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Equipando Siervos Internacional

Honrando a Cristo siendo fiel a Sus Escrituras - pensando, viviendo y sirviendo


bíblicamente para adquirir madurez en la iglesia y alcanzar a los perdidos para
la gloria de Dios
Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos
estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que
podéis amonestaros los unos a los otros. Romanos 15:14

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CÓMO INTERPRETAR LA BIBLIA FIELMENTE

“Equipando Siervos Internacional” (ESI). ESI es un ministerio de discipulado mutuo y


pastoreo de pastores y líderes de iglesias/ministerios donde nos enfocamos en el Señor
Jesucristo y en el estudio sistemático de Su Palabra, caminando en el Espíritu Santo para la
gloria de Dios, fortaleciendo la iglesia local en su tarea de hacer discípulos y alcanzar el mundo
con el evangelio del Señor Jesucristo,

A lo largo de los años de estudio y enseñanza en ESI, se vio la necesidad de preparar y


desarrollar material de estudio, el cual se recogió de diversas fuentes, como libros y textos de
diferentes autores, y experiencia aprovechable de las diferentes reuniones, sermones, sitios
web, etc.

El propósito de este manual es ayudar al siervo del Señor a entender fielmente la Biblia en
su estudio de ella. Este manual explica el uso práctico de lo que llamamos la “hermenéutica”.

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CAPÍTULO 1
Introducción a la Hermenéutica Bíblica

Después de completar este Capítulo deberíamos tener facilidad para:


 Definir el término “hermenéutica”.
 Expresar los argumentos comunes para no estudiar la Biblia.
 Explicar por qué es importante estudiar y entender sanamente la Biblia.

¿Por qué es importante entender la Biblia fielmente?


Antes de comenzar con nuestro estudio, es necesario entender que la comunicación entre
las personas, es un proceso de intercambio de información, en el que un emisor transmite a un
receptor algo a través de un canal o medio esperando que, posteriormente, se produzca una
respuesta de dicho receptor en un contexto determinado. La comunicación ya sea escrita o por
la palabra hablada, no es tan fácil como se piensa en primera instancia. Las palabras usadas
por el que está comunicando una idea son muy importantes, y no se debe descuidar el
concepto y significado que quiso decir con esas palabras. Cuando la intención o el propósito
del que habla o escribe es entendida sanamente por el receptor podemos decir que la
comunicación ha sido exitosa. Por otro lado, si la idea o la intención del que transmite el
mensaje no se pudo captar de forma fidedigna por el receptor, entonces la “interpretación” de
esa persona es una distorsión de lo que el primero quiso comunicar. En el ámbito de lo
evangélico este tipo de malentendidos han dado lugar a muchas y diferentes ideas y doctrinas
que no concuerdan con la mente y voluntad de Dios, sino que se basan en inferencias,
deducciones y premisas erradas, equivocadas debido a una falla en el método de interpretación
de lo que Dios dejó en las Escrituras.
Alguien dijo que: “la Biblia es el libro más perseguido por sus enemigos, y es el libro más
torturado por sus amigos”, todo esto debido a la ignorancia de una sana interpretación. Hasta
donde sabemos, las Escrituras nos enseñan, que el primer intérprete de la Palabra de Dios fue,
Satanás, el diablo, quien cambió, modificó astutamente la verdad. Génesis 3:1-5.

Las Santas Escrituras deben estudiarse como un conjunto, una sola unidad porque sus
diversas partes nos fueron dadas de muchas maneras Hebreos 1:1 y tomadas en conjunto
constituyen un volumen que se interpreta a sí misma. En la tarea de interpretar el texto escrito,
el texto bíblico, no solamente debemos tener cuidado con las palabras usadas, la idea, el
concepto que quiso transmitir con esas palabras y el contexto general sino también debemos
cuidar la aplicación correcta a la situación actual.
El siervo del Señor tiene la tarea principal de honrar a Cristo entendiendo sanamente Su
Palabra; si la Biblia, la Escritura, es el fruto de la mente divina, entonces tenemos la obligación
de escudriñarla para entender fielmente lo que Dios quiso comunicar a través de ella. No basta
que escuchemos a alguien decir que Dios estaba enseñando tal cosa en tal pasaje para creer y
aceptar que sea así, debemos examinar, estudiar por nosotros mismos.
Pero debemos responder ¿qué es la “hermenéutica”? R.C. Sproul define Hermenéutica de
la siguiente manera: “La hermenéutica es la ciencia de la interpretación. El propósito de la
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Hermenéutica es de establecer pautas y reglas para la interpretación de un texto bíblico”.
Entonces podemos decir que: la hermenéutica tiene por oficio hacer desaparecer las probables
diferencias que puedan existir entre un escritor bíblico y sus lectores, de modo que el que
estudia pueda comprender con exactitud lo que lee.
“Hermenéutica” es una palabra adaptada de la palabra griega que significa “hábil para
interpretar”. La intención de una buena interpretación es entender el sentido claro del texto; es
entender lo que el autor tenía en la mente al comunicar originalmente.
Etimológicamente el vocablo “hermenéutica” tiene relación con dos concepciones de la
palabra. En primer lugar “hermenéutica” proviene del griego “hermenein”, que se deriva a su
vez del verbo “hermeneuo”, la idea es de: “interpretar o explicar” y “comunicar o declarar”.
Ambos significados del verbo griego hermenein “comunicar” e “interpretar”, están conectados y
son inseparables por cuanto quien comunica necesaria e inevitablemente también interpreta.
En segundo lugar, la palabra "Hermenéutica" se relaciona etimológicamente con el nombre
del ingenioso, listo y eficaz dios griego Hermes, éste era el dios de la comunicación y de la
elocuencia, era rápido y se movía con facilidad entre el mundo de las divinidades y el mundo de
los mortales, su trabajo u oficio era comunicar e interpretar a los mortales las decisiones de la
asamblea de los dioses en el Olimpo. Por tanto, requería de oratoria, el arte que Hermes
dominaba. Los romanos conocían al dios Hermes con su nombre latino de Mercurio.
En la Biblia aparecen estos conceptos asociados con la mitología griega. En Hechos 14:8-
20 se narra las experiencias de Bernabé y Pablo en Listra donde la gente los confundió con
Zeus y Hermes respectivamente. En el versículo 12 está escrito “12Y a Bernabé llamaban
Júpiter (Zeus), y a Pablo, Mercurio (Hermes), porque éste era el que llevaba la palabra”, es
decir, el que asumía la acción de la comunicación. Los nombres de estos dioses están escritos
en el original griego textualmente “Zeus y Hermes”.
La Hermenéutica es la ciencia que nos enseña los principios, métodos, reglas y
herramientas de la interpretación de las Escrituras, así que, es necesario tomar el tiempo para
instruirse en esta ciencia. La sana interpretación es necesaria para interactuar adecuadamente
con las personas de nuestro mundo, no importa si estamos en una conversación con un familiar
o un amigo, o si estamos leyendo a Pablo Neruda o Gabriel García Márquez o simplemente
leyendo el periódico, y cuanto más si leemos y estudiamos la Biblia, si no podemos usar los
principios adecuados de interpretación, seguramente terminaremos equivocándonos y
malentendiendo lo que el otro estaba diciendo o escribió.
Cuando se estudia, interpreta y comunica las Escrituras se debe tener mucho cuidado ya
que el pecado oscurece el entendimiento del hombre y ejerce una dañina influencia en el modo
de entender las situaciones, contextos y circunstancias, por lo tanto, es necesario que hagamos
especiales esfuerzos para preservarnos del error.
Si el creyente ignora cómo interpretar fielmente la preciosa Palabra de Dios no podrá
conocer cabalmente a Dios, Su plan de Salvación y Su voluntad para nuestras vidas. Si no
entendemos cómo interpretar las Escrituras no llegaremos a ser siervos útiles, obreros
aprobados en las manos de Dios; 2 Timoteo 3:16,17 dice que toda la Biblia “es
inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra”. La frase “inspirada

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por Dios” en el griego es una sola palabra “theopneusto”, que significa “respirado, soplado por
Dios” o “espirado, exhalado por Dios”. La enseñanza es que Dios mismo es la fuente, es el
Autor de las Escrituras. Es decir, la Biblia proviene, procede de Dios, es su máximo Autor y
lleva el sello de todo lo que Él es. Entonces si queremos servir a Dios, una de nuestras tareas
principales es entender sanamente lo que el Autor en Su autoridad nos dice. Un obrero no
puede presentarse delante de Dios y pretender ser un siervo útil en Sus manos sin discernir por
el estudio lo que Él quiere que enseñemos cuidándonos a nosotros mismos y a los demás de
enseñanza falsa.
¿Cuáles son los beneficios de estudiar e interpretar la Biblia?
Se puede responder que los beneficios, son muchos. Uno de los más importantes
beneficios es conocer de primera mano la Revelación divina, es ahí donde podemos
abastecernos y proveernos de información que no se puede adquirir del mundo físico, es cierto,
en el mundo físico se aprende por medio de métodos científicos de investigación y observación.
Los datos se obtienen observando patrones repetibles, probando y analizando esta información
y llegando a conclusiones. Sin embargo, no debemos equivocarnos porque cuando hablamos
de estudiar la Revelación divina no significa que el hombre descubre o encuentra a Dios, no es
así, sino todo lo contrario, es Dios mismo compartiendo, comunicando Sus secretos con
nosotros, con el hombre, es Dios mostrándose a Sí Mismo, dándose a conocer a todas las
personas de todos los tiempos, en cada cultura y de todos los lugares. Él nos ha dado, nos ha
obsequiado la Biblia, la cual es de relevancia eterna porque es la verdad de Dios, en ella nos
habla con autoridad absoluta y terminante, es el medio por el cual conocemos personalmente a
Dios, suministrándonos pautas para caminar con Él, gozándonos y dándole la gloria con
nuestras vidas.
Si no ponemos atención e interpretamos fielmente la Palabra de Dios, no comprenderemos
nada sobre la salvación que es la obra principal de Dios en el mundo. Solo en la Biblia
hallaremos y comprenderemos quien es Jesús y por qué vino al mundo. En Lucas 24:27 el
Señor Jesús explica que toda la Biblia habla de Él, como el mensaje central de toda Su
Revelación. Sin la Biblia y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas no podremos entrar en
una relación con Jesús. La Biblia es necesaria para saber cómo nos unimos a nuestro Salvador
y cómo podemos caminar en Él.
La Biblia es preciosa para nosotros; es el bálsamo y el deleite de nuestras almas. Es
comparada a una lámpara que alumbra y da sabiduría a nuestro caminar (Salmo 119:105), sus
palabras son importantes para el bien de nuestras almas, dulces a nuestro paladar más que la
miel en nuestras bocas (Salmo 119:103 y 19:9-10). Es comida para alimentarnos
espiritualmente (I Pedro 2:2, Mateo 4:4). Tiene un efecto purificador en nuestras vidas (Efesios
5:25-26). Es una espada que Dios usa para hablarnos de lo que no está bien (Hebreos 4:12;
Efesios 6:17; Hechos 2:37). Es necesaria para encaminar a nuestros hijos en los buenos
caminos de Dios y Su justicia (Deuteronomio 6:6-9).
El estudio, la interpretación y la comunicación de la Biblia son necesarios para llegar a ser
verdaderos discípulos del Señor Jesús; segunda a Timoteo 3:17 explica el impacto de la Biblia
en la vida del creyente, dice: “A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra”. Este versículo nos dice que el cristiano evangélico que no

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esté diligentemente dedicado a un estudio serio de la Escritura es totalmente deficiente como
seguidor de Cristo.
Seguir al Señor Jesucristo es mucho más que simplemente asistir a las actividades en la
iglesia y cumplir con ciertos ritos, segunda a Timoteo 3:17 nos llama a estar enteramente
preparados, la palabra “preparados” significa: completamente equipado o apto y según el
versículo 16 se puede lograr esto, estudiando la Biblia para conocerla y manejarla bien. El
Señor Jesús dice la misma verdad en Juan 8:31,32, “Si permanecemos en Su palabra, seremos
verdaderamente Sus discípulos; y conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres”. Si
queremos ser libres para no caer en el engaño, para no caer en la tentación, para no seguir a
los ídolos de nuestro corazón y no caer en las asechanzas del diablo, tenemos que
adiestrarnos en el estudio de la Palabra que nos proporciona la verdad espiritual y nos
fortalece. Solo podemos estar firmes y fuertes en la gracia de Dios, si sabemos usar bien la
Palabra de Verdad (Mateo 4:1-11; Juan 8:30-36).
El pasaje que estamos considerando 2ª de Timoteo 3:16,17, dice que la Biblia es útil; útil
para hacernos maduros en Cristo Jesús; útil para hacernos siervos eficaces. Sin estudiar,
conocer y entender “todo el consejo de Dios”, no podremos explicar la voluntad de Dios, Su
naturaleza y carácter, Su prioridad y la obra que Él está haciendo en este mundo, Sus deseos y
como Él obra, Sus mandamientos y advertencias para el ministerio eficaz. Esta es la razón por
la cual Pablo exhorta a Timoteo en el capítulo 2 verso 15, “procura con diligencia presentarte a
Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la
palabra de verdad”. Si queremos glorificarlo con una vida útil en Sus manos, tenemos que
equiparnos para toda buena obra de Dios, conociendo Su Palabra plenamente. ¡Esta es la
razón por la cual Dios nos manda a estudiar Su Palabra!
Excusas o impedimentos por los qué algunos no estudian la Biblia
En la actualidad, hay excusas comunes respecto al no estudio de la Biblia:
Una es la flojera; los flojos dicen: “No tengo tiempo”, o “Estoy muy cansado”.
La verdad es que siempre apartaremos el tiempo necesario para lo que es prioridad para
nosotros. El estudio de la Biblia es una de las prioridades del verdadero siervo de Dios, quien
apartará tiempo y fuerzas, para lo que es más importante. Todos necesitamos la gracia de Dios
para ayudarnos a vencer este problema que es una debilidad y tentación común con la cual
todos luchamos; pero Dios nos llama a poner en nuestra vida, la prioridad de conocer Su
Palabra.
Otra excusa muy común es: “No tengo ganas”; la razón por la que no tienen ganas, es: Que
no entienden la importancia de estudiar la Biblia.
Esto es notorio en personas movidas por los sentimientos más que por el entendimiento de
la Palabra de Dios. Los que se mueven por los sentimientos “no pueden ser movidos al
servicio, la oración, o al estudio, a no ser que ellos tengan ganas”. Su vida cristiana es
solamente tan efectiva como la intensidad de los sentimientos que tengan en ese momento.
Cuando experimentan la euforia espiritual, son un remolino de actividad divina; cuando están
deprimidos, es un incompetente espiritual. Constantemente busca experiencias nuevas y
frescas y las utiliza para determinar la voluntad de Dios. Sus “sentimientos internos” se
convierten en la máxima prueba de la verdad. Esta persona no ve necesario estudiar la Palabra
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de Dios porque cree que ya conoce la voluntad de Dios a través de sus sentimientos; no quiere
conocer la verdad de Dios; solo quiere experimentarlo a Él”. (1)
Es importante entender que no podemos conocer a Dios sin conocerlo en base a Su
Verdad. La Biblia está dirigida primordialmente, aunque no exclusivamente, a nuestro
entendimiento, el cual resulta en nuestro conocimiento personal de Dios, nuestra confianza en
Él, el tener una relación con El y obedecer lo que Dios dice nos guste o no. El cristianismo es
un caminar en Cristo, por medio de la fe, basados en Su gracia y fundamentados en Su verdad,
la cual encontramos en la Biblia.” (Juan 8:31,32)
Otro impedimento es la objeción de que: “La Biblia es demasiado difícil de entender,
dejémosla para los teólogos que tienen mucho conocimiento y preparación técnica y pueden
manejarla.”
Pero Dios no es solo para los eruditos. Aunque la Biblia es ardua de estudiar y entender, y
requiere un esfuerzo real de nuestra parte, todos tenemos el privilegio y la responsabilidad
como hijos de Dios de estudiar y entender La Palabra de Dios (2 Tim 2:15).
Martín Lutero dijo: “la Biblia es como un océano, un bebé puede jugar en las orillas y un
elefante puede ahogarse en sus profundidades”. O cierto es que la Biblia es accesible para
cada creyente. Si puedes leer el periódico, puedes leer la Biblia. De hecho, hay palabras y
conceptos más difíciles que se expresan en la primera plana de un periódico que en la mayoría
de las páginas de la Biblia.
Otra excusa para evitar el estudio de la Biblia es que es aburrida.
Los que piensan así, ¿será que realmente han leído la Biblia? “¡Los personajes que
encontramos en la Biblia están llenos de vida! ¡Se ve en sus vidas una cualidad de real pasión
para con Dios y un impacto en el mundo alrededor de ellos! ¡Sus vidas revelan drama,
aflicción, lujuria, crimen, problemas familiares, compromiso, entrega y todo aspecto de la
existencia humana! Hay reprensión, remordimiento, contrición, consuelo, sabiduría práctica,
reflexión filosófica, y ante todo, verdad…. ¡Aunque el ambiente donde vivían era diferente al
nuestro, sus luchas y preocupaciones son semejantes a las nuestras!” (2)
Otro impedimento para el estudio de la Biblia es pensar que era para su tiempo en la
historia antigua, porque hoy tenemos otra situación y otros problemas.
Esta afirmación es ¡¡completamente falsa!! Segunda a Timoteo 2:17 dice que: Puesto que la
Biblia es de Dios, es útil para ayudarnos en la actualidad de nuestra vida; nos enseña lo que
necesitamos saber acerca de andar en la fe con Dios, el uno con el otro, nos redarguye si
estamos caminando mal, nos corrige para que volvamos al camino de Dios, y nos instruye en la
justicia; es decir, en lo que es correcto. Todo esto hace la Biblia. Aunque sí fue escrita en otro
contexto de tiempo y cultura, la verdad es que lo que expresa es tan aplicable para nosotros en
nuestra situación y con nuestros problemas, como lo era para ellos. La Biblia es la verdad para
la humanidad para todo tiempo, toda cultura y para todo lugar.

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El Propósito de Estudiar la Biblia
Lo que deseamos que ocurra al estudiar y entender fielmente la Biblia no es principalmente
lograr un mayor entendimiento de información junto con algunas ideas prácticas sobre cómo
aplicarla a la vida. El objetivo principal es que, después de llegar a entender el texto,
encontrarnos con Dios mismo de una manera que Él cambie nuestra vida. La meta es que la
Palabra haga una diferencia, que produzca un cambio.
Alan Stibbs en su libro “Comprendiendo la Palabra de Dios” nos da las siguientes
recomendaciones: “El propósito de entender la Biblia es caminar con Dios en esta vida siendo
fieles seguidores de Cristo. Cada uno debe intentar descubrir la verdad espiritual para
aplicación inmediata en su vida personal. No deben leer la Biblia como un espectador ajeno o
un estudiante curioso cuya única preocupación es saber la información de lo que dice. Más
bien, considérelo como un espejo en el cual uno puede, con la ayuda de Dios, ver tanto el
hombre que es, como el hombre que debe ser en Cristo. Mire primero en él las cosas que
impactan directamente sus propias necesidades y problemas, fallas y tentaciones,
responsabilidades y deberes. Esté preparado seria y sinceramente para preguntar y enfrentar la
respuesta a preguntas como: "¿Qué me dice Dios en este pasaje ahora? ¿Qué puedo aprender
aquí sobre mi vida diaria? ¿Cómo puedo descubrir cómo vivir mi vida para agradar a Dios?
Reconozca la necesidad de volver continuamente a una nueva reforma en nuestra vida
conforme a la Palabra de Dios. La necesidad diaria de buscar primero lo que dice Dios y luego
del hacer Su voluntad es una tarea que nunca terminará en la vida cristiana. En esta vida nunca
alcanzamos el lugar de perfección; cada nuevo día trae su nuevo desafío. Este camino es
cuesta arriba todo el camino. Es muy fácil menguar y retroceder de observar los estándares que
antes aceptábamos. Ninguna reforma puede poner a un individuo o a una iglesia
permanentemente en el camino correcto. Tenemos la necesidad de retornar continuamente a
Dios y examinarnos a nosotros mismos a la luz de Su Palabra, de ser advertidos si
comenzamos en un camino de declive, y aprender nuevas formas de avanzar en la santidad y
el amor. Solo así vamos a seguir avanzando conociendo al Señor y creciendo en nuestra
relación en Él. Para experimentar esto debemos someternos continuamente a lo que la Biblia
nos advierte y enseña, y reconocer que la persona a la que cada hombre es responsable de
juzgar es él mismo. Cada creyente es responsable delante de Dios para aplicar la Biblia; esta
es nuestra vocación cristiana: crecer en Cristo en base a Su Palabra desde el nacer de nuevo
hasta verlo cara a cara.” (2b)

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CAPÍTULO 2
La claridad de la Biblia

Después de completar este Capítulo debería poder:


 Defender la claridad de la Biblia
 Definir ‘subjetivismo’ y explicar por qué es un error en la interpretación bíblica
 Explicar porque cada cristiano puede y debe interpretar fielmente la Biblia
La claridad de la Escritura
La Reforma comenzó porque un hombre se dedicó a volver al estudio de la Biblia, y Dios lo
llevó a entender y fundamentar su vida sobre la verdad revelada, en un contexto donde todo el
mundo vivía en base a la tradición, el pragmatismo y el temor a la persecución religiosa.
“En el siglo XVI, los reformadores declararon su entera confianza en lo que denominaron la
“perspicuidad” de la Escritura. A lo que se referían con este término técnico era a la “claridad”
de las Escrituras. Afirmaban que la Biblia era clara, lúcida y es lo suficientemente sencilla para
que cualquier persona pueda entender su mensaje básico…. Lutero estaba convencido de que
lo que era oscuro y difícil en una parte de la Escritura, se afirmaba con mayor claridad y
sencillez en otras partes de la Escritura.” (3) ¡Normalmente nuestro problema no está tanto en
entender lo que dice, sino en obedecer lo que dice, poniéndola en práctica!
Podemos estar seguros, que el Dios que nos creó con tanto amor, que envió a Su Hijo para
redimirnos con tanto cuidado, para que seamos parte de Su Familia, que oye los gemidos de
toda su gente, desde el campesino hasta el filósofo, desde el lerdo al docto más refinado, Él
quiere que lo conozcamos íntimamente y que conozcamos Su mente y Su voluntad. Su
mensaje es lo suficientemente sencillo, claro como para que la más simple de sus criaturas
caídas lo entienda.
Una de las cosas más importantes que la Reforma logró, fue devolver la Biblia al pueblo,
animando a que todo creyente lea y estudie personalmente la Biblia. En muchos países de
Europa hicieron un gran esfuerzo por traducir la Biblia del griego y el latín, a la lengua vernácula
o del pueblo. Incluso muchas personas murieron bajo una terrible persecución por hacer esto.
Uno de los mayores logros de Lutero fue la traducción de la Biblia al alemán con el fin de que
cualquier persona letrada pudiera leerla por sí mismo.
En los siglos antes de la Reforma solo los sacerdotes y eruditos estaban autorizados para
leer e interpretar la Biblia. Pero los reformadores entendieron, por las Escrituras, que cada
creyente es un sacerdote, tiene el privilegio y la responsabilidad de ir directamente a Dios, y
esto nos da derecho a Su Palabra. La base bíblica para creer esto es I Pedro 2:5-9 que dice,
“También vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo…. Pero
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de
Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable.” En estos versos, el Apóstol Pedro explica que cada creyente es un sacerdote, que
somos un reino de sacerdotes, no para mediar el perdón de los pecados como en el Antiguo
Testamento, sino para ir directamente a Dios por medio de Jesucristo, sin la necesidad de otra
agencia o intermediario. No existe la necesidad de ir a un sacerdote humano cuando tenemos

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el Sacerdote divino, Jesús, a quien podemos acudir en cualquier momento puesto que Él ha
hecho el sacrificio perfecto y completo una vez y para siempre. Solo Cristo es el Mediador
entre nosotros y Dios; no hay otro (I Timoteo 2:5). Por medio de Cristo tenemos acceso
directamente a Dios.
Una de las más importantes implicaciones de la verdad bíblica del sacerdocio de cada
creyente, es el privilegio que tenemos, de poder interpretar de la Biblia, lo que llamamos la
“interpretación privada”. Lutero escribió mucho sobre este tema, cuando se le pidió que se
retractara de sus escritos al final en la Dieta de Worms, Lutero contestó: “A no ser que yo esté
convencido por la Sagrada Escritura o por razón evidente, no puedo retractarme, pues mi
conciencia es cautiva de la Palabra de Dios, y el actuar contra la conciencia no es correcto ni
seguro. Esta es mi posición, no puedo tomar ninguna otra, así que, Dios me ayude”. Cuando
Lutero dijo: “A no ser que yo esté convencido…” estaba afirmando este principio de la
interpretación privada para el creyente.
“En debates anteriores en Leipzig y Augsburgo, Lutero se había atrevido a interpretar la
Escritura en forma contraria a las interpretaciones rendidas por los papas y por los concilios de
la iglesia. El hecho de que fuese tan atrevido le ganó la repetida acusación de arrogante por los
miembros del clero. Lutero no tomó esos cargos a la ligera sino que agonizaba sobre ellos, él
creía que podía estar equivocado pero insistía en que el papa y los concilios también podían
errar. Para él solamente una fuente de verdad estaría libre de error. Dijo: “Las escrituras jamás
se equivocan”, por tanto, a menos que las figuras de la iglesia pudieran convencerlo de su error,
él se sentía moralmente obligado a seguir adelante con lo que su conciencia sabía que la
Escritura enseñaba. Con esta controversia nació, bautizado con fuego, el principio de la
“interpretación privada”.
“Tras la valiente declaración de Lutero y su subsiguiente trabajo de traducir la Biblia al
alemán, la Iglesia Católica Romana no permaneció inactiva. Movilizó sus fuerzas en una
contraofensiva de tres puntas conocida como la Contrarreforma. Una de las púas más afiladas
del contraataque fueron las acusaciones contra el protestantismo formuladas por el Concilio de
Trento. El concilio discutió y se opuso a muchas de las cuestiones suscitadas, promovidas por
Lutero y otros reformadores. Entre ellas se encontraba la de la interpretación privada. Dijo el
concilio: “Para controlar los espíritus desenfrenados [el concilio] decreta que nadie, basándose
en su propio juicio, podrá en asuntos de fe y moral referentes a la edificación de la doctrina
cristiana, trastornando las Sagradas Escrituras de acuerdo con sus propios conceptos,
presumir de interpretarlas contrariamente al sentido que la santa madre iglesia, a quien
pertenece el derecho de juzgar por su sentido e interpretación verdaderos, ha mantenido o
mantiene, o incluso en contra de la enseñanza unánime de los padres, a pesar de que tales
interpretaciones en ningún momento deberán ser publicados”.
“¿Capta usted el sabor de esta proclama? La declaración dice, entre otras cosas, que es la
responsabilidad del departamento de enseñanza de la Iglesia Católica Romana el interpretar las
Escrituras y declarar su significado. Este no deberá ser un asunto de juicio u opinión privada.
Esta declaración de Trento fue claramente concebida para responder al principio de la Reforma
de la interpretación privada. Sin embargo, si examinamos detenidamente esta declaración,
podemos ver que contiene un malentendido muy serio en cuanto al principio reformador.
¿Promovieron los reformadores la noción de desenfreno? ¿Significa la interpretación privada de
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la Biblia que un individuo tiene el derecho de interpretar la Escritura en una forma antojadiza,
caprichosa sin ninguna restricción? ¿Debe el individuo tomar en serio las interpretaciones de
otros, tales como los que se especializan en enseñar las Escrituras? Las respuestas a estos
interrogantes son obvias. Los reformadores también se preocupaban por las formas y los
medios de controlar la anarquía mental. Esta es una de las razones por las que trabajaron tan
arduamente para delinear los principios sólidos de la interpretación bíblica como un dique, una
barrera a la interpretación extravagante. Pero la forma en que ellos buscaban el control del
pensamiento anárquico no era la de declarar que las enseñanzas de los maestros de la iglesia
eran infalibles.
“Quizás el término más crucial que aparece en la declaración de Trento sea la palabra
trastornar. Trento dice que nadie tiene el derecho particular de trastornar las Escrituras. Con
ello los reformadores estaban completamente de acuerdo. La interpretación privada jamás
significó que los individuos tenían el derecho a trastornar las Escrituras. Con el derecho a la
interpretación privada viene la sobria responsabilidad de la interpretación exacta. La
interpretación privada da la licencia para interpretar, pero no para trastornar. Cuando volvemos
la vista al periodo de la Reforma y vemos la respuesta brutal de la Inquisición y la persecución
de aquellos que tradujeron las Escrituras a la lengua vernácula para hacerlas accesibles a los
laicos, nos horrorizamos. Nos preguntamos cómo los príncipes de la Iglesia Católica Romana
podrían ser tan corruptos como para torturar a las personas por leer la Biblia. Nos deja
perplejos inclusive el hecho de leer tales cosas. Sin embargo, lo que con frecuencia pasamos
por alto en ese reflejo histórico es que había muchas personas bien intencionadas que se
hallaban involucradas en aquello. Roma estaba convencida de que, si se ponía la Biblia en las
manos de un creyente indocto, sin preparación, y se le permitía interpretar la Biblia, surgirían
distorsiones grotescas que llevarían a las ovejas a la deriva, probablemente al tormento eterno.
Por tanto, para proteger a las ovejas de embarcarse en un curso de autodestrucción segura, la
iglesia recurrió al castigo corporal, aun al punto de la ejecución.
“Lutero estaba enterado de los peligros de tal movimiento, pero estaba convencido de la
claridad de la Escritura. Por lo tanto, aunque los peligros de la distorsión fuesen grandes, él
pensó que el beneficio de exponer a las multitudes a un mensaje básicamente claro del
evangelio podría aportar más a la salvación eterna que a la ruina eterna. Él estaba inclinado a
asumir el riesgo de girar la válvula que podría abrir la “compuerta de iniquidad”. La
interpretación privada dio acceso a la Biblia a los laicos, pero no terminó con el principio del
clero educado. Retrocediendo a los días bíblicos, los reformadores reconocieron que en la
práctica y las enseñanzas del Antiguo y del Nuevo Testamento había un lugar significativo para
el ministerio de la enseñanza. El hecho de que los maestros deberían ser conocedores de
lenguas, costumbres, historia, y análisis literario antiguo, es aún un factor importante en la
iglesia cristiana. La doctrina famosa de Lutero acerca del “sacerdocio de todos los creyentes”,
ha sido con frecuencia mal interpretada. No significa que no haya distinción entre el clero y el
laicado. La doctrina simplemente afirma que cada individuo cristiano tiene un papel que
desempeñar y una función que mantener en el ministerio total de la iglesia.” (4)
Algunas personas han tomado este derecho cristiano, sin usar las reglas de interpretación
correctas, y han usado la Biblia para sustanciar, extraer grandes errores. Han cometido el error
de subjetivismo en la interpretación de la Biblia.

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El Error del Subjetivismo en nuestra interpretación
Aunque es un enorme privilegio para cada cristiano poder interpretar la Biblia, también es
una enorme responsabilidad, y hay un peligro inherente en esto que se llama el subjetivismo.
En realidad este peligro existe en cada nivel de comunicación, sea bíblica, secular o
interpersonal, el desafío siempre es lograr entender sanamente cuál fue la plena intención del
autor en lo que comunicó originalmente. Se escucha continuamente en los medios de
comunicación, que después de transmitir la información, la gente discute cuál ha sido la
intención del autor.
El peligro más notable de hoy en día en la interpretación de la Biblia es el subjetivismo, es
decir, es cuando el intérprete tiene la tendencia de determinar la verdad en base a su opinión
personal, a lo que uno cree, a lo que siente y le emociona, en lugar de ver y atender a los
hechos y evidencias que Dios da y dice en Su Palabra.
Cuando se interpreta bajo el subjetivísimo, “un texto puede significar lo que nunca se
significó”, el subjetivismo en realidad es la filosofía que el hombre es la medida, el centro de
todas las cosas, esta forma de pensar se dio en la época medieval, de eso se trató el
modernismo y de eso se trata el posmodernismo.
El subjetivismo hace verdadero todo lo que es producto de su experiencia. El “yo
experimenté, por lo tanto, es verdad”, “A mí me pasó, por lo tanto, es verdad”, toda esta forma
especular viene a sustituir la expresión: “La Palabra de Dios enseña que, por lo tanto, es
verdad”.
El subjetivismo se niega a creer en verdades objetivas y hace de su propia realidad, la
realidad. Defiende su opinión personal, es cuando oímos decir: “Esa es tu interpretación y está
bien para ti”. “No estoy de acuerdo, pero mi interpretación es igualmente valida”. “Aunque
nuestras interpretaciones se contradigan, las dos pueden ser válidas, ciertas”.
Veamos una ilustración para entender el subjetivismo: La ciudad de La Paz está a más de
3600 metros de altura sobre el nivel del mar, su clima es una realidad objetiva, generalmente la
temperatura se mantiene entre los 15° a 20°grados, en el invierno llega de los 5° hasta los 3°
bajo cero. Vamos a suponer que hoy estamos a 3° grados bajo cero, esa es la realidad. Puede
ser que no estemos de acuerdo, puede ser que tengamos sensaciones térmicas diferentes.
Podemos estar alegres o tristes, tal vez el clima es perjudicial, pero el clima sigue siendo una
realidad objetiva con los 3° grados bajo cero que hoy tenemos. Puedes estar expuesto a la
temperatura baja y sentir mucho calor, pero eso no comprueba que está haciendo calor, lo que
prueba o evidencia es que sientes calor y que estás enfermo. El termómetro nos dice lo
objetivo, esa verdad declara lo que ocurre fuera de nosotros, sin ninguna interpretación o
manipulación. La sensación particular, individual, personal, eso es subjetivo, aunque sientas
calor no puedes negar la realidad.
En el ámbito moral y espiritual, en el ámbito de la verdad de la Palabra de Dios, las
preguntas que deberíamos hacernos son: ¿Hay verdades objetivas? O ¿Estamos obligados a
cada uno tener y vivir en nuestra propia realidad? ¿Hay doctrinas objetivas o debemos vivir de
acuerdo a las experiencias? Si una persona peca y no le pasa nada, ¿Concluiremos que lo que
hizo no fue tan malo? Si una persona por decir la verdad es maltratada ¿Concluiremos,

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basados en esta experiencia, que decir la verdad es malo? ¿Si tengo la experiencia que se me
aparezca un ángel del cielo dándome un evangelio diferente, lo aceptaré?
El cristianismo evangélico ha sido altamente contaminado, gran parte de evangélicos andan
bajo la idea que “Mis experiencias determinan mi fe o creencia”. Muchas personas fundamentan
la legitimidad de su regeneración, en una experiencia de carácter místico que alguna vez
tuvieron. Si preguntas a estas personas ¿cómo llegaste al cristianismo? Algunos responden: mi
mamá estaba enferma y un amigo me dijo que si yo voy a la iglesia Dios la sanará, fui a la
iglesia y el Señor sanó a mi mamá, desde ese momento sigo a Jesús, otros tal vez respondan:
“bueno, yo soy cristiano porque tenía muchas deudas, estaba en una situación económica
terrible, mi primo me dijo que si yo voy a la iglesia y pacto y ofendo Dios me ayudará a salir de
las deudas, entonces fui y ¿qué crees? Después de un tiempo Dios me ayudó a pagar todo.
Alguna otra persona dirá que: está en el cristianismo por una experiencia que tuvo, escuchó
una voz, sintió un calor, o sintió el abrazo de Dios, sin embargo, estás experiencias no se
pueden corroborar por los parámetros objetivos ni absolutos de la Biblia, ninguno respondió,
que escuchó o que fue expuesto al evangelio y que el Señor Jesús obró y cambió su vida.
Y ¿qué pasa cuando se trata del ministerio? Algunas personas fundamentan la legitimidad o
validez de sus llamados ministeriales por experiencias subjetivas, personales sin hacer una
reflexión bíblica de los requisitos que exige la Biblia.
En todos estos casos las personas van a contraponer su experiencia aun a la Palabra de
Dios, por más que le enseñen lo que la Palabra de Dios afirma y enseña, por más que le
deseen llevar a las Escrituras, decidirán creer según su experiencia que no se puede
comprobar por la Escritura. Estos ejemplos son una pequeña muestra de cómo las experiencias
personales han venido a sustituir la verdad de la Palabra de Dios. En muchas iglesias cristianas
evangélicas, las experiencias se constituyen en la norma de lo que es la vida cristiana. Las
experiencias no se evalúan, casi que se asumen o se dan por sentado como verdades
objetivas. ¡Cuántas desviaciones han traído a la iglesia el subjetivismo!
Se debe aclarar que al buscar un entendimiento objetivo de la Biblia, no se están
reduciendo las Escrituras a algo frío, abstracto y carente de vida. Lo que se busca es entender
lo que dice la Palabra en el contexto, antes de encaminarnos a la tarea igualmente necesaria de
ponerla en práctica en nuestras vidas. Una afirmación en particular puede tener numerosas
aplicaciones personales posibles, pero solo puede tener un significado correcto. El derecho
a interpretar la Escritura lleva consigo la obligación de interpretarla con exactitud. La Biblia no
es una estatua de cera que puede ser moldeada y a la que puede darse la forma que mejor
convenga a las opiniones del intérprete. (5)
Entonces ¿sobre qué debe estar fundamentada nuestra fe, es decir, nuestras creencias?
¿Cuál es la base que determina qué asunto es o no verdadero, bueno o legítimo? Por supuesto
que la Palabra de Dios fielmente interpretada. La Biblia es ese cuerpo de verdad objetiva sobre
la cual, experiencias, circunstancias, ideas, etc., deben subordinarse y calificarse como
verdaderas o no.
Analicemos los siguientes ejemplos de subjetivismo, viendo el significado de la palabra o el
contexto real del versículo; luego, analicemos por qué la interpretación que le dieron estaba
mal:

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 En el Altiplano Andino algunos grupos saltan cuando cantan porque han entendido el
Salmo 149:3 que dice, “Alaben Su nombre con danza; con pandero y salterio a Él
canten”, pensando que el salterio se refiere a “saltar” en vez del harpa. ¡¡Así que saltan!!
 Algunos toman la instrucción de Salmo 105:15, “no toquen al ungido de Dios” para
enseñar que el pastor es infalible y que no puede cometer errores, así que no tienen la
confianza y sienten temor acercándose a él para hablarle.
 Algunos han interpretado Efesios 5:24, “Las esposas deben someterse a sus esposos en
todo,” para defender el abuso del hombre contra la mujer.
Entonces para entender la Biblia debemos afirmar que cada texto tiene un solo significado
correcto. Cualquier interpretación que contradiga la correcta no puede ser la verdad. La meta de
interpretación correcta es llegar a entender sanamente sin distorsión el propósito que el autor
original tenía al escribir lo que transmitió. Para llegar a este entendimiento tenemos que hacer
una buena exégesis del texto.
Cómo hacer una buena Exégesis
El propósito del estudio y la interpretación Bíblica no es sencillamente enseñar Biblia para
que todos sepamos más Biblia. El verdadero propósito del estudio y la interpretación Bíblica es
el de utilizar la Palabra de Dios para estimular un cambio en la vida de los oyentes. Dios habla y
cambia vidas por medio de Su Palabra. Dios quiere usar seres humanos como tú y yo como
instrumentos en este proceso.
Entonces, podemos distinguir que la primera tarea de cada intérprete de la Biblia es la
exégesis. La palabra “exégesis” viene del griego y significa “guiar fuera de”. Hacer exégesis de
la Escritura es extraerle, o sacar a las palabras su significado, ni más ni menos. Esto involucra
un cuidadoso estudio de la Biblia para descubrir el propósito del autor original. Es tratar de
escuchar la Biblia como la escucharon los oidores originales, y descubrir cuál fue el intento
original de las palabras de la Biblia. Puesto que la Biblia viene de Dios, solo llegamos a
entender su mensaje en dependencia del Espíritu Santo. Muchas veces para entender esto
necesitamos la ayuda de un “experto”, alguien entrenado en el idioma original y el contexto
histórico y cultural en el cual fue escrito. No es necesario ser uno de estos expertos para hacer
una buena exégesis, porque hay buenos recursos disponibles para entender esto, sin embargo
es importante afirmar que un buen estudio del texto es siempre el PRIMER paso para poder
entender fielmente el significado de ese texto!
Para hacer una buena exégesis hay que hacer dos clases de preguntas: ¿Cuál era su
contexto (histórico y literario)?; ¿cuál es su contenido? Para entender el contexto histórico y
cultural ayuda preguntar, ¿Qué estaba pasando en el contexto político o espiritual en ese
entonces que motivó al autor a decir lo que expresó? Esto varía de libro en libro. Para entender
el contexto literario, la pregunta más importante es, “¿Cuál es el mensaje central?”, El mismo
libro expresa cuál es su propósito de cada libro. También hay que buscar el significado de las
palabras dentro de su contexto. Descubrimos mucho de esta información dentro del mismo libro
de la Biblia. Para hacer una buena exégesis necesitamos una buena traducción de la Biblia. Si
queremos aprender más sobre el significado de palabras, o el contenido de los libros, o el
contexto histórico y cultural, esta información se encuentra en un diccionario bíblico ilustrado,
Enciclopedia Bíblica o ayuda léxica.

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Evitar el Eiségesis
Cometemos errores cuando dejamos la cuidadosa exégesis a un lado, y caemos en el
subjetivismo de eiségesis. Esta palabra tiene la misma raíz que exégesis, pero su prefijo es
diferente. El prefijo “eis” también viene del griego y significa “de fuera a dentro”. Por lo tanto,
eiségesis es el proceso de interpretar un texto de tal manera que el lector introduce, mete sus
ideas generalmente de manera subjetiva, lo cual es el error. La eiségesis es interpretar un texto
con prejuicios o en el peor de los casos, con artimañas y estratagemas.
En la eiségesis raras veces se toma en cuenta el contexto inmediato y no inmediato, raras
veces se toma en cuenta la gramática, la historia, la cultura, etc. O en el peor de los casos se
toma en cuenta solo lo que conviene, más no lo que desenmascara a la falsa interpretación.
“Todos tenemos que luchar con el problema del subjetivismo. La Biblia frecuentemente dice
cosas que no queremos oír. Podemos ponernos tapones en los oídos y vendas en los ojos. Es
más fácil y mucho menos doloroso criticar la Biblia que permitir que la Biblia nos critique a
nosotros. Con razón Jesús frecuentemente concluía sus palabras diciendo: ‘El que tiene oídos
para oír, oiga’. (Lc 8:8; 14:35) El subjetivismo no solamente produce error y distorsión sino que
también engendra arrogancia. Creer lo que creo simplemente porque lo creo o discutir que mi
opinión es la correcta meramente por ser mi opinión es el epítome de la arrogancia. Si mis
puntos de vista no pueden pasar la prueba del análisis objetivo y de la verificación, la humildad
me exige que los abandone. Pero el subjetivista tiene la arrogancia de mantener su posición sin
base ni corroboración objetiva. El decirle a alguien: “Si te gusta creer lo que quieres creer, está
bien; yo creeré lo que quiera creer”, aparenta ser humilde sólo en la superficie. Cada punto de
vista privado debe ser evaluado a la luz de la evidencia y la opinión externa, porque llegamos a
la Biblia con nuestras propias predisposiciones. Nadie sobre la faz de esta tierra tiene un
entendimiento puro, perfecto de la Escritura. Todos tenemos algunos puntos de vista y
mantenemos algunas ideas que no son de Dios. Tal vez si supiéramos exactamente cuáles de
nuestros puntos de vista son contrarios a las ideas de Dios, los abandonaríamos. Pero el
seleccionarlos es muy difícil. Por tanto, nuestros puntos de vista necesitan la tabla de armonía y
el acero templado de la investigación y la experiencia de otras personas.” (6)
Podemos escuchar claramente lo que Dios dice acerca de la seriedad de cometer el error
de no interpretar y transmitir fielmente Su Palabra, En Jeremías 23:25-32 “He oído lo que dicen
los profetas que profetizan mentira en mi nombre, diciendo: “¡He tenido un sueño, he tenido un
sueño!” ¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira,
de los profetas que proclaman el engaño de su corazón, que tratan de que mi pueblo se olvide
de mi nombre con los sueños que se cuentan unos a otros, tal como sus padres olvidaron mi
nombre a causa de Baal? El profeta que tenga un sueño, que cuente su sueño, pero el que
tenga mi palabra, que hable mi palabra con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano?
—declara el SEÑOR. ¿No es mi palabra como fuego —declara el SEÑOR— y como martillo que
despedaza la roca? Por tanto, he aquí, estoy contra los profetas —declara el SEÑOR— que se
roban mis palabras el uno al otro. He aquí, estoy contra los profetas —declara el SEÑOR— que
usan sus lenguas y dicen: “El SEÑOR declara.” He aquí, estoy contra los que profetizan sueños
falsos —declara el SEÑOR— y los cuentan y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y sus
presunciones, cuando yo no los envié ni les di órdenes, ni son de provecho alguno para este
pueblo —declara el SEÑOR”.
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Dios está buscando siervos, obreros cuyo compromiso es volver a la Fuente y aprender
sanamente lo que Su Palabra dice, para vivir de acuerdo a ella y comunicarla fielmente. Estas
personas son como los hermanos de Berea en Hechos 17:11; son siervos humildes porque
ponen la Palabra de Dios delante de sus propias ideas, pensamientos y deseos. Dios busca a
esta clase de siervo fiel para edificar Su Cuerpo, que sepan discernir la falsedad para proteger
a la iglesia del engaño y el error, siervos que son fieles para comunicar la Palabra que de Dios
quiere transmitir (buenos heraldos (‘keruso” del Rey) que no transmiten su propio mensaje
porque no quieren ser traidores de su Rey. Que el Señor nos use por Su gracia para gloriarlo,
enaltecerlo solo a Él, haciendo lo que es central a Su Corazón. Salmo 139:2 dice que Dios “ha
engrandecido Su Palabra y Su Nombre sobre todas las cosas.”

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CAPÍTULO 3
Errores históricos y modelos que nos dio la Reforma para la interpretación
fiel de la Biblia

Después de completar este Capítulo debería poder:


 Explicar errores de interpretación durante el tiempo antes de la Reforma
 Explicar las reglas de interpretación que plantaron los reformadores
 Explicar qué involucra una buena exégesis.
Errores en el tiempo Medieval
Una de las diferencias que los reformadores como Lutero tenían con la iglesia Católica
Romana era su método de la interpretación que llevaba a mucho abuso y confusión. El método
que se llamada Cuadriga (“cuatro sentidos”). En tiempos del Imperio romano, la cuadriga era un
tipo de carro tirado por cuatro caballos en línea. El vehículo fue utilizado por
los generales cuando entraban triunfalmente en las ciudades.
La Cuadriga era el método cuádruple de interpretación que usaban desde muy temprano
en la historia de la iglesia. Aún desde Clemente 200d.C. y Orígenes 250d.C., en adelante es
común encontrar comentaristas bíblicos que usan este método extraño de alegorizar en su
interpretación bíblica. En la Edad media el método de la Cuadriga fue establecido firmemente.
Este método examinaba cada texto en busca de cuatro significados: 1) literal, 2) moral, 3)
alegórico y 4) anagógico.
El 1) sentido literal de la Escritura fue definido como el significado sencillo y evidente. El 2)
sentido moral era aquel que enseñaba como se debe comportar. El 3) sentido alegórico
mostraba el contenido de la fe, y el 4) sentido anagógico hablaba de la esperanza futura.
Origines de Alejandría, uno de los grandes maestros de la Iglesia alrededor del año 250d.C.,
usaba el método de la Cuadriga para interpretar la Biblia. Por ejemplo, explicando la Parábola
del Buen Samaritano, dice el sentido literal significa que el hombre que caminó es Adán. El
sentido moral significa que Jerusalén es el Paraíso, Jericó es el mundo y los ladrones son los
poderes invisibles. El sentido alegórico significa que el Samaritano es Cristo, las heridas son la
desobediencia, el asno que lo lleva son buenos cristianos, y la posada es la Iglesia. En cuanto
al sentido anagógico, la bolsa del Samaritano es la promesa de la Segunda Venida de Cristo y
el cielo.
Otro ejemplo fue la interpretación de Isaías 35:10: “Volverán los rescatados del SEÑOR,
entrarán en Sion con gritos de júbilo, con alegría eterna sobre sus cabezas. Gozo y alegría
alcanzarán, y huirán la tristeza y el gemido.” Este versículo claramente es una profecía
mesiánica, sin embargo muchos interpretaron: “entrarán en Sion (Jerusalén)” en cuatro sentidos
independientes del claro contexto, Entonces 1) Jerusalén podía ser la ciudad literal de Israel, o
2) el alma moral del hombre, o 3) la iglesia en el sentido alegórico, o 4) el cielo hablando
anagógicamente. De esta manera, una solo referencia de Jerusalén podría tener cuatro
significados al mismo tiempo. Si alguien hablaba de Jerusalén podría estar hablando 1) de ir a
una ciudad literal, o 2) de limpiar su alma moralmente, o 3) animando a la gente asistir a la
iglesia, o 4) el confort de que algún día estaremos en el cielo. Aún eruditos como Agustín y
Aquino quienes favorecieron el uso del sentido literal, a veces llegaron a conclusiones raras
usando la cuadriga. Martín Lutero protestó este método subjetivo de la interpretación bíblica por
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su irresponsabilidad torciendo la Biblia con especulaciones desenfrenadas y muchas veces
para fines condenables.
Principios de Interpretación que Establecieron los reformadores
Estas son las 3 reglas fundamentales para la interpretación correcta de la Biblia, con las
cuales todos los reformadores estaban de acuerdo:
1. La regla primordial la denominaron “La Analogía de la Fe”. Simplemente significa que la
Escritura debe interpretar a la Escritura; la Biblia es su propio intérprete. Es decir, ninguna
parte de la Biblia puede ser interpretada para negar o contradecir lo que otra parte dice. La
Biblia en su totalidad es consistente y coherente. Para Agustín, la analogía de fe requiere
que las Escrituras nunca se interpreten de tal manera que infrinjan el compendio de la fe
cristiana de la iglesia (esto es, el Credo de los Apóstoles). Para Lutero, Cristo es la analogía
de la fe de tal manera que las Escrituras siempre deben ser interpretadas como testimonio
de Cristo. Para Calvino, la analogía de la fe asume que, debido a que fue el Espíritu quien
dirigió al escritor, las Escrituras y el Espíritu interpretan juntos otras partes de las
Escrituras.(7)
Una de las preguntas más importantes en esta regla es entender ¿cómo el pasaje que
estamos estudiando se relaciona con el contexto en el cual se encuentra y también con el
tema central de la Biblia?
¿Cuál es el tema central de la Biblia? Muchos piensan que la Biblia es un libro que ofrece
buenos consejos morales, pero esta idea es un error. La Biblia es la historia del Creador,
rechazado por los que El creó a Su imagen, que vino para reconciliarnos consigo mismo
mediante el sacrificio de Su Hijo. Estos son los “lentes” por el cual entendemos cada parte
de la Biblia si la vamos a interpretar fielmente. Así que la Biblia, no es la historia de nuestro
progreso personal hacia el cielo, sino la historia de los eventos que Dios inició proveyendo
rescate para personas separadas de Él en sus pecados y bajo Su justa ira. La Biblia
explica la encarnación, la redención y la ascensión de Jesús. Explica cómo Dios rescata a
personas en todo el mundo para hacerlos parte de Su familia en esta vida y eternamente.
El corazón de la Biblia es el Evangelio, las Buenas Nuevas; que Dios nos ha reconciliado a
Sí mismo en Cristo. La Biblia no es principalmente una cosmovisión cristiana, estilo de vida,
o programa para ayudarnos realizando cambios personales. ¡¡Es el Evangelio!! Primera a
los Corintios 1:30 explica el mensaje central de la Biblia diciendo que: Cristo fue hecho
nuestra “sabiduría, justificación y redención”. En Juan 5:39 Jesús corrige el error de los que
convertían la Biblia en un manual de consejos morales, diciéndoles, “Ustedes examinan
(escrudiñan) las Escrituras porque piensan que en ellas tienen vida eterna, PERO ellas son
las que dan testimonio de MI”. Ellos se equivocaron porque no entendían el mensaje central
de la Biblia. Ellos amaban la Biblia y eran celosos de ella, pero no entendían el mensaje
central. El Señor Jesús explica que es por esta razón que ellos se equivocaron. Nuestro
Salvador explica esta misma verdad a los dos discípulos en el camino a Emaús en Lucas
24:26,27 diciendo, “¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara
en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo
referente a Él en todas las Escrituras.” Pablo repite esto en Romanos 3:21, “Pero ahora,
aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas
(es decir, el Antiguo Testamento)”. Jesús y Su Obra de Rescate salvándonos de nuestros
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pecados es el mensaje central de la Biblia, y si no entendemos esta verdad, no se puede
entender la Biblia sanamente. Según el Señor Jesús toda la Biblia se trata de Él y Su
obra; es preciso entender esto para poder entender la Biblia fielmente. Dios se reveló al
hombre por medio de Su Palabra y para poder entenderla debemos depender del Espíritu
Santo.
2. Interpretación Literal. La segunda regla fundamental para interpretar la Biblia
fielmente es que debe ser interpretada de acuerdo con su Sentido Literal. Interpretar
algo literalmente es hacer caso a las palabras que están siendo empleadas. Decimos esto
porque interpretar la Biblia literalmente es interpretarla como literatura, de acuerdo con las
reglas normales de la gramática, lenguaje, sintaxis, y contexto. Afirmamos que la Biblia es
un libro muy especial, siendo singularmente inspirada por el Espíritu Santo; pero la
inspiración no significa que las letras y palabras y frases dejan de ser letras y palabras y
frases. Inspiración no significa que un nombre propio deja de ser un nombre propio y un
verbo deja de ser un verbo. Las preguntas no se convierten en exclamaciones y las
narraciones históricas no se convierten en alegorías.
Para llegar a entender el significado “literal”, tenemos que entender cómo se presenta el
tema, y para hacer esto hay que manejar las reglas de la gramática, y entender cuál es el
estilo de cada texto, las formas literarias y figuras de dicción. Es lo mismo que hacemos
para entender sanamente toda clase de literatura. Distinguimos entre una carta de amor y
un documento legal, entre información en el periódico acerca de acontecimientos actuales y
poemas épicos. Distinguimos entre el estilo de comedia y un sermón, entre una expresión
realista y la hipérbole. Lo que escribe el autor ¿Es una parábola, poesía, canción,
exposición doctrinal, profecía, narrativa personal, explicación de un evento histórico? Si no
entendemos que estas diferencias literarias existen en la Biblia tendremos muchos
problemas interpretándola. Hacer un buen análisis literario es esencial para entender lo que
la Biblia significa.
Básicamente hay tres formas literarias en la Biblia: Prosa (su sentido siempre es literal),
Poesía (puede tener un sentido literal o figurado), y apocalíptico (hablando de cosas
futuras).
Dentro de estas tres formas, las dos figuras literarias más simples son similitudes y
metáforas:
Una similitud es una comparación que usa la palabra “como”. Por ejemplo, “el Reino del
Cielo es como…”. El énfasis es algún aspecto parecido entre las dos ideas, grupos,
acciones, etc. El sujeto y lo que están comparando son separados.
Una metáfora es una comparación que no se expresa obviamente. No usa la palabra
“como”. El sujeto y lo que está comparando no son separados sino relacionados. Jesús
usó una metáfora cuando dijo, “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35,48) y “Ustedes son la luz
del mundo” (Mateo 5:14). Aunque el sujeto y la comparación son identificados como uno, el
autor no tenía un significado literal al expresar esto. Cristo no es un pedazo de pan, y
cristianos no son rayos de luz. Tanto las similitudes como las metáforas tienen un solo
mensaje (en este caso que Jesús es el que sostiene nuestra vida espiritual o los cristianos
deben ser ejemplos de piedad en un mundo torcido.
Otra figura literaria es la parábola. Esta es una metáfora extendida que tiene un solo
mensaje. Este solo mensaje revela una verdad espiritual a creyentes. Generalmente las
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parábolas no dan la interpretación o aplicación dentro de la historia contada. Son eficaces
para confrontar maldad o debilidad eficazmente, y así revelan la condición verdadera del
corazón.
Otra figura literaria es la alegoría, que es una metáfora extendida que puede tener más de
un solo mensaje y típicamente vincula el relato con su significado. Otra es el proverbio, que
puede expresarse como una parábola o alegoría, y a veces tiene características de ambos.
Los proverbios típicamente son cortos y expresan verdades en una manera fácil de
recordar, y normalmente enseñan verdades sobre sabiduría, moralidad, control propio, o
cómo nos relacionamos con otras personas o con Dios.
3. Gramático Histórico.- La tercera regla fundamental que sale de la Reforma, y lo que
denominaron los reformadores es Método Gramático-Histórico, busca entender no sólo
las formas literarias sino también sobre las construcciones gramaticales y los contextos
históricos en las que se escribieron las Escrituras. Otra vez, el deseo principal aquí es
entender el pleno mensaje del autor original. Para entender esto, sabemos que, las cosas
escritas nos llegan con alguna forma de escritura gramatical. Por ejemplo, una carta de
amor tiene ciertas reglas de estructura, como también tienen un documento legal. Cuando
leemos la Escritura es importante saber la diferencia entre un objeto directo, y predicado
nominal o predicado adjetival.
En esencia esta regla nos lleva al duro trabajo de la exégesis, de estudiar el texto de la
Biblia. Para hacer esto tenemos que hacer un estudio serio de palabras. Estos son los
ladrillos con los cuales construimos el edificio del “significado”. El estudio de palabras puede
incluir la investigación del significado de las palabras individuales en el texto, la relación de
palabras dentro del texto en su contexto, cuáles son las divisiones naturales en el texto,
palabras que conectan ideas. Es importante conocer la gramática en español, pero también
ayuda conocer algo sobre las peculiaridades de la gramática hebrea y griega. Por ejemplo,
si los Evangélicos entendiéramos algunas cosas básicas sobre la gramática griega, los
Testigos de Jehová no tendrían éxito vendiendo su interpretación de Juan 1:1, el texto que
usan para negar la deidad del Señor Jesús.
“La estructura gramatical determina si las palabras deben ser tomadas como preguntas
(interrogativo), órdenes (imperativo), o declarativas (indicativo). Por ejemplo, Jesús dice:
“Me seréis testigos” (Hch 1:8). ¿Está haciendo una predicción acerca de un futuro
cumplimiento, o está emitiendo un mandato soberano? La forma española no es clara. La
estructura griega de las palabras, no obstante, deja perfectamente claro que Jesús no se
está refiriendo a una predicción futura sino que está emitiendo una orden. Otras
ambigüedades del lenguaje pueden ser aclaradas y aclaradas por medio de la adquisición
de un conocimiento de la gramática. Por ejemplo, cuando Pablo dice al principio de su
Epístola a los Romanos que: es un apóstol llamado a comunicar “la Palabra de Dios”, ¿Qué
quiso decir con “de”? ¿Se refiere el “de”, al contenido del evangelio o a su procedencia?
¿Realmente “de” significa “acerca de”, o es un genitivo de posesión? La respuesta
gramatical determinará si Pablo está diciendo que él va a comunicar el evangelio acerca de
Dios o si está diciendo que va comunicar el evangelio que viene de Dios y pertenece a
Dios.” (8)
Para entender el sentido “histórico”, hay que entender quién lo escribió, a quiénes escribió,
dónde ocurrió, cuándo ocurrió, cuál es el contexto cultural, si es Antiguo o Nuevo
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Testamento, o se trata de promesas o mandatos, y si menciona su propósito al escribir lo
que dice.
Estas tres reglas de la interpretación que nos dieron los reformadores ayudan a enriquecer
nuestro conocimiento. “La analogía de la fe mantiene toda la Biblia en perspectiva, no sea
que suframos los efectos de la exageración de alguna de sus partes o la exclusión de otras.
El sentido literal ofrece un control, evitando que la imaginación se extravié en
interpretaciones fantásticas de la Escritura.
El método gramático-histórico enfoca nuestra atención en el significado original del texto,
para que no caigamos en la tentación de buscar en la Escritura nuestras propias ideas del
presente”. (9)

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CAPÍTULO 4
Reglas prácticas para la interpretación fiel de la Biblia

Después de completar este Capítulo deberíamos tener facilidad para:


 Expresar las reglas para interpretación fiel de la Biblia
 Decir cuáles son las más importantes reglas
Partiendo desde el compromiso de entender la Biblia fielmente usando las 3 reglas básicas
que los reformadores utilizaron (la analogía de la fe, el sentido literal y el método gramático-
histórico), estas 10 reglas ayudan en la práctica de interpretar sanamente la Biblia:
Regla 1: La centralidad de CRISTO. Ponemos esta regla primero porque es la más
importante. Si deseamos entender cualquier parte de la Biblia, la debemos estudiar a la luz del
mensaje central de la Biblia: Cristo y Su Obra de Redención. El apóstol Pablo dice en su
primera carta a los corintios3:11-13 que: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el
que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata,
piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el
día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará.” Hay un solo Fundamento, este es Cristo, quien es Dios soberano, santo, amoroso y la
solución para nuestro pecado que nos separa de Dios; hay un solo Mediador: Jesús quien nos
salva por medio de su muerte en la cruz; la salvación es por la gracia de Dios, la cual recibimos
por medio de la fe; solo sabemos esta verdad por la Biblia que es la Revelación de Dios y
nuestra autoridad. Puesto que Cristo y Su Obra son el mensaje central, entendemos el
significado de cada parte de la Biblia interpretándola, a la luz de este gran plan de Salvación.
Esto significa que reconocemos que hay una diferencia entre los asuntos fundamentales y
centrales de la Biblia y las expresiones secundarias en la Biblia. Los Fundamentos de la Biblia
son las cosas claras, y las cosas claras son el mensaje central de la Biblia. Uno de los más
grandes errores que cometemos como Evangélicos es hacer que asuntos secundarios se
vuelvan asuntos céntrales. Por ejemplo: La Segunda Venida de Cristo es Fundamental; pero,
cómo entendemos los detalles de la Segunda Venida de Cristo, es una expresión secundaria.
Es central que Cristo es la Cabeza de Su Iglesia; pero, la manera en la cual diferentes grupos
entienden la expresión del gobierno de la iglesia es un asunto secundario. El hecho de que el
Espíritu Santo en nosotros nos usa para Su servicio es Fundamental; pero cómo entendemos y
expresamos los dones espirituales es secundaria.
Regla 2: La Biblia debe leerse usando las reglas que usamos con cualquier otra
literatura. No malentendamos esta regla. La Biblia sí es la Palabra de Dios inspirada e
infalible, y este hecho la ubica en una categoría especial por sí misma. Pero para leer y
entenderla, tenemos que afirmar que un verbo sigue siendo un verbo y un nombre común sigue
siendo un nombre común, igual que en cualquier otro libro. Es decir la Biblia ha de ser
interpretada como cualquier otro libro.
La diferencia de la Biblia con todos los otros libros es que el autor está presente. Esto es lo que
Dios explica a través de Pablo en 1 Corintios capítulos 1 y 2. En 1 Corintios 1:18-19 dice que
“Porque la Palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los
salvos es poder de Dios. Porque está escrito: destruiré la sabiduría de los sabios y el
entendimiento de los inteligentes desechare.” Aquí vemos que la Biblia (la Palabra que fue
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escrita) es la revelación que le pertenece a Dios; es inspirada por Él. Continuando, en 1
Corintios 2:11-12 Pablo dice: “Nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de
Dios. Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios,
para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente.” Esto habla de la necesidad de
la iluminación de Dios para que entendamos la Biblia. Y en 1 Corintios 2:14 repite esta misma
verdad, “Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son
necedad; y no las puede entender, porque se discierne espiritualmente.” Está diciendo que solo
entenderemos la verdad espiritual de la Biblia con la ayuda del Espíritu Santo iluminando
nuestra mente y ayudándonos a entender la verdad espiritual. Esto significa que cuando leemos
y estudiamos la Biblia, debemos orar y pedir que el Señor abra nuestro entendimiento espiritual
para comprender Su verdad espiritual. Pero no olvidemos que cuando hacemos esto, tenemos
que usar las reglas establecidas para entender sanamente lo que dice.
Regla 3: Lea la Biblia vivencialmente. Cuando leemos la Biblia debemos encontrarnos
apasionada y personalmente envueltos en lo que leemos. Colocándonos en “el escenario” del
texto nos ayuda a entenderlo mejor. Imaginemos por ejemplo que estamos dentro del bote en
Marcos 4 – ¿vemos las grandes olas? ¿Saboreamos la sal en nuestra boca? ¿Sentimos el
miedo de morir ahogados? ¿Cuál es nuestra reacción al ver al Señor Jesús que con dos
palabras de mando, trae tranquilidad absoluta a una situación de absoluto caos? ¿Qué
aprendemos del Señor Jesús junto con los discípulos?
O qué pasa si leemos Mateo 28:11-15, ¿podemos colocarnos en los zapatos de los soldados
que recibieron ese soborno para cambiar la historia negando lo que vieron en la tumba la
mañana de la resurrección de Jesús? Nuestro amigo viene y nos pregunta, “Claudio, dicen que
la tumba está vacía. ¡Cuéntame lo que pasó!” “Bueno… me da vergüenza decirte, pero… nos
dormimos… y vinieron los discípulos de Jesús, y robaron el cuerpo.” Nuestro amigo responde,
“¿Cuántos soldados eran - unos 60, no?” “Sí”. “Y ¿se durmieron… todos?” “Sí, todos nos
dormimos profundamente”. “¿Tan profundamente que lograron entrar 11 hombres, movieron
una enorme piedra, desvistieron a Jesús, doblaron la ropa en perfecto orden, sacaron el cuerpo
por el jardín, y ninguno de ustedes despertó?” “Sí, esto es lo que pasó”, pensando que esa
mentira no es muy convincente. Nuestro amigo insiste y nos pregunta: “Claudio, ¿tú también
estabas durmiendo?” “Sí”. “Y ¿todos dormían?” “Sí”. “Entonces… ¿Cómo saben que fueron los
discípulos que robaron el cuerpo… Si todos dormían? ¿De dónde sacan la evidencia que
fueron los discípulos? ¿Quién les dijo que eran ellos? ¿Adivinaron? … ¿o lo inventaron?” Y en
un segundo nuestra mentira es obvia para todos.
Este método nos ayuda a vivir la Biblia. Sin embargo, debemos afirmar que tal especulación no
añade nada a la interpretación autoritativa de lo que el texto dice; simplemente nos da un
instrumento para entenderlo.
Regla 4: Distinguimos entre lo que es descriptivo en la historia, y lo que es legislativo (lo
que es para todos). A veces es difícil entender si lo que la Biblia dice o describe es una
situación particular para ese entonces, como ser una costumbre o práctica local, o si es una
regla o promesa universal que se aplica a todo cristiano. La cuestión es, ¿si era algo
descriptivo para ese entonces, o si es algo que debemos aplicar y obedecer y usar hoy en día?
Por ejemplo, muchas personas toman las palabras de Pablo en Hechos 16:31 “Cree en el
Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa” como una promesa para su familiar que no
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conoce a Cristo. La pregunta es, ¿es esta una promesa para todos nosotros, o es una promesa
específicamente para el carcelero? ¿Cómo sabemos la respuesta correcta? Para responder a
esto, tenemos que reconocer que este relato se encuentra en el libro de los Hechos. Los
Evangelios y Hechos son la crónica de eventos de la vida de Jesús y los primeros treinta años
de la iglesia después de la muerte de Jesús. Las Epístolas en general interpretan el significado
de esos eventos en términos de doctrina, exhortación, y aplicación. Puesto que las Epístolas en
gran parte explican los eventos de la vida de Jesús y de la iglesia, los reformadores mantenían
el principio de que las Epístolas deberían interpretar los Evangelios y Hechos, y no los
Evangelios y Hechos a las Epístolas. “Esta regla no es absoluta aunque tiene aplicación
práctica. Como norma de interpretación resulta confusa para muchos, ya que los Evangelios
registran no sólo los actos de Jesús sino también sus enseñanzas, ¿significa esto que las
palabras y enseñanzas de Jesús tienen menos autoridad que las de los apóstoles? Con toda
seguridad esa no es la intención del principio. Ni las Epístolas ni los Evangelios fueron
considerados unos con más autoridad que los otros por los reformadores. Más bien son de igual
autoridad, aunque pueda haber diferencia en materia de interpretación.” (10)
“Ireneo introdujo la cuestión contra los gnósticos de la primera iglesia, quienes atacaron a la
autoridad de los apóstoles, él dijo, si no obedecéis a los apóstoles no podéis ser obedientes a
Dios, porque, si rechazáis a los apóstoles, rechazáis a aquel que los envió (Jesús); y, si
rechazáis a aquel que envió a los apóstoles, rechazáis a aquel que lo envió (Dios Padre). Aquí,
contra los gnósticos, Ireneo meramente llevó el argumento de Jesús con los fariseos un paso
más allá. Así pues, el principio de la interpretación de la narración por el método didáctico no
está concebido para poner a un apóstol contra otro o a un apóstol contra Cristo. Es meramente
para reconocer una de las tareas principales del apóstol: enseñar e interpretar la mente de
Cristo para su rebaño.” (11)
“Hay otro problema serio al tratar de derivar demasiadas inferencias de las narraciones. La
Biblia registra no solamente las virtudes de los santos sino también sus vicios… En verdad,
cuando leemos acerca de las actividades de David o Pablo podemos aprender mucho ya que
estas son actividades de hombres que han alcanzado un alto grado de santificación. Pero
¿deberíamos imitar el adulterio de David o la deshonestidad de Jacob? ¡Dios no lo permita!”
(12)
También es difícil entender si algunas costumbres y prácticas eran locales o instrucciones para
todo cristiano. Debemos estudiar estos pasajes con cuidado para entender el contexto cultural,
y para hacer esto ayuda un buen comentario bíblico.
Regla 5: Interpretamos pasajes no claros a la luz de pasajes claros. Aunque toda la Biblia
es inspirada por Dios, no cada pasaje es fácil de entender. El Apóstol Pedro admite que a veces
tenía dificultad entendiendo lo que Pablo escribió (2 Pedro 3:16). Cuando queremos entender lo
que la Biblia enseña acerca de un tema específico, debemos buscar los pasajes que enseñan el
tema con CLARIDAD, y hacer que el pasaje claro sea nuestro comienzo, en vez del pasaje
donde el asunto no es tan claro, y de ahí proceder a estudiar los pasajes que no son tan claros.
Regla 6: Prestar atención al significado de las palabras. La Biblia está compuesta de
palabras que expresan pensamientos. Si vamos a entender lo que la Biblia dice, tenemos que
entender estas palabras en relación a las otras palabras en su debido contexto. No vamos a

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entender lo que la Biblia dice si no definimos con precisión las palabras del texto, o si los
sacamos de su contexto.
Un ejemplo del problema de la falta de exactitud con palabras, que trae consecuencias serias,
es en el mundo de la medicina. Un buen análisis y tratamiento correcto depende del buen
entendimiento de los términos o palabras para salvar vidas. Una falta de precisión puede
resultar en la muerte de uno. También en el campo de la política, palabras confusas han traído
ofensas y graves consecuencias, hasta guerras a lo largo de la historia.
En la Biblia es esencial entender el significado de palabras en su contexto. Una palabra que
frecuentemente se malentiende es la palabra “justificar” porque su significado varía
dependiendo de su contexto. En Romanos 3:28 Pablo dice: “Concluimos que el hombre es
justificado por la fe aparte de las obras de la ley”. En Santiago 2:24 leemos: “Vosotros veis que
el hombre es justificado por las obras y no sólo por la fe.” “Si la palabra justificar significa lo
mismo en ambos casos, tenemos una contradicción irreconciliable entre los dos escritores
bíblicos sobre un asunto que concierne a nuestro destino eterno. Lutero se refirió a la
“justificación por la fe” como el tema sobre el cual la iglesia se mantiene firme o cae. El
significado de la justificación y la pregunta de cómo se lleva a cabo no es una mera
insignificancia. Sin embargo, Pablo dice que es por fe aparte de obras, y Santiago dice que: es
por obras y no por fe sola. Para complicar más el asunto, Pablo insiste en Romanos 4 en que
Abraham es justificado cuando cree en la promesa de Dios antes de ser circuncidado. Tiene a
Abraham justificado en Génesis 15. Santiago dice: ¿No fue justificado por las obras Abraham
nuestro padre cuando ofreció a Isaac su hijo sobre el altar?” (Santiago 2:21). Santiago no ve a
Abraham justificado hasta Génesis 22.
“Esta cuestión de la justificación se resuelve fácilmente si examinamos los posibles significados
del término justificar y los aplicamos a los contextos de los pasajes respectivos. El término
justificar puede significar (1) restaurar a un estado de reconciliación con Dios a aquellos que se
hallan bajo el juicio de su Ley o, (2) demostrar o vindicar. Jesús dice, por ejemplo: “La
sabiduría es justificada por todos sus hijos.” (Lucas 7:35). ¿Qué trata de decir? ¿Trata de decir
que la sabiduría restaura la comunión con Dios y salva de su ira? Obviamente no. El significado
sencillo de sus palabras es que un acto sabio produce buen fruto. La decisión demuestra ser
sabia por sus resultados. Jesús habla en términos prácticos, no teológicos, cuando usa la
palabra justificado de esta manera.
“¿Cómo utiliza Pablo la palabra en Romanos 3? Aquí, no hay disputa. Pablo habla claramente
acerca de la justificación en el máximo sentido teológico. ¿Y qué de Santiago? Si examinamos
el contexto de Santiago podremos ver que está versando (considerando) con una cuestión
diferente a la de Pablo. Santiago dice en el 2:14: “¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice
que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo?” Santiago pregunta qué clase
de fe es necesaria para salvación. Está diciendo que la fe viva lleva consigo obras. Él dice que
una fe sin obras es una fe muerta, una fe sin vitalidad. El punto en cuestión es que la gente
puede decir que tiene fe viva cuando en realidad no la tiene. La declaración es vindicada o
justificada cuando se manifiesta por el fruto de la fe, o sea, las obras. Abraham es justificado o
vindicado a nuestros ojos por sus frutos. En cierto modo, nuestra declaración de justificación de
Abraham es justificada por sus obras. Los reformadores lo comprendieron así cuando afirmaron
que “la justificación es por fe sola, pero la fe no va sola”. (13)
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Otra palabra que confunde es la palabra “salvación”. Puede referirse al rescate de peligro, como
ser, la liberación de una derrota militar o algo que ha pasado para evitar la muerte física. O
puede referirse a la obra de Dios rescatándonos del poder del pecado y la muerte eterna y la ira
de Dios. Personas han llegado a conclusiones falsas y hasta heréticas cuando confunden el
significado de esta palabra.
Regla 7: Debemos entender lo que es paralelismo en la Biblia. Varios de los libros del
Antiguo Testamento usa una técnica literaria hebrea llamada paralelismo. Es fácil de
reconocerlo, pero necesitamos entender cuál es su propósito para poder entender la intención
del autor original y así entender el significado del texto. La técnica del paralelismo coloca dos
frases o cláusulas similares que relacionan la una con la otra.
“Hay tres tipos básicos de paralelismo: sinónimo, antitético, y sintético.
El paralelismo sinónimo ocurre cuando diferentes partes de un pasaje presentan el mismo
pensamiento en una forma de expresión ligeramente alterada. Por ejemplo: El testigo falso no
quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará. Proverbios 19:5. Venid, adoremos y
postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor Salmo 95:6.
“El paralelismo antitético ocurre cuando las dos partes se encuentran en contraste la una con la
otra. Pueden decir lo mismo pero en forma negativa: El hijo sabio recibe el consejo del padre;
más el burlador no escucha las reprensiones. Proverbios 13:1 O: La mano negligente
empobrece, más la mano de los diligentes enriquece. Proverbios 10:4.
“El paralelismo sintético es un poco más complejo que las otras formas. Aquí la primera parte
del pasaje crea un sentido de expectación, el cual se completa con la segunda parte. También
puede avanzar en un movimiento progresivo “en escalinata”, hasta alcanzar una conclusión en
la tercera línea: “Porque he aquí tus enemigos, Oh Jehová, porque he aquí perecerán tus
enemigos, serán esparcidos todos los que hacen maldad.” Salmo 92:9 Aunque Jesús no
hablaba en poesía, la influencia de la forma de paralelismo se encuentra en sus palabras. “Al
que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”. Mateo 5:42. O: “Pedir,
y se os dará; buscad, y hallareis; llamad, y se nos abrirá”. Mateo 7:7 (14)
Regla 8: Debemos entender la diferencia entre un proverbio y una ley. A veces se escucha
a personas cometiendo el error de darle al proverbio el mismo peso y fuerza de una ley o
absoluta moral. Un proverbio es una expresión corta que expresa una verdad práctica acerca
de vivir piadosamente. Su intención no es ordenar una verdad absoluta que se aplica a cada
situación, sino que varía de acuerdo a la situación en la cual uno se encuentra. Por ejemplo
Proverbios 6:4-dice: “nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, no seas tú también
como él”. El siguiente versículo 5 dice: “responde al necio como merece su necedad para que
no se estime sabio en su propia opinión”. Si pensamos que estas son reglas absolutas para vivir
la vida cristiana, terminaremos confundidos. Pero estos dos proverbios describen dos
situaciones, una en la cual es imprudente responderle a un necio de acuerdo con su insensatez,
y otra en la cual es sabio contestarle a un necio con necedad.
Regla 9: Entender que la parábola normalmente tienen un solo mensaje. Muchas
personas cometen el error de alegorización tratando de interpretar las parábolas. Muchas veces
las parábolas usan conceptos abstractos para relatar una historia. El Señor Jesús usó
conceptos abstractos con un propósito específico, según Marcos 4:10-12 habla de que

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personas que no querían seguir a Dios no entiendan. Dice, “Cuando se quedó solo, sus
seguidores junto con los doce, le preguntaban sobre las parábolas. Y les decía: A vosotros os
ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo en
parábolas; para que viendo vean pero no perciban, y oyendo oigan pero no entiendan no sea
que se conviertan y sean perdonado.” ¿Por qué Jesús hace esto? Esta es la acción de Dios
en contra de los que no quieren escuchar a Dios; les quitaba su capacidad para oírle. Pero para
los que seguían a Jesús, las parábolas tenían mucha riqueza para sus vidas. Ayudó a
personas que vivieron antes de la cruz y la resurrección a entender lo que es el Reino de Dios.
Usando historias que la gente podía visualizar, les llevaba a reflexionar sobre historias que
producían mayor entendimiento sobre la obra principal de Jesús en la tierra. La mayoría de las
parábolas tienen un solo mensaje, y un buen comentario ayudará a entender cuál es este
mensaje.
Regla 10: Tengamos cuidado interpretando las profecías que predicen el futuro. Hoy en
día se ve muchos abusos interpretando profecías que hablan de eventos futuros. Debemos
ejercer mucha humildad interpretando estas profecías. La regla que más nos ayuda a tener
cuidado es afirmar que las cosas obvias son las cosas centrales, y las cosas centrales son las
cosas obvias.

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ÍNDICE
1. Sproul p24
2. Sproul p11
3. 2b Stibbs. Alan, Entendiendo, Exponiendo y Obedeciendo la Palabra de Dios,
Patermaoster, Inglaterra, 1818 p 135
4. Sproul p11
5. Sproul p32
6. Sproul p37
7. Sproul p38
8. Grenz. Guretzki, Nordling, Términos Teológicos: Diccionario de Bolsillo (El Paso, Texas:
Editorial Mundo Hispano. 2006) p. 6-7.
9. Sproul p56
10. Sproul p 61
11. Sproul p70
12. Sproul p71
13. Sproul p73
14. Sproul p85
15. Sproul p88

Bibliografía General
Carson, D.A. “Interpretación Bíblica y la Iglesia”, Thomas Nelson 1984
Fee, Gordon. “Cómo leer la Biblia Profundamente”, Zondervan 2003
Kaiser, Walter. “Introducción a la Hermenéutica Bíblica”, Zondervan 1994
Sproul, R.C. “Cómo Estudiar E Interpretar La Biblia”, Intervarsity 1977
Wiersbe, Warren. “Los Deleites de Estudiar la Biblia”, Cook, 2018
La Biblia de Las Américas – las referencias bíblicas son tomadas de LBLA

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