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El hombre en situación de cambio 1

Sinsentido e ignorancia: Antifaces del hombre


Jorge Andrés Grajales Gallego
Pbro. Walter Castro Basto
Seminario Conciliar Inmaculada Concepción de María Santísima

Nota de autor;
Jorge Andrés Grajales Gallego, primero filosofía, Seminario Conciliar Inmaculada
Concepción de María santísima; Pbro. Walter Castro Basto, Dosquebradas.
Este ensayo corresponde a la materia antropología filosófica.
La correspondencia en relación con este artículo debe dirigirse a Jorge Andrés Grajales,
Primero Filosofía, Seminario Conciliar Inmaculada Concepción de María Santísima,
Dosquebradas, La Badea. Dirección electrónica: jorgeandresgrajalesgallego@gmail.com
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Sinsentido e ignorancia: Antifaces del hombre


El hombre, que ha sido interrogado desde todas las ciencias y disciplinas ha determinado que
su en su complejidad está marcado por cambios evidentes, algunos muy trascendentales y
claros; otros se van descubriendo lentamente en el caminar y descubrir la vida y sus
implicaciones. Seguramente, por esa misma capacidad racional está determinado a empezar a
descubrir las famosas mutaciones (cambios) de las que se nos habla muchas veces, y por la
capacidad de indagar sobre su mismo misterio se va dando cuenta que la vida es ciertamente
un proceso de cambios y variaciones, un paso de lo bello a lo extraño-feo, de lo limpio a lo
sucio, de lo grande a lo pequeño, de lo extremadamente elaborado a lo simple y superficial,
así como seguramente también el paso de un sujeto hacia el convertirse en objeto.
Es la razón de ser de las cosas, es la manera de ubicar hoy al hombre en un contexto
enteramente globalizado, materializado, plenamente convertido y coartado. Es el modo de ver
la realidad que le envuelve cada día y lo convierte en un esclavo y súbdito a su favor. Las
situaciones van cambiando y vemos que el hombre a empezado a sufrir de una manera tan
sencilla a la vista, pero tan compleja de tratar y cuestionar; la ignorancia le ha jugado sucio a
este, y ha hecho que simplemente “viva” por “vivir”, esto es, sin razón de ser, sin sentido y
ciertamente sin una identidad clara y precisa.
Ahora bien, para empezar, es necesario saber que el acto de construir una identidad
está marcado por un profundo conocimiento de sí. Para Locke supone el tener consciencia, o
ciertamente despertar en el hombre una capacidad de conocer a profundidad lo que es, así
dice ser la identidad, un acto de tener consciencia, pues “no pertenecen a la identidad
personal aquellos actos de los cuales no se tienen consciencia en el instante presente”. En
línea con ello, se recuerda que Hegel propone universalizar a la persona, esto es que “la
determinación del individuo es llevar a una vida universal” (Ferrer, 2017)
Es preciso decir pues, que la identidad es uno de los términos más difíciles de aclarar
y definir, es considerado una aporía1 precisamente por convertirse en algo enigmático para el
mismo hombre, algo que quizás empieza a ser un laberinto y un callejón oscuro. Esta,
además, representa algo que caracteriza temporalmente a un sujeto, es por eso, que parece
fácil de demostrar cuando en realidad es imposible representarla en términos tangibles,
sensibles y categóricos. (Navarrete, 2015) Así mismo, se tiene como el conjunto de rasgos
propios de un individuo que los caracteriza frente a los demás (Diccionario de la RAE).
Sin duda alguna, las diferentes épocas han adaptado definiciones y respuestas ante
este otro interrogante que conforma la existencia del hombre, pero lo que se puede afirmar es
que todos coinciden en una cualidad o rasgo que guarda cada persona y la hace diferente de
las otras. La definición se ha podido sostener de una manera sencilla, pero con dos palabras
claves: diferencia y sentido. Se ha dicho esto, porque el hombre se encuentra en un constante
cambio que le hace entrar en más duda de lo que es y puede llegar a ser. Los interrogantes
que cada día van surgiendo manifiestan pues, una gran capacidad que tiene él de indagar y
preguntarse a sí mismo por su objeto y sentido.

1
Aporía significa dificultad, camino sin salida, duda de difícil solución racional. Tomado de:
https://filosofia.laguia2000.com/diccionario-de-filosofia/aporia
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Se ha dicho que en el hombre se hace necesario reconsiderar el concepto de identidad


y analizarlo un poco con detenimiento ya que, por sus cambios, se encuentra sumergido en
una total incertidumbre. Ante ello, muchos han sido los momentos en que él ha sufrido una
“metamorfosis” o “transición” en su vida y acontecer, han sido casos en los que se ha
levantado convertido en algo extraño, poco visto y no muy agradable. Siendo así se puede
animar en él el dicho de un despertar convertido en un monstruoso bicho e incluso de una
situación de sueño (Kafka, 2007, p.6) e imaginación de la que por sus méritos no podrá
despertar.
Cada vez más, aparece en él una actitud de extrañeza, pero a la vez de esperanza: ¿y si
continuara durmiendo un rato y me olvidara de todas estas locuras? (Kafka, 2007, p.6), ¡Vaya
cualidad de espera y bondad!¡Cuántos cambios repentinos tendría que afrontar con una
mirada optimista y detallista para reconocer en el gran problema que se halla inmerso! Sin
duda, el hecho de hacer un proceso de introspección y el convencimiento de salir de
situaciones teñidas por fracaso e ignorancia será lo único que pueda despertar en él el
verdadero celo de autoconocimiento y dominio.
… “Todo mi cuerpo aparece como una totalidad ‘estructurada’, lo que implica que los
diversos grados de ser y funciones no son independientes entre sí, ni son partes inorgánicas,
sino animadas e interrelacionadas de tal manera” (Vélez, 2001, p.51) Siendo así, ¿por qué se
experimentan dichos cambios y transiciones si se supone que todo debe cooperar para un
buen funcionamiento?, precisamente las acciones e ideales del mismo hombre, hacen que
todo cambie de manera extraña y rápida, simplemente para ´sentirse bien’ y ser reconocido.
Son los estados del hombre pues, los que lo hacen sentir diferente, extraño y
transformado frente a una realidad determinada y que parece funcionar de buena manera
cuando lo que hace es manipular totalmente la visión y concepción personal que cada uno
tiene. Bien se sabe que su proceso natural es desarrollar su vida como un sistema de
pensamiento y conductas con el fin de alcanzar su felicidad, sin embargo, lo que hace es
desconocer -inconscientemente- que hace un proceso de desintegración corporal, mental e
integral y no por el contrario un proceso de conocimiento pleno sobre lo que sí es y debería
ser: un complemento de miembros y consciencia.” (Vélez, 2001, p.53)
Podríamos considerar entonces, que estas mutaciones de las que tanto se habla, son
consideradas íntimamente unidas con la consciencia y por tanto con el conocimiento pleno de
sí, de su integralidad y cooperación; pues, cuando no, lo que se tiene es un carácter
sumamente ignorante y cerrado a lo que inspira el propio ideal y creencia. En consecuencia,
la pérdida desmesurada de la identidad es lo que ha hecho de aquel ser racional un monstruo
que cada vez se ve más deforme y seguirá tomando postura engañosa y dominadora.
El enfrentamiento directo a la soledad y momentos de indagación es lo que hace
verdaderamente al hombre entrar en su profundo misterio y poder ir redescubriendo la real
figura de sí; es allí en la intemperie, en el duelo y el infortunio donde se va moldeando un
prototipo de persona y existencia. Seguramente es complejo seguir unas líneas de reflexión
seria que permita adentrar en el misterio humano, pero sí con seguridad se puede reafirmar
que entre esa búsqueda insaciable de respuestas y convicciones hay una que nunca fallará, el
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ámbito social. Pues “Ser con los demás y para los demás pertenece al núcleo de la existencia
humana: la relación con los otros sujetos constituye y forma parte de la definición del
hombre” (Gevaert,2008, p.44).
Aunque el hombre es definido como un ser que existe con y para los demás y que
fundamenta su existencia con ellos, en alguna oportunidad sus relaciones no van a significar
más que crisis y desasosiego en el sentido que las diferencias se van haciendo visibles y van
marcando diferencias en cada uno que lo que hacen es llevar un derrotero egocéntrico y
apartado de los buenos vínculos que lleva al placer propio, y al propio bien.
Esto, para manifestar que el mismo hombre se encuentra inmerso e incluso ‘atrapado’
en una habitación que va acomodando a su deformidad y negligencia. Se hace importante
decir que no es plenamente un capricho el cambiar de estado y pensar, pero sí el hecho de
actuar ignorantemente cuando no se preocupa por encontrar el verdadero sentido de su vida,
sino que va buscando llenar sus vacíos de manera infortunada y mediocre.
Siguen los enigmas y cruces del hombre que se encuentra en transformación y lo
llevan a sentir rechazo, discriminación, alejamiento y soledad. Aun, así como dice Kafka:
permanecer sumido en un semisueño del que le despertaba un sobresalto de hambre, y
sacudido por preocupaciones y esperanzas no muy concretas, pero cuya conclusión
era siempre la necesidad de tener calma y paciencia y de hacer lo posible para que su
familia se hiciese cargo de la situación y no sufriera más de lo necesario. (2007, p.25)
¿De qué clase de situaciones quiere seguirse librando y escondiendo el hombre? ¿Será
casualmente de su propia realidad? ¿No quiere llegar a un conocimiento de sí, si no es por
máscaras? Qué complejo determinar aquel virus que se apodera de la sensibilidad y
raciocinio de este, cuando todo aparentemente funciona bien.
Todos los comportamientos van desvelando el real rostro de aquel manipulable ser, de
aquel que se presta para ser marioneta de la ignorancia y sinsentido. Quizás, dentro de sus
capacidades tenga la de ser consciente de sí mismo, incluyendo los sentidos corporales-
anímicos-espirituales y descubrir el ‘yo’ y el ‘mundo’. Pues, “la existencia del hombre está
abierta hacia dentro, es también una experiencia abierta para sí misma, pero precisamente por
eso está también abierta hacia fuera y es una existencia abierta que puede contener en sí un
mundo” (Stein, 2007, p.37)
En un sentido amplio, podemos considerar el rompimiento de algunas relaciones
humanas, que, en un primer sentido se pueden orientar a la familia del hombre, a sus raíces y
comienzos. Pues, “la familia es el lugar de las raíces personales”, además, “el nombre propio
indica nuestra realidad radical, nuestro yo, que es único en el mundo…” (Burgos,2013,
p.317) y por tanto, cuando hay un sometimiento a esclavitud y engaño todo lo que es el
vínculo relacional del hombre se derrumba y choca contra el vacío.
Es pues, el caminar del mismo hombre el que denota día a día su propio bienestar y
desarrollo, aun así, las dificultades le envolverán de una manera estrepitosa, pero él renacerá
y brotará de nuevo. Es la virtud la que permite que este valore de manera objetiva las
transiciones que se van dando, y en el espacio de su conocimiento (la sociedad) pueda aplicar
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una dinámica crítica. Dice Maya, 2002: La virtud tiene que ser una norma trascendente que se
le impone al hombre desde arriba y ésta es la única manera como se puede superar la
dinámica del poder, para construir la sociedad sobre el criterio de la justicia” p.168
Debido a ello, se valora la participación del Absoluto en este hombre inteligente y le permite
seguir obrando de manera positiva frente toda su adversidad.

Las situaciones van aflorando sentimientos variados en el hombre, y se cree que todo
fluye porque tiene que fluir, siendo así, se cree que “todo estaba silencioso, pese a que, con
toda seguridad, la casa no estaba vacía. Qué vida tan tranquila… Mientras su mirada se
perdía en las sombras, se sintió orgulloso…” (Kafka, 2007, p.25) y es por ello, que el mismo
hombre, se siente angustiado en un primer momento, y luego, con el anhelo de querer que su
visión regrese y pueda lucir de nuevo orgulloso por los acontecimientos esperados.

Bien es cierto recordar, que, en un sentido amplio, el hombre es libre de escoger


muchas cosas que se le van reflejando y ciertamente, manifiesta de nuevo que es él mismo
quien se piensa y se analiza. Es decir que este “se vuelve capaz de adoptar una actitud no sólo
con relación al mundo, sino también en relación consigo mismo. El hombre es un ser capaz
de reflexionar sobre sí mismo y hasta de rechazarse. Puede ser su propio juez, el juez de sus
propios actos.” (Frankl, 2003, p.19) y es por esto, que, en su transformación, también opta
por formas de llevar estos procesos, aunque de una u otra manera lo gobierne la ignorancia.

Nos encontramos ante una realidad compleja que envuelve el bienestar del mismo
hombre, está claro que él experimenta cambios anímicos, de conducta y sentido, pero es
importante más aun, saber que este no está totalmente determinado, sino que él mismo, por la
condición que antes analizábamos, determina qué hacer ante estas situaciones, es decir, si
entregarse o hacer frente a ellas. (Frankl, 1996, p.125) Así pues, el hecho no está
simplemente en que el hombre es un ser complejo, sino en que su incertidumbre es fruto de
un desconocimiento de sí, como se decía al inicio.

Las situaciones diarias a las que este se ve enfrentado son nada más que estados, y es
válido decir que, ante ellos, o se estrella o sigue, se hace fuerte o por el contrario se lastima,
(Kafka, 2007, p.30). El reto está en saber entonces cómo seguir enfrentando su enigma, su
metamorfosis, su transición. Además, de saber que él mismo debe impulsarse para saber que
“la experiencia, pues, nos convence de que tenemos un conocimiento intuitivo de nuestra
propia existencia, y una percepción interna infalible de que somos.” (Locke, 2005, p.620)

Solo con el propio conocimiento se puede salir de la dicotomía que generan todos los
cambios accidentales y sustanciales -si hablamos desde la postura Aristotélica- del hombre,
sólo haciendo un verdadero proceso indagatorio para descubrir la cantidad de misterios e
interrogantes que envuelve cada uno, puede salir de sus vacíos y amargos sentimientos
existenciales. Dice Edith Stein acerca de la responsabilidad propia del hombre: “de él
depende lo que él es, y se le exige hacer de sí mismo algo concreto: puede y debe formarse a
sí mismo”, es decir, que “él es alguien que dice de sí mismo yo” (Stein, 2007, p.94) y por
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consiguiente, en su existir está la tarea de despertar una apertura al verdadero obrar con
libertad y consciencia.
Vivir supone hacer consciencia posicional, es explicar qué es lo que ha sido vivido,
frente a qué situaciones hubo determinada reacción y estímulo; en todo caso, es poner de
manifiesto que este hombre en su sentido integral ha intencionado respuestas y ha
desenvuelto comportamientos frente a ella. (Guillén, 2006, p.127)
Las diversas manifestaciones del hombre desvelan de este modo, distorsiones y
máscaras. Serán términos fundamentales para seguir desarrollando un concepto de hombre en
proceso de cambio al que le ha ganado la indeterminacion de identidad. Es propio ahora
hablar un poco más del reaccionar de este ante sus angustias y falta de sentido. Todo recobra
su conducta cuando este hombre “comprendió que la falta de toda relación humana directa,
unida a la monotonía de su nueva existencia, debía de haber trastornado su mente…” (Kafka,
2007, p.35). De manera sencilla, es esto lo que ahora determina el seguir indagando sobre el
misterio particular de la vida; el hombre -como se ha mencionado en algún momento-
descubre su identidad y su razón de ser en la sociedad en la que ha sido ubicado, es allí y en
su interior donde encuentra sentido y no hay otro lugar.
Claro está que las amenazas de aquella sociedad lo vuelven cada día más, un ‘objeto’
maleable, acomodado a criterios universales que desenfocan la verdadera imagen de hombre:
una imagen integral. Se habla de una sociedad que aliena y desalienta, una sociedad que
dogmatiza y compra el uso libre y voluntario de la razón, simplemente con el fin de
establecer criterios de bienestar, pero teñido de ignorancia. “Estaban vaciándole su cuarto,
quitándole cuanto amaba…” (Kafka, 2007, p.36) y haciéndole sentir indefenso mientras
externamente recargaban sus ideas con aparente existir y valorar.
Hasta que en algún momento aquel hombre ignorante -quizás sin razón de ello- trata
de despertar de su ceguera cognoscitiva y devuelve la cinta de la vida, intenta librarse de
estas complejas situaciones y dolores, intenta correr hasta que finalmente se da cuenta que ha
sido clavado por todas partes subyugando su propia imagen y sensibilidad (Kafka, 2007,
p.41)
Estamos ubicados en el propio individualismo, en el aislamiento y pérdida de todo
tipo de virtudes y valores; en el vivir de apariencias y expresiones efímeras; en el querer
determinar una naturaleza diferente, en el ‘artificializar’ conductas y posturas; en el construir
“un modo de ser propio e individual” (Stein, 2007, p.36) simplemente porque “ aparece un
nuevo estadio del individualismo: el narcisismo designa el surgimiento de un perfil inédito
del individuo en sus relaciones con él mismo y su cuerpo, con los demás, el mundo y el
tiempo…” (Lipovetsky,1986, p.50)
Analizando de esta manera, los comportamientos del hombre cuando se encuentra sometido a
cambios y transformaciones, nos damos cuenta de que “para darle sentido a la vida humana,
ha de tomarse esta en su conjunto o “contexto”, y no como un plan particular sacado de
experiencias y aspiraciones particulares” (Vélez, 2001, p.403). Es propio del hombre aceptar
su realidad y situaciones, estas, son presentadas como medio de crecimiento para cambiar o
descubrir propiamente lo que hemos venido desarrollando, su identidad, su consciencia.
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El gran temor que absorbe a los hombres es ahora, el desistir. La realidad es que aquellos que
son el complemento de la vida, tienen la actitud de volver a “ver que seguía sin moverse” y,
por ende, asustarse y hostigarle para encontrar que no hubo resistencia a los cambios ya
sucedidos. (Kafka, 2007, p.55) y en esa concepción, entender que el gran problema en todo
momento fue el desconocimiento de sí, de ignorar que es un enigma y por tanto, caer en la
muerte de sus sentimientos y situaciones.
La humanidad sin duda alguna sufre grandes dolores y cambios, el problema no es
simplemente cómo solucionar todo ello, sino reconsiderar que el caso ahora es un “problema
relativo y esencial. Es el que moviliza la razón de nuestras luchas y la determinación de
nuestros fines” (Lacroix, 1970, p.210) o, dicho de otro modo, es el encontrar un verdadero
sentido a la existencia.
Ahora, la situación crece de manera exorbitante y no muy importante. Sólo aquel que
se atreve a pensar, es capaz de encontrarse consigo mismo, con su miseria, con sus creencias
e ideales, en últimas con lo que es. Bien está decir que sólo aquel hombre que busca formarse
de forma integral puede llegar al conocimiento de la verdad.
Por último, los choques que se dan contra el vacío van determinando que no hay una
estabilidad en el comportamiento del hombre, es como decir, que no se es consciente de que
se ocupa un lugar y de la determinación del objetivo de la vida: llegar a la plenitud de la vida
mediante la felicidad. Siendo así, ¿por qué es importante establecer realmente una identidad
en el hombre? ¿Qué será de aquel que vive por vivir y no establece criterios de búsqueda y
sentido en lo que llama ‘su vida’?

Referencias
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Burgos, J.M. (2013) Antropología: una guía para la existencia. Madrid: Editorial Palabra.

Ferrer, U. (2017). Concepto de persona: del sujeto moderno a la identidad


personal. (Artículo, Red de investigaciones Filosóficas SCIO)

Frankl, V. (1996) El hombre en busca de sentido. España: Editorial Herder.

Frankl, V. (2003) Psicoterapia y existencialismo. España: Editorial Herder.

Gevaert, J. (2008). El problema del hombre. Salamanca: Editorial Sígueme


Guillén, G. V. (2006). Pensar sobre nosotros mismos. Bogotá: Editorial San Pablo.
Kafka, F. (1997) Aforismos, Visiones y sueños. Fundación el libro total.
Kafka, F. (2007) La metamorfosis. Bogotá: Editorial Atenea.
Lacroix, J. (1970) Los hombres ante el fracaso. Barcelona: Editorial Herder.
Locke, J. (2005) Ensayo sobre el entendimiento humano. México: Editorial Fondo de cultura
Económica.
Lipovetsky, G. (1986) La era del Vacío. Barcelona: Editorial Anagrama.
Navarrete, Z. (2015) ¿Otra vez la identidad? Un concepto necesario pero imposible. (Revista
mexicana de Investigación educativa), Vol.20, No.65, Abril/junio. México: Publicaciones
SciELO.
Salomón, A. K. (2013). La libertad desde una mirada humanista y existencial. Avances En
Psicología, 21(1), 47-55. Recuperado a partir de
http://revistas.unife.edu.pe/index.php/avancesenpsicologia/article/view/305
Stein, E. (2007). La estructura de la persona humana. Madrid: Editorial Estudios y ensayos
BAC.
Vélez, J. (2001) El hombre un Enigma. Bogotá: Editorial CELAM.

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