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Sinopsis
Él es arrogante.

Ella autosuficiente.

Lo odio.

La quiero.

Lo he estado rechazando durante dos años.

Cada rechazo me hace trabajar más duro.

No soy una chica de una sola noche.

Ella no se da cuenta que no me conformaré con una sola noche.

Él es una distracción que no necesito.

Eventualmente dirá que sí porque no voy a darme por vencido.


Capítulo 1
Justine
Traducido por M.Arte

Corregido por Disv

—Becca vio a Ryker en el gimnasio la noche anterior y llevaba esos shorts, y solo
digamos que dijo que la forma de su pene se veía enorme. Pene-licioso, para citarla
correctamente.

Dejo caer mi burrito relleno de pollo en el plato de metal, y la tortilla se abre por un
lado. Perfecto. Cuando le doy mi atención a mi mejor amiga, la cara de Merica es la viva
imagen de la inocencia. El diablo bailando en sus ojos grises es lo único que revela sus
pensamientos sucios.

—¿En serio? ¿Estás tratando de matar mi apetito a propósito? —Porque no estoy


interesada en nada que tenga que ver con Ryker Grant, o su pene. No, en serio, no me
interesa.

Las cejas rubias de Merica se elevan hasta la línea de su cabello en lo que posiblemente
podrías llamar expresión. Me hace un gesto con su tenedor.

—Mira, si un tipo sexy-como-el-infierno hubiera estado tras de mí durante dos años,


estaría demasiado interesada ahora que tengo algo de información sobre lo que está
haciendo.

La última cosa que quiero escuchar es a una de nuestras amigas en común mirando
hacia el área de la entrepierna de Ryker Grant en el gimnasio, tratando de medir el
tamaño de su paquete por la forma que muestra. ¿Quién creo el término forma de pene
de todos modos?

—No. Estoy. Interesada —enuncio claramente cada palabra mientras miro mi burrito.

Estoy en la facultad de derecho para estudiar, patear traseros y graduarme con


honores. Durante diez años, me he estado dirigiendo hacia esta meta. Lo que significa
que no tengo tiempo para distracciones, y Ryker Grant sería la distracción más grande
de todas. Si bien puede ser alto, sexy y magnifico hasta hacerte agua la boca, también
consiguió la corona del reino de los nombrados Cretinos.
Extiendo la mano para recuperar mi burrito destrozado, pero me detengo antes de
envolver mis dedos alrededor de él. Antes de hoy, habría dicho que nada me podía
alejar del magnánimo pollo, arroz, frijoles, salsa de picadillo y aguacate delante de mí,
pero me habría equivocado. Ahora no puedo mirarlo sin pensamientos de falos
recorriendo mi cabeza.

Escuchar sobre la forma del pene de Ryker Grant oficialmente me ha lanzado fuera de
juego. Además de ser un idiota de grado-A, es estúpidamente sexy. El tipo de sexy que
hace estúpidas a chicas inteligentes. Es el porqué lo he estado rechazando desde
nuestra primera semana en la facultad de derecho.

No hay tiempo para distracciones.

No es que Ryker haya estado llorando sobre su cerveza por mis rechazos. Ha sido visto
con un montón de chicas de nuestra clase de la facultad de derecho a primeras horas
de la mañana en los bares de la avenida Red River. Absoluta e inequívocamente me
niego a admitir que podría haberlo visto por el rabillo del ojo en las raras ocasiones
que dejé que Merica me arrastrara fuera por la noche.

—Solo estoy diciendo que incluso yo consideraría tomar un paseo en ese semental si
no tuviera mi propio semental. Vamos, Jus. Sería bueno que te desestresaras un poco.
—Se inclina más cerca, presionando ambos codos en la mesa de metal entre
nosotras—. Además, tienes que confirmar los rumores sobre la forma de su pene para
el género femenino.

Con ganas de hacer cualquier cosa para detener esta conversación antes de que tenga
algún tipo de idea terrible en mi cabeza, envuelvo las manos en el burrito y lo llevo
hacia mis labios. O al menos lo intento. Levantándolo en el aire, todo lo que puedo
imaginar es el pene supuestamente enorme de Ryker empaquetado en sus short
dirigiéndose a mi boca.

Y... nop. La operación: Llenar Mi Boca Para Terminar La Conversación, falla. No puedo
tener pensamientos así. Los finales se acercan, y luego está mi trabajo para el verano
de ayuda legal para hacer una diferencia real en la vida de las personas.

Eso es lo que importa, hacer la diferencia. Es por eso que estoy estudiando más horas
cada semana de lo que la mayoría de la gente emplea en un trabajo a tiempo completo.
No estoy aquí para fantasear con el tipo más sexy que he conocido.

Dejo caer mi burrito en el plato otra vez y lo considero una pérdida total. No puedo
estar envolviendo mis labios en algo que me hace pensar en el pene de Ryker Grant.
Mal. Plan.

Tomo una servilleta marrón para limpiar mis manos, decidida a recuperar la cordura.
Arrugando la servilleta en una bola, me encuentro con la mirada risueña de mi amiga.

—Detente. En serio. Sabes que no voy a ir allí. Nunca va a suceder.


—Pero también lo deseas. Puedes negarlo todo lo que quieras, pero ambas sabemos
que la lucha para no pensar en su equipamiento es real.

Le lanzo la servilleta a la cabeza, y Merica la apartas con una sola mano mientras mete
más de su burrito en su boca. Nunca sabrías de sus habilidades de defensa de
servilletas ya que es una de las personas más descoordinadas que he conocido.

El primer día de orientación en la facultad de derecho mientras entrabamos en el


auditorio tipo anfiteatro, tropezó subiendo las escaleras. De alguna manera sus manos
agitándose me alcanzaron primero y ambas nos estrellamos contra el piso delante de
trescientas personas. Mis mejillas ardieron de vergüenza, pero Merica se levantó de
un salto e hizo una reverencia. Su positividad es contagiosa, y hemos sido mejores
amigas desde entonces.

Deja caer su tenedor y empuja el plato a un lado.

—Vamos, sabes que quieres. ¡Él puede ser tu recompensa por patearle el culo a los
exámenes finales!

Paso una mano por mi rostro.

—Mi recompensa por partearle el culo a los exámenes finales será obtener las
calificaciones que necesito para mantener mi beca. Eso es todo lo que importa ahora
mismo, no el pene supuestamente enorme de Ryker.

Mi beca depende de que mi promedio permanezca por encima de 3.75, y sin ella, no
seré capaz de terminar la escuela. La venta de la pequeña casa de abuelo me dejó lo
suficiente para cubrir la mayor parte de mis gastos de manutención y comprar los
libros. Eso fue lo que me dijo que hiciera con eso, porque este también era su sueño
para mí. Quería que hiciera una diferencia, al igual que el abogado de asistencia legal
que lo ayudó a luchar por mí custodia cuando mis holgazanes padres intentaron
meterme más profundo en sus estafas. Así que aquí estoy, y voy a hacer realidad este
sueño por ambos.

—Sabes que mi única otra opción es preguntarle a Kristy Horner sobre Ryker, y no lo
haré. Agarra dos plazas de estacionamiento en el garaje con su BMW, incluso cuando
te ve venir y sabe que no quedan lugares. ¿Sabes cuántas veces llegué tarde a clase
porque es una perra?

—Que Kristy sea una perra no es una novedad, pero todavía no obtendrás esa
información de mí. Lo siento, nena. Vas a tener que vivir con el misterio.

Merica se inclina hacia atrás en su silla, lanzando un exasperado suspiro.

—Eres imposible. He estado recibiendo el mismo pene durante dos años, y necesito
vivir a través de mis amigas para obtener la variedad de la que me estoy perdiendo.
Tienes que sacrificarte por el equipo aquí, bombón.
Me ahogo con el sorbo de agua que estoy tomando y bajo el vaso a la mesa con la
suficiente rapidez para que se derrame por los lados.

—¿En serio? ¿Sacrificarme por el equipo? Mucho juego de palabras, ¿no?

La sonrisa de Merica es rápida y radiante.

—Sabes que lo quieres. ¿Cuánto tiempo ha pasado de todos modos? Es decir, tu va-gi-
gi probablemente está ondeando una bandera de socorro ya que cree que te has
olvidado de ella.

No está equivocada, pero tampoco iré allí.

—¿Ryker y yo? Nunca va a suceder.

—Famosas últimas palabras. —Merica se levanta y me lanza un guiño cursi.


Capítulo 2
Justine
Traducido por Lyla, M.Arte y Smile.8

Corregido por Disv

Dos semanas después


—¿Puedo traerte otra? —El barman de Ziggy se inclina hacia adelante mientras ocupo
espacio en un taburete de la barra, jugando con mi pitillo y mi bebida vacía.

Escaneo la habitación buscando a Merica, preguntándome cómo puede tomar siete


años ir al baño, antes de regresar mi mirada a su rostro. Sus hombros estiran su
estrecha camiseta negra mientras me mira fijamente.

Lo he estado observando durante los últimos cinco minutos mientras él ha estado


agarrando, inclinándose, sirviendo, y haciendo otras cosas de barman. Lo sé, hay
verbos reales para esas cosas, pero ahora mismo estoy funcionando con una fuerte
mezcla de vodka de vainilla y cerveza de raíz, y he agotado todas mis palabras
inteligentes en mis finales. Que por fin acabaron. Gracias a Dios.

Y ahora el barman me mira fijamente, esperando una respuesta.

Mierda. Tengo que responder. Tranquilízate, Justine. ¿Realmente necesito otra bebida?
¿Qué daño haría? Estoy celebrando, después de todo. Segundo año de Derecho,
concluído.

—Seguro. Una más. Eso estaría bien. —Mis palabras no suenan arrastradas,
afortunadamente. Victoria.

—Cerveza de raíz y vodka de vainilla, ¿verdad?

¿Recuerda mi bebida?

Asiento, ignorando el hecho de que probablemente parezco un muñeco cabezón.

—Así es. Gracias.

—No te he visto mucho por aquí —dice mientras gira para agarrar el licor y luego
toma la pistola de bebidas—. ¿Estás aquí sola o con amigos?
—Amigos. —Me aclaro la garganta como para expulsar las palabras—. Estamos
celebrando que nuestros últimos exámenes han terminado.

Exploro la atmósfera llena del bar por Merica, pero no veo su cabeza rubia entre la
multitud de estudiantes. Soy un fracaso a la hora de coquetear y hacer una pequeña
charla, y siempre puedo contar con ella para rescatarme de mi propia torpeza.

El barman desliza el vaso a través de la barra en una servilleta de cóctel.

—Entonces ésta va por mi cuenta. Felicitaciones por haber superado tus exámenes.

Espera, ¿qué?

Hurgando por el dinero que metí en mi bolsillo, agarro algunos billetes.

—Realmente no necesitas hacer eso.

Levanta una mano.

—Insisto. Te lo mereces. —Sus labios se curvan hacia el tipo de sonrisa que le


aseguraría que no tendría que dejar el bar solo cualquier noche de la semana. Cabello
rubio desordenado cae sobre su frente y rizos sobre sus orejas.

Abro la boca para darle las gracias por el gesto cuando un brazo se desliza alrededor
de mi hombro y un billete es estampado sobre la barra frente a mí.

—Yo me encargo de esto. Es un día singular cuando mi chica va a alguna parte que no
sea la biblioteca o las clases. ¿Seguro que no quieres algo más festivo, nena? Esto
merece su propia celebración.

Calor arde en mis mejillas mientras el barman estrecha sus ojos ante el toque posesivo
de Ryker. El barman levanta la barbilla hacia Ryker.

—Grant. ¿Dónde está tu sabor de la semana?

Quiero agradecerle al barman por no asumir automáticamente que soy el sabor de la


semana de Ryker Grant, pero Ryker me acerca más a su lado. Ahora no sólo mis
mejillas arden, sino todos los puntos de contacto entre nosotros. Justine Mala. Esto es
el porqué lo evito. Sexy estúpido, me recuerdo a mí misma.

—Deberías cuidar cómo hablas de las mujeres, Caruthers. No les gusta que se les llame
capricho de la semana.

Me sorprende que Ryker conozca al barman, claro que, estoy segura de que pasa más
tiempo aquí que yo.

—Ellas probablemente prefieren ser tratadas mejor de lo que tu las tratas —dice
Caruthers, empujando el dinero de Ryker de vuelta al otro lado de la barra—. Su
bebida es porcuenta de la casa. No quiero tu dinero.
Mientras me hundo bajo el brazo de Ryker, bloqueo lo increíble que huele bajo esas
capas de privilegio. Tan jodidamente bien. Es sólo porque estoy borracha. Esa es la
única razón. Necesito encontrar a Merica y salir de aquí antes de hacer algo estúpido.

Tomo mi bebida y paso lejos de la zona de peligro que rodea a Ryker.

—Voy a salir de aquí, así que ustedes chicos pueden sacarlos y medirlos . —Me obligo
a no dejar caer mi mirada a la entrepierna de Ryker para medir la veracidad del rumor
del pene por mí misma, dejo caer un billete de diez sobre la barra. Mi orgullo no
permitirá que ninguno de ellos me compre una bebida.

—Tengo que volver con mis amigos —dejo salir mientras me alejo, impresionada por
lo estable que estoy sobre los tacones que Merica me obligó a usar con mi corta falda
negra y la blusa negra prestada de corte bajo. No es mi elección de vestimenta normal
en absoluto, pero ¿con qué frecuencia llegas a celebrar el fin de tu segundo año de
Derecho?

Arrogante sobre lo bien que estoy manteniendo mi equilibrio, bebo mi bebida… y me


tropiezo en el borde de las escaleras. Mi cuerpo entero se echa hacia adelante y una
visión de la bebida volando por todas partes mientras aterrizo sobre mi rostro
destella ante mis ojos. Al menos Merica no me juzgará.

Antes de que una gota se derrame por un lado, un brazo me envuelve y una mano
arranca la bebida de mi agarre.

—¿Tienes tanta prisa por alejarte de mí qué prefieres causar una escena?

Ryker. Su voz profunda y su olor de todo hombre mezclado con fuera de los límites por
una buena razón lo identifican inmediatamente. Nos conduce a una cabina vacía
mientras mi corazón golpea, y me desplomo en el cojín de vinilo marrón.

Envolviendo ambas manos alrededor del borde de la mesa, tomo aire. Obviamente, no
necesito beber nada más, pero libero una mano para alcanzar mi cóctel de todos
modos y doy algunos tragos para estabilizar mis nervios. No es hasta que pongo el
vaso abajo que me doy cuenta del billete de diez arrugado en la mesa a su lado.

—¿Estás bien?

Mi mirada se alza hacia sus brillantes ojos azules mientras él se alza sobre mí.

—¿Para qué es eso?

—No deberías estar comprando tus propias bebidas —dice como si esto es alguna
información obvia de la que debo ser consciente.

—No voy a dejar que las compres. —Necesito salir de esta situación, me muevo al
borde de la cabina y me levanto.

Pero Ryker no retrocede como lo espero, y mis pechos presionan contra su pecho tan
pronto como estoy vertical.
Mis pezones alcanzan un máximo de interés ante el contacto. Traidores. Tengo que
obligarme a no apoyarme en él. Es sólido. Duro. Hombre. Me congelo por un momento,
esperando a que él retroceda, pero no lo hace.

—Disculpa. —Mis palabras son un murmullo silencioso. Necesito retroceder.


Moverme. Algo. Tengo que dejar de tocarlo.

La mirada de Ryker cae a mi escote, y no puedo respirar. No puedo pensar. No puedo


hacer nada más que mirar sus ojos bajos y preguntarme si está sintiendo lo que estoy
sintiendo.

No importa. No se permiten distracciones.

Varios segundos largos y agonizantemente pasan antes de que su mirada se desplace


hasta encontrar la mía.

—No vas de nuevo con ese barman. Tu dinero no es bueno para él. Ni siquiera me dejó
pagar la bebida. Así que deja de preocuparte por ello.

Una extraña sensación de alivio se apodera de mí porque Ryker no pagó por mi


bebida, y me siento de nuevo, desesperada por eliminar todos los puntos de contacto
entre nosotros antes de hacer algo estúpido como presionarme contra él más duro y
dejar que mis manos vaguen.

¿Por qué he pasado tanto tiempo sin contacto físico? Haré que mis pezones se detengan.
Pezones malos. Sin ningún relleno en mi sostén, estoy haciendo demasiado un
espectáculo. Al menos ya no estoy pensando en la forma del pene. Mierda. Mi mirada
está al nivel de su entrepierna ya que todavía está de pie, así que, por supuesto que mi
mirada aterriza justo en ella.

Oh. Santo. Infierno. Puedo verla. El contorno contra sus jeans. La protuberancia. ¿No
usa ropa interior? ¿Cada vez es más grande? Oh Dios mío, ¿eso es por mí?

El pecho de Ryker sube y baja con una respiración profunda, y levanto la mirada hacia
la suya.

La mortificación se asoma mientras Ryker me mira, esos ojos azul hielo ardiendo de
calor. Sabe exactamente lo que estaba mirando.

—Así que, ¿qué será, Justine?

Ignoro la pregunta y envuelvo la mano en mi bebida. Bebiendo lo último de ella,


comprando tiempo para averiguar cómo salir de esta situación. Este es el porqué lo
evito.

Una vez que mi vaso no tiene nada más que hielo, Ryker lo saca de mi agarre y lo pone
sobre la mesa.

—¿Qué va a tomar? —pregunta otra vez.


—¿De… de qué está hablando? —Mi tartamudeo es suavizado por el licor que he
consumido.

—Tú. ¿Qué hace falta para que me digas que sí? Eres un infierno para mi ego, pero me
importa una mierda eso. Quiero mi dosis. ¿Qué tengo que hacer?

Oh no. Esto no está sucediendo. Improviso una excusa.

—No puedo. Estoy ocupada. Tengo que mantener mis calificaciones.

—Las clases acabaron, nena. Inténtalo de nuevo.

Niego con la cabeza, que ya está aturdida con más alcohol del que he tenido en meses.

—Me voy mañana. Tengo un trabajo en el norte durante el verano en Legal Aid.

Me estudia por un instante como si decidiera si estoy dándole una excusa estúpida.
Debo pasar, porque asiente.

—Cuando regreses, saldremos.

Persistencia. Ryker la tiene por montones, y la combinación del alcohol y las


reacciones traidoras de mi cuerpo me están agotando. Pero nada puede cambiar el
hecho de que no tengo tiempo para una distracción. No ahora, no el próximo año.

—No es una buena idea. La escuela es mi único objetivo.

Se sienta junto a mí, e instintivamente me deslizo para poner un poco de espacio entre
nosotros. No necesito más contacto para derretir lo último de mi resistencia.

—Tengo que ir a buscar a mi amiga. Probablemente esté esperándome para irnos.

—Dame cinco minutos, y te convenceré.

Eso es exactamente lo que me da miedo. Las palabras flotan en mi cabeza mientras me


deslizo rápidamente alrededor de la cabina en forma de U hacia el otro lado. Con esa
determinada mirada en sus ojos azules y mi guardia baja, quién sabe qué podría
decirme en treinta segundos, mucho menos cinco minutos.

—Me tengo que ir. —Mantengo mi tono firme.

Ryker se apoya contra la cabina y cruza ambos brazos sobre su amplio pecho.

—Creo que tienes miedo de mí.

Levantándome, agarro el borde de la mesa para estabilizarme en los tacones de


Merica.

—¿Disculpa?

—Estás asustada. Temerosa de que en realidad quieras lo que yo quiero, y es por eso
que me sigues rechazando.
Una risa forzada escapa de mis labios y algo, probablemente el alcohol, voltea mi filtro
a la posición de apagado.

—¿Es en serio? Vamos, ambos sabemos que todavía no te has dado por vencido
porque soy la única chica que te ha dicho que no. —Hago un gesto hacia el vaso vacío
sobre la mesa—. Puede que tenga unos tragos encima, pero incluso yo entiendo que
eres todo persecución. Si te dijera que sí, perderías interés en unos días.

—Mentira.

—No importa. La respuesta sigue siendo no. —Y con eso me alejo, haciendo una salida
que no incluye caerme sobre mi cara. Gané.

Encuentro a Merica en una mesa alta cerca de la puerta, y su rostro es incluso más
blanco que su pálido tono normal de irlandés-americano.

—¿Qué pasa? ¿Sucedió algo? —Asimilando las otras expresiones igualmente


horrorizadas en los rostros alrededor de la mesa, mi estómago se revuelve.

Mérica se da la vuelta y me agarra, sus dedos cerrándose con fuerza alrededor de mi


antebrazo.

—Chad y Chris salieron del bar y hubo un accidente. No sabemos qué pasó, excepto
que alguien al parecer los golpeó. Rachel acaba de enviarme un mensaje para decirme
que Chad estaba con las manos esposadas y había una ambulancia.

Oh Dios mío. No

—¿Chad France? ¿Mi Chad? —El pánico se levanta en mi pecho, robándome el aliento.

Chad y yo hemos sido amigos desde que teníamos once y él me enseñó a jugar canicas
en el sucio callejón detrás de la casa del abuelo. Él vivía con su abuela porque su mamá
se fue, y su papá murió en la cárcel por un delito que Chad hasta el día de hoy jura que
no cometió. Es por eso que está aquí, para convertirse en un abogado patea traseros
de defensa criminal.

Merica asiente.

—¿Está bien? ¿Está lastimado? Si Rachel lo vio esposado, entonces no podría haber
ido en la ambulancia, ¿cierto?

—Rachel dijo que estaba de pie junto al auto de policía con las esposas. Eso es todo.

Tiene que estar equivocada. Tal vez Rachel se equivocó.


—¿Vio lo que sucedió? ¿Está segura que eran ellos?

—Rachel se fue de aquí justo después de que ellos lo hicieron. El apartamento de ellos
está de camino al suyo. Al parecer, media avenida Red River está cerrada para limpiar
el accidente.

—Oh Dios mío. —Las esposas significan arresto. La razón más probable debe ser...
beber y conducir.

Todos estamos pensando lo mismo; Merica simplemente lo dice primero.

—Chad está jodido si recibe un multa por conducir ebrio. Ya tiene una oferta para
después de la graduación con esa gran firma de defensa con la que ha estado
trabajando, pero apuesto que la rescindirían antes de que él pueda decir no culpable.

—Oh Dios mío —murmuro otra vez, cerrando los ojos. Trabajar en la mejor firma de
defensa del estado ha sido el objetivo de Chad desde antes que iniciáramos la escuela.
Va a estar devastado.

Merica vuelve a revisar su teléfono.

—Rachel dice que están reabriendo la carretera, pero parece que la camioneta de
Chad está destrozada. —Me mira—. ¿No se supone que mañana debía ayudarte a
mover tus cosas al depósito?

—Eso es lo menos importante para preocuparse en este momento. —Por mucho que
tenga una suerte de mierda,, no puedo estar molesta de que mi ayuda para mudarme
simplemente saliera por la ventana, porque el futuro de Chad en juego es un
problema mucho más serio.

—Quizás Rachel se equivocó. ¿Tal vez no eran ellos? ¿Y qué hay de Chris? ¿Nadie sabe
algo de él? Esto podría ser toda una confusión. —Estoy buscando alguna otra
alternativa.

James, un chico de nuestra clase de Evidencias, se acerca a la mesa sosteniendo su


teléfono.

—¿Se enteraron de lo de Chad y Chris? Echen un vistazo a esta foto de su camioneta.


Totalmente aplastada. Escuché que algún idiota corrió con la luz roja directo hacia su
parachoques, así que giró y golpeó un poste telefónico, y la persona ni siquiera se
detuvo. Increíble. Ese fue un dulce paseo después de que lo sacara.

Cualquier esperanzana de Rachel siendo una típica chica que piensa que todas las
camionetas son exactamente iguales, desaparece. Definitivamente es la camioneta de
Chad.

La tristeza y la ira se alejan dando paso al pánico. ¿Por qué manejaría estando ebrio?
¿Cómo pudo correr el riesgo?
—Me pregunto a quién va a llamar para la fianza si lo echan a la celda de borrachos. —
La especulación proviene de James.

—Su novia lo sacará de allí. —Ofrezco la información en voz baja. Han estado juntos
desde la secundaria, por lo que sé que va a estar allí para él. Pero ¿qué pasará
después? Su trabajo… su futuro…

—¿Por qué siquiera conducía? —pregunta Merica.

James se encoge de hombros.

—No quería dejar su camioneta en el estacionamiento durante la noche. Él sólo tomó


quizás cuatro o cinco cervezas. Lo he visto beber mucho más y todavía actuar
totalmente sobrio. Creo que eso es una suerte de mierda. Si alguien no los hubiera
golpeado, apuesto a que ya estarían en casa.

Suerte de mierda y mal juicio. Chad, ¿en qué pensabas?

—Esto es una mierda. Ahora todo su futuro podría estarjodido, y no tienes a nadie que
te ayude a mudarte. —Merica pasa de mirarme a mí a mirar a James—. ¿Qué auto
tienes?

—Una Harley. Lo cual sabrías si alguna vez me dejaras salir contigo.

Merica rueda sus ojos.

—Tengo novio. No pasará. Además, tu elección de momento apesta.

Todo acerca de esto apesta, y estoy muy enfadada con Chad. ¿Por qué iba a correr el
riesgo? Todos tenemos demasiado en juego como para correr riesgos así.

James abre la boca para responder a Merica, pero una voz familiar retumba detrás de
mí.

—¿Necesitas ayuda para mudarte?

Me obligo a no girarme cuando el calor del cuerpo de Ryker se registra contra mi


espalda.

Prácticamente puedo sentir el cambio repentino en el aire ahora que él está presente.
Es como si el lobo alfa se presentara para la discusión.

Siempre cuidando de mí, Merica centra su atención en Ryker.

—¿Tienes una camioneta?

Oh diablos, no. Quiero poner una mano sobre la boca de mi mejor amiga, pero ni
siquiera eso retirará la pregunta.

—Mi viejo tiene una camioneta que utilizamos para el cazar ciervos. Está en casa de
mis padres, y viven a sólo unas pocas millas del campus.
Es una locura escuchar a Ryker referirse a su padre como su viejo porque es un juez de
la corte suprema del estado, no sólo un papá que trabaja de nueve a cinco. Además, él
fue mi jefe durante los últimos cuatro meses y medio durante mi pasantía en la corte.

Hasta el día de hoy, me ha impactado que Ryker no se presentara en el despacho de su


padre mientras estaba trabajando. O no lo sabía o consideraba el lugar fuera de los
límites, no tengo idea de cuál.

La mano de Ryker aterriza en mi cadera y aprieta antes de que me dé la vuelta para


enfrentarme a él. Todos los pensamientos de su papá y Chad se alejan cuando esos
ojos azules me perforan con una mirada directa.

—Entonces puedes ayudar totalmente a Justine a mudarse mañana. —Las palabras de


Merica son burbujeantes por el triunfo. No hay duda de que ve esto como un caso de la
vida cerrando una puerta pero abriendo una ventana.

—¿Necesitas mi ayuda? —pregunta Ryker, sin romper el contacto visual conmigo.

—Si dice que no, está mintiendo —ofrece Merica inútilmente.

Tengo que salir de esta conversación antes de rendirme y aceptar su ayuda. También
tengo que escapar para ir llamar a Katie, la novia de Chad, y obtener la primicia sobre
lo que está sucediendo y ver si puedo ayudar.

Eludo el agarre de Ryker y anuncio.

—Tengo que hacer pis.

Merica me da una mirada que dice claramente ¿Me estás tomando el pelo?

La ignoro.

—Ahora vuelvo.

Girándome, me dirijo hacia la parte de atrás de la barra y los baños. Mientras camino,
mentalmente paso a través de mi lista de opciones de ayuda para mudarme. Paro de
repente porque, oh espera, es cierto, no tengo otras opciones. Chad me estaba
ayudando porque es un buen chico y lo he conocido desde siempre. Y ahora está
jodido. Mi estómago se retuerce con simpatía y decepción e ira.

Trato de llamar a Katie mientras camino por el bar. Va directamente al correo de voz
cuatro veces antes que me rinda. Espero que puedan resolver esto. Por mucho que me
gustaría que hubiera algo que pudiera hacer para ayudar, no se me ocurre nada.

Mientras miro al espejo del baño, el licor me golpea con fuerza.

Estoy borracha. Y tengo que llegar a casa.

Empujando la puerta del baño, mantengo mis ojos fijos en mis pies, para no caerme
sobre mis ahora-traidores tacones.
—Ouch. —Me encuentro con una pared.

Excepto que no es una pared, ya que envuelve dos manos alrededor de mis caderas.
Mis palmas van a su pecho, y mi disculpa está a mitad de camino antes de que me dé
cuenta que es Ryker y que me está llevando hacia la esquina del oscuro pasillo.

—¿Qué estás haciendo? —Mi espalda está contra la pared y estoy atrapada. ¿Dónde
está mi reacción de lucha-o-huida? ¿Dónde está el pánico que debería estar sintiendo?

En cambio, siento llamaradas de calor en mi vientre mientras coloca una mano contra
la pared, al lado de mi cabeza.

—No habíamos acabado con nuestra conversación.

—Claro que sí. —Mis palabras son constantes pero mi corazón late con tanta fuerza en
mi pecho que estoy segura de que puede sentirlo.

—No has respondido a mi pregunta. ¿Necesitas ayuda, Justine?

Con todo lo que soy, quiero decir que no. Pero una pizca de practicidad se eleva y
alimenta mis palabras.

—Sí.

—¿Entonces por qué estás huyendo?

—No estoy huyendo.

Se inclina más para susurrar en mi oído.

—Mentira.

Retrocediendo justo lo suficiente para ver su rostro, trago.

—Bien, tú ganas. Desearía no necesitar tu ayuda. —¿Cómo es eso de honesto?

Una sonrisa de suficiencia se desliza sobre su rostro.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que vaya a costar?

Por supuesto que le pondría un precio a todo.

—¿Cuánto?

—Ni un centavo. Sólo un beso y una cita.

La orden me enerva.

—Te lo dije, me voy mañana…

—Una cita el próximo semestre. El beso es el pago por adelantado. Aquí y ahora.
Me gustaría poder decir que el calor ardiendo bajo en mi vientre es ira, pero sería una
mentirosa. A medida que sus labios bajan hacia los míos, las campanas de alarmas
suenan en mi cabeza. Debería detenerlo. Esta es de lejos la peor idea del mundo.

Pero mi cuerpo se mantiene congelado en su lugar, y mis labios se abren mientras él


los acaricia.

Oh. Diablos. Ryker Grant me está besando. Mi boca se amolda a la suya y mi cuerpo se
curva contra él.

Oh, mierda. Le estoy respondiendo el beso.

Entonces, todos los sonidos en mi cabeza son ahogados por la sola fuerza de las
sensaciones oscilando por mi cuerpo. Mis pezones se aprietan con fuerza contra su
pecho, y mis manos agarran su camisa como si estuviera tratando de no perder
contacto con la realidad.

Sus labios toman y toman, separando más los míos hasta que su lengua se desliza
dentro y consigo mi primera probada de Ryker.

Él sabe aún mejor de lo que huele.

Su mano se desliza hacia abajo para acunar mi trasero, y a través de la fina tela de la
corta falda, puedo sentir las yemas de sus dedos hacer contacto. Aprieta mis nalgas y
guía una de mis piernas para que se envuelva alrededor de su cadera.

Mi cuerpo suspira ante el contacto, y me toma un momento darme cuenta que el bulto
presionando contra mí es su erección. Y es tan grande como parecía, excepto que
ahora está aún más duro. Mi clítoris se despierta de la hibernación, y no puedo dejar
de mover mis caderas contra él.

Todo pensamiento racional sale de mi cerebro mientras una chispa de sensación se


dispara desde mi clítoris a mis pezones e ilumina el centro de placer en mi cerebro.
Oh, Dios mío, se siente tan bien.

Él gime en mi boca, agarrando mi trasero más fuerte, empujándome hacia él. Mis
bragas están empapadas, pero sigo moviéndome.

Ryker entierra su otra mano en mi cabello, y el cambio en el ángulo intensifica la


fricción sobre mi clítoris.

Me voy a venir. Me congelo cuando la realización me golpea. Aquí mismo. En un bar.


Frotándome contra Ryker Grant. Debería sentirme humillada, pero no puedo evitar
dejarme caer por el borde.

Curvando mis dedos en sus hombros, me tenso mientras el orgasmo me recorre. Mi


gemido es amortiguado por su boca porque no ralentiza su beso. La puerta del baño se
abre justo más allá de nosotros, y la realidad se entromete en forma de chicas
borrachas parloteando y tropezando de nuevo hacia el bar. Empujo el pecho de Ryker,
desesperada por poner espacio entre nosotros.

No puedo creer lo que acaba de pasar. Agradecida por el rincón oscuro, sé que mi
rostro está ardiendo.

—Acabas de…

Le doy una cachetada, hablando mientras lo hago:

—Esto nunca ocurrió. Nada de esto. Por favor, por el amor de todo lo que es santo, ni
se te ocurra mencionar este momento de nuevo.

Su cabeza cae contra mi hombro, y su voz se vuelve ronca.

—Esto ha sido jodidamente caliente. Puede que no lo mencione, pero no hay manera
en el infierno en que no vaya a pensar en ello.

—Por favor déjame ir.

Afortunadamente, Ryker da un paso atrás, y yo me apresuro a salir de la esquina, en


dirección al bar.

—Espera, necesito tu dirección.

Reduzco la velocidad, sin girarme mientras se la digo. Tengo que salir de aquí antes de
que haga algo aún peor.

—Nos vemos a las nueve —me grita mientras me alejo rápidamente.


Capítulo 3
Justine
Traducido por M.Arte

Corregido por Disv

Su boca en la mía.

Su mano entre mis piernas.

Mojada. Caliente. Adolorida.

Necesito más. Quiero más.

Ojos azules arden en los míos.

—He estado esperando mucho tiempo para tenerte debajo de mí.

La alarma me despierta de golpe y el sueño se desvanece, pero el latido silencioso de


mi corazón permanece, junto con mis bragas mojadas.

Golpeo la parte superior de la alarma en mi mesita de noche para apagarla y tiro de las
sábanas sobre mi cabeza. Acabo de tener un sueño húmedo. Sobre Ryker Grant.
Incluso el dolor de cabeza que acecha mi sien no me impide que quiera terminar el
trabajo que comenzó el sueño de Ryker.

No puedo enfrentarlo hoy. ¿Cómo voy a mirar esos ojos azul hielo y no recordar cuán
bien se sintió estar presionada contra él?

Dejar de pensar en ello.

He tenido que resistirlo durante dos años, y no hay razón por la que no pueda hacerlo
por un día más. Sin distracciones.

No importa lo bien que puede besar la distracción.


Tres horas más tarde, está claro que no voy a necesitar ninguna fuerza de voluntad
para resistirme a él, porque Ryker está retrasado.

Una hora más tarde.

Mientras estoy sentada en la escalinata de mi edificio esperando a que llegue la


prometida camioneta, todas mis preocupaciones de esta mañana las hago a un lado.

Lo sabía. Sabía que solo estaba en esto por la persecución, y la humillación de que yo
tenía razón me quema. Ryker no solo saboreó lo que decía desear tanto, sino que
decidió que el sabor era lo suficientemente bueno para solo unos segundos.

Idiota.

¿Por qué no confié en mis instintos? Sabía que esto sucedería. Tan malditamente
típico. Al parecer debí aguantar hasta que me ayudara, porque ahora no valgo la pena.

El dolor serpentea con la humillación, soltando bofetada tras bofetada de


arrepentimiento. Lo sabía mejor que nadie. Mala decisión. Eso es todo lo que fue.

Nunca volveré a beber, ni a besar a Ryker Grant.

Y ahora tengo que averiguar cómo mover casi todo lo que tengo en mi depósito. Mis
cajas están empaquetadas y esperando para ser llevadas, junto con los muebles de
segunda mano que compré por unos pocos cientos de dólares a un estudiante
graduado a finales del año pasado. Las cajas las puedo transportar en mi auto en
varios viajes, pero los muebles no caben.

—¿Por qué pensé que realmente aparecería? —le pregunto a la acera vacía frente a mi
edificio.

No sé por qué hablo en voz alta, porque nadie está aquí para escuchar mis palabras
idiotas. También traté con Katie y Chad esta mañana. No hay respuestas de ninguno de
sus teléfonos.

Que día de mierda. Alcanzo el dispensador Pez1 junto a mí sobre la acera y levanto la
cabeza de Cenicienta para sacar un caramelo de limón. Pez es mi pequeña obsesión. El
abuelo comenzó a sorprenderme con ellos cuando tenía seis o siete años, y mi
colección creció.

Ahora los escojo según mi estado de ánimo. Cenicienta probablemente debería


recordarme que los sueños se hacen realidad, pero hoy solo me recuerda que Ryker
no es ningún Príncipe Encantador.

¿Cómo pude haber caído con sus frases después de todo este tiempo?

1 Pez: Marca austriaca de caramelos que vienen en dispensadores en forma de mechero con tapas de
cabezas de personajes que forman parte de la cultura popular.
Disgustada conmigo misma, me levanto y doy palmaditas a mi trasero para limpiarme,
terminando con esta pequeña fiesta de compasión. Desde luego esto no va ayudar a
mudarme.

¿Pensaste que Ryker Grant realmente se rebajaría a sí mismo para ayudar?

El golpe a mi orgullo duele más de lo debido.

El tipo que se encarga del césped del complejo de apartamentos estaciona su


destartalada camioneta Chevy en la acera frente a mi edificio antes de saltar para
bajar la rampa y rodar una cortadora de césped.

Una idea me golpea. Los mendigos no pueden ser selectivos, y no soy nada si no
ingeniosa.

—¡Oye! ¿Te gustaría ganarte veinte dólares? —grito mientras me dirijo hacia él.
Capítulo 4
Ryker
Traducido por M.Arte

Corregido por Disv

Lo jodí, y lo sé. No voy un día tarde. Nop, estoy seis horas tarde y con una suerte de
mierda. Golpeo la puerta, pero el pedazo de hoja de cuaderno pegado en ella me dice
todo lo que necesito saber.

GRACIAS POR NADA.

No está dentro, y apostaría la camioneta que Justine Porter no cree en segundas


oportunidades.

Las palabras están escritas en mayúsculas y con marcador permanente negro. No hay
duda que la ira traza cada una de las letras. Estaba furiosa cuando las escribió, y ahora
se ha ido.

¿Por qué demonios no conseguí su número en el bar la noche anterior? Maldito idiota. Si
lo hubiera hecho, podría haber llamado esta mañana para decirle que llegaba tarde.

No había manera en el infierno de que pudiera decirle por qué, pero le garantizo que
no es por la razón que ella piensa. Incluso si estuviera aquí, mis excusas imprecisas no
le importarían.

Nunca he tenido que trabajar para conseguir a una chica, pero Justine me ha
rechazado en cada oportunidad. No voy a mentir, me gusta un reto, pero no es solo un
ligue lo que busco con ella. Al menos, no ahora

Hubo un tiempo en el que ella solo me fascinó por su cabello salvaje y sexy-como-el
infierno, el balanceo de su cuerpo y sus continuos rechazos. Pero eso duró hasta la
orientación y tal vez la primera semana de clases, hasta que me di cuenta que era
probablemente la chica más inteligente que había conocido. Tampoco pasó mucho
tiempo para que me diera cuenta que su cerebro era incluso más sexy que el resto del
paquete.

Y aparentemente es demasiado inteligente como para esperar a un idiota como yo. Lo


merezco, y sin embargo, todavía estoy decepcionado. Saco el dispensador Pez de Yoda
de mi bolsillo. Podría pensar que no noto nada más que sus pechos y su trasero, pero
está equivocada.

Me alejo del apartamento y regreso a la camioneta. Tengo tres meses y medio para
idear un nuevo plan de juego. No hay manera en el infierno que me de por vencido
con ella tan fácilmente.
Capítulo 5
Justine

Traducido por Addictedread y Beatrix85

Corregido por Disv

Tres meses y medio después


Un año más. Un año más y tendré el diploma por el que he estado trabajando durante
una década. Solo desearía que el abuelo pudiera estar aquí para verme caminar por
ese escenario. Aunque él estará ahí en espíritu, lo sé.

El verano pasó ridículamente rápido, pero aprendí más trabajando en Legal Aid que
todo el tiempo que pasé en clases. También me maté trabajando como camarera en un
pub local, ahorrando para ayudar a cubrir mis gastos este año y logré tener un poco de
diversión.

Estar de vuelta en el campus hace que me dé cuenta lo mucho que quiero terminar con
la escuela para volver al mundo real y empezar a hacer la diferencia. No puedo salvar
a las personas del desalojo, sentada en un salón de clases. No puedo ayudar a pelear la
custodia del hijo de alguien mientras estoy estudiando en mi apartamento. Así que,
básicamente, estoy manteniendo mis calificaciones mientras marco el tiempo hasta la
graduación.

Pero no lo daré por sentado, porque al menos tengo el privilegio de terminar la


escuela. Chad no solo perdió la oferta de una posición en la firma de defensa criminal,
sino que la escuela revocó su beca. Después de un mes de mensajes de textos y
llamadas sin respuesta, y buscando en internet por noticias, finalmente me envió un
correo electrónico para hacerme saber que se había retirado oficialmente.

¿Por qué incluso molestarse en terminar y acumular la deuda, cuando no sé si seré capaz
de tener un trabajo para pagarlo? A Katie le ofrecieron un trabajo en una buena clínica
de terapia física en Arizona, así que voy a ir con ella. Buena suerte, chica. Anda a golpear
traseros en la escuela de Derecho por los dos.

Todas mis respuestas después de este mensaje no fueron contestadas.


Mi teléfono suena con un mensaje de Merica, sacándome de los pensamientos
deprimentes.

MERICA: Lleva tu culo a la sala de juntas. La reunión de becas comienza en 20 minutos.

Voy tarde a retomar la rutina porque quería trabajar el mayor tiempo posible antes de
regresar al campus. No solo porque necesitaba ahorrar dinero, sino porque sentía que
tenía un propósito. Desafortunadamente, la oficina de Legal Aid no podía sostener
otro abogado de tiempo completo debido a los recortes presupuestarios, por lo que
me pone de nuevo en la búsqueda de empleo.

Levantando mi bolso, me dirijo a mi auto, dándome un vistazo en la ventana de la


tienda. La hora al día que hice en el gimnasio marcó una diferencia. Mi trasero nunca
se ha visto mejor, y no hay forma de que Ryker Grant esté logrando otra oportunidad.

Nop. Detente. No pienses en él porque no merece un espacio en el cerebro.


Especialmente porque la vergüenza aún se desliza dentro de mis venas cuando
recuerdo esa noche y en cómo me dejó esperando en la acera la mañana siguiente.
Idiota.

Me deslizo a través de luces amarillas y esquivo a los estudiantes en bicicleta para


llegar a la escuela a tiempo. La reunión de becas del año pasado fue una dura
conferencia sobre cómo teníamos que mantener nuestro PG en un cierto nivel
dependiendo de la beca de recibimos.

La habitación ya está llena cuando logro apretujarme por la puerta, pero Merica
saluda desde un asiento al final. Su cartera gigante ocupa la silla a su lado y estoy
segura de que su mirada ni siquiera pienses en preguntar si puedes sentarte ahí impide
a un montón de gente tratar de tomar ese asiento. Sonrío y presiono a unos cuantos
estudiantes apoyados contra las paredes.

El decano toma el atril momentos después de sentarme. Todo el consejo de


administración lo flanquea a ambos lados, incluyendo a mi ex jefe y al padre de aquel
que no ocupará un lugar en mi cabeza. Justice Grant se encuentra con mis ojos por un
breve instante, pero no sonríe antes de apartar la mirada.

¿Qué es eso? Justice Grant es una de las personas más agradable que he conocido,
siempre listo con una sonrisa fácil y una palabra amable. La inquietud me revuelve el
estómago. ¿Sabe lo que pasó entre su hijo y yo? El juez fue un jefe increíble y pensé
que nos separamos en buenos términos, así que no tengo ninguna otra explicación
para su extraño comportamiento.

En realidad, la presencia del consejo de administración en esta reunión es


completamente diferente a la del año pasado. Pero el inicio del discurso del decano es
exactamente el mismo, una versión aburrida de la larga y orgullosa historia de esta
escuela de leyes como una de las mejores instituciones académicas jurídicas del país, y
comentarios sobre lo agradecido que ha estado de estar al mando debido a su ascenso
a través de los rangos. Ahí es donde terminan las similitudes.
—Y a pesar de nuestro continuo ascenso en el mundo académico, estamos enfrentado
un problema demasiado común, compartido por muchas instituciones. No somos
inmunes al descenso de la economía y las dificultades financieras han plagado a tantas
escuelas. Este es probablemente el discurso más desalentador que he tenido que
entregar durante mi mandato, pero no creo en endulzar los hechos.

Él toma un vaso de agua y hace contacto visual con Justice Grant. Grant asiente en
respuesta, como si le diera al decano un empuje para entregar el resto de su discurso.

¿Qué diablos está pasando? Porque algo está definitivamente mal.

El decano reubica su vaso de agua sobre la mesa al lado de Grant y mira a la audiencia
de estudiantes y profesores con una expresión de disculpa.

—¿Por qué demonios está dando largas? —murmura Merica en voz baja.

—Nos enfrentamos a una difícil decisión este verano, y después de revisar todas
nuestras opciones, se ha determinado que el programa de becas de mérito será
suspendido indefinida e inmediatamente.

Un jadeo colectivo barre la habitación, seguido por un creciente murmullo de voces.


Escucho docenas de qué mierda y de ninguna jodida manera, mientras mi estómago
cae a mis pies. Merica golpea una mano sobre su boca para cubrir su aguda inhalación.

Parpadeo repetidamente como si tratara de despertarme de un mal sueño. Porque


esto tiene que ser, un sueño. Un sueño verdaderamente terrible, jodidamente horrible.
Lo que el decano está diciendo no puede suceder. Desesperada, me pellizco el brazo
para despertarme, pero lo único que siento es la punzada de mis uñas ahondando en
mi piel.

Esto no es un sueño. Santo cielos. Y es por eso que el juez Grant no estaba sonriendo. Él
sabía lo que el decano iba a decir. Y lo que es más, sabe que estoy aquí con una beca
completa.

Merica agarra mi brazo con su mano libre y aprieta.

—Entendemos la dificultad que recae sobre muchos, pero cuando la decisión se basó
en mantener la escuela de derecho abierta para todos los estudiantes y que una
pequeña fracción perdiera su beca de mérito, el consejo de administración ha votado
unánimemente a favor de la salud financiera de esta institución y el mejor interés por
el bien mayor. Todos los estudiantes con becas recibirán citas con la oficina de ayuda
financiera para establecer un financiamiento alternativo si es necesario, y si no
reciben ninguna ayuda económica, se establecerá un plan de pago mensual para su
matrícula, lo que esperamos lo haga menos pesado.

—¡No pueden hacer eso! —El hombre a mi lado salta sobre sus pies y creo que todas
las cabezas en la habitación asienten ante su declaración—. Demandaremos. Ustedes
nos hicieron promesas en las que nosotros hemos confiado. ¡No pueden hacer eso!
Y esto es lo que sucede cuando entregas malas noticias a una sala llena de estudiantes
de derecho. La pregunta real es: ¿Tiene razón? ¿Podemos presentar una demanda
colectiva en contra la escuela para obligarlos a restablecer la beca para todos los que
ya le han sido adjudicada?

Los argumentos están trabajando por mi cabeza, pero las siguientes palabras del
decano, matan la esperanza floreciente.

—Desafortunadamente, no hay ningún recurso disponible para ustedes. La escuela


siempre ha sostenido que es capaz de cancelar el programa en cualquier momento y
no hace promesas. Por otro lado, hay varias otras teorías legales que impedirían que la
escuela se vea obligada a continuar proporcionando fondos, especialmente para un
programa que lo llevaría a la bancarrota. Hemos revisado los términos de este
programa con las mentes legales más brillantes del país, y todos están de acuerdo. No
encontrarán un abogado de demanda colectiva que tome el caso, porque va a perder.

Más comentarios gritados procedentes de alrededor de toda la sala son dirigidos al


decano, y ninguno de ellos es halagador. Él levanta su mano.

—Por favor, absténganse de gritar, no va a cambiar la opinión del consejo de


administración, quienes tienen la última palabra sobre este asunto. Ahora, si se
mantienen sentados, haremos que alguien venga con el calendario para el
departamento de ayuda financiera, y todos los que necesiten una cita la consigan tan
pronto como sea posible.

La mano de Merica todavía está envuelta alrededor de mi brazo y mi estómago se


retuerce en un nudo sobre otro nudo. ¿El consejo de administración decidió por
unanimidad? ¿Estuvo de acuerdo con esto Justice Grant? No cuadra con el hombre que
pensé que era.

El decano se ve mal mientras traga el resto de su agua y camina lejos del atril. El
hombre solo dictó una sentencia que va a significar el final de más de una carrera de
derecho antes de que comience.

Incluyendo la mía. Todas las citas con ayuda financiera en el mundo no me ayudarán a
asegurar el préstamo estudiantil. ¿Por qué? Porque soy la hija de dos estafadores que
usaron mi número de la seguridad social para decenas de préstamos antes de cumplir
dieciocho años. Mi crédito fue retirado antes de que yo tuviera la oportunidad de
usarlo. Mi única forma de atravesar la universidad han sido las becas, y he trabajado
duro para obtenerlas.

¿Cómo puede suceder esto?

Mis ojos arden con la amenaza de lágrimas, pero no hay forma de que vaya a llorar en
público.

—Necesito hacer una cita con ayuda financiera antes de pedir a mi padrastro un
préstamo, solo para tener un plan de respaldo. Y luego, después de eso, nos
emborracharemos. —El tono de Merica suena mucho más como si me estuviera
diciendo que alguien fue asesinado.

Sólo nuestros sueños. Las esperanzas. Los planes futuros.

Sin un extra de sesenta mil dólares alrededor para cubrir mi matrícula, estoy jodida.
Dos años de mi vida, desperdiciados. Cualquier préstamo que pudiera conseguir
tendrían tasas de interés al nivel de tarjeta de crédito, y con mi ambición de conseguir
un trabajo en Legal Aid… no hay manera de que pudiera darme el lujo de vivir y pagar
una fracción del pago mensual.

Detrás de mí llega una conversación en voz baja.

—Mi antigua compañera de cuarto se desnudó durante los tres años de escuela. Se
graduó sin ninguna deuda.

Echo una ojeada por encima de mi hombro para ver a una rubia bonita que recuerdo
de las clases de primer año. Ella no era una estudiante sobresaliente, sólo una
promedio. Está susurrando a una morena sentada a su lado.

—¿En el Vu?

La rubia asiente.

—Es mejor que endeudarse por esto. Ya tengo la mitad de la matrícula que mi beca no
iba a cubrir. ¿Qué tan malo puede ser realmente? Con una peluca y una tonelada de
maquillaje y un nombre artístico, ¿Quién puede enterarse? Todavía tengo mi trabajo
en la biblioteca para poner en mi currículo.

Por mucho que odie admitirlo, lo que está diciendo tiene un montón de sentido.

Los rasgos de la morena adquieren un aspecto determinado.

—Vamos a hablar con ella. ¿Tal vez pueda meternos?

Cuando se levantan y salen de la habitación sin esperar a que termine el representante


de ayuda financiera, estoy realmente decepcionada de que no pueda espiar el resto de
la conversación.

El representante de ayuda financiera se detiene junto a Merica con su calendario.

—Así que, ¿cuánto tiempo tenemos para hacer el primer pago sin un préstamo
estudiantil? —pregunta Merica.

—Treinta días. Cada pago se hará en treinta días a partir de entonces por el resto del
año. El pago final debe hacerse por lo menos siete días antes de la graduación con el
fin de caminar y recibir un diploma.

Hago los cálculos en mi cabeza y tapo mi boca cuando me ahogo con una tos ante el
tamaño de los pagos.
—Inscríbame para la cita. La cancelaré si no la necesito.

El representante asiente y apunta en el calendario. Cuando Merica ha terminado de


poner la hora de la cita en su teléfono, se vuelve hacia mí.

—¿Lista?

Todavía no estoy preparada para formar las palabras, por lo que asiento.

No tengo un padrastro rico. O un montón de dinero en efectivo. O crédito decente. O


un hada madrina.

Mientras seguimos a la multitud airada fuera de la habitación, Justice Grant levanta


una mano hacia mí. Ojalá hubiera estado mirando en la otra dirección, porque la
última cosa que quiero es hablar con él ahora mismo. Pero tampoco puedo pretender
que no lo vi cuando Acabamos de hacer contacto visual.

—¿Me puedes dar un segundo? Nos encontraremos afuera y podemos averiguar hacia
dónde vamos.

Merica abraza su cartera gigante más cerca de su costado.

—Está bien, pero date prisa. Necesito tequila, inmediatamente. Tengo que estar
borracha antes de que llame al padrastro.

—Voy a ser rápid, lo prometo.

Giro hacia Justice Grant y me detengo a pocos centímetros de él.

—Siento tanto que esto cayera sobre ti sin previo aviso. Tu beca era completa,
¿verdad?

—Sí, señor. Lo era.

—¿Has hecho una cita con ayuda financiera?

Abro la boca para mentir, porque él no necesita conocer los detalles de mi triste
situación financiera, pero las palabras se encuentran atrapadas en mi garganta y la
verdad sale en su lugar.

—No puedo obtener un préstamo a través de ayuda financiera. Ellos ni siquiera me


considerarán. Mis padres arruinaron mi crédito antes de cumplir los dieciocho años y
no lo he recuperado. Tengo que encontrar otra salida.

—Estoy seguro que si tiene a alguien que le sirva de fiador para… —Se calla cuando
sacudo la cabeza.

—No. Soy sólo yo. Mi abuelo falleció al final del primer año. Mis padres… ni siquiera sé
dónde están, pero le garantizo que el crédito de ellos es peor que el mío.

Sus cejas se arquean hacia el nacimiento del cabello.


—Demonios, Justine. ¿Qué va a hacer?

Fuerzo una sonrisa en mi cara y le digo la verdad.

—Ponerme borracha. Probablemente llorar. Y luego o bien encontrar algo mejor o


abandonar y conseguir un trabajo a tiempo completo con mi licenciatura y espero
poder ahorrar lo suficiente para volver y terminar en un par de años.

Su cara cae ante mi honestidad.

—Lo siento mucho. Sé que esto no es justo. Cuando estaban discutiendo nuestras
opciones, sabíamos que esto iba a causar que algunos estudiantes dejaran el
programa, pero nunca habría esperado que tú fueras uno de ellos. Eres una de las
empleadas más brillantes que he tenido en mi despacho, y sería un gran desperdicio
de una mente brillante.

Inyecto más positividad de lo que siento en mi tono.

—Puede que no tenga ninguna otra opción, pero ya he conseguido mis libros y tengo
treinta días para llegar con el primer pago. Espero que pueda resolver algo para
entonces.

—Habla conmigo antes de tomar cualquier decisión final. Si hay algo que pueda hacer
para ayudar, incluso si se trata de escribir una carta de recomendación para otro
trabajo, lo haré.

Su oferta es sincera, y esas lágrimas que le dije que saldrían más tarde están saliendo a
la superficie.

—Gracias, señor. Voy a estar en contacto. —Me giro y me dirijo a la puerta antes de
que puedan caer.

Qué desastre.

Espero que Merica tenga ya decidido un bar porque voy a gastar hasta el último dólar
de mi cartera emborrachándome. Puede que no sea prudente, pero ser prudente no
me va a acercar al pago de mi matrícula.
Capítulo 6
Ryker
Traducido por Beth B

Corregido por Disv

—Vas a terminar la universidad, y no voy a escuchar otra maldita palabra de lo


contrario. —La voz de mi padre hace eco contra los techos abovedados de su oficina
en casa.

—¿Por qué mierda es tan importante que termine la universidad? ¿Para convertirme
en un juez como tú y pedir favores? ¿O para poder contar con otras personas para que
resuelvan mis errores?

—Más vale que cuides tu boca cuando me hables.

—¿Estás en la fase de negación, papá?

La expresión de mi padre se vuelve dura, y sé que me he excedido. Bueno, al carajo.


Estoy harto de la hipocresía en esta casa.

—Lo único por lo que debes preocuparte es por graduarte con honores y obtener una
pasantía prestigiosa.

—¿Qué parte de no quiero ser un jodido abogado o juez no entiendes?

—No te atrevas a hablarme así, muchacho. Si no quieres ser abogado, está bien, pero
al menos obtendrás tu título y serás un maldito político como decidimos hace dos
años.

Me cruzo de brazos sobre el pecho, adoptando su expresión intimidante.

—No. He terminado. Dejo la universidad.

—Sobre mi cadáver. —Mi padre enuncia claramente cada palabra. Con la vena
hinchada en su frente, estoy un poco preocupado de que pueda desplomarse donde
está parado, convirtiéndolo en una posibilidad.

Cuando no respondo, golpea el escritorio con la mano.


—¿Sabes por qué no vas a dejar la maldita universidad? Porque hoy a un grupo de
estudiantes que les suspendieron sus becas, y tú todavía recibes una beca completa
porque estoy en el consejo de administración y tu educación gratuita es un beneficio
de esa posición. No puedes darle la espalda a eso a menos de que seas
verdaderamente un pequeño imbécil desagradecido y sé que no he criado a mi hijo así.

Sus palabras me detienen en seco. ¿Qué mierda? Conozco a más de un estudiante que
hacen sus estudios de Derecho con una beca.

—¿Les suspendieron las becas a todos?

—A cada estudiante en el programa de becas al mérito.

Un estudiante en particular me viene a la mente. La chica más obstinada que he


conocido, y la más trabajadora y más inteligente.

—Mierda. ¿De verdad? ¿Pueden hacer eso?

Mi padre inclina la cabeza.

—Les aconsejé no hacerlo, les dije que suspendieran el programa para todos los
nuevos solicitantes y que cumplieran con las obligaciones de los actuales haciendo
recortes presupuestarios alternativos o asumiendo la deuda adicional, pero no era
una posibilidad. No había manera de evitarlo.

—Eso es una mierda. —Justine debe estar devastada.

—Sí, y si vas a darle la espalda a una educación gratuita en la escuela de Derecho


cuando a un grupo de tus compañeros le acaban de suspender las becas que ganaron,
entonces no eres el hijo que creí haber criado.

Me froto el rostro con la mano. Nada como el jodido sentimiento de culpa para tenerme
bajo control, papá.

—Bien. Me graduaré. Pero eso es todo a lo que me comprometo.


Capítulo 7
justine
Traducido por Beth B

Corregido por Disv

—No puedes hacerlo. En serio. Esto es una locura. No te dejaré —grita Merica por el
teléfono mientras lo sostengo lejos de mi oído—. Detente ahí mismo, Justine. Tienes
que pensarlo.

Lo que no se da cuenta es que lo he pensado una y otra vez, y es la única alternativa


viable que se me ocurre. Por desesperación, tuve una reunión con ayuda financiera
esta mañana, y reveló exactamente lo que esperaba.

—Lo siento, señorita Porter, pero no es candidata para ninguno de nuestros préstamos
convencionales a menos que tenga a alguien que la avale. Pero aquí hay algunas otras
opciones que podría considerar.

Esas otras opciones eran cada una menos atractivas que la anterior, y exactamente el
tipo de deuda gigantesca y las tasas de interés que esperaba.

Por dinero baila el mono. Hay una razón para ese dicho, y sentada en el
estacionamiento de El Déjà Vu, veo a un montón de gente entrando y saliendo,
probablemente con las carteras repletas de dinero.

Me siento como el cliché más grande del mundo. ¿Qué trae a una buena chica como tú
aquí? Oh, sólo necesito desnudarme para pagar la escuela de Derecho. Casi puedo ver
los asentimientos de oh, claro que obtendría. Obviamente es un cliché por una razón, y
estoy segura de que más de una aspirante a abogado ha tomado este camino. La
graduada de la clase del año pasado, de la que las chicas habían estado hablando
durante la reunión, obviamente lo había tomado.

Entonces, ¿qué vale más? ¿Mi sentido de la modestia o mi futuro financiero? No es


como si me estuviera inscribiendo para ser una prostituta. Puedo desnudarme y
aceptar las propinas. No tengo que hacer nada… extra.

—Ya estoy aquí, Mer. Sólo voy a entrar y preguntar por los detalles. No me
comprometo a nada.
Permanece en silencio durante unos diez segundos antes de responder:

—Si no me llamas en media hora para decirme que estás bien, conduciré hasta allá. No
me importa si tengo que derribar puertas y liberarte de ese lugar.

No puedo más que reírme.

—Es un club de striptease, no un harén. No tendrás que liberarme. Te prometo que te


llamaré en cuanto salga.

—Más te vale. Te juro que si me encuentro una cana el mes que viene, es todo culpa
tuya.

—Te quiero, Mer.

—También te quiero, Jus. Ten cuidado.

Colgamos y examino mi entorno para tratar de orientarme.

La cerca alrededor del estacionamiento proporciona una cierta medida de anonimato


a la clientela del Deja Vu, y probablemente debería estar agradecida por eso. Salgo del
auto, y un horrible pensamiento entra en mi cabeza cuando me paro en el pavimento
desigual con las piernas temblorosas. ¿Y si veo a alguien conocido?

No, no es posible. No pongas pensamientos como éstos en el universo, Jus. Lo sabes muy
bien. Sólo pensamientos positivos.

Enderezo la falda negra corta que nunca le devolví a Merica después de esa noche en
el bar. La noche en que Ryker Grant me dio un beso de infarto y usé su protuberancia
para venirme en el pasillo trasero de un bar.

Todos sabemos cómo terminó esa historia.

Cavando profundamente, encuentro la autoconfianza que necesito tener para lo que


voy a hacer. Es un trabajo honesto por un pago honesto.

Llego a la puerta negra, la empujo para abrirla y encuentro a un hombre grande con
una camisa negra parado detrás de un alto mostrador justo dentro de la entrada. Su
expresión no cambia cuando me ve.

¿Ves? No es la gran cosa. Ya lo tengo.

—La entrada para las damas es de cinco dólares esta noche —me dice, con el sello en
alto, listo para marcar el dorso de mi mano.

¿Le digo por qué estoy aquí y pregunto cómo voy a aplicar para trabajar en el tubo? Mi
otra opción es pagar la entrada y escabullirme dentro, con la esperanza de averiguar
con quién necesito hablar.

La practicidad gana.
—En realidad no estoy aquí para mirar. Estoy aquí para solicitar un trabajo.

Esta vez sus ojos se ensanchan una fracción, seguido por un vistazo. Sé lo que está
viendo, porque puse mucho tiempo y esfuerzo frente al espejo esta noche.

Cabello oscuro rizado en "ondas playeras" después de ver algunos tutoriales en línea,
ojos ahumados que creo que se quedaron en el lado sensual en lugar de mapache. El
sostén push-up en el que había gastado en un impulso de levantar mis ya abundantes
senos en mi ajustada camiseta negra con cuello en V, que había combinado con la
falda. Las sandalias negras de tacón alto, también tomados prestados de Merica y que
nunca devolví, completaban el look y hacían que mis piernas de tamaño promedio
lucieran largas y tonificadas.

—¿Estás segura?

—Sí. ¿Podría señalarme la dirección del gerente de contratación? —No estoy segura
de qué tan formales son los clubes de striptease acerca de la jerarquía de Recursos
Humanos, pero no sé por quién más preguntar.

Mueve la cabeza hacia la puerta negra que está frente al mostrador. Un fuerte ritmo de
bajo suena más allá, y las luces de neón se asoman por debajo.

—La oficina de Marv está en la parte trasera del club. Él es el único gerente que
tenemos. Pero debo advertirte. Ha contratado a tres nuevas chicas para el escenario
esta semana, y dudo que esté buscando muchas más. Sin embargo, hay una vacante
para camarera.

Una posición de camarera no haría ni de cerca la cantidad de efectivo que necesito.

—¿Dónde está la oficina?

—Por esa puerta, al otro lado del club en la esquina trasera izquierda. Hay un pasillo, y
su puerta es la primera a la izquierda. Dice “Gerente” en la puerta. No tiene perdida.

—Gracias. Lo agradezco.

Me da un breve asentimiento y me dirijo hacia la puerta. Un buen qué demonios estoy


haciendo me recorre.

Esto es sólo un medio para un fin.

La resolución guía cada uno de mis pasos, empujo la puerta para abrirla, decidida a
encontrar a Marv y a conseguirme un empleo.
Capítulo 8
Ryker
Traducido por Gigi D

Corregido por Disv

Sentado junto a mi amigo y antiguo hermano de fraternidad, con una pila de billetes
de uno y dos cervezas entre nosotros, y dos mujeres en tangas diminutas bailando en
tubos metálicos en el escenario, siento que volví a la universidad.

Excepto que ahora no estoy entretenido por la purpurina en las tetas que las strippers
se enorgullecen en manchar a todos hombres que se les acercan.

Me siento oficialmente muy viejo para esta mierda. Pero cuando Brandon llamó para
decir que quería ir al club de strippers para celebrar su ascenso, no iba a decir que no.
Primero, porque realmente me alegro por él, y segundo, porque no me apetece hacer
nada más. Ni siquiera llevo una semana completa del semestre y en todo lo que puedo
pensar, cada vez que me siento en una clase, es que no soporto la idea de ser abogado.

Oficialmente llegué al punto donde todo me importa una mierda.

Así que, en cambio, estoy en un club de strippers un jueves por la noche, en lugar de
estar leyendo para las clases del viernes. Aún no he leído para ninguna clase, así que
¿por qué comenzar ahora?

—Maldición, ¿crees que ella esté en el menú esta noche? Se ve un poco con clase para
subir ese tubo, pero si estoy en lo cierto, la vi primero.

La mirada de Brandon deja el escenario y sigue a alguien moviéndose por el club.


Desde mi ángulo, no veo de quién se trata.

—¿Dónde?

Se gira por completo en su silla y asiente hacia la de cabello castaño que está a unos
diez metros, con la cabeza gacha como si estuviera intentando no mirar al escenario ni
hacer contacto visual con alguno de los clientes. Su postura no coincide con ninguna
de las strippers que trabajan en el club. De ninguna manera trabaja aquí.

¿Pero por qué me es familiar?


Ella casi choca con una camarera que lleva un sostén, tacones de ocho centímetros, y
medias de red debajo de unos pantalones ultra cortos. La cabeza de la chica se levanta
y alza una mano como en disculpa.

Y entonces logro ver su rostro.

De. Ninguna. Jodida. Manera.

—Mierda, es sexy como el demonio. Me la llevaré a casa esta noche. —La voz de
Brandon no se ve afectada por las cinco cervezas que ya se ha bebido, lo que es algo
sorprendente. Yo soy el conductor designado esta noche, dado que es su celebración,
pero de ninguna manera voy a dejar que haga un movimiento con Justine.

—Lo siento hermano. Yo la vi primero hace años.

Los ojos de Brandon se abren cómicamente.

—¿En serio? ¿La conoces? ¿No dijiste que no venías aquí desde tu graduación?

—Ella tampoco pertenece aquí, y estoy seguro que no trabaja aquí.

La sonrisa de Brandon se convierte en una de medio lado.

—A lo mejor está pagando sus estudios siendo stripper. Dios, eso es tan malditamente
sexy. Arrojaría suficiente dinero por bailes privados para pagar por lo menos una
clase. Está que arde.

Las ganas de poner mi puño en su nariz son fuertes e instintivas, pero el eco de sus
palabras en mi cabeza me impide hacerlo.

Pagando sus estudios siendo stripper.

Mierda. Ella perdió su beca. ¿Podría estar aquí buscando un trabajo?

De nuevo: De. Ninguna. Jodida. Manera.

Sigo el camino de Justine hasta que ella pasa por una puerta y desaparece de la vista.

La atención de Brandon no ha vuelto al escenario. Sigue sobre mí.

—Tengo razón, ¿no es así? La chica que reclamaste va a comenzar a desnudarse para
pagar su matrícula.

—Cierra la jodida boca, y si alguna vez mencionas a alguien que la viste aquí, les diré a
todos del travesti que te dio una mamada en primer año.

Brandon se deja caer en su asiento.

—¡No sabía que era un travesti! Esas tetas se veían malditamente reales. Y ni siquiera
tenía nuez de Adán.

—Una chica con pene te la chupó, y si quieres que eso quede entre nosotros…
Brandon agarra su cerveza y bebe un trago.

—Mierda. De acuerdo. Pero es la última vez que puedes usar eso conmigo. Y me vas a
comprar algún maldito whisky. Embriágame lo suficiente esta noche, y ni siquiera
recordaré si vi a Hillary Clinton moviéndose en ese tubo.

—Repugnante, hombre. —Pero aún así, alzo la mano para llamar a la camarera—.
Tráigale un Whisky doble. Cualquiera que tengas de la mejor calidad.

Ella me sonríe coquetamente mientras desliza una larga pierna entre mis rodillas y se
inclina hacia adelante.

—¿Y qué te traigo a ti, muchachote?

—Agua.

Su sonrisa se apaga mientras retrocede, claramente recibiendo el mensaje de que no


voy a seguir su juego. Pero ella no se ha rendido porque baja su trasero hasta sus
tobillos justo frente a mí, las rodillas separadas.

—¿Estás seguro que no hay nada? porque estaría encantada de darte un resumen de
todas las cosas fuera del menú que estoy feliz de proporcionar.

Sólo la insinuación de que está dispuesta a acostarse conmigo por dinero es suficiente
para que quiera correr por ese pasillo, tomar a Justine, y sacarla de aquí antes de que
pueda tomar las malas decisiones que está considerando. Ella no pertenece aquí.

—Agua —repito, y la mesera finalmente se endereza y vuelve a la barra.

—Maldición, hermano. Ella te la habría chupado aquí mismo si le dabas la señal.

Giro mi mirada a Brandon.

—¿Y dónde está el desafío en eso?

Sus ojos brillan con malicia.

—¿Ese es el atractivo de la pequeña Miss Aspirante a Stripper? ¿Es un desafío? Porque


si viene a trabajar aquí, ya no va a ser uno. Si has estado fallando, que debe ser el caso
si sigues interesado, entonces quizás esta sea la solución para tener una probada de su
dulce trasero.

—Vas a beber tu Whisky y nunca más mencionarás esto de nuevo. ¿Me entiendes?

Brandon se echa hacia atrás por la vehemencia en mi tono.

—Entendido, hombre. Lo siento. Sólo te estaba fastidiando.

Como no quiero arruinarle la noche de celebración, tomo mi billetera y pongo uno de


cincuenta sobre la mesa.
—Sin daño, no hay delito, ¿por qué no vas por ese baile privado que querías? Yo invito.
Felicitaciones por el ascenso.

La camarera vuelve con el Whisky, y pago antes de que Brandon se levante y camine
hacia la delgada pelirroja con enormes senos que ha estado observando desde que
entramos. Lo que me deja libre para descubrir qué demonios estaba haciendo Justine.

Guardando mi billetera, me dirijo hacia el pasillo.


Capítulo 9
justine
Traducido por Smile.8

Corregido por Disv

Toco a la puerta que dice Gerente, y lo único positivo en que puedo enfocarme es en el
hecho de que no tengo nada en mi estómago para vomitar porque no podía conseguir
abrir el apetito, mientras me estaba vistiendo para mi… entrevista.

La puerta se abre bruscamente, y miro dos veces cuando veo a Marv.

Excepto que lo conozco como Marvin. El vecino de al lado del abuelo. El que venía y
arreglaba las goteras del fregadero y sacaba la nieve del frente cuando la salud del
abuelo se comenzó a deteriorar. Traía un par de cervezas, y escuchábamos al abuelo
contar historias sobre la Segunda Guerra Mundial.

De. Ninguna. Jodida. Manera.

Sus ojos se iluminan con el mismo reconocimiento al momento en que entro en la


habitación.

—¿Justine? ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

Me esfuerzo por encontrar mi voz. ¿Miento? ¿Le digo la verdad? Si miento, va a saber
que estoy mintiendo. Así que voy con la verdad.

—Yo… eh… estoy aquí para buscar trabajo.

La confusión junta sus espesas cejas en su frente.

—Te graduaste de la universidad. Con honores. Así que repito, ¿qué diablos haces
aquí?

Mi boca se abre y cierra mientras trato de encontrar las palabras para explicar cuán
arruinadas están las cosas ahora.

—Siéntate, chica. Tienes que dar algunas explicaciones. —Señala con la cabeza la silla
frente al escritorio.
Cruzo la habitación y me dejo caer en ella.

—Estoy tan jodida.

Procedo a derramar toda la historia de lo que ocurrió con la beca, los detalles acerca
de mis padres que no estaba segura que el abuelo hubiese compartido, y mi aversión a
endeudarme. Si esperaba simpatía de Marvin, eso no es lo que obtengo.

—Eres una chica inteligente, Justine. Me niego a creer que esta sea la mejor idea que
tengas.

Fijando una mueca en mi cara, le frunzo el ceño.

—¿Cómo puedes juzgarme por esto? ¡Tú eres el gerente del lugar!

—Y hay un montón de chicas aquí que no tienen las opciones que tienes tú. No sólo no
te contrataría porque mi lista de bailarines está completamente lleno, sino porque
respetaba demasiado a tu abuelo, y él debe estar retorciéndose en su tumba ahora
mismo. No estoy diciendo que no haya nada malo con ser bailarina de striptease,
porque no lo hay, pero esto no es para ti.

—No tengo ninguna otra opción si quiero permanecer en la escuela. ¿No lo entiendes?
No hay ningún trabajo que pueda conseguir que me vaya a pagar lo suficiente para
cubrir la matrícula.

—¿Y piensas que éste podría? —Sacude la cabeza—. Serías la chica nueva. En el último
escalón. Tendrías los peores turnos con las peores propinas. No hay garantías de que
vayas a hacer más aquí que en cualquier otro sitio. No es como si el dinero cayera del
cielo cuando estas chicas se desnudan. Esto no es un club lujoso de Las Vegas.

—¿Qué pasa con otros clubs?

Marv se inclina hacia atrás en su silla y se cruza de brazos.

—Va a ser lo mismo, no importa a donde vayas. Además, conozco a la mayoría de los
gerentes, y te prometo que te encontrarás vetadas si aplicas.

¿Cuál es su problema?

—¿Por qué harías eso? Necesito el dinero.

—Te lo dije, respetaba mucho a tu abuelo. Él me quitaría mis bolas si dejara que te
atascaras en este mundo. Eres una chica inteligente. Encontrarás otra manera.

Abro la boca para protestar por última vez, pero él niega con la cabeza.

—Es bueno verte, Justine, pero necesitas salir de mi club. —Se levanta y viene por el
lado del escritorio, extendiendo una mano para ponerme de pie—. Algún día me
agradecerás por esto.
Marvin me acompaña hasta la puerta de su oficina, me abraza, me empuja de vuelta al
pasillo, y cierra la puerta en mi cara. Pero no antes de decirme que me aleje de los
clubs de striptease hasta que tenga una despedida de soltera.

Me hundo en la pared frente a la puerta de su oficina y susurro.

—¿Qué diablos voy a hacer ahora?

Una voz profunda y familiar sale de la oscuridad.

—Quiero saber qué diablos estás haciendo aquí, para empezar.

De. Ninguna. Jodida. Manera.


Capítulo 10
Justine
Traducido por Smile.8

Corregido por antoniettañ

Me giro en el pasillo para enfrentarlo mientras mi estómago se hunde hasta mis pies y
la quemazón de la mortificación me llena.

Ryker viene hacia mí, deteniéndose a pocos centímetros.

¿En serio, Universo? ¿Cómo es esto siquiera justo? De toda las personas… ¿por qué él?

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —pregunta Ryker de nuevo.

Mis ojos van de él a la puerta de la oficina de Marvin. No le toma mucho tiempo a


Ryker adivinar por qué, si no se ha dado cuenta ya.

—Nada de tu maldita incumbencia. —Y no lo es. Nada acerca de mí es de la


incumbencia de Ryker.

—Ahí es dónde no estamos de acuerdo.

Que lo jodan. No le debo ninguna explicación. Caminando hacia adelante, intento pasar
por su lado, pero envuelve una mano alrededor de mi muñeca. Antes que pueda
liberarme, nos gira a ambos y me pone contra la pared.

Recuerdos del pasillo de atrás del bar me bombardean, pero los apago. Necesito salir
de aquí.

—Déjame ir. —Empujo ambas manos contra su pecho.

—No. Porque alguien tiene que tener una seria conversación contigo. Mira, sé con
seguridad que has perdido tu beca, y también sé que eres demasiado jodidamente
inteligente como para creer que desnudarte para pagar tu matrícula es una buena
idea.

—No es de tu incumbencia lo que hago por mi matrícula.

—Te subes a ese escenario y te sacaré de allí yo mismo.


Tengo que apretar mis dientes para evitar decirle que ni siquiera pude conseguir un
trabajo como stripper. Antes que pueda pensar en una respuesta adecuada, la puerta
de la oficina de Marvin se abre.

—¿Qué demonios? Es mejor que jodidamente te alejes de ella, hombre.

Ryker quita su agarre de mí instantáneamente y se aleja.

Marvin se acerca, mirando de mí hacia Ryker y de nuevo a mí.

—¿Estás bien? Haré que los de seguridad se lleven a este idiota de aquí.

Sacudo mi cabeza.

—Estoy bien. Es… un malentendido. Eso es todo.

Marvin fulmina con la mirada a Ryker.

—Pones una mano sobre cualquier mujer en este lugar, y te echaré yo mismo.

—Está bien, Marvin. Está todo bien. Me voy.

No espero por su respuesta. Llámame cobarde, pero necesito que esta noche se acabe.
Ahora. Así que huyo.

Merica nunca va a creer nada de esto.


Capítulo 11
Justine
Traducido por Lyla

Corregido por antoniettañ

Responsabilidad Profesional no es la idea de nadie de un buen momento, pero es una


clase obligatoria. Por alguna razón de mierda, solo es dado los viernes por la tarde, lo
que significa que cualquier oportunidad de un fin de semana de tres días se elimina si
también tienes una clase el lunes, la cual tengo. Por ahora.

No sé por qué me estoy aferrando a la esperanza y continúo yendo a clase, pero no


puedo renunciar. Aquí es donde pertenezco, y no estoy lista para dejarlo ir. No
todavía. Seguiré viniendo hasta que me echen.

Estudio la tabla de asientos en la diapositiva de PowerPoint hasta que encuentro mi


asiento asignado. Esta profesora es de la vieja escuela y va estrictamente con el
alfabeto. No puedo evitar revisar las G's.

Grant, R. Dos filas delante de mí en el lado opuesto de la habitación.

Por supuesto que está en esta clase. ¿Por qué esperaría algo más? Me digo que no voy
a mirar en esa dirección, pero obviamente fracaso. Él está reclinado hacia atrás en su
silla, sus dedos entrelazados detrás de su cabeza en una pose casual de me importa
una mierda.

Rey de los cretinos, me recuerdo a mí misma.

La profesora Babcock espera hasta que el reloj marca la una. Ella asignó la lectura por
adelantado, y no pierde tiempo para adentrarse en el primer caso. Con mi portátil de
dos años listo, un regalo de mi beca caducada, tomo notas textuales mientras ella
discute las reglas generales de la responsabilidad profesional.

Parlotea durante veinte minutos antes de mirar su copia de la tabla de asientos y


llamar a un estudiante para el primer caso.

—Señor Grant, siga adelante con los hechos.


Mi atención, como la de todos los demás sentados detrás de él, va a la parte posterior
de su cabeza, que ahora está inclinada sobre su laptop cerrada. He estado en
suficientes clases durante los últimos dos años para darme cuenta que este no es un
comportamiento normal de Ryker.

—Lo siento, profesora Babcock, voy a tener que pasar hoy.

Alerta de Spoiler: No hay pasar en la escuela de leyes. Al menos, no en esta.

—¿Disculpe, señor Grant?

—Dije que tengo que pasar. No he leído el caso, así que no tengo los hechos.

El tono de la profesora Babcock bordea la incredulidad.

—No has leído el caso. —No es una pregunta.

—No, señora.

—¿Y tienes alguna excusa para no estar preparado para esta conferencia?

—Ninguna que me consiga algún tipo de simpatía.

Creo que cada boca en la clase cae abierta por la sorpresa. ¿Qué diablos está haciendo?
¿Tratando de enojarla?

Babcock se enfurece detrás del atril.

—Siéntase libre de salir del salón ahora mismo si no está interesado en participar.
Simplemente puede tomar esta clase requerida de nuevo el próximo semestre cuando
se sienta más comprometido.

Guau. Sólo. Guau.

No sé qué diablos se le ha metido, pero este es un desarrollo completamente nuevo.

Ryker envuelve una mano alrededor de su laptop sin abrir y agarra su mochila con la
otra.

—Gracias por el consejo. —Sale de la silenciosa habitación, la puerta se cierra detrás


de él.

—Santa mierda. —Leslie Pope, la chica a mi lado, susurra—. ¿Eso acaba de suceder?

Santa mierda eso es correcto. Ryker podría no ser un estudiante de excelentes notas,
pero está lejos de ser estúpido, y lo que acaba de hacer califica como idiota.

Él estaba en el club de striptease anoche. ¿Tal vez todavía está borracho?

El resto de la clase pasa sin más incidentes, pero en el fondo de nuestras mentes, todos
estamos preguntándonos qué diablos pasó para transformar a Ryker del estudiante
regular de derecho arrogante a un completo idiota.
Tan pronto como la clase es despedida, el chisme corre desenfrenado mientras la
mayoría de los estudiantes, incluyéndonos a Merica y a mí, nos dirigimos a la cafetería.
¿Escuchaste sobre Ryker Grant saliendo de Responsabilidad Profesional? ¿Lo hizo en
otras clases? ¿Está fumando algo? Si es así, ¿dónde puedo conseguir un poco?

Las preguntas abarcan todo el espectro y parece que ningún chisme está fuera de los
límites. Por alguna extraña razón, la gente sigue viniendo a mí por respuestas, como si
yo tuviera algunas.

—Siempre te está pidiendo salir —dice Merica cuando me quejo de la tercera persona
que me pregunta si sé lo que está pasando con él.

—Lo hacía. Tiempo pasado y terminado.

Merica me observa con dureza.

—¿No crees que estaba tratando de invitarte a salir otra vez cuando saliste corriendo
anoche?

Cuando la llamé en mi viaje a casa desde el Vu, prácticamente me dejó sorda por lo
alto que se había reído. No había habido compasión, sólo alivio de que no estuviera
aceptando desnudarme como un trabajo a tiempo parcial.

—No tengo idea, pero seguro que no iba a quedar para averiguarlo. Además, no vamos
a fingir que estoy disgustada por este cambio de ritmo.

Finjo que la última parte no es una mentira. Mi orgullo todavía duele por ser plantada
el verano pasado después que me besara. Todo lo que quiero es una disculpa, y luego
puedo seguir adelante.

—Claaaaro —dice Merica, bebiendo su lata de cola dietética—. Diría pura mierda,
pero estás tan lejos de la negación que no hará ningún bien.

No dignifico sus palabras con una respuesta. Ambas sabemos que tiene razón.

—Pero en serio, ¿tienes alguna idea de qué demonios fue ese truco? Su padre va a
estar enojado cuando se entere. ¿No dijiste que tiene planes grandiosos para que
Ryker se desempeñe como actuario para el Sexto Circuito de la Corte de Apelaciones?
¿O incluso para la Corte Suprema de los Estados Unidos? No creo que todos los favores
del mundo vayan a ayudar si Ryker decide que ya ha tenido suficiente de jugar en la
escuela de leyes.

Era de conocimiento común en los despachos del juez Grant que él tenía altas
aspiraciones para su hijo, y hasta hoy, habría dicho que Ryker estaba de acuerdo con
lo que su padre quería.

Leslie Pope se escabulle furtivamente entre Merica y yo.

—Así que ¿saben que Ryker se marchó de responsabilidad profesional?


—Mm-hmm —murmuro. Dado que yo estaba sentada a su lado cuando ocurrió, la
pregunta es ridícula.

—Escuché de Kristy Horner que él no ha tomado notas durante toda la semana. Ella
tiene algo de historia con él, así que se da cuenta de estas cosas.

Todos somos conscientes de la “historia” de Kristy con Ryker. Ella no ha ocultado el


hecho de que considera que él es su propiedad. Tampoco le caigo muy bien, porque al
parecer me considera la competencia. En mi opinión, debería agradecerme, porque me
he esforzado deliberadamente para no ser la competencia. Y definitivamente no soy la
competencia ahora.

—¿De verdad? —pregunta Merica, dándome la mirada de reojo como ninguna otra—.
¿Qué más dijo Kristy?

Leslie baja la voz como si alguien la fuera a escuchar.

—Al parecer, ni siquiera ha abierto su laptop en ninguna clase todavía. Es como si


deliberadamente estuviera intentando fallar este semestre. Kristy dijo que está
preocupada por él.

—Si Kristy está tan preocupada, tal vez no debería estar difuminando chismes
alrededor —dice Merica, dejando que su marca registrada de ronquera se derrame en
sus palabras.

Leslie se encoge de hombros.

—Solo te estoy diciendo lo que me dijo.

—Eso es una especulación bastante grande considerando que llevamos solo una
semana de clase. Tal vez está aburrido con esta primera semana de clase y. —¿Por
qué estoy dando alguna explicación por esto? No es que me importe de ninguna
manera lo que Ryker está haciendo o lo que están diciendo los chismes, siempre y
cuando no me incluyan.

—Escuché de Heath Whitehouse, que lo acompañó durante todo el verano a los


despachos del juez Bryant, que estuvo totalmente apático desde el primer día. Es
como si alguien hubiera disparado un interruptor. Pasó de ser el Ryker normal sin una
preocupación en el mundo a un verdadero idiota.

—¿No estás llena de chismes hoy? —Merica sorbe su cola de dieta de nuevo y
encuentra mi mirada.

—¿No tuviste una pasantía con el padre de Ryker el semestre pasado? —me pregunta
Leslie.

Asiento.

—¿Has averiguado algo de él que pudiera explicar esto?


—Él no surgió como un tema de conversación. —Mi tono es seco, y espero que se dé
cuenta que terminé con esta conversación.

—Entonces supongo que esto sigue siendo un misterio sin resolver —dice Leslie con
otro encogimiento de hombros—. De todos modos, tengo que irme. Me dirijo al norte
con un par de mis hermanas de la hermandad de grado por un fin de semana de
diversión. ¡Les hablo el lunes!

Vemos a Leslie rebotar lejos, al parecer emocionada porque ha compartido todos los
chismes de su arsenal, y Merica empuja a un lado su ahora vacía lata de cola de dieta.

—Estoy lista para salir de aquí. ¿Tú?

—Más que lista. —Ambas recogemos nuestras mochilas, y Merica tira su lata en la
papelera de reciclaje mientras salimos de la cafetería.

—¿Vendrás esta noche para el maratón de New Girl?

Considero mis opciones. Sentarme en casa y pensar en todas las cosas que no puedo
cambiar, o pasar el rato con mi mejor amiga fingiendo que mis problemas no existen.
La elección número dos es la clara ganadora.

—Absolutamente. ¿Nos vemos a las siete?

—Perfecto. Voy a pedir pizza, así que ven con hambre.

—Sabes que lo haré.


Capítulo 12
Justine
Traducido por M.Arte

Corregido por antoniettañ

Un número desconocido aparece en mi teléfono y por instinto y precaución, dejo que


vaya al correo de voz. Sí, veo todas mis llamadas.

Tan pronto como el correo de voz aparece en mis notificaciones, lo reviso.

Parte de mí espera escuchar la familiar voz profunda de Ryker, pero golpeo a esa parte
positiva de mi cabeza. Aunque sorprendentemente, no estoy muy lejos de acertar.

—Justine, he estado pensando mucho en tu aprieto, y quiero asegurarme que has


encontrado una solución adecuada. Siéntete libre de venir a mi despacho antes de las
seis esta noche si quieres discutirlo.

Ni siquiera dice su nombre, y no necesita hacerlo. Reconocería la voz del juez Grant en
cualquier parte.

Me pregunto si ya ha escuchado el rumor de que Ryker abandonó la clase. Como


miembro de la junta administrativa, me imagino que las cosas viajan muy rápido a sus
oídos cuando algo sucede con respecto a su hijo.

Por un segundo siento un destello de compasión por Ryker, pero se evapora con la
misma rapidez. Debido a que su papá es un miembro de la junta, no tiene que
preocuparse por pagar la matrícula. Y sin embargo, hoy salió de clase como el
reconocido idiota que lo he llamado más de una vez. ¿Quién hace eso?

¿No se da cuenta de la suerte que tiene? Conduce por ahí en su Camaro, tiene la última
y mejor MacBook, y tiene acceso a oportunidades que la mayoría de los estudiantes
solo pueden soñar, ¿y ahora está pasando las noches entre semana en el club de
strippers, saliéndose de clases y al parecer dispuesto a tirar todo a la basura?

Me enojo más y más mientras viajo en el autobús hacia el estacionamiento y


finalmente subo a mi auto. Mi Honda Civic puede ser solamente cinco años más joven
que yo, pero todavía me lleva de A hacia B.
Estoy solo parcialmente consciente de los giros que estoy haciendo hasta que el
majestuoso edificio que alberga al Tribunal Supremo del Estado aparece a la vista.

Aparentemente, cuando este Grant llama, voy corriendo. Pero, ¿cuántas personas más
me han llamado para preguntar sobre mi situación? ¿O me han preguntado si he
encontrado una solución? Además de Merica, a nadie más le importa si abandono la
escuela o no.

Mis padres, quienes supongo que todavía están estafando a sus confiados objetivos,
nunca dieron una mierda por mí o mi futuro. Si el abuelo no hubiera peleado con uñas
y dientes por la custodia, me habrían arrastrado más profundamente en su caos, y yo
era demasiado joven para darme cuenta de lo que sucedía.

El hecho de que el juez Grant se preocupe más por mi futuro que mi propia sangre, no
es algo en lo que quiera pensar. Honestamente, aparte de Gramps, el juez Grant es
realmente el único modelo masculino positivo que he tenido.

A pesar de la vida acomodada que le ha dado a su hijo, Grant no creció con todo.
Comenzó como un humilde asistente jurídico y trabajó su camino por los escalafones
por pura fuerza de voluntad. Por eso, siento que tenemos algo en común.

Espero en línea del detector de metales, y una vez que mi cartera ha sido escaneada,
sigo el camino que mis pies conocen bien y me dirijo a la tercera planta del edificio
donde los despachos del juez Grant están localizados. Los pasillos están en silencio a
las cinco y media, y la puerta del despacho de Grant está cerrada. Pruebo con la perilla
en lugar de tocar la puerta.

Mientras entro a su despacho, inhalo el olor de los viejos libros de leyes. Hay algo
reconfortante en ello, es como volver a casa después de una larga ausencia. Amé cada
minuto que pasé trabajando aquí el semestre pasado, y eso es todo debido al hombre
de pie cerca de la puerta interior que lleva a su oficina.

Sus ojos se iluminan cuando me ve, y una sonrisa se extiende en todo su rostro.

—Justine, estoy tan contento que recibieras mi mensaje y pudieras hacer tiempo para
mí.

Sonrió instintivamente a cambio, pero luego vacilo al recordar que estoy aquí para
decirle que mi carrera legal ha terminado antes de que realmente iniciara.

Las palabras son amargas en mi lengua, y decirlas es mucho más difícil de lo que me
hubiera imaginado. Las lágrimas queman mis ojos, sin embargo, no las dejaré caer.

—Por supuesto. Me dijo que hablara con usted antes de tomar grandes decisiones, así
que aquí estoy. —Cuadro mis hombros y trago, deseando no tener que decir lo que
estoy a punto a decir—. Voy a dejar la escuela cuando el primer pago de la matrícula
termine. No tengo el dinero y no voy a ser capaz de conseguirlo.

Su sonrisa sufre una muerte rápida.


—No. Eso no es aceptable. Eres demasiado brillante como para tirar los últimos dos
años por algo como el dinero.

Reprimo una risa dolida.

—El dinero es muy importante en esta situación. La escuela no va a permitir que me


quede si no lo tengo. Espero no estar tirando los últimos dos años a la basura. Mi
objetivo sería poder graduarme... algún día.

—Eso no lo que quise decir, pero me expresé mal. —Encoge un hombro—. Entra y
cierra la puerta. Vamos a hablar. Tengo una idea que creo nos ayudará a ambos.
Capítulo 13
Justine
Traducido por flochi y addictedread

Corregido por antoniettañ

Cierro con suavidad la pesada puerta de madera del despacho del juez Grant detrás de
mí y lo sigo a su oficina. Toma asiento detrás del amplio escritorio de madera que
pareciera que debería estar en un museo en lugar de estar en uso.

—Siéntate. —Señala las sillas de cuero negro de respaldo alto que son levemente más
pequeñas y menos adornadas que la versión de él.

Me siento, y los recuerdos de todas las veces que me he sentado aquí antes giran en mi
mente. La primera tarde de mi pasantía, cuando la mayoría de los estudiantes en
realidad no llegan a conocer a sus jueces de inmediato, y en cambio son dirigidos por
un permanente secretario del juez. Las veces cuando Grant quiso discutir cuestiones
particularmente complicadas de la ley cuando yo estaba investigando casos para
ayudarlo a escribir sus opiniones. El último día de mi pasantía, cuando dijo que la
puerta siempre estaba abierta si lo necesitaba para algo.

No puedo imaginar que la mayoría de los jueces de la corte suprema hagan lo mismo,
pero supe desde ese primer día que Grant era diferente, lo que explicaba por qué sus
prácticas eran tan anheladas. Puede que solo haya pasado ocho horas a la semana
aquí, pero fue suficiente para dejarme una impresión duradera.

Se recuesta en su silla y me estudia por un largo momento antes de hablar.

—¿Has agotado todas tus opciones potenciales? Tengo que preguntar, porque sé que
eres una chica brillante, y si hubiera una manera para que alguien haga que esto
funcione, ya lo habrías resuelto.

—Todo en lo que puedo pensar y todo con lo que puedo vivir.

Entrecierra sus ojos en mí.

—¿Quiero saber las opciones que consideraste con las que no podrías vivir?
Sacudo mi cabeza.

—No, señor.

—Muy bien. —Asiente—. Bueno, podría tener una opción con la que creo que podrías
vivir.

Mi mente ha estado dando vueltas e intentado pensar en algunas posibilidades, pero


sigo quedándome con nada. ¿Qué podría pensar él como una solución que yo no haya
considerado todavía?

—En este punto estoy contemplando todas las opciones. No quiero dejar la escuela,
pero tampoco puedo quedarme y que me echen a patadas por falta de pago de
matrícula.

Grant se mueve hacia delante y apoya los codos sobre el escritorio antes de entrelazar
sus dedos.

—¿Conoces a mi hijo, Ryker, cierto?

Me obligo a permanecer inmóvil cuando mi reacción instintiva es echarme hacia atrás


en mi silla. ¿Qué tiene que ver Ryker con esto?

Cuando Grant levanta una ceja, me doy cuenta que está esperando a que le responda.

—Sí, lo conozco. —Esa es la respuesta más simple que puedo dar.

—Eso pensé. Bueno, está teniendo una especie de crisis de fe en este momento en lo
que se refiere a la escuela de leyes. —Su expresión se ensombrece y añade—: Esto es
entre nosotros y no abandonará este cuarto.

Asiento, interesada no solamente en qué demonios le pasó a Ryker en el verano para


cambiar completamente su actitud, sino también en qué podría tener eso que ver
conmigo y mi matrícula.

—No le diré nada a nadie.

—Bien. Ryker no necesita saber que estamos teniendo esta conversación, sin importar
lo que decidas.

Ahora mi interés está total y completamente despierto. ¿Lo que yo decida?

—Los detalles no son importantes, pero ya no está seguro si quiere ser abogado y ha
considerado abandonar la escuela.

Entonces los rumores no estaban muy errados.

—Pero, ¿por qué? Él ya tiene dos años ahí, y no es como si alguien le hubiera quitado
su apoyo financiero. —Apenas cierro mi boca, se me ocurre que mi respuesta es un
poco demasiado sincera. Pero Grant no me amonesta o hace algo más que asentir.
—Eso es exactamente lo que le dije. Tiene la suficiente suerte de tener su matrícula
cubierta, y después de explicarle lo que sucedió con los estudiantes como tú, creo que
se da cuenta de lo egoísta, imprudente, e indulgente que sería tal elección. Desde
entonces acordó terminar el año.

—Me alegra que se haya dado cuenta que tirar una oportunidad como esta sería
estúpido.

Grant baja su cabeza por un momento antes de mirarme a los ojos.

—Ese es el problema. Creo que igual va a tirar esta oportunidad, pero no


abandonando. —Se Reclina en su silla y cruza sus brazos mientras espero
impacientemente por lo que tiene que decir a continuación—. De acuerdo a mis
colegas de la escuela de leyes, Ryker está escogiendo no leer o poner el menor
esfuerzo cuando llega a clases. Va a fallar, o al menos va a dañar su promedio hasta el
punto donde no será capaz de conseguir un trabajo decente, y ciertamente ninguna
práctica como esperaba.

Eso explica por qué Ryker ha estado actuando como si todo le importara una mierda
en clase… porque al parecer ya no le importa más. Pero lo que eso no explica es cómo
esto tiene alguna conexión con mi situación.

—No entiendo qué tiene que ver esto conmigo —digo, mi irritación elevándose ante el
comportamiento estúpido de Ryker.

¿Cómo podía tirar por la borda un título gratis en la escuela de leyes? Mataría por no
tener que preocuparme sobre la matrícula ahora mismo, y él está actuando como un
idiota en vez de apreciar su oportunidad. ¿Todo porque está teniendo algún problema de
ira contra la autoridad a último momento?

El juez Grant descruza sus brazos y los apoya en el escritorio.

—Quiero que te asegures que mantenga sus notas altas y no arruine su futuro por esta
temporaria muestra de rebeldía.

Espera. ¿Qué?

¿Habla en serio? ¿Quiere que ayude a Ryker a no fallar?

—De verdad no entiendo lo que me está pidiendo, señor. —Si Ryker quiere fallar, no
hay nada que pueda hacer para que cambie de opinión.

—Comparten tres de las cuatro clases de tu horario, ¿cierto?

Mis cejas se elevan.

—¿Cómo sabe eso?

El juez Grant inclina su cabeza con una pequeña sonrisa.


—Tengo mis fuentes. —La tranquilidad en su expresión se desvanece igual de
rápido—. Lo que quiero que hagas es ser la nueva compañera de estudio de Ryker.
Asegúrate que está leyendo, tomando notas en clases, y preparando los resúmenes
para los parciales y finales.

Pero, ¿cómo? Quiero preguntar. Si el tipo no quiere estudiar, no es como si pudiera


obligarlo a hacerlo. Además, ser la nueva compañera de estudio de Ryker significaría
que estaríamos pasando tiempo juntos, y ahora mismo eso es lo último que quiero.
Los golpes a mi orgullo no han sanado lo suficiente como para que le hable de manera
civilizada.

Grant no ha terminado.

—A cambio de que logres que Ryker retome sus estudios y participe en clase, pagaré
tu matrícula cada mes. Luego que las notas para los finales salgan, podemos hablar del
segundo semestre.

Sus palabras rebotan en mi cerebro, saltándose las sinapsis hasta que el significado
verdaderamente me golpea.

El juez Grant quiere pagarme por conseguir que Ryker estudie. Tengo que decir las
palabras en voz alta para saber que no estoy malinterpretando lo que Grant está
diciendo.

Enderezándome en mi silla, tomo coraje.

—Déjeme asegurarme que entendí esto bien. Me pagará mi matrícula cada mes a
cambio de que me asegure que Ryker haga todas las lecturas y esté preparado para las
clases, y si lo hace bien en los finales, va a cubrir mi segundo semestre.

—Eso no es exactamente lo que dije, pero funcionará. Si puedes ayudarlo a mantener


su actual promedio y que no baje, entonces pagaré por tu matrícula del segundo
semestre. Pero tendré fe que no vas a dejarlo tirado si necesita la motivación
adecuada para mantener el buen trabajo.

—¿Pero si no mantiene sus notas altas? Usted sabe que su hijo es... —Busqué en mi
vocabulario un adjetivo que pueda usar en frente del juez Grant—. Obstinado. Si no
quiere estudiar, no hay nada que pueda hacer para que cambie de opinión.

—No lo creo. Puedes desafiarlo, estudiar con él, trabajar en sus borradores juntos. Lo
que sea necesario para lograr que se involucre en la escuela de nuevo y llegue hasta la
graduación con sus calificaciones intactas.

—¿Y si no puedo? ¿Qué pasa si no coopera? Entonces estoy en el mismo barco en el


que estaba antes, excepto que he pasado más tiempo trabajando por una licenciatura
que no seré capaz de terminar.

—Pensarás en algo. Estoy seguro.


Bueno, eso hace solo uno de nosotros.

¿Siquiera estoy considerando esto? No puedo estudiar con Ryker. No puedo pasar
tiempo sentada en una mesa frente a él después de lo que ocurrió entre nosotros. No
es que siga interesado ya. Podría no tener mucho, pero una cosa que todavía tengo es
orgullo. Pero si estudiar es la única cosa que tengo que hacer para pagar mi
matrícula…

Es posible que no me guste esta idea, pero realmente, ¿cuáles son mis otras opciones?

No tengo ninguna; de lo contrario, no estaría aquí.

Sé que estoy considerando su propuesta cuando las siguientes palabras salen de mi


boca:

—¿Y si no puedo hacer nada para convencerlo?

—No creo que ese vaya a ser el caso.

—Pero, ¿qué pasa si hago mis mejores esfuerzos… —Lanzo un término de la clase de
Contratos que sé que el juez Grant entenderá claramente—, y sus calificaciones de
igual forma bajan?

—Eso no va suceder. Y si sucede, lo discutiremos y llegaremos a un acuerdo justo.

Un acuerdo justo.

—¿Qué significa eso?

El juez Grant fija su mirada en mí.

—Significa no te hagas problemas y no te preocupes hasta que lo necesitemos. Ahora,


¿tenemos un trato?

Sabes el dicho, ¿si suena demasiado bueno para ser verdad? Bueno, eso corre a través
de mi mente justo ahora. Pero, ¿qué tengo que perder?

Puedo aferrarme a mi dolor, vergüenza y orgullo... o puedo tragármelo y salir con un


título de abogado y sin deuda. Por el bajo, bajo precio de ayudar a Ryker Grant.

¿Quién estaría sufriendo realmente? Yo, si digo que no.

Pero, ¿cómo voy a conseguir que Ryker estudie, sin levantar banderas rojas por todas
partes? Y es entonces cuando sé que he tomado mi decisión.

El juez Grant también debe sentirlo.

—¿Qué dices, Justine? ¿Tenemos un trato?

Asiento.

—Lo haré.
Él se pone de pie y extiende una mano. Imito su movimiento y sacudimos nuestras
manos. Un momento después, él suelta mi mano y vuelve a su escritorio. Abre un cajón
y saca dos documentos engrapados, antes de cruzar de regreso a las sillas y ofrecerme
uno.

—Para hacerlo oficial.

—¿Qué es esto?—pregunto mientras lo acepto. Cuando miro hacia abajo, el título salta
hacia mí en negritas.

ACUERDO DE CONTRATISTA INDEPENDIENTE.

Lo escaneo por un momento antes de darme cuenta que es un contrato como tutora de
Ryker a cambio de mi matrícula.

—Siempre es mejor tenerlo por escrito —dice.

¿Qué esperaba realmente? Por supuesto que lo querría por escrito.

—¿Te importa si leo esto por encima?

—No esperaría nada menos.

Me acomodo en la silla y leo cada palabra. Definitivamente no soy una experta en


contratos, pero no veo nada que destaque como alarmante.

Cuando miro nuevamente al juez Grant, tiene una sonrisa amable en su rostro.

—¿Alguna pregunta? Todos los términos están a tu favor, Justine.

—Sin preguntas, señor. Todo está bien.

Él sostiene un lápiz.

—Entonces todo lo que queda es la ejecución. Dos copias. Cada uno obtiene una.

Por supuesto. Porque los abogados aman duplicar y triplicar. Extiendo la mano y tomo
el pesado boligrafo de plata de su mano.

Después que ambos hemos garabateado nuestras firmas por encima de nuestros
nombres en la última página de cada copia, lo miro, sin saber muy bien qué decir
ahora. Así que voy con algo suave.

—Supongo que ahora somos oficiales.

Él me sonríe.

—Claro que sí. Buenas noches, Justine. Estaré en contacto.

Camino hacia la puerta y mi mano tiembla cuando alcanzo la manilla.

¿Qué acabo de hacer?


La voz familiar del juez Grant interrumpe mi aleteo de pánico interno.

—Ahora, solo para ser claros, ni Ryker ni nadie más sabrá de esto nunca, ¿entiendes?

El malestar me recorre por el secreto, a pesar que entiendo la necesidad de hacerlo.

—Tiene mi palabra, Señor.

No es solo mi mano lo que tiembla cuando vuelvo a mi auto, sino también el resto de
mí.

¿Qué demonios acabo de aceptar? ¿Cómo voy a seguir con esto?

Ryker está acostumbrado a obtener el lado frígido de mi parte, y no puedo cambiar


eso de la noche a la mañana. Pero tampoco tengo mucho tiempo para poner esto en
marcha. Alguna hazaña más como la que hizo en Responsabilidad Profesional y va a
tener a los profesores buscando cualquier razón para descontárselo cuando llegue el
momento de los exámenes finales.

Lo que quiero hacer es llamar a Merica y pedirle consejo, pero mi voto de silencio
quita esa opción de la mesa. Durante más de dos años, le he contado básicamente
todo, así que no sé cómo voy a manejar esto.

En el camino de regreso a mi apartamento, decido tratar mi problema sin resolver


tomando un desvío por el autoservicio de Dairy Queen2. El helado de oreo y
mantequilla de maní mezclado con crema de vainilla, me ayuda a pensar mejor. No, en
serio, lo hace.

Para hacer espacio en mi portavasos, muevo el dispensador de Chewbacca de


caramelos Pez. Robo cucharadas de helado en las luces rojas todo el camino a casa,
pero no estoy más cerca de tener una solución que cuando deje la sala del juez Grant.
Desafortunadamente, ninguna cantidad de helado va a resolver esto para mí.

Es viernes por la noche y no voy a ver a Ryker nuevamente hasta el lunes, lo que
significa que tengo todo el fin de semana para conseguir algo.

Puedo hacer esto.

Tengo que hacer esto.

Mi futuro está en juego.

Ahora si simplemente pudiera bloquear el recuerdo de ese estúpido beso.

2 Dairy Queen: es una cadena de restaurantes de helados y comida rápida.


Capítulo 14
Ryker
Traducido por beatrix85

Corregido por antoniettañ

Reprimo un bostezo mientras me deslizo en un asiento vacío en Fideicomisos y


Patrimonios en la mañana del lunes. Casi no vengo en absoluto, pero esta clase en
realidad me entretiene. Y a diferencia de Babcock, a Turner no le importa qué asiento
tomamos, ayudando a que mi llegada tardía pase desapercibida.

No es hasta que veo el dispensador de Pez a mi lado que una amplia sonrisa divide mi
rostro. Tal vez hoy está mejorando después de todo.

Justine. Ya está escribiendo furiosamente en la laptop de mierda proporcionada por la


escuela para los chicos con becas. De algún modo, ha cuidado la suya hasta el final del
tercer año, cuando la mayoría de las personas mataron las suyas en el primer o
segundo semestre.

Todavía necesito obtener una respuesta directa de ella sobre el club de striptease,
pero ahora no es la hora o el lugar. La falta del brillo de stripper en ella me da
esperanza que no tomó el trabajo.

—¿Qué me perdí? —pregunto, manteniendo mi voz baja.

—Como si te importara —dispara de vuelta, y mi sonrisa se ensancha.

—Puedes fingir que no existo, pero ambos sabemos que me estás mirando como un
halcón.

—Nadie puede pasar por alto que has decidido convertirte en el idiota de la clase.

Su comentario me molesta más de lo que esperaba, y mi sonrisa se desvanece.

—¿Y por qué te importa eso?

—¿Aparte del hecho que estás arruinando algo por lo que mucha gente mataría por
tener? Nada.
—Perdonen, señorita Porter. Señor Grant. ¿Hay algo que les gustaría compartir con la
clase?

Y oficialmente fuimos notados por Turner. Las mejillas de Justine se vuelven de color
rojo ante la llamada de atención del profesor.

—Lo siento, profesor Turner. Le he estado pidiendo salir a la señorita Porter al menos
una vez a la semana durante los últimos dos años, y sigue rechazándome. Pensarías
que me rendiría, pero simplemente no puedo dejarlo ir.

El rostro y las orejas de Justine se vuelven de un color rojo incluso más brillante, y
pasa una mano por su rostro y baja la mirada al teclado de su laptop.

—¿Y usted piensa que anunciando esto va ayudar en su caso, señor Grant?

—No, señor, pero usted preguntó si tenía algo que compartir con la clase.

El hombre de mediana edad parece como si hubiera sido genial en sus días, y sé que es
cierto cuando no revienta mis pelotas.

—Muy bien, señor Grant, pero guárdelo para después de clase. Me imagino que va a
tener que pedir un montón de disculpas, y quizás arrastrarse un poco.

—Gracias, señor.

Turner pasa a llamar a la siguiente persona en su lista para recitar los hechos del caso,
y estoy contento que no me otorgara ese pequeño honor.

Justine agarra el dispensador de Pez Chewbacca entre nosotros y mete unos


caramelos de color amarillo en su boca. Su rostro sigue siendo de color rojo brillante,
y Turner tiene razón. Probablemente debería disculparme por humillarla, pero no es
como si alguien en esta sala no sabe que lo he estado intentando desde el comienzo de
nuestro primer año. Ella es la única que finge que no está sucediendo, al menos hasta
esa noche después de los finales en el bar.

No he sido capaz de sacar de mi cabeza la forma en que su cuerpo se curvó contra el


mío. Tengo que recordarle cuán jodidamente buenos podríamos ser juntos. Si aquel
beso fue de esa forma, cuando nos desnudemos, seremos explosivos.

Una oportunidad más. Eso es todo lo que necesito para convencerla que tenemos un
infierno mucho más para explorar.

La clase continúa durante lo que parece una eternidad hasta que Turner nos despide y
todo el mundo empieza a empacar sus laptops y libros de casos.

Sé que tengo una sola oportunidad para conseguir que Justine esté de acuerdo en
hablar conmigo, especialmente después que hice mi pequeño anuncio a la clase.

Esperando mi momento, me quedo hasta que ella está tratando de pasar por detrás de
mí y me pongo de pie por lo que choca directamente contra mi pecho.
Desequilibrándose, se tambalea, y envuelvo ambas manos alrededor de sus caderas
para sostenerla.

—Te tengo.

Sus ojos se estrechan y su boca hace una mueca.

—Lo hiciste a propósito.

—¿Deliberadamente me metí en tu camino, así podría poner mis manos sobre ti de


nuevo? Malditamente cierto, lo hice.

Veo el destello de confusión y entonces la ira tiene prioridad otra vez.

Pero ambos sabemos que es la verdad. Poner mis manos sobre ella es exactamente lo
que quiero. Su camisa se eleva a los lados, y rozo mis dedos a lo largo de su piel
desnuda. Joder, ella es suave. Lo que garantiza que mi polla no lo es.

—Déjame ir.

En lugar de ser exigentes, las palabras de Justine suenan sin aliento. Tengo que
recordarme que estoy de pie en un aula de clases con un profesor en el frente y con
estudiantes entrando y saliendo. Esta no es la hora ni el lugar para una erección.

—Tengo algunas cosas que tengo que decirte, y me vas a dejar decirlas.

Sus ojos marrones se disparan hacia los míos, la sorpresa es clara en ellos.

—¿Por qué debería?

—Porque no eres nada más que curiosa, y quieres saber lo que tengo que decir.

Da un paso hacia atrás, y dejo que mis dedos se arrastren a lo largo de su piel antes
dejarlos caer. Justine ajusta las correas de su mochila sobre sus hombros y mete a
Chewbacca en un bolsillo lateral.

—Sabes que quieres escuchar el extraño sonido de mí disculpándose, ¿cierto?

Justine frunce sus labios, y todo lo que puedo pensar es en los sueños que tuve todo el
fin de semana de su mirada fija en mí desde el escenario mientras bailaba y se
desnudaba. Mi propio show privado. No voy a admitir cuántas veces me masturbé
imaginándolo. Necesito lo real, y no voy a tener otra ocasión si ni siquiera me da la
oportunidad de hablar con ella.

No sé lo que hace que cambie de opinión, pero relaja su postura y se ablanda.

—Está bien. Tienes cinco minutos. Más vale que sea bueno.

No es mucho, pero lo tomaré. Le enseño el camino hacia fuera del aula, escapando por
la puerta lateral que solía usar para mi entrada discreta. O por lo menos, era discreta
hasta que decidí compartir mi historia de fallos con la clase entera ante la invitación
del profesor Turner.

Echando un vistazo detrás de mí, estoy ligeramente sorprendido de en realidad ver a


Justine siguiéndome. Me dirijo a las puertas del tercer piso a la biblioteca, donde están
las habitaciones privadas. Esta conversación no es para el consumo público.

La primera habitación privada a la derecha está vacía, así que abro la puerta. Justine
me arrastra dentro, y me quito mi mochila y la dejo caer sobre una de las cuatro sillas.

Ella cierra la puerta detrás de sí y se inclina contra ella, con sus brazos cruzados sobre
su pecho. Supongo que no estaría de pie de esa manera si supiera cómo llama la
atención sobre su pecho. Fuerzo mis ojos de nuevo hacia su rostro. No voy a joder
esto.

—Guau, realmente debes planear arrastrarte si necesitas privacidad —dice ella, una
ceja levantada en desafío.

—Tal vez solo quería estar a solas contigo.

Rueda sus ojos.

—Y ya me estoy aburriendo.

—Te encanta reventarme las pelotas, ¿verdad?

—Realmente no me gusta pensar en tus pelotas, si quieres saber la verdad.

Pruebo con mi sonrisa encantadora, la única que ha dejado caer bragas durante años.

—Voy a decir mentira a eso. Has pensado en mí al menos una vez.

Se aparta de la puerta y se gira para alcanzar la manija.

—Y si eso es todo lo que querías decir, entonces creo que hemos terminado aquí.

—Espera.

Me sorprendo cuando escucha.

Justine se frota las manos por su rostro, cada movimiento revela su frustración.

—Me pides salir durante dos años, prácticamente me chantajeaste por un beso, luego
me ignoras completamente, y ahora estás encima de mí de nuevo. ¿Qué diablos
quieres de mí?

Su confusión me golpea en el estómago, haciéndome desear que pudiera decirle por


qué no estaba allí la mañana que prometí ayudarle a mudarse. No fue por ninguna de
las razones que cree.
Avanzo a zancadas hacia ella, presionando una palma contra la puerta al lado de su
cabeza.

—No te estoy ignorando, y no he dejado de pensar en esa noche.

—Entonces por qué…

No le puedo dar la explicación que quiere, así que pruebo algo diferente.

Bajando mi cabeza, tomo las siguientes palabras que salen de su boca en mis labios.
Son tan suaves como los recuerdo, y dejo caer mí otra mano en su cadera, atrayéndola
contra mí. Sus dedos se curvan en la tela de mi camisa, casi a regañadientes, pero no
me está empujando.

Tomo su boca, introduzco mi lengua entre sus labios probándola de nuevo…


finalmente, pero el latido de mi polla contra la cremallera de mis pantalones me obliga
a retroceder. Si no lo hago, la voy a recostar en la mesa detrás de nosotros, y eso no es
de lo que esto se trata. Al menos, no de todo lo que se trata.

Con su rostro encendido y su cabello desordenado por mis dedos, Justine cierra su
expresión. Reconstruyendo sus paredes ladrillo a ladrillo.

Eso no va a funcionar para mí.

—¿Qué puedo hacer, Justine? —Recuerdo hacerle la misma pregunta en el bar.

Sus ojos oscuros se llenan de confusión.

—¿Qué puedes hacer? —Las palabras salen a la defensiva.

—Contigo. Para tener una segunda oportunidad. La cagué una vez, ¿pero no todo el
mundo merece otra oportunidad?
Capítulo 15
Justine
Traducido por M.Arte

Corregido por antoniettañ

Mi corazón está martillando mientras el calor arde en mi vientre y se extiende por el


resto de mi cuerpo. ¿Cómo me hace esto? Estamos en la biblioteca por el amor de Pete,
y me estoy frotando contra él como... como... un maldito gato en celo. ¿Y ahora quiere
su segunda oportunidad?

¿Qué estoy haciendo? Se supone que debo estar encontrando la manera de hacerlo
estudiar, no ayudándome a obtener otra dosis de la boca demasiado tentadora de
Ryker. Esto nunca va a funcionar. Pero, ¿cómo puedo regresar con el juez Grant y
decirle que no puedo aceptar su oferta porque no puedo controlarme cerca de su hijo,
y su hijo definitivamente no puede controlarse a mí alrededor? Nop. Eso no sucederá.

No vas a renunciar, Justine. Me doy una charla mental vigorosa mientras Ryker espera
una respuesta. ¿Qué puede hacer? Desearía saberlo, pero no lo sé. Y tengo que
improvisar algún tipo de respuesta coherente.

Esto va a pagar tu matrícula, Justine. Puedes hacer esto si mantienes tu mierda junta.

—¿Sabes para qué tengo tiempo en este momento? —Elevo mi mano y levanto un
dedo—. Ir a clases. —Levanto un segundo dedo—. Estudiar para las clases. —Levanto
un tercer dedo—. Trabajar así puedo seguir teniendo el privilegio de hacer los
mencionados número uno y dos.

La expresión determinada de Ryker no cambia.

—Puedes hacer tiempo para una cita. Iremos a un lugar agradable. Te prometo que te
divertirás.

Dejo caer mi mano y la hago puño. Una cita no es lo que necesitamos. Lo que
necesitamos… está bien, lo que necesito, es que Ryker ponga su culo en marcha y
estudie. Y ser capaz de alejarlo cuando me bese.
—No necesito que me lleves a algún lugar agradable. Necesito estudiar. Quieres
impresionarme, intenta aplicarte. No eres un idiota, así que deja de actuar como uno
en clase.

Cruza sus brazos, y me pregunto cómo va a responder.

—Así que saldrás conmigo si estudiamos. —Entrecierras sus ojos—. Lo tomaré.

¿En serio? No puede ser tan fácil. Dado que tengo un vale de un año entero de
matrícula al conseguir que abra un libro, no voy a decir que no. Pero eso no significa
que sea fácil dejar salir la palabra sí.

—Está bien. —Mi voz suena oxidada como si no hubiera estado hablando treinta
segundos antes.

Sus ojos se iluminan en señal de triunfo, así que continúo rápidamente.

—Encuéntrame en Unwired. A las siete en punto. Estaré ahí hasta las diez. Si quieres
otra oportunidad, es la única que te voy a dar. —Tengo que fingir que no estoy
haciendo volteretas mentales por mi fácil victoria porque Ryker sabría que algo está
pasando. Un fragmento de culpa por manipularlo de esta manera me atraviesa, pero lo
reprimo.

Esto también es por su propio bien. No estoy haciendo nada malo.

—Es una cita —dice, su sonrisa intacta.

Descruzo mis brazos y agarro la manija de la puerta.

—Una cita de estudio —aclaro antes de abrir la puerta y cerrarla detrás de mí.

Ahora me pregunto si aparecerá.


Capítulo 16
Justine
Traducido por Smile.8, Gigi D y Camii.Beelen

Corregido por antoniettañ

Unwired no es la mejor tienda de café en el campus, pero está a solo cinco minutos de
mi apartamento. Mi teléfono dice que son las seis y cincuenta y cinco de la tarde, y mi
estómago está protestando por la falta de una nutrición adecuada en mi tazón de
macarrones con queso. Tengo que ir a la tienda de comestibles para abastecerme, pero
lo he estado posponiendo tanto como he podido. Ir de compras es una de mis tareas
menos favoritas.

Una cosa mala, o una gran cosa, sobre Unwired son las magdalenas de arándanos
gigantes en el mostrador de la panadería. Ponen esas cosas que se desmenuzan, en la
parte superior. ¿Cómo se llama eso? ¿Coberturas? Y ofrecen muestras gratuitas para
atraerte en contra de tu voluntad.

Estoy tan ocupada fantaseando con los productos horneados que me pierdo por
completo el silbido de la puerta cuando alguien entra, con capucha, y se dirige hacia
mí con zancadas largas. No es hasta que la misma persona se pone frente a mí en mi
cabina y deja caer su mochila a su lado que levanto mi mirada del mostrador de la
panadería. Se quita la capucha y tengo que parpadear dos veces para asegurarme que
no estoy viendo cosas.

Ryker Grant. En carne y hueso. Apareció.

Una pequeña emoción de victoria se eleva en mi sangre. Puedo mantener mi parte del
trato con su padre.

Sostiene su teléfono hacia arriba, la pantalla enfrentándome.

—Llego a tiempo.

Una sonrisa se clava en la esquina de mis labios.


—Estoy impresionada. —Espero alguna insinuación sobre las otras cosas con las que
estaría impresionada, pero no llega.

—Voy a tomar un café y algo para comer —dice—. ¿Quieres algo?

Realmente se está tomando esto un poco en serio. Una vez más, estoy impresionada, y
sacudo mi cabeza en respuesta.

—¿No? ¿Estás bien? —Mira hacia abajo a mi taza que está sin tapa para permitir que
el calor del agua hirviendo y caliente escape—. ¿Qué demonios estás bebiendo de
todos modos? ¿Es té sin bolsa de té?

Meto la mano en mi bolsillo y saco una bolsa de color amarillo y blanco.

—Sí, estaba esperando a que el agua se enfriara. —Abro el papel y meto la bolsa en la
taza.

—¿Lo has traído de casa? —La pregunta no es condescendiente, solo verdaderamente


curiosa.

—¿Importa?

—¿No te gustan las opciones de aquí?

—Tal vez solo me gusta el Lipton.

—Es justo. ¿Quieres algo más? ¿Una magdalena? ¿Un bollo? ¿Una galleta? ¿Un
brownie?

Tortura. Está malditamente torturándome al desgranar todas las cosas que me


gustarían pero que normalmente no me permito comprar. Y tampoco soy el tipo de
chica que deja que otra persona compre por mí.

—Estoy bien, pero gracias.

—Tienes que dejar que te compre algo, de lo contrario no hay cita en la cita de estudio.

Le doy una mirada seria.

—No es así como funciona esto. Venimos. Estudiamos. Nos vamos.

—Si estuviéramos haciendo esto a mi manera, definitivamente te vendrías. ¿Segura


que no quieres cambiar de opinión? Te aseguro que no te arrepentirás.

Y ahí está la insinuación. Mis mejillas se calientan mientras me dirige una sonrisa
arrogante.

Detengo mi reacción instintiva de decirle que se vaya al infierno, y en su lugar doblo


mis brazos sobre la mesa y me inclino hacia adelante. Ambos podemos jugar este
juego.
—Voy a venirme un montón de veces después de llegar a casa. No te necesito para eso.

Su boca cae abierta ante mi respuesta, y esta vez soy yo la que está sonriendo, pero no
le toma mucho tiempo recuperarse.

—Piensas en mí cuando te tocas, ¿verdad? Puedes acogerte a la quinta enmienda si lo


necesitas.

Mi cara se pone caliente de nuevo. Está bien, así que ambos no podemos jugar este
juego. Tengo que terminar esta conversación. Ahora.

Así que respondo a su pregunta original.

—Galleta con chispas de doble chocolate. O una magdalena de arándanos. Cualquiera


de los dos está bien.

Se ríe antes de dirigirse por el pasillo a la caja registradora y a los mostradores de la


panadería para ordenar. Mi corazón está latiendo un poco demasiado fuerte por
nuestro combate verbal, abro mi libro y destapo un marcador.

Finge que estás estudiando. Finge que no vas a pensar en él cuando te toques esta noche.

Ryker todavía está sonriendo cuando regresa con un pequeño café y una bolsa de
papel blanco. Deja ambos sobre la mesa entre nosotros antes de deslizarse en su
asiento.

Me preparo para más insinuaciones, pero no dice nada mientras saca su libro de casos
de Fidecomisos y Patrimonios y lo abre.

¿Nada? ¿En serio? Justo cuando pienso que sé cómo funciona Ryker, me sorprende.

Destapa un marcador.

—Muy bien, vamos a hacer esto.

Su repentino cambio a todo negocios me sacude al mismo modo.

Dejo mi marcador y encuentro su mirada.

—¿Has hecho alguna de las lecturas de esta clase este semestre? —Estoy bastante
segura que sé la respuesta, pero quiero escucharla de él.

No hay ninguna vacilación antes que responda:

—Ni una sola página.

—¿Has hecho alguna de las lecturas de alguna de tus clases este semestre?

—No.
A pesar de que ya imaginaba que era la verdad, todavía estoy sorprendida por su
admisión. Realmente, realmente parece que está planeando suspender… ¿y por qué?
¿Solo porque está teniendo algún tipo de rabieta?

—Si no vas a hacer ninguna de las lecturas, ¿por qué siquiera vas a clase?

—Porque le prometí a mi padre que no abandonaría. —Su respuesta encaja con la


historia que el juez Grant me contó.

—¿Y suspender es una mejor solución?

—No voy a suspender. Es más bien un experimento para ver cuán poco esfuerzo
puedo poner y de igual forma aprobar.

Mi frustración crece.

—Y eso tiene sentido, ¿cómo?

—¿Qué parte de esto es de tu incumbencia? —La ira se filtra en su expresión, y su tono


se pone a la defensiva.

—La parte en la que se supone que estás aquí para estudiar conmigo y en realidad no
planeabas estudiar en absoluto.

Toma el libro de casos con ambas manos y lo deja caer sobre la mesa con un ruido
sordo.

—He abierto mi libro, ¿cierto? No voy a sentarme aquí y quedarme mirándote durante
un par de horas sin al menos pretender que estoy haciendo algo.

Su admisión rompe mi pared de enfado y alejo el calor que florece ante sus palabras.
Al menos lo intento.

—No conseguiré hacer nada si te sientas y me miras. Estás distrayéndome sin siquiera
intentarlo.

Su ira se escurre ante mi admisión involuntaria, y su sonrisa que hace caer bragas se
desliza en su rostro de nuevo.

—Me alegra escuchar que no soy el único que está jodidamente distraído.

—Cita de estudio —digo, más para recordármelo a mí que a él. Cuando su sonrisa se
desvanece, quiero patearme por un momento. No es por eso por lo que estamos aquí.

—De acuerdo, esto es lo que vamos a hacer. Estás atrasado en unas cien páginas de
lectura, y eso sería un gran dolor en el trasero incluso si fuera solamente una clase,
pero son cuatro clases. ¿Siquiera has tomado apuntes durante las clases?

Sacude su cabeza, todo negocios de nuevo.

—De acuerdo, entonces te daré mis apuntes.


Levanta sus cejas porque es una oferta bastante generosa.

—Pero… —continúo.

—Siempre hay una trampa. —Se inclina hacia atrás y cruza sus brazos sobre su
pecho—. Adelante —dice.

—Vas a comenzar a leer para todas tus clases, y vas a ponerte al día en la lectura de la
clase que no veo contigo, o vas a buscar a alguien que sea tan amable como yo como
para compadecerse de ti.

Entrecierra sus ojos hacia mí.

—¿Por qué me ayudarías? Llevas dos años ignorándome y rechazándome.

Mierda. Sabía que esto era demasiado fácil. ¿Por qué no pensé una respuesta de
antemano? Sabía que comenzaría a sospechar si me desviaba demasiado de mi
comportamiento normal. Piensa, Justine. Piensa.

—Porque creo que es una mierda que vayas a conformarte con apenas aprobar
cuando ambos sabemos que eres capaz de muchísimo más. Este es nuestro año más
sencillo. Te has matado trabajando por el promedio que tienes, no puedes negarlo.
¿Por qué tirarías todo? Demuestra que puedes terminar lo que empezaste, y
terminarlo bien.

Me siento como un entrenador dando una charla motivacional en el vestuario durante


el entretiempo, pero mis palabras no son del todo mentira. En realidad las digo
enserio. Odiaría ver a cualquiera desperdiciar una oportunidad como esta, y dada la
cantidad de personas que perdimos nuestras becas, el hecho que él considere
desperdiciar su carrera gratuita realmente me molesta.

Ryker toma la bolsa de la panadería que está entre nosotros pero mantiene su mirada
en la mía.

—No creo que me hayas dicho tantas palabras seguidas… jamás.

—Alguien debe señalar cuán poca visión de futuro estás teniendo al desperdiciar una
oportunidad que otras personas solo pueden soñar con tener.

De nuevo, no solo digo la verdad, además digo una verdad en la que creo fuertemente.
Con la cantidad de puertas que sus padres le pueden abrir, Ryker podría tener una
vida que ni siquiera puedo imaginar. Mientras más pienso en que quiere tirarlo a la
basura, más me enojo. Abro la boca para decir más, pero levanta una mano.

—Lo entiendo. Piensas que soy un pequeño cretino completamente malagradecido si


no saco mi cabeza de mi culo y me aplico.

—Sí. Eso es exactamente lo que pienso.


Y si eso es todo lo que se necesita para que cambie de opinión y vuelva al camino
correcto estudiando y pasando, entonces acabo de ganarme mi matrícula en diez
minutos. Si tan solo fuera tan fácil.

—Entonces hagamos un trato.

—¿Qué clase de trato? —Mi tono es escéptico en el mejor de los casos.

—Estudiaré… pero solo si te tengo del otro lado de la mesa para poder mirarte.

Mi cerebro se vacía por un momento, y luego los pensamientos vienen rápida y


furiosamente. Primero, un destello de victoria. Graduación, aquí voy. Mi matrícula está
paga. ¿Y resistir la distracción de Ryker para poder estudiar yo? Finalmente, ese tonto
sentimiento de culpa aparece y lo empujo lejos. Es por su propio bien. No estoy
haciendo nada malo.

Podría haber esperado la culpa, pero no esperaba su condición. Necesito decir algo. No
puedo acceder enseguida porque sabrá que algo no va bien. Siguiendo nuestra historia
tendría que rechazarlo con frialdad.

—No podemos estudiar juntos todos los días. En serio. Eso… no va a suceder.

—¿Por qué no?

Todavía estoy luchando por una razón legítima, y dejo salir la primera en la que puedo
pensar.

—Porque me gusta quitarme mis lentes de contacto, ponerme mis gafas, poner mi
cabello en un moño, usar mi pijama, y deshacerme de mi sujetador.

Por supuesto, tan pronto como digo la palabra sujetador, la mirada de Ryker cae hacia
mis tetas.

—Siéntete libre de quitarte el sujetador en cualquier momento. No me va a molestar


en absoluto. De hecho, seré completamente honesto… tengo cero motivación para
estudiar por mi cuenta, pero una Justine sin sujetador suena como una increíble
motivación.

Cubriendo mi pecho con ambos brazos en un intento por escapar de la intensidad de


su mirada, me obligo a volver al tema en cuestión. ¿Está jugando conmigo? ¿O es en
serio?

Todavía no estoy lista para ceder y hacer que esto parezca demasiado fácil. Estrategia.
Todo esto es sobre negociación.

—Mira, solo podemos estudiar juntos un par de veces a la semana. Estudio todos los
días, y no puedo tenerte metiéndote en mis asuntos todo el tiempo. No quiero que
nadie se meta en mis asuntos todo el tiempo. En realidad las personas no me gustan lo
suficiente para tanta interacción humana.
Su respuesta es tan rápida, es como si estuviera anticipando que lo iba a rechazar.

—Tres días durante la semana y un día el fin de semana. Un par de días más antes del
examen de mitad del semestre de Responsabilidad Profesional, y luego vamos duro
por todos nuestros finales.

Cuando dice ir duro, inmediatamente mi mente se va a la deriva. Mal, Justine. Alejo los
pensamientos ilícitos y me centro firmemente en el tema en cuestión… estudiar.

—Sabes que necesitas hacer un excelente examen de mitad de semestre de


Responsabilidad Profesional, ¿cierto? Porque de lo contrario Babcock te va a joder.
Necesitas pruebas irrefutables que aplastaste esa prueba, así si ella te jode, puedes
apelar la calificación. La enojaste y no lo va a olvidar.

Él asiente.

—Lo sé. Por eso pienso que tenemos que enfocarnos más fuerte en eso.

¿Cuándo esto se convirtió en una cosa de nosotros? Pero de igual forma...


Responsabilidad Profesional es mi clase menos favorita del semestre, así que tampoco
es como si fuera a estar tan motivada para estudiarla por mi cuenta. Tal vez esto
realmente será beneficioso para mí también.

—Entonces, ¿tenemos un trato? —Ryker extiende su mano para estrecharla, pero yo


sostengo la mía en alto.

—También tienes que estudiar para la clase que no tenemos juntos. ¿Cuál era?

—Ley Electoral. Mierda fácil. Mi papá quiere que me vaya por política, así que en
realidad no es tan malo. La estoy cursando sin calificación.

—Mejor no falles, porque eso sería estúpido.

—No puedo fallar en Ley Electoral. Eso es prácticamente imposible.

—Bien. —Extiendo y deslizo mi pequeña mano en la suya que es mucho más grande, y
él la aprieta firmemente. Estoy tan concentrada en la sensación de su mano envuelta
alrededor de la mía que casi me olvido de añadir—: Tenemos un trato.

Su sonrisa se levanta en las comisuras de su boca, y aparto mi mano. De acuerdo, sin


tocar. Eso necesita ser una regla.

Espero tener una maldita idea de lo que estoy haciendo. Porque otro beso como el de
la biblioteca no puede volver a suceder. Me están pagando para ayudarlo a estudiar,
no para salir con él. Necesito trazar la línea y mantenerla allí.

Recoge un resaltador, y mis ojos están clavados en los músculos de su antebrazo y su


reloj. ¿Por qué eso es sexy?

Mierda. Estoy tan jodida.


Desesperada por una distracción, tomo la bolsa entre nosotros.

—¿Qué compraste?
Capítulo 17
Justine
Traducido por M.Arte

Corregido por antoniettañ

Antes que pueda llamar a Merica y contarle sobre la cita de estudio con Ryker, su
nombre aparece en la pantalla de mi celular. Parte de mí espera una avalancha de
preguntas más intensa que las que los profesores nos lanzan del método socrático,
pero al parecer no puede leer mi mente porque lo único que consigo es un bostezo.

—Me dormí en mi clase nocturna, y ahora tengo que pedirle los apuntes a Kristy
Horner.

El nombre de Kristy Horner trae un gruñido automático a mis labios. Es la más


bocazas de mis compañeras de clase sobre el hecho de que durmió con Ryker, y
aparentemente tuvo varios orgasmos seguidos. No me importa, me complazco yo sola.
Solo desearía que fuera la verdad. Todavía estoy decidiendo cómo responder cuando
Merica continúa.

—Tal vez aprovecharé esta oportunidad para entablar una conversación casual sobre
la polla de Ryker y finalmente obtenga mi respuesta.

—Ugh. No, por favor. Eso es tan... ¿es en serio?

—¿Qué? Te la pasas diciéndome que no vas a hacerlo por el equipo y averiguarlo, así
que, ¿qué opción me queda?

—¿Vivir felizmente sin saberlo, seguir siendo feliz con tu novio? —Y permitirme dejar
de pensar en el tamaño del pene de Ryker cuando se supone que solo debo estar
pensando en sus calificaciones, agrego silenciosamente para mí.

Abro la boca para decirle todo a Merica, pero se lanza en otra diatriba sobre lo
horrorosa que es Kristy Horner. Me detengo en un cruce de trenes, medio escuchando,
y mi mirada aterriza en la bolsa blanca de la panadería en el asiento de al lado que
tiene la mitad de una magdalena de arándanos.
Porque Ryker quería comprarme algo para que fuera una cita... a pesar de que no tiene
idea que la única razón por la que estaba ahí fue porque firmé un contrato con su papá.

Otro fragmento de culpa me atraviesa. Nop. No pienses en ello.

Después de la forma en que nuestra cita de estudio, no, sesión de estudio, comenzó,
esperaba que el resto de la noche estuviera lleno de mí tratando de ignorar más
insinuaciones y sonrisas presuntuosas con muy poco estudio de verdad hecho. Ese no
fue el caso, y me derribó totalmente.

No me gusta cuando la gente me sorprende. Puse a Ryker en un pequeño espacio


marcado como sobre privilegiado imbécil y si no encaja allí, entonces no estoy segura
de dónde ponerlo. Este acuerdo que hice con su padre dependía de que él se
mantuviera en ese espacio.

En lugar de centrarme solo en mi trabajo, pasé demasiado tiempo notando lo deliciosa


que se ve la sombra de las cinco en punto sombreando su mandíbula, y cómo alzaba su
gorra de béisbol y alborotaba su cabello rubio oscuro antes de reajustar la gorra
mientras estaba leyendo. Luego está la manera en que pasa el marcador dos veces en
una página cuando está memorizando un concepto.

Todas las cosas que no debería estar notando. Pero la única gran cosa que ya sabía se
destaca por encima todas las demás… es demasiado caliente para su propio bien. Más
de una chica caminó por nuestra mesa varias veces, con la mirada en él mientras lo
hacían.

Eso me habría molestado, pero Ryker ni siquiera lo notó. Es completamente ajeno a


las miradas que recibe de las mujeres, y hombres, en una habitación.

—¿Jus? ¿Me estás escuchando? —La voz de Merica suena más fuerte desde mi
teléfono.

—¿Qué? Oh, lo siento. Mente dispersa. Estoy atrapada en un cruce de trenes.

—Malditos trenes. Entonces, ¿estás bien con lo de sábado en la noche?

Mierda, realmente me perdí parte de la conversación, y ella va a darme mierda si le


pregunto qué dijo. Mis habilidades para escuchar fuera de la clase caen entre lo
decente y lo mínimo en un buen día, y con pensamientos sobre Ryker en mi cabeza...
bueno, solo digamos que estoy trabajando con una desventaja.

Sal de mi cabeza, Grant.

—Claro, suena genial —respondo, decidiendo solo seguir la corriente. Merica y yo


tenemos gustos parecidos en cuanto a lo que no nos gusta. No es como si fuéramos a
terminar en una de esas clases de aprende a pintar como un aficionado de Monet, las
cuales parecen estar de moda en este momento.
Merica chilla en el otro extremo de la línea telefónica. No tengo ninguna otra
descripción para el sonido que está haciendo.

—¡Sí! Estoy tan jodidamente emocionada. ¿Hablamos mañana?

Su palpable emoción brota a través de mi teléfono, y por un momento me pregunto


qué diablos acabo de aceptar. Supongo que lo voy averiguar este fin de semana.

—Por supuesto.

—Buenas noches, bombón.

—Buenas noches, Mer.

Cuando colgamos, me doy cuenta que nunca tuve la oportunidad de contarle lo que
pasó con Ryker.

No pasó nada. Solo estudiamos. Dejar de obsesionarte por eso.

Claro, como si eso fuera posible.


Capítulo 18
Ryker
Traducido por camii.beelen

Corregido por antoniettañ

Estaciono en el garaje subterráneo de mi edificio de condominios y salgo de mi


Camaro. No avanzo ni cinco pasos hacia el ascensor antes que otra puerta de auto se
cierre y una voz me llame.

—Oye, hombre, ¿vas a venir mañana a la noche de póker?

Me volteo para enfrentarme a Ian Everett, me detengo.

—Hola, me preguntaba qué demonios pasó contigo. No he visto tu auto por varios
días.

La cabellera rubia de Ian está desordenada y luce como si acabara de pasar las últimas
horas con varias mujeres. A medida que se acerca, decido que probablemente tengo
razón. La mancha de lápiz labial en su barbilla me dice mucho.

—He estado conectando con esta chica de Administración de Redes de Suministro.


Tuvimos un proyecto de grupo y ella. . . bueno, ya sabes cómo va esa mierda.

Tiene razón, sé cómo va esa mierda, pero ha pasado un tiempo desde que renuncié a la
comodidad de mi propia cama por una noche entera. Y nunca las traigo aquí. Puede
sonar cliché, pero mi condominio es mi santuario. Ni siquiera me gusta que la gente
sepa dónde vivo. Especialmente no desde que Verónica Muzio decidió acampar fuera
de mi puerta durante tres días cuando dejé de contestar sus llamadas. La seguridad
del edificio estaba perpleja, y explicarle a ella que necesitaba seguir jodidamente
adelante no fue divertido. No necesito esa mierda de nuevo.

Golpeando ligeramente un dedo contra mi barbilla, le digo a Ian:

—Creo que olvidaste un punto, a menos que el rojo realmente sea tu color.

Se ríe y se encoge de hombros antes de pasar el lado de su mano a través de su


mandíbula para quitar la mancha de maquillaje.
Nos dirigimos juntos hacia el ascensor, hablando de mierdas variadas. Ian está en el
último año de su Maestría en Administración de Empresas, preparado para pasar al
programa de ejecutivos junior de la compañía de su padre después de graduarse. Nos
conocemos desde nuestros días de pregrado cuando asistió a una clase de pre-leyes y
decidió que no era para él. No lo entendí en ese entonces, pero ahora, me gustaría
haber hecho la elección de ir a la escuela de negocios en vez de la escuela de derecho.

Pero entonces no habrías conocido a Justine.

Es como si Ian fuera un lector de mentes.

—Entonces, ¿qué pasa contigo? ¿Nueva chica sobre tu polla?

—No exactamente.

El ascensor nos deja salir en nuestro piso.

—Eso no suena prometedor.

Me encogí de hombros, no queriendo admitir que todavía estoy tratando de ganar algo
de terreno con Justine después de dos años de rechazos.

—Sí, bueno. Estoy trabajando en eso.

Las cejas de Ian golpean su peludo flequillo desordenado.

—¿Trabajando por una mujer? Maldición, Ry. ¿Estás perdiendo tu toque? ¿Qué pasó
con todos esos culos fáciles que siempre has conseguido?

—Sabes lo que dicen acerca de demasiado de algo bueno, ¿cierto? Bueno... tal vez
estoy intentando algo diferente.

Mi amigo cruza sus brazos sobre su pecho y me mira.

—¿Diferente como follar tipos? Soy igualitario en oportunidades cuando se trata de


otras personas, pero yo no voy a intentar esa mierda.

La sugerencia es tan ridícula que mi risa resuena por el pasillo. Cuando finalmente he
recuperado el aliento, sacudo mi cabeza hacia Ian.

—De ninguna manera. Estoy intentando el método lento y constante por esta chica.

Mis palabras verdaderamente parecen confundirlo porque el rostro de Ian se retuerce


con confusión.

—¿Lento y constante? ¿Eso es una cosa? ¿Qué pasó con tomarlas y dejarlas?

—No ha funcionado con esta chica, y no espero que funcione en algún momento.

Ian se aparta de la pared y gesticula hacia mi puerta.


—Vas a decirme esta mierda con una cerveza, porque nunca he escuchado un cuento
de hadas como el de Ryker Grant siendo rechazado por una mujer.

Seis cervezas entre nosotros más tarde, Ian se está riendo a carcajadas sobre cuántas
veces he sido rechazado por Justine.

—¿Me estás diciendo que le has estado pidiendo salir a esta chica por dos jodidos años
y solamente la has besado dos veces? ¿En serio? ¿Cómo es que no sabía esto?

—Porque no pensé que valiera la pena compartirlo. —Levanto la botella a mis labios y
deseo que fuera algo infernalmente más fuerte.

—¿Tiene un coño bañado en oro o qué? Jesús, hombre. Eso es mierda desesperada.

Bajando la botella un poco más fuerte de lo necesario, se agrieta cuando golpea la


mesa. Resulta que no me gusta escuchar a Ian hablar sobre el coño de Justine. No es
una sorpresa.

—Ríete. Algún día alguna chica te va a golpear en el culo, y no vas a saber qué
demonios pasó.

—Sí, pero ni siquiera sabes si vale la pena, hombre. Quiero decir, tiene que ser
caliente, ¿pero esto no es solo por el reto? ¿Qué pasa si la consigues y no vale la pena?

No hay manera que ese vaya a ser el caso, pero no le digo eso.

—Supongo que voy a averiguarlo luego de que finalmente la consiga, ¿cierto?


Capítulo 19
Justine
Traducido por Lyla

Corregido por flochi

Cuando me deslizo en mi asiento para Defensa el martes por la mañana, Kristy Horner
se da la vuelta en su silla y me atrapa con una mirada acusadora.

—Lo que sea que piensas que estás haciendo, no va a funcionar.

Saco mi computadora portátil de mi mochila y la enciendo. Si espero a que Kristy


suelte sus comentarios sarcásticos primero, la máquina lenta no estará lista para
tomar notas hasta cinco minutos después de que comience la clase. Espero hasta que
tengo mi libro de casos fuera antes de finalmente responder.

—¿De qué estás hablando?

—Ryker. Escuché que estuvieron juntos anoche en Unwired.

Pensarías que estamos en la escuela secundaria con lo rápido que viajan los chismes
estos días. ¿Y desde cuándo Kristy Horner tiene amigos que estudian en Unwired? Su
pandilla es sólidamente Starbucks medio-descafeinado, venti3 lo que sea-lo que sea.

Odio sentir que tengo que justificarme ante ella en absoluto, pero este absurdo
necesita ser cortado de raíz en este momento.

—Estábamos estudiando. Fin de la historia. Nada del otro mundo.

Kristy no es una chica tonta, así que no hay estereotipos rubios aquí. No habría llegado
tan lejos si lo fuera. Su mirada es astuta cuando me estudia como si fuera un
experimento científico.

—No te gusta. Todos saben eso. ¿Por qué, después de dos años, empezarían de
repente a estudiar juntos?

3 El café de Starbuck de 20 oz. es conocido como un venti.


—Tal vez deberías preguntarle a Ryker.

—¿De verdad crees que no podría recuperarlo en cualquier momento que quisiera? —
Su tono lleva el sabor de una amenaza.

—Tal vez por una noche. Parece que eso es todo lo que siempre te ha querido.

Sus ojos se estrechan y su boca se contrae en una línea plana cuando le disparo las
palabras en respuesta. Golpe directo.

Abro mi libro de casos en el lugar que he marcado con un Post-it, y soy salvada de
continuar la conversación cuando el profesor Alexander comienza su presentación de
PowerPoint en el atril.

Kristy se da la vuelta, pero no va a dejar pasar esto. Podría ser un presentimiento,


pero es fuerte.

No ayuda nada que Ryker me esté esperando después de clase y Kristy esté a tres
metros de distancia cuando él pregunta:

—¿Vamos a estudiar esta noche o mañana?

El pelo rubio de Kristy realiza este movimiento digno-de-comercial-de-champú


cuando voltea ante el sonido de la voz de Ryker.

Sus ojos azules están sobre mí, sin perder el constante movimiento huidizo de los
míos, y él sigue mi mirada y mira hacia atrás con confusión.

—¿Qué sucede?

No queriendo tener esta conversación donde ella puede oírnos, hago algo que más
tarde se registra como idiota: agarro la mano de Ryker y lo arrastro lejos. Kristy no es
la única persona que nos está mirando ahora.

La primera puerta a la que llego es a la de la Oficina de Revisión Legal. Está abierta,


pero la puerta interior de la oficina está cerrada. Eso significa que la directora de
redacción probablemente esté allí, pero con los auriculares cancela-ruido que lleva
para todas partes, no nos escuchará.

Ryker se ríe mientras cierro la puerta detrás de nosotros.

—¿Qué diablos, Justine?

—Uno de los amigos de Kristy Horner nos vio juntos anoche.

—¿Y eso significa que necesitas arrastrarme a una habitación desierta para decirme
algo? No me quejo, no me malinterpretes, pero es mejor que tengas cuidado o la gente
va a empezar a pensar que realmente te gusto. —Sus labios se curvan en una sonrisa y
da dos pasos hacia mí, arrinconándome.
Mi respiración se traba mientras se acerca, pero me obligo a concentrarme en lo que
iba a decir, no lo increíble que él huele.

—Alguien nos vio anoche.

Presiona una mano contra la pared por encima de mi hombro, y sólo quedan unos
centímetros entre nosotros.

—¿Y qué? ¿Te avergüenza ser vista conmigo o algo así?

—No. —Sacudo mi cabeza—. No es eso. ¿Tú y Kristy no tenían… quiero decir… no


tienen una cosa?

—¿Una cosa?

—Ya sabes… ¿una conexión casual? ¿De verdad quieres enojarla para que no puedas
volver allí? Te das cuenta de que me odia, ¿verdad?

Ryker deja caer su mano de la pared, retrocede y cruza los brazos sobre su pecho.
Todo el humor se desvanece de su expresión, y sus ojos son duros en los míos cuando
él finalmente contesta.

—¿Me estás diciendo que no quieres que ella sepa que estudiamos juntos para poder
conservar una follada fácil? ¿De verdad? Guau, Justine, gracias por preocuparte por mí,
pero puedo encargarme de mi propia mierda. Gracias por la preocupación, pero no es
necesaria. —Baja la mirada hacia el piso antes de mirarme de nuevo—. ¿Cómo diablos
puedes ser tan ciega? ¿Por qué estaría preocupado por Kristy cuando estoy
malditamente tratando de conseguirte tan trabajosamente?

Esta vez soy yo quien se pone rígida.

—Estamos estudiando. Eso es todo.

Descruza sus brazos y se inclina de nuevo antes de pasar un dedo pulgar a lo largo de
mi pómulo. Mi piel se enciende con su toque.

—Si piensas que eso es todo, eres inconsciente.

Necesito poner espacio entre nosotros. No dejar que me bese de nuevo. Pero el
recuerdo de las dos veces que sus labios han estado en los míos está quemado a fuego
en mi cerebro, y mi cuerpo no se moverá.

En su lugar, repito las únicas palabras que puedo parecer conjurar.

—Sólo estamos estudiando.

Ryker deja caer su mano mientras su mandíbula se convierte en granito. Su tono es


igual de duro.

—Esta noche. Mismo lugar. Misma hora. Te veré allí.


Sacudo la cabeza.

—Tengo que trabajar hasta las ocho.

—Mañana. —Sus ojos azules brillan—. No vas a escaparte de esto. Tenemos un trato.

—No estoy tratando de escapar de nada. —Mis palabras salen nerviosas—. Yo solo…
tengo que trabajar. Puedo ir mañana a las siete.

—Bueno. Allí estaré.

—Para estudiar —le recuerdo.

Él retrocede, con su sonrisa firmemente de regreso en su lugar, y creo que va a tocar


mi cara de nuevo, pero mira hacia su reloj.

Algo que se siente mucho como decepción se retuerce a través de mí. ¿De verdad,
Justine? Cálmate.

—Lo que sea que tengas que decirte, Justine.


Capítulo 20
Justine
Traducido por addictedread

Corregido por flochi

Creo que está codificado en mi ADN el llegar temprano a todas partes. Quizás son los
años de acumular faltas por retraso cuando mi mamá se encargaba de llevarme a la
escuela. Los únicos días que llegué a tiempo fueron los que me quedé con el abuelo.
Solo una más, en una larga lista de razones por las que vivir con él fue cien veces
mejor que vivir con mis padres.

Estoy en la misma cabina de Unwired que usamos antes y una vez que tengo mi
portátil instalado y mis libros fuera, una gran forma lanza una sombra sobre mí. Miro
hacia arriba, esperando ver a Ryker con su rápida sonrisa y brillantes ojos azules, pero
en lugar de eso veo una cara vagamente familiar que no puedo ubicar
inmediatamente.

—¿Hola? —Sale como una pregunta porque él está mirándome con una expresión
expectante.

—Me preguntaba si alguna vez me encontraría contigo de nuevo.

Bien, entonces he conocido a este tipo antes pero no tengo idea quién es él.

—Umm…

Su sonrisa titubea.

—Simplemente voy a culpar a unos cuantos vodkas de vainilla y cervezas de raíz esa
noche si no me recuerdas.

El comentario estimula mi memoria. El barman. De la noche que celebramos en


Ziggy’s después de terminar los finales. Aquel que no me dejó pagar mi bebida.

Los detalles regresan corriendo, incluyéndome a mí diciendo finalmente sí a Ryker,


nuestro beso, mi orgasmo y él dejándome plantada al día siguiente.
—Lo siento. Supongo que mi memoria no es tan buena como la tuya. ¿Cómo estás? —
No sé qué más decirle a este tipo. Fue agradable y coqueto. No puedo recordar si me
dio un nombre o no. Mi mente está aún con un espacio en blanco ahí.

—No hay problema. Soy realmente bueno con las caras. Es una cosa de barman.

—Lo apuesto.

—¿Estudias mucho aquí? Recién he descubierto este lugar, y no sé cómo me lo perdí


este último par de años.

Su mochila colgando casualmente sobre un hombro me dice que él también es un


estudiante.

—¿Estás en la escuela de pregrado?

Se encoge de hombros.

—Tercer año de la escuela de medicina. No puedo esperar a terminar.

—Oh, wow. Eso tiene que ser difícil.

Con un vistazo a mi repertorio, él llega a la conclusión correcta sobre mí.

—¿Escuela de leyes?

—Sí. Tercer año también y tampoco puedo esperar para terminar.

—No te he visto en el campus, pero supongo que tiene sentido dado que estamos en
lados opuestos.

—Cierto. No me arriesgo lejos de la escuela de leyes.

—Y no te arriesgas a salir a Ziggy’s con frecuencia.

Hago un gesto a la pila de libros y al grupo de rotuladores fluorescentes sobre la mesa


antes de responder.

—Soy más estudiosa que bebedora.

—Puedo respetar eso. —Él asiente al asiento frente a mí y mueve la mochila en su


hombro—. ¿Te molesta si te acompaño? También tengo algunos estudios que acabar.

Una voz profunda interrumpe antes de que él pueda deslizarse en la cabina.

—A mí me molesta, Caruthers.

Mi cabeza se levanta de golpe para ver a Ryker parado justo detrás del barman. Él se
gira y recuerdo que ellos parecían conocerse esa noche en Ziggy’s.

Ryker camina entre Caruthers y yo, y se inclina para besar mi mejilla.


—Lo siento, nena. Me quedé atrapado en un cruce de tren. No quería llegar tarde.
Capítulo 21
Ryker
Traducido por addictedread

Corregido por flochi

Sea lo que sea lo que Justine y yo tenemos, no dejaré que algún escurridizo barman se
interponga en mi camino. El beso es instintivo y cuando me retiro, sus ojos están
abiertos de par en par y suaves. Me gusta esa mirada en ella.

No doy otra mirada a Caruthers mientras me deslizo en la cabina frente a Justine y


saco mi portátil. Él ya está olvidado.

—Bueno, uh, quizás te vea por ahí. Siéntete libre de pasar por Ziggy’s en cualquier
momento y te haré una bebida, cortesía de la casa. —Sus palabras son claramente
dirigidas a Justine.

El tipo tiene bolas del tamaño de una roca si no tiene problema para tratar de
seducirla en frente de mí, especialmente después de que acabo de presentar mi
reclamo de una manera muy obvia. Pero no voy a perder más tiempo con él. Más que
nada, tengo curiosidad por ver cómo va a responder ella. Es una especie de prueba
dada por el universo, una que estoy contento de sentarme y observar.

—Gracias. Aprecio la oferta, pero como dije, no paso mucho tiempo en bares.

—Entonces, quizás te vea por aquí de nuevo. Que te vaya bien. —Caruthers levanta su
mochila más arriba y me da un asentimiento desafiante que regreso por costumbre.

Miro a Justine mientras él se va. Sus ojos no lo siguen, lo que significa que incluso si él
quiere ser la competencia, no lo es. No, sus ojos están sobre mí.

—¿Qué fue eso?

—¿Qué fue qué? —respondo, incluso aunque sé exactamente de qué está hablando.

—Me besaste. Como marcando territorio. En público. —Sus palabras están saliendo a
trompicones.

—Sí.
—¿Por qué?

Dejando mi rotulador fluorescente entre las páginas de mi libro de casos, cruzo mis
brazos y encuentro su mirada confusa.

—Porque quería.

Ella empuja una gruesa onda de pelo oscuro sobre su hombro, sus ojos nunca dejando
los míos.

—Esa no es una razón.

—Es toda la razón que necesito.

—Pero…

La detengo antes de que pueda seguir protestando.

—Podrías haber dicho sí a tomar unos tragos con él, pero no lo hiciste. ¿Sabes por
qué?

—No sé… Esa no es mi costumbre.

Descruzando mis brazos, me inclino hacia adelante, con los codos a cada lado de mi
libro de casos.

—Eso puede ser cierto, pero dijiste que no porque hay algo sucediendo entre nosotros
y vas a aguantar igual que yo.

Ella toma un rotulador fluorescente, agarrándolo firmemente en su puño.

—Solo estamos estudiando. Eso es todo.

—Ambos sabemos que eso es una mierda. —Saco mi portátil y lo deslizo sobre la mesa
entre nosotros—. Pero siéntete libre de seguir mintiéndote y yo seguiré besándote
siempre que quiera. ¿De acuerdo? Ahora, ¿con qué quieres comenzar?

Justine suelta un sonido que está cerca de un gruñido y entierra sus manos en su
cabello. En lugar de tirarlo en frustración, lo retuerce en un moño desordenado y mete
un lápiz para sostenerlo.

Eso toma un lugar en la lista de diez cosas más sexis que alguna vez he visto hacer a
una mujer.

Restriega ambas manos sobre su rostro y no puedo evitarlo, pero me gusta la forma en
que la trastorno. Eso es exactamente lo que quiero.

Espero mientras ella mira fijamente la pila de casos a su lado.

—Responsabilidad Profesional. Es la que menos me gusta, así que quiero sacarlo del
camino en primer lugar.
—Suena bien.

Ambos abrimos nuestros libros y nos ocupamos de leer, hablando los casos y
escribiendo notas para la clase. Cada vez que ella reajusta su cabello o muerde su
labio, me recuerda lo mucho que quiero poner mi boca sobre la de ella de nuevo. En
todas partes. Pero al mismo tiempo, estoy extrañamente excitado por lo mucho que se
concentra. Esta es la cita de estudio número dos y comprendo cómo Justine ha
mantenido sus calificaciones tan altas. Es una máquina y totalmente implacable en su
análisis y memorización.

Estaba en lo correcto antes: su cerebro es exactamente tan sexi como la forma en que
llena la camiseta de cuello en V que está usando. Quiero verla con un vestido o hasta
con una falda como la que usó esa noche en el bar. Quiero una oportunidad para
explorar su cuerpo y su cerebro.

Mi mente está vagando cuando se supone que debo terminar de leer este caso, pero se
me pasando el tiempo. Justine mira hacia arriba y chasquea su cuello antes de
empezar a recitar de un tirón los puntos que cree que Babcock cubrirá en clases.

Mis dedos golpean las teclas sobre mi portátil mientras intento poner todos los
detalles, pero el estómago de Justine gruñe más fuerte que mi tecleo.

—¿Has cenado ya? Estoy jodidamente muriendo de hambre.

Sacude su cabeza y su tono es irónico cuando dice:

—Pero tengo un bol de macarrones con queso esperándome en casa.

No pienso antes de responder.

—Eso no es comida de verdad. Necesitas proteínas. Vegetales. ¿Sabes? Vamos a


terminar Fideicomisos y Patrimonios, y vamos a agarrar algo.

Justine cierra de golpe su libro.

—Lamento disentir sobre que eso no es una comida de verdad, porque los bol de
macarrones con queso han sido una parte importante de mi dieta durante los últimos
seis años. Barato, rápido y fácil. ¿Cómo no va a gustar?

—Nena, no hay nada barato, rápido, ni fácil en ti. Si lo tuvieras… Bueno, ambos
sabemos que los dos últimos años habrían sido diferentes.

Sus ojos se amplían ante mis palabras, las que no son más que la verdad. Cuando ella
no dice nada en respuesta, me doy cuenta de que la he desconcertado, lo que funciona
muy bien para mí.

Cambiando de tema, pregunto:

—¿Qué tal china? El Panda House no está lejos.


Sus ojos se iluminan cuando menciono el restaurante chino favorito de todos los
estudiantes en la ciudad, pero me pregunto si realmente aceptará.

—¿El Panda House? —La emoción tiñe su tono—. Supongo que estaría bien. Pero
trabajo primero y luego comida.

El zumbido de la victoria se eleva a través de mí. Y así es cómo se hace.

Mantengo mi rostro inexpresivo mientras asiento, y ambos abrimos nuestros libros de


Fideicomisos y Patrimonios. Continuamos estudiando en un silencio sociable, pero por
dentro estoy jodidamente emocionado.

Finalmente estoy llevando a Justine a una cita de verdad, sin importar si se da cuenta o
no.
Capítulo 22
Justine
Traducido por beatrix85

Corregido por LarochzCR

Estoy hambrienta, y Panda House es mi debilidad. No era justo que Ryker jugara con
eso, especialmente después del beso territorial para alejar al camarero de Caruthers.
Pero probablemente me iría a cenar con el mismísimo diablo en Panda House si me
atrapaba en el momento en que mi estómago gruñía.

Ahora, con platos amontonados con lo delicioso que Panda ofrece frente a nosotros,
estamos comiendo en un silencio nada incómodo. No es hasta que estoy a mitad de mi
comida y freno, cuando tomo una mirada a nuestro alrededor.

Las miradas. Vienen de todas las mesas en todas las direcciones. Varios de ellos y me
reconocieron.

Ryker reduce sus palillos y sigue mi mirada. Cuando me mira, es con una expresión
indescifrable. —¿Terminaste? —No dice nada acerca de que somos al parecer, la
principal fuente de entretenimiento en el restaurante esta noche.

¿Ya he terminado de ser como una atracción en el zoológico? —Claro, ¿y tú?

—Sólo estoy empezando aquí. —¿Esa expresión suya? Se queda ilegible, pero sus
palabras me dicen que él ve las miradas también y si no me equivoco, le gustan.

Decido sacarlo a la luz. —¿Te gusta esto? ¿Ser el centro de atención?

—¿Cuando tengo a la mujer más hermosa en esta habitación frente a mí? ¿Qué más se
puede pedir?

Debería mofarme de su frase. Esto no está a años luz de que él ha estado usándome
desde el primer año, pero por alguna razón, se siente diferente. Más íntimo. No pone
mi funcionamiento de la manera que lo hizo antes.

—Estoy segura de que dices eso a todas las chicas —bromeo.

—No. No lo hago.
La emoción me recorre ante su respuesta, pero no tengo ni idea de cómo responder a
eso, así que cavo mi tenedor en mis delicias de arroz frito y sigo comiendo.

El camarero se acerca mientras estoy rellenando mi cara en lugar de conversar.


Cuando coloca el papel de la cuenta, Ryker baja sus palillos y lo agarra antes de que
pueda siquiera recordar mentalmente la cantidad de dinero que tengo en mi billetera.

Saca una tarjeta de crédito y la desliza encima sin siquiera mirar la cuenta, entonces se
lo devuelve al camarero, que no ha tenido la oportunidad de alejarse aún.

—Regreso en un momento —dice el chico antes de irse.

Cojo mi cartera de mi bolso y saco uno de los dos billetes de diez y lo deslizo sobre la
mesa.

—Aquí tienes. Puedo poner la propina.

Ryker hace exactamente lo que espero y lo empuja de nuevo hacia mí. —Lo tengo.

—No voy a dejar que me pagues la cena.

—¿Debido a que hará de eso una verdadera cita? —Inclina la cabeza, y su expresión
me lleva a decir la verdad.

—Sí —lo admito. Y no puedo cruzar esa línea.

Ryker se inclina hacia atrás en contra de la cabina y se cruza de brazos. —Creo que
eres la mujer más inteligente con la que he cenado, lo que significa que deberías ser
capaz de averiguar cuando estás en una cita.

—Esto no es una cita —protesto—. Se trata de dos compañeros de estudio agarrando


una comida, ya que ambos estábamos muertos de hambre. Al menos, no lo fue hasta
que decidiste hacer eso. —Asiento hacia el lugar donde había sido puesta la cuenta.

—Justine, odio tener que decírtelo, pero estamos en una cita.

—No, no lo estamos.

La situación se está volviendo ridícula, pero obviamente no es un argumento que voy


a ganar. Eso no significa que tenga que dejar que suceda de nuevo. Nota para mí: ser
más rápida en el sorteo cuando se trata de cuentas.

Espera, ¿no sería más fácil no ir a cenar con él? ¿Por qué mi cerebro no fue allí primero?

La culpa me recorre, porque Justice Grant no me paga para pasar el tiempo con su hijo
fuera del contexto de estudio. Pero Ryker no permanecerá en la pequeña caja
ordenada donde estoy tratando de mantenerlo. Los besos, la cena… está borrando los
límites. Esto se trata de centrarse en el objetivo, no dejarse distraer.

Le doy otra mirada a Ryker desde debajo de mis pestañas. No importa cuán atractiva y
tentadora sea la distracción.
Capítulo 23
Ryker
Traducido por Lyla

Corregido por LarochzCR

Justine intenta arrancar su auto tres veces en el estacionamiento antes de que yo salga
de mi Camaro y camine alrededor de la ventana del lado del conductor y golpee en el
cristal. Abre la puerta y me mira con frustración delineando sus rasgos. No me gusta
esa mirada en ella.

—No enciende.

—Déjame intentarlo.

Justine se desliza fuera del asiento del conductor, y tomo su lugar. Unas cuantas
vueltas de la llave me dice que una fuerte sacudida probablemente no va a resolver el
problema, pero vale la pena intentarlo.

Cinco minutos más tarde, después de que Justine intente encenderlo un par de veces
conectado con el Camaro, por desgracia compruebo que tenía razón.

—Te voy a llevar a casa y puedes llamar a un taller por la mañana para que lo recojan.

Su expresión cae. Al ver el auto auto y todo lo demás que he reunido sobre ella, sé que
esto probablemente no es un gasto que ha incluido en sus planes. Está claro que su
presupuesto es apretado, a juzgar por el té Lipton que trae para estudiar y su dieta de
de macarrones y queso.

Cuando deja caer su cabeza contra el volante, confirma mis pensamientos.

—Yo no tenía en cuenta exactamente un camión de remolque y un trabajo de


reparación en mi presupuesto. — Levanta una mano y da una palmada al
salpicadero—. ¿Por qué? ¿Por qué no pudiste esperar unos meses más? ¿Seis a lo
sumo? ¿No tienes sentido de la lealtad?

La desesperación en su voz mientras ella habla con su auto poco cooperativo me


duele, pero mantengo la boca cerrada. Ahora mismo, no creo que haya algo que pueda
decir que va a cambiar la situación.
—Agarra tus cosas. Te llevaré y podrás pensar en lo que quieres hacer por la mañana.

—Las cosas no siempre se ven mejor por la mañana, ¿sabes?

Los ojos oscuros de Justine están brillantes, pero apostaría mi Camaro a que nunca
dejaría caer esas lágrimas frente a mí. Bueno. No quiero verlas. Algo me dice que me
afectaría más que la última chica que probó llorar ante mí cuando le dije que no
estábamos saliendo. Irónico que ahora tengo una chica diciéndome lo mismo que les
he dicho a otras.

—Lo sé, pero al menos saldrá el sol, y podrás pensar en algunas opciones más. Me
pareces una chica muy ingeniosa.

Se obliga a sonreír, pero le duele. Girándose, agarra su mochila del asiento del
pasajero y empuja algunas cosas más en ella.

—Entonces supongo que voy a aceptar que me lleves porque ahora mismo, realmente
no quiero llevar mis cosas hasta la parada de autobús.

—Yo me encargo de ti, Justine. Todo va a estar bien —digo las palabras, pero me
gustaría poder hacerlas realidad. No me gusta ver su lucha.

Subimos y salgo del estacionamiento. —¿Te estoy llevando al mismo lugar que vivías
el año pasado?

Desde el asiento del pasajero, ella sacude la cabeza, con los brazos envueltos
alrededor de la mochila en su regazo.

—No, tuve que encontrar un lugar más barato. Estoy en el Complejo de Viviendas para
Estudiantes de Gilroy.

Apartando los ojos de la mochila, la miro.

—Pensé que ese lugar iba a ser derribado este año.

Cuando Justine se encoge de hombros y su agarre se aprieta en su mochila, me


castigo. Orgullo, Ry. Anda con cuidado.

—No. Decidieron esperar hasta el próximo año fiscal porque los costos de demolición
eran más altos de lo planeado. Tienen uno de los edificios alquilados. Era muy barato,
así que tuve mucha suerte de entrar.

Suerte no es exactamente una palabra que usaría para describir el complejo que estoy
recordando. Agujero de mierda es una descripción mejor.

Diez minutos después, cuando entro en el estacionamiento frente al edificio, confirmo


mi opinión. Este lugar es un tugurio. Los paneles amarillo, naranja y azul que
componen las esquinas de los edificios se desvanecen casi irreconocibles y se caen a
pedazos. Básicamente, imagina el peor motel de carretera de los 60s que alguna vez
has visto y bájalo otro nivel. Recuerdo haber venido a una fiesta aquí cuando era un
estudiante de último año en la secundaria y estar sorprendido por las condiciones de
mierda. Eso fue hace más de seis años, y las cosas sólo han empeorado desde
entonces.

—Estoy abajo en el otro extremo. El último en el primer piso.

Dirijo el Camaro en la dirección que Justine indica y entro en un lugar de


estacionamiento marcado por líneas amarillas descoloridas y un bordillo que se
desmorona.

—¡Mierda!

Mi mirada se lanza hacia Justine, pero ya está fuera del auto y precipitándose hacia el
edificio antes de que me dé cuenta de cuál es el problema. Parece que alguien pateó la
puerta.

Abro de golpe la puerta del Camaro y me apresuro hacia ella. La chica es idiota para ir
corriendo a una escena de robo. Envolviendo una mano alrededor de su muñeca, la
hago retroceder.

—¿Qué demonios estás haciendo? Alguien podría estar dentro.

Lucha contra mí, luego se retuerce de mi agarre con lo que debe ser algún tipo de
movimiento evasivo como enseñan en clases de autodefensa.

—¡Y si todavía están dentro, no han conseguido robar mis cosas!

Su lucha se intensifica, así que la envuelvo en un abrazo de oso retrocediendo,


bloqueando ambos brazos alrededor de su cintura antes de levantarla del suelo.

—No va a malditamente pasar —gruño en su oído. De ninguna manera en el infierno


dejaré que ella tome la oportunidad de ser herida por su reacción de adrenalina—.
Vuelve al auto y llama a la Seguridad del Campus. Yo entraré.

Continúa luchando contra mí por otro minuto, y casi espero que empiecen a volar
codazos, pero finalmente se queda quieta.

—Bueno. Bien. Llamaré. —Habla a través de dientes apretados.

La pongo de pie enfrentando al Camaro.

—Ve.

Se gira a mirarme pero sigue mis órdenes. Una vez que está a salvo dentro del auto,
uso un codo para abrir la puerta y enciendo el interruptor de luz con un puño cubierto
con mi manga primero.

Como era de esperar, los mejores días del apartamento fueron hace varias décadas.
Por otro lado, está limpio y ordenado. No toma mucho tiempo deducir lo que fue
robado, pero sigo mi caminata por el lugar sólo en caso de que haya algo más que es
obvio o la persona todavía esté escondida en su interior.

El apartamento está silencioso, y aparte de una camisa arrugada y un par de


pantalones cortos en el piso del baño, no parece que mucho esté fuera de lugar. En
lugar de quedarme y preguntarme qué más podría estar faltando, vuelvo a salir,
cerrando la puerta tras de mí. Con la puerta estropeada, no hay manera en el infierno
de que Justine duerma allí esta noche. El resto de los autos aquí se asemejan al que
dejamos en el estacionamiento en Panda House, más viejos y al borde de oxidarse.

Justine está fuera del Camaro con los brazos cruzados sobre su pecho antes de que
llegue a su puerta.

—¿Qué viste? ¿Se han ido? ¿Cómo se ve dentro? ¿Desapareció todo? —Sus preguntas
vienen rápido, diciéndome que la adrenalina sigue corriendo a través de su sistema.

—No hay nadie dentro, pero parece que robaron tu televisor. Tal vez otras cosas.
Tendrás que revisarlo cuando lleguen los policías. ¿Llamaste?

Asiente. —Sí, pero no sé cuánto me ayudará. Éste es el tercer robo esta semana aquí, y
todos han sido robos insignificantes. No se llevaron mi televisor. No tenía uno. —Frota
sus manos arriba y abajo por sus brazos mientras la dejo pasar.

—¿Tercer robo? ¿Estás hablando en serio?

—Sí, desde que empezó la escuela. No hay pistas.

Abro la boca para preguntarle por qué demonios se quedaría aquí, pero ya sé la
respuesta.No tiene dinero para ir a cualquier otro lugar y es demasiado orgullosa para
pedir ayuda.

Camina más cerca de la puerta principal, que está astillada en la parte inferior donde
alguien la pateó con lo que parece botas pesadas y algún grave problema de ira.

—¿Por qué? ¿Por qué alguien haría esto? No tengo algo que valga la pena robar —
murmura mientras se tapa la mano con la manga para abrir la puerta.

La sigo dentro y examino el interior más cerca esta vez. La mirada de Justine cataloga
cada posesión, y tiene razón: no tiene mucho que robar.

Revisa el dormitorio y el baño y sacude la cabeza cuando sale.

—Tenía mi portátil conmigo, y no veo nada más que pueda faltar. —Su mirada recorre
la habitación una vez más—. Me daría cuenta, ¿verdad?

Me mira, y la contracción y preocupación en su cara me mata. No debería tener que


lidiar con este tipo de mierda.

—¿Has guardado algo aquí donde sólo tú podrías encontrarlo?


Sacude la cabeza. —No. Nada. ¿Quién haría esto?

—Un idiota que disfruta destruir propiedades. Tienes suerte de que no lo hizo en el
interior también. Tal vez alguien los asustó antes de que pudieran.

Un puñado de rabia me golpea cuando pienso en alguien entrando mientras Justine


está en casa. No se va a quedar aquí, pero tampoco podemos dejar sin cerrar. No me
sorprendería si este lugar fuera vaciado por la mañana por sus vecinos.

—Mantenimiento va a tener que arreglar la puerta antes de que puedas salir esta
noche.

Justine se vuelve hacia mí, sus brazos alrededor de sí misma. La adrenalina se está
escapando y el miedo se apodera.

—Tengo que llamar a Merica. Me dejará quedarme en el sofá.

—Espera hasta que llegue Seguridad del Campus. Vamos a dar un paso a la vez, ¿de
acuerdo?

Deja caer sus brazos a los lados.

—No necesito que me cuides. Yo misma puedo manejar esto. Soy una chica grande.
Estaré bien.

—Déjame ayudar. No tienes que ser tan ruda todo el tiempo.

Ahí es cuando la veo temblar. A la mierda. Dejo caer mi mano, envuelvo ambos brazos
a su alrededor, y la empujo a mi pecho. Se sacude más fuerte.

—Está bien. Nadie va a hacerte daño. Tendrán que pasar por mí primero.

Justine se relaja, pero sólo por un momento, porque luces azules y rojas atraviesan la
oscuridad de la noche. Se tensa y se aleja, y estoy casi seguro de que está parpadeando
para retener sus lágrimas.

Las dos patrullas verdes y blancas se estacionan a la izquierda de mi Camaro, y dos


oficiales salen de los autos. El que parece estar a cargo mira de mí a Justine, que está
de pie con los brazos envueltos protectoramente alrededor de su vientre.

—Señorita, ¿es usted la que llamó por un robo?

Justine asiente y habla con los policías por un rato antes de guiarlos hacia adentro. Me
quedo en el frente, esperando junto al Camaro, decidiendo cómo voy a abordar el tema
de ella viniendo a quedarse en mi condominio. Va a decir que no a cada cosa que yo
sugiera.

Ahí es cuando mi segunda idea llega, y ésta sólo podría tener una oportunidad.

Unos minutos más tarde, el uniformado de la Seguridad del Campus abre la salida del
apartamento, y camino hasta donde está hablando con Justine.
—Traeremos a alguien de mantenimiento aquí dentro de una hora para cubrir la
puerta y luego reemplazarla mañana. La puerta, el mango y la cerradura están rotos.

—Gracias. Aprecio eso. —La voz de Justine no es tan fuerte, y mis instintos dicen que
es hora de sacarla de aquí.

—¿Tienes otro lugar donde puedas quedarte esta noche? —pregunta el oficial.

Antes de que pueda responder, lo interrumpo. —Tiene un lugar, señor. Nos


encargamos de ello.

El oficial finalmente me mira de nuevo y asiente.

—Bueno, porque quedarse aquí no es una buena opción. Este lugar se está
convirtiendo en un blanco fácil para los ladrones, y tienes suerte de que nada fuera
robado, señorita Porter.

Justine ahoga una risa que suena dura en la noche tranquila. —Sí, entiendo.

—Déjame hacer la llamada a mantenimiento para que no tengamos que estar aquí
toda la noche. —El policía camina hacia la patrulla y saca un teléfono, y me acerco a
Justine.

—¿Algo que necesites llevarte? Porque saldremos de aquí tan pronto como aparezcan
los tipos de mantenimiento.

Se mete ambas manos en el pelo antes de darse la vuelta y pasearse.

—Tengo que llamar a Merica. Creo que ella podría estar en su clase nocturna todavía.
Y no tengo auto. Mierda.

—No te vas a quedar con Merica; vienes conmigo. No necesitas un auto.

Gira, y me alegro de ver a la normal y ardiente Justine volviendo.

—¿Y dónde crees que me vas a llevar? ¿Tu casa?

Sé que se está preparando para derribarme, así que dejo caer el plan B sobre ella.

—No. Vamos a casa de mis padres.


Capítulo 24
Justine
Traducido por flochi & âmenoire

Corregido por LarochzCR

El portón se abre y Ryker guía su Camaro a través del camino de entrada largo y
sinuoso. Ni siquiera sabía que hubiera casa en esta ciudad que tuviese portones.
Parece todavía más extraño estar conduciendo con la mano de Ryker apoyada en mi
pierna. El toque comenzó como algo reconfortante porque yo no podía parar que mi
pierna dejase de temblar cuando me subí al auto, pero luego él no la movió y yo no
protesté.

El allanamiento me sacudió, y no podía evitar sentir como si mi único lugar seguro


hubiese sido violado. Cuando el enojo comenzó a disiparse, todo en lo que podía
pensar era qué habría sucedido si alguien hubiese irrumpido mientras yo estaba en
casa. El temblor no había parado desde entonces.

No suelo buscar consuelo en otras personas, pero me alegra no estar sola esta noche.
No importa lo fuerte que me diga que soy; también soy lo suficientemente consciente
de mí misma para conocer mi punto de ruptura. Esta noche pude haberlo agrietado.

Sin embargo, me sorprende que Ryker no insista en llevarme a su apartamento.


Probablemente porque sabe que habría insistido en llamar a Merica.

Cuando dijo que iba a traerme aquí, no pude encontrar las palabras para negarme.
Justice Grant es una de las personas más amables que he conocido, y si soy honesta,
siempre me he preguntado cómo habría sido tener a un hombre como él de padre.
Nunca conocí a la señora Grant, así que no tengo idea de qué esperar de la mujer que
he visto en las fotos familiares que Justine Grant tiene en su sala de audiencias. La
familia perfecta, eso es lo que las fotos pudieron haber dicho.

Las únicas fotos familiares que tengo son fotos instantáneas con el abuelo. Mis padres
nunca se tomaron la molestia.

La casa queda a la vista, y es tan perfecta como aquellas fotos. Blanca y enorme, con
una puerta delantera roja.
Estacionamos enfrente de uno de los cuatro puestos del garaje, y Ryker se baja del
auto. No estoy segura de que esté lista para esto. Cuando no salgo de inmediato, da la
vuelta y me abre la puerta.

—Déjame llevarte el bolso.

Una idea me viene a la mente. —¿Tus padres saben que voy a venir? ¿Los llamaste? —
Repaso la última hora en mi cabeza, tuvo la oportunidad cuando yo estaba dentro con
la Seguridad del Campus, revisando una vez más para ver si algo había sido robado,
pero no recuerdo que él dijera algo.

—Mamá no estará en casa y a papá no le importará. Le agradas.

Calidez se arrastra por mi pecho ante la aprobación en esas palabras, y me bajo del
auto para seguirlo a una puerta lateral. Un poco de la ansiedad se drena de mí al no
tener que conocer a su madre esta noche. Se ve tan perfecta en las fotos y a menudo
me he preguntado si de alguna manera ella podía ser tan agradable como Justice
Grant.
Dentro del garaje, hay tres autos brillantes negros y uno debajo de una funda. Una
pizca de rojo se asoma por debajo del nylon gris. Ryker no baja la velocidad,
simplemente se dirige a la puerta y gira el picaporte.

—Papá, ¿estás aquí? —Su profunda voz resuena a través de la casa, rebotando en los
oscuros y brillantes pisos de madera y desnudas paredes blancas. Los techos son al
menos de tres metros, tal vez más. Escucho movimiento adelante y Ryker se dirige
hacia allí y dobla la esquina.

—¿Qué te trae aquí esta noche? —La voz de Justice Grant es reconfortante y familiar
luego de la mierda de noche que he tenido.

Me asomo por la esquina también, y el ceño de él se arruga con confusión cuando me


ve. Su mirada pasa de mí a Ryker.

—Y Justine. Esto es una sorpresa.

—Irrumpieron en la casa de Justine y no podía quedarse allí. Por suerte, la llevaba a


casa luego de haber ido a comer y se me ocurrió la gran idea de que se quedase aquí
esta noche. Yo tomaré mi vieja habitación. Ella puede quedarse en la habitación de
huéspedes. —El brazo de Ryker rodea mis hombros, y me acerca a su costado.

Más confusión y más preguntas entran en los ojos de Justice Grant, pero no tengo la
libertad de responder a la mayoría de ellas delante de su hijo. El hecho desata una
oleada de culpabilidad en mi interior. ¿Qué debe pensar de mí? Necesito una
oportunidad de hablar con él a solas.

—Qué horrible, Justine. Lamento tanto escuchar eso. ¿Dónde estás viviendo? ¿Han
encontrado a quien lo hizo? —Justice Grant dispara las preguntas, y Ryker se toma la
libertad de responder en mi lugar.
—Está en Gilroy, y al parecer la universidad ha permitido que se deteriore hasta el
punto donde los robos son comunes. La Seguridad del Campus apenas pestañeó al
respecto. Es una situación de mierda.

—Pensé que Gilroy iba a ser derribada.

—El próximo año. —Explico lo mismo que le expliqué a Ryker, y al final de ello, Justice
Grant se ve como lo hace cuando le has dicho que alguien estuvo en desacuerdo con su
opinión judicial.

—Eso es ridículo, especialmente si la Seguridad del Campus no está patrullando


apropiadamente. Tendré que discutirlo con el consejo directivo de la universidad.

Bueno, mierda. ¿Y si deciden que el lugar no se adapta a las condiciones para vivir y
nos echan? No tengo otro lugar donde ir ahora que no puedo afrontarlo sin un
compañero de cuarto y de verdad no quiero tener que encontrar uno.

Supongo que si tuviera que hacerlo, siempre está el sofá de Merica donde puedo
dormir. ¿Por qué no la llamé antes de dejar que Ryker me convenciera de venir aqyqu?
La única excusa que se me puede ocurrir es que mi cerebro está completamente frito
por el doble golpe de mala suerte golpeándome en casa esta noche. Además, no fue
como si Ryker me hubiera preguntado si quería venir aquí; sólo me dijo que
venía. ¿Por qué lo dejé hacer eso’?

Momento de debilidad, me aseguro. Eso es todo lo que fue.

—Vamos a que te acomodes arriba. A mi esposa le encantaría conocerte, pero está


fuera de la ciudad con un proyecto a largo plazo. Es mucho mejor que yo con esta cosa
de la hospitalidad, pero mantenemos un cuarto listo independientemente de eso. El
ama de llaves estuvo aquí ayer, así que debería estar limpio y aireado.

Sonrío, intentando no trasmitir lo fuera de lugar que me siento ahora mientras él


continúa.

»Ya has comido, así que no tenemos que preocuparnos por eso, a menos que te guste
algo de postre. ¿O preferirías una bebida? ¿Un vaso de vino? ¿Algo más fuerte? Suena
que tuviste una noche dura.

Es extraño ver a Justice Grant en modo doméstico, pero es tan considerado como
siempre lo ha sido. No estoy segura de qué decir al respecto, y miro a Ryker para
evaluar su expresión.

Ya me está mirando. —¿Quieres una bebida? Podría ayudarte a dormir. Sé que


tenemos que levantarnos temprano para ir a clases.

—Uh, claro.

—¿Preferencia? —pregunta Justice Grant.


No creo que sea hora para vodka vainilla y cerveza de raíz, pero eso es todo lo que
bebo en realidad. No soy sofisticada. No sé nada de vinos, por lo que tomo la ruta fácil.

—Tomaré lo que tomen. No soy exigente.

—Entonces será coñac. Lo disfrutarás. Este es el favorito de Ryker.

Asiento, aunque no tengo idea de lo que es el coñac, pero quiero dormir sin tener
pesadillas sobre alguien entrando en mi casa mientras estoy dentro. Solo puedo
imaginar que el temor helador y devastador habría sido diez veces más fuerte que el
enojo y la impotencia que sentí cuando vi la puerta pateada. Si Ryker no me hubiese
empujado a estudiar esta noche en Unwired, habría estado estudiando en casa.
Interiormente, me estremezco ante la idea de lo que pudo haber sucedido.

—Voy a acompañar a Justine arriba así se acomoda y regresaremos abajo —le dice
Ryker a su padre.

—Serviré el coñac en la biblioteca y lo tendré a la espera.

Sigo a Ryker mientras me lleva por una amplia escalera en el frente de la entrada de la
casa y luego por un pasillo hacia la derecha. Las paredes son todas completamente
blancas, pero no sin nada, porque hay molduras como a un metro del suelo y lo que
parece como molduras en forma de marco debajo de ésta. Nos detenemos al final del
pasillo donde hay una puerta a la derecha y una puerta delante de nosotros. Ryker
gira el picaporte de la puerta de la derecha y entra.

Es una hermosa habitación en tonos de gris plateado y púrpura pálido. Una gran cama
con dosel domina el espacio con una tela plateada diáfana colgando de ésta. La
cómoda de madera oscura a juego se encuentra contra la pared, y una silla de un
pálido púrpura y una banqueta se encuentra entre la cómoda y la cama. Las cortinas
plateadas están abiertas, pero no puedo ver más allá de la oscuridad de la noche.

—Esta es la habitación de invitados. Lamento la explosión de púrpura y gris.

—Es hermosa. —Y lo es. De hecho, es el dormitorio más bello que he visto.

Ryker pone mi mochila en la cama y asiente a la puerta a un metro de la cama.

—Tienes un baño por ahí que se conecta con mi cuarto. Mi habitación está en la puerta
siguiente, la del final del pasillo. —Da un paso hacia mí y lleva una mano a mi cara
antes de apartar un mechón de cabello de mis ojos—. Si quieres dormir en vez de
beber con papá, está bien. Sin presiones.

Lo que quiero es que me bese de nuevo.

Me congelo ante la idea. No puedo estar pensando cosas como esa. Y no sólo porque
estamos en la casa de sus padres.

Pero Ryker no me besa. Me mira a los ojos, tratando de leer mis pensamientos, y me
alegra que no tenga ese poder. Vi la mirada confundida en el rostro del juez Grant
cuando Ryker colocó su brazo alrededor de mis hombros. Tiene que estarse
preguntando qué demonios está pasando entre su hijo y yo.

Necesito hablar con él a solas. Necesito explicar que no es nada.

Porque no es nada. ¿Cierto?

Tal vez si me sigo mintiendo se volverá realidad. Fingirlo hasta que lo logres, ¿cierto?

—Estoy bien con tomar una copa. ¿Me das cinco minutos?

El pulgar de Ryker pasa sobre mi pómulo antes que quite su mano de mi rostro.

—Lo que sea que necesites.

Sale de la habitación, pero no sin lanzar una mirada hacia atrás que quema hasta mi
núcleo.

Estoy tan jodida.

Diez minutos más tarde nos dirigimos escaleras abajo y sigo a Ryker por los pasillos
de la casa. Parecía grande desde el exterior, pero desde el interior parece aún más
grande. Encontramos a Justice Grant en una habitación que casi detiene mi corazón.
Son libros de pared a pared y de piso a techo.

Envidia de biblioteca. Es una cosa. Y la tengo. Por montones.

—Vaya. Esto es increíble. ¿Recolectó todos estos libros? —No puedo contener la
pregunta.

Justice Grant se detiene después de verter licor marrón en un vaso adornado para que
coincida con los otros dos en la pequeña mesa lateral. Sus ojos encuentran los míos y
sonríe.

—He sido un coleccionista de libros durante muchos años. Algunos son regalos de la
familia y amigos, algunos comprados, y algunos fueron dejados cuando compramos la
casa hace años. Ahora me estoy quedando sin espacio en el estante y tengo que
disminuir mi colección para agregar los que quiero.

—Es una hermosa habitación. —Mis ojos exploran los estantes antes de aterrizar en el
acogedor asiento de la ventana en que me gustaría acurrucarme durante horas para
leer.

Ryker avanza y toma dos vasos de la mesa y me da uno. —Veamos si te gusta el coñac.
No me ofende que suponga que nunca lo he tomado, porque es la verdad. Miro
fijamente el contenido de la copa y me pregunto cómo se supone que voy a beber esta
cosa. ¿Lo tomo como un trago o poco a poco? Observo tanto a Ryker como a su padre,
y ellos agitan el líquido antes de beber. Imito sus movimientos, pero casi derramo el
licor por un costado.

Compruebo ambos rostros para asegurarme que no percataron de mi metedura de


pata, pero ninguno lo hizo.

Poniendo mis labios sobre mi copa de coñac a medio agitar, temo que vaya a odiarlo o
querer escupirlo y avergonzarme a mí misma. Pero sorprendentemente, golpea mi
lengua y sabe un poco como caramelo en un vaso. Se pasa fácil, y no tengo la urgencia
de ahogarme o escupir. Victoria.

Mientras probamos nuestro coñac en silencio, espero a que alguien comience una
conversación. Justice Grant toma la delantera.

—Hablé con tu madre justo antes que llegaras aquí, y te echa mucho de menos.

—Gracias por la actualización —dice Ryker, bebiendo su bebida.

Sé que la señora Grant es socio de tiempo completo en un bufete de abogados llamado


Grant Bentham Beckett. Voy a aventurarme y suponer que es uno de los socios
fundadores.

—Es una litigante, ¿cierto? —pregunto.

Justice Grant asiente.

—Sí, maneja litigios civiles muy complejos, y sus casos generalmente toman años de
trabajo para resolver o llevarse a juicio.

—Vaya. Eso suena... intenso.

—Sólo digamos que mamá no estuvo mucho alrededor mientras yo crecía.

—Estuvo tanto como pudo manejarlo —agrega Justice Grant—. Ser socio fundador no
es un trabajo fácil, y siempre hemos estado muy orgullosos de sus logros.

Ryker deja salir una áspera risa. —Supongo que esa es una manera de describirlo.

Parece que no hay amor perdido entre madre e hijo... lo que parece extraño, y nada en
lo que inmiscuirme. Trato de cambiar de tema.

—Entonces, toda una familia de abogados. ¿Hay más en el árbol genealógico, o es sólo
esta rama?

—Mi padre y mi abuelo también eran jueces. El abuelo de mi esposa también era
abogado.

—Vaya. Entonces parecer ser tradición familiar.


—¿Y tus padres, Justine? —La pregunta viene de Ryker, no del Juez Grant. Él ya conoce
algunos de los detalles, incluyendo cómo destruyeron mi crédito usando mi número
de seguro social antes de que cumpliera los dieciocho.

Viendo el licor restante en mi vaso, lo agito antes de beberlo. Cuando levanto la


mirada, Ryker está mirándome y esperando una respuesta.

—No somos cercanos. No he visto a ninguno de ellos desde que tenía quince años y a
mi abuelo le dieron custodia.

—Guau. Lo siento. No lo sabía. —La simpatía es evidente en el rostro de Ryker, pero


no quiero su lástima.

—No es gran cosa. Solo no hablo de ellos porque no hay nada que decir.

Me preparo para más preguntas que no quiero responder, pero el teléfono de Ryker
suena en su bolsillo. Lo saca y mira la pantalla con un ceño fruncido.

—Necesito contestar esto. Volveré. —Sale de la habitación antes de responder.

¿Qué diablos?

—¿Quieres más coñac? —pregunta el Juez Grant mientras toma la botella.

—Por favor. —Extiendo mi vaso para que me sirva otro trago.

—Así que, ¿te importa decirme qué está pasando contigo y mi hijo, porque parece que
está pasando algo más que solo estudiar?

Su pregunta directa es una que he estado esperando, pero todavía no tengo una
respuesta para ella.

—Umm. Yo… ya sabe… —balbuceo palabras mientras me apresuro en formular alguna


explicación que tenga sentido. Honestamente, no sé lo que está sucediendo entre
nosotros.

—Justine, no es un problema. No puse ninguna regla alrededor de nuestro acuerdo


más allá de lo que discutimos. Si algo más está sucediendo, no voy a decir que estoy
disgustado con ello. Todo lo contrario. Eres una chica inteligente, y mi hijo podría
hacerlo mucho peor. —Mira a su bebida—. De hecho, lo ha hecho mucho peor. Así que
traer a una chica como tú a casa, que sé que es trabajadora y dedicada a dejar su
huella en el mundo, está lejos de ser un problema.

—Va mejor de lo que esperaba. Es inteligente, pero usted ya lo sabía. Sinceramente...


no creo gustarle, es algo pasajero. Pero no hay que preocuparse. No estamos... juntos,
como está pensando. Solo somos amigos. Tengo todo bajo control.

—Te tengo toda la confianza del mundo.


Antes de responder, Ryker regresa a la habitación. —Odio hacer esto, pero tengo que
irme. Un amigo mío se metió en algunos problemas y necesita mi ayuda. Debería estar
de regreso en una hora.

—¿Quién es? —pregunta el Juez Grant.

—Ian. Seré rápido.

—¿Puedo ayudar en algo?

—¿Puedo tomar prestada la camioneta?

La camioneta que iba a utilizar para ayudarme a mudar. Y ahora la está pidiendo
prestada a su papá para ayudar a algún amigo por la noche. La ira florece en mi
interior, arraigándose en forma de amargura y dolor. ¿Por qué me había fastidiado
cuando se trataba de algo tan importante, sobre todo después de aquella noche en el
bar?

—Por supuesto. Toma la camioneta. Justine y yo tomaremos otra copa y luego este
viejo se ira a la cama. Tengo un gran juicio que iniciará mañana por la mañana así que
necesito estar listo.

—Gracias, papá. —Ryker me mira—. Perdón por esto. Volveré en cuanto pueda. Si no
regreso antes de que te vayas a dormir, nos vemos en la mañana.

Lo miro fijamente y todo lo que puedo pensar es en esa maldita camioneta y lo veloz
que es para ir al rescate de otra persona.

—Creo que tomaré otra copa.

Ojos de Ryker están fijos en los míos, y sabe exactamente lo que estoy pensando. Creo
ver un destello de la culpa en su rostro antes de que se dé la vuelta y salga de la
habitación sin decir otra palabra.

El Juez Grant me sirve otro vaso de coñac y saboreo el licor mientras se esparce en mi
vientre y él responde mis preguntas sobre sus libros.

Mi cabeza está confusa para el momento en que hago mi camino hasta la sala plateada
y púrpura, pero hay una cosa que he decidido, realmente no hay nada pasando entre
Ryker y yo, y así es como las cosas permanecerán.

Solo. Negocios.
Capítulo 25
Justine
Traducido por smile.8

Corregido por LarochzCR

Me despierto desorientada y confundida. El colchón debajo de mí es como una nube, y


la manta metida hasta mi cuello es suave y caliente y huele a lavanda y sol. Ahí es
cuando sé que estoy borracha —probablemente por la última copa de coñac que traje
a mi habitación— porque el sol no tiene olor.

Parpadeo, mirando la sala de mi alrededor y recordando dónde estoy. La casa de los


padres de Ryker. Mi vejiga está protestando, por lo que salgo de la cama para ir al
baño y encargarme de ello.

¿Volvió Ryker de su rescate tardío de un amigo?

No sé por qué me importa porque sólo somos amigos, pero eso no evita que abra en
silencio la puerta que conduce del baño a su habitación.

Una cama extra grande ocupa una parte de la gran sala, e incluso en la oscuridad, se
puede distinguir una forma en ella. Pregunta contestada. Ryker regresó.

Me digo que no me importa igualmente y tiro de la manija para cerrar la puerta, pero
las bisagras suenan en protesta y la forma se mueve.

Oh mierda.

Una voz profunda, ronca por el sueño, sale de la oscuridad mientras se sienta. —
¿Necesitas algo?

Atrapada.

—Lo siento, me he extraviado. Puerta equivocada.

Mi mentira suena creíble, incluso para mí, y espero que la crea. Me muevo para acabar
de cerrar la puerta, pero la voz de Ryker me detiene.

—Ven aquí.
¿A su cuarto? ¿En medio de la noche?

Mal. Plan. No lo hagas, Justine.

Pero mis pies descalzos ya están siguiendo sus órdenes, saliendo de los azulejos del
baño al suelo de madera.

—¿Qué?

—Ven aquí —repite.

Ahora que estoy dentro de la habitación y mis ojos se están adaptando a la luz, lo
puedo ver con más claridad. La sábana y la manta están alrededor de su cintura,
dejando su torso desnudo. Sólo hay suficiente luz de la luna que entra por la ventana
en este ángulo para ver los músculos definidos de sus pectorales y los profundos
surcos de sus abdominales.

Dios bendiga a los hombres que hacen ejercicio.

¿Qué? No. Mal, Justine.

Ryker me señala para que me acerque más y acaricia el lado de su cama. Mi estúpido
cuerpo responde a sus órdenes silenciosas, y me paro al lado de la cama.

—Lo siento —dice.

—¿Lo sientes por qué?

Nuestras voces son bajas, como si ambos tuviésemos miedo de despertar a su padre.

—Por no estar allí para ti cuando te dije que lo estaría. No soy ese tipo.

Son las palabras que he necesitado escuchar durante meses, y finalmente están en el
aire entre nosotros.

—¿Entonces por qué lo hiciste? Nunca me lo dijiste. —La pregunta me ha estado


volviendo loca desde la mañana en que me senté en mi porche, decepcionada, dolorida
y con la humillación chapoteando en mi vientre junto con los restos de un exceso de
licor.

—No puedo decir por qué, pero tienes que saber que no fue algo que pude evitar o
planear. Te he debido una disculpa desde hace tanto, y sin una explicación, sé cuán
mala es esta.

No me puede decir por qué. Algo sobre la excusa de mierda me quita la fuerza de las
rodillas, y me siento en el borde de su cama. Mi camiseta se levanta, y me doy cuenta
muy conscientemente de que no llevo más que eso y mi ropa interior.

Y estoy sentada en la cama de Ryker.

En la casa de sus padres.


Si eso no es una cadena de malas decisiones cosidas entre sí con el peor juicio, no
estoy segura de qué lo es.

Presiono las dos manos a la cama para levantarme, pero la palma de Ryker se desliza
sobre la parte superior de una de las mías, clavándola en su lugar.

—No te vayas. Sé que estás molesta, y tienes todo el derecho a estarlo, pero no te
alejes de mí otra vez.

—No me puedes decir por qué, ¿pero esperas que simplemente te perdone? ¡Me senté
frente a mi apartamento por más de una hora esperándote! ¿Sabes cuánto apesta eso?
¿Sabes cuánto me arrepentí de lo que habíamos hecho la noche anterior? Era una
prueba concreta de que rechazarte una y otra vez era lo correcto.

Ryker deja salir un soplido. —Lo sé. Tienes razón. He hecho todo lo que pensabas que
era, pero maldita sea, Justine, eso no es jodidamente justo. Las cosas no son negras y
blancas. Pasaron cosas que no pude controlar.

—Pasaron cosas —repito lentamente—. Una gran excusa. Voy a recordar esa para la
próxima vez.

Me levanto de la cama de nuevo, pero Ryker me agarra del brazo y me tira hacia abajo.
Pierdo el equilibrio y caigo contra él. No pierde el tiempo aprovechando la
oportunidad, y se voltea para sujetarme contra la cama.

—No te vas a ir.

Mi camiseta se levanta más, y la presión caliente de su piel contra la mía despeja mi


cerebro de cualquier protesta que hubiera estado a punto de hacer.

—¿Estás desnudo? —pregunto, mi voz temblorosa por el alcohol. El calor de su cuerpo


está empapándome, y estoy bastante segura de que la cabeza de su pene acaba de
rozar mi vientre. Desnudo. Piel contra piel.

—Sí.

Oh Dios mío.

Me congelo, sin saber qué hacer. Ryker Grant, con quien he decidido que no
tengo absolutamente nada, está encima de mí desnudo. Con una erección. Y está
tocándome.

Y en vez de luchar para liberarme, mi cuerpo quiere envolverse a su alrededor para


obtener más contacto. El calor se acumula entre mis piernas y mis bragas están
húmedas. En cuestión de minutos estaré empapada, y él será capaz de sentirlo.

—Tu corazón late con fuerza, Justine.

—Estás estirado encima de mí desnudo, Ryker.


—Te gusta.

Me quedo en silencio. ¿Qué se supone que debo decir? No, lo odio. Saca tu cuerpo sexy-
como-el-infierno de encima de mí porque tengo que volver a mi habitación y correrme
antes de poder dormir. Sí. No. No va a suceder.

—Probablemente deberías salir de encima de mí ahora. —Mi voz cae a un susurro.

—No me quiero mover.

Su cara se acerca a la mía, y puedo sentir su aliento en mi piel. No me pide permiso. No


se ofrece a moverse. En cambio, sus labios se deslizan a lo largo de mi mandíbula,
dejando líneas de sensación.

¿Mi ropa interior? No vamos a hablar sobre su estado.

Cuando sus labios tocan mi oreja y sus dientes rozan el lóbulo, no puedo evitar la
respuesta de mi cuerpo. Mis caderas se elevan hacia arriba, buscando la deliciosa
fricción que necesito.

Y consigo la fricción frotando mi clítoris contra la dura longitud del pene de Ryker.

Debería estar avergonzada. Debería estar horrorizada. Pero he dejado de pensar, y


estoy operando por puro instinto respaldada por el valor del alcohol como
combustible. No he tenido otro orgasmo tan bueno como el que robé en el pasillo de
atrás de la barra, y el buen Dios sabe que lo he intentado. Todo el verano. Es como si
tuviera toda esta ardiente necesidad dentro de mí, esperando a que la desate.

—Joder, Justine. Eso se siente tan jodidamente bien. Puedo sentir esos pequeños
dulces labios de tu coño contra mi pene.

Nunca he sido una chica de hablar sucio, o eso creía yo, pero cuando Ryker dice esas
palabras retumbando en la oscuridad de esta sala, mis pezones se endurecen y me
elevo con más fuerza contra él.

No puedo pararme. Lo quiero, y él va a dejar que lo tome.

—¿Te gusta eso, bebé? Frotarte contra mi polla. ¿Te vas a venir para mí? ¿Vas a
dejarme escuchar ese dulce sonido?

—Sí —gimo, y él toma mis labios mientras muevo mis caderas contra él.

—Vente para mí, y luego me voy a comer ese coño y finalmente obtendré una muestra
de aquello por lo que he estado muriendo durante todos estos años.

No se necesita mucho para enviarme por encima del borde. El orgasmo me golpea e
irradia hacia fuera a través de mi cuerpo. Mantengo la presión, la fricción, cogiendo
cada pequeño trozo de placer que puedo hasta que finalmente se desvanece.
Sólo entonces me doy cuenta de que mis manos están apretadas alrededor de los
hombros desnudos de Ryker, mis uñas en la piel de su espalda.

Libero mi agarre de inmediato y murmuro. —Lo siento mucho. —Mientras la


vergüenza me llena.

¿Qué diablos acabo de hacer? He usado a Ryker como mi propio juguete sexual y me he
corrido follando contra él con ropa como una adolescente. La mortificación quema mis
mejillas, y sé que, si hubiera luz en esta habitación, mi cara estaría roja.

—No hay nada que lamentar, bebé. Y no hemos terminado.

Presiona su polla contra mi coño, provocando réplicas de placer, y un gemido escapa


de mis labios.

—Me encanta escuchar cómo te vienes para mí. No puedo tener suficiente de ese
sonido.

Se mueve hacia abajo en la cama y se arrodilla sobre mí. Mis ojos concentrados en su
pene. Es grueso y largo y se eleva hasta casi tocar su ombligo. La foto de su polla no le
hace justicia, porque aparentemente la tiene grande y además le crece.

Se me hace la boca agua ante la vista de su polla contrariamente de que nunca he visto
una, y todo lo que puedo pensar es en cuánto quiero poner mis labios alrededor de su
corona. Sé por el toque de ella contra mi vientre que la piel es suave y caliente.

¿Desde cuándo he estado tan desesperada por meter un pene en mi boca? Desde
nunca. Debe ser la bruma del orgasmo que juega con mi cabeza.

Pero no puedo deshacerme del pensamiento. Tengo dos opciones, largarme de aquí, o
quedarme.
Capítulo 26
Ryker
Traducido por beatrix85

Corregido por LarochzCR

Ahora que he oído a Justine venirse, una pregunta da vueltas en mi cerebro ¿Se vino
esa noche en la que la inmovilicé contra la pared en el pasillo detrás del bar? Tengo
que saber, pero estoy buscando la forma de hacer la pregunta porque sus ojos están
fijos en mi polla y ella está prácticamente lamiéndose los labios.

Joder, mi polla se vería increíble entre esos labios.

Alejo mis pensamientos de nuevo ante la cuestión inicial. —¿Esa noche en el bar? ¿En
el pasillo cuando te besé? ¿Te viniste? No creo que nadie pueda venirse tan fácil.

Deseo poder ver su cara, porque apuesto lo que sea que sus mejillas son de color rojo
brillante.

Murmura algo que no puedo distinguir.

—¿Qué fue eso?

—Esto es tan humillante —susurra—. Sólo nos frotamos con la ropa. Como si
tuviéramos quince años o algo así.

Sonrío ante sus palabras. Estoy seguro que no ido tan lento con ninguna mujer desde
que alcancé el segundo año en la secundaria, por lo que no está muy lejos en esa
evaluación.

—Quiero hacerte venir de nuevo.

Decidir la mejor manera de detener su vergüenza es hacer exactamente eso, presiono


un rápido beso en sus labios antes de deslizarme por su cuerpo hasta que sólo las
bragas empapadas que lleva puestas separan mi boca de mi objetivo.

—Quiero probarte. Tocarte. Hacerte llegar más fuerte de lo que nunca has llegado
antes. Quiero este coño mojado en mi boca. En mi lengua. Quiero que te vengas en mi
cara ahora.
Los ojos de Justine se ensanchan pero no hay protesta de sus labios, e incluso un ligero
movimiento de cabeza.

También lo quiere. Sé que lo hace. Porque estoy allí con ella.

Mantengo mis ojos en los suyos mientras engancho un dedo en el material de sus
bragas en cada cadera y las deslizo hacia abajo. Jodido dulce cielo, esto es lo que
revelo. La pequeña franja oscura del pelo y los labios de su coño desnudo están
delante de mí.

—Eres tan jodidamente bonita. —Echo un vistazo para mirarla a los ojos—. Hasta el
fondo de tu pequeño coño apretado.

A ella le gusta la charla sucia. Me di cuenta cuando se frotaba contra mí y mis palabras
le enviaron al borde. Bueno, tendrá un montón de ello de mí, ya que me enciende
también.

Bajo mi boca y no pierdo el tiempo en conseguir primero probarla pasando mi lengua


entre sus labios.

Dulce. Jodido. Cielo. Es agridulce y todo lo que quería que fuera y más. Sé que debo
empezar lento y tomar mi tiempo, pero su sabor va directo a mi cabeza. La devoro.

Los gemidos y gritos silenciosos de Justine son el único incentivo que necesito para
seguir adelante. Voy a hacer esto tan bueno para ella que nunca será capaz de pensar
en su coño sin recordar lo bien que se sentía mi boca en el.

Voy a arruinarla para otros hombres. Nadie va a hacerla venirse como yo quiero.

Muevo mi mano para deslizar un dedo dentro de ella y los músculos de abajo me
abrazan. El segundo dedo la tiene retorciéndose contra mi boca, y envuelvo mis labios
alrededor de su clítoris y chupo. Sus gemidos son tranquilos, miro hacia arriba para
ver Justine sosteniendo una almohada sobre su boca para silenciar el sonido.

Sigo, chupando, lamiendo, absorbiendo y tocándola hasta que sus piernas se tensan y
un grito silenciado llega a mis oídos. Sus músculos internos convulsionan alrededor de
mis dedos, y no me detengo hasta que sus dedos se enroscan en mi pelo y levantan mi
cabeza.

Los grandes ojos de Justine son confusos con el placer, y me encanta saber que lo hice.
Quiero ser el único hombre que puede hacer eso por ella.

¿Cuándo decidí querer mantenerla?

Mierda, ¿la respuesta a la pregunta realmente importa? Debido a Justine no es el tipo


de mujer que puedes decidir mantener, si no quiere que se le mantenga. Mi futuro,
bien planificado no hace mucho tiempo, está ahora tan nublado como sus ojos. No sé
qué coño quiero de mi vida, pero sé que Justine tiene planes específicos para la suya.
Me levanto de entre sus piernas, manteniendo mis ojos en ella mientras me inclino
hacia delante y la beso. Contra sus labios pregunto—: ¿Te gusta la forma en que sabes,
nena? Porque creo que es un sabor increíble.

No contesta, sólo enreda sus dedos en mi pelo otra vez y me da un tirón acercándome
más. El beso dura durante largos minutos hasta que se aleja. Mi polla palpita, y no hay
nada que desee más que enterrarme dentro de ella en este momento.

Pero Justine se aleja y se desliza debajo de mí. —Tengo que irme. No puedo hacer esto.
Tenemos que parar.

Agarro su mano y tropieza, ante su salida precipitada. —¿No puedes hacer qué? Lo
acabamos de hacer.

Justine niega con la cabeza. —Tenemos que parar. Esto no puede suceder. No puedo
permitir que esto suceda.

No tengo ni idea de lo que está hablando, pero está llena de mierda. —Esto está
sucediendo, tanto como te puedes permitir que suceda o no. No puedes imaginar lo
mal que quiero hacer que te vengas. No hay nada malo en lo que estamos haciendo.

Cierra sus ojos mientras se da la vuelta, tirando del agarre que tengo de su mano.

—Suéltame.

—No.

Se vuelve hacia atrás, con la cara en blanco. —No tienes una opción.

Hay algo en sus ojos que no puedo leer, y por mucho que quiera arrastrarla de nuevo
en mi cama y mantenerla allí toda la noche, no quiero pelear contra cada paso del
camino. La he estado persiguiendo desde hace más de dos años, y ella me alejaba en
cada oportunidad. Pensé que las cosas cambiarían. Me pareció que habíamos
encontrado el nivel, pero ella sigue alejándome.

La frustración aumenta y dejo caer su mano. —Debes darte cuenta de que sólo puedes
alejar a alguien fuera tantas veces antes de que dejen de venir de nuevo.

—Nunca te pedí que volvieras. —Las palabras de Justine terminan en un silencio


mientras sale de mi habitación hacia el cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de
ella con un chirrido de las bisagras.

Tal vez no me lo pidió, pero eso nunca me ha detenido. ¿Esto realmente va a dejar que
me aleje y no perseguirla esta vez?

¿Y qué quería decir, que no se puede permitir que esto suceda? ¿Qué tiene que perder?

Mi mente trabaja horas extras mientras estoy acostado en la cama, solo. Ella perdió su
beca. Estoy casi seguro de que no tomó el trabajo en el club. Debe haber conseguido
préstamos estudiantiles… pero si no lo hacía, entonces ¿cómo diablos está pagando
por la escuela? Su trabajo en la biblioteca de la escuela de negocios no puede cubrir
los costos de la matrícula, y con base a su reacción acerca de su auto y lo que dijo de
tener suerte para encontrar un lugar barato para vivir, sé que no está revolcándose en
dinero.

Entonces, ¿qué demonios queda?


Capítulo 27
Justine
Traducido por Magnie

Corregido por LarochzCR

Me levanto temprano. La casa está en silencio, pero bajo las escaleras de todos modos.
Necesito hablar con el juez Grant otra vez. No puedo esperar para sacar esto a la luz y
sin embargo, nunca he temido tener una conversación. ¿Qué va a decir? ¿Va a estar
furioso?

Mientras me dirijo hacia la cocina, el olor rico de café me golpea la nariz. Alguien está
levantado, y supongo que no es Ryker.

Sigo el olor y encuentro a Justice Grant sentado en un taburete de bar en la isla de la


cocina, bebiendo su café con un periódico delante de él. Levanta la vista cuando oye
mis pasos.

—Buenos días, Justine. ¿Dormiste bien?

La respuesta honesta a esa pregunta es sí y no. Sí, dormí bien porque tuve un orgasmo
para acabar con todos los orgasmos, pero no, porque mi sueño estaba plagado de
sueños vívidos de que alguien entrara a mi casa y de lo que habría pasado si no
hubiera salido de la habitación de Ryker anoche.

—Estuvo bien. —Es la única respuesta que puedo darle.

—Bien estoy contento. ¿Quieres una taza de café? Me imagino que Ryker se levantará
pronto. No duerme hasta tarde. Nunca lo ha hecho.

Y ahí va la excusa mental que siempre he atribuido a por qué me detuvo esa mañana
después del bar. Supuse que estaba demasiado borracho y se quedó dormido
demasiado tiempo, pero dadas las enigmáticas respuestas sobre no poder decirme por
qué no podía estar allí. . . Sé que tiene que ser otra cosa.

—Gracias. Me encantaría un poco de café.

El juez Grant se mueve de su taburete y camina hacia el armario. Una vez que tiene la
taza, extiendo una mano. —Puedo hacer eso, señor. No hay necesidad que me sirva.
—Eres una huésped en mi casa.

Una vez que tengo la taza, con leche y una pizca de azúcar, tomo el asiento al lado del
juez Grant, la culpa se agrupa en mi vientre sobre lo que pasó anoche, haciendo el café
poco atractivo.

Necesito decirle algo. No puedo creer que dejé que pasara lo de anoche.

Envolviendo mi mano alrededor de mi taza, me aprieto antes de mirarle. Mi estómago


cae a mis pies, pero yo abro mi boca y empujo las palabras de todos modos. —Creo
que deberíamos hablar de Ryker.

Las cejas del juez Grant se juntan y me detengo, reuniendo mis palabras para
explicar... de algún modo. Abro la boca para continuar cuando Ryker entra en la
habitación.

Mi corazón se mete en mi la garganta. Mierda.

—Buenos días, papá. Justine. ¿Puedes estar lista para salir en media hora?

Recuerdos de la noche pasada me golpean, y no puedo mirarlo a los ojos. Lo que


hicimos. Lo que dijo. Su padre está a mi lado. Trato de ignorar las imágenes, pero sólo
parcialmente con éxito.

—Buenos días. ¿Quieres café? —Contesta el juez Grant.

—Sí, lo serviré. —Ryker me mira, y sé que está esperando una respuesta a la pregunta
que hizo.

—Sí seguro. Puedo estar lista en diez, en realidad. —Tengo un par extra de pantalones
y camiseta en mi mochila, no hay mucho más que tenga que hacer aparte de tirar mi
cabello en un moño desordenado y poner en algún delineador y pestañina.

—Suena bien. Necesito coger algunas cosas y podemos movernos.

Asiente hacia mí, y apretó mi taza más fuerte y firme. —Entonces volveré en un
momento.

Sé que salir corriendo no es exactamente el movimiento más audaz, sobre todo


dejando a Justicia Grant preguntándose qué diablos iba a decir, pero no tengo ni idea
de qué otra cosa hacer. Necesito averiguar exactamente cómo voy a enfrentar a Ryker,
y lo que voy a decirle a su padre.
Capítulo 28
Ryker
Traducido por Magnie.

Corregido por VckyFer.

Un silencio incómodo llena el auto mientras esperamos a que pase un tren, y me giro
hacia Justine.

¿Alguna vez me vas a mirar a los ojos? ¿O explicar por qué diablos no puedes permitir
que algo suceda entre nosotros?

Su mochila la deja en el suelo a sus pies, y sus manos inquietas en su regazo. Su mirada
se dirige hacia mí cuando hablo, pero no se queda.

—¿Realmente necesitamos tener esta conversación ahora?

Ninguna mujer me ha frustrado tanto.

—No puedes salir del auto como estoy seguro de que lo harás tan pronto como
estacione, entonces sí. Ahora es un buen momento.

El celular de Justine vibra en el bolsillo de su mochila, y sus manos lo buscan


inmediatamente.

—¿Hola?

El hombre en el otro extremo es un hablador ruidoso, por lo que no es difícil


escucharlo.

—Este es el oficial Crawford de seguridad del Campus. Tenemos a un sospechoso bajo


custodia por el asalto anoche.

—¿De verdad? ¿Quien? ¿Por qué? ¿Ha averiguado por qué?

—El sospechoso no ha admitido nada todavía, así que no puedo confirmarlo, pero
queríamos hacerle saber cómo cortesía. El mantenimiento hará la instalación de una
puerta nueva y cerradura hoy, por lo que no debería tener más problemas.

—Gracias. Aprecio la llamada. Eso es genial.


—Le avisaremos si conseguimos más información del sospechoso. Que tenga un buen
día, señora Porter.

Cuelga y vuelve a meter el teléfono en el bolsillo de su mochila. —Por lo menos sé que


puedo ir a casa hoy. Esas son buenas noticias.

La miro con incredulidad.

—¿Estás bromeando? ¿Vas a regresar a esa trampa de apartamento? La universidad


no debería ni siquiera poder alquilarlos. Deberían ser clausurados.

Justine cruza sus brazos sobre su cuerpo, una terca mirada se proyecta sobre sus
rasgos.

—Es donde vivo. Puede que no esté a la altura de tus estándares, pero no todo el
mundo puede ser tan exigente. Lo escuchaste, dijo que tenían a un sospechoso bajo
custodia, así que no es como si tuviera más problemas.

Me paso la mano por el pelo y la miro fijamente.

—Un sospechoso, Justine. Estás en la escuela de leyes. Sabes muy bien que la persona
que atraparon podría no ser la que lo hizo. Y ha habido múltiples invasiones. Podría no
haber sido la misma persona para cada uno de ellos. El hecho de que tengan a alguien
bajo custodia no hace que ese lugar sea más seguro de lo que fue anoche cuando le
dieron una patada a tu puerta.

Las puertas se levantan de la vía del tren y vuelvo a poner el auto en marcha.

—Voy a casa.

—No es seguro. ¿Posees un arma? Porque vas a necesitar una viviendo allí.

Su mirada se dirige a mi.. Finalmente.

—No puedes tener un arma en el campus.

—Entonces, ¿qué vas a hacer la próxima vez que alguien patee la puerta y te
encuentres dentro? Seguridad del Campus no va a llegar lo suficientemente rápido
para hacer una maldita cosa si algún tipo quiere violarte y asesinarte.

Ella toma una áspera respiración.

—Muchas gracias por decir eso, como un imbécil. Además, nada va a suceder.

—Tres allanamientos desde el comienzo del semestre es simplemente ridículo. No


puedes quedarte allí.

Cruzando sus brazos sobre su pecho, me mira fijamente.

—No es tu problema.
Me detiene otra luz roja y giro y conozco su mirada.

—Yo me preocupo por ti, así que lo estoy haciendo mi problema. ¿Crees que mi papá
no puede cerrar ese lugar y forzar el asunto?

Sus oscuros ojos arden.

—¿Crees que puedo permitirme vivir en otro lugar sola? Vivo con un presupuesto.
Ahora, no tengo ninguna beca. Sólo tengo lo que he trabajado mi culo para salvar y una
pequeña herencia. Mis opciones son muy limitadas .

—Entonces, ¿por qué no has conseguido una maldita compañera de cuarto?

—¡Porque mi último compañero de cuarto me jodió largandose a medio semestre y no


pagó sus facturas! ¡Todo el mundo en quien confío ya tiene un lugar para vivir y un
compañero de cuarto! No voy a pasar mi último año de escuela de derecho surfeando
cuando podría tener mi propio lugar. Puede que no sea glamoroso, pero al menos es
tranquilo y es mío.

—Entonces, ¿cómo diablos puedes permitirte seguir en la escuela?

Los ojos de Justine se abren y su boca se cierra tan abruptamente, sus dientes
resuenan.

—No fuiste a otro club de striptease después del Vu. ¿O si?

Ella mira hacia otro lado, de repente fascinada por lo que está pasando fuera de su
ventana, cerrándome.

La luz cambia, tomo la rotonda y esquivo el tráfico antes de detenerme en el garaje


junto a la escuela de derecho. Justine todavía no ha contestado cuando encuentro un
lugar en el nivel superior.

—No me vas a decir nada, ¿verdad?

Su mirada baja a la mochila que agarra en su regazo, sus hombros encorvados.

—¿Me mirarás siquiera?

Ella busca la manija de la puerta y la abre. Sigo el juego, no voy a dejarla alejarse de
esto.

Ya está cerca del baúl cuando paso por su camino.

—Justine, para. Solo habla conmigo. Quiero ayudar. Déjame jodidamente ayudarte.

Es como si estuviera completamente cerrada. Ella no me mirará, y me está volviendo


loco. Cada vez que se volvía a enojar antes, lo hacía con una mirada directa, y siempre
podía leer sus ojos. Ahora no tengo nada.
Levanto mi mano y acaricio su barbilla antes de que pueda esquivarme. Su oscura
mirada es confundida.

—Déjame ayudar —repito—. No tienes que ser tan fuerte todo el tiempo.

Ella cierra los ojos por un momento antes de reabrirlos y centrarse en mí.

—No puedo hacer esto contigo. Aquí no. Ahora no. Tengo que ir a clase.

Dejando caer mi mano, sacudo la cabeza.

—Porque eso es todo lo que te importa, ¿no? tus calificaciones y tu especialidad. ¿Te
importa algo más? ¿Alguien más?

Esos ojos oscuros destellan con lo que parece un brillo de lágrimas, pero no las deja
caer. Justine levanta su mochila de nuevo y se aleja hacia las escaleras.

Qué puto desastre de mañana.


Capítulo 29
Justine
Traducido por Mae y antoniettañ.

Corregido por VckyFer.

La clase comienza en siete minutos, y estoy en el baño como si fuera una colegiala en
lugar de a meses para graduarme con un título de abogada. Me salpico la cara con
agua fría para recuperarme. Gracias a Dios por el delineador y máscara impermeable.

La puerta se abre, y al igual que el maldito colegio, la chica que no quiero ver entra.
Kristy Horner.

—Guau. Te has visto mejor.

—Muchas gracias. —Agarro un puñado de toallas de papel y seco mi cara.

—No vale la pena llorar por él. Confía en mí, lo sé.

Le doy una mirada de qué diablos estás hablando.

—No estoy llorando por nadie.

Se apoya contra la pared y me estudia.

—Claro. Y tres personas no me han dicho que te vieron discutiendo en el


estacionamiento con Ryker esta mañana. Si quieres mantener tu vida privada, te
sugiero que no tengas una pelea en público.

—Gracias por el consejo. —Tiro las toallas de papel en la basura y agarro mi mochila
del mostrador.

—Sólo te estoy diciendo esto para salvarte un poco de angustia. La madre de Ryker
tiene dinero, y no va a querer a su hijo con. . . alguien como tú. Y mientras que Ryker
puede parecer un tipo rebelde, sigue viviendo una buena vida, y no va a arriesgarlo
llevándote a casa a presentarte a mamá y papá.

No sé lo que me hace hablar, pero las palabras están fuera antes de que pueda
retractarme.
—Me llevó a casa anoche a tomar un trago con su papá, así que supongo que eso
demuestra que tu teoría es errónea.

Kristy se sacude como si la hubiera abofeteado.

—Te llevó a casa. ¿A la casa de sus padres?

—El coñac del juez Grant es bastante bueno. Ni siquiera le importó que no tuviera ni
idea de cómo beberlo correctamente.

Los ojos de Kristy se estrechan en rendijas.

—Es un mentiroso y te usará. Te tirará mucho antes de llegar a la graduación. Apuesto


mi GPA a eso.

Qué perra. Alzo los hombros y la miro.

—¿Como te tiró a ti? ¿Amargada? Yo no apostaría tu GPA en algo que claramente no


entiendes.

—Prepárate para llorar mucho más en el baño entonces. No eres tan especial como
crees.

Fuerzo una sonrisa presumida a mis labios.

—Tal vez no, pero aparentemente Ryker piensa que lo soy.

Sus labios se aplastan en una línea dura.

—Supongo que veremos, ¿no?

Dejo el baño preguntándome qué me pasó. ¿Por qué me enojé con Kristy? Ella sólo va
a difundir rumores sobre todo lo que acabo de decir en todo el campus.

Cuando entro en Defensa, la clase que no tengo con Ryker, los estudiantes están
abriendo sus libros de casos y tomando notas en la primera diapositiva de
PowerPoint, aunque la conferencia no ha comenzado. Kristy se coloca en el asiento
delante de mí, sin molestarse en mirarme esta vez. Bueno, ese es un cambio positivo.

Cuando el profesor Alexander toma el atril y comienza la conferencia, mis dedos no se


mueven tan rápido sobre el teclado, porque estoy pensando en cómo se supone que
debo responder a la pregunta de Ryker esta mañana sobre cómo estoy pagando por la
escuela de leyes.

No va a olvidarlo.
Y no puedo decírselo.

Todavía no tengo ni idea de qué hacer cuando la clase ha terminado y mis notas
incompletas me miran fijamente desde la pantalla. Lo último que tengo que hacer es
empezar a distraerme. Mantén tu ojo en el premio, Justine.

Tal vez necesito más cafeína. Tengo media hora entre clases, así que me dirijo a la
cafetería para obtener una inyección de espresso. Todo el mundo parece convencido
de que el café puede resolver los problemas del mundo, así que estoy dispuesta a darle
una oportunidad.

—¡Hola, muñeca! Necesitamos hablar. —Merica se acerca al café, con un libro en la


mano y una mirada decidida en sus ojos.

Oh mierda.

—Oye, lo lamento, acabo de salir de Defensa. Hoy fue aburrido.

—Trata de tomar Impuesto Federal. Aburrido ni siquiera empieza a cubrirlo. Todo lo


que sé es que el Servicio de Impuestos es el diablo y que todo el código tributario tiene
que ir en la trituradora. Vamos a tener sólo una regla en lugar de un maldito zillion
que tengo que memorizar para el final. ¿Por qué pensé que era una buena idea?

Podría recordarle a Merica que su padrastro insistió en que tomara la clase, pero no es
exactamente un recordatorio que va a apreciar.

Nos ponemos en fila detrás de otros diez estudiantes, y Merica me da una mirada
directa.

—Entonces, ¿qué es esto que escucho sobre ti y Ryker discutiendo en el


estacionamiento? ¿Y que saliste con él? ¿Has visto el paquete? ¿Puedes confirmar los
rumores?

Habría pensado que era imposible reírme, pero déjale a Merica el hacer que se me
escapen risitas de mi garganta. Es bueno saber que algunas cosas no cambian,
incluyendo el hecho de que mi mejor amiga es increíble.

—Ni siquiera comiences ese rumor —le contesto, sin querer confirmar o negar, a
pesar de que tengo la información privilegiada que busca. Ahora no es el momento ni
el lugar. Además, ya no pienso en el pene de Ryker Grant. Nunca. Nunca.

Nada como prepararse para el fracaso, me reprendo a mí misma, sabiendo que estoy
destilando nada más que mentiras no verbales.

—Entonces dime la verdad para no tener que usar mi imaginación excesivamente


vívida.

Sólo hay seis estudiantes delante de nosotros ahora, y estoy rezando que el barista
acelere su ritmo, porque al menos dos de ellos ni siquiera pretenden ignorarnos. La
chica frente a Merica se levantó y se giró.
Merica la mira.

—¿Te importa? Tenemos una conversación.

La chica la mira y se mete los auriculares en los oídos, y la atención de mi mejor amiga
está inmediatamente de nuevo en mí, con una ceja levantada.

—Me quedé en la casa de sus padres anoche. Es una larga historia.

Los ojos de Merica se abren.

—¿Hiciste qué?

Le cuento del robo, pero no los sucios detalles de anoche. Eso no es algo en lo que
quiero decir en medio de la cafetería estudiantil.

Cuando termino, la boca de Merica está abierta.

—Vendrás esta noche para decirme el resto y beberemos vino de la caja.

—No tienes ni idea de cuanto lo necesito. Salgo del trabajo a las siete.

—Estaré lista y esperando. Esta noche probaré el fabricante de pan mi mamá me dio
para mi cumpleaños en un intento de convertirme en una diosa doméstica. Esta
situación requiere carbohidratos también. Probablemente deberías usar pantalones
de yoga.

—Te quiero, Mer.

—Te quiero más, Jus.

Salgo de la escuela de derecho y me dirijo a la parada de autobús para ir a trabajar


cuando el Camaro de Ryker se detiene en la acera.

—Entra.

Mis vellos se erizan tan pronto como las palabras salen.

—No me hables de esa forma.

—No tienes auto. Tu turno en la biblioteca comienza en veinte minutos, y vas a llegar
tarde si tomas el autobús.

Me detengo a media zancada.

—¿Cómo sabes eso?


—Llamé a la biblioteca y coqueteé con la chica de ahí para que me diera tu horario.

—¿Es en serio?

—Mortalmente en serio. Ahora, súbete al auto así puedo llevarte al trabajo.

Hago un bajo sonido en mi garganta que suena muy parecido a un gruñido.

—Eres imposible. —Pero aun así, camino hacia el auto y abro la puerta de la que salí
tan rápidamente esta mañana.

—Determinado.

—Tal vez deberías aplicar ese rasgo en la escuela.

—Ya lo estoy aplicando, gracias a ti.

Él se aleja de la acera pero en lugar de dirigirse hacia la escuela de negocios, toma la


segunda salida del círculo de tráfico.

—¿A dónde diablos vas? Necesito llegar al trabajo.

—Y sé que tienes veinte minutos, así que voy a hacer uso de ellos. —Él se voltea y me
destella una sonrisa.

Esta. Esta es justo la razón por la que he evitado a Ryker por dos años. Porque cuando
su atención está enfocada en ti, te hace querer absorberlo todo. Mientras más tiempo
pasó con él, más me doy cuenta que no solo no soy inmune a ello, sino que soy más
susceptible que nunca. Eso es peligroso.

Ryker gira hacia el terreno fuera del centro de artes escénicas, cambia el auto a
neutral y tira del freno de emergencia antes de voltearse hacia mí.

—Ya extraño el sabor de tu coño.

¡Oh por Dios! ¿En serio dijo eso?

—No puedes decirme cosas como esas. —Mis palabras salen un tono más altas de lo
que espero.

—Entonces ¿cómo vas a saber cuán jodidamente te deseo? No puedo dejar de pensar
en ti. Quiero más.

Y yo no puedo tener más.

—No podemos hacer esto.

Su sonrisa se desvanece.

—Joder si no podemos. Lo haremos.


Tengo que usar la única clase de honestidad que él va a entender y orar para que lo
respete.

—No, porque si estás pensando en mi coño y en cuánto quieres mis labios alrededor
de tu polla o enterrarte dentro de mí, no vas a estar pensando en la escuela. Y ¿sabes
qué? No soy tan orgullosa para admitir que no puedo concentrarme si estoy pensando
en eso también. Esto es exactamente por lo que te he desalentado. Este año es
demasiado importante como para arruinarlo porque quieres rascar una picazón.

—Esto no es una picazón, Justine. He estado ahí, hecho eso. Esto es algo completa y
jodidamente diferente.

Maldita sea, quiero creerle cuando me dice cuán diferente es esto… y me aterra.

—Necesitas enfocarte en la escuela. Yo necesito enfocarme en la escuela. No vamos a


hacer esto.

—¿De qué estás asustada? Dime la verdad. No alguna respuesta de mierda. —Sus ojos
azules perforan los míos, exigiendo una respuesta honesta. Así que le doy una.

—Estoy asustada que seas la mayor distracción y que no seré capaz de evitarla. Solo
conseguiré ser aspirada más y más profundo hasta que olvide por qué necesito
mantener mis prioridades en orden.

Su mirada se intensifica, y desearía que pudiera leer su mente. Es como si él estuviera


construyendo un complejo análisis en su cabeza.

—Entonces hagamos un trato.

—¿Qué tipo de trato? —Sospecha cubre cada una de mis palabras.

—El tipo que nos incentive.

Miro hacia el reloj en el tablero.

—Tienes cinco minutos, y necesito ir al trabajo.

—Esto solo tomará dos minutos, porque vas a decir que sí.

—Bastardo arrogante —murmuro bajo mi aliento.

No le presta atención a mi comentario.

—Si ambos sacamos A en el examen de responsabilidad profesional, ambos


obtenemos una recompensa.

—¿Qué tipo de recompensa?

—Obtengo tus labios alrededor de mi polla, y yo te daré todos los orgasmos que
puedas manejar… de cualquier forma que los quieras.
Lucho para evitar que mi rubor suba a mi cuello.

—¿Y eso cómo va ayudar?

—Porque ambos vamos a reventar nuestros culos estudiando… yo, porque te deseo, y
tú, porque lo harías de todos modos… y quieres mi polla, incluso si no te sinceras y lo
admites. Nos mantendremos estudiando como lo hemos estado haciendo, y después
del examen, ambos cosecharemos las recompensas.

—¿Solo estudiar?

Él se encuentra con mi escéptica mirada de frente.

—No puedo prometer que no te besaré de nuevo. No puedes esperar que acepte no
tocarte tampoco. Pero estudiaremos. Ambos. ¿Crees que voy a joder mis calificaciones
si tú eres el premio? De ninguna manera en el infierno.

—¿Y tus otras clases?

—Jodidamente arrasaré con esas también. Ambos lo haremos. Voy a probar que no
solo somos calientes cuando follamos en la habitación, vamos a patear culos en clases.

¿Cómo puedo decir que no a eso? Honestamente, él lo está haciendo casi demasiado
fácil. Él obtiene las mejores calificaciones y hace feliz a su padre, y yo obtengo todo lo
que estoy dispuesta a admitir que quiero y todo lo que no quiero. Por primera vez en
mi vida, puedo tener mi pastel y comérmelo también. ¿Qué otra respuesta
posiblemente puedo dar que sí?

Espero solo unos momentos antes de decirle lo que quiere escuchar.

—Está bien. Tienes un trato.

Extiendo mi mano y él envuelve sus dedos alrededor de ella, pero en vez de sacudirla,
él me acerca hacia el centro de la consola antes de enterrar su otra mano en mi cabello
y bajando sus labios a los míos.

Su lengua saquea dentro mientras toma el control. Estoy perdida en el beso, olvidando
todo, incluyendo el tiempo, cuando finalmente él retrocede.

—Vamos a ser un infierno de equipo, Justine. Ahora vamos a tu trabajo.


Capítulo 30.
Justine
Traducido por stefaniaVera y antoniettañ.

Corregido por vckyFer.

Llegue al trabajo cinco minutos antes, y mi primer orden de negocios es averiguar que
voy a hacer con mi carro. Sigue aparcado en el estacionamiento del Unwired, una
rápida llamada y una conversación con el manager me dice que me darán otras pocas
horas antes de que ellos lo remolquen a un lote y me envíen la factura. Tan solo pensar
cuan costoso será arreglarlo me tiene considerando todas mis opciones.

Sin importar lo que este mal con él, incluso el trabajo más barato de reparación va a
agotar mi presupuesto y a costarme más de lo que el carro vale. La siguiente llamada
que hago duele, pero mis opciones son limitadas. Parece que estaré usando algo de los
cuatrocientos dólares del depósito de chatarra para comprarme una bicicleta.

También significa que estaré esperando el bus a casa de Merica y llegando un poco
más tarde de lo planeado. Sin preocupaciones, sin embargo. No será la primera vez
que he tenido que tomar el autobús, y ciertamente no soy la única estudiante en este
campus sin un carro. Los hípsters piensan que es súper genial conducir una antigua
Schwinns y rechazar cualquier cosa con cuatro ruedas y un motor.

Estoy cerca del final de mi turno cuando un chico se acerca al mostrador y se para
enfrente de mí, espera unos solidos treinta minutos antes de aclarar su garganta
mientras yo estoy resaltando los hechos de un caso.

Suelto el resaltador y dirijo mi atención a su cara. ¿Lo he visto antes? Cabello rubio
desordenado, ojos verdes, una sonrisa que rivaliza la de Ryker, détente ahí mismo.

—¿Puedo ayudarte?

—¿Eres estudiante de leyes?

Miro hacia abajo a los otros dos libros de casos apilados al lado del que está abierto.

—Tus habilidades de observación son impresionantes.

Sus ojos se estrechan mientras me estudia.


—¿Tienes un nombre?

Los míos se estrecharon de vuelta hacia él.

—¿Importa?

—Solo quiero saber si eres quien yo pienso que eres.

Bueno, eso es espeluznante.

—¿Puedo ayudarte con algo? ¿Relacionado con la biblioteca? Sabes, porque ese es mi
trabajo, no contestar preguntas y confirmar sospechas.

Él saca un teléfono y antes de que me de cuenta que está haciendo, escucho el click de
la cámara y un pequeño flash brota del frente.

Si, bastante espeluznante. Mi mano va hacia el teléfono del personal que está en el
escritorio junto a mis libros.

Dos llamadas a la policía del campus en una semana es más de lo que necesito para
lidiar.

—¿Qué demonios estás haciendo? —Y ¿De dónde demonios este chico sacó la audacia
para tomarme un a foto?

—Te lo dije, quiero saber si eres quien yo pienso que eres.

—Estoy llamando a la policía del campus. Necesitas irte. Ahora. Y borra la foto.

Él está tecleando algo en la pantalla y en pocos momentos, una sonrisa autosuficiente


se extiende en su cara. —Resulta que tenía razón —Mira hacia mí—. Un gusto
conocerte, Justine. Ahora veo el atractivo.

¿Disculpa? Es oficial. Es jodidamente espeluznante.

—¿Cómo es que tu… —Comienzo, y el voltea su teléfono así puedo ver la pantalla.

La parte de arriba de la ventana del chat dice “R-Jodido-G” y solo tengo una sospecha
acerca de quién podría ser. Al mirar hacia los mensajes, veo una nueva burbuja de chat
surge justo debajo de la foto y la que dice —Sí, es ella.

En la nueva burbuja de chat se lee: No lo olvides, ella es mía. Manos fuera.

Si, se exactamente quién es. Bajo el teléfono

—Bien, hubiera sido menos raro si me hubiese dicho que eras amigo de Ryker.

—No, esto fue más divertido.

Este chico es un chiflado.

—¿Hay algo que necesites?


—Te escuche en el teléfono más temprano. ¿Realmente estás teniendo un problema
para ir a buscar tu carro? Eso apesta, chica.

—Uno, no me llames chica. Y dos, gracias por preocuparte, pero no es algo de lo que
necesite que alguien se preocupe. Tres, si le dices a Ryker —Me incliné hacia delante y
bajé mi voz. Mientras está esperando a que continúe, acerca su cabeza—. Registrare
cien libros en esta biblioteca en tu nombre y los pondré todos con una deuda de dos
años, y no serás capaz de graduarte hasta que pagues la deuda.

Se sacude hacia atrás y se endereza.

—Whoa. Cálmate. No estoy intentando causar ningún problema. Solo quiero saber si
hay algo que nosotros podamos hacer para ayudarte.

Nosotros indudablemente significa él y Ryker, y no necesito que Ryker sepa algo sobre
esto.

—Gracias, pero no gracias. Si mantienes esto para ti, lo apreciaría. No necesito mis
cosas regadas por todo el pueblo. Primero que nada, no es problema de nadie solo
mío, y segundo, no es un problema tan grande. No es como si no fuera a desecharlo
eventualmente. Mi calendario solo se adelantó un poco.

¿Por qué le estoy diciendo esto? Deja de compartir información innecesaria, Justine.

—¿Necesitas un aventón a casa? —Mira hacia su muñeca a un indudablemente reloj


caro—. Ryker me dijo que podrías, y supongo que puedo desperdiciar otra hora antes
de que las paredes comiencen a cerrarse sobre mí.

Miro hacia mi teléfono para ver la hora por instinto, incluso cuando no tengo intención
de aceptar un aventón de algún chico al azar al que no conozco—sin importar si es
amigo de Ryker.

Mientras me estoy debatiendo, sus pulgares están volando y él está tecleando algo en
su teléfono. Minutos después, mi teléfono vibra en el mostrador con un mensaje.

RYKER: Acepta el aventón de parte de Ian. Es un buen chico y sabe que le arrancaré las
bolas si trata de sobrepasarse contigo.

El rubio, quien ahora asumo que es Ian, espera a que vea mi teléfono con una sonrisa.

—Tan solo acepta el aventón, Justine.

Estos chicos son jodidamente imposibles. Pero necesito ir donde Merica porque estoy
en desesperada necesidad de vino, carbohidratos y el consejo de mi mejor amiga. Me
pregunto por un momento si Ryker le dijo dónde vivo.

—Me dirijo a la casa de una amiga. Ella vive a diez minutos al este del campus.
Él se encoge de hombros.

—No es gran cosa. Está completamente fuera de mi camino.

—Entonces tomaré el autobús, no es gran cosa.

Ian me mira con una ceja rubia levantada.

—Te voy a dar un aventón. Está lista a las siete y saldremos de aquí.

Exactamente cincuenta y cinco minutos más tarde, marco mi tarjeta en la oficina y me


dirijo a la puerta lateral. He decidido que no voy a aceptar ningún paseo del amigo de
Ryker, especialmente no después de los cuatro mensajes que no respondí. Los cuales
decían:

RYKER: Toma el aventón.

RYKER: No seas obstinada.

RYKER: Ian dice que vas a desechar tu auto.

RYKER: No hagas nada hasta que hablemos.

Ian es un soplón. Le pedí que no lo mencionara, y se lo dijo a su amigo de todas


formas.

Cuando llego al estacionamiento y me dirijo hacia la parada de autobús, veo un auto


deportivo rojo brillante estacionado en la acera donde el autobús debería estar en diez
minutos.
Tomo asiento en el banco dentro del techo de plástico, y la ventana del pasajero en el
auto baja.

Sabía que sería él.

—Entra al auto.

El cabello rubio de Ian está despeinado como si hubiera estado empujando sus manos
a través de él mientras esperaba.

—Aprecio la oferta, pero está totalmente fuera de tu camino, y no tomo aventones de


personas que acabo de conocer. Estoy bien con el autobús.

—No, claro que no.

—Sí…

Ian me corta.

—Mira, no eres mi novia, así que esta mierda de discusión es realmente desagradable
cuando no estoy obteniendo ningún coño. Solo entra al auto así puedes llegar donde
necesitas ir sin tener que sentarte en el autobús por una hora. Te llevaré ahí en diez
minutos.

Este chico es imposible, pero no hace el aceptar su oferta menos racional.


Mentalmente sacudo mis manos en el aire y me rindo.
Tan pronto como salimos del campus, él vuela por las carreteras secundarias. Con las
líneas elegantes de su auto y pintado de un color rojo, dudo que Ian esté realmente
interesado en el límite de velocidad fijado. Mirando por mi ventana, me pregunto si en
realidad vamos a hacer este viaje en entero silencio. Conversar no es mi mayor
habilidad, y no tengo ni idea de qué decirle, pero en unos instantes desearía haber
inventado algo.

—Así que, ¿lo estás follando por el dinero o lo estás follando por la posición que tiene
su papá? —La pregunta de Ian es sin preámbulos, y sorprendentemente, no detecto ni
una pizca de malicia. Su tono es sólidamente práctico.
Quito mi mirada de los campos para llevarla a él mientras expertamente cambia de
velocidad el auto y frena por un semáforo.
—Um… ninguno, porque no lo estoy follando en absoluto.

La cabeza de Ian se balancea hacia mí, sorpresa, sin duda por mi honestidad,
arqueando su ceja.

—¿De verdad? Maldita sea, está perdiendo su toque.

—Estamos estudiando. Somos… amigos. Eso es todo. —Si no sueno cien por ciento
confiada, es porque ya no sé dónde estamos. Y el trato que Ryker y yo hicimos esta
tarde… ¿cómo cambia eso las cosas?

Capto los ojos de Ian rodando por mi respuesta antes de cambiar de marcha e intentar
récords de velocidad en tierra de cero a sesenta millas por hora. O tal vez esa es la
forma cómo Ian maneja. Estoy empezando a sospechar que es lo último.
—¿Cuál es el problema? Eres sexy como la mierda. Él ha estado olfateando alrededor
por demasiado jodido tiempo como para que no te des cuenta de cuánto quiere
meterse en tus pantalones.

—¿No estás rompiendo el código de amigos aquí? ¿Derramando sus secretos?

—Nah, no es secreto. No eres idiota, tendrías que serlo si no te has dado cuenta ya.
Pero ya que estás en negación, realmente no hay nada que pueda hacer para ayudar a
su causa. Así que, cambiando de tema… ¿tienes amigas calientes que follan en la
primera cita?

Confirmado, este chico es un loco.

—Umm. ¿No lo sé?

—¿Me lo estás diciendo o me lo estás preguntando?

—No creo querer decirte nada. —El desvío al apartamento de Merica se está
acercando, así que señalo—. Justo en la luz y luego la primera justo después de eso.
Voy a Knob Hill.

—¿Y a quién vas a ver en Knob Hill?

—En realidad no es tu problema.


Nos acercamos al estacionamiento y lo dirijo hacia el edificio de Merica, donde,
previsiblemente, ella está en su balcón, envolviendo luces rosas de navidad alrededor
de una palmera. Ya ha puesto los flamencos rosados.

Ella hace una pausa para ver el sexy auto, y cuando abro la puerta, sus ojos se amplían.

—¡Aventón caliente!

Ian está mirándola.

—¿Cuál es su nombre?

—Ella tiene novio. Gracias por el aventón. —Cierro la puerta y me dirijo a las
escaleras.

Él baja la ventana.

—Dile que la llevaré afuera el viernes en la noche. Estaré aquí para recogerla a las
ocho.

—¡Tiene novio! —repito, con más fuerza esta vez.

Me sonríe mientras retrocede y gira los neumáticos antes de salir.

La mirada de Merica, es una desconcertada expresión en su rostro.

—Definitivamente es momento para el vino, y para que me cuentes qué demonios está
pasando.
Capítulo 31
Justine
Traducido por camii.beelen.

Corregido por VckyFer.

El olor a pan recién horneado me golpea cuando camino a través de la puerta


desbloqueada de Merica. Carbohidratos. Gracias a Dios. Los necesito.

Merica entra por el balcón y cierra la puerta tras ella. Ladea una cadera y pone una
mano sobre ella.

—Tienes muchas explicaciones que dar.

—¿Ya serviste el vino?

—Por supuesto.

Una hora más tarde, termino mi tercera copa de vino y Merica me mira fijamente con
la boca abierta. Una rodaja de pan asombrosamente delicioso a medio comer y los
restos de un demolido bastón de mantequilla se ubican entre nosotras.

—San. Ta. Mierda. ¿Cómo guardaste esto para ti misma? En serio. ¿Por qué no me lo
dijiste?

—Te lo dije, el Juez Grant me dijo que no podía. Pero decidí que tenía que invocar la
no escrita, no expresada excepción de mejor amiga, incluso si técnicamente estoy
violando el contrato.

—Que se joda el contrato. Esto es demasiado importante para preocuparse por eso.

—¿Pero qué demonios voy a hacer? Siento que estoy cruzando una línea aquí.

—Ryker es el que echó abajo el trato, ¿verdad? Él es el que te está empujando a


estudiar con él. ¿Y qué si está motivado por un coño y mamadas ahora? Es un chico,
siempre están motivados por un coño y mamadas. Ahora sabes que va a obtener las
calificaciones y tú tendrás la matrícula paga. No estás haciendo nada malo, Jus.

Que es exactamente lo que he estado tratando de hacerme creer. No estoy haciendo


nada malo. ¿Verdad?

—¿Realmente no crees que estoy cruzando el área gris aquí?

Merica busca la caja de vino y la desliza sobre el borde de la mesa antes de sujetar su
copa debajo del pico y presionar el botón. Cuando se llena a una pulgada del borde,
suelta el botón y la acerca a sus labios.

—No estarías luchando tanto con esto si no pensaras que lo estás. Pero creo que
necesitas darte un respiro. Te has destrozado el culo por cada cosa que alguna vez has
conseguido. ¿Te han dado una mano de mierda de muchas maneras, y perder una beca
completa al comienzo del tercer año? Eso es otro golpe épicamente de mierda. La vida
es sólo una serie de decisiones. ¿Qué otra opción aceptable tenías? Ninguna. Lo sé, y tú
lo sabes. Así que haz las paces con el hecho de que hiciste lo que tenías que hacer y
sigue adelante.

Tengo miedo de dar voz a la última preocupación rondando en mi cabeza. Relleno mi


copa y tomo un largo trago antes de encontrar el valor para ponerlo en palabras.

—¿Pero qué pasa si esto se convierte en algo... real? ¿Entonces qué?

Merica me estudia, probablemente atrapando todo lo que dicen mis nervios. —¿Crees
que va a pasar?

—No lo sé. Estamos yendo en direcciones totalmente diferentes. Quiero trabajar en


Asistencia Legal y hacer una diferencia. No creo que tenga idea de lo que quiere hacer
con su vida. En este punto, sólo sé que no odio pasar tiempo juntos. De hecho... me
gusta de algún modo, incluso aunque no quise hacerlo.

La mirada astuta de Merica me evalúa, escuchando todas las cosas que estoy diciendo
y todas las cosas que no.

—¿Crees que podrías enamorarte de él?

Es una pregunta que he estado evitando hacerme porque tengo miedo de considerar
siquiera la posibilidad.

—No lo sé. Yo sólo... Estoy preocupada por lo que pasaría si en algún loco universo
paralelo, lo hago.

—No tiene caso hacerse problema ahora. Sólo sigue la corriente. Tal vez ambos pasen
el examen de mitad de semestre, tienen su aventura y el sexo apesta, y sigues
adelante.

Una sonrisa levanta mis labios porque no puedo imaginar que el sexo podría apestar.
Pero ella tiene razón, siempre estoy planeando mi vida diecisiete pasos por delante, y
ahora mismo, sólo necesito concentrarme en el siguiente objetivo frente a mí, no en un
montón de cosas que no puedo controlar. Como ella dijo, ¿por qué hacerse problema?

Merica levanta su copa de nuevo y después de que bebe, golpea una uña en el costado.

—Ahora dime, ¿qué tan grande es su paquete? ¿Es todo lo que Becca dijo que era y
más?

Me ahogo con mi vino a medio tragar por su pregunta. Después de terminar de escupir
un pulmón, la miro fijamente.

—¿No acabo de decirte que tal vez me gusta, gusta?

Ella asiente.

—¿Y me preguntas eso?

—Por supuesto. Las amigas no dejan a sus amigas salir con tipos con pequeños penes.
Si es evitable, por supuesto.

—Sólo digamos que no tengo quejas.

Una sonrisa se extiende a través de su rostro.

—¡Lo sabía! Por todo lo que has evitado a los hombres, no volverías a entrar en el
juego por un pequeño pene. —Ella sostiene su copa en alto—. Pero esto merece un
brindis. Por Justine, que consigas todo lo que siempre has querido, incluyendo todos
los mejores orgasmos.

Levanto mi copa de vino y choca contra la suya.

—Salud.

—Así que dime, ¿quién era ese bombón en el auto? ¿Estás pensando en tenerlos a
ambos? ¿Estás preparada para la situación de dos penes y una chica?

La base de mi copa de vino golpea contra la mesa mientras me siento. —Demonios no.
Sólo habrá un solo pene acercándose a esta chica.

Su risa llena la habitación.

—Eso es lo que pensé. Bueno, si Jimmy alguna vez se pone aburrido…

Agarro otro pedazo de pan y lo arrojo a su cabeza.


Capítulo 32
Ryker
Traducido por camii.beelen.

Corregido por vckyFer.

Cuando dije que sería capaz de concentrarme y no hacer nada más que estudiar con
Justine, fui muy jodidamente optimista sobre mi fuerza de voluntad.

Han pasado semanas. Semanas de mirarla a través de esta mesa en Unwired, haciendo
mi lectura para todas mis clases, tomando notas, trabajando en las ideas generales, y
estudiando para este examen de mitad de semestre de Responsabilidad Profesional.
Me he sacado callos sobre callos por masturbarme cada noche. Mierda, nunca he
conseguido tanta acción de mi mano desde que tenía trece años y aún no había
descubierto la magia de las vaginas.

Justine, por otro lado, hace un mejor trabajo pareciendo inafectada, pero puedo ver la
frustración en su postura. He reprimido más insinuaciones sexuales y elogios de lo
que puedo contar, y creo que realmente lo extraña.

En estas semanas estudiando, las cosas han cambiado. No sólo quiero sus labios
envueltos alrededor de mi polla. No sólo quiero sus piernas envueltas alrededor de mi
cintura mientras me hundo profundamente en su interior. Porque si eso es todo lo que
quería, podría haberlo conseguido.

Ahora soy adicto a ella. Cada maldita cosa sobre ella. No sólo sus ojos, su cabello, sus
tetas y su culo, sino sus bromas, sus burlas, sus observaciones. Sólo ella.
Jodido. Así es como estoy. Total y completamente jodido. Estoy colgado de una chica
por más razones que lo físico, y sé que ahí es donde está el problema. Necesito que ella
sienta lo mismo, y no tengo ni puta idea de si ella lo hace.
Nos hemos convertido en amigos, pero incluso ahora me mantiene a distancia. Ella
monta su bicicleta hacia Unwired, sin dejarme darle un aventón, incluso cuando está
oscuro y me molesta que esté pedaleando sola en la noche. Finge no darse cuenta de
que espero que empiece y luego la sigo en mi auto porque odio que siga viviendo en
esa pocilga de complejo de Gilroy. Pero no hay nada que pueda hacer o decir para
hacerla cambiar de opinión. La chica tiene más orgullo que cualquier hombre que
jamás haya conocido.
¿Y por qué diablos eso me excita aún más? Tal vez porque he salido con muchas chicas
que estaban impresionadas con el dinero que mi familia tiene y las posiciones de mis
padres. Con Justine, sé que nada de eso tiene ningún atractivo para ella. No está
impresionada por nada más que cuanto esfuerzo estoy dispuesto a poner en la
escuela.

Justine chasquea su dedo delante de mi cara.

Oye, ¿estás prestando atención? He estado hablando durante cinco minutos, y tú estás
mirando al espacio como si estuvieras fuera de él. ¿Cuál es tu problema?

—Estaba mirando fijamente tus labios.

Sus ojos se ensanchan y, por primera vez desde que acordamos nuestro acuerdo
revisado, me estoy refiriendo al premio en la meta.

Yendo por todo, agrego:

—Están distrayendome.

La mirada de Justine cae a la mesa.

—Estamos estudiando.

—El examen de mitad de semestre es en tres días, y ambos conseguiremos A.

—Eso no significa que debemos dejar de estudiar ahora y correr algún riesgo.

Devuelvo mi atención al caso delante de mí.

—Está bien. —Leo las siguientes tres oraciones antes de hablar de nuevo—. Hay una
fiesta de disfraces el sábado por la noche. En Green’s Square. ¿Vas a ir?

Justine levanta su mirada mientras traga un caramelo de Pez dentro de su boca de su


dispensador de Capitán América. Ella muerde el caramelo antes de responder.

Sí, estoy jodido, porque incluso pienso que eso es sexy como el infierno.

—Merica quiere ir. Ella tiene un traje sexy de Tinkerbell que hizo el fin de semana
pasado. Ha estado tratando de convencerme de que vaya como la Mujer Maravilla.

El pensamiento de Justine en mallas y una capa... Me muevo en el cojín mientras mi


polla se endereza y toma nota.

—Estoy poniendo todo mi apoyo y aprobación detrás de esa idea.


Ella sonríe. —Supuse que lo harías.

—Bebé, ya eres la Mujer Maravilla sin la capa y las mallas. Con ellos, serás un maldito
sueño húmedo hecho realidad.
Las mejillas de Justine se ruborizan antes de que deje caer su mirada de nuevo a su
libro.

Sólo espera hasta después del examen de mitad de semestre...


Capítulo 33
Justine
Traducción por M.Arte.

Corregido por VckyFer.

No pensé que sería tan difícil. Realmente no lo creí. Pero estar sentada frente a Ryker
cuatro días a la semana y fingir que solo estoy estudiando ha sido un infierno.

No es solo la cara bonita que quería que fuera. Es inteligente. Es ingenioso. Es...
peligroso. Y sin la insinuación sexual que esperé que lanzara constantemente en la
conversación, se ha vuelto aún más intrigante. No es que tenga un problema con las
insinuaciones. No lo tengo. Pero esperarlas, y en lugar de eso conseguir a un Ryker
estudioso y determinado... es como si la Kriptonita de Justine hubiera sido ubicada e
identificada.

Hace dos semanas dejó de jugar limpio. Apareció con gafas. Con montura oscura y
sexy como el infierno, y totalmente inesperado. Si alguien me hubiera dicho que Ryker
podría ser más atractivo, habría dicho que estaban locos. Pero estaba equivocada.
Completamente y totalmente equivocada.

Sigo avanzando lentamente hacia esta señal en mi cabeza que dice: Peligro, No Cruce
Esta Linea.

Sé que le dije a Merica que me gustaba gustaba, pero aún así no entendía realmente
toda la magnitud de la situación. Ahora estoy enfrentando sentimientos reales que no
están del todo atados al lado físico de las cosas. Estamos a solo días de la mitad del
periodo, y Babcock ya nos ha dicho que tendrá las calificaciones antes de Halloween.

Cada vez que pienso en la mitad del periodo, pienso en el trato que hicimos. Uno que
hice por más que las razones de las que él lo hizo, pero, independientemente de eso,
estoy ansiosa por cobrar tanto mi premio como el suyo.

No hay nada haya podido hacer o decir para cambiar los hechos. Lo deseo.

Por el amor de Dios, últimamente he estado teniendo sueños sexuales. Sueños


sexuales. Acerca de Ryker. Nunca he estado así de excitada en toda mi vida. Pero ahora,
tenemos emociones, y me temo que las cosas van a volverse realmente muy
complicadas.
Pero mientras sus calificaciones y las mías se mantengan altas... ¿qué daño tiene?
Capítulo 34
Justine
Traducción por M.Arte.

Corregido por VckyFer.

RYKER: ¿Estás lista para esta noche? Porque yo sé que lo estoy. Este chico consiguió su A.
Ahora tengo a la chica.

Miro mi teléfono, y sé de qué está hablando. Mi corazón martillea y mi estómago se


retuerce.

Babcock ha tardado en publicar las calificaciones y he estado actualizando el sitio


durante todo el día como una loca. Nada. Nada. Nada.

Me obligué a apartarme de la computadora y hacer mi lectura para otra clase.

En cuanto leo el mensaje de Ryker, corro hacia mi computadora y abro el portal de las
calificaciones. El navegador parece tardar una eternidad en cargar.

Vamos. Vamos.

¿Qué pasa si consiguió una A y yo no?

Estoy nerviosa cada vez que reviso mis calificaciones, pero nunca tanto como ahora.

Ingreso dos veces mi usuario y contraseña antes de tener que limpiar mis manos en
mis pantalones y escriba cada letra lentamente. La página carga y hago clic en
Responsabilidad Profesional.

Otros diez segundos agonizantes pasan antes de que mi calificación aparezca en la


pantalla.

Tengo una A.

Un nudo se levanta en mi garganta

Santa. Mierda. Esto realmente está sucediendo. Esta noche.

¿Por eso esto parece mucho más serio ahora porque sé exactamente lo que viene? La
anticipación se convierte en piel de gallina cubriendo mis brazos desnudos mientras
echo un vistazo al traje de Mujer Maravilla colgando en mi pequeño armario. Merica
es un as en la costura, y pasó todo el fin de semana pasado haciéndolo.

¿Cómo respondo a su mensaje? ¿Qué le digo?

Hemos construido lo que se ha convertido en una de las amistades más importantes


que he tenido, y ahora vamos a complicarlo hasta el infierno y de regreso. Tengo
miedo de perder esto —perderlo a él— pero tengo aún más miedo de no dar el
siguiente paso.

Inhalo y exhalo profundo. Puedo hacerlo. Puedo tenerlo todo.

Al menos, eso es lo que voy a decirme.

Regresando a mi teléfono, formulo una respuesta.

JUSTINE: ¿Qué pasa si no obtuve una A?

La respuesta de Ryker es instantánea.

RYKER: Deja de mentirme, porque sabemos que eso no es posible.

JUSTINE: Bueno...

Salto cuando mi teléfono suena en lugar de vibrar con un mensaje.

La voz de Ryker llega desde el teléfono.

—Dime ahora mismo, ¿estás dudando?

—Estoy teniendo todo tipo de dudas. No sé si las primeras, segundas, terceras o


cuartas.

El silencio se establece en el teléfono por un momento.

—Hicimos un trato.

Cierro los ojos con fuerza.

—Lo sé.

—Estoy esperando que lo cumplas.

Mis ojos se abren de golpe ante su tono inflexible.

—¿Qué pasa si he cambiado de idea?

—No lo hiciste. —No hay ninguna duda en su respuesta y sus palabras están
subrayadas por convicción—. Quieres esto tanto como yo. Tienes miedo de admitirlo.

Ahí es donde se equivoca. Ya no tengo miedo de admitirlo. Solo temo las


consecuencias. De cualquier manera, estoy manteniendo mi parte del trato.
—¿Nos vemos en Green´s? —digo, sin darle la respuesta que está buscando.

—Maldita sea, lo harás. Te vas a casa conmigo.

—Adiós, Ryker.

La línea se corta sin que él responda.

La ansiedad se arrastra por mi espalda. ¿Cómo transcurrirá esta noche? Merica estará
aquí en cualquier momento para recogerme y podamos prepararnos en su
apartamento. Obras completas de peinado y maquillaje.

Levanto el traje de la percha con cuidado, sabiendo que Ryker me lo va a quitar esta
noche. Un derroche de emociones me recorren.

Puedo hacerlo. Puedo tenerlo todo. Ese es mi mantra.

Solo espero que sea la verdad.


Capítulo 35
Justine
Traducido por flochi y Addictedred.

Corregido por VckyFer.

—¡El auto estará aquí en tres minutos! —grita Merica cuando me paro enfrente del
espejo en su baño.

—Saldré en un segundo —gritó a través de la puerta.

—Te ves ardiente, así que no cambies nada.

Si fuera el tipo de chica que toma selfies frente al espejo y las postea en alguna
plataforma social, ahora sería el momento perfecto. Como dijo Merica, hago una Mujer
maravilla sexy, incluso desde una perspectiva objetiva.

Me pregunto lo que pensará Ryker. Tacha eso, ya sé lo que va a pensar. Mis senos se
ven increíbles, y las mallas abrazan cada curva. Pocas veces me siento abrumada de
confianza, pero una combinación entre las habilidades de Merica y la llamada de antes
de Ryker me hacen salir del baño sintiéndome como si pudiera conquistar el mundo.

Green’s Square, el pub de referencia irlandés en nuestra ciudad universitaria, está


adornado para Halloween y repleto de chicas vestidas en la versión sexy de cada
disfraz tradicional imaginable. Por suerte, parece que Merica y yo somos el único dúo
de Tinkerbell y Mujer Maravilla, al menos hasta el momento.
Espío a Kristy Horner en la multitud, vestida como una ángel ramera con las alas más
increíbles que he visto, y me echa un vistazo antes de apartar la mirada.
Piensa lo que quieras, Kristy. Nos vemos bien.

Mis ojos repasan el cuarto en busca de Ryker, pero no veo su cuerpo alto. Merica me
arrastra hacia el bar, metiéndose entre dos chicos que dan un paso hacia el costado en
el instante en que la ven como la traviesa Tinkerbell. Me apretujo junto a ella, lista
para tener una distracción en forma de una bebida en mi mano. Por suerte, Merica no
tiene miedo de mostrar un poco de escote para llamar la atención del bartender, y
somos servidas en nada de tiempo.

Alzamos nuestras bebidas especiales de Halloween antes de recorrer el entorno para


conseguir una mesa vacía.

¿Dónde está Ryker? ¿No debería estar ya aquí?

No estoy segura de qué temo más; de que perderé mi coraje, o que voy a arrastrarlo
fuera de aquí tan pronto como entre.

Tres vasos de brebaje de Halloween más tarde y no hay señales de él. ¿Dónde
demonios está Ryker? ¿Cambió de idea?

Merica se pone de pie.

—Voy a salir a fumar, pero vas a jurar por tu vida que no se lo dirás a Jimmy.

—¿Siquiera tienes un cigarrillo? —pregunto.

—Pediré uno. Hay muchas personas aquí. —Se desliza de nuestra cabina, dejándome
con el vaso frente a mí y una creciente sensación de incomodidad.

¿Cambió de idea?

No. Eso es ridículo. No lo haría.

Una sombra se cierne sobre la mesa momentos después que Merica está fuera de
vista, y alzo los ojos, esperando ver un rostro familiar. Y lo veo, pero no es el rostro
familiar que quería ver. Es el estudiante de medicina con el que hable en Unwired que
está en la barra de Ziggy’s.

—Hola, tú. Qué bueno verte alejada de los libros por una noche. —Todo su rostro se
ilumina con una sonrisa, y se desliza en la cabina frente a mí.

—¿Indiana Jones? —pregunto, notando el sombrero, camisa de lino blanca


desabotonada en la garganta, pantalones Marrone y el látigo enrollado a su costado.

—Doctor Jones para ti.

Su rápida respuesta me roba una risotada.

—¿Cuál es tu nombre? Sé que tu apellido es Caruthers.

—Jonah. —Alarga su mano sobre la mesa para estrechar la mía—. Es agradable


finalmente ser oficialmente presentado a…
—Justine Porter. —Deslizo mi mano en la suyo y la sacudo. Intento retirarme, pero no
libera su agarre.

—Seguí esperando que te vería de nuevo en Ziggy’s.

—Los bares no son lo mío.

—Entonces, ¿solo sales en ocasiones especiales?

—Prácticamente.

—Tengo que decir que eres una muy fabulosa Mujer Maravilla. Me hace querer
haberme disfrazado de superhéroe así podríamos combatir el mal juntos.

—Lo siento, hombre. Ya tengo eso cubierto. —Ryker se sienta en la cabina a mi lado y
arroja su brazo alrededor de mis hombros.

Mi cabeza se gira hacia él, y efectivamente, tiene puesto unos vaqueros y una camiseta
del Capitán América que se amolda impresionantemente sobre su pecho. Podría no ser
un disfraz completo como mi atavío de la Mujer Maravilla, pero maldita sea… podría
competir con Chris Evans.

—Lo pensé, pero no puedes culparme por intentarlo —dice Jonah, levantándose del
asiento.

—Llego tarde. Lo siento, nena. —Ryker presiona un beso en mi sien. Mira al hombre
saliendo de la cabina—. Gracias por pasar, Caruthers.

—Sí. Cuando sea. Ten una buena noche.

Jonah desaparece en la multitud y Ryker se gira para verme, una brillante sonrisa en
su sitio.

—De verdad no puedo culpar al tipo por intentarlo cada vez que te ve. Te ves increíble
esta noche. Y toda mía.

Sus palabras y el fuego ardiendo en sus ojos envían un relámpago de calor a través de
mí, asentándose entre mis piernas.

Lo deseo.

Recobrando la compostura, formulo una respuesta.

—Gracias. También te ves increíblemente bien. ¿Capitán América? ¿Cómo lo


escogiste?

—Es uno de tus dispensadores favoritos Pez. Pensé que si ibas a tomar la ruta de la
Mujer Maravilla, podía sacar la tarjeta de superhéroe.
El hecho de que notase algo como eso me sorprende, pero ¿debería? Pocos detalles
parecían pasarle por alto. Ryker no es el tipo que pensé al principio que era. Es mucho
más.

Saca el teléfono de su bolsillo y lo desliza frente a mí. Miro a la pantalla y parpadeo.


Está conectado en el portal estudiantil donde son posteadas nuestras notas.
Responsabilidad Profesional – Trimestral – A – 4.0

Levanto la mirada para encontrarme con su intensa mirada azul.

—Te creí cuando me mandaste el mensaje. No necesitaba pruebas.

—Quería que lo vieras de todas maneras. Porque, ¿sabes qué? Estoy jodidamente
orgulloso. Somos un equipo increíble, Justine, y no lo estoy diciendo simplemente
porque nunca he deseado a nadie de la manera que te deseo.

El calor que desata crece exponencialmente. Estoy en serios problemas.

—Hacemos un muy buen equipo. —Intento mantener mis palabras indiferentes, y


tengo éxito levemente.

—¿Pensé que dijiste que estabas reconsiderándolo? —Repasa cada centímetro de mi


cara, y sé que esta respuesta le importa.

—Dije que he estado teniendo un montón de pensamientos. Esto es nuevo para mí,
¿de acuerdo? Cuando hicimos este trato, esto estaba en un futuro distante. Algo de qué
preocuparse más tarde. Ahora es tarde, y no puedo dejar de preguntarme, ¿realmente
podemos equilibrarlo todo? ¿Estudiar, escuela y… sea lo que sea?

La expresión de Ryker es seria.

—Esta no es una conversación que quiero tener en medio de un bar.

Él tiene razón, pero el sentimiento inquietante dentro de mí, no desaparecerá hasta


que tengamos esta conversación.

Ryker se pone pie.

—Vamos a salir de aquí.

—Acabas de llegar. —Parpadeo hacia él, sorprendida de que ya quiera irse.

Él enlaza sus dedos con los míos, me saca de la cabina y lo enfrento.

—Y tengo lo que vine a buscar, tú.

Su decidida concentración en mí convierten el calor en fuego líquido. ¿Cuándo fue la


última vez que alguien me hizo sentir de esa manera? Nunca.

—Bueno.
Lo dejo llevarme fuera del bar y adelantamos a Merica, que ahora tiene a Jim en el
remolque, mientras nosotros llegamos a la puerta principal.

—Hola, sexy —Ella nos estudia a ambos, su mirada fija en nuestras manos juntas,
antes de saltar a mi cara—. ¿Te marchas?

—Sí.

—Diviértete y no hagas nada que yo no haría. —Merica se inclina, y me aprieta en un


abrazo antes de susurrar en mi oído—. Te mereces esto. Sin arrepentimientos.

La abrazo y ella se acurruca en el costado de Jimmy.

—Tendremos que hacer una cita doble en otra oportunidad.

Los hombres se saludan con la cabeza, y Ryker y yo nos dirigimos hacia el exterior.

Nubes de humo de los risueños estudiantes que se reúnen afuera en el aire de la


noche, mientras tomamos la acera alrededor del bar. Diviso a su Camaro estacionado
detrás del bar en un lugar para discapacitados.

—¿Te sientes valiente esta noche? —pregunto, mirando de él hacia el auto.

—No iba a perder más tiempo buscando un lugar para estacionar.

—¿Qué te retrasó?

—Solo algunas cosas familiares. —Él me conduce hacia el lado del pasajero y abre la
puerta.

Me detengo antes de dejarme caer dentro.

—¿Todo bien?

La inclinación de cabeza de Ryker es corta.

—Nada de qué preocuparse. —Él cierra la puerta tan pronto como me acomodo y
rodea el capó antes de subirse. Pero no enciende el auto como esperaba que lo hiciera.

En lugar de eso, se gira hacia mí.

—Dime ahora si estás cambiando de opinión. Tengo que saberlo.

Sacudo mi cabeza.

—No estoy cambiando de opinión. Hicimos un trato.

Su expresión es seria.

—Y ambos sabemos que ya no se trata de hacer un trato. Esto es sobre mí


queriéndote. Todo de ti. Quiero saber cómo te sientes debajo de mí. Quiero saber cuán
fuerte te vas a venir cuando me entierre dentro de ti. Lo quiero todo, Justine. Incluída
la oportunidad de mostrarte la jodidamente increíble vida que puedes tener cuando
dejes entrar algunas distracciones.

Él tiene toda la razón. Esto se ha convertido en mucho más que un trato. Él está
hablando de un futuro. Un futuro que se está convirtiendo en una seductora tentación
para mí.

Puedes tenerlo todo.

¿Pero puedo?

Justice Grant pagó los primeros meses de mi colegiatura y el tercer pago se debe hacer
la próxima semana. ¿Qué diría si supiera que estoy planeando dormir con su hijo y
seguir tomando el dinero?

¿En qué me transforma eso?

—¿Qué dices? ¿Puedes correr el riesgo por mí? ¿Por nosotros?

Las preguntas de Ryker son sinceras y hay una sola respuesta que puedo darle, incluso
con el sentimiento de culpa aumentando en mi cerebro.

—Sí. Digo que sí.

El triunfo marca sus rasgos.

—Bien. Te llevaré a casa.

Con cada milla que pasa mientras nos dirigimos hacia su casa, mi mente corre para
encontrar una solución a mi creciente dilema moral. No puedo aceptar el dinero de la
colegiatura y tener a Ryker también, al menos, no sin devolver algo.

No quería tener deudas cuando saliera de la escuela, pero si esa hubiera sido mi única
opción y hubiera sido capaz de obtener un préstamo sin el castigo de las tasas de
interés, lo habría tomado.

Todo lo que tengo que hacer es preparar un nuevo trato con Justice Grant, todo tiene
que ser un préstamo. Él consigue lo que quiere, las calificaciones de Ryker se
mantienen. Así que, ¿cómo podría decir que no a la propuesta? No creo que él vaya a
tomar esto en mi contra. No es de ese tipo de hombre y casi me dijo que no tenía
ningún problema con la idea de que Ryker y yo fuéramos más que compañeros de
estudio. En ese momento, sin embargo, no esperaba que esto sucediera.

Entonces, ¿Puedo tenerlo todo realmente?

Sí, decido. Puedo.

Solo tiene que ser un préstamo. Eso es algo con lo que puedo vivir.

Mientras Ryker guía el auto al centro de la ciudad, saco mi teléfono y mis dedos
vuelan, redactando un e-mail para Justice Grant.
Es corto y vago.

Justice Grant,

He reconsiderado nuestro acuerdo y me gustaría discutir el cambio de los términos. Creo


que los encontrará aceptables de todos modos.

Le saluda atentamente,

Justine Porter.

Envié el e-mail y empujé mi telefono de regreso en mi bolso, aliviada cuando el


persistente sentimiento de culpabilidad se evaporó. Todo va a estar bien.

Ryker agita una tarjeta de acceso en la puerta que bloquea la entrada al


estacionamiento de un lujoso complejo de departamentos y lo abre. Entrando, se
desliza en un lugar y desplaza el Camaro dentro del estacionamiento.

Girándose hacia mí, su mirada azul me clava en el asiento. —Sin arrepentimientos. Esa
es la promesa que quiero de ti. Sin arrepentimientos, pase lo que pase.

¿Puedo hacer esa promesa?

Asiento, el simple movimiento estimula mis palabras. —Sin arrepentimientos. Lo


prometo.
Capítulo 36
Ryker
Traducido por stefaniaVera.

Corregido por VckyFer.

He estado esperando esto. Justine Porter, parada en mi sala, una mano en el hombro
de su camisa de la Mujer Maravilla, su labio inferior atrapado entre sus dientes.

Voy a tenerla de todas las maneras que he imaginado. Es mía ahora, se dé cuenta o no.

—Desvístete. Lentamente.

Sus ojos se abren ante mi orden antes de enfocarse en mí. Libera su labio y ladea la
cadera.

—¿Cuánto tiempo has estado guardando eso?

—Demasiado tiempo. Pero desde que te vi en el Vu, ha estado en lo más alto de mi


lista.

Camina hacia mí, presionando un dedo contra mi pecho.

—¿Querías verme en ese escenario? ¿En un tubo? —Su tono es seductor, y mi polla ya
rígida se vuelve dura.

Sacudo mi cabeza en respuesta.

—Te arrastraría fuera del escenario antes de dejar que otro chico te viera desnudarte.

Sus ojos oscuros brillan con calor.

—¿Pero querías un show privado?

—Abso-jodida-lutamente.

Justine retrocede, y no sé si dejará que su seductora interior salga a jugar, pero veo
con aprobación mientras alcanza el hombro de su camisa de nuevo y menea uno y
luego el otro hacia abajo por sus brazos. Se inclina hacia adelante, exponiendo ese
espectacular escote y esas deliciosas tetas, pero quiero más porque ese es el tipo de
bastardo codicioso que soy.

—Más. Quiero verlo todo.

Espero a que se oponga, pero no lo hace. Justine tira del spandex más abajo de sus
brazos, y sus tetas se derraman del sujetador negro de corte bajo. Las tiras cuelgan de
sus hombros mientras ella cubre sus tetas.

—Fóllame. —Ella habría hecho una fortuna como stripper, pero definitivamente yo
habría matado a alguien.

—Pensé que estábamos aquí para eso.

—Quítate el sujetador. —Necesito poner mi boca en sus pezones. Me he masturbado


tantas veces preguntándome de qué color son.

Ella llega alcanza detrás de su espalda para desabrochar el sujetador, pero lo mantiene
contra sí por un momento antes de dejarlo caer.

—Dios santo —respiro. Alzados y firmes, rematados con pezones rosado pálido.
Incluso mejor de lo que imaginaba.

Sabiendo que no seré capaz de aguantar lo suficiente para darle lo que se merece si
este striptease continua, avanzo y arranco el sujetador de su agarre. Mis manos se
envuelven alrededor de sus brazos, la apoyo contra el ventanal.

Las palmas de Justine se presionan contra mi pecho, agarrando mi camisa.

—Pensé que te gustaba el coqueteo.

—Jodidamente lo amo. Demasiado.

Tomo sus labios, cubriendo su boca con la mía y presionando la parte baja de mi
cuerpo en su contra. Quiero que sienta lo que me hace. Justine no es una participante
pasiva en el beso, roba el rol de agresor, alejándose para morder mi labio inferior
antes de chupar de nuevo mi lengua en su boca. Sus manos se envuelven alrededor de
mi cuello, y toma el control de nuevo. Es una batalla constante por la supremacía, y
nunca he estado tan listo después de un beso.

Solo Justine.

Eso no debería sorprenderme para nada.

Sabía que era diferente. Ya sea conscientemente o en un nivel más profundo, no


hubiese pasado dos años en persecución si ella no hubiese sido jodidamente
asombrosa. Y ahora es mía.
Puede que todavía no la haya tenido, pero no me importa. Sé que lo que viene va a ser
la mejor noche de mi vida, y voy a hacer cada maldita cosa que esté en mi poder para
asegurarme de que sea inolvidable para ella.

Quiero que sea adicta a mí.

Es lo justo, porque nunca tendré suficiente de ella.


Capítulo 37
Justine
Traducido por stefaniaVera

Corregido por LarochzCR

La mano de Ryker recorre mi cuerpo, encendiendo mi piel. Estoy mareada con el


efecto embriagador de todo, su beso y su toque. Nunca había tenido este tipo de
reacción antes, e incluso cuando no tengo toneladas de muescas en el poste de mi
cama, sé que esto es totalmente diferente.

Quiero mi ropa fuera. Lo quiero dentro de mí. Lo quiero ahora.

El juego previo después. ¿Qué significa eso? ¿Post-juego? ¿Round dos? Lo que sea.

Rueda mi pezón entre dos dedos y aprieto mis muslos, fallando en aliviar el dolor.

Dejando caer una mano de su cuello en donde lo he estado sosteniendo por mi vida,
deslizo una mano entre nuestros cuerpos y paso la mano por su polla.

¿La mejor manera de conseguir lo que quiero sin tener que rogar por ello? Hacer lo
que él quiere.

—Joder, bebé. —Recobra el aliento mientras deja caer su frente contra la mía—.
¿Quiéres esto?

No puedo mentir. —Sí. Apúrate.

Ryker baja su mirada a la mía, pero antes de que pueda leer su expresión, retrocede y
enrolla sus dedos por mi mano que estaba tan solo envuelta alrededor de su erección.

—He cambiado de opinión. Te quiero en mi cama. Debajo de mí. Quiero oír mi nombre
resonando por el pasillo mientras gritas cuando te haga venir.

Mis músculos internos se aprietan, y en ese momento, lo dejaría llevarme a donde sea
siempre y cuando cumpla con sus promesas.

Mientras lo sigo a través del oscuro pasillo, su agarre en mi mano silencia cualquier
duda persistente. No estoy dudando nada ahora. En su lugar, tomaré todo lo que
pueda conseguir.
Cuando alcanzamos la puerta, Ryker se detiene, se voltea, y envuelve ambas manos
alrededor de mi cintura antes de levantarme y llevarme hacia la gigante cama. Una vez
que estamos cerca, se voltea y cae hacia atrás conmigo encima de él.

No pierdo tiempo mientras mis manos van al dobladillo de su camisa y tiran. Levanta
sus brazos y en cuestión de segundos su pecho está desnudo, estoy tomando ventaja
de eso. Esta vez mis manos están cubriendo cada centímetro de su piel, conociéndolo,
saboreandolo. Dura tan solo un minuto o algo así antes de que me agarre de las
caderas y nos haga rodar.

El resto de mi traje, y mis pantis, se han ido en segundos. Todo lo que estoy usando es
confianza y una sonrisa.

Ryker me empuja para ponerse de pie, sus dedos abren el botón y la cremallera de sus
vaqueros. Los empuja hacia abajo y su polla se libera. Comando. ¿Por qué eso es tan
caliente?

Al igual que lo hizo la noche en su cama en la casa de sus padres, mi boca se humedece
a la vista de su perfecta erección. La quiero entre mis labios. Lo quiero tan al borde
que no se pueda controlar así mismo cuando finalmente se deslice dentro de mí.

Sus ojos azules arden con calor, y me pregunto si se está imaginando lo mismo. Me
levanto mientras él se adelanta, alcanzandolo, pero la mano de Ryker agarra mi
muñeca antes de que pueda hacer contacto.

—No. Voy a entrar en ese pequeño coño apretado primero, y si dejo tener tus manos
en mi polla, estoy perdido. —Se dirige hacia la mesita de noche y busca en el cajón.
Abre un paquete de aluminio, haciendo rodar un condón por su longitud antes de
regresar para extender mis rodillas y dar un paso entre ellas.

En lugar de penetrarme, se detiene. —Habla ahora o calla para siempre, Justine. No


podemos volver después de esto, así que mejor que estés jodidamente segura de que
es lo que quieres.

Estoy más allá del punto de retorno, y he terminado de cuestionar mi decisión. Bueno,
malo, o indiferente, voy a hacer esto.

—No me hagas suplicar.

Una sonrisa oscuramente satisfecha tira de sus labios. —Oh, vas a suplicar.

Antes de que pueda decir otra palabra, presiona la cabeza contra mi entrada y se
entierra dentro de mí.

Santo. Infierno.

Llena. Tan llena.

Todo después de esa sensación inicial es lavado en un borrón inminente de orgasmo y


necesidad. Golpe tras golpe, se impulsa dentro de mí. Con sus manos debajo de mi
trasero, me levanta, cambiando el ángulo e incrementando el placer. Estoy gritando
su nombre mientras me vengo la primera vez, y rogando incoherentemente hasta que
rudamente me empuja sobre el borde en un aplastante segundo clímax. El gruñido de
Ryker mientras se viene está grabado en mi cerebro.

Él tiene razón. Nunca voy a olvidar esto.


Capítulo 38
Ryker
Traducido por Mae

Corregido por LarochzCR

Me despierto con nada más que sábanas frescas y una almohada vacía a mi lado, y mi
primer pensamiento es que Justine se fue. Corrió. Se ha ido.

Me levanto de la cama y entro en la cocina, molesto porque se fuera después de


anoche. Molesto porque se fuera sin siquiera mandarme al diablo. Es una mujer y por
lo tanto su humor es volátil. Pero también es Justine, así que está más allá de lo
impredecible.

La ira recorre mis venas y me dirijo hacia el mostrador para agarrar mis llaves, con la
intención de seguirla porque muero por una pelea. No tienes una noche como la que
tuvimos y luego desaparece sin una palabra.

¿Es así como todas esas chicas se sintieron cuando las eché? ¿Está la poética Justice en el
trabajo?

Pero toda mi introspección se evapora cuando la veo extendiéndose en el gabinete al


lado de la estufa, usando nada más que mi camiseta de anoche del Capitán América. Se
sube, exponiendo la curva de su culo cuando se acerca a la plataforma superior para
agarrar algo.

Estoy estupefacto. Silenciosamente, la observo en mi cocina.

Tararea para sí misma mientras baja el spray antiadherente y lo usa en la sartén.


Todavía no puedo encontrar ninguna palabra mientras pone la cacerola en el
quemador, prueba el calor, y coloca la masa blanca en tres puntos.

¿Panqueques?

Justine Porter está en mi cocina, desnuda excepto por mi camisa, haciendo


panqueques.

Debo haber hecho algo muy, muy bueno en otra vida para ser recompensado de esta
manera.
Se da la vuelta y abre un cajón, supongo que busca una espátula, pero me ve y grita.

—¡Jesucristo, me asustaste! —Da una palmada sobre su pecho cerca de su palpitante


corazón. Pero seamos honestos, todo lo que veo son tetas sin sostén rebotando en mi
camisa.

Caminando hacia ella, arrincono a Justine en la esquina de mi cocina, atrapándola en el


círculo de mis brazos, apretando mis manos contra la encimera a cada lado de sus
caderas.

—Pensé que te habías ido. —Las palabras salen más fuertes de lo que pretendía por la
ira residual. No había planeado decirlas en absoluto. No planeé que ella supiera que
me estaba volviendo loco, pero salieron de todos modos—. Pensé que iba a tener que
conducir hasta el campus y golpear tu puerta para averiguar por qué me dejaste.

Sus dos cejas oscuras se arquean. —¿De verdad? Tengo la sensación de que sería un
caso del burro hablando de orejas, si sabes a qué me refiero.

—Te quería en mi cama cuando me desperté.

—Y yo quería panqueques. —Se retuerce para mirar la estufa y la masa en la sartén—.


Que necesitan ser volteados.

No me importa una mierda los malditos panqueques. No cuando la tengo en mis


brazos, todo su pelo desordenado, sin maquillaje, y con aspecto sexy como el infierno.
Pero Justine está más decidida y despierta que yo. Se agacha por debajo de mi brazo y
abre un cajón para sacar la espátula.

—Pueden arder por...

Justine se gira, y con reflejos rápidos, me golpea en el culo con él.

—¿Qué...? —Empiezo, frotando el ardor en mi culo.

—No se van a quemar. Puede que no sea buena en la cocina, pero hago tortitas de
patadas.

Me da la espalda para voltearlos, pero no después de dispararme una sonrisa mientras


me froto el culo de nuevo.

Un par de minutos más tarde, Justine saca tres panqueques perfectos en un plato y lo
pone en la barra. —Puedes tener la primera ronda. Son un poco más oscuros de lo que
quería por un lado, pero eso es culpa tuya.

Podría ser un chico, pero no soy completamente estúpido. Hay una mujer sexy-como-
el infierno en mi cocina, en su mayoría desnuda, y me está alimentando. Voy a comer
las malditas tortitas.

—Se ven mejor que cualquier cosa que pueda hacer.


—Entonces come. —Su sonrisa es brillante, alegre y orgullosa.

Me dirijo al armario para encontrar el jarabe cuando Justine saca la mantequilla de la


nevera. Mientras me siento y cubro los panqueques, comienza otra ronda. Estoy más
interesado en verla que en comer, pero no voy a dejar que se enfríen y que su trabajo
duro se desperdicie.

Pero eso no significa que mi cerebro no recorra ese camino de lo jodidamente bueno
que se siente tenerla aquí.

Una noche. Tuvimos una noche juntos, y de repente la estoy poniendo en mi cocina
cada mañana en mi cabeza.

¿Qué hay de esta mujer que me enreda tanto? Es diferente. Es un reto. Debo estar
contento ahora que la he tenido en mi cama, pero no lo estoy. Analizo todos los
detalles sobre ella, pero todavía quiero saber más.

Termina otro lote y se une a mí unos minutos más tarde en la barra. Comemos en
silencio hasta que se congela con su tenedor en el aire, lleno de panqueques hacia su
boca.

—¿Qué pasa? —Sigo su mirada hacia el plato en mi mostrador. Se supone que es un


tazón de frutas, de acuerdo con mi madre, pero lo lleno de correo, llaves, cambio, y
otra mierda al azar.

La mirada de Justine está en el dispensador de Pez que compré la noche antes de que
debiera estar en su apartamento para ayudarla a mudarse. Me fui a casa desde el bar y
tuve que parar para conseguir gasolina. Cuando entré en la gasolinera para conseguir
una soda y algunas patatas fritas, vi un Pez y no pude resistir. Fue mi intento de ser
encantador, y todos sabemos cómo funcionó.

—¿Qué es eso? —pregunta Justine, bajando el tenedor hasta el plato, las tortitas sin
comer todavía se encuentran en el tenedor.

—Exactamente lo que parece.

Saca el cartón y el paquete de plástico debajo de un montón de correo y mira.

Yoda.

¿Por qué a quién demonios no le gusta Yoda?

—¿Me compraste a Pez? —Sus ojos encuentran los míos, y la incredulidad colorea su
tono.

—Sí, lo vi y pensé en ti, así que lo compré.

Está sosteniendo el paquete como si contuviera oro sólido y no plástico en la forma de


uno de los personajes más reconocibles de Star Wars.
—¿Cuándo? —La pregunta es tranquila, y tan pronto como cae entre nosotros, no
quiero responder.

Pero no voy a mentir.

—La noche anterior a cuando debía estar en tu casa para ayudar a mudarte. No te
planté, Justine. Algo surgió y no pude hacer nada. No tenía tu número, así que no pude
llamarte o enviarte un mensaje. Todavía me siento como una mierda, y lo siento.

Mi disculpa es la más sincera que he entregado, y aún así no puedo decirle la verdad.

Deja caer sus ojos de los míos a Yoda y de nuevo a mí. —No tenías la intención de
plantarme.

No sale como una pregunta, pero sé que lo es.

—No. Nunca.

—Entonces, ¿qué diablos pasó? —Su expresión suplica una explicación, pero no puedo
darle una.

—No puedo decírtelo. Sólo... Si hubiera algo que hubiera podido hacer para cambiar
esa mañana, lo habría hecho.
Capítulo 39
Justine
Traducido por Paaau

Corregido por LarochzCR

Quiero sonsacarle una verdadera explicación, pero no puedo. La prueba de que Ryker
no quería apoyarme, está en mis manos.

¿Qué haría Yoda? Miro fijamente el dispensador de caramelos y ya sé que será la parte
favorita de mi colección. Por siempre. Porque es la prueba de que él se preocupó por
mi mucho antes que yo. Quizás no debiera importarme tanto, pero lo hace.

El pesado silencio cubre la habitación, y Ryker está esperando una respuesta.


Realmente no sé qué decir, pero tengo que dejarlo ir. Avanzar. No puedo seguir
aferrándome a esos sentimientos porque tengo otros mucho mejores, y también más
aterradores, flotando dentro de mí cuando a él se refiere.

—Gracias. —Una sonrisa aparece en mi rostro—. Me encanta.

Su expresión se relaja y se inclina hacia mí. —Me alegro.

Sus labios rozan mi mejilla y mi cuerpo entra en calor.

Me giro para buscar los labios de Ryker, sin importar que mis labios estén pegajosos.
Me devora como si no pudiera tener suficiente de mi sabor.

Lo deseo. Alejándome, fijo mi atención en el bulto de sus pantalones. La noche


anterior ambos nos dejamos llevar, y no terminé mi parte del trato. Mis labios en su
polla.

Eso va a cambiar ahora mismo.

Me inclino hacia delante para tomar su longitud, y se dobla en mi mano.

—Mierda, nena, quiero esa boca.


Mi sonrisa es perversa mientras su voz se vuelve más grave. —Entonces
probablemente deberías sentarte en el sofá y bajarte esos pantalones para que puedas
tenerla.

Los panqueques son olvidados mientras ambos nos levantamos. Ryker toma mi mano
y me lleva con él hasta el sofá.

No espero. Estoy tomando todo. Este es mi turno, y le voy a dar algo que nunca
olvidará. Metiendo mis pulgares en la cintura del pantalón, los tiro al piso y le doy un
empujón.

—Siéntate.

Ryker sigue mi indicación y se deja caer en el sofá, sus ojos nunca dejan los míos.

Si así es como él quiere jugar a esto, puedo hacerlo. Lentamente, me arrodillo con mis
manos en sus muslos. No pierdo tiempo, tomando su base y bajando mi boca hasta su
cabeza, mi lengua rodeándolo. Y aun así, mis ojos nunca abandonan los suyos.

La mirada de Ryker está llena de calor, y ambas manos se mueven; una para
enterrarse en mi cabello y la otra en mi mejilla.

—Me vas a matar. Apenas has empezado, pero sé que vas a matarme.

Sus palabras me encienden, como retándome para hacerlo realidad. Cierro mi boca
sobre su cabeza, succionando y chupando antes de meterlo más profundo y tomar
más. Meto una mano entre medio para sostener sus bolas mientras mantengo mi boca
sobre su polla, succionando, lamiendo, y deleitándome en el poder que me llena al ver
como el placer llena su rostro.

Yo hago que se vea así. Yo.

Quiero ver su rostro cuando se rompa. Apartando la mirada, me lanzo de lleno a la


mamada, entusiasmada por sus palabras y gemidos.

—Tan malditamente perfecto. Lo vas a chupar por completo y tomarás todo lo que te
dé.

Aprieto mis muslos para aliviar el calor creciendo entre ellos. Nunca me había
excitado tanto sólo por dar una mamada. Sus dedos tiran de mi cabello, y lo hago cada
vez más rápido hasta que gime.

—Mierda, voy a acabar.

Esas palabras desatan un mar de satisfacción en mí. Demonios, sí, él va a acabar, y


nunca va a olvidar este momento.

Continúo tomándolo más y más profundo, dejando que su polla golpee el fondo de mi
garganta. Sigue mis movimientos, manteniendo mi cabeza fija mientras me folla la
boca con cortas embestidas.
El grito de Ryker llena la habitación mientras su orgasmo llena mi garganta.

Cae hacia delante, su cabeza sobre mí. Saco mi boca de él, y me da un beso en la
frente.

Cuando me levanto, hace que me siente en el sofá junto a él.

—Cinco minutos, y luego es tu turno.

Y es un hombre de palabra. ¿Panqueques y orgasmos de desayuno? No importa si lo


hago.
Capítulo 40
Justine
Traducido por flochi & Magnie

Corregido por LarochzCR

Nunca esperé ser una de esas chicas. Las que pueden hacer malabares con la escuela,
el trabajo y una relación. Pero de alguna manera, aquí estoy.

Me quedo mirando el edificio de la suprema corte y luego bajo la mirada a mi reloj. El


autobús me dejó hace cinco minutos, pero he estado ocupada reuniendo coraje.

Tengo que decirle a Justice Grant que voy a devolverle el dinero. Respondió a mi
correo electrónico con esta hora para encontrarnos y discutir, así que ahora tengo que
explicarle por qué no puedo dejar que siga pagando mi matrícula sin que sea un
préstamo. No me metí en esta situación buscando una limosna, pero su oferta fue
demasiado buena para rechazarla.

Eso fue antes de que todo cambiase. Puedo tener todo lo que quiero, al chico y mi
diploma, pero voy a tener que trabajar por ambas cosas.

Qué bueno que estoy acostumbrada a trabajar duro.

Cuadrando los hombros, me doy un último discurso motivacional antes de dirigirme


dentro con mi reciente contrato redactado en mi bolso.

Él entenderá, y me respetará por ser tan honesta y franca.

Necesito el respeto de Justice Grant. Es difícil de explicar, pero es verdad. Es el hombre


más honorable que he conocido, siempre dirigiendo con el ejemplo.

Camino hacia seguridad y me dirijo a través de los pasillos y subo las escaleras hacia
su despacho. La puerta está abierta, así que entro sin llamar.

—¿Justice Grant?

La puerta interior se abre y sale.


—Justine. Gracias por ser tan rápida. Tengo que decir que estoy confundido por el
mensaje. ¿Te importa explicarme qué está pasando?

Conteniendo el aliento y liberando el aire poco a poco, derramo todo, comenzando por
el hecho más importante.

—Creo que me estoy enamorando de su hijo.

Los ojos de Justice Grant se agrandan —¿Es así?

Asiento. —Más que probable. He… nunca me he sentido de esta manera antes, y sé que
es loco y complicado y no tengo idea qué más decir. Así que sí, señor, creo que eso es
lo que está pasando.

Nunca ganaré un premio por la declaración más elegante, pero es sincera.

—Ya veo.

—Eso cambia las cosas, como estoy segura que comprende. No puedo aceptar dinero
para la matrícula a menos que sea un préstamo. Lo que ya ha pagado y lo que sea que
pague desde ahora en adelante. —Me congelo, no habiendo considerado la otra
posibilidad—. Eso es, sí sigue pagando. Supongo que esto podría cambiarlo todo.

Me sonríe, su expresión tan amable como siempre.

—Ryker obtuvo una A en su trimestral de Responsabilidad Profesional cuando sé


malditamente bien que Babcock quería bajarle los humos luego de esa treta que jugó
en las primeras clases. Si crees que no sé cómo encontró la motivación para esforzarse
en el estudio para conseguir esa nota, debes pensar que no soy muy listo. —Asiente
hacia las dos sillas en un acuerdo conversacional en su despacho—. Tomemos asiento.

Me acomodo en la silla y Justice Grant toma la que está ángulo a ésta.

—Creo que entiendo de dónde vienes, pero debo decirte que considero que lo que sea
que esté pasando entre mi hijo y tú está completamente separado de nuestro arreglo.

Exhalo, contenta de que no esté sacando una letra escarlata para sujetar en mi
camiseta. —Me alegra que lo vea de esa manera, pero creo que entiende por qué me
siento de manera diferente.

Se inclina, sus codos sobre sus rodillas, y por centésima vez desearía haber tenido un
padre como él al crecer. ¿Cuán diferente hubiese sido mi vida? Pero por otra parte, no
sería yo. No sé si apreciaría todo lo que he conseguido y si me sentiría tan orgullosa
como lo estoy.

Especialmente ahora, cuando saco un nuevo contrato de mi bolso y lo pongo sobre el


libro Batalla de Iwo Jima en la mesita entre las sillas.

—¿Qué es esto? —Grant se endereza y recoge el contrato.


Algo que no te enseñan en la escuela de leyes es cómo hacer un verdadero trabajo
legal, como redactar contratos. Así que me enseñé a mí misma usando el contrato que
él había redactado… y Google.

La mirada de Grant se mueve a través de las palabras, y contengo el aliento, esperando


no haber jodido esto.

Voltea a la segunda hoja y luego a la tercera. Incluí todo el texto estándar que los
contratos tienen, incluyendo la cláusula de confidencialidad que ya técnicamente
había violado al decirle a Merica. ¿Eso quiere decir que voy a ser una abogada terrible?

Sus ojos azules, unos tonos más oscuros que los de su hijo, se alzaron para
encontrarse con los míos. —Te pusiste seria con esto, ¿no?

—Sí, señor. Pero, seré completamente honesta, no tengo idea de cómo redactar un
acuerdo de préstamo. Solo hice mi mejor intento. Si hay cosas que tienen que ser
arregladas, estaré contenta de hacer los cambios si me dice qué escribir.

Está digiriendo mi explicación, pero una pequeña sonrisa levanta sus labios.

—Vas a ser tremenda abogada, pero lo primero que tienes que aprender es nunca
decirle al bando opuesto que no sabes lo que estás haciendo. Actúa como si hubieras
hecho esto cientos de veces. La confianza te llevará más lejos que cualquier otra
habilidad que aprendas en la escuela de leyes.

Asiento, empapándome con su sabiduría al igual que hice cuando hice de asistente en
este mismo despacho durante mis prácticas.

—Tomo nota. Si tiene algunas revisiones que sugerir, estoy dispuesta a tomarlas en
consideración.

Su sonrisa se agranda. —Mejor.

Justice Grant se pone de pie y camina hasta su escritorio, tomando un bolígrafo


dorado. Tacha algo y toma toda la fuerza de voluntad que tengo no ponerme de pie y
mirar sobre su hombro para ver lo que está cambiando. Unos segundos después,
regresa y me lo entrega.

Leo su familiar letra, interpretando los semi-ilegibles garabatos que he extrañado ver.
Tachó la tasa de interés y los términos de pago y los reemplazó con algo mucho más
favorable para mí.

Levanto la mirada. —¿Está seguro? No es una muy buena inversión para usted, señor.

—¿Puedes vivir con los términos?

Cuando asiento, me entrega el bolígrafo. —Entonces tu firma es todo lo que falta.

Paso hasta la hoja de la firmas, y efectivamente, la suya ya está.


Alzo mi mirada una vez más, el bolígrafo dorado pesando en mi mano. —¿Está seguro?

—La mejor inversión que puedo hacer en las mentes de la siguiente generación. Eres
una chica lista, Justine, y más que eso, eres genuina, honesta y amable. Pudiste haber
tomado la matrícula y no pagarla de regreso, y no me habría decepcionado. Pero esto
me muestra más de tu carácter, y espero que mi hijo sea lo bastante inteligente como
para mantenerte feliz y nunca dejarte ir.

Sus palabras de aprobación me calientan de adentro hacia fuera. Firmo en la línea.

Vuelve a sentarse en la silla y dice—: Ahora, hablemos de conseguirte un trabajo que


pague lo suficiente para que puedas cumplir tus obligaciones. ¿Dónde estás
trabajando?

—La biblioteca de la escuela de negocios.

—¿Cómo te sentirías sobre tomar el puesto de asistente en una firma? Harías


investigación, lectura de casos y escribirías memos, parecido a lo que hiciste aquí,
pero ellos te pagarán al menos el doble de lo que estás siendo pagada por la
universidad. El trabajo será interesante.

—¿Qué firma?

—Grant Bentham Beckett.

Donde trabaja la mamá de Ryker.

—Oh wow. Nunca consideré eso como una opción. ¿Su esposa regresó para trabajar en
su proyecto desde casa? —No puedo imaginar una manera más torpe de conocer a la
mamá de Ryker que en su lugar de trabajo sin ninguna advertencia.

—No, ella no regresará por un par de semanas más. Estarías trabajando para un
pequeño grupo de abogados litigantes de apelaciones que desesperadamente
necesitan la ayuda ahora mismo. En realidad, tenía planeado preguntarte si estabas
interesada en el trabajo después de tu pasantía, pero sabía que ibas a Asistencia Legal
para el verano. ¿Sigue siendo tu plan después de la graduación?

—Sí, si puedo encontrar una apertura en alguna parte.

—Entonces trabajar en la firma por el resto del año te ayudará a pagar un poco de este
préstamo antes de la graduación. Estoy seguro de que no tengo que decirte que no vas
a hacer mucho en Asistencia Legal.

—Lo sé, pero no es por el dinero para mí. —Y no lo fue. Nunca lo ha sido.

La sonrisa del juez Grant es sincera, pero puedo decir que piensa que soy
parcialmente una idiota por no buscar un trabajo mejor pagado.
—Es admirable, por supuesto. Necesitan buenos abogados como todos los demás.
Entonces, ¿cómo te sientes al entregar tu aviso a la biblioteca y comenzar en la firma
el próximo lunes?

Hoy es lunes, así que eso es sólo una semana de aviso. Me siento mal por ello, pero la
oferta que me hizo no sólo es interesante, sino que me ayudará a pagar una parte del
préstamo antes de graduarme.

—¿Cuánto pagarán? —pregunto, necesitando escuchar un número real antes de


aceptarlo.

Cuando me lo da, educo a mi expresión para no mostrar mi sorpresa. No es sólo el


doble de lo que hago en la biblioteca, es tres veces más. Rápidamente calculo en mi
cabeza, dándome cuenta de que seré capaz de conseguir una buena ventaja en la
eliminación de esta deuda antes de graduarme. Y si el juez Grant dice que el trabajo
sería interesante, le creo.

—De acuerdo, estoy interesada.

—Estupendo. Voy a hacer una llamada a recursos humanos y el grupo de práctica te


enviará los detalles por correo electrónico.

—¿No necesito entrevista? —Me sorprende que pueda ser tan fácil.

Grant sacude la cabeza. —Ellos aceptarán mi recomendación en lugar de una


entrevista.

Siempre se reduce a quién conoces... Pero en este caso, no me quejo.

—Gracias Señor. Buscaré el correo electrónico.

Los dos estamos de pie y saco mi bolso. Me está llevando a la puerta de la sala exterior
cuando agrega—: Me gustaría mantener este nuevo acuerdo entre nosotros todavía,
pero si quieres contarle a Ryker sobre el trabajo, siéntete libre.

Mantengo mi voz tranquila y estable, pero dentro de mí estoy encogida. ¿Debo


argumentar que tenemos que decirle todo? Miro a Justice Grant, y no puedo encontrar
las palabras para interrogarlo.

—Bueno... Si cree que es mejor.

—Lo hago. Por ahora, de todos modos. Sobre todo, teniendo en cuenta la cláusula de
confidencialidad que mantuvo en su acuerdo.

Tan pronto como estoy fuera de la oficina, me estoy pateando. ¿Por qué incluí la
cláusula de confidencialidad? ¿Alguna parte de mí quería dejar de decirle a Ryker?
Claramente, su padre no quiere que él sepa todavía.

La culpa que acababa de esperar para desterrar se arrastra de nuevo.


No es para siempre, Justine. Sólo dijo... por ahora. Todo va a estar bien.

Me sigo diciendo a mí misma durante la siguiente media hora en el autobús que me


lleva a casa.
Capítulo 41
Ryker
Traducido por Magnie

Corregido por flochi

No he tenido una novia en años. He tenido rollos y sexo casual, pero no novias.
Entonces, ¿cómo diablos puedo decirle a Justine que eso es exactamente lo que es?
Ella es mía, soy suyo y ninguno de nosotros va a tocar a nadie más.

No es que me preocupe que toque a otra persona, pero siento la necesidad de


dejárselo muy claro cuando salgo del garaje y la veo de pie junto a una camioneta
mientras un tipo levanta su bicicleta fuera del maletero.

—¡Gracias! Aprecio el aventón.

Justine, siendo la mujer obstinada que es, todavía no me deja llevarla a la escuela.
Entonces, ¿por qué diablos está aceptando aventones de extraños?

El tipo se inclina hacia abajo y le da un abrazo rápido y un beso en la mejilla antes de


mirar su culo mientras empuja su bicicleta hacia la escuela de derecho. Finalmente, él
me atrapa mirando y aparta la mirada antes de subirse de nuevo a la camioneta.

Espero al lado del portabicicletas, pero Justine no me nota mientras instala su bicicleta
y la asegura.

—Hola —digo para llamar su atención.

Levanta su cabeza y sonríe cuando me ve.

—Hola. No te vi allí.

—Me di cuenta. ¿Quién era el tipo?

La confusión borra su sonrisa.

—¿Qué tipo?
—El de la camioneta que acabas de salir. Si necesitabas que te llevaran a clase, te
habría buscado.

Mira hacia la carretera, pero el tipo ya se ha ido. No estoy seguro de cómo no notó el
ruido de su escape cuando este aceleró el motor y se alejó.

—Elliot es un tipo que vivía en mi residencia universitaria. Me vio a un kilómetro y


medio de distancia y se detuvo para ofrecerme un aventón.

—Un tipo que vivía en tu residencia universitaria. —Mi tono adquiere una cualidad
peligrosa—. ¿Lo conoces? ¿Confías en él?

Su ceño se frunce.

—Fue un kilómetro y medio. Me ofreció un aventón, tenía frío, y lo tomé. No es un


gran problema, Ryker.

Es ajena al hecho de que si le hubiera ofrecido saltarse la clase y volver a casa con él,
sin dudas él habría aceptado.

—Llámame la próxima vez. Estaré nevando antes de que te des cuenta, por lo que vas
a tener que dejar de montar tarde que temprano. También podrías entrar en una
nueva rutina. Y para que conste —Me inclino y rozo mis labios a través de su lóbulo de
la oreja—, mis labios son los únicos que quiero ver sobre ti.

Justine se echa hacia atrás.

—¿Estás celoso? —La incredulidad en su voz me sorprende más que sus palabras.

—¿Estás sorprendida?

Parpadea.

—Sí, supongo que sí. ¿Y sabes qué? No sé cómo me siento al respecto.

Echo un vistazo a mi reloj. Sólo tenemos quince minutos antes de que empiece la clase,
lo cual no es suficiente para hacer mi punto de la manera que necesito. Pero lo haré.
Después de clases.
Capítulo 42
Justine
Traducido por camii.beelen y antoniettañ

Corregido por flochi

La reacción de Ryker frente a que Elliot me diera un aventón todavía está


arremolinándose a través de mi mente mientras envuelve mi mano alrededor de una
gran taza de té de la cafetería y me jala dentro del elevador. Veo las miradas que
estamos recibiendo. Sus acciones están haciendo muy claro que somos… ¿Qué somos
exactamente?

El atestado elevador nos lleva al tercer piso, y la clase de Turner no es el lugar para
plantear esa pregunta.

¿Necesito una respuesta? ¿Quiero una respuesta?

¿Qué pasa si sólo somos amigos con beneficios? ¿Estoy bien con eso?

Las puertas se abren en el segundo piso y, por supuesto, Kristy Horner está parada allí.

—¿Hay espacio para una más?

Nadie en el ascensor puede ignorar la forma en que ella devora a Ryker con su mirada.

Siendo la rubia que es Kristy, atractiva y sexy, no me sorprende cuando dos de los
chicos retroceden y hacen espacio. Me estrujo hacia la esquina posterior, tratando de
no golpear a la pequeña chica detrás de mí con mi mochila.

Ryker también da un paso atrás, pero Kristy presiona su pecho contra el suyo de todos
modos.

—Lo siento, chicos. No quise incomodarlos.

Mentirosa.

Puedo ver su perfil sobre el hombro de Ryker, pero no me está prestando atención
alguna. El habitual silencio incómodo del elevador llena el carro mientras sube un piso
más antes de detenerse con una sacudida.
Kristy aprovecha esta oportunidad para caer contra Ryker, ambas manos presionan
sus pectorales. El tipo a su izquierda se acerca para sostenerla, pero ella se acerca a
Ryker.

No puedo distinguir sus palabras susurradas, pero suena como, Siempre supiste cómo
sostenerme.

Las puertas se abren y Kristy espera un latido extra antes de levantar sus manos del
pecho de Ryker. Le da un guiño antes de pavonearse, segura de que cada ojo está
sobre ella.

Realmente odio a esa chica.

Un fastidio de… algo se me escapa junto con el eco de las palabras de Ryker: “Mis
labios son los únicos que quiero ver sobre ti”.

Aparentemente, mis manos son las únicas que quiero ver sobre él. Pero no digo nada y
sigo a la multitud hacia el aula. Ryker se estira hacia atrás y agarra mis dedos,
entrelazándolos con los míos.

Me suelta cuando me detengo en un asiento individual vacío, y dejo caer mi mochila en


el pupitre sin molestarme en amortiguar el thunk. Sus cejas se juntan, pero todo lo que
dice es: “Te veré después de clase”, antes de moverse por la fila a la siguiente silla
vacía.

La clase continúa, pero me obligo a prestar atención y tomar notas textuales como
normalmente haría. Es una buena manera de bloquear la estúpida oleada de celos que
siento cada vez que Kristy mira descaradamente a Ryker. ¿Se siente desesperada
ahora que él claramente ha vuelto su atención a otra parte?

Aplasto esos pensamientos. Necesito concentrarme. Sin distracciones. Ese era el trato.
Pero no tomé en cuenta mis propios sentimientos cuando hice ese decreto.

Sí, él y yo necesitamos tener una pequeña charla después de clase. Tal vez me sienta
mejor si sé dónde estamos.

Ryker está a mi lado mientras termino de empacar mi portátil y meter mi libro de


casos en la mochila.

—¿Biblioteca?

—Por supuesto.
Lidero el camino fuera de la sala y a través de la entrada del tercer piso donde están
las salas de estudio privadas. Ryker mira por las ventanas hasta que encuentra una
que está desocupada, y da la vuelta al letrero antes de dejarme entrar.

—Tenemos que hablar. —Las palabras salen en un tono serio de los labios de Ryker.
Pero lo que más me sorprende es que me gana.

—Creo que tienes razón. —Me siento en un lado de la mesa, frente a la ventana, y él se
sienta al otro lado.

Abro la boca para decir algo, pero Ryker salta primero.

—¿Esta cosa entre nosotros? Es exclusivo. Nadie pone sus manos ni la boca sobre ti
excepto yo. ¿Entiendes?

Cruzando mis brazos sobre mi pecho, me reclino en mi asiento.

—Lo mismo va para ti. Porque exactamente no alejaste a Kristy Horner de ti en el


elevador.

—Eso no es lo mismo…

—Pura. Mierda —enfatizo ambas sílabas.

—Cayó sobre mí.

—A propósito.

—¿Y?

—Y no me gustó.

Ryker se inclina hacia adelante, apoyando ambos codos sobre la mesa.

—Y a mí no me gusta ver a algún tipo que apenas conoces poner sus labios en ti.
Nunca he sido posesivo antes, pero cuando se trata de ti, quiero alejarte de cualquier
tipo que intente tocarte. Joder, Justine, no hay dos minutos que pasen en los que no
que quiera arrastrarte de ellos, punto. Tenerte a solas. Asegurarme de que ese dulce
pequeño coño esté húmedo y listo para mí.

Mis ojos se ensanchan ante sus palabras, y mi cuerpo reacciona predeciblemente.


¿Cómo puede no hacerlo cuando me está mirando así? ¿Y su posesividad? ¿Por qué eso
me hace sentir aún más caliente? No debería gustarme. No debería estar tan
emocionada de que él se sienta así. Pero no puedo evitarlo. Lo estoy. La llamarada de
calor en sus ojos dice que él también lo sabe.

—Te encanta cuando hablo sucio, ¿no, bebé?

Sus bajas y roncas palabras me sacuden fuera de mi derrape hacia la lujuria.

—Estamos en la biblioteca. No podemos hablar así aquí.


Ryker echa un vistazo a la pequeña ventana de la habitación privada y de vuelta a mí.

—Nadie puede oírnos, y lo que es más, nadie será capaz de ver lo que estoy a punto de
hacer.

Oh. Diablos.

Se pone de pie y bloquea la puerta antes de agarrar mi mochila y sacar mi portátil,


abriéndola en la mesa frente a mí. A continuación, saca mi libro de casos y lo pone al
lado del teclado.

—Vas a lucir como si estuvieras estudiando concentrada si alguien mira por esa
ventana. No van a tener ni idea de que estoy comiendo tu coño hasta que estés lista
para gritar. Pero no vas a gritar… te vas a morder el labio y dejar que el orgasmo te
recorra, y nadie se dará cuenta. Después, vas a ir a clase, tu coño listo para mi polla, y
luego voy a llevarte a casa, hacerte sentar frente a mí en la mesa mientras ambos
hacemos toda nuestra lectura. Voy a alimentarte antes de que te folle toda la noche y
puedas gritar tan fuerte como quieras.

No estoy segura de que necesite decir nada más, porque estoy lista. Haré lo que sea
que quiera, siempre y cuando me dé todo lo que dice que hará.

—Ahora, agarra tu resaltador y comienza tu lectura. Tengo trabajo que hacer. —Y se


agacha bajo la mesa y desaparece de vista.

Hoy opté por la comodidad sobre la moda, con leggings negras, botas negras y un
suéter largo gris. Simple, pero funciona.

Ryker no pierde tiempo bajando mis leggings y estirando mi suéter a lo largo de mi


pierna así no hay piel visible.

¿En serio va a…

Aire frío golpea mi piel desnuda mientras aparta mis bragas.

—Joder, ya estás húmeda, nena. He estado muriendo por saborearte desde ayer.

Mi puño alrededor del marcador se aprieta, miro perdida las palabras en la página de
mi libro de casos, fingiendo concentrarme mientras el primer golpe de su lengua me
recorre abajo hacia arriba.

Oh Dios. No puedo hacer esto. Nunca voy a ser capaz de quedarme en silencio.

Me retuerzo en el asiento mientras Ryker murmura desde debajo de la mesa.

—Es mejor que parezca que estás estudiando, nena. No quieres que nadie sepa que
estoy comiendo este coño, ¿cierto? Mantente quieta. No vas a durar mucho más.

Abro mi boca para protestar que no puede saber eso, pero dos dedos se deslizan
dentro de mí, y cierro la boca con fuerza.
Oh. Mierda. Me voy a venir. En la biblioteca. No creo ser capaz de hacerlo
silenciosamente.

Su boca se cierra alrededor de mi clítoris, y cuando chupa, sé que estoy jodida.

—Oh mierda. Oh mierda —murmuro.

—Silencio, o no voy a dejar que te vengas. Me detendré ahora mismo.

Muerdo mi labio y aprieto mis ojos con fuerza, esperando que nadie esté mirando por
la ventana. El orgasmo sme recorre, y dejo caer el marcador para agarrarme al borde
de la mesa.

—Buena chica —dice Ryker mientras desliza sus dedos fuera de mí, recoloca mis
bragas, y empuja mis leggings de vuelta a mis caderas. Libero mi agarre de la mesa
para subirlos el resto del camino, mi mirada va a la ventana.

No estoy segura si esperab una multitud de espectadores boquiabiertos, pero


solamente hay un par de ojos. Están sobre Ryker mientras sale de debajo de la mesa.

La jodida Kristy Horner.

Cierro de golpe mi libro de caso y se va rápidamente, dándome una mirada que podría
matar en su rostro.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

Ni siquiera quiero decirlo. No importa. Ella no va hacer nada. ¿Cierto? Pero de igual
manera, él debería saberlo.

—Kristy Horner estaba en la ventana. Me vio. Te vio. Nos vio. Lo que sea.

La sonrisa satisfecha de Ryker cae.

—Me ocuparé de eso.

—No. —Mi voz resuena como un latigazo.

—Seguro como el infierno que no dejaré que le diga a nadie. Esta fue mi idea, y no voy
a dejar que te metas en problemas por eso.

Su preocupación por mí apacigua un poco mi creciente pánico.

—¿Realmente crees que lo haría?

Se encoge de hombros.

—No lo sé. Es complicada, pero no es una mala persona. Hablaré con ella.

Entrecierro mis ojos y pongo mi voz lo más seria posible.


—Si dice que necesita el mismo tratamiento para permanecer en silencio, la
apuñalaré.

—No va a pasar, nena. No te preocupes por nada. Haré control de daños, y tú seguirás
con tu día.
Capítulo 43
Ryker
Traducido por antoniettañ

Corregido por flochi

Sigo a Kristy Horner a la oficina de la Revista de Derecho Internacional. Ella es la


editora en jefe de mi posición asistente de editor en jefe. Cuando cierro la puerta, se
gira en el asiento de su escritorio en el fondo.

—Wow, creo que no pasas mucho tiempo después de estar con cualquier chica. Y aquí
estaba yo, empezando a creer que Porter era especial. —El tono de Kristy es sarcástico
y triunfante.

—Vas a borrar lo que viste de tu cerebro, y si alguna vez se lo dices a alguien, desataré
el infierno sobre ti.

Su rostro se convierte en la más cómoda y presumida expresión de princesa.

—No hay nada que me puedas hacer si decido decirle a la gente. Dios, ¿qué pensaría
papi si eres expulsado de la escuela por esa miserable?

Mis manos se curvan en puños apretados. Si fuera un hombre, la pondría de rodillas


con un golpe por hablar así sobre Justine. Pero no necesito tocar a Kristy para bajarle
los humos.

—No le vas a decir a nadie ni una jodida cosa. ¿Sabes por qué? Porque todos esas
pequeñas y sucias fotos porno que me enviaste podrían ser resucitadas de las
profundidades de mi teléfono.

Ella inhala.

—Eso se llama porno de venganza. Hay casos.

—Y estas no se solicitaron. ¿Por qué está bien cuando los hombres son humillados por
enviar fotos de pollas no solicitadas? De hecho. Sería un buen artículo para el
periódico estudiantil. Apuesto que podría conseguir que el editor escriba un poco
sobre la doble moral.

—Jódete, Ryker.
—Esa nave ya ha zarpado. Pero si dices una sola palabra sobre Justine, por cualquier
razón, joderé tu mundo.

Su fulminante mirada podría pelar la pintura de una pared.

—¿Y qué demonios la hace tan malditamente especial? Nunca has amenazado a nadie
por mí.

—Solo lo es. Y de todas formas no es tu jodido problema. Deja los juegos y déjala en
paz.

—Algún día vas a darte cuenta que te perdiste de algo impresionante con nosotros.

—Ese es un riesgo que estoy dispuesto a tomar.

Agarro el pomo de la puerta y la abro. Tengo mejores cosas que hacer que perder mi
tiempo con ella.
Capítulo 44
Ryker
Traducido por antoniettañ

Corregido por flochi

—Nena, vas a tener que dejar de mirarme de esa forma o no seré capaz de
concentrarme.

Justine está sentada frente a mí en la mesa de mi cocina, y la mirada en su rostro dice


que está preocupada para estudiar.

Le coloco la tapa a mi marcador y lo dejo caer sobre la mesa.

—En serio. No me hagas ir a estudiar a otra habitación.

—Pero no puedo dejar de pensar sobre la biblioteca. No la parte de mierda donde


Kristy Horner nos espió a través de la ventana, sino la parte donde me hiciste estar
callada cuando quería gritar.

Sí. No va haber concentración aquí porque ahora mi polla está dura como una roca.
Pero no voy a dejar que seamos la distracción de la que ella ha estado preocupándose
que seríamos desde el principio. Me prometí que no dejaría que esto interfiriera con la
escuela, y no voy a dejar que pase.

Está bien, la biblioteca pudo haber sido una pequeña interferencia, pero…

—Vamos a hacer un trato. Ambos terminamos todas nuestras lecturas y limpiaré esta
mesa y te follaré sobre ella. Luego comeremos.

Sus ojos se iluminan.

—¿Cocinarás algo para mí? ¿Desnudo?

Una sonrisa se abre paso hasta mi rostro. Inesperada, y sin embargo, bienvenida.

—Tal vez. Pero si el horno está involucrado, mi pene va a estar en un guante de cocina.
—Me parece bien. Tienes un trato. —Con un sonrisa, agarra su marcador y baja la
mirada a la página atentamente, mirando hacia mí por debajo de sus pestañas
mientras muerde su labio.

Joder, me gusta esa mirada.


Capítulo 45
Justine
Traducido por Magnie

Corregido por flochi

—Oh, jodido Dios. Justo ahí. Justo ahí. Justo ahí.

Ryker me tiene extendida sobre la mesa de la cocina, mis dedos envueltos alrededor
de un borde mientras él da golpe tras golpe dentro de mí. Metiendo su mano debajo de
mis caderas, presiona dos dedos en mi clítoris.

—¿Vas a gritar para mí?

El agarre que mantengo en mi control se rompe, y le doy lo que él quiere.

—¡Ryker!

Su rugido sigue el mío y unos momentos después, se ralentiza. Se inclina hacia delante,
sus manos cubriendo la mía, antes de que me separe los dedos, entrelazándolos con
los suyos.

Su aliento caliente golpea mi oído.

—Eres increíble.

Las palabras que le dije a su padre están burbujeando dentro de mí. Creo que me estoy
enamorando de ti. Pero no hay manera de que pueda decirlas. Especialmente no ahora,
cuando soy parecida a la masilla y mi cerebro está inundado con endorfinas del
estremecedor clímax.

Ahora no es el momento. Necesito pensar en esto. Necesito averiguar si realmente


estoy cayendo en este agujero de conejo, o si estoy siendo una chica demasiado
emocional que finalmente recibe algo de fabuloso sexo fuera de lo normal.

Ryker no ha hecho ninguna indicación sobre cómo se siente. ¿Pero sus sentimientos o
la falta de ellos cambian los míos? No necesito que él sienta lo mismo por mí para validar
lo que siento por él.
Todos estos pensamientos introspectivos son empujados al fondo de mi mente cuando
él se levanta y me levanta para estar parada con él.

—¿Pizza?

Y ahí está. La confirmación que necesitaba de que es un chico normal de la facultad de


derecho.

—Pizza suena bien.

Me inclino, con la intención de alcanzar mi ropa que está esparcida por el suelo
alrededor de la mesa, pero Ryker aprieta su agarre sobre mis dedos.

—No la necesitas. Toma una de las camisetas de mi habitación. De esa manera puedes
provocarme con vistazos de tu culo cuando te levantes y camines, y voy a estar tan
duro que tendré que inclinarte sobre la superficie plana más cercana antes de incluso
obtener nuestra primera rebanada.

Pensé que había terminado. Flotando en la felicidad de mi orgasmo y repleta. Estaba


equivocada.

Mis músculos internos se aprietan, ya sea por sus palabras o su tacto, no lo sé. Pero es
justo suponer que ambos están involucrados.

Me dirijo a su habitación para tomar una camiseta.

—Quédate

¿Alguna palabra ha sido tan seductora?

Estoy tomando mis leggings, vibrando después de otro orgasmo inducido por Ryker,
cuando levanto la vista para encontrar su mirada azul.

—Quédate —dice de nuevo.

—¿Aquí? ¿Contigo? —Son preguntas obviamente estúpidas que no debería tener que
hacer, pero no parezco detenerlas.

—Sí. Aquí. Conmigo. En mi cama.

—Tenemos clases por la mañana.

—Entonces te llevaré a casa primero para cambiarte, y luego iremos a clase.

Este nuevo nivel de intimidad debería asustarme. Debería estar retrocediendo y


encontrando todas las excusas del mundo por las que no puedo quedarme aquí.
Pero, ¿sería sólo yo vomitando todos los obstáculos que puedo pensar porque sé que
estoy enamorándome con fuerza y demasiado rápido y eso me asusta demasiado?
¿Sobre todo porque realmente quiero quedarme?

—Vamos, Jus. Te quiero conmigo. No estoy listo para dejarte ir.

Y ese es el problema. No estoy lista para dejarlo ir tampoco. Ni siquiera cerca.

Le doy la única respuesta que puedo.

—Bueno. Me quedaré.

Los brazos de Ryker rodeándome y jalandome contra él para que pueda meter mi
cabeza debajo de su barbilla es todo lo que necesito para saber que hice la elección
correcta.
Capítulo 46
Justine
Traducido por Magnie

Corregido por flochi

El correo electrónico llega en medio de la clase del viernes por la mañana, cuando se
supone que debo tomar las mejores notas de mi vida, pero esto es clase de Defensa,
por lo que hay mucha discusión que no requiere tomar notas. Y dado que soy multi-
tareas, estoy revisando mi correo electrónico.

De: Vito Richards

Para: Justine Porter

Re: Grant Bentham Beckett información de oferta de empleo y nueva contratación

Estimada Srta. Porter:

Por recomendación de Justice Grant y después de revisar su expediente y su currículum,


hemos determinado que sería adecuada para el puesto de Asistente de Investigación del
Grupo de Práctica de Apelación. Esperamos contar con usted en la oficina el lunes a las
2:00 p.m. para comenzar la orientación y acordar su horario de trabajo.

Puede estacionarse. . .

Reviso el resto de los detalles, pero mi mente está atascada en la gran pregunta.
¿Cómo obtuvieron mi expediente y mi currículum? Justice Grant es la única fuente
lógica.

Lunes a las dos de la tarde. Deben tener una copia de mi horario de clases o de mi
antiguo horario de trabajo de la biblioteca también, o simplemente tuve suerte y
escogieron un horario en el que realmente puedo trabajar.
Apuesto a que obtuvieron una copia de mi horario de clase. Como fiduciario, no puedo
imaginar que sería difícil para Grant poner sus manos sobre eso tampoco. Me
sorprende que no me lo pidiera en lugar de conseguirlo él mismo.

Sin embargo, mis palmas sudan y mi estómago se desploma en ondas gigantes de


nervios. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué voy a decirle a Ryker?

Esa es la pregunta que está pesando más en mi conciencia. ¿Cómo le digo que conseguí
un puesto trabajando en la firma de su madre sin decirle que es para pagarle a su
padre? Solo por ahora.

Soy una idiota si creo que puedo mantenerlo en secreto por mucho tiempo. Tengo que
decirle, y cuando lo haga, va a entender. ¿Correcto? Si la alternativa es que me quede
fuera de la escuela, él tendría que entender.

Decido que definitivamente voy a decirle sobre el trabajo. No puedo mantener esa
parte para mí, ni estoy dispuesta a mentir sobre ello.

Le doy vueltas a la cuestión una y otra vez en mi mente mientras la discusión tiene
lugar a mi alrededor. Cualquier otra clase te diría que la mejor solución es siempre la
honestidad, pero esto es Defensa. Según mi profesor, mostrar los hechos, los
argumentos y la ley en la mejor luz posible para probar tu caso e influir en la opinión
del juez o jurado, o quién esté sentado entre uno y el resultado que deseas, es la meta.
Eso es lo que es ser un buen abogado.

Hay una cosa concreta que he aprendido en la escuela de derecho: todo es un matiz
diferente de gris. Hay algunas reglas inequívocas, pero todo lo demás es una cuestión
de interpretación. Incluso el asesinato tiene sus defensas. Hay argumentos de cada
lado de cada asunto, y eso es lo que los abogados son pagados para hacer. Encuentra
los argumentos. Hazlos persuasivos. Haz el mejor trabajo que puedas para defender a
tu cliente.

En este caso, probablemente estoy llevando la analogía demasiado lejos porque estoy
siendo una defensora de mí misma. Pero, ¿no merecen todos un aliado? Además de
Merica, nadie ha estado a mi lado desde que falleció el abuelo.

A medida que la clase termina, decido que puedo preocuparme acerca de cómo decirle
a Ryker sobre el nuevo trabajo más tarde. Tengo todo un fin de semana por delante
para acurrucarme en el interior, permanecer caliente, estudiar, leer y tal vez… Solo tal
vez… Pasar otra noche con Ryker.

Sí, estoy mal.


Capítulo 47
Ryker
Traducido por Magnie

Corregido por flochi

Nunca he estado en un mercado de agricultores antes. Ni siquiera sabía que estaban


abiertos después del verano, pero Justine bebía una taza de café en el bar de mi cocina
esta mañana, usando nada más que mi camiseta cuando dijo que quería ir, no había
suficiente fuerza de voluntad en el mundo para decirle que no. Agrega que hacía un
poco de frío, haciendo endurecer sus pezones, y me pude haber distraído sobre lo que
estaba diciendo que sí.

De cualquier manera, ahora estamos aquí, y estoy llevando tres bolsas de manzanas
alrededor del mercado de los agricultores porque Justine está muriendo por hacer
compota de manzanas, pastel de manzana y crujiente de manzana. Al parecer, es una
cosa de otoño, y con todo lo que ha sucedido este año, ella no ha tenido tiempo para
hacerlo.

Estoy seguro como el infierno que no voy a quejarme si la mujer quiere hornear para
mí. De hecho, probablemente le rogaría que cocine para mí, lo que me pone en el reino
de regiamente jodido. Las cosas entre nosotros ya han superado cualquier nivel que
esperaba, y mis pensamientos probablemente la aterrorizarían. ¿Qué diría si supiera
que me estoy enamorando de ella? ¿Correría hacia otra dirección?

Justine es imposible de leer y me he esforzado mucho para no asustarla. Ahora mismo,


siento que cada día que consigo con ella es un bono, pero la idea de perderla me
retuerce por dentro.

Estoy tratando de no pensar en ello. Tratando de no insistir en lo mucho que apestaría


perderla.

No voy a perderla.

—Creo que ya tengo suficiente —dice Justine, mirando desde mis brazos llenos a la
pila de manzanas acomodadas en uno de los puestos.

—¿Estás segura? —Trato de no reír porque se ve tan linda angustiada por esto.
Asiente enérgicamente.

—Sí. Estoy bien. Ya he gastado veinte dólares en manzanas, y todavía tenemos que ir a
la tienda para conseguir todo lo que necesito.

—Si me harás tarta de manzana y todas estas otras cosas, entonces voy aportar para
los otros suministros.

Justine entrecierra sus ojos en mí, y prácticamente puedo ver las ruedas en su cerebro
girando.

—De acuerdo, un puesto más. Y luego nos vamos.

El joven granjero que mira este intercambio entero espera pacientemente mientras
ella escoge una última mitad del barril de manzanas. Al salir del mercado, me detengo
y agarro un galón de sidra de manzana, una docena de donuts de sidra de manzana y
una bolsa de maíz de caramelo.

Es la mejor mañana de sábado que he tenido, y todo es por la mujer sentada en el


asiento del pasajero.

Quiero decírselo, pero no quiero deshacer la tranquilidad del día. Tengo mucho
tiempo… Después de todo, voy a convencerla de que pase el fin de semana entero.

Es seguro decir que mi condominio nunca ha olido tan malditamente bien. También es
seguro decir que nunca se ha visto tan increíble. No puedo quitar mis ojos del culo
curvilíneo de Justine mientras se inclina para sacar un pastel del horno.

Sé que recibiría un revés por el Women's Law Journal si dijera que me encantaba verla
descalza en mi cocina. Así que sí, demándame.

—¡Mierda!

Coloca el plato de pastel en la parte superior de la estufa, y estoy a su lado en tres


pasos.

—¿Te quemaste? ¿Estás bien?

El rostro de Justine no está teñido de dolor, sino de molestia.

—No, pero la corteza se oscureció demasiado.

Me parece perfectamente dorado, pero no sé ni mierda sobre hornear pasteles.

—Parece increíble.
Frunce el ceño.

—Fue casi perfecto, pero me pasé un minuto más o menos.

Deslizo mi mano alrededor de su cadera y la giro para enfrentarme.

—Nena, es perfecto. Y si querías asegurarte de engancharme no solo a tu cerebro, sino


a tus habilidades para hornear, misión cumplida.

El ceño se desvanece y una pequeña sonrisa toma su lugar.

—¿Estás enganchado a mi cerebro?

Dejo que una sonrisa arrogante se haga cargo.

—Obviamente, fueron tus espectaculares tetas y culo perfecto lo que me consiguió


primero, pero la primera vez que te llamaron en Responsabilidad Civil y te enfrentaste
cara a cara con el profesor Payne y respondiste a cada pregunta, tuve que esperar a
que mi polla bajara antes de que pudiera ponerme de pie.

—Y me coqueteaste justo después de la clase.

Mi sonrisa se ensancha ante el hecho de que recuerde.

—Joder sí, lo hice. Sexy e inteligente. Eres todo el paquete. ¿Por qué no coquetear?

Pone sus ojos en blanco.

—Te das cuenta de que si hubieras abandonado las líneas cursis y me lo hubieras
dicho hace dos años, probablemente no habría podido aguantar tanto tiempo.

Mi sonrisa se desvanece.

—Mierda. No creo que hubiera importado lo que dije; me habrías rechazado cada vez.
Primer año, lo entiendo. Es una mierda y es difícil. Segundo año, te enfocaste en clases
aún más difíciles y Revisión Legal.

Su mirada baja al pastel.

—Probablemente tengas razón. No hubiera dicho que sí. No hay forma de equilibrarlo
todo. Y ahora mismo, estoy aterrorizada de que tampoco pueda hacerlo. —Me mira de
nuevo—. Estoy mejor concentrada en una cosa a la vez que en el equilibrio.

—Va a estar bien. Lo prometo. La escuela primero, y trabajaremos todo lo demás


alrededor de ello. —La acerco más y dejo un beso en su frente—. Tenemos esto.

Asiente, pero su vacilación persiste. Aun así, sé que empujar el tema no me va a hacer
ningún favor. La llevaré allí. Finalmente.

—Entonces, ¿qué voy a tener que hacer para conseguir una porción de ese pastel?

La sonrisa que tira de sus labios es mi recompensa.


—Creo que podemos hacer algún tipo de trato…
Capítulo 48
Justine
Traducido por Magnie

Corregido por flochi

—Santo cielo. Esto es bueno. —Los ojos de Ryker encuentran los míos desde el otro
lado de la mesa, su tenedor cuelga en el aire de su bocado de pastel de manzana.

Una cálida sensación de aprobación inunda mi vientre.

—Me alegro de que te guste.

—¿Gustar? Me encanta. —Devora el resto de su porción, y mientras está raspando su


plato para dejarlo limpio, dice—: Apuesto a que podrías haber pagado tu matrícula
vendiendo pastel.

No sé si es un comentario o si él está pescando, pero ahora que su plato está vacío, sus
ojos están en mí.

Fuerzo una risita.

—Correcto. Y hacer bastante pastel para vender para la matrícula me dejaría sin
tiempo para realmente ir a la escuela.

—¿Cómo estás pagando tu matrícula? —Su tono es curioso, en lugar de acusador—.


Nunca me lo has dicho.

Un puño me aprieta el estómago y se retuerce. Un puño de culpa, sin duda. He estado


esperando mi oportunidad porque sé que necesito decirle algo. Quiero decirle algo.
Pero, ¿cuánto puedo decir realmente? Empiezo con poco, pero me aseguro que cada
palabra que digo sea la verdad. No le mentiré.

—Tu papá me ayudó a conseguir un nuevo trabajo. En la firma de tu madre. Empiezo


el lunes. Mis ahorros y mi trabajo en la biblioteca no iban a reemplazar mi beca, así
que tuve que encontrar otra solución. —Todo cierto.

La expresión de Ryker se transforma en algo más rígido.


—¿Estás dejando la biblioteca para trabajar en Grant Bentham Beckett?

Asiento.

—La paga es mejor y necesito el dinero.

—¿Seguro que lo tienes cubierto? —Aunque intenta mantener su tono neutro, puedo
escuchar el escepticismo abriéndose paso.

Le doy la respuesta más sincera que puedo.

—No tienes que preocuparte por mí. Estaré bien. —Porque siempre estoy bien.
Siempre encuentro una manera de hacer que las cosas funcionen.

Pero Ryker no está listo para dejarlo ir.

—Simplemente no parece que seas capaz de trabajar suficientes horas para conseguir
el dinero.

Sonrío.

—Lo tengo controlado. Lo prometo.

Y lo hago. Independientemente de lo que suceda con las calificaciones de Ryker, mi


préstamo está intacto. Por mucho que quiera derramar cada detalle para que no haya
más secretos entre nosotros, tengo que confiar en Justice Grant. Dijo que aún no, y voy
a seguir su ejemplo. Nunca he tenido una figura paterna que en realidad me dé
orientación, pero tengo que creer que no hay nadie mejor que el Juez Grant en esa
arena.

La expresión de Ryker todavía no está convencida, así que paso a mi siguiente mayor
preocupación.

—¿Cómo es trabajar en una firma? ¿Has trabajado en GBB? ¿Qué necesito saber?

Se reclina en su silla, la tensión disminuye en su rostro.

—Nena, estarás bien. Te amarán. Trabajé allí mi primer verano como empleado. Y
aunque decidí que no era lo mío, probablemente serás su nueva estrella del rock. La
mayoría de las veces sólo tienes que averiguar cómo interpretar una dirección mínima
en proyectos reales y esperar hacerlo bien.

—¿Qué no te gustó?

Mira hacia otro lado, con la mirada fija en la ciudad más allá de la ventana antes de
regresar a mí.

—La política, en su mayoría. Tal vez sería diferente en otro lugar, pero con todo el
mundo conociendo a mi madre, y que sea socia fundadora, y todo el mundo está en el
negocio de mi familia… Simplemente no era para mí.
—Así que, ¿piensas que será diferente para mí? —pregunto, la ansiedad se construye
dentro de mi por mi próxima iniciación en la política de la firma de abogados.

extiende la mano a través de la mesa y cubre la mía.

—Estarás genial, nena. Simplemente presta atención, haz preguntas y un buen trabajo.
No tendrás ningún problema. Ellos te amarán.

Sus palabras disipan la mayor parte de mis nervios, pero no todos. Todo el mundo con
el que trabajo va a saber que Justice Grant me consiguió el trabajo. Lo ignoro. No tiene
sentido preocuparse por ello ahora mismo.

—¿Quieres otro pedazo de pastel? —le pregunto a Ryker, lista para dejar este tema, y
con la esperanza de que la próxima vez que llegue, su padre me dará la luz verde para
decirle todo.

Su sonrisa es rápida y genuina.

—Oh sí.

Mientras se devora su segunda porción, diciéndome que soy una diosa doméstica y
mejor me cuido o él nunca me dejará salir, sé que estoy jodida.

Ya no estoy enamorándome. Es un hecho.


Capítulo 49
Justine
Traducido por camii.beelen

Corregido por flochi

Agradezco a los poderes por tener que conseguir un atuendo de negocios el verano
pasado para trabajar en Asistencia Legal, porque sin este traje de falda negra y blusa
blanca planchada, me sentiría mayormente fuera de lugar mientras camino por las
puertas de Grant Bentham Beckett y pregunto a la recepcionista detrás del gran
escritorio de granito dónde puedo encontrar a Vito Richards.

Mientras ella toma una llamada, espero en la moderna zona de asientos de cuero y veo
las cotizaciones de valores fluir en la parte inferior de un televisor de pantalla plana
en la pared. Las cabezas parlantes están en silencio pero de todos modos no
importaría, porque el señor Richards no me deja esperando mucho tiempo.

—Señorita Porter —dice, con la mano extendida—. Es genial conocerla en persona. El


Juez Grant ha tenido muchas cosas buenas que decir sobre usted.

Estrecho su mano.

—Gracias. Estoy muy emocionada de estar aquí.

Y eso no es mentira. Realmente estoy emocionada, a pesar de los aplastantes nervios.


Este trabajo va a hacer que avance un largo trecho hacia el pago de mi deuda, y eso es
lo que importa ahora.

Él me deja para la orientación, y paso horas llenando formularios para RRHH y


aprendiendo el sistema informático y los programas. Cuando pienso que mi cabeza va
a explotar con toda la información, Vito Richards abre la puerta de la sala de
orientación y entra.

—¡Me alegro que sigas aquí! Pensé que te habríamos asustado con todos los detalles.

Adopto una sonrisa alegre, esperando malditamente que no pueda decir lo


completamente abrumada que estoy.

—Por supuesto que no. Creo que entiendo todo.


Richards asiente.

—Estupendo. Te acompañaré afuera y podremos hablar de tu horario.

Lo sigo mientras él confirma que horas puedo trabajar y si quiero intentar trabajar
más horas de las que lo hice en la biblioteca. Nos detenemos en un grupo de sillas y
una mesa de café en el vestíbulo, y escribo las horas que él espera que yo pueda
acomodar. Después de una revisión mental de mi horario, le aseguro que puede
funcionar.

En total, estaré trabajando unas quince horas por semana, y tal vez veinte si deciden
hacerme trabajar algunos fines de semana. No son muchas más horas de las que
trabajaría en la biblioteca, pero voy a tener que salir corriendo de la escuela tan
pronto como la clase termine para mover mi trasero hacia el centro para llegar al
trabajo a tiempo.

Y sin un auto… Eso significa que voy a estar a merced del sistema de autobuses a
menos que pida un aventón. Dado que pedir ayuda nunca ha sido una fuerte cualidad
mía, será más que probable que sea el autobús.

No es un gran problema, me tranquilizo. Tengo esto.

El segundo día en Grant Bentham Beckett es en realidad mi primer día de trabajo.


Tuve una clase a las ocho y estuve aquí a las once. Ryker no quería oír que tomaría el
autobús, y me trajo.

Me dio un beso en los labios antes de que saliera del auto.

—Ellos te van a amar.

Sus palabras de confianza me impulsaron a través de las puertas y el elevador hasta


mi nueva oficina.

Los abogados tienen las oficinas a lo largo del pasillo con ventanas al exterior. Los
secretarios legales cuentan con cubículos que se extienden por el blanco pasillo
interior, y los asistentes legales y de investigación tienen minúsculas oficinas
interiores sin ventanas, pero al menos tenemos puertas. Se evidencia fuerte y claro
como un diseño para reforzar la jerarquía aquí. La mención de Ryker sobre políticas
de firmas ronda al frente de mi mente todo el día.

La oficina de Vito está directamente al otro lado del pasillo de mi oficina interna, que
está escondida detrás del cubículo de secretaria. Guardo mi bolsa en mi oficina y tomo
un bloc de notas y pluma del cajón de mi escritorio antes de asomar mi cabeza en la
puerta.
—Pasa, Justine. Justo estaba hablando con Ron sobre los proyectos que queremos que
empieces hoy —dice cuando golpeo y asomo mi cabeza por la puerta abierta.

Entro en la oficina, sonriendo al hombre al otro lado del escritorio de Vito, y tomo
asiento en la restante silla vacía cuando Vito asiente. Me presenta a Ron Lane, un
compañero de apelaciones que estaré apoyando con la investigación.

—Tenemos algunos proyectos emocionantes para que puedas trabajar, unos que
esperamos te resulten interesantes y atractivos.

Pasa los próximos veinte minutos describiendo los hechos del caso principal en el que
está trabajando, y garabateo furiosamente en mi bloc de notas para asegurarme de no
perder ningún detalle. Hago algunas preguntas para asegurarme de entender los
problemas, pero es bastante sencillo. Mis habilidades de investigación electrónica son
excelentes, así que no creo que tenga problemas para rastrear casos para él.

Cuando cierra la carpeta, estoy preparada para pararme, pero Vito no ha terminado.

—También tengo otro caso con el que me gustaría que nos ayudaras, a pesar de que
los problemas no suelen ser algo típico que manejemos.

Interés despertado, paso a una nueva página en mi bloc de notas.

—Lo que necesite, señor. Estoy feliz de ayudar.

—Este es un favor para un amigo de un amigo, y en realidad probablemente golpee


cerca de casa para ti.

Frunzo el ceño, preguntándome qué clase de caso tendría que golpearía cerca de casa
para mí.

—Esto no es técnicamente una apelación que estemos manejando, pero dije que
buscaría cualquier motivo para una apelación en un caso de conducción en estado de
ebriedad en el que uno de tus compañeros se ha visto atrapado.

Chad. Tiene que estar hablando de Chad.

Vito está en lo correcto, éste golpea cerca de casa para mí, a pesar de que Chad está
desaparecido e incomunicado. Cada texto que he enviado para comprobar cómo
estaba no ha sido respondido dado que el correo electrónico que me dijo estaba
abandonando.

Sé que nuestra amistad no fue la más fuerte últimamente, pero con nuestra historia,
esperaba un poco más. Pero si hay una posibilidad de que pueda ayudarlo de alguna
manera, es mejor que creas que voy a hacerlo, sea que él quiera mi ayuda o no.

—Cualquier investigación que necesite, soy su chica —digo, esperando que esto lo
aliente a pasar más rápido a los detalles.
—Como probablemente sabes, Chad France fue condenado por conducción en estado
de ebriedad este último verano basado en un accidente que tuvo lugar justo después
de los finales.

No hay forma de olvidarme.

—Lo recuerdo.

—Él trabajó para un amigo mío que me pidió un favor, pero no quiere involucrarse
debido a conflicto de intereses. Le dije que revisaríamos el caso por posibles motivos
de apelación. Es una posibilidad muy remota, pero vale la pena otra lectura. Me
gustaría que revisaras el expediente y las transcripciones del tribunal. Nuestra mejor
oportunidad es encontrar un error de procedimiento en esta etapa. —Él apunta con la
cabeza a una caja de archivos en el suelo.

Oh wow. Sin presiones ahí o nada, Justine. Por Chad, voy a leer todo tres veces sólo para
asegurarme de no perderme nada.

—¿Tiene alguna idea sobre lo que debería estar buscando? He cursado Derecho Penal
y Procedimiento Penal, pero no soy una experta en motivos procesales para
apelaciones en esta situación.

—Solo lee los archivos y mira si algo se destaca a tu entender. Los detalles están allí.
Voy a establecer un tiempo con uno de los socios en el grupo de derecho penal, y él
puede darte un resumen de algunos de los errores más comunes y lo que debes
buscar.

Eso es exactamente lo que esperaba que dijera. Encontrarme un experto al que pueda
hacer un millón de preguntas. Haré lo mejor que pueda, Chad. Lo prometo.

—Bueno. Eso suena bien. Gracias.

—Estos van a ser grandes casos para que afiles tus dientes. Hazme saber si tienes
alguna pregunta mientras trabajas. Trabaja en el caso de Chad siempre que tengas
algún tiempo libre. No es tu primera prioridad, pero haremos lo que podamos.

—Entendido. Voy a llegar a los dos; no se preocupe.

Él sonríe antes de que salga de la oficina, arrastrando la pesada caja de archivos.

No pierdo tiempo una vez que estoy de vuelta en mi pequeña cueva blanca y beige.
Estoy absorta en mi investigación y no me voy hasta que mi estómago se queja y mi
reloj dice que es hora de ir a casa. Pero no puedo irme sin por lo menos empezar a
mirar el caso de Chad, así que saco la tapa de la caja. Docenas de carpetas de archivos
se yerguen, y es una locura pensar que el destino de mi amigo de la infancia fue
decidido entre estas páginas.

La noche en el bar vuelve vívidamente a mi memoria. Si Chad no hubiera sido


golpeado y arrestado, yo no habría necesitado ayuda de Ryker. No me hubiera besado.
No me hubiera dejado plantada. Ojalá pudiera borrar todo por el bien de Chad, pero
todavía es una locura pensar en lo diferentes que las cosas podrían haber sido. Por
otra parte, tengo que creer que Ryker me hubiera pedido salir otra vez. ¿Me habría
seguido resistido?

Vito mete la cabeza en mi oficina, interrumpiendo mis reflexiones.

—Deberías irte a casa, Justine. No querrás ser el último en la oficina en tu primer día.
Estarás poniendo los estándares bastante alto.

—Lo siento, estaba pensando en revisar el caso de Chad antes de irme. Me encantaría
poder encontrar algo útil, y más pronto que tarde.

—Guárdalo para mañana. No va a ninguna parte. Lo que le sucedió a él realmente fue


una mierda. Sólo una fracción de un porcentaje sobre el límite legal, y probablemente
nunca habría sido recogido si no hubiera sido por el conductor que pasó el semáforo y
lo chocó. —Vito hace una pausa—. No estoy diciendo que él no cometió el delito, pero
es difícil ver a un chico, que de acuerdo a todos era inteligente y un duro trabajador,
pasar por algo como esto.

Asiento, porque no podría haberlo dicho mejor. Odié que esto le sucediera.

—Voy a buscar a través de todo y ver si algo se destaca. ¿Cuándo puedo hablar con
alguien del grupo de derecho penal?

—Lo voy a preparar para esta semana. Ahora, vete de aquí.

Voy por las escaleras, mi bolso encima del hombro, cuando mi teléfono vibra en mi
mano.

RYKER: Estoy afuera. Te llevaré a cenar.

Mi boca se extiende con una sonrisa mientras tecleo mi respuesta.

JUSTINE: No voy a discutir con eso.

RYKER: Entonces trae tu dulce trasero aquí abajo.

JUSTINE: En camino.

Todo lo demás se desvanece cuando salgo del edificio y lo veo esperándome en la


acera.
Capítulo 50
Justine
Traducido por Magnie

Corregido por flochi

Más tarde esa noche, estoy en la cama de Ryker, su cuerpo duro acurrucado alrededor
de mí.

—Tengo que ir a casa. No puedo quedarme esta noche de nuevo. —No hay nada que
quiera hacer menos que irme, pero sé que necesito mantener una cierta separación.

Enrolla una mano alrededor de mi pecho, y una chispa de calor comienza en mis
pezones y va directo a mi clítoris.

—Definitivamente tienes que quedarte porque todavía no he terminado contigo.


Todavía tenemos al menos una ronda más antes de dejarte salir de esta cama.

Ruedo para hacerle frente.

—¿Es cierto?

—Demonios sí, eso es correcto. Todavía no te alejarás de mí.

—No puedo simplemente quedarme aquí todas las noches. —Conseguir esta
comodidad me asusta cuando no tengo ni idea de lo que está sintiendo.

—¿Hay alguna razón por la que tengas que ir realmente a casa, o te estás volviendo
loca por pasar demasiado tiempo aquí?

Al parecer Ryker puede leerme más fácilmente de lo que pensaba, o tal vez soy
completamente transparente.

—Vamos a clase juntos, me llevas a trabajar, estudiamos juntos. Vas a cansarte de mí.

La mirada azul de Ryker me atrapa.

—¿Crees que después de dos años tratando de tenerte aquí, te voy a dejar salir de mi
cama porque estás preocupada por algo tan ridículo? No está pasando. Te mantendré
aquí todo el tiempo que pueda. Diablos, si supiera que no perderías tu mierda,
simplemente haría que te mudaras.

—Uh, no estamos… quiero decir. ¿Qué? —Mis palabras salen un lío balbuceante.

—Odio que vivas en una casa de estudiantes, Justine. Me preocupo por ti cada noche
que pasas allí. ¿Se han interrumpido los robos o la Seguridad del Campus ha dejado de
denunciarlos?

Mientras recojo la sábana en mi pecho, mis dientes pinchan mi labio inferior ante la
preocupación grabada en sus rasgos. Lo suelto antes de responder.

—Se han detenido. Creo. Quiero decir, mi lugar está bien.

No puedo admitir que las noches que he pasado en su cama han sido el sueño más
relajante que he tenido desde la noche del allanamiento, porque en casa, paso
demasiado tiempo preocupándome las horas que debería estar durmiendo.

—Te vas a quedar esta noche. No lo estoy preguntando. Te lo estoy diciendo. —Su
tono me reta a protestar, y sé que debería. Debería decirle que no puede ordenarme
que me quede. Pero, en el mejor de los casos, mi protesta sería poco entusiasta y, en el
peor de los casos, sería una mierda.

Así que, en su lugar, me rindo.

—Bien. Me quedaré. Esta noche. Pero mañana por la noche voy a casa. Estoy pagando
el alquiler, así que necesito dormir allí.

—Puedes dejar de pagar el alquiler si…

Oh no. Esa conversación no está sucediendo. Presiono un dedo en sus labios para
detenerlo. ¿Porque tienes miedo de que querrás decir que sí?

Apago la inconveniente voz interior. No lo estoy considerando. Esto es demasiado


nuevo, demasiado poco probado. No importa cómo me sienta, no estoy lista para
saltar de un acantilado sin paracaídas o red de seguridad. Lo último que quiero hacer
es mudarme, ponerme cómoda, y luego sacar mis cosas de nuevo si algo sale mal. He
pasado la mayor parte de mi vida saltando de un lugar a otro, sin tener la oportunidad
de echar raíces. ¿Qué pasa si las suelto aquí y son arrancadas?

—Me quedaré esta noche. Déjalo así, ¿de acuerdo?

Algo sobre el tono de mi voz le impide insistir. En su lugar, Ryker no dice nada en
respuesta, probablemente porque no va a hacer promesas que no mantendrá, y tengo
la sensación de que esta conversación no ha terminado. Conozco una manera infalible
para que olvide la situación… Deslizo mi mano entre nosotros y la envuelvo alrededor
de su miembro.

Ryker gime mientras se endurece contra mi mano.


—No juegas justo.

—¿Quién dice que estoy jugando? Lo tomo muy, muy en serio.


Capítulo 51
Ryker
Traducido por Paaau

Corregido por flochi

Había evitado a Kristy Horner y la oficina del Periódico de Derecho Internacional tanto
como pude este semestre, pero ya no. Hoy hay reunión de todo el equipo para discutir
nuestro nuevo número a imprimir, y si me lo pierdo, ella podría sacarme del
periódico.

Antes, la idea no me molestaba, pero ahora tengo algo que probar. Lo único que hace
que soporte la reunión es saber que me encontraré con Brandon en el bar más tarde, y
con suerte convenceré a Justine de que pase la noche en mi casa. Un día a la vez.

Cuando entro a la oficina, soy el último en llegar. Kristy está en la cabecera de la mesa,
con el resto del equipo editorial sentado alrededor. Me deslizo en un asiento del final.

—Gracias por unirte. —El tono de Kristy es grosero y enfadado, pero no me importa.

Reviso mi reloj mientras las manecillas marcan las dos de la tarde.

—Justo a tiempo.

Pone los ojos en blanco, y nadie en la habitación puede negar la tensión entre
nosotros.

Kristy habla por cuarenta minutos, mostrándonos las debilidades de cada pieza, y
debate los méritos con ella misma, sin permitir que nadie más diga nada.

Sólo hay una nota que opino que no debería ser incluida, y esa es la de Kristy. Es
básicamente una repetición de la última nota que publicó, con un giro levemente
distinto, para sumar a su currículum. Tenía dos opciones: Decírselo ahora, frente al
equipo, o decírselo en privado. Y por más que quiero dejarla en ridículo, opto por
decirlo después.
Cuando el resto del equipo se va, luego de estampar todo lo que Kristy eligió para
publicar, me mantengo en mi asiento, apoyando mis codos en la mesa.

—Tenemos que hablar.

Arquea su ceja rubia.

—¿Acerca de qué?

—Tu nota. No la vamos a publicar.

—Al demonio que no lo vamos a hacer. Soy la editora en jefe, puedo hacer lo que yo
quiera.

—Y un noventa y cinco por ciento de ella es una réplica de la mierda que publicaste el
semestre pasado. Todos en la sala lo sabían, pero nadie tiene las pelotas para decir
nada.

Su risa sale como un jadeo.

—¿Vas a desafiar mi trabajo? ¿En serio? ¿Después de que publicamos tu mierda de


nota el año pasado?

—Yo no decidí publicarla, pero tú estás eligiendo publicar la tuya. Estás usando el
periódico para tu currículum, y digo que es una mierda.

Su expresión se endurece.

—Mi decisión es final. Llámalo como quieras.

—¿Necesitas que lo hable con el profesor Tate? Porque lo haré. —Nuestro tutor es la
única oportunidad que tengo de bajarle los humos a Kristy. El año pasado, me habría
mantenido al margen, pero la forma en que ha estado tratando a Justine superó mis
límites.

Su boca hace una mueca.

—No te atreverías.

—Entonces supongo que no me conoces tan bien como piensas.

Golpetea con una uña la mesa, como considerando lo que va a decir.

—Quizás no lo hago, pero aun así no lo harás. De hecho, lo que vas a hacer es dejar una
carta de recomendación de tu padre para mi aplicación al internado en el Sexto
Circuito.

¿Qué mierda?

—¿Se te acabó y fuiste a buscar más droga antes de la reunión? No hay forma en que él
vaya a escribirte una carta de recomendación. No lo permitiré.
Su mueca se convierte en algo aún más feo.

—Sí, lo harás. ¿Y sabes por qué? Porque si no lo haces, le voy a decir a todos que tu
papá está pagando la matrícula de tu nueva novia, y que esa es la razón de por qué
finalmente te abrió las piernas. —Asiente con la cabeza—. Supongo que tuviste suerte
de que perdiera esa beca, o nunca habrías tenido oportunidad con ella.

Mi expresión se mantiene neutra mientras sus palabras me golpean, desatando olas de


odio. ¿Qué mierda?

Kristy está esperando mi reacción, pero me niego a darle lo que está esperando.

Me levanto, sujetando los bordes de la mesa tan fuerte que cruje.

—No sé de qué mierda piensas que estás hablando, pero no quiero escuchar salir el
nombre de Justine de tu boca nunca más.

Se le escapa una risa diabólica.

—Podrías haberme tenido, alguien de tu mismo estatus social, pero no, querías ese
caso de caridad. Al parecer es muchísimo más inteligente que tú, porque logró un pase
gratis para follarte. El periódico amaría esa historia.

—Maldita sea, detente ahora mismo. Estás llena de mierda. —Quiero ir al otro lado de
la mesa y hacerla callar yo mismo, pero nunca le pondría las manos encima a una
mujer.

—Apuesto que esperas que esté equivocada, pero esto no es algo que pueda inventar.
Sabes que mi mamá trabaja en la oficina de registros, ¿verdad? Ha tenido que ayudar a
mantener claros los pagos que llegan de las becas de los chicos que perdieron sus
apoyos. Me dijo que el último pago de la matrícula de Justine vino de tu papá, y no era
la primera vez. Pensé que eso era malditamente interesante.

—Y si no te callas, mañana tu mamá quedará sin trabajo por compartir información


confidencial contigo.

Mi tono enfadado no es tan efectivo como espero que sea, porque Kristy se ríe de
nuevo, y se sienta.

—Estás tan ciego que no puedes verlo, ¿verdad? —Cruza sus brazos, los apoya sobre
la mesa y se inclina en mi dirección—. ¿Cuántas veces te rechazó antes de perder su
beca? ¿No te parece extraño que no haya luchado un poco más después? Piensa en eso,
Ryker.

—Suficiente. —La palabra sale como el ladrido de un doberman.

Kristy niega lentamente con su cabeza.


—¿No te daría la hora por nada del mundo, y de pronto es tu nueva compañera de
estudios y de folladas? ¿No crees que ambas cosas tienen algo en común? Por lo
general no eres tan idiota.

Rabia vibra por cada célula de mi cuerpo, y mis puños se aprietan a mis costados.

—No tienes idea de lo que estás hablando, y si me dices otra palabra de esto, o a
cualquiera, te haré la vida un infierno, a ti y a tu mamá.

La expresión de triunfo de Kristy se convierte en algo horrible y cruel. ¿Por qué alguna
vez pensé que era atractiva?

—Supongo que tendremos que ver que piensa el decano de eso. Pue de que la Señorita
Perfecta Notas Altas quede fuera de la escuela de todas formas. Debe haber algún tipo
de violación al código de conducta de estudiantes.

La miro fijamente.

—Le dices algo al decano, y me aseguraré de que mi papá evite que entres a todo
trabajo que quieras después de la graduación.

Finalmente, la inseguridad cruza su semblante.

—No se atrevería.

—Juro por Dios, no descansaré hasta que lo haga.

Kristy tartamudea, buscando algo para decir, pero no la espero. Necesito respuestas
ahora mismo.
Capítulo 52
Justine
Traducido por flochi

Corregido por LarochzCR

Llevo dos semanas trabajando en la firma, con la mayor parte de mi tiempo ocupado
por el primer proyecto que Vito me asignó, el cual finalmente hemos liquidado ayer
cuando presentamos el escrito.

La caja conteniendo toda la información sobre la conducción bajo los efectos del
alcohol de Chad está depositada en la esquina; sabiendo que permanece casi intacta
me ha estado matando. Tengo que saber si existe alguna posibilidad de una apelación.
Sí, él estaba bebiendo y conduciendo, pero alguien más causó el accidente que llevó a
su arresto. Además, hasta donde sé, ese accidente sigue siendo considerado como un
atropello con fuga sin resolver hasta el día de hoy.

Estoy a punto de escarbar en los expedientes de la corte cuando Vito asoma su cabeza
en mi oficina.

—Hay todo un grupo que va a ir por bebidas para celebrar una apelación que
ganamos. Deberías venir, porque presentar ese escrito merece ser celebrado también.
Las bebidas las invita la firma.

Miro alrededor de mi pequeña oficina a las pilas de archivos que he acumulado.

—Aprecio la invitación, pero estoy segura que la chica nueva probablemente debería
trabajar en vez de jugar.

Vito descarta mi protesta con un gesto.

—Para nada. Siempre hay un mañana. Necesitas un descanso, y deberías notar que la
vida de la firma no se trata todo de trabajo. También tenemos diversión. No quiero
darte la impresión equivocada.
Quiero decirle que sinceramente no tengo intenciones de trabajar alguna vez para una
firma como esta luego de la graduación, por lo que no importa cuál sea mi impresión.
Cuando abro la boca para declinar, Ron se asoma por la esquina.

—¿Vienes? Vamos a AJ’s al otro lado de la calle.

—Ella viene.

En la calle de enfrente, AJ’s está lleno con la multitud que asiste a la “hora feliz”,
incluyendo a la mesa llena de gente de la firma. Parece que esta no es solo una
celebración para el grupo de apelación, sino una situación de: las bebidas las invita la
firma, salgamos y tomemos una. Merica me dijo lo que era ser un adjunto de verano;
bebidas todos los días luego del trabajo, fiestas, juegos de pelota, conciertos,
nómbralo. Al parecer el trabajar duro, jugar duro mentalmente continúa todo el año.

Asesoría Legal no se pareció en nada a esto. Me refiero a que bebimos juntos los
viernes de mi primera semana de trabajo y el último viernes de verano antes de
regresar a la escuela, pero eso fue todo; y todo lo pagaba cada uno. No hay
exactamente un presupuesto de diversión cuando no tienes dinero para el café de la
oficina.

Escojo el asiento junto a Vito, ya que es una de las dos únicas personas con las que
realmente he trabajado, pero no se queda mucho. Se levanta y está hablando con otro
compañero, y una asistente legal se desliza en el asiento que él desocupó.

—Hola, soy Janie. Quise presentarme el otro día, pero he estado ocupadísima. Trabajo
para el grupo de apelaciones también.

Estrecho su mano extendida. —Es agradable conocerte. Soy Justine.

—¡Lo escuché! Eres la que Justice Grant nos envió. Es tan bueno de su parte siempre
estar ayudando a los estudiantes. Mi hija fue asistente de él cuando estuvo en la
escuela de leyes. Ella se graduó hace tres años. Buen hombre. Es una lástima lo de su
esposa.

—¿Una lástima?

Janie parece como si no pudiera contener el chisme cuando mira alrededor,


asegurándose que nadie va a escucharla.

—Se tomó un permiso para ausentarse. La firma nunca dijo la razón, pero todos
sabemos que está en rehabilitación. Se ha mantenido en silencio, y estoy segura que la
familia también. Nadie quiere que sea de conocimiento público, especialmente con
Justice Grant teniendo una posición importante en la corte. Algunas personas tienen
una lucha más dura en contra de sus demonios.

¿Rehabilitación? —No tenía idea.

Los ojos de Janie se iluminan con esa mirada especial de oh, no lo sabías.

—Sí, es realmente difícil para ellos. Estoy segura. Se ha ido por unos meses. Todo
sucedió tan pronto, un viernes estaba en la oficina, y el lunes la firma anunció
casualmente que estaría fuera por un prolongado período de tiempo debido a un
permiso para ausentarse. No tengo idea de lo que finalmente sucedió para llevarlo
hasta tal extremo, pero algo debe haber sido, ¿sabes?

Estoy absorbiendo el impacto de lo que ella dijo, y una cosa se destaca.

—¿Cuándo pasó eso?

Janie inclina la cabeza a la derecha como buscando en su memoria la fecha.

—Creo que fue el fin de semana de la graduación de la universidad de la más pequeña.


Así que, ¿el tercer fin de semana de mayo, tal vez?

El fin de semana que se suponía que Ryker iba a ayudarme con la mudanza. Si
tuvieron que ingresar a su madre a rehabilitación, entonces eso explicaría por qué no
apareció.

Janie está a punto de decir algo más, pero Vito regresa y ella guarda silencio.

Mi mente le da vueltas a esta nueva información mientras la gente bebe y conversa


alrededor de mí.

Entiendo por qué él debió guardar silencio al principio, pero ¿ahora? ¿Luego de todo?

¿Por qué no me lo dijo?


Capítulo 53
Ryker
Traducido por flochi

Corregido por LarochzCR

Con el teléfono aferrado a mi mano, lo sostengo en mi oído mientras la frustración me


maneja. Mi padre sigue en la corte. Mi mensaje es breve y directo.

—¿Cuánto tiempo pensabas que podías mantener en secreto el trato que hiciste con
Justine? Porque si intentabas mantenerlo oculto, estás haciendo un trabajo de mierda.
Tenemos que hablar. Quiero respuestas.

Termino la llamada, reconociendo que es bueno que él no respondiera. No confío en


mí mismo para hablar con él todavía. O con Justine.

Jodidos secretos. Siempre salen.

La amenaza de Kristy de exponer todo lo que me dijo se reproduce repetidamente en


mi cerebro mientras giro mi auto en la dirección del bar donde se supone que voy a
encontrarme con Brandon. Tengo que pensar qué demonios voy a hacer a
continuación, porque honestamente no tengo una jodida idea.
Capítulo 54
Justine
Traducido por flochi

Corregido por LarochzCR

Termino quedándome en Aj’s más tiempo del que esperaba, lo que resulta en que
pierda el autobús que tenía intención de tomar. Estoy saliendo del bar cuando mi
teléfono vibra en mi mano, sorprendiéndome lo bastante como para casi dejarlo caer
en la acera. Espero ver el nombre de Ryker en la pantalla, pero en cambio se trata de
un número que no reconozco.

—¿Hola?

—Justine, es Jon Grant.

Reconozco la voz de inmediato, aunque Justice Grant nunca antes me ha llamado.

—¿Sucede algo malo? ¿Ryker está bien?

¿Por qué cuando alguien llama a uno inesperadamente, la primera conjetura es que
algo está terriblemente mal? Mi pulso se acelera a cada momento mientras me
pregunto qué pudo haberle sucedido a Ryker. Un millón de posibilidades giran por mi
cabeza, comenzando con algún tipo de espantoso accidente.

—Acaba de dejarme un correo de voz, y lo sabe.

Mi estómago se hunde hasta el cemento debajo de mis pies.

—¿Qué? —La palabra sale como un brusco suspiro. No puede saberlo.

—¿Le dijiste?

—No. —Hielo se congela donde se supone que esté mi columna—. Le dije que me
consiguió un trabajo en la firma de su esposa. No le conté nada más. —La culpa se
mezcla con el temor. Debí haberle dicho—. ¿Qué parte del acuerdo sabe? ¿Todo?

—No lo dijo. No quería llamarlo sin hablar contigo primero. Esta va a ser una situación
delicada. ¿Cómo quieres manejarla?

—Yo… no lo sé.
—¿Quieres que le explique yo?

Niego con la cabeza, pero me doy cuenta que Justice Grant no puede verlo. —No. Yo…
lo resolveré. Siempre que esté de acuerdo en que lo explique.

—Tienes mi bendición para contarle todo. Me preocupa que sólo entienda una parte
de la historia.

El temor helado sujeta más de mi cuerpo con cada palabra que dice.

—La peor parte, ¿verdad?

—No lo sé. Lo siento, Justine. Déjame saber si hay algo que pueda hacer. Estoy seguro
que puedo explicárselo y lo entenderá. —Su tono impone esperanza, y creo que los
dos sabemos que no será tan simple como eso.

Quiero hacerle a Justice Grant más preguntas, pero sé que no tiene las respuestas.

Solo puedo imaginar lo enfadado que Ryker está. Tengo que encontrarlo. Y… ¿qué?
¿Decirle que no tuve más opciones? ¿Usar la frase extremadamente cliché de no es lo
que piensas?

—Le informaré.

Colgamos, y me quedo mirando a mi teléfono.

¿Por qué Ryker no me ha llamado exigiendo una explicación?

Escribo un mensaje.

JUSTINE: Tenemos que hablar. Por favor, déjame explicarte.

La burbujita gris aparece del otro lado de la pantalla del mensaje por un momento y
luego desaparece. Lo leyó.

Espero un momento a que la burbuja vuelva a aparecer, pero no lo hace.

¿De verdad? ¿Ni siquiera valgo una respuesta?

Mi teléfono tiembla en mi mano cuando lo meto en mi bolso. Parada de autobús, aquí


vamos.
Capítulo 55
Ryker
Traducido por stefaniaVera

Corregido por Mae

Brandon ya está en el bar con una cerveza cuando entro.

—Oye, hombre. ¿Qué quieres? Yo pago.

—Un trago de Johnny Walker.

Los ojos de Brandon se ensanchan.—¿Día duro?

Me dejo caer sobre el taburete a su lado y deslizo mis manos a través de mi cabello. —
Un día jodido, eso es seguro.

—¿Qué demonios pasó?

—No quiero hablar acerca de eso. Solo necesito una maldita bebida. —Y esa es la
verdad. ¿Qué demonios voy a hacer ahora?

Le hace un gesto al barman y ordena mi trago, pero lo hace doble.El mejor consejo que
me han dado, emborráchate lo suficiente para no tener que pensar en eso hasta
mañana. —Te llevaré a casa, ¿Es mi turno de ser el conductor designado, cierto? —
Aparta su botella.

El barman sirve el Johnny Walker, y no dudo en bebérmelo de un trago.

Tal vez Brandon tiene razón. Emborracharme lo suficiente para no pensar sobre esto
hasta mañana suena como un buen plan, incluso cuando sé que no es la decisión más
inteligente.

Tengo que hablar con Justine . . . pero ¿qué mierda voy a decirle?

Mi teléfono vibra con un mensaje, y lo saco de mi bolsillo.

JUSTINE: Tenemos que hablar. Por favor, déjame explicarte.


Así que mi querido padre la llamó en vez de a mí. Supongo que eso es lo que los
cómplices hacen. Miro hacia mi teléfono, pero no tengo idea de qué coño decir.

Lo lanzo a la barra al lado del de Brandon en su lugar.

—Orgulloso de saber que sigues teniendo el mismo buen gusto que tengo yo.

Nuestros teléfonos son idénticos, pero el suyo no está esperando a que conteste un
mensaje que cambia todo.

—Necesito otro trago.

Llama al barman de nuevo, sin hacer preguntas, y empieza a hablar del futbol
Americano de la Universidad. No podría importarme menos ahora, y mi mente va de
nuevo al mismo sitio al que ha ido por meses. Mierda, años. Justine.

¿Realmente necesito que me explique? Estaba desesperada; le daré eso. Vi la


desesperación con mis propios ojos cuando entró en Déjà Vu buscando un trabajo.

El vaso es llenado una y otra vez, y continúo bebiendo de este. Brandon se da por
vencido al tratar de hablar conmigo y deja su taburete para ir a hablar con una
pelirroja en la mesa de billar.

Bien. No estoy de ánimo para compañía en este momento.

La puerta principal se abre y un grupo de personas riéndose entra. Estudiantes.


Reconozco a un par de ellos. Una en particular.

Mierda. Tal vez no me vea.

No tengo suerte. Merica me mira con curiosidad mientras abandona a su grupo y viene
hacia mí. Asiente hacia el vaso vacío en la barra.

—¿Qué demonios haces bebiendo solo?

—¿Importa?

Me cuestiono ordenar otro trago, pero en vez de eso alcanzo un puñado de palomitas
de maíz que Brandon dejo atrás. Calculo mal y se voltea, palomitas de maíz se riegan
por todos lados.

—¿Estas borracho, verdad?

Antes de que pueda negarlo, tiene su teléfono afuera y sus dedos se mueven
furiosamente sobre la pantalla.

No importa si estoy borracho o no, se exactamente a quién le está escribiendo. Le


quito el teléfono de las manos, esperando ser más rápido que su pulgar en el botón de
enviar.

—¡Oye! ¡Que demonios!


Merica intenta alcanzar su teléfono pero me doy vueltas en el taburete del bar,
manteniéndolo fuera de su alcance. Las palabras están borrosas en la pantalla, pero
puedo leer el mensaje.

MERICA: Ryker está totalmente borracho en el Spartan’s Brew House. Tal vez quieras
venir. Creo que algo está REALMENTE mal. ¿Le dijiste?

Estoy mirando la última parte del mensaje, dejando que el significado se hunda,
cuando ella lo quita de mis manos.

—¿Cuál demonios es tu problema, amigo?

—¿Cuánto sabes? ¿Cuánto te dijo ella? ¿Acerca del trato que hizo con mi papá?

Los ojos de Merica se ensanchan pero no hay confusión en ellos, solo sorpresa.

Ella sabía.

—¿Te dijo todo, no es así?

Merica escanea el bar y mira de nuevo hacia mí.—Mira, necesitas hablar con ella.

Es toda la respuesta que necesito para confirmar mis sospechas.

¿Cuantas veces Justine evadió mis preguntas acerca de cómo pagaba su colegiatura?
¿Cuántas veces tuvo la oportunidad de decirme la verdad? Demasiadas.

—¿Cómo te dijo? ¿Tan solo mencionó casualmente que encontró una manera creativa
de pagar su colegiatura luego de perder su beca? Estoy realmente curioso acerca de
cómo le dices eso a alguien, porque aparentemente ella no pudo encontrar las
palabras para decirme.

—¿Quién te dijo? —pregunta Merica, sus ojos aun ensanchados.

—Malditamente no importa, porque no fue Justine.

Pone una mano encima de la barra. —¿Tu papá?

—No. —La palabra sale dura, porque el debería haberme dicho. Uno de hechos
debería haberme malditamente dicho.

—Mira, necesitas hablar con ella. O con tu papá. Porque hay mucho más de la historia
de lo que te das cuenta. Quiero decir, ¿Por qué crees que ella tomó ese trabajo en la
firma? Le está pagando a tu papá. Ella no está tomando esa mierda de gratis.

Estoy aturdido, y trato de encajar esta nueva información dentro de lo que ya sé. —
¿De qué demonios estás hablando?

Cruza sus brazos sobre su pecho, sacudiendo su cabeza. —Esto es por qué necesitas
hablar con ellos. Ordena los hechos antes de precipitarte. ¿No crees que hubiese sido
más fácil para ella seguir dejándolo pagar su colegiatura? Ella va a tomar un trabajo en
Legal Aid donde no hace casi nada, y aun así decidió que no podía estar contigo a
menos que tu padre acordara hacerlo un préstamo.

Sus palabras se hunden lentamente. ¿Un préstamo?

—¿Estás segura?

Merica arquea una ceja. —¿Segura de que estas siendo un idiota? Absolutamente.
Ahora, ve jodidamente a hablar con ella y trata de no decir algo que vayas a lamentar.

—Tengo que hablar con ella. Ahora.

Merica tiene razón. Esto jodidamente cambia todo, incluyendo cualquier ventaja que
Kristy tiene para amenazarla.

—La primera cosa inteligente que dices desde que llegue aquí. ¿Por qué no llamas a un
taxi y vas a hacer eso? —Ella me palmea el hombro—. La próxima vez, no seas un
idiota.

—Cierto.

Se voltea y regresa con su grupo. Agarro mi teléfono y busco a Brandon en la mesa de


billar. Él y la pelirroja se han ido.

Ese hijo de puta.

No es la primera vez que me deja tirado por un coño. Aparentemente algunas cosas
nunca cambian. Imbécil.

Regreso a la barra y pago por ambas cuentas, y salgo por la puerta de atrás.

Necesito encontrar a Justine y hablar con ella en persona. Ahora. Necesito entender
qué demonios está pasando realmente.
Capítulo 56
Justine
Traducido por Mae

Corregido por Mae

Lo oigo antes de verlo. El horrible golpe de metal contra el metal cuando un auto
golpea la barandilla en el lado opuesto de la carretera antes de detenerse
bruscamente.

Un camaro gris.

Oh Dios mío.

Saltando desde el banco de la estación de autobuses, pongo mi bolso sobre mi hombro


y corro hacia el auto. Dentro de mi, sé que es Ryker.

La bocina se enciende cuando abro la puerta lateral del conductor. Su cara está
presionada contra el volante, pero gracias a Dios no hay sangre.

—¡Ryker! ¡Ryker! ¿Estás bien?

Su cabeza cae de nuevo contra el asiento y él parpadea hacia mí. Su rostro está rojo
donde fue presionado contra el volante, pero no hay otras lesiones visibles.

—Mierda. No debería haber conducido.

—¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? —Busco un signo de sangre o heridas, aliviada al
descubrir que no hay ninguno, pero el olor a whisky en su aliento es fuerte—. ¿Qué
diablos hiciste?

—Esa fue mi pregunta para ti.

Sus palabras son lentas. Está borracho.

Y si los policías vienen, está jodido.

No sé qué me posee, pero le golpeo en el pecho con el dorso de la mano y luego


desabrocho el cinturón de seguridad. —Eres un maldito idiota. Ahora, ponte en el
asiento del pasajero. Tenemos que salir de aquí.
Parpadea pero sigue mis instrucciones y sube por la consola central hacia el asiento
del pasajero.

No puedo creer que hiciera esto. ¿En qué diablos pensaba?

Me coloco en el asiento del conductor y lo ajusto para poder alcanzar los pedales. Y
luego nos saco de allí.

Estamos más cerca de su condominio que del campus, así que doy vuelta a la derecha
en la siguiente luz, agradeciendo que el auto siga intacto para conducir y que no haya
policías en la carretera. El lado del pasajero va a estar totalmente arruinado, pero
tiene dinero para arreglarlo. El dinero no arreglará una multa por conducir ebrio y
una noche en la cárcel.

Montañas de culpa me aplastan mientras conduzco.

Esto es mi culpa. Se enteró del trato con su padre, se emborrachó, y condujo ebrio.
Pero eso no significa que no esté enfadado.

—Eres un idiota, Ryker. ¿En qué diablos pensabas? ¿Conducir borracho? ¿No
recuerdas lo que le pasó a Chad? ¡Esto podría estropear todo tu puto futuro!

—No creí que estuviera tan borracho —gime, apoyando la cabeza contra la ventana.

—¡No deberías haber conducido después de beber nada! Lo sabes. —Estoy herida,
decepcionada, y realmente enojada—. ¿Y sobre esto? ¿Por qué no me dejaste explicar?
Háblame. Grítame. Cualquier cosa menos esto. No creía que fueras así. ¿Estaba
equivocada?

Otro gemido.

No conseguiré nada satisfactorio de él en este momento, así que ¿por qué intentarlo?

Me detengo en la puerta de su garaje. No tengo ni idea de cómo llegar, así que pulso el
botón de llamada y una voz responde. —¿Cómo puedo ayudarle?

—Tengo a Ryker Grant aquí y él ha olvidado su...

—No se preocupe, la dejaré entrar.

La puerta se levanta frente al auto. Tal vez tienen una cámara y lo reconocen? O eso o
la seguridad no es tan alta en este edificio. No me importa menos en este momento.

Al entrar en el lugar donde Ryker siempre se estaciona, apago el auto y salgo para
evaluar el daño. Todo el lado del pasajero del auto está raspado, pero no es tan malo
como esperaba. Es un estúpido afortunado.

—Whoa, ¿qué diablos pasó?


Me agito ante el sonido de la voz. Ryker no necesita testigos, pero no tenía otra idea de
dónde traerlo. La voz se materializa en el mismo tipo rubio que me dio un aventón.
Ian.

Corre a través del garaje. Sus ojos se ensanchan al ver el auto.

—¡Santo jodido! ¿Dónde está Ry? —Él aparta su mirada del auto a mí—. ¿Que pasó?

Asiento hacia el asiento del pasajero. —Todavía está dentro. No sé si puedo sacarlo yo
misma.

—¿Está bien? —Ian se mete las manos en el cabello rubio—. Mierda, ¿por qué no lo
llevaste a la sala de urgencias?

Cruzando mis brazos sobre mi pecho, miro a ese tipo. —Está borracho, no herido, por
lo que puedo decir. Y es un idiota porque bebió y condujo. ¿Realmente crees que debo
llevarlo a la sala de urgencias?

—Mierda. —Ian suelta una maldición—. ¿Qué mierda pensaba? Vamos a sacarlo de
aquí y arriba.

Él mueve su mirada entre yo y el auto otra vez antes de que abrir la puerta del
pasajero con un crujido áspero de metal. Ryker cae por el costado.

—Mierda. —Ian se inclina para agarrar sus brazos y levantarlo—. Jesús, hombre. Qué
mierda.

Ryker murmura algo que no puedo distinguir, e Ian ayuda a ponerlo de pie. ¿Debería
quedarme? ¿Irme?

¿Quiero quedarme? Estoy enfadada con él. ¿Cómo diablos podría hacer algo tan
estúpido? ¿Poniendo todo su futuro en riesgo así?

No vale la pena, dice una voz pequeña, y sé que tiene razón. No vale la pena arruinar
su futuro.

—Oye, ¿puedes pulsar el botón del ascensor? Necesitamos subirlo para que pueda
llamar a un amigo de la escuela de medicina. Podría tener una conmoción cerebral. —
Ian tiene el brazo de Ryker envuelto alrededor de su hombro y están arrastrándose
hacia el ascensor.

Tomo mi decisión. Le ayudaré a llevarlo a su apartamento, y luego dejaré que Ian se


encargue de él. Realmente, sé que Ryker no va a querer verme. No podía ni siquiera
molestarse en contestar mi mensaje y darme una oportunidad para explicar. No,
según Merica, fue directo al bar y fue golpeado.

Cuando esté listo para escuchar mi parte de la historia, sabe dónde encontrarme.

Los tres vamos a apartamento, y me alegro de haber recordado las llaves. Después de
abrir, Ian deja Ryker en el sofá. Él gime y rueda.
—Va a tener una resaca. Maldito idiota. —Ian levanta la mirada de su amigo hacia
mí—. ¿Te quedarás? Llamaré a mi amigo. Necesita que le echen un vistazo, y no voy a
llevarlo a urgencias.

—No creo que vaya a querer verme cuando despierte. —Mi pecho se aprieta con las
palabras. Duele más decirlas en voz alta.

Pero, ¿qué pensaba que iba a pasar cuando se enterara? No esperaba que pusiera en
peligro todo su futuro. La culpa me golpea.

Las cejas de Ian se elevan con interés. —Así que sabes lo que pasó.

—No exactamente.

Me dirijo al mostrador de la cocina y saco Post-its del tazón de chucherías. El uno


donde él guardó un dispensador de Pez para mí. Cuando encuentro un marcador,
escribo una nota corta y sucinta.

Si quieres hablar, sabes dónde encontrarme.

PD: Eres un maldito idiota por manejar.

Tengo que salir de este condominio. Me odio ahora mismo. Todo lo que hice nos llevó
a este punto. No estoy asumiendo la responsabilidad de la elección de Ryker al
emborracharse y luego subir a su auto, pero tampoco estoy libre de culpabilidad.
Causalidad. Lo aprendimos en Delitos. Mis acciones fueron parte de la cadena de
eventos aquí, y nada de lo que pueda hacer cambiará ese hecho.

Regreso al sofá y pego la nota en el borde de la mesa de café donde Ryker no puede
ignorarla cuando finalmente recupere la conciencia.

Ian echa un vistazo a las palabras y me mira.

—Voy a entrometerme y decir que te buscará más temprano que tarde.

—Supongo que lo veremos.

Y luego me voy.
Capítulo 57
Justine
Traducido por Jeyly Carstairs

Corregido por Mae

Tienes que estar bromeando. Esto no está sucediendo de nuevo. No es justo. Todos
estos pensamientos recorren mi cabeza mientras corro por el estacionamiento, mis
pies adoloridos de la caminata desde la parada del autobús porque olvidé mis
manoletinas.

La puerta de mi apartamento está abierta, y una vez más la manija de la puerta parece
que ha sido golpeada.

Me arrastro hacia la puerta abierta. ¿Y si siguen aquí? Busco a tientas mi teléfono, lo


saco y marco el número de la seguridad del Campus. Suena dos veces antes de que el
operador conteste.

—Seguridad del Campus. ¿Es una emergencia?

—Sí. Alguien entró en mi apartamento. Estoy en el Complejo de Viviendas para los


Estudiantes de Gilroy. Creo que podrían estar dentro.

—No entre en el apartamento. ¿Hay algún otro lugar al que pueda ir? ¿Un vecino?

—No. No conozco a ninguno de los vecinos.

—Bueno, está bien. Por favor, salga de la vista en caso de que los intrusos todavía
estén dentro. Hemos tenido muchos problemas últimamente. Estaría más segura si
saliera del sitio.

Abro la boca para decirle una vez más que no tengo a donde ir y no hay forma de
llegar allí, pero un destello de movimiento me distrae.

—¿Señora?

De ninguna manera. No puede ser.

—¿Señora? —pregunta el operador—. ¿Esta bien? La Seguridad del Campus está en


camino.
Cuelgo el teléfono y me acerco más. El destello de largo cabello oscuro me trae
recuerdos de mi infancia.

No puede ser ella.

No he visto a mi madre desde el día en que la corte le otorgó mi custodia al abuelo. Esa
fue la última vez que me dijo que deseaba que yo no hubiera nacido.

El recuerdo aún me lastima. ¿Qué clase de madre dice eso?

Esta delgada, casi hasta el punto de ser frágil. Una camiseta de manga larga blanca
cuelga de sus hombros, proporcionando poca protección contra el frío que cae.

—¿Mamá? —pruebo la palabra que no ha estado en mis labios en años.

Su cabeza se sacude y sus ojos me encuentran en la oscuridad. No sé cuáles espero que


sean las primeras palabras que salgan de su boca, pero definitivamente no son las que
dice.

—¿Qué hiciste con el dinero, Justine?

—¿Qué dinero?

Caminamos una hacia la otra, y estoy entumecida. Se ve exactamente igual que cuando
yo tenía dieciséis. ¿No debería verse mayor? ¿Más demacrada?

Pero no, ella todavía luce demasiado hermosa para su edad con su cabello castaño
largo, ojos oscuros y piel que aún está rociada y tersa. De la misma manera que se veía
cuando trató de obligarme a seducir a algún viejo rico para que ella pudiera tomar
fotos y chantajearlo por tocar a una menor.

Fría. Calculadora.

Todavía recuerdo sus palabras. —Es hora de que empieces a ganar tu sustento si
vamos a seguir alimentándote. Te tomó demasiado tiempo finalmente pasar por
alguien de dieciocho.

Le dije que se fuera al infierno y corrí hacia el abuelo. Esa fue la última gota para él.

Ella interrumpe mi viaje por el callejón de la memoria. —No esperes que crea que no
lo tienes. La compañía de seguros tardó una eternidad en pagar.

—¿Qué dinero? —Confusión y rabia se tejen a través de mis palabras en igual medida.

—El seguro de vida. Han estado luchando por más de un año, y luego nos notificaron
que la reclamación fue aprobada. Excepto que no nos enviaron el cheque como se
suponía que debían hacerlo. Dijeron que fue a ti.

—¿El abuelo tenía seguro de vida? ¿ Y yo era la beneficiaria? —Esto es toda una
noticia para mí.
—No importa quién es el beneficiario; ese dinero es mío. Era mi padre. He estado
luchando por el pago. Presentando formulario tras formulario hasta que finalmente
cedieron. Ahora, ¿dónde está el maldito cheque?

—¿Falsificaste mi nombre en esos formularios? ¿Mi firma? —No sé por qué me


molesto en preguntar. Por supuesto que sí.

Otro pensamiento me golpea. —¿Has entrado en mi apartamento antes? ¿Roto la


puerta? ¿Aterrorizándome hasta la muerte? ¿Todo para poderbuscar un cheque que
nunca he recibido?

Sus labios se curvan. —Ese fue tu padre. Ahora, deja de mentirme. Quiero ese maldito
cheque.

—¿Por qué forzar la entrada? ¿Por qué no solo me preguntaste?

Sus cejas se unieron en una raya enojada. —Porque sabía que me mentirías igual que
ahora.

Sirenas se escuchan en la distancia. Mierda. La Seguridad del Campus.

Los ojos de mi madre se dirigen hacia el sonido. —¿Has llamado a la policía? ¿Por qué
diablos harías eso?

—¡Por qué es lo que hacen las personas normales cuando encuentran a alguien
forzando la entrada a su apartamento! —Mi paciencia ha desaparecido—. Necesitas
salir de aquí si no quieres pasar la noche explicándole a la Seguridad del Campus qué
diablos hacías. Y espero que no hayas dejado huellas dactilares, porque garantizo que
van buscar más de lo que hicieron la última vez.

—No voy a ninguna parte hasta que consiga ese cheque. Puedes explicarles que
estabas equivocada.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho, colocándome mi armadura metafórica. —


Irrumpiste en mi apartamento. No les diré nada más que la verdad. No hay cheque.

—Siempre fuiste una mocosa desagradecida. No ha cambiado ni un poco. Debería


haberte abortado.

Las palabras me golpean como un puñetazo, robando mi aliento.

Con ese golpe de despedida, da vuelta y corre hacia los arbustos al otro lado del
estacionamiento antes de desaparecer en la noche.

Cierro los ojos con fuerza deteniendo las lágrimas que aparecen en las esquinas. Aquí
no. Ahora no. Tomo una respiración profunda y temblorosa para calmarme. Cuando
abro los ojos, dos unidades de Seguridad del Campus se están entrando al
estacionamiento. Escaneo los arbustos y más allá mientras los oficiales se estacionan,
pero no hay señales de ella.
¿Qué diablos voy a decirles?
Capítulo 58
Ryker
Traducido por camii.beelen

Corregido por Mae

Mierda. Mis párpados se abren pero la luz envía agujas de dolor que apuñalan mi
cabeza. Jesús. ¿Estoy muerto? ¿No dolería menos?

Mi rostro late como si hubiese recibido un derechazo, mi cabeza se siente como si


pudiera explotar, mi pecho duele, y básicamente me siento como si corriera en contra
del tráfico. Ruedo en mi cama…

¡Zas!.

Jode. Me. Mi cabeza amenaza con abrirse de par en par cuando me golpeo de cara en el
suelo. ¿Quién es ese desgraciado hijo de puta gimiendo como si estuviera muriendo?

Ah, sí, soy yo.

—¿Vas a vivir, imbécil?

La voz viene de alguna parte detrás de mí, y la reconozco como la de Ian. Muevo mis
ojos hacia la derecha, pero incluso el movimiento de mis ojos me duele.

Jesús, ¿qué diablos hice?

Una mano, que supongo pertenece a mi amigo, sacude mi hombro.

—Amigo, tengo que ir a clase y necesitas levantarte y lidiar con tu auto. No tienes una
conmoción cerebral, pero tienes un moretón en la frente.

¿Mi auto? ¿Un moretón?

Mi estómago se agita mientras giro sobre mi costado y lo miro. —Joder, ¿qué diablos
pasó anoche? —¿Y cuánto bebí?

—No conozco los detalles, hombre, pero la jodiste. Mal. Todo el lado derecho de tu
auto está destrozado. Tienes suerte de que ella te encontrara y te trajera a casa, de lo
contrario estarías en la celda para borrachos ahora mismo tratando de explicarle a tu
papá por qué jodiste tu futuro.
Lucho por seguir sus palabras, y el disgusto en su rostro me toma por sorpresa. —
¿Qué hice? —La pregunta sale tranquila, y dirigida más a mí mismo que Ian.

—Tendrás que recordarlo tú mismo, hombre. Al menos, no te vomitaste todo sobre tú


mismo, pero todavía apestas a whisky. Está saliendo de tus poros ahora.

¿Así que ese olor a alcohol agrio viene de mi? —¿Qué diablos pasó?

—Te lo dije... no lo sé. Puede que quieras llamar a tu chica. —Su voz está más lejos esta
vez, lo que explica por qué oigo la puerta cerrarse.

Llama a tu chica. Esas palabras desencadenan una inundación de destrozados


recuerdos de anoche.

Ruedo sobre mi espalda y veo una nota pegajosa colgando del borde de la mesa.
Tomandolo, leo las palabras escritas en cortos trazos de Sharpie negro.

Si quieres hablar, sabes dónde encontrarme.

PD: Eres un maldito idiota por manejar.

No está firmado, pero no necesita estarlo. Reconocería la letra de Justine en cualquier


parte.

Juntar los recuerdos en mi cabeza lleva más tiempo. Realmente no creí que bebiera
tanto.

Alguien más aporrea mi puerta, y me levanto hasta quedar parado. Mi cabeza nada, y
creo que podría vomitar.

—Ryker, abre esta maldita puerta ahora mismo. —La voz enojada de mi padre es
inconfundible.

Con pasos arrastrados, me dirijo hacia la puerta, la desbloqueo y la abro. Su rostro


sólo puede describirse como enfurecido.

—¿Qué diablos estabas pensando?

—¿No deberías estar en el trabajo? —Le pregunto.

—¿No deberías estar en la cárcel?

Las palabras de mi padre me atrapan como un puñetazo al intestino, y el temor se


arrastra sobre mí. —¿Qué diablos hice?

Él sacude su cabeza, y puedo leer la decepción y frustración en su rostro también. —


¿Recuerdas aún intentar manejar a casa desde el bar anoche? ¿Y chocar contra la
barandilla? ¿O qué tal el hecho de que el pensamiento rápido de Justine es la única
razón por la que no estás en la cárcel? Me dejaste ese mensaje y ni siquiera esperaste
para escuchar toda la historia.
Ahí es cuando me acuerdo de todo... al menos hasta el bar.

—¿Ella te llamó?

—No. Vi a tu amigo Ian mientras subía por el ascensor. Me ha informado sobre los
detalles.

—¿Qué pasó?

El ceño de mi padre podría despegar la pintura de una pared. —Tendrás que


preguntarle a Justine por esa historia, porque es la única que estuvo allí. Lo que sea
que hiciste, lo arreglaras. No merece tu desprecio por sus decisiones. Esa chica lo
cambió todo una vez que se enamoró de ti.

Mi mente, ya girando, se detiene bruscamente. —¿Se enamoró de mí?

Mi padre sacude la cabeza. —Está enamorada de ti, y tú eres una idiota que no se da
cuenta de a lo que renunció por eso.

Me tiemblan las manos , y no estoy seguro de si es una consecuencia de la bebida o si


estoy perdiendo el control. Probablemente ambos.

—¿Qué es a lo que ella renunció?

—Me ofrecí a pagarle su matrícula si mantenía tus calificaciones. Ella canceló el pase
libre a favor de hacerlo un préstamo porque tuvo que ser franca conmigo y decirme
que estaba enamorada de ti.

¿Está enamorada de mí?

—Tengo que arreglar esto. —Busco mis llaves en la mesa y mi padre sacude la cabeza.

—Ese auto no va a ninguna parte, y necesitas limpiar tu desorden. Llama a la tienda de


carrocería y pídeles que envíen un remolque. Toma una jodida ducha e intenta
parecer humano otra vez. Eres más inteligente que esto, Ryker. Actúa como tal.

Él tiene razón. Necesito limpiar mi desastre como un hombre, y luego voy a conseguir
la chica.
Capítulo 59
Ryker
Traducido por Jeyly Carstairs

Corregido por Mae

Mi vieja bicicleta gigante de montaña me lleva a través de la ciudad al campus. Esquivo


autos, peatones, otros ciclistas, y casi termino de adorno encima del capó en un
autobús antes de llegar al complejo de viviendas de Gilroy. Cuando me acerco al
departamento de Justine, mis intestinos giran y aprehensión se dispara a través de
mis venas. Su puerta otra vez esta sellada.

¿Su lugar fue asaltado de nuevo?

La ira, el miego y la preocupación atraviesan mis músculos, y busco mi teléfono para


llamarla, pero no está en mi bolsillo.

Mierda. Palpo todos mis bolsillo, pero no tiene sentido. Se fue. ¿Cómo carajo lo perdí?

Es probable que esté aplastado en la carretera donde tuve que subirme a la acera para
evitar el autobús. Empujo las manos en mi cabello, la frustración recorre mis venas.

Miro la puerta durante otros treinta segundos, pero perder el tiempo aquí no me va a
dar ninguna respuesta. Reviso mi reloj. Hay una posibilidad de que todavía pueda
estar en la escuela, así que pedaleo en esa dirección.

—¿Esperas que te diga una maldita cosa después de anoche?

Merica me reprende con sus palabras y la expresión asesina en sus ojos.

—¡Ella apareció en mi casa hecha un mar de lágrimas. Esa chica casi nunca llora, y no
solo la asustaste la última noche por ser un completo jodido idiota y hacer algo
estúpido, su mamá irrumpió en su apartamento y luego le dijo que debería hacerla
abortado! —El tono de Merica es bajo así nadie puede oírla, pero todavía sale como un
grito.
—Espera, ¿qué? ¿Su madre entró a su apartamento? —Suena muy mal, no puedo
entenderlo.

—Sí, aparentemente su padre hizo los honores la última vez.

—¿Qué demonios? ¿Por qué?

Merica se encoge de hombros. —Larga historia, pero la esencia es que sus padres son
unos perdedores, y pasar de una estafa a la siguiente es en lo que son mejores.

Jesús. No es de extrañar que nunca hable de ellos. ¿Dónde está ahora?

—¿Por qué debería decírtelo? —Merica me mira antes de cruzar los brazos—. ¿Así
puedes dejarla de nuevo? Porque no te das cuenta de que no se ha apoyado en nadie
más que en mí desde que murió su abuelo. No es el tipo de chica que va por ahí
esperando la ayuda de alguien. Pero hay algo acerca de los Grants que debe gustarle
porque te dejó entrar a ti y a tu papá. Ella confío en ti. Creyó en ti. Y luego tú la
lastimaste sin darle la oportunidad de explicarte.

Empujo los dedos a través de mi cabello. ¿Qué sobre ella? Si me lo hubiera dicho, yo…

—¿Tu hubieras hecho que? Tomaste la noticia y tuviste la peor reacción posible, y aun
así ella te salvó el culo. Nadie viene a su rescate. No hasta tu padre. ¿Y vas a utilizar eso
contra ella, que la única vez en su vida entera que realmente necesitaba ayuda,
finalmente cedió lo suficiente para aceptarla?

Dejando caer mis manos a los lados, me encuentro con la mirada furiosa de Merica y
espero que pueda sentir la intensidad de la convicción que atraviesa mi cuerpo. —Voy
a hacer esto bien.

Merica debe saber lo jodidamente serio que soy, porque finalmente cede. —Entonces
puedes encontrarla en el trabajo. El trabajo que tomó para pagarle a tu papá en lugar
de aceptar una limosna.

Libero una larga respiración. —Gracias.

—Será mejor que no vuelvas a arruinar esto. Merece cosas buenas. No está mierda.

—Lo juro, voy a hacer esto bien.

Me giro y me dirijo hacia la puerta. Tengo una chica que localizar y una gran disculpa
que dar.
Capítulo 60
Justine
Traducido por antoniettañ

Corregido por Mae

Mi celular suena pero lo ignoro. Estoy metida hasta el cuello en el caso de Chad,
buscando cualquier cosa que potencialmente pudiera ayudarlo a ganar una apelación,
y distrayéndome de la épica mierda de mi vida.

Estoy haciendo un trabajo de mierda en ambos.

Obligándome a concentrarme, recojo el reporte de la policía de nuevo.

Un conductor en un sedán rojo no pudo detenerse en la señal…

Mi celular suena, rompiendo mi concentración de nuevo. La pantalla muestra un


número desconocido.

¿Qué? ¿De verdad pensaste que Ryker llamaría? Mi nota decía que me buscara cuando
quisiera hablar, pero claramente no quería tener nada que ver conmigo. ¿Qué
esperaba realmente?

Agarré el teléfono y respondí en el cuarto tono como una forma de acabar con la fiesta
de lástima que estoy a punto de lanzar.

—¿Hola?

—¿Es Justine Porter?

—Sí, soy yo.

—Soy el oficial Fitzwilliam de la seguridad del Campus. Tenemos un avance en su


caso, y quisiéramos que venga a la estación para hablar sobre eso.

Retengo el aliento, preguntándome si ya han averiguado que era mi madre quien


irrumpió. No sé qué tipo de lealtad fuera de lugar evitó que la delatara, pero cuando
abro mi boca para decírselos, las palabras no salen.

Recomponiéndome, envuelvo un brazo alrededor de mi estómago.

—¿Qué tipo de avance?


—Preferiría discutirlo en persona.

Miro hacia el reloj en la parte inferior del monitor de mi computadora, las


posibilidades corren por mi mente.

—Voy a estar en el trabajo durante otra hora, pero puedo ir después. —Podría usar el
tiempo para recomponerme para cualquier cosa que vayan a decir.

—Ahora sería mejor.

El temor recorre la habitación, dejando golpes fríos en mi piel. Eso no sonó bien en
absoluto.

—Um… muy bien. Déjeme hablar con mi jefe.

—Bien. La veremos pronto, señorita Porter.

Mirando fijamente por la ventana del autobús que me lleva de regreso al campus,
recorrí todos los escenarios a los que podría entrar en la oficina de la seguridad del
campus.

¿Qué si la arrestaban? ¿Qué si arrestaban a mi papá también? ¿Por qué ellos no


pueden mantenerse fuera de mi vida? ¿Y cómo es que no sabía sobre esta póliza de
seguro de vida si era la beneficiaria? Garantizo que nunca veré ni un centavo de eso, si
en realidad existe. Mi mamá se asegurará de eso.

Para el momento en que bajo del autobús en la parada más cercana, he podido
controlarme y adoptar una expresión en blanco.

Un estudiante en el mostrador del frente toma mi nombre y me dice que tome asiento.
Mi trasero apenas toca el asiento de vinilo verde antes que el oficial Fitzwilliam rodee
la esquina.

—Venga a la parte de atrás, señorita Porter.

Mientras lo sigo por el pasillo iluminado con luces fluorescentes, mi mirada salta de su
camisa de uniforme de poliéster marino a las suelas de sus zapatos negros, al gris de
las baldosas del suelo industrial y de regreso. Hace un gesto con un grueso brazo hacia
la habitación a la derecha y entro. Por un momento, retengo el aliento,
preguntándome si voy a encontrar a mi madre con esposas adentro.

Está vacio.

—Por favor tome asiento. ¿Quiere algo de agua? ¿Café?


Su comportamiento es ilegible, y declino su oferta cortésmente.

—No, gracias. ¿Puede decirme qué está pasando?

La mandíbula de Fitzwilliam se mueve con cada masticada de su chicle, y asiente, se


sienta en la silla frente a la mía en la mesa. Deja caer una carpeta de archivos en la
superficie de madera de imitación y cruza sus brazos. La ansiedad me recorre
mientras espero por lo que sea que va a decir.

No tengo que esperar mucho.

—Creemos que hemos identificado a la persona que irrumpió en su apartamento.

Me preparo para lo que sea que va a decir a continuación, pero no lo suficiente.

—Recuperamos varias partes de su correo en la escena del accidente esta tarde.

—¿Mi correo?

—Sí, asumimos que la eligieron como objetivo para un cambio robo de identidad. Es
una práctica común para robar el correo de las víctimas para las aplicaciones de las
tarjetas de crédito y cosas por el estilo.

Todo encaja en su lugar. Está completamente equivocado. Lo robaron con la


esperanza de encontrar el cheque de la compañía de seguros. ¿Y lo encontraron en la
escena de un accidente?

—Discúlpeme, ¿qué tipo de accidente? —¿Tuvieron una colisión?

—Alrededor del mediodía de hoy hubo una colisión de autos y trenes en el campus a
un cuarto de milla de Gilroy. El conductor intentó pasar el tren y no pudo. Tanto el
conductor como el pasajero fueron llevados al centro médico Red Cedar. Acabamos de
ser notificados que ninguno sobrevivió…

Sus palabras se desvanecen mientras la estática llena mis oídos. Levanto una mano
hacia mi boca, cubriendo mi fuerte respiración.

Dos muertes. Mi correo.

Me balanceo de adelante hacia atrás en mi asiento mientras el frío se desliza a través


de mis músculos y venas.

—¿Quiénes eran?

—Estamos trabajando en averiguarlo ya que no tenían documentos de identificación


con ellos, solo el correo. Cuando pusieron tu nombre en el sistema, surgió en mi
investigación.

Lazándome fuera de mi silla, doy dos pasos hacia la puerta antes que mi boca se abra
para hablar.
—Necesito ir al centro médico. Ahora mismo.

—Señorita Porter, no hay razón para…

—Necesito ir para allá. Ahora. Mismo —repito—. Por favor. ¿Puede llevarme? No
tengo auto.

La desesperación en mi tono debe llegar fuerte y clara porque el oficial Fitzwilliam se


pone de pie. Y ya que es un policía, tampoco es estúpido.

—¿Sabe quiénes son, señorita Porter? Sin duda ayudaría a nuestra investigación.

Estoy más allá de ocultarle cualquier cosa. Mis palabras salen como un susurro.

—Mis padres.

Su expresión se tensa.

—Venga conmigo.
Capítulo 61
Ryker
Traducido por antoniettañ

Corregido por Mae

He salido apresurado una y otra vez hoy. No debería ser una gran sorpresa tomando
en cuenta cuántas veces he salido apresurado con Justine en general. Debería ser la
única cosa con la que puedo contar cuando se trata de ella. Dejó el trabajo temprano,
diciéndole a su jefe que tenía algo que ver con el asalto en su apartamento.

Tanto como quiero correr tras ella de nuevo, me dirijo al lugar de celulares, consigo un
teléfono nuevo, y espero a que me llame. Y si no llama, entonces voy a empezar de
nuevo mañana en la mañana y la voy a rastrear en clase, el único lugar en el que sé que
estará.

Mi auto se ha ido, y nada en el espacio del estacionamiento me dice la historia de cuán


cerca estuve de joder todo anoche. Fui un idiota. Directamente, sin excusas. Idiota.

Si Justine no hubiera estado ahí, me habría dirigido por el mismo camino que Chad…
en la cárcel, la corte, y todo lo que esté disponible. Pero como el sistema de justicia no
funciona de igual forma para todos, en lugar de ser botado de la escuela,
probablemente habría terminado con el servicio comunitario y una larga carta en mi
expediente para la Comisión de carácter y aptitud de la Asociación de Abogados del
Estado sobre la comprensión de que cometí un gran error, que había aceptado mi
castigo y aprendido mi lección.

Pero en cambio, conseguí una segunda oportunidad, y es mejor que creas que no voy a
joderla.
Capítulo 62
Justine
Traducido por Magnie

Corregido por Mae

Nada. No significaba nada para ellos. Lo he sabido durante años, pero esto sólo me
golpea con todo una última vez.

Sollozos recorren mi cuerpo, pero no es por la razón que la mayoría de las hijas lloran
cuando se enteran de que sus padres están muertos.

No. Estoy llorando por mi infancia perdida. Todos los buenos recuerdos que nunca
llegué a tener. Cada mierda que me trajera la vida.

Todos los días, traté de ser positiva. Traté de centrarme en lo bueno. No mirar atrás al
hecho de que nunca llegué a ser una niña. Realmente no

¿Quieres cenar? Roba una caja de cereal de la tienda de la esquina.

¿Quieres un regalo de Navidad? Mejor escoge el bolsillo de alguien para pagarlo.

¿Te rompiste la muñeca cuando tu padre te empujó fuera del camino? Qué lástima. No te
llevaremos al hospital porque no necesitamos a Servicios de Protección Infantil en
nuestros asuntos.

¿Quién trata a sus hijos así?

Debería haberte abortado. Las últimas palabras que mi madre me dijo.

Si no fuera por mi maldito correo, ni siquiera sabría que mis padres están muertos.
Ellos lo robaron para asegurarse de que cualquier cosa que el abuelo destinara para
mí fuera para ellos.

Soy el producto de la negligencia y el egoísmo. Eso es todo lo que he conocido. Cómo


tomar. Cómo cuidar de mí misma. ¿Es de extrañar que no sé cómo tener una relación
real y funcional con nadie?

¿Y entonces mis acciones terminan poniendo a mi novio en riesgo de suicidarse y


destruir su futuro?
Ni siquiera deberían permitirme estar cerca de la gente. Soy tóxica, igual que mis
padres.

Los odio. Odio lo que ellos me hicieron. Odio en lo que me permití convertirme.

Los sollozos se reducen a hipo y estoy agradecida por la habitación privada en la que
estoy. Nadie en este hospital necesita verme quebrarme. Por otra parte, a nadie le
importaría.

Patética. Nunca he sido más patética en mi vida y odio la impotencia que siento.

Por lo menos hoy he hecho algo bueno: cada parte de mis padres que pueda ser usada
para salvar a alguien será donada. Pero incluso ese acto no puede detener la ola de
auto-odio dentro de mí.

¿Por qué no puedo estar entumecida? ¿Por qué no puedo ser nada sino qué y quién
soy? Tengo las rodillas encogidas frente a mí, mis brazos alrededor de ellas mientras
intento encogerme y escapar del dolor y las amargas realidades de mi vida.

Sola. Así es como estoy y así es como siempre va a ser.

He estado tan concentrada en mi meta, el objetivo del abuelo, dándome el futuro que
pensé que merecía.

Pero, ¿qué es lo que realmente merezco? todo lo que he hecho ha sido dirigido a lograr
algo totalmente egoísta: mi carrera, mi éxito, mi futuro. Todo ha sido sobre mí.

He estado tan orgullosa de mis propios logros, pero ¿Cuánto valen si no tengo a nadie
para celebrarlos?

Siento como si mis pulmones hubieran sido aplastados en mi pecho y el peso de todo
lo que he hecho está aplastándome. Necesito escapar antes de asfixiarme. Necesito
olvidar. Incluso si es sólo por un día. Unas pocas horas.

Creo que entiendo cómo Ryker se sintió cuando decidió beber en lugar de venir a mí
por la verdad.

Bueno, al menos no tengo auto. Me río de mí sin humor. Rígida por mi posición
enroscada, absorbo una profunda respiración y me levanto.

Escapar. Eso es lo que necesito. Y eso es exactamente lo que voy a hacer. Por una
noche, quiero escapar de esta existencia de mierda que estoy viviendo. ¿Es realmente
mucho pedir?
Capítulo 63
Ryker
Traducido por stefaniaVera

Corregido por Mae

Mi nuevo teléfono suena a las dos de la mañana y lo agarró inmediatamente,


esperando como el infierno que sea Justine. He estado medio dormido, esperando su
llamada y encontrándolo cada vez menos probable mientras los minutos pasan.

—¿Hola?

—Hola, Ryker. Es Corey Crow. Puede que no me recuerdes. . .

Recorro mi memoria. —Sí, hermano de fraternidad. ¿Eras estudiante de primer año


cuando me gradué? —Creo que lo he entendido bien.

—Sí, exactamente. Soy el presidente de la casa ahora. Tenemos una situación, y tu


nombre surgió.

Un presentimiento cubre la habitación. —¿Qué situación?

—Un par de chicos estaban afuera en el bar y trajeron a una chica a la casa. Esta
borracha, y les dije que la pusieran en un taxi, pero ella no les dirá a donde necesita ir.
Dijeron que tu nombre surgió. ¿Tal vez es una estudiante de derecho?

¿Quién demonios le daría mi nombre a un montón de hermanos de fraternidad?


¿Kristy?

—¿Cómo luce?

—Espera. Te enviare una imagen.

Espero hasta que llegue, mi mente barajeando las posibilidades.

La chica morena de ojos oscuros es la última persona que esperaba ver aparecer en la
pantalla

—Mierda. Es mi novia. Su nombre es Justine. Voy a buscarla. No dejes que se vaya.


—¿Ella es tu novia? ¿Amigo, estas seguro?

Ácido cubre en mi estomago. —¿Que infiernos paso? —Mis instintos se enfurecen—.


Si alguien la tocó...

—No, hombre, es solo que... cuando tu nombre surgió, ella no dijo que estuvieran
saliendo.

No es sorprendente. —Solo mantenla ahí. Llegaré en quince. No dejes que se vaya.

—Hare lo que pueda, hombre.

Estoy fuera de la cama y agarrando un suéter tan pronto como él cuelga.

—¿En qué diablos te metiste, Justine?

Estoy harto de dejar que esta mierda entre nosotros se pudra. Pondremos las cosas
claras antes de que salga el sol.

Toco la puerta del condominio de Ian durante cinco minutos antes de que él la abra,
frotando el sueño de sus ojos. —¿Qué diablos, hombre?

—Necesito tus llaves.

Su mirada se enfoca en la mía.—¿Estás borracho?

—Sobrio como el día en que nací. Necesito recoger a Justine. Está en mi antigua casa
de fraternidad, borracha, y no tengo ideade por qué.

Los ojos de Ian se amplían. —Mierda no. ¿Necesitas una mano?

Sacudo mi cabeza. —No. Solo tus llaves. Prometo traerlo de vuelta en una pieza.

Asiente y se aleja de la puerta para desaparecer en la oscuridad detrás de él. Cuando


regresa, me lanza un juego de llaves. —Jodelo y me compraras un auto nuevo.

—Trato.

Rompo cada límite de velocidad entre mi condominio y el campus, sin preocuparme


acerca de nada más aparte de llegar a Justine.

¿Qué demonios le pasó? Estos últimos días han sido un puñado de mierda de
proporciones épicas, pero esto es algo que nunca podría haber predicho. ¿Borracha en
una fiesta de fraternidad? Esa no es ella.
Cuando me paro frente a la casa en la que viví durante tres años en la universidad,
estaciono el auto a lo largo de la calle. La música sigue sonando, y cada luz brilla.

Abro la puerta, saco mi culo desde la acera hasta el porche delantero, y me dejo entrar.
Me congelo tan pronto como pongo un pie dentro.

Justine está bailando encima de la mesa de billar, usando la falda negra que asumo usó
para trabajar en la firma, con los primeros cuatro botones de su camisa azul
desabrochados. Su cabello oscuro vuela en todas las direcciones mientras se mueve al
ritmo que fluye del sistema de sonido.

De. Ninguna. Jodida. Manera.

Camino por el suelo y empujo una la multitud de chicos lanzando billetes de dólar
sobre la mesa. Jesús. ¿Qué coño? Mis pensamientos son tan oscuros como la noche en
la vi entrar en el Déjà Vu. Ella va a abrir otro botón de su blusa.

De ninguna jodida manera.

Corey se extiende y me da una palmada en el hombro, con un ceño fruncido en la cara.


—Lo siento, hombre. Solo dijiste que la mantuviera aquí, pero no la pude detener de
hacer esto.

Me encojo de hombros y empujo la multitud hasta llegar al borde de la mesa de billar.


Envuelvo mi brazo alrededor de sus rodillas mientras se gira para hacerme frente. Su
cabello cae a través de sus ojos, oscureciendo su visión, pero no me importa. La saco
de encima de la mesa y la coloco sobre mi hombro, con cuidado de mantener mi mano
en su culo para que ninguno de estos imbéciles chicos de fraternidad le echen un
vistazo a mi chica.

Ella lucha contra mí, y la agarro más fuerte. —Justine, cálmate. Te voy a llevar a casa.

El sonido de mi voz aquieta sus movimientos, pero el resto de la habitación comienza


a protestar.

Miro alrededor hacia los universitarios borrachos, mi rabia alcanza niveles homicidas.
Deben leerlo en mi cara porque los gritos mueren, me volteo y me dirijo hacia la
puerta. Corey se apresura a alcanzarme, pero no ralentizo mi paso por nadie.

—Lo siento, hombre. Al menos no se fue.

—Gracias —digo la palabra entre dientes y empujo la puerta.

Justine es la que tiene muchísimas explicaciones que dar, y si estoy cerca de la verdad
sobre cuánto habría tenido que beber para conseguir estar tan borracha, va a tener
una monstruosa resaca mañana.

La bajo y abro la puerta del copiloto antes de acomodarla en el asiento. Ella golpea mis
manos mientras abrocho el cinturón, pero no me detengo.
No hables. No hay nada que le quiera decir aquí. La quiero en casa, en mi cama, donde
puedo averiguar cómo todo se jodio tanto.

Cierro la puerta y rodeo el capo para deslizarme en el asiento del conductor. La cabeza
de Justine cae a un lado y luego se desploma hacia mí.

—Están muertos —murmura.

—¿De qué demonios estás hablando?

Sus pestañas oscuras revolotean mientras sus ojos se abren, y me atraviesa con una
mirada llena de dolor. —Mis padres. Están muertos y los odio. —Sus párpados se
cierran con fuerza mientras las lágrimas caen por sus mejillas.

Estoy impresionado por sus palabras. Lo que se de sus padre, aparte de que su madre
irrumpió en su apartamento, no llenaría ni una página, pero el hecho de que están
muertos me saca de quicio.

—Jesús Cristo, Justine. ¿Cuándo? ¿Por qué no me llamaste?

—A nadie le importa. Los odio. Ellos me odian. Tú me odias. Yo me odio. —Sus


palabras balbuceantes no tiene sentido, pero las lágrimas que continúan cayendo
dicen todo lo que necesito saber.

Me acerco y agarro su mano.—Va a estar bien, nena. Lo prometo.

—Solo quería olvidar todo. Ni siquiera puedo hacer eso bien. —Su voz es cruda, y sus
palabras rompen mi corazón.

Se desmaya antes de que lleguemos a mi apartamento, y la llevo del auto a mi cama.


Aparto el cabello de su cara después de que la meto debajo de las sábanas en una de
mis camisetas.

—No te odio, Justine. Te amo. Jodidamente mucho.


Capítulo 64
Justine
Traducido por Jeyly Carstairs

Corregido por Jessica8591

Todo duele y mi estómago está organizando un motín.

Alguien, máteme.

Estoy tendida sobre el inodoro, agarrando el borde de la porcelana mientras manos


capaces tiran de mi cabello en una cola de caballo en la base de mi cráneo. Una vez que
es seguro y han terminado las náuseas, una botella es presionada contra mis labios.

—Toma, cariño.

Ryker.

El agua fresca golpea mi lengua mientras inclina la botella, enjuago y escupo antes de
tomar un poco más. La botella desaparece, y un paño frío se presiona contra mi frente
antes de moverse suavemente hacia mi boca para limpiar el desagradable residuo de
mis labios.

Libero mi agarre de muerte sobre el inodoro para mantener la tela allí. Gimiendo
silenciosamente contra la tela, inclino la cabeza.

—¿Qué hice? —Asumo que mi murmullo es inaudible hasta que Ryker responde.

—Esa es una historia para cuando te sientas mejor. ¿Crees que estás bien ahora?
¿Quieres volver a la cama?

La idea de moverme un centímetro de donde estoy desplomada es más de lo que


puedo manejar. Sacudo la cabeza.

—¿Quieres dormir en el baño?

Asiento, con cuidado, para no despertar mi estómago calmado.

—Bien, entonces ven aquí. —Desliza sus manos bajo mis brazos y me acuna entre sus
piernas.

—Toalla…
—Lo tengo.

Ryker guía mi rostro a su hombro, y una suave toalla amortigua mi mejilla. Ahora al
menos sé que no voy a babear sobre él. Debe tomar otra toalla, una más grande,
porque algo grueso y esponjoso nos cubre a ambos.

—Trata de dormir, cariño. Te tengo.

—Nadie me tiene.

—Ahí es donde te equivocas.

Cuando me despierto de nuevo, ya no estoy en el baño sino metida en la cama. Mi


cabeza palpita, mi lengua está pegada a mí paladar, y una vez que se desprende, la
repugnancia es suficiente para producir arcadas más fuente en mi estómago.

He tenido resacas. No una tonelada, pero lo suficiente para ser sensata.

¿Qué diablos hice?

Cuando me doy la vuelta, mi brazo se desploma como un pez muerto… y aterriza sobre
algo sólido y cálido.

—¿Cómo te sientes?

Parpadeo dos veces porque mi memoria sigue siendo un poco defectuosa. ¿Cómo
llegué aquí? Retrocedo, tratando de captar mi último pensamiento sólido… y surge con
oscuridad. Dolor. Arrepentimiento. Y tristeza.

Mis padres. Muertos. Donación de órganos. El bar. Caminando a la parada de autobús.


Aceptando un paseo de algunos chicos dirigiéndose al campus. Más alcohol. Y luego todo
se vuelve un poco incoherente. Música fuerte, riendo, gritando. Recorrer cada recuerdo
es una dosis sólida de auto odio.

Me las arreglé para bloquear la realidad durante unas horas… pero no duró. Y de
alguna manera terminé con un Ryker de aspecto preocupado estudiando mi cara y
envolviendo su cuerpo protectoramente alrededor del mío.

No lo merezco.

—Me odias. Te estrellaste, ebrio, contra una barandilla por mi culpa.

Su expresión preocupada se transforma en algo más serio.


—No te odio. Joder, Justine, estoy enamorado de ti. Nunca podría odiarte. Y me
estrellé contra una barandilla porque soy un maldito idiota. Eso es sobre mí. No sobre
ti. Todo lo que está jodido es por mi culpa, no por ti.

Sus palabras me inundan como una especie de onda curativa, pero no pueden reparar
todo. Estoy demasiado rota para que sea fácil repararme.

—No puedes amarme.

—Joder si no puedo —Su tono es inflexible—. Y no me vas a alejar. Puedes intentarlo,


pero empujare cada vez. Finalmente estoy empezando a entenderte, y cuanto más
aprendo, más seguro estoy que no te voy a dejar ir.

—Pero qué pasa con el dinero, tu padre, nuestro trato…

Pone un dedo sobre mis labios por un momento.

—No me importa nada de eso. Me importas tú. —Sus ojos azules se oscurecen
mientras baja su mano para agarrar la mía—. Dime qué pasó con tus padres.

Cuchillos afilados de dolor me apuñalan y aprieto sus dedos, buscando algún tipo de
conexión.

—Están muertos. Hubo un accidente con uno de esos malditos trenes. No


sobrevivieron.

Ryker toma una respiración aguda

—Jesús, lo siento muchísimo, Justine. Lo vi en las noticias. No tenía idea. ¿Cómo


supiste que eran ellos? ¿El contacto de emergencia? —La simpatía que él siente es casi
tangible y su pulgar se mueve de adelante hacia atrás sobre el dorso de mi mano.

Dejé que toda la historia se derrame. Lo que mi madre dijo cuando la sorprendí
forzando la entrada. Sobre la pelea contra la compañía de seguros y del cheque del
que nunca había visto ni oído.

—Lo resolveremos, nena. —El agarre de Ryker se aprieta en mi mano.

Nosotros. Lo dice con tanta facilidad, pero no hay nada fácil sobre dónde estamos
ahora.

—¿No tenemos que resolvernos primero?

Me acerca más, colocandome a través de su cuerpo antes de acariciar un lado de mi


rostro y limpiando mis lágrimas persistentes con su pulgar.

—Mira, los dos lo jodimos, y a menos que me digas que no me quieres, entonces no
hay nada que resolver. Nosotros superaremos esto juntos.

Este es el momento. El momento en el que puedo seguir todos mis hábitos pasados y
alejarlo para siempre, o puedo agarrar la mejor cosa en mi vida y esperar que dure.
Mi decisión es fácil.

—Estaría mintiendo si te dijera eso.

—Entonces, dime que me quieres. Quiero escucharlo.

Encuentro su mirada.

—Te quiero, Ryker. Tan malditamente tanto.

Tan pronto como las palabras están fuera, estoy encerrada en el círculo de sus brazos,
mi cara presionada contra su pecho, sus labios cerca de mi oído.

—Yo también te quiero. No te voy a dejar ir. Pase lo que pase, vamos a superarlo.
Somos un infierno de equipo, Justine. No hay nada que no podamos hacer.

—Te quiero —susurro las palabras de nuevo, cada vez más cómoda con la sensación
de ellas en mi lengua. Me pongo más cómoda con el calor que llena mi pecho cuando
las digo. El auto odio no se ha ido, pero sus bordes afilados son desafilados.

Tal vez él tiene razón. Tal vez podemos hacer cualquier cosa.
Capítulo 65
Ryker
Traducido por Mae

Corregido por Jessica8591

El resto de la semana pasa rápidamente. Un ministro da una bendición sobre las


cenizas de los padres de Justine, aunque ella dijo que no necesitaba escucharla. Algún
día, espero que esté agradecida de tener un final. Fuimos a todas nuestras clases, y
tomé notas cuando Justine miraba al vacío, con los dedos en el teclado.

Necesitaba alejarse, y porque averiguar lo que Justine necesita y dárselo se ha


convertido en uno de los propósitos más importantes que he tenido en mi vida, decido
apartarla de todo.

Ella mira por la ventana del camión de mi papá mientras nos dirigimos hacia las
colinas, perdida en su cabeza. Este fin de semana trataré de sacarla de allí y regresarla
a la tierra de los vivos. Lo ha pasado difícil, y quiero hacerle las cosas fáciles. Quiero
darle paz.

Recorro un camino sin señalización y Justine todavía no dice nada. Me pregunto qué
va a decir cuando vea la casa de verano de mi familia. Para mí, es más elegante que
algunas, menos extravagante que otras, pero Justine ha dejado claro que mi infancia y
la suya fueron totalmente diferentes.

Cuando ella deja caer su mano de la ventana y se sienta más recta mientras la casa
aparece a la vista, trato de verlo a través de sus ojos. La casa de tablillas blancas con
un porche delantero gigante se encuentra frente al río que fluye por debajo. Una
cubierta de madera se encuentra al borde del peñasco, marcando la cima de las
escaleras que conducen al agua.

Me detengo delante de la casa.

—¿Esta es tu casa? —Un tinte de temor colorea sus palabras.

—Mi bisabuelo la construyó, y se ha transmitido a cada generación. Algún día, será


para mí.

Muchos de mis mejores recuerdos se hicieron aquí, y quiero darle esos recuerdos a
Justine.
—Vamos, vamos a entrar y hacer que el lugar se caliente. Puedo impresionarte con
mis habilidades viriles de crear fuego.

Ambos salimos de la camioneta, tomamos unas cuantas bolsas, ropa y víveres que
recogimos antes de marcharnos, y camino hasta la puerta principal y la abro.

El recorrido por el interior no tarda mucho, pero Justine permanece callada a través
de ello. Por ese silencio la traje aquí. Quiero a la verdadera Justine de regreso. La llena
de vida y fuego. La que no dudaba en decirme que me fuera al infierno. Tenemos dos
noches y dos días completos antes de volver al mundo real, y espero que sea suficiente
tiempo para encontrar a esa chica de nuevo.

Terminamos nuestra excursión en la cocina, y saco dos botellas de los paquetes de seis
que trajimos. Quitando las tapas en ambas, le entrego la sidra.

—¿Quieres sacar los comestibles y yo voy calentar agua y encender el horno?

Ella toma su sidra y asiente.

—Sí, dividir y conquistar. Suena bien.

Me inclino para presionar un beso rápido en sus labios cuando baja la sidra.

—Me alegro de que hayamos llegado. Necesitábamos esto. Solos tú y yo.

Su sonrisa no es brillante todavía, pero sigue siendo una sonrisa, no obstante.

—Me alegro de que estemos aquí también. Ahora, ve a hacer cosas viriles.

Cuando regreso a la cocina veinte minutos más tarde, la encuentro vacía. Las bolsas de
la compra se han ido, y también Justine.

Con las persianas de invierno sobre las ventanas, no puedo ver una maldita cosa fuera
de la parte delantera de la casa. Desde las ventanas laterales de la cocina, el auto es
visible, pero tampoco está allí.

Salgo de la cocina, por el porche a la puerta, y luego hacia los escalones de la entrada.
Un gran techo cubre la plataforma que se encuentra en la parte superior del peñasco
antes de las escaleras que se dirigen hacia el río. Los muebles han sido almacenados
en el garaje para la temporada, pero los bancos todavía están allí.

Ahí es donde encuentro a Justine. Acurrucada, una manta del sofá en el interior
envuelta alrededor de sus hombros, las lágrimas corren por su cara.

—Nena, ¿qué pasa?


Ni siquiera nota mi presencia hasta que hablo. Su cabeza gira hacia el río, y una mano
sube para quitar las lágrimas.

El sonido de plástico llama mi atención. La manta cae de su hombro ante su


movimiento, y veo una bolsa de malvaviscos apretados contra su pecho.

—Lo siento. Estoy…

—Shh. —No la dejo terminar. En su lugar, me siento detrás de ella en el banco y la


levanto sobre mi regazo antes de rodearla con mis brazos, la manta y los
malvaviscos—. Está bien.

Ella se gira hacia los lados, curvándose contra mi cuerpo, y la aprieto más fuerte. No
pido una explicación, pero sé que voy a conseguir una si quiere compartirla.

—No sabía que los habías comprado en la tienda.

—Estabas agarrando el jugo de naranja, así que pensé que podíamos hacer s'mores.
Hace un poco de frío aquí para una fogata, pero puedes hacer una dentro.

—¿Sabes que he hecho s'mores una vez en mi vida? El único momento en el que
acampado. —Ella utiliza sus dedos como comillas alrededor de la palabra acampado.

—¿Cuántos años tenías?

Se acurruca más cerca de mi pecho y apreto mi agarre alrededor de sus hombros,


como si mi fuerza pudiera ser transferida a ella.

—Siete.

—¿Qué pasó? —No quiero presionar, pero tengo la sensación de que necesita sacar
esto.

—Pensé que era una aventura. Llevamos el auto con una carpa y sacos de dormir y
todo, y salimos al campamento. Mi mamá hizo a mi papá parar en una tienda para
conseguir perritos calientes y malvaviscos y todo el material. Todo en aquella noche
parecía mágico. Mi papá no tuvo un ataque cuando puso la tienda de campaña. Mi
madre no me gritó por sacar patatas fritas de la bolsa antes de comer. Mi papá cortó
leña y palos largos para que pudiéramos cocinar sobre el fuego, y pensé que era lo
mejor que había pasado.

Una lágrima se desliza por su rostro, y yo la limpio. Sospecho que la parte de la


historia que probablemente no quiero oír viene a continuación.

—¿Y?

—Y entonces estábamos a punto de hacer s'mores. Tenía mi palo y mis malvaviscos


listos, y galletas de chocolate. Tenía mi malvavisco en el lugar perfecto porque quería
que estuviera dorado y delicioso. . . cuando comenzaron a discutir. Mis padres deben
haber abierto alcohol o algo. Recuerdo a mi padre gritando que era su culpa esta vez.
¿No podría haber sido más agradable con el propietario para comprar más tiempo? No
sé cómo lo supe, pero lo hice. No teníamos casa. No era un viaje de campamento. Los
s'mores no eran una delicia. Eran algo para mantenerme ocupada porque no teníamos
ningún otro lugar a donde ir.

No me puedo imaginar tener siete años y saber que no tenías casa. Crecer con ese tipo
de conocimiento cambiaría todo.

—¿Cuántas veces tuviste que mudarte? —No puedo dejar de hacer la pregunta. Quiero
entender.

—¿Antes de que finalmente me mudara con mi abuelo? Docenas. Perdí la cuenta. Nos
quedábamos en un lugar durante unos meses antes de ser desalojados o mis padres
empacaban rápido y cambiábamos de sitio.

Esta es la parte sobre la que aún no tengo control.

—¿Qué hacían tus padres?

Justine se queda callada por varios momentos.

—Eran estafadores. Apostaban. Robaban. Tenían trabajos extraños cuando no había


nada más disponible. —Ella finalmente se vuelve para encontrar mi mirada—. No eran
buenas personas. Y siento que soy como ellos.

La libero para acunar su quijada con ambas manos así puedo atrapar su mirada en la
mía.

—No eres como ellos. No eres nada como ellos.

—Pero…

—No. Ni siquiera lo pienses. No eres como ellos.

Ella traga.

—Todo lo que quería cuando crecía era ser normal. Quería una familia normal. Una
casa normal. Una existencia normal. Quería padres que me llevaran a la cama, me
leyeran historias y me dijeran que me querían. ¿Por qué no podía tener eso? Como tú.

Presiono un beso en su frente antes de bajar mis manos para envolver mis brazos a su
alrededor una vez más y aplastarla contra mi pecho.

—Nena, la familia de nadie es perfecta. Incluso los que parecen normales y llevan a sus
hijos en la cama y leen historias. No hay tal cosa como lo normal. Y para que conste, te
convertiste en una mujer increíble a pesar de todo. Eres inteligente, fuerte, resistente,
ingeniosa, y asombrosa. El hecho de que eres todas esas cosas debe demostrarte que
no necesitas ser normal. No te hicieron ningún favor, pero te dieron un regalo, sólo
mira lo que has logrado. Eres la mujer más capaz, inteligente e increíble que he
conocido. Por eso no dejaría de pedirte que salieras conmigo. Sabía que eras todo lo
que podía querer.

Las lágrimas que caen de sus ojos ahora son de felicidad.

—Pensé que sólo querías un pedazo de culo. —Las palabras salen en una risa.

Sacudo la cabeza.

—Te dije, desde ese día que abriste tu boca en la clase de Delito, sabía que eras mucho
más que un gran par de tetas y culo perfecto. No iba a parar hasta que fueras mía.
Ahora soy el chico más afortunado del mundo porque lo eres.

Ella se inclina hacia adelante, sus lágrimas mojan mis mejillas mientras presiona sus
labios a los míos antes de retroceder.

—¿Podemos estar de acuerdo en que ambos tenemos suerte?

—Definitivamente. —Aparto su pelo de su cara mientras su estómago gruñe—. Ahora,


es hora de alimentar a mi mujer.

Ella asiente.

—Eso también.

La levanto y la llevo a la casa, decidido a que este fin de semana sea el comienzo de
todos los buenos recuerdos. Ella se lo merece, y voy a trabajar para dárselo.
Capítulo 66
Justine
Traducido por Jeyly Carstairs

Corregido por Jessica8591

Mis labios están pegajosos con malvavisco derretido mientras termino de masticar la
fabulosa mezcla que también incluye chocolate derretido y galletas crujientes. Nunca
pensé que sería capaz de reír y hacer postres, pero Ryker me está ayudando a
reemplazar sistemáticamente todos mis recuerdos amargos con unos dulces.

Y quién sabría que el tipo que pensé podría ser coronado el Rey de los seres
despreciables alguna vez resultaría ser el mejor hombre que conozco. El abuelo lo
aprobaría.

Ryker ha estado dando y dando, y ahora es mi turno. Necesito equilibrar las cosas y
devolverle parte de lo que me ha dado.

—Te quiero. —Las palabras son más fáciles para mis labios cada vez, y su cara se
ilumina en el resplandor de la luz del fuego cuando las digo.

—No sabes lo jodidamente feliz que me haces cada vez que dices eso. Te quiero.
Quiero mostrarte lo bueno que puede ser.

—Ya sé lo bueno que puede ser. Has estado mostrándomelo.

Tomo los cuadros de chocolate, las galletas, y extiendo el malvavisco dorado con el
palo para hacer otro delicioso postre. Se lo doy a Ryker y no pierde el tiempo
masticándolo.

—¿Quieres otro? —pregunto, buscando la bolsa de malvaviscos.

Sacude la cabeza y me alegro, porque sé lo que quiero a continuación. Mientras


termina su postre, recojo los palos, las bolsas y las cajas y las guardo en la cocina.
Ryker se une a mí en el lavado de nuestras manos pegajosas, y ambos nos dirigimos a
la sala y nos sentamos en el suelo frente al fuego.

Su expresión se vuelve seria.

—Hay algo más de lo que tenemos que hablar…

Sacudo la cabeza
—No más hablar esta noche. No necesito más palabras. Sólo te necesito. —Alcanzo el
dobladillo de mi camisa y lo lanzo por encima de mi cabeza.

—Nena…

—No. De verdad. Te necesito. Quítate la camiseta.

Vacila un momento antes de agarrar la parte de atrás de su camiseta y sacarla sobre


su cabeza en ese movimiento sólidamente masculino. No me canso de mirarlo. Sus
músculos son definidos y sexys como el infierno. Tengo una sensación muy fuerte de
lamerlos, porque son míos cada vez que los veo.

Lo empujo de nuevo sobre la alfombra, mis dedos van al botón de sus pantalones
vaqueros antes de tirar de la lengüeta de la cremallera. Ryker levanta el culo mientras
los arrastro por sus caderas. Su polla se libera porque una vez más, ha optado por ir
sin ropa interior.

Cuando envuelvo mi mano alrededor de su eje, se mantiene quieto, aunque sé que su


ritmo cardíaco está aumentando. Normalmente es quien me hace gritar su nombre y
retorcerme contra él, pero esta noche, es mi turno.

—Nena, ¿Qué estás…

—Creo que eso es bastante obvio —susurro mientras bajo la boca y succiono la cabeza
de su polla.

Sus gemidos, palabras tranquilas de ánimo y el crujido del fuego son los únicos
sonidos que escucho durante largos minutos. Cuando lo he provocado hasta el borde,
y el sabor salado de su liquido pre seminal golpea mi lengua, agarra mi cabello y tira
mi cabeza hacia atrás con un suave tirón.

—Quiero entrar en ti.

Ya puedo sentir el calor que se forma entre mis muslos y quiero lo mismo. Cuando
asiento, me empuja hacia adelante, sus dedos tirando de la cintura de mis leggings
hasta que el calor del fuego golpea mi piel. Los saco el resto del camino, y porque seguí
su ejemplo, estoy desnuda debajo de ellos.

—Joder, nena. —Su mano me acuna entre las piernas, y gime por lo húmeda y lista que
estoy—. Siempre tan mojada para mí. Me encanta. No podrías ser más perfecta. Te
quiero sobre mi cara. Quiero comerte antes de follarte.

Bajo la mirada hacia él, una sonrisa tirando de la esquina de mis labios.

—¿Quieres decir antes de que te monte? Porque este es mi espectáculo.

Sus ojos azules resplandecen con calor.

—Entonces vas a montar mi cara primero… hasta que grites.


Cuando me muevo hacia su cara, las manos de Ryker agarran mi culo y me guían el
resto del camino.

—Mierda, amo tu culo. Tu coño. Tu cerebro. Tu corazón. Te quiero, nena. Tanto.

Abro mi boca para responder, pero mis palabras desaparecen cuando Ryker me roba
el poder de hablar y me catapulta al placer. Su lengua, sus labios, sus dientes, él los usa
todos en un esfuerzo para hacerme gritar. Y tiene éxito.

—¡Ryker! —Su nombre rebota contra las paredes de la habitación antes de que caiga
sobre mis codos, flotando sobre él.

Sólo me quedo quieta un segundo antes de que él agarre mis caderas y me de vuelta
sobre mi espalda.

—Sé que dijiste que ibas a montarme, pero nena, estoy tomando el control de este
espectáculo. —Alcanza sus pantalones, saca un condón del bolsillo y se lo coloca antes
de que pueda dar con un solo argumento a porque no debo dejar que se haga cargo.
Probablemente porque mi cuerpo está completamente a favor de este plan.

Ryker desliza una mano debajo de mi culo e inclina mis caderas hacia arriba hasta que
la cabeza de su polla empuja contra mi entrada.

—Duro y rápido. Lo haré lento y dulce más tarde.

Asiento.

—Siempre que esté contigo, no me importa.

Su mirada nunca deja la mía mientras presiona hacia adelante, enterrándose hasta la
empuñadura de un solo golpe.

Llena. Nunca superaré la sensación de plenitud. Me encanta cada segundo de


estiramiento mientras mi cuerpo toma todo lo que él tiene para dar.

Ryker se inclina para tomar mis labios en un beso duro antes de retroceder

—Duro y rápido —murmura antes de cumplir su promesa.

Con cada golpe, él me pertenece. Mi clímax cae sobre mí, y su nombre sale de mis
labios otra vez. Me folla más fuerte y rápido hasta que finalmente alcanza su
liberación.

Le pertenezco. He encontrado mi lugar, y no es un dónde. Es un quién.

Pase lo que pase ahora, soy más fuerte para tenerlo en mi vida y experimentar esto.
Capítulo 67
Justine
Traducido por Mae

Corregido por Jessica8591

Mi teléfono suena una y otra vez en la mesilla de noche.

Mierda. Alarma.

No estoy lista para levantarme. No estoy lista para que esto termine. Si pudiera haber
conjurado el fin de semana perfecto lejos del aire asfixiante, no habría sido mejor que
éste.

Cocinamos, comimos, bromeamos, jugamos, follamos, hicimos el amor, y más que


nada, reímos. La risa no ha sido constante en mi vida, pero con Ryker cerca, ahora es
más rápido y más fácil.

Ninguno de nosotros quiso dejar pasar este fin de semana, así que cuando Ryker
sugirió que nos quedáramos el domingo por la noche y nos dirigiéramos a la escuela
temprano a la mañana siguiente para las clases, no dudé aceptar.

Pero mi alarma es señal de nuestro retorno a la realidad.

Cojo mi teléfono, con la intención de presionar el botón de sonido para hacerlo callar.
Pero cuando oigo una voz en lugar de silencio, me siento derecha, despertando a
Ryker.

—Mierda. ¿Qué...?

—¿Dónde demonios estás?

La voz finalmente penetra en mi cabeza confundida por el sueño. No era mi alarma.


Era mi tono para Merica.

—¿Dónde demonios estás? —repite.

Miro la pantalla, mi estómago cae en el momento. Joder, son más de las ocho.

—¡Mierda! ¡Mi alarma no sonó!

Ryker se para en la cama junto a mí.


—Joder, tenemos que irnos. Hemos perdido clases.

—Justine… —La voz de Merica suena como un grito silenciado mientras sostengo el
teléfono lejos de mi cabeza.

—Estaremos ahí. Me tengo que ir.

—Espera…

Pero cuelgo. Ya estoy en modo pánico mientras salgo de la cama.

—Tenemos que irnos. No sé qué pasó con mi alarma.

Ryker coge su teléfono de la mesilla de noche.

—Mierda, mi teléfono está muerto, así que mi alarma no sonó. Lo siento, nena. Sé lo
que sientes por no ir a clase.

—Está bien. Probablemente puse mi alarma en PM o algo estúpido como eso. Solo
vámonos. Tal vez podamos llegar a la próxima clase.

Ryker asiente.

—Empaca nuestras cosas. Voy a cerrar todo en la casa y nos iremos.

—Suena bien. —Me inclino para presionar un beso en sus labios—. Somos un buen
equipo.

Veinte minutos más tarde, nos dirigimos de nuevo a la realidad cuando mi teléfono
suena con un mensaje.

MERICA: Llámame antes de llegar al campus. Necesitamos hablar.

JUSTINE: Estaré allí lo más rápido que pueda. Hablaremos pronto.

Ryker me mira mientras acelera el camión más y más rápido por la carretera.

—¿Todo bien?

Merica quiere que la llame, pero la veré después de clase. Le debo habernos llamado y
despertado.

—Lamento que perdamos…

Lo corté.

—No lo hagas. No es gran cosa. Perder una clase no nos va a matar.

Extiende la mano a través de la consola y aprieta la mía.

—Te quiero cariño.


—Te quiero.

Nos tomamos las manos mientras vamos hacia el campus.

Debería haber escuchado a Merica. Debería haberla llamado, no debería haberle


colgado. Si hubiera hecho alguna de esas cosas, no habría caminado ciegamente a la
mierda que nos esperaba en las puertas de la facultad de derecho.

Cuando Ryker y entramos en el edificio, todavía estamos cogidos de la mano, y tengo


uno de esos momentos de todo el mundo nos está mirando.

—¿Por qué todo el mundo nos mira así?

Me rodea la cadera y me acerca.

—Porque eres muy guapa, y todos están asombrados de que finalmente me dieras la
hora del día.

Sacudo la cabeza porque es más que eso. Prácticamente puedo sentir el zumbido de
chismes volando por el aire.

—Es algo más. Algo más grande.

Ryker presiona un beso en mi frente.

—Nena, no te preocupes tanto por todo.

Salimos del ascensor y Ryker está equivocado.

Todo el mundo nos está mirando. Unos pocos apartan su mirada desde los periódicos
y luego la vuelven a bajar.

—¿Qué diablos está pasando? —No es el periódico estudiantil lo que están


sosteniendo, sino el periódico local.

Merica corre hacia nosotros.

—¡Te dije que me llamaras! —Ella agarra mi mano libre y nos arrastra hacia una
esquina. Merica empuja el periódico hacia Ryker.

—¿Sabías de esto?

Él se la quita y lo gira hacia el frente. Mi estómago se retuerce y tensa mientras me


inclino sobre su hombro para leer el titular:

—Abuso de poder en cada nivel.


Hay una foto de Justice Grant y una mujer que supongo es la madre de Ryker justo
debajo.

—Joder —Ryker susurra la maldición—. Tengo que llamar a mi papá.

Arranco el papel de su mano y leo el artículo lo más rápido que puedo.

Mis ojos se elevan a Ryker mientras llego a la parte sobre su madre en rehabilitación
porque causó un accidente y huyó de la escena, lo que resultó en un estudiante de
derecho fuera a la cárcel. El artículo dice que el juez Grant sabía sobre el accidente,
pero no lo reportó.

Todas las piezas comienzan a caer en su lugar.

Chad.

La madre de Ryker.

El informe policial que leí la semana pasada decía que era un auto rojo. ¿Era el mismo
auto rojo bajo el garaje de la casa de los Grant? Tiene que serlo.

—¿Qué…? Tu madre... —Mi voz se estremece cuando empiezo a hablar—. ¿Tu madre
es quien golpeó a Chad?

No estoy segura de si espero que evite la pregunta, pero lo que no espero es su


silencio.

—Tengo que hablar con mi papá.

—¿Tienes que maquillar la historia familiar antes de poder decir algo?

Ryker mira fijamente a Merica.

—¿Nos das un minuto?

Ella mira a la puerta abierta de la oficina de Revisión Legal detrás de nosotros.

—Tienes dos, y luego voy a entrar. Hazla llorar y te mataré.

Ryker me lleva a la oficina vacía y cierra la puerta.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Mi voz sigue temblando y la traición me atraviesa


profundamente—. Me desnudé ante a ti, y nunca dijiste absolutamente nada que me
hiciera saber que escondías algo. ¿Por qué? —Me doy cuenta de que mis preguntas
pueden ser injustas, dado los secretos que guardé, pero—… Pensé que habíamos
terminado de escondernos. Pensé que todo de aquí en adelante se suponía que fuera
real. Sin mentiras. Sin secretos. Sólo real.

El rostro de Ryker es una máscara ilegible.

—No tuve elección.


Las palabras me golpean.

—¿Tienes idea de lo molesta que me sentí cada vez que tuve la oportunidad de decirlo
y no lo hice? ¿Sabes cuánto me culpé? ¿Y lo único que tiene que decir en este momento
es que no tuviste otra opción?

—¿Qué más quieres que diga? ¿Qué me hubiera encantado decirte que mi madre es
una alcohólica que se emborrachó y atropelló a uno de nuestros compañeros de clase,
y mi papá no iba a dejarla ir a la cárcel, así que me pidió que ayudara a limpiar su
problema?

—¿Por eso no viniste? ¿La mañana que me mudé?

El asiente.

—No podría decírtelo. Aunque quisiera decírtelo, mi padre no me lo habría permitido.

Preservar el apellido era más importante. No es un concepto que entiendo, pero


aparentemente tenía sentido para él.

—¿Alguna vez me ibas a decir? —susurro la pregunta porque necesito saberlo. Pensé
que éramos libres de toda esa mierda, y que yo era la única que vivía con culpa. Y
ahora, después de haberle mostrado cada parte de mí, hasta los horribles recuerdos,
descubro que hay más de lo que creía.

Él sacude la cabeza.

—No tenías que llevar esta carga. Has tenido suficiente mierda en tu vida. ¿Por qué
este debe ser tu problema? No era relevante para nosotros.

—¿No era relevante? —Trato de mantener mi voz baja, pero de todas maneras se
levanta una octava—. ¡He conocido a Chad por más de la mitad de mi vida! ¿No crees
que si tu madre hubiera revelado ser la causa del accidente tal vez un juez no hubiera
sido más indulgente? ¿Una palabra de tu padre, o una sola oferta para ayudarlo con el
comité de carácter y aptitud, y tal vez él no habría abandonado la escuela? Pero en su
lugar, tu familia decide guardar sus secretos y dejar que otra persona sufra por las
acciones de tu madre. ¿Quién hace eso? —Ahora que las palabras se están
derramando, no puedo detener el resto—. ¿Qué más escondes, Ryker? ¿Qué más no
crees que pueda manejar?

Él baja la mirada hacia el suelo.

—Que yo sabía...

Antes de que tenga la oportunidad de decir algo más, la puerta de la oficina de


Revisión Legal se abre y Merica entra.

—El decano los está buscando. Hay algo peor.

Mi estómago se tuerce en nudos aún más grandes. ¿Ahora qué?


—No hemos terminado con esta conversación —dice Ryker, su cara dolorida, y las
puñaladas de culpa me atraviesan.

Ni siquiera sé qué pensar o sentir.

Que maldito desastre.


Capítulo 68
Justine
Traducido por antoniettañ

Corregido por Jessica8591

Siento que estoy caminando a un desafío, dirigida hacia la guillotina. ¿Cuántos golpes
más pueden seguir viniendo?

El decano nos mira a ambos a través de su escritorio.

—Señorita Porter y señor Grant, hemos recibido un reporte de un estudiante alegando


que ustedes han violado el código estudiantil de conducta.

—¿Qué? —Mi conmoción es evidente en mi tono.

El decano cruza sus brazos sobre su pecho.

—¿Quién está pagando su matrícula, señorita Porter?

Abro mi boca para responder, pero Ryker se me adelanta.

—¿Por qué es relevante eso? ¿Y qué parte del código estudiantil de conducta fuimos
acusados de violar?

El decano cambia su mirada de mí a Ryker.

—Eso es lo que estamos tratando de averiguar. Hemos recibido un reporte de que


usted está pagando la matrícula de la señorita Porter a cambio de favores sexuales.

De ninguna jodida manera. Un nombre destella en mi mente. Kristy Horner. Esa perra.

—Tiene que estar bromeando. Eso es ridículo.

Ryker se inclina hacia adelante y encuentra la mirada del decano.

—Creo que todos sabemos quién hizo esa acusación, y son mentiras de mierda
completamente. Mi padre pagó la matrícula de Justine a cambio que ella me ayudara a
estudiar. —Hace una pausa como para tranquilizarse a sí mismo. Sus próximas
palabras me golpean como un bombardeo de escopeta—. Leí el acuerdo de contratista
independiente que presentaron poco después que fue firmado, y para que conste, mi
padre no podría haber elegido un mejor tutor.
Leí el acuerdo de contratista independiente que presentaron poco después que fue
firmado…

Él lo sabía. Él jodidamente lo sabía. Mi cerebro da vueltas con la información. Todas


esas veces que me presionó para decirle cómo pagué la escuela… él ya lo sabía.

—Justine puede confirmar que sintió que sería más justo si hacían la transición a un
acuerdo de préstamo privado. Mi padre puede proporcionarle copias de ambos
documentos.

Ryker finalmente me mira, y no puedo imaginar que mi rostro sea nada más que la
imagen de la conmoción. Él lo sabía. Y me dejó creer que no.

La mirada de sorpresa del decano probablemente rivaliza con la mía.

—Tendríamos que ver los acuerdos para confirmar, pero si lo que está diciendo es la
verdad, entonces no tendríamos problemas aquí y la acusación sería enormemente
incorrecta.

—¿Enormemente incorrecta? Más como maliciosa y sin fundamento. —Ryker se


inclina hacia adelante en su asiento—. ¿Hay una disposición en el código estudiantil de
conducta que castigue a los estudiantes por acusar falsamente a los otros? ¿O quizás
en el código de conducta de empleados que prohíba el intercambio de información
confidencial conocida en el trabajo? Por ejemplo, si la madre de alguien estuviera
trabajando en la oficina del registro civil y compartiera información confidencial con
un estudiante.

El decano se recuesta y cruza sus brazos.

—Si fuera a nivel de cualquiera de esas acusaciones, serían investigadas seriamente


porque ciertamente ambas serían violaciones a nuestras políticas.

—¿Quiere mi denuncia oficial ahora para comenzar su investigación?

Él sacude su cabeza.

—Creo que ya tiene más que suficiente con lo que lidiar hoy, señor Grant. Mañana
servirá también. —Mirándome, agrega—. Me disculpo por arrastrarla a esto, señorita
Porter,

No puedo formar palabras aún. Mi cerebro todavía está tratando de comprender que
Ryker sabía.

Asintiendo hacia el decano, me precipito hacia la puerta. La abro de un tirón y


encuentro a Merica de pie afuera.

—Sácame de aquí. Por favor. Necesito… necesito irme.

Ryker sale disparado de la oficina del decano, pero Merica lanza un protector brazo
sobre mi hombro.
—Justine, espera…

La voz del decano interrumpe desde detrás de él.

—Señor Grant, hay un tema más que tenemos que discutir. A solas.

Sé que Ryker quiere decirle al decano que se joda, pero no puede. Es el milagro que
necesito para escapar.

Merica me empuja hacia el ascensor.

—Vamos.

La mirada azul de Ryker me atraviesa.

—Te puedes ir, pero sabes que voy a ir por ti. Siempre iré por ti.
Capítulo 69
Justine
Traducido por camii.beelen

Corregido por Jessica8591

Un mejor amigo es llamado mejor por una razón. Porque cuando toda tu vida se
derrumba y todo lo que pensaste con lo que podrías contar se convierte en mierda y
se desmorona, un mejor amigo está ahí con vino, incluso si todavía no es mediodía,
para ayudar a pegarlo de nuevo.

Ryker lo sabía.

No hay vino suficiente en el mundo para hacerme comprender. Balbuceé todo el


asunto a Merica en el camino a casa y ella sólo escuchó, murmurando la ocasional
santa mierda.

Cargué tanta culpa por no confesar, y todo ese tiempo, él lo sabía.

Estoy en la ducha, mi vino en el estante justo afuera, pero todavía al alcance de la


mano. La lluvia me golpea mientras repaso los acontecimientos de la mañana una y
otra vez en mi cabeza.

—¡Jus! ¡Vas a querer ver esto! Lo estoy grabando para ti. ¡Mueve tu culo!

No tengo idea de lo que Merica está gritando, pero no creo que me interrumpiera en
este momento por algo que no fuera locamente importante.

—¿Qué está pasando? —grito a través de la puerta del baño.

—Conferencia de prensa. El Juez Grant. Necesitas ver esto.

Cerré el agua y agarré una toalla para envolverla a mi alrededor de antes de correr
hacia la sala de estar.

—¿Qué?

Merica rebobina todo lo que grabó en la televisión y presiona Pausa antes de lanzarme
el control remoto.

—Se supone que debo ir a trabajar, pero tienes que ver esto. Y luego tienes que
averiguar qué diablos vas a hacer con Ryker. Porque... maldición, chica, no tengo
ningún consejo para eso. —Ella me mira de nuevo con simpatía—. Puedo llamar y
decir que estoy enferma si quieres. Me siento como una mierda dejándote aquí.

Sacudo la cabeza.

—No, ve. Está bien. Estaré bien. Sólo necesito algo de tiempo sola para pensar. —
Envuelvo a mi mejor amiga en un abrazo—. Gracias por todo.

—En cualquier momento, nena. Sabes que te cubro la espalda. Siempre.

—Te quiero.

—Yo te quiero más.

Me siento en el sofá en un aturdido silencio, acerqué la copa de vino en la mano,


mientras veo la conferencia de prensa por tercera vez. Lágrimas fluyen por mis
mejillas porque no sé de qué otra forma reaccionar.

El ex-juez Grant es un hombre fuerte y orgulloso, pero se ve tan humilde cuando


entrega su renuncia a la corte suprema estatal.

—Como jueces, estamos sujetos al más alto nivel, y no he cumplido con ese estándar.
Bajo estas ropas, soy sólo un hombre, y este hombre haría cualquier cosa para
proteger a su familia. Las elecciones que hice son mías, y también las consecuencias
deben serlo. A partir de las ocho de esta mañana, he renunciado a mi posición en la
corte. Mi esposa también ha renunciado oficialmente a su posición en Grant Bentham
Beckett. Entendemos el ciclo de la adicción y todos somos víctimas de ella. Hoy,
rompemos el ciclo. Terminamos las mentiras, la vergüenza y el ocultarnos. No hay
nada que podamos hacer para enmendar nuestras acciones, pero aceptaremos toda
responsabilidad por ellas.

Sus palabras me golpearon fuertemente. Terminamos las mentiras, la vergüenza y el


ocultarnos. El Juez Grant no es el único que ha sido víctima del ciclo. Ryker ha sido
educado en este mundo donde ocultas la verdad para proteger a otros. Mantén la
vergüenza en secreto. No le digas a nadie por temor a alterar el equilibrio.

Tal vez eso es todo lo que sabe... ¿cómo ocultar la verdad? ¿No estaba yo haciendo lo
mismo?

Dios, lo que es esta jodida situación. Demasiados secretos para contar.

¿Cómo iba a esperar que él entregara a su madre a la policía cuando no podía entregar
a la mía la noche que entró en mi apartamento? Y no había visto a mi madre en años.

Así que realmente, ¿cuánto puedo culparlo por protegerla? ¿Qué hijo no lo haría?
Golpeé el botón para rebobinar y volver a reproducir la conferencia de prensa de
nuevo, pero un golpe en la puerta me interrumpe. Envolviendo la toalla más apretada
a mí alrededor, coloco mi copa todavía medio llena sobre la mesa y voy a la puerta.

Una mirada a través de la mirilla revela a Ryker, con el cabello desordenado como si lo
hubiera estado atravesando con sus dedos. Abro la puerta y entra antes de cerrarla
detrás de él.

Espero en silencio, porque realmente no tengo ni idea de qué decir.

—Lo siento, jodidamente lo siento, que no te lo dije, sobre mi madre y que yo sabía de
tu trato con mi padre. No puedo perderte por esto. No puedo perderte por nada. No
dejaré que suceda. —Los ojos azules de Ryker están atormentados por la emoción—.
Sólo... dame la oportunidad de sacarlo todo antes de decir algo.

Yo trago.

—Estoy tan malditamente cansada de todas estas mentiras. Si quieres decirme algo,
tiene que ser la verdad.
Capítulo 70
Ryker
Traducido por Jeyly Carstairs

Corregido por Jessica8591

Dos meses antes


Mientras esperaba que Justine tomara lo que necesitaba para ir a clase, mi padre me
observó cuidadosamente desde la barra donde bebía un sorbo de café.

—¿Qué?

—A tu madre le gustaría que la llamaras. Está haciendo progresos significativos.

—Y tú tienes que hacer algo por Chad France. Dejó la maldita escuela, papá. ¿Cómo es
eso justo? Mamá está en rehabilitación cómoda y él se… fue.

—El consejo administrador le envió una carta cuando recibió la notificación de su


retiro afirmando que aunque no había ninguna garantía, la condena podría ser
explicada ante el comité de carácter y aptitud de la barra de abogados, y que la escuela
lo ayudaría en ese proceso.

—¿Y? —Todavía no podía superar el trato injusto que Chad recibió.

—Y él nunca contestó. La segunda carta no recibió respuesta tampoco. No podemos


ayudarle si no quiere ayudarse a sí mismo.

—¿Cómo sabes que recibió las cartas?

Mi padre sacudió la cabeza.

—No lo hacemos, pero si sigo empujando el tema, va a levantar sospechas.

Toda la situación dejó mi estómago en un nudo, pero ¿qué carajo podía hacer?
¿Entregar a mi mamá a la policía por dejar la escena de un accidente mientras se
encontraba demasiado borracha para conducir? ¿Qué clase de hijo me haría eso?

Pero no decir nada me hacía sentir como un ser humano de mierda cada maldito día.
¿Por qué tenía que conducir? ¿Por qué mi papá no admitió que tenía un problema y la
obligó a entrar en rehabilitación antes de que pudiera salirse de control?
—Bien. La llamaré. ¿Cuál es el número?

Mi padre buscó en su bolsillo.

—Mierda. Sigo olvidando que dejé mi teléfono en mi escritorio en el trabajo. Está con
el papeleo en la oficina también. ¿Quieres que lo consiga por ti?

—Puedo ir por el. Termina tu café. ¿Dónde está?

—En el archivador. Segundo cajón. Está etiquetado como Pine Crest Manor.

—Siempre tan organizado.

—Tengo que serlo o perdería todo.

Mi papá volvió a su café y periódico, y caminé hacia la oficina.

Cuando estaba buscando en el archivador, vi el archivo Pine Crest. Justo detrás había
una carpeta etiquetada Porter, J.

¿Qué demonios?

Sacándolo, lo abrí, esperando ver notas de sus prácticas cuando trabajó para él el
semestre pasado, pero eso no fue lo que encontré. En cambio, era un contrato.

Leí por encima los términos y mi estómago se retorció en un nudo.

¿Qué mierda?

Mi papá estaba pagando la matrícula de Justine a cambio de servicios de tutoría.


Regresé a la noche anterior. A cómo me dijo que no podía hacer esto.

Las palabras del contrato se quemaron en mi cerebro, hice una copia rápida en la
impresora detrás del escritorio de mi padre y empujé el archivo de nuevo en el
gabinete. Con el papel empuñado en una mano, me apoyé en el archivador y dejé que
entrara el conocimiento.

¿Qué diablos voy a hacer con esto?

Mi mente retorció la información una y otra vez hasta que me golpeó. Era muy simple.

Justine se encontraba desesperada; lo vi de primera mano cuando entró en el Vu. ¿Qué


otra posibilidad habría considerado si mi padre no hubiera hecho lo que reconocí
como uno de sus magnánimos gestos?

Solo deseaba que él me lo hubiera dicho.

¿Qué pensó que iba a decir? No, quiero que Justine se vaya. Ni en sueños. Quería esto
más que cualquier persona que alguna vez había conocido y ahora tenía la capacidad
de asegurarme de que podía alcanzar sus metas, lograr sus sueños… y pasar tiempo
con ella. Convencerla. Hacerla mía.
De esta manera, ambos conseguiríamos lo que queríamos.

Doblando el papel, lo metí en mi bolsillo trasero y salí de la oficina. No voy a arruinar


esto.
Capítulo 71
Ryker
Traducido por Jeyly Carstairs

Corregido por Jessica8591

En la actualidad
—¿Lo has sabido desde esa mañana? ¿Por qué no dijiste nada?

—Porque no importaba. Necesitabas pagar tu matrícula, y no quería que tuvieras que


abandonar la escuela —Haciendo una pausa, estiro el brazo y envuelvo mi mano
alrededor de la suya cuando se pone rígida. —. Sé que me hace sonar como un idiota,
pero ¿Por qué diablos crees que he estudiado tan jodidamente duro por medio
trimestre para asegurarme de que mis calificaciones no bajaran? Me encontraba
medio enamorado de ti, y no había manera de que te dejara en paz. Tu título era
demasiado importante para joderlo.

—Pero el trato que hicimos…

—Te quería, y sabía que me querías. Me imaginé que me alejabas porque no pensabas
que pudieras tenerme y al dinero de la matrícula. Quería que lo tuvieras todo, así que
hice lo que tenía que hacer.

—Entonces, ¿Por qué fuiste al bar y te emborrachaste cuando te enteraste? ¿Y


golpeaste esa barandilla?

No puedo evitar apretar los dientes por eso. Es la cosa más estúpida que he hecho.

—Porque Kristy te amenazó. Amenazó con exponerlo todo. Me encontraba


jodidamente enojado, con ella, con mi padre por dejarte vulnerable a ese tipo de
ataque, y por unos minutos, me enojé porque tú no confiabas en mí lo suficiente como
para decirme la verdad para que pudiéramos luchar juntos.
Capítulo 72
Justine
Traducido por antoniettañ

Corregido por Jessica8591

—¿Por qué no me lo dijiste entonces?

Espero que Ryker conteste mi pregunta, mi mente todavía tratando de ponerse al día
con esta nueva revelación.

—Por todo lo que sucedió con tus padres. No pude. Pero quería decirte anoche…

Y lo distraje desnudándolo…

Sacudo mi cabeza y agarro mi vino para tomármelo de un trago.

—Todo entre nosotros está construido sobre una base de mentiras. ¿Cómo diablos
podemos recuperarnos de eso? ¿Cómo siquiera trataremos de seguir adelante?

Ryker cierra la distancia entre nosotros y levanta su mano para ahuecar mi barbilla.

—Eso no es cierto. La primera vez que te besé, no tuvo nada que ver con la matrícula,
con perder tu beca, o cualquiera de esa mierda. Eso fue tan honesto como es.

—¡Lo exigiste como un pago! ¿Cómo es que eso cuenta?

Baja su boca a la mía, deteniéndose a solo una pulgada de distancia.

—Porque querías ese beso tanto como yo lo quería. Dime que ese no fue el comienzo
de todo para nosotros. Esa fue nuestra base.

—Pero ambos… —Comienzo a protestar.

—Ambos la jodimos. Ambos mentimos. Ambos ocultamos secretos. Ocultamos la


verdad. Como sea que quieras describirlo, ninguno de nosotros es inocente aquí.
Joder, ¿alguna vez alguien es verdaderamente inocente? El verdadero crimen sería
lanzar todo lo que tenemos ahora a la basura. —Sus ojos azules me rogaban para estar
de acuerdo.

Tiene razón. Ninguno de nosotros es inocente.


¿Cómo puedo mantener contra él que sabía sobre el acuerdo, pero no me lo dijo,
cuando no le dije sobre ello en primer lugar? Ambos tenemos fallas. Ambos
compartimos la culpa. Y al final del día, incluso sabiendo lo que sé ahora, todavía lo
amo.

—Dime que no te perdí, Justine.

Trago porque cualquier sentimiento de traición que tenía se ha drenado.

—No me perdiste.

—Jodidas gracias. —Ryker estrella sus labios con los míos y durante largos momentos,
nada existe excepto el beso.

Cuando finalmente se aleja, baja la mirada hacia mí.

—Lo juro por Dios, no hay más nada. No más secretos. He terminado de esconderte
cualquier cosa.

—Yo también.

En mi oído, dice:

—Pero eso significa que tienes que saber que mis padres están desempleados, mi
aventón gratis a la escuela de derecho se ha ido ahora que mi papá ya no es un
miembro del consejo administrativo, y voy a tener que tomar préstamos estudiantiles
para cubrir el resto.

Me alejo y no puedo evitar reírme.

—Suena a que no somos tan diferentes, ¿cierto?

—Nunca hemos sido muy diferentes, Justine. Nunca. —Sus labios encuentran los míos
de nuevo, y cualquier cosa más que tengo que decir se pierde en su beso.

El resto del mundo podría estar girando fuera de control, pero esto es lo que entiendo.
Esto, siempre lo entenderé.
Epílogo
Ryker
Traducido por antoniettañ

Corregido por Jessica8591

Dieciocho meses después.


—¿Hacia dónde vamos?

Estoy llevando a Justine por una acera, pero con la venda sobre sus ojos, no puede ver
una maldita cosa. La giro en la dirección que quiero que esté mirando, y me detengo.

—De verdad espero que jodidamente le guste esto.

Quito la venda de sus ojos y señalo cruzando la calle.

—Ahí. Es donde vamos.

Parpadea dos veces y la confusión es claro en sus rasgos, hasta que ve el letrero.

CONSULTORIO JURÍDICO PORTER

La cabeza de Justine se gira bruscamente hacia mí.

—¿Qué es eso? ¿Hiciste eso?

Asiento.

—Sí. Hice eso.

Mira de mí al letrero y luego de regreso hacia mí.

—¿Hablas en serio?

La sorpresa, emoción e incredulidad en su rostro es todo lo que quería ver. De hecho,


es la misma expresión que tenía cuando la sala de correos de la universidad la
rastrearon para hacerle saber que habían tenido almacenada una carta por más de un
mes que fue enviada a la residencia en la que vivía durante nuestro primer año en la
escuela de derecho, la última dirección que su abuelo tuvo de ella.
El cheque del seguro de vida acabó con todo lo que le debía a mi padre y fue suficiente
para cubrir el resto de su matrícula por el año. Se graduó libre de deudas, summa cum
laude, justo como su abuelo y ella habían soñado. Estaba orgulloso como el infierno de
ella.

También estuve orgulloso cuando consiguió su trabajo en Ayuda Legal después que
ambos nos enteramos que pasamos el examen final, y yo comencé a trabajar en la
corte de apelaciones. Pero hace tres meses, redujeron los presupuestos y la posición
de Justine fue eliminada. Esperaba que estuviera con el corazón roto, pero ese no fue
el caso. Ella finalmente admitió que estuvo frustrada durante meses por toda la
burocracia envuelta en su trabajo, y no estaba haciendo la diferencia que había
esperado hacer.

Me contó sobre su nuevo sueño, tener su propia firma. Para ayudar a los clientes que
no calificaban para asistencia de bajos ingresos pero que no podían permitirse pagar
por la ayuda de grandes firmas. No quería reglas excepto las que ella misma pusiera
en el lugar.

Así que empezó a trabajar fuera de nuestro condominio, en el que se mudó conmigo
poco después de la conferencia de prensa de mi padre. Como sea, reunirse con clientes
en Unwird no era exactamente las más glamurosa opción.

Así que decidí hacer de su sueño una realidad verdadera.

—¿Quieres ver el interior?

—¿Estás loco? Por supuesto que lo estás. —Presiona ambas manos en su rostro y mira
del letrero hacia mí de nuevo—. No puedo creer que sea cierto. Hiciste esto. No puedo
creer… no sé qué decir.

Entrelazo mis dedos con los suyos y la llevo a través de la tranquila calle hacia la
puerta delantera de su nueva oficina. Agarrando las llaves de mi bolsillo, se las
entrego. Incluso escogí el llavero específicamente para ella, es un pequeño
dispensador de Pez de la Mujer Maravilla.

Su risa hace eco en la calle, y es mi sonido favorito.

—¿En serio?

—¿Piensas que el traje de la Mujer Maravilla era olvidable? De ninguna manera en el


infierno.

Su mano tiembla mientras empuja la llave en la cerradura y la gira. La puerta de cristal


se abre, y entramos a la pequeña sala de espera.

—Si no te gustan los muebles, nos dejarán cambiarlos por algunos diferentes. —Elegí
una simple silla cromo y negra con un escrito de recepcionista que hace juego.
Prácticamente está rebotando de emoción cuando desbloquea la puerta a la oficina
interior y echa un vistazo a las dos salas de conferencias pequeñas y a las dos oficinas.
La oficina más grande tiene dos escritorios uno frente al otro.

Justine me mira con confusión.

—Pensé que podrías querer un socio en el crimen.

Sus ojos se amplían.

—¿Hablas en serio?

Asiento.

—No hay nadie con quien preferiría trabajar, nena.

—Pero no quieres trabajar en una firma. —Solo tiene razón en parte.

—No quería trabajar en una gran firma, pero me vendiste lo de hacer la diferencia.
Vamos a hacerla juntos.

—¿Hablas en serio?

—Absolutamente.

Justine se lanza hacia mí y la levanto en mis brazos.

—Te amo muchísimo. Gracias por esto.

—Haría cualquier cosa por ti.

Cuando finalmente la bajo, pasa a través de la oficina, abriendo cada puerta y cajón.
Sus chillidos de emoción me aseguran que tomé la decisión correcta.

Ahora, no puedo esperar para ver lo que dice la novia cuando encuentre el
dispensador de Pez con la caja del anillo…

Fin
Sobre la autora
Meghan March ha sido conocida por llevar pintura de
camuflaje como maquillaje y rondar los bosques
usando botas cubiertas de barro, todo mientras lleva
una manicura perfecta. También es impulsiva, fácil de
entretener, y no tiene remordimientos sobre el hecho
de que le encanta leer y escribir smut. Sus vidas
pasadas incluyen remolcar piezas de automóviles,
venta de lencería, fabricación de joyas personalizadas,
y practicar la ley corporativa. Escribir libros sobre
machos alfa que hablan sucio y mujeres fuertes y
atrevidas que los ponen de rodillas es el trabajo más
fabuloso que ha tenido. Le encanta escuchar a sus lectores en
meghanmarchbooks@gmail.com.
Staff
Moderación
M.Arte
Mae

Traducción
M.Arte flochi
Mae Jeyly Carstairs
addictedread Lyla
antoniettañ M.Arte
beatrix85 magnie
Beth B. smile.8
camii.beelen

Corrección
Disv Jessica8591
Antoniettañ Mae
VckyFer Larochz
Flochi

Recopilación y revisión
Mae

Diseño
Mae

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