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PREPARA EL LUGAR
1) Arma un pequeño altarcito, en el lugar de tu casa adonde puedas trabajar con los materiales del
Retiro en un espacio tranquilo, en el cual puedas concentrarte y hacer silencio.
siempre te acompaña;
- una imagen de la Virgen, nuestra Madre en la fe;
ABRE TU CORAZON
“Yo, Yavé, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte.”
Is 41, 13
- Lee ese versículo un par de veces y luego repítelo en tu corazón, con los ojos cerrados.
- Reza esta pequeña oración al Espíritu Santo:
- Presentale al buen Dioslas alegrías, tristezas, esperanzas y desafíos que hayas vivido en este día. Dale
gracias por tu vida, por tu familia, por tu comunidad. Ofrécele este espacio de oración y pídele por tus
necesidades, las de tu comunidad, las de tu pueblo y tu país.
(haz un breve momento de oración personal y luego continua con el material del cuaderno)
Un cuento del padre Mamerto Menapace, monje benedictino argentino, con gran
sabiduría para expresar las cosas de Dios en relatos, nos ayudará a reflexionar
sobre el sentido de la vida y los talentos que hemos recibido para dar fruto.
Nada debe perderse de lo que el Señor nos ha tierra, porque se la necesitará pronto para la
dado. Todo lo que en nosotros existe, tiene un sen- siguiente siembra. Por ello hay que apurarle
tido. Es bueno, por ser Dios quien nos lo regaló. Y muchas veces la comida.
Dios nos pedirá cuenta del uso que de ello hayamos Los verdeos son indispensables. Mantienen la
hecho. vida, la aceleran, apuran su término. Su sentido está
¿Cómo son los “campos de verdeos”… cómo los “campos de cosecha? ¿Qué rasgos o características
presenta cada uno?
3) Descubriendo el mensaje
¿Qué dones o talentos que has recibido tienen características de “campo de verdeo”, es decir, están bajo
el signo de la “urgencia”, prontos para ser compartidos en beneficio de los demás?
¿Qué dones o talentos que has recibido tienen características de “campo de cosecha”, es decir, están
bajo el signo de la “espera”, necesitan un crecimiento lento, sacrificio y cuidado, son semilla que dará
fruto en el futuro?
Los campos de “cosecha” se caracterizan porque sus plantas se consumen para dar la semilla… están
signados por la renuncia. Lee el texto del evangelio de Juan 12, 24-25 , ¿cómo puedes relacionar el
cuento, el texto y tu propia vida?
Escribe tus propias reflexiones a partir de la lectura del cuento. ¿Cómo puedes aplicar las enseñanzas
del cuento a tu vida de catequista?
1) ¿Cómo fue tu propia llamada de Dios a ser catequista? ¿Recuerdas en qué circunstancias el Señor
te convocó? ¿Quiénes te ayudaron? ¿Cómo fue tu respuesta?
© escrito y diseñado por Marcelo A. Murúa - BuenasNuevas.com - Derechos Reservados
3) ¿Qué renuncias, dificultades, momentos difíciles has vivido en todo este tiempo? ¿Cómo los has supe-
rado? ¿Qué te ha ayudado?
1) ¿Qué reacción producen en tí las palabras llamado, desafío y promesa? Piensa cómo en tu vida de
catequista se han entrelazado descubriéndote tu vocación.
Abraham
una huella para vivir la fe y la confianza en el Dios de la Vida
En primer lugar lee el archivo de estudio sobre Abraham y Jeremías que presentamos en este primer
paso (Retiro-EspCatequista-Paso1.pdf), y luego medita los textos bíblicos con estas actividades del
Cuaderno de Oración.
1) ¿Qué conoces de Abraham? ¿Quién era? ¿Qué se cuenta de él en la Biblia? ¿Qué te atrae de su
vida?
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“Yavé dijo a Abram: «Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tie-
rra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nom-
bre, y tú serás una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te mal-
digan. En ti serán bendecidas todas las razas de la tierra.»
Partió Abram, tal como se lo había dicho Yavé, y Lot se fue también con él. Abram tenía seten-
ta y cinco años de edad cuando salió de Jarán» .“
Gén. 12, 1-4
“Tenía Abram noventa y nueve años, cuando se le apareció Yavé y le dijo: «Yo soy el Dios de
las Alturas. Camina en mi presencia y sé perfecto. Yo estableceré mi alianza entre Yo y tú, y
te multiplicaré más y más.»
Abram cayó rostro en tierra, y Dios le habló así: «Esta es mi alianza que voy a pactar con-
tigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. No te llamarás más Abram, sino Abrahán,
pues te tengo destinado a ser padre de una multitud de naciones. Yo te haré crecer sin límites,
de ti saldrán naciones y reyes, de generación en generación. Pacto mi alianza ccontigo y con
tu descendencia después de ti: ésta es una alianza eterna. Yo seré tu Dios y, después de ti, de
tu descendencia.
Yo te daré a ti, y después de ti a tu posteridad, la tierra en que vives como peregrino, es decir,
toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua, y seré el Dios de los tuyos» .”
4) ¿Qué nos dicen estos textos, cuál es su mensaje? ¿Qué aprendes para tu vida?
Ayúdate con la canción “El profeta”, que incluimos en los Materiales Opcionales, para tu reflexión y
oración sobre Jeremías.
1) ¿Qué conoces de Jeremías? ¿Quién era? ¿Qué se cuenta de él en la Biblia? ¿Qué te atrae de su
vida?
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Jer. 1, 4-10
“La Iglesia no crece por proselitismo. Crece por atracción”. Y lo que atrae es el testimonio. Ser catequista
significa dar testimonio de la fe; ser coherente en la propia vida. Y esto no es fácil. ¡No es fácil!
Ayudamos, guiamos al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Me gusta
recordar lo que San Francisco de Asís decía a sus frailes: “Predicad siempre el Evangelio y, si fuese
necesario, también con las palabras”. Las palabras vienen… pero antes el testimonio: que la gente vea
en vuestra vida el Evangelio, que pueda leer el Evangelio. Y «ser» catequistas requiere amor, amor cada
vez más intenso a Cristo, amor a su pueblo santo. Y este amor no se compra en las tiendas, no se com-
pra tampoco aquí en Roma. ¡Este amor viene de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo!
Y si viene de Cristo, sale de Cristo y nosotros tenemos que caminar desde Cristo, desde este amor que
Él nos da.