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Etimología y significado

La palabra tierra, es un sustantivo, que reconoce su origen en el vocablo latino "terra", tal vez
tomado del griego "terséno", verbo que designa la acción de secar; siendo, por ende, la tierra, lo
opuesto al agua, elemento del que la tierra está exento.

El planeta Tierra

La Tierra es el planeta que habitamos, ubicado en el sistema solar, luego de Mercurio y Venus, en
cuanto a su cercanía al Sol, en la órbita que despliega alrededor de ese astro, en su movimiento de
traslación anual. Tiene también un movimiento de rotación diario, que efectúa sobre su propio
eje. Posee un satélite único que es la Luna, tiene forma geoide, y hasta el momento es el único
planeta donde se ha comprobado el desarrollo de la vida.

Etimología y significado

La palabra tierra, es un sustantivo, que reconoce su origen en el vocablo latino "terra", tal
vez tomado del griego "terséno", verbo que designa la acción de secar; siendo, por ende, la
tierra, lo opuesto al agua, elemento del que la tierra está exento.

El planeta Tierra

La Tierra es el planeta que habitamos, ubicado en el sistema solar, luego de Mercurio y


Venus, en cuanto a su cercanía al Sol, en la órbita que despliega alrededor de ese astro, en
su movimiento de traslación anual. Tiene también un movimiento de rotación diario, que
efectúa sobre su propio eje. Posee un satélite único que es la Luna, tiene forma geoide, y
hasta el momento es el único planeta donde se ha comprobado el desarrollo de la vida

La Tierra es nuestro planeta


La Tierra es nuestro planeta y el único habitado. Está situado en la ecosfera, un espacio
que rodea al Sol y que tiene las condiciones adecuadas para que exista vida.

Y la tiene. Está dominada ahora por unos primates que han evolucionado hasta estudiar la
astronomía. La Tierra es el planeta de los simios.
Nuestra Tierra es el mayor de los cuatro planetas rocosos. Su tamaño hace que pueda
retener una capa de gases, la atmósfera, que dispersa la luz solar y absorbe calor. De día
evita que nuestro planeta se caliente demasiado y, de noche, que se enfríe.

Siete de cada diez partes de la superficie terrestre están cubiertas de agua. Los mares y
océanos también ayudan a regular la temperatura. El agua que se evapora forma nubes y
cae en forma de lluvia o nieve, formando ríos y lagos. En los polos, que reciben poca
energía solar, el agua se hiela y forma los casquetes polares. El del sur es más grande y
concentra la mayor reserva de agua dulce.

Datos sobre la tierra


En la siguiente tabla se muestran algunas medidas de la Tierra. En la última columna, el
orden que ocupa cada dato entre los planetas del Sistema Solar.

Datos básicos La Tierra  Orden 


Tamaño: radio ecuatorial 6.371 km. 5º
Distancia media al Sol 149.597.870 km. 3º.
Dia: periodo de rotación sobre el eje   23,93 horas 5º.
Año: órbita alrededor del Sol 365,256 dias 3º.
Temperatura media superficial 15 º C 7º.
Gravedad superficial en el ecuador 9,78 m/s2 5º.

La Tierra no es una esfera perfecta, sino que tiene forma de pera. Cálculos basados en las
perturbaciones de las órbitas de los satélites artificiales revelan que en el ecuador se
engrosa 21 km; el polo norte está dilatado 10 m y el polo sur está hundido unos 31 metros.
El suelo lleva a cabo funciones ecosistémicas centrales, como la producción de alimentos y
de biomasa, el reciclaje de nutrientes o el sostenimiento de la biodiversidad de los
ecosistemas terrestres. El suelo también contribuye a la regulación climática a través del
secuestro de carbono en forma de materia orgánica y reduce las emisiones de gases de
efecto invernadero, como el CO2 o el N2O. Además, tiene un papel fundamental en la
regulación del ciclo hídrico, gracias a la retención de agua, en la degradación e
inmovilización de contaminantes, que nos permite la provisión de aire, suelos y aguas
limpios, y en el sostenimiento de las actividades y construcciones humanas.

Por ello, el papel del suelo en la producción alimentaria y forestal y la regulación del clima
son áreas de investigación clave en un contexto de crecimiento de la población humana
mundial y de cambio en los patrones climáticos y de usos del territorio. La degradación
edáfica como resultado de actividades antrópicas afecta a amplias zonas del mundo e
impacta directamente sobre las funciones de los suelos, impulsando tanto la necesidad de
prevenir la degradación mediante la adopción de prácticas de gestión sostenibles como la
mejora de las tecnologías de restauración de suelos degradados.

Las principales líneas de trabajo y experiencia del CREAF en este campo incluyen:

 Calidad del suelo: Analizamos las propiedades edáficas de tipo físico, químico y biológico.
 Ecología del suelo: Evaluamos la diversidad taxonómica y funcional de las redes tróficas
formadas por vegetales, fauna y microorganismos en ecosistemas forestales, arbustivos y
agrícolas.
 Ciclos de nutrientes: Valoramos el almacenamiento de carbono, el intercambio gaseoso
suelo-atmósfera y el ciclo de nutrientes: valoramos especialmente el nitrógeno y el
fósforo, en suelos naturales y en suelos afectados por contaminantes y  por
perturbaciones antrópicas de tipo climático.
 Recuperación de terrenos degradados: Estudiamos cómo crear tecnosuelos a partir de
sustratos minerales de desecho y residuos orgánicos.
 Suelos contaminados y remediación: Hacemos un diagnóstico para definir la necesidad y /
o la intensidad de las actuaciones y su eficacia en el tiempo.
 Ecotoxicología: Evaluamos la ecotoxicología de contaminantes y residuos a partir de
bioensayos estandarizados (ISO, OECD) basados en microorganismos, plantas e
invertebrados.
 Residuos orgánicos: Valorizamos residuos orgánicos para la mejora de la fertilidad del
suelo o para su descontaminación, así como los post-tratamientos que mejoran su
eficiencia.
 Descripción morfológica y de idoneidad de usos: Describimos la diversidad y génesis de
los suelos de una determinada zona, y sus principales limitaciones de uso.
 Impactos de servicios ecosistémicos: Evaluamos cómo las actividades antrópicas (cambios
de usos, contaminación, cambio climático o episodios climáticos extremos) afectan a las
propiedades fisicoquímicas y las redes tróficas del suelo, y deterioran la provisión de
servicios ecosistémicos.

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