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BIOGRAFIA DE EDUARDO ABAROA

Oriundo de la villa de San Pedro de Atacama, en la costa del océano Pacífico, en ese entonces ubicada dentro
del Estado Boliviano
Con el estallido de la Guerra del Pacífico en 1879, que enfrentó Bolivia con Chile, se incorporó a las tropas
bolivianas con el grado de coronel.
Durante la invasión chilena, lideró la resistencia civil en la batalla de Topáter, donde falleció. En la actualidad, es
considerado uno de los más importantes héroes bolivianos de la Guerra del Pacífico.
Fue uno de los primeros de los civiles en ofrecerse como voluntario al coronel de milicias, don Ladislao Cabrera.
Se convirtió en su brazo derecho para los preparativos de la defensa. Cuando todo estuvo listo, Cabrera le
aconsejo que volviese al lado de su familia. el le contestó: «Soy boliviano, esto es Bolivia y aquí me quedo».

Durante la batalla de Topáter, el 23 de marzo de 1879, el primer choque armado de la guerra, el coronel Abaroa
era parte de una fuerza boliviana excedida en número, cuya misión era defender un puente (actual puente
Topáter) que cruza sobre el río Loa y era la vía de acceso por el lado sur a la ciudad de Calama.

Se lanzó a la lucha con inquebrantable decisión, no le bastó quedarse en una de las trincheras del Topáter.
Cruzó el río encabezando al mayor Patiño, el oficial Burgos y los 8 fusileros. Patiño, Burgos y los soldados
cayeron prisioneros. El permaneció en una zanja armado con su Winchester que llevaba desde principio y de
otros dos recogidos de compañeros caídos a su lado.

Hasta el amanecer del 23 de marzo la defensa estaba ya organizada, cavaron zanjas, levantaron barricadas y
destruyeron los puentes Topáter y Carvajal para obstruir el desplazamiento del enemigo. Ese mismo día fueron
vistos por el camino a Caracoles 544 combatientes de tres compañías del Ejército chileno con dos piezas de
artillería de montaña y una ametralladora.

En la orilla opuesta al río Loa, ocho rifleros y dos oficiales junto a Eduardo Abaroa protagonizaron una acción
heroica obligando al enemigo a un repliegue precipitado. Unos 40 chilenos abrieron paso en el sector del puente
Carvajal al derrotar a 24 defensores apostados ahí. Las fuerzas chilenas ingresaron sin oposición al pueblo de
Calama.

Un toque de corneta ordenó la retirada en dirección a Chiu Chiu, Canchas Blancas y Potosí. Todos obedecieron,
menos Abaroa. Los dos oficiales y los ocho rifleros que lo acompañaban cayeron prisioneros. Murió peleando y
se lo recuerda por su célebre frase: "¡Que se rinda su abuela… Carajo!"

Terminada la batalla, el cuerpo de Abaroa fue enterrado con honores militares por el Ejército chileno, el día 23 de
marzo de 1879 en el cementerio de Calama. Su entierro fue hecho con honores de héroe efectuándose veintiún
disparos en su honor y siendo envuelto en la bandera chilena ―a falta de una bandera boliviana― para este
póstumo homenaje

El 23 de marzo de 1952, para el 73.º aniversario de su muerte, el Gobierno boliviano repatrió el cuerpo de
Abaroa, que fue escoltado hasta la frontera por el ejército chileno con honores militares
En su exhumación se recuperaron restos de la bandera chilena con que fue enterrado y casquillos de las balas
disparadas en su honor. Posteriormente fue enterrado con honores y en medio de una muchedumbre
impresionante en la plaza de La Paz que lleva el nombre del héroe. La Plaza Abaroa también contiene una gran
estatua de bronce del mártir boliviano, presentado en una postura desafiante, como él se habría presentado el
momento antes de su muerte. Curiosamente, en vida Abaroa jamás había visitado la ciudad de La Paz.
El 23 de marzo, aniversario de la muerte de Abaroa, en Bolivia se recuerda como el Día del Mar, perdido en la
Guerra del Pacífico en la cual se enfrentó Chile a la alianza Perú-Boliviana.

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