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INTRODUCCIÓN
El enfoque de sistema, también denominado enfoque sistémico, significa que el modo de abordar
los objetos y fenómenos no puede ser aislado, sino que tienen que verse como parte de un todo.
No es la suma de elementos, sino un conjunto de elementos que se encuentran en interacción, de
forma integral, que produce nuevas cualidades con características diferentes, cuyo resultado es
superior al de los componentes que lo forman y provocan un salto de calidad.
1. Filosofía biológica, de Ludwig von Bertalanffy, cuyas ideas cristalizaron más tarde en la
Teoría General de Sistemas, representada por la Sociedad Internacional para la Investigación
General de Sistemas.
2. Cibernética, de Norbert Wiener y Ross Ashby, que en sus orígenes se centraba en el estudio de
los mecanismos de regulación en los organismos y en las máquinas. “La cibernética ha dado
indicios útiles a los estudiosos de los sistemas humanos sobre todo en cuanto a la reflexión sobre
la interacción entre los individuos
DEFINICIÓN
Interdisciplinario
Organizado
Creativo
Teórico
Empírico
Pragmático
El enfoque de sistemas se centra constantemente en sus objetivos totales. Por tal razón es
importante definir primeros los objetivos del sistema y examinarlos continuamente y, quizás,
redefinirlos a medida que se avanza en el diseño.
Bajo la perspectiva del enfoque de sistemas la realidad que concibe el observador que aplica
esta disciplina se establece por una relación muy estrecha entre él y el objeto observado, de
manera que su "realidad" es producto de un proceso de co-construcción entre él y el objeto
observado, en un espacio y tiempo determinado, constituyéndose dicha realidad en algo que ya
no es externo al observador y común para todos, como lo plantea el enfoque tradicional, sino que
esa realidad se convierte en algo personal y particular, distinguiéndose claramente entre lo que es
el mundo real y la realidad que cada observador concibe para sí.
En enfoque sistémico busca corregir algunas limitaciones de nuestra mirada. Nuestra mirada
espontánea tiene múltiples limitaciones. Entre ellas cabes destacar lo que llamamos una “miopía
sistémica” que se expresa en nuestra dificultad para observar la lejanía, los efectos que los
comportamientos ejercen más allá de su ámbito inmediato. Ello se produce en una doble
dimensión. La primera posee un carácter más especial o topográfico. Tenemos dificultad para
detectar efectos en puntos más distantes y menos visibles de la estructura. Nos cuesta identificar
cómo, por ejemplo, acciones que nosotros mismos tomamos, afectan un espacio estructural
mucho más amplio de aquel que somos capaces de cubrir con nuestros ojos y nos sorprendemos
con resultados que muchas veces hemos contribuido a generar, pero que no son aquellos más
inmediatos.
Por otro lado, hay una suerte de miopía sistémica que se produce en la dimensión de la
temporalidad. También nos cuesta reconocer cómo las acciones que hoy tomamos, generan
efectos que se manifiestan en comportamientos muchos más tardíos. Tenemos dificultades para
reconocer cómo determinados comportamientos que tenemos con nuestros hijos, por ejemplo,
pueden terminar afectando a nuestros tataranietos, o cómo decisiones que hoy se toman en una
empresa afectan su desempeño futuro. La importancia de lo anterior se extiende más allá del
conocimiento de la cadena de conexiones involucradas y tiene efectos significativos en el
dominio de la ética, pues con ello se expande el dominio de nuestras responsabilidades.
Habiendo hablado de esta “miopía sistémica”, asociada a nuestras dificultades para observar la
lejanía, permítaseme referirme a un efecto contrario, pero en cierta medida equivalente, que
apunta a nuestras dificultades para observar la cercanía. Esta vez no se trata de una miopía del
observador que somos, sino, más bien, de una hipermetropía, una dificultad para ver lo que está
encima.
Tal como hemos podido apreciarlo, el enfoque sistémico nos permite mirar la realidad con otros
ojos. A través de él, logramos hacernos cargo de aquella trampa del lenguaje que, para conferirle
sentido a la realidad, distinguía y separaba sus partes y, al hacerlo, destruía las relaciones que
estas partes mantienen entre sí. Con él, logramos corregir nuestras miopías que nos impedían
reconocer como las acciones que tienen lugar hoy, comprometen futuros lejanos y, a la vez,
afectan lo que sucede más allá de nuestros horizontes de visibilidad. Nos abrimos, por lo tanto, a
una realidad diferente de la que previamente observábamos.
Pero en esa nueva realidad estamos también nosotros mismos. Formamos parte de ella. Y, en
consecuencia, el enfoque sistémico no sólo nos muestra una realidad exterior diferente. Nos
permite mirarnos a nosotros mismos de una manera distinta. El ser humano es parte de sistemas
sociales y naturales y tales sistemas lo condicionan y muchas veces lo determinan, de la misma
manera como él incide en ellos. El enfoque sistémico nos permite reconocer, así mismo, que
eventos anteriores a nuestra existencia y acciones que se desencadenan en lugares a los cuales
nuestra mirada no llega, inciden en cómo somos y en mucho de lo que nos pasa.
Todo ello conlleva implicancias éticas significativas. Al reconocer cómo nuestras acciones
afectan, desde una perspectiva tanto estructural como temporal, nuestros entornos sociales y
naturales, ello no impulsa al desarrollo de una conciencia de proyección ecológica. Nos es
posible ahora reconocer que afectamos el entorno de una manera que antes, muy probablemente,
no lográbamos visualizar. Ello nos obliga a asumir responsabilidad sobre ese entorno. Esto no
debiera sorprendernos. La disciplina de la ecología es uno de los frutos que nos brinda el enfoque
sistémico.
Al efecto anterior, sin embargo, se suma otro en dirección opuesta. Descubrimos ahora que
somos menos “yo”, menos “ego”, y mucho más el efecto de los sistemas en los que participamos,
que lo que muchos previamente creíamos. Somos responsables de nuestras acciones, es cierto.
Pero ellas están condicionadas por el comportamiento de los demás, por las estructuras y las
dinámicas de los múltiples sistemas en los que participamos. ¿Nos hace eso menos responsables?
De alguna forma. Podemos, en efecto, dosificar parte de la culpa en la que se transforma tantas
veces nuestro sentido de responsabilidad.
Pero tan sólo por un primer momento, pues enseguida descubrimos que, así como los sistemas en
los que participamos nos afectan y condicionan, a nosotros nos es dado también poder
transformarlos. ¿Somos, al final de cuentas, más o menos responsables? Esa respuesta la debe
ofrecer cada uno. Una cosa es cierta, hemos alterado nuestra mirada y el paisaje de nuestra
responsabilidad ética pareciera ser otro.
APLICACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES
En los últimos años las empresas han advertido la necesidad de lograr una integración realizando
un plan maestro que coordine a corto y largo plazo el Sistema de Información Administrativa. Es
por lo tanto evidente que para lograr esta integración es necesario definir las políticas de la
empresa sobre la información y preparar planes estratégicos y a corto plazo.
En relación con los componentes físicos, es necesario tener en cuenta que no siempre se requiere
o se cuenta con computadoras y en este caso se puede utilizar una máquina de escribir, escritura
manual, archivadores, bibliotecas, estantes, con el mismo propósito.
APLICACIÓN EN LA EDUCACIÓN