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Mujeres, Brujas y Parteras

en la Edad Moderna:

Historia de una Persecución

Autora: Lic. Obstetrica Andrea Alejandra Ezquerro


Domicilio: Larrea 1160 1° piso A
TE: 155563-7444
Mail: andreaezquerro@hotmail.com
Materia: Historia de la Medicina
Docente a cargo: Lic. Sanchez
Carrera Docente
UBA-2009

PALABRAS CLAVE:

PARTERAS
COMADRONAS
SANADORAS
CAZA DE BRUJAS
EDAD MODERNA
HECHICERIA
DEMONIO
SEXUALIDAD

2
INDICE

INTRODUCCION.................................................................................................. Pág.4
CONTEXTO HISTORICO……………………………...……………………….. Pág.5
LAS BRUJAS, EL DIABLO EN EL CUERPO……………………………….......Pág.15
LA CAZA DE LAS PARTERAS………………………………………………….Pág.22
LOS CASOS TESTIGO
GOSTANZA DE LIBBIANO.......................……………………………………Pag.29
WALPURGA HAUSMANNIN………………………………………………....Pag.31
CONCLUSION, LO QUE FUE DE LAS PARTERAS………………………...... Pág.32
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………..Pag.34

3
INTRODUCCION

Durante la llamada Edad Moderna, el fenómeno de la Caza de Brujas se extendió por


toda Europa, abarcando a diversos actores sociales como victimas y victimarios.
En relación a las victimas, una gran proporción fueron mujeres de todas las condiciones.
Sin embargo, en poblados medianos y pequeños, en general, la persecución, tortura y
muerte o destierro de estas mujeres se focalizo en cierto estamento de mujeres: las
sanadoras, las comadronas o parteras.
El propósito de este trabajo es intentar describir las múltiples variables que pudieron
haber dado lugar a este fenómeno, así como sugerir una relación de asociación entre el
hecho en cuestión y el posterior devenir de la profesión de las parteras, como actividad
asistencial.

4
CONTEXTO HISTORICO

El periodo de 3 siglos comprendido entre los años 1450 y 1750, aproximadamente, se


conoce, desde una mirada historiográfica, como LA EDAD MODERNA.
Europa entraba en una etapa de grandes modificaciones políticas, religiosas, sociales y
culturales.
El feudalismo llegaba a su fin, la burguesía, como nueva clase social, hacia su aparición,
comenzaban a forjarse los estados nacionales, la economía comienza a cimentar un
nuevo orden: el capitalismo.
La iglesia católica no fue ajena a esta turbulencia, es cuestionada desde sus mismas
bases, a través de la Reforma que Martín Lutero emprende, e intentara sostenerse como
institución indisoluble y perpetua desde la Contrarreforma.
Como es de suponer, los hombres que vivieron en este tiempo, no escaparon a esta
conflictividad. Su vida cotidiana, sus valores, sus creencias fueron sacudidas y vueltas
al revés por causas que no alcanzaban a comprender. La inquietud, en especial de las
clases campesinas, comenzó a surgir, manifestándose de distintas formas: reuniones,
rebeliones, la búsqueda de responsables de las calamidades que llegaban sin razón
aparente.
En este contexto, un fenómeno hizo su aparición, al principio tibiamente, declinando
en algunos periodos, hasta cobrar fuerza a lo largo y ancho de Europa, con algunas
variantes regionales: LA CAZA DE BRUJAS.
Había por fin, como explicar toda esta turbulencia que agitaba las sociedades enteras:
EL DEMONIO ESTABA EN MUNDO; SUS SEGUIDORES, ENTRE LA
GENTE; SU META, SUMIR A LA HUMANIDAD EN UNA ERA DE
OSCURIDAD.
Los juicios por brujería no se dieron con regularidad durante estos 300 años: hubo un
aumento gradual de los procesos durante el siglo XV, disminuyeron en los principios
del siglo XVI, se incrementaron hacia sus finales y principios del siglo XVII para

5
declinar a fines de este siglo y principios del XVIII. 1

El fenómeno no ofrece un análisis simple, ni desde sus causas, ni identificando a sus


protagonistas.
Distintos autores han propuesto como causas, no solo los eventos macro mencionados al
inicio del capitulo, sino otros, que seguramente han contribuido a crear un estado de
cosas propicio para la producción del suceso. Algunos de ellos son:
a- La inquisición como institución operativa.
b- El uso de la tortura judicial.
c- Los cambios en el pensamiento medico.
d- El uso creciente de narcóticos.
e- La oposición al control de la natalidad.
f- El odio a las mujeres.
g- La generalización de enfermedades infecciosas como la sífilis.

Según Wolfgang Behringer, otro hecho hizo impacto en las sociedades de la edad
moderna: un cambio climático desfavorable que trajo inviernos sumamente fríos,
primaveras y veranos húmedos y que se conoce entre los historiadores como
PEQUEÑA EDAD DE HIELO.2 Esto dio como resultado inundaciones, tiempos de
siembra y cosecha mas cortos, la perdida misma de esas cosechas magras, suba de
precios del alimento, estallido de epidemias, aumento de la mortalidad infantil y del
ganado y, como consecuencia, deterioro de las condiciones de vida de los mas pobres,
mas descontento y tensión social.
Haciendo revista de todos estos acontecimientos, durante la temprana y alta edad media,
la mayoría de los teólogos católicos y reformistas sostenían que todas las calamidades
climáticas, políticas y económicas tenían un solo responsable: EL PECADO DEL
HOMBRE y no el poder de demonios o brujas.
Pero esto no hacia más que reforzar, ante el hombre común, la idea de LA
PRESENCIA DE QUIEN SE NEGABA; precisamente, el diablo y sus colaboradores

1
Levack, Brian P; La caza de brujas en la Europa Moderna, versión española de José Luis Gil Arista,
Alianza Editorial, Madrid, 1995. Pág. 23.
2
Behringer, W; Climatic Change and Witch- Hunting: The Impact of the Little Ice Age on Mentalities;
1999, traduccion de Campagne, Fabian; Catedra de Historia Moderna, Facultad de Filosofia y Letras,
UBA, octubre de 2008, pag. 2

6
en la tierra, por cuanto la reticencia a aceptar los dichos de la iglesia estuvo siempre
presente.
Finalmente, en 1480, la bruja como responsable de maleficios meteorológicos fue
aceptada por la iglesia. El papa Inocencio VIII así lo reconoció en su bula Summis
desiderantes affectibus de 1484.3
En 1486, fue publicado el Maleus Malleficarum, el Martillo de las Brujas para golpear
a las Brujas y sus herejías con Poderosa Maza, escrito por los dominicos Jacobo
Spraenger y Henry Institoris.
Fue una obra de gran difusión, en el momento en que la imprenta permitía que los libros
comenzaran a circular entre la población instruida, de la que todavía no formaba parte el
campesinado.
Basado en el pensamiento de Santo Tomas de Aquino y otros teólogos, fue reimpreso
mas de 30 veces antes de 1520 y se constituyo como uno de los textos mas
representativos de una nueva doctrina dentro del campo teológico: LA
DEMONOLOGIA.4
El texto hace gala de una enorme misoginia, considerando, por ejemplo, a la mujer
como un ser capaz de asesinar por su sola condición femenina y destina un capitulo
completo a divulgar como LAS PARTERAS BRUJAS, ofrendaban los niños al
demonio5. Este eje crucial, motivo del presente trabajo, será tratado mas adelante.
El texto además, sostenía la HEREJIA DE AQUELLOS QUE NEGABAN LA
EXISTENCIA DE LA BRUJERIA. Por otra parte, como toda publicación de la época,
era comprendida como un CUERPO DE CONOCIMIENTO GENUINO, con
autoridad papal, en este caso.
Su divulgación indirecta, a través de los procesos judiciales que se sostenían en su
teorizacion, difundió finalmente entre las clases mas pobres e iletradas la certeza de la
existencia de las brujas.
A estas clases convoco para su búsqueda y denuncia, promoviendo entonces la
extensión del fenómeno a través de todos los estratos sociales y diseminándolo por
Europa entera.
Por temor o convencimiento, el hombre ilustrado o ignorante no podía escapar a este
llamado imperioso de la Iglesia, seria cómplice y victimario o caería como acusado de

3
Ibidem, pag 3.
4
Levack, op cit.
5
Institoris, H; Spraenger, J; Malleus Maleficarum, traduccion de Miguel Jimenez Monteserin, Ed.
Maxtor, 2004, cap XIII.

7
la maquinaria judicial en marcha. La actividad de las brujas no era un delito menor o
trivial, sino que se trataba de una conspiración contra la Fe Cristina, por lo que se debía
juzgar con gran dureza al criminal. La condena significaba destierro, si había
convencimiento del arrepentimiento, o muerte por tortura o en la hoguera, en la mayor
parte de los casos.
El tema de la brujería convoco también a pensadores de otras disciplinas, como el
francés Toulouse Jean Bodin quien publico, en 1580, su Daemonomanie, en el que se
recomendaba y exhortaba a las autoridades que actuaran sin piedad contra las brujas.
Es útil referir que Bodin no era un teólogo, sino un pensador que se destaco en las ramas
de la filosofía, economía y ciencias políticas. El hecho de que intelectuales ajenos a la
cuestión religiosa incursionaran en este campo y a favor de la persecución de brujas,
nos habla de la magnitud que esta creencia alcanzo durante este momento histórico.
Hoy nos preguntaríamos como es posible que individuos como Bodin, un intelectual
referente para la clase ilustrada en Europa, pudiera simplemente creer en la existencia
de bruja. Fabián Campagne, especialista en el tema, a cargo de la Cátedra de Historia
Moderna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cita a
Lucien Fevre, historiador francés , quien ensayo como respuesta que EN LA
MODERNIDAD TEMPRANA NO EXISTIA UN VERDADERO SENTIDO DE
LO IMPOSIBLE.6
En su trabajo original Campagne acuerda con Fevre y ejemplifica la teoría del “no
imposible”: desde la pluma de Pedro Ciruelo, teólogo español que , en su Reprobación
de Supersticiones y Hechicerías, condena ciertas creencias pero acepta como realidad el
fenómeno del vuelo de las brujas; o Francisco Nuñez, Profesor de Medicina de una
universidad española, en su Libro del Parto Humano, titula uno de sus capítulos: “ De
los remedios contra las bruxas, y contra todo genero de sabandijas que offenden a los
niños”.
Si bien el mundo científico empezaba a producir conocimiento que echaba luz sobre
algunas cuestiones, el hombre moderno todavía sentía a la naturaleza como una fuerza
con un ilimitado poder creador y productor de fenómenos incomprensibles; por aquel
entonces para este hombre moderno NADA ERA IMPOSIBLE.

6
Fevre, L; El Problema de Incredulidad en el siglo XVI. La religión de Ravelais, Mexico, Uthea, 1959,
pag382.

8
Según Campagne, el sentido de lo imposible desde la perspectiva de la teología cristina,
comenzó a generarse y difundirse, recién a partir del siglo XVIII, cuando tanto milagros
y acciones angélicas como demoníacas se restringen, hasta casi extinguirse. 7

Entonces bien, la brujería era posible para la gente común, la intelectualidad y la


teología de la época; pero ¿que significaba exactamente el concepto de BRUJERÍA?

Para el Historiador Brian Levack, los mismos contemporáneos atribuían al término


significados diversos pero, en general, se referían a la práctica de MAGIA NOCIVA,
POR MEDIO DE UN PODER SOBRENATURAL. Los actos derivados de esta
abarcaban un amplio espectro e incluían el asesinato, la aparición de una enfermedad,
un evento climático destinado a destruir, así como la generación de impotencia en un
individuo o la muerte de un recién nacido. Estos actos se denominaban MALEFICIA.

El concepto, enteramente novedoso, se diferenciaba de la magia en que:


1- La magia era un poder del hombre, quien lo desencadenaba y controlaba.
2- El mago actuaba en forma individual.
3- La magia podía ser beneficiosa. ( La alquimia se consideraba Alta Magia en el
medievo)

Pero la brujería, para Levack, es la teórica resultante de una suma de variables, que
incluyen EL PACTO CON EL DEMONIO Y, A TRAVES DE ESTE PACTO, LA
ADQUISICIÓN DE PODER.
Por tanto, para este autor, existía un CONCEPTO ACUMULATIVO DE BRUJERÍA
que puede sintetizarse del siguiente modo:
1-Para la religión cristiana del medioevo, SATANAS o EL ENEMIGO, era dios y
fuente de toda otra creencia diferente (judíos, moros, etc.).Es en este momento cuando
surgen las representaciones del demonio con atributos de dioses paganos (barba de
chivo, cuernos, o forma semianimal)
2-Los cristianos de la edad media y moderna, sostenían también la existencia de diablos
menores que ayudaban al Demonio en su obra destructiva.

7
Campagne, F; Brujería y sentido de lo imposible en la España Temprano Moderna: reflexiones en torno
a la literatura antisupersticiosa, Harvard Teological Review, 2003, pag 25-62.

9
3-La teología del momento sostenía que todos los demonios eran espíritus incorpóreos,
sin carne ni sangre, pero podrían tomar la apariencia de un cuerpo humano o animal
mezclando elementos naturales (aire y vapores de la tierra). Este cuerpo podía realizar
actos propios de los humanos como bailar o fornicar, sus órganos sexuales eran helados
por falta de sangre.
4-El diablo y sus demonios también tenían el poder de poseer a otro ser humano, por
decisión propia o por pedido de las brujas. También podían crear ilusiones en la mente
de alguien y llevarle a creer que algo de su persona se alteraba.

Como vemos, al diablo se le atribulaban numerosas facultades, pero no se igualaban a


las de Dios; así, no podía hacer milagros ni crear vida. Necesitaba socios y súbditos para
llevar a cabo su tarea en la tierra. Estos brujos y brujos, no solo realizan hechizos, sino
que honran al diablo y reniegan de la fe cristiana.
Esto puede explicar la razón por la cual, durante la baja y alta edad media, aun cuando
en Europa abundaban magos, alquimistas, adivinadores y sanadores, no se desato una
caza masiva y sistemática de brujas como la que hizo eclosión en el mundo moderno.
El sujeto con algún poder especial, lo tuvo entonces por obra y gracia del demonio, con
el que había pactado y al cual le servia.
5-Este PACTO CON EL DEMONIO, era entonces el vinculo entre la hechicería y el
culto a su figura. El mago o brujo era entonces HEREJE, pues negaba a Dios y
APOSTATA, pues renunciaba a su fe cristiana. EL PACTO ES ENTONCES EL
DELITO y, por tanto, la causa oficial de todo proceso legal que se instituyo para
procesar a los individuos acusados de brujería.
Así el mago, personaje aceptado y hasta solicitado en la edad media, se convierte en el
brujo delincuente, perseguido y cazado por temor, pero también por venganza, envidia,
prejuicio, codicia, disputas, celos, tragedias personales, etc.
6-Este pacto no se daba en condiciones de igualdad, sino que el brujo o bruja era
sirviente del Demonio, quien pagaba con recompensas materiales escasas, pero
proporcionaba a este sirviente otras ventajas, como tener un poder superior a sus
semejantes o proporcionaba FAVORES SEXUALES: es aquí donde entrara a jugar
fuertemente la figura de la BRUJA FEMENINA, preponderante en la creencia social,
como la criatura mas funcional para los fines perseguidos por el demonio, solo por su
condición de mujer.

10
Citando a Levack: …” Es también interesante señalar que cuando el mago-señor se
transformo en bruja servil, el sexo del malhechor cambio de varón a hembra.”8

Aunque no puede fijarse con precisión el numero exacto de procesos judiciales y


ejecuciones por brujería, debido a la perdida de actas judiciales, se estima que el numero
total de personas juzgadas en toda Europa fue de 100.000, siendo ejecutadas alrededor
de 60.000 de ellas; según Campagne el 80 % de ellas fueron mujeres, aunque no lo
considera un fenómeno de genero, opinión no compartida con otros autores como
Levack9. Mi opinión personal es que se trato, efectivamente de un fenómeno ligado al
sexo y desarrollare esta hipótesis en el capitulo siguiente.

En cuanto a la enorme magnitud del acontecimiento, otra supuesta característica de las


brujas opero para masificar la persecución. Existía la creencia de que las brujas tenían
por costumbre reunirse en comunidad en el AQUELARRE O SABATH, momento en
el que se abandonaban a orgías febriles con los demonios, practicaban el infanticidio
caníbal o se encontraban con su señor Satanás; fornicaban con el, recibían poder y
recompensas por su labor. Por tanto, cuando una bruja era identificada se intentaba
encontrar a las otras a su alrededor, sus hermanas de culto, sometiendo a tortura a la
acusada o alentando a la población a denunciar según sus sospechas.
Así estructurada, la caza se extendió como una onda expansiva de la que ninguna mujer
se encontraba a salvo. Cualquier actitud o característica que manifestara, cualquier
situación desfavorable en la que se viera envuelta, podía ser el detonante para una
denuncia individual y la posterior búsqueda de otras como ella. Según Levack: …”Sin
la creencia del aquelarre, la caza de brujas habría sido una operación judicial de
mucha menor envergadura.”10
Hubo también muchos individuos formalmente acusados pero nunca llevados a juicio,
ya sea por decisión de las autoridades judiciales de poner fin a la caza, o por el costo de
mantener un gran número de personas encarceladas. Aun asi, esas personas,
compartieron el terror con los que fueron juzgados y mas tarde, soportarían el
ostracismo social y la sospecha continua.
El contexto típico de la caza de brujas fueron las comunidades rurales o urbes
pequeñas. Sus habitantes, los campesinos o artesanos vivían en estrecha comunidad, lo
8
Levack, op cit, pp 66.
9
Levack, ibidem, pp 180
10
Levack, op cit, pp 67.

11
que facilitaba la producción de conflictos interpersonales. Esto, sumado a su creencia en
supersticiones de toda índole, facilitaba las sospechas de que esta o aquella mujer era,
efectivamente, una bruja.
La iglesia, desde el pulpito, exhortaba a la denuncia. La lectura pública de cargos contra
la sospechosa aleccionaba a los campesinos sobre las capacidades de la bruja, sus
características y su área de acción.
No había manera de escapar al conocimiento de la presencia de brujas, ni había forma
de sustraerse del temor de ser afectados por ellas.

Habiéndonos situado entonces frente a una mirada global de la época, veamos ahora el
cuadro un poco mas de cerca; conozcamos la caza de brujas, desde la perspectiva de sus
victimarios: el poder eclesiástico y civil, los nobles y el campesinado asi como a sus
principales victimas, las mujeres que por atributos de sexo o por características
singulares, conformaron al estereotipo de la bruja y debieron pagar por ello.

12
LA MUERTE Y LA MUJER, Hans Bandung Grien.
Kuntmuseum, Basilea, Suiza.

13
BRUJAS, Hans Baldun Grien, 1510. Grabado en madera.
Germanisches Nationalmuseum, Nuremberg

14
LAS BRUJAS
El Diablo en el Cuerpo

"…Puesto que la mujer es un ser flaco es seguro que en su juicio y muy expuesto al engaño, según
mostró Eva..., que por muy poco se dejó embobar por el demonio, no conviene que enseñe,
no sea que,
persuadida de una opinión falsa, con su autoridad de maestra influya en sus oyentes y arrastre
fácilmente
a los otros a su propio error…”
DE LA MUJER CRISTIANA,
Luis Vives: Obras completas

Como hemos mencionado las personas procesadas por brujería fueron, en su mayoría,
mujeres. Al parecer, esta es la característica de las brujas que se sustenta en mayor
cantidad de documentación.11
En los casos en que los acusados eran hombres, era común que los juicios estuvieran
vinculados con otros procesos de índole política, o eran dirigidos hacia integrantes de
sectas consideradas heréticas como la de los Valdenses (siglo XV).
La inquisición española e italiana estaba más interesada en la herejía que en el
maleficio, de manera que en las regiones bajo su influencia, los hombres tenían gran
posibilidad de ser sometidos a juicio.12
¿Que es lo que, entonces, motivo esta caza dirigida, abrumadoramente, hacia las
mujeres?
Recordemos que el mundo moderno se hallaba inmerso en sucesivas guerras de religión
donde diversos líderes, como Lutero y Calvino, intentaban reforzar desde su particular
concepción, la idea de un cristianismo perfecto. Pero, aun con sus diferencias,
mantenían preceptos comunes. Uno de ellos era el CONCEPTO DE LA MUJER,
COMO SER MORALMENTE MAS DEBIL, como Eva demostrara desde el inicio
de los tiempos.
Si esto era sentido por el hombre moderno como cierto y reafirmado por sus referentes
de la iglesia, asi como por la literatura demonológica producida en la época, seria la
mujer el sujeto natural para sucumbir a las tentaciones del demonio. El arte no es ajeno
a esta percepción de la mujer, como nos muestra la obra de Grien, asociando
femineidad, muerte y brujería.

11
Levack, op cit, pp 176.
12
Levack, op cit pp 129.

15
También en este marco de exaltación de la fe cristina, el hombre común fue forzado a
examinar su vida y su conciencia en busca de expulsar actos o pensamientos
pecaminosos. Se instaba a pensar la sexualidad, no ya desde el costado picaresco de la
edad media, sino como una aberración, apenas tolerable para producir hijos dentro del
matrimonio; toda otra acción o expresión era una grieta en la moralidad humana por la
que el diablo podía colarse para sumir al individuo bajo su poder.
También según la fe cristiana, el fruto de toda lascivia y perversión era la mujer, ya que
encarnaba, como en todas las épocas, el objeto de deseo y angustia del varón.
Varón que gobernaba, producía religión, política y cultura y decidía sobre la vida y la
muerte.
Según Mughembled, en su Historia del Diablo, “… la medicina, el derecho, la
propaganda visual(…), reafirmaron la idea de una vigilancia indispensable para
controlar a un ser imperfecto, profundamente inquietante.”13
Todo atributo desagradable era característico de la mujer: fragilidad, inconstancia,
mendacidad, superstición, histeria, envidia, vanidad, desvergüenza, carnalidad,
servilismo, impudicia. Por todo esto era, a la vez, un ser perturbador, inferior;
necesitado de sojuzgamiento y custodia, por su bien y el de los que la rodeaban.

Dice Fray Martín de Castañeta, en su Tratado de las Supersticiones y Hechicerías:

“ Destos ministros el demonio consagrados y dedicados mas hay mujeres que


hombres(…)Porque Cristo las aparto de la administración de sus
sacramentos(…)Porque mas ligeramente son engañadas por el demonio(…)Porque son
mas curiosas en saber y escudriñar las cosas ocultas(…)Porque son mas parleras que
los hombres(…)Porque son mas sujetas a ira y mas vengativas… “

A medida que la Iglesia lograba extender sus influencias, comenzaban a aflorar


síntomas de las neurosis colectivas: alucinaciones, impotencia y autoflagelación.
La mas característica de las alucinaciones fue la presencia de demonios en forma de
hombres llamados INCUBOS (del latín incumbere, echarse sobre) y mujeres llamadas
SUCUBOS (del latín sucumbere, echarse debajo), que visitaban de noche a sus
victimas, obligándolas a toda suerte de actos carnales perversos.

13
Mughembled, R; Historia del Diablo, Mexico, FCE, 2002, cap III, pp 92.

16
Ni siquiera las religiosas escapaban al “poder del demonio”, ya que en los monasterios
femeninos se manifestaron epidemias de convulsiones histérico-convulsivas de claro
trasfondo sexual.14
LA NATURALEZA DEL DEMONIO ERA ESENCIALMENTE SEXUAL Y
NADIE PODIA ESCAPAR A SU PODER.
Otra manifestación histérica de la represión sexual fue el desborde de la impotencia viril
como resultado de intentar normatizar la sexualidad normal pero culpogena, según los
dictados de la Iglesia.
El fenómeno fue tan extendido que el Papa Inocencio VIII, hace mención de el en su
bula Summis desiderantes affectibus de 1484, no solo visibilizando la cuestión sino
encontrando al seguro culpable: la actividad maléfica de las brujas. Es con motivo de
todas estas “manifestaciones diabólicas” que el mismo papa encomienda a Spraenger e
Institoris la producción de una sistematización escrita para descubrir, obtener confesión
y aplicar castigo a aquellos individuos confabulados con el demonio.15 El resultado fue
la publicación y vasta difusión del ya mencionado Malleus Malleficarum, que expresa
de forma incuestionable la presunta relación entre brujería, sexualidad y femineidad.

“ … Toda brujería proviene del apetito carnal que en las mujeres es insaciable…para
el entendimiento esta claro que no es de extrañar que existan mas mujeres que hombres
infestados por la herejía de la brujería…”16

¿Era solo esta faceta carnal de la mujer la que la hacia la presa perfecta de Satanás?
¿No había en toda su subjetividad otros componentes igualmente peligrosos,
potencialmente utilizables por el Maligno, para la concreción de sus fines?
Según Levack, un gran número de cualidades atribuidas a la mujer eran la razón por la
que tantas y tantas aceptaran pactar con el Demonio y convertirse en sus siervas fieles:17
1-Su mayor debilidad moral, cayendo entonces mas fácilmente en la tentación.
2- Su mayor debilidad intelectual, impidiéndoles reflexionar sobre la gravedad de sus
actos.

14
De Marchi, L; Sexo y Civilización, de la crisis de la sexofobia a la reforma sexual, Ed Goncourt, 2°
edición, Bs. As. Cap II, pp 93 a 95.
15
De Marchi, Op cit, pp 101.
16
Spraenger, J, Institoris, H; Malleus Malleficarum, pp.82, citado por Campagne, F. en Tratado de
Supersticiones y Hechicerias, op sit.
17
Levack. Op cit, pp 85.

17
3- Su menor fuerza física y política, por lo que usaban la hechicería como protección y
venganza.
4-Su cercanía con los procesos inherentes al nacimiento, la enfermedad y la muerte
(Parteras, embalsamadoras y sanadoras).
5-Su propensión a generar vínculos con otras mujeres (el Sabbath).
Entre la gente común, quienes sentían mas interés por los aspectos mágicos de la
brujería, la creencia de la bruja femenina se asociaba al hecho de que sus tareas
domesticas habituales (cocinar, cuidar niños, limpiar la vivienda) las colocaban en
posición de practicar magia nociva; no es casual la representación de la bruja con su
caldero o su escoba, elementos de uso eminentemente femeninos.

Existía, sin embargo, un ESTEREOTIPO DE LA BRUJA. La mayoría eran mujeres


mayores de 50 años, viudas o solas, en general pobres.
Pertenecer a este grupo etario implicaba mayor riesgo de ser consideraba bruja ya que:
1-Posiblemente eran mujeres con algún grado de senilidad, por lo que podían decir
incoherencias o tener conductas poco convencionales.
2-Eran las de menor poder físico, por lo que apreciarían aun mas el poder otorgado por
el demonio.
3- Eran autónomas, en muchos casos, lo que significaba ausencia de control por parte de
un varón. Esto generaba, en la sociedad patriarcal imperante, inquietud y temor.
4-Eran sexualmente, seguramente añorarían los placeres de la carne que ningún hombre
les prodigaba ya. El temor aumentaba entre los hombres.
5- Como ya he mencionado, muchas tenían ocupaciones que facilitaban la producción
de maleficios, tanto por el uso de sustancias, como por la proximidad de las victimas.
6- Si eran muy pobres y dependían de la comunidad, ello podía traducirse en hostilidad
por parte de ella.
7- Habían perdido la belleza y la frescura de la juventud, al respecto aseguraba Jean
Bodin en su Demonomanie: …”su fealdad es la causa de que ellas sean brujas y que se
entreguen a los diablos, (…) si ellas pidieran encontrar algo mejor, no aceptarían esos
amores.”18

Nos dice Fray Martín de Castañeta:


18
Bodin, J, Demonomaniae, citado por Mughembled, R,op cit, cap II, pp 98.

18
“ E mas son de las mujeres viejas y pobres, que de las mozas y ricas, porque como
después de viejas los hombres no hacen caso de ellas, tienen recurso al demonio, que
cumple sus apetitos, en especial si cuando mozas fueran inclinadas y dadas al vicio de
la carne…”19
Tampoco escapaban a este estereotipo las pendencieras, inconformistas religiosas, las
adulteras o las que tenían mala reputación.
Desde otro punto vista no menor, era la mujer un ser amenazante.
Veamos en que se basaba el concepto de salud y enfermedad de la época y que relación
guardaba esto con la concepción de la mujer, desde la mirada de la ciencia.
Asi como hemos visto en el caso de Jean Bodin, como la intelectualidad del momento
no era ajena a la superstición mas burda, debemos entender que durante la edad
moderna, ninguna barrera separaba la medicina de la religión, o la ciencia de la fe.
En el campo medico existe un retorno a las fuentes antiguas, como parte de lo que se
consideraba un progreso del espíritu humano en la era del renacimiento.20
Pero no olvidemos que se sentía al mundo bajo un poder nunca antes tan presente, el del
demonio. Desde esta mirada, el cuerpo, sus funciones y sus representaciones comienzan
a adquirir significados diferentes y ominosos.
El Diablo, como Dios, opera de muchas formas; sobre el macrocosmos en el que el
hombre vive y sobre su microcosmos, el cuerpo –santuario, al que doblega mediante la
enfermedad.
El cuerpo humano era pensado como una envoltura que contenía humores, cuya
armonía o desequilibrio determinaban salud o enfermedad, según la teoría de Galeno.
El hombre era, por naturaleza, caliente y seco, mientras que la mujer, su opuesto,
húmeda y fría. Recordemos que también, significativamente, el demonio tenía órganos
sexuales “helados”.
Toda terapéutica empleada por la ciencia medica mas erudita tendía a equilibrar estos
humores mediante la evacuación por sangrías, lavativas, regimenes alimenticios y de
las actividades cotidianas.
Por lo tanto, al aparecer nuevas enfermedades infecciosas como la sífilis, la gripe o tos
ferina, debieron generarse teorizaciones acerca de ellas, fundamentalmente sobre su
transmisibilidad, dentro del marco de conocimiento y creencia imperantes.

19
Castañega, Fray M. Tratado de las supersticiones y Hechicerías, Editado por UBA, Facultad de
filosofía y Letras, Colección de Libros Raros, Olvidados y Curiosos, Buenos aires, 1997, pp 64.
20
Mughembled, op cit, pp 87.

19
El pensamiento medico debió apelar entonces a hipótesis forzadas e incluso, poco
admitidas en la antigüedad, por las que EL HOMBRE Y EL UNIVERSO SE
INTECONECTABAN, siendo el primero reflejo del segundo. Asi también se
explicaba la transmisión de estos males a causa de las miasmas, vapores o efluvios
pestilentes provenientes de fermentación de los humores corporales bajo la influencia de
UN FACTOR EXTERNO.
Según Girolamo Fracastoro, quien desarrollo esta teoría en el siglo XVI, estas
enfermedades pestilentes eran causadas por este veneno que era como un ser vivo,
aunque invisible al ojo humano. Podía multiplicarse, reproducirse y transmitirse por
contacto directo o a través aire impuro (LAS MIASMAS) hacia OTRO SER QUE
FUERA PASIBLE DE SER CORROMPIDO.
En 1568, el eminente Ambroise Pare sostenía que “la putrefacción de la peste es muy
diferente de todas las otras putrefacciones, porque en ella hay una malignidad oculta e
inefable.”
De esta manera comenzó, desde el mundo científico, a generarse un soporte teórico que
reforzaba el discurso religioso, en cuanto a la existencia de contaminación física y
moral; en un mundo donde les era posible operar al demonio y sus seguidores, gracias a
la debilidad espiritual del hombre.
En este marco, volvamos nuevamente a mirar a la mujer. Otro medico de la época,
Levinus Lemnius, agrega otro atributo degradante: a su ya sabida humedad y
viscosidad, agrega su OLOR. Lo describe como nauseabundo, destructivo, pervertidor
y enfermante para el cuerpo masculino.
El concepto de la miasma y el contagio se acercan, entonces, a la mujer.
El olor, siempre presente en la sociedad medieval y moderna, fue asociado
paulatinamente con la animalidad del hombre, su costado perverso y opuesto a Dios,
precisamente aquel que el demonio utilizaba para hacerse de sus victimas.
Desde esta percepción, el olor femenino, particularmente el de sus partes y fluidos
íntimos, operaban como señuelo para aquel desdichado propenso a caer en las redes de
la voluptuosidad de las mujeres, como un camino directo a Satanás.
Aludiendo al otro aspecto mencionado de la mujer, otro medico, Laurent Joubert, se
refería a su frialdad afirmando que: “…después del juego del amor, los machos se
ponen tristes… porque no solo han sido desecados, sino también enfriados… el macho

20
pierde su semen y con eso una parte de su calor natural…así debilitado, puede morir si
además se encuentra enfermo o herido.”21

Según Mughembled, “…no es exagerado decir que esta esfera personal de la


actividad humana (la sexualidad) se vio progresivamente restringida por las redes de
prohibiciones, y mas aun por las imágenes culturales capaces de producir sentimientos
de angustia o de culpa.”22

En síntesis, dentro de este ordenamiento del mundo, toda mujer podía ser tachada de
peligrosa; aquellas que por sus atributos o carencias, indocilidad o profesión, generaran
malestar en las sociedades donde vivían, eran fácilmente acusadas de brujería.
Una vez concretada esta, no era el acusador quien debía probar sus dichos, sino la
acusada quien debía mostrar su inocencia, logro bastante difícil, ya que debía luchar
contra una maquinaria judicial armada para demostrarla bruja: acusación y escarnio
públicos, argumentos abalados por el poder eclesiástico, civil y científico, humillación y
tortura.
Ya veremos, a través del análisis de dos casos testigo, que la tortura opero como un
elemento clave que sostuvo y amplifico la caza de brujas, al producir confesiones
condenatorias, aunque en muchos casos absolutamente inverosímiles. Al respecto
Levack sostiene que “…la probabilidad de estas confesiones falsas es mayor cuando a)
la persona torturada es inocente del supuesto delito o ignora la información deseada,
b) cuando se le sugieren detalles de la confesión mediante preguntas capciosas, c)
cuando la magnitud de la tortura es excesiva.”23

Si bien la posición de la mujer en la sociedad cristina nunca fue ventajosa, en el periodo


moderno, como nunca antes o hasta nuestros días, su condición de género la aproximo
al castigo y a la muerte, en gran escala.

LA CAZA DE LAS PARTERAS

21
Mughembled, op cit pp 97.
22
Mughembled, ibidem pp 107.
23
Levack, B; op cit, pp 110.

21
“Nosotros añadimos que en este dominio son preferentemente las parteras las que causan los
mayores daños, como nos han contado a nosotros mismos y a otros, brujas arrepentidas,
diciendo: nadie perjudica mas a la fe católica que las comadronas.”
MALLEUS MALLEFICARUM
Cuestión XI

Como he mencionado en el capitulo anterior, una característica distintiva de la


persecución a las mujeres era el ejercicio de oficios que, en teoría, les facilitaban su
actuación como brujas.
Cocineras que, comúnmente, utilizaban hierbas, podrían preparar pociones y
alimentos capaces de embrujar y producir maleficios.
Las curanderas o WISE WOMAN, su nombre en ingles, se ocupaban de la salud de
los pueblos de la Europa Moderna, en un contexto donde no aparecía todavía la
figura del medico como hoy la conocemos. Combinaban en su práctica, remedios
populares a base de hierbas, formulas mágicas y la plegaria religiosa. Su arte, útil y
aceptado por la comunidad, bien podía ser tachado de maleficia, si el resultado de
su intervención no era el esperado.
El caso de las parteras, ocupa un lugar singular, debido a que varios aspectos se
conjugaron para transformar a estas mujeres en sujetos con un plus para generar
sospechas y acusaciones de brujería, solo por su oficio. Al respecto, Levack sostiene
que “… las comadronas, son prácticamente el único grupo ocupacional
mencionado de alguna manera en las actas judiciales.”24
Para entender la causa debemos, en primer lugar, situarnos en el contexto de salud de
la época: la población estaba hambreada por la escasez de alimentos, abundaban las
epidemias, las mujeres distaban en muchos casos de ser saludables. No existía todavía el
concepto de atención prenatal, de tal manera un embarazo transcurría sin la posibilidad
de la detección de patologías y las mujeres llegaban al parto en diferentes condiciones.
El proceso embarazo-parto- nacimiento podía, entonces hacer peligrar la salud materna
y del niño, por un sinnúmero de causas: una enfermedad anterior a la gestación, una
desarrollada durante la misma, un feto mal posicionado para nacer, una hemorragia o
infección maternas.
Parir y nacer en estas condiciones era en muchos casos riesgoso. Los conocimientos
médicos eran acotados, erróneos y no se ocupaban de la mujer embarazada ni en
situación de parto; este era un terreno femenino, inferior, donde el hombre de ciencia
24
Levack, op cit, pp 183

22
no tenía interés en incursionar, situación que no tardaría en cambiar y dificultaría aun
más el ejercicio de la partería como oficio.
Aun así, el parto y nacimiento seguían siendo en la mayoría de los casos, eventos
fisiológicos que se desarrollaban con normalidad y eran asistidos por las únicas
personas que, desde el principio de los tiempos, se habían capacitado, aunque
empíricamente, para hacerlo: las parteras.
De tal modo, en las edades media y moderna, hasta un quinto de los niños moría en el
parto o durante los primeros meses de vida, debido a las condiciones imperantes más
que por una atención deficiente o una confabulación diabólica.
Sin embargo, en LA ERA DE ANSIEDAD, como ha sido llamada la edad moderna, las
parteras se convirtieron en el chivo expiatorio ideal para atribuir la culpa de gran
número de esas muertes.
No olvidemos que en el imaginario colectivo, las brujas devoraban, asesinaban niños y
utilizaban sus miembros para fabricar pociones y ungüentos, o los ofrecían al demonio
en ritos opuestos al bautizo, para colocarlos bajo su poder por el resto de su vida y asi
engrosar filas de los adoradores del demonio.
¿Quien mejor que las parteras para ejecutar estos actos?
En la obra ya mencionada, el Malleus Malleficarum, existen capítulos completos
destinados a aleccionar al lector común, asi como a jueces y magistrados, sobre el
quehacer satánico de las PARTERAS BRUJAS, como se las llama.

La cuestión XIII del libro, se titula “DE LA FORMA QUE LAS PARTERAS QUE
SON BRUJAS INFLINGEN LOS MAYORES MALES A LOS NIÑOS,
MATANDOLOS U OFRENDANDOLOS A LOS DEMONIOS”. En el, se relatan
testimonios de mujeres que supuestamente maldecidas por comadronas brujas, sufrieron
enfermedad; o de otras que, en los juicios detallan formas en que las parteras daban
muerte a los niños como “… a la salida del claustro materno les hundía una aguja
sobre la cabeza que les penetraba el cerebro…”25
También la cuestión XI del texto esta dedicado a las parteras; bajo el titulo “ LAS
PARTERAS QUE SON BRUJAS HACEN MORIR DE DIVERSOS MODOS LO
CONCEBIDO EN EL UTERO, PROCURANDO EL ABORTO, Y CUANDO NO
HACEN ESTO, OFRECEN LOS NIÑOS A LOS DEMONIOS”.

25
Spraenger, J, Malleus Malleficarum, op sit, pp 306.

23
Maria Tausiet Carles, nos refiere a este capitulo en un trabajo original, señalando que
en el, se describen cinco modalidades de acción de las parteras en relación con la
anticoncepción y la muerte:
1- En primer lugar, procurarían la esterilidad en la mujer o la impotencia
masculina.
2- En segundo lugar, intentarían que las mujeres fértiles no concibieran.
3- En tercer lugar, provocarían abortos.
4- En cuarto lugar matarían al recién nacido, en parte devorándolo y en parte
utilizando sus miembros para fabricar ungüentos maléficos.
5- En quinto lugar, como ultima alternativa ofrecerlo al demonio.26
Así, en una fecha tan tardía como 1782, una comadrona húngara fue quemada por
bruja, acusada de haber bautizado 2.000 niños en nombre del demonio.27

Como hemos dicho, toda situación ligada al embarazo era campo de actuación de las
comadronas. Pero para comprender el real alcance que esta figura tenia en la salud
femenina, debemos comprender que TODO PROCESO LIGADO A LA
REPRODUCCION QUEDABA BAJO SU ESPECTRO DE ASISTENCIA.
En relación al parto, era la partera la única capaz de producir alivio del dolor mediante
el uso de brebajes preparados con amapola, mandrágora y cáñamo, entre otros. Pero el
dolor del parto, era visto entonces como un castigo divino a la mujer y su supresión,
considerada un gran pecado que requería castigo. Como ejemplo citare el caso de
Euphanie Macalyane quien, en 1591, murió quemada en la hoguera escocesa por
intentar aliviar los dolores de parto a una mujer, habiendo sido además encontrada
culpable de 28 casos de hechicería.28
Con respecto al aborto, comenzó a considerarse un delito semejante al homicidio
durante la edad moderna, ya que durante la edad media, uno de los temas objeto de
controversia era el momento de la adquisición del alma por parte del feto; por entonces
el aborto de un feto inanimado no equivalía a un crimen. A esta teorizacion adhería,
nada menos, el Papa Gregorio IX, en pleno siglo XIII.29

26
Malleus Malleficarum citado por Tausiet Carles, M. en Comadronas-Brujas en Aragon en la Edad
Moderna: Mito y Realidad, Manuscrits: Revista d'història moderna N° 15, 1997, pp 239-240.
27
Levack, op sit, pp 184.
28
Vélez van Meerbeke, A; Lecciones de la historia del dolor, Editores: Alberto Vélez van Meerbeke
M.D., Leonardo Palacios Sánchez M.D., Ángela María Ruiz Sternberg M.D., Jaime Enrique Ruiz
Sternberg M.D. Universidad del Rosario, 2005, pp 49-50.
29
Tausiet Carles, M; op cit, pp 243

24
Para el siglo XVI, la postura de la iglesia se había endurecido sobre este tema, al igual
que con respecto a muchos otros. En 1588 el Papa Sixto V mediante la Bula
Effraenatam, condenó el aborto y la anticoncepción. De tal manera, la Iglesia Católica
equiparaba aborto y anticoncepción, como practicas criminales.
Durante todas las épocas, las mujeres habían generado sus propios recursos para regular
su fecundidad y deshacerse de embarazos no deseados, mediante el uso de elementos
naturales, como plantas, raíces y minerales. La adecuada utilización de estos elementos
fue traspasado de maestras a aprendices de comadronas, asi como todo un cuerpo de
conocimientos en relación a la salud y enfermedad de las mujeres en particular, pero
también de hombres y niños.
Pero en la formación del Estado moderno comenzaba a resultar evidente que, como
nunca antes, seria imprescindible la producción de sujetos necesarios para guerrear y
sostener mediante impuestos, las arcas del estado. De tal manera, el accionar de las
mujeres en relación a impedir o malograr embarazos, debería ser fuertemente censurado
por el poder religioso y reprimido, desde la ley.
Al respecto decía el Obispo de Tarazona en su Constitución, publicada meses después
de la citada Bula:
“…que ninguna persona sea osada cometer, procurar ni aconsejar ni consentir
que muger alguna aborte ni malpara criatura alguna de preñado, animada o
inanimada… y a las mismas penas estan subjetos los que dieren bebidas o venenos a
las mugeres para la esterilidad, o les dieren otro impedimento para que no
conciban…”30

He expuesto las razones por la cual la mujer era la principal victima de los procesos de
brujería: el peligro que denotaba su naturaleza femenina, lasciva, imperfecta, infectante,
misteriosa y conspiradora; sabemos del presunto potencial atribuido a toda mujer para
convertirse en bruja. Pero también sabemos que, como obligadas y sufrientes
productoras de futuras generaciones, eran necesarias.
¿Cómo no sentir entonces a las comadronas, potenciadoras de la sabiduría femenina,
facilitadoras de poder y control de las mujeres sobre sus propios cuerpos, como agentes
sociales altamente peligrosos?
¿Qué mejor camino para su eliminación que transformarlas, desde el discurso político,
científico y religioso, en representantes del demonio?
30
Tausiet Carles, M, op cit, pp 243.

25
En muchos casos, la comadrona era también practicante de medicina general en su
comunidad, particularmente entre los pobres. Los ricos, podían pedir ayuda a médicos
licenciados, que desde el siglo XIV, comenzaban a ser tolerados por la iglesia. Aun así,
la medicina ortodoxa no era de gran ayuda para la mayoría, debido a la superstición
imperante y a las restricciones que la iglesia imponía a toda búsqueda de nuevo
conocimiento del cuerpo humano y de alternativas terapéuticas.
Según Bárbara Ehrenreich, “el medico del rey Eduardo II de Inglaterra, bachiller en
teología y Licenciado en Medicina por la Universidad de Oxford, recomendaba tratar
el dolor de muelas escribiendo sobre la mandíbula del paciente “En Nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, Amen (…) Un tratamiento muy frecuente contra la lepra
consistía en administrar un caldo preparado con la carne de una serpiente negra
capturada en terreno árido y pedregoso.”31
Así pues, la posición de estas comadronas solía ser muy valorada en sus comunidades,
aunque, la opinión de los vecinos podía volverse rápidamente en su contra si
desafortunadamente estaba presente en un parto con malos resultados. En la misma
proporción que el pueblo les otorgaba su confianza, la iglesia las detestaba por su doble
condición de mujer y sanadora.
El poder de sanar era un atributo propio de Dios, que solo HOMBRES HECHOS A
SU IMAGEN Y SEMEJANZA, sacerdotes y médicos tenían la potestad para ejercer,
en su Nombre.
Tal era la influencia de muchas de estas mujeres que algunas participaban, incluso, en
complots contra el poder de turno, como el caso de Agnes Sampson, comadrona de
Haddington, quien fue ejecutada en Edimburgo en 1590, no por su participación en la
conspiración, sino por hacer alarde de su control de la magia, autocalificándose como
hechicera. 32 Es interesante observar como, algunas de estas mujeres eran capaces aun
de morir, con tal de no perder es pequeño espacio de poder que sentían tener, diciéndose
a si mismas brujas.
La certeza de un campesinado descontento con sus gobernantes y dispuestos a
conspirar contra ellos, era de por si una amenaza para la iglesia y el estado. Pero
descubrir que CIERTAS MUJERES eran parte integrante de esas rebeliones, era
completamente inadmisible. Sus voces debían ser acalladas, a como diera lugar.

31
B. Ehrenreich, D. English; Brujas, comadronas y enfermeras: historia de las sanadoras, ED La Sal,
1984, pp 18.
32
Towler, J., Bramal, J; Comadronas en la historia y en la sociedad, ED Masson (versión española), 1997,
cap 3, pp 41.

26
Ya fuera acusándolas de crímenes políticos, ya fuera desacreditándolas como sanadoras
o invistiéndolas en brujas demoníacas, enfrentándolas a los propios integrantes de sus
comunidades.33
En una ultima mirada al texto de Brian Levack, veamos cual es su opinión al respecto:

“Por sus actos y sus palabras, desafiaba las normas contemporáneas de docilidad y
domesticidad y trastocaba el ideal de buena mujer cristiana y madre”34

La caza de brujas fue declinando, como proceso, durante el siglo XVIII, hasta concluir a
mediados de ese siglo. En Inglaterra la última ejecución se registra en l684, en Francia
en 1745 y en Alemania en 1775.
El cambio de paradigma devendrá en el Científico-Racionalista; Voltaire, uno de sus
principales exponentes diría en sus “Cartas Filosóficas”:

"Me parece que la naturaleza humana no tiene necesidad de lo verdadero para caer en
lo falso... el primer hombre que se puso enfermo creyó sin esfuerzo en el primer
charlatán. Nadie ha visto hombres – lobos, ni brujos y muchos han creído"

BB

33
B. Ehrenreich, op cit, pp 17.
34
Levack, op cit pp 202.

27
Brujas disfrazadas de médicos en un dibujo de
Goya de 1797.

LOS CASOS TESTIGO

28
GOSTANZA DE LIBBIANO

El 3 de noviembre de 1594, se inicia el juicio a Gostanza llamada “de Libbiano”,


partera del pueblo de San Miniato al Tedesco, un pueblo del Gran ducado de Florencia.
Producto de denuncias de vecinos, Tommaso Roffia, noble local, interesa sobre este
caso a los representantes de la iglesia local. ¿Era monna 35Gostanza una bruja?
Los vecinos se presentan a testificar, unos se basan en rumores de otros, que oyeron
decir esto, que sucedió aquello, sobre niños muertos o embarazos malogrados.
Ya el 4 de noviembre, Gostanza es llevada ante el Inquisidor, y conocemos su historia:
viuda, de 60 años, madre de 3 hijos que ya no la acompañan, nacida cerca de Florencia,
vivió en distintos pueblos; es, pues una forastera en San Minniato.
Interrogada sobre su práctica, responde que “recoge a los niños cuando nacen”, ha
hecho esto por 30 años.
Para ayudar las parturientas y cuidar al niño por nacer, relata que coloca una vela
blanca, como las que usan en el sábado santo, sobre el vientre materno; utiliza hierbas
especiales y reza.
Todo su relato es motivo de sospecha, encaja a la perfección en el estereotipo de la
bruja, es mujer, es vieja, sola, ambulante, curandera, autónoma, se mueve en la noche o
el crepúsculo. Manipula la vida y la muerte.
Asi relata este caso Maria Teresa Fuster:

“El interrogatorio durara cinco días. Es fácil entender la presión psicológica que esta
anciana experimenta.
Gostanza niega los cargos, por lo tanto la someten a tortura, al parecer al tormento
llamado potro.
A pesar de la tortura, Gostanza niega las acusaciones, Dos días después, la vuelven a
someter a tortura, al fin ella dice "Si queréis que os diga mentiras, las diré...". Allí
comienza la confesión. Describe el aquelarre, su relación con el diablo, su vuelo en
escoba, como se convierte en gato, y bebe sangre de niños. Describe todo lo que los
inquisidores esperaban.

35
Abreviación de Madonna: señora, doña.

29
Diez días después el propio Inquisidor de Florencia, un hombre más ilustrado, va a
tomar a su cargo los interrogatorios. Gostanza comienza a describir su vida, su rapto a
los ocho años para ser entregada al hombre que será su esposo. El abuso a esa tierna
edad, y su huida de la realidad, como encontraba refugio en el bosque y en sus
fantasías. La imagen que ella presenta del aquelarre es una construcción donde se
entremezclan sus propios anhelos, expectativas, y sueños, con la imagen elaborada de
las reuniones satánicas. Un cuento lleno de elementos folclóricos, probablemente
recuerdos infantiles e historias que escuchara. Presenta al diablo como un esposo
amoroso, diferente del que tuvo, y a la "Ciudad del Diablo", donde se celebran las
reuniones, como "una ciudad de oro, más bella que Florencia" muy distinta del
ambiente cotidiano y gris donde se mueve. La fantasía que proyecta en su relato
claramente muestra su huida de la realidad, el deseo de encontrar en este mundo
ficticio la protección contra la dureza, exigencia y frustraciones de su mundo real.

El inquisidor se convence de hallarse sólo ante una visionaria. Tras veintiún días de
interrogatorio es liberada. La Inquisición está menos dispuesta a dejarse llevar por
estas historias que los tribunales civiles. Durante todo el siglo XVI el Santo Oficio
mostró mayor prudencia en esos casos que los tribunales civiles, siendo éstos
responsables del mayor número de ajusticiamientos por hechicería. La Inquisición
prefería atender, y con severidad, los casos de herejía.”36
La historia de Gostanza de Libbiano es narrada también por Silvina Manzini; la autora
hace mención a que, en el mismo pueblo, un tribunal laico ejecuto en la hoguera a
cuatro “paisanas de Gostanza”.37
Esta es crónica de una mujer que, aunque sobrevivió, sufrió tortura y condena social.
Desconocemos su destino, en el mejor de los casos siguió asistiendo, entre aquellos que
pretendieron ser sus verdugos.
WALPURGA HAUSMANNIN

36
Fuster, M; La caza de Brujas en la Edad Moderna, en Temakel, Mito, Arte y Pensamiento.
www.temakel.com

37
Mantini, S; Gostanza de Libbiano, curandera y bruja, en “La mujer del Renacimiento” de Ottavia
Niccoli , Alianza Editorial, España. 1993

30
A modo de introducción, un extracto de European witchcraft editado por William
Monter:
“Bajo la jurisdicción del obispo de Augsburg, un juez y un jurado local
condenaron a Walpurga (...). La ejecución pública, que tuvo lugar en su ciudad natal
fue llevada a cabo al estilo de las quemas de brujas del sur de Alemania: En una
ceremonia pública, laceraron 5 veces sus pechos y brazos con hierros candentes, le
cortaron la mano derecha, quemaron su cuerpo en la hoguera y las cenizas fueron
lanzadas al río mas cercano. Todos sus bienes y propiedades pasaron al tesoro del
obispo.”

Esta partera de la ciudad de Dillingen, enviudo joven y quedo en muy mala situación
económica. Posteriormente se vinculo sexualmente a un hombre, posiblemente
convencida de que su ayuda no tardaría en llegar.
Fue acusada de entregarse al demonio, reconocido por Walpurga en la figura de su
amante; según ella, el fue gentil y compasivo, ofreciéndole su ayuda a cambio de su
devoción. Esta confesión fue, por supuesto, lograda bajo tortura.
Ya certificando su carácter de sacerdotisa del demonio, fue acusada de la muerte de más
de 50 niños al nacer, siempre antes de su bautizo.
Fue condenada por los cargos de “maldad y notoria brujería”.38 39
Murió como se describe, torturada, mutilada, quemada. Sus restos desechados, su
propiedad saqueada. Seguramente ella no hubiera deseado pasar a la historia.

CONCLUSION

38
Levack, op cit, pp183-184.
39
Bastidas Palomera, A; La Pena de Muerte en Chile: una mirada al pasado para analizar el presente.
Tesis para Licenciatura en Comunicación Social, Universidad Diego Portales, Chile, 2001.

31
LO QUE FUE DE LAS PARTERAS

Si bien las sanadoras dejaron de morir en la hoguera, el estigma social en torno a ellas
sobrevivió. Para fin del periodo la medicina dominada por varones había conquistado un
monopolio casi absoluto.
El último bastión de la asistencia, la obstetricia, pasó a ser de interés de los médicos
entre los siglos XVIII y XIX, cuando comprendieron las posibilidades lucrativas de su
ejercicio, atendiendo a las mujeres y luego a sus familias. Helen Varney, en su Tratado
de Partería Profesional cita de esta forma al Dr. Walter Channing, de Harvard:

“las mujeres raramente olvidan al medico que les ha brindado ternura y seguridad
durante el parto, confían y se apoyan en el, lo que representa una ventaja mutua
esencial(…) debido a esto es aconsejable que los médicos ejerzan la asistencia
obstétrica. Esto les asegura la continuidad de todas sus otras actividades.”

La asistencia brindada por parteras comenzó a ser cuestionada, no ya desde una mirada
supersticiosa, sino señalándolas como empíricas, ignorantes y poco calificadas para
brindar una atención de calidad. Una enorme cantidad de saberes sobre farmacología,
herboristería y asistencia clínica fueron desacreditados por la comunidad científica y
acabaron perdiéndose. Siglos de observación e intuición, miles de nacimientos asistidos
con éxito; nada era valioso porque no era “ciencia”
Paralelamente la atención del parto se institucionalizo, introduciéndose en el hospital,
con diversos resultados. No deberíamos olvidar a Semmelweis y el papel que
desempeñaron en la diseminación de la fiebre puerperal, al comparar la mortalidad entre
parturientas asistidas por parteras y por médicos. Pero sobre todo deberíamos recordar
el rechazo con que la comunidad medica recibió sus sugerencias para combatir la fiebre;
fue denigrado, ridiculizado y despedido. Murió pobre y obsesionado con proteger a las
mujeres de los tocólogos, a los que calificaba de entupidos y asesinos.
Progresivamente, la percepción del embarazo, parto y puerperio como eventos
fisiológicos fue cambiando, no solo en el mundo científico, sino en el imaginario social.
Es cierto que muchas mujeres infértiles, estériles o enfermas se beneficiaron con los
avances en el conocimiento y la tecnología, puesta al servicio de la obstetricia. Estas
mujeres pudieron, gracias a la ciencia, acercarse a la maternidad, posibilidad para
muchas de ellas inalcanzable

32
Pero la mirada medica abarco a TODAS LAS MUJERES, enfermas o saludables.
La gestación se califico como una patología mas, presente o potencial, que requería
estricto control e intervención medica sistemática, colocando a la mujer en un lugar de
pasividad, desconfianza en su capacidad de gestar y parir, y sufrimiento necesario a
cambio de la posibilidad de madre. Entramos en la era del GOBIERNO Y
DIRECCION DEL PARTO. El nacimiento se convirtió en un evento mecanizado.
Aun en este contexto, las parteras pervivieron; se educaron y capacitaron en escuelas y
universidades, en diferentes grados, según la región. Como característica común,
continuaron su práctica con mucha menor autonomía, en muchos sitios apenas toleradas
e incluso prohibidas en otros.
Allí donde aun ejercen, en la gran mayoría de los casos, se desempeñan como
“colaboradoras” de los médicos y muchas han internalizado el modelo descripto.
En algunos países, han vuelto a ganar autonomía y son las proveedoras de cuidado de
las mujeres saludables, durante su vida reproductiva. Estas parteras trabajan con una
filosofía de asistencia diferente, integrando ciencia y sensibilidad, promoviendo la
facilitación de los procesos naturales, e interviniendo solo cuando es necesario, con
tecnología mas compleja o apoyo de otros profesionales. Significativamente los países
que adscriben a este modelo de atención (Holanda, Suiza, Alemania, Francia, Austria,
entre otros) son aquellos con los mejores resultados perinatales del planeta.
Queda planteado un interrogante, cuya respuesta seguramente, generara controversia:
¿La estigmatización de las parteras sanadoras se asocio con su paulatina subordinación
al sistema medico?
Desde mi análisis personal, creo que efectivamente esto sucedió.
He intentado mostrar a lo largo de este trabajo, la sucesión de eventos que confluyeron
para colocar hoy a las parteras en un lugar de auto reivindicación permanente, como
profesionales que intentan preservar una identidad propia.
Pero me parece mas importante remarcar que, a pesar de lo padecido, las parteras
todavía somos y existimos como tales.
La historia del mundo nos evoca, mujeres cuidando de otras mujeres.
Es como siempre fue y siempre será; como un río que, forzado y corregido su curso,
siempre encuentra nuevamente su cauce.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

33
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Little Ice Age on Mentalities, Climatic Change 43, 1999.

CAMPAGNE, Fabian; Witchcraft and de Sense-of-the-Impossible in Early Modern


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Harvard Theological Review, 2003.

LEVACK, Brian; La caza de Brujas en la Europa Moderna, Alianza, Madrid, 1995.

MUGHEMBLED, Robert; Historia del Diablo. Siglos XII-XX, FCE, México, 2002.

FEVRE, L; El Problema de Incredulidad en el siglo XVI. La religión de Ravelais,


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DE MARCHI, L; Sexo y Civilización, de la crisis de la sexofobia a la reforma sexual,


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TAUSIET CARLES, M. Comadronas-Brujas en Aragón en la Edad Moderna: Mito y


Realidad, en Manuscrits: Revista d'història moderna N° 15, España, 1997.

VÉLEZ VAN MEERBEKE, A; Lecciones de la historia del dolor, Editores: Alberto


Vélez van Meerbeke M.D., Leonardo Palacios Sánchez M.D., Ángela María Ruiz
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Sanadoras, ED La Sal, 1984.

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Renacimiento” de Ottavia Niccoli , Alianza Editorial, España. 1993.

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Diego Portales, Chile, 2001.

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FUENTES:

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UBA, Facultad de filosofía y Letras, Colección de Libros Raros, Olvidados y Curiosos,
Buenos aires, 1997.

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Jimenez Monteserin, Ed. Maxtor, España, 2004.

35

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