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“Cuarentena Inteligente” o “Muerte silenciosa”

Los distintos gobiernos de nuestro país son expertos en enmascarar la grave


realidad social, económica y política por medio de eufemismos como “seguridad
democrática” y sus “falsos positivos” (miles de muertos y desaparecidos), a los
testaferros y terratenientes que han acumulado millones de hectáreas de tierra por
medio de la guerra y desplazamientos los llaman “poseedores de buena fe”, nos
dicen que los impuestos son “temporales” como el 4 x mil y además serán
“reembolsables”, que se les va “prestar dinero a la banca” y lo “devolverán en 10
años” como lo establece el decreto 444 del 21 de marzo del 2020 y quien maneja
esos recursos de todo el pueblo, es el mismo creador de los “bonos de agua” el
ministro Carrasquilla (endeudo a cientos de municipios con tasas de interés más
altas que la banca y siguen sin tener acueducto ni alcantarillado), a la compra de
testigos les llaman “subsidios humanitarios”, sin mencionar en otras circunstancias
frases como son “buenos muchachos” y es necesario realizar “masacres con
sentido social”.
Ahora, el gobierno de Duque junto con sus ministros y asesores llaman a la
ciudadanía a estar prepados/as para una “cuarentena inteligente”, por medio de
decretar ayudas a quienes no las necesitan (sector financiero) y establecer
programas alejados de las experiencias positivas dados en otros países en cuanto
al manejo de la pandemia del COVID-19, como lo demanda la lógica humana de
proteger a la gente (su vida, su salud y su bolsillo), por medio de brindarles
recursos para poder estar en la necesaria cuarentena y políticas como las de
protección de empleos, entre otras tantas.
Genera una gigantesca indignación al escuchar al ministro de salud, médico
Fernando Ruíz al decir que no es necesario realizar tantas pruebas diagnósticas a
la ciudadanía para determinar el nivel de contagio, tal enunciado es una cruenta
contradicción frente al llamado de la “cuarentena inteligente”, sabemos por la
evidencia científica desde la OMS (organización mundial para la salud) hasta
pasar por el INS (instituto nacional de salud) que uno de los criterios que hace
grave al COVID-19 es la propagación exponencial de este, es decir, una persona
contagiada puede transmitir el virus en un rango de 2 a 5 personas.
Dichos enunciados no hacen más que esconder un débil y miserable
sistema de salud producto de su privatización desde la ley 100/93 que tiene en su
haber millones de muertos a costa de la negligencia, ya que prima el interés
particular (ganancia) que la salud y la vida de los y las colombianas. Corea del Sur
se ha convertido en uno de los países ejemplares en el manejo de esta pandemia,
ellos han realizado 5200 pruebas por cada millón de habitantes, ya que la
detección temprana permite tomar decisiones coherentes para salvaguardar la
vida del pueblo, en mi bella Colombia según datos oficiales por la INS y el
Ministerio de Protección Social el país “puede tener la capacidad de realizar 1600
pruebas por día”, pero las cifras hasta el domingo 5 de abril es que se han hecho
25264 de ellas, para un indicador de 505 por millón de habitantes (cifras ridículas
e insuficientes en este momento de crisis sanitaria, social y económica), y como
para agregarle “se demoran en llegar las pruebas rápidas” que dice el gobierno ya
compró. Ya podemos claramente entender porque los enunciados de las
autoridades nacionales frente a lo NO necesidad de hacer o tomar tal cantidad
recomendada de pruebas diagnósticas.
Otra circunstancia desfavorable en cuanto a la información oficial, es que
según la misma INS se tiene un retraso de 10 días aproximadamente en la
entrega de resultados, por tanto, la información oficial dada por el gobierno central
es totalmente insuficiente y poco confiable como para tomar decisiones en el
marco de la “cuarentena inteligente”, según los cálculos de las mismas
autoridades sanitarias en nuestro país se pueden llegar hasta 4 millones de
compatriotas portadoras del COVID-19, y en este escenario (en realidad
apocalíptico) hay que denunciar que no hay cifras concretas sobre la cantidad de
camas UCI´s que se tiene en el precario sistema de salud criollo, las cifras giran
alrededor de 6000 de éstas, y el 80% ya están ocupadas, entonces, permítame
hacer una pregunta (idiota y obvia) en este momento, ¿estamos preparados como
país para atender esta crisis en cuanto a lo sanitario?
Para ir cerrando, hay varias denuncias de sectores de trabajadores/as del
sector salud, minero energético, alimentos, call center y procesamientos de datos
entre otros, que no tienen las condiciones de bioseguridad para seguir laborando
en este momento crítico, además se han presentado despidos masivos,
intimidaciones y amenazas para aceptar licencias no remuneradas, etc. Generar
una crisis laboral en medio de la pandemia es “apagar un incendio con gasolina”,
además, los subsidios brindados por el gobierno uribista son insuficientes para
enfrentar la restricción de aislamiento social, hay que agregar que millones de
mujeres y hombres no tienen empleo estable y tampoco están en los listados de
los y las beneficiarias de los auxilios gubernamentales, exigir una necesaria
cuarentena sin las condiciones económicas para que millones de personas se
puedan confinar con los suyos y en sus hogares es someterlos a la hambruna, al
desespero y al abandono.
El hambre no tiene espera, el llanto de niños, niñas, abuelos y abuelas por no
tener nada en la mesa es inmisericorde, esta cruel y triste realidad hace que
millones de desposeídos/as no cumplan con la cuarentena porque tienen que ir a
rebuscarse “la papita”, exponen sus vidas y la de los suyos que tendrán como
único destino la muerte en los pasillos de hospitales y clínicas, porque ni siquiera
estarán en los taxis para que caigan en el llamado “paseo de la muerte”, por todo
esto, es inaceptable que se le den 14 o más billones de pesos a los bancos y a la
gente excluida se le confine al hambre o al contagio del virus, en ambos casos
serán unas “Muertes Silenciosas”.
Como pueblo tenemos que tener claro que después de esta crisis debemos
exigir el desmonte de la ley 100/93, la salud debe ser totalmente pública y que
vuelva a ser un derecho, además de potenciar la infraestructura médica-
hospitalaria y condiciones laborales dignas para todo el personal de salud, hay
que cuidar a quienes nos cuidan.
Todos y todas, en la medida de nuestras posibilidades debemos luchar por la
Otra Colombia Posible, la justa, la equitativa y la humana, y dar una respuesta
solidaria para con los otros en estos momentos donde el gobierno deja a la deriva
a su gente. John Alberto RT.

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