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de este Comentario
Las siete trompetas
Los capítulos 8, 9, 10 y 11 del libro de Apocalipsis
“Las Siete Trompetas” Pintura panorámica por Joe Maniscalco. Derechos reservados.
El “Preámbulo Celestial” para las Siete Trompetas
Apocalipsis 8:2-5
(2) “Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron Siete
Trompetas. (3) Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de
oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre
el altar de oro que estaba delante del trono. (4) Y de la mano del ángel subió a la
presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. (5) Y el ángel
tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y
voces, y relámpagos, y un terremoto.”
Dios recibe las oraciones de los santos, con el olor fragrante del
incienso, justamente antes de comenzar los siete ángeles a sonar
las trompetas. ¿Acaso guarden estas oraciones alguna relación con
los mensajes de las trompetas? Opinamos que sí, pues, de otro modo,
¿por qué introducirlas en el drama celestial que presagia los siete
trompeteos?
b) Una vez
transcurrida la escena
de las oraciones y el
incienso, el octavo
ángel “tomó el
incensario”,
ejecutando una acción
muy significativa,
mediante la que se
daba a entender,
dramáticamente,
la naturaleza de
las profecías a revelarse. “Lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo
truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”. Apocalipsis 8:5. Así que, se presagia
que las Siete Trompetas no anunciarían bendiciones abundantes para el planeta Tierra
y sus habitantes sino condiciones y acontecimientos espantosos.
(1) Arrojar: “Lanzar
con violencia una cosa de modo que recorra cierta distancia.” Gran Diccio
nario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L. Ciertamente, la acción
de arrojar “fuego del altar” en el cielo “a la tierra” significa que las Siete
Trompetas no anunciarían, reiteramos, bendiciones o victoria para la
tierra y sus habitantes sino maldiciones, castigos, sufrimiento y
destrucción.
(3) En la línea del tiempo,
¿qué relación guardan estas
Siete Trompetas a los Siete
Sellos? Clave para una
respuesta correcta es el Sexto
Sello en particular, pues este nos lleva, indisputablemente, al momento
cuando el planeta Tierra deja de ser.
2
Entonces vi que se le dio una trompeta a cada uno de los siete ángeles que estaban de
pie delante de Dios. 3 Después vino otro ángel con un tazón de oro, y en ese tazón
pusieron mucho incienso, para que lo ofreciera ante el altar junto con las oraciones del
pueblo de Dios. 4 El humo del incienso subió de la mano del ángel, junto con las
oraciones, hasta donde estaba Dios. 5 Entonces el ángel tomó el tazón y lo llenó con los
carbones encendidos que estaban sobre el altar. Luego, lanzó todo sobre la tierra, y por
todos lados hubo un fuerte ruido de truenos, y relámpagos, y un temblor de tierra.
6
Después, los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.
8
El segundo ángel tocó su trompeta, y fue lanzado al mar algo parecido a una gran
montaña envuelta en llamas. Entonces, la tercera parte del mar se convirtió en
sangre, 9 y murió la tercera parte de todo lo que vivía en el mar, y fue destruida la
tercera parte de los barcos.
10
Cuando el tercer ángel tocó su trompeta, una gran estrella cayó del cielo sobre la
tercera parte de los ríos y de los manantiales. Esa estrella ardía como una antorcha, 11 y
se llamaba «Amargura». Entonces, la tercera parte de las aguas se volvió amarga, y
mucha gente murió al beberla.
12
El cuarto ángel tocó su trompeta, y la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas
se dañó y dejó de alumbrar. Por eso el sol no alumbraba durante la tercera parte del día,
y la luna y las estrellas no brillaban durante la tercera parte de la noche.
13
Luego vi un águila que volaba en lo alto del cielo, y la oí decir con fuerte voz: «¡Qué
[c]
mal les va a ir a todos los que viven en el mundo, cuando los otros tres ángeles toquen
sus trompetas!
El Día del Señor es el tema de muchas de las profecías bíblicas, representa el momento en que
Dios intervendrá para poner fin a la opresión, corrupción, pecado y maldad del mal gobierno
humano. El Día del Señor será un tiempo de castigo, de terribles plagas y de los momentos más
oscuros de la historia de la humanidad. Pero también va a señalar el amanecer de un nuevo día:
la era en la que Dios gobernará y traerá paz y prosperidad a este atribulado planeta.
Los eventos del Día del Señor descritos en Apocalipsis vienen después de la Gran Tribulación y
las señales en el cielo. Estos eventos incluyen siete plagas que se van a manifestar al son de unas
trompetas. Siete ángeles van a tocar sus trompetas sucesivamente, y terribles plagas vendrán a la
Tierra porque la humanidad ha rechazado a Dios y a sus maravillosas leyes que Él hizo para
nuestro bien.
La humanidad estará a punto de autodestruirse —y estará tan lejos de Dios que la mayoría de las
personas no se va a arrepentir ni a obedecer. Algunos se van a arrepentir; una gran multitud
saldrá de la Gran Tribulación y se arrepentirá (Apocalipsis 7:9-17). Pero la mayoría de la gente
no lo hará, y parece que la única manera en que Dios puede llamar su atención es enviando
plagas, así como lo hizo con el Faraón en el tiempo del Éxodo.
Las últimas tres plagas que vienen al sonar las trompetas se conocen como los tres ayes. ¿Por
qué?
En Apocalipsis 8:13, después de las primeras cuatro plagas que se manifiestan al son de las
trompetas, el apóstol Juan escuchó una advertencia de un ángel: “¡Ay, ay, ay, de los que moran
en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!”
De ahí viene el nombre de “los tres ayes”. El Diccionario Griego de Louw y Nida describe la
“aflicción” como “un estado de dificultad intensa o de angustia, de desastre o de horror”. O como
lo expresa la Nueva Traducción Viviente: “Terror, terror, terror, terror.” Así que también podrían
llamarse los tres terrores o eventos desastrosos.
El primer ay
Apocalipsis 9:3 compara esta plaga con algo similar a unas langostas con el poder de la picadura
de los escorpiones! Apocalipsis 9:4 dice: “Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra,
ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello
de Dios en sus frentes”.
Así que el primer ay es el tormento por cinco meses sobre aquellos que no tienen el sello de Dios
(v. 5). Un sello es una señal de propiedad. Dios sella a los que son suyos: a los que se han
arrepentido, a los que se esfuerzan por obedecerle, a los que tienen el Espíritu Santo.
No debemos apagar al Espíritu Santo. No debemos aceptar la marca de la bestia —una señal que
tenemos que estar dispuestos a desechar. Si estamos dispuestos a rechazar las leyes de Dios para
tener éxito o sobrevivir, seremos marcados con esa terrible señal, cualquiera que sea, ya sea una
marca literal visible, un microchip implantado o simplemente la evidencia espiritual del
compromiso.¿Qué necesitamos saber ahora acerca de este primer ay? Debemos tener el sello de
Dios.
No debemos apagar al Espíritu Santo. No debemos aceptar la marca de la bestia —una señal que
tenemos que estar dispuestos a desechar. Si estamos dispuestos a rechazar las leyes de Dios para
tener éxito o sobrevivir, seremos marcados con esa terrible señal, cualquiera que sea, ya sea una
marca literal visible, un microchip implantado o simplemente la evidencia espiritual del
compromiso.
Así que esta primera aflicción es un terrible tormento que es muy doloroso pero que no mata a la
gente. El segundo ay (que es anunciado por la sexta trompeta) es muy diferente.
El segundo ay
Así que, con un tercio de la humanidad muerta, uno pensaría que las personas estarían listas y
dispuestas a arrepentirse. Pero Apocalipsis 9:21 dice: “y no se arrepintieron de sus homicidios, ni
de sus hechicerías [o drogas] ni de su fornicación, ni de sus hurtos”. “Hechicerías” es de la
palabra griega pharmakeia, que “significa ocultismo, hechicería, brujería, fármacos ilícitos,
trance, encantamiento mágico con drogas” (Spiros Zodhiates, El diccionario completo de estudio
de la palabra, Nuevo Testamento, 1992).
A pesar de esta terrible guerra mundial, con miles de millones de personas muertas, el resto de
las personas todavía no se va a arrepentir.
¿Cuál es el mensaje para nosotros? No debemos estar de acuerdo con la mentalidad que tiene el
mundo frente al sexo y a las drogas. Debemos estar siempre receptivos a la corrección de Dios.
El tercer ay involucra las siete últimas plagas (Apocalipsis 16). ¡También incluye a aquellos que
quedan de los ejércitos de la Tierra que son engañados para que luchen contra Jesucristo cuando
Él regrese! Pero esta séptima trompeta termina con la victoria contundente de Cristo, quien
después toma posesión del Monte de los Olivos. Apocalipsis 11:15 describe lo que sucede
durante el tiempo en que el séptimo ángel toca su trompeta:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del
mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Después de todas las aflicciones y terrores, Jesucristo regresará para terminar con todos los
males, terrores y guerras. Él salvará a la humanidad de la autodestrucción. Entonces Él y los
santos resucitados ayudarán, sanarán, consolarán y enseñarán a todas las personas. ¡La gente
necesitará desesperadamente la ayuda de los fieles seguidores de Cristo!
¿Qué necesitamos saber ahora acerca del tercer ay? Necesitamos prepararnos ahora para ayudar,
enseñar y servir a las personas que sobreviven a estos tres ayes.
El Día del Señor, representado en la fiesta de Trompetas, realmente comienza como el peor de
todos los tiempos. Pero después del regreso de Jesucristo, ¡se transformará en el mejor de los
tiempos! ¡Todas las aflicciones serán olvidadas cuando Jesucristo establezca el Reino de Dios!
Los santos —aquellos que se arrepintieron y tenían el sello del Espíritu Santo de Dios y que se
prepararon en esta vida para ayudar a Cristo en el futuro— serán resucitados y cambiados. ¡Las
personas alrededor del mundo finalmente estarán listas para arrepentirse y aprender el camino de
la paz!
El número siete es un número que se repite a menudo a lo largo del último libro de la Biblia, el
libro de Apocalipsis. Este libro, que fue dado para revelar lo que “debe suceder pronto”
(Apocalipsis 1:1), incluye siete iglesias (v. 4), siete candelabros de oro (v. 12), siete estrellas (v.
16), siete “lámparas de fuego... que son los siete Espíritus de Dios” (4:5), siete sellos (5:1), siete
trompetas (8:6), una bestia con siete cabezas y diez cuernos (13:1), siete truenos (10:3) y siete
últimas plagas (15:1), que se encuentran dentro de siete copas de oro (15:6-7).
Los siete sellos, las siete trompetas y las siete últimas plagas forman un esquema de los eventos
proféticos que ocurrirán antes y en el momento del regreso de Cristo a la Tierra. Como explican
nuestros artículos “Los siete sellos”, “¿Qué son llos cuatro jinetes del Apocalipsis?” y “La ira de
Dios”, los primeros cinco de los siete sellos representan la ira de Satanás contra el pueblo de
Dios y la humanidad en general. El sexto sello anuncia la ira de Dios (Apocalipsis 6:12-16).
El séptimo sello representa el Día del Señor, el tema principal del libro del Apocalipsis. Este
séptimo sello incluye el juicio de Dios sobre la humanidad desobediente que se manifiesta por
medio de las siete plagas al sonar las trompetas (Apocalipsis 8-9) y siete últimas plagas
(Apocalipsis 15-16).
Cuando se abrió el séptimo sello, Juan vio siete ángeles con siete trompetas. A medida que cada
ángel tocaba su trompeta, Juan vio que se desplegaban aterradoras plagas y usó un poderoso
lenguaje simbólico para tratar de describir lo que estaba presenciando.
Primera trompeta: El granizo y el fuego mezclados con sangre harán que toda la hierba de la
Tierra y una tercera parte de los árboles se quemen (Apocalipsis 8:7).
Segunda trompeta: Un gran objeto semejante a una montaña ardiente será arrojado a los
océanos de la Tierra, causando que un tercio de ellos se convierta en sangre, un tercio de la vida
marina muera y un tercio de las naves sean destruidas (vv. 8-9).
Tercera trompeta: Juan vio una estrella ardiente caer del cielo sobre fuentes de agua fresca,
causando que el agua se volviera amarga y matara a muchos (vv. 10-11).
Cuarta trompeta: La luz del sol, la luna y las estrellas sobre la Tierra será disminuida en un
tercio (v. 12).
Quinta trompeta: (también llamada el primer ay): Lo que Juan sólo podría describir como un
tipo inusual de langostas (probablemente viendo en la visión los aviones militares modernos)
surgirán de la Tierra y van a infligir picaduras intensamente dolorosas a los seres humanos
durante cinco meses (Apocalipsis 9:1-12).
Sexta trompeta: (también llamada el segundo ay): Cuatro ángeles serán liberados para matar a
un tercio de la población restante de la Tierra por medio de un ejército de 200 millones de
personas (vv. 13-19).
Séptima trompeta: (también llamada el tercer ay): Mientras esta trompeta suena, voces en el
cielo dirán: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían:
Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos
de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
Debido a la desobediencia de la humanidad frente a sus santas y benéficas leyes, Dios traerá este
severo castigo sobre los habitantes de la Tierra.Debido a la desobediencia de la humanidad frente
a sus santas y benéficas leyes, Dios traerá este severo castigo sobre los habitantes de la Tierra.
Los efectos de las primeras seis trompetas incluirán un desastre ecológico de proporciones
épicas. Y mientras el planeta lucha por mantenerse con vida, los humanos tendrán que soportar
un dolor tan intenso que desearán la muerte (Apocalipsis 9:6). Muchos morirán, como se indica
en la descripción de la sexta trompeta (vv. 13-19).
Aunque uno pensaría que un castigo tan intenso puede llevar a que las personas se arrepientan de
sus pecados, esto no ocurrirá. Como explica la Biblia: “Y los otros hombres que no fueron
muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de
adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las
cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus
hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” (Apocalipsis 9:20-21).
Los seres humanos van a estar tan decididos a quebrantar las leyes de Dios que estarán
dispuestos a morir por su camino de vida antes que arrepentirse. ¡Qué triste estado de engaño el
que Satanás ha perpetrado sobre la humanidad (Apocalipsis 12:9)!
Debido a que la gente no se arrepentirá, siete castigos adicionales llamados “las siete últimas
plagas” (Apocalipsis 15:1) vendrán sobre la humanidad. Si bien estos juicios aleccionadores
están destinados a venir sobre los habitantes de la Tierra, nuestro amoroso Dios no quiere que, en
última instancia, ninguno de ellos perezca (2 Pedro 3:9) y a su debido tiempo dará a cada ser
humano una oportunidad de entender su camino de vida y elegir si quiere obedecer a Dios o no.
Esta oportunidad llegará durante y después de un período de 1.000 años llamado el Milenio —un
tiempo en el que Satanás estará atado e incapaz de engañar a la humanidad.
¿Qué es el día del Señor?
Un tema fundamental en Apocalipisis es el período conocido en la Biblia como
el Día del Señor. Este es el momento de la intervención de Dios en este
mundo malvado.
Aunque el plan de Dios para la humanidad eventualmente traerá la paz y la prosperidad para
todos los que lo adoren y lo obedezcan a Él, se requerirá de una intervención sobrenatural y
dolorosa para convencer a los humanos de que se arrepientan de sus pecados. Estos actos de Dios
son llamados en la Biblia: “El día del Señor”.
Antes de que llegue el día del Señor, Dios permitirá que el mundo entero pase por una gran
prueba al dejar que por un corto período de tiempo, Satanás provoque gran rebelión y
destrucción en la tierra; en este tiempo habrá mucha tribulación (Marcos 13:19; Apocalipsis 3:9-
11; 12:12). Satanás causará parte de estos problemas dando poder y autoridad a líderes políticos
y religiosos para que establezcan un gobierno dominante, al cual usará como herramienta para
perseguir al pueblo de Dios durante tres años y medio (Apocalipsis 13). Este período de tiempo
es conocido como la Gran Tribulación y llevará al mundo entero al borde de la autodestrucción
(Mateo 24:21-22).
Luego de la gran tribulación y varias señales que Dios usará para llamar la atención de la
humanidad (Mateo 24:29; Joel 2:30-31; Apocalipsis 6:12-16), “el día del Señor” comenzará.
Entonces, Dios enviará al mundo una serie de castigos con el fin de llevar a las personas rebeldes
al arrepentimiento. El día del Señor también es llamado “el gran día de su ira” (Apocalipsis
6:17), pues en este período de tiempo Dios mostrará a la humanidad su justa indignación por la
corrupción y destrucción que la rebelión en contra de su benéfico camino de vida habrán causado
(Isaías 13:6-13).
El Día del Señor comenzará oficialmente cuando el séptimo sello sea abierto (Apocalipsis 8:1) y
es descrito en casi todo el resto del libro de Apocalipsis, pues incluye las plagas de las siete
trompetas y las siete últimas plagas (Apocalipsis 16). Sólo quienes sean considerados como
fieles serán protegidos de estos castigos (Apocalipsis 7:2-3; 9:4; 14:9-10).
La ira de Dios durará poco tiempo y Él mismo evitará misericordiosamente que el mundo se auto
aniquile. Después de esto, el Creador establecerá su maravilloso y pacífico .
Para comprender por qué es necesario un castigo tan severo, debemos volver al principio,
analizar el propósito por el cual Dios creó al hombre, y darnos cuenta de cómo Satanás y el
pecado han corrompido al mundo entero.
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Con estas palabras, Dios
formó al hombre del polvo la tierra y sopló aliento de vida en su nariz (Génesis 1:26; 2:7). El
hombre fue creado para desarrollar dentro de sí los regalos divinos de la auto-consciencia, el
libre albedrío, la imaginación, el entendimiento y, eventualmente, el carácter justo de Dios. Pero,
al comer del árbol prohibido en el jardín de Edén, Adán y Eva comenzaron un patrón de
conductas y decisiones que nos separaron de nuestro Creador desde entonces. El pecado había
contaminado su relación con Dios.
Siglos de historia humana han comprobado lo insensato que es vivir sin tener una relación con
Dios. A pesar del avance tecnológico e increíble progreso en tantas áreas de investigación, el ser
humano no ha sido capaz de solucionar sus problemas más apremiantes ni de satisfacer sus
necesidades espirituales más urgentes. La proliferación del crimen y la pobreza alrededor del
mundo continúan en aumento, mientras las guerras, la inestabilidad política y los conflictos
religiosos siguen asolando a la humanidad. A su vez, la confusión en cuanto a Dios y la
moralidad, continúa atormentando a muchas personas y sólo algunos pocos comprenden por qué
suceden estas cosas.
La Biblia nos enseña que un espíritu maligno llamado Satanás es el gobernante la sociedad actual
y el responsable de que el mundo entero esté engañado (Lucas 4:6; Juan 14:30; 2 Corintios 4:3-4;
Apocalipsis 12:9). Aunque no puede obligarlas a tomar malas decisiones, Satanás es capaz de
influenciar el comportamiento de las personas poniendo en sus mentes cierto tipo de
pensamientos y emociones. Satanás manipula al ser humano sutilmente para que idee y lleve a
cabo cosas incorrectas y puede incluso hacerle pensar que son apropiadas (Isaías 5:20; 2
Corintios 11:14). Y, sin la ayuda del Espíritu de Dios ni el deseo de vivir según su camino, el
hombre naturalmente se rinde ante los ataques de Satanás (Efesios 6:11-18; 1 Juan 5:19; 2
Timoteo 2:26).
Esto fue lo que sucedió con Adán y Eva. Las mentiras de Satanás los llevaron a cuestionar lo que
Dios les había enseñado y a tomar decisiones según su propio razonamiento. Esto hizo que
fueran expulsados del Edén y que su relación personal con Dios terminara. Su mala decisión
trajo la muerte para ellos mismos y para todo el que siguiera sus pasos de ahí en adelante
(Génesis 3; Romanos 5:12).
Al haber rechazado las leyes de Dios y su camino de vida perfecto y provechoso, la humanidad
ha adoptado cada vez más y más características del enemigo de Dios, Satanás el diablo. Dios ya
ha tenido que intervenir dos veces en este mundo para detener el círculo vicioso del pecado que
destruye y corrompe todo lo bueno que Él ha creado; esto ocurrió en los tiempos de Noé y
durante la construcción de la torre de Babel (Génesis 6:5-13; 11:5-9). El día del Señor será la
intervención de nuestro justo Dios necesaria para acabar por completo con la maldad y
finalmente establecer su Reino en la tierra.
Quienes han sido llamados a tener una relación con Dios en este tiempo y han dedicado sus vidas
a servirle, deben comenzar a preparase para los peligrosos tiempos que vendrán sobre el mundo
entero y, además, deben advertir acerca de ellos a todo el que quiera escucharlos. Pero esta
advertencia también incluye un mensaje de esperanza, el evangelio (buenas noticias) del reino de
Dios, pacífico y productivo que Cristo establecerá a su regreso.