La Ley Orgánica del Trabajo, establece el trabajo como proceso
social fundamental para alcanzar los fines esenciales del Estado y la define, como la interrelación armónica de la clase trabajadora como sujeto social activo, con los medios de producción, los instrumentos de trabajo, el objeto de trabajo y con la población consumidora y usuaria, en función de producir los bienes y prestar los servicios para satisfacer sus necesidades. Así mismo reconoce que el proceso social del trabajo está al servicio de la sociedad y de las ciudadanas y ciudadanos que la conforman y tiene como finalidad desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno desarrollo de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social, consustanciados con los valores de identidad nacional, con una visión latinoamericana y universal en función de lograr una justa distribución de la riqueza. http://1.bp.blogspot.com/_FBLSUU_TKV8/TOILrBhUaNI/AAAAAAAABMg/vlqLc9vDpAs/s16 00/propiedadsocial5.PNG El trabajo juvenil se garantiza cuando los y las estudiantes conocen sus vocaciones y construyen espacios de trabajo liberador, además que posibilita una nueva manera para organizar de manera colectiva empresas emprendedoras y de propiedad social. La actividad laboral como necesidad de las personas es objeto de profundas reflexiones, más aún lo es si pensamos en el trabajo voluntario, el sentido del deber ante el estudio y el trabajo, en la adolescencia es necesario favorecerlo, organizando brigadas de trabajo voluntario en diversos espacios sociales, tales como centros de salud, arreglos de mobiliarios e infraestructuras escolares, construyendo una cancha deportiva en la comunidad, como aporte a la formación del nuevo republicano y la nueva republicana, vincular el estudio y el trabajo es fundamental en esta etapa de la vida de los y las jóvenes adolescentes, ser creadores, manejar la teoría y crear la acción práctica de acuerdo a la teoría y a las condiciones de cada contexto donde les toca vivir y luchar. Nos preguntamos ¿Cómo convertir esta vinculación del estudio con el trabajo en una necesidad del y la joven?, para ello es necesario repensar las razones por las cuales los seres humanos trabajan, problematizar acerca de la relación mercantil del trabajo, el individualismo y el egoísmo propios del darwinismo social. Abrir espacios de discusión y de reflexión del proceso social del trabajo, del sustento económico de manera colectiva, de manera comunal, que cada persona ponga al servicio de su sociedad y para el beneficio personal y colectivo. Se crece aquí la máxima Rodriguiana “si todos pensamos en todos no faltará quien piense en mí”. Ver el trabajo como una acción gratificante del deber social y más fructífero si se hace en colectivo, complementándose con el contacto humano que los vigoriza y crean una energía y fuerza productora además de preparase en una nueva cultura para la liberación, para la ciencia, la técnica, la tecnología e innovación, caer en cuenta que los y las adolescentes son los artífices de la sociedad nueva, del nuevo republicano y de la nueva republicana. En la República Bolivariana de Venezuela hemos tenido una grata experiencia con los y las miles de jóvenes obreros que se alfabetizaron a través de la Misión Robinson y hoy están en las fábricas, otros y otras que continuaron en nuevos centros educativos o continuaron estudiando el bachillerato o una carrera universitaria, con una nueva conciencia sobre el mejoramiento como persona en lo moral como en lo intelectual, de allí la importancia de la vinculación del estudio con el trabajo, que va sentando las bases de una nueva visión formativa; no solo es sembrar semillas, plantas, alimentos, es sembrar el espíritu al trabajo liberador y creador.