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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

García Suárez, Carlos Iván


LA PEDAGOGÍA DEL CUERPO COMO BASTIÓN DEL GÉNERO
Nómadas (Col), núm. 14, abril, 2001, pp. 124-139
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105115268011

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LA PEDAGOGÍA DEL
CUERPO COMO BASTIÓN
DEL GÉNERO 1

Carlos Iván García Suárez*

La educación física es uno de los escenarios escogidos Physical education is one of the settings studied in
por el proyecto de investigación Arco Iris, adelantado des- Rainbow, a research project carried out since 1998 by
de septiembre de 1998 por la línea de Género y Cultura the Gender and Culture Research Program of the DIUC.
del DIUC, para analizar las relaciones de género en la This project analyzes both gender relationships at school
escuela, y los dispositivos ideológicos, interaccionales, pe- and the ideological, interactional, pedagogical and
dagógicos y de subjetivación que les sirven de soporte. Por subjectivazing devices that support them. Because of space
razones de espacio, este artículo ilustra apenas algunos de constrains, this article illustrates only a few of such devices,
tales dispositivos que en el proyecto se organizan en com- which, in the project, are organized in complex structures
plejas estructuras de codificación, escritura analítica y of codification, analytical writing, and theorization.
teorización. No obstante, los ejemplos y nociones que pre- However, the examples and notions that we present allows
sentamos nos permiten evidenciar por qué la educación us to evidence the reason why physical education can be
física puede ser considerada, dentro de la cultura local de considered, within local school culture, as a significant
la escuela, como bastión significativo de las estructuras de bastion of the gender structures that are socially ruled.
género pautadas socialmente.

* Periodista y Licenciado en Filología e Idiomas. Investigador de la Línea de Género y


Cultura del DIUC. E-mail: carlosivan@tutopia.com

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La educación física componen la muestra teórica del Si a esto le unimos la carencia
como escenario proyecto: estrato (bajo, medio y del recurso docente en un colegio
alto), orientación (clásico y téc- público de estrato medio ¡durante
El proceso analítico de codifi- nico, comercial o diversificado), los cuatro primeros meses del año!,
cación y de elaboración de comen- administración (oficial y privado), tiempo en el que se permitió que
tarios de material de campo del modalidad (femenino, masculino el estudiantado repasara otras ma-
proyecto Arco Iris: una mirada y mixto) y momentos del ciclo vi- terias o que simplemente saliera a
transformadora a las relaciones de gé- tal (grados tercero, séptimo y jugar, se perfila ya una distinción
nero en la escuela (145 diarios entre once). necesaria: el menor valor que se ha
478 recogidos en un banco de da- dado socialmente y, hay que reco-
tos etnográfico, es decir el 30%), a No obstante, la submuestra de nocerlo, también al interior de la
través del NUD*IST2 , permitió la clases en las instituciones de estra- institución escolar, al área de la edu-
construcción de un árbol de rela- to bajo (6, frente a 16 de estrato cación física, por contraste con
cionamiento de los nodos (catego- alto y 16 de medio, entre las ob- otras áreas “duras” del conocimien-
rías) emergentes, que dio lugar, a servadas; y 3, frente a 9 y 6, res- to, se exacerba a medida que dis-
su vez, a un paradigma teórico de pectivamente, entre las analizadas), minuye el estrato, claramente en
tres grandes niveles: primero, el fue menor porque la ocurrencia de relación con la existencia o no de
ordenamiento estructural, entendi- las mismas era apenas eventual en instalaciones y equipamientos ade-
do como el conjunto de condicio- dos escuelas de tipo comunitario cuados y difusamente en relación
nantes culturales e institucionales que formaban parte de la muestra; con el tipo de mentalidad de sopor-
que configuran el marco de la la lluvia impedía con frecuencia su te por parte de los grupos directi-
cotidianidad de la escuela; segun- desarrollo en una escuela del Dis- vos o docentes -la investigación no
do, acción e interacción en la es- trito, en razón de la inexistencia indagó al respecto-. Digámoslo de
cuela, que da cuenta del amplio de lugares cerrados para su prácti- esta manera: no es posible imagi-
espectro de los intercambios so- ca; y en una escuela nacional faltó nar la inexistencia de clases de edu-
ciales que se dan allí; y tercero, durante un tiempo el recurso do- cación física o su comienzo en el
construcción del self, que refiere cente necesario. En una escuela cuarto mes del año lectivo en las
los procesos de subjetivación privada, entre tanto, ni siquiera se instituciones de estrato alto y en
generizada que van tomando podría celebrar debido a que las ninguno de los tres estratos habría
forma en la cultura local de la instalaciones simplemente no con- permisividad para que eso mismo
escuela. taban con un lugar para ello. pasara en un área “dura” como la
matemática. Los padres de familia
En ese total, protestarían con
38 diarios co- toda seguridad.
rresponden a la
observación en En opinión de
profundidad de las Scraton (1995:
clases de educa- 14), la “categoría
ción física y de académica infe-
ellos se analizaron rior” que ha segui-
19 (50%), después do manteniendo
de la lectura de la educación físi-
todo el conjunto, ca frente a otras
procurando que áreas, se explica
en tal submuestra por la considera-
hubiera una re- ción de que care-
presentación equi- ce de “relaciones
librada de todas evidentes o signi-
las variables que ficativas con el fu-

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turo mundo laboral o la división del que construyen tal tendencia, las mo con el mundo socioeconómico
trabajo” y ello se ha expandido in- diferencias en la performance de de las familias, el cual se traduce
cluso a la investigación internacio- tales dispositivos que resultan o no no sólo en la posibilidad o no de
nal sobre las relaciones de género del juego del cruce de variables adquirir los uniformes, demanda
en la escuela, en la cual esta área tratadas en el estudio y la consi- fundamental en las clases que ana-
ha obtenido una cobertura muy deración de la escuela no sólo lizaremos luego, sino en la corres-
menor. No obstante, vamos aquí a como un ámbito de reproducción pondencia o no entre edades
sostener la tesis de que la educa- de las subjetividades pautadas cronológicas y grados, según la ten-
ción física, en cuanto pedagogía culturalmente, sino también de dencia general. Dicho de manera
que tiene como objeto directo al resistencia. Para ello nos valdre- ilustrativa: por razones de demoras
cuerpo, es un bastión pedagógico mos de los tres niveles del para- en el ingreso al sistema educativo,
sin igual del género. Afirmemos ini- digma analítico. de repetición de cursos o de des-
cialmente lo obvio, lo evidente en vinculaciones temporales en las ins-
la literatura sobre el tema: la edu- tituciones de estrato bajo, aparecen
cación física parte de concepciones El ordenamiento en las clases niños y niñas de eda-
diferenciales de cuerpo y de desem- estructural des tardías, lo cual puede conver-
peño de hombres y mujeres, y or- tirse en un factor desmotivador del
ganiza sus métodos pedagógicos y Entre variados nodos que cons- desempeño físico, como ocurre en
sus didácticas para reproducir y vi- tituyen el ordenamiento estructu- una clase de tercero de primaria de
gilar en el cuerpo los imaginarios ral hay dos que se revelan como una escuela comunitaria en el
de lo que socialmente es “propio” significativos en las clases de edu- suroriente de Bogotá:
de la masculinidad y la feminidad. cación física: los factores socio-
económicos y los imaginarios de El profesor dijo “ahora las ni-
Dijimos lo obvio, lo predecible, género. Respecto de los primeros, ñas van a hacer como ranas”
pues lo interesante es problematizar a las consideraciones que ya se es- (la distancia a recorrer era la
tal afirmación sometiéndola a un bozaron párrafos atrás debemos misma que la de los niños); las
juego de tensiones con otros aspec- adicionarles otras: tales factores niñas se rieron y se miraron
tos componentes del proyecto: los evidencian su importancia tanto en entre sí (a mi modo de ver, es-
dispositivos ideológicos, pedagógi- relación con los espacios y recur- pecialmente a las niñas más
cos e interaccionales específicos sos propios de las instituciones co- grandes que tienen entre doce

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y quince años, les daba pena man. “Hay también en ello te por los docentes o mediante el
hacer el ejercicio).3 cierto machismo”, opina el establecimiento de coaliciones de
profesor, quien complemen- género con sus propios estudiantes,
En relación con los imaginarios ta su afirmación con el co- lo cual puede evidenciar un clima
de género, partimos del plantea- mentario de que “estos institucional discriminatorio:
miento de Shotter en el sentido de muchachos hablan mal de las
que el imaginario puede entender- mujeres, de sus novias, y yo Llegamos sobre las dos y cuar-
se como la acción y el producto varias veces les he hablado to y en la entrada coinciden
de las acciones humanas de hablar sobre eso” (colegio masculi- con nosotros varios mucha-
y analizar “cosas que sólo existen no de estrato alto). chos que también están ha-
en nuestra conversación” y coor- ciendo su arribo. El profesor
dinar “nuestras acciones con los La objetivación de la mujer los increpa: “¿Qué son esas
demás en esos términos” (1989: como sirviente y cuidadora del hom- horas de llegar? Parecen vie-
139); las identidades pertenecen a bre, que se legitima en el seno de la jas” (...)¿Y qué fue, que las
tal especie de “cosas”. Los imagi- familia, refuerza una idea discri- niñas se estaban acicalando,
narios son los ladrillos de un siste- minatoria de la mujer que puede ex- que no encontraron a tiem-
ma de comunicación, que resulta pandirse al conjunto de relaciones po el maquillaje, o qué?”.
fundamental para los fines de la con las mujeres, como el docente Todos se ríen (colegio mas-
conducción y el mantenimiento de parece advertirlo. En la misma vía, culino de estrato alto).
un orden social práctico, que pue- surge una conversación espontánea
de llegar a configurar una cárcel. entre la observadora de campo y al- “A ver, ¿qué pasa? Dejen ese
El imaginario es un modo conver- gunas niñas, la cual demuestra la na- comadreo por favor, que el
sacional que nos encierra. turalización del oficio doméstico trabajo es individual, pare-
como una responsabilidad femenina cen puras Catalina Daniels”
Las imágenes sobre hombres y y una demanda o presión de su me- (el profesor se dirige con voz
mujeres que circulan como tópicos dio familiar frente al mismo: fuerte a un grupo de cuatro
conversacionales en las clases de chicas que están en fila hom-
educación física, demuestran una Cindy4 me preguntó: “¿a us- bro a hombro y suben sin-
alta parametrización del género y ted le gusta hacer oficio en la cronizadamente el escalón).
se refieren en ocasiones a la cultu- casa?”. Yo le dije que no mu- Un chico, al escuchar este
ra familiar o social de los niños. Por cho y me dijo: “a mí sí me gus- comentario del profesor,
ejemplo, sorprende a un profesor ta, me encanta”; otras tres agrega: “parecen puras pro-
que los muchachos niñas dijeron que a ellas tam- fesoras”, el profesor le sonríe
bién les gustaba. Les pregunté y le celebra su apreciación
“están acostumbrados a que entonces: “¿qué les gusta ha- “muy bien por la anotación”
todo les hagan, son poco au- cer?”. Cindy me contestó: “ba- (colegio mixto de estrato
tónomos” y relata que, algu- rrer, tender camas, cocinar casi medio).
nas veces, cuando los ha no me gusta”; Patricia la inte-
criticado por no llevar rrumpió: “a mí tampoco, pero Finalmente, los imaginarios se
pantaloneta o por llevarla su- lo que menos me gusta es cuan- refieren en otras ocasiones precisa-
cia, la respuesta más común do vienen de visita y llenan la mente al desempeño en la educa-
es que “la muchacha no me casa de barro”; luego comen- ción física según género:
la lavó”. Él les ha insistido zaron a hablar entre ellas sobre
que su presentación para la lo molesto que era que las visi- “¡Dele como un varón, no se
clase es responsabilidad ex- tas les ensuciaran la casa (es- la deje quitar, con fuerza!”,
clusiva de ellos y que, si es el cuela mixta de estrato bajo). dice uno de los chicos que
caso, ellos mismos tienen que corre de espaldas en la can-
lavar y planchar sus cosas, En otros momentos, los imagi- cha” (colegio mixto de estra-
pero no es fácil que lo asu- narios son legitimados directamen- to medio).

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De fondo, lo que vidad socioemo-
opera es una invisi- cional segregatoria
bilización del proce- y roles interaccio-
so cultural de la nales desiguales.
encarnación del gé-
nero, la cual incluye
los “movimientos no Orden moral
simbólicos que nor-
malmente ubicamos El orden moral se
en los territorios de configura a partir de
la fisiología, la natu- una serie de reglas
raleza y el instinto” tácitas o explícitas
(García, 1999: 238). que se actualizan en
El velo se posa sobre la interacción. Una
el hecho de que de las más significa-
“nuestra dicotomía tivas es la referida al
hombre/mujer es, más que una rea- por encima de los niños. Sin uso del espacio: en la cultura local
lidad biológica, una realidad sim- embargo, afirmó que ella no de la escuela los espacios abiertos
bólica o cultural” (Lamas, 1994: sabe muy bien cómo mane- parecen ser propiedad de los varo-
10). Pero ello no corresponde tan jar esos estereotipos y cómo nes, regla que causa variadas formas
solo a los juegos conversacionales responder a esas cosas para de segregación que se expondrán
entre estudiantes, sino a todo un no crear más diferencias, ni más adelante; por ahora miremos
ejercicio de atribución y, en forma zanjar tratos diferentes por ese cuando opera de manera tácita:
correspondiente, al trato pedagógi- mismo rendimiento (colegio
co del profesorado al estudiantado, mixto de estrato alto). Cada vez que el balón de los
que explicitaremos más adelante. chicos se va al tablero don-
En ese sentido, resultan contunden- de están jugando las chicas,
tes las reflexiones de una maestra: Acción e interacción en ellas detienen su juego para
la escuela esperar a que pase la jugada
La profesora dijo que en las de ellos. Los diez están en la
clases simplemente asumía Un panorama de los variados mitad donde ellas juegan,
que había cosas que las niñas dispositivos interaccionales y pe- uno de ellos pasa empujan-
hacían más lento y con me- dagógicos que se hallaron en las do a una chica y diciendo
nos fuerza que los niños y que clases observadas, que obviamen- “cuidado, niña”; ella le gri-
físicamente era así y que por te tienen como correlato el ta: “¡Uy!, tenga más cuida-
eso ella tenía algunos están- ordenamiento estructural ya re- do, ¿sí?”. Cuando ellos se
dares para niñas y algunos ferido, nos hace postular la mueven en la mitad sur de
estándares para niños. Dijo siguiente proposición: la educa- la cancha, tres de ellas se
que generalmente, en los ción física se organiza a partir de inmovilizan, otra se retira
estándares para niñas, los un orden moral promasculino unos pasos mientras ellos ter-
tiempos que les pide cuando que se corresponde con disposi- minan la jugada (colegio
corren o los metros que les tivos de poder vigilantes en el mixto de estrato medio).
pide en lanzamiento o en sal- cuerpo de la pervivencia de los
to largo, casi siempre son in- patrones sociales de género, un O cuando se reconoce explíci-
feriores a los de los niños. tono rudo y competitivo en la tamente a modo de denuncia:
Pero cuando hacen gimnasia interacción, una participación
como dar botes o aeróbicos académica con formas diferencia- Luego, comenzamos a hablar
o juegan voleibol siempre sus les por sexo de valoración y acerca de lo que ella hace en
estándares de las niñas están retroalimentación, una recepti- el recreo. Me contó que el

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colegio tiene dispuestos tur- pata!” (colegio mixto de estrato partido juntos les pregunté
nos para poder jugar con ba- bajo). por su equipo femenino de
lones en los recreos. En otras banquitas. Inmediatamente
palabras, dado que el espacio No sólo por parte de varones, una de las chicas que estaba
del patio es tan pequeño, cada sino de algunas mujeres que mues- parada mirando el partido
curso tiene un día en el que tran una actitud refractaria a la prác- dijo: “¡Uy!, ¿cómo se te ocu-
puede llevar un balón para tica del fútbol por su supuesta rre? Miren esas boletas, ahí
jugar. Según me contó, en su amenaza a la feminidad: pateando un balón y luchan-
curso generalmente el que lle- do entre ellas; muchas bastas.
va el balón es un niño, pero Cuando me encontré con el ¿Qué tal nosotras en esas?
él juega con sus compañeros grupo de estudiantes de once Nosotras sí somos delicadas,
y no las deja jugar a ellas (cole- seis y comenzamos a ver el no como esas guaras”.
gio mixto de estrato medio).

Dispositivos de poder

Respecto de los dispositivos que


vigilan el mantenimiento de la ads-
cripción del cuerpo a los patrones
de género culturales, concordamos
con Nightingale (1999), quien des-
taca el esfuerzo socioconstruccio-
nista por socavar el poder del
cuerpo como objeto y fuente de sig-
nificado y, en vez de ello, demos-
trar los modos en los que el cuerpo
es construido dentro de prácticas de
disciplinamiento particulares y re-
des de poder institucional. El co-
nocimiento del cuerpo es el
conocimiento de los dispositivos de
poder que lo construyen y en qué
modos. Aquí aparecen como dis-
positivos de poder los marcadores
de género, definidos como los lí-
mites impuestos verbal o simbó-
licamente al comportamiento
“adecuado” para un género especí-
fico. Así, se registran reacciones de
sorpresa por acciones corporales
que no están pautadas cultural-
mente para las mujeres:

Había 6 niños y 7 niñas jugando


el partido de fútbol (...) a Renzo, un
niño de unos nueve años, le dieron
una patada en la canilla y dijo: “¡uy
no, es que estas niñas dan mucha

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Después de unos minutos, la nes acaban de realizar una carrera las que se dirigen precisamente a sus
misma chica le dice a una de de “salto de rana”, dirigen sus bur- cuerpos o que tienen una cierta
sus compañeras: “¿Cierto que las a las niñas por la misma activi- carga sexual:
las niñas del curso sí somos de- dad, de lo que se colige que no es
licadas? ¡Nosotras qué nos va- la actividad necesariamente lo que Una de las chicas responde a la
mos a poner en esas! Mírenlas se discrimina sino el género de invitación que el profesor ha
ahí todas marimachas, ¿qué quien la realiza: hecho para que jueguen con
tal?”. La otra chica le respon- algunos colegas suyos: “profe,
dió: “¡Uy sí, qué tal!, en el Los niños que estaban al otro lo que pasa es que ese señor es
curso a ninguna le gusta jugar lado comenzaron a gritarles a las muy rudo, mete el brazo muy
como hombres, nosotras somos niñas: “¡sapas, sapas, oiga ranas, duro”. Al escuchar esto un gru-
señoritas. ¡Qué boleta esas vie- ranas, ranas!”, mientras se reían. po de chicos se burla diciendo:
jas! mojándose y todo” (cole- “¡Ay!, ya lo conoce. ¡Ay!, es
gio mixto de estrato medio). De otro lado, el ingreso de las duro, ¡ay!” (colegio mixto de
mujeres a la práctica del fútbol se estrato medio).
Tales marcadores se comple- ha convertido en algunas institu-
mentan con formas de atribución de ciones en un circo de asistencia Mientras tanto, el peor descré-
los docentes que quizás se basen en masiva: dito que pueden recibir los varones
una idea de minusvaloración feme- es su asociación con lo femenino,
nina: Les pregunto la razón por la que sea por parte de un docente:
hay tanta gente amontonada en
Me quedé mirando la forma este lugar. Uno de los chicos me El alumno que no pudo hacer
como estaban tomando im- responde que están jugando un educación física por su accidente
pulso y me pareció raro, por- partido de mujeres: “Lo que en una pierna, se puso a bro-
que siempre había visto que pasa es que hoy juegan las vie- mear con un balón y motivó la
se daban dos pasos para esto; jas de uno de los décimos contra risa del grupo. El profesor le lla-
me acerqué al profesor y le las de once tres y verlas jugar es mó la atención y le ofreció una
pregunté si estaba equivoca- muy bacano porque no dan ni muñeca para que jugara. El
da y me dijo: “Sí, tienes una” (...).Una de las chicas de alumno le sonrió de frente y le
razón; el salto completo co- verde hace un pase a la compa- hizo roscas por la espalda (co-
mienza con la pierna derecha, ñera que corre detrás de ella pero legio mixto de estrato medio).
sigue izquierda, salta y pega; esta ni siquiera toca el balón al
el problema es que yo no les tratar de patearlo. Se escuchan O entre los propios estudiantes:
puedo pedir todo de una, risas y chiflidos (...).Uno de los
porque se me confunden”. Le chicos grita a la chica que lleva El profesor saluda y dice en voz
dije: “No puedo creerlo, si el balón: “¡Gorda, pásela! Rá- alta para sus estudiantes muje-
ese movimiento es super- pido que se la van a quitar... ¿Si res: “a ver, mujeres basquet-
sencillo.” Me dijo: “¿no me vio?, se lo dije, por bruta”. Otro bolistas” (motivando a alguna
crees? Es en serio, yo ya lo he de ellos le comenta a sus ami- de las chicas para que salga a
intentado y la única forma en gos: “¡Uy!, miren esa tetona, jugar). Al oír este llamado los
la que me ha funcionado es cómo se le mueven, no hay na- chicos corean el apellido de uno
esta; ellas no pueden de otra die que se le meta a ese tanque... de sus compañeros “¡Rodrí-
manera (colegio femenino de Mire cómo se las lleva por de- guez! ¡Rodríguez!”, mientras se
estrato alto). lante”. Con estos comentarios ríen de él (colegio mixto de es-
se ríen todos (colegio mixto de trato medio).
Otro dispositivo altamente efi- estrato medio).
caz es la burla. En el curso tercero Tal estigmatización debilita la
de un colegio mixto de estrato Esto demuestra que las niñas posibilidad de la integración inter-
bajo, por ejemplo, los niños, quie- son, con frecuencia, objeto de bur- géneros en las actividades:

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El profesor les dijo: “cada corporal o verbal, parece esceni- necieron en la escalera. Cerca de
uno va a escoger una com- ficarse como ritual masculino mí estaba una chica con una ro-
pañera”; los niños y niñas se colectivo: dilla maltratada, ella gritó dicien-
rieron (algo nerviosos/as); do: “¡Pilas! No sean guaches que
algunos(as) se tapaban el ros- Simultáneamente se escuchan me cayeron encima de la pier-
tro. El profesor tomó de la gritos de gol y los chicos de las na... Cuidado, no jodan más”.
mano a dos niños y los sentó graderías saltan a la cancha a Un chico y yo le ayudamos a le-
en la fila de las niñas para celebrar la anotación. Unos vantarse y a que no le cayera más
equiparar los dos grupos; los patean el agua de los charcos peso encima (colegio mixto de
niños comenzaron a gritarles: para mojar a sus compañeros, estrato medio). González se re-
“Niñas, niñas, niñas”; el pro- otros tantos se pegan patadas tira súbitamente del grupo, con
fesor les indicó hacer silencio. entre sí, todos riendo y gritan- la cara roja y los ojos aguados.
Mientras esto ocurría, un do. Esta fiesta del gol se aseme- Ante la pregunta de qué pasó,
niño agachado (de manera ja al baile que se hace con la atina a decir en medio de sollo-
sigilosa) se cambió de pues- música que denominan ‘pesa- zos que uno de sus compañe-
to y se hizo al final de la fila da’, los unos arremeten contra ros, a quien señala, “me está
(con el objetivo de no hacer- los otros empujándose y pegán- empujando y molestando todo el
se con una niña sino con un dose patadas y puños, siempre tiempo, y me dice hijueputa”
niño) (colegio mixto de es- riendo y con aparente actitud (colegio masculino de estrato
trato bajo). amistosa (colegio mixto de es- alto, curso tercero).
trato medio).Pero a menudo
hay afectaciones individuales Y hay una queja permanente
de las niñas sobre la agresión mas-
Tono que se ponen en evidencia:
culina, aunque ellas “responden”
Cuando metieron el segundo gol cada vez con mayor frecuencia, lo
En relación con el tono
otros de los chicos de adelante que que hace pensar que es la lógica
interaccional que se presenta en las
se bajaron de las escaleras a la “masculina” en las relaciones la que
clases, este presenta dos caracterís-
cancha tomaron impulso y se vi- termina imponiéndose tanto a hom-
ticas esenciales: rudeza y compe-
nieron encima de los que perma- bres como a mujeres:
titividad. La rudeza, que puede ser

NÓMADAS 131
En un momento dado les pre- pleno conocimiento público Observo particularmente a una
gunté cómo se llevaban con los de ello: de las chicas, quien es la que
hombres del curso. Una de las manda la parada en este juego;
niñas me respondió: “Son unos El profesor contó y todos los ella salta de primera y va mos-
guaches, le pegan a uno” Yo les niños salieron saltando hacía trando paso a paso cada uno
pregunté: “¿Y ustedes no les el arbusto; los primeros que de los movimientos que se
pegan a ellos?” Comenzaron a llegaron comenzaron a gritar: deben seguir para terminar
reírse nerviosamente y contes- “¡ganamos, ganamos, oiga les adecuadamente la acción.
taron que no. Sin embargo una ganamos!”, les decían a los Simultáneamente, ella va repi-
de ellas dijo riéndose: “Yo sí. Yo niños que habían llegado des- tiendo en voz alta una serie de
no me voy a dejar, yo les pego” pués (colegio mixto, de es- frases que dirigen los movimien-
(...). En un momento dado trato bajo). tos del cuerpo y la relación con
una niña y un niño que esta- el caucho; estas palabras son
ban cerca, comenzaron a pe- Las niñas prefieren en muchas pronunciadas al mismo ritmo
lear [¿jugar?]; se decían insultos ocasiones actividades que no impli- del movimiento, ella lo hace de
entre sí. Por ejemplo él le decía can competencia, sino coordina- manera veloz (colegio mixto de
a ella: “Usted es una gorda ción colectiva e incluso el ejercicio estrato medio).
marrana”. Ella le respondía de una pedagogía entre ellas:
con insultos parecidos y se em- Tales diferencias concuerdan
pujaban entre sí (colegio mixto En este juego el caucho es tem- con el análisis que Baudelot y
de estrato medio).La compe- plado por las piernas de dos chi- Establet (1992: 227)5 , han hecho
titividad, que requiere de una cas, una en cada extremo, del deporte como uno de los com-
dosis de rudeza, parece ser abren las piernas unos centíme- ponentes de la cultura moderna de
uno de los factores que ex- tros para que dentro del cau- la competencia que congrega a los
plica la participación diferen- cho quede una pequeña área. hombres de todas las clases sociales.
cial de hombres y mujeres en Estas dos chicas se paran fren- Ellos afirman que “las mujeres, en
actividades físicas y deportes. te a frente a un metro y medio cambio, sólo se interesan por el de-
Para los varones, no basta de distancia, mientras que las porte cuando está desprovisto de sus
con destacarse o triunfar, sino otras hacen una fila para saltar ingredientes competitivos: prefieren
que es necesario que haya sobre el caucho por turnos. el entrenamiento a la competencia”.

132 NÓMADAS
Participación observaciones que hacía eran niñas y 14 niños (colegio
académica “bien” o “mal”, o “péguele mixto de estrato bajo).
duro” o “niña, péguele” o
En relación con las acciones de “muy bien, Pablo” (colegio A la ejecución por aparte de
los y las docentes con miras a desa- mixto de estrato alto). una actividad igual, como en el caso
rrollar la tarea académica principal, de la carrera de salto de rana pre-
en los grupos mixtos se suele poner En este ejemplo, la docente le- sentada atrás, o a la dedicación a
gitima el ejemplo masculino, aun- actividades diversas durante la cla-
a los chicos como ejemplo en la eje-
cución de ciertas actividades: que de hecho las niñas habían se, que normalmente da paso a un
hecho una mejor ejecución inicial, predominio espacial masculino, que
De las nueve niñas que ha- que ella no comenta, pero más allá en ocasiones implica algo más que
bía en la clase, cinco hicie- de eso las formas diferenciales de una cohonestación docente:
ron el ejercicio de una y los nominalización (“niña...” vs. el
niños se demoraron un poco nombre propio de los muchachos), El profesor se percata que las
más. Cuando Carol los llamó que establecen una mayor distan- chicas están organizadas jugan-
para que fueran a la colcho- cia, como de retroalimentación es- do con los cauchos y ocupando
neta varios de los niños tablecen una jerarquización la cancha de banquitas “¡miren
seguían caminando e inten- manifiesta. La única ocasión en la damitas! ¿Hoy quieren jugar
tando dar la vuelta. Las ni- que se ofrece una retroalimentación micro con los hombres, quieren
ñas no hicieron esto (...). positiva evidente a una chica, la echarse un partidito?”. Ante
Cuando llegaron a la colcho- relativiza inmediatamente con una esta proposición del profesor las
neta, hicieron una fila. Tenían crítica a su apariencia como si se se chicas contestan con una ne-
que correr, brincar en el le dificultara ostensiblemente reco- gación rotunda “No, ¿qué tal?
trampolín y dar la media nocer los logros femeninos. Está loco”, el profesor agrega en
vuelta en el aire antes de caer voz alta “fíjense, ustedes mismas
en la colchoneta. Carol les practicando el machismo, uste-
hizo la mímica y luego pidió Receptividad des son las que se excluyen.
a uno de los niños que mos- Entonces, váyanse para abajo
trara cómo hacerlo (...). A La receptividad, definida que aquí van a jugar micro”.
los niños les decía: “bien, dele como el grado de atención y con- Uno de los chicos reafirma la
la vuelta”, “salte”, “gire”, “le- sideración de las necesidades posición del profesor mientras se
vántese”, “haga el bote” an- socioemocionales de los y las inter- ríe “sí, bájense, si no van a ju-
tes de saltar, y al final les actuantes, se caracteriza por la gar, no estorben” (colegio mix-
decía “bien” o “mal”. Una existencia de una segregación en- to de estrato medio).
vez tuvo una intervención tre los géneros, que ya ha sido es-
como “Camilo, deje el rela- bozada en varios fragmentos de los Y los chicos llegan al extremo
jo, haga las cosas bien”. A diarios de campo, particularmen- de reclamar en forma muy violenta
una de las niñas que saltó y te los relacionados con la regla del el espacio como si fuera su propie-
no daba la vuelta le dijo uso del espacio. Intentando discri- dad privada:
“niña, gire”. A casi todos los minar los numerosos ejemplos que
niños les dijo “eso”. A una presenta el material de campo, se Estaban jugando básquet algu-
niña le dijo “bien, Laura, puede afirmar que la segregación nas alumnas de séptimo, que con
muy bien, pero recógete el se dirige en ocasiones a la agrupa- seguridad aprovechaban unos mi-
cabello que no ves absoluta- ción simple por sexo: nutos sin la presencia de hombres.
mente nada” (...). Luego lla- Pero la dicha no duró tanto; al lle-
mó a grupos de niños y niñas Al llegar, el profesor había or- gar los jóvenes jugadores de 1002
para que siguieran jugando en ganizado a los niños(as) en al campo de juego, empezaron un
el muro intentando hacer dos filas, una de niños y otra verdadero e indiscriminado bom-
ejercicios de servicio. Las de niñas. En la clase había 10 bardeo hacia las jovencitas que se

NÓMADAS 133
tintas y segregadas que ya se han
expuesto, sino de actividades
tangenciales a las metas académi-
cas que las chicas deben desempe-
ñar, a la manera de scripts, lo que
permite no distraer a los protagonis-
tas masculinos:

En algún momento de la cla-


se se acercó una chica hasta
donde estaba el profesor y se
disculpó por no asistir a la
clase: “profesor, yo voy a es-
tar cuidando la puerta del
salón para que no se vaya a
perder nada; lo que pasa es
que se nos perdió el candado
y no tenemos con qué echar
llave”. El profesor entiende
hallaban en la cancha. El asunto era sión y la violencia. Para ella, es en las razones que argumenta la
sencillo: Despejar la cancha a toda el campo de juego donde un chica y la autoriza para que
costa. Con algunas pocas excepcio- preadolescente “obtiene los galones no trabaje en la clase de hoy
nes todos los varones lanzaron de macho. Es allí donde demuestra y cuide el salón (colegio mix-
taponazos, inicialmente a las pier- públicamente su indiferencia al to de estrato medio).
nas de algunas niñas y después a dolor, el dominio de su cuerpo, la
donde cayera (...). Cuando la cosa resistencia a los golpes, su volun- La naturalización de tal dinámi-
ya se estaba calentando de verdad, tad de ganar y de aplastar a los de- ca lleva incluso a un docente a lle-
los alumnos de 1002 alegaban que más” (1993: 156). Las actividades var las chicas al salón y convertirlas
era su clase de educación física y físicas prueban en últimas su aleja- en secretarias suyas, mientras los
que necesitaban la cancha (colegio miento de cualquier rasgo de femi- chicos pueden dedicarse al fútbol,
mixto de estrato bajo). nidad y a ello se puede deber que en una contraprestación por logros
los grupos y las instituciones termi- que requiere una discusión ética:
Este tipo de situaciones motiva nen inmiscuyéndose en prácticas de
la reflexión de una docente de len- segregación espacial, de subordina- Ahora el profesor explica la la-
guaje de la misma institución: ción, de desconocimiento, ya que bor para la que pide la colabo-
la integración coeducativa hace ración de todas las chicas: “Las
Me comenta que para las ni- difícil sacar a las niñas del todo. Si hice entrar acá con la intención
ñas es imposible jugar, porque el propósito profundo de la educa- de que me ayuden a llenar unas
la fuerza bruta las desplaza. ción física es la generización del planillas, de este curso y de
Se ríe. Dice que hay que ha- cuerpo masculino, las chicas tienen otros” (...). El profesor repar-
cer algo con ese “machismo un estatus de sujetos de recambio. te las planillas a todas las chi-
campante”. cas para que ellas las llenen con
los logros; a medida que el pro-
Al hacer un corto recorrido his- Roles fesor explica los conceptos de
tórico por los ritos de iniciación de cada logro, ellas lo van apun-
la masculinidad, Badinter enfatiza Esto parece confirmarse con los tando en la respectiva planilla.
precisamente la importancia de los roles diferentes que se juegan en “Figúrense que ustedes tienen
deportes colectivos como moti- muchas clases, no solo desde el pun- todos los logros buenos por pres-
vantes de la competencia, la agre- to de vista de las actividades dis- tarme su ayuda en estos mo-

134 NÓMADAS
mentos ¡Gracias por esta ayu- color (colegio masculino de versidad hace pensar que de fondo
da!”, dice el profesor emocio- estrato alto). lo que opera es una tecnología sig-
nado, mientras las chicas se nificativa de disciplinamiento del
rotan las planillas. Cuando Damián las vio reuni- cuerpo. ¿El respeto al uniforme es
das se acercó y dijo: “¡Niñas, una metáfora vivencial del acata-
acérquense!, quiero decirles un miento a las normas sociales y, por
Construcción social par de cosas, acabo de tener un tanto, de las posibilidades de inte-
del self pequeño disgusto... me regaña- gración? ¿Se propone como la
ron porque dicen que durante generación de una actitud de
mi clase las niñas hacen lo que apreciación estética que no riñe
La acción y la interacción en la
escuela que resultan concordantes se les da la gana, que no se po- sino que se complementa con la
con un determinado ordenamien- nen el uniforme (...). Lo que funcionalidad de la acción? ¿Se
to estructural, brindan las condicio- pasa es que estamos dentro de quiere cimentar esta actitud como
nes de posibilidad a los procesos de un colegio y tanto ustedes como un valor individual, que tiene que
construcción social del sí mismo o yo debemos obedecer unas nor- ver con la presentación personal y,
self, de los cuales destacaremos sus mas” (colegio femenino de es- a través de ella, con la autoimagen
expresiones más evidentes en las trato alto). y la autoestima? ¿Tiene que ver más
clases de educación física. con un deseo de preservación o de
Dependiendo de las condicio- proyección de la imagen institu-
La primera que aparece reite- nes económicas particulares, las cional? En todo caso la demanda de
radamente es el énfasis puesto a la razones que se aducen para funda- la uniformidad que se hace sobre
exigencia del uniforme: mentar la obligatoriedad del uni- el cuerpo guarda una importante
forme son variadas: honra al relación con los conceptos de sin-
El profesor les recordó que compromiso asumido por los pa- gularidad, diferencia e igualdad que
debían traer el uniforme de dres, equidad en el grupo, protec- constituyen un núcleo fundamen-
educación física, que ese ha- ción del uniforme de diario, al tal de discusión sobre el género.
bía sido el compromiso con parecer concordancia estética y
los padres de familia en la cumplimiento de la normatividad Esto viene a confirmarse, con
reunión pasada. “Si la próxi- institucional, entre otras. Esta di- las resistencias y dificultades que
ma clase no traen el unifor-
me completo, no pueden
venir a clase; porque no es
justo con los niños que sí
traen el uniforme, que los
demás no lo traigan”. Luego
les dijo que el uniforme de
educación física les servía
para que no ensuciaran el
uniforme de diario (colegio
mixto de estrato bajo).

Se dirige a un niño, quien tie-


ne puesta una camiseta de
colores: “esa camiseta, ¿se la
quita?”, lo que el niño hace
rápidamente; debajo tiene
una camiseta blanca como
todos los demás: el uniforme
de educación física es de ese

NÓMADAS 135
las chicas tienen frente al unifor- tampados. La mayoría de las muje- bía dicho; las otras saltaban
me y que parecen no haberse in- res, en cambio, no se quitan la cha- con dificultad, algunas de
dagado y reflexionado en la queta y aquellas quienes lo hacen ellas cubriéndose las piernas
escuela. A veces muestran una suelen tener camisas ajustadas al con la falda (colegio mixto
actitud refractaria a enfundarse en cuerpo (colegio mixto de estrato de estrato bajo).
el mismo: bajo).
Los chicos llegan rápidamen-
En este curso la mayoría de las De otro lado, son abundantes te al primer escalón y hacen
niñas hacen educación física con la las descripciones de cierta incomo- el ejercicio enérgicamente,
jardinera del uniforme y la mayoría de las chicas
tenis; muy pocas tenían llegan sin afán y empie-
puesto lo que parecía ser zan a hacer el ejercicio.
el uniforme de educación Las chicas visten bici-
física: pantaloneta azul y cletero de diferente co-
camiseta blanca (colegio lor y camiseta larga que
femenino de estrato alto). les llega hasta la mitad
del muslo. Frecuente-
O a despojarse de sus mente las observo
componentes más encu- halándose el bicicletero
bridores: hacia las rodillas y tam-
bién estirándose la ca-
La profesora se dirige miseta para que les tape
con voz fuerte y firme a las debajo de las caderas
tres chicas que aun tienen (colegio mixto de estra-
pantalón de sudadera: “Se to medio).
me quitan la sudadera ya”.
Una de las chicas hace un Advirtiendo que algu-
gesto de desagrado y con nas de las “otras” chicas
voz de suplica le dice a la que realizaban los saltos en
profesora: “pero, profe, el primer testimonio te-
está haciendo mucho frío”, nían entre 12 y 15 años, se
“por eso, se quitan el saco, hace evidente que la pu-
por favor, para eso es la bertad marca una relación
clase, para calentarnos”. distinta con el propio cuer-
Después de que las tres po. En numerosos diarios
chicas se quitan su su- y no sólo de educación fí-
dadera mientras hacen un sica, se constató una rela-
gesto de descontento, se ción tensa entre cubrirse y
ubican en la formación destaparse, debida proba-
(colegio mixto de estrato medio). didad en el manejo del uniforme o blemente al surgimiento de una con-
de otras indumentarias, lo cual se ciencia del cuerpo como objeto y
Hombres y mujeres utilizan el constituye a menudo en debilitador sujeto de deseo. La pubertad podría
mismo uniforme y sólo cuando el cuando no imposibilitador de un constituir un hito en el proceso de
calor y el sudor se hacen presentes mejor desempeño físico: generización del cuerpo, el cual ex-
empiezan a despojarse de sus cha- plicaría actitudes nuevas en las ni-
quetas y en el acto aparece una gran Una de ellas, de unos ocho ñas como el pudor. Lo interesante
diversidad de modelos y colores, años, daba grandes saltos y es que la responsabilidad en el con-
sobre todo en los hombres, quienes rápidamente llegó hasta el trol del erotismo se les confiere so-
suelen usar camisas de colores y es- punto que el profesor les ha- cialmente a ellas, lo cual actualiza

136 NÓMADAS
el imaginario de la disponibilidad trampolín. En esta situación, las socialmente mediante el cual la
de los hombres o, quizás sea mejor jóvenes eran muy conscientes de aceptación de las chicas se mueve
decir, la necesidad de su competen- su sexualidad, se avergonzaban y de sus logros físicos y académicos a
cia sexual permanente como prue- trataban de ‘proteger’ su aparien- la posibilidad de ser atractivas para
ba de masculinidad. cia externa”. los chicos, de ser invitadas a salir y
de tener novios. Dicho de manera
Este imperativo social llega a ser Pero la protección de la apa- drástica: sucede un quiebre por
tan demandante que a veces las riencia va más allá del encubrimien- medio del cual la autoestima se des-
chicas se convierten en guardianas to del cuerpo. El tiempo de la plaza de sus propios méritos a los
del mismo, no sólo sobre que puedan ser evidentes
sí mismas sino sobre sus apariencialmente a los
compañeras: ojos de los otros. Esto ex-
plicaría, en principio, la
Alberto se acercó y intensa aparición del ma-
comenzó a mostrarle a quillaje en las chicas:
una niña cómo debe-
ría pegarle al balón; Ella se miró al espejo
mientras él le hablaba, y se puso el pintalabios
ella se estaba rascando nerviosamente en la
la pierna y para hacer- boca. Luego me mos-
lo se estaba subiendo tró cómo se veía.
la falda. Otra niña le Todas se reían nervio-
bajó la mano y la falda samente, en particular
mientras le decía: ella (...). Esta niña es
“¡oye, mira!” (y le mos- la misma a la que se le
traba con la mirada derramó el esmalte el
que allí estaba Alber- día anterior en la ma-
to y podría verla). La leta durante la clase.
niña que tenía la falda Me llama la atención
arriba miró a la otra y que generalmente está
se mostró sorprendida, maquillada (colegio
como si no se hubiera mixto de estrato me-
dado cuenta de que allí dio, curso séptimo).
estaba Alberto, y se rió
parándose derecha y Entre tanto, en concor-
bajándose la falda (co- dancia con la rudeza y la
legio femenino de es- competitividad ya descri-
trato alto). tas como tono preponde-
rante de la masculinidad,
Todo ello concuerda con la in- pubertad demarca una intensifica- se impele a veces a los chicos a un
vestigación de Scraton (1995: ción de la preocupación femenina control de las emociones y del cuidado
71), quien describe cómo en las por la apariencia personal, que corre corporal. En un caso, ya referido, en
observaciones realizadas en una paralelo a lo que la investigación el que un niño de tercero de un co-
institución mixta británica, Rose- ha denominado “pérdida de inte- legio masculino de estrato alto se re-
hill School, “las chicas que lleva- rés” (ídem: 106-108) en la implica- tira llorando del grupo y acusando a
ban faldas pasaban más tiempo ción en las actividades físicas y, en un compañero de agredirlo verbal y
preocupadas por mantener su fal- general, en la implicación académi- físicamente, el docente no indaga
da bajada o remetida que por ad- ca. Obviamente éste no es un pro- sobre el comportamiento del otro
quirir las técnicas de salto con ceso biológico, sino construido chico, sino que le dice al agredido

NÓMADAS 137
que “se calme” y, pasados unos mi- poder o somato-poder, en gran
nutos, cuando éste sigue retirado de medida discursivos, penetran los
la actividad mirando hacia la can- cuerpos, las identidades no se van
cha, le insiste: construyendo únicamente a su ima-
gen y semejanza: allí es fundamen-
“A ver, González, ya pasó y tal la acción del sujeto sobre sí
no va a dañar toda la clase mismo. Por ello, resulta necesario
por eso”. “reconstruir las circunstancias ma-
teriales concretas de la producción
En otro caso, un docente de de la subjetividad, partir de los efec-
séptimo de la misma institución res- tos en los cuerpos de los regímenes
ponde así frente a un alumno con disciplinarios y los discursos sobre
problemas físicos: la sexualidad dentro de los cuales
se han construido las identidades de
Un caso especial es el de género. Establecer la dinámica de
Otero, quien sufre de asma, reproducción y resistencia dentro
y a quien, contrariando su de la cual un cierto discurso se hace
actitud de no realizar ningu- cuerpo, configurando un sí mismo
na actividad física, el docen- o sí misma particulares y generi-
te lo presiona a que se meta zados, o aquellos mediante los cua-
en las actividades de acuer- soy un fracaso para esto!” (co- les elegimos y/o transformamos una
do con su propio ritmo. legio femenino de estrato narrativa particular dentro del con-
alto). junto de los disponibles” (Estrada
Todas las expresiones de subje- y García, 2000: 94).
tivación presentadas han de com-
binarse aún con las demandas de Permanencias y Por lo visto, la resistencia a las
desempeño físico diferenciales que se tránsitos prácticas más apegadas al sexismo
hacen para hombres y mujeres: nor- y a la jerarquización entre los gé-
malmente fuerza, resistencia y Dicho todo lo anterior, el orde- neros no llega a tener un estatus
velocidad para ellos y ritmo y elas- namiento estructural, la acción y la institucional. Se configura a través
ticidad para ellas, para entender interacción, y la construcción social de acciones equitativas individua-
cómo empiezan a aparecer en las del self visibles en las clases de edu- les de docentes o estudiantes, sin
narrativas personales formas de cación física, se pueden caracterizar indicios claros de que se originen
autoatribución que se contrastan se- como niveles interactuantes e en una reflexión con perspectiva de
gún género: interdependientes que se organizan género, y llama la atención que su
como dispositivos para producir su- mayor presencia se dé, en forma no
Se alcanzaban a escuchar co- jetos disciplinados y autovigilantes, homogénea, en instituciones edu-
mentarios de un niño que le el acondicionamiento progresivo del cativas de estrato alto. Aparecen en
decía a otro: “uy, yo soy más cuerpo y la configuración de “cuer- ellas clases de educación física en
fuerte” mientras hacían el pos dóciles” -para usar la expresión las que docentes pretenden diver-
ejercicio con las niñas (cole- de Foucault (1976)- dentro de las sificar las actividades físicas de los
gio mixto de estrato bajo). fronteras del género. chicos, más allá del fútbol como
prueba de la masculinidad, otras en
Algunas, cuando le pegaban Siguiendo precisamente a las que hay una explícita retroali-
mal a la bola, decían: “¡ah!, Foucault (1992; 1996) habría que mentación positiva y personalizada
Oscar, ¿por qué? ¿Sí ves que decir que esto es posible mediante del desempeño femenino, se podría
yo no puedo?” Y una niña que una combinación de tecnologías de decir una táctica de empode-
se pegó en el brazo al pegarle poder y tecnologías del yo, pues si bien ramiento, y otras en las que algu-
a la bola dijo: (...) “¡Oscar, yo es cierto que los dispositivos de bio- nas chicas parecen ir en contravía

138 NÓMADAS
de lo demandado sobre sus cuerpos
y se ponen cotas más altas respecto Bibliografía
del rendimiento físico, incluso de
AMAR Y BORBÓN, Josefa (1790). Discurso
participación en el fútbol, en sobre la educación física y moral de las
ambientes menos cerrados a esa mujeres. Ediciones Cátedra - Universitat
posibilidad. de València - Instituto de la Mujer, Ma-
drid, 1994.

No obstante, una mirada de BADINTER, Elisabeth. XY, la identidad


masculina. Ed. Norma, Bogotá, 1993.
conjunto nos hace notar que, aun-
que en la vida escolar aparecen BAUDELOT, C., ESTABLET, R. Allez les
filles!. Seuil, París 1992.
numerosos intentos de discipli-
BUTLER, Judith (1982). “Variaciones sobre
namiento del cuerpo como correc- sexo y género: Beauvoir, Wittig y
ciones posturales o la vigilancia Foucault”. En: LAMAS, Marta (comp.).
sobre la uniformidad o la aparien- El género: la construcción cultural de la
diferencia sexual. PUEG-UNAM y Mi-
cia personal, es en las clases de guel Ángel Porrúa Grupo Editorial, 1996,
educación física, en cuanto peda- p. 303-326.
gogía encaminada directamente al ESTRADA, Ángela María, GARCÍA, Car-
cuerpo, donde las interacciones se los Iván. “Cuerpos en tensión”. Revista
desarrollan en general como de Estudios Sociales, 5: 93-99, enero de
2000.
atrincheramientos en los marcado-
res de género y donde la organiza- FOUCAULT, Michel. “Los cuerpos dóciles”.
jeres, que se les permite contraer Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores,
ción coeducativa desnuda sus México, 1976, p. 139-174.
desde niñas el vicio de asustarse por
falencias, pues lo que verdadera- ———. “Las relaciones de poder penetran
cualquier cosa, aun sin discernir
mente existe es un régimen de se- en los cuerpos”. Microfísica del poder. 3ª
entre los verdaderos peligros e ima- Ed. Las ediciones de La Piqueta, Ma-
paración de sexos en el espacio, en
ginarios. Lloran por costumbre, y drid, 1992, p. 163-172.
la teleología de la acción pedagó-
todo esto ocasiona una delicadeza ———. “Tecnologías del yo”. Tecnologías del
gica, en la filosofía. La directriz si-
y pusilanimidad, que llega a hacer- yo y otros textos afines. 3ª reimp. Paidós,
gue siendo una jerarquización entre Barcelona, 1996, p. 45-94.
las inútiles para todo”.
los géneros a partir de una ideolo- GARCÍA, Carlos Iván. “Cuerpos al margen:
gía de la biología en cuanto dispo- cómo se asumen, cómo se comunican”.
sitivo de poder, que no de la En: VIVEROS, Mara, GARAY, Gloria
biología en sí misma. Sobre ello ha (comp.). Cuerpo, diferencias y desigualda-
Citas des. CES-UN, Bogotá, 1999, p. 238-251.
dicho Butler (1990: 312-313): “Los
límites del género, la gama de po- LAMAS, Marta. “Cuerpo, diferencia sexual
1 El equipo permanente del proyecto está y género”. Debate feminista. Cuerpo y
sibilidades de una interpretación vi- constituido por Ángela María Estrada, política. Año 5, vol. 10, septiembre de
vida de una anatomía sexualmente investigadora principal; Carlos Iván 1994.
García, coinvestigador y Diógenes Car-
diferenciada, parece menos restrin- vajal, asistente de investigación. Este ar- NIGHTINGALE, David J. “Bodies: reading
gida por la anatomía que por el peso tículo se deriva de una intensa dinámica the body”. En: PARKER, Ian y The Bol-
de las instituciones culturales que de construcción colectiva. ton Discourse Network. Critical text-
work. An introduction to varieties of
convencionalmente han interpreta- 2 Software australiano para el análisis cua- discourse and analysis. Open University
do esa anatomía”. Al final, pode- litativo. Press, Buckingham, 1999, p. 167-177.
mos afirmar, que lo dicho por la 3 Todos los textos en cursiva correspon- SCRATON, Sheila. Educación física de las
española ilustrada Josefa Amar y den a fragmentos de los diarios de campo niñas: un enfoque feminista. Morata,
del proyecto, que recogen la observación Madrid, 1995.
Borbón en 1790 (81), como queja en profundidad realizada.
en contra de la inequidad educati- SHOTTER, John. “El papel de lo imaginario
4 En todos los fragmentos de los diarios de en la construcción de la vida social”. En:
va dirigida al cuerpo conserva su campo, se cambian o se omiten los nom- Ibáñez García, Tomás (coord.). El cono-
vigencia: “¡Qué distinta es nuestra bres de los y las participantes para prote- cimiento de la realidad social. Sendai Edi-
educación! Tan lejos está de fomen- ger su identidad. ciones, Barcelona, 1989, p. 135-155.
tar una fortaleza varonil en las mu- 5 Citado en Badinter, 1993: 159-160.

NÓMADAS 139

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