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9 de Octubre de 2019
Notas de Autor
La correspondencia relacionada con este informe está dirigida a Juan Guillermo Díaz
Tunja
Reseña Reconstructiva sobre el Utilitarismo de John Stuart Mill
El utilitarismo se expone como una teoría fundada a finales del siglo XVII, uno de sus
representantes y uno de los más influyentes fue el británico John Stuart Mill, quien en
1863 publica su libro denominado “El Utilitarismo”; el cual consiste o designa que la
filosofía moral se centra en “la felicidad del mayor número”. La percepción del
utilitarismo para Mill, se concentra en los placeres intelectuales y morales, ya que son
superiores a los físicos. Esta es una selección del capítulo dos, publicado por la alianza
editorial, en Madrid (1984).
La tesis central que enmarca el texto apunta que el utilitarismo, es un medio viable
para llegar al fin último de la vida que es: la felicidad del mayor número, planteando que
en muchas ocasiones tenemos que sacrificar algunas cosas para llegar a esa felicidad
tan anhelada, pero si lo llegamos hacer de la forma correcta estamos más cerca de
alcanzar esos placeres mentales que son tan importantes para el autor.
El autor define el utilitarismo como todo tipo de acciones que son correctas y que
ayudan a promover la felicidad, es decir, la felicidad es todo aquello que nos genera
placer y que no genera dolor. Por otra parte, el autor se refiere a los dos tipos de
placeres que existen: corporales y mentales. El primero es un placer basado en las
cosas, en lo que consumimos, es así, como muchos piensan que entre más se
consuman bienes y servicios mayor va hacer la felicidad del individuo, pero este placer
es pasajero y realmente no va a durar mucho, pues mucho de los bienes que
consumimos tienen implícita en su fabricación la obsolescencia programada (esto hace
referencia a la vida útil que tiene cada producto) u obsolescencia percibida (esto
sucede cuando un producto mejor reemplaza a uno más viejo, pero que aun sirve).
El Gobierno está para cuidarnos, y en ese cuidarnos está implícita la felicidad y para
lograr esto el estado debe empezar a implementar los placeres mentales, es decir, el
ser humano posee unas facultades más elevadas que esos apetitos animales y si se
desarrollan, estos placeres serán más difíciles de adquirir, pero abrirían nuestra mente
hacia nuevos paradigmas que ayudarían a cambiar nuestra preferencia de esos
placeres efímeros a unos donde tenemos conciencia de que la felicidad no se basa en
los bienes y servicios que consumimos. Pues la verdadera felicidad se encuentra
cuando ayudamos a nuestros semejantes y no solo a ellos, también a nuestro entorno,
a nuestro hogar.
Cuando el ser humano que pasa de los placeres corporales a los placeres mentales,
es muy difícil que llegue a la felicidad plena, pero eso no significa que se depriman o ya
no le encuentren sentido a la vida, simplemente mediante placeres que se acerquen a
su superioridad encuentren algo de felicidad.
En forma de conclusión se puede decir que solo mediante la felicidad del mayor
número se puede vivir plenamente, en todos los factores que esto implica. No hay
nada más agradable para el ser humano que ayudar o aportar al mejoramiento de toda
la sociedad, es hora de dejar ese egoísmo que nos lleva a consumir cantidades
exageradas de productos, que para producirlos se necesita destruir todo lo que
conocemos. Es hora de vivir en un mundo sostenible, en un mundo donde la felicidad la
encuentro en la contemplación de la naturaleza, en la educación, en las distintas
formas de arte, entre otros factores que ayuden a llevar una vida plena con poco.
Referencias:
Mill, J. S. (1984). El Utilitarismo . En J. S. Mill. Madrid : Alianza Editorial.