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Trabajos y Publicación del Máster Universitario y del

Doctorado en Estudios Internacionales.


ensayos Departamento de Derecho Internacional Público,
Número 9 Relaciones Internacionales e Historia del Derecho
(enero de 2009) UPV/ EHU

ISSN: 1887-5688

Aproximación crítica a los objetivos de salud del milenio


como motor de desarrollo
Ricardo Usategui Uriarte

1. INTRODUCCIÓN

El objeto del presente artículo es valorar los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) relacionados con la salud como motor de desarrollo para las sociedades. En la
investigación partimos de las aproximaciones del enfoque de desarrollo humano que la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) promueve desde la década final del pasado
siglo. Los ODM son el consenso internacional en materia de desarrollo, el acuerdo
internacional de mínimos, con el que ha comenzado el siglo XXI. Promueven varios objetivos
y metas, con los correspondientes indicadores para su seguimiento, que deberían ser
alcanzados por todos los países en un plazo que fue fijado en el año 2015. Los datos nos
hacen ser pesimistas respecto a la posibilidad del cumplimiento efectivo de los ODM. Es por
este motivo que consideramos pertinente hacer una serie de aportaciones críticas con el fin de
discutir aspectos que nos ayuden a revertir esta tendencia. La salud es un tema fundamental y
como tal se encuentra en el centro mismo de unos ODM que se refuerzan recíprocamente a fin
de de conseguir un verdadero desarrollo humano. Por su especificidad son 3 objetivos, 7
metas y 16 indicadores entre los propuestos los que tienen una relación directa con el sector
de la salud en las poblaciones. Pese a esta afirmación, somos plenamente conscientes de la
importancia de otros factores de corte estructural que repercuten de forma importante sobre
las políticas y avances que se traten de implementar en el citado sector.

Los avances en salud se antojan como imprescindibles para que todos los países
avancen hacia el cumplimiento de los ODM. Pretendemos hacer una exposición presentando
sus potencialidades, pero sin olvidar que tienen grandes carencias y se les han formulado

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diversas críticas que deben servir para mejorar ya que los ODM no deben ser de ningún modo
la meta final, sino más bien un pequeño escalón de un largo y pedregoso camino para un
verdadero desarrollo universal y equitativo. Trataremos de hacer una ordenación de las
relaciones entre objetivos y, especialmente, hacer una valoración más profunda de los
objetivos que se encuentran ligados a la salud de una forma más directa. Propondremos un
balance y aportaremos nuestras recomendaciones. Presentaremos la relación de la salud con el
desarrollo, el papel preponderante que consideramos debe tener dentro de este proceso y
defenderemos que la concepción de salud como derecho debe servir para desterrar las
inequidades en el acceso a la misma.

El desarrollo en materia de salud es un factor “sine qua non” para el cumplimiento de


los ODM. Los progresos en el ámbito de la salud tienen una función crucial para que los
países más empobrecidos puedan cumplir las metas propuestas.

Sostendremos que el gasto en salud es una inversión en desarrollo. Sólo con un


funcionamiento efectivo de los sistemas de salud será posible lograr un desarrollo real y
completo. Únicamente mediante una apuesta decidida por un reforzamiento de las
prestaciones sanitarias conseguiremos elevar el nivel de bienestar. Repasaremos los ODM,
especialmente aquellos que se relacionan con la salud, desde una perspectiva crítica y
trataremos de ver sus fortalezas y debilidades. El logro de los Objetivos de Salud del Milenio
está directamente vinculado a la modificación de las estructuras de poder económico y
político que crean sociedades pobres y desiguales con ínfimas esperanzas de llevar una vida
saludable.

2. SALUD Y DESARROLLO

En los últimos tiempos ha venido asentándose con fuerza una nueva concepción del
desarrollo diferente a las precedentes, que ha sido adoptada como la bandera que enarbolan
las Naciones Unidas en el comienzo del nuevo milenio. Se trata del concepto de desarrollo
humano que se ha impuesto a las visiones más economicistas del desarrollo que consideraban
a éste sólo desde el punto de vista del crecimiento económico obviando otros factores
importantes. En el Informe de Desarrollo Humano de 1990 se señala que “es un proceso
mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las

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cuales son una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de
vida decente”1. Consideramos el desarrollo humano, siguiendo la definición de Amartya Sen2,
como el aumento de las capacidades y oportunidades de los seres humanos para poder elegir
en libertad allí donde viven. Capacidades y oportunidades están estrechamente ligadas y
ambas, a su vez, asociadas a la libertad. Una vida larga y saludable ha cobrado mucha
importancia en este nuevo enfoque. La salud es, sin duda, “el elemento más apreciado por los
pueblos y paradójicamente el más carencial para la mayoría de la humanidad, deficiencia
íntimamente asociada al sistema económico neoliberal y la pobreza”3.

2.1. Salud como desarrollo

La salud de las poblaciones está unida a su desarrollo, siendo aquella una condición
indispensable de éste. De igual manera, la salud de una población condiciona el ritmo y
calidad del desarrollo de la misma. Ambos conceptos se refuerzan recíprocamente. Es fácil
constatar el freno para el desarrollo que suponen las enfermedades dentro de una población.
Un desarrollo lento y las malas condiciones de otros factores propiciarán que no se disponga
de un sistema de salud adecuado. Defendemos la hipótesis de que el gasto en salud es una
inversión en desarrollo. Sólo con un funcionamiento efectivo de los sistemas de salud será
posible lograr un desarrollo real y completo. Sólo mediante una apuesta decidida por un
reforzamiento de las prestaciones sanitarias conseguiremos elevar el nivel de bienestar.
Rapaport va más allá y afirma que “las inversiones en salud se justifican no sólo porque ésta
es un elemento básico de bienestar, sino también por argumentos meramente económicos”4.
El pensamiento actual en cuanto a la salud pública supera el mero reconocimiento de las
causas biológicas de la enfermedad. Se opta por incluir un diagnóstico de las relaciones entre
el contexto sanitario, el político y social.

El nuevo concepto de desarrollo define la pobreza no sólo en función de la escasez de


ingresos monetarios sino como una visión integral centrada en la falta de oportunidades. Por

1
PNUD, Informe de Desarrollo Humano, Bogotá, 1990, p. 33
(http://pnud.supremeserver16.com/files/InfoMundiales/IDH%201990.pdf) (Noviembre 08).
2
A. Sen, Desarrollo y libertad, Bogotá, Planeta, 2004.
3
C. Pazos, “La globalización económica neoliberal y su incidencia en la salud” en La globalización económica
neoliberal y la guerra: antagonistas esenciales del desarrollo sostenible y de la salud, La Habana, Centro Félix
Varela, 2004 (http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol28_1_02/spu03102.htm) (Noviembre 08).
4
J. Rapaport, “Salud y desarrollo” en AA VV, Diccionario de ayuda humanitaria y cooperación al desarrollo,
Bilbao, Hegoa, 2000 (http://dicc.hegoa.efaber.net/listar/mostrar/197) (Noviembre 08).

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eso debemos adquirir un nuevo prisma en el análisis de la salud. Nos debemos fijar, por tanto,
en los factores sociales que se relacionan con situaciones de privación ya sea por etnia,
género, nacionalidad, etc. La teoría de la producción social de la salud-enfermedad incorpora
la idea mencionada de la existencia de determinantes económicos, sociales, culturales y
políticos de la salud y de las enfermedades en la sociedad5. El carácter intersectorial de los
determinantes de la salud hace que tengamos que proponer un enfoque amplio cuando nos
referimos a ella. No podemos obviar en nuestros análisis el marco económico, político y
social que le acompaña. Esto significa reconocer que las políticas públicas influyen en la
salud y viceversa. Un sistema de salud público equitativo “contribuye a la protección social,
la potenciación de la capacidad de acción de los grupos marginados y el respeto de los
derechos humanos”6 y, por lo tanto, es esencial para lograr una reducción significativa de la
pobreza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que “la salud de los pobres del
mundo no sólo es una meta por derecho propio sino que puede actuar como un importante
catalizador de desarrollo económico y de reducción de la pobreza”7. Entre las conclusiones a
las que llega, para ayudar al desarrollo de los países empobrecidos reconoce que se han
subestimado las pérdidas económicas que causa la mala salud, infravalorando el peso de la
salud en el crecimiento económico. Admite que una elevada proporción de muertes evitables
son producidas por un número reducido de afecciones, mientras que el nivel de gasto en salud
se presenta, a todas luces, insuficiente para hacer frente a los problemas planteados. La
pobreza disminuirá como consecuencia de la inversión en otros sectores. El aumento del gasto
que se propone es grande, pero también lo son los beneficios esperados. Invirtiendo en salud,
ganaremos en desarrollo.

2.2. Salud como derecho

La inversión en salud se transforma en resultados económicos positivos. Además no


debemos olvidar que gozar de buena salud es un derecho humano básico. Deberíamos

5
A. Cardona, “Los Objetivos del Milenio en salud: ¿avance o retroceso?”, en Revista Facultad Nacional de
Salud Pública, nº 24, 2006, pp. 131-138 (http://guajiros.udea.edu.co/fnsp/Paginas/Congreso/ini/d14.pdf)
(Noviembre 08).
6
OMS, La salud y los ODM, Ginebra, 2005, p. 84 (www.who.int/hdp/publications/mdg_en.pdf) (Noviembre
08).

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considerar las políticas públicas de los diferentes países según la consideración que hacen de
la salud como derecho social o individual. Esta distinción conlleva diferencias en el estado de
la salud de la población. Desde nuestra postura defendemos la hipótesis de que la salud debe
considerarse como un derecho social. Es un derecho inalienable de las sociedades. Cuando un
Estado asume la salud como un derecho social “desarrolla políticas públicas que garantizan el
acceso a los servicios de salud a toda la población sin ningún tipo de discriminación ni
barrera”8. Desgraciadamente en gran parte de los países empobrecidos se continúa
considerando que sólo las personas individuales son responsables de la salud de sí mismas y
de sus familias. Es evidente que “La salud como bien público es un bien colectivo, un derecho
que todos los protagonistas sociales, económicos y políticos de cada país deben defender y
preservar”9. Es un derecho inalienable del pueblo de forma que en una sociedad que tenga a
bien considerarse justa todas las personas deben tener derecho a la mejor asistencia sanitaria
posible. Eso sólo es factible con un sector público fuerte que rechace la privatización de los
servicios sociales.

Considerando a “la salud como una necesidad básica, defendemos que la salud es un
derecho fundamental”10. Una vez reconocido que la salud es una necesidad, cualquier
interpretación que se proponga negociar con ella y privar a una parte de la sociedad del
servicio se cae por su propio peso. No debemos permitir que existan jerarquías en el acceso a
los servicios de salud. La teoría de la justicia social “es afirmativa del concepto de la salud
como derecho humano y, en consecuencia, permite identificar los obstáculos existentes en la
organización social para hacer efectivo ese derecho”11 Esta teoría afirma que las sociedades
deben estructurarse de manera que todos los ciudadanos dispongan de los recursos necesarios
para la satisfacción de sus necesidades básicas, a fin de que puedan participar en los procesos

7
OMS, Macroeconomía y salud: invertir en salud en pro del desarrollo económico, Ginebra. 2002, p.4,
(www.who.int/macrohealth/background/cmh_spanish.pdf) (Noviembre08).
8
A. Osorio, “Principales amenazas para el avance de las mujeres en materia de salud en los países en
desarrollo”, en 50 sesión de la Comisión del estatus de las mujeres de Naciones Unidas, Nueva York, 2005, p. 4
(www.un.org/womenwatch/daw/csw/csw50/statements/CSW%2050%20-%20Panel%20I%20-
%20Ana%20Elisa%20Osorio%20Granado.pdf) (Noviembre 08).
9
P. Hidalgo y M. Sans, “Los sistemas de salud de Cuba y Uruguay en el contexto de América Latina: una
reflexión”, en Ciência & Saúde Coletiva, Vol. 7, nº 1, 2002, pp. 169-174
(www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1413-81232002000100015) (Noviembre 08).
10
A. Castro, “Sobre el derecho a la salud”, en Revista cubana de salud pública, Vol. 32, nº 1, 2006
(http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/214/21432113.pdf) (Noviembre 08).
11
A. Cardona, “Los Objetivos del Milenio en salud: ¿avance o retroceso?”, en Revista Facultad Nacional de
Salud Pública, nº 24, 2006, pp. 131-138,

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de cooperación social y logren alcanzar sus propias aspiraciones. Los marcos teóricos de la
producción social de la salud-enfermedad y de la justicia social, así como el concepto de
relaciones y estructura de poder, son referentes útiles para llevar a cabo un análisis de los
Objetivos de Salud del Milenio.

3. LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO Y LA SALUD

En septiembre de 2000 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró en


Nueva York una reunión extraordinaria que fue conocida como la Cumbre del Milenio. En
ella se reunieron 189 jefes de Estado y de gobierno que se comprometieron a hacer el máximo
esfuerzo con el objetivo de avanzar en temas como la erradicación del hambre, la promoción
de la educación, la equidad de género, la sostenibilidad ambiental y la garantía de salud.

Los propósitos se vieron concretados en la firma de la Declaración del Milenio que fue
suscrita como consecuencia de la cumbre y dio lugar a los llamados Objetivos de Desarrollo
del Milenio, ocho grandes desafíos que deben marcar la pauta de los esfuerzos de la
comunidad internacional. Los 8 ODM fueron traducidos a 18 metas y un total de 48
indicadores para hacer posible su seguimiento y evaluación, y se fijo el plazo para su
cumplimiento en el año 2015.

3.1. Presentación y valoración

Los ODM son “las metas específicas de reducción de la pobreza más completas y que
más amplio apoyo han tenido en el mundo”12. Intentaremos resaltar las principales
potencialidades e innovaciones que les acompañan, así como también formularemos las
limitaciones que desde nuestro punto de vista manifiestan y recogeremos las críticas que
vienen recibiendo desde que fueron presentados.

Los ODM suponen en su formulación que las metas propuestas (reducir la proporción
de personas pobres o con hambre, reducir las tasas de mortalidad infantil y materna, lograr la

(http://guajiros.udea.edu.co/fnsp/Documentos/Docencia/Memorias/Congreso/AlvaroCardona.pdf) (Noviembre
08).
12
ONU, Invirtiendo en desarrollo. Un plan práctico para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Informe al Secretario General, Nueva York, 2005, p. 104
(www.iin.oea.org/2006/Lecturas_Sugeridas_2006/Invirtiendo_en_el_Desarrollo.pdf) (Noviembre 08).

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enseñanza primaria universal para niños y niñas, aumentar el número de personas con acceso
al agua potable y el saneamiento...) se convierten por primera vez en objetivos específicos de
todo el conjunto de políticas internacionales.

Por tanto empiezan a ser un punto de referencia mundial del desarrollo “no sólo por su
carácter específico y multidimensional, sino también debido a que su logro constituye un
compromiso formal”13 asumido por los miembros de la ONU. Así, el cumplimiento de las
metas fijadas se convierte supuestamente en un imperativo moral para los firmantes y las
organizaciones internacionales. Los ODM constituyen un acuerdo de mínimos ya que en
muchos casos rebajan las pretensiones que se habían formulado en otras cumbres y reuniones.
El caso es que parece que no va a ser posible alcanzar estos mínimos que deberían ser
exigibles hoy mismo. El ritmo no está siendo el adecuado y aunque los países funcionan a
diferentes velocidades y ritmos, el pesimismo se apodera de investigadores y especialistas
ante la escasa probabilidad de éxito.

Los Objetivos suponen un serio intento de buscar resultados en la lucha contra el


principal problema que amenaza el mundo en el comienzo del siglo: la pobreza y sus
consecuencias. Esta “orientación a resultados es un primer logro de los ODM”14. El trabajo se
mide por los resultados obtenidos y éstos pueden ser comparados en el tiempo y entre países.
La mensurabilidad a través de indicadores es un gran avance aunque exista la discusión sobre
si se podrían haber elegido unos mejores indicadores.

Hemos mencionado el hecho de que los ODM constituyen lo que se conoce como un
acuerdo de mínimos, un punto de consenso a partir del cual empezar a trabajar entre todos los
países y organismos. Ésta podría ser otra de las potencialidades de los ODM. Constituye un
punto de partida para trabajar aunando esfuerzos. Se han convertido en “criterios
mundialmente aceptados de progreso general y han sido adoptados por igual por los países
donantes, los países en desarrollo, la sociedad civil y las principales instituciones dedicadas a
tareas de desarrollo”15.

13
CEPAL, Los Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y el Caribe, 2005, p. 1
(www.eclac.org/publicaciones/xml/1/21541/lcg2331e.pdf) (Noviembre 08).
14
A. Farré y X. Masllorens, Los objetivos del milenio. No valen excusas, Barcelona, Intermón Oxfam, 2007.
15
ONU, Un concepto más amplio de la libertad. Desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos. Informe
del Secretario General, Nueva York, 2005,
(www2.ohchr.org/spanish/bodies/hrcouncil/docs/gaA.59.2005.Add.1_Sp.pdf) (Noviembre 08).

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Otra ventaja es la de estar ordenados, formulados y mundialmente aceptados. Su


fortaleza radica en que apela a cuestiones que deben comprometer a todos los actores ya que
es de sentido común que se debe progresar en la dirección que proponen para lograr una
sociedad más justa. Abarcan gran parte de las preocupaciones mundiales actuales, aunque
también es cierto que dejan fuera cuestiones de capital importancia. Otra de las fortalezas que
presentan es, a nuestro juicio, su reforzamiento recíproco. Los ODM se refuerzan mutuamente
en un marco dirigido a mejorar el desarrollo humano en general. Aunque pensemos que
pueden no ser efectivos o estén mal formulados, “su asentamiento en la opinión pública
mundial actúa como elemento de sensibilización y como elemento más o menos común de
lucha contra la pobreza”16. Los ODM establecen una nueva forma de entender la cooperación
internacional que merece ser estudiada. Consideramos que están formulados de modo que
abren una gran oportunidad que debería ser aprovechada para conseguir un progreso real y
efectivo en ámbitos básicos del desarrollo humano. Pero para eso deberían reformularse
varios puntos débiles.

Debemos recordar que la Declaración del Milenio redujo de forma importante


expectativas y compromisos adquiridos en eventos anteriores. Entre las críticas más
recurrentes que se han formulado a los ODM se encuentra “la ausencia de un enfoque
histórico para situar convenientemente la problemática del subdesarrollo”17. No podemos
obviar el hecho de que la situación que hoy se produce es el resultado de un proceso que ha
venido gestándose a lo largo de la historia. Olvidan que “es la lógica de funcionamiento del
sistema económico, político y social en su dimensión interna e internacional, la que ha
contribuido decididamente a la generación de las situaciones que se tratan de corregir”18. Esto
es lo que nos hace considerar que los ODM pecan de ahistoricidad. De acuerdo al centro de
investigación Focus on the Global South19, dirigido por Walden Bello, los ODM carecen de
todo sentido si no se enfrentan verdaderamente a las causas internas de la pobreza y del
hambre.

16
Plataforma 2015 y más, Los objetivos del milenio: movilización social y cambio de políticas, Madrid, Catarata,
2006, p. 20.
17
E. Echart y L. Puerto, “Una perspectiva crítica de los objetivos del milenio”, en FONGDCAM, 2005, p.10
(www.fongdcam.org/actua/03_Una_perspectiva_critica_de_los_Objetivos_del_Milenio.pdf) (Noviembre 08).
18
E. Echart y L. Puerto, “Los objetivos de desarrollo del milenio. Algunos apuntes críticos”, en Revista
Española de Desarrollo y Cooperación, nº 15, 2005, pp. 144-145.
19
Focus on the Global South, “ODM y erradicación de la extrema pobreza y el hambre”, en: AAVV, Objetivos
de Desarrollo para el Milenio. Puntos de vista críticos del Sur, Madrid, Popular, 2006, p. 48.

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A continuación nos referiremos a los ODM que están relacionados de una manera u otra
con la salud. Samir Amin realiza y contesta a una interesante pregunta respecto a los objetivos
4, 5 y 6 referentes a la salud: ¿Los medios de aplicación en estos dominios concuerdan con la
privatización a ultranza y el respeto integral de los derechos intelectuales e industriales en
beneficio de las transnacionales, que preconizan de forma curiosa en el objetivo 8 con
respecto a la supuesta asociación Norte-Sur? La respuesta es negativa20.

3.2. Los Objetivos de Salud del Milenio

La salud es un factor de suma importancia para el desarrollo de las sociedades y para


garantizar la sostenibilidad de los avances. “Los ODM vinculan salud y desarrollo y están
formulados como un pacto en el que se reconoce la contribución que pueden realizar los
países desarrollados”21. Tres de los ocho objetivos están directamente relacionados con la
salud, aunque como veremos más adelante todos los demás están vinculados y tienen unos
importantes efectos sobre ella.

En 1978 tenemos un antecedente de los ODM relacionados con la salud, éste se sitúa en
la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud. De allí saldría la Declaración
de Alma-Ata y el famoso lema que reclamaba “salud para todos”. Podemos resumir sus
aportaciones recordando que se agregaron los conceptos de que la salud “es un derecho
humano fundamental, y que el logro del grado más alto posible de salud es un objetivo social
muy importante en todo el mundo”22. Las condiciones que hicieron posible la formulación de
la meta de “salud para todos” no son que subsistan, sino que incluso se han profundizado. Las
grandes injusticias continúan y grupos sociales importantes se ven apartados de un sistema de
salud de garantías.

Los ODM han contribuido de modo importante a que sean expresados de forma clara
los desafíos a los que nos enfrentamos en el ámbito que nos ocupa. Éstos son expuestos de

20
S. Amin, “ODM: instrumento de legitimación y de expansión del modelo dominante”, en AAVV, Objetivos de
Desarrollo para el Milenio. Puntos de vista críticos del Sur, Madrid, Popular, 2006, p.131.
21
J. Canela-Soler y C. Nebot-Adell, “Salud y Objetivos de Desarrollo del Milenio: mirando hacia 2015”, en
Medicina Clínica, nº 6, 2006, p. 216.
22
D. Tejada, “Alma-Ata: 25 años después”, en La revista de la Organización Panamericana de la Salud, Vol. 8,
nº 1, 2003.

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forma precisa en el informe La Salud y los Objetivos de Desarrollo del Milenio23. Se


considera que se debe llevar a cabo un fortalecimiento real de los sistemas de salud. Si éstos
no se refuerzan, difícilmente se podrán llevar a cabo los programas de prevención y lucha
contra las enfermedades necesarios para alcanzar objetivos sanitarios como pueden ser reducir
la mortalidad materno-infantil y hacer retroceder el SIDA, la tuberculosis y la malaria. Otro
desafío es conseguir que la salud sea vista de forma prioritaria en las agendas de desarrollo.
Para eso hay que expandir la mirada más allá de los temas puramente sanitarios y fijarnos en
otros asuntos como la educación o la pobreza en los que habrá que incidir. Así mismo, se
deberán establecer estrategias sanitarias que respondan de forma efectiva a las diversas
necesidades de los distintos países. Un desafío más consistirá en los insumos necesarios para
mejorar la calidad de los datos sanitarios. Una de las características de los ODM es su
mensurabilidad y debemos ver cómo llevamos el monitoreo y seguimiento de los datos. Será
indispensable movilizar más recursos para el área sanitaria en los países empobrecidos.
Sostenemos la hipótesis de que es necesario un sector público fuerte para proveer a las
poblaciones los servicios sanitarios de forma eficiente. Hemos sido testigos del inmenso daño
que han hecho y siguen haciendo a los países las políticas neoliberales de privatización a
ultranza. Se debe recuperar un sector público fuerte que recaude y disponga recursos para el
sector de la salud en los países empobrecidos.

El enfoque que utiliza la Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera los


ODM y sus 18 metas desde una perspectiva de salud y los clasifica del siguiente modo:
entiende que las metas 1 a 4 abordan lo que son considerados determinantes clásicos de la
salud, como pueden ser la pobreza, el hambre y la malnutrición, la discriminación por género
y la educación. Las metas 9 a 11 se refieren a los factores determinantes ambientales
conocidos de la salud, como el agua potable y el saneamiento, la contaminación y la pobreza
urbana. Los nuevos determinantes mundiales de la salud son tratados en las metas 12 a 18,
que van desde el comercio hasta el alivio de la deuda24. Hay muchas formas de definir cuáles
son las metas de salud. La mayoría de estudios coinciden en señalar que son específicamente
las que van desde la 5 a la 8, pero a efectos de un análisis completo creemos que deben
incluirse también las metas relativas al hambre y la nutrición, a los medicamentos y al agua

23
OMS, La salud y los ODM, Ginebra, 2005, p. 84 (www.who.int/hdp/publications/mdg_en.pdf) (Noviembre
08).

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potable. Observamos cómo las metas sanitarias y las de otro tipo se refuerzan mutuamente
para conseguir una disminución de la pobreza, un mayor grado de desarrollo y una mejor
calidad de vida.

3.2.1. Objetivos 4, 5 y 6

Existe cierto consenso en considerar a los objetivos 4, 5 y 6 como los más directamente
ligados a los temas de salud. Se centran en reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud
materna y combatir el SIDA, la malaria y otras enfermedades. Debemos recordar que, según
la OMS25, va a ser muy difícil alcanzar estos objetivos y metas en las regiones más
empobrecidas del mundo. La meta relativa a la mortalidad infantil se considera que está muy
lejos de ser alcanzada, mientras que, según los progresos observados, la mortalidad materna
sólo va disminuyendo en aquellos países que tenían de por sí los índices más bajos de
mortalidad, por desgracia en aquellos países que contaban con las tasas más altas de
mortalidad la situación no sólo no ha mejorado, sino que incluso a empeorado en muchos
casos. Respecto al objetivo 6 no está de más recordar que las perspectivas de alcanzar este
objetivo son muy poco halagüeñas en gran cantidad de países, pese a que otros cuentan con
buenos resultados. La pandemia mundial de SIDA, cuarta causante de muertes en el mundo,
ha hecho retroceder las oportunidades y perspectivas de muchos países, especialmente de
varios africanos.

El mundo en el que habitamos permite, permitimos, que diariamente perezcan treinta


mil niños menores de 5 años a causa de diversos motivos entre los que nos encontramos el
hambre, la deshidratación o las enfermedades. En gran parte de estos casos la malnutrición
juega un papel importante, así como las enfermedades fácilmente combatibles a través de
tratamientos adecuados. El círculo vicioso en el que se desarrolla la tragedia de la miseria
hace guardar un grado de correlación muy alto para las variables de pobreza y mortalidad
infantil. Muchas de estas vidas podrían salvarse fácilmente con prevención y tratamientos de
un costo tan bajo que resulta insultante. El primer paso sería el esfuerzo en dotar a los niños
de una nutrición adecuada. La mortalidad infantil se está viendo reducida, pero en ningún
caso podemos considerar que lo está haciendo al ritmo adecuado. Un dato deprimente es que

24
OPS, Los Objetivos de Desarrollo del Milenio y las metas de salud, Washington, 2004, p. 20
(www.paho.org/Spanish/GOV/CD/cd45-08-s.pdf) (Noviembre 08).
25
OMS, La salud y los ODM, Ginebra, 2005, p. 3 (www.who.int/hdp/publications/mdg_en.pdf) (Noviembre 08).

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nos encontramos con más de una decena de países en los que las tasas de mortalidad de niños
menores de cinco años son mayores que en el año de referencia 1990. Estamos aún muy lejos
de la meta de reducir en dos tercios la mortalidad infantil. Estas tasas sólo han mejorado en
África Septentrional, y en menor medida en América Latina y El Caribe y en la región del
Sudeste Asiático. En Asia Oriental y en África Subsahariana la situación se puede calificar
como desastrosa.

Machinea26 confirma que hay una multiplicidad de determinantes de la mortalidad


infantil que no se circunscriben a las variables que atañen de forma directa a los servicios de
salud. Es un grupo muy amplio de factores el que interviene y obliga a actuar de forma
coordinada en varias áreas. De todas formas las experiencias aprendidas nos demuestran que
no es posible una reducción sin una actuación directa y seria en el subconjunto básico de
factores que le afectan: atención a la madre y al niño, salud reproductiva, inmunización,
alimentación adecuada y acceso a agua potable y saneamiento básico.

El diagnóstico que cabe realizar al referirnos a la trágica situación de la mortalidad


materna no dista mucho, en absoluto, de lo que hemos señalado al hablar de la mortalidad
infantil. La precariedad en la atención a la salud, agravada por la dificultad estructural de
ciertos grupos de acceder a ella, es un mal común y recurrente en muchos países en
desarrollo. Pero debemos recordar que hay cierto número de factores de todo tipo que se
ceban de forma especial sobre las mujeres. En este punto hay que subrayar la insultante doble
desgracia que tiene mucha gente en los países empobrecidos al ser pobres y mujeres. A
muchas se les imponen limitaciones en su derecho a una salud reproductiva. “El índice de
mortalidad materna es, en definitiva, un indicador del estatus de la mujer en la sociedad y del
compromiso real de cada gobierno con los derechos de la mujer”27. La reducción de la
mortalidad materna depende, cómo no, de la existencia de centros sanitarios, con personal
preparado, que funcionen de modo adecuado, así como de la siempre necesaria situación
económica que muchas veces actúa como penalizadora. La incidencia en la educación de las
mujeres ayudaría a mejorar en este objetivo. Más formación repercutiría en un mayor control
sobre su salud reproductiva: reduciría los embarazos no deseados, les haría más fuertes ante la

26
J.L. Machinea, “Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y el Caribe”, en I.
Soleto, Objetivos de Desarrollo del Milenio. Una responsabilidad compartida, Madrid, Siglo XXI, 2006, pp. 87-
88.
27
A. Farré y X. Masllorens, Los objetivos del milenio. No valen excusas, op. cit., p 89.

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violencia doméstica y a la hora de negociar su deseada sexualidad segura. Estamos


plenamente de acuerdo con Farré y Masllorens cuando afirman que para reducir este índice se
debe garantizar que todas las mujeres en cualquier región de cualquier país, tengan acceso a
una asistencia adecuada en el momento del alumbramiento28. Esto se conseguiría si todos los
partos fuesen atendidos por personal debidamente preparado, si se tuviese acceso a servicios
de emergencia obstétrica en caso de complicaciones, y si las poblaciones contasen con un
adecuado sistema de instalaciones médicas fiables.

La Marcha Mundial de las Mujeres hace especial incidencia a la relación entre la salud
y la pobreza que priva a gran número de mujeres de las condiciones de vida que les permitan
vivir saludablemente29. La pobreza es una fuente de privaciones, caso del acceso de las
mujeres a la atención así como a la información sobre derechos sexuales y reproductivos. La
imposibilidad de escoger si desean tener relaciones sexuales, de protegerse en las mismas, de
escoger entre llevar a cabo o no su embarazo, de acceder a medios anticonceptivos o al aborto
de forma segura, y la violencia que padecen, son factores que pesan de forma importante
sobre su salud.

Se calcula que cada seis segundos una persona es infectada con el virus del SIDA en el
mundo y que casi 10.000 personas mueren cada día como consecuencia de esta enfermedad.
Cerca de 40 millones de enfermos y enfermas viven en el mundo y, por supuesto, la gran
mayoría lo hace en países en desarrollo. Como sucede con todas las enfermedades el SIDA se
convierte en más o menos mortal dependiendo cuánto al Sur del mundo se habite. El acceso a
tratamiento y las posibilidades de vivir disminuyen con la latitud. Sorprende saber que un
tercio de la humanidad es portadora de los bacilos que producen la tuberculosis. Sólo un 10%
desarrolla la enfermedad y, cómo no podría ser de otra manera, esto sucede allí donde las
condiciones sanitarias son deficientes, cuando no pésimas. La tuberculosis se considera la
enfermedad de los pobres. La malaria es también una poderosa máquina de matar.
Aproximadamente un millón de personas fallecen anualmente en el mundo, la inmensa
mayoría en África y con una proporción altísima de niños. El sexto objetivo del milenio se
propone luchar contra estas enfermedades.

28
Ibídem.
29
Marcha Mundial de las Mujeres, Cambiar de rumbo. Los objetivos de desarrollo para el milenio vistos a
través del prisma de la carta mundial de las mujeres para la humanidad, Montreal, 2005, p.12

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La firma de los ODM no parece haber logrado dar la vuelta a la tendencia de la


pandemia más importante de los últimos tiempos, el SIDA no da muestras de remitir y
observamos en las tendencias que afectan cada vez más a mujeres y niñas, se está dando una
feminización de la enfermedad. Se ha convertido en una de las causas principales de muerte
prematura, sobre todo en el África Subsahariana. “Aunque los nuevos tratamientos prolongan
la vida, no hay curación para el SIDA, por lo que para cumplir este objetivo se deben
intensificar las tareas de prevención en todas las regiones del mundo”30.

La malaria tiene un gran impacto en el continente africano debido al aumento de la


resistencia de la enfermedad a los tratamientos más usuales y económicos para tratarla.
También influye la falta de recursos para realizar campañas de control de las especies de
mosquitos que la transmiten. Los remedios a esta enfermedad no son muy costosos para el
mundo rico que debe ayudar a impulsarlos. Debemos destacar el esfuerzo que se ha realizado
para evitar el contagio del paludismo, sobre todo a través del uso de las mosquiteras. Y es que
cada año el paludismo y la tuberculosis se cobran casi tantas vidas como el SIDA, además de
ocasionar pérdidas importantes en las economías de los diferentes países. La pandemia del
VIH es también un desafío en la lucha contra la tuberculosis, ya que ésta es uno de los
motivos más frecuentes de morbilidad y una de las principales causas de mortalidad entre las
personas que se ven condenadas a convivir con el virus del SIDA.

3.2.2. Balance

Una pregunta pertinente es plantearse si las políticas sociales y económicas que se han
formulado van a servir para alcanzar los ODM. Consideramos que se precisan cambios
sustanciales. Además de las políticas de salud será muy importante considerar factores
macroeconómicos y otros factores estructurales determinantes. Dada la relación existente
entre pobreza y salud será necesario cumplir con el objetivo 1, ya que muchos objetivos
dependerán de la reducción de la pobreza y el desarrollo económico. A la vez, se deberá
influir en corregir las desigualdades existentes en las distintas sociedades, que se convierten
en factores estructurales que dificultan el avance para una salud de calidad. La salud como

(www.bantaba.ehu.es/obs/files/view/Los_ODM_desde_la_perspectivas_de_las_mujeres.pdf?revision%5fid=665
79&package%5fid=66229) (Noviembre 08).
30
J. Canela-Soler y C. Nebot-Adell, “Salud y Objetivos de Desarrollo del Milenio: mirando hacia 2015”, en
Medicina Clínica, nº 6, 2006, p. 219.

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fenómeno multidimensional que es requiere de estrategias multidimensionales e


intersectoriales que formen parte de políticas más amplias de potenciación de un desarrollo
humano integral.

La CEPAL hace una buena enumeración de los principales desafíos que deben ser
atendidos en la relación entre la salud y los ODM31. Además de reafirmar que es necesario un
enfoque multidimensional de las políticas de salud, recomienda mejorar la equidad y extender
la protección social en materia de salud. Entre las medidas necesarias y recomendables
encontramos la reducción de la desigualdad existente en las posibilidades de acceso a los
servicios y la mejora del funcionamiento de las diversas instituciones para que redunde en un
beneficio para toda la población de forma generalizada. Además se antoja como
imprescindible recuperar un Estado fuerte que disponga de un reforzamiento en la capacidad
de distribución de los diferentes recursos. Para mejorar y hacerlo de forma más democrática
sería recomendable incrementar la participación social para el diseño de las políticas públicas
de salud que se lleven a cabo. Se deberá dar un aumento de la ayuda internacional de forma
que pueda incrementarse el gasto de inversión en salud, y también se deberá mejorar la
capacidad de respuesta de los servicios de salud. Que la ayuda debe ser incrementada de
forma sustancial, es algo en lo que coinciden numerosos estudios de todo tipo. Mientras los
donantes deberán aceptar las prioridades del país en cuanto a sus propios objetivos y metas,
los propios países tendrán necesariamente que mejorar la gobernanza en lo que respecta a la
salud. Los ODM actúan como una fuerza impulsora de esa gobernanza en salud deseable y
pueden permitir que se conviertan en objetivos prioritarios en las diversas agendas nacionales
de salud. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirma que el mejoramiento en los
resultados de salud dependerá de la combinación de estrategias y de las sinergias que se creen:
el mejoramiento de la infraestructura de la salud pública y los servicios de salud por lo que se
refiere al acceso, calidad y eficiencia, cambios importantes en las actitudes y
comportamientos de los países, y por supuesto, todas las demás esferas a las que se refieren
los Objetivos de Desarrollo del Milenio32. La salud de la que gozan diferentes personas en
diferentes partes del mundo debe ser una cuestión que competa a toda la comunidad
internacional, además de a los propios estados.

31
CEPAL, Los Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y el Caribe, 2005, p 171-
174, (www.eclac.org/publicaciones/xml/1/21541/lcg2331e.pdf) (Noviembre 08).

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4. CONCLUSIONES

Defendemos la hipótesis de que el logro en los Objetivos de Salud del Milenio está
directamente vinculado a la modificación de las estructuras de poder económico y político que
crean sociedades pobres y desiguales con ínfimas esperanzas de llevar una vida saludable. Por
tanto, es necesario pelear de forma decidida y democrática por introducir reformas en el
sistema internacional que permitan revertir la concentración de las riquezas en manos de unos
pocos, lo que conlleva que otra parte del mundo viva en la miseria. Para esto será necesario
un sector público fuerte, que se aleje de las tendencias que ha promulgado la globalización
neoliberal.

Para poder cumplir los ODM vemos imprescindible redoblar esfuerzos. Ya hemos
señalado que los recursos económicos y humanos disponibles son, en este momento, a todas
luces insuficientes. La ayuda al desarrollo destinada a la salud básica ha sido igualmente
insuficiente y muchas veces ha estado condicionada a proyectos que no eran los más
acertados.

Si queremos reducir la mortalidad infantil tendremos que tomar medidas como la


“mejora de la nutrición, profilaxis de las enfermedades infecciosas y parasitarias y
vacunaciones de toda la población infantil”33. Para reducir el índice de mortalidad materna se
debe garantizar que todas las mujeres tengan acceso a una asistencia adecuada en el momento
del alumbramiento. Esto se conseguiría si todos los partos fuesen atendidos por personal
debidamente preparado, si se tuviese acceso a servicios de emergencia obstétrica en caso de
complicaciones, y si las poblaciones contasen con un adecuado sistema de instalaciones
médicas fiables. La mortalidad materna dependerá de la acción concertada en lo que se refiere
a la educación de las mujeres, buenas infraestructuras y comunicaciones, acceso a la atención
obstétrica de urgencia y cambios en los valores de la comunidad.

Para frenar el avance de las enfermedades que promulga el objetivo 6 será muy
importante la atención que se ponga en desarrollar unos sistemas de prevención eficientes.
Luchar contra la injusticia y la desigualdad, factores clave de extensión de la pandemia,

32
OPS, Los Objetivos de Desarrollo del Milenio y las metas de salud, Washington, 2004, p. 27
(www.paho.org/Spanish/GOV/CD/cd45-08-s.pdf) (Noviembre 08).
33
A. Farré y X. Masllorens, Los objetivos del milenio. No valen excusas, op. cit., p. 78.

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deberá ser un objetivo prioritario. Los cambios políticos serán un factor clave como también
lo es la disponibilidad de más recursos financieros y humanos para hacer frente a
enfermedades, cuyo tratamiento tiene un coste en algunas ocasiones ridículo para los
abultados bolsillos de los países ricos.

Para alcanzar los objetivos propuestos será necesario tomar todas las medidas que se
requieran para conseguir aumentar el nivel, la eficiencia y la equidad de los servicios públicos
de salud. Para conseguir esto será necesaria una financiación externa mayor y más
responsable, así como un cambio en las estructuras de poder que condenan a una perpetuación
de las injusticias y las desigualdades. Debemos asegurar el acceso de toda la población, y
especialmente de las mujeres, en igualdad de condiciones, a los servicios básicos de salud,
como un derecho fundamental que debe ser preservado y garantizado tanto a nivel interno de
cada estado como en el plano internacional.

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