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El comienzo del apellido Iglesias Berrondo

Todo comendo en un día cualquiera, con el sol que iluminaba a la mañana y todos ya
por despertarse, en el reino de los dioses. Allí vivía también el dios del agua, llamado
Emillio Iglesias. El ya venía teniendo la idea de conseguirse una novia, pero no
cualquiera, una linda, buena, que sepa cocinar y que sepa amar. Había muchas diosas
en su reino, entonces salió a conocerlas.
Primero empezó a charlar con Mampu, la diosa del aire, era un poco aburrida, porque
todo el tiempo hablaba de que había que dejarse llevar por el viento y su hermosura.
Después estuvo con Wanda, la diosa de las lapiceras, pero todo lo que quería decir lo
escribía y las pocas veces que hablaba escupía tinta. Después de buscar y buscar,
Emilio ya no sabía con quién ir.
Fue en ese momento cuando Emilio, escucho una hermosa y delicada voz que venía de
atrás suyo, al darse vuelta vio a una bellísima jovencita, con su pelo morocho y ojos
color turquesa. Emilio se acercó a preguntarle cuál era su nombre y de que era diosa,
la joven le dijo que se llamaba Catalina Berrondo y que era diosa de las plantas, los dos
se miraron y se enamoraron perdidamente uno del otro.
Pasaron los años y Catalina y Emilio plantaron una plantita, con los poderes de
Catalina, de la naturaleza y el poder de Emilio, del agua. Luego de unos meses esa
plantita creció y fue de ahí de donde nació su hijo, llamado Emilio Iglesias Berrondo.
Él era un hermoso niño, tenía los ojos turquesa de su mamá y la fuerza de su papá. A
Emilio le habían puesto el apellido de la madre y el nombre y el apellido del padre,
para que sepan que el hijo era de los dos.
El apellido pasó de generación en generación, de abuelo a padre, de padre a hijo y así
sucesivamente, gracias a esa hermosa historia de amor y a que Emilio que no se rindió,
toda su familia pudo tener ese apellido, al que podremos recordar.

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