CONDUCTA ADAPTADA

E INADAPTADA

1. Planteamiento y definición
La primera cuestión que debemos plantearnos cuando tratamos de
diseñar y llevar a cabo una intervención psicoeducativa, para que
sea eficaz, es la de atender a las características personales y
peculiaridades educativas que demanda cada sujeto. El trata-
miento o terapia solamente dará los resultados esperados cuan- "-
do se tengan en cuenta las necesidades educativas de los niños y
jóvenes.
La atención educativa prestada a los niños que presentan m¡-
nusvalías físicas y psíquicas o simplemente inadaptaciones, que
no les permiten seguir el régimen normal de enseñanza, recibe el
nombre de educación de alumnos con necesidades educativas
especiales (NEE). A través de estas atenciones especiales se pre-
tende conseguir el máximo desarrollo de las posibilidades y ca-
pacidades de estos niños respetando las diferencias individuales
que presentan en su desarrollo.
Se han definido de muchas maneras y se han calificado de for-
mas muy diversas a los-muchachos qué ho son capaces de seguir
'el-végimen normal de la enseñanza, es decir, que no se acoplan
al- ritmo y disciplina que caracteriza la escuela de los niños nor-
males. Hay todo un vocabulario tan abundante como impreciso
para designarlos. Así, deficientes, irregulares, difíciles, inadapta-
dos, etc., son palabras que agrupan aspectos diferentes de un
fenómeno uniforme en sus efectos y variadísimo en su etio/oaía.
 cual es el niño problema en sí mismo y en £l desarrollo del proce-
so escolar.
Por normalidad se puede entender la habilidad, para confor-
marse con lo que la sociedad espera de cada uno. Quien se adap-
ta a lo que la sociedad exige es normal y, ¿pen no se adapta, es
anormal. Pero este criterio no siempre es válido para diferenciar
la conducta normal de la inadaptada.
La adaptación no siempre es sinónimo de normalidad. Hay per-
sonas que se conforman y aceptan las estructuras sociales como
medio ritual de controlar la ansiedad que les producen ciertos tras-
tornos internos. A estos sujetos no se les puede llamar normales
sino conformistas. Por el contrario, el inconformista no siempre tie-
ne una conducta desviada; a veces estas personas propugnan un
importante progreso científico y, precisamente por ser inconfor-
mistas, contribuyen al avance del desarrollo tecnológico y social.
No hay una barrera que separe lo normal de lo patológico,
pues ambos conceptos se entremezclan, por lo que un niño o
adolescente puede ser patológicamente nc>rmal (la hipermadurez
que alcanzan muchos niños como consecuencia de haber vivido
una infancia «dura») o normalmente patológico (las fobias de los
niños o la conducta de «ruptura» de los adolescentes, etc.).
Es muy difícil distinguir entre lo norma! y lo patológico en el
niño, pues al ser un ente en desarrollo, es rfovible en la organiza-
ción de sus estructuras funcionales y lábil ¿n la manifestación de
su conducta. Todos sabemos que el desarrollo del niño y del
adolescente se produce inevitablemente mediante crisis y con-
flictos, pero ¿cómo explicar y delimitar en cada momento si es-
tas crisis y tensiones son situaciones conectivas dentro de una
evolución normal o son fenómenos patológcos?
Cada nueva fase madurativa crea en el niño nuevas posibles
situaciones conflictivas y nuevos modos de hacer frente o modifi-
car los conflictos anteriores. Ana FREUD señala lo difícil que es
durante el desarrollo encasillar determinadas conductas en nor-
males o patológicas, y M. KLEIN, por su parte, indica que en la
conducta normal nos encontramos con «posturas depresivas»,
«posturas esquizofrénicas», etc., que corresponden a los diver-
sos momentos evolutivos. El niño que se acomoda a las exigen-
cias exteriores y que carece de todo tipo di vida interior, aparenta
estar adaptado a la realidad y, sin embaígo, puede resultar un
niño anormal y «ritualista».
18
Vistas las dificultades que surgen al intentar determinar lo que
se debe entender por conducta normal y por conducta desadap- ^
tada, diremos que persona sana o normal es la que es capaz de )
vivir satisfactoriamente en un medio social dado, realizarse en )
ese medio y conseguir su felicidad a la vez que intenta hacer feli- j
!
ees a los demás, ya que, si la persona individual es feliz pero ha- ,
ce sufrir a las demás, como ocurre con los psicópatas, no se ,
puede hablar de adaptación.
La persona que manifiesta conductas inadaptadas es la que
no es capaz: de .realizarseen su medio social, sufre una distorsión
en su relación con el medio en el que se encuentra inmersa.
1.1. Modelo médico-somático
Al no existir una barrera que discrimine con claridad lo que se
debe entender por conducta normal y conducta inadaptada re-
sulta realmente difícil deslindar ambas concepciones. En ausen-
cia de un criterio diferenciador se han utilizado a lo largo de los
años una serie de instrumentos, más o menos objetivos, para in-
tentar deslindar lo que se debe entender por normalidad y lo que
es inadaptación.
En primer lugar, nos encontramos con el modelo médico-so-
mático basado en el concepto de enfermedad. Es un hecho, muy
frecuente en nuestros días, que gran parte de las opiniones y ac-
titudes que manifiesta el ciudadano medio sobre el comporta-
miento humano y sus alteraciones se hallan profundamente me-
dicalizadas.
Desde la perspectiva médica y psiquiatría hay que indicar que el
comportamiento adaptado es el resultado de la normalidad
anatómica y fisiológica de los sistemas nerviosos que configuran al
individuo, y las alteraciones comportamentales son señales-
síntomas de una disfunción orgánica provocada por agentes pa-
tógenos introducidos en el medio interno del individuo, de una
anomalía transmitida genéricamente o un traumatismo prenatal,
perinatal o postnatal. El diagnóstico de la conducta inadaptada, se
realiza a partir de la exploración de los síntomas buscando la S
etiología de los mismos. El tratamiento suele ser de tipo bioquímico
y somático.
Aplicar el enfoque, diagnóstico y tratamiento médico-somáti-
co a los comportamientos concretos nos lleva a aceptar implíci-
tamente el modelo de enfermedad para explicar las conductas
19
desadaptadas. Ahora bien, es sabido por 1t0dos que hay conduc-
tas desadaptadas que no tienen ninguna, base orgánica. Por lo
que el modelo biomédico y psiquiátrico resulta insuficiente para
explicar las conductas inadaptadas.
1.2. Concepción psicologista
A medida que la psicología se ha ido difundiendo como ciencia
estudiosa del comportamiento humano s% han ido difundiendo,
socialmente, interpretaciones de corte «Ipsicologista» sobre la
conducta llamada normal y atípica de lo% individuos, según las
cuales se presenta al ser humano como pcsseedor de un universo
de rasgos (actitudes y aptitudes) intrapsí(qu¡camente configura-
das y con una consistencia estable, qua conforman el mundo
psicológico del sujeto.
Desde esta concepción psicologista dje| comportamiento se
recurren a los tests o pruebas psicológicas para inferir la canti-
dad de «don» que cada sujeto posee de forma predeterminada
(recibido genéricamente de sus progenitores) y cuya distribución
se ajustaría al perfil de curva normal. En ficción de esa distribu-
ción estadística se establece arbitrariamen,te la línea divisoria en-
tre la normalidad y el déficit comportamer-ital. Al no poder abor-
dar directamente determinados rasgos o ffacultades, tales como
la inteligencia o la personalidad, que conff¡gUran este «don», los
tests y sus índices de medida (el C.l. en concreto) se convierten
en instrumentos normativos del comportarrn¡ento.
Las deficiencias —mentales y comporttamentales— se inter-
pretan como déficits en la dotación, hereditariamente fijada, de
dones y facultades en los sujetos afectado: s.
De esta forma, el diagnóstico fundamentado en los tests psi-
cológicos, independientemente de su valorr de contenido, nada o
muy poco nos aporta acerca de las interacciones reales del suje-
to con su medio, así como de las alternativas qUe Se deberían in-
troducir para alcanzar unas relaciones satisfactorias entre las
personas y su medio circundante.
Convertir el C.l. en criterio normativo —-casi único— para es-
tablecer la barrera divisoria entre la conducta adaptada y la ina-
daptada es una práctica errónea y muy pel|¡groSa, ya que existen
sujetos con un C.l. por debajo de lo que se, considera normal que
están perfectamente adaptados a las exigfonc¡as sociales y, a su
vez, hay sujetos con un C.l. normal, inclusco superior a lo normal,
20
>|iio tienen unas conductas completamente rechazables desde el
i ii into de vista social (niños ladrones, hiperactivos, sociópatas,
■ Idincuentes, etc.).
Esta realidad, que es tan obvia, no parece haberlo sido en el
l usado más inmediato. En efecto, el criterio que se ha seguido du-
i.mte los últimos años para determinar qué tipos de niños debían
•.or considerados de Educación Especial, es decir, tenían necesida-
i los educativas especiales, era el del C.l. Los que tenían un C.l. in-
li'iior a lo normal sí eran objeto de Educación Especial, por el con-
iiurio, los niños que tenían un C.l. normal o superior al normal eran
considerados administrativamente «normales» a efectos educati-
vos aunque tuviesen cualquier otra deficiencia comportamental.
En este línea, es oportuno manifestar que un niño puede ser
inadaptado cuando su constitución somática o psíquica acusa
(Infidencias globales o parciales puestas de manifiesto en sus
comportamientos. Pero también puede ser inadaptado cuando, a
posar de presentar un buen estado corporal y anímico, es el me-
i lio ambiente social, escolar o familiar el que le desajusta con-
(luctualmente aun poseyendo una inteligencia normal. Igualmen-
lo se puede llegar a la inadaptación teniendo una inteligencia
■ uperior a la normal.
La conducta desviada o inadaptada no es una enfermedad
mental como afirmaban (y siguen afirmando en el presente) los
modelos derivados de la medicina psiquiatría y la psicología clínica.
Hay que atender a los factores socio-culturales, psicológicos y
ambientales, además de a los factores internos del sujeto para /
poder establecer con seguridad y objetividad la diferencia entre
conducta adaptada y conducta inadaptada socialmente.
1.3. Concepción global
I'or inadaptación se debe entender, en términos generales, tanto
la conducta de aquellos individuos que tienen problemas para
conducirse adecuadamente en una institución, como la de aque-
llos que no se valen por sí mismos para satisfacer las necesida-
des más elementales de la vida cotidiana: el cuidado personal, la
seguridad corporal, la aceptación de las normas sociales y de los
valores culturales, por ejemplo.
En términos estrictos, es el sujeto que presenta problemas de
comportamiento, de aprendizaje, de madurez social o ambas co-
sas, los cuales se han ido originando durante el desarrollo del in-
21
 dividuo. La mayoría de los autores consideran que se trata de
personas que carecen de los repertorios conductuales corrientes
y habituales que tienen otras personas de su misma edad y con-
dición o que tienen unos comportamientos que no deberían tener.
Los sujetos normales (los que tienen conductas adaptadas) /
evolucionan a través de cambios e interacciones progresivas (bio-
lógicas, físicas, sociales, culturales, etc.) con su medio y mantienen
el equilibrio interior y exterior entre sus exigencias internas y las
exigencias del medio. Por el contrario, el inadaptado evoluciona a
través de interacciones que se desvían de lo normal, y tanto mayor
será la inadaptación cuanto mayor sean estas desviaciones.
Por tanto, la ausencia de repertorios conductuales necesarios
para vivir en el seno de la sociedad o la presencia de los reperto-
rios conductuales inadecuados e indeseados que exhiben los in-
dividuos inadaptados sociales, no se explica sólo por la presen-
cia de algún elemento extraño que haya impedido o facilitado su
adquisición sino que, dadas unas condiciones extraordinarias
biológicas, físicas, sociales, culturales, económicas, etc., el sujeto
no ha aprendido aquello que la comunidad exige y requiere de
todos sus miembros para vivir en sociedad.
Los criterios, para determinar si se trata de una conducta adap-
tada o inadaptada son básicamente de naturaleza sociocultural y
no médico-psiquiátricos o clínicos. Las conductas inadaptadas
pueden serlo por exceso (manifestar o exhibir conductas indesea-
bles, molestas o perjudiciales para los demás miembros del grupo
o de la sociedad, tales como robar, agredir...) o por defecto (no te-
ner en el repertorio comportamental pertinente aquellas conductas
exigibles a las personas atendiendo a su edad, estado, condición,
rol... tales como no estudiar los colegiales, no rendir el profesional
en el trabajo, no controlar esfínteres a los cinco años, etc.).
2. Síntesis de inadaptaciones
Las inadaptaciones son muchas y las causas muy variadas y diver-
sas. En este trabajo no me detendré en el análisis de la etiología de
todas las desviaciones conductuales, aunque dada la importancia
del tema y la problemática que presentan sí se justificaría un
buen tratado al efecto.
El objeto de este libro tampoco es tratar de los inadaptados
físicos, ni de los sensoriales, ni de los psíquicos, ni de los socia-
22
los, ni de los escolares... (con todas las posibles gradaciones que
:;o puedan establecer entre ellos) tanto si su inteligencia es nor-
mal, como si es superior o inferior a la normal. Simplemente deseo
ofrecer estrategias de intervención psicopedagógicas y sociológi-
cas para abordar educativamente las conductas problemáticas o
inadaptadas socialmente de los niños y jóvenes, sean o no defi-
cientes físicos, sensoriales, psíquicos, sociales, etc., y tengan un
<;.l. normal, alto o bajo.
El objetivo de este trabajo es ofrecer algunas estrategias de
intervención psicopedagógica con las que se pueda intentar
erradicar las conductas inadaptadas de los niños y jóvenes o al
menos disminuir su frecuencia y repercusión social.
2.1. Lista de inadaptaciones
I 'ara dar cuenta de la amplitud de inadaptaciones, la casuística
ioal que existe al efecto es muy grande, voy a citar a grandes
lasgos un listado-resumen de las mismas, siendo consciente de
que omito tantas o más de las que expongo. Son éstas:
a. Inadaptados físicos y sensoriales (Inteligencia normal)
Por causa temporal:
• Débiles corporales, niños de sanatorio,
diabéticos y epilépticos.
Por causa definitiva:
• Ciegos, semiciegos, ambliopes
• Sordos en graduación diversa
• Deficientes motrices o minusválidos
• Paralíticos cerebrales
b. Inadaptados psíquicos: (Inteligencia limitada)
• Deficientes mentales en diversos gra-
dos (límite, ligera, media...)
• Deficientes con trastornos psíquicos y
nerviosos anexos
• Epilépticos
• Síndrome de Down (Mongolismo).
c. Inadaptados sociales: (Inteligencia normal)
• Niños huérfanos, abandonados o en pe
ligro moral
23
 • Caracteriales. Con rasgos psicóticos
• Psicópatas y asocíales
• Neuróticos y psicosomáticos
• Marginados/automarginados
• Inadaptados sociales, predelincuentes
• Delincuentes juveniles, etc.
d. Inadaptados escolares: (Inteligencia normal)
• Retrasos pedagógicos
• Irregulares de asistencia
• Difíciles en disciplina
• Con conductas disruptivas (rabietas, hi-
peractivos, etc.).
e. Niños excepcionales:
• De aprendizaje rápido
• Bien dotados intelectualmente.
En cada uno de estos apartados y para cada uno de los tras-
tornos o alteraciones, dice DÍAZ ARNAL (1990: 29), hay posibilida-
des de realizar una gradación desde lo ligero a lo profundo.
2.2. Precisiones terminológicas
En el contexto de definición de los repertorios comportamentales
indeseables es pertinente realizar algunas precisiones terminoló-
gica para concretar cómo se deben entender ciertos conceptos
básicos de este estudio, tales como:
• Conducta es la actividad global, compleja y total (tanto in-
terna como externa) del organismo o el conjunto de actividades
(directa o indirectamente observables y mensurables) de un or-
ganismo para adaptarse a su medio ambiente específico, a tra-
vés de la cual intenta conseguir control e independencia frente a
dicho medio. La actividad conductual está determinada por la in-
teracción de una pluralidad de factores.
El proceso dinámico de la conducta integra diversos elemen-
tos: los estímulos, las reacciones a la estimulación y el conjunto
de procesos mediacionales o intervinientes entre los estímulos y
la respuesta.
La conducta concreta se da en una situación en la que son
relevantes tanto los determinantes temporales del organismo
24
imolivación, interés, activación, etc.) como los determinantes si-
i nacionales o estimulares (los planes, proyectos e intenciones,
i'ii-) elaborados por el sujeto en función de su situación y su ex-
|i"ii<!iicia.
I n este sentido amplio en el que estoy considerando la con-
duela, se puede entender como sinónimo de comportamiento y
• Ir tospuesta.
• Conducta adaptativa es el comportamiento de un indivi
duo que se atiene eficazmente a los estímulos y pautas exigidas
i'ii su medio ambiente. Incluye todas las situaciones que, sirvién-
i lose de la experiencia pasada, se acomodan a las nuevas situa-
■ iones. Desde el punto de vista social, es aquella que pone los
11 nidios adecuados de responsabilidad y autonomía exigidos por
1.1 sociedad al individuo en función de su edad, del grupo al que
pertenece y de la misión que realiza, de su rol, status... para al
canzar los fines de una situación dada. Ejemplo: quiero aprobar
un examen... y estudio lo necesario.
Podemos hablar de conducta adaptada cuando se aceptan
las demandas usuales (pautas sociales y valores culturales) de la
sociedad o de un grupo concreto y las relaciones personales con
los demás miembros, sin fricciones ni conflictos.
La conducta adaptada incluye e implica tres aspectos: madu-
ración, aprendizaje y ajuste social. Más tarde volveré sobre estos
Ires aspectos para determinar en qué forma mediatizan la con-
ducta adaptada e inadaptada.
• Conducta desadaptada es la respuesta inadecuada a la
situación dada. Consiste en poner en práctica mecanismos insu-
ficientes, innecesarios o contraproducentes para alcanzar los ob-
jetivos que implica una determinada situación. Ejemplo: tengo
ganas de ir al cine, en lugar de comprar la entrada «me cuelo» sin
pagar; quiero aprobar una asignatura, copio en el examen.
• Conducta disruptiva es el comportamiento que se carac-
teriza por una ruptura muy marcada respecto a las pautas de
conducta y valores generales o sociales aceptados, que puede
amenazar la armonía e incluso la supervivencia del grupo, aun-
que sus integrantes no tengan conciencia de este peligro.
Por razones obvias, se entiende que aquí y ahora vamos a
ocuparnos de las conductas inadaptadas y disruptivas (celoti-
pias, rabietas, balanceos, agresividad, autopunición, etc.) de los
niños y jóvenes.
25
2.3. Las causas ..... i i'li'ickia por las generaciones adultas sobre las más jóvenes
. i»n l.iiilo aprendidas por los niños jóvenes mediante un proce-
Las conductas normales o inadaptadas, fundamentalmente de los
" ' l>' inletacción social y comunitaria realizado en el seno de su
niños y de los adolescentes, son una consecuencia del aprendizaje
• M n 'i I, i< I.
que tiene lugar en el medio familiar, escolar, social y comunitario en
el que viven y se desenvuelven. Son fruto de la interacción entre el I •■ i MI el entorno cultural-educativo y socio-económico en el
individuo y su medio o entorno social. • |in' viv<! el individuo donde se dan las respuestas personales a
l"'. .i ..... ílocimientos habituales que se van presentando. Es aquí
La conducta, normal o inadaptada, tanto en su origen, desarrollo
■i.... li' so aprenden, modelan y mantienen los comportamientos
y mantenimiento como en su posterior modificación se va
ii|'n "'.y peculiares de cada uno. Los niños exhiben comporta-
adquiriendo (implantando) o extinguiendo a través de los distintos
.... 'iilii:-, socialmente adecuados o inadecuados debido al apren-
principios del aprendizaje (condicionamiento clásico, operante,
vicario, observacional y social, mediacional, etc.) que se derivan de 'ii--.i|i' .i que han estado sometidos en sus ambientes y a una serie 'in
los diferentes procesos de socialización y culturización que cada 'ii.ililicaciones o frustraciones vividas en el seno del hogar fa-i mil. n,
sociedad particular y distinta impone a sus miembros y de la propia (>ii la institución escolar, en el barrio, con los amigos, etc.
psicología de cada individuo. I .i conducta, como señala J. A. CARROBLES (1976: 99), «ha si-■ li'
La etiología de las conductas o de cualquier tipo de manifestación mole loada a través de las contingencias de refuerzo o castigo in MI
comportamental no puede reducirse a una causa única sino que se propio ambiente del pasado o del presente».
debe admitir una verdadera constelación de causas. Como ha dicho
D. J. W ETS (1983: 124), reducirlo a una causa única es un mito; todas JA. Principios de interacción herencia-medio
las teorías admiten causas tanto biológicas y psicológicas como
l in H:; INESTA (1976: 17) manifiesta al respecto que la interacción
sociológicas; la diferencia entra unos autores y otros es cuestión de
"iihi' ol individuo y el medio está determinado por la mutua in-iliH-iioia
poner el énfasis más en unas que en otras, pero todos admiten
y relación de cuatro acontecimientos o factores básicos:
causas de origen distinto. En este caso concreto, debo matizar que
las causas de las conductas disruptivas e inadaptadas son muchas y I) Agentes biológicos del pasado: Son los factores de natu-iili'/íi
de origen muy variado. genética, hereditaria, prenatal y perinatal que cada incfivi-'liin :;o
encuentra al nacer y que le son dados al margen de su ''"Imitad (las
En consecuencia, en la conducta adaptada o inadaptada de-
bemos admitir, como ya se ha señalado, causas de origen biológico lesiones, daños, alteraciones con las que puede na-
(debidas a factores innatos o hereditarios), causas de origen • i'i, como es el caso de las aberraciones intrauterinas ocasiona-
psicoeducativo (alteraciones de los procesos internos y de ense- < I. is por la rubéola de la madre, por ejemplo).
ñanza-aprendizaje del individuo) y causas de origen sociológico :•) Agentes biológicos actuales: Son los factores derivados de 1.1
(nivel económico, cultural, etc.). ilosnutrición, falta de sueño, enfermedades transitorias, inges-i H ii i
Los comportamientos socialmente indeseables o inadaptados (los de fármacos o de drogas o su ausencia, a que ha podido es-i.n
que interfieren y dificultan el adecuado proceso de educación, sometido cada sujeto particular y concreto.
socialización y en definitiva el proceso de enseñanza-aprendizaje de .'!) La historia de aprendizaje del sujeto: Son los factores que ili-
los niños y adolescentes), las conductas disruptivas e inapropiadas lorminan el comportamiento del sujeto, es decir, las interacciones,
tanto familiares como escolares o incompatibles con la integración que la persona ha mantenido en el pasado con el medio y las M -
social, tales como la hiperactividad, los berrinches, lloriqueos, ".puestas adaptativas o inadaptadas que ha emitido ante estas
rabietas, morderse las uñas, robos, mentir... y en general cualquier infracciones, las cuales manifiestan la utilización adecuada de
tipo de manifestación conductual que dificulte la adaptación social isiímulos y refuerzos o la carencia de estímulos reforzantes o la
han sido enseñadas a través de la ac- piesencia de estímulos indeseables o la excesiva utilización de
estimulación aversiva.

26 27
 4) Los acontecimientos ambientales momentáneos: Son los
factores ambientales que determinan la existencia y manifesta-
ción de una conducta concreta, es decir, los elementos de la tri-
ple relación de contingencia con la que se encuentra cada sujeto:
(E-R-C), los estímulos discriminativos que incitan determinadas
conductas o respuestas así como los estímulos consecuentes
placenteros o desagradables que se derivan de estas conduc-
tas.
El comportamiento del ser humano —adaptado o inadapta-
do— es fruto de la interacción de estos cuatro agentes, actuando
simultáneamente, es decir, es función de la historia particular de
aprendizaje de cada persona, de sus características psicológicas
y físico-biológicas.
Todos los comportamientos se aprenden, se mantienen y se
modifican en virtud de estos principios. Todos somos, en alguna
medida, agentes modificadores de conducta, porque todos esta-
mos interconductualmente relacionados y por tanto mutuamente
nos influimos.
2.5. La persona es fruto
de la interacción herencia-medio
Que la persona singular y concreta es fruto de la interacción he-
rencia-medio es generalmente admitido por todos, ahora bien, en
el transcurrir de los años los distintos profesionales (investigado-
res, profesores, educadores...) no han interpretado esta interac-
ción de la misma forma.
Desde hace tiempo existe una vieja polémica entre los parti-
darios de la herencia y los partidarios del medio. Los primeros,
afirman que el desarrollo conductual es simplemente la actualiza-
ción de un programa perfectamente determinado e incluido en la
herencia y las influencias debidas al medio sólo aportan diferen-
cias accidentales. Por el contrario, los partidarios del entorno
sostienen que la configuración psíquica siempre es ambiental y
está causada, principalmente, por el medio físico, social, cultural,
educativo... hasta económico y político y la influencia de la he-
rencia es responsable de un substrato en el que se apoya lo psí-
quico.
Estas posturas, como todas las dicotomías, están amplia-
mente superadas y hay que decir: ni genetistas ni ambientalistas,
sino que importante es la herencia e importante es el medio, las
• los variables interesan. Eysenck resume esta vieja
polémica en
i".los términos: la herencia señala el ¡techo máximVde posibilida
des de un individuo y el medio es el responsable de que se He-
uno o no a ese techo máximo.
La postura de Eysenck está plenamente confirmada. Es inne-
gable que durante toda la vida estamos abiertos a los cambios y
.i los aprendizajes, pero es durante la infancia y juventud cuando
-.i; os más plástico y los cambios son más abundantes.
Sin embargo, durante mucho tiempo, las más diversas disci-
plinas científicas describieron el curso del desarrollo como algo
i|iu! vendría a ser en esencia el desenvolvimiento gradual de prin-
cipios o propiedades básicas transmitidas por herencia, como
linio de la elaboración de estructuras preexistentes. Hoy ni si-
i|i riera en la esfera biológica es sostenible esta postura: concebir
■ ■I desarrollo como la mera elaboración de algo innato en
el indi
viduo.
No es posible concebir el desarrollo únicamente como el des-
pliegue o la exteriorización de cualidades y estructuras básicas.
I I desarrollo supone la organización o desenvolvimiento progre-
sivo del conjunto de predisposiciones ya existentes mediante la
■ icción ejercida por el medio.
Las dotaciones genéticas individuales influyen en los diferen-
U".; modelos de desarrollo en la infancia, pero, a medida que el
niño crece, los factores ambientales alcanzan una contribución
importante en las diferencias individuales. Es decir, en el desa-
111 >llo hay que contar con la herencia y con el medio.
La herencia somática o biológica la constituye la información
■ lo que son depositarios los genes. Ahora bien, el que se
mani-
hoste o se exteriorice esta dotación genética depende en gran
l). ii te del medio ambiente en el que nos desenvolvemos.
Por ello debemos afirmar que el comportamiento humano no
noiirre en el vacío sino inmerso en un ambiente del que forman
p.ule elementos físicos, sociales, culturales, psicológicos indivi-
duales, etc. Hay que afirmar que, para conocer una conducta de-
• .adaptada, hay que comprender plenamente el escenario
en que
dicha conducta tiene lugar.
En la actualidad la concepción del hecho conductual, pasa
liindamentalmente por la consideración del carácter interactivo e
inlordependiente de la persona y el medio en el que ella se de-
28 29
senvuelve. En el caso de la inadaptación comportamental estas
reflexiones son particularmente importantes, puesto que:
Cualquier niño o adolescente con problemas de conducta o
sin ellos, primera y principalmente, son una parte inseparable
de un sistema biosocial.
Las conductas desadaptadas no son consideradas como un
mal localizado dentro del individuo sino como un desequilibrio en
el sistema, como una disparidad entre las habilidades y capaci-
dades individuales y las demandas o expectativas del ambiente.
Cualquier programa de intervención para modificar las
conductas desadaptadas ha de tener como objetivo conseguir el
funcionamiento del sistema de forma unitaria e interdependiente.
Por tanto, para poder implantar una conducta o extinguir —
reducir— la inadecuada, los programas de intervención psico-
pedagógica y terapéutica han de incidir sobre cuatro áreas: so-
bre el sujeto inadaptado, sobre el ambiente familiar, la institución
escolar y el medio social (barrio, amigos, colegio, etc.).
2.6. La maduración y el aprendizaje en la
conducta humana
Analizada la inseparable unidad biológica y psíquica del individuo
es pertinente comentar en qué forma la parte biológica repercute
en la psíquica y está en aquella y ambas en la educación y felici-
dad de las personas. Por lo que es necesario matizar mínima-
mente cómo interactúan la maduración y el aprendizaje, variables
que están mediatizados por la herencia y el medio.
a) Maduración
La maduración es un fenómeno evolutivo autónomo, sujeto a le-
yes inmanentes e independientes del medio, no responde a estí-
mulos exteriores, se desarrolla de dentro afuera, sin cooperación
ni ejercicio de la experiencia. Es decir, se produce en ausencia
de la práctica o aprendizaje. Cada organismo presenta un tipo de
maduración característico y está ligada a factores hereditarios y
biológicos.
La maduración (biológica) es lo que posibilita, en principio, el
desarrollo de las habilidades que presenta el individuo. Aporta
los elementos básicos a los organismos y es el aprendizaje (o
medio) y los factores ambientales lo que las desarrollan en pleni-
30
tud. La maduración no es algo perfectamente programado y ce-
rrado a las influencias del medio ambiente, sino que está abierta
al influjo de las condiciones exteriores.
La maduración que es propiamente biológica recibe y necesi-
ta influencia del medio (aprendizaje). Para que un sujeto aprenda,
necesita tener previamente 1a madurez adecuada, se alcanza la
madurez adecuada mediante un proceso de aprendizaje. El de-
sarrollo de la persona, implica por igual la maduración y el
aprendizaje.
b) Aprendizaje
Es el cambio permanente producido como consecuencia de la
práctica. Es evidente que la maduración es indispensable para
que se produzca el desarrollo, pero también es verdad que la
maduración no es suficiente.
La mayoría de los procesos evolutivos comprenden tanto la
maduración como el aprendizaje, por lo que resulta muchas ve-
ces difícil distinguir lo que se debe a un componente y lo que se
debe a otro. En algunos casos el aprendizaje es necesario para
desarrollar ciertas habilidades y en otros es indispensable la ma-
duración para adquirir los aprendizajes. La maduración se ve
afectada de la ausencia o presencia de determinados elementos
ambientales. A su vez el aprendizaje es tanto un factor como un
producto del desarrollo que tiene lugar en el intercambio con el
medio.
Aprendizaje y maduración no sólo son necesarias sino que
llegan a implicarse mutuamente, ya que ambos se funden en el
desarrollo del individuo. Pinillos ha establecido una serie de rela-
ciones entre estos dos componentes evolutivos:
La maduración es condición necesaria, pero no suficiente, del
desarrollo; hace falta ejercicio o aprendizaje.
La estructura genética de la especie y del individuo pone
límites o techo al desarrollo, pero en el ser humano esos factores
son bastante elásticos.
El ejercicio prematuro no acelera los procesos maduracio-
nales: «No por mucho practicar se madura más temprano».
La insistencia en el ejercicio o la enseñanza precoz puede
perturbar el desarrollo normal, enfrentando al sujeto con metas
inalcanzables para el momento evolutivo en que se encuentra.
31
 Las posibilidades de influir en el desarrollo por medio del
aprendizaje son muy limitadas, pero superiores a lo que la psico-
logía comúnmente cree.
El aprendizaje produce efectos diferenciales en relación con
la maduración. Es decir, el aprendizaje produce mejores re-
sultados en el organismo cuando éste se encuentra en un nivel
elevado de madurez que cuando se encuentra en los primeros
inicios.
Para concluir este epígrafe deseo significar que la conducta
adaptada incluye e implica tres aspectos: maduración, aprendi-
zaje y ajuste social. Es obvio que en las conductas inadaptadas
falla alguno de estos aspectos o, es posible, todos a la vez.
También se debe concluir que las causas determinantes de la
inadaptación social de los niños y de los adolescentes y de las
conductas disruptivas, responden a factores de origen biológico
(innatos o hereditarios), a factores de origen psicoeducativo (alte-
raciones de los procesos internos y de el de enseñanza-aprendi-
zaje del individuo) y a factores de origen sociológico (nivel eco-
nómico, cultural, ambiental, etc.).
Es decir, se llega a la situación de inadaptación social porque
no se alcanza ia maduración o el aprendizaje o el ajuste social
que las diversas situaciones sociales exigen en cada momento.
Para entender los comportamientos, adaptados o inadapta-
dos y para plantear y llevar a cabo cualquier programa de inter-
vención psicoeducativa encaminado a superar y erradicar las
conductas inadaptadas de los niños y adolescentes hay que par-
tir del principio indicado por Pinillos: la maduración es condición
necesaria, pero no suficiente del desarrollo; hace falta ejercicio o
aprendizaje adquirido a través de la educación.
2.7. Influencia de las distintas instituciones
Como ya se ha significado, «muchos niños exhiben manifestacio-
nes socioconductuales deficientes o inadaptados debido a una se-
rie de frustraciones y fracasos vividos en el seno del hogar familiar,
en la institución escolar y en el ambiente más próximo a ellos, prin-
cipalmente el barrio y las compañías o amistades» (E. GONZÁLEZ,
1987:256).
En porcentajes las influencias recibidas en las distintas insti-
tuciones, según los datos que me ha proporcionado una muestra
32
de 264 muchachos etiquetados de predelincuentes juveniles con
edades comprendidas entre los 9-10 a 16 años, son los siguien-
tes:
1) En el medio familiar: El 89,11 % afirma que en su hogar se
siente abandonado y no se preocupan de él; el 76,62% dice que
recibe malos tratos de sus padres o de los padrastros con los
que vive; viven en situación de la más absoluta pobreza e indi
gencia en el 48,23%; o se les ha muerto el padre o la madre o los
dos en el 46,49%; sus padres se pelean o viven amancebados o
separados en el 86,42%, etc. La situación en sus «casas» es tan
conflictiva e insoportable que optaron por fugarse del domicilio
familiar en más del 67% teniendo que vivir en la calle pasando
hambre, frío... hasta que llegaron a tener que aprender a robar
para poder subsistir (E. GONZÁLEZ, 1987: 88).
Según la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid, de
4.744 sujetos el 63,60% llegó a la inadaptación social a causa de
los problemas familiares; de una muestra de 61.139 sujetos de la
Comisaría General de Policía Judicial de España, el 51,93% de
ellos llegaron a la inadaptación por causas familiares. Estos son
algunos de los problemas que presentan algunos niños que fre-
cuentan las aulas de los centros de Educación Infantil, Primaria y
Secundaria (aunque a este último tramo educativo casi no llega
ninguno de estos alumnos).
2) En relación con la influencia ejercida por la escuela, hay
que señalar que aquellos alumnos que ya tienen alterada su vida
familiar, son los más propensos a encontrar desagradable y abu
rrida la vida escolar. Así, según el Tribunal Tutelar de Madrid de
13.640 el 51,28% se sentía fracasado escolarmente.
Según la muestra que hemos manejado de 264 sujetos el
76,14% de los casos se sentían mal en la escuela, hacían «novi-
llos» o «pellas» en el 74,24% porque no les gustaba ni les intere-
saba lo que se hacía en ella. Y es que la escuela, que es una ins-
titución básica de la aculturacion, también puede ser una agencia
básica de inculturación para un determinado sector de sus alum-
nos: los más desfavorecidos por la fortuna, los que más necesi-
tan de su acción socializadora y culturizadora (GONZÁLEZ, 1987:
127).
3) Respecto a la influencia ejercida por las llamadas «malas
compañías» debemos decir que estas actúan como «caldo de
cultivo» en el que germinan todas las tendencias antisociales y
33
contraculturales recibidas en la familia, en la escuela y en el ba-
rrio o medio ambiente en general, llegando incluso el grupo for-
mado por estas amistades o compañías a arrastrar a sus compo-
nentes hacia la inadaptación y con frecuencia hacia la carrera
delictiva (E. GONZÁLEZ, 1985:1000). En el 95,08% son arrastrados
al robo por los amigos, en el 83,71% dicen que sus amigos son
violentos y malos, en el 62,70% afirman que los amigos les lleva-
ron a la perdición, etc. (E. GONZÁLEZ, 1987:167).
La conducta adaptada o inadaptada, por tanto, es fruto de la
historia particular del aprendizaje social y educacional de cada
persona. Es en el entorno psicoeducativo y sociocultural en el
que vive el individuo donde se va aprendiendo a emitir las res-
puestas personales que los acontecimientos cotidianos le van
demandando.
Los padres y educadores deben atender a la evolución social
y cultural del niño y del joven en la familia, en la escuela y en la
calle para procurar que la misma se adecué a las demandas de
la sociedad y evitar que contraríe sus directrices. Estando aten-
tos, se pueden tomar las medidas pertinentes en el momento opor-
tuno.

34