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ANTOLOGÍA DE LA POESÍA HISPANOAMERICANA DEL SIGLO XX

- Jorge Luis Borges las soperas,


sin hablar, por supuesto,
LOS JUSTOS (1981) del sombrero.

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Amo


Voltaire. todas las cosas,
El que agradece que en la tierra haya música. no sólo
El que descubre con placer una etimología. las supremas,
Dos empleados que en un café del Sur juegan un sino
silencioso ajedrez. las
El ceramista que premedita un color y una forma. infinitamente
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal chicas,
vez no le agrada. el dedal,
Una mujer y un hombre que leen los tercetos las espuelas,
finales de cierto canto. los platos,
El que acaricia a un animal dormido. los floreros.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han
hecho. Ay, alma mía,
El que agradece que en la tierra haya Stevenson. hermoso
El que prefiere que los otros tengan razón. es el planeta,
Esas personas, que se ignoran, están salvando el lleno
mundo. de pipas
por la mano
conducidas
- Alfonsina Storni en el humo,
de llaves,
VOY A DORMIR (1938) de saleros,
en fin,
Dientes de flores, cofia de rocío, todo
manos de hierbas, tú, nodriza fina, lo que se hizo
tenme prestas las sábanas terrosas por la mano del hombre, toda cosa:
y el edredón de musgos escardados. las curvas del zapato,
el tejido,
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. el nuevo nacimiento
Ponme una lámpara a la cabecera; del oro
una constelación; la que te guste; sin la sangre,
todas son buenas; bájala un poquito. los anteojos,
los clavos,
Déjame sola: oyes romper los brotes... las escobas,
te acuna un pie celeste desde arriba los relojes, las brújulas,
y un pájaro te traza unos compases las monedas, la suave
suavidad de las sillas.
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido... Ay cuántas
cosas
puras
- Pablo Neruda ha construido
el hombre:
ODA A LAS COSAS (1954) de lana,
de madera,
de cristal,
Amo las cosas loca, de cordeles,
locamente. mesas
Me gustan las tenazas, maravillosas,
las tijeras,
navíos, escaleras.
adoro
Amo
las tazas, todas
las argollas,
las cosas, que vivieron conmigo media vida
no porque sean y morirán conmigo media muerte.
ardientes
o fragantes,
sino porque - César Vallejo
no sé,
porque PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA
este océano es el tuyo, BLANCA (1924)
es el mío:
los botones, Me moriré en París con aguacero,
las ruedas, un día del cual tengo ya el recuerdo.
los pequeños Me moriré en París -y no me corro-
tesoros tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
olvidados,
los abanicos en
cuyos plumajes Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
desvaneció el amor estos versos, los húmeros me he puesto
sus azahares, a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
las copas, los cuchillos, con todo mi camino, a verme solo.
las tijeras,
todo tiene
César Vallejo ha muerto, le pegaban
en el mango, en el contorno,
todos sin que él les haga nada;
la huella
le daban duro con un palo y duro
de unos dedos,
de una remota mano
perdida también con una soga; son testigos
en lo más olvidado del olvido. los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…
Yo voy por casas,
calles,
ascensores,
tocando cosas,
- Alejandra Pizarnik
divisando objetos
que en secreto ambiciono:
LA ENAMORADA (1956)
uno porque repica,
otro porque
ante la lúgubre manía de vivir
es tan suave
esta recóndita humorada de vivir
como la suavidad de una cadera,
te arrastra Alejandra no lo niegues.
otro por su color de agua profunda,
otro por su espesor de terciopelo.
hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
Oh río y la luz rugía el aire cantaba
irrevocable pero tu amado no volvió
de las cosas,
no se dirá enviarás mensajes sonreirás
que sólo tremolarás tus manos así volverá
amé tu amado tan amado
los peces,
o las plantas de selva y de pradera, oyes la demente sirena que lo robó
que no sólo el barco con barbas de espuma
amé donde murieron las risas
lo que salta, sube, sobrevive, suspira. recuerdas el último abrazo
No es verdad: oh nada de angustias
muchas cosas ríe en el pañuelo llora a carcajadas
me lo dijeron todo. pero cierra las puertas de tu rostro
No sólo me tocaron para que no digan luego
o las tocó mi mano, que aquella mujer enamorada fuiste tú
sino que acompañaron
de tal modo te remuerden los días
mi existencia te culpan las noches
que conmigo existieron te duele la vida tanto tanto
y fueron para mí tan existentes desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
- Rubén Darío hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
LO FATAL (1905) otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y mientras sube caen
y más la piedra dura, porque ésa ya no siente, recuerdos, esperanzas,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser las pequeñas mentiras y las grandes,
vivo, y queremos gritar y en la garganta
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, en donde los silencios enmudecen.
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos, - Juana de Ibarburu
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, BAJO LA LLUVIA (1919)
y no saber adónde vamos,
¡ni de dónde venimos!... ¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
- Jorge Teillier y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
EDAD DE ORO (1957) sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
Un día u otro Un pájaro se baña
todos seremos felices. en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
Yo estaré libre se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
de mi sombra y mi nombre. ¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
El que tuvo temor Después es el asombro
escuchará junto a los suyos de un labriego que pasa con su azada al hombro
los pasos de su madre, y la lluvia me cubre de todas las fragancias
el rostro de la amada será siempre joven de los setos de octubre.
al reflejo de la luz antigua en la ventana, Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
y el padre hallará en la despensa la linterna como un maravilloso y estupendo tocado
para buscar en el patio de gotas cristalinas, de flores deshojadas
la navaja extraviada. que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
No sabremos Y siento, en la vacuidad
si la caja de música del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
suena durante horas o un minuto; del placer infinito, dulce y desconocido,
tú hallarás –sin sorpresa— de un minuto de olvido.
el atlas sobre el cual soñaste con extraños países, Llueve, llueve, llueve,
tendrás en tus manos y tengo en alma y carne, como un frescor de
un pez venido del río de tu pueblo, nieve.
y Ella alzará sus párpados
y será de nuevo pura y grave
como las piedras lavadas por la lluvia. - José Martí
Todos nos reuniremos
bajo la solemne y aburrida mirada VERSOS SENCILLOS (1891)
de personas que nunca han existido,
y nos saludaremos sonriendo apenas Si ves un monte de espumas,
pues todavía creeremos estar vivos. Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal
- Octavio Paz Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor
SILENCIO (1944) Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido: - Nicolás Guillén
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo. LA MURALLA (1972)
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero, Para hacer esta muralla,
Es del vigor del acero tráiganme todas las manos:
Con que se funde la espada. los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Ay,
una muralla que vaya
- Gabriela Mistral desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa, bien,
Piececitos de niño, allá sobre el horizonte.
azulosos de frío, —¡Tun, tun!
¡cómo os ven y no os cubren, —¿Quién es?
Dios mío! —Una rosa y un clavel…
—¡Abre la muralla!
¡Piececitos heridos —¡Tun, tun!
por los guijarros todos, —¿Quién es?
ultrajados de nieves —El sable del coronel…
y lodos! —¡Cierra la muralla!
—¡Tun, tun!
El hombre ciego ignora —¿Quién es?
que por donde pasáis, —La paloma y el laurel…
una flor de luz viva —¡Abre la muralla!
dejáis; —¡Tun, tun!
—¿Quién es?
que allí donde ponéis —El alacrán y el ciempiés…
la plantita sangrante, —¡Cierra la muralla!
el nardo nace más Al corazón del amigo,
fragante. abre la muralla;
al veneno y al puñal,
Sed, puesto que marcháis cierra la muralla;
por los caminos rectos, al mirto y la hierbabuena,
heroicos como sois abre la muralla;
perfectos. al diente de la serpiente,
cierra la muralla;
Piececitos de niño, al ruiseñor en la flor,
dos joyitas sufrientes, abre la muralla…
¡cómo pasan sin veros Alcemos una muralla
las gentes! juntando todas las manos:
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
- Vicente Huidobro Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
DÍAS Y NOCHES TE HE BUSCADO (1948) desde el monte hasta la playa, bien,
allá sobre el horizonte…
Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río - Mario Benedetti
abajo
Te has perdido entre las lágrimas ESTADOS DE ÁNIMO (1974)
Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras Unas veces me siento
Porque yo sé que estás llorando como pobre colina
Me basta con mirarme en un espejo y otras como montaña
Para saber que estás llorando y me has llorado de cumbres repetidas.
Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro Unas veces me siento
Lo haces rey coronado por tu mano como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
sonreír con un poco de emoción...
A veces uno es
manantial entre rocas Canto para el amor sin llanto
y otras veces un árbol y sin risa;
con las últimas hojas. el que no tiene una rosa seca
Pero hoy me siento apenas ni unas cartas atadas con una cinta.
como laguna insomne
con un embarcadero Sería algún amor de niño acaso...
ya sin embarcaciones Una plaza gris... Una nube... No sé...
una laguna verde Para el amor más olvidado cantaré.
inmóvil y paciente
conforme con sus algas Cantaré una canción
sus musgos y sus peces, sin llamar, sin llorar, sin saber...
sereno en mi confianza El nombre que no se recuerda
confiando en que una tarde pudo tener dulzura:
te acerques y te mires,
te mires al mirarme. Canción sin nombres
quiero cantarte
mientras la noche dura...
- Nicanor Parra
Cantar para el amor que ya no evocan
MANIFESTO (1963) las flores con su olor
ni algún vals familiar...
Señoras y señores Para el que no se esconde entre cada crepúsculo,
Ésta es nuestra última palabra ni atisba, ni persigue, ni vuelve nunca más...
-Nuestra primera y última palabra-:
Los poetas bajaron del Olimpo. Para el amor más olvidado
–el más dulce...–,
Para nuestros mayores el que no estoy segura de haber amado.
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad: - Gioconda Belli
No podemos vivir sin poesía.
Y DIOS ME HIZO MUJER (1991)
A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto- Y Dios me hizo mujer,
Nosotros sostenemos de pelo largo,
Que el poeta no es un alquimista ojos,
El poeta es un hombre como todos nariz y boca de mujer.
Un albañil que construye su muro: Con curvas
Un constructor de puertas y ventanas. y pliegues
y suaves hondonadas
Nosotros conversamos y me cavó por dentro,
En el lenguaje de todos los días me hizo un taller de seres humanos.
No creemos en signos cabalísticos. Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
Además, una cosa: el número de mis hormonas.
El poeta está ahí Compuso mi sangre
Para que el árbol no crezca torcido. y me inyectó con ella
para que irrigara
Éste es nuestro mensaje. todo mi cuerpo;
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo nacieron así las ideas,
Al poeta Barata los sueños,
Al poeta Ratón de Biblioteca. [...] el instinto.
Todo lo que creó suavemente
- Dulce Loinaz a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
LA CANCIÓN DEL AMOR OLVIDADO (1938) las mil y una cosas que me hacen mujer todos los
días
Para el amor más olvidado por las que me levanto orgullosa
cantaré esta canción: todas las mañanas
No para el que humedece los ojos todavía... y bendigo mi sexo.
Ni para el que hace ya
o como hélice secreta
- Cristina Peri Rossi que detiene y reanuda su trabajo
trasegando el blanco tiempo de la noche.
LO IMPRESCINDIBLE (2003) Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto,
hasta los solares donde se amontonan las
Uno aprende que lo imprescindible basuras,
no eran los libros bajo las cúpulas de los hospitales,
no eran los discos sobre las terrazas del verano,
no eran los gatos en las discretas celdas de la prostitución,
no eran los paraísos en flor en los papeles que se deslizan por solitarias
derramándose en las aceras avenidas,
ni siquiera la luna grande -blanca- con el tibio vaho de ciertas cocinas militares,
en las ventanas en las medallas que reposan en joyeros de teca,
no era el mar arribando un llanto de mujer que ha llorado largamente
su rumia rompedora en el malecón en el cuarto vecino,
ni los amigos que ya no se ven por todos los que cavan su tumba en el sueño,
ni las calles de la infancia por los que vigilan la mina del tiempo,
ni aquel bar donde hacíamos el amor con la por mí que lo escucho
mirada. sin conocer otra cosa
Lo imprescindible era otra cosa. que su frágil rodar por la intemperie
persiguiendo las calladas arenas del alba.

- Leopoldo Lugones

EL AMOR ETERNO (1922)

Deja caer las rosas y los días


una vez más, segura de mi huerto.
Aún hay rosas en él, y ellas, por cierto,
mejor perfuman cuando son tardías.

Al deshojarse en tus melancolías,


cuando parezca más desnudo y yerto,
ha de guardarse bajo su oro muerto
las violetas más nobles y sombrías.

No temas al otoño, si ha venido.


Aunque caiga la flor, queda la rama.
La rama queda para hacer el nido.

Y como ahora al florecer se inflama,


leño seco, a tus plantas encendido,
ardiente rosas te echarán en su llama.

- Álvaro Mutis

CIUDAD (2005)

Un llanto
un llanto de mujer
interminable,
sosegado,
casi tranquilo.
En la noche, un llanto de mujer me ha despertado.
Primero un ruido de cerradura,
después unos pies que vacilan
y luego, de pronto, el llanto.
Suspiros intermitentes
como caídos de un agua interior,
densa,
imperiosa,
inagotable,
como esclusa que acumula y libera sus aguas

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