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Escuela de Salamanca

La expresión Escuela de Salamanca se utiliza de manera genérica


para designar el renacimiento del pensamiento en diversas áreas que
llevó a cabo un importante grupo de profesores universitarios
españoles y portugueses, pero especialmente los teólogos, a raíz de
la labor intelectual y pedagógica de Francisco de Vitoria en la
Universidad de Salamanca. No cabe duda de que el influjo de la
Escuela se debió sentir en otras naciones, puesto que muchos de los
componentes de la Escuela impartieron clases en universidades de
fuera de España.

Se inscribe dentro del contexto más amplio del Siglo de Oro


español, en el que no solamente hubo una eclosión de las artes,
también en Salamanca, donde floreció la escuela literaria
salmantina, sino también de las ciencias, que se manifiesta
especialmente en esta Escuela.

Además de que, por la evolución política posterior, en España no


Alumnos en un aula de la Universidad
interesaba seguir por los caminos marcados por los profesores de
de Salamanca, siglo XVII.
Salamanca, su reconocimiento internacional ha sido muy tardío,
pues las naciones protestantes (que son mayoría entre las que han
escrito la ciencia a partir del siglo XVIII) no debían sentirse
cómodas reconociendo la modernidad de unos teólogos que fueron
punteros en el Concilio de Trento. Sin embargo, poco a poco su
labor se va rescatando del olvido y, por ejemplo, en los años 50 del
siglo XX, Joseph Alois Schumpeter reivindicó la aportación de los
salmantinos al origen de la ciencia económica (en la corriente de
pensamiento económico español que se conoce con el nombre de
arbitrismo), a lo que hay que añadir los amplios estudios de
Marjorie Grice-Hutchinson, sobre todos los temas que tocó la
Escuela.
Estatua de Francisco de Vitoria en
Salamanca.

Índice
Contexto histórico
Teología
Moral
Existencia del mal en el mundo
Polémica De auxiliis
Derecho y justicia
Derecho natural y derechos humanos
Soberanía
Derecho de gentes y derecho internacional
Justificación de las guerras
Conquista de América
Otras cuestiones
Economía
Antecedentes
Propiedad privada
Dinero, valor y precio
Interés
Otras ciencias
La Escuela de Salamanca en América
Bibliografía adicional
Véase también
Notas
Referencias
Enlaces externos

Contexto histórico
Desde comienzos del siglo XVI las concepciones tradicionales del ser humano
y su relación con Dios y con el mundo se habían visto sacudidas por la
aparición del humanismo, por la reforma protestante y por los nuevos
descubrimientos geográficos y sus consecuencias. El advenimiento de la Edad
Moderna supuso un cambio importante en el concepto del hombre en sociedad.
La Escuela de Salamanca abordó estos problemas desde nuevos puntos de vista.

Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Luis de Alcalá, Martín de Azpilcueta


(o Azpilicueta), Tomás de Mercado o Francisco Suárez, todos ellos
iusnaturalistas y moralistas, son los fundadores de una escuela de teólogos y
juristas que realizó la tarea de reconciliar la doctrina tomista con el nuevo orden
social y económico.1 Los temas de estudio se centraron principalmente en el Martín de Azpilcueta.
hombre y sus problemas prácticos (morales, económicos, jurídicos...), aunque
no se trata ni mucho menos de una doctrina única aceptada por todos, como lo
prueban los desacuerdos o, incluso, las agrias polémicas entre ellos, que demuestran la vitalidad intelectual
de la Escuela.

Por la amplitud de temas tratados se ha planteado la conveniencia de distinguir dos escuelas, la de los
salmanticenses y la de los conimbricenses (de la Universidad de Coimbra). La primera comenzaría con
Francisco de Vitoria (h. 1483-1546), y llega a su máximo esplendor con Domingo de Soto (1494-1560),
todos ellos de la orden de los dominicos. La escuela de los conimbricenses estaría formada por los jesuitas
que, desde finales del siglo XVI tomaron el relevo intelectual de los dominicos. Entre los jesuitas
encontramos nombres de la talla de Luis de Molina (1535-1600) y Francisco Suárez (1548-1617).

Véase también: Segundo escolasticismo

Teología
En el Renacimiento la teología estaba en decadencia frente al pujante humanismo, con la escolástica
convertida en una metodología vacía y rutinaria. La universidad de Salamanca representó, a partir de
Francisco de Vitoria, un auge de la teología especialmente como renacimiento del tomismo, que influyó en
la vida cultural en general y en otras universidades europeas. El aporte fundamental de la Escuela de
Salamanca a la teología quizá sea el acercamiento a los problemas de la sociedad, que antes habían sido
ignorados, además del estudio de cuestiones hasta entonces inéditas. Por ello a veces se utilizaba el término
teología positivanota 1 para destacar su carácter práctico frente a la teología escolástica.

Moral

En una época en la que la religión (catolicismo, protestantismo, islamismo...) impregnaba todo, analizar la
moralidad de los actos era el estudio más práctico y útil que se podía hacer para servir a la sociedad. Por eso
las aportaciones originales en derecho y economía de la Escuela de Salamanca no fueron en su origen otra
cosa que análisis concretos de los desafíos y problemas morales ocasionados a la sociedad por las nuevas
situaciones.

Con el paso de los años se fue obteniendo una serie de respuestas ante dilemas morales concretos. Pero
como una casuística nunca podía ser completa, también se buscó una regla o principio más general. A partir
de aquí comenzó a desarrollarse el probabilismo, donde el criterio último ya no era la verdad, sino la
seguridad de no elegir mal. Desarrollado principalmente por Bartolomé de Medina y continuado por Gabriel
Vázquez y Francisco Suárez, el probabilismo llegó a convertirse en la escuela moral más importante de los
siglos siguientes.

Existencia del mal en el mundo

Una idea revolucionaria entre las desarrolladas por los salmantinos es que se puede hacer el mal aunque se
conozca a Dios, y se puede hacer el bien aunque se le desconozca. Es decir, la moral no depende de la
divinidad. Esto resultaba especialmente importante para el trato con los paganos, ya que el hecho de que no
fuesen cristianos no presuponía que no fuesen buenos.

Vitoria proporcionó una imagen nueva de la divinidad para intentar explicar la presencia del mal en el
mundo. La existencia de este hacía difícil creer que Dios pudiese ser infinitamente bueno e infinitamente
poderoso a la vez.

Vitoria explicó esta paradoja apelando al libre albedrío humano. Puesto que la libertad es concedida por el
mismo Dios a cada hombre, no es necesario que el hombre actúe eligiendo siempre el bien. La consecuencia
es que el hombre puede provocar voluntariamente el mal.

Polémica De auxiliis

Esta polémica se desató, a finales del siglo XVI, entre jesuitas y dominicos
sobre la gracia y la predestinación, es decir, cómo se puede conciliar el libre
albedrío con la omnipotencia de Dios. En 1582 el jesuita Prudencio de
Montemayor y el agustino fray Luis de León hablaron sobre la libertad humana
en un acto público. El dominico Domingo Báñez consideró que le daban un
excesivo peso y que emplearon unos términos que sonaban heréticos, por lo que
les acusó ante el Santo Oficio de pelagianismo. Esta doctrina ensalzaba el libre
albedrío humano en detrimento del pecado original y de la gracia otorgada por
Dios. El resultado de esta escaramuza fue que Prudencio de Montemayor
terminó apartado de la enseñanza y a Fray Luis se le prohibió defender tales
ideas. Fray Luis de León.
Báñez fue acusado ante el Santo Oficio por fray Luis de León de cometer el error de Lutero. Según esta
doctrina, que está en la base del protestantismo, el hombre está corrompido como consecuencia del pecado
original y no puede salvarse por sus propios méritos, sólo si Dios le concede la gracia. Báñez resultó
exculpado.

Sin embargo, esto no acabó con la polémica, que continuó Luis de Molina con su Concordia liberi arbitrii
cum gratiae donis (1588), apoyándose en el jesuita portugués Pedro de Fonseca, que se consideró la mejor
expresión de la posición de los jesuitas. La polémica continuó durante años e incluyó un intento de los
dominicos para que el Papa Clemente VIII condenase la Concordia de Molina. Finalmente Paulo V en 1607
reconoció la libertad de jesuitas y dominicos para defender sus ideas, prohibiendo que ninguna de ellas fuese
calificada de herejía.

Derecho y justicia
La doctrina jurídica de la Escuela de Salamanca significó el fin de los conceptos medievales del derecho,
con la primera gran reivindicación de la libertad, inusitada para la Europa de la época. Los derechos
naturales del hombre pasaron a ser, de una u otra forma, el centro de atención, tanto los relativos al cuerpo
(derecho a la vida, a la propiedad) como al espíritu (derecho a la libertad de pensamiento, a la dignidad).

Derecho natural y derechos humanos

La Escuela de Salamanca reformuló el concepto de Derecho natural. Este surge de la misma naturaleza, y
todo aquello que exista según el orden natural comparte ese derecho. La conclusión obvia es que, puesto que
todos los hombres comparten la misma naturaleza también comparten los mismos derechos como el de
igualdad o de libertad. Puesto que el hombre no vive aislado sino en sociedad, la ley natural no se limita al
individuo. Así, por ejemplo, la justicia es un ejemplo de ley natural que se realiza dentro de la sociedad.
Para Gabriel Vázquez (1549-1604) actuar con justicia es un deber dictado por la ley natural.

Así, frente a la concepción predominante en España y Europa de los indios de América como infantiles o
incapaces, una gran novedad fue el reconocimiento de sus derechos, como el derecho a la propiedad de sus
tierras o a rechazar la conversión por la fuerza.

Soberanía

La Escuela de Salamanca distinguió dos potestades, el ámbito natural o civil y


el ámbito sobrenatural, que en la Edad Media no se diferenciaban. Una
consecuencia directa de la separación de potestades es que el rey o emperador
no tiene jurisdicción sobre las almas, ni el Papa poder temporal. Incluso
propusieron que el poder del gobernante tiene sus limitaciones. Así, según Luis
de Molina una nación es análoga a una sociedad mercantil en la que los
gobernantes serían los administradores, pero donde el poder reside en el
conjunto de los administrados considerados individualmente, cuando la idea
anterior era que el poder de la sociedad sobre el individuo es mayor que el de
este sobre sí mismo, ya que el poder del gobernante era una emanación del
poder divino, cosa que los salmantinos rechazan.

Así por ejemplo, la corona inglesa mantenía la teoría del poder real por
designio divino (el único receptor legítimo de la emanación de poder de Dios es Francisco Suarez.
el rey), de manera los súbditos sólo podían acatar sus órdenes para no
contravenir dicho designio. Frente a esto, diversos integrantes de la Escuela
sostuvieron que el pueblo es el receptor de la soberanía, el cual la transmite al príncipe gobernante según
diversas condiciones. El más destacado en este sentido posiblemente fue Francisco Suárez, cuya obra
Defensio Fidei Catholicae adversus Anglicanae sectae errores (1613) fue la mejor defensa de la época de la
soberanía del pueblo. Los hombres nacen libres por su propia naturaleza y no siervos de otro hombre, y
pueden desobedecer e incluso deponer a un gobernante injusto. Al igual que Molina, afirma que el poder
político no pertenece a ninguna persona en concreto, pero se diferencia de él por el matiz de que considera
que el receptor es el pueblo como un todo, no como un conjunto de soberanos individuales.

Para Suárez el poder político de la sociedad es contractual en su origen porque la comunidad se forma por el
consenso de voluntades libres. La consecuencia de esta teoría contractualista es que la forma de gobierno
natural es la democracia, mientras que la oligarquía o la monarquía surgen como instituciones secundarias,
que son justas si las ha elegido el pueblo.

Derecho de gentes y derecho internacional

Francisco de Vitoria fue quizá el primero en desarrollar una teoría sobre el ius gentium ('derecho de gentes')
que sin lugar a dudas puede calificarse de moderna. Extrapoló sus ideas de un poder soberano legítimo sobre
la sociedad al ámbito internacional, concluyendo que este ámbito también debe regirse por unas normas
justas y respetuosas con los derechos de todos. El bien común del orbe es de categoría superior al bien de
cada estado. Esto significó que las relaciones entre estados debían pasar de estar justificadas por la fuerza a
estar justificadas por el derecho y la justicia. Algunos historiadores han contradicho la versión tradicional de
los orígenes del derecho internacional, que destaca la influencia de De jure belli ac pacis de Hugo Grocio, y
proponen a Vitoria y, más tarde, a Suárez como precursores y, potencialmente, fundadores del campo.2
Otros, como Koskenniemi, han argüido que ninguno de estos pensadores humanistas ni escolásticos
fundaron el derecho internacional en el sentido moderno poniendo, en cambio, los orígenes en la época
posterior a 1870.3

El ius gentium se fue diversificando. Francisco Suárez, que ya trabajaba con categorías bien perfiladas,
distinguía entre ius inter gentes e ius intra gentes. Mientras que el ius inter gentes, que correspondería al
derecho internacional moderno, era común a la mayoría de países (por ser un derecho positivo, no natural,
no tiene porqué ser obligatorio a todos los pueblos), el ius intra gentes o derecho civil es específico de cada
nación.

Justificación de las guerras

Puesto que la guerra es uno de los peores males que puede sufrir el hombre, los integrantes de la Escuela
razonaron que no se puede recurrir a ella bajo cualquier condición, sino sólo para evitar un mal mayor.
Incluso es preferible un acuerdo regular, aun siendo la parte poderosa, antes que comenzar una guerra.
Ejemplos de guerra justa son:

En defensa propia, siempre que tenga posibilidades de éxito. Si de antemano está condenada
al fracaso, dicha guerra sería un derramamiento inútil de sangre.
Guerra preventiva contra un tirano que está a punto de atacar.
Guerra de castigo contra un enemigo culpable.

Pero una guerra no sólo es lícita o ilícita por el motivo desencadenante, debe cumplir toda una serie de
requisitos adicionales:

Es necesario que la respuesta sea proporcional al mal, si se utiliza más violencia de la


estrictamente necesaria sería una guerra injusta.
El gobernante es el que debe declarar la guerra, pero su decisión no es causa suficiente para
comenzarla. Si la población se opone es ilícita. Por supuesto, si el gobernante quiere
emprender una guerra injusta, antes que eso es preferible deponerlo y juzgarlo.
Una vez la guerra ha comenzado no se puede hacer todo en ella, como atacar inocentes o
matar rehenes, hay límites morales a la actuación.
Es obligatorio apurar todas las opciones de diálogo y negociaciones antes de emprender una
guerra, sólo es lícita la guerra como último recurso.

Son injustas las guerras expansionistas, de pillaje, para convertir a infieles o paganos, por la gloria, etc.

Conquista de América

En esta época de comienzo del colonialismo de la época Moderna, España fue


la única nación europea en la que un nutrido grupo de intelectuales se planteó la
legitimidad de una conquista en lugar de intentar justificarla por motivos
tradicionales. Fue la conocida como polémica de los justos títulos, uno de
cuyos episodios fue la Junta de Valladolid (1550-1551), famoso debate entre
Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas en el que participaron
también varios discípulos de Vitoria, ya muerto: Domingo de Soto y Melchor
Cano (ambos de la Universidad de Salamanca) y Bartolomé de Carranza (de la
de Valladolid), todos ellos (al igual que Sepúlveda y Las Casas) dominicos.

Francisco de Vitoria había comenzado su análisis de la conquista desechando


los títulos ilegítimos. Fue el primero que se atrevió a negar que la bulas de
Alejandro VI (conocidas en conjunto como las Bulas de donación) fuesen un
título válido de dominio de las tierras descubiertas. Tampoco eran aceptables el Melchor Cano.
primado universal del emperador, la autoridad del Papa (que carece de poder
temporal) ni un sometimiento o conversión obligatorios de los indios. No se les
podía considerar pecadores o poco inteligentes, sino que eran libres por naturaleza y dueños legítimos de sus
propiedades. Cuando los españoles llegaron a América no portaban ningún título legítimo para ocupar
aquellas tierras que ya tenían dueño.

Vitoria también analizó si existían motivos que justificarían algún tipo de dominio sobre las tierras
descubiertas. Encontró hasta ocho títulos legítimos de dominio. El primero que señala, quizá el fundamental,
está relacionado con la comunicación entre los hombres, que constituyen en conjunto una sociedad
universal. El ius peregrinandi et degendi es el derecho de todo ser humano a viajar y comerciar por todos los
rincones de la tierra, independientemente de quién sea el gobernante o cuál sea la religión de cada territorio.
Por ello, si los indios no permitían el libre tránsito, los agredidos tenían derecho a defenderse, y a quedarse
con los territorios que obtuvieran en esa guerra.

El segundo título hace referencia a otro derecho cuya obstaculización también era una causa de guerra justa.
Los indios podían rechazar voluntariamente la conversión, pero no impedir el derecho de los españoles a
predicar, en cuyo caso la situación sería análoga a la del primer título. Sin embargo Vitoria hace notar que
aunque esto sea causa de guerra justa, no necesariamente es conveniente que así ocurra por las muertes que
podría causar.

Los siguientes títulos, de mucha menor importancia, son:

Si los soberanos paganos fuerzan a los conversos a volver a la idolatría.


Si hay un número suficiente de cristianos conversos pueden recibir del Papa un gobernante
cristiano.
Si hay tiranía o daño hecho a inocentes (sacrificios).
Por causa de socios y amigos atacados, como los tlaxcaltecas, aliados de los españoles pero
sojuzgados, con otros muchos pueblos, por los aztecas.
El último título legítimo, aunque calificado por el propio Vitoria de dudoso, es la carencia de
leyes justas, magistrados, técnicas agrícolas, etc. En todo caso, siempre sería con caridad
cristiana y para utilidad de los indios.

Estos títulos legítimos e ilegítimos no agradaron al rey Carlos I ya que significaba que España no tenía un
derecho especial, por lo que intentó sin éxito que los teólogos dejasen de expresar sus opiniones sobre estos
temas.

Otras cuestiones

Jerónimo Castillo de Bobadilla escribió un tratado sobre administración y justicia: Política para
corregidores y señores de vassallos, en tiempos de paz y de guerra y para juezes eclesiásticos y seglares,
juezes de comisión, regidores, abogados y otros oficiales públicos, dentro de la idea liberal de la Escuela.

Economía
Quizá el aspecto que ha hecho recientemente más famosa esta Escuela es por sus investigaciones sobre la
economía. El espaldarazo final a la denominación Escuela de Salamanca de economistas vino dado por
Joseph Schumpeter en su Historia del análisis económico (1954), aunque muchos historiadores económicos
ya emplearon el apelativo antes que él. Schumpeter estudió la doctrina escolástica en general y la española
en particular, y elogió el alto nivel de la ciencia económica en la España del siglo XVI. Según el citado
economista, esta escuela fue el grupo que más se merece el título de fundador de la ciencia económica. La
Escuela de Salamanca no llegó a elaborar una doctrina económica completa, pero estableció las primeras
teorías económicas modernas para afrontar los nuevos problemas que habían surgido. Desgraciadamente, no
hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones acabaron olvidadas para ser
redescubiertas décadas después.

Aunque no se ha encontrado una influencia directa, la Escuela de Salamanca se ha comparado muchas veces
con la Escuela austríaca.

Antecedentes

En 1517 Francisco de Vitoria, por aquel entonces en la Sorbona, fue consultado por comerciantes españoles
afincados en Amberes sobre la legitimidad moral de comerciar para incrementar la riqueza personal. Desde
un punto de vista actual se puede decir que era una consulta sobre la legalidad del espíritu emprendedor.
Desde entonces y durante años posteriores, Vitoria y otros teólogos prestaron atención a los asuntos
económicos. Se alejaron de posiciones ya obsoletas e intentaron sustituirlas por nuevos principios extraídos
de la ley natural.

El orden natural se basa en la libre circulación de personas, bienes e ideas, de manera que los hombres
pueden conocerse entre sí e incrementar sus sentimientos de hermandad. Esto implicaba que los
comerciantes no sólo no eran moralmente reprobables, sino que llevaban a cabo un servicio importante para
el bienestar general.

Propiedad privada
Con el florecimiento de las órdenes mendicantes en el siglo XIII comenzó un
movimiento que, cada vez con más fuerza, insistía en la pobreza y la
hermandad de los hombres, deplorando la acumulación de riquezas en la
Iglesia. Las órdenes mendicantes consideraban la posesión de bienes y la
propiedad privada como, al menos, moralmente objetables. Frente a ellos los
dominicos en general, y Tomás de Aquino en particular, habían defendido que
la propiedad privada es, en sí, una institución humana moralmente neutra
(incluso siendo los dominicos una orden mendicante).

Los integrantes de la Escuela de Salamanca coincidieron en que la propiedad


privada tiene el efecto beneficioso de estimular la actividad económica, y con
ello el bienestar general. Diego de Covarrubias (1512-1577) consideraba que
los propietarios tenían no sólo derecho de propiedad sobre el bien sino que
también, lo que es ya un rasgo moderno, tenían derecho exclusivo a los
Luis de Molina.
beneficios que pudieran derivarse del bien, aunque éstos pudiesen beneficiar a
la comunidad. De todas maneras precisó que en momentos de gran necesidad
todas las cosas son comunes.

Luis de Molina (1535-1601) la consideró una institución de efectos prácticos


positivos ya que, por ejemplo, los bienes eran mejor cuidados por un dueño que
si eran de propiedad comunal.

Dinero, valor y precio

Los desarrolladores más completos y metódicos de una teoría del valor fueron
Martín de Azpilicueta (1493-1586), Luis de Alcalá (1490-1549) y Luis de Diego de Covarrubias.
Molina (1535-1600). Interesado por el efecto de los metales preciosos que
llegaban de América, Martín de Azpilcueta constató el hecho de que en los
países en los que éstos eran escasos, los precios de los bienes son inferiores a los de países con abundancia
de estos metales. El metal precioso, como una mercancía más, tiene menos valor adquisitivo cuanto más
abundante sea. Desarrolló así una teoría del valor-escasez precursora de la teoría cuantitativa del dinero en
su obra Manual de confesores y penitentes (1556) y sus apéndices Comentario resolutorio de usuras y
Comentario resolutorio de cambios, adelantándose, y de forma más completa, a las Respuestas a las
paradojas de Monsieur de Malestroit (1588) de Jean Bodin.

La teoría del valor predominante hasta aquel momento era una teoría medieval del coste de producción
como precio justo. El franciscano Luis de Alcalá, Diego de Covarrubias y Luis de Molina desarrollaron una
teoría subjetiva del valor y del precio que consiste en que, puesto que la utilidad de un bien varía de persona
a persona, su precio justo será el que se alcance de mutuo acuerdo en un comercio libre (sin monopolio,
engaños o la intervención del gobierno). Expresándolo en términos actuales, los integrantes de la escuela
defendieron el libre mercado, donde el precio justo venía dado por la oferta y la demanda.

Interés

La usura (tal como se denominaba en aquella época a cualquier préstamo con interés) siempre había sido
muy mal vista por la Iglesia. El Segundo concilio de Letrán (1139) condenó que el pago de una deuda fuese
mayor que el capital prestado; el Concilio de Viena (1307) prohibió explícitamente la usura y calificó de
herética cualquier legislación que la tolerase; los primeros escolásticos reprobaban el cobro de interés.
En la economía medieval los préstamos eran consecuencia de la necesidad (mala cosecha, incendio en el
taller) y, en dichas condiciones, no podía menos que ser moralmente reprobable el cobrar un interés por ello.
En el Renacimiento la mayor movilidad de las gentes propició un aumento del comercio y la aparición de
condiciones apropiadas para que los emprendedores iniciasen negocios nuevos y lucrativos. Puesto que el
préstamo ya no era para el autoconsumo sino para la producción, no podía contemplarse bajo el mismo
prisma.

La Escuela de Salamanca encontraba diversas razones que justificaban el cobro de un interés. En primer
lugar, en las condiciones antedichas, la persona que recibía el préstamo obtenía un beneficio a costa del
dinero obtenido. Por otro lado el interés se podía considerar como una prima por el riesgo del prestatario a
perder su dinero. También estaba la cuestión del coste de oportunidad, ya que el prestatario perdía la
posibilidad de utilizar el dinero en otra cosa. Por último, y una de las aportaciones más originales, estaba la
consideración del dinero como una mercancía por la cual se puede recibir un beneficio (que sería el interés).

Martín de Azpilcueta consideró también la influencia del tiempo. A igualdad de condiciones es preferible
recibir una cantidad ahora a recibirla en el futuro. Para que ésta sea más atractiva es necesario que sea
mayor. En este caso el interés supone el pago del tiempo.

También trataron este tema Bartolomé de Medina y Mancio de Corpus Christi (conocido como el maestro
Mancio) en su Tratado sobre la usura y los cambios.4

Otras ciencias
Otros integrantes de esta Escuela, también trataron las ciencias naturales. El propio Domingo de Soto
estudió la caída libre de los cuerpos y el astrónomo Jerónimo Muñoz que estudió la supernova en 1572, fue
partidario del sistema copernicano y al parecer Galileo aprovechó algunos de sus métodos de cálculo. El
matemático portugués Pedro Nunes (Petrus Nonius) fue profesor de Salamanca entre 1538 y 1544.

La Escuela de Salamanca en América


La Universidad de San Marcos de Lima fue creada el 12 de mayo de 1551, siguiendo el modelo de la
Universidad de Salamanca, y allí enseñaron profesores formados en Salamanca, como Pedro Gutiérrez
Flores rector de la Universidad (1580-1581); Francisco de León Garavito, catedrático de Prima de Leyes y
también rector de la Universidad (1601-1602) y Alonso Velázquez, oidor de Lima y profesor, que llevaron a
las Indias el espíritu renovador que florecía en Salamanca.

La Real y Pontificia Universidad de México se creó por real cédula de 21 de septiembre de 1551. Bartolomé
Frías de Albornoz, gran opositor a la esclavitud, fundó la cátedra de Instituta en esa Universidad el 24 de
enero de 1553.

Bibliografía adicional
Ángel Poncela González, ed. (2015). La Escuela de Salamanca. Filosofía y Humanismo ante
el mundo moderno (https://books.google.com/books?id=o4ZCCQAAQBAJ&pg=PA1). Verbum
Editorial. ISBN 9788490741818.
BELDA PLANS, JUAN (2000). La Escuela de Salamanca (https://books.google.es/books?id=yprjAA
AACAAJ&dq). B.A.C. ISBN 978-8479144722.
VELASCO SÁNCHEZ, José Tomás (2015). La Escuela de Salamanca. Concepto, miembros,
problemas, influencias, pervivencias. Bubok Publishing, S.L. Madrid. ISBN 978-84-686-6627-3.
Aullón de Haro, P. (ed.), Las Escuelas de Salamanca y Universalista, Número monográfico
"Recensión", vol. 3, Madrid, 2020 [1] (https://revistarecension.com/2020/02/13/deficiencia-de-l
a-historiografia-filosofica-la-escuela-de-salamanca/)
Alves, André Azevedo (2010). The Salamanca School (Major Conservative and Libertarian
Thinkers), edited by John Meadowcroft, Continuum International Publishing

Véase también
Humanismo en España
Escuela literaria salmantina del siglo XVI
Segundo escolasticismo

Notas
1. La teología positiva es la parte de la teología que demuestra sus conclusiones con los
principios y hechos de la revelación cristiana.

Referencias
3. Koskenniemi: International Law and raison
1. «La tradición hispana de la libertad (http://w
d'état: Rethinking the Prehistory of
ww.liberalismo.org/articulo/330/13/tradicion/ International Law in Kingsbury &
hispana/libertad/)», por Rafael Termes.
Strausmann, The Roman Foundations of the
2. Ex. gr. James Brown Scott, citado en Law of Nations, pp. 297-339.
Cavallar, The Rights of Strangers: theories
4. Jesús Santos del Cerro, El pensamiento
of international hospitality, the global
económico de la Escuela de Salamanca.
community, and political justice since Vitoria,
p. 164.

Enlaces externos
La Escuela de Salamanca (https://www.salamanca.school/es/index.html) Una Colección
Digital de Fuentes y un Diccionario de su Lengua Jurídica-Política.
El concepto de la Escuela de Salamanca: sus orígenes y su desarrollo (http://e-archivo.uc3m.
es/bitstream/handle/10016/1795/RHE-1985-VII-2-SUP-Grice-Hutchinson.pdf?sequence=1),
por Marjorie Grice-Hutchinson
El pensamiento jurídico de la Escuela de Salamanca (http://www.uca.edu.ar/esp/sec-fderecho/
subs-leynatural/esp/docs-congresos/2-jornada/ponencias/rizzo.pdf)
El pensamiento económico de la Escuela de Salamanca (http://www.jcyl.es/jcyl/cee/dgeae/con
gresos_ecoreg/CERCL/192.PDF)
La teoría bancaria en la Escuela de Salamanca (http://www.institutoacton.com.ar/articulos/jhue
rta/arthuerta2.pdf) (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial (https://web.archive.org/w
eb/*/http://www.institutoacton.com.ar/articulos/jhuerta/arthuerta2.pdf) y la última versión (https://web.archive.
org/web/2/http://www.institutoacton.com.ar/articulos/jhuerta/arthuerta2.pdf))., por Jesús Huerta de Soto
Moral y economía en la Escuela de Salamanca (http://www.jcyl.es/jcyl/cee/dgeae/congresos_e
coreg/CERCL/1721.PDF)
Escuela de Salamanca (https://web.archive.org/web/20081029000852/http://www.juandemaria
na.org/tema/60/escuela/salamanca/), artículos del Instituto Juan de Mariana.
Biblioteca Virtual de la Escuela de Salamanca (http://www.larramendi.es/esc_sal/es/micrositio
s/inicio.do) de la Fundación Ignacio Larramendi
Obtenido de «https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Escuela_de_Salamanca&oldid=124007276»

Esta página se editó por última vez el 4 mar 2020 a las 15:08.

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