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Ensayos sobre Hispanidad


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Ensayos sobre Hispanidad

ENSAYOS SOBRE HISPANIDAD


Acerca de la España de América y la América de España

Ediciones
Cor ad Cor
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Ensayos sobre Hispanidad
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Ensayos sobre Hispanidad

ÍNDICE

A MODO DE PRÓLOGO 7

EL MISTERIO DE AMÉRICA:
Claves para una filosofía de la historia desde Zacarías de Vizcarra 9
Gabriel Luis Vilanova

UNA LECTURA DE LA OBRA DE IGNACIO B. ANZOÁTEGUI 19


A la luz de la idea de hispanidad en Manuel García Morente
Lucas N. Gómez Balmaceda

ESTAR EN ESPAÑA ES ESTAR EN CASA 31


Ana Carolina Galiano Moyano

LA MUJER FUERTE 41
En épocas del Virreinato del Río de la Plata
Josefina Brusadín

EL SILENCIO DE DIOS Y LA ESPERANZA 51


El mundo contemporáneo desde la mirada de Rafael Gambra
Ana Laura Quiroga
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Ensayos sobre Hispanidad
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Ensayos sobre Hispanidad

A MODO DE PRÓLOGO

Malaquías, el profeta, cinco siglos antes de Cristo, había anunciado a los sacerdotes
judíos que llegaría un tiempo en que los sacrificios judaicos serían abolidos, y que, en su
lugar, se ofrecería un sacrificio puro e inmaculado en todas las naciones del mundo desde
donde sale el sol hasta su ocaso. El cumplimiento de dicha profecía la llevo a cabo, por
Providencia divina, la España de los Reyes Católicos.

El 12 de octubre no es tan sólo un acontecimiento histórico, sino, también, meta-


histórico, es una fecha eminentemente Eucarística. Y, como ya dijimos, le tocó en suerte llevar
tremenda hazaña a la católica España, que con gallardo tesón llevó a cabo el “Id a predicar a
las naciones” que mandó Nuestro Señor, y no fue sino a costa de grandes sacrificios. Es el
poeta José María Pemán quien en pocos, elocuentes y hermosos versos sintetiza la misión
de España:

Cuando hay que descubrir un Nuevo Mundo


o hay que domar al moro,
o hay que medir el cinturón de oro
del Ecuador, o alzar sobre el profundo
espanto del error negro que pesa
sobre la Cristiandad, el pensamiento
que es amor en Teresa
y es claridad en Trento,
cuando hay que consumar la maravilla
de alguna nueva hazaña, los ángeles que están junto a su Silla,
miran a Dios… y piensan en España.

Pero España no tan sólo cargó la gloria, también el agravio: fue insultada e injuriada
por sus enemigos (de otrora y ahora) a lo largo de los siglos por predicar el Nombre de
Jesús. Seguramente será merecedora de una bienaventuranza: ¡Bienaventurada España!
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La civilización que implantaba España en América tenía un carácter y sello


absolutamente cristianos. Siendo esto así, la Iglesia había de tomar forzosamente parte
activa y principal de esa magna obra. El mundo jamás vio apóstoles tan incansables y
celosos como los misioneros en tierra americana; se debió a ellos, más que a las armas
españolas, la conquista de América. Una conquista que era para Dios.

La Hispanidad así concebida y defendida, por ser el germen de la americanidad


auténtica, no es otra cosa, en definitiva, que una de las expresiones capitales de la
Cristiandad. El hecho providencial de haber sido alumbrados a la vida de la gracia, el
misterio inefable de haber sido incorporados al Cuerpo Místico del Redentor nos hace
asumir y sostener la maternidad de España, y las maternidades son irrevocables. América:

¡Fundada en Cristo por misión de España…!

¡Oh excelsa engendradora, así engendrada,

Mi España ascensional mística y fuerte

Señora de la Cruz y de la Espada!

Que esta fecha sea un aliciente, un estímulo para honrar la memoria de aquellos que
regaron con su sangre este continente. Ellos fueron los fundadores de nuestros pueblos, los
artífices de nuestra cultura, los forjadores de nuestro carácter, de nuestras costumbres y
tradiciones, en definitiva, los hombres heroicos que por medio de la Cruz y de la Espada
hicieron nacer un nuevo continente a la Luz de Dios.

Este es el cometido primero de estos jóvenes, estudiantes y noveles docentes, el


enaltecer y recordar a la España de los Reyes Católicos, a la España de la Reconquista, a la
España del Alcázar, a la España Eterna… a la heredera de la Cristiandad.

Gastón H. Guevara
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EL MISTERIO DE AMÉRICA:

Claves para una filosofía de la historia desde Zacarías de Vizcarra

Gabriel Luis Vilanova

Aproximarse a la historia

La historia por sí sola se vuelve insípida, incolora, porque al hurgar en sus episodios
se llega a una simple reducción: la naturaleza humana es siempre la misma, más allá de los
particularismos que proporcionan los ejes temporales y locales.

Hay que buscar entonces esa aguja que rompe la monótona línea de la teleología
inmanente y teje el entramado con la eternidad que se halla en las alturas. Esas alturas se
abren en dos movimientos, uno descendente (revelación), y otro ascendente (religión).

Uno de los medios para este cometido será buscar el simbolismo de las cosas, que
son un modo de descubrir la presencia divina en algo tan propio de lo humano como son
el tiempo y el acontecer histórico.

Esto desentraña el verdadero significado de la visión por la indagación; esto es, la


“historia” en su ulterior etimología. Porque estudiar una sucesión de sistemas políticos y
económicos no dice nada nuevo, por el contrario, volvemos a la máxima nihil novum sub
sole. La historia inmanentizada con un sentido per se, tal como la entendieron los
modernos llegó a su crisis existencial, que el postmodernismo ha terminado de aniquilar
en su intento de borrar todo tipo de teleologismo y causalidad, reemplazándolos por
asociaciones temporales cuasi azarosas en las que se enraízan los hechos históricos.
Consecuencia lógica, porque los modernos tenían una visión errada que desnaturalizó la
historia al quitarle su causa y proyección trascendente. Teleología no es necesariamente
determinismo, como pensaron los modernos y progresistas. Teleología comprende la
libertad humana, porque la historia es humana, y su sentido teleológico es solamente por
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aquello que la trasciende, no per se. Y esa libertad se opone a lo que Héctor Mandrioni1
llamó “nominalismo de la acción”, que puede identificarse con el determinismo que anula
la libertad humana.

América en la historia

América es el caso propuesto: Chesterton2 compara la historia con una novela y dice
a propósito del principio de los tiempos, que son páginas que han sido arrancadas, y que
nunca podremos leer. Una actitud parecida puede pensarse para el descubrimiento de
América por parte de la Cristiandad, y el encuentro consecuente de tantas culturas
distintas, porque hay muchas estimaciones que no las sabremos nunca con exactitud: las
cifras de Bartolomé de las Casas, por ejemplo. Así, entonces, como el principio y el fin
están expresados en el Génesis y en el Apocalipsis, así debemos ver el principio de América
y su fin en la historia de la salvación. Pieper aporta al respecto: “(…) sobre el comienzo y el fin
de la historia no hay experiencias humanas. Comienzo y fin no pueden captarse en el curso concreto
de la historia”3. Debemos entonces aproximarnos con el sentido de lo simbólico, cuestión
de verdadero interés. Las tablas cronológicas son datos accesorios.

Zacarías de Vizcarra y el 12 de octubre

El sacerdote vasco (1879-1963) expone su visión de América en la historia en


relación con la institución de la festividad del día de la raza en 1933 por el Episcopado
argentino que, según él, debiera ser el día de la Vocación de América4. Destaca la
importancia de que en Argentina se institucionalizó primero la festividad cívica en 1917,
digno de imitar por los demás países americanos. La relevancia de este día y también del
año 1492 radica en la coincidencia de testimonios históricos tales como la expulsión de los
moros de Granada, que terminó la Reconquista y Repoblación, la expulsión de los judíos,

1
La vocación del hombre. Guadalupe, Bs. As., 1976, p. 13.
2
El hombre eterno. Libreros y Editores Asociados, Bs. As, 1987, p. 71.
3
PIEPER, J. Sobre el fin de los tiempos. RIALP, Madrid, 1955, p. 23.
4
Cfr. VIZCARRA, Z. de. La vocación de América. Gladius, Bs. As., 1995, p. 11.
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e incluso la publicación de Antonio de Nebrija de la primera Gramática de la lengua


castellana, como símbolo de la universalidad de la cultura hispana.

Menciona el carácter grandioso del proceso de conquista y de misión, como las


hazañas más grandes de la historia, y mostrando que no solo la América Hispana, sino
también la portuguesa y la canadiense fueron llamadas a la vocación cristiana. Con la
ciudad del Salvador, Brasil es llamado a la vocación en 15495. También Quebec en 1608
por un lugarteniente católico del virrey calvinista De Monts y la fundación de la Compañía
de Montreal. Y diversos misioneros católicos en Norteamérica.

La festividad: La Inmaculada Concepción y el Apóstol Santiago

Vizcarra articula la exposición con las conmemoraciones añadidas a la celebración


del 12 de octubre: la Inmaculada Concepción y el Apóstol Santiago, éste último con mayor
detenimiento.

Concibe el 12 de octubre como una segunda epifanía, como un bautismo: “En la


segunda Epifanía del 12 de octubre, fue también la Virgen María la que trajo a este continente, a
bordo de las naves castellanas, la luz del Evangelio y el conocimiento del Salvador a quien debía
adorar la gentilidad del Nuevo Mundo”6. Desde el principio imprime un carácter mariano
observable en muchos signos: la nave principal, por ejemplo, llevó el nombre de Santa
María, o el hecho de que los navegantes estuvieran cantando la Salve al momento de avistar
las tierras. El estandarte de Colón llevaba dibujada la imagen de la Virgen María 7, y en su
honor se vislumbran los nombres en las primeras islas: San Salvador, en honra de
Jesucristo, y la segunda, dedicada a la Virgen, con el nombre de Santa María de la
Concepción.

En cuanto a las festividades, la primera que se celebró solemnemente en América fue


la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre.

5
Ibídem., p. 56.
6
Ibídem., p. 71.
7
Ibídem., p. 73.
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Ensayos sobre Hispanidad

La figura de Santiago en la vocación de América tiene un mayor despliegue en la


obra del vasco. Se enorgullece de que los prelados argentinos recuerden una paternidad
casi universalmente olvidada, que se refleja en la cantidad de nombres geográficos -más de
150 nombres-, como Santiago de Chile, Santiago de Cuba, Santiago del Estero, Santiago
de Caracas, etc.8. Y aquí entramos en la fibra de la vocación, del ser hispano. Comienza
analizando al Apóstol Santiago con sus defectos y sus virtudes posteriores que se han
plasmado en España, de suma importancia ya que la Iglesia en América nació como una
extensión de la de Santiago9. De los tres predilectos, llamados Boanerges o hijos del trueno,
era el segundo después de Pedro, y fue muerto por Herodes Agripa a causa de su diligente
y vigorosa prédica.

Entre las virtudes que Vizcarra destaca de Santiago encontramos el ser Apóstol de la
esperanza y de la fortaleza (mientras que San Pedro simboliza la fe y San Juan la caridad).
Fue el primero en alejarse hasta el fin del mundo para evangelizar. En segundo lugar, un
espíritu varonil. “El pueblo de Santiago, es decir, el de toda la Hispanidad de ambos mundos,
participa algo del mismo carácter varonil. Tiene escasa feminidad. Se le nota cierta aspereza militar.
Hay en él más ambiente de campamento que de salón amable.” 10. Se encuentra también un
espíritu de vanguardia, espíritu caballeresco, y un espíritu mariano y pontificio.

Santiago en la historia, modelo para América

El hijo del Trueno, el Apóstol de la fortaleza imprimió un carácter en su Iglesia, del


que la historia da cuenta. Vizcarra destaca hechos y personajes que contribuyeron a edificar
la Iglesia, desde la lucha contra el paganismo en la Antigüedad, con Santiago, San Lorenzo
y San Vicente. El primer gran poeta que tuvo la Iglesia fue el cantor de esos mártires,
Aurelio Prudencio, vascón de Calagurris. Destaca a Osio el Grande (+357), Obispo de
Córdoba, quien preparó la conversión de Constantino (366-384) con sus consejos. Se cree
que el edicto de Milán lo redactó él. Finalmente, el triunfo sobre el paganismo y las

8
Cfr. Ibídem., p. 82.
9
Cfr. Ibídem., p. 79.
10
Ibídem., p. 97.
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Ensayos sobre Hispanidad

herejías se dio con dos españoles, Teodosio el Grande (379-395) y el Papa Dámaso (304-
384), cada uno desde su cátedra imperial y pontificia respectivamente.

Seguidamente, la lucha contra el arrianismo, de las más peligrosas herejías. El brazo


fuerte fue Osio el Grande, secundado por el doctor alejandrino San Atanasio. Osio
aconsejó la convocación del primer Concilio Universal de la Iglesia y lo organizó en Nicea,
con la ayuda de Constantino. Todo fructificó cuando el rey visigodo Recaredo se convirtió
del arrianismo luego del III Concilio de Toledo.

La otra gran herejía combatida se dio en la lucha contra el mahometismo. Aquí el


protagonismo lo tuvo Don Juan de Austria en Lepanto (1571).

Un aspecto muy importante lo constituye la lucha contra el particularismo feudal, en


pro del universalismo católico. Las tumbas de Jesucristo en Jerusalén y de Santiago en
España generaron peregrinaciones que contribuyeron a la universalidad, y propiciaron la
creación de las órdenes de caballería destinadas a su cuidado y a la protección de los
peregrinos. Se engendró así la idea de la gran república de naciones entendida como
Cristiandad11.

La lucha contra los albigenses -primera gran herejía de la Edad Media- también se dio
con la Iglesia de Santiago. Con Don Diego de Acebes, Obispo de Osma y su canónigo,
Santo Domingo de Guzmán. Y doña Blanca de Castilla, educadora de San Luis, que ganó
la voluntad del Conde Raimundo de Tolosa, jefe de los albigenses, casó al Infante Alfonso,
hermano de San Luis, con la hija única de Raimundo, y conquistó pacíficamente para
Dios el Sur de aquella región francesa.

Finalmente se apuntan la conversión del Nuevo Mundo y la lucha contra el


protestantismo, con Carlos V y Felipe II, sostenedores de estas grandes empresas. “Hubo
momentos en que los únicos grandes estados enteramente católicos del mundo eran Roma, España y
Portugal, es decir, la herencia de Pedro y la herencia de Santiago”12. Las autoridades por esas

11
Cfr. Ibídem., p. 111.
12
Ibídem., p. 115.
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Ensayos sobre Hispanidad

épocas llamaban a España el brazo derecho de la Cristiandad; si desde Roma se miraba al


sol, España quedaba hacia dicho lado.

Y aún no mencionamos la obra de España en el Concilio de Trento, que Ramiro De


Maeztu analizó en la labor del jesuita Diego Láinez con la Justificación y el libre albedrío,
de capital trascendencia. Y otras tantas otras personalidades españolas que protagonizaron
aquellos días13.

Argentina: la Ciudad de Buenos Aires

Vizcarra dedica un apartado a la ciudad de Buenos Aires, donde Argentina tiene un


papel importante. Don Pedro de Mendoza llama a la nueva ciudad “puerto de Nuestra Señora
Santa María del Buen Ayre”14. Esto va contra lo que se dice que se “(…) atribuye el nombre de
esta ciudad a la exclamación de un oscuro militar, que habría dicho, al desembarcar: ¡Qué buenos
aires son los de este suelo! Cuento inverosímil”15. En su segunda fundación mantuvo el
nombre, por Juan de Garay, para quien la nueva ciudad llegaría a ser la plaza más
importante de las pobladas en Indias16. Y acertó según el vasco.

Por último, anota que en las invasiones inglesas se encomendaron a la Virgen del
Rosario, y que Liniers pasó una noche en uno de sus templos, lo que considera un tercer
nacimiento17.

El misterio de América

El misterio de América se descubre de su vocación: qué es esta realidad y a qué está


llamada, cuál es su papel en la historia de la salvación. La observación de su realidad
Vizcarra la desenvuelve del Apóstol Santiago, como vimos. Y postula dos posibles

13
DE MAEZTU, R. Defensa de la Hispanidad. Huemul, Bs. As., 1986, p. 37. (Paginación de edición digital).
14
QUEVEDO, Lafone. Apéndice al Viaje al Río de la Plata de Ulrico Schmidel. Bs. As., 1903, p. 452-453. En:
VIZCARRA, Z. de., op. cit., p. 75.
15
Ibídem., p. 76.
16
NAVARRO Y LAMARCA. Compendio de la Historia General de América. Tomo II, Bs. As., 1913, p. 235.
17
VIZCARRA, Z. de., op. cit., p. 76.
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misiones, en relación con profecías de Santa Brígida de Suecia y con un pasaje de Abdías,
de controvertidas interpretaciones:

1. Debe derrotar al Anticristo y a toda su corte judaica, con el signo de


la Santa Cruz.

2. Debe completar la obra iniciada en Convadonga, Las Navas,


Granada y Lepanto, destruyendo completamente la secta de Mahoma y
restituyendo al culto católico la Catedral de Santa Sofía, en Constantinopla18.

Pero en este punto nos distanciamos de Vizcarra, porque no nos ocuparemos de la


cuestión de la profecía dado lo acotado del trabajo, ya que su tratamiento merecería doblar
su extensión.

Simplemente debemos preguntarnos lo que debemos ser los americanos en la


actualidad guiándonos con estos ideales hispánicos. En palabras de Maurice Nedoncelle,
citado por Mandrioni19: “El verdadero ideal no es otra cosa que el derecho que posee una realidad
resplandeciente de trasmutar todo lo que no es, todavía, ella”. Y para acercarnos a la realización
de ese ideal nos servimos de la ayuda de Josef Pieper, que nos dice cómo. En el caso de la
historia -expresa-, la pregunta pertinente debe tener una ordenación hacia la teología,
porque una inquietud planteada solo filosóficamente, paradójicamente deja de ser
filosófica20, y esto le da su carácter de misterio, porque la teología complica las cosas. Por
otro lado agrega que “la realidad última y genuina en el acontecer histórico es el misterio de la
salvación y condenación” 21, y esto no puedo saberlo al estudiar solo medidas políticas o
económicas; lo realmente necesario es un intellegere fundado en un credere. Pasando en
limpio, el cómo, la “intuición”, Pieper la resume en la máxima credo ut intelligam22, es decir,
creo para entender.

18
Cfr. Ibídem., op. cit., p. 118.
19
MANDRIONI, H., op. cit., p. 78.
20
PIEPER, J., op. cit., p. 19.
21
Ibídem., p. 28.
22
Crf. Ibídem., p. 75.
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Ensayos sobre Hispanidad

La Hispanidad como vocación

Si nos preguntamos entonces por nuestra esencia, teniendo en cuenta estos


parámetros, podemos concluir: en primera medida es preguntarse con la ordenación a la
teología, para vivir de acuerdo con Jesucristo, porque sus principios animaron la
Cristiandad y dieron vida luego al ser hispánico. En segundo lugar, tomar la herencia
Hispana, y ahora nos ayuda Ramiro de Maeztu, con su Defensa de la Hispanidad, a la que
concibe como un concepto espiritual: la patria. Para él, el nacionalismo hispano, a
diferencia de otros nacionalismos, como el francés contractual o el germano más
romántico, está definido por el valor espiritual de la patria y la tradición cristiana, que
asimismo es compatible con el universalismo 23. En último lugar, ser lo que podemos ser y
que, porque podemos, debemos. La guía proporcionada por De Maeztu es la de

“Servicio, jerarquía y hermandad, el lema antagónico al revolucionario de libertad,


igualdad, fraternidad. Hemos de proponernos una obra de servicio. Para hacerla efectiva
nos hemos de insertar en alguna organización jerárquica. Y la finalidad del servicio y de la
jerarquía no ha de consistir únicamente en acrecentar el valer de algunos hombres, sino
que ha de aumentar la caridad, la hermandad entre los humanos” 24.

Sirvan como complemento a las virtudes del Apóstol Santiago estos valores,
alumbren e interpreten la historia, descubran el misterio de la vocación de América.

Algunas reflexiones finales

Cuando hablamos de vivir según el Evangelio, enmarcado en la herencia cultural


hispana, es común que los sectores tradicionales y los nacionalistas al analizar la historia
identifiquen a Dios con su causa: “Porque nuestra Patria es cristiana -dicen-, Dios es
argentino”, por ejemplo, o “Dios está de nuestro lado”. Puede pensarse que es una
ordenación hacia la teología, pero gravemente errónea. El error consiste en que no hay que
traer a Dios a la Argentina, sino que la Argentina debe volver a Dios, como lo fue en su

23
MAEZTU, R. de., op. cit., pp. 79-80.
24
Ibídem., p. 86.
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Ensayos sobre Hispanidad

infancia. Porque la referencia es Él, y a partir de él debemos edificar, no desde nosotros.


Allí tendremos luz sobre la vocación de la Argentina y demás pueblos hispanoamericanos.
Observemos que Vizcarra concibe y redacta La Vocación de América en torno a una misa
votiva, celebración de la Eucaristía.

En segundo lugar, la Hispanidad, que yo concibo como un modo histórico y


concreto de Cristiandad, y herencia de esta última, debe sernos de modelo con sus
principios para edificar una nueva Cristiandad, y una nueva Hispanidad. Eso dará la
auténtica particularidad histórica de cada acontecimiento.

Para terminar, retomar estos valores no quiere decir que volverá una Cristiandad
como lo fue, o la Hispanidad como lo fue. Como aclara De Maeztu, no se rehízo Roma
con la Cristiandad, sino que se elaboró un mundo nuevo, bajo la premisa de que solo de la
tradición puede salir algo bueno25.Y en su conferencia titulada “Propuesta para un modelo
hispanoamericano”, Abelardo Pithod26 coincide en que no se trata de una reconstrucción
histórica post-factum, ni de regirse por modelos para la realización práctica de esta vocación:
la empresa ha de ser orientarse por principios. Es decir que debemos tomar la Hispanidad
y la obra de la Iglesia de Santiago en sus principios más que en su concreción histórica. Las
grandes hazañas pueden servir como alusión, pero las verdaderas maestras han de ser las
virtudes del Apóstol del rayo, Santiago el mayor. Lo otro puede llegar a ser, en palabras de
Rubén Calderón Bouchet, “pedantería pedagógica”27. Por eso dice Pithod que en este
sentido no sirven los ejemplos históricos. Difícilmente se pueda erigir hoy una catedral
gótica o un sistema de misiones como las jesuíticas, porque los espíritus que las edificaron
fueron algo vivo de su época propia; si hoy quisiera llevarse a cabo empresa alguna como
aquellassería artificial. No lo es, en cambio, buscar la revelación para nuestro tiempo que
permita la religación en nuestra realidad, nuestro contexto. Esto es ser tradicional y no

25
Ibídem., p. 70.
26
PITHOD, A. (1979) El destino de las patrias del Cono Sur. Propuesta para un modelo hispanoamericano, “Verbo”,
Nº 190, Año XX, Bs. As., 1979, p. 60.
27
CALDERÓN BOUCHET, R. Esperanza, historia y utopía. Dictio, Bs. As., 1980, p. 296.
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Ensayos sobre Hispanidad

vivir del pasado, porque la tradición no es pasado, sino principios: una llama que alumbra
todos los tiempos.

De ese modo podremos develar el misterio de América.


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Ensayos sobre Hispanidad

UNA LECTURA DE LA OBRA DE IGNACIO B. ANZOÁTEGUI

A la luz de la idea de hispanidad en Manuel García Morente

Lucas N. Gómez Balmaceda

Introducción

En el presente trabajo, tal como lo indica nuestro título, nos propondremos llevar
adelante una lectura de los ensayos literarios españoles de Ignacio Braulio Anzoátegui a la
luz de la caracterización del estilo español que desarrolla don Manuel García Morente en
su obra titulada Idea de la Hispanidad.

Antes de comenzar, es pertinente hacer ciertas precisiones.

En primer lugar, el término Ensayos Literarios Españoles es una categoría que


asignaremos a los siete ensayos literarios de Ignacio B. Anzoátegui, publicados en dos
libros: “Genio y figura de España”28 y “Tres ensayos españoles”29, donde se ocupa de ocho
personajes, tanto históricos como poéticos, del acervo español. Sin embargo esta
denominación nos parece un tanto arbitraria, ya que toda la obra del juez y poeta
argentino está impregnada de amor a la hispanidad y es a ella a quien dedica sus mejores
líneas.

Por otro lado, no es nuestra intención señalar una coincidencia fortuita y azarosa de
los pensamientos de ambos autores. Podemos inferir que Anzoátegui tuvo contacto con la
obra de García Morente, por ejemplo, a partir de la existencia de una reseña bibliográfica

28
Anzoátegui, Ignacio B. Genio y Figura de España. Ed. Nueva Hispanidad, Bs As, 2000.
29
Anzoátegui, Ignacio B. Tres Ensayos Españoles. Ed. Nueva Hispanidad, Bs As, 2001.
20
Ensayos sobre Hispanidad

de Idea de la Hispanidad realizada por J.M Estrada en la revista Sol y Luna30, en la cual
Anzoátegui ofició de director.

Por último, y esta es la cuestión de mayor relevancia para nuestro trabajo, debemos
señalar que García Morente insiste en la imposibilidad de que la hispanidad pueda ser
simbolizada en una figura o personaje singular, sea histórico o ficticio. De hecho, en su
búsqueda de dicho símbolo hispano, el filósofo se detiene a contemplar la figura del
Quijote, Sancho, el Cid, los cuadros de Velázquez, etc.… pero llega a la conclusión que “su
excesiva determinación, su adscripción marcada a un momento, a un lugar o a una esfera de la
realidad vital (…) les impide desempeñar con plenitud de valor la función de símbolos de la
hispanidad integral…”.31

Por esto, el camino que recorreremos será el marcado por el filósofo español: de
cómo la hispanidad, que García Morente simboliza con el caballero cristiano, se va
manifestando de un modo particular en las distintas figuras contempladas por el genio
poético de Anzoátegui –particularmente sus dos notas principales, que son la caballería y la
religiosidad-.

Nuestro punto de partida: La idea de hispanidad.

García Morente define las nacionalidades como un estilo. El estilo es lo que hace
que el pasado común de un pueblo, el momento presente y el destino común al que está llamado se
tornen homogéneos, se vuelven “una unidad de ser por encima de la pluralidad de instantes en
tiempo”.32 Parafraseando a García Morente, estilo es la rúbrica del más íntimo y autentico
ser moral de un pueblo.

Al emprender la ardua tarea de explicar la hispanidad, el filósofo se encuentra, con


una serie de dificultades.

30
“Sol y Luna”, Nº 2, Año 1939.
31
GARCÍA MORENTE, M., op. cit., p. 55.
32
Ibídem., p. 39.
21
Ensayos sobre Hispanidad

El estilo es un “modo de ser”, por lo tanto, no es posible su definición, todos los


conceptos que podamos utilizar para definirlo serán equívocos o insuficientes. Ante esto,
es necesario mostrarlo, hacerlo patente mediante el símbolo y, para ello, en palabras de
García Morente, debemos

“Entrar en trato profundo y continuado con ese estilo, sumergirnos durante largas semanas y
meses en el estudio de la Historia de España; estar con los españoles, que fueron, en un largo comercio
de intima familiaridad; recorrer la Península Ibérica; contemplar sus paisajes, visitar sus aldeas,
conversar con sus habitantes, admirar los cuadros que los españoles han pintado, las estatuas que han
labrado y los edificios que han construido; leer las obras de su literatura y de su ciencia; oír sus cantos y
sus músicas; mirar sus bailes; en suma, convivir real e intuitivamente con todas las manifestaciones de
su vida pasada y presente…”33, y así, “tendríamos en nuestro espíritu una noción clara, precisa,
intuitiva, aunque inefable e indefinible, del estilo español”.34

Siguiendo con su búsqueda, García Morente se propone hallar un símbolo que


refleje un modo de ser, un estilo de vida, por lo tanto, ese signo debe ser un hombre, una
persona viviente, que podría hallarse en el ámbito de histórico o cultural, pero, como
dijimos anteriormente, simbolizar la hispanidad con un personaje o una figura poética de
un tiempo concreto traería como consecuencia la perdida de universalidad de dicho signo,
circunscribiéndolo a un momento histórico o a un movimiento determinado. Así, esta vía
quedaría descartada.

Finalmente, el filósofo llega a la conclusión que más que una figura, se necesita un
tipo, un tipo ideal, que tenga la particularidad de ser individual y concreto en sí mismo,
pero no en su relación con nosotros. Y este símbolo, para nuestro autor, no es otro que el
caballero cristiano.

El símbolo del caballero cristiano, en palabras de García Morente “expresa en la breve


síntesis de sus dos denominaciones el conjunto o el extracto último de los ideales hispánicos” 35. La

33
Ibídem., p.51.
34
Ibídem., p 52-
35
Ibídem., p.67.
22
Ensayos sobre Hispanidad

santidad y la caballería, dirá Anzoátegui -al parecer llegando a la misma conclusión- son los
dos juegos de azar donde España se juega constantemente su fortuna.

Caballería y Cristianidad son, entonces, las dos notas principales de la hispanidad.


Cada una de ellas imprimirá al modo de ser hispánico características particulares, una
visión determinada del mundo y un destino irrenunciable.

Caballería y Cristiandad se funden en la hispanidad de una manera única; hecho


que lleva a Anzoátegui a decir

“España sirve a la cruz con la espada y, por eso la cruz y la espada se juntan bajo una misma
mano española y pelean bajo un mismo ideal español… Santa Teresa no pelea para que España le
reconozca sus prerrogativas de santa, ni don Quijote pelea para que España le reconozca sus
prerrogativas de caballero. La primera pelea para que España reasuma su destino de santidad, y el
segundo pelea para que España reanude su destino caballeresco”36

o también, refiriéndose a Alfonso el Sabio, “Pelear, en España, es una manera de rezar, y


decir santo, en España, es una manera de decir caballero”37

La Caballería, espíritu de conquista y reconquista

La primer nota que destaca en el caballero cristiano es el ser paladín. Y es paladín


bajo dos aspectos: por la causa que defiende y por el modo particular con el que lo hace.

El caballero cristiano no solo lucha por el bien y la justicia, sino que lo hace de un
modo directo: el caballero cristiano no tiene aguante, no aguarda, no espera; no busca
rodeos, no elije caminos meticulosos y evasivos para alcanzar sus fines, sino que se arroja,
confiando en la fuerza de su voluntad hacia la conquista directa del bien.

Para el caballero español, señala Anzoátegui,

“Roma y el Cielo se toman por asalto, como se toma la muerte. El no conoce el término medio
de la virtud, no conoce la prudencia de la virtud, ni conoce la virtud de la prudencia. El sabe que la

36
ANZÓATEGUI, I. Genio… op. cit., p. 34.
37
Ibídem., p 50.
23
Ensayos sobre Hispanidad

prudencia es una virtud demasiado desacreditada por los hombre prudentes y prefiere el heroísmo de la
imprudencia... porque sabe que Dios perdona los pecados cuando el pecador se porta como un héroe y
se arrepiente como un miserable, que son las dos formas más altas del heroísmo”38. Y, en otra
ocasión, tratando de explicar de alguna manera los deslices del amante Calixto: “España vive
militarmente. Vive en sus cuarteles de muerte y en sus cuarteles de amor, en sus cuarteles de santidad y
en sus cuarteles de pecado. Ella sabe que el amor y la muerte, santidad y pecado forman parte de su
vida. Y su vida es una milicia, donde el hombre español, para ser más hombre, vive en guerra contra el
hombre español: donde el amor acecha y el pecado se desespera de no poder llamarse lisa y puramente
amor. España tiene su estilo militar para salvarse y para perderse, para reír y para llorar, para
enamorarse y para desenamorarse…”39

Dice Anzoátegui sobre este modo de ser, que España “recurre a las armas porque estas
son para ella una manera de expresión naturalmente apropiada para la consecución heroica de su
destino. Por eso sus armas son limpias y clamorosas porque es limpio su destino y urgente como un
clamor”40.

Es el mismo espíritu de lucha que el poeta argentino ve en el fundador de la


Compañía de Jesús,

“Ignacio de Loyola, caballero español, ni mejor ni peor que cualquier otro caballero español,
vasco –para su mayor gloria- y pendenciero, pendenciero a lo grande, como cualquier otro hidalgo de
una época en que los hombres no se avergüenzan de morir por la justicia, empecinado como vasco, se
propone ser santo… Como buen español sabe que la mejor manera de ganar es pelear, y como buen
militar sabe que la mejor manera de pelear es empeñarse en ganar: empeñarse en dominar los astros de
la victoria prevista y de la derrota imprevista… El no le dice a Dios, como le decimos casi todos
nosotros “te entrego toda mi haraganería”, sino que le dice “con tu ayuda seguiré reconquistando el
cielo”41

Este espíritu de lucha, esta fortaleza de la hispanidad, se traducen para el español en


conquista y reconquista, palabras que hacen vibrar las más sensibles cuerdas del alma

38
ANZÓATEGUI, I., Tres ensayos… op. cit., p. 33.
39
Ibídem., p 49.
40
ANZÓATEGUI, I. Genio y figura… op. cit., p.33.
41
Ibídem., pp. 76-77.
24
Ensayos sobre Hispanidad

hispana; España tiene la misión de reconquistar. En palabras del poeta, “el sentido de la
realidad española, cuando es verdaderamente española, no es otra cosa que una viva y decidida
conmemoración de la redención”, ese sentido de la vida y de la muerte que la lección de Cristo
impuso al mundo y que España se impuso, traduciendo Redención por Reconquista.

“Porque el español entiende que Cristo vino al mundo, no tanto para redimir al hombre cuanto
para reconquistarlo, no tanto para librarlo de las consecuencias de la caída cuanto para levantarlo
hasta donde Adán quería levantarse, sin la soberbia pecadora de Adán, pero con la divina seguridad
de Cristo, con esa seguridad que el Hijo de Dios tenía precisamente porque era Hijo de Dios y
reconquistador del hombre”42

Esto lleva a decir a Anzoátegui de Ignacio de Loyola “progresiva y totalitariamente,


como quien teme y ansía, como quien tiembla y se atreve, el madura no un plan de evasión, sino un
plan de reconquista”, o de Alfonso el Sabio, “su guerra no era una guerra de conquista, sino una
guerra de reconquista, porque España vive reconquistando para Dios: reconquistando a España de
las manos de los moros y reconquistando a América de las sombras de la impiedad”.43

Y este sentido de conquista y reconquista se torna para la hispanidad un destino,


una vocación, tal como sucedió con América. Dice el poeta,

“un día Dios ofreció a España la tentación de un nuevo mundo, que era la empresa magna del
heroísmo… Dios no quería que la conquista de América fuera un medio de conquista, sino un fin de
conquista; no quería que fuera la conquista del oro para rescatar un sepulcro de la mano de los
infieles, sino la conquista de un mundo para rescatar las almas de los infieles conquistados... Por eso
fracasó la demanda del oro y triunfó la demanda de las almas”44

Para García Morente, esta forma de ser paladín, implica ciertas preferencias en la
vida. Las enunciaremos e ilustraremos cada una con algunas líneas de Anzoátegui.

Preferencia de la grandeza contra la mezquindad. En relación a esto, dice el poeta,

42
Ibídem., p. 33.
43
Ibídem., p. 48.
44
ANZÓATEGUI, I. Tres ensayos… op. cit., p.23.
25
Ensayos sobre Hispanidad

“La reconquista era una deuda de heroísmo contraída con Dios; la conquista era un regalo que
España quería hacerle a Dios. España no podía contentarse con pagar sus deudas como cualquier otro
pueblo de la Tierra; quería hacer regalos como ningún otro pueblo de la tierra. Quería regalar a Dios
un mundo que El mismo le había señalado para que se lo regalase”. 45

Preferencia del arrojo contra la timidez. Aquí es oportuno traer a colación el caso
de Don Pedro de Mendoza, que

“traía la espada y la cruz de su espada, y traía su enfermedad horrible, y su decisión de


grandeza; traía la espada y la cruz, el pensamiento de muerte y la voluntad heroica, que son las cuatro
cosas necesarias para la vida de la Cristiandad”46.

Y, el caballero hispano, prefiere el arrojo aún ante la posibilidad de la derrota,

“España sabe ganar porque sabe perder; sabe aventurarse a perder porque sabe que perder es
una manera de enseñar a ganar. Alfonso el Sabio soñó para que Isabel y Fernando realizaran un
Imperio Grande, y aspiró al trono de Alemania para que España, que no pudo conquistar el imperio
germánico, conquistara al emperador”47

Otra de las preferencias del paladín español es la de la altivez contra el servilismo.


Altivez que, revestida por la gracia y enraizada en la humildad, se vuelve en el caballero
aristocrática virtud. Otra vez, surge la figura de Alfonso, de él dice Anzoátegui

“perder en la vida, como si se perdiera en un juego es un altivo rasgo de sensatez. Alfonso el


Sabio tuvo ese rasgo altivo. El presente le negó su favor y él se refugió en su futuro. Porque no pudo ser
un contemporáneo, fue un precursor. Su tiempo le desconoció y por eso le reconocen todos los tiempos”.

No podríamos hablar de la altivez sin referirnos a don Rodrigo Díaz de Vivar.

“El Cid es la victima injustamente castigada que acepta orgullosamente el castigo y


orgullosamente lo amplia para castigar la injusticia de su juez. Y lo recibe y agranda con una

45
Ibídem., p. 15.
46
Ibídem., p. 20.
47
ANZÓATEGUI, I. Genio y figura… op. cit., p.48.
26
Ensayos sobre Hispanidad

naturalidad que solo España puede comprender; con esa naturalidad y con esa aristocracia del mártir
que de da el lujo de negar el dolor de su martirio” 48

Señala García Morente que a esta altivez la completan dos matices de conducta, el
silencio y la grandilocuencia. Usualmente, el caballero español es hombre silencioso y
taciturno, pero cuando la ocasión lo amerita, “sabe alzar la voz y encumbrarse a formas
superiores de la elocuencia y de la retórica”.49 Esta grandilocuencia altiva y altivez
grandilocuente presenta Góngora en la obra de Anzoátegui;

“Góngora no persigue la oscuridad. Su oscuridad resulta, no de la oscuridad de las palabras,


sino de la oscuridad de los oídos. Él dice su secreto con palabras secretas y claras como son claras y
secretas las palabras con que pía la mañana musical… Góngora nombra al viento de la tarde y en el
viento vive el olor de la hierba y vive el lamento de los árboles y la frescura de la fuente y el sabor de la
manzana y el color de la luz tendida sobre el campo”.50

Esta grandilocuencia alcanza también la poética de Alfonso el Sabio, que enseña a


España que tiene un destino universal y que es nuestra

“porque un rey sabio le enseño la misión de amparar el derecho y, que es nuestra porque un rey
poeta le dejó la misión de vivir la poesía; que es nuestra porque nos enseñó a vivir poéticamente y
porque nos enseñó soñar derechamente, porque nos dio un espejo para mirarnos y un cielo para
imaginarnos, porque nos dio lo que solo ella podía darnos: la conciencia española del derecho y la
necesidad española de la poesía”51

Religiosidad hispánica y Santidad española.

La segunda nota que termina de moldear este ser español es la cristianidad. El


caballero español es eminentemente cristiano, la fe se torna parte esencial suya. Tanto que,
como dijimos anteriormente, caballería y santidad española se encuentran tan
íntimamente unidas que se vuelve imposible separarlas.

48
Ibídem., p. 20.
49
GARCÍA MORENTE, M., op. cit., p.67.
50
ANZÓATEGUI, I. Tres ensayos… op. cit., p.42.
51
ANZÓATEGUI, I. Genio y figura… op. cit., p.69.
27
Ensayos sobre Hispanidad

La fe cristiana, según García Morente, adquiere en la hispanidad tres formas


particulares.

La primera es la confianza ilimitada en Dios. Es la confianza de Pedro de Mendoza,


que “traía la vocación de España, que se entregaba a Dios incondicionalmente, sin la exigencia del
triunfo y sin la rabiosa desesperación del fracaso, porque sabía que el triunfo y el fracaso son dones
exclusivos de Dios”.52

Es también la fe confiada de Alfonso que convierte su poesía en alabanza a Dios, y


por ella

“ya no es el padre malquerido ni es el conquistador abandonado; es el hijo ganado por el


esplendor de las estrellas y es el conquistador conquistado por la belleza de las flores…El no escribe su
poesía para agregar un título a su fama mundana: la escribe para hablar con Dios acerca de su alma,
para contarle de su dolor de desterrado y para pedirle su remedio… Alfonso recurre a una niña y la
nombra personera para entenderse con Dios; recurre a la Virgen María –Stella Matutina- para
dirigirse al Creador de las estrellas”53.

Y es la fe confiada que lleva al español a arrepentirse de su pecado. En La Celestina,


por ejemplo,

“los pecadores pecan cada vez como si pecaran por primera vez, que es la manera de pecar con
toda desesperación y con toda la esperanza del verdadero pecador… Es el libro del hombre que revuelve
en su carne el cuchillo del pecado para escarmentar la animalidad en el martirio de su
arrepentimiento; del hombre que pisotea las rosas de su gozo para arrepentirse del pecado en el olor
agrio de las rosas machucadas”.54

La segunda forma de esta religiosidad, es la centralidad de la fe. Dice García


Morente, “la fe constituye el centro, el eje en torno del cual gira todo el pensamiento y sentimiento

52
ANZÓATEGUI, I. Tres ensayos... op. cit., p 25.
53
ANZÓATEGUI, I. Genio y figura… op. cit., p. 64.
54
ANZÓATEGUI, I. Tres ensayos… op. cit., pp.70-71
28
Ensayos sobre Hispanidad

religioso”.55 Quizás sea en este punto donde se explique de mejor manera la indisolubilidad
entre caballería y religiosidad.

En la obra de Anzoátegui, esta relación entre caballería y santidad española (y la


manera en que la fe informa a esa belicosidad), adquiere matices sublimes en el ensayo
destinado a Don Quijote y Santa Teresa, para él “Santa Teresa vive una novela de
caballería y Don Quijote vive una novela mística”.

De todos los ensayos, es el único en el que se ocupa de dos personajes. Esto lo


explica el mismo Anzoátegui,

“Santa Teresa, doncella peregrina de la caballería religiosa, tiene el estribo a Don Quijote,
guerrero atormentado de la religión caballeresca. Y le tiene el estribo, no para rendirle un favor, sino
para merecer su servicio; porque la santidad española necesita de la caballería española como el alma
necesita del cuerpo para alcanzar su destino y como el alma santificada necesita del cuerpo glorificado
para completar la gloria de su bienaventuranza”.56

La tercera forma de la religiosidad española es, para García Morente, la impaciencia


de eternidad. Este, por ejemplo, fue el espíritu de las Cruzadas. Dice Anzoátegui,

“Era la impaciencia del héroe que no quería caer en el pecado de sentirse cómodo y de sentirse
digno de comodidad. Era la impaciencia del hombre que quería manejar su espada para morir por su
signo, y era la impaciencia del santo que quería adelantar la Cruz para morir por su Verdad. Era la
impaciencia del mundo, que quería ganar el cielo a costa del sacrificio de la sangre, que es la manera
de ganar el cielo por la santidad militar”.57

Y es la impaciencia de la niña Santa Teresa, que huye de su casa con uno de sus
hermanos hacia tierra de moros en demanda del martirio; y es, en ella, la impaciencia de
eternidad del “muero porque no muero”.

55
GARCÍA MORENTE, M. op. cit., p.93.
56
ANZÓATEGUI, I. Genio y figura… op. cit., p.
57
ANZÓATEGUI, I. Tres ensayos… op. cit., p.22.
29
Ensayos sobre Hispanidad

Tanto Santa Teresa como Alonso Quijano están guiados por la fe. Ambos responden
con arrojo español al mandato de Cristo de ser como niños para merecer el Reino de los
Cielos.58

Y no hay nada que encarne tanto la impaciencia como la niñez.

“Santa Teresa –dice Anzoátegui- es una niña que juega españolamente a ser santa…En su
mundo maravilloso ella mueve sus sueños infantes y conversa con los santos y escribe cartas a Dios. Su
niñez es la niñez sin edad, la niñez inquebrantable y luminosa que acompaña a los santos y a los
héroes; es la niñez que lleva dentro un paisaje de cielo y que pone su dulzura de cielo en el paisaje de la
tierra…”.

También Don Quijote

“Es un niño que se viste de caballero para salir a pelear por sus sueños de niño. Él es la niñez
divinamente ilusionada que acepta la responsabilidad de la niñez. El cree en las hadas y, porque cree
en ellas, quiere servirlas en pago de sus sueños. En el bosque encantado de su infancia ellas le
enseñaron a conversar con los pájaros, a convivir con las rosas y le enseñaron a temer a los monstruos y
a santiguarse frente a ellos con la mano derecha, para que la mano iluminada con la señal de la cruz
fuera la mano que alzara reluciente la señal de la espada”59

Es el alma de España que, con Santa Teresa y don Quijote juega a la santidad y al
heroísmo “para no malograr su niñez reconquistada y reconquistadora”. Para nuestro poeta

“Los dos son niños que discurren sobre la tierra con esa aparente intrascendencia que tienen las
divagaciones infantiles y con esa misteriosa importancia que Dios reconoce a las ocurrencias de los
niños… Ambos son la santidad y la caballería de España, de esa España que no se resigna a morir sin
haber vivido y que no se resigna a vivir sin haber aprendido antes a morir; de esa España
inconmensurable y eterna que no tiene otra medida de espacio que la mirada y no tiene otra medida de
tiempo que la eternidad”60

Algunas reflexiones finales.

58
Mt. 19, 14.
59
ANZÓATEGUI, I. Genio y figura… op. cit., p. 39.
60
Ibídem., p. 41.
30
Ensayos sobre Hispanidad

Parafraseando al gran filósofo español, siempre es tiempo y ocasión para pensar en


Dios y la propia alma, pero hay momentos de la historia que parecen expresamente
dispuestos por la Providencia para que enderecemos nuestra mirada y contemplemos la
profundidad de su misterio.

He aquí al caballero cristiano, símbolo de la hispanidad, cuya realidad nos


escandaliza porque, como señala Anzoátegui, “él puede con su valor entremeterse en el negocio
de nuestra cobardía y puede, con su honradez, echarnos a perder nuestro negocio”. 61

La hispanidad, el hombre hispano, molesta al hombre moderno y la modernidad


molesta al hombre hispano. Mientras el mundo este sumergido en su cobardía racionalista,
mientras este apegado a sus pequeñeces, mientras prefiera los que se arrastra y languidece,
el hombre hispánico no hallara su lugar, se sentirá al margen del mundo y de este
momento histórico.

Estamos llamados a contemplar la hispanidad como lo hicieron García Morente y


Anzoátegui, el filósofo y el poeta, el español peninsular y el español de América; que la
descubramos en las providentes encrucijadas de nuestra historia, seamos espejos donde se
refleje de modo cada vez mas autentico y pueda hacer efectivo el misterioso destino al que
estamos llamados como nación. Que no muera entre nosotros la rúbrica conquistadora y
reconquistadora de esta hispanidad y, si acaso perece, se convierta -tal como el cuerpo del
Cid sobre Babieca en los campos Valencianos- en ideal noble y diáfano para seguir
librando nuestras batallas.

61
Ibídem., p. 15.
31
Ensayos sobre Hispanidad

ESTAR EN ESPAÑA ES ESTAR EN CASA

Ana Carolina Galiano Moyano

Introducción

Estar lejos del hogar llama a la nostalgia y al recuerdo de lo propio. En lo más hondo
de nuestro ser está inscripto –y siempre latente- ese deseo de retorno.

El gran Chesterton sobre la búsqueda nostálgica de lo propio, pregunta


paradojalmente “¿Cuál es el viaje más corto desde un lugar hasta ese mismo lugar?”, a lo que
contesta: “(…) es ir alrededor del mundo”.62El viaje –como figura de la vida del hombre- tiene
mucho sentido, puesto que nos encontramos en permanente búsqueda de dónde venimos
y hacia dónde vamos.

Recorrer las calles de Granada, con sus recovecos; atravesar las puertas de Toledo,
reconocer el Alcázar; rezar frente a los restos de San Fernando Rey de Castilla; contemplar
un Belén en cada ciudad, en tiempos de Navidad; encontrarse con el Cid Campeador en
Burgos; transitar por las estrechas y pintorescas calles de Sevilla con su calor especial…
tomarse un chocolate con churros en la legendaria Chocolatería San Ginés. Si nunca antes
hemos visitado esas plazas, caminado por esas calles de adoquines, contemplado esas
Catedrales; ¿por qué todo se torna tan familiar?

Hay algunos lugares frente a los cuales no podemos permanecer indiferentes, y hay
otros que aunque los veamos por primera vez, parecen sin embargo uno de nuestros
verdaderos hogares. El fuerte lazo espiritual que tenemos con España, ¿nos hará sentir una
nostalgia del propio hogar?, ¿Habrá en América, un deseo de volver a casa?

62
CHESTERTON, G. K., “Nostalgia del propio hogar”. En La Tierra de los Colores, Ed. Vórtice, 2007, p. 215.
32
Ensayos sobre Hispanidad

Recordar ese gozo tan particular que se vive estando en España, perpetúa y revive
nuestras raíces, lo que somos y hemos recibido.

Realicemos ese viaje, de ida y vuelta. Hasta la vuelta final, eterna, donde cada día es
mejor que el anterior, y vivamos ese “estar en casa y de vacaciones al mismo tiempo”.63

El viaje hacia el origen

El hombre –dice Platón- ha perdido la perfección, concebida para él, del origen. Ahora está
perennemente en búsqueda de la forma primigenia que le puede volver a sanar. Recuerdo y nostalgia
lo empujan a la búsqueda (…).64 Ese “querer volver al origen” marca con una sutil pluma el
corazón del hombre: pareciera que Dios al crearnos, se reservó para sí una mitad de
nuestro corazón. Ya lo decía San Agustín: “nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto, hasta que descanse en ti”.65 Sólo en el Cielo, descansará, cuando encuentre su otra
mitad. Sin embargo, esa misma nostalgia que el hombre vive, producida por la pérdida de
la forma primera, es la que lo impulsa a regresar al origen, a estar en permanente viaje y ser
peregrino.

El viaje iniciático, transformador, bautismal ha sido punto de partida de


innumerables reflexiones literarias. En varias obras, los héroes realizan un “rito de pasaje”,
accediendo, en un movimiento de descenso y ascenso, a una vida superior. El viaje es
igualmente figura de la vida del hombre: homo viator, decían los medievales. (…) Nos encontramos in
vía, esto es, en camino, en peregrinación, en romería, es decir en viaje. 66

Ahora bien, si el viaje irrumpe en nuestras vidas, nos transforma, nos libera. Porque
de allí se vuelve distinto, y con nostalgia. No podemos permanecer indiferentes, por más
que nos resistamos.

63
FERRO, J. N. “De maestros y batallas culturales”, Vórtice, 2018, p. 156.
64
RATZINGER, J. “La belleza. La Iglesia”. Ed. Encuentro, Madrid, 2006. p. 15.
65
SAN AGUSTIN. “Confesiones”, I, 1, 1.
66
FERRO, J. N., op. cit., p. 156.
33
Ensayos sobre Hispanidad

Si ese viaje que realizamos, nos lleva al “origen”, como pueblo, como nación, su
trascendencia en nuestra vida puede ser inabarcable. Si pensamos en el origen de América,
indudablemente tenemos que pensar en España, y su gran obra conquistadora, por esencia
misionera, humana, civilizadora.

España –gracias a la visión de la gran Isabel La Católica y la misión del príncipe de


las carabelas Cristóbal Colón- se abrió como una granada y emprendió el viaje que le iba a
valer toda su hidalguía. Al decir de José María Pemán:

Cuando hay que descubrir un Nuevo Mundo


o hay que domar al moro,
o hay que medir el cinturón de oro del Ecuador,
o alzar sobre el profundo espanto del error negro que pesa sobre la Cristiandad,
el pensamiento que es amor en Teresa
y es claridad en Trento,
cuando hay que consumar la maravilla de alguna nueva hazaña,
los ángeles que están junto a su Silla,
miran a Dios... y piensan en España.

Ese primer viaje, ha dejado una marca imborrable en la historia de la humanidad. Y


la acción benéfica de España en América llega a nuestros días. Si nosotros, realizamos el
viaje inverso, de alguna manera intentamos acercarnos a ese origen de nuestra historia.

La herencia recibida

Intentando dilucidar lo que España nos trajo y dejó aquí en herencia, que es al cabo la parte
más noble, el digno presente de la Madre Patria a sus hijas de ultramar,67 debemos hacer mención
a algunos aspectos preliminares.

67
CAYETANO, B. La acción benéfica de España en las Indias: aspecto religioso, antropológico y cultural, Ed.
Didascalia, Bs. As., 1991, p. 15.
34
Ensayos sobre Hispanidad

Debido a las circunstancias históricas en las que España nace como pueblo, la
afirmación de lo propio –español- recae simultánea e indivisamente sobre la catolicidad y la
hispanidad,68 puesto que la vida política, cultural y social del pueblo español se forjó en el
fragor de un centenario combate religioso. Y España no sólo le hizo frente a las batallas
sino que fue fragua de santidad, puesto que se convirtió en el terreno fértil para que
nacieran de allí los más heroicos y victoriosos arquetipos:

“Ante todo España era en aquel tiempo una tierra de santos. Estrellas de primera magnitud
son, además de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, los dos reformadores de la Orden
Carmelitana, Santa Teresa de Jesús y el Doctor de la Iglesia San Juan de la Cruz. Junto a ellos se
alinean los franciscanos San Pedro de Alcántara y San Pascual Bailón, el agustino Santo Tomás de
Villanueva, San Francisco de Borja, duque de Gandía antes de su ingreso a la Compañía de Jesús, y
el beato Juan de Ávila, apóstol de Andalucía.69

Ante tamaños antecedentes, para ellos–los españoles-ser, era ser cristianos; para ellos
vivir, era vida cristiana; para ellos organizar una existencia colectiva, era organizar un foco de
cristiandad. Los conquistadores españoles que iban a América a poblar, iban, pues, a cristianizar el
país.70 Y esto es justamente lo que llevaron a cabo.
El citado poeta español, inmortaliza en varias de sus obras la acción misionera y
evangelizadora de España confirmando el interés esencial de la empresa:
Con esta mano rumbosa,
que es prenda de la hidalguía
de la España generosa
que viene a darte la rosa
y a darte el Ave María (…)71

68
GARCÍA MORENTE, M. “El elemento religioso en la formación de la nacionalidad española y de la
hispanidad”, Ecclesia Órgano de la Dirección Central de la Acción Católica Española, Madrid: sábado 10 de
octubre de 1942, año II, nº 65, páginas 18-19 (978-979). Recuperado en
http://www.filosofia.org/hem/dep/ecc/e020978.htm.
69
HERTLING, L. Historia de la Iglesia. Ed. Herder, Madrid, 1989, p. 278.
70
GARCÍA MORENTE, M., op.cit., p.
71
PEMÁN, J. M. “La Santa Virreina”. Ediciones Españolas, España, 1941, pp. 123-124.
35
Ensayos sobre Hispanidad

De España, hemos recibido la traditio –la religación con el saber que viene de siglos-
ese legado de un todo espiritual que impregna la vida y por lo cual el hombre y el pueblo
conservan su identidad.

Quienes habitamos este suelo podemos dar testimonio de que la obra civilizadora ha
quedado reflejada en infinidad de bienes materiales –plazas, iglesias, monasterios, cabildos
y universidades-, y sobre todo en la cultura rica y compleja que recibimos a través de la
lengua, la pintura, la escultura, la música, el teatro.

Sin embargo, no recibimos sólo esa riqueza cultural, porque sin duda debió existir
algún ideal más alto, ancho y profundo por el cual embarcarse en tal misión. Así fue que
España –tal vez como ninguna otra nación- se preocupó por evangelizar a los pueblos y
otorgar derechos y dignidad. De esta manera nos enseñó, sobre todo, aquello por lo cual
vale la pena vivir y morir.

Si España se consideraba noble por ser cristiana, algo análogo debía suceder con los
hijos de España. Por tanto, a lo que se tendió fue a la formación del estado católico como
base primordial de la obra misionera. Cayetano Bruno identifica que la razón teológica de
España en Indias fue doble: empleo del poder político al servicio de Dios, y concepción del Estado
como empresa misional.72

En consideración a ello, el primero y más precioso legado de España a las Américas fue el
de la unidad religiosa, bajo el credo católico romano, mantenido sin intermitencias a través de toda la
dominación española en Indias.73Por las Capitulaciones de Granada, manifestaba la Reina el
espíritu eminentemente religioso que había de guiar la empresa ultramarina, invocando el
auxilio de la Santísima Trinidad y de su Madre, a quien tenían por señora y abogada en
todas las acciones.

72
CAYETANO, B., op. cit, p. 39.
73
Ibídem, p. 19.
36
Ensayos sobre Hispanidad

En La Santa Virreina –obra de Pemán-, la condesa del Perú realiza una acción
magisterial enseñando las verdades del catecismo a Zuma, una de las aborígenes de estas
tierras que le fue asignada como criada. Una de las escenas de la misión evangelizadora
queda graficada bellamente cuando la Virreina enferma de gravedad y pide la asistencia
sacerdotal. Mientras preparan el altar, las flores y un camino alfombrado por donde habrá
de pasar el Señor, la Condesa le dice a Zuma acariciándola: “Hoy vas a ver al Dios mismo/ de
que te hablé a mi manera./ Voy a darte la postrera/ lección de mi catecismo”.74 Se escuchan unos
toques de campanilla, ya se le siente llegar: “Ya viene el que mi sed/ la angustia puede calmar./
Esas cortinas corred,/ porque el Sol, entre los dos,/ parta con su luz la sombra…/ Tu dios le sirve de
alfombra,/ ¡ya ves que es grande mi Dios!”.75 La campanilla se oye más cercana, y empiezan a
aparecer acólitos y candelabros encendidos. Todos empiezan a hincarse. Zuma va cayendo
de rodillas asombrada contemplando cómo será de grande ese Dios, que hasta la Virreina
del Perú se arrodilla en su presencia.

Como broche de oro a la gran herencia, no se puede dejar de pensar en lo sucedido


en la noche del 2 de enero del año 40, en la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro.
Los documentos dicen que Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro
cuando “oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a la Virgen
Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol”. La Santísima Virgen, que aún vivía, le pidió
al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba
de pie y prometió que “permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios
obre portentos y maravillas por su intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren su
patrocinio”. Se erigió así, la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Santísima y por
tanto el primer templo mariano de toda la Cristiandad.

La devoción del pueblo por la Virgen del Pilar se halla muy arraigada entre los
españoles y desde épocas muy remotas. Esta Santa Columna en la cual la Virgen reposó, se
ha convertido con el paso de los siglos, posiblemente, en la roca más besada del mundo.
74
PEMÁN, J. M., op. cit., p. 186.
75
Ibídem, p. 192.
37
Ensayos sobre Hispanidad

Tanto que el mármol se ha ido desgastando. Tamaña gracia es, entonces, besar el pilar y
sellar esa unión con España, aceptando y reafirmando la tradición recibida.

“Bajo infinidad de advocaciones –cuál de todas más atrayente- la devoción a la Virgen Nuestra
Señora llenó un historial de gracias y prodigios en todos los sectores de las antiguas Indias
Occidentales, hoy réplicas independientes, que se conservan por ella, y gracias a España que fomentó
su devoción, indisolublemente adheridas al centro común católico, pese a los muchos trastornos de ayer
y de hoy, y a los persistentes embates de las sectas foráneas”.76

Amar el pasado y las raíces –como obligación cristiana, en la virtud de la piedad- nos
lleva a comprender que los frutos del árbol se dan abundantes en el aire, o que las flores
surgen hermosas porque las raíces están clavadas en la profundidad de la tierra.Y los
vestigios de la tradición se hacen perceptibles en el idioma que nos indica una lengua
común, en las abuelas que rezan en las Iglesias, en el perfume de los naranjos en las calles,
en los monumentos indicadores de magnanimidad, en las catedrales que vieron coronar a
gloriosos Reyes –verdaderos custodios de la Cristiandad.

Reafirmar la herencia de la tradición y agradecer –al decir de Rubén Darío- por este
pueblo que aún reza a Jesucristo y aún habla en español 77, es clamar bien fuerte que ¡vive la
América española!

Nostalgia y recuerdo

Si pensamos –en palabras de Cayetano Bruno- en la España tradicional, católica y


extremosamente dadivosa de sí misma en provecho nuestro 78, indudablemente resuena en los
rincones más recónditos de nuestra alma, un dejo de recuerdo y nostalgia.

Al ser religioso por naturaleza, todo hombre tiene cierta conciencia de su origen y
destino último; y, en su corazón posee ansias de regresar a la Casa del Padre. Este es el

76
CAYETANO, B., op. cit., p. 53.
77
Rubén Darío. “A Roosevelt”
78
CAYETANO, B., op. cit., p. 15.
38
Ensayos sobre Hispanidad

fundamento de su condición religada. Ese deseo está siempre latente y es lo que lo impulsa
a esa misma búsqueda de su origen. La misma palabra nostalgia –nostos: regreso, retorno; y
algos: sufrimiento, dolor- nos indica que el alma sabe que ha perdido el Paraíso y desea
regresar a Él con la más impetuosa vehemencia.

En el plano de la patria, debe suceder algo similar. Los hijos tienen algo de su madre,
aunque no lo sepan. Pero cuando lo saben, el encuentro con ella es más profundo, puesto
que evoca el recuerdo y la nostalgia. Y la nostalgia de América tiene sus raíces en España.

Se dice que hay algunos lugares que, vistos por primera vez, parecen sin embargo hacer vibrar
una cuerda de remembranza. ´Yo he estado aquí antes´, nos decimos, ´y éste es uno de mis
verdaderos hogares´.79Muchas imágenes de España pueden graficar ese reconocimiento:
recorrer las estrechas calles de Sevilla adornadas de naranjos, encontrarse con las murallas
de Ávila que fueron testigo de grandes santos, divisar a lo lejos los molinos del viento en
Consuegra, rezar una oración frente a la cruz más grande del mundo en el Valle de los
Caídos, transportarse al glorioso mundo medieval en Toledo, sentirse invadido por el
deseo de cruzada y reconquista frente a Santiago en Compostela.

Pero sin duda, cuando un americano, hijo de España, camina por las calles de
Granada –tan característica por sus adoquines, pintoresca con las flores en los balcones,
perfumada por especias que se venden en los puestos comerciales, ensalzada por la Capilla
Real, y resumida en la magnífica imagen en el punto central de la ciudad de Cristóbal
Colon arrodillado frente a Isabel La Católica-; allí, justo allí es donde el recuerdo y la
nostalgia del propio hogar se funden, para expresar: estar en España es estar en casa.

Estar en algo no es sólo permanecer inmóvil o inerte, sino más bien es reposar,
aceptar lo que nos ofrece y hacerse uno con ello. Si al menos pensamos en España
resuenan algunas de las siguientes palabras: historia, Isabel, Fernando, cultura, fe,
tradición, reconquista, esperanza, Cristóbal Colón, viaje, epopeya, nostalgia, hogar. Pensar

79
BENTLEY, E.C. Trent´s Own Case. En: Trent´s Case Book, Madison, 1953, p. 152.
39
Ensayos sobre Hispanidad

el destino glorioso de España nos enorgullece, puesto que también es pensar nuestros
orígenes.

Recordar, produce gozo. Y paradójicamente, a su vez, todo gozo recuerda. Recordar


ese gozo tan particular que se vive estando en España, perpetúa y revive nuestras raíces, lo
que somos y hemos recibido.

Conclusión

Como Patria recibimos un destino de oro, gracias a la gloriosa España –verdadera y


católica- que se expandió, por amor y entrega, como lo hace una madre por sus hijos.
Digno de ver es cómo la Plaza de España en Sevilla está orientada hacia el río, y se muestra
en dirección a América, homenajeando de esta manera a las antiguas indias.

Más de cinco siglos han pasado de aquella gran epopeya que le mereció a España su
valía. En palabras del poeta de Cádiz se puede decir: Anchar la Cruz redentora/ es el oficio de
España,/que con afán y dolor,/ tira y tira de sus brazos/ porque quepan los pedazos/ del mundo
todo en su amor.80

No es ninguna novedad que muchas veces los hijos se rebelan contra sus padres, y en
algunos casos reniegan de ellos mismos. Actualmente –por la sociedad desagradecida y
apóstata en la que vivimos- se hace visible la inmadurez de los americanos por no
reconocer a España como madre, y hasta incluso la mismísima España ha desterrado esas
raíces católicas de las cuales nació.

Sin embargo, hoy más que nunca debemos recordar esta verdad: nuestra Patria, que
nació cristiana y fue hecha con la Cruz de los misioneros al mismo tiempo que con la
espada de los conquistadores, nos hace inmortalizar que somos españoles porque el alma es la
misma,/ según dicen los sabios (…) 81.

80
PEMAN, J. M., op. cit., p. 161.
81
CASTELLANI, L. “La Fundación de la Patria”. Poema introductorio a La Muerte de Martín Fierro.
40
Ensayos sobre Hispanidad

De allí el sentido de familiaridad, la cercanía, el orgullo por la nobleza de la Madre


Patria. Nos guste o no, nuestras raíces están en España, y lo sabemos. Por eso se nos
hincharía el pecho si nos dijeran lo que la Virreina del Perú a los nativos: ¡Si vosotros no sois
sino españoles que habéis perdido el barco de regreso!82

Grande y magnánima fue la obra; y sin embargo tal vez hoy no alcanzamos a
reconocerla. Las grandes distancias muchas veces ayudan a ver mejor lo que tenemos cerca.
Ya lo decía Chesterton, dar toda la vuelta al mundo es el camino más corto para llegar a
donde uno ya se encuentra. Hagamos ese viaje de ida y vuelta.

El regreso, el reencuentro, volver a casa. Diez escasos días bastaron para confirmar lo
que suponía: estar en España es estar en casa. A ella pertenecemos, esas nos nuestras
verdaderas raíces.

Seamos dignos de esa herencia: América fue descubierta, conquistada, cristianizada y


organizada como proyección de la singular Edad Media y de las raíces greco romanas que
gozó España. Regresemos al principio, volvamos a la matriz, acerquémonos al origen, que
en la Hispanidad es la fe. Volver la mirada a las raíces históricas es volver a las raíces meta
históricas: volver a España es volver a Cristo. Estar en la verdadera España fiel a su
tradición, es estar en Cristo.

82
PEMAN, J. M., op. cit., p. 278.
41
Ensayos sobre Hispanidad

LA MUJER FUERTE

En épocas del Virreinato del Río de la Plata

Josefina Brusadín

El siguiente trabajo trata sobre la no tan conocida María Antonia de Paz y Figueroa.
El epíteto de “mujer fuerte” se le adjudicó por una obra titulada “El estandarte de la mujer
fuerte” que se publicó en Italia con autor anónimo mientras ella estaba en plena obra. El
mismo es una biografía de Mamá Antula, como muchos la llamaban, desde su nacimiento
hasta la gran labor realizada en Buenos Aires. Ahora, ¿por qué se decidió calificarla de
mujer fuerte? En general cuando se quiere elogiar a una mujer se resaltan otras cualidades
de ella como la de santa, piadosa, femenina, delicada, etcétera.

No obstante, no es la primera vez que se utiliza ese adjetivo para la caracterización de


la mujer. El capítulo treinta y uno versículo diez de los Proverbios comienza así: “Una mujer
fuerte, ¿quién podrá hallarla?, Mucho mayor que de perlas es su precio”83.Y continúa
mencionando sus virtudes. En el comentario a este versículo, Straubinger dice:

“(…) la Biblia alaba a la mujer fuerte, y la Iglesia la admira en sus santas. Saben que, en la
mujer, aunque su físico sea débil, su alma puede ser grande, y para que llegue a ser grande tiene que ser
fuerte: fuerte en sus conceptos sin ser dura; fuerte en su virtud sin ser orgullosa; fuerte en su convicción
sin ser rígida; fuerte en el dolor sin ser fría; fuerte en el amor; pues el amor es fuerte como la muerte, y la
muerte es invencible”.84

Por lo tanto, el comentarista sostiene que la fortaleza de la mujer está en la grandeza


de su alma, en su delicadeza y sobre todo en su amor al que califica como invencible.

83
Pr 31, 10.
84
La Santa Biblia, traducción de Mons. Straubinger, La Plata, 2009.
42
Ensayos sobre Hispanidad

Analizaremos a continuación la vida de Mamá Antula, y en la conclusión se verá por


qué motivos mereció ser llamada de tal modo. El presente trabajo se dividirá entonces en
tres partes: una primera parte en la que se desarrollará el contexto general en el que vivió
Mamá Antula; una segunda parte donde se narrará brevemente su vida; y finalmente una
conclusión.

María Antonia de Paz y Figueroa nació en Santiago del Estero en 1730,y vivió en
dicha ciudad hasta 1767, año en el que comenzó su obra que la llevó a trasladarse por
distintas ciudades hasta que en 1779 se instala en Buenos Aires donde va a vivir hasta su
muerte en 1799 (salvo una breve estadía en la Banda Oriental).

Santiago del Estero había sido durante muchos años capital de la Gobernación de
Tucumán perteneciente al Virreinato del Perú junto con una parte del actual territorio
argentino (una considerable porción del territorio seguía en manos de pueblos indígenas).
Dicha ciudad tenía parroquias y conventos de dominicos, franciscanos, mercedarios y
posteriormente jesuitas y fue una de las primeras ciudades que tuvo escuela.

En 1767 ocurrió un hecho que conmovió a toda América y que tuvo consecuencias
funestas para nuestro continente: la expulsión de los jesuitas por Real Decreto del rey
Carlos III. No es mi intención escudriñar los motivos profundos por los que esto sucedió
sino que, siguiendo a Cayetano Bruno en su “Historia de la Iglesia en Argentina”
mencionar simplemente que la causa de la expulsión fue

“La recia contextura de la Compañía de Jesús; la cual… enfrente de los políticos de la


Ilustración, absolutistas y recelosos, más solícitos de las regalías mayestáticas que de los intereses de Dios
y de las almas, pasó como facción poderosa y contrastante dentro del Estado, imposible de someter y
destinada por lo mismo a la extinción”.85

Esto no fue un hecho aislado contra la Compañía, sino que anteriormente Portugal
y Francia también habían tomado la misma decisión.

85
BRUNO, C., Historia de la Iglesia en Argentina. Ed. Don Bosco, Bs. As., 1970, p. 58.
43
Ensayos sobre Hispanidad

Para poder comprender la magnitud de este hecho debemos analizar qué labor
cumplían los jesuitas en el sur del Virreinato del Perú. En primer lugar, su trabajo
misionero. Con respecto al Río de la Plata y el Paraguay, una carta del entonces obispo de
Córdoba, Monseñor Sarricolea, “alude a los ‘treinta famosos pueblos’ de Guaraníes que tienen
los jesuitas, con 77 misioneros; los cuales ‘cada día van agregando otras conversiones’”.86 Estos
estaban encargados de 84.046 almas indígenas. Además, en la gobernación del Tucumán
“la regio del Chaco, tan refractaria al Evangelio, mostraba ya buenas disposiciones. Los jesuitas se
aprestaban a llevar batida a fondo por todas sus fronteras”87. Este plan no pude ser llevado a
cabo y el Chaco siguió en manos de los indígenas casi cien años más. Por otra parte, para
lograr la adhesión de indígenas no cristianizados, eran muy perseverantes con la
evangelización teniendo por costumbre el envío frecuente de dos misioneros que partían
desde las ciudades al encuentro de almas para su conversión.

En segundo lugar, los jesuitas pusieron mucho empeño en la formación de las almas
por medio de la fundación de colegios. Solo en la gobernación de Tucumán tenían seis
colegios: en Salta, San Miguel, Santiago del Estero, La Rioja y dos en Córdoba. En todos
ellos se enseñaba latín, a leer, a escribir y a contar. También hay que considerar la
fundación de la Universidad de Córdoba en 1613.

Todo esto se vio interrumpido al proclamarse el decreto de expulsión, luego del cual
las autoridades españolas procedieron a apresar a todos los jesuitas durante la noche y
embarcarlos rumbo a Europa. Muchas misiones y colegios quedaron clausurados y otros
fueron tomados por otras congregaciones. Las consecuencias de este hecho fueron, a corto
plazo, el abandono de muchas de sus obras como las estancias cordobesas y las reducciones
de guaraníes, además de la tristeza de mucha gente que era afecta a los jesuitas y que
mostró disconformidad ante la medida (por ejemplo, en Buenos Aires se cerraron durante
ocho días lo comercios en señal de dolor). Las autoridades civiles y los obispos sostenían
que la Compañía de Jesús no había hecho más que males y festejaba la liberación de los

86
Ibídem., p. 32.
87
Ibídem., p. 36.
44
Ensayos sobre Hispanidad

pueblos de esta pesada carga. Así, estaba prohibida la manifestación de cariño hacia la
congregación y todo lo relacionado con lo jesuita fue tomado como malo y vergonzoso.

A largo plazo, las consecuencias fueron también en el plano espiritual y moral. El


mismo cabildo de Buenos Aires dice en un acuerdo que “se ha suspendido y omitido esta
importante obra desde su expulsión; por cuya causa le han seguido infinitos males”88 y en otro
acuerdo se menciona:

“la multitud de vagabundos, forajidos, gentes ociosas y haraganas de que tanto abundan en la
campaña, son el origen de muchas muertes, robos y desordenes que se experimentan en ellas; pero había
que reconocer como causa última del malestar la ignorancia religiosa”.89

La causa de esta ignorancia es, según la misma institución, la ausencia dejada por los
jesuitas.

Junto con este contexto de expulsión de la Compañía de Jesús, se decidió la creación


del Virreinato del Río de la Plata en 1776, al cual pertenecería la gobernación del
Tucumán, el Alto Perú, Cuyo, Paraguay y Buenos Aires, que sería su capital. Esto se
decidió para frenar el avance portugués sobre territorio español. Esta decisión acarreó
cambios en el plano político ya que elevó de categoría a Buenos Aires que se fue
transformando en una ciudad portuaria con cada vez más riquezas a causa del puerto.

Hasta aquí la descripción del contexto político y religioso de la época.

En la segunda parte se describirá entonces la vida y obra de María Antonia. Nació,


como se dijo anteriormente, en Santiago del Estero en 1730 y a los 15 años decidió vestir
el hábito de Beata Jesuita, hacer votos privados y consagrarse al apostolado, la oración y la
penitencia. Desde allí también tomó el nombre de “María Antonia de San José”. Estas
beatas “si bien no eran religiosas terciaras jesuitas, o cosa que le parezca; con todo, no se puede negar

88
Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, s. III, t. VIII, págs. 670-674.
89
BRUNO, C. op. cit., p. 167.
45
Ensayos sobre Hispanidad

que con algún compromiso o promesa, referente al cuidado de las Casa de Ejercicios para mujeres,
estaban ligadas a la compañía”90.

Cuando sucedió la expulsión de los jesuitas ella tenía 37 años y llevaba mucho
tiempo vinculada a la Compañía. Es entonces que ve el llamado a continuar su obra por
medio de los ejercicios. Años más tarde le relataba al virrey Cevallos sobre este momento:

“Ha de saber V. Excia. que desde el mismo año que fueron expulsados los Padres Jesuitas,
viendo la falta de ministros evangélicos y en doctrina que había, y los medios para promover, me
dediqué a dejar mi retiro, y salí (aunque mujer y ruin), pero con confianza en la Divina Providencia,
por las Jurisdicciones y Partidos con venia de los señores Obispos […] y colectar limosnas para mantener
los Santos Ejercicios Espirituales del grande San Ignacio de Loyola para que del todo no pereciese su
obra de tanto provecho para las almas y de tanta gloria para el cielo”.91

Ella tenía una total seguridad en su misión y docilidad ante la voluntad de Dios, algo
que llamaba la atención a los que la trataban.

Comenzó organizando los Ejercicios Espirituales en Santiago del Estero, previa


autorización de obispo, para luego trasladarse a otras ciudades cercanas como Tucumán,
Jujuy y Salta; posteriormente a Catamarca y La Rioja; y por último a Córdoba. Mamá
Antula iba vestida con una túnica negra dejada por los misioneros jesuitas, descalza,
colgado en el cuello un Niño Jesús recostado sobre una cruz (que hacía besar a todos los
pecadores arrepentidos) y una cruz en la mano. Las tandas de Ejercicios duraban 10 días y
se hacían una después de la otra, intercalando entre varones y mujeres. Solía alquilar una
casa, conseguir un sacerdote piadoso que estuviera dispuesto a predicarlos y ella junto con
unas mujeres que la acompañaban se ocupaban de todo lo que fuera necesario. Apenas
llegaban a una ciudad, eran pocos los que se anotaban para participar, pero al poco
tiempo, crecía su número rápidamente llegando a 200 y 300 personas por tanda.

90
Notas del P. Justo Beguiriztain a la obra de Mons. Marcos Ezcurra, “Vida de Sor María Antonia de la Paz”,
Bs. As., 1947, p. 21.
91
Solicitud de la Sierva de Dios al Virrey Cevallos (Córdoba, 6 de agosto de 1777).
46
Ensayos sobre Hispanidad

Antes de proseguir hay que considerar lo que significaba simplemente proponer a


alguna autoridad la idea de revivir los Ejercicios tan propios de los jesuitas. Todo lo que
tuviera “olor a jesuita” estaba prohibido.

“(…) los católicos que les eran afectos, estupefactos, no habían osado declararse en su favor,
estaban como los discípulos a la muerte de Jesucristo dispersos, y nada les parecía más extraño, que ver
a María Antonia exhortarles a hacer los ejercicios espirituales de San Ignacio, cuya idea estaba casi
olvidada”.92

Por ejemplo, al presentarse ante el obispo y el Gobernador de Salta para pedir


permiso de organizar los Ejercicios ellos “encuentran ridículo y extravagante su pedido. Mas
luego, habiendo examinado su espíritu y la manera con la que conduce su obra, el obispo le acuerda,
como igualmente el gobernador, la aprobación y el permiso necesario”.93 También con el Obispo
Malvar y Pintos de Buenos Aires sucedió:

“No consideramos por entonces oportuno condescender a sus ruegos, hasta tantear y percibir la
idea y fondo de esta misión. En espacio de nueve meses continuos, examinamos por nos mismos el
espíritu y fines de este pensamiento […] no se turbó ni desalentó con esta respuesta su espíritu […] se nos
presentaba de tiempo en tiempo, oía con humildad la repulsa, y partía de nuestra presencia con grande
alegría y confianza”.94

En 1779 decide pasar a Buenos Aires donde va a realizar su mayor obra. Sin
embargo, al principio no va a tener tanto éxito: “es de admirar que esta pobre señora al
principio cuando vino, le hacían mil burlas por las calles, públicamente tratándola como bruja y
ahora es estimada de todos y llamada a porfía de todas partes (disputándose) quién se la ha de
llevar”.95 El estandarte de la mujer fuerte dice que “ella fue tratada de ébria, loca, fanática y
hasta de bruja”96 e incluso fue apedreada en la calle al considerarla loca.

92
Autor Anónimo, “El Estandarte de la mujer Fuerte”, Buenos Aires, 1899, p.28
93
Positio Super Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, María Antonia de San José, Roma, 2007, p. 54.
94
Informe del Obispo de Buenos Aires, Fray Sebastián Malvar y Pinto, sobre la Sierva de Dios elevado al
Papa Pío VI (Buenos Aires, 15 de enero de 1784).
95
Carta 59: de Don Isidoro Lorea al P. Diego Irribarren en Faenza (Buenos Aires, 1 de octubre de 1788).
96
Autor Anónimo, “El Estandarte de la mujer Fuerte”, Buenos Aires, 1899, p. 27.
47
Ensayos sobre Hispanidad

Sin embargo, al poco tiempo se ganó el cariño de todo el pueblo, incluido el Obispo
y el virrey que le tenían gran afecto. Los ejercicios se hicieron en un principio en casas
alquiladas, intercalando hombres y mujeres de toda clase: españoles, negros y mestizos.
Posteriormente se le donó el dinero para construir la casa de Ejercicios que sigue en pie
hasta hoy. La comida se conseguía únicamente por limosnas y se conocen muchos hechos
milagrosos relacionados a la adquisición de víveres. Citaré uno de más de veinte que están
documentados:

“Sé también que viniendo un vendedor a la puerta, trayendo otras cosas diferentes, ella le pidió
fruta para los ejercitantes, y diciéndole que no tenía, ella le señaló donde traía dicha fruta, y el vendedor
no creyendo que era sino otros artículos, fue a ver y se cercioró que era así como la Madre decía”.97

También se conocen milagros y profecías que hizo como del entierro de una mujer
que estaba viva, la sentencia de pena de muerte a un hombre que era inocente e incluso
tuvo una visión del retorno de los Jesuitas y de las invasiones inglesas, entre otras.

Por medio de su obra se lograron frutos visibles para todos. Los mismos sacerdotes
que predican los retiros dicen “que se advierte reforma en la ciudad y sus contornos”.98 Se
rescatan también la cantidad de conversiones que se vieron y un cambio general en la
ciudad.

Luego de cuatro años, más de 15.000 personas habían hecho ejercicios con ella y la
cantidad de gente inscripta no menguaba. Por medio de los sacerdotes jesuitas en Roma
consiguió del Papa que se le diera indulgencia plenaria a aquellos que asistieran. No solo
laicos participaban, sino que también obispos que venían de otras diócesis, seminaristas y
sacerdotes. Dice ella misma en carta al P. Juárez sobre un retiro de clérigos: “Entraron 24,
entre los cuales, casi todos los Curas de la ciudad” y más adelante “casi no hay ningún clérigo que
no haya hecho los ejercicios”.99 Incluso el obispo manda que todos los seminaristas que estén
terminando sus estudios deban conseguir la aprobación de la Beata para poder ordenarse

97
PositioSuper Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, María Antonia de San José, Roma, 2007, p. 155
98
Carta de María Antonia de Paz y Figueroa al Padre Juárez (Buenos Aires, 17 de agosto de 1785)
99
Carta de María Antonia de Paz y Figueroa al Padre Juárez (Buenos Aires, 22 de agosto de 1785)
48
Ensayos sobre Hispanidad

sacerdotes. También estableció relación con el Virrey y la Virreina del Perú que estaban de
paso por Buenos Aires, rumbo a España. La razón del viaje era un juicio injusto que se
había hecho en su contra y por lo cual debía comparecer ante el rey. Los días que
estuvieron en la ciudad, hicieron Ejercicios y establecieron una gran amistad con María
Antonia. Ante su aflicción y preocupación ella les infundió tranquilidad y confianza en la
Providencia. Dice una carta haciendo referencia a esto:

“Fue notorio a todos el alto concepto que formaron de ella (…), y la gran confianza con que en
todo la consultaban, dependiendo de ella aun en sus mayores negocios como de un Oráculo; poniéndose
enteramente en sus manos y recibiendo de ella hasta máximas y consuelos espirituales”.100

Posteriormente siguieron en contacto por medio de cartas.

Asimismo, en Europa fue conocida y admirada por muchos gracias a las cartas que
Mamá Antula mandaba a los jesuitas expulsos que estaban en Roma, principalmente al
Padre Juárez. No solo a sacerdotes jesuitas llamaba la atención su obra sino a religiosos y
laicos de todas las congregaciones, incluyendo autoridades de la Iglesia: “Confiésole que al
ver de Roma […] lo que obra la Beata han quedado admirados no solo los ex jesuitas de todas la
Provincias, sino también desde el Papa hasta los demás Cardenales y Prelados”.101 Sus cartas
además, al momento en que llegaban a Europa, eran traducidas a muchos idiomas
incluyendo el francés, italiano, alemán y latín y enviadas a todos los rincones del
continente para que se tome conocimiento de lo que sucedía.

“Porque de la Rusia los nuestros y de la Francia la monja tía del rey y otros personajes y sujetos
graves, que han leído las antecedentes, tienen dado orden que cualquier noticia que venga de la Beata y
de los Ejercicios, se la envíen luego”.

Y cuentan que en Francia se han reformado muchos conventos solo con la lectura de
sus cartas y las expresiones de la Beata.102

100
Autor Anónimo, “El Estandarte de la mujer Fuerte”, Buenos Aires, 1899, p. 37
101
Fragmento de carta del Padre Juárez a Don Ambrosio Funes (Roma, 11 de mayo de 1790)
102
PositioSuper Vita, Virtutibus et Fama Sanctitatis, María Antonia de San José, Roma, 2007, p. 32
49
Ensayos sobre Hispanidad

En sus últimos años de vida, Mamá Antula decidió ir a Montevideo, donde


permanece durante dos años organizando Ejercicios con igual éxito. A pesar de no querer
partir, le ofrecen en Buenos Aires un terreno para construir una Casa de Ejercicios, razón
por la cual regresa a la ciudad donde va a pasar sus últimos días trabajando solícitamente
sin descanso. Fallece el 7 de marzo de 1799 en su habitación acompañada por unas
mujeres y es enterrada, según su deseo, con notoria pobreza. Actualmente sus restos
descansanen la Basílica de la Piedad. Fue beatificada en 2016 por el Papa Francisco y en
diciembre de 2018 se cerró el proceso canónico en Argentina y se está a la espera de la
decisión que se tome en Roma y de un milagro.

Para concluir, no fue solo su obra lo más admirable (aunque por supuesto no fue
para nada pequeña ni despreciable) sino su persona lo que más vale la pena destacar. Para
las empresas más grandes, Dios en general utiliza a los más pequeños y frágiles. Pero esa
pequeñez muchas veces esconde un corazón amoroso enteramente entregado a Dios
precisamente porque tienen presente que por ellos nada pueden, sino que están sostenidos
por Él. Decía en una de sus cartas refiriéndose a la Suprema Majestad:

“Mi único consuelo es darle muchas gracias y ofrecerme ciegamente a su santa voluntad,
reconociendo que dicha Majestad, por el amor a sus criaturas, que viven olvidadas de su Criador, se
ofrece por todos los caminos a franquear sus misericordias, principalmente por este de los santos
Ejercicios, en los que he experimentado claramente el cumplirse de su santa voluntad con mucho
beneficios de las almas cristianas”,103

y un sacerdote decía acertadamente de ella:

“Ella no ama para sí, sino la mayor pobreza, la mayor humildad, y el ser despreciada de todos.
Contenta solo de venir a la mayor gloria de Dios y al bien de las almas por medio de los Santos
Ejercicios. No aspira a otra cosa, y parece que no piensa otra cosa”.104

Precisamente una verdadera mujer fuerte no lo es tal por su fuerza física sino por su
fortaleza y grandeza de alma. Y esto no termina de caracterizarla. La verdadera fortaleza

103
Carta de María Antonia de Paz y Figueroa al Padre Juárez (Buenos Aires, 5 de agosto de 1782).
104
Carta de Don Ambrosio Funes al Padre Juárez (Córdoba, 7 de octubre de 1784).
50
Ensayos sobre Hispanidad

está en el abandono de la confianza en Dios: en descubrirse creaturas frágiles por sí mismas


pero que todo lo pueden si Dios está con ellos. Mamá Antula siempre tuvo el deseo de
empequeñecerse ante su obra para que todos pudieran ver que no era suya sino de Dios.
Mientras más nada se percibía, más admiración causaba en los que la rodeaban y más gente
se acercaba a ella. Y precisamente por eso es que triunfó con su cometido. Humanamente
fue inexplicable el éxito que alcanzó y los frutos visibles que dejó. Incluso al morir,
ninguna de las mujeres que la rodeaba pudo continuar satisfactoriamente con lo que había
comenzado.

Por eso es que ahora se comprende mejor cuando el libro de los Proverbios pregunta
“Una mujer fuerte, ¿quién podrá hallarla?” ya que ella no es fácil de encontrar, es rara la
presencia de este tipo de mujer en la historia. Pero es seguro que, siguiendo con la cita,
“mucho mayor que de perlas es su precio”.
51
Ensayos sobre Hispanidad

EL SILENCIO DE DIOS Y LA ESPERANZA

El mundo contemporáneo desde la mirada de Rafael Gambra

Ana Laura Quiroga

Introducción

El problema del tiempo siempre se robado todas las miradas en el salón de la


filosofía. Hoy no es diferente, nuestro tiempo presente como condición del filosofar y del
vivir, sigue siendo uno de los objetos de interrogación preferido de los pensadores.

Rafael Gambra, filósofo español nacido en el siglo XX, no fue la excepción y se dejó
cautivar por la inquietud por su presente, que también es el nuestro. Es por ello que su
libro El silencio de Dios, resulta tan interesante para dar respuesta a muchas de las preguntas
que surgen cuando nos detenemos absortos ante el sucederse continuo delos
acontecimientos que pasan frente a nuestros ojos como en un desfile sin término.

La semblanza que el pensador español realiza del mundo contemporáneo no se


limita únicamente a una fenomenología superficial de nuestros días, sino que más bien
penetra con hondura en los cimientos de la crisis hodierna y extrae desde allí la esperanza,
virtud tan infrecuente como necesaria para el ser humano. Es por esta razón que este
trabajo tiene por fin rescatar el mensaje esperanzador del autor, así como poner de
manifiesto el valor filosófico de su reflexión sobre el momento histórico que nos
corresponde.

Nada podremos comprender de lo que Gambra quiere decirnos cuando nos habla de
las características de la Ciudad de los Hombres si primero no nos adentramos en otro
misterio que ha deslumbrado la especulación de Occidente: el hombre mismo. En este
sentido, primero esbozaremos en pocas páginas lo que aún no termina de hallarse
52
Ensayos sobre Hispanidad

perfectamente comprendido por la inteligencia humana: la mismísima esencia del hombre


y su relación con la Ciudad de los Hombres. Para esta tarea nos serán de mucha ayuda
Gustav Thibon y el mismo Gambra.

Luego, intentaremos expresar algunos rasgos característicos del presente y la vida


contemporánea, sus actores y sus problemas; con la finalidad de comprender con mayor
precisión el panorama de nuestros días, para poder así buscar una cura posible.

Ya sobre el final de las páginas, en el límite culminante del trabajo, pondremos de


manifiesto algunos conceptos primordiales para la reedificación de una Ciudad de los
Hombres para, que sea, verdaderamente, ámbito de maduración de los seres humanos.

Por la extensión del trabajo, no nos será posible realizar un análisis minucioso de la
obra del filósofo español, tampoco es nuestra intención agotar todos los temas tratados en
su libro. Más bien intentaremos reflexionar a partir de sus palabras sobre algunos
problemas que nos interpelan: la existencia humana, el mundo contemporáneo y la
esperanza.

“¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te


cuides?" (Salmo 8, 5)

Pretender agotar el enigma del hombre es una tarea ciertamente imposible. Pero ella
se nos impone imperativamente, en especial si atendemos al mandato délfico que nos
exhorta a conocernos a nosotros mismos.

En su ensayo sobre el amor humano, Gustav Thibon nos asombra con su


apreciación sobre el hombre: “El hombre podría ser definido como el animal que está en guerra
consigo mismo. Con anterioridad a toda definición, a toda interpretación positiva o negativa, el
conflicto humano impone evidencia absoluta”.105

El foco de Thibon está puesto en una verdad evidente. En efecto, no comienza


expresando la clásica definición de hombre como simple animal racional o desarrollando

105
THIBON, G. Sobre el amor humano. p. 31.
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una explicación sobre la concepción medieval de persona. El autor se limita a manifestar


que en el hombre hay dos elementos esenciales que, a menudo, entran en conflicto. El
filósofo francés llama vida y espíritu a estos aspectos del hombre.

“Entendemos por vida el conjunto de elementos por los cuales el hombre es parte del universo
sensible (cuerpo, instintos, sensibilidad bajo todas sus formas…) Y espíritu todo lo que en él emerge fuera
del Cosmos y escapa a su necesidad: la inteligencia y la voluntad con todo su cortejo de exigencias
suprasensibles y- en último extremo- sobrenaturales”.106

En este sentido, el conflicto es parte esencial de la existencia humana, lo cual


quiere decir que el hombre alcanza su plenitud en virtud de dicho conflicto. Es decir, vida
y espíritu se abren ambos a dos universos aparentemente contradictorios; la vida posa su
mirada sobre la sensibilidad, lo corporal, lo caduco, lo individual; el espíritu trepa por las
torres invisibles de lo universal, lo perfecto e inmóvil.

A raíz de este conflicto Gambra nos habla del

“drama íntimo del existir humano: la temporalidad y la caducidad de la vida, de una parte; la
tendencia de la mente y la voluntad hacia realidades y valores absolutos, atemporales, de otra. O lo que
es lo mismo: la radical incomprensión y la angustia hacia el fluir temporal que nos consume a la vez
que, en cierto modo, nos crea”.107

Pero vida y espíritu, no están llamados a estar en permanente conflicto. Por el


contrario, ambos pertenecen a la unidad esencial del ser humano, que se reconcilia
uniendo lo que Dios ha querido unido desde un principio. Y en el hombre, Dios ha
querido aunar los dos aspectos: “El espíritu y la vida están hechos para ser unos y distintos.
Separarlos es confundirlos. La unidad traicionada se venga con la confusión: la carne surge bajo la
máscara del espíritu; el espíritu licenciado reaparece bajo la máscara de la vida”.108

Con esto, Thibon nos quiere advertir que la confusión de los aspectos humanos es
peligrosísima, puesto que se corre el riesgo de hacer sucumbir ambos cuando se intenta

106
Ibídem., p. 33
107
GAMBRA, R. El silencio de Dios. p. 87.
108
THIBON, G., op. cit., p. 47.
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Ensayos sobre Hispanidad

suprimir uno de los dos.109 En otras palabras, tanto la mecanización de la vida por la
imposición de vacías reglas morales como la falsificación de los valores espirituales por la
anulación de las energías vitales, conducen al hombre a su perdición personal y a la ruina
de su entorno social. De allí el riesgo del racionalismo y del puritanismo, males de la época
moderna que propiciaron la agonía de la civilización occidental.

Gambra agrega que el hombre no es ni ángel ni bestia, sino espíritu encarnado,


compendio limitado o finito del mundo material y el mundo espiritual. 110

Llegados a este punto de la reflexión, podemos notar que la reconciliación de vida y


espíritu en perfecta armonía, supone el enlace de ambos aspectos humanos. Pero el
hombre, no se relaciona únicamente consigo mismo, sino que también lo hace con su
entorno y con los demás hombres. El desarrollo de la persona humana siempre se da en la
sociedad, no antes de ella ni fuera de ella, sino en ella. Porque es en la Ciudad humana
que el hombre puede enlazarse en su propia unidad e inmolarse en la entrega amorosa a
los demás.

En esta misma línea, Gambra señala:

“El hombre (el Yo) viene a ser la irrupción en el mundo circundante, entrega e intercambio con
esa realidad que le rodea. (…) va a concebirse a ese sujeto como irrupción en un mundo de cuyo contacto
va a surgir, en el compromiso, la verdadera inteligibilidad- “no se ve más que con el corazón”-; y a la
vez, la autocreación del propio sujeto, el enriquecimiento progresivo de eso que llamamos
personalidad”.111

En efecto, el filósofo español concibe la plenitud de la vida humana como la


creación de lazos entre el hombre y las cosas circundantes. Por esta razón, para el
despliegue de la existencia plena es preciso que haya un hábitat propicio. Es gracias a la
sociedad política que el hombre alcanza su mayor grado de independencia.112

109
Ibídem., p. 37.
110
GAMBRA, R., op. cit., p. 116.
111
Ibídem., pp. 49-50.
112
Ibidem. p. 59.
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Ensayos sobre Hispanidad

Entonces no podemos evitar traer a la luz, dos conceptos cruciales para la


comprensión del texto del filósofo español. Dichas nociones son extraídas del pensamiento
de Saint-Exupéry. Estas son absolutamente necesarias para la edificación de la sociedad
política sana. Gambra habla tanto del compromiso como de la domesticación cuando se
refiere a los cimientos de la Ciudad de los Hombres, es decir, la sociedad política óptima.

El compromiso, también muy presente en pensadores existencialistas, implica la


entrega total del hombre a lo real concreto, a un tiempo y a un espacio específico. Pero
solo puede entregarse uno a aquello que ama, es decir, a aquello que conoce.113 En otras
palabras, la plenitud humana no puede venir dada desde afuera y construida sobre
principios abstractos y meramente coercitivos. Por el contrario, solo habrá un sano vivir a
partir de la entrega existencial y total a las cosas que se domestican y con las que uno se
compromete por amor y tradición.

Completamente relacionado con el concepto anterior, la domesticación, por su


parte, implica directamente la creación de lazos con el mundo circundante. Es ese acto por el
que las cosas se tornan sustancia misma del sujeto, y este se hace responsable de ellas para siempre.114

Rafael Gambra rescata también del autor del Principito la idea de Ciudad de los
Hombres para expresar que hay una sociedad posible en donde el hombre se proteja de las
fuerzas de la naturaleza y se plenifique según su propia finalidad. Esta Ciudad Humana se
construye a partir de los dos pilares anteriormente nombrados. Y el motor para la
edificación de la Ciudad es el fervor. Aquí fervor quiere decir, el esfuerzo y la entrega guiados
por el amor, en cuya obra el sujeto intercambia su vida con su creación, y esta le sobrevive, y fecunda
y alberga la vida de los que le seguirán.115

La finalidad de la Ciudad Humana es preservar dos cosas absolutamente necesarias


para la salud de la vida misma: el sentido de las cosas y la maduración del vivir.

113
Ibidem., p. 43.
114
Ibidem., p. 52.
115
Ibidem., p. 69.
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“El sentido de las cosas que libra al hombre de caer en la incoherencia de un mundo sin
límites ni estructura; y la maduración del vivir, en cuya virtud la obra del hombre paga por la vida
que le quita, y el mismo conjunto de la vida por ser constructivo, paga ante su eternidad”.116

Entonces cabe preguntarnos ¿qué sucede con el tiempo y el espacio presentes?


¿Habitamos en una Ciudad Humana? ¿Son adecuadas nuestras condiciones de vida para la
plenitud de la naturaleza humana?

La evasión de la muerte y el mundo tecnocrático.

Basta con detener la vorágine de nuestros días para comenzar a sospechar que la vida
que llevamos se ha convertido en lo que Heidegger denominaría una existencia
inauténtica. El alemán describe la existencia inauténtica como aquella que no vive de cara
a su posibilidad máxima e ineludible: la muerte.

Una característica de este tipo de existencia es la evasión de todo aquello que nos
muestra esta posibilidad suprema. El hombre contemporáneo se escapa de este horizonte
de múltiples maneras pero lo hace de modo constante a través de la actividad
ininterrumpida.

En palabras del Gambra: “La civilización industrial de nuestra época ha ensayado otro
camino para este anhelo de la evasión. Consiste en aturdir ese sentimiento en la actividad y en
eliminar la muerte del horizonte vital humano”.117

También Heidegger advierte este problema en su precioso texto Gelassenheit


(Serenidad en español):

“La creciente falta de pensamiento reside así en un proceso que consume la médula misma del
hombre contemporáneo: su huida ante el pensar. Esta huida ante el pensar es la razón de la falta de

116
Ibidem., p. 73-74.
117
Ibidem., p. 90.
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Ensayos sobre Hispanidad

pensamiento. Esta huida ante el pensar va a la par del hecho de que el hombre no la quiere ver ni
admitir”.118

El pensamiento meditativo, en efecto, se vuelve un pensar calculador, inconsciente


de que ya no se piensa más en las realidades supremas y constitutivas de la vida humana.

Por otra parte, en la descripción del filósofo español de la civilización tecnocrática,


aparece un personaje que no corresponde a este tiempo histórico exclusivamente, sino que
de distintas maneras se ha manifestado en todo tiempo. Sin embargo ahora tiene los rasgos
específicos de nuestro presente. Dicho personaje es el denominado por Gambra con el
nombre de insensato o juglar de las ideas.

El insensato es la persona que encarna el desgarro de los elementos humanos,


enarbolando la bandera de la rebelión. Ya porque aboga por el uso exclusivo los ojos
corporales, ya porque pretende mirar únicamente con los ojos de la razón pura.119 De esta
manera contraría la misma naturaleza humana en su unidad corpóreo-espiritual que
intenta mantenerse en armonía a pesar de su aparente conflicto.

La ruina interna de la civilización en el mundo contemporáneo viene dada por la


participación del insensato en la tarea de la destrucción todo lo preestablecido por la
Ciudad Humana, por el mero afán de acabar con el orden de las cosas. Para justificar cada
ruptura con la tradición pronuncia las famosas preguntas ¿por qué no? ¿Por qué no cambiar las
cosas? ¿Qué me lo impide?120

Pero estas preguntas pueden ser pronunciadas sin reparo y hasta con aval del
conjunto social, porque se ha aceptado ciegamente el mito de la evolución histórica que
conduce a un progreso indefinido como un devenir que siempre decanta en un mundo
mejor, sin la necesidad de compromiso y la domesticación por parte de los hombres.

118
HEIDEGGER, M. Serenidad. Versión castellana de Yves Zimmermann, Ediciones del Serbal, Barcelona,
1994, p. 2.
119
GAMBRA, Rafael. Op.Cit. 98.
120
Ibidem. p. 101.
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Incluso podría decirse que los hombres se resignan de manera previa a esa evolución, por
lo que ya no hay un sentido por el cual consagrar la vida.121

Las palabras de Gambra ilustran perfectamente esta idea:

“Quizás la consecuencia más espectacular de este desarraigo de los lazos del hombre con su
mundo y de los hombres entre sí dentro del mundo teconocrático se ha llamado la aceleración de la
historia o, más exactamente la culminación de este proceso en nuestra misma época”.122

Es decir, la característica fundamental del mundo contemporáneo es que la


civilización industrial está construida contra el espacio y contra el tiempo en las medidas
humanas, que garantizan la creación de lazos con las cosas y con los demás.123

Aquí la aceleración vertiginosa de la vida de los hombres, llega a transformarse en la


sustancia misma del vivir humano. Ya no hay tiempo para la memoria, ni el rito ni el
sosiego; no hay espacio ni tiempo para la contemplación del horizonte existencial. No hay
posibilidad para la existencia auténtica, ni para el compromiso ni el sacrificio. En otras
palabras, la aceleración del tiempo impide dos elementos para el sano vivir propios de la
Ciudad de los Hombres: el sentido de las cosas y la maduración del vivir.

Conclusión: La esperanza.

Ante el panorama que hemos dejado atrás con la exposición de las ideas del filósofo
español, nos queda en la inteligencia y el corazón una inquietud lógica: ¿es posible la
restauración de una Ciudad de los Hombres, en donde el vivir sea domesticar y
comprometerse con los demás con amor y fervor?

Gambra responde afirmativamente: sí, es posible. Es esta nuestra vocación y esto


significa que estamos llamados a la reforma y la reconstrucción de la Ciudad Humana.
Tenemos nuestra misión en el tiempo que nos ha sido asignado, este tiempo.124

121
Ibidem. p. 140.
122
Ibídem., pp. 126-127
123
Ibidem., p. 125.
124
Ibidem., p. 195.
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La Ciudad de los hombres que hemos de restaurar es “una ciudad cuya sustancia
otorgue sentido y maduración a las vidas que alberga; que oponga, en fin, al eterno ¿por qué no? del
juglar de las ideas la consistencia de sus muros y la religación divina de sus cimientos.” 125

A modo de conclusión, debemos decir que la descripción del pensador español


resulta rica y esclarecedora, porque es capaz de condensar en unas pocas páginas la
descripción de las condiciones de vida del hombre contemporáneo en la sociedad
tecnocrática. Pero a su vez, da un paso más allá al aportar un análisis filosófico y profundo
de la naturaleza humana y el modo de vincularse en la vida social.

Las palabras de Gambra, si bien tienen un carácter performativo, también


promueven la entrega concreta e histórica del hombre a su mundo circundante. En su
texto lucha constantemente contra la aplicación racionalista de principios abstractos ajenos
al dinamismo de cada sociedad política. Este tipo de mensajes no son frecuentes y por eso
resulta valioso para nosotros. Brota de un pensar situado en una época que reacciona
contra el racionalismo descarnado que hemos heredado.

Llegados al final del recorrido, no queda más que recordar esta naturaleza conflictiva
del hombre que nos otorga la llave de la esperanza para la reconstrucción de la Ciudad
Humana. Somos seres telúricos pero abiertos a la sed infinita de lo eterno y por ello no nos
queda más echar raíces en la Ciudad de los Hombres, porque como dice Chesterton en un
poema: “Ahora se puede contar esa verdad; Sí, hay fuerza en echar raíces y bondad en hacerse viejo”.

125
Ibidem., p. 196.
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San Luis, Argentina


12 de octubre de 2019
Fiesta de Nuestra Señora del Pilar
Día de la Hispanidad
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