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INTRODUCCIÓN
Hacer planes sin consultar a Dios, es presumir que uno mismo y no Dios,
controla las circunstancias que nos rodean en la vida.
Estamos llamados a depender de Dios, no sólo en el existir, sino en el
movernos. La verdadera fe es humilde.
¿Cómo reaccionaría si Dios interviniera y modificara sus planes?
Planifique, pero no se aferre a los planes. Si ponemos a Dios en el centro
de nuestros planes, Él no nos decepcionará.
La vida es corta, por mucho que lleguemos a vivir. No hay mucho tiempo.
Vivir para Dios HOY, así no importa cuánto vivamos, habremos cumplido
el plan que Dios tenía para nuestra vida.
La fragilidad, brevedad e incertidumbre de la vida debería mantenernos a
raya, para no ser presuntuosos con el futuro.Promesas fallidas:
“Mañana……hago dieta, busco a Papá, entro a misión, etc.
Nos queda reconciliarnos con el pasado y administrar sabiamente el
presente.Síndrome de la postergación: “Lo haré más adelante”: el lenguaje
de los fracasados.
APLICACIÓN TEOTERÁPICA
¿Cómo estamos viviendo? ¿Sujetos a los afanes de este siglo o vidas con
propósito y sentido eterno?