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BORGES - FRANCIA
Magdalena Cámpora
Javier Roberto González
editores
2011
Borges - Francia / ; coordinado por Magdalena Cámpora y Javier Roberto González. -
1a ed. -
Buenos Aires : Selectus, 2011.
580 p. ; 24x18 cm.
ISBN 978-987-26952-3-1
1. Estudios Literarios. I. Cámpora , Magdalena, coord. II. González, Javier Roberto,
coord.
CDD 801.95
ISBN: 978-987-26952-3-1
Ediciones Selectus SRL publica Borges - Francia, en forma exclusiva para el Departamento de Letras
de la Universidad Católica Argentina.
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derechos reservados.
AUTORIDADES DE LA FACULTAD
DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Decano
Dr. NÉSTOR A. CORONA
Secretario
Lic. GUSTAVO HASPERUÉ
AUTORIDADES DEL
DEPARTAMENTO DE LETRAS
Director
Dr. JAVIER ROBERTO GONZÁLEZ
Secretario
Lic. ALEJANDRO CASAIS
PRÓLOGO 13
EL OBJETO BORGES
MICHEL LAFON, Borges y Francia, Francia y Borges 21
MARTÍN KOHAN, Lo que entiendo por Borges 35
ANNICK LOUIS, Un Borges difiere de otro. El objeto literario entre tradición nacional,
autor-monumento y apropiación 45
FIN-DE-SIÈCLE
GAËL PRIGENT, Borges et les écrivains fin-de-siècle 57
BRUNO FABRE, Borges, un “devoto” de Marcel Schwob 77
MARIANO GARCÍA, Schwob y Borges, entre la biografía y el plagio 87
ALEJANDRO HERMOSILLA SÁNCHEZ, Schwob-Borges-Pitol: convergencias ficticias 97
RÉBUS
PABLO MARTÍN RUIZ, La novela sin E y el secreto borgeano de Georges Perec 193
GABRIEL LINARES, Poe, Borges y Lacan: triángulo de significantes 203
CATHERINE D’HUMIÈRES, Borges y Fermat. Cuando las Matemáticas ayudan
a resolver el enigma del laberinto 213
LOÏC WINDELS, La cuarta Tentación de Gustavo Borges y Buñuel 225
LO FRANCÉS
CHRISTINA KOMI, La discreta presencia de Francia en Borges. Un detalle crucial en
el discurso sobre lo nacional 271
GRACIANA FERNÁNDEZ, Francia y la intelectualidad argentina en la revista Sur
desde 1940 a 1950 283
DENISE SCHITTINE, Las joyas francesas de la Biblioteca personal de Borges 291
Índice 9
DIÁLOGOS FILOSÓFICOS
DANIEL SCARFÓ, Siger de Brabantia, precursor de Borges 351
LUCAS MARTÍN ADUR NOBILE, “El hombre más extraordinario que recuerda la
historia”. Borges y la Vida de Jesús de Ernest Renan 357
RAPHAËL ESTÈVE, Borges y la huella de Bergson 367
CRISTINA BULACIO, Filosofía, literatura y viceversa. Jorge Luis Borges y
Gabriel Marcel 377
LUCAS RIMOLDI, Borges, Beckett, y sus investigaciones sobre la obra de
Fritz Mauthner 385
TRADUCCIÓN
DIEGO VECCHIO, Versiones del Eterno Retorno 395
BEATRIZ VEGH, Borges y Villiers de l’Isle-Adam: omisiones y énfasis 411
MARTHA VANBIESEM DE BURBRIDGE, Jorge Luis Borges traductor de Henri
Michaux 419
ESPACIOS
WILLIAM RICHARDSON, Borges y l’espace lefebvrien 431
MARÍA CALVIÑO, Borges y Beppo / Buenos Aires 1983: un comentario sobre lo
doméstico y Borges 439
CATHERINE CHOMARAT-RUIZ, Borges / Thays: prolégomènes à une poétique
du monde 449
10 Índice
NORMA CARRICABURO
CONICET
Academia Argentina de Letras
Universidad Católica Argentina
[...] los atlas de Justus Perthes y diversas enciclopedias desde la Historia natu-
ralis de Plinio y el Speculum, de Beauvais, hasta los gratos laberintos [...] de
los ilustres enciclopedistas franceses, de la Britannica, de Pierre Larousse, de
Brockhaus, de Larsen y de Montaner y Simón (Borges, 1979: 47-48).
1 Otro texto de Diderot se encuentra en la antología de nuestro autor titulada Libro de sueños. Se trata de un
sueño de D’Alembert, y las conversaciones sobre ciencias naturales y ciencias conjeturales mantenidas con Diderot
o su alter ego, el doctor Bordeau. En la antología que realiza con Adolfo Bioy Casares, titulada Libro del cielo y del
infierno, también recoge otro fragmento de Jacques le fataliste. Asimismo, en este libro dos veces se recogen frag-
mentos del Diccionario filosófico de Voltaire, quien, además de colaborar en la obra de Diderot, publicó en 1764, en
octavo, su propio diccionario con el nombre de Dictionnaire philosophique portatif.
2 La linealidad es propia del relato, pero no todas las experiencias estéticas del hombre son lineales. “Los sueños
son una obra estética, quizá la expresión estética más antigua”, dice Borges (1980: 53), y en ellos no hay linealidad:
“Todo esto el soñador lo ve de un solo vistazo, de igual modo que Dios, desde su vasta eternidad, ve todo el pro-
ceso cósmico. ¿Qué sucede al despertar? Sucede que, como estamos acostumbrados a la vida sucesiva, damos
forma narrativa a nuestro sueño, pero nuestro sueño ha sido múltiple y ha sido simultáneo” (1980: 37).
Los enciclopedistas y el enciclopedismo de Jorge Luis Borges 463
3 Por ejemplo, el Diccionario Enciclopédico de Teología Católica (1867) y la Encyclopédie des Migrations Ecclésiastiques,
de seis meses y pagaderos por suscripción de la siguiente forma: un primer pago de 60 libras a cuenta, más otras
36 libras a cuenta, más otras 36 libras con la entrega del volumen primero, 24 libras por cada uno de los volúmenes
segundo a octavo y 40 libras por los dos últimos, que incluirían unas 600 ilustraciones. Un total de 304 libras, lo
que hacía un equivalente a 3.500 euros de hoy (Blom, 2007: 112).
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5 En los primeros años del siglo, los jesuitas de Trévoux emprendieron un diccionario que se inició con tres
volúmenes y creció en sucesivas ediciones hasta ocho volúmenes. La pugna entre los jesuitas y los enciclopedistas
era mucha, ya que los jesuitas se creían dueños de la empresa, y además, por el laicismo mal disimulado de Diderot
y muchos colaboradores.
Los enciclopedistas y el enciclopedismo de Jorge Luis Borges 465
BORGES ENCICLOPEDISTA
Esta nueva técnica de edición, que permite al lector la libre circulación por la
obra, es lo que le atrae a Borges en las enciclopedias modernas, esos “gratos labe-
rintos”. También Borges, en una obra de autoría compartida con Margarita Gue-
rrero, intentó la enciclopedia. Me refiero al Manual de zoología fantástica, que luego
se reeditó bajo el nombre de El libro de los seres imaginarios. Las diferencias con las
enciclopedias modernas son evidentes. En la de Borges-Guerrero no hay orden al-
fabético; las entradas se dan mediante un orden impuesto por los autores y salvado
en un índice; el universo al que se refiere no es el saber general de los hombres,
sino que abordan una temática parcial. Por otra parte, de la tripartición del árbol
de las ciencias de Bacon, los enciclopedistas ponían el énfasis en la razón desde el
título, al llamarlo “diccionario razonado”, en tanto que El libro de los seres imaginarios
apela a la fantasía, desde su primer título, y a la imaginación, desde el título del texto
definitivo. O sea, la tercera clasificación de Bacon, que desplegaba el mundo de la
literatura y la creación poética. Esto es previsible, ya que para Borges gran parte de
la tarea universal del hombre forma parte de la literatura, en especial la fantástica,
desde los catálogos hasta la teología. Así lo manifiesta también en el “Prólogo” de
1967, donde anota:
Hay dos cuentos sumamente relevantes para apreciar el valor que Borges le
otorga a la enciclopedia. Ambos corresponden a Ficciones. Con uno abre y con el
otro cierra la primera parte del libro, titulada “El jardín de senderos que se bifur-
can”. El primero, “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, se refiere a una enciclopedia in-
existente, y el otro, que da título al primer segmento del libro, explica la concepción
de la obra como laberinto, como quiebre de la narración lineal y la posibilidad de
crear, como en una enciclopedia, un libro fragmentario, de multiplicidad de lecturas,
una historia que se expande en una posibilidad de resoluciones infinitas, con lo cual
quiebra la linealidad (y por lo tanto la temporalidad) y asimismo cualquier conse-
cución lógica de los sucesos.
En “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, Borges imagina a una serie de estudiosos de
distintas disciplinas inventando un planeta a partir de su inclusión y desarrollo en
una enciclopedia. El cuento comienza con la siguiente frase: “Debo a la conjunción
de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar”. La asociación del
espejo con la enciclopedia no es novedosa. En el medioevo las enciclopedias solían
llevar por nombre speculum. Ya leímos en la cita de “El congreso” la inclusión del
Speculum Majus, del dominico Vincent de Beauvais, del siglo XIII, libro nombrado,
en Otras inquisiciones, por su otro nombre, Speculum Triplex, dadas sus tres partes: un
“Espejo doctrinal”, relativo a la doctrina religiosa y la filosofía; un “Espejo natural”,
que abarcaba las ciencias naturales, y un “Espejo historial”, que compendiaba la
crónica. Si bien en la Edad Media el concepto de espejo implícito en estas obras se
correspondía con el de dechado o canon, la conjunción del espejo y de la enciclo-
pedia no resulta sorpresiva. Borges, a su vez, la vuelve redundante, pues tanto el
espejo como la enciclopedia tienen como función duplicar el mundo. Precisamente,
el cuento parte del tema de la multiplicación. La búsqueda de Uqbar se inicia por
una cita atribuida al personaje Bioy Casares, quien apunta que “los heresiarcas de
Uqbar habían declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque mul-
tiplican el número de los hombres”. Luego se corregirá este segundo término cópula
por paternidad. El cuento parte del hallazgo del nombre Uqbar en una enciclopedia,
The Anglo-American Cyclopaedia (Nueva York, 1917) que a su vez duplicaría falaz-
mente la Enciclopedia Británica de 1902. Pero The Anglo-American Cyclopaedia se ase-
meja, por su lectura cambiante, con “El libro de arena”, libro proteico, inestable.
Los distintos ejemplares de esta enciclopedia mutan el número de sus páginas. El
ejemplar del tomo XXIV hallado en la quinta de Ramos Mejía tiene novecientos
diecisiete páginas, en tanto que el de Bioy consta de novecientas veintiuna. En esas
cuatro páginas de diferencia cabe un país, o un universo, porque en ellas aparece
Uqbar. A partir de las cuatro páginas, añadidas a uno de los ejemplares, el personaje
Buckley sugiere emprender la enciclopedia metódica de un planeta ilusorio. Nueva
Los enciclopedistas y el enciclopedismo de Jorge Luis Borges 469
6 Son varias las citas de enciclopedias chinas hechas por Borges. La más célebre, debido a los comentarios de
Foucault, es la de “El idioma analítico de John Wilkins”, de Otras inquisiciones. Si bien Borges descree de las taxo-
nomías de las enciclopedias, la inclusión de estas falaces enciclopedias chinas tiene distintas razones ficcionales.
En general, como libros laberínticos, las enciclopedias chinas son tan arbitrarias como las occidentales. La lectura
de una enciclopedia china es tan arbitraria o más que la de las de Occidente, que descansan en el orden alfabético.
Dado que la china es una escritura ideográfica, deben recurrir al número y no a la letra. En un diccionario chino
se encuentra el ideograma a partir de la cantidad de pinceladas que se necesite para dibujar el símbolo. En chino
existen doscientas catorce claves o radicales, caracteres que entran en relación con otros, por lo que hay que
conocer los radicales que forman un carácter concreto y luego hace falta contar el número de trazos con que se
dibuja cada radical. La sumatoria da una cifra y esta agrupa a todos los caracteres que poseen esa cifra. Se ordenan
de acuerdo con el orden creciente del número de trazos.
470 Norma Carricaburo
Las vanguardias del siglo XX surgen cuando los escritores sienten perimidos
los complejos universos textuales de la novela decimonónica. Según Marie-Laure
Ryan (2004: 214), de una literatura inmersiva, en la que los lectores se sumergen en
mundos construidos por los autores, se pasa con las vanguardias y las post-van-
guardias a una literatura interactiva en la que los autores buscan lectores cooperan-
tes. Los universos textuales de la novela decimonónica se agrietan, se resquebrajan,
y los escritores del siglo XX recogen fragmentos heterogéneos con los cuales in-
tentan otra forma de conectarse activamente con el lector, en especial a partir del
juego, pero también por la construcción de artefactos lingüísticos, fantásticos o te-
óricos. En el caso específico de Borges, los grandes relatos decimonónicos se re-
ducen a libros de cuentos y los mundos a teorías.
Ya en 1967 John Barth dedica a Borges un artículo titulado “Literatura del ago-
tamiento”. Allí manifiesta cómo nuestro autor prevé una literatura nueva y original:
Borges define el Barroco como “ese estilo que deliberadamente agota (o pro-
cura agotar) sus posibilidades y raya en su propia caricatura”. Mientras su pro-
pia obra no es barroca, excepto intelectualmente (el barroco no fue nunca tan
terso, lacónico, económico), sugiere la idea de que la historia intelectual y li-
teraria ha sido barroca y ha agotado casi completamente la posibilidad de la
novedad. Sus ficciones son no solamente notas al pie de página de textos ima-
ginarios, sino posdatas al cuerpo real de la literatura (Barth, 1976: 179).
Este agotamiento que Barth señala para los contenidos y la forma de narrar,
se vuelve a focalizar, desde la crítica literaria actual, como agotamiento del soporte,
fin de la galaxia gutenberg, que ha llenado y llena bibliotecas, y se destaca a Borges
como un precursor teórico de la literatura hipertextual.
Los enciclopedistas y el enciclopedismo de Jorge Luis Borges 471
Ficciones está constituido por una serie de relatos breves sin apenas argumento
ni caracterización; son unas narraciones que, según las coordenadas de la
novela del siglo XIX, serían totalmente insignificantes. Con Borges tenemos
la sensación de que se derrumba una larga tradición literaria, de que la novela,
y tal vez también la monografía, están demasiado gastadas. Borges insinúa
que nuestra cultura ya no puede producir novelas, y en vez de ello nos ofrece
informes académicos de libros y breves descripciones de personajes extra-
vagantes y mundos fantásticos. El tema del agotamiento afecta no solo a la
forma literaria, sino también a la condición humana, precisamente porque
Borges trata a la lectura y a la escritura como sinónimos de la propia vida
(Bolter, 2006: 278).
Bolter opone al libro impreso la obra electrónica y, como todos los críticos de
la hipertextualidad, rescata a un Borges teórico de la ciberficción aun antes de que
esta fuese prevista. “El jardín de senderos que se bifurcan” es un texto emblemático
para quienes se dedican a la ficción electrónica. Stuart Moulthrop establece un en-
lace con el argentino y le rinde homenaje con su Victory Garden, una de las hiper-
ficciones más importantes, que también tiene como marco otra guerra, la de Golfo.
El hecho de que Borges haya sentido el agotamiento del soporte libro impreso
y haya entrevisto un nuevo soporte electrónico se puede conectar también con el
comentario de Teresa Gómez Trueba, quien se pregunta si muchos escritores del
siglo XX no estarían ilustrando el comentario de Benjamin de que “la historia del
arte presenta épocas críticas en las que cierta forma de arte aspira a efectos que
solo podrán ser conseguidos plenamente con un cambio de patrón técnico, es decir,
con una nueva forma artística” (2002: en línea).
472 Norma Carricaburo
Los enciclopedistas franceses, con una obra ajena a la literatura, intentaron en-
globar la cultura y el conocimiento del hombre en un número determinado de vo-
lúmenes, amplio, por cierto, a partir de un diseño especial. Conciliaron la facilidad
de la ordenación alfabética, con abundantes remisiones. El resultado fue una obra
con incontables entradas y discursos fragmentados. Con estas pautas, trataron de
acotar, para el hombre de su tiempo, en una sola obra, todo el saber disperso en
múltiples bibliotecas o aún no recogido en la escritura, como suele suceder en el
campo de los oficios.
Borges lector advirtió en las enciclopedias, por una parte, su valor de obras in-
finitas –como sus soñadas “Biblioteca total” o “La Biblioteca de Babel”– y, por otra
parte, imaginó, a partir de la construcción no lineal de la enciclopedia moderna, una
literatura que hoy sabemos que se corresponde con la de soporte electrónico: de lec-
tura fragmentaria, de construcción laberíntica y con la posibilidad de perderse en los
múltiples senderos por los cuales el lector recorre la obra espacialmente, en lecturas
personales, como si vagara por un inmenso jardín, diseñado por André Le Nôtre.
Borges autor prefigura ficcionalmente formas nuevas de narración sobre el di-
seño de la enciclopedia moderna y de ese modo se constituye en un Jano bifronte
que, mirando hacia atrás, advierte el agotamiento de un ciclo narrativo y de un so-
porte, en tanto que mirando hacia adelante, prefigura otros modos de narrar, otras
técnicas, que, sin embargo, en la práctica y con la tecnología de su tiempo, eran
irrealizables.
Los enciclopedistas y el enciclopedismo de Jorge Luis Borges 473
BIBLIOGRAFÍA
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hizo en la New York Public Library durante 1985. En línea:
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