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Concepto[editar]
El término procede de la voz griega tragoedia o “canto del macho cabrío” (τραγῳδία, palabra
compuesta de τράγος “carnero” y ᾠδή “canción”) y alude a la canción de los griegos
atenienses que era entonada procesionalmente en honor del dios Dioniso en sus
fiestas Dionisias.
El género se define como una obra dramática de asunto terrible y desenlace funesto en la que
intervienen personajes ilustres o heroicos, y emplea un estilo de lenguaje sublime o
solemne. Aristóteles, en su Poética, dejó la primera definición del término:
La tragedia es la imitación de una acción de carácter elevado y completa, dotada de
cierta extensión, en un lenguaje agradable, llena de bellezas de una especie particular
según sus diversas partes, imitación que ha sido hecha o lo es por personajes en
acción y no por medio de una narración, la cual, moviendo a compasión y a temor,
obra en el espectador la purificación (catarsis) propia de estos estados
emotivos […] Necesariamente hay en toda tragedia seis partes constitutivas, según las
cuales cada obra trágica posee su cualidad propia; estas partes son la fábula o trama,
los caracteres, la elocución, la manera de pensar o ideología, el espectáculo y el canto
Las tragedias acaban generalmente en la muerte, el exilio o en la destrucción física, moral
y económica del personaje principal, quien se enfrenta a un conflicto insoluble que le
obliga a cometer un error fatal o hamartia al intentar "hacer lo correcto" en una situación
en la que lo correcto simplemente no puede hacerse. El héroe trágico es sacrificado así a
esa fuerza que se le impone, y contra la cual se rebela con orgullo insolente o hybris.
También existe un tipo de tragedia de sublimación, en las que el personaje principal es
mostrado como un héroe que desafía las adversidades con la fuerza de sus virtudes,
ganándose de esta manera la admiración del espectador, como es el caso
de Antígona de Sófocles.
La tragedia nació como tal en Grecia con las obras de Tespis y Frínico, y se consolidó con
la tríada de los grandes trágicos del clasicismo griego: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las
tragedias clásicas se caracterizan, según Aristóteles, por generar una catarsis en el
espectador.
Evolución[editar]
Tragedia griega[editar]
Artículo principal: Tragedia griega
Estructura de la tragedia[editar]
La tragedia griega está estructurada siguiendo un esquema rígido, cuyas formas se pueden
definir con precisión. Se inicia generalmente con un prólogo, que según Aristóteles es lo que
antecede a la entrada del coro. Las características generales son que se da la ubicación
temporal y se une el pasado del héroe con el presente, pueden participar hasta tres actores,
pero sólo hablan dos y el otro interviene o puede recitar un monólogo. Se informa al
espectador del porqué del castigo que va a recibir el héroe y en esta parte no interviene el
coro.
Prosigue la párodos que son cantos a cargo del coro durante su entrada en la «orchestra»
ὀρχήστρα, por el lateral izquierdo. En esta parte se realiza un canto lírico, donde se dan
danzas de avance y retroceso; se utiliza el dialecto ático, más adecuado a los cantos corales
debido a su musicalidad.
Luego comienzan los episodios que pueden ser hasta cinco. En ellos hay diálogo entre el coro
y los personajes o entre personajes; es la parte más importante por ser la dramática por
excelencia y expresa el pensamiento e ideas del personaje. Entre los episodios se hallan
los estásimos, que son intervenciones del coro en las que se expresan las ideas políticas,
filosóficas, religiosas o morales del autor.
Por último, el éxodo es la parte final de la tragedia, hay cantos líricos y dramáticos; el héroe
reconoce su error. A veces es castigado con la muerte por los dioses y es allí donde aparece
la enseñanza moral.
En pocas palabras, las acciones que la tragedia representa no son otra cosa que las acciones
más torpes que los hombres puedan realizar: su contemplación hace que el espectador se
introduzca en los impulsos que los generan, por un lado simpatizando con el héroe trágico a
través de sus emociones (pathos), por otro lado condenando la desmesura o el defecto a
través del hýbris (ὕβρις - 'soberbia' o 'malversación', es decir, actuación contra las leyes
divinas que lleva al personaje a cometer el crimen). La mímesis final representa la
«retribución» por el crimen. El castigo recibido hace nacer en el individuo que asiste a la
representación sentimientos de piedad y terror que permiten que la mente se purifique de las
pasiones negativas que cada hombre posee. La catarsis final para Aristóteles representa la
toma de conciencia del espectador, que, comprendiendo a los personajes, alcanza este
estado final de conciencia, distanciándose de sus propias pasiones y alcanzando un avanzado
nivel de sabiduría. El defecto o la debilidad del personaje conlleva necesariamente a su caída
en cuanto predestinada (el concatenamiento de las acciones parece en cierta manera inducido
por los dioses, que no actúan directamente, sino como deus ex machina). La caída del héroe
trágico es necesaria, porque de un lado podemos admirar la grandeza (se trata casi siempre
de un personaje ilustre, y poderoso) y por otro podemos, como espectadores, obtener un
beneficio a partir de la historia. Citando las palabras de un gran estudioso de la antigua
Grecia, la tragedia «es una simulación», en el sentido usado en campo científico, casi un
experimento del laboratorio:
La tragedia monta una experiencia humana a partir de personajes famosos, pero los instala y los hace
conducirse de tal manera que [...] la catástrofe que se presenta soportada por un hombre, aparecerá en
su totalidad como probable o necesaria. Es decir, el espectador que ve todo con piedad y terror adquiere
la sensación de que cuanto sucede a ese individuo, habría podido sucederle a él.
J.P.Vernant
Así que Aristóteles exige las unidades de tiempo y de acción, pero no dice nada de la unidad
de lugar. Lo importante, dice, es que el espectador pueda entender y recordar el conjunto de
la representación.
Apolíneo y dionisíaco: el análisis de Nietzsche[editar]
Fue Friedrich Nietzsche, al final del siglo XIX, quien pone en evidencia el contraste entre dos
elementos principales: por un lado lo dionisíaco (la pasión que experimenta el personaje) y por
otro lo apolíneo (la sabiduría y la justicia que es el elemento racional simbolizado exactamente
por el dios Apolo). Contraste que estaría en la base de la némesis, el castigo divino que
determina la caída o la muerte del personaje.
En la cultura de la Grecia antigua, afirma Nietzsche, «existe un contraste, enorme para el
origen y el fin, entre el arte plástico, esto es lo apolíneo, y el arte no plástico de la música, que
es lo dionisíaco.»
[...] estos dos instintos, por lo tanto, caminan uno al lado del otro, pero lo más distante posible,
estimulándose recíprocamente a siempre nuevas reacciones gallardas para perpetuar en sí mismo
incesantemente la lucha de esos contrastes, en la cual la palabra común “del arte” lanza un puente que
es sólo aparente: mientras finalmente, se reúnen conjuntamente gracias a un milagro metafísico
producido por la “voluntad helénica”, aparecen finalmente en apoyo y generan a este respecto la obra de
arte de la tragedia del ática, que es tanto dionisíaca como apolínea.
El nacimiento de la tragedia, Nietzsche
Otros tragediógrafos[editar]
No han subsistido obras completas de autores trágicos menores, algunos muy valorados y
galardonados en su tiempo; según Snell, en el siglo VI y V hubo 46 tragediógrafos seguros,
descontando los tres clásicos y los dudosos; en el IV, 45; en el III, 35, y el número sigue
disminuyendo en siglos posteriores. Aparte de algunos de los ya mencionados, hay que citar
a Evetes, Polifrasmón, Eveón, Notipo, Aristias, Mesato, Euforión (hijo de
Esquilo), Évetes, Aristarco de Tegea, Neofrón, Agatón, Ion de
Quíos, Critias, Jenocles, Aqueo, Filocles, Meleto, Licofrón, Nicómaco, Carcino el
Viejo, Teodectas, Timocles, Diógenes de Sínope, Astidamante el Joven, Carcino. Lo que
queda de todos estos autores puede consultarse en la edición de B. Snell- R. Kannicht
(Tragicorum Graecorum Fragmenta I: Didascaliae tragicae, catalogi tragicorum et
tragoediarum, testimonia et fragmenta tragicorum minorum, Gotinga 1986), así como en la
edición bilingüe griego-alemán con bibliografía y notas editada por R. Kannicht (Musa Tragica.
Die griechische Tragödie von Thespis bis Ezechiel, Tubinga 1991).
Comedia
La comedia (del latín «comoedĭa-ae», y este del griego antiguo κωμῳδία,1 «kōmōidía») es el
género dramático opuesto a la tragedia2 y, por tanto, relacionado casi siempre con historias
con final feliz. Esa lectura epicúrea, placentera y optimista,3 tuvo su origen en los primitivos
cultos de la fertilidad en honor del dios Dioniso («Diônysos») y se desarrolló como género
derivado del ditirambo, asociado a los dramas satíricos y al mimo.4 5
En la Antigua Grecia adquirió su máximo esplendor con Aristófanes (periodo antiguo) y pasó a
la cultura romana de la mano de Menandro (periodo medio), en el siglo IV.6 7Durante
el medievo adquiere un tono más ligero y elemental, llegando a ser burlesco en muchos
subgéneros y convirtiéndose en espectáculo muy popular como en el caso de la «Commedia
dell'Arte»,8 Como género dramático global definió el conjunto del teatro clásico español, con
las coordenadas del conjunto de la obra dramática de Lope de Vega.9a Está clasificada, junto
con la tragicomedia,b como una de las formas clásicas del drama griego, y uno de los tres
géneros dramáticos llamados realistas.10
A partir del siglo XX se convirtió en uno de los géneros básicos del Séptimo Arte,11 y en el
lenguaje ha alumbrado expresiones más amplias como hacer comedia o, referido a
la dramaturgia, autor de comedia.2
—Aristóteles.6
Historia[editar]
De Grecia a Roma[editar]
Se considera al autor griego Aristófanes (444 a. C.-385 a. C.]]) como uno de los primeros
comediógrafos, quizá el más puro, en razón de las once obras desarrolladas a partir de la
tradición del drama satírico y con una estructura definida en la que alternan el diálogo y el
canto.12 Pero el auténtico transformador del rito griego en un modelo claro de lo que será
luego el teatro fue Menandro (342-291 a. C.) que suprime prácticamente la presencia del Coro
y traslada los valores dramáticos al interior del texto dándole así mayor participación al
público, que será a partir de entonces un espectador vivo.13
Siglos después, en el teatro romano, la comedia genera dos grupos diferentes, según su
asunto:6
Como su propio nombre la define, es uno de los productos más singulares del espíritu de la
comedia, si bien hay que considerar que un fenómeno teatral que duró más de tres siglos y
que se desarrolló con personalidad propia en varios países, no puede describirse con claves
absolutas y concretas.15 La máscara, por ejemplo, es un elemento característico de la comedia
del arte, pero hay abundantes ejemplos y fuentes que demuestran que no siempre se usó. El
mismo criterio habrá que aplicar a las siguientes diez claves, algunas de ellas medulares en el
conjunto de prototipos de comedia en el mundo del espectáculo:
Iconografía[editar]
De las personificaciones o representaciones iconográficas de la comedia, y más allá de las
diferentes versiones de la musa Talía (una mujer con una careta en la mano y en ocasiones
primitivos instrumentos musicales a sus pies), José Luis Morales y Martín en su Diccionario de
iconología y simbología (1984), describe una antigua personificación de la Comedia como
"una matrona con túnica y manto recogido debajo del brazo, llevando una flecha en una mano;
junto a ella hay un mono que le ofrece una canastilla llena de víboras.23
Características[editar]
Al igual que la Tragedia, la Comedia persigue provocar emoción en el espectador. Pero
mientras que en la primera —dicho con palabras de Ramón María del Valle Inclán— el autor
contempla a sus personajes como fuerzas superiores gobernadas por el destino, en el espacio
de la comedia "autor y personajes conviven, el primero como titiritero y los segundos como
marionetas", que incluso pudiendo llegar a situaciones esperpénticas,6 se muestran como
seres libres, dueños de su propio destino y por tanto, capaces de conducir el hilo de la trama
(a veces muy enmarañado) hacia un desenlace feliz. Esa libertad esencial que impregna el
género hace de la comedia el paraíso de la versatilidad, la sorpresa, la genialidad, los cambios
de ritmo y el disparate.2
Marcados unos y sugeridos otros, desde su origen clásico se han mantenido
unos arquetipos asociados a la comedia. Así, sus personajes conductores o protagonistas ya
no son los héroes —y casi siempre víctimas— trágicos, sino tipos vulgares con los que
cualquiera de los espectadores puede indentificarse. Si el personaje trágico era esclavo de su
ética y su dignidad, el personaje cómico se salva muchas veces gracias al azar más que a sus
habilidades. La moderna filmografía y los antihéroes cómicos del siglo XXI ofrecen modelos
infantiles tan contundentes como Charlot, Cantinflas o los Hermanos Marx en el cine —o Mr.
Bean y Los Simpson en televisión—, personajes tan impresentables como el necio dios
Dioniso en Las ranas de Aristófanes o el «miles gloriosus» de Plauto en la comedia
«palliata».24
Personaje, trama y moraleja[editar]
En la popular y variopinta galería de personajes cómicos es fácil encontrar con frecuencia
al mentiroso, el charlatán, el fanfarrón, el pícaro e incluso el enamorado, a la vez crédulo,
inconsciente y amoral. Como complemento natural, las tramas más habituales están bien
servidas de ingredientes como el engaño, el robo, la burla y la estafa.
En su origen, la comedia solía exagerar los vicios y defectos humanos, con una intención
moralizante y educativa, y para ello ponía en ridículo esos vicios o malas costumbres con el fin
de corregirlos mediante la risa o como método preventivo para evitar que los adquiriera el
espectador. El tratamiento dramático de esos vicios, por lo general contrarios al bienestar
social de la comunidad en la que vive el protagonista (y asociado a la época y al lugar), le
lleva a transgredir esa sociedad. En el esquema de la comedia tradicional su castigo será el
ridículo. Así, por ejemplo, en el caso del Tartufo, Molière usa la hipocresía del personaje,
prototipo del mojigato que finge vivir valores que en verdad no tiene y que solo persigue su
bienestar a costa del daño que produce a los demás.10
El desenlace es feliz para el desgraciado, sorprendente y rocambolesco. Los obstáculos que
el protagonista tendrá que sortear a lo largo de la trama, azarosa pero optimista, serán
finalmente superados por su esfuerzo unas veces y por casualidad otras. Los buenos ganarán
y los malos serán castigados y puestos en ridículo.25 3
Poética y estructura[editar]
Semiólogos, críticos y teóricos de la dramaturgia han dejado numerosa y en ocasiones densa
documentación analítica en torno a la comedia.26 La síntesis que reúne el teórico francés
Patrice Pavis en su diccionario teatral Dramaturgia, estética, semiología (1996), propone que
la fabulación en la que se desarrolla la comedia pasa sucesivamente por las fases de
«equilibrio, desequilibrio, nuevo equilibrio». La define —a la comedia— como 'perspectiva
contradictoria del mundo' expresada siguiendo esquemas pedagógicos, y valiéndose de
recursos como el «quid pro quo» o el malentendido. La versatilidad y flexibilidad de la
comedia, su vocación natural de 'autoparodia' la convierten en herramienta y prototipo del
llamado teatro en el teatro.27
Tipos[editar]
Diversos manuales y diccionarios especializados enumeran y definen distintos tipos de
'comedia', entre los que puede destacarse:28 29 30
Comedia griega, evaluación de origen griego en función de los contenidos del drama
con una diferenciación entre "comedia alta" y "baja";25 a su vez la historia de la comedia
clásica en Grecia Antigua se suele dividir en tres periodos de estudio: la antigua, la media
y la nueva.37
En el cine[editar]
Artículo principal: Comedia cinematográfica
Tipología[editar]
En la televisión y la historieta[editar]
En el medio televisivo, las variantes más frecuentes son la comedia de situación (sit-com), la
"comedia en vivo" (stand-up comedy y la telecomedia en general y en especial en el conjunto
de las teleseries.
La "comedia de situación", de origen americano, es el producto más popular en el formato de
telecomedia. Se diseñó como subgénero en la década de 1950, con el auge y difusión de la
televisión como electrodoméstico tras la Segunda Guerra Mundial, y se suelen considerar
como modelos dos producciones norteamericanas de la CBS: I love you, Lucy (1951-1960)
y The Honeymooners (1955-1956). El sit-com es de breve duración con episodios que no
superan los 30 minutos, lo que la hizo el producto televisivo más adecuado para la sobremesa
(«access prime time»).50
En el medio gráfico o de las publicaciones gráficas queda representada por
la historieta cómica, y dentro de los géneros historietísticos más antiguos y
populares.51 Entre los ejemplos internacionales más conocidos que la definen pueden
citarse Astérix el Galo, Mortadelo y Filemón, Aquiles Talón o las tiras cómicas de Mafalda.
Comedia griega
Los ejemplos de comedia griega que han llegado hasta nuestros días son atenienses.
Las comedias se representaban bajo los auspicios del estado y eran tema de competición.
Obtuvieron el reconocimiento del Estado después que las tragedias, habiendo sido puestas en
escena previamente por los actores a sus propias expensas. Fueron representadas por
primera vez en la festividad anual de las Dionisias Urbanas en el año 486 a. C. (cuando un tal
Quiónides ganó el certamen) y en las Leneas (otra festividad dionisíaca), c. 440 a. C. Antes y
después de la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) se representaban cinco comedias al año
en cada festividad. Durante esta guerra al parecer el númestrado era el arconte epónimo, y en
las Leneas el arconte basileo. La obligación de proporcionar un coro recaía sobre los
ciudadanos acaudalados. Los dramaturgos, a quienes se les pagaba una cantidad,
presentaban normalmente solo una obra cada uno, y competían por el primer premio, que
podía no haber sido más que una corona de yedra. En las Leneas parece que se otorgaba
también un premio al mejor actor cómico, aunque no en las Dionisias Urbanas hasta finales
del siglo I.
a. prólogos, "prólogo", una escena que abre la obra, de tipo expositivo, antes de la
entrada del coro.
b. parodos, "entrada del coro", escena en la que el coro entra y se le presenta al
público.
c. agôn, "debate" entre dos adversarios con argumentos a favor y en contra del tema
capital de la obra. Normalmente tiene la forma de un par de discursos en tetrámetros (la
llamada sizigia epirremática) y el primero en hablar es siempre el perdedor.
d. parábasis, "marcha hacia adelante". Tras el agón todos los personajes abandonan
el escenario, el coro "se adelanta" y el corifeo se dirige al público directamente
en tetrámetros anapésticos, sin que el contenido de sus palabras tenga mucho que ver
con el argumento.
e. Siguiendo a la parábasis viene una serie de episodios (epeisódia) separados por
breves cantos del coro que a veces continúan la línea de la trama principal, aunque por
regla general se limitan a ilustrar la conclusión que se desprende del agón.
f. éxodos, escena final, en la que la nota predominante es la alegría que generalmente
da paso a una boda o a una fiesta. La obra puede concluir con un córdax o danza ritual.
Para poner en escena una comedia se requerían tres o cuatro actores, a veces con la ayuda
de actores secundarios, y un coro de veinticuatro miembros (todos varones). El coro era de
importancia capital. Muchas obras tomaban sus títulos del coro (por ejemplo, Los
acarnienses, Avispas, Aves), cuyos trajes y danzas proporcionaban el espectáculo. El traje era
acorde con la naturaleza tosca de la Comedia Antigua, en la que los chistes tenían mucho que
ver con el sexo y la excreción y se expresaban en un lenguaje desinhibido. La comedia
tomaba como punto de partido un objeto fantástico por parte del héroe cuya consecución,
totalmente imposible en la vida real, constituía el argumento. Unos pocos ciudadanos
distinguidos eran ridiculizados despiadadamente; en algunas comedias aparecen en papeles
importantes, bien con sus propios nombres, por ejemplo Sócrates en Las Nubes,
o Eurípides en Las Tesmoforias, o con un ligero disfraz, por ejemplo Cleón como Paflagonio
en Caballeros. De igual modo los dioses, o algunos dioses, recibían un trato irreverente,
aunque nunca de un modo que pudiera poner en tela de juicio su existencia.
Es difícil ver hasta qué punto subyace una crítica seria a la sociedad detrás de los chistes y las
bromas. La Comedia Antigua era al mismo tiempo una amalgama de creencias religiosas,
sátira y crítica (política, social y literaria) mezclada con bufonadas.
Comedia Media[editar]
Apenas hay datos sobre la comedia media. Ponía en ridículo a personas que el pueblo
reconocía por sus hechos y dichos, pero sin nombrarlas directamente. La Comedia Media. La
comedia de Aristófanes no tuvo continuadores. Después del siglo V y hasta el 330
aproximadamente, se desarrolla una comedia llamada ya por los alejandrinos Media, para
diferenciarla de la Antigua. Ya no es una producción política, centrada en Atenas, y han
desaparecido los elementos tradicionales. Cada vez se van incorporando más elementos que
llamaríamos de comedia burguesa: temas eróticos, intrigas, reconocimiento, personajes tipo
como el rufián, la prostituta, el enamorado, el fanfarrón, el esclavo, el cocinero, etc. Influye
decisivamente la tragedia tardía de Eurípides, en que ya aparecían estos temas y personajes.
Conservamos escasos fragmentos.