GUERRA, S., CHACÓN, G., MONTALVO, A., VILLAMARÍN, M., El Arte de Vivir Con Sentido. Manual de Consultoría Filosófica Latinoamericana, Fragmento PDF

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El arte de vivir con sentido.

Manual de Consultoría filosófica


Latinoamericana
S. Guerra, G. Chacón, A. Montalvo, M. Villamarín

9. l. Recomendaciones generales acerca de los métodos

l. El asesoramiento/orientación/consultoría filosófica no es sino una forma de hacer


presente el logos en la vida ordinaria de las culturas, de las sociedades, de las instituciones
y de los individuos, con la finalidad expresa de resolver con la razón (pensar, analizar,
esclarecer) sus problemas existenciales o males/malestares del alma. El uso filosófico de la
razón en el esclarecimiento del sentido de la vida es, en sí, el método supremo de la
filosofía práctica.

2. El cómo hacer manifiesto el logos conduce al método y a las técnicas, cuyo valor y
eficacia debe medirse en función de si logran (y en qué medida lo logran) transparentar el
logos, es decir si logran o no descubrir principios de inteligibilidad que permitan
comprender la vida de los individuos, las instituciones, las sociedades o la culturas.
Con otras palabras: la exploración del mundo interior del consultante requiere de métodos
(tanto tradicionales de la filosofía como propios de la consultoría filosófica), técnicas
(preventivas, consolatorias, exhortatorias, de orientación, de persuasión, etc.) y recursos
(como ejemplos llamativos, paralelismos, técnicas narrativas, estímulos para la memoria y
la imaginación, la conversación amigable, la convivencia, etc.) con el objeto de hacer pasar
toda la vida del consultante a través del proceso de investigación.
3. Las "artes" propias de logos son: la persuasión, la prevención, la consolación, la terapia
(lo fue en el caso de los epicúreos, escépticos y estoicos), la exhortación, la crítica, el
apaciguamiento, el asesoramiento/ orientación/consultoría, etc. El asesor filosófico debe
haber desarrollado en su formación las capacidades y habilidades para la utilización en el
ejercicio profesional de las artes que conduzcan a una reconstitución del equilibrio anímico
(ánima) o espiritual de las culturas, sociedades, individuos, organizaciones e instituciones.

4. El método que abre el camino al logos tiene el privilegio de producir equilibrio,


serenidad, florecimiento humano, felicidad (eudaimonía). Ese camino está constituido por:
a) el uso filosófico de la razón (distinto, por tanto, a otros usos); b) la visión cósmica que
conduce al consultor/asesor/orientador y al consultante a una visión de totalidad del
tiempo y del ser; c) el ángulo ético/moral de dicha visión; d) los referentes/principios
supremos: la Libertad, la Justicia, la Verdad, el Bien, la Belleza, la Igualdad, la Fraternidad,
la Paz, la Alteridad, el Reconocimiento, la Soberanía, la Interdependencia, la
Interculturalidad, la trascendencia;· etc.; e) la segunda conversión, es decir ese giro del
consultante, ya no desde la alienación de sí hacia la reconstitución de sí, como ocurre en la
"primera conversión", sino del yo-reconstituido hacia los valores supremos que deben
orientar su existencia; f) la mayéutica, la mediación u otros métodos y técnicas para la
"segunda navegación", en relación a la vida y problemas del consultante

5. Si los males del alma son inducidos por la sociedad, la filosofía práctica y la consultoría
filosófica no pueden abandonar la crítica a la sociedad, es decir el análisis de los
fundamentos que hacen que una sociedad determinada produzca o genere sufrimientos
existenciales y específicos malestares del alma. Por eso, el encuentro filósofo/ discípulo o
consultor/consultante requieren de complejas interacciones humanas en las que los
recursos argumentativos de la razón se alían con los de la imaginación, la narración, la
retórica, la empatía, la amistad, la comunidad, etc.
6. Las pautas generales del método deben emanar de la filosofía misma. Se puede decir que
todo método debe favorecer el descubrimiento o desarrollo de un logos personal (para los
casos individuales) o un logos común para los ámbitos socio-culturales emergentes. En la
consulta privada se procurará que el consultante acceda por sí mismo y mediante su propia
elaboración racional a puntos de vista cada vez más englobantes de su vida hasta llegar a
un logos personal, esto es un principio de inteligibilidad de su vida y sus problemas
existenciales (o males del alma). Por tratarse de una "corrección de la razón" mediante la
cual el consultante transforma en "cosmos" el ''caos" de su vida, este trabajo es "filosófico"
incluso en el sentido tradicional de filosofía como búsqueda de la sabiduría; una sabiduría
de sí mismo y de la vida en este caso. Otros métodos de asesoramiento filosófico (como los
revisados en el capítulo respectivo) deben respetar aquel principio de inteligibilidad de la
propia vida, que emana de la naturaleza misma del saber/pensar filosóficos. El método es
racional y, en tanto lo es, abre la dimensión moral (no solo cognoscitiva) del ser humano.
La finalidad del método es precisamente llegar al núcleo de inteligibilidad racional y moral
de las culturas, sociedades, instituciones o individuos, para resolver allí sus patologías del
alma y reconstituir, de ese modo, su equilibrio ético o anímico.

7. Entre los diversos métodos (tanto de la filosofía en general como de la consultoría


filosófica en particular) el método socrático guarda potencialidades útiles para contextos
emergentes. Los momentos del método socrático son:
a) Ironía: fingir querer aprender algo de su interlocutor para llevarlo a descubrir que no
sabe nada en el campo que pretende ser sabio;
b) Mayéutica: interrogarlo (no contestar las preguntas del interlocutor) porque él mismo
no tiene nada que comunicar/enseñar y porque quiere conducir el diálogo a la aporía final;
e) Aporía: no consiste en llegar a conocimientos conclusivos sobre algún tema u objeto,
sino en pasar del descubrimiento de su no saber al cuestionamiento de sí mismo.
La verdadera cuestión del diálogo no es aquello de lo cual se habla sino el que habla. El
diálogo concluye con explicaciones de sí mismo por parte del interlocutor, de su modo de
vida actual y de su modo de vida pasado, para recordar lo que no hemos hecho o no
hacemos bien. El método es por ello un arte moral, un saber hacer (una sabiduría), un
utilizar la razón y el diálogo con fines éticos (es decir, para que el interlocutor descubra la
bondad o maldad de sus actos y de su modo de vida). Sócrates obligaba a sus interlocutores
(con el preguntar y repreguntar) a descubrirse a sí mismos, a examinarse a sí mismos, a
cuestionarse a sí mismos y a los valores con los que vivía, a desarrollar una conciencia de sí
mismos y a cuidar de sí mismos (de acuerdo con los principios supremos del Bien, la
Verdad, la Belleza, la Justicia, la Verdad), es decir a aquilatar su vida conociéndose a sí
mismos y siendo lo mejor y más sensatos posible. En el fondo, el método socrático es un
llamado a "ser" y, en ese sentido, tiene dimensión ético-ontológica. El diálogo socrático
supone que los interlocutores se someten a las exigencias de la razón y del discurso
racional: el uno (Sócrates/ el "counsellor" actual) interroga; el otro (el interlocutor/el
consultante) responde y al responder se va conociendo a sí mismo, interesándose en sí
mismo, ocupándose de sí y cuestionándose; ambos trascienden sin embargo la
individualidad y se elevan a nivel de la universalidad al quedar cobijados por un logos
común: el de la justicia (y sus manifestaciones de lo justo y lo injusto), que se hace patente
no solamente en el discurso racional sino en la existencia y la vida del hombre justo. Tal
existencia y vida del hombre justo y no el discurso racional es lo que determina en último
término lo que es la justicia.

El método socrático es adecuado para contextos emergentes porque permite que el


interlocutor descubra que no-sabe lo que cree saber (piensa que "es" y no sabe, hasta que lo
descubre por el diálogo socrático, que en realidad "no-es", que está desapropiado de sí
mismo como efecto de la "colonialidad del poder y del saber" -Quijano- que pende sobre él
y sobre todos los que vivimos en contextos emergentes), se redescubra a sí mismo, se re-
encuentre consigo mismo, se re-apropie de sí y cuide de sí mediante- prácticas-de-sí
conducentes a la re-constitución de su "subjetividad" y a la construcción de su
"subjetividad". Solo así, el interlocutor puede salir de la zona de penumbra ontológica
determinada por el sistema, para "verse" a plena luz, es decir con su dignidad ontológica
completa.

8. El método anterior conduce a otros métodos, técnicas, actividades y procedimientos que,


igualmente, pueden ser desideologizados, refuncionalizados y utilizados en el counselling
necesario en contextos emergentes; entre ellos y además de la "mayéutica" socrática: a) la
"segunda navegación" platónica; b) la "dialéctica" aristotélica; e) las "epístolas" de Séneca;
d) las "pláticas" o "diatribas" de Epicteto; e) los (ejercicios espirituales" de la antigüedad y
del medioevo -incluidos los (exercitia spiritualia" de S. Ignacio-; f) el (method beyond
method" de Achenbach, g) el proceso PEACE de Marinoff; h) el (“Critical Thinking” de
Raabe/Le Bon/Barrientos Rastrojo; i) el método del grupo ETOR; j) el método de Roxana
Kreimer; k) el de Rayda Guzmán; 1) el de C. Altisen; etc.

GUERRA, S., CHACÓN, G., MONTALVO, A., VILLAMARÍN, M., (Ecuador 2007), El arte
de vivir con sentido. Manual de Consultoría filosófica Latinoamericana, Ediciones Abya-
Yala, PP. 121- 124

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