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Mujeres y Participación Política:
El desencanto por la política o la nostalgia
por lo comunitario*

Angélica Bernal Olarte

*A partir de la Tesis de Maestría en Estudios Políticos del mismo titulo dirigida por María Emma Wills. Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), Universidad Nacional, Bogotá, 2004
RESUMEN

Las luchas históricas de las mujeres impulsaron reformas tendentes a ampliar los márgenes
de la democracia, a través de la eliminación de los obstáculos formales que impedían su
participación política y el incremento de los canales de participación ciudadana. Esto representó
un gran avance en la superación de algunas dificultades en el ejercicio pleno de la ciudadanía
de las mujeres que, sin embargo, no permitió su acceso a los cargos de toma de decisión. Esto
en parte responde al hecho de que no se transformaron los imaginarios ni los estereotipos de
género construidos culturalmente y que implican la diferenciación entre géneros y la subordinación
de las mujeres.

La pregunta central de esta investigación es acerca de las trayectorias de vida que siguen las
mujeres que han logrado algún tipo de éxito en su carrera política ¿Qué clase de ambiente
familiar, comunitario, regional, etc., es apropiado para que las mujeres compitan con otros
hombres y otras mujeres en unas elecciones y logren acceder a un cargo de representación
política? En este sentido, el interrogante abarca también las puertas de entrada de las mujeres
a la competencia política local.

El documento describe y analiza los caminos transitados por las mujeres que tienen éxito en
la competencia electoral por obtener un curul en los Concejos de algunos municipios del
departamento de Cundinamarca, Colombia. Reconstruye los modos en que ellas lograron
aprovechar las garantías formales y transgredir un orden simbólico excluyente de lo femenino.
Además, plantea un análisis crítico de las formas en que las dinámicas y reglas informales del
juego político operan para mantener a las mujeres al margen y les dificulta participar en la
gestión pública en igualdad de oportunidades frente a los varones.
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN
Metodología
Estructura del documento

CAPÍTULO 1. EL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN: ¿LA DEMOCRATIZACIÓN


DEL ESPACIO LOCAL?

1.1 El proceso de descentralización en Colombia


1.2 Los efectos de la descentralización: interpretaciones encontradas
1.3 Presencia de mujeres en las instancias gubernamentales a nivel local

CAPÍTULO 2. CONTEXTO SOCIAL Y POLÍTICO DE LOS MUNICIPIOS ESTUDIADOS

2.1 Conflicto armado en el departamento de Cundinamarca.


2.2 Caracterización socio-económica de los municipios de El Colegio, San Antonio del
Tequendama y Tena
2.3 Caracterización político-electoral de los municipios de El Colegio, San Antonio del
Tequendama y Tena
2.3.1 Elección Popular de Autoridades Locales.
2.3.2 Índice de elegibilidad
2.3.3 Composición de Concejos Municipales.
2.4 Consideraciones finales.

CAPÍTULO 3. EL CAMINO HACIA LA PARTICIPACION POLITICA

3.1 La socialización política


3.1.1 El hogar como eje estructurador
3.1.2 Lo público: un ámbito ajeno
3.1.3 La feminización de la política: ¿virtud o vicio?
3.2 Las puertas de entrada: el eslabón particular
3.3 Organización social y comunitaria: ¿aprendiendo destrezas para entrar la política?

CAPITULO 4: LAS TRAYECTORIAS POLÍTICAS EN EL ÁMBITO FORMAL

4.1 Campañas políticas.


4.1.1 Propuestas.
4.1.2 Financiamiento.
4.1.3. Dinámica de las campañas.
4.2 El Concejo Municipal: las interrelaciones
4.2.1 Experiencia de gestión.
4.2.2 Diferencias hombres-mujeres.
4.2.3 Las mujeres en el Concejo o los desencuentros.
4.3 El desencanto de la política o la nostalgia por lo comunitario.

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia del Estado moderno han existido reglas de juego explícitas, avaladas por
la normatividad vigente que han marginado a ciertos grupos sociales del acceso al poder1. Las
mujeres y sectores sociales históricamente excluidos han librado una larga lucha por el reconocimiento
de sus derechos y por la eliminación de los obstáculos formales que les han impedido ser parte de
las comunidades políticas como ciudadanas y ciudadanos.

Una vez que las luchas sociales e individuales han permitido que las mujeres avancen en el campo
de lo formal, los obstáculos que enfrentan “son impedimentos informales a la paridad en la
participación que pueden subsistir incluso después de que todos hayan sido autorizados formal y
legalmente a participar2”.

Las reformas tendentes a ampliar los márgenes de la democracia a través del incremento de los
canales de participación en política y que representan el comienzo de la superación de algunos
obstáculos formales, no permitieron el acceso de las mujeres a los espacios de toma de decisión.
Esto en parte responde al hecho de que no se implementaron medidas complementarias orientadas
a llevar a cabo un cambio en los imaginarios y estereotipos de género construidos culturalmente
y que implican la diferenciación entre géneros y la subordinación de las mujeres. De acuerdo a esta
construcción, mujeres y hombres deben estar en esferas distintas: los unos conquistar lo público,
la economía, la política, la ciencia; las otras deben limitarse al espacio de lo privado, el hogar, la
familia, la maternidad3.

El género es una construcción cultural e histórica de la identidad femenina y masculina, que se


manifiesta en normas, valores, representaciones simbólicas, prácticas y papeles que deben desempeñar
los hombres y las mujeres: “El género es la forma primaria de identificación humana que parte de
la diferencia sexual y que se traduce en relaciones asimétricas y de subordinación de las mujeres”.4

La casa ha sido reconocida como el soporte de la sobrevivencia y la sociabilidad. En la intimidad


de la familia las personas aprenden y desarrollan relaciones interpersonales, reproducen valores,
aprenden a negociar con los otros y las otras. La calle, por su lado, vincula a las personas con la
pluralidad de los otros, de los que viven fuera; la calle es lo exterior, es el espacio de sociabilidad
ciudadana. En este sentido hay una asignación diferencial de cada uno de estos espacios que se
determinan como exclusivos para uno u otro género.

Esta división de ámbitos por género produce limitaciones para la participación femenina en las
organizaciones políticas y en las instituciones del Estado. Por un lado las mujeres, al ser responsables
del trabajo doméstico, tienen poco tiempo disponible para otras labores; y por otro, la socialización
que refuerza ciertos tipos de valores e intereses no hace posible que sus capacidades y recursos
sean los más apropiados para incursionar en la política, tal y como ésta ha sido definida hasta ahora.

1 En Colombia, sólo en 1936, a través de una reforma constitucional, se establece el derecho de las mujeres a desempeñar
cargos públicos pero sin derecho al voto. En 1954, el plebiscito nacional convocado por el General Rojas Pinilla refrenda el
derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas; aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente en 1974, mediante el
d e c r e t o 1 2 6 0 , s e e s t a b l e c e l a i g u a l d a d j u r í d i c a d e l o s s e xo s y s e e l i m i n a l a p o t e s t a d m a r i t a l .
2 Alvarez, S. “Theoretical and Comparative Perspectives on Women’s Movements and the State.” en Alvarez, S. Engendering
Democracy in Brazil, New Jersey: Princenton University Press, 1990. Pág. 108
3 Varias teóricas han ilustrado esta distinción, entre ellas, Mouffe, Ch. “Feminismo, ciudadanía y política democrática radical”;
en Revista Foro, No 33, Bogotá: Ediciones Foro Nacional por Colombia, Diciembre 1997–Enero 1998.
4 Falú, A. y Rainero, L. “Hábitat urbano y políticas públicas, una perspectiva de género”, en Luna, L. y Villanova, M. (comp).
Desde las orillas de la política: género y poder en América Latina, Barcelona: Universidad de Barcelona, 1996.
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Si bien cada vez la línea divisoria entre lo público y lo privado se diluye más y las mujeres conquistan
más espacios, algunos imaginarios persisten socialmente y los estereotipos acerca de las mujeres
continúan sin superarse. En los últimos años las luchas de las mujeres lograron que sus diversos
intereses avanzaran en la esfera política formal, “pero las reivindicaciones y los objetivos de las
mujeres y los movimientos también tienen un carácter cultural y social que no puede ser perseguido
únicamente por los procesos de políticas públicas, sino que tienen que ver con el cambio de actitudes,
conductas e imaginarios que deben buscarse por dentro y por fuera del Estado y de la política”5.

Desde la perspectiva de una teórica feminista, “... la encrucijada es que en la arena institucional
se han hecho muchos cambios, pero muchos de esos cambios se han dado aún cuando las mujeres
sigan confinadas en la esfera de lo privado”6. Es decir, que las acciones dirigidas a la transformación
en el terreno de lo formal no implican para las mujeres una modificación de los papeles que cultural
y socialmente se les han asignado.

Los obstáculos informales para la plena participación de las mujeres en las democracias se originan
en la subvalorada posición social de las mujeres, en una visión tradicional de los roles de género,
en los prejuicios y estereotipos culturales que se tejen en torno a ellos, y en las discriminaciones
expresadas en distintas barreras de entrada a la participación política formal como los llamados
“techos de cristal”7.

Los estudios realizados para analizar la relación entre las mujeres y la política en general se
concentran en el nivel nacional de la política. Parte de la literatura se orienta a develar los bajos
porcentajes de presencia de mujeres a nivel de la dirigencia de los partidos políticos, los parlamentos
o en la toma de decisiones a nivel de los ejecutivos. En Colombia, por ejemplo, más allá del análisis
sobre resultados electorales no se había aventurado ninguna explicación de las experiencias
particulares de las mujeres que participan en la política a nivel de los municipios.

Para comprender los avances y obstáculos enfrentados por las mujeres en el ámbito local es necesario
reconocer las diferencias entre las mujeres, ya que los sujetos (mujeres y hombres) construyen
sus identidades no sólo de acuerdo a aspectos de género, sino también de etnia, raza, clase social,
edad, origen rural o urbano, etc.

Metodología

Este proyecto de investigación surge de un trabajo específico que se realizó entre los años 2000 y
2001 con un grupo de concejalas de distintos municipios del departamento de Cundinamarca. Ellas
participaron en un proyecto de cualificación política que ejecutó la Escuela de Estudios de Género
de la Universidad Nacional de Colombia, con la financiación de la Secretaría para el Desarrollo Social
de la Gobernación del Departamento. Gracias a este espacio de estudio surgió la inquietud de
indagar por el ejercicio político de mujeres provenientes de muy distintas trayectorias en contextos
tan disímiles como son los municipios de Cundinamarca.

5 Alvarez, S. Op Cit.
6 Alvarez, S. Op Cit.
7 “La metáfora del techo de cristal se refiere a la existencia de obstáculos (informales pero institucionalizados) que impiden
la promoción de mujeres a cargos directivos”. Bernal, A. y Wills, M. “Mujeres y política: ¿en qué punto estamos? en Hoskin,
G. Masías, R. y García, M. (Compiladores), Colombia 2002: elecciones, comportamiento electoral y democracia; Bogotá:
Uniandes, Ceso, Registraduría Nacional del Estado Civil, Departamento Nacional de Planeación, 2003.
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Los interrogantes que abrió este proceso se orientaron a investigar las trayectorias de estas mujeres
en política. Las entrevistadas fueron escogidas por haber sido en algún momento de su vida
concejalas. Por ello, entre las trayectorias estudiadas se encuentra una diversidad de edades, de
estados civiles, de corrientes políticas y de niveles educativos.

Se realizaron entrevistas estructuradas pero con preguntas abiertas que permitieran a las mujeres
expresarse ampliamente frente a cada tema. En cuanto a los hombres entrevistados como trayectorias
de contraste, se siguieron los mismos criterios con preguntas adicionales que fueron surgiendo en
el diálogo acerca de sus percepciones y opiniones sobre las mujeres.

La pregunta central abocada por la investigación se refiere a las trayectorias de vida que siguen
las mujeres que han logrado algún tipo de éxito en su carrera política. ¿Qué tipo de ambiente
familiar, comunitario, regional, etc., es apropiado para que las mujeres compitan con otros hombres
y otras mujeres en unas elecciones y logren acceder a un cargo de representación política? En este
sentido el interrogante abarca también las puertas de entrada de las mujeres a la competencia
política local.

Estructura del documento

El presente texto se compone de cuatro capítulos. El primero, “El proceso de descentralización: ¿la
democratización del espacio local?, propone un cuestionamiento de la incidencia real que tuvieron
los procesos de descentralización en la apertura del sistema político en Colombia. Se comparan los
argumentos que fundamentaron las reformas hechas desde 1986, que se consolidaron en la
Constitución de 1991, con sus resultados reales. La tesis que se defiende es que, en general, las
reformas no cumplieron sus propósitos democratizadores en el departamento, ni para nuevas fuerzas
políticas, ni para las mujeres. Estos cambios en las reglas de juego formales no significaron una
conquista de espacio político institucional local ni para nuevos partidos, ni para las mujeres.

En el segundo capítulo, “Contexto social y político: los municipios estudiados”, se reconstruye el


espacio político y social en donde han tenido lugar las experiencias de vida personales y políticas
de las mujeres entrevistadas. Se dibuja un contexto específico de oportunidades y obstáculos para
estas mujeres en política. La tesis que se sostiene es que la implementación de medidas como la
Elección Popular de Alcaldes Locales en municipios con una alta tasa de movilización ciudadana
(participación a través de canales no institucionalizados, poca incidencia del conflicto armado interno
y en donde los partidos tradicionales han sido y siguen siendo hegemónicos) no genera una mayor
p r e s e n c i a d e m u j e r e s , s i n o q u e é s t a s e m a n t i e n e e n u n p o r c e n t a j e m í n i m o.

En el tercer capítulo, “El camino hacia la participación política”, se describen, en primer lugar, las
consecuencias de la particular socialización de las mujeres que establece ciertos parámetros de
conducta y separa lo espacios de acción de mujeres y varones. En segundo lugar, se argumenta
que algunas mujeres empiezan su trayectoria pública ante la necesidad de resolver carencias de
la vida a través del trabajo comunitario, respondiendo así a la construcción tradicional del género,
pero donde aprenden destrezas y habilidades políticas que las impulsan a tomar la decisión de
empezar a transitar hacia una posición de poder formal.
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En el cuarto capítulo, “Las trayectorias políticas en el ámbito formal”, se realiza una reconstrucción
de las relaciones que establecen las mujeres con la política en estos municipios. Se describe cómo
algunas de ellas deciden competir por una curul en su Concejo Municipal, pero una vez allí, sus
expectativas no se llenan; no sólo porque las reglas del juego formales que a veces desconocen
les hacen difícil cumplir con muchos de los propósitos que se fijaron, sino también porque las
dinámicas informales que operan como reglas implícitas no corresponden con su ideal de la política.
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CAPÍTULO 1. EL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN:


¿LA DEMOCRATIZACIÓN DEL ESPACIO LOCAL?

1.1 El proceso de descentralización en Colombia

El contexto político, económico y social en la década de los años ochenta en América Latina configuró
un clima caracterizado por la crisis económica8, las políticas de ajuste estructural y las transiciones
a la democracia en ciertos países. Algunas corrientes políticas señalaron, además, la incapacidad
de los canales formales para tramitar las crecientes demandas sociales como parte de ese contexto
de crisis que era necesario reformar. La descentralización fue una de las reformas institucionales
más importantes que utilizaron los gobiernos de la región para fortalecer los climas de gobernabilidad
y la legitimidad de sus regímenes políticos, reorientar el gasto público y profundizar (o consolidar)
la democracia9.

En su definición más sencilla, la descentralización es “la transferencia de poderes administrativos


de un poder central a favor de determinados entes territoriales (gobiernos departamentales,
municipales, alcaldías, juntas locales, corporaciones cívicas)”10. Sin embargo, el espíritu que motivó
las reformas tenía unos objetivos más ambiciosos. Para Luis Javier Orjuela, por ejemplo, la
descentralización fue un proceso de redistribución de poderes, funciones y recursos del nivel central
del Estado, a favor no sólo de una mayor autonomía y protagonismo de las regiones y los municipios,
sino también, “de una participación más directa del ciudadano en la gestión de los asuntos públicos
locales”11.

Las disposiciones estatales se encaminaron entonces a hacer a las entidades territoriales, unidades
de gobierno con mayor legitimidad y con mayor autonomía administrativa para enfrentar y resolver
las necesidades sociales de los gobernados y las gobernadas. En Colombia, las metas que trazaron
los modelos de administración pública en este periodo tenían que ver con la descentralización del
poder político y la desconcentración de la administración pública; “consideraciones de carácter
fundamentalmente político, asociadas con la necesidad de preservar y ampliar la legitimidad del
sistema, condujeron a que se impulsara la reforma municipal12”.

En este sentido, algunas iniciativas pretendieron abandonar un esquema centralista de administración


pública. Estas se remontan a los años setenta, cuando el presidente Alfonso López Michelsen (1974-

8 “En la mayoría de los países de América Latina, la inflación se incrementó en más del doble de 1972 a 1975 (considerada
en términos de porcentaje del PIB), siendo Chile el caso más crítico al pasar de 42.4% en 1972 al 413% entre 1973 y 1975.
Argentina pasó del 35.6% al 313.4% entre 1973 y 1975.” Ceballos, M. “Hacia un análisis del surgimiento de la descentralización
en el contexto Latinoamericano”, en Ulrich, L. y Morales, J. (Compiladores), Desarrollo local y regional. Descentralización
y globalización, Bogotá: Fundación Konrad Adenauer. 2000. Pág. 51.
9 “En 1980, de 18 países latinoamericanos, sólo 3 celebraban elecciones para alcaldes o gobiernos locales, en 1985 este
número ascendía a 9, en 1990 a 12 y, finalmente, en 1997, 17 países habían implementado las elecciones populares de
alcaldes o gobernantes locales”. Tomado de: Ceballos, M. Ibid, Pág. 52.
10 Montes de Oca, A. “Descentralización del Estado: ¿desconcentrar la desigualdad de género?”, en Macroeconomía, género
y Estado, Departamento Nacional de Planeación, Ministerio Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo - BMZ, Agencia
Alemana de Cooperación Técnica – GTZ, Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1998. Pág. 272.
11 Orjuela, L. “La descentralización en Colombia: paradigma para la eficiencia y legitimidad del Estado”, en Dugas, J,
Ocampo. A, Orjuela L. y Ruiz, G.: Los caminos de la descentralización. Diversidad y retos de la transformación municipal,
Bogotá: Universidad de Los Andes, Departamento de Ciencia Política, 1992. Pág. 37.
12 Gaitán, P. “Primera elección popular de alcaldes: expectativas y frustraciones”, En Revista Análisis Político No 4, Bogotá:
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Agosto de 1988. Página 63
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1978) planteó que el equivocado ordenamiento departamental y municipal se reflejaba en la


ineficiencia de las instituciones y, a su vez, en problemas de orden público.

Posteriormente, el gobierno de Turbay Ayala (1978-1982) impulsó la realización de un estudio que


pretendía reestructurar las finanzas públicas, conocido como Misión Bird-Wiesner, que concluyó que
el principio rector de la administración pública debía ser “la racionalización del gasto según criterios
de eficiencia propios del sector privado. Ello exigía que el gasto público fuera estimado per se,
independiente de cualquier otra consideración, para liberarlo de su obligación de proveer determinados
bienes y servicios (públicos o de mérito) y que se eliminaran la rentas de destinación específica y
las transferencias del nivel central del gobierno a los niveles regional o local” 1 3 .

Posteriormente, durante el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) la descentralización se


asoció al tema de la búsqueda de una solución negociada al conflicto. Esta voluntad política se
expresó en la promulgación de leyes de amnistía e indulto y acuerdos de cese al fuego. En este
contexto, el discurso de la descentralización halló un ambiente propicio y “se empezó a hablar, (…)
de elección popular de alcaldes y de nuevas formas de participación popular, los cuales contribuirían
a abrir el espacio político para que los grupos alzados en armas tuvieran alternativas legales de
expresión política al reincorporarse a la vida civil”14.

Durante este periodo se emprendieron reformas como el acto legislativo No. 1 de 1986, mediante
el cual se instituyó la Elección Popular de Alcaldes (EPA); la ley 11 de 1986 que contemplaba nuevas
formas de participación comunitaria; y, la ley 42 de 1989 que creó la consulta popular de asuntos
de carácter local (aprobada en el gobierno siguiente).

El siguiente gran impulso que recibió esta tendencia fue la formulación de la Constitución de 1991,
que profundizó las reformas. “La Carta Fundamental de 1991 cerró un largo ciclo de reformas
participativas y descentralistas y, al elevar al nivel de precepto constitucional la democracia
participativa abrió un capítulo de esperanzas y propuestas de cambio. Si la vieja democracia había
marginado a las regiones sometiéndolas a relaciones asimétricas con respecto del centro administrativo
del Estado, y había trivializado la política convirtiéndola en una afirmación electoral esporádica
mediada por la corrupción y el clientelismo, el escenario postconstitucional implicaría una recuperación
radical del espacio de lo público para el ciudadano”15.

Adicionalmente, el proceso constituyente se comprometió con la superación del régimen político


vigente hasta ese momento, al que se culpaba de la exclusión de amplias capas sociales de la
representación política. “Como consecuencia de ese cambio de régimen debía darse la transformación
del sistema de partidos, pues se buscaba el paso de un esquema partidista dominado por las dos
colectividades tradicionales, a uno multipartidista que diera cabida a distintas corrientes políticas
y sociales, tradicionalmente no representadas por el liberalismo y el conservatismo” 16 .

13 Orjuela, L. Op Cit. Pág. 43.


14 Orjuela, L. Op Cit. Pág. 45.
15 Gutiérrez, F. “Dilemas y paradojas de la transición participativa”, en Revista Análisis Político No 29, Septiembre/diciembre
de 1996, Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales - IEPRI, Universidad Nacional. Pág. 44
16 García, M. “Elección popular de alcaldes y terceras fuerzas. El sistema de partidos en el ámbito municipal. 1988–1997”,
en Análisis Político No 41, Septiembre/diciembre de 2000, Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales
- IEPRI, Universidad Nacional. Pág. 87.
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Los diseños institucionales introducidos en la nueva Constitución fueron la Elección popular de


gobernadores, la revocatoria del mandato a alcaldes y gobernadores, los cabildos abiertos, las
iniciativas legislativas populares, las consultas a los planes de desarrollo, la participación en entidades
y políticas locales, y en la ejecución y control de proyectos de desarrollo.

1.2 Los efectos de la descentralización: interpretaciones


encontradas

Según Luis Javier Orjuela, en torno al proceso de descentralización en Colombia se han dado diversas
interpretaciones que pueden agruparse en dos tendencias. La primera ve las medidas como “un
proceso de apertura democrática, mediante el retorno a los niveles locales y la ampliación de la
participación comunitaria tanto en la elección de sus autoridades como en la gestión de sus asuntos
públicos locales”. La otra ve el proceso como una respuesta al cambio en el modelo de desarrollo,
es decir, como el paso de un modelo de Estado intervencionista a uno caracterizado por “la reducción
del tamaño del Estado y el incremento de su eficiencia, lo cual exige cierto grado de descentralización”17.

Si tomamos como referencia la primera óptica, la Elección Popular de Autoridades Locales (EPAL)
representaba una herramienta para democratizar el sistema político. En Colombia, “la descentralización
política, fiscal y administrativa se concibió como un proyecto integral de largo alcance tendiente a
modernizar y democratizar el Estado. Se esperaba el incremento de la participación ciudadana y
l a a m p l i a c i ó n d e o p c i o n e s p o l í t i c a s p a ra s u p e ra r e l “ e s q u e m a b i p a r t i d i s t a ” 1 8 .

En este sentido, el significado político de la reforma tenía que ver con acercar las soluciones
administrativas a las complejas problemáticas que afectaban a las personas en los distintos lugares
del país, ya que “los gobiernos locales representan el nivel político más descentralizado, más
permeable para la sociedad civil y más accesible a los ciudadanos. Por eso mismo, pueden recibir
de inmediato y de forma directa, la presión de las demandas sociales tanto en el sentido de responder
a tales demandas por servicios y equipamientos, como en el de tener mayor visibilidad para los
ciudadanos respecto a la acción político administrativa en la aplicación de recursos y en las diferentes
definiciones del gobierno”19.

Reemplazar los gobernantes locales electos por el Presidente, por personal político designado
directamente a través del voto, permitiría a la ciudadanía sentirse parte de las principales decisiones
políticas: “la escogencia del jefe de la administración municipal no solo representaría un requisito
mínimo de un sistema democrático que permite a los ciudadanos la selección de sus gobernantes,
sino que configuraría un mecanismo para transformar y revitalizar la actitud apática de los colombianos
con respecto a la administración de sus localidades y para cambiar en alguna medida en el manejo
político con que el bipartidismo ha mantenido su predominio en casi todos los municipios del país”20.
Sería, además, la herramienta para superar los altos niveles de abstención electoral.

17 Orjuela, L. Op Cit. Pág. 35.


18 Gaitán, P. Op Cit. Pág. 64.
19 Ferrari, M. “Ejecutivo local en femenino”, en Arboleda, M. Rodríguez, R. y Saa, M. (Editoras), El espacio posible. Mujeres
en el poder local, Santiago de Chile: Ediciones de las mujeres No 19, IULA CELCADEL, Isis internacional. Diciembre de 1993.
Pág. 73
20 Moreno, C. “La reforma Municipal: descentralización o centralismo”, en Revista Análisis Político, No 3, Bogotá: Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Enero-Abril de 1988. Pág. 36
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Las expectativas de cambio y transformación que trajo consigo esta tendencia reformadora han sido
evaluadas desde algunos sectores académicos y políticos. En opinión de algunos y algunas analistas
la adopción de un diseño institucional como la EPAL ha cambiado diversos aspectos: “se ha revalorizado
el papel del municipio, con la consecuente ganancia de legitimidad, se han transformado algunas
costumbres políticas, a la vez que surgen estrategias novedosas de hacer política, se ha abierto
un espacio para la expresión de nuevas fuerzas sociales y políticas y se ha logrado superar la
abstención propia de otros eventos electorales”21.
Según este examen, se habrían incrementado las oportunidades para que gente distinta entrara
en la competencia para ocupar cargos de representación política, circunstancia que no fue
desaprovechada por representantes de colectivos como los jóvenes, los movimientos cívicos,
comunales o las mujeres quienes empezaron a competir por obtener la preferencia de los y las
votantes.

Algunas interpretaciones ven en este hecho una renovación del significado dado a las elecciones
en algunos departamentos y municipios, que habrían pasado de ser un rito sin muchas consecuencias
para la vida cotidiana a ser vistas como una decisión vital sobre las disposiciones que inciden
directamente en la realidad cercana. “No sólo cambian las prácticas políticas, también el sentido
mismo de la política y el lugar de la política en la construcción de los procesos de organización del
poder social. Lo político se abre a los temas culturales, a las nuevas sensibilidades, a la extensión
de derechos llamados de tercera generación, a la heterogeneidad étnica y regional, a la subjetividad
y a la cotidianidad”22.

Para autores como Jaime Castro los efectos democratizadores de las medidas de descentralización
política se demuestran en la progresiva pérdida de alcaldías por parte de los partidos Liberal y
Conservador. Según los datos que presenta en uno de sus libros, la tendencia histórica para las tres
primeras elecciones indicaría un dominio bipartidista del 65% de las alcaldías del país, mientras que
cuando se incluye la elección de 1994 este porcentaje disminuye hasta el 35.2 %. Para Castro,
“estadísticamente está probado que ha habido una disminución del dominio histórico que los partidos
t ra d i c i o n a l e s e j e r c i e r o n a n i ve l l o c a l m e d i a n t e e l c o n t r o l d e l a s a l c a l d í a s ” 2 3 .

Tabla 1. Dominio bipartidista de alcaldías a nivel nacional24

Partidos Tres elecciones Cuatro elecciones


(1988, 1990, 1992) (1988, 1990, 1992, 1994)

Liberales 401 (37.9%) 216 (20.4%)


Conservadores 289 (27.3%) 157 (14.8%)

Total 680 (65.2%) 373 (35.2%)

21 Restrepo, D. y Ochoa, D. “Balance político de la descentralización”, Documento de trabajo elaborado para la Fundación
FESCOL. 1997. Pág. 84
22 Restrepo, D. y Ochoa, D. Ibid. Pág. 121.
23 Castro, J. Descentralización para pacificar, Bogotá: Editorial Ariel, 1988. Pág. 24
24 Castro, J. Ibid. Pág. 24
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Siguiendo esta interpretación, aunque muchos de los problemas que se pretendían solucionar a
través de la adopción de estos dispositivos no desaparecieron (superación del clientelismo, eficiencia
en el gasto público, mejoramiento de la prestación de servicios públicos), los cambios originados
por la Elección Popular de Gobernantes Locales han sido positivos en la mayoría de los casos. “A
pesar de la tendencia aún hegemónica de las colectividades históricas a copar la mayoría de la
geografía nacional, la presencia de los otros a lo largo de la EPA puede ser interpretada como una
fisura en la configuración de las estructuras locales de poder y de representación de intereses”25.

Podemos observar también, como aspecto positivo que “... el número de listas a los concejos
municipales, las asambleas departamentales y las juntas administradoras locales fue bastante
elevado, lo cual es un resultado claro de la ampliación del espacio político y disminución de las
barreras de acceso a la contienda electoral, como consecuencia en los cambios de corte participativo
y descentralista incorporados en las reglas del juego que se han puesto en marcha en los últimos
quince años”26.
En resumen, independientemente de otras variables que habrían afectado los procesos democráticos
en el país, como la ilegitimidad de instituciones del nivel nacional como el Parlamento, la persistencia
de fenómenos como la corrupción o la incapacidad de los entes municipales para auto financiarse
o cubrir la inversión social, diversos intereses sociales y políticos habrían logrado expresarse
políticamente a nivel municipal.

Desde otras perspectivas, sin embargo, la evaluación no es positiva. Si tomamos por ejemplo, los
datos acerca de cómo ha evolucionado a través del tiempo la participación electoral en la EPA,
vemos que a pesar de la gran expectativa abierta al principio del proceso en 1988 cuando a través
de todo el país los porcentajes de participación fueron excepcionales, elección tras elección la
participación es fluctuante.

Tabla 2. Porcentaje de participación electoral en elección popular de


alcaldes por región27

Región 1988 1990 1992 1994 1997 Promedio


Costa Atlántica 72.5 63.9 53.9 55.2 48.8 61.4
Centro Oriente 65.4 55.2 39.6 42.7 44.6 50.7
Occidente 65.1 57.1 42.0 42.1 42.7 51.6
Orinoquía 68.8 56.8 48.5 52.9 46.2 56.8
Amazonía 62.1 53.6 43.3 48.3 n.d 51.8
Tasa nacional 66.8 57.7 43.8 45.5 55.4 51.7

Ni siquiera la coyuntura de movilización política que representó la formulación de la Constitución


de 1991 modificó el clima de desaceleración de la participación electoral. Lejos de ello, el año 1992
muestra uno de los porcentajes más bajos de participación cuando sólo llegó a 42.8%, la tasa más
baja desde 1988. Las elecciones del año 2000 no fueron la excepción a esta tendencia: la tasa de

25 Restrepo, D. Ochoa, D. Op Cit. Pág. 92


26 Dávila, A. Corredor, A. “Las elecciones del 26 de octubre: ¿cómo se reprodujo el poder local y regional?”, en: Bejarano,
A. Dávila A. (C o m p i l a ción), Elecciones y democracia en Colombia 1997-1998, Bogotá: Fundación Social, Departamento
de Ciencia Política, Universidad de Los Andes, Veeduría Ciudadana de la Elección Presidencial. 1998. Pág. 93.
27 Querubín, C. Sánchez, M. Kure, I. “Dinámica de la elecciones populares de alcaldes, 1988 – 1997”, en: Bejarano, A.
Dávila A. (Compilación), Elecciones y democracia en Colombia 1997-1998, Bogotá: Fundación Social, Departamento de
Ciencia Política, Universidad de Los Andes, Veeduría Ciudadana de la Elección Presidencial. 1998.
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participación nacional fue de 52.6%, lo que representa un 2.8% menos que la de la elección
inmediatamente anterior del año 1997, cuando la tasa fue de 55.4%.

En este sentido, Francisco Gutiérrez argumenta: “en las elecciones municipales las fuerzas no
bipartidistas han obtenido repetidos éxitos, y hay una correlación positiva entre disolución del
bipartidismo y reformas a favor de la descentralización y la participación. De hecho, como resultado
de la serie de cambios que culminó con la Constitución, Colombia parece estar dejando de ser un
país bipartidista. Pero, por otro lado, hay múltiples tendencias en sentido contrario. Las nuevas
instancias participativas han disfrutado de niveles de abstención por lo menos iguales, cuando no
abruptamente superiores, a los que muestran las elecciones convencionales” 2 8 .

En cuanto a la apertura del espectro político a nuevas fuerzas electorales, los balances apresurados
que diagnosticaron un cambio de un sistema bipartidista a uno pluripartidista, poco a poco fueron
desafiados por analistas que mostraron una persistencia en el poder de los dos partidos tradicionales.
Miguel García, por ejemplo, nos muestra cómo a pesar de una cantidad importante de nuevas fuerzas
que entran a hacer parte del juego político, en algunos municipios sólo consiguieron éxitos eventuales
y no lograron constituirse como un partido político, en oposición al bipartidismo, que lograra tener
triunfos electorales en más de una elección.

Tabla 3. Terceras fuerzas en las alcaldías. 1988 – 199729

Departamento Municipios/ Municipios con al menos % Municipios con dos o %


Departamento un alcalde de TF * más alcaldes de TF*
Amazonas 7 0 0 0 0
Antioquia 124 59 47.6 18 14.5
Arauca 7 4 57.1 4 57.1
Atlántico 23 12 52 2 8.7
Bolívar 34 15 44.1 4 11.8
Boyacá 123 44 35.8 12 9.8
Caldas 25 11 44 5 20
Caquetá 15 12 80 5 33.3
Casanare 19 3 15.8 0 0
Cauca 38 31 81.6 19 50
Cesar 24 12 50 2 8.3
Córdoba 26 11 42.3 5 19.2
Cundinamarca 114 64 56.1 33 28.9
Chocó 20 14 70 7 35
Guainía 6 1 16.7 0 0
Guaviare 3 1 33.3 0 0
Huila 37 19 51.4 7 18.9
Guajira 10 6 60 3 30
Magdalena 21 6 28.6 2 9.5
Meta 29 23 79 8 27.6
Nariño 60 39 65 26 43.3
Nte. Santander 39 16 41 2 5.1
Putumayo 12 5 41.7 2 16.7
Quindío 12 6 50 3 25
Risaralda 14 7 50 2 14.3
San Andrés 2 1 50 1 50
Bogotá 1 1 100 1 100
Santander 87 49 56.3 25 28.7
Sucre 24 14 58.3 6 25
Tolima 46 26 56.5 16 34.8
Valle 41 17 41.5 7 17.1
Vaupés 3 2 66.7 1 33. 3
Vichada 4 2 50 0 0

Total 1050 532 50.7 228 21.7


* TF: Terceras Fuerzas.

28 Gutiérrez, F. Op Cit. Pág. 48


29 García, M. “Elección popular de alcaldes y terceras fuerzas. El sistema de partidos en el ámbito municipal. 1988–1997”,
en Revista Análisis Político No 41, Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales - IEPRI, Universidad
Nacional. Septiembre/diciembre de 2000.
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Según los datos mostrados en la tabla No 3., el 50% de los municipios del país habrían contado
con al menos un alcalde o alcaldesa de movimientos o partidos distintos a los partidos históricos.
Sin embargo, si se mide la persistencia de estas fuerzas políticas en las regiones, el porcentaje
cae al 21.7% en este mismo periodo de tiempo. “Después de hacer un seguimiento de los resultados
de los partidos o movimientos políticos con una alcaldía desde 1988, se puede concluir que en diez
años de existencia de la EPA ha sido mínimo el impacto de las terceras fuerzas en la estructuración
o configuración de un sistema de partidos distinto al bipartidista en el ámbito municipal”.30

Finalmente, otra de las expectativas que despertaron las reformas era el logro de la expresión
política partidista de los grupos guerrilleros e incluso la superación del conflicto armado interno.
Se pensó que “… reformas y proceso de paz iban de la mano. En mente de muchos colombianos
existía la esperanza de que, a mayor número de elecciones, menor violencia política”31. Sin embargo,
durante el año 1988 los crímenes políticos (asesinatos y desapariciones) se calcularon en 3011
personas, de las cuales 327 cumplían funciones en los gobiernos locales32.

Sin duda, algunos cambios se han generado gracias a las apuestas reformadoras antes explicadas;
sin embargo, el problema de la incapacidad del régimen político colombiano para incluir a nuevas
fuerzas políticas no ha sido resuelto, y probablemente no se resuelva a través de cambios formales
en las reglas de juego políticas, ya que hay costumbres, prácticas y dispositivos informales que
continúan vigentes aún y que excluyen a diversos sectores y grupos sociales.

1. 3 Presencia de mujeres en las instancias gubernamentales


a nivel local
En las últimas décadas el avance de la presencia de mujeres en diversas áreas que no hace mucho
eran dominio exclusivo de los hombres ha sido importante. La irrupción en la educación, por
ejemplo, muestra un crecimiento notable. En 1960 la matrícula en educación superior se distribuía
en un 81,6% para los hombres y 18.4% para las mujeres; en 1990, esta distribución pasó a ser
48.3% para los hombres y 51.7% para las mujeres33. En el ámbito del mercado laboral remunerado,
la fuerza laboral femenina entre 1970 y 1990 había crecido en un 168%, mientras que la masculina
lo había hecho en menos de un 62%34.

El panorama, sin embargo, no es tan alentador cuando se miran ámbitos como la política y la toma
de decisiones a nivel estatal. Allí, la entrada y participación de mujeres ha enfrentado unas barreras
más sólidas y los obstáculos se han hecho más difíciles de superar. Si bien la participación en la
política formal ha sido una reivindicación constante de las mujeres desde los propios orígenes de
los movimientos sociales femeninos, la institucionalización de algunas de esas demandas todavía
no se refleja en avances significativos35.

30 García, M. Op. Cit. Pág. 97


31 Wills, M. “Un saldo en Rojo”, en Revista Cien Días Vistos por CINEP, Número 6, Bogotá, Junio de 1989. Pág. 6.
32 Wills, M. Ibid. Pág. 6.
33 Bonilla, E. Rodríguez, P. Fuera del cerco. Mujeres, estructura y cambio social en Colombia, Agencia Canadiense de
Desarrollo Internacional, Bogotá: Editorial Presencia, 1992, Pág. 82.
34 Fuente: CELADE, Boletín Demográfico, Año 25, nº 49, Santiago de Chile, 1992
35 El principal logro de las mujeres colombianas en este nivel ha sido la Ley de Cuotas (Ley 581 de 2000). Según la Ley
las mujeres deben tener un presencia mínima del 30% en todos los niveles de toma de decisiones en la burocracia estatal.
Dicha Ley sin embargo, no contempla el sistema de cuotas en los partidos políticos por lo que si bien representa un avance
no apuntó al problema fundamental de la falta de presencia de mujeres en cargos de elección.
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Las mujeres visibles en la política formal han sido excepciones y en ningún modo ésta ha sido una
esfera accesible. Este fenómeno ha merecido el análisis, el estudio y la denuncia de diversas teóricas
que han apostado por superar las explicaciones más simples acerca de las causas de esta situación36.

Existe un gran volumen de literatura feminista y de género37 que coincide en afirmar que el espacio
local es el más propicio para que las mujeres entren a formar parte de los gobiernos. El municipio
ha sido considerado el nivel más asequible para que las mujeres formen parte del personal político
que ocupa los cargos de representación política; “...en teoría, la descentralización a nivel municipal
es considerada como uno de los más importantes mecanismos para incorporar enfoques de género”.38
A pesar de estas consideraciones, la incorporación de diseños institucionales tendentes a incluir
nuevos actores sociales en la competencia política para ocupar cargos de poder y decisión no ha
favorecido la entrada de mujeres en los gobiernos locales. Una mirada sobre los índices de participación
en cargos de elección popular local nos señalan que el número de gobernadoras, alcaldesas y
concejalas es muy bajo en la región de América Latina.

Tabla 4. Mujeres gobernadoras en provincias o departamentos39

País Año Ambos sexos No Mujeres %


1.Costa Rica 1994 7 5 71.4
2.Panamá 1994 9 2 22.2
3.Honduras 1994 18 2 11.1
4.Chile 1994 51 5 9.8
5.Venezuela 1994 22 1 4.5
6.Brasil 1995 27 1 3.7
7.México (2) 1989 31 1 3.2
8.Colombia 2000 32 1 3.13
9.Argentina 1994 23 0 0
10.Cuba 1994 14 0 0
11.Ecuador (1) 1988 19 0 0
12.Paraguay 1993 17 0 0
13.Uruguay 1992 19 0 0

Dentro del contexto regional, entre 13 países comparados, Colombia ocupa el octavo lugar ya que
ha mostrado índices muy bajos de elección de mujeres a gobernaciones departamentales; el promedio
de América Latina se sitúa en 9.9% y el de Colombia alcanza apenas el 3.13% (Tabla No 5). Los
índices más altos, en Costa Rica y Panamá, son excepciones dignas de un estudio particular.

36 La explicación más frecuente es que a las mujeres no les “interesa” la política, conclusión que no ha dejado satisfechas
a diversas teóricas que han buscado razones distintas. Este es el caso de Fraser, Vargas, etc.
37 Arboleda, M. Rodríguez R. Saa M. (Editoras), El espacio posible. Mujeres en el poder local, Santiago de Chile: Ediciones
de las mujeres No 19, IULA CELCADEL, Isis internacional, Diciembre de 1993.
38 Montes de Oca, A. Op. Cit. Pág. 272.
39 (1) corresponde a Prefectos Provinciales y (2) a Gobernadora Interina. Fuente: Mujeres Latinoamericanas en Cifras.
Tomo Comparativo, FLACSO, Instituto de la Mujer.
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Tabla 5. Mujeres en el poder municipal: alcaldesas de América Latina


(Información de 15 países) 40

PAIS TOTAL MUNICIPIOS PORCENTAJE AÑO

Panamá 74 14,8 1999

Costa Rica 81 12,3 1998

Chile 341 11,4 2000

Honduras 298 9,7 2002

El Salvador 262 8,3 2000

Nicaragua 151 7,2 2000

Colombia* 1,091 7,0 2002

Argentina 2,130 6,4 1999

Bolivia 314 6,0 2002

Brasil 5,559 5,7 2000

Venezuela 336 4,7 2000

México 2,427 3,5 2002

Perú 2002 2,6 2002

Ecuador 215 2,3 2000

Guatemala 331 0,9 1999

Total Alcaldesas 835 5,3

Si se observa el caso de las alcaldías municipales, la situación no es muy distinta. Entre 15 países
latinoamericanos comparados, Colombia ocupa el séptimo lugar con un porcentaje de 7% para el
año 2000, mientras que el porcentaje regional es de 5.3%. A este nivel ningún país de la región
logra una presencia destacable de mujeres.

40 Massollo, A. Ponencia presentada en “Jornadas sobre Género y Desarrollo”, País Vasco: Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz,
23-24 de mayo 2003.
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Tabla 6. Participación de las mujeres en los Concejos municipales 41

País Año Ambos sexos Mujeres No %

Venezuela 1992 1.963 322 16.4

El Salvador 1994 2.625 405 15.4

Costa Rica 1994 544 76 14.1

Cuba 1993 13.400 1.809 13.5

Nicaragua 1990 808 107 13.2

Chile 1992 2.082 247 11.9

Panamá 1994 511 53 10.4

Uruguay 1990 589 59 10.4

Paraguay 1993 1.848 179 9.7

Bolivia 1993 2.733 232 8.4

Perú 1993 39 3 7.7

Brasil 1989 287 16 5.6

Colombia 1992 10.874 565 5.2

Ecuador 1992 1.473 77 5.2

En cuanto a los concejos municipales, la situación de Colombia es comparativamente aún peor, ya


que de 14 países analizados comparte el último lugar con Ecuador, con apenas el 5.2% de mujeres
en el cuerpo colegiado municipal. El promedio regional alcanza el 10.5%. Se plantea entonces una
contradicción entre la adopción de unas medidas que favorecen el ámbito local como el núcleo de
la democracia y una presencia muy reducida de mujeres en los cargos de elección a este nivel.

La constatación de esta contradicción permite plantear la pregunta acerca de los obstáculos formales
e informales para la participación ciudadana de las mujeres en el ámbito público local. Se quiere
indagar por qué las reformas en el ámbito formal no tuvieron como resultado un incremento
significativo de la participación de las mujeres en las esferas públicas municipales. Se pretende
evidenciar cómo las costumbres y dinámicas informales impiden un ensanchamiento de los márgenes
de la política que permita la inclusión de nuevos sujetos sociales.

41 Fuente: FLACSO/Instituto de la Mujer, Mujeres Latinoamericanas en Cifras, Madrid 1995.


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Si bien a primera vista se podría pensar que el nivel de gobierno municipal es el más cercano y
accesible a las mujeres, las cifras nos han mostrado que es mayoritariamente ocupado por hombres.
La evaluación sobre la efectividad de medidas como la EPAL lejos de ser positiva es preocupante,
y en ello se retoma una reflexión de Alejandra Massolo, estudiosa del caso mexicano: “Si los
municipios en México jamás han sido hasta el presente realmente libres, autónomos, eficaces, ni
una ‘escuela para la democracia’, menos han servido como la institución supuestamente receptiva
de las necesidades e intereses de la vida cotidiana familiar, cercanos y abiertos a la participación
femenina y congruentes con el principio de igualdad política entre hombres y mujeres” 42 .

El espacio local es el mundo público más conocido por las mujeres populares y donde participan
activamente en asociaciones vecinales, redes de solidaridad y trabajos comunitarios para resolver
carencias y mejorar la calidad de vida. La relación entre las mujeres y la vida pública de lo local
ha sido ampliamente explorada y la mayoría de las veces evaluada en forma positiva, en cierto
modo porque para otros países éste ha sido el ámbito más receptivo a la inclusión de mujeres. “La
adscripción social y cultural a los papeles genéricos de madre, esposa y ama de casa resultó ser,
paradójicamente, tan restrictiva como permisiva, de tal suerte que el control y limitación de la
inmediatez espacial facilitaron el entrenamiento y la participación femenina en la gestión local de
los asuntos públicos cotidianos, mientras que los niveles más altos de la política formal y del poder
político se mantienen aún como prerrogativas y dominios masculinos43”.

Se requiere en este punto detenerse para llevar a cabo un análisis más profundo de esta situación
en un caso concreto. Se revisará la forma en que se ha desarrollado el proceso de EPAL en una
provincia de Cundinamarca, se señalarán algunos elementos que hacen particular a este contexto
regional y se tratará de encontrar las razones por las que una reforma con intención democrática
no siempre tiene los efectos deseados con los que se concibió.

42 Massolo, A. Ibidem.
43 Massolo, A. Op Cit.
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Capítulo 2. CONTEXTO SOCIAL Y POLÍTICO DE LOS


MUNICIPIOS ESTUDIADOS

El departamento de Cundinamarca posee una característica particular frente a cualquier otro


departamento de Colombia y es que dentro de su territorio se ubica la capital del país. Este hecho
ha influido en su configuración social, económica y política ya que fenómenos como la migración
del campo a la ciudad, la expansión urbana hacia los territorios de los municipios vecinos, la búsqueda
de oportunidades de empleo o estudio, etc., han sido comunes.

Entre los efectos positivos que este fenómeno ha generado al departamento se cuenta la facilidad
para acceder a diversos recursos. Para los fines de este estudio la consecuencia más relevante ha
sido el impulso que ha recibido la movilización social y política en el departamento. En este sentido
son muy representativos los datos consignados en la Tabla No 7. que agrupa algunas de las
asociaciones existentes en Cundinamarca, divididas en 4 ámbitos: comunitario, productivo, reproductivo
y de participación política. Estos muestran una diversa y amplia actividad ciudadana en el departamento.

Tabla No 7. Organización social por sexo en Cundinamarca44


1) Ámbito comunitario: No. Municipios No. Organizac. Total Asociad. % Mujeres % Hombres
Asociación y Juntas de Acción
Comunal. 83 1,456 83,361 40.7% 59.3%
Asociaciones Cívicas 15 23 537 44.9% 55.1%
Comités de Desa. e Integrac.
Comunitaria. 13 17 221 37.6% 62.4%
Asoc. de Usuarios de Servicios. 2 2 231 30.3% 69.7%
Grupos Ecológicos 4 4 46 26.1% 73.9%
Grupos Derechos humanos. 3 3
Fundaciones Sociales Comunitarias. 1 1
Sub-Total. 121 1,506 84,396 40.7% 59.3%
2) Ámbito productivo
Asociación de Artesanos. 3 4 113 74.3% 25.7%
Coop. especializada en Educación 4 4 520 20.0% 80.0%
Cooperativa Integral Productiva. 5 6 21 9.5% 90.5%
Empre. Comunitaria de Promoc.
Social. 1 1 32 28.1% 71.9%
Sub-Total. 13 16 686 29.0% 71.0%
3) Ámbito reproductivo
Asoc. Padr.de Flia. Hogares ICBF. 20 48 800 92.8% 7.2%
Asoc. Padres de Flia. Restau.
Escolares. 11 11 150 50.0% 50.0%
Asociación de Viviendistas. 7 16 721 34.4% 65.6%
Fundación Casa de la Mujer 1 1 37 100.0% 0%
Casa Vecinal DABS. 1 1 80 75.0% 25.0%
SubTotal 40 77 1,788 65.0% 35.0%
4) Ámbito participación política
Asociación de Mujeres Campesinas. 4 4 99 100.0%
Asoc. Nacional de Usuarios DRI. 2 2 45 44.4% 55.6%
Asoc. Concejalas de Cundinamarca 85 1 150 100.0% 0%
SubTotal 6 6 144 82.6% 17.4%
TOTAL 1,608 87,014 41.2% 58.8%

44 Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano, Secretaría para el Desarrollo Social, Gobernación de Cundinamarca,
2000.
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En los cuatro ámbitos se pueden encontrar un gran número de iniciativas ciudadanas, organizaciones,
asociaciones y procesos de gestión de recursos. Casi todos los municipios del departamento cuentan
al menos con una organización de algún tipo.

En general, y como nos muestra la tabla, es notable la preponderancia de mujeres en el ámbito


reproductivo, lo que no es una novedad ya que este ha sido el espacio asignado culturalmente a
la participación femenina: las asociaciones de “padres” de familia, las asociaciones de “padres” en
restaurantes escolares, las asociaciones de viviendistas, etc. Por otro lado, se destaca su presencia
en lo comunitario y lo productivo, que alcanza niveles que en participación política formal nunca
han sido logrados.

En el ámbito comunitario sorprende la casi paridad en las Asociaciones y Juntas de Acción Comunal,
así como en las asociaciones cívicas, donde los porcentajes de presencia de las mujeres llegan al
40.7% y 44.9% respectivamente45.

En el ámbito productivo se encuentran asociaciones de artesanos que son mayoritariamente


constituidas por mujeres donde su participación llega al 74.3%. Sin embargo, en otras iniciativas
sociales en torno a la producción de recursos los porcentajes son limitados debido quizá a la
persistencia de imaginarios acerca de la responsabilidad masculina sobre el sustento de la familia;
o, s i m p l e m e n t e p o r q u e l o s h o m b r e s a c c e d e n m á s f á c i l m e n t e a l o s c r é d i t o s .

2.1 Conflicto armado en el departamento de Cundinamarca.


El análisis de cualquier proceso social en Colombia necesariamente debe pasar por establecer la
influencia del conflicto armado interno, ya que el ejercicio de la política en Colombia ha estado
ligado al desarrollo de la confrontación armada.

La incidencia de los actores armados en la política local ha ido en constante aumento, y se podría
decir que el proceso de Elección Popular de Autoridades Locales, “fue también aprovechado por la
guerrilla, los paramilitares y los narcotraficantes para fortalecer sus condiciones de dominio de
territorios y población en lo local y regional, a través del acceso y supervisión de estas instancias
institucionales del poder.”46.

En la década de los años noventa la presencia de diferentes actores armados se ha incrementado


en el departamento. La guerrilla, particularmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), ha tenido presencia desde sus inicios y se ha ido extendiendo. Las FARC operan en
Cundinamarca a través de los frentes rurales 22, 25, 42, 51, 52, 53, 54, 55, 65, 31; la Columna
“Che Guevara”, conformada por miembros de varios frentes; el frente “Ballén” creado para trabajar
como apoyo para otros frentes; y tres frentes móviles: Manuel Beltrán, Policarpa Salavarrieta y
Abelardo Romero47.

45 Estas cifras son la única fuente de información sobre composición por sexo de Juntas de Acción Comunal, ya que el
Instituto de Acción Comunal del Departamento no dispone de una sistematización de la composición por sexo de las JAC.
46 Dávila, A. y Corredor, A. “Las elecciones del 26 de octubre: ¿cómo se reprodujo el poder local y regional?”, en: Elecciones
y democracia en Colombia 1997-1998, Bejarano, A. y Dávila, A. (Compilación), Bogota, Fundación Social, Departamento
de Ciencia Política, Universidad de Los Andes, Veeduría Ciudadana de la Elección Presidencial, 1998. Págs. 83 y 84
47 Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, Panorama actual
de Cundinamarca, Vicepresidencia de la República de Colombia, Bogotá, Publicación del Fondo de Inversión para la Paz,
Diciembre de 2001. Pág. 5.
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Para el año 200148, se estableció que en algunos municipios los grupos de autodefensas creados a
nivel rural por narcotraficantes han cumplido con la función de respaldar en forma violenta la compra
de tierras. Las inversiones de narcotraficantes en Cundinamarca se registran en 43 municipios que
representan el 37% del total del departamento y están localizados principalmente alrededor de
Bogotá, en fincas de alta valorización por su cercanía a la capital.

En este proceso se han producido en el departamento al menos 1.563 muertes entre 1990 y 2000,
que representan el 6% de las que se registraron en el país49. Pese a que existe un subregistro en
la cuantificación de las víctimas de la violencia organizada, la mayor responsabilidad dentro de estas
muertes ocurridas en Cundinamarca parece recaer en las organizaciones de autodefensa y al servicio
del narcotráfico. Según los datos disponibles para el periodo comprendido entre 1990 y el año 2000
en la Oficina del Alto Comisionado para la Paz de la Presidencia de la República, a la guerrilla se
atribuye el 10% de las muertes, mientras que las organizaciones de autodefensa y justicia privada
son responsables del 90%50.

En los municipios estudiados, el conflicto no se ha manifestado de forma tan intensa. Hasta ahora
no se han registrado tomas de las cabeceras, enfrentamientos, ni asesinatos políticos y las autoridades
elegidas por voto popular no han sido obligadas a abandonar sus funciones.

2.2 Caracterización socio-económica de los municipios de


El Colegio, San Antonio del Tequendama y Tena

Los municipios en donde se trabajó fueron El Colegio, San Antonio del Tequendama y Tena,
pertenecientes a la Provincia del Tequendama.

El Colegio51 tiene una población de 22.527 habitantes, compuesta en un 49,7% de varones y en


un 50,3% de mujeres. La proporción de personas analfabetas es de 13,53%; de las que el 46%
corresponde a varones y el 54% a mujeres. La población económicamente activa está compuesta
en un 80% por varones y en un 20% por mujeres52. De esta población, sólo el 2% se consideraba
como desocupada. Las principales actividades económicas del municipio son la agricultura y ganadería,
con un porcentaje de participación de mujeres de sólo 4%. La tercera actividad es el comercio, en
donde las mujeres son un 30%; la cuarta actividad en importancia es la construcción que ocupa
en sólo un 2% a mujeres.

El municipio se ubica a una distancia de 61 Kmts de Bogotá, en la rivera del cauce del Río Bogotá,
por lo que allí se encuentran varias centrales hidroeléctricas.

San Antonio del Tequendama53 tiene una población de 13.531 habitantes, distribuida casi paritariamente
por sexo ya que el 50,01% son varones y el 49,99% son mujeres. La proporción de personas

48 Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho, Op. Cit. Pág 10.
49 El total nacional de homicidios llega a 26.050 muertes entre 1990 y el año 2000. Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y Derecho, Op. Cit
50 Panorama actual de Cundinamarca, Ibidem. Pág. 12
51 Todos los datos sobre el municipio se obtuvieron de: DANE. Información Municipal para la Planificación Social. Presidencia
de la República. El Colegio: Consejería Presidencial para la Política Social, Febrero de 1998.
52 Esto ya que no se incluyen a las mujeres dedicadas a las tareas domésticas como población económicamente activa.
Ibidem.
53 Todos los datos sobre el municipio se obtuvieron de: DANE. Información Municipal para la Planificación Social. Presidencia
d e l a R e p ú b l i c a. S a n A n t o n i o : C o n s e j e r í a P r e s i d e n c i a l p a ra l a Po l í t i c a S o c i a l , Fe b r e r o d e 1 9 9 8 .
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analfabetas es de 13%; de ésta, el 47% son varones y el 53% mujeres. En cuanto a la conformación
de la población económicamente activa, se puede decir que se compone en un 86% de varones y
en un 14% por mujeres. De esta, sólo el 1% se consideraba desocupada. Las principales actividades
económicas son la agricultura y la ganadería que ocupan en un 97% a los varones. La tercera
actividad es el comercio que también ocupa mayoritariamente a los varones, siendo el porcentaje
de 77%. La cuarta actividad económica es la construcción, realizada por varones en un 99%.

San Antonio se encuentra a una distancia de 56 Kmts. de Bogotá. En principio, el municipio fue
conformado por indígenas procedentes de Bojacá y Zerrezuela. En 1966 su territorio se anexó a
Tena y El Colegio, municipios vecinos, y a partir de enero de 1976 el municipio de San Antonio de
Tena fue de nuevo independiente y se denominó San Antonio del Tequendama.

Tena54 cuenta con una población de 6412 habitantes, de los cuales el 53% son varones y el 47%
son mujeres. Allí, el analfabetismo alcanza un porcentaje del 11,9%, de este el 48% corresponde
a varones y el 52% a mujeres. Al igual que los otros municipios, las principales actividades económicas
son la agricultura y la ganadería, que ocupan en un 96% a varones. La tercera es el comercio,
actividad realizada en un 77% por varones. La cuarta es la construcción, actividad casi exclusiva
de los varones: 99%. Este el más pequeño de los tres municipios estudiados y se encuentra ubicado
a una distancia de 66 Kmts. de Bogotá. En lengua chibcha, Tena significa tierras bajas. Los primitivos
pobladores eran chibchas dependientes del pueblo de Funza que acostumbraban celebrar sus rituales
en la legendaria Laguna de Tenasucá, hoy conocida como Pedro Palo.

La primera particularidad que salta a la vista es que son tres municipios pequeños ubicados a una
distancia muy corta de Bogotá. Esta cercanía conlleva una serie de aspectos complejos que van
desde la contaminación de las aguas y las tierras por los desechos arrojados por la ciudad, hasta
un contacto cercano con los movimientos sociales y el devenir público y político de la capital del
país.

No es sencillo explicar el porqué de esta última afirmación, sobre todo teniendo en cuenta que, por
ejemplo, en el municipio de Tena, para tener acceso a los canales públicos de televisión, la ciudadanía
debe contratar una señal parabólica; por lo que a veces tienen más información de los sucesos
de Perú, México o Venezuela que de los del país.

A pesar de ello, los medios por los que se establecen puntos de articulación con Bogotá son diversos.
Uno de ellos y quizá el de mayor peso para este análisis es la ubicación de la Gobernación de
Cundinamarca55 en Bogotá, institución a la que acuden muchas personas a gestionar servicios de
salud, educación, carreteras, alcantarillados, etc.; o, recursos para llevar a cabo las ferias, fiestas
y exposiciones de artesanías; y un sinnúmero de trámites y actividades.

Esta visita necesaria y obligatoria a Bogotá, lo es también para líderes, presidentes de Juntas de
Acción Comunal, concejalas y concejales, alcaldesas y alcaldes. Los frecuentes encuentros, seminarios,
foros, además de las gestiones en las distintas secretarías de la gobernación y las entrevistas y
reuniones con diputados y diputadas, hacen que la interacción entre una gran diversidad de sujetos

54 Todos los datos sobre el municipio se obtuvieron de: DANE. Información Municipal para la Planificación Social. Presidencia
de la República. Tena: Consejería Presidencial para la Política Social, Febrero de 1998.
55 Las funciones de las gobernaciones departamentales están contempladas en el Título XI, Capítulo 2 de la Constitución
Nacional y son entre otras: “Dirigir y coordinar la acción administrativa del departamento y actuar en su nombre como
gestor y promotor del desarrollo integral de su territorio, de conformidad a la constitución y a las leyes” (Artículo 305,
numeral 2)
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sociales, enriquezca de experiencias, herramientas y contactos políticos a los y las visitantes más
asiduos; lo que les permite convertirse a su vez en canales de flujo de información y recursos para
sus municipios.

2.3 Caracterización político-electoral de los municipios de El


Colegio, San Antonio del Tequendama y Tena

Con el fin de dibujar el contexto político electoral en los tres municipios es necesario tratar de medir
la participación ciudadana en la política formal por la vía del voto.

2.3.1 Elección Popular de Autoridades Locales.

En primer lugar, podemos afirmar que la Elección Popular de Autoridades Locales en estos municipios
ha tenido un comportamiento muy particular56. De un lado tenemos a El Colegio y San Antonio,
donde luego de un entusiasmo creciente de la ciudadanía en los primeros años de la EPAL, se ve
un leve pero constante descenso en los niveles de participación.

Gráfico 1. Votos depositados Gráfico 2. Porcentaje de abstención


por sexo Municipio de El Colegio electoral: Municipio de El Colegio
1986 - 199457 1986 - 1994

60% 60

50% 50

40% 40

30% 30

20% 20

10% 10

0% 0
1986 1988 1992 1994 1988 1992 1994

Hombres Hombres
Mujeres Mujeres

56 En las elecciones municipales de autoridades locales se vota para ocupar la/el titular de la alcaldía y la gobernación y
las curules del Concejo y asamblea departamental en la misma jornada.
57 Los datos utilizados para la elaboración de los gráficos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 fueron tomados de los libros publicados por la
Registraduría Nacional del Estado Civil, en donde se consignan los resultados de cada elección.
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Gráfico 3. Votos depositados por sexo Gráfico 4. Porcentaje de abstención


Municipio de San Antonio electoral: Municipio de San Antonio
1986 – 1994 1988 - 1994

60
70%
60% 50
50% 40
40%
30
30%
20% 20
10% 10
0% 0
1986 1988 1992 1994 1988 1992 1994

Gráfico 5. Votos depositados por sexo Gráfico 6. Porcentaje de abstención


Municipio de Tena electoral: Municipio de Tena
1986 – 1994 1988 - 1994
70%
50
60%
50% 40

40% 30
30%
20
20%
10
10%
0% 0
1986 1988 1992 1994 1988 1992 1994
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La serie de tiempo 1988-1994 nos permite ver cómo, en los tres municipios las tasas de abstención
durante las elecciones locales, sobre todo en las primeras de 1988, son bastante bajas. El caso del
municipio de Tena es significativo ya que sus niveles de abstención son excepcionalmente bajos,
sobre todo en 1988, con la Primera Elección Popular de Alcaldes, cuando no sobrepasa el 24%,
siendo incluso más baja que la tasa nacional, que para ese año se encontraba en un 33.2%.

Los gráficos muestran la diferencia en la participación de hombres y mujeres, en donde tampoco


es fácil determinar una tendencia común. Sin lugar a dudas en los tres municipios los hombres
acuden más a las urnas que las mujeres, situación que puede ser explicada desde diversas miradas.
La primera es que un gran porcentaje de mujeres de las áreas rurales y las de mayor edad no tienen
cédula. Otra es que el nivel de analfabetismo femenino es mayor que el de los hombres. Además,
puede ser que para la mayoría de las mujeres las elecciones sean un evento sin mayor trascendencia
en sus vidas, o que exista la tendencia a considerar que la política es un asunto de hombres.

Por un lado está El Colegio donde la tendencia se dirige hacia la paridad en los votos depositados
por hombres y mujeres; por otro, San Antonio, en donde la tendencia también indica un aumento
constante de las mujeres que votan, aunque la diferencia frente a los hombres se mantiene. Y por
último está Tena, que siguió una tendencia parecida a San Antonio hasta 1994, desde cuando se
presenta un descenso significativo de la participación de mujeres votantes 5 8 .

2.3.2 Índice de elegibilidad


Para analizar las relaciones particulares de las mujeres con la política no es suficiente revisar la
forma en que participan o se abstienen de hacerlo en las elecciones de autoridades locales. Hay
que referirse también a la forma en que las mujeres se candidatizan o no a un cargo de elección
popular. Hay que establecer también si hay alguna diferencia entre las dinámicas de competencia
electoral, que crean o no un ambiente favorable a la presentación de candidaturas de mujeres.

La postulación de mujeres como candidatas es una variable que permite medir las oportunidades
para la participación en política formal que tienen las mujeres. Se estudia el porcentaje de éxito
que tienen las mujeres que presentan candidaturas a los Concejos Municipales frente a los hombres.
Para ese propósito se ha construido un índice de elegibilidad, que permitirá observar comparativamente
los logros de las candidaturas femeninas y masculinas.

Este índice de elegibilidad (IE) está construido a partir del porcentaje de mujeres que fueron elegidas
del total de las listas que fueron inscritas por mujeres59. Al compararlo con el porcentaje de hombres
elegidos del total de las listas que fueron inscritas por hombres obtenemos un indicador del éxito
electoral de unas y otros, en las elecciones a Concejos Municipales. Este índice fue aplicado en los
tres municipios estudiados para las elecciones de los años 1997, 2000 y 200360. Los resultados de
la aplicación de este índice son los siguientes:

58 Como más delante se verá en este año se rompe también una tendencia que se venía dando con la presencia de 3
mujeres en el concejo, para este año sólo fue elegida 1.
59 El índice de elegibilidad se construyó comparando el número total (TL) de candidaturas de hombres (H) ó mujeres (M)
inscritos/as con el número de candidaturas de hombres o mujeres que logran ser electas/os (E).
IE= (H-ME*100)/TLH-M
60 Los cálculos para el año 2003 varían debido a la Reforma Política de ese año (Acto Legislativo 01 del 3 de julio de 2003)
que introdujo diseños como la lista abierta (voto preferente, donde es el elector o electora quien define el orden de la lista
con su voto), la lista única por partido o movimiento y el sistema de cifra repartidora para asignar las curules. El cálculo
no pudo realizarse en base al total de listas inscritas por hombres o mujeres, sino en el total de hombres y mujeres que
compitieron por una curul; ya que el número de listas se determina de acuerdo al número de partidos en competencia.
Para El Colegio: 8 partidos =8 listas. San Antonio: 6 partidos = 6 listas. Tena: 9 partidos = 9 listas. Datos tomados de la
página web de la Registraduría Nacional, www.registraduría.gov.co
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Tabla 4. Índice de elegibilidad El Colegio

AÑO Listas inscritas Listas inscritas Hombres electos Mujeres electas IEHombres IE Mujeres
por hombres por mujeres
1997 18 5 8 1 44 20
2000 21 4 8 1 38 25
2003 38 (hombres) 4 (Mujeres) 8 1 21 25

Para el municipio de El Colegio tenemos que en 1997 se inscribieron un total de 35 listas para
obtener 11 curules; de ellas 31 (88.57%) fueron lideradas en primer renglón por hombres y 4
(11.43%) por mujeres. Ninguna de las 4 mujeres fue elegida y las 11 curules quedaron en manos
de las listas encabezadas por hombres. El índice de elegibilidad masculino es del 35% en este caso.

Para el año 2000, el número de listas inscritas disminuyó de manera drástica cuando, el número
de curules a proveer aumentó en 2. Para este año el total de listas inscritas fue de 26, de las que
19 (73.1%) estuvieron encabezadas por hombres y 7 (26.9%) por mujeres. De nuevo, 11 de las
13 curules fueron ocupadas por hombres, con un índice de elegibilidad del 57%, y 2 por mujeres,
lo que indica un índice del 28.5%. A pesar de tener más candidatas para las elecciones del año
2000, (se pasa de 4 a 7), éstas sólo llegan a representar un poco más de la tercera parte de las
candidaturas masculinas.

Para las elecciones del año 2003 se introdujeron nuevas reglas en el juego electoral, lo que modificó
el cálculo del índice. En total, 66 hombres y 22 mujeres se inscribieron en 8 listas en competencia.
Una vez más, 11 de los hombres fueron elegidos y solamente 2 de las mujeres61. Esta nueva situación
muestra un deterioro en el índice tanto para los hombres, ya que disminuye del 57% a 16.6%,
como para las mujeres al pasar del 28.5% al 9%.

En este caso, el indicador de elegibilidad femenina mostraría un aumento hasta el año 2000, que
no es muy alentador ya que se pasa de no tener ninguna mujer electa en 1997 a tener un índice
del 28.5%, es decir que un poco más de la cuarta parte de las candidatas tuvieron éxito. Posteriormente,
en el año 2003, presenta un retroceso muy evidente. Si se compara con el resultado de los hombres,
cuyo índice en el 2000 llega a ser del 57.8%, es decir que más de la mitad de los candidatos
resultaron electos, se evidencia una gran distancia entre los logros de los hombres y los de las
mujeres; sobre todo teniendo en cuenta que los hombres no perdieron ni una sola curul, sino que
las mujeres entraron a ocupar las dos curules nuevas que se abrieron en este Concejo Municipal
en el año 2000. En el 2003, si bien aumenta la dificultad de obtener una curul tanto para hombres
como para mujeres, ellas siguen estando en desventaja.

61 Sólo 2 de los partidos optaron por voto preferente: el Partido Liberal y el Partido Cambio Radical, de cada uno de ellos
fue elegida una mujer. Datos tomados de: www.registraduría.gov.co.
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Tabla 5. Índice de elegibilidad San Antonio

AÑO Listas inscritas Listas inscritas Hombres electos Mujeres electas IEHombres IE Mujeres
por hombres por mujeres
1997 31 6 9 2 29 33
2000 32 12 9 2 28 16
2003 34 (hombres) 5 (mujeres) 9 2 26.4 40

En el municipio de San Antonio, el número total de listas inscritas para el año de 1997 fue de 37,
de las cuales 31 (83.78%) fueron encabezadas por hombres y 6 (16.22%) por mujeres. Fueron
elegidos 9 de los 31 hombres, con un índice del 29%, y 2 de las 6 mujeres, con un índice del 33.3%.

En las elecciones del año 2000, se inscribieron 44 listas; de ellas, 32 fueron encabezadas por
hombres y 12 por mujeres. De los 32 hombres fueron elegidos 9, con un índice de elegibilidad del
28.1%; mientras de las 12 mujeres fueron elegidas 2, con un índice del 16.6%.

En el año 2003, presentaron su candidatura 34 hombres y 5 mujeres, en 6 partidos políticos62,


constatándose una disminución dramática en el número de candidatas. Fueron elegidos 9 hombres,
con un índice de elegibilidad del 26.4%, y 2 mujeres, con un índice del 40%. Aunque el índice de
elegibilidad muestra que las mujeres tuvieron mayor éxito durante estas elecciones, en realidad
únicamente refleja que menos mujeres compitieron por una curul.

Si bien el número de concejalas no ha decrecido en San Antonio (2 en cada periodo), la causa de


la fluctuación en el índice está en que en el año 2000 las candidaturas femeninas se duplicaron al
pasar de 6 en las elecciones de 1997 y a 12 en las elecciones del 2000, y de nuevo se redujeron
a casi la mitad (5) en el 2003. La variación del número de mujeres en competencia política no
conllevó un ascenso en el número de curules obtenidas por mujeres.

Además, esta situación contrasta profundamente con la situación de sus pares varones, quienes
prácticamente mantienen tanto el número de candidaturas como el número de elegidos, lo que por
supuesto implica la estabilidad del índice de elegibilidad. En conjunto, estos hechos abren un gran
interrogante acerca de los obstáculos que despliega el campo de competencia política frente a las
mujeres.

Tabla 6. Índice de elegibilidad Tena

AÑO Listas inscritas Listas inscritas Hombres electos Mujeres electas IEHombres IE Mujeres
por hombres por mujeres
1997 18 5 8 1 44 20
2000 21 4 8 1 38 25
2003 38 (hombres) 4 (Mujeres) 8 1 21 25

62 5 partidos optaron por presentar listas abiertas. La única lista cerrada fue la del Movimiento Cívico Independiente,
encabezada por una mujer y que no resultó elegida. Datos tomados de: www.registraduría.gov.co
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Por último, en el municipio de Tena, en las elecciones de 1997 se inscribieron un total de 23 listas,
18 encabezadas por hombres y 5 por mujeres. De los 18 hombres 8 fueron elegidos con un índice
de elegibilidad del 44%. De las 5 mujeres 1 fue electa, por lo que su índice es del 20%.

En el año 2000, se inscribieron un total de 25 listas, 21 encabezadas por hombres y 4 por mujeres.
De los 21 hombres 8 fueron elegidos, con un índice de elegibilidad del 38%; y de las 4 mujeres 1
es electa alcanzando un índice del 25%.

En las elecciones del año 2003, se inscribieron 38 hombres y 4 mujeres, distribuidos en 9 partidos63.
Fueron elegidos 8 hombres, con un índice de elegibilidad del 21%, y 1 mujer, con un índice del
25%. A pesar de las nuevas reglas de juego, en este municipio se mantiene una tendencia durante
las tres últimas contiendas electorales: pocas candidatas y 1 sola electa.

En este caso hay una mejoría en el índice de elegibilidad, a costa de la disminución de las candidaturas
femeninas. El número de concejalas se mantiene estable pero hay menos candidatas en competencia.
El hecho a destacar es que el índice masculino también empeora notablemente, pero en su caso
debido a que se inscribieron más candidaturas masculinas, lo que puede implicar que los hombres
siguen encontrando más motivaciones para competir en política que las mujeres.

El índice pretende contrastar el desempeño entre hombres y mujeres en la competencia electoral


y establecer una comparación en el tiempo. En los tres casos el indicador muestra a través de tres
distintas vías cómo las mujeres casi siempre obtienen peores resultados que los hombres, por lo
que no se podría hablar de un recambio en la distribución del poder masculino, ni siquiera en los
casos en donde un mayor número de mujeres se lanzó a la competencia electoral.

2.3.3 Composición de Concejos Municipales.

Para avanzar de una forma más específica en la descripción del comportamiento electoral, es útil
presentar los datos electorales, referidos a composición por sexo de los concejos municipales de
los tres municipios, en una serie de tiempo que va desde el año 1992 hasta el 2003 64 .

Tabla 7. Composición por sexo, Concejo Municipal de El Colegio65

Año Mujeres % Hombres % Total

1992 1 9 10 91 11
1994 1 9 10 91 11
1997 0 0 11 100 11
2000 2 15.3 11 84.7 13
2003 2 15.3 11 84.7 13

63 La mayoría de los partidos optaron por listas abiertas, sólo uno de ellos optó por lista cerrada y esta no incluía a ninguna
mujer ni obtuvo ninguna curul.
64 En las elecciones anteriores es imposible establecer composición de Concejos por sexo debido a la presentación que
hace la Registraduría de los resultados de las elecciones de 1988 y 1990, ya que únicamente se consignan el número de
curules por partido y no aparecen nombres.
65 Los datos utilizados para la elaboración de las tablas 7, 8 y 9 fueron tomados de los libros de la Registraduría Nacional
del Estado Civil y la página web
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El panorama en el municipio de El Colegio nos muestra una tendencia irregular: los periodos de
sesiones de los años de 1992 y 1994 tuvieron una concejala; en 1997 no hubo presencia de ninguna
mujer, y en los años 2000 y 2003 se eligió a 2 mujeres al Concejo Municipal. Al final del periodo
1997 – 2000, una mujer, segunda de una lista, pasó a asumir una curul. Durante la siguiente
legislatura lanzó su candidatura y fue elegida.

Tabla No 8. Composición por sexo, Concejo Municipal de San Antonio

Año Mujeres % Hombres % Total

1992 1 11 8 89 9
1994 1 9 10 91 11
1997 2 18 9 82 11
2000 2 18 9 82 11
2003 2 18 9 82 11

San Antonio nos muestra una tendencia más constante. De las cinco elecciones revisadas, las dos
primeras muestran una curul obtenida por una mujer. Las tres restantes nos muestran dos mujeres
que obtienen curul. Se ve pues un estancamiento en el número de mujeres que llegan al Concejo
Municipal.

Tabla No 9. Composición por sexo, Concejo Municipal de Tena

Año Mujeres % Hombres % Total


1992 3 33 6 67 9
1994 1 11 8 89 9
1997 1 11 8 89 9
2000 1 11 8 89 9
2003 1 11 8 89 9

La tendencia del municipio de Tena es un poco más desalentadora y contingente. Hay que anotar
que en las elecciones de 1986, 1990 y 1992, hay una notable presencia de mujeres en el Concejo:
para cada uno de estos periodos se contó con tres curules obtenidas por mujeres. Sin embargo, en
el año 1988 ninguna mujer fue elegida, y a partir de 1994, sólo una mujer ha sido elegida para cada
periodo del Concejo Municipal.
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2.4 Consideraciones finales.

Las elecciones locales se han caracterizado en los tres municipios por convocar a franjas amplias
de población que acuden a depositar sus votos cada vez que es requerido. En ese sentido, son
municipios en donde la escogencia de autoridades convoca a la ciudadanía ya que los índices de
abstención electoral son bastante bajos e incluso están por debajo de las tasas nacionales.

Cuando se revisan los datos sobre presencia de mujeres en el ámbito de la política formal, se
observa una situación completamente diferente. En el periodo de tiempo considerado, el promedio
de mujeres concejalas en los tres municipios es del 13% (frente al 10.2% de promedio nacional66),
porcentaje que no refleja la gran participación de mujeres tanto a nivel social como en términos
de votantes. Se constata así que la ampliación de los canales de participación política no ha promovido
la elección de mujeres como autoridades locales.

De igual manera se observa que persiste una relación compleja entre las mujeres y la participación
política, pues a pesar de los progresos que se han hecho, las mujeres no acuden tanto a las urnas
como los hombres y, elección tras elección, la distancia entre votos depositados por sexo aunque
reducida, se mantiene.

Esta situación nos lleva a preguntarnos sobre las razones de esta situación. Para tratar de dar una
respuesta a esta cuestión se acudió a entrevistar a aquellas mujeres que han logrado tener éxito
en la competencia electoral. Analizando sus trayectorias de participación se pueden encontrar las
particularidades que las hacen excepciones en una esfera que está dominada todavía por los hombres.

66 Las tasas nacionales para esos años han sido: 1992: 7.1%; 1994: 11%; 1997: 10.3%, y 2000: 12.5%.
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Capítulo 3. EL CAMINO HACIA LA PARTICIPACION


POLITICA

Como afirma Joan Scott67 el género como categoría de análisis permite indagar el significado social
del ser mujer y del ser hombre. Las construcciones culturales de hombres y mujeres, en tanto
normas, valores sociales asignados, representaciones, prácticas que los definen, roles que se les
asignan, a partir de considerar la diferencia sexual una distinción pertinente dentro de las relaciones
sociales, se traducen en relaciones asimétricas y de subordinación.

Las diferencias y desigualdades de género tienen que ver con una distribución de espacios de acción
y papeles sociales entre lo femenino y lo masculino, justificados en muchos casos por los rasgos
biológicos de hombres y mujeres. Hay que agregar además, que estas diferencias y desigualdades
están atravesadas también por otras variables que marcan diferencias de identidad entre las mujeres
y que son importantes a la hora de considerar la forma en que las mujeres ingresan a participar
en la vida pública.

Las relaciones de género están enmarcadas en estructuras más amplias que las condicionan, como
la pertenencia a una clase social, el origen rural o urbano, la pertenencia a un grupo étnico, etc.
Así, las mujeres en política son diversas: tienen diferencias sociales, ideológicas, educativas y
generacionales, además de intereses diferentes. Pueden ser parte o no de un partido político y
distinguirse por trayectorias y expectativas.

Como se ha planteado en investigaciones anteriores68, el mundo político no incorpora con igual


facilidad a mujeres de clase alta y mujeres populares. Mientras a nivel nacional las primeras acceden
a los altos cargos del Estado por ser profesionales o altas ejecutivas, y pesa más su formación y
sus conexiones sociales y políticas que su condición de mujeres, las líderes comunales de origen
popular, no tienen las mismas facilidades de ingreso a la política, por la dificultad de acceder a
educación superior y recursos económicos e incluso por la sobrecarga del trabajo productivo,
reproductivo y comunitario. Es por ello que hay que reconocer las diferencias a la hora de hablar
de la participación en política de las mujeres.

3.1 La socialización política


La socialización política es “el proceso a través del cual un ciudadano adquiere los conocimientos,
las actitudes sociales y las características de la personalidad que afectarán su futura conducta
política. Este aprendizaje puede ser formal o informal y puede realizarse en la niñez o posteriormente
en la vida”69.

67 Scott, J. “El género, una categoría útil para el análisis histórico”, en Amelang J. S. et al. Historia y Género: las mujeres
en la Europa moderna y contemporánea, primera edición, Ed. Alfons el Magnanim, 1990, Pág. 23 – 56.
68 Wills, M. “Mujeres y Política en Colombia (1970-2000): los caminos (insospechados) hacia una gradual apertura” en
Varios Autores: Degradación o cambio. Evolución del sistema político colombiano, Bogotá: NORMA-IEPRI-UN, junio 2002.
69 Chaney, E. Supermadre. La mujer dentro de la política en América Latina, México: Fondo de Cultura Económica, segunda
edición, 1992. Pág. 189
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3.1.1 El hogar como eje estructurador

Entre las barreras que encuentran las mujeres de este estudio para acceder a puestos políticos en
razón del tipo de socialización está, en primer lugar, la construcción de un estereotipo del ser
femenino basado en la maternidad, la familia como núcleo de su acción y el servicio como objetivo
de sus actividades y límite de su rol social. Esta construcción de lo femenino se orienta a reproducir
unos mandatos que ponen a las mujeres al servicio de los hombres:

“Normalmente los papás son machistas, en la casa la machista es mi mamá. Por lo menos en
mi casa mi mamá discrimina a las mujeres de mi hermano hombre, nos mandaba a hacerle el
oficio, aunque yo veía que tenía los mismos derechos”70.

Las mujeres son aún hoy las llamadas a garantizar la reproducción de la esfera doméstica, sobre
todo en el espacio rural. En la mayoría de los casos las mujeres populares o de origen rural deben
asumir solas el trabajo doméstico en sus familias71, lo que les deja menos tiempo disponible para
salir a reuniones, debates, realizar gestión, etc.72 Este problema no lo sufre una gran parte de los
hombres, ya que están culturalmente exentos de realizarlo. A esto hay que agregar que las mujeres
generalmente deben aportar ingresos a la economía del hogar, por lo que las actividades comunitarias
ó políticas representan una carga adicional para ellas.

Como ejemplo de esta situación se cuenta con los testimonios de dos de las entrevistadas quienes
debido a sus tareas de crianza de hijos o hijas adolescentes vieron limitadas sus aspiraciones
políticas:

“Este último periodo también estaba en una lista al Concejo pero no ejercí porque me sentía un
poco agotada y tengo un hijo que me necesitaba porque es un adolescente” 7 3

“Me lancé al concejo. La gente nuevamente quería que fuera a la alcaldía pero en ese
momento mis hijas estaban en una etapa de bastante cuidado que es plena adolescencia
y no lo hice por eso”74.

La asignación exclusiva de tareas domésticas a las mujeres las ha limitado, pues ellas deben
destinarles la mayor parte de su tiempo y además, no son reconocidas como un aporte a la
reproducción y al desarrollo social. Sin embargo, les ha permitido también desarrollar habilidades
afectivas como el cuidado, la recursividad, la solidaridad, etc., que se reflejan y reproducen en su
acción pública y política, dándole, en ocasiones un contenido y una forma distinta al quehacer político
femenino.

70 Entrevista No 1
71 El trabajo doméstico comprende el mantenimiento del aseo del hogar en general, la preparación de alimentos, el cuidado
de los / las hijos / as y del compañero. Este trabajo nunca ha sido visible como tal ya que ni es remunerado ni reconocido
su valor fundamental en el mantenimiento de las condiciones de vida de la sociedad. Sólo hasta ahora ha sido considerado
por muchas autores y autores como la base de la economía de un país e incluso empieza a medirse su aporte al Producto
Interno Bruto en algunos países.
72 También se debe considerar el hecho que algunas mujeres que tienen éxito en su desempeño político cuentan con
recursos económicos para descargar parte de su carga doméstica. De otro lado, hay mujeres que siguen solteras, lo que
les representa cierta ventaja.
73 Entrevista No 10
74 Entrevista de prueba
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3.1.2 Lo público: un ámbito ajeno

Generalmente los procesos de socialización determinan las destrezas que aprenden y desarrollan
las mujeres. En la mayoría de los casos, estas no corresponden a las habilidades necesarias para
participar en la competencia política electoral, lo que se constituye en barrera de entrada a la arena
política. “Considerando simplemente el hecho de que los hombres hablan en público comúnmente
más que las mujeres, es difícil imaginar que la competencia fuera igual”.75 Tal como lo expresa una
de las entrevistadas:

“Si claro, yo creo que para los hombres es más fácil, tienen más facilidad tanto para
charlar, tienen buen habla, a los hombres los identifica mucha blablabla, yo me identifico
como que hablo apenas lo necesario, en que lo que uno hable tenga razón y sentido
porque a veces escuchamos gente que habla y habla y repite lo que los otros han dicho
entonces yo prefiero quedarme callada y en el momento en que va interpelar uno, sólo
si es necesario, pero si hay mucha diferencia, hablan más que nosotras” 76 .

Si bien se puede considerar que las razones que dio la entrevistada justificarían una “economía de
la palabra”, en ocasiones, en espacios políticos como el Concejo es la palabra la que da relevancia
y reconocimiento frente a los compañeros y las compañeras en un debate o una sesión. Las diferencias
establecidas desde los procesos de socialización en la familia y en la escuela, crean diferencias entre
hombres y mujeres, y a la vez desigualdades en el desempeño público:

“... yo había trabajado para que una líder del municipio fuera concejala también, su
esposo es quien siempre era concejal y ella nunca aparecía en el escenario, entonces
los motivé, a ella para aceptara y también a él para que la dejara, pero no encontré
apoyo en ella. No tenía como la capacidad y la habilidad para hacerlo, y esa fue una
experiencia que tal vez me llevó a mí a ver la necesidad de preparar las concejalas. Ahí
fue donde empecé a sentir desde el propio pellejo la necesidad porque esta mujer no
hablaba, cuando acordábamos cosas ella no era capaz de sostenerlas ni nada”77.

No es raro que las mujeres se mantengan poco enteradas de asuntos políticos y tampoco lo es que
no se muestren interesadas en ellos. En este sentido y por lo menos en principio, conocer las reglas
de juego, las dinámicas y la legislación de las instituciones públicas puede ser visto como más útil
para los hombres que para las mujeres.

75 Anderson, J. “El acceso de las mujeres a los gobiernos locales: la democratización de estructuras y procedimientos”,
en Gobiernos Locales y Equidad de Género, Quito: IULA/CELCADEL, 1995.
76 Entrevista No. 5.
77 Entrevista de prueba.
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Se puede incluir en esta enumeración de obstáculos para el desempeño público de las mujeres los
estereotipos de género propios de las cultura que ubican a las mujeres en una posición menos
valorada que a los hombres. Una de las entrevistadas comentó la dificultad que ella ha enfrentado
para ganar el reconocimiento y apoyo de su comunidad, sobre todo por el hecho de ser mujer:

“Claro, nosotras siempre pues es muy difícil y la participación a nivel político es muy
mínimo de la mujer porque por ejemplo en el caso mío, yo llevo más de treinta años
trabajando y he ganado un espacio muy mínimo para otras personas u hombres que
llegan de la noche a la mañana y son concejales y tienen el apoyo de todo el mundo.
Todavía a pesar de todo es muy cerrado, para mi es muy difícil, tan difícil es que en el
momento son once concejales y hay una sola mujer concejal”78.

3.1.3 La feminización de la política: ¿virtud o vicio?

Este estudio permitió establecer que las mujeres entrevistadas hacen un traslado de conductas y
costumbres de lo privado hacia lo público. En otras palabras, habría una fuerte tendencia a que las
mujeres utilicen aprendizajes y destrezas de su experiencia vital doméstica en contextos y ámbitos
privados79, en sus relaciones públicas y políticas lo que no sería muy adecuado o por lo menos no
muy rentable a largo plazo: “Las mujeres tratarían de imponer una definición de las situaciones y
establecer reglas de procedimiento que tomen como pauta su experiencia anterior. Esta experiencia
está fuertemente identificada con ámbitos como la familia, la escuela, el barrio y las redes de
amistad: ámbitos donde son apropiada la conciliación y la diplomacia dirigidas a preservar la armonía
del grupo a largo plazo (...) aplicar tales plantillas en situaciones como la lucha en torno a una
decisión del municipio o la competencia por los recursos del gobierno local tendría poco éxito”.80

En tal sentido cabe preguntarse por las consecuencias de este aporte específico de las mujeres a
la política. ¿Las habilidades y destrezas adquiridas en el ámbito privado darán a las mujeres ciertas
características que enriquecerían el ámbito de lo político con una mirada distinta, más solidaria,
comunitaria, vital?; o, por el contrario, ¿esta forma particular de hacer política llevaría a la resolución
de lo inmediato, de la sobrevivencia, de lo particular dejando de lado lo colectivo, los proyectos de
largo plazo?

Las respuestas a estos interrogantes necesariamente deben tratar de recoger la complejidad que
caracteriza las relaciones entre las mujeres y la política. Para empezar a proponer respuestas cabe
señalar que la búsqueda de soluciones a sus necesidades inmediatas ha mostrado a las mujeres
la necesidad de actuar colectivamente para gestionarlas ante las autoridades. Así consiguen dar
el salto entre el ámbito de acción tradicional de las mujeres, el privado, y el ámbito público de la
participación política. Los caminos de este tránsito son diversos y sirven para preparar a las mujeres
en destrezas y aprendizajes que les son útiles a la hora de desempeñarse en la vida política local.

78 Entrevista No. 9
79 Como por ejemplo la orientación del cuidado del otro, lo que si bien no se puede aceptar como componente universal
de la identidad femenina, ya que se corre el riesgo de caer en una determinación esencialista, si puede suponerse como
un rasgo que caracteriza un tipo mayoritario de mujeres socializadas según estas orientaciones.
80 Anderson, J. Op Cit.
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3.2 Las puertas de entrada: el eslabón particular

Durante la investigación se encontraron unas vías de acceso comunes a las mujeres que conquistan
lo público, que están fuertemente influenciadas por el tipo de socialización explicada anteriormente,
y que denominamos “puertas de entrada” a la política.

De acuerdo a lo encontrado en las entrevistas realizadas, podemos identificar distintos tipos de


puertas de entrada: la educación y la cualificación profesional de las mujeres; el desempeño de
cargos en la administración pública municipal; el pertenecer a una familia con tradición de participación;
y el trabajo comunitario y la organización social. Estos tipos no son mutuamente excluyentes, y
en muchos casos las mujeres utilizan puertas de entrada mixtas, por lo que la distinción es de
carácter analítico.

En primer lugar, su cualificación tanto en educación secundaria como técnica y universitaria, que
aunque en los municipios pequeños sigue siendo excepcional, les sirvió a algunas de las mujeres
entrevistadas para ganar reconocimiento y construir su liderazgo, incluso desde su desempeño en
los colegios.

“....de pronto mi liderazgo empezó en el colegio, cuando era representante de curso,


cuando había que hacer un evento, organizar el día del profesor, todas esas cosas”81.

En el imaginario colectivo el conocimiento proveniente del paso por la academia es una virtud que
cualifica a las personas para ser reconocidas como detentadoras de criterios y capacidades que
probablemente el común de la gente no posee. Algunas de las mujeres han logrado entonces que
sus comunidades depositen su confianza (representada en su voto) en ellas ya que se han cualificado
profesionalmente.

En segundo lugar, a través de la educación también, algunas mujeres logran el reconocimiento del
colectivo local, que en ocasiones las lleva a ocupar cargos de designación en la administración
municipal que, según su desempeño, las valida ante la comunidad. Cargos como la personería,
dirección de Unidades de Manejo Técnico Agropecuario (UMATA), secretaría de Alcaldías, etc., por
ser oficios de constante contacto con la comunidad, logran que las mujeres empiecen a estar
presentes en el imaginario social como buenas (o malas) administradoras, y que a la hora de aspirar
a una curul en el Concejo Municipal representen un capital personal importante:

“Llegué por hoja de vida. Estaba en Anapoima, allá estaba como directora de UMATA
encargada y aquí estaba la vacante para directora de UMATA. Entonces me vine, traje
la hoja de vida y por hoja de vida llegué...”82.

81 Entrevista No. 2
82 Entrevista No. 5
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Se encontró que estas dos vías de entrada tienen un sesgo de género ya que al comparar el número
total de entrevistadas y entrevistados se encontró que hay los mismos, cuatro (4) mujeres con
carrera universitaria mientras que sólo uno (1) de los hombres entrevistados ha completado estudios
universitarios. Es decir, que la mitad (50%) de las entrevistadas tienen una profesión mientras que
sólo uno (1) de cinco (5) entrevistados (20%) asistió a la universidad. Otro punto de comparación
es que mientras que el menor nivel de escolaridad se encuentra en las mujeres ya que dos (2) de
ellas sólo alcanzan estudios de primaria, todos los hombres entrevistados han tenido por lo menos,
estudios de bachillerato.

Otra puerta de entrada al mundo de la política utilizada por las mujeres es su parentesco con algún
miembro de una red política electoral ya existente, lo que les permite hacer visible su liderazgo y
hacerse un lugar dentro de las jerarquías de los grupos políticos. Esta vía de vinculación familiar
es muy común entre las personas que escogen adelantar una carrera política,

“...desde muy niña porque mi papá siempre estaba en completo contacto con la
comunidad y les colaboraba mucho en la Junta de Acción Comunal, digamos en lo básico,
entonces yo me llevaba bien con él y en muchas oportunidades yo siempre lo acompañé
(...) yo que creo todo esto ya a nivel de Junta de Acción Comunal y Juntas de acueducto
veredal y todo esto allá se inició fue básicamente cuando mi papá murió que la gente
pidió que yo reemplazara los cargos que el estaba ocupando...”83

Para una de las mujeres entrevistadas fue la influencia de un líder político, con quien posteriormente
fundaría un movimiento cívico, lo que la motivó a conocer y debatir asuntos políticos y públicos:

“Llegué al pueblo a hacer mi primero de bachillerato, llegué a una casa muy pobre muy
humilde, cerca de un muchacho que hoy en día es un gran concejal, de una gran
trayectoria en Mesitas del Colegio, incluso esta postulado para ser alcalde. El es
comunista, era de la U.P (Unión Patriótica). Pero en esa época el se mantenía en el
comunismo, el fue a Cuba, a Rusia, el era hijo de una señora que tenía un puesto de
comida, yo incluso trabajaba allá y el me hablaba de su comunismo y de sus cosas, y
a mi me gustaba mucho ponerle cuidado por la cuestión obrera pero de todas maneras
yo le ponía cuidado a ciertas cosas pero el comunismo no se lo aceptaba porque mi
madre odiaba a los comunistas, mi madre decía que por la guerrilla ella había perdido
los dedos de su mano”84.

Se presenta una particularidad en este testimonio ya que a pesar de que su principal influencia
política provino de un militante de la Unión Patriótica (UP), manifiesta prevención y resistencia frente
a la militancia en el Partido Comunista, lo cual puede reflejar en cierto modo la permanencia de
estereotipos sobre las izquierdas relacionados con la violencia política de las guerrillas, que
comúnmente los desligan de sus banderas políticas sociales.

83 Entrevista No. 1
84 Entrevista No. 10
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Por último tenemos el trabajo comunitario y la organización social como la puerta de entrada más
común de las mujeres a la política. De las ocho (8) entrevistadas sólo dos (2) (25%) no encontraron
en la vinculación a las Juntas de Acción Comunal o la conformación de organizaciones sociales el
inicio de su desempeño público. Esta particularidad se analiza en profundidad en el siguiente aparte.

3.3 Organización social y comunitaria: ¿aprendiendo destrezas


para entrar la política?

Para las mujeres populares o rurales, las Juntas de Acción Comunal (JAC) se han constituido en el
ámbito de aprendizaje de las destrezas para el accionar político. Es en este espacio que las mujeres
aprenden a hablar en público, consolidan su capacidad de liderazgo, desarrollan una vocería de su
comunidad y adquieren habilidades de gestión frente a instituciones y personas que tienen recursos
para resolver sus necesidades.

Las JAC son asociaciones de vecinos y vecinas que realizan un trabajo de gestión de soluciones de
necesidades básicas de las comunidades. En cierto sentido, pueden ser vistas como un escenario
inicial de la participación política democrática, ya que la elección de sus miembros se realiza a través
de la votación de la asamblea de vecinas y vecinos.

Las JAC, desde su creación, se han convertido en la institución de participación política más cercana
a la ciudadanía. A pesar de su carácter aparentemente suprapolítico, las JAC han jugado un papel
decisivo en la conformación de poderes políticos locales. En ellas se hacen visibles liderazgos,
destrezas de gestión y capacidad de convocatoria, para hombres y mujeres. La diferencia que
establecen las JAC para las mujeres es que a veces llegan a ser el único espacio donde adquirir
destrezas y capacidades para desempeñarse en espacios distintos a los que tradicionalmente han
ocupado.

Las JAC han permitido que las mujeres se “apropien de la palabra” en lo público. Si bien a veces
sólo ocupan cargos como secretaría o vocal, no en pocas ocasiones ocupan presidencias, vicepresidencias
y tesorerías. Dependiendo de su grado de liderazgo y sus habilidades, es allí en donde empiezan
a hacerse con un capital político que las impulsa a dar el paso hacia la competencia electoral.

“Pues es lógico, uno ha adquirido amigos, conocidos de todo el trajín de haber liderado
por ejemplo de ser directiva de vivienda, de acción comunal, inspectora, auditora de
la cooperativa multiactiva de Entreríos, secretaria del Concejo, entonces por todas estas
cosas tenía gente que me conocía, que me quería”85.

85 Entrevista No. 9
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El punto de encuentro de las mujeres con las JAC está en que muchas buscan satisfacer necesidades
y demandas que surgen de sus roles tradicionales usando habilidades y destrezas producto de su
socialización como mujeres y acudiendo a los espacios de participación más cercanos. Su participación
comunitaria les permite percatarse de que sus problemas individuales en realidad no lo son, que
son problemas colectivos:

“Una vez me invitaron a la JAC y como que me llamó la atención, y salí elegida Secretaria
esa vez y ahí empezó mi trayectoria, empezó mi capacitación; después ya estuve dos
años de secretaria después me eligieron presidenta de JAC, duré 5 años de presidenta
de la JAC de mi vereda, de la vereda La Rampla y ya para finalizar el periodo de la JAC,
hice un proyecto muy grande de telefonía en mi vereda y se dieron las cosas tuve el
apoyo del gerente departamental y de Girardot (...) yo creo que de ahí nació todo,
porque la entrega, el sacrificio a la comunidad, el dar todo lo positivo, todo lo mejor,
el decirle a una vereda es que nosotros podemos, tenemos capacidad, unámonos,
trabajemos, de ahí nació todo porque yo entregué todo lo mejor de mi y la gente se
dio cuenta de que yo podía responder y depositaron la confianza en mi” 8 6 .

Para algunas mujeres, un desempeño exitoso en las JAC les lleva directamente a ver la necesidad
de alcanzar un cargo de representación y a decidirse por presentar su candidatura al Concejo
Municipal. A veces, son las comunidades las que respaldan su liderazgo y las impulsan; otras veces,
su liderazgo las hace visibles frente a los partidos políticos, que logran ver su potencial tanto personal
como en términos de respaldo electoral.

“Yo recuerdo que yo no lo quería hacer y el alcalde del municipio me propuso que por
qué no iba al Concejo Municipal, igualmente el presidente del Concejo me visitaba con
mucha frecuencia y me invitó a que fuera al Concejo (…) Yo me daba cuenta porque
yo asistía a las sesiones del Concejo sin ser concejala, daba muchas ideas pero veía
que ese Concejo estaba quedado. Hice varias propuestas que fueron aprobadas y
especialmente cuando venía a Bogotá a cualquier diligencia de la JAC, a veces venía
acompañada de concejales y me daba cuenta que ellos tenían las puertas más abiertas
que yo, entonces, ahí yo dije: para lograr más cosas tiene uno que lanzarse al Concejo
y lo hice. Decidí hacerlo independiente sin ir con nadie porque la gente a mi me decía
q u e m e a p o ya b a s i e m p r e y c u a n d o y o f u e ra e n c a b e z a n d o l i s t a ” 8 7 .

Las JAC se convierten entonces en el primer escaño que las mujeres conquistan en su búsqueda
de incidir en las soluciones de sus necesidades y las de sus comunidades, y en el espacio donde
adquieren habilidades para desempeñarse en la actividad público-política.

86 Entrevista No. 2
87 Entrevista de prueba
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“Claro, de ahí comenzamos (en la JAC), digamos que uno comienza como a hacer
escuela, luego a pensar que uno de pronto en otros cargos puede colaborar más a la
comunidad y es así pues yo desempeñé por varios años como secretaria del Concejo,
que es un cargo netamente político y luego fui inspectora de policía de la inspección
de La Victoria, donde también se trabajó mucho por la comunidad y luego concejala”88.

Esta puerta de entrada de las mujeres a la política determina en cierto sentido la percepción que
ellas tienen de la política. Para ellas parecería que la política no pasa de ser una tramitación y
gestión de soluciones a necesidades básicas. Esta aproximación las dejaría de lado cuando se piensa
en la política en términos de construcción de proyectos colectivos macro, en lo que se podría llamar
la “gran política”. Si bien las organizaciones comunitarias son en sí experiencias democratizadoras,
en muchos casos no pasan de obedecer a objetivos inmediatos, concretos y necesarios, lo que desde
una perspectiva más amplia de la política pondría en evidencia una cierta limitación de las mujeres
para pensar la política en términos de construcción de proyectos de futuro en comunidad, la
articulación de identidades y la representación de intereses.

De otra parte, nos encontramos con el dilema de que si bien estas mujeres logran posicionarse en
las JAC, el tipo de iniciativas que lideran y las tareas que asumen no permiten un resquebrajamiento
de los estereotipos de género o de la asignación social diferenciada de roles que se ha establecido.

“... que la misma gente pueda tener la forma de por lo menos llevar un mercado a su
familia un fin de semana y el trabajo con las mujeres es muy importante no por ser
más que los hombres sino porque hay mucha madre cabeza de familia. Normalmente
las mujeres contribuimos a que haya un manejo de los recursos, las mujeres manejamos
muy bien el presupuesto familiar y yo creo que eso también lo podremos aplicar al
municipio y al departamento....”89

Esta afirmación pondría de manifiesto una limitada concepción de la acción política como el uso
eficiente de recursos dejando de lado consideraciones tan importantes en la construcción de lo
público como la ética, la justicia, la ampliación de la ciudadanía y de la democracia.

Las mujeres en muchos casos ingresan al mundo público de las reivindicaciones sociales a partir
de los requerimientos de la vida privada. Sin embargo esta politización de asuntos privados no
cambia los modos en que las mujeres valoran su potencial como ciudadanas o agentes dinámicos
de cambio en sus comunidades. Su actividad social no les da peso político en el ejercicio del poder.

“...si hay mucha líder sobre todo a nivel del campo que si trabaja por su comunidad,
por los ancianitos, por los niños. Hay mucha mujer despierta y jóvenes también, niñas
que también participan en deporte, han ganado muchas cosas, si hay pero en organización…
hay mucho trabajo comunitario pero no se refleja en organización política” 90

88 Entrevista No. 9
89 Entrevista No 1.
90 Entrevista No. 9
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La participación de las mujeres en actividades por la tramitación de necesidades básicas no se


traduce en una presencia masiva en instancias de poder de la democracia representativa. Las
mujeres conquistan el espacio público a través de su trabajo comunitario pero no logran proyectar
sus demandas al espacio político formal.

“Yo pienso que la mujer aquí se refleja en el trabajo social, más en el social que en el
político. Vea que el otro día nos reunimos con el cura... Todas las organizaciones sociales,
había catorce organizaciones de diferente índole... que la asociación de mujeres, la
asociación de artesanas, todas esas organizaciones que son como organizaciones sociales
y no había sino solo un solo hombre... Todas son lideradas por mujeres, pero políticamente
no se refleja”91.

Esta percepción de la entrevistada coincidiría con las cifras presentadas en el capítulo anterior que
muestran que la participación de las mujeres en el ámbito social y comunitario ha alcanzado niveles
muy importantes que sin embargo contrastan con su reducida presencia en la política formal. En
resumen, la salida de las mujeres del ámbito de lo privado ha sido importante y fundamental para
empezar a cambiar muchas realidades que enfrentan. Sin embargo, las experiencias que han
acumulado estas mujeres aún no permiten que su presencia en los gobiernos y la toma de decisiones
políticas deje de ser una excepción.

91 Entrevista No. 10
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CAPITULO 4: LAS TRAYECTORIAS POLÍTICAS EN EL


ÁMBITO FORMAL

Algunas de las mujeres que han tomado la decisión de participar en la competencia electoral y
tienen éxito, valoran su acción pública, ya que representa un trabajo de búsqueda del bien colectivo
de sus comunidades de apoyo. En este orden de ideas se puede afirmar que el ocupar un lugar
en el Concejo Municipal sería el medio para obtener soluciones a demandas sociales, y no como
puede pensarse un fin en si mismo.

Para reconstruir las trayectorias de participación política de las entrevistadas se identificaron en


primer lugar las distintas vías de acceso a través de las cuales ellas entraron al ámbito de lo público.
Esta parte el trabajo se orienta a describir la forma en que ellas empiezan a competir en el campo
electoral, como un segundo escenario de conquista del campo político. Se puntualizan para ello
los recursos discursivos, tácticos y financieros que utilizan para competir en elecciones. Luego, se
describen las dinámicas en los Concejos Municipales, en términos de gestión y de relaciones con
los compañeros y las compañeras de cabildo, para encontrar las nuevas dificultades y obstáculos
con que se tropiezan una vez logran dar el primer paso.

4.1 Campañas políticas.


Son las tácticas y estrategias que utiliza la gente que compite por un cargo electoral para convencer
a sus conciudadanos y conciudadanas que es la persona adecuada para ocupar tal cargo. Aunque
como se va a ver más adelante, hay ciertos aspectos que distinguen un poco las campañas de
hombres y mujeres, no se puede obviar que ambos deben competir bajo unas reglas de juego
formales e informales que determinan en gran medida su éxito o fracaso.

En este sentido, unos y otras deben adecuarse al sistema de juego que impera a este nivel y que
ha sido ampliamente descrito por otras autoras y autores: “En términos generales las campañas
para alcalde, concejal, diputado, edil y gobernador tienden a ser todavía bastante tradicionales y
a regirse por los mecanismos y modalidades propios de las prácticas clientelistas. El apoyo de las
maquinarias sigue siendo el motor de la gran mayoría, aunque haya sido necesario ajustarse a la
normatividad expedida por Estado y a las limitaciones provenientes tanto de la situación económica
como de la coyuntura de crisis política”92.

A continuación se presenta una descripción en detalle de las campañas electorales de las personas
entrevistadas.

4.1.1 Propuestas.
Las propuestas se refieren específicamente al discurso de su campaña, es decir, a la forma en que
a través de la palabra oral o escrita emprenden su tentativa de persuasión del electorado para
lograr votos. Si bien este discurso existe, en él pesan las características específicas de socialización

92 Dávila, A. Corredor, A. Op. Cit. Pág. 88.


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de las mujeres, como el temor de apropiarse de la palabra o incluso pensar que este recurso es
“un campo sólo para hombres”:

“... el discurso era de lo más terrible porque hasta ahora estaba aprendiendo, y yo soy una
persona muy tímida, ¿cierto? Obviamente que eso es un campo solo para hombres y los hombres
son los que están allá y son los que hacen y son los que deshacen y eso también lo limita a uno,
porque uno le da miedo y uno piensa que estas cuestiones sólo las pueden hacer bien los hombres.
Hasta ahora es que una evolución de 6, 7 años andando en esto desde el 94 hasta ahora lo hacen
a uno coger confianza en si mismo pero al principio me daba muchos nervios, me temblaba todo
el cuerpo, todavía me da nervios”93.

Esta destreza del discurso político es asumido por algunas de ellas como algo negativo o por lo
menos cuestionable, ya que la mayoría lo identifica como una de las prácticas tradicionales de la
política que se refiere a hacer promesas irrealizables. Para ellas, por encima del recurso de plantear
a las electoras y electores “futuros deseados”, está utilizar como publicidad el trabajo que han
realizado previamente en instancias comunitarias.

“Yo pienso que la credibilidad no es tanto el discurso, la credibilidad la da uno dentro de la


comunidad con su trabajo, con su comportamiento, con siempre estar con el pueblo, por ejemplo
en los paros cívicos que ha habido en el municipio, en todas las necesidades estar presentes,
estar apoyándolos, y el discurso decirles que uno quiere que el municipio progrese, que tenga
un buen desarrollo, en general estar todos unidos y luchar por una sola causa que es el bienestar,
la paz y que no es más porque no hay cargos, no hay plata, no hay nada, sólo buscar proyectos
por arriba para poder hacer las obras”94.

A pesar de ese rechazo a la táctica del discurso político en sí, para otras lo condenable es la falta
de sinceridad cuando éste se enuncia. Ellas consideran que la utilización de la palabra en campañas
debe tener unos rasgos específicos que permitirían establecer la diferencia entre ellas y los políticos
tradicionales.

“Yo digo que cuando uno habla de corazón y habla con la verdad, acabamos con esos discursos
porque yo para discursos cero, no se sino hablar lo que a una le nace, hablar con la verdad y
ser sincera con la gente, entonces yo creo que me identificaron fue por eso, porque era sincera
en lo que decía porque no me puse a prometer, decía que si querían cosas tocaba trabajar en
grupo, que era un compromiso de todos y acabar con esos prometismos que siempre hace el
político tradicional”95.

Para esta entrevistada lo fidedigno de su discurso político estaría en que sus propuestas vendrían
desde sus emociones y ese aspecto la diferenciaría del “político tradicional”. Sin embargo, el rechazo
que hacen de los discursos como herramienta política, no niega la utilización de otros recursos o
estrategias para conseguir votos:

93 Entrevista No. 1
94 Entrevista No. 6
95 Entrevista No. 5
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“ ... uno no debe engañar a la gente, uno debe ser sincero, uno le dice vamos a ver, haremos
todo lo posible, a ver si se puede, yo no le aseguro nada, porque uno no tiene las cosas, si fuera
que uno tuviera las cosas, lo que viera que estaba a mi alcance económicamente de mi bolsillo
les colaboraba. Iba a donde fulano déme para dar, hacía cualquier cantidad de vueltas y conseguía
lo que me pedían, sanitarios, lavamanos, lavaplatos, porque por ejemplo les pedían allí en el
servicio del acueducto que les daban el servicio de agua, les vendían el servicio, pero no se lo
daban hasta que no tuvieran lavamanos, baño y lavaplatos y no había agua pero les pedían tres
servicios, pero uno por solucionarles el problema a la gentecita que es de por allᔠ96 .

Finalmente y quizá como estrategia para sortear la dificultad del miedo a hablar en público una de
las entrevistadas utilizó un recurso distinto:

“Inicialmente yo hice unas propuestas por escrito, nunca prometí nada, nunca dije yo voy a
traerles vías, si me dan la oportunidad y llego allá y puedo trabajar por el bien de todos nosotros
pues bien, pero es un voto desinteresado y me fui casa por casa llevando mi idea, vendiendo
mi idea y lo logré, logré porque yo era la primera vez que participaba en política y fui la quinta
votación sobre los cuatro anteriores que ya habían participado entonces no me fue tan mal”97.

A través de las entrevistas se observa que existe entre las mujeres entrevistadas un rechazo común
al discurso visto como una serie de promesas que sirven de estrategia para engañar a las comunidades
ya que luego de obtener el apoyo electoral, no se llevan a cabo. En este sentido su necesidad de
distinguirse las lleva a utilizar tácticas que van desde el simple compromiso de trabajo con la
comunidad hasta la tramitación de dádivas con políticos con los suficientes recursos para repartirlas.

La pregunta que surge entonces es si tal diferenciación frente al quehacer político de los hombres
se lleva a la práctica ya que ante la falta de recursos económicos, discursivos, de habilidades, etc.
tienen que utilizar las mismas estrategias con el fin de obtener apoyo electoral. Puede que no
necesariamente las mujeres cambien a la política, puede que la política conlleve ciertas dinámicas
y reglas a las que hay que ajustarse para tener éxito y que en la práctica, son estas dinámicas y
reglas las que cambian a las mujeres.

4.1.2 Financiamiento.

El financiamiento no ha representado un problema para ninguna de las mujeres entrevistadas ya


que casi siempre logran conseguir recursos por medio de dos vías: el apoyo de algún candidato a
la Asamblea Departamental o a la alcaldía local, o el uso de estrategias que reduzcan los costos.

La vía más usada por las entrevistadas en sus campañas, fue el apoyo económico entregado por
candidatos a Alcaldías y Asambleas Departamentales. Ninguna puso de manifiesto los compromisos
que a cambio de los recursos adquirieron, como incluir los nombres del candidato en su papelería,

96 Entrevista No. 6
97 Entrevista No. 2
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la mención al mismo en sus intervenciones públicas o presentarse como paquete de candidatos en


la campaña a nivel local.

“No, pues mire que afortunadamente (la campaña) no fue costosa. El amigo del que le hablo yo,
él me regalo toda la publicidad escrita. Entonces yo no hice carteles, yo no hice propaganda
radial, nada. Yo me fui casa por casa, hice una hoja donde decía: ‘yo... ciudadana del municipio
tengo tales y tales propuestas’, y me regalaron las fotocopias y por todo el municipio vendí eso.
Entonces yo no gasté plata en publicidad de ninguna índole, y lo del transporte pues simplemente
el diputado que uno apoya, el me colaboró con lo del transporte, entonces no fue una campaña
costosa”98.

“... afortunadamente me conectaron un señor, un diputado Cesar Vargas y el me patrocinó parte


de la campaña y lo otro lo puse yo”99.

P/ ¿Cómo hizo para financiar su campaña?

R/ No se necesitaba, al lado de la campaña del alcalde iban los Concejales

P/ ¿Cómo hace campaña, de casa en casa?

R/ Reuniones en las veredas, con el candidato a la alcaldía que uno apoyaba

P/ Pero usted tenía que proponer cosas...

R/ Claro, íbamos en conjunto con el Programa de Gobierno que tenía el candidato a la alcaldía100.

Para otras entrevistadas, la estrategia utilizada fue encontrar actividades que no requirieran un alto
financiamiento. En este sentido, buscan distinguirse por practicar una competencia política más
austera, que no les represente tantos gastos y tal vez tampoco compromisos.

“Yo recuerdo que la primera y la segunda vez yo no tuve que hacer campaña. La misma gente
me decía que votaba por mí y la verdad es que lo que yo gasté en la primera creo que fue dos
pasacalles porque la gente me daba afiches, hacía banderitas, lo que fuera pero yo ni siquiera
tuve que ir a las veredas. La gente me la encontraba el domingo en la misa y ellos me decían:
¡por usted!, y pues doblé esa votación que fue arrasadora allá, de verdad y la segunda vez pues
lo mismo”101.

Finalmente tenemos este caso en donde se reivindica la lucha popular que permite que las campañas
se financien a través de estrategias de solidaridad y de trabajo común. Ello no implica una supuesta
esencia de honorabilidad femenina sino más bien un esfuerzo por encontrar respuestas a la escasez
de recursos económicos o estratégicos, con tácticas surgidas desde la necesidad. Los hombres
utilizan los recursos que han estado a su disposición históricamente, las mujeres diseñan estrategias
distintas para tratar de aumentar las posibilidades de salir elegidas.

98 Entrevista No. 2
99 Entrevista No. 5
100 Entrevista No. 4.
101 Entrevista de prueba
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“No eso, todo lo hacíamos siempre, esta lista pertenecía o era del movimiento cívico que ha
liderado las buenas obras del municipio, no es de partidos ni nada sino es una lucha popular y
ahí nosotros siempre trabajamos con apoyos, con actividades, son unas campañas pobres,
sumamente pobres, no hay lujos, no hay almuerzo, no hay lechona, no hay nada. Entonces
siempre hemos trabajado así”102.

4.1.3. Dinámica de las campañas.


El estudio de la dinámica de las campañas permite establecer la forma en que las mujeres construyen
su perfil político frente al electorado y buscan los votos. Esta exploración trajo consigo adicionalmente
la posibilidad de conocer los diversos códigos de buena o mala conducta, lo que las candidatas
rechazan e incluso lo que ellas elaboran acerca de las diferencias entre las campañas de hombres
y mujeres.

“... yo me desplazo a las veredas o simplemente aquí, muchas veces ni yendo a las veredas. Yo
asigno un día o dos días a la semana para ir a las veredas a hacer una visita, yo por ejemplo
voy a la casa a echar una mirada a ver cómo está, cómo está la señora de salud, cómo está la
casa, su cocina, qué hay para comer, qué tiene, si ha ido al médico, si el Padre le ha hecho la
visita o si no cogemos al Padre camine, le hacemos la visita a la señora, y así” 103 .

Dos de las entrevistadas quisieron sentar la diferencia entre lo que consideran que son las campañas
de los hombres y lo que son las de las mujeres. Una de ellas estuvo en el Concejo varios periodos
pero en esta última campaña perdió en su intento de llegar a la Alcaldía:

“... hay que hacer una diferenciación. Primero es que ellos entre más cerveza gasten y más tomen
son más grandes, que entre más mercados y más compra de votos y más dádivas que la dan a
la gente son más importantes. Nosotros nunca ni le dimos un mercado porque primero, no era
la idea, segundo no teníamos con qué. Ellos sí se buscaron la manera y obviamente ese fue uno
de los aspectos importantes para que perdiéramos...”104

“En las forma de hacer las campañas, las mujeres son muy dadas a hacerlas con reuniones más familiares,
con reuniones de amigos buscando el acercamiento a la familia, cosas sociales y de ese tipo. Los hombres
en los pueblos acostumbran a hacer las campañas en las canchas de tejo, en los polideportivos, con llanera,
con cerveza. Entonces en la forma de buscar la captación del electorado es un poco diferente, la mujer lo hace
diferente”105.

Se puede resaltar en estos testimonios el hecho de que ellas consideran que una de las características
de las campañas que hacen los hombres es el ofrecimiento de comida y bebida en sus reuniones.
Ellas consideran esta estrategia exclusivamente masculina, no practicada por las mujeres ya sea
porque no poseen los recursos o porque optan por tácticas distintas con las que se identifican un
poco más.

En este sentido habría que cuestionar el hecho de que algunas de las estrategias que socialmente
son vistas y aceptadas como propias de los hombres, en las mujeres son juzgadas y mal vistas.
Una mujer que distribuye o comparte bebidas alcohólicas con sus electores o electoras podría llegar

102 Entrevista No. 9


103 Entrevista No. 6
104 Entrevista No. 1
105 Entrevista No. 8
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incluso a perder el respeto o el apoyo de sus comunidades de base, ya que ese no sería un
comportamiento femenino apropiado.

Otra entrevistada resalta que posee como mujer una sensibilidad distinta a la de los hombres que
se refleja en su campaña:

“... ver cosas que los hombres no ven, porque los hombres solamente se dedican a que les armen
la tarima y gritar allá el partido y que les echen pólvora y que les den carne, obviamente no todos
pero si la gran mayoría, les den carne y les den cerveza, en cambio nosotros no. Nosotros nos
dedicábamos más al trabajo puerta a puerta y a ver las necesidades y los grandes problemas
que se tienen en todos los sectores. Entonces yo decía, para mi es más importante la parte social
y mejorar lo que está construido y no hacer más obras de concreto porque es que normalmente
en los municipios lo que más les interesa son las vías y que se construyan y que se hagan edificios
y para mi es importante pero no lo era tanto”106.

Pocas de las entrevistadas manifestaron problemas o inconvenientes en sus campañas. Sin


embargo, una de ellas comentó un hecho interesante en relación con la manipulación de los
partidos y en específico del movimiento que ella representa:

“Pues yo me fui en un grupo de mujeres. Trabajé la mitad de la campaña liderando y después,


pues de todas maneras era un arreglo, digamos que son las cosas que se dan en política feas,
lo que yo digo política fea porque en esa época yo trabajé media campaña liderando la lista y
cuando ya estuvo en lo máximo entonces Hernando López puso a otra señora que no había hecho
nada a encabezar la lista. Entonces a mi me mandaron al segundo renglón, yo me iba a retirar
pero entonces dije, mi trabajo es mío y yo puedo seguir, pero esto es de las cosa feas que hay
en la política”107.

Finalmente, algunas de las que compiten alcanzan la meta: ocupan una curul en su Concejo Municipal.
Obviamente por ser un cuerpo colegiado, el porcentaje de participación de mujeres a este nivel es
un poco mejor que en lo que concierne a alcaldías municipales, aunque como se vio en el primer
capítulo las cifras son todavía muy bajas.

4.2 El Concejo Municipal: las interrelaciones

La Constitución Colombiana define al Concejo Municipal como “una corporación administrativa de


elección popular integrada por no menos de seis ni más de veintiún miembros”108. Tiene varias
funciones; entre ellas, la determinación de la estructura de la administración municipal y la expedición
anual del presupuesto de rentas y gastos del municipio.

El Concejo Municipal tiene la responsabilidad de determinar la estructura de la administración


municipal y las funciones de sus dependencias, lo cual de entrada no es un papel secundario. Sin

106 Entrevista No. 1


107 Entrevista No. 10
108 Constitución de 1991, numeral 6 del artículo 313.
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embargo, el alcalde es quien elabora y presenta el presupuesto municipal al Concejo y este último
solamente tiene el poder de aprobarlo o improbarlo, lo que hace dudar del poder real de la corporación.

“Definitivamente el alcalde se volvió un ordenador del gasto, él hace todo. Los concejos son
convidados de piedra prácticamente porque la iniciativa en el 90% de los proyectos lo tiene el
alcalde municipal y él dispone libremente. En la presentación del proyecto de presupuesto la
iniciativa la tiene siempre el alcalde y lo que puede variar el concejo a esta iniciativa es mínimo.
Además si no se aprueba, se demanda al Tribunal de lo Contencioso y adopta por decreto el que
inicialmente presentó... Los concejos en este asunto no funcionan, yo creo a futuro que los
concejos o se reducen o se acaban pero se están volviendo inoperantes” 1 0 9 .

Habría una idea equivocada entonces de la verdadera función y capacidad política del Concejo en
términos de su esfera de acción y por ello las mujeres se lanzan sin conocer realmente qué se puede
y qué no se puede hacer dentro de esta corporación. Esto permite identificar una nueva cara de la
relación mujeres y política y es que su acceso a la esfera política que aunque difícil es posible, las
estaría llevando a una instancia en donde no está el poder real.

Desde otros puntos de vista, sin embargo, se ha visto que a pesar de lo restringido de sus facultades,
el Concejo Municipal desempeña un papel decisivo por su capacidad de impulsar u obstaculizar la
gestión del alcalde. Ello tiene que ver con la conformación de mayorías al interior del Concejo y
de su respaldo o no a la gestión del alcalde o la alcaldesa.

En las entrevistas se exploró la forma en que las mujeres reconstruyen su experiencia de participación
en un Concejo Municipal. Si bien en un principio el objetivo fue abordar los temas que ellas incluyen
en la agenda de discusión de este cuerpo, la riqueza de los testimonios hizo necesario subdividir
esta variable en varias líneas de análisis.

4.2.1 Experiencia de gestión.


Esta experiencia se refiere a las dinámicas de acción de las mujeres una vez son elegidas para este
cuerpo: “la gestión local es el conjunto de actividades que genera decisiones colectivas en la
administración pública”110.

La primera dificultad que tuvieron las mujeres entrevistadas es que ni conocían los reglamentos
del trabajo en el Concejo, ni conocían las dinámicas en términos de presentación de iniciativas, ni
las disposiciones legales que rigen la actividad de los Concejos Municipales:

P/ ¿Y cómo fue ese primera periodo en el Concejo?


R/ Un poquito difícil porque al principio; no es fácil. Uno llega a empaparse de todas las cosas,
los reglamentos del Concejo pero se hizo lo que se pudo111.

109 Entrevista No. 8


110 Montes de Oca Ariel, Op Cit. Pág. 277.
111 Entrevista No. 4
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“... el primer periodo del Concejo fue más que todo de aprendizaje, de acoplamiento y de entender,
y de analizar algunas cosas, generalmente pues a uno le pasan los proyectos y uno tiene que
ver la viabilidad. En el segundo periodo de Concejo, si pasamos algunos (proyectos). Pasé el de
la creación del Banco de proyectos del municipio, la creación del Concejo territorial de planeación
del municipio y algunos otros que los demás compañeros del Concejo pasaban. Había que avalarlos,
había que ayudarles, porque no solo es la gana de ser protagonista sino también ayudarle a los
demás a elaborarlos”112.

“Mucha gente llega novata y se estrella porque cree que con el solo hecho de proponerlo ya le van a arreglar
la escuela o la alcantarilla o le van a hacer el mantenimiento a la vía, y eso no es cierto. Además para la
ejecución presupuestal y para obtener recursos la gente ignora, mucha gente de esta ignora, que hay que
hacer un proyecto, radicarlo en un banco de proyectos y buscar los recursos ya sea en el departamento o en
el mismo municipio. A mi me parece que ha sido bueno el cambio porque eso depura y evita que la plata se
gaste en cualquier cosa. En monumentos al cemento diría yo, pero los concejales nuevos se estrellan y mucha
gente abandona el espacio porque es más difícil ahora poder trabajar con la comunidad y tenerla contenta
porque el trabajo es arduo, porque hay que trabajar allá en el municipio y hay que venir a la Gobernación a
hacer trabajo, a buscar los recursos, a presentar los proyectos al Banco de Proyectos del Departamento y ahí
si hacer que el gobernador, los secretarios de despacho o diputados nos ayuden con los recursos y este trámite
por un solo proyecto trabajándolo bien, dura uno casi todo un año haciendo trámite y no como antes que con
solo hablar con el alcalde conseguía uno los recursos113.

Aunque puede que tanto mujeres como hombres lleguen a este espacio y choquen con los mismos
problemas en cuanto al desconocimiento de las reglas de juego, son más los hombres que son
reelegidos y en todo caso muchas las mujeres que desisten de seguir ocupando una curul incluso
sin haber terminando el periodo para el que fueron elegidas114.

En relación con esta afirmación, encontramos en segundo lugar otra dificultad en términos de la
adecuación a estas dinámicas y reglas de juego informales, que se mantienen independientemente
de las personas que entran a formar parte del Concejo, y que tienen que ver con las formas de
negociación e interrelación para la toma de decisiones en un cuerpo colegiado. Por ello, esta
experiencia de gestión no ha sido tan positiva y educativa para otras entrevistadas:

“En si dentro del Concejo no me gustado casi nada, no porque a veces se forman unas peleas
innecesarias y unos roces que no van conmigo, no me gustan. Pero de pronto una lección buena
es que yo no sirvo para hacer política, que no volveré a hacer política, hablando sinceramente
uno en la política, la persona que es honesta, correcta, que quiere hacer las cosas bien no sirve,
lastimosamente para uno ingresar a la política y hacer algo en esta vida hay que untarse de cosas
a las que uno no está acostumbrado entonces, yo no sirvo para eso y lo ve uno ahí mismo en
el Concejo que es como repartiendo cosas como para uno, como para beneficio de si, y no voy
con eso entonces así algo bueno hasta el momento nada así como bueno que me ha servido a
mi, no; estoy como un poquito desilusionada de cómo se maneja la política actual en este
municipio”115.

A pesar de que las mujeres establecen una distinción entre la política mala o corrupta y la política
nueva o no corrupta (que ellas llevan a cabo), esto no implica que no reconozcan la existencia de

112 Entrevista No. 1


113 Entrevista No. 8
114 Esta hipótesis se desarrolla con mayor profundidad en el apartado 4.3. El desencanto de la política o la nostalgia por
lo comunitario.
115 Entrevista No. 5
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dinámicas, estrategias y reglas que hacen parte de las prácticas y al margen de las cuales cualquier
intento por entrar al juego político sería en vano.

“No, por ejemplo en el Concejo que es una corporación muy de la comunidad, muy del pueblo
si uno lo quiere entender así, entonces cuando uno no ha participado uno cree que por ser
concejala uno de pronto abre la boca y las cosas van a llegar. Entonces cuando llega ve que
encuentra infinidad de obstáculos que uno si quiere sacar un proyecto tiene que lucharlo o tienen
que tener una cantidad de gente que si se lo quiera apoyar. Que si es para una partida tiene que
tener el diputado, o el senador o el congresista para que se lo avale, se lo apoye. Si no, pues
queda en ceros. Ese es el primer obstáculo que uno tiene y es el primer jalonazo que uno llega
y si uno de verdad no se sacude allá y dice bueno aquí no puedo y tengo que salir adelante, pasa
sin hacer nada, mejor dicho, sin nada, nada, nada porque queda uno nulo” 1 1 6 .

La tercera dificultad encontrada fue la de superar los imaginarios de género en colegas, hombres
y mujeres, acerca de la menor capacidad o los comportamientos “inapropiados” de las mujeres.
Un ejemplo de ello salió en el conversatorio con los tres concejales donde surgieron apreciaciones
en el sentido de que si bien consideran que algunas mujeres han tenido un buen desempeño en
su gestión, otras se equivocan y en las sesiones de Concejo lanzan críticas a manera de quejas o
chisme y eso se ve, - aunque los hombres también lo hagan -, peor en ellas ya que según ellos
a veces interrumpen y tocan temas que no son pertinentes. Sin embargo, los Concejales en sus
apreciaciones se cuidaron de generalizar ya que la capacitación y la concientización las puede llevar
a “mejorar, a saber sobre qué hablar y a tener argumentos”117.

Otro ejemplo en ese sentido es la barrera que encontró una de las entrevistadas para participar
en los debates, impuesta por los demás compañeros y en ocasiones por el mismo presidente del
Concejo:

“Cuando llegué tuve que pelear la participación de la mujer, digamos cuando es a tomar decisiones,
cuando es a participar como ya más en ciertas cosas, ellos no dejan hablar, no dan la participación,
y tiene uno que lucharla mucho. Por ejemplo, hay presidentes del Concejo que no dan ni la palabra
cuando ellos ven que no les conviene. No dan la palabra. Y la otra es que uno, por ejemplo,
dentro del Concejo, a pesar de que a usted le den el trato, le digan usted es linda, querida, ellos
siempre son unidos y ellos siempre están digamos apoyándose mutuamente” 1 1 8 .

116 Entrevista No. 9


117 Entrevista No 3.
118 Entrevista No. 9
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4.2.2 Diferencias hombres-mujeres.

La pregunta por el desempeño en el Concejo llevó a la cuestión de las diferencias (si las hay) que
ellas establecen entre el ser hombre o mujer en un Concejo Municipal. Para alguna, el ser mujer
implica una diferencia esencial, ya que la maternidad traería consecuencias al desempeño en el
Concejo, así como la experiencia particular frente al hogar y la familia.

“Yo creo que el mismo don que nos han dado de ser mujeres y de dar vida, de tener nuestros
hijos, de tener nuestra familia, nuestro hogar, desgraciadamente si la mujer no ordena la casa
y mantiene un poquito la rienda se le salen de las manos las cosas; pero yo creo que ese mismo
don de ser mujer, ese don maternal yo creo que uno siente más las cosas y a través de la historia
la mujer siempre ha estado relegada, siempre ha sido sujeto de algunos atropellos o nos hemos
ganado las cosas es con esfuerzo y lo hemos labrado a punta de méritos, no porque los hombres
nos los hayan dado...”119.

En esta afirmación se establece un vínculo entre el ser mujer y la capacidad de ser madre y el
ejercicio político. Según esta entrevistada, de algún modo habría una “esencia” del ser mujer que
determinaría su acción política. Esta afirmación nos sitúa frente al debate acerca de si esa supuesta
esencia femenina dada por la maternidad puede considerarse como el aporte que hacen las mujeres
a la política y a la ampliación de los valores que fundan la ciudadanía o como un obstáculo ya que
sólo lleva a trasladar la división sexual de roles del espacio privado al ámbito público.

En segunda instancia, se considera que hay características propias de las mujeres y que las hacen
comparativamente mejores que los hombres para ciertas actividades:

“Yo digo que la mujer sabe como administrar mejor las cosas como que le rinde más la plata y
si se ha visto que se hayan logrado cosas como buenas”120.

“La mujer es más humana, la mujer es más consciente incluso con la misma mujer, el solo hecho
de ser mujer, es más honesta y más entregada y entonces tiene menos compromiso de tomata...”121

“A mi me parece que es un espacio que se le ha negado a las mujeres en la mayoría de los pueblos, la mayoría
de los concejales son hombres y usted ve que cuando existen concejalas compañeras ellas son muy puntuales
en su asistencia, son estudiosas, y aportan mucho. Yo creo que en la parte social ellas son muy puntuales en
sus acotaciones, en sus argumentos y por lo menos en el caso de Tena, ellas han trabajado bien en la discusión
de proyectos y en el trabajo con comisiones y demás que maneja el Concejo, entonces muy bueno que haya
equidad y que haya paridad en los concejos respecto de lo de género”122.

De nuevo esa esencia del ser mujer determinaría ciertas características propias como ser mejores
administradoras, más honestas, más responsables o más puntuales y estudiosas.

Si bien algunas describen la experiencia en el Concejo junto a los hombres como positiva logrando
climas saludables de trabajo conjunto, siempre en las entrevistas, ellas mencionan situaciones que
permiten caracterizar un trato diferencial:

119 Entrevista No. 1


120 Entrevista No. 5
121 Entrevista No. 10
122 Entrevista No. 8
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“... ya llegó un tiempo excelente mis compañeros fueron grandes amigos fueron grandes
compañeros, sin dejar el machismo a un lado porque ellos a pesar de todo siempre fueron
machistas y nunca en la oportunidad que hemos tenido en el Concejo no ha podido haber una
presidenta dentro del Concejo porque ellos mismos niegan esa oportunidad” 1 2 3 .

“... fui la primera presidenta también, por más que tuve la mayor votación nunca me quisieron
dar la presidencia. Fue en el último año, pero después de la presión de la gente, ya que veían
mi trabajo y acordaron con los otros darme la presidencia pero si no es así nunca me la dan (...)
En ese momento lógicamente que había ciertas manifestaciones, nunca me las dijeron de frente,
de que ellos no se dejaban manejar por una mujer y parte de la resistencia de no darme la
presidencia era eso, -por ser mujer-, porque yo tenía la votación, tenía el trabajo, todo eso y
era como por no darme el cargo, por no hacerme sentir importante”124.

“En las tres ocasiones que he estado en el cabildo yo he tenido muy buenas relaciones, he podido
trabajar. Inclusive con los de oposición he trabajado muy bien. Ellos me han colaborado. En
ciertos proyectos han sido muy buenos. Yo dentro de esto he tenido buena suerte. No he tenido
obstáculos así. De todas maneras dentro de la buena cordialidad, el hombre... cuando nombra
una comisión siempre se nombran ellos. La mujer no la tienen en cuenta, eso si es así”125

El que una mujer haya tenido éxito en su intento por entrar en la esfera política no quiere decir
que abandona los imaginarios culturales de asignación diferenciada de roles de género o que deje
de lado las inseguridades que puede llegar a sentir frente a sus capacidades y que en algún momento
se pueden hacer manifiestas cuando al tener la oportunidad de ocupar un cargo con más poder
prefiere no aceptar:

P/ Usted fue presidenta de Concejo


R/ No,
P/ Y por qué?, usted ha obtenido bastantes votos
R/ Delegué a mi yerno
P/ Por qué usted no quiso
R/ No me llama la atención, ocupar curules allá porque si, no me gusta

Igualmente, el que una mujer ocupe un cargo político no implica un cambio en la forma en que
algunos hombres la ven. El peso de una cultura de división sexual de tareas les hace pensar que
existen predeterminaciones que hacen que hombres y mujeres cumplan papeles diferenciados
socialmente establecidos. El entrevistado No 7, da un ejemplo interesante, en este sentido:

R/ “Me parece bastante interesante, pues es primera vez que tenemos alcaldesa mujer y se ha
centrado en el feminismo y es muy bonito porque las mujeres son muy tácticas, y tienen la
facilidad de persuasión más que uno, ese feminismo ha hecho que la alcaldesa, ese feminismo
no, esa feminidad perdón, no feminismo sino feminidad de la alcaldesa, ha hecho que haya la
posibilidad de entrar algunas personas hombres para que le abra más espacio, que es más fácil.
P/ O sea, que hay espacios que pueden abrir más fácil los hombres que las mujeres... ¿Cómo
cuáles?
R/ Como te dijera... arranquemos primero con lo de la mujer. La mujer llega más fácil a los
hombres porque son el sexo opuesto, lo mismo los hombres a las mujeres, me refiero a que...
voy a colocar un ejemplo, el gobernador de Cundinamarca es hombre y la alcaldesa de Tena es

123 Entrevista No. 2


124 Entrevista de prueba
125 Entrevista No. 9
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mujer, la facilidad de llegar la mujer al hombre pues está más cercana porque los hombres
siempre tenemos como que la oportunidad de ver esa delicadeza de ellas y eso nos gusta”126.

Según esta opinión las mujeres tendrían éxito en la política ya que utilizarían su diferencia sexual
para persuadir a quienes finalmente tienen el poder de tomar decisiones, hombres, y obtener lo
que se proponen aprovechando esta diferencia. Es decir, no hay un reconocimiento de capacidades
políticas más allá de la “delicadeza de las mujeres” para ser atractivas a los hombres.

Otro de los entrevistados de este mismo municipio opina que la alcaldesa ha realizado un buen
trabajo desde el punto de vista social:

“Yo creo que es una gestión buena lo que pasa es que los municipios están acostumbrados en
ver solo obras de cemento y no ven la parte social que es una parte fundamental y ella ha hecho
buen trabajo social yo creo que ha sido una de las alcaldía que más le ha metido a la parte social
y eso son cuestiones que no generan votos, pero si ayudan a los niños, a la tercera edad, a los
discapacitados, a la gente menos favorecida, a los ancianos y eso ayuda a la gente. A mi me
parece que ha sido bueno lo que ella ha hecho en ese sentido”127.

Este concejal reconoce un énfasis de ese gobierno en programas y proyectos orientados a mejorar
las condiciones de vida de las personas del municipio, más allá de obras de infraestructura que se
cree son más rentables en términos electorales y por ello privilegiadas muchas veces por los gobierno
de los varones.

4.2.3 Las mujeres en el Concejo o los desencuentros.


Explorar las diferencias que se establecen con los hombres en cuanto al desempeño político llevó
a su vez a la pregunta sobre la opinión que tienen de las mujeres que comparten con ellas los
escaños en el Concejo. La contradicción es evidente, los juicios son duros, las solidaridades de
género no se construyen, sino que son las diferencias de corrientes políticas las que priman.

Para estas mujeres, muchas veces, pesan más las diferencias de partido que las de género. Pueden
establecer alianzas y trabajar con hombres de su partido pero no con mujeres que pertenecen a
otra corriente política. En muchos casos, esta última posibilidad ni siquiera se tiene en cuenta:

“Al principio fue un poquito de choque por grupo, porque ella pertenecía a un grupo y yo a otro,
obviamente hay que mirar el nivel, hay personas que piensan para hablar, y otras que hablan
para pensar, entonces de pronto hubo un poco de choque de ideas, uno no puede ser tan impulsivo
y uno no puede ir a chocarse con cualquier persona simplemente porque lo quiere hacer, sino
que hay que mirar que no es solamente el pensamiento de uno si no que hay más personas que
también tienen que apoyar y que aportar algunas cosas, y no es solamente manejar las cosas
de manera radical, fue un poquito difícil por cuestión de grupo ya después se fueron mejorando
las cosas y después ya había la unidad de 11 concejales”128.

126 Entrevista No. 7


127 Entrevista No. 8
128 Entrevista No. 1
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“Inicialmente con mi compañera hubo un poco de resentimiento porque ella pertenecía a otro
movimiento y después ya, al comienzo es duro la relación, los primeros meses son muy duros
porque siempre el partido, como los movimientos que eligen al alcalde llevan sus ideas y es la
forma de oposición y eso...”129

P/ ¿En ese primer periodo en el Concejo habían otras mujeres?


R/ Leonor Chávez
P/ Y cómo fue el trabajo con ella
R/ No, cada una por su lado
P/ ¿Por qué? ¿Pertenecían a diferentes corrientes?
R/ A diferentes grupos políticos
P/ Entonces allí no hubo nada de colaboración
R/ No, no hubo nada de colaboración130

En este sentido, cuando se le preguntó a una entrevistada acerca del principal obstáculo a la hora
de desempeñar su papel en el Concejo, ella contestó que era una mujer, la alcaldesa:

“Desgraciadamente el primer obstáculo fueron las mismas mujeres porque nosotras las mujeres
todavía somos muy envidiosas, somos muy egoístas, y mi primer tropiezo fue la alcaldesa. Era
una mujer. Todos los proyectos que yo pasaba ella me los reformaba y esos mismos proyectos
con algunos cambios volvía y los pasaba al Concejo, pero con diferentes cosas para opacar lo
mío. Entonces es un problema, yo pienso que en nosotros hay un problema grave que somos
las mismas mujeres que no dejamos avanzar”131.

Otra de las entrevistadas reconoce en esa falta de solidaridad un límite a la presencia de mujeres
en cargos de elección popular:

“Por ejemplo si aquí en el municipio nosotras las mujeres fuéramos unidas, no fuéramos egoístas
con las otras mujeres, nosotras podíamos poner 5 concejales y digo más, porque nosotras aquí
cuando el alcalde que está, hicimos un comité sólo lo que es el movimiento cívico hicimos un
comité e hicimos un encuentro cívico de mujeres de respaldo al alcalde, y nosotros le hicimos
acá una lista del comité que tenía que convocar sus mujeres y que era para respaldar... y reunimos
tres mil mujeres. Esto era terrible. Y no salió sino una concejala y la que menos tenía que salir”132.

4.3 El desencanto de la política o la nostalgia por lo comunitario.

Si bien todas las entrevistadas tomaron la decisión de lanzarse a competir por ocupar una curul
en el Concejo de su municipio, competencia en la que tuvieron éxito, venciendo así los primeros
obstáculos del camino, ello no implica que lo que sigue para ellas sea sencillo. Muchas no logran
adecuarse a la dinámica que ello conlleva. Pareciera que las mujeres se desaniman rápidamente
no sólo por la dificultad que a veces les supone conocer reglas y procedimientos formales, sino
también porque algunas se resisten a seguir las reglas de juego y las dinámicas informales que son
las que priman.

129 Entrevista No. 2


130 Entrevista No. 4
131 Entrevista No. 9
132 Entrevista No. 9
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“Hay algo que yo no se si es el machismo, pero la mayoría de ellas no continúan en la política,


llegan un periodo y se van. Llega otra y se va esa y llega otra pero normalmente no se ven más
de una o dos mujeres y no se les ve continuidad en el asunto político; me parece que eso hace
falta para que puedan llegar a ejercer la alcaldía o puedan llegar a ejercer otros puestos en el
departamento fundamentales para su desarrollo personal y para el bien del municipio”133.

A través de las entrevistas, se encontró que muchas de las mujeres no tenían como objetivo proseguir
en sus carreras políticas. Más bien se detectó una resistencia muy profunda a seguir en el campo
político por todo lo que encontraron allí, y se identificó una tendencia general a regresar al trabajo
comunitario en unos casos o incluso a la vida privada en otros:

“No, voy ahorita preciso en Junio, la iba a presentar en diciembre pero no me aceptaron la
renuncia, entonces voy a ir hasta junio y aspiro ya a tener claro, ya que al comienzo uno como
que tenía ese ideal, cuando con la gente uno hablaba para poder ayudar y hacer algo bueno en
el municipio, pero lo que te digo la maquinaria política todavía está montada en este país y
todavía no valoran lo que tienen, entonces eso es uno como gastarse innecesariamente y la gente
después no reconoce y termina uno sacrificado”134.

Ocupar un cargo en el Concejo no es siempre como se pensaba antes de entrar, no sólo por que
ven limitadas sus expectativas sino también por lo que consideran como politiquería de los hombres,
que en su opinión reduce la eficacia de los organismos. Las mujeres frecuentemente se imaginan
a si mismas como ajenas a las prácticas tradicionales de la política local y ello las lleva a desistir
de su carrera política y a revalorizar el trabajo comunitario como un ámbito donde las prácticas,
real o imaginariamente, son más “honradas”.

“No, yo pienso terminar en el Concejo y de pronto pienso retirarme de la política, no aspiro a


un cargo de alcaldesa. Yo siempre lo he dicho - es muy difícil ir uno con unos ideales donde la
gente es la que decide por uno-. Yo digo chévere llegar a la alcaldía, donde sean mis ideas sin
compromisos, donde no sea -yo voto por usted pero me da un contrato, yo voto por usted pero
me da cargo dentro de las alcaldías- una serie de manejos que hay para uno llegar allá. Uno debe
llegar con las manos limpias, con las manos desatadas para poder decir: -esto esta mal se cambia.
Esto sigue porque está bien-. En los procesos políticos de elección es difícil; todo el mundo
adquiere compromisos para poder llegar allá y los compromisos son los que hacen que las alcaldías
no funcionen; porque usted nunca puede tomar una decisión. Lo he dicho en muchas oportunidades,
el día en que uno pueda hacer una campaña limpia donde usted no tenga que dar una botella
de aguardiente, una cerveza, un plato de comida, sino que haga una campaña casa a casa y la
gente mire y se de cuenta que usted no invierte una cantidad de dinero para llegar y después
tener que sacarlo porque invirtió 50, 80 millones entonces tengo que sacárselo al presupuesto,
entonces entre menos uno como persona gaste en esas campañas pues mejor le va en una
administración”135

Algunas coinciden en afirmar que no están de acuerdo con muchos de los manejos y comportamientos
de los llamados políticos y políticas tradicionales que no hacen sino responder a la dinámica usual
en la política local del país. Ellas rechazan, al menos en el discurso, la privatización de la política.
Es decir, que sea usada como medio para fines personales y no sociales:

“Digamos lo primero, lo mejor que a mi me parece es que la política sabiéndola llevar y ser
política no politiquera es muy bueno porque uno tiene la oportunidad de representar... por
ejemplo en el caso nuestro a la mujer y poder ayudar y estar allá para buscar cosas buenas sin
mirar las cosas personales, no? De beneficio personal porque lo malo es que generalmente, el
político busca el beneficio personal, de sus familia, de los contratos y esas cosas y hay mucho,
todavía existe mucha cosa fea que se ve... otra cosa es que hay políticos que por ejemplo

133 Entrevista No. 8


134 Entrevista No. 5
135 Entrevista No. 2
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prometen cosas que no van a cumplir, prometen puestos, prometen obras, por ejemplo, hay un
caso, por ejemplo, de la concejal que hay ahorita que a mi no me gusta, no me gustó mucho el
modo que manejó al política o hizo su política. Ella nunca debió haber estado en política. A ella
le gusta es la figuración y ella lo hizo por eso, por figurar y entonces vino y prometió y dio el
ladrillo o cogió toda la gente más pobre y le dio un mercado, un ladrillo, un vestido, le dio una
camiseta y con eso compró el voto, les prometió puestos y esa no es la forma de hacer política
y es el momento pues que tiene problemas”136.

A veces las dinámicas son más complejas de lo que se esperaba y muchas optan entonces por volver
a sus comienzos, las JAC, donde su desempeño ha sido por lo menos más reconocido, poseen un
mayor prestigio y sienten que sus esfuerzos son mejor recompensados. “... las mujeres tratan de
apartarse de ella (la política), contraponiendo su experiencia comunitaria e igualitaria, la lucha por
el bien común a los intereses particularistas de la política. (...) se comprende el intento de separar
la actividad pública de una esfera considerada como eminentemente masculina, competitiva donde
se delinean intereses individuales y sobre la cual pesan todas las imágenes de manipulación,
deshonestidad y corrupción”137.

“Yo trabajo con la JAC, trabajo con los abuelos, aquí tenemos hartos grupos, tenemos la Católica,
eclesiástica, litúrgica, la salud no hay necesidad de volver (al Concejo)” 1 3 8 .

Finalmente, la contribución que estas mujeres asumen que hacen a la política se ve generalmente
en términos morales; sólo un pequeño grupo de las entrevistadas dejaron de mencionar en uno u
otro contexto la obligación de las mujeres de contrarrestar lo que se considera como la deshonestidad
y corrupción casi universal de los politiqueros tradicionales:

“La política es un trabajo, desafortunadamente mal empleado en nuestro país para llegar a
conseguir cosas, logros que uno lo aplica en bien del pueblo y otros en bien propio, pero la política
es algo muy bonita, es permitirle estar en contacto con la gente siempre y cuando usted haga
las cosas de buena manera... Es un mecanismo que de pronto las personas buscan para llegar
a conseguir las cosas y que uno la aplica para bien del pueblo, de manera altruista... Mal aplicada
la política, nuestra clase dirigente se acostumbró a tener el poder para ellos y se olvidó de la
estructura en si que era la familia, la parte humana de los colombianos, la familia es la base de
la sociedad.”139

Hay un desencanto entre algunas de estas mujeres frente a la política que fue expresado de manera
muy tajante por una de las entrevistadas:

“... Yo ni idea que iba a terminar en esto, lo hice por responderle a un grupo, pero que yo añorara
esto de la política no porque yo me doy cuenta que esto es muy duro, es un camino muy duro”140.

La contraposición que las mujeres hacen entre los ámbitos comunitario y político permite develar
una idealización del primero de estos como un espacio de trabajo desinteresado y honesto, de
búsqueda del bien colectivo, más acorde con sus proyectos de vida; mientras que el segundo, sería
el campo del individualismo, de la búsqueda del poder para sí y de la corrupción, al que identifican
con lo masculino. Esta separación sin embargo conlleva en sí misma una concepción conservadora
de lo que debe ser la política ya que la define como la entrega y el cuidado de los y las demás, el
trabajo por la comunidad, la solución de las necesidades de la vida más apremiantes para los
sectores sociales más pobres, que respondería además, en cierto sentido, al modelo tradicional de
lo femenino.
136 Entrevista No. 9
137 Caldeira, T. “Mujeres, cotidianidad y política”, en Arboleda, M. Rodríguez, R. y Saa, M. (Editoras), El espacio posible.
Mujeres en el poder local. Santiago de Chile: Ediciones de las mujeres No 19, IULA CELCADEL, Isis internacional, Diciembre
de 1993. Pág. 107.
138 Entrevista No. 6
139 Entrevista No. 10
140 Entrevista No. 4
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CONCLUSIÓN

Las fuerzas políticas que en los años ochenta y noventa impulsaron como uno de los objetivos
centrales de los procesos de descentralización, la democratización del sistema político a través de
la adopción de mecanismos formales de participación ciudadana no pudieron llenar las expectativas
que crearon. Las nuevas fuerzas políticas no se consolidaron de tal forma que desplazaran a los
partidos políticos tradicionales, Liberal y Conservador, a nivel local. Las tradicionales hegemonías
partidistas en municipios y departamentos no fueron retadas. Lejos de eso, parecen haberse
consolidado. Incluso en algunos municipios en donde algunas fuerzas políticas nuevas tuvieron éxito
al principio de la EPAL, poco a poco fueron cediendo terreno a favor de los dos partidos históricos.

Además, una democracia ideal debería ser inclusiva de todos sus ciudadanos y todas sus ciudadanas
y estas medidas no lograron que en Colombia se contara con más mujeres en cargos de decisión
política a nivel local. La investigación encontró que ni los partidos tradicionales ni las nuevas fuerzas
políticas incluyeron a más mujeres en sus listas o candidaturas para las Elecciones Populares de
Alcaldes Locales, y muchas de las que fueron incluidas o no lograron tener éxito en la competencia
e l e c t o ra l o n o e n c o n t ra r o n m o t i va c i o n e s p a ra c o n t i n u a r u n a c a r r e ra p o l í t i c a .

En los tres municipios estudiados, caracterizados por una notable participación femenina a nivel
social y comunitario, por una estabilidad en la composición de fuerzas políticas en el poder y
adicionalmente por los bajos niveles de incidencia del conflicto armado, se configura un panorama
de continua disminución de la participación ciudadana en elecciones. Luego de una gran convocatoria
ciudadana al ser introducidas las reformas descentralizadoras se observa una lenta pero constante
caída en los niveles de votación en las elecciones de autoridades locales.

Adicionalmente, se advierte una compleja relación entre las mujeres y la participación política formal.
Primero, porque las candidaturas de mujeres no siempre aumentan de elección a elección e incluso
a veces disminuyen; segundo, porque la entrada de mujeres al Concejo tiene que ver con el aumento
de curules en algunos casos y no por el relevo de hombres; y por último, porque en los periodos
en que un mayor número de mujeres lanzan sus candidaturas a la competencia electoral muy pocas
consiguen tener éxito141.

El nudo que dificulta el aumento de la participación política de las mujeres está en que el logro de
la igualdad de derechos políticos de hombres y mujeres no se resuelve solamente a través de
medidas estatales de ampliación democrática. Para alcanzar la equidad se requiere la construcción
de una conciencia social sobre la discriminación y subvaloración de lo femenino en todas las esferas
sociales. En otras palabras, la igualdad política entre hombres y mujeres pasa por un cambio cultural,
en el orden de lo simbólico que logre la equidad de género y la valoración del ser femenino.

Uno de los principales obstáculos con los que se enfrentan las mujeres en la búsqueda del poder
local es la cultura patriarcal que estructura ciertas relaciones de género y tiende a depositar en los
hombres el poder real de controlar recursos, conocimiento y la toma de decisiones.

141 En el estudio del caso del Parlamento, se pudo verificar una tendencia distinta: entre más mujeres se lanzan más altas
son las opciones de ser electas. Ver: Wills, M. Bernal, A. Op. Cit.
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El problema social que representan los bajos niveles de presencia de mujeres en los cargos de
decisión política, en los niveles nacional y local, no solamente se resuelve generando acciones para
que cada vez más mujeres estén allí presentes, sino también develando cómo la administración
pública y la elección de cargos de decisión política están inmersos en una cultura que sostiene
prejuicios y sesgos contra las mujeres, asunto que debe profundizarse y requeriría una investigación
que permitiría visibilizarles y plantear propuestas para su desmonte.

No se pueden negar los efectos que han logrado los cambios a nivel de la legislación en relación
con el reconocimiento de ciertos derechos de las mujeres, pero ello no ha conllevado que la
construcción simbólica de lo femenino (y lo masculino) se haya transformado. Es por esta razón
que muchas de las garantías formales no se traducen en un cambio en la posición o en la condición
de las mujeres

La descripción de las trayectorias de vida de las concejalas entrevistadas reconstruye las rutas
transitadas por ellas para establecer puntos en común. Uno de las experiencias en común para la
mayoría de las entrevistadas fue su lugar de partida: ellas empezaron realizando trabajo comunitario
en sus comunidades. Perteneciendo a su Junta de Acción Comunal ellas lograron superar el ámbito
de lo privado y dieron un paso hacia la esfera pública.

Este hecho se explica en gran medida porque las propias condiciones de vida llevan a las mujeres
pobres a percatarse de cómo la situación social y económica las afecta a ellas y a sus familias.
Socialmente, las mujeres asumieron responsabilidades con respecto a la familia y la comunidad,
especialmente, en un contexto de aumento progresivo de la pobreza.

La división y la desigualdad social entre los géneros que se conceptualiza en abstracto terminan
plasmadas en la realidad de las comunidades atribuyendo a las mujeres unas particulares
responsabilidades sociales: “La participación de las mujeres es cuantitativamente mayoritaria en
organizaciones comunales, grupos religiosos y organizaciones no gubernamentales; sin embargo,
su liderazgo generalmente vinculado a la satisfacción de necesidades prácticas (servicios), es
invisibilizado pues tiende a ser explicado como una extensión de las actividades del hogar, al igual
que su aporte económico”142.

Es importante resaltar que esta experiencia de trabajo comunitario si bien representa una trasgresión
de los límites de la acción tradicional de las mujeres, ya que las ubica en el debate acerca de la
solución de problemas sociales, no deja de responder a la asignación de roles de género. Esta forma
de participación política no ha tenido éxito en cambiar los modos en los que las mujeres valoran
su potencial como ciudadanas o como agentes dinámicos de cambio en sus comunidades.

La experiencia comunitaria les deja aprendizajes y destrezas útiles para actuar en la política formal
y en ciertos casos les consolida un capital electoral que las respalda en sus candidaturas al Concejo.
A través de ella, las concejalas entrevistadas adquirieron una posición destacada al interior de sus
comunidades y construyeron un liderazgo individual que les permitió lanzar su candidatura. El paso
por el trabajo comunitario las anima para seguir realizando actividades a favor de su comunidad
y las entrevistadas encontraron que ocupar una curul en su Concejo Municipal les permitiría seguir

142 Montes de Oca, A. Op. Cit. Pág. 286.


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adelante en su empeño. Por ello se deciden a presentarse como candidatas a elecciones. Una vez
en la contienda por el voto, sus campañas políticas combinan los recursos de los políticos más
tradicionales con estrategias propias, más acordes con sus limitados recursos discursivos, económicos
y estratégicos; desde donde quieren sentar su diferencia con aquellos.

Ya en el ejercicio del poder político formal, uno de los mayores inconvenientes con el que chocan
es la falta de conocimientos de las funciones y reglas de juego formales que rigen la gestión. Sin
embargo, muchas superan rápidamente este inconveniente a través del estudio de los reglamentos
y leyes. Ahora bien, también se enfrentan a una serie de dinámicas y reglas de juego informales
que operan en los Concejos. Superar este problema les causa mayores dificultades ya que, de un
lado adecuar sus acciones a estos dinámicas no es fácil y de otro, muchas ven retado su ideal de
la política o sus límites éticos ante prácticas y reglas que aunque informales priman incluso por
encima de lo formal.

En algunos casos, conocer los reglamentos y funciones de una institución como el Concejo Municipal
confronta las posibilidades reales de acción que tienen las concejalas. Encuentran límites a sus
expectativas de trabajo individual y además a las expectativas que abrieron entre sus comunidades
de apoyo, que a veces ante la falta de resultados reales les retira su apoyo, este asunto sin
embargo, podría plantearse como un tema de investigación que permitiera explorar en profundidad
este tipo de barrera.

Finalmente, se constata un desencanto de las mujeres por la política tanto por las dificultades
expresadas para cumplir con las expectativas propias y de sus comunidades de apoyo, como por
su rechazo a prácticas tradicionales. Este hecho se puede explicar de varios modos. La noción que
manejan de la política se relaciona más con la búsqueda de soluciones a problemas básicos de la
comunidad, y se refiere más a un ideal de la política como extensión del trabajo comunitario,
mientras que lo político masculino se relacionaría más con la búsqueda de poder y reconocimiento
individual, que es la visión que predominaría en las prácticas y dinámicas de los Concejos Municipales
y que lleva a muchas a desencantarse del trabajo político y seguir desarrollando únicamente
actividades de trabajo comunitario.

Las mujeres no abandonan su deseo de que su acción se dirija a la solución de necesidades básicas
y específicas de una población, y no acaban de transitar hacia una noción de la política como la
construcción de un proyecto de bien común que supere las necesidades primarias. Es decir, no
poseen una imagen de la política como la posibilidad de construir cohesión a través de proyectos
colectivos.

Las experiencias personales y el testimonio de una de las mujeres entrevistadas parecen develar
el hecho de que las mujeres deben destacarse y trabajar más que los hombres para poder aspirar
a una carrera en la política o en el gobierno, ellas deben demostrar no sólo sus capacidades de
gestión pública sino sus calidades de buena madre o esposa, o si es soltera, comportamientos
acordes con los mandatos sociales para las mujeres.
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Además, otra razón por la que las mujeres no se mantienen en sus curules o no aspiran a seguir
en su carrera política para alcanzar puestos de mayor jerarquía es que parecen poco dispuestas a
abandonar sus responsabilidades familiares y dedicarse en forma exclusiva a desempeñar los largos
años de servicio tal como lo requiere el nombramiento para funciones importantes de gobierno. La
política se revela entonces como un ámbito poco acogedor de la diferencia de las mujeres. Construido
a partir de los modos de ver y ser masculinos, las mujeres rara vez se sienten vinculadas o por lo
menos cómodas ocupando una curul en su Concejo Municipal.

La relación entre las mujeres y la política es compleja y diversa. Esta investigación sobre las mujeres
y la política a nivel local, encontró tres tipos de obstáculos que caracterizan la complejidad y dificultad
de esta relación:

- Obstáculos de partida, que consisten en la carencia de las mujeres de una serie de destrezas,
conocimientos y oportunidades para entrar en el juego político en igualdad de condiciones
con los hombres.
- Obstáculos de entrada, que son los impuestos por la cultura en términos de los estereotipos
sobre las esferas de acción y los papeles que deben cumplir las mujeres y que las aleja del
mundo de lo público.
- Obstáculos de permanencia, que encuentran las mujeres una vez han logrado entrar en la
política y que son las características y dinámicas mismas del quehacer político, con las que
estas mujeres no se sintieron identificadas y que se constituyen en la razón principal por la
que la mayoría decide retirarse a la esfera privada o al trabajo comunitario.

Las entrevistadas lograron sobrepasar los dos primeros tipos de obstáculos; sus capacidades, deseos
de trabajar y ambición por lograr este objetivo las llevaron a ocupar una curul en sus Concejos
Municipales. El tercero sin embargo es un tipo de obstáculo aún más difícil de superar porque supone
de manera general un cambio en las reglas del juego político o un cambio en ellas para lograr aceptar
la política como un juego entre ideales absolutos y posibilidades reales. La cuestión sería si las
mujeres deben aprender a jugar con los patrones que existen, asumirlos y mantenerse, o la acción
política de las mujeres debe encaminarse a impulsar un ejercicio político distinto que incluya las
visiones de las mujeres y que haga de la política una esfera menos resistente a la presencia y
representación de las mujeres.
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