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Robert

MALTHUS
Primer ensayo sobre
la población

Pn)logo:
John Ma)'nárd Kcyncs
Prefacio

Este Ensayo debe su origen a una conversa-


ción con un amigo, en torno al ensayo del señor
Godwin sobre la avaricia y la prodigalidad, pu-
blicado en su Enquirer. En lA discusión se abordó
el tema general del progreso futuro de la socie-
ded; el propósito inicial del autor fue simplemente
explicar por escrito sus opiniones a su a.migo,
pensando poderlo hacer así con miú claridad que
en una simple conversación. Pero a medida que
el tema se abría ante él, se le ocurrieron ciertas
Ideas con las que no recordaba haber tropezado
anteriormente, y pensando que sobre un tema de
~nto interés general cualquier destello de luz, por
muy insignificante que fuese, se acogería con
buena volutad, decidió preparar sus ideas en for-
me que permitiera su publk'llción•
..,
44 T. R. .MalcbUI

Sin duda, este ensayo podría haber sido com· peculacioncs sobre el progreso futuro de la
pletado con un mayor número de datos ilustra· sociedad, sin ánimo de encontrarlas quiméricas,
tivos de su argumento general. Pero una larga y pero no ha adquirido tal dominio sobre su enten-
casi total interrupción debida a determinados dimiento que le permita creer lo que desea sin de-
asuntos particulares, unida, por otra parte, al de- mostración alguna, ni rechazar lo que pudiera
seo (quh:á imprudente) de no retrasar la publica- serle desagradable cuando va acompañado de
ción mucho más de lo inicialmente previsto, pruebas.
impidieron que el autor prestara al tema una El cuadro de la vida humana que aparece en
atención exclusiva. Piensa, sin embargo, que los este ensayo está impregnado de melancol1a; pero
hechos que presenta evidencian suficientemente el autor tiene conciencia de que estos sombríos
tintes están en Ja reaJidad y no provienen de un
la verdad de sus opiniones respecto al progreso
estado de espíritu decaído o de un carácter más
de la humanidad.
o menos amargado. La teoría del espíritu trazada
Cuando el autor contempla ahora esta opinión,
a grandes rasgos en los dos últimos capítulos ex-
le parece que para demostrarla basta una declara- plica de forma satisfactoria, a su modo de ver,
ción general, junto con una somera visión de con- la existencia de la mayoría de los males de la vida;
junto de la sociedad. los lectores dirán si es igualmente aceptable para
La necesidad de que la población se reduzca los dcrwb.
al nivel de los medios de subsistencia es una ver· Si consiguiese llamar Ja atención de Jos hom-
dad evidente, reconocida ya por muchos autores; bres más capaces , sobre lo que considera ser el
pero lo que ninguno ha hecho (que recuerde el principal obstáculo en el canúno del perfecciona-
autor) es investigar en particular sobre los me- miento de la sociedad, y contribuyese así a su eli-
dios a través de los cuales la nivelación se pro- minación, aunque sólo fuese en el plano teórico,
duce; y es al estudiar Ios·mc&os de conseguirla, se rctractarla, con sumo agrado, de sus actuales
cuando aparece, en su opinión, el principal obs- opiniones, hallando motivos de profunda alegrfa
táculo en el camino de todo progreso importante en el reconocimiento de su error.
de la sociedad. Espera el autor que en la discu-
sión de tan interesante problema nadie podrá du- 7 de junio de 1798
dar de que obra exclusívamentc por amor a la
verdad, sin prejuicio alguno contra ninguna cate-
goría determinada de hombres ni de opiniones.
El autor confiesa haber leído algunas de las es-
47
CaphuJo l
que la humanidad ha llegado al borde de un pe-
ríodo ett el que han de producine importanúsi-
mos cambios, los cuales, en cierta medida. serán
decisivos para el destino futuro de la sociedad hu-
mana.
Se ha dicho que el hombre se halla hente a una
alternativa: o marchar adelante con creciente ve-
locidad hacia mejoras ilimitadas y hasta ahora in-
concebibles o ser condenado a una perpetua os-
cilaci6n entre la felicidad y el infortunio, perma-
neciendo siempre, pese a todos los esfuerzos, a
distancias inconmensurables del objetivo soñado.
Sin embargo, 11 pesar del ansia con la que todo
amigo de la humanidad debe anhelar el fin de esta
dolorosa espera y el ardor con que un espíritu
Los grandes e imprevisibles descubrimientos de 1bierto saludaría cualquier rayo de luz suscep-
los últimos años en la filosofía natural; la. cre- tible de aclarar su visión dd porvenir, no puede
uno sino lamentarse al ver cuán alejados unos de::
ciente difusión de la culrura general, gracias a la
otros se mantienen los escritores al abordar esta
extensión del arte de imprimir; el espíritu inves· trasccndentalísima cuestión. Sus argumentos no
tigador, ardiente y libre, que prevalece en IOtl objeto de un examen mutuo y sincero. Indu-
d mundo culto e incluso en d mundo inculto; la IO en d plano teórico, el problema es planteado
nueva y extraordinaria claridad que ha sido pro- desde ángulos tan distintos que no parca: cerca.no
yectada sobre la vida política. deslumbrando y un acuerdo.
asombrando a los más entendidos y, especialmen- Quienes defienden el presente orden de cosas
te, aquel tremendo fenómeno sw-gido en el hori- tienden a considerar la secta de filósofos especu-
zonte político, la Revolución francesa, que, como lativos, ora como a un grupo de insidiosos y as-
un cometa en llamas, parece destinado sea a tutos pícaros que predican Ja benevolencia y tra-
inspirar con una vida nueva y vigorosa sea a zan seductores cuadros de una sociedad más di-
abrasar y destruir la mermada población de la tie- chosa, tan s6lo para poder destruir mejor las ins-
rra; todo ello ha contribuido a suscitar en la tituciones existentes y dejar campo libre a sus
mente de muchos hombres de talento la idea de s.•saces y ambiciosos proyectos, ora como a irres-
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T. R. M1hlnn 49

ponsables y alocados entusiastas cuyas necias es- la de la verdad. Con la mirada fija en una socie-
peculaciones y absurdas paradojas no merecen la dad más fcliz, cuyas dichas dcsaibc con los más
atenci6n de ningún hombre razonable. lttactivos colores, se entrega sin vacilar a los vi·
Quienes sostienen la perfectibilidad del hom- tupcrios más mordaces contra toda insútuci6n vi·
bre y de la sociedad sienten, a su vez, por el de- ptc, sin aplicar su talento a considerar los me-
fensor de las instituciones presentes un desprecio dios mejores y más seguros de suprimir los abusos,
no menos acusado. Le tildan de ser esclavo de en aparente inconsciencia de los tremendos obs-
los prejuicios más miserables y estrechos; le acu- tkulos que amenazan, incluso en teoría, el progre-
san de defender los abusos de Ja sociedad actual so del hombre hacia la perfección.
únicamente para continuar bcnefidándose de ellos. Es una verdad establecida en ftlosofla que toda
~ describen~ bien como un individuo que prosti- ceoda correcta acaba siempre por hallar su con-
tuye su inteligencia a sus intereses, bien como un fumacióo experimental. Se producen, no obstm-
desgraciado cuya capacidad mental no le permite ce, en la pr,ctica tantos roces y tantas nimias cir-
alcanzar nada grande y noble ni ver mii.s alli de cunstancias, casi imprevisibles incluso para las
sus narices y para quien están, evidentemente, ve- mentes más comprensivas y penetrantes, que son
dadas las luminosas ideas de los benefactores de acasos los temas respecto a 105 cuales se puedan
la humanidad. dcetctar correctas teorías que no hayan sufrido la
En este ambiente de enemistad, la causa de la prueba de la experiencia. Pero antes de ser pro-
verdad no puede menos de sufrir. Los argumentos bad.a, una teoría no puede ser honradamente pre-
de peso, por una parte y por otra, no tienen la ecnuda como probable, y menos aún como cottcc-
posibilidad de ejercer la influencia que merecen. &e, mientras tod05 los argumentos contra ella no
Cada uno prosigue con su propia teoría, sin pre- hayan sido objetivamente sopesa.dos y clara y con-
ocuparse de enmendarla o mejorarla atendiendo a tundentemcnte refutados.
lo expuesto por sus contradictores. He leído, con sumo agrado. algunas ~e las es-
El amigo del presente estado de cosas ·condena pcculaciones sobre la perfectibilidad del hombre
todas las especulaciones políticas en conjunto. Ni 1 la sociedad. Me he sentido reconfortado y delci-
siquiera se digna examinar las bases sobre las cua- lado por el cuadro encantador que nos presentan.
les se postula la perfectibilidad de la sociedad. Ardientemente deseo tan felices perfcccionlllllien-
Y menos aún hace el esfuerzo de exponer, honra- IOe. Pero veo el camino hacía ellos erizado de
d.a y cabelmente, lo que considera err6neo en di- pandes y, a mi juicio, insupel'Bbles dificultades.
chas teorías. Mi propósito no es otro sino señalar estas di!icul-
El fil6sofo especulativo tambi~n ofende la cau- tldes. alinnando, al mismo tiempo, que. lejos de
T. R. Malthus eaprtu1o 1 ,1
regocijarme en ellas como causa de triunfo sobre tos sea deliberada. Más bien debería dudar de la
los amigos de la innovación, nada podda produ- w.lidcz de argumentos que, si bien a mí me pa-
cirme mayor agrado que ver estas dificultades to- recen irrefutables, son, sin embargo, considerados
talmente superadas. como despreciables por hombres de semejante ca-
El principal argumento que pienso esgrimir no tegoría. Sin embargo, a este respecto, debemos
es ciertamente nuevo. El principio sobre el que se confesar que todos somos demasiado propensos
asienta fue ya explicado, en parte, por Hume, y al error. Si yo viese que a un hombre se le ofre-
miís ampliamente por el doctor Adam Smith: Tam- cía reiteradamente un vaso de vino, sin que éste
bién el señor W allace lo ha utilizado aplicándolo le prestara atención alguna, me inclinada a pen-
al tema que nos preocupa, pero sin el vigor ni la ur que el hombre era ciego o descortés. Una fi-
fuerza debidos, y probablemente habrá otros es- losofía más justa deberfa enseñarme más bien a
critores que hayan abundado en lo mismo y que pensar que mis ojos me engañaban y que aquel
yo desconozco. Por consiguiente, no hubiera pen- ofrecimiento no era realmente tal y como yo lo
sado siquiera en presentar de nuevo este argu- percibía.
mento, aunque, en todo caso, pienso enfocarlo Al entrar en d tema, debo advertir que he ex-
desde un ángulo distinto de aquellos desde los duido deliberadamente toda mera conjetura, es
ruales lo ha sido hasta ahora, sí hubiese sido ge- decir, toda suposición cuya probabilidad de rea-
nuina y satisfactoriamente refutado. lización no tenga una sólida base filosófica. Su-
El motivo de esta negligencia, por parte de los pon¡amos que un escritor me dijera que, en su
ddensores de la perfectibilidad humana, no es opinión, el hombre acabará por convertirse en
fácil de explicar. No puedo poner en duda el ta- avestruz. No podría llevarle propiamente la con-
lento de hombres como Godwin y Condorcet. No traria. Pero antes de pretender convencer a cual-
quiero tampoco dudar de su sinceridad. A mi mo- quier persona razonable tendrá dicho escritor que
do de ver, y probablemente al de la mayoría ?e demostrar que los cuellos de los hombres se han
los demás las difirul tades para llegar a una socie- Ido alargando gradualmente, que sus labios se han
dad perf~ta parecen insupera?les .. Sin .embarg~, Ido endureciendo y haciéndose más salientes, que
estos hombres de reconocida mtehgenc1a y sabi- la forma. de sus piernas y de sus pies se va mo-
duría apenas se dignan mencionarlas y prosigu~n dificando día a dia, y que su pelo está empezando
sus especulaciones con el mismo ard~r y la ~~­ 1 transformarse en plumas. Y mientras la pro-
ma inquebrantable confianza com? s1 estas d1f1- babilidad de tan asombrosa conversión no pueda
eultadcs no existiesen. No tengo, ciertamente, de- demostrarse, es pura pérdida de tiempo y despil-
recho a decir que su ceguera ante estos argumen- fllTO de elocuencia explayarse sobre la felicidad
T. R. Mahhus Carhulo 1

del hombre converúdo en avestruz, destacar su mitar~, por el momenro, a decir que los mejores
nueva habilidad tanto para \rolar como para co- argumentos en pro de la pedectibilidad del hom·
ntt, describirle en su nueva condición, desprc- bre se desprenden de la contemplación de los gran-
ciaúvo de todos los lujos mezquinos y exclusiva- c.!cs progresos que ha realizado desde el estado
mente dedicado a cosechar los elementos impres- salvaje en que se hallaba inicialmente y de la di-
cindibles de la vida, resultando as{ ligera la par- ficultad que hay en afirmar en qué punto se de-
te de trabajo correspondiente a cada hombre y lendd esle proceso. Pero precisamente, en lo qu~
amplia y abundante, en cambio, su pane de ocio. IC refiere a la extinción de la pasión entre los se-
Creo poder honradamente sentar los dos pos- xos, hasta ahora el progreso ha sido nulo. Parece
tulados siguientes: existir hoy con la misma fuerza que tenía hace dos
Primero: el alimento es necesario a la existencia mil o cuairo mil años. Hay excepciones individua-
del hombre. les, como las ha habido siempre. Pero como el
Segundo: la pasión entre los sexos es necesaria número de esas excepciones no parece aumentar,
y se mantendrá prácticamente en su estado actual. el deducir simplemente de la existencia de una
Estas dos leyest que han regido desde los tiem- excepción que ésta se va a convertir eventualmen-
pos miis remotos del conocimiento humano, a.pa- te en ley y la ley en excepción, serfa indudable-
recen como leyes fijas de la naturaleza, y no ha- mente una manera de argumentar muy poco filo-
bi~ndose jamás observado en ellas el menor cam-
bio, no tenemos raz6n alguna para suponer que
vayan a dejar de ser lo que hasta ahora han sido,
salvo que se produjera un acto directo de poder
16fica.
Considerando aceptados mis postulados, afir-
IAO que la capacidad de crecimiento de la pobla-
ción ~s infinitamente mayor que la capacidad de /
1
por parte del Ser que primero ordenó el sistema La tierra para producir alimentos para el hombre.
del Universo y que por el bien de sus criaturas La población, si no encuentra obstáculos, au-
continúa ejecutando, conforme a leyes fijas, to- menta en progresión geométrica. Los alimentos
das sus diversas operaciones. tan sólo aumentan en progresión aritmética. Bas-
No creo que ningún autor haya supuesto que 11 con poseer las más elementales nociones de nú-
sobre esta tierra el hombre pueda llegar a vivir meros para poder apreciar la inmensa diferencia
sin alimento. Pero lo que sí ha supuesto el señor 1 favor de 1a primera de estas dos fuerzas.
Godwin es que la pasión entre los sexos pueda Para que se cumpla la ley de nuestra naturale-
eventualmente extinguirse. Como él mismo ha M, según la cual el\ alimento es indispensable a
presentado esa parte de su trabajo como una sim- 11 vida, los efectos de estas dos fuerzas ran des-
ple desviación al campo de las conjeturas, me li- lpttles deben ser mantenidos al mismo nivd.
T. R. Mallhu• úpftulo 1

Esto implica que la dificultad de la subsisten·


cia ejerza sobre la fuerza de crecimiento de Ja
poblací6n una fuerte y constante presi6n restric-
tud está en la resistencia a todas las tentaciones
•tmw.
Esta natural desi~ualdad entre las dos fuerus
1
tiva. Esta dificultad tendd. que manifestarse y ha- de lu población y de la producci6n en la tiert:a, y
cerse cruelmente sentir en un amplio sector de la aquella gran ley de nuestra naturaleza, en virtud ·. ·
humanidad. de Ja cuw los efectos de estas fuerzas se mantie-
En los reinos animal y vegetal la naturaleza ha nen constantemente nivelados, constituyen la
aran dificultad, a mi entender, insuperable, en el
esparcido los gérmenes de vida con enorme abun-
comino de la perfectibilidad de la sociedad. To-
dancia y prodigalidad. Ha sido, en cambio, rela- dos los demás argumentos, comparados con éste,
tivamente parca en ~to al espacio y el alimen- IOl1 de escasa y secundaria significaci6n. No veo
to necesarios a su conservaci6n. Los gérmenes de manera por la que el hombre pueda eludir el pe-
vida contenidos en este troro de tierra, dada una IO de esta ley, que abarca y penetra toda la na-
aUmentaci6n abundante y espacio donde exten- turalc-La animada. Ninguna pretendida igualdad,
derse, lleg~trfan a cubrir millones de mundos al ninguna reglamentaci6n agraria, por muy radical
cabo de unos pocos miles de años. La~eccsic:Lld, que sea, podrá eliminar, durante un siglo siquiera,
esa imperiosa ley de la naturaleza, que todo lo la presión de esta ley, que aparece, pues, como
abarca, se encarga de restringirlos manteniéndo- decididamente opuesta a la posible existencia de
los dentro de los limites prescritos. Tanto el rei- una sociedad cuyos miembros puedan todos tener
no de las plantas como el de los animales se con- una vida de reposo, feJicidad y relativa holganza
traen bajo esta gran ley restrictiva, y el hombre, 'I no sientan ansiedad ante la dificultad de pr<>-
por mucho que ponga a contribuci6n su rai.ón, veerse de los medios de subsistencia que necesi-
tampoco puede escapar a ella. Entre las plantas l•n ellos y sus familias .
y los animales, sus efectos son el derroche de si- Por consiguiente, si las premisas son justas, el
mientes, la enfermedad y la muerte prematura. argumento contra la perfectibilidad de la masa de
Entre los hombres, es Ja miseria y el vicio. La la humanidad es terminante.
primera, la miseria, es lllUl consecuencia absolu- No he hecho más que esbo-zar las Hm.-ns gene-
tamente necesaria de esta ley. El vicio es una con· rales del argumento; lo examinaré ahora con más
~encía sumamente probable y que, por lo tan-
detalle y podrá observarse Que la experiencia, vcr-
tQ!, abunda por todas partes, pero quizá no debe-
dldcra fuente y fundamento de todo conocimi<:n-
10, confirma invariablemente su veracidad.
ríamos considerarlo como consecuencia absoluta·
mente inevitable. La verdadera prueba de la vir-
Capitulo 2
Instituido. o no el matrimonio legal, la natu-
ralcu y la virtud prescriben al hombre unirse
tiendo aún joven a una sola mujer. Suponiendo
que c:x.isticra Ja libertad de cambiar de mujer en
el caso de una elección desafortunada, esta liber-
tad no afectaría al volumen de población micn-
l~s estos cambios no adquiriesen por su frecuen-
cia un carácter realmente vicioso; pero estamos
ahora suponiendo la existencia de una sociedad en
la que el vicio es casi desconocido.
En un Estado, por tanto, de gran igualdad y
virtud, donde prevaleciesen costumbres simples y
puras y en el que los medios de subsistencia fue-
ran tan abundantes que ningún sector de la so-
Ya dije que la población, si no se pone obs- ciedad tuviese dificultades en proveerse con hol-
táculos a su crecimiento, aumenta en progresión ~rt, Ja f~erza de crecimiento de la población se
geométrica, en tanto que los alimentos necesario., qercerla sm trabas y el aumento de Ja especie hu-
al hombre lo hacen en progresión aritm~tica. mana sería, evidentemente, mucho más rápido que
Examinemos si esta afirmación es correcta. en ningún período conocido del pasado.
Creo que se me concederá que hasta el prescn· Eo los Estados Unidos de América, donde los
te no ha existido ningún Estado (por lo menos medios de subsistencia han sido más abundantes
que nosotros conO'ZCamos) en el que las costum- laa costumbres más puras y, por consiguiente l~
br-.'.S fuesen tan puras y los medios de subsistcncil matrimonios más fáciles y precoces que en ~al- /
tan abundantes, que los matrimonios tempranos 9de.ra de los países modernos de Europa, la po-
lil8ci6n resulta haber doblado en el curso de vein-
pudieron efectuane sin obstáculo alguno, por no
existir el temor, en las clases inferiores, a no
poder asegurar una vida docente a sus fa.miliu, y
en las clases altas a ver rebajarse su nivel de vida.
ddnco afios.
Este ritmo de aumento ha sido alcanzado sin
que Ja fuerza de la población se haya ejercido en
1
1\1 plenitud. Tiene el mérito, sin embargo, de co-
Por tanto, no sabemos de ningún Estado en el
rresponder a una experiencia real y, por tanto, lo
que la fuerza de crecimiento de la población haya
.doi>~os como regla; sentaremos, pues, el
podido ejercerse con absoluta libertad.
princ1p10 de que la población, cuando no lo impi-
"
T. R. :\hhhi. Capitulo 2

de nin~ún obs1áculo, va doblando cada veinticin- Podemos, pues, afirmar que los medios de sub-
co años, creciendo as( en progresión geométric.. aistencia aumentan en progresión aritmética. Com-
Consideremos ahora cualquier territorio, por paremos ahora los efectos de estas dos leyes de
ejemplo, esla isla, y vearoos cuál podría ser el rit· aumento.
mo de aumcn10 de su producción de víveres. Em- La población de nuestra isla es actualmente de
pezaremos considerando el aclual régimen de cul- unos siete mi1lones; supongamos que la produc-
1ivos. ci6n actual baste para mantener esta poblaci6n.
Si admitimos que con la mejor administración Al cabo de los primeros veinticinco años la po-
posible, parcelando la tierra y dando el máximo blación scrfa de catorce millones, y como el ali-
impulso a la agricultura , se puede conseguir do- n>ento habría también doblado, bastar fa .a su ma-
nutcnci6n. En los veinticinco años siguientes, la
blar la producci6n al t~rmino de los primeros
población sería ya de veintiocho Illillones y el ali-
veinticinco años, creo que nadie podrá acusarnos
mento disponible correspondería a una poblad6n
de:.· excesiva parquedad.
de tan sólo veintiún millones. En el período si-
P ero lo que ya es imposible suponer es que 1uieníc la población sería de cincuenta y seis mi-
en los veinticinco años siguientes la producci6o llones y las subsistencias apenas serfan suficientes
vaya a cuadruplicarse. Sería contrario a todas nucs. para la mitad de esa poblaci6n. Y al término del
tras nociones sobre la fecundidad de la tierra. Lo primer siglo la poblac.i6n habr(a alcanzado la ci-
más que poddamos concebir es que el aumento fra de 112 millones mientras los víveres produ-
en esos segundos veinticinco años llegase a igua- cidos corresponderían al sustento de treinta y
lar nuestrn producción actual. Adoptémoslo como dnco millones, queaando setenta y siete millones
nuestra segunda regla, aunque ciertamente es~ de seres totalmente privados de alimento.
bien lejos de la realidad, y admitamos que, mer- Una gran emigra.ci6n lleva necesariamente im-
ced n enormes esfuenos, la producci6n total de plfcita alguna forma de iníortun.i.o en el país de-
la is1a pueda registrar cada veinticinco años a~­ latado. Pues pocas personas habr' que abando-
mentos equivalentes a la producci6n actua~. PJ nen sus familias, sus relaciones, sus amigos y $U
miis entusiasta de los soñadores no puede, creo tierra natal para instalarse en un paI-s desconocido
yo , imaginar un ritmo de aumento mayor. Al cabo J ele clima extraño sin que lo justifique una situa-
de unos cuantos siglos, cada acre de nuestro suelo cldn de profundo malestar en el lugar en que se
se habría convertido en un jardín. enc:uc:ntran o la esperanza de hallar considerables
Pero esta progresión es evidentemente arit.· ftntajas en el lugar de destino.
mética. Pero para generalizar aún m's nuestra argu-
60 T. R. M11h.bur úphulo 2 61

mentación y evitar que los aspectos parciales de los medios de subsistencia mediante la constante
la emigración puedan interferir en ella, conside- acción de la poderosa ley de la necesidad refre-
remos la tierra en su coniunto, y supongamos que nando el impulso de la mayor de estas fuerzas.
todos los obstáculos al crecimiento de la pobla· Nos queda ahora por examinar los dectos de
ción fuesen universalmente suprimidos. Si las sub- tsta acción restrictiva.
sistencias que la tierra, en su conjunto, suminis- Respecto a las plantas y a los animales, la cues-
tra al hombre aumentasen cada veinticinco añot tión es simple. Unos y otros son impulsados por
en una cantidad igual a la que actualmente pr<> el poderoso instinto a mulóplicar su especie, sin
duce, significada que la capacidad productiva de que este instinto sea detenido por ningún rae~
la tierra sería absolut11mente iHmitada y su ritmo cinio o reparo acerca del sustento de la prole.
de incremento muy superior al que podríamos con- Siempre que existe libertad tenemos la fuerza ge-
cebir como susceptible de ser alcanzado por el neradora en acción y los efcctos de la excesiva
esfuerzo de la humanidad. abundancia son destruidos posteriormt.-nte por la
Estimando Ja población del mundo, por ejem· falta de espacio y de alimento, tan frecuente en·
plo, en mil millones de seres 1 la especie humana tre las plantas y los animales, y, asimismo, entre
crecería como los números: 11 2 1 4, 8 1 16, 32, 6-4, atos últimos, por la lucha a muerte que se libran
128, 256, 512, etc., en tanto que las subsistencias entre sf.
lo harían romo: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10; et· Los efectos de este obstáculo son mucho más
cétera. Al cabo de dos siglos y cuarto la pobla- complejos en el hombre. ~l también se halla im-
ción sería a los medios de subsistencia como 512 pulsado a multiplicar su especie por un instinto
es a 1O; pasados tres siglos la proporción sed11 no menos potente, pero la voz de la razón le de-
de 4.096 a 13 y a los dos mil años la diferencia dene en su impulso. ¿No estará. trayendo al mun-
sería prácticamente incalculable a pesar del enor- do seres a quienes no pueda, tal vez, asegurar el
me incremento de la producción para entonces. tultento? En un régimen de igualdad la cuestión
No hemos asigm1do lfmite alguno a la produc- no pr.esenta dificultades. Pero en el estado actual
ción de la tierra. La hemos concebido como sus- • )1 sociedad surgen otras consideraciones. ¿Le
ceptible de un aumento indefinido y capaz de re- obligad el aumento de familia a reducir su.1?°5i·
basar cualquier límite que se le fije, por muy cldn en la vida? ¿Se encontrará. con más dificul·
grande que éste sea; sin embargo, la fuerza de lldel de las que ya tiene? ¿Tendrá que trabajar
la población es de un orden superior y, por con- ...? Y si su familia es ya numerosa, ¿podrá, con
siguiente, el crecimiento de la especie humana úni· un esfuerzo agotador, hacer frente a los nuevos
camente podrá mantenerse nivelado al aumento de p1toe?, ¿podrá. evitar que sus niños anden an-
6J
62 T. R. M.Udu

drajosos y llenos de miseria, pidi~dole un pen


que no pueda darles?, ¿y no se verá quiú en la
irritante necesidad de hipotecar su in.depcndeod1
muchos de ellos se verán abocados a la más an-
¡ustiosa miseria. Por ser el número de trabaja-
dores superior a las posibilidades de absorción del ·
1
y tener que recurrir al brazo salvador de la et· meraldo laboral, el precio del trabajo tenderá a
ridad? disminuir, mientras que los precios de los produc-
Estas consideraciones están destinadas a evitar tos alimenticios tenderán a subir. El obrero se
y sin duda alguna lo evitan, que muchos hom~ verá, pues, obligado a trabajar más para ganar lo
bres, ~~ los países civilizados, se dejen llevar pot mismo. Durante este período de escasez son tan-
el aguijón de la naturaleza, y tomen mujer cuan· ta las dificultades que hay que vencer para man-
do aún son muy jóvenes. Y esta restricción con· tener una familia que los matrimonios se hacen
duce al vicio casi por necesidad, aunque no de menos frecuentes y la población deja de aumentar.
forma ineludible. Sin embargo, en todas las socie- Mientras tanto, el bajo precio y la abundancia de
dades, incluso en las de costumbres más viciosaa la mano de obra, y, asimismo, la necesidad de
la tendencia hacia el enlace virtµoso es tan fuer: (rear nuevos puestos de trabajo, incita a los cul-
te, que se observa una presión constAnte hacia el tivadores a aumentar el número de sus braceros,
aumento de la población. Esta presión tiende, coo a roturar nuevas parcelas y a abonar y mejorar las
no menos constancia, a hundir a las clases inferi<> que ya tienen ,.en cultivo, de tal suerte que even-
res de la sociedad en la miseria y a evitar toda tualmente la producción de alimentos alcanza de
pc-rmanentc mejora considerable de su situaci6n. Ducvo la proporción respecto a la población que
Veamos en qué forma parecen producirse es-
ICnía al iniciar nuestro análisis. El obrero vuelve
1 vivir en condiciones de relativo confort, con lo
tos efectos.
Supondremos que los medios de subsistencia
cual la tensión restrictiva de la población se afloja
en un pafs determinado son los justos para a~ de nuevo, volviendo a iniciarse el mismo proceso
llternativo de progreso y retroceso de la felicidad
gurar el holgado sustento de la población. La coos.-
lwmane.
tante fuerza de crecimiento de la población, que,
como hemos visto, actúa incluso en las sociedades &te tipo de oscilación no será advertido por
más viciosas, hace que d número de habitantes • observador supcrficial e incluso al más pers-
aumente más de prisa que los medios de subsist~ pku le será dificil calcular su periodicidad. Pero
cia. El alimento que aseguraba el swtento de sie- IO creo que ningún hombre reflexivo que estudie
te millones de personas tendrá que distribuirse la cuestión con la debida profundidad ponga en
ahora entre siete y medio u ocho millones. Los duda el hecho de que esta oscilación existe en
pobres vivirán, por consiguiente, mucho peor, y IOdc>l los pa(ses viejos aunque, bajo el decto de
64 <Aphu1o 2

influencias oblicuas, aparezca con mucho menOI rablemente a elucidar la manen de actwll' de esta
relieve y regularidad que en mi descripción ID· constante fuerza restrictiva de la población y de-
terior. mostraría, pobahlemente, la existencia de ese mo-
Son muchas las razones por las cuales esta vimiento de progreso y retroceso, al que haclam~
oscilación no ha tenido una confirmación experi- anteriormente referencia, aun cuando la periodici-
mental decisiva y ha sido menos evidente de lo dad de este movimiento ha de ser necesariamente
que se podía suponer. irregular, bajo la influencia de una gran diversidad
Una razón principal es que las his·torias de la de causas de interrupción tales como la impl.anta-
humanidad escritas hasta la fecha son historias ci6n o el hundimiento de ciertas industrias manu-
tan sólo de las clases superiores. Disponem~ de factureras, el espíritu más o menos emprendedor
muy pocos relatos históricos fidedignos que des- de los agricultores, la abundancia o escasez de las
criban las costumbres y los quehaceres del scctOr cosechas, las guerras y las pestes, las «leyes de
de la humanidad en el que principalmente se pro- pobres~ ( poor laws) , el invento de nuevos pro-
duce este movimiento oscilatorio de progreso y cesos de fabricación que permiten reducir la mano
retroceso. Una historia de este tipo relativa a un de obra sin una ampliación proporcional del mer-
pueblo y a un período determinado exigirfa, para cado de salida de esta mercancía y, en particular,
ser realmente satisfactoria, la atención constante la diferencia entre el precio nominal y el pre-
y minuciosa de una mente observadora durante do real del trabajo, circunstancia ésta que quizá
toda una larga vida. Algunas de las cuestiones a m's que ninguna otra conuibuyc a que ese mo-
investigar serían, por ejemplo, la proporción en- vimiento de oscilación pase inadvertido.
tre el número de matrimonios y el número de Ocurre muy pocas veces que el precio nominal
adultos, la relación entre la extensión del vicio en del trabajo descienda universalmente, peto bien
las costumbres y las restricciones matrimoniales, tabemos que con frecuencia se ha mantenido in-
el estudio comparativo de la mortalidad infantil vulado, mientras subía gradualme:."llte el precio
en los sectores más desamparados de la población nominal de los productos alimenticios. Esto, en
y en los de vida más holgada, las variaciones en 11 pclctica, representa una disminución real del
el precio real del trabajo, y, finalmente, las di- precio del trabajo, y, en los periodos en que es-
ferencias visibles en la situación de las clases det- lo ocurre las condiciones de: las capas inferiores
heredadas, desde el punto de vista de su felicidad de la co~unidad se hacL"ll cada va más insopor-
y del grado de comodidad de su vida, en diferen- 1ables. Pero los agricultores y capitalistas se en-
tes ocasiones dentro de un mismo período. riquecen gracias al bajo p:ecio real de s_u mano
Una historia así enfocada contribuiría conside. de obra. Sus crecientes capuales les pcmuten cm-
66 67
C.pltulo 2

plear a un mayor número de trabajadores. Al au.. una gran parte de la humanidad, en el caso de
mentar la demanda Cie trabajo, subirá necesaria.. existir desigualdad entre los hombres, bien sobre
mente el precio del mismo. Pero la falta de liber- toda ella si todos los hombres fuesen iguales.
tad en el mercado laboral, que se observa rus o La tcoda sobre la cual se asienta la verdad de
menos ~ todas las comunidades, o por las leyes est.a posición me parece tan extremadamente cla-
parroqwales o como consecuencia. de esa facili.. ra que no logro imaginarme qué parte de la mis-
dad para ponerse de acuerdo que tienen los ricot
Y.les falta a 1?5 pobres, tiende a evitar que la SU•
btda dd precio del trabajo se produzca en d n•
tural momento y lo mantiene bajo por algún tic&
ma pueda ser refutada.
Que la población no puede aumentar sin que
aumenten los medios de subsistencia es una pro-
posid6n tan evidente que no requiere demostra-
,.·
1
po, quizá hasta un año de mala cosecha, cuando ción.
el clamor de los trabajadores es demasiado ea- Que la población aumenta invariablemente
truendoso y su indigencia demasiado manifiesta cuando dispone de los medios de subsistencia lo .·
para poder seguir resistiéndola. demuestra ampliamente la historia de todos los
La. verdadera causa del aumento del precio del puebloo que han existido en la tierra.
trabajo queda, pues, oculta, y los ricos pueden Y que la fuerza superior de crecimiento de la
así presentar este aumento como un gesto de COJD.. población no puede ser frenada sin producir mi·
pasión y de condescendencia hacia los pobres para acria o vicio lo atestigua con harta certidumbre
mitigar los eft.'Ctos de una mala cosecha, de tal Ja considerable dosis de estos dos amargos in~·
suerte que al volver la abundancia no vacilan co dientes en la copa de la vida humana y la pc.rsiS-
manifestar Ja menos razonable de las quejas: que tencia de las causas f {sicas que parecen haberlos
el precio del trabajo no vuelve a caer, cuando un producido.
poco de reflexión les haría comprender que la su· Pero a íin de afianzar aún más la validez de
bida de este precio se hubiera producido mucho atas tres r (O~)()Siciones, examinemos los diferen-
ant:S de no haber sido demorada por su fojuata tes estados por los que: la humanidad ha pasado
COnJUra. en IU traycctori .1 histórica. Pienso que un breve
Pero si bien es verdad que con sus maniob~ f:Cp8SO de estos estados bastará ~ra convencernos
desleales los ricos contribuyen con frecuencia a de que estas proposiciones son verdades incontro-
prolongar situaciones particularmente angustiosas ttrtibles.
para los pobres, no es menos cierto que ninguna
forma posible de sociedad es capaz de evitar la
acción casi constante de la miseria, bien sea sobre
Capítulo 3

que las de la caza; se ha observado a menudo


c:dmo en familias instaladas a proximidad de lu
colonias curopea.s y en las que, por consiguiente,
ae han ido introduciendo formas de vida mis fi-
C'llet y más civilizadas, las mujeres llegan a criar
cinco, seis y más hijos, en tanto que en estado sal-
vaje son pocas las familias en las que mú de uno
o dos hijos alcancen la edad madura. Lo mismo
IC ha observado entre los hotentotes instalados a
proximidad de El Cabo. Estos hechos confirman
la superioridad de la fuerza de crecimiento de la
población sobre la que determina el aumento de las
tubsistcndas en los pueblos de caza.dores y nos
muestran la pujanza con la que esta fuerza actúa
cuando puede hacerlo libremente.
En el estado más primitivo de la humanidad en Falta por dilucidar si esta fuerza puede ser re-
el que la c:iz.a era la prfocipal ocupación del h:m. frenada para que sus efectos se mantengan al ni-
bre y la uruca forma de adquirir alimento coa yel de los medios de subsistencia sin que inter-
los medios. de subsisten~ia esparcidos sobre ~an­ vengan la miseria y d vicio.
des ex.tensiones de terntorio, la densidad de la Los indios de Norteamérica, considerados co-
pobla~1ón era necesariamente escasa. Se dice que ~o pueblo, no son precisamente libres ni iguales.
la P:1-5i~n entre los sexus :s menos ardiente entre En toda Ja información que tenemos sobre ellos, y
los indios de Norteamérica que en cualquier otra por cierto sobre la mayoría de los demás pueblos
de las razas humanas. Sin embargo, a pesar de prhnitivos, Ja mujer aparece aún más esclavizada
esta ap~tfa, ~l crecimiento de la poblaci6n parece por el hombre que el pobre por el rico en los pa{-
~ sido, mcluso en este pueblo, siempre supe- • dv;lizados. Una mitad de la población se nos
nor al ~umento de las subsistencias. Esto parece prnenta actuando como ilotas de la otra mitad, y
ser debido al aumento rdativamente rápido de la ftnlOI a la miseria, que frena el crecimiento de la
~blació~ que se produce cada vez que una de sua población, abrumando, como es de ley, principal-
tnbus se 111stala sobre algún territorio fértil y pue- mente, a los estamentos inferiores de la sociedad.
de obtener su alimento de fuentes más fructffcru La Infancia, en este estado primitivo, necesita cui-
68
cledoe particulares que las mujeres no pueden pres-
70 T. R. Malthua Cap(tWo J 71

1arle, estando condenadas a sufrir las molestias y los señores de los países civilizados y, por la otra,
sinsabores de frccuenles desplazamientos, con la las mujeres, los niños y los ancianos de los países
constante y agobiadora preocupación de tener primitivos con las clases inferiores de las comu-
siempre todo dispuesto para recibir debidamente nidades civilizadas.
a sus tiránicos esposos. Estas duras labores, real.i.
zadas tanto durante el embarazo como con el niño
atado a la espalda, no pueden menos de provocar
frecuentes abortos y, al mismo tiempo, sirven pa-
Pienso que de esta breve reseña, o mejor di-
cho, de la información que tenemos sobre la vida
de los pueblos cazadores, podemos deducir que si
1
su población es escasa, es debido a la escasez de
ra seleccionar los niños más robustos, que serán alimentos; que esta población aumentaría en cuan-
los únicos en llegar a la edad madura. Si añadi- to los alimentos fuesen más abundantes y que des-
mos a estas penalidades sufridas por las mujeres cartando el vicio, que no existe en los pueblos sal-
el azote de las incesantes guerras tribales, y la vajes, tiene que ser Ia miseria la que reprima la
frecuente obligación en que se encuentran de fuerza superior de la población y mantenga sus
abandonar a sus padres, ancianos y desvalidos, efectos al nivel de los medios de subsistencia. Tan-
violando así los sentimientos más primarios de to la experiencia del pasado inmediato como la
su naturaleza, tendremos un cuadro de la vida observación de la realidad presente nos muestra
en aquella ~poca, marcado con el sello del dolor que este freno actúa, salvo en contadas excepcio-
y de la miseria. Al estimar el grado de felicidad nes de alcance local o temporal, con carácter per-
alcanzado por un pueblo salvaje, no debemos fi- manente en todas las naciones salvajes, y la teoría
jar nuestra mirada tan sólo sobre el guerrero en nos indica que probablemente actuaba hace mil
la flor de 1a vida; es uno entre un centenar, es años con casi la misma fuerza y lo hará dentro
el señor, el hombre afortunado, el favorecido por de otros mil con una fuerza no muy superior.
la suerte; pero cuántos intentos frustrados hasta Respecto a las costumbres y formas de vida de
lograr producir este ser privilegiado, · protegido una sociedad dedicada al pastoreo, estado siguien-
por sus genios guardianes contra los peligros in- te de Ja humanidad, nuestra ignorancia es aún ma-
numerables que amenazaban su infanda y su ju- yor. Pero la historia pasada de Europa y de los
ventud. El verdadero criterio de comparación en- más hermosos países del mundo nos demuestra que
tre dos naciones está, creo yo, en enfrentar cada tampoco Jos p·ueblos pastores pudieron eludir el
grupo de cada una de ellas con aquel al que pa- azote de Ja miseria por escasez de alimentos. Fue
rece responder en la estructura de la otra. Así, el hambre el aguijón que impulsó a los pastores
por ejemplo, pueden compararse, por una parte, t:scí1as a abandonar sus poblados nativos, como
los guerreros salvajes en Ja flor de la vida con 1ohos hambrientos en busca de sus presas. Mo-
72 T. R. MahhUI C.apftulo ) 7}

v.idos por esta misma fuerza ~rrolladora, multi- una movilidad aún mayor. Las tribus ocuparon
tudes de bárbaros se fueron reuniendo proceden- territorios cada vez más amplios, extendiendo la
tes de todos los puntos del hemisferio norte. desolación a su alrededor. El hambre aguijó a los
Dejando tras de sí un rastro profundo de terror miembros menos afortunados de la sociedad y fi-
y de muerte, sus masas congregadas oscurecieron nalmente, la imposibilidad de mantener comuni-
el sol de Italia y hundieron al mundo entero en las dades hu.manas tan numerosas fue demasiado evi-
tinieblas de una noche univenal. Estos tremen- dente para ser resistida. Jóvenes fueron lanzados
dos efectos, sufridos tan profundamente y du- de la comunidad de sus padres y aleccionados pa-
rante tanto tiempo en la parte má hermosa de ra explorar rruevas regiones y conquistar con sus
11 tierra, no tuvieron más causa que la s~J>C!:i~ espadas mejores lugares para instalarse con sus
ridad de la fuerza de crecimiento de la población familias. «Ante ellos tenían al mundo entero para
respecto a los medíos de subsistencia. · escoger•. Con la angustia de su presente infortu-
Se sabe que un territorio dedicado al pastoreo nio, con la esperanza de un porvenir más risueño
no puede mantener al mismo número de habitan- y animados por un intrépido espfritu emprende-
tes que si estuviese cultivado, pero lo que les da dor y aventurero, estos hombres valientes fácil-
a las naciones de pastores su enorme poderío es la mente se convertían en formidables adversarios
facultad que tienen de movimiento y la necesidad de quienes pretendieran oponerse a ellos. Loo pa-
en la que se encuentran con frecuencia de ejercer dficos moradores de los pe[ses invadidos ofrecían
esta facultad pcua bll.\CS.r los nuevos pastos que poca resistencia ante el empuje de hombres im-
necesitan sus reses. Una tribu con mucho gana- pulsados por tan perentorios motivos. Pero cuan-
do tenía en él una base de alimentación abundante. do el choque se producfa con otras tribus seme-
En caso de absoluta necesidad, siempre tenía el jantes, la contienda se converúa en una lucha fe-
recurao de devorar incluso a los animales de vien- roz por la existencia, en un combate desesperado
tre. Las mujeres vivían con má comodidad que a vida o muerte.
en los países de cazadores. Los hombres, con la En estas salvajes contiendas, muchas tribus ha-
fuerza de su unidad y la confianza de disponer brán sido totalmente exterminadas; algunas de
de putos para sus ganados mantcni~ndosc en m~ ellas probablemente por el hambre y la miseria.
vi.miento, sendan probablemente muy pocos te- Las que tuvieron mejor estrella crecieron y se con-
mores Japecto al sustento de sus fsmilias. La virtieron en tribus poderosas que, a su vez, des-
combinación . de estas favorables circunstancias tacaron a sus elementos jóvenes y de espíritu más
pronto provocó su natural e invariable efecto de aventurero en busca de territorios aún más férti-
aumentar la población. Fue cntooccs ~aria les. El prodigioso derroche de vidas humanas pro-
7• T. R. ~thu. C.p{tulo )

duddo por estas luchas perpetuas por el espacio y períodos terna necesariamente que ser escasa en
el alimento era ampliamente eompensado por la relación con la superficie del territorio, visto el
enorme fuerza de crecimiento de la población, ac- carácter improductivo de algunas de las regiones
tuando, prácticamente, sin freno ni trabas, gra- ocupadas; pero el ritmo en que se succdfan los
cias a la forma de vida migratoria. Las tribus que seres humanos debió ser sumamente rápido, y tan
emigraron hada el sur, a pesar de tener que lu- pronto como algunos caían bajo la guadaña de la
char constantemente para poder establecerse en guerra o el hambre, otros surgían, en números
estas regiones mlis fértiles, crecieron rápidamen- crecientes, para ocupar sus plazas. Entre estos
te tanto en número como e-n fuerza, merced a Ja audaces e impróvidos bárbaros, la población ere-
abundancia de sus medios de subsistencia. De es- cta probablemente sin el obstáculo que supone, en
ta suerte, al cabo de cierto tiempo, todo el tc-- los Estados modernos, el temor a las dificultades
rritorio, desde las fronteras de China hasta las futuras. La permanente confianza en los benefi-
costas del mar Báltico, fue poblado por diversas ciosos efectos del cambio de lugar, la constante
razas de bárbaros, valientes, robustos y empren- expectación de futuros botines, la facultad, in-
dedores, avezados a las privaciones y ansiosos de cluso, en último extremo, de vender a los hijos
combatir. Algunas tribus conservaron su inde- como esclavos, y añadido a esto la indiferencia na-
pendencia. Otras se alinearon bajo el estandarte tural del carácter bárbaro, todo contribuía a la
de algún jefe biírbaro que las condujo de triunfo superabundancia de una población que el ham-
en triunfo, y lo que es aún más imponante, ha- bre y la guerra se encargaban luego de frenar.
da regiones donde abundaba el trigo, el vino y Cuando impera la desigualdad de condiciones,
el aceite, esos productos t11n deseados y que cons- como muy pronto ocurre en las sociedades de
tituían la mejor recompensa a sus esfuerzos y pastores, la desgracia provocada por la escasC'L de
sufrimientoo. Un A1arico, un Atila, un Gengis alimentos recae principalmente sobre los miem-
Khan y los jefes que les rodeaban combatían tal bros más desafortunados de la sociedad. Y gene-
vez por la gloria, por la fama de sus conqujstas, ralmente quienes más han de sufrir serán las mu-
pero lo que realmente puso en movimiento la gr:an jeres, expuestas eventualmente a ver sus hogares.
marca migratoria del None, y lo que continu6 im- saqueados durante la ausencia de sus esposos y
pulsándola en diferentes épocas contra China, Per- sometidas a continuos desengaños en la espera de
sia, Italia e induso Egipto, fue la escasez de ali- su regreso.
mentos y la desproporción entre la población y los Pero si bien no conocemos suficientemente la
medios de subsistencia. historia detallada e íntima de estos pu(i!blos para
La población absoluta en cualquiera de estos poder determinar con exactitud sobre qué sector
76 T. R. Mahhul Caphulo 4
recaía principalmente la angustia de la falta de
alimentos y en qu~ medida afectaba a la sociedad
en su conjunto, creo que podemos afirmar, basm-
donos en toda la información que tenemos sobre
las naciones de pastores, que su poblaci6n aumen-
tó c.ada vez que como consecuencia de la emigra-
ción o de cualquier otra causa aumentaron los me-
dios de subsistencia; pero la miseria y el vicio in-
tervinieron para detener este aumento de la po-
blación y mantener ésta al nivel de los medios de
subsistencia.
Pues, independientemente de las viciosas cos-
tumbres que respecto a las mujeres puedan haber
mantenido entre ellos, y que siempre han actuado
como freno al aumento de la población, hay que
reconocer, creo yo, que la guerra en s( es ya un Al examinar, desde el punto de vista que nos
vicio, y su efecto la miseria, y nadie puede poner interesa, el siguiente estado de la humanidad, o
en duda la miseria que entraña la falta de ali- sea, el estado combinado de pastoreo y cultivo, en
mento. el que, con alguna variaci6n en las proporciones,
deberán permanecer siempre las naciones más ci-
vilizadas, tendremos la ayuda de lo que a diario
vemos a nuestro alrededor, de nuestra experiencia
directa, de los hechos que continuamente se ofre-
cen a la observaci6n de todos nosotros.
A pesar de las exagernciones de algunos viejos
historiadores, no creo que para ningún hombre
sensato pueda caber la menor duda de que la po-
blaci6n de los principales países de Ew-opa, Fran-
cia, Inglaterra, Alernanía, Rusia, Polonia, Suecia
y Dinamarca, es hoy mucho mayor que nunca lo
fue en tiempos pasados. La causa evidente de estas
exageraciones es el aspecto formidable que adquie-
77
IR T. R. Mahhus Uirhulo 4 79

rt: una nación por poca población que tenga, cuan- ríor en los tiempos de Julio César a la que es en
do se agrupa y se desplaza entera en busca de nue- la actualidad, la cuestión quedaría inmediatamente
vos parajes. Si a esta tremenda apariencia aña- zanjada.
dimos que con cierta frecuencia se repetían emi- Cuando se nos asegura que China es el país más
gradont:s similares, no nos sorprenderá mucho que fértil del mundo, que casi todo su territorio está
en los atemorizados países del Sur se tuviese la en cultivo, y que una gtan proporción del mismo
impresión de que las regiones del Norte eran ver- produce dos cosechas al año, y, por aiiadidura~
daderos hormigueros humanos. Examinando aho- que el pueblo vive con gran frugalidad, podemos
ra la cues1ión más de cerca y con mejor criterio, deducir con certeza que su población tiene que
podemos asentar que tal inferencia no era menos ser inmensa, sin preocuparnos en hacer encuestas
absurda que la de un hombre de este país que, sobre las costumbres y hábitos de las clases infe-
encontrándose continuamente en la carretera con riores ni sobre los medios de estimular los matri-
rebaños de vacas procedentes del Norte y del país morúos precoces. Pero estas encuestas son, sin
de Gales, llegara a la inmediata conclusión de que embargo, de enorme importancia, y la historia de-
esas regiones eran las más productivas del reino. tallada y minuciosa de las costumbres del pueblo
La razón por la cual la mayor parte de Europa bajo de China sería de máxima utilidad si quere-
tiene ahora una población mayor que en el pasado mos cerciorarnos de cómo actúan los obstáculos
está en la laboriosidad de sus habitantes, merced que impiden el excesivo crecimiento de la pobla-
a la cual estos países producen hoy una mayor ción, cuáles son los vicios y cuáles los padecimien-
cantidad de medios de subsistencia. tos que impiden que la población desborde el cau-
Pues creo que puede afirmarse, sin temor a ce que le señala la limitada capacidad alimenticia
equivocación, que considerando una extensión de del país.
territorio suficiente para poder incluir la impor- Hume, en su ensayo sobre la populosidad de las
tación y la exportación, y concediendo cierta fle- naciones antiguas y modernas, en d cual -según
xibilidad para el predominio de los hábitos de .lujo dice-- ha entremezclado el cstuiiio de las causas
o de frugalidad, la población mantiene una propor- con el de los hechos, no parece dorsc cuenta, pese
ción constante respecto a la cantidad de alimen- a su usual poder de penetración, de lo poco con-
tos que la tierra produce. En la controversia sobre vincente que son algunas de las causas que pre-
la población más o menos abundante de las nacio- senta como base de sus estimaciones sobre la po·
nes antiguas y modernas, si se pudiese determinar blación de las naciones anúguas. Si alguna infe-
con precisión que la producción media de los paí- rencia se desprende de tales causas, más bien ser-
ses en cuestión, tomados en su conjunto, era infe- vida a refutar. sus conclusiones; aunque tratán-
80 T. R. M.lthus C.pfrulo ~ 81

dose de Hume debo, naturaLnente, poner mucho no constituye un argumento decisivo, ya que
cuidado antes de permiúrme disentir de las opini<>- existen muchos países con pocos habitantes y cuya
ncs de un hombre que en estas cuestiones es, sin poblaci6n es, no obstante, estacionaria. Para ser
duda, el menos propenso a dejarse engañar por las rigurosamente correctos en nuestras afirmaciones,
primeras aparien~. Si descubro que en un de- lo que sf podemos decir es que el número de per-
terminado período de la historia antigua el estímu- sonas solieras en proporci6n al número total de
lo a constituir una familia era particularmente habitantes, en períodos distintos y en el mismo
fuerte, que, por consiguiente, prevalcdan los ma- o en varios Esta.dos, nos permite apreciar sí la
trimonios precoces y eran poco frecuentes los ca- poblaci6n en estos periodos aumenta, se mantiene
sos de celibato, podré tener la seguridad de que la estacionaria o clisminuye, pero no puede servir-
poblaci6n en esa época aumentaba rápidamente, nos de criterio para juzgar sobre su magnitud ah·
pero no de que era ya muy abundante, sino tal soluta.
VC2 lo contrario, pues solamente con una pobla- Existe, sin embargo, una circunstancia señala-
ci6n escasa puede quedar un margen de espado y da en casi todos .los informes que se reciben de
de alimentos para un número mucho mayor. Si China, que resulta difícil conciliar con este argu-
descubro, en cambio, que en ese período las difi- mento. Se nos dice que los matrimonios precoces
cultades con que tropezaban las familias eran cli- son una regla muy general en todos los sectores
ffcilcs de superar y, por consiguiente, abundaban de la poblaci6n china. Sin embargo, el doctor
los solteros de ambos sexos y escaseaban los ma- Adam Smith supone que la poblaci6n china es es-
trimonios precoces, mi ded.ucci6n será que la p<>- tacionaria. Estas dos circunstancias parecen irre-
blación se mantendría estacionaria y siendo pr<>- conciliables. Evidentemente, es muy poco proba-
bablemente muy numerosa en proporci6n con la ble que la población esté aumentando rápidamen-
fertilidad de la tierra dejaba muy poco margen te. Cada acre de terreno ha estado en cultivo des-
de espacio y alimentos para poder aumentar. Hu- de hace tantos años que es difícil que su rendi-
me parece considerar que el número importante miento anual pueda aumentar mucho. Tal vez la
de criados, sirvientas y otras personas que per- afirmación respecto al carácter generalizado de
manecen solteras en los Estados modernos es un los matrimonios precoces no esté suficientemente
argumento que contradice la idea de que en es- demostrada. Si lo damos por cierto, la única ma-
tos Estados la poblaci6n es numerosa. Yo más nera de eludir la dificultad, de acuerdo con nues-
bien llegarla a una conclusi6n contraria y lo con- tro conocimiento actual del tema, sc.rá suponer
sideraría como un argumento que tiende a de- que el exceso de poblaci6n producido necesaria-
mostrar la abundancia de esa población, si bien mente por Ja preponderancia de los matrimonios
82 T. R. Malthm CapC1ulo 4 8)

precoces queda suprimido por el hambre que pe- pa, lo que scrv iría igual mcnt e, para cualquicr otro
ri6dicamente se extiendé por el país y por el hii- de ellos, podemos contestar a esla pregunta se-
bito, probablemente mis extendido de lo que a los ñalando los dos obstáculos que impiden su cre-
europeos se les confiesa, de abandonar a los ni- cimiento natural: la aprensión ante las dificulta-
ños en los momentos de apuro. Respecto a esta des que supone el mantenimiento de una familia,
bárbara costumbre, es dificil no observar que no lo que actúa como obstáculo preventivo; y el-ham-
puede haber prueba miis deíiniúva de la angustia bre y las privaciones sufridas por la infancia en
terrible que sufre la humanidad a causa de la las clases humildes, que actúa como obstáculo po·
falta de alimento que la existencia de una costum- sirivo.
bre que viola el miis natural de los principios del Tomaremos el ejemplo de Inglaterra, uno de los
corazón humano. Tengo entendido que este pro- Estados más florecientes de Europa, seguros de
ceder era usual en las naciones antiguas, y no que las observaciones que hagamos podrán apli-
cabe duda de que más bien tendía a aumentar la carse con escasas variaciones a cualquier otro pafs
población. que tenga un t:rccimicnto de población relativa-
Al examinar los principales Estados de la Eu- mente lento.
ropa moderna se observa que si bien su poblaci6n El obstáculo prcvenrivo parece ejercer su ac-
ha crecido considerablemente desde los tiempos ción, prácticamente, en todas las capas sociales in-
en que se dedicaban al pastoreo, su ritmo de cre- glesas. Hay hombres, incluso de las clases más al-
cimiento actual es lento, y en vez de doblar su rns, que huyen del matrimonio simplemente por.
población cada veinticinco años tardan en hacer- d temor a sostener una familia a su cargo, lo que
lo ahora de trescientos a cuatrocientos años o mu- les obligaría a reducir sus gastos y privarse de
cho más. Algunos paises tienen una población algunas de sus caprichosas diversiones. Estas con-
completamente estacionaria y otros, incluso decre- s ideracioncs son quizá triviales, pero no hay que
ciente. La causa de esta lenútud actual en el cre- olvídar que a medida que vamos descendiendo
cimiento de la población no estii, por cierto, en los sucesivos escalones sociales, los motivos y el
un enfriamiento de la pasión entre los sexos. Te- fur1<lamento de esta aprensión y de este reparo
nemos moúvos suficientes para pensar que esta preventivo son cada vez de más peso.
propensión natural existe hoy con el mismo vigor Un hombre de profesión liberal pero cuyos in-
que en otros tiempos. ¿Por qué, entonces, sus gresos sean cscasamcnt~ suficientes para permitir-
efectos no se traducen en el rápido aumento de le vivir entre gentlemen, comprende perfectamen-
la especie humana? Examinando de cerca la si- te que si se casa y tiene fomilia se verá obligado,
tuación de la socí.cdad en cualquier país de Euro- si quiere hacer vi<la social, a allcrnar con agricul-
84 T. R. M1lthu1

torcs modestos y pequeños comerciantes. Pero la minuir lo que hacen es agudizar la aprensión de
mujer que un hombre educado escoge como es- los n1's prudentes.
posa tendrá los rrúsmos gustos y los mismos sen- A los hijos de los comerciantes y de los labra-
timientos que él y estará también acostumbrada dores se les aconseja no casarse, y generalmente
a un trato social totalmente distinto a aquel al se ven obligados a seguir este consejo, mientras
que habría de reducirse una vez casada. ¿Puede no tengan establecido algún negocio o adquirida
un hombre consentir en someter al objeto de su una labranza que les permita mantener a su fa-
cariño a condiciones tan contrarias probablemente milia. Y, a veces, cuando consiguen esto, llevan
a sus gustos e inclinaciones? El descenso de dos o ya recorrida buena parte de su vida. La falta de
tres peldaños, particularmente en este sector de la labranzas es motivo de constantes quejas en In-
escala social, donde termina la educación y empie- glaterra. Y la competencia en toda clase de ne-
1.a la ignornncia, es considerado por la opinión gocios es tan enorme que es imposible que todos
general como una desgracia grave y real que nada tengan buen éxito.
tiene de fantástica o quimérica. Si la sociedad ha
de ser deseable, tiene, indudablemente, que ser
una sociedad libre, igual y recíproca, en la que los
El labrador que gane dieciocho peniques al día
y consigue vivir, estando soltero, con un mínimo
de confort, vacilará uo poco antes de decidirse a
1
beneficios sean conferidos y también recibidos, y repartir entre cuatro o cinco un sustento que ape-
no como la constiruida por relaciones de depen- nas es suficiente para él. Estará, tal vc::z, dispues-
dencia como las que unen al empleado con su pa- to a sacrificar su comcxlidad y a trabajar más a
trón y al pobre con el rico. cambio de poder compartir la vida con la mujer
No cabe duda que estas consideraciones evitan que ama, pero, por poco que piense, tendrá que
que muchos jóvenes de nivel social relativamente comprender que el día en que tenga una familia
elevado se dejen llevar por sus inclinaciones y numerosa y sufra una racha de mala suerte, ni su
contraigan matrimonio en edad temprana. Otros, frugalidad ni todo el esfuerzo físico que quiera
impulsados por uoa pasi6n tal vc::z más fuerte o desplegar en su trabajo podrá preservarle de la
por un entendimiento más débil, vencen estos desgarradora sensaci6n de ver a sus hijos pasar
obstáculos; y sería ciertamente lamentable que la hambre, o evitarle tener que sacrificar su indepen-
gratificación de tan deleitable pasión como el amor dencia recurriendo a la asistencia pública. El amor
virtuoso no compensase a veces con creces todos a la independencia es un sentimiento que segura-
los male:; que la acompañan. Pero debemos recor- mente nadie quisiera arrancar del corazón del
dar, muy a pesar nuestro, que generalmente las hombre, pero hay que reconocer que más que
consecuencia de estos matrimonios, más que dis- ninguna otra, la ley de beneficencia inglesa parece
86 T. R. Mahhus CapJtulo '4

estar calculada para ir debilitando gradualmente las clases de la comunidad. La misma observación
este sentimiento y, en última instancia, eliminarlo podría hacerse con respecto a los demás países an-
totalmente. tiguos. Las consecuencias de estas restricciones al
Los criados que viven en las familias de la alta matrimonio las vemos con harta evidencia en los
sociedad tienen que vencer, para casarse, tremen- vicios que se han ido extendiendo por todas las
dos obstárulos. Poseen todo lo que puedan nece- partes del mundo, arrastrando continuamente a
sitar y gozan de una vida que en cuanto a con- ambos sexos a las desdichas más inextricables.
fort poco tiene que envidiar a la de sus amos.
Su trabajo es fácil y su alimentación es opulenta
comparada con Ia de los trabajadores. La sensa-
ción de dependencia que podrían tener es atenua-
da por su confianza en poder cambiar de amo si
alguna vez se sienten ofendidos. Frente a su si-
tuaci6n de comodidad presente, ¿qué perspecti-
vas les ofrece el matrimonio? Sin conocimientos
ni capital que 1cs permita montar un negocio o
instalar una granja, e incapaces por falta de cos-
tumbre, de ganar el sustento con un trabajo ma-
nual diario, el único recurso que parece brindár-
seles es el de trabajar en una miserable taberna;
lo que, ciertamente, no ofrece perspectivas agra-
dables para el ocaso de su vida. Dísuadldos y
acobardados por las perspectivas poco risueñas
que se abren ante cll05, la aplastante mayoría de-
ciden permanecer solteros sin moverse de donde
están.
Si este esbozo de la situación de la sociedad
inglesa se aproxima a la realidad, y no creo que
sea exagerado, se me concederá que el obstáculo
preventivo al incremento de la poblaci6n en este
pafs actúa, aunque con fuerza variable, en todas
Capitulo 5 Capítulo '

des, viviendo en tugurios malsanos y obligados a


rcaliur duros trabajos impropios de su edad.
Esta elevada mortalidad entre los hijos de los po-
bres es patente en todas las ciudades. Ciertamen-
te, no alcanza las mismas proporciones en las zo-
nas rurales, pero la cuestión no ha sido aún estu-
diada con la suficiente atención para poder afir-
mar que incluso en el campo el número de niños
pobres muertos cada año no es proporcionalmen-
te superior al de los niños de las clases medias o
altas. Parece difkil suponer que la mujer de un
jornalero agrícola, madre de seis hijos, a quien en
ocasiones le falta incluso el pan, va a estar siem-
pre en condiciones de suministrar a todos sus hi-
jos el alimento y las atenciones indispensables pa·
ra vivir. Los hijos y las hijas de familias campe-
El obstáculo positivo al incremento de fa po- sinas no se asemejan síemore, en la vida real, a
blad6n. es decir, el que reprime un aumento ya esos querubines sonrosados descritos en las nove-
iniciado. se limita principalmente, aunque quizá las. Quienes han vivido bastante en el campo no
no exclusivamente, a los estamentos inferiores de pueden haber dejado de observar las frecuent\!s
la sociedad. Este obst~culo no es quizá tan evi- dificultades de crecimiento que sufren los hijos
dente como el anterior. y parll demostrar clara- de los campesinos y lo mucho que tardan en al-
mente su fuerza y su eficacia acaso fuesen pre- caniar su madurez. Muchachos que aparentan te-
cisos más datos de los que obran en nuestro po- ner catorce o quince años tienen con frecuencia
der. Pero quienes se preocupan de examinar las dieciocho o diecinueve realmente. Y entre los mo-
estadísticas relativas a la mortalidad ínfantil ob- zos que s~ ven en el campo arando. lo cual es, sin
servan generalmente que de la totalidad de los duda, un ejercicio saludable, son pocos los que
niños que mueren cada año, una parte totalmente tienen buena musculatura, circunstancia que s6lo
desproporcionada procede de familias que pueden puede ser atribuida a la carencia o insuficiencia
suponerse incapaces de suministrar a sus hijos la de una alimentación sana.
alimentaci6n y los cuidados que requiere la .infan- Para poner remedio a los frecuentes infortu-
da; niños expuestos a toda suerte de penalida- nios del pueblo, fueron instituidas en Inglaterra las
88
90 T. R. M:ilthu!> GpltuJo ' 91

leyes <le pobres ( poor laws); pero es de temer ne para la cena diaria. Esta' conclusión sería, sin
que si bien estas leyes han aliviado un poco la in· embargo, muy falsa . Los tres chelines y mcd!o
tcn sidad de algunas desgracias de carácter indivi- añadidos al jornal de cada obrero no aumentaría
dual, en cambio han cxt~ndido el mal general so- la cantidad de carne producida en el pafs y actual-
bre una superficie mucho mayor. Es un tema de mente .no hay suficiente carne para que todo el
frecuente conversación y mencionado siempre en mundo pueda acceder al reparto. ¿ Cu~l seda la
términos de gran sorpresa que a pesar de la in- consecuencia? La competencia entre los compra-
men~idad de la suma recogida anu.1Jmente en In- dores en el mercado provocarfo la rápida subida
glaterra par:i asistencia a los pobres, continúe del precio de la carne, que de los seis a siete pe-
siendo tan penosa su suerte. Algunos piensan en niques que cuesta hoy pasaría a costar dos o tres
posibles desfalcos, otros afirman que los sacrista- chelines la Jibra, y no se distribuiría la carne en
nes e insoc..-ctores se gastan la mayor parte del di- un mayor número de partes que en la actualidad.
nero en francachelas. Todos coinciden en que en Cuando un articulo escasea y no puede distribuir-
una forma u otra esos fondos son objeto de una se entre todos, aquel que presenta el título de
pésima administraci6n. Con casi tres millones de más valor, o sea, el que ofrc.-ce más dinero, es el
libras reunidas todos los años para los pobres, que se lleva la mercancía. Si suponemos que la
~c6mo es posible ·-se preguntan- que no se competencia entre los compradores de carne se
haya logrado mejorar su suerte? Sin embargo, prolongara durante un tiempo tan largo que per-
pienso que cualquiera que ahondara un poco en miricra un gran aumento de la cría anual de ga-
el tema comprendería que lo realmente pasmoso nado , hay que tener en cuenta que este aumento
sería que la situaci6n fuese distinta de la que cs. ~ólo puede conseguirse a costa del trigo, Io cual
Mi opini6n es que Incluso una contribuci6n uni- representa un intercambio sumamente desventa-
versal de dieciocho chelines por cada libra, en lu- joso, ya que es bien sabido que el país no podrfa
gar de cuatro, no alteraría la situaci6n. Expondré entonces mantener la misma poblaci6n; cuando la
un caso que espero aclare el sentido de mis pa- ~ubsistencfa es escasa en proporci6n al número de
labras. habitantes, poco importa que los miembros más
Supongamos que merced a una suscripci6n efec- desafortunados de la sociedad reciban dk-ciocho
tuada entre los ricos, los dieciocho peniques di:i- peniques o cinco chelines. En un caso como en
ríos que perciben ahora los trabaiadores se con- el otro, tendrán que resignarse a recibir la parte
virtieran en cinco chelines; podríamos, quizá, peor y la más pequeña.
imaginarnos que su vida en estas condiciones seria Se dirá, tal VC'Z, que el mayor número de com-
confortable y que no les faltaría un filete de car- pradores para cada artkulo servirfa de incentivo
92 T. R. Mllthu1 <Apltulo .5 91

a la industria y conducida a un aumento de la pro- dificultades de la vida, y éstas recaen, por ley na-
ducci6n global de la isla. Esto puede, hasta cier- tural, sobre sus miembros menos afortunados.
to punto, ser verdad. Pero el estímulo que estas A primera vista puede parecer extraño (y, sin
imaginarias riquezas darían al aumento de la po- embargo, estoy convencido de que es cierto) que
blaci6n compensada con creces el aumento de pro- no pueda yo, con mi dinero, sacar de la miseria a
ducción, de tal suerte que la mayor producción un desgradado y darle la posibilidad de vivir mu-
habría de repartirse entre un número proporcional- cho mejor, sin empeorar proporcionalmente la
mente aún mayor de personas. En todo c.sto estoy suerte d~ otros miembros de su clase. Si de la can-
~-uponiendo que la cantidad de trabajo realizado tidad de alimentos que consumimos en mi casa
quito una parte y se la doy al pobre, entonces sí

1
no ha variado. En realidad, tal no sería el caso.
AJ recibir cinco chelines en vez de dieciocho pe- le beneficio sin que esto repercuta más que en per-
niques, el jornalero se imaginaría ser relativamen- juicio mfo y de mi familia, para quienes, quizá, el
te rico y capaz de entregarse al ocio durante mu- sacrificio no sea insoportable. Si pongo en cultivo
chas horas o días. Esto conduciría a una inmediata un trozo de terreno que hasta entonces estaba yer-
y seria disminuci6n de la actividad productiva y mo y le doy al pobre la cosecha obtenida, enton-
ces beneficiar~ no s6lo al pobre, sino a todos los
al cabo de poco tiempo, no sólo Ja nación sería
miembros de la sociedad, ya que lo que él ante-
más pobre, sino que las propias clases inferiores
riormente consumía va a pasar ahora al fondo co-
se encontrarfan en una situación aún más angus-
mún, probablemente con parte de la nueva pro-
tiosa que cuando tan s6lo percibían los dieciocho ducci6n. Pero si me limito a darle dinero, supo-
peniques diarios.
niendo que la producci6n del país no cambie, le
La colecta de dieciocho chelines de cada libra, doy en la práctica un título que le permite adqui-
entre los ricos, incluso distribuidas en la forma rir una parte de esta producci6n, mayor que la
más acertada, tendría un efecto muy parecido al que anteriormente adquiría; y esta parte mayor
caso anterior; en realidad, ningún tipo de contri- no puede obtenerla sin que disminuyan las panes
buci6n por parte de los ricos, particularmente en de los demás. Evidentemente, este efecto, tratán-
dinero, puede evitar de forma prolongada la re- dose de casos individuales, es pequeñísimo y to-
currente miseria de las clases inferiores de la so- talmente inapreciable; pero no deja por ello de
ciedad. Grandes cambios pudieran, sin embargo, existir, lo mismo que muchos otros efectos, que,
ocurrir. Los ricos pueden convertirse en pobres y como algunos de los insectos que revolotean a
algunos de Jos pobres en ricos, pero sobre una par- nuestro alrededor, escapan a nuestra tosca~
te de la sociedad deben necesariamente recaer las dón,
94 T. R. Mahhu1 C.phulo '

Suponiendo que la cantidad de alimentos en ción del dinero de la sociedad. Si aumenta la pro·
un país determina.do permanezca la misma duran· <lucción de alimentos en un pafs habitado desde
te muchos años seguidos, es evidente que éstos hace tiempo, lo hace con regularidad y lentitud
tendrán que ser repartidos de acuerdo con el va- y no puede responder a bruscas solicitudes; las
lor del tCtulo ( l) de cada individuo, o sea, según variaciones en la distribución del dinero de la so-
la cantidad de dinero que puede permitirse gastar ciedad se producen, en cambio, con cierta frecuen-
para la adquisición de esta mercancía tan univer- cia, y están individualmente entre las causas que
salmente anhelada. Por tanto, es una ve~ad de- moti van las continuas variaciones que observamos
mostrada que los títulos de W1 grupo de personas en los precios de las provisiones.
no pueden aumentar de valor sin que disminuya Las poor-laws inglesas tienden a empeorar la
el valor de los títulos de algún otro grupo de per- situación general de los pobres en las dos formas
sonas. Si los ricos hiciesen una suscripción y en· que acabamos de ver. En primer lugar, tienden
tregascn cinco chelines diarios a quinientas mil evidentemente a aumentar Ja población sin incre·
personas sin restringir su propio consumo, no ca· mentar las subsistencias. Los pobres pueden ca-
be duda de que, como esras personas vividn na· sarse, aunque las probabilidades de poder man-
turalmente mejor y consumirán Wlil mayor canti· tener a su familia con independencia sean escasas
dad de provisiones, quedarán menos alimentos a o nulas. Puede decirse que estas leyes. en cierta
distribuir entre los restantes, y, por consiguiente, medida, crean a los pobres que luego mantienen,
el útulo de cada persona perderá de su valor, o, y como las provisiones del país deben, como con-
lo que es igual, con el mismo número de piezas secuencia del aumento de población, distribuirse
de plata se podrá adquirir una menor cantidad de en partes mtis pequeñas para cada uno, resulta
su bsistendas. evidente que el trabajo de quienes no reciben la
Todo aumento de la población sin incremento ayuda de la beneficencia pública tendrá un po-
proporcional del alimento producira el mis~o der adquisitivo menor que antes, con lo cual .cre-
efecto reduciendo el valor del titulo de cada J..n- cerá el número de personas obligadas a recurrir
divid~o. El alimento tendrá que ser distribuido a esta asistencia.
en raciones mlÍS pequeñas y, por consiguiente, una En segundo lugar, la cantidad de provisiones
jornada de trabajo permitirá la adquisición de una consumidas en los asilos por un sector de la so-
cantidad menor de provisiones. El precio de los ciedad que en general, no puede ser considerado
artículos alimenticios aumentará cada vez que la como el ~ás valioso, reduce las raciones de los
población crece con más rapidez que los medios miembros más hacendosos y merecedores, obligan-
de subsistencia o cuando se modif ka la distribu- do de esta manera a algunos a sacrificar su indc-
T. R. MA1thu1 C.phulo' 97

pendencia. Si los pobres de los asilos viviesen me- medida, como enemigo de todos sus compañeros.
jor que en la actualidad, esta nueva distribución No me cabe la menor duda de que las leyes de
del dinero de la sociedad tendería a empeorar de beneficencia inglesas han contribuido a elevar el
manera aún más notable la situación de quienes precio de las subsistencias y a rebajar el precio
no viven en ellos, por provocar el aumento del real del trabajo. Han contribuido, por tanto, a
precio de las provisiones. empobrecer a esa clase de la población que no
Afortunadamente para Inglaterra, el espíritu de posee más que su trabajo. T ambi~n es difkil su-
independencia pennancc vivo entre los campesi- poner que no hayan contribuido poderosamente
nos. Las poor-laws están decididamente calculadas a engendrar esa negligencia y esa carencia de fra-
para matar este espíritu. Lo- 'han conseguido en galidad que se ob~rva en los pobres, tan contra-
parte, pero si lo hubiesen logrado de manera tan rias al car1kter y actitud de los pequeños comer-
completa como podía preverse, su perniciosa in- ciantes y labradores. El trabajador pobre siempre
flucnci a no hubiera podido permanecer oculta du- parece vivir «de la mano a la boca», utilizando
rante tanto tiempo. esta expresión vulgar. Su atención, centrada en
Por muy duro que pueda resultar en ciertos ca- sus necesidades inmediatas, rara vez se preocupa
sos individuales, la pobreza dependiente debería del porvenir. Incluso cuando se le presenta al-
ser considerada vergonzosa. Este estímulo parece guna posibilidad de ahorrar, pocas veces la ap~
ser absolutamente necesario para promover la fe. vecha; en general, todo lo que le sobra despu&
lkid:id de la gran masa de la humanidad, y cual- de satisfacer sus necesidades del momento va a
quier intento de carácter general para debilitarlo, parar, hablando en general, a la taberna. Las poor-
por muy caritativa que sea su Bparente intención, laws inglesas aminoran, puede decirse, tanto la
derrotar~ siempre su propio propósito. Inducir a posibilidad como la volWltad de ahorrar en el pue-
los hombres a casarse sin más perspectiva que la blo sencillo, debilitando así uno de los principales
de la asistencia pública y a sabiendas de que sus incentivos de la laboriosidad y la templanza, y,
probabilidades de poder mantener a su frun.Hia por tanto, de la felicidad.
con independencia son mínimas o incluso nulas, Los patronos de las manufacruras se quejan
es, no sólo tentarles indebidamente a atraer so- siempre de que los salarios altos desquician a sus
bre ellos y sus hijos la desgracia y la dependencia, obreros; sin embargo, es difícil concebir que es-
sino también animarles a que inconscientemente tos hombres no ahorrarían parte de sus elevad06
perjudiquen a todos los que pertenecen a su mis- salarios, con vistas al futuro sostén de sus fami-
ma clase. El obrero que se casa sin poder man- lias, en vez de gastarlo en borracheras y liberti-
tener a su familia puede ser considerado, en cierta naje, si no pudiesen contar con la asistencia públi-
98 T. R.. M.tlthus C..pfnilo ~

ca en ca.so de accidentes. La prueba de que el po- ver4 necesariamente menguado al suprimir uno
bre empleado en una manufactura considera esta de los principales obstáculos a' la pereza y a la
asistencia como justificación suficiente para gas- disipación y al estimular a los hombres ~ C:O!ltraer
tarse el salario completo y disfrutar sin pensar en matrimonio a sabiendas de que sus pos1bilidades
el mañana, la tenemos en el número de familias de poder mantener a su familia con independencia
que, al venirse abajo alguna factoría importante, son escasas o nulas. Todo obstáculo al matrimo-
recurren inmediai.amente a la asistencia pública, nio debe ser1 indudablemente, considerado como
aun cuando, tal vez, los salarios que estuvieron un factor de infelicidad. Pero como en virtud de
percibiendo mientras funcionaba la factorCa, bas- las leyes de nuestra naturaleza es necesario qu~
tante superiores a los que nonnalmente se p98an exista algún tipo de obstáculo que frene el crec1-
en la agricultura, les hubieran permitido ahorrar micnto de la pobladón, es preferible que este obs-
lo bastante para poder aguantar hasta encontrar t4culo consista en la aprensión ante ]as difirultadcs
algún nuevo cauce para. su laboriosidad. que supone mantener a una familia y el temor a la
Hay hombres para quienes la perspccúva de pobrC7.a dependiente, a que .después de. fo~tar
que, en caso de muerte o enfermedad, sus mujeres ~te crecimiento sea necesario que la miseria y la
e hijos tengan que vivir de la asistencia pública, enfermedad acudan a reprimirlo.
no les alarma al punto de disuadirlos de ir a la Hay que recordar siempre que existe una esen-
taberna; pero quizá vacilarían en continuar derro- cial difcrcncia entre los alimentos y aquellos pro-
chando sus ingresos si supieran que en cualquier~ ductos manufacturados cuyas materias primas
de estos casos sus f~as pasarían hambre o ten- abundan. Una demanda de estas mercancCas ori-
drían que depender de la caridad pública. En Chi- gina siempre su producción en la cuantía que se
na, donde el precio del trabajo, tanto real como desea. La demanda de alimentos no tiene en ab-
nominal, es muy bajo, los hijos se hallan obliga- soluto ~ta misma potencia cr~dora. En un ~
dos por la ley a mantener a sus ancianos y desvali- en el que tcxlas las tierras férules están cult1va·
dos padres. No pretendo determinar si una ley en das serán precisas ofertas muy elevadas para que
este sentido serfa aconsejable o no en nuestro país. los labradoces se decidan a abonar terrenos de los
Pero, en tcxlo caso, considero sumamente impropio que durante años no podcln sacar provech~. Pero
atenuar, mediante la creación de instituciones que mientras las pcrspcctiv~s. de futuras ve~ta1as ad·
generalizan la pobrc28 dependiente, la sensación quieren la firmeza suí1c1ente para servir de es-
de vergüenza que por las mejores y mú humanu timulo a este tipo de empr~a ~cola, y ~urante
razones deberf.an siempre acompefiarla. el tiempo que la nueva producctón necesita para
El caudal de fclicidad de la gcflte humilde se su desarrollo, su falta puede causar grandes cstra-
100 T. R. MlllthtH 101
Caphulo '

gos. La demanda de una mayor cantidad de sub- quienes se esfuerzan por mantenerse por sus pro-
sistencias es, salvo algunas excepciones, constante pios medios.
y universal; y, sin embargo, ¡con qué lentitud se Estos males derivados de las poor-laws son, en
responde a ella en los países ocupados desde hace cierta medida, irremediables. Si se ha de prestar
tiempo! asistencia a cierta clase de gente, habrá que pre-
Las poor-laws de Inglaterra fueron, indudable- ver algún poder capaz de distinguir entre las di-
mente, instituidas con los más caritativos propó· versas solicitudes de asistencia. y también de ad-
sitos, pero hay fuertes motivos para pensar que no ministrar los bienes de las instituciones creadas a
han tenido éxito en sus intenciones. Mitigan, cier- este fin, pero toda interferencia cx~siva en los
tamente, algunos casos de miseria particularmente asuntos person3les es una forma de urania, y c~>n
agudos, pero el estado de los pobres acogidos a el tiempo el ejercicio de este poder resultará 1~­
la asistencia pública, considerado en todos sus as- cluso irritante para quienes tengan que recur~ir
pectos, no está, ni mucho menos, libre de la mi- a esta asistencia. La tiranía de los jueces. sacris-
seria. Tal vez una de las principales objeciones a tanes e inspectores es objeto de constantes que-
estas leyes es que para asegurar esta asistencia que jas por parte de los pobres, pero la culpa no la
reciben algunos pobres, a quienes se hace un fa. tienen, en realidad, tanto estas personas, que pro-
vor bastante dudoso, se somete a todas las clases bablemente antes de entrar en sus funciones no
humildes de Inglaterra a un conjunto de leyes eran peores que los demás, como la propia natu-
irritantes, improcedentes, tiránicas y totalmente raleza de estas instituciones.
incompatibles con el cspiritu genuino de la Cons- El mal se ha extendido, tal vez, ya demasiado
titución. Todo este asunto de las colonias, incluso para poderlo remediar, pero, por mi parte, _es~oy
con las actuales enmiendas, es totalmente contra- cada vez más convencido que de no haber ex1st1do
rio a los principios de libertad. La persecución nunca estas poor-/aws se hubieran dado, quizá, al-
por la parroquia (*) de los hombres cuyas fami· gunos casos más de miseria partkularmente se-
lías han de pasar probablemente a su cargo y de veros, pero el caudal global de felicidad entre la
las mujeres pobres a punto de dar a luz, consti-
gente humilde seria hoy mucho mayor de lo que cs.
tuye una forma de tiranfo, a Ia vez, indigna y odfo-
El proyecto de le~ de ~r. Pitt, .Par_ece haber
sa. Y la obstrucción continua ejercida por esas le-
sido redactado con intenciones caritativas, y el
yes en el mercado del trabajo, contribuye perma-
clamor que ha levantado en comra de su ~proba­
nentemente a dificultar aún más la situación de
ción me parece en muchos aspectos mal orientado
(•) F.n tiempo de Mahhus 11 parroqui1 ~r• ~1 orpn!1mo ~n·
y poco razonable. Pero hay que reconocer que
~tg.adode la uii!mda públi~ (N. Jd T.). posee, en alto grado, el grande y radical dcfe~to
102 T. R. M11hhu1 úpltulo ' 10}

de todos los sistemas de este tipo: el de estimular ra conseguir debilitar y destruir las instituciones
el aumento de la población sin aumentar los me- relativas a los gremios, aprendizaje, etc., que ha-
di~ de subsistencia disponibles y, por consi- cen que el trabajo agrícola esté peor pagado que
guiente, empeorar las condiciones de quienes no el trabajo en las manufacturas y en el comercio.
est~n asistidos por las parroquias; en una pala- Pues un país no podrá jamás producir la canúdad
bra, el ?~ecto de ~um~ntar el número de pobres. de alimentos que necesita, mienttas existan estas
SupnmU' las pnvactones de las clases inferio- diferencias a favor de los artesanos. Estos es-
res de la sociedad es, ciertamente, una tarea di- tímulos a Ja agricultura, adem~s de asegurar al
ffcil. La verdad es que la presión de la miseria en mercado una mayor abundancia de trabajo saluda-
esta pane de la comunidad es un mal tm profun- ble, permitirían, aumentando la producción del
damente arraigado que no hay inventiva humana campo, elevar el precio comparativo del trabajo y
capaz de alcanzarlo. Si tuviese que proponer al- mejorar las condiciones del trabajador. Al en-
gún paliativo, y paliativos son lo único que la na- contrarse en mejores condiciones, y sin la pers-
turaleza del caso admite, serla, en primer lugar la pectiva de una eventual asistencia parroquial, se
total derogación de todas las actuales leyes 'de hallaría con más capacidad y mejor disposición
asistencia parroquial. Así, por lo menos, los c-.im- para entrar en alguna asociación que le asegurase,
~esinos ingleses recobrarfon la independencia y la a él y a su familia, contra las enfermedades.
11.benad de acción que hoy difícilmente puede de- Finalmente, para los casos de extrema miseria,
cusc que posean. Esto les pennitirfa establecerse podrían establecerse asilos financiados merced a
s~n entorpecimientos allr donde viesen la perspec- una contribución territorial recaudada en todo el
tiva de una mayor abundancia de trabajo y un reino, y que fuesen gratuitos para personas de to-
mejor precio del mismo. El mercado laboral que- dos los condados e incluso de todas las naciones.
daría libre y desaparecerían los obstáculos que en La vida en estos asilos sería dura, y se obligaría
la actualidad impiden, a veces durante un tiempo a trabajar a quienes pudiesen hacerlo. Sería suma-
considerable, que el precio del trabajo se eleve mente aconsejable que estos asilos no fuesen con-
en función de la demanda. siderados como confortables retiros donde cobi-
En segundo lugar, se podrían conceder primas jarse en los perfodos difíciles, sino más bien co-
por la roturación de nuevas tierras y estimular, mo cent.ros en los que los casos de miseria y des-
por todos los medios posibles, el desarrollo de la amparo más angustiosos pudiesen encontrar algún
agricultura, frente a las manufacturas, y del cul- alivio. Una parte de estos centros, y otros expre-
tivo con preferenda al aprovechamiento de los samente construidos a tal fin, podrían ser dedi-
pastos. Todo el esfuerzo deberra concentrarse pa- cados a una finalidad sumamente provechosa y
104 T. R. Malthu1 C.pfrulo '

de la que se ha hablado con cierta frecuencia: la viviendas, actúan necesariamente como un obs-
l~ de ofrecer ~ lugar en el que toda persona, na- táculo constante a la población incipiente.
cional o extranjera, pudiese en todo momento dar A estos dos grandes obstáculos al crecimiento
una jornada de trabajo y cobrar por ella el precio de la población que encontramos en todos los paí-
establecido en el mercado. Indudablemente, mu- ses viejos y que he llamado obstáculo preventivo
chos casos tendrían que quedar a cargo de la ca- y obstáculo positivo, es preciso añadir las costum-
ridad individual. bres viciosas en el comportamiento con las mu-
Un plan de este tipo, con la derogación de to- jeres, las grandes ciudades, las manufacturas in-
das las leyes de asistencia parroquial actuales ~ salubres, el lujo, la peste y la guerra.
mo medida prevía, parece ser Ia mejor manera de Todos estos obstáculos pueden muy bien resu-
ªll;mentar el caudal de felicidad de la gente hu- mirse en dos: miseria y vicio. Y la prueba de que
milde de Inglaterra. Evitar la reaparición de la éstas son las verdaderas causas del lento aumento
miseria está, desgraciadamente, fuera del alcance de la población en todos los Estados de Ja Euro-
del hombre. Con el vano intento de alcanzar lo pa moderna, la tenemos en el aumento compara-
que por la propia naturaleza de las cosas es im- tivamente rápido que se produce invariablemente
posible, estamos sacrificando beneficios, no sólo cada vez que estas causas han sido suprimidas en
posibles, sino seguros. Decimos a la gente humil- una medida importante.
de que, sometiéndose a un código de tiránicas re-
glamentaciones, puede rehuir para siempre la mi-
seria, y esta gente se somete a ellas. Cumple su
parte del contrato, pero nosotros no lo cumpli-
mos¡ es más, no podemos cumplirlo, y, así, los
pobres sacrifican el bien precioso de la libertad
y no reciben nada a cambio cuyo valor pueda equi-
pararse.
Creo que, a pesar de la institución de las poor-
laws en Inglaterra, se puede decir que, conside-
rando el estado de las clases inleriores en su con-
jwuo, tanto en las ciudades como en el campo,
los padecimientos que sufren a causa de la falta
de una alimentación adecuada y suficiente, de la
dureza de Sll trabajo y de la insallJbri~ad de ~U$
Capitulo 6 Capitulo 6 107

de Méjico, Perú y Quito. La tiranía, la supersti-


ci6n y los vicios de la madre patria fueron intro-
ducidos con gran abundancia en sus colonias. La
Corona exigía impuestos exorbitantes. Las más
arbitrarias restricciones fueron impuestas a su co-
mercio. Y los gobernadores no se quedaban atrás
en su rapiña y exacciones, tanto en beneficio pro-
pio como en el de su señor. Sin embargo, pese a
todas estas dificultades, la población en estas co-
lonias crcci6 rápidamente. La ciudad de Lima,
fundada después de la conquista, tenía, según
Ulloa, cincuenta mil habitantes hace unos cin-
cuenta años. La ciudad de Quito, que antes de
la colonizaci6n era un pequeño poblado in.dio, nos
la presenta Ulloa como una capital con aproxima-
damente la misma población que Lima. Se dice
Se ha observado universalmente que todas las que· Méjico tiene actualmente cien mil habitantes,
nuevas colonias establecidas en países salubres, en lo cual, incluso descontando la exageraci6n de los
los que abundaba el espacio y el alimento, tienen autores españoles, representa una poblaci6n cinco
una población que crece a un ritmo asombrosa- veces mayor que la que tenía en tiempos de Moc-
mente rápido. Algunas de las colonias de la anti· te'ZWJla.
gua Grecia no sólo alcanzaron en un tiempo muy En la colonia portuguesa del Brasil, goberna-
corto, sino que sobrepasaron a su madre patria, da casi. con la misma tiranía, se calcula que habría,
tanto en poder como en habitantes. Y sin remon- hace treinta aiíos, unos !\t-isdentos mil habitantes
tarnos a tiempos tan remotos, los establecimientos de origen europeo.
europeos en el nuevo mundo evidencian la verdad Las colonias francesas y hulandesas, pese a es-
de una afirmaci6n que no creo haya sido jamás tar sometidas 31 gobierno de compañías mercan-
puesta en duda. La abundancia de tierras fértiles tiles exclusivas, que, como señala con mucha ra-
baratas, o incluso gratuitas, es un factor de pobla- zón el doctor Adam Smith, es el peor de todos 10:1
ción de enorme potencia, capaz de vencer todo~ gobiernos posibles, no dejaron de prosperar en
los obstáculos. No creo que puedan haberse dado condiciones sumamente desfavorables.
casos de colonias peor dirigidas que las españolas Pero, sin duda, fueron las colonias inglesAs de
106
108 T. R. M&lthut ( :.111í111lo (, 109

Norteamérica, que constituyen hoy d poderoso las cuatro provincias de Nueva Inglaterra en el
pueblo de los Estados Unidos de América, las nño 1643 fue de 21.200 (2). En los años siguien-
que realizaron los mti rápidos progresos. A Ja tes, se supone que fue mayor el número de los
abundancia de tierras fértiles que encontraron, lo que desertaron que el de los nuevos que fueron
mismo que los colonizadores españoles y portu- llegando. En el año 1760, la población de estas
gueses, los ingleses supieron añadir un mayor provincias alcanzaba ya el medio millón. Se ha-
grado de libertad y de igualdad. Aunque no sin bf a, pues, duplicado cada veinticinco años. En
algunas restricciones en su comercio exterior, dis- Nueva Jersey la población se duplic6 cada vein·
pusieron de una absoluta libertad en la gestión de tidós años; y en Rhode Island, en un tiempo aún
sus asuntos internos. Las instituciones políticas menor. En los establecimientos del interior, donde
que prevalecieron eran favorables a la expropia- los habitantes se limitaron a la agricultura y se
ción y división de la propiedad. Las tierras que desconocía c1 lujo, la población se dobló en no
no fuesen cultivadas por su propietario en un más de quince años, lo cual supone un ritmo de
plazo de tiempo limitado eran declaradas de li- crecimiento realmente extraordinario (3 ). A lo
bre concesión a cualquier otra persona. En Pen- largo de la costa, donde lógkamente aparecieron
silvania no exisúa el mayorazgo, y en las provin- los primeros establecimientos, la población dobló
cias de Nueva Inglaterra el primogénito solamente por períodos de unos treinta y cinco años; y en al-
ten(a derecho a una doble parte. El diezmo no gunas ciudades marítimas se dio, incluso> el caso
existía en rúngún Estado y los impuestos eran casi
desconocidos. Teniendo en cuenta el precio extra-
ordinariamente bajo de la buena tierra, el capital
de que la población se mantuviese esracionarfa.
Estos hechos parecen indicar que la población
crece exactamente en la proporción en que son
1
no podfa invertirse de forma más ventajosa que eliminados los dos principales obstáculos a su
en la agricultura, que, además de suministrar la crecimiento: la miseria y el vicio; no puede ha-
mayor cantidad de trabajo saludable, aporta a Ja ber, por tanto, un criterio más justo para apreciar
sociedad los proouctos que ésta más necesita y Ia felicidad y la inocencia de un pueblo, que la
aprecia. rapidez de su crecimiento. La insalubridad de las
La consecuencia de este conjunto de circunstan- ciudades, donde tantos se ven obligados a habitar,
cias favorables fue la rapidez, probablemente sin por la naturaleza del oficio que ejercen, debe ser
precedente en la Historia, del crecimiento de la considerada como una forma de miseria, y cual-
población. En todas las colonias del Norte, lapo· quier pequeño obstáculo al matrimonio que pro-
bladón se duplicó en veinticinco años. El número ceda del temor a las dificultades que supone el
de personas que se establecieron inicialmente en mantenimiento de una familia, puede también ser
110 T. R. Mahhua Üphufo 6 11 t

clasificado bajo ese mismo epígrafe. En una pala- bítantes no es destruida por el temor o por la
bra, es difícil concebir un obstáculo al crecimien- tiranía, las subsistencias aumentarán rápidamente,
to de la población que no pueda incluirse en la rebasando las nc..:esidadcs de la escasa población,
descripción de alguna forma de miseria o de vicio. y la invariable consecuencia de esto será que la
La población de los trece Estados de América población, que quizá anteriormente se mantenía
dd Norte se estimaba, antes de la guerra, en unos casi estacionaria, empe7..ará inmediatamente a
tres millones. Nadie piensa que Inglaterra sea crecer.
ahora menos populosa por la emigración del re- La fértil provincia de Flandes, que con tanta
ducido número de antepasados que dieron origen frecu1:ncia ha sido el tentro de las guerras más des-
a aquellas cifras. Al contrario, es sabido hoy que tructivas, ha resurgido siempre a los pocos años
un cierto grado de emigración es muy favorable de:: restablecerse b paz, tan fructífera y populosa
a la población de la madre patria. Se ha observado como sicmrm:. El propio Palatinado levantó ca-
que particularmente las dos provincias españolas beza después de los execrables estragos causados
de donde salieron la mayor parte de los enúgran- por Luis XIV. Los efectos de la terrible p<."Ste de
tes a América se hicieron más populosas como con- Londres en 1666 no eran ya perceptibles quince
secuencia de esta emigraci6n. Cualquiera que haya o veinte años después. Según nos informan, los
sido el número inicial de enúgrantes británicos vestigios de las hnmbrcs más destructivas en Chi-
que tan rápidamente creció en las colonias de Nor- na y en el lndostán, no tardan en desaparecer.
teamérica, preguntémonos por qué en Gran Bre- Incluso es dudoso que las plagas que periódica-
taña, en ese mismo tiempo, un número idéntico mente arrnsan a Turquía y Egipto influyan mu-
de personas no mostró el mismo aumento. La gran cho en el nivd medio de su población. Si la po-
causa evidente que se puede aducir es la escasez blación de estos países es actualmente inferior a
de espacio y de alimentos o, en otras palabras, lo que era antes, t."S probable que más bien se
la miseria. Y en cuanto a que esta causa es mucho deba al régimen de tiranía y de opresión al ·que
m;ls fuerte incluso que el vicio, lo evidencia, creo 1.:stán sometidos, y al consiguiente dc-sán.imo que
yo suficientemente, la rapidez con la cual, incluso prevalece en la agricultura, que a las pérdidas oca-
países ya viejos, se recuperan de las desolaciones sionadas por Jas plagas. Las más tremendas con-
de la guerra, la pcs1c o los azotes de la naturaleu1 vulsiones de la naturaleza, tales como erupciones
Se encuentran entonces, durante un breve período. volcánicas y terremotos, si no se repiten con tal
en situación análoga, en cierta medida, a la de los frc"Cucncía que provoquen la huida de los habitan-
Estados nuevos; y el efecto responde siempre a tes o la destrucción de su espíritu de trabajo, tie-
lo que podía preverse. Si la laboriosidad de los ha- nen escasas repercusiones sobre el volumen medio
112 T. R. M11hhu1 Capitulo 7
de la población de cualquier Estado. Nápoles y
toda la zona que rodea el Vesubio continúan sien-
do muy populosas, no obstante las repetidas erup-
ciones del volcán. Y Lisboa y Lima se hallan aho.
ra, probablemente, casi en el mismo estado, res·
pecto a población, que antes de loo últimos terrc:-
motos.

Merced a la particular atención prcstnd::i a la


limpieza urbana, parece que por fin la pest~ haya
sido expulsada de L-Onclres. Pero no <:s improbable
que entre las causas secundarias que producen las
epidemias y períodos agudos de enfermedades fi.
guren el hacinamiento de la población y su ali-
mentación malsana e insuficiente. M~ h::i inspirado
esta observación el examen de algunas tablas de
Mr. SusmHch, extractadas por el doctor Príce en
una de sus notas al poslscriptum de la controver-
sia respecto a la población de Inglaterra y país de
Gales. Estas tablas son consideradas como muy
correctas, y si tuviesen un carácter más general,
contribuirian considerablemc:nte a esclarecer las
diferentes maneras de reducirse la población y evi-
tar un crecimiento excesivo y superior al aumento
de las subsistencias, en cualquier pafs. Extractaré
I IJ
114 T. R. M.hhm C.p!culo 7

una parte .de estas tablas, con los coment:uios del


doctor Pr1ce.
. la salud pública? La m'1~a de la poblaci6n se hu·
biera visto, en este supuesto, condenada a un:i
vida más dura, hacinada en alojamientos cada vez
E.'C EL )l l:JSO DE P.USJA 'i Dt U DUCADO DE LITIJANIA más reducidos e inadecuados, y no <..-s ciertamente

PromcJ .;o ··-•


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CllllÍtn·
c~ /m·
improbable que éstas hayan sido algunas de las
causas naturales que produjeron esos tres años de
IJllllllÍOS dirno• mortandad. Estas causas pueden producir tales
10 .1i:m h.uu 1102 21.%) H .718 '-928 )7{10 150/ 100 efectos sin que la población del país afectado, con-
~ .a~.:x han• 11\6 2l.602 11.984 .f.968 H/10 180/100
) Ji1">s h!JI & 17}$ lS.)92 19.1}4 1 1.ffl -'<) 1 10 J-48/ 10.l siderada en valor absoluto, tenga que ser particu-
• N. B. En 1709 y 1710, la pote: se llevó a 247.7J) habiuntes larmente elevada y vivir en hacinamiento. Incluso
Oc C1te país; )' c:D 1736 y 17J7, hubo \':UÍ:H epidemias que lam-
bjfo impidic:roo c:l 1urncnto de la poblaci6o.• en un pafs de escasa población, si ésta crece antes
que aumenten las provisiones y de que se cons-
Se puede observar que la proporci6n má~ ele- truyan más viviendas, los habitantes sufririín, in-
vada entre nacimientos y entierros se produJO en evitablemente, la falta de alimentos y la carencia
los cinco años que siguieron a la gran peste. de superficie habitable. Si durante los ocho o diez
años próximos los matrimonios ingleses fuesen
E." n JtUCAl>O DE PowEllANJ.A más proüficos, o incluso si hubiese un mayor nú-
mero de matrimonios que lo normal, sin que au-
P~d:o .nu&l
N.cl·
!!iÍCntot
Enrie·
mi.
fr.f.ul- 1
m:xilos
e~~: ci~:
dmlm·
C'lmlm- mentase el número de viviendas disponibles, en
1m/ m.1tri· rm/ m· : ve-L de cinco o scis serían siete u ocho las personas
ll'IOl'Iio. OCll'CI
6 lb hui• 1702 6.1-40 0~7 J.810 )6110 !40/ 100 hacinadas en cada cabaña; y esto, añadido a las
6 ab huta 1708 7.<411 •.208 l.87' J9/ tO tn/100 dificultades de una vida cada VC"l más dura, ten-
6 11\oe huta 1726S.4J2 Hu7 2.lJI .)9 / 10 1501100
'4 llll<Mi huc1 17'6
12.767 ':l81 2.9~ 0 /10 0 7/100 dría, probablemente, un efecto muy d<.:sfavorable
•N. B. F.n c:s~ cuo la pob~i6n puca h1btt llc:pdo cui sobre la salud de la gente humilde.
1 duplicarse: c:n cincccnu. y seis años, al oo haber padecido ola·
¡una epidemia de: impo11a.oci1 swcc:ptible de interrumpir el ~ E.-c NWMAP.K DE 811.v;DE.~1IU1ICO
cimiento; pero 101 tres años que siguieron al último pc:rfodo am-
sidrr.&> (hastJi 17'9} fueron años en Jos que abundaron tanto Prop0r- Plopor.
Ju c:nlermedadcs, que decayeron loa oacimien1os a 10.229 y se N.O. En1ie· Maui- cl~n . 11 1- ctidtl ca-
m:cn101 llOI D'lOO!oi cun:cn.. d tn"'1-
elevó d número de: ct11ie1ros a 1'.068... 1os/ m1n1· toe { c:n-
mon!os denos
' ab hasta 1701 HH .).48) 1.06 )7/10 11,/100
¿No es probable que en este caso el número ' l b buca 1726 7.012 4.2}4 l.7H 401)0 164{ JOO
de habitantes haya crecido con más rapidez que ' !lb huta 17.'6 7.9Td , .'67 1.891 '42/ lO l.fJ/ 100
•N. B. Laa rp:dcmia prevalecieron durancc: k\1 lfios, desde
los alimentos y servicios precisos para gara.ntiznr 17'6 a 1741, frenando d crccimic:nto de la pobbcióo.•
116 T. Jt Ma11hus C.pftulo 7 117

& tl DUCADO 1111 MAGDEBUJIGO


ciente producción de un país y Ja creciente deman-
P1opor. Propc.c. da de trabajo mejoren de tal manera las condicio-.
Y.:aci· Ende- Mtui- lJÓt\ .,. . c:!dn m-
Prrrncl10 anu:\1 mimCOI rro1 u:onlot cicala¡, cúnim· nes del jornalero, que éste se sienta animado a
IOl/ n.tri• tot/m..
11\.~ bn'rOI contraer matrimonio, es probable que la costum-
' <11'«'1 futtt 1702 6.4J1 4.10) J 681 >8/lO 1'61100 bre de casarse joven continuará incluso cuando
' .1 ,1;,
' )"")\ t1
tu'ª 1111
Ja J7~
7J90
1 UO
'·"'!
1.069
2.01&¡
2.19)
)6/ lo 1421100
-40/10 1°'/100
Ja población del país haya rebasado la incremen-
tada producción, apareciendo entonces los perío-
.N. B. Los
n'K"nl\! c~rgW<.>s
ai10s 17.)8, 1740, 1710 y 17'1 fueron particclu-
de cnfcrTn("<fadn...

Para una mayor información sobre este tema


dos de enfermedad y epidemias, como consecuen-
cia natural e incluso necesaria. Pienso, por tanto,
que aquellos países donde en ocasiones las subsis-
1
consúhense las tablas de Mr. Susmikh. Los ex- tencias aumentan a un ritmo suficiente para ser
tractos que he tomado son suficientes para mos- un estímulo al aumento de la población, pero no
trar la reaparición, aunque en períodos irregula- para responder a todas sus exigc-ncias, son más
res, de las épocas en que abundan las enfermeda- propicios a las periódicas epidemias que aquellos
des, y parece muy probable que la escasez de es- cuya población se mantiene ni nivel de la produc-
pado y de alimentos haya sido una de las pdn- ción media.
cipales causas que )as han motivado. Pero, probablemente, la observación contraria
Se desprende de estas tablas que la población podría también aparecer justa. En los países so-
de estos países creció a un ritmo tal vez excesivo metidos a enfermedades periódicas el aumento de
para Estados ya viejos, y eso a p<.."Sar de las rachas Ia población o el accso de los nacimientos sobre
de enfermedades que prevalecieron durante cier- los entierros será mayor, durante los intervalos en-
tos años. Sin duda, el cultivo mejoraba, y esto era tre estos períodos, que lo usual, caeleris paribus,
un estímulo al matrimonio. Pues los obstáculos al en países menos expuestos a estos desórdenes. Si
crecimiento de la población parecen haber sido en- la población media de Egipto y Turquía se ha
tonces más bien de tipo positivo que de tipo pre- mantenido casi estacionaria durante todo el siglo
ventivo. Cuando ante la perspecúva de una cre- pasado, es probable que en los intervalos entre
ci~nte abundancia en un país determinado la fuerza sus plagas periódicas los nacimientos deben haber
represiva de la población queda, en cierta medida, superado a los entierros en mayor proporción que
eliminada, lo más probable es que los efectos de en países como Inglaterra y Francia.
estas circunstancias se hagan aún sentir muchos La proporción media de nacimientos a entierros
años después de que la causa de todo ello haya en un país, para un período de cinco a diez años,
cesado. O, para ser más concreto, cuando la ere- no nos ofrece, pues, un criterio adecuado para juz-
118 T. R. Mlllhua c.prtu1o 1 119

gar los progresos efectivos de su población. Esta nacimientos superaron a los entierros en la propor-
proporción refleja, ciertamente, el ritmo de creci- ción de 124 a 100, mientras en el segundo Ja
miento durante esos cinco o diez años; pero no proporción fue solamente de 111 a l 00. El doc-
podemos, ni mucho menos, deducir cuál fue d tor Price piensa que los registros del primer pe-
ritmo de crecimiento en los veinte años anterio- ríodo no son muy fidedignos, pero que, probable-
res, ni cuál será en los veinte años siguientes. El mente, en este caso, las proporciones que arrojan
doctor Price observa que Suecia, Noruega, Rusia no son incorrectas. Por lo menos existen varios
y el reino de Nápoles tienen una población en rli- motivos para suponer que el exceso de nacimien-
pido crecimiento¡ pero los ex.tractos de los regis- .tos respecto a los entierros sería superior en el
tros que nos da no abarcan períodos suficiente- primer período. Dentro del natural progreso de
mente prolongados para que este hecho quede es- la población en cualquier país, la extensión de tie-
tablecido. Es muy probable, sin embargo, que Sue- rra fértil puesta en cultivo sed, caeterís parí-
cia, Non.:.ega y Rusia tengan una población que bus (5), lógicamente superior en los primeros pe-
esté creciendo, pero no al ritmo que se desprende ríodos que en los ulteriores. Y un aumento pro-
de la proporción de nacimientos a entierros du- porcionalmente mayor de la producción nnual sed
rante los breves períodos considerados por el doc- invariablemente seguido de un aumento propor-
tor Price. Durante un período de cinco años, ter- cionalmente mayor de la población. Pero aparte
minado en 1777, la proporción de nacimientos a de esta importante causa, que justificaría un ma-
entierros en el reino de Nápoles era de 144 a 100 yor exceso de nacimientos sobre las defunciones
(4 ), mas existen motivos para suponer que esta al final del reinado de la reina Isabel que a me-
proporción indicada un aumento mucho mayor del diados de este siglo, no puedo menos de pensar
que se encontraría que ha tenido verdaderamente que los ocasionales estragos de la peste en el pri-
lugar en aquel reino durante un período de cien mer período han debido tener cierta tendencia a
años. incrementar esta diferencia. Si se hubiesen tomado
El doctor Short comparó los registros civiles los valores medios correspondientes a períodos de
de muchos pueblos y ciudades mercantiles de In- diez años en los intervalos entre los retornos de
glaterra, correspondientes a dos periodos: el pri- la peste, o si se hubiesen eliminado del cálculo por
mero abarcando desde la época de la reina Isabel su carácter accidental los años azotados por esta
hasta mediados del siglo pasado, y el segundo des- terrible enfermcdad, los registros civiles nos da-
de diversos años de finales del siglo pasado hasta rían, sin duda, una proporción de nacimientos a
la mitad del siglo actual. Comparando estos ex- entierros mucho más elevada de la que correspon-
tractos se observa que en el primer período los de al crecimiento medio real de la población. En
120 T . R. Malthus Capfnilo 7 J2l

los años que siguieron inmediatamente a la gran arrolladora exterminase a d0$ millones de ingle-
peste de 1666, es probable que el exceso de na- ses y a seis millones de franceses, no cabe la me-
cimientos sobre los entierros fuese muy superior nor duda de que, una vez superada la terrible con-
a lo normal, particularmente si damos por buena moción sufrida por la población, la proporción de
la opinión dd doctor Price, según la cual la po- nacimientos a entierros serfa muy superior a la
blación de Inglaterra era mayor en los tiempos de actual tanto en un país como en d otro.
Ja Revolución (tan sólo veintidós años después de En Nueva Jersey la proporción de nacimientos
la gran peste) que en Ja actualidad. a entierros, romando el promedio de los siete años
En 1693 el señor King determinó la proporción que terminan en 1743 , fue de 300 a 100. En Fran-
Je nacimientos a entierros en la totalidad del rei- cia e Inglaterra Ja proporción má.s elevada que se
no, Londres excluido, en 11.5 a 100. El doctor haya alcanzado es de 117 a 1OO. Por muy grande
Short establece esta proporción a mediados de y sorprendente que sea esta diferencia no creo
este siglo en 111 a 100, incluyendo a Londres. que nuestro asombro deba llevarnos a atribuirla
En Francia esta proporción era en los cinco años a una milagrosa intervención divina. Sus causas
anteriores a 1 7 74 de 11 7 a 100. Suporúendo que no son ni remotas, ni ocultas, rú misteriosas; es-
estas cifras no se alejen demasiado de la realidad tán a nuestro alcance, en torno nuestro y abiertas
y que las variaciones que puedan registrar estas a la curiosidad de cualquier mente investigadora.
proporciones en algunos períodos no sean muy im- De acuerdo con el espíritu filosófico má.s liberal
portantes, observaremos que las poblaciones de está. el suponer que no cae una sola piedra ni cre-
Francia y de Inglaterra se han acomodado perfec- ce una sola planta sin la acción inmediata del po-
tamente al nivel medio de la producción de cada der divino. Pero sabemos por experiencia que es-
país. El desaliento provocado por las dificultades tas operaciones de lo que llamamos la naturaleza
para el matrimonio, las viciosas costumbres que se han producido, casi invariablemente, según unas
esto acarrea, las guerras, el lujo, la despoblación leyes fijas. Y, desde que el mundo existe, las c~u­
silenciosa pero evidente de las grandes urbes, las sas del crecimiento y de Ja merma de la población
habitaciones demasiado angostas y la alimentación han sido probablemente tan constantes como cual-
insuficiente de muchas gentes pobres, evitan que quiera de las leyes de la naturaleza que conoz-
la población rebase los medios de subsistencia, y camos.
si se me pct'mite utilizar una expresión que sin La pasión entre los sexos parece haber sido tan
duda a primera vista pereced cxtrafia, hacen in- invariable en t~ las épocas que puede ser con-
necesarias 111.S grandes y devastadoras epidemias siderada en términos matemá.úcos como una can-
que eliminen la población 5obrante. Si una peste tidad dada.La gran ley de la necesidad, que impide
122 T. R. Mahhns Capitulo 7 12.)

un crecimiento de la población, en cualquier pafs, a vivir con raciones alimenticias reducidas al m(.
desproporcionado a las subsistencias que puedan nimo. Estos paises habrdn conocido periodos en
ser producidas o adquiridas, es para nosotros un11 Jos cuales Ja población crecía permanentemente
ley tan clara, tan evidente para nuestro sentido sin que aumentaran los medios de subsistencia.
l6gico y tan totalmente confirmada por la expe- Chin11 parece ser un ejemplo típico. Si nos fiamos
riencia de todos los tiempos que no podemos po- de la información que recibimos de aquel país, las
nerla en duda ni un solo instante. Cierto es que clases inferiores de Ja población, acostumbradas a
los diferentes métodos adoptados por la naturaleza vivir con la menor cantidad posible de alimentos,
para impedir o reprimir el exceso de población aceptarían con gusto cualquier bazofia que los
no aparecen tan seguros ni tan regulares, pero obreros europeos no comerían aunque estuviesen
aunque no podamos predecir siempre el método muriéndose de hambre. La ley china que 11utoríza
lo que s! podemos es predecir el hecho. Si la pro- a los padres a abandonar a los niños ha tenido co-
porción entre nacimientos y entierros durante unos mo principal consecuencia el forzar el aumento de
años refleja un incremento de la poblaci6n muy la población. Una nación en estas condiciones tie·
superior, proporcionalmente, al aumento de la pro- ne necesariamente que estar sujeta a hambres.
ducci6n, del pats o adquirida, podemos tener la Cuando un pa{s tiene una población tan abundan-
certidumbre de que, a menos de haber emigración, te, en rdaci6n con los medios de subsistencia, que
las defunciones pronto rebasarán a los nacimien- la producción media es apenas suficiente para man-
tos; por lo tanto, el 11umento registrado durante tener en vida a sus habitantes, cualquier deficien-
esos breves años no puede ser considerado como cia debida a una mala cosecha tiene repercusiones
el aumento medio real de la población del país. fatales. Es probable que la extrema frugalidad de
Si no hubiese otras causas de despoblación, los los hindúes contribuya en cierta medida a las te-
países se verían, sin duda alguna, sometidos a pe- rribles hambres del lndostán.
riódicas pestilencias y hambres. En América, donde la retribución del trabajo es
El único criterio seguro para apreciar un au- actualmente tan generosa, las clases inferiores pue-
mento real y permanente de la población de un den reducir considerablemente su nivel de vida.
país, es el increml-nto de los medios de subsisten- en los años de escasez, sin que esto suponga para
cia. Incluso este criterio puede ser objeto de cier- ellos una gran calamidad. El hambre alH parece
tas ligeras variadonc.-s, pero son variaciones que casi inconcebible. Se puede prever que con el au-
podemos fácilmente apreciar. En algunos países mento de la población de América los trabajadores
la población parece haber sido forzada, es decir, serán eventualmente retribuidos con mucha me-
que la gente ha sido acostumbrada gradualmente nos liberalidad. En este caso, el número de ha-
124 T. R. Mallbw c~rhulo 7 125

bitantes seguirá creciendo de manera permanente. población. Todo intento de alcanzar este propó-
sin aumento proporcional de los medios de sub- sito por cualquier otro medio es vicioso, cruel y
sistencia. riránico y en una situación que goce de una tolera-
En los diferentes Estados de Europa, donde ble libertad está, además, condenado al fracaso.
prevalecen costumbres tan diversas de país a psls, Es posible que forzar un aumento de la población
la proporción entre el número de habitantes y Ja sea aparentemente ventajoso para los gobernantes
cantidad de alimentos consumida tiene que ser y los ricos de un Estado, ya que esto permite re-
muy variable. L<>s trabajadores del sur de Ingla- ducir el precio <lel trabajo y por ende los gastos
terra están tan acostumbrados a comer pan de fina militares y navales y los costes de los productos
harinR de trigo que prefieren pasar verdadera ham- dc:stinados a los mercados exteriores, pero todo in·
bre antes que someterse a la forma de vida de los tento de este género debe ser observado con Ja
campesinos escoceses. Tal vez con el tiempo, y máxima atención e impugnado con toda energía
bajo la constante presión de la dura ley de la ne- por los amigos <le los pobres, particularmente
cesidad, se vean reducidos a una vida análoga a cuando se presenta bajo el engañoso disfraz de la
la de las clases inferiores de China, lo cual per- caridad y con Ja probabilidad de ser acogido gra-
mitiría al país, con la mjsma cantidad de alimento. cias a ello con alegria y cordialidad por la gente
sostener a una población mayor. Pero este cambio humilde.
será siempre sumamente difícil y según la espe· Yo absuelvo totalmente al señor Pitt de toda
ranza de todo amante de la humanidad, inútil. siniestra intención al introducir en su proyecto de
Nada es hoy día tan común como ok que hay que ley sobre los pobres Ja dáusula por la que se con-
estimular el aumento de la población. Si la tenden- ceda un chdin semanal a los trabajadores por
cia de la sociedad al crecimiento es tan grande cada hijo que tengan por encima de tres. Confieso
como lo vengo pretendiendo, puede parecer ex- que antes de la presentación de este proyecto al
traño que este crecimiento no aparezca cuando Parlamento, e incluso durante un cierto tiempo
es repetidamente solicitado. La verdadera razón es después, pensé que esta regulación seria altamente
que este estímulo a incrementar Ja población se beneficiosa; pero desde entonces he reflexionado
dcsarrolJa sin preparar los fondos necesarios para mucho sobre esta cuestión, llegando al convenci·
sostenerlo. Auméntese la demanda de obreros agd- miento de que si su propósito es mejorar la suerte
colas promoviendo el cultivo, incrementando de de los pobres, lo que va a conseguir será precisa-
esta suerte la producción del país y mejorando la mente lo contrario de lo que se propone. No ob-
situación del labrador, y desaparecerán todas las servo en esta ley la menor tendencia a incrcmen-
aprensiones ante el correspondiente aumento de la 1ar la producción del país, pero s( a aumentar la
126 T. R. Ma!thut Caphu?o ? 127

población; la consecuencia necesaria e inevitable convirtiesen en la hortaliza favorita de las gentes


no puede ser otra sino la distribución de una mis- humildes y sí la misma extensión de tierras que
ma cantidad de productos en un mayor número la que hoy produce trigo fuese dedicada al cultivo
de partes, y, por tanto, que con el trabajo de un de la patata, el pafs podría soportar una población
día se comprará una cantidad menor de provisio- mucho mayor 1 y en la práctica acabará muy pronto
nes y empeorará, por consiguiente, la situación de teniendo que hacerlo.
los necesitados. La felicidad de un pafs no depende en absolu-
He mencionado algunos casos en los que ]a po- to de si es pobre o rico, joven o viejo, abundante
blación puede aumentar de manera permanente o escasamente poblado; depende de la rapidez de
sin que haya un incremento proporcional de los su crecimiento, del grado en el que el aumento
medios de subsistencia. Pero es evidente que la anual de su producción de alimentos se aproxima
discrepancia, en diferentes Estados, entre la can- al libre crecí.miento anual de su población. Esta
tidad de alimentos y el número de personas que aproximación es siempre mayor en las nuevas co-
se nutren de ellos. no puede pasar de un cierto lonias, donde la laboriosidad y la técrúca de un
valor limite. En cualquier país en el que la po- pafs viejo son aplicadas a las tierras baldías y fértí-
blad6n no está decreciendo en valor absoluto la lcs de uno nuevo. En otros casos, lo juventud o
cantidad de alimentos disponibles debe ser sufi- vejez de un Estado no es, en este aspecto, de mu·
ciente para mantener y reproducir la raza de los cha importancia. Es probable que los alimentos
trabajadores. de Gran Bretaña se repartan hoy entre los habi-
En igualdad de las demás circunstancias se pue-- tantes con la misma abundancia que hoce dos mil.
de afirmar que la población de un país está en tres mil o cuatro núl años. Y existen motivos pa-
función de la cantidad de alimentos humanos que ra pensar que tanto las pobres y poco habitadas
produce; y su felicidad, determinada por la gene-- regiones montañosas de Escocia como la rica y
rosidad con la cual estos alimentos son distribuí· populosa provincia de Flandes sufren de los mis-
dos, o, lo que viene a ser lo mismo, por la canti· mos males causados por el exceso de población.
dad de productos que el trabajo de un dfa es sus- Supongamos un pueblo que jamás haya sido
ceptible de adquirir. Los países trigueros tienen invadido por otro más avanzado y que se haya
mayor población que los ganaderos y los produc· ido civilizando siguiendo el curso natural de su
tores de arroz, mayor que los trigueros. Las tie- desarro1lo; desde el momento en que su produc-
rras de Inglaterra no son adecuadas para el cul- ción pudiese considerarse como igual a uno hasta
tívo del arroz, pero s{ pueden dar patatas; y el aquel en que pudiese considerarse como igual a
doctor Adam Smith observa que si las patatas se un millón. o sea, en el transcurso de muchos si-
128 T. R. M.thhu' Capitulo 7 1.29

glos, no habd habido ni un solo período en el


que se pudiera decir que la masa de la población
y en todos los Estados, en los que el hombre ha
existido, o actualmente existe,
1
estuviese libre de las penas que directa o indirec- - el crecimiento de la población est' necesa-
tamente ocasiona la escasez de alimentos. En to- riamente limitado por los medíos de subsistencia,
dos los Estados de Europa> y desde que tenemos - a población crece invariablememe cuando
datos de ellos, millones y millones de existencias aumentan los medios de subsistencia, y
humanas han dejado de existir por esta simple - a superior fue.na de crecimiento de la po-
causa; aunque, quíú en algunos de estos Estados, blación es contenida por la miseria y el vicio para
el hambre no se haya manifestado jamás en forma que a población efectiva se mantenga al nivel de
generalizada. los medios de subsistencia.
El hamhre parece ser el último y el más terri-
ble recurso de la naturaleza. La fuerza de creci-
miento de la población es tan superior a la capa-
cidad de la tierra de producir el alimento que ne·
cesitn el hombre para subsistir. que la muerte pre-
matura en una u otra forma debe necesariamente
visitar a la raza humana. Los vicios humanos son
agentes activos y eficaces de despoblación. Son la
vanguardia del gran ejército de destrucción¡ y
muchas veces ellos solos terminan esta horrible ta-
rea. Pero si fracasan en su labor extemtlnadora,
son las enfermedades, las epidemias y la pestilen-
cia quienes avanzan en terrorífica formación se-
gando miles y aún decenas de miles de vidas hu-
manas. Si el éxito no es aún completo, queda to-
davía en la retaguardia como reserva el hambre:
ese gigante ineludible que de un solo golpe nivela
la población con la capacidad alimenticia del
mundo.
Todo indagador concienzudo de la historia de
la humanidad reconocerá que en todas las épocas
C.pttulo 8 IJJ
Capftulo 8
tar su producción. Si éste fuese realmente el caso
y se pudiera instaurar en otros aspectos un her-
moso sistema de igualdad, no creo que debiéra-
mos dejarnos desalentar en la persecuci6n de ese
sistema por la contemplaci6n de tan rcmot&S di-
ficultades. Sucesos tan distantes bien pueden de-
jarse en manos de la providencia; pero la verdad
es que si el argumento expuesto en este ensayo
e~ correcto, las dificultades no son a largo plazo,
smo de carácter inminente e inmediato. En cual-
quier período durante todo el proceso de desarro-
llo del cultivo, desde el momento actual hasta que
toda la tierra estuviese convertida en un vergel,
la angustia causada por la falta de alimento estaría
presionando de manera constante sobre toda la
hum.anidad, si existiese un ~gimen de igualdad.
Quien haya llegado a las evidentes conclusio- Aunque la producci6n de la tierra aumentara to-
nes anteriores a través del examen de la situa· dos Jos años, la poblaci6n crecería a un ritmo más
r~pido, y seda necesario que este exceso de pobla-
ci6n pasada y presente de la humanidad, no pue-
c16n fuese reprimido por la acci6n periódica o
de menos de causarle verdadero asombro ver que
constante de la miseria y el vicio.
los escritores que han tratado de la perfectibili-
dad del hombre y de la sociedad, y que han tenido Según dicen, Condorcet e~ibió su obra Esquis-
en cuenta d argumento del exceso de población, se á'un tab/eau historique des progrts de /'esorit
lo aborden siempre con enorme ligereza, como si humain, bajo la presi6n de aquella cruel p~.crip­
las dificultades que implica se hallaran a grandes ción en la que concluyó sus cilas. Si este escritor
y casi inconmcosurables distancias. El propio no abrigaba la esperanza de ver su obra conocida
Mr. Wallace, a quien este argumento pareci6 de durante su vida, despertando el interés de Fran-
tanto peso que destrufa todo su sistema de igual- cia en su favor, su componamíento constituye un
dad, no crefa que las dificultades originadas por ejemplo único de fidelidad de un hombre a unos
esta causa pudiesen surgir antes que la tierra en- principios que tan dolorosamente la experiencia
tera estuviese convertida en un vergel y se hu- diaria y su propia vida se encargaban de desmen-
bieran agotado todas las posibilidades de incrcmen.. tir. Contemplar el espíritu humano en una de la!'
1)0
ll2 T. R. Mahhu~ Caplrulo 8 l.).)

naciones más cuhas del mundo y, pasados unos esta clase de hombres, y después de señalar la
cuantos miles de años, verlo envilecido por la fer- precaria situación de estas familias totalmente de-
mentación de tan repugnantes pasiones como el pendientes de la vida y de la salud de su jefe ( 6),
temor, la crueldad, la m.ilicia, la venganza, la am- dice con toda razón: «Existe, pues, una causa ne-
bición, la demencia y la insensatez, capaces de cesaria de desigualdad, de dependencia y aun de
deshonrar al pueblo más salvaje de las épocas más miseria, que amenaza sin cesar a la clase más nu-
bárbaras, debió ser un tremendo golpe asestado merosa y a~tiva de nuesua sociedad:.. La dificultad
a sus idC"as acerca del progreso necesario e inevi- está cierta y cabalmente planteada, mas, en mi opi-
table del espíritu humano; y el hecho de haber- nión, la manera como pretende el autor eliminarla
lo resistido es la mejor prueba de la fuerza de su resultaría totalmente ineficaz.
convicción en la verdad de unos principios des- Aplicando a este caso el cálculo sobre la proba-
mentidos por las apariencias. bilidad de vida y sobre el interés del dinero, pr~
Esta publicación póstuma no es más que el es- pone establecer un fondo que asigne a los ancia-
bozo de una obra mucho más amplia que Condor- nos una asistencia dimanada, en parte, de sus pr<r
cet deseaba se emprendiera. Carece, como es na- pios ahorros anteriores, y, en parte, de los que
tural, de los detalles y ejemplos indispensables suministraron los individuos muertos antes de ha-
para demostrar la verdad de cualquier teoría. Bas- ber podido recoger el fruto de tal.es sacrificios.
tarán unas observaciones para mostrar cuán con- Este mismo fondo, u otro análogo, se dedicarla a
tradictoria resulta su teoría cuando se aplica a la la asistencia de las viudas y hu~rfan05 y a sumi-
realidad y no a una situación imaginaria. nisuar un capital a estos últimos, cuando estén
En la última parte del libro trata Condorcet del en edad de formar una nueva familia, de suerte
progreso futuro del hombre hacia la perfección y que puedan desarrollar su laboriosidad. Observa
dice que, comparando en las diferentes naciones que estos establecimientos deben ser constituidos
civilizadas de Europa la población actual con la en nombre y bajo la protección de la sociedad.
extensión del territorio, y considerando en ellas Yendo aún más lejos, dice que mediante una jus-
su agricultura y su industria, la división del tra- ta aplicación de los cálculos se pueden hallar me-
bajo y los medios de subsistencia, se ve cuán im- dios de conservar un estado de igualdad aún más
posible seda conservar los mismos medíos de sub- absoluto evitando que el crédito sea el privilegio
sistencia, y por ende la misma población, sin que exclusivo de las grandes fortunas, sin por ello de-
haya un cierto número de individuos que no ten- bilitar su base, y haciendo que el progreso de la
gan otros medios de satisfacer sus necesidades que industria y la actividad comercial sean menos de·
su laboriosidad. Reconocida, pues, la necesidad de pendientes de los grandes capitalistas.
1.)4 T. R. Malthus C.pitulo 8

Tales establecimientos y cálculos pueden pare- trar con qu~ mantener convenientemente a una
cer muy prometedores sobre el papel, pero apli- familia, bien pronto casi todos fundarían una, y
cados a la vida real resultarán completamente va- si adem's la generación naciente estuviese al abri-
nos. El señor Condorcet admite la necesidad de go de la cdestructiva helada» de la miseria, la
que en cada Estado haya una clase de personas población aumentaría rápidamente.
que vivan exclusivamente de su trabajo. ¿Qué ra- El señor Condorcet parece tener plena concien-
zón puede haberle llevado a esta conclusión? Una cia de esto, y después de describir otras mejoras,
sola es imaginable: la comprensión de que para dice~
asegurar la subsistencia a una población numerosa «Pero en este progreso del trabajo y de la fe-
era menester una cantidad de trabajo que no se Iicidad cada generación gozará de placeres aún
realizaría si faltase el aguijón de la necesidad. Mas más extensos, y, por con.siguiente, en virtud de
si con este tipo de institución se elimina este aci- la constitución física de la estructura humana, re-
cate al trabajo, si los perezosos y negligentes go- gistrará un aumento en el número de individuos.
zan del mismo cn~dito y de la misma seguridad en ¿No llegará, pues, un período en el que se enfren-
cuanto al sostén de sus mujeres y familias que los ten estas leyes, tan necesarias una y otra? Cuan-
laboriosos y activos, ¿podemos contar con que los do el aumento del número de personas exc-cda al
hombres desplieguen para la mejora de su situa- de sus medios de subsistencia, el necesario resul-
ción esa actividad febril que hoy constituye el re- tado será la continua disminución de la felicidad
sorte principal de la prosperidad pública? Si .hu- y de la población, que serla un movimiento real-
biese que realizar una investigación para examinar mente retrógrado, o al menos una especie de osci-
las reclamaciones de cada individuo y detenninar lación entre el bien y el mal. En sociedades que
hasta qu~ punto se había esforudo por vivir de hayan llegado a este extremo, ¿no ~erá. esta ~~·
su trabajo y si merecía o no la asistencia. ~uc so- ladón una causa permanente de Dl.1Ser1a pen6di-
licitaba, seda poco menos que una rcpeucaón e? ca? ¿No marcará el límite a partir del cual toda
mayor escala de las poor /aws inglesas y conduci- mejora resultará imposible? ¿No indicará el t~r­
ría a la completa destrucción de los verdaderos mino de la perfectibilidad de Ja raza hum~a, t~r­
principios de libertad e igualdad. mino que puede alcanzar en el curso del tiempo,
Pero además de esta gran objeción a estas ins- pero jamás rebasar?» Y luego añade:
tituciones, y suponiendo por u~ ~omenio que. no «Nadie duda· que este tiempo está aún muy dis-
contribuyesen a frenar Ja laboriosidad productiva, tnnte de nosotros, pero ¿lo alcanzaremos un día?
aún quedaría por reso~ver b princ~pal dificultad. Tan imposible es pronunciarse a favor como e~
Si todo hombre tuviese l:l scguricbd de encon- contra de la futura realización de un acontca-
1}6 T. R. M.alth'.ll C.phulo 8 1)7

miento que sólo se reproducirá en una era en que tonces los ridículos prejuicios de la superstición
la raza humana habrá logrado mejoras que en el habrian dejado de proyectar sobre la moral esa
presente apenas podemos concebir.» austeridad corrupta y degradante, hace alusión, o
El señor Condorcet describe justamente lo que a un promiscuo concubinato, que evitada la fe-
puede ocurrir cuando d número de personas lle- cundidad, o a otro tipo de solución no menos an-
gue a exceder a los medios de subsistencia. La tinatural. Pretender resolver as( la dificultad sig-
oscilación que menciona se producirá seguramente nificaría, sin duda, en la opinión de la mayorfa de
y será, sin duda, un manantial permanente de mi- los hombres, destruir esa virtud y esa pureza de
seria periódica. En lo único que difiero del señor costumbres que los partidarios de la igualdad y
Condorcet es en la consideración de la época en de fa perfcctibilid11d del hombre profesan consi-
la que podrá aplicarse a la raza humana. derar como la finalidad y el obje1ivo de sus miras.
El señor Condorcet piensa que tan sólo podrá
ser aplicable en una época sumamente lejana. Si
la relaci6n entre el natural awnento de la pobla-
ci6n y el aumento de los alimentos se aproxima
a la que he establecido, se puede decir, por el
contrario, que la época en que el número de per-
sonas sobrepasa a sus medios de subsistencia ha
llegado ya hace tiempo, y que esta necesaria osci·
laci6n, esta permanente causa de miseria periódica,
ha existido desde los tiempos primeros a que se
remonta la historia, existe al presente y continua-
r' existiendo siempre, a no ser que se produjese
algún cambio decisivo en la constituci6n ffsica de
nuestra Mturalcza.
El señor Condorcct, sin embargo, contin~ di-
ciendo que incluso en el supuesto de que llegase
esta ~poca, que él ve tan lejana, la raza humana,
y los defensores de la perfectibilidad del hombre,
no deberían por ello alarmarse. Procede luego a
elim;nar la dificultad en una forma que confiese
no comprender. Habiendo observado que para en-
C..pitulo 9 1}9
Capítulo 9
mismo, <le la destrucción de las dos grandes cau-
sas de Ja degradación del hombre -la miseria y
el exceso de riqueza-, de la eliminación gradual
de las enfermedades hereditarias y contagiosas,
merced a un mejor conocimiento de nuestro orga·
nismo, que eI progreso de la razón y del orden so-
cial hace más eficaz; de todas estas consideraciones
infiere el señor Condorcet que, sin alcanzar la
inmortalidad absoluta, el tiempo entre el naci-
miento y la muerte natural del hombre se hará
cada vez más largo, y, careciendo de límite, puede
perfectamente ser calificado por la palabra indefi.
nido. Pasa luego a definir esta palabra, que según
él significa ora el constante acercamiento a una
extensión ilimitada, sin alcanzarla jamás, ora un
aumento en la inmcnsidíld de las edades hasta una
La última cuestión que el señor Condorcet pro- prolongación superior a cualquier cantidad asig-
pone para ser examinada es la perfectibilidad or- nable.
gánica del hombre. Observa que si las pruebas Pero seguramente la aplicación de este t~rmi­
presentadas hasta ahora, y que de su acción mis- no, en cualquiera de las dos acepciones, a la dura-
ma han de recibir nueva fuerza, son suficientes ción de la vida humana es totalmente contraria a
para establecer la indefinida perfectibilid.ad del los principios de una sana filosoffa y plenamente
hombre sobre el supuesto d~ las mismas facultades injustificable por la experiencia de las leyes na-
naturales y la misma orlitanfaación que actualmente turales. Las variaciones provocadas por diferen-
posee, ¿cuánta será la certeza y cuál la extensión tes causas son esendalmen'---l' distintas del acrecen-
de nuestra esperanza si esta organización, e inclu- tamiento regular y sin Posible retroceso. La dura-
so estas facultades naturales, son susceptibles de ción media de la vida humana variará, en cierta
mejora? medida, según sean el dima sano o malsano, la
Del progreso de la medicina, de una alimenta- alimentación saludable o dañina, las costumbres
ción y vivienda más saludables, de una forma de virtuosas o viciosas, y por otras causas, pero te-
vida que aumente la fue~a corporal a través del nemos serios motivos para dudar que se haya re-
ejercicio ffsico, sin perjudicarla por el exceso del gistrado el más mínimo aumento perceptible en
1)8
140 T. R. Malrhu:a Capítulo 9 141

la duración de la vida humana desde los tiem- sopor o buscando su diversión en desatinados sue-
pos m~s r<.:mocos de la auténtica historia del hom- ños y extravagantes famaslas.
bre. Es cic:rto guc en todos los tiempos los prejui- La constancia de las leyes de la naturaleza y
cios han influido siempre en contra de esta ~-u­ la relación de los efectos con las causas son el
posición, 1-x:w sin darles demasiado cr<!dito, en fundamento de todo conocimiento humano, aun-
cierta medida estos prejuicios tienden a demos- que ni mucho menos quiero con ello decir que el
rrar que no ha habido progresos notables en sen- mismo poder que ide6 y puso en aplicación estas
tido contrario. leyes no pueda cambiarlas todas ~en un instante,
Se dirá, tal ve-1., gue d mundo es aún tan joven, en un abrir y cerrar de ojos». Semejante cambio
tan totalmente en su infancia, que no puede espe- puede, indudablemente, producirse. Lo único que
rarse que aparezca tan pronto una diferencia. pretendo decir es que es imposible preverlo por
Si esto fuera así sería el fin de toda la ciencia deducción razonada. Si en la ausencia de todo pre-
humana; habríamos acitbado con todos los razona- vio síntoma o indicación perceptible de mudan-
mientos de los efectos a las causas. Podrfamos ce- za podemos deducir que un cambio va a produ-
rrar nuestros ojos ante el libro de la naturaleza, cirse, con el mismo derecho podríamos hacer cual-
puesto que de nada ya nos iba a servir leerlo. Las quier aserción y considerar tan irrazonable que
conjeturas más descabelladas e improbables po- se nos contradiga cuando afirmamos que la luna
drían ser presentadas con la misma certeza que las va a chocar mañana con la tierra como cuando ase-
teor(as más justas y sublimes, basadas sobre es- guramos que el sol saldrá a la hora usual.
merados y reiterados experimentos. Podríamos re- Respecto a la duración de la vida humana, no
tornar, una vez más, al antiguo modo de filosofar, parece que desde los tiempos más remotos del
que consisda en amoldar los hechos a las exjgen- mundo hasta nuestros días haya habido el menor
cias de los sistemas en vez de establecer los sis- síntoma o indicio permanente de una prolonga-
temas en función de los hechos. La grande y só- ción creciente (7). Los perceptibles efectos del cli-
lida teoría de Newton se situaría en pie de igual- ma, de las costumbres, de la djeta alimenticia y
dad con las extravagantes y disparatadas hipótesis de otras causas sobre la longevidad de la vida han
de Descartes. En una palabra, si las leyes de la servido de pretexto para afirmar su duración in-
naturaleza son tan volubles e inconstantes, si se definida. Y el movedizo cimiento sobre el que
puede afirmar y creer que van a cambiar, cuando descansa la argumentación es que, como el lfmite
durante siglos y siglos han permanecido inmuta- de la vida humana es indefinido, como no se le
bles, el espíritu humano carecerá del aliciente puede fijar un término preciso y decir, hasta allf
necesario para investigar, quedando en inactivo se llegará exactamente, pero no mú allá; por con-
142 T. R. Malthut 10

siguiente, su prolongación puede extenderse eter- esta palabra. Aunque no me halle _en_ este eje~­
namente y ser justamente calificada de indefinida plo en condiciones de marcar el límite a partlt
o ilimitada. Pero la falacia y el absurdo de este del cual es imposible toda mejora, lo que s{ pue-
argumento quedan patentes con un ligero exa- do con suma facilidad es mencionar un punto al
men de lo que el señor Condorcet llama perfecti- que no se llegará. No tendría el menor escrú~lo
bilidad orgánica, o degeneración, de las razas ve- en afirmar que aunque el proceso de selccc16n
getales y animales, que según él puede ser con- durase eternamente, la cabeza y las patas de estas
siderada como una de las leyes generales de la ovejas jamás llegarían a ser tan pequeñas como
naturaleza. la cabeza y las patas de una rata.
Se me ha dicho que los ganaderos están conven- Por consiguiente, no puede ser cierto que, ~~­
cidos de que a través de la cruza se puede alcan- tre los animales, algunos de los vástagos adqu1n-
z.ar cualquier grado de refinamiento, y para ello dn las cualidades de los padres preferidas, pero
se basan en un axioma en virtud del cual algunos en mayor grado, o que los anímales sean infini-
de los vástagos poseerán en mayor grado las cua- tamente perfectibles.
lidades favorables d<.! los padres. En la lamosa El progreso de una planta salvaje, hasta con-
raza de ovejas leices/ershire, por ejemplo, el ob- vertirse en una hermosa flor de jard.In, es, tal vez,
jetivo sería conseguir ovejas de cabeza pequeña más notable e impresionante que lo que ocurre
y patas cortas. Procediendo de acuerdo con estos en el reino animal; sin embargo, incluso aqu( se-
axiomas ganaderos, parecería lógico suponer que da el colmo del absurdo pretender que este pro-
se debería poder llegar a que las cabezas y las greso es ilimitado o infinito. Uno de los rasgos
patas se convirtiesen en cantidades evanescentes, más evidentes del mejoramiento es el aumento del
pero esto es un tal disparale que podemos tener ta.mafio. Merced al cultivo, la flor ha ido paula-
la seguridad de que las premisas del axioma no tinamente creciendo. Si el progreso fuese real-
son correctas y que existe, en realidad, un límite mente ilimitado podrfa crecer hasta el infinito, 1'?
en el proceso, aunque no lo veamos ni podamos cual es un disparate tan burdo que podemos es·
decir exactamente dónde se encuentra. En este
tar seguros de que entre las. plan~as, lo. mismo
caso, d punto extremo de la mejora, es decir, el que entre los animales, el me1oram1ento uene un
punto en el que el tamaño de las cabezas y de límite aunque no sepamos exactamente dónde se
las patas alcanza su valor mínimo, pued~ consi- encue~tra. Es probable que los jardineros que ~
derarse como indcfinido, lo cual es muy diferente disputan los premios de floricultura habrán apli-
de poder considerarle como ilimitado o infinito, cado abonados más fuertes sin obtener el espe-
según la aceptación que el señor Condorcct da a rado éxito. Al mismo tiempo, sería una persona
144 Capítulo 9

~umamente presuntuosa quien pretendiese h:ibcr nos son totalmente desconocidas. Nadie puede de-
visto el clavel o la anémona más bella. que jamás cir por qué tal planta es anual, por qué la. otra
pueda ser producida. Lo que sf podrfa afirmar. es bienal, mí.entras hay algunas que duran siglos.
sin embargo, sin el menor peligro de ser desmen- El problema entero en todos estos casos, tanto
tido por los hechos futuros, es que ningún cla- en las plantas como en los animales, y también en
vel ni ningur.a anémona Hcgarán por el cultivo la raza humana, es una cuesti6n de experiencia,
a tener las <límensíoncs Je una gran col; y aún y si afirmo que el hombre es mortal es porqu;- de
podrfan asignarse tamaños mucho mayores que el manera invariable, a lo largo de todos los uem-
de una col. Ningún homhrc puede decir que ha pos, la experiencia ha mostr:ido la mortalid:id d:
visto la mayor espiga de lrigo o el mayor roble aquellos materiales que constituyen su cuerpo v1-
que pueda jamás produci rsc; pero cualquiera pue- síble.
de fácilmente y con ab':iolma seguridad fijar un De dóodc razonar sioo del saber previo.
grado de magnitud que esas plantas no alcanza-
Los sanos principios filosóficos no me permiten
rán. En todos estos casos, es preciso establecer
modificar mi opírú6n respecto a la mortalidad <lcl
una cuidadosa <lístíncíón entre un progreso ili-
hombre sobre la tierra, en tanto no se me demues-
mitado y un progreso cuyo límite está simple- tre claramente que la raza humana ha realizado y
mente indefinido.
está realizando decididos progresos hacia una ilí-
Se dir:i tal vez que 111 razón por la cual las plan-
mít:ida durací6n de la vida. Y la principal razón
tas y los anímales no pueden aumentar de tama-
que me ha hecho traer a colación estos dos ejem-
ño de manera ilimitada es que se romperían bajo
plos de los reinos vegetal y animal fue la de expo-
el efecto de su propio peso. Yo contesto: ¿Cómo
rcr e ilustrar, dentro de mis posibilidades, la fa-
sabemos esto sí no es por Ja experiencia?; por la
lacia de ese argumento, que pretende deducir un
experiencia que tenemos respecto a la resistencia
progreso ilimitado, simplemente porque se ha pro-
de estos cuerpos. Yo sé que al clavel se le rom-
pería el tallo mucho antes de alcanzar las dimen-
siones de una col, pero esto lo sé únicamente por
haber experimentado la debilidad y faha de soli-
ducido una mejora parcial cuyos límites no pueden
ser determinados con precisión.
No creo que nadie pueda dudar de la capaci-
. 1
dad de mejora que, en cierto grado, poseen las
dez de los materiales que forman el tallo del cla-
vel. Existen muchas substancias en la naturaleza

plantas y los animales. Se ha progresado de ma-
nera clara y decidida en este terreno, y, sm embar-
que, siendo del mismo tamaño, sedan capaces de go, creo que resultaría sumamente ridículo decir
soportar una flor del tamaño de una col.
que este progreso no tiene límites. En cua!lt~ a la
Las causas de la mortalidad de las plantas aún vida humana, a pesar de las grandes var1ac1ones
146 T. R. M~hhus
Capítulo 9 147

a q ue es tá sujeta por diversas causas, hay motivos tos importantes dcfectos de conformación de q.uc
para dudar que desde 4uc e~istc el mundo se haya adolecía la familia. No creo qwe sea necesan o,
comprobado claramente Ja menor mejora orgáni- para demostrar de manera más completa l~ im-
probabilidad de ver jamlis al hombre acercarse a
ca en b constitución de nuestro cuerpo. Por tan-
la inmortalidad en la tierra, hacer notar d peso
to , las bases sobre las cuales se asientan los ar-
muy considerable que cualquier aumento de la
gumentos a favor de la perfectibilidad orgánica
duración ck la vida añadiría a nuestro argumento
del hombre son de una insólita endeblez y que-
sobre la población. .
dan reducidos a meras conjeturas. No se puede
El libro del señor Condorcet puede conside-
decir, sin embargo, de ninguna manera, ~ue sea rarse no sólo como un bosquejo de las opiniones
imposible conseguir en los hombres, mediante el de un hombre famoso, sjno de las de muchos es-
cuidado en la form:lción de las descendencias, un critores franceses al comienzo de la Revolución.
cierto grado de mejora análogo al que hemos Desde este punto de vista, y aunque sólo sea un
constatado en los animales. Puede dudarse que csbo-.lO, parece digno de atención.
la inteligencia se transmita por herencia: p~ro el
tamaño, la fuerza, la bdlc-a, la consutuc1ón y
quizá, incluso, la longevidad, son en cierta medida
hereditarias. El error no consiste en suponer po-
sible una pequeña mejor~. sino en confundir un
pequeño grado de perfoctibjlid::id, cuyo lími1e no
puede determinarse, con una mejora realmente ·
ilimitada. Por lo demás, como la raza humana no
podría mejorarse en esr.i forma sin condenar al
celibato a todos aquellos individuos menos per-
fectos no es probable que este medio de pcrfec-
ciona~iento pueda gencrali1..arsc¡ en realidad, no
conO'LCO más intento serio en este sentido que el
de la antigua familia de los Bickerstaffs, que, se-
gún parect:, tuvo grandes éxitos en el blanqueo
<lt! la piel y en el aumento de la csta~ura ~e su
estirpe, gracias al acierto en l~s matnmomos y,
en particular, merced al ~~y aunado ~r;ice co~ la
lechera Maud, qu e pcrmn10 la correcc1on de c1er-
Capítulo 10 Caphulo 10 1<49

El sistema de igualdad que propone el señor


Godwin es, sin duda alguna, el mlis hermoso y
seductor de todos los que han aparecido hasta la
fecha. Una mejora de la sociedad, debida s6lo a la
raz6n y a la convicción que dimana de ella, ofre-
ce más garantías de estabilidad que cualquier cam-
bio efectuado y mantenido por la fuerza. El ejer·
cicio ilimitado de Ja raz6n individual es una doc-
trina de indecible grandeza y poder seductor y
ofrece una notable superioridad sobre aqudlos sis-
temas en los que cada individuo es, en cierta me-
dida, esclavo del público. La sustituci6n del amor
propio como resorte principal y principio motor
de la sociedad por la caridad es algo que debe-
mos anhelar con toda devoción. En pocas pala-
bras, es imposible contemplar el conjunto de este
Al leer la obra ingeniosa y competente del se- hermoso cuadro sin sentir una profunda alegría
ñor Godwin sobre la justicia poHtica no podemos y admiración, sin concebir el ardiente deseo de
por menos de admirarnos de la viveza y energía ver llegar el período de su realizaci6n. Pero, ¡ay!,
de su estilo, de Ja fuerza y precisión de algunos de este momento no llegará jamás. Todo ello es poco
sus razonamientos, del calor con que los presenta menos que un sueño, una hermosa visi6n produc-
y, sobre todo, del tono de persuasión que en ella to de la fantasía. Las «suntuosas mansioneu de
reina y que da a toda la obra una gran apariencia felicidad e inmort1llidad, aquellos «solemnes tem-
de verdad. Al mismo tiempo, hay que reconocer plos» de verdad y virtud se disiparlin, «como el
que no ha procedido en sus investigaciones con la tejido sin trama de una visi6n•, en cuanto des-
prudencia que parece requerir una filosofía sana. pertemos a la vid.a real y contemplem~ 19: au-
Sus conclusiones no se derivan con frecuencia de téntica situaci6n del hombre sobre la uerra.
sus premisas. A veces se le olvida rebatir obje- El señor Godwin, en la conclusión dd tercer
ciones que él mismo había presentado. Se confía capítulo de su libro VIII, refiriéndose a la pobla-
demasiado en proposiciones generales y abstrac- ci6n, dice: «Existe un principio en la sociedad hu-
tas, que no permiten aplicación. Y sus conjeturas mana en virtud del cual la poblaci6n se ve man-
rebasan con mucho la modestia de la naturaleza. tenida constantemente al nivel de los medios de
148
T. R. Malthus Capitulo 10 1'1

subsistencia. Así, entre las tribus nómadas de «El espíritu de opresión , el espíritu de servilis-
Am~rica y Asia no se ha visto en ningún momen- mo y el espíritu de fraude, tales son los productos
to. en el transcurso dt! las edades, que la pobla- inmediatos de la establecida organización de la
ción haya crecido hasta el punto de hacer indis- propiedad. Tan hostiles son unos como ouos al
pensable el cultivo de la tierra~. Este principio, progreso de la inteligencia. Los demás vicios, co-
que Mr. Godwin presenta como si fuese una cau- mo la envidia, la malicia y la venganza, son sus
sa misteriosa y oculta, pero que se guarda muy inseparables compañeros. En un estado social en
bien de analizar, no es sino la a.5Z;obiadora ley de el que los hombres viviesen en medio de la abun·
la necesidad, la miseria y el temor a la miseria. dancía y en el que todos participaran, igualmente,
El gran error en el que Mr. Godwin se debate de las mercedes de la naturaleza, estos sentinúen-
a lo largo de toda su obra consiste en atribuir a tos se ahogarfan inevitablemente. El mezquino
las instirucíones humanas casi todos los vicios y principio del egoísmo desaparecería. Al no estar
calamidades que afligen a la sociedad. Las regula· nadie obligado a vigilar su escasa porción de bie-
ciones polfticas y la organización de la propiedad nes o a proveer sus necesidades perentorias en
establecida son, en su opinión, los fecundos ma- medio de la angustia y el dolor, cada cual iría
nantiales de todos los males, el origen de todos los despreocupándose de su propia existencia para de-
crímenes que envilecen a la humanidad. Si fuese dicarse al bien común. Ningún hombre sería el
esta realmente la situ ación, la total supresión de enemigo de su vecino, pues no habrfa motivo de
los males del mundo no sería una tarea desespe- co~ • ienda> y, por consiguiente, la filantropía re-
radaº y la razón seria. el instrumento más idóneo cobrada el imperio que la raz6n le asigna. El es-
y adecuado para cumplir tan elevada misión. Pero píritu, liberado de su pcrperua ansiedad por el
la verdad es que aunque las instiruciones huma· sustento del cuerpo, se esparciría libremente en
nas parecen ser las causas evidentes de muchos de el campo del pensamiento, que es el suyo. Cada
los agravios sufridos por Ja humanidad, sin em- uno ayudaría en las investigaciones de todos•.
bargo son, en realidad, ligeras y supediciales, me- He aquí, en verdad, la imagen de la felicidad .
ras plumas que flotan en Ja supedicie, en compa- Pero de que esto es sólo un cuadro imaginario
ración con aquellas causas de impureza más pro- alejado de toda realidad, sospecho que el lector
fundas que corrompen los resortes y enturbian estará ya sobradamente convencido.
Ja corriente entera de la vida humana. Los hombres no pueden vivir en medio de la
/
En su capitulo sobre las ventajas de un siste- abundancia. No es posible distribuirles a partes
ma de igualdad, el señor Godwin se expresa as(: iguales los dones de la naturaleza. Si no existiese
una organización institucional de la propied!ld
U-2 T . R. Malthus Caplrulo 10 lH

cada hombre se vería obligado a guardar por la Supongamos que hayan sido eliminados de es-
fuerza su escasa porción de bienes. Triunfaría el ta isla todas las causas de miseria y de vicio.
egoísmo. Los motivos de disputa se renovarían Cesan las guerras y las contiendas. No existen
constantemente. El espfritu de cada persona se comercios ni manufacturas desagradables. La mu·
hallaría en constante estado de ansk~dad por el chedumbre no se aglomera ya en las grandes y
sustento de su cuerpo y ni una sola mente se ve- pestilentes urbes para intrigar en la corte, comer-
ría libre para esparcirse en el campo del rensa- ciar y obtener viciosos placeres. Diversiones sen~
miento. cillas, sanas y racionales sustituyen a la bebida,
Para apreciar la poca atención que la aguda in- al juego y a la lujuria. No existen ciudades cuyas
teligencia del señor Godwin ha prestado al estado excesivas proporciones puedan tener efectos no-
real del hombre sobre la tierra, basta con ver la civos sobre Ja constitución humana. La mayor par-
forma en que intenta eliminar la dificultad de un te de los felices habitantes de este paraíso terre-
exceso de población. He aquí sus palabras: «La nal residen en aldeas y caseríos distribuidos por
evidente respuesta a esta objeción es que razonar toda la superficie del país. Todas las casás están
de esta manera es prever dificultades sumamentt: limpias, bien aireadas, son suficientemente am-
alejadas. Las tres cuartas partes d~ la superficie plias y se hallan situadas en lugares saludables.
habitable del globo están sin cultivar. Las partes Todos los hombres son iguales. Los trabajos des-
cultivadas son susceptibles de mejoras sin fin. La tinados al lujo han terminado. Y las necesarias
población puede continuar creciendo durante mu- faenas de la agricultura son amistosamente distri-
chos miles de siglos y la tierra seguirá siendo su- buidas entre todos. Supondremos que el número
ficiente para asegurar la subsistencia de sus ha- de personas y la producción de la isla siguen sien-
bitanteu. do los actuales. El espíritu de caridad, guiado por
Ya he señalado el error de suponer que el ex- una justicia imparcial, distribuirá esta producción
ceso de población no puede crear dificultades ni entre todos los miembros de la sociedad de acuer-
provocar calamidades mientras la tierra no re- do con sus necesidades. Si bien sería imposible
húse por completo aumentar su producción. Pero que todos recibiesen carne diariamente, una ali-
imaginemos por un momen10 realizado ~l her- mentación a base de verduras, con carne de vez
moso sistem:t igualitario del señor Godwm, en en cuando, podrfa satisfacer los deseos de un pue-
su más absoluta pureza, y veamos cuán pronto blo frugal y serla suficiente para mantenCt"lo en
esta dificultad ejercerá su presión sobre tan per- buena salud, con fuerza y elevados ánimos.
fecta forma de sociedad. Una teoría que no ad- El señor Godwin considera el matrimonio co-
mite aplicación no puede ser correcta. mo un fraude y un monopolio; supongamos, pues,
úpítulo 10
l.H

presi6n, como hemos supuesto, de todas las gran-


que las relaciones sexuales se estableciesen sobre
des causas de despoblación, harían cn."Cer el nú-
el principio de la más perfccta libertad. El señor
Godwin no cree que esta libertad condujera a la mero de habitantes a un ritmo inaudito.
promiscuidad; comparto su opinión. El amor a Basándome en un folleto publicado por el doc-
la variedad es un gusto vicioso, corrupto y an- to' Styles, y citado por el doctor Price, he señalado
tinatural y no puede prevalecer en un estado de ya que la población de las colonias del interior
la sociedad que se caracteriza por su sencillez y en América se duplicó en un perfodo de quince
virtud. Cada hombre escogería probablemente su años. Inglaterra es, sin duela, un país más sano
pareja y permimccería unido a e11a durante todo que los establecinúentos del interior de América,
el tiempo que esta unión continuara siendo de- y como hemos supuesto que todas las casas de
seada por ambas partes. El número de hijos que la isla sedan sanas y bien aireadas, y que el es·
tuviese cada mujer y la oaternidad de los mismos tímulo a tener una familia serla aún más fuerte
sería, para el señor Godwin, un extremo de muy que entre los colonos americanos del interior, no
poca importancia. Los alimentos y la asistencia hay raz6n para pensar que la población en estas
pasarían espontáneamente de las zonas de ab11n· condiciones no se duplicase incluso en menos de
danda a las de escasez (8 ). Y todo hombre cst~ · quince años. Mas para tener la absoluta seguri-
ría dispuesto a instrui r i\ las nucvns gencracioncc; dad de no exagerar, nos limitaremos a fijar en
de acuerdo con ~u capacidad. veinticinco años el tiempo que puede tardar la
No puedo ;concebir un tipo de sociedad que, población en duplicarse, lo cual nos da un riUno
en su conjunto, fuese más favorable que ésta <1l de c'ccimiento que sabemos ha sido una realidad
incremento de la población. El carácter írrep:ira- en todos los Estados americanos del norte.
ble del matrimonio en la forma en que está ac- No cabe la menor duda que la igualación de
tualmente instituido acobarda a muchos. La li- !a propiedad que hemos supuesto, y por añadidu-
bertad en las relaciones sexuales, por el contrario, ra la circunstancia de que el trabajo de toda la
sería un poderosísimo :icicate 11 las uniones pre- comunidad esté principalmente dirigido hacia la
coces, y como estamos suponi<:ndo que el man- agricultura, tendeda a aumentar considerable-
tenimiento futuro de los híjos no podría dar lu~ mente la producción del país. Mas para hacer
gar a la más mínima aprensión, no concibo que frente a la demanda de una población en tan rá-
pueda haber una mujer sobre cien que a los vein- pido credmícmo, el cálculo del señor Godwin, de
titrés años no fuese ya madre de fomilia. media hora por día y hombre, es, a todas luce:.,
Tan extraordinarios cstfm11los al crecimiento insuficiente. Probablemente se necesitaría la mi·
de la población, un.idos, por otra parte, a la su-
U6 T. R. Mahht11 C.pfl\alo 10 1'7

tad del tiempo de trabsjo de cada hombre. Sin necesidades? ¿Dónde esWi lu tierras vírgenes
embargo, suponiendo estos esfuerzos e incluso es- que pudieran ser roturadas? ¿De dónde se ob-
fuerzos mucho mayores, una persona que conozca tendrfa el abono necesario para mejorar las tie-
la naturaleza dd sucio de nuestro país, y que re- rras ya rultivadas? Nadie que tenga el m'5 mf.
flexione sobre la fertilidad de lu tiettas hoy en n.imo conocimiento de agrirultura negar' la ab-
cultivo y de la pobreza de las que siguen baldías, soluta imposibilidad de que la producción media
se ved fuertemente inclinado a dudar de que la del país pudiese aumentar este segundo período
producción media pueda, en su conjunto, llegar de veinticinco años en una cantidad igual a la
a duplicarse en un período de veinticinco años, producción actual. Sin embargo, admitiremos que
a panir de ahora. La única posibilldad de bito se haya logrado este aumento, por improbable que
consistiría en roturar la totalidad de los pastos, sea. La fuerza exuberante de nuestro argumento
poniendo prácticamente tbmino al consumo de nos da margen, priícticamente, para hacer toda
alimentos de origen animal. Sin embargo, una clue de concesiones. Pero incluso con esta con-
parte de este plan conducida a su propio fracaso.
cesión siete millones de personas quedarían sin
El sucio de Inglaterra no produce gran cosa sin
abono, y la ganadería parece ser indispensable pe.-
susten~o al final de este período. Una cantidad
de alimentos suficientes para alimentar con so-
ra producir la clase de estiércol que m'5 conviene
briedad a veintiún millones de personas debería
a la tierra. En China parece que la tierra, en cier-
tas provincias, es tan fértil que puede dar dos repartirse entre veintiocho millones.
cosechas de arroz al año sin necesidad de abono. ¿Adónde ha ven.ido a para.r , ¡ay! , ~s~ cuadro
Ninguna de las tierras de labor de lnglatetta res- en el que nos pintan a los hombres v1v1endo en
ponde a esta descripción. el seno de la abundancia, sin que ninguno de ello>
Por difícil que sea lograr que la producción me- esté obligado a proveer, en medio de la angustia
dia de la isla doble en veinticinco a.tíos, conce- y el dolor, a sus apremiantes necesidades, extra-
damos que as{ suceda. Al concluir el primer perío- ñot a todo mezquino principio de egoísmo,. y en
do, el alimento, aunque casi totalmente vegetal, el que el espíritu liberado de su perpetua ansiedad
sería suficiente para mantener en buen estado de por el sustento del cuerpo se verla libre para es-
salud a una población que habría doblado a ca- parcine en el campo sublime del pensamiento?
torce millones. Esta hermosa andón de la fantasfa se derrum-
Durante el siguiente período, en el que la po- ba al primer contacto con la realidad. El espíritu
blación volvería a duplicarse, ¿de dónde saldría de caridad, fomentado y vigorizado por la abun·
el alimento capaz de satisfacer sus apremiantes dancia, es reprimido por el soplo frío de la esca-
1'8 T. R. M.ahhu• C.pftulo 10 1'9

scz. Retoñan de nuevo las bajas pasiones. El po- por leyes inherentes a la naturaleza del hombre y
deroso insúnto que en cada individuo vela por absolutamente independientes de todos los regla-
su conservación ahoga a las más tiernas y nobles mentos humanos.
emociones del alma. La tentación del mal es tan Si aún no estamos plenamente convencidos de
fuerte que vence a la naturaleza humana. La mies la realidad de tan triste cuadro, examinemos por
es segada antes de estar madura, o es oculta.da en un momento el siguiente periodo de veinticinco
injustas proporciones, y pronto sube a la super- años. Veremos a veintiocho millones de seres hu-
ficie toda la negra serie de vid05 que engendra manos privados de sustento; y antes de que con·
la falsedad. Ya no afluyen las provisiones en ayu- cluya el primer siglo, la población a!camaría la
da de la madre de familia numerosa. Los niños cifra de ciento doce millones y los alimentos tan
enferman desnutridos. Los rosados colores de Ja sólo bastarlan para treinta y cinco, qucda~do asf
salud dan paso a las mejillas pálidas y a Jos ojos setenta y siete sin provisiones. En aquel tiempo,
hundid05 de la miseria. En vano la caridad emire la necesidad quedará ciertamente triunfante y por
algunos resplandores lánguidos y moribundos: el todas partes reinarán la rapiña y la muerte; Y,
egoísmo recupera su habitual imperio y triunfal- sin embargo, estamos suponiendo para todo este
mente vuelve a dominar en el mundo. período una producción de la tierra absolutamen-
No existían aqu{ esas instituciones humanas, a te ilimitada y un incremento anual mayor de lo
cuya perversidad el señor Godwin atribuye el pe- que el m's audaz de los especuladores se atre-
cado original de los peores hombres (9). Estas vería a esperar. .
no han producido esa oposición entre bienes Este es indudablemente, un aspecto de las di-
públicos y privados. No ·se había creado ningún ficultades' suscitadas por el exceso de población
monopolio para disfrutar esas ventajas que se~ muy distinto del que nos ofrece el señor ~­
dicta la nz6n deberían permanecer en comun. win cuando dice; «La población puede conunuar
Ningún hombre había sido incitado por injustas creciendo durante muchos miles de siglos y la tie-
leyes a perturbar el orden público. La caridad ha· rra seguirá siendo suficiente para asegurar la sub-
bfa establecido su reino en todos los corazone~; sistencia de sus habitantes•.
y, sin embargo, en un periodo de no más de cin- Me doy pcrfecu cuenta de que jamás h.ubiera?
cuenta años, la violencia, la opresión, la fal~d,
. . las
la miseria todos los vicios m4s bajos y todas
formas de infortunio, que degradan y entnstcccn
existido los veintiocho o los setenta y siete mi-
llones de personas sobrantes, que anteriormente
mencioné. Es pcrfcctamente corree~ la ob~a­
el presente estado de la .socie~ad, p~n habe.rse ción del señor Godwin de que: «Existe un prm·
producido por las más imperiosas cl.t'CWlstancas, cipio e:n la sociedad humana en virtud del cual
160 T. R. Mahhus C.phulo 10 161

la población se ve mantenida constantemente al medidas de seguridad general. Se convocada al-


nivel de los medíos de subsistencia». La única gún tipo de asamblea donde se denunciaria, en
cuestión es: ¿Cuál es este principio? ¿Se trata los términos más enérgicos, la peligrosa situación
de alguna causa oscura y oculta? ¿Es alguna in- creada en el país. Mientras vivíamos en medio
terferencia misteriosa del cielo, que en determi- de la abundancia --observarían alguno~, era de
nados períodos condena a los hombres a la im- poca importancia saber quién trabajaba o qui~n
potencia y a las mujeres a la esterilidad? ¿No se- poseía menos, ya que todo el mundo estaba dis-
rá una causa que está a nuestro alcance, abierta puesto a suplir las necesidades del vecino. Pero en
a nuestras investigaciones, actuando constante- IJ actualidad no se trata ya de dar al vecino lo
mente a nuestra vista, aunque con fuerza varia- que uno no necesita, sino de darle el alimento que
ble, en todas las situaciones en que se cncucnue le es a uno necesario para vivir. Se señalaría que
el hombre? ¿No será un grado de miseria, resul- el número de indigentes era muy superior al nú-
tado necesario e inevitable de las leyes de la na- mero y medios de quienes debían asistirles; que
turaleza, que las instituciones humanas, lejos de teniendo en cuenta d estado de la producción del
agravar, han tratado intensamente de mitigar, pe- país estas imperiosas nc..ocesidades no podían ser
ro que jamás podrán suprimir? todas satisfechas y habían ocasionado flagrantes
Puede resultar curioso observar, en el caso que violaciones de la jus1icia; que estas violaciones ha-
hemos supuesto, cómo algunas de las leyes blan -ya frenado la producción de alimentos y que,
que actualmente rigen la sociedad civilizada sc- de no ser evitadas en una u ótra forma, podrían
r(an posteriormente establecidas al dictado de la sembrar la confusión en toda la comunidad; que
más imperiosa necesidad. Siendo el hombre, se- la imperiosa necesidad hada necesario conseguir
gún el señor Godwin, criatura de las impresiones a toda costa un aumento anual de la producción,
a las que se encuentra sometido, el aguijón de y que para alcanzar este primero, grande e indis-
la necesidad no tardaría en provocar nc..ocesaria- pensable objetivo, sería recomendable r~lizar una
mente actos de piliaje contra los bienes públicos división m~ completa de la tierra y garanti7.ar la
o privados. Al extenderse y multiplicarse estos propiedad de cada persona contra el pillaje, apli-
actos, las personas de inteligencia más activa y cando al delincuente las m~ enérgicas sanciones.
comprensiva, dentro de la sociedad, no tardarían incluyendo la propia pena de muerte.
en percibir que mientras la población se mantenía Algunos disconformes señalarán, quizá, que al
en rápido aumento la producción anual del país aumentar la fertilidad de la tierra, y por otras cau-
pronto empL-zaría a disminuir. La urgencia del ca- sas, la porción que correspondiera a algunos in-
so sugeriría la necesidad de adoptar inmediatas dividuos podría llegar a ser mucho más que sufi-
162 T. R. Mahhua Caphulo 10 16)

ciente para cubrir sus necesidades, pero que, res- tarfan totalmente insuficientes para producir los
tablecido el reino del egoísmo, éstos no estarían alimentos necesarios al aumento de población que
necesariamente dispuestos a distribuir su sobrante inevitablemente sobrevendría; que incluso si con
sin exigir a cambio alguna compensación. En res- toda la atención y el trabajo de la sociedad orien-
puesta podrfa ·uno observar que esto sería, ef.ec- tados hada este único objetivo y asegut"dlldo la
tivamente, un inconveniente muy lamentable: pe- propiedad en la forma m'5 perfecta y rccurri<:11do
ro que era un mal difícilmente comparable al som- a todos los tipos de estimulo que pueda uno una-
bdo séquito de calamidades que acompañada ine- ginar, se lograse el mayor aument'? posible ~e la
xorablemente a la inseguridad de la propiedad; producción, el aumento de los alimentos dis~
que la cantidad de alimento que una persona pu~ nibles no conseguirla jamás equipararse al crca-
de consumir está necesariamente limitada por la miento mucho m'5 clpido de la población~ sien-
reducida capacidad del estómago; que no era, do, pues, imperiosamente ~ario encon~r al-
ciertamente, probable que una vez satisfechas sus gún medio de frenar a este úlumo. El medio m's
necesidades tirase el sobrante, pero que incluso si natural y evidente de conseguir este rcs~ltado pa-
cambiase su sobrante de comida por el trabajo rece ser el de obligar a cada padre a alimentar a
de otros hombres, haciéndoles en cierta medida '"' prole: esto actuada, en cierta medida, como
dependientes de él, siempre seda mejor que no una regla y un freno a la poblaci6n, ya que es de
que estos hombres sucumbiesen al hambre. suponer que ningún hombre traería al mundo se·
Parece, pues, muy probable que una organiza- res a quienes no iba a poder asegurar el sustento.
ción de la propiedad, no muy distinta de la que Mas si se diesen casos de estos, parecería necesa·
actualmente prevalece en los Estados civilizados, río, para que sirviese de ejemplo a 1?5 demís, ~a­
acabaría estableciéndose, como el mejor remedio, ccr que el bochorno y los inconvcruentes ocasio-
pese a sus imperfecciones, a los males de la so- nados por semejante conducta recayesen sobre el
ciedad. individuo que por falta de responsabilidad se ha-
El siguiente tema a discutir, íntimamente liga- bla hundido, él mismo, y había hundi~o a sus
do al anterior, es el de las relaciones entre los s~ inocentes hijos en la miseria y la desolación.
xos. Quienes hayan prestado atención a la ver- En una comunidad enfrentada con las dificul-
dadera causa de las dificul tadcs con las que tro- tades que hemos supuesto, la institución del ma-
pieza la comunidad nos harán presente que, si to- trimonio, o, por lo menos, de alguna forma de
dos los .hombres tuviesen la seguridad de que sus obligación exptcsa o tácita de tod? hombre~ man-
lújos iban a estar bien atendidos por la caridad tener a sus hi1os, parece ser la lógica conclusión de
pública, las fuerz&S generadoras de la tierra resul- estos argumentos.
164 T. R. Mal1hU1 C.phulo 10 16.5

El examen de estas dificultades nos ofrece una Indudablemente, d hecho de que la mujer se
explicación muy natural de por qué en el caso de vea prácticamente rechazada por Ja sociedad por
falta de castidad el oprobio es muy superior para un delito que el hombre comete casi con impuni-
la mujer que para el hombre. No se puede supo- dad, puede parecer una violación de la justicia na-
ner que las mujeres tengan recursos suficientes tural. Pero el origen de esta costumbre, como
para mantener a sus hijos. Por tanto, cuando una método más evidente y efectivo de evitar la fre-
mujer ha tenido relaciones con un hombre, sin cuente repetición de un serio trastorno para la
que éste haya contraído compromiso alguno res- comunidad, resulta natural, aunque tal vez no to-
pecto al mantenimiento de sus hijos, y éste, vien- talmente justificable. Este origen, sin embargo, se
do los inconvenientes que puede acarrearle, la ha perdido ya en d nuevo orden de ideas que la
abandona, los hijos tendrán necesariamente que costumbre ha creado desde entonces. Lo que al
quedar bajo la asistencia de la sociedad o morir principio podía ser impuesto como necesidad pú-
de hambre. Para evitar la frecuente repetición blica tiene ahora su apoyo en la sensibilidad fe-
de esta dificultad, ya que sería sumamente injusto menina; y actúa con mayor rigor en la parte de
castigar una falta tan natural con medidas de la sociedad donde menos razón de ser tendria si
coerción o de imposición personal, los hombres se preservase el propósito original de esta cos-
han acordado castigarla con el oprobio. El delito tumbre.
es, por otra parte, más evidente y conspicuo en Una vez establecidas estas dos leyes fundamen-
la mujer y menos susceptible de error. El padre tales de la sociedad, la seguridad de la propiedad y
de un niño puede no conocerse, la madre se cono- la institución del matrimonio, la desigualdad de
ce siempre. Se acordó, pues, hacer recaer la mayor condiciones viene por necesidad. Los que nacie-
parte de la culpa all1 donde la evidencia del deli- ron despué~ del reparto de las propiedades se en-
to era más completa y peores, por otra parte, las contraron con un mundo ya ocupado. Si sus pa-
consecuencias para la sociedad. La obligación de dres, por tener una famiJia demasiado numerosa,
todo hombre de mantener a sus hijos es algo que no están en condiciones de asegurarles el susten-
la sociedad impone cuando tiene ocasión de ha- to, ¿qué pueden hacer en lU1 mundo en el que
cerlo; pero se considera que el mayor grado de todo está ya apropiado? Ya hemos visto los de-
molestias y esfuerzos, a los que se verá necesa- plorables efectos que se producidan en una socie-
riamente sometido a causa de su familia y, por dad si cada hombre tuviese derecho a reclamar de
añadidura, la parte de oprobio que recae sobre la producción de la tierra una parte igual a la
todo ser humano que cause la desgracia de otro, de todos los demás. Los miembros de una familia
se considera suficiente castigo para el hombre. que haya crecido demasiado, teniendo en cuenta
166 T. R. Malthus Capítulo 10 167

la tierra que en el reparto original le fue atribui- ser pequeñas. El trabajo estará entonces mal re-
da, no pcx:lrían entonces exigir parte de Ja prcx:luc- munerado. Los hombres se prestarúi a trabajar
ción sobrante de los demás, como deuda de jus- por la mera subsistencia y el sostenimiento de
ticia. Resulta, pues, que en virtud de las ineludi- las familias se verá impedido por las enfermeda-
bles leyes de nuestra naturaleza, algunos seres hu- des y la miseria. Por el conuario, cuando este
manos deban necesariamente suúir escasez. Estos fondo aumenta dpidamcnte, cuando llega a ser
son los desgraciados que en la gran lotería de la abundante en proporción al número de beneficia-
vid.a han sacado un billete en blanco. El número rios, su distribución se hace en porciones mucho
de éstos no tardará en multiplicarse de tal ma- mayores. Ningún hombre consentir(a entonces en
nera que el excedente de prcx:lucción será insu- trabajar si no es a cambio de una gran provisión
ficiente para atender a sus necesidades. El mérito de alimentos. Los trabajadores vivirían a gusto y
moral es un criterio muy dificil de aplicar para confortables y en condiciones de criar W1.a prole
establecer distribuciones, excepto en casos extre- vigorosa y abundante.
mos. Los propietarios de la prcx:lucción sobrante Del C$tado de este fondo depende ahora prin-
exigjrfan, generalmente, marcas de distinción más cipalmente la felicidad o el grado de miserja de
evidentes. Y parece natural y justo que, salvo en las cl~es inferiores de la población en todos los
Jos casos particulares, la elección recaiga en aque- Estados conocidos. Y de esta felicidad o de esta
llos que están en condiciones y se declaran dis- miseria depende el crecimiento. la estabilidad o
puestos a aplicar sus fuerzas para conseguir una la disminución de la población.
mayor abundancia de productos sobrantes, bene- He aqu{ cómo una sociedad constituida en la
ficiando as! a Ia comunidad y permitiendo a es- forma más hermosa que pueda concebirse, impul- ·.
tos propietarios prestar asistencia a un mayor sada por la generosidad en vez del egolsmo. en
número de necesitados. Todos aquellos a quie- la cual todas l~ malas inclinaciones de sus miem-
nes faltase el alimento se vedan impulsados por bros fueron corregidas por la razón y no por la
esta imperiosa necesidad a ofrecer su trabajo a fuerza, degeneraría nípid.amente, en virtud de las
cambio de este arúcuio, tan absolutamente esen- inevitables leyes de la naturaleza, y no por una
cial a la existencia. El fondo dedicado al mante- depravación original del hombre, y al término de
nimiento del trabajo lo constituida, pues, la can- un breve período se ha convertido en una socie·
tidad global de alimentos que los propietarios de dad edificada sobre un plan no esencialmente dis-
la tierra poseen en exceso de su propio consumo. tinto del que hoy prevalece en todos los fut.ados
Cuando las demandas con i:argo a este fondo son conocidos; es decir, una sociedad dividida en una
grandes y numerosas, las porciones tcndrúi que clase de propietarios y una clase de trabajadores
168 T. R. Mahlrus C..pltulo 10 169

y con el egoísmo como resorte principal de la ciedad podría explicar que uno de sus miembros
!lf'&n m.iquina. la abandonase voluntariamente para ir a vivir bajo
En mis suposiciones he considerado, induda- alguno de los gobiernos que actualmente existen
blemente, un crecimiento de la población inferior en Europa o para someterse a las durísimas pena-
y un aumento de la producción superior a lo que lidades que soportan los primeros colonos de las
serian en realidad. No hay motivo alguno por el regiones vírgenes. Sabemos muy bien, por reite-
cual el crecimiento de la población, en las circuns- radas experiencias, cuánta miseria y cuántos su-
tancias que he supuesto, no llegase a ser superior frimientos los hombres pueden soportar en su
a Jo que fue en cualquier período pretérito co- propio pa[s antes de decidirse a abandonarlo: y
nocido. Si, por consiguiente, consideramos que en cuántas veces las propuestas m~s tentadoras para
vez de veinticinco años la población tardase quin- marchar a las nuevas colonias han sido rechaza-
ce en duplicarse, y si reflexionamos sobre el tra- das por gentes que paredan estar a punto de fa.
bajo que supondría doblar la producción de ali- Ilecer por inanición.
ment0s en tan breve período -incluso suponien-
do que esto fuese: posible-, bien podemos aven-
turarnos a afirmar que si el sjstema social del
señor Godwin fuese establecido, incluso en su
máxima pureza, no serían miles de siglos, sino
apenac; treinta años los que tardaría el simple: prin-
cipio de la población en derribarlo.
Por evidentes razones no he tenido en cuenta
la emigración. Si sociedades romo ésta fuesen es-
tablecidas en otras panes de Europa, estos países
se hallarían f rcnte a las míc;.mas dificultades de po-
blación¡ por ronstguiente, no tendrían cabida para
nuevos miembros. Sí esta hermosa sociedad se li-
rnita.~e a esta isla, tendría que haber cxuañamen-
te degenerado a partir de su pure'La inicial y la
ración de fclidd.ad que de ella emanaría no se-
da sino una ínfima parte de la que se proponía
administrar; en una palabra, tan s6lo la total des-
trucción de los principios esenciales de esta so-
Capítulo 11 ~pflulo 11 171

está, jueces con muy escasa competencia pa.r:a juz-


gar sobre Ja capa~idad de esta pasión para con-
tribuir a la suma de sensaciones agradables que
ofrece la vida. Quienes han pasado su juventud
en medio de crimjnales excesos, y al llegar a la
veje'.t no les queda más consuelo .que la debilidad
de su cuerpo y el remordimiento mental, bien
pueden prorrumpir en invectivas contra estos pla-
ceres y declararlos vanos, fútiles e incapaces de
producir una satisfacción duradera. Pero los pla-
ceres del amor puro pueden soportar la mirada
de la m~s elevada de las razones y de la má.s no-
ble de las virtudes. Tal vez no haya un solo hom-
bre habiendo experimentado el placer genuino del
Hemos supue.>t<J el sistema social del se1'1or amor virtuoso, que por grandes que hayan sido
Godwin una \'Ci' tot:-1lmcnte est;1blccido. Pero esto los placeres intelectuales que conociera no recuer-
era suponer una imposibilidad. Las mismas cau- de aquel período· como la etapa m~s soleada de
sas naturales que tan rápidamente lo hubieran su vida, la que su imaginación más se complace
destruido en el caso de haberse instaurado, ha- en revivir, la que recuerda y contempla con ma-
cen imposible su inst:luraciún. Y en cuanto a des- yor añoranza y más desearía volver a vivir. La su-
cubrir motivo~ qu(· nos permitan presumir que perioridad de los placeres intelectuales sobre los
estas causas naturales Víl)'an a cambiar, no tengo sensuales reside en que duran más tiempo, tienen
idea de por dónde! buS<:arlos. No ha habido en los mayor amplitud y son menos susceptibles de ser
cinco o seis mil afios que tiene el mundo de exis- saciados; no en ser más reales y esenciales.
tencia la menor tendencia hacia la extinción de La intemperancia en cualquier disfrute derrota
Ja pasión entre los sexos. Hombres en el declive su propio prop6sito. Un paseo en el dfa más her-
de su vida him pretendido, en todas l¡js épocas, moso, y a uavés del más bello paisaje, termina
desvirtuar una pasión que y<t no senrí:m, pero con en dolor y fatiga si se prolonga demasiado. La
tan poca razón como éxito. Quiem:s, ciebido a la alimentación más sana y tónica produce debilidad
frialdad <le su temperamento <.:onstít ucíonal, no en vez de fuerza si se come con inmoderado ape-
han sentido jamás lo que es el a1;1or 1 serán, claro tito. Incluso loa placeres intelectuales, aunque in-
líll
172 T. R. Mallbul C.pltulo 11 173

dudablcmcntc menos propensos a la saciedad que ración. Un rasgo aislado de un objeto puede ser
los otros, pueden debilitar d cuerpo y menosca- tan distinto del conjunto y suscitar emociones tan
bar d vigor mental si se entrega uno a ellos sin diferentes como si fuesen dos cosas totalmente dis-
las convenientes pausas. Argumentar contra la rea- tintas: por ejemplo, una mujer hermosa y el mapa
lidad de estos placeres, parúendo de los efectos de Madagascar. Es «la simetria de la persona, la
de su abuso, no parece justo. La moralidad, para vivacidad, la voluptuosa dulzura de su carlkter,
el señor Godwin, es un cálculo de consecuencias, la cariñosa amabilidad de sus sentimientos, la ima·
o, como muy bien lo expresa d arccdi.ano Paley, ginación y el ingenio» de una mujer, lo que ex-
la voluntad de Dios, extraída de la utilidad ge- cita la pasión amorosa, y no la mera distinción
neral. De acuerdo con cualquiera de estas ddini- que hace de ella una hembra. Impulsados por la
ciones, un placer sensual que no entrañe la pro- pasión amorosa, los hombres han llegado a co-
babilidad de consecuencias desafortunadas, no meter actos sumamente perjudiciales pe.ca los in-
ofende las leyes de la moral; y si se disfruta con tereses de la sociedad, pero probablemente no hu-
la moderación requerida para dejar amplio mar- bieran tenido dificultad en resistir la tentación
gen a las satisfacciones intelectuales, debe, sin du- si esta hubiese revestido la forma de una mujer
da, afi.adirse a la suma de sensaciones agradables sin más atractivo que el de su sexo. Despojar el
que nos depara la vida. El amor virtu0&0, exal- placer sensual de todo lo que le rodea, para de-
tado por la amistad, parece ofrecernos esa mezcla mostrar su inferioridad, es lo mismo que privar a
de goce sensual e intelectual particularmente ade- un imán de algunas de las principales causas de
cuado a la naturaleza del hombre y destinado a atracción y luego decir que es débil e ineficaz.
despertar poderosamente Jas simpaúas del alma En el disfrute de todos los placeres, sean sen-
y a producir el miis exquisito de los deleites. suales o intelectuales, la Raz6n, esa facultad que
Dice el señor Godwin, pua demostrar la evi- nos permite calcular las consecuencias de nuestras
dente inferioridad de los placeres sensuales: «Des· acciones, es el correctivo y el guía más adecuado.
p6jense las relaciones entre los sexos de todas las Es probable, por consiguiente, que una razón ele-
circumtancias (10) que las arompafi.an y se gana- vada tenderá siempre a evitar el abuso de los
rán el desprecio general•. Igualmente podría de- placeres sensuales, lo cual no significa, en modo
cirle a un hombre admirador de los árboles: «des- alguno, que los vaya a extinguir.
pójenlos de sus extensas ramas y de su hermoso He intentado exponer la falacia del argumento
follaje y, (. qu~ be!leza podrá usted ver en un tronco según el cual una mejora parcial, cuyos lúnites no
desnudo?•. Pero era el árbol con su fol1aje y sus pueden ser determinados con exactitud, debe ne·
remas, y no sin ellos, lo que provocaba su admi· cesaría.mente conducir a un progreso ilimitado. Ha
174 T. R. Malthus Capítulo 12
quedado claro, creo yo, que hay muchos casos en
los que, habiéndose observado un decidido pro-
greso, hubiera sido, no obstante, el mayor de los
desatinos suponer que este progreso pudiese ser
..- infinito. Pero en el caso de la extinción de la
pasión entre lo4J sexos ningún progreso ha sido
observado hasta ahora. Suponer esta extinción es,
por .tanto, simplemente lanzar una conjetura in-
fundada y sin el apoyo de ninguna probabilidad
filosófica. ·
Es una verdad confirmada por la historia que
algunos hombres de elevaclfsima capacidad men-
tal se han entregado inmoderadamente a los pla-
ceres del amor sensual. Pero dejándome llevar
por mi inclinación a conceder, a pesar de los mu-
chos ejemplos que lo contradicen, que los grandes
esfuerzos intelectuales tienden a debilitar el do- Parece un tanto extraño que la conjetura del
minio de esta pasión sobre el hombre, es eviden- señor Godwjn respecto al futuro acercamiento
te que la masa de la humanidad tendrá que ser del hombre a la inmortalidad terrt:nal figure en
mejorada hasta superar a los más brillantes ador- un capítulo dedicado a salvar su sistema de igual-
nos presentes de la especie antes de que se pro- dad de la objeción del principio de población.
duzca una diferencia suficientemente sensible pa- A no ser que el señor Godwin suponga que la
ra afectar a la población. De ningún modo qui- disminución de la pasión entre los sexos vaya a
siera dar a entender que la masa de la humanidad ser mú rápida que el aumento de la duración de
haya alcanzado el punto final de su proceso de la vida, la tierra se hallarla cada vez más ubru-
mejoramiento, pero la principal idea que este en- mada de gente. Pero dejemos cata dificultad pua
sayo pretende destacar es, precisamente, la im- que la resuelva el señor Godwin y examin' mos
probabilidad de que las clases inferiores del pue- algunos de los hechos aparentes, de los que se
blo, en cualquier país, puedan jamás liberarse su- pretende deducir la probable inmortalidad del
ficientemente de sus necesidades y de su esfuerzo, hombre.
con miras a alcanzar un elevado grado de supe- Para demostrar el poder del espíritu sobre el
ntción intelectual. cuerpo, el señor Godwin observa: «¿Cuán a me-
17'
1i6 1'. R. Ma.lthus Caplrulo 12

nudo vemos c:l mal humor disipado por una bue· dos la fuerza del es1imulante depende de su no-
na noticia ? ¿Qué común es la observación de que vedad y de la sorpresa que produce. Semejante
Jos mismos accidentes que en el hombre indolen- estimulante no puede, por su naturaleza, repetir-
te pueden originar una enfermedad son, en cam- se con frecuencia con su misma efectividad, ya
bio, rápidamente eliminados y olvidados por el que su repetición le resta la propiedad que le da
hombre activo y afanoso? Si ando veinte millas su fuerza.
estando de humor decaíJo e indeciso acabo terri- En otros casos, el argumento parte de un efec-
blemente agotado. Si estas veinre millas las ando to limitado y parcial y lo convierte en un efecto
con ardor y por un mot ivo que me Jlene el alma, importante y general, lo cual, en innumerables
llegaré tnn fresco y alerta como al iniciar la mar- casos, resulta ser una forma de razonar sumamen-
cha. Emociones suscirnJas por una palabra ines- te engañosa. El hombre ocupado y activo puede,
perada, por ln entrega <le una carta, pue<len pro- en cierta medida, contrarrestar, o quizá sería más
vocar los trastornos más extraordinarios en nues- próximo a la verdad decir que puede ignorar esos
tro organismo, acclcrnn<lo la circulación, provo- pequeños trastornos orgánicos que fijan, en cam-
c:::mclo palpiraciones Jd corazón, paralizando el ha- bio, la atención del hombre que no tiene otra
bla e incluso, en ciertos casos, se sabe que una cosa en qué pensar; pero esto no tiende a demos-
cx1rema aflicción o una gran alegría han llegado trar que la actividad mental le permita al hombre
~ producir la muerte. Ciertamente, de nada tiene despreciar un fuerte C'Cceso de fiebre, un a1aque
el médico más conciencia que del poder del es- de viruela o una peste.
píritu en ayudar o retardar la convalecencia de un El hombre que camina veinte millas impulsa-
enfermo». do por un motivo que llena su alma no presta
Los ejemplos aqu{ mencionados demuestran atención al ligero cansancio de su cuerpo cuando
principalmente los efectos de los estimulantes llega a su destino; pero que se le duplique su mo-
mentales sobre los órganos dd cuerpo. Nadie ja- tivo y se le envíe a recorrer a pie otras veinte
más ha puesto en duda la estrecha, aunque miste- millas; que se cuadruplique y se le obligue a em-
riosa, conexión que existe entre el cuerpo y el prender por tt:rcera VC'l su marcha ; en último tér-
espíritu. Pero suponer que estos estimulantes pue- mino, la distancia total que pueda recorrer depen-
dan ser aplicados de forma continua con igual derá de sus músculos y no J e su espíritu. Es po-
fuerza, o que , en caso de serlo durante un cierto sible que Powell hubiese nnJado más por diez gui·
tiempo, no acabarían agotando al sujeto, es real- neas que el señor Godwin por medio .oúllón. Un
mente argumentar con un total desconocimiento impulso de exrraordinaria potencia actuando so-
de su naturaleza. En alguno de los casos indica- bre un organismo de fuerza moderada podría,
178 T. R. Malthus Capitulo 12 179

quiz.i, llevar al hombre a la ,muerte ~orno con.se- al iniciarla. Si fueran entonces Janzados a )a caza,
cuencia de su t:sfucr1..o, pero no le hana andar cien sus jinetes no ap.reciarfan al principio ningwia
millas en veinticuatro horas. Este planteamiento ~rdida de energía ni de brío en sus monturas,
del caso muestra el error de suponer que la per- pero hada el término de la agotadora jornada la
sona no estaba, en realidad, cansada al terminar fatiga previa empezad a surtir efecto y los ca-
su caminata de veinte millas, porque simplemen- ballos se encontrarán cansados antes de tiempo.
te no aparentaba estarlo o apenas tenía conciencia Si me he dado una larga caminata con mi asco-
de su estado de cansancio. La mente no puede fi- pcta sin cobrar pieza alguna he vuelto a casa con
jar fucrtcmcnte su atención en más de un objeio una profunda sensación de malestar, provocada
a la vez. Las veinte mil libras ocupaban tan ple- por el cansancio. Otro día, en cambio, habiendo
namente sus pensamientos qu~ no prestó atención recorrido prácticamente la misma distancia, pero
ni al ligero dolor de sus pies ni a l.i rjgidez de sus con frecuentes motivos de diversión, he regresado
piernas. Pero si de verdad hubiese estado tan fres- a casa descansado y alegre; la diferencia en mi
co y alerta como cuandu inició ~a mar~ha, podría sensación de can:>ancio al llegar a casa en estos
haber recorrido las segu11das vcmte millas con Ja dos días puede haber sido muy notable, y, sin em-
misma facilidad que las primeras, lo mismo con bargo, en los días siguientes, esta diferencia ya no
las terceras, y así sucesivamente-, lo cual nos con- se aprecia: tan rígidas tengo las piernas y tan do-
duce al más palpable de los despropósitos. A un loridos los pies en la mañana siguiente al dfa bue-
caballo fogosu medianamente cansado se le pue· no como en la otra mañana.
de estimular con la espuda y d freno, de tal suet· En todos estos casos los estimulantes actúan so-
te que puede parc..'Cer, a quien le vea pasar, ~an bre la mente desviando más bien su atención del
fresco y brioso como si aún no hubiera rL>corn~o estado de cansancio del cuerpo que contrarrestan-
una milla. Más aún; es probable que el propio do este cansancio. Si mi energía mental hubiese
caballo mientras le dura el ardor y la pasión pro- logra.do realmente contrarrestar el cansancio de
vocado~· por este estímulo, sea incapaz de sem.ir mi cuerpo, ¿por qué habrfa de sentirme cansado
fatiga alguna; pero sería curiosamente contrario al día siguiente? Si el estlmulo de los perros hu-
a toda razón y experiencia basarse en esta apa-
biese realmente superado en los caballos el can-
riencia para afirmar que, s.i se .Pro~ongara d es- sancio de las cuarenta miJlas, como parecía ha-
tímulo, el caballo no Jleg.ufa Jamas a cansarse.
berlo hecho, ¿a qué se debe su prematuro can-
Los ladridos de una jauría pueden hacer que al- sancio al final de la jornada? En el momento mis-
gunos caballos al término de una jor~ada de cua- mo en que escribo estas lineas estoy padeciendo un
renta miHas ap1uezcan tan frescos y vivaces como fuerte dolor de muelas. En el ardor de mi traba-
180 T. R. Malthw c.i>hulo 12 181

jo se me llega a olvidar de vez en cuando este traerse por el mundo de la fantasía imaginando
dolor, aunque sólo por breves momentos. Sin «haberse desprendido de su envoltura mortal* y
embargo, no puedo menos de pensar que el pro- estar buscando un elemento que le sea mis afín.
ceso que ocasiona el dolor no se ha detenido y Pero todos estos esfuerzos son como los va.nos
que los nervios que trasmiten la información al intentos de la liebre de la fábula. La lenta tortuga,
cerebro están, incluso en estos momentos, requi- aqu{ el cuerpo, nunca deja de alcanzar al cspfritu
riendo la atención y el espacio para sus particu- por amplio y extenso que sea el campo que haya
lares vibraciones. La multiplici.dad de vibraciones pretendido abarcar, y los intelectos más brillantes
de otro tipo puede, tal vez, impedir su admisión, y en6-gicos, por muy remisos que hayan acudido
o superarlas durante cierto tiempo después de ad- a la primera o segunda citación, acaban al final
mitidas, hasta que un impulso de extraordinaria cediendo el imperio del cerebro a las llamadas
fuerza destruye la energía de mi capacidad argu- del hambre o hundimdose en un sueño profundo
mentativa y se adueña de mi cerebro. En este, con el cuerpo exhausto.
como en los otros casos, la mente parece tener Parece como si se pudiera afirmar que si se
muy ooco poder, quizá ninguno, par11 contrarres- encontrara un medicamento capaz de lograr la in-
tar o curar el trastorno¡ lo único que puede hacer mortalidad del cuerpo no habría motivo de temer
estando fuertemente excitada es fijar su atención que ~ta no viniese acompañada por la inmorta-
sobre otros asuntos. lidad del espíritu. Pero, en cambio, la inmortali-
No quiero decir con esto que un espíritu sano dad del espfritu no implica, ni mucho menos, la
y vigoroso no tenga tendencia a mantener el cuer- inmortalidad del cuerpo. Al contrario, ·la mayor
po sano y vigoroso también. La unión entre el energía mental que puede concebirse agotaría y
espíritu y el cuerpo es tan estrecha e íntima que destruirla probablemente la fucila del cuerpo. Un
sería realmente muy extraordinario que no se viP.or mental moderado parece ser favorable a la
asistiesen mutuamente en sus respectivas funci<r salud, pero los esfuerzos intelectuales excesivos
nes. Pero quizá si estableciéramos una compara- tienden más bien, como muchas veces se ha ob-
ción veríamos que el cuerpo tiene más influencia servado> a desgastar la envoltura. La mayoría de
sobre el espíritu que este último sobre el cuerpo. los ejemplos trafdos a colación pcr el señor God-
El primer objetivo del espíritu es actuar como pro- win para demostrar el poder del espíritu sobre
veedor de las necesidades del cuerpo. Cuando és- el cuerpo y la consiguiente probabilidad de la in-
tas se hallan totalmente satisfechas, un espíritu mortalidad del hombre son de este último tipo,
activo puede ciertamente ampliar sus horizontes, y en el caso de que estos estímulos pudiesen ser
extenderse sobre los campos de la ciencia o dis- aplicados de forma continua, en ve-z de tender a
l82 T. R. Mallht11 úpltwo l2 19)

inmortalizarle, tenderían muy rápidamente a des- damcnto alguno. Pienso que grandes descubri~
truir el orgRnismo humano. mientas han de haccne aún en todas las ra!JWI
El probable aumento del dominio del hombre de la ciencia hunian., particularmente en física;
sobre su armazón animal constituye la siguiente pero en el momento en que abandonemos la ex-
consideración del señor Godwin, que concluye periencia pasada como base de nuestras conjetu-
atirmando habe"e comprobado, a este respecto, ras respecto del porvenir, y m's aún si estas con-
la existencia en algunos hombres de un poder ex- jeturas contradicen· absolutamente la experiencia
traordinario, que se extiende a campos en los que pasada, nos veremos lanzados a un extenso campo
otros hombres son impotentes. Pero esto ea ra- de inccrtidwnbrc en el que cualquier suposición
zonar en contra de una. ley casi universal apoyán- es tan aceptable como otra cualquiera. Si una per-
dose en unas cuantds excepciones, que además sona me dijera que los hombres acabarán teniendo
más bien parecen artificios que verdaderos poderes ojos y manos por detrais igual que por delante,
que puedan ser ejercidos para buenos fines. Ja- admitiría la conveniencia de este aditamento, pe-
más he oído de un hombre que pueda regular su ro justifica.da mi escepticismo con el hecho de no
pulso durante un acceso de fiebre y dudo mucho ver en el pasado ninguna indicación que apuntara
de que ninguna de las personas aquí aludidas ha- la mis mínima probabilidad de que se produjese
yan hecho el menor progreso perceptible en la este cambio. Si esta objcci6n no es considerada
correcci6n regular de los trastornos de sus orga- válida, todas las conjeturas son entonces iguales
nismos y en la consiguiente prolongaci6n de sus y todas tienen Ja misma validez íilos6fica. Debo
vidas. decir que no me parece que del curso de nuestras
Die.e el señor Godwin: «Nada puede ser me- observaciones presentes se desprendan más indi-
nos filos6fico que concluir que porque una cier- caciones genuinas de que el hombre vaya a ser
ta especie de poder está fuera de nuestro presen- inmortal, que de que vaya a tener cuatro manos y
te campo de observación, tiene que estar también cuatro ojos o de que los irbolcs vayan a crecer
fuera de los límites del entendimiento hu'mano». horizontal en vez de verticalmente.
Reconozco que mis ideas filosóficas son, a este Se dirá, tal vez, que se han hecho en el mundo
respecto, muy diferentes de las del señor God- muchos descubrimientos que no.habían sido pre-
win. La única distinción que veo entre una conje- vistos y no se esperaban. Reconozco que esto es
tura filos6íica y las aserciones del profeta señor cierto; pero si una persona hubiese vaticinado es-
Brothers es que la primera está basada sobre in· tos descubrimientos sin que Je guiase ninguna
dkadoncs que emanan del curso de nuest.ras ob- analogía o indicación de la experiencia pasada, me-
servaciones presentes y las segundes no tienen fun- recería el nombre de vidente o profeta, no el de
T. R. Malthus C.pít"1o 12

filósofo. La admiración que algunos de nuestros copios de extraordinario tamaño y potcnáa.


descubrimientos modernos hubiera despertado en- En muchos campos del conocimiento, los pro-
tre Jos salvajes habitantes de Europa en los tiem- gresos del hombre han sido casi ininterrumpidos.
pos de Tesco y de Aquiles no demuestra gran En otros, en cambio, sus esfuerzos se han vúto
cosa. No puede suponerse que personas que des- invariablemente frustrados. El salvaje serla pro-
conocían casi totalmente el poder de una máquina bablemente incapaz de adivinar las causa de esta
fueran a adivinar sus efectos. Estoy muy lejos de enorme diferencia. Nuestra mayor experiencia
decir que conozcamos hoy a fondo los poderes nos permite percibir, en cierta medida, la natu-
del esp(ritu humano; pero, sin duda, se conoce raleza interior de estas causas y juz$ar con mejor
mejor este instrumento hoy que hace cuatro mil criterio, si no acerca de lo que podemos esperar
años; y, por consiguiente, aunque no seamos aún dd futuro, por lo menos sobre lo que no debe-
jueces competentes, s[ estamos mucho más capa- mos esperar, lo cual, aunque negativa, constituye
citados que los salvajes para opinar sobre lo que una información de gran utilidad.
está o no a su alcance. Un reloj le causará al sal- Como Ia necesidad del sueño parece depender
vaje la misma extrañeza que un movimiento con- más bien del cuerpo que del espíritu, no se ve
tinuo, y, sin embargo, el primero es para noso- c6mo el mejoramiento del espíritu puede contrí-
tros un mecanismo perfectamente conocido y el huir mucho a ~uprimir esta «destacada dolencia:..
segundo, en cambio, viene eludiendo de manera El hombre que manteniendo su mente altamcitte
constante los esfuerzos de las más agudas intelí- excitada consigue pasar dos o tres noches sin dor-
gencias. En muchos casos podemos ahora perci- mir, agota proporcionalmente el vigor de su cuer-
bir las causas que impiden el ilimitado perfeccio- po. y esta pérdida de salud y de fuerza no tar-
namiento de esos inventos que al principio tanto dad en perturbar las operaciones de su entendi-
prometían. Quienes idearon las primeras mejoras micn to, de suerte que, a pesar de sus grandes es-
del telescopio pensaban seguramente que mien- fuerzos, no habrá realizado el menor progreso
tras se pudiese aumentar el tamaño de las lentes real en la supresión de la necesidad de esta clase
y la longitud de los tubos se podría incrementar la de descanso.
potencia y las ventajas del instrumento; pero Existe, ciertamente, una dHerencia lo bastante
desde entonces la experiencia nos ha demostrado marcada en las personas que conocemos, respecto
que la pequeñez del campo, la deficiencia de la a las energías de su mente, a sus esfuerzos genero-
luz y d hecho de que la atmósfera resul,ta tam- sos, cte., para que podamos juzgar si las opera-
bién· aumentada, nos impiden alcanzar los bene- ciones del intelecto tienen o no un efecto decisivo
ficiosos resultados que se esperaban de los teles- sobre la prolongación de la vida humana. Lo cier-
1S6 T. R. M.t.llbu5 Capitulo 12 187

to es que ningún efecto decisivo de este tipo ha te varios miles de años, no se ha podido observar
sido observado hasta ahora. Aunque ningún cui- ninguna diferencia decisiva en la duración de la
dado de ninguna clase haya jamás ejercido un vida humana como consecuencia de una acción
efecto que pueda interpretarse como el más mf- del intelecto, la mortalidad del hombre sobre la
n imo síntoma de acercamiento a la inmortalidad, tierra parece quedar plenamente establecida y con
~in embargo. los cuidados que se prestan al cuer- no m~nos fundamento que cu::ilguicra de las más
po parecen tener más efecto a este respecto que constantes leyes de la naturaleza. Un inmediato
los que se prestan al espíritu. El hombre que co- acto de poder por parte dd Creador del Univer-
me a sus horas y con moderación y hace sus ejer- so puede, naturalmente, modificar una o todas
cicios físicos con escrupulosa regularidad, gcnará, estas leyes, bien sea repentinamente o de forma
generalmente, de mejor salud que d que pro- gradual, pero de no haber indicación alguna que
fundamente absorbido por sus trabajos intelec- haga prever semejante cambio, y, por supu~sto,
tuales se olvida con frecuencia de estas necesi- no la hay, tan poco filosófico sería suponer que
dades de su cuerpo. El jubilado de vida ordenada, la vida del hombre pudíese prolongarse más allá
cuyas idcns pocas veces se devan por encima o de todo limite asignable, como gue la atracción
más allá de su jardincito, que pasa las mañanas de la tierra fuera a cambiarse gradualmente en
trajinando con los pies en el barro, entre sus ar- repulsión, con lo cual las piedras subirían en vez
bustos de boj, vivirá seguramente hasta una edad de caer, o que la tierra volara un buen día hacia
tan avanzada como el filósofo de más altura inte- otro sol más cálido y acogedor.
lectual y mayor clarividencia de la época. Quie- La conclusión de este capítulo nos ofrece , in-
nes han estudiado los registros de mortalidad han dudablemente, un cm~dro sum:11ncmc hermoso y
observado positivamente que las mujeres viven, apetecible, pero fantástico y no im::iginado con
por lo general, más años que los hombres, y aun- sentido de la realidad, por lo que carece de l:SC
que no quiero decir, ni mucho menos, que sus fa. inter~s apasíonnnte que sólo pueden dar la natu-
cultadcs intelectuales sean inferiores, pienso, sin raleza y la probabilidad.
embargo, que hay que reconocer que, debido ~ No puedo abandonar d tema sin hacer notar
su distinta educación, el número de mujeres so- que esas conjeturas de los señores Godwin y
metidas a vigorosos esfuerzos mentales es inferior Condorcet, respecto a la prolongnci6n indefinida
al de hombres. de la vida humana, son, en realidad, un curioso
Como en estos y otros ejemplos similares, o ejemplo del veh~men1c deseo de inmortnlidad que
extendiendo aún más el campo, como en la gran siente d alma. Ambos señores han rechazado la
diversidad de caracteres que han existido duran- luz de la revelación, que promete, de manera ab-
189 T. R. Mllthw C.phulo 12 189

soluta, la vida eterna en otro estado. Han recha- ¡Qué extraña y curiosa prueba de Ja inconsis-
zado tambi~ la luz de la religión natural> que tcnda del escepticismo! Pues debe observarse que
ha descubierto la futura existencia del alma a las hay una muy notable y esencial diferencia entre
inteligencias más preclaras de todos los tiempos. <lC~ptar una aserción que esrá en absoluta contra-
Sin embargo, la idea de la inmonalidad es tan dicción con la experiencia más constante, y creer
atractiva para la mente humana que no pueden en algo que no contradice a nada, pero que está
avenirse a arrojarla de sus sistemas. Después de f ucra <le los lfmitcs que nuestros actuales medios
su desdeñoso escepticismo hacia la única forma <le observación y de conocimiento nos permiten
probable de inmortalidad, introducen una espc· a!canzar ( 11 ). Son de tal diversidad los objetos
cie de inmortalidad inventada por ellos, que no naturales que nos rodean, son tantos los ejemplos
solamente contradice totalmente todas las leyes de t:norme potencia que diariamente se ofrecen
de probabilidad filosófica, sino que en s( es,, ade- a nuestra vista, que muy bíen podemos suponer
más, estrecha, parcial e incorrecta en el más alto la existencia <le muchas formas y manifestaciones
grado. Suponen que todos los espfritus elevados, de la naturale-La que aún no hemos observado o
virtuosos y gloriosos que ya han existido o que que tal vez no seamos capaces de observar con
vayan a existir en el curso de miles y quizá mi- nuestros actuales medios de captación. La resu-
llones de años, quedarán aniquilados, en tantd rrección de un ruerpo espiritual a partir de un
que un número reducido de personas , lo bastante cuerpo natural no parece ser en sí un ejemplo de
reducido para poder vivir simultáneamente so- poder más maravilloso que la ºgerminación de una
bre la tierra , recibirán finalmente la corona de la hoja de trigo a partir del grano o de un roble a
inmortal id ad. partir de la bellota. Imaginémonos un ser inteli-
Si semejante credo hubiese sido incluido en la gente que por su situación hubiese tan sólo te-
doctrina de la revelación, estoy convencido de que nido contacto con objetos inanimados o plena-
todos los enemigos de la religión, y probablemen- mente desarrollados y que, por consiguiente, no
te los señores Godwin y Condorcet, entre ellos, hubiese presenciado jamás un proceso vegetativo
hubieran agotado todos sus recursos para ridicu· o de crecimiento; supongamos al1ora que otro ser
!izarlo, presentándolo como la cumbre de la pue- le muestre dos trocitos de materia; un grano de
rilidad y del absurdo, como el argumento más po- trigo y una bellota, invitándole a observarlos, ana-
bre, lamentable e inicuamenté injusto, y, por con- lizarlos a su gusto e intentar desrubrir sus propie-
siguiente, menos merecedor de esa Divinidad, que dades y esencias; y que luego le diga que por muy
la supersticiosa demencia del hombre pudiera insignificantes que le parezcan estos trocitos de
inventar. materia, poseen tan sorprendentes poderes de se-
190 T. R. Mahhus c~pt1ulo 12 191

lccdón, de ~·omhinación, <le or<len v cnsi de cre;i- un.aconteci.micnto infinita1~1cntc más prob'1blc- llUC
dón que, colocados en la tierra, e~cogerán cntr~ la mmorrahdad dd hombre sobre la tierra, que no
el barro y Ja humedad que los rodeéln aquellos sólo es un acontecimiento <lcl cual no ha aparecido
elementos que mejor pueden servir a sus prop6- aún ningún s{ntoma ni indicación, sino que, ade-
si tos, los recogerán y ordenarán con un gusto, un más, está en cvidenrc contradicción con una de las
criterio y una habilidad maravillosos, creciendo leyes más constantes de la naturnlcza que jílm:Ís
luego y adoptando hermosas formas, que apenas haya pasado bajo la observación <lel hombre.
pueden t<."Cordar a aquellos trozos de materia que Quizá debiera excusarme una vez más anre mis
fueron depositados en la tierra. Estoy casi seguro lector~s por extenderme tonto sobre una conje-
de que aquel ser imagjnario que he supuesto ten- tura que muchos, seguramente, consideran de-
dría más vacilaciones, pedirfa argumentos de mais masiado absurda e improbable para merecer la
autoridad y pruebas de más peso antes de ercer menor <liscusión. Pero si es tan improbable y con-
estas extrañas afirmaciones que si se le dijera que t~aria al genuino espíritu de la filosofía como yo
un ser de enorme poder, que había sido la causa pienso que lo es, ¿por qué no demostrarlo exami-
de todo lo que veía en su derredor, y de esa exis- nándola con sinceridad? Por muy improbable que
tencia de la que él mismo era consciente, había, a primera vista parc-zca una conjetura, si quienes
mediante un gran acto de poder sobre la muerte y Ja presentan son hombres capaces e ingeniosos, por
la corrupción de las criaturas humanas, elevado lo menos merece ser estudiada con atención. Por
la esencia del pensamiento, concediéndole una mi parte, no tengo reparo aJgwlo en conce<ler a
forma incorporal o, por lo menos, invisible, pan la hip6r~is de la probable inmortalidad del hom-
darle una vida m$fs feliz en otro estado. bre sobre la tierr J el grado de crédito que pued;i
La única diferencia respecto a nuestra propia merec~rse por los h~chos y argumentación pre-
comprensión, que no favorece la aserción antc- &.entados en su defensa. Antes de decidir sobr~ la
rfor, es que el primer milagro (12) lo vemos re- extrema improbabilidad de tal aconrecimiento
petirse continuamente, y el otro milagro no lo he- creo que lo honesto es examinar estos hechos con
mos visto nunca. Reconozco d peso indudable de imparcialidad; y de este examen picmo que po-
esta prodigiosa diferencia, pero, ciertamente, nin- demos concluir que existen menos razones para
gún hombre puede dudar un momento en afumar suponer que la vida del hombre pued:i ser pro-
que, dejando de lado la Revelación, la resurrec- longada indefinidamente que para aceptar que:
ción de un cuerpo espiritual a partir de un cuerpo los árboles puedan aecer hnsta alcani:ar alturas
natural, que muy bien puede ser uno de los mu- infinitas o que las p¡llarns puedan llegar a ser
chos fenómenos naturales que no podemos ver, es infinitamente grandes ( l J ).
Capítulo 13 22,

para el mantenimiento de un número adicional de


trabajadores en tanto la totalidad o, al menos, una
gran parte de este aumento del capital o la renta
de la sociedad sea convertible en una cantidad
proporcional de subsistencias; y no podrá serlo
si el aumento procedl! únicamente del producto
d.el tra.bajo y .no del producto de la tierra. Es pre·
c1so d1strngu1r en este caso entre el número de
brazos que puede emplear el capital de la socie-
dad y el número que puede alimentar su territorio.
Me explicaré con un ejemplo. El doctor Adam
Smirh define la r¡quc-.r.a de una nación como la pro·
ducdón anual de su tierra y su trabajo. &ta defi-
nición abarca evidentemente a los productos ma-
nufacturados lo mismo qul! a los productos de
En el capítulo que acabo de examinar, el se· la tierra. Supongamos ahora que durante una se-
ñor Godwin pretende haber examinado el obstácu- :-ie <le años una nación añadiese lo que ahorra de
lo que representa para su sistema de igualdad el su rcnt.a anual únicamente a la pa.r te de su capi-
principio de población. Pienso qu(: ha quedado tal dedicado a las manufacturas sin añadir nadn al
claro cuán errónea es su afirmación acerca de la capital empleado en la tierra; evidentemente, de
distancia a que se encuentra este obstáculo y que acuerdo con la definición nnterior, la nación Sl!
en vez de miríadas de siglos no son ni siquiera habrá enriquecido, pero no podrá mantener a un
treinta años, ni treinta días> los que nos separan mayor número de trabajadores, y, por consjguien-
de él. La suposición de un acercamiento del hom· re, no se habrán incrementado los verdaderos fon-
bre a la inmortalidad sobre la tierra no conrribu· dos para el mantenimiento del trabajo. Habrá, no
ye a aplanar esta dificultad. Por consiguiente, el obstante, una demanda de trabajo por parte de ca-
único argumento presentado en este capitulo, que da fabricante, por la capacidad que tiene o, al me-
pudiera, en cierta medida, tender a eliminar este nos, cree tener, para ampliar sus instalaciones o
obstáculo, es la conjetura respecto a la extinción construir otras nuevas. &ta demanda elevará, na-
de la pasión entre los sexos, pero como se trata turalmente, el precio del trabajo, pero si no va
de una mera conjetura, careciendo de la más mí· acompañada de un aumento de las exi.s,tencias
226 T. R. M.ahhus C.phulo 16 227

anuales de provisiones, la s~bida no tardará en camente en el mismo estado que antes. Desde otro
ser puramente nominal, ya que el precio de las punto de vista, en cambio, su situación será peor.
provisiones tendrá que subir en la misma propor- La mayoría de ellos estarán empleados en manu-
ción. La demanda de trabajo en las manufactu- facturas, la minoría en la agricultura. Creo que
ras puede, además, atraer a muchos que antes tra- todo el mundo estará de acuerdo conmigo en que
bajaban en el campo y provocar la disminución de este cambio de profesión es sumamente desfavo-
la producción agrícola; pero podemos suponer que rable para la salud, componente esencial de la fe-
todo eíecto de esta clase será compensado por el licidad, a lo cual hay que añadir la mayor inse-
mejoramiento de l.a maquinaria agrícola y que la guridad del trabajo manufacturero, supeditado a
canúdad de provisiones se mantendrá igual. Se los gustos caprichosos del público, a los acciden-
producirán, naturalmente, mejoras en la maqui- tes de la guerra y a otras causas.
naria de las manufacturas, y esta circunstancia, Quizás pueda decirse que el caso que he su-
añadida al mayor número de brazos empleados en puesto no puede producirse, ya que la elevación
ella, hará que, en su conjunto, la producción anual del precio de las subsistencias arrastrada irunedia-
del trabajo del prus aumente considerablemente. tamente nuevos capitales hacia la agricultura. Pero
Así, de año en año, aumentará la riqueza del país, este proceso podría ser muy lento, pues antes de
según la definición citada, y tal vt::.1. a un ritmo no que suban los precios de las provisiones habrá
muy lento. subido ya el precio del trabajo, anulando los po-
La cuestión es saber si la rique-a, incrementa- sibles dectos favorables que el aumento de los
da en esta forma, úene la menor tendencia a me- precios de los productos de la tierra podía haber
jorar las condiciones de los trabajadores pobres. tenido para la agricultura.
Manteniéndose en el mismo nivel las existencias También pueda, tal vez, decirse que el capital
de provisiones, todo aumento general del precio adicional de la nación permitiría importar comes-
del trabajo no puede ser más que un aumento tibles en cantidad suficiente para que todos los
nominal, ya que irá seguido muy de cerca por un que puedan ser empleados por el capital de la
aumento proporcional del precio de las provisio- sociedad tengan con qué alimentarse. Un país pe-
nes. Esta proposición me parece a todas luces evi- queño dotado de una gran flota y de grandes fa-
dente. El aumento en el precio del trabajo que cilidades para el uansporte interior, tal como Ho-
hemos supuesto contribuirá muy poco o nada A landa, puede, indudablemente, importar y distri-
asegurar a los trabajadores pobres una mayor ca- buir la cantid~d de provisiones que necesite, pero
pacidad para adquirir lo necesario y las comodi- el precio de estas provisiones tendría que ser al-
dades para la vida. A este respecto, están prácti- tísimo para que esta importación y distribución
228 T. R. Mahhu~ Capitulo 16

resultase rentable en países extensos y peor situa- Price, según las cuales la población de Inglaterra
dos para el comercio. ha disminuido desde la Revolución, incluso po-
Un caso idéntico al que he supuesto quizá no dría parecer que los fondos efectivos para el man-
se haya producido nunc3, pero {'.Stoy seguro de que tenimiento del trabajo han ido reduci~ndose a me-
no hada falta una búsqueda muy laboriosa para dida que aumentaba Ja rioueza en otros aspectos.
encontrar casos muy scmr jantes. Inc1uso me atre- Pues pienso que puede sentarse como ley gene-
verfa a decir que la propia Inglaterra, a partir de ral el principio de que si crecen los fondos efec-
su Revolución, nos brinda una viva ilustración tivos para el mantenimiento del trabajo, es decir,
de nuestro argumento. si el territorio puede mantener, como el capital
puede emplear, a un mayor número de trabajado-
El comercio de nuestro país, tanto interior co-
mo exterior, se ha desarrollado rápidamente du- res, este suplemento de mano de obra surgid r'·
pidamente, incluso a pesar de las guerras que el
nantc el último siglo . El valor de cambio en el
mercado europeo de la producción anual de su doctor Price enumera. Y, por consiguiente, si la
suelo y de su trabajo ha acusado, indudablemente, población de un país ha permanecido estacionaria
un aumento muy considerable. Pero examinando o incluso ha disminuido, podemos inferir con to-
la cuestión más de cerca vemos que el aumento da seguridad que cualquiera que haya sido el au-
ha afectado principalmente a los productos del mento de las riquezas en las manufacturas, los
trabajo y no a los productos de la tierra, y, por fondos efectivos para el mantenimiento del tra-
consiguiente, si bien la riquCT.a del pafs ha crecido bajo no pueden haber crecido.
rápidamente , los fondos efectivos para el mante- Es dif kil, sin embargo, concebir que la pobla-
nimiento del trnbajo lo han hL'Cho con mucba len- ción de Inglaterra haya venido disminuyendo a
titud y el resultado c:s el que podía preverse. El partir de la Revolución, aunque todos los testi-
aumento de la riqu<::za del país ha tenido muy monios coinciden en mostrar que, suponiendo que
poco o ningún efocto en cuanto al mejoramiento hubiera aumentado, lo hubiera hecho con gran
de las condiciones ck los trnba jaJorcs pobr<::s. No lentitud. En la controversia surgida en torno a
pienso que ¿stos tengan r:1horn una mayor capa- este tema el doctor Price aparece, indudablemen-
cidad sobre lo nccc::snrio y agr:Jdablc para vivir, te, mucho más ducho en estas cuestiones y mejor
y la proporción de los que trabaji.m en las manu- informado que sus contrincantes. A juzgar por
facturas y viven hacinados en habitaciones angos- esta controversia, pienso que hay que reconocer
tas y malsanas es mucho mayor que en el período que la demostración del doctor Prke es más sa-
de la Revolución. thfoctoria ·que la del señor Howlett. La verdad
Si diéramos fe a las declnrncion~s dd doctor está, probablemente, entre las dos afirmaciones,
2JO T. R ~bhh11.l. ü.plmlo 16 2.)J

pero c:n tal caso resultaría que el aumento de la a la escasez, en el primer caso, ni a Ja abundan-
población durante la época de la Revo)udón ha cia, en el segundo, sino a la diferencia en una y
sido sumamente lento en comparación con el in- otra época del coste de preparación del ganado
cremento de la riqueza. para el mercado. Es posible que hace cien años
Ya sé que pocos habrá que estén dispuestos a el número de cabezas de ganado en el país fuese
ercer que en el siglo pasado la producción agríco- mayor que en la actualidad; pero esto no quita
la haya disminuido o incluso que se haya mante- para que la cantidad de carne de calidad superior
nido estacionaria. El cercamiento de las tierras lraf da al mercado sea hoy mucho mayor que lo que
comun:ilcs y bt1ldías tiende, indudablemente, a au- era entonces. Cuando el precio de la carne era
mentar la producción de alimentos en el país, y, muy bajo en carnicería el ganado se criaba sobre
sin embargo, hay quien afirma rotundamente que todo en las tierras baldías, y, excepto para algu-
ha tenido muchas veces efectos contraproducen- nos mercados principales, se sacrificaba probable-
tes, ya que extensas parcelas de terreno, que an- mente sin engorde adicional. La ternera que tan
teriormente producían grandes cantidades de tri- barata se vende actualmente en algunos condados
go, fueron convertidas en pastos, que emplean lejanos no se parece en nada más que en el nom-
menos brazos y alimt!ntan menos bocas que antes bre a la que se compra en Londres. Antiguamen-
de ser cercados. Que a igualdad de fertilidad na- te, el precio de la carne no permitía criar ganado,
tural las tierras de pastos producen una cantidad ni casi engordarlo, en tierras que respondiesen al
menor de subsistencias para el hombre que las de- cultivo. Pero con el precio actual no sólo es ren-
dicad.as al cultivo de trigo, es una verdad recono- table el engorde del ganado en las mejores tie-
cida; y si pudiera darse por seguro que, debido rras, sino que, incluso, permite realizar Ja cría en
al aumento de la demanda de carne de primera tierras susceptibles de dar excelentes cosechas de
calidad, y al consiguiente aumento de su precio, trigo. El mismo número de cabc-.tas, o incluso el
hubiera crecido de año en año la proporción QC mismo peso de ~anado sacrificado, en ]as dos é-
buenas tierras dedicadas a la ganadería, In dismi· pocas consideradas, habrá consumido (si se me au-
nucióo de alimentos humanos que esta circuns- toriza la expresión) cantidades muy distintas de
tancia hubiera ocasionado pudiera haber compen- subsistencias humanas. Un animal cebado puede,
sado las ventajas derivadas del cercamiento de en ciertos aspectos, considerarse, en el lenguaje
tierrns b~ldías y del mcjornmiento general de Ja de los economistas franceses, como un trabajador
agricultura. No creo qu ~ sea casi necesario seña- improductivo: no añade nada al valor de Ja mate-
lar que el elevado precio actual de la carne en ria prima que consume. El actual sistema de pas-
carnicería y su bajo precio anterior no responde toreo tiende, sin duc.b, más que el antiguo a re-
2J2 T. R. Mal.thus úphulo 16 2}}

ducir, en proporción a la fertilidad general del te- empleado en la manufactura, y es bien sabido que
rreno, la cantidad de subsistencias humanas pro- el fracaso de algunas de estas manufacturas, de-
ducidas en el país. bido simplemente al capricho de la moda, como,
No quisiera, en modo alguno, que se interpre- por ejemplo, la sustitución de la seda por d per-
taran mis palabras en el sentido de que el siste- cal o de las hebillas y botones metálicos del cal·
ma antiguo podía o debla haber continuado. El zado por lazos y botones forrados, combinado con
precio creciente de la carne en carnicería es una las restricciones en el mercado del trabajo, sus-
consecuencia natural e inevitable dd progreso ge- citadas por las leyes sobre las corporaciones y las
neral del cultivo. Pero no puedo menos de pensar parroquias, ha obligado, en muchas ocasiones, a
que la creciente demanda actual de carne de pri- miles de trabajadores a recurrir a la caridad para
mera calidad y la cantidad de buenas tierras que, poder sobrevivir. El considerable aumento de las
como consecuencia, están siendo actualmente de- contribuciones para los pobres constituye, en sí,
dicadas a esta producción, y junto con esto el nú- una prueba elocuente de que los pobres no tienen
mero cada día mayor de caballos de recreo son hoy una mayor capacidad para satisfacer las nece-
los principales obstáculos a que la producción de sidades y comodidades de la vida. y si al hecho
alimentos humanos en el pafs crezca al mismo de que sus condiciones más bien han empeorado
ritmo que, en general, la fertilidad del sucio; es- que mejorado se añade la circunstancia de haber
toy personalmente convencido de que un cambio aumentado considerablemente la proporción de
en las costumbres, a este respecto, causaría efcc- trabajadores empleados en las manufacturas, en
Los muy sensibles sobre la cantidad de subsisten- perjuicio de su salud y de su virtud, hay que re-
cias disponibles en el país y, por consiguiente, so- conocer que el incremento de la riqueza en los
bre su población. años últimos no ha contribuido a aumentar la fe.
La utilización para pastos de una buena parte licidad de los trabajadores pobres.
de las mejores tierras, las mejoras en los aperos Si aplicamos este argumento al caso de China
agrfcolas, el aumento de tamano de las explota· vemos en seguida, y con toda claridad, cuán cier-
dones y, en particular, la disminución del nú- to es que todo aumento del capital o Ja renta de
mero de cabañas en todo el pafs, todo concurre una nación no puede considerarse como un au-
a demostrar que probablemente el número de per· mento del fondo efectivo destinado al manteni-
sonas empleadas hoy en trabajos agrícolas es in- miento del trabajo, y, por consigujente, no puede
ferior al que existía en Ja época de la Revoluci6n. tener· los mismos efectos favorables sobre las
Cualquier aumento de la población que haya ha- condiciones de los pobres.
bido, debe de estar, por tanto, casi totalmente El doctor Adam Smith observa, efectivamente,
2}4 T. R. M~hh•.i• C.phulo 16 2J~

que China ha alcanzado, probablemente desde ha- ducción que permitan reducirla. La consecuencia
ce tiempo, la máxima riqueza que la naturaleza de esto es que, probablemente, se haya alcanzado
de sus ins1i1ucioncs y de sus medios podía permi- la producci6n máxima de alimentos que la tierra
tir; sin embargo, con otras leyes e instituciones, pueda ofrecer, pues se obsetva, gene.talmente, que
y particularmente con un comerdo t=xtcrior me- los procesos de reducci6n de la mano de obra, si
jor arcndido, aún podía ser mucho más rica. La bien permiten al agricultor llevar dertas cantida-
cuestión es: ¿ ímplicar{a este incremento de sus des de grano al mercado a un precio inletior, sin
riquezas un aumento de: los fondos reales dedi- embargo, más que aumentar tienden a disminuir
c::1dos al mnntcnimicnro del trabajo, y de ahí una la producción total, y en agricultura deben consi-
tendt=ncia a si1uar a las capas inferiores del pue- derarse, por tanto, como de interés particular más
blo chino en un estado de mayor abundancia? que de utilidad pública.
Es cvidcntt= qu<." si d comercio exterior fuese En China no sería posible emplear el inmenso
debidamente arendido en China, con el gran nú- capital necesario para preparar las manufacturas
mero de 1rabajadores de que dispone y el bajo destinadas al comercio exterior, sin retírar de las
precio dt: su mano de obra, podría fabricar una labores agrícolas a un número tan considerable
enorme cantidad de l\rtículos manufacturados pa- de trabajadores, que alteraría el actual estado de
ra los mercados extranjeros. No es menos eviden- cosas y, en cierta medida, reduciría la producci6n
te que , vista la enorme masa de provisiones que del país. La demanda de obreros para lns manu-
ncccsi ta y la asombrosa ex ten si6n de su terri to- facturas e]evar(a el precio del trabajo, pero como
rio interior, no podría importar a cambio de es- no aumentaría la cantidad de provisiones, el pre-
tos artículos una cantidad de alimentos que pu- cio de estas últimas no sólo se mantendría a su
diera realmente representar una adición sensible nivel, sino que incluso podrfa rebasarlo, en el
a las existencias anuales de provisiones del país. caso de que la producción de alimentos llegase a
Esa enorme cantidad de productos manufactura- disminuir. El país estaría, evidentemente, en un
dos la cambiaría principalmente por artículos d~ proceso de enriquecimiento; el valor de cambio
lujo procedentes de todos los rincones del mundo. de la producción anual de sus tierras y de su tra-
Actualmente no parece que se escatime el trabajo bajo aumentaría de año en año, y, sin embargo,
t=n la producción de alimentos. El país tiene más los fondos efectivos para el mantenimiento del
bien un exceso de población, considerando las po- trabajo permanecerían estacionarios o incluso de-
sibilidades de empleo que le da su capital, y la crecerían, y, por consigufrnte, la creciente rique-
mano de obra es, por consiguiente, tan abundante za de la nación más bien tendería a rebajar que a
que nadie se preocupa en buscar formas de pro- elevar las condiciones de vida de los pobres. En
2}6 T. R. Malthus Capitulo 17
cuanto a la capacidad de adqujsición de las nece-
sidades y comodidades de la vida, continuaría
siendo la misma, o incluso podría verse disminuí·
da; y muchos de estos pobres habrfan trocado las
saludables faenas del campo por el trabajo malsa·
no de la industria manufacturera.
Tal vez el argumento cobre mayor claridad al
ser aplicado a China, por ser generalmente admi-
tido que Ja riqueza se ha mantenido prolongada-
n:iente estacionaria. Si nos refiriésemos a otro país,
siempre podría ser objeto de discusión el saber
en cuiil de los períodos comparados las riquezas
aumentaban con mayor rapidez, puesto que se-
gún el doctor Adam Smith lo que determina la
situación de los pobres es la rapidez del aumento
de las riqueuis del país. Sin embargo. es evidente
que dos naciones pueden incrementar con exac·
Hay una cuestión que parece surgir natural-
tamente la misma rapidez el valor de cambio de
mente al IIega.r a este punto de la discusión y es
la prodocción anual de sus tierras y de su traba·
la de saber st realmente el valor de cambio de
jo, pero si una se ha dedicado principalmente a
la prod:i~i?n anual de la tierra y del trabajo es
la agricultura y la otra principalmente al comer·
un~ dcfm1ctón adecuada de la rique?~ de un país
do, los fondos para el mantenimiento del traba-
jo. y, por consiguiente, el efecto de este aumento º. s1 no s~rf.a miís correcta la definición que con-
de la riqueza nacional serian muy diferentes. En siderara umcamente la producción agricola bru-
t~, como lo hacen los economistas franceses. Lo
el país dedicado principalmente a la agricultura,
cierto es que, adoptando la definición de esos eco-
los pobres vivirán con más_desahogo y la pobla-
ción crecerá rápidamente. En el otro, en cambio, nomistas, todo aumento de la riqueza supone un
las ventajas obtenidas por los pobres serán rela- aumento del fondo destinado al mantenimiento
tivamente escasas y, por tanto, el aumento de la del. trabajo y tien?~ siempre, por consiguiente, a
me1orar. las cond1.c1ones de los trabajadores po-
población será lento.
b~cs, rrue~tr.a~ que el aumento de la riqueza, se-
gun la, d~fm1c~ón del doctor Adam Smhh, no pre-
senta ria invariablemente esa tendencia. Con todo,
237
238 T. ~. M~lthu1 ~pltulo 17 2}9

esto no implica que la definición del doctor Adam po es productiva por4uc el producto, aderr.ás de
Snúth deba ser considérada como errónea. En remunerar totalmente nl labrador y sus obreróS,
muchos aspectos parece impropio no incluir los deja una renta líquida al terraterúente, ~n tanto
vestidos y la vivienda de todo un pueblo como que la mano de obra empleada en la fabricación
parte integrante de su renta. Aunque, corriente- de una pieza de encaje es improductiva porque
mente, el valor de gran parte de dio carezca de se limira a com~nsar las provisiones consumidas
importancia en comparación con la alimentación por el propio trabajador y a restablecer el capital
del país, estimo, no obstante, que lo justo es con- del patrono, sin dejar la menor renta líquida. Pe-
siderarlo como parte de la renta, y, por tanto, el ro supongamos que el valor del encaje terminado
único punto respecto al cual estoy en desacuer- sea tal que una vez totalmente remunerados tan-
do con el doctor Adam Smith es cuando parece to el trabajador como el patrono quede una renta
considerar todo aumento de la renta o del capi- líquida para una tercera persona; a mi parecer>
tal de la sociedad como un aumento del fondo comparada con la mano de obra empleada en el
del mantenimiento del trabajo y, por consiguiente, culrivo de la tierra, ~sta seguiría siendo tan im-
siempre contribuyendo a mejorar las condidont:s productiva como siempre. Y aunque según el ra-
de los pobres. zonamiento de los t:conomistas franceses el hom-
Los delicados géneros de seda o de algodón, bre empicado en la fabricación del encaje sería,
los encajes y otros lujos decorativos propios de un en este último caso, un trabajador productivo, no
país rico, pueden contribuir considerablemente a deberíamos, sin embargo, considerarle como tal>
aumentar el valor de cambio de su producción si nos basamos en su definición de la riqueza de
anual, pero contribuyen muy poco a incrementar un Estado. No ha aüadido n:tda a la producción
el caudal de felicidad que posee la sociedad, y me bruta de la tierra; ha consumido parte de esta
parece que al juzgar sobre la productividad o la producción, dejando a aimbio un trocito de en-
improductividad de las diferentes clases de tra- caje; y aunque pueda vender este encaje por tres
bajo hay que tener muy en cuenta la uti1id.1d reill veces el precio de todas !ns provisiones que ha
del producto. Los economistas franceses conside- consumido en el tiempo que ha tardado en pro-
ran improductiva toda la mano de obra empleada ducirlo, siendo desde su punto de vista particu-
en las manufacturas. Comparando esta mano de Jnr un trabajador sumamente productivo, no pue-
obra con la que se emplea en el campo, estada de considerarse que por su trabajo haya añadido
perfectamente dispuesto a darles la razón, pero nada esencial a la riqueza del Estado. No parece,
no precisamente por las razones que ellos aducen. pues, que la rt:nta lfquida que deja un producto
Según ellos, la mano de obra empleada en el cam- después de cubrir todos sus gastos de producción,
240 T. R. Mallhu1 Caphulo 17 241

pueda ser el único criterio que permita juzgar so- mcrcio puede ser sumamente productivo para el
bre la productividad o improductividad para un individuo y totalmente improductivo, en cambio,
Estado de un determinado tipo de trabajo. para la sociedad; y esta es la razón por la cual
Supongamos que 200.000 hombres actualmen- considero improductiva la mano de obra manufac-
te empleados en la producción de artículos manu- turera, en comparación con la agrícola; no por la
facturados, destinados únicamente a satisfacer la que esgrimen los economistas franceses. En suma,
vanidad de unas cuantas personas ricas, fuesen resulta casi imposible contemplar las grandes for-
puestos a trabajar en tierras áridas y baldías, con tunas realizadas en el comercio y la muoificencia
vistas a producir tan sólo la mitad de la cantidad en la que viven tamos negociantes, y, sin embar-
de alimentos que ellos mismos consumen; a pe- go, dar la razón a los economistas cuando afirman
sar de que su trabajo, lejos de dejar una renta que los fabricantes tan sólo pueden enriquecerse
a un tercero, apenas sería capaz de reponer la mi- a expensas de los fondos destinados a su manu-
tad de las provisiones consumidas, estos trabaja- tención. En muchas ramas del comercio los be-
dores deberían considerarse como más producti- neficios son tan cuantiosos que podrfan dejar una
vos, desde el punto de vista del Estado, que renta lfquida a una tercera persona; pero como
cuando trabajaban en las manufacturas. Entonces esta tercera persona no existe y, por consiguiente,
consumían una parte de los alimentos del país, todos los beneficios los acapara el dueño de la
y a cambio dejaban géneros de seda y encajes. manufactura o el negociante, éstos t.ieoen gran-
Ahora consumen la misma cantidad de alimentos, des posibilidades de enríqul."CCrse sin tener que
pero dejan a cambio provbiones suficientes para someterse a grandes privaciones; y así vemos có-
100.000 hombres. No puede haber dudas en cuan- mo, gracias al comercio, personas que no se han
to a cuál de las dos maneras de proceder es más distinguido nunca por su frugalidad consiguen ha-
beneficiosa al país, y creo que se me concederá cer grandes fortunas.
que la riqueza que mantuvo a los 200.000 hom- La expcrienda diaria nos muestra que la mano
bres produciendo géneros de seda y encajes hu- de obra empleada en el comercio y en las manu-
biera sido más útilmente empleada en alimen- facturas es bastante productiva para los indivi-
tarles mientras producían ese suplemento de ví- duos, pero no lo es, ni mucho menos, en el mis-
veres. mo grado para el Estado. Toda contribución al
Un capital aplicado a la tierra puede resultar alimento de un pafs tiende a beneficiar de mane-
improductivo para el individuo que lo invierte, y, ra inmediata a la sociedad en su conjunto; las for-
sin embargo, ser altamente productivo para la so- tunas realizadas gracias al comercio pueden tender
ciedad. Por el contrario, un capital aplicado al co- a este mismo fin, aunque en formR remota e inse-
T. R. Mal1hu1 Csphulo 17 24}
242

gura, pero también pueden tener d efecto contrn- que su aportación al fonJo int<:rno para el man-
rio. El comercio interior de artículos de consumo tcnjmiento del 1rab.1jo es mínima y, por tanto,
es, con mucho, el más importante en todos los contribuye muy poco a. la felicidad de Ja gran ma-
pafses. China es el pafs más rico del mundo, sin sa de la población. En el natural proceso de des-
conocer más comercio que éste. Dejando, pues, arrollo de un Estado hacia la rique7.a , el cultivo
a wi lado, por el momento, el comercio exterior, Jd suelo debería venir en primer lugar, seguido
d hombre que mediante una ingeniosa manufoc- por la manufactura y el comercio exterior. En Eu-
tu ra se lleva para sí una doble ración sacada de ropa este orden natural ha sido invertido y el sue-
Jas existencias disponibles de alimentos, será, in· lo ha sido cultivado con el excedente del capital
dudablemcnte, menos útil al Estado qut! el hom- de las manufacturas, cuando lo natural era que las
bre que, por su trabajo, consigue añadir una sim- manufacturas surgiesen del excedente del capital
ple ración a aquellas existencias Je alimentos. Los empleado en la agricultura. El mayor estímulo
bienes de consumo, tales como las sedas, los en- Jado a la industria urbana, y como consecuencia,
cajes, las joyas y los muebles de lujo son, índu· d hL-cho de pagarse más el trabajo del empleado
dablcmente, parte de la renta de la sociedad; pero J1:: una manufactura que el de quienes se dedican
son la rt!nta de la gente rica solamente, no de la a la agricultura, son, 1in duda, la razón de que
~ocicdad en general. Un incremento de esta parte quede en Europa tanta tierra sin cultivar. Europa
de la renta del Estado no puede considerarse, por tcnJrfa hoy una población mayor, mas no por ello
tanto, como de la misma importancia que un au- más gravosa, de haber seguido una política dife-
mento dt: la cantidad disponible de alimt:ntos, ya rente.
que estos últimos constituyt!n la renta principal No quiero dejar esta interesante cuestión de las
de la gran masa Jel pueblo. dificultades causadas por el exceso de población,
El comercio ex terior rcprcscma una contribu- que, en mi opinión, bien merecería ser investiga-
ción a la riqm:za del país si tomamos la defini- da con mucha más minucia y discutida con mu·
ción que de ésta nos Ja el doctor Adam Smith, cha más capacidad de la que yo dispongo, sin men-
pero no si adoprnmos la de los cconontlstas fran- cionar un extraordinario pasaje, tomado de los
ceses. Su principal int~rés, y probablemente: la dos volúmenes de Observaciones del doctor Price.
razón por Ia cual goza de tanta estima, está en Después de presentar unas cuantas tablas, rela-
d hecho Je que contribuye consid(.' rablemcntc a tivas a las probabilidades de vida en las ciudades
fonalcc~r el po<ler exterior Je b nación o su ca- y en el campo, dice ( 17): «Estas comparaciones
pacidaJ para aJquirir d trabajo Je ot ros paísi::s; ponen de manifiesto b gran verdad que encierra
pero c.:xaminanJo la cucst ión Je ccn.:a se ohscrv~ el llamar a las grandes ciudades tumbas de la hu-
244 'l". R. M•llhu1 241

maniclad. También deben convencer a todos quie- men el excedente de población, el doctor Price
nes las examinen, que, según la observad6n que puede haber escrito el pasaje que acabo de citar.
aparece al final del cuarto ensayo del volumen an- Era un acerbo defensor de los matrimonios preco-
terior, no es, en modo alguno, correcto conside- ces, en los que veía la mejor defensa contra las ma-
rar nuestras enfermedades como manifestaciones las costumbres. No se hada ilusiones sobre la ex-
de una intención original de la naturaleza. Sin du- tinción de la pasión entre los sexos, a diferencia
da alguna, son generalmente creadas por nosotros del señor Godwin, ni pretendió nunca eludir el
mismos. En un pais donde los habitantes hiciesen obstáculo de la población por los medios apun-
u11a vida totalmente natural y vírtuosa, pocos de tados por el señor Condorcet. Se refiere con fre-
ellos morirían sin que transcu"iese en su totali· cuencia a la necesidad de dejar campo abierto pa-
dad el período de la presente existencia q"e les ra que puedan operar las fuerzas prolíficas de la
fue concedido.: el dolor y fa enfermedad les serían naturaleza. Que, a pesar de esas ideas, su enten-
desconocidos y la muerte les llegarla como un sue- dimiento haya podido dejar de captar la evidente
1io sin más causa que el inevitable y paulatino des- y necesaria inferencia de que una poblaci6n de-
caecimiento del organismo)'>. jada libre aumentaría incomparablemente más de
Confieso haberme visto obligado a sacar conclu- prisa que los alimentos que, con todos los esfuer-
siones totalmente opuestas a los hechos que figu- zos humanos mejor dirigidos, sería 1a tierra capaz
ran en las Observaciones del doctor Price. Desde de suministrar p:ira su sustento, es algo para m(
hada tjempo venfa dándome cuenta de que la po- tan asombroso como si se resistiese a aceptar la
blaci6n y los alimentos credan con ritmos clife- conclusi6n ele una de !:is más sencilJas proposicio-
rentes, y en mi mente flotaba una v:ig.a impresión nes de Euclides.
de que únicamente el vicio y la miseria podían Refiriéndose a las diferentes etapas de un Esta-
mantenerlos jgualados¡ con la lectura de los dos do civilizado, el doctor Prjce dice: «Las primeras
tomos de las Observaciones del doctor Pricc es- y más simples etapas de la civilización son las
ta idea, apenas concebida, se convirti6 üunedía- más favorabh:s al incremenro y a la felicidad de
tamente en una convicción. Para mí es absoluta- la humanidad». Presenta como ejemplo las colo-
mente inconcebible, como, teniendo ante su vista nias americanas, que entonces se encontraban, se-
tantísimos hechos que demuestran la extraordina- gún él, en el primero y más feliz estado de los
ria rapide-L del crecimiento de la población, si no que había descrito y que ofrecían una prueba con-
se le pone obstáculos, y disponiendo de una tal tundente de los efectos de las diferentes etapas
masa de testimonios que aclaran, incluso, de qué de la civilización sobre Ja poblaci6n. Pero no pa-
manera las leyes generales de la naturaleza repri· rece darse cuenta de que la felicidad de los ame·
246 T. R. M11hhu~ C.pftulo 17 247

ricanos depende mucho menos de su peculiar gra- la penetración de las manufacturas y del lujo; con
do de civilización que de la peculiaridad de su si- las mismas probabilidades de éxito podría inten-
tuación como nuevas colonias y, sobre todo, del tar prevenir el envejecimiento de su mujer o de
hecho de dispv!'er de gran abundancia de tierras su amante, manteniéndolas alejadas del sol y del
fértiles sin cultiv.u. Hace dos o tres siglos, en aire. Las nuevas colonias, bien gobernadas, se ha~
partes de Noruega, Dinamarca o Suecia, o en nues- Han en plena floración juvenil y no hay fuerza
tro país, podría haber quizá encontrado grados de capaz de contenerlas. Cierto es que hay diferen-
civilización muy parecidos al de las colonias ame- tes formas de trato, tanto refiriéndose al cuerpo
ricanas, pero ni mucho menos la m.isma felicidad político como al cuerpo animal, que pueden con-
ni el mismo aumento de la población. Él mismo tribuir a acelerar o a retrasar la llegada de Ia v~
cita una ordenanza de Enrique VIII quejándose jez; pero lo que no hay posibilidad de alcanzar,
de la decadencia de la agricultura y del aumento cualquiera que sea el procedimiento adoptado, es
del pr<.'CÍO de las subsistencias, «con lo cual un la conservación de una juventud eterna. Fomen-
número sorprendente de personas han quedado tando la laboriosidad en las ciudades más que en
incapaces de mantenerse a si mismas y a sus fa. el campo, se puede decir, tal vez, que Europa se
milias». El grado superior de libertad civil que ha buscado una vejez prematura. Una polhica di-
prevaleda en América contribuyó, indudablemen- ferente en este aspecto podría inyectarle nueva
te, a fomenu:tr la laboriosidad, la prosperidad y sangre y vigor a cada Estado. Mientras la ley de
la población de estos Estados, pero incluso la li- primogenitura y otras costumbres europeas im-
bertad civil, con todo lo poderosa que es, no pue- pongan precios de monopolio a la tierra, la inver-
de crear nuevas tierras. Quizá pueda decirse que sión de capital en ella no será nunca muy prove-
los americanos djsfrutan de un mayor grado d~ chosa para el individuo; y, por consiguiente, es
libertad civil ahora oue son independientes que poco probable que la tierra llegue a ser adecua-
cuando estaban sometidos a Inglaterra, pero po- damente cultivada. Y aunque en todo Estado ci-
demos estar perfectamente seguros de que la po· vilizado tiene que haber una clase de propieta-
bladón no continuará mucho tiempo creciendo al rios y otra de trabajadores, una mayor igualdad
ritmo al que lo hada entonces. en la propiedad resultaría siempre en ventaja per-
Quien haya podido contemplar hace veinte manente para todos . A mayor número de propie-
años el estado de felicidad de las clases inferiores tarios menor número de trabajadores; siendo ma-
del pueblo en América deseará, naturalmente, con- yor la parte de la sociedad que tiene la dicha de
servarlas para siempre en este estado, y quizá se poseer propiedad y menor la que tiene la desdi-
imagine poder conseguirlo evitando simplemente cha de no poseer más propiedad que su trabajo.
248 T. R. Moah.hus U¡)fnalo 17

Los esfuerws mejor orientados podrán aJiviar la obstáculo, bastante queda aún por hacer en be.
presión de la miseria, pero ja.más podrán supri- neficio de la humanidad para alentarnos en nues-
mirla, ~· a cualquiera que contemple la verdadera tros t~ces esfuerzos. Pero si procedemos sin un
situación del hombre sobre la tierra y la acci6n profundo conocimiento y sin una comprensión
de las leyes genrralcs de la naturalc?.a, le será di- ~xacta de la naturalcia y de la extensión y m.ag·
fícil concebir la posihilídad de que los hombres nitud de las dificultades que tenemos ante nos-
pueJan alean.zar, ni con sus .más intdigcntes es- otros. o si dirigimos imprudentemente nuestros es-
f ur::-:.ws, aquel estado en aue «pocos morirfan sin fuerzos hada un <.'bjetivo en el que no hay ~.xito
que transcurriese en su totalidad el per[odo de la posible, no solamente agotaremos nuestras fuer-
presente existencia qu e les fue concedido¡ en el zas en intentos est~riles, permaneciendo tan ale-
que:: el dolor y la cnfcrml'dad les serían desconoci- jados como antes de la cumbre que deseamos al-
dos y la muerte les llcgarí;-i como un sueño. sin canzar, sino que nos condenaremos a ser perpe-
rn ~s causa que el inevirablc y paulatino descaed- tuamente aplastados por la recarda de esta roca
mic.:nto del organismo». de Sísifo.
Indudablemente, es m.uy dcscornw nador ver
que el principal obsr;kul o que impide todo me-
joramiento extraordinario de la sociedad es de
tal naturaleza que no hay espcranza alguna de su-
pcrark'l. La constante tendencia en la raza humana
a multiplicarse, rebasando los lf mi tes impuestos
po r los medios dl' subsistencia, es una de las lc-
yt's generales de la naturaleza animada que no tc-
nrmos motivos para espr rar vaya a ca.mbiar. Sin
embargo, por desalentador que sea, para quienes
se ent rl'gan al loable propósito de ml'jo rnr la es-
pecie hum ana, contemplar esca dificultad, es evi-
denle que muy peco podrán conseguir esforzán-
dose por dudir el problema o postcrgándole al
último lugar. Por el contrario, la acritud poco vi-
ril de.: no atreverse a hacer frente a la realidad por
ser esta desagradable, puede conducir a los males
m<Ís fum.-stos. lndcpendir otemcnte de este gran
Capítulo 18 C..1¡ií1u!o 18 251

obscrv.unu'!. a nuestro alrc<lc<lor y más de acuer-


do co n nuestrns ideas dd pcxkr, de la bondad y
Je la presencia divina.
No puede cunsi<lcrnrse como un menoscnbo al
l:jercirio <le la mente hum,urn tri-ltar <le «ju.stificar
los caminos de Dios para el hombre» si procede-
mos rnn la natural d c:sconfianza <le nuestro pro-
pio entcn<limitnto, y con un justo sentido d e: nues-
1ra insuficiencia, para comp.rcn<lcr la razón <le to·
<lo lo 4ue vemos, si acogemos cada r~lyo de luz
con gratitud, y cuando b luz no aparece pensa-
mos 4uc la ost:uridad c.s1á dentro <le nosot ros y
no fucrn, v nos inclin <lnlOS con humilde dde rcn-
cia hacía fa suprema sabiduría de a4ucl cuyos
·:<pcns;'lmicntos c.:srán tan por l·ncima de Io" nuc.:s-
La v1s10n <le la vida humana que resulta de tros» «como los cielos sobre b tierra)).
contemplar esa presión constante que la miseria , Sin embargo, c:n todos nucst rns débiles inten-
dehida a las dificultades de subsistc:nci a , ejerce so- 1os por «hallar h1 perfección dd Toc.lopo<leroso»
bre el hombre, mostrando lo poco que razonable- parece abso lurament e ín<l ispcnsab!c que razone-
mente puede espera r en cuanto a su perfectibi- mos p:ut icn<lo <l~ !a na t rn«:i.lcz¡1 para ] legar a la
lidad sobre h tierra, parece orientar fuertemente naturaleza ele Dios y no pretender p:mír de Dios
todas sus esperarv..as hacia el futuro. El hombre pt1ra llegar a b naturaleza. En el m~>mento en que
se verá entonces necesariamente expuesro, por la nos permitamos preguntar porqué cierras cosas
propia acción de esas leyes de la naturaleza que son como son y no de otra manera, en vez de es-
hemos examinado, a la tentación de concebir el forzarnos en d~r r~lzc5n <le c lb~ tal y como son,
mundo, como lo ha sido frecuentemente, como ;10 i;abremos dónde detenernos, caeremos en los
un estado de prueha y escuda de virtud prepara- absurdos m~!s burdos e infantiles, pondremos ne-
toria de un estado superior de fclicidnd. Espero Cl!Sari amc nt c un térm ino a todo posible progreso
se me perdonará si intento presentar un cuadro en la comprensión de los caminos de la Providen-
algo distinto de la situación del homhrc sobre la cia e incluso el estudio dejmá de ser un ejercicio
tierra; un cua<lro que me parece más conforme beneficioso para h1 men te human:t. La í<lca del
con los diversos fenómenos de la naturaleza que poder infinito l.."S tan extensa e impenetrable que
2X)
2,2 T. R. Mlltbua (.;iphulo 18 2.H

la mente del hombre no puede menos de quedar tememe elevadas para poder cumplir sus nobles
aturdida al contemplarla. Con ese concepto, tan propósitos?
tosco como pueril, que a veces tenemos de este El estado de prueba parece implicar una exis-
atributo de la Divinidad, podemos imaginarnos tencia previamente formada que no concuerda con
que Dios podría dar vida a miríadas y miríadas la apariencia del hombre en su infancia y que
de seres, todos libres de dolor y de imperfeccio- parece indicar algo como desconfianza y falta de
nes, todos eminentemente buenos y juiciosos, to- presciencia incompatibles con la idea que nos ha-
dos capaces de los más elevados goces, y tan in- cemos del Ser Supremo. Yo me indino más bien,
como lo he señalado ya en una nota, a considerar
numerables como son los puntos en un espacio in-
el mundo y esta vida como el poderoso proceso
finito. Pero cuando de estos vanos y extravagan-
de Dios, no para prueba, sino para la creación y
tes sueños de la fantasía tornamos la mirada hacia
formación de la mente; un proceso necesario para
el libro de la naturaleza, que es el único lugar
despertar y transformar la inerte y ca6tica materia
donde podemos leer a Dios tal y como es, vemos en espfritu, para sublimar en alma el polvo de la
una constante sucesión de seres conscientes, apa- tierra, para hacer que del tcrr6n de arcilla salte
rentemente surgidos de otras tantas partículas de la etérea chispa. Y con esta visión del problema,
materia, sometidos en este mundo a un largo y las diversas impresiones y excitaciones que el hom-
a veces doloroso proceso, y entre los cuales mu- bre recibe en el curso de su vida pueden consi-
chos, al acercarse a su término, alcanzan cualida- derarse como la mano modcJadora de su Creador,
des y poderes tan eminentes que parecen indicar obrando a través de sus leyes generales, para des-
su aptitud para elevarse a un estado superior. pertar su indolente existencia con los vivifican-
¿No debcrfamos, pues, corregir nuestras ideas tes toques de la Divinidad y otorgarle la facultad
toscas y pueriles sobre el Poder Infinito en fun- de disfrutar de los placeres superiores. El pecado
ción de lo que realmente vemos existir? ¿Qué original del hombre es Ja torpeza y la corrupción
otra base podemos tener para juzgar al Creador de la materia caótica, de la que puede decirse que
sino su propia creación? Y a no ser que queramos ha nacido.
exaltar el poder de Dios a expensas de su bon- De poco servirfa entrar en Li cuestión de saber
dad, ¿no deberíamos concluir que incluso el gran si el espíritu es una sustancia distinta de la mate-
Creador, Todopoderoso como es, necesita un cier- ria o simplemente una forma más refinada de la
to proceso, un cierto tiempo (o, por lo menos, lo misma. Quizá esta cuestión no sea, despu~ de
que nosotros llamamos tiempo) a fin de formar todo, más que una cuesti6n de palabras. El espí-
seres dotados de cualidades espirituales suficien- ritu es esencialmente espíritu, tanto si está cons-
T. R. Mahhut Capítulo 18

tiluido de materia como si lo está de cualquier muchas de las aspere-las y desigualdades <le la vi-
otra sustancia. Sabemos por experiencia que el da, que con excesiva frecuencia el hombre qucre·
alma y el cuerpo están unidos del modo más fnti· Iloso hace objeto de sus quejas contra el Dios de
mo, y todo hace suponer que crecen wúdos desde la naturale"la.
Ja infancia. Muy aventurada sería Ja suposición de Las primeras grandes causas dd despertar del
que en el niño existe ya un espíritu completo y espíritu parecen ser las necesidades del cuerpo
plenamente formado, pero trabado e impedido en ( 18 ). Ellas son los primeros estimulantes que hi-
sus funciones durante los veinte primeros años cieron brotar la actividad consciente en el cere-
de la vida por la debilidad o torpeza de los órga· bro del hombre niño, pero tan indolente parece
nos en que está encerrado. C'.omo todos estamos ser la materia original que de no surgir, como fru-
de acuerdo en que Dios es el creador a la vez del to de una peculiar sucesión de excitaciones, otras
espiritu y del cuerpo, y como ambos parecen for- necesidades, no m~nos poderosas, las primeras han
marse y desarrollarse al mismo tiempo, no puede de mantenerse vivas para que continúe en acuv1-
haber incompatibilidad ni con la razón ni con la dad esa consciencia que ellas despertaron.
revelación, no habiéndola con los fen6menos de El salvaje dormitaría para siempre al pie de su
la naturaleza, en considerar que Dios está constan· árbol si Ja llamada del hambre o los pinchazos del
temente dedicado a extraer espíritu de la materia frío no le sacaran de su torpor; y los esfuerzos
y que las diversas impresiones que el hombre re- que realiza para evitar estos males procurándose
cibe a lo largo de la vida son elementos dd pr~ alimentos y construyéndose un cobijo son los ejer-
ceso mediante el cual se realiza este fin. Esta de- cicios que forman y mantienen ea acción sus fo.
dicaci6n es ciertamente digna de los más elevados cultades, evitando caigan de nuevo t:n la inactivi-
atributos de la Divinidad. dad e indiferencia. Por todo lo que la txpcricncia
Esta forma de interpretar el estado del hom- nos ba ensefü1<lo sobre la '"$Cructura dc:I espíritu
bre sobre la tierra no parece improbable si, juz.. humano, si se suprimiesen ~e la milSa dl! la humá-
gando por nuestra escasa experiencia de la natu· nidad esos estimulantes al esfuerzo que nacen dt:
raleza del espíritu y por lo que nos indican nues- las necesidades del cuerpo, ttnemos muchos más
tras investigaciones, reconocemos que los fenóme- motivos para p1:asar que los hombres descende-
nos que nos rodean y los diversos acontecimien- rían al nivel de las bcsrias por foha de excitacio-
tos de la vida humana parecen especialmente calcu· nes, que para imagjnarnos que disponiendo de
fados para promover este gran objetivo, y espe- ocio todos iban a convertirse en filósofos. Los ha-
cialmente si, gracias a esta suposici6n, podcmoe bitantes de los países donde la naturaleza ofrece
explicar, pese a nuestro limitado entendimiento, una producci6n más abundante y espontánea no
T. R. ~W1hu1 üpft\00 18 2~7

se caracterizan por su agudeza mental. ¡Con cuán- tes se va formando el espfritu. Sí la idea de Locke
ta verdad la necesidad ha sido llamada madre de es correcta, y existen muchos motivos para pensar
la invención! Algunos de los más nobles esfuer- que lo es, parece ser necesario el mal para crear
zos del espíritu humano han partido de la nece- el esfuerzo, y el esfuerzo parece evidentemente
sidad de satisfacer las ncct!sidadcs del cuerpo. necesario para crear el espíritu.
Cuántas veces ha sido la necesidad la que ha dado LB necesidad de alimentarse para sostener la
las alas B la imaginación del poeta, la que le ha vidB es, probablemente, de todas las necesidades
dictado sus fluidos per{odos al lústoriador, la que físicas y espirituales del hombre, la que m1tyores
ha añadido agudeza a las especulaciones del fi- esfuerzos exige. El Ser Supremo ha dispuesto que
lósofo y aunque indudablemente existen hoy mu- la tierra no produzca alimentos en cantidades
chos espíritus tan perfeccionados ya por las diver- abundantes mientras su superficie no haya sido
sas excitaciones del saber o por la conmiseración objeto de grandes e ingeniosos trabajos de prepa-
social, que aun privados de sus estimulantes cor- ración. Entre la semi11a y la planta o el árbol que
porales no recaerían en la indifcrenda, no cabe de ella brotan no existe conexión concebible a
duda de que estos estimulantes no podrían ser nuestro entendimiento. No cabe duda que el Ser
suprimidos de la masa de la humanidad sin pro- • Supremo podría hacer crecer plantas de todo ti-
ducir un fatal estado general de apatía, que des- po pera el consumo de sus criaturas sin la ayuda
1ruiría todos los gérmenes de un mejoramiento de esos trocitos de materia que llamamos semillas,
futuro. o incluso sin requerir los trabajos y los cuidados
Si no recuerdo mal, Locke aseguraba que el del hombre. Las labores de roturación y cultivo
principal estímulo a la acción en la vida no era de Ja tierra, la siembra y la cosecha no deben con-
tanto la búsqueda del placer como d afán de elu- siderarse como una ayuda a Dios en su obra crea-
dir el dolor; y añadía que ante cualquier tipo de dora, sino como los requisitos previos al disfrure
placer sólo nos ponemos en movimiento para ob- de Jas mercedes de Ja vida, destinados a suscitar
tenerlo cuando, habiéndolo disfrutado durante un ]a actividad en el hombre y transformar su mente
tiempo, su ausencia nos causa una sensación de en razón.
dolor o ·de desasosiego. Eludir el mal y perseguir Para proporcionar excitaciones constantes de
el bien, tal parece ser el gran deber y d principal este tipo que impulsen al hombre a cumplir, me-
cometido del hombre, y el mundo parece haber diante el pleno cultivo de la tierra, los generosos
sido especialmente ideado para dar amplías opor- designios de la Providencia, se ha dispuesto que
tunidades al más incansable esfuerzo de esta cla- la población aumentará con más rapidez que los
se, y gracias a estos esfuer..-.os y a estos estimulan- alimentos. Esta ley general (examinada ya en las
T. R. Mahhut C:ipíruln J8

anteriores partes de este cnsavo) produce, indu- Así, pues, las razones de la constancia de las
dablemente, muchos males pardales, pero tal vez, leyes de la naturaleza son evidentes y notables, in~
reflexionando un poco, nos convenceremos de que cluso para nuestro limitado entendimiento; si vol-
produce un gran excedente de bien. Para fomen- vemos ahora al principio de población y conside-
tar el esfuerzo son necesarias grandes excitaciones, ramos al hombre tal y como es, apático, perezoso
y para dirigir este esfuerzo y formar la facultad de y adverso al trabajo mientras las necesidades no
razonar parece indispensable que el Ser Supremo le obligan a recurir a él (y sería, por cierto, el
obre siempre en función de leyes generales. La colmo de la insensatez considerar al hombre no
constancia de las leyes de la naturaleza, o la ccr· como es, sino como nos imaginamos que podría
tcza de que las mismas causas producirán los mis- ser), podemos afirmar con seguridad que el mun-
mos efectos, constituye el fundamento de la fa,.. do no se hubiera poblado si no fuese superior el
cuhad de razonar. Si en el curso normal de la poder de crecimiento de la población al de au-
vida apareciese a menudo la mano de Dios, o, má.t mento de las subsistencias. Si, a pesar de la pre-
correctamente, sí Dios cambiase a menudo sus pro- si6n constante ejercida sobre el hombre por este
pios propósitos (pues la mano de Dios es cierta· poderoso estímulo al cultivo de la tierra, la agri-
mente visible en cada brizna de hierba que se cultura se desarrolla con gran Ienúrud, bien po-
ofrezca a nuestra vista), las facultades humanas demos concluir que cualquier estlrnulo inferior
no tardarían probablemente en sumergirse en una hubiera sido insuficiente. Incluso bajo el impul-
funesta apatía general e incluso las necesidade1. so de esta constante excitación, los salvajes pue-
corporales de Ja humanidad de jarían de estimular den habitar países de enorme fertilidad, durante
sus esfuerzos al no tener ya la confianza de que, largos periodos, sin que les venga Ia idea de uti·
bien dirigidos, serían coronados por el éxito. La Ii.zar la tierra para pastoreo natural o la agricul-
constancia de las leyes de la naturaleza es la base tura. Si la población y los alimentos creciesen al
de la labori06idad y previsión del agricultor, de la mismo ritmo es probable que el hombre no hu-
ingeniosidad incansable dd artesano, de las ex- biese salido jamás del estado salvaje. Pero supo-
pertas indagaciones <ld mé-dico y del anatomista niendo que la tierra ~sruviera debidamente po-
y de la atenta observación y paciente investiga- blada, bastaría un Alejandro, un Julio César> un
ción del filósofo de la naturaleza. A esta constan- Tamerlán o una sangrienta revolución para enra-
cia de las leyes naturales debemos los más noto- recer irrevocablemente la raza humana y derrotar
rios y nobles empeños del intelecto. A esta cons- los elevados designios del Creador. Los estragos
tancia le debemos el espíritu inmortal de un de una epidemia contagiosa dejarían su rastro du-
Newton. rante siglos; y un terremoto podría despoblar a
260 T. R. Mallh11~ C.pfculo 18 261

una reg1on para siempre. El principio en virtud y contribuyen a crear esa variedad infinita de si-
del cual aumenta la población impide que los vi- tuaciones, y, por ende, de impresiones que, en su
cios de la humanidad o los accidentes de la na- conjunto, parecen ser favorables al desarrollo del
turaleza, que son los males parcial~s nacidos de espíritu. Es probable que un exceso de excitación
las leyes generales, puedan obstruir los elevados en más o en menos, una pobreza extrema o una
propósitos de la creación. Mancicne a la población exagerada riqueza sean desfavorables desde este
de la tierra siempre a nivel con los medios de sub- punto de vista. Las zonas medias de la sociedad
sistencia y actúa constantemente sobre el hombre parecen ser Lis más idóneas para el desarrollo in-
como un poderoso estímulo que le incita a inten- telectual, pero sería contrario al principio de la
~ificar cada vez más el cultivo de la tierra, per- analogía que rige en toda la naturaleza pensar que
mitiendo así el mantenimiento de una población la totalidad de la sociedad pueda situarse en su
más numerosa. Pero cst:t ley no puede actuar y zona media. Las zonas templad.as de la tierra son,
producir los efectos aparenlementc deseados por sin duda, las más adecuadas al desarrollo de las
el Ser Supremo sin ocasionar un mal parcial. A no energías físicas y mentales del hombre, pero to-
ser que rnmbiara el principio de población en fun- das no pueden ser zonas templadas. Un mundo,
ción de las circunstancias de cada país por sepa- calentado y alumbrado por un solo sol tiene que
rado (lo cual no sólo sería contrario a nuestra tener, en virtud de las leyes de la materia, unas
experiencia universal respecto a las leyes de la partes de intensos fríos y constantes heladas y
naturaleza, sino que, además, estaría, incluso, en otras abrasadas por constantes calores. Todo trozo
contradicción con nuestra propia razón, que com- de materia si1uado sobre una superficie tiene ne-
prende la absoluta necesidad de las leyes genera- cesariamente una parte superior y otra inferior;
les para la formación del intelecto). es evidente todas sus partículas no pueden estar en su parte
que este mismo principio que, apoyado por la la- central. Las partes más vaJiosas de un roble para
boriosidad, es capaz de poblar una región fértil un negociante en madera no son ni las raíces ni
en unos cuantos años, producirá desgracias y ca- las ramas, y, sin embargo, éstas son indispensa-
lamidades en los países habitados desde hace bles para la existencia del tronco que se halla en
tiempo. el centro y que es la parte deseada. El negociante
Parece probable, sin embargo, que incluso las en madera no pretenderá nunca conseguir que
admitidas dificultades que ocasiona la ley de po- crezca un roble sin raíces ni ramas, pero si en-
blación más bien tienden a promover que a impe- contrase alguna forma de cultivo que le permitie-
dir el cumplimicn10 de los propósitos generales se aumentar la proporción de la sustancia del ~r­
de la Providencia. Estimulan el esfuerzo general bol que se concentra en el tronco y disminuir la
262 T. R. ~hhus 26}

que queda en las raíces y en las ramas, tendría realizaciones de la humanidad, pienso que descu-
raz6n en esforzarse por generalizar su aplicación. brirfamos que eran mds numerosos los que debían
En igual modo, aun cuando no podemos pre- atribuirse a los pequefios motivos que influyen
tender excluir la riqueza y la pobreza de la socie- sobre la mayoría de la población que los que res-
dad, si encontráramos una forma de gobierno que pond ian a los motivos más elevados que actúan
permitiese disminuir el número de personas de sobre la minoría.
las zonas extremas y aumentar el de la zona me- El ocio es, sin duda, de gran valor para el hom-
dia, tendríamos, sin duda, la obJigación de ado~ bre, pero considerando al hombre tal y corno es,
tarla. No es, sin embargo, improbable que lo mis- parece probable que en la mayoría de los casos
mo que al roble no se le puede disminuir mucho sería más nocivo que beneficioso. Se ha observa-
las ralees y las ramas sin debilitar la vigorosa cir- do con cierta frecuencia que los grandes talentos
culación de la savia por el tronco, así en la socie- son más comunes entre los hermanos menores
dad no pueden disminuirse las partes extremas, que entre los mayores; pero sería inimaginable
pasado cierto Ifrnite, sin que se debilite en la par- pensar que los menores puedan estar, en prom~­
te media ese esfuerzo espiritual que es, precisa- dío constituidos con elementos de mayor capaci-
mente, lo que le da su particular aptitud para el dad original que los mayores. La diferencia, si
desarrollo intelectual. Si no hubiera 'en el hombre es que realmente hay una diferencia observable,
la esperanza de ascender y el temor 11 descender en no puede tener más origen que la diferencia de sus
la escala social; si la laboriosidad no fuese pre- situaciones. El esfuerzo y la actividad son, en ge-
miada y la pereza castigada, las partes medias de neral, elementos absolutamente necesarios en un
la sociedad no serian hoy lo que son. Evidente- caso y meramente opcionales en el otro.
mente, al ra2onar sobre este tema, es la masa de Que las dificultades de la vida contribuyen a
la población la que hay que considerar principal- engendrar los talentos es algo que diariamente nos
mente, no los casos individuales. Sin duda; exis- es demostrado por la experiencia. Muchas veces,
ten muchos intelectos, y tienen que existir mu- gracias al esfuerzo que el hombre se ve obllg~?o
chos, según las probabilidades, sacados de una a realizar para subsistir y mantener a su familia,
masa tan grande, que, activados desde un princi- surgen facultades que sin él hubiesen permane-
pio por una sucesión especial de estfmulos, no ne- cido ocultas y es bien conocido el hecho de que
cesiten ya la constante acción de motivos mezqui- las situacio~es nuevas y extraordinarias son, ge-
nos para mantener viva su actividad intelectual. neralmente, las que crea.n las mentes ad~das
Pero si revisamos los diversos descubrimientos para hacer frente a las dificultades en que se ha-
provechosos, los escritos valiosos y otras loables Jlan envueltas.
Capítulo 19 Üpftulo 19

indudablemente, un rasgo sumamente importante


y refinado del espíritu, no deben, en absoluto,
considerarse como el único. Hay muchos esplri-
tus que no han sido sometidos a esos estímulos
que generalmente forman los talentos y que, sin
embargo, se hallAn vivificados en alto grado por
los estímulos de la conmiseración social. En to-
dos los niveles de la vida, y con la misma fre-
cuencia en el m's bajo que en el m's alto, se en-
cuentran personas rebosantes de bondad humana,
pletóricos de amor a Dios y al prójimo, y que, aun-
que desprovistos de esos peculiares poderes de la
mente llamados talento, ocupan, evidentemente,
puestos más elevados en la escala humana que
muchos que los poseen. La caridad evangélica, la
humildad, la piedad y toda esa clase de virtudes
Las penas y calamidades de Ja vida constituyen que se distinguen particularmente con el nombre
otra clase de estímulos que, formando una pecu· de virtudes cristianas no parecen incluir necesa-
liar sucesión de impresiones, parecen ser necesa· riamente al talento, y as{, un alma que posea es-
rios para suavizar y humanizar el corazón, desper- tas amables cualidades, que haya sido despertada
tar la conmiseración social, engendrar todas las y vivificada por estas exquisitas simpatías, debe
virtudes cristjanas y abrir con amplitud el cami- estar ligada al cielo por vínculos más íntimos que
no de la caridad. El ascenso uniforme de la pros- la sola agudeza intelectual.
peridad más bien tiende, en general, a degradar Los mayores talentos son, con frecuencia, mal
que a ennoblecer el carácter. Un corazón que no aplicados y los perjuicios que ocasionan est'n en
haya sentido jamás el dolor podrá difícilmente proporción con la amplitud de sus poderes. Tanto
compartir los sufrimientos y las alegrías, las ne- la razón como la revelación parecen asegurarnos
cesidades y los anhelos de sus prójimos. Pocas que estos espíritus serán condenados a la muerte
veces sentirá ese calor del amor fraterno, esos eterna, pero mientras residen en la tierra estos
afectos suaves y amistosos que dignifican el ca- instrumentos del vicio aportan su contribución a
rácter humano más aún que la posesión de los . la gran masa de impresiones excitando el disgusto
talentos más elevados; que si bien constituyen, y la execración. Parece muy probable que la depra-
264
266 T . H. M~ll hu.; C1piwlo 19 267

vación moral sea absolutamente necesaria para de desaprobación que provoca el espectáculo de
que se produzca la excelencia moral. Un hombre la maldad moral.
cuya vista no alcanza más que el bic:n puede de- Cuando el espíritu es vivificado por las pasio-
cirse con ralón que actúa impulsa<lo por la ciega nes y las necesidades del cuerpo, surgen las nece-
nccesi<lAd . La búsqueda dd bien en es te caso no sidades intelectuales, y el deseo de saber y la im-
indica 1.1 menor t(ndencia vinuosa. T <Il vez pue<la paciencia provocada por Ja ignorancia forman una
decirse que la Sabiduría I nfinila no necesi ta ju;t,· nueva e importante categoría de estímulos. Cada
gar a las personas por su acción externa, pues de sector de la naturaleza parece haber sido especial-
antemano sabe con cert eza si van a optar por d mente ideado para proporcionar este tipo de es-
bic:n o por el mal. Este argumc:nto es aceptable si tímulos al esfuerzo mental y ofrecer materia in-
de lo que se trata es <le rebatir d concepto de agotable a las indagaciones más perseverantes.
que t:1 espíritu en este mundo atraviesa un estado Nuestro bardo inmortal decfa de Cleopatra que:
de prueba; <l~ja de serlo si con tl se pretende com-
batir d concepto del estado de formación. Desde ... la costumbre no puede enranclar
este último pu nto de vista,cl ser que ha \'ÍSIO h1 su variedad lnfln.lw.
perversidad moral y ha experimcnrndo ante c:lla
desaprobación y rt pugnanci::i es esencialmente di - Expresión que, aplicada a cualquier otro tema,
ferente de aquel que tan sólo ha conocid0 la bon- puede parecer una hipérbole poética, pero que,
dad . Son 1rozos de arcilla sometidos a impresio- aplicada a la naturaleza no es sino la exacta rea-
nes distint as; sus conformaciones scrcín neccs:uia- lidad. La variedad infinita parece ser, efectiva-
mente diferentes o, incluso, si accedemos a <lar a mente, su rasgo característico más eminente. Los
ambos la misma hermosa fo rma de Ia virtu<l, ha- ligeros tintes que aparecen por doquier en el cua-
brá que tener en cuenta que si bien uno ha pasado dro dan esptritu, vida y relieve a sus exuberantes
ya el proceso posterior, necesario para proporcio- bellezas y las asperezas e irregularidades, esas par-
nar firmela y permanencia a su sustancia, el o tro, tes inferiores que sirven de apoyo a las superiores
en cambio, sigue expuesto a ser dañado o que- y que, a veces, ofenden a la exigente mirada mi·
brado por cualquier impulso accidental . El amor croscópica del hombre de visión corta, contribu-
y lo admiración ardientes de la virtud parecen yen a dar simetría, gracia y belleza de proporcio-
implicar la existencia <ll! algo que se oponga a nes al conjunto. .
ella, y es muy probable que la misma belleza de La infinita variedad de 1as formas y operaciones
forma y <le sus tancia, la misma perfección del ca- de la naturaleza no sólo tiende de manera inmedia-
ráct er, no podrían engendrarse sin las impresiones ta a despertar y desarrollar el espíritu por la va-
268 T. R. Malthus Capftulo 19 269

riedad de impresiones que produce, sino que abre tos; pienso que tiene la misma peculiar manera
también grandes posibilidades de mejoramiento, de añadir un tipo de estímulo que produce el an-
ofreciendo tan amplio y extenso campo a la inves- sia de saber. Es probable que el hombre, en el
tigaci6n y al estudio. Una perfecci6n uniforme y tiempo en que transita por la tierra, no alcance
homogénea carccerfa de ese poder vivificante. jamlis, respecto a estos temas, un estado de com-
Cuando intentamos contemplar el sistema del uni- pleta satisfacci6n; pero esto no debe ser, en ab-
verso, cuando pensamos en que las estrellas son soluto, motivo para no abordarlos. La oscuridad
los soles de otros sistemas esparcidos por cJ es- que rodea a estos interesantes temas de la curio-
pacio infinito, cuando reflexionamos en que pro- sidad humana no tiene, tal vez, más finalidad que
bablemente tan sólo vemos la millonésima parte la de proporcionar inagotables motivos de activi-
de esos luminosos orbes que envían luz y vida a dad y de empeño intelectual. El esfuerzo cons-
innumerables mundos, cuando nuestras mentes se tante por disipar esta oscuridad, aunque resulte
postran en admiraci6n ante la fuerza poderosa e vano, vigor.iza y mejora las facultades racionales.
incomprensible del Creador, incapaces de captar Si llegasen un día a agotarse los temas de la in-
esta inconmensurable concepci6n, no tengamos la vestigaci6n humana es probable que el espíritu
mezquindad de quejarnos de que los climas no acabaría estancándose; pero la posibilidad de que
sean todos bonancibles, de que no tengamos una esta situaci6n llegue a producirse desaparece an-
primavera eterna a lo largo de todo el año, de que te la diversidad infinita de las formas y operacio-
las criaturas de Dios no posean todas las mismas nes de la naturaleza y la materia inagotable que
ventajas, de que se vea, a veces, oscurecido el los temas metafísicos ofrecen a la especulación.
mundo natural por nubarrones y tempestades y No fue Salom6n particularmente juicioso cuando
el mundo moral por el vicio y la miseria, y de que dijo que: «No hay cosa nueva bajo el sol». Al con-
todas las obras de la creación no alcancen el mis- trario, es probable que si continuara el sistema
mo grado de pcrfocdón. Tanto la razón como la actual durante mi1lones de años, seguiría siempre
experiencia par<..-cen indicarnos que esta variedad enriqueciéndose el caudal de conocimientos hu-
infinita de Ja naturak.1-a (y la variedad no puede manos sin que, tal vez, lo que podríamos llamar
t:xistir sin partes inferiores y aparentes defectos) Ia capacidad mental del hombre acusara un au-
está admirablemente adaptada para promover el mento realmente notable. Indudablemente, el
elevado prop6sito de la creación y producir el fondo de conocimientos de un Sócrates. de un Pla-
bien con la mayor abundancia posible. t6n o de un Aristóteles era notablemente inferior
Tampoco creo que sea fortuita la oscuridad en al de nuestros filósofos actuales, pero no puede
que todos los temas metafísicos se hallan cnvucl- decirse lo mismo en cuanto a su capacidad intc-
'l'TO T. R. M.ahhus 271

lectual. El intelecto surge de un átomo, conserva Shakespcare, ni siquiera la de un Sócrates, un


su vigor durante un cierto tiempo y quizá duran- Platón, un Aristóteles o un Homero.
te su estancia sobre la tierra tan sólo pueda red· Si una revelación divina, de cuya autenticidad
bir un número limitado de impresiones. Estas im- nadie pudiese dudar, disipase la niebla que en-
presiones pueden sufrir, ciertamente, infinidad de vuelve a los temas metafísicos, explicando la na·
modificaciones, y de estas modificaciones> a las turaleza y la estructura del intelecto, las propieda-
que habrá probablemente que añadir las que pro- des y esencias de todas las sustancias, el modo de
vienen de una diferencia en la susceptibilidad del obrar del Ser Supremo en su labor creadora y todo
germen original ( 19 ), surge la infinita diversidad el plan y esquema del Universo, este aumento de
de caracteres que vemos en el mundo; mas, tanto conocimientos en vez de suscitar un nuevo vigor
la razón como la experiencia, parecen asegurar- y una mayor actividad intelectual producida más
nos que la capacidad de la mente humana no crece bien un relajamiento y enfriamiento general de la
en proporción con la masa de conocimientos exis- vida del espíritu.
tente. Las inteligencias más agudas se forman a Por este motivo jamás he aceptado las dudas
través del esfuerzo de pensamiento original, del y dificultades que entrañan algunas partes de Ias
empeño por crear nuevas combinaciones, por des- sagradas escrituras como argumento valedero con-
cubrir nuevas verdades y no recibiendo pasiva- tra su origen divino. El Ser Supremo podía, in-
mente las impresiones de las ideas de otros hom- dudablemente, haber acompañado sus revelacio-
bres. Si llegara un día en que desapareciera la es- nes al hombre con una sucesión de milagros de
peranza de nuevos descubrimientos, en que la úni- tal naturaleza que su poder de convicción anulara
ca ocupación de la mente fuese adquirir los cono- de una vez iodas las discusiones y vacilaciones
cimientos preexistentes, sin esforzarse por formar existentes. Pero por muy débil que sea nuestra
razón para comprender los planes del Supremo
nuevas y originales combinaciones, acaso Ia masa
Hacedor, no lo es tanto como para que no pueda
de los conocimientos humanos fuese entonces mil
apreciar los principales inconvenientes de una tal
veces superior a la de hoy, pero supondrfa el cese
revelación. Lo poco que sabemos de la estructura
de uno de los más nobles estímulos al esfuerzo
del espíritu humano nos basta para convencernos
mental; se perdería el rasgo más refinado de la de que un conocimiento arrollador y absoluto
inteligencia, el fin de todo lo que el genio lleva como el que suponemos, en vez de conducir a la
consigo, y en esas circunstancias es imposible con- elevación moral del hombre causada el efecto de
cebir que nadie pudiese llegar a poseer la energía una bomba sobre toda la aclividad intelectual y
intelectual de un Locke, de un Newton o de un acabaría prácticamente con la virtud. Sí la amena-
272 T. R. Mahlm.• Caphulo 19 27}

za del castigo eterno que figura en las escrituras tes para adueñarse de la voluntad humana y con-
1uviesc para el hombre corriente el mismo viso seguir que los hombres de propensión viciosa lle-
de realidad que la afirmaci6n de que a la noche ven una vida virtuosa por el mero temor al fu.
sigue el día, esa vasta y tenebrosa idea se apo- turo. Una fe sincera, o sea, una fe que se mani-
derar{a de manera absoluta de las facultades hu- fieste en todas las virtudes de una vida realmente
manas, eliminando prácticamente todas las demás cristiana, puede, en general, considerarse como
preocupaciones, y entonces las acciones externas indicio de una disposición de ánimo amable y vir-
ele los hombres serían todas casi iguales, el com- tuosa, influida más por el amor que simplemente
portamiento virtuoso no sería ya un indicio de por el temor.
virtud, el vicio y la virtud se fundirían en una Cuando reflexionamos sobre ]as tentaciones a
masa común y si Dios, con su vista omnividente, las que el hombre está necesariamente expuesto
podría seguir distinguiendo a los buenos de los en este mundo, debido a la estructura de su cuer-
malos, no así el hombre, que sólo puede juzgar po y a la acción de ]as ]eyes de la naturaleza, y la
por las apariencias y las impresiones exteriores, consiguiente certeza moral de que muchas piezas
que en este caso serían las mismas. En semejantes saldrán imperfectas de este poderoso crisol crea-
circunstancias, seda difícil concebir que el ser hu- dor, resulta absolutamente inconcebible que nin-
mano pudiera aprender a odiar la depravad6n mo- guna de estas criaturas salidas de las manos de
ral, amar la bondad y admirar y adorar a Dios. Dios pueda ser condenada a un sufrjmiento eter-
Nuestras ideas de la virtud y del vicio no son, no. Si admiti~ramos esta idea, todos nuestros na-
tal vez, muy exactas ni están muy bien definidas; turales conceptos de bondad y justicia se derrum-
pero pocos habrá, creo yo, que llamen virtuosa barfan y no podríamos ya considerar a Dios como
una acción cometida única y simplemente por te- un Ser justo y misericordioso. Pero la doctrina
mor a un terrible castigo o en la esperanza de de la vida y de la inmortalidad que nos ofrece el
una maravillosa r~cornpcnsa. Con razón se dice Evangelio, y según la cual el premio de la recti-
que el temor de Dios es el principio de la sabidu- tud es la vida eterna y la muerte el castigo del
rf a, pero d final de la misma es el amor al Señor pecado, me parece en todo punto justa, miseri-
y la aJ mirnción a la bondad moral. Las amenazas cordiosa y digna Jel Supremo Hacedor. Nada pue-
Je un futu ro castigo, contenidas en las escrituras, de aparecer más conforme con nuestra razón que
parecen estar destinadas a dc·tener Ja marcha del ,1 hecho de que los seres que del proceso de crea-
\•ícioso y llamar la atenci6n del indiferente, pero ción del mundo sa]gan con forma amable y hcrrno·
ll: expcdcncia nos muestra reiteradamente que no. sa, sean coronados con Ja inmortalidad> en tanto
se apoyan en pruebas suficientemente concluyen- que los seres defectuosos, aquellos cuyas mentes
274 T. R. M11hhus C.:ipítulo 19

no son propias para una existJ:ncia más pura y fe- estas l~yes no están destinadas a una aplicación
lfa, sean condenados a perecer y mezclarse de nue- parcial, sino que están concebidas para actuar so-
vo a su arcilla original. Esta condenación eterna bre una gran parte de la humanidad y a lo largo
puede considerarse como una forma de castigo y de muchas épocas. Teniendo en cuenta las ideas
no es extraño que haya sido representada con imá- que he expuesto sobre la formación del espíritu,
genes de dolor. Pero más que de felicidad y des- la infracción de las leyes generales de la .natura-
graáa de lo que se nos habla en el Nuevo Testa-. leza, por un acto de revelaci6n divina, se nos pre-
mento es de vida y muerte, de salvación y des- sentnrá como unt1 intervención directa de la mano
ttucci6n. ¡Qué distinlo nos parecerla el Ser Su- de Dios, añadiendo nuevos ingredientes a la enor-
premo si en ve-¿ de verle simplemente condell3n- me masa, adecuados al estado particular del pro-
do a la insensibilidad original a aquellos seres que ceso, a fin de producir una nueva y poderosa se-
por la acción de las leyes generald no han sido rie de impresiones capaz de purificar, elevar y en-
constituidos con cualidades adecuadas para un es- noblecer el espíritu humano. Los milagros que
tado de felicidad más puro, Je viésemos ensañarse acompañasen a estas revelaciones estimularían la
con las criaturas que le hubieran ofendido, per- atención de la humanidad y suscitarían apasiona-
siguiéndoles y torturándoles con su odio eterno! das discusiones sobre el origen divino o humano
La vida es, hablando en general, una bendición, de la doctrina, cumpliendo as{ la misión que les
con independencia del estado futuro. Es un don era asignada, respondiendo de esta manera al
del cual los viciosos no estarían siempre dispues~ prop6sito del Creador; estas manifestaciones de
tos a desprenderse aun cuando- no temiesen a la la voluntad divina continuarían luego abriéndose
muerte. El dolor parcial que inflige el Supremo camino gracias a su intrínseca bondad y operando
Creador al formar innumerables seres suscepti- como motivos morales, lograrían influir y mejorar
bles de disfrutar de los placeres más elevados, no paulatinamente las facultades del hombre sin
es sino el polvo depositado en la balanza, com- anonadarlas ni provocar su estancamiento.
parado al caudal de felicidad que reparte entre Sin duda, sería presuntuoso decir que el Ser
sus criaturas, y tenemos todos los motivos para Supremo no podría cumplir su propósito más que
pensar que no hay más maldad en el mundo que en la forma en que lo ha hecho, pero como la
la absolutamente necesaria como uno de los in- revelad6n del poder divino que poseemos es aco-
gredientes del poderoso proceso de creación. gida con ciertas dudas y dificuh.ades, y como, por
La absoluta necesidad de leyes generales para otra parte, nuestra razón nos señala las principa-
la formación del intck'Cto no puede, en modo al- les objeciones que se oponen a una revelación ca-
guno, ser desmentido por una o dos excepciones; paz de imponer una creencia universal, implícita
2;r, T. R. Malthu' Capitulo 19 277

e inmcJiata, tc:nc:mos, creo yo, motivos suficien- l..a npt-unza late ctcm1 en d pecho humano.
El hombre nunca c1, pero ~ic:mprc quiere ~r bl.'nJito.
tes p<lra considerar que estas <ludas y djficultades
no constituyen en sí un argumento contra el ori- La maldad existe en el mundo para suscitar no
gen divino de las escrituras y que, en cambio, el la desesperación, sino la actividad. No debemos
tipo Je testimonios que posc.-en son particular- someternos a ella pacientemente, sino esforzarnos
mente idóneos para promover el mejoramiento de por evitarla. No s6lo es el interés, sino la obliga-
las facuhadcs humanas y la superacic)n moral de ción de todo individuo desplegar todos sus esfuer-
la humanidad. zos para eliminar la maldad que haya en él y en el
La idea de que las impresiones y excitaciones círculo de personas más amplio al que akance su
Je este mundo son instrumentos que utiliza el Ser influencia, y cuanto más se empeñe en esta labor,
Supremo para transformar la materia en espíritu más acertadamente dirija sus esfuerzos y mayores
y que la necesiJad de un constante esfuerzo para éxitos obtenga, más se enaltecerá y dignificará
~pilrtar el mal y fomentar el bien es el principal su alma y más plenamente cumpHrá la voluntad
resorte Je estas impresiones y excitaciones, allana, de su Creador.
indudablemente, muchos de los obstáculos que sur-
gen al comemplar la vida humana, y me parece
que explica de manera satisfactoria el por qué de
la existencia de fo maldad natural y moral y, por
consiguiente, de esa parte de ambas, por cierto
no muy pequeña, que tiene su origen en el prin-
cipio de población. Si bien partiendo de esta su-
posición es sumamente imprnbable que la maldad
pueda ser eliminada de este mundo, es, sin em-
bargo, evidente que la impresión que esta mal-
dad produce no responderfa al prop6sito aparente
del Creador, no actuarfa con tanta potencia como
estímulo al esfuerzo si su cantidad no disminuye-
se y aumentase, según la diligencia o indolencia
del hombre. Las continuas variaciones de la in-
tensidad y distribución de esta presión mantiene
viva en los hombres la esperanza de poder Wl
día verse libres de ella.
Indice

J. M. Keynes: Robcrt Malthus ( 1766-1834). 7


Ensayo sobre la pob!ad6n.
Prc(ac-io .. ... .... ............................... .. , . , •.. . . . 43
C:lpítulo l
PbntC':imiento del problema.-Escua posibilid.d de llepr
a un KUerdo, teniendo en rurota la enemistad a istc-nce
C'Olre lu putes ooncri~tcs.-El ¡:rincir.I argumento
<<>mu la perfectibilidad dd hombre y de • M>Cirdad no
ha s.ido nunca honestamente rcbatido.-Le naturakza de
Ju di(l<'Uhades que 5'n~n de la pobl11Ci60.-El esquema
del principal argumento apuesto en este ensayo ......... 48

Capítulo 2
1 "~ diuintos ricinos de ctccimicn10 de la pob!lcidn y de
l:'l alimen1.Kió11 .-Lo) 1:x vi1Jblc.1 ciectos ele cita dlfe~
cia en lm lÍtmOI die crcdmienco.-La OKilecicSn que alo
prod~ en lu tondiciona de w clasa baju de la se>
CÍC'daJ.-1' .>7.('ln~ Nf Ju cuales esta oscilld6n ha aldo
meno1 nii~mte dt! lo que ac podl• cspcrar. -La. tres
rrnpo1rcionct sobre l.ll C'U.iib i.c apoya el u¡umen10 sc-
n~T.11 tfe ~te cnuyo.--.°ie cx.amln~rán a la luz de e1w
tr•·s pro~idonq :.~ JifJ:rcncn es.t:tdos en los que te abe
<¡oc ll humanid~d ha (':.i1tido ..... ... .. .... . , .. ....... ....... . 60
)l.)
.)14 Jndke Indícc

Capítulo l < :~p ítttlo 7

Bn:\~ cxmieo dd Q tedo salvaje o c:uador.-EI c1tado pas· Llna probable c1uu de !.u epí(kmi~ . -Ex1r.1c 10~ de J,,...
tond o 1111 tribu1 dc Wrb6ros qUI:' ll"l"l:WQD al Imperio cuadros del 1C'ñor Susmikh.- Sc elCplic1 en d atos ca." "
Romano.- La JUpc:rioctdad de la fuctt1 de cn:.nrn1m10 de el reto rno pc.riódico de lu ~· en In que 1hund1n
,_ población tobtt J0t medíos de ~~stCJl'-111 C"tUU de 1 ~ nifermcd1dC$.-l..a propora6n entre nacimicnt06 y '1\·
la iran mil~ mi&J:uoria procede me: dd Nc:ur~ .. . . .. . . .•. . 68 llenos durante periodos breves oo u UD t"ri terio adeculdo
en ningún p;¡f1 para es1imar el v~ro 1umcn10 ?Mdio
de la población.- FJ mejor cri1crio pu• un permanente
Capftulo 4 1umento de la pobladóa.-La pan fruplid1d de la po-
blaci6o, UDI de lu causa de los grandes CSlrllgOS C'IUU·
El a tado e~ J..- naciones ci,· j~~ --La ptul:iibilW..a.J de dos por el hlll'tlbre en China y en el lndoJt~n.-1.a nociva
q ue la pobl• 16n actual t!e Europa ~• muy superior • tc:ndmci.1 de una de Iu diwul11 de Ja Ley dr lot Pob.ra
la de lor 1íefll¡"rn dr N !io üur.-EI rr.\·ior ai1crin p.ira del señor Piu .-1..a únka focm1 11n1 de a cimular el 1u·
aprcd.u el proh!emA. de la ~--~1 prob.h!c cuor meoto de 11 pobl.Oón.-1...as causu de la felicidad de
de Hume en 11no de lrn. u ítctiOI que f-'1'1>p_QDI! pua fa. J.i.a ucionc.-J::l hambre, d \lltimo '1 DIÚ tafllltCIO re.
.cilitar Unl. ~t'I ~fCión de: h f.00)~~ -~EJ Jcn1u aumcn· cuno 9ue uriliia la naturaleza par1 suprimir e eJCC'CIO de
co de pobl,.C11\r¡ q,),t Y- -Obu11111 hill)• C'll l.1 mJ)'Orla de pobl«1ón.-I...as trc1 proposiciones te consideran dco-
los fa1titos ·~·= E urop¡l -~ tla1 ;:rici:lpaln obnL..,11<_i.$ inostrldas ...... .. . ... . ... .. ........ .. ..... ... ..... .................. .. . 113
al n-rmm1c:n10 .ie fa púhlloción.- E.I ¡mmftro 1k C!.r-o,, el
ob1tkub pl't'h'l'lli\•o, H.Jl'i11mdo en rci:>.-ii:in con lngl•· .... CJphulo 8
ttt't l . .. . ... . . . . .. ....... ................ ... . ...... ... ... .. .. . .. ... .... ... 1 '
El ~ño r W Allittt.-El error <le toponcr qu.: J.is difiC'Uh:l·
Capitulo .5 dn que otigiaa la población 0 1,n muy düt1ntcs.-E1 o ·
quema del scltor Condorttt sobre el J>f'Ol"CSO del csplrilU
El Kgundo o.'Mcil..1.llo a l:a pobl ~W1n , el J>Jí.i fr..., , ci..imi· huma.no.-El pcrblo en el que 11 oscil«i6o cncncioaeda
nado en Icti4u:ml.- La \'ctd3dcra mwn pr-t lJ i;-u al Lu por el señor c.ondorcct debeda 1plícane 1 la rna hu.
enormes sul.DiM ~~¡¿,.,.. ~ lnttLltl!na en bér.d iido de 1111 mane ......... ................. .... ...... ................................ 130
fCbrcs no ~ 11 mt:rot.r ,u ~ -La fuerte •enden·
cía de Ja1 lq'C' de ~ pd-.~ 1 durour Ji.U 11r<'l"IOI pro- Capit ulo 9
pólitos.-Se pcopone un ¡nlia1 ¡....., 11 suftimirt"i;o de los
pobre1 ..- u im~ib ili1hd ahmlura, u:nicndo ~ ru~nta lu La conjerura del señor Condorce1 respecto 1 Ja perlmíhili·
leyes rijas de nuestra naturaleza, de que la pcr~Ó.'\ c!c: a dtd .ora*nka del horubtt '! ~· indcfi.o.ida proloapción de
auseria pucJa jamás wrrír.iirtr 101..dmcntc tn J.u clüCt la vtda ~.-La falaa.a del •r¡umcnto en virtud del
inferiorC$ d e t. l{ICla:i•~ - Todas tus obMkolOI 11 crcci· ~1 . una mejor.• pud al, CU)'OI lfmjtes no pueden {ijar1C,
a:ilc:nto .~ 11 pibl.ción po.1aiicn reuJmirse en do.: mi~ 1mpbc:' ncccsarwncnte UD progreso ilimit.00, demostrada
'11 y VICIO , ................................ ......... .. ...... . .......... . 88
ron c1cmplos 1onmb de la rr(a de animales y del cul·
1ivo de planeas ........... .. .. ................................. .. .. ·· l:ltl

Caphnlo 10
Nuc:vu coloniu.-t ~s ru.ona de su r-.ipldo cri:cimirnto.-
Las colonias ~ No,tt aminc.a.-El eicro.p!o c111r.otdinario El si.nema de igu1Jd;d del ~oor GoJ'llo·in.-El nror de
dd CT«imkllfo de ntablccin'1tntot dd intt'rioir.-La r-.t- llribuir IX>dos lo• vicios de la nwn1nid:11d • l.at inuitll·
pickx ron Sa a i1l ioch111:) llM E.41 lOO> \•kjos ~ rttu· cionu humanu.-1..a 101::11 in~ufidcná:i de 11 primrra rl""o·
pcun de los estnp de la ¡ucrra, de ' ' pescílrncb , dd p1>C$Ta del scñcir Godwln a laa d ífkuhlldcs crc-adin por
hambre o de tu ronvulslont"I de la u turalna ....... ..... 1oe Ja poblecioo.-Suponieodo que fune re1li.ublc d her·
'16 India.- .Jl7

11:"'" ,¡,1crn.1 <le ii.ualdad t!d ;.eiln1 Gr'l.lwin. queJufa C a p í rul o .15
1"1.ilmrn1c ~! c,1mioln en l'!l('OOS Je u cinta ~·~ bajo lo~
d1,ll)S t!d rrindpío de poblKión .............................. HS
Mo.!cloJ e~<"C~iv2mcnte ~t(ectO\ pueden a veces mloipc-
ccr en vex de THOmover el progreso.-El enu)'o del ac-
L1pitulo 11 ñor GoJwin '°°re 12 avarici1 y la piofusión.-u impo-
)ibiliJ:id de repartir aminosamcnre entre todos cJ ntte-
1 .1 conk tm.t. d d ~i·vr <.i<xlwin n"llp«lo a J;¡ (u1ura e"· "'1Jio tr.1bajo de una socicdad.- Lu in\'ec1ives contra el
1ir.d ó n tic la p3$ÍÓn entre los KXOS.-El cscuo lundamcn- trvht)'..' ~tlcn e.wsar perjuicios en el prcir.cnte coa muy
111 e\•iclcn1c de \.,, ,. eooje1ura. -u puión m>OroS• no es ¡«U, l"r r.o ¿ccir nulu , po!libilidadeJ de n:osuhar bc-
:n::l•mpatible ni con J;1 r:u6n rú ron Ja vi uud ....... ... .. 170 n.-iic~;is co d porvenir.-Un ac~entamkntu de la mu•
dl'f tr;ih;ijo ~rkofa Sed Ucmpre un-a Ventaja pata d tnb• ·
j;¡cxlf . ..... .. .................... ..... .... , .. , ........ .. .. ... .. .. .. .. ... . 210
CJphulv 12
L.i ron ietura dd seiiur GoJ~in rcspo:to a 111 prolon1eación C upítu!o 1b
inc..ldinida de la vic..l.t. hum:ma.-La impiopia conclo,iún
s..Kad.2 de los efectos de C1.limulan1cs ment1les IO~'H' c1 El prrot»hk errOI' <!d doctor Adam Smi1h al considerar todo
organi~mo humano, ilusttada ron varios ejemplos .- La~ •1.1~L-nt0' c!e la renta o Jd ~phal de una sociedad como
l.."()njetura' que no puedan •poyarse sobre nin¡¡.ún ii;dic!o un auTPti::nto del fondo ckstinado 1l mantenimienco del
del pasl(]o no deben ron1iderarse romo conjetui.H filn- lt.rboj:r.-Ejemplos en los que un 11umco10 de la riqueza
wflcu.-La ronjetu,a de 10 1 señores Godwin y ConJor. no puede tener la menor tendencia a mejorar lu coodi-
e-et wbre Ja aproximación dd hombre a b inmortalidJ•l eio:-ics de !os trablj~orcs pobrei.-u r iqueu de lngl1-
1 .c~ renal, ejemplo curioso de Ja incon1istencia dd esct"p- ~ - teira h-a cm:ic!o sin que hayan aumentado proporcional-
t 1~1.< nl0 .. .. . .. ........... ................. ... . .. .. .... ... .. .............. 1 • ;,i mente !os for.dos p;;ira el mantr-nimiento del tnb1jo. -
La siruación de 105 pobres ck China no iba a mc)ocat
porque aun:ent;ir..1.n fas fortunas de los ftbrlantn .........223
c~pírn l o l.:;
El error del sci10r Gocl-.·in al coo., ic..lerar denmiado al hom·
C:ipítulo 17
bre como un ser exclu.~ i\'amen1e rxionaL--En d 5er
l~t cuNión ~ la Jefinicíiín mú conecta de la riquaa de
complejo qi.:e el. el hombre, l:..s pasiones actuarfo siem·
pie romo (uena~ perturb.1.dor~ en las decision ~ c!d r~· un E.s1..Jo.- La r.uón dada por los eronomistu ítanttsc1
p.1.r" com..~tr a todri& ~ trabajadores de )~ muiufac·
ciocinio.- RDOOamientos del señor Godwin sobre d tema
1ur.-~ como imrrodlJ('(j•-OS no n la verdadera ruón. -'EI
Je la ~rción.-Algunu \•crol.des que por su n,¡¡uu leui
w n incomunic.bln de un hombre 1 orro ........ ....... . .. lfl2 tr;1lnjo di: Sos a~t~ y I°' fabrica.ntci puede 5Ct has.
ante producti\'O para los individuos tunque no lo IC'a pau
el fatado,-Un notab!c ~~je tomado de 10$ doJ ?Olúme·
Capítulo 14 nes de ~xior.H c!d doctor Pri~.-El error d el t.loc·
to r Price al atribuir la fel icidad y el r.ip ido c~micnto
No qucd.in dem05tr.-das l.t.~ cinro propos:c:oncJ del señor <le b ~ación de Amélica ermcipalmente • I nivel par·
Goclwin wbn: b \'erdad polhicii, pkifra •nguJtr de 1od.t ucul.u alcn01.ado por su civ1lización.-Ningún beneficio
rn obra .-~ r:izones que 1e~ para ~uponcr, lW\., ¡. puede &porlamoi el ttrrar 101 ojos ante Ju d1ficuhadc1
Jcrando Jos sufrimientos c¡uudos por el principio de .l»' qi.;c tntm~n e! prograo de la sociedad ....... .. ......... :?3 í
b l.tció n, que lo~ vicios y la debilidad moral éd hombre
no podrán 5Cf jaJTI;\$ suprimidos t011hnente. -u pcricc- C:i pítulo l8
t ibilidac..I, en el 1en1ic..lo c:-n d que el señor Godwin uti·
li1..a Cite tkmino, no es apliciihk :il hombrc.-Ejcmplos l..J ~'On~1.inri: prc..:ión dr l.I dc~sr1eia wbre el hombre, como
que mueitnn la natura\eu de la ver1.lldera pl'rÍcctibiii- con~ucnci1 t!d principio de población, part'Ce dirigir
!Jd dd hombre .......................... , ...... ..................... 201 nueUr.a1 c~p<;ranus h~.¡A el pc>rvcnir.- EI estado ée prue-
H8 Indice

bA c:s ínrompa1 1ble con nuc~lr.is ídc.\.I ~obre l.i prc:'ICicn-


,;ia de Dío.s.-El mundo ci> ptohabli:ml"me W1 potcnlc:
procao de Jespc:r1<1r de la nuteria y de u:imformación
de nta en apfritu. -La 1corla e.le la furm..Cón dd CS·
phiru.-Excilaciooes pro<lccic.l.i.s por l:i$ necesidades del
rucq><>. -Excitacioocs debidas a la aC'Ción de las ley~ sc-
oeraln. -Excitac.ioncs cau:ssdas por w dificultadn de la
vida debid.is :i.I p1incipio de poblaC:6n ... . .......... ....... ~~O

Capitulo 19
L:i.s penas de la vid.1 '°" nec:i:o..~.irias pata su:wi1.;ir y hum;1·
níz.ar el rorazón.-Lts cxc1tacioot.s de la 5imp.i1fa soci.i!
prodc~n con írecm:nci;i c:i.racteres Je un ni\•c\ m~s alto
que los debido~ a la simple posesión de talen101 natura-
lt.s.-La maldad moral es probablemente necesaria. para
susdtar l.i exccleocia moral.-La1 cxcitacones producidas
por las necesidades intcl~rulles son ronsrantcmc"nte man·
tenidas vivas por la variedad infinita. de la narur.Jcza y por
la obscuridad que rod~ a los temas aictaHsicos.-áto
explica las di6cuhadc-s que surgen en torno 11 la Revela-
ción.-El g(~Co c!e evidencia que con1iencn Lu EsctilW'U
e.\ pro!>ab!cmente el mis adccu¡Jdu para d rr.ejcm1mícn10
de las íacuh:1dcs humanas y ¡ura la 5\Jpcr3ci611 mor~ de
l.1 humanidad,-La idea de que el esplrítu es crc-ado por
J:.i. , C'XCÍtacior:e' pJr~ cxpt:or la cxistcr:ci.ll de [a mald;id
n:i.roral y mou l ........ ... .................... ........ ............... Zí>-'

Not:is del autor de la obra ............ ................. .. 2i8


Notas dd autor del prólogo .. ... ....... ................ 28~
Textos margjnaJcs ci 1a<los por Kcynes ........ . .. . .. . .. ~l
Notas dd traductor del prólor,o ............... ......... 301
Cuadro cronológico ... ... .... . .. . ......................... 30J

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