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Febrero 15, 2019PR ÓXI MO

Isaac y Rebeca | Reto del amor


verdadero
Nicole Forgette|Amor, Estudio bíblico, Relaciones6 Comentarios
    
¡Bienvenida nuevamente al reto del amor verdadero! Toma tu
Biblia y lee Génesis 24 antes de saltar a la publicación. Hoy
Nicole Forgette nos guiará en el estudio de la historia de amor
de Isaac y Rebeca. ¿Lista para el reto de hoy? —Betsy Gómez
| Joven Verdadera

Me encanta conocer escuchar las historia acerca de cómo se


conocieron las parejas.

Días atrás, asistí a una cena de parejas, en la que hablamos


por más de tres horas. Cada pareja tomó un turno para
compartir cómo se conocieron y cómo los hombres le
propusieron matrimonio a sus esposa. Todavía no estoy
casada, pero mi novio estaba allí conmigo, y pasamos un
tiempo divertido explicando, entre muchas risas, cómo nos
conocimos en un avión el verano pasado. (Así es, ¡estábamos
sentados uno al lado del otro en un avión!) ¡Incluso, él
compartió algunos detalles que yo ni siquiera recordaba!

Seré honesta, siempre me he imaginado ser parte de alguna


historia a lo Hollywood o Hallmark; algo así como… «casi me
atropella un autobús cuando el príncipe encantado bajó del
cielo y me salvó la vida. Fue amor a primera vista, y vivimos
felices para siempre».

Pero como he sido soltera por más tiempo de lo que había


anticipado, me he dado cuenta de que mis expectativas acerca
del amor verdadero no habían sido muy realistas, las cuales
estaban basadas en películas en lugar de lo que Dios dice. Así
que permíteme contarte cómo se conocieron los integrantes de
una pareja, esta historia es real, caótica e incluso mucho mejor
que las historias de Hollywood.
La historia de cómo se conocieron Isaac y Rebeca

Esta historia comienza en Génesis 24. Léelo antes de


continuar.

Abraham se da cuenta de que tiene que buscarle una esposa a


su hijo Isaac, que tenía 40 años de edad . Así que Abraham
comisiona a su siervo para encontrarle una esposa a su hijo.

Ahora bien, no se trataba de cualquier mujer. Abraham instruye


a su siervo a ir donde vive su familia para encontrar una mujer,
pues no podía ser una mujer de los cananeos que habitaban
entre ellos en aquel tiempo. Para él era vital encontrar una
mujer que sirviera al mismo Dios. (Y aún hoy es imprescindible
para nosotras buscar a alguien de la misma fe).

Este siervo se encontraba completamente solo y sin ayuda para


esta misión. Así que el siervo emprendió un largo viaje para
buscar una esposa para el hijo de su señor. Él sabía que la
tarea no es sencilla, y probablemente llegó a sentir confundido
y hasta tal vez perdido como para saber, siquiera, por dónde
empezar… así que hace lo que ha visto hacer a su señor: se
pone a orar.

«Oh Señor, Dios de mi señor Abraham, te ruego que me des


éxito hoy, y que tengas misericordia de mi señor Abraham. He
aquí, estoy de pie junto a la fuente de agua, y las hijas de los
hombres de la ciudad salen para sacar agua. Que sea la joven
a quien yo diga: ‘Por favor, baja tu cántaro para que yo beba’, y
que responda: ‘Bebe, y también daré de beber a tus camellos’,
la que tú has designado para tu siervo Isaac; y por ello sabré
que has mostrado misericordia a mi señor» (Gn 24:12-14).

Y antes de que aún hubiera terminado de hablar, su oración es


respondida (v.15).

Ahora bien, es muy probable que nuestra oración por un


esposo no será respondida antes de que nosotras hayamos
dicho «amén» como en esta historia; pero es un buen
recordatorio de que debemos orar por un esposo antes de
conocer a alguien —y no comenzar a orar una vez que
conocemos a alguien para que ese muchacho sea nuestro
esposo.

Ahora, vamos a conocer a esta mujer que estaba sacando agua


del pozo, Rebeca. Este día era probablemente igual que
cualquier día normal para ella. Ella estaba haciendo sus tareas
cotidianas.

A medida que Rebeca se acerca al pozo para llenar su cántaro,


el siervo de Abraham (un extraño) se acerca a ella para beber
agua, y ella rápidamente le insta a beber.

Pero lo que ella hace después es mucho más asombroso, pues


le ofrece agua a sus diez camellos (v.19). Darle agua a los
camellos no es una tarea pequeña; un solo camello puede
beber 200 litros—¡53 galones!—¡en tres minutos! ¡Eso habla de
un corazón de sierva! Ella hizo exactamente todo aquello por lo
que el siervo había orado.

Y considera esto: ella no se ofreció a servir a un hombre por el


que estuviera interesada; Isaac ni siquiera se le pasaba por la
mente e incluso, ni siquiera lo había visto aún. Ella se ofreció a
servir a un extraño mientras terminaba con sus tareas diarias.

Solamente Dios pudo haber dirigido la historia de una manera


tan perfecta, ya que resulta que Rebeca pertenecía a la familia
de Abraham. ¡Realmente, Él es el verdadero casamentero!

Ella le respondió: «Soy hija de Betuel, el hijo que Milca dio a luz
a Nacor». (v. 24).

Así que el siervo va a la casa de ella para contarle a toda su


familia acerca de Abraham y de cómo Dios le ha dirigido a su
propósito (vv. 29-49).
Amor en el desierto

Entonces, ¿dónde estaba Isaac en todo esto? Leemos que él


era un hombre trabajador y que también, pasaba tiempo en
meditación con Dios (v. 63). (¡Dos rasgos de un carácter
atractivo y piadoso!)

Isaac había venido a Beer-lajai-roi, pues habitaba en la tierra


del Neguev. Y por la tarde Isaac salió a meditar al campo; y
alzó los ojos y miró, y he aquí, venían unos camellos. Rebeca
alzó los ojos, y cuando vio a Isaac, bajó del camello, y dijo al
siervo: ¿Quién es ese hombre que camina por el campo a
nuestro encuentro? Y el siervo dijo: Es mi señor. Y ella tomó el
velo y se cubrió. Y el siervo contó a Isaac todo lo que había
hecho. (vv. 62-67).

Las Escrituras no nos dan muchos detalles de la boda, pero sí


leemos que Isaac amó a Rebeca —¡algo precioso para un
matrimonio arreglado!
Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a
Rebeca y ella fue su mujer, y la amó. Así se consoló Isaac
después de la muerte de su madre. (v. 67).

¿Isaac amó a Rebeca a primera vista? No podemos estar


seguras de eso, pero la forma en que las Escrituras nos
cuentan cómo se conocieron, pareciera como si ellos hubieran
sido felices por siempre...

¿Qué es realmente ser felices por


siempre?
La historia de Isaac y Rebeca comenzó de una manera
maravillosa, pero a medida que continúas leyendo más acerca
de su matrimonio en los capítulos siguientes de Génesis, ves
que definitivamente no todo son rosas y mariposas.

 Hay una lucha por tener hijos durante los primeros veinte
años de su matrimonio.
 Hay favoritismo con sus gemelos.
 Hay deshonestidad y engaño entre el marido y la mujer.

Más ellos deben haber puesto su confianza en la total certeza


de la fidelidad de Dios a la hora de escribir la historia de ambos.
Era tan claro que ellos tenían que ser el uno para el otro —¡y
Dios hizo que así sucediera! «Del Señor ha salido esto» (v.50).
El haber tenido bebés no resolvió sus problemas matrimoniales,
y mostrar favoritismo con sus hijos en un intento de sustituir lo
que faltaba en su relación tampoco funcionó.

La historia de Isaac y Rebeca nos recuerda lo siguiente: hallar


un esposo no nos satisfará completamente en la vida ni nos
evitará las luchas que esta trae consigo.»
Como mujer soltera, he aprendido que cuando trato de
intervenir en cómo tiene que ser el amor en mi vida, sólo me
hago daño a mí misma (y también a los demás). A medida que
he crecido en mi relación con Dios desde la primera vez que lo
conocí, he experimentado un amor verdadero que satisface mis
anhelos y necesidades más profundas, algo que ningún hombre
puede hacer. La certeza del amor de Dios me motiva a amar a
los demás sin importar las dificultades.

¿Y tú? ¿Estás orando por el amor verdadero que sólo Dios


puede dar?

¿Puedes decir junto con el apóstol Pablo en Filipenses 3:8, «yo


estimo como pérdida todas las cosas [incluyendo no casarme
nunca] en vista del incomparable valor de conocer a Cristo
Jesús, mi Señor»?

Regresa el martes 19, estudiaremos la historia de Jesús y su


novia, la Iglesia en Efesios 5:25-27 y Apocalipsis 19. No te
olvides de leerlo antes de saltar a la publicación.

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