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BIOGRAFÍA
Algunas de sus mejores obras para piano son de ésta época, como
su sexto Nocturno, su quinta Barcarola o el magistral Tema y
variaciones.
Ambroise Thomas, el hasta entonces director del Conservatorio de
París, fallece el 12 de febrero de 1896. Jules Massenet aspira a
conseguir ese puesto, pero será Dubois quien lo logrará. Massenet
decide dimitir por lo que él considera un atropello.
Este embrollo acabará beneficiando a Fauré. El puesto de Massenet
ha quedado vacío y se piensa en Fauré para ocuparlo. Por otra
parte, es nombrado organista titular de la Madeleine.
La actividad que Fauré, a partir de entonces, realizará como
profesor de composición se considera trascendental para entender
la evolución de la música francesa. George Enesco, Nadia
Boulanger, Roger Ducasse y otros tantos pasarán por sus aulas. E
incluso para otros que no lo hicieron como Honegger, Dukas o
Albéniz reconocen su influencia.
Fauré continuará compartiendo su labor de profesor con la de
compositor. Una de estas obras, Peleas y Melisande, se convierte
en una obra cumbre. Fauré se trasladará a Londres para dirigirla en
1898.
Seguirá componiendo obras pianísticas: Barcarolas y Nocturnos y
en el año 1900 estrenará Prometeo sobre el drama de Lorrain y
Hérold. Su música parece volverse más indefinida, modulante. Su
estilo se acerca más al modernismo.
En 1903 estrenará sus Piezas breves, op.84 y colabora en el diario
Le fígaro como crítico musical. También, durante su viaje a Suiza en
verano escribirá su Quinteto para piano, op.89.
Desgraciadamente, en este mismo año le diagnostican una
enfermedad en el oído, hecho que le marcará hasta el final de sus
días.
En 1905 Ravel es rechazado para el Premio de Roma. El escándalo
vino porque era la cuarta vez que se presentaba y en esta última
prueba había sido eliminado en las pruebas previas. Éste hecho
llegó a la prensa y provocó la dimisión de Dubois como director del
Conservatorio. El cargo sería ocupado por Fauré con asombro e
indignación de unos y otros.
Esta nueva etapa de Fauré al frente del Conservatorio supondría un
cambio radical en cuanto a la manera de gestionarlo. Otorgó un
aire nuevo a la tradicional institución de Dubois. Entre otras
medidas, invitó a Debussy, Vicent d’indy o Albéniz. A éste le uniría
una gran amistad que lo llevó en 1908 a ir a Barcelona para asistir a
los tres conciertos que su amigo había organizado para difundir su
obra. Fue en esta ciudad española donde se enteró de su
nombramiento como miembro de la Academia de Bellas Artes de
París. Allí Mompou quedará influenciado por el francés al
escucharlo al piano.
Entre 1907 y 1913 Fauré se centra en la creación de una ópera:
“Penélope”. Fue la cantante Lucienne Breval quien le propuso la
idea y el hecho de que la historia tratara sobre Ulises y Penélope, él
que era un gran amante del mundo clásico, le convenció de
sobremanera. El encargado de escribir el libreto fue Rene Fauchois
en el cual Fauré trabajó de manera incansable durante seis años.
Fue estrenada el 4 de marzo de 1913 en Montecarlo donde fue
gratamente recibida por el público.
Mientras, en 1909 un grupo de compositores provenientes de la
“Société Nationale de Musique” formaron un nuevo grupo: la
“Société Musicale Indépendante” de la cual Fauré acepta su
presidencia.
Y un año más tarde, en 1910 estrenaría su ciclo de canciones bajo el
nombre de La chanson d’Eve sobre poemas del belga Charles van
Lerbergue con la cantante Jeanne Raunay a la que estaba dedicado.
La pérdida de oído que le acusa no interfiere en absoluto en sus
labores de compositor, aunque trabaja, según sus palabras “como
si tuviera que abrir, en cada obra, una pesada puerta”.
Escribe pues sus Barcarolas, Nueve Preludios, los Nocturnos y el
Impromptu Op.102.
En 1914 llega la fatídica Primera Guerra Mundial. Cuando estalla,
Fauré se encuentra intentando encontrar cura para su sordera, que
cada día se vuelve más acuciante. En París continúa ejerciendo su
labor como director del Conservatorio angustiado por su hijo, que
se encuentra en el frente. De esta época surgen la Segunda Sonata
para violín y piano, la Primera Sonata para violoncello, la Fantasía
para piano y orquesta, Nocturno en mi menor 0p. 107, la Barcarola
Op.106 y el ciclo de canciones Jardín clos.
Su sordera va en aumento, así, en 1920 el ministerio solicita la
inadmisión de Fauré, y éste, con mucho dolor no puede hacer otra
cosa que renegar de su cargo. Como recompensa por sus tantos
años dedicado al Conservatorio se le concede la Placa Oficial de la
Legión de Honor. Pero Fauré espera una remuneración, un sueldo
con el que pasar sus últimos años de vida como agradecimiento a
sus 28 años de colaboración con el Conservatorio. Pero ésta no
llegaría.
Ahora ya puede dedicarse plenamente a la composición. Y así, un
año más tarde, estrena Masques et Bergamasques además de sus
últimas obras pianísticas: la Segunda Sonata para violoncello y
piano, el Segundo Quinteto de piano, la Barcarola en Do Mayor, el
Canto funerario en el que conmemora los cien años de la muerte
de Napoleón, su último ciclo de cuatro canciones titulado L’Horízon
chimérique y el Trío Op. 120. En el Nocturno en Si m, Op. 119, obra
maestra del francés por el uso delicado y refinado que hace de la
armonía, Fauré refleja su tristeza y resignación. A sus 76 años se
encuentra solo, sordo y prácticamente pobre.
En 1922, uno de sus buenos amigos organiza en la Sorbona un
homenaje nacional para aliviar los bolsillos de Fauré que resultó ser
un éxito. Acudieron figuras clave de la política, de la música y las
artes francesas.
En 1923, decide mudarse a Annecy-le-Vieux. Necesitaba encontrar
algo de paz y sus fuerzas empezaban a decaer. Allí escribiría su
última composición: un Cuarteto de cuerda. Su salud empeora;
padece arteriosclerosis, bronquitis y enfisema.
Un año más tarde se encuentra en cama a causa de una neumonía
doble. Su amiga, Marguerite Hasselmans escribe su testamento. El
18 de octubre se le traslada a París en tren con la compañía de su
hijo. Pero el cuerpo fatigado y abatido del francés respira su último
en la madrugada del 3 noviembre. Sus amigos se encargaron de
que le fueran concedidas honras fúnebres nacionales.
Gabriel Fauré fue enterrado en el cementerio de Passy cerca de su
amigo Messager y no muy lejos de Debussy.
Las composiciones de Fauré a diferencia con las de Richard Wagner
y sus seguidores poseían un sonido más discreto y emotivo. No se
dejó llevar por las críticas y por ello pudo componer una Balada
para piano y orquesta (1881), la suite Peleas y Melis Estrella Ortín
Martínez.
Colaboraciones
AGRUPACIÓN MUSICAL “LA ESTRELLA” DE Jaenandra (1889), un
requiem (1887), los ciclos de canciones La bonne chanson con
textos de Paul Verlaine (1891-1892), L’horizon chimérique (1922) y
la ópera Penélope (1913). Escribió además numerosas obras para
piano y música de cámara.