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Leyendas y Mitos Japoneses

9 min

by Xiahpop 4 años ago1 semana ago

La mitología japonesa es un sistema extremadamente complejo de creencias. El Shinto por


sí solo se compone de una colección de más de 8.000.000 de kami («dioses» o «espíritus»
en japonés), pero además contiene tradiciones budistas así como creencias y mitos
populares.

Los mitos japoneses convencionales se basan en el Kojiki, en el Nihonshoki y algunos


libros complementarios.

El Kojiki que literalmente significa «registro de cosas antiguas» es el libro más viejo
reconocido sobre mitos, leyendas, y la historia de Japón y el Nihonshoki es el segundo más
antiguo.
El Shintoshu explica orígenes de deidades japonesas desde una perspectiva budista
mientras que el Hotsuma Tsutae registra una versión diferente sobre la mitología.

Aquí les traemos una colección de las leyendas y mitos más populares que sirven como
muestra para entender las creencias y la cultura japonesa.

Kaguya Hime

La princesa de la luna Kaguya, uno de los tantos mitos que rodean al Monte Fuji

Había una vez una pareja de ancianos que no podía tener hijos…

Cierto día, el anciano fue a cortar unas ramas de bambú para recolectar brotes, y se fijó en
un árbol de bambú del cual surgía luz de su interior. Cuando cortó el bambú, descubrió a un
bebé en su interior, una niña de apenas unos diez centímetros, y la llamaron Kaguya-Hime
(Princesa de la Luz Brillante).

A partir de ese día, cada vez que el anciano cortaba un bambú, encontraba oro dentro de él, y al
poco tiempo se hicieron ricos.

Con el tiempo, Kaguya creció y se convirtió en una preciosa joven. Su elegancia y


hermosura fueron conocidas por todo el país y los pretendientes aparecían por doquier.
Cinco príncipes le pidieron la mano, y la princesa, que no quería casarse con nadie, les
pidió tareas imposibles como requisito para casarse con alguno de ellos (encontrar el cáliz
sagrado de Buda, encontrar una rama de oro y plata, encontrar una túnica sagrada, unas
joyas de colores que brillaban al cuello de un dragón y un caparazón especial de las
golondrinas).

Entre ellos se encontraba el hijo del emperador que hizo todo para conquistarla y para
retenerla en la tierra cuando ella dio la noticia que en realidad provenía de la luna, y era ahí
donde debía volver. La noche de luna llena en que la vinieron a buscarla, Kaguya dejó una
carta al desolado príncipe. Quien ordenó que llevaran la carta y la quemaran en la montaña
más alta (el Monte Fuji) con la esperanza de que llegara a la princesa.

Años después, un monje llamado Miatsu le dijo al emperador que la capa de Kaguya había
caído de la luna para sumir a la Tierra en la noche eterna así ella podía volver con sus seres
queridos, y que debían sellar los poderes de la princesa en el espejo de la Vida. Y eso
hicieron.

Cuando Kaguya se enteró de la traición del emperador, le pidió a una de las personas de la luna que
hiciera que del Monte Fuji cayera fuego, lava, cenizas y gases venenosos que causaran la muerte de
la región entera.

Tomando la furia de la princesa como componente principal, se creó al volcán que no hizo
erupción debido a que la rabia de la princesa no era suficiente, así que tenían que esperar
hasta que el enojo de la princesa se acumulara y fuera la suficiente para hacer estallar al
volcán.

Desde entonces las erupciones del Fujisan (pocas en la historia) han sido violentas, debido
a la furia de Kaguya-Hime.

Tanabata

El Festival del Deseo a las estrellas, Tanabata

El 7 de julio de cada año en japón se celebra el Festival de las Estrellas, Tanabata. Es una
una fiesta japonesa que tiene origen en una leyendas china del amor de dos estrellas, Vega
y Altair.

La princesa Orihime (Vega, llamada también Shyokujyo), era hija del Rey de los Cielos,
Tenkou. Su trabajo era tejer los vestidos de los dioses. Tejía muy bien, y le gustaba tanto
su trabajo que se pasaba todo el día trabajando.

Pero un día Orihime se enamoró de un joven pastor de bueyes, llamado Hikoboshi (Altair,
llamado también Kengyu). A él también le gustaba mucho su trabajo, y casi nunca
descansaba.

El Rey de los Cielos se puso contento porque ya pensaba que su hija trabajaría hasta morir sin
conocer el amor.

Los dos enamorados pasaban los días juntos, de tal manera que empezaron a trabajar menos
cada día, hasta que llegó un día en que dejaron de trabajar. En el Cielo ya no había ropas ni
comidas para los dioses.

Tenkou, se enojó muchísimo, y separó a los dos amantes, diciendo que cada uno tenía que estar en
una orilla distinta del Amanogawa (Vía Láctea), y si trabajaban bien, podían verse una vez al año, el
7 de Julio.

Pero no sería tan fácil solo si no llueve podrán encontrarse sin dificultad.

Es por eso que los japoneses, empezaron a escribir en tiras de papel llamadas Tanzaku los
deseos de que ese día no lloviera.

Esta tradición fue cambiando con el tiempo, y ahora es costumbre escribir en los Tanzaku,
los deseos de cada uno con la esperanza de que se cumplan durante el año, colgándolos en
las ramas de las cañas de bambú. Y a la noche, cuando los amantes se encuentran, esos
bambú se queman junto con tus deseos, para que llegue a las estrellas enamoradas y los
cumplan.
Momotaro

Uno de los mitos más famosos de Japón: La leyenda de Momotaro

Es el protagonista de uno los leyendas tradicionales más famosas de Japón. Cuenta la


historia de una pareja de ancianos que no puede tener hijos y un día son bendecidos con un
niño que nace del interior de un durazno gigante, que la anciana encuentra un día flotando
en un río.

De ahí su nombre: momo (durazno), taro (nombre masculino común).


Al crecer decide recuperar un tesoro que está en Onigashima (la isla de los demonios) a pesar de las
advertencias de sus padres.

En su camino se encuentra con un faisán, un perro y un mono. Cada uno de ellos le dijeron
a Momotaro «¡Oiga! Deme un “dango” por favor. Si me lo da, le ayudo». Momotaro le
entregó un dango a cada uno y empezaron a caminar juntos. Al llegar a la isla habitada por
demonios, acaba con ellos y salva a los lugareños de sus fechorías, convirtiéndose en el
héroe que siempre quiso ser.

Bunbuku Chagama

Mitos y leyendas sobre mapaches (tanukis) sobran, principalmente haciendo travesuras. Pero
esta es una leyenda de agradecimiento.

Los tanuki (mapaches) en Japón son seres mágicos capaces de transformarse en cualquier
cosa o persona, y generalmente son muy traviesos, les gusta jugar bromas pesadas a los
humanos.

Pero la leyenda de «la pava de agua caliente» trata sobre un tanuki agradecido con un hombre que
un día lo salvó de una trampa para animales.

Esa noche el tanuki se acerca a la casa del hombre para agradecerle su amabilidad. El
tanuki se transforma en una chagama (Pava para té) y le dice al hombre que lo venda por
dinero. El hombre vende la pava-tanuki a un monje que la lleva a casa y luego de frotarla
con fuerza, la apoya sobre el fuego para hervir agua. Incapaz de soportar el fuego a la pava-
tanuki le crecen piernas y en ese estado de media transformación, escapa.

El tanuki vuelve a la casa del hombre con otra idea. El hombre montaría un acto al lado del camino
como si se tratara de un circo y cobraría admisión a la gente para ver a una pava caminando por la
cuerda floja. El plan funciona, y cada uno gana algo del otro; el hombre ya no es pobre y el tanuki
tiene un nuevo amigo y hogar.

En una variante de la leyenda la tetera-tanuki no corre y vuelve a transformarse en


pava. El asombrado monje decide dejar la pava como una ofrenda al pobre templo donde
vive, eligiendo no usarla para hacer té de nuevo. El templo eventualmente se vuelve famoso
por su supuesta pava danzante.

Yuki-onna

Minokichi es el fantasma de la nieve que busca en quien confiar en uno de los mitos más
tristes y misteriosos de Japón

Mosaku y Minokichi eran dos aldeanos que recogían leña del bosque para venderla
después en el duro invierno japonés. Una noche, una gran ventisca los obligó a buscar
refugio en una cabaña en medio del bosque.

Cansados y afligidos, se quedaron dormidos casi enseguida. De repente una fuerte ráfaga de
viento abrió de golpe la puerta de la cabaña. Minokichi despertó inmediatamente, y al ver
hacia el lugar donde descansaba Mosaku, quedó impactado con lo que vio.

Era una mujer quien se encontraba inclinada enfrente del pobre anciano. Su cabello era
largo y negro y llevaba un kimono tan blanco como la nieve. Sus ojos eran negros como la
noche y cuando abrió la boca, Minokichi observó que no tenía dientes, ni lengua, sólo un
vacío total.

Minokichi, resignado, sólo esperaba el momento de su muerte. Fue entonces cuando la mujer le
hablo con un tono dulce y cariñoso.

Le había confesado que iba a sufrir el mismo destino de su viejo maestro, pero sintió
lástima por él, ya que era muy joven y apuesto, así que le perdonaba la vida. Sin embargo,
si llegaba el día en que por algún motivo revelaba lo que había acontecido en ese lugar, esa
misma noche lo mataría sin dudarlo.

El joven, aún consternado, prometió no decir nada. Después de haberlo amenazado, la


mujer desapareció de la cabaña y con ella la ventisca cesó.
Transcurrió un año y Minokichi ya había retomado su trabajo de leñador. Un día, cuando
regresaba del bosque, se encontró con una bella joven de largos cabellos negros llamada
Oyuki, quien se dirigía hacia la provincia vecina en busca de trabajo. Minokichi,
aprovechando de que estaba anocheciendo y del hecho de que aún faltaba mucho para que
ella llegara a su destino, la invitó a hospedarse en su casa, junto a su familia. Se
enamoraron rápidamente y no pasó mucho tiempo para que ambos se casaran. De su unión
nacieron tres niños, y vivieron felices por muchos años. Minokichi era la envidia de todo el
pueblo.

Un día, mientras hacían sus quehaceres, Minokichi volteó a ver de reojo a su esposa y visualizó a la
mujer con la quien se encontró en aquella noche fatal, donde murió su maestro Mosaku, la «mujer
de la nieve«.

Nervioso, le contó la historia a Oyuki de lo que había sucedido aquella noche. Oyuki se
levantó y miro fijamente a los ojos de Minokichi. Ella le confesó que era aquella mujer, y
como rompió su promesa tendría que matarlo. Sin embargo la mujer no lo atacó por el
profundo amor que había sentido por él, así que le perdonó de nuevo la vida.

Antes de irse, la mujer le advirtió que ahora él tendría que cuidar solo a sus hijos, pero si
llegaban a quejarse por algo, lo mataría sin dudarlo. Después de haber dicho esas palabras
Oyuki desapareció sin dejar rastro. Nunca más fue vista de nuevo ni por sus hijos, ni por su
esposo, quien se quedó lamentando su gran pérdida de por vida.

Se dice que la mujer de la nieve sigue rondando los bosques en invierno en busca de un
nuevo prometido, esperando que esta vez este pueda cumplir con sus promesas y guardar
secretos.

Tsukimi y el conejo de la luna

La leyenda del conejo de la luna que da lugar al festival de medio otoño o TSUKIMI

Aunque para nosotros la luna está hecha de queso, para los japoneses allí vive un conejo.

El “conejo japonés” está preparando unas bolitas de arroz a golpe de un martillo, de allí
vino la receta para los mochi, que se preparan de igual forma.

Una de las leyendas dice que la Luna se encarnó en el cuerpo de un anciano, que fue
pidiendo comida a varios animales. Cada animal fue ofreciéndole algo de comer, pero el
conejo, como no tenía nada para darle, se ofreció a sí mismo. Entonces el anciano
emocionado, se lo llevó a la Luna para que viviera allí para siempre con él.

El árbol de sakura

Decenas de mitos envueltos alrededor del árbol de sakura y sus flores

Hay dos historias que inspiraron literatura, pintura, e incluso mangakas.

Una de ellas es la leyenda de Seishirou, conocido como Sakurazukamori. Se trata del


«asesino del árbol de sakura», cuyas víctimas eran enterradas en el árbol y éste se
alimentaba de ellos. A cambio, el árbol alimentaba los poderes del Sakurazukamori.

Se dice que originalmente los pétalos del árbol eran de color blanco, y que fueron
cambiando de color al alimentarse de la sangre de las personas enterradas bajo su sombra.
Por eso no es de extrañarse ver Sakuras en cementerios y templos.

La historia de Shizuka Gozen, una de las mujeres más famosas de la historia y la literatura
japonesa, es una trágica historia de amor y poder en la época del primer régimen militar
feudal japonés. Luego de escapar de la muerte gracias a la esposa del shogun Yoritomo,
Masako, va en busca de su amor recorriendo en largo camino. Pero lamentablemente no
pudo seguir el viaje porque cayó enferma y murió.
Dicen que llevaba como bastón una rama de Sakura. La leyenda cuenta que en el lugar
donde murió la bailarina, esa rama de Sakura creció transformándose en un hermoso árbol
que llamaron el Sakura de Shizuka Gozen.

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