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“Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como
yo? “ 2 Samuel 9.8
Introducción:
La historia bíblica cuenta que Saúl después que fue desechado por Dios siendo rey en
Israel procuro en muchísimas ocasiones atentar en contra de la vida de David, sin
embargo David respeto en todo tiempo la investidura del rey, y además guardaba una
entrañable amistad con su hijo Jonatán. En cierta ocasión en batalla con los filisteos
fueron muertos 3 hijos de Saúl entre ellos Jonatán, y viendo que arreciaba la batalla
contra él prefirió echarse sobre su propia espada y morir. Jonatán tenía un niño de 5
años de edad, cuando esta noticia llegó a casa de Saúl, la nodriza le tomó y huyó,
cuando iba huyendo con afán se le cayó el niño y quedó lisiado de los pies.
El nombre de ese niño fue Mefi- boset (El que destruye la vergüenza), este niño siendo
un príncipe vivió aislado sin que casi nadie supiera de él, no tenía la bendición de gozar
del reino sino que creció siendo ignorado por la sociedad, en completa oscuridad y
teniendo que soportar las incomodidades propias de su condición de paralítico.
Tener un empleo que genere las comodidades para vivir bien, vivienda,
alimentación, salud, etc.
Poder ayudar a otros con mi esfuerzo o mis capacidades.
INTELECTUAL
EMOCIONAL
Tener una familia, un esposo o esposa, unos hijos, alguien con quien compartir la
vida y gozar de su compañía.
ESPIRITUAL
Existen muchos jóvenes a los que al parecer el enemigo les ha robado sus sueños, viven
tristes, alejados, felices a medias, sin disfrutar al máximo su vida cristiana, carecen de
libertad para adorar a Dios, sin motivación para consagrarse y mucho menos para servir
a Dios, están siempre dependiendo de lo que otros digan o piensen de él, viven
acomplejados por sus errores pasados o por la condiciones en las que les ha tocado
vivir, sienten el dedo acusador de su conciencia y de mucha gente que les dicen: “¡tú no
puedes!” “¡Jamás podrás hacer algo bueno!” “¡No eres el apropiado para ser usado por
Dios!” “¡No tienes un nombre, nadie te conoce! (Mefi–boset)
Pasaron muchos años David ya siendo rey, pregunto: “¿Ha quedado alguno de la casa de
Saúl, a quien yo haga misericordia por amor de Jonatán?” Llamaron a un siervo de la
casa de Saúl, llamado Siba, el cual le dijo: “Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado
de los pies”. Preguntó: ¿Dónde está? Él le dijo: “Está en Lodebar”
Cuando Mefi-boset fue traído ante la presencia del rey, se postró sobre su rostro e hizo
reverencia. Dijo David: “Mefi-boset” y él le respondió: “He aquí tu siervo”
Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por
amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú
comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires
a un perro muerto como yo?
Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su
casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos,
para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor
comerá siempre a mi mesa.
Nuestra vida, todo nuestro ser incluyendo nuestros sueños estaban confinado a la
muerte, a la condenación, a la tristeza, a la cautividad, estábamos presos y oprimidos
por el tirano, “¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un
tirano?” era la gran pregunta hecha en torno a nosotros, no teníamos esperanza, no
había quién pudiese hacer algo a favor nuestro, hasta que un día… un hermoso día
estando muertos y abandonados Jesucristo nos dio vida y perdonando todos nuestros
pecados anuló el acta de los decretos que había contra nosotros y clavándola en la cruz
del calvario, despojó a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz.
En este momento Jesucristo está aquí para recordarte que fuiste comprado a precio de
sangre, que el conoce por completo todo lo que eres, lo que tienes, lo que necesitas,
tiene cuidado de tus necesidades y además de tus sueños, eres su especial tesoro y de
esta manera te cuida, el te mira como a la niña de sus ojos.
Te invito en este instante a que hagas 2 cosas en el nombre de Jesús:
Si sabemos pedir a Dios él nos da, debemos ser específicos en cuanto a las
características de lo que pedimos, a él le gusta que seamos francos y directos, rendir
nuestra vida a él en humillación permitirá que a sus pies se liberen todas las ansiedades
y cargas, y que un aire de libertad y paz llegue a nuestra vida.
A Dios le gusta que seamos organizados y que proyectemos nuestros sueños en acción,
que seamos decididos y sin ninguna clase de temor, debemos deshacernos de cualquier
complejo que tengamos, que miremos más allá y que confiemos en él. Los gigantes
debemos derrotarlos con valentía, y vestidos de la armadura de Dios. Ninguno podrá
hacerte frente si tienes la convicción y la gracia de Dios contigo. Como los padres de la
fe que sin haber recibido lo prometido: