud mundial 19. Se preguntaban los expertos
que si las anfetaminas provocan dependencia y psicosis, por ejemplo,
o que el éxtasis acelera el proceso de envejecimiento celular con daños
cerebrales irreversibles similares al Alzheimer, quién iba a pagar el cos-
te social de generaciones enteras incapacitadas para los estudios o para
el mundo laboral a causa de estas sustancias.
Se sabe desde hace mucho tiempo que el éxtasis es una potente
toxina para el cerebro porque destruye un componente fundamental de
las neuronas cerebrales que contienen serotonina. Esta neurotoxicidad
se traduce en alteraciones cognitivas como disminución en la capaci-
dad de aprendizaje, de concentración, o dificultad para realizar tareas
complejas, alteraciones en la memoria visual y verbal, y algunos de
estos problemas no se revierten tras periodos prolongados de abstinen-
cia. Más tóxica que el éxtasis es otra sustancia también derivada de las
anfetaminas, la parametoxianfetamina (PMA), que según los expertos
sería la causante de muchas muertes porque en realidad los jóvenes que
las ingieren no saben ni lo que contienen dichas pastillas ni la dosis real
del principio activo.
El problema está en que el consumo de estas sustancias pasa des-
apercibido, a pesar de ser la adicción número uno a sustancias en el
mundo, por delante de cocainómanos y heroinómanos juntos, porque
no crea alarma en la opinión pública debido a su táctica sutíl de escon-
derse tras el glamour de la “cultura de la diversión”. Hábilmente llama-
das “drogas del amor”, estas pastillas pasan desapercibidas porque de
19
Informe presentado en Roma el 23-09-2003.
20
Organización Mundial de la Salud, 1998 (Apdo. 2.2.1. «Dependencia»).
A -D
L -
21
Craig Venter presentó el mapa completo del genoma humano a la comunidad
científica internacional el 10 de febrero de 2001.
22
La insistencia en la inseparable relación que media entre libertad y responsabi-
lidad en la persona es una de las aportaciones más valiosas que ha hecho la logotera-
pia a la antropología contemporánea. Sobre este tema Mª Angeles Noblejas (2000)
lleva a cabo una exposición clara en su obra Palabras para una vida con sentido
(cap. I y II).
23
Cf. Juan Pablo II (1993, nº. 74, 77-78, 95-97).
24
Gesammelte Werke, Vol. V, p. 209. Citado por V. Frankl (1988, 151).
C -I
Según K. Jaspers (1990, 28) el tema de la comunicación fue por
primera vez comprendido a fondo por S. Kierkegaard. El filósofo danés,
en efecto, fue el primer gran maestro en exponer la estructura comuni-
cativa relacional del ser humano, hasta el punto de que en sus obras
podemos distinguir dos bloques entorno a su estrategia comunicativa
con sus lectores: las obra de comunicación directa (o de edificación) y
las de comunicación indirecta (las seudónimas). Dada la relevancia que
adquiere para comprender la rehumanización de las personas adictas,
más adelante veremos con algún detenimiento la estructura relacional
del ser humano según Kierkegaard (cap. 5).
En 1921, el pensador austríaco Ferdinand Ebner en su obra La pa-
labra y las realidades espirituales llegaba a la idea de «soledad del
yo» y «carencia de tú» como las auténticas raíces de todos los trastornos
y enfermedades psíquicas. A partir de aquí, saldrá una línea que lleva a
la fundamentación de la medicina psicosomática por V. von Weiszäc-
V -M
E -D
SINOPSIS 4
Hemos visto:
Que la persona adicta vive en la inmediatez con las cosas, y que
la persona rehumanizada vive en la relación con las personas.
Que el ser humano adquiere su condición de persona a un pre-
cio muy alto porque las principales características que le estruc-
turan —amor, verdad, libertad-responsabilidad, comunicación,
y esperanza— son ambivalentes.
Que la persona adicta experimenta la esclavitud existencial,
falta de auténtico amor y soledad, mentira e incomunicación, y
desesperación. Y, al contario, que la persona en vías de rehuma-
nización experimenta en su vida el amor, la verdad, la libertad,
la comunicación, y la esperanza.
V : S
K
V : F
N
SINOPSIS 5
F :
E P
SINOPSIS 6
26
Sobre la afinidad filosófica entre Kierkegaard y Nietzsche, además de acudir a la
obra de Jaspers, en español puede verse aportes importantes en: López Quintás (1971,
440-441); Castellani (1973, 101-210); Suances (1997, 323), (1998, 426-427); Valverde
(1993). José M.ª Valverde repara en que el último Nietzsche lúcido «se propone leer a
Kierkegaard» (1993, 232) recogiendo las sugerencias del profesor danés Georg Brandes,
su primer traductor, quien había introducido a Nietzsche entre el público universitario
de Copenhague y, a su vez, empezó a difundir por Europa a su compatriota. Sobre esta
cuestión puede verse el magnífico estudio de Romano Guardini “La muerte de Sócrates”
(Guardini, 1960).
27
Según G. Deleuze «el antihegelianismo atraviesa la obra de Nietzsche como el filo
de la agresividad» (1986, 17).
28
La crítica actual no admite algo que antes se daba por supuesto, es decir que fue
un hombre «corporalmente anormal, raquítico, contrahecho, jorobado y enclenque»
(Haecker 1956, 125).
29
T. Urdanoz repara en que el apellido Kierkegaard en danés conlleva asociada la
idea de cementerio, es decir «jardín de la Iglesia» (1975, 427).
30
Manuel Suances (1997, 54 s.) distingue entre melancolía egoísta y melancolía
noble, donde «la melancolía egoísta es un aferrarse a lo inmediato, al placer, a la
vivencia del puro instante» (p. 56).
31
L. Castellani (1973, 87, 225-236) enfatiza esta hipótesis.
32
Celia Amorós (1987, 50, 54-55) hace de este «amor enquistado en el incons-
ciente», y de la vida de Kierkegaard en general, una lectura en clave psicoanalítica,
es decir una visión reduccionista del amor en su biografía que no comparten especia-
listas actuales kierkegaardianos como Larrañeta (1990, 145 s.), o Suances (1997, 84
s., 281-288), y autores anteriores como J.J. López Ibor ya habían concluido que «no
hay monstruosidad interpretativa mayor que la de querer reducir la vida de Kierke-
gaard a categorías psicoanalíticas» (1975, 129).
33
Los primeros son de los años 1843 (tres series) y 1844 (cuatro series), y vienen
recogidos por orden cronológico en las distintas ediciones de sus Obras Completas.
Según Heidegger, en Sein und Zeit, estos discursos edificantes que no presenta con
seudónimos constituyen las obras clave de Kierkegaard: «se aprende más de sus es-
critos de ‘edificación’ (erbaulichen) que de los teóricos» (Heidegger 1980, 257).
34
Es relevante destacar que V. García Yebra, en su traducción del alemán al espa-
ñol del libro de Th. Haecker La joroba de Kierkegaard, traduce Diario del Burlador
y no “del seductor”, como es lo usual entre nosotros (Haecker 1956, 72-75).
V :
F N
chl, y éste escribe en su diario —con fecha 2 de febrero de 1872— lo que de verdad
sintió después de su lectura: «Fabelhafter Brief von Nietzsche (=Grössenwahnsinn).
Carta increíble de Nietzsche (=megalomanía)».
36
En la obra de I. Yalom El día que Nietzsche lloró, irónica novela histórica sobre
la vida de Nietzsche y el psicoanálisis, leemos: «Nietzsche tuvo problemas de salud
durante casi toda la vida. Si bien en 1890 tuvo un colapso y se sumergió de manera
irrevocable en la severa demencia conocida como paresis (forma de sífilis terciaria, de
la que murió en 1900), nadie duda que durante la mayor parte de su vida padeció otra
enfermedad. Al parecer, Nietzsche sufría migrañas fortísimas» (Yalom 1994, 379).
37
«Lo que Jaspers debe a Nissl y a la Clínica Psiquiátrica de Heidelberg, Nietzs-
che se lo debe a la enseñanza de Ritschl y al seminario de filología de Leipzig»
(Paumen 1958, 114).
39
Jaspers, en su Nietzsche, lleva a cabo un estudio original sobre este tema (1963,
518-527).
40
Sobre su misoginia pueden verse amplias referencias en José Mª Valverde
(1993, 15-17).
– Husserl
En el primer tercio del siglo XX Edmund Husserl (1859-1938) in-
tentó fundamentar las ciencias humanas, en particular la psicología, con
una finalidad eminentemente práctica. Fruto de esa tarea apareció el
método fenomenológico, método que a día de hoy no sólo no ha sido
– Scheler
La fenomenología encontró un suelo particularmente fructífero en
Max Scheler (1874-1928). Nacido en Munich, este gran pensador y
profesor de filosofía se inició en la fenomenología en 1907. En 1910 se
trasladó a Berlín y participó como activista durante la Primera Guerra
Mundial. Después enseñó en la Universidad de Colonia, donde elaboró
su postura ante la sociología del pensamiento y las creencias religiosas.
Sus obras iniciales tocan ideas como la unión de la fenomenología y la
filosofía católica, en De lo eterno en el hombre, o temas de psicología
– Heidegger
El seguidor de Husserl que más influjo ha ejercido en las corrientes
de la filosofía actual ha sido Martin Heidegger (1889-1976). Heidegger,
en efecto, fue el primero en utilizar el método fenomenológico como
elemento de su análisis existencial, y representa un cambio de menta-
lidad profundo apoyándose inicialmente en el punto de unión entre la
filosofía de la existencia de Kierkegaard y la fenomenología de Husserl.
Fue un filósofo existencial sistemático e innovador porque inventó un
método realmente experiencial, en la línea fenomenológica. Su preocu-
pación mayor fue elaborar un análisis de la existencia, o sea esclarecer
el verdadero sentido del ser. Esta analítica existencial, partiendo del
análisis del ser concreto y único para llegar después a una teoría del
– Jaspers
En realidad, el ‘padre’ de la filosofía de la existencia es Karl Jas-
pers (1883-1969). Su formación inicial básica fue en Medicina, concre-
tamente se graduó en Psiquiatría por la Universidad de Heildelberg en
1909, y hasta 1948 en que se trasladó a Basilea su actividad se plasmó
tanto en la docencia como en la práctica psiquiátrica, pero sobre todo
en la reflexión filosófica existencial. Philosophie (Filosofía, 1932) es
quizá su obra más importante, y en todo caso la que mejor refleja la ma-
durez de su pensamiento sobre la siempre difícil temática psicológica,
psiquiátrica y sociológica.
Ya dijimos que Jaspers estudió con intensidad a Kierkegaard (de
quien se consideró discípulo)41 y a Nietzsche42, y que a través de ellos su
influjo en la visión del ser humano y en la antropología contemporánea
41
Al final de su vida, en su trabajo titulado «Kierkegaard hoy» (Jaspers 1968,
63-72), vemos la gran admiración que manifestó por las obras del danés desde el
año 1914, cuando le despertaron su vocación definitiva a la filosofía como reflexión
metódica sobre el problema de la existencia personal singular.
42
En su Nietzsche, el traductor de la versión española, Emilio Estiú, hace una pre-
sentación titulada «Acotaciones a la obra de Karl Jaspers» (1963, 9-31) donde pone de
manifiesto el gran conocimiento por parte de Jaspers del autor de Zaratustra.
Nietzsche bajo un apartado inicial titulado «Las fuentes del existencialismo» (1976,
33-78). Aunque este autor no distinguió claramente las dos tendencias, a saber, entre
filosofía existencial y existencialismo, su obra sigue siendo clarificadora.
44
Sobre la trayectoria existencial de Marcel, y sobre su conversión a lo existen-
cial en particular, puede verse Gabriel Marcel: filósofo, dramaturgo y compositor
(Cañas, 1998).
48
Sobre el positivismo y el personalismo puede verse Juan Pablo II (1994, 53-55).
A :
Consciente e inconsciente
Sufrimiento y dolor
Emociones y autoestima
SINOPSIS 7
8. PSICOTERAPIAS Y ADICCIONES
P :
Abordajes conductistas-cognitivos
Abordajes sistémicos
SINOPSIS 8
49
Tipificar esta conducta como «Síndrome de Peter-Pan» es tan poco científico
que desvirtúa la realidad que se pretende tipificar. Dicho de otro modo: etiquetar no
es suficiente para hacer ciencia.
51
Presidente de la Fundación Argentina de Logoterapia, ha llevado a cabo impor-
tantes estudios sobre «espistemología y psicología» desde el enfoque integrador de
la psicología comprensiva y la logoterapia (Oro 2000, 2002).
– Consciente e inconsciente
Al menos desde los pueblos egipcio y hebreo tenemos noticia del
interés por el complejo mundo del inconsciente y por la interpretación
de los sueños. Una antigua leyenda egipcia dice que Dios creó los sue-
ños para indicar el camino al soñador cuyos ojos están en la oscuridad.
También interesó el tema al logos griego: Platón, por ejemplo, se pre-
guntó por el origen de los sueños y el problema de la naturaleza y el
lugar de la memoria. Luego pasó ese interés al neoplatonismo y a san
Agustín para quien, desde el novum cristiano, el problema de la memo-
ria ocupó su indagación de manera prioritaria hasta el punto de poder
definir al hombre como ser dotado de memoria: «Grande es la virtud de
53
Cf. Confesiones, X. En la edición bilingüe de A. Custodio Vega (BAC, Madrid)
leemos que Voltaire, en la famosa Enciclopedia, copió el concepto de ‘memoria’ de
este libro décimo de las Confesiones pero sin citar a san Agustín (nota 27, p. 456).
– Sufrimiento y dolor
En torno a la vida psíquica de la persona adicta, como sombra si-
niestra, planea siempre el sufrimiento y el dolor. También están arraiga-
dos en el ser de la persona no adicta, pero no de forma neurórtica, o al
menos no en el sentido de que conforman un estado natural propio de
la condición humana.
Hay autores que distinguen entre dolor y sufrimiento, para quienes
el dolor sería un dato de la vida físico, psíquico, moral, social, etc., y
el sufrimiento sería más bien la elaboración mental y emocional de ese
dato vivenciado: «el dolor afecta a una parte de tu vida, el sufrimiento
implica a toda tu persona, contaminándola. El dolor es un dato que tarde
o temprano encontraremos en la vida, el sufrimiento es la interpreta-
ción que potencia la capacidad destructiva del dolor» (García-Monge
2000, 70). Para nuestro planteamiento tal distinción es irrelevante, y
nos quedamos con el tema universal del sufrimiento tal como se ha
dado a entender a lo largo de la historia desde las primitivas culturas o
civilizaciones de la Humanidad.
En un intenso debate antropológico y filosófico con cuatro grandes
pensadores de la filosofía contemporánea, el libro Querer o no querer
vivir del profesor Manuel Cabada (1994) pone de relieve que el sufri-
miento, como problema básico de la relación del ser humano con la
vida que le viene impuesta, sería el hilo conductor sustantivo de las rea-
lizaciones filosóficas de Schopenhauer, Feuerbach, Wagner y Nietzs-
che. Y lo argumenta así:
– Emociones y autoestima
Además de no saber integrar el sufrimiento en su existencia, a la
hora de explicarnos la estructura psicológica de la persona adicta nece-
sitamos detenernos en su autoestima y en su mundo emocional, que en
esencia tampoco difieren del mundo de la persona no adicta. La psicolo-
gía académica actual explica, mediante estrechos modelos fisiológicos
y cognitivos en exceso mecanicistas, que las emociones son necesarias
para la vida de la persona y forman patrones de activación fisiológica,
cognitiva y conductual, parecidos a los patrones instintivos. En este
punto vamos a ver también cómo estas explicaciones mecanicistas
reduccionistas están en oposición a las humanistas y existenciales, o
cuando menos que son a todas luces incompletas.
La pregunta que se hacen las ciencias humanas es si se pueden
medir las emociones. Ciertamente las emociones y los sentimientos son
difíciles de medir, de controlar, y difíciles de analizar en parte debido
a la complejidad existencial de la persona y a su atractivo. Podemos
cuantificar nuestra capacidad para memorizar datos, por ejemplo de
matemáticas, pero ¿cómo se cuantifica un estado de ánimo deprimido
o eufórico?
La teoría mecanicista más conocida sobre las emociones fue for-
mulada por William James hace más de un siglo (en 1884). Según Ja-
mes no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes por-
que lloramos, con lo cual la emoción consistiría en las sensaciones que
tenemos de nuestra reactividad fisiológica. Las teorías fisiológicas que
56
Cf. El ego humano: del yo existencial al ser esencial (Herrán, 1997).
P -
Una visión integral de la Psicología es una versión resumida de ese texto anun-
57
ciado en dos volúmenes, y cuyo título responde a diversos nombres: System, Self
and Structure, Patterns and Process in Consciousness, y The 1-2-3 of Consciousness
Studies (Wilber 2000, 16, 343).
58
Puede verse “Fundación de la Psicología Personalista”. En J.L. Cañas, et al.,
(2013, 191-203).
59
Hace varias décadas comenzaron los primeros intentos de integración. En una
investigación de A. Schorr, Die Verhaltenstherapie (Beltz, Weinheim, 1984), se ex-
ponen interesantes nexos de unión entre el conductismo y el psicoanálisis.
60
En el psicoanálisis el terapeuta «lleva a la sesión de terapia algo más que una
técnica de tratamiento: su propia persona» (Martorell 2002, 240).
61
No fue una designación feliz la de «psicología individual», dice Kriz (1990,
72), porque esta se singularizó por destacar los aspectos sociopsicológicos del desa-
62
En Selected Writings, Storr, A. (ed). Fontana Press, London, 1983, p. 193.
63
Sobre la aplicación del «guión de vida» en la psicoterapia específica de las
adicciones podemos acudir a Berne (1976), Steiner (1992), y Martorell (2001).
– Abordajes conductistas-cognitivos
Antes de hacer memoria de los abordajes conductistas y cognitivos,
insistimos en que el objetivo de nuestra antropología es fundamentar el
fenómeno adictivo y el mundo de las personas adictas para encontrar las
mejores técnicas y ‘herramiantas’ de rehumanización. Y lo primero que
encontramos es que también dentro del enfoque conductista-cognitivo
de la psicoterapia existen diversos abordajes que presentan diferencias
claras entre sí, sucesivamente: el condicionamiento clásico de Pavlov,
la reflexología de Bechterev, la ley del efecto de Thorndike, el manifies-
to conductista de Watson; las teorías norteamericanas del aprendizaje y
del automatismo estímulo-reacción como las de Hull, o las de Skinner
y su famoso condicionamiento operante o instrumental.
Desde la rehumanización que perseguimos aquí, y dentro de un
breve esquema diacrónico, vamos a revisar los principales abordajes
psicoterapéuticos que se sustentan en el paradigma de la conducta como
la desensibilización sistemática de Wolpe, o el entrenamiento para la
autoafirmación o entrenamiento asertivo (assertive training), y los
abordajes cognitivos como el aprendizaje de modelos, la solución de
problemas, la terapia cognitiva multimodal (BASIC ID), o la terapia
racional-emotiva de Albert Ellis con sus métodos y sus técnicas psi-
coterapéuticas. De modo que, sin perder el hilo conductor de nuestra
fundamentación antropológica y la perspectiva de la rehumanización,
necesitamos ahora conocer estos abordajes y sus correspondientes téc-
nicas, entre otras razones para poder comparar. Nos vamos a acercar a
sus carencias filosófico-antropológicas, pero también tomaremos algu-
nas técnicas concretas útiles para el trabajo diario en la praxis terapéuti-
ca rehumanizadora. Volvamos la vista, pues, al paradigma conductista-
cognitivo siguiendo de nuevo la guía clara de J. Kriz (1990, 153-216).
1. Por la misma época en que Freud investigaba en el psicoanáli-
sis, a finales del siglo XIX, Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) descubría
el reflejo condicionado, que llegaría a ser el «condicionamiento clási-
co», algo así como el patrón de medida fundamental para la terapia de
la conducta. Tratando de medir aspectos cuantitativos de la secreción
exacta de saliva en los perros, comprobó un fenómeno que aparecía
– Abordajes sistémicos
Aunque históricamente los abordajes sistémicos como tales son
posteriores a los humanistas, para nuestro enfoque es más apropiado
dejar las terapias humanistas para el final por lo que diremos después.
De modo que ahora nos acercamos a las psicoterapias sistémicas, como
siempre dentro de nuestro encuadre paradigmático rehumanizador.
Y lo primero en que reparamos es que las psicoterapias sistémicas
trasladan la acción terapéutica fuera del ámbito de lo intrapsíquico o lo
individual y la sitúan en lo interpsíquico o «patrones de interacción». El
concepto básico de sistema es definido como un complejo de elemen-
tos en interacción que se dan sobre todo en la familia, donde la fami-
lia completa es la protagonista de la sesión psicoterapéutica. Un grupo
familiar consiste en un conjunto de personas y de relaciones que se
dan entre las personas de esa familia. Precisamente uno de los grandes
modelos de terapias sistémicas actuales es el llamado Constelaciones
familiares, creado por el alemán Bert Hellinger en la década de los años
80 del siglo pasado, que consiste en considerar a la familia como una
unidad en sí misma donde el amor juega un papel central, de modo que
si una parte del sistema está desequilibrada por falta de amor el resto de
partes quedan carencialmente desequilibradas (Hellinger 1998; 2003).
En efecto, la terapia sistémica es sobre todo terapia de familia y
rara vez es terapia de pareja, y menos terapia de grupo, entendida la
familia como un espacio de intervención donde el terapeuta sistémico
no trabaja tanto con personas individuales de la misma —en el caso de
una persona adicta, por ejemplo, el terapeuta no acepta la atribución de
enfermo exclusivo que la familia le da a ese miembro—, sino sobre el
sistema familiar como un todo, de tal forma que se ocupa y preocupa
de la estructura interna y las interacciones y transacciones de ese siste-
ma y de sus subsistemas (conyugal, filial, etc.) que se rigen por regla-
mentos más o menos explícitos o implícitos.
La teorización inicial de este enfoque psicoterapéutico la podemos
encontrar en la teoría general de sistemas, de Ludwig von Bertalanffy,
y en la antropología cultural sistémica de Gregory Bateson, pero sobre
todo en las teorías de la comunicación de la escuela de Palo Alto cuyos
principios sobre la comunicación humana se resumen, según Virginia
Satir, en estos cuatro supuestos: primero, es imposible no comunicar;
64
Jürgen Kriz, en su obra mencionada, hace un recorrido histórico exhaustivo
sobre las «Raíces de los abordajes sistémicos» (294-300), dando a entender que él
mismo trabaja en psicoterapia sistémica (301).
65
Sobre el surgimiento de la psicología humanista puede verse un buen estudio
introductorio en H. Carpintero, et al. (1990).
66
Ideas recogidas en el homenaje a Abraham Maslow, A Memorial Volume, Wad-
sworth Publishing Company, 1972.
67
Apud H. Carpintero (1990, 74).
68
Lou Marinoff (1951-) es el fundador y Presidente de la American Philosophical
Practitioners Association-APPA, la organización de ‘Filosofía Práctica Americana’
con delegaciones en varios países que se le han ido añadiendo.
SINOPSIS 8
Hemos visto:
Que existen psicoterapias excluyentes y psicoterapias integra-
doras: las primeras son más reduccionistas y las segundas son
más personales.
Que dejando de lado los exclusivismos de las distintas escue-
las, lo importante es comparar los grandes paradigmas y los
grandes abordajes psicoterapéuticos y encontrar sus puntos de
convergencia.
Que todos los abordajes terapéuticos en mayor o menor medida
incluyen aspectos personales, grupales y sistémicos.
Que la psicoterapia con las personas adictas se enriquece si
integramos los aspectos rehumanizadores que todas las psico-
terapias encierran: de las psicologías profundas o analíticas,
conductistas-cognitivas, sistémicas y humanistas.
Que aunque es claro que las personas con problemas de adic-
ciones están muy necesitadas de terapias que las ayuden a sa-
lir de su sima adictiva, no es menos cierto que la mayoría de
las personas estamos también necesitadas de ayuda, escucha y
comprensión en algún momento de nuestra existencia.
Que estamos en un momento intelectual propicio para propo-
ner una rehumanización de la ciencia psicológica o Psicología
Personalista.
M :
Enseñar a pensar
Enseñar habilidades sociales
Enseñar a controlar y expresar emociones
Enseñar valores morales
N :
P :
Modelo sistémico y multidimensional
Programa de prevención «Entre Todos»
P
SINOPSIS 9
L S C E
A
V .D
:
El debate sobre el SIDA
La familia como sociedad preventiva de las adicciones
V
SINOPSIS 10
73
Diccionario filosófico-pedagógico (1997, 192).
– Enseñar a pensar
Una primera corriente pedagógica pone el énfasis en ‘aprender a
pensar’, de modo que lo más importante en la Escuela sería enseñar a
los alumnos a pensar. Con esta idea han surgido varios programas in-
ternacionales, ciertamente eficaces, cuyos creadores y defensores prin-
cipales son:
– El profesor norteamericano Matthew Lipman (1922-2010), y
su “Filosofía para niños” o la filosofía en el aula a través de
cuentos filosóficos útiles para la vida.
N :
74
Cf. J. Coleman (1988): “Social Capital in the Creation of Human Capital”. Ameri-
can Journal of Sociology, 94, 95-120. (University of Chicago).
75
Cf. Consejo Escolar de Estado (2014) La participación de las familias en la edu-
cación. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte-Gobierno de España, Ed. Secretaría
General Técnica, Madrid.
P
Lo primero es constatar que hoy día ya no se puede hacer prevención
solamente como si no fuera posible llevar a cabo una auténtica labor edu-
cativa. Si la prevención se enfoca sólo desde parámetros de índole sanita-
ria o sociocultural, educar consistiría en prevenir riesgos y peligros sin la
obligación de tener que transmitir a los jóvenes la herencia de tradiciones
y referencias sociales: cultura, ética, religión, etc. Pero una visión de la
prevención tan restringida y fragmentaria no forma a la persona joven,
cuando en realidad la eficacia de la educación supone y se apoya en una
concepción global de la persona y de la existencia.
Los mejores modelos teóricos y los programas más prácticos de
prevención, coherentes con la antropología personalista que propone-
mos, son los que ayudan a la persona a descubrir el auténtico placer y
el auténtico dolor, el sentido del respeto de sí misma y de los demás,
el sentido de su libertad y de su responsabilidad, el valor de la vida
ética (veracidad, honestidad, generosidad, etc.), la comunicación y el
encuentro con los demás, etc. De lo contrario la prevención será insufi-
ciente no sólo para afrontar los problemas adictivos sino cualquier tipo
de problemas que requieran educación.
Convengamos entonces en que para prevenir las conductas adictivas
es necesario promover una educación integral, o sea la única auténtica-
mente preventiva. Prevenir los peligros, evaluar los riesgos, responsabili-
zar a las personas de sus conductas, estimularlas a actitudes y hábitos de
vida saludables... Una relación educativa integral toma en cuenta todos
los aspectos que el niño y el joven necesitan para desarrollarse: la ar-
monía de la vida familiar, la calidad ética y espiritual de los adultos, la
formación de la inteligencia para desarrollar el razonamiento y la crítica,
la transmisión de los valores, la experiencia de una vida social solidaria
y comprometida con los demás, etc. Todos estos son valores preventivos
que garantizan el éxito en la formación de una persona.
76
Elaborado por distintos terapeutas y técnicos de la Asociación Proyecto Hom-
bre (Ed. Proyecto Hombre 2009), con apoyo institucional del Plan Nacional sobre
P
A propósito de la educación en valores como la honestidad, la ve-
racidad, la paz, la solidaridad o la tolerancia, desde nuestra propuesta
rehumanizadora podemos lanzar un reto aquí y ahora a la comunidad
educativa. El reto de abrirse al descubrimiento de procesos educativos
auténticos llevados a cabo en el seno de las CT rehumanizadoras para
personas adictas, como las de la Asociación Proyecto Hombre en Es-
paña, por ejemplo. De las salidas y excursiones que se programan con
alumnos en los centros escolares proponemos que se incluya alguna vi-
sita a una CT rehumanizadora, especialmente indicada para los niveles
en los que se trabaja una prevención específica con adolescentes. El be-
neficio para la Comunidad Educativa será grande, y el enriquecimiento
mutuo, porque el equivalente a la prevención en el ámbito educativo es
la rehumanización en el ámbito de la cura o sanación del espíritu.
A finales del siglo XIX un autor francés poco conocido, Gabriel Tar-
de (1843-1904), destacó la importancia de la imitación en la configu-
ración de las sociedades, e incluso formuló unas leyes de la imitación
haciendo hincapié en que junto a causas lógicas y previsibles operan
también en la conducta de las personas otras influencias extralógicas
o irracionales, que pueden explicar el hecho de que algunas personas
puedan verse arrastradas, de forma inconsciente, por la imitación. La
79
Discurso pronunciado ante la Asamblea Anual del International Press Institute
(Venecia, 1992).
V .D
R
E
SINOPSIS 11
12. LAS COMUNIDADES TERAPÉUTICAS REHUMANIZA-
DORAS
E C T
L C T R -
:
Proyecto Hombre: psicoterapias
O C T
SINOPSIS 12
13. HISTORIA, REHUMANIZACIÓN Y PORVENIR
D R
I -
I .
SINOPSIS 13
80
En la Universidad de Filadelfia, el 28 de marzo de 1980, por invitación del pro-
fesor Joseph Wolpe. También figura como Prólogo en la edición española de La idea
psicológica del hombre (Rialp, Madrid, 1999, 6ª ed.) pp. 15-39.
P -
-
SINOPSIS 11
Hemos visto:
Que si hablamos de des-humanización o de-construcción de las
personas adictas tenemos que hablar de re-humanización o de
re-construcción de las personas que abandonan su adicción.
Que la dinámica de la rehumanización de la persona adicta no
radica en el autocontrol sino en la autoaceptación como perso-
na.
Que rehumanizar es una tarea educativa clásica que consiste en
sacar a la luz lo mejor de cada persona, eso que está encubierto
y que a veces se piensa que ni existe.
Que el terapeuta que la sociedad actual demanda es un terapeu-
ta con un claro perfil rehumanizador de las personas y no sólo
rehabilitador.
81
Martien Kooyman recoge esta definición de la obra de D.H. Kerr (1986): The
Therapeutic Community: A codified Concept for Training and upgrading Staffmem-
bers working in a Residential Setting.
83
En el libro Escuela de Rehumanización (Cañas 2014, 46-131) puede verse una ex-
tensa exposición de este Programa Base y su fundamentación.
85
Además de V. Frankl, Noblejas remite a otros teóricos que aplican la logotera-
pia a los problemas de adicciones, concretamente Fabry, Bulka y Sahakian, 1979;
Roberts, 1980; Lukas, 1983; Dielnet, 1984; Froggio, 1990; Walters, 1993.
86
La senda de Chuang-Tzu, «La alegría de los peces» (Apud, Saldanha 1993, 5).