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EVAPORACION

La evaporación es un proceso físico que consiste en el paso lento y gradual de un


estado líquido hacia un estado gaseoso, tras haber adquirido suficiente energía
para vencer la tensión superficial. A diferencia de la ebullición, la evaporación se
puede producir a cualquier temperatura, siendo más rápido cuanto más elevada
sea esta. No es necesario que toda la masa alcance el punto de ebullición.
Cuando existe un espacio libre encima de un líquido, una parte de sus moléculas
está en forma gaseosa, al equilibrarse, la cantidad de materia gaseosa se define
como la presión de vapor saturante, la cual no depende del volumen, pero varía
según la naturaleza del líquido y la temperatura. Si la cantidad de gas es inferior a
la presión de vapor saturante, una parte de las moléculas pasan de la fase líquida
a la gaseosa: eso es la evaporación. Cuando la presión de vapor iguala a la
atmosférica, se produce la ebullición.1En hidrología, la evaporación es una de las
variables hidrológicas importantes al momento de establecer el balance hídrico de
una determinada cuenca hidrográfica o parte de esta. En este caso, se debe
distinguir entre la evaporación desde superficies libres y la evaporación desde el
suelo. La evaporación de agua es importante e indispensable en la vida, ya que el
vapor de agua, al condensarse se transforma en nubes y vuelve en forma de
lluvia, nieve, niebla o rocío. Vista como una operación unitaria, la evaporación es
utilizada para eliminar el vapor formado por ebullición de una solución o
suspensión líquida.

La evaporación puede medirse en forma directa desde pequeñas superficies de


agua naturales o artificiales (tanques de evaporación) o a través de evaporímetros
o lisímetros. Estos últimos poseen una superficie porosa embebida en agua y se
ubican en condiciones tales que la medición es condicionada por las
características meteorológicas de la atmósfera, tales como grado higrométrico,
temperatura, insolación, viento, etc. Las tasas de evaporación así observadas
pueden generalmente ser consideradas como máximas y dan una buena
aproximación del poder evaporante de la atmósfera. Aplicando a dichos valores
máximos diversos coeficientes de reducción y comparando los resultados
corregidos con los suministrados por las fórmulas de evaporación, se deducirán
los valores más probables de las tasas de evaporación aplicables a la superficie
de interés. El más utilizado de los evaporímetros es el de tipo Piche. Está
constituido por un tubo cilíndrico de vidrio de 25 cm de largo y 1.5 cm de diámetro.
El tubo está graduado y cerrado en su parte superior, mientras que su abertura
inferior está obturada por una hoja circular de papel filtro normalizado de 30 mm
de diámetro y 0.5 mm de espesor, fijada por capilaridad y mantenida por un
resorte. Llenado el aparato de agua destilada, ésta se evapora progresivamente a
través de la hoja de papel filtro. La disminución del nivel del agua en el tubo
permite calcular la tasa de evaporación (en mm por cada 24 hs, por ejemplo). El
proceso de evaporación está ligado esencialmente al déficit higrométrico del aire;
sin embargo, el aparato no tiene tal vez en cuenta suficientemente la influencia de
la insolación. Este aparato, en las estaciones hidrometeorológicas se instala bajo
abrigo. Los depósitos o tanques de evaporación utilizados en distintos países son
de formas, dimensiones y características diferentes, pues los especialistas no
están de acuerdo sobre el mejor tipo a emplear.Los factores que condicionan la
tasa de evaporación (generalmente se la expresa en mm/día ó mm/mes) son, por
un lado, los que caracterizan el estado de la atmósfera en la vecindad de la
superficie evaporante y, por el otro, los factores que caracterizan la naturaleza y el
estado de la superficie evaporante (agua libre, hielo, suelo desnudo, vegetación).
Como una forma de correlación entre la evaporación y otros factores
meteorológicos que influyen en ambos medios (agua y aire), Dalton (1802)
propone la siguiente formulación

que expresa la tasa de evaporación E en forma directamente proporcional a la


diferencia entre la presión de vapor saturado (ps) a la temperatura del agua, y la
presión de vapor (pv) existente en el aire circundante. La diferencia (ps-pv) se
denomina déficit higrométrico. La presión de vapor pv, y por ende la evaporación
E, depende entonces tanto de la temperatura del agua como del aire.2

En los Estados Unidos, el Servicio Meteorológico Nacional mide la tasa actual de


evaporación en "ollas" estandarizadas de agua abiertas al aire libre en varias
localizaciones a escala nacional. Otros servicios hacen lo mismo alrededor del
mundo. Los datos estadounidenses son compilados en un mapa de evaporación
anual. Las medidas varían entre 30 y más de 120 pulgadas por año.

Hasta la fecha se han desarrollado múltiples métodos para intentar reducir en la


medida de lo posible la evaporación con mayor o menor éxito y con mejor o peor
relación coste-beneficio. Estos esfuerzos se han centrado sobre todo en pequeños
embalses o balsas de riego, ya que los grandes pantanos tienen unas superficies
que son inabordables. Además estos sistemas podrían afectar al desarrollo de la
flora y la fauna de dichos embalses.

Medios químicos, el alcohol estearílico

Como método para reducir la evaporación existen numerosos estudios sobre los
llamados alcoholes grasos, como el alcohol estearílico. Habitualmente viene en
forma de polvo y puede ser fácilmente repartido por medio de una embarcación
por toda la superficie de agua. Cuando el compuesto toca el agua forma una
película monomolecular sobre la superficie formando una barrera que dificulta la
evaporación. Se han ensayado sus efectos tanto en condiciones de laboratorio
como en condiciones reales con resultados muy dispares. El principal problema es
la falta de continuidad de la película, principalmente por causa del viento,
formándose grandes agujeros con relativa facilidad. Aunque en condiciones
controladas los resultados son muy buenos, pudiéndose alcanzar reducciones del
50%, cuando se simulan las condiciones reales, la reducción de la evaporación no
suele superar el 10-15%.

Sistemas modulares flotantes

Otra opción que se adapta a cualquier forma o extensión del lámina de agua son
los sistemas modulares flotantes de diferentes materiales. Los fabricantes dan
unos datos de reducción de la evaporación de entre un 80-85%. Además, al evitar
el paso de la luz solar, reducen el crecimiento de algas. Shade balls

Como ejemplo muy conocido por su repercusión mediática conocimos en 2015 las
shade balls (bolas de sombreo) que luchaban contra la sequía en California. Pero
este sistema en realidad no era lo que parecía. “Las Shade balls son una manera
realmente estúpida de ahorrar agua”, así titulaba un artículo la revista LA Weekly y
no les faltaba razón. En el año 2015 se hizo mucho eco en los medios de estas
“bolas de sombreo” con las que el Ayuntamiento de Los Ángeles y el
departamento de Agua y Energía pretendían combatir la sequía que llevaba
azotando California durante cuatro años. Pudimos leer esta noticia en muchos
posts, periódicos, revistas y televisiones: Lanzan millones de pelotas para
conservar el agua en los pantanos de Los Ángeles (Antena3.com), Pelotas
'antisequía' en California (Muy interesante). El problema es que estas “shade balls”
no están pensadas para evitar la evaporación, aunque también tengan ese efecto,
sino para reducir la radiación del sol que incide sobre el agua. Cuando se usa
cloro para mantener la calidad del agua, la radiación solar puede producir
moléculas de ozono (O3) que al combinarse con el bromo presente en el agua,
pueden dar lugar a bromatos, que se tienen por cancerígenos. Estas bolas de
sombreo ya empezaron a usarse en 2008, antes de la gran sequía que azotara a
California durante 4 años. Pero las noticias de esa sequía sacaron a la luz este
curioso método que en su momento pasó desaparecido y por supuesto se
relacionó más con la reducción de la evaporación que con la calidad del agua. En
total se gastaron alrededor de 34.5 millones de dólares en las “shade balls” y el
agua ahorrada no superaba a precio de mercado los 2 millones, económicamente
no hubiera tenido ningún sentido.

Circulares, cuadrados o reciclados

Como ejemplos más sencillos tenemos sistemas de diferentes geometrías, como


AquaCap® que es redondo, o Raftex® que es cuadrado. Ambos diseñados en
Australia expresamente para reducir la evaporación. Estos productos proliferan en
Australia dada la acuciante falta de recursos hídricos que tienen en la mayor parte
del país. También existen variantes que usan materiales reciclados, como es el
caso de AgFloat ®, construido a partir de ruedas usadas y rellenas de poliestireno
para su flotabilidad.

Sistemas flotantes fotovoltaicos

Estos sistemas merecen una mención especial, ya que además de reducir la


evaporación, producen energía fotovoltaica para los usos que se le quieran dar. Es
el caso de la empresa Kyocera TCL que han inaugurado en la ciudad de Kato
(Japón) dos megaplantas que generan 3.300 MWh por año a la vez que reducen
la evaporación de las reservas donde se encuentran instaladas.

Lonas continuas

Estas lonas tapan por completo la superficie del agua, evitando prácticamente por
completo la evaporación y crecimiento de algas al bloquear la luz solar. Además
evitan la entrada de sólidos lo que mejora su calidad. Al ser continuas, su peso es
grande y son necesarias estructuras flotantes (normalmente incorporadas en la
lona) o estructuras fijas que las soporten. Son más caras que las modulares
convencionales, tanto en el material como en su instalación.
Coberturas de sombreo

Se trata de una cobertura de polietileno suspendida sobre una red reticular de


cables de acero que reducen la evaporación hasta un 80%. Es la técnica más
extendida, usada especialmente en balsas de riego. Aúna los beneficios de la
reducción en la evaporación, la reducción del crecimiento de las algas y la
eliminación de entrada de sólidos, con una estructura ligera, resistente y no
excesivamente cara.

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