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Contenido

CONTENIDO

RECONOCIMIENTOS ….............................................................. 3
PRÓLOGO …............................................................................ 4
Capítulo 1
INTRODUCCIÓN …................................................................... 5

Capítulo 2
LAS CUATRO FASES ….............................................................. 11
Fase o modo I – Cerbatana ............................................ 11
Fase o modo II – Popgun ............................................... 12
Fase o modo III – Combustión ........................................ 13
Fase o modo IV – Detonación ......................................... 13
El experimento con Nitrógeno …...................................... 15

Capítulo 3
EL RESORTE …........................................................................ 17
Cálculo de la potencia de un resorte ................................ 19
Vida útil del resorte ....................................................... 21
Otros tipos de resortes .................................................. 24

Capítulo 4
EL CILINDRO …....................................................................... 27

Capítulo 5
EL PISTÓN ….......................................................................... 31

Capítulo 6
LA CABEZA DE PISTÓN …......................................................... 35

Capítulo 7
EL AIRE ….............................................................................. 43
Cálculo de la presión …................................................... 45
Cálculo de la temperatura …............................................ 47

Capítulo 8
EL PUERTO DE TRANSFERENCIA …............................................ 55

Capítulo 9
EL CAÑÓN ….......................................................................... 61
Longitud del cañón ....................................................... 61
Calce del proyectil …...................................................... 62
La boca de cañón ......................................................... 64
El estriado …................................................................ 65
Vibración del cañón ….................................................... 68
Lubricación …............................................................... 69
Defectos …................................................................... 69

Capítulo 10
EL RETROCESO …............................................................... 71
Retroceso real …....................................................... 71
Efecto cohete …........................................................ 75
Retroceso de resorte …................................................... 76
Retroceso de torsión …................................................... 77

The Airgun from Trigger to Target 1


Contenido

Capítulo 11
LUBRICACIÓN …...................................................................... 79

Capítulo 12
EFICIENCIA …......................................................................... 85
El resorte ….................................................................. 86
El pistón ….................................................................... 86
El aire …....................................................................... 87

Capítulo 13
AFINACIÓN DE RIFLES A RESORTE ….......................................... 89

Capítulo 14
RIFLES NEUMÁTICOS …............................................................. 95

Capítulo 15
CARGA DE RIFLES NEUMÁTICOS …............................................. 99
Palanca articulada …....................................................... 103
El proyector …................................................................ 106

Capítulo 16
VÁLVULAS DE DISPARO Y REGULADORES …................................. 111

Capítulo 17
DIÓXIDO DE CARBONO ….......................................................... 119

Capítulo 18
BALINES Y PRUEBA DE PROYECTILES …....................................... 123
Túnel de viento …............................................................ 127
Mesa de agua ….............................................................. 131
Ensayos destructivos ….................................................... 134
Deformación …................................................................ 134
Movimiento en espiral …................................................... 136

Capítulo 19
EL VUELO DEL PROYECTIL …...................................................... 139
Fotografía con chispas ….................................................. 139
Balística teórica …........................................................... 147
Tablas balísticas …........................................................... 153

Capítulo 20
PRECISIÓN …........................................................................... 161

Capítulo 21
LA MEDICIÓN DE LA VELOCIDAD …............................................. 165

Capítulo 22
EL FUTURO ….......…................................................................. 169

FACTORES DE CONVERSIÓN ….............................................. 171

The Airgun from Trigger to Target 2


Contenido

RECONOCIMIENTOS

Ningún libro de esta complejidad puede surgir del trabajo aislado de dos personas. Se
necesita gran apoyo de familiares, amigos, y de la industria de este tipo de armas. Nuestras
esposas, Kath y Sally-Anne, como también nuestras familias, tuvieron mucho que aportar,
especialmente cuando hacíamos experimentos ruidosos, o usábamos nuestro jardín a modo
de polígono de tiro. Debemos agradecerles por su paciencia.

Le debemos profunda gratitud a Robert Hull, que construyó todos los cronógrafos para
“Cardew Air Rifle Developments (CARD)”. También construyó equipo electrónico especializado
vital para nuestras investigaciones, sin el cual el estudio preciso de las armas de aire sería
imposible.

Debemos agradecer también a Helical Springs Ltf. of Lytham por prestarnos su ojo
profesional en la redacción del capítulo sobre resortes. Ellos nos pusieron al tanto de detalles
de la fabricación de resortes que sin duda hicieron a ese capítulo más interesante.

Un agradecimiento especial también para Mr. Miles Morris, quien nos rescató cuando
escribimos el capítulo sobre el vuelo de los balines. El es un profesional en balística que ha
trabajado en temas relacionados con problemas de vuelo de todo, desde balines hasta
misiles, y es también un entusiasta “airgunner”.

Debemos también agradecimiento a nuestro amigo y colega Roy Elsom que nos ayudó
a menudo con sus advertencias, sobre todo en el capítulo sobre retroceso.

Nuestro reconocimiento también para John y Janet Eades, de Olton, Birmingham,


quienes nos ayudaron con la fotografía.

Agradecemos también a Manchester Air Guns por proveernos de cañones extraños y


también otras partes, útiles para nuestros experimentos.

Estamos también endeudados con Mr. J.B. Foster, de Runcorn por darnos instrucciones
sobre cómo capturar proyectiles en fibra de poliester.

Un agradecimiento final para Kath, quien a pesar de no ser de extracción técnica


sometió al manuscrito final a un riguroso examen.

Nota del traductor.

Quiero agradecer al Sr. Gabriel Valdettaro (daruma), que amablemente me ayudó en


el esclarecimiento de algunos términos cuya traducción no me resultaba clara.

Algunos términos aparecen resaltados en amarillo. Se trata de expresiones para las


cuales no encontré una traducción adecuada. Cualquier sugerencia al respecto será
bienvenida y servirá para corregir la siguiente “edición”.

La presente traducción no persigue propósito comercial alguno y fue realizada para


uso exclusivo de los miembros de la ACAC.

Muchas gracias.
MCRF – Marzo 2010

The Airgun from Trigger to Target 3


Contenido

PRÓLOGO

Cuando en el año 1976 escribimos “The Airgun from Trigger to Muzzle” estábamos
conscientes de que no se trataba de una investigación completa sobre los fenómenos
vinculados con los rifles de aire a resorte, y menos aún los asociados con las armas
neumáticas, en sus variadas formas y diseños. Después de aquella publicación determinamos
que continuaríamos con la búsqueda de la verdad sobre estas extrañas máquinas. A medida
que progresaba la investigación y salían a la luz nuevos hechos, nos dimos cuenta del mérito
de aquel viejo dicho: “Nada mejora hasta que alguien se detiene y cuestiona una creencia
aceptada”. A menudo encontramos que algo aceptado en relación a los rifles de aire es en
realidad totalmente erróneo, siendo aquello de “un cañón más largo incrementa la velocidad
del proyectil” tal vez el ejemplo más destacado, ya que puede ser cierto en el caso de las
armas de fuego, pero raramente lo es en el caso de rifles a resorte.

El presente trabajo cubre un campo mucho más amplio que el anterior, abarcando
también a las armas neumáticas y al vuelo de los proyectiles. También podemos explicar
ahora por qué un rifle a resorte puede funcionar en una de cuatro fases, o modos,
dependiendo de múltiples factores. La consideración de estas cuatro fases es lo que provee
la clave para entender a los rifles a resorte y sus comportamientos frecuentemente erráticos.

Aunque un rifle a resorte pueda en principio parecer una sistema simple, su


funcionamiento es de hecho mucho más complicado que el de un rifle neumático. Hay
muchos factores que influyen en su rendimiento, y casi siempre la modificación de uno altera
la influencia de otros, de manera que siempre se trata de situaciones de compromiso y
equilibrio. En cambio, en las armas neumáticas los factores que influyen en el desempaño se
conocen y controlan bien, de forma que al alterar un factor se obtiene generalmente el
resultado esperado, sin alterar a los demás.

Desde 1976 ha habido una explosión en el diseño de las armas de aire, y cada nuevo
modelo apunta en general a satisfacer una determinada demanda del mercado. Esta
diversidad hace que el viejo dicho “there are horses for courses” 1 sea perfectamente válido
para las armas de aire. Ya no se puede hablar del “mejor rifle” sin especificar con precisión
cuál será el uso que se le dará. Algo útil para una situación puede ser completamente inútil
para otra.

En este libro casi no se mencionan las pistolas de aire, pues no se usaron para los
experimentos, pero sus características y rendimiento son exactamente los mismos que los de
los rifles, sólo que en escala reducida.

1 N. del T. La expresión, algo así como “cada curso, o camino, requiere su caballo”, significa que lo que para
alguien puede resultar adecuado no necesariamente lo será para otra persona.

The Airgun from Trigger to Target 4


Capítulo 1 - Introducción

INTRODUCCIÓN

La mayoría de los entusiastas de las armas de aire comienza con un rifle a resorte y tal
vez más adelante se compre uno neumático. Teniendo esto en cuenta, el tema de los rifles a
resorte parece ser el punto de partida obvio para un libro sobre rifles de aire.

Es realmente sorprendente que muchas veces un objeto aparentemente muy simple,


sometido a un estudio profundo, resulte ser realmente muy complicado. Esta afirmación es
particularmente cierta cuando se aplica a los rifles de aire a resorte, como descubrimos hace
muchos años, al comenzar a investigar el tema.

Los problemas surgieron con un pequeño “quebrador”, o rifle de cañón quebrado


(“barrel cocker”) que compramos de segunda mano. En general funcionaba muy bien, y
agrupaba disparos con precisión, hasta que súbitamente, sin razón aparente, los balines
comenzaban a impactar arriba, o abajo, para gran frustración nuestra. Como muestra
mentalidad era de tipo científico y curioso, decidimos que había que modificar algunos
detalles de la construcción del arma, como el cierre en la recámara, el pulido del cilindro, la
sensibilidad del gatillo, etc. Cada uno de estos ajustes ayudaba, pero las razones reales del
problema seguían siendo poco claras.

Examinamos más rifles, muchos de ellos comprados por los nosotros mismos para
poder verificar a fondo su funcionamiento y rendimiento. En cada caso medimos lo que por
entonces considerábamos como “parámetros vitales” de un rifle, pensando que con esta
información podríamos explicar, por ejemplo, por qué cierto rifle era mejor que otro. Pero
pronto resultó claro que las dimensiones físicas por sí solas no eran la respuesta, y debía
haber otros aspectos para investigar.

En esa época no se disponía fácilmente de cronómetros electrónicos de precisión, y


empezamos empleando péndulos balísticos para medir la velocidad de los balines. Pero los
péndulos son lentos y complicados para usar, por lo que diseñamos y construimos un
cronómetro electrónico operado por sonido con partes viejas de una computadora: el sonido
del disparo en boca de cañón y el del balín pegando en una placa de acero proporcionaban
los pulsos de inicio y fin. Este simple instrumento fue el antecesor de toda una línea de
cronómetros operados por luz, comunes en los años siguientes en la industria y entre los
“airgunners”.

Estábamos entonces absolutamente empeñados en buscar la solución de los problemas


de los “resorteros”, como por ejemplo, por qué al salir por la boca del cañón el proyectil tiene
sólo una parte de la energía inicial del resorte. A medida que nuestro interés por los rifles de
aire se incrementaba buscamos en las librerías algún libro que nos pudiera ayudar, pero ese
espacio estaba vacío, y este libro apunta a llenarlo. Creemos que en los siguientes capítulos
el lector encontrará las respuestas a sus propios interrogantes, y podrá entender la física
involucrada en su arma.

Tal vez la pregunta más básica que nos podríamos hacer es: “¿Por qué se usa aire?”
Después de todo, un arco proyecta una flecha sin usar aire, como tampoco lo usa una
catapulta para arrojar una piedra. En realidad el aire es sólo un medio para acoplar un pistón
móvil relativamente pesado y lento al proyectil, que es liviano y rápido. Es la enorme
diferencia entre la masa del mecanismo impulsor y la del proyectil lo que hace necesario un
medio adecuado de acoplamiento.

La física es una materia en la que abundan los gráficos, de manera que el lector deberá

The Airgun from Trigger to Target 5


Capítulo 1 - Introducción

aceptarlos como una necesidad en un libro de esta naturaleza. El primero que utilizaremos es
el de la fig. 1.1 que relaciona tres factores: peso, velocidad y energía del balín. Uno de los
principales usos de este diagrama es comparar rifles de diferentes calibres, pero sirve
también para comparar balines de distintos pesos disparados por el mismo rifle. Las
comparaciones son posibles pues permite convertir pesos y velocidades al dato más
importante: la “energía en boca de cañón”. Este es el término que describe la potencia de
salida de un arma. Ni la velocidad ni el peso son términos adecuados en sí mismos, deben
estar combinados para poder definir la potencia de un arma.

La energía en boca de cañón, o energía de salida del proyectil, es la cifra habitualmente


usada en términos legales para determinar si un arma debe o no ser considerada como arma
de fuego, o debe registrarse. Actualmente se establecen en Inglaterra restricciones sobre
rifles que excedan los 12 pies pulgada (Ft. lbs.) de energía de salida, y sobre pistolas que
excedan los 6 Ft. lbs. Estas cifras fueron establecidas en 1969, cuando pocos rifles o pistolas
alcanzaban esas energías. Desde entonces, sin embargo, la tecnología sobrepasó a la ley y
ahora la mayoría de los rifles y pistolas alcanzan fácilmente esas potencias.

Desde siempre, fabricantes y deportistas han hablado y se han jactado de la velocidad


de su rifle favorito. Si bien esto puede ser razonable en términos publicitarios o en una
conversación informal, no lo es en términos físicos, ya que nunca se hace mención del peso
del proyectil. Es como contarles a sus amigos que usted puede viajar a 50 millas por hora.
Esto en sí mismo no es relevante, hasta que usted menciona que lo hace en bicicleta o sobre
patines. El peso es tan importante como la velocidad, detalle este frecuentemente ignorado.

The Airgun from Trigger to Target 6


Capítulo 1 - Introducción

Para determinar la energía de un proyectil se deben conocer su peso y la velocidad a la


que se traslada. Normalmente la lectura de la velocidad se hace dentro de los primeros
6 pies de distancia desde la boca del cañón, sitio donde la velocidad todavía es máxima y los
efectos del estampido de los gases de salida tienen mínimo efecto sobre el instrumental de
medición.

Estos dos factores, peso y velocidad, pueden entonces ubicarse en la bien conocida
ecuación de Newton de la energía cinética, que es la energía que posee un cuerpo en
movimiento:

2
MV
E=
2

Donde E: energía, M: masa y V: velocidad

Pero, puesto que estamos tratando con peso y no con masa, debemos convertir la
ecuación en:
2
WV
E=
2g

Donde W: peso y g: aceleración de la gravedad, que en este libro tomaremos como


32,16 FPS2. Esto nos da la energía cinética que contiene ese proyectil cuando viaja a la
velocidad V.

Supongamos que queremos determinar la energía en Ft. lbs. de un balín que pesa
14,5 grains y que viaja a una velocidad de 500 FPS. Debemos primero aplicar la ecuación
anterior, en la cual W=14,5 grains, V=500 FPS y g=32,16 FPS2. Para convertir grains a libras
debemos dividir por 7000 (hay 7000 grains en una libra). Esto nos da E=8,05 Ft. lbs.

Bien vale la pena aquí considerar qué es realmente un pie-libra (Ft. lbs.). Está
compuesto obviamente por dos términos comunes, un pie, que es una unidad de longitud, y
una libra, que es una unidad de peso (fuerza). Cuando se multiplican ambas resulta una
unidad de energía o trabajo mecánico. La definición concreta es que un pie-libra es la
cantidad de energía necesaria para levantar un peso de una libra a una distancia de un pie
del suelo, o lo que es lo mismo, ejercer una fuerza de una libra a lo largo de una distancia de
un pie.

Cuando un peso de una libra se sostiene a una distancia de un pie del piso se dice que
contiene una energía potencial de un pie-libra. Esa energía se puede emplear para algo. Si el
peso se suelta y cae al piso su energía potencial se transforma en energía cinética a medida
que cae, y será probablemente absorbida al producirse una marca o melladura en el piso.

Esta energía o trabajo mecánico no se debe confundir con lo que nosotros, los
humanos, consideramos como trabajo: cualquiera de nosotros consideraría un trabajo duro
permanecer durante una hora de pie y con un peso de 10 kg en cada mano. Sin embargo,
desde el punto de vista de la física simplemente estaríamos soportando los pesos y no
realizando ningún trabajo mecánico, al menos no en los términos de las leyes de Newton.

Por supuesto, en el tiro con aire nunca nos ocuparemos de cosas tan simples como
pesos cayendo al suelo: estamos interesados en proyectiles viajando en forma más o menos

The Airgun from Trigger to Target 7


Capítulo 1 - Introducción

horizontal. Las leyes de Newton se pueden usar entonces para obtener la energía cinética de
los balines, pues son pequeños pesos moviéndose horizontalmente a cierta velocidad.

Hemos determinado que en general, en rifles de aire a resorte, la eficiencia mecánica


de un “arma promedio” que no quema aceite es de alrededor del 30%. Esto significa que por
cada pie-libra de energía almacenada en el resorte, sólo un tercio aparecerá en el proyectil.
Se investigaron las razones de esta ineficiencia y se discutirán en próximos capítulos. No
obstante, para comenzar a entender cómo funciona el rifle debemos conocer la secuencia de
eventos que ocurren en su interior, como por ejemplo, ¿el balín comienza su movimiento
cuando la presión llega a su pico?, o ¿El pistón se detiene antes o después que el balín salió
por el extremo del cañón?, etc.

La secuencia fue establecida modificando varios de los componentes del rifle, tales
como el pistón y el proyectil, de manera que al interrumpir haces de luz produzcan pulsos
eléctricos a fin de visualizarlos en un osciloscopio, como se ve en la fig. 1.2.

El arranque del pistón, su detención, el arranque del proyectil y su salida del cañón de
18 pulgadas de largo produjeron los pulsos que se ven en el trazo superior del oscilograma.
El único pulso negativo es el correspondiente a la detención del pistón. El trazo inferior
muestra las variaciones de presión en el interior del cilindro, medidas con un transductor no
calibrado.

El primer pulso positivo es el del arranque del pistón, después de apretar el gatillo, el
segundo corresponde al comienzo del movimiento del balín a través del cañón, el tercer
pulso positivo es el de la salida por boca de cañón, y el cuarto (negativo) es el del pistón
finalmente deteniéndose al extremo del cilindro.

Resumiendo la secuencia mostrada: el pistón arranca, entonces arranca el proyectil


(note que esto ocurre en el pico de presión), luego el proyectil abandona el cañón y el pistón
llega después a su descanso en el extremo frontal del cilindro. Mostraremos en un capítulo
posterior que de hecho, el pistón llega muy cerca del fin del cilindro en el momento de
máxima presión, pero entonces rebota hacia atrás por el colchón de aire a alta presión que
tiene delante.

Se debe tener en cuenta que todo ocurre a muy alta velocidad. Por ejemplo, la base de
tiempo del oscilograma, esto es la longitud de la línea horizontal completa es equivalente a

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Capítulo 1 - Introducción

50 milisegundos (ms), es decir, 50 milésimos de un segundo. Por lo tanto, el tiempo total


desde al arranque a la detención del pistón es de aproximadamente 1/3 de 50 ms, o 17 ms.
Esto se deduce del hecho de que el ciclo completo de eventos ocurre en el primer tercio del
oscilograma (en este tiempo un balín viajando a 500 FPS habría recorrido una distancia de
8,5 pies).

Además, en la mayoría de los capítulos el lector encontrará que hay efectos


contrapuestos que por alteración de algunos componentes pueden afectar el desempeño del
rifle. El equilibrio de estos factores se discutirá en el capítulo sobre “Sintonía” (tuning), pero
estas variaciones son las responsables de la fascinación que los “resorteros” producen sobre
nosotros, los fanáticos de los rifles de aire, o “airgunners”.

The Airgun from Trigger to Target 9


Capítulo 1 - Introducción

The Airgun from Trigger to Target 10


Capítulo 2 – Las cuatro fases

LAS CUATRO FASES

Como dijimos en el capítulo anterior, el rifle a resorte es una máquina muy complicada.
Aunque a primera vista podría parecer simplemente una bomba de aire operada por un
resorte montada en una culata de madera, nada puede estar más lejos de la verdad. Por
ejemplo, en nuestros estudios iniciales dábamos por sentado que el aceite se usaba nada
más que para lubricar los mecanismos, a menos que se aplicaran cantidades excesivas, en
cuyo caso se producía “dieselling”. También aceptábamos lo que entonces parecía ser una
cuestión de sentido común: si la potencia del resorte se incrementaba, entonces obviamente
la velocidad del proyectil debía incrementarse también. Con el paso del tiempo y la gran
cantidad de rifles estudiados aumentó nuestra experiencia, y llegamos a la conclusión de
que lo que parecía un modo obvio de incrementar el rendimiento de un rifle producía en
realidad resultados exactamente opuestos.

Estas contradicciones nos forzaron a evaluar cuidadosamente nuestros conocimientos y


concluimos que el problema era mucho más complicado de lo que habíamos imaginado.
Surgió entonces que un rifle de aire a resorte puede operar en cuatro diferentes fases, o
modos, que llamamos modo Blowpipe (cerbatana), modo Popgun, modo Combustion
(combustión) y modo Detonation (detonación). La aplicación de esta teoría ofrece
respuestas a muchos de los interrogantes con los que nos habíamos encontrado,
especialmente cuando modelos idénticos del mismo rifle podían producir potencias tan
dispares, dependiendo de factores variables tales como la lubricación o el ajuste del balín. De
ahí en más siempre encontramos adecuada esta teoría, ya que los problemas de rendimiento
de resorteros, analizados desde esa óptica, se podían resolver, o si no se resolvían, por lo
menos se sabía bien cuál era la razón.

Fase o modo I – Cerbatana

Bautizamos este primer modo como “cerbatana” (blowpipe) porque el arma se


comporta de igual forma que las cerbatanas, armas propias de algunas tribus indígenas. El
proyectil debe tener un ajuste flojo en el cañón para permitir que una presión de aire
reducida lo mueva a lo largo del tubo. Este modo sólo se emplea normalmente en armas de
potencia relativamente baja y en pistolas que disparan los antiguos “cat slugs” o esferas de
acero (proyectiles BB). Los cañones de las armas para disparar BB casi nunca están estriados
y la esfera no ajusta en el mismo, de forma que habitualmente antes del disparo se retiene
en la recámara por un pequeño resorte o un imán, para impedir que se caiga por el tubo.

Al no existir ajuste firme entre el proyectil esférico y la recámara o el cañón, no hay


sello neumático, y el pistón no puede generar una gran presión antes de que comience el
movimiento y por lo tanto la velocidad final es relativamente baja. En estas pistolas de baja
potencia y también en algunos rifles antiguos, el proyectil debía ser ubicado un poco dentro
del cañón, ya sea con una herramienta externa o por un mecanismo propio del arma. La idea
era asegurarse de que el proyectil no entrara forzado en el tubo, lo cual produciría pérdida
de energía en el disparo, o peor aun, quedaría frenado en la recámara y el disparo ni siquiera
se produciría.

En el mercado de pistolas o rifles “junior” de muy baja potencia, que disparen balines
de plomo, el empleo del modo cerbatana es la única forma de obtener resultados
aceptables. Los primeros rifles de esta categoría correspondían a la variedad “de hojalata”
que prácticamente ha desaparecido de la escena, excepto aquéllos especialmente designados
para disparar esferas BB. Los rifles de parques de diversiones que disparan dardos
constituyen un buen ejemplo del modo cerbatana. La última moda de “Soft Airguns” emplea

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Capítulo 2 – Las cuatro fases

esta fase disparando esferas plásticas livianas con armas que suelen ser imitaciones de
armas de fuego. Sobre esta fase no se dirá mucho más en este libro pues no es de interés
técnico serio. Si el cilindro y el cañón fueran suficientemente largos, el arma, así
sobredimensionada, podría tener características aceptables, lo que nos lleva al siguiente
párrafo.

Se debe hacer mención al arma nativa, la cerbatana. Este es probablemente el más


interesante, eficiente y sofisticado ejemplo que conocemos de sistema para disparar
proyectiles mediante aire. El calibre, peso y forma del dardo han evolucionado por prueba y
error a lo largo de siglos para determinar el largo óptimo del tubo, adecuado a la capacidad
de los pulmones de su dueño. El resultado es un maravilloso sistema del cual depende el
cazador para su alimentación, y por lo tanto su vida y la de sus familiares. Está hecho para
caza seria y efectiva, no para pasatiempo. La misma fabricación del tubo es una maravilla de
artesanía y pericia, especialmente si consideramos la carencia de medios. La longitud y
calibre del cañón deben ser los adecuados para que el individuo pueda mantener presión
constante detrás del dardo en movimiento a medida que acelera. Puede suponerse que con
el entrenamiento los pulmones del cazador desarrollen potencia extra, de forma parecida a lo
que ocurre con las personas que trabajan en soplado de vidrio.

Fase o modo II – Popgun

La fase popgun se describe mejor como la condición en la que el proyectil se sostiene


firmemente en la recámara (no tiene un calce flojo) y no se produce ninguna combustión de
lubricante cuando se dispara. Tal vez el nombre elegido para este modo es desafortunado: a
nadie le gusta pensar que su costosísimo rifle de competición es uno de tipo popgun. A pesar
de eso ningún otro nombre describe tan precisamente a un arma funcionando sin la ayuda de
la combustión. Este modo permite un análisis físico preciso, mejor que los otros modos, y fue
realmente la materia de nuestro trabajo previo “The Airgun from Trigger to Muzzle”. En los
capítulos siguientes se discutirá y analizará cada componente del sistema junto con
observaciones de su efecto en éste y los otros modos o fases. Un rifle que trabaje en esta
fase produce disparos de velocidad muy uniforme pero inferior comparada con la de aquéllos
en los cuales hay combustión de lubricante. Para operar satisfactoriamente en la fase popgun
varios componentes del arma se deben designar a tal efecto, por ejemplo la entrada al cañón
debe estar pulida con el radio correcto para que los proyectiles comiencen su movimiento
siempre en el mismo punto de la carrera del pistón. El sello del pistón debe ser muy bueno
como para no permitir que pase aceite o grasa a la cámara de compresión en el proceso de
amartillado para disparar.

Los rifles a resorte diseñados para uso en tiro de competición de alto nivel trabajan en
este modo y tienen variaciones de velocidad entre disparos de sólo un par de FPS. La
recomendación de no lubricar las partes móviles suele perturbar a los dueños de este tipo de
armas, pero asegura que no haya exceso de lubricante que pueda pasar a través del sello del
pistón donde podría quemarse y por lo tanto modificar la uniformidad de disparo.

El término “popgun” fue dado a esta fase porque al apretar el gatillo el pistón se
precipita hacia adelante incrementando la presión del aire en su frente y por lo tanto también
detrás del proyectil, hasta que alcanza para despegarlo y forzarlo a lo largo del cañón, de
forma semejante al corcho o tapón de los rifles de juguete una vez que la presión alcanza un
valor crítico. Por supuesto, inevitablemente, el aire se calienta por la compresión y esto
produce expansión que aumenta aún mas la presión detrás del proyectil antes de que
abandone la recámara. Sin embargo, el aire se enfría nuevamente y pierde presión a medida
que se expande detrás del proyectil en movimiento y la energía ganada por el calentamiento

The Airgun from Trigger to Target 12


Capítulo 2 – Las cuatro fases

se pierde, dejando al balín sólo con la energía obtenida del resorte.

A modo de dato histórico interesante, en 1814 un inventor de armas llamado Samuel


Pauley patentó un sistema en el que la pólvora de los cartuchos se encendía por la
detonación de aire violentamente comprimido en un diminuto cilindro por un pistón movido
por un resorte.

Fase o modo III – Combustión

La fase de combustión es el modo en el que opera la mayoría de los rifles de resorte de


alta potencia. A medida que el pistón avanza durante el disparo, la presión del aire frente al
pistón se eleva y con ella su temperatura. Esta temperatura muy alta hace que el aceite, o
cualquier otra substancia combustible se queme, lo que aumenta aún más la presión,
produciendo así suficiente energía para impulsar al proyectil a muy alta velocidad. Puesto
que la combustión se produce por la alta temperatura creada por la compresión,
originalmente habíamos denominado a esta fase “fase de motor Diesel” pero esto produjo
confusión con las características de la siguiente fase (detonación), por los que se optó por
conservar el nombre “combustión”, que es más descriptivo del fenómeno.

Como la presión final en el cañón depende de la cantidad y características del lubricante


presente, y también de la forma en que ese combustible se va reponiendo disparo a disparo,
el ciclo es en alguna medida errático e impredecible. La velocidad final no es tan consistente
como en el caso de la fase popgun, pero esta carencia de uniformidad es de menor
importancia en la caza de alimañas a gran distancia. Como muchas otras características de
los rifles de aire, se debe lograr un compromiso entre diversos requerimientos contrapuestos.

Fase o modo IV – Detonación

Finalmente tenemos el modo detonación. Esta es una fase muy difícil de estudiar
porque es un fenómeno que ocurre en forma esporádica, pero cuando ocurre puede tener
resultados desastrosos. Experimentar con esto involucra riesgo de daño permanente al rifle.
Tal como lo entendemos, si una cierta cantidad crítica de lubricante está presente frente al
pistón cuando se dispara, tendrá lugar la combustión, pero esta combustión inducirá una
reacción en cadena sobre el resto del combustible, y éste detonará. La detonación es un
reacomodamiento instantáneo de las moléculas que ocurre a muy altas temperaturas y
presiones, y entonces se liberan grandes cantidades de energía. Un buen ejemplo de
detonación ocurre cuando se golpea una cebita. Se produce energía en la forma de calor, luz
y sonido por la instantánea expansión de gases. Nuestras observaciones indican que la
temperatura ambiente influye en la aparición de la detonación en los rifles, y que ocurre más
a menudo en días calurosos que en días fríos, dependiendo de la lubricación empleada.

En el caso de las armas de fuego, una substancia detonante es inservible como


propelente, aunque por supuesto es necesaria una pequeña cantidad para iniciar la ignición y
deflagración de la carga principal. Pero si un cartucho estuviera cargado completamente con
una substancia detonante, el súbito incremento de la presión debido a la rapidez de la
reacción química no daría tiempo para acelerar al proyectil en el cañón, y la recámara
seguramente reventaría. Este comportamiento es completamente opuesto a la clásica
explosión de la pólvora negra en las antiguas escopetas en las que ocurría una lenta
combustión de la pólvora.

Años atrás, antes de la introducción de los combustibles y lubricantes modernos, los


motores de los autos se debían descarbonizar cada varios miles de kilómetros. Este molesto

The Airgun from Trigger to Target 13


Capítulo 2 – Las cuatro fases

procedimiento era necesario pues la combustión de la nafta y de los aceites lubricantes iba
dejando una capa de carbón en la parte superior del pistón y en el interior de la cabeza del
cilindro. Este depósito reducía el volumen de la cámara de combustión aumentando así el
índice de compresión hasta un punto en que el motor tendía a funcionar como un motor
diésel, en el que el combustible se enciende por la compresión y no por la chispa de la bujía.
Cuando ocurría esto la ignición comenzaba antes del final de la carrera ascendente del pistón
y la presión resultante hacía que el resto del combustible detonara produciendo un
característico sonido conocido como “pistoneo”. Bajo estas condiciones la potencia de salida
del motor caía drásticamente, haciendo que por ejemplo, subir una cuesta fuera
extremadamente difícil.

Una detonación en un rifle de aire produce un aumento muy brusco en la presión


dentro del cilindro que es a menudo suficiente para causar que las paredes se deformen
(abomben) frente al pistón. Este será entonces empujado hacia atrás, contra el resorte y a
muy alta velocidad, llegando a veces a amartillar el mecanismo de disparo, o a deteriorarlo.
Simultáneamente el proyectil abandonará el cañón a muy alta velocidad, acompañado por un
fuerte crack, suficientemente fuerte para molestar en los oídos, con bastante humo y tal vez
un fogonazo naranja y chispas en la boca del cañón. Sin embargo, aunque en general el balín
emerge por la boca a alta velocidad, esto no siempre es así, habiéndose observado que
muchas veces el proyectil emerge a una velocidad por debajo de la normal para ese rifle.
Esto se debe a que el rápido retroceso del pistón debido a la detonación hace que el rifle se
sacuda violentamente, lo que también deteriora al resorte haciendo que sus espiras queden
permanentemente más juntas. Este acortamiento del resorte reduce su capacidad de
almacenar energía y por ello la potencia del rifle.

Hace algunos años se hizo el intento de aprovechar la detonación en un Weihrauch


HW35/Barracuda. Se inyectaba una pequeña cantidad de una substancia a base de éter en el
cilindro antes de cada disparo mediante una pequeña bomba adosada al cilindro. Como con
toda detonación, los resultados eran impredecibles y el sistema fue pronto abandonado. La
historia nunca mencionó el daño que este brutal tratamiento le debió hacer al resorte.

La detonación ha sido a menudo llamada “disparo diésel”, o se ha dicho que el rifle


estaba haciendo “dieselling”. Esto no es del todo cierto pues, como ya explicamos, un motor
diésel se basa en la alta compresión para encender la carga de combustible de una manera
suave y controlada mientras dura la inyección, para empujar el pistón hacia abajo. De igual
forma, la carga impulsora en un cartucho de escopeta se quema en forma suficientemente
lenta como para acelerar el disparo por el cañón al ritmo adecuado. En cambio, un “disparo
diésel” tiene todas las características de una detonación: violencia, ruido, retroceso salvaje y
chispas, de manera que consideramos un “diésel” como otra forma de decir “detonación”.

Aunque cada una de las cuatro fases, o modos, han sido descriptas separadamente de
las otras, de hecho es totalmente posible que un rifle cambie lentamente y opere en cada
una de esas fases en un período de tiempo relativamente corto. Suponga que un arma ha
sido reparada y que al armarla se usó demasiado lubricante por lo que parte de éste pasó a
la parte frontal del pistón, y entonces los primeros disparos bien podrían estar en la fase de
detonación. Al continuar disparando la mayor parte del lubricante se habrá quemado o caído
hacia la culata, y el arma se “tranquilizará” produciendo disparos en la fase de combustión.
Después de un uso intensivo en este modo el lubricante se agota y se pasa a operar en la
fase de popgun. Posteriormente, si se emplearan balines con ajuste flojo en el cañón, el rifle
trabajaría ciertamente en el modo cerbatana. Toda esta secuencia podría entonces ser
revertida si, imprudentemente, se inyectara lubricante directamente en el puerto de
transferencia.

The Airgun from Trigger to Target 14


Capítulo 2 – Las cuatro fases

El Experimento con Nitrógeno

Establecer la diferencia entre las fases de popgun y combustión no es fácil. Es claro que
hay una gran diferencia entre las velocidades que se obtienen de un rifle correctamente
lubricado y otro que esté seco. Originalmente se pensaba que la razón de esta diferencia
residía en la fricción excesiva producida por la falta de lubricación. Pensábamos que un
cabezal de pistón de cuero seco producía suficiente fricción contra las paredes del cilindro
como para consumir buena parte de la potencia. Hicimos muchos experimentos, algunos de
ellos bastante extraños, con la esperanza de aislar la energía producida por la combustión de
aquella provista por el resorte: se limpió y lavó un arma en forma exhaustiva para eliminar
toda traza de aceite o grasa, y fue entonces rearmada usando polvo seco de grafito como
lubricante. Sonaba como una “bolsa con arandelas” al disparar, pero aun así aparecía un
cierto “olor a escape”. Es decir, aún un arma completamente seca encuentra algo para
quemar pues resulta evidente el olor acre del escape en boca de cañón, aún usando balines
exhaustivamente desengrasados.

Esto nos condujo a intentar el “Experimento con Nitrógeno”. Se desarmó y desengrasó


un rifle Weihrauch HW35 calibre 0,22 (5,5mm), y entonces se rearmó empleando una
cantidad correcta de lubricante en todas sus partes. El arma fue entonces disparada
reiteradamente con proyectiles de 14,4 grains hasta que las mediciones de la velocidad se
estabilizaron en una cifra constante de 636 FPS, lo que equivale a una energía de
12,9 Ft. lbs. Entonces ubicamos todo el mecanismo del rifle (la “acción”) junto con una
cantidad de balines en una bolsa larga de plástico y succionamos todo el aire con una bomba
de vacío. Dejamos el arma en esa condición durante media hora más para que el aire,
especialmente el oxígeno, saliera de la sopapa de cuero de la cabeza del pistón y también de
cualquier otra fisura.

La bolsa se selló entonces firmemente alrededor del cañón y se colocó un tapón de


goma en el brocal del cañón para hacerlo hermético e impedir que entre aire. Finalmente se
inyectó en la bolsa nitrógeno (gas inerte incapaz de producir combustión, que es siempre la
combinación de un combustible con oxígeno) hasta expandirla a un tamaño adecuado para
poder maniobrar y disparar. El rifle se cargó y disparó varias veces, por supuesto sacando y
volviendo a colocar el tapón de goma en cada disparo (cargar y colocar los balines no fue por
cierto una tarea simple). Esta vez, el rifle produjo una velocidad de sólo 426 FPS, o
5,8 Ft. lbs.

De esto surge que al eliminar la combustión (por usar nitrógeno en vez de aire) la
potencia del rifle cayó dramáticamente y produjo sólo un 45% de su potencia original, poco
menos que la mitad, sin haber hecho ninguna modificación en la lubricación. El arma se sacó
posteriormente de la bolsa, se volvió a disparar en atmósfera normal, y la velocidad retornó
rápidamente a su valor original. Este pequeño experimento demostró de una vez y para
siempre que cualquier lubricación que se emplee no sólo reducirá la fricción entre las partes
móviles sino que también agregará energía al sistema, pues el lubricante es también un
combustible.

Todos los argumentos y conclusiones relacionados a las cuatro fases o modos son
igualmente aplicables a pistolas de aire a resorte. Aunque la potencia de éstas es mucho
menor que la de los rifles, el área del pistón también es menor de manera que la presión de
aire generada en el disparo es aproximadamente la misma, y por lo tanto también puede ser
alta como para producir combustión.

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Capítulo 2 – Las cuatro fases

The Airgun from Trigger to Target 16


Capítulo 3 – El resorte

EL RESORTE

Una definición de resorte podría ser “dispositivo para almacenar energía”. En el resorte
de un rifle cargado decimos que la energía potencial está almacenada en forma de energía
“elástica” o “de tensión” ya que se acumula al retorcerse el alambre del que está fabricado.
Para entender esto más claramente veamos la fig. 3.1

Imaginemos lo que ocurre cuando se comprime el resorte: el alambre de cada espira se


retuerce hasta quedar en contacto con las espiras vecinas, y la energía necesaria para esto
se almacena dentro del alambre mismo. Esta energía potencial se convertirá en energía
cinética cuando el resorte se libere para mover el pistón a lo largo del cilindro.

Obviamente hay un límite hasta el cual se puede retorcer un alambre antes de que
sufra una deformación permanente. Imaginemos que las espiras del resorte ilustrado
estuvieran mucho más separadas. En este caso se debería torcer mucho más al alambre para
lograr que las espiras se junten, y esto podría causar una deformación permanente que haría
que el alambre no se recuperara por el exceso de tensión sufrido. La mayoría de los rifles de
aire a resorte se designan para sacar el máximo provecho de los materiales empleados, y
por lo tanto el estado de tensión del resorte en su máxima compresión es realmente el
máximo admisible, no pudiéndose obtener ningún beneficio extra sin romperlo o deformarlo
de manera permanente.

El fabricante de resortes debe asegurarse de que la separación entre las vueltas o


espiras no sea excesiva, aunque es tentador hacerlo en pos del interés por incrementar la
Energy Storage Capacity (ESC, Capacidad de Almacenamiento de Energía). Cada una de las
dimensiones de un resorte influye en la cantidad de energía que puede almacenar: distancia
entre espiras, diámetro del alambre, diámetro del resorte y por sobre todo, el material del
que está construido.

Los resortes para rifles de aire están hechos de un tipo de alambre que ya se ha
endurecido y templado de la mejor forma posible. Si es muy duro seguramente se romperá,
mientras que si es muy blando colapsará en cuanto se comprima. Para enrollar un resorte el
alambre se fuerza a través de tres rodillos dispuestos en forma de triángulo, espaciados de
tal forma de impartir al alambre el paso requerido entre espiras . Es notable ver cómo al
pasar los rodillos el alambre sale enrollado como un resorte continuo que se luego corta al
largo requerido. Se trata de un proceso continuo en el que el alambre se alimenta desde
grandes rollos. Cada resorte se enrolla con un paso levemente superior al máximo que el
alambre puede resistir al comprimirse, lo que significa que originalmente el resorte es un
poco más largo que lo que usted esperaría al comprarlo como repuesto para su rifle.

The Airgun from Trigger to Target 17


Capítulo 3 – El resorte

Las espiras de los extremos son cerradas en la misma máquina enrolladora antes del
corte. Se pasa entonces a un proceso de liberación de tensión consistente en calentar
durante alrededor de media hora a 400 °C. Esto libera al material de las tensiones internas
producidas al enrollar el alambre. Seguidamente los resortes pasan a otra máquina que
esmerila los extremos que quedan así perpendiculares al eje del resorte y por lo tanto al
pistón en un extremo y a la guía del resorte en el otro extremo.

Se escribieron muchos libros que tratan de un tema tan complejo como los resortes,
pero ninguno de ellos menciona a los resortes para rifles de aire. Esto es porque nuestros
resortes caen fuera de los parámetros normales de diseño. Según todos los standards de
fabricación se trata de resortes sobrecargados y sólo unas pocas firmas muy especializadas
los fabrican.

La mayoría de los resortes se fabrican con alambre de alta calidad de tipo BS 5216 o
BS 2803. Se trata del material más habitualmente usado para resortes en la industria, pero
por supuesto hay muchos otros materiales con que se pueden fabricar, por ejemplo, acero
inoxidable para situaciones de ambientes corrosivos, o aleaciones de cobre-berilio para
aplicaciones antimagnéticas. Frecuentemente nos preguntan si existe algún material que
aunque fuera más caro pudiera permitir fabricar resortes más duraderos, o con mayor ECS.
Entendemos que sí, que tales materiales existen, pero no están disponibles normalmente y el
costo y las dificultades para fabricar tales piezas especiales no se justifican por la ventaja
que pudiera obtenerse.

Recientemente aparecieron en el mercado resortes fabricados con alambre de sección


cuadrada en vez de la habitual sección circular. Hicimos estudios con ejemplares de esta
clase, y encontramos que estando correctamente fabricados tienen rendimientos similares a
sus contrapartes de sección circular. Vimos también casos en que la sección cuadrada
quedaba en posición no paralela al eje del cilindro, con lo cual aristas diagonalmente
opuestas de la sección exponían sus bordes filosos hacia afuera (cara interna del cilindro) y
hacia adentro (parte exterior de la guía del resorte). Esto produce a la larga un desgaste
excesivo de las superficies y una acumulación de desechos en el interior del arma.

Se puede reducir el riesgo de rotura del resorte por medio de un procedimiento


conocido como “shot peening”. En esta operación el resorte es sometido a un granallado con
esferas de acero de 0,6 mm disparadas a unos 150 FPS. Cada grano que golpea la superficie
actúa como un martillo de bola, dejando un pequeño impacto esférico. Esto es un proceso de
forja en miniatura que produce una capa superficial tensionada a la compresión que aumenta
la dureza de la superficie y reduce notablemente la probabilidad de roturas por fatiga. La
superficie tratada de esta forma es brillante pero levemente áspera. Seguidamente se
somete el resorte a un calentamiento a una temperatura entre 200 y 250 grados centígrados
durante 30 minutos. Se podrá argumentar sobre si vale o no la pena el costo extra de este
procedimiento con el que se obtiene una vida útil algo mayor. Es un proceso mucho más
valioso en el caso de los resortes de válvulas de los motores, pues aunque no están tan
exigidos como los de un rifle sin duda son sometidos a compresión y expansión muchas más
veces que en un arma de aire durante su vida útil y necesitan toda la protección posible para
evitar roturas.

Recordemos que al enrollar el resorte se lo dejó inicialmente más largo. Este exceso de
longitud se corrige con un proceso llamado “scragging”, consistente en enhebrarlo en una
barra y comprimirlo hasta que las espiras se toquen, después de lo cual debería retornar a la
longitud deseada y permanecer siempre en esa longitud por el resto de su vida útil, a menos
que se vea sometido a fuerzas excesivas generadas por detonaciones, en cuyo caso su

The Airgun from Trigger to Target 18


Capítulo 3 – El resorte

longitud se reducirá aún más. Cuánta longitud extra hay que dejar en el momento de
enrollar al alambre es un tema de experiencia del fabricante que depende principalmente de
las características del material. Si no se hace en forma correcta la longitud final no será la
requerida y el ESC se verá afectado en forma adversa.

Los modos en que las dimensiones de un resorte influyen en su capacidad de almacenar


energía son los siguientes: si el diámetro del alambre se duplica el resorte será 16 veces más
duro (se supone que las demás dimensiones no se alteran). Si el diámetro del resorte (no del
alambre) se duplica su dureza se reducirá a la octava parte. Si el número de espiras se
duplica conservando la misma longitud, la dureza se reduce a la mitad. Finalmente, por
supuesto, el material del que esté fabricado es probablemente el factor más significativo,
pues influye en la dureza y también en la vida útil. Desde ya que cuanto más duro sea el
resorte mayor será su ESC.

Cálculo de la potencia de un resorte

Puesto que en las armas de aire se dispone de tan poca energía en comparación con las
armas de fuego, es muy importante conocer cuánta se almacena en un resorte comprimido,
y cuán eficientemente se puede emplear para propulsar el proyectil en el momento del
disparo. No es muy difícil medir esa energía en el resorte de un rifle armado, pero se debe
recordar que la cifra que se obtenga (ESC) sólo es aplicable a ese resorte instalado en ese
rifle. El mismo resorte en otra arma seguramente dará valores distintos porque los valores
de longitud del resorte en estado de compresión o distensión seguramente diferirán y esto
tiene un efecto profundo en la energía almacenada.

La cantidad de energía almacenada se determina mejor usando un gráfico construido a


partir de las propias características del resorte, fig. 3.2.

La parte más complicada del análisis de un resorte es la determinación de su longitud


con dos valores convenientes de carga, por ejemplo, 100 y 200 libras. Una vez encontradas
estas dos longitudes, el resto es fácil. Lo que resulta incómodo es la magnitud de los pesos
requeridos, ya que los resortes son duros. Una forma consiste en apoyar el resorte en forma
vertical sobre un banco de trabajo y pasar una barra por su interior y a través del banco, con
un tope que apoye en el extremo superior del resorte, de manera de poder enganchar pesos
en el extremo inferior de la barra para medir los acortamientos del resorte.

Los primeros dos puntos a ubicar son A y B. Se obtienen substrayendo de la longitud


libre las respectivas longitudes resultantes de cargar el al resorte con 100 y 200 libras. Se
entiende por longitud libre la que tiene el resorte una vez extraído del rifle, y la substracción
es necesaria pues el gráfico indica desplazamientos y no longitudes absolutas.

Una vez que se ubican estos puntos se puede trazar una línea recta que los una.
Aunque en teoría esta recta debería pasar por el punto cero de coordenadas, en la práctica
realmente nunca ocurre. Esto se debe a una cantidad de factores de los que no nos
ocuparemos aquí.

Pueden ahora ubicarse los puntos C y D. El punto C es la compresión inicial aplicada al


resorte instalado en el rifle, sin amartillar, y se obtiene restando la longitud del resorte en
esa condición de su longitud libre. El punto D corresponde a la longitud del resorte
comprimido al amartillar el arma. Se ubica sumando la longitud del recorrido total del pistón
al valor en C. Se trazan entonces dos líneas verticales desde los puntos C y D hasta el eje
horizontal. La superficie así delimitada (eje horizontal, líneas verticales y recta original entre

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Capítulo 3 – El resorte

puntos A y B) representa la energía almacenada en el resorte al amartillar el resorte.

The Airgun from Trigger to Target 20


Capítulo 3 – El resorte

En el ejemplo ilustrado las dimensiones eran las siguientes:

Longitud libre: 10.0”


Longitud con carga de 100 libras 7,9”
Longitud con carga de 200 libras 5,4”
Longitud sin amartillar 7,5”
Desplazamiento del pistón 2,6”

Los cálculos son:

Longitud libre menos longitud con 100 libras (punto A): 10 – 7,9 = 2,1”
Longitud libre menos longitud con 200 libras (punto B): 10 – 5,4 = 4,6”
Longitud libre menos longitud sin amartillar (punto C, compresión inicial):
10 – 7,5 = 2,5”
Compresión inicial más carrera de pistón (punto D, compresión total):
2,5 + 2,6 = 5,1”

Estas cifras producen un diagrama de forma trapezoidal cuya superficie es calculable y


da 436,8 libras pulgada, es decir, 2,6” x 116 lbs = 301,6 lbs pulgada para la sección
rectangular, y (2,6 x (220 – 116))/2 = 135,2 lbs pulgada para la sección triangular. Si
dividimos por 12 (pulgadas por pie) obtenemos la cifra más convencional de 36,4 libras pie.

Una variación de este sistema, que evita la necesidad de usar dos pesos cada vez, es
efectuar el procedimiento descripto sobre un resorte que se conservará como “resorte
maestro”, y para el cuál se determinarán los puntos A y B de la manera más cuidadosa
posible. Para medir otro resorte se lo enhebrará extremo a extremo con el resorte maestro
sobre una barra roscada. Se ajusta entonces la tuerca de un extremo hasta lograr que el
resorte maestro se acorte en los valores A y B. Los acortamientos del resorte en medición
serán entonces sus valores A y B, correspondientes a las mismas cargas usadas
originalmente para calibrar al resorte maestro.

Vida útil del resorte

La vida útil de un resorte ha sido siempre fuente constante de controversias, y es el


primer componente sospechoso del deterioro de la potencia de un rifle, aunque muy
probablemente el estado del resorte sea aún más que adecuado y lo que realmente haya
ocurrido es que el rifle haya quemado la mayor parte de su lubricante original y esté
“sin combustible”. En este caso lo único necesario sería una nueva lubricación.

Por otra parte, la vida del resorte de un rifle de competición de baja potencia es
normalmente muy larga pues el arma trabaja en la fase popgun y poco o ningún lubricante
está disponible para combustión.

Tomemos como ejemplo de deterioro de resorte el caso de un rifle cuyo dueño lo ha


lubricado en exceso inyectando aceite directamente en el cilindro a través del puerto de
transferencia. Después de varios disparos durante los cuales sera expulsada gran parte del
exceso de aceite, la cantidad presente en el frente del pistón alcanzará un valor crítico y el
rifle comenzará a detonar. La enorme presión empujará al pistón hacia atrás y comprimirá al
máximo al resorte, llegando en ocasiones a amartillar nuevamente al rifle, y pudiendo llegar
a abombar el cilindro.

Se podría argumentar que no es posible comprimir un resorte más allá de la condición

The Airgun from Trigger to Target 21


Capítulo 3 – El resorte

en que las espiras están en contacto, no teniendo entonces que soportar una tensión mayor
que la correspondiente a esa situación. Esto no es del todo cierto, ya que hemos recibido
advertencias de un importante fabricante en el sentido de que un resorte se puede tensionar
en forma excesiva si la carga es aplicada y retirada un forma realmente muy rápida, caso en
que se producen vibraciones de muy alta energía entre las espiras.

La secuencia exacta de eventos durante los que se produce esa tensión excesiva no es
fácil de seguir, y se puede estudiar mejor mediante cálculos. Baste decir que a muy altas
velocidades aparecen vibraciones entre las espiras que producen que éstas se tensionen en
mucho mayor medida que la correspondiente a espiras simplemente juntas. Los problemas
con los rifles de aire a resorte surgen por la gran proximidad de las espiras del resorte en el
momento de la compresión y en la súbita liberación hasta su longitud completa cuando se
efectúa el disparo. Si la liberación ocurriera lentamente, tal vez a la misma velocidad que
cuando se amartilla el rifle, no habría problemas, pero trate de imaginar lo que le ocurre al
resorte cuando el gatillo lo libera. Al principio las espiras frontales empujan al pistón hacia
adelante con tal velocidad que el extremo de cola del resorte de hecho es arrastrado
llegando incluso separarse de su asiento sobre el bloque trasero, al tiempo que el pistón se
detiene súbitamente contra el colchón de aire que se forma en el frente del cilindro y rebota
hacia atrás para encontrarse con las espiras que avanzan hacia adelante. La situación
entonces se revierte y cada componente terminará moviéndose en la dirección original, pero
esto constituye una secuencia caótica de hechos durante los cuales el resorte puede sufrir
sobrecargas y perder parte de su longitud. Las vibraciones pueden ser tan severas que
durante una fracción de tiempo el resorte puede llegar a perder contacto en ambos
extremos. Pueden aún aparecer pequeñas sacudidas hacia adelante y hacia atrás antes de
llegar al estado final de reposo, casi seguramente después que el balín ya abandonó el
cañón.

Si hay exceso de aceite en el cilindro y el rifle detona, el pistón será despedido muy
rápidamente hacia atrás contra las espiras del resorte de la parte trasera del mismo, que
vienen moviéndose hacia adelante. Es esta súbita y violenta inversión de la dirección de
movimiento del pistón lo que perjudica al resorte. El daño que sufre por la detonación puede
verse muy claramente en el típico aplastamiento de las espiras del extremo trasero, y si el
resorte se rompe la fractura ocurre habitualmente en esta zona. Pudimos confirmar este
fenómeno pidiéndole a clientes nuestros a los que les habíamos suministrado resortes de
repuesto que nos los devolvieran si fallaban. Estos resortes tenían identificado uno de sus
extremos con una marca de pintura, y se les había solicitado que los instalaran con ese
extremo hacia atrás, hacia el lado del gatillo. Siempre que aparecía un problema (rotura o
aplastamiento) era en ese extremo.

Nosotros mismos hemos destruido muchos resortes durante nuestros experimentos, y


en todos los casos la longitud se había reducido por explosiones violentas en el cilindro. En
estos casos la presión en el frente del pistón puede elevarse a tanto como 20.000 PSI
durante un intervalo de tiempo infinitesimal. Se puede afirmar que la detonación representa
la muerte de un resorte.

Muchas veces se ha dicho que dejar un rifle amartillado durante períodos largos debilita
al resorte, lo que es probablemente cierto si el resorte no es de calidad óptima, pero un
resorte correctamente fabricado puede resistir la compresión sólida (espiras en contacto) en
forma casi indefinida sin ninguna pérdida de longitud. No obstante, como precaución de
seguridad, ciertamente es recomendable no dejar nunca el arma amartillada ni un minuto
más de lo estrictamente necesario.

The Airgun from Trigger to Target 22


Capítulo 3 – El resorte

Hay sólo una forma en que un resorte puede perder su ESC, y es acortándose, ya que
la fuerza no se pierde por la edad o el uso. El estudio de la fig. 3.2 nos muestra que si el
resorte tomado como ejemplo sufriera un acortamiento debido a una detonación y fuera
medido nuevamente daría en el diagrama una altura inferior de la zona encerrada por las
coordenadas C y D, moviéndose por lo tanto hacia la izquierda, lo que equivale a una
reducción del su área, o dicho de otra forma, una reducción del ESC.

Teniendo en cuenta esta peligrosa reducción de la longitud de un resorte nuevo debida


a posibles excesos de lubricación luego de rearmar un rifle recién reparado, se ha sugerido
que se debería reusar inicialmente el resorte viejo, y recién instalar el nuevo después de
hacer una cantidad de disparos suficiente para que la velocidad se estabilice, señal de que se
ha quemado cualquier exceso de lubricante. Entonces, sin modificar la lubricación, se instala
el resorte nuevo. Tampoco es mala idea anotar la longitud inicial del resorte nuevo para
futuras verificaciones.

Con mucha frecuencia al sacar el resorte del arma se encuentra que está torcido, como
una banana. Aunque esto resulta desagradable a la vista no va en detrimento de la ESC
aunque probablemente incremente el típico ruido de disparo conocido como “twang”. Buena
parte de este irritante sonido se puede eliminar usando una funda plástica delgada calzada
alrededor del resorte al introducirlo en el pistón, teniendo cuidado de dejar cierta holgura
que permita aceptar el incremento del diámetro del resorte cuando se comprime. Como
alternativa se puede reducir el twang mediante una guía de plástico por dentro del resorte en
vez de la guía de acero habitual. La mayoría de los fabricantes ingleses colocan actualmente
este tipo de guía en rifles y pistolas debido a la demanda de armas más silenciosas.

Dado que el extremo del resorte gira ligeramente (se “desenrosca”) al ser comprimido y
se vuelve a enroscar en igual medida al expandirse se ha sugerido que esto debería preverse
mediante la instalación de un buje antifricción en un extremo en la creencia de que esta
mejora aumentaría la eficacia del sistema. En nuestra opinión esto no tiene mucho sentido
ya que como hemos explicado anteriormente hay un momento durante el disparo en que el
resorte está o bien completamente apoyado contra el tope trasero o con muy poco contacto,
incluso separado. Como dato histórico interesante, algunos rifles antiguos usaban dos medios
resortes bobinados en direcciones opuestas, apoyados entre sí con una arandela intercalada,
lo que compensaba sus respectivos giros.

La potencia óptima requerida para un rifle depende de muchos factores, y siempre será
un compromiso cuya elección dependerá del uso que se dará al arma. Un resorte de baja
potencia tiene la ventaja de un bajo retroceso y una alta uniformidad en la velocidad del
disparo, y de estas características resulta una buena precisión. En el otro extremo, si el rifle
se usa para hacer disparos a larga distancia, tal vez para tiro deportivo, entonces será bueno
tener gran energía inicial y sacrificar algo de precisión. Esto no es sin embargo el final de la
historia, pues el diseño de un rifle es siempre un compromiso entre factores opuestos, y sólo
algunos dependen del resorte.

Al comenzar nuestras investigaciones tomamos por cierto lo que parecía ser el punto de
vista del sentido común: el desempeño del rifle depende de la potencia del resorte y de nada
más. Desde entonces llegamos a la conclusión de que el resorte es sólo uno de los factores
que contribuyen al éxito de un rifle, y tuvimos entre manos muchas armas que entregaban
potencias adecuadas sin necesidad de resortes enormes. Es justo decir que si todas las
partes trabajan en armonía el arma no requerirá una energía inicial muy alta. El problema
reside en entender todos esos factores y ponerlos a trabajar armónicamente en la dirección
correcta.

The Airgun from Trigger to Target 23


Capítulo 3 – El resorte

Supongamos que se saca el resorte de un arma de historia desconocida para evaluar


su estado. La inspección visual revelará inmediatamente si ha colapsado parcialmente pues
se verán algunas espiras más juntas en un extremo del resorte que en el otro. Esto suele ir
acompañado de deformación que resulta en un resorte visiblemente torcido. En la medida en
que haya acortamiento habrá disminución de la ESC, como vimos antes, y esto es
importante al evaluar al resorte. La experiencia es el mejor juez para determinar si un
resorte que se ha usado durante un tiempo ha perdido algo de su longitud original. Lo
siguiente puede tomarse como una guía aproximada: la mayor parte de los resortes nuevos
tiene una separación entre espiras de entre una y una y media veces el diámetro del
alambre, pero si el alambre es más fino de lo normal la separación estará más próxima a dos
veces el diámetro. La compresión inicial suele estar en el orden de las dos pulgadas, y es
importante verificar que en la condición de amartillado, las espiras estén casi en contacto,
para obtener así la máxima energía posible de ese resorte.

Hay una pregunta habitual a contestar cuando se supone que el resorte que tenemos
no es el adecuado: ¿Se podrá colocar un resorte más potente? En la mayoría de los casos la
respuesta es “NO”. Obviamente, si el original perdió longitud, o no corresponde a ese rifle,
entonces un reemplazo por el modelo correcto dará más potencia. Un resorte más potente
debe ser o más largo o estar fabricado con alambre más grueso, de manera que
probablemente no quepa dentro del pistón sobre la guía. Si es más largo sus espiras
probablemente se junten antes de amartillarse por completo y deberían eliminarse algunas
vueltas, con lo que se pierde el beneficio.

Otros tipos de resortes

Hay varios rifles en el mercado que emplean dos pistones, y por lo tanto dos resortes,
enfrentados entre sí desde extremos opuestos del cilindro, que se mueven juntos para
conducir el aire a la recámara que está cerca del centro de la longitud del cilindro. El
principal propósito de esto es la eliminación del retroceso y no el incremento de la energía
inicial.

Otro sistema con el que se puede almacenar energía es comprimiendo aire en vez de
un resorte fig. 3.3. La firma Theoben usa este sistema en sus armas impulsadas por
“gas ram”. Cuando se amartilla el rifle se comprime aire u otro gas adecuado dentro de un
cilindro sellado. El cilindro es en este caso el mismo pistón, que es forzado hacia atrás contra
otro pistón fijo y hueco, con juntas que aseguran la hermeticidad del conjunto.

En la fig. 3.3 se muestra al pistón a mitad de camino de su recorrido al moverse hacia


atrás. Esto produce la entrada de aire a la cavidad A de igual forma que con un resorte,
mientras simultáneamente una cantidad fija de aire u otro gas se comprime en el espacio B
desde dentro del pistón C. El sello D impide que este gas salga del sistema, que fue cargado
originalmente a su presión inicial de trabajo a través de una válvula ubicada en E. Esta carga

The Airgun from Trigger to Target 24


Capítulo 3 – El resorte

inicial debería durar indefinidamente.

En todo aspecto el rifle es convencional en cuanto a la forma de amartillarse y la carga


del proyectil, a menos que se sepa que no hay un resorte, lo cuál resulta además en
disminución del ruido y las vibraciones (no hay “twang”). Por supuesto, el mismo aire o gas
se utiliza una y otra vez, no se debe reponer después de cada disparo. Aunque el término
“gas ram” puede no sonar muy familiar, se trata de un dispositivo realmente muy común. Los
automóviles modernos los usan para levantar el portón trasero, el capot o la tapa del baúl en
el momento de abrirlos. Se ven como largos cilindros de los que emerge una varilla metálica
altamente pulida que mueve un pistón interno que comprime gas al cerrar la abertura. El
aire, o un gas inerte como nitrógeno, está permanentemente bajo gran presión,
especialmente en la condición de cerrado por lo que estos elementos deben tratarse
siempre con mucho cuidado y no intentar desarmarlos.

Los rifles Theoben sacan mucha ventaja del empleo de gas ram en vez de resorte,
principalmente porque nunca pierden su potencia, que en algunos casos se puede regular
modificando la presión inicial del cilindro del gas ram por medio de una bomba especial. No
existen ni el twang ni las vibraciones típicas de los resortes. Además, si por una inadecuada
lubricación del cilindro principal se pasara a funcionamiento en modo detonación, las
explosiones no tendrán el inmediato efecto devastador que tienen en los resortes. No
obstante, el uso indebido prolongado inevitablemente traerá malas consecuencias.

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Capítulo 3 – El resorte

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Capítulo 4 – El cilindro

EL CILINDRO

El cilindro de un rifle de aire a resorte no es sólo el alojamiento para el pistón y su


fuerza impulsora, sino también el sostén estructural de todo el resto. El gatillo, la recámara,
el cañón, la mira, y hasta la culata, todos usan al cilindro como punto de anclaje, por lo que
su fortaleza y rigidez son cruciales para el éxito del rifle. El simple hecho de que un mal
ajuste de los tornillos de fijación de la culata hace que el rifle no sea preciso indica la
importancia de la rigidez del tubo. Se construye en forma casi universal con acero, siendo la
excepción más conocida el Webley Eclipse. Webley dio este paso revolucionario en 1987 para
reducir el peso del nuevo diseño por debajo de los modelos de la competencia. El diseño
resultó evidentemente exitoso pues después de diez años está todavía en producción. BSA
siguió recientemente el ejemplo usando aluminio extruido en el cuerpo y cilindro de su
pistola 240 Magnum.

Cualquiera sea el material empleado para el cilindro, las paredes deben ser lo
suficientemente fuertes para resistir las enormes presiones internas que se generan en caso
de producirse detonación. Esas detonaciones someten al material del cilindro en la parte
frente al pistón a una tensión colosal y hemos visto varios casos de cilindros visiblemente
deformados por tales sucesos.

Aparte de ser el soporte físico del rifle, el cilindro constituye obviamente el fundamento
técnico del funcionamiento del arma. Los rifles a resorte antiguos, comunes en galerías de
tiro en USA tenían cilindros de gran diámetro con recorridos de pistón relativamente cortos.
Estaban accionados por dos resortes cónicos fabricados con alambre de sección plana,
montados en el cilindro con sus vértices en oposición. Aunque los resortes eran muy duros,
la energía que se obtenía de estos rifles era baja en comparación a los rifles modernos,
probablemente debido a que la corta carrera no permitía al pistón ganar velocidad.

La tendencia actual es tener diámetros internos de cilindro chicos y permitir recorridos


largos del pistón. La relación de diámetro a recorrido creció en forma sostenida a lo largo de
los años, siendo ahora, por ejemplo, 1 a 3,7 en el caso del Webley Patriot (1 3/16” x 4 3/8”).
Cuanto mayor es esta relación mejor es la eficiencia del conjunto, asumiendo que se utilice el
resorte adecuado. Hay un límite inevitable para esta relación. Obviamente si el diámetro del
cilindro es muy pequeño también lo será la energía obtenible a menos que el recorrido se
haga desproporcionadamente largo. La energía a la salida de este rifle estaría no sólo
restringida por el limitado volumen interno desplazado, sino también por la dificultad de
fabricar un resorte de gran ESC que además quepa dentro del pistón. Aunque tal rifle no
sería potente, su eficiencia en términos de energía de entrada/salida sería alta.

Armamos un experimento bastante elaborado para obtener información sobre la


interacción de los factores diámetro interno, recorrido del pistón y energía del resorte. En
todo experimento se apunta a variar un factor por vez, y en este caso optamos por el
recorrido de pistón. No obstante no fue posible mantener constante la energía de entrada
para todas las carreras de pistón, a pesar de usar varios resortes distintos y un buen número
de arandelas. Variar la longitud del recorrido de un pistón de 30mm de diámetro no fue
difícil: cortamos su barra por la mitad y la juntamos mediante una varilla roscada a piezas de
distintas longitudes fig. 4.1.

The Airgun from Trigger to Target 27


Capítulo 4 – El cilindro

En parte del experimento pudimos mantener constante la energía de entrada en un


valor de 15 Ft. lbs, y usando proyectiles calibre .22 de 12 grains obtuvimos lo siguiente:

CARRERA RELACION VOLUMEN BARRIDO SALIDA EFICIENCIA


mm diám/carrera cm3 Ft. lbs. porcentaje
24 1:0,8 17,0 2,1 14,0%
30 1:1,0 21,2 3,1 20,6%
36 1:1,2 25,5 4,5 30,0%
42 1:1,4 29,7 4,8 32,0%
48 1:1,6 34,0 3,5 23,5%
54 1:1,8 38,2 3,4 22,6%
60 1:2,0 42,4 2,0 13,3%

Un punto interesante aquí es que cuando la relación diámetro/carrera fue 1:1,4


(42 mm), el rifle dio la mejor salida con el resorte de 15 Ft. lbs. Hacia ambos lados de esta
relación la potencia disminuye, lo que demuestra claramente que hay una relación óptima
para una potencia de resorte dada. Se debe remarcar que distintos individuos (rifles) de una
marca y modelo pueden presentar variaciones en su valor óptimo de potencia de entrada,
probablemente debido a múltiples factores, mucho de ellos pequeños, pero que en conjunto
afectan las características del rifle.

Un examen ulterior de todas las cifras obtenidas en el experimento, durante el cuál se


efectuaron más de mil disparos, muestra que siempre son más eficientes las relaciones
diámetro/carrera grandes que las pequeñas. También, que en todos los casos para una
relación diámetro/carrera hay una potencia de resorte óptima, y que incrementando esa
potencia se obtiene una disminución de la energía de salida.

Inevitablemente la presencia de material combustible frente al pistón tiende a


magnificar las cifras de eficiencia, especialmente cuando se dan altas relaciones
diámetro/carrera conjuntamente con altas energías de resorte. Se hicieron arduos esfuerzos
para eliminar ese aporte extra de energía debido a la combustión, pero sabemos que eso es

The Airgun from Trigger to Target 28


Capítulo 4 – El cilindro

casi imposible sin recurrir a una atmósfera de gas inerte.

Las dimensiones del cilindro controlan la relación de compresión del rifle, esto es la
magnitud en que se comprime el aire durante el disparo. Es una cifra algo teórica pero da
una buena idea acerca de las probables cifras de eficiencia. La “relación de compresión”, en
términos de rifles de aire es la relación entre el volumen de aire barrido por el pistón en su
recorrido y el volumen en el puerto de transferencia más el de cualquier irregularidad en la
cabeza del pistón más el volumen interior del proyectil. Por ejemplo, supongamos que la
suma de estos pequeños volúmenes mencionados es 1 cm3 y el volumen barrido por el pistón
es de 200 cm3. La relación sería entonces doscientos a uno.

Más correctamente, en particular cuando se habla de motores de combustión interna, la


relación de compresión es el “volumen total”, es decir el volumen dentro del cilindro cuando
el pistón esta en su punto muerto inferior, dividido por el volumen frente al pistón cuando
está en el punto muerto superior. En el caso de los rifles esta relación es tan alta que no se
comete prácticamente ningún error al ignorar el pequeño volumen en condición de no
amartillado al evaluar el volumen total, es decir, considerando sólo el volumen barrido por el
pistón.

La relación de compresión de los rifles aumentó a través de los años debido a que
decreció la longitud del puerto de transferencia, llegando en algunos casos a desaparecer, lo
que produce valores que pueden exceder 1000:1. Dijimos antes que se trata de una cifra
teórica, pues en la mayoría de los casos el balín comienza a moverse antes de que el pistón
llegue al extremo de su recorrido y entonces la relación cae desde ese momento y no puede
alcanzar el máximo teórico. Recordemos también que en algún punto del avance del pistón
su movimiento se invierte momentáneamente por la influencia del aire comprimido frente a
su cabeza.

Las fallas en los rifles por causa del cilindro son poco comunes, aunque a veces hay
filtraciones de aire. Los cilindros se hacen con tubo cuyo extremo frontal se sostiene en su
lugar mediante rosca, soldadura (fusión de las partes y del material de aporte) o brazing
(soldadura por fusión de material de aporte de menor punto de fusión que las partes a
soldar). Hubo casos de pérdidas de aire a través de los surcos preparados para el flujo de
material en casos de brazing, y no obturados completamente por el material de aporte. Este
tipo de pérdida es extremadamente difícil de localizar, no siendo mediante colocación de una
pequeña cantidad de aceite en el interior del cilindro, y calentando entonces el extremo para
que el aire en el interior de la falla se expanda y produzca un ínfimo flujo de burbujas
visibles en el aceite. En general una fina capa de soldadura en el exterior de toda la zona
soluciona el problema. En algunos pocos casos ha ocurrido que las perforaciones para los
tornillos de fijación de la culata han sido muy profundas llegando así a penetrar el cilindro o
el puerto de transferencia.

Muchos de los agujeros o ranuras en las paredes del cilindro tienen bordes afilados
resultantes del proceso de maquinado original. En algunos casos estos bordes se han vuelto
aún más afilados o prominentes por las continuas maniobras de amartillado y disparo del
rifle. Este tipo de obstrucciones se debe eliminar con limas finas antes de cualquier intento
de deslizar un nuevo pistón y sello en el cilindro, o de lo contrario resultará dañado el borde
del sello en la cabeza del pistón 2.

2 N. del T. Padecí exactamente este problema con un rifle de mi propiedad. Haciendo las correcciones
indicadas el problema desapareció.

The Airgun from Trigger to Target 29


Capítulo 4 – El cilindro

Un aspecto importantísimo del cilindro es la terminación de su superficie interior. La


sección del cilindro en contacto con la cabeza del pistón es tal vez el área más crucial de
todo el rifle en cuanto a desempeño se refiere. En términos generales hay dos clases de
terminación: rugosa y suave. La elección depende del uso para el que se diseña un rifle. Si
se trata de un arma para competición, en la que la uniformidad es de importancia principal,
no así la velocidad, entonces el cilindro debe estar pulido al máximo para que la cabeza del
pistón pueda barrer hacia atrás cualquier resto de lubricante durante el proceso de
amartillado. Esto asegura que no haya lubricante frente al pistón que pueda quemarse y
agregar energía extra al disparo, en otras palabras, se asegura el funcionamiento en modo
popgun.

Alternativamente, si el rifle es para uso en el campo o en caza deportiva, la potencia es


de importancia principal, y entonces una superficie más rugosa atrapará aceite en sus surcos
cuando el pistón se lleva hacia atrás. Este aceite será luego arrastrado hacia adelante en el
disparo y quemado por el calor de la compresión definiendo claramente su funcionamiento
en el modo de combustión. Se asume que en ambos caso el pistón tiene sellos plásticos
modernos montados en la cabeza para cumplir con estos propósitos.

En el caso de una cabeza de cuero la situación es algo diferente porque éste tiende a
dejar limpia cualquier superficie, sea esta suave o rugosa. El cuero actúa como una mecha
que absorbe el aceite y lo esparce nuevamente cuando está bajo compresión. En esta
situación el acabado de la pared del cilindro no es tan importante, ya que sea ésta suave o
rugosa el cuero absorberá y distribuirá el aceite haciendo que la velocidad sea más errática
que al usar sellos plásticos.

The Airgun from Trigger to Target 30


Capítulo 5 – El pistón

EL PISTÓN

Cuando se piensa en un pistón se visualiza inmediatamente algo parecido a un tapón


que se desliza dentro de un cilindro y produce un cierre hermético con la pared interna. Por
cierto esta parece la definición de diccionario, pero como todo en la materia que nos ocupa
hay inevitables “sis” y “peros”.

El pistón de un rifle de aire moderno cumple con varios fines ya que es el montaje para
el sello de la cabeza, contiene y guía al resorte, y provee masa para transportar la energía
cinética resultante de la liberación del resorte.

Refiriéndonos al último punto, hemos analizado con algún detalle el efecto de alterar el
peso del pistón agregándole dentro pesos de plomo llegando hasta a duplicar su peso
original. Los resultados nos sorprendieron pues esperábamos un gran cambio en la velocidad
de salida del proyectil, en más o en menos (no estábamos seguros del signo del cambio). En
cambio hubo sólo una pequeña reducción de velocidad, pero el rifle se tornó muy
desagradable de disparar por la aparición de sacudidas muy pronunciadas.

Dentro de los límites impuestos por las dimensiones y los materiales empleados la
masa del pistón no se puede modificar demasiado. Para comprender mejor la situación
usemos la imaginación y supongamos un pistón realmente pesado. Al disparar sería
acelerado hacia adelante lentamente y produciría un retroceso mayor que el normal pues al
mismo tiempo que el resorte empuja al pistón hacia adelante también empuja al rifle hacia
atrás. No hay que olvidar que el pistón y el resorte constituyen un subsistema dentro del
rifle, y que no está vinculado rígidamente al mismo. Cuando el pistón llega al extremo de su
recorrido habrá ganado considerable energía e impartirá un empuje hacia adelante al
comprimir violentamente el aire que queda frente al cilindro. El resultado, aun con un pistón
normal, es un profundo efecto de sacudida o latigazo que en su forma más severa puede
dañar una mira telescópica, o al menos, desplazarla hacia atrás en su montaje. Un pistón
más liviano que lo habitual produciría mucho menos retroceso pero resulta de difícil y
costosa fabricación, y en ningún caso es posible alivianar el resorte, que también es
responsable de parte del problema por su propia masa. Cualquiera sea el peso del pistón, la
energía en el sistema es siempre la misma, es decir, la almacenada en el resorte al amartillar
el arma.

Si el pistón es pesado recibe la energía del resorte más lentamente y hace al rifle
incontrolable al disparar. Si es liviano acelera más rápidamente y produce una sacudida
menor. Al llegar al extremo del cilindro un pistón pesado es más difícil de detener que uno
liviano, y aunque existe un colchón de aire entre la cabeza del pistón y el fin del cilindro, el
efecto del peso del pistón no es todavía muy claro.

En fig. 5.1 se muestra el diagrama típico del recorrido del pistón en función del tiempo.
Se puede ver que la velocidad es aproximadamente constante después de la aceleración
inicial hasta casi llegar al extremo, dónde se desacelera en forma abrupta y se detiene un
instante a 0,1 pulgada del extremo. Desde esta posición rebota hasta 0,5 pulgada del fin del
cilindro, y entonces avanza nuevamente hasta apoyarse en el extremo.

Si no hubiera proyectil en la recámara el pistón proseguiría a la misma velocidad hasta


estrellarse contra el extremo del cilindro, no haciéndole ningún bien a nada. Si por el
contrario, el cañón estuviera completamente bloqueado sin permitir escape alguno de aire, el
pistón habría rebotado mucho más que ½ pulgada, y finalmente habría terminado
apoyándose lentamente en el extremo.

The Airgun from Trigger to Target 31


Capítulo 5 – El pistón

La razón por la que el pistón rebota es porque en ese instante la presión presente en el
frente es máxima; el aire no puede transferir su energía en forma instantánea al balín, que
requiere tiempo para acelerar en el cañón. Por eso el aire fuertemente comprimido fuerza al
pistón hacia atrás hasta que el empuje hacia adelante del resorte iguala al empuje hacia
atrás del aire. Por supuesto, durante este movimiento de retroceso del pistón el proyectil ya
inició su carrera por el cañón, y entonces el pistón nuevamente va hacia adelante y completa
su recorrido.

Si fuera posible retener al pistón para evitar su movimiento hacia atrás, esta expansión
del aire se evitaría y se podría transferir más energía al proyectil. En vista de la gran caída
de presión que se produce durante el movimiento hacia atrás nos abocamos a la tarea de
encontrar la forma de evitarla. Pensamos muchas soluciones novedosas e insumimos
innumerables horas tratando de sostener firmemente al pistón para que no retroceda. Esto
es relativamente fácil cuando se opera un eventual prototipo de mecanismo en forma
manual, es decir lentamente, pero en cuanto los hechos ocurren a la velocidad real aparecen
los problemas. El pistón está sólo un instante en la posición de máxima presión, antes de
retroceder, por lo que el dispositivo debería reaccionar en forma instantánea, y además
soportar el enorme empuje resultante, equivalente a la presión máxima multiplicada por la
superficie del pistón. En nuestro caso el valor estaba por encima de las 1000 lbs (casi media
tonelada) 3.

En la fig. 5.2 se ve un esquema de nuestro intento final. La barra central se puede


mover libremente hacia adelante, pero en cuanto intente retroceder las esferas de acero la
bloquean dentro de la cavidad cónica, impidiendo cualquier retroceso ulterior. Cuando se
amartilla el rifle, se empujan las esferas hacia adelante para que no toquen la superficie
cónica, mediante un manguito que se debe mover antes de preparar cada disparo. Todas las
partes se construyeron con acero de herramientas endurecido y pulido. Sin embargo, a pesar

3 N. del T. En realidad la fuerza hacia atrás debería ser la diferencia entre la mencionada y la que ejerce el
resorte hacia adelante en ese punto de su elongación.

The Airgun from Trigger to Target 32


Capítulo 5 – El pistón

de nuestro empeño, después de disparar todas las partes se deformaron y el conjunto se


desprendió del rifle.

Decidimos entonces que el diseño no era viable pues las fuerzas involucradas eran
superiores a lo que se podía resistir. Si se pudiera construir un rifle con un dispositivo de
bloqueo de retorno de pistón, suponemos que tendría un significativo incremento en la
velocidad de salida. Es lamentable que esto sea aun un punto de debate que no pudimos
resolver experimentalmente.

Theoben compensó parcialmente los efectos del rebote del pistón colocando un pistón
inercial en el interior de sus rifles con gas ram (fig. 3.3). Este ingenioso dispositivo es de
forma similar a un carrete de hilo, pero el orificio a través del centro es mucho más chico y
está provisto de O'rings en sus extremos, en vez de los resaltes de un carrete. Estos anillos
aseguran que en condiciones normales el pistón interno no se mueva cuando el rifle se
transporta o se apunta hacia arriba o hacia abajo.

Al amartillar el rifle el pistón se desplaza hacia el frente del pistón. Cuando al disparar
el pistón principal comienza su movimiento hacia adelante, el pistón interno, por su peso,
tiende a deslizarse hacia atrás dentro del pistón principal, es decir, no acelera al mismo
ritmo. Cuando el pistón externo llega al punto de rebote, se detiene y comienza a retroceder,
el pistón interno alcanza al externo, y este golpe extra asestado al pistón principal produce
varios beneficios como incrementar la eficiencia general al disminuir en parte el rebote del
pistón principal, y permitir que éste pueda ser más liviano, lo que reduce la sacudida del
arma.

El otro elemento importante en este sistema es el pequeño orificio perforado a través


del centro del pistón inercial, que permite al aire pasar de una forma controlada de un lado al
otro. El tamaño de esta perforación es crucial para el correcto funcionamiento del sistema
que, aunque parece simple, y realmente lo es desde el punto de vista constructivo, requiere
una muy cuidadosa relación entre masa, velocidad, flujo central de aire y fricción. Si uno solo
de estos factores no es el correcto, en vez de mejorar el rendimiento se obtiene todo lo
opuesto.

Hay dos diseños básicos de pistón: uno tiene una barra central a lo largo de toda la
extensión del pistón y termina en una ranura o gancho en el cual engancha el fiador del
gatillo al amartillar el rifle; el otro tipo de pistón no tiene barra central y la ranura se corta
directamente en la parte final de la pollera del pistón. No hay ventaja técnica entre uno u
otro sistema, quedando la elección a cargo del diseñador según el estilo y posición del
mecanismo de disparo.

La pollera del pistón resulta fuertemente presionada contra la parte superior del cilindro

The Airgun from Trigger to Target 33


Capítulo 5 – El pistón

por el mecanismo de amartillado a medida que el pistón es desplazado hasta su posición de


enganche con el gatillo. Este movimiento bajo presión a menudo raya tanto a la pollera del
pistón como a la parte superior del cilindro, especialmente si se descuida la lubricación. Los
problemas asociados con el frotamiento de dos superficies de acero como son el pistón y el
cilindro se pueden eliminar enfundando el extremo del pistón con nylon o un metal blando
como el bronce, aunque esta es una solución que generalmente encara el dueño del rifle y no
el fabricante.

Un pistón debe poder moverse a enorme velocidad cuando se dispara, y por lo tanto, la
fricción o cualquier otro factor que tienda a impedir el movimiento debe ser reducido o, en lo
posible, eliminado. La grasa o el aceite, entre dos superficies juntas que se mueven entre sí
tenderá a frenarlas debido al arrastre producido por la viscosidad, que será mayor cuanto
mayor sea ésta. Este arrastre se puede reducir disminuyendo la superficie de contacto. Es
por esa razón que la porción central de la pollera del pistón debería estar siempre
mecanizada a un diámetro inferior que el de los extremos que lo guían a través del cilindro.
Esta reducción del diámetro no sólo reduce el área de contacto con el cilindro sino que
además provee un reservorio para grasa que se moverá lentamente hacia adelante cada vez
que se efectúe un disparo.

El lento movimiento hacia adelante impartido a la grasa se debe al rebote del pistón,
parcialmente contrarrestado por un desplazamiento hacia atrás en el momento del inicio de
la carrera del pistón. El resultado neto es una lenta acumulación de grasa detrás de la
cabeza del pistón que forma un collar desde el cuál pequeñas cantidades pasarán al frente
del pistón si el rifle se diseñó para funcionar en modo combustión, contribuyendo al aporte
extra de energía al disparo.

The Airgun from Trigger to Target 34


Capítulo 6 – La cabeza de pistón

LA CABEZA DE PISTÓN

Hemos dedicado un capítulo completo a la cabeza de pistón ya que todos nuestros


experimentos demostraron que aunque es una parte pequeña es el componente más
importante de un rifle a resorte, y tiene una influencia en el rendimiento mayor que la que
suponen los usuarios. La cabeza no sólo controla la fase en la que opera el rifle sino también
la uniformidad entre disparo y disparo. En el pasado, lo que denominamos cabeza de pistón
se llamaba “arandela de pistón”, y era un nombre razonable cuando se trataba de un simple
disco de cuero. Con el tiempo se convirtió en una copa de cuero con un disco del mismo
material en el interior, y en nuestros días se trata de un componente sofisticado
habitualmente moldeado en poliuretano.

Cuando comenzamos a investigar cómo funcionan los rifles a resorte suponíamos que la
cabeza de pistón debía proveer un sello hermético y sin fricción entre el pistón y la pared del
cilindro. Nos costó mucho diseñar y construir lo que considerábamos la cabeza de pistón
perfecta, es decir, una que no permitiera el paso del aire y al mismo tiempo se deslizara sin
fricción dentro del cilindro. La última de una serie de unidades experimentales se ve en la
fig 6.1. Está hecha de cuatro anillos plásticos que se pueden contraer o expandir con
mínimo esfuerzo para formar un sello perfecto con la pared del cilindro.

Medíamos la calidad del sello entre pistón y cilindro disparando el rifle con el cañón
bloqueado a la altura de la recámara, de manera que el tiempo entre el disparo y la llegada
del pistón a su posición final, que llamamos “tiempo de pistón”, nos daba una idea de la
eficiencia del sello. Resolvimos el problema del bloqueo en forma segura y sin dañar al rifle
con un dispositivo que denominamos “Sputnik” por su similitud con el primer satélite ruso.
Se muestra en la fig 6.2 y en términos simples es una tapa que se puede ajustar a la boca
del cañón mediante tres tornillos, y que sostiene firmemente una varilla que se inserta por el
cañón hasta la recámara donde sostiene un balín cuya pollera se sella con una pequeña
cantidad de plastilina.

Esto nos permitió descubrir que un rifle con la mejor cabeza de pistón, es decir aquélla
con un tiempo de pistón casi infinito nunca producía la máxima potencia de salida. Una
cabeza de cuero, con un tiempo de pistón de alrededor de cuatro segundos era de lejos más
satisfactoria. También aprendimos que una cabeza ajustada, por la causa que fuere, era
garantía de baja potencia.

The Airgun from Trigger to Target 35


Capítulo 6 – La cabeza de pistón

Por ese entonces un amigo entusiasta nos envió un cabezal de hechura casera en nylon
sólido que tenía las clásicas cicatrices hechas por gases muy calientes pasando a altas
presiones por espacios muy estrechos (fig 6.3). Esto nos dio la pista de estábamos tratando
con algo mucho más complicado de lo que habíamos imaginado.

Experimentos posteriores con ventanas con Perspex (acrílico, plexiglas) colocadas en el


frente del cilindro y en el puerto de transferencia mostraron que cuando el rifle trabaja bien y
produce su máxima potencia había un destello de luz blanca frente al pistón, y también que
la combustión ocurría no tanto en el cilindro como en el puerto de transferencia.

Los cabezales de cuero son muy sufridos frente al mal trato: llegamos a encontrar
municiones, clavos, fósforos, etc. incrustados en el cuero; aún así, después de extraer todos
los “cuerpos extraños” el cabezal seguía prestando su servicio. Este tipo de cabeza también
sobrevive a largos períodos de uso sin lubricación, volviendo a su plenitud después de una
buena impregnación con aceite.

Las cabezas de cuero en forma de copa eran una solución obvia para sellar el aire en el
interior del cilindro. Se convirtieron en el standard en las armas de aire del pasado, aunque
Webley optó por aros metálicos en sus primeros rifles y pistolas, y BSA usó más tarde
“O'rings” de goma sintética en las suyas. Un análisis más profundo indica que en este último
caso el sello debía ser probablemente demasiado bueno para permitir que algo de lubricante
pase al frente del pistón para alimentar la combustión, resultando así armas que sólo
operarían en condiciones de combustión limitada o sin ella.

The Airgun from Trigger to Target 36


Capítulo 6 – La cabeza de pistón

Los rifles o pistolas diseñados para competiciones de tiro se benefician con los sellos de
aros porque virtualmente no dejan pasar nada de lubricante y ello da como resultado
disparos de baja velocidad pero de gran uniformidad, que es lo necesario en ese tipo de
deporte.

Las cabezas de cuero tienen algunas curiosas características. Algunas dan


excepcionales potencias con buena uniformidad, mientras que con otras dan baja potencia y
gran dispersión en la velocidad. La razón de esto no es del todo clara pero tal vez dependa
de la parte del cuero de la que se cortó, o del tipo de curtido al que se sometió a la piel del
animal. Los procesos sufridos por el cuero desde que era la cubierta viva de un animal hasta
convertirse en un sello de pistón son muy diversos, largos y complicados, y permiten por lo
tanto un amplio abanico de variaciones en las propiedades del producto final.

Por tener el cuero características parecidas a una esponja, absorbe aceite. Esta
absorción es lenta por naturaleza, y cuando forma parte de la cabeza del pistón depende
también de si la denominada parte brillante, o lisa, del cuero está hacia adentro o hacia
afuera de la copa formada con él. El cuero tiene dos lados, el liso y el áspero. El lado liso es
la parte exterior de la piel, la que sostiene el pelo del animal, que forma una barrera semi
impermeable a la lluvia, y por lo tanto absorbe aceite muy lentamente. Por el contrario, el
lado áspero absorbe agua o aceite mucho más rápidamente.

La mayoría de los sellos de cuero están moldeados con el lado liso hacia afuera y por
ello restringen la velocidad de absorción de aceite desde el cilindro y el pistón. Esto da como
resultado que el rifle produce velocidades mayores a las normales después de permanecer
un tiempo en desuso, especialmente si estuvo en posición vertical con la boca hacia abajo,
pues de esta forma el exceso de aceite absorbido por el cuero se quema en los primeros
disparos y se repone más lentamente, hasta llegar a la velocidad normal. Se da también la
situación inversa cuando el rifle estuvo parado por períodos largos sobre su culata, lo que

The Airgun from Trigger to Target 37


Capítulo 6 – La cabeza de pistón

hace que el aceite se escurra hacia atrás dejando más seca la cabeza del pistón y
produciendo por lo tanto velocidades menores. Esto nos lleva a la conclusión de que los rifles
a resorte se deberían guardar en posición horizontal, preferentemente con el gatillo hacia
arriba, posición evidentemente incómoda y antiestética para cualquier arma.

Hicimos una serie de experimentos con distintos tipos de cabezas de pistón para
investigar los efectos de la eliminación del lado liso del cuero. Usando como referencia un
cabezal plástico medimos velocidades de alrededor de 670 FPS con proyectiles de 4,5 mm y
8,3 grains. El sello normal de cuero con su lado liso hacia afuera, bien impregnado en aceite,
comenzó con velocidades de alrededor de 800 FPS y cayó gradualmente hasta 600 FPS, lo
que indica que no podía recoger y absorber suficiente lubricante (combustible) para
mantener alta la potencia. El sello modificado de forma de eliminar el brillo superficial,
incrementando así su habilidad para “secar” la superficie del cilindro absorbiendo aceite, dio
un rendimiento creciente durante unos veinte disparos hasta estabilizarse en 750 FPS. En
estos experimentos se usó un lubricante mas bien “activo” desde el punto de vista de la
combustión para enfatizar el efecto de secado e impregnación del sello (fig 6.6).

Por supuesto que en el caso de sellos de plástico no existe impregnación de aceite, y


éste debe pasar al frente del pistón por un mecanismo totalmente diferente. Estas cabezas,
que están habitualmente fabricadas con algún tipo de poliuretano, se diseñan con un labio en
el frente que barre el cilindro durante el movimiento hacia adelante. En el capítulo anterior
describimos la forma en que los lubricantes forman una especie de collar detrás de la cabeza
del pistón y cómo este collar se mantiene ahí por los rebotes del pistón. Es este collar el que
repone la capa que cubre la superficie del cilindro y que es barrida hacia adelante en cada
disparo.

La cantidad de lubricante que pasa hacia adelante en cada ciclo de carga y disparo se
puede controlar en forma bastante precisa con el ajuste de la cabeza en el pistón.
Normalmente el labio frontal del sello es muy flexible y ejerce poca presión contra las
paredes lo que asegura que queda lubricante para mover hacia adelante. El cuerpo del sello
detrás del labio es el que determina el tamaño del collar de lubricante y por lo tanto la
cantidad que pasará al frente. Reduciendo el diámetro de esta parte del cabezal mediante
amolado se puede controlar la intensidad de la combustión. Los plásticos de poliuretano
usados normalmente para moldear estos sellos son muy blandos y difíciles de cortar en
forma prolija por otra forma que no sea por amolado o al menos por rotación contra un trozo
de tela esmeril.

Los sistemas de medición habituales, como calibres o micrómetros, son muy imprecisos
cuando se trabaja con plásticos blandos, por lo que medimos el ajuste de un sello dentro de
un cilindro midiendo la fuerza necesaria para mover al pistón hacia abajo en el cilindro

The Airgun from Trigger to Target 38


Capítulo 6 – La cabeza de pistón

lubricado, fig. 6.7. Con el cilindro montado hacia arriba en una morsa fue necesario un peso
de seis libras para mover una cabeza nueva hacia abajo. Con esta cifra el rifle trabajaba
apenas por encima de la condición de popgun. En otras palabras, el suministro de lubricante
era muy pobre. Ajustando el tamaño de la cabeza hasta que la fuerza necesaria bajó a media
libra resultó un ajuste demasiado flojo y el rifle se tornó inestable y produjo disparos muy
erráticos de alta velocidad. Experimentos posteriores con una fuerza de aproximadamente
dos libras dieron máxima potencia sin inestabilidad.

Una cabeza de cuero “seca” casi todo el lubricante del cilindro pulido durante la carrera
hacia atrás, en el amartillado, parte del cual es absorbido por el cuero y repone el consumido
en el disparo anterior, y el resto se acumula detrás formando el collar de grasa y aceite que
se esparce en las paredes en el disparo. El ciclo se repite cada vez que se dispara el rifle. El
pistón se precipita hacia adelante lubricando el cilindro durante el avance, y una pequeña
cantidad en el frente se quema al terminar la carrera. En casi todos los rifles el resorte
sostiene la cabeza del pistón contra el extremo del cilindro, y mantiene el sello de cuero
firmemente comprimido de forma que no puede absorber casi nada del lubricante remanente
para reemplazar al quemado, hasta que se amartille nuevamente. Esta característica se
puede eliminar colocando un tope resiliente dentro de la copa del sello para evitar que el
cuero quede comprimido con el arma no amartillada.

La secuencia en el caso de sellos plásticos es que en el amartillado el lubricante detrás


de la cabeza es esparcido por el labio frontal en una capa muy fina que se introduce en las
diminutas marcas dejadas en el cilindro por el proceso de maquinado durante la fabricación.
Cuando el pistón va hacia adelante en el disparo el labio frontal barre esa fina capa y lleva el
lubricante hacia el frente donde se quema al aumentar la presión y la temperatura. Aunque
el sistema parezca de comportamiento algo incierto, en la práctica funciona muy bien por
largos períodos de tiempo, de hecho hasta que se termina el “combustible”. Ningún ingeniero

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Capítulo 6 – La cabeza de pistón

en sus cabales sugeriría construir un motor diésel cuyo combustible fuera suministrado de
esta forma, y sin embargo, en lo concerniente a nuestra materia, el rápido movimiento hacia
adelante y el rebote proveen el método justo para que el rifle se alimente con una cantidad
adecuada de lubricante en cada disparo.

El secreto del éxito de los sello plásticos reside en la “aspereza” del cilindro contra el
cual se desliza. Necesita una superficie levemente irregular, o áspera, que pueda almacenar
lubricante en sus fisuras microscópicas. Un sello plástico ajustado a un cilindro muy pulido
dará disparos muy uniformes pero no con la máxima potencia posible, pues no habrá
suficiente arrastre de lubricante para producir una buena combustión. Por otro lado, una
cabeza de cuero trabaja mejor con paredes muy lisas, ya que disminuye la fricción al
expandirse la copa contra las paredes por la compresión del disparo, hacia el final de la
carrera del pistón.

Es muy probable que por el rápido movimiento del pistón hacia adelante el lubricante
resulte en parte atomizado por el barrido del labio del sello, y forme una especie de niebla
que por supuesto favorece una combustión mas rápida y completa que una masa de
lubricante simplemente acumulada en el frente del pistón. El mismo argumento se puede
aplicar al caso del sello de cuero, pero en este caso el lubricante se almacena como el agua
en una esponja, que al ser sometida a una brusca compresión puede también expeler su
carga de aceite en forma de niebla. En realidad todo esto es una teoría que debería probarse
con experimentos concretos.

Es interesante notar que cuando se restaura un rifle y se eliminan los restos de


lubricante viejo, casi siempre se reemplazan también el resorte y el sello, siendo entonces
lubricados convenientemente. En estos casos los primeros disparos suelen ser de baja
velocidad, seguidos por unos cuántos a muy alta velocidad, hasta que el rifle se asienta a su
potencia normal. Esta gran variación inicial de velocidades se explica por el lento avance del
lubricante del resorte y el pistón hasta formar el collar detrás de la cabeza, desde dónde se
distribuirá uniformemente en sucesivos disparos. Los disparos a alta velocidad se deben a
alguna forma de acumulación inicial de lubricante en el frente, suficiente para producir
combustión excesiva, o incluso detonación. Debemos admitir que la razón exacta de esto es
todavía obscura, y su explicación proveería una pista para lograr una mayor comprensión de
los rifles a resorte.

No todos los fabricantes hacen uso de una superficie áspera para capitalizar sus
beneficios, aún cuando usan sello plástico en la cabeza. En cambio dejan la superficie interior
del tubo con el pulimento provisto por el fabricante del tubo. El tubo es entonces sometido al
proceso de empavonado junto con los demás componentes del arma. Nuestra experiencia de
años nos indica que una superficie empavonada incrementa varias veces la fricción, por lo
que el pistón bien podría verse limitado por esa terminación interior.

La cantidad de combustible disponible en el frente de una cabeza de cuero se puede


controlar incrementando la superficie expuesta al aire a alta presión. Casi siempre los sellos
de cuero tienen un disco de plástico o metal en su interior, atravesado por un tornillo que lo
sujeta firmemente en el pistón. Substituyendo estos discos por uno de cuero grueso y
eliminando la superficie exterior lisa del sello, se aumenta la tasa de absorción, y hay gran
probabilidad de llegar a una situación de inestabilidad por la excesiva disponibilidad de
lubricante. La cantidad real de combustible que se quema en cada disparo, cualquiera sea el
tipo de sello utilizado, es realmente muy pequeña.

La prueba del tiempo de pistón muestra en forma inmediata una falla en un sello de

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Capítulo 6 – La cabeza de pistón

plástico, tal como una fisura en el labio. En ocasiones estos sellos pierden debido a un
pequeño trozo rebanado del labio en el momento de introducir el pistón en el cilindro, al
pasar la rosca del extremo, o la ranura del mecanismo del gatillo, lo que produce tal
reducción del tiempo de pistón que es necesaria una reparación. El reemplazo del sello debe
incrementar el tiempo de segundos a horas. Los sellos de cuero tienen usualmente tiempos
menores que los de plástico, pero si este tiempo se torna excesivo se debe verificar el ajuste
entre el sello y el pistón pues indica que el sello se ha compactado al punto de producir
fricción y haber perdido su capacidad de absorber aceite y alimentar correctamente la
combustión.

Al desarmar un rifle para restaurarlo o para revisar su condición es conveniente


tomarse el trabajo de mover el pistón con cuidado y lentamente de manera de no alterar la
grasa todavía adherida al mismo. El examen de la grasa detrás de la cabeza puede revelar
mucho sobre la condición del lubricante y de su aptitud. El frente del pistón también puede
revelar aspectos de la condición del rifle. Por ejemplo, si el frente del sello está cubierto por
una capa de grasa indica que la presión alcanzada no es suficientemente alta para provocar
la combustión, o que el pistón deja pasar demasiado lubricante en cada ciclo. Un frente de
color marrón claro en un sello plástico indica buen estado, que el lubricante se quema
adecuadamente y el rifle funciona en la fase de combustión. Alternativamente, si el arma se
usa para competencias y está ajustada para la fase popgun, el frente debe estar seco y tener
el color natural del plástico del que está hecho. Es difícil decir algo a partir del color de un
sello de cuero, todos parecen iguales, pero su humedad o sequedad son buenos indicadores
de su condición y la aptitud del lubricante usado.

Es tema de debate si el sello de cuero o plástico puede expandirse con suficiente fuerza
ante la presión de la combustión como para aferrarse a la pared del cilindro y evitar así el
movimiento hacia atrás del pistón. Esta situación indudablemente mejoraría la eficiencia de
todo el sistema reduciendo el rebote y aumentando la presión detrás del proyectil.

La firma Theoben ha llevado el concepto de sello plástico un paso adelante con su


cabezal Zephyr. El diseño del mismo es el habitual de un sello plástico pero tiene unos
surcos en la cara frontal que convergen en un punto que tiene una depresión coincidente con
la entrada del puerto de transferencia. Cuando el pistón completa su recorrido el aire que
queda en el cilindro es forzado hacia el puerto incrementándose así la eficiencia del sistema
fig. 6.8.

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Capítulo 6 – La cabeza de pistón

The Airgun from Trigger to Target 42


Capítulo 7 – El aire

EL AIRE

Todos sabemos qué se entiende por “rifle de aire”, y también que ese nombre cubre
varios sistemas distintos, estando la principal división entre “resorteros” y “neumáticos”.

En ambos sistemas el aire se usa de formas bien diferentes. En el primero actúa como
medio de acoplamiento entre el lento y pesado pistón y el liviano y veloz proyectil. El aire en
sí no agrega energía al proceso, a menos que exista combustión de lubricante. En el segundo
sistema el aire toma el lugar del resorte, ya que contiene energía almacenada que se
transfiere el balín en el disparo.

Este capítulo sólo nos ocuparemos del rifle de aire a resorte. Describiremos en primer
lugar cómo se comporta el aire cuando no hay combustión, es decir, en el modo popgun.
Posteriormente veremos qué ocurre cuando el componente oxígeno del aire se combina bajo
presión y temperatura con el lubricante, lo que constituye el modo combustión.

El rifle de aire fue precedido en la historia por el arco y la flecha, y es interesante


compararlos pues son similares en el sentido de que ambos aceleran un proyectil mediante
un resorte, siendo éste de madera en el arco y de alambre de acero enrollado en el rifle de
aire. No obstante hay una gran diferencia entre los dos: en el arco no se emplea aire y en el
rifle se interpone aire entre el resorte y el proyectil. El aire es necesario por la gran
disparidad de masas entre el pequeño proyectil y el pesado conjunto de resorte y pistón. En
el arco y flecha la masa del proyectil es aproximadamente igual a la cuerda y las secciones
livianas del arco que se arquean para disparar la flecha. El aire en el rifle se podría comparar
a la caja de cambios de un auto, ya que vincula o empareja las partes livianas y rápidas del
motor con el pesado cuerpo del automóvil.

Es muy importante comprender perfectamente la función del aire en el rifle, para lo


cual vayamos a un extremo e imaginemos que prescindimos completamente de él.
Supongamos que eliminamos el cañón y colocamos el balín directamente en el frente del
pistón. Al disparar el proyectil se alejaría del pistón a la misma velocidad que éste hubiera
alcanzado en el extremo del su recorrido, que es de alrededor de 50 FPS. Obviamente esto
es muy poco comparado con las velocidades que se obtienen del rifle completo. La energía
del proyectil sería también proporcionalmente baja pues su masa es pequeña.

Aplicando el mismo razonamiento, pero colocando ahora una esfera de plomo con un
peso aproximadamente igual al del pistón, ésta emergería a una velocidad parecida a la ya
mencionada (50 FPS) pero el ser mucho más pesada que el balín tendría una energía mucho
mayor, pues la energía es proporcional a la masa. Esto demuestra que al usar un proyectil
más pesado se logra un mejor “acople” (transferencia de energía) entre el mecanismo
impulsor y el proyectil.

Habiendo determinado la necesidad del uso del aire como elemento intermediario,
surge la pregunta ¿cuáles son las presiones involucradas en el interior del cilindro? Este difícil
dato sólo se puede medir en forma satisfactoria usando un transductor piezoeléctrico de
cerámica y su amplificador asociado. Estos sensores se pueden construir como unidades muy
pequeñas y robustas que se atornillan directamente en el cañón o el cilindro y proveen
información valiosa para el análisis de la balística interna. El transductor de presión convierte
presión en carga eléctrica que se procesa con en amplificador adecuado. La señal resultante
se puede ver en la pantalla de un osciloscopio (ver fig. 7.1).

The Airgun from Trigger to Target 43


Capítulo 7 – El aire

En nuestro caso el oscilograma toma la forma de una curva con un eje vertical que
representa la presión y uno horizontal que representa el tiempo (no desplazamiento de
pistón). Como se explicó en el capítulo 5, el avance del pistón se puede relacionar con el
tiempo por lo que no hay inconveniente para trazar una relación entre presión y volumen. La
curva que se muestra en la fig. 7.2 es similar pero está basada en cifras calculadas
teóricamente y continúa creciendo después del punto en que un balín hubiera partido
haciendo que la presión cayera nuevamente.

De estas curvas podemos establecer que para todos los propósitos prácticos la
compresión es adiabática y que el pico de presión dentro de un cilindro típico es del orden
de 1250 PSI. Que la compresión sea adiabática significa que tiene lugar sin ninguna pérdida
o ganancia de calor saliente o entrante al sistema. Es una ley de la naturaleza que si se
comprime un gas su temperatura sube. Si la velocidad del aumento de temperatura es

The Airgun from Trigger to Target 44


Capítulo 7 – El aire

suficientemente alta como para que no haya tiempo de que se produzca una transferencia de
calor desde o hacia el sistema a través de las paredes del cilindro, se dice que la compresión
es adiabática. Por el contrario, si la compresión es tan lenta que el calor generado tiene
tiempo para salir del sistema, la temperatura se mantendrá constante y se dice que la
compresión es isotérmica.

El inflado de una rueda de bicicleta es un buen ejemplo de compresión isotérmica


porque el bombeo lento y parejo permite que el calor generado por la compresión escape por
el cuerpo del inflador y el tubo de conexión. En cambio el rifle a resorte es un ejemplo clásico
de compresión adiabática pues la operación de disparo es muy rápida para permitir
intercambios de calor.

Cálculo de la Presión

Habiendo establecido que en los resorteros la compresión es adiabática, podemos


calcular las presiones y temperaturas teóricas con las siguientes ecuaciones:

n n
P1V 1 = P2 V 2 (1)

Esta ecuación nos da la relación entre presión y volumen, donde:

P1 : presión inicial
V1 : volumen inicial
P2 : presión final
V2 : volumen final
n : relación de calor específico del gas (1,408 para el aire)

n−1 n−1
T 1V 1 = T 2V 2 (2)

Esta ecuación da la relación entre temperatura absoluta y volumen. En ella:

T1 : temperatura inicial del gas en grados Kelvin (grados centígrados + 273)


T2 : temperatura final del gas en grados Kelvin

El trabajo hecho por, o sobre el aire cuando el volumen cambia de V1 a V2 está dado por
la siguiente ecuación:

P 2 V 2−P 1 V 1
Trabajo realizado = (3)
n−1

Antes de aplicar estas ecuaciones a nuestros problemas debemos entender cómo se


comprime realmente el aire dentro del cilindro. Esto, que a primera vista puede parecer
obvio no es tan simple como uno imagina.

Al apretar el gatillo el pistón se libera y es forzado hacia adelante por el resorte


comprimido. Desde ese momento el pistón empuja al aire interior del cilindro a un espacio
cada vez más reducido, causando por lo tanto un incremento de la presión. Pero llegado a
cierto recorrido el pistón no puede comprimir más al aire y es forzado por éste hacia atrás
una corta distancia antes de retomar el movimiento hacia adelante, es decir, el pistón rebota
contra el colchón de aire a alta presión.

The Airgun from Trigger to Target 45


Capítulo 7 – El aire

Para entender esto más claramente, supongamos un inflador de bicicleta con su salida
bloqueada, colocado verticalmente. Si levantamos el émbolo, le fijamos un peso y luego lo
soltamos, el pistón descenderá hasta rebotar sobre el aire comprimido en la parte inferior.

Exactamente lo mismo ocurre en el cilindro del rifle, sólo que mucho más rápidamente,
ya que todo el ciclo dura alrededor de 15 milisegundos (tiempo empleado por un proyectil a
500 FPS para recorrer 7,5 pies).

Vimos en el capítulo 1 que el momento del rebote coincide con el arranque del balín a
través del cañón. Visto de otra forma, el proyectil aguanta la presión creciente hasta un pico
en el que pierde su agarre contra la recámara y comienza su carrera. En ese momento el
pistón tampoco puede proveer más empuje al proyectil pues ya carece de energía cinética
(por haberse detenido su movimiento). A partir de ahí resulta empujado hacia atrás por el
aire en el frente. Todo esto es lo que ocurre cuando el proyectil calza en forma adecuada y
la recámara tiene la forma correcta (ver capítulo nueve). Si no se dan estas importantes
condiciones los tiempos de detención del pistón y de arranque del balín no coincidirán y se
obtendrá una menor eficiencia.

El gráfico del recorrido del pistón en función del tiempo (fig. 5.1) muestra la
aceleración del pistón desde su liberación hasta que alcanza el extremo del cilindro, habiendo
rebotado una vez sobre el colchón de aire.

De este gráfico resulta claro que en nuestro ejemplo el punto de menor volumen
corresponde a una posición del pistón a 0,10 pulgadas del extremo del cilindro. Por ser el
punto de menor volumen debe ser también el de máxima presión. Llamaremos a este
volumen V2. Aplicando la ecuación (1) podremos calcular el valor de la presión máxima P2.

n n V1 n
En efecto, de P 1 V 1=P 2 V 2 obtenemos P 2=P 1   (4)
V2

P1 = presión atmosférica normal ya que en este punto el pistón no ha comenzado a


comprimir el aire

V1 = volumen inicial de aire en el cilindro. Si suponemos un cilindro con un diámetro de


1 pulgada y un recorrido de pistón de 2,5 pulgadas tenemos:

V1 = r 2 h = 3,142 × 0,52 × 2,5 = 1,964 pulgadas cúbicas

P1 = 14,7 PSI

V2 = 3,142 × 0,5 2 × 0,1 = 0,0785 pulgadas cúbicas

Reemplazando estos valores en la expresión (4) obtenemos:

P2 = 1366 PSI

Por tratarse de cálculos de un caso típico y no de un rifle concreto se ha omitido el


volumen del puerto de transferencia, que se podría tomar en cuenta simplemente agregando
su valor tanto a V1 como a V2.

El valor P2 es por lo tanto el máximo alcanzado dentro del cilindro. Se debe enfatizar

The Airgun from Trigger to Target 46


Capítulo 7 – El aire

que esta presión sólo dura un instante y el mínimo retroceso del pistón hace que baje
sustancialmente. Si observamos la curva adiabática de la fig. 7.2 vemos que un
desplazamiento de 0,02 pulgadas hace caer la presión de 1350 a 1000 PSI, y caerán otros
500 PSI con otro desplazamiento de sólo 0,1 pulgada.

Cálculo de la temperatura

Cuando el pistón acelera hacia adelante, su energía cinética no se utiliza solamente


para comprimir el aire sino también, lamentablemente, para calentarlo. Es así que la
temperatura se eleva con el crecimiento exponencial de la presión. La nueva temperatura se
puede calcular con la ecuación (2):

V 1  n−1
T 1 V n−1
1 =T 2 V 2n−1 de la que obtenemos T 2=T 1   (5)
V2

T1 = temperatura ambiente = 20 °C = (20 + 273) °K = 293 °K

V1 = 1,964 pulgadas cúbicas (igual que antes)

V2 = 0,0785 pulgadas cúbicas (igual que antes)

Reemplazando estos valores en la expresión (5) obtenemos:

T2 = 1098 °K = 816 °C

Con tal temperatura es fácil entender por qué el aceite o cualquier otra substancia
combustible se enciende, dando lugar a los modos combustión o detonación.

Una vez más hay que recalcar que estos valores de presión y temperatura sólo duran
una fracción de segundo. El aumento de temperatura en función del recorrido del pistón se
puede ver en la fig. 7.2.

En la definición de compresión adiabática se dijo que no hay flujo entrante ni saliente


de calor hacia o desde el gas. Aunque la temperatura del gas experimentó un incremento, se
debe solamente al incremento de energía interna y no a una transferencia de calor (ninguna
fuente caliente externa aportó calor para elevar la temperatura del gas). De todas formas no
habría tiempo suficiente para ninguna transferencia significativa de calor.

Si imaginamos al pistón fijo en su posición final durante tiempo suficiente, sin pérdidas
de aire, la temperatura ira bajando a medida que se pierde calor por las paredes del cilindro,
hasta llegar al valor del medio ambiente. Esto hará que también baje la presión hasta un
valor igual el que se hubiera conseguido en una compresión isotérmica.

Estamos ahora en condiciones de calcular la cantidad de trabajo mecánico hecho sobre


el aire durante la compresión. Con los valores obtenidos en los cálculos anteriores:

P1 = 14,7 PSI
V1 = 1,964 pulgadas cúbicas
P2 = 1366 PSI
V2 = 0,0785 pulgadas cúbicas

y utilizando la ecuación (3)

The Airgun from Trigger to Target 47


Capítulo 7 – El aire

P 2 V 2−P 1 V 1
Trabajo realizado =
n−1
obtenemos:

Trabajo realizado sobre el aire = 192,235 pulgadas . libras = 16,0 Ft. lbs.

Podemos ver que la energía requerida para comprimir el volumen de aire hasta
1366 PSI es de 16 Ft. lbs. y corresponde al total de energía contenida en esa masa de aire.
Téngase en cuenta que a presiones tan altas basta una caída de 64 PSI para que se produzca
una caída de 1 Ft. lbs. en la energía final.

Si el pistón permaneciera en la posición final, el total de 16 Ft. lbs. estaría disponible


para impulsar al proyectil por el cañón, pero el rebote lo hace retroceder, y esto supone una
disminución de la energía almacenada. La magnitud se puede calcular de las mismas
ecuaciones adiabáticas usadas antes, en este caso para una expansión. Los cálculos son más
complicados pues al tiempo que el pistón retrocede el balín acelera en el caño y esto aporta
más volumen al sistema.

Si el pistón rebota 0,4 pulgada y en ese tiempo el proyectil avanzó 7 pulgadas desde la
recámara, tendremos los siguientes valores:

P2 = 1366 PSI
V2 = 0,0785 pulgadas cúbicas
V1 = Volumen en el cilindro (por el rebote) + volumen en el cañón =
=  × 0,52 × 0,4   × 0,112 × 7 = 0,5803 pulgadas cúbicas

Por lo tanto, de (3):

P1 = 81,7 PSI

Esta es la presión en el cilindro cuando el pistón está en el extremo del recorrido de


rebote y el proyectil avanzó 7 pulgadas dentro del cañón. Con esto dato podemos calcular el
trabajo negativo resultante entre el estado inicial a 1366 PSI y el final a 81,7 PSI con la
ecuación (3):

Trabajo realizado por el aire = 146,6 pulgadas . libras = 12,2 Ft. lbs.

Representa la energía cedida por el aire como resultado de la expansión debida al


rebote y al avance del proyectil. Si restamos este valor al de la energía inicial nos queda un
remanente de 3,8 Ft. lbs. de energía en el aire.

Analicemos de qué forma se distribuyeron los 12,2 Ft. lbs. cedidos por el aire. De la
curva de energía del resorte (fig. 3.1) podemos determinar que son necesarios 1,9 Ft. lbs.
para comprimirlo 0,4 pulgada. Esto es un desperdicio pues esa compresión del resorte no
tiene propósito útil. También sabemos que cuando el balín recorrió 7 pulgadas en el cañón se
mueve a una velocidad correspondiente a una energía de 5,8 Ft. lbs. (ver fig. 9.1). Esto nos
deja un remanente de 12,2 - 1,9 - 5,8 = 4,5 Ft. lbs. que no sabemos cómo contabilizar. Es
probable que una buena parte se haya disipado como calor, pues si bien el proceso se
supone adiabático, en realidad algo de calor se disipa a través del cilindro frío. También esta
el hecho de que a altas presiones y temperaturas el más mínimo error de medición del
recorrido del pistón se traduce en grandes diferencias en los valores de energía calculados.

The Airgun from Trigger to Target 48


Capítulo 7 – El aire

Mencionamos al principio del capítulo que el aire tiene funciones muy diferentes en un
rifle que funcione en fase popgun en relación a su rol cuando se trata de la fase combustión.
Mostramos cómo en el modo popgun es posible aplicar cálculos para determinar de qué
forma la energía del resorte pasa al proyectil.

En la fase de combustión, en cambio, la situación es totalmente diferente, pues en vez


de perderse una parte de la energía del aire, una cierta cantidad de energía entra en el
sistema a través de la combustión de lubricante en la fracción de oxígeno del aire
atmosférico. La cantidad quemada en cada disparo es casi imposible de medir con exactitud
Se han propuesto algunos procedimientos, como por ejemplo pesar el arma con gran
exactitud antes y después del disparo. Esto parece una solución simple, pero en cada disparo
una pequeña cantidad de lubricante no quemado se pierde en forma de humo, a de grasa
atomizada que viaja con el proyectil a lo largo del cañón. No obstante se podría llegar a una
cifra más o menos correcta mediante experimentación y cálculo.

En el capítulo cinco explicamos cómo se transporta el combustible desde su reservorio


entre las vueltas del resorte y en el cuerpo del pistón a la parte trasera de la cabeza del
pistón, y desde ahí al frente del pistón. Además, en el capítulo dos mostramos que un rifle
correctamente lubricado, y diseñado para funcionar en la fase de combustión sólo produce
alrededor del 45% de su potencia si se elimina la presencia del oxígeno. Esto demuestra
claramente la existencia de un “sistema de motor diésel” que tiene un mecanismo confiable
de suministro de combustible y que la combustión resultante realmente incrementa la
energía que impulsa al proyectil.

La máxima cantidad de combustible a quemar en cada disparo debe estar en proporción


directa a la cantidad de aire en el cilindro al comienzo de la carrera del pistón. Por otra parte,
la máxima cantidad de combustible que se puede quemar en 14,4 gramos de aire es de
1 gramo. Si el volumen promedio de aire anda por los 60 cc, sólo se podrían quemar 80 mg
de combustible.

El pistón tarda unos 7 ms (milisegundos) en completar su viaje, y bajo condiciones


ideales el combustible necesita unos 3 ms para lograr una combustión razonable. Por lo
tanto, a menos que las condiciones sean rigurosamente correctas y que la ignición comience

The Airgun from Trigger to Target 49


Capítulo 7 – El aire

en el momento justo, es probable que la potencia de ese disparo en particular no sea tan
buena como en el caso en que el ¨timing¨ hubiera sido el correcto, y hay innumerables
factores que pueden empeorarlo.

Cuando se produce la combustión la presión sube más rápido y hasta valores más altos,
como se vé en la fig. 7.3. La curva habría continuado hacia arriba pero se produjo un
recorte en los amplificadores (tramo horizontal de la curva).

A menudo se ha observado que un resorte sobredimensionado no conduce a los


resultados esperables de aumentar la energía del proyectil. Esto ocurre porque el pistón es
empujado hacia adelante tan rápidamente que no hay tiempo suficiente para completar la
combustión, y el aire y parte del combustible son expulsados por la boca del cañón, de
manera que se obtiene poca u ninguna energía extra por la combustión, resultando un
funcionamiento más próximo al modo popgun.

El peso y el ajuste del balín también influyen en la secuencia temporal, ya que con un
ajuste firme se requiere más presión para que comience el movimiento y hay más tiempo
para que se complete la combustión y se transmita así más energía y velocidad al proyectil.
Sin embargo, como casi todos los otros factores que intervienen en un rifle a resorte, ¨una
virtud practicada en exceso se convierte en un collar de yunques¨, y la velocidad de un
proyectil con un calce demasiado ajustado es tan desconcertante como la de uno de calce
flojo: el calce debe ser el correcto si se quiere obtener la máxima velocidad.

Todo rifle contiene sólo una cantidad de aire igual al volumen barrido por el pistón en el
cilindro. Una pregunta flotaba en el ambiente, y era “Qué pasaría si...” el volumen de aire, o
mejor dicho, la cantidad de aire (su masa) se incrementaba aumentando levemente su
presión antes de efectuar el disparo. Inmediatamente modificamos un rifle para averiguarlo,
conectando el cilindro a un pequeño compresor a través de un puerto abierto justo delante
de la posición del pistón amartillado. Se hizo una serie de disparos con presiones crecientes,
desde la atmosférica hasta 75 PSI, y a medida que aumentaba la presión la velocidad de los
disparos decrecía. También probamos la inversa, es decir, provocamos depresión y
nuevamente las velocidades decrecían. En otras palabras, las condiciones normales de diseño
de potencia de resorte y volumen de aire barrido dan los mejores resultados a la presión
atmosférica. Si este valor se modifica habría que alterar otra cosa, como por ejemplo la
potencia del resorte, para compensar. Se podría deducir de esto que la potencia de un
resortero varía con la altura, y probablemente es así, pero la variación es muy chica.

El humo que sale por la boca del cañón en cada disparo es un buen indicador, aunque
no perfecto, de cuán eficientemente se combina el aire con el combustible disponible. Si el
pistón provee la cantidad adecuada en cada tiro, casi no se nota el humo. Al abrir la
recámara y mirar a través del cañón se suele notar un tenue vapor amarillento o pardo que
obscurece la visión. Si no resulta notable a la vista todavía es detectable por el olor en la
boca. En estas condiciones se logra una muy buena uniformidad en las velocidades, pero si el
humo es muy denso resultarán velocidades muy altas y falta de uniformidad.
Desafortunadamente la historia no termina ahí, de manera que hicimos una serie de
experimentos para encontrar la relación entre cantidad de humo y velocidad del disparo.

Para ello montamos dos sellos hidráulicos con labio con sus lados traseros juntos en el
lugar del sello habitual del pistón. Esta disposición se puede ver en la fig. 7.4 y asegura
hermeticidad entre pistón y cilindro, e impide al mismo tiempo cualquier pasaje de lubricante
desde el resorte a la zona frontal del cilindro. Se montó además un parche de cuero en el
medio del sello frontal a modo de reservorio para absorber pequeñas muestras de aceites de

The Airgun from Trigger to Target 50


Capítulo 7 – El aire

distintas calidades y tipos inyectados por el puerto de transferencia con una jeringa y aguja
hipodérmica. Para hacer esto se desplazaba un poco el pistón hacia atrás para que el
combustible llegara al cuero.

De este experimento llegamos a la conclusión de que mucho humo es un claro


indicador de alta velocidad pero no de uniformidad. A medida que caía la densidad de humo
en el cañón también lo hacía la velocidad, pero mejoraba la uniformidad. Algunos aceites
daban un número mucho mayor de disparos que otros con cantidades iguales inyectadas en
el pistón, y también algunos tipos de aceites daban más velocidad que otros.

Resulta también notable en el experimento que mencionamos antes (el de modificar la


presión inicial en el cilindro) que la cantidad de humo aumentaba dramáticamente al
disminuir la presión inicial, al tiempo que caía la velocidad. Lo que ocurre en este caso es
que la baja presión delantera chupa lubricante desde atrás y el menor contenido de oxígeno
no puede sostener una combustión normal y la mayoría del aceite sale por el cañón como
humo. Esta situación parecería contradecir lo expuesto antes: que un humo denso significa
alta velocidad, ya que en este caso se produce mucho humo y la velocidad es baja. La
conclusión es que debe haber una densidad a la que se obtiene la máxima velocidad, y que
las densidades de humo mayores o menores implican menores potencias.

Aunque resulta obvio que el calor y la presión desarrollados por la acción del resorte
dentro del cilindro hacen que el aceite se queme, incrementando así aún más la presión y
agregando energía extra al proyectil, sentíamos que debíamos intentar la medición del
volumen extra producido por la combustión. La primera aproximación al problema fue
colocar una tapa firmemente sujeta y sellada a la boca del cañón con una salida lateral en la
que se ató un globo de juguete. Al disparar el balín quedaba atrapado en la tapa y el aire
pasa a inflar el globo. Antes de ensamblar el rifle se movió el pistón a mano, lentamente,
simulando el recorrido real durante el disparo, y se tomó nota del tamaño al que llegaba el
globo. Al efectuar luego el disparo real se vio que el globo se inflaba bastante más, y luego
se producía una lenta disminución del tamaño, hasta un valor final algo mayor que el medido
en la operación manual. La expansión extra inicial se debe a la alta temperatura del aire, que
disminuye a medida que baja la temperatura.

El resultado de este simple experimento indicó que bien valía la pena diseñar otro más
sofisticado, de manera que construimos un banco de prueba con una acción calibre .22
montada permanentemente (fig. 7.5 y fig. 7.6). Con este equipo pudimos medir los
incrementos de volumen de escape durante la combustión por encima o debajo de los
98 cm3 de aire contenidos en el cilindro antes del disparo. Simultáneamente se midieron las
velocidades de los disparos con un cronómetro conectado a dos puntos aislados ubicados en
el interior del cañón.

En la práctica la conexión flexible debajo del grifo A se desconecta mientras se


amartilla el rifle y se coloca el balín, y entonces se coloca en posición de conectar al rifle con
el cilindro B solamente. El pistón liviano de este cilindro se hace descender hasta el tope
inferior antes de reconectar el flexible al rifle y dispararlo.

The Airgun from Trigger to Target 51


Capítulo 7 – El aire

El proyectil sale y queda atrapado en la tapa hermética, y la explosión de aire hace


subir al pistón B dentro de su cilindro. Se gira entonces el grifo para hacer pasar el aire de
B a C presionando el pistón hacia abajo. Esto hace descender el nivel del líquido coloreado
en C y subir el de D (ambos cilindros están comunicados por abajo). Se desliza entonces el

The Airgun from Trigger to Target 52


Capítulo 7 – El aire

cilindro D en sus soportes hasta que ambos niveles vuelvan a quedar iguales.

En estas condiciones la presión en C es la atmosférica pues también lo es en D, que es


por supuesto la presión que había al comienzo en el rifle, antes de dispararlo. Si hubo
combustión el volumen de aire atrapado en C será mayor que el original del rifle. Se puede
calcular este volumen mediante el cambio del nivel en los cilindros C y D.

Con este aparato pudimos inyectar cualquier clase de aceite, grasa, agua, u otras
substancias directamente en el cilindro y medir los incrementos, o disminuciones, en el
volumen expelido detrás del proyectil. Inyectar cualquier cosa por el puerto de transferencia
nunca es una buena idea, y tuvimos por supuesto que pagar el precio con varios resortes
deteriorados, pero de todas formas valió la pena.

Después de una larga serie de disparos quedó muy claro que el volumen de los gases
de escape se incrementó a la par que la velocidad, y que esto depende del tipo de substancia
inyectada. Un volumen extra de escape del 18% fue lo máximo obtenido, con una velocidad
de 840 FPS. El incremento de volumen tenía a veces un comportamiento errático.

En una ocasión inyectamos una pequeña cantidad de tetracloruro de carbono para que
sus vapores actuaran de forma parecida al nitrógeno, inhibiendo la combustión, y obtuvimos
una velocidad de 460 FPS, no muy distinta de los 426 FPS que habíamos obtenido durante el
experimento con nitrógeno.

El promedio de velocidad obtenido con este rifle cuando funciona correctamente en fase
de combustión, es decir con un suministro adecuado de combustible, fue de 649 FPS, con un
volumen extra de escape de 12%. Si comparamos esta velocidad con los 636 FPS obtenidos
en el experimento con nitrógeno, notaremos que los valores altos y bajos son
suficientemente parecidos como para confirmar que un rifle a resorte requiere combustible
para lograr su máxima velocidad, y que el incremento de gas de escape es un indicador del
rendimiento en la fase de combustión.

Es curioso, sin embargo, que algunos lubricantes tienden a producir mayores


velocidades que otros. Esto es sorprendente porque el valor calórico (energía térmica que se
obtiene al quemarse) es casi igual para cualquier lubricante. La respuesta está
probablemente en la forma en que éste se mezcla con el aire durante el movimiento del
pistón. Si forma gotitas o niebla se quemará en forma más eficiente que si permanece como
capa gruesa.

The Airgun from Trigger to Target 53


Capítulo 7 – El aire

The Airgun from Trigger to Target 54


Capítulo 8 – El puerto de transferencia

EL PUERTO DE TRANSFERENCIA

El puerto de transferencia, que es el pequeño orificio que conecta al cilindro con el


cañón, se debe ver de dos formas distintas, en su función de simple pasaje para el aire en
las fases cerbatana y popgun, y como cámara de combustión en las fases combustión y
detonación. Lo consideraremos en primer lugar en su rol de pasaje entre el cilindro y el
cañón.

El tamaño del puerto ha sido siempre fuente de interés y curiosidad. Muchos rifles han
sido arruinados por el exagerado uso de taladros y mechas, en la suposición de que un
mayor diámetro significa mayor potencia del arma. Agrandar el puerto siempre pareció ser
un buen camino para lograr mayores velocidades. Pero como siempre en los rifles de aire,
hay que adoptar compromisos entre factores conflictivos, y el puerto de transferencia no es
una excepción. La dificultad reside en establecer la naturaleza de estos factores.

Hay tres variables principales a considerar al investigar la geometría del puerto: su


diámetro, su longitud y su forma.

Antes de discutir estos puntos, consideremos qué sucede exactamente cuando el aire
pasa a través de este conducto. El pistón, en su avance, crea presión detrás del proyectil
hasta que éste se suelta de la recámara y comienza a avanzar por el cañón, en coincidencia
con el pico de presión (si es el proyectil adecuado para ese caño). A medida que acelera, la
presión detrás del balín disminuye y el aire a gran presión en el cilindro se precipita por el
puerto para restablecer el equilibrio y se produce así un flujo de aire entre el cilindro y el
cañón. Esa diferencia de presiones se debe mantener si se quiere mantener el flujo de aire,
pero para acelerar más al balín el flujo debe aumentar y esto sólo se logra aumentando la
diferencia de presiones entre la base del proyectil y el cilindro.

Cuando la presión del lado del cañón cae a más o menos la mitad de la existente en el
lado del cilindro se alcanza una condición conocida como “de flujo crítico”. En esta situación
la velocidad del aire es constante y no aumentará a menos que aumente la presión en el
cilindro. Pero ésta ya está cayendo debido al rebote del pistón y al avance del proyectil, todo
lo cual implica que la velocidad del balín ya no se puede aumentar. Puede sin embargo seguir
siendo empujado a velocidad constante, pues si bien el flujo de aire en el puerto no aumenta
no necesariamente tiene que disminuir.

La única forma de mejorar el flujo de aire sería incrementando la presión en el cilindro,


o manteniendo la existente por más tiempo impidiendo el retroceso del pistón. Ya
describimos nuestros esfuerzos por lograr esto y está claro que “es más fácil decirlo que
hacerlo”.

Cuando se alcanza el flujo crítico se forman ondas de choque que limitan el flujo,
porque en estas condiciones el aire se mueve a una velocidad igual o mayor a la velocidad
local del sonido. Debemos recordar que la velocidad local del sonido varía considerablemente
según la presión y temperatura dentro del puerto a medida que el aire pasa al hacer el
disparo, y puede ser bastante distinta de la cifra aceptada normalmente de alrededor de
1100 FPS.

De lo anterior queda claro que es de vital importancia que exista la menor restricción
posible al paso del aire para que el proyectil obtenga la máxima aceleración antes de que el
puerto llegue a la condición de flujo crítico. Analicemos entonces los tres factores antes
mencionados ya que de ellos depende el flujo máximo obtenible.

The Airgun from Trigger to Target 55


Capítulo 8 – El puerto de transferencia

El diámetro del puerto está de alguna forma limitado por el calibre del rifle. Si es de
mayor diámetro que el calibre cabría la posibilidad de que un balín “caiga” dentro del
cilindro. Para determinar el puerto más eficiente en nuestro rifle adoptamos un
procedimiento de prueba y error. Para ello comenzamos agrandando el diámetro del puerto a
3/8 de pulgada y entonces fabricamos una serie de puertos intercambiables en forma de
manguitos que calzan en el puerto agrandado y con orificios propios entre 1/16” y 11/64”. El
rifle usado para estos experimentos fue del tipo de cañón quebrado. Se pudo así hacer
fácilmente el reemplazo de los puertos y usar O'rings adecuados en cada caso, que sellaban
y también sostenían los falsos puertos en su lugar. El rifle no era muy grande para los
standards actuales, con un cilindro de 1” de diámetro y 2 1/2” de recorrido, lo cual da
1,96 pulgadas cúbicas de volumen barrido.

Con este sistema probamos todos los tamaños de puertos y obtuvimos la siguiente
tabla con velocidades promedio obtenidas para cada tamaño, en calibre .22, con una longitud
de puerto de 3/4”:

Diámetro del puerto Velocidad promedio


(pulgadas) (FPS)

1/16” (0,0625) 334


5/64” (0,078) 338
3/32” (0,094) 420
7/64” (0,1094) 424
1/8” (0,125) 428
9/64” (0,141) 425
5/32” (0,156) 423
11/64” (0,172) 414

De esta tabla se vé que en este caso el diámetro óptimo es de 1/8”. A ambos lados de
este diámetro la velocidad disminuye. Para diámetros pequeños es fácilmente entendible ya
que un orificio pequeño ofrece más resistencia al paso del aire, en cambio un diámetro
grande permite el paso de un caudal mayor. La razón por la que la velocidad también cae
para diámetros grandes no se entiende muy bien, pero tal vez tenga que ver con el hecho de
que hay un mayor “volumen perdido” que produce alguna reducción de presión y por lo tanto
reducción en la aceleración del balín.

Más adelante, como parte de un estudio más profundo en el que se podía también
variar la potencia inicial, con un arma más grande (diámetro de cilindro de 1,18”, recorrido
de 2,56”, volumen barrido de 2,8 pulgadas cúbicas), el diámetro óptimo de puerto de
transferencia resultó ser nuevamente de 1/8”. Esto nos sorprendió al principio, pero al ser la
longitud del puerto mayor (1” contra 3/4” del caso anterior) el incremento de volumen
perdido contrarrestó el mayor volumen barrido. Usamos dos resortes, uno de 36 Ft. lbs. y
otro de 45 Ft. lbs. El resorte de menor potencia produjo la mayor potencia, y por lo tanto
mayor eficiencia, corroborando nuestras observaciones anteriores: un resorte más potente
no necesariamente produce mayores velocidades.

“Volumen perdido” es el término que se usa para describir el volumen del aire contenido
por el puerto de transferencia y otras huecos en cabeza del pistón, en el cierre de la
recámara e incluso el volumen de la cola del balín. Todo este espacio es inevitable y causa
ineficiencia en el sistema. Para ilustrarlo con un caso extremo, supongamos que el volumen
perdido es una fracción importante del volumen barrido. En este caso el pistón llegaría a

The Airgun from Trigger to Target 56


Capítulo 8 – El puerto de transferencia

golpear el extremo del cilindro pues no se alcanzaría a formar suficiente presión para
detenerlo y por igual razón no se llegaría a iniciar el movimiento del proyectil. En el primer
rifle que usamos el máximo diámetro de puerto fue 11/64” porque con diámetros mayores el
pistón ya comenzaba a golpear el extremo del cilindro. En otras palabras, la potencia del
resorte alcanzaba para comprimir el aire en el volumen perdido sin que se forme el colchón
de aire que detiene al pistón, y éste golpeaba el extremo.

La longitud del puerto es mucho más difícil de modificar experimentalmente, pero


resulta obvio que cuanto más corta, mejor, ya que disminuye el volumen perdido. Además,
siendo más corto se produce menor freno al violento pasaje de aire. Hemos visto cómo los
diseños de los rifles evolucionaron hasta los modelos actuales, en muchos de los cuales la
longitud del puerto de transferencia se redujo a prácticamente nada. Vale la pena recordar
que el puerto no tiene otra función que ser una prolongación del cañón por detrás del balín
en la recámara. Si se elimina completamente diseñando la recámara de forma que el cañón
selle directamente contra el extremo del cilindro, entonces el flujo de aire actuaría
directamente sobre la parte trasera del proyectil.

A menudo los primeros fabricantes de rifles perforaban el puerto de transferencia con


inclinación, de forma de unir el centro del cañón con el centro del cilindro. Esto se hacía
probablemente por la suposición de que el aire fluiría mejor desde el centro del cilindro que
desde un borde. La práctica actual sugiere que no hay ninguna diferencia, por lo que los
puertos en ángulo no se usan más. Aún habiendo alguna ventaja en extraer el aire del centro
del cilindro, esta se perdería por el aumento de la longitud (y del volumen perdido) y por
algún efecto de turbulencia producido por los bordes inclinados del conducto.

El aire, como cualquier otro fluido, tiene viscosidad, que es la propiedad de éstos a
oponerse o resistirse al flujo. Compare melaza saliendo de una lata con agua cayendo de un
jarro dado vuelta. Se trata de valores muy diferentes de viscosidad, aunque la de la melaza
puede disminuir con la temperatura. Por supuesto que el aire no es tan viscoso como el agua
a temperaturas y presiones normales, y sin embargo tiene, como todos los gases, la
sorprendente propiedad de que su viscosidad aumenta con la temperatura y también a altas
presiones. Dado que justamente tratamos con altas temperaturas y presiones, las pérdidas
de energía en el aire debidas a esta causa pueden ser significativas.

Para tener una idea práctica de lo que ocurre en el puerto, resulta útil imaginar que el
aire es un líquido. Entonces, recordemos cómo el flujo de un arroyo es perturbado al fluir
sobre un lecho de piedras. Las piedras de bordes agudos forman ondas y remolinos que
restringen el movimiento suave del agua. De igual forma, la mayor parte de los rifles que
analizamos tienen un borde filoso en el comienzo del puerto de transferencia, sencillamente
porque se trata de una simple perforación. No hay nada mejor que un borde afilado para
entorpecer el flujo de un fluido y crear remolinos. Este tipo de bordes es ciertamente una de
las partes del sistema donde se pierde energía.

Nuevamente, los experimentos fueron la única forma de investigar las pérdidas en el


puerto de transferencia. Modificamos uno de los falsos puertos del experimento anterior
dándole forma de campana a la boca de entrada, y esto produjo un inmediato incremento de
7 FPS en la velocidad. Otros rifles modificados de esta forma produjeron incrementos aún
mayores, lo que prueba que la forma y tamaño del puerto son propios de cada tipo de rifle.

Entonces, ¿qué es mejor? A menudo el diseñador de un rifle de aire a resorte se


encuentra entre la espada y la pared. Lo necesario es un puerto corto, de diámetro óptimo y
con una buena forma de entrada, y en todos los casos, superficies bien pulidas,

The Airgun from Trigger to Target 57


Capítulo 8 – El puerto de transferencia

independientemente del diámetro y largo. Desafortunadamente no siempre es posible


acortar el puerto sin comprometer la resistencia física del área involucrada, especialmente en
los resorteros de cañón quebrado.

El tallado de una boca de entrada de puerto en forma de campana es un refinamiento


que no se encuentra a menudo en rifles de producción masiva. Desde un punto de vista
puramente teórico la mejor forma posible para un puerto de transferencia sería una boca en
forma de campana seguida por un tubo venturi, esto es un tubo que se estrecha en el centro
y después se abre nuevamente hasta un diámetro igual al de la entrada de la recámara. Sin
embargo, tras pasar por el engorro de fabricar tal dispositivo, nos desilusionamos pues la
mejora lograda era insignificante.

La arandela de sello de la recámara está ubicada en algunos rifles antiguos en un


rebaje tallado directamente en el final del puerto de trasferencia. Esto conlleva el riesgo de
pérdida de energía en ese punto, ya que la arandela introduce una rugosidad en el camino
del aire y además, al estar comprimida por el cierre se expande al interior del conducto
reduciendo su diámetro.

Un versión bien conocida de rifle de tipo ¨tap loading¨ 4 tenía un embudo en el extremo
del cilindro, lo que producía un flujo suave desde el cilindro hacia el cañón. El pistón
terminaba en forma cónica con un ángulo coincidente con el del embudo. Una consecuencia
de este diseño era que el puerto de transferencia era excepcionalmente corto ya que el ¨tap¨
(grifo) estaba ubicado directamente en vértice del embudo. El mérito de este diseño era que
las pérdidas en esta área eran mínimas. Desafortunadamente, suponemos que el incremento
de los costos de fabricación sobrepasó las ventajas del incremento de eficiencia.

El asunto de la eficiencia en el puerto de transferencia fue materia de profunda


investigación llevada a cabo en la Universidad de Bristol por los Sres. Maddox y Rowson.
Ellos mostraron que es posible, bajo ciertas circunstancias, que el aire del cilindro tome por
un instante un valor de presión negativo, sólo por un instante. Si el proyectil ya se ha
movido por el interior del cañón cuando el pistón rebota, puede absorber hacia atrás algo del
aire que ya había atravesado el puerto, de regreso al cilindro. Esto no nos sorprendió porque
ocasionalmente habíamos encontrado partículas de plomo adheridas a la cabeza del pistón y
al extremo del cilindro en rifles que reparamos. Siempre nos preguntamos cómo habían
llegado ahí y llegamos a la conclusión que debían haber sido chupadas desde la recámara
durante el amartillado del rifle. Sin embargo este fenómeno sólo se observó en rifles que
trabajaban en fase popgun, ya que en fase de combustión no hay posibilidad de un retroceso
del aire hacia el cilindro.

Maddox y Rowson también mostraron que una vez que se alcanza cierta velocidad del
aire en el puerto de transferencia el flujo se torna supersónico y el puerto se estrangula
parcialmente por ondas de choque. Después de eso el aire no puede pasar más rápido con el
resultado de que la presión se acumula frente al pistón. Alguna vez hemos disparado rifles
sin balín en la recámara y se produjo entonces un fuerte estampido que dejo el cañón lleno
de humo. A la luz del trabajo de Maddox y Rowson es claro que una vez que se produce el
estrangulamiento del puerto y la presión sube se llega al punto de combustión, y el rifle se
comporta como si tuviera el balín. Pero como el flujo de aire en el puerto es en estas
circunstancias supersónico, el ruido en la boca del cañón es el familiarmente conocido de un

4 N. del T. Diseño que entre el cañón y el puerto de transferencia tiene un tramo corto que gira de igual
forma que el mecanismo de algunos grifos, dejando en una posición expuesto el conducto, para colocar el
balín, y en la otra quedando dicho conducto alineado entre el puerto y el cañón.

The Airgun from Trigger to Target 58


Capítulo 8 – El puerto de transferencia

balín disparado a velocidad supersónica. En este caso el sonido es incrementado por la


combustión del aceite, que deja al cañón lleno de humo.

Si el rifle es chico, o sus dimensiones o potencia no son suficientes para llegar a la


situación descripta, no habrá suficiente presión frente al pistón como para detener el
movimiento y el pistón se estrellará contra el extremo del cilindro.

Veamos ahora el rol del puerto de transferencia cuando se opera en la fase de


combustión. En este caso el puerto deja de ser un corredor para el paso de aire caliente y a
alta presión, y se convierte en cámara de combustión para el combustible encendido por la
presión y temperatura producida por el pistón. Investigamos hasta donde pudimos la
combustión en el interior del puerto insertando tres varillas de Perspex (acrílico, plexiglas)
A, B y C en el área de combustión (fig. 8.1). La barra A se ubicó en la pared final del
cilindro. Su extremo interior se limó y pulió de tal forma que parecía un periscopio orientado
a lo largo del cilindro directamente hacia el pistón en aproximación. La siguiente se ubicó
directamente en el puerto, y la tercera en el cañón frente al proyectil en su posición justa
antes del disparo. Cada varilla de 3/16” se conformó para coincidir con la superficie interior
del punto en donde estaba ubicada, de manera de no obstruir ni interferir. La varilla B parece
más grande porque en nuestro afán de ver mejor la luz interior le dimos al extremo exterior
forma de lente.

La fotografía (fig. 8.1) muestra los extremos de las varillas junto a otra foto tomada en
la obscuridad en la que se ven los extremos iluminados en el disparo. El fenómeno
demostrado por estas imágenes no es tanto que se produzca un destello al quemarse el
aceite sino que esto ocurre principalmente dentro del puerto de transferencia. También,
puesto que la varilla C está delante de la cabeza del proyectil y sólo queda descubierta
cuando éste ha partido, es interesante notar que que la luz es bien visible en ese punto, lo
que demuestra que la combustión prosigue una vez que el balín se ha movido, y tal vez
persista durante varias pulgadas de desplazamiento.

La naturaleza exacta de la secuencia temporal de los eventos presentes en la fase de


combustión ha sido durante años materia de investigación a nivel mundial por matemáticos e
ingenieros especializados en motores diésel, como Sir Harry Ricardo, en el Reino Unido. Sin
embargo su trabajo estaba más relacionado con máquinas controladas más precisamente
que nuestros impredecibles rifles de aire. No obstante es interesante leer los libros escritos
por esta gente sobre este tema ya que refuerzan y afirman argumentos y principios
relacionados con la fase de combustión.

The Airgun from Trigger to Target 59


Capítulo 8 – El puerto de transferencia

The Airgun from Trigger to Target 60


Capítulo 9 – El cañón

EL CAÑÓN

Cuando hablamos del cañón de un rifle de aire nos referimos al tubo completo que se
extiende desde la boca hasta la recámara, el lugar en el que se coloca el balín para el
disparo. Aunque pueda parecer innecesaria tan obvia definición la hacemos para que quede
claro que incluimos la sección del tubo que aloja al proyectil. De hecho este pequeño sector
del cañón ayuda a determinar la consistencia del rifle, como veremos más adelante.
Echemos primero una mirada al controvertido tema de la longitud del cañón.

Longitud del cañón

Resultó muy trabajoso el estudio de la longitud del cañón en los rifles de aire ya que
era muy común pensar en términos derivados de las armas de fuego. Esta comparación no
es científicamente seria, como muchas otras entre ambos tipos de armas. En el caso de las
armas de fuego el proyectil está en aceleración a todo lo largo del cañón, lo que se logra
adecuando la cantidad y tipo de propelente usado en el cartucho a la longitud del cañón. El
propelente debe ser diseñado cuidadosamente para que se queme dentro del tiempo en que
el proyectil está en el cañón. Cuando esto ocurre los gases de la combustión mantienen una
presión casi constante en la base de la bala transfiriéndole una enorme energía.

Lamentablemente los rifles de aire a resorte están severamente discapacitados en este


aspecto porque la energía disponible para acelerar al balín es muy limitada y sólo se
transfiere al mismo en las primeras cinco pulgadas, más o menos, del recorrido dentro del
cañón. Después de esa distancia, el proyectil no gana ni pierde velocidad hasta recorrer
alrededor de veinticinco pulgadas más, y luego comienza a reducir su velocidad a raíz de la
fricción contra las paredes del cañón y también por la masa de aire que debe mover frente a
sí mismo, dentro del cañón. De esto resulta claro que un rifle a resorte con un cañón largo
no es mas potente que su contraparte de caño más corto, aunque en general un rifle que
trabaje en el modo combustión suele beneficiarse con un cañón largo más que otro que lo
haga en el modo popgun.

La fig. 9.1 muestra la aceleración típica de un proyectil calibre .22 dentro del cañón. Se
puede ver que acelera durante las primeras cinco pulgadas y que el resto de su viaje lo hace
a velocidad constante. La razón de esta velocidad uniforme es que en el puerto de
transferencia se llegó al flujo crítico por la reducción de presión en el cilindro. Este flujo
crítico significa, como mencionamos en el capítulo anterior, que el aire sólo circula a una
cierta velocidad y por ello el proyectil es empujado a un ritmo constante y no acelera. El
gráfico de fig. 9.1 se obtuvo usando el cañón de aspecto desagradable que se ve en la
fig. 9.2 que tiene en su pared agujeros separados 1” entre sí a todo lo largo de su longitud.
En cada uno de estos orificios se instaló un pasador roscado y aislante que a su vez tiene en
su centro un tornillo que se puede ajustar más adentro o afuera del ánima. Con tan extraño
dispositivo fue posible hacer contacto con el proyectil en cualquier punto de su recorrido a
medida que éste avanzaba y cerrar así un circuito eléctrico entre el tornillo, el balín y el
cañón para obtener un pulso eléctrico que permitió determinar con un cronómetro el tiempo
de tránsito para cada distancia. Este cañón experimental podía además acoplarse a una o
varias secciones extensibles que también se ven en la fig. 9.2. Con este proceso pudimos
estudiar cañones de hasta cinco pies de largo. Con longitudes tan grandes la velocidad caía a
valores absolutamente inútiles, pero el experimento sirvió para probar fuera de toda duda
que un cañón largo no es la clave para obtener alta velocidad en un rifle a resorte.

The Airgun from Trigger to Target 61


Capítulo 9 – El cañón

Se da una situación opuesta en el caso de rifles neumáticos, en los cuales hay


habitualmente aire más que suficiente para acelerar al proyectil a lo largo de todo el cañón.
Esto tampoco se debe exagerar ya que un cañón excesivamente largo no luce bien y
desbalancea el arma, haciéndola de muy difícil manejo. En casos en que el silencio es
importante el exceso de aire se puede atenuar mediante un silenciador.

Calce del proyectil

Durante los experimentos con diferentes largos de cañón éramos muy conscientes que
el ajuste del balín y por lo tanto la forma de la recámara son factores cruciales en la potencia
de un rifle, por lo que investigamos el tema en gran detalle. En primer lugar comprobamos lo
que llamamos presión “estática”, que es la necesaria para iniciar el movimiento del proyectil,
con varias formas de recámaras. Conectamos tramos cortos de caño calibre .22 a una bomba
de aceite operada manualmente de forma de poder incrementar la presión detrás del balín
en forma muy gradual, observando el valor de esa presión en un manómetro, y tomamos

The Airgun from Trigger to Target 62


Capítulo 9 – El cañón

nota del valor máximo alcanzado en el momento en que el balín se liberaba. Cada tramo de
cañón tenía la entrada de recámara con una forma distinta, de manera que pudimos
comparar los valores de presión estática con proyectiles standard. También se pudo
investigar así el efecto en dichas presiones con balines con la cola expandida o colapsada.
Hay que aclarar que se trata de valores experimentales de la presión estática, obtenidos con
un test hidráulico realizado en una escala de tiempos mucho más lenta que la que ocurre en
un disparo real. La presión de arranque real (dinámica) es aproximadamente tres veces
mayor, debido principalmente a la inercia del balín.

Después de medir las presiones estáticas de cada tipo de forma, cada cañón se montó
en el rifle experimental y se midió la velocidad real de los disparos. Los resultados, tomados
como promedio de 20 disparos para cada caso, son los siguientes:

Forma de recámara Presión estática (PSI) Velocidad (FPS)

Borde en ángulo recto afilado 374 371


Borde de radio pequeño 444 434
Borde en chanfle de 45° 442 373
Borde en chanfle de 60° 399 390
Entrada apenas cónica 308 292

Resulta claro de estas cifras que para este rifle se requiere una presión estática de
444 PSI para producir la mejor velocidad, en calibre .22, y que esto se consigue con un
borde de recámara levemente pulido. Esta forma óptima esta ilustrada en la fig. 9.3. Es
posible que un proyectil demasiado ajustado requiera de la presión pico para moverse, caso
en que no producirá una velocidad de salida menor. Esto se puede probar expandiendo la
pollera del balín más de lo razonable y midiendo entonces la velocidad.

La razón por la que el borde afilado produce menor presión y por lo tanto menor
velocidad es porque en vez de conformar la cola del balín le rebana un anillo de plomo, y
esto requiere menos fuerza que la necesaria para deformar la cola y adaptarla al orificio del
cañón.

De estos experimentos llegamos a la conclusión de que en el momento del disparo la


cola del proyectil debe primero calzar contra el extremo del cañón y entonces, a medida que
la presión sube la pollera colapsa hasta tener el mismo diámetro que el orificio, momento en
que se libera y acelera con máxima presión detrás. La importancia de este calce óptimo en
recámara antes del disparo se pierde cuando antes se fuerza al balín en una matriz de
calibrado. Estos implementos aparecen cada tanto en el mercado con anuncios
grandilocuentes sobre sus ventajas. Normalmente sólo sirven para reducir la velocidad al
reducir el diámetro de la cola, aunque en algunos casos pueden ser útiles cuando los balines,
por sus dimensiones, son totalmente inadecuados para el cañón o la potencia del rifle. La
forma de entrada en recámara es de menor importancia en rifles neumáticos pues en casi
todos los casos el frente del cerrojo empuja al balín dentro del ánima conformándolo al
diámetro y estriado antes del disparo, quedando así perfectamente ajustado, casi como si se
tratara del modo cerbatana.

Un beneficio adicional del ajuste correcto en la recámara es que la velocidad final es


más uniforme. Medimos variaciones del orden del 2% con ajuste correcto, mientras que si no
se da esa situación las variaciones andan por el 6%. Esto es una notable mejora, ya que
parte de ese 2% puede deberse a variaciones de los mismos balines.

The Airgun from Trigger to Target 63


Capítulo 9 – El cañón

El borde pulido que encontramos tan eficiente no es fácil de conseguir cuando el rifle
tiene un sistema de carga mediante “loading tap”. Los “taps” siempre han tenido un orificio
ahusado dentro del cual cae el balín. Vimos que la recámara con este tipo de entrada es la
peor para conseguir eficiencia y regularidad. Al ocupar el balín una posición dentro del caño
se incrementa el volumen perdido que se agrega al del puerto de transferencia, y esto
disminuye la eficiencia. Los “tap loaders” están dejando paso a sistemas de carga mucho
más sofisticados tales como magazines, o la recámara rotatoria de BSA, o el sistema
adoptado por Weihrauch en su clásico modelo 77 en el que el balín se carga directamente en
el extremo del cañón cuando el cilindro ha sido desplazado.

Los diseños de rifles de cañón quebrado no son tan populares desde que las miras
telescópicas reinan por doquier, porque siempre está la preocupación de que el cañón no
tome siempre la misma posición al cerrarse, tiro tras tiro, lo cual haría perder la alineación
entre la mira y el cañón. El sistema de cañón quebrado ha sido el más ampliamente usado
desde los albores de los rifles populares a resorte, pero en armas más costosas se reemplazó
por un sistema de palanca inferior y “tap” porque las juntas de recámara del otro sistema
son propensas a perder, o a aflojarse. También, el hecho de usar al propio cañón como
palanca de amartillado redujo su popularidad por el temor de se arquee.

La boca de cañón

Veamos ahora el extremo de salida del cañón. Es de vital importancia que la boca de
salida del cañón sea mecánicamente perfecta. No puede haber rebabas, manchas de óxido o
agrandamiento, aunque es poco probable encontrar esta última falla en rifles de aire. Los
cañones de las armas de fuego suelen limpiarse usando un trozo de tela atado a un trozo de
cordón de longitud suficiente. Si se permite que el cordón se arrastre por el borde de la boca
eventualmente terminará agrandándola por fricción y arruinará la precisión del rifle.

La boca de salida es la parte más importante del cañón en cuanto a precisión se refiere
ya que es la responsable de impartir la dirección final al proyectil. Si no es perpendicular al
eje del cañón el balín saldrá en dirección errónea. Para verificar esto deliberadamente
modificamos un cañón dando una inclinación de 15° al plano de la boca. Es sorprendente
encontrar que aunque los proyectiles salían a un ángulo aproximadamente igual al de la boca
modificada, volaban con toda precisión produciendo un muy buen agrupamiento en un punto
obviamente no coincidente con el eje del cañón.

Es muy importante que el balín tenga un ajuste firme al abandonar el cañón o la


precisión se pierde. Es por eso que muchos fabricantes comprimen los últimos tres cuartos
de pulgada del cañón para formar un estrangulamiento o “choke”. El término es mejor

The Airgun from Trigger to Target 64


Capítulo 9 – El cañón

conocido en las escopetas, donde el diámetro reducido en la boca hace que los perdigones se
mantengan más agrupados. Nosotros, los “airgunners”, lo tomamos prestado. Sin embargo,
el grado de reducción en armas de aire puede ser de alrededor de 0,001” mientras que en
escopetas puede ser de 0,030” o más.

La razón de producir ese estrangulamiento en armas de aire es para asegurarse de que


al momento de abandonar el cañón el balín tenga un ajuste firme y cerrado con el cañón. No
es un descrédito para un fabricante de cañones decir que no son perfectos y que necesitan el
“choke” para mejorarlos. Cualquiera haya sido el procedimiento mecánico para producir el
estriado interno del caño, su diámetro interno puede variar por pequeños márgenes a lo
largo de su longitud, es decir, cada cañón es único pues esas variaciones nunca estarán en
los mismos lugares en cañones distintos. Si a todo cañón se le hace el estrangulamiento en
el extremo de la boca después de haber completado todas las demás operaciones mecánicas,
y si esta última operación deja un diámetro ligeramente inferior al de cualquier punto del
interior del cañón, entonces el proyectil abandonará el arma con el ajuste más firme de todos
los encontrados antes en su viaje hacia la boca. En un mundo ideal todos los cañones
deberían ser perfectos, con diámetros internos constantes en toda la longitud, sin ningún
tipo de falla que pudiera perturbar el desplazamiento del balín. En la práctica esto es casi
imposible de lograr, al menos con costos razonables. Tampoco es correcto decir que la
existencia del estrangulamiento se debe a la mala calidad del cañón. Muchos fabricantes
estrangulan sus cañones para hacerlos menos dependientes de pequeñas diferencias entre
los balines y conseguir resultados más uniformes con distintos tipos de balines. Aun en el
hipotético caso de un cañón perfecto el balín experimenta durante su recorrido un desgaste
que reduce su diámetro, por lo que es más chico cuando sale que cuando arranca, y el
estrangulamiento también compensa esta reducción.

Los primeros cañones solían tener estrangulamientos excesivos, del orden de 0,004”,
que le robaban mucha energía al proyectil. En estos casos llegamos a eliminar la sección
reducida sin mayor pérdida de precisión y con una gran ganancia de potencia.

A modo de experimento para verificar las ventajas del estrangulamiento invertimos


deliberadamente un cañón cargando así el balín en el sector estrangulado. Los disparos
salieron en todas direcciones, ya que su diámetro se redujo de entrada y circularon flojos en
el resto del recorrido, tornándose completamente imprecisos. El experimento demuestra de
qué forma depende la exactitud del disparo del ajuste entre balín y cañón, especialmente en
el momento de salir por la boca.

El estriado

La historia del estriado es en sí misma fascinante. Desde que se estableció el valor de


este procedimiento mecánico, allá por el año 1800, ha habido más experimentos
relacionados con la forma de las estrías y el paso del helicoide que con cualquier otra parte
del rifle. Se han ganado y perdido fortunas en la búsqueda de la perfección en este tema.
Algunos diseños eran fascinantes, como estrías de paso variable decreciente para que la
velocidad de rotación del proyectil se incrementara a medida que recorría el ánima, o estrías
cuya profundidad aumentaba a medida que se acercaban al brocal para evitar que el
proyectil se “desenganchara” del estriado al abandonar el brocal. Esto tema parece haber
sido una preocupación importante en épocas en que los proyectiles se hacían de plomo
solamente, sin funda de otro metal como los actuales. Se pensaba que si se usaba
demasiada pólvora el proyectil no se agarraría al estriado en forma correcta, y se movería
como si el ánima no fuera lisa, sin estrías, y saldría del cañón sin rotar. Este es un
argumento difícil de aceptar pues los armeros sabían perfectamente que la bala se expande

The Airgun from Trigger to Target 65


Capítulo 9 – El cañón

dentro del estriado al recibir la presión creciente de la combustión del propelente.

Tal vez es difícil entender por qué el estriado, una vez desarrollado, no se convirtió en
algo standard en todo cañón. Había otros problemas que obraban en contra de sus ventajas.
Uno de ellos era la excesiva suciedad dejada por la combustión de la pólvora negra. También
la carencia de un sistema aceptable de carga de recámara que solucionara los problemas de
la carga por la boca, contribuyó a demorar el desarrollo de procedimientos de estriado
exitosos.

Sin embargo, en 1909 el doctor F. W. Mann escribió un libro titulado “El vuelo del
proyectil, desde el brocal al blanco”. Ha dejado de considerarse como un trabajo principal en
el campo de la balística porque se refiere especialmente a balas de plomo de gran calibre,
caídas en desuso actualmente. No obstante es un trabajo de gran importancia para nosotros
porque sus métodos de investigación del vuelo de un proyectil son todavía aplicables a
nuestros pequeños balines. Muchos de nuestros propios estudios están basados en sus
técnicas experimentales.

El Dr. Mann dedicó gran parte de su vida al estudio del vuelo de los proyectiles, e hizo
más experimentos controlados con balas de plomo que nadie de su época. Demostró
claramente que el desenganche del estriado es un mito. Llegó a forzar una bala a través de
un cañón estriado hasta que sólo quedó un cuarto de pulgada dentro del cañón. Entonces,
sosteniéndolo firmemente con una herramienta lo hizo girar sin permitir que avance o
retroceda, esperando que girara dentro del ánima, zafando de las estrías. En cambio, se
cortó a ras con la corona dejando dentro del cañón el resto intacto de la bala. Este simple
experimento, y otros, probaron fuera de toda duda que una modesta profundidad en las
estrías es capaz de impartir la cantidad de energía que requiere el balín para girar.

Es importante notar que un proyectil girando sobre sí mismo contiene dos formas de
energía ya que además de la energía cinética lineal que ya conocemos está también la
“energía de rotación” que es la que le imparte el estriado del cañón. Calcular el valor de esta
energía es más complicado que la cinética lineal, pues implica conocer el momento de inercia
del proyectil, que depende en parte de la velocidad angular de giro y de la distribución de
masa alrededor del eje central del proyectil. Sin embargo, para los balines normales que
usamos el valor de esta energía es despreciable en comparación con el de la energía cinética
correspondiente al desplazamiento lineal.

El Dr. Mann menciona que en todo su contacto con armas nunca encontró que una bala
hubiera zafado del estriado del cañón. Nosotros lo reafirmamos, pues hemos detenido
proyectiles en vuelo para su análisis y tampoco detectamos esa falla. Simplemente no
ocurre.

Hasta ahora no hay acuerdo general sobre el paso que debe tener el estriado, y
probablemente nunca lo haya. Cada fabricante es libre de usar sus propias ideas sobre este
tema. Lo que sí parece haberse normalizado es el sentido de giro, correspondiente a lo que
denominamos “rosca derecha”, es decir que al avanzar el proyectil gira en sentido horario.

Hemos encontrado cañones con estriados de entre una vuelta cada trece pulgadas
hasta una vuelta cada treinta y cuatro pulgadas. Hemos oído también de experimentos con
valores bien por arriba y debajo de esos extremos que no resultaron muy precisos. En las
armas de fuego se observan variaciones en el paso del estriado semejantes a las de los rifles
de aire.

The Airgun from Trigger to Target 66


Capítulo 9 – El cañón

Los populares proyectiles en forma de diábolo que se usan en el tiro con aire no basan
su estabilidad de vuelo tan solo en el efecto giroscópico producido por el giro sino también
en la forma del balín. Esta forma de desarrolló en un comienzo para incrementar la precisión
de los primeros rifles de cañón liso que disparaban proyectiles esféricos. Algún armero
iluminado habrá notado que las pelotas de badmington siempre vuelan con la nariz hacia
adelante y se le ocurrió miniaturizar esa forma en plomo. Es notable cómo un cañón liso
puede producir disparos precisos con un balín moderno. Por lo tanto se puede decir que los
balines actuales están doblemente estabilizados, primero por la rotación producida por las
estrías y luego por el aire pasando alrededor de su forma tan particular.

Un interesante cálculo nos muestra que un balín viajando a una velocidad promedio de
550 FPS disparado desde un cañón estriado a razón de una vuelta cada 16 pulgadas gira a
una velocidad alrededor de 25.000 rpm, una velocidad angular realmente grande. Pero,
después de cubrir una distancia de 30 yardas habrá girado sólo unas setenta vueltas.

La forma de los surcos y las crestas en los cañones de los rifles de aire modernos son
casi standard (fig. 9.4), siendo las crestas las secciones entre los surcos. En la mayoría de
los casos las crestas y los surcos tienen el mismo ancho, pero su número suele variar entre
seis y doce. El fabricante hace su propia elección en este aspecto. La profundidad de las
ranuras es bastante constante entre 0,002” y 0,003” tanto para calibre .177 como para .22,
pero en calibre .25 puede llegar a 0,004”.

Normalmente el diámetro en el fondo de los surcos es el correspondiente al calibre, y


por lo tanto el diámetro medido en los topes de las crestas es menor que el del calibre en
una magnitud igual al doble de la profundidad de las ranuras. Algunos fabricantes se apartan
de estos patrones, generalmente por razones comerciales, tales como que el cañón sólo sea
apto para determinado tipo o marca de balín, lo que nos parece una especie de suicidio
comercial que no beneficia a nadie. Ningún aficionado al aire comprimido querrá estar atado
a condiciones como la mencionada y por lógica evitará ese tipo de equipo.

Dijimos antes que las crestas tienen usualmente el mismo ancho que los surcos, pero
Weihrauch siempre hace sus cañones .22 con un estriado muy particular. Los surcos son muy
anchos y las crestas son apenas unas delgadas costillas en espiral a lo largo del ánima. Este
sistema tiene muchas ventajas, ya que la deformación del proyectil es mínima y el sello
entre balín y caño es excepcionalmente bueno, especialmente cuando la presión del aire no
es suficiente para expandir la cola del balín en los rincones de un estriado convencional.

De hecho existe otro tipo de estriado llamado “multisurco”, en el que el estriado semeja
una gran cantidad de pequeñas arrugas. Hay muchos más surcos que en el estriado
convencional, y a menudo estos surcos son semiesféricos con crestas afiladas para
enganchar al proyectil. No es un sistema muy común en la actualidad pero se usó en otros
tiempos en muchos rifles de gran calibre e invariablemente en bastones neumáticos.

The Airgun from Trigger to Target 67


Capítulo 9 – El cañón

Hay otro sistema similar conocido como “microsurco” consistente en una gran cantidad
de surcos superficiales, tanto que a veces es muy difícil verlos sin la ayuda de una lupa.
Cumplen perfectamente con el cometido de impartir giro al proyectil y le producen mucho
menos daño que los sistemas convencionales, en los que el estriado normal y el
estrangulamiento en la boca hacen que a veces el exterior del balín recuerde a una sierra
circular. La fig. 9.5 muestra dos balines similares que pasaron por diferentes cañones. El de
la izquierda se disparó por un cañón ajustado, con estrangulamiento. Se ve dañado en grado
tal que se podría resentir la precisión. El de la derecha tenía el calce correcto , con la cabeza
apoyando perfectamente sobre las crestas y el estriado apenas grabado en la cola.

Refiriéndonos nuevamente al Dr. Mann, él demostró que si se mueve un tapón de plomo


cubierto con esmeril en forma helicoidal hacia adelante y hacia atrás por dentro de un cañón
liso, los balines se enganchan perfectamente a las marcas superficiales dejadas por el
esmeril. Entonces abandonan la boca girando de igual forma que si el cañón hubiera estado
estriado de la manera convencional.

Siguiendo las instrucciones del Dr. Mann rayamos un cañón liso calibre .22 y los balines
salieron disparados sin una sola marca y hasta podría decirse que con una forma más pareja
que cuando se cargaron. Debemos decir sin embargo que la precisión no fue tan buena como
con un estriado normal, pero el cañón de prueba no tenía estrangulamiento. Nos parece que
el estriado por microsurcos es promisorio para rifles de aire, aunque podría no ser muy
popular para los primerizos que quieren ver espirales palpables al mirar a través del ánima.

Vibración del cañón

En el campo de las armas de fuego frecuentemente se culpa a la vibración del cañón


por la falta de precisión del rifle. Se ha usado fotografía de alta velocidad para estudiar este
fenómeno y se vé que a medida que el proyectil avanza el cañón vibra y se retuerce como
una serpiente excitada. Esto no es sorprendente si pensamos en la enorme presión que se
genera por la combustión del propelente mientra fuerza al proyectil de calce ajustado a lo
largo del tubo.

Investigamos esta vibración para ver si podía ser causa de falta de precisión en rifles de
aire. Estábamos interesados sólo en la vibración producida por el proyectil mientras recorre
el caño e inmediatamente luego de dejarlo. Como no queríamos interferencia de las
vibraciones del pistón y el resorte, usamos en esta ocasión nuestro proyector neumático.
Más adelante, en los capítulos referidos a rifles neumáticos lo describiremos con mayor
detalle, pero ahora aceptemos que se trata de un rifle neumático montado muy sólidamente,

The Airgun from Trigger to Target 68


Capítulo 9 – El cañón

cuyo cañón se puede dejar sin ningún soporte en casi toda su extensión.

Montamos transductores de vibración en la boca de un cañón para captar cualquier


vibración y poder verla en un osciloscopio. Un leve golpe dado con la mano en cualquier
punto producía un violento movimiento del trazo en la pantalla, y sin embargo un disparo
producía una reacción pequeña. Haciendo que el disparo rompa una mina de lápiz justo al
salir por la boca pudimos determinar si la leve vibración notada ocurría antes o después de la
salida del balín.

El experimento mostró una cantidad insignificante de vibración antes de la salida del


proyectil, y que el resto de la vibración que ya habíamos visto se produce después de la
salida del balín no teniendo por lo tanto efecto sobre la precisión del disparo.

Nos embarcarnos en varios experimentos más para verificar el primero, y también para
asegurarnos de que la vibración no estaba relacionada con agrupaciones dispersas. En una
ocasión engrampamos un pesado mandril de torno en el extremo de salida, y en otra
montamos el caño sobre anillos de goma blanda, pero en ambos casos el efecto sobre la
agrupación fue despreciable. El factor importante parecía ser siempre la combinación de
cañón y balín, aunque posteriormente descubrimos que en realidad es la combinación de
cañón, balín y velocidad lo que tiene mayor influencia en el tamaño de las agrupaciones,
antes que cualquier vibración que se produzca en un rifle en buen estado.

Lubricación

La limpieza y lubricación de los cañones siempre ha sido fuente de controversias. Un


rifle a resorte correctamente engrasado siempre mantendrá al cañón suficientemente
lubricado debido a la pequeña cantidad de grasa y vapor de aceite que sigue a cada proyectil
a través del ánima del cañón. Por otro lado, los rifles neumáticos o los de resorte que
trabajan en fase popgun no lubrican en absoluto al cañón. Los tiradores de precisión que
usan este tipo de armas recomiendan el uso de pequeñas cantidades de aceite en
vaporizador para humedecer los balines al comienzo de una competencia. En tiempos
pasados nadie limpiaba los cañones de los rifles de aire. En la actualidad la calidad de los
balines y de las armas creció al punto en que su precisión potencial es realmente alta, y
entonces es ventajoso que el cañón esté limpio y levemente lubricado. Las baquetas con
cepillos blandos se usan ocasionalmente para remover grasa y virutas de plomo que
pudieran quedar en el estriado. Pero como todo en nuestro tema, la exageración es
contraproducente: demasiada limpieza, especialmente con cepillos duros o baquetas no
cubiertas, producirá con seguridad más mal que bien.

Defectos

A veces los cañones, debido a accidentes o a mal uso, se tuercen. Si esto no se detecta
será fuente de infinita frustración, especialmente si hay una mira telescópica instalada, pues
siempre existirá la duda de si la culpa de los disparos errados es del cañón o de la mira mal
colocada. No es difícil enderezar un cañón si el daño no está concentrado en un punto, como
ocurre en el caso de disparar un rifle de quiebre antes de cerrar la recámara. En este caso el
cañón es a menudo severamente torcido en el punto en que entra al bloque de la recámara.
No obstante, si se saca el caño de su montaje puede enderezarse sujetándolo en una morsa
entre trozos de madera blanda y empujándolo suavemente, usando una regla para verificar
la rectitud.

Los fabricantes de cañones usan un sistema denominado “sombreado” para verificar la

The Airgun from Trigger to Target 69


Capítulo 9 – El cañón

rectitud de sus tubos. Es una técnica que requiere mucha destreza y consiste en fijar una
banda negra en una ventana y observar sus reflexiones por dentro del cañón. Inclinando y
girando el caño, la sombra se mueve suavemente a lo largo del ánima y un ojo bien
entrenado puede así detectar cualquier error que se podrá corregir inmediatamente.

El examen del orificio y el estriado de un cañón se puede encarar mejor mirando desde
cada extremo hacia una luz brillante. Con la ayuda de una lupa se puede revelar la condición
del caño hasta una profundidad considerable, pudiéndose ver en foco zonas distantes hasta
tres pulgadas del extremo. Cualquier falla o rayón se puede ver claramente de esta forma.

Se puede examinar el estado del estriado desde cualquiera de los extremos del cañón
aceitándolo internamente y luego tapándolo con trapo a una distancia conveniente desde el
extremo. El tramo a revisar se calienta y se llena con azufre derretido. Una vez enfriado y
solidificado el tapón de azufre se puede extraer fácilmente para su análisis con una lupa.
Descubrimos que con azufre se obtiene mejor calidad de imagen que con el método
tradicional con plomo. Se debe tener cuidado de no sobrecalentar al azufre o se convertirá en
una substancia parecida a la goma de mascar.

Se da un fenómeno curioso en los rifles de aire: si después de efectuar una serie de


disparos se acerca la recámara a la boca y se sopla suavemente, la velocidad del siguiente
disparo será más alta que la de todos los anteriores. Hay varias explicaciones posibles: la
eliminación de vapores pesados resultantes de la combustión, que podrían frenar al disparo,
o el efecto de lubricación que podría producir el tenue depósito de humedad condensada en
la pared del cañón. Esto último parece ser lo más probable pues si se sopla en sentido
contrario, desde la boca del cañón hacia la recámara, no se produce el incremento de
velocidad.

Antes de finalizar con el tema de los cañones, consideremos brevemente al arma que
es todo cañón y casi nada más que eso: la cerbatana. El increíble alcance y precisión que
caracterizan a esta arma son logros sorprendentes si consideramos lo difícil que resulta
producir presiones tan bajas como 1 PSI simplemente soplando dentro del caño. Así y todo,
se sabe que los cazadores que usan cerbatanas pueden matar pájaros y monos a
considerables distancias, a veces sin siquiera emplear dardos envenenados. El secreto de la
cerbatana se basa en su longitud y en el tamaño de los pulmones del cazador, que
combinados producen una velocidad de salida útil. Mientras que un rifle a resorte emplea un
proyectil de calce ajustado y produce un volumen de aire pequeño y altamente comprimido
detrás de él para impulsarlo, en la cerbatana el dardo calza flojamente para permitir a los
pulmones del cazador mantener una presión baja pero constante, que produce una
aceleración también constante a lo largo de todo el recorrido por el interior del cañón. En
otras palabras, es un gran volumen de aire a baja presión en vez de un pequeño volumen a
alta presión.

Sin duda la longitud de una cerbatana tiene un máximo relacionado a la capacidad


pulmonar de su dueño, procurándose simultáneamente minimizar el volumen total de aire
reduciendo el calibre al mínimo compatible con el tamaño de los dardos. El peso y
construcción del dardo mismo habrá también evolucionado por el método de prueba y error,
pero el éxito de la combinación final es famoso en el mundo.

The Airgun from Trigger to Target 70


Capítulo 10 – El retroceso

EL RETROCESO

Desde que escribimos “The Airgun from Trigger to Muzzle”, hace algunos años, cierta
característica de todo rifle de aire denominada “retroceso” se ha vuelto cada vez más
importante para los airgunners, en parte por el uso generalizado de miras telescópicas que
pueden resultar dañadas por este fenómeno, o al menos resultar desplazadas en su montaje
con lo que se pierde la correcta alineación. Pero la razón más importante por la que se debe
entender cómo se produce el retroceso y tratar de disminuirlo es que atenta contra los
elevados niveles de precisión que se pueden obtener con los rifles y proyectiles actuales.

Sin embargo, el tipo de retroceso que ocasiona daño a las miras sólo ocurre en rifles en
los que la energía se almacena en un resorte o un gas ram, y este tipo de retroceso no es
“retroceso real”, y será tratado más adelante.

Retroceso real

El retroceso real o verdadero es producido principalmente por la aceleración del


proyectil desde su estado inicial de reposo en la recámara hasta que se mueve a alta
velocidad y abandona el cañón. Se puede analizar correctamente a la luz de la tercera ley del
movimiento, de Newton, que establece que: “A toda acción se opone otra de igual valor y
sentido contrario”. Los aficionados a las armas, tanto de aire como de fuego, suelen a
menudo disentir sobre el momento en que se produce el retroceso. Algunos opinan que se
produce al salir el proyectil por la boca y otros que se produce recién después de ese
momento.

El efecto de retroceso se puede demostrar muy claramente con dos personas


enfrentadas sobre una pista de patinaje sobre hielo. Si una intenta empujar a la otra, ambas
partirán en direcciones opuestas, con mayor velocidad la más liviana. En base a este ejemplo
no es difícil entender la verdadera secuencia que se desarrolla durante el retroceso. Si
imaginemos un proyectil gigante, con un peso semejante al del rifle mismo, es evidente que
el retroceso debe comenzar en el mismo momento en que el proyectil empieza a moverse.
En ese instante el rifle es empujado hacia atrás al tiempo que el proyectil lo es hacia
adelante. El hecho de que en realidad el peso del proyectil es mucho menor al del rifle no
modifica en absoluto la secuencia temporal, sino solamente las magnitudes de las fuerzas
involucradas.

De hecho existen tres causas de retroceso en los rifles de aire. Una de ellas depende
del peso del balín, y es la más importante no por ser la de mayor valor sino porque ocurre
mientras el balín todavía está en el cañón, por lo que puede afectar la exactitud del disparo.
La segunda se origina en el efecto de cohete producido por el estampido de aire en boca de
cañón cuando el proyectil lo abandona. Por último, hay un muy pequeño efecto de retroceso
producido por la masa de aire frente al proyectil, dentro del cañón, que se debe acelerar
también hacia la boca. En general se puede ignorar en los rifles de aire, pues la masa del
aire es muy chica y no hay suficiente velocidad como para que se note su efecto sobre el
retroceso total.

El efecto cohete es tal vez sorprendente, pero si nos olvidamos del proyectil e
imaginamos al arma como un cohete verdadero, con una buena cantidad de propelente
cargada en la recámara, no es difícil darse cuenta de que al quemarse y expandirse dicha
carga en el cañón se produce una masa de gases que saldrá expelida a gran velocidad por la
boca, produciendo el consabido empuje del rifle (“cohete”) en dirección opuesta. En la
situación real de un rifle, ese empuje, o reacción, o retroceso, lo empujará contra el hombro

The Airgun from Trigger to Target 71


Capítulo 10 – El retroceso

del tirador. El aire puede considerarse como otro proyectil ubicado detrás del proyectil real,
con mucho menor peso que éste pero con velocidad mayor en el momento de salir por la
boca. Su efecto sobre el retroceso total puede ser muy significativo, como veremos más
adelante.

Dijimos antes que el retroceso comienza en el instante en que el proyectil se pone en


movimiento, y esto implica que debe cesar cuando éste sale por la boca. Mostramos también
que el efecto cohete se produce precisamente a partir del momento en que el balín abandona
el caño. Podríamos decir entonces que el retroceso se divide en dos partes, pero en el caso
de los rifles de aire esto sería hilar muy fino. Es más simple magnificar las cosas
considerando primero un sistema con niveles de energía mucho mayores, como es una
escopeta. Esta produce en el momento del disparo un considerable golpe de la culata contra
el hombro del tirador, resultante de los tres factores que ya consideramos con un aporte
extra producido por los tacos y elementos de cierre del cartucho, que forman parte de la
carga a expulsar además de los perdigones. Más adelante en este capítulo mostraremos que
el retroceso debido al efecto cohete puede llegar a los dos tercios de la energía total de
retroceso. Teniendo esto en cuenta resulta obvio que la única parte del retroceso que puede
afectar la precisión del disparo es la correspondiente al proyectil mismo, ya que el efecto
cohete no alcanza al proyectil una vez que éste ha partido. Se da la misma situación en el
caso de rifles neumáticos muy potentes, cuyo efecto cohete constituye una buena proporción
del retroceso total.

La magnitud del retroceso producido por el proyectil depende de tres factores: el peso
del proyectil, su velocidad, y el peso del arma. Esto explica inmediatamente el por qué del
pequeño retroceso en rifles neumáticos potentes: el proyectil es liviano, su velocidad no es
demasiado alta y el rifle es muy pesado en comparación al proyectil. Por ser el peso del rifle
tan importante en el cálculo del retroceso se debe tener en cuenta que el tirador también
forma parte del sistema, ya que un apoyo firme de la culata contra el hombro hace que el
arma se mueva menos pues se comporta como si tuviera más peso, aunque estos
argumentos son más aplicables a las armas de fuego por la magnitud de las fuerzas
involucradas.

Consideremos ahora más detalladamente el efecto de la aceleración del proyectil sobre


el retroceso. Por la tercera ley de Newton la presión que empuja al balín hacia adelante es la
misma que empuja al rifle hacia atrás produciendo el retroceso, y el efecto dura mientras el
proyectil está dentro del cañón. Por el principio de la conservación del momento lineal, el
producto de la velocidad del proyectil por su masa iguala al producto de la masa del arma
por su velocidad de retroceso. Si tenemos:

Masa del arma =M


Masa del proyectil =m
Velocidad del arma =V
Velocidad del proyectil = v

entonces, por la conservación del momento lineal:

mv=MV

y puesto que Masa = Peso / Aceleración de la gravedad, tenemos:

w W
v= V
g g

The Airgun from Trigger to Target 72


Capítulo 10 – El retroceso

en la cual w es el peso del proyectil y W el peso del arma. El valor de g es el mismo


para el proyectil y para el arma, por lo que la ecuación queda:

wv=WV

wv
de dónde: V=
W

Ahora podemos calcular la velocidad del retroceso y por lo tanto la energía impartida al
rifle por la aceleración del balín. Supongamos los siguientes valores:

Peso del arma (W) = 6,625 Lbs


Peso del balín .22 (w) = 0,00214 Lbs (15 Grains)
Velocidad de salida (v) = 430 FPS

Substituyendo valores:

0,00214 × 430
V= =0,1389 FPS
6,625

Para calcular la energía impartida al rifle por esta velocidad usamos la ecuación de la
energía:
WV 2
E=
2g

Substituyendo valores:

6,625 × 0,1389 2
E= =0,002 Ft lbs.
2 × 32,16

Como no podíamos basar nuestra investigación solamente en resultados matemáticos


ideamos un montaje para poder medir el retroceso en forma experimental. Para ello
suspendimos el rifle con dos cuerdas de forma que el cañón quedara nivelado tanto en el
estado inicial de reposo como al balancearse hacia atrás después del disparo. Fijamos un
índice en un costado del rifle y ubicamos detrás del mismo una escala en posición fija.
Pudimos así tomar fotografías de la escala y el índice para medir el retroceso. Los disparos se
hicieron con un solenoide montado en la culata en un ángulo tal que no alterara el
movimiento de retroceso.

Al disparar el rifle se balancea hacia atrás y hacia adelante como un péndulo, y al


moverse así se eleva en los extremos. La magnitud de esta elevación en la primera oscilación
hacia atrás es el dato a medir pues su producto por el peso del rifle nos dará la energía
aportada por el retroceso. Puesto que conocemos la longitud de las cuerdas de suspensión y
medimos el balanceo, con un poco de matemática podemos calcular la energía. De la
ecuación (1) resulta evidente que un proyectil calibre .177 produce menos balanceo que uno
de calibre .22, que es más pesado. Un balín calibre .22 de 15 grains produjo un
desplazamiento horizontal de 0,4 pulgada en un arma de 6,625 Lbs. estando suspendido por
cuerdas de 22 pulgadas de longitud. Usando el teorema de Pitágoras se puede calcular el
correspondiente desplazamiento vertical (fig. 10.1).

The Airgun from Trigger to Target 73


Capítulo 10 – El retroceso

CB =  y  x = 22

de dónde x = 22 − y (1)

Por ser ABD un triángulo rectángulo, tenemos:

AB 2 = BD 2  AD 2

Entonces 22 2 = x 2  0,4 2 y de aquí x 2 = 222 − 0,4 2 (2)

Reemplazando la ecuación (1) en (2) tenemos:

22 2 − 0,42 = 22 − y2 = 222  y 2 − 2 × 22 × y

Simplificando y reordenando:

y 2 − 44y  0,42 = 0

Resolviendo esta ecuación cuadrática obtenemos:

y = 0,0036 pulgada

Es decir que el rifle subió 0,0036 pulgada, o lo que es lo mismo 0,0003 pie, que
multiplicado por el peso de 6,625 lbs nos da una cifra de 0,002 Ft. lbs.

Este valor corresponde a la energía de retroceso total, medida en forma experimental.


Es tan bajo que se puede despreciar en los cálculos de pérdidas de energía o eficiencia, pero
hay que notar que coincide con el valor calculado anteriormente tomando en cuenta sólo el
efecto de la aceleración del proyectil a lo largo del cañón. Se podría esperar alguna diferencia
entre estos valores, como consecuencia del efecto cohete, pero dicho efecto es tan bajo que
en la práctica no se llega a percibir en este tipo de arma.

The Airgun from Trigger to Target 74


Capítulo 10 – El retroceso

Efecto cohete

Para satisfacer nuestra curiosidad decidimos estudiar la forma de aislar el pequeño


efecto cohete mediante un experimento. Fabricamos un moderador o freno de boca para
colocar en el extremo del cañón basado en diseños militares que para reducir el retroceso
desvían hacia atrás el flujo de gases en la boca del cañón. En nuestro caso el moderador
consistía en una extensión del cañón de alrededor de dos pulgadas, con tres pequeños
orificios perforados con un ángulo de 30° respecto al eje del cañón. El estampido del aire en
la salida debería entonces proyectarse hacia atrás en oposición al retroceso del rifle,
empujándolo hacia adelante durante el breve tránsito del proyectil por el interior del
moderador. Los resultados fueron desalentadores, debido seguramente a la presión
relativamente baja y al poco volumen disponible de aire en un rifle a resorte. Nuestra
intención era la de poder detectar una leve diferencia en el balanceo del rifle en las
condiciones con y sin moderador, pero las mediciones eran tan semejantes que no se pudo
establecer una diferencia discernible.

Habiendo investigado el retroceso con cierto detalle en rifles a resorte, consideramos


que el tema estaría incompleto sin repetir los mismos experimentos con un rifle neumático.
Suspendimos entonces las partes principales de nuestro proyector (fig. 15.5) de cuerdas de
igual longitud que las usadas anteriormente, y agregamos pesos de plomo para igualar el
peso con el del rifle a resorte del experimento anterior, para poder hacer comparaciones
directas entre ambos.

Al disparar el rifle neumático produjo un balanceo mucho mayor que el resortero y no


fue necesario calcular la elevación en función del desplazamiento horizontal, como hicimos
antes. En este caso pudimos medir el desplazamiento vertical directamente sobre una escala
de papel fijada detrás en la que dibujamos un arco de circunferencia de 22 pulgadas de
radio, igual a la longitud de las cuerdas.

El valor obtenido de energía de retroceso fue ahora de 0,012 Ft. lbs., en vez de los
0,002 Ft. lbs. anteriores. Este incremento nos hizo suponer que la causa debía ser un mayor
efecto cohete, pues los rifles neumáticos expulsan una cantidad de aire considerablemente
mayor que los de resorte. En una serie extra de experimentos, en los cuales se utilizaron
energías entre 6 y 45 Ft. lbs., con o sin proyectil, con o sin silenciador o moderador, etc., se
detectó una variedad de hechos sorprendentes relacionados con los rifles neumáticos.

A potencias normales, es decir hasta 12 Ft. lbs., casi no hay diferencia en la energía de
retroceso con el cañón libre o con un silenciador instalado. Si se dispara sin proyectil la
energía de retroceso se reduce a valores entre la mitad y los dos tercios del valor de 0,012
original obtenido con el proyectil cargado.

Pero a potencias mucho mayores la situación cambia considerablemente. Por ejemplo,


con un proyectil de 14,4 grains disparado a 1134 FPS, es decir con 14,1 Ft. lbs., el rifle se
balanceó hasta una indicación de 0,56 Ft. lbs. Al colocar un silenciador el retroceso se
redujo a 0,37 Ft. lbs., mientras que con el moderador se redujo a 0,126 Ft. lbs. y al no
colocar proyectil el valor fue de 0,39 Ft. lbs., cifra cercana a los 2/3 del máximo obtenido
con el proyectil. Esta debe ser entonces la energía aproximada producida por el efecto
cohete.

En el caso de un silenciador la reducción se debe a la expansión del aire dentro del


cuerpo del mismo, por lo que su tamaño y diseño influyen en la reducción del retroceso. Un

The Airgun from Trigger to Target 75


Capítulo 10 – El retroceso

silenciador con una gran cámara de expansión reduce la presión del aire saliente en mayor
medida que uno con cámara más chica, y así también reducirá el efecto cohete.

Al calcular la energía de retroceso producida por un proyectil de 14,4 grains a 1134 FPS
con un rifle de 6,62 Lbs. se obtiene una cifra de 0,0128 Ft. lbs. La gran diferencia con la
cifra medida de 0,56 Ft. lbs. debe corresponder a la energía impartida al rifle por el efecto
cohete.

Antes de terminar con la discusión sobre el retroceso real, no viene mal dar una mirada
a un arma de fuego muy popular: la escopeta calibre 12. Libra más, libra menos, su peso es
aproximadamente igual al de un rifle de aire. El cálculo muestra que una escopeta de
6,5 Lbs. de peso genera 16,9 Ft. lbs. de energía de retroceso al disparar 500 grains de
proyectiles a 1200 FPS. Una fuente alternativa sugiere que en realidad la energía de
retroceso está en el orden de los 31 Ft. lbs., casi el doble de lo calculado. Ambas cifra sirven
para poner énfasis el enorme incremento del retroceso por efecto cohete.

Retroceso de resorte

Volvamos ahora al área del retroceso dañino que mencionamos al principio. Se produce
por el pistón y su fuerza impulsora, ya se trate de un resorte o un gas ram. Supongamos al
rifle ya amartillado, es decir con el pistón en el punto inicial de su carrera, con el resorte
plenamente comprimido detrás. Cuando el gatillo libera al pistón, éste es acelerado
rápidamente hacia adelante, y por la ya mencionada ley de Newton, “A toda acción se opone
otra de igual valor y sentido contrario”, al ser forzado el pistón hacia adelante el rifle lo será
hacia atrás. Este movimiento es bastante energético pues al peso del pistón, que no es poco,
hay que agregar el de aproximadamente la mitad de las espiras del resorte, que también son
aceleradas junto al pistón y todo este conjunto contribuye a la reacción que empuja al rifle
hacia atrás (se considera la mitad del peso del resorte pues mientras que la espira del frente
del resorte acelera tanto como el pistón, las demás aceleran paulatinamente menos hasta
llegar a la última del extremo trasero que permanece prácticamente inmóvil).

El resultado de esta reacción hace que el rifle presione al principio contra el hombre del
tirador, pero como ya vimos, al llegar al pico de la aceleración el conjunto es detenido por el
colchón de aire frontal, y esta súbita detención produce un impulso hacia adelante que
cambia la dirección del empuje sobre el rifle y detiene el movimiento de retroceso
convirtiéndolo en uno de avance en un intervalo de tiempo muy corto. Este efecto de martillo
hacia adelante puede incluso alimentarse de uno o más rebotes del pistón contra el aire
comprimido. Este súbito cambio de dirección del rifle, parecido a un latigazo, es la causa del
frecuente desplazamiento de la mira telescópica hacia atrás cuando no está muy firmemente
sujeta por las anillas. La magnitud y fuerza de estas fuerzas varía mucho con el diseño del
rifle y también con el peso del proyectil, pero el aporte mayor lo da la combustión, que si es
excesiva puede producir daños catastróficos en la mira.

Se hicieron muchos intentos para calcular la magnitud de la fuerza que actúa sobre una
mira telescópica al disparar el rifle. Esta fuerza suele expresarse en términos de “g”, de igual
forma que las fuerzas que actúan sobre un piloto en aviones de combate al hacer maniobras
bruscas de cambios de dirección, o las que actúan sobre el motor y el conductor de un
vehículo al detenerse súbitamente. Independientemente de la forma de encarar el problema
siempre aparecían involucrados factores que no podíamos resolver mediante cálculos de una
forma satisfactoriamente precisa. Recurrimos a Roy Elsom, que ya había colaborado con
nosotros en la redacción de nuestro libro anterior, “The Airgun from Trigger to Muzzle”, quién
inmediatamente se percató de la dificultad del problema. Él es ahora ingeniero especializado

The Airgun from Trigger to Target 76


Capítulo 10 – El retroceso

en vibraciones y tiene acceso a equipo muy sofisticado con el cuál se pueden medir fuerzas
“g” en forma directa.

Preparamos un rifle HW 35 calibre .22, de ocho libras de peso, para que produjera
disparos con velocidades de 550 FPS, y montamos un acelerómetro sobre una barra de acero
anclada en la montura de la mira. La barra pesaba alrededor de una libra y media, lo mismo
que una mira telescópica promedio. Disparando proyectiles de 15,5 grains se obtuvo una
medición de g de 25. Después hicimos lo mismo sobre un HW 80 cuyo peso es de nueve
libras, que disparando a 660 FPS dio una lectura de 20, menos que el anterior. Al inyectar
aceite en el cilindro se produjeron algunas detonaciones violentas, con velocidades de
alrededor de 870 FPS y aceleraciones de 60 g. Una detonación de cualquier magnitud
siempre incrementa el valor de aceleración g, y disparando sin balín no necesariamente lo
reduce. Un disparo correcto en fase de combustión, a 660 FPS produjo las cifras de g más
bajas. Concluimos que en una combustión correcta la expansión de los gases desacelera al
pistón en forma controlada y reduce la violencia de la reversión de su movimiento.

Cuando un objeto se somete a una aceleración de 2g su peso se duplica, y hemos visto


que la aceleración puede llegar a valores tan altos como 60 que producirán fuerzas
proporcionales en cada uno de los componentes de la mira. La gran pregunta es si dichos
componentes pueden soportar durante un instante su propio peso multiplicado por 60, en el
momento del disparo. No está de más mencionar que después de estos experimentos con
detonaciones el resorte del rifle quedó irreparablemente dañado.

Por supuesto, un rifle neumático, o un arma de fuego, no castigan a la mira de esta


forma pues sólo producen retroceso real. En las armas de fuego, si la mira no está bien
ajustada con sus anillas de sujeción se desplazará hacia adelante y no hacia atrás como pasa
en los rifles a resorte.

Retroceso de torsión

Se trata de otro fenómeno a mencionar, aunque sus efectos en el retroceso son


prácticamente nulos. Se trata de la reacción de torsión que el proyectil imparte al rifle en su
carrera a lo largo del ánima. Como ya dijimos, toda acción va acompañada de una reacción
igual y opuesta. Por lo tanto, al forzar la rotación del proyectil por la acción del estriado del
ánima, el cañón y todo el rifle serán forzados a girar en sentido opuesto. Por ser el balín
tanto más liviano que el rifle, la energía necesaria para hacerlo girar es también muy
pequeña y resulta imperceptible en el cuerpo del rifle.

The Airgun from Trigger to Target 77


Capítulo 10 – El retroceso

The Airgun from Trigger to Target 78


Capítulo 11 – Lubricación

LUBRICACIÓN

La lubricación de un rifle de aire es un tema difícil. El lector ya se habrá percatado, por


la lectura de capítulos anteriores en los que se discutió la combustión, que las cualidades
combustibles de un lubricante pueden tener mayor influencia en el rendimiento de un rifle
que sus propiedades lubricantes. Las propiedades combustibles de cualquier aceite o grasa
varían ampliamente según sus componentes y su situación dentro del rifle. Por lo tanto
veremos primero los requerimientos de un rifle a resorte; los de los rifles neumáticos son
muy diferentes y los dejaremos para cuando se analice este tipo de armas, en el capítulo 14.

Comencemos describiendo el efecto de la grasa o el aceite en cualquier máquina.


Cuando se esparce entre dos superficies metálicas en íntimo contacto, el aceite forma una
película muy resistente que mantiene separadas las dos superficies y les permite deslizarse
libremente entre sí, montadas sobre la capa de aceite. De no haber lubricante entre
superficies que soportan carga mecánica éstas rozarán entre sí al moverse. Si hay suficiente
fuerza y presión podrían quedar soldadas permanentemente mientras se mueven, que es lo
que se conoce como “engranarse”. Las superficies pulidas responden mejor a la acción de un
lubricante que las superficies ásperas o rugosas, por lo que cuanto mejor pulidas y lubricadas
estén las partes del rifle, mas placentero será su manejo, mayor será su duración y producirá
disparos más uniformes.

Podría afirmase que cualquier aceite o grasa cumplirá con los requerimientos de
lubricación de un rifle a resorte, ya que tiene pocas superficies móviles bajo gran presión. Al
considerar cualquier problema de lubricación el dato importante es la carga por unidad de
superficie, es decir la presión, más que la carga en sí. Probablemente el mayor valor se dé
en las juntas mecánicas del mecanismo de armado, ya que suelen ser ejes de diámetro
pequeño para la carga que deben soportar durante la breve maniobra de amartillado. Por eso
requieren máxima atención mediante lubricando esos puntos regularmente. El eje de la
bisagra de la recámara también requiere consideración, no tanto por la carga que soporta
(en realidad tiene una superficie mucho mayor que la de los ejes del mecanismo de carga del
resorte), sino porque debe resistir buena parte de la sacudida producida por los movimientos
de avance y retroceso de pistón y resorte. Sufre de igual forma que los soportes de la mira,
que transmiten la sacudida desde el cilindro a la mira telescópica, sólo que este vástago la
transmite al cañón. Aquí se impone una capa de grasa pesada para prevenir el daño a la
bisagra.

También son importantes las caras laterales de la junta de la recámara. Deben estar
bien lubricadas pues cumplen un doble propósito: mantenerse firmes con recámara cerrada y
permitir su cierre y apertura sin demasiada rigidez al amartillar. Estos requerimientos
antagónicos se cumplen habitualmente manteniendo bien ajustado el eje principal, lo que se
traduce en gran presión entre las caras de la recámara y los lados internos del cilindro
terminado en forma de horquilla. Los fabricantes han intentado varias soluciones a este
problema, mediante arandelas, cuñas, arandelas huecas e incluso resortes, con miras a
lograr una junta firme y al mismo tiempo fácil de maniobrar. Este sitio debe lubricarse a
intervalos regulares. Los rifles más baratos no suelen tener ni arandelas ni pernos roscados
sino solamente pernos endurecidos. Sus fabricantes aceptan el hecho de que cuando esta
junta tome juego probablemente todo el rifle esté en una condición que no justifique su
reparación.

En un rifle a resorte el punto que probablemente más sufra por falta de lubricación es la
parte superior trasera de la pollera del pistón, que es presionada fuertemente contra la pared
del cilindro en el proceso de amartillado. Si la lubricación no es buena se producirán marcas

The Airgun from Trigger to Target 79


Capítulo 11 – Lubricación

profundas tanto en el pistón como en el cilindro que producirán un sonido áspero de fricción
al amartillar. Eventualmente el grado de desgaste puede llegar a impedir totalmente el
amartillado.

Como ya hemos dicho prácticamente cualquier grasa o aceite podría ser adecuado para
la lubricación de estas áreas. Sin embargo se debe aclarar que en la mayoría de los casos
una grasa es tan sólo un aceite impregnado en un soporte sólido, como el agua en una
esponja. Una vez que el aceite se consume sólo queda base de soporte, en la forma de una
substancia de aspecto jabonoso y de color ennegrecido por el tiempo y las escorias. A veces
esta base puede tener alguna propiedad lubricante por contener grafito o disulfuro de
molibdeno, substancia esta muy común en lubricación de armas de aire.

Al considerar la lubricación de cualquier máquina, especialmente si tiene partes en


movimiento rápido, hay que saber que existe algo llamado “arrastre de grasa”, o “arrastre de
aceite”, que opera en detrimento del rendimiento del equipo. Un caso típico de tal situación
se da cuando se lubrica en exceso un rodamiento de rodillos o bolas. El excedente de grasa
es batido por los elementos que ruedan sobre las pistas y esto genera mucho calor que al
expandir las partes metálicas aumenta la fricción y se produce por lo tanto más calor que
termina por engranar el rodamiento. Desde ya que el efecto es más pronunciado con una
grasa densa que con una liviana o con aceite.

En los rifles de aire el problema del arrastre de grasa sólo ocurre en los pistones de los
rifles a resorte, tema ya tratado en el capítulo sobre pistones. La magnitud del arrastre
depende del área de las superficies de deslizamiento y de su proximidad entre si. Los
pistones de los primeros rifles tenían habitualmente la forma de un carrete de hilo, con
amplios rebordes en ambos extremos. La parte central, de menor diámetro, servía para dos
propósitos: reducir el área de contacto con el cilindro y por lo tanto el arrastre, y contener
una reserva de grasa. Aún a pesar de estos argumentos, muchos rifles actuales tienen un
pistón cilíndrico, sin ningún rebaje en la parte central.

La presencia inevitable de una ranura para amartillar el arma, situada a lo largo de


buena parte del cilindro significa que el resorte engrasado está expuesto al aire exterior y
también al polvo y a la suciedad. La situación no es en nada parecida a la de las unidades
selladas que se ven en la suspensión y el sistema de dirección de los automóviles modernos.
El aire puede oxidar a la grasa, y el polvo y la suciedad, mezcladas con ella forman un barro
abrasivo nada beneficioso para el funcionamiento suave del arma.

Las propiedades lubricantes de una grasa para usar en rifles de aire son requerimientos
menores frente a otras características más especializadas que deben cumplir para resultar
adecuadas. Tal como hemos descripto, por su exposición al aire y polvo deben ser resistentes
a estos elementos. Al dejar algunas grasas expuestas al aire libre cambian de color o se
desintegran, y obviamente deben evitarse. No se deben fluidificar en días cálidos ya que
podrían fluir hacia la culata. El aceite componente de la grasa se debe mantener soportado
por la substancia aglomerante para que con el tiempo no fluya lentamente hacia partes no
deseadas, como la culata, dejando simultáneamente en su lugar un barro espeso y jabonoso.

La propiedad más importante de un lubricante para un rifle a resorte es de lejos su


combustibilidad, o mejor dicho, su valor como combustible. Existe una legión de lubricantes
en el mercado, con más y más ejemplares apareciendo cada año, y probablemente
desapareciendo al año siguiente. Cada uno de ellos se combina con el aire bajo presión en
una forma aparentemente distinta, aunque como hemos descripto anteriormente, el proceso
parece ser bastante simple: el pistón comprime el aire, éste se calienta y el aceite se quema

The Airgun from Trigger to Target 80


Capítulo 11 – Lubricación

en el oxígeno disponible dándole al proyectil una porción extra de energía.

Sin embargo, en la práctica hay grandes diferencias de rendimiento según el aceite


empleado. Solemos decir que hay lubricantes más “activos” y más “pasivos”. Son activos si
causan fácilmente el funcionamiento del rifle en el modo de combustión. Otros,
habitualmente las grasas, que son más pesadas, son más pasivas y se pueden usar en los
rifles más potentes sin el peligro de presentar comportamientos inestables, como ser series
de disparos rápidos y después lentos, o incursiones en el modo de detonación.

La dificultad de encontrar el lubricante perfecto de debe a las altísimas temperaturas


que se producen durante la carrera de avance del pistón. Estas temperaturas pueden
exceder los 1000 °C en el caso de los rifles más potentes, aunque su duración es de sólo un
instante. No hay aceite o grasa, ya sean de origen mineral o sintético, que resista esas
temperaturas sin quemarse. Hasta la cabeza del pistón suele chamuscarse, y algunos bordes
filosos pueden llegar a fundirse en el aire sobrecalentado.

Estas altas temperaturas y presiones en un rifle a resorte tienen su paralelo en los


cilindros de un motor diésel, donde la combustión se produce también por la alta
temperatura del aire al final de la carrera de compresión. La diferencia fundamental entre las
dos máquinas es que en el motor el combustible se comienza a inyectar en el momento
adecuado, justo cuando el pistón está llegando al punto de máxima compresión y el
encendido está garantizado por la temperatura reinante, mientras que en el rifle el
combustible, que es el lubricante, se recolecta a medida que el pistón avanza y su
combustión se inicia en forma azarosa por la temperatura producida por la compresión.
Recordemos que no hay un mecanismo de dosificación que inyecte lo necesario, sino que se
quema lo que se juntó durante el recorrido del pistón. De hecho la combustión ocurre
principalmente en el puerto de transferencia, como vimos en el capítulo ocho.

Los lubricantes secos en polvo, como el grafito o el disulfuro de molibdeno, pueden


proveer la lubricación necesaria bajo estas condiciones de presión y temperatura, pero son
totalmente inaceptables en los rifles de aire a resorte. Como parte de nuestro estudio sobre
la fase de combustión intentamos lubricar un rifle tan solo con grafito en polvo. Por supuesto,
al no haber combustión las velocidades cayeron muy por debajo de sus valores normales y el
ruido llegó a niveles inaceptables (sonaba como una “bolsa con arandelas”), pues ya no
había una película de aceite entre las superficies en movimiento.

Un lubricante que resulte demasiado activo en un rifle en particular puede manifestarse


con un exceso de ruido, más retroceso y tal vez humo en la boca del cañón, pero no hay que
olvidar que el mismo lubricante puede tener un efecto muy conveniente en un rifle de menor
potencia. Si la cabeza de pistón está gastada o deteriorada y deja que pase mucho lubricante
hacia la cámara de compresión, el comportamiento será seguramente errático, con disparos
de alta y baja velocidad, y se notará humo obscuro en boca de cañón. Volviendo al paralelo
con los motores, un motor diésel gastado suele alimentarse con un exceso de combustible y
siempre deja una nube de humo negro detrás del vehículo, mientras que un motor en buen
estado sólo deja una leve estela de vapor y el olor de escape habitual. Un rifle a resorte es
exactamente lo mismo, si se proporciona a sí mismo la cantidad justa de un combustible
adecuado no se verá casi nada de humo. Al abrir la recámara y mirar a través del ánima sólo
se verá un tenue vapor amarillento obscureciendo la luz del otro extremo. Aún si no se ve
vapor, se podrá sentir un olor ácido en la boca del cañón.

El tema de probar diferentes tipos de combustibles, o lubricantes, fue tratado con más
detalle en el capítulo sobre El Aire, pero es casi imposible predecir cómo se comportará un

The Airgun from Trigger to Target 81


Capítulo 11 – Lubricación

lubricante en un determinado rifle. Volvemos a la mejor solución de todos los problemas de


los rifles de aire: prueba y error. La elección final depende de muchos factores,
principalmente qué se espera del arma. Otros factores, tales como la fuerza del resorte, o el
tipo y ajuste de la cabeza del pistón, determinan cuán bien servirá un lubricante para su
propósito.

Obviamente si el rifle se va a usar en competencias sobre blancos de papel a distancias


relativamente cortas, debería estar lubricado muy levemente con un lubricante pasivo de
manera que no haya combustión y que así la velocidad sea muy uniforme entre disparos,
aunque de valor bajo. En el otro extremo de la escala, si el arma se usará en deportes de
campo a mayores distancias, dónde las velocidades máximas son un requerimiento, se debe
usar un lubricante activo. Entre estos dos extremos se pueden dar necesidades intermedias
que requerirán distintos rifles y lubricantes para adecuarse a cada circunstancia.

La consistencia de la grasa aplicada sobre el resorte no debe ser ni muy densa ni muy
liviana: si es muy densa dificultará el movimiento del pistón y el resorte, y si es muy fluida
terminará saliendo del mecanismo y cayendo en la culata. La consistencia debería parecerse
a una crema bastante espesa.

Para combatir los problemas concurrentes de la contaminación por suciedad y la


migración fuera del cilindro es recomendable lubricar a menudo pero poco por vez.
Ocasionalmente el rifle se beneficiará con un desarme completo, limpieza de todas sus piezas
y rearmado con aplicación de lubricante nuevo. Es imposible predecir cuál sería el tiempo
óptimo entre tales limpiezas, pues ello depende del uso que se le da al rifle, y del lugar y la
forma en que se guarda. Al guardarlo de la forma convencional, con el cañón hacia arriba, en
un lugar tibio, existe la posibilidad de que el aceite migre hacia atrás y hacia la culata. Si se
almacena de forma nada convencional, en un lugar frío y apoyado sobre su parte superior,
dónde habitualmente está la mira, el lubricante se mantendrá en su sitio sin deteriorarse por
mucho más tiempo.

La cantidad de grasa requerida por un rifle en particular depende del uso que se le dé.
Si debe trabajar en el modo popgun necesita menos que para uso en deportes de campo.
Según nuestra experiencia un rifle debería armarse sin nada de lubricante en la parte frontal
del pistón, esparciendo después una pequeña cantidad en la “pollera” del pistón,
especialmente en el extremo del gatillo. La porción principal de grasa se debe colocar en el
resorte antes de introducirlo en el pistón, pero esta cantidad no debe ser tan grande que
resulte forzada fuera del resorte, hacia el cilindro, en el momento de amartillar el arma.

Mencionamos varias veces en este capítulo la gran variedad de lubricantes para resorte
disponibles en el mercado, algunos mejores que otros en un determinado rifle, pero creemos
que todavía no se ha desarrollado la grasa perfecta para este uso, y probablemente eso sea
imposible para todos los casos con un único producto. Tal vez un conjunto de cinco tipos
podría cubrir el rango total de requerimientos, en varios grados de “actividad”, desde la más
pasiva a la más activa. De esta forma, el propietario de un rifle podría probar y elegir el
mejor para su arma.

La potencia de un rifle que trabaje en el modo de combustión decrecerá en forma


inevitable a medida que se consuman los componentes activos del lubricante. Esto suele
decepcionar a los principiantes en “airgunning”, especialmente a aquellos que han comprado
su primer rifle: transcurridos unos meses no tendrá la misma potencia que al principio. En
general se suele culpar al resorte por esta pérdida, aunque con toda probabilidad tenga la
misma longitud que al principio. La causa de este deterioro es por supuesto que los

The Airgun from Trigger to Target 82


Capítulo 11 – Lubricación

componentes activos del lubricante se han dispersado hacia otras partes del rifle o han
pasado lentamente hacia el frente del pistón en dónde se quemaron el el modo combustión.
En otras palabras, se podría decir que el rifle “se quedó sin combustible”. Es por esto que
siempre advertimos que el rifle se debe lubricar “poco y a menudo”. No todos los productos
de la combustión salen por la boca del cañón en forma de humo. El hollín que pudiera quedar
atrás se combinará con el combustible no quemado y terminará formando un depósito
gomoso en la cabeza del pistón y en el puerto de transferencia, lo que no trae ningún
beneficio al comportamiento general del rifle. Algunos lubricantes tienen la propiedad de
mantener una vida útil más prolongada que otros, pero esto sólo puede determinarse por
experiencia probando varios productos.

Es un hecho curioso que si por alguna razón se debe desarmar un rifle, retirar el pistón
e inmediatamente colocarlo nuevamente, ocurre que el valor de la velocidad de los disparos
cambia considerablemente, normalmente a un valor mucho menor, que retorna a valores
normales sólo después de efectuar muchos disparos. Mencionamos este fenómeno para
poner de manifiesto hasta qué punto influyen en el rendimiento de un resortero las
alteraciones en lo que hemos dado en llamar el “patrón” del lubricante. Esta palabra, que
más exactamente podría definirse como “patrón de comportamiento” del lubricante, nos
parece la más adecuada para retratar las características de una grasa al combinarse con la
idiosincrasia mecánica del rifle y producir determinadas velocidades. Si se altera este patrón
todo el carácter del arma se modifica hasta que se reacomoda nuevamente, después de
muchos disparos más.

Desde que el aceite de siliconas se consigue fácilmente se ha utilizado para lubricar


armas de aire. Hay que tener mucho cuidado con este aceite pues no es adecuado para
lubricar superficies sometidas a movimiento bajo presión. Es muy bueno para lubricar
superficies de plástico o cuero en contacto con metal, como en la cabeza del pistón, pero la
cola del pistón se debe lubricar con materiales más tradicionales, aunque en este caso ambos
terminarán mezclándose para dar un compuesto que no será adecuado para ninguno de los
dos casos. El aceite de silicona es excepcionalmente bueno para proteger las superficies
metálicas externas de la humedad y la corrosión resultantes del continuo manoseo.

Creemos que no tiene sentido usar una colección de tipos diferentes de lubricantes en
un rifle a resorte, uno para el resorte, otro para la cabeza del pistón, otro para el mecanismo
del gatillo, etc. Inevitablemente las violentas sacudidas que ocurren en el cilindro terminarán
mezclando varios componentes en uno que no tendrá las cualidades óptimas para proveer
consistencia en la velocidad. Puesto que, como ya hemos dicho, cualquier grasa puede
proporcionar protección adecuada contra la fricción, no tiene sentido complicar más las cosas
introduciendo nuevas variables.

Todo rifle a resorte es propenso a sufrir lo que se llama “twang”. Se trata de una
consecuencia inevitable de liberar súbitamente al resorte totalmente comprimido dentro del
espacio en que está confinado. El ruido carece de importancia más allá de que resulta en
muchas ocasiones irritante, pero para un cazador puede marcar la diferencia entre poder
disparar una o más veces a la presa. Es posible reducir el ruido colocando una manga
plástica por dentro o por fuera del resorte, aunque el remedio habitual para este ruido es
usar una grasa lo suficientemente espesa para amortiguar las vibraciones del resorte en
expansión. Por lo explicado anteriormente, no se debe exagerar con esta grasa pues también
producirá reducción en la velocidad de avance del pistón y por lo tanto en la velocidad del
disparo.

Inevitablemente, en los rifles a resorte cualquier exceso de lubricante que no se queme

The Airgun from Trigger to Target 83


Capítulo 11 – Lubricación

en el frente del pistón será soplado a lo largo del ánima y lubricará al balín. Por otra parte,
las partes internas de los rifles neumáticos requieren tan poca lubricación que lo poco que
pueda llegar al cañón no se puede tomar en cuenta para lubricar al proyectil. La experiencia
con rifles neumáticos muestra que para obtener la mejor precisión y uniformidad entre
disparos es ventajoso lubricar muy levemente a los mismos proyectiles antes de cargarlos en
la recámara.

Mucha gente ha sugerido que la temperatura debe influir en el rendimiento de un rifle a


resorte, algo que nunca hemos observado. La única razón posible para una variación en el
rendimiento podría deberse a una mejora en la combustión a temperaturas más altas. Para
probar esto enrollamos una bobina de calentamiento alrededor del cilindro y comprobamos
que no había diferencia detectable en la velocidad del disparo, tanto en el modo popgun
como en el modo combustión para variaciones razonables de la temperatura. Sin embargo,
cuando el cilindro estuvo tan caliente que no se podía tocar, el rifle pasó al modo de
detonación tornándose totalmente incontrolable. Puesto que este nivel de temperatura nunca
se alcanza en condiciones normales de uso, no ahondamos en el estudio. También sometimos
al cilindro a enfriamiento inyectando un refrigerante en una funda envolvente. Habiendo
hecho esto con el rifle amartillado, de forma que el aire en el cilindro tuviera tiempo
suficiente para enfriarse, comprobamos nuevamente que las velocidades eran prácticamente
las mismas que a temperaturas normales.

De todo lo dicho acerca de lubricación y de su importancia en el buen desempeño de un


rifle a resorte se podría tener la impresión de que este tipo de armas no es confiable y debe
ser sometido a servicio permanente para mantener un rendimiento aceptable. Esto está en
realidad muy lejos de ser verdad; la situación no es en realidad tan difícil de manejar. El
sistema a resorte es muy confiable y consistente en la medida en que se lo entienda bien. Se
fabrican anualmente muchos más rifles a resorte que todos los demás sistemas juntos, y
este solo hecho habla de su enorme éxito.

The Airgun from Trigger to Target 84


Capítulo 12 – Eficiencia

EFICIENCIA

La eficiencia mecánica de cualquier máquina se define como la relación entre el trabajo


útil que se obtiene de esa máquina (trabajo de salida) y el trabajo o energía que se coloca en
ella (trabajo de entrada). Esta relación se expresa habitualmente como un porcentaje:

Trabajode salida
Eficiencia porcentual = × 100
Trabajo de entrada

En este libro hemos considerado como trabajo de entrada en un rifle a resorte a la


energía almacenada en el resorte una vez amartillado el rifle, y no la energía necesaria para
amartillarlo, que siempre será mayor ya que incluye a las pérdidas por fricción en los
mecanismos de palanca, pivotes y elementos deslizantes. No estudiamos tales pérdidas en
los mecanismos de amartillado pues los distintos fabricantes tienen distintos diseños de
eficiencia mecánica diferente y de todas formas esas pérdidas son de poca importancia a los
efectos del disparo.

El trabajo de salida será la energía del proyectil en el momento en que abandona al


cañón, y que al igual que la energía en el resorte medimos en Ft. lbs. (pies por libras).

Supongamos el siguiente caso típico:

Energía disponible en el resorte cargado: 20,4 Ft. lbs.


Velocidad del proyectil, de 14,5 grains: 430 FPS
De la fig. 1.1, energía en la boca: 5,9 Ft. lbs.

Por lo tanto:

5,9
Eficiencia = × 100 = 29 %
20,4

Esta cifra inmediatamente nos sorprende por lo notablemente baja, y sin embargo
todos los rifles que medimos produjeron cifras parecidas, entre 25% y 35%, dependiendo
principalmente de sus dimensiones.

Examinaremos a continuación cada una de las áreas que ya hemos mencionado en este
libro en las que se producen pérdidas de energía, y una o dos rutas de escape adicionales. Es
la suma de todas estas pérdidas lo que reduce la eficiencia total a cifras tan bajas como
30%. La fig. 12.1 muestra un gráfico en el que se vé la dramática conversión de la energía
potencial del resorte en energía cinética del proyectil en vuelo. Este diagrama de aspecto
mas bien complicado es tal vez el gráfico más importante de este libro en relación a los rifles
a resorte, pues en él se puede ver la distribución de energías en cualquier instante en el
período de tiempo desde que se oprime el gatillo hasta que finalmente el pistón descansa en
el extremo del cilindro.

Cada curva está rotulada para mostrar al elemento del rifle cuya energía representa, y
la línea gruesa superior representa el valor de la energía total disponible en todo momento.
El eje vertical del diagrama representa energías en valor porcentual respecto al total inicial
almacenado en el resorte (energía de entrada). El eje horizontal representa tiempo en
milésimas de segundo desde el instante en que comienza el movimiento del pistón.

The Airgun from Trigger to Target 85


Capítulo 12 – Eficiencia

El resorte

Es sin duda el componente más eficiente del rifle ya que devuelve prácticamente toda
la energía que acumuló durante el amartillado del arma. Desde el momento en que se
aprieta el gatillo el resorte transfiere su energía al pistón, y lo hace de una manera muy
uniforme, lo que se manifiesta en el gráfico como una línea casi recta (en rojo) que comienza
en el punto más alto, dónde la energía es del 100% y está toda en el resorte, hasta el
extremo inferior en el que ya cedió casi toda su energía. En ese punto el pistón llevó al aire a
su máxima presión.

Cuando el pistón rebota contra el colchón de aire el resorte se comprime nuevamente


recuperando algo de energía que en realidad se pierde pues ya no se utiliza para impulsar al
proyectil. En el capítulo 5 se describieron algunos infructuosos intentos por evitar el rebote
para evitar así esta pérdida de energía.

Existen algunas pérdidas inherentes al propio resorte, asociadas con la fricción entre las
espiras y contra la pared del cilindro, y de sus extremos contra los apoyos en el pistón y la
parte trasera del cilindro. Cuando la lubricación es correcta estas pérdidas son despreciables.

El pistón

En el capítulo 5 mencionamos que para lograr un sello libre de pérdidas entre el pistón

The Airgun from Trigger to Target 86


Capítulo 12 – Eficiencia

y el cilindro, debe existir un cierto ajuste entre ambos y esto produce fricción. Esta fricción
es la principal causa de pérdida de energía durante los primeros 7 milisegundos del recorrido
del pistón hacia adelante, lo que se traduce en la caída de la línea representativa de la
energía total en una magnitud de alrededor de 3 Ft. lbs. Por supuesto que un buen lubricante
contribuirá a minimizar esta pérdida.

Vemos en la línea de la energía del pistón (en azul) que éste gana energía de manera
uniforme durante los primeros 6 milisegundos de su carrera. Esta energía es a su vez
transferida al aire (en verde), pero al llegar a los 6 ms el pistón se desacelera rápidamente,
en coincidencia con la brusca subida de la presión en su frente. A este tipo de compresión se
la denomina “adiabática” y ya se analizó en el capítulo 7, donde se dijo que en tales casos no
hay pérdida de calor. Por lo tanto la presión aumenta por dos motivos: la compresión
resultante del avance del pistón, y el calentamiento debido al calor también producido por la
compresión y que no alcanza a ser evacuado de la cámara de compresión. Estos efectos
combinados hacen que la presión detenga al pistón, y de ahí su brusca caída de energía, que
llega a ser nula cuando se detiene por completo, y esto coincide por supuesto con el pico de
energía almacenada en el aire.

El aire

El estudio de la evolución de la energía en el aire es extremadamente complejo y se


debe comenzar entendiendo la teoría de los gases. Consideramos que el aire se compone de
millones de diminutas moléculas en movimiento, que chocan entre ellas y contra las paredes
del recipiente que las contiene, en este caso el cilindro. Cuando se comprime ese volumen de
gas, la misma cantidad de moléculas es forzada a ocupar un espacio menor lo que produce
un aumento de las colisiones entre ellas y contra las paredes. Al hacer esto (comprimir) se
está entregando trabajo mecánico a la masa de gas, que se traduce en un aumento de la
velocidad de las moléculas en movimiento, y este aumento de la energía cinética global se
pone de manifiesto como un aumento de la temperatura. Como la secuencia de los hechos es
rapidísima, este aumento de temperatura no llega a transmitirse como calor al exterior del
rifle, y por eso decimos que la compresión es adiabática. Por eso esa energía térmica
producida durante la compresión también está disponible para producir (entregar) trabajo
mecánico en su expansión, impulsando al proyectil.

El comportamiento molecular descripto corresponde a lo que se considera un gas ideal,


pero nosotros trabajamos con un gas real, en el que se producen ciertos fenómenos a nivel
molecular debidos a la atracción de las moléculas entre sí, que hacen que la recuperación
energética no sea total, es decir, aparecen algunas pérdidas que no existirían en un gas
ideal. Lamentablemente no existe tal gas ideal.

Cada gas está constituido de distintos tipos de moléculas, que tienen sus propios
comportamientos “no ideales”. Por eso experimentamos con varios gases distintos para ver si
encontrábamos alguno con mejores condiciones que el aire. En cada caso se succionó el gas
de prueba dentro del cilindro al amartillar el arma, asumiendo que el cilindro quedaba
completamente lleno con ese gas a presión atmosférica, listo para el disparo.

Las cifras al pie de cada columna corresponden al promedio de velocidad para esa
columna. En estos resultados podemos ver que el aire y el nitrógeno resultaron ser los más
eficientes en un rifle convencional a resorte, lo cual es una circunstancia más que afortunada
pues se trata de lo que tenemos disponible a nuestro alrededor. No olvidemos que el aire que
respiramos contiene un 75% (en peso) de nitrógeno (78% en volumen).

The Airgun from Trigger to Target 87


Capítulo 12 – Eficiencia

Aire CO2 Argón Butano Freón 22 Nitrógeno Gas doméstico


432 319 412 142 227 429 330
424 304 415 57 193 420 348
430 312 415 107 186 432 353
420 324 422 112 153 434 345
437 308 424 100 170 431 343
433 324 413 106 169 432 345
439 307 420 66 185 437 346
439 313 418 101 148 441 350
425 320 432 56 192 433 352
431 318 418 103 166 438 352
431 315 419 95 175 433 346

Obviamente la eficiencia mecánica de un rifle a resorte sólo se puede calcular de


manera precisa cuando el arma funciona en los modos popgun o cerbatana. En los demás
casos entra en el sistema energía química en cantidades casi imposibles de precisar. La
energía total de salida es fácil de calcular conociendo el peso del proyectil y su velocidad. En
cambio, la energía de entrada, tanto en el modo de combustión como en el de detonación se
compone tanto de la energía almacenada en el resorte como también por la liberada por la
combustión del lubricante, que en la mayoría de los casos será mayor que la provista por el
resorte.

Desde nuestro punto de vista, un rifle de aire a resorte es elegantemente sutil en su


forma de operar. Por tratarse de un dispositivo que ha evolucionado en el tiempo, más que
un invento puntual, dudamos que hubiera sido posible para alguien diseñar desde cero algo
tan especial con alguna probabilidad de éxito. A pesar de todo, no se pueden negar los
perfeccionamientos logrados, y de hecho existen en el mundo más rifles a resorte que
cualquier otro tipo de rifle de aire.

El tema de incrementar la eficiencia se discute en el capítulo próximo, denominado


“afinación” (o sintonía). Es el arte de obtener lo mejor de nuestro rifle sin recurrir a
modificaciones extensivas.

The Airgun from Trigger to Target 88


Capítulo 13 – Afinación de Rifles a Resorte

AFINACIÓN DE RIFLES A RESORTE

El manejo correcto de un rifle a resorte es en parte una ciencia y en parte un arte, pero
principalmente es arte. La parte científica viene ya involucrada en el diseño original, que no
siempre es fácil de modificar. Hasta este capítulo el énfasis estuvo centrado principalmente
en el contenido científico, de manera que ahora nos dedicaremos al aspecto “artístico”.

La primera pregunta a formular es ¿qué se entiende por “afinación”?, y para esto no


hay una respuesta simple, pues todos tienen sus propias ideas al respecto, pero podríamos
decir que es “El ajuste de las características y componentes del rifle a los requerimientos de
su dueño”. Algunos querrán que su arma tenga la máxima potencia, sin importar el costo de
una reducción en precisión o el aumento del retroceso, otros pueden preferir optimizar la
precisión a expensas de la potencia, y otros preferirán algo entre ambos extremos, pero se
debe recordar siempre que es muy raro obtener una mejora en una dirección sin perder algo
en otra. Cómo se consigue esto, o cualquier otra solución de compromiso, es una cuestión de
experiencia, que como el arte, no se aprende en un libro. Como argumento en contra de
estas mejoras se podría decir “¿para qué arreglar algo que no está roto,?, y esto podría
refutarse con la sugerencia de que ”un poco de investigación puede hacer que todo funcione
mucho mejor”. Esta última afirmación justifica la gran cantidad de horas de trabajo
dedicadas por los dueños de rifles nuevos a hacerles pocas modificaciones importantes a su
estructura básica, pero mejorando un poco cada componente, para llegar a conseguir que el
arma sea suave como la seda, y que las maniobras de amartillado, carga y disparo ocurran
sin esfuerzo y con mínimo ruido y retroceso.

Se podría decir que los elementos que definen el éxito en la afinación de un rifle son la
suavidad de la potencia, precisión, consistencia y continuidad, que aunque parecieran ser
temas separados e independientes, de hecho están inextricablemente vinculados entre sí a la
hora de juzgar la bondad de un rifle como máquina para disparar proyectiles. Tal vez la
continuidad es el factor más importante pues comprende a los otros tres. Es muy frustrante
tener un rifle que después de una afinación satisface las tres primeras condiciones, y pocos
meses más tarde vuelve a tener un comportamiento irregular (generalmente el culpable
suele ser un lubricante no adecuado).

La afinación se aplica normalmente a los rifles de producción masiva, ya que en estos


casos los fabricantes optan por satisfacer una demanda grande de sus productos y adoptan
un esquema de fabricación con costos comercialmente adecuados. Algunas operaciones,
tales como redondear y pulir la entrada al cañón, o pulir el puerto de transferencia son
dejadas de lado para reducir los costos de fabricación. El diseño de una culata será el
adecuado para el promedio de los dueños de los rifles, y no el que mejor le sienta a un
tirador en especial, que requeriría tallarlo a medida de su anatomía.

Es obvio que ningún fabricante de modelos de serie afrontará gastos extra sobre cada
rifle individual más allá de las pruebas de velocidad y precisión. En este país5 los fabricantes
respetan a rajatabla los límites legales de potencia máxima, lo que resulta en la producción
de armas que están por debajo de sus capacidades potenciales máximas.

Muchos aficionados, especialmente quienes se dedican a combatir plagas o a la caza,


quieren disponer de máxima potencia en sus rifles para disparar a distancias grandes sin la
necesidad de extrema precisión requerida por un tirador olímpico. En términos de tecnología
de armas es muy razonable la búsqueda de potencia. De no haber sido así todavía

5 N. del T. Se refiere a lo que ocurre en U.K., y de hecho en muchos países de Europa.

The Airgun from Trigger to Target 89


Capítulo 13 – Afinación de Rifles a Resorte

estaríamos tal vez disparando con arcos y flechas. Los intentos por lograr mayores potencias
tienen sus limitaciones, y se podría decir que las armas de aire son a las de fuego lo que las
bicicletas son a las motocicletas. La potencia de un arma de aire, especialmente en el caso
de las neumáticas, está limitada por la cantidad de energía que el usuario ponga para cada
disparo, que dependerá del diseño del rifle, mientras que en el arma de fuego la potencia
depende de la energía química que el fabricante colocó en la munición. No se puede negar
que las armas neumáticas pueden rivalizar con armas de fuego de baja potencia, pero los
rifles a resorte estarán siempre al nivel de las bicicletas, según la comparación anterior, pues
se basan solamente en la energía que puede almacenar un resorte, reforzada a veces por la
que pueda aportar la combustión.

En los capítulos anteriores se describieron los papeles que juegan los distintos
componentes del rifle, como ser resorte, pistón, cabeza de pistón o lubricante, y también los
efectos que los distintos diseños de cada elemento producen sobre el rendimiento del rifle.
Las distintas combinaciones de tantas variantes producen resultados de lo más diversos,
muchos de ellos totalmente inaceptables, y a veces una leve alteración de un factor estropea
el comportamiento de los demás, tornando al rifle inestable.

El ajuste fino de un rifle a resorte es de alguna forma semejante a la predicción


climática: tal vez todo parece pronosticar buen tiempo, pero una variación inesperada de la
temperatura a kilómetros de distancia puede alterar la dirección del viento, cambiando todo
el panorama sobre la región, y entonces tenemos lluvia en vez de buen tiempo. Esto
constituye un ejemplo clásico de caos. El estudio del caos es una ciencia relativamente nueva
que requiere una enorme capacidad de cálculo para analizar cantidades casi ilimitadas de
variables en juego. También en los rifles a resorte una pequeña variación en alguno de los
factores intervinientes puede influir notablemente en todo el conjunto.

Probablemente toda operación de afinación se base en la experiencia, no sólo sobre


rifles en general sino también sobre el rifle particular a modificar, ya que todos son
diferentes. Se deben conocer los puntos fuertes y débiles del modelo, y hay que tomar nota
de cada alteración que se haga y su porqué. Es obvio que se debe disponer de un
cronómetro, si no es como trabajar en la obscuridad. Hay que estar dispuesto a reemplazar
un resorte por otro más débil, decisión no fácil si lo que se busca es incrementar velocidad,
pero que muchas veces es el secreto del éxito.

Para enfatizar esta última afirmación se dan a continuación las cifras obtenidas durante
un experimento que demuestra que de hecho hay una energía de entrada óptima (potencia
del resorte) para un rifle en particular.

Energía de entrada Energía de salida (Ft. lbs.)


(Ft. lbs.) Proyectil de 14 grains Proyectil de 12 grains

38,65 5,85 (15,2%) 5,25 (13,6%)


36,79 6,13 (16,6%) 4,84 (13,0%)
33,03 6,24 (18,9%) 5,50 (16,6%)
24,74 6,75 (27,3%) 5,84 (23,6%)
20,91 6,58 (31,5%) 5,44 (26,0%)
18,17 5,72 (31,5%) 5,50 (30,3%)
14,17 3,47 (24,5%) 4,33 (30,5%)

Las cifras entre paréntesis representan el porcentaje de eficiencia. Se usó siempre el


mismo resorte al que se le fueron cortando espiras para reducir su energía. Las velocidades

The Airgun from Trigger to Target 90


Capítulo 13 – Afinación de Rifles a Resorte

se promediaron disparando cinco veces para cada potencia y peso de proyectil.

No hay que desilusionarse por un resultado adverso, que generalmente significa que se
avanzó en dirección equivocada, o se avanzó demasiado en la dirección correcta. Por
ejemplo, el tamaño del puerto de transferencia suele parecer chico y existe siempre la
tentación de agrandarlo. Supongamos que al hacer esto se consigue un pequeño incremento
de velocidad y entonces se decide agrandarlo un poco más, sólo para descubrir que la
velocidad ahora ha disminuido. De esto sacamos dos conclusiones: el diámetro original era
casi correcto, y lo peor, debemos agrandar aún más el diámetro para poder insertar un buje
perforado al valor óptimo. Esto último implica que siempre hay que tener el equipo y la
habilidad necesarios para poder restaurar las cosas al estado original si algo sale mal cuando
se encaran modificaciones importantes.

Siempre que se decida iniciar un ajuste o cualquier alteración en un arma de aire no se


debe escatimar tiempo ni esfuerzo para tomar notas y realizar esquemas de lo que se hace,
como también la fecha en que se hizo. Detalles tales como tipo y peso de los balines, las
velocidades obtenidas, copias de las agrupaciones en el blanco, etc., pueden resultar
referencias de gran valor no sólo para el arma en la que se trabaja sino también como
comparación con otras armas no necesariamente del mismo tipo.

Se necesita gran perseverancia para enfrentar el hecho de que los resultados buscados
no siempre aparecen tan rápido como uno espera. Siempre hay una buena razón para que
un rifle no funcione correctamente, y descubrirla y remediarla requiere mucha paciencia y
experiencia. La experiencia se gana trabajando en rifles problemáticos, ya que los casos
sencillos no aportan mucho conocimiento. El análisis cuidadoso de una fracaso es más
importante que el de un logro, que generalmente se acepta sin ulterior análisis. En los viejos
tiempos de las locomotoras a vapor había un dicho entre los maquinistas que decía “Hace
falta una mala locomotora para sacar un buen fogonero”. Esto es perfectamente aplicable a
los rifles de aire.

Es muy común tener muchas expectativas sobre los resultados de la afinación de un


rifle. Es una tontería comprar un pequeño rifle y suponer que una afinación lo convertirá en
uno grande; después de todo no se le pueden pedir peras al olmo. Tiene más sentido
investigar primero las características de los rifles disponibles, y entonces, mucho antes de
considerar cualquier modificación, adquirir el modelo que mejor cumpla con nuestras
necesidades en su estado natural. La afinación, como nos dijo un veterano del negocio de las
armas, “es sólo hacer que funcione bien”.

Nunca se embarque en una modificación importante una tarde húmeda de domingo


sólo porque no pudo salir y está aburrido. La mañana del lunes le deparará frustración y un
rifle estropeado. Toda modificación se debe planear cuidadosamente de antemano. Antes de
comenzar el trabajo se debe disponer de todo componente que pudiera ser necesario, como
resorte y sello nuevos, grasa adecuada, herramientas, cronómetro, etc. El rifle le habrá
costado un buen dinero, por lo que vale la pena planear la operación con mucho cuidado,
como si se tratara de una cirugía. Muchas veces sólo tendrá una oportunidad, de manera que
debe estar muy confiado en su habilidad, experiencia y herramental, para hacer lo correcto
al primer intento. Seguramente el emprendimiento tomará muchas más horas de las que
supuso, así que no se decepcione si el trabajo no está listo al día siguiente.

Cuando en capítulos anteriores estudiamos el cilindro y la cabeza del pistón describimos


la importancia de la terminación interior del cilindro. Vimos que los pequeños rayones o
surcos dejados por el rectificado de la superficie sirven para almacenar lubricante. Toda

The Airgun from Trigger to Target 91


Capítulo 13 – Afinación de Rifles a Resorte

operación de maquinado deja una superficie que vista bajo gran magnificación óptica
recuerda la de un papel corrugado. Es evidente que dos superficies de tales papeles no se
desplazarán fácilmente una sobre la otra en forma transversal pues las protuberancias de
una interfieren con los surcos de la otra. Si las irregularidades forman ángulo recto entre sí
se produce una situación intermedia sólo mejorada cuando protuberancias y surcos se
mueven en la misma dirección, paralelamente entre sí. Esta última configuración debería ser
la preferida en un rifle de calidad, que de otra forma no tendrá ese movimiento suave
distintivo de toda máquina cuidadosamente construida.

Lamentablemente las operaciones de maquinado normales y correctas que se usan en


la fabricación del cilindro y el pistón dejan las superficies con una terminación que encaja en
el peor de los casos ejemplificados con el papel corrugado. Ambos componentes se fabrican
por rotación, ya sea del propio componente (pistón) o de una herramienta (interior del
cilindro). Esto deja surcos microscópicos en ambas superficies que luego se deslizarán unos
contra otros transversalmente. De igual forma, algunas partes del mecanismo del gatillo que
se deslizan entre sí surgen de procesos de mecanizado que dejan marcas atravesadas en sus
superficies.

En el caso de un cilindro en el que se mueve un pistón con sello plástico, los


microsurcos tienen un propósito útil y es mejor no eliminarlos. Entonces es imperativo que
las marcas del pistón, especialmente en la zona de la cola, se eliminen con tela esmeril
frotada a lo largo de las superficies de contacto con el cilindro, lo cual evitará asperezas
durante el amartillado. Un pulido final con una rueda de paño, en sentido longitudinal del
pistón, garantizará un movimiento suave como la seda.

A menos que se tenga gran experiencia trabajando con piedras de grano ultrafino de
carborundum o de Arkansas es preferible no tocar las superficies de contacto en el
mecanismo del gatillo. Un excesivo entusiasmo en esta área dará como resultado un rifle
peligrosamente sensible o un costoso reemplazo de toda la unidad de disparo. De todas
formas es conveniente que las superficies en fricción estén altamente pulidas, y que los
movimientos finales en el proceso de pulido sean en la dirección del desplazamiento natural
de las piezas.

Sin importar cuan pulida luzca una superficie, una lente de suficiente aumento siempre
revelará imperfecciones que se pueden reducir con un trabajo cuidadoso, aunque nunca se
alcance la perfección absoluta. Se debe recordar que una superficie pulida se puede juzgar
mucho mejor con una uña que con la yema de los dedos, ya que la uña es muy sensible a las
imperfecciones cuando se mueve rascando a través de la superficie.

La parte más difícil de evaluar en cuanto a pulimento es el interior del cilindro, para lo
cual es necesario un trozo de espejo o mejor aún un espejuelo de dentista, de manera de
hacer llegar luz al interior y simultáneamente ver la superficie reflejada.

Toda modificación de un rifle debe estar precedida de las correspondientes mediciones


de velocidad, especialmente si lo que se persigue es una alteración de la potencia. Una vez
hecha la modificación se deben repetir las mediciones usando balines de la misma marca y
peso, para medir la eventual modificación de la potencia, presumiblemente en la dirección
esperada. Supongamos que se cambió el resorte o el sello de la cabeza, o que se alteró la
forma del puerto de transferencia, con la esperanza de mejorar la velocidad del disparo. Con
suerte la segunda medición será mayor que la primera y sentiremos una sensación de éxito.

Lamentablemente esto puede no ser del todo cierto pues hay ahí una trampa lista para

The Airgun from Trigger to Target 92


Capítulo 13 – Afinación de Rifles a Resorte

capturar a los imprudentes. Con toda probabilidad, para llevar a cabo las modificaciones en
rifle se lo desarmó completamente y se limpiaron todas sus partes para eliminar todo rastro
de grasa o aceite viejo. Al completar el trabajo y volver a armarlo se lo lubricó con grasa
nueva, tal vez de la misma marca que la que tenía antes, y aquí es donde está la trampa. Es
probable que la lubricación nueva sea la responsable del incremento de velocidad, pues el
lubricante original ya estaba agotado antes de la modificación.

Siempre ha sido un gran obstáculo modificar un rifle a resorte sin alterar lo que hemos
dado en llamar el “Patrón de grasa”, lo que puede tener efectos profundos en los resultados.
En muchos de nuestros experimentos tuvimos que hacer enormes esfuerzos para no vernos
obligados a sacar el pistón y alterar así el patrón de grasa, porque de hacerlo los resultados
del experimento serán casi siempre no significativos. En todo experimento es importante
alterar sólo un elemento por vez. Si ese elemento no es la lubricación se deben extremar los
cuidados para no alterar el patrón de grasa, que tiene un enorme papel en el rendimiento del
arma.

Durante nuestros experimentos a menudo hemos necesitado saber se había alguna


pérdida de aire entre el pistón y el cilindro, o en la junta de la recámara. Para eso
necesitábamos un método rápido y confiable para bloquear el cañón a nivel de la recámara.
Es estas ocasiones volvimos a utilizar el Sputnik que describimos en el capítulo 6. Al estar
colocado permite ver la secuencia de movimientos de la acción del rifle como en cámara
lenta: el pistón se precipita hacia adelante y se frena arrastrándose a medida que el aire se
escapa. Se puede determinar con facilidad si la pérdida está entre pistón y cilindro pues se
escucha claramente el escape, mientras que si está en la junta de la recámara se puede
localizar con espuma de afeitar.

Cabe mencionar que en el caso de tener un sello de cuero es imperativo que esté
humedecido con aceite pues de lo contrario se reseca, se contrae e inevitablemente pierde.
Un sello de cuero humedecido correctamente produce un sello tan bueno como un moderno
O'ring.

El elemento “tiempo” es importante en los rifles de aire en lo que se llama “lock time”.
Se trata del corto lapso entre el momento en que el gatillo libera al pistón y el momento en
que el balín abandona la boca del cañón. El término ha sido incorrectamente tomado a
“préstamo” del ámbito de las armas de fuego, dónde se refiere al tiempo entre la liberación
del percutor y su impacto en la base del proyectil. Se trata de un tiempo evidentemente
mucho más corto que el las armas de aire. Un valor bajo de este parámetro es una ventaja
pues disminuye la probabilidad de influir sobre la dirección del disparo mientras el balín
todavía está en el cañón por efecto de movimientos o vibraciones.

El lock time se mide en milisegundos. Su duración depende de muchos factores, siendo


el más importante la longitud del cañón. En términos generales, un arma neumática tiene un
lock time más corto que un arma con gas ram, que es a su vez menor que el de un arma a
resorte. Las pistolas neumáticas tienen los valores más bajos. Los valores típicos son de
8,6 ms para un rifle neumático, 10,5 ms para rifles con gas ram y 13 ms para rifles a
resorte, mientras que para pistolas está en el orden de los 3,8 ms.

En la fig. 13.1 se muestra el equipo necesario para medir el lock time. El cronómetro
comienza su cuenta en el momento en que el gatillo, al liberarse, mueve un imán que actúa
sobre un microcontacto de lengüeta magnética, y se detiene cuando el proyectil destroza una
mina de lápiz atravesada frente a la boca. En la foto el cañón está deliberadamente
desplazado hacia atrás para hacer visible la mina.

The Airgun from Trigger to Target 93


Capítulo 13 – Afinación de Rifles a Resorte

El propietario de un arma no puede hacer mucho para reducir el lock time. Como el
principal componente del lock time es el tiempo de tránsito por el cañón, la única forma de
bajar ese tiempo implica intervenir en la potencia del arma para aumentar la velocidad, lo
que a su vez incrementará vibraciones y retroceso, anulando el posible beneficio. En
cualquier arma de aire, el incremento de la velocidad disminuye el lock time.

El proceso de afinación puede ir mucho más allá de los que hemos descripto, pasando
de las mejoras de funcionamiento a modificaciones de otro nivel, que “personalicen” el arma.
En este campo hay que considerar modificaciones importantes como reemplazo o
acortamiento del cañón, o juegos completos de partes internas en reemplazo de los
originales, o reemplazo de la culata por otra adecuada a la anatomía del dueño, etc. Se trata
de una materia que requiere un alto grado de especialización, y algunas firmas, como
“Venom Arms of Halesowen” han llevado esto a extremos notables.

Conviene mencionar que cuando Mr. Wesley dice en su libro “Air-Guns and Air-pistols”
que hay varios rifles y pistolas muy potentes lo hace en comparación con armas disponibles
en el mercado en esa época, y no en términos de los parámetros de hoy en día. Por eso no
conviene intentar modificaciones sobre ese tipo de reliquias, muy valiosas de por sí, para
arrimar su desempeño al de las armas actuales.

Cualquiera sea el resultado de un trabajo de afinación de armas de aire, decepcionante


o exitoso, siempre será un desafío y una fuente de fascinación. Se trata de máquinas
enigmáticas, una especie de laberinto sin comienzo ni fin.

The Airgun from Trigger to Target 94


Capítulo 14 – Rifles neumáticos

RIFLES NEUMÁTICOS

Aunque los rifles a resorte hayan existido durante más tiempo que los neumáticos, no
fue sino hasta fines del siglo XIX que comenzaron a ser tomados en consideración, y aun
entonces sólo eran capaces de disparar balines y dardos a bajas velocidades. Probablemente
la tecnología metalúrgica no estaba al nivel para producir los materiales que garantizaran un
arma medianamente decente.

En cambio la construcción de un arma neumática viable no era tan dificultosa. A pesar


de ser mucho más complicadas y costosas que las armas de fuego de la época, contaban con
la enorme ventaja de poderse utilizar con mal tiempo. La pólvora en la cazoleta de un arma
con llave de pedernal no se puede encender si hay mucho viento, o si la lluvia humedece la
pólvora.

En la mayoría de los casos el diseño de las primeras armas neumáticas se basaba en el


concepto de reservorio removible que se cargaba con una bomba de aire separada. El
reservorio estaba en la parte gruesa de la culata o en un globo atornillado en la parte baja
del cerrojo. Estos antiguos y fascinantes rifles, con calibres del orden de media pulgada,
fueron objeto de muchos estudios profundos, de manera que no nos agregaremos a esa lista,
excepto para decir que se trataba de armas prácticas con potencias semejantes a las de las
armas de pólvora negra de esa época. Es importante notar que trabajaban con presiones del
orden de las 600 PSI, lo que es mucho menos que los valores actuales de alrededor de
3000 PSI. Además eran siempre diseñadas como armas de disparos múltiples que podían
efectuar más de un disparo por carga. La velocidad lógicamente decrecía a medida que se
reducía la presión del depósito, dificultad esta superable en manos expertas. Siempre hemos
supuesto que si los antiguos armeros hubieran tenido algo equivalente a nuestros modernos
O'rings las armas de aire hubieran jugado un papel mucho más decisivo en la historia. Las
pérdidas en válvulas y juntas fueron siempre una barrera contra la popularidad de este tipo
de armas.

Los primeros intentos de fabricar rifles con su propia bomba incorporada no tuvieron
éxito pues la bomba siempre consistía en un pistón y un varilla, igual que un inflador de
ruedas de bicicleta. Con este diseño no se podían obtener altas presiones con un número
razonable de bombeos, y la idea permaneció adormecida hasta que Sheridan diseñó y
construyó en USA rifles con un sistema de palanca articulada para mover el pistón de la
bomba. Las armas que funcionan según este diseño, conocidas habitualmente como
”pump-ups” eran muy populares y varias firmas de USA y Japón aún las fabrican. En el
próximo capítulo entraremos en los detalles técnicos de este diseño, pero digamos que su
popularidad disminuyó a partir del desarrollo de los rifles neumáticos por el esfuerzo que
había que hacer antes de poder disparar, sumado al hecho de que casi siempre disparaban
un solo tiro. Las que disparaban dos o más tiros lo hacían con una notable dispersión de
velocidades.

Una variación del sistema pump-up se conoce como neumática de bombeo único. Como
su nombre lo indica, la carga de aire se obtiene con un solo bombeo que mueve al pistón
mediante un sistema de palanca articulada, y el aire comprimido no se almacena en un
depósito sino que queda entre el pistón y la válvula de disparo, y se libera al abrirse dicha
válvula cuando se oprime el gatillo.

El sistema de bombeo único se puede encontrar en pistolas y rifles diseñados para tiro
de competición en donde la precisión y la regularidad son requerimientos principales. Se han
hecho intentos de usar este sistema en rifles deportivos de alta potencia, pero con resultados

The Airgun from Trigger to Target 95


Capítulo 14 – Rifles neumáticos

limitados por la dificultad de completar el bombeo cuando se llega al máximo de presión


frente al pistón.

Los rifles precargados (PCP) han conseguido inmensa popularidad durante la última
década, de la mano con el creciente interés por el buceo. En la mayoría de las grandes
ciudades han aparecido clubes de buceo, y comercios y compañías especializados en esa
área con el equipamiento necesario para proveer aire a alta presión a precios razonables. El
entusiasta del aire comprimido puede ahora hacer llenar su propio tubo con aire suficiente
para muchos disparos a precios realmente bajos. Todo lo que debe hacer es unir el tubo con
aire comprimido al depósito de su rifle con un acople flexible adecuado para recargarlo
después de haber disparado. Cuando se maniobra con presiones de 3000 PSI se debe ser
absolutamente cuidadoso: cilindros, tubos y acoples deben estar en perfecto estado, así
como también el propio rifle. Se debe tomar lo siguiente como muy severa advertencia:
nunca, por ningún motivo, se debe intentar llenar un rifle con oxígeno puro, ya que en
contacto con el aceite lubricante forma una mezcla explosiva, y es inevitable la presencia de
aceite en varias partes internas del arma, pudiendo el resultado ser desastroso para el rifle y
para cualquiera que esté cerca.

En 1872 Guiffard patentó un cartucho precargado que se podía llenar con aire o dióxido
de carbono y que incluía al proyectil, listo para cargarse en el rifle. El proyecto no llegó a
desarrollarse comercialmente, probablemente por dificultades técnicas para lograr la
precisión suficiente para que fueran intercambiables, y también por problemas en el sellado.

La idea de los cartuchos cargados individualmente se volvió realidad hace pocos años
con varios modelos de diverso éxito comercial. Se pueden cargar en forma individual
mediante una bomba manual o en grupos conectados con un adaptador especial a un tubo
de buceo o “scuba” (Self Contained Underwater Breathing Aparatus). El pistón de la bomba
manual se mueve con un sistema de palanca articulada semejante al de los rifles tipo
pump-up y puede cargar presiones de hasta 3000 PSI. El concepto de cartucho individual se
presta a varias aplicaciones como revólveres o rifles de acción a cerrojo alimentados con
magazines.

La disposición normal en un rifle neumático es con el cilindro de aire comprimido


ubicado por debajo del cañón. Esto es muy lógico pues el mecanismo del gatillo y la válvula
de disparo pueden estar así en el extremo trasero del cilindro, y la válvula de llenado en el
extremo delantero, debajo de la boca de cañón. El aire liberado por la válvula de disparo
sube por un corto puerto de transferencia al cañón, justo detrás del proyectil colocado en la
recámara.

Podemos decir que un rifle neumático funciona en el modo cerbatana, que es un


término ya analizado en el capítulo 2 al tratar los modos posibles en los rifles de resorte,
pero que describe muy bien lo que ocurre en la acción de un rifle neumático. El proyectil
descansa en la recámara en espera del estampido de aire que lo impulse por el cañón. El aire
no necesita desperdiciar energía en amoldar el proyectil al estriado del cañón, pues esto ya
ocurrió cuando el mecanismo de cerrojo lo insertó en la recámara. La única resistencia es la
de fricción contra el ánima. Toda ajuste excesivo al comenzar el movimiento por el ánima se
traducirá en poca uniformidad entre disparos pues no hay dos balines que ofrezcan la misma
resistencia al estriado.

El uso de un cerrojo para sellar la recámara una vez que se ha insertado el balín
permite empujarlo hasta pasar el puerto de transferencia, y por eso siempre tiene una punta
o una funda hueca en su extremo para colocar al proyectil correctamente en posición. Al

The Airgun from Trigger to Target 96


Capítulo 14 – Rifles neumáticos

cerrar el cerrojo se fuerza al balín contra el estriado del ánima de manera que el esfuerzo de
grabar el perfil del estriado en la superficie del proyectil lo hace el tirador y no el aire. La
energía que se requiere para conformar al balín al perfil del cañón puede ser considerable,
especialmente si las paredes de su pollera son gruesas. Puesto que el sistema neumático
trabaja en forma más eficaz cuando dispara proyectiles más pesados, el uso de un cerrojo
para ubicar al balín correctamente es casi obligatorio en este tipo de armas.

La lubricación en sistemas neumáticos precargados se debe hacer siguiendo las


instrucciones del fabricante, pues un tipo inadecuado de lubricante puede ablandar los sellos
de válvula u O'rings. En todo caso sólo son necesarias muy pequeñas cantidades de aceite,
salvo en los rifles con bombeo incorporado mediante mecanismos de palanca articulada
cuyos pivotes deben soportar tensiones muy grandes. En estos casos cada articulación debe
estar muy bien lubricada, preferentemente con grasa.

Repitiendo lo que ya se dijo en el capítulo sobre cañones, para obtener la máxima


precisión la lubricación se debe proveer con una fina capa en los mismos proyectiles ya que
el aire en sí no proporcionará nada de aceite.

The Airgun from Trigger to Target 97


Capítulo 14 – Rifles neumáticos

The Airgun from Trigger to Target 98


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

CARGA DE RIFLES NEUMÁTICOS

Antes de entrar de lleno al estudio de las formas de controlar el aire que usaremos para
disparar nuestros proyectiles debemos analizar los métodos que se utilizan previamente para
comprimirlo, cuánta energía potencial almacena y cuánta es necesaria para la compresión.

En esta materia, trabajar sin un manómetro es como trabajar con cualquier tipo de rifle
sin un cronómetro. Hoy en día se puede hablar de valores de presión con más exactitud de la
que podemos necesitar, pero no siempre fue así. Recién en 1850 un francés llamado Eugene
Bourdon inventó un medidor de presión tal como los que conocemos actualmente. Este
instrumento eliminó inmediatamente muchas de las dudas y peligros que encerraba el
trabajo con aire comprimido, no sólo en rifles de aire sino también en todo tipo de
maquinaria que trabajase con aire o vapor a presión, como barcos, locomotoras y fábricas.

Los manómetros que vemos en la actualidad (fig. 15.1) son exactamente iguales al
diseñado por Bourdon, salvo en aspectos de estilo o apariencia, ya que funcionan según el
mismo principio. Cualquier tubo de sección oval cerrado en un extremo y curvado en forma
de semicírculo tenderá a enderezarse si aumenta la presión en su interior. Por supuesto que
siempre se pudo y se podrá medir una presión mediante el complicado e incómodo
procedimiento de aplicar la definición de presión, es decir fuerza por unidad de superficie.
Disponiendo un pistón de sección y peso conocidos en contacto con el fluido bajo presión, se
lo carga con un suficiente peso como para que quede en equilibrio (que no se mueva). En
esta situación la presión es la dada por el peso del pistón más el agregado dividido por la
superficie del pistón.

Un procedimiento similar se puede aplicar en casos de armas que tienen una bomba de
compresión manual (inflador) para cargar el depósito propio, cuando no se dispone de un
manómetro convencional. Colocando el inflador sobre una balanza de baño mientras se infla
se puede conocer la fuerza ejercida sobre la barra del pistón, y midiendo el diámetro del
cilindro, o del pistón, se calcula su superficie. Dividiendo la fuerza en libras por la sección del
pistón en pulgadas cuadradas, se obtendrá una presión en libras por pulgada cuadrada (PSI).

The Airgun from Trigger to Target 99


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

Antiguamente no se sabía mucho acerca de la fatiga de materiales y hay registros de


varios casos de depósitos que explotaron mientras se los cargaba. La liberación súbita de un
gran volumen de aire suele tener efectos desastrosos no sólo para quién estuviera
bombeando el aire sino para cualquiera en su proximidad. La alta presión de un gas
comprimido es muy peligrosa si se libera pues se expande casi instantáneamente. Es por esa
razón que para hacer pruebas de resistencia de depósitos para gases comprimidos nunca se
usa un gas sino un fluido como agua o aceite, que al ser incompresibles no almacenan
energía ni se expanden ente una súbita descompresión (de ahí que este tipo de prueba se
denomina “prueba hidráulica”). Si un recipiente bajo prueba se rompe no ocurre nada más
que un derrame del líquido utilizado.

Tradicionalmente las presiones se expresaban en libras por pulgada cuadrada, o PSI,


pero actualmente se está tornando muy común otra unidad de medida: el Bar. Es
aproximadamente igual al valor de la presión atmosférica normal al nivel del mar y equivale
a 14,50 PSI 6 .

La energía almacenada en una masa de aire comprimido se puede calcular conociendo


la presión y el volumen total.

La ecuación es la siguiente:

P 1 V 1 ln V 2 / V 1 
E = Ft. lbs.
12

P1 = presión inicial. Es siempre la atmosférica, de 14,69 PSI


V1 = volumen inicial. Es el volumen del aire libre bombeado dentro del depósito
V2 = volumen final. Es el volumen del depósito.
ln = función logaritmo natural, o de base e

En esta ecuación el único dato no fácil de establecer es el volumen inicial V1, del cual
hablaremos más adelante. Los demás valores se determinan directamente por medición.

Podemos ahora usar la simple ecuación que ya usamos en el capítulo 7 para establecer
el volumen inicial:

P 1 V 1=P 2 V 2

P2 V 2
de dónde: V 1=
P1

Supongamos tener un depósito de 0,17 pulgadas cúbicas de volumen a una presión de


1300 PSI. Con la última ecuación y tomando como presión inicial a la atmosférica, de
14,69 PSI, tenemos un volumen inicial de aire de 15,044 pulgadas cúbicas.

Reemplazando estos valores en la primera ecuación podemos calcular la energía que


tiene el aire comprimido en el recipiente, que es de 82,56 Ft. lbs. Sin embargo, el valor de
la energía necesaria para cargar el depósito es considerablemente mayor, según la velocidad

6 N. del T. En el original da 14,22 PSI por bar, pero esa es la equivalencia de PSI con Kg/cm2, que equivale
a 0,98 bar. Los ejemplos fueron recalculados usando el valor 14,50.

The Airgun from Trigger to Target 100


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

con que se efectúe el llenado. Si se llena rápidamente será necesaria más energía y el
recipiente se calentará mucho más que si la maniobra se hace lentamente.

Una forma sencilla de demostrar este hecho es mediante un rifle del tipo de carga por
bombeo. Si se prepara para el disparo, se bombea rápidamente y se dispara inmediatamente
se obtendrá una velocidad algo mayor que cuando se bombea lentamente, o se deja enfriar
antes de disparar. La razón es que cuando se bombea y dispara en rápida secuencia el calor
generado por la compresión no tiene tiempo de escapar por las paredes y estructura del rifle
y la operación completa puede considerarse casi adiabática, es decir, sin pérdida de calor. Es
este calor el que hace aumentar el valor de la presión, y por lo tanto el de la energía
disponible para el disparo. De otra forma, si se deja enfriar el depósito antes de disparar, la
energía descenderá y la velocidad del disparo también.

Otra forma de comprobar lo dicho es mediante una banda ancha de goma elástica. Si
se estira bruscamente mientras se mantiene en contacto con la frente se notará claramente
su calentamiento. Si se deja enfriar estirada y luego súbitamente se la hace volver a su
longitud original se producirá un notable enfriamiento. Si toda la operación se hace muy
lentamente, tanto para el estiramiento como para la contracción, no se notarán en ningún
momento cambios de temperatura, ya que el calor producido o absorbido tendrá tiempo de
fluir en uno u otro sentido sin llegar a alterar la temperatura en forma perceptible.

Esta simple comparación entre el estiramiento de una banda de goma y el llenado de


un depósito de aire comprimido ayuda a formarse una idea de las características del aire
comprimido, y demuestra que sólo una parte de la energía empleada para comprimir el aire
se usará luego para impulsar un proyectil. En este tipo de operaciones en las que se
comprime o libera aire hay dos términos provenientes de la teoría termodinámica de los
sistemas gaseosos: “transformación isotérmica” y “transformación adiabática”. Ambos
términos provienen del idioma griego y significan respectivamente “de igual temperatura” y
“que no es atravesado” (refiriéndose en este caso a la energía térmica, al calor).

Cuando el estiramiento de la banda de goma o el llenado del depósito se hacen muy


lentamente, el calor generado se disipa y la operación ocurre sin cambio de la temperatura,
es decir, es isotérmica. Si por el contrario la operación es rápida el calor no llega a disiparse
y al permanecer en el medio sometido a compresión o deformación (el aire o la goma), éste
se calienta.

No siempre es fácil medir el volumen de un recipiente no muy grande como puede ser
un cartucho o depósito para aire comprimido. La medición directa de las dimensiones físicas
no da buenos resultados. La mejor forma de hacer la medición es pesar el recipiente, luego
desarmarlo y volver a armarlo mientras está sumergido en agua, asegurándose que no
queden burbujas de aire en su interior. Una vez armado y secado exteriormente se pesa
nuevamente. La diferencia de entre ambos valores corresponderá al peso del agua que ocupa
el interior. Como el agua pesa exactamente 1 gramo por centímetro cúbico, el peso en
gramos representa el volumen del depósito en centímetros cúbicos.

En materia de rifles de aire siempre fue habitual el uso del sistema de las antiguas
unidades imperiales, es decir, pies, pulgadas, yardas, libras, etc. pero al medir volúmenes es
más fácil usar el sistema métrico decimal, que maneja unidades más pequeñas (cm3). Al final
del libro hay una tabla que permite hacer las conversiones necesarias.

Para hacer un control cruzado entre los nuestros datos calculados y los valores reales
del volumen de aire expulsado por el cañón en un rifle neumático, empleamos el equipo que

The Airgun from Trigger to Target 101


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

se ve en la fig. 15.2. Tiene un pistón de cuero impregnado en aceite que se puede mover
con facilidad dentro de un tubo plástico de alrededor de tres pulgadas de diámetro. El
recorrido total del pistón, unas 15 pulgadas, permite una capacidad total de unos 2000 cm3.
Este cilindro se calibró previamente vertiendo cantidades iguales de agua medidas con un
recipiente de capacidad conocida y precisa, de forma de marcar en el exterior una escala en
centímetros cúbicos. Conectando con un tubo delgado la base del cilindro a la boca del cañón
y disparando el rifle sin munición, el pistón se moverá hacia arriba una distancia que
corresponderá al volumen de aire expulsado por el rifle 7.

En el capítulo anterior señalamos que es casi imposible conseguir una gran presión con
una bomba compuesta sólo por una barra y un pistón. Para demostrar esto supongamos un
experimento en el que debemos llenar un recipiente con aire a 1000 PSI con tal bomba. Se
puede usar una balanza doméstica de baño para medir cuánta fuerza se puede ejercer sobre
la manivela de la bomba. Supongamos que ese valor es de unas 231 lbs. (corresponde al
peso de una persona de unos 105 kg). Parece lógico suponer que es la máxima fuerza que se
puede aplicar a la bomba, pero los experimentos muestran que dicho valor puede ser hasta
un 50% mayor si quien efectúa el bombeo se apoya sobre la manivela descargando
súbitamente todo el peso de manera de rebotar sobre la capa de aire comprimido que se
produce en el interior del cilindro de la bomba. No es un ejercicio fácil y requiere además una
construcción muy robusta de la bomba. Suponiendo un 50 % de incremento de la fuerza
tendríamos 346 lbs., que aplicada sobre una superficie de pistón de 5/8”, lo que significa

7 N. del T. Debería haber un manómetro instalado en la base del cilindro para que la presión luego de
efectuar el disparo sea la misma que al principio, es decir, la atmosférica, pues el peso del pistón comprimirá
levemente el aire; así, levantándolo levemente hasta que el manómetro indique nuevamente una atmósfera,
tendremos el volumen real expulsado.

The Airgun from Trigger to Target 102


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

0,307 pulgadas cuadradas, nos da una presión de 1127 PSI. De acuerdo a estos cálculos es
evidente que un hombre pesado puede conseguir presiones de 1000 PSI, pero aun un
depósito chico requiere esfuerzo y perseverancia, y no es tarea fácil. Por supuesto que los
primeros bombeos son livianos pero a medida que sube la presión en el depósito la tarea se
vuelve más difícil. En algunos libros sobre el tema se menciona que este trabajo se suele
hacer entre dos personas.

Reduciendo el diámetro del pistón se facilita la tarea pero el volumen de aire cargado
en cada bombeo también disminuye, lo que aumenta la cantidad de bombeos a realizar. Si el
diámetro se reduce a la mitad, la superficie se reduce a una cuarta parte (0,077 pulgada
cuadrada), por lo que la misma fuerza actuando sobre esta superficie producirá una presión
cuatro veces mayor, de alrededor de 4500 PSI. Si la carrera del pistón es de doce pulgadas
tendremos que en el primer caso el volumen barrido es de 0,307 x 12 y en el segundo de
0,077 x 12, es decir, 3,68 pulgadas cúbicas y 0,92 pulgadas cúbicas, respectivamente, y
habrá que dar cuatro veces más bombeos para introducir el mismo volumen de aire en el
depósito. Estamos hablando de valores teóricos, ya que en la práctica es más probable que el
número de bombeos sea cinco veces mayor.

Algunos problemas de diseño se magnifican cuando se trabaja con diámetros de pistón


pequeños y presiones muy altas, siendo el principal el relacionado con las válvulas.
Idealmente el pistón no debería dejar ningún volumen al final de su carrera, para evitar que
ese volumen de aire permanezca siempre en el cilindro en vez de pasar al depósito que se
pretende llenar, pero esto nunca es posible en la práctica. Otro problema típico es el de la
resistencia de la barra que empuja al pistón, que por ser larga y delgada tiende a torcerse al
llegar al extremo de su recorrido, cuando la presión es máxima.

Muchos problemas de construcción de bombas manuales se pueden superar adoptando


el diseño de múltiples etapas. En este sistema se utilizan dos o más pistones y cilindros,
cada uno de menores dimensiones que el anterior. La primera etapa es de gran diámetro y
recorrido, y su salida e aire pasa a un cilindro mucho más chico, tal vez de una décima parte
del volumen del primero, o menos, el cual a su vez pasa su salida a un tercero todavía más
pequeño. De esta forma se pueden obtener con cierta facilidad presiones muy altas, aunque
la construcción de este tipo de bomba no es adecuada para estar incorporada al propio rifle,
debido a su complejidad. Muchas veces se montan con un motor eléctrico constituyendo
verdaderos compresores de alta presión. Antes de la popularidad de los clubes y negocios
dedicados al buceo, construimos una máquina de este tipo, con cuatro etapas, y en
condiciones óptimas llegaba a producir la prodigiosa presión de 10.000 PSI. Hoy en día los
comercios de buceo suministran aire comprimido con mucho menos trastorno.

Palanca articulada

El mejor tipo de bomba que se puede incorporar en un rifle o pistola se basa en el


sistema de palanca articulada. Este diseño se presta naturalmente a los requerimientos de
compresión mediante una bomba simple. La palanca hace que la articulación haga mover al
pistón rápido al principio, cuando la presión en el cilindro es baja. A medida que el pistón se
acerca al final de su recorrido la presión aumenta, pero también la fuerza sobre el pistón,
debido a la particular geometría de la articulación. Al final del recorrido, con máxima presión,
la fuerza ejercida por las palancas es enorme. Se pueden obtener presiones de más de
3000 PSI con este sistema.

The Airgun from Trigger to Target 103


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

La figura fig. 15.3 muestra el sistema de palanca articulada en forma esquemática. En


un rifle uno de los brazos siempre se extiende después del punto P, a veces con longitudes
del triple de la del segmento MP, lo que se traduce en el triple de fuerza aplicada al punto P
que la ejercida manualmente en el extremo F de la palanca. La presión en F fuerza hacia
abajo al pivote P lo que reduce la dimensión D empujando así al extremo R (que está
apoyado en el pistón) hacia el extremo del reservorio (por estar el extremo M anclado al
cañón con un perno. Aunque en el diagrama los dos brazos son iguales, en la práctica suelen
ser diferentes, lo que casi no tiene efecto en el resultado final.

La fig. 15.4 es un gráfico que permite determinar el empuje que produce en el pistón
un sistema de palanca articulada. Para usarlo se trazan dos líneas perpendiculares entre sí

The Airgun from Trigger to Target 104


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

en un papel y se lo ubica sobre el gráfico de manera de alinear tres de los datos sobre las
reglas, obteniéndose así el cuarto dato en la otra escala. En el ejemplo se aplica una fuerza
de 45 lbs. en el extremo de la palanca, con una distancia desde el extremo hasta F tres
veces mayor que la distancia de P a M, lo que produce en P una fuerza descendente de
135 lbs. (3 x 45). Se hace coincidir una línea horizontal con 135 en la escala P y de las
mediciones sobre el rifle se determina que C es 8 pulgadas y C es de 0,25 pulgadas. Con
estos datos se ubica la línea vertical en las escalas C y D, y entonces podemos leer 1150 lbs.
en la escala R. El gráfico se basa en la siguiente ecuación:

R C
=
P 4×D

Evidentemente un empuje de 1150 lbs. es muy grande si se compara con el original de


45 lbs. aplicado a la palanca. En el ejemplo todavía queda un cuarto de pulgada de descenso
del punto P, hasta que M, P y R quedan en línea, produciendo el empuje máximo. Sin
embargo, estos sistemas se diseñan de tal forma que la dimensión C es apenas menor que la
suma de MP y PR, de forma que se produce una compresión de las partes metálicas al pasar
por la condición de línea recta que ayuda a mantener cerrada la palanca aun cuando el aire
comprimido desaparezca después del disparo.

De lo expuesto se podría suponer que la presión final obtenida es la fuerza final de


1150 lbs. dividida por la superficie del pistón. Esto no necesariamente es así pues en todo
sistema neumático existen siempre pequeñas cantidades de “volumen perdido” que hacen
descender la presión final, y este efecto se magnifica con presiones altas. En este tipo de
armas existe un puerto de transferencia entre cuerpo de la bomba y la válvula de entrada al
reservorio, que aunque es de diámetro pequeño hará bajar la presión final obtenible. Otros
“volúmenes pedidos”, como la válvula misma y el mínimo espacio necesario al frente del
pistón, contribuyen a disminuir la eficiencia del sistema.

De todas formas el aire que queda atrapado en los volúmenes perdidos no se


desperdicia del todo, ya que al disparar pasa al reservorio para incrementar en alguna
medida la energía del proyectil. Supongamos que se mide la velocidad de dos disparos
hechos con la carga de cinco bombeos, llegando con la palanca de bombeo hasta al final en
el primer caso y dejándola floja en el último bombeo del segundo caso. La segunda velocidad
será menor que la primera por la ausencia del aporte extra del aire comprimido en los
volúmenes perdidos.

Para conseguir la mejor uniformidad se debe bombear igual número de veces y


también manteniendo igual ritmo de bombeo para que los efectos de la temperatura sobre la
presión sean siempre los mismos. Además hay que dejar que el arma alcance la temperatura
ambiente antes de disparar, ya que esto asegura igual cantidad de energía por disparo. En
una ocasión medimos cuidadosamente la energía empleada para cargar uno de estos rifles
antes de efectuar el disparo, y comprobamos con horror al medir la energía de salida del
proyectil que el rendimiento general estaba en el orden del 5%.

Una cuestión que surge siempre en relación con el bombeo de aire en rifles
neumáticos es el eventual peligro de explosión por la ignición de aceite lubricante por el calor
generado como resultado de la compresión en la bomba, como ocurre en los rifles a resorte o
los motores diésel. Esto es prácticamente imposible bombeando manualmente, pues la
velocidad de compresión es demasiado baja para generar temperaturas lo suficientemente
altas para encender el aceite. Sin embargo, hay garantía de explosión si se intenta usar
oxígeno puro para llenar un rifle neumático. Este gas forma una mezcla explosiva al tomar

The Airgun from Trigger to Target 105


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

contacto con el aceite, que con toda seguridad existe en alguna parte del rifle. Todos los
manómetros fabricados para funcionar con tubos de oxígeno llevan la inscripción “No usar
aceite”, lo que debería ser suficiente advertencia para todos nosotros.

De lejos la forma más fácil de llenar el depósito de un rifle neumático es usando un


tubo de aire para buceo, o “scuba”. Estos cilindros se venden en varios tamaños y pueden
contener aire a 3000 PSI. Se pueden recargar a bajo costo innumerables veces siempre y
cuando se los someta periódicamente a un análisis para determinar la existencia de corrosión
interna o daños externos (prueba hidráulica). El rifle se acopla con una manguera flexible
provista de un manómetro para llenar el depósito del rifle a la presión máxima indicada por
el fabricante. Si bien hay un costo inicial significativo, el mantenimiento es muy barato y el
conjunto es muy seguro si se toman las precauciones mencionadas.

Habiendo varias formas de cargar aire en un reservorio, veremos la siguiente etapa en


la secuencia, que es saber qué volumen y presión hacen falta para impulsar al proyectil a
una determinada velocidad. Hace varios años hicimos un extenso estudio del tema usando el
proyector para establecer la energía del proyectil con diferentes volúmenes de aire de
disparo, longitudes de cañón y calibres.

El Proyector

Antes de describir los resultados de esta investigación vale la pena describir el


proyector que se ve en la fig. 15.5. Diseñamos este equipo para poder analizar algunos
aspectos complejos de los rifles de aire. Está construido sobre una base muy firme y rígida,
que al estar fijada al suelo con un fuerte bulón central carece casi por completo de
vibraciones. La placa superior, que sostiene al mecanismo de sujeción de cañones y la mira,
permite un pequeño movimiento lateral para alinear el conjunto con el blanco. Mediante un
nivel de burbuja de precisión, que se apoya directamente sobre el cañón, y usando tres
tornillos de ajuste, se puede deja al cañón perfectamente horizontal. Es posible montar
cañones de todo largo y calibre, que quedan firmemente sujetos con collares de nylon
torneados para cada caso.

La recámara del proyector se extrajo de un rifle Weihrauch HW35 y se reconstruyó para


acoplarlo a cualquier tipo de cañón bajo prueba. El cierre se logra con el cerrojo original del
HW35, pero cuando se abre todo la precámara de disparo gira lateralmente permitiendo así
una visión sin obstáculos a través del ánima del cañón para poder apuntar a ojo. Esta
precámara, o reservorio para el disparo, que incluye a la válvula de disparo, tiene una
capacidad máxima de 1,5 pulgadas cúbicas y puede resistir presiones de más de 4000 PSI.
Se pueden introducir varios anillos o collares en el reservorio para alterar su capacidad,
pudiéndose llegar a un mínimo de 0,12 pulgadas cúbicas.

El reservorio se carga mediante la manipulación de tres pequeñas válvulas, hasta llegar a la


presión de disparo requerida. Antes de disparar se cierra la que está directamente acoplada
al reservorio de tal forma que el aire remanente en la manguera de alimentación no tome
parte en el disparo. La válvula, el puerto de transferencia y el cañón están todos alineados lo
que facilita en flujo sin obstáculos de aire hacia el proyectil, cuando se abre la válvula.

Usando el proyector y varios cañones, incluso aquellos acoplados entre sí del capítulo 9
(fig. 9.2), obtuvimos un conjunto de gráficos que se pueden ver en las ilustraciones
fig. 15.6 a fig. 15.10.

The Airgun from Trigger to Target 106


Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

El hecho más evidente que surge de estos gráficos es el incremento de velocidad con el
largo del cañón. Aunque sólo pudimos extender un juego de cañones calibre .22, es obvio
que con cualquier otro calibre hubiera ocurrido lo mismo. La energía en boca también se ve
incrementada con el peso del proyectil, es decir que aumenta la eficiencia (más energía con
igual presión). También se obtiene más rendimiento de un calibre mayor, aun con igual peso
que con calibres menores.

De la descripción del proyector se desprende que los valores medidos con los que se
construyeron los gráficos corresponden a condiciones ideales, en las que el aire fluye lo más
libremente posible al disparar. Un diseño de rifle más convencional probablemente no alcance
la misma eficiencia.

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Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

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Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

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Capítulo 15 – Carga de rifles neumáticos

The Airgun from Trigger to Target 110


Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

VÁLVULAS DE DISPARO Y REGULADORES

El control de la forma en que se libera el aire del reservorio hacia el cañón, detrás del
proyectil, es uno de los problemas de diseño más complejos en un rifle neumático. Sería
ideal que la cantidad de aire liberada en cada disparo acelerara al balín hasta la misma
velocidad, independientemente de la presión remanente en el reservorio.

Durante años se desarrollaron varios sistemas que apuntaban a lograr ese objetivo. Se
podrían dividir en dos grupos: el primero denominado de “pérdida total”, o “vaciado total”, o
“descarga total” y el segundo de “liberación por percusión”. En el primer sistema todo el aire
que se bombeó en el reservorio se libera en el disparo, mientras que en el segundo en cada
disparo sólo se libera una porción del total almacenado. Ejemplos del primer sistema son
algunos rifles de bombeo único (Daisy 853C), los cartuchos de aire (munición que contiene el
balín y una cantidad de aire a alta presión, que se consume completamente en el disparo, de
manera análoga a lo que ocurre en las armas de fuego, dónde bala y pólvora están
contenidos en un mismo cartucho) y algunos rifles de bombeo múltiple, mientras que los
rifles neumáticos precargados y otros de bombeo múltiple pertenecen al segundo sistema.

Los rifles que descargan toda su carga de aire comprimido en cada disparo pueden
ofrecer una notable uniformidad de velocidad entre disparos si la cantidad de bombeos
empleados para cargar el depósito se mantiene constante. Lo mismo vale para los cartuchos
de aire cargados a mano en forma uniforme.

La mayoría de los rifles neumáticos son de tipo precargado y tienen una válvula que al
disparar libera una pequeña cantidad del aire almacenado en el reservorio, por lo que
permiten un gran número de disparos por cada carga. El sistema se basa en un martillo
cilíndrico cargado con un resorte que al disparar golpea sobre la válvula de liberación. Esta
apertura momentánea permite que una porción del aire comprimido en el depósito principal
pase violentamente a través de la válvula hacia el cañón y empuje al proyectil. A menos que
todo el conjunto esté muy cuidadosamente diseñado, la velocidad de los disparos variará
mucho a medida que la presión en el depósito disminuye, tras los sucesivos disparos.

Los primeros rifles de aire y bastones neumáticos estaban construidos con un sistema
de cerrojo muy sofisticado que forzaba a la válvula a abrirse una distancia prefijada en cada
disparo. El arma se amartillaba con una llave o retrotrayendo un martillo semejante al de los
empleados en los cerrojos a pedernal de las armas de fuego. Esto comprimía un resorte de
hoja plana que al liberarse producía la apertura de la válvula. El mecanismo era de
construcción dificultosa y cara, y requería horas de maquinado y trabajo manual para
funcionar correctamente, y no se usa actualmente en ningún arma. Sin embargo, en cierta
medida proveía de regulación automática pues al disminuir la presión del depósito la válvula
no se cerraba tan rápidamente permitiendo salir así una mayor cantidad de aire hacia el
cañón.

Paul Giffard patentó en 1891 un rifle que funcionaba con gas. Si bien el arma obtenía
su energía de dióxido de carbono tenía el problema de dosificar cantidades iguales de gas en
cada disparo. En vez de construir un costoso y complicado mecanismo de cerrojo como sus
antecesores, Giffard usó un martillo cargado con un resorte para golpear una válvula de
forma de abrirla sólo lo necesario para dejar pasar la cantidad necesaria de gas. Incluso fue
un paso más adelante incluyendo un dispositivo ajustable que permitía modificar la amplitud
de la apertura de la válvula al recibir el golpe del martillo. De esta forma se podía ajustar
muy fácilmente la potencia de los disparos. Debe notarse que empleando CO 2 como
propulsor, se tiene la ventaja de que mientras haya líquido en equilibrio con el gas, si la

The Airgun from Trigger to Target 111


Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

temperatura se mantiene constante también lo hace la presión, lo que equivale a obtener


disparos muy uniformes. En cambio, usando aire comprimido la presión disponible disminuye
con cada disparo.

En casi la totalidad de los rifles actuales se usan variantes del sistema de Giffard. El
martillo se desliza dentro de un cuerpo tubular detrás de la válvula, y tiene un resorte que se
comprime al amartillar el arma. Al oprimir el gatillo el martillo sale disparado hacia adelante
y golpea sobre la válvula que se abre durante un tiempo breve, volviéndose a cerrar por la
acción de su propio resorte y por la presión del aire en el depósito. Este ciclo se puede
repetir hasta agotar la presión del depósito.

En el diagrama de la fig. 16.1 el depósito A se carga a alta presión a través de una


válvula unidireccional ubicada habitualmente en el otro extremo del mismo. La válvula de
descarga C se mantiene firmemente cerrada por el resorte B y la presión del aire del
depósito. Cuando se prepara el arma para disparar, el martillo D se lleva hacia atrás hasta
quedar retenido por el mecanismo del gatillo, quedando de esta forma comprimido el resorte
E. Al oprimir el gatillo se libera al martillo que se precipita hacia adelante y golpea el vástago
de la válvula que se separa de su asiento permitiendo que una porción de aire a alta presión
la atraviese y circule por el puerto de transferencia hacia la parte posterior del proyectil,
empujándolo así a lo largo del cañón.

En la mayoría de los diseños el martillo se engancha cuando se desliza el cerrojo del


arma para descubrir la recámara y ubicar el balín. Esta disposición es muy segura pues
estando el cerrojo abierto es imposible disparar el proyectil. Si se oprime inadvertidamente el
gatillo con el cerrojo abierto el martillo debería arrastrar hacia adelante al cerrojo y gran
parte de su energía se perdería, no llegando así a abrir la válvula de disparo, o abriéndola
sólo parcialmente. El aire que pudiera salir se perdería sin consecuencias por la recámara
abierta.

El diseño de la figura anterior es relativamente simple y daría como resultado un rifle


con características muy poco uniformes, pues los disparos tendrían velocidades diversas.
Casi con seguridad, con un depósito cargado inicialmente a 3000 PSI, los primeros disparos
tendrían velocidades crecientes, hasta alcanzar un pico después del cual la velocidad iría
decreciendo nuevamente hasta que se agotara la carga de aire.

Todos los fabricantes han modificado este sistema tratando de lograr una mejor
regulación de la velocidad. Alterando el diseño básico de la válvula, su alojamiento, el peso
del martillo, las características de los resortes, etc., se puede obtener una serie más o menos
extensa de disparos de velocidades casi constantes. En la fig. 16.2 se observa el
comportamiento descripto, en el cual la velocidad crece hasta que la presión llega a un valor
óptimo con el que se producen seguidamente muchos disparos cuyas velocidades se
mantienen acotadas dentro de un margen de pocos FPS. Este tipo de diseño debe tener en

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Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

cuenta las leyes que rigen a los gases en movimiento muy rápido. Sin embargo, el resultado
final generalmente es el fruto de la experiencia y de innumerables experimentos de prueba y
error.

El diseño de la fig. 16.1 se puede modificar para convertirlo en uno del tipo de pérdida
total, aunque esto es más común en armas del tipo con bombeo incorporado. Un rifle de esta
clase tiene habitualmente un depósito mucho más reducido ya que sólo debe contener la
cantidad de aire necesaria para un disparo. Cualquier exceso no se aprovecharía en forma
eficiente. Esto suele ocurrir en las pistolas ya que la longitud del cañón no permite el total
aprovechamiento de la energía del aire, y el exceso se descarga con gran ruido después de
que el proyectil abandona la boca del cañón. Las características del martillo y su resorte en
armas de pérdida total deben ser las adecuadas para abrir completamente la válvula de
descarga y mantenerla abierta para permitir que todo el aire salga en cada disparo.

Parte del éxito de un arma neumática depende de la elección del material para la cara
de la válvula de descarga. Debe ser suficientemente blando como para permitir que el
contacto con su asiento sea firme y ambos elementos se amolden para soportar la presión
sin fugas. A su vez no debe ser demasiado blando pues esto dificultaría su rápida separación
del asiento en el momento del disparo, cuando se recibe el golpe del martillo. La experiencia
demuestra que en general son preferibles materiales duros cuando se trabaja con presiones
altas y blandos en el caso de presiones más bajas. Hemos encontrado que el PTFE
(Poli-Tetra-Fluoro-Etileno, o Teflón) es un material excepcionalmente apto para un amplio
rango de presiones, se acopla muy bien con el asiento y es capaz de retener cierto nivel de
partículas sólidas sin que se produzcan fugas.

El material de la cara de la válvula debe estar firmemente sujeto en su montaje pues


de lo contrario la alta presión del aire del depósito podría “despegarlo” cuando se efectúa el
disparo, moviéndose en este caso el cuerpo de la válvula y permaneciendo aquél oprimido
contra el asiento de descarga, no permitiendo así la salida del aire. En el diagrama de la
fig. 16.1 se ve la válvula C como una copa que contiene adentro el material de cierre,
aunque existen diseños en los que toda la cabeza de la válvula está maquinada en una única
pieza del material elegido. Es fundamental tomar en cuenta las fuerzas involucradas en casos
típicos. Supongamos que la presión en el depósito es de 3000 PSI y que el diámetro de la

The Airgun from Trigger to Target 113


Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

cara de cierre de la válvula es de 3/8”. Se produce en este caso una fuerza de alrededor de
600 lbs. que es la que deberá vencer el martillo en el momento del disparo, y que es
suficiente para destruir un diseño frágil.

El martillo, su recorrido y la fuerza del resorte son tres elementos cruciales para
obtener buenos resultados en el sistema de apertura por percusión. Si no se eligen en forma
correcta el martillo no abrirá la válvula lo suficiente para que salga la cantidad necesaria de
aire. Esto significa que para que el funcionamiento sea correcto deberá serlo el “momento”
del martillo, es decir el producto de su masa por su velocidad al impactar sobre el vástago de
la válvula. Sin embargo, esto se puede lograr con un martillo mas pesado y un resorte más
débil, o con un martillo liviano y un resorte más potente. Si el resorte es muy potente puede
ocurrir que una vez abierta la válvula, la fuerza de su resorte B más la presión del aire no
alcancen para cerrarla nuevamente cuando el depósito está vacío o tiene poca presión. Esto
significa que antes de recargar el depósito se debe retraer el martillo abriendo el cerrojo,
para que se cierre la válvula. También puede ocurrir que después del disparo el martillo sea
empujado contra su resorte y rebote nuevamente hacia la válvula, produciéndose así un
segundo disparo o una secuencia repetitiva que termina descargando totalmente el depósito.

En el otro extremo, si se emplea un martillo pesado con un resorte débil será necesario
un recorrido más largo para lograr momento necesario para la apertura de la válvula. Si se
duplica la masa del martillo y se mantiene un mismo resorte, sólo se consigue un incremento
del momento del 50%, y además se incrementa la demora entre la liberación del martillo y
su impacto contra la válvula, que es cuando ocurre realmente el disparo. La práctica
demuestra sin embargo que no es muy difícil encontrar un compromiso entre masa del
martillo y dureza del resorte.

Durante estudios que realizamos hace varios años vimos que la forma más simple de
alterar la potencia de un arma neumática es modificando la magnitud de la apertura de la
válvula producida por el golpe del martillo. Montando un tornillo en el centro del martillo de
forma tal que sea éste el que golpea al vástago de la válvula, es posible modificar la potencia
variando su posición con respecto al frente del martillo. Se colocó también un amortiguador
de goma alrededor del eje de la válvula para absorber el exceso de energía del martillo una
vez abierta la válvula. Este sistema es una forma simple de alterar la potencia de un rifle
neumático sin hacer grandes modificaciones al mecanismo cuando se requiere un ajuste de
la potencia.

Cuando se diseña un arma para tiro de competición, ya sea un rifle o una pistola, se
recurre al sistema de vaciado total, y el mecanismo es más complicado que en el caso del
tipo de descarga por percusión. Al oprimir el gatillo la válvula se abre mediante un
mecanismo de palanca cargado con un resorte, que se debe cerrar manualmente antes de
rearmar el arma para el próximo disparo. La energía para la apertura de esa válvula no es
tan grande como la necesaria en el sistema de descarga por percusión, y por lo tanto el arma
es sometida a menos vibraciones y el gatillo puede ser mucho más liviano.

Las dificultades surgidas al intentar producir velocidades uniformes en un rifle


neumático hicieron que Mr. John Ford, de Sportsmatch, nos solicitara el desarrollo de un rifle
que superara este problema y pudiera así ser suficientemente consistente como para
competencias de Field Target. Encaramos este desafío diseñando un mecanismo que bien
podría llamarse “sistema de recarga y vaciado”. La carga de un segundo recipiente se
descarga completamente en cada disparo, y se repone desde el reservorio principal cuando
se amartilla nuevamente el arma.

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Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

En el diagrama de fig. 16.3 se ve el rifle que denominamos CG2 en condiciones de


disparar, con un proyectil en la recámara y el cerrojo cerrado. La cámara A esta llena de aire
a alrededor de 3000 PSI, mientras que la cámara C está a 1500 PSI. Este aire no puede salir
pues se lo impiden la válvula B (en realidad nunca escaparía hacia A, que está a mayor
presión), y el sello D alrededor del vástago de la válvula E. La presión fuerza a E a moverse
hacia atrás, pero se sostiene por la pieza terminal G y la copa en forma de dedal F que está
separada de F por un resorte. A su vez F no puede retroceder pues se lo impide el fiador H.

Al oprimir el gatillo, el fiador H es forzado hacia abajo por el empuje de la presión del
aire que actúa sobre E que a su vez arrastra a F y G, lo que permite que la cara frontal de la
válvula E descubra el extremo del puerto de transferencia y que el aire de C pase hacia la
recámara.

Para disparar nuevamente el arma, la cámara C se debe llenar con una nueva carga de
aire desde el depósito A. Esto se logra oprimiendo el botón N hacia adentro hasta que el
perno transversal L, que está cargado con un resorte y constituye un seguro, encastra en la
ranura M tallada en el perno de recarga K, que queda bloqueado en una posición tal que
reubica a la pieza F delante del fiador H. Simultáneamente la válvula de vástago E y su
extremo G se mueven también por la acción del resorte entre G y F. En este punto el
extremo delantero de E hace contacto con el vástago de la válvula B y la saca de su asiento,
con lo cual se llena nuevamente la cámara C con aire proveniente de A. Tan pronto como la
presión alcance un valor predeterminado, la válvula E retrocede comprimiendo el resorte
dentro de F, y así la válvula B se cierra, quedando en C una nueva carga de aire a la misma
presión predeterminada. El conjunto de E y G queda en una situación de equilibrio entre la
presión en C y la fuerza del resorte entre F y G. Hasta ahora el “dedal” F está todavía
sostenido por detrás por el perno K, retenido a su vez por el seguro L.

El rifle se encuentra entonces en la condición de listo para disparar, una vez que se
coloque un proyectil en la recámara y se cierre el cerrojo. Oprimiendo el seguro L se libera al

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Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

perno K y al botón N, y las piezas E, G y F retroceden hasta que F hace contacto con el
fiador H. Esto produce una separación entre el extremo de E y el vástago de B, lo que
asegura que bajo ningún concepto pueda entrar más aire desde A. Todos los componentes
están ahora en sus posiciones originales y en condiciones de efectuar el disparo.

Puesto que se ha drenado aire desde el depósito A su presión habrá descendido


levemente, pero esto no influye en la potencia del disparo mientras la presión remanente en
el reservorio principal sea mayor que la requerida en la cámara C para desplazar a la válvula
E, es decir, la presión predeterminada para un disparo. Resumiendo, podemos decir que el
sistema trabaja mediante cuatro diferentes posiciones de la válvula de disparo E: carga,
cargado, espera de disparo y descargado.

El éxito del CG2 impulsó a otros fabricantes a diseñar rifles de características similares
pero sin la sofisticación del CG2. Se buscó la posibilidad de usar el sistema de descarga por
percusión pero incorporando un regulador de presión para que todo disparo tuviera la misma
velocidad.

En la fig. 16.4 se ve el diagrama de un regulador automático de presión. Con


referencia a la fig. 16.1 éste debería estar ubicado en el depósito principal justo antes de la
válvula de descarga C con su tapón de base L en las proximidades de la válvula de resorte
A. El O'ring D provee el sello necesario entre el depósito principal, a alta presión, y el resto
del cuerpo del regulador.

El propósito de este dispositivo es asegurar que la presión a la entrada de la válvula de


disparo sea siempre la misma, independientemente de la presión del reservorio principal, en
tanto ésta sea mayor que la de calibración del regulador. Trabaja de la siguiente forma: el
aire a alta presión atraviesa la válvula B y fluye a través del puerto F llenando el depósito
secundario frente a la válvula de disparo cerrada. A medida que sube la presión el pistón G
se desplaza hacia atrás y comprime el resorte J. La válvula B está acoplada al pistón G
mediante un tornillo y un sello (O'ring). El movimiento de retroceso de G cierra la válvula B
contra el sello C. El pistón G se puede mover con total libertad soportado por un pequeño
volumen de aire retenido por el fuelle metálico K.

Al cerrarse la válvula B deja de pasar aire por el regulador hacia el depósito secundario,
que queda lleno a la presión preestablecida. El valor de esta presión se controla por su
acción sobre el pistón y el resorte J, y se puede modificar ajustando la presión que ejerce el
resorte. Para esto está el tornillo A. Enroscándolo se aumenta el efecto del resorte J y sube
la presión de regulación. Es importante destacar que el O'ring alrededor del vástago del
tornillo de ajuste debe sellar este punto perfectamente, pues de lo contrario aumentará la
presión dentro del fuelle, detrás del pistón, y se alterará también la regulación.

Se eligió un fuelle metálico (K) para aislar los lados interior y exterior del pistón en vez
de un O'ring ubicado en una ranura alrededor del cuerpo del pistón, pues es muy importante
que el pistón reaccione el más mínimo cambio de presión y se pueda mover con libertad,
cosa que la fricción de un anillo de sello no permitiría, debido a que haría un efecto de cuña
entre pistón y cilindro resultando entonces unas características de regulación muy pobres.

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Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

Hemos mostrado un O'ring como medio de cierre en el crítico punto C. Es probable que
este anillo tenga problemas semejantes al que acabamos de exponer respecto al movimiento
del pistón, ya que la válvula no se abrirá al más mínimo movimiento pues el anillo tendrá
primero que descomprimirse. Sería de desear un sistema de cierre más sofisticado que el
esquema sencillo expuesto.

Según nuestra experiencia, los reguladores dan resultados más precisos cuando el flujo
de aire que los atraviesa es lento. Es por esa razón que en el diagrama del rifle CG2 de la
fig. 16.3 se debe notar que el aire que pasa por la válvula de control B lo hace a través de
la rosca que la mantiene cerrada. Esto restricción asegura que el depósito secundario se
llene muy lenta y precisamente. Los mismos argumentos son aplicables al regulador de la
fig. 16.4. Cualquier dispositivo que restrinja el pasaje del aire mejoraría la precisión.

No es necesario aclarar que un regulador incrementa el precio de un rifle, por lo cual se


los suele encontrar sólo en armas costosas orientadas al tiro de competición. Hay que
destacar que un diseño y construcción muy cuidadosos de una válvula de disparo por
percusión aseguran una buena cantidad de disparos bastante homogéneos, lo que suele ser
suficiente para buena parte de las necesidades de tiro.

En un rifle provisto de regulador, la válvula de descarga, su resorte de cierre, el martillo


y su resorte deben trabajar muy armoniosamente. Deben lograr que en el disparo se libere la
mayor cantidad de aire del depósito secundario, pero ya que el regulador comenzará a
llenarlo en forma inmediata, también es importante que la válvula de disparo se cierre
rápidamente para que la nueva porción de aire no escape por ella. Este sistema bien podría
denominarse “de vaciado total con recarga automática”.

The Airgun from Trigger to Target 117


Capítulo 16 – Válvulas de disparo y reguladores

The Airgun from Trigger to Target 118


Capítulo 17 – Dióxido de Carbono

DIÓXIDO DE CARBONO

Antes de que el buceo se convirtiera en un deporte popular, la única forma de manejar


rifles y pistolas desde una fuente portátil de potencia comprimida era recurrir al dióxido de
carbono. Hacia fines del siglo XIX Paul Guiffard patentó esos hermosos rifles que funcionaban
con cilindros de gas intercambiables. Más tarde muchos armeros y fabricantes de rifles,
especialmente en USA, adoptaron ese sistema, siendo Crosman tal vez el más conocido. El
sistema es aún muy empleado en USA, pero no tanto en este país 8.

La razón por la que no es popular en el Reino Unido es que su empleo hace que el arma
requiera certificación, es decir, se la considera de tipo FAC (Fire Arms Certification), siendo
por lo tanto considerada en iguales términos que un arma de fuego, lo cual restringe su uso.
En USA el gas es barato y se consigue fácilmente, no requiriéndose ninguna certificación. Por
otra parte, en tiempo frío reduce la presión y la velocidad de los disparos cae a valores a
veces inaceptables.

Hemos experimentado con rifles operados con dióxido de carbono, o CO2 (según su
fórmula química), que se obtiene en bombonas para la fabricación de agua gaseosa.
Generalmente lo encontramos poco satisfactorio como propelente, ya que por su baja presión
de trabajo no produce velocidades mejores que las que se obtienen con aire comprimido. Por
ser un gas más pesado que el aire y más viscoso, no fluye con tanta facilidad como aquél.

El dióxido de carbono tiene propiedades muy diferentes a las del aire. En la fig. 17.1 se
vé un gráfico muestra su característica principal: en cualquier punto por debajo de la línea el
gas está licuado, es decir, se trata de un líquido, mientras que por encima de la línea está en
estado de vapor, es decir, gaseoso. Esto significa que un cilindro con CO2 a una temperatura
digamos que de 20° centígrados, estará a una presión de 812 PSI, con un contenido de las
dos fases en equilibrio, es decir, líquido y gas a la misma temperatura y presión. Si se
aumenta la temperatura parte del líquido se evaporará, aumentará la presión y se llegará a
otro punto de equilibrio con menos líquido y más gas.

Si se permite salir algo de vapor, tal vez para disparar un proyectil, la presión dentro
del cilindro caerá e inmediatamente una parte del líquido “hervirá” para producir gas que
aumente nuevamente la presión y restablezca el punto de equilibrio. Pero este proceso
requiere una cierta cantidad de calor, necesaria para transformar algo de CO2 de líquido a
gas, y ese calor se extrae en lo inmediato de toda la masa del cilindro y su contenido, es
decir, la temperatura del conjunto descenderá, y con ello el punto de equilibrio también,
hasta que se iguale la temperatura con el medio ambiente circundante. Esto es frustrante
para quienes usan este tipo de armas, pues la presión, y por lo tanto la velocidad del
disparo, se irán reduciendo si se efectúan varios disparos en rápida sucesión. La cifra
sugerida de 20° C (o 68° F) puede ser típica de un día de verano en el Reino Unido, pero
vimos que en ese caso la presión es de tan solo 812 PSI, no muy alta si se compara con la
que se obtiene del aire de un tubo de buceo.

El dióxido de carbono tampoco es un gas fácil de contener en recipientes, pues muchos


de los materiales aptos para sellar aire no son adecuados para CO2. Los O'rings para aire
absorben CO2 y se expanden hasta parecer gusanos. El poliuretano es adecuado en estos
casos.

Muchos usuarios de armas neumáticas están familiarizados con la simple técnica de

8 N. del T. Se refieren a UK, Reino Unido, país de origen de los autores.

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Capítulo 17 – Dióxido de Carbono

rellenar sus depósitos desde otro depósito más grande con mayor cantidad de aire a mayor
presión. Es una operación simple consistente en conectar ambos recipientes, abrir las
válvulas y controlar la presión del recipiente receptor. Esto no es tan simple con CO2. Para
asegurarse de que el recipiente receptor reciba la mayor cantidad de CO2 es conveniente que
su temperatura sea lo más baja posible: sería ideal enfriarlo en un congelador, pero desde ya
esto es poco práctico. Si el depósito no está frío el CO2 entrante como líquido se evaporará
rápidamente, llenando el recipiente a la presión de equilibrio e impidiendo que entre más
CO2 en forma líquida. Cuanto más frío esté el recipiente receptor mayor será la cantidad de
CO2 que entre como líquido. Además, el recipiente de carga se debe ubicar por arriba del
receptor, preferentemente boca abajo para que su válvula de salida esté sumergida en
líquido.

Los rifles que usan CO2 siempre emplean el sistema de disparo por percusión para
liberar gas en el cañón, habiendo sido Paul Guiffard el primero en usar este dispositivo.
Existe sin embargo una dificultad, especialmente si el rifle se dispara apuntando hacia arriba:
la válvula de disparo dejará pasar algo de líquido hacia el cañón, donde inmediatamente
intentará transformarse en gas, pues la presión es inferior a la del depósito. Como esta
expansión es muy rápida el CO2 no podrá absorber suficiente calor del entorno
(transformación adiabática) y se enfriará violentamente llegando a pasar a estado sólido
(hielo seco), lo cual bajará la presión y la velocidad del disparo, que seguramente arrojará
algo de nieve carbónica por la boca, detrás del proyectil.

Algunos diseños modernos de pistolas ubican el depósito de CO2 en la culata, con lo


cual la válvula de disparo queda siempre más arriba, en la zona gaseosa del depósito, no
existiendo en este caso el problema antedicho. Se ha intentado con dudosos resultados el
uso de CO2 en rifles de precisión para competición, pero los inconvenientes han superado a
las ventajas y cayeron en desuso.

Habiendo hasta ahora hablado de aspectos negativos del CO2, pasemos a situaciones
en las que su uso puede ser conveniente. El muy individualista armero John Bowkett (uno de
los artífices en el diseño de los rifles BSA) ha construido recientemente unas armas
realmente únicas y eficientes usando este gas. Se trata de diseños que aseguran el trabajo
de la válvula de disparo sólo en fase gaseosa, reduciendo así efectos refrigerantes adversos,

The Airgun from Trigger to Target 120


Capítulo 17 – Dióxido de Carbono

y empleando también calibres muy grandes, que ofrecen mayor eficacia a partir del CO2.

Probablemente la principal ventaja del CO2 es el número de disparos que se puede


obtener de un volumen relativamente chico de líquido, ya que en el cambio de fase (líquido a
gas) se forma mucho gas a partir de poco líquido. Si a esto se suma la posibilidad de
mantener la temperatura de todo el conjunto constante, también se tendrá uniformidad en la
presión y por lo tanto en la velocidad, siempre y cuando no se hagan disparos en rápida
sucesión, que provocarían enfriamiento.

El gran volumen de gas disponible de una carga de CO2 líquido ofrece suficiente energía
para alimentar rifles o pistolas semiautomáticas, de las cuales la pistola Crosman 600 es tal
vez el mejor ejemplo. Aquí el gas no sólo impulsa al proyectil sino también al mecanismo de
alimentación de balines desde un cargador, y lo ubica en la recámara listo para el siguiente
tiro. El cargador contiene diez proyectiles que se pueden disparar uno tras otro tan rápido
como se vuelva a oprimir el gatillo.

Considerando el papel del CO2 en los rifles a gas creemos razonable decir que tiene
muchas ventajas en el campo del tiro no demasiado serio, pero cuando se requiere gran
potencia, precisión y consistencia, las armas neumáticas precargadas con aire tienen todas
las de ganar.

The Airgun from Trigger to Target 121


Capítulo 17 – Dióxido de Carbono

The Airgun from Trigger to Target 122


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

PROYECTILES Y PRUEBAS DE PROYECTILES

Las primeras municiones para armas de aire consistían en dardos, esferas, o lo que
ahora llamamos “Cat Slugs”. En es claro el origen de este nombre, pero creemos que la
razón obvia no es la correcta. Ninguno de estos tipos de municiones podría alcanzar los
niveles de precisión que pretendemos hoy en día, pero como los rifles no eran potentes, y
muchas veces ni siquiera tenían cañones estriados, no pasaban de ser juguetes domésticos.
Usamos el término “domésticos” para distinguirlos de las armas de gran calibre, con
depósitos esféricos o dentro de la culata, que eran tan buenos e incluso más confiables que
los rifles de disparo por pedernal comunes en épocas pasadas.

La fecha y el fabricante del primer proyectil con forma de diábolo se han perdido en las
nieblas del tiempo, pero creemos que puede haber sido algún entusiasta del tiro con aire
comprimido que también jugara “badmington”, o “baddledore and shuttlecock” 9 como se lo
conocía en aquellos días. Seguramente habrá notado que los “shuttlecocks” siempre volaban
con la parte pesada hacia adelante, por efecto de la cola de plumas, y que conservaban muy
bien la dirección inicial siempre que no hubiera viento. Si esta forma se pudiera reproducir
con plomo podría volar con mejor precisión que cualquier otro tipo de munición entonces
disponible.

Muchos balines con forma de diábolo tienen unas estrías en la superficie de la cola y en
la parte trasera de la cabeza. Generalmente las produce la máquina que las hace rodar sobre
un molde para darles la forma. Un sistema alternativo de fabricación consiste en inyectar
plomo en un molde formado por dos mitades, con la forma exacta del proyectil a obtener. En
estos casos también se pueden fabricar con estrías, si el molde las tiene, y resultan así
geométricamente perfectas. Sin embargo este método se usa para producir balines con
pollera lisa, que suelen resultar muy bien terminados, tal vez con una mínima marca
coincidente con la unión de las dos mitades del molde. Generalmente son más caros pero
tienen mayor precisión y uniformidad que los otros. Las estrías en sí mismas no modifican la
precisión del balín. Se podría suponer que crean una turbulencia adicional, por el giro del
balín alrededor de su eje, absorbiendo así algo de energía. Nunca pudimos probar o refutar
este argumento. Sin embargo los efectos adversos no parecen probables pues el aire que
fluye sobre esa parte del balín está algo enrarecido debido a los rebordes de la cabeza y la
cola, y el efecto sería mínimo.

Originalmente la munición para rifles de aire se fabricaba en tres calibres: .177”, .22”
y .25”, conocidos también como diámetros N°1, N°2 y N°3, respectivamente. Por mucho
tiempo el calibre .25 no fue popular, probablemente porque las armas y municiones de ese
calibre no eran muy precisas. Además, la limitación británica a la energía en boca de cañón
hace que por el peso del balín la velocidad de salida deba ser muy baja. No obstante, en
años recientes resurgió el interés en este calibre pues algunos fabricantes decidieron fabricar
modelos de alta potencia, que aunque están sujetos a la certificación FAC pueden impulsar
los pesados proyectiles de este calibre a velocidades muy razonables. No caben dudas sobre
la efectividad de los calibres grandes en el control de plagas. El calibre .177 a veces actúa
como una aguja hipodérmica, penetrando en la presa sin causar suficiente daño como para
detenerla, mientras que el calibre .25 lo hace instantáneamente. La regla genérica “.22 para
cuero y .177 para pluma” se basa en que un calibre pequeño penetra mejor una capa de
plumas que una más grande, mientras que el .22 mata en forma menos cruel a presas con

9 N. del T. Shuttlecock es la “pelota”con que se juega este deporte, consistente en un un cuerpo


redondeado de corcho con una serie de plumas incrustadas que forman un cono. En Brasil algunos
aborígenes usaban algo muy similar, llamado “peteca”.

The Airgun from Trigger to Target 123


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

cuero.

Otro calibre con éxito algo variable es el .20, del cuál sus seguidores dicen que tiene las
ventajas del .177 y del .22, y pocas desventajas. Pero como no hay muchas armas de ese
calibre, no hablaremos mucho de él, principalmente porque, bueno o malo, no lo hemos
usado en nuestros experimentos. Los dardos de acero no tienen lugar en el uso serio de las
armas de aire ya que su pasaje a alta velocidad a través del cañón no le hace ningún bien al
estriado, aunque tienen algún uso en ferias o kermeses, en dónde se disparan con armas de
cañón liso o rifles ya muy gastados.

A pesar de los muchos intentos hechos para mejorar el rendimiento de los balines,
todavía no hay nada que desafíe en costo, disponibilidad y precisión a la supremacía del
diábolo de plomo, en sus variadas formas. Cada año aparecen nuevos tipos de proyectiles en
el mercado pero la gran mayoría de ellos son apenas pequeñas variantes de la conocida
forma del diábolo. Las distintas marcas de este tipo de proyectiles los ofrecen con distintas
formas de cabeza, como ser planas, huecas, esféricas, en forma de domo, con punta. El tipo
de cabeza plana es el preferido en las competencias de precisión ya que cortan un orificio
bien nítido en los blancos, y suelen ser más precisos en las cortas distancias de este tipo de
torneos. Los de forma de domo son los preferidos por la mayoría de los usuarios. Los
fabricantes siempre exageran sobre las bondades de sus modelos, pero esto es común y
entendible en toda industria. Es difícil establecer una cifra que refleje la producción mundial
de balines, pero ciertamente está en el orden de muchos, muchos millones por año.

Los balines en forma de diábolo son muy precisos aún cuando ni giren sobre su eje, un
hecho demostrable con facilidad disparando con un cañón liso a distancias cortas. Pero tienen
la contra de que su forma produce un gran arrastre al atravesar el aire. Esto significa que su
alcance es menor que si tuviera otra forma mas lisa y aerodinámica, que el tiempo de vuelo
aumenta y llega al blanco con menos energía. Todo esto debe ser muy tenido en cuenta por
el tirador para efectuar los correspondientes ajustes en el momento de apuntar, o para
corregir adecuadamente la mira.

Es evidente que resultaría muy conveniente conocer la calidad de los balines antes de
salir a disparar, especialmente si hay de por medio premios importantes en una competencia.
Se han desarrollado varios métodos por medio de los cuales es posible inspeccionar y
clasificar los proyectiles especiales para competencias, para poder elegir los mejores y poder
eliminar de antemano a los “voladores” (o sea aquellos que sin ninguna razón aparente salen
en una dirección aleatoria arruinando así una puntuación impecable). La selección de balines
de grado para competencia comienza habitualmente con una limpieza de todo un lote con
agua y detergente para eliminar cualquier resto de aceite y partículas de plomo, seguida de
un secado profundo en un horno caliente. Luego se pesa cada balín de manera de formar un
grupo cuyos pesos no difieran en más de un décimo de grain. Los que no cumplan esto se
pueden usar para prácticas o formar otros grupos de distinto peso pero también uniformes
entre sí.

Aunque se pueden usar balanzas comerciales para efectuar estas pesadas, un simple
dispositivo de fabricación doméstica puede medir con una precisión de un cuarto de grain. En
la fig. 18.1 se puede ver una de estas balanzas, consistentes en una tira angosta de metal
delgado doblado en el medio y balanceado sobre el filo de una hoja de afeitar. El peso de
algunas grampas de abrochadora es de exactamente un cuarto de grain 10.

10 N. del T. Los autores hacen referencia a una marca concreta de broches, disponibles en UK, pero la idea
puede ser válida con alguna marca local.

The Airgun from Trigger to Target 124


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

Lo siguiente a medir es el diámetro de cada balín dejándolo caer en el interior de la


cubierta de un bolígrafo barato del cual se haya extraído el tanque de tinta. El interior de
estos bolígrafos suele ser levemente cónico, de forma que cada balín se ubicará a distinta
altura, según el diámetro de la pollera. Aunque esto puede parecer demasiado simplista, de
hecho es un método muy satisfactorio para aparear un lote de balines, ya que el uso de un
micrómetro normal casi con seguridad deformará la pollera y dará una medida inferior a la
real.

Al ser el diámetro de la pollera de todo balín que se precie levemente mayor que el de
la cabeza, el balín se moverá en un círculo si se lo hace rodar lateralmente sobre una
superficie lisa (preferentemente un vidrio) soplándole suavemente. Cuanto mayor sea la
diferencia entre ambos diámetros, menor será el diámetro del círculo descripto. Suponiendo
que el diámetro de la cabeza es el correcto para el cañón a usar, los balines que ruedan en
círculo cerrado tendrán la cola más grande y por lo tanto un ajuste mas firme que los que
ruedan en un círculo más abierto. Hay que tener en cuenta sin embargo que ciertas marcas
de balines usan mayor espesor de plomo en la pollera, en cuyo caso será aceptable una
menor diferencia de diámetros, ya que con mayor diámetro el material será muy duro como
para adaptarse a los surcos del estriado. Los balines que ruedan en línea recta no serán
útiles a menos que se usen en un rifle de baja potencia que trabaje en el modo cerbatana.

Cuando un balín rueda lateralmente es bueno observar si lo hace en forma pareja y


uniforme o no. Si se mueve a velocidad irregular probablemente esté desbalanceado, o el
borde de la cola está distorsionado. Tampoco debe parecer que se tambalea al rodar,
especialmente el borde de la pollera, es decir, el balín se debe “ver bien”, el ojo suele ser en
ese sentido un excelente inspector. Si el borde de la cola no es perpendicular al eje del balín
con certeza abandonará la boca del cañón fuera de escuadra y el efecto sobre la precisión
será desastroso.

Se podrá argumentar cuán valiosos son estos análisis a la hora de incrementar el


puntaje durante una competencia, y que tal vez el beneficio principal sea psicológico y no
práctico. Por eso comenzamos a construir equipos con los cuáles poder examinar y comparar
las características de varios balines con la esperanza de determinar por qué algunas marcas
y modelos son más precisos que otros.

La fig. 18.2 muestra un dispositivo para hacer girar un balín a alta velocidad y
entonces dejarlo caer sobre su nariz sobre una lámina de vidrio, a la manera de un trompo.
Un eje hueco y un dispositivo de vacío sostienen el balín mientras un pequeño motor

The Airgun from Trigger to Target 125


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

eléctrico le imprime una alta velocidad de giro. Colocando el dispositivo hacia abajo y
liberando el vacío, el balín cae sobre la superficie sobre la que sigue girando. La precisión con
que se lo ve girar, especialmente cuando va perdiendo velocidad, es una indicación del
balanceo del mismo. Los proyectiles cortos con colas pesadas, es decir aquellos cuyo centro
de gravedad esta más alejado de la cabeza, tiende a voltearse y girar de costado, no como
un trompo, pero la mayoría lo hacen de punta y si no tienen buen balance se sacuden
violentamente, sobre todo cuando está por detenerse. Desde ya que este método no sirve
para proyectiles de cabeza plana o hueca.

Para establecer la posición del centro de gravedad los encapsulamos en resina que
luego torneamos por ambos lados de forma de tener una lámina con la sección central del
balín perfectamente visible, como se ve en la fig. 18.3. Colocando esas láminas en una
ampliadora fotográfica imprimimos en papel grueso versiones aumentadas de cada perfil.
Después de recortar la silueta del balín la colgamos de dos pequeños orificios hechos en
puntos cercanos al borde (fig. 18.4) y entonces, utilizando una plomada suspendida del
mismo punto, marcamos un punto en el otro extremo del contorno. Con esto se obtienen dos
líneas que atraviesan la silueta y en cuyo punto de intersección está el centro de gravedad
de ese perfil. En la mayoría de los casos se encuentra en un punto entre un tercio y la mitad
de la longitud total, hacia el lado de la cabeza.

The Airgun from Trigger to Target 126


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

A veces el valor de un test se puede aumentar exagerando deliberadamente el tipo de


defecto que se está investigando. Esto puede ser útil para determinar el efecto de los daños
que sufren los balines durante su traslado dentro de sus latas, que no suele ser tan grave
como se supone. Por ejemplo, en el giro longitudinal (trompo) se puede experimentar
sacando algo de plomo de un lado del interior de la cola para enfatizar el efecto de un
desbalanceo, o se puede sacar de un lado de la nariz para simular una malformación. Es
sorprendente cuánto daño se le puede hacer a un balín antes de que su precisión se vea
seriamente comprometida.

Túnel de viento

En nuestras descripciones de los equipos que construimos para hacer algún tipo de
análisis, siempre tenemos muy en cuenta una frase que solemos usar: “Una cosa es hacer
un violín y otra muy distinta es aprender a tocarlo”. Con esto queremos decir que el manejo
de cualquier aparato de medición o prueba requiere paciencia y cuidadosa observación antes
de poder sacar algún provecho de los resultados.

Para investigar las características de las diferentes formas de los balines construimos un
pequeño túnel de viento, que se puede ver en la fig. 18.5. En la base está la unidad de
potencia de una aspiradora doméstica de vacío que aspira aire por un tubo de 1 ¼ pulgadas
de diámetro interno. El aire descendente fluye alrededor de un balín montado en una balanza
que permite así medir la fuerza de arrastre o resistencia del balín al avance en aire.

En la fig. 18.6 se ve el detalle de la balanza, que tiene una parte dentro del tubo y la
mayor parte fuera del mismo. Se comienza con la balanza sin nada colocado, se hace pasar
el aire, y se compensa con pesos exteriores hasta nivelarla. De esta forma se balancea el
arrastre propio de la estructura interna de la balanza. Luego se coloca un balín en el brazo
interior y otro en el exterior, para que el balance se mantenga. Finalmente, con la corriente
de aire, se vuelven a agregar pesos externos para balancear nuevamente. El peso agregado
representa la fuerza de arrastre del balín.

Más abajo del tubo de vidrio hay una restricción del diámetro interno con una forma
conocida como “venturi”, que está acoplada a tubos con forma de U montados en una placa
vertical, de manera que el agua coloreada de su interior tome distintas posiciones en
correspondencia con las velocidades del aire en el túnel.

Los tres tubos en U, A, B y C, se conectan al túnel en puntos distintos. El A registra la


presión entre el balín y el venturi, el B la presión en el venturi (está conectado al punto más
estrecho del mismo), y el C la presión entre el venturi y la aspiradora, encima de la cual hay
además un termómetro para medir la temperatura del aire que atraviesa todo el sistema.

The Airgun from Trigger to Target 127


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

The Airgun from Trigger to Target 128


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

Las cifras obtenidas por las diferencias de altura entre las dos ramas de los tubos en U
son la base para el cálculo de las velocidades. Se deben tener también en cuenta los valores
de la temperatura, la humedad y la presión atmosférica para calcular correctamente la
velocidad. El procedimiento detallado para estos cálculos se puede encontrar en “British
Standard 1042 (Medición de flujos en conductos cerrados)”.

La máxima velocidad que obtuvimos con este túnel de viento fue de alrededor de
130 FPS, que es baja comparada con las velocidades mucho más reales del orden de
700 FPS. Se debe recordar además que una duplicación de la velocidad produce una
resistencia al desplazamiento cuatro veces mayor. Los cálculos demuestran que haría falta un
motor de al menos diez caballos de potencia para alcanzar las velocidades típicas de un
disparo, lo que la queda fuera de nuestras posibilidades. De todas formas obtuvimos cifras
útiles e interesantes a pesar de la baja velocidad de nuestro dispositivo.

En la fig. 18.7 se muestra una selección de balines representativa de los tipos y formas
habituales. El análisis de las cifras de arrastre, expresadas en grains, muestra que un perfil
con cola larga como el S produce, tal como se esperaba, menos arrastre que los diábolos
comunes que terminan con su pollera de bordes afilados.

Arrastre (grains)
Balín .22 .177

A 16,0 ---
B --- 10,0
C 13,5 ---
D 13,5 8,0
E 18,0 11,0
F 16,5 10,0
G 19,0 11,0
H --- 9,0
J --- 9,5
K 13,5 8,0
L --- 8,5
M --- 9,5
N --- 10,0
O 11,5 ---
P 16,5 10,0
Q 10,5 ---
R 12,0 ---
S 9,0 ---
T 11,0 ---

Posteriormente se analizaron varios balines de calibre .25 para los que se midieron
cifras de entre 35 y 30 grains, dependiendo del diseño. Nuestra intención al analizar estos
calibres más grandes fue no sólo establecer sus fuerzas de arrastre sino también usarlos
como conejitos de Indias para estudiar formas alternativas. Alteramos sus formas básicas
usando plastilina para rellenar sus cinturas o cambiar la forma de la nariz, pero descubrimos
que a la modesta velocidad máxima de nuestro túnel las diferencias fueron casi
imperceptibles.

La experiencia de disparar con proyectiles experimentales maquinados con colas


alargadas y esbeltas mostró que aunque tenían menos resistencia al avance no eran más

The Airgun from Trigger to Target 129


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

precisos, otro claro ejemplo de que en esta materia siempre hay que adoptar alguna solución
de compromiso intermedia.

Construimos entonces otro tipo de túnel de viento, cuyo diagrama se puede ver en la
fig. 18.8. Nuevamente se usó una aspiradora como fuente de poder pero en este caso el
aire se impulsa hacia arriba a través de un tubo de diámetro interior variable. Dejando caer
un proyectil en su interior, éste se ubicará en una cierta posición montado sobre la columna
de aire ascendente. La velocidad del aire se puede modificar alterando la del motor, de forma
que el balín llegue tan arriba como sea posible sin rebotar ni tambalearse.

The Airgun from Trigger to Target 130


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

La fabricación del tubo fue harto dificultosa no sólo en el aspecto constructivo sino
también para obtener las dimensiones correctas. El modelo final se moldeó con resina
transparente, con una longitud total de 12” y diámetros internos entre 1/4” y 5/8”, y un
diámetro exterior de 1 1/4”.

Los experimentos con este tubo mostraron que los proyectiles de cabeza plana, cintura
pequeña cerca de la cabeza y bordes afilados de pollera son los más estables. Estas mismas
características habían producido arrastres notablemente altos en el modelo anterior de túnel.
Otros con forma más estilizada rebotaban de arriba a abajo, se colocaban de costado o
incluso llegaban a quedar en posición invertida. Si el centro de la resistencia al aire está por
delante del centro de gravedad al balín se tumbará lateralmente y resulta inútil como tal, a
menos que el estriado del rifle le imparta giro longitudinal. Volviendo al caso de la pelota de
badmington, su centro de resistencia al aire está bien atrás, en algún punto de la cola, entre
las plumas, mientras que su centro de gravedad está adelante, en la cabeza, de ahí su
impecable vuelo a pesar de no tener giro longitudinal.

Agregando partes con plastilina se puede experimentar con formas alternativas,


teniendo en cuenta que el peso agregado modificará la posición del balín dentro del tubo.
También se puede experimentar con formas totalmente nuevas torneándolas especialmente.

Mesa de agua

Algunos datos contradictorios indicados por los dos experimentos previos nos indujeron
a construir una “mesa de agua”, con la esperanza de entender el flujo de aire sobre los
balines. La fig. 18.9 muestra el diseño final. La bomba de circulación está sobre el suelo y
toma agua del fondo del tanque y la levanta al tanque superior, desde donde forma un flujo
estable que desciende por una superficie suave de plexiglas, cubriéndola con una capa
uniforme de agua en movimiento. En el inserto de la figura se vé la sección transversal de la
mesa, con las dos canaletas a ambos lados del plano sobre el que fluye el agua. Estas
impiden que las ondas reflejadas contra las paredes laterales lleguen al plano central. La
bomba tiene velocidad variable y la inclinación de la mesa se puede modificar. Combinando
estas dos variables se puede alterar la velocidad y el espesor de la lámina de agua en
movimiento. Con esto se consigue ver patrones muy claros de ondas formadas alrededor de

The Airgun from Trigger to Target 131


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

balines colocados en el centro, semejantes a las que se forman a alta velocidad en el aire.

Por ser el agua mucho más densa que el aire, se puede estudiar el comportamiento de
un objeto en el aire haciéndolo mover en agua a velocidades mucho más bajas. Se pueden
simular perfectamente las condiciones de velocidades reales subsónicas, en la barrera del
sonido y supersónicas. Este amplio rango de velocidades se puede simular con sólo inclinar
más la mesa y aumentar el caudal de la bomba para compensar el aumento del flujo.

En la fig. 18.10 el agua fluye a velocidad equivalente subsónica. La mayor parte de las
perturbaciones está delante del proyectil, causadas por una gran onda que viaja junto con él,
formando otras ondas que se esparcen hacia los costados. La formación de esas onda
requiere energía, que en el vuelo real proviene por supuesto del propio balín. Este tipo de
pérdida se denomina “forebody drag” 11.

11 N. del T. Supongo que “arrastre frontal” sería una traducción correcta de esta expresión, y así lo usaré
en adelante.

The Airgun from Trigger to Target 132


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

En el caso de la fig. 18.11 el flujo de agua se ha aumentado hasta simular una


velocidad real superior a la del sonido. La ondas de compresión en el frente del proyectil
están ahora amontonadas cerca de la cabeza formando lo que se denomina onde de choque
y el ángulo de la estela que forman también se achica. A Mach 1, la velocidad del sonido,
dicho ángulo es de 90°, y se cierra a medida que la velocidad aumenta.

En nuestro afán de ver con mayor claridad el efecto de las ondas a velocidades
subsónicas multiplicamos por diez las dimensiones de los balines moldeándolos en plástico
grueso (fig. 18.12). Una pequeña cantidad de polvo de aluminio en suspensión en el agua
mejoró la visibilidad y confirma la existencia de la zona de aire comprimido producida por el
vuelo del proyectil. Esta zona se hizo claramente visible porque las partículas en suspensión
dejaban de estarlo como consecuencia de que el flujo de agua prácticamente se detiene
frente al balín, y la precipitación del polvo forma un arco alrededor de la nariz. Esta zona se
acerca cada vez más a la nariz a medida que se aumenta la velocidad y se convierte
eventualmente en la onda de choque al alcanzarse la velocidad del sonido.

El aire roba continuamente energía cinética del balín durante su vuelo. Hemos visto en
detalle el arrastre frontal que, debemos admitir, es de menor importancia a velocidades
subsónicas. A las velocidades típicas de las armas de aire el arrastre y las perturbaciones
producidas por la cola del proyectil, o “arrastre de base”, es de mayor importancia. Se
produce principalmente porque el aire no puede llenar el vacío o “hueco” que se produce
detrás de la cola con suficiente rapidez, y esto produce un efecto de succión hacia atrás.

Colocando un plato de canto debajo de un chorro de agua se puede ver que a cierto
ángulo al agua se desliza por la parte inferior del plato como si estuviese pegada al mismo.
El aire se adhiere de la misma forma al balín durante su vuelo y al hacerlo se resiste al
movimiento por lo que se denomina “fricción de piel”. El proyectil de hecho arrastra una
delgada capa de aire a su alrededor, de forma tal que el aire en contacto con el balín se
mueve prácticamente a su misma velocidad, disminuyendo ésta a medida que aumente la
distancia a la superficie. A cierta distancia del balín el aire no se mueve. Todo este espacio de
capas de aire a diferentes velocidades es lo que produce el efecto de fricción de piel, o de
superficie, que es el factor que consume más energía, seguido por el arrastre de la base y
finalmente por el arrastre frontal.

The Airgun from Trigger to Target 133


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

El flujo alrededor del balín se complica un poco más por el estrechamiento de la cintura
del diábolo, que produce algo de turbulencia. En cierta ocasión, usando la tabla de agua, una
pequeñísima partícula de polvo quedó atrapara entre la cabeza y la cola, girando en ese
punto como un trompo, sostenida firmemente por la corriente de torbellino.

Ensayos destructivos

El ensayo destructivo más simple, que usamos cuando comenzamos a investigar el


tema de los balines, consiste en dispararlos contra un sólido trozo de acero colocado a
distancias variables del rifle. En tanto el bloque sea colocado de manera que el ángulo de
impacto sea de 90°, la interpretación del daño resultante en el proyectil puede revelar buena
cantidad de información sobre el vuelo, el efecto del impacto y la energía transportada. En
este tipo de pruebas hay que ser muy cuidadoso y usar siempre anteojos de disparo, ya que
suelen producirse rebotes. La interpretación de los resultados requiere dedicación y
paciencia, pero bien vale la pena el esfuerzo.

Deformación

Todos los ensayos relacionados con la forma del proyectil se han realizado con
ejemplares nuevos, sin disparar, pero cabe preguntarse si el balín que sale por la boca del
cañón es igual al que colocamos en la recámara antes del disparo. La respuesta es
generalmente “no”, especialmente a altas velocidades. La cola del diábolo se expande al
recibir la súbita liberación de presión, lo que altera el perfil y por lo tanto su comportamiento
en vuelo, siendo el efecto más pronunciado a altas velocidades, es decir, con presiones
mayores.

Los balines de la fig. 18.13 muestran lo que les ocurre al acelerarlos a través del
cañón. Se ven tres ejemplos de cada uno: el de la izquierda sin disparar, el del centro
disparado con el proyector usando aire precomprimido, y el de la derecha usando impulso
por resorte y pistón. En todos los casos se usó el mismo cañón.

The Airgun from Trigger to Target 134


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

En la siguiente tabla se indican los datos de cada balín y cada tipo de disparo.

Tiro neumático Tiro con resorte


Balín Calibre Peso Velocidad Energía Velocidad Energía

A .25 18,8 760 24,0 736 22,6


B .25 27,5 675 27,8 478 13,9
C .25 17,6 779 23,7 660 17,0
D .22 16,5 901 29,7 620 14,1
E .22 14,2 970 29,6 860 23,3
F .22 23,4 1051 57,4 580 17,5
G .177 8,5 1263 30,1 800 12,1
H .177 7,6 850 12,2 850 12,2
I .177 8,2 1023 19,1 930 15,7

El estudio de estos balines y sus velocidades demuestra que no hay dos marcas que se
comporten de la misma forma. El A se dobló completamente al dispararse con resorte pero
resistió la descarga del rifle neumático. El B se deformó bastante con resorte y apenas con
neumático, aún cuando la velocidad final fue mucho mayor. En términos generales los
resorteros producen más deformación al balín que los neumáticos.

La magnitud de la expansión de la cola depende de varios factores, pero principalmente


de la dureza del plomo y del ritmo de aceleración impartido por el rifle. Los oscilogramas de
la fig. 18.4 tomados al disparar con un resortero operando en modo combustión demuestran
que el proyectil está sometido a una presión enorme durante corto tiempo. Por otra parte en
el caso de un rifle neumático (fig. 18.15) la presión en la recámara es mucho menor pero
como dura por más tiempo logra finalmente una velocidad final mayor, sin producir mayor
deformación.

The Airgun from Trigger to Target 135


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

Obviamente queríamos saber qué efecto tenía sobre la precisión y las características de
vuelo la deformación causada por la compresión. Para eso expandimos deliberadamente
algunos proyectiles usando aceite a alta presión aplicado en la parte trasera de balines
retenidos en un trozo de cañón. Los balines deformados no volaban correctamente, o por lo
menos no de igual forma que sus versiones intactas en el túnel de la fig. 18.8 y mostraban
un arrastre menor en el túnel de la fig. 18.5 todo lo cuál deteriora la precisión.

Los balines de la fig. 18.13 debieron ser detenidos suavemente para no alterar más
sus deformaciones. El problema de detener proyectiles en vuelo sin alterarlos suele
resolverse de dos formas, según la cantidad que haya que analizar. Si se encara un ensayo
que suponga un gran número de disparos, hemos encontrado que la gelatina de repostería
es una substancia muy satisfactoria. Se debe preparar de la forma habitual pero duplicando
o triplicando su cantidad para igual volumen de agua. La mezcla se vierte en un envase
plástico de gaseosa hasta llenar ¾ de su volumen y se deja enfriar y endurecer con la botella
acostada. Finalmente se corta la botella para extraer el cuerpo oblongo resultante que
recibirá los disparos por su extremo más plano. Una coloración amarillenta es la mejor para
ver claramente los balines en su interior y extraerlos usando una pinza puntiaguda.

Por otra parte, si sólo ocasionalmente queremos detener algún disparo, podemos
emplear un método que nos fue sugerido por un entusiasta del tema. Se usa un trozo de
caño plástico (pvc) de desagüe de 3” de diámetro y 60cm de largo lleno parcialmente con el
material sintético que se usa para relleno de almohadones. La versión de algodón no es
adecuada por tener fibras cortas no suficientemente fuertes para frenar al proyectil. Al
disparar dentro de este dispositivo el balín se enreda con la fibras y empuja parte del relleno
hacia el fondo del tubo, absorbiendo en el proceso la energía del proyectil. Reubicando el
material se puede reusar casi indefinidamente. En cambio la gelatina se destruye después de
cierto número de disparos.

Movimiento en espiral

Se ha sugerido que algunos balines tienden a volar en una trayectoria en forma de


espiral, como un sacacorchos. Nunca tomamos esta idea muy seriamente porque de ser así
el proyectil sólo sería preciso en ciertos puntos de la trayectoria. También se sugirió que
probablemente se tratase de una ilusión óptica debida a la sacudida del rifle después del
disparo, que hace parecer que el movimiento es en espiral. De todas formas quisimos
confirmar este posible fenómeno que de ser cierto dejaría poco futuro al tiro serio con aire
comprimido.

Primeramente estiramos un sedal de pesca fuerte desde encima de la boca del cañón
de nuestro proyector hasta un punto por encima de un grupo de disparos de prueba sobre un
blanco a treinta yardas de distancia. Usando soportes ajustables colgamos cuatro o cinco
hojas de papel de arroz a intervalos regulares a lo largo de la trayectoria del balín. En cada
hoja se dibujó una línea vertical usando una plomada, justo debajo de la línea de pesca. De
esta forma tuvimos un juego de líneas de referencia todas en el mismo plano vertical. Si la
trayectoria del disparo tuviera forma de espiral los impactos aparecerían a veces a un lado de
una línea vertical y otras al otro lado. No se podrían detectar los desplazamientos verticales
pero esto no invalida el experimento ya que se detectarían los desplazamientos horizontales.

Todos los disparos efectuados siguieron trayectorias rectas a través de la hojas,


dejando orificios en las líneas verticales dibujadas, excepto uno que salió mal de entrada,
marcando desviaciones en cada hoja, un clásico “volador”.

The Airgun from Trigger to Target 136


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

En otra ocasión, en un experimento similar a distancia mucho mayor, llegamos a la


misma conclusión, por lo que se debería considerar un mito el tema de la trayectoria en
espiral, aunque no es imposible que un balín con un serio desbalanceo describa una
trayectoria en espiral alrededor de su centro de gravedad, pero esta trayectoria estaría
confinada al interior de la sección transversal del proyectil. Los balines bien fabricados
normalmente vuelan sin desviaciones, pero siempre existe la posibilidad de aparición de
voladores que normalmente no se pueden recuperar para examinarlos. Si tan sólo se
pudieran recuperar algunos tal vez sería posible establecer la causa de su comportamiento y
poder así contestar la pregunta “¿qué es lo que produce un volador?”.

Usamos papel de arroz en los experimentos, que se obtiene en muchos supermercados


para colocar debajo de tortas al hornearlas, por no tener las fibras del papel normal. De
hecho no se hace con arroz sino con papas. Las partículas de papa se desintegran como
polvo al pasar el proyectil, sin ofrecer casi ninguna resistencia, y el orificio resultante es
perfectamente nítido. Además, al no haber fibras el proyectil no se desvía de su curso
original.

Nos preguntábamos por qué los balines parecen menos precisos a grandes distancias.
Entre las posibles explicaciones estaría una eventual pérdida de la velocidad de rotación, a
mayor ritmo que la pérdida de energía cinética de traslación. En otras palabras, si el giro
longitudinal se detuviera antes de alcanzar el blanco, probablemente habría una notable
pérdida de precisión.

Probamos que el giro no se detiene aun después de un largo vuelo colocando una pizca
de tinta de bolígrafo en un lado del balín y disparándolo a través de dos hojas de papel de
fotocopia, suspendidas a distintas distancias entre rifle y blanco, y separadas por una
distancia aproximadamente igual a la mitad del paso del estriado del cañón. El examen de
los papeles siempre mostró salpicaduras de tinta en algún punto del borde del orificio con
diferencias angulares próximas a los 180° entre las dos hojas. Si el giro se hubiera detenido
las marcas aparecerían en igual posición.

Lo más dificultoso para llevar a cabo ensayos con rifles o proyectiles es encontrar el
lugar adecuado. Lo ideal es un edificio largo y cubierto, libre de corrientes de aire, pero sitios
así, como viejas fábricas abandonadas, no se encuentran fácilmente por ahí. En una ocasión
resolvimos un problema comprando un largo tramo de película de polietileno, que se fabrica
como tubo. Sellamos en forma permanente un extremo con cinta adhesiva, y parcialmente el
otro extremo de manera de poder entrar y salir. Se colocaron rifles, blancos y un
atrapabalines dentro antes de inflar el conjunto con una aspiradora. El tubo tenía unos
cuarenta pies de largo y cuatro de diámetro, y nos ofrecía la solución que necesitábamos en
ese momento, pudiendo luego desarmarlo y plegarlo para usos futuros. El inconveniente
principal es que se debe armar contra un cerco o pared para mantenerlo firme, pues es muy
sensible a los vientos fuertes.

The Airgun from Trigger to Target 137


Capítulo 18 – Proyectiles y pruebas de proyectiles

The Airgun from Trigger to Target 138


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

EL VUELO DE LOS PROYECTILES

En el capítulo sobre cañones señalamos que la boca es tal vez la parte más importante
del cañón en cuanto a precisión se refiere, ya que es en ese punto donde se define la
trayectoria del proyectil en relación a la línea del centro geométrico del ánima. Por eso
pasamos horas investigando el comportamiento del balín en ese punto. Queríamos saber qué
factores influyen sobre el balín en el momento en que comienza el vuelo hacia el blanco.

Fotografía con chispas

Nuestra principal herramienta para este tipo de investigación fue la “Fotografía con
chispas”. Con este método el proyectil se puede fotografiar en vuelo. Aunque el resultado es
una silueta o sombra y no una verdadera fotografía, es igualmente de gran valor porque
también muestra el patrón de flujo de aire alrededor del balín, que es el elemento más
importante para el estudio balístico. La técnica nos fue presentada por Mr. C. B. Daish
durante una visita al Royal Military College of Science, Shrivenham, Wiltshire, y desde
entonces nos ha sido de gran valor para nuestra investigación sobre el vuelo de los balines.

El sistema se basa en la luz instantánea y de gran intensidad que emite una chispa de
alta tensión, que prácticamente congela al proyectil en pleno vuelo. Se coloca papel
fotográfico de alta sensibilidad unas pocas pulgadas por detrás de la trayectoria del disparo,
y la fuente de luz se ubica a varios pies por delante. Para disparar la luz utilizamos un haz de
luz infrarroja ubicado frente a la boca del cañón, o atravesando perforaciones en el cañón
mismo, antes de su boca. También usamos retardo electrónico variable para poder disparar
el destello un tiempo después de que el proyectil interrumpa el haz infrarrojo. De esta
manera pudimos fotografiar al proyectil en cualquier punto de interés durante la primera
parte de su viaje. Si bien el proceso en sí es bastante simple, la dificultad surge del hecho de
que todo el procedimiento se debe hacer en completa obscuridad. Para facilitar un poco las
cosas usamos pequeños puntos luminosos para iluminar elementos importantes como los
balines, la recámara y las válvulas de aire.

En los primeros experimentos que realizamos antes de escribir nuestro primer libro
“The Airgun from Trigger to Muzzle (1976)” tomamos imágenes de proyectiles en el
momento de abandonar la boca del cañón de nuestro rifle a resorte, y siempre eran seguidos
por detrás por un impresionante grupo de ondas de choque. En cambio cuando
disparábamos dardos, el aire detrás tenía poca o ninguna energía, lo que resultaba evidente
pues la cola de pelos se veía firme y armada por el flujo de aire circundante. Esto nos
sorprendió pues suponíamos que las ondas de choque eran indicativas de la presencia de aire
en expansión, y esperábamos por lo tanto ver la cola del dardo abierta, desparramada por el
soplo de ese aire. La conclusión es que esas ondas se deben producir al comienzo del cañón,
viajan detrás del balín y se dispersan con suavidad cuando salen.

Cuando comenzamos a fotografiar los disparos efectuados con rifles neumáticos para
incluir ese material en este libro nos decepcionó un poco encontrar que el estampido de aire
en la boca no es tan espectacular como los que habíamos visto en el caso de rifles a resorte.
En todos los casos tomaba la forma de un globo en expansión cuyo tamaño depende sólo de
la magnitud de la presión detrás del balín. Sin embargo, cuando disparamos dardos,
especialmente a alta velocidad, vimos lo que habíamos estado esperando ver: la cola del
dardo resultó soplada dramáticamente en todas direcciones (fig. 19.10). Aun a bajas
velocidades la cola resultaba bastante perturbada, pero a velocidades altas quedaba
totalmente doblada hacia los costados. No pudimos saber durante cuánta distancia de vuelo
se mantenía esa deformación ya que trayecto que se podía fotografiar era de sólo ocho

The Airgun from Trigger to Target 139


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

pulgadas por delante de la boca. Suponemos que la cola se estabilizará en una distancia de
12 a 18 pulgadas, dependiendo de la velocidad.

Una de las sorpresas más interesantes de la fotografía surgió en forma accidental. Nos
habían dicho que todos los proyectiles tienden a ladearse al salir por la boca, o sea que se
tambalean en todas direcciones antes de tomar el curso correcto. En estudios previos nunca
habíamos visto que esto ocurriera, y sin embargo en muchas fotos tomadas en las primeras
etapas de estos experimentos se podían ver balines torcidos y claramente fuera de alineación
con el cañón (fig. 19.13). Al principio creímos que nos habíamos topado con una de las
causas de los “voladores” hasta que examinamos cuidadosamente la boca del cañón y nos
dimos cuenta de que estábamos usando un cañón cuya boca habíamos ensanchado para otro
experimento, y lo peor, que un tornillo usado para detener un cronómetro se proyectaba en
el sector ensanchado. Esta era obviamente la razón del ladeo excesivo. Cuando le
mencionamos esto a nuestro experto en balística nos señaló que era un procedimiento
habitual en el desarrollo de munición explosiva militar: introducen un ladeo exagerado para
determinar ciertas características del proyectil.

Siguen a continuación unas docenas de imágenes tomadas a lo largo de años.


Aprendimos muchas cosas de estos experimentos ya que por primera vez pudimos ver el
flujo de aire alrededor del balín, no sólo al salir por la boca sino también a lo largo de las
primeras pulgadas de su viaje. Lamentablemente no se pudo determinar la precisión de esos
disparos al llegar al blanco ya que se hubiera requerido un túnel obscuro de por lo menos
veinte yardas de longitud.

Fig. 19.1: En los primeros experimentos nos sorprendió ver estas burbujas saliendo
por la boca. Se trata del residuo aceitoso del disparo previo que es empujado por el nuevo
disparo. Soplando por el cañón antes de disparar esto no ocurre.

Fig. 19.2: Los dardos fueron herramientas de investigación importantes ya que sus
colas indican con claridad la dirección e intensidad del flujo que las rodea. Estas dos fotos de
dardos disparados con rifles a resorte muestran poca o ninguna presión detrás de las colas.

The Airgun from Trigger to Target 140


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Fig. 19.3: Aquí se cargaron dos balines juntos para ver si permanecían juntos en el
cañón de un rifle neumático. El globo de aire en expansión es característico de todo disparo
hecho con este tipo de rifles.

Fig. 19.4: Disparar balines o dardos al revés a menudo rinde datos interesantes acerca
del flujo a su alrededor. En este caso una parte del aire que deja el cañón viaja claramente a
más velocidad que el dardo mismo ya que movió a algunos pelos sueltos de la cola por
delante del dardo.

Fig. 19.5: Una selección de balines se disparan en posición invertida. Todos muestran
las ondas de choque características que siguen a un balín disparado por un rifle a resorte.
También se vé una nube de aire de poca energía dispersándose alrededor de la nariz.

Fig. 19.6, 19.7, 19.8: En estas imágenes se ve el avance de tres proyectiles


diferentes disparados con rifle a resorte. Resulta claro que a medida que el balín avanza el
flujo de aire y las ondas de choque detrás del mismo decaen hasta que el vuelo ocurre sin
mucha perturbación del aire circundante.

Fig. 19.9: Ocho balines disparados con resortero, incluyendo uno esférico. El objeto en
la parte inferior cerca de la boca es el detector del haz infrarrojo que se interrumpe al paso
del proyectil, para disparar el destello luminoso.

Fig. 19.10: La enorme energía remanente en un rifle neumático al salir el proyectil por
la boca se ve al disparar estos dardos.

Fig. 19.11: En estos dos se ve que el aire pasó al cuerpo del dardo mientras se movía
por el cañón y extrajo algunos pelos sueltos de la cola y los expulsó fuera de la boca, delante
del dardo. Además la cola resulta expandida por el aire a su frente.

Fig. 19.12: Proyectiles varios disparados con rifle neumático.

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Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

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Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Fig. 19.13: Esta serie muestra el ladeo resultante de una boca de cañón muy dañada.
Aunque esto no es aceptable en un rifle normal, la inducción de este tipo de falla es un
procedimiento normal en el desarrollo de misiles por proveer información sobre el
comportamiento y características de los mismos.

Fig. 19.14: Una serie de balines con cabeza en forma de domo al dejar la boca y viajar
hacia el blanco. La onda visible frente a los tres primeros proyectiles es aire que viajó por el
cañón delante del balín mientras éste era impulsado hacia la boca.

Fig. 19.15: Otra selección de balines semejante a la vista en la fig. 19.9, pero
disparados por un rifle neumático.

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Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

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Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

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Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

The Airgun from Trigger to Target 146


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Balística teórica

Los libros de texto sobre armas, cuando hablan de trayectorias, comienzan describiendo
la curva perfecta que describiría un proyectil disparado en el vacío. En tal situación no
perdería velocidad por la resistencia del aire, lograría su máximo alcance si se dispara a un
ángulo de 45° y aterrizaría a la misma velocidad con que partió del arma. Ciertamente
perdería velocidad en el tramo ascendente de la trayectoria, pero la ganaría nuevamente en
el tramo descendente. No muchos de nosotros tendrá siquiera la posibilidad de someter esto
a prueba a menos que reserve un boleto para ir a la Luna y darse el lujo de disparar en el
vacío.

Sin embargo, aquí en la Tierra, una vez que el proyectil sale por la boca del cañón está
sujeto a las leyes de la balística exterior, en la cual la resistencia del aire y la fuerza de
gravedad son los actores principales. La gravedad terrestre hace que el proyectil (al igual
que cualquier objeto que se deje caer libremente) caiga con una velocidad que crece 32,2
pies por segundo por cada segundo de tiempo transcurrido, es decir, con una aceleración de
32,2 pies sobre segundo al cuadrado (o 9,80665 m/seg2, en el sistema métrico decimal), y al
mismo tiempo la fricción con el aire frena el movimiento, de manera que el tiempo total de
tránsito aumentará, y habrá más tiempo para la caída vertical. Todo esto hace que el alcance
máximo no se consiga a 45° sino a algún ángulo entre 30° y 35°.

Una trayectoria semejante a la de un balín se puede observar en el chorro de agua que


sale con fuerza de una manguera, que parece una línea recta apenas sale y luego se va
transformando en una curva debido a la acción combinada de la gravedad y la resistencia del
aire.

Los rudimentos de esta complicada ciencia se remontan a los comienzos de la


necesidad de la humanidad por cazar, y los arcos y flechas son un buen punto para
comenzar. Robin Hood habrá tenido que aprender cuan arriba del blanco debía apuntar para
compensar la caída de sus flechas, pero esos cálculos se tornaron más importantes con la
llegada de la pólvora. El escollo más grande para el estudio de las balas de cañón fue la
carencia de equipo de medición de tiempos y la aparición de muchas teorías raras para
describir su vuelo. Alguna vez se pensó que después de dejar el arma se trasladaban en línea
recta, luego describían una curva para cambiar de dirección y finalmente caían siguiendo otra
línea recta.

El estudio matemático de la balística exterior es como un pozo sin fondo, cuanto más se
sabe más parece ser lo que falta saber, ya que abarca desde nuestro humilde balín, pasando
por los misiles militares hasta los cohetes espaciales. Cuanto más se ahonda en el tema más
complicadas son las matemáticas involucradas. Hay algunos libros dedicados a esta materia,
de manera que si alguien quiere profundizar en esta ciencia deberá visitar bibliotecas y
solicitar esta información tan especializada. En este capítulo sólo enfocaremos los aspectos
que tienen influencia observable en el caso del vuelo de nuestros sutiles balines, en la poca
distancia y durante el corto tiempo en que están en el aire.

Temas tales como la rotación de la Tierra, las variaciones de temperatura y humedad, o


la presión atmosférica, bien pueden ser tenidos en cuenta cuando se dispara a mil yardas en
Bisley12, pero esto está bien fuera del campo de acción de los rifles de aire. Así y todo
mencionaremos el Efecto Magnus y la desviación debida al viento. Los problemas asociados
con las velocidades supersónicas no se tratarán.

12 N. del T. Bisley Shooting Ground, famoso campo de tiro distante 80 Km de Londres.

The Airgun from Trigger to Target 147


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Uno de los primeros temas de estudio fue la caída del balín. Hicimos un experimento
muy cuidadoso para establecer la diferencia entre la teoría y la práctica para este tipo de
caída. Notamos que al disparar a 30 yardas los proyectiles de calibre .177 caían
0,3 pulgadas más de lo calculado mientras que los de calibre .22 lo hacían 0,03 pulgadas
menos que lo esperado. Ambos se dispararon a 815 FPS y 590 FPS respectivamente,
manteniendo así una energía en boca de cañón de 12 Ft. lbs. en cada calibre. Las curvas se
muestran en la fig. 19.16. Nunca encontramos la razón exacta de esta anomalía, pero
podría deberse a distintos efectos aerodinámicos relacionados con la forma de los balines,
que producen elevación en algunos casos y descenso en otros. Este efecto se manifiesta
también en otros tipos de proyectiles, por lo que no nos sorprendió que ocurra en los balines
para aire comprimido.

Las causas de las diferencias descriptas no son las mismas que hacen que una pelota
de fútbol o tenis súbitamente suba, caiga o dé un viraje en medio del vuelo. Estas
desviaciones se deben a la rotación de la bola y son causadas por lo que se denomina “Efecto
Magnus”. Por ejemplo, cuando una pelota de tenis es golpeada por el jugador, según el
ángulo de la raqueta puede salir despedida con un movimiento giratorio. Si el eje del giro es
horizontal y transversal respecto a la trayectoria, y la parte superior de la pelota gira hacia el
jugador y la inferior hacia adelante, la bola tenderá a subir pues la presión en su parte
inferior será mayor que en la superior debido a las distintas velocidades del aire respecto a la
superficie de la bola. Si el eje del giro es vertical la trayectoria se curvará lateralmente hacia
el lado que se mueve hacia atrás, es decir, hacia el jugador. Si se observa con atención un
partido de tenis a menudo se podrán notar estas extrañas curvas de la pelota en su viaje de
un lado al otro de la cancha. Puesto que nuestros balines giran habitualmente en sentido
horario alrededor de su eje longitudinal, la única desviación que se puede producir es lateral
hacia la derecha. Todo proyectil estabilizado por giro se desvía en la dirección de su giro,
pero sólo una muy pequeña parte de esa desviación se debe al efecto Magnus ya que la
principal causa es la propia estabilización giroscópica. A medida que el proyectil trata de
cambiar su dirección hacia la tierra, el efecto giroscópico hace que apunte levemente hacia la
derecha y esto produce una fuerza hacia la derecha. La desviación aumenta con el recorrido
hacia el blanco porque la fuerza que desvía al proyectil actúa por más tiempo.

The Airgun from Trigger to Target 148


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Verificamos varias veces los ajustes del equipo por si las desviaciones hacia arriba u
abajo pudieran deberse a errores de los aparatos. La principal causa de error podría ser la
altura relativa del blanco respecto al cañón, ya que no es fácil ubicar con precisión dos
puntos distantes treinta yardas entre si. Solucionamos el problema usando un tubo plástico
flexible transparente con agua coloreada en su interior. Siempre que no haya burbujas en su
interior, las superficies del agua en el interior, en ambos extremos, están al mismo nivel (se
trata del dispositivo ampliamente usado por cualquier albañil).

Obviamente usamos nuestro “proyector” para estos experimentos. Primero verificamos


que el cañón estuviera perfectamente horizontal con un nivel de burbuja, lo que no asegura
que el disparo salga horizontal pues algún defecto en el ánima podría desviarlo. Para superar
este posible error se hacen disparos girando el cañón en sus soportes 30° por vez y se
analizan los impactos en el blanco. Algunos cañones producen círculos de menor diámetro
que otros, y muy pocos producen un único orificio para todos los disparos. Una vez obtenida
la “huella” de los disparos, se coloca en la posición que produce marcas a las 9:00 o las
3:00, es decir, aquéllas en las que no hay desviación vertical, ya que el experimento busca
estudiar la caída del balín, y no las desviaciones horizontales.

Usamos un cronómetro para medir el tiempo total de vuelo y calculamos la caída


teórica correspondiente, usando la fórmula:

D=1/2 g t 2×12

donde t se mide en segundos, D en pulgadas y g vale 32,2

Note que no se ha hecho ninguna referencia al peso del balín, ya que el peso, o mejor
dicho la “masa” no influye en el cálculo de la caída. Un cuerpo pesado cae con la misma
aceleración que uno liviano, que es de 32,2 Ft./seg2 (o 9,80665 m/seg2, en el sistema
métrico decimal). En otras palabras, después de un segundo, la velocidad de caída será de
32,2 Ft./seg, después de dos segundos, de 64,4 Ft./seg, y así sucesivamente. Sir Isaac
Newton se aseguró de esto dejando caer diversos objetos desde la cúpula de la catedral de
San Pablo. Se debe recordar que g es una aceleración y no una distancia. Si calculamos el
valor de la caída de un objeto después del primer segundo usando la ecuación anterior
veremos que dicho valor es 193,2 pulgadas, o 16,1 pies, no 32,2 pies.

Una aclaración relacionada con la física. A veces hablamos de peso y a veces de masa.
Supongamos que tenemos un satélite de comunicaciones que en tierra pesa una tonelada y
una vez en órbita no pesa nada. Esto se debe a que la velocidad con que recorre su órbita
produce una fuerza centrífuga que equilibra exactamente la atracción gravitatoria de la
Tierra. Es evidente que el satélite no perdió nada de su masa, que es la substancia de la que
está compuesto. El peso es una manifestación de la fuerza de atracción gravitatoria que otro
objeto ejerce sobre esa masa.

Veamos a la aceleración en términos automovilísticos. La capacidad de un motor para


aumentar la velocidad del auto depende de dos factores: la potencia del motor y el peso total
del vehículo. Un motor potente en un cuerpo liviano ofrecerá una alta tasa de aceleración,
mientras que un motor débil en un auto pesado producirá una aceleración pobre. En el caso
de un cuerpo en caída libre, la gravedad proporciona la fuerza que acelera al cuerpo, y tiene
mayor valor en los cuerpos más pesados que en los livianos (esa fuerza es precisamente el
peso del cuerpo). Se podría suponer que al pesar más, es decir, tener una fuerza mayor para
acelerarlos en su caída, los cuerpos pesados deberían caer más rápido que los livianos, pero
no es así, porque ser más pesados significa que tienen más masa, y es la masa lo que hay

The Airgun from Trigger to Target 149


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

que acelerar, y si la masa es mayor acelera más lentamente (tiene más inercia). Estos dos
efectos opuestos, atracción mayor y aceleración menor, se equilibran mutuamente y el
resultado es que todos los cuerpos aceleran de igual forma al caer según el valor g constante
para todos.

El valor básico de g se determina para la caída de objetos en el vacío, y también


depende de la latitud, siendo un poco mayor en los polos que en el ecuador. En objetos
pesados, como es el caso de un balín, la diferencia entre la caída en el vacío o en el aire es
tan pequeña en relación a las velocidades involucradas en el tiro que se puede despreciar.
Pero si consideramos una pluma o un paracaídas, la situación es muy diferente, ya que en
estos casos la resistencia del aire es el factor principal determinante de la velocidad, que
resulta limitada por la fricción y resistencia del aire, ya que en estos casos la superficie total
es muy grande en relación al peso.

De la ecuación anterior resulta claro que el único factor que define la magnitud de la
caída del balín es el tiempo de vuelo, que a su vez depende de la velocidad inicial en boca de
cañón y del arrastre que el aire produce sobre el balín, que le resta velocidad. Estos dos
factores son los que fomentan a los fabricantes de rifles a aumentar la velocidad de disparo,
y a los fabricantes de munición a conseguir formas de proyectiles que reduzcan el arrastre en
el aire. Cuanto más rápido llegue el proyectil al blanco menos tiempo tendrá para caer, y la
curva de la trayectoria será menor. Esto a su vez simplifica la corrección de las miras en
disparos a larga distancia.

Hemos basado nuestros cálculos de caída (fig. 19.16) solamente en el tiempo de


tránsito entre la boca del cañón y el blanco, colocado a 30 yardas de distancia, una distancia
razonable para el tiro con aire comprimido. Asumimos que el trayecto es una línea recta
entre los dos extremos, aunque sabemos que la trayectoria es levemente más larga debido a
la curvatura real del disparo. La diferencia entre ambos recorridos es despreciable. Pero
sabemos que a medida que la distancia aumenta, con lo cual hay que elevar también la boca
(a veces a extremos mas allá de lo aceptable para el tiro con aire), la curva de la trayectoria
se volverá tan pronunciada que la distancia recorrida, y por lo tanto el tiempo requerido, se
incrementarán notablemente. Pretender calcular la caída en un caso de trayectoria curva es
muy complicado y fuera de la esfera de la balística con aire comprimido.

El control de la velocidad en la boca del cañón ya se analizó en capítulos anteriores, de


manera que debemos concentrarnos en el arrastre que disminuye la velocidad del proyectil
no bien éste abandona al cañón, y cómo afecta esto al tiempo de vuelo. Esto es importante
porque conociendo el tiempo de vuelo para cualquier punto de la trayectoria, se puede
calcular también la velocidad, y así conocer la pérdida de velocidad, o retardo, sobre
intervalos cortos de la distancia total. La tasa de pérdida de velocidad no es constante, es
mayor a velocidades altas que a bajas. Si la velocidad cae a la mitad, la resistencia del aire
cae a la cuarta parte. Es lo que se conoce en matemática como ley cuadrática.

Esto no resulta muy extraño si lo vemos desde la situación inversa: si queremos


duplicar la velocidad en boca deberemos cuadruplicar la energía, y esto se debe
precisamente a que la resistencia del aire se cuadruplica cuando la velocidad se duplica (ver
capítulo 1). Hay un límite para esta relación, que depende un poco de la forma del balín, y
que ocurre desde alrededor de 700 FPS en adelante. En el caso de un balín con cabeza en
forma de domo, el aire debe moverse más rápido sobre la cabeza mocha y su velocidad
puede acercarse a la del sonido en ese punto, con lo que la resistencia aumenta en forma
abrupta. De esto se desprende que las cifras de resistencia del aire al vuelo de un proyectil
sólo pueden ser perfectamente correctas a una determinada velocidad.

The Airgun from Trigger to Target 150


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

La velocidad del sonido en la atmósfera a temperatura y presión normales es de


1116,5 FPS (generalmente se acepta 1100 FPS), y la resistencia del aire sube bruscamente
por encima de esta cifra y otras son las leyes a aplicar. Como la mayoría de los rifles de aire
producen velocidades por debajo de la del sonido, confinaremos nuestros cálculos a la región
subsónica.

Cada diferente calibre, forma o velocidad alterará las características de retardo de la


velocidad en el balín, y en el campo práctico del tipo con aire comprimido, términos como
“Coeficiente Balístico” o “Tabla Balística” tienen muy poca relevancia porque normalmente
ajustamos las miras de los rifles por el método de prueba y error para un determinado
modelo de balín. También aprendemos por experiencia cuánto debemos alterar la mira o el
punto de mira para compensar la caída a medida que aumentamos la distancia al blanco. La
mayoría de los balines tienen características balísticas semejantes dentro del mismo calibre,
y por lo tanto sólo son necesarias pequeñas alteraciones al apuntar cuando se cambia la
marca o forma del balín en uso.

En general el costo de nuestros proyectiles no es muy significativo, lo que nos permite


gastar cuantos tiros sea necesario para ajustar nuestras miras. No se considera necesario en
general recurrir a calculadoras para definir los ajustes de la mira para un blanco a cierta
distancia, aun teniendo información de las características balísticas de nuestro proyectil.
Además ese cálculo requiere un dato preciso de la distancia, que aunque es perfectamente
obtenible con una mira moderna no es probable que se use en el campo, especialmente si el
blanco es un conejo.

Por otra parte la situación con la munición de artillería es totalmente diferente, ya que
el costo de un proyectil probablemente sea mayor al del mejor de nuestros rifles, y es
importante que el primer disparo dé en el blanco, o muy cerca de él. En el campo de la
artillería naval la teoría balística es todavía más importante, especialmente si el blanco está
fuera de la vista, más allá del horizonte. Pocas de sus ecuaciones son aplicables a nuestros
diminutos balines, esos cálculos además conciernen a vuelos supersónicos, y hay que tomar
en cuenta la rotación de la tierra, que es un factor que en realidad no nos preocupa en lo
más mínimo.

Aunque de lo expresado surge que la teoría balística tiene poco lugar en el campo del
tiro con aire, creemos que es un tema fascinante que vale la pena describir. Los proyectiles
futuros podrían tener características tan diferentes de los actuales que el conocimiento de
términos balísticos podría ser la única forma de establecer comparaciones precisas.

Muchas veces hemos visto artículos en los que se discutían las Tablas Balísticas o los
Coeficientes Balísticos, pero cuando intentamos traducir esto en información útil aplicable al
vuelo de los balines encontramos fallas en los argumentos. Los libros de texto suelen tratar
estos temas con gran profundidad, pero mostrando problemas y detalles que no tienen lugar
en el tiro con aire, por lo que finalmente abandonamos el intento de desenredar el embrollo
y recurrimos a nuestro amigo Miles Morris para que nos ayudara a organizar algunos hechos
importantes para nosotros.

El término más común que se usa para describir el desempeño de un proyectil es


“Coeficiente Balístico” C. Todos nos topamos con este término y no tuvimos dudas de que
pudiendo entender su significado podríamos solucionar todos nuestros problemas de
precisión. Esto está muy lejos de la verdad, pues C no tiene nada que ver con la precisión
como tal, ya que es un término que compara el rendimiento de un proyectil con el de una

The Airgun from Trigger to Target 151


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

“munición standard” cuyo comportamiento y características se han estudiado con gran


detalle.

Sin embargo, dentro del contexto de las armas de aire, C no es el mejor coeficiente a
usar porque expresa correcciones por condiciones atmosféricas que, como ya hemos dicho,
no son aplicables en nuestro caso. Usaremos entonces el término CO que es más adecuado
para nuestro ámbito.

La primera ecuación a considerar en el estudio teórico y científico del pasaje de un


proyectil a través del aire es la que determina la densidad seccional. Esta describe una
característica fundamental de la relación entre el balín y el aire, que es la relación entre el
peso del proyectil y su diámetro:

W
Densidad seccional =
d2

donde: W es la peso en libras


d es el diámetro del balín en pulgadas

Como primer ejemplo tomemos un balín calibre .22 de 12 grains de peso (recordemos
que 1 libra = 7000 grains, de manera que 12 grains = 12/7000 =0,001714 libra). Esto nos
da:

0,001714
Densidad seccional = = 0,03595
0,222

Supongamos ahora otro balín de 20 grains:

0,002875
Densidad seccional = = 0,05903
0,222

Estas son las cifras de la densidad seccional de los dos balines. Aunque el peso está
dado en libras y el diámetro en pulgadas, no se suelen indicar dichas unidades. Se usa la
relación, que resulta útil para continuar con los cálculos.

A igualdad de todo otro factor, el segundo de los balines debería llegar más lejos con
igual velocidad de partida, ya que su energía inicial es mayor. Pero supongamos que la forma
del primero es mucho mejor desde el punto de vista aerodinámico que la del segundo. Esto
haría que la simple comparación inicial tal vez no fuera correcta, ya que debemos tomar en
cuenta el efecto de los distintos arrastres del aire con cada balín.

Si a la sencilla ecuación de la densidad seccional le agregamos un factor de forma i


tendremos la ecuación básica de nuestro Coeficiente Balístico CO.

W
CO =
id 2

La letra i es el factor de forma para un proyectil en particular, y se trata de un ítem


muy importante con gran efecto en la cifra final, sobre todo a altas velocidades. Como ya
hemos visto en el capítulo anterior, existe gran diferencia de arrastre entre un balín de
cabeza chata y otro de cabeza redondeada o en punta. El valor del factor de forma se altera

The Airgun from Trigger to Target 152


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

con la velocidad, de manera que si no se conocen las características de vuelo del balín no se
puede seguir con los cálculos.

Teniendo un cronómetro no es difícil llegar a los valores de CO y de i, y mejor aun si se


tienen dos cronómetros para medir la velocidad en dos puntos a lo largo de la trayectoria. Si
se tiene sólo uno se deben tomar velocidades promedio precisas en cada posición,
efectuando una serie de disparos con el rifle y el tipo de balín en cuestión, desechando
aquellos valores que se aparten mucho del promedio.

Tablas balísticas

Las Tablas Balísticas que se muestran en la página siguiente son una transcripción de
un trabajo original del año 1928, cuya formulación está fuera del alcance de este trabajo,
pero permiten determinar varias características del vuelo de los proyectiles.

Podemos usarlas para determinar varias características del vuelo de los balines.
Supongamos que la velocidad de salida de un balín calibre .177 de 10 grains es de 700 FPS y
que su velocidad en un punto a 90 pies de distancia es de 600 FPS. Usando esta tabla
podemos determinar el coeficiente balístico CO:

V1 = 700 FPS De la tabla S1 = 48932,3


V2 = 600 FPS a D = 90 pies De la tabla S2 = 44937,2

Diferencia: S1 – S2 = 3995,1

Entonces CO = D / (S1 – S2) = 90 / 3995,1 = 0,0225

Es decir que en estas condiciones tenemos CO = 0,0225

Si queremos ahora encontrar el valor de i, el factor de forma, podemos obtenerlo de la


ecuación previa:

2
 Densidad Seccional  W /d 0,0456
i = = = = 2,027
CO CO 0,0225

Las tablas se pueden usar también para determinar la velocidad en un punto de la


trayectoria siempre que se conozcan la velocidad de salida y el CO. Supongamos que en
ejemplo anterior se quiere conocer la velocidad del proyectil a una distancia de 60 pies. De la
fórmula de CO obtenemos:

(S1 – S2) = D / CO = 60 / 0,0225 = 2666,7

De la tabla, para 700 FPS obtenemos S = 48932,3

Entonces, S2 = S1 – 2666,7 = 46265,6. Volviendo a la tabla encontramos que el valor


más próximo a este es 46098,1 que corresponde a una velocidad de 630 FPS. Esta sería
entonces la velocidad del balín a 60 pies de distancia (en realidad es levemente mayor, ya
que hemos aproximado hacia abajo en la tabla).

Si hubiéramos querido saber el tiempo de vuelo hasta los 60 pies, buscamos los valores
de T correspondientes a 630 FPS y 700 FPS., que son 200,437 y 204,556 respectivamente.
La diferencia es T = T2 – T1 = 4,119 y entonces:

The Airgun from Trigger to Target 153


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Tiempo de vuelo = t = T . CO = 4,119 . 0,0225 = 0,0927 seg

Si quisiéramos hacer los cálculos con más exactitud, deberíamos interpolar el valor de
la velocidad entre los dos valores de S tabulados, con lo cual habríamos obtenido una
velocidad de 631,7 FPS y entonces T2 habría sido 200,543 y el tiempo hubiera dado
0,0903 segundos.

V (FPS) T S (Feet) V (FPS) T S (Feet)

400 177,26 34645,2 770 207,946 51420,4


410 178,78 35260,8 780 208,382 51758,3
420 180,23 35862,6 790 208,807 52091,9
430 181,62 36453,3 800 209,222 52421,8
440 182,95 37031,8 810 209,627 52747,8
450 184,22 37957,0 820 210,023 53070,5
460 185,44 38152,1 830 210,410 53389,8
470 186,61 38696,1 840 210,788 53705,4
480 187,73 39228,1 850 211,155 54015,5
490 188,81 39751,9 860 211,508 54317,3
500 189,85 40266,7 870 211,847 54610,5
510 190,847 40770,2 880 212,173 54895,8
520 191,806 41264,1 890 212,487 55173,7
530 192,731 41749,7 900 212,789 55444,0
540 193,625 42228,0 910 213,079 55706,5
550 194,489 42698,9 920 213,359 55962,7
560 195,323 43161,8 930 213,629 56212,5
570 196,127 43616,1 940 213,890 56456,5
580 196,905 44063,5 950 214,142 56694,6
590 197,658 44504,6 960 214,380 56927,6
600 198,386 44937,2 970 214,622 57155,3
610 199,091 45363,7 980 214,850 57377,6
620 199,774 45783,7 990 215,070 57594,3
630 200,437 46198,6 1000 215,282 57805,2
640 201,080 46606,4 1010 215,487 58011,2
650 201,703 47008,2 1020 215,686 58213,2
660 202,308 47404,5 1030 215,880 58412,1
670 202,895 47794,8 1040 216,070 58608,7
680 203,465 48179,6 1050 216,252 58798,9
690 204,018 48558,4 1060 216,424 58980,4
700 204,556 48932,3 1070 216,586 59152,9
710 205,080 49301,7 1080 216,739 59317,4
720 205,590 49666,4 1090 216,884 59474,7
730 206,086 50026,0 1100 217,021 59624,7
740 206,569 50381,0 1110 217,151 59768,3
750 207,040 50731,9 1120 217,274 59905,4
760 207,499 51078,4 1130 217,390 60035,9

A modo de verificación de estos cálculos usamos las cifras obtenidas durante los
experimentos. Con un balín calibre .22 la velocidad de salida fue de 590 FPS y la velocidad a
90 pies de 519 FPS. Con esto resultó un CO = 0,02777. Usando este valor y las tablas
calculamos una velocidad de 550 FPS a 50 pies, y la velocidad real medida fue de 549 FPS.

The Airgun from Trigger to Target 154


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

El tiempo calculado dio 0,088 segundos y el real medido fue de 0,083 segundos. Es decir que
los valores predichos con las tablas son casi idénticos a los reales.

Repitiendo los cálculos para determinar el CO a 20 pies, con velocidad inicial de


590 FPS y final de 587 FPS, el valor de CO se modificó a 0,1510. Esta diferencia demuestra
que el valor del CO en el caso de nuestros balines cambia con la velocidad dependiendo de
cuánto de la trayectoria se use como base para el cálculo. Resulta entonces claro que para
establecer el valor de CO para un dado proyectil es conveniente obtener las cifras que
correspondan a la distancia a la que se va a disparar. Si el proyectil tiene poco arrastre será
aceptable un mismo valor del coeficiente balístico en un rango de velocidades y alcances más
amplio.

Usando las cifras anteriores y la ecuación para la caída es posible calcular las caídas en
distintos puntos a lo largo de la trayectoria. Con las cifras obtenidas se puede dibujar la
curva que sigue el balín en su recorrido, y de ahí establecer el alcance de uso máximo
razonable para ese proyectil. Obviamente se deberá inclinar hacia arriba el cañón para
compensar la caída del proyectil, lo cual incrementa la distancia, pero en los cálculos
ignoraremos esta diferencia de recorrido pues es muy pequeña. A mayor distancia al blanco
mayor deberá ser la inclinación del cañón.

Efectuamos los cálculos con el proyectil que ya mencionamos cuyo CO era de 0,02777 y
obtuvimos las siguientes cifras de caída:

Distancia en pies 20 30 40 50 60 70 80 90
Caída en pulgadas 0,25 0,50 0,92 1,47 2,21 3,57 4,28 5,13

Debemos admitir que este fue un trabajo largo, desafiante y que requirió mucha
paciencia. Primero hubo que calcular la velocidad en cada punto, luego el tiempo de vuelo
hasta esos puntos y finalmente la caída resultante de esos tiempos de vuelo. Por supuesto
que usamos calculadoras modernas, pero al hacerlo no pudimos menos que recordar a los
primeros técnicos en balística que en 1890 produjeron las tablas, y también a los tiradores
que las usaron antes de que existieran computadoras.

The Airgun from Trigger to Target 155


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Con las cifras indicadas dibujamos las tres curvas que se ven en la fig. 19.17. La curva
A representa esas cifras cuando el ángulo de disparo es cero, es decir, el cañón está en
posición horizontal. En la práctica necesitamos conocer la curva al disparar a blancos más o
menos a la altura de la boca del cañón para poder comparar distintos tipos de balines. Esto
se puede lograr usando un trozo de alambre fino al que le damos la forma de la curva
dibujada, y luego, tomando como centro el punto de disparo, hacemos pivotar en él al
alambre hasta que se cruce con líneas verticales trazadas a las distancias de interés a la
misma altura que el cañón. El alambre representará entonces la forma de la curva real de
disparo. En la figura se ilustran las curvas B y C, que corresponden a las distancias de 50 y
90 pies, respectivamente. También vemos qué pasa con el proyectil antes y después del
punto de calibración del rifle. Este sistema es perfectamente adecuado para el tiro con aire a
distancias normales y elevaciones o depresiones moderadas del blanco respecto a la boca del
cañón, pero si el blanco está mucho más arriba o abajo deberemos introducir pequeñas
correcciones basadas principalmente en nuestra experiencia.

Si deseamos conocer la máxima distancia razonable para cierta combinación de rifle y


tipo de balín se puede continuar con los cálculos para distancias mayores a 30 yardas, y al
ver la forma de la curva resultante podremos decidir si conviene o no disparar a tales
distancias.

Hace algunos años un entusiasta de este tema llevó a cabo un detallado experimento y
determinó que los proyectiles calibre .22 pueden llegar a distancias de poco más de
300 yardas, mientras que el calibre .177 caían antes de esa distancia. En ambos casos se
usó una energía en boca de 12 Ft. lbs. De todas formas, para lograr esas distancias se debió
aumentar el ángulo del cañón a valores inútiles para conseguir algún tipo de precisión.

Desde el punto de vista del tirador, la única forma de asegurarse de que el impacto
ocurra en el blanco es conocer el ángulo que debe tener el cañón al disparar para que la
curva de la trayectoria dé en el blanco. Este es un procedimiento habitual en el tiro de
artillería en el que el equipo tiene modos de fijar dicho ángulo, pero no es de utilidad en
nuestro caso pues no tenemos tales medios de medición. Sin embargo, en tanto sepamos
que nuestro sistema de puntería está calibrado para cierta distancia, podemos estimar,
conociendo la curva, cuanto habrá que apuntar arriba o abajo para dar en el blanco a
distintas distancias13.

Se ha dicho que los cálculos son “sistemas idealizados de análisis”, y esto parece ser
muy cierto en el caso de la trayectoria de un disparo con armas de aire. Es fácil caer en la
tentación de usar tres o cuatro lugares decimales en una calculadora o computadora para
obtener datos finales más exactos, pero en la práctica no hay dos balines que lleguen tan
cerca uno del otro como para justificar mediciones de posición en términos de milésimas de
pulgada. Tampoco se debe olvidar que las características declaradas de un tipo de balín son
en realidad el promedio de un enorme número de disparos, de manera que siempre existirá
una cierta incertidumbre en el resultado de un disparo aislado. Esta incertidumbre se
incrementa más todavía al ignorar algunos pequeños desplazamientos producidos por efectos
aerodinámicos. Todo esto nos lleva nuevamente a la afirmación inicial de que conocer el

13 N. del T. Hay que tener en cuenta que este libro se escribió en 1976 y luego en 1995. Si bien en 1995 ya
se disponía de computadoras y tecnología suficientes, todavía no estaban a disposición de cualquier persona
programas como ChairGun, por poner sólo un ejemplo, que hacen que todos estos cálculos sean cuestión de
segundos indicando a esos programas los datos reales correspondientes a los parámetros físicos de nuestro
equipo. En el caso del programa mencionado, los autores de hecho utilizaron modelos matemáticos basados
en las investigaciones de los Cardew, aunque en la última versión aclaran que han cambiado por otro
esquema más preciso.

The Airgun from Trigger to Target 156


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

coeficiente balístico no es garantía de un disparo exitoso, aunque sí puede ayudar a entender


por qué fallamos.

No está de más aquí dar una definición del coeficiente balístico: se trata de un factor
que expresa la relación entre la función de arrastre normal, o standard, y la real. La función
de arrastre normal es la correspondiente a un proyectil cuyas características balísticas se han
estudiado en gran detalle y que se toma como referencia. En nuestro caso tenemos que
comparar el comportamiento de nuestros diminutos balines con una munición de tipo militar,
con la que se han construido las tablas.

En años recientes, el uso del coeficiente balístico como base del estudio de los
proyectiles ha sido reemplazado por el término “Coeficiente de arrastre”, Cd. Esta cifra tiene
la ventaja de la facilidad con que se puede medir la velocidad. Además el valor de Cd se
refiere a un balín o proyectil en particular, y no es la comparación con uno normalizado o
“standard”. Es por lo tanto una cifra que representa de forma más precisa las características
de un proyectil que CO. Su expresión es la siguiente:

M V2
Cd = ln  
KS V1

M = peso del balín en grains


V1 = velocidad en boca de cañón, en FPS
V2 = velocidad en el blanco, en FPS
S = distancia en yardas
K = constante = 0,1374 para .177
= 0,17514 para .20
= 0,20529 para .22
= 0,27365 para .25

Tomando cifras de experimentos reales encontramos que para un balín de cabeza


redondeada calibre .177 volando a 750 FPS sobre una distancia de 30 yardas, el valor de Cd
es de 0,590 y para uno de calibre .22 resulta un Cd de 0,480. Para calcular y comparar los
valores de Cd para distintos balines se lo debe hacer a igual distancia y velocidad. Un valor
bajo de Cd indica un valor bajo del arrastre para ese balín.

En el capítulo anterior medimos el arrastre de un balín usando un túnel de viento. Las


cifras obtenidas, en grains, pueden ahora convertirse al correspondiente Cd de cada balín a
una velocidad de aire que en ese caso era de 130 FPS. Las fuerzas de arrastre se deben
dividir por un factor que depende del calibre:

24,01 para .177, 30,6 para .20, 35,87 para .22 y 47,81 para .25

Así, en el caso típico del calibre .177 la fuerza fue de 12 grains y dividiendo por 24,01
nos da un Cd de 0,499. En el caso del calibre .22 resulta un Cd de 0,348 al dividir la fuerza
de 12,5 grains por 35,87.

Conociendo Cd se puede calcular el tiempo de vuelo empleando la siguiente ecuación:

3M 1 1
t =  − 
KCd V2 V1

The Airgun from Trigger to Target 157


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

También se puede calcular el tiempo de vuelo sin conocer Cd usando:

1 1
3S  − 
V2 V1
t =
lnV 1 /V 2

M es el peso del balín en grains, S la distancia en yardas y K es la constante que


usamos en la ecuación anterior para calcular Cd.

Una de las destrezas más difíciles de desarrollar en el tiro con aire es la de poder
estimar cuánta corrección introducir cuando se dispara en días ventosos. Esto es
particularmente dificultoso pues el viento muy rara vez sopla en forma uniforme desde una
dirección, pero hay una ecuación que puede ser de ayuda. Se la conoce como “Rifleman's
Formula”, o fórmula del tirador:

D = W  T − T2 

D = desplazamiento del balín, en pies


W = velocidad del viento en FPS, transversal a la trayectoria
T = tiempo de vuelo hasta el blanco
T2 = tiempo que emplearía el proyectil en recorrer la misma distancia pero en el vacío
(en este caso todo el recorrido sería a la misma velocidad de salida del cañón, pues no
habría ninguna resistencia del aire).

Supongamos una velocidad de salida de 600 FPS y un recorrido de 90 pies (30 yardas)
hasta el blanco, con un viento cruzado de 1 milla por hora (1 MPH equivale a 1,4667 FPS).
Usando las tablas encontramos un tiempo de vuelo de alrededor de 0,165 segundos,
mientras que en el vacío sería de 0,150 segundos. La desviación resultante sería en este
caso de 0,022 pies, o 0,265 pulgadas.

The Airgun from Trigger to Target 158


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

Este es un recurso algo teórico para resolver una difícil situación ya que supone un
viento constante y un conocimiento total de las características balísticas del proyectil.

El esquema de la fig. 19.18 muestra, en forma exagerada, cómo reacciona un balín a


un viento lateral proveniente del lado derecho, donde se puede notar que se inclina
levemente hacia ese lado. Esta inclinación se debe a que se alinea con lo que percibe como
el viento frontal, que resulta ser la combinación del viento generado por el vuelo del balín
hacia el blanco combinado con el viento lateral. El arrastre sobre el balín actúa en la
dirección del viento relativo, en ángulo con la dirección de la trayectoria original, y esto es lo
que produce el desplazamiento del proyectil “viento abajo”, es decir, hacia la izquierda. El
tirador debe entonces compensar este desplazamiento hacia la izquierda apuntando
levemente a la derecha. Si no existiera arrastre, el balín se inclinaría hacia la derecha pero
continuaría con su trayectoria original hacia el blanco. Esta situación se da en los cohetes y
misiles mientras son impulsados por su motor de retropropulsión. Si hay viento lateral, el
empuje del motor compensa el arrastre lateral: el cohete vuela torcido pero en la dirección
correcta. Al terminarse el impulso comenzará a desviarse en la dirección del viento, igual que
nuestros balines o cualquier otro proyectil no autopropulsado.

The Airgun from Trigger to Target 159


Capítulo 19 – El vuelo de los proyectiles

The Airgun from Trigger to Target 160


Capítulo 20 – Precisión

PRECISIÓN

Hasta ahora no hemos tratado el tema de la precisión en los disparos, porque la


experiencia nos ha enseñado que se deben conocer muy bien las particularidades de los rifles
de aire antes de encarar un estudio crítico de la precisión. Debemos reconocer sin embargo
que al comienzo de nuestras investigaciones pasamos muchas horas felices durante el
verano de 1972 disparando en el campo de un granjero amigo con la creencia de que íbamos
a revelar los misterios de la precisión.

Se podría suponer que una de las características más importantes de un rifle es su


uniformidad en la velocidad de salida de los disparos, pero a pesar de ser una cualidad
importante se puede demostrar por cálculo que no es tan crítica. Todos esperamos que la
variación de este parámetro en un rifle de calidad no supere unos pocos pies por segundo,
pero al calcular la caída del proyectil con diferencias de velocidad de 20 FPS se encuentra
que las diferencias en el punto de impacto son realmente muy pequeñas.

La diferencia de altura en el punto de impacto se puede calcular según lo visto en el


capítulo anterior. Un proyectil calibre 0,177 a una velocidad de salida de 700 FPS y cuyo CO
es de 0,0225 requiere 0,0903 segundos para recorrer 60 pies. Si recalculamos para una
velocidad de 680 FPS el tiempo requerido será de 0,906 segundos. Usando estos tiempos
para calcular los valores de las caídas, los resultados son 1,57 pulgadas en el primer caso y
1,58 pulgadas en el segundo, es decir que la diferencia es de tan solo 10 milésimas de
pulgada. Una variación de 20 FPS entre disparos consecutivos es grande para un rifle
moderno, y aún así la diferencia en el impacto es de una mínima fracción de pulgada a
20 yardas (60 pies). Esto resulta de cálculos, y sabemos que en nuestra materia éstos son
siempre sospechosos.

Siempre tuvimos conciencia durante nuestros experimentos de que los agrupamientos


que lográbamos tendían a ser mucho más grandes que los indicados por los cálculos y los
producidos por tiradores expertos. También sabíamos, no sólo por nuestro trabajo sino por el
de otros entusiastas del aire comprimido, que aunque algunas marcas de balines son
capaces de dar mejor precisión en los disparos, esa condición no necesariamente se daba en
todo rifle, lo que nos llevó a la famosa recomendación que los tiradores experimentados
siempre le dan a los recién llegados cuando éstos consultan por la mejor munición a utilizar:
“Pruebe tantas marcas de balines como pueda, y adopte aquella que encuentre más
satisfactoria para su rifle”. Siempre pensamos que esta es una recomendación negativa,
capaz de ahuyentar a un recién llegado, y que seguramente se debería poder recomendar el
tipo de proyectil más adecuado para su arma, desde el mismo momento de la compra.

Como había elementos influyentes en la precisión que desconocíamos, decidimos


encarar una aproximación práctica al problema, aunque notamos que pasaría mucho tiempo
antes de llegar a una conclusión válida. Nos embarcamos en el desafío de un estudio que
insumió para completarlo no menos de 2000 disparos en dos calibres diferentes.

Se seleccionaron tres cañones calibre 0,177 y cuatro 0,22, con seis tipos distintos de
proyectiles calibre 0,177 y cuatro calibre 0,22. Nuevamente utilizamos el “proyector” para
efectuar los disparos, por lo que pudimos contar con una plataforma sólida y la posibilidad de
modificar la potencia. Cada combinación cañón/balín se probó a cinco presiones escalonadas
en 200 PSI, comenzando la serie en calibre 0,22 en 200 PSI y la serie en calibre 0,177 en
400 PSI. En todos los casos las presiones y velocidades producían energías comprendidas en
la región de los 12 Ft. lbs. en boca de cañón.

The Airgun from Trigger to Target 161


Capítulo 20 – Precisión

En todos los casos la distancia fue de 30 yardas y los balines se trataron de igual forma,
es decir se sacaron de la lata y se lubricaron muy levemente con aceite liviano antes de
introducirlos un cuarto de pulgada en la recámara con su estriado, quedando el rifle listo
para el disparo. Todos los disparos se midieron con un cronómetro y se ignoraron los casos
muy por encima o debajo de la velocidad promedio, como así también los “voladores”, es
decir aquellos cuyo impacto estaba muy lejos del grupo, a pesar de tener velocidad correcta.
Colocamos una cámara de televisión del tipo de vigilancia, comprada de segunda mano, y un
monitor, para ver el blanco desde el punto de disparo, lo que nos ahorró horas de ir y venir
hasta los blancos, haciendo más agradable el trabajo, especialmente en condiciones de mal
tiempo.

A medida que progresaba el experimento resultó claro que la velocidad juega un rol
principal en el tamaño del grupo, pero sin una ley definida. Con algunas combinaciones de
cañón y balín el grupo comenzaba compacto a bajas velocidades y se abría con el aumento
de velocidad, mientras que en otros casos ocurría exactamente lo opuesto, es decir que el
agrupamiento mejoraba con la velocidad. En uno o dos casos el grupo se reducía hasta cierta
velocidad y luego se agrandaba nuevamente.

La fig 20.1 muestra las alteraciones de tamaño de los grupos en función de la


velocidad. En el caso del calibre 0,177 el mejor grupo se obtuvo a la máxima velocidad,
mientras que en calibre 0,22 el grupo más chico ocurrió a una velocidad intermedia. Los
grupos más chicos entraban en un círculo de media pulgada de diámetro y las dispersiones
más grandes requería un círculo de tres pulgadas.

A medida que avanzábamos con los experimentos con todas las combinaciones

The Airgun from Trigger to Target 162


Capítulo 20 – Precisión

previstas e iban apareciendo algunos resultados, nos dimos cuenta de que nuestros cañones
tan sólidamente montados no daban resultados tan buenos en términos de agrupación como
los que lograban tiradores expertos disparando a mano. Entonces, para tener algún indicio
de qué pasaría si los cañones estuvieran montados en una culata normal y apoyados en el
hombro de un tirador, recurrimos a los montajes de goma que describimos en el capítulo
nueve cuando analizábamos las vibraciones del cañón. Los cañones montados de esta forma
redujeron inmediatamente el tamaño de la agrupación, de media a tres octavos de pulgada,
pero aún así no se llega a los valores logrados por un tirador experto.

Esto plantea la interesante pregunta de por qué un cañón sólidamente sostenido no


produce grupos tan cerrados como los de un tirador profesional. Es sorprendente, pero la
experiencia demuestra que, contrariamente a las expectativas, un cañón de rifle neumático
firmemente sujeto no produce grupos tan cerrados como los que se pueden lograr
disparando en forma convencional.

De todas formas, de estos últimos experimentos resulta claro que hay combinaciones
de cañón y proyectil que dan mejores resultados que otras, por lo que en definitiva, aquello
de “Pruebe tantas marcas de balines como pueda, y adopte aquella que encuentre más
satisfactoria para su rifle” no es después de todo un mal consejo .

The Airgun from Trigger to Target 163


Capítulo 20 – Precisión

The Airgun from Trigger to Target 164


Capítulo 21 – La medición de la velocidad

LA MEDICIÓN DE LA VELOCIDAD

La medición de la velocidad de un proyectil es de importancia fundamental en el estudio


de la balística externa, como así también para el desarrollo de cualquier nuevo proyectil. El
cronómetro es para un especialista en balística tan importante como el velocímetro para un
preparador de automóviles de carrera. Sin este instrumento no se pueden sacar conclusiones
correctas de los experimentos.

No se pudo disponer de valores confiables de la velocidad hasta que Benjamin Robins


(1707-1751) inventó el Péndulo Balístico. Se trata de un dispositivo puramente mecánico que
basa su exactitud en la tercera ley del movimiento, de Newton, que establece que “toda
acción sobre un cuerpo produce una reacción igual y opuesta”. Esto significa que el péndulo,
al ser golpeado por un proyectil liviano a cierta velocidad, se balancea con el mismo
momento que tenía el proyectil antes del impacto. En otras palabras, se confirma la ley de la
“Conservación del Momento”, y por lo tanto, conociendo los pesos del proyectil y del péndulo,
se puede calcular la velocidad del proyectil midiendo la distancia de elevación del péndulo en
su balanceo. Hace algunos años desarrollamos una versión reducida del péndulo (Fig 21.1)
para su uso con rifles de aire, cuyos detalles constructivos y su justificación matemática
fueron dados en detalle en nuestro anterior libro “The Air Gun from Trigger to Muzzle” 14. Con
toda seguridad esta versión reducida era mucho más precisa que el monstruo original
diseñado para medir la velocidad de balas de cañón. Por supuesto, contábamos con la
enorme ventaja de poder calibrarlo con instrumental electrónico.

A comienzos del siglo XX Boulangé diseñó también un dispositivo mecánico pero


controlado eléctricamente. En este un objeto pesado y muy largo comenzaba su caída
cuando el proyectil cortaba un conductor al comienzo de su trayectoria, y al llegar a otro
punto cortaba otro que disparaba un cuchillo contra el peso en caída. La velocidad del
proyectil se podía entonces deducir de la longitud entre el extremo del peso y la marca
dejada por el cuchillo. Con la llegada de la electrónica, primero con válvulas de vacío y luego
con transistores, la medición del tiempo de vuelo de nuestros pequeños balines se convirtió
en un asunto relativamente simple. Un cronómetro moderno cuesta menos que un buen rifle
y es tan preciso como el de un laboratorio profesional.

14 N. del T. En el capítulo 10 también hay una descripción del funcionamiento de un péndulo balístico
aplicada al estudio del retroceso.

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Capítulo 21 – La medición de la velocidad

El método de medición de la velocidad es muy similar al utilizado en las competencias


atléticas. Se colocan haces de luz separados por una distancia medida cuidadosamente. El
atleta, en su carrera, interrumpirá el primer haz y luego de un tiempo el segundo. Los pulsos
generados por las interrupciones se utilizan para arrancar y detener un reloj que en atletismo
tiene típicamente una resolución de un centésimo de segundo, pero en el caso de un
cronómetro balístico se deberá trabajar con microsegundos. Es decir que la base de tiempo
del instrumento debe funcionar a una frecuencia mucho mayor, ya que el objeto en
movimiento (el balín) es mucho más rápido que un atleta y los haces de luz están más cerca,
a sólo unas pulgadas de distancia, para que todo el instrumento quepa en un estuche
transportable.

En atletismo se usan términos como “100 yardas en 10 segundos”, mientras que


cuando disparamos armas hablamos de “pies por segundo” (FPS). En competencias atléticas
nunca se habla de velocidades sino de tiempos empleados en cubrir una distancia fija, con lo
que eventualmente se puede calcular una velocidad promedio. En cambio en balística es raro
hablar de velocidad promedio en cierta distancia, o alcance total, ya que el dato importante
es la velocidad con se inicia el viaje del proyectil. Por eso se usan haces cercanos entre sí y
se ubican cerca de la boca del cañón con lo que se obtiene en forma casi instantánea la
velocidad de salida.

Aunque el principio de funcionamiento es siempre el mismo, se dispone comercialmente


de dos tipos de cronómetros. En el más popular es una unidad que contiene dos juegos de
haces luminosos, generalmente infrarrojos, separados unas 6 pulgadas, y ubicados dentro de
un tubo de sección cuadrada. El disparo se efectúa a través del tubo a corta distancia de su
extremo. Se evita así que el humo o la turbulencia del aire penetren en el tubo donde
podrían alterar la medición. El otro sistema se basa en la interrupción de la luz diurna
incidente en dos unidades electrónicas fotosensibles, llamadas “Sky Screens”. Estas pantallas
son independientes y se pueden ubicar a distintas separaciones. En general se usan en
exteriores, aunque también pueden funcionar con luz artificial.

Ambos tipos de cronómetros tienen sus ventajas y desventajas. En el primer caso, por
ser fija la separación entre los haces, el instrumento puede estar programado para indicar
directamente la velocidad en FPS, o algún dato más como promedio de velocidad o energía
en una serie de disparos. Son muy fáciles de usar, y muy útiles al trabajar en el taller casero
siempre que se disponga de algo que ataje los balines disparados. Sin embargo, como el
tubo no es muy grande su uso se limita a la medición de la velocidad en boca de cañón, ya
que es difícil o peligroso usarlo en otro punto de la trayectoria del disparo sin una protección
adecuada.

El segundo tipo es generalmente más caro, y excepto en los modelos más costosos sólo
da una lectura de tiempo de tránsito entre pantallas (de hecho cuenta la cantidad de pulsos
de su base de tiempo interna entre comienzo y fin de medición) , que luego hay que
convertir a velocidad. Son más versátiles pues el área por la que debe pasar el proyectil no
es tan pequeña como en el primer caso. Con buenas condiciones de iluminación se pueden
obtener mediciones correctas de proyectiles que pasen a unas 10 pulgadas por encima de las
pantallas. Por supuesto que la separación entre las pantallas se debe conocer con la máxima
precisión, ya que de ello dependerá la exactitud del cálculo de velocidad.

La ecuación para convertir pulsos a velocidades es la siguiente:

Distancia de separación × Frecuencia de base de tiempo


Velocidad =
Cantidad de pulsos medidos

The Airgun from Trigger to Target 166


Capítulo 21 – La medición de la velocidad

Este tipo de cronómetro es especialmente adecuado para estudiar las características


balísticas de los balines, ya que como vimos en el capítulo 19 hay que medir velocidades a
distintas distancias sobre la trayectoria, y no hay garantías de poder siempre hacer pasar al
proyectil a través del tubo del primer tipo de cronómetro.

Una característica importante a tener en cuenta en los cronómetros es que deben


funcionar bien o no funcionar en absoluto. Es decir, su precisión no debe ir cayendo a medida
que se consumen las baterías, mas bien debe haber un indicador de batería insuficiente que
impida la medición hasta que la misma sea reemplazada.

El principal uso de los cronómetros siempre ha sido la obtención de cifras de velocidad


en etapas de diseño y desarrollo de armas, o para experimentación, o afinación de armas,
por parte del usuario final. Cualquier cronómetro disponible en el mercado puede dar cifras
más que adecuadas para estos requerimientos. Sin embargo, en Gran Bretaña la velocidad
indicada por un cronómetro puede tener implicaciones en el campo legal, ya que existen
límites en la máxima energía de salida permitida para armas no registradas.

Esto significa que un cronómetro en manos privadas deberá funcionar tan bien como los
que tengan las autoridades para no estar en forma inadvertida fuera de los límites
permitidos. Esta nos lleva al espinoso asunto de tener que verificar la calibración de un
cronómetro, para lo cual no parece haber opciones fáciles. Si bien no es muy difícil verificar
la exactitud del componente electrónico del instrumento, siempre hay incertidumbre en el
aspecto óptico de la medición, es decir de qué forma el instrumento “ve” pasar al proyectil.
Si por alguna razón el proyectil no interrumpe los haces en idénticas posiciones, la medición
no será del todo exacta. La magnitud de este error producido por falta de alineación se
magnifica a medida que se achica la distancia entre los haces. Por esta razón se recomienda
no colocar las pantallas a menos de dos pies de distancia, que apunten hacia arriba y que
estén perfectamente paralelas entre sí.

Para comprobar la exactitud de un cronómetro se suele recurrir a la comparación con


otro de confiabilidad conocida. Se colocan uno a continuación del otro y se efectúa una serie
de disparos a diversas velocidades, anotando los resultados de ambos. Luego se
intercambian ambos instrumentos y se repite toda la secuencia. De esta forma se puede
comparar el instrumento bajo prueba, tomando al otro como referencia. No olvidemos que
éste último puede tener sus propios errores.

Aunque existen instituciones capaces de medir casi cualquier cosa con varios decimales,
ninguna ha desarrollado un sistema para la calibración de este tipo de cronómetros contra un
patrón exacto. Los instrumentos disponibles hoy en día pueden medir con precisiones de
unos pocos FPS, lo que es legalmente adecuado si se tiene en cuenta que la mayoría de
casos que llegan a una corte en los que hay involucrado un rifle excedido en potencia se
basan a delitos mucho más serios que una incertidumbre de unos cuantos FPS.

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Capítulo 21 – La medición de la velocidad

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Capítulo 22 – El futuro

EL FUTURO

Los rifles de aire han tenido un pasado variado e interesante, y su futuro será
probablemente más fascinante. Desde nuestro primer contacto serio con ellos, allá por el año
1967, hemos visto que en este mundo cambiante las armas de fuego se han vuelto menos
aceptadas, por razones de contaminación acústica y sobrepoblación, por lo que la aceptación
de las armas de aire en sus diversas formas indudablemente se incrementará. Llegarán
inevitablemente a ser más aceptadas por la sociedad, no sólo por el público en general sino
por gente como nosotros, que nacimos con instinto de tiradores.

En los últimos treinta años se han producido grandes avances en el diseño y la


construcción de rifles y armas de puño, siendo el más importante la introducción de los
sistemas de precarga neumática en sus variadas formas.

Nuestra investigación se desarrolló con un presupuesto muy limitado, por lo que


tuvimos que construir nosotros mismos la mayoría del equipo, o pedirlo prestado, todo lo
cual limitó severamente la profundidad de las investigaciones. Probablemente el tema más
importante de estudio futuro sea el vuelo del proyectil. Los balines disponibles en la
actualidad tienen un factor de arrastre muy alto que limita su alcance efectivo. La tecnología
de fabricación de balines es un área que ha sido lamentablemente muy descuidada por los
fabricantes de munición. La forma de diábolo utilizada como standard durante tanto tiempo
no está a la par con el enorme desarrollo de los sofisticados rifles actuales. En nuestro caso,
la carencia de un túnel de viento que pudiera proporcionar velocidades en el orden de los
700 FPS limitó en forma considerable nuestra investigaciones. Con la velocidad de 130 FPS
de nuestro pequeño túnel fue muy difícil determinar las variaciones de arrastre entre
distintas formas de balín de igual calibre, o evaluar pequeñas variaciones sobre una
determinada forma.

Hemos discutido entre nosotros la posibilidad de construir un rifle con un cilindro de


vidrio transparente. Con esto y usando fotografía de alta velocidad se podrían revelar
algunos secretos más de las famosas cuatro fases.

The Airgun from Trigger to Target 169


Capítulo 22 – El futuro

The Airgun from Trigger to Target 170


Factores de conversión

FACTORES DE CONVERSIÓN

Longitud

1 pulgada = 25,4 milímetros


1 pie = 12 pulgadas = 0,3048 metros
1 yarda = 36 pulgadas = 3 pies = 0,9144 metros
1 milla = 5280 pies = 1760 yardas = 1,609 kilómetros
1 milímetro = 0,0394 pulgadas
1 metro = 3,281 pies = 1,094 yardas
1 kilómetro = 1093,6 yardas = 0,621 millas

Superficie

1 pulgada cuadrada = 654,2 milímetros cuadrados


1 pie cuadrado = 0,093 metros cuadrados = 144 pulgadas cuadradas
1 milímetro cuadrado = 0,0015 pulgadas cuadradas
1 centímetro cuadrado = 0,155 pulgadas cuadradas
1 metro cuadrado = 10,764 pies cuadrados

Volumen

1 pulgada cúbica = 16,387 centímetros cúbicos


1 centímetro cúbico = 0,061 pulgadas cúbicas

Peso

1 grain = 0,065 gramos = 0,007 libras


1 libra = 7000 grains = 0,454 kilogramos
1 gramo = 15,432 grains
1 kilogramo = 2,205 libras

Trabajo (energía)

1 pie libra = 1,3558 joules


1 joule = 0,7376 pie libras

Presión

1 libra por pulgada cuadrada (PSI) = 0,068046 bar (atmósfera)


1 bar = 14,696 PSI
1 PSI = 0,0703 kilogramos por centímetro cuadrado
1 kilogramo por centímetro cuadrado = 14,223 PSI
1 pascal = 1 newton por metro cuadrado
1 PSI = 6894,7 pascales o 6,8947 kilo pascales
1 bar = 100 kilo pascales

Velocidad

1 pie por segundo (FPS) = 0,3048 metros por segundo = 0,682 millas por hora
1 milla por hora = 1,466 FPS = 0,447 metros por segundo
1 metro por segundo = 3,281 FPS = 2,237 millas por hora

The Airgun from Trigger to Target 171


Factores de conversión

Temperatura

9
Grados centígrados a grados Farenheight: F = C  32
5

5
Grados Farenheight a grados centígrados: C =  F − 32
9

The Airgun from Trigger to Target 172

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