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Disidencia Social
Apuntes Psicosociales
Apuntes Psicosociales
Coordinadores
Avendaño Amador César Roberto
Alvarado García Víctor Manuel
Nava Becerra Mayra Eréndira
Autores
© 2012
ISBN 978-607-02-3136-0
Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o trasmitida mediante sistema o
método alguno, electrónico o mecánico, sin el consentimiento escrito de la UNAM.
APOYO TÉCNICO
Apertura Teórico-Metodológica
1. De la Otredad Filosófica a la Otredad Empírica: Una
Aproximación a la Conversación como Instrumento de Investigación.
Rocío Trón Álvarez
César Roberto Avendaño Amador 11
4. Ética y Guerrilla.
Alberto Mora 67
Lo Corporal
13. Resistirse a ser un Monigote. Construcciones Identitarias a
partir de las Modificaciones Corporales Deliberadas.
Jaime Molina Correa 249
DE LA IMPLICACIÓN
Cuando incursionamos en el campo de la disidencia y la resistencia,
hace ya tres años y algunos meses, un modo de producir conoci-
miento nos identificó: poner entre signos de interrogación el rol que
han jugado los intelectuales formados en las filas de las ciencias so-
ciales con filiación política y militancia activa, en especial aquellas
generaciones formadas al amparo de movimientos sociales institui-
dos y promovidos como deseables para toda la sociedad mexicana.
Introducción | 3
AFECTUOSAMENTE
ALVARADO GARCÍA VÍCTOR MANUEL
AVENDAÑO AMADOR CÉSAR ROBERTO
MAYRA ERÉNDIRA NAVA BECERRA
APERTURA TEÓRICO
METODOLÓGICA
Capítulo 1
Profesora Investigadora. Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM.
Integrante del Proyecto Disidencia y Resistencia en el Pluralismo Cultural. Profesor
de Psicología en la FESI UNAM.
Profesor Investigador. Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Co-
responsable del Proyecto Disidencia y Resistencia en el Pluralismo Cultural.
Profesor de Psicología en la FESI-UNAM.
1 Un reconocimiento cada vez más generalizado es el hecho de que todos tenemos
I
El instrumento con el que cuentan las personas para construir y
trasmitir historias es lo que se denomina lenguaje, sistema de signos
que constituye en sí mismo un complejo sistema de pensamiento que
ha dado lugar a diversos posicionamientos sobre su papel en la
constitución de sociedades y personas. Cuatro décadas atrás,
Habermas5 afirmaba que el lenguaje es rigurosamente lo único que
ha creado el ser humano (lo demás sólo lo ha domesticado); hoy
podemos pensar, junto a otros autores,6 que el ser humano ha sido
creado por el lenguaje. El lenguaje, asegura este autor, es lo único
que puede ser conocido según su propia naturaleza, es decir,
conocido por el lenguaje, pues todo lo demás solamente puede ser
conocido si se traduce a la naturaleza de lenguaje, y ésta es la forma
por la que el hombre puede conocerse a sí mismo, proyectarse y
transformarse, porque el género humano está hecho de lenguaje. En
este contexto es posible considerar que no hemos avanzado mucho,
los antiguos textos reverberan aun en nuestras reflexiones, “en el
principio era el verbo…”.
Las palabras no son planos de realidad, cobran significado a
través de su uso en el intercambio social, en los juegos de lenguaje de
una cultura, y en momentos históricos. Así, por ejemplo, “percibir” y
originalmente en 1968.
6 Una discusión intensa y productiva es la que se ha librado en el terreno de la
2001.
12 Jacques Derrida en Gilberto Limón, Terapias postmodernas: aportaciones
II
Dados estos elementos, cabe decir que en escenarios de inves-
tigación, la conversación se instituye en una metáfora15 (y no un
conjunto de instrumentos), desde la cual se da sentido y dirección a
la existencia, por lo que en un proceso conversacional construido
con fines investigativos, de lo que se trata es de acompañar al
verdadero investigador; es decir, a la persona que narra su historia,
con el propósito de realizar hallazgos de los modos en los que las
personas se cuentan a sí mismas los modos en los que resultaron ser
lo que son. De manera que la narrativa es una opción (y una
herramienta) que le proporciona libertad a la persona para que
construya la historia de su vida.16 Es así como la conversación
atiende fundamentalmente a las formas comprensivas que emplean
las personas para dar cuenta de su experiencia humana, en donde
uno de sus derivados puede ser la percepción del mundo en el que se
vive. Desde este lado de entender la conversación, como ins-
trumento de investigación, se destaca que los significados los crean y
experimentan las personas17 y que las posibilidades que puede des-
plegar un investigador se encuentran encuadradas por el acto de
acompañar la investigación que la persona hace de sí misma.
Esta ubicación del estudio del otro mediante la conversación
puede ser rastreada ya en la obra de Jerome Bruner,18 que no sólo
teorizó sobre el acto conversacional, sino que logró edificar un
corpus teórico que aborda de manera profusa este modo de in-
vestigar en espacios sociales, donde se genera el encuentro con el
mundo de la otredad. Este autor sugiere que hay dos modalidades de
funcionamiento cognitivo; en otras palabras, dos formas diferentes
de conocer, de elaborar pensamiento y que cada una de ellas muestra
modos característicos de construir la realidad. Estas modalidades de
pensamiento son el modo paradigmático y el modo narrativo. El
modo paradigmático o lógico científico intenta ser un sistema
III
Un aspecto que evidentemente no ha sido resuelto, ni en este modo
de investigar ni en otros, es el elemento temporal; la dificultad
19 Jerome Bruner, Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva, Madrid, Alianza
Editorial, 1990.
20 William Lax, “El pensamiento posmoderno en la práctica clínica”, en Sheila
21 David Epston, Michael White y Kevin Murray, “Una propuesta para re-escribir la
terapia. Rose: la revisión de su vida y el comentario”, en Idem.
De la Otredad filosófica… | 21
Partiendo de los supuestos anteriores, es posible señalar que la
conversación se instituye en un medio para investigar el espacio de
alteridad a partir de las siguientes premisas:22
análisis social”, Revista Universidad de Guadalajara, número 18, primavera de 2000, pp.
26-32; John Windslade y Gerald Monk, Narrative mediations, USA, Jossey Bass
Publisher, 2000.
22 | Para Pensar la Disidencia y la Resistencia Social
IV
Hoy día persiste la idea de una ciencia universal, cuyas derivas
bordean aquellos saberes que aspiran a edificar leyes totalizadoras
derivadas de comportamientos predecibles, bajo la idea de que existe
algo que las sostienen, en consecuencia la tarea que le corresponde a
los científicos que suscriben esto sería su descubrimiento y
comprobación. ¿Por qué pensar que existen verdades universales y
necesidades universales en la existencia humana?, ¿por qué no
considerar que lo que hay son diferentes formas de ver el mundo,
diferentes perspectivas, diferentes marcos teóricos? Y ¿hasta qué
grado una forma dada de comprensión prevalece sobre otra, cuando
ello no depende fundamentalmente de la validez empírica de la
perspectiva en cuestión, sino de las vicisitudes de los procesos
sociales (comunicación, negociación, conflicto, entre otros)? Las for-
mas de comprensión negociadas están conectadas con otras muchas
actividades sociales, y al formar así parte de varios modelos sociales,
sirven para sostener y apoyar ciertos modelos excluyendo otros.
En la actualidad, nos encontramos cada vez más inmersos en un
mundo de múltiples perspectivas, de otras perspectivas acerca de la
realidad y de “otras verdades” que, como la nuestra, también están
impregnadas de valores y costumbres.28 Es así, que se ha empezado a
poner en entredicho la retórica exclusivista de la verdad teórica, cada
vez se cuestiona más la validez de los supuestos valores universales,
de las creencias absolutas y de los discursos cerrados y excluyentes.
Aires, Amorrortu, 1995; Paul Watzlawick, El sinsentido del sentido o el sentido del
sinsentido, Barcelona, Herder, 1995; Gilberto Limón, Op. Cit.
De la Otredad filosófica… | 25
ramente al hombre como un ente social que se construye a sí mismo,
de igual manera como construye para sí todo un mundo de
significación, siendo quizá ésta la elaboración más importante en el
devenir histórico: la producción humana de signos. El lenguaje no
sólo posee la cualidad de la objetivación, va mucho más allá al
trascender por completo el tiempo y el espacio y, por tanto,
cualquier realidad de la vida cotidiana. Su importancia recae en que,
cuando se reflexiona que el desarrollo individual está precedido por
un orden social dado, se concluye que ese orden social no resulta de
las leyes de la naturaleza, aunque de algún modo sea la propia natura-
leza la que media cualquier establecimiento de relación entre
comunidades. Se reconoce que existe una paradoja entre el orden
social y la naturaleza, pero sin duda, el orden social es una
producción del ser humano y de su constante externalización.
Desde esta perspectiva se cuestiona la creencia en la existencia
de una realidad independiente de nuestro modo de acceso a la
misma, así como que exista un modo de acceso privilegiado capaz de
conducirnos, gracias a la objetividad, hasta la realidad “tal y como
es”. La realidad no tiene voz propia, somos nosotros, en un ejercicio
de ventriloquia, quienes le prestamos nuestras cuerdas vocales, es
decir con nuestras historias llenamos el entramado social.32
Ya no nos sirve el propósito de describir objetivamente la
realidad “tal y como es”, de representarla confiablemente, sabemos
que la realidad no da lugar a nuestra representación de ella, sino que
resulta de nuestras prácticas para representarla; abandonemos pues la
preocupación por saber si hay garantías (procedimientos, métodos,
objetividad) de que el conocimiento se corresponda con la realidad,
abandonemos la pretensión de dar cuenta de cómo son los objetos
preexistentes a su tratamiento científico, y centremos nuestras
preocupaciones en explicar los procesos mediante los cuales los
hemos constituido como objetos.33
No se está cuestionando la existencia de la realidad, como lo
menciona Ibáñez, por supuesto que la realidad existe y que nos
constriñe y potencia al mismo tiempo, con total independencia de
cómo nos gustaría que fuese. Lo que aquí se está afirmando es que la
realidad no existe con independencia de nuestro modo de acceso a la
misma. Los objetos de los que creemos que está hecha la realidad
son como son y existen en la realidad porque nosotros somos como
Profesor Asociado B,en el área de Psicología Social Aplicada, Integrante del Proyecto
Disidencia y Resistencia en el Pluralismo Cultural. Profesor de Psicología en la FESI,
UNAM.
1 Por supuesto, no suponemos que el impacto se limite al entorno familiar o de
amistades de quien fue desaparecido; es más, estamos seguros de que este crimen
impacta a la sociedad entera. Al referirnos al entorno, hablamos de quienes hoy están
involucrados en el trabajo político por el esclarecimiento de los hechos principalmente.
2 Se trabajó en particular con personas vinculadas a H.I.J.O.S México, “Nacidos en la
Hemos trabajado, hace más de 10 años ya, cerca de gente que hace vida
bajo condiciones que le colocan en posición, digamos, desventajosa
socialmente, vulnerable regularmente por haber sido vulnerada;
promotores comunitarios, adolescentes en riesgo, mujeres violentadas,
personas de la llamada tercera edad, han formado parte de nuestras
indagatorias. En la más reciente temporada de nuestro trabajo, tuvimos
la oportunidad de adentrarnos en las vidas de personas, de familias, de
colectivos, que habitan ese espacio complicado que se enuncia como de
resistencia, de lucha social decididamente en muchos casos. Hombres y
mujeres, guerrilleros, pastores evangélicos, herederos de ausencias y
compromisos, hermanos y hermanas, madres, padres e hijos, hijas,
víctimas y acaso victimarios también, enredados en tejidos relacionales
de una complejidad importante. Gente que busca y pretende hacer algo
ante la vida que se le pone enfrente y asume que ella no le satisface así
como se le presenta.
El andar por esas vidas es, ha sido, caminar por las veredas de la
memoria, una memoria que se entrelaza con historias que son algo más
que telón de fondo, historias que fundan un tiempo, que hacen patente
la fragilidad social al mismo tiempo que su fuerza. Esa memoria se
empeña en decir el presente e iluminar el futuro, más bien, un futuro en
particular, en el que esas historias que han vivido no sucedan más.
3 Anthony Giddens, Las nuevas reglas del método sociológico, México, Amorrortu, 2007.
4 Jerome Bruner, Realidad mental y mundos posibles: los actos de imaginación que dan sentido a la
experiencia, Barcelona, Gedisa, 1988.
Memoria, Historia y Resistencia | 33
5 Nos referimos en específico a estas líneas, sin embargo, sabemos que no son las
únicas que permiten configurar esta problemática.
6 María Inés García Canal, Espacio y poder, México, Universidad Autónoma
7 Jerome Bruner, Fábrica de historias: Derecho, literatura, vida, Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2003.
8 Pilar Calveiro, “Testimonio y memoria en el relato histórico”, en Acta Poética, México,
9 Pilar Calveiro, Poder y Desaparición: los campos de concentración en Argentina, Buenos Aires,
Colihue, 2004.
10 Sin embargo, el terreno de las últimas consecuencias del proceso de justicia no está
13 Ibíd, p.3.
14 Por razones de confidencialidad, no daremos los nombres de los entrevistados.
Todas las entrevistas se tienen grabadas en audio; la mayor parte está ya transcrita.
Fueron realizadas entre noviembre del 2008 y marzo del 2010, en la Ciudad de México
y en Guadalajara, Jalisco.
15 Cuando hablamos de perspectiva familiar, no nos referimos a la perspectiva de los
familiares específicos, sino a una relación con el fenómeno que se involucra desde la
idea de la desaparición de un miembro de una familia, lo que tiene repercusiones
relevantes en la elaboración de la memoria, como podremos ver más adelante.
Memoria, Historia y Resistencia | 39
16 Uno de los lugares comunes que ya se refiere entre los familiares, es que lleva a vivir
un duelo continuo, un duelo no resuelto. Quizá esta idea esté influida por el abordaje
psicológico que en general se ha realizado a esta cuestión. Pero, además de eso,
consideramos que el impacto es más trascendente y complejo que remitirse únicamente
al duelo.
40 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
17 Esta idea del desvío se vincula a que mucho de acción social, de dinero, de carga
emocional, de tiempo, se dedican a esclarecer la desaparición sin que se dediquen,
digámoslo así, a trabajar directamente por mejores condiciones de existencia.
18 Fragmento de entrevista realizada en la Ciudad de México en 2009.
Memoria, Historia y Resistencia | 41
REFERENCIAS
Bruner, Jerome. Realidad mental y mundos posibles: los actos de imaginación que
dan sentido a la experiencia. Barcelona: Gedisa, 1988.
______, Jerome. Fábrica de historias: Derecho, literatura, vida. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, 2003.
Calveiro, Pilar. (2006) “Testimonio y memoria en el relato histórico”,
en Acta Poética. México: Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, 27 (2).
Calveiro, Pilar. Poder y Desaparición: los campos de concentración en Argentina.
Buenos Aires: Colihue, 2004.
De Toledo, Camille. Punks de Boutique: Confesiones de un joven a
contracorriente. México: Almadía, 2008.
García Canal, María Inés. Espacio y poder. México: Universidad
Autónoma Metropolitana, 2006.
Giddens, Anthony. Las nuevas reglas del método sociológico. México:
Amorrortu, 2007.
Todorov, Tztvetan. Los Dilemas de la memoria. “Cátedra Latinoamericana
Julio Cortázar”, Conferencia Magistral. Universidad de
Guadalajara, 2002. Disponible en la red:
http://www.caratula.net/archivo/N190807/Secciones/Hoja
%20de%20Ruta/hoja%20de%20ruta.html.
Camille de Toledo
INTRODUCCIÓN
Hoy, acaso como nunca antes, la degradación del país se incrementa día
con día. El presente que vivimos se caracteriza por una pauperización
constante, una violencia creciente y una impunidad sin precedente. El
Estado mexicano no es capaz de responder con medidas que
favorezcan a la mayor parte de la sociedad ni a las problemáticas que
agobian a esa población, mucho menos a los sectores marginados. Hoy
parece que no existen esfuerzos sociales que puedan poner freno a la
situación que se vive y detener a una clase política que no deja de
Profesora Interina del área de Psicología Social Aplicada, Integrante del proyecto
Disidencia y Resistencia en el pluralismo cultural: memoria y subjetividad en minorías
sociales, Maestrante en Estudios Latinoamericanos.
1 Para tener la investigación completa, consultar la tesis de licenciatura en psicología:
Mayra Eréndira Nava Becerra, La con-memoración del otro arrebatado. Identidad y resistencia
ante la desaparición forzada, México, Tesis de licenciatura, FESI, UNAM, 2010.
La resistencia ante la desaparición forzada | 47
APROXIMACIÓN METODOLÓGICA
El impacto de vivir la desaparición de alguien que tendría que estar
acompañándonos sin duda tiene efectos en la vida cotidiana, efectos
que sólo conoce quien ha vivido con ellos. Para poder acceder a esas
vivencias es necesario el testimonio de aquellos en donde radica este
saber. Aunque el Estado haya pretendido borrar las repercusiones de
sus abusos, hay quienes han decidido alzar su voz para que todos los
demás conozcamos y reconozcamos sus historias, que de alguna forma
son parte de nosotros. No obstante, es importante aclarar que no todas
las víctimas del terrorismo de Estado prefieren recordar o hablar,
algunos optan por olvidar –aunque al final les resulte prácticamente
imposible–, decisión que es igual de respetable; algunos otros
consideran adecuado no olvidar lo acontecido pero sí dejar de lado el
dolor que acompaña estos recuerdos.
Hayner, indica que existen diversas estrategias emocionales y
psicológicas de supervivencia para los que han sufrido brutalidades por
parte del Estado, algunas personas eligen el olvido; otras, el recuerdo.
Asimismo, menciona que el legado que deja un Estado abusivo en la
población va mucho más allá́ del dolor de la pérdida inmediata de
alguien querido:
parte de quienes viven las situaciones que se les ponen enfrente, supone
un acercamiento comprensivo. Pero no sólo eso, asume la importancia
de comprender las historias, los trayectos biográficos definidos por los
mismos actores. Así́, nos acercamos al modo en que construyen la
historia, su historia, las razones y las sinrazones, la emocionalidad y el
sentido de sus actos, a los demás personajes, al desaparecido, al Estado,
a las familias, a la sociedad. A ello nos aproximamos a través de
entrevistas a profundidad. Muchas horas de plática, de esfuerzo
comprensivo, de construcción dialógica. El trabajo con los datos
arrojados por las entrevistas, supuso también muchas horas de
contrastes, comparaciones, distinciones y generación de categorías
comprensivas de los procesos involucrados, como lo fueron la
resistencia, la memoria, la lucha social, la afectividad, la experiencia,
etcétera. Y dentro de todo esto, la búsqueda de los procesos de subjeti-
vidad implicados, muestra de procesos psicológicos involucrados en la
construcción de una historia, de un mundo, de estrategias de vida...
Con la realización de las entrevistas se buscó, primero, realizar la
transcripción íntegra de las grabaciones (relato autobiográfico) y
enseguida un análisis detenido de las transcripciones, identificando
episodios o acontecimientos significativos para los entrevistados,
relacionados con las diversas formas de resistencia y con la
construcción de la presencia del desaparecido así como con su
entendimiento de la lucha en contra de la desaparición forzada. Para
esto fue necesaria la colaboración de los entrevistados a través de la
revisión de sus propias entrevistas y del proceso de interpretación de
éstas, para evitar así un posible abuso o interpretación equivocada de la
información obtenida.
LÍNEAS DE ANÁLISIS
Para realizar el análisis de las entrevistas se partió de tres ejes temáticos
principales:
6 María Inés García Canal, Espacio y poder. El espacio en la reflexión de Michel Foucault,
México, UAM- Xochimilco, 2006, p. 42.
7 Michel Foucault, citado en ibíd., p. 43.
La resistencia ante la desaparición forzada | 55
como formas de incrementar la incertidumbre de quien ejerce el poder,
ampliando la capacidad de movimiento de quien ocupa la posición
subordinada.8
RESULTADOS PRINCIPALES
En Alicia encontramos que la desaparición forzada como experiencia
personal y política constituye un espacio de partida, es decir, inicio de la
búsqueda y construcción de un sitio de lucha. Asimismo encontramos
una resistencia a sujetarse a la identidad de ser hija y a convertirse en
víctima profesional,9 lo cual la ha llevado a construir una lucha propia
que hoy por hoy se basa en la investigación histórica de los
desaparecidos, entendiéndolos como agentes de cambio; esta
construcción de lucha propia la ha llevado a considerar como válidas,
pero insuficientes, todas las luchas en contra de la desaparición forzada,
incluida la de ella misma. La memoria histórica entonces, aparece como
una herramienta de resistencia política, pero también personal. Alicia
hoy se plantea la lucha social y política como un trabajo que se gesta
desde lo cotidiano y que requiere un trabajo sobre ella misma, aunque
elabora al estado capitalista como enemigo político, ése contra el que
lucharon sus padres, sabe de la facilidad que ese Estado tiene para
encarnarse en las formas de vinculación cotidianas en los otros y en ella
misma.
8 Pilar Calveiro, Redes familiares de sumisión y resistencia, México, UACM, 2003, p. 19.
9 Para ver el desarrollo conceptual de este término consultar la tesis completa.
56 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
CONCLUSIONES
Consideramos que éstas, más que ser unas conclusiones, son algunas
consideraciones finales y mínimas, pueden marcar y dar pauta a la
continuidad de la investigación sobre esta temática; esto no es el fin,
sino el inicio de algo más, incluso en las propias historias aquí
trabajadas. En este trabajo se presentó una interpretación de las
historias, un modo de vincularlas con posibles trascendencias más allá
de la pura vida personal de Pablo y Alicia, una posibilidad de
entendimiento y no una verdad o un decreto. Sin duda, el desarrollo de
todo lo realizado ha abierto distintas veredas a la comprensión y su
resonancia trasciende a la de los actores centrales.
Así como hablamos aquí de la desaparición forzada como
experiencia personal, y la experiencia siempre como una trans-
formación subjetiva y objetiva, y vemos las diversas formas en que los
protagonistas de esta tesis se encontraron con ella, es necesario decir
que también nosotros nos hemos ido transformando a los largo de esta
investigación, el fenómeno de la desaparición forzada es hoy una
experiencia que también nos ha modificado; desde la ignorancia y el
conocimiento minúsculo del fenómeno hasta el esbozo y visualización
La resistencia ante la desaparición forzada | 57
puede ser un enemigo para ambos, pero la forma en que ficcionan estas
figuras diverge totalmente, están parados en sitios subjetivos totalmente
distintos y esto da un sentido muy diferente a la lucha de cada uno.
Alicia y Pablo son sólo dos ejemplos de cómo se lleva a cabo la lucha
dentro del mismo campo, el de la lucha contra la desaparición forzada;
ejemplos que, aunque distintos en sus formas y orígenes, son igual de
valiosos e igual de discutibles y de ninguna manera uno mejor que el
otro.
Pudimos ver a través de este primer intento de topología que la
lucha en contra de la desaparición forzada no es única, ni hay una sola
manera de hacerla, ni existe la forma correcta de llevarla a cabo. La
desaparición forzada es más que el número de desaparecidos, es más
que una forma más de represión del Estado, es más que familiares en
una lucha, es un entramado complejo donde la afectividad, los intereses
políticos, la condición de clase y los supuestos de mundo resultan
fundamentales para comprenderlo.
Aquí tratamos de dar un pequeño bosquejo de dos tipos de lucha,
de dos formas de subjetivarla, pero esto nos hace suponer que cada
uno de los colectivos que se relacionan con esta lucha tienen sus
propias formas, incluso al interior de dichos colectivos pueden existir
diferencias en la comprensión de la lucha. Por ello, creemos
fundamental continuar la investigación, en un esfuerzo por dilucidar de
manera más específica y profunda algunos cuestionamientos que surgen
a propósito de la presente tesis: ¿existe una conciencia clara de lucha de
clases, al interior de todo el sector que lucha en contra de la
desaparición forzada?, ¿existe en verdad un proyecto social que
sostenga su lucha o sólo es un asunto familiar?, ¿qué otras formas de
resistencia se han gestado en otros colectivos?, ¿existe un poder
hegemónico, un monopolio moral y político en la forma de llevar a
cabo la lucha en contra de la desaparición?, ¿por qué se ha logrado tan
poco con la lucha en comparación con otros países?, ¿qué tipo de
memoria se ha logrado construir al respecto?, ¿qué tipo de beneficios
personales se pueden obtener a través de la lucha?, ¿qué
fundamentación subjetiva hay detrás de todo el movimiento?, ¿por qué
la resistencia por parte de los actores involucrados para trabajar su
afectividad?
Estos son sólo algunos de los cuestionamientos que se abren a
partir de esta investigación, por ello es que una tarea fundamental para
lograr una resistencia eficaz es dejar de generalizar y fortalecer la
creencia de que sólo hay un tipo de lucha en el terreno de la
desaparición forzada, dejar a un lado la emoción por las consignas y las
formas resistencia pública a las que ya estamos acostumbrados, hace
60 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
REFERENCIAS
Archuf, Leonor. El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporá-
nea. Argentina: Fondo de Cultura Económica, 2002.
Calveiro, Pilar. Redes familiares de sumisión y resistencia. México: Universi-
dad Autónoma de la Ciudad de México, 2003.
____________. Poder y desaparición: los campos de concentración en Argentina.
Buenos Aires: Colihue, 2004.
____________. “Testimonio y memoria en el relato histórico”. Revista
Acta Poética, 27 (2), 2006. Disponible en:
http://132.248.101.214/html-docs/acta-poetica/27-
2/calveiro.pdf.
García Canal, María Inés. Espacio y poder. El espacio en la reflexión de Michel
Foucault. México: UAM- Xochimilco, 2006.
Hayner, Priscilla. Verdades innombrables. México: Fondo de Cultura
Económica, 2008.
Capítulo 4
Ética y Guerrilla
Alberto Mora
I
“Y mucha arma psicológica”. Con esta frase acompaña el comandante
su aseveración acerca de la necesidad del repliegue y la ofensiva en la
actividad castrense; es decir, que además de la acción propiamente
bélica, la guerrilla opera en la constitución misma de la visión de la
realidad, el arma psicológica pretende catalizar las fuerzas latentes en
una situación dada para lograr su objetivo y así alcanzar el éxito. Se
trata, pues, de operar más acá de las armas y constituir una fuerza
Doctor en Filosofía. Profesor en la FFyL, UNAM.
62 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
II
De lo anterior se deriva el segundo principio: “hay que aplicar una
política con la población y una política con el adversario”.2 Dicho
imperativo establece, en consecuencia con el anterior, un rasgo
característico en la legitimación de todo movimiento político de
resistencia, armado o no: el respeto a la población, a su integridad tanto
vital como material. Una guerrilla, a diferencia de la guerra, no puede
ser planteada como un duelo entre dos ejércitos antagónicos, pues
aquélla presupone una legitimidad arraigada en la sociedad en la que
surge. La guerrilla –o la guerra de guerrillas, para decirlo en términos
1 Ignacio Ramonet, Cien Horas con Fidel, Barcelona, Debate, 2006, p. 231.
2 Ibídem, p. 235.
Ética y Guerrilla | 63
III
Toda lucha armada conlleva siempre a la muerte, tanto de uno u otro
bando, sin embargo, existen leyes de guerra que deben ser respetadas.
La integridad humana de los prisioneros es prioridad en semejante
regulación; a los principios éticos de legitimidad moral y respeto a la
integridad de la población se aúnan la consideración de los derechos de
los prisioneros. La condición humana del adversario debe ser vista
igualmente como un elemento propio de la táctica; la legitimidad moral
de un grupo de resistencia también estará dada en el reconocimiento
que el adversario haga de éste, y en consecuencia de la desactivación
beligerante en tanto dicho movimiento sea considerado por sus propios
enemigos como una defensa legítima:
3 Ibíd.
64 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
IV
Tenemos pues que la experiencia exitosa de la Revolución Cubana
como guerrilla por boca de uno de sus principales protagonista, nos
ilustra bajo tres principios operativos o imperativos éticos bajo la
articulación entre el orden de lo moral, lo jurídico y lo bélico:
1. Legitimidad moral.
2. Respeto a la integridad del pueblo.
3. Respeto a las leyes de guerra: integridad de los prisioneros.
Si bien pudiéramos decir que las últimas dos son derivadas de la
primera y ésta exige como condición necesaria pero no suficiente las
otras dos.
Ahora bien, de la misma manera en que los elementos extraídos
bajo la narración de la experiencia determinan al menos tres
componentes de los principios fundamentales del comportamiento de
una guerrilla, tiene lugar realizarnos la siguiente pregunta: ¿Qué
pertinencia tiene la ética de la guerrilla en el contexto actual de nuestro
país, más político, en la democracia? En nuestra democracia
militarizada, bastante cabe adelantar.
Pero previo a abordar el tema señalado habría aquí que replantear
incluso la perspectiva de dichas reglas a partir de una visión más
V
¿Por qué es importante tal definición? En el contexto actual, la lucha
política corre el riesgo de ser sofocada so pretexto de incurrir en
contradicción con las políticas de seguridad pública. Nuestra
democracia militarizada tiene como su contrapartida el constante riesgo
de la criminalización de la protesta social hasta el extremo de poderse
declarar el estado de excepción que cancelaría las garantías individuales,
fundamento de toda consolidación republicana, y condición de
posibilidad de expresar los descontentos e irregularidades que inciten al
diálogo entre gobierno y ciudadanía. En dicha circunstancia, la
confusión jurídica que guardan las categorías de guerrilla, terrorismo y
crimen organizado pretenden socavar todo modo de autodefensa del
pueblo: si la protesta social pacífica corre el riesgo de criminalización y
la defensa legítima de un pueblo contra la tiranía ejercida sobre éste es
ya hoy considerado crimen organizado, el contexto político nacional
refleja entonces una guerra declarada entre el gobierno y la ciudadanía a
quien criminaliza por ejercer sus derechos.
La importancia entonces de una definición de la guerrilla a partir
de sus componentes éticos, establece distinciones que son necesarias en
la elaboración de su categoría jurídica que da paso a la distinción con el
terrorismo y el crimen organizado. La guerrilla, además de surgir del
descontento social, fundamenta su finalidad en la transformación del
Estado dentro de un orden político; no se trata de terrorismo o crimen
organizado, sino de la forma material que adquiere el derecho de todo
pueblo de librarse de un mal gobierno. Una definición jurídica que
determine el comportamiento de ciertos grupos de resistencia a
diferencia de otros, permite a su vez reconocer en el derecho a la
disidencia un principio de negociación y armisticio por parte del
66 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
REFERENCIAS
Ramonet, Ignacio. Cien Horas con Fidel. Barcelona: Debate, 2006.
Ética y Guerrilla | 67
Capítulo 5
La División en la Ciudad.
México: por una Memoria de lo
político.
Donovan Hernández Castellanos
I
Se dice que es imposible construir una memoria civil que no se levante
sobre el olvido de sus divisiones. La genealogía de lo político así parece
indicarlo. La historia de la democracia antigua y contemporánea ha
mostrado dos experiencias negativas y tristemente generalizables: desde
los juramentos de Olvido en el Pireo griego hasta las modernas
políticas de reconciliación en Sudáfrica y el Cono sur, el valor impuesto
por el Estado en transición a la democracia ha sido la unidad nacional
en lugar del desacuerdo.1 Es probable que dicho gesto suprima
performativamente la disidencia como factor estructural de lo político.
Pero los efectos devastadores de esta política del olvido no se detienen
ahí. Donde quiera que se haya realizado este acto se suprime con la
misma fuerza el testimonio y la publicidad del adversario; se despoja al
“otro” de su humanidad y su voz, y se lo configura como enemigo
absoluto de los autoritarismos estatales, confirmando en el terreno
público la gramática beligerante que se decía superada. Así ocurrió con la
llamada “teoría de los dos demonios” en Argentina, así ocurrió en
México en los años setenta. Pero, ¿será que la democracia moderna no
Maestro en Filosofía, Profesor de la FFyL, UNAM.
1 De la misma opinión parecen ser Nicole Loraux y Sandrine Lefranc; para la primera
es patente que la democracia griega se funda sobre un olvido voluntario, dictado desde el
Estado, dicho olvido recae sobre la guerra civil –stásis– y la división en bandos
antagonistas en la ciudad de Atenas. Al entender de Sandrine Lefranc, las democracias
modernas superponen una política del perdón que dicta la orden de olvido a los bandos
que anteriormente estuvieron divididos, como ocurrió en Argentina con las leyes de
obediencia debida dictadas por Alfonsín y cuestionadas recientemente por el estado
argentino y en las políticas de reconciliación sudafricanas. Ver, de la historiadora helenista
Nicole Loraux, La ciudad dividida, El olvido en la memoria de Atenas, España, Katz, 2008; y
de la socióloga francesa su célebre estudio en Sandrine Lefranc, Políticas del perdón,
Madrid, Cátedra/PUV, 2004.
La división en la ciudad | 69
II
Pero, ¿qué le ocurre a una pasión en la
ciudad?
Nicole Loraux, Madres en duelo.
asociaciones civiles como una nueva máscara del olvido represor que
habían enfrentado, por lo cual ni la amnistía ni los relatos históricos
que debían hacerla aceptable parecieron quebrantar la lógica unitaria
que caracteriza la acción de los regímenes autoritarios. Ello cuestionó
fuertemente la vigilante coherencia con la que las ciudades protegen la
esfera de lo político de los comportamientos y afectos que pueden
alterar el orden. Y el duelo está entre ellos.
El duelo de las Madres de Plaza de Mayo por sus hijos desapa-
recidos sabe algo que las políticas de Estado desean ignorar; sabe que el
perdón –como la memoria, como el olvido– no puede ser decretado
desde el mismo escritorio que se utilizó para enviar a los vivos a su
desaparición; saben que no corresponde a la ley contar la Historia,
aunque esta historia esté del lado de la memoria impregnada de
venganza y de un resentimiento tal que amenaza a lo político en su
aspecto más positivo. ¿O no han sido declaradas las Madres como
enemigas de la reconciliación y por lo tanto de la patria, por aquellos
que decretan el olvido? Quizá este duelo colérico sabe que no se puede
construir la memoria de lo político sin incluir dentro de sí las
divisiones, las tensiones irreconciliables entre dos proyectos de nación,
entre dos prácticas de la lucha civil (y política); en suma, que no hay
memoria de lo político sin contar en ello a la stásis. De ahí el rechazo de
la memoria cuando pretende ser la guardiana de las rupturas y de las
brechas: “la ciudad –dice el sentido común, tan viciado de olvido–
quiere vivir y perpetuarse sin discontinuidad, es importante que los
ciudadanos no se desgasten llorando”; las políticas de la memoria en
resistencia le responden “el duelo, ese desbordamiento de la pasión
política (páthos), es imprevisible, inventivo y siempre nuevo, siempre
renovado por el deseo de justicia, deseo que deja su marca en el espacio
público de la ciudad, que la conserva como una huella en negativo, sea
en la rondas de Plaza de Mayo, sea en el Zócalo mexicano o en
conmemoraciones que tratan de entender los motivos, las causas y las
circunstancias por las cuales la guerra sucia siempre será nuestra
contemporánea, lo queramos o no”. A su manera, estas políticas de la
memoria son un deseo de inservidumbre voluntaria, de virtud política.5
5Y por lo tanto de resistencia. La crítica, en este concepto, es una virtud política, como
para Maquiavelo: un cálculo estratégico y astuto que administra las artes de la prudencia
con el arrojo civil, un “arte del no gobierno” en suma. De esta manera es como Michel
Foucault entendió la tarea de la crítica: menos un arte del juicio, más como una práctica
de desujeción, siempre activa, siempre nueva; puesto que en nuestra vida somos sujetados
por diversas relaciones de poder, por diversos dispositivos y máquinas enunciativas que
exigen de nosotros identidad civil, la tarea de la crítica es la resistencia –de-sujetación–
74 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
III
Lo anterior parece confirmar la desoladora opinión de algunos críticos,
según la cual el siglo XX ha conocido una particular unión entre las
esferas de lo político y de la guerra que dañan nuestra relación con la
pluralidad. Este modelo de las relaciones de poder como guerra perpetua
constituye el ámbito de la diferencia a la oposición entre amigos y
enemigos, oposición que caracteriza los totalitarismos del siglo pasado.
La política –como la guerra– se instrumentaliza en función del enemigo
al que, por razones estratégicas, hay que dar muerte simbólicamente
mediante la supresión de sus relatos, pero también físicamente a través
de las necropolíticas inauguradas por el colonialismo.8 A decir del historia-
dor italiano Enzo Traverso, las guerras coloniales presentan rasgos
típicos de la fenomenología de la guerra civil moderna. Esta última no
es un conflicto interestatal, sino una ruptura del orden interno de un
Estado que ya no está en condiciones de imponer su monopolio de la
violencia, puesto que en una guerra civil los enemigos son dos
facciones en el seno de un mismo Estado de las cuales sólo una posee
status legal; al mismo tiempo, la distinción entre civiles y combatientes
se hace muy problemática, porque el derecho de guerra no puede
aplicarse en un conflicto que opone a dos enemigos pertenecientes a la
misma comunidad pero para los cuales ya no existe una ley común. La
consecuencia de ello, a los ojos del historiador italiano, es que el
enemigo legítimo (iustus hostis) desaparece.9 En este sentido, las
estrategias “antisubversivas” prolongan y agudizan esta tendencia. La
doctrina de la seguridad nacional, así como el apartheid de los años 70,
reproducen la teoría de la guerra contrarrevolucionaria elaborada por el
ejército francés en Indochina y en Argelia, y por el ejército
estadounidense en Vietnam. Por ello no es gratuito que el Otro que
construyeron los militares argentinos fuera definido como un subversivo
que se oponía a los valores que la hegemonía defiende –civilización
cristiana, familia heterosexual, autoritarismo político, etc. –, ese Otro de
contornos imprecisos al que “era preciso encerrar en los campos de
concentración para luego eliminarlo”.10
IV
Ante este escenario tendría sentido –y un sentido fundamental, según
lo que hemos argumentado– preguntarnos si puede construirse una
memoria civil que no se levante sobre el olvido de sus divisiones. Nos
parece que la respuesta de la memoria en resistencia debería ser “sí,
sólo puede haber memoria de lo político si podemos recordar las
divisiones internas que constituyen nuestra sociedad”. Pero, ¿hablar de
guerra sucia desde la resistencia no responde a la misma lógica estatal que
busca expiación por los crímenes contra la humanidad que produjo en
el pasado?
REFERENCIAS
Proyectar el Futuro:
Si las condiciones están dadas, ¿Qué
Luchas, qué Memoria y cuándo el
Olvido?
Víctor Manuel Alvarado García
César Roberto Avendaño Amador
Luis Enrique López Soriano
Mayra Eréndira Nava Becerra
3 Los errores de los países sobrevivientes de la disolución del bloque soviético suelen
ser aprovechados para insistir en que estos modelos de organización social no son
opción y lo mejor que le puede pasar a la humanidad es su eliminación.
4 Entre otros, Francis Fukuyama, El fin de la historia y el último hombre, México, Editorial
Planeta, 1992. Ha impulsado la idea de que lo que resta es la promoción del modelo
liberal para la organización del nuevo orden mundial, dado el desgaste y desaparición
de los otros relatos, sobre todo el marxismo. El mismo personaje, junto a otros
connotados líderes de la denominada extrema derecha norteamericana, fundaron el
proyecto para el nuevo siglo americano durante la presidencia de Clinton, proyecto que
firmó en 1998 la solicitud de una segunda guerra contra Irak, que posteriormente se
concretaría en la guerra del golfo.
5 Cuando medios de información proporcionan una nota, ya está encima otra que
mundializados, de que cada quien debe asumir la interpretación de los hechos, así como
el cuidado de sí mismo, la construcción de sus vínculos y sus relaciones con sus
mundos tiene como efecto el socavamiento de la vida social y el interés por las
necesidades del prójimo.
8 Jean-François Lyotard, La Condición Posmoderna, Informe sobre el Saber, Madrid, Cátedra,
1987.
9 Alain Touraine, ¿Podremos vivir juntos? Iguales y Diferentes, Buenos Aires, Fondo de
11Las expresiones más oficialistas de estas lógicas anti-neoliberales son las que se
manifiestan en los denominados Foros Sociales.
82 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
12 La recién publicada obra de Marcela Turati, Fuego Cruzado; las víctimas atrapadas en la
guerra del Narco, México, Grijalbo, 2011, expone crudamente las bajas de la sociedad civil
en la denominada “guerra contra la delincuencia organizada”.
Proyectar el futuro… | 83
13La familia Reyes Salazar había tenido una intensa labor de movilización en el Estado
de Chihuahua con la catastrófica consecuencia de ver caer a sus familiares asesinados.
El poder civil ha sido incapaz de otorgar seguridad y se erige como uno más de los
poderes que disputan territorio, poder y ganancia.
84 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
cólera”.17 Por ello resulta fundamental poner sobre la mesa que “lejos
de oponérsele, la memoria es el olvido: olvido parcial u orientado:
olvido indispensable”.18
Queremos aclarar que no tratamos de hacer menos cualquier
intento de conmemoración o memoria, pero sí queremos decir que es
posible considerar insuficiente y limitada la forma en que la hemos
hecho y apostamos por poner en cuestión su significado social.
Cualquier espacio dedicado a la memoria resulta importante, altamente
significativo, pero insuficiente; puede haber opciones y variables;
monumentos, lugares “sacralizados”, actos solemnes, jornadas de
memoria, todas significativas, pero también todas insuficientes y acaso
no centradas en los quehaceres más urgentes.
No planearemos en estas líneas la revolución ni la lucha de-
mocrática/ciudadana ideal, menos daremos consejos para la acción,
pero sí pretendemos asentar que es tiempo de atender lo que hacemos
hoy, si es que queremos transformar las cosas; es decir, cuál es el
proyecto social por el que apostamos dadas las características que arroja
el tiempo y el espacio que hoy habitamos y en función del modo en que
nos comportamos prácticamente en este momento: ¿A qué realidad
posible le damos vida hoy en nuestros actos concretos? ¿Resulta
suficiente con dar el sitio que hoy tiene a contar muertos y
desaparecidos? ¿Recordar cuán mal nos ha ido hasta el día de hoy?
¿Pegar fotos en los muros? ¿Gritar consignas? ¿Repartir conciencia en
volantes? ¿Nombrar o renombrar calles con caídos en batalla? ¿Colocar
placas vacías de sentido para el que pasa a diario enfrente de ellas? Y no
necesariamente porque ese que pasa sea ajeno o apático respecto de esa
historia, sino porque vive una cotidianidad que lo consume y golpea,
poco a poco y a veces sin que se dé cuenta de ello, pero una
cotidianidad suficientemente enajenante como para preocuparse por el
pasado o el presente social. Lo que se hace, ¿cómo impacta en aquellos
que no militan, luchan, resisten, o algo parecido?
Sabemos que el Estado es perverso, que el sistema capitalista
oprime y re-atrapa a la resistencia, pero también debemos de reconocer
que en muchas ocasiones ese enemigo reencarna en cada uno de
nosotros, cuando no podemos escuchar al otro, cuando lo excluimos y
REFERENCIAS
Augé, Marc. Los no Lugares; espacios del anonimato. Una Antropología de la
Sobremodernidad. Barcelona: Gedisa, 2000.
Derrida, Jaques. De la Gramatología. México: Siglo XXI, 1986.
De Toledo, Camille. Punks de Boutique. Confesiones de un Joven a
Contracorriente. México: Almadía, 2008.
Fukuyama, Francis. El fin de la historia y el último hombre. México:
Editorial Planeta, 1992.
Lyotard, Jean François. La Condición Posmoderna, Informe sobre el Saber.
Madrid: Cátedra, 1987.
Turati, Marcela. Fuego Cruzado; las víctimas atrapadas en la guerra del Narco.
México: Grijalbo, 2011.
Todorov, Tzvetan. Los Dilemas de la memoria, “Cátedra Latinoamericana
Julio Cortázar, Conferencia Magistral”, 2002. Disponible en:
http://www.caratula.net/archivo/N190807/Secciones/Hoja%2
0de%20Ruta/hoja%20de%20ruta.html. Consultado el 23 de
noviembre de 2010.
Touraine, Alain. ¿Podremos vivir juntos? Iguales y Diferentes. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, 1997.
96 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
Capítulo 7
Derechos Humanos y Resistencia
desde la “Analítica del Poder” de
Michel Foucault
Ramón Chaverry Soto
Maestro en Filosofía, profesor en la FFyL de la UNAM. Doctorante de Filosofía.
98 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
2 Michel Foucault, “Más allá del bien y del mal”, en Microfísica del poder, Madrid, La
Piqueta, 1992, p.36.
3 Michel Foucault, Estética, ética y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1999.
Derechos humanos y resistencia | 101
REFERENCIAS
Foucault, Michel. “Más allá del bien y del mal”. En Microfísica del poder.
Madrid: La piqueta, 1992.
____________. Estética, ética y hermenéutica. Barcelona: Paidós, 1999.
____________. “Qui êtes-vous, professeur Foucault”. En Dits et écrits
I. Paris: Quarto Gallimard, 2001.
Capítulo 8
Resistir y Disentir:
Contra la Subversión del Desaparecido
César Roberto Avendaño Amador
Víctor Manuel Alvarado García
Luis Enrique López Soriano
Mayra Eréndira Nava Becerra
Miembros del proyecto de investigación ‘Disidencia y Resistencia en el Pluralismo
Cultural: Memoria y Subjetividad en Minorías Sociales’ de la FESI, UNAM,
PROYECTO DGAPA-PAPIIT IN304109.
Resistir y disentir | 103
ESBOZANDO LINDEROS
Los enfrentamientos entre el Estado y distintos grupos que en el
pasado tomaron la decisión de tratar de cambiar sus condiciones de
existencia mediante las armas, arrojaron a la población no sólo muertos,
dolor, cancelación de esperanzas y sueños, apareció también con toda
brutalidad la figura del desaparecido inoculado con el mensaje de que
las condiciones sociales no van a cambiar, en tanto los poderes así lo
decidan y que pueden pasar sobre quien sea y de cualquier manera en el
cumplimiento de tal decisión. Uno de los resultados de la práctica de la
desaparición forzada7 fue la irrupción pública de diversas
organizaciones, fundamentalmente de familiares, cuyo propósito ha
sido “exigir” la presentación con vida de aquellos que fueron
arrancados de sus existencias cotidianas mediante las fuerzas
autorizadas por el Estado para ejercer violencia.
A la distancia nos preguntamos: ¿cómo ciertas expresiones
organizadas para pedir la aparición con vida y la cultura que se ha
gestado a su alrededor, se han relacionado con las luchas que
sostuvieron los excombatientes desaparecidos que son motivo de sus
esfuerzos? Los empeños de quienes fueron desaparecidos estuvieron
centrados en promover propósitos específicos que más o menos
apuntaban a la transformación de las condiciones de existencia;
apoyaron un programa político que buscó la equidad en la distribución
8 Resulta importante esta precisión en tanto estas organizaciones no luchan por todos
los desaparecidos en aquella época, sino por aquellos que cumplen cierto perfil.
Resistir y disentir | 107
Otra, lleva a la vía del desconocimiento de esa historia y, quizá por ello,
a la mitificación. Una más, acaso tenga que ver con la transformación
histórica que ha sucedido de aquellos años a la fecha, en la cual, a decir
de Bauman, la crítica se torna ‘light’ y ha formado parte de las
libertades vigentes que en lugar de cuestionar al orden establecido lo
fortalecen. Una más tiene que ver con el propio rasgo de familiaridad,
de parentesco, que da origen a la lucha actual.
Pensemos por lo pronto en la idea de la mitificación, que quizá
inicialmente se vincula con el oscurecimiento de la historia y la
ignorancia social respecto de ella.
Una de las estrategias que el Estado mexicano ha utilizado ante las
prácticas subversivas, además de la represión brutal por supuesto, es la
de la invisibilización de los acontecimientos. La llamada guerra sucia de
los setentas y ochentas no apareció en los medios de información como
enfrentamiento político, sino como nota roja. Los historiadores y
periodistas mexicanos interesados en los asuntos de grupos subversivos
se inclinaron a prestar mayor atención al proceso de América del Sur,
que al que se vivió en este país. En general, el gobierno mexicano asiló
a muchos luchadores de izquierda de países sudamericanos mientras
asesinaba y desaparecía a los que aquí intentaban algo semejante a los
asilados. Es posible decir que muchos de los familiares de los militantes
de organizaciones subversivas ignoraban el quehacer político de éstos, y
ni qué decir de la ignorancia del conjunto social en el tema de la lucha
armada. En este vacío social, lo que se cuenta es más producto de las
fantasías que de una revisión histórica.9 Este vacío de conocimiento
social, hace posible que se configuren dos grandes tendencias a las
mitificaciones en el campo de los familiares de las víctimas, ambas dirigidas
hacia una condición originalmente bondadosa; una tiene que ver con su
visión familiar, pues se plantea que en general eran buenos muchachos,
buenas personas, con la familia, los amigos, en la escuela y que un día
sin más fueron desaparecidos, dejando de lado precisamente los
‘motivos’ por los que se les desapareció, razones que son ante todo
políticas. En otra, quizá predominante en la población que pondera
positivamente la lucha social, en la que son reconocidos como
guerrilleros y eso los coloca también como buenos naturalmente, pues
sus intenciones eran buenas y, por tanto, sus acciones también. En
ambos casos, se busca consolidar la imagen buena, en contra del
una sea más moderna respecto de la otra, ni siquiera que hoy haya una
actividad social más intensa y variada (la continua actividad, el
activismo constante es propio de la idea moderna del progreso). Asume
que la modernidad es distinta ahora respecto de casi todo el siglo XX y
señala un deslizamiento, un corrimiento social que tiene mucho que ver
con los asuntos que ahora tratamos. Dice Bauman que la sociedad se ha
individualizado rotundamente, lo que ha marcado una retirada de las
utopías emancipatorias colectivas, y señala: “Esta fatídica retirada se ha
visto reflejada en el corrimiento que hizo el discurso ético/político
desde el marco de la ‘sociedad justa’ hacia el de los derechos
humanos…”. Este corrimiento está relacionado con el replanteamiento
del Estado como garante no tanto de la justicia distributiva como de los
derechos de los individuos, bajo la idea de que el cumplimiento del
Estado de derecho establecido ya contiene los derechos fundamentales,
falta su correcta aplicación. Esto ha generado que la crítica se encuentre
incorporada a la vida pública como actividad a la que se tiene derecho,
pero a la que se ha quitado su peligrosidad social en el proceso de la
individualización de la existencia.
El bien común está en el aseguramiento del derecho de los
individuos a organizar su existencia en el marco establecido. La crítica,
así, deja de ser acción orientada por utopías sociales. Los colectivos de
los que venimos hablando se sitúan dentro del campo de los defensores
de los derechos humanos, y esto puede suponer un corrimiento
respecto del proyecto de sus desaparecidos. ¿Será que este proceso sea
comprendido también como resultado del proceso social que Bauman
nos sugiere?
Dijimos ya que la modernidad supone actividad constante, como si
en ello estuviera el progreso mismo y esa constancia en el hacer a veces
resulta en una inquietante posposición del cuestionamiento de la vida
social y sus rasgos fundamentales respecto a la producción y
distribución de la riqueza social. Zizek llama nuestra atención sobre la
idea de la falsa actividad. El autor nos sugiere una primera noción de este
tipo de accionar: “Las personas no sólo actúan para cambiar algo sino
también para evitar que algo ocurra y así no cambie nada”, pero
también tiene que ver con la actividad frenética que permite posponer las
cuestiones fundamentales, como las que nos llevarían a problematizar
las bases mismas del estado de cosas, los imaginarios y el orden
simbólico en el que se inscriben nuestras prácticas; hacer mucho sin
cuestionar el fondo. Dice el autor que:
MEMORIA COMBATIVA
Un eje articulador de las luchas que las organizaciones de las que
venimos hablando dicen librar, es el de la memoria histórica. Por lo que
hemos señalado, éste es un terreno de lucha también, es una forma de
resistir. Es posible considerar que, así fuera discursivamente, el terreno
de la memoria tiene un enemigo general para este tipo de
organizaciones: el Estado y sus historiadores oficiales. No obstante, esa
es sólo una de las arenas en que la disputa tiene lugar. Está también el
quienes dicen seguir sus luchas y programas. A tal punto que nos
parece justificado acercarnos a nociones como perversión o subversión,
porque la práctica que se nos ha mostrado es contraria a la que
reconocemos en los documentos que en su momento elaboraron las
diferentes organizaciones armadas, pero al mismo tiempo debemos
reconocer que nos parece una cuestión que exige retomar un examen
de conciencia colectiva para dilucidar esa relación y su trascendencia
histórica y política.
De cualquier modo, pensamos que es una cuestión que debemos
afrontar, a nuestra manera y con los instrumentos con los que
disponemos. De momento, lo que podemos señalar es que esta labor
exige evitar dos errores recurrentes situados en el debate y la disputa
por la memoria que hemos referido; por un lado, rechazar todo el
pasado de los combatientes desaparecidos, como queriendo despreciar
y condenar lo que fueron antes de la intervención del Estado y repetir
como lo hacen los voceros de los grupos que triunfaron sobre ellos,
que fueron traidores a la patria y origen de males contemporáneos
como terrorismo, pobreza, servidumbre, ateísmo y perversión de la
juventud y partícipes activos del empobrecimiento de la cultura civil del
país. A su lado, como siendo la otra cara de la moneda, la glorificación
y exaltación de la violencia y la vía armada de manera simplista, de una
glorificación de sus personas y sus hechos. En ambas expresiones hay
algo de verdad y de semillas de autoritarismo.
En cualquiera de los dos casos, caer en la defensa de uno u otro
rol resulta absurdo si lo que se pretende es la reconstrucción de la
memoria histórica para la construcción de un mejor presente y futuro.
Todorov nos menciona al respecto que en el relato histórico que
implique valores morales, suelen haber cuatro roles principales: el
bienhechor y el beneficiario de un acto, y el malhechor y su víctima. Ser
el bienhechor y el malhechor parecen ser los únicos cargados de valores
mientras que los otros parecen neutros; sin embargo, este autor indica
que no es así, el beneficiario y la víctima, al estar en total relación con
los otros tienen también una connotación moral:
…ser el beneficiario de un acto es una situación mucho menos gloriosa
que ser el agente, porque ello marca el momento de nuestra
impotencia. Ser la víctima de un abuso es evidentemente más
respetable que ser el responsable. Reconocemos dos grandes tipos de
construcción histórica: el relato heroico, que canta el triunfo de los
míos; y el relato victimario (si podemos emplear este término), que
reporta su sufrimiento.16
16 Op. cit., p. 4.
116 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
17 Idem.
18 Este autor nos sugiere que este proceso sucede en una articulación en términos de la
universalización de la demanda particular desde una lógica de equivalencias. Dice que el
proceso consiste en lo siguiente: “la frustración de una demanda individual transforma el
pedido en una exigencia, en la medida en que la gente se percibe a sí misma como
detentadora de derechos que no son reconocidos… Una vez que nos movemos más
allá de cierto punto, los que habían sido pedidos al interior de las instituciones pasan a
ser exigencias dirigidas a las instituciones y, a cierta altura, ellas pueden pasar a ser
exigencias contra el orden institucional” (las cursivas son del autor). Ernesto Laclau,
Debates y Combates. Por un nuevo horizonte de la política, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2008, pp. 25-26.
19 Ibíd, pp. 27-28.
Resistir y disentir | 117
SILENCIO Y COMPLICIDAD
Una cuestión que dificulta la comprensión y aprehensión de los
participantes en la lucha social armada que trajo consigo a los
desaparecidos, son los silencios en torno a ellos y entre los sobre-
vivientes. Al parecer el propósito es la enunciación de lo narrable, pero
se desliza la idea de la existencia de narraciones inconfesables por el
carácter siniestro que les circunda. Son historias de guerra, de
enfrentamientos, donde lo que está en juego es la vida misma, historias
donde se dieron actos sangrientos que, por su naturaleza, al parecer “es
mejor mantener silenciadas”. Así, el rumor de encuentros y acuerdos,
ajusticiamientos, negociaciones en la penumbra, entre otras acciones
118 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
resultan inconfesables, lo que –de ser así– deriva en una red implícita
de complicidad que no permite recorrer el velo que las oculta.
Silencio y complicidad son condicionantes que se imponen a
quienes pretenden actos comprensivos de lo acontecido. Por ello,
cualquier movimiento entre quienes poseen la información sobre la
naturaleza de la lucha que emprendieron los combatientes y las derivas
a las que ha dado lugar, lleva impuesto un código, no escrito sino
exigido por la vía de la lealtad y complicidad, para darle un tratamiento
específico a narraciones que tienen que ver con el retiro discreto a la
vida civil de víctimas no reconocidas por ser afectadas desde las mismas
organizaciones que dicen defenderles, mutismo impuesto para
preservar imágenes de conveniencia, para el Estado y las mismas
organizaciones, impunidad para unos, castigo para otros, linchamiento
moral a unos, reconocimiento público a otros. El acuerdo, no puesto
por escrito, de no hablar, contiene potencialmente, entonces, derivas
trascendentes que podríamos sintetizar, con los riesgos que eso puede
traer, señalando que: se silencia la condición trágica de víctimas
condenadas a permanecer invisibles por las lógicas seguidas, lo que es,
sin dudarlo, una contradicción trágica, si se acepta que eran parte de un
programa que les incluía en las luchas de las organizaciones armadas.
Así, el silencio que se impone hoy, subvierte hasta la traición el
sentido de la lucha que emprendieron los desaparecidos armados, pues
desvanece la posibilidad de elaborar acciones que apunten al
replanteamiento de proyectos sociales que insistan en la equidad y el
combate al oportunismo, asunto que parece imposible si atendemos
ciertas prácticas que suceden en este campo. Promover el silencio sobre
lo acontecido, no puede ser entendido al margen de la complicidad que
promueven quienes buscan deformar la imagen de los desaparecidos,
presentándoles no como guerrilleros sino como personas que se
dedicaban a un oficio o profesión y que fueron afectadas por el Estado.
Esta deformación tiene nombre: subversión de la lucha de los
desaparecidos, su efecto es el beneficio de aquellos que con sus
acciones domestican la imagen de quienes se involucraron en la guerra
de los setentas, la mutación de su carácter rebelde, a ciudadanos que
“nos hacen falta a todos”. Transforma el proyecto en el que
participaron empuñando las armas, las relaciones que construyeron con
diversos grupos sociales, los acuerdos entre ellos y las ganas de
modificar el mundo que les tocó vivir, en un campo propicio para que
sobrevenga el oportunismo, con el riesgo de que con sus acciones y
palabras terminan fortaleciendo aquello que dicen combatir.
De los combatientes que participaron en distintos grupos
guerrilleros y que ahora transitan por la vida civil, queda pendiente el
Resistir y disentir | 119
análisis del proceso que cada uno de ellos siguió, entre lo que fue y lo
que ahora es. Al momento, lo que se tiene es una crítica montada en
dispositivos complejos que se manifiestan de distinto modo: la que se
elabora a partir del tipo de relaciones que han construido entre ellos
mismos, la que han configurado a partir las relaciones con los hijos de
desaparecidos y excombatientes, y la que han logrado edificar con las
organizaciones de familiares. Las tareas que exige este ejercicio
analítico, demandan pensar las condicionantes que no pocos de ellos
anteponen: complicidad, silencio y reproducción de sus posiciones
ideológicas.
REFERENCIAS
0807/Secciones/Hoja%20de%20Ruta/hoja%20de%20ruta.ht
ml.
White, Hayden. El contenido de la forma. Narrativa, discurso y representación
histórica. Buenos Aires: Paidós Ibérica, 1992.
Zizek, Slavoj. ¿Cómo leer a Lacan? Buenos Aires: Paidós, 2010.
Capítulo 9
Historiadora y Maestra en Estudios Latinoamericanos. Investigadora Independente.
1 Sobre la trayectoria de esta organización, Ver: Adela Cedillo, El fuego y el silencio.
Historia de las Fuerzas de Liberación Mexicanas. 1969-1974, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Tesis de licenciatura en Historia, 2008.
2 Sobre los pormenores de las condiciones que posibilitaron la fundación del EZLN
véase: Adela Cedillo, El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación
Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. 1974-1983, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, Tesis de maestría en Estudios
Latinoamericanos, 2010.
122 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
3 Samuel Ruiz (1924, Irapuato, Guanajuato – 2011, Ciudad de México) provenía de una
familia de filiación sinarquista, se doctoró en Teología por la Pontificia Universidad
Gregoriana de Roma y antes de ser nombrado obispo fue rector del Seminario
Diocesano de León, Guanajuato. La biografía más completa que existe sobre él es la de
Carlos Fazio, Samuel Ruiz. El caminante, México, Espasa Calpe, 1994.
Mayoría religiosa minoría política | 123
4 El ideólogo de derecha, Enrique Krauze, dejó entrever que la pastoral había fungido
como una especie de “Ejército Catequista de Liberación Nacional”. La desmesura de su
tesis fue objetada por el historiador conservador, Jean Meyer. Krauze, “El profeta de
los indios” en Letras libres, enero de 1999. Disponible en la red:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=5628; y Jean Meyer, “Siete tesis erróneas
sobre Don Samuel Ruiz” en Letras libres, diciembre de 1999. Disponible en:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=6130, Consultados el 6 de diciembre de
2010. También es importante aclarar que el Código de Derecho Canónigo consigna que
los obispos deben renunciar al cumplir los 75 años de edad, lo que explica la salida de
Don Samuel de Chiapas en una coyuntura aún difícil.
124 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
de la Rosa M., “La Iglesia Católica en México. Del Vaticano II a la CELAM III (1965-
1979)” en Cuadernos Políticos, no, 19, México, Era, enero-marzo de 1979, pp. 88-104,
disponible en la red:
http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/contenido/CP.19/CP19.7.Marti
n_de_la_Rosa.pdf. La obra más completa al respecto es la de Enrique Dussel, De
Medellín a Puebla: una década de sangre y esperanza (1968/1979), México, Edicol, 1980.
7 Debido a la inmensa producción existente en torno a la teología de la liberación, me
Jesús, considera al pobre como el sujeto de la historia. Por ello, Berryman la define
como “una interpretación de la fe cristiana a través del sufrimiento, la lucha y la
esperanza de los pobres; una crítica de la sociedad y de la ideología que la sustentan y
una crítica de la actividad de la Iglesia y de los cristianos desde el punto de vista de los
pobres”. Los principales teólogos y filósofos de la liberación son: G. Gutiérrez, H.
Assmann, L. Boff, H. Echegaray, J. Sobrino, J. Comblin, J. L. Segundo, P. Richard, I.
Ellacuría, R. Vidales, R. Muñoz, E. Dussel y F. Hinkelammert. Philip Berryman, Teología
de la liberación. Los hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros
lugares, México, Siglo XXI, 1987, p. 12.
8 Fazio, op. cit., p. 86.
9 En enero de 1971, con el apoyo económico del Programa para Combatir el Racismo
del Consejo Mundial de las Iglesias con sede en Ginebra, y bajo el auspicio de la
Universidad de Berna y la Universidad de la Indias Occidentales de Barbados, se realizó
el simposio “Fricción interétnica en América del Sur No-Andina”, con la exclusiva
participación de antropólogos interesados en denunciar las acciones de genocidio y
etnocidio en la Amazonia. En la declaración del encuentro se responsabilizaba a los
Estados, a las misiones religiosas y a los antropólogos de promover el asesinato de
culturas milenarias y de ejercer la dominación física y cultural. Esto dividió a los
miembros de la Iglesia entre los que tomaron conciencia al respecto y los que
rechazaron la crítica. A decir de Ríos, este episodio también contribuyó al cambio de
orientación de Don Samuel, quien impulsó el estudio de las culturas indígenas de su
diócesis.
126 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
10 Miguel Concha Malo, Óscar González Gari, Lino F. Salas y Jean-Pierre Bastián, La
participación de los cristianos en el proceso popular de liberación en México, México, Siglo
XXI/IIS, 1986, p. 45.
11 En abril de 1969 la Comandancia del 46° Batallón de Infantería, con sede en Tuxtla
muchas lenguas no habían sido puestas por escrito, los miembros del
ILV hicieron un notable trabajo de elaboración de gramáticas,
diccionarios y materiales didácticos de alfabetización, convirtiéndose en
la empresa lingüística más importante del país durante las décadas de
los cincuenta, sesenta y setenta. Sin embargo, el ILV también llevaba a
cabo un trabajo de aculturación y proselitismo a favor de los EUA y
tenía una marcada tendencia anticomunista.14 Su intromisión fue
particularmente grave en Chiapas, donde generó divisiones
intracomunitarias y sociales. El ILV penetró originalmente la zona
tzeltal de Oxchuc, Tenejapa y Chilón y la Selva Lacandona, y después
llegó a las zonas tzotztil, zoque, caribe y chol.15 A través de un manejo
de recursos financieros y materiales espectaculares, que incluía la
instalación de hospitales y escuelas, un sistema de radiocomunicación y
el uso de avionetas como medio de transporte en sitios incomunicados
(a través de su aerolínea exclusiva “Alas del Socorro”), entre 1940 y
1960 el ILV pudo convertir a más de 25 mil indígenas, principalmente a
las confesiones presbiteriana y adventista. En 1944 en Yaxoquintelá, en
el margen occidental de Lacandonia, el ILV inauguró un campamento
que se convertiría en el Centro Mundial para el adiestramiento de sus
misioneros destinados a zonas selváticas. Aun cuando al momento de
su fundación estaba lejos de iniciar la marea guerrillera en
Centroamérica, en los setenta se señaló que el lugar tenía objetivos
geoestratégicos contrainsurgentes, lo cual ameritaría la búsqueda de
pruebas.16
del mismo objetivo. Por supuesto, los convenios con el gobierno no mencionaban nada
de la cuestión religiosa que los estadounidenses introducían subrepticiamente.
14 La historia más completa sobre el ILV es la de David Stoll, El Instituto Lingüístico de
Mariana Slocum, quien estuvo con los tzeltales entre 1940 y 1959. En 1954 hizo la
primera traducción del Nuevo Testamento al tzeltal, preparó a más de 150 pastores
indígenas y alfabetizó a cientos. Jan De Vos, Una tierra para sembrar sueños. Historia reciente
de la Selva Lacandona, 1950-2000, México, FCE, 2002, p. 218.
16 En una fecha no precisada, el ILV compró 150 hectáreas de la finca “El real” de la
ILV hubiera realizado labores de espionaje, pero esto no descarta que así fuera. AGN,
DFS, Exp. 76-7-1-79, L-3, H-99.
17 José Andrés García Méndez introduce un matiz importante, entre lo que
destacados marxistas como Gilberto López y Rivas, promovía la expulsión del ILV, el
director de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Javier Romero
Molina, salió en su defensa cuando la DFS lo inquirió. Por otra parte, la DFS enfatizó
que el financiamiento del ILV provenía de particulares (no del gobierno de EUA).
AGN, DFS, Investigación que se efectúa sobre actividades del Instituto Lingüístico de Verano, 9 de
enero de 1979, Exp. 63-81-79, L-1, H-3. Sobre la atribución de responsabilidad al ILV
en conflictos religiosos, la DFS sólo realizó un informe sobre el caso Chamula, en
agosto de 1976.
Mayoría religiosa minoría política | 129
ropaje antropológico, el viejo mito [misionero del siglo XVI] de la comunidad indígena
como comunidad cristiana ideal, siempre y cuando se pueda mantener aislada del
mundo malo de los españoles y de los mestizos” y, por supuesto, bajo la compañía
exclusiva de los mejores hombres de la Iglesia. Meyer, art. cit.
Mayoría religiosa minoría política | 131
24 María del Carmen Legorreta, Religión, política y guerrilla en las Cañadas de la Selva
Lacandona, México, Cal y Arena, 1998, p. 184. Legorreta considera que dicho
milenarismo era propio de los indígenas. Esto es cierto en el sentido de que ellos se lo
apropiaron, pero su base discursiva era católica. Asimismo, puede ser atribuido a la
DSC porque ésta lo sistematizó como discurso.
25 De Vos precisa que el proceso de formación de catequistas indígenas hombres y
mujeres empezó en 1952, con monseñor Lucio Torreblanco. Si opté por no mencionar
su episcopado, se debe al impacto focalizado que tuvieron las medidas que implementó.
Jan De Vos, op. cit., p. 217.
26 Los diáconos son personas que, sin ser sacerdotes, han recibido el primer grado del
sacramento del “Orden Sagrado” de parte de un obispo y por tanto pasan a ser
clérigos. Pueden administrar algunos sacramentos pero no pueden presidir la Eucaristía.
Catecismo de la Iglesia Católica, Vaticano, Librería Editrice Vaticana, 2003. Disponible en
la red: http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P4V.HTM, consultado el 27 de
septiembre de 2010. A los hombres casados se les puede conferir el diaconado
permanente, como fue el caso de los indígenas en Chiapas. Don Samuel le dio la
libertad a los prediáconos de administrar los sacramentos permitidos de acuerdo con su
cultura. Aun cuando el diaconado indígena se echó a andar en 1975, en la actualidad el
Vaticano sigue sin aprobar la ordenación de sacerdotes indígenas, lo cual los pone en
desventaja respecto a la estructura de pastores indígenas de los protestantes.
27 De acuerdo con la DFS, los líderes natos de las comunidades, que en muchos casos
30 Jan De Vos, op. cit., p. 235. La ruptura entre ambos grupos no se hizo evidente sino
hasta 1987, con la creación de la zona Chab, independiente de la tzeltal. Los dominicos
se quedaron con los municipios de Ocosingo, Altamirano, Yajalón, Tenejapa, Oxchuc y
Huixtán, y los jesuitas, con Chilón, Arenal y Bachajón.
31 Federico Anaya citado en Meyer, op. cit., p. 50.
32 José Tamayo-Acosta, Para comprender la teología de la liberación, Pamplona, Verbo
designa el proceso activo a partir del interior mismo de la cultura que recibe la
revelación a través de la evangelización, y que la comprende y traduce según su propio
modo de ser, de actuar y de comunicarse. En otras palabras, es la encarnación del
evangelio en las culturas. Para una reflexión más amplia acerca de este término, ver
Inculturación. Teología fundamental. Disponible en:
http://www.mercaba.org/DicT/TF_inculturacion.htm, consultado el 29 de septiembre
de 2010.
Mayoría religiosa minoría política | 135
Casas y fue organizado por la DSC bajo el auspicio del gobierno estatal. El evento
conmemoró los quinientos años del natalicio de Fray Bartolomé de las Casas y reunió a
1230 delegados de las etnias tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal, quienes por primera vez
abordaron su problemática común en los rubros de salud, vivienda, educación y tierra.
El evento rebasó al gobierno y fue el origen de varios esfuerzos organizativos. Antonio
García de León, “La vuelta del Katún. Chiapas: a veinte años del Primer Congreso
Indígena”, Chiapas, no. 1, año I, 1995, México. Disponible en la red:
http://www.ezln.org/revistachiapas/No1/ch1leon.html, consultado el 1 de diciembre
de 2010.
37 Adolfo Orive Bellinger, Citado en Meyer, op. cit., p. 219-224.
136 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
“Paco” [el primer indígena reclutado por las FLN] le contó todo a Don
Samuel, aun cuando le pedimos que fuera discreto, y éste nos mandó
llamar. “Víctor” fue comisionado para entablar la relación con el
obispo. Se le dijo que estábamos por la lucha armada y él contestó que
no se opondría a las decisiones de los indígenas, mientras no in-
volucráramos a las Comunidades Eclesiales de Base en la guerra. 38
38 Entrevista de la autora con “René”, 17 de junio de 2009. Las razones por las que
“Paco” no mantuvo una militancia clandestina independiente de la DSC son dignas de
analizar. Se puede advertir una combinación de su posición como creyente con su
lealtad al obispo, por la ayuda más que espiritual que éste le prestaba a su comunidad.
Mayoría religiosa minoría política | 137
39 El expediente del fondo DFS del AGN bajo el rubro “Clero en el estado de Chiapas”
abarca únicamente los años de 1962 a 1978 y contiene aproximadamente 20
documentos sobre acontecimientos locales de las tres diócesis elegidos casi al azar, por
lo que es a todas luces evidente que hubo pérdida o sustracción de material. Los casos
que abarca esta documentación incompleta son los de sacerdotes que predicaban en
contra del gobierno (desde la ultraderecha o la izquierda), problemas de párrocos que
no eran aceptados por las comunidades (como Chamula), cuestiones de nexos entre
clérigos regulares y seculares y movimientos sociales y el uso de un lenguaje
liberacionista en documentos de la DSC. También existe un expediente particular sobre
Samuel Ruiz (de 1962 a 1985), en el que se aprecia que la reunión de obispos y
sacerdotes en Riobamba, Ecuador, marcó el espionaje sistemático hacia él: en un
informe de agosto de 1976 se relata que la fuerza pública detuvo a los congregados –
entre ellos Sergio Méndez Arceo, Ruiz y José Batarse–, y los trasladó a Quito para
expulsarlos, por considerarlos subversivos. Otros hechos registrados por la policía
política fueron: el apoyo de Ruiz a Batarse, que era perseguido por el gobierno de
Coahuila, en octubre de 1976; su trabajo al interior del Secretariado Social Mexicano a
fines de 1976; la peregrinación que encabezó a la Basílica de Guadalupe para denunciar
los asesinatos de los sacerdotes comprometidos Rodolfo Aguilar de Chihuahua y
Rodolfo Escamilla del D.F., el 11 de mayo de 1977; su intermediación respecto a la
masacre de policías en Nueva Providencia, el 9 de julio de 1977 (misma que detallaré
más adelante), su protesta contra la represión y la persecución de la Iglesia en El
Salvador, el 22 de julio de 1977; una crítica al funcionamiento de la Iglesia autóctona,
asimilada a un grupo de control político de los indios a través de las uniones regionales
de ejidos (Quiptic Ta Lecubtesel y Lucha campesina), el 5 de noviembre de 1979; la presunta
conversión del Seminario Conciliar de San Cristóbal en refugio de guerrilleros
salvadoreños entre 1980 y 1981; el señalamiento contra 15 sacerdotes “subversivos”
(entre ellos Ruiz) acusados de proveer armas a los salvadoreños, el 8 de junio de 1981;
diversos conflictos agrarios en los que estuvo involucrada la Iglesia entre 1980 y 1982 y,
finalmente, la compra de ranchos por parte de Don Samuel para albergar a refugiados
guatemaltecos –entre los que había guerrilleros– de 1983 a 1985. La revista electrónica
Artículo 7 publicó partes de la versión pública de este expediente, bajo un enfoque
acrítico y tendencioso: Luis Jorge Montalvo Duarte, “Los hilos negros de la Iglesia I y
II”, 21 de noviembre y 9 de diciembre de 2009. Disponible en la red:
http://a7.com.mx/index.php/reportajes/2048-los-hilos-negros-de-la-iglesia.html y
http://a7.com.mx/pulso/mundo-politico/2207-los-hilos-negros-de-la-iglesia-ii.html,
consultados el 10 de noviembre de 2010.
138 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
40 Marco Antonio Yon Sosa era un militar y guerrillero guatemalteco, miembro del
Movimiento Revolucionario 13 de noviembre y fundador de las Fuerzas Armadas
Rebeldes (FAR). En 1970 fue asesinado por elementos del ejército mexicano en la Selva
Lacandona, en las inmediaciones de algún punto de la frontera con Guatemala. Julio
César Macías, Mi camino: la guerrilla, México, Planeta, 1999, pássim.
41 Meyer también especuló sobre la posibilidad de que la DSC hubiera hecho contacto
con el Estado Mayor de las FLN para detener la penetración maoísta, aunque no tenía
la confirmación de este encuentro. Jean Meyer, op. cit., p. 87.
Mayoría religiosa minoría política | 139
42 Samuel Ruiz, Teología bíblica de la liberación, México, Jus, 1975, p. 40. De acuerdo con
un testimonio recogido por Meyer, este trabajo no fue escrito por monseñor, sino por
dos teólogos que no se atrevían a publicar sus ideas y él sólo lo suscribió con fines de
difusión. Para fines prácticos, el obispo no hubiera asumido la autoría de algo en lo que
no hubiera creído. Citado por Jean Meyer, op. cit., p. 125.
140 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
de octubre de 1981, incluyó el artículo “Chiapas, el despojo agrario” que había sido
publicado en las revistas de las FLN Nepantla y Conciencia Proletaria, en 1979. Para él esta
era la prueba del vínculo entre la DSC y la guerrilla. Jesús Morales, Entre ásperos caminos
llanos: la diócesis de San Cristóbal de las Casas, 1950-1995, México, Juan Pablos, 2005, p.
171.
Mayoría religiosa minoría política | 141
pero permite dimensionar la idea que hay sobre el poder de la DSC desde adentro.
142 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
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enero. En:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=5628. Consul-
tado el 6 de diciembre de 2010.
144 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
1 Este texto se escribe a partir del análisis de una conversación que los autores
sostuvieron con la dirección de ‘Puertas Abiertas’ sobre su participación en el caso
Acteal, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. La reflexión sobre la organización y sus
formas de explicar su participación y relación con el caso, permite pensar sus
posicionamientos como una forma sistemática de proceder que muestra una
perspectiva del caso, al tiempo que oculta otras formas de pensarlo; esto dificulta su
resolución en términos sociales y en la vida cotidiana de los actores directamente
relacionados.
Profesor nvesgador de la FES, UNAM. Co-responsable del proyecto de investigación
‘Disidencia y Resistencia en el Pluralismo Cultural: Memoria y Subjetividad en Minorías
Sociales’ de la FESI, UNAM, PROYECTO DGAPA-PAPIIT IN304109.
Integrante del proyecto de investigación ‘Disidencia y Resistencia en el Pluralismo
Cultural: Memoria y Subjetividad en Minorías Sociales’ de la FESI, UNAM,
PROYECTO DGAPA-PAPIIT IN304109.
2El complejo mundo del espionaje en el contexto de la guerra fría, se caracterizó por la
creación de diversas instituciones estatales encargadas de la vigilancia de prácticas
sociales, que deberían de estar en concordancia con los principios que impulsaban los
Estados Nacionales en conflicto; en ese sentido, dichas instituciones también se
ocupaban de atender una vigilancia epistémica, pues los conocimientos que derivaban
de estos modelos debían de mantener una cierta ortodoxia.
Puertas abiertas a la neutralidad sintomática | 147
3 Vale la pena poner a disposición el conjunto de enunciados que orientan sus tareas
misioneras en torno a lo que conciben como “fieles perseguidos”, en su declaratoria
dicen:
Creemos que todas las puertas están abiertas y que Dios capacita a Su Cuerpo para “ir
por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Por lo
tanto, definimos nuestro ministerio como sigue:
• Fortalecer al Cuerpo de Cristo que sufre persecución o restricciones por causa del
Evangelio, proveyendo y entregando Biblias, materiales, entrenamiento y otras ayudas,
además de alentarles a involucrarse en el evangelismo mundial.
• Entrenar y animar al Cuerpo de Cristo que vive en áreas inestables o amenazadas, a
preparar a los creyentes para enfrentar la persecución y el sufrimiento, y equiparles para
mantener el testimonio del Evangelio de Jesucristo.
• Motivar, movilizar y educar a la Iglesia en el mundo libre, para que se identifique y se
involucre en ayudar a la Iglesia que sufre persecución, creyendo que “si un miembro
sufre, todos los miembros sufren con él” (1 Cor. 12:26). Cfr.
http://www.puertasabiertas.org/content/confesion.htm.
4 Michel Foucault, Vigilar y Castigar: Nacimiento de la Prisión, México, Siglo XXI Editores,
2008.
Puertas abiertas a la neutralidad sintomática | 149
para desear que todos lo amen como él, Andrew lo aceptó cuando al
leer la Biblia y convertirse al cristianismo vio que su tobillo, herido al
servir al ejército colonial de las Indias Orientales Neerlandesas en la
Revolución Nacional de Indonesia, se curó milagrosamente. El
dispositivo comenzaba a tomar forma en una estrategia que pretendía
combatir al comunismo con elementos semejantes que se confrontarían
una vez establecido el dispositivo institucional, la organización Open
Doors. Mito contra mito, prácticas contra prácticas, doctrina contra
doctrina, memoria contra memoria, discurso contra discurso, la guerra
fría también se instituyó en una guerra de dispositivos.
Anne “Andrew” van der Bijl, ‘el contrabandista de Dios’, vivió un
proceso de conversión al cristianismo a través de la “curación
milagrosa” de su tobillo, evento que resignifica a la luz de los rituales de
las juventudes comunistas. Le atribuyó al conjunto de creencias, rituales
y mitos del comunismo polaco, un vacío que irremediablemente llevaba
a la sociedad polaca a un funesto destino: la perdición de sus almas.
El conjunto de prácticas desarrolladas en torno al mito “ateo”
resultaban incomprensibles para una vida “transformada por el poder
del evangelio”, lo que sus ojos presenciaban en Polonia se
transformaba, a través de su incipiente espíritu misionero, en un campo
de batalla espiritual. En plena guerra fría, los signos de los tiempos con
un alto contenido político-social, adquirían contenido en la consigna
“son adversarios de Dios”; la misión urgente que construyó en ese
escenario, fue el imperativo de llevar la luz hacia las geografías donde se
corre el riesgo de apagarse, fortalecer la palabra de Dios allá donde es
débil.
Open Doors comenzó con Andrew en su Volkswagen transpor-
tando biblias a través de la cortina de hierro. El milagro se hacía cada
que el señor ‘cegaba’ los ojos de los guardias para dejar pasar la palabra,
los lugares eran penetrados y el mensaje consolador a los perseguidos
llegaba a los lugares donde más se necesitaba, donde se gestaba
hostilidad contra aquellos que procuraban la causa del Evangelio.
En una lectura superficial sobre los motivos de Andrew, quien fue
soldado, es comprensible que se haya adoptado la misión como una
batalla espiritual necesaria; el éxito reafirmó el mito y en cada logro se
significó un milagro que derivó en la idea de contrabandear la defensa
de los fieles hermanos mediante un aparato trasnacional dedicado a la
defensa evangélica contra sus enemigos, por supuesto ateos. El
contrabandista de Dios sintió un llamado a tomar riesgos que él solo no
podría superar, pero que “con el señor a su lado no existirían”; su
misión, ahora internacional, ocupa regiones como Pakistán, Sudán,
América Latina, Rusia, Australia, Cuba, entre otros, con tres propósitos
152 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
“la voz de los mártires” que sostiene una militancia similar, o incluso más beligerante
que Puertas Abiertas.
12 Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de
la economía-mundo europea en el siglo XVI, Madrid, Siglo XXI Editores, 1979; El moderno
Puertas abiertas a la neutralidad sintomática | 155
término “el otro Acteal” para puntualizar en la frase el último esfuerzo de defensa,
llevado a cabo por los abogados del CIDE, que además han prometido hacer pública su
versión, la cual aún hoy día permanece inédita.
156 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
14 Informe sobre la responsabilidad del Estado mexicano en el caso Acteal, Centro de Derechos
Humanos Fray Bartolomé de las Casas, 22 de diciembre de 2007, San Cristóbal de las
Casas, México.
15 Jesús Ramírez Cuevas, Mesa “Acteal, retos para un pensamiento político evangélico”
(núm. 358, octubre 2007), “El camino de los muertos” (núm. 359, noviembre 2007),
“El día señalado” (núm. 360, diciembre 2007). Gustavo Hirales, Camino a Acteal,
México, Rayuela Editores, 1998. Alejandro Posadas Urtusuástegui y Hugo E. Flores,
“Acteal: la otra injusticia”, Nexos, núm. 342, junio, 2006; de los mismos autores,
“Acteal: nueve años después”, Nexos, núm. 348, diciembre, 2006. Manuel Anzaldo
Meneses, Sistema de Información Campesino, “Situación política en Chenalhó”, Nexos,
núm. 358, octubre 2007. Procuraduría General de la República, El libro blanco sobre
Acteal, México, PGR, 1998.
158 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
la medida que se coloca el caso bajo un escenario donde confluyen diversos actores y
circunstancias que presionaron para la salida que finalmente dio la Suprema Corte de
Justicia de la Nación; él y su equipo no fueron los únicos que jugaron en este escenario
de poderes, aunque sí acapararon los micrófonos y las cámaras de los medios que por la
vía de la reducción les atribuyeron la liberación de los presos. En este contexto, muy
160 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
difícil es saber con certeza si la liberación de los presos se debió únicamente a la labor
jurídica de los abogados del CIDE o si la movilización política de algunos familiares
‘presionó’ la resolución para que fuera positiva y derivara en la liberación. Ostentar el
desenlace como una estrategia jurídica sería sugerir que en México se vive en un estado
de derecho, lo que con datos interminables se desmentiría inmediatamente. La
ambición o ingenuidad mostrada públicamente por las voces del CIDE, que a través de
Acteal buscaba 'cambiar el sistema jurídico mexicano', no puede verse como un intento
pulcro de labor meramente jurídica; no en un caso como Acteal, en el que incluso
aquellos que lo miran a distancia se muestran implicados y, sabiéndolo o no, toman
partido... un 'tomar partido' que se reviste de lógicas políticas que pocas veces se
cuestionan.
23 Al respecto, cfr., las aproximaciones de Morquecho Gaspar, “La diversidad religiosa
múltiples ocasiones con el título El Contrabandista de Dios, tuvo un efecto sobre sus
lectores que mostraron una credulidad hacia las ideas antimarxistas.
Puertas abiertas a la neutralidad sintomática | 161
28 Las “confesiones de fe” son corpus doctrinarios que distinguen y orientan la creencia
y la actuación de las iglesias evangélicas. Y aunque los especialistas distinguen entre
iglesias históricas, pentecostales, y carismáticas y neocarismáticas, lo cierto es que en la
166 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
32 Diario Oficial de la Federación, Resolución del Consejo General del Instituto Federal
Electoral, por el que se registra el Acuerdo de Participación para el Proceso Electoral Federal
correspondiente al año 2006, que suscriben el Partido Acción Nacional y la Agrupación Política
Nacional Encuentro Social, martes 11 de abril del 2006, primera sección, pp. 1-3.
33 Diario Oficial de la Federación, Resolución del Consejo General del Instituto Federal
Electoral, por el que se registra el Acuerdo de Participación que suscriben el Partido Revolucionario
Institucional y la Agrupación Política Nacional Encuentro Social para contender en el Proceso
Electoral Federal 2009, 19 de febrero de 2009.
34 Luis Hernández Navarro, op. cit.
Puertas abiertas a la neutralidad sintomática | 169
combatida por los abogados del CIDE y, por supuesto, condenada por
la organización Open Doors.
El aparente desconocimiento de los dirigentes de Puertas Abiertas
les ha conducido a una doble aberración: la condena a Manuel Anzaldo
como manipulador y ávido de riqueza “como si” las mujeres no
tuvieran capacidad reflexiva y decisoria, y “como si” existiera una
riqueza parecida a la que ingresa en la organización Puertas Abiertas. La
segunda aberración son los juicios y calificativos que hacen de Manuel
Anzaldo “como si” pudieran comprobar el acto manipulador y el
enriquecimiento que afirman ha tenido en el contexto del conflicto. Por
increíble que parezca, a la pregunta “¿en cuántas ocasiones han hablado
con Manuel Anzaldo?”, su respuesta, desconocemos si inocente, fue
que ni una sola vez han cruzado palabra con el objeto de sus juicios y
calificativos. Toda la información que poseen los directivos de Open
Doors ha sido derivada de su relación con el pastor Manuel Pérez Arias
y las mujeres que se han mantenido leales a este pastor.
Resultan una obviedad los vínculos y la posición que sostiene de
un lado la organización Open Doors y de otro el comité de familiares y
amigos de los presos. Así, tenemos que, de un lado, se reactiva una
memoria incendiaria que exige distancia y condena a todo aquello que
tenga influencia del comunismo; por otro lado, la reivindicación de una
militancia y la incertidumbre de un grupo de mujeres que afectiva y
moralmente han sido sostenidas por la compañía del comunista. En el
terreno pastoral, Manuel Anzaldo, el comunista, ha tenido una mayor
capacidad de acompañamiento que los pastores presbiterianos y la
directiva de Puertas Abiertas. En el terreno político, los opositores al
comité niegan la relación con el espacio de la política como necesario e
imprescindible para la actuación frente al problema, pese a que por la
vía de los hechos desarrollan actividad política por la relación que dicen
tener con Hugo Eric Flores, el CIDE y la estructura evangélica-política
de la zona. Los miembros del comité asumen que sus actos son
políticos y reivindican sus acciones en el contexto de una práctica que
interroga las doctrinas que sus pastores les han trasmitido.
Llegados a este punto, tanto lo que se dice como lo que se actúa
desde la organización Open Doors, muestra signos inequívocos de
subversión: los defensores de los perseguidos por su fe, persiguen a sus
propios hermanos y les acusan de entorpecer las negociaciones de la
liberación de presos. Sus vínculos los alejan de estos perseguidos y su
posición los enfrenta a ellos, “como si” no fuesen dignos de que se les
aplique la visión de la organización: “Fortalecer al Cuerpo de Cristo que
sufre persecución o restricciones por causa del Evangelio”.
Puertas abiertas a la neutralidad sintomática | 171
estuvo mediada por el pastor Manuel Pérez Arias, según refieren los
directivos de la organización.
El pastor Pérez Arias ocupará diversos cargos en organizaciones
evangélicas dedicadas a la defensa de los presos, incluida Puertas
Abiertas. Esta mediación impedirá el contacto directo con las familias,
salvo lo que el pastor permita y guíe como operador de la organización,
a él atribuyen los directivos que “el caso fuera apoyado por Puertas
Abiertas”. Así que, de origen, la vinculación con los familiares requiere
la intermediación; para gestionar recursos que cubran las necesidades
inmediatas, para las tareas de traducción, Pérez Arias era, incluso en
tiempos previos a la masacre, un líder mediador entre los fieles y los
mundos externos, por lo que para Puertas Abiertas y otras organiza-
ciones, resultó un modo de ‘facilitar’ el trabajo tendiente a la
comprensión, defensa y protección de los distintos actores invo-
lucrados en el caso. Podemos hablar aquí de un nivel de implicación
distinto a las familias, pues desde el lugar pastoral es sencillo vincular a
la feligresía con aquellos que quieren ‘ayudar’.
Mientras que la dirección de Puertas Abiertas asume un nivel
distinto de implicación, pues sostiene su “experiencia para la atención
de casos de persecución” frente a quienes dicen defender, pese a sus
evidentes carencias en la comprensión del caso. El dispositivo de la
neutralidad contribuye al alejamiento, al tiempo que el alejamiento lo
fortalece. Este modo en el que movilizan la neutralidad permite por un
lado mantener la distancia con los disidentes y sus aliados, al tiempo
que justifica la falta de información y la pobreza en los análisis que
realizan del caso. Así, no hay necesidad de acercarse a las versiones que
se edifican al margen de las mediaciones pastorales. Se busca provocar
la opacidad del otro, el distinto, el no evangélico, el de herencia
comunista, hasta revestirlo como figura enemiga. Es tal vez por ello
que se valen de una supuesta falta de información, desde donde se
permiten elaborar ficciones sobre lo que suponen son los vínculos que
guarda el enemigo y sus modos de operar en el caso Acteal, sus
respuestas parecieran insistir en que “parece que” el comunismo real
sigue siendo una amenaza a la fe de los hermanos.
Este modo, en el que Puertas Abiertas se aproxima al caso, deja
fuera muchos aspectos importantes, que no sólo propician
distanciamientos y exclusiones, también fortalece una persecución cuya
sutilidad provoca daño al interior de los presos y sus familiares. En el
futuro inmediato, hace falta valorar los modos en los que opera esta
organización sobre las formas de construir existencia entre aquellos a
los que la neutralidad no alcanza, ya porque no comprenden sus formas
y no encuentran nada que ofrezca para ellos o porque simplemente la
174 | Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
REFERENCIAS
PRESENTACIÓN
Este trabajo es parte de una serie de reflexiones en torno a la presencia
social y cultural de los evangélicos o protestantes en la historia de
México. Si algo caracteriza su historia es el estigma de la diferencia.
Parte de esa diferencia religiosa tiene su arraigo en el pasado histórico
de sus propias comunidades de fe, en donde optar por una fe distinta al
catolicismo costaba la vida. Aun así sucede en varias partes del México
rural. La intolerancia religiosa de antaño hoy se manifiesta en prácticas,
discursos y políticas discriminatorias a las minorías, ya sea por su
condición sexual, política o ideológica. Y no obstante, esa intolerancia
padecida fue en gran medida lo que permitió a los protestantes durante
el siglo XIX y primeras cinco décadas del siglo XX, muy a pesar de sus
diferencias denominacionales y doctrinales, tener prácticas y valores
cohesionadores, así como formar una conciencia colectiva unitaria.
Efecto de ello fue el patriotismo y nacionalismo que enarbolaron, en
donde apelaron a los grandes momentos fundacionales de la historia
patria y entrelazaron su presencia y proyecto regenerador con las
grandes hazañas de los próceres nacionales; justo aquí, el uso de la
retórica epidíctica permitió a maestros, ministros líderes laicos, elaborar
discursos sacro-políticos cargados de símbolos sacrificiales, siendo la
figura del mártir un elemento central en la defensa pública de su fe.
Desde hace algunos años he trabajado los grupos llamados histó-
ricamente protestantes o pueblo evangélico,1 desde una historia social y
Historiadora. Investigadora independente.
1 Los términos ‘protestante’ y ‘evangélico’ son empleados como sinónimos y como
categorías genéricas para estudiar la pluralidad de iglesias cristianas identificadas
históricamente con los principios doctrinales, prácticos y eclesiásticos de la Reforma
178 Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
religiosa europea del siglo XVI. Los que practican este tipo de cristianismo, son
identificados como protestantes o evangélicos porque, en esencia, tienden a retomar de
la Biblia las enseñanzas de los evangelios de Jesús y toda la tradición del Nuevo
Testamento. Se identifican entre sí por tener tres bases: la salvación por gracia en el
sacrificio redentor de Jesús, la Biblia como norma de fe y conducta, y el ejercicio del
sacerdocio universal sin intermediarios para comunicarse con Dios. De este “espíritu
reformador” surgieron varias iglesias históricas sobre todo en Europa occidental, entre
las que se encuentran la anglicana, la luterana, las congregacionalistas, las presbiterianas,
las reformadas y los grupos menonitas. Al emigrar a las colonias que después
conformarían los Estados Unidos, algunos de esos protestantes fundarían otras iglesias
o denominaciones protestantes. De ahí que el protestantismo que llegó a nuestro país
vino del norte. Entre las Iglesias que llegaron a México entre 1862 y 1873,
estableciéndose primero en las zonas norteñas y fronterizas, se encuentran: la Iglesia
Episcopal, la Iglesia Bautista, Iglesia de los Amigos (cuáqueros), la Iglesia Presbiteriana,
la Iglesia Metodista Episcopal del Norte y la del Sur, Iglesia Discípulos de Cristo,
Iglesia Congregacional e Iglesia del Nazareno. A partir de las primeras décadas de 1900
surgieron por esfuerzos de migrantes mexicanos las primeras congregaciones
evangélicas pentecostales afiliadas a las Asambleas de Dios, la Iglesia Apostólica de la
Fe en Jesucristo, la Iglesia de Dios y de ahí, a partir de 1930 se ramifican en otras más.
El referirme a “pueblo evangélico” es porque al revisar la documentación y escritos
producidos por los mismos evangélicos durante los cuarenta y cincuenta del siglo XX,
décadas que estoy estudiando, ellos emplean ese término para expresarse en espacios
públicos y no denominacional o eclesialmente, por lo que la diversidad de iglesias
protestantes, al auto llamarse así, se reconocen como parte de un mismo proyecto o fin.
Además, es un concepto con una carga más sociopolítica que religiosa, lo que me
permite acercarme al protestantismo como sujeto colectivo. Para saber más sobre las
iglesias históricas, consultar los textos de Jean Pierre-Bastian y los de Rubén Ruiz
Guerra citados en la bibliografía. Para el caso de las iglesias pentecostales, consultar
Deyssy Jael de la Luz García, El movimiento pentecostal en México. La Iglesia de Dios, 1926-
1948, México, La Letra Ausente/La Editorial Manda, 2010.
2 Ver Deyssy Jael de la Luz García, “Ciudadanía, representación y participación cívico-
ACERCAMIENTO METODOLÓGICO
La importancia de comprender y explicar la historia política con-
temporánea nos pone a los historiadores en la búsqueda de nuevas
fuentes como son los monumentos, la cultura impresa4 y el análisis de
larga temporalidad de los universos simbólicos con sus cambios,
permanencias y resignificaciones colectivas. Emplear este tipo de
fuentes permiten analizar los dispositivos materiales y espirituales que
llevan colectivamente a sacralizar ideas, personajes, lugares y espacios,
así como entes inmateriales, siendo las patrias o los estado-nación los
casos más emblemáticos.
Este trabajo recorre el mundo simbólico del nacionalismo
evangélico a través de sus mitos, ritos, prácticas, valores y discursos
para poder explicar su utilización e impacto político, justo en el
contexto de la Cruzada.
Para analizar ese universo simbólico nacionalista protestante,
retomo un tipo de fuentes: su cultura impresa. Ésta ha sido una práctica
Núms. 24-25, años, VIII-IX, septiembre de 2006-abril de 2007, pp. 9-36; también, de la
misma autora el Capítulo IV de El movimiento pentecostal en México…, op. cit.
3 Jean Meyer, “Religión y nacionalismo”, en Cecilia Noriega Elio (Ed.), El nacionalismo
que puede ser expresada tanto en los libros como en edictos, textos, carteles pegados a
los muros, y que tal presencia se convierte en prácticas, gestos y comportamientos aun
entre los no alfabetos, por lo que “la cultura de lo impreso puede articular y gobernar
las prácticas más corporales y espontáneas”. Ver Roger Chartier, Cultura escrita, literatura
e historia, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, pp. 44-45.
180 Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
constante entre las diversas iglesias evangélicas, cada una tiene sus
propios órganos informativos y, por ejemplo, El Faro, publicación de la
Iglesia Presbiteriana, El Abogado Cristiano Ilustrado y El Evangelista
Mexicano, ambas de la Iglesia Metodista, son de las primeras
publicaciones y más conocidas en el medio intelectual secular que va
desde casi finales del siglo XIX. Es así que la producción impresa es
abundante en comparación con la monumentalidad protestante.
A lo largo de las primeras cuatro décadas del siglo XX, las diversas
iglesias y organizaciones evangélicas a través ciertos pastores, laicos e
intelectuales, produjeron manifiestos, cartas abiertas, desplegados y
hojas sueltas. En todos estos escritos se pueden leer las grandes
preocupaciones del momento, en las cuales los casos de persecución
religiosa y la defensa del protestantismo como una religión no
extranjerizante, tuvieron un interés particular. Ambos temas en el plano
discursivo y teórico crearon diversas imágenes de sí mismos como
creyentes y ciudadanos, de sus enemigos políticos y religiosos. De igual
manera, los textos producidos nos dejan ver las ideas en común, las
discrepancias y quiénes fueron los escritores que lograron articular los
discursos más secularizados en defensa de su fe.
Ya que he de trabajar con textos y documentos, me pareció inte-
resante el ejercicio que hizo Ángel Llorente en Arte e ideología en el
franquismo (1936-1951).5 Él dio seguimiento a los pensadores y
publicaciones falangistas más importantes que formaron la ideología
franquista, sobre todo en cómo repensar la hispanidad, e incluso
repensar la propia España en términos más míticos y simbólicos con
fines propagandísticos, de ahí que intentara ubicar las posiciones
políticas, intelectuales, artísticas e ideológicas de artistas e intelectuales
al servicio de la patria. Lo interesante aquí es justo que toda
manifestación artística o intelectual debiera ser de utilidad para
legitimar el régimen, en este caso el franquista. Este trabajo es un
ejercicio similar.
Al ir adentrándome en el tema, me he dado cuenta que tanto los
católicos intransigentes (sinarquistas y Caballeros de Colón, prin-
cipalmente) como los evangélicos, cuando salen de lo privado a lo
público manifestando posturas políticas muy claras –en este caso de
cómo entender y vivir el nacionalismo–, hicieron uso de una retórica
muy heroica y sacralizaron a sus héroes o próceres, descalificando a sus
enemigos. Muestran así, aversión y censura a sus contrarios, e incluso
intimidaron e infundieron miedo hacia el hereje, en el caso protestante,
6 Esta es la tesis que Jean Pierre-Bastian y Rubén Ruiz Guerra han desarrollado para
explicar la militancia religiosa de la primera generación de conversos al protestantismo.
Véase la “Introducción” de Bastian, Los disidentes. Sociedades protestantes y revolución en
México, 1872-1911, México, Fondo de Cultura Económica-El Colegio de México, 1993;
“Introducción” de Ruiz Guerra, Hombres nuevos. Metodismo y modernización en México,
1873-1930, México, CUPSA, 1992.
182 Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
7 Rubén Ruiz Guerra, “La aceptación de la diversidad religiosa. Una ruta ardua”.
Trabajo facilitado a la autora, pero publicado en Alicia Meyer (coord.), México en tres
momentos: 1810-1910-2010. Hacia la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del
Centenario de la Revolución Mexicana. Retos y perspectivas, Vol. II, México, IIH, UNAM,
2007.
8 Rubén Ruiz Guerra, “Panamericanismo y protestantismo. Una relación ambigua”, en
Roberto Blancarte (comp.), Cultura e Identidad Nacional, México, Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes - Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 396.
9 Alicia Mayer, “Lutero en el paraíso. La Nueva España en el espejo del reformador
10 Los casos de persecución y muerte a protestantes datan desde el año de 1871 hasta la
actualidad, por ejemplo, en el estado de Chiapas, Hidalgo y Guerrero, principalmente.
11 Citado en Evelia Trejo, “La introducción del protestantismo en México. Aspectos
12 María Eugenia Fuentes Bazán, “Los pastores metodistas Ángel y Benigno Zenteno y
su incorporación al zapatismo (1916-1920)”, en Laura Espejel (coord.), Estudios sobre el
zapatismo (serie Historia), México, INAH, 2000, pp. 328-330.
13 Fuentes Bazán, ibíd., p. 328.
14 Bastian, Los disidentes… op. cit., pp. 158-162.
15 George L. Mosse, La nacionalización de las masas. Simbolismo político y movimientos de masas
en Alemania desde las Guerras napoleónicas hasta el Tercer reich, Argentina, Marcial Pons-Siglo
XXI editores, 2007, p. 27.
El Nacionalismo evangélico mexicano | 185
16 María Eugenia Fuentes Bazán, “Los estudiantes del Instituto Metodista Mexicano y
la Revolución Mexicana”, en Revista Dimensión Antropológica, vol. 17, agosto de 2009,
México. Disponible en: http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1183,
consultado el 1 de marzo de 2011.
186 Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
prosperidad y engrandecimiento.17
donde ubica a los protestantes que militaron en las diversas facciones revolucionarias.
El Nacionalismo evangélico mexicano | 187
NACIONALISMO Y PROTESTANTISMO
No todos los protestantes se involucraron en las diversas tendencias
ideológicas y políticas armadas revolucionarias, pero este
acontecimiento generó entre la población protestante una conciencia y
un sentir nacionalista que se ancló en la consumación de la lucha: la
Constitución de 1917. Es así que entre los años veintes y cuarentas del
siglo XX, surgió entre dirigentes protestantes una necesidad de articular
sus creencias y prácticas religiosas con la cultura política del nuevo
régimen y con los aires de la época.19
Un hecho que acentuó el nacionalismo en las iglesias históricas fue
el plan de Cincinnati realizado en la ciudad de Ohio, EEUU en 1914.
Ahí se reunieron representantes de las diversas juntas misioneras que
trabajaban en México; como la política carrancista era muy dura en
relación a la presencia y labor de ministros religiosos extranjeros, los
misioneros tuvieron que idear una forma de reorganizar su trabajo.
21 Ídem.
22 Ver lista de esos revolucionarios y sus funciones políticas en el cuadro que ofrece
Bastian, Los disidentes… op. cit., pp. 336-342. También de Bastian: Una vida en la vida del
protestantismo mexicano. Diálogos con Gonzalo Báez-Camargo, México, El Faro-Comunidad
Teológica de México-Ediciones la Reforma-Centros de Estudios del Protestantismo
Mexicano (notas y prólogo de Carlos Mondragón), 1999.
23 Justo en el año de negociación del cese del conflicto cristero e inicios del modus vivendi
Que la más vil de las muertes venga sobre ellos [los protestantes] y que
desciendan vivos al abismo. Que su descendencia sea destruida de la
tierra y que perezcan por hambre, sed, desnudez y toda aflicción. Que
tengan toda miseria y pestilencia y tormento […] Que su entierro sea
con los lobos y asnos. Que perros hambrientos devoren sus cadáveres.
Que el diablo y sus ángeles sean sus compañeros para siempre. Amén,
amén, así sea, que así sea.24
24Información aparecida en Nuevo Día y transcrita en Tiempo, vol. VI, núm. 144, 2 de
febrero de 1945, p. 5.
El Nacionalismo evangélico mexicano | 191
REFLEXIONES FINALES
En la construcción de los nacionalismos siempre hay elementos
simbólicos, discursivos y materializaciones que tienen como fin
despertar en las colectividades la idea de ser ellas mismas el sujeto
histórico, sobre todo cuando son grupos minoritarios. Por ello, buscan
los espacios, momentos y lugares comunes que les permitan la
integración dentro de las grandes transformaciones sociales. Al estudiar
a los evangélicos y su propuesta de nacionalismo, hay toda una visión
renovada que hacen de la historia nacional y de su papel en ésta. Por
ello fue tan importante para todas las iglesias protestantes participar
activamente en festividades, mítines y actos cívicos públicos
coyunturales como lo fue el Centenario de la Independencia, la
Revolución y después la Cruzada para abrir la posibilidad de cambiar la
acción política. Esa acción tuvo una articulación fuerte de patriotismo y
pietismo, como se ve en la cultura impresa protestante.
En estos textos hay toda una construcción de sentido de lo que es
ser protestante: sus ideas, sus preocupaciones, sus expectativas y sus
obstáculos. Los escritores y editorialistas son los sujetos que están
conduciendo intelectual y moralmente a sus comunidades de fe, pero a
su vez, desarrollan un papel social: ser los portavoces en el mundo
secular de su mundo espiritual. Por ello, la conmemoración en 1910 del
inicio de la Independencia les dio a estos protestantes la posibilidad de
reescribir la historia oficial, incluyéndose como parte del linaje
patriótico. En tal momento y contexto se presentó la oportunidad para
recomponer la tradición y la memoria. Si Hidalgo, Morelos e incluso
Iturbide habían consagrado en México al catolicismo como religión
oficial, esto fue olvidado voluntariamente en la memoria cultural y
política evangélica; lo digno de conmemorar y religar, fue la hazaña pa-
triótica de conseguir la libertad, proceso que aún no culminaba. Los
héroes patrios eran ejemplos a seguir y no santos; a esta figura del
héroe nacional en tiempo de persecución se unió la figura del mártir
evangélico.
En condiciones así, tanto en la educación como en la prensa
protestante, cobró sentido el tipo de historia, monumentos e ideas que
proyectaron los protestantes de sí mismos. En ambos espacios, los
maestros protestantes, escritores y editorialistas no pasaron
desapercibidos aquellos momentos y personajes que, desde su
perspectiva, ayudaron a forjar el Estado-nación del México moderno. Y
sin duda alguna, el movimiento de Independencia, la Guerra de
Reforma con su triunfo liberal, y los muy recientes cambios
revolucionarios plasmados en la Constitución de 1917, fueron
194 Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
REFERENCIAS
PUBLICACIONES PERIÓDICAS
El Faro (órgano oficial de la Iglesia Nacional Presbiteriana).
El Abogado Cristiano Ilustrado (órgano oficial de la Iglesia Metodista
Episcopal de México).
El Católico (periódico católico de circulación nacional, siglo XIX).
Revista Tiempo. Semanario de la vida y la verdad.
TEXTOS Y ARTÍCULOS
Bastian, Jean-Pierre, Protestantismo y Sociedad en México, México, CUPSA,
1983.
El Nacionalismo evangélico mexicano | 195
Maestra en Historia por la ENAH, Doctorante en Historia.
1 Alicia de los Ríos Merino, Salvador, José de Jesús y Luis Miguel Corral García: Good bye
american way of life, nos vamos a la guerrilla. Procesos de radicalidad en jóvenes de la década de los
setentas, México, ENAH, Tesis de maestría, 2010.
¡Nos vamos a la guerrilla! | 199
Doña Concepción García de Corral
y le dije al oído: ‘Mamá Corral’.
Luego me fui […]
Profesor de Psicología, FES, UNAM
Resistirse a ser un monigote | 213
1 César Lombroso (1835-1909) escribió toda una teoría sistemática para justificar la
tendencia plasmada en la fisionomía, rasgos corporales y formas de comportamiento de
lo que él llamó criminales, como una manera de distinguir a la gente normal; fue el
padre de una corriente que se llama la antropología criminal, que a la fecha sigue
estando muy presente y se utiliza como fundamento de prácticas y de enseñanza del
derecho penal.
2 Arturo de Gobineau (1816-1882) escribió un ensayo titulado Sobre la desigualdad de las
razas, (“Essai sur l’inégalité des races humaines”, en Jean-Marie Tremblay (comp.), Les
Classiques des Sciences Sociales, disponible en:
http://www.uqac.ca/Classiques_des_sciences_sociales, consultado el 9 de diciembre
de 2010), donde trata de demostrar la superioridad de los supuestos “arios”, un
sinsentido que pretende justificar la supremacía de un grupo que se autoadjudica la
pureza de la raza; según Romualdi, una de las tesis de Gobieneau es la siguiente: “los
antiguos textos indios nos muestra a estos arios prehistóricos –altos, rubios y con los
214 Para Pensar la Resistencia y la Disidencia Social
ojos azules– penetrando en la India, en Persia, en Grecia, en Italia para hacer florecer
las grandes civilizaciones antiguas. Con una demostración muy forzada también las
civilizaciones egipcia, babilonia y china son explicadas con el recurso de la sangre aria.
Cada civilización surge de una conquista aria, de la organización impuesta por una élite
de señores nórdicos sobre una masa”. A Gobineau se le conoce como el padre del
racismo, o por lo menos de las teorías sistemáticas de éste. Adriano Romualdi, La
Desigualdad de las Razas de Gobienau, Centro Studi la Runa, Archivo di Storia, Tradizione,
Literatura, Filosofia. Dsiponible en la red: http://www.centrostudilaruna.it/la-des-
igualdad-de-las-razas-de-gobineau.html, consultado el 1 de marzo de 2011.
3 Francis Galton (1822-1822) funda en 1884 un laboratorio antropométrico en
que fueron objeto de juicios legales en la Italia del siglo XIX. Lombroso
creía que se podía identificar al criminal por sus estigmas corporales:
9 Ibíd., p. 46.
Resistirse a ser un monigote | 217
como ponerse una máscara, que le permite ser la más sexy, la más bonita.
Admite que es como algo teatral, te desprendes de una caracterización y
vuelves a ser la misma con tu pants y tu gorra.
Al rememorar, advierte el contraste entre su vida actual y lo que
antes era su existencia. Reconoce la diferencia y señala que quizá
requiere “empezar a buscar otra cosa que me llene un poquito más…
Como que siento que… mmm, ya no me hace tan feliz como antes, esa
es la verdad”.
Sin embargo hay cosas de su actividad que le sorprenden y que
trata de manejar:
Recordemos que para Descartes se podía saber que uno era algo
porque podía pensar y que uno podía dudar de todo lo que existía, pero
el dudar estaba presente, y puesto que estaba presente, estaba lo que le
da carácter de existencia. No obstante, pensar que lo que somos tiene
que ver únicamente con el pensamiento, es limitar mucho lo que
somos. El mismo Descartes dividía al ser en alma y cuerpo.
En cambio, ahora la identidad como una noción, como una ma-
nera de poder decir “yo soy, porque soy diferente a los demás”, se hizo
posible sólo en la medida en que fue también posible que se pudiese
narrar, y aunque eso en esta época nos parece muy natural, no fue
siempre así; al respecto, dice Bruner18 que para ser hay que narrarnos, y
narrarnos no sólo implica la palabra hablada, implica todo acto que dé
sentido a nuestra existencia y que pueda ser interpretado por los demás.
Así, una cicatriz, un implante, un tatuaje, unos bíceps hipertrofiados,
una perforación adornada, una cintura liposuccionada, una ablactación,
un cambio de genitales, son maneras de narrarnos, de decir quiénes
queremos ser, cómo queremos que nos signifiquen, cómo queremos
que nos vean y hasta cómo queremos morir: Me voy a morir pero bien
mamado, dice uno de los participantes del Concurso de Físico
Culturismo “Míster México”.
Narrarnos implica construir una identidad, una cara para mostrar,
para que nos perciban y sepan que hablan con alguien. Sin embargo, no
podemos decir que toda la gente cambia y modela su cuerpo para
construir una identidad de la misma manera, no es así de simple. La
sutileza está presente en cada una de las personas que modifican su
cuerpo, desde el chico que para ser parte de un grupo se tatúa el
nombre de la banda y demuestra ante los ojos de los demás que el
dolor no es parte de él, y que por tanto merece estar en el grupo, hasta
aquel que pretende alejarse de lo convencional puesto que lo
convencional le niega la diferencia; entonces, la búsqueda de la
mutilación es la posibilidad de estar vivo, es estar en un cuerpo que
todavía puede sentir, aunque sentir sea parte del un dolor que rasga las
entrañas; también está quien, negando el dictado de los cuerpos
“bellos”, se bifurca la lengua en un reto a los cánones establecidos y
que navegando contra todo dictado del decoro se aferra a un sí mismo,
siendo lo que nadie quiere ser. Narrarnos implica reconocer que en la
narración está el texto multirreferencial, donde la voz que dice quién se
es no está delineada hasta que se juega la existencia del ser siendo.
Mirar un cuerpo que ha sufrido una escarificación remite a la
imagen de dolor, de sufrimiento, de mutilación, mientras que mirar un
BIBLIOGRAFÍA
Bauman, Zigmunt. La crítica como llamado al cambio. Entrevista a Bauman.
En: http://www.youtube.com/watch?v=X4YGdqgCWd8,
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http://www.youtube.com/watch?v=xdd7YaCFwWw. Con-
sultado el 13 de septiembre de 2010.
Capítulo 14
Los Marginales
de la Cana, Semblanza
de una Resistencia Posible.
David Rodríguez Mondragón
entrada en el sistema de las leyes civiles a fines del siglo XVIII, un ejemplo se presenta
durante la Independencia de Estados Unidos. “El preámbulo de la ley redactado por
Blackstone y Howard, describe la prisión individual en su triple función de ejemplo
temible, de instrumento de conversión y de condición de aprendizaje: sometidos a una
detención aislada, a un trabajo regular y a la influencia de la instrucción religiosa,
algunos criminales podrían no sólo inspirar el terror a quienes se sintieran movidos a
imitarlos, sino también corregirse ellos mismos y adquirir el hábito del trabajo”.
Michael Foucault, Vigilar y castigar, México, Siglo XXI Editores, 1999, pp. 127-128.
Los marginales de la cana | 231
2 Víctor Payá, Vida y Muerte en la cárcel, México, Plaza y Valdés Editores, UNAM FES
Acatlán, 2006, pp. 101.
3 “[…] observar lo corriente en lugares en que esto asume formas no habituales
trazar límites estrictos a esos eventos los condena a reducirlos. Tan sólo
intentar describir el sistema de creencias que confluyen en alguna cárcel
en particular, implica describir de forma parcial la manera en que
diferentes individuos, con todos los bagajes educativos contemplados
en la macrosociedad mexicana, interactúan en espacios cerrados
manteniendo sus particularidades e identidades, esta labor, si no
titánica, parece imposible para cualquier pretencioso investigador. El
mundo carcelario, entonces, lo reducimos de un modo conveniente,
pero no científico como se le ha querido justificar.
En la cárcel, la intimidad e individualidad se ve amenazada por las
propiedades que el grupo e institución le conforman a su microcosmos;
en este sentido, las creencias particulares concurren desde lo privado a
lo público, evento que se vivencia en tan sólo una brevedad de espacio-
tiempo. Por ejemplo, algunas creencias deíticas como la adoración a la
“santa muerte”, de ser un evento privado y creencia particular, pueden
transgredir fácilmente hasta lo público, encontrando multitudes de
seguidores y fanáticos. Más aún, este fenómeno puede compartir
hábitat con el de la adoración a la imagen de la virgen María o cualquier
otro santo, ambos espacios de culto pueden yuxtaponerse, lo que en
otros ámbitos resultaría inadmisible o impensable. Pero la cárcel y sus
efectos en los hombres, permiten crear nichos irracionales o fantásticos
que seducen al observador e investigador externo. En el mundo
carcelario dichas creencias y las posturas de actividad implicadas, en
variadas ocasiones son llevadas al límite. Lo que algunos estarían
imposibilitados para realizar en otras condiciones, en estos menesteres,
se llevan a cabo vulnerándose, reduciéndose y alterándose los prejuicios
y juicios que sostienen la capacidad de entendimiento del otro.
Transitar estos lugares mueve la conciencia y ésta puede pender de un
hilo. Sin embargo, el hombre posee capacidades extremas para
4 Es muy común ver esta confrontación con la supuesta enfermedad a la cual se le reta.
En los partícipes de la venta de droga en el exterior, hay dinámicas de autosanación
parcial/temporal, y es necesaria para obtener resultados económicos y de congruencia
de grupo.
5 El pagador es el que no realiza la acción delictiva pero se le atribuye, sin embargo, es
falta de capacidad para investigar por parte de nuestro aparato de (in)justicia; aunque
siempre existirá la duda razonable.
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9 Pero, pareciera que no es lo mismo la cárcel del oriente, sur o norte, ya adentro los
internos dicen que “todo es cárcel”, aunque en el norte los internos “caneros” señalan
que en el área de ingreso “parece kínder”. Esto es, se anula la condición del castigo y
corrección, se habitúan al trato carcelario y sus operarios.
10 Muchos de los internos reincidentes conocen las operaciones “administrativas” y
“técnicas” que los llevan a su clasificación y distinción en la cárcel; por otro lado,
reconocen los riesgos de “andar” y “transitar los espacios carcelarios” e “interactuar
con los “operarios carcelarios”, su conocimiento es un poder, y ese poder permite tanto
alcanzar objetivos concretos de supervivencia como sujetarse a su entorno y someter al
otro.
11 Michel Foucault, op. cit., habla de que la privación legal de la libertad es parte de una
economía del poder con efectos bien establecidos –no borrar el delito, sino bloquear su
repetición y disciplinar a los hombres.
12 Nuevamente en lenguaje carcelario, buscar la libertad es o puede ser acatar
14 Habrá que tener cuidado en generalizar o tomar como la “norma” esta circunstancia,
se considera que es una realidad “posible” y un posible reflejo de esos mundos.
15 Pero aun deberíamos ver en el visitador y la Comisión de Derechos Humanos un
reglas bien marcadas, más bien es una suerte de cierta conjunción de eventos y prácticas
al interior, facilitadas ya sea por los mismos internos o por los que los custodian.
22 Los apandos-segregaciones, los internos que las habitan, a veces por tiempos
hasta solicitar grandes cantidades, la familia debe cubrir para acceder a los bienes
carcelarios. Son muchos los casos que se registran en el Consejo Técnico
Interdisciplinario (C.T.I.), pero poco se documenta, pues implicaría registrar el error e
incapacidad de las autoridades para prevenir su incidencia.
Los marginales de la cana | 239
24 Lo que se pretende mostrar es que dichos umbrales y límites son muy frágiles y
muchas veces ni siquiera están planteados de manera formal o informal, simplemente
se vivencian. En este sentido, la superestructura más las condiciones de supervivencia o
vivencia, crean sus propios ejes de acción; el contexto no se puede desligar de la acción
de la misma manera en que la actividad humana no se puede desligar de las emociones
y cogniciones.
25 Al ser los reclusorios y penitenciarias los lugares menos visibles a la sociedad y, por
otro lado, los más temidos, generan rechazo y sus habitantes son estigmatizados.
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apremiante, pero existe. La diferencia con los de negro –custodios–, es que éstos
reciben una paga formal por el estado-institución, mientras los internos, lo hacen por
un circunstancia intrainstitucional o vivencial, ya sea para supervivir, para obtener
poder, para ejercerlo, orden de la casualidad, etc., no hay reglas, en cambio sí hay
convenciones, significados de vida y vivencias dentro de marcos públicos, que aparecen
como estados cotidianos.
28 Esta acción conllevó una fuga en el Reclusorio Norte –julio de 2005– en la cual los
gigantescos llamados “peroles”, son conducidos por el pasillo llamado kilómetro hacia
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los distintos comedores, aunque ya no funcionen como tal. En el tránsito por los
pasillos, los alimentos son depredados y se observan auténticas batallas y actos de
violencia, que las menos de las veces son controlados por el aparato formal.
30 Ningún comedor se usa, pues su lugar ha sido habilitado como talleres o cualquier
cosa que resuelva una emergencia de la vida cotidiana. Los alimentos son distribuidos
en los mismos accesos al dormitorio, ya sea en los pasillos, en las zonas, o inclusive en
las mismas estancias, ello depende de múltiples factores como son la comodidad para el
ranchero –si se está en día de visita, por ejemplo en el C.O.C., se trafica en las zonas y
no en el comedor, el cual es utilizado por personal de tiendas como un auténtico
restaurante; en cambio si es en un dormitorio de internos castigados, ésta se distribuye
en las mismas estancias. Esto cambia por la misma situación y día. El día de visita
modifica ese “orden”, inclusive la depredación es distinta, si está lloviendo o no, son
“elementos” que modifican una aparente regularidad.
31 Se ha podido constatar que los alimentos no tienen un aspecto del todo agradable,
sin embargo es primordial para las autoridades manejar cierto nivel de control a este
respecto, pues constituye, junto con el ingreso de la visita familiar, elementos dinámicos
de riesgo institucional y su deterioro son motivo de revuelta.
32 Hay prácticas que son ejemplos de la actividad informal externa y que es referente de
33 Una condición que presentan las ilegalidades es que son estados tolerados por la ley
que fácilmente derivarían en infracción, pero que se sitúan justo en esa frontera en que
pueden ser permitidos, en tanto una condición extraordinaria no rompa con su
circunstancia. Los internos y sus visitantes, con regularidad se encuentran enmarcados
en esta habitualidad, sea en sus trabajos –como vender piratería– o hasta en sus
actividades lúdicas, por poner algún ejemplo.
34 Estos internos son un claro ejemplo de ilegalidad, visible al interior de las cárceles, al
ser muy frágil el umbral que permite el sostenimiento de estos agentes en una dinámica
de vida secular.
35 Pese a ser una práctica ilegal el pedir dinero a los visitantes o internos, lo que en la
calle es “el genere”, “el convive”, “el presta”, es decir, la dádiva, pero en un grado más
propio, un micro robo, en este espacio se mantiene, la cotidianidad e ilegalidad se
impone ante el ideal de vida en reclusión.
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40 Cada nuevo ingreso implica una reincidencia, aunque el delito sea otro o haya sido
compurgado penalmente, aunque la primera vez hayan sido liberados por falta de
elementos. No se califica ya el “hecho”, sino al “alma” y su historia transgresora del
bien social y que se niega a sucumbir al efecto correctivo que se le impone.
41 Para el grueso de penalistas, criminólogos clínicos o psicólogos forenses, esta
condición es inherente.
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no establece su estado de verdad y realidad, de allí que las elaboraciones que hacen los
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cárcel no lo sabemos, pero aquí tienen poder: manejan las llaves, las
rejas, los alimentos, las personas que ingresan, las que egresan,
movilizan la cárcel a su antojo, provocan miedo, o provocan confianza,
no hay lugar y etiqueta que describa su poder sobre la institución, ésta
se les brinda, son los informantes del director, de los custodios, de los
empleados y los mismos internos, son su “18”, son los que entienden
los archivos, las clasificaciones y las acciones del consejo técnico, su
conocimiento es oro para el “tierno”; si logran arreglos con los
custodios, son los que cobran las listas, los que llevan al médico y hasta
diagnostican, entienden las enfermedades de la cárcel, las han padecido,
las han sufrido, saben las consecuencias, dirían “la droga no nomás se
acaricia, llévatela despacio, fúmatela así, ve con este comandante, así
libras la fajina, en este dormitorio compras comida chida, etc.”. Su
capacidad de “navegación” les permite comer sin hacer filas; en caso
extremo, en la basura hay un buen alimento que otros desechan, pero
los favores que hacen se cobran, un buen plato los espera, una buena
“giña” –cobija–, los abrigará, ya mañana la pueden vender y sacar para
otra “vaisa”, “se la saben”. Evitan las riñas, no toman partido entre
custodios e internos, no es su lucha, “sacan para lo suyo”, lo demás no
les importa. De vez en cuando son borregos, aunque a veces desprecien
este papel, saben les implica el odio de los internos y prefieren ser
neutrales; pero si hay dinero de por medio, “ni modo que lo dejen”. Su
inteligencia es instrumental, práctica, hábil para entender la cárcel y su
movimiento, para tomar la suficiente ventaja y evitar riesgos de más. Se
saben infiltrar –desde ser bolero o basurero–, acceden a sitios
restringidos, lo saben y se jactan de la falta de inteligencia del artífice
institucional. Son los que evaden listas, horarios, depredan a su ritmo,
en pequeño con sus limitaciones, pero no aplastan, sacan ventaja sin
lesionar la integridad del otro, ellos han padecido esta circunstancia
desde su primer ingreso y “no es lo suyo”. Estas diferenciaciones,
¿cómo las explican los científicos de la conducta? No pueden, no les
interesa, los signos inteligibles les son estorbosos, molestos,
indiferentes, éstos se borran como el poder del “canero”.
Los científicos de la conducta preferimos las certezas a medias que
las realidades de a cuartos, debiéramos pensar en la psicología como un
lienzo en el que elaboramos el óleo de una fotografía, pero al final
habrá quienes obtengan un dibujo cuyo parecido a la foto sea casi
idéntico, otros darán prioridad a los colores, otros al fondo y así
sucesivamente, sin embargo, no deja de ser un dibujo, una inter-
pretación de la foto, y la foto no es el objeto en sí mismo, se parece
pero no lo es, somos seres que interpretan el mundo simbólico.
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REFERENCIAS
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instrumento psicocriminológico para determinar objetiva-
mente la peligrosidad”. Revista de Ciencias Sociales Universidad de
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Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas. Barcelona, España:
Gedisa, 2001.
Marchiori, Hilda. El estudio del delincuente, tratamiento penitenciario. México:
Porrúa, 2002.
______. Psicología criminal. México: Porrúa, 2002.
Payá, Víctor. Vida y muerte en la cárcel. México: Plaza y Valdés Editores-
UNAM, FESA, 2006.