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EL VÍNCULO HUMANO-ANIMAL Y SU PAPEL EN EL ESTUDIO DE LA

ANTROZOOLOGÍA1

Ciara Hurtado Arellano2

RESUMEN

1
Este texto se presentará para ser discutido en la materia “Antropología Biológica” impartida en la
Universidad de Guadalajara, el día 13 de mayo del 2019.
2
Estudiante de 3er semestre, código 218253062, de la Lic. En. Antropología del Centro Universitario
de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH). Correo electrónico: [cikey-98@hotmail.com]
En el presente ensayo se realizará un análisis sobre las interacciones humano-
animal, su origen, sus características y el impacto que tienen estos vínculos sobre factores
evolutivos, físicos, psicológicos, culturales y sociales de ambos, en particular del ser
humano. Esto por medio de literatura e investigaciones realizadas recientemente acerca de
la antrozoología, joven ciencia multidisciplinaria en la que su estudio tiene como objetivo
el examinar y estudiar la relación existente entre humanos y animales no humanos en
diversos contextos.

Palabras clave: interacciones humano-animal, factores evolutivos, factores físicos,


factores psicológicos, factores culturales, factores sociales, antrozoología,
multidisciplinar,

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INTRODUCCIÓN

Los animales han desempeñado un papel importante a lo largo de la historia de la


humanidad. Su presencia en las diversas sociedades se ha desenvuelto en diferentes
contextos, ya sea en relaciones materiales que se definen a partir de su naturaleza
económica o física, como por ejemplo, dando la materia prima al hombre para el alimento,
la ropa; desempeñando el papel de protectores del territorio u hogar de sus dueños; siendo
objetos de estudio en investigaciones en busca de mejorar la salud o de crear nuevos
productos para el uso humano; o en relaciones no materiales, las cuales constituyen la parte
intangible de la interacción, como por ejemplo, en los aspectos espirituales o mitológicos
(como símbolos, instrumentos sagrados y objetos de culto), filosóficos y sociales (siendo un
ser de compañía o entretenimiento).
Los estudios de la interacción entre humanos y animales tienen como fin lograr
determinar cuál es el papel que los segundos poseen en el mundo sociocultural humano y la
manera en que las personas interactúan con ellos en ese proceso relacional. Este enfoque ha
sido un gran avance dentro de las investigaciones puesto que con anterioridad y sobre todo
en las de índole psicológica, los animales solo podían mirarse como algo instrumental sobre
los cuales la humanidad tenía dominio absoluto, tanto en cómo se relacionaban con ellos y
de qué manera los trataban. Como apoyo principal a los estudios llevados a cabo desde
múltiples perspectivas acerca del vínculo existente entre los humanos y los animales, la
antrozoología conecta una amplia gama de disciplinas entre las cuales se encuentran: la
antropología, historia, sociología, filosofía, medicina, veterinaria, entre otras.
Las relaciones humano-animal no son de aparición reciente, pero su estudio
científico sí lo es. Por mucho tiempo, la poca literatura que abordaba las interacciones entre
humano y animal se centró en la problemática social y epidemiológica que implicaba la
tenencia de animales en ambientes urbanos (Borchelt, 1993). Pero ahora el cuerpo literario
ha dado un cambio radical en su enfoque, y como resultado de ello muestra relaciones de
diverso tipo entre la interacción de los humanos con los animales, la cual es compleja y se
compone de diversos elementos de tipo económico, social, psicológico, médico, e incluso
legal.

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Aunque en la actualidad exista un crecimiento en la literatura sobre el tema de las
interacciones humano-animal, no toda la que llega a ser creada es calificada
afirmativamente, esto dada la opinión que postula, su especulación y el abordaje de los
problemas relacionados con el tema. Por ello es necesario el producir literatura que
favorezca al planteamiento de cuestiones científicas y apoye el desarrollo del área de la
antrozoología.
El presente ensayo pretende mostrar la influencia y los efectos que genera la
presencia de los animales en la vida de los seres humanos, abordando esto por medio de
distintos temas: en la primera parte se describirá que es la antrozoología y sus campos de
estudio. En la segunda, se plasmará cuál ha sido el origen y la evolución de las relaciones
humano-animal a lo largo de los años y la naturaleza del vínculo entre humanos y algunas
especies animales. Y, por último, en la tercera parte, se revisarán los efectos (físicos,
psicológicos y sociales) que tienen los animales en la vida del ser humano, en específico,
las mascotas.

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LA ANTROZOOLOGÍA EN LA RELACIÓN HUMANO-ANIMAL

La antrozoología puede definirse como “el estudio científico de la interacción y de


los vínculos humano-animal” (DeMello, 2012).
Es una ciencia multidisciplinar que se compone del trabajo de las áreas de las
ciencias sociales y humanidades y también de las ciencias naturales; sus estudios también
pueden ser encontrados bajo el nombre de etnozoología o zooantropología. Su objetivo
principal es estudiar y entender la potencialidad de las interrelaciones del ser humano con
su entorno. Al ser una ciencia reciente aún se busca la manera de delimitar y definir cuáles
son los métodos de investigación y las herramientas que utilizará, que le son inherentes a
cada disciplina que aborda. Esta ciencia tuvo sus inicios en la década de los años 70 y los
temas que abordaban sus primeros estudios eran los siguientes: beneficios y perjuicios del
vínculo entre las personas y sus mascotas, maltrato animal, uso de animales en procesos de
terapia y rehabilitación, etc.
Actualmente dicha área de conocimiento está ampliando sus abordajes e incluyendo
disciplinas como la antropología, con muchos años de estudio en lo que se denomina
tradicionalmente vínculo naturaleza/cultura ("Antrozoología: encuentro entre especies,
encuentro entre disciplinas", 2018).
Aunque la antrozoología aparente ser solo una ciencia teórica y de investigación, su
estudio y desarrollo tienen importancia en la comprensión del pasado del ser humano y los
animales y en la mejoría de su presente y futuro. Pues es una ciencia que, si bien no todos
notan su presencia, se encuentra en cada una de las vidas de las personas; por lo que,
aunque se piense en ello o no, la interacción humano-animal ha tenido, tiene y tendrá
efectos en todos.

ORIGEN DE LA RELACIÓN HUMANO-ANIMAL

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Durante la primera parte de la historia evolutiva de los humanos, desde hace 2
millones de años hasta hace unos 10 mil años, los ancestros del humano actual derivaron su

sustento de la caza y la recolección (Díaz Videla, Olarte & Camacho, 2015). Las iniciales
relaciones que existían entre los humanos con los otros animales solo eran para lograr
coexistir en un ambiente dado o competir entre ellos. Después, el hombre descubrió las
múltiples ventajas que le otorgaba la domesticación de plantas y animales, por lo que dejó
de ser solamente un cazador de presas y se convirtió también en agricultor, el cual era
capaz de producir su propio alimento. Esto ocurrió durante una etapa de tiempo conocida
como la revolución neolítica.
Es en el año de 1959 que un grupo compuesto por antropólogos, zoólogos, geólogos
y botánicos comienza a realizar un estudio sistemático del proceso de domesticación, que lo
lleva a establecer en específico sitios en el mundo donde se inició éste, la manera en que su
proceso dio lugar (sus causas) y los efectos que se mostraron sobre el hombre y las especies
animales y vegetales gracias a ese cambio. Para estudiar el proceso de domesticación, los
investigadores han obtenido información de los restos óseos, espacios de interacción,
instrumentos, materiales, documentos y registros artísticos encontrados en diferentes
excavaciones, sobre diversas especies de animales. Con respecto al último punto
mencionado, se pueden ejemplificar las implicaciones que tuvo a nivel humano la
domesticación, como, por ejemplo, transformaciones sociales y económicas, esto quiere
decir, se dejó atrás el interés de darle muerte al animal para enfocarlo en mantenerlo vivo,
hacerlo reproducirse y seleccionar a aquel que tuviese mejores cualidades para
domesticarse. Mientras que, a nivel animal, los cambios sufridos fueron anatómicos,
fisiológicos y de comportamiento.
Se afirma que los perros fueron los primeros animales domesticados, hace unos 14
mil años. Se han encontrado restos de perros en Europa, Asía y Norteamérica que datan
desde finales del Paleolítico. Con base en evidencia arqueológica, se cree que su
domesticación ocurrió en forma independiente, en los tres continentes, si bien las
dataciones varían (Clutton-Brock, 1995). Otras especies animales (ovejas, cabras, cerdos)
fueron domesticadas aproximadamente 11 a 9 mil años, en la región de lo que es
actualmente Irán, Irak, Israel y Palestina (Burcher, 1996)

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Incluso desde tiempos remotos, hay diferencias muy marcadas en la manera en que
se correlacionaban las personas con los animales, puesto que en las sociedades de
cazadores-recolectores la relación estaba dictada por algo de índole instrumental, en las
sociedades estratificadas que ya practicaban la domesticación, las relaciones eran
diferentes. En éstas últimas los animales eran vistos como símbolos de poder y estatus
social o incluso como dioses.
Uno de los animales más emblemáticos de la historia son los gatos. Ellos eran
criaturas adoradas por los egipcios, quienes los dotaron de características divinas y los
inmortalizaron a través del arte, la música y la literatura. En contraste con otras culturas, en
las cuales la especia gatuna se le denotaba cuestiones de maldad, brujería y demoníacas.
Otro ejemplo es el lobo, que es el antepasado del perro doméstico, por lo que puede
comprenderse que muchos comportamientos perrunos se puedan mirar similares a los de los
lobos en la manada. Todos los cánidos se encuentran organizados en una clase de sociedad,
por lo que en el momento en que son separados de su madre y se introducen en un ambiente
distinto en donde solo conviven con humanos, el perro adapta su comportamiento social a
su nueva “manada”. Esta capacidad de adaptación es la que permitió que su domesticación
fuese tarea fácil.
En toda la historia, los perros han cumplido un papel fundamental en varios
aspectos ya sea como cazadores, guardianes, concursantes en competencias de deporte y en
la actualidad, como compañía. También se vieron involucrados en combates y como
herramientas estratégicas en guerras. El perro ha estado presente en la mitología de diversas
culturas, siendo el más conocido Cerbero, guardián de la entrada del infierno, cuya misión
consistía en no dejar salir a nadie de allá. Los perros han estado presentes en la religión
(logrando rangos de dios: Anubis, dios egipcio de los muertos), la pintura, la escultura, la
literatura, la filatelia y hasta han sido acuñados en monedas (Castelló, 1994). En Egipto, por
ejemplo, se tenía prohibido el matarlos, y si se realizaba dicha acción, se daba pena de
muerte a la persona que cometió el delito. Además, los arqueólogos han podido encontrar
evidencias de que los perros eran momificados y depositados junto a la tumba de su amo,
una vez que este dejaba de vivir.
Pese al paso de los años, en la actualidad, las relaciones entre los humanos y
animales siguen teniendo un carácter complejo, en especial con el papel utilitario que

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cumplen los animales en la vida humana. Pues ellos se enfrentan a la gran industria de la
alimentación, en donde se convierten en un objeto susceptible para todo tipo de
manipulaciones bioquímicas, ambientales, económicas, etc. Esto ha tratado de resolverse a
través de modificaciones a las leyes de los países y sus elementos culturales, lo que ha
conducido a que se tome importancia a considerar la manera en que se pueden favorecer las
condiciones de vida de las otras especies. Y aunque las sociedades contemporáneas están
desarrollando estándares para poder llevar una interacción con los animales más adecuada,
algunos de esos intentos pueden llegar a ser paradójicos. Por ejemplo, el hecho de que
exista una aceptación social acerca del tratamiento animal en la industria de la comida
mientras que, al tratarse de investigaciones científicas, se tenga un gran estigma y horror, y
se justifique todo ello en base a que si las prácticas realizadas en animales les causan o no
dolor e incomodidad.
Las mascotas, por otro lado, disfrutan de beneficios a los que incluso son incapaces
de tener acceso un porcentaje de los humanos, ejemplo de ellos son servicio médico,
alimento, tiendas especializadas, servicios funerarios, etc.
Para concluir, las relaciones existentes con los animales siguen en proceso de
evolución. Cambian con respecto al tiempo y la cultura en que se desarrollan. Se
influencian por cuestiones materiales, pero también sentimentales. Por medio de ellas se
demuestra el lado comprensivo y protector humano, pero también la insensibilidad que se
puede poseer al ser seres ignorantes. Aunque si bien todo lo anterior es lo que configura las
relaciones entre los humanos y los animales, también lo hace el conocimiento que se tiene
sobre la naturaleza biológica y conductual, que muestra que tan estrechamente relacionados
están unos de los otros, que tan similares pueden llegar a ser y por ello, porque existe la
necesidad de fomentar el respeto al tener un vínculo entre ambos.

VÍNCULO HUMANO-ANIMAL
No en todas las interacciones que llegan a suceder entre humanos y animales se
forma un vínculo. Un vínculo se caracteriza por una interacción afectiva especial y
duradera con un individuo único, no intercambiable con otro (Ainsworth, 1991; Carrillo &
Gutiérrez, 2000). Esa interacción muestra dos características: primero, mantener la
proximidad con otro animal y restaurarla cuando ha sido interrumpida, y segundo, la

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especificidad del otro individuo, que supone su reconocimiento (Bowlby, 1969; Carter,
2005).
La manera en que se permite el establecimiento de un vínculo es mediante cuatro
principios básicos: seguridad, intimidad, afinidad y constancia (Katcher, 1993). La
seguridad se refiere a la sensación de protección que los humanos sienten al tener un animal
con ellos. E incluso, la simple presencia de una mascota es capaz de tranquilizar a su dueño
y volverlo alguien más perceptivo en las relaciones sociales.
Algunas interacciones son puramente utilitarias y no involucran el sentimentalismo.
Pero lo importante aquí es saber el por qué en otras ocasiones sí que existe la presencia de
un interés de parte de los humanos por los animales, y para ello es necesario analizar una de
las teorías existentes sobre este tópico en particular, la cual es denominada biofilia. Ésta fue
postulada por Edward Osborne Wilson en 1994. Aunque el término se le adjudique a
Edward, fue Erich Fromm quien hizo uso de él primero. La biofilia es la asociación
conectiva que se presenta en los humanos con respecto al mundo natural que los rodea,
siendo éste un atributo intrínseco en ellos. No se trata de un único instinto sino más bien un
conjunto de reglas de aprendizaje que movilizan una variedad de reacciones emocionales
ante los animales que son moldeadas por la cultura (Wilson, 1993). Alude, de igual forma,
a un determinado foco de atención que se les presta a otras formas de vida y a los
sentimientos ligados a éstas, los cuales pueden ir desde la afinidad a la apatía, de la
fascinación a la indiferencia y de la paz al miedo. Lo anterior debido a que los humanos
tienen asociaciones tanto positivas como negativas de la naturaleza.
Otro factor involucrado cuando existe un vínculo entre humanos y animales, es el
que los primeros se sientan atraídos innatamente por todo lo que tenga apariencia de cría. A
esto Lorenz y Serpell lo denominaron “respuesta a lo adorable”
El antropomorfismo es otro factor que se ve involucrado en la interacción con los
animales. Este se define como la atribución de características mentales humanas (como
creencias, sentimientos, etc.) a los animales no humanos. Es un rasgo casi universal entre
los tenedores de mascotas, y esto permitió utilizar a los animales como fuentes alternativas
de apoyo social, y los recursos para beneficiarse emocional y físicamente de esto (Serpell,
2003).

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EFECTOS DE LOS ANIMALES EN HUMANOS

Se han realizado una gran cantidad de estudios acerca de las consecuencias de


interactuar con animales de forma activa y constante. Algunos de estos etiquetan que
mantener relación con animales causa un efecto positivo mientras otros algo negativo.
Entre los efectos positivos los hay a nivel físico, psicológico y social, en contra parte con
los negativos, que son las enfermedades a las que puede estar expuesto o sufrir el ser
humano en presencia constante con un animal y las agresiones de parte de los animales no
humanos.

EFECTO ESTUDIOS
Mayor supervivencia después de infartos Friedmann, Katcher, Lynch, & Thomas,
1980; Friedmann & Thomas, 1995
Mayores niveles de cortisol y triglicéridos Anderson, Reid, & Jennings, 1992
Reducción de niveles de presión sanguínea Vormbrock & Grossberg, 1988
al acariciar un animal
Reducción de niveles de presión sanguínea Allen, Blascovich, & Mendes, 2002;
al realizar una tarea estresante, en adultos, Friedmann, Thomas, Cook, Tsai, Picot,
niños y en adultos mayores, en presencia 2007; Friedmann, Katcher, Thomas,
de un perro Lynch,
& Messent, 1983
Menor cantidad de consultas médicas Headey & Grabka, 2005; Serpell, 1991;
realizadas y menores problemas médicos Siegel, 1990
Mayor autoestima, menor sensación de Beals, 2009; Convert, Whiren, Keith, &
abatimiento y mayor percepción de Nelson, 1985; Zylcha-Mano et al., 2012
capacidad y autoeficacia
Incremento y facilitación de interacciones Handlin, Nilsson, Ejdeback, Hydbring-
sociales Sandberg & Uvnas-Moberg (2012);
Odendaal & Meintjes (2003)
Díaz Videla, M., Olarte, M., & Camacho, J. (2015). Efectos positivos de la tenencia de mascotas en la salud y bienestar humano

A continuación, en diferentes apartados se explicará la manera en que una


diversidad de factores influye en la relación humano-animal y como es que estos logran
hacer de la interacción dada algo beneficioso para las personas.

Factores socioculturales que intervienen en la interacción humano-animal

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Las actitudes que se tengan hacia los animales se deben a distintas variables, como,
por ejemplo: la cultura, la economía, la edad de la persona, su sexo, su ocupación, su etnia,
su nivel académico y su religión. Y el valor del que los dotamos es un factor determinante
de su bienestar y supervivencia.

Para poder entender las diferencias existentes en la relación con los animales que el
ser humano forma, es necesario mirar la cuestión desde dos dimensiones, la primera, que es
el afecto que se puede sentir hacia ellos que incluye amor y simpatía o el miedo y la
repugnancia, que en caso contrario generan en las personas; y segunda, es la dimensión de
utilidad, en la que solo se puede pensar en los animales como un bien de uso beneficioso
para los intereses humanos o al contrario, como algo perjudicial para la vida del hombre.

Al ser la cultura mayormente influenciada por la tradición judeo-cristiana, la


concepción que se tiene de la vida y el mundo en general es en ocasiones muy
antropocéntrica, lo que provoca que exista una gran barrera que separa al mundo natural de
los humanos. De esa manera, las personas con ideología fundamentalista se alejan de ser
parte de las marchas o propuestas para el apoyo a los derechos de los animales y la
protección del ambiente, en comparación con las personas menos religiosas que son más
partícipes de estas causas.

Beneficios sociales

Algunos de los beneficios sociales más importantes de la interacción humano-


animal son el efecto catalizador (“lubricante social”), cohesión social, juego cooperativo,
mayor cooperación con otras personas, promoción del contacto social con otras personas y
entre los miembros de la familia (Beck, 1997; Wilson & Turner, 1998). Mayormente este
tipo de beneficios son notables en familias que son dueñas de mascotas.

El que la mascota se incorpore como un miembro nuevo de la familia implica que el


animal tenga que adaptarse a un nuevo ambiente, pero también significa que la familia debe
modificar su rutina para poder incluir al nuevo miembro. Entre las familias se pueden
encontrar regularidades con respecto a su interacción con sus mascotas: primero, hay una
desigualdad en la atención que recibe la mascota de los miembros de la familia, pues estos
prestan menos atención a la mascota que a otras cuestiones, pero mientras se realizan otras

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actividades con frecuencia logran mostrarle un poco de atención al animal. Segundo, el
momento de jugar no solo les corresponde a los niños con sus respectivas mascotas, sino
que los adultos también participan en las actividades recreativas que pueden ser correr y
perseguir una pelota. Tercero, la alimentación de la mascota es una actividad en la que uno
o más miembros de la familia son partícipes.

Pese a que es usual que las familias con niños sean las principales en adoptar
mascotas, son las parejas y los solteros quienes mantienen una interacción más intensa y
profunda con los animales de compañía.

Las mascotas fomentan que exista más socialización por parte de sus dueños con
personas tanto conocidas como extrañas, un mayor establecimiento de vínculos de
confianza en las relaciones interpersonales y el tener también una mayor participación en
eventos comunitarios. El sentido de la reciprocidad es uno de los pilares fundamentales de
una comunidad y las mascotas son un catalizador que encaminan a los propietarios y demás
integrantes hacia este (Wood, Giles-Corti & Bulsara, 2005).

Beneficios físicos

El interactuar con las mascotas de manera frecuente otorga distintos beneficios para
la salud. Mejora la prevención de las enfermedades, ayuda a enfrentarlas y facilita su
rehabilitación. También modifica varios factores de riesgo al: reducir la presión arterial,
disminuir la frecuencia cardiaca, la ansiedad y el estrés.

En la actualidad, el incorporar a los animales como apoyo en el campo de la salud


recibe el nombre de Intervenciones Asistidas por Animales (IAA), y esa denominación
incluye, de igual manera, Actividades Asistidas por Animales (AAA) y la Terapia Asistida
por Animales (TAA). Para esclarecer un poco de que se tratan ambos conceptos, se optará
por tomar las definiciones elaboradas por Pet Partners. Las AAA son acciones casuales
(como conocer y saludar), que tienen por objetivo acudir a lugares como hospitales,
escuelas y hospicios a visitar a las personas. Por otra parte, la TAA es definida como la
intervención con la cual se tiene pensada cumplir una meta, ésta es llevada a cabo por
profesionales en la salud humana, que diseñan la terapia asistida para promover una mejora
en el funcionamiento físico, social, emocional, etc. Y con respecto a las IAA, también se

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puede agregar que han sido desarrolladas en diversos estratos sociales (niños, adolescentes,
adultos y ancianos), en diversos contextos y han tenido resultados muy alentadores.

Para comprender mejor las diferencias entre las Actividades Asistidas por Animales
(AAA) y la Terapia Asistida por Animales (TAA), se mostrarán distintas características de
ambas en una tabla a continuación.

CARACTERÍSTICAS AAA TAA


Cualidad de intervención Casual ‘conocer y saludar’ Parte significativa del
actividades que involucran tratamiento para mucha
animales que visitan a gente
personas que está incapacitada:
físicamente, socialmente,
emocionalmente o
cognitivamente
Objetivos - metas No hay objetivos Objetivos establecidos para
específicos de tratamiento cada sesión
Tipo de actividad Una misma actividad se Tratamiento individual para
puede utilizar con muchas cada paciente
personas
Tomado de notas Notas detalladas es Notas sobre el progreso de
innecesario cada paciente son tomadas
en
cada sesión
Tipo de visita De contenido espontáneo Programada, usualmente a
intervalos fijos
Duración de visita Puede ser tan larga o corta Está predeterminada a las
como se desee mejores necesidades de
ajuste
del paciente
Díaz Videla, M., Olarte, M., & Camacho, J. (2015). Comparación entre las AAA y TAA

Existen diversos estudios que son capaces de mostrar que la interacción con
animales, ya sea por medio de imágenes o físicamente hablando, puede tener efecto a corto
y largo plazo en la salud. Aunque, los efectos pueden variar dependiendo de las
modalidades que se utilicen y también con respecto a con qué tipo de animal se tiene
interacción. Para poder fundamentar lo anterior, se presentarán varios estudios como
ejemplo de lo antes explicado: Anderson, Reid y Jennings (1992) examinaron varios
factores de riesgo cardiovascular en dueños y no dueños de mascotas, en un estudio

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realizado en Australia. Ellos se dieron cuenta que las personas que tenían mascotas
realizaban más ejercicio, tenían una mejor presión sanguínea, un colesterol con niveles más
bajos, en comparación con aquellas personas que no eran dueños de mascotas. Aunque su
estudio no fue claro mostrando la relación de todos los factores antes mencionados entre sí,
existen otros posteriores que explican que el humano experimenta cambios en el
comportamiento al asociarse con una mascota como lo es el incremento del ejercicio físico.
Otro ejemplo de estudio es el realizado por Friedmann Katcher, Lynch y Thomas (1980),
quienes investigaron el efecto de la compañía de las mascotas en la recuperación de
pacientes que habían sufrido un infarto de miocardio o una angina en el pecho. Lo que se
comprobaba con el estudio era que el 94% de los pacientes que tenían mascotas, después de
haber pasado un año del infarto, seguían con vida, mientras que sólo el 43% de los
pacientes que no tenían mascota lograron sobrevivir. De igual forma, se han llevado a cabo
estudios para determinar si el tener perros y gatos tiene algún impacto en el desarrollo de
enfermedades alérgicas como lo son el asma, la rinitis y la atopía. Los resultados que
fueron arrojados por algunas de las investigaciones han indicado que el tener un perro o
gato como mascota durante los primeros años de vida es un factor protector en contra de las
enfermedades dichas anteriormente. Esto se debe a que, al ser expuesto el ser humano a una
edad temprana a microbios, su sistema inmune varía su respuesta de linfocitos. La terapia
física es también otra forma de obtener beneficios a través de los animales, una de las más
conocida es la equinoterapia, ésta es implementada para aumentar las habilidades físicas
mediante el cabalgar. Mejora la función motora, la postura, el equilibrio y el tono muscular
mediante el movimiento del cabello, el cual genera en el jinete un estiramiento pasivo y
activo de muchos grupos musculares que no se encuentran en lugares accesibles para la
terapia convencional. También el interactuar con un caballo de manera constante estimula
lo visual, táctil y lo olfatorio.

Aunque no todo el tiempo en que se tenga interacción con las mascotas se vean
efectos muy evidentes en las personas, los hay de manera indirecta como, por ejemplo, en
personas quienes adoptaron a una mascota y comenzaron a experimentar una disminución o
incluso eliminación de síntomas de enfermedad que expresaban a sus doctores en las
consultas. O en los adultos mayores, quienes al ser dueños de una mascota se ven obligados
a entrar en mayor movimiento, realizar caminatas, etc. También se argumenta que los

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animales de compañía fomentan los comportamientos de autocuidado como limpiar las
áreas tanto como privadas y comunes del hogar, ser más selectivos al consumir productos,
sacar a pasear al perro, etc.

Si bien es cierto, aunque existan hasta ahora un gran número de estudios que
muestran los efectos positivos en la salud que genera la tenencia de animales, hay algunos
otros, de manera contraria, que no fueron capaces de tener esos resultados. Ejemplo de ello
son Hirsh y Whitman (1994), quienes no pudieron encontrar diferencias en la cantidad de
dolores de cabeza y dolores crónicos en sus reportes de estudio que realizaron entre
propietarios y no propietarios de mascotas.

Factores psicológicos que intervienen en la interacción humano-animal

Las relaciones que el humano forma con los animales son muy distintas a las que
forma entre otros seres humanos. Las características únicas de la relación humano-animal
dan pauta para que se estudie a la psicología humana en contextos que las relaciones
comunes con humanos no proveen.

Es apenas reciente el interés que la psicología ha puesto sobre el estudio de los


vínculos humano-animal, pero ésta ha comenzado a estudiar variados aspectos de la
relación humana con las otras especies, estos incluyen, por ejemplo: el origen de la
adopción o compra de mascotas, la influencia positiva de los animales en la salud, la
crueldad, el antropomorfismo, entre otros.

En este apartado se plantea presentar algunas teorías de índole psicológica que han
sido aplicadas al estudio de las interacciones y vínculos humano-animal. Se revisarán en
específico las siguientes: la Teoría del Apego (Bowlby, 1969), la Teoría General de los
Sistemas (von Bertalanffy, 1989) en conjunto con la Teoría del Rol y finalmente, la Teoría
del Ciclo Vital Familiar.

Teoría del apego

Ésta teoría fue desarrollada por John Bowlby, psicólogo y psiquiatra inglés. Se basa
en que los humanos, al igual que otros animales, están predispuestos biológicamente a
buscar y mantener contacto físico y conexión emocional con otras personas a las cuales les

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denota “familia”, y que con el paso del tiempo se convierten en su figura de apego que le
proveen un refugio y seguridad.
Existen dos tipos de apego: apego seguro y apego inseguro. El apego seguro, por su
parte, se relaciona con la percepción positiva que se tiene de los demás y de sí mismo, es
decir, no miran o no piensan que algo pueda llegar a ser malo; esta percepción deriva de
haber tenido a alguien que cuidase del individuo, el cual tuviera una actitud afectiva y
sensible. En contraparte, el apego inseguro es el que deriva de haber tenido a un cuidador
con falta de habilidades como las anteriormente mencionadas. Éste tipo de apego se
subdivide en cuatro estilos más: Ansioso, el cual se le adjudica a cuando los niños, por
ejemplo, son incapaces de realizar actividades sin que su cuidador este cerca, esto gracias a
la sobreprotección recibida a lo largo su desarrollo. Evitativo, que se hace presente en la
mayoría de los casos en los niños con baja autoestima, casi nulas respuestas a emociones,
etc. Ambivalente, que es identificable en niños cuando estos no soportan la idea de estar
lejos o sin la presencia de su cuidador, pero a la vez se irritan cuando éste está próximo. Y
por último desorganizado, que se asocia frecuentemente que la causa de este estilo sea el
abuso infantil, pues los niños presentan comportamientos contradictorios y los cuidadores
muestran actitudes negativas y agresivas.
Si bien lo anterior descrito va dirigido al vínculo existente entre madre e hijo,
distintos autores han expresado que las personas adultas y mayores también son capaces de
establecer vínculos de apego con otros, como por ejemplo la esposa, alguien de la familia,
un amigo o una mascota.
Los animales de compañía (perros y gatos) se configuran como fuentes consistentes
de apego seguro, e inclusive, se encontró que los custodios tienden a experimentar más
seguridad en sus relaciones con sus animales que en sus relaciones con sus parejas (Beck &
Madresh, 2008). El estar cerca del animal o incluso pensar en él parece tener un efecto
positivo en la percepción de la vida del dueño, el cual también mejora el nivel de
autoconfianza. Por ello se expresa firmemente que los animales de compañía tienen un
efecto mediador sobre la sensación de seguridad e inseguridad en las personas.

Teoría General de los Sistemas

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La Teoría General de los Sistemas es un estudio interdisciplinario que tiene como
objetivo el hallar las propiedades comunes en los sistemas que se presentan en todos los
niveles de la realidad, pero que son objeto de diferentes disciplinas.
De esa manera, una de las propiedades más relevantes de los sistemas es la
totalidad, que se refiere a que todos los elementos que configuran al sistema están
interconectados, y que, si sucede un cambio en alguna parte de éste, todo el resto del
sistema se verá afectado por ello.
Transportando todo lo anterior al ámbito de la psicología, la familia es considerada
como una clase de sistema, es decir, un conjunto de elementos que se articulan entre si e
interactúan de manera relacional. Y en su afán por conceptualizar a la familia como un
todo, los terapeutas familiares han sido de los primeros en reconocer el rol significativo de
los animales de compañía como miembros del sistema familiar (Cain, 1985).
En tiempos contemporáneos, las mascotas han adquirido un lugar importante en el
núcleo familiar, pues alrededor del 90% de las familias son propietarios de animales y los
considera miembros de ese sistema relacional. Y cómo ya se mencionaba en apartados
anteriores, el estilo de vida de los individuos cambia al adquirir una mascota, puesto que se
trata de que la inclusión dentro de ese círculo relacional le sea más sencilla; aunque en la
mayoría de las veces el proceso de adaptación ocurre en ambos lados de la relación.

Teoría del Rol

Con respecto a esta teoría, básicamente lo que postula es que las conductas y
personalidad de los individuos cambia o se transforma gracias a la influencia del ambiente
social en que se encuentren. Esto sucede porque los miembros asumen formas de ser y
actuar para cumplir las expectativas de los otros y el rol que les fue asignado; el concepto
de rol siendo referido al conjunto de comportamientos que se esperan socialmente dentro de
un determinado lugar o posición, que normalmente se ven dirigidos a cumplir ciertas
funciones y a respetar códigos de conducta.

La teoría ha sido implementada en contextos para comprender la influencia de las


expectativas de los humanos en la conducta de las mascotas. Puesto que quienes son los
dueños le asignan a su mascota un rol (de manera consciente o no) dentro de la relación, y
esto conforme la familia pueda integrar a la mascota al sistema, también va evolucionando.

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Teoría del Ciclo Vital Familiar

Un concepto que ha recibido gran consideración por los terapeutas de familia es el


de ciclo vital familiar, que constituye un instrumento gráfico que incluye las etapas de la
vida familiar y las relaciones entre los miembros de la familia, así como entre la familia y
su contexto (Simon, Stierlin, Wynne, 1988). La teoría habla principalmente sobre como en
el desarrollo de las familias, éstas tienen que pasar por varias etapas, en las cuales, se deben
cumplir ciertas especificaciones para lograr tener un desarrollo familiar saludable.
El ciclo familiar ha sido dividido de diferentes maneras por distintos autores,
quienes han considerado que ésta tiene alrededor de entre cuatro y veinticuatro etapas.
Existe hoy en día la necesidad de entender el rol de las mascotas en los diferentes estadios
del ciclo familiar, esto dado por el significado que le otorga la gente a los animales con
quienes comparte un lazo.
En este ensayo se tomará la clasificación propuesta por Díaz Videla acerca del ciclo
familiar, el cual divide el autor en siete etapas: (1) Adulto joven solo, (2) Pareja de recién
casados, (3) Familia con hijos pequeños, (4) Familia con hijos en edad escolar, (5) Familia
con hijos adolescentes, (6) El despegue de los hijos y seguir adelante, y (7) Familia en la
vida posterior.

Adulto joven solo


Para el adulto joven, su mascota puede tener un rol parecido al de un humano en
relación con mirarlo como un mejor amigo o compañero, quien le brinda compañía. A su
vez, también ambos pueden convertirse en confidentes, ya que la mascota puede ser
considerada como alguien con quien compartir ideas durante el proceso de toma de
decisiones.
En tanto potencial forma de advertir a otros que uno es capaz de tener a cargo a
alguien dependiente, la tenencia de mascotas también podría elevar el estatus social de sus
tenedores y aumentar sus posibilidades de ser elegidos como pareja (Serpell & Paull, 2011).

Pareja de recién casados

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Para la pareja de recién casados, el criar a un animal de mascota sirve para
desarrollar habilidades para ofrecer cuidado, afecto y atención a otro ser vivo, que provee la
sensación de ser necesitado a sus propietarios como si de un hijo se tratara.

Familia con hijos pequeños


En el caso de las familias con hijos pequeños, los padres carecen del tiempo
suficiente para pasar con los animales, dado que los niños demandan mucha atención y
cuidado, sin embargo, la importancia de las mascotas en este círculo familiar no disminuye,
al contrario, cuando los niños comienzan a relacionarse con ellas, les otorgan un rol de sus
iguales en algunos de los casos.

Familia con hijos en edad escolar


El periodo de la familia con hijos en edad escolar ha sido encontrado como el de
mayor adquisición de animales de compañía, y es posible que esto se deba a la creencia
difundida de que estos son importantes en la vida de los niños (Albert & Bulcroft, 1988).
Estos animales en el medio social que quieren ser integrados, son una fuente de estímulos
para la comunicación, así como también facilitan el aprender acerca de la biología, el ciclo
vital y generan responsabilidades en quienes viven alrededor de él.

Familia con hijos adolescentes


En la familia con hijos adolescentes, los hijos atraviesan por una etapa en la que
quieren recibir su independencia, quieren convertirse en personas autónomas; para ello los
padres incrementan la flexibilidad de sus reglas y límites para sus hijos, pero a la vez los
hacen acreedores de más responsabilidades y tareas en el hogar, una de ellas es el ocuparse
de la mascota de la casa.

Es muy común que los adolescentes reciban por parte de la mascota amor, cariño,
diversión, además de conocimiento sobre las responsabilidades.

El despegue de los hijos y seguir adelante


Esta etapa, que es cuando los hijos dejan el hogar para crear de forma independiente
su propia vida, las mascotas o animales de compañía tienen un papel fundamental puesto

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que proveen a los padres de la oportunidad de ocuparse y cuidar de alguien más de manera
similar a como lo hacían con sus hijos.

Familia en la vida posterior


En la familia en la vida posterior, los adultos mayores, dada su edad, deben
mantenerse en actividad constante y a sus intereses también presentes, todo ello para poder
enfrentar su decline fisiológico, por lo que las mascotas son importantes en esta etapa de la
vida. Su interacción con los adultos mayores genera en ellos sentimientos de esperanza,
reduciendo en gran medida los sentimientos de soledad y tristeza.

Beneficios psicológicos

El vínculo entre las personas y los animales se ha estudiado numerosas veces, por
ello se han evaluado los atributos de esta relación y su impacto sobre la salud mental. Se ha
podido concluir que las mascotas ayudan a disminuir las alteraciones psicológicas, sirven
como protector de las personas contra la soledad, además, en los estados de depresión,
estrés, duelo y aislamiento social, las mascotas se convierten en un apoyo incondicional.

En los países occidentales, las familias que tienen mascotas son típicamente familias
con niños. Son estos quienes promueven y solicitan su inclusión en el hogar, aunque son
más frecuentemente las madres quienes terminan siendo asignadas a las tareas de cuidado
del animal (Bulcroft, 1990). Los efectos de la interacción entre niños y animales han sido
estudiados por diversos autores quienes han demostrado que dichos efectos no sólo suceden
a nivel de la conducta social, sino que también se efectúan en el desarrollo cognitivo, la
autoestima, en la mejora de la expresión de emociones tanto verbales como no verbales y
en la empatía que los infantes puedan sentir al respecto de los demás seres vivos.

En países desarrollados, la población de adultos mayores de 65 años en adelante se


ha incrementado de manera radical en las últimas décadas. Debido a esto, las sociedades se
enfrentan a un gran inconveniente con respecto al manejo de los problemas psicológicos y
sociales de las personas de tercera edad. Lo anterior sucede dado que esta parte de la
población experimenta un incremento en las expresiones de demencia, múltiples problemas
neurológicos y de comportamiento como lo son la depresión, ansiedad, apatía y desórdenes

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en el ciclo del sueño. Pero todo lo anterior también es provocado por la dinámica social que
las ciudades y países tienen, que está basada en el capitalismo, o sea, en el énfasis en que el
individuo debe ser productivo y reconocido socialmente por el trabajo que realiza. Por lo
que, por ello, cada día ocurren más abandonos a la población de ancianos por parte de sus
familias, lo que los lleva a recurrir a los servicios sociales.

Por otra parte, las personas que sufren de enfermedades crónicas también tienen
beneficios en el ámbito psicológico cuando interactúan con una mascota. Ejemplo de ello
pueden ser los pacientes de VIH/SIDA, quienes están expuestos a tener reacciones
emocionales fuertes ante el miedo que se tiene por sufrir infecciones o llegar incluso a
pensar en la muerte; el pavor que se sufre también por el abandono social tanto de pareja
como de amigos y familia. Las mascotas juegan un papel importante para estas personas, ya
que disminuyen los sentimientos de aislamiento y abandono en el enfermo, y le sirven
como fuente de consuelo y compañía. E incluso pueden llegar a percibir al animal de
compañía como un miembro más de su familia, por lo que directamente éste se convierte en
un soporte emocional

Con respecto a las personas con enfermedades mentales o con baja autoestima, la
exposición a compartir con una mascota genera un cambio en el foco de su atención, lo cual
hace que éstas dejen de hablar de sus problemas o los hagan más grandes, para enfocar toda
su atención o la mayor parte de ella en otros aspectos de su vida, en este caso en el cuidado
de su mascota.

Finalmente, en un ambiente terapéutico, un animal puede facilitar la interacción


consultante-terapista, servir como catalizador emocional, ser utilizado como una metáfora o
símbolo de aspectos fundamentales de la vida, e incluso servir como modelo pasivo para
juegos de roles, entre otros (Fine, 2000).

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CONCLUSIONES

Aunque las relaciones mismas entre humanos y animales han cambiado de forma
importante con el transcurso de la historia, en un principio solo estaban basadas en
elementos utilitarios como la caza y la protección, para posteriormente incluir también al
proceso de domesticación, que tenía por objetivo primero obtener beneficios por parte de
los animales al igual que la selección artificial; pero jamás se pensó en que la explotación
de todas estas relaciones rápidamente cambiaría el curso de las cosas, se ignoró el papel
importante que jugarían con respecto a la evolución de ambas especies. Aunque tiempo
después, estas relaciones pasaron de encontrarse limitadas a esos contextos y comenzaron a
presentarse en múltiples escenarios de la vida de los humanos, siendo uno de los más
importantes el de la interacción afectiva.
El estudio de esta interacción afectiva lleva muy poco de haber iniciado. Una gran
parte de las investigaciones que abordan este tema solo utilizan técnicas descriptivas para
su desarrollo y muy pocas han generado hipótesis mediante estudios experimentales. Pero
pese a ello, la literatura muestra que la interacción con animales es beneficiosa a nivel
fisiológico, psicológico y social. Sin embargo, se cree necesario el mantenerse al margen
sobre dichas evidencias, puesto que si se sobrevalora el papel que los animales tienen con
respecto al bienestar y calidad de la vida de los humanos, esta cuestión puede terminar
alterando su verdadero valor y con ello, el realizar la parte interpretativa del área de
investigación con poca seriedad o poco sentido crítico.
Mientras las relaciones de tipo utilitario no fueron cuestionadas por miles de años,
en las últimas décadas, la sociedad comenzó a preguntarse por el papel dominante de los
humanos en dicha relación, puesto que nuestros vínculos emocionales con otras especies
son variados, cambiantes y contradictorios y pueden depender de esquemas sociales
reguladores de la expresión de las emociones; además claro del cómo se piensa y representa

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al animal, que en múltiples ocasiones su representación termina siendo también la del ser
humano y las relaciones de poder que éste es capaz de ejercer. Gracias a todo lo anterior
descrito se comenzaron a generar movimientos en defensa de los animales y sus derechos.
Las implicaciones de este cambio de ideología han permeado también en otros muchos
campos, en donde la interacción humano-animal también sucede, como en las
investigaciones que hacen uso de otras especies para probar productos en ellas, en lugares
donde los animales son utilizados como instrumentos de entretención y hasta su tenencia
como mascotas, que regularmente es interpretada como la interacción más buena.
La relación humano-animal en base a la ética es actualmente uno de los motivos
principales para entrar en debate en sociedades y culturas occidentales. Y aunque existan
muchos estudios al respecto, la literatura, sobre todo en español, es muy escasa o
prácticamente inexistente, porque, aunque existan autores que trabajen con respecto a esa
área, sus redacciones las hacen en inglés, esperando que las publicaciones tengan impacto
en otras partes el mundo, pero no en Latinoamérica principalmente. Y a menos que se
genere un cuerpo literario y una comunidad académica interesada en el tema, el soporte
institucional y financiero que se recibe para investigar la interacción humano-animal
seguirá siendo muy poco y eso orillará al tema de estudio a ser ignorado por
completo.Provocando, de igual manera, que los debates éticos existentes con respecto a las
relaciones entre humanos y animales no puedan resolverse.
Se espera realmente que la situación académica que acompaña al estudio de las
interacciones humano-animal cambie, se documenten más experiencias y se genere más
material que sirva de conocimiento a la sociedad. Y de esa manera, alentar y mejorar la
comprensión de las relaciones que los humanos establecen con los animales, haciendo que
los primeros reconozcan la importancia de los segundos en todos los campos en que se
desarrolla su vida social.

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