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COMO SABER SI TENGO EL DON PARA PODER ENSEÑAR

Solo hagas estas preguntas en su interior:


 ¿Soy Paciente para responder a cualquier pregunta?
 ¿Amo a cualquiera que me pregunta? ¿respondo con amor?
 ¿Estoy convencido de mi doctrina? ¿me gusta explicar lo que los demás no entienden fácilmente?
 ¿Los hermanos me entienden con facilidad, o no logro hacerme entender?

Si respondiste afirmativamente, estamos listos para emprender un viaje sin retorno, debes entender que un
don de Dios es una gran responsabilidad que no puedes evadir, que Dios ha puesto en ti para el crecimiento
de los demás y no el tuyo propio, deberás entender que a medida que enseñes a los demás no solo crecerán
ellos, tú crecerás cada ves más. Esto significa que en la medida que instruyas con amor, paciencia, etc. Tu
estarás asegurando tu pase hacia la vida eterna, por lo que nos conviene usar nuestro don para ayudar a los
demás.

¿Qué debo hacer para el Espíritu de Dios se manifieste en mi para mejorar mi Don?

 Orar.
La oración es una practica que no debe abandonarse, es la comunicación que se tiene con Dios, y a
través de ella obtenemos el espíritu de Dios en nuestra vida. ( Santiago 1:5)
 Ayunar.
El ayuno aclara la mente desintoxica los pensamientos y nos permite ver claramente las intenciones
de Dios en nosotros, nos ayuda a estar en comunión con Dios. (Marcos 9:29; 1ª Corintios 2:10;
Éxodo 35:34)
 Escudriñar la Biblia.
Leer las Sagradas escrituras no harán entender el razonamiento divino, no puedo enseñar lo que no
conozco. (Juan 5:39; Lamentaciones 3:40)
 Practicar el amor.
El que ama a sus alumnos por muy difíciles que me resulten es como el maestro que enseño con
amor a sus discípulos que entendieron muchas cosas mucho tiempo después, recuerda que el amor
es la base de todo y sin amor aunque hayas aprendido como enseñar, tu enseñanza es hueca. (1ª
Corintios 13; Salmo 25:8)
 Conservar mi santidad.
La única manera de que el espíritu de Dios more en nosotros es procurando la santidad, y dejando la
mundanalidad. (Salmo 51:3; Lucas 12:2; Salmo 32:8; Tito 2:3)
 Ejemplo para los otros.
Siempre es mejor enseñar a los demás con el ejemplo mas que con las palabras, debes siempre
saber que tus alumnos están pendientes de lo que tu haces, por tanto no destruyas con tus hechos,
las palabras que con tu boca construyes. (Filipenses 3:17; Tito 2:7; 1ª Timoteo 4:12; 2ª Corintios 9:2)
 Estudia todo el tiempo.
Buscar nuevos métodos de enseñanza es benéfico para ti y para los que instruyes, Dios siempre
pondrá nuevas cosas en tu corazón y en tu vida, no debes conformarte con lo ya aprendido, no
debes se un neófito. (Eclesiastés 12:11; Mateo 10:25; 1ª Timoteo 3:6.)

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