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Pulgarcita - Michel Ceres PDF
Pulgarcita - Michel Ceres PDF
Para Helena,
formadora de los formadores de Pulgarcita,
oyente de los oyentes de los Pulgarcitos.
Este nuevo escolar, esta joven estudiante nunca ha visto un ternero, una vaca,
un marrano ni una pollada. En 1900, la mayoría de los humanos en el planeta se ocupaban
de la labranza y del pastoreo; en 2010, Francia como los países análogos, ya sólo cuenta
con el uno por ciento de campesinos, Sin duda es necesario ver acá una de las más
inmensas rupturas de la historia, desde el neolítico. Antaño referida a las prácticas
geórgicas, nuestras culturas de repente cambiaron. Pero en el planeta aún seguimos
comiendo de la tierra.
Aquella o aquel que os presento ya no vive en compañía de los animales, ya no
habita la misma Tierra, no tiene pues la misma relación con el mundo. Ella o él ya sólo admiran
una naturaleza arcadiana, la del ocio o del turismo.
Balance temporal, ¿Qué literatura, qué historia comprenderán ellos, felices, sin
haber vivido la rusticidad, los animales domésticos y la cosecha de verano, diez conflictos,
heridos, muertos y hambrientos, cementerios, patria, bandera ensangrentada,
monumentos a los muertos…, sin haber experimentado en el sufrimiento, la urgencia vital
de una moral?
Han sido formateados por los media, difundidos por adultos que
meticulosamente han destruido su facultad de atención al reducir la duración de las
imágenes a siete segundos y el tiempo de las respuestas a las preguntas a quince
segundos, según las cifras oficiales; en los que la palabra más repetida es "muerto" y la
imagen más frecuente la de los cadáveres. Desde los doce años, estos adultos los
fuerzan a ver más de veinte mil asesinatos.
Están formateados por la publicidad; ¿cuántas cosas de las que les enseñamos
en español en las clases, están desmentidas permanentemente en los anuncios
publicitarios?
Estos muchachos habitan pues lo virtual. Las ciencias cognitivas muestran que
el uso de la red, la lectura o escritura al pulgar de los mensajes, la consulta de Wikípedia
o de Facebook, no excitan las mismas neuronas ni las mismas zonas corticales que el uso
del libro, del ábaco o del cuaderno. Pueden manipular muchas informaciones a la vez. No
conocen, ni integran, ni sintetizan como nosotros, sus ascendientes.
No tienen pues la misma cabeza.
Por teléfono celular acceden a todas las personas; por GPS a todos los lugares;
por la red, a todo el saber; frecuentan pues un espacio topológico de vecindarios,
mientras que nosotros habitamos un espacio métrico, referido por distancias.
Ya no habitan el mismo espacio.
Sin que nos demos cuenta, un nuevo humano nació, durante un intervalo breve,
ese que nos separa de los años 1970.
Él o ella no tiene el mismo cuerpo, la misma esperanza de vida, no se comunica
más de la misma manera, no percibe ya el mismo mundo, no vive en la misma naturaleza,
ya no habita el mismo espacio.
Nacido bajo epidural y con nacimiento programado; teniendo cuidados
paliativos no le teme a la misma muerte.
Al no tener la misma cabeza de sus padres, él o ella conoce de otra manera.