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Después de que Moisés mató al egipcio, huyó de Egipto y se estableció en la tierra de Madián.

Allí
defendió a las siete hijas de Jetró, sacerdote de Madián, de unos pastores que las habían echado de
allí. Cuando Jetró había oído hablar de la valentía de Moisés, lo invitó a comer y por lo tanto le dio
refugio y a su hija Séfora por mujer. Y ella le dio a luz un hijo y él le puso por nombre Guersón.

Séfora era esposa de Moisés. Él la había salvado a ella y a sus hermanas de la maldad de un pastor,
que quería impedirles que le dieran de beber al rebaño de su padre, llamado Jetro (Éxodo 2:16-21).

Moisés quería circuncidar a su hijo Gerson, por formar parte de los designios de Dios para aquella
época, pero el hecho no agradaba a su madre, Séfora, quien evitó al máximo que eso sucediera
(Éxodo 18:3-4).

Sin embargo, cuando llegó el momento de que Moisés se presentara ante Faraón para liberar a los
hebreos; al llegar a una posada, el Señor se encontró con Moisés y deseó matarlo, por su falta de
obediencia, al no haber circuncidado a su hijo (Éxodo 4:24).

Séfora, al notar lo que estaba por suceder, tomó una piedra afilada y circuncidó el prepucio de su
hijo, pero después acusó a Moisés de ser sanguinario (Éxodo 4:25-26).

Es necesario obedecer en el momento correcto

¿Cuántas veces las mujeres dejan de hacer algo que es importante para el marido, juzgan que
aquello no tiene importancia, y lo dejan para última hora? Muchas veces, el resultado de eso trae
consecuencias negativas en lo económico, profesional e incluso amoro.

Séfora fue una de esas mujeres que no quisieron obedecer a Dios incondicionalmente y dejó que la
situación llegara al límite, al punto de tener que actuar ella misma, sobre la hora, para salvar la vida
de su marido.

Que las mujeres puedan ser sabias, para no crearle problemas a su marido, al punto de impedirle ser
un siervo fiel y obediente.

Es preciso obedecer en el momento correcto, lo que Dios determina en Su Palabra, sin dejarlo para
después.

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