Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MEYERHOLD
TEXTOS TEÓRICOS
de Juan Antonio HORMIGÓN
CRONOLOGÍA
1874
El 28 de enero nace en la ciudad de Penza, Vsevolod Emilievic Meyerhold. Era el
octavo hijo de Emil Fëdorovic, súbito alemán, y de Alvina Danilovna, alemana de
Ringa. Fue bautizado según el rito luterano con los nombres de Karl-Theodor-
Kasimir.
Es Zar de Rusia Alejandro II (1818 – 1881)
1876
Inauguración del teatro Wagner, de Bayreuth, con la representación de “El anillo
de los Nibelungos”
Disolución de la Primera Internacional
1877
Guerra ruso - turca
1878
Paz ruso - turca
1881
Atentado contra Alejandro II
Alejandro III (1845 – 1894), Zar de Rusia
Ibsen: “Espectros”
1883
Plejanov funda en Ginebra la primera organización marxista: “Emancipación del
trabajo”, origen del primer grupo marxista de San Petersburgo
1884
Conquista rusa de Merv, en la frontera india.
1889
Educado por su madre, aprende Meyerhold el piano y el violín y vive en el medio
cultural que su casa le proporciona, con la presencia de actores y concertistas de
paso por la ciudad.
Fundación de la Segunda Internacional
1891
Alianza franco – rusa
Comienza la construcción del ferrocarril transiberiano
1892
Meyerhold interpreta el personaje de Repetilov en la comedia “Gore ot umà”
(“¡Qué desgracia ser inteligente!”), de Griboedov, formando parte de una
compañía de aficionados
Como la dirección del instituto desaprueba el trabajo teatral de sus alumnos,
adopta el nombre de Uchtomskij.
“Pelleas y Melisandre” de Maeterlinck.
Conflicto ruso – afgano cerca de la región del Pamir.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 2
1894
Nicolás II, Zar de Rusia
1895
Para evitar ir a Alemania e ingresar en el ejército, se convierte a la religión
ortodoxa y adopta la nacionalidad rusa.
Cambia su nombre triple por el de Vsevolod, en homenaje a V. Garsin, su escritor
predilecto.
En agosto se matricula para estudiar derecho.
Nacimiento del cinematógrafo
Se crea en San Petersburgo “La Unión de lucha para la emancipación de la clase
obrera”
1896
El 17 de abril contrae matrimonio con Olga Michailovna Munt
En la sociedad de Arte y Literatura ve “Otelo”, interpretado y dirigido por
Stanislavsky
Examen en el Instituto dramático – musical de la Filarmónica de Moscú
1897
En el período de vacaciones pasado en Penza, interpreta en el Narodnyj Teatr
(Teatro del Pueblo) algunas escenas del repertorio ruso, siguiendo el estilo de los
actores del Maly
1898
Febrero – marzo; como trabajo de fin de curso interpreta siete personajes, entre
ellos Iván el Terrible, en “Vasilisa Melenteva” de Ostrovski
Apoyado por Olga Knipper y otros discípulos de Nemirovich Danchenko, es
acogido en el recién creado Teatro de Arte de Moscú
El 14 de junio comienza, con el resto de la compañía, los ensayos de Puskino
Interpreta el personaje de “Treplev” en “La Gaviota” y el 9 de setiembre conoce a
Chèjov en uno de los ensayos de esta obra.
1899
“Tío Vania” de Chèjov, puesta en escena de Stanislavsky con escenografía de V.
Simov; estreno el 26 de octubre.
Meyerhold interpreta los personajes de Johannes Vockerat en “Einsame
Menschen” de Hauptmann, e Iván el Terrible en “Smert Ioanna Groznogo” (La
muerte de Iván el Terrible”), de Aleksei Tolstoi, en el Teatro de Arte de Moscú.
1901
Nueva temporada de Meyerhold en el Teatro de Arte
Crisis agraria
Fuertes manifestaciones de estudiantes y obreros, que son brutalmente reprimidas
Zubatov crea la siniestra “Okhrana” policía política del régimen. Transforma sus
métodos de represión contra las organizaciones democráticas, infiltrándose entre
sus militantes e introduciendo confidentes en todas partes.
1902
Meyerhold abandona el Teatro de Arte de Moscú, en desacuerdo con los
principios stanislavskianos
Funda con Aleksandr Kocheverov la “Compañía de artistas dramáticos rusos” y se
establece en Kherson.
El 22 de setiembre comienza la temporada con su nueva compañía, presentando
“Las tres hermanas” de Chèjov.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 3
1903
10 de febrero, fin de la temporada
Meyerhold cambia el nombre de su compañía llamándola “Tovarischestvo Novoj
Dramy” –Sociedad del nuevo Drama – (16 actores, 11 actrices)
Remizov pasa a ser el consejero literario
Segunda temporada en Jerson.
Kostantin Tsi Olkovsky, maestro de escuela, publica las primeras tesis científicas
sobre cohetes espaciales
Escisión de la Social – democracia rusa en Mencheviques (Plejanov, Martov) y
Bolcheviques (Lenin)
1904
La compañía se establece en el Club Artístico de Tiflis
El 26 de setiembre se inicia la tercera temporada
Puesta en escena de “Snieg” (“La nieve”), del polaco Przbyszenski; abandona el
decorado corpóreo que es sustituido por la luz.
“El jardín de los cerezos” de Chèjov, puesta en escena por Stanislavsky
Muerte de Chèjov
Guerra ruso – japonesa
1905
El 5 de mayo nace en Moscú el “Teatro Studio”, llamado también “Studio de la
calle Povarskaya”, dependiente del Teatro de Arte, y cuya dirección entrega
Stanislavsky a Meyerhold.
Trabaja en “La muerte de Tintagiles”, escenografía de Sapunov y Sudejkin, que no
llega a estrenarse.
Cierre del Teatro Studio por decisión de Stanislavsky
Viaje a San Petersburgo, donde entra en contacto con los simbolistas que se
reunían en la torre de Vjaceslav.
Caída de Port Arthur en manos japonesas
22 de enero, una manifestación de más de 100.000 personas que se dirigía al
Palacio Imperial pidiendo reformas, es atacada por la policía matando 900
personas e hiriendo a 5.000.
Huelga general y Revolución
Derrotas de Mukden y Tsu-Shima ante los japoneses
Huelga de 750.000 ferroviarios que reclaman la jornada de ocho horas, libertades
cívicas y amnistía.
Paz de Portsmouth
Nicolás II promete en un manifiesto: “una sólida libertad cívica, fundada sobre la
libertad individual efectiva, de palabra, de reunión y de asociación”
Trotsky, presidente del Soviet de San Petersburgo (noviembre)
1906
Meyerhold parte a Tiflis para resucitar “La Sociedad del Nuevo Drama”
Vera Komissarjewskaya le invita a formar parte de su compañía como director y
actor.
El 10 de noviembre se estrena el primer espectáculo “Hedda Gabler” de Ibsen,
accesorios de Sapunov y trajes de Miliotti.
22 de diciembre. “Sor Beatriz” de Maeterlinck, decorados de Sudeikine, música
de Liadov
31 de diciembre, “Balaganchik” (La pequeña barraca) de A. Blok, decorados de
Sapunov y música de Kuzmine
MEYERHOLD – Textos Teóricos 4
Dirige además de su teatro el “Teatr revoljucij”, que intenta poner en práctica los
principios de “Octubre teatral”
1923
Publicación de un libro en homenaje a su labor, lleno de alabanzas delirantes:
“Vsevolod Meyerhold” (Tver, Edit. Octubre 1923)
El Xi congreso del P.C.R. preconiza la realización de una literatura comunista que
se oponga por sus tendencias, sus temas y su forma, a la acción disgregadora de la
literatura burguesa.
Decreto sobre la producción: adecuación trabajo – salario; gestión autónoma de
las empresas; jornada de siete horas con descanso cada cinco días.
Reconocimiento de la R.S.F.S.R. por parte de las potencias occidentales.
Nueva constitución, ratificada el año siguiente y puesta en vigor en 1925.
4 de marzo; el T.I.M. estrena “Zaulja dybom” (“La tierra encabritada”) de Sergei
Tretiakov, adaptación de “La nuit” de Marcel Martinet. Visualización de L.
Popova. Puesta en escena dedicada al Ejército Rojo y a su primer soldado León
Trotsky.
2 de abril, celebración solemne en el teatro Bolchoi de Moscú del L aniversario de
Meyerhold y del XXV de su vida teatral. Recibe el título de “Artista del Pueblo” y
es aclamado.
En el “Teatr revoljucij”, el 15 de mayo, pone en escena “Dochodnoe mesto” (“Un
puesto lucrativo”) de Ostrovski.
Las variaciones determinadas por la implantación de la N.E.P. de la vida cotidiana
provocan un cambio de actitud de los directores soviéticos que les lleva a
representar la ciudad occidental como un conglomerado de perversidad,
tentaciones, etc. Es el estilo “urbanístico”; Meyerhold creará algunos espectáculos
dentro de este estilo
Golpe de estado de Mussolini en Italia
7 de noviembre en el mismo teatro pone en escena “Ozro Ljul” (“El lago de Ljul”)
de Alesksey Fajko. Escenografía de Chestakov.
Trotsky publica “Literatura y revolución”
1924
Estreno en el T.I.M. de “Les” (“El bosque”) de Ostrovski. Meyerhold se denomina
“autor” del espectáculo. La versión está dividida en 33 episodios en cinco actos.
Toma algunos procedimientos del teatro español del XVI y XVII presentando a
dos actores como Don Quijote y Sancho.
Fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, U.R.S.S.
Muerte de Lenin.
Oposición entre Trotsky (la revolución permanente y mundial) y Stalin (el
socialismo en un solo país)
Triunvirato de gobierno: Stalin, Zinoviev y Kamenev
Trotsky es depuesto de su cargo de comisario de guerra.
15 de junio, Meyerhold pone en escena en Leningrado, en el T.I.M. durante una
gira, la “revista política” D.E. (Daes Europu: ¡A ellos, Europa!), en tres partes y
17 episodios. Fusión de dos novelas: “El trust D.E.” de Eremburg, y “Der Tunnel”
de Kellermann
1925
El 29 de enero pone en escena, en el T.I.M. la comedia musical de A. Fajko,
“Uccitel Bubus” (“El maestro Bubus”), con la que cierra su ciclo de espectáculos
“urbanísticos”.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 9
Muerte de Maiakovski
7 de mayo; el Soviet de Comisarios del Pueblo de la R.S.F.S.R. publica una
resolución “Sobre mejoras de las empresas teatrales”: “El teatro es uno de los
medios más eficaces de desarrollo ideológico y culturización”
Adopción de medidas concretas para hacer que los teatros contribuyan más
activamente en la construcción del socialismo
Meyerhold edita “La reconstrucción del Teatro”
1931
Estrena el 7 de febrero “Poslednij resitelunyj” (“La lucha final”) de Vsevolod
Visnvsky.
“Spisok blogodejani” (“La lista de beneficios”) de Iouri Olesa, música de Popov.
Estreno el 4 de junio
1932
Meyerhold abandona su teatro de la calle Sadovaya, en donde va a construirse un
“tecnificado teatro del futuro”, instalándose en un escenario más pequeño de la
calle Tverskaya.
Sergei Vajtangov hace los planos de su nuevo teatro.
23 de abril: el Comité Central adopta su “Reestructuración de las organizaciones
literarias y artísticas”
Son suprimidos por supuesto izquierdismo “El Proletkult” y la R.A.P.P.
(Asociación Panrusa de Escritores Proletarios)
Julio, Primera olimpíada pan-unionista de escenas “auto-activas” y de piezas
sobre temas actuales.
1933
El 28 de enero se estrena “Vstuplenie” (“Preludio”), según la novela de Jurij
Germán.
Supresión de la “Asociación de los nuevos directores de escena”, donde se
agrupan los discípulos y seguidores de Meyerhold.
Segundo Plan Quinquenal.
Golpe de Estado de Hitler en Alemania. Supresión de todos los partidos políticos.
Legislación y represión Nazis. Quema de libros.
1934
“La dama de las camelias” de A. Dumas, supone para Zinaida Rajch su último
triunfo y para Meyerhold las más severas críticas. Estreno el 19 de marzo.
Primer Congreso Pan-Unionista de Escritores presidido por Gorki y Zanov.
Proclamación del “realismo socialista” monolítico como el único justo. Necesidad
del “héroe positivo”
La U.R.S.S. ingresa en la Sociedad de las Naciones
Deportación de Zinoviev y Kamenev
Introducción del concepto de “estajanovismo”
Asesinato de Kirov en Leningrado. Stalin anuncia la agudización de la lucha de
clases.
1935
El 25 de marzo estrena “33 desmayos”, que incluye tres vodeviles de A. Chèjov:
“El oso”, “Petición de mano” y “El aniversario”. El nombre se relaciona con el
número de veces que los personajes se desmayan a lo largo del espectáculo.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 11
LA CREACIÓN ESCÉNICA
MEYERHOLDIANA
1-
“Esforzaos por sacar placer del cumplimiento de
vuestra tarea escénica. Es el axioma número 1.”
V. E. Meyerhold
2
Mi vida en el arte, Stanislavsky. Edición italiana. Giulio Einaudi Editore. Torino. 1963, pág. 221-222.
3
Cfr. Ibídem, pág. 22
4
V. O. Toporkov, Stanislavsky dirige; traducción de Anatole y Nina Saderman. Compañía General Fabril
Editora, Buenos Aires, 1961, Pág. 36
5
Sergei Cimbali, Tvorcheskaya Sudba Pevcova. Leningrado – Moscú, 1957, Pág. 37
MEYERHOLD – Textos Teóricos 14
reveladora por reunir todos los aspectos de la personalidad de Meyerhold en aquel tiempo.
Cuando afirma “no consigo entregarme con serenidad a mi arte, cuando mi sangre bulle y
todo me llama a la lucha... Sí, el teatro puede desempeñar un papel inmenso en la
transformación de todo lo que existe”, está reconociendo, de hecho, que el teatro no se
desarrolla de forma independiente a la marcha de la sociedad y que su propia existencia está
unida indefectiblemente a la historia de los hechos sociales.
Desde el principio, el trabajo de Meyerhold en el Teatro de Arte se orienta hacia la
puesta en escena. Las escenificaciones de Stanislavsky de las obras de Chèjov producen en él
un gran efecto y exalta la intuición y la imaginación de su maestro 6. Pero pronto su
insatisfacción y ansia de conocer e investigar, quiebran el delicado equilibrio existente entre él
y la compañía El Teatro de Arte, influido profundamente por los Meininger, lleva el placer y
la precisión por el detalle a singulares extremos. Su naturalismo va desde los intentos de
psicologización del personaje por el actor, queriendo revivirse en él, hasta las manifestaciones
escenográficas de una veracidad minuciosa y obsesiva en ocasiones. “Si en un principio se
declaró favorable a los inventarios meticulosos, al parasitismo por la miniatura, a aquel
género miope que hacía de cualquier espectáculo un obsesivo festival de detalles” 7, pronto se
sacudió el yugo para intentar proseguir libremente su labor creadora, la búsqueda de un estilo
propio no ligado al naturalismo.
Estos impulsos no surgieron espontáneamente sino como resultado de su experiencia
cotidiana: “¿Sabéis quién fue el primero que hizo nacer en mí las dudas sobre el camino que
seguía el Teatro de Arte? Antón Paulovich Chèjov... su amistad con Stanislavsky y
Nemirovich–Danchenko no era, pues, tan idílica. En el teatro, expresaba sus propias
disensiones sobre multitud de puntos y muchos los criticaba abiertamente. De todos modos no
aprobó mi salida del Teatro de Arte. Me escribió que debía continuar y discutir los aspectos
sobre los que no estaba de acuerdo”8
Meyerhold abandona el Teatro de Arte en la primavera del año 1902; ha finalizado con
ello su etapa de aprendizaje junto a Stanislavsky y comienza su trabajo autónomo. En el
terreno artístico, no tenía las ideas claras respecto al teatro que quería hacer. Conocía, eso sí,
el origen de su rebelión: el antinaturalismo; sobre esta base intentaría crear su propia
dramaturgia. Como ciudadano, habitante de un país sumido en el terror de la tiranía ancestral,
elevaba ese canto que la “intelligentsia” ilustrada, desde los decembristas a los marxistas,
había iniciado a lo largo del siglo: “libertad, libertad...”
En el mes de mayo marcha a Italia. Este viaje será, en cierto modo, su toma de
conciencia política que ha de aflorar en 1917. Enmendando la plana a su primer biógrafo N.
Volkov, dirá anos después: “Volkov... ha omitido señalar la etapa importante de maduración
que fue para mí, en Italia, el mes de mayo de 1902, la lectura del Iskra de Lenin y de su libro:
¿qué hacer?, que acababa de aparecer en el extranjero. Yo había llegado a Milán para ver los
museos y la catedral; vagaba todo el día por las calles, admirando a la muchedumbre italiana,
después, vuelto al hotel, me sumergía en los folletos y periódicos ilegales y leía, leía sin
parar”9. Su reacción contra el naturalismo, su pasión por la libertad creadora que supone la
libertad política, Meyerhold ha aprendido en este año 1902 las grandes lecciones que serán el
origen de toda su creación posterior.
2-
6
Ver: Nikolai Efros, Moskovskij Chudozestvennyj teatr (Teatro de Arte de Moscú), Págs. 115-116, y
Nicolai Volkov, Obra citada, Págs. 103-105
7
Ángelo María Ripellino, Il trucco e l’anima. Giulio Einaudi Editore. Torino. 1965, Pág. 110
8
A. Gladkov, Meyerhold habla. Testimonios de Meyerhold recogidos por Gladkov, aparecidos en la
revista “Novy Mir” (Agosto, 1961) con el título de Meyerhold govorit; en Páginas de Torussa (Kalonga,
1960) y Moscú Teatral (Moscú, 1961). Ver Edic. Italiana, Pág. 238
9
A. Gladkov, obra citada. Edic. Francesa, Págs. 268-269
MEYERHOLD – Textos Teóricos 15
10
Esta actitud se manifiesta ante todo en sus detalles íntimos. En una carta dirigida a su mujer Olga
Mount, el 22 de julio de 1898, tras la lectura por parte de Stanislavsky de Hanele de Hauptmann, podemos
leer: “Yo lloraba... tenía deseos de huir. No se habla aquí más que de forma. ¡Belleza, belleza, belleza! En
cuanto a la idea, se la silencia, y caso de mencionarla, se hace de tal modo que nos sentimos ultrajados por
ella. ¡Dios mío! ¡Cómo esas gentes hartas, esos capitalistas reunidos en el templo de Melpomene para su
placer – sí, nada más que para divertirse – cómo podrían penetrar en el sentido profundo de esta obra!
¡Incluso si fuesen capaces nunca lo querrían! Acabada la lectura, Katia y yo quedamos fijos, con lágrimas en
los ojos, mientras que los actores se pusieron a hablar de efectos escénicos y de actitudes impresionantes,
etc.”
11
En 1917 el número de obreros era de unos tres millones, para un total de 150 millones de población
12
Obras, Tomo I, pág. 11. Por “Obras” se entiende la edición rusa de los textos de Meyerhold.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 16
nuevo drama” (Tovarischestvo Novoj Dramy) Una y otra están formadas por jóvenes
entusiastas, actores preocupados, profesionales conscientes de su trabajo y del papel
primordial que la investigación ocupa en su vida. Un documento gráfico de 1906 recoge los
rostros de los 12 actores y 7 actrices que la forman, con las firmas de algunos de ellos debajo:
Meyerhold figura en el quinto lugar a la izquierda y tiene ahora un aspecto nada decidido, mas
bien se diluye entre sus compañeros. Durante las temporadas de 1902-1903, 1903-1904, 1904-
1905, las dos primeras en Jerson, la tercera en Tiflis, Meyerhold como director de compañía,
creador de espectáculos, rastreador apasionado de nuevos textos y formas de expresión, va a
dar un nuevo paso en la formación de su personalidad artística, en la puesta a punto de sus
ideas que de este modo adquieren la coherencia precisa para seguir adelante.
Las condiciones de trabajo son duras y difíciles. Acostumbrado a un público urbano,
intelectual e incluso un tanto “snob”, Jerson no es sino una pequeña ciudad con mentalidad
provinciana, a la que es difícil horadar con el simple entusiasmo de la joven compañía. Desde
el punto de vista material el teatro en el que trabaja, mal dotado, como casi todos, no ayuda en
nada los afanes experimentales del realizador. Tiflis y su club artístico, con su moderno
escenario construido en 1901 (escenario giratorio, sistema mecánico de plataformas, nuevas
instalaciones eléctricas, etc.), le permiten montar piezas radicalmente modernas, constitutivas
del nuevo repertorio simbólico – modernista que propugna. Tiflis, en cuanto a mentalidad
dista bien poco del Jerson que le ha sobrecogido y amargado.
Su pensamiento teatral, sus precisiones teóricas, se radicalizan hacia un
antinaturalismo del que nos hablan los artículos redactados dos o tres años después. Sus
opiniones se centran ante todo y sobre todo en el trabajo del actor como base de la puesta en
escena: “El teatro naturalista no conduce la belleza de la plasticidad, no obliga a los actores a
adiestrar el propio cuerpo, y si crea una escuela, no comprende que la educación física debe
ser asignatura principal si se aspira a poner en escena Antígona y Julio César, obras que por
su musicalidad pertenecen a otro teatro... El teatro naturalista enseña a expresarse al actor de
un modo absolutamente claro, acabado y preciso; no admite nunca una interpretación por
indicios, una interpretación que deje conscientemente zonas de sombra en el personaje: es por
lo que en el teatro naturalista se aprecian tan groseramente los forzamientos” 13. Como puede
verse en estos párrafos, Meyerhold hace una crítica del naturalismo ilusionista y fotográfico.
Sus palabras no se dirigen sólo contra el teatro oficial, al que siempre criticó Stanislavsky,
sino sobre todo contra el mismo Konstantin Sergueievich y su práctica escénica en el Teatro
de Arte. Rozando la ofensa subraya que “en el actor se desarrolla la capacidad propia de un
fotógrafo aficionado: la observación de los detalles de la vida cotidiana”; habría que añadir
que para mostrarlos directamente, sin decantar ni esterilizarlos por su preeminencia
ejemplificadora, pues años después recomendaría vivamente el arte de la observación para el
actor.
A pesar de sus propósitos, la práctica meyerholdiana en este período se aparta muy
poco de la del Teatro de Arte y sus creaciones escénicas siguen los modelos de las puestas en
escena de Stanislavsky. Con “Las tres hermanas” comienza su primera temporada en Jerson,
el 22 de setiembre de 1902; con el mismo espectáculo concluye la tercera en Tiflis el 27 de
febrero de 1905. Entre tanto sigue representando el repertorio con el que realizó su
aprendizaje escénico y Chèjov; Chèjov ante todo. Aunque incluye obras de Maeterlinck,
Schnitzler, Sudermann y Pryzbyszewski, no deja de pedir insistentemente a Antón Paulovich
lo último de su producción, reconociendo que no encuentra textos interesantes que llevar al
escenario: “Le dirigimos una gran súplica: ¿No podría enviarnos un ejemplar de su nueva
obra tan pronto como se represente en el Teatro de Arte, para que no tengamos que esperar su
publicación?
Esperamos su obra, pues la compañía ha conservado el tono chejoviano... ”
13
Obras, Tomo I, págs. 114-115.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 17
14
Cartas a Chèjov. Obra Cit., ver Edic. italiana, pág. 237
15
A. Gladkov. Otra cit., ver Edic. italiana, pág. 237
16
Appia publicó en 1904 un artículo en “La Revue” de París, pág. 341-349, titulado “Cómo reformar
nuestra puesta en escena”
Ignoro si Meyerhold, que leía el alemán y francés, conocía en ese momento los textos de Appia. De hecho en
la segunda parte de O Teatre que él llama Del diario, habla de Gordon Craig, de Max Reinhardt y también de
Appia. Ver obras, tomo I, pág. 146-147: “A propósito de la puesta en escena de Tristán e Isolda”
Era también un profundo conocedor de la obra teórica y de creación de Wagner, como lo prueba este párrafo
recogido por Gladkov: “He leído todo Richard Wagner, compositor y autor de libretos, pero que escribió
también diez volúmenes de artículos de gran interés. Los he estudiado todos. Si entresacáis de esos
volúmenes las hojas que llevan mis observaciones, comprenderéis enseguida lo que me ha interesado” Edic.
francesa, pág. 275.
Su conocimiento de Wagner es desde luego anterior a la puesta en escena de Tristán e Isolda en el teatro
Marinskij, el 30 de octubre de 1909, como puede verse en el texto sobre el espectáculo: ver obras, tomo I,
pág. 143
Ripellino afirma algo parecido: “Meyerhold que ha estudiado cumplidamente las doctrinas de Appia, de
Craig, de Fuchs...”, en obra citada, pág. 143
MEYERHOLD – Textos Teóricos 18
conclusiones muy parecidas, cuando afirma en una de sus cartas a Antón Paulovich: “Su obra
es abstracta como una sinfonía de Chaikovski: El director de escena debe primeramente
captarla por el oído (8-V-1904)”; y aplicando esta afirmación a su juicio sobre el Teatro de
Arte, ya en 1906, aclara que “el Teatro de Arte tenía la posibilidad de salir del círculo vicioso:
llegar a un teatro nuevo mediante el talento lírico y musical de Chèjov; en su lugar somete la
musicalidad a la técnica y al truco, llegando al término de su actividad, a perder la clave para
la ejecución de las obras de su autor...” 17 Por este camino Meyerhold realiza una crítica activa,
alejada del ropaje místico y próxima a concretarse técnicamente, en una postura determinada.
Muchos de los puntos que van a llevarle a formular el teatro de “la convención consciente
como respuesta al naturalismo, desaparecerán años después ante nuevas experiencia y ante el
empuje arrollador de la historia al ser asumida, pero no sucederá lo mismo con su concepción
del texto como melodía que fue hasta el último de sus espectáculos, como luego veremos,
desarrollando y puliendo. Gracias a la prueba de fuego de su práctica escénica. Meyerhold
inicia su verdadera actividad creadora.
3-
“Deseo el retorno desde la inútil verdad de la
escena actual a la conocida convencionalidad
del teatro antiguo.”
V. Briussov
En 1905 Meyerhold pasa a dirigir el “Teatro Studio”, creado por Stanislavsky como un
refugio abierto a la experimentación. “Decidí ayudar a Meyerhold en sus nuevos trabajos que
parecían coincidir en muchos puntos con mis sueños... El credo del nuevo estudio se reducía
en pocas palabras a esto: el realismo, la vida de todos los días había tenido su época; había
llegado el momento de llevar lo irreal al escenario. Era necesario representar no la vida
misma, como discurre en la realidad, sino como nosotros la sentimos confusamente en los
sueños, en las visiones, en los momentos de éxtasis” 18 El encuentro con su maestro, liquidaba
la “Tovarischestvo Novoj Dramy”, es providencial. De pronto, casi sin pensarlo, Meyerhold
encuentra la posibilidad de llevar adelante las ideas gestadas en los años últimos gracias a la
actitud de Stanislavsky, que generosamente le proporciona los medios materiales y artísticos
para el comienzo de su experiencia.
El 1 de junio inicia los ensayos 19 una compañía heterogénea en la que se agrupan
actores, pintores y cantantes dirigidos por Meyerhold, que en estos momentos comienza a
desarrollar prácticamente los principios del teatro de la “convención consciente”. Durante
todo el verano el trabajo continúa y en otoño, tras el ensayo general de “La muerte de
Tintagiles”, la voluntad de Stanislavsky y la sacudida revolucionaria que conmueve el país
acaban la experiencia. Los motivos de este final rápido y contundente son bastante complejos.
Konstantin Sergueievich no encontró problemas para entenderse con su antiguo actor que
“hablaba de forma inteligente y bella de sus sueños, de sus pensamientos y encontraba la
palabra justa para expresarlos. De palabra o en las cartas –prosigue Stanislavsky- comprendía
que nuestros puntos de vista no divergían y que ambos buscábamos lo que ya se había
encontrado en las demás artes, pero no había tenido hasta ahora aplicación en la nuestra” 20
A. Fevralski en su artículo “El arte de Meyerhold”, afirma igualmente: “En algunas de sus investigaciones,
Meyerhold, en sus primeros tiempos, se acerca a los principios de sus contemporáneos como Appia, Craig y
Reinhardt”
17
Obras, tomo I, pág. 123
18
Stanislavsky, obra citada, pág. 346 y 348
19
El “Teatro Studio” se creó antes, el 5 de mayo, siendo conocido también por el nombre de “Studio de la
calle Povarskaya” (Nicolai Volkov, Obra cit., pág. 196-199)
20
Stanislavsky, obra citada, pág. 349
MEYERHOLD – Textos Teóricos 19
Fue más bien una valoración general del trabajo realizado, tan diametralmente opuesto al
suyo, lo que le decidió a cerrar el edificio y posponer su reapertura para mejor ocasión.
Para Meyerhold sin embargo, la experiencia fue definitiva pues supuso la puesta en pie
de los conceptos abstractos que había ido paulatinamente elaborando. La idea de la
“convención consciente” como posibilidad de una dramaturgia antinaturalista, tiene su origen
en los escritos de Valeri Briussov y en los del propio Maeterlinck. Desde su salida del
“Moskovskij Chudozestvennyj Teatr”, Vsevolod Emilievic se ha aproximado paulatinamente
a los simbolistas, ha buscado en ellos su repertorio de vanguardia, se ha impregnado de su
misticismo laico y se ha servido de sus materiales teóricos para formular sus propias ideas
teatrales. Briussov abre ante sus ojos de hombre de teatro un horizonte desconocido. “ha sido
el primero en hablar de la inutilidad de la ‘verdad’ que se intentaba reproducir a toda costa
sobre nuestra escena... ha sido el primero en indicar nuevas vías para la representación
dramática, invitando a sustituir la inútil verdad de la escena moderna por una consciente
convencionalidad” 21 En sus artículos, Briussov propone que el escenario reduzca la
convención intencionada del teatro antiguo a través de la cual el espectador capte el alma del
autor, que es el contenido de la obra. La forma, la superficie del espectáculo debe reflejar y
mostrar a través de los sonidos y las figuras la idea del autor, el alma del artista. Es necesario
imponer una estética estatuaria y frontal, convertir la escena en un cuadro en los que los
personajes se superpongan al fondo pictórico del escenario. Es sin embargo muy posible que
Meyerhold, como dice Lunacharski, llevado de su vehemencia habitual realizase una
interpretación parcial y equivocada de las ideas de Briussov, resaltando únicamente los
aspectos que le interesaban22 Meyerhold supone que a través de este teatro, el actor se libera
de la maestría y virtuosismo a que le somete el director de escena. El actor puede tomar el
contenido de la obra propuesta por el autor y comunicarla a través del director de escena al
espectador, es lo que llama teatro triángulo. Frente a esta forma de trabajo nos propone el
teatro de la línea recta, en donde “el director de escena, tras haberse penetrado del arte del
autor, lleva al actor su propio arte”. Meyerhold de una forma evidentemente mecánica, deduce
que el actor se verá de este modo libre de trabas y de impedimentos y “podrá volverse hacia el
espectador y abrirle su alma libremente”
Por lo que respecta al trabajo del actor, estas afirmaciones no pasaron de la letra
impresa. Al practicarlas, al someterlas a la verificación del trabajo actor–director –en el caso
de un auténtico e insaciable director creador como Meyerhold- la realidad fue bien contraria a
juicio de Konstantin Sergueievich y de otros autores que presenciaron su trabajo en el “Teatro
Studio”, o en el Teatro de Vera Komissarjewskaya, y que le atacaron justamente por lo que él
defendía, por privar al actor de su capacidad creadora e imponerle un juego limitador. En la
“Muerte de Tintagiles” –primera experiencia del teatro de la convención- Meyerhold “exigía
que la interpretación se convirtiese en una trama de actitudes sublimes, de guiños, de lentas
trayectorias gestuales, que los actores se perfilaran contra el fondo plano como una vegetación
cromática de fantoches sonámbulos, de figuras egipcias congeladas” 23 “El director intentaba
21
Obras, Tomo I, Pág. 126
22
Lunacharski publicó en la revista “Obrazovanie” (La instrucción), número 4, 1908, un estudio titulado
“Libro sobre teatro nuevo”, en respuesta a una antología de artículos de Meyerhold, F. Sologub, Briussov,
Bielyi, titulada “Teatr”. En el capítulo titulado: “Un investigador que ha perdido el camino”, ataca las
concepciones teatrales de Meyerhold como propias de su instinto burgués y decadente. En la parte final del
artículo –que es una excelente respuesta en la que se desmonta muy bien la metafísica meyerholdiana- nos
presenta una imagen de Briussov muy deferente a la de Meyerhold, citando un texto que es por sí solo
refutación del discurso de un arte determinado, debe ser personificado con todo el realismo accesible a él.
Realista debe ser también la interpretación de los actores que encarnan la acción escénica, sólo que este
realismo no debe convertirse en naturalismo. La interpretación de los actores debe ser realista en el sentido
que debe ofrecer acciones posibles aunque se exageren en uno u otro sentido: en la comedia, el aspecto de la
mezquindad; el de la grandeza en la tragedia” (V. Briussov) Ver: A. V. Lunacharski, Teatro e rivoluzione.
Samonà e Savelli. Roma, 1968, pág. 57-69
23
Obras, Tomo I, Pág. 130
MEYERHOLD – Textos Teóricos 20
por todos los medios arropar a los actores, que eran en sus manos simple arcilla para plasmar
en bellos grupos la puesta en escena, mediante la cual realiza las propias ideas interesantes...
Quedó claro una vez más que entre las ideas del director y su realización hay una gran
distancia, que el teatro es hecho ante todo por el actor y no puede existir sin él” 24 El Teatro
Studio fue más importante como experiencia escénica anti–ilusionista, como corporeización
de las ideas de un director, que como escuela de interpretación- Ninguno de los actores con
que Meyerhold contaba, podrían seguramente competir con la técnica depurada de los
comediantes del Moskovskij Chudozestvennyj Teatr, por muy psiologizantes que éstos fueran,
pues a la coherencia del “método” stanislavskiano, Vsevolod Emilievic sólo podía oponer en
estos momentos abstracciones, frases y una metafísica, por fortuna, bastante incoherente. En
el caso de Vera Komissarjewskaya, sí encontró una gran actriz y tuvo que someterse a críticas
que por muy tradicionales que fuesen, revelaban el problema de fondo que latía en su trabajo
escénico, aunque aquí se aunase el respeto al divo que con tanta frecuencia suele tener el
crítico profesional.
El teatro de la “convención consciente” como práctica escénica antinaturalista, acertó
con una serie de hallazgos que veremos a continuación, pero éstos estaban prácticamente
fuera de los contenidos simbolistas, de la infraestructura metafísica de un hombre que no se
siente seguro, que tiene miedo al mundo y a él mismo, que no entiende la historia. En la vida
de Meyerhold, 1905 no fue, seguramente, entendido e incluso la derrota supuso un retroceso
en su maduración ideológica, aunque después le sirviera para comprender la importancia de la
revolución triunfante.
4-
“El teatro de la convención consiente es tal que
el espectador no olvida un instante que tiene
ante él un actor que interpreta, el actor que
tiene ante él una sala, bajo sus pies un
escenario y los bastidores a los lados.”
I. Andreiev
¿Qué forma adopta entonces este teatro, tan fervientemente defendido y atacado
después como la mayor de las ataduras?
El teatro de la “convención consciente” busca la estilización frontal. Para oponerse al
polimorfismo escenográfico y a la variedad dinámica del actor, propone una disposición de
los personajes basada en grupos de un color determinado e idéntico, dotados de las tres
dimensiones corporales como en la estética estatuaria, pero superpuestos al fondo con el que
se hallan íntimamente unidos. “Es la experiencia de la “escena cuadro”, sobre el modelo de la
“Reliefszene” de Fuchs... el problema clave es el de sujetar al actor a las líneas y acordes
cromáticos, de comprimirlo contra las telas pictóricas”27
Los dos problemas capitales a los que actor y director de escena deben enfrentarse son
la dicción y la plástica. La primera rechaza por completo la declamación y propone unas
cadencias sonoras frías, heladas, lentas. Las palabras adquieren un valor absoluto, una a una,
sílaba a sílaba, desprovista prácticamente de toda entonación. En cuanto a la segunda, la
plástica, parte de una valoración distinta del gesto y el movimiento. “El movimiento en el
escenario no viene dado por el movimiento en el sentido literal de la palabra sino por la
distribución de líneas y colores y por la facilidad y maestría con las que líneas y colores se
entrecruzan y vibran”28 todo ello se expresa escénicamente mediante la construcción de
grupos referidos en su estructura a la iconografía, dotados de una gestualidad estatutaria y
definida y soldados al fondo que se implanta muy próximo a la embocadura, asumiendo una
preeminencia absoluta y despótica. El área de juego queda reducida prácticamente al
proscenio, éste adquiere todo su valor en una estética frontal que sólo necesita el espacio justo
para la composición de sus bajorrelieves. El espectador de este modo admira, comprende y
asimila toda la tragedia condensada, elude los movimientos inútiles y se concentra en los
“complejos sentimientos interiores. Si falta el movimiento en el desarrollo del tema, si toda la
tragedia es construida sobre la relación recíproca entre hecho y hombre, es necesario un teatro
inmóvil también sobre el plano técnico, un teatro que considere el movimiento como música
plástica, como diseño exterior de una emoción interior (movimiento entendido como
ilustración)” 29
El espectáculo que responde quizá mejor a los principios del teatro de la convención
ya apuntado, es “Sor Beatriz”. Las descripciones y el poco material fotográfico que nos ha
llegado nos muestran cómo el plano posterior, muy próximo a la desembocadura, reproduce
un muro gótico de piedras lilas, verdosas y oro viejo, que recuerda los tapices gastados. Del
escenario descienden a la sala amplias escaleras y se han suprimido las candilejas. Trajes y
grupos –al igual que el decorado. Tienen como modelo la pintura cristiana primitiva. La
composición de los grupos es, por un lado, cromática: monjas y peregrinos visten trajes del
mismo color y forma; por otro reproduce los perfiles– tanto en la ordenación de las figuras
como en los gestos- de la pintura gótica; finalmente, no se individualizan los elementos de
cada grupo sino que aparecen como una aglutinación de seres idénticos. Toda la composición
de la escena es plana. Las monjas aparecen de perfil, en grupos simétricos, y en el acto IV, por
ejemplo, está constantemente referido al “descendimiento de la cruz” pintado por los
primitivos.
El teatro de la convención se propuso fundamentalmente resolver dos problemas
escénicos y terminar con la “ilusión”
A través de la técnica plástica y vocal que hemos descrito, Meyerhold quiere resolver
la relación entre el actor y el decorado, siendo éste un espacio definido, iluminado según
convenga, y un muro de fondo sobre el que se superponen las figuras, los fantoches
coloreados aislados o en grupos. En este aspecto las búsquedas meyerholdianas se ven
francamente influidas por Craig, por su concepción de la escenografía, la luz y el trabajo del
27
Ripellino, obra citada, Pág. 131
28
Obras, Tomo I, Pág. 142
29
Obras, tomo I, Pág. 125
MEYERHOLD – Textos Teóricos 22
actor convertido en supermarioneta. Para Craig, en el espacio escénico concretado por sus
“Screens”30 cambiantes, metamorfoseados por la luz, el actor es un elemento plástico más, con
capacidad de movimiento propio pero limitado al gran movimiento que el “ordenador”
impone al conjunto de elementos del espectáculo.
Meyerhold, como Craig sugiere, se convierte en el “gran ordenador” de sus actores,
fantoches o, como llega a proponer el propio Briussov, “blandos muñecos con un gramófono
dentro”31
El segundo de los problemas en el que profundizó el teatro de la convención fue el de
la música. Las relaciones entre texto y música comenzaron a ser estudiadas por Appia, pero su
terminología, la noción de ritmo ante todo, se generalizó pronto. Craig, por ejemplo, quería
llegar “con sus simplificaciones planas a una fluctuación musical del decorado, a sumirlo en
el tiempo para unirlo al drama... el decorado, moviéndose como una nota, proyecta los
momentos del drama como la música sigue y exalta todos los movimientos” 32 Esta noción
musical prevaleció en las investigaciones meyerholdianas y fue integrándose más y más en
sus espectáculos. La música como tal, “desbordaba los límites del simple acompañamiento: la
actuación de los actores se destruía en relación con este o aquel ritmo musical; la música
comenzó a introducirse en el espectáculo como uno de sus principales elementos integrantes.
Algunas escenas y a veces espectáculos enteros se construían a base del movimiento de la
música”33 Meyerhold incorporó los elementos de su crítica naturalista y avanzó en la
comprensión de las relaciones entre ritmo y acción escénica, que ayudarían posteriormente al
nacimiento de la biomecánica.
Queda por plantearse el tema de la “ilusión”. El teatro de la convención consciente,
alimentado por una determinada estética, quiere ser una dramaturgia anti–ilusionista: “La
técnica “convencional” lucha contra la ilusión, no tiene necesidad de la ilusión, ese sueño
apolíneo”34 Los elementos del espectáculo tienden a grabar en la mente del espectador una
especie de señales de referencia que muestren la grandeza y profundidad de la tragedia, pero
se niega a utilizar la declamación o el melodramatismo para transportarlo a una suprarrealidad
ilusoria. Es, a mi modo de ver, muy importante, que entre tanta justificación metafísica como
había en la dramaturgia simbolista, el teatro de la “convención consciente” formula de manera
tan clara y neta su anti–ilusionismo y lo lleve a la práctica. Ripellino nos dice que “el director
exigía distancia, autocontrol y contenido glacial”35 que nadie olvidase que utilizaba unos
materiales para realizar un espectáculo y que éstos eran de madera, papel, tela y nada más; no
había ninguna suprarrealidad sino la materia en sí adoptando un volumen y color
determinados una vez trabajada.
El anti–ilusionismo del teatro de la convención, como el de toda dramaturgia que lo
reafirme, eludiendo llevar la metafísica hasta la gestualidad escénica, no puede casar con el
actor divo, el actor consciente de su individualidad creadora y de la trascendencia de su arte.
Intentando atacar a Meyerhold el crítico y poeta Andrei Belyj 36 nos descubrió una de las
características fundamentales de su dramaturgia: la colectivización. Según Belyj, Stanislavsky
había relegado al actor tradicional al segundo plano de la individualidad, le había sometido,
en una palabra, al juego colectivo de un equipo. Pero Meyerhold había ido aún más lejos,
30
“Screens” son los biombos o pantallas modulares, que Craig proponía para la realización de
escenografías múltiples. Ver Investigaciones sobre el espacio escénico. Comunicación 4, Pág. 28-32. Madrid,
1970
31
Valeri Briussov, Realizm i uslovnost na scene, en “Kniga o novom teatre”. San Petersburgo, 1908, Pág.
253
32
Citado por Rose-Marie Moudoues: Jacques Rouche et Edward Gordon Craig, en “Revue d’Historie du
Theatre”, 1958, III, Pág. 313-319
33
Aleksandr Fevralski. Artículo citado. No cito referencia porque la desconozco. Tengo solamente un
ejemplar mecanografiado enviado por su autor.
34
Obras, Tomo I, Pág. 142
35
Ripellino, obra citada, pág. 132
36
A. Balij, Simvolichkij teatr (1907), en “Arabeski”, Moscú, 1911, pág. 307
MEYERHOLD – Textos Teóricos 23
excluyendo completamente la iniciativa personal del artista y disminuyendo –el crítico rinde
culto ¡cómo no! A su heroína- las posibilidades creadoras de la Komissarjewskaya.
El anti–ilusionismo, la idea de un trabajo colectivo, no pueden abrirse paso fácilmente
en la cabeza de un actor seguro de sus posibilidades, capaz de “electrizar” con su
temperamento a los públicos, de hacerlos llorar o reír a su voluntad, de no ser que haya una
transformación radical de su concepción del mundo.
En las relaciones entre Meyerhold y la gran trágica, la enseñanza final es que para
empezar un trabajo con mentalidad nueva hay que contar con actores que tengan una
concepción acorde, cosa que no suele ocurrir con los nombres sonoros. Por eso la simple frase
“Nosotros dos consideramos de manera distinta el teatro y nuestras búsquedas son
diferentes”37 tiene un alcance mayor que el simple enfrentamiento estético y supone también
una distinta concepción del mundo.
5-
“Nuestro cuerpo viviente es la Expresión del
Espacio en el tiempo, y del tiempo en el
espacio”
A. Appia
El público rijoso de los teatros oficiales y las gentes de teatro de un extremo al otro,
quedaron atónitos al saber que Vladimir Teliakovskij (chambelán de la corte de su majestad)
invitaba a Meyerhold a formar parte de las compañías de los teatros Marinskij y
Aleksandrinskij de San Petersburgo, en calidad de actor dramático y director de escena. El
espanto no era gratuito. Conociendo la rutina, el adocenamiento y la vulgaridad enjoyada de
estos teatros, era todo un acontecimiento que Teliakovskij, aparentando una inaudita pasión
investigadora y afán de reformas, llamase al más “abominable, quimérico y demoníaco” de
los jóvenes de escena rusos. Para Vsevolod Emilievic la sugerencia fue providencial.
Terminada su colaboración con la Komissarjewskaya, su única solución era o rehacer la
antigua “Tovarisetsvo Novoj Dramy” o bien venderse a cualquier teatro burgués; ambas
alternativas eran bastante poco halagüeñas.
Los años que corren son, sin duda, de desconcierto. Meyerhold bascula entre sus
convicciones políticas juveniles, sus búsquedas teatrales, y una especie de vivir a la moda que
le hace pasar indeleblemente del misticismo simbolista a ser una suerte de oficiante de la
belleza en su culto inmarcesible. “Soy un esteta”... se autodefine en 1906, y añade: “como
artista, arrojo perlas a los puercos sin poder ofrecer las bellas flores de mi alma a quienes son
dignos”38 Meyerhold sufre el reflejo de la revolución fracasada en tanto que para él, como
ciudadano y creador, ha supuesto un fracaso. Las leves reformas obtenidas no justifican el
derroche de sangre pagado por las masas campesinas y obreras, ni las ejecuciones, ni la
represión desencadenada por Stolypin, encargado curiosamente por el Zar de llevar al país
hacia un parlamentarismo constitucional y democrático en el que ninguno de los dos creen y
que se ven obligados a aparentar. La mascarada de las elecciones a la Duma es la mejor
demostración de la cerrazón política de la autocracia imperial. Meyerhold se sumerge en un
esteticismo importado desde Francia a través de los modernistas, con su orlado cuño del arte
por el arte, su búsqueda insaciable de la belleza y su impotencia ante el mundo y su historia:
37
Carta de Vera Fëdorovna Komissarjewskaya a Meyerhold del 9 de noviembre de 1907.
38
Carta del 24 de febrero de 1906. Citada por Volkov, pág. 228
MEYERHOLD – Textos Teóricos 24
“Toda revolución prematura está destinada a una degeneración fatal”39 aunque ésta se muestre
tan sólo en la incoherencia entre sus ideas y sus actos.
Esta serie de circunstancias reunidas llevan a Vsevolod Emilievic a aceptar el puesto
que se le ofrece, no sin antes renunciar públicamente a su labor experimental. Dicha deserción
tuvo su origen en el tempestuoso conciliábulo del 12 de octubre de 1908, en el ágora del
teatro de Vera Fëdorovna, en el que Meyerhold –ante las dificultades surgidas a causa de la
oposición a sus concepciones- asegura que la experiencia iniciada en “La muerte de
Tintagiles” se cierra con “Peleas y Melisandre”. Ahora, próximo a iniciar su trabajo en el
mismo lugar que años antes abandonara la Komissarjewskaya por encontrarlo impermeable a
las reformas, declara que sus experiencias quedan reservadas a las minorías y no entrarán a
formar parte de su labor en los teatros imperiales destinados a “un gran público”40
Su primera puesta en escena es “A las puertas del reino” de Knut Hamsun, estrenada el
30 de agosto de 1908, y durante diez temporadas su trabajo proseguirá ininterrumpidamente
en la ópera y la comedia. Sus iniciativas e intentos encuentran la oposición cerrada de los
actores del Aleksandrinskij, “brillantes talentos educados en Ostrovski, la tragedia clásica, la
comedia de caracteres, dotados del Pathos romántico”41 y acostumbrados a un estilo de juego
su consonancia con la sala y el público. Este enfrentamiento es particularmente fuerte con
Roman Apollonskij, uno de sus divos. Y encuentra contrapartida en el hallazgo de uno de sus
mejores colaboradores en el futuro, el escenógrafo Golovin.
A pesar de promesas y consideraciones públicas respecto a lo que va a ser su
producción en los teatros petersburgueses, Meyerhold sabe muy bien a qué atenerse en el
proceso de su investigación teatral. Liquidada la “convención consciente” en su aspecto
totalizador, quedan una serie de puntos básicos, de concepciones sólidas en las que apoyarse
para seguir avanzando. Si los actores de viejo estilo y el corsé del oficialismo le condicionan
en mayor o menor grado tiene en cambio una dotación suficiente para emprender las más
laboriosas empresas y las realizaciones más costosas. Meyerhold es consciente de ello y no
deja escapar la ocasión que se le ofrece, realizando espectáculos de una altura creativa muy
considerable. “Tristán e Isolda” en el teatro Marinskij; “Don Juan”, “El príncipe constante” y
“El baile de máscaras” en el Aleksandrinskij, aparecen como los momentos culminantes de
este período, en el que Meyerhold equilibró cuidadosamente la precisión de sus
investigaciones con la invención endemoniada.
Conocedor profundo del teatro clásico italiano, francés y español, inicia la vía del
“tradicionalismo”: reconstrucción escénica del espíritu de una época, convencional también,
radicalmente opuesta a la reconstrucción arqueológica basada exclusivamente en la elección
minuciosa de muebles y trajes. Esta aproximación a los clásicos supone ya cierta
historización, el espectáculo asume toda la realidad escénica de la época superando las
dimensiones del texto, contrastando en cierto modo la obra con la historia. “Fruto de una
cultura refinada y exhaustiva, el “tradicionalismo” es una recuperación de las viejas formas,
una tentativa de transferir al presente los cánones de otras épocas idealizadas. El director se
ayuda de los artificios del teatro de períodos remotos, no para exponer un arrogante bazar de
máquinas difuntas o para reconstruir bocetos del museo del traje, sino para introducir un soplo
de realidad en la escena agostada por la rutina y el desaliño parasitario del naturalismo”42
Por la vía del “tradicionalismo” Meyerhold recupera, como después veremos, la
“commedia dell’arte” y el espíritu de las “fiabe” de Gozzi; el teatro del siglo XVII y
fundamentalmente el “Don Juan” de Molière, espectáculo en el que reconstruye el clima
39
Plejanov. Socialismo y lucha política, en “Les Marxistes”, antología de Kostas Papaicannou. Edit. “J’ai
lu” París, 1965
40
Entrevista publicada en la “Gaceta de San Petersburgo”, en agosto de 1908
Escribió igualmente una carta a la revista “Zolotoe runo” (El vellocino de oro) en la que desdobla claramente
su actividad como investigador y como director de los teatros imperiales.
41
Obras, tomo I, pág. 171
42
Ripellino, obra citada, pág. 156
MEYERHOLD – Textos Teóricos 25
escénico de la corte del Rey Sol, con el concurso de Golovin: sitúa los decorados al fondo,
utiliza servidores de escena y emplea la luz de las velas junto a la de las lámparas y regula a
voluntad la luz de la sala, dejándola casi todo el tiempo encendida. Suprime el telón y lleva al
proscenio la acción de la obra43, en la que destaca los contenidos de crítica social. El actor
pierde su antigua rigidez estatuaria, su hieratismo de “estilización de vitral”, como decía
Dullin44, y pasa a ser un “actor rítmico” consciente y sometido a una temporalidad teatral
propia que nada tiene que ver con la cotidiana. El actor se incorpora a la parte pictórica del
espectáculo de forma dinámica: entre actor y escenografía se establece una relación dialéctica
a través del juego combinado de líneas, colores, desplazamientos y reagrupamientos. Quiere
demostrar que “puede aclararse la idea directriz de una obra no sólo mediante el diálogo de
los personajes... sino a través del ritmo de todo el cuadro, que el escenógrafo, con sus colores,
llevará a la escena y que el director definirá con la disposición de los practicables, con el
diseño de los movimientos y con la correlación de los diversos reagrupamientos”45
A través del “tradicionalismo”, Meyerhold recupera igualmente el teatro español de los
siglos XVI y XVII, En los textos redactados entre 1908 y 1912, la alusión a los clásicos
españoles es constante, demostrándonos un gran conocimiento de nuestra dramaturgia y una
profunda comprensión de sus innovaciones estructurales y técnicas. No obstante, los únicos
espectáculos que sugieren un recordatorio del clima del barroco español fueron “El príncipe
constante” y “La devoción de la Cruz”, de Calderón, estrenada la primera en el
Aleksandrinskij el 23 de abril de 1915, y la segunda en la Torre de Ivanov el 19 de abril de
1910. Aparte del interés que estas escenificaciones pudieran tener –distintos al “Don Juan”-,
lo que parece importante es su tesis de que la consolidación del gran teatro ruso se debe a la
lectura de los clásicos occidentales por parte de Pushkin, Lermontov, Gogol y Ostrovski, pero
que este último, traductor de los “Entremeses” de Cervantes, aprendió su lección tan bien
como Lope de Vega46, y pudo de este modo crear el teatro ruso costumbrista.
A través del “tradicionalismo” de los españoles, Meyerhold comprende el “Baile de
máscaras”, a la que sitúa entre el “Castigo sin venganza” de Lope y “El condenado por
desconfiado” de Tirso, “que se esfuerza por crear un teatro de acción con la musicalidad del
pathos trágico”47 El “Baile de máscaras” es la culminación del “tradicionalismo”
meyerholdiano. Tras seis años de preparación, Meyerhold y Golovin habían investigado en
bibliotecas y museos, diseñando más de mil bocetos de decorados y dibujando cerca de
ochocientos esquemas de movimientos escénicos para los ciento cincuenta actores que
intervenían en la gran escena del baile. Respondiendo a las mismas directrices estilísticas, el
decorado evoca un “ottocento” sumido en la negra obra de Lermontov, “en la atmósfera
saturada de satanismo de sus dramas”48, y un proscenio avanzado unía la sala con la escena
mediante unas escaleras.
Parte importante del espectáculo fue la música, compuesta por Glazunov, que superó
largamente su papel habitual de acompañamiento y se convierte en elemento fundamental del
espectáculo. El papel de la música o de lo musical en el teatro, que tanto preocupa a
Meyerhold, adquirió una dimensión nueva a partir de la puesta en escena de “Tristán e
Isolda”. La posibilidad de trabajar en una ópera le permitió investigar más activamente las
relaciones entre palabra, música y gestos por un lado y por otro sobre la temporalidad y ritmo
escénicos.
43
“El proscenio, tan hábilmente utilizado por Molière, era una de sus mejores armas contra la sequedad de
los métodos cornelianos, fruto de los caprichos de la corte de Luis XIV”. Obras, Tomo I, Pág. 194
44
Charles Dullin, Rencontre avec Meyerhold, en “Souvernis et notes de travail d’un acteur”, París, 1946,
pág. 68
45
Obras, Tomo I, pág. 172
46
Obras, tomo I, Pág. 184
47
Obras, tomo I, Pág. 184
48
Obras, tomo I, Pág. 184
MEYERHOLD – Textos Teóricos 26
6-
“Sobre la margen negra del camino
no se levanta la neblina
Llega, gimiendo, el coche;
mi pequeño teatro desteñido.
¡Arrastrad los rocines fúnebres!
Actores, cumplid vuestro oficio
para que de la verdad cotidiana
todos sientan la luz y el dolor””
A. Blok
Durante los años que van de 1908 a 1917, Vsevolod Emilievic Meyerhold, flamante y
atrevido director en los teatros imperiales, mantiene de forma subrepticia y oculta una doble
existencia. Su frente de acción son los cabarets, los teatritos que montan aprovechado un
sótano o el amplio salón de la casa de algún amigo adinerado y amante de la poesía. Para
estos casos se ve en la obligación de cambiar su nombre por otro más evocador y menos
49
Obras, tomo I, pág. 143-149. Representación de Tristán e Isolda, en el T. Marinskij
50
Obras, tomo I, pág. 149
51
Adolphe Appia, L’oeuvre d’art vivant, pág. 45. Ginebra – París, Atar, 1921
52
Ripellino, obra citada, pág. 186
MEYERHOLD – Textos Teóricos 27
evidente. El poeta E. Kuzmin le sugiere el de Doctor Dapertutto, uno de los personajes que
aparecen en la narración hoffmaniana “Die Abentener der Sylvester-Nacht”53
Desde su puesta en escena de “Balaganchik” (La barraca de feria, 1906) de Blok,
Meyerhold se plantea el problema de lo grotesco en el teatro como una cuestión más de las
muchas que van redondeando sus categorías teatrales anteriores a la revolución. Hemos visto
como en este tiempo las idea de la convención, del espacio escénico, del proscenio, del ritmo
como ordenador, de la música, de la escenografía, etc., van gestándose, saltando al escenario,
concretándose en espectáculos definidos. El trabajo que Meyerhold inicia con “Balaganchik”
es doble; de un lado estudiar lo grotesco como matriz estilística de una dramaturgia, de otro,
desarrollar a partir de la “Commedia dell’arte” una técnica de interpretación propia del “actor
rítmico”, capaz de devolverle al teatro su ingenuidad de barracón de feria.
El Doctor Dapertutto inicia sus experiencias en el teatro–cabaret, eligiendo obras
adecuadas a los métodos que se propone seguir. El 9 de octubre de 1910 se abre “La casa de
intermedios” con un espectáculo que comprende dos obras de Kuzmin, otra de Kostantin
Gibsman y P. Potemkin y una adaptación libre de “Sarf Kolombiny” (El velo de Colombina),
de Schnitzler-Dohnanyi, dirigida por Meyerhold. Este espectáculo continúa en cierto modo la
línea iniciada en “Balaganchik” y que las circunstancias habían interrumpido. El camino que
prosigue, independiente de la formulación de lo grotesco, es reflejo directo del
“tradicionalismo”; supone la recuperación de la “Commedia dell’arte” en su momento de
decadencia, la del siglo XVIII, con las aportaciones de Gozzi y vista con los ojos de los
modernistas. Leyendo las descripciones de espectáculos como “Balaganchik” o “Sarf
Kolombiny”, no puedo dejar de pensar en las ilustraciones de la revista “Blanco y Negro” de
principios de siglo, en la que aparecían en unos decadentes jardines Pierrots y Colombinas
junto a Arlequines y Polichinelas, no menos decadentes. Era la visión de un siglo XVIII
idealizado a través de los versos de Rubén Darío o del teatro de Valle–Inclán, concretamente
el de “La marquesa Rosalinda”, en que las máscaras de la “Commedia dell’arte” pasean un
teatrillo moribundo.
Meyerhold continúa su lucha antinaturalista buscando el modo en que el actor puede
llegar a posesionarse de su arte para expresar más clara y nítidamente lo que desea, aspecto
éste hacia el que dirige su atención. La parte tercera de “O Teatre” se titula “El Barracón”.
Con esta palabra Meyerhold alude a un tipo concreto de teatro de feria, de barraca, teatro
ambulante en donde juglares y mimos muestran sus habilidades y en donde las máscaras
encuentran su natural refugio. El Barracón es una forma de teatro popular cuyo “método
preferido es el grotesco. Lo grotesco es la denominación de un género decididamente cómico
en literatura, en música y en las artes plásticas. Lo grotesco representa, sobre todo, algo de
monstruoso y de extraño”54 En su artículo sobre “Los dramaturgos rusos”, Meyerhold hace
arrancar la línea del teatro grotesco ruso de las máscaras de Leonardo da Vinci y Goya; aquí
vuelve a repetirlo: Goya y Hoffman posibilitan un grotesco trágico. Llegados a este punto no
podemos sino recordar cómo, años después, Valle–Inclán –al que también precedió “La
marquesa...”- hacía arrancar el Esperpento de Goya. El Esperpento, que es una visión crítica
de la realidad, una estética sistemáticamente amplificadora y deforme, el reflejo de los héroes
clásicos en los espejos cóncavos55. Es ésta una de las coincidencias estilísticas y
terminológicas más apasionantes del teatro contemporáneo.
Lo grotesco ya no dejó de formar parte de la dramaturgia meyerholdiana, llegando a
introducirse visiblemente en los espectáculos de Aleksandrinskij –Benois llamó al Don Juan:
“un elegante barracón”56- y fundamentalmente en los posrevolucionarios. Meyerhold le dio
53
Ripellino, obra citada, pág. 186
54
Obras, tomo I, pág. 221
55
Valle–Inclán, Luces de Bohemia, pág. 106. Espasa–Calpe, Madrid, 1961
56
Benois, Rec (El discurso) número 318, 19 de noviembre de 1910. Meyerhold lo cita en obras, tomo I,
pág. 221
MEYERHOLD – Textos Teóricos 28
entonces una formulación más amplia definiéndolo como “un estilo escénico que juega con
los contrastes y que no cesa de desplazar los planos de percepción” 57, el “Inspector general”
(1926) será su mejor ejemplo.
El cierre de “La casa de los intermedios” va seguido de la fundación por parte de uno
de sus propietarios, Boris Pronin junto con Aleksandr Mgebrov, de la “Asociación de actores,
pintores, escritores y músicos”. El Doctor Dapertutto parte con sus amigos a Terioki el verano
de 1912, para realizar una serie de espectáculos bajo el signo de Blok. Allá monta “Los
habladores” de Cervantes, la pantomima “Vljublennye” (Los enamorados) sobre música de
Debussy y cuadros del pintor Hermenegildo Anglada Camarasa 58 y una arlequinada de
Vladimir Nicolaevich Soloiev, “Arlekin-Chodataj Svadeb” (Arlequín casamentero) 59. La
tónica dominante es “el blokismo, la ironía, la tendencia a producir desfiguraciones grotescas,
a mutar los personajes en “caras de tonto”, a hacer del mundo una feria de delirantes payasos,
una fantasía a lo Callot”60
El grotesco como base estilística, el Barracón como forma teatral precisan un actor de
nuevo tipo. “¿Es posible que el racionalismo del actor obstaculice las manifestaciones de la
emotividad?”61 Esta es la pregunta clave que Meyerhold plantea en estos momentos. La
respuesta es no. El actor necesita una intensa y profunda preparación técnica para cumplir
adecuadamente su tarea expresiva. “El actor dueño del arte del gesto y del movimiento (he
aquí en qué consiste su fuerza), usará la máscara... El arte del hombre sobre la escena consiste
racionalmente una máscara, introducirla en su traje decorativo, aparecer frente al público
ostentando la técnica brillante del bailarín, del integrante, del simple, como en la vieja
comedia italiana o como en el juglar”62. Máscaras, pantomima, improvisación, dominio
absoluto del cuerpo, son las bases del nuevo actor capaz de una interpretación racional.
¿Dónde encuentra el teatro de la máscara su medio más auténtico de expresión? En el
barracón. El barracón asume lo grotesco y se erige en la concepción justa del
“tradicionalismo”. Esta es la reflexión de atrás a delante realizada en estos años por el Doctor
Dapertutto.
Sobre estos principios se crea el “Studio” en setiembre del año 1913, en el número 13
de la calle Troiskaya. En el “Studio”, el Doctor Dapertutto quiere formar a estos actores de
nuevo tipo, sueña con dotarlos de la precisión y el álgebra gestual de los actores del Kabuki,
en donde cada gesto tenga una significación convencional definida resultado de una tradición
de siglos.
En el Studio se dan tres cursos distintos:
1º Clase de recitación musical, por Gnessin
2º Clase de los procedimientos de la “Commedia dell’arte”, por Soloiev
3º Clase de movimientos escénicos, por Meyerhold.
Se presta particular atención a la “Commedia dell’arte” y al teatro japonés63
En el curso 1916-1917 el número de clases se aumenta a cinco:
I) Estudio de la técnica de los movimientos escénicos: danza, música, atletismo
ligero, esgrima, deportes recomendados: tenis, lanzamiento de disco, vela.
57
Gladkov, obra citada, ver Edic. francesa, pág. 268
58
Según me ha testimoniado Fevralski, Meyerhold conoció a Hermenegildo Anglada Camarasa el año
siguiente, en su viaje a París, para montar Pisanello o la muerte perfumada de D’Annunzio, con la compañía
de Ida Rubeinstein.
59
Este espectáculo se había estrenado anteriormente en el “Círculo de nobles” de San Petersburgo, en una
sesión titulada La antigüedad reanimada. Ver N. Volkov, obra citada, tomo II, pág. 232-233.
60
Ripellino, obra citada. Pág. 163
61
Obras, tomo I, pág. 217
62
Obras, tomo I, pág. 218
63
Ver Propaganda del Studio Meyerhold 1914-1915, en “El amor de las tres naranjas”, 1914, I.2.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 29
64
Clase de V. S. Meyerhold sobre “técnica de los movimientos escénicos”, El amor de las tres naranjas,
1914, 4-5, pág. 94-98
MEYERHOLD – Textos Teóricos 30
7-
“A ti
silbada,
burlada,
acribillada,
a ti,
agujereada por enconadas bayonetas,
levanto extasiado,
solemnemente esta oda
por encima de la marea de insultos”
V. Maiakovski
65
Andrej Belyj, Mezdu dvuch revoljucij, Leningrado, 1934, pág. 65.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 31
supo coordinar todas las tendencias estéticas y preocupar inmediatamente –aunque no sin
esfuerzo- a la revolución por la marcha del teatro.
El Soviet de Comisarios del Pueblo dicta un decreto en febrero de 1918, por el que se
sitúa a todos los teatros bajo la dependencia de una Sección Teatral (T.E.O.) del Comisariato
para la Instrucción.
Tres resoluciones más, dictadas en 1919, van a transformar el futuro de la producción
teatral del nuevo Estado. El 7 de abril, Lenin firma una resolución del Soviet de defensa
ordenando la movilización de todos los trabajadores teatrales para representar en los frentes y
“educar política, cultural y estéticamente a los soldados”. Este decreto eleva a los actores a la
categoría de proletarios y los empareja en su lucha con la clase obrera.
El 21 de agosto, el Soviet de Comisarios del Pueblo exonera a los teatros del pago de
impuestos al Estado. El 26 de agosto, Lenin y Lunacharski firman el “decreto de unificación
de las empresas teatrales”. Estas resoluciones nacionalizando los teatros cumplen la vieja
aspiración marxista de terminar con el arte como mercancía, los sitúa bajo la protección
directa del pueblo a través de sus órganos democráticos de poder y posibilita su acceso a
declarar los espectáculos gratuitos.
¿Qué hace entre tanto Meyerhold? ¿Qué hace este “esteta decadente y pequeño
burgués”, como lo llamó Lunacharski diez años antes, en el tumulto y la vorágine
revolucionaria? Me parece ingenuo afirmar que Vsevolod Emilievic se adhirió de forma
inmediata a la revolución. Es cierto que por su temperamento, su tenacidad combativa, su
entusiasmo, su conciencia de libertad, sus posiciones superaron largamente a la
“intelligentsia” que aceptaba tan sólo los principios reformistas de febrero. Pero es también
evidente que su apoliticismo tenía que reflejarse en algún sentido y así se percibe en sus
vacilaciones, sus dudas. Tardó un tiempo en aceptar la revolución, pero cuando lo hizo su
ardor y entusiasmo fueron enormes, terminó por ingresar en el partido comunista, llegando a
ser la figura preeminente de esta doctrina y de la praxis de la fusión de la “izquierda” formal
con la izquierda política67. Lo cierto es que una vez decidido, su incorporación a la ola
revolucionaria estuvo llena de empuje, de ímpetu, se entregó de lleno a su nueva actitud y
llegó a ser un buen militante.
La revolución supuso un salto en la Historia de la humanidad, pero en la actuación
colectiva se definió parcialmente la problemática individual de cada uno de los que consciente
o inconscientemente participaron de su desarrollo. La revolución no es un fatum que
condicione a los hombres, son éstos quienes enfrentados la determinan, producen, desarrollan,
controlan, dirigen y la hacen triunfar o fracasar. Las dudas de Meyerhold son, a mi modo de
ver, el tiempo silencioso de su toma de conciencia, el espacio necesario para adquirir
perspectiva cara a una realidad que él, animal de teatro absoluto, siente visceral y
estéticamente pero que no puede racionalizar. Esta cuestión preocupó también a Lunacharski,
que intentó explicar años después por qué Meyerhold se unió tan radicalmente a la
revolución: “Hay personas extremadamente sensibles a los fenómenos del ambiente, cuyas
convicciones son por así decir, fluidas, cuyas teorías mutan no según un orden lógico, a través
de una serie de deducciones, sino aparentemente, con una cierta subitaneidad; pero en su
inconstancia se refleja la inestabilidad del ambiente mismo” 68. Estas características se daban
acusadamente en Meyerhold. En su mente siempre abierta a la novedad, en su temperamento
anárquico de animal de teatro, la revolución era una excelente posibilidad de cambiar toda la
escenografía y el vestuario de su propia vida. A sus ojos, la misma figura de Lenin era la de un
espléndido, ajustado, ejemplar y magnífico actor. Nadie ha testimoniado en este sentido –
66
Nina Gourfinkel, La politique théâtral ruse et le realisme, en “Le théâtre moderne. Homes et tendences”.
Centre National de la Recherche scientifique. París, 1968, pág. 193-219, Cit. en pág. 203
67
A. Lunacharski, El teatro de la R.S.F.S.R. en “Pechat i rievolutsia” (Prensa y revolución) número 7,
1922. Obra citada, pág. 179-200
68
A. Lunacharski, El teatro de Meyerhold. “Izvestia” del 25 de abril de 1926. Obra citada, pág. 35
MEYERHOLD – Textos Teóricos 32
quizá mi afirmación carezca de base- pero a través de la lectura de los textos anteriores y
posteriores a la revolución, me atrevería a afirmar que Meyerhold fue un entusiástico leninista
pero que tenía bastante menos de marxista.
Vsevolod Emilievic, hombre dotado de un magnífico talento teatral, de inmensos
recursos y de gran fantasía; persona además extremadamente poliédrica, dúctil, capaz de
aferrar rápidamente las condiciones de la época y no sólo de sufrirlas sino de reaccionar con
hechos particularmente idóneos a limitarlas y desarrollarlas también al mismo tiempo,
perteneció al primer grupo de funcionarios artísticos de los ex teatros imperiales de
Petrogrado que, frente al boicot general –los actores declaraban que en cuanto apareciera el
primer representante del poder soviético en el teatro echarían el telón–, colaboraron
activamente en las primeras iniciativas de un teatro para la revolución69
El acceso de Meyerhold al frente revolucionario lo hace de la mano de Maiakovski, de
los futuristas y del Proletkult. A su lado comprende todo el valor del momento que vive y
contempla un horizonte plagado de posibilidades. Blok, Briussov, Gorki... están también por
la “agujereada por enconadas bayonetas”, pero este tránsito, en el que muda las plumas por
los espolones, lo realiza junto a los jóvenes, junto a los hombres de la última promoción
artística, junto a la vanguardia. Más tarde cuando afirma: “comprendimos de golpe que la
revolución no es solamente una fuerza destructora, sino también una fuerza creadora. Los que
no veían más que su poder destructor, la maldijeron... para mí fue un nuevo nacimiento” 70,
dejó bien clara su postura. La bestia de teatro se relamía ante sus próximas hazañas.
En noviembre de 1918 Meyerhold pone en escena “El misterio bufo”, para celebrar el
primer aniversario de la revolución. Su autor es un poeta, futurista y bolchevique, llamado
Vladimiro Vladimirovich Maiakovski. Nacido el 7 de julio de 1893 en el pueblo gregoriano
de Bafdadi, cerca de Kutaisi, su estatura gigantesca parecía modelada sobre la altura de las
montañas caucásicas71. En 1906, al morir su padre, se traslada a Moscú donde ingresa a los
catorce años en el partido bolchevique, siendo detenido tres veces por sus actividades
políticas clandestinas. En 1911 entra en el Instituto de pintura –En donde no le exigen el
certificado oficial de buena conducta- y se dedica a las artes figurativas. Sus poemas
comienzan a aparecer en las publicaciones de los cubofuturistas y estrena en 1913 su
monólogo–tragedia “Vladimiro Maiakovski”. Blok y Briussov asisten al estreno.
El contacto de Meyerhold con los futuristas se inició en la década de 1910. En 1914 el
propio Marinetti visita el Studio de la calle Borodinskaya y los alumnos representan ante él
una representación de tres minutos sobre el tema de “Otelo” 72. El futurismo ruso se dividió en
dos ramas principales: egofuturistas y cubofuturistas73. La primera, que adoptaba “usadas
fórmulas decadentes”, fue fundada por Igor Severjanin en 1911. Los cubofuturistas se dieron
a conocer en 1910 con el almanaque “Sadok Sudej” (El vivero de las opiniones), redactado
por Vladimir Chlebnikov, David y Nikolaj Burljuk, Vasilij Kamenskij y Elena Guró. De este
grupo, que recibió en principio el nombre de “Gileja”, destaca la figura de David Burljuk,
“padre del futurismo proletario ruso”, como se llamó a sí mismo 74. Fue descubridor de
Maiakovski, a quien pagaba 50 kopeks al día “para que pudiera escribir sin inquietudes”. En
el almanaque “Poschechina obscestvennomu vkusu” (Bofetada al gusto del público) (1912),
Maiakovski, Chlebnikov, Burljuk y Aleksei Kruchenych publicaron el manifiesto del
cubofuturismo que exhortaba al rechazo de Pushkin, Dostoyevski, Tolstoi y todo el pasado,
proclamando el derecho de los poetas a “aumentar” el volumen del vocabulario con palabras
arbitrarias y derivadas.
69
A. Lunacharski, Otra vez sobre el teatro de Meyerhold. “Vecerniaia Moskva” (Moscú–tarde) del 22 de
abril de 1926. Obra citada, pág. 45.
70
A. Gladkov, obra citada, edición francesa, pág. 262
71
Ripellino, Mayakovskyij e il teatro ruso d’avanguardia, Einaudi, Torino 1959, pág. 18-19
72
N. Volkov, obra citada, tomo II, pág. 313
73
Ripellino, Mayakovskyij e il teatro ruso d’avanguardia, Einaudi, Torino 1959, pág. 15-20
74
David Burljuk, Entelechizm: K 20 –Tiletiju futurim–iskusstva proletariata (1909-30), New York, 1930
MEYERHOLD – Textos Teóricos 33
75
A. Lunacharski, Un espectáculo comunista, “Petrogradskaia Pravda” (La verdad de Petrogrado, 5 de
noviembre de 1918
76
Gladkov, obra citada, edición italiana, pág. 226
77
Piero Raffa, Vanguardismo y realismo, ediciones de Cultura Popular, Barcelona 1968, pág. 74
78
A. Lunacharski, La vida de Meyerhold, en “Iskusstvo trudiastscimsia” (El arte a los laboratorios), 1925,
núm. 21. En obra citada, pág. 51
MEYERHOLD – Textos Teóricos 34
83
V. Kerzensev, El teatro creador. La vida del teatro socialista, “Proletarskij teatr” (El teatro proletario)
Ed. Proletkult, 1917. Recogido en “Ressegna Soviética”, octubre–diciembre, 1965, pág. 168
84
Ver V. Pletnev, Finalidad y tareas del Proletkult, “Pravda”, 27 de setiembre de 1923. B. Arvatov, ¿Qué
añade el teatro obrero?, “Zrelischa” (Los espectáculos), núm. 29, 1923. En “Rassegna Soviética”, revista
citada, pág. 171 y pág. 178-179
85
B. B. Arvatov, El teatro proletario. El teatro como producción, en la selección “O Teatre” (Sobre el
teatro). Ediciones del Gosizdat de Tver, 1922. Ver revista “R. S.”, citada, pág. 181-182
86
Fundamentalmente en su “Proyecto de resolución para el congreso del Proletkult del 8 de octubre de
1920”. Este documento se llama también “Tesis sobre la cultura proletaria”. Obras, tomo XXXI, pág. 291-
292. En el “Discurso en el III Congreso Pan–ruso de las Juventudes Comunistas de Rusia, 2 de octubre de
1920”. Obras, tomo XXXI, pág. 258-264: El comunismo y la herencia cultural del pasado. El comité Central
del Partido en una Carta sobre los Proletkult, “Pravda”, 1 de diciembre de 1920, los critica como
representantes de una “ideología ajena al pueblo”
87
Ver Materialismo y Empiriocriticismo, nota 5. Ediciones Estudio. Buenos Aires, 1970, pág. 389-390.
Las notas corresponden a la 5º edición de las obras de Lenin y están redactadas por el Instituto de Marxismo–
Leninismo.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 36
8-
“EL TEATRO ES RIDÍCULO EN UNA ÉPOCA
QUE PRODUCE LAS EXPLOSIONES DE LAS ACCIONES DE MASAS.
EL CONSTRUCTIVISMO Y LAS ACCIONES DE MASAS
ESTÁN LIGADOS INSEPARABLEMENTE AL SISTEMA DE TRABAJO
DE NUESTRA EXISTENCIA REVOLUCIONARIA”
A. Gan
90
Ripellino, Il truco..., obra citada, pág. 278
91
Lunacharski, obra citada, pág. 39
92
Con ocasión del centenario del nacimiento de Ostrovski, Lunacharski dio esta orientación a las gentes
de teatro soviéticas
MEYERHOLD – Textos Teóricos 38
carrera Meyerhold, que no posee en principio el aparato crítico–analítico marxista con el que
Brecht, por ejemplo, contaba, se vea rebasado en muchas ocasiones por la dialéctica de su
propia investigación y derive hacia una metafísica de la revolución, al no materializarla
conceptualmente por un constante análisis. Todo ello no impide que nuestra contemplación
del fenómeno meyerholdiano deba hacerse de forma objetiva –método que el propio
Lunacharski inició- y no a niveles estratégicos, a los que la praxis política cotidiana
implacablemente vivida, arrastró a Lenin.
Corre el año 1922 cuando A. Gan publica su obra “Konstruktivizm” 101. Desde 1920,
los componentes del “1º Grupo de Trabajo de los Constructivistas” han ido presentando en sus
publicaciones los principios en los que se apoyan 102 –este período ha recibido el nombre de
“período de los manifiestos”–, pero es con la publicación del libro de Gan que el movimiento
constructivista encuentra la primera formulación de una base teórica y crítica. “El
constructivismo –leemos– es un fenómeno de nuestros días. Aparecido en 1920 en el
ambiente de los pintores de izquierda y de los ideólogos de las “acciones de masas”. El
constructivismo nace como respuesta de la vanguardia artística rusa a la realidad socio–
política generada por la Revolución de octubre. En lugar de caer en actitudes bohemias o
anarquizantes, la vanguardia rusa se lanza por el camino de la edificación, la productividad y
el utilitarismo. La paternidad soviética del constructivismo fue constantemente recalcada por
sus fundadores. En el año 1926, en el número 2 de la revista “S.A.” 103, puede leerse: “La lucha
por el nuevo tipo de trabajo artístico ha sido iniciada por los constructivistas en 1920. El
contenido ideal del constructivismo consistía en alejarse de la sustancia metafísica de la
estética idealista, invocando la vía de un coherente materialismo artístico. Los constructivistas
se pusieron los siguientes objetivos: destruir las formas abstractas y los antiguos aspectos del
arte, racionalizar el trabajo artístico... Las declaraciones y el programa de los constructivistas
fueron propuestos al pleno del Inchuk104 en 1920. El pleno aprobó el programa y confirmó el
grupo (1º Grupo de Trabajo de los Constructivistas) con los nombres de los promotores: A,
Gan, I. Medunevkij, A. Rodchenko, V. Stepanova y los hermanos Stemberg)
El libro de Gan al que hemos hecho antes referencia, aunque más elevado que los
anteriores en el tiempo, mantiene el tono escueto, afirmativo, cortante, propio de la octavilla o
del manifiesto. En síntesis, su planeamiento sigue las líneas programáticas señaladas en la
referencia de 1926. Comienza con una conclusión: “NOSOTROS DECLARAMOS AL ARTE
UNA LUCHA SIN CUARTEL”, en tanto que:
EL ARTE
ESTÁ INDISOLUBLEMENTE LIGADO
A LA TEOLOGÍA
A LA METAFÍSICA
Y A LA MÍSTICA (tipografía original)
Esta postura antiartística se apoya en el hecho de que si bien desde el punto de vista
socio–político, la revolución “golpea las roqueras del capitalismo y se esfuerza en transformar
la estructura social completa, en el campo del arte vamos hacia atrás, hacia épocas menos
evolucionadas y atrasadas” Gan intenta llevar a cabo una crítica marxista de su propia
realidad circundante y afirma en tono contundente que “BAJO LA PROTECCIÓN DE LOS
SEUDÓNIMOS MARXISTAS... LA CULTURA “ESPIRITUAL” DEL PASADO SE
YERGUE TODAVÍA SOBRE EL TRAMPOLÍN DEL IDEALISMO REACCIONARIO”.
101
Moscú–Iver, 1922. Todas las citas de Gan se refieren a este libro.
102
Las declaraciones constructivistas anteriores al libro de Gan, son fundamentalmente:
“Declaración del 1º Grupo de Trabajo de los constructivistas” (1920)
“Programa del Grupo Productivista”, 1920. Rodchenko–Stepanova.
“Manifiesto del Realismo, 1920, de Gabo y Pevsner
103
“S.A.” (“Sovremennaya Architektura”), revista de la Asociación de Arquitectos Contemporáneos
(O.S.A.). El texto lleva por título: Nascha spracka (Nuestro certificado)
104
Abreviatura del Institut Chudozestvennyj Kultury
MEYERHOLD – Textos Teóricos 41
Contra esto, oponiendo al idealismo un materialismo –no sólo teórico, sino de clase–
consecuente, plantea que los “marxistas deben dedicarse a desarrollar científicamente la
muerte del arte y formular los nuevos fenómenos del trabajo artístico del nuevo ambiente
histórico de nuestro tiempo”. ¿Cuáles son los nuevos fenómenos? Gan pasa a definirlos con su
tipografía peculiar, en mayúsculas, en líneas rotundas que son pos sí solas una afirmación; con
ese juego de espacios y palabras que recuerda las composiciones gráficas de Rodchenko y
Maiakovski.
“ENTRA EN ESCENA EL CONSTRUSTIVISMO; DIGNO HIJO DE LA CULTURA
INDUSTRIAL. POR LARGO TIEMPO EL CAPITALISMO LA HA PERSEGUIDO,
CONSTRIÑÉNDOLA A LA CLANDESTINIDAD.
LA HA LIBERADO LA REVOLUCIÓN PROLETARIA.
EL 25 DE OCTUBRE DE 1917
COMIENZA UNA NUEVA ERA.
Antes de Octubre
La época de la cultura
primitiva
autoritaria e
individualista
del poder y del espíritu
Después de Octubre
¡La primera cultura
del trabajo organizado y del intelecto!”
En la última parte de su libro, Gan opone claramente al arte la producción intelectual–
material relacionada con la ciencia y la técnica, única forma de expresar “los sentimientos del
ambiente revolucionario”, y concluye que no debe entenderse por constructivismo todo el arte
nuevo –como hacen Ehrenburg y Lisichij–, sino que su constructivismo se alza contra todos
aquellos que, aunque mínimamente, defiendan la actividad especulativa del arte.
Aunque el constructivismo interesa fundamentalmente a los artistas plásticos y a los
arquitectos, hombres de teatro como Meyerhold y Tairov –también Maiakovski– se adhirieron
al movimiento. Los caminos seguidos por la vanguardia plástica y la teatral fueron un cierto
modo paralelos. Del momento mágico (evocativo) del simbolismo, se pasó a la etapa
voluntarista y protestataria (negativa) del futurismo, ascendiendo finalmente al momento
racional y positivo (afirmativo) del constructivismo105 . Aunque este esquema pueda ponerse
en duda para el desarrollo de la vanguardia pictórica rusa, en la evolución dramatúrgica de
Meyerhold –matices aparte– puede encajar perfectamente. La evolución de las artes espacio–
visuales en el sentido constructivista, iba a influir doblemente en la dramaturgia
meyerholdiana. Por un lado, en el aspecto escenográfico–espacial del espectáculo; por otro, en
la concepción del trabajo del actor y en su técnica interpretativa dando como resultado la
“Biomecánica”.
El libro de Gan se limita a plantear globalmente, con su lenguaje contundente y
rotundo, un movimiento en el que irán definiéndose posturas sucesivas diferentes. De una
parte del antifuncionalismo de Malevich como representación de un purismo sin formas ni
colores, de otra tendencia “productivista”, que relaciona directamente la producción artística
con las técnicas industriales, el urbanismo, la civilización de los objetos y el utilitarismo, “que
representó el momento de ruptura respecto al esteticismo de una cultura acusada de no tener
en cuenta y de no tomar parte de las vicisitudes de la historia, y como tal es comprendido e
105
Vieri Quilici, L’architettura del costruttivismo. Edit. Laterza, Bari 1969, pág. 17. Este libro es una
aportación fundamental al estudio y conocimiento del Constructivismo en Europa. Además de un estudio
introductor, recoge una amplia selección de textos de Gan, Dorchenko, Lisickij, Tatlin, Ginzburg, Stemberg,
Arvatov, etc., claves para la comprensión del movimiento.
MEYERHOLD – Textos Teóricos 42
106
Quilici, obra citada, pág. 32
107
El “estetismo”, contra el que lucharon tan denodadamente los constructivistas, iba a convertirse
paradójicamente en su instrumento acusatorio. Un constructivista–proletkultista como Arbatov, lo entendió
de este modo al escribir a propósito de la revista “Vesc”: “No está tan lejana del esteticismo como cree. Al
contrario, en lugar de construir una nueva estética, una estética en continua transformación, en continuo
perfeccionamiento, correspondiente en el plano técnico y social a la realidad, “Vesc” ostenta un nuevo molde
sacado del peso del estetismo común, pero con otro fetiche: la técnica moderna” “Pechat i revoljucija”,
número 7, 1922. Crítica a Vesc.
Refiriéndose a los constructivistas rusos, añade un año después: “Iconoclastas del estetismo, están
condenados al estetismo (los constructivistas) hasta el momento que hayan encontrado un puente hacia la
producción”. Utopía realizada, publicado en la revista “L.E.F.” número 1, 1923.
108
Quilici, obra citada, pág. 61
109
Quilici, obra citada, pág. 81
MEYERHOLD – Textos Teóricos 43
110
Quilici, obra citada, pág. 87
111
I. Absenov, La composición espacial sobre el escenario. En la recopilación: “El Octubre Teatral”.
Moscú–Leningrado, 1926. Ed. Del Teatro Meyerhold, T.I.M.
112
O. M. Brik, El artista proletario, en “Iskusstvo Komunny”, número 2, 15 de diciembre de 1918
MEYERHOLD – Textos Teóricos 44
artista proletario: “como cualquier forma de producción, el arte no sabe qué hacer con los
diletantes...; el artista proletario es una mixtura de talento y de conciencia proletaria...; se
distingue del artista burgués no porque trabaja para otro tipo de consumidor, ni por el hecho
de derivar de otro ambiente social (crítica a las dos primeras posibilidades), sino por la
actitud hacia sí mismo y hacia su propio arte... El artista burgués consideraba la creación
como una cuestión suya personal; el artista burgués creaba para manifestar el propio yo; el
artista proletario crea par absorber una importante función social. El artista burgués se
contrapone a la multitud como a un elemento extraño; el artista proletario ve antes de él a su
gente. A la caza de la gloria y el lucro, el artista burgués intentaba ir en contra de los gustos de
la multitud; el artista proletario, que no tiene en cuenta su beneficio personal lucha contra el
atraso de la multitud y la guía desde dentro a lo largo del camino de un arte que avanza sin
pausa. El artista burgués repite por milésima vez las estampas del pasado; el artista proletario
crea siempre lo nuevo porque ésta es su función social. He aquí los principios de la creación
proletaria. Quien es consciente de ello, es proletario, constructor del arte del futuro”. De la
lectura de este texto se deduce que Brik critica por igual el paternalismo culturalista de “el
arte para el pueblo” y la tesis idealista del Proletkult –“un arte del proletariado” o mejor, del
pueblo”–, que supone una concepción sociológica y no científica, pues engloba por un lado
todas las posibles supervivencias reaccionarias o pequeño–burguesasde dicho proletariado y
admite, por otro, el diletantismo como regla. Las tesis de Brik son evidentemente recogidas
por Meyerhold, que tras su primera etapa de director de la T.E.O. pasa a hacer una defensa
encarnizada de los especialistas y nuevos profesionales del arte proletario. El actor
Biomecánico es pues el artista proletario hecho hombre de teatro, con plenitud de su
conciencia de clase y consciente de sus deberes productivos –profesional insaciable– que hace
del trabajo lúcido praxis política cotidiana.
Técnicamente, la Biomecánica parte de las experiencias espacio–dinámicas llevadas a
cabo por Meyerhold en los “Studios” pre–revolucionarios. A partir de los principios teóricos
productivistas y de los hallazgos técnicos ya expuestos, formula de manera muy simple la ley
fundamental de la Biomecánica: “todo el cuerpo participa en cada uno de nuestros
movimientos...”113 Puesto que la creación del actor es creación de formas plásticas en el
espacio, el actor debe estudiar la mecánica del propio cuerpo. Ello le es indispensable porque
cualquier manifestación de fuerza está sujeta a las leyes de la mecánica (y la creación por
parte del actor de formas plásticas en el espacio escénico es, naturalmente, una manifestación
de fuerza del organismo humano)114 Esta definición es, a todas luces, insuficiente, pero justa y
sobre todo susceptible de desarrollar. A pesar del escaso material teórico elaborado por el
propio Meyerhold sobre la cuestión, estamos en disposición de profundizar en la articulación
interna del concepto Biomecánico, desde el momento de su enunciado hacia 1912 hasta su
madurez, alcanzada tres años más tarde. En este sentido creo que podrían estructurarse tres
niveles o círculos en el que el tercero incluye a los otros dos:
1º Fisiomecánica
2º Biomecánica
3º Sociomecánica
Antes de pasar a su estudio esquemático, debo aclarar que este desarrollo personal
aunque no está formulado como tal por Meyerhold, sí es deducible del estudio de sus textos y
espectáculos. En su apreciación exterior el juego biomecánico es, en principio, una
combinación de toda la gama mecánica circense, del ritmo y dislocación del movimiento
deportivo, de la danza, del music-hall; la cabriola, el salto, el equilibrio, la distorsión, se
conjugan armónicamente pero no al azar sino en base a una formulación rigurosa,
obedeciendo a leyes escénicas racionales y sirviendo al actor de medio de expresión de un
personaje que como su personaje que como su trabajo, nunca está fuera de la historia sino
113
A. Gladkov, obra citada, edición francesa, pág. 287
114
Meyerhold, obras, tomo II, pág. 448
MEYERHOLD – Textos Teóricos 45
115
S. Mokulski, La revisión de las tradiciones, en “El Octubre Teatral”, obra citada
116
B. Arvatov, El teatro proletario. El teatro como producción, artículo citado
117
Ver Lunacharski, obra citada, pág. 53
118
Arvatov, artículo citado
119
Igor Ilinski, sobre mí mismo. Edic. de la Sociedad Teatral pan–rusa, 1961
Este testimonio tiene particular interés por tratarse de uno de los mejores actores formados junto a
Meyerhold. En la pág. 54 y ss. Habla de la Biomecánica, comparándola con el método de acciones físicas
elementales elaborado por Stanislavsky en sus últimos años de trabajo.
La afirmación de Ilinski es desarrollada de modo distinto por Meyerhold: “Algunos actores
excepcionalmente dotados intuyeron, sino al contrario, del exterior al interior” Obras, tomo II, pág. 489.
120
Lunacharski, obra citada, pág. 54
MEYERHOLD – Textos Teóricos 46
121
Meyerhold, obras, tomo II, pág. 93
122
V. Soviv y S. Mokulski, estudios incluidos en “El Octubre Teatral”, obra citada.
123
Ibídem.
124
Nina Gourfinkel, sobre El profesor Bubus, edición francesa, pág. 208.
125
Meyerhold, obras, tomo II, pág. 94
MEYERHOLD – Textos Teóricos 47
comportamiento, y lo muestra a unos espectadores que están fabricando la historia con sus
propias manos.
Meyerhold dice a propósito de “Bubus” que es el “camino hacia un nuevo
realismo”126. “El mandato”, “El Inspector”, “La Chinche”, “El baño”, son ya ejemplos
acabados de este nuevo realismo resultado de la dramaturgia elaborada por Meyerhold a lo
largo de más de veinticinco años. Esta dramaturgia, al asumir su responsabilidad histórica se
ha convertido en revolucionaria, adoptando de forma consecuente su postura de clase.
126
Meyerhold, Exposición al Colectivo del T.I.M., el 5 de mayo de 1825